Annick Laruelle, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
La proporcionalidad y la gobernabilidad son dos cualidades de un sistema electoral. Otras características incluyen el trato igual a todos los electores y la posibilidad de expresar sus preferencias a favor o en contra de candidatos.
Cada partido debería atraer el voto de los electores ofreciendo mejores soluciones a los grandes problemas de la sociedad, en vez de buscar el mal llamado “voto útil”, porque puede volverse en su contra.
A pesar de que no favorece en principio a ningún partido, se considera válido. Y los votos válidos sirven para determinar el umbral mínimo de votos que ha de conseguir un partido para entrar en el reparto de escaños. En el caso de las elecciones generales, el 3%.
No hay método perfecto de distribución proporcional de escaños. Por muchas críticas que reciba la ley D'Hont, es uno de los más equitativos para el reparto de diputados por circunscripciones.
Según dónde vivamos y si está o no muy poblada nuestra provincia… el valor de nuestro voto a la hora de elegir a los diputados del Congreso depende del código postal.
Profesor Titular de Universidad. Investigador del Instituto Universitario para el Análisis Económico y Social (IAES) y de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, Empresariales y Turismo, Universidad de Alcalá