tag:theconversation.com,2011:/es/topics/terremoto-50940/articlesterremoto – The Conversation2024-02-15T17:55:40Ztag:theconversation.com,2011:article/2229212024-02-15T17:55:40Z2024-02-15T17:55:40Z¿Cómo sabemos tanto del núcleo terrestre si apenas hemos excavado doce kilómetros de profundidad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574216/original/file-20240207-20-dk88cx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=81%2C20%2C6718%2C5069&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/earth-core-structure-cross-section-planet-2206487407">Maxx-Studio / Shutterstock</a></span></figcaption></figure>
<p><em>Este artículo forma parte de la sección <strong>The Conversation Júnior</strong>, en la que especialistas de las principales universidades y centros de investigación contestan a las dudas de jóvenes curiosos de entre 12 y 16 años. Podéis enviar vuestras preguntas a <strong>tcesjunior@theconversation.com</strong></em></p>
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<p><strong><em>Pregunta de Antonio, de 16 años. IES Virgen del Castillo. Lebrija (Sevilla).</em></strong></p>
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<p>¿Cómo podríamos ir al centro de la Tierra y ver lo que hay ahí dentro? Quizás por el sitio más idóneo: bajando por la boca de un volcán (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=7-RQ8eqJJYM">como el que entró hace poco en erupción en Islandia</a>), al estilo de lo que hicieron los protagonistas de la novela de Julio Verne <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Viaje_al_centro_de_la_Tierra"><em>Viaje al centro de la Tierra</em></a>, de 1864. ¿Es una idea viable? </p>
<p>En la actualidad, la distancia más profunda a la que se ha podido llegar es de unos 12,2 kilómetros, como bien dice el autor de la pregunta. El boquete fue abierto en 1992 en la <a href="https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-48433107">península de Kola (Rusia)</a> y tardó en perforarse ¡más de 20 años! </p>
<p>Podríamos pensar que esa es la profundidad total de nuestro planeta, pero no es así, obviamente. Los 12 km solo constituyen 1/500 de los 6 400 km que separan la superficie del centro terrestre. Esto equivale aproximadamente a dos veces y media la distancia máxima de España, de punta a punta. Increíble, ¿verdad? </p>
<p>Entonces, ¿cómo pueden contar los libros de texto tantas cosas (composición, capas, profundidad…) sobre el interior de la Tierra? </p>
<h2>Primera pista: las rocas volcánicas</h2>
<p>Una posibilidad consiste en analizar el material que expulsan los volcanes, las llamadas <a href="https://www.icgc.cat/es/Ciudadano/Explora-Cataluna/Atlas/Atlas-geologico-de-Cataluna/Los-tipos-litologicos/Rocas-igneas">rocas volcánicas</a>. Sin embargo, estas rocas solamente provienen de una profundidad máxima de 200 km, lo que no nos dice mucho de todo lo que hay más abajo (nos faltan 6 200 km más). </p>
<p>Por tanto, necesitamos de otra evidencia. En concreto, los científicos se sirven de un fenómeno natural que, cuando ocurre, puede desencadenar una tragedia: los terremotos.</p>
<h2>Lo que nos cuentan los terremotos</h2>
<p>Un <a href="https://www.ign.es/web/sis-teoria-general">terremoto</a> es un movimiento brusco de tierra debido a una gran liberación de la tensión que se ha ido acumulando durante mucho tiempo. Esa sacudida se comunica a la roca vecina (la energía se transfiere) como si fueran fichas de dominó, generando un movimiento ondulatorio que se desplaza durante muchos kilómetros. Son las llamadas <a href="https://www.ign.es/web/sis-teoria-general">ondas sísmicas</a>. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=850&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=850&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=850&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1068&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1068&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/573926/original/file-20240206-28-xbubbk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1068&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las ondas sísmicas se transmiten como fichas de domino que se empujan las unas a las otras.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Domino_effect.jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>A lo largo de la Tierra hay muchas estaciones sísmicas que detectan terremotos (cada año se registran entre 200 y 300), por lo que podemos medir cuándo llega esa onda. Si tenemos dos estaciones en lados opuestos del globo terráqueo se observa una cosa curiosa: las ondas tardan más de la cuenta en llegar. ¿Por qué? </p>
<h2>Atentos a la velocidad de las ondas sísmicas</h2>
<p>Al aproximarnos al centro de la Tierra, la velocidad de las ondas sísmicas disminuye. Se debe a que el material está más separado (como piezas de dominó más alejadas entre sí), volviéndose más líquido y aumentando la temperatura. Los líquidos transmiten las ondas peor que los sólidos. </p>
<p>Podemos decir que nuestro planeta es como una barra de chocolate con nueces, almendras y demás ingredientes que se va derritiendo conforme nos acercamos a uno de sus extremos (el interior de la Tierra).</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=692&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=692&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=692&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=870&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=870&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/573930/original/file-20240206-18-rt2199.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=870&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Zonas y límites del interior de la Tierra.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Es curioso mencionar que, dentro de una región de similar composición, las ondas aceleran hasta encontrar una zona en la que, bruscamente, su velocidad cambia. Esto sucede unas cinco veces, por lo que sabemos que hay cinco regiones o capas diferenciadas por sus respectivos límites a lo largo del interior de la Tierra. </p>
<p>Estas capas se llaman corteza, manto superior, manto inferior, núcleo externo y núcleo interno. Los límites se denominan discontinuidades y tienen los nombres de los científicos que las descubrieron: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Andrija_Mohorovi%C4%8Di%C4%87">Mohorovicic</a> (de la corteza al manto superior), <a href="https://knoow.net/es/ciencias-tierra-vida/geologia-es/discontinuidad-de-repetti/">Repetti</a> (del manto superior al manto inferior), <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Beno_Gutenberg">Gutenberg</a> (del manto inferior al núcleo externo) y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Inge_Lehmann">Lehmann</a> (del núcleo externo al núcleo interno). </p>
<p>En resumen, las ondas sísmicas nos permiten hacer una radiografía tipo “rayos X” para ver de qué está hecha por dentro nuestra madre Tierra. </p>
<h2>Lo que nos puede deparar el futuro</h2>
<p>Quizás llegue el día en el que los seres humanos podamos crear un vehículo tripulado que pueda viajar al centro de la Tierra, como imaginaron los guionistas de la película <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film110500.html"><em>El núcleo</em> (2003)</a>. Quien no la haya visto ya, está tardando. </p>
<p>Solo necesitamos dos cosas: un material indestructible –hoy desconocido– como el <a href="https://www.xataka.com/literatura-comics-y-juegos/historia-unobtainium-material-que-explica-toda-ciencia-ficcion-avatar-x-men-1"><em>unobtainium</em></a> (el “inobtenible”, palabra que se emplea para nombrar elementos químicos no descubiertos y difíciles de conseguir), y un láser sónico que nos permita derretir roca sólida. </p>
<p>Pero eso de momento es ciencia ficción. ¿Será realidad en el futuro? Quizás seas tú uno de los científicos que lo consiga. ¡Quién sabe!</p>
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<p><em>El museo interactivo <a href="https://www.parqueciencias.com">Parque de las Ciencias de Andalucía</a> colabora en la sección The Conversation Júnior.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/222921/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Julio Ballesta Claver no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los científicos pueden hacerle “radiografías” al interior de nuestro planeta analizando las ondas sísmicas que desatan los terremotos.Julio Ballesta Claver, Profesor Titular de didáctica de las ciencias experimentales, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1993432023-02-06T16:17:33Z2023-02-06T16:17:33ZTerremotos en Turquía y Siria: cómo los satélites pueden ayudar a los equipos de rescate a responder con rapidez<p>Dos terremotos, el primero de una magnitud de 7,8 y el segundo de 7,5, <a href="https://earthquake.usgs.gov/earthquakes/map/?currentFeatureId=us6000jlqa&extent=30.41078,25.37842&extent=42.90816,49.98779">han sacudido Siria y Turquía el lunes 6 de febrero</a>. Se trata de un gran desastre humano a ambos lados de la frontera. El número de víctimas aumenta cada hora.</p>
<p>Desde el espacio se puede obtener información crucial para orientar las labores de socorro y la ayuda humanitaria para suministrar agua y alimentos, información que es inaccesible desde tierra, especialmente en catástrofes. </p>
<p>Los datos de satélite permiten cartografiar el estado de las carreteras, los puentes, los edificios y también –y esto es crucial– identificar a las poblaciones que intentan escapar de los efectos de posibles réplicas reuniéndose en estadios u otros espacios abiertos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="foto de satélite y localización de los múltiples terremotos que han sacudido Turquía y Siria" src="https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=301&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=301&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=301&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=378&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=378&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/508350/original/file-20230206-31-phy2vy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=378&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Terremotos ocurridos desde el domingo 5 de febrero por la tarde en la región. En azul, el terremoto de magnitud 7,8. En naranja, las numerosas réplicas: el tamaño del disco indica la magnitud.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://earthquake.usgs.gov/earthquakes/map/?currentFeatureId=us6000jllz&extent=23.68477,12.74414&extent=48.54571,61.96289&baseLayer=satellite">USGS</a></span>
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<h2>Un esfuerzo internacional</h2>
<p>Con el fin de dirigir rápidamente la mirada de los satélites hacia las zonas afectadas, la Autoridad Turca de Gestión de Catástrofes y Emergencias (<a href="https://en.afad.gov.tr/">AFAD</a>) solicitó la activación de la <a href="https://www.esa.int/Space_in_Member_States/Spain/La_Carta_Internacional_Espacio_y_Grandes_Catastrofes_celebra_su_decimo_aniversario">Carta Internacional sobre el Espacio y las Grandes Catástrofes</a> a las 7:04 hora local. Las Naciones Unidas lo hicieron para Siria a través de <a href="https://www.unitar.org/">Unitar</a>, a las 11:29 hora local.</p>
<p>Mientras tanto, se programaron los satélites ópticos y de radar más adecuados de once agencias espaciales. En el caso de Francia, se trata de los satélites ópticos <a href="https://spot.cnes.fr/fr">Spot</a>, <a href="https://pleiades.cnes.fr/fr">Pléaides</a> y <a href="https://earth.esa.int/eogateway/missions/pleiades-neo">Pléiades Neo</a> (resolución media, alta y muy alta), que proporcionarán mañana las primeras imágenes a su paso por la zona. </p>
<p>Los satélites equipados con radares complementarán la información de los satélites ópticos, ya que también operan de noche y a través de las nubes, y pueden obtener imágenes de corrimientos de tierras e <a href="https://theconversation.com/seisme-en-mer-egee-que-savent-les-scientifiques-apres-quelques-jours-de-travail-149246">incluso de cambios muy pequeños de altitud</a>.</p>
<p>Cada año, millones de personas de todo el mundo se ven afectadas por catástrofes, ya sean naturales (ciclones, tornados, tifones, terremotos, corrimientos de tierras, erupciones volcánicas, tsunamis, inundaciones, incendios forestales, etc.) o provocadas por el hombre (vertidos de petróleo, explosiones industriales…). Desgraciadamente, la intensidad y frecuencia de estos fenómenos aumentan con el cambio climático, dejando a su paso cada vez más víctimas y destrozos.</p>
<h2>Anatomía de un desastre</h2>
<p>En el marco de la <a href="https://disasterscharter.org/es/web/guest/home">Carta Internacional sobre el Espacio y las Grandes Catástrofes</a>, una catástrofe se define como un acontecimiento a gran escala, repentino, único e incontrolado, que provoca la pérdida de vidas humanas o daños materiales y medioambientales, y que requiere medidas urgentes para adquirir y proporcionar datos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/466030/original/file-20220530-20-a1wa4d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Desprendimiento de tierra en Munnar, India. El acceso a las zonas afectadas suele ser difícil.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/rakesh/1933161414/">Rakesh Pai / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span>
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<p>La Carta fue creada por el Centro Nacional Francés de Estudios Espaciales (CNES) y la Agencia Espacial Europea en 1999, a los que pronto se unió la Agencia Espacial Canadiense. Hoy, <a href="https://disasterscharter.org/fr/web/guest/home">17 agencias espaciales</a> unen sus fuerzas para proporcionar imágenes por satélite gratuitas lo antes posible sobre zonas afectadas por catástrofes. Desde el año 2000, la Carta se ha activado 797 veces en más de 154 países. Desde entonces se ha complementado con iniciativas similares como <a href="https://emergency.copernicus.eu/">Copernicus Emergency</a> y <a href="https://sentinel-asia.org/">Sentinel Asia</a>.</p>
<p>Casi tres cuartas partes de las activaciones de la Carta se deben a fenómenos hidrometeorológicos: tormentas, huracanes y, sobre todo, inundaciones, que representan por sí solas la mitad de las activaciones. En estas situaciones de crisis imprevistas, cuando el terreno está dañado o inundado y las carreteras son intransitables, los recursos terrestres no siempre son capaces de analizar el alcance de la catástrofe y organizar los servicios de socorro y la ayuda humanitaria de la mejor manera posible. Al captar la situación desde el espacio a muy alta resolución, los satélites proporcionan rápidamente información crucial.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/466035/original/file-20220530-20-mecx69.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/466035/original/file-20220530-20-mecx69.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/466035/original/file-20220530-20-mecx69.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/466035/original/file-20220530-20-mecx69.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/466035/original/file-20220530-20-mecx69.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/466035/original/file-20220530-20-mecx69.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/466035/original/file-20220530-20-mecx69.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El huracán Harvey causó inundaciones en Texas en 2018, desplazando a 30 000 personas y requiriendo el rescate de 17 000.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/sentinelhub/46200452394/in/album-72157704784948961/">Sentinel Hub / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>En algunos casos, la Carta no puede activarse. Ya sea porque el suceso queda fuera del ámbito de su aplicación (guerras y conflictos armados), porque las imágenes espaciales tienen a veces poco interés (olas de calor, epidemias) o porque los fenómenos evolucionan lentamente (sequías), lo que es incompatible con la noción de urgencia que constituye el núcleo de su misión.</p>
<h2>Datos de satélite antes crisis en todo el mundo</h2>
<p>En cuanto se produce una catástrofe, los satélites se programan para captar imágenes de las zonas afectadas en muy poco tiempo. Más de sesenta satélites, ópticos o de radar, pueden movilizarse en cualquier momento.</p>
<p>Dependiendo del tipo de catástrofe, se activan diferentes satélites, basándose en escenarios de crisis preestablecidos. Entre ellos: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_TanDEM-X_y_TerraSAR-X">TerraSAR-X/Tandem-X</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/QuickBird">QuickBird-2</a>, <a href="https://www.asc-csa.gc.ca/fra/satellites/radarsat/default.asp">Radarsat</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Landsat">Landsat-7/8</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/SPOT">SPOT</a>, <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Pl%C3%A9iades_(sat%C3%A9lite)">Pleiades</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sentinel-2">Sentinel-2</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/466033/original/file-20220530-16-b4snga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/466033/original/file-20220530-16-b4snga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/466033/original/file-20220530-16-b4snga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/466033/original/file-20220530-16-b4snga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=289&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/466033/original/file-20220530-16-b4snga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/466033/original/file-20220530-16-b4snga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/466033/original/file-20220530-16-b4snga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=363&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Incendios forestales en la región rusa de Irkutsk en 2017 causados por rayos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/sentinelhub/46200453044/in/photostream/">Sentinel Hub / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Las imágenes ópticas son similares a las fotos vistas desde el espacio, pero <a href="https://theconversation.com/sismo-citoyens-et-chercheurs-du-monde-entier-sallient-pour-comprendre-le-recent-seisme-dha-ti-166787">las imágenes de radar</a>, por ejemplo, son más difíciles de interpretar para los no iniciados. Por eso, tras la catástrofe, la información por satélite se procesa para hacerla inteligible y añadirle valor. Por ejemplo, se transforma en mapas de impacto o cambios para el personal de rescate, mapas de alerta de inundaciones para la población y cartografía de zonas quemadas o inundadas con estimación de daños para los responsables de la toma de decisiones.</p>
<p>La colaboración entre los usuarios sobre el terreno y los operadores de satélites es esencial. Los avances se han logrado gracias a las innovaciones en las tecnologías de observación de la Tierra –sobre todo el rendimiento de las resoluciones ópticas: de 50 a 20 metros y ahora a 30 centímetros– y los programas informáticos de tratamiento de datos en 3D, pero también gracias al desarrollo de herramientas digitales que permiten acoplar los datos obtenidos por satélite y los obtenidos <em>in situ</em>. </p>
<p>Además, las necesidades sobre el terreno han contribuido a la evolución de los procesos de intervención de la Carta en cuanto a plazos de entrega y calidad de los resultados.</p>
<h2>Reconstrucción tras las catástrofes</h2>
<p>Por supuesto, la gestión de emergencias es esencial, pero es importante que todos los países afectados tengan en cuenta la reconstrucción y el futuro. En efecto, en el <a href="https://centredecrise.be/fr/que-font-les-autorites/le-cycle-du-risque">“ciclo del riesgo”</a>, tras la catástrofe y la emergencia humanitaria, la vuelta a la normalidad dará inicio al tiempo de la reconstrucción, la resiliencia, la prevención y la alerta. </p>
<p>Las catástrofes no pueden predecirse, pero sí podemos prepararnos mejor para ellas, sobre todo en los países donde las desgracias son recurrentes. Algunas estrategias para ello son las construcciones antisísmicas, la reubicación de zonas habitadas en lugares seguros, la concienciación sobre técnicas de supervivencia y la creación de lugares de reunión seguros, entre otras.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/466034/original/file-20220530-14-np1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/466034/original/file-20220530-14-np1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/466034/original/file-20220530-14-np1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/466034/original/file-20220530-14-np1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/466034/original/file-20220530-14-np1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/466034/original/file-20220530-14-np1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/466034/original/file-20220530-14-np1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Inundaciones en Gan en Bearne (Francia) en 2018.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/pezon64/42709789225/">Bernard Pez / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span>
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<p>Diversas iniciativas, denominadas <a href="https://www.recovery-observatory.org/drupal/en/node/811">observatorios de reconstrucción</a>, se han llevado a cabo tras grandes catástrofes, por ejemplo en Haití en 2021, o tras la explosión de Beirut en 2019. El objetivo es planificar capturas coordinadas de imágenes de satélite que permitan una evaluación detallada y dinámica de los daños en las zonas más afectadas (edificios, carreteras, agricultura, bosques, etc.), supervisar la planificación de la reconstrucción, reducir los riesgos y controlar los cambios en un horizonte temporal de 3-4 años.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/199343/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Emilie Bronner ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>El uso de imágenes espaciales puede ayudar a coordinar las labores de socorro y la ayuda humanitaria en las zonas críticas durante una catástrofe natural.Emilie Bronner, Représentante CNES au Secrétariat Exécutif de la Charte Internationale Espace et Catastrophes Majeures, Centre national d’études spatiales (CNES)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1566712021-03-10T17:52:46Z2021-03-10T17:52:46ZDiez años después de Fukushima la seguridad sigue siendo el mayor reto de la energía nuclear<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/388791/original/file-20210310-17-ho1txg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C0%2C2989%2C1990&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un investigador del la Agencia de la Energía Atómica señala el Reactor 3 en la planta de Fukushima Daiichi el 27 de mayo de 2011.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://flic.kr/p/9MsNf9"> Greg Webb, IAEA/Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Hace diez años, el 11 de marzo de 2011, el mayor terremoto jamás registrado en la historia de Japón sacudió la costa noreste del país. A este terremoto le siguió un <em>tsunami</em> que se adentró hasta diez kilómetros en tierra, y cuyas olas llegaron a alcanzar alturas superiores a los 43 metros en algunas zonas. En solo unos segundos barrió del mapa ciudades enteras.</p>
<p>El desastre dejó un saldo de cerca de 20 000 muertos y desaparecidos. También destruyó la <a href="https://www.world-nuclear.org/information-library/safety-and-security/safety-of-plants/fukushima-daiichi-accident.aspx">central nuclear Fukushima Daiichi</a> y desperdigó materiales radioactivos por un área muy extensa. El accidente provocó grandes desplazamientos de población y cuantiosas pérdidas económicas, y también precipitó la decisión de apagar todas las centrales nucleares de Japón. Una década después la industria de la energía nuclear aún tiene pendiente el cumplimiento pleno de todos los requisitos de seguridad que el desastre de Fukushima dejó al descubierto.</p>
<p>Somos dos académicos, uno especializado en <a href="https://viterbi-web.usc.edu/%7Emeshkati/">ingeniería</a> y otro en <a href="https://www.researchgate.net/scientific-contributions/Kiyoshi-Kurokawa-2163025935">medicina y políticas públicas</a>, y hemos asesorado a nuestros respectivos gobiernos en temas de seguridad relativos a la energía nuclear. Kiyoshi Kurokawa presidió una <a href="https://warp.da.ndl.go.jp/info:ndljp/pid/3856371/naiic.go.jp/en/report/">comisión nacional independiente</a> conocida como NAIIC y auspicia por la Dieta de Japón para investigar los motivos que estuvieron en el origen del accidente de Fukushima Daiichi. Najmedin Meshkati fue miembro y asesor técnico de un comité creado por la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos para determinar las <a href="https://www.nap.edu/catalog/18294/lessons-learned-from-the-fukushima-nuclear-accident-for-improving-safety-of-us-nuclear-plants">lecciones que se podían aprender de este suceso</a>, y a partir de ellas hacer que las centrales nucleares estadounidenses fueran más fiables y seguras.</p>
<p>Estos análisis y <a href="https://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/Pub1710-ReportByTheDG-Web.pdf">muchos</a> <a href="https://doi.org/10.1098/rsta.2014.0379">otros</a> concluyeron que el episodio de Fukushima fue un accidente que, aunque desencadenado por factores medioambientales, estuvo <a href="https://carnegieendowment.org/2012/03/06/why-fukushima-was-preventable-pub-47361">motivado por fallos humanos</a> que <a href="https://thenewpress.com/books/fukushima">podían y debían haber sido evitados</a>. Entre los expertos se produjo un amplio consenso sobre el hecho de que las causas fundamentales del accidente fueron la permisividad de los mecanismos de supervisión en Japón y una cultura de la seguridad ineficaz en la empresa que operaba la central.</p>
<p>Estos problemas ni mucho menos son exclusivos del país asiático. Y es que, en la medida en que hay centrales nucleares comerciales por todo el mundo, creemos que es fundamental que todos los países aprendan las lecciones de Fukushima y sigan mejorando la seguridad de sus instalaciones. </p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/ZK8UBHMo04U?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Muestra de cómo el terremoto de 2011 y el tsunami posterior destrozaron la central nuclear de Fukushima Daiichi. Imágenes tomadas un mes después del desastre.</span></figcaption>
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<h2>Fracaso a la hora de trazar una buena planificación y anticiparse</h2>
<p>El desastre de 2011 asestó un doble golpe devastador a la planta de Fukushima. Primero el <a href="https://www.britannica.com/event/Japan-earthquake-and-tsunami-of-2011">terremoto de magnitud 9</a> cortó el suministro eléctrico que venía del exterior, y luego el tsunami abrió una brecha en el muro de protección que separaba el complejo del mar e inundó varias de sus zonas.</p>
<p>Estas inundaciones inutilizaron los mecanismos de monitorización, control y refrigeración de varias unidades del complejo, que poseía seis reactores. Y a pesar de los esfuerzos heroicos de los trabajadores de la central, tres reactores sufrieron graves daños en sus núcleos radioactivos y tres edificios de reactores se vieron afectados por las explosiones de hidrógeno. </p>
<p>Las fugas de materiales radioactivos contaminaron el suelo de Fukushima y el de varias prefecturas vecinas. En torno a 165 000 personas tuvieron que abandonar la zona, y el Gobierno japonés estableció una zona de exclusión en torno a la planta que, en su momento de mayor extensión, <a href="https://www.britannica.com/story/nuclear-exclusion-zones">abarcó 807 kilómetros cuadrados</a>.</p>
<p>Por primera vez en la historia del Japón constitucional y democrático, el Parlamento aprobó una ley para la creación de una <a href="https://warp.da.ndl.go.jp/info:ndljp/pid/3856371/naiic.go.jp/en/resources/">comisión nacional independiente</a> que investigara las causas del desastre. En su informe, dicho organismo concluyó que la <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Japanese_Nuclear_Safety_Commission">Comisión de Seguridad Nuclear</a> del país <a href="https://warp.da.ndl.go.jp/info:ndljp/pid/3856371/naiic.go.jp/en/report/">nunca había sido independiente ni respecto al sector</a> ni respecto al poderoso Ministerio de Economía, Comercio e Industria, partidario del uso de la energía nuclear. </p>
<p>Por su parte, la empresa operadora de la planta, la Tokyo Electric Power Company (TEPCO), tenía antecedentes de incumplimientos en asuntos de seguridad. La empresa, además, había distribuido poco antes del desastre un informe de previsión de riesgos ante tsunamis relativo a la planta de Fukushima en el que claramente <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rsta.2014.0379">se subestimaba la amenaza</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=572&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=572&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=572&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=718&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=718&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/387889/original/file-20210304-13-n1rm6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=718&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La energía nuclear es responsable de la generación del 10 % de la electricidad mundial (TWh = teravatios/hora). Actualmente se están construyendo 50 nuevas centrales, pero muchas de las que hoy están en activo están muy envejecidas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.world-nuclear.org/information-library/current-and-future-generation/nuclear-power-in-the-world-today.aspx">World Nuclear Association</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
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<p>Lo que ocurrió en la central nuclear de Onagawa, situada a 64 kilómetros de Fukushima, supone <a href="https://thebulletin.org/2014/03/onagawa-the-japanese-nuclear-power-plant-that-didnt-melt-down-on-3-11/">una historia muy distinta</a>. La planta de Onogawa, que era propiedad y estaba operada por la Tohoku Electric Power Company, estaba más cerca del epicentro del terremoto. Y el impacto del <em>tsunami</em> en ella fue aún mayor. Tres de sus reactores, además, eran del mismo tipo y tenían la misma antigüedad que los de Fukushima, y estaban sometidos a una regulación de supervisión igualmente laxa.</p>
<p>Pero la central de Onogawa se apagó de forma segura y resistió sin daños graves. En nuestra opinión, esto se debió a que la planta de Tohoku tenía <a href="https://www.japantimes.co.jp/opinion/2014/03/14/commentary/japan-commentary/culture-of-safety-can-make-or-break-nuclear-power-plants/">una cultura de seguridad muy bien establecida y de carácter proactivo</a>. La empresa había aprendido de terremotos y <em>tsunamis</em> ocurridos en otros lugares (entre ellos <a href="https://www.britannica.com/event/Chile-earthquake-of-2010">el gran desastre de Chile de 2010</a>) y no había dejado de mejorar sus medidas de prevención. TEPCO, sin embargo, pasó por alto o ignoró estas lecciones.</p>
<h2>Captura regulatoria y cultura de la seguridad</h2>
<p>Cuando una industria sometida a regulación se las arregla para embaucar, controlar o manipular a las agencias que la fiscalizan, volviéndolas serviles e ineficaces, el resultado se conoce como <a href="https://doi.org/10.2307/3003160"><em>captura regulatoria</em></a>. Tal como concluyó el informe de la NAIIC, Fukushima era un ejemplo de manual de este fenómeno. Según el informe, los reguladores japoneses “<a href="https://warp.da.ndl.go.jp/info:ndljp/pid/3856371/naiic.go.jp/wp-content/uploads/2012/09/NAIIC_report_lo_res10.pdf">ni monitorizaron ni supervisaron la seguridad nuclear</a> […] Evitaron llevar a cabo sus responsabilidades fundamentales al permitir que los operadores de las plantas aplicaran las regulaciones de forma voluntaria”.</p>
<p>La seguridad nuclear precisa de una regulación efectiva. Además, también es necesario que las plantas se doten de forma interna de una <a href="https://www.sciencedirect.com/topics/engineering/safety-culture">cultura de la seguridad</a>, es decir, de un conjunto de actitudes y pautas de trabajo que conviertan los temas de seguridad en prioridades absolutas. Para un sector económico, la cultura de la seguridad equivale al sistema inmunitario del cuerpo humano, pues dicha cultura también protege frente a patógenos y pone freno a las enfermedades.</p>
<p>Una central que impulsa una cultura de la seguridad adecuada favorecerá que los empleados hagan preguntas y apliquen un punto de vista riguroso y prudente a todos los aspectos de su trabajo. También mejorará la comunicación entre los operarios y la dirección. Pero la cultura empresarial de TEPCO reflejaba una mentalidad típicamente japonesa en la que se primaban las relaciones jerárquicas y la obediencia y se penalizaba hacer preguntas. </p>
<p>Hay numerosas evidencias científicas de que existen <a href="https://doi.org/10.1177/108602669100500203">factores humanos</a>, como errores de las empresas operadoras o una cultura de la seguridad deficiente, que tuvieron un papel instrumental clave en los tres accidentes más graves que se han producido en centrales nucleares: el de <a href="https://www.osti.gov/biblio/5395798-three-mile-island-report-commissioners-public-volume">Three Mile Island</a> en Estados Unidos en 1979, el de <a href="https://www-pub.iaea.org/MTCD/publications/PDF/Pub913e_web.pdf">Chernobyl</a> en Ucrania en 1986 y el de <a href="https://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/Pub1710-ReportByTheDG-Web.pdf">Fukushima Daiichi</a> en 2011. Y, a menos que los países que en este momento disponen de energía nuclear lo hagan mejor en ambos puntos, es probable que esta lista crezca. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1366694917045690369"}"></div></p>
<h2>Grado de seguridad nuclear global: Incompleto</h2>
<p>Hoy existen <a href="https://www.world-nuclear.org/information-library/current-and-future-generation/plans-for-new-reactors-worldwide.aspx">440 centrales nucleares en funcionamiento</a> en todo el mundo, y se están construyendo en torno a 50 más en países como China, India, Pakistán, Bangladesh, Bielorrusia, Turquía o Emiratos Árabes Unidos.</p>
<p>Muchos partidarios de las centrales nucleares argumentan que, dada la amenaza del cambio climático y la necesidad creciente de generación de electricidad que no provenga de fuentes generadoras de emisiones de carbono, la energía nuclear <a href="https://cen.acs.org/energy/nuclear-power/nuclear-power-help-save-us/97/i37">debería tener un papel</a> en el futuro <em>mix</em> energético global. Otras personas, sin embargo, <a href="https://thebulletin.org/2019/08/the-false-promise-of-nuclear-power-in-an-age-of-climate-change/">son partidarias de abolirla</a>; pero esto último no parece que vaya a ocurrir en un futuro próximo. </p>
<p>Desde nuestro punto de vista, las prioridades más urgentes son el desarrollo de estándares de seguridad más exigentes orientados al conjunto del sistema, el establecimiento de culturas de la seguridad robustas y la profundización en los lazos de colaboración tanto entre los distintos países como entre sus autoridades reguladoras independientes. En Estados Unidos estamos viendo con preocupación cómo ciertos indicadores apuntan a que <a href="https://www.simonandschuster.com/books/Confessions-of-a-Rogue-Nuclear-Regulator/Gregory-B-Jaczko/9781476755779">la independencia del regulador se está debilitando</a>, y también que las centrales se resisten a las presiones para interiorizar y llevar a cabo una serie de prácticas de seguridad internacionalmente aceptadas; prácticas como la de <a href="http://dx.doi.org/10.1126/science.aal4890">poner filtros adicionales</a> para evitar fugas radioactivas procedentes de edificios de contención de reactores que poseen las mismas características que los de Fukushima Daiichi. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre con un traje antirradiación con respirador." src="https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=987&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=987&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=987&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1241&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1241&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/388064/original/file-20210305-19-otg7wg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1241&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Najmedin Meshkati, uno de los autores de este artículo, resiste un terremoto agarrado a una barandilla de la sala de control de la central Fukushima Daiichi durante una visita en 2012.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Najmedin Meshkati</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Para nosotros, la lección más importante es la referida a la necesidad de contrarrestar el nacionalismo y el aislacionismo nucleares. La cooperación estrecha entre los países que están desarrollando proyectos nucleares resulta esencial por el auge de las fuerzas del populismo, el nacionalismo y el antiglobalismo. </p>
<p>También creemos que la <a href="https://www.iaea.org/">Agencia Internacional de la Energía Atómica</a>, cuya misión es impulsar el uso pacífico, fiable y seguro de la energía nuclear, debería urgir a sus estados miembros a que encuentren un equilibrio entre soberanía nacional y responsabilidad internacional cuando se trata de operar los reactores nucleares en sus respectivos territorios. Como bien le enseñaron al mundo los casos de Chernobyl y Fukushima, las fugas radioactivas no se detienen ante las fronteras nacionales.</p>
<p>Como primer paso, los <a href="https://www.nytimes.com/2020/08/01/world/middleeast/uae-nuclear-Barakah.html">países del Golfo pérsico</a> deberían dejar a un lado sus disputas políticas y reconocer el hecho de que, con la puesta en marcha de una central nuclear en <a href="https://www.nytimes.com/2020/08/01/world/middleeast/uae-nuclear-Barakah.html">Emiratos Árabes Unidos</a> y con otras planeadas en <a href="https://www.neimagazine.com/news/newsconstruction-of-egypts-first-nuclear-plant-to-begin-in-2021-8100216">Egipto</a> y <a href="https://www.bloomberg.com/news/articles/2020-05-21/saudi-atomic-reactor-progresses-with-inspectors-still-frozen-out?sref=Hjm5biAW">Arabia Saudí</a>, todos ellos tienen un <a href="https://doi.org/10.1177/0018720815623143">interés compartido en garantizar la seguridad nuclear</a> y en <a href="https://doi.org/10.1007/s13753-016-0099-0">promover una respuesta colectiva en caso de emergencia</a>. Y es que toda la región sería vulnerable a un escape radioactivo o a la contaminación del agua en caso de que se produjera un accidente nuclear <a href="https://doi.org/10.1021/acs.est.7b00688">en cualquier punto de la zona</a>.</p>
<p>Creemos que el mundo sigue en el mismo punto crítico en el que se encontraba en 1989, cuando el entonces senador Joseph R. Biden Jr. <a href="https://www.jstor.org/stable/43309384">esgrimió un perspicaz argumento</a>:</p>
<blockquote>
<p>“Hace una década, Three Mile Island fue la chispa que encendió la pira funeraria de lo que una vez fue concebida como una fuente de energía prometedora. Ahora que, en el actual contexto de calentamiento global, la industria nuclear le pide a la nación que vuelva a revisar este asunto, parece justo tener en consideración los esfuerzos que hacen los partidarios de esta energía para fortalecer los mecanismos de supervisión de la seguridad. Esto marcará la pauta y determinará si la energía nuclear se extingue, o por el contrario se convierte en un ave fénix.”</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/156671/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Kiyoshi Kurokawa, MD, MACP, es profesor emérito de la Universidad de Tokio y profesor del Instituto Nacional de Posgrado de Estudios Políticos de Tokio. Fue presidente de la Comisión de Investigación Independiente del Accidente Nuclear de Fukushima de la Dieta Nacional de Japón, que publicó su informe oficial en julio de 2012. Es autor del libro 'Captura regulatoria: ¿Cambiará Japón?'</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Najmedin Meshkati, Doctor en Ciencias, CPE, es profesor de Ingeniería Civil/Medioambiental, Industrial y de Sistemas, y de Relaciones Internacionales en la Universidad del Sur de California (USC). Enseña e investiga sobre la seguridad de los sistemas tecnológicos y ha visitado muchas centrales nucleares de todo el mundo, como Chernóbil (1997), Mihama (1999) y Fukushima Daiichi y Daini (2012). Fue miembro y asesor técnico del Comité de la Academia Nacional de Ciencias/Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos sobre las lecciones aprendidas del accidente nuclear de Fukushima para mejorar la seguridad de las centrales nucleares de Estados Unidos.</span></em></p>En el décimo aniversario de la catástrofe nuclear de Fukushima, dos expertos explican por qué las decisiones humanas son más importantes para la seguridad nuclear que la tecnología, y por qué el trabajo está lejos de estar terminado.Kiyoshi Kurokawa, Professor Emeritus, University of TokyoNajmedin Meshkati, Professor of Engineering and International Relations, University of Southern CaliforniaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1030202018-11-13T23:08:16Z2018-11-13T23:08:16Z¿Por qué tiembla España?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/244780/original/file-20181109-35554-147yonz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mapa sismicidad IGN</span> </figcaption></figure><p>El fenómeno geológico que más aparece en la prensa española son los terremotos. En lo que va de año se han registrado 3.712, 320 de ellos en el mes de octubre (según datos del <a href="http://www.ign.es/web/ultimos-terremotos">Instituto Geográfico Nacional</a>). </p>
<p>Estos números pueden sonar exageradamente altos, y los <a href="http://www.ign.es/web/mapas-sismicidad">mapas de terremotos</a> compilados por el IGN parecen dramáticos a primera vista, pero España no tiene un alto riesgo sísmico. La mayoría de estos movimientos de tierra <a href="https://www.elconfidencial.com/espana/2018-11-07/registrado-un-ligero-terremoto-de-magnitud-3-1-en-la-provincia-de-cadiz_1641789/">no llega a las páginas de los periódicos</a>, ni es percibido por la población.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/244308/original/file-20181107-74760-zpn0gm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Mapa general de sismicidad de la Peninsula Iberica. La información sísmica proviene de la base de datos del Instituto Geográfico Nacional actualizada al año 2015.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Instituto Geografico Nacional</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, son un buen recordatorio de que vivimos en un planeta tectónicamente activo y en continuo cambio. Además, son una fuente de información de gran valor sobre la composición y el funcionamiento del interior de la Tierra.</p>
<h2>Un planeta en constante cambio</h2>
<p>Hace medio siglo se asentó la que quizás es la teoría más importante en la historia de la geología: <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-41494614">la tectónica de placas</a>. La parte superior de la Tierra, conocida como <em>litosfera</em>, está dividida en piezas rígidas de tamaño variable que flotan y se desplazan sobre la <em>astenosfera</em>. </p>
<p>Hoy en día sabemos que la tectónica de placas es <a href="https://www.bbc.com/mundo/vert-earth-38659049">indispensable para la vida en la Tierra</a>, pero seguimos sin haber descifrado los mecanismos responsables de estos movimientos. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=268&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=268&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=268&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=337&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=337&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/244346/original/file-20181107-74775-1v8f0dh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=337&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Corte geológico esquemático mostrando los elementos fundamentales de la teoría de tectónica de placas y los tipos de limites de placa.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Limitesdeplacastect%C3%B3nicas.PNG">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Una de las piezas fundamentales que contribuyó al desarrollo de esta teoría fue el establecimiento de una red global de sismógrafos en los años 60. A partir de la distribución de los epicentros de los terremotos (punto más cercano de la superficie al origen subterráneo del temblor) es posible dibujar los bordes de las placas tectónicas. Además, la profundidad de los hipocentros nos da pistas del tipo de contacto entre placas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=540&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=540&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/244612/original/file-20181108-74754-bnzd3u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=540&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Mapa de terremotos de magnitud superior a 5.0 registrados en el mundo entre 1960-2018.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Datos de terremotos de USGS-ANSS presentados sobre Topografia Global (GMRT) en GeoMapApp</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La sismicidad a lo largo de bordes divergentes (límite entre dos placas que se separan) se caracteriza por terremotos no demasiado profundos y concentrados en bandas sísmicas estrechas. Por ejemplo, a lo largo de la dorsal Atlántica. </p>
<p>Esto contrasta con la sismicidad de zonas de subducción (donde una placa desciende bajo otra), distribuida en bandas más anchas y con focos a mucha profundidad. Es lo que sucede a lo largo del oeste de Sudamérica.</p>
<h2>El Mediterráneo se está cerrando</h2>
<p>Todo el sur de la península, el mar de Alborán y el norte de Marruecos están en una zona sísmica que corresponde al contacto entre la placa africana y la euroasiática. La convergencia entre estas dos placas comenzó hace unos 40 millones de años, y continúa hoy en día a una velocidad de entre 4 y 10 milímetros al año.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/244331/original/file-20181107-74763-1u241ms.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Simulación del aspecto del mundo dentro de 50 millones de años. El Atlántico se ha ensanchado y el Mediterráneo ha desaparecido.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(c) 2010, C. R. Scotese</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La colisión entre estas dos placas es responsable de accidentes geográficos como la cordillera Bética y la cuenca de Alborán. Poco a poco, harán desaparecer el mar Mediterráneo. Si la placa africana continúa moviéndose hacia el norte, dentro de unos 50 millones de años habrá desaparecido y existirá una gran cadena montañosa a lo largo del sur de la Europa actual.</p>
<p>La actividad sísmica resultante de este borde de placas se extiende en una franja de unos 300 km de ancho que circula desde las Azores a través del golfo de Cádiz, el estrecho de Gibraltar y el norte de África. </p>
<p>Es un contacto complejo, a lo largo del cual existen un gran numero de fallas activas conocidas que son, en gran parte, responsables de la actividad sísmica. Un <a href="http://www.dicat.csic.es/dicat/es/noticias-2/noticias/734-cientificos-del-csic-identifican-una-nueva-falla-en-el-mar-de-alboran">reciente estudio llevado a cabo por el CSIC</a> describe una de estas zonas de falla localizada en el mar de Alborán.</p>
<h2>Del mar a la montaña</h2>
<p>La cordillera de los Pirineos es la segunda región con mas sismicidad de la península Ibérica. Sin embargo, a diferencia del sur de la península, no existe un limite de placas a lo largo de esta cadena montañosa. </p>
<p>Para entender la sismicidad de esta zona debemos explicar su historia geológica.</p>
<p>En el Cretácico (hace unos 120 millones de años) la península Ibérica era parte, junto con partes del sur de Europa, de la llamada <em>microplaca Ibérica</em>. Esta se movía de manera independiente a la Europea, y entre ambas se encontraba el océano de Valais. </p>
<p>En <a href="https://youtu.be/Bh7-IjKsgUs?t=118">este vídeo</a> se puede ver cómo la convergencia de la microplaca Ibérica con la Europea resulta en la desaparición de esta pequeña cuenca oceánica, y en la formación de los Pirineos. Hace 30 millones de años, la microplaca Ibérica paso a <a href="https://www.nature.com/articles/344756a0.pdf">soldarse a la placa Euroasiática</a>, y hoy en día se mueven juntas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=193&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=193&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=193&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=243&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=243&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/244344/original/file-20181107-74766-1e2ojog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=243&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Diagrama simplificado mostrando los movimientos de la microplaca Iberica desde el Jurasico Superior (hace 150 millones de años) al Cenozoico (hace 50 millones de años)</span>
<span class="attribution"><span class="source">Uzkeda et al. (2013)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La litosfera de la zona de los Pirineos está debilitada por el gran número de fallas, resultado de la compleja historia geológica de esta región. La sismicidad de esta área montañosa es el resultado de la reactivación de estas fallas como respuesta a esfuerzos trasmitidos desde, por ejemplo, bordes de placa lejanos, y procesos de erosión y colapso gravitacional de los Pirineos. </p>
<h2>Preguntas (todavía) sin respuesta</h2>
<p>Una de las premisas de la teoría de la tectónica de placas cuando se estableció hace medio siglo, era que la litosfera está formada por placas rígidas, que interactúan unas con otras a lo largo de sus bordes de contacto. Hoy sabemos que esto probablemente no es del todo cierto.</p>
<p>Junto con otras evidencias geológicas, la sismicidad no asociada con bordes de placa (como la que vemos en los Pirineos o en <a href="https://elpais.com/politica/2018/06/06/diario_de_espana/1528299816_394051.html">Galicia</a>) demuestra que los interiores de las placas también se deforman a lo largo del tiempo. </p>
<p>Cómo y cuándo los esfuerzos generados en los bordes de placas se trasmiten a los interiores de las mismas, y si estos esfuerzos son los principales responsables de la deformacion intra-continental son <a href="https://blogs.egu.eu/geolog/2014/10/03/the-known-unknowns-the-outstanding-49-questions-in-earth-sciences-part-iii/">preguntas sin respuesta a día de hoy</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/103020/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucía Pérez Díaz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Aunque en España no haya grandes terremotos, la península Ibérica está geológicamente ‘viva’. Tanto, que el mar Mediterráneo desaparecerá en unos pocos millones de años.Lucía Pérez Díaz, Postdoctoral Researcher, Fault Dynamics Research Group, Royal Holloway University of LondonLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1041852018-10-01T21:58:55Z2018-10-01T21:58:55ZTerremoto en Indonesia: neumáticos reciclados para evitar el derrumbe de edificios<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/238725/original/file-20181001-195272-1pj2jiv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> </figcaption></figure><p>Según las cifras oficiales, 1.234 personas han muerto y hay cerca de 50.000 desplazados como consecuencia del terremoto seguido de un tsunami que <a href="https://elpais.com/internacional/2018/10/01/actualidad/1538374386_455366.html">sacudió el pasado 28 de septiembre</a> la isla indonesia de Célebes. Naciones Unidas calcula que cerca de 200.000 personas necesitan ayuda humanitaria de manera urgente.</p>
<p>Los terremotos son uno de los desastres naturales más mortíferos, ya que aunque sólo representaron el 7,5% de estos sucesos entre 1994 y 2013, causaron el <a href="https://www.emdat.be/sites/default/files/adsr_2016.pdf">37% de las muertes</a>. Y, como ocurre con todos los desastres naturales, no son los países que sufren más terremotos los que sufren las mayores pérdidas. El número de personas que mueren en un terremoto está relacionado con <a href="https://www.cred.be/downloadFile.php?file=sites/default/files/PubID266Earthquakes.pdf">el grado de desarrollo del país</a>.</p>
<p>En las islas Célebes ahora, como en <a href="https://elpais.com/internacional/2018/08/16/actualidad/1534405613_035665.html">Lombok el pasado agosto</a>, en <a href="https://theconversation.com/el-sismo-que-azoto-a-la-ciudad-de-mexico-el-19-s-fue-peculiar-y-podria-pasar-de-nuevo-segun-estudio-93192">Ciudad de México</a> en 2017 o en <a href="https://elpais.com/internacional/2015/04/28/actualidad/1430216085_507890.html">Nepal en 2015</a>, muchas muertes han sido causadas por el colapso de las frágiles viviendas locales incapaces de resistir las replicas procedentes del seismo. En términos generales, la baja calidad de los materiales utilizados, la falta de acondicionamiento de las estructuras existentes y una planificación urbana inadecuada son <a href="https://www.emdat.be/sites/default/files/adsr_2016.pdf">las razones principales</a> por las que los fenómenos sísmicos son más destructivos en los países en desarrollo.</p>
<p>En respuesta a este problema, mis colegas y yo hemos estado trabajando en la Edinburgh Napier University durante los últimos cuatro años en una forma de crear cimientos de edificios baratos que absorban mejor las vibraciones sísmicas y evitar con ello que las estructuras se derrumben durante un terremoto. </p>
<p>El componente clave de estos cimientos es el caucho de los neumáticos de desecho, que, dicho sea de paso, son difíciles de eliminar, por lo que se suelen <a href="https://www.thehindu.com/business/Turning-waste-tyre-into-%25E2%2580%2598green-steel%25E2%2580%2599/article14518524.ece">tirar en vertederos</a> o se incineran, liberando grandes cantidades de dióxido de carbono y gases tóxicos compuestos de metales pesados.</p>
<h2>Mezcla de caucho y tierra</h2>
<p>Los intentos previos para proteger los edificios de los terremotos alterando sus cimientos han dado resultados prometedores. Por ejemplo, una <a href="https://theconversation.com/our-new-anti-earthquake-technology-could-protect-cities-from-destruction-44028">barrera vibratoria</a> subterránea recientemente desarrollada ha conseguido reducir entre el 40% y el 80% del movimiento resultante en la superficie del suelo. Pero la gran mayoría de estos sofisticados métodos de aislamiento sísmico son caros y <a href="https://www.researchgate.net/publication/263556747_Seismic_isolation_for_low-to-medium-rise_buildings_using_granulated_rubber-soil_mixtures_Numerical_study">difíciles de instalar</a>, sobre todo bajo edificios ya existentes.</p>
<p>Nuestra propuesta consiste en crear cimientos hechos con tierra de la zona mezclada con algunos de los <a href="http://www.etrma.org/uploads/Modules/Documentsmanager/elt-report-v9a---final.pdf">15 millones de toneladas</a> de neumáticos de desecho que se producen anualmente. De esta forma, la mezcla de caucho reciclado y tierra sería capaz de reducir el efecto de las vibraciones sísmicas en los edificios que se encuentran en la superfice. Y más importante, podría adaptarse fácilmente a los edificios ya existentes por poco dinero, lo que hace que esta solución sea particularmente <a href="https://www.researchgate.net/publication/262894408_Seismic_isolation_using_granulated_tire-soil_mixtures_for_less-developed_regions_Experimental_validation">adecuada para los países en desarrollo</a>.</p>
<p><a href="https://www.researchgate.net/publication/234720015_Dynamic_properties_of_dry_sandrubber_SRM_and_gravelrubber_GRM_mixtures_in_a_wide_range_of_shearing_strain_amplitudes">Varias investigaciones</a> han demostrado que la introducción de partículas de caucho en el suelo permite aumentar la cantidad de <a href="https://www.researchgate.net/publication/326573152_Dynamic_behaviour_of_shredded_rubber_soil_mixtures">energía que disipa</a>. El terremoto hace que el caucho se deforme, absorbiendo la energía de las vibraciones de una manera similar a cómo ocurre en el exterior de un coche <a href="https://auto.howstuffworks.com/car-driving-safety/safety-regulatory-devices/crumple-zone.htm">diseñado para contraerse en un choque</a> y así proteger a las personas que están en su interior. Por otra parte, la gran rigidez aportada por las partículas de arena del suelo y la fricción entre ellas ayuda a mantener la mezcla consistente, capaz de resistir los posibles asentamientos en el subsuelo.</p>
<p>Mis colegas y yo <a href="https://www.researchgate.net/project/The-use-of-rubber-sand-mixtures-RSM-for-the-mitigation-of-earthquake-damage-in-structures?_sg=Lt6JDvLryAwjsLhMrpPu5DZ0IhUMO5LKobDzL6YDAfcF_Rc6ZYA0HGAabGeV10GzT_hRYcIgZkjne9GrWuYGGID_b_hsxIjSiJ5-">hemos demostrado</a> que la mezcla de caucho reciclado y arena permite cambiar la frecuencia natural del terreno y la forma en la que interactúa con la estructura que se encuentra encima. Esto podría contribuir a evitar el comúnmente temido fenómeno de resonancia que ocurre cuando la fuerza sísmica tiene una frecuencia de vibración similar a la de la vibración natural del edificio. Si las vibraciones coinciden, se retroalimentan entre sí, amplificando dramáticamente el temblor procedente del terremoto y provocando el colapso de la estructura, como ocurrió en el famoso caso del <a href="http://www.wsdot.wa.gov/tnbhistory/connections/connections3.htm">puente de Tacoma Narrows</a> en 1940. De este modo, la introducción de caucho reciclado en el terreno puede contrarrestar las vibraciones sísmicas para que esto no ocurra.</p>
<h2>Un futuro prometedor</h2>
<p>La clave para que esta tecnología funcione es encontrar el porcentaje óptimo de caucho necesario. Nuestros cálculos preliminares, los cuales se encuentran en la línea de <a href="https://www.researchgate.net/publication/229742536_Seismic_isolation_by_rubber-soil_mixtures_for_developing_countries">investigaciones previas</a>, indican que una capa de mezcla de caucho y tierra de entre uno y cinco metros de espesor debajo de un edificio reduciría la fuerza máxima de aceleración horizontal de un terremoto entre un 50% y un 70%. </p>
<p>En la actualidad estamos experimentado con cimientos compuestos de <a href="https://www.napier.ac.uk/research-and-innovation/impact-case-studies/from-cycle-paths-to-seismic-maths">diferentes proporciones de caucho y tierra</a> para lograr un modelo más eficiente, y para comprobar cómo afectan los diferentes tipos de terremotos. Sin ninguna duda, el verdadero reto de esta investigación es probar la viabilidad del sistema. Para ello, estamos ahora testando experimentos con <a href="https://youtu.be/bIqV95gIf9o">modelos a pequeña escala</a> para tratar de entender cómo funciona el sistema y de esta forma validar la fiabilidad de las simulaciones que estamos llevando a cabo por ordenador.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/hSwjkG3nv1c?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
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<p>El objetivo a medio-largo plazo de la investigación sigue siendo experimentar con esta técnica de construcción a gran escala, lo que implicaría construir modelos de edificios a tamaño real y someterlos a condiciones extremas en base a los terremotos registrados. Pero para hacerlo necesitamos alcanzar un mayor grado de especialización y para ello hace falta mayor colaboración por parte tanto de empresas privadas como de otras universidades interesadas en el sistema. Finalmente, solo quedaría probar la solución en un edificio real convenciendo a los propietarios de que vale la pena.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/104185/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Bernal-Sánchez works for Edinburgh Napier University</span></em></p>Los investigadores están probando una mezcla de caucho y tierra para hacer cimientos a prueba de seismos.Juan Bernal-Sánchez, PhD Resarcher, Edinburgh Napier UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/931922018-03-12T14:33:52Z2018-03-12T14:33:52ZEl sismo que azotó a la Ciudad de México el 19-S fue ‘peculiar’ y podría pasar de nuevo, según estudio<p>Ha pasado un año desde que un sismo de <a href="https://www.nytimes.com/es/2017/09/19/temblor-sismo-mexico/">magnitud 7.1 sacudió a la Ciudad de México</a>. Al menos 40 edificios colapsaron y más de 300 personas murieron. Pero los recuerdos aún están frescos: hay estructuras dañadas en muchas de las colonias de la ciudad, con fachadas que se desmoronan un poco más cada día. </p>
<p>Tanto así, que después de la moderada sacudida ocasionada por <a href="https://www.nytimes.com/2018/02/16/world/americas/earthquake-mexico.html">el sismo de Oaxaca del 16 de febrero</a>, los hospitales <a href="http://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/otro-sismo-fue-de-72-y-causa-panico">reportaron crisis nerviosas</a>.</p>
<p>De igual forma, los sismólogos hemos continuado estudiando el sismo del 19 de septiembre de 2017, tratando de comprender qué fue lo que sucedió bajo la tierra. Nuestro <a href="http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/2017GL076895/full">artículo</a>, publicado en marzo en <a href="http://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/hub/journal/10.1002/(ISSN)1944-8007/">Geophysical Research Letters</a>, expone algunos de nuestros descubrimientos.</p>
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Read more:
<a href="https://theconversation.com/mexico-citys-potent-2017-earthquake-was-a-rare-bending-quake-and-it-could-happen-again-92994">Mexico City's potent 2017 earthquake was a rare 'bending' quake – and it could happen again</a>
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<p>Después del sismo analizamos datos de las redes nacionales de <a href="http://www.ssn.unam.mx/acerca-de/estaciones/%20http://aplicaciones.iingen.unam.mx/AcelerogramasRSM/RedAcelerografica.aspx">instrumentos sísmicos</a> y de <a href="http://cardi.geofisica.unam.mx/tlalocnet/">GPS de alta calidad</a> distribuidos a lo largo del país y que midieron con detalle la sacudida. Queríamos saber qué fue lo que ocasionó el terremoto y si, en el futuro, es posible que ocurra uno similar, quizás más cerca aun de la capital del país y sus 20 millones de habitantes.</p>
<h2>La precaria superficie del planeta</h2>
<p>En el centro de México, la gente está habituada a los terremotos. Desde 1980, al menos <a href="http://www2.ssn.unam.mx:8080/catalogo/">40 sismos</a> han sido lo suficientemente grandes para ser percibidos por la población. El sismo de 2017 ocurrió en el 32 aniversario del terremoto que, en 1985 y con magnitud de 8.1, produjo <a href="http://www.latimes.com/world/mexico-americas/la-fg-mexico-earthquake-anniversary-20170919-story.html">la muerte de al menos 10,000 personas en la Ciudad de México</a>.</p>
<p>La catástrofe del 85 marcó a una generación completa de mexicanos, incluidos nosotros, que entonces éramos sólo unos niños.</p>
<p>Ahora, como sismólogos, hemos descubierto que el sismo de 2017, llamado de Puebla-Morelos, es fundamentalmente distinto al del 85. De hecho, es diferente a la mayoría de los sismos grandes que ocurren en el país. Estos suceden típicamente frente a las costas del Pacífico mexicano donde chocan dos placas tectónicas.</p>
<p>El terremoto de Puebla-Morelos ocurrió, no en la costa, sino tierra adentro en el estado de Puebla, a tan sólo 100 km al sur de la Ciudad de México. Desde 1920, sólo cinco sismos con características similares han ocurrido en el país.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=585&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=585&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=585&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=735&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=735&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/209820/original/file-20180311-30989-d9afqb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=735&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La zona donde existe el potencial para sismos de ‘flexión’, en la cual la placa tectónica bajo el país se dobla hacia abajo de forma drástica. Sólo cinco sismos como el de 2017, que produjo más de 300 muertes en la Ciudad de México, han ocurrido en esta zona en el último siglo. Los grandes sismos usualmente ocurren frente a las costas del océano Pacífico.</span>
<span class="attribution"><span class="source">D. Melgar</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>Cómo ocurren los sismos</h2>
<p>Alrededor del mundo, la mayoría de los grandes sismos ocurren a lo largo de las precarias intersecciones de la corteza del planeta. Es allí donde chocan dos placas tectónicas, deslizándose una bajo la otra. Estas placas son las lozas rocosas que forman la capa externa del planeta.</p>
<p>A estas partes del planeta las llamamos zonas de subducción y son responsables de los sismos mas grandes jamás <a href="https://earthquake.usgs.gov/earthquakes/map/#%7B%22autoUpdate%22%3A%5B%5D%2C%22basemap%22%3A%22terrain%22%2C%22feed%22%3A%221456876261795%22%2C%22listFormat%22%3A%22default%22%2C%22mapposition%22%3A%5B%5B-57.797943884982736%2C89.12109375%5D%2C%5B69.2249968541159%2C332.40234375%5D%5D%2C%22overlays%22%3A%5B%22plates%22%5D%2C%22restrictListToMap%22%3A%5B%22restrictListToMap%22%5D%2C%22search%22%3A%7B%22id%22%3A%221456876261795%22%2C%22name%22%3A%22Search%20Results%22%2C%22isSearch%22%3Atrue%2C%22params%22%3A%7B%22starttime%22%3A%221900-01-01%2000%3A00%3A00%22%2C%22minmagnitude%22%3A8%2C%22orderby%22%3A%22time%22%7D%7D%2C%22sort%22%3A%22newest%22%2C%22timezone%22%3A%22utc%22%2C%22viewModes%22%3A%5B%22map%22%2C%22list%22%5D%2C%22timeZone%22%3A%22utc%22%2C%22event%22%3Anull%7D">ocurridos</a>, como los que a veces ocurren en lugares como Alaska, Japón, Chile e Indonesia</p>
<p>En casi todas las zonas de subducción, después de que una placa se desliza bajo la otra, sigue una trayectoria diagonal hacia las profundidades del manto terrestre.</p>
<p><a href="http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1029/2008GL035127/full">Pero no en México</a>. Aquí, el choque inicial entre placas, que ocurre frente a las costas del Pacífico, ocurre de forma normal, la placa subducida al principio desciende de forma diagonal.</p>
<p>Sin embargo, justo después, debajo del país, la placa subducida, que está compuesta de rocas densas y pesadas, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0040195111003957">cambia de trayectoria</a>. Se dobla hacia arriba, emplazándose de forma horizontal debajo de la otra placa. Esta configuración tan peculiar continúa así por unos 200 km más tierra adentro.</p>
<p>Es entonces cuando, 50 km bajo la tierra del estado de Puebla, un poco al sur de la Ciudad de México, la placa subducida de nuevo cambia de dirección. Se zambulle de forma repentina y casi vertical hacia el manto de la Tierra.</p>
<h2>¿Qué son los sismos de flexión?</h2>
<p>Cuando esto ocurre, parte de la placa se rompe. Piense en un trozo de madera. Cuando se le aplica una fuerza a la madera, en un principio ésta sólo se flexiona. Sin embargo, si la fuerza es demasiado grande, el pedazo se rompe de forma violenta</p>
<p>Esto es lo que ocasiona los “sismos de flexión”, como el que sacudió a la Ciudad de México. Al doblarse y romperse parte de la placa se generan ondas sísmicas que emanan desde la ruptura y producen lo que se percibe como el sacudir del terreno. Mientras más cerca se encuentre uno al epicentro, más violenta será la sacudida.</p>
<p>En los últimos 100 años hemos observado que estos tipos de sismo, en general, tienen magnitudes menores que las de los sismos más comunes que acontecen frente a la costa del país. </p>
<p>Esto no implica que la intensidad de la sacudida sea pequeña. La zona central del país está densamente poblada y los sismos de flexión ocurren justo debajo de ella. A raíz de ello, la sacudida puede ser violenta.</p>
<p>Cuando ocurren cerca de la Ciudad de México, como sucedió en septiembre de 2017, las consecuencias pueden ser devastadoras.</p>
<h2>Definiendo las zonas de peligro</h2>
<p>La volatil placa subducida yace debajo de casi <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0040195111003957">toda la parte central del</a> país. Gracias a estudios previos sabemos que el doblez de la placa <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00024-010-0199-5">ocurre de forma continua a lo largo de gran parte de las zonas centro y sur de México</a>.</p>
<p>Es allí donde hay potencial para sismos de flexión. Desde el estado de Michoacán hasta el estado de Oaxaca.</p>
<p>Lo que también encontramos es que el doblez de la placa es sólo parte de la historia completa del sismo. La textura de la placa resulta ser importante también.</p>
<p>Al estudiar <a href="http://topex.ucsd.edu/WWW_html/srtm30_plus.html">imágenes de alta resolución del fondo marino</a> frente a las costas del Pacífico, descubrimos que éste, aunque agreste, se encuentra organizado de forma muy particular. Aquí, debajo de miles de metros de agua se encuentran cientos de valles y crestas, todos ellos profundos y largos, alineados de noroeste hacia sureste.</p>
<p>Esta “textura” de la placa se creó, en esta parte del país, hace aproximadamente 8 millones de años cuando fueron formadas las rocas, mucho antes de que éstas formaran parte de la zona de subducción. </p>
<p>A pesar de ello, la textura de la placa, marcada por este conjunto de valles y crestas submarinas resulta ser muy importante. Determina en gran parte dónde, dentro del doblez de la placa, ocurren los sismos de flexión.</p>
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<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=593&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=593&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=593&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=745&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=745&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/209821/original/file-20180311-30969-1ck5wll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=745&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imágenes de alta resolución del fondo marino frente a las costas del Pacífico mexicano. Aquí se observa la ‘textura’ de la placa constituida primordialmente por valles y crestas. Esta textura continúa con la placa subducida, por debajo del país y a lo largo del doblez en la placa, donde ésta cambia súbitamente de horizontal a vertical. Es en este doblez donde ocurren los sismos de flexión.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Global Multi-Resolution Topography Data Synthesis</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p></p><hr><p></p>
<p>Con nuestra investigación encontramos que, puesto que los valles y crestas están orientados de forma casi uniforme, similar al grano de la madera, es mucho menos probable que se rompa la placa cuando el doblez es perpendicular al grano.</p>
<p>Es decir, es mucho más probable que los dañinos “sismos de flexión” ocurran donde el doblez de la placa y su textura se alinean.</p>
<p>Esto resulta ser una buena noticia para ciudades como Morelia, Michoacán, donde nuestros cálculos muestran que la textura de la placa es casi perpendicular al doblez. Esta alineación no es favorable para generar un sismo de flexión.</p>
<p>Pero para los estados cercanos de Puebla y Oaxaca, es mala noticia. Allí, la textura de la placa y la dirección del doblez empalman de forma casi perfecta, la diferencia es menos de diez grados. En esta geometría es más probable que las fuerzas ocasionadas por el doblez produzcan uno de estos sismos.</p>
<h2>¿Afectará otro de estos sismos a la Ciudad de México?</h2>
<p>La zona del doblez más próxima a la Ciudad de México, donde ocurrió el sismo de 2017 no es perfecta y se halla en una situación intermedia. La diferencia entre la orientación de la textura y la dirección del doblez es alrededor de 20 a 30 grados.</p>
<p>Ello sugiere la posibilidad de otro sismo similar, esta vez quizás aun más cerca, ya que la zona del doblez aquí se extiende hasta las proximidades de Cuernavaca, a sólo 50 kilómetros del extremo sur de la Ciudad de México.</p>
<p>La geología del país es compleja y nuestros hallazgos son un buen paso hacia un mejor entendimiento. Sin embargo, aún no sabemos qué tan seguido ocurren estos “sismos de flexión”, no sabemos si ocurren cada década o cada siglo, por ejemplo. Los sismólogos, tanto en México como en el mundo, aún estamos lejos de poder predecir con certeza dónde y cómo sera el próximo gran terremoto.</p>
<p>Sin embargo, esperamos que uno de los resultados de nuestra investigación ayuden a los mexicanos a entender qué es lo que sucede bajo sus pies.</p>
<p><em>Este artículo ha sido actualizado. Fue publicado por primera vez el 12 de marzo de 2018.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/93192/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Xyoli Pérez-Campos recibe financiamento de la Universidad Nacional Autónoma de Mexico (proyecto UNAM-PAPIIT IN105816).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Diego Melgar does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.</span></em></p>El sismo que mato a 300 personas en la Ciudad de Mexico en septiembre 2017 fue muy inusual por su ubicación y causa, según sismólogos.Diego Melgar, Assistant Professor of Geophysics, University of OregonXyoli Pérez-Campos, Professor, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.