Erlantz Lizundia, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Estibaliz Saez de Camara Oleaga, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Ion Agirre Arisketa, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea et Mireia Martín, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Según los últimos datos de 2022, tan solo el 11,5 % de la economía de la Unión Europea puede considerarse circular. Aumentar el reciclaje de materiales críticos y apostar por la revalorización de residuos es clave para aumentar este porcentaje.
Las hojas de banano pueden emplearse como fuente de carbono sostenible en procesos biológicos, por ejemplo en la producción de bioenergía y de nanocelulosa bacteriana, un compuesto prometedor con una amplia variedad de aplicaciones.
Un proceso usado tradicionalmente para producir carbón vegetal puede emplearse para descomponer la materia orgánica en componentes aprovechables, como aceites para fabricar fármacos y combustibles.
En la naturaleza no existen desechos: los generados por un ser vivo son el alimento de otro. Las biorrefinerías tratan de imitar este sistema circular transformando la materia orgánica en bioproductos y bioenergía.
Ethel Eljarrat, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)
Existen más de 3.000 sustancias químicas diferentes asociadas a los materiales plásticos, de las cuales más de 60 se consideran sustancias de alto riesgo para la salud. A dos de ellas, BPA y ftalatos, la Ley de Residuos española acaba de ponerles el veto.
Apostar por la reutilización, reducción y reciclaje de residuos es clave para reducir el número de vertederos, que serán responsables del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2025.
Las colillas ocasionan graves problemas en el medioambiente. Implicar a las tabacaleras en la gestión de estos residuos y fomentar su reciclaje son herramientas útiles para reducir su impacto.
Si bien estos productos pueden sustituir a los polímeros procedentes del petróleo, su fabricación es todavía limitada. También contaminan, por lo que deben degradarse de forma industrial.
En el 2020 se enviaron ilegalmente más de 1 700 millones de toneladas de desechos plásticos a terceros países. Su gestión es costosa y los materiales reciclados siguen saliendo más caros que los vírgenes.
La fabricación de estos productos utilizados para aumentar la producción agrícola genera fosfoyeso, un residuo contaminante que podría gestionarse para recuperar materias primas.
Muchos animales se alimentan en los vertederos. Allí encuentran comida fácilmente que les permite sobrevivir, aunque pueden ingerir sustancias tóxicas y contraer enfermedades.
Los procesos de biorrefinería permiten recuperar aquello a lo que no podemos dar uso y devolverlo a la vida útil. Nos permiten avanzar hacia la economía circular y un nuevo equilibrio planetario.
La sustitución del vidrio y cristal por materiales como el PVC en las cubiertas de protección de cultivos como pimientos y sandías ha originado un grave problema de residuos plásticos agrícolas.
Ethel Eljarrat, Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)
Gran parte de los residuos electrónicos se envían a países en vías de desarrollo para recuperar componentes y ser reciclados. Su gestión inadecuada supone riesgos para la salud y el medioambiente.
Si hacemos un análisis de ciclo de vida de los mismos productos hechos con distintos materiales para evaluar su sostenibilidad podemos llevarnos una sorpresa.
No hay suficientes incineradoras en España para gestionar el aluvión de residuos como guantes y mascarillas, que deben ser tratados como material sanitario y evitar que terminen en vertederos.
La gestión de los residuos municipales se ha adaptado a las circunstancias de la crisis de coronavirus para proteger la salud pública. Los desechos como guantes o mascarillas son eliminados.
Los residuos sólidos urbanos y los electrónicos pueden aprovecharse para extraer elementos escasos en la corteza terrestre como el indio, el oro y el wolframio y para producir energía.
Es complicado estimar la vida útil de un producto con exactitud. En general, se utilizan distintas metodologías basadas en encuestas a los consumidores.
Profesor del Departamento de Ingeniería Química Industrial y del Medio Ambiente. Miembro del Grupo de Tecnologías Ambientales y Recursos Industriales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)