tag:theconversation.com,2011:/institutions/universidad-nacional-de-colombia-2783/articlesUniversidad Nacional de Colombia2021-09-15T20:52:26Ztag:theconversation.com,2011:article/1674552021-09-15T20:52:26Z2021-09-15T20:52:26ZSiete estrategias para combatir las falsas dicotomías y teorías conspirativas durante la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/421083/original/file-20210914-17-1kcypkr.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C11%2C3794%2C3332&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Las falsas dicotomías, las teorías de la conspiración, y la desinformación en general prosperan en medio de la infodemia provocada por la covid-19.</span> <span class="attribution"><span class="source">Karina Escandón</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La pandemia de covid-19 es tierra fértil para la propagación de información incorrecta, ya sea originada <a href="https://www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1805871115">por accidente</a> o <a href="https://www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1805871115">adrede</a>. Vivimos un <a href="https://science.sciencemag.org/content/368/6494/924">tsunami de evidencia científica</a>, <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/330778">infodemia</a>, ruedas de prensa especulativas y <a href="https://allianceforscience.cornell.edu/blog/2020/05/covid-10-principales-teorias-de-conspiracion/">teorías de conspiración</a>. </p>
<p>En medio de todo esto ha aparecido una gran variedad de <a href="https://fallacyinlogic.com/fallacy-vs-bias/">sesgos cognitivos y falacias lógicas</a>. Su origen está en cómo nos enfrentamos a los temores ocasionados por un evento tan inusual como la pandemia. <a href="https://medium.com/swlh/before-you-share-slow-down-and-search-9467294274ee">La intuición, la emoción y el raciocinio</a> juegan un papel importante en <a href="https://medium.com/leadership-motivation-and-impact/what-i-learned-from-thinking-fast-and-slow-a4a47cf8b5d5">cómo interpretamos la información</a> sobre la covid-19. Se trata de grandes desafíos en la comunicación y respuesta a una pandemia, porque tienen que ver con la interpretación de los datos, los argumentos y las decisiones. </p>
<p>A todo esto hay que sumar la <a href="https://www.inverse.com/mind-body/how-to-stop-overthinking-covid19">intolerancia a la incertidumbre</a>, la falta de cultura científica, la <a href="http://psychology.iresearchnet.com/social-psychology/social-cognition/belief-perseverance/">perseverancia de las creencias</a>, las fijaciones ideológicas, el sectarismo político, <a href="https://science.sciencemag.org/content/322/5898/115">la sensación de falta de control</a>, la desconfianza pública y los intereses financieros. </p>
<p>El resultado es un importante desafío en la comunicación y respuesta a la covid-19 (Figura 1).</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=265&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=265&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=265&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=333&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=333&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/420837/original/file-20210913-27-d1v4ot.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=333&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura. 1. Desafíos en comunicación y en la respuesta a la pandemia de covid-19.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Kevin Escandón</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p><a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMp2009405">Todos podemos ser víctimas de nuestros sesgos y preconcepciones</a>. Como científicos, tratamos de identificar aquellos relacionados con la pandemia y contraargumentar la desinformación.</p>
<h2>El problema de las falsas dicotomías</h2>
<p>Una falacia lógica ampliamente observada en la pandemia es la llamada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Falso_dilema">“falsa dicotomía”</a>, “falso dilema” o “falacia de blancos y negros”. Se trata de la presentación de un hecho en forma de dos opciones mutuamente exclusivas. En otras palabras, es la representación binaria, polarizada, reduccionista y simplista de una situación. </p>
<p>Las <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">falsas dicotomías relacionadas con la pandemia</a> han venido acompañadas de gran <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-polarizacion-politica-y-social-amenaza-la-lucha-contra-la-pandemia">polarización política y social</a>, sensacionalismo y <a href="https://doi.org/10.1080/10810730.2018.1527877">rumores</a> que amenazan nuestra respuesta contra la pandemia. </p>
<p>Un artículo reciente publicado en la revista <em>BMC Infectious Diseases</em> por algunos de nosotros aborda seis de estas <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">falsas dicotomías relacionadas con la covid-19</a> que han sido evidentes desde inicios de 2020 y que resume la Figura 2: </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=767&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=767&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=767&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=963&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=963&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/421313/original/file-20210915-18-1jnltos.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=963&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura 2: Las seis falsas dicotomías analizadas en el artículo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Escandón et. al</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Es natural que muchas personas se ubiquen ideológicamente en uno de los extremos anteriores en tonos blancos y negros. Por ejemplo, “las mascarillas no sirven” o “cerrar la sociedad es la única solución”. Esto ha creado <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-polarizacion-politica-y-social-amenaza-la-lucha-contra-la-pandemia">bandos a menudo irreconciliables</a> en la academia que luego se trasladan al público general. </p>
<p>Este tipo de pensamiento no solo es erróneo, sino que deja de lado <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">los matices grises de una discusión imprescindible</a>. </p>
<p>Resulta fundamental involucrar términos medios y evitar la polarización mediática para entender cómo la ciencia evoluciona con el tiempo y cómo las políticas en salud pública cambian según el contexto cultural y las dinámicas sociales. La preparación y respuesta ante una pandemia se ve enormemente afectada si no se permite y promueve la discusión y comunicación de estos matices con la comunidad.</p>
<p>Surgen varias preguntas: ¿qué se puede hacer para combatir las falsas dicotomías y las teorías de conspiración? ¿En quién recae esa responsabilidad? ¿Cómo mejorar la comunicación entre la comunidad científica y la sociedad? </p>
<p>Se debe luchar contra todo fenómeno que lleve a la desinformación, pero esta responsabilidad no recae exclusivamente en los científicos y en los periodistas. Es necesario involucrar a la población general. Entender y luchar contra la covid-19 requiere de trabajo colaborativo por parte de muchas disciplinas científicas y el público. </p>
<h2>Estrategias</h2>
<p>A continuación planteamos siete estrategias, necesarias para combatir y prevenir las falsas dicotomías y teorías de conspiración durante la pandemia:</p>
<p><strong>1. Explicar que las cosas raramente son simples, binarias y generalizables.</strong></p>
<p>Es esencial explicar al público que en ciencia y salud pública (e incluso en la vida en general) la complejidad y los <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">tonos grises</a> abundan. </p>
<p>Aunque hay decisiones que deben tomarse en términos de “sí” y “no”, en muchos temas de la covid-19 un pensamiento binario no permite proveer el contexto, examinar los escenarios que relativizan las situaciones y explicar el detalle detrás de las decisiones. </p>
<p>Por ejemplo, el contexto socioeconómico, la voluntad política y los recursos de cada país han sido factores decisivos en el alcance de las intervenciones, pero no se ha hablado de ello lo suficiente. </p>
<p>De manera similar, <a href="https://doi.org/10.1093/scipol/sct046">hemos cometido el error de pensar que las políticas tienen que ser simples para ser claras</a> o se corre el riesgo de confundir al público. Una recomendación para que la comunicación permita los tonos grises es no utilizar un lenguaje absoluto o exagerado. Se deberían utilizar expresiones como “puede ser”, “mayor/menor riesgo”, y “probablemente” en vez de frases como “el fin de la pandemia”, “la solución definitiva” y “la panacea”. También se debería educar en <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">reducción de daños</a> y medir los riesgos como probabilidades.</p>
<p><strong>2. Comunicar con consistencia y transparencia.</strong></p>
<p>Las evidencias relacionadas con la covid-19 deben ser evaluadas de forma rápida y constante por los científicos antes de ser compartidas con el público. Por desgracia, la comunicación no siempre ha fluido sin contratiempos. Aunque es difícil mantener la consistencia de los mensajes durante una crisis sanitaria, hay aspectos por mejorar. </p>
<p>Los ciudadanos necesitan entender que la evidencia puede cambiar con el tiempo y que las estrategias de salud pública no son perfectas, pero intentan balancear beneficios y riesgos según los conocimientos y recursos existentes. </p>
<p>No pretendemos que el público se vuelva experto en la covid-19, pero lo justo y efectivo es ir un poco más allá de mensajes simplistas. Sobre todo, cuando el público exige transparencia y está preocupado. </p>
<p>La pandemia nos ha enseñado que el público puede recibir mensajes claros con un poco más de información ajustada al contexto temporal y geográfico, al tiempo que se evita caer en mensajes simplistas e insuficientes que afectan a la respuesta a la pandemia. </p>
<p>Resulta imprescindible explicar que las medidas son provisionales y están siempre expuestas a cambios según las nuevas evidencias. Esto no implica que las medidas anteriores se tomaran por error, sino que se basaron en los datos disponibles entonces. </p>
<p>Sin embargo, también es necesario reconocer los errores cuando se cometen, dado que su negación sirve de alimento a las teorías negacionistas y conspirativas y deteriora la confianza del público en las autoridades.</p>
<p><strong>3. Aceptar la incertidumbre como una realidad de la ciencia y la vida.</strong> </p>
<p>La intolerancia a la incertidumbre es común, especialmente en épocas de crisis, cuando las personas son vulnerables y buscan respuestas esperanzadoras. </p>
<p><a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">La gente no está acostumbrada a ver a la ciencia en acción en tiempo real</a> con sus aciertos, errores, avances y demoras. Tampoco a soportar las innumerables y variables políticas en salud pública dispuestas por los gobiernos y basadas en una creciente y complicada base de evidencia científica. </p>
<p>Sin embargo, la complejidad, los vacíos del conocimiento y la incertidumbre son <a href="https://www.inverse.com/mind-body/how-to-stop-overthinking-covid19">elementos intrínsecos de la ciencia</a> y como tal deben ser explicados. El público debe aprender que la ciencia no tiene todas las respuestas ni pretende tenerlas, que las que obtiene no son certezas ni hechos fijos y sencillos, y que las brechas en el conocimiento constituyen su fuerza motriz. </p>
<p>Además, aunque a algunos académicos les preocupa que comunicar la incertidumbre resulte deletéreo, <a>la evidencia</a> muestra lo <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.1317504111">contrario</a>: las incertidumbres pueden ser aliadas de una comunicación transparente, de la consciencia sobre la manipulación emocional de las certezas, y <a href="https://www.bmj.com/content/371/bmj.m3979">tienen el potencial de generar confianza</a>. </p>
<p>Los esfuerzos encaminados a que el público reconozca y tolere la incertidumbre están conectados a la necesidad de mejorar la educación, la cultura científica y el empoderamiento cultural. Todo esto demostrará frutos visibles a largo plazo.</p>
<p><strong>4. Promover el pensamiento crítico.</strong> </p>
<p>Incentivar el pensamiento crítico es el antídoto para el pensamiento basado en <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06357-4">falsas dicotomías</a> y <a href="https://theconversation.com/coronavirus-plandemic-and-the-seven-traits-of-conspiratorial-thinking-138483">teorías conspirativas</a>. </p>
<p>Este consiste en enseñar a las personas a analizar críticamente la información a su alcance. Requiere de una dosis de cultura científica y de escepticismo saludable para hacer frente a los sesgos y falacias que perpetúan las teorías conspirativas.</p>
<p>Con el ritmo con el que surgen nuevas evidencias durante la pandemia, aprender a procesar información nueva resulta esencial. Sin embargo, las personas deben tomarse su tiempo para analizarla y así <a href="https://medium.com/swlh/before-you-share-slow-down-and-search-9467294274ee">no diseminar información falsa por accidente</a> debido a la premura, el miedo y la ansiedad. </p>
<p>Igualmente, es importante que las personas reconozcan sus límites y pericia para evaluar la información y <a href="https://medium.com/swlh/before-you-share-slow-down-and-search-9467294274ee">eviten caer en el extremo</a> de creer que los expertos no son necesarios. También, expertos en otros campos deben ser cuidadosos antes de emitir <a href="https://www.bmj.com/content/371/bmj.m3979">opiniones fuertes y confiadas</a> (fenómeno conocido como <a href="https://www.forbes.com/sites/madhukarpai/2020/10/30/pandemic-or-not-experts-need-to-be-self-aware-and-humble">“invasión</a> <a href="https://blogs.scientificamerican.com/observations/which-experts-should-you-listen-to-during-the-pandemic/">epistemológica”</a>), lo que podría llevar a promover información errónea. </p>
<p>Cuanto mejor sepamos filtrar críticamente la información que circula, más podremos entender lo que el virus hace y lo que podemos hacer para prevenirlo y protegernos de él.</p>
<p><strong>5. Defender las fuentes confiables de información.</strong> </p>
<p>Para el público, <a href="https://blogs.scientificamerican.com/observations/which-experts-should-you-listen-to-during-the-pandemic/">reconocer las fuentes adecuadas de información no es fácil</a>. </p>
<p>Los medios de comunicación, divulgadores y periodistas tienen un papel complejo y vital porque son el puente entre los científicos y el público. Este rol es clave debido a que los investigadores no tienen el tiempo ni las capacidades para trasladar la ciencia al público. Además, el ritmo de consumo de información exige que el público consulte fuentes de acceso general que dependen de los medios de comunicación. </p>
<p>La sociedad debe defender y hacer conocer estas fuentes confiables y las organizaciones encargadas de verificación de hechos (<em>fact-checkers</em>), de manera que lleguen a otras personas. Es importante recalcar que los medios deberían trabajar para representar rigurosamente la ciencia y evitar reportar información sensacionalista o con intereses políticos. </p>
<p>En este sentido, redes sociales como Twitter han permitido conectar directamente a la comunidad científica con el público, lo cual puede ser beneficioso para incentivar la cultura científica y generar confianza. </p>
<p><strong>6. Analizar y controlar las fuentes de desinformación.</strong> </p>
<p>Al mismo tiempo que reconocemos las buenas fuentes de información, tenemos que identificar las que promueven <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-01266-z">pseudociencias</a>, socavan la importancia de la medicina basada en evidencia (al promover remedios <a href="https://doi.org/10.1002/14651858.CD015017.pub2">sin evidencia sólida</a> como la hidroxicloroquina y la ivermectina) y amplifican resultados científicos cuestionables antes de su revisión por pares (<a href="https://doi.org/10.1016/S2542-5196(21)00011-5"><em>preprints</em></a>).</p>
<p>Los <a href="https://doi.org/10.4269/ajtmh.20-0812">análisis de redes sociales</a> y la calidad y veracidad del contenido diseminado son fundamentales. </p>
<p>Las agencias de salud deberían rastrear la desinformación. Los periodistas deberían siempre estar entrenados y actualizados para tal propósito. Por desgracia, hemos visto en innumerables ocasiones titulares que exageran o distorsionan la evidencia científica. Además, personas sin conocimiento y experiencia continúan siendo entrevistadas para emitir una opinión científica sobre la pandemia. </p>
<p><strong>7. Inocular contra la desinformación.</strong></p>
<p>La <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.566790">inoculación psicológica</a> es una estrategia fundamental para combatir la desinformación. </p>
<p>El término hace una analogía con la <a href="https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2021.100772">vacunación</a> (también conocida como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Inoculaci%C3%B3n">inoculación</a>). Con la inoculación psicológica se busca persuadir al público usando información transparente y contundente al tiempo que se exponen, de manera anticipada, las artimañas y mentiras usadas para desinformar (“refutación preventiva”). </p>
<p>La <a href="https://www.climatechangecommunication.org/how-to-spot-covid19-conspiracy-theories/">identificación de patrones en las teorías de conspiración</a> es clave para inocularnos e inocular a otros en contra de la desinformación. Esto permite reducir la influencia de los “desinformadores” y proteger a la gente de un desafío mayor, como una teoría conspirativa o una dosis peligrosa de desinformación, mediante una respuesta protectora (e.g., pensamiento crítico). </p>
<p>Aunque la evidencia que favorece la inoculación psicológica aplicada a la covid-19 está apenas emergiendo, <a href="https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2020.101455">existe</a> <a href="https://doi.org/10.1002/gch2.201600008">evidencia</a> que indica la importancia de esta estrategia con temas como el cambio climático.</p>
<p>Iniciativas de comunicación anticipada e inoculación psicológica podrían ser más útiles para la pandemia en temas relacionados con <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.566790">noticias falsas</a> y <a href="https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2021.100772">vacunas</a>. </p>
<p>Esto es debido a que, aunque los métodos comúnmente practicados incluyen desmentir las afirmaciones falsas, verificar hechos y cazar mitos, se corren algunos riesgos derivados de estas estrategias. Corregir información falsa por refutación directa puede promover el sesgo de confirmación, provocar resistencia psicológica y perpetuar la perseverancia de las creencias. Esto conduce a un fenómeno conocido como el <a href="https://effectiviology.com/backfire-effect-facts-dont-change-minds/">efecto <em>backfire</em></a>.</p>
<hr>
<p><em>En este artículo ha colaborado José Millán Oñate, médico especialista en medicina interna e infectología de la Clínica Imbanaco en Cali, Colombia.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/167455/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:jesusrb@us.es">jesusrb@us.es</a> recibe fondos de Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Ciencia, España; y de la Comisión Europea.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Karina Escandón Vargas, Kevin Escandón y Xavier Sáez Llorens no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Resulta fundamental involucrar términos medios y evitar la polarización mediática para entender cómo la ciencia evoluciona con el tiempo, y cómo las políticas en salud pública cambian según el contexto cultural y las dinámicas sociales.Kevin Escandón, Médico e Investigador en Enfermedades Infecciosas, Universidad del Valle (Colombia)Jesús Rodríguez Baño, Clinical professor, Universidad de SevillaKarina Escandón Vargas, Antropóloga, Universidad Nacional de ColombiaXavier Sáez Llorens, Jefe de infectología y director de investigación clínica, Hospital del Niño Dr. José Renán EsquivelLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/886252017-12-08T20:49:45Z2017-12-08T20:49:45ZHonduras’s election crisis is likely to end in violence<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/198332/original/file-20171208-27693-10ey9cb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Violence erupted across Honduras as the country responded to a presidential election that's too close to call. No matter who wins, the bloodshed is likely to continue.</span> <span class="attribution"><span class="source">AP Photo/Rodrigo Abd</span></span></figcaption></figure><p>The <a href="https://uk.reuters.com/article/uk-honduras-election/oas-may-request-new-honduras-election-to-correct-irregularities-idUKKBN1E02YV">violent election crisis in Honduras</a>, where both incumbent President Juan Orlando Hernández and challenger Salvador Nasralla are claiming victory in the country’s Nov. 29 presidential race, has now entered its second chaotic week. </p>
<p>Official results from the Supreme Electoral Tribunal ultimately <a href="https://actualidad.rt.com/actualidad/256686-presidente-honduras-hernandez-liderar-elecciones">gave Hernández a razor-thin 1.9-point victory</a> over his competitor. But supporters of Nasralla – whose Alliance Against the Dictatorship Party had emerged from election night an early five-point lead – <a href="https://www.washingtonpost.com/world/the_americas/honduras-president-says-open-to-review-of-disputed-vote/2017/12/06/0828c48a-dae4-11e7-a241-0848315642d0_story.html?utm_term=.844efa6eacf6">cried fraud</a>. After a 30-hour delay in reporting the final tally, they said, the election results seemed suspect.</p>
<p>On Dec. 7, the third-place finisher, Luís Zelaya, gave a press conference stating that his party’s vote tally indicated that <a href="http://www.eldiario.es/politica/Zelaya-Salvador-Nasralla-presidencia-Honduras_0_712528756.html">Nasralla had won the election</a>.</p>
<p>As a partial <a href="http://www.laprensa.hn/honduras/elecciones2017/1133110-410/tse-elecciones-honduras-conteo-actas-fraude-oea-joh-nasralla-heide_fulton-eua-oea-">recount of several thousand votes</a> gets underway, protesters are clashing across the country, and President Hernández has declared a state of emergency.</p>
<p>I traveled home to Honduras two weeks ago from Colombia, where I am now a professor of political science, to vote in this election. As I write this analysis from the capital of Tegucigalpa, the country still does not have a president. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/198333/original/file-20171208-27677-r8hkcd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/198333/original/file-20171208-27677-r8hkcd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/198333/original/file-20171208-27677-r8hkcd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/198333/original/file-20171208-27677-r8hkcd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/198333/original/file-20171208-27677-r8hkcd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/198333/original/file-20171208-27677-r8hkcd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/198333/original/file-20171208-27677-r8hkcd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Were votes for Nasralla tossed out?</span>
<span class="attribution"><span class="source">AP Photo/Moises Castillo</span></span>
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<p>In a country with among <a href="https://www.reuters.com/article/us-honduras-violence/honduras-murder-rate-falls-slightly-in-2016-report-idUSKBN17S2YU">the highest murder rates on the planet</a>, I fear that no matter who is ultimately declared winner, <a href="https://elsaltodiario.com/honduras/el-fraude-electoral-en-honduras-como-continuacion-del-golpe-de-estado">this tumult can only end in more bloodshed</a>. </p>
<h2>An atmosphere of tensions</h2>
<p>There are several reasons why Honduras seems likely erupt into violence. </p>
<p>First, Hondurans came into this election deeply divided on President Hernández’s record and the legality of his reelection bid. In Honduras, <a href="https://theconversation.com/should-paraguay-allow-its-presidents-to-be-reelected-68464">as in much of Latin America</a>, presidents are not allowed to run for reelection.</p>
<p>However, during his first term Hernández <a href="http://www.laprensa.hn/honduras/925475-410/honduras-ellos-conforman-la-corte-suprema-de-justicia">stacked the Supreme Court in his favor</a>, resulting in a <a href="http://www.latribuna.hn/2015/04/23/historico-fallo-da-luz-verde-a-la-reeleccion-en-honduras/">2015 ruling to lift term limits</a>. His party, the National Party, made him its nominee for 2017, but his candidacy is <a href="http://criterio.hn/2016/10/26/dos-aspectos-esenciales-la-ilegalidad-una-posible-candidatura-joh/">widely perceived as illegal</a> – an accusation Nasralla focused heavily on during campaigning.</p>
<p>Nasralla also homed in on accusations that the Hernández government is complicit in other illegal activity, including <a href="https://www.thenation.com/article/the-honduran-government-is-trying-to-steal-an-election/">corruption and drug trafficking</a>. In a notorious 2015 incident, for example, some of the US$350 million embezzled from Honduras’s Institute of Social Security allegedly <a href="https://www.theguardian.com/world/2015/jun/01/honduras-protests-social-security-embezzlement">ended up in bank accounts of Hernández’s National Party</a>.</p>
<p>The resulting election between these two top contenders was bound to be a polarizing affair. But the very tense atmosphere surrounding the 2017 election also <a href="https://www.theguardian.com/world/2017/dec/07/crisis-of-honduras-democracy-has-roots-in-us-tacit-support-for-2009-coup">has its roots in the 2009 coup</a> that unseated the democratically elected President José Manuel Zelaya. </p>
<p>In June 2009, <a href="http://www.nytimes.com/2009/06/29/world/americas/29honduras.html">Zelaya was overthrown</a> by the military, Honduran political elites and his own political party, the Liberal Party, after he proposed modifying the constitution to remove term limits on elected officials, himself included. </p>
<p>His ouster polarized the country, sparking violence and fracturing the ruling Liberal Party. It also strengthened the National Party, which went on to win the next couple of elections handily, <a href="http://www.bbc.com/news/world-latin-america-25346676">with Hernández at the helm in 2013</a>. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/198334/original/file-20171208-27719-9da7iw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/198334/original/file-20171208-27719-9da7iw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/198334/original/file-20171208-27719-9da7iw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/198334/original/file-20171208-27719-9da7iw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/198334/original/file-20171208-27719-9da7iw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/198334/original/file-20171208-27719-9da7iw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/198334/original/file-20171208-27719-9da7iw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Nasralla supporters are ready for President Hernández to go.</span>
<span class="attribution"><span class="source">AP Photo/Rodrigo Abd)</span></span>
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<h2>Violence begets violence</h2>
<p>The country is, at the same time, profoundly on edge after years of unceasing violence. </p>
<p>In 2012, the year before Hernández came into office, Honduras was the world’s most murderous nation, <a href="https://www.reuters.com/article/us-honduras-violence/honduras-murder-rate-falls-slightly-in-2016-report-idUSKBN17S2YU">with a homicide rate of 90.4 per 100,000</a>. That year a stunning <a href="https://www.insightcrime.org/news/brief/2012-record-year-for-homicides-in-honduras/">7,171 people</a> – in a country of 9 million – were killed. </p>
<p>Though <a href="https://www.insightcrime.org/news/analysis/7-keys-understanding-honduras-declining-homicide-rate/">murders have dropped significantly in the past two years</a>, the current homicide rate of 59 per 100,000 inhabitants is still fearsome – roughly six times the global average. </p>
<p>Now, though an estimated <a href="https://www.telesurtv.net/news/Denuncian-14-muertes-y-844-detenciones-en-protestas-de-Honduras-20171206-0083.html">14 people have been already killed in demonstrations</a>, police say that they <a href="https://www.theguardian.com/world/2017/dec/07/crisis-of-honduras-democracy-has-roots-in-us-tacit-support-for-2009-coup">will not enforce Hernández’s mandatory nighttime curfew by arresting protesters</a>. It is the first time in the country’s history that law enforcement has failed to obey the government. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"937866748996571136"}"></div></p>
<p>The dismal performance of Honduras’s election tribunal, which is ultimately responsible for declaring the winner, is another reason I fear violence when results are announced. </p>
<p>Irregularities in the vote tallies have discredited the institution and its president, David Matamoros Batson, an Hernández appointee. Matamoros Batson was one of <a href="http://www.elpais.hn/2017/10/04/presidente-del-tse-en-honduras-no-se-esta-montando-ningun-fraude/">two presidential appointees to the electoral body</a>, and the opposition has <a href="http://radioamericahn.net/presidente-del-partido-liberal-impugna-candidatura-de-reeleccion-de-joh/">impugned</a> his leadership as a strategy to <a href="http://www.elheraldo.hn/pais/1026381-466/tse-aprueba-inscripci%C3%B3n-de-candidatura-de-juan-orlando-hern%C3%A1ndez-a-la-reelecci%C3%B3n">secure Hernández’s victory</a>.</p>
<p>The tribunal’s suspect vote count has been questioned by not only the opposition party but also the European Union and the <a href="https://www.reuters.com/article/us-honduras-election/oas-may-request-new-honduras-election-to-correct-irregularities-idUSKBN1E02YT">Organization of American States</a>, which <a href="https://www.prnewswire.com/news-releases/honduras-announces-eu-oas-former-latin-american-and-european-presidents-will-observe-election-300543578.html">both monitored</a> the Honduran election. Yet holding another presidential election, as the Organization of American States has suggested, is expensive and seems unlikely to happen.</p>
<p>From where I sit in Tegucigalpa, Honduras seems to be spiraling out of control. After two weeks of refusal to negotiate, the National Party and the Alliance Against Democracy may finally be <a href="https://www.economist.com/news/americas/21732117-dispute-over-presidential-election-will-probably-be-settled-negotiating">working on a deal</a>. </p>
<p>However, any negotiated settlement seems likely to be rejected by the candidates’ supporters, who continue to protest in the street claiming victory for their man. It’s hard to see how violence can be avoided.</p>
<p>Deep down, what I believe Hondurans want, regardless of whom they voted for, is transparency in elections. They want to hold their electoral tribunal accountable for its mistakes. And no backroom deal will give them that satisfaction.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/88625/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lirio Gutiérrez Rivera receives funding from Universidad Nacional de Colombia and previously from the Social Science Research Council.</span></em></p>Nearly two weeks after its election, Honduras still does not have a president. Clashes across the country have killed a dozen protesters, and police are now refusing to enforce a national curfew.Lirio Gutiérrez Rivera, Assistant Professor in Political Science, Universidad Nacional de ColombiaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/668402016-10-14T06:19:29Z2016-10-14T06:19:29ZAmong Colombian Nobel winners and peace seekers, Gabriel García Márquez still looms largest<p><em>“Gabo, the great absent presence on this day, who was the shadow architect of many peace efforts and processes, could not make it to live this moment, in his beloved Cartagena, where his ashes rest. But he must be happy watching his yellow butterflies fly above the Colombia of his dreams, our Colombia, finally reaching, as he said, ‘a second chance on earth’.”</em></p>
<p>So proclaimed Colombian president Juan Manuel Santos in honour of <a href="http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/discurso-del-presidente-santos-en-la-firma-del-acuerdo-final-de-paz/16712180">author Gabriel García Márquez</a> at the September 26 signing of the Colombian peace accords with the FARC – an agreement that just days later would be voted down by the Colombian people.</p>
<p>FARC guerrilla leader Timochenko also cited Gabo, as García Márquez is affectionately known in Colombia, ending his speech by welcoming this “second chance on earth”.</p>
<p>It is not by chance that the author of this Latin American literary movement – and my country’s first Nobel laureate – was quoted by both leaders at the signing of the doomed accords. </p>
<p>The October 2 plebiscite may have been seen outside of Colombia as an example of Colombian magical realism, but as a literature professor I have to wonder what Gabo would have made of the No vote, knowing so well, as he did, the soul of the Colombian people.</p>
<p>Colombians are well aware that peace is good for the country. But still they didn’t vote for it. Many blame the outcome on the polarisation caused by the negotiations in Havana, but Colombia <a href="https://theconversation.com/santos-has-won-his-nobel-prize-but-peace-eludes-the-colombian-people-66666">has always been a society divided into opposite groups</a>: religious and nonreligious; liberals and conservatives; rich and poor; guerrillas and non-guerrillas; warmongers and peacemakers. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/141295/original/image-20161011-15623-f17gqt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/141295/original/image-20161011-15623-f17gqt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=997&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/141295/original/image-20161011-15623-f17gqt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=997&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/141295/original/image-20161011-15623-f17gqt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=997&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/141295/original/image-20161011-15623-f17gqt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1253&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/141295/original/image-20161011-15623-f17gqt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1253&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/141295/original/image-20161011-15623-f17gqt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1253&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/cdrummbks/3755776467/in/photolist-64qbTH-cg6wVQ-9QKWiU-9QKWQG-9QKWPy-4P75qe-nnLGfw-6xW4f1-hZXX9w-wCUJNu-L3KaNa-LXgFAB-aipp3Y-2pnWBV-6HTkuF-5QtPq4-AjMCAV-zxqJwk-FLATBj-CfUKk-fLbfVq-7s6SBs">Chris Drumm/Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Gabo, I suspect, would not be surprised by what happened on October 2. He knew Colombia to be a place of extremes. In One Hundred Year of Solitude, he scrutinises the many aspects of Colombia’s fratricidal conflict in the political field. Colonel Aureliano Buendía, he writes, “promoted 32 armed uprisings and he lost all of them”. At the end, he recognised that pride, or “something that means nothing to anyone,” is the only reason for fighting. </p>
<p>Another Colombian writer, Héctor Abad Faciolince, <a href="http://elpais.com/elpais/2016/10/03/opinion/1475515757_441155.html">has said</a> that Santos and Uribe “covet the same thing: to be themselves, each of them, the protagonists of the agreement, and to prevent their political adversary from being it. It is a human matter, too human, pure vanity. Peace, yes; but only if I am the one who signs it.”</p>
<p>This rivalry is, alas, only exacerbated by Santos winning the 2016 Nobel Peace Prize. </p>
<p>Gabo also recognised that Colombian hearts are usually unwilling to forgive and to make real change. After Colonel Aureliano Buendia signs the armistice in One Hundred Years of Solitude, the regular army slaughters those involved in the party coronation of Remedios la Bella, just because someone shouted “Viva!” for the Liberal Party and the old Colonel. </p>
<p>This fact is epitomised by one of the most popular plays in Colombian history. Guadalupe, Years Without Count is a collective creation of <a href="http://hidvl.nyu.edu/video/000512389.html">Teatro la Candelaria</a>. The plot centres on the head of the liberal guerrillas in the country’s Llanos region. His rebellion emerged in response to the 1948 assassination of popular leader Jorge Eliécer Gaitán who, along with his troops, surrendered weapons in 1953, <a href="http://centromemoria.gov.co/guadalupe-salcedo-unda-sin-olvido/">only to be killed three years later</a> by the secret police. </p>
<p>Colombians’ inability to forgive was also evident more recently, in the 1990s, as the armed groups that demobilised then suffered continuous hostility, as well as a lack of support for reintegration into society. Between 1984-1997, the Patriotic Union was subjected to a <a href="http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-39162012000100017">political genocide</a>. </p>
<p>So a historical, as well as literary, analysis shows that Colombian society is often not ready to forgive and to reintegrate those who have attacked it. </p>
<p>We have to admire García Márquez for his great capacity to capture Colombia’s reality; indeed, what he wrote in yesteryear is still apt today, and perhaps remains a prophetic voice for what will come tomorrow. </p>
<p>The emotional rollercoaster caused by news of recent days and weeks almost seems to have been anticipated by his prose:</p>
<blockquote>
<p>It was as if God had decided to test their sense of wonder, and was keeping the inhabitants of Macondo in a permanent sway between joy and disappointment, doubt and revelation, to the point that nobody could know with certainty where the limits of reality were. (One Hundred Years of Solitude)</p>
</blockquote>
<p>This is exactly what Colombians have experienced in recent days: the exultation of signing the Havana Agreement on September 26; the disenchantment of witnessing those opposed to the peace agreement claim victory in the referendum of October 2; and now the enthusiasm for the awarding of the <a href="https://www.nobelprize.org/nobel_prizes/peace/laureates/2016/">2016 Nobel Peace Prize to president Juan Manuel Santos</a>, whom the newspaper El Tiempo describes as “<a href="http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/datos-del-presidente-santos-por-premio-nobel-de-paz/16721703">a warrior who has always sought peace</a>”. </p>
<p>Gabo’s magical realism could only have emerged in just such a country, a place of fierce contradictions, surprise endings, pain, grief, and exuberance. As one commentator <a href="https://twitter.com/DeLasAguasLaura/status/784398579905552384">wrote on Twitter</a>: “Such are life’s ironies; we now have two Nobel laureates in Colombia: one of literature, in a country that does not read, and one of peace, in a country that does not forgive.”</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"784398579905552384"}"></div></p>
<p>(The average number of books read per person in Colombia every year is very low. According to the National Department of Statistics, 13 millions of Colombians read <a href="http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-122248.html">just one book per year</a>.)</p>
<p>A rereading of García Márquez vividly reveals his views of war (“it was easier to start a war than to end”, he wrote in One Hundred Years of Solitude), and on the most important issues in the Havana negotiations (“LAND, INFLUENCE OF CLERGY, FAMILY”). </p>
<p>As a nation, we welcome the Nobel Peace award to Colombia if it means the advent of reconciliation. But I have no doubt that Gabo remains the country’s favourite winner, because he illuminates the path for unity and happiness for Colombians.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/66840/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Diógenes Fajardo Valenzuela does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organisation that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.</span></em></p>From the yellow butterflies of his ‘Hundred Years of Solitude’ to his Nobel acceptance speech, author Gabriel García Márquez remains ever present in his country’s peace process.Diógenes Fajardo Valenzuela, Professor of Latin American Literature, Universidad Nacional de ColombiaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.