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Los superhéroes también sirven para enseñar física

La figura del superhéroe ha aumentado su importancia en el ámbito del entretenimiento, gracias al éxito de las numerosas versiones cinematográficas y televisivas. Uno de los atractivos de sus aventuras radica en que se desarrollan en nuestro mundo, por lo que resulta fácil identificarnos con los escenarios. Pero, ¿de verdad es el mismo universo? Es decir: ¿está sujeto a los mismos principios físicos?

La respuesta podría parecer obvia. Sin embargo, no todos los superhéroes contradicen las leyes de la física. Batman, por ejemplo, no es más que una persona con un entrenamiento superior el resto. Iron Man cuenta solo con la tecnología de su armadura.

En el otro extremo, Superman tiene poderes casi infinitos. Y a medio camino entre unos y otros quedaría Spiderman. Esto podría llevarnos a admitir la regla general de que, cuanto más amplios sean los poderes de un superhéroe, más desafían las leyes físicas.

Eso también tiene excepciones, algunas tan grandes como el Hombre Gigante. Su único superpoder, aumentar desmesuradamente su tamaño, quebranta la denominada ley del cubo-cuadrado. Los huesos del coloso, cuya resistencia depende de su sección y se incrementa al cuadrado, se quebrarían bajo un peso que ha crecido al cubo, al ritmo del volumen. Con un solo superpoder, el Hombre Gigante resulta tan improbable como un ratón de talla elefantiásica o un Big Ben de arena.

Científicos de día, superhéroes de noche

Resulta paradójico que estos transgresores de las normas naturales hayan acudido en auxilio de la enseñanza de la física. Así lo demuestran libros como el del profesor James Kakalios, La física de los superhéroes, y otras iniciativas de divulgación en la misma línea.

La ciencia tiene una presencia enorme en las historias de superhéroes, al menos en las más modernas. Por un lado, muchos de los superhéroes proceden del ámbito científico. Por otro, la aparición de superpoderes, opuesta a nuestros conocimientos científicos, se atribuye con frecuencia a nuevos descubrimientos y avances. Por quiméricos que sean, no dejan por ello de asociar a la ciencia con una imagen de prestigio y posibilidades.

Esto coloca la ciencia en una perspectiva muy favorable ante un público muy joven. Así, aunque las cosas que se cuentan vulneren las leyes de la física, ofrecen ejemplos atractivos para una audiencia no iniciada. También permiten ilustrar algunas de estas leyes, a veces en un sentido negativo, como en el caso del Hombre Gigante, pero también en uno positivo.

Unsplash, CC BY

De Spiderman a Flash

Veamos un ejemplo de esto último. Se puede demostrar que una tela de araña podría, en efecto, soportar las tensiones necesarias para sostener a Spiderman en su balanceo de rascacielos en rascacielos. El vertiginoso desplazamiento sería compatible, al menos en este particular, con las reglas de la mecánica.

Incluso un superpoder tan contrario a estas leyes como la supervelocidad de Flash permite, una vez asumida como factible en un mundo irreal, atraer la atención hacia el principio de conservación de la energía. Esto permitiría calcular cuánta adquiere Flash cuando corre y, por tanto, cuánto necesita comer para generarla. (Spoiler: ¡muchísima!)

Conformes o no con las leyes físicas, cualquiera de estos casos permite hacer cálculos ilustrativos de conceptos físicos básicos y de cómo funcionan en el mundo real, en contraste con el universo superheroico.

Este enfoque persigue acercar la física a algunas personas que, inicialmente, puedan sentir cierto rechazo hacia esta disciplina. Muchas veces este rechazo viene porque la carga matemática es muy elevada, o porque los ejemplos que se utilizan no son atractivos.

El estudio de la física exige el análisis de situaciones simplificadas, cuyo valor a veces no puede apreciarse sin saber ya algo de la materia. No tanto en la forma de conceptos, sino en la de una cierta disposición. Añadir realismo para despertar más interés resulta contraproducente, porque también suma complejidad. ¿Por qué no introducir algo de irrealismo? Los superhéroes tienen cierto atractivo entre el público, sobre todo juvenil, y estos ejemplos sirven para un primer objetivo esencial: captar la atención.

A partir de ahí, el siguiente paso es explicar cuáles serían las consecuencias de aplicar las leyes físicas al mundo fantástico de los superhéroes. De conseguirlo, lo que en verdad se lograría es uno de los propósitos básicos de cualquier clase de física: hacer comprender el carácter fundamental de esta disciplina como medio de entender el mundo que nos rodea.

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