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Por qué el mercado laboral español excluye a los jóvenes: propuestas de mejora

España es un país donde, aunque las tasas de crecimiento y la creación de empleo son fuertes, el desempleo juvenil es un problema crónico. El paro entre los jóvenes hasta 29 años sigue siendo superior al 29%, el más alto en la UE después de Macedonia del Norte y Grecia, y el porcentaje de jóvenes que no asisten a la educación, el empleo o la formación (los denominados ninis) es superior al 15%, también de los más altos de la UE. Mientras tanto, el trabajo por cuenta propia para los jóvenes en España es muy bajo, alrededor del 8%. ¿Hay algo diferente en España que haga que excluya a sus jóvenes de esta manera?

Lo que el mercado demanda

El primer problema radica en el propio mercado laboral, que se caracteriza por una demanda de habilidades altamente polarizada. España es un ejemplo atípico en Europa por el alto porcentaje de empleos que requieren poca o ninguna educación formal: alrededor del 25%, incluso después del colapso del sector de la construcción cuando estalló la burbuja inmobiliaria. La mayoría de estos trabajos no cualificados son probablemente trabajos temporales en hoteles, restaurantes, servicios de turismo y agricultura, sectores críticos para la economía española. A pesar de la alta demanda de empleos poco cualificados, en España la oferta supera la demanda.

En el lado opuesto, existe una fuerte demanda de mano de obra altamente cualificada en España (alrededor del 35% de todos los empleos, aunque puede estar presente alguna “inflación de cualificación”). Entre los dos se encuentra un sector de habilidades medias, la salida natural para los jóvenes que buscan su primer trabajo, que se está reduciendo.

El acceso a la educación superior

España amplió el acceso a la educación superior mucho antes de la crisis, y el porcentaje de personas con educación terciaria aumentó del 23% al 35%, un avance impresionante.

Pero el país ahora se encuentra con un exceso de oferta de trabajadores con educación universitaria. Como consecuencia, y ante el gran desaliento de los jóvenes, la prima a la educación terciaria (el incremento en el sueldo ganado) es actualmente el más bajo en la OCDE con un 40% (el promedio de la OCDE es del 55%).

Alrededor del 19% de los jóvenes que no trabajan, estudian o siguen cursos de formación en España tiene formación superior. Y un 47,7% de los menores de 30 años asalariadas con estudios superiores finalizados, se encontraban sobrecualificadas en el segundo trimestre de 2017, según datos del Consejo de la Juventud.

Tasa de paro juvenil según nivel de estudios. Consejo de la Juventud

El gobierno tiene un papel que desempeñar para abordar este desajuste y el difícil acceso de los jóvenes al mercado laboral.

La medida más obvia sería mantener una base de datos cuidadosa de los trabajos disponibles para ayudar a orientar a los jóvenes en la elección de programas de grado o capacitación profesional en los años formativos.

España tiene un portal de empleo patrocinado por el gobierno, Empléate, con casi 30.000 ofertas de trabajo en la actualidad. Este es un paso en la dirección correcta, pero los expertos dicen que debe ampliarse mucho y estar mejor organizado, combinado con medidas de intervención intencional para que pueda ser una herramienta práctica de búsqueda de empleo.

Otras políticas gubernamentales podrían orientarse en la dirección de ayudar a los jóvenes a encontrar trabajo capacitándolos y colocándolos en programas de prácticas. España lanzó su FP Dual en 2012 con la participación de las empresas en la capacitación y aprendizaje, y la inscripción en programas se ha triplicado desde entonces.

Programas de aprendizaje

Pero la formación en el puesto todavía es mínima en comparación con otros países desarrollados. Algunos ejemplos exitosos en otros países son los programas de aprendizaje en Alemania y Austria, donde los retornos privados se han calculado en 15-20%, o programas similares en el Reino Unido y Francia.

El programa Job Corps de EE. UU., que ofrece alojamiento, capacitación y aprendizaje durante ocho meses para jóvenes desfavorecidos, también ha dado buenos resultados.

Vincular la formación con la experiencia en el mercado laboral es un paso crítico para los jóvenes. En el New Deal for Young People del Reino Unido (2003), David Wilkinson proponía subsidios para la contratación de jóvenes durante seis meses, lo que los ayuda a iniciarse en el mercado laboral.

En algunos países, como Alemania y Australia, los jóvenes pueden tener derecho a prestaciones sociales si están desempleados, pero están obligados a trabajar a tiempo parcial mientras los reciben. Esto a menudo les da una entrada al mercado laboral.

Emprendimiento

Otra medida utilizada en muchos países desarrollados es asesorar a los jóvenes que desean convertirse en empresarios. El programa DEFi jeunes está dirigido a jóvenes de entre 18 y 30 años y proporciona microfinanciación, formación y asesoramiento para apoyar iniciativas empresariales por un período de dos años. Estados Unidos, Portugal y Alemania tienen programas similares.

Como mínimo absoluto, el gobierno español debe adoptar una política de “no hacer daño” para los jóvenes que comienzan a andar en el mercado laboral. Actualmente, los pagos de seguridad social para españoles autónomos o trabajadores por cuenta propia son de los más altos de la OCDE: 300 euros al mes, independientemente de los ingresos.

Para los jóvenes, esta cifra se reduce temporalmente para el período inicial, pero aún es de 50 euros, en comparación con 0 en Portugal, Italia y Francia (primer año) y Alemania si los ingresos son inferiores a 1.700 euros al mes.

Estas contribuciones sociales deberían reducirse sustancialmente para los jóvenes y para todos los trabajadores por cuenta propia en España, para permitir que los emprendedores asuman riesgos y pongan en marcha sus ideas sin ser gravados inicialmente por los impuestos.

Y la burocracia

La burocracia es notoriamente pesada en España, desalentando a muchos a lanzar iniciativas. Modernizarla no tiene un coste explícito y debería haberse abordado hace décadas.

Finalmente, el gobierno ha permitido que las empresas se aprovechen de los jóvenes, no solo tolerando el abuso de los contratos temporales y de aprendizaje, sino también haciendo la vista gorda a la práctica generalizada de exigir a muchos empleados (sobre todo jóvenes) que paguen sus propios impuestos de seguridad social: los llamados falsos autónomos.

Eliminar estas prácticas y las barreras para hacer que el mercado laboral sea más equitativo y eficiente permitiría un espíritu empresarial más fuerte entre los jóvenes, además de más empleo.

Cada país necesita la energía, el idealismo, las habilidades y las contribuciones fiscales de sus jóvenes. Hacer que el mercado laboral sea más inclusivo en España es una tarea urgente, no solo para los jóvenes excluidos que esperan años antes de poder comenzar a ahorrar, invertir y ser independientes; sino también para las personas mayores que dependerán de ellos en el futuro.

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