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Proteger al trabajador para impulsar la sostenibilidad

Muchos mantienen la idea de que ser sostenible consiste en reciclar, racionalizar el consumo de energía, cuidar nuestra biosfera y visualizar como cierto un plan B para el planeta que nos haga sentir que todavía nos queda mucha vida. Nos atrevemos a decir que es muy urgente y necesaria la consecución de la sostenibilidad medioambiental pero no lo es menos la económica y social.

Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que los líderes mundiales se comprometieron a tener resueltos en el año 2030, se encuentran la protección de los derechos laborales junto a la promoción de un trabajo seguro y decente en condiciones de salud y bienestar aceptables.

Sin embargo, la preocupación constante de las empresas por lograr un mayor beneficio económico ha provocado una falta de atención a las personas que sufren por causa de su actividad profesional (por supuesto no en todas ni con la misma intensidad).

Ya el genial Chaplin nos hizo reír y llorar con las consecuencias de la instrumentalización del ser humano en los procesos de producción en su genial Tiempos Modernos.

Hoy en día esas políticas y prácticas de Recursos Humanos están todavía vigentes aunque muy disfrazadas, y eso hace que se siga produciendo mucho dolor e insatisfacción en el desempeño laboral.

Los responsables de gestión de personas reconocen que existe sufrimiento en el seno de las organizaciones, pero no se ocupan de detectarlo, gestionarlo, paliarlo, ni prevenirlo. Esta última afirmación ha sido comprobada gracias a nuestro trabajo de investigación realizado mediante entrevistas en profundidad a responsables de gestión de personas en España y en distintos sectores de actividad.

ODS: Misión posible

El cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible octavo y tercero constituyen, a día de hoy, una tarea pendiente. ¿Misión imposible? Confiamos en que no. Veamos lo que dicen exactamente dichos objetivos:

ODS 8: Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y sin riesgos para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos precarios.

ODS 3 (subapartado 3): Reforzar la capacidad de todos los países, en particular los países en desarrollo, en materia de alerta temprana, reducción de riesgos y gestión de los riesgos para la salud nacional y mundial.

Y leyendo y reflexionando sobre lo que han indicado los líderes mundiales en materia de ODS sólo podemos concluir que es incompatible hablar de sostenibilidad económica y social en tanto en cuanto se produzca sufrimiento y malestar en las empresas. El sufrimiento de los trabajadores atenta contra la productividad y, por ende, contra el progreso económico, y erosiona lentamente la capacidad de esa organización de prolongar su vida.

Este equipo de investigación ha encontrado que los responsables de la gestión de personas reconocen que no es fácil mirar a la cara y hacer visible el problema. Bien porque se oculta dado su carácter vergonzante, bien por miedo a responsabilizarse del asunto, bien por pereza o por no ser depositario o transmisor de malas noticias, nuestros informantes nos revelan que saben que existe este sufrimiento en las organizaciones pero no se hace nada al respecto.

Mientras se siga así, ciertamente es una misión imposible.

Malestar a combatir en las empresas

El malestar y el padecimiento en las personas en su puesto de trabajo es un asunto poco estudiado desde el punto de vista de gestión de empresa, y que no es sencillo de analizar.

El sufrimiento existe, es difícil verlo, y además es un problema. Los responsables de gestión en las empresas lo perciben como una dificultad que no afrontan. El abordaje del sufrimiento en los trabajadores supone además un desafío de carácter ético, que puede y deber contribuir a la mejora de la salud de la sociedad, todo ello con la intención de devolver la vitalidad de las personas que son afectadas por situaciones de desgaste mental, malestar o simple y llanamente enfermedad.

Es incompatible hablar de sostenibilidad económica y social, como piden los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mientras no se haga nada con el sufrimiento y malestar en las empresas. Esta inacción es un atentando contra la productividad y contra el progreso económico.

Es difícil pero no imposible: lo primero es detectar al monstruo y conocerlo, y lo siguiente tomar medidas para atacarlo. Para ello los directores de gestión de personas han de tener herramientas que les permitan minimizar al máximo el malestar de los empleados en sus organizaciones.

Manos a la obra: contémoslo, ayudémosles.

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