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El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, se hace un autorretrato durante un acto de campaña en Como, Italia, en abril de 2019. Marco Aprile / Shutterstock

Salvini y la ‘selfi-política’: ¿Un arma de doble filo?

Matteo Salvini, vicepresidente y ministro de Interior del gobierno de Italia, es el protagonista absoluto de la política italiana, y las redes sociales tienen mucho que ver con su éxito. De hecho, ya en las elecciones generales de 2018 –que llevaron a la formación de un gobierno de coalición de dos partidos populistaslas redes sociales fueron decisivas.

Con la campaña para las elecciones europeas de mayo 2019 este proceso de mediatización ha aumentado exponencialmente, y Salvini ha sido el ganador incuestionable. Con un promedio de casi 50 tuits diarios en mayo de este año, 43 posts en Facebook durante el fin de semana electoral, y con la ayuda del software La Bestia, que analiza los temas y sentimientos que prevalecen en el electorado a través del análisis automatizado de las redes sociales, Salvini ha alcanzando el 34% de los votos.

Personalización, polarización, y frivolidad

Su estrategia de comunicación se centra en el uso intensivo de las redes sociales, que el líder de la Liga explota para generar un diálogo constante con sus votantes. La narrativa personalista del líder está acompañada por una serie de estrategias de comunicación, en la que los protagonistas son el uso constante de la provocación para dominar la agenda política y mediática, la búsqueda de chivos expiatorios, y la deslegitimación de las élites y enemigos “externos”. Así, por ejemplo, Salvini publica constantemente noticias de crímenes cometidos por inmigrantes, o ataca a las ONG que él asocia a actividades delictivas.

El uso que Salvini hace de las redes sociales difiere del que hacen otros líderes italianos, tanto por la extensión de los textos (breves y concisos los de Salvini, largos y a menudo detallados los de Luigi di Maio y Matteo Renzi), como por las cualidades específicas de los contenidos. Éstos, de hecho, son el resultado de una estrategia conscientemente populista, orientada a polarizar las opiniones, a marcar la exclusión de los inmigrantes, y a generar una sensación de cercanía entre el pueblo y el líder, al mismo tiempo que aumenta la distancia y el hastío hacia las élites (en particular los “burócratas” de la Unión Europea), y los grandes medios de comunicación y periodistas (en varias ocasiones, por ejemplo, Salvini atacó al escritor Roberto Saviano).

Con esta estrategia Salvini afirma ser la voz de la gente común, como también recita el eslogan de las últimas elecciones europeas, “Hacia la Europa del sentido común”. Es muy llamativo además el hecho de que se dirija a sus seguidores en las redes sociales utilizando el término “amigos”, y que cuelgue posts y tuits en los que se retrata en situaciones de la vida diaria, generalmente mientras come o pasa tiempo con sus hijos.

Post Facebook del 6 de Abril.

La personalización de la comunicación social ha llegado hasta el punto de que, con motivo de las elecciones europeas, el político italiano ha creado un juego –el “Vinci Salvini”– en el que los usuarios que comentan y comparten los posts del líder de la Liga son recompensados con una llamada telefónica o incluso con una reunión con el mismo Salvini.

Entre la hegemonía y la resistencia

Por lo general, la tendencia de los medios a convertir cualquier provocación en noticia, y la de los opositores políticos a responder a estas provocaciones, hacen que la estrategia populista de Salvini tenga un éxito notable. Además, en un contexto político y económico en el que aumentan las dificultades financieras de Italia, hasta el punto de correr el riesgo de un procedimiento de infracción por parte de la UE, Salvini y la derecha populista europea se lanzan –en afán de respaldo electoral– a la apropiación de la simbología religiosa.

Sin embargo, frente a la hipérbole salviniana, desde la sociedad civil están surgiendo varias formas de resistencia. La eliminación por parte de la policía de pancartas contra Salvini, por ejemplo, ha generado un efecto boomerang. Desde ese momento, de hecho, en cualquier ciudad que Salvini visita para sus mítines, aparecen pósteres y carteles contra el líder de la Liga, a menudo acompañados de frases irónicas.

Estas protestas encuentran eco en las redes sociales, dónde ha nacido el hashtag #salvinitoglianchequesti (#salviniquitaestostambién), en referencia a las pancartas que numerosos ciudadanos cuelgan en sus balcones. Otros han aprovechado la hipercomunicación de Salvini, acostumbrado a hacerse un selfie con docenas de sus seguidores, para atacarlo con los medios de comunicación con los que mejor se maneja. Es el caso, por ejemplo, de las chicas que se besan mientras se hacen una foto con Salvini, provocando el enfado del líder.

Beso de dos chicas en un Selfi con Salvini.

¿Qué nos depara el futuro? La reciente historia italiana nos enseña que existe una posibilidad más que plausible de una larga temporada salviniana. Fortalecido por el declive del Movimiento 5 Estrellas en el gobierno, Salvini amplía su hegemonía sobre un electorado que parece deseoso de un líder fuerte y carismático. Un Berlusconi bis, en definitiva, y posiblemente aún más radical.

Con todo, como las recientes protestas permiten imaginar, la resistencia al líder se dejará oír con fuerza. Y el exceso mediático del líder de la Liga también podría ser su punto débil. El riesgo para Salvini, en resumen, es ser víctima de sus propias armas.

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