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Una conversación entre los que saben y los que quieren saber


Con motivo de la presentación pública de The Conversation España, compartimos con los lectores este artículo publicado originalmente en la revista Telos de la Fundación Telefónica.


El ecosistema informativo mundial ha cambiado. La crisis global del periodismo está afectando a la calidad de las democracias. Los más pesimistas no ven otra opción que rendirse ante los brutales embates de la posverdad. Pero ante la tribulación también cabe la posibilidad de contribuir a la reconstrucción de la confianza en el periodismo. Es lo que hace siete años se propuso The Conversation: ampliar los canales de comunicación ofreciendo protagonismo a los expertos universitarios e investigadores para que compartan sus conocimientos, basados en la evidencia, con la sociedad.

Fundir, en una plataforma editorial multilingüe y divulgativa, el rigor académico y el oficio periodístico. Ahora esa conversación se lleva a cabo también en castellano.

The Conversation está inspirada en una idea revolucionaria: ¿Qué ocurriría si convirtiéramos las universidades y los centros de investigación, con su inabarcable experiencia en todos los ámbitos del conocimiento, en una inmensa fuente editorial para alimentar un nuevo canal de información? Nuestro trabajo consistiría en canalizar ese tesoro intelectual, puliéndolo cuando fuese necesario para, después, compartirlo con el público.

Cabecera de The Conversation en marzo de 2011, cuando todavía estaba en fase beta.

El periodista británico residente en Australia, Andrew Jaspan, fundador de The Conversation, se hizo esa pregunta en 2011. Buscó respuestas y ese mismo año, junto con el cofundador Jack Rejtman, puso en marcha en aquel país una plataforma que siete años después ha logrado asentarse en los cinco continentes, con ediciones en Australia, Reino Unido, Francia, África, Estados Unidos, Canadá e Indonesia. Este verano ha nacido en España su primera edición en castellano.

Los periodistas/editores aportan sus capacidades y su experiencia al servicio de universidades y centros de investigación para producir el mejor contenido editorial.

The Conversation cuenta con un modelo único: todas las oficinas están permanentemente conectadas, compartiendo ideas y contenidos, pero funcionan de manera independiente, de acuerdo con los intereses de sus respectivos territorios y la exigencia de sus audiencias.

Cifras

En solo siete años, la plataforma ha construido una fascinante redacción virtual que funciona las 24 horas, únicamente sometida a los caprichos de los distintos husos horarios, integrada por más de un centenar de editores que han conseguido que más de 72.000 expertos universitarios y científicos compartan un mismo espacio en la esfera pública.

No ha sido una tarea sencilla porque es bien sabido que la comunicación entre académicos y periodistas ha estado tradicionalmente marcada por cierto recelo mutuo: en ocasiones el académico ha desconfiado de la traslación de su mensaje; y a veces el periodista ha confundido aquello que no comprendía. En fin, una suerte de cortocircuito que durante mucho tiempo ha podido llevar a algunos profesores e investigadores a refugiarse en sus aulas y laboratorios.

Compartir talento

The Conversation ha procurado el protagonismo de los expertos para que compartan su talento con la sociedad, reservando un papel secundario a los periodistas, cuya función, entre bastidores, consiste en adaptar el lenguaje académico al estilo divulgativo de la publicación, pero siempre en diálogo permanente con los autores, que son los únicos firmantes de los artículos.

Impulsados por el empeño de crear una plataforma caracterizada por la diversidad temática y la claridad expositiva, los periodistas/editores aportan sus capacidades y su experiencia al servicio de universidades y centros de investigación para producir el mejor contenido editorial posible e iluminar desde nuevos ángulos los grandes temas de nuestro tiempo.

El sistema de trabajo incluye protocolos y controles para ayudar a reconstruir la confianza en el periodismo. Por ello, todos los autores y editores que publican en The Conversation deben suscribir un estatuto editorial y cumplir con las normas de redacción que incluyen que los autores solo pueden escribir sobre temas en los que hayan demostrado experiencia. También deben revelar posibles conflictos de intereses.

Gestionar una agenda informativa ceñida a la actualidad en sentido amplio implica la necesidad de una comunicación ágil, continua y fluida con las universidades y los centros de investigación y sus autores asociados. El equipo identifica los temas de actualidad y se pone en contacto con las universidades e institutos de investigación colaboradores para encontrar a los autores más adecuados para analizar dichos temas de actualidad.

Por su parte, las universidades y los centros de investigación colaboradores proponen temas de interés general y sugieren los nombres de los expertos más adecuados para su divulgación. También comunican las novedades en sus líneas de investigación, los resultados de estudios relevantes y sugieren autores entre sus investigadores, estudiantes de doctorado o directores de investigación.

Impacto social

El impacto social de esta fórmula ha sido innegable. Más de diez millones de personas se informan habitualmente a través de theconversation.com. Y 30 millones leen sus contenidos en otros medios. Porque este es otro de los secretos: no solo el acceso a sus diversas ediciones es libre y gratuito. Todos los artículos están sujetos a licencias libres (Creative Commons), lo que permite una amplia difusión en cientos de medios de todo el mundo.

Las cabeceras más importantes del mundo, como Le Monde, The Washington Post, The Guardian, Newsweek, Slate, Time, y agencias como Associated Press, reproducen artículos de The Conversation. En España, los principales medios digitales lo hacen de manera habitual.

Los medios se sienten atraídos por la forma (la calidad de los artículos) y concernidos por el fondo (asuntos de la máxima relevancia). The Conversation requiere únicamente citar la fuente, el autor y la institución a la que dicho autor está vinculado para autorizar la publicación de un contenido.

El prestigio, la repercusión y la presencia de The Conversation en numerosos países ha llevado a un buen número de instituciones a financiar una plataforma que carece de publicidad.

La credibilidad de los que saben qué contar y la habilidad de los que saben contarlo. Lo mejor de dos mundos: rigor académico y estilo periodístico.

  • Francia cuenta con el apoyo de, entre otras entidades, el Instituto Universitario de Francia, la Conferencia de Rectores (Conference des Présidents d´Universite), Sorbonne Universités, Sciences Po y el Instituto de Investigación para el Desarrollo.

  • En Estados Unidos, entre las entidades colaboradoras figuran la Fundación Alfred P. Sloan, la Carnegie Corporation, el Instituto Médico Howard Hughes o la Fundación Robert Wood Johnson, además de las universidades de Michigan, Boston y California, entre otras.

  • En Australia colaboran los principales centros universitarios y científicos, entidades gubernamentales y el Commonwealth Bank of Australia, además de las aportaciones particulares de muchos lectores.

  • La edición de Gran Bretaña cuenta con el respaldo de la práctica totalidad de las universidades británicas, incluidas Oxford y Cambridge.

  • La edición africana ha logrado el apoyo financiero de la Bill and Melinda Gates Foundation.

  • The Conversation España ha nacido con el respaldo de Fundación Telefónica, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y las universidades de Oviedo, Barcelona, Alcalá, Politécnica de Madrid, País Vasco, Complutense , Nebrija, IE, Vic, Carlos III, Lleida, Pública de Navarra, Extremadura, Sevilla y Granada, además de la Fundación Lilly, la Fundación de Investigación Biosanitaria del Principado de Asturias (FINBA), Casa África y el Real Instituto Elcano.

Tiempos de posverdad

En tiempos de posverdad, cuando cada vez más lectores acuden a las redes sociales para informarse, cuando los medios de referencia se diluyen en atroces crisis financieras, cuando muchos periodistas profesionales se han visto obligados a convertirse en relaciones públicas, creando contenidos patrocinados y perdiendo su capacidad de mantener el control sobre el poder, una nueva forma de periodismo se abre paso.

La credibilidad de los que saben qué contar y la habilidad de los que saben contarlo. Lo mejor de dos mundos: rigor académico y estilo periodístico. En The Conversation, los editores utilizan sus habilidades profesionales (lenguaje comprensible, argumentos estructurados) para ayudar a compartir los conocimientos que emanan de universidades y centros de investigación, unos contenidos actuales, accesibles y relevantes para el gran público.

La aportación académica canalizada a través de The Conversation se asienta sobre una plataforma tecnológica de código abierto que incluye un sistema de gestión de contenidos cuya herramienta de medición de impacto en tiempo real ofrece a sus colaboradores datos reales sobre la transferencia del conocimiento. _

Cómo funciona

Una vez comprobadas sus credenciales, el nuevo autor crea un perfil público en la plataforma. Es importante que los lectores sepan quién es el autor de cada artículo y por qué esa persona está cualificada para escribir sobre el tema. El perfil de autor incluye también datos de contacto para que cualquier persona que lea sus aportaciones -quizá un político o un periodista- pueda obtener más información o solicitar una entrevista.

Para los editores, el día comienza con una reunión en la que se discute la agenda y los temas propuestos. Buscarán al autor más adecuado para explicar al público los temas relevantes de la actualidad. También atenderán las propuestas formuladas por los propios autores, ya sea sobre temas de su especialidad o sobre novedades en sus investigaciones.

La elaboración de cada nuevo artículo comienza con una conversación entre un editor y un académico en la que formulan las preguntas que el académico ha de contestar en su texto, y acordarán la extensión y el plazo de entrega.

El académico, utilizando el sistema de gestión de contenidos de la plataforma, comenzará a escribir. El sistema editorial proporciona al autor consejos sobre cómo escribir para el gran público, analiza en tiempo real la legibilidad del texto y le permite comunicarse en todo momento con su editor asignado.

Cada artículo es revisado por dos editores como mínimo. Una vez que el artículo ha sido revisado, titulado e ilustrado, se envía de nuevo al autor para que dé su aprobación final. Este procedimiento es muy valorado por los autores porque les permite mejorar sus destrezas divulgativas mientras mantienen el control total sobre el contenido del artículo.

Este artículo de Mohammed Al-Mosaiwi, miembro del departamento de Psicología de la Universidad de Reading (Reino Unido), ha sido leído más de diez millones de veces. The Conversation, CC BY-ND

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Autores

Los autores son voluntarios que, como se ha dicho, han de estar vinculados laboralmente a instituciones académicas o científicas y escriban exclusivamente sobre su campo de especialización, sin remuneración. Entonces, ¿en qué les beneficia publicar en The Conversation?

  • Transferencia: The Conversation supone una vía para que el autor devuelva a la sociedad los frutos de su bagaje docente, intelectual e investigador propiciados, en parte, por aportaciones de fondos públicos. Del mismo modo, tanto el autor como su institución de referencia dan a conocer al gran público los ámbitos, métodos y logros de investigaciones relevantes y novedosas.

  • Relevancia mediática: Por medio de su ficha de autor accesible a través de todos los artículos firmados por él, del listado de autores de su institución de referencia y de la base de datos de expertos, los medios de comunicación, gestores culturales, instituciones, legisladores, etcétera pueden acceder a la ficha de autor -que incluye sus áreas de especialización y datos de contacto- y comunicarse directamente con él para proponerle entrevistas, colaboraciones u otros contenidos.

  • Reconocimiento social: Al dar a conocer sus análisis, explicaciones, novedades en sus líneas de investigación, etc. los autores adquieren intangibles, como la relevancia social, e incrementan su prestigio entre los colegas.

  • Establecimiento de redes profesionales: A través de las publicaciones los autores se dan a conocer entre sus colegas de especialidad de todo el mundo y pueden así establecer nuevas redes, incluso ampliar sus perspectivas laborales.

  • Relevancia intrainstitucional: Los artículos de TC pueden ser republicados en las publicaciones en papel y los sitios web de las instituciones asociadas, de tal modo que se incrementa el conocimiento del autor dentro de su propia institución de referencia.

  • Impacto: Los artículos multiplican exponencialmente el impacto de sus autores por varias vías:

    Redes sociales: The Conversation dispone de personal y herramientas de gestión para difundir sus contenidos a través de las redes sociales.

    Reproducción: Todos los artículos están sujetos a licencias CC que permiten su difusión en otros medios impresos o digitales, tanto de ámbito local como nacional e internacional (tanto en el mundo de habla hispana como en los países no hispanohablantes ya que, si el artículo tiene la suficiente relevancia, puede llegar a ser traducido y publicado en las demás ediciones y, por tanto, en inglés, en francés y en bahasa indonesio).

Debate público

Las universidades y los centros científicos españoles producen investigación de primer nivel y cuentan con una comunidad hambrienta de contenido de calidad para impulsar la innovación y el desarrollo social sostenible. España está preparada para beneficiarse del modelo de The Conversation. Sus contenidos ya son publicados por los medios, lo que demuestra que hay demanda de periodismo basado en la evidencia.

Además, con su nueva edición en castellano, The Conversation, que colabora con TELOS en la nueva etapa que ambas publicaciones comparten, se abrirá a una audiencia mucho más grande en el mundo de habla hispana. The Conversation España, fiel a su lema “Rigor académico, oficio periodístico”, trabajará con sus homólogos de todo el mundo para atraer esas audiencias y propiciar una conversación permanente con los ciudadanos sobre los asuntos que más les conciernen.

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