tag:theconversation.com,2011:/us/topics/autoestima-59000/articlesautoestima – The Conversation2023-05-18T17:52:54Ztag:theconversation.com,2011:article/1900042023-05-18T17:52:54Z2023-05-18T17:52:54ZLa ilusión del mérito: percepciones sobre el esfuerzo y talento en el trabajo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/524889/original/file-20230508-6263-ubk3ja.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5197%2C3467&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/concept-community-leader-business-structure-abstract-1865784433">Petr Smagin / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Existe una creciente visión entusiasta de la meritocracia. Aspiramos a sociedades meritocráticas, donde las personas con más talento ocupen las posiciones de más responsabilidad, permitiendo así la movilidad social. Por lo tanto, la meritocracia es un sistema clasificatorio que <em>ordena</em> a las personas según sus méritos, y para ello es necesario la igualdad de oportunidades en todos los campos, empezando por el acceso a la educación.</p>
<p>En las últimas décadas han sido mucho los defensores políticos del argumento meritocrático. Tiene sentido pensar que una sociedad meritocrática es más deseable que una aristocrática o basada en el favoritismo. </p>
<p>Sin embargo, es interesante escuchar también a sus críticos. Debemos recordar que el propio <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Michael_Young_(soci%C3%B3logo)">Michael Young</a>, quien popularizó el concepto de meritocracia en su novela distópica <a href="https://datos.bne.es/obra/XX2929001.html"><em>El triunfo de la meritocracia 1870–2034</em></a>, estaba haciendo una sátira de una sociedad futura organizada solo según la inteligencia y el mérito. </p>
<p>Otro de los grandes pensadores actuales que nos invita a pensar en la meritocracia de una manera crítica es <a href="https://scholar.harvard.edu/sandel">Michael Sandel</a>, profesor de filosofía política en Harvard. </p>
<h2>¿Es justa la meritocracia?</h2>
<p>Una primera gran crítica a la meritocracia es en términos de justicia. Según <a href="https://www.penguinlibros.com/es/filosofia/11241-libro-la-tirania-del-merito-9788418006340">Sandel</a>, aunque el sistema meritocrático fuera perfecto y equitativo, siempre generaría perdedores y ganadores. A la meritocracia no le importa que haya perdedores, lo que le importa es que el sistema clasificatorio sea transparente. Por lo tanto, para Sandel el proyecto meritocrático en términos de justicia es relativamente pobre. </p>
<p>Una segunda gran crítica es relativa al mérito de los ganadores: ¿se ganan realmente los ganadores su posición? También se podría formular a la inversa: ¿se ganan realmente los perdedores su posición? </p>
<p>Según Sandel, no del todo. Se olvida con demasiada frecuencia la importancia de elementos como el afecto recibido (sí, el afecto), el nivel cultural y económico de los padres y madres, <a href="https://claveintelectual.com/product/la-reproduccion/">los mecanismos de reproducción</a> de los que nos hablaban hace ya 50 años los sociólogos <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Bourdieu">Pierre Bourdieu</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Claude_Passeron">Jean-Claude Passeron</a> o del momento histórico que valora unos talentos y no otros. Es decir, ¿hubiese sido apreciado un jugador de baloncesto en la Edad Media?</p>
<h2>Soberbia y frustración</h2>
<p>Además, según Sandel, la creencia meritocrática genera dos actitudes que no mejoran una sociedad: la soberbia meritocrática (entre los ganadores), y la frustración y el resentimiento (entre los perdedores). </p>
<p>Tal y como indica Sandel, para alguien que se ha esforzado y se ha quedado en la cola es quizás aún más frustrante vivir en una sociedad meritocrática que vivir en una aristocrática, ya que si antes la culpa de la no–movilidad social era del sistema, ahora la culpa es suya. </p>
<p>La meritocracia pura pone todo el énfasis del éxito o fracaso en el individuo, generando una autoculpabilización excesiva en unos y una autosuficiencia falsa en otros. Esta autosuficiencia nos hace narcisistas, es una enemiga del cuidado del otro. En cierta manera, nos deshumaniza. </p>
<p>La ilusión del mérito, entendida como una excesiva atribución real del propio esfuerzo y talento realizado a lo largo de la trayectoria vital que permite estar donde estamos, queda muy bien reflejada en una encuesta del CIS realizada en 2017 y plagada de datos interesantes: <a href="https://www.cis.es/cis/opencm/ES/1_encuestas/estudios/ver.jsp?estudio=14350">“Desigualdad y movilidad social”</a>. </p>
<h2>Capitales cultural y económico</h2>
<p>Al plantear mi investigación, quería entender cuál era el grado de percepción de esfuerzo y talento según el origen socioeconómico. Básicamente me pregunté: ¿las personas que han crecido en entornos socioeconómicos favorables atribuyen en mayor medida su propio esfuerzo y talento como razones para conseguir su trabajo actual que otras personas con otras realidades?</p>
<p>El estudio publicado en la <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/res/article/view/92612"><em>Revista Española de Sociología</em></a>, con motivo de los 50 años de la publicación de <a href="https://claveintelectual.com/product/la-reproduccion/"><em>La Reproducción</em></a> de Bourdieu y Passeron, realiza dos ejercicios analíticos para contestar a la pregunta, usando unos mapas visuales, a partir de una técnica muy querida por Bourdieu: el análisis de correspondencias múltiples. </p>
<p>El primer ejercicio analítico fue comprender la relación entre el capital cultural del participante y el capital económico de la familia del participante cuando éste tenía 16 años. </p>
<p>El mapa visual nos muestra una importante cercanía entre ambos elementos. Obviamente, hay excepciones, y todos conocemos estudiantes brillantes que no lo tuvieron fácil, pero el análisis nos indica que aquellos que crecieron en un ambiente económico y cultural favorable pueden gozar hoy en mayor medida de estudios superiores comparados con participantes criados en otros entornos.</p>
<h2>Autopercepción del esfuerzo</h2>
<p>Por otro lado, el segundo ejercicio analítico fue comprender la relación entre el capital cultural actual y la percepción del esfuerzo y talento en la obtención del último trabajo. </p>
<p>Los participantes con un mayor capital cultural son los que reportaron con mayor ímpetu que su último trabajo se debía a su talento y a su esfuerzo. Con los datos que disponemos no podemos saber quién se esforzó más, sino sencillamente qué grupo atribuyó un mayor peso a su esfuerzo y talento en la obtención de su puesto actual y estos fueron aquellos educados en entornos socioeconómicos altos.</p>
<h2>“Yo lo valgo” deshumanizante</h2>
<p>Este resultado nos obliga a pensar si tal relación es real o ilusoria. Es cierto que un mayor capital cultural puede conllevar intrínsecamente el desarrollo de capacidades y habilidades que a la vez permitan conseguir ciertos empleos. </p>
<p>Pero también podría ser cierta la tesis de que los participantes con un capital cultural alto, conscientes o no, valorasen en exceso, tal y como indica Sandel, su significación moral del esfuerzo por el simple hecho de ser los ganadores del sistema meritocrático. Sin embargo, este lugar no se ha ganado solo por el talento y el esfuerzo individual, sino también, como ya indicaban Bourdieu y Passeron, por el peso del contexto social, cultural y afectivo en que se ha crecido, así como por los mecanismos de reproducción presentes. </p>
<p>De ser esto cierto estaríamos generando una ilusión del mérito que lejos de humanizarnos podría tener el efecto contrario.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190004/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marc Grau-Grau no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Es mérito nuestro conseguir un buen trabajo? ¿Cómo ha influido nuestro contexto sociocultural? Exploramos el lado deshumanizante de la meritocracia.Marc Grau-Grau, Profesor contratado doctor y vicedecano de la Facultad Ciencias de la Educación e Investigador y coordinador de la Cátedra Joaquim Molins Figueras Childcare and Family Policies, Universitat Internacional de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2011282023-04-02T16:48:07Z2023-04-02T16:48:07ZQué es el trastorno del desarrollo de la coordinación y cómo detectarlo cuanto antes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/515556/original/file-20230315-1977-r57nn7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=32%2C8%2C5458%2C3655&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/girl-fasten-buttons-shirt-378026833">Shutterstock / Purino</a></span></figcaption></figure><p>En la población infantil, las habilidades motrices están asociadas al <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31991260/">desarrollo socioemocional</a>, al <a href="https://www.researchgate.net/publication/331969223_Fundamental_Movement_Skills_and_Academic_Performance_of_5-_to_6-Year-Old_Preschoolers">rendimiento académico</a> y al nivel de actividad física. Cuando este último es bajo, se relaciona con <a href="https://www.thelancet.com/article/S2352-4642(19)30323-2/fulltext">el sedentarismo y la obesidad</a>. </p>
<p>En la actualidad, <a href="https://www.thelancet.com/article/S2352-4642(19)30323-2/fulltext">muchos niños</a> presentan bajos niveles de actividad física y dificultades motrices. Además, la pandemia de covid-19 ha dado lugar a menos oportunidades para que los niños desarrollen la motricidad.</p>
<h2>Cómo y cuándo detectar un déficit</h2>
<p>Actualmente, en España, los niños con habilidades motrices deficitarias solo son identificados si sus padres detectan algún problema y consultan a un pediatra que les deriva a un especialista. Se ha demostrado que los padres de nivel socioeconómico bajo tienen <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27412173/">menos probabilidades de seguir este proceso</a>. </p>
<p>Por otra parte, los tiempos de espera para las citas con los especialistas <a href="https://www.sanidad.gob.es/estadEstudios/estadisticas/inforRecopilaciones/listaEspera.htm">son muy largos</a> y el coste de las consultas privadas es muy elevado.</p>
<p>Existe, por lo tanto, la necesidad de soluciones que permitan una evaluación sistemática y eficiente de las habilidades motrices de un mayor número de niños, con mayor regularidad y con menor dependencia del sistema de salud. </p>
<h2>El papel de la escuela</h2>
<p>Las escuelas son un lugar ideal para llevar a cabo este tipo de procedimientos, ya que los niños y las niñas pasan gran parte del día en ellas y porque la Educación Física es un contexto idóneo para evaluar las habilidades motrices. La posibilidad de explorar estas habilidades en los colegios permitiría un cribado “universal” y, por lo tanto, la identificación de los niños con dificultades en este ámbito.</p>
<p>Recientemente, en Inglaterra, se ha desarrollado <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0250002">una herramienta</a> válida para la evaluación de las habilidades motrices, llamada FUNMOVES, para niños y niñas de 5 a 11 años. Se trata de la valoración de estas habilidades de forma grupal en una hora de Educación Física, siendo los mismos profesores quienes, después de una formación, llevan a cabo la evaluación. Su coste es mínimo, ya que las actividades consisten en correr, saltar, lanzar sacos, golpear sacos con el pie y mantenerse el equilibrio, y solo requiere de materiales con los que suelen contar todos los colegios.</p>
<h2>Aplicación en España y otros países</h2>
<p>En España no existen instrumentos validados para la evaluación grupal de las habilidades motrices en el contexto escolar. En nuestro equipo de investigación, estamos realizando la validación de FUNMOVES en población escolar navarra. </p>
<p>Uno de los objetivos perseguidos es contribuir a la detección de un trastorno altamente desconocido y, por tanto, infradiagnosticado: el trastorno del desarrollo de la coordinación / trastorno de aprendizaje procedimental (TDC). </p>
<p>Esta patología implica torpeza motriz acusada, que influye de forma significativa en el día a día, en los ámbitos familiar, escolar y social. Por ejemplo, presentar mala letra por un déficit de motricidad fina, invertir mucho tiempo en tareas de autocuidado como el vestido, por lentitud; suspender Educación Física, ser objeto de burlas en el patio del colegio o en el parque debido a la falta de coordinación, etc. Estas dificultades están frecuentemente asociadas, además, al <a href="https://neurologia.com/articulo/2009079">déficit de atención</a>, <a href="https://neurologia.com/articulo/2008754">problemas en la lectura</a> y en la <a href="https://psycnet.apa.org/record/2015-44747-013">integración visual espacial</a>.</p>
<p>La <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-76322018000100012">detección precoz</a> es vital con vistas al pronóstico de las personas con trastornos del neurodesarrollo. Nuestro objetivo a largo plazo es la difusión masiva de este método de evaluación, de forma libre y gratuita, a todas las comunidades autónomas; de esta manera, podría tener impacto en la comunidad de afectados a nivel estatal. El capacitar a los maestros para poder evaluar las habilidades motrices de sus alumnos, de forma rápida y grupal y en un contexto natural, el de la educación física, contribuirá a la evaluación de carácter “universal” de estas habilidades.</p>
<p>De esta forma aumentaría el número de escolares diagnosticados de TDC y se agilizaría el proceso diagnóstico, descargando el número de pacientes de los especialistas, lo cuál podría derivar en beneficios económicos para los servicios estatales de salud; y lo que es más importante, se disminuiría el infradiagnóstico del TDC con todo lo que esto implica. </p>
<h2>Actividades de mejora</h2>
<p>Los niños y niñas diagnosticados podrán recibir los apoyos y ayudas que requieren, desde una evaluación exhaustiva del perfil cognitivo, para conocer sus puntos fuertes y débiles, hasta el diseño de las pautas de refuerzo que se precisen. Por ejemplo, adaptaciones curriculares en el colegio y terapias subvencionadas fuera del contexto escolar.</p>
<p>A cada niño identificado con el FUNMOVES, con probable TDC, le evaluaremos de forma individual y exhaustiva con el fin de corroborar o descartar esta patología. Y brindaremos pautas de intervención para las familias y escuelas, mediante un informe escrito, para padres y tutores, y detallaremos cómo pueden entrenarse estas habilidades, a través de actividades formales y juegos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/201128/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sara Magallón Recalde recibe fondos de Agencia estatal de investigación (Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades). </span></em></p>Las habilidades motrices de los niños impactan directamente en su desarrollo psicológico, afectivo y académico. Detectar y tratar el trastorno de forma sencilla y barata en las escuelas es posible.Sara Magallón Recalde, Profesora Contratada Doctora. Facultad de Educación y Psicología. Área de especialización: dificultades y trastornos de aprendizaje y del neurodesarrollo., Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1978142023-02-19T18:47:44Z2023-02-19T18:47:44ZMenores en las redes sociales: ¿sexualización o empoderamiento sexual?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/510598/original/file-20230216-24-aalg1y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C1531%2C5061%2C2458&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-female-vlogger-mounts-her-phone-2200910195">MDV Edwards / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La incorporación de dispositivos tecnológicos a las vidas de los más jóvenes ha disparado distintas alarmas sociales. Una de ellas tiene que ver con el consumo y producción de contenidos con connotaciones sexuales en redes sociales. Las respuestas dentro y fuera de los estudios académicos han sido <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11199-011-9995-3">diversas</a> ante este fenómeno con tantos matices y variables. </p>
<p>Por un lado, se ha <a href="https://link.springer.com/book/10.1057/9781137353399">descrito</a> una creciente <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1363460720931338">sexualización</a>, entendida como proceso por el cual se mide el valor de una persona de acuerdo con su apariencia, atractivo, atributos sexuales y disponibilidad sexual. </p>
<p>Paralelamente, se identifica una mayor <a href="https://www.cairn.info/revue-internationale-de-psychologie-sociale-2015-1-page-39.htm">objetualización o cosificación</a> de las personas, entendiéndola como la conversión de la persona en objeto de deseo sexual de los demás. Y un incremento del grado de sexualización (<a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12119-019-09617-3">hipersexualización</a>) desde un entorno que favorece la presencia constante del discurso sexual y enjuicia las manifestaciones sexuales en determinados <a href="https://www.fulcrum.org/concern/monographs/3r074v26k">grupos sociales</a>, tales como mujeres racializadas o niñas.</p>
<p>Por otra parte, también hay quienes lo <a href="https://www.jstor.org/stable/10.5406/j.ctt13x1kx6">abordan</a> como nuevas formas de vivir la <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=lD7oBgAAQBAJ&oi=fnd&pg=PP1&ots=Tv7gZ0Vwck&sig=zS1of6ZknJVC7FIHjjagqct0vDc#v=onepage&q&f=false">sexualidad</a> propia de una generación nativa digital, donde un mayor contacto con cuerpos y <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00224499.2016.1152454">sexualidades</a> diversas amplía las formas de expresión, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00224499.2019.1578330">agencia</a> (toma de decisiones) y libertad sexual.</p>
<h2>¿Empoderamiento o cosificación?</h2>
<p>Para explorar la ambivalencia entre empoderamiento sexual o cosificación en entornos virtuales hemos llevado a cabo una <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/15546128.2022.2096734">investigación</a>. En ella, analizamos los contenidos expuestos en TikTok y los discursos de menores sobre su comportamiento social y sexual en la red social. Realizamos un análisis observacional de los vídeos publicados por los 12 <em>tiktokers</em> con más seguidores en España mediante una <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11199-013-0321-0">escala de conductas sexualizantes</a> y entrevistamos a 12 menores entre 8 y 17 años.</p>
<p>La observación de los 638 vídeos publicados por las cuentas seleccionadas en un mes mostró un entorno proclive a la sexualización. 10 de las 12 cuentas difundieron conductas sexualizantes:</p>
<ol>
<li><p>Un 26 % de los vídeos incluían gestos seductores como morderse los labios y sacar la lengua. </p></li>
<li><p>Un 25 % incorporaba canciones con connotaciones sexuales. </p></li>
<li><p>Un 22 % realizaba bailes seductores. </p></li>
<li><p>En un 14 % la vestimenta dejaba al descubierto partes del cuerpo como el torso o la espalda. </p></li>
<li><p>En menor medida, en los vídeos los <em>influencers</em> aparecían en ropa interior o bañador (0,58 %) o hacían uso de lenguaje sexual o degradante (1,74 %). </p></li>
</ol>
<p>Las cuentas de hombres (3/12) y mujeres (9/12) mostraron estas conductas en cantidades similares.</p>
<h2>‘Ser suelto o suelta’</h2>
<p>En las entrevistas los menores explicaron que empiezan a usar TikTok con menos de diez años buscando entretenerse y aumentar su contacto social. Reconocieron abiertamente que la sexualización en los vídeos es un rasgo característico de TikTok del que son conscientes. </p>
<p>Aludieron a la sexualización bajo la expresión “ser suelto” o “suelta” y la asociaron al uso de ropa provocativa y bailes abiertamente sexuales, aunque no incluyeron referencias a gestos seductores o letras musicales con connotaciones sexuales. </p>
<h2>Un yo virtual condicionado</h2>
<p>Los participantes aceptaron que en TikTok modelan su <em>yo</em> virtual según estándares de belleza, sensualidad, éxito y popularidad, con frecuencia condicionados por las personas a las que siguen. </p>
<p>En este sentido, la hipersexualización se pudo interpretar como una pauta de relación virtual y como una estrategia para captar atención, acumular reconocimiento, prestigio (con <em>me gusta</em> o seguidores) e incluso monetizar la influencia. </p>
<p>No obstante, la gran mayoría, pese a reconocer esta dinámica, mantuvo posiciones críticas. </p>
<h2>El papel del cuerpo y la gordofobia</h2>
<p>De acuerdo con la lógica descrita, otorgaron un papel central al cuerpo. Presentar un cuerpo sano y sexualmente deseable en redes es un horizonte que muchos persiguen. </p>
<p>Esto hace que, a su vez, denuncien jerarquías dentro de las redes sociales basadas en el cuerpo (los más <em>sexys</em> reciben más reconocimiento virtual). </p>
<p>La presión que generan esas normas corporales, estéticas y sexuales explica que una de las discriminaciones más mencionadas sea la gordofobia.</p>
<h2>Juicio desigual entre hombres y mujeres</h2>
<p>Respecto a las diferencias de género, los jóvenes manifestaron que la sexualización sólo se percibe y castiga en las mujeres. </p>
<p>Los discursos acerca de la hipersexualización en mujeres se presentaron de manera paradójica: cuando se referían a ella en primera persona era descrita como una forma de empoderamiento y obtención de apoyo real; mientras que cuando el fenómeno se analizaba desde fuera, en otras mujeres, se transfería una visión mucho más negativa y estigmatizada. </p>
<p>Estas conductas en mujeres se asociaron a más riesgo de sufrir acoso, insultos e incluso violencia en la vida real.</p>
<h2>Clima de acoso y presión</h2>
<p>Si bien los menores valoraron positivamente su vida social virtual, también admitieron que existe un clima de reactividad y violencia, donde los insultos, el acoso, los celos y la agresividad son constantes. Muchos declararon haber sufrido algún tipo de violencia verbal y psicológica. </p>
<p>Saben que la exposición de su vida pública frente al anonimato y los perfiles falsos facilita la crítica y favorece una violencia sin sentido de la responsabilidad. </p>
<p>La presión estética, generada mediante la crítica y la comparación, y la ciberviolencia se reconocen como factores que inciden negativamente sobre su salud mental y su autoconcepto corporal. </p>
<h2>Una cultura de la autoestima</h2>
<p>Para contrarrestar estas presiones, los jóvenes contribuyen activamente a generar una cultura de la autoestima por la que, mediante <em>me gusta</em> y comentarios, refuerzan positivamente apoyar las imágenes, bailes y comentarios propios y ajenos.</p>
<p>Todo esto ayuda a entender la ambivalencia asociada a la imagen sexualizada que algunos jóvenes construyen en redes sociales. Redes como TikTok presentan una cultura relacional y sexual específica con códigos, comportamientos y prácticas sexualizados socialmente y de la que los jóvenes se sienten copartícipes. </p>
<h2>Identidad virtual vs. salud mental</h2>
<p>Así pues, mostrarse <em>sexy</em> es una forma de relacionarse, validada socialmente, y que se vive como una forma de construir su identidad virtual y valorizar su <em>yo</em> virtual. </p>
<p>De manera indisociable, los menores también narran procesos de objetualización y moralización de las jóvenes que exhiben esta imagen, favoreciendo un entorno de hostilidad y amenaza que desencadena problemas de salud mental.</p>
<p>La estrecha interrelación entre empoderamiento y cosificación sexual hace necesarias estrategias socioeducativas que permitan humanizar los vínculos digitales y prevenir las ciberviolencias, considerando las desigualdades de género estructurales, pero sin alimentar una visión de la sexualidad como mera fuente de peligros solo abordable desde la censura.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/197814/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Encarnación Soriano Ayala
Este articulo responde a parte de la investigación que se lleva a cabo en el marco del Proyecto Nacional I+D VIOLENCIA EN LA PAREJA ADOLESCENTE (TEEN DATING VIOLENCE). INVESTIGACION TRANSCULTURAL PARA LA PREVENCION E INTERVENCION EN CONTEXTOS SOCIOEDUCATIVOS (PreViA) (RTI2018-101668-B-I00)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Este artículo es el resultado de un proyecto de investigación financiado con fondos del Ministerio de Economía y competitividad en la convocatoria de retos de investigación: Violencia en la Pareja Adolescente (Teen Dating Violence). Investigación transcultural para la prevención e intervención en contextos socioeducativos” (RTI2018-101668-B-I00)</span></em></p>Los menores crean su identidad virtual en redes sociales imitando comportamientos hipersexualizados. Esto, especialmente en las chicas, tiene un doble efecto de empoderamiento y vulnerabilidad.Encarnación Soriano Ayala, Catedrática de Metodos de Investigación en Educación, Universidad de AlmeríaVerónica Caballero Cala, Profesora investigadora de Métodos de investigación, Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1826212022-06-07T18:29:50Z2022-06-07T18:29:50ZTrastorno límite de la personalidad: cómo tratarlo desde la familia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/467221/original/file-20220606-18-1hy83k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C6%2C4629%2C3195&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-personality-disorder-headache-problems-mental-723957283">Shutterstock / Sjstudio6</a></span></figcaption></figure><p>El trastorno límite de la personalidad (TLP) es un trastorno mental definido en el <em><a href="https://www.eafit.edu.co/ninos/reddelaspreguntas/Documents/dsm-v-guia-consulta-manual-diagnostico-estadistico-trastornos-mentales.pdf">Manual Diagnóstico DSM-5</a></em> (<em>Diagnostic and Statistical Manual Mental of Disorders</em>) y encuadrado dentro de los trastornos de la personalidad. </p>
<p>Se caracteriza por una alta dificultad para gestionar las emociones. Como consecuencia, las personas afectadas tienen dificultades para controlar los impulsos, además de mostrarse frecuentemente inestables y muy irritadas. Cuando se prolongan en el tiempo, sus patrones conductuales llevan a interacciones muy conflictivas con otras personas.</p>
<p>Este grupo de trastornos tiene una <a href="https://www.trastornolimite.com/images/stories/pdf/TLP-estudio-y-tratamiento-por-tania-escribano-nieto.pdf">incidencia de más de un 10 % en la población general</a>. Y son muchos los profesionales de la salud mental que opinan que el TLP es el trastorno de la personalidad <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=152003">más complejo y también el más grave</a>. </p>
<h2>¿Cuáles son los síntomas de este trastorno?</h2>
<p>Las características clínicas del TLP son variadas tanto en intensidad como en síntomas. Un paciente puede presentar conductas impulsivas y de riesgo como gastos excesivo, abuso de sustancias tóxicas, comportamientos autolesivos y de suicidio, sentimientos de profundo vacío existencial, irritabilidad, ira, sentimientos de culpa y de vergüenza inapropiados e incoherentes, distorsión en la imagen corporal, baja autoestima, ideas de abandono, periodos de depresión y ansiedad… En casos muy graves, también presentan algún brote psicótico, aunque normalmente esporádico y de poca duración.</p>
<p>Todo esto hace que la persona sufra una constante inestabilidad emocional y cognitiva, lo que conlleva que las relaciones con los demás vayan <a href="https://bpded.biomedcentral.com/articles/10.1186/s40479-021-00151-z">desde el enamoramiento hasta el odio</a> de manera intensa y frecuente. </p>
<p>Estos pacientes tienden a distorsionar la realidad, lo que se expresa en una imperiosa necesidad de mantener relaciones en las que tienen que forjar <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29745698/">un vínculo afectivo muy intenso y estrecho</a>. Y cuando no lo sienten así, el profundo miedo al abandono puede dar lugar a delirio y disociación, acompañados de conductas autodestructivas o suicidas, que tienen como objetivo reducir la ansiedad y que, posteriormente, ocasionan <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31630389/">sentimientos de culpa y malestar emocional</a>.</p>
<p>Además, es importante conocer que las personas con TLP suelen presentar otros problemas asociados como trastorno de ansiedad, trastorno bipolar, depresión u <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12062877/">otros trastornos de la personalidad</a>. Todo esto complica el tratamiento de estos pacientes, que suelen recibir farmacología para equilibrar los síntomas asociados al estado del ánimo y la despersonalización (antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos) y psicoterapia, primordial para que el paciente aprenda herramientas de afrontamiento de los cambios que desestabilizan las emociones y las conductas.</p>
<h2>Relaciones interpersonales complicadas</h2>
<p>Como se ha visto anteriormente, el conjunto de síntomas que abarca este trastorno hace que las relaciones interpersonales sean muy complejas. <a href="https://bpded.biomedcentral.com/articles/10.1186/s40479-020-00136-4">Quienes conviven con un paciente con TLP</a> deben conocer y aceptar la inestabilidad emocional inherente a la patología y aprender a no sentirse responsables por los comportamientos que se van a presentar.</p>
<p>Suele existir una tendencia por parte de los seres queridos de proteger a la persona con TLP. Sin embargo, es importante no caer en comportamientos como la mentira o la ocultación cuando el paciente está fuera de control, ya que esto podría empeorar su forma de percibir la realidad que, como hemos visto, <a href="https://scholar.google.com/citations?view_op=view_citation&hl=en&user=2ueKhg4AAAAJ&citation_for_view=2ueKhg4AAAAJ:d1gkVwhDpl0C">suele ser muy polarizada</a>.</p>
<p>Es importante hablar de lo que sucede. Que todas las personas cercanas puedan expresar cómo se sienten ante determinadas conductas del paciente para que este sea consciente y pueda buscar la forma de <a href="http://naukarus.ru/public_html/wp-content/uploads/2021/PMSD%20June%209%20-%20Part%202.pdf#page=178">encontrar caminos adaptativos y funcionales</a>.</p>
<p>También es esencial que <a href="https://journals.co.za/doi/abs/10.10520/ejc-menhm_v8_n4_a10">no se fomenten o acepten los comportamientos disruptivos</a>. Estos deben disminuir hasta desaparecer. Y, para que este proceso se produzca, las personas cercanas deben ser sinceras y pedir que se detenga un determinado síntoma (una conducta autolesiva, una exacerbación emocional) con firmeza y con comprensión. </p>
<p>No se debe caer en el error de justificar dicha conducta pensando que “como está enfermo/a” es normal. Conviene ser asertivos y pedir al paciente que pare, explicarle que lo que está haciendo o diciendo no tiene sentido y que debe dejar de hacerlo para volver a un equilibrio emocional y cognitivo.</p>
<p>Desde luego, la convivencia con un paciente con TLP <a href="https://www.eventscribe.com/2018/ACG/ajaxcalls/PosterInfo.asp?efp=RFNSWFFHSFY2NDI0&PosterID=160298">no es sencilla</a>. Pero se pueden dar pasos que favorezcan la recuperación y estabilización, y que, junto con la psicoterapia y la farmacología, devuelvan a la persona a un estado funcional que le permita llevar una vida normal.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182621/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Isabel Beltrán-Velasco no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Tratar con una persona que sufre trastorno límite de la personalidad es complejo y las familias a veces no disponen de las herramientas suficientes para saber cómo afrontar lo cotidiano de estas relaciones.Ana Isabel Beltrán-Velasco, Psicología, Neuropsicología, Universidad NebrijaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1823462022-05-16T18:46:13Z2022-05-16T18:46:13Z¿Qué influye en el aprendizaje de las matemáticas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/461963/original/file-20220509-13-qljz0l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=32%2C21%2C7214%2C4813&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/intelligent-group-young-school-children-all-211281496">Shutterstock / ESB Professional</a></span></figcaption></figure><p>Las matemáticas son básicas para todas los grados de ciencias que engloba el acrónimo CTIM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas); también están presentes en muchos programas de ciencias sociales, como educación o economía. Ser competente en matemáticas equivale a no ser un analfabeto en esta materia, tan necesaria para comprender el mundo, y para ser un ciudadano pleno en el siglo XXI, en el que la tecnología y la ciencia tienen un papel fundamental.</p>
<p>El nivel de competencia matemática no siempre coincide con lo que reflejan las notas en esta asignatura, aunque las notas sean la única manera de evaluar lo que los estudiantes saben. Equiparamos lo que sabemos de matemáticas con nuestro rendimiento académico en la materia.</p>
<p>Cuando un estudiante tiene un bajo rendimiento en matemáticas, pensamos que la única causa de este bajo rendimiento tiene que ver con una comprensión pobre de los contenidos de la asignatura: pero el lenguaje propio y los conceptos abstractos que manejan las matemáticas hacen de ellas una asignatura particular. </p>
<p>Y en un alto porcentaje de los casos, la causa de un bajo rendimiento académico hay que buscarla en otros elementos del aprendizaje, que son periféricos al contenido: entre ellos, los factores psicosociales. </p>
<h2>La importancia del autoconcepto y la actitud</h2>
<p>Algunos de los factores psicosociales que impactan en el rendimiento académico en matemáticas son congnitivos: el autoconcepto, las actitudes hacia las ciencias y las matemáticas, las estrategias de aprendizaje, o las experiencias anteriores con las asignaturas, reflejadas en el rendimiento en cursos previos. </p>
<p>Otros son sociales: si el centro está en un entorno rural o urbano, el nivel socioeconómico de la familia, estudios de los padres, etc </p>
<p>En nuestro <a href="https://www.mdpi.com/2227-7390/9/14/1591/htm">estudio</a> se analizaron estas variables cognitivas medidas con distintos instrumentos:</p>
<ol>
<li><p>El autoconcepto (<a href="https://www.redalyc.org/pdf/2430/243045364005.pdf">escala AUDIM</a>) </p></li>
<li><p>La actitud hacia las ciencias (mediante un cuestionario empleado por las autoras en un <a href="https://redie.uabc.mx/redie/article/view/1393/1582">estudio previo</a>).</p></li>
<li><p>La ansiedad hacia las matemáticas (medida con el cuestionario <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5808069">modificado</a> de Auzmendi).</p></li>
<li><p>Las estrategias de aprendizaje (<a href="https://pseaconsultores.com/wp-content/uploads/2020/12/CEA-Cuestionario-de-Estrategias-de-Aprendizaje.pdf">escala CEA</a>) </p></li>
<li><p>Las notas de cursos anteriores en ciencias y matemáticas.</p></li>
</ol>
<p>Los participantes fueron 352 estudiantes matriculados en colegios que solicitaron participar en el proyecto de divulgación <a href="https://nanomadrid.net/"><em>Conocer la ciencia hoy abre las puertas del mañana</em></a> en el curso 2017–18. Las escuelas eran de entornos rurales y urbanos, públicas y concertadas.</p>
<h2>Puertas al conocimiento</h2>
<p>Las variables antes mencionadas forman parte del dominio afectivo, como se conoce en educación matemática, o de la actitud, como se conoce en el ámbito de la psicología. Actúan en el estudiante como puertas que se abren o se cierran al conocimiento, y dejan pasar, o no, el torrente de información que los maestros quieren transmitir.</p>
<p>La actitud involucra las creencias sobre la eficiencia de la educación matemática y las ciencias, y el interés de los estudiantes en abordar los aspectos matemático–científicos, académicos o de la vida diaria. </p>
<p>El autoconcepto es el concepto que uno tiene de sí mismo en distintos ámbitos: académico, físico, familiar, y es una parte afectiva de la actitud. </p>
<p>Los aspectos relativos al comportamiento en el aprendizaje se ponen de manifiesto en las estrategias que sigue el estudiante para aprender algo. </p>
<p>Como covariables se tomaron el sexo y las características de las escuelas, tales como ser pública o concertada, y de entorno rural (núcleos hasta 5000 habitantes) o urbano.</p>
<p>Para conocer las relaciones entre todas estas variables se calculó el coeficiente de correlación que se ve en el gráfico: </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/461971/original/file-20220509-18-hxfa8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1: relación entre rendimiento matemático y el resto de variables estudiadas.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Este coeficiente indica la intensidad de la relación, siendo cercano a cero cuando es baja, y cercano a uno cuando es alta. Cuando el signo es positivo indica que si una crece la otra también; y cuando es negativo, que si una crece la otra decrece. </p>
<h2>¿Podemos predecir el rendimiento?</h2>
<p>Para saber de qué manera podíamos utilizar la información obtenida, intentamos ver si entre las variables que tienen relación con el rendimiento puede obtenerse un modelo que lo prediga. </p>
<p>Esto es lo que se ve en el siguiente gráfico: </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/461972/original/file-20220509-20-go2cte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 2: variables significativas para el modelo resaltadas en negrita.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si queremos predecir si un estudiante va a aprobar o no, necesitamos dos categorías para nuestro modelo, que se llamará modelo logístico binario. Las variables que se relacionan con el rendimiento están marcadas con un asterisco, y son, para los participantes de nuestra muestra, la nota de ciencias del curso actual, las de ciencias y matemáticas del curso previo y la estrategia de aprendizaje que involucra el pensamiento crítico y creativo.</p>
<p>Entre estas variables hay relaciones intensas y positivas, es decir, que cuando crecen estas también lo hace el rendimiento en matemáticas. Sin embargo, no influye, sorprendentemente, ningún aspecto del autoconcepto, o la actitud hacia las ciencias o las matemáticas.</p>
<p>Por otro lado, entre las covariables se ve que solo influye el entorno escolar, siendo más positivo en entornos urbanos. No afectan al rendimiento ni el sexo ni el tipo de escuela (concertada o pública).</p>
<h2>¿Sería este un modelo determinista?</h2>
<p>Nuestro modelo fue capaz de predecir con hasta el 82,6 % de fiabilidad quién aprobará o suspenderá, existiendo bastante influencia de las notas previas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/462049/original/file-20220509-19-xmf8ct.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 3: bondad de ajuste del modelo de predicción del rendimiento en matemáticas entre aprobado y suspenso.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, nosotros interpretamos que no son tanto las notas en sí, como lo que conllevan estas en la percepción de la autoeficacia en matemáticas para los estudiantes. </p>
<p>Por ello, enfatizamos que el docente debe ser consciente de la importancia de las experiencias previas con las ciencias y las matemáticas, mediante las notas. También es importante promover el uso del pensamiento crítico y creativo como determinante del rendimiento matemático. Convendría su difusión entre el profesorado para que realizaran una enseñanza de las matemáticas más creativa y menos mecánica, lo que contribuiría a mejorar el éxito académico.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182346/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raquel Fernández Cézar recibe fondos de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, código de ayuda FCT-16-10952, y la Universidad de Castilla La Mancha, código de ayuda 2019-GRIN-27083.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Natalia Solano Pinto recibe fondos de recibe fondos de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, código de ayuda FCT-16-10952, y la Universidad de Castilla La Mancha, código de ayuda 2019-GRIN-27083.</span></em></p>Los factores psicosociales tienen un gran impacto en el rendimiento académico en matemáticas. Influyen mucho el autoconcepto, basado en las calificaciones previas, y las estrategias de aprendizaje.Raquel Fernández Cézar, Profesora e Investigadora en Educación STEM, Universidad de Castilla-La ManchaNatalia Solano Pinto, Profesora de Psicología, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1802682022-04-25T12:29:49Z2022-04-25T12:29:49ZDismorfia de Zoom o cómo afecta a nuestra autoestima vernos en la pantalla<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/458941/original/file-20220420-17-z25css.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4562%2C3459&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://theconversation.com/drafts/181518/edit">Shutterstock / Kaspars Grinvalds</a></span></figcaption></figure><p>La <em><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35075054/">dismorfia de Zoom</a></em> es la preocupación por nuestra propia imagen proyectada en la pantalla.
Durante la pandemia, y debido al aumento de videollamadas y reuniones telemáticas, aumentaron exponencialmente este tipo de preocupaciones. Esto se debió principalmente a dos razones: estar durante horas viéndonos a nosotros mismos en movimiento y vernos a través de una cámara, que siempre nos muestra una imagen de nosotros diferente a como somos en realidad.</p>
<p>Vernos durante un tiempo prolongado a través de una cámara es una situación relativamente nueva, a la que nuestra mente no estaba acostumbrada. Y menos ante personas que no son de nuestra familia o de nuestro círculo estrecho de amistades.</p>
<h2>El espejo vs. la pantalla</h2>
<p>¿Con qué situaciones contábamos hasta ahora para recibir información sobre nuestro aspecto? Básicamente, el espejo y la reacción de los demás cuando hablamos con ellos.</p>
<p>Cuando nos miramos en el espejo, nos vemos estáticos y, automáticamente, ponemos nuestra mejor cara. Pero eso es muy distinto a vernos en movimiento y notar cómo fruncimos el ceño al enfadarnos, cómo entornamos los ojos cuando queremos concentrarnos o se nos enrojece la nariz cuando estamos nerviosos. Son oportunidades únicas para descubrir que no nos gusta nuestra sonrisa o que nuestro estado de ánimo se refleja mucho más de lo que creíamos.</p>
<p>Cuando hablamos cara a cara con otra persona no nos estamos viendo. Si nos está preocupando nuestra imagen, intentaremos adivinar qué aspecto tenemos por las señales que nos envía nuestro interlocutor, pero esta información siempre quedará más difusa que cuando nos vemos durante un tiempo prolongado a través de una cámara.</p>
<h2>Las 3 fases de la dismorfia</h2>
<p>El término <em><a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8317424">dismorfia</a></em> significa que la mente distorsiona la imagen que tiene de sí misma una persona. Así, cuando esta se ve durante mucho tiempo a través de una cámara, pasará por estas tres fases:</p>
<ol>
<li><p>Se realiza un filtro de la propia imagen: de repente, empezamos a fijarnos en ese granito, esos párpados algo caídos o esa arruguita en la que antes difícilmente habíamos reparado.</p></li>
<li><p>Se magnifica el rasgo negativo que se ha detectado: la papada que antes ni veíamos se ha vuelto enorme, las orejas un poco salientes se vuelven grotescas y el granito se nota tanto que es lo único que vemos cuando nos miramos a la cara.</p></li>
<li><p>Se generaliza: ya no es solo ese rasgo el que me preocupa, es que, de repente, parece que todo yo <em>soy</em> unos ojos con bolsas, mi rostro solo se caracteriza por la nariz prominente o parezco un anciano de 80 años.</p></li>
</ol>
<p>Estos mecanismos son normales en todos nosotros. Por lo general, al cabo de un tiempo la mente se acostumbra a verse y la persona ya no se preocupa ni repara en la imagen que le devuelve la cámara.</p>
<p>Pero esta situación puede volverse peligrosa si continuamos pendientes una y otra vez de la imagen que vemos.</p>
<h2>Análisis compulsivo de nuestra imagen</h2>
<p>¿Cuáles son los peligros de caer en la <em><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34757976/">dismorfia de Zoom</a></em>? El efecto inmediato es que comenzamos a obsesionarnos con la imagen que estamos dando, a observarnos compulsivamente y estar pensando en nuestro aspecto antes, durante y aún después de la videollamada.</p>
<p>Una señal clara es ver que estamos perdiendo nuestra naturalidad: si hemos descubierto que no nos gustan nuestros dientes cuando sonreímos, intentaremos sonreír con la boca cerrada o no sonreír. Otra es la pérdida de tiempo: invertiremos más tiempo que antes en acicalarnos, pintarnos, disimular ese pequeño defecto.</p>
<p>Seguramente, cuando participemos en una videollamada estaremos más centrados en observar nuestro aspecto que en el contenido de la reunión, pudiendo incluso llegar a perder el hilo de la conversación o, en cualquier caso, no estar todo lo centrados que podríamos estar.</p>
<p>Nuestra autoestima se resentirá duramente. Si ya antes teníamos unida nuestra imagen a nuestra autoestima, ahora que <em>solo</em> vemos lo negativo de nuestro aspecto, la autoestima bajará sustancialmente. Y, finalmente, podemos llegar a gastar nuestro dinero en comprar anillos de luz o lámparas que realcen nuestra imagen y tenderemos a invertir más que antes en productos de belleza o asesoramientos de imagen. </p>
<p>Hay cada vez más personas que acuden a una clínica de estética para someterse a diversas <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-43864965">operaciones que le hagan parecerse a su imagen filtrada</a> por el ordenador. Lo preocupante de esto es que la afición a retocar la imagen puede convertirse en adicción, porque, muy evidentemente, por mucho que nos operemos, nunca estaremos satisfechos con nuestra imagen, ya que el problema es más profundo.</p>
<p>En suma, la preocupación por la imagen ocupará un lugar y un espacio cada vez más prominente en nuestra mente, hasta llegar a perder a veces aficiones o relaciones sociales que teníamos antes.</p>
<h2>La relación con la autoestima</h2>
<p>Cuando hay <a href="https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-48082018000100019">baja autoestima</a>, tenemos externalizada nuestra valía. Esto significa que dependemos del beneplácito de las personas que nos rodean para sentirnos dignos de ser queridos, aceptados o reconocidos. No sentimos que valemos, simplemente, por ser nosotros. </p>
<p>Cuando se tiene externalizada la valía, se depende casi al cien por cien de la imagen que se da, que tiene que ser necesariamente favorable a los demás. A veces, intentamos mostrar nuestra valía dando imagen de trabajadores, otras veces dando la imagen de triunfadores y, por desgracia, demasiadas veces intentamos que nos quieran y acepten simplemente por aparecer guapos o con buen tipo.</p>
<p>Cuando nos convertimos en <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6758999">obsesivos de nuestra imagen</a> tendemos a compararnos compulsivamente con otras personas. Y ahí internet nos hace un flaco favor.</p>
<p>Dado que es <a href="http://www.ederki.net/la-asertividad-expresion-de-una-sana-autoestima/">un problema de autoestima</a>, habría que acudir a un psicólogo en cuanto notemos que nuestros pensamientos giran demasiado tiempo alrededor de nuestra imagen. La <em>dismorfia de Zoom</em> es una buena oportunidad para afrontar por fin ese problema de autoestima que seguramente venimos arrastrando desde hace tiempo.</p>
<h2>Estrategias para evitar preocuparnos en exceso</h2>
<p>En un plano más superficial, se pueden seguir estos consejos:</p>
<ol>
<li><p>¡No se mire! Si no se ve capaz de dejar de desviar la mirada una y otra vez hacia su imagen, tápela con un pósit o un papelito mientras está en la videollamada.</p></li>
<li><p>Póngase en el lugar de los demás: ¿realmente cree que se han reunido con usted para analizar las imperfecciones de su cara? Lo más probable es que sus interlocutores estén más interesados en el contenido de lo que está diciendo que en cualquier otra cosa.</p></li>
<li><p>Independientemente de cómo sea nuestra autoestima, en un grupo solemos estar más pendientes de nosotros mismos, de nuestro aspecto, de cómo caemos y del impacto de nuestros comentarios que de los demás. Piense que hay muchas personas que sufren con su imagen y tal vez su interlocutor sea una de ellas.</p></li>
</ol>
<p>En suma, no nos vale la pena preocuparnos tanto por la imagen que estamos dando. ¡Hay asuntos mucho más interesantes!</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180268/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Olga Castanyer Mayer-Spiess no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La pandemia nos puso a todos delante de las pantallas en videoconferencias y fue entonces cuando muchas personas se dejaron de gustar y su autoestima comenzó a bajar. Ese nuevo trastorno se llama ‘dismorfia de Zoom’.Olga Castanyer Mayer-Spiess, Psicóloga Profesora en el Máster en Inteligencia Emocional, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1687322021-10-26T19:35:13Z2021-10-26T19:35:13Z¿Por qué nos cuesta tanto pedir disculpas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/428317/original/file-20211025-15-gmgg5f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4920%2C3253&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-suffering-wrist-pain-isolated-black-1690973458">Shutterstock / Aritel</a></span></figcaption></figure><p>A finales de los años 70, Elton John cantaba aquello de <a href="https://www.youtube.com/watch?v=c3nScN89Klo"><em>Sorry seems to be de hardest word</em> (“Lo siento parece ser la palabra más dura”)</a>. Se trata de una de sus canciones más emblemáticas. El título centra la atención sobre el tema que queremos tratar: a veces decir “lo siento” parece lo más difícil de pronunciar. </p>
<p>Pedir disculpas cuesta y por eso, llegado el caso, intentamos <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10510979809368535">poner en marcha</a> toda clase <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/03637759009376190">de estrategias</a> con tal de evitarlo. </p>
<p>Algunos ejemplos son dar explicaciones de lo ocurrido (intentando que la persona ofendida entienda los motivos por los que se actuó de una determinada manera), quitar importancia a lo sucedido, bromear con ello, poner excusas (no asumiendo la responsabilidad), evitar hablar del tema o hacer como que no ha pasado nada. Pero estas opciones no logran el efecto facilitador del perdón que tienen las disculpas.</p>
<p>Son varios los motivos por los que cuesta asumir la plena responsabilidad de las consecuencias de los actos y disculparse. </p>
<h2>Los dos motivos por los que cuesta asumir responsabilidades</h2>
<p>El primero es que supone una <a href="https://doi.org/10.1521/jscp.2007.26.4.407">pérdida de autoestima</a>, ya que se ha de reconocer que con el propio comportamiento se hizo daño. La imagen de uno mismo se va a ver cuanto menos cuestionada. Si la valoración negativa es hacia el comportamiento que uno llevó a cabo, puede aparecer la culpa. En el caso de que esa valoración negativa se refiera a la persona por completo, es decir, sea una etiqueta global, entonces aparecerá la vergüenza. Ambas emociones resultan de difícil manejo, y de ahí que se evite pedir disculpas y ser consciente del daño, precisamente para no sentirlas.</p>
<p>El segundo motivo implica cierta percepción de que <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/01463370500101097">se pierde poder o estatus</a>. Algunas personas sienten que es humillante lo que se conoce como “agachar la cabeza” justo por este motivo. Sería una cuestión de orgullo, que es también una emoción autoconsciente junto con la culpa y la vergüenza. En el caso del orgullo que impide hacerse cargo del dolor causado al otro habría un excesivo apego a una imagen sobrevalorada de uno mismo. </p>
<p>Por último, el tercer motivo es el miedo a que se le pida <a href="https://uwspace.uwaterloo.ca/bitstream/handle/10012/4296/Pansera_Carolina.pdf?seqquence=1">una compensación costosa</a>, que uno siente que no puede o no quiere ofrecer. Puede ocurrir también que sea un mero temor, que después no se cumpla, ya que no siempre la persona ofendida solicita compensación; la mayoría de las veces busca comprensión de su dolor, percibir arrepentimiento sincero y buenos propósitos.</p>
<p>Tan importante es pedir disculpas como que estas sean sinceras, ya que de lo contrario es difícil que llegue el perdón del ofendido. La percepción de sinceridad es mayor cuando la disculpa tiene lugar de forma espontánea y próxima a la ofensa, y es menor cuando se obtiene un beneficio por ello (penitenciario, por ejemplo). </p>
<h2>¿Cuál es su nivel de narcisismo?</h2>
<p>¿De qué depende que al tomar conciencia del daño cometido aparezca dentro de uno la emoción de la culpa, de la vergüenza o bien el orgullo? Una importante razón, que no agota otras posibles, es el nivel de <a href="https://doi.org/10.1016/j.paid.2006.02.005">narcisismo</a> que hay en la <a href="https://psycnet.apa.org/record/2006-22066-008">personalidad del individuo</a>. Aquellos cuyo nivel de narcisismo sea más bajo tenderán más a la culpa. Por el contrario, los que tengan niveles mayores, tenderán a la vergüenza / orgullo, que son en realidad dos caras de una misma moneda. </p>
<p>El orgullo es una emoción que resulta sana cuando nos permite la propia valoración de lo que uno es capaz de construir, de las acciones y experiencias, de los propios logros, así como de los logros y acciones de los demás. El problema con el orgullo aparece cuando es tan elevado que mueve a la persona a la soberbia, la cual le hace valorarse a sí misma por encima de las demás. Puede llegar a ser una fuente de bloqueo, tanto de las ideas, como de la empatía con los otros. </p>
<p>La persona narcisista puede resistirse a tomar conciencia del daño al otro y aferrarse al orgullo. Consigue con ello salvaguardar su imagen ante sí, pero crea un intenso malestar al otro. No obstante, en ocasiones la resistencia cede a la evidencia, y se hace cargo en toda su magnitud. Y ahí sí aparecería la vergüenza, y con ella un intenso malestar.</p>
<p>Del adecuado nivel de culpa, de vergüenza y de orgullo dependerá que las disculpas alcancen a la persona dañada o bien que ese posible perdón quede en el camino. Puede ayudar a este equilibrio el no identificarse con la acción cometida por fallida, errónea y dañina que haya sido. </p>
<p>Cualquier persona es mucho más que sus comportamientos, por lo que apegarse a la idea de que “todo lo hago mal” o “soy malo, soy un desastre” resulta del todo falaz. Además, no tener esos pensamientos de uno mismo ayudará a mantenerse en el mismo plano que los demás, sabiendo que se es tan digno de valoración como el otro y cuidando la conexión empática, lo que permitirá unas relaciones saludables.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/168732/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inés Serrano Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Pedir disculpas siempre cuesta. Primero, porque parece que es una pérdida de autoestima de quien las pide y, después, porque se pierde poder frente al agraviado. ¿Se sobrevaloran las personas que no son capaces de decir “lo siento?Inés Serrano Fernández, Profesora Colaboradora Doctora Departamento de Psicología Universidad CEU San Pablo, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1685502021-09-29T13:58:24Z2021-09-29T13:58:24ZFacebook sabe que Instagram está dañando la mente de los adolescentes… y decide callar<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/422738/original/file-20210922-15-1rqztfz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5499%2C3655&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El enfoque de Instagram en fotos filtradas de cuerpos daña la autoimagen de las jóvenes.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/teenage-friends-hanging-out-in-front-yard-on-summer-royalty-free-image/854140120">Thomas Barwick/DigitalVision via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Los funcionarios de Facebook realizaron una investigación interna en marzo de 2020 que mostraba que Instagram, la plataforma de redes sociales <a href="https://www.pewresearch.org/internet/2018/05/31/teens-social-media-technology-2018/">más utilizada por los adolescentes</a>, es dañina para la imagen corporal y el bienestar de las adolescentes, pero barrieron esos hallazgos bajo la alfombra para continuar haciendo negocios como de costumbre, según <a href="https://www.wsj.com/articles/facebook-knows-instagram-is-toxic-for-teen-girls-company-documents-show-11631620739">un informe del Wall Street Journal</a> del 14 de septiembre de 2021.</p>
<p>La política de Facebook de buscar ganancias independientemente del daño documentado ha provocado comparaciones con las grandes tabacaleras, <a href="https://www.who.int/tobacco/media/en/TobaccoExplained.pdf">que en la década de 1950 sabían que sus productos eran cancerígenos</a>, pero lo negaron públicamente en el siglo XXI. Aquellos de nosotros que estudiamos el uso de las redes sociales en los adolescentes no necesitamos un estudio de investigación interno suprimido para saber que Instagram puede dañar a los adolescentes. Muchos artículos de investigación revisados por pares muestran lo mismo.</p>
<p>Comprender el impacto de las redes sociales en los adolescentes es importante porque casi todos los adolescentes se conectan a internet a diario. Una encuesta del Pew Research Center muestra que <a href="https://www.pewresearch.org/internet/2018/05/31/teens-social-media-technology-2018/">el 89% de los adolescentes informan que están en línea “casi constantemente” o “varias veces al día”</a>.</p>
<p>Es más probable que los adolescentes inicien una sesión en Instagram que en cualquier otro sitio de redes sociales. Es una parte omnipresente de la vida adolescente. Sin embargo, los estudios muestran sistemáticamente que cuanto más a menudo usan los adolescentes Instagram, <a href="https://doi.org/10.1037/ppm0000182">peor es su bienestar general, su autoestima, su satisfacción con la vida, su estado de ánimo y su imagen corporal</a>. Un estudio encontró que cuantos más estudiantes universitarios usaban Instagram en un día determinado, <a href="https://doi.org/10.1037/ppm0000350">peor era su estado de ánimo y su satisfacción con la vida ese día</a>.</p>
<h2>Comparaciones poco saludables</h2>
<p>Pero Instagram no es problemático simplemente porque es popular. Hay dos características clave de Instagram que parecen hacerlo particularmente riesgoso. En primer lugar, permite a los usuarios seguir tanto a celebridades como a compañeros, los cuales pueden presentar una imagen filtrada y manipulada de un cuerpo poco realista junto con una impresión altamente controlada de una vida perfecta.</p>
<p>Si bien todas las redes sociales permiten a los usuarios ser selectivos en lo que muestran al mundo, Instagram es conocido por sus capacidades de edición y filtrado de fotografías. Además, esa es la plataforma popular entre celebridades, modelos e influencers. Facebook ha sido relegado a las mamás y abuelos poco geniales del fútbol. Para los adolescentes, esta perfecta integración de celebridades y versiones retocadas de compañeros de la vida real presenta un entorno propicio para la comparación social ascendente, o para compararse a sí mismo con alguien que es “mejor” en algún aspecto.</p>
<p>Los seres humanos, por regla general, miran a los demás para saber cómo encajar y juzgar sus propias vidas. Los adolescentes son especialmente vulnerables a estas comparaciones sociales. Casi todo el mundo recuerda haberse preocupado por encajar en la escuela secundaria. Instagram exacerba esa preocupación. Ya es bastante difícil compararse con una supermodelo que se ve fantástica (aunque filtrada); puede ser incluso peor cuando la comparación filtrada es Natalie al final del pasillo.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1438065105481183236"}"></div></p>
<p>Compararse negativamente con los demás <a href="http://dx.doi.org/10.1111/sipr.12033">lleva a las personas a sentir envidia</a> de las vidas y los cuerpos aparentemente mejores de los demás. Recientemente, los investigadores incluso intentaron combatir este efecto <a href="https://doi.org/10.1080/15213269.2021.1968440">recordando a los usuarios de Instagram que las publicaciones no eran realistas</a>.</p>
<p>No funcionó. Las comparaciones negativas, que eran casi imposibles de detener, aún generaban envidia y bajaban la autoestima. Incluso en estudios en los que los participantes sabían que las fotos que se mostraban en Instagram estaban retocadas y remodeladas, <a href="https://doi.org/10.1080/15213269.2016.1257392">las adolescentes aún se sentían peor con sus cuerpos</a> después de verlas. Para las niñas que tienden a hacer muchas comparaciones sociales, estos efectos son aún peores.</p>
<h2>Objetivación e imagen corporal</h2>
<p>Instagram también es riesgoso para los adolescentes porque su énfasis en las imágenes del cuerpo lleva a los usuarios a enfocarse en cómo ven sus cuerpos a los demás. Nuestra investigación muestra que para las niñas adolescentes, y cada vez más para los niños adolescentes, pensar en sus propios cuerpos como el objeto de una foto <a href="https://doi.org/10.1177%2F0272431618770809">aumenta los pensamientos preocupantes sobre cómo se ven a los demás</a>, y eso lleva a sentir vergüenza por sus cuerpos. El solo hecho de tomarse una selfie para publicarla más tarde los hace sentir peor acerca de cómo ven los demás.</p>
<p>Ser un objeto para que otros lo vean no ayuda a la “generación de las selfies” a sentirse empoderada y segura de sí misma; puede hacer exactamente lo contrario. Estos no son problemas de salud insignificantes, porque la insatisfacción corporal durante la adolescencia es <a href="https://doi.org/10.1002/eat.22270">un predictor poderoso y constante de los síntomas posteriores del trastorno alimentario</a>.</p>
<p>Facebook ha reconocido internamente lo que los investigadores han estado documentando durante años: Instagram puede ser perjudicial para los adolescentes. <a href="https://www.mayoclinic.org/healthy-lifestyle/tween-and-teen-health/in-depth/teens-and-social-media-use/art-20474437">Los padres pueden ayudar</a> hablando repetidamente con sus adolescentes sobre la diferencia entre la apariencia y la realidad, alentándolos a interactuar con sus compañeros cara a cara y a usar sus cuerpos de manera activa en lugar de enfocarse en la selfie.</p>
<p>La gran pregunta será cómo maneja Facebook estos resultados dañinos. La historia y los tribunales han sido menos que indulgentes con el enfoque de cabeza en la arena de las grandes tabacaleras.</p>
<p><em>Este artículo fue <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/tech/2021/09/16/facebook-sabe-que-instagram-esta-danando-la-mente-de-los-adolescentes-y-decide-callar/">traducido por El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/168550/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Christia Spears Brown no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Existe amplia evidencia sobre el daño que Instagram causa para los adolescentes, especialmente sobre su imagen corporativa. La propia investigación de Facebook confirma esto.Christia Spears Brown, Professor of Psychology, University of KentuckyLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1440412020-08-24T17:58:22Z2020-08-24T17:58:22Z¿Tienes hijos o sobrinos pequeños? Estas son tres maneras de ayudarlos a interactuar pese al COVID-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/354120/original/file-20200821-16-p3ytzk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5760%2C3095&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Cuando los niños y adolescentes pasan demasiado tiempo aislados en casa, sus habilidades sociales y autoestima pueden sufrir</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/teen-boy-plays-game-on-digital-tablet-at-home-royalty-free-image/1146552988">SDI Productions/E+ via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Con la pandemia de COVID-19 empeorando en la mayor parte de Estados Unidos, América Latina y en otras regiones del mundo, un número creciente de <a href="https://www.kron4.com/news/bay-area/san-francisco-public-schools-to-start-distance-learning-for-fall-semester-aug-17/">distritos escolares</a> <a href="https://www.11alive.com/article/news/education/atlanta-public-schools-to-require-virtual-learning-for-first-quarter-of-school-year/85-57d59621-0a94-4d89-89a8-603a3f54921c">han determinado</a> que el regreso a la instrucción diaria en persona aún no es seguro o viable. Su objetivo es seguir con el aprendizaje remoto a medida que avanza el año escolar.</p>
<p>Basado en mi <a href="https://scholar.google.com/citations?user=RzBpB7MAAAAJ&hl=en&oi=ao">investigación</a> sobre los efectos psicológicos de la tecnología digital, he visto que cuando los niños y adolescentes pasan mucho tiempo aislados en casa y mirando las pantallas, sus <a href="https://doi.org/10.1089/cyber.2013.0466">habilidades sociales</a> y <a href="https://doi.org/10.1089/cpb.2005.8.1">autoestima</a> pueden sufrir y pueden <a href="https://doi.org/10.1177%2F1461444812466715">volverse más solitarios</a>. Afortunadamente, hay maneras de reducir esos riesgos, mientras que los jóvenes pasan mucho más tiempo de lo habitual en casa.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Teenage boy sits in chair playing a video game on a big flat screen." src="https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350651/original/file-20200731-15-ge3pg9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">A los niños les resulta más fácil concentrarse en sus amigos cuando juegan juntos en persona.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/teenage-boy-sits-in-front-of-tv-playing-video-game-royalty-free-image/106748964">Schedivy Pictures Inc./DigitalVision via Getty Images</a></span>
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<h2>1. Practica prestar atención a otras personas</h2>
<p>Una habilidad social importante es la capacidad de prestar atención a otra persona mientras interactúa con ella. Un estudio a largo plazo de más de 300 adolescentes descubrió que aquellos con el uso más intenso de la pantalla también eran los más <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2018.10.032">propensos a centrarse en sus propias necesidades</a>, en lugar de las de las otras personas con las que interactuaban. Otra investigación indica que este <a href="https://doi.org/10.1515/jcc-2013-0003">comportamiento egocéntrico</a> tiende a generar más problemas sociales con los amigos.</p>
<p>La buena noticia es que las actividades cotidianas, aparte de la tecnología, pueden ayudar a los niños a concentrarse en general y prestar atención a otras personas. Por ejemplo, cuando las familias hacen cosas juntas, como cocinar y cultivar un huerto, o tienen un horario designado para que todos lean al mismo tiempo, puede ayudar a los niños a mantener la habilidad social de prestar atención a los demás. Un gran estudio encontró que tanto los adultos como los menores involucrados en este tipo de actividades se <a href="https://dx.doi.org/10.1037%2Fa0014123">sentían mejor acerca de sus relaciones</a>.</p>
<p>A los niños les resulta más fácil concentrarse en sus amigos cuando juegan juntos en persona, algo que es más difícil de hacer mientras se distancia socialmente. Y cuando juegan al aire libre, o incluso simplemente pasan tiempo al aire libre, se vuelven más capaces de prestar atención a sus amigos y, más tarde, <a href="https://sophia.stkate.edu/maed/309">centrarse en el trabajo escolar</a>. Además, el <a href="https://doi.org/10.4103/2277-9531.119043">yoga y otros ejercicios de relajación</a>, como los ejercicios de respiración, pueden ayudarlos a practicar la concentración en general.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Teenage girl studying with video online lesson at home with her family amid widespread distance learning." src="https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350655/original/file-20200731-21-mqo82r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los niños necesitan practicar el arte de la conversación.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/teenage-girl-studying-with-video-online-lesson-at-royalty-free-image/1216391310">valentinrussanov/E+ via Getty Images</a></span>
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<h2>2. Fomentar el intercambio de conversación</h2>
<p>Las interacciones en la escuela ayudan a los niños a aprender a leer expresiones faciales y lenguaje corporal, dar y recibir conversaciones y cómo cambiar o iniciar temas de conversación. Tener estos encuentros informales regularmente es una forma en que los niños aprenden a conocer y saludar a las personas. Si bien no hay un sustituto perfecto en línea, hay pasos que los padres y otros tutores pueden tomar para ayudar a preservar las habilidades sociales de un menor.</p>
<p>Algunas actividades en línea pueden ayudar a los niños a practicar la percepción de las emociones de los demás al mirar sus caras. Un ejemplo es la ‘<a href="http://socialintelligence.labinthewild.org/mite/">Prueba de los ojos en la mente</a>’, en la que las personas miran una imagen de los ojos de alguien y adivinan la emoción que ese individuo está experimentando.</p>
<p>El tiempo en familia puede potencialmente hacer la mayor contribución a las habilidades sociales y de conversación. Planea cenar juntos, sin la distracción de ninguna pantalla o teléfono, porque los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25676655/">niños que cenan con sus familias</a> tienden a establecer relaciones más fuertes con sus compañeros, marcadas por menos peleas e intimidaciones.</p>
<p>También es útil escribir cartas a mano, en lugar de depender de dispositivos electrónicos para la comunicación escrita. Los padres pueden alentar a los niños a encontrar nuevos amigos en lugares lejanos a través del correo postal, aprovechando un <a href="https://www.penpalschools.com/">sitio web de amigos por correspondencia</a>. Intercambiar cartas con un extraño desarrolla habilidades de conversación, ya que escribir una carta para conocer a alguien implica hacer preguntas en temas como actividades y comidas favoritas.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Toddler looks at a laptop in the dark." src="https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350658/original/file-20200731-18-iwsqh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las aplicaciones como Skype y FaceTime pueden ser útiles, pero los menores pueden cansarse de ellas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/year-old-boy-looking-a-laptop-in-the-dark-royalty-free-image/922390736">Thanasis Zovoilis/DigitalVision</a></span>
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<h2>3. Mantener amistades</h2>
<p>Los padres de niños aislados en casa pueden necesitar buscar formas creativas para mantener las amistades escolares. Las aplicaciones como Skype, Zoom y FaceTime pueden ser útiles, pero los menores, como los adultos, pueden cansarse de ellas. Afortunadamente, hay alternativas.</p>
<p>Recuerda a tus hijos la diferencia entre mensajes breves o publicaciones y comunicaciones más largas. <a href="https://doi.org/10.1001/jamapediatrics.2019.0690">A través de mi investigación</a>, descubrí que los niños generalmente ven las diferencias entre interacciones breves pero divertidas versus sentir una conexión profunda con un buen amigo. Anima a los niños a escribir mensajes más largos, pero menos frecuentes, a sus amigos porque puede ayudar a mantener esas relaciones sólidas.</p>
<p>A pesar de tener que distanciarse socialmente, no olvides que los niños de todas las edades también pueden conectarse con otros al aire libre, lo que es <a href="https://www.advisory.com/daily-briefing/2020/07/17/outdoor-gathering">más seguro que estar juntos en el interior</a>. Organiza visitas al aire libre que mantengan a los niños y adolescentes y sus amigos a dos metros de distancia entre sí y asegúrate de que <a href="https://theconversation.com/kids-need-to-wear-masks-when-they-go-to-school-in-person-and-parents-can-help-them-get-the-hang-of-that-143389">todos usen cubrebocas</a>. Considera <a href="https://www.woodmallets.com/how-to-play-croquet/">jugar croquet</a> u otros juegos que puedan funcionar con estas circunstancias o simplemente hacer que pasen por aspersores. Incluso un pequeño grupo de amigos pasando el rato mientras el distanciamiento social puede preservar las amistades.</p>
<p>Por último, pero no menos importante, alienta a los maestros a dividir las clases en pequeños grupos mientras aprenden en línea. Los niños aún pueden aprender a estudiar juntos, practicar habilidades juntos y hablar y socializar mientras aprenden fuera del aula.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/salud/tienes-hijos-o-sobrinos-pequenos-estas-son-tres-maneras-de-ayudarlos-a-interactuar-pese-al-covid-19">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/144041/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elizabeth Englander receives funding from The Digital Trust Foundation.
</span></em></p>La pandemia ha afectado la manera en que todos los humanos socializamos, pero esto tiene mayor impacto en los menores de edad.Elizabeth Englander, Professor of Psychology, and the Director of the Massachusetts Aggression Reduction Center (MARC), Bridgewater State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1356222020-06-01T20:20:35Z2020-06-01T20:20:35ZNo sea su asistente personal: deje que su hijo se equivoque<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/338605/original/file-20200529-78853-1wxmtpq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4260%2C3404&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teenage-girl-on-bicycle-hands-168736607"> Chamille White / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Salir con el chico equivocado a los 15 y tropezar con la misma piedra a los 18 para terminar teniendo hijos con el mejor marido que una podía encontrar. O equivocarme también con el marido que escogí a los 27, separarme y aprender a los 52 qué quiero y qué merezco en una relación sentimental. O aceptar aquel trabajo en el que me dejé pisotear y me dejé también muchas horas extra y viernes por la noche para aprender por fin a poner límites, a valorar mi trabajo y a quererme un poco más.</p>
<p>Preguntar en el grupo de whatsapp de los padres qué deberes hay para mañana o si se sabe cuándo es el examen de matemáticas. O quizás no soy de las que preguntan, pero sí de las que leen, y entonces veo que hay que entregar tres ejercicios de inglés y aviso a mi hija para que los haga antes de que sea más tarde y esté cansada. </p>
<p>Coger el coche cuando ya llevo puesta la ropa de estar por casa para ir al colegio a buscar el libro de sociales porque mi hijo me dice llorando que mañana tiene examen. Estudiar con él hasta que se sabe el temario a la perfección y ayudarle en ese proyecto de tecnología que nos queda impresionante (quién me iba a decir que sería capaz de hacer un coche teledirigido yo, que soy de letras). </p>
<h2>Abusar del “nosotros”</h2>
<p>Y sin darnos cuenta (y qué grave es que no nos demos cuenta), incorporamos automáticamente el “nosotros” en lugar de la tercera persona del singular: “tenemos muchos deberes”, “no llegaremos al examen del miércoles” o “a este ritmo no nos vamos a sacar la ESO”.</p>
<p>Todos estaremos de acuerdo en que no tendría ningún sentido abocar a nuestros hijos al sufrimiento y generar voluntariamente situaciones traumáticas. Pero tampoco lo tiene irse al polo opuesto: solucionar una y otra vez aquellas responsabilidades que no son nuestras, sino de ellos y ellas. Cuando caemos en esta actitud (la de secretario de nuestros hijos o la de chofer con servicio de 24 horas) les estamos haciendo un flaco favor.</p>
<h2>Sobreprotección y falta de autocontrol</h2>
<p>Un <a href="https://www.apa.org/pubs/journals/releases/dev-dev0000536.pdf">estudio sobre estrategias de autorregulación emocional</a> concluye que la sobreprotección de los padres produce en mayor medida hijos con dificultades para regular sus emociones y autocontrolarse. Y tiene sentido: si como madre o padre soluciono cosas que debería solucionar mi hijo, él se va a acostumbrar a no hacerlo por sí solo y, por tanto, tampoco se va a saber ocupar de sus propias emociones ni de su comportamiento. </p>
<p>Y si los padres lo hacemos por ellos, van a depender en mayor medida de nosotros y va a haber un mayor riesgo de que esa dependencia emocional en la infancia se convierta en una dependencia emocional en la edad adulta. Parece coherente también que los autores de este mismo estudio refieran además dificultades académicas y sociales en la adolescencia como efecto de la sobreprotección parental.</p>
<p>Pensemos también en qué mensaje transmitimos a nuestros hijos cuando nos ocupamos sistemáticamente de sus responsabilidades: “Si tú te equivocas y yo me ocupo de repararlo doy por hecho que tú no eres capaz de hacerlo”. Y aunque no se lo digamos con palabras, lo estamos transmitiendo con nuestros hechos, y estos son sin duda los mensajes que más les llegan a los niños. Y cuando un niño incorpora el “no soy capaz”, no está desarrollando una buena autoestima.</p>
<h2>Cuando no hay tolerancia a la frustración</h2>
<p>También debemos tener en cuenta que protegerles en exceso evita que desarrollen la tolerancia a la frustración, algo fundamental y necesario para la supervivencia emocional. Si no les acostumbramos a que vayan resolviendo pequeñas cosas en su día a día, no van a saber hacer frente a frustraciones que tarde o temprano llegarán. </p>
<p>Retrasar el momento en que salgan al mundo les va a provocar un mayor sufrimiento cuando lo hagan, porque no van a disponer de las estrategias de afrontamiento necesarias. Y así lo avalan investigaciones científicas como <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28391110">esta de investigadores japoneses</a>, que concluye que la sobreprotección parental se relaciona con sintomatología depresiva en la edad adulta.</p>
<h2>Aprender a modificar su conducta</h2>
<p>Un factor de protección ante el desarrollo de enfermedades mentales es la capacidad de flexibilizarnos ante las situaciones que así lo requieren. Pero si no acompañamos a los más pequeños para que aprendan a tolerar su frustración, si no saben regular sus emociones, si tienden a depender de nosotros, si se sienten incapaces de hacer cosas por ellos mismos, ¿es posible que lleguen a aprender a ser flexibles y modificar su conducta cuando sea necesario?</p>
<p>Es cierto que algunas equivocaciones cometidas a lo largo de la vida nos han hecho llorar y nos han quitado horas de sueño. Pero también lo es que estas equivocaciones son parte de quienes fuimos y han ayudado a construir el quiénes somos hoy. </p>
<p>Ya lo decía el conocido psiquiatra <a href="https://institutoericksonmadrid.com/milton-erickson/">Milton Erickson</a> cuando recordaba cómo un bebé aprende a caminar: “La torpeza al procurar ponerse de pie y entrecruzársele los pies es la torpeza que todos experimentamos cuando intentamos aprender algo nuevo”. Aprendemos a caminar cayendo una y otra vez. Entonces, ¿por qué no permitir que nuestros hijos se equivoquen?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/135622/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Amalia Gordóvil Merino no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Organizarle la vida a nuestros hijos e hijas, aunque muchas veces se haga de manera inconsciente, puede provocarles muchos problemas a largo plazo: dependencia, falta de tolerancia a la frustración, emociones incontroladas… La sobreprotección hace que los pequeños tarden mucho en llegar a ser autónomos.Amalia Gordóvil Merino, Profesora colaboradora de Psicología y psicóloga familiar en centro GRAT, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1291522019-12-22T20:54:57Z2019-12-22T20:54:57ZVacaciones sin tocar los libros… ¿y también sin hacer deporte?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/308173/original/file-20191222-11951-1pq1aj1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2982%2C1989&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-elementary-children-racing-across-their-30529018">Shutterstock / Glenda</a></span></figcaption></figure><p>Llega la Navidad y los colegios e institutos se vacían. Los niños y jóvenes dejarán aparcada su mochila tras la puerta de su habitación y probablemente no la toquen hasta el día anterior a la vuelta a clase, aunque habrá alguna excepción. </p>
<p>Para eso están las vacaciones, para desconectar durante un par de semanas de los libros, deberes o clases extraescolares. Casi es necesario para afrontar el resto del curso con garantías de éxito. Tal vez, sí echarán de menos las clases de Educación Física, el contar con esas horas a la semana en las que practicar actividad deportiva saludable, además de aprender otras competencias acompañados por sus compañeros y su profesor. </p>
<p>Si los chicos y chicas están concienciados de mantener una actividad física y deportiva diaria, seguro que no se quedan tumbados en el sofá o frente a las pantallas todas las navidades.</p>
<h2>La Educación Física ya no es “gimnasia”</h2>
<p>Atrás quedaron los años en los que la “gimnasia” del colegio era considerada una asignatura “maría”, un descanso entre clase y clase para que unos jugaran con el balón y otras a la comba. </p>
<p>Hoy la situación es totalmente distinta. Invitaría a todo aquel que lo desee a visitar un centro educativo moderno, donde podrá observar cómo se imparten actualmente estas clases. Con seguridad se llevará una grata alegría al comprobar cómo se ha pasado de una educación tradicional, basada en la condición física y el rendimiento deportivo, a una Educación Física moderna, con la aplicación de metodologías activas y centradas en el alumno, en las cuales prima, entre otras cosas, la formación orientada a la salud, la iniciación deportiva educativa y saludable, la expresión e imagen corporal, juegos, ocio y recreación activos. </p>
<p>Este cambio ha venido propiciado por la <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=8wi3zhkqfosC&oi=fnd&pg=PA3&dq=beneficios+de+la+educaci%C3%B3n+f%C3%ADsica+&ots=dKoGivJTQw&sig=hZ4DgftkMei_zHd95C7IDxU2TGw#v=onepage&q=beneficios%20de%20la%20educaci%C3%B3n%20f%C3%ADsica&f=false">mejora de la formación del profesorado</a> desde la universidad, en las Facultades de Educación y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, tanto en la formación inicial como en la formación continua. </p>
<p>Ahora lo que destaca en la profesión dentro de la Educación Física y la pedagogía deportiva son las buenas prácticas, y lo habitual es encontrarse con profesionales sobresalientes, con una formación y actitud dinámica, motivados, trabajadores y con gran preocupación por sus alumnos o jugadores. </p>
<p>El contexto deportivo es un <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2543127">ambiente excelente donde poder educar</a> a los jóvenes a través del juego limpio, igualdad, cooperación, etc. Aunque para conseguir estos objetivos, es requisito imprescindible aplicar un programa formativo bien diseñado y que incorpore explícitamente la enseñanza de valores, así como que el profesor que implemente este programa sea competente para ello. </p>
<p>Todos estos aspectos condicionan tanto el proceso como el resultado pedagógico, los aprendizajes y experiencias de los jóvenes, y, por tanto, también sus sentimientos y sensaciones.</p>
<h2>Mejorar las leyes educativas</h2>
<p>Actualmente, la ley educativa es la que es, y la sensación que tenemos la mayor parte de los docentes es que intentar cambiarla para mejorar el sistema educativo en España es como cuando el Quijote luchaba contra los molinos de viento. Todos los que estamos en las aulas, independientemente del nivel educativo, observamos elementos clave que sería necesario modificar o mejorar con muy poco esfuerzo. </p>
<p>Algunos de estos cambios no requieren de una mayor financiación, sino de una mejor planificación y organización de recursos humanos y materiales. Aunque si se mejora el presupuesto para educación e investigación es seguro que también se avanzaría hacia una sociedad más sabia, justa y con valores cívicos.</p>
<p>Entre las razones que justifican un mayor protagonismo de la educación corporal y deportiva en las aulas no solo se encuentran las más evidentes, como la salud de los escolares (control del sobrepeso y la obesidad en la población infantil y juvenil). Entre el 30-35 % de niños y jóvenes entre 2 y 17 años tienen sobrepeso u obesidad, siendo las regiones de Andalucía, Murcia, Islas Canarias y Baleares las que cuentan con mayores problemas, según <a href="https://www.mscbs.gob.es/estadEstudios/estadisticas/encuestaNacional/encuestaNac2017/ENSE2017_notatecnica.pdf">las estadísticas</a> de la Encuesta Nacional de Salud en España 2017. </p>
<h2>Prevención de enfermedades</h2>
<p>Asimismo, es vital la mejora del estado físico general de los niños y adolescentes, así como los beneficios de la práctica habitual de actividad física y deportiva con la salud, pues puede prevenir una serie de afecciones, entre las que se encuentran <a href="https://theconversation.com/que-ejercicio-es-el-mas-adecuado-en-cada-etapa-de-la-vida-110210">enfermedades</a> del corazón, la diabetes tipo 2 y algunos cánceres. </p>
<p>La Educación Física, si se enseña correctamente, con los recursos y metodologías adecuadas, educa de forma positiva los factores psicosociales (autoestima, autoconcepto físico, resiliencia, relación con amigos, etc.), sus capacidades de coordinación, equilibrio, agilidad o propiocepción, la expresión corporal, la cultura deportiva, o la capacidad de compartir tareas motrices o espacios, juegos deportivos y emociones con sus iguales. Que aprendan a resolver problemas o a trabajar de forma cooperativa por conseguir juntos un mismo objetivo. Todo para promover que los alumnos sean más autónomos, responsables, y también más activos.</p>
<h2>La OMS recomienda más actividad</h2>
<p>Tener a un niño de 3 a 11 años sentado durante cinco horas seguidas va contra natura y no se están favoreciendo comportamientos saludables. </p>
<p>Cuatro científicas pertenecientes a la Organización Mundial de la Salud (OMS) han publicado recientemente en <a href="https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(18)30357-7/fulltext">The Lancet Global Health</a> los resultados del mayor estudio realizado hasta el momento en esta línea en el período 2001-2016 y con una muestra de 1,6 millones de jóvenes procedentes de 145 países. </p>
<p>El estudio demuestra que el 80 % de los adolescentes con edades comprendidas entre los 11 y los 17 años no realiza las actividades físicas diarias recomendadas por la OMS. Las tres principales conclusiones que se extraen del estudio son: </p>
<ol>
<li><p>La situación apenas ha mejorado en el periodo de tiempo analizado.</p></li>
<li><p>Las chicas realizan menos ejercicio, cuando los beneficios de practicarlo de forma habitual son similares para chicas que para chicos. </p></li>
<li><p>La obesidad se ha convertido ya en una epidemia global, afectando tanto a los países pobres como a los ricos.</p></li>
</ol>
<p>Si siguiéramos las recomendaciones de la OMS, los escolares “deberían realizar un mínimo de sesenta minutos de actividad física de intensidad moderada o intensa a diario”, y se observa que hay muchos niños y jóvenes que en su tiempo de ocio no realizan actividades físicas o deportivas. </p>
<p>Pero el aumento de cantidad de horas de clase debe estar acompañado de un incremento de calidad en los aprendizajes, pues con más tiempo educativo los alumnos pueden profundizar en sus conocimientos teóricos y prácticos, asimilando y desarrollando estilos de vida activos y saludables. </p>
<h2>Un mínimo de tres horas semanales</h2>
<p>Las últimas leyes educativas han mantenido la carga docente de la educación física en el currículo, a pesar del debate abierto entre los expertos, y en la sociedad en general, sobre la necesidad de ampliar el horario como mínimo a tres horas a la semana. </p>
<p>Este cambio sería un paso positivo, aunque no serían las condiciones ideales. De hecho, ya hay alguna comunidad autónoma que ha dado este paso, como Andalucía y otras que parecen seguir con esta iniciativa, pues tenemos noticias de que tanto la Comunidad Valenciana como el País Vasco también aprobarán medidas similares en un corto espacio de tiempo.
Pero ¿por qué no llegar a las cuatro horas de clase semanal de Educación Física?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/129152/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sixto González-Víllora no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La Educación Física que se imparte en los colegios ya no es lo que muchos conocían como “gimnasia”. Esta actividad pretende otros objetivos más allá del deporte. La mala noticia es que, según la OMS, su práctica en los colegios es claramente insuficiente.Sixto González-Víllora, Profesor Titular de Universidad en Didáctica de la Educación Física y Deportes, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1147912019-04-10T21:02:58Z2019-04-10T21:02:58ZAnsiedad y fobia social en adolescentes: cuando los trastornos se esconden<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/268377/original/file-20190409-2914-1fcgm6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C6%2C4587%2C3442&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/double-exposed-portrait-shot-teenager-wearing-1342181867">Mirzamlk / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La ansiedad es una respuesta que todos los seres humanos poseemos y aparece cuando nuestro cerebro percibe una amenaza que pone en riesgo nuestra vida. Por tanto, la ansiedad nos prepara para lo que pueda acontecer, buscando soluciones que nos pongan a salvo. Esta experiencia tiene un importante valor adaptativo para la supervivencia.</p>
<p>El conflicto surge cuando nuestro cerebro dispara las alarmas y sentimos palpitaciones, sudor, ahogo e incluso pánico. Estos síntomas paralizan y crean un mundo amenazante en situaciones cotidianas, que interpretamos como un peligro real.</p>
<h2>El valor preventivo del temor</h2>
<p>El temor, junto a otras emociones, tiene un valor preventivo importante ante un posible daño que podamos sufrir. Pero cuando esta emoción se activa, es tan fuerte que puede prevalecer sobre otras funciones neurofisiológicas, emocionales o cognitivas y por esta razón la reconocemos e interiorizamos.</p>
<p>Pasamos gran parte de nuestra vida dedicados a relacionarnos directa o indirectamente con otros seres humanos. Esta interacción, para la mayoría, nos resulta reforzante y necesaria porque somos fundamentalmente sociales. </p>
<p>Pero para otras muchas personas, <a href="https://www.edicionespiramide.es/libro.php?id=5426132">estas relaciones sociales cotidianas son un martirio y las viven con gran malestar</a>. Especialmente cuando se trata de adolescentes con ansiedad social. Mientras los demás pueden disfrutar y aprender de una conversación en grupo, para ellos puede convertirse en un reto difícil o imposible de realizar.</p>
<h2>Terror irracional a una evaluación negativa</h2>
<p>La fobia social suele comenzar en la adolescencia, y supone un temor irracional a la evaluación negativa por parte de los demás. Este temor les induce a evitar aquellas situaciones sociales que temen no controlar. La conducta de evitación puede ocasionar una reducción de la libertad personal, un aislamiento social y una soledad impuesta casi total.</p>
<p>En la infancia, los estados de ansiedad son cada vez más frecuentes y muchos niños y preadolescentes parecen enfrentarse a problemas serios y aparentemente infranqueables. Según el informe del <a href="https://childmind.org/our-impact/childrens-mental-health-report/2018report/">Instituto de la Mente Infantil (Child Mind Institute)</a>, los trastornos de ansiedad en la infancia y la adolescencia son los más habituales en todo el mundo y cifra en aproximadamente 117 millones los niños y adolescentes de todo el mundo que han sufrido un trastorno de ansiedad.</p>
<h2>Síntomas de ansiedad en el 20% de los adolescentes</h2>
<p>El 20 % de los adolescentes españoles sufre algún síntoma de ansiedad (<a href="https://www.adolescenciasema.org/">Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA)</a>).</p>
<p>El problema no suele resultar fácil de detectar ya que, tanto en niños como en adolescentes, se oculta bajo otros comportamientos o problemas médicos. Algunos muestran su vulnerabilidad con un temor desproporcionado, con dolor físico o con la evitación de situaciones, mientras que otros reaccionan con mayor inquietud, hostilidad u oposición. </p>
<p>En el caso particular de los adolescentes, sus dificultades se atribuyen con frecuencia a una falta de madurez, o se tiende a banalizar sus malestares como una timidez. Esta interpretación resta importancia a la gravedad de los síntomas que pueden estar experimentando y dejar pasar un tiempo muy valioso en el cual se puede tratar de forma eficaz un problema que, de no tratarse, tendrá mayores consecuencias negativas en la vida adulta.</p>
<h2>Un problema difícil de detectar</h2>
<p>Los adolescentes con ansiedad social muchas veces desconocen o no reconocen lo que les ocurre, pero tienen muy claras sus limitaciones y lo que no se ven capaces de hacer. </p>
<p>Normalmente, se refieren a sí mismos como torpes, con dificultad para hablar con los demás. Refieren sentimiento de soledad, pocos amigos, pérdida de oportunidades y autoestima muy baja ante la frustración que les supone el hecho de ver que sus ilusiones no se satisfacen por culpa de su ansiedad. </p>
<p>A todo ello, se suma la inestabilidad de un cuerpo en pleno desarrollo que con frecuencia crece lo que no se desea y no crece lo que se desea, pero que tiene que cumplir con unos cánones establecidos por la sociedad y el grupo de iguales.</p>
<p>La ansiedad social genera todo un temor sobre la propia imagen. Quien la sufre trata de evitar que le vean como se ve a sí mismo. Teme actuar erróneamente y sufre ante la posibilidad de sentir un descrédito personal. Continuamente cree estar siendo evaluado por los demás y eso le lleva a estar alerta en cada situación temida. </p>
<h2>¿Cuáles son las consecuencias?</h2>
<p>Las consecuencias dependerán de la cantidad de situaciones de temor y en función de ellas su vida se sentirá más o menos limitada. Consciente de su temor y limitaciones, así como de las renuncias a situaciones que incluso desea, provoca un discurso interior negativo y anticipatorio sobre todo lo que pueda suceder.</p>
<p>Cuando todo gira en torno a un mundo interior y los pensamientos van a gran velocidad, es muy difícil que aflore un discurso fluido. Como resultado, por la boca solo salen monosílabos, la cara está rígida y el cuerpo se repliega con la mirada hacia abajo evitando mirar a los ojos de los demás.</p>
<p>Los jóvenes con ansiedad social cuando solicitan ayuda, al igual que los adultos, expresan su impotencia, sentimiento de soledad, falta de amigos, incapacidad para disfrutar, dificultades para relacionarse con los demás, hablar ante un grupo, a personas con autoridad, etc. </p>
<p>La dificultad aumenta desde situaciones esporádicas hasta los casos más graves donde toda su vida gira alrededor del trastorno. Con cierta frecuencia se presentan consumos elevados de alcohol porque bajo sus efectos sienten que pueden desinhibirse y librarse de su propia prisión, percibiendo que son capaces de hacer lo que los demás hacen con total naturalidad y sin esfuerzo.</p>
<h2>Dificultades educativas</h2>
<p>Son jóvenes que pueden presentar <a href="https://www.researchgate.net/publication/330400857_Efecto_del_uso_de_estrategias_cognitivas_de_regulacion_emocional_sobre_los_niveles_de_ansiedad_en_adolescentes_espanoles">dificultades educativas, frustración ante situaciones de aprendizaje o conflictos vitales</a> y que no logran estar a la altura de las exigencias académicas y sociales de su entorno. </p>
<p>Como consecuencia pueden manifestar una baja autoestima y una <a href="http://www.nafarroakoikastolak.net/nieikastola/Argazkiak/Dokumentuak/bullying__el_maltrato_entre_iguales_bull20160522-12048-15b7cjj_20160909082603.pdf">elevada vulnerabilidad frente al acoso escolar</a>.</p>
<p>Está en manos de los adultos la capacidad para detectar las señales que diferencian una soledad voluntaria a una impuesta o que diferencian a una persona feliz de alguien que solo aparenta serlo para no defraudar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/114791/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Jesús Irurtia Muñiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Más del 20 % de los adolescentes españoles sufre fobia social o ansiedad. Este problema comienza pronto y puede aparecer camuflado bajo otros síntomas que dificultan que un adulto lo detecte.María Jesús Irurtia Muñiz, Profesora Titular de Psicología, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1147702019-04-04T20:27:06Z2019-04-04T20:27:06ZPor qué algunas personas no pueden parar de correr<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/267523/original/file-20190404-123413-cl160y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C998%2C666&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/tired-woman-runner-taking-rest-after-388376620"> lzf / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Alex tiene un problema: es adicto al <em>running</em>. “Le guste a mi familia o no, tengo que salir a correr”, declara. “Forma parte de lo que soy”. Lo que antes eran carreras tres días a la semana se han convertido en 10 sesiones cada siete días. Cuando le surge algo que le impide hacer ejercicio, Alex se muestra irritable y le abruma un sentimiento de culpa. Pasó de practicar deporte como una actividad saludable a abusar de su propio físico. Su cuerpo está destrozado y, aunque se encuentra mental y físicamente agotado, no deja de correr.</p>
<p>Los <a href="https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs11469-007-9081-9">beneficios</a> que aporta a la salud física y mental marchar a un ritmo ligero son indiscutibles. Sin embargo, los <em>runners</em> pueden caer en el error de <a href="https://thepsychologist.bps.org.uk/volume-30/june-2017/shining-light-dark-side-running">convertir un hábito sano en perjudicial</a>. Esto es, precisamente, lo que les ocurre a los corredores de larga distancia, que al incrementar la dureza de sus entrenamientos reducen su nivel competitivo. Es decir, se arriesgan a transformar la perseverancia del “quiero correr” en una presión y exceso insanos expresados en los términos “tengo que correr”. </p>
<h2>Así se produce el cambio</h2>
<p>Supongamos que usted empieza a correr porque quiere ponerse en forma y situarse en el peso adecuado. Lo intenta y le gusta, así que sigue saliendo a recorrer las calles. Un mes después, se da cuenta de que la ropa le queda mucho mejor, sus amigos comentan lo bien que se le ve últimamente y sus compañeros de ruta alaban sus progresos técnicos y su velocidad. No es para menos, ya que ha mejorado su marca. Está alcanzando los objetivos que se había propuesto, supera a los demás y, por si fuera poco, correr le produce un subidón.</p>
<p>Aun así, no le resulta suficiente. Correr cinco kilómetros ya no le produce el mismo efecto de euforia, así que aumenta el circuito hasta los 10 kilómetros. Ya no tiene tiempo para comer y charlar un rato con sus compañeros al haber duplicado la carga de ejercicio, pero no importa. Todos a su alrededor no paran de decirle lo bien que luce, y usted es cada vez más rápido y se siente en la gloria. Es entonces cuando la bola de nieve se hace más grande y se plantea que si puede con 10 kilómetros, ¿por qué no preparar una media maratón?</p>
<p>La situación entraña un peligro: su confianza está comenzando a depender del <em>running</em>. Es algo que le define. Y es que, si no corre, ¿quién es usted? Si reduce la exigencia de sus entrenamientos o se olvida de ellos, todo lo que está viviendo y experimentando desaparecerá. La gente lo admira por salir a correr, y su autovaloración también se basa en eso. Por lo tanto, no le queda más remedio que seguir corriendo para mantener la percepción que tiene de sí mismo. Tiene sentido para usted: cuanto más corre, mejor se siente, goza de mayor aceptación social y, por consiguiente, aumenta su autoestima. Acaba por forjar una convicción incuestionable: “Si no sigo corriendo, me convertiré en un don nadie”.</p>
<p>Las investigaciones que se han llevado a cabo indican que las personas que se identifican de manera clara con un perfil deportista (entre las que se incluyen los corredores) y a las que su físico les genera ansiedad tienen más posibilidades de <a href="https://www.routledge.com/The-Exercising-Female-Science-and-Its-Application-1st-Edition/Forsyth-Roberts/p/book/9780815391982">crear dependencia hacia el ejercicio</a>. Nuestro trabajo como psicólogos del deporte y el ejercicio nos permite habitualmente conocer personas consumidas por su identidad atlética que han llegado a la conclusión de que su éxito como deportistas refleja su valía personal. Es decir, si tengo éxito como atleta, soy valioso. Si no lo tengo, soy inútil. Tengo que triunfar, ya que mi autoestima está en el alambre.</p>
<p>Los <em>runners</em> no tienen el éxito asegurado, así que ellos mismos se colocan en situaciones en las que parten con desventaja. El estudio que hemos desarrollado muestra que las personas cuya autoestima depende del éxito o de sus logros son propensas a disfrutar de un <a href="https://www.researchgate.net/publication/321319811_Psychological_Distress_Across_Sport_Participation_Groups_The_Mediating_Effects_of_Secondary_Irrational_Beliefs_on_the_Relationship_Between_Primary_Irrational_Beliefs_and_Symptoms_of_Anxiety_Anger_and_">bienestar psicológico más reducido</a>. </p>
<h2>Ilógico</h2>
<p>Las proposiciones que comienzan por “tengo que…” y “no valdría para nada si no hiciera…” son consideradas ilógicas en algunas terapias psicológicas, especialmente en la terapia racional emotiva conductual <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5028385/">(TREC)</a>, que es <a href="https://www.routledge.com/Rational-Emotive-Behavior-Therapy-in-Sport-and-Exercise-1st-Edition/Turner-Bennett/p/book/9781138688452">empleada de manera frecuente en el deporte y el ejercicio</a>. Las pruebas de las que disponemos evidencian que las personas que tienen esta convicción falta de lógica sufren un mayor riesgo de desarrollar diferentes tipos de dependencias, como <a href="https://link.springer.com/article/10.1023/A:1024950407778">alcoholismo</a>, <a href="https://www.liebertpub.com/doi/abs/10.1089/cpb.2007.0095">adicción a Internet</a> y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211266918300094">adicción al ejercicio</a>. Además, aunque estas creencias alejadas del sentido común puedan parecer motivacionales, conllevan un <a href="http://www.ijsp-online.com/abstract/view/47/187">agotamiento físico y emocional</a> considerable.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/264104/original/file-20190315-28471-1njegrk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/264104/original/file-20190315-28471-1njegrk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/264104/original/file-20190315-28471-1njegrk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/264104/original/file-20190315-28471-1njegrk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/264104/original/file-20190315-28471-1njegrk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/264104/original/file-20190315-28471-1njegrk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/264104/original/file-20190315-28471-1njegrk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El agotamiento es el precio que se paga por mantener creencias ilógicas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/download/confirm/691058683?size=medium_jpg">Flamingo Images/Shutterstock</a></span>
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</figure>
<p>Existen tres razones por las que podemos asegurar que estas convicciones no están asentadas en la lógica. En primer lugar, obstaculizan el bienestar en vez de impulsarlo. En segundo lugar, construyen una motivación a corto plazo basada en la culpa, es decir, se entrena para evitar remordimientos y no para disfrutar de los beneficios. Por último, no reflejan la realidad: debes respirar, comer, mantenerte hidratado y dormir. No te hace falta correr.</p>
<h2>Ayudando a Alex</h2>
<p>Nuestro trabajo con atletas <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10413200.2018.1446472">(especialmente de larga distancia)</a> que se han sometido a TREC demuestra que al fomentar la aplicación de la lógica en sus objetivos se consigue una motivación más sana y un incremento de la <a href="https://journals.humankinetics.com/doi/abs/10.1123/tsp.2016-0057">resiliencia</a>. De esta manera, los deportistas son capaces de <a href="https://www.researchgate.net/publication/326045758_Teeing_up_for_success_The_effects_of_rational_and_irrational_self-talk_on_the_putting_performance_of_amateur_golfers">alcanzar los objetivos</a> que ellos mismos se proponen y <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10413200.2018.1496186">reducen el nivel de ansiedad</a> en sus hábitos relacionales.</p>
<p>Este proceso implica la necesidad de entender las creencias ilógicas profundamente arraigadas en algunas personas para hacer desaparecer tales convicciones, a la vez que se ayuda a los pacientes a desarrollar alternativas racionales. Así, “tengo que…” y “no valdría para nada si no lo hiciera…” se convierten en “quiero, pero no tengo que…” y “si no lo hiciera me decepcionaría, pero no sentiría que no valgo para nada”.</p>
<p><a href="https://journals.humankinetics.com/doi/abs/10.1123/tsp.2015-0083">Nuestra labor con atletas de élite</a> demuestra que al enfrentarse a obstáculos, como pueden ser las lesiones, las creencias lógicas generan acciones y emociones útiles para la consecución de sus objetivos.</p>
<p>Llegados a este punto, si cree que se encuentra en riesgo de desarrollar una relación perjudicial con el <em>running</em>, recuerde que correr es tan solo una elección. No alcanzar un objetivo o perderse una sesión de entrenamiento le puede hacer sentir mal, pero tampoco es para tanto. Tenga claro también que sus logros como corredor no le definen: usted es más que eso, así que separe su autoestima de sus acciones. Ser un buen <em>runner</em> no le convierte en mejor persona, de la misma manera que ser un mal corredor no influye en su calidad humana.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/114770/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Correr puede ser adictivo. Psicólogos del deporte explican cómo vencer esa adicción.Andrew Wood, Lecturer in Sport and Exercise Psychology, Staffordshire UniversityMartin J Turner, Associate Professor of Psychology, Staffordshire UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1048072018-10-11T21:39:28Z2018-10-11T21:39:28ZCómo afecta la fecha de nacimiento al rendimiento escolar y a la vida posterior<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/240274/original/file-20181011-154542-1ug8pam.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5607%2C3741&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/beautiful-adorable-four-year-old-boy-280611824">Shutterstock / Tomsickova Tatyana</a></span></figcaption></figure><p>Nacer en diciembre, enero, agosto o septiembre puede afectar de forma significativa y duradera a su vida. Los resultados de nuestro <a href="https://ideas.repec.org/cgi-bin/get_doc.pl?urn=RePEc%3Aqut%3Aqubewp%3Awp056&url=http%3A%2F%2Fexternal-apps.qut.edu.au%2Fbusiness%2Fdocuments%2FQuBEWorkingPapers%2F2018%2Fpaper_290518.pdf">nuevo estudio</a> indican que la fecha de nacimiento puede influir en la construcción de nuestra personalidad. En concreto, hemos descubierto que la confianza en uno mismo puede variar significativamente en función del mes de nacimiento.</p>
<p>El motivo no tiene nada que ver con los signos del zodiaco. Lo que ocurre es que la fecha de nacimiento determina el momento en el que empezamos el colegio. Esto es debido a que casi todos los países establecen una fecha límite a partir de la cual se decide cuándo deben empezar el colegio los niños. </p>
<p>Por ejemplo, en Reino Unido la fecha límite es el 1 de septiembre y en España el año natural. En países federales como Australia o Estados Unidos, la fecha límite suele variar en cada estado. De este modo, los niños que cumplan cinco años antes de la fecha límite podrán empezar el colegio; sin embargo, aquellos que cumplan años después de dicha fecha seguirán teniendo cuatro años y tendrán que esperar un año más para empezar el colegio. </p>
<p>La posición relativa de la fecha de nacimiento con respecto a la fecha límite de escolarización tiene una importante consecuencia: determina si el niño pertenecerá durante la primaria y la secundaria al grupo de estudiantes mayores, más maduros y más altos de la clase o no. </p>
<h2>La edad relativa y el éxito profesional</h2>
<p>Es bien sabido que la edad relativa en el colegio puede tener un impacto duradero. Existe todo un <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0273229700905161">corpus de investigación</a> que muestra, por ejemplo, que los estudiantes relativamente mayores tienen, en comparación con el resto de sus compañeros, más probabilidades de convertirse en deportistas profesionales. Este patrón se hace evidente en un amplio abanico de deportes y en muchos países con distintas fechas límite de escolarización. </p>
<p>Lo vemos, por ejemplo, en el <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/(SICI)1520-6300(1998)10:6%3C791::AID-AJHB10%3E3.0.CO;2-1">fútbol</a> o el <a href="https://shapeamerica.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02701367.1994.10607644?journalCode=urqe20">hockey sobre hielo</a>. Muestra de ello es Pep Guardiola, un reconocido futbolista que fue relativamente mayor que sus compañeros y que, en la actualidad, es el <a href="https://es.mancity.com/pep-guardiola">entrenador del Manchester City</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/235532/original/file-20180910-123125-1o63cdn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/235532/original/file-20180910-123125-1o63cdn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/235532/original/file-20180910-123125-1o63cdn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/235532/original/file-20180910-123125-1o63cdn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/235532/original/file-20180910-123125-1o63cdn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/235532/original/file-20180910-123125-1o63cdn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/235532/original/file-20180910-123125-1o63cdn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">En un estudio previo, encontramos que los congresistas de los Estados Unidos suelen haber sido relativamente mayores que sus compañeros de curso.</span>
<span class="attribution"><span class="source">from www.shutterstock.com</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Algunos estudios también han señalado que los estudiantes relativamente mayores <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/ecoj.12047">rinden mejor</a> académicamente. Y, aunque la ventaja tiende a disminuir con el tiempo, estos también tienen una probabilidad ligeramente mayor de ir a la universidad. </p>
<p>Por otro lado, a largo plazo, el impacto no parece tan grande en cuanto a logros profesionales. No obstante, aquellos que fueron relativamente mayores en el colegio están mucho más presentes en ciertos entornos altamente competitivos. </p>
<p>Esto suele darse entre directores de grandes compañías. Además, investigaciones previas también han señalado que este es el caso de muchos <a href="https://ideas.repec.org/cgi-bin/get_doc.pl?urn=RePEc%3Abla%3Ajorssa%3Av%3A179%3Ay%3A2016%3Ai%3A3%3Ap%3A809-829&url=http%3A%2F%2Fhdl.handle.net%2F10.1111%2Frssa.12154">líderes políticos</a> estadounidenses.</p>
<h2>El papel de la autoestima</h2>
<p>Nuestro estudio sugiere que el “efecto cumpleaños” se da por la influencia de la edad relativa en la autoestima. </p>
<p>Investigaciones <a href="https://www.journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/690714">recientes</a> han demostrado que los niños que superan con frecuencia a sus compañeros se sienten más seguros de sí mismos. Ser relativamente mayor que nuestros compañeros tiende a situarnos mejor en la distribución de logros. De este modo, los niños que experimentan esto durante toda su infancia pueden acabar desarrollando una mayor confianza en sus aptitudes, que podrán conservar durante su vida adulta.</p>
<p>Para comprobar esta idea, llevamos a cabo dos estudios. El primero se hizo con niños de entre 13 y 15 años de una escuela australiana nacidos con un mes de diferencia con respecto a la fecha límite.
Estudiamos la tendencia a asumir riesgos y a sentirse seguros de sí mismos de 661 niños, y encontramos <a href="https://ideas.repec.org/cgi-bin/get_doc.pl?urn=RePEc%3Aeee%3Ajoepsy%3Av%3A63%3Ay%3A2017%3Ai%3Ac%3Ap%3A43-81&url=http%3A%2F%2Fwww.sciencedirect.com%2Fscience%2Farticle%2Fpii%2FS0167487016307231">evidencias</a> de que algunos de los chicos relativamente mayores tendían a ser más competitivos que sus compañeros. </p>
<p>En el <a href="https://ideas.repec.org/cgi-bin/get_doc.pl?urn=RePEc%3Aqut%3Aqubewp%3Awp056&url=http%3A%2F%2Fexternal-apps.qut.edu.au%2Fbusiness%2Fdocuments%2FQuBEWorkingPapers%2F2018%2Fpaper_290518.pdf">segundo estudio</a> observamos a más de 1.000 adultos australianos (de entre 24 y 60 años) nacidos antes y después de la fecha límite. En este caso, encontramos que aquellos que fueron relativamente mayores en el colegio se sentían más seguros de su capacidad para completar tareas sencillas que requerían simples cálculos matemáticos. Además, estos también manifestaron una mayor disposición a asumir riesgos en la vida que aquellos que fueron relativamente menores.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/238617/original/file-20181001-19021-t2w1vi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/238617/original/file-20181001-19021-t2w1vi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/238617/original/file-20181001-19021-t2w1vi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/238617/original/file-20181001-19021-t2w1vi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/238617/original/file-20181001-19021-t2w1vi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/238617/original/file-20181001-19021-t2w1vi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/238617/original/file-20181001-19021-t2w1vi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">El principal impacto del ‘efecto cumpleaños’ es en la confianza en uno mismo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">from www.shutterstock.com</span></span>
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</figure>
<h2>Medidas para mitigar los efectos de la fecha de nacimiento</h2>
<p>En un mundo donde la autoestima y el arrojo se premian, tener este tipo de rasgos constituye una ventaja. Por eso, aquellos que fueron relativamente menores tienden a encontrarse en desventaja. </p>
<p>Comprender cómo puede influir la fecha de nacimiento en los rasgos de la personalidad es importante, pues se podrían elaborar medidas para mitigar los insospechados efectos de la edad relativa. </p>
<p>Por ejemplo, podría ayudar a los educadores a evaluar y estimular el potencial de cada niño. Y lo que es más importante, podría ayudar en el diseño de planes de estudios y programas de evaluación que no impongan, sin pretenderlo, penalizaciones a los estudiantes relativamente menores que nacieron justo antes de la fecha límite y no después. </p>
<p>Agrupar a los niños según sus habilidades en función de un amplio espectro de edades puede ser una mejor solución que dividir las clases estrictamente por edad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/104807/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lionel Page recibe fondos del Australian Research Council.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Dipanwita Sarkar y Juliana Silva Goncalves no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Por supuesto que no tiene nada que ver con el signo astrológico, sino más bien con la influencia de la fecha de nacimiento en la decisión de entrar en la escuela. Los niños que son mayores que sus compañeros suelen a tener mejores resultados y mayor autoestima.Lionel Page, Professor in Economics, Queensland University of TechnologyDipanwita Sarkar, Senior Lecturer QUT Business School, Economics and Finance, Queensland University of TechnologyJuliana Silva Goncalves, Postdoctoral Research Fellow QUT Business School, Economics and Finance, Queensland University of TechnologyLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1021432018-10-11T14:46:07Z2018-10-11T14:46:07Z¿Cómo apoyar a un hijo con depresión? Enséñale a ayudar a otros<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/233496/original/file-20180824-149475-1yaqhq3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Levantarle el ánimo a otra persona pudiera ser también un gran estímulo para ti.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/photos/QqJiA8cZ3Ds">Mohamed Nohassi/Unsplash, CC BY</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span></figcaption></figure><p>Piensa en la última vez que ayudaste a alguien. Tal vez enviaste un WhatsApp de apoyo a un amigo estresado, o le diste indicaciones a una peatón perdido. </p>
<p>¿Cómo te sentiste? </p>
<p>Si te sentiste feliz, no estás solo. Las investigaciones muestran que ayudar a otros ofrece importantes beneficios psicológicos y para la salud.</p>
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<strong>
Read more:
<a href="https://theconversation.com/teens-who-feel-down-may-benefit-from-picking-others-up-101882">Teens who feel down may benefit from picking others up</a>
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</p>
<hr>
<p>En la vida diaria, muchas personas describen que experimentan un mejor estado de ánimo aquellos días en que <a href="https://doi.org/10.1177/2167702615611073">ayudan a un extraño</a> o <a href="https://doi.org/10.1037/emo0000084">escuchan los problemas de un amigo</a>. Los adultos que <a href="https://doi.org/10.1177/002214650704800408">realizan trabajo voluntariado</a>, <a href="https://doi.org/10.1016/j.paid.2014.05.013">gastan dinero en otros</a> y <a href="https://doi.org/10.1111/1467-9280.14461">apoyan a sus cónyuges</a> también sienten mayor bienestar y tienen <a href="https://doi.org/10.1111/1467-9280.14461">menos riesgo de fallecer</a>.</p>
<p>Ayudar a otros es beneficioso en parte porque <a href="https://www.researchgate.net/profile/Richard_Ryan2/publication/41087502_When_Helping_Helps_Autonomous_Motivation_for_Prosocial_Behavior_and_Its_Influence_on_Well-Being_for_the_Helper_and_Recipient/links/02e7e53274d556c5f8000000.pdf">promueve la socialización y las habilidades personales</a>. </p>
<p>Como <a href="https://scholar.google.com/citations?user=6Y0_gc8AAAAJ&hl=en&oi=ao">investigadora que estudia el desarrollo de los adolescentes</a>, decidí analizar cómo se producía este fenómeno entre los adolescentes. La adolescencia es una etapa de <a href="https://doi.org/10.1111/desc.12373">elevada intensidad emocional</a> y me interesa estudiar el comportamiento social de los adolescentes – cómo ayudan, reconfortan y comparten – en el contexto de sus relaciones más cercanas. </p>
<p>¿Podrían los jóvenes lograr mejorar su estado de ánimo ayudando a otros?</p>
<h2>Adolescencia y depresión</h2>
<p>Durante la adolescencia, los jóvenes se sienten cada vez más <a href="https://doi.org/10.1146/annurev-psych-010213-115202">preocupados por las opiniones de sus compañeros</a>, incluidos sus amigos y sus relaciones amorosas. De hecho, la adolescencia es un período en que las experiencias de exclusión social o rechazo <a href="http://doi.org/10.1177/0963721413476512">duelen más que en otras etapas vitales</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1131&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1131&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/233345/original/file-20180823-149475-1i6s2gq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1131&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La adolescencia puede ser una etapa muy difícil para muchos jóvenes.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/noizephotography/3302465543">Paul De Los Reyes</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>La adolescencia es también un período de alto riesgo para el desarrollo de síntomas depresivos. Casi <a href="http://doi.org/10.1542/peds.2016-1878">uno de cada 11</a> adolescentes y adultos jóvenes en EEUU experimentan un fuerte episodio depresivo. Hasta los jóvenes con síntomas depresivos pero sin diagnóstico oficial de depresión corren <a href="https://doi.org/10.1017/S095457941300093X">el riesgo de sufrir problemas de adaptación</a>, como la soledad o dificultades en las relaciones románticas.</p>
<p>Además de experimentar un sentimiento de desesperanza y carecer de autoestima, los adolescentes deprimidos a menudo responden al <a href="http://psycnet.apa.org/record/2008-01178-004">estrés social</a> con intensas emociones negativas. Por ejemplo, los adolescentes con serios trastornos depresivos <a href="https://doi.org/10.1093/scan/nst175">suelen sentir mayor rechazo hacia sus semejantes</a> que los que no tienen estos problemas.</p>
<p>Los psicólogos también sabemos que, en general, las inquietudes de los adolescentes sobre la interacción social pueden propicar que las relaciones interpersonales positivas – como ofrecer apoyo o asistencia a sus compañeros – sean <a href="https://doi.org/10.1016/j.dcn.2016.11.008">mucho más gratificantes</a>. </p>
<p>Si los adolescentes deprimidos se sienten mal después de tener encuentros sociales negativos, ¿podrían sentirse mucho mejor después de tener contactos sociales positivos? </p>
<h2>¿Ayudaste a alguien hoy?</h2>
<p>En <a href="https://doi.org/10.1037/emo0000494">un estudio reciente</a>, <a href="https://dornsife.usc.edu/labs/margolinfamilystudies/graduate-students/">mis colegas y yo</a> examinamos el comportamiento social de los adolescentes en sus interacciones cotidianas con amigos y parejas. Nuestro objetivo fue entender si el ofrecimiento de ayuda beneficia a los jóvenes que tienen síntomas de depresión. </p>
<p>Hicimos el estudio con un grupo de 99 adolescentes en Los Angeles, con una media de edad de 18 años. La mayoría de ellos eran estudiantes de colegio o recién graduados. Primero evaluamos sus síntomas depresivos en el laboratorio para saber cómo se habían sentido durante las dos semanas anteriores.</p>
<p>Les pedimos que completaran 10 días consecutivos de encuestas cortas. Los participantes nos contaron si habían ayudado a sus amigos o parejas – actos sencillos como hacerles un favor o ayudarlos a sentirse importantes. Nos hablaron también de su propio estado de ánimo.</p>
<p>Los días en que los adolescentes ayudaron a sus amigos o novios experimentaron buen estado de ánimo. Esto ocurría aun si su estado de ánimo no había sido bueno el día anterior o si ellos mismos no habían recibido ningún tipo de estímulo social ese día. El haber ayudado a otra persona estaba muy vinculado con un elevamiento espiritual.</p>
<p>Pero, ¿acaso la ayuda a otros es más positiva en unos adolescentes que en otros? Observamos que los efectos positivos de haber ayudado a otros fueron más fuertes en los adolescentes con mayores niveles de síntomas depresivos. De modo que los jóvenes con alta angustia experimentaron mayores beneficios para su estado de ánimo cuando apoyaron a sus compañeros. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/233355/original/file-20180823-149490-11p3lz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los adolescentes se sintieron mejor al apoyar a un amigo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/photos/gRj8fOks0eg">Justin Groep/Unsplash</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>Ayudar a otros nos beneficia</h2>
<p>A menudo hablamos sobre la importancia de recibir apoyo social cuando estamos deprimidos. Estos hallazgos resaltan el gran valor de brindar apoyo a otros.</p>
<p>Nuestro estudio se basa en investigaciones previas que demuestran que el comportamiento a favor de otros es más gratificante para quienes experimentan <a href="https://doi.org/10.1037/a0027761">ansiedad social</a>, <a href="https://doi.org/10.1111/jopy.12299">neurosis</a> e <a href="https://doi.org/10.1016/j.paid.2017.10.042">insatisfacción corporal</a>.</p>
<p>Aunque no comprobamos los mecanismos subyacentes de por qué sucede esto, es posible que brindar ayuda pueda hacer que las personas se sientan <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0051380">estimadas por otros</a> o promueva <a href="https://doi.org/10.1080/17439760.2016.1209541">un sentimiento de determinación</a> y <a href="https://doi.org/10.1016/j.adolescence.2017.04.002">autoestima</a>. Para los jóvenes con altos niveles de angustia social y emocional, las ocasiones para fortalecer las conexiones sociales y sentirse competentes ante los más allegados pueden ser muy importantes para mejorar su estado de ánimo.</p>
<p>Muchos estudios, incluido el nuestro, que vinculan el comportamiento de la conducta social positiva con el estado de ánimo, son correlativos. Es decir, no podemos concluir que ayudar a amigos o parejas puede llevar a un estado de ánimo más positivo. </p>
<p>Más estudios aleatorios experimentales que <a href="https://doi.org/10.1037/a0027761">invitan a sus participantes a comprometerse a participar actos de bondad</a> y otros a no participar en estos ayudaría a saber si sea el mismo estado de ánimo positivo el que impulse la conducta social positiva posterior.</p>
<p>También es importante tener en cuenta que muy pocos participantes en nuestro estaban clínicamente deprimidos. La investigación aún necesita determinar si la conducta social positiva esté vinculada de manera directa con el buen estado de ánimo entre los adolescentes diagnosticados con un trastorno depresivo. </p>
<p>Sería interesante, creo yo, averiguar si los jóvenes deprimidos experimentan “agotamiento” emocional cuando prestan ayuda con mucha frecuencia.</p>
<p>La palabra “adolescencia” puede evocar imágenes de angustia, comportamiento peligroso y conflictos interpersonales, pero estos años también son una fase de gran crecimiento social. Comprender cuándo, cómo y por qué los adolescentes experimentan una conducta social positiva podría contribuir a una mejor comprensión de su desarrollo social.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/102143/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Esta información se basa en un trabajo apoyado por la National Science Foundation SBE otorgada a la Dra. Hannah L. Schacter bajo la subvención No. 1714304. El proyecto también se basa en un trabajo apoyado por NSF BCS-1627272 (Dr. Gayla Margolin, PI) y NIH-NICHD R21-HD072170 A1 (Dr. Gayla Margolin, PI). Cualquier opinión, hallazgo y conclusiones o recomendaciones expresados en este artículo son los de la autora y no necesariamente reflejan los puntos de vista de la National Science Foundation o los National Institutes of Health.</span></em></p>Estudios psicológicos demuestran que el hecho de ayudar a otros nos hace sentir mejor. El hallazgo puede tener una importancia especial para los adolescentes deprimidos.Hannah L. Schacter, Postdoctoral Research Fellow in Psychology, USC Dornsife College of Letters, Arts and SciencesLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.