tag:theconversation.com,2011:/us/topics/mujeres-en-ciencia-65644/articlesmujeres en ciencia – The Conversation2024-02-08T17:48:20Ztag:theconversation.com,2011:article/2217832024-02-08T17:48:20Z2024-02-08T17:48:20ZDía Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia: algo más que un eslogan<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574078/original/file-20240207-21-y3dnx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4583%2C3037&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-girl-space-suit-wearing-helmet-1928434769">Sharomka/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cada año, desde 2015, las Naciones Unidas conmemoran el <a href="https://documents.un.org/doc/undoc/gen/n15/451/16/pdf/n1545116.pdf?token=FVdQhpSA6eN4V7BZJ7&fe=true">Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia</a> para reivindicar la igualdad de oportunidades en el campo científico para las mujeres, promover que un mayor número de mujeres se incorporen a las carreras científicas y reconocer y visibilizar la contribución de las mujeres a la ciencia, de modo que las niñas puedan tener referentes y quieran optar por disciplinas científicas.</p>
<p>Aunque España cuenta con normativa que insta a la igualdad en este ámbito, como la <a href="https://www.boe.es/eli/es/lo/2007/03/22/3/con">Ley de Igualdad de 2007</a> y la <a href="https://www.boe.es/eli/es/l/2022/09/05/17/con">Ley de la Ciencia de 2022</a>, la presencia de mujeres en la ciencia sigue siendo escasa debido a una gran complejidad de factores. Una de las principales razones es la persistencia de las normas y estereotipos de género que hacen que la <a href="https://www.researchgate.net/publication/39136062_Educar_hijos_inteligentes_superdotacion_familia_y_escuela">comunidad educativa y las familias generen bajas expectativas sobre las capacidades de las niñas para las ciencias</a>, enviándoles mensajes que les hacen creer <a href="https://doi.org/10.1016/j.jecp.2017.03.013">que no son buenas para esos</a> estudios, disminuyendo así su interés <a href="https://www.culturaydeporte.gob.es/dam/jcr:875ee2f6-37e7-494e-9767-6434f7ee1b06/informe-jovenes-investigadoras-esp.pdf">por las carreras STEM</a>.</p>
<h2>Faltan mujeres investigadoras en el primer nivel</h2>
<p>Por otra parte, la falta de referentes científicas, silenciadas a lo largo de la historia, actúa limitando la capacidad de las niñas de imaginar una carrera de ciencias como opción viable. </p>
<p>Aunque el número de mujeres investigadoras aumenta paulatinamente, <a href="https://www.ciencia.gob.es/InfoGeneralPortal/documento/dc8689c4-2c47-4aaf-97ce-874bd0b5a081">la presencia de mujeres investigadoras en el primer nivel sigue siendo insuficiente</a>, contando apenas con un 24 % de mujeres en el grado A (catedráticas) en las universidades y un 26 % (profesoras de investigación) en los Organismos Públicos de Investigación (OPI). Esto es debido a la segregación vertical, que se traduce en un progreso desigual entre mujeres y hombres, con menor actividad investigadora, menor número de sexenios y, por tanto, menor retribución económica, y reconocimiento y éxito inferior.</p>
<p>Por su parte, la <a href="https://www.fecyt.es/es/tematica/cientificas-en-cifras-2023">segregación horizontal en la educación universitaria</a>, con mayor presencia de hombres en las carreras y estudios técnicos, sigue mostrándose en los informes realizados en España y se <a href="https://www.universidades.gob.es/wp-content/uploads/2023/04/DyC_2023_web_v2.pdf">mantiene en la actualidad</a>. </p>
<p>Más preocupante es que <a href="https://doi.org/10.58121/msx6-zd63">el interés por la ciencia en las mujeres haya ido lentamente retrocediendo</a> desde 2020, probablemente en relación con ciertos niveles de hostilidad y discriminación – consciente o inconsciente– hacia las mujeres en esos ámbitos educativos altamente masculinizados y en sus salidas profesionales.</p>
<p>El menor interés por la ciencia por parte de las mujeres requiere, a la luz de los datos conocidos, acciones de <a href="https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00996">difusión con perspectiva de género que incrementen el atractivo por la investigación</a> en las edades tempranas de la educación y ayuden a desterrar erróneas autopercepciones, así como la adopción de políticas activas con el fin de reducir la brecha de género en este sentido y contribuir a la socialización de las mujeres en la ciencia.</p>
<h2>Las políticas de conciliación son esenciales para solventar el problema</h2>
<p>Otro factor importante es la falta de políticas de conciliación entre el trabajo y la vida personal y familiar. Las altas exigencias de las carreras científicas, su creciente internacionalización y las consiguientes necesidades de viajes y estancias en el extranjero chocan con el trabajo de crianza y cuidado de dependientes que habitualmente asumen en solitario las mujeres debido a la falta de corresponsabilidad de sus compañeros, resultado de la división sexual del trabajo. </p>
<p>Esto da lugar a un gran desequilibrio en el mercado laboral, que sigue manteniendo una <a href="https://www.culturaydeporte.gob.es/dam/jcr:875ee2f6-37e7-494e-9767-6434f7ee1b06/informe-jovenes-investigadoras-esp.pdf">cultura organizacional androcéntrica</a>, con un <a href="https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176754&menu=ultiDatos&idp=1254735576669">menor porcentaje de mujeres contratadas a tiempo completo en investigación e innovación</a>. Concretamente, entre el personal investigador, en 2022 las contrataciones fueron un 39,6 % para las mujeres y un 60,4 % para los hombres.</p>
<p>Las consecuencias de la falta de mujeres en las carreras científicas incluyen la disminución de la diversidad de perspectivas –al excluir a más del 50 % de la población– y el desaprovechamiento de talento emergente. Asimismo, contribuye a perpetuar los sesgos de género en todas las áreas de investigación, por lo que los resultados de los avances científicos y tecnológicos no benefician de manera equitativa a toda la población y no ayudan a la reducción de la brecha de género en empleo y salario que experimentan las mujeres.</p>
<p>La presencia paritaria de mujeres y hombres en las carreras científicas es necesaria a la hora de abordar los desafíos tecnológicos globales y su impacto en la salud pública. La promoción de esta igualdad, además de un imperativo ético, resulta esencial para avanzar en el progreso científico y tecnológico. Al eliminar barreras y prejuicios que han limitado históricamente la participación de las mujeres en estas áreas es posible construir un futuro más inclusivo, más justo y con un mayor beneficio para la sociedad en su conjunto.</p>
<p>Para ello es preciso implementar programas de coeducación capaces de desterrar los estereotipos de género y fomentar una didáctica de las ciencias con perspectiva de género, evitando actitudes sexistas entre el profesorado. También es fundamental desarrollar políticas y programas que promuevan la igualdad de mujeres y hombres en STEM y la conciliación de la vida laboral, familiar y personal.</p>
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<p><em>Artículo escrito con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/221783/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El interés por la ciencia en las mujeres ha ido lentamente retrocediendo desde 2020, probablemente en relación con ciertos niveles de hostilidad y discriminación hacia las mujeres en esos ámbitos educativos altamente masculinizados y en sus salidas profesionales.María de los Ángeles Rodríguez Arenas, Associate research scientist, Instituto de Salud Carlos IIIBelén Sanz Barbero, Científica Titular. Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos IIIBlanca Obón Azuara, Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y en Medicina Intensiva, Departamento de Sanidad de AragónCarmen Vives Cases, Catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública. Directora de la Unidad de Igualdad. Universidad de Alicante, Universidad de AlicanteElisa Chilet Rosell, Profesora del área de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad Miguel HernándezIsabel Gutiérrez cía, Facultativa especialista d eárea en medicina Intensiva, Departamento de Sanidad de AragónLucía Artazcoz, Directora del Observatorio de la Salud Pública, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaMar Blasco Blasco, Colaboradora del Grupo de Investigación en Salud Pública de la Universidad de AlicanteLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2206792024-02-08T17:48:17Z2024-02-08T17:48:17ZGrandes mujeres científicas que lucharon para romper el techo de cristal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574072/original/file-20240207-28-lrgwap.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=90%2C83%2C4542%2C3382&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/march-science-san-francisco-ca-april-631022771">Andrea Caliandro/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/2023/summary/">Katalin Karikó</a> es la flamante ganadora del último Premio Nobel de Medicina, junto con Drew Weissman. Para esta científica húngara, su vida personal y profesional nunca fueron un camino de rosas. Emigró a Estados Unidos, junto con su marido y su hija, sin nada más que unos 1 200 dólares escondidos en el osito de peluche de la pequeña. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=680&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=680&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=680&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=855&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=855&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/574175/original/file-20240207-27-4b2o0b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=855&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Katalin Karikó.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.rockefeller.edu/news/31285-katalin-kariko-named-the-2022-recipient-of-the-pearl-meister-greengard-prize/">Penn Medicine</a></span>
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<p>En la Universidad de Pensilvania, trabajó duro. A pesar de ello, fue degradada a puestos inferiores, mientras sus compañeros ascendían. Incluso, en alguna ocasión, tuvo que escuchar que su carrera estaba acabada. Su perseverancia, su esfuerzo y sus ganas de luchar le mantuvieron a flote. Un encuentro casual en la fotocopiadora con el inmunólogo Drew Weissman dio lugar a una fructífera colaboración entre ambos. Él creía en ella y ella creía en él. Así consiguieron, muchos años después, que su trabajo fuera reconocido con el mayor premio que un científico puede recibir: el Nobel. </p>
<h2>A Rosalind Franklin le robaron el cuaderno… y el Nobel</h2>
<p>Pero no siempre ha sido así. Y si no, que se lo digan a Rosalind Franklin. Ella fue una pieza clave en el descubrimiento de la estructura de la doble hélice del ADN, al realizar la famosa Fotografía 51.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=461&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=461&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=461&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567474/original/file-20231229-21-fs9741.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La Fotografía 51 es la primera imagen del ADN obtenida mediante difracción de rayos X en 1952. Fue tomada por Raymond Gosling, supervisado por Rosalind Franklin.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://scarc.library.oregonstate.edu/coll/pauling/dna/pictures/sci9.001.5-large.html">Oregon State University</a></span>
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<p>Sin embargo, la científica tuvo que aguantar desplantes, críticas e incluso bromas por su aspecto físico, sólo por ser mujer. La leyenda cuenta que sus compañeros Watson y Crick descubrieron la estructura del ADN tras obtener datos del cuaderno de laboratorio de Rosalind sin su permiso y bajo dudosos métodos, con la colaboración de su superior, Wilkins. Juntos recibieron el <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/1962/summary/">Nobel de Medicina en 1962</a>, sin Rosalind. En el discurso del Premio Nobel, ni siquiera mencionaron a Rosalind. El propio Crick reconoció, años más tarde, que su descubrimiento habría sido imposible sin el trabajo de esta gran investigadora. </p>
<p>Lamentablemente, Rosalind murió de cáncer cuatro años antes, a los 37 años, posiblemente por la exposición continua a la radiación durante todos sus experimentos. Lástima que los Premios Nobel no se concedan a título póstumo. </p>
<h2>Curie, la primera mujer Nobel</h2>
<p>Algo parecido le iba a suceder a Marie Curie. Se hubiera quedado sin Nobel, de no ser por su marido Pierre Curie. Este fue contactado por el Comité para recibir el premio <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/physics/1903/summary/">Nobel de Física en 1903 </a> junto a Becquerel, sin convocar a Marie. Sin embargo, Pierre ensalzó ante el Comité el imprescindible papel que había jugado ella en las investigaciones realizadas. Les dijo que Marie era merecedora del premio, incluso más que él mismo. </p>
<p>De este modo, Marie Curie se convirtió en la primera mujer en ganar un premio Nobel. Años más tarde, ganó su segundo Nobel, esta vez en <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/chemistry/1911/summary/">Química en 1911</a>. Fue la primera persona en ganar dos premios Nobel en categorías diferentes, y la única mujer en hacerlo hasta el día de hoy. Curiosamente, su hija Irène Joliot-Curie también logró el <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/chemistry/1935/summary/">Nobel en Química en 1935</a> junto a su marido. Realmente, toda una familia de Nobel. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/375477/original/file-20201216-17-4eokvq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/375477/original/file-20201216-17-4eokvq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=483&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/375477/original/file-20201216-17-4eokvq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=483&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/375477/original/file-20201216-17-4eokvq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=483&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/375477/original/file-20201216-17-4eokvq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=607&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/375477/original/file-20201216-17-4eokvq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=607&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/375477/original/file-20201216-17-4eokvq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=607&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El matrimonio Curie.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/Marie_Curie#/media/File:Pierre_and_Marie_Curie.jpg">Wikimedia Commons/Autor desconocido</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>Luchar para conseguir el reconocimiento</h2>
<p>Katalin Karikó, Rosalind Franklin y Marie Curie son solo tres ejemplos de grandes mujeres que llevaron a cabo una incesante lucha para que su trabajo fuera reconocido en un mundo históricamente reservado a los hombres. </p>
<p>La brecha de género y el techo de cristal han existido desde siempre en ciencia. ¿Quién no tiene en mente la famosa fotografía del Congreso de Solvay de 1927, con las eminencias científicas de la época, como Einstein, Schrödinger o Bohr? Se puede tomar como un juego de agudeza visual encontrar en la imagen a la única mujer presente, Marie Curie, entre los 28 hombres allí sentados.</p>
<p>Lo más triste es que, en pleno siglo XXI, la brecha de género en ciencia es aún claramente patente a nivel internacional. Entre 1901 y 2023, <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/lists/nobel-prize-awarded-women">sólo 65 de los 1 000 laureados con el premio Nobel</a> han sido mujeres. Eso supone que solo un 6 % de estos premios han sido entregados a mujeres. Un dato llamativo, considerando que son los galardones más reconocidos a nivel internacional. </p>
<p>Sin embargo, no hace falta irnos al más alto nivel de reconocimiento en ciencia para encontrar esta brecha de género. Un estudio reciente sobre la <a href="https://transparencia.gob.es/transparencia/transparencia_Home/index/MasInformacion/Informes-de-interes/Ciencia_y_tecnologia/SituacionJovenesInvestigadoras092021.html">situación de las jóvenes investigadoras en España</a>, llevado a cabo por el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación –adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación– indica que esta brecha todavía existe. Las razones que propone son variadas, y contemplan desde aspectos estructurales como la configuración de los contratos de investigación o problemas de conciliación y maternidad, hasta ambientes sexistas e, incluso, situaciones de acosos sexual y por razón de sexo. </p>
<p>En cuanto al techo de cristal, aunque hay muchas mujeres científicas, son pocas las que alcanzan puestos de dirección o liderazgo. Según <a href="https://www.ciencia.gob.es/Secc-Servicios/Igualdad/Estadisticas-e-informes.html">otro estudio</a> llevado a cabo por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, solo el 36 % del personal investigador docente funcionario son mujeres. Mayor es la brecha si se valora en concreto el personal catedrático, el más alto escalafón en la Universidad, donde solo el 22,5 % de las plazas las ocupan mujeres. </p>
<p>Para romper ese famoso techo de cristal que impide el desarrollo profesional de la mujer en el ámbito científico, hay que promover que las niñas elijan carreras relacionadas con la ciencia.</p>
<p>Karikó, Curie o Franklin deben servir como ejemplo de lucha y esfuerzo para todas las niñas de hoy en día. Gracias a su perseverancia, ellas consiguieron en cierto modo superar ese techo de cristal. Necesitamos más niñas como ellas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220679/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laura Botello Morte no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Katalin Karikó, Rosalind Franklin y Marie Curie lucharon con esfuerzo y perseverancia para romper un techo de cristal en ciencia que, a día de hoy, no ha desaparecido.Laura Botello Morte, Personal Docente e Investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad San JorgeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2146952024-01-03T20:34:10Z2024-01-03T20:34:10ZBeatrix Potter, creadora de Peter Rabbit, y su pasión por las setas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567484/original/file-20231229-17-vhe02o.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=104%2C139%2C811%2C510&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ilustración del sistema reproductivo de los hongos, por Beatrix Potter.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Beatrix_Potter-_Mycology._Source-_Armitt_Museum_and_Library.jpg">Armitt Museum and Library / Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Beatrix Potter (1866-1943), la creadora de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Peter_Rabbit">Peter Rabbit</a>, no solo fue escritora de cuentos infantiles. Las bellas ilustraciones naturalistas de sus cuentos comenzaron mucho antes debido a su interés por la botánica y la micología.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=901&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=901&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=901&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1132&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1132&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567481/original/file-20231229-19-b1hdfc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1132&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ilustración de Peter Rabbit, Beatrix Potter.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:An-Original-Illustration-Of-Peter-Rabbit-From-1902-Author-Beatrix-Potter.jpg">Aleph-bet Books / Wikimedia Commons</a></span>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=910&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=910&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=910&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1143&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1143&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567482/original/file-20231229-19-vvlcz6.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1143&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Beatrix Potter.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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<p>La escritora tuvo multitud de dificultades para estimular su curiosidad científica. Uno de los golpes más duros lo recibió del Real Jardín Botánico de Kew, que la rechazó como estudiante por ser mujer. Incluso le negaron el derecho a leer sus propios estudios ante la comunidad científica, entre ellos, uno de los primeros aportes a la simbiosis entre hongo y alga que forman los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Liquen">líquenes</a>.</p>
<p>Pese a los pocos apoyos para prosperar en el ámbito científico (su tío fue uno de ellos), Beatrix consiguió sobresalir como escritora e ilustradora naturalista, primero por su cuenta y, más tarde, con apoyo editorial.</p>
<p>La presencia de la mujer en ciencia estaba muy limitada, si no prohibida, a excepción de la botánica, cuyo estudio sí les estaba permitido por el carácter <a href="https://mujeresconciencia.com/2014/10/13/cuando-la-botanica-se-decia-femenina/">estético y sentimental de las flores</a>. Sin embargo, si alguna llegaba a sobresalir en este campo, era frecuente negarles el reconocimiento merecido.</p>
<p>Pero Beatrix Potter no fue la única que enriqueció el conocimiento sobre setas y hongos. </p>
<h2>Hildegarda de Bingen (1098-1179)</h2>
<p>Remontándonos más de 900 años atrás, una mujer sobresalió por sus grandes aportaciones a la ciencia, hecho que sorprende al venir de una religiosa. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hildegarda_de_Bingen">Hildegarda de Bingen</a> es considerada por muchos expertos como la madre de la historia natural.</p>
<p>Entre sus obras musicales, literarias y filosóficas, destaca su gran producción científica. Su obra <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=IIFsYs1FMK0C&oi=fnd&pg=PA1&dq=Hildegarda+de+Bingen+physica&ots=isBgOYDUcI&sig=IafjjOYrnRpNEgAGP6chhMELyOk&redir_esc=y#v=onepage&q=Hildegarda%20de%20Bingen%20physica&f=false"><em>Physica</em></a> es considerada la primera historia natural escrita en alemán. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=471&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=471&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=471&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=592&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=592&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/558943/original/file-20231112-19-ogke76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=592&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Physica</em>, la historia natural escrita por Hildegarda de Bingen, forma parte de un importante tratado de medicina de la Edad Media.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://mujeresconciencia.com/2015/06/29/una-sorprendente-estudiosa-del-siglo-xii-hildegard-von-bingen/physicas_22022008_001_s2_w980h550/">Mujeres con ciencia</a></span>
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<p>Dicha obra contiene la descripción detallada de <a href="https://repositorio.comillas.edu/xmlui/handle/11531/7044">más de 500 descripciones</a> de animales, plantas, piedras y metales. Incluso se dice que hasta la Edad Moderna nadie logró tal detalle de descripción en ciertas especies contenidas en la obra.</p>
<p>Hildegarda consiguió aunar una personalidad visionaria con el estudio monacal de los eruditos de la Edad Media, reservado a los hombres, algo que por sí mismo denota la gran vocación y potencia científica de la religiosa. </p>
<h2>Anna Maria Hussey (1805-1853)</h2>
<p>Siglos más tarde, otra mujer se alzaría en contra de las convenciones sociales y deberes que se esperaban de las mujeres de la época. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anna_Maria_Hussey">Anna Maria Hussey</a>, nacida en un entorno religioso, se interesó rápidamente por las ciencias: en sus inicios por la geología y, al poco, por la micología.</p>
<p>Pese a que el estudio de hongos y líquenes, <a href="https://botanicaaficionada.wordpress.com/2018/09/24/anna-maria-hussey-1805-1853/">no eran apropiados</a> para las mujeres del siglo XVIII y parte del XIX, Anna Maria destacó por sus preciosas ilustraciones y bellas descripciones fúngicas.</p>
<p>Tras trabajar un tiempo bajo el nombre de su marido (T. J. Hussey), hubo grandes hombres que se interesaron por su desarrollo científico. Conoció a Charles Darwin (un hermano de Anna fue tutor de uno de sus hijos), pero la más insigne de todas sus relaciones fue la que entabló con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Miles_Joseph_Berkeley">Miles Joseph Berkeley</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=545&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=545&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/560249/original/file-20231119-27-i6k5wa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=545&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Una de las bellas laminas ilustrada por Anna Maria Hussey sobre el género <em>Morchella</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://flickr.com/photos/61021753@N02/8618303389">Biodiversity Heritage Library / Flickr</a></span>
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<p>Berkeley, considerado el padre de la micología británica, trabajó con Anna. Se escribían y se enviaban ejemplares para sus respectivos herbarios y láminas.</p>
<p>La relación científica entre ambos llegó a tal punto que Berkeley, como su mentor, nombró un género de hongos <a href="https://www.indexfungorum.org/names/Names.asp?strGenus=Husseia"><em>Husseia</em></a> (actualmente <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Calostoma"><em>Calostoma</em></a>) en honor de Anna Maria, destacando que su talento merecía tal reconocimiento.</p>
<p>A pesar de su prematura muerte, publicó <a href="https://www.ingentaconnect.com/content/wfbi/sim/2018/00000089/00000001/art00004">dos volúmenes</a> (el segundo de manera póstuma) con 140 láminas a color de especies que ella misma recolectó. La obra, lejos de ser una recopilación taxonómica más, fue un catálogo de experiencias que inspiraría a nuevos naturalistas </p>
<h2>Gulielma Lister (1860-1949)</h2>
<p>El género no siempre fue un impedimento para el desarrollo y prosperidad científica de las mujeres. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gulielma_Lister">Gulielma Lister</a> alcanzó el reconocimiento que merecía por parte de sus colegas. Además, su padre Arthur Lister, una gran autoridad en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mycetozoa">mixomicetos</a>, favoreció el desarrollo micológico de Gulielma.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/558667/original/file-20231109-23-g3bauv.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Mycetozoa o mixomicetos, llamados comúnmente hongos mucilaginosos, pero actualmente considerados protistas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:2014-16-PKL.JPG">Dendrofil / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Padre e hija salían al campo para recolectar y estudiar estos extraños especímenes, concluyendo todo ese trabajo en la <a href="https://www.nature.com/articles/164094a0"><em>Monografía de Mycetozoa</em></a>. Gulielma se encargó de realizar las ilustraciones de los hongos, además de ayudar a su progenitor con sus investigaciones.</p>
<p>Tras la muerte de Arthur, se encargó de la colección de Mycetozoa del Museo Británico de Ciencias Naturales como curadora honoraria. La colección que reunió junto a su padre llegó a ser la más completa e importante durante años.</p>
<p>Todo ese trabajo le valió a Gulielma para ser presidenta de la Sociedad Micológica Británica en dos ocasiones, llegando a ser un referente mundial en el ámbito de los mixomicetos. </p>
<p>Estas menciones son solo un pequeño homenaje a todas las mujeres que fueron y son eclipsadas por grandes nombres, en ocasiones por desconocimiento y, en ocasiones, con conocimiento de causa.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/214695/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sergio Fuentes Antón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Beatrix Potter, la creadora de Petter Rabit, fue una excelente botánica cuyo interés científico fue silenciado por el hecho de ser mujer. Su caso no fue el único.Sergio Fuentes Antón, Profesor de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2171092023-11-06T22:18:30Z2023-11-06T22:18:30ZLas mujeres científicas siguen discriminadas 156 años después del nacimiento de Marie Curie<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/557745/original/file-20231106-21-px4ln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=626%2C35%2C4118%2C3009&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Lugar de nacimiento de la científica Marie Sklodowska-Curie, fundadora de los elementos químicos polonio y radio.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/warsaw-poland-october-4-2014-birthplace-229802929">Anastasia Petrova/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Ocurrió también un 7 de noviembre, pero de 1867, en Varsovia (Polonia). Hace 156 años nació uno de los iconos más representativos de la sociedad actual, tan manifiesto que abarca ciencia, sociedad y feminismo: Marie Slodowska Curie. </p>
<p>La poderosa fotografía de Marie Curie, una mujer de mediana edad, con moño semidespeinado y estilo austero, irrumpe en cualquier escenario científico, de divulgación o de igualdad. Curie se ha convertido en un símbolo, más que merecido en virtud de sus logros científicos y humanos. </p>
<h2>Pudo quedar fuera del Nobel</h2>
<p>Marie sufrió las mismas discriminaciones que aún hoy siguen sufriendo las mujeres. </p>
<p>La nominación inicial al<a href="https://www.nobelprize.org/prizes/themes/marie-and-pierre-curie-and-the-discovery-of-polonium-and-radium/"> premio Nobel de Física</a> de 1903 solo incluía a <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Henri_Becquerel">Henri Becquerel</a> y el marido de Marie, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Curie">Pierre Curie</a>. Fue Pierre, en una carta con fecha del 6 de agosto de 1903 (ahora disponible al público), respondiendo a un profesor de la Universidad de Estocolmo, quien señaló la injusticia que supondría no incluir a Marie Curie. Y decidieron incluirla. </p>
<p>El segundo premio Nobel concedido a Marie Curie tampoco estuvo exento de polémica. En el año de su nominación, 1910, y a pesar de haber recibido ya un premio Nobel y su brillante curriculum, Marie no fue elegida para formar parte de la <a href="https://www.ecured.cu/Academia_de_Ciencias_de_Francia">Academia de las Ciencias francesa</a>. Este rechazo se ha relacionado con el antisemitismo (a pesar de que Marie Curie era católica), los prejuicios contra las mujeres, la xenofobia y también con ciertas corrientes negacionistas con la ciencia, no muy distintas a las que hoy vivimos. </p>
<p>El periódico ultra-nacionalista y antisemítico <a href="https://www.retronews.fr/titre-de-presse/action-francaise">L’Action Française</a> trató de desprestigiarla, utilizando, cómo no, acusaciones tan actuales como que se había aprovechado de los avances científicos de su marido Pierre Curie para medrar, o de tener una relación sentimental poco apropiada (con el también científico Paul Langevin, embebido en un proceso de divorcio de su entonces esposa). </p>
<p>Este proceso de desprestigio puso en peligro su puesto en la Sorbona. El decano de la facultad incluso propuso invitar a Marie a volver a su país de origen, Polonia. La propia <a href="https://council.science/es/member/sweden-royal-swedish-academy-of-sciences/">Academia Sueca de las Ciencias</a> sugirió a Marie Curie rechazar el premio Nobel en Química. Si no la destruyeron fue por el apoyo de científicos tan prestigiosos como el propio Langevin o Arrhenius, que abogaron en su favor delante de los académicos.</p>
<h2><em>Les petites Curies</em> (las pequeñas Curies)</h2>
<p>Además de ser la única persona con dos premios Nobel en física y en química, el siguiente episodio de la vida de Marie Curie justifica su valor como símbolo de la mujer en ciencia. Me refiero a sus <em>petites Curies</em>. </p>
<p>Una vez estallada la Primera Guerra Mundial, en 1914, Marie Curie ofreció su pericia científica al servicio de Francia. Las primeras máquinas de Rayos X eran enormes y se encontraban únicamente en aquellos hospitales de equipamiento más avanzado. Era imposible usarlas en el frente. <a href="https://www.britannica.com/video/201446/World-War-I-Marie-Curie-labs-fleet">Marie Slodowska Curie diseñó un equipo de Rayos X portátil </a>que revolucionó la medicina, y no solo en el campo de batalla. </p>
<p>Por primera vez, los médicos del ejército podían detectar las balas o sus fragmentos a extraer, <em>in situ</em>, sin tener que trasladar a los heridos. Marie consiguió reunir una flota de 20 dispositivos portátiles, a los que los soldados llamaron “les petites Curies” (los pequeños Curies), y viajó a los hospitales de batalla.</p>
<h2>La mujer, por derecho, en la Universidad</h2>
<p>La <a href="https://amcselekt.es/blog/canal-historia/hoy-en-la-historia/marie-curie-en-la-sorbona/">Universidad de París ofreció a Marie Curie</a>, en 1906, el puesto de profesor de su marido fallecido, Pierre Curie. Se convirtió así en la primera mujer en ocupar un cargo como profesora en la Sorbona, y la primera directora de uno de sus prestigiosos laboratorios. </p>
<p>La entrada de Marie como profesora en la universidad derrumbó las restricciones de género vigentes en las instituciones de educación superior en todo el mundo. </p>
<p>Han pasado más de 100 años durante los que la sociedad en general, y la ciencia en particular, han evolucionado muchísimo. Pero las tretas empleadas para el desprestigio de las mujeres siguen vigentes en ciencia. Dos artículos publicados en enero y octubre de 2023 describen situaciones actuales en las instituciones de educación superior de Estados Unidos que reflejan lo poco que han cambiado las cosas o lo mucho que queda por hacer.</p>
<h2>Sin espacio</h2>
<p>El primero de estos estudios, <a href="https://www.science.org/content/article/women-scientists-famed-oceanography-institute-have-half-lab-space-men">publicado en la revista <em>Science</em></a>, describe un informe que concluye que las mujeres que lideran grupos de investigación en la <a href="https://scripps.ucsd.edu/">Scripps Institution of Oceanography de California</a> disponen de la mitad del espacio que sus colegas hombres. </p>
<p>En la Scripps los espacios se heredan cuando un investigador o investigadora se retira o traslada. En la mayoría de las situaciones, es el propio académico o académica que se retira quien designa sucesor. Y no ayuda nada que el 86 % de los eméritos hombres sigan ocupando el 25 % del espacio disponible en el centro. </p>
<p>La investigadora Nancy Hopkins (hoy profesora emérita) del MIT (Massachusetts Institute of Technology,) de Boston, también en Estados Unidos, distribuyó, en su momento, un informe sobre la sistemática discriminación contra las mujeres académicas del MIT. Se basaba un análisis idéntico de la distribución de los espacios de investigación. ¿Consecuencias? No se tomó ninguna medida al respecto.</p>
<h2>El abandono de la mujer investigadora</h2>
<p>El segundo de los estudios, publicado en la revista <em>Science Advances</em>, y con reseña en la revista <em>Nature</em>, analiza los datos de una encuesta hecha a miles de académicos/as de instituciones a lo largo y ancho de Estados Unidos. </p>
<p>El análisis indica que <a href="https://www.technologynetworks.com/genomics/news/women-are-more-likely-to-leave-academia-than-men-380144">la razón número uno por la cual las mujeres abandonan su puesto en el mundo académico es el clima tóxico en el lugar de trabajo</a>. Encontraron <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adi2205">que en todas las etapas muchas más mujeres que hombres suelen abandonar su carrera en el mundo académico</a>, pero lo sorprendente es que la diferencia se incrementa cuando se consideran posiciones ya consolidadas.
<a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37864109/">La atmósfera tóxica en el lugar de trabajo fue la razón más esgrimida por las mujeres para explicar el abandono</a>, mientras que en el caso de los hombres las razones fueron profesionales, como por ejemplo, un incremento salarial. </p>
<p>El 7 de noviembre de 2023, cuando festejamos el 156 aniversario del nacimiento de Marie Curie, las mujeres científicas aún tenemos que derribar barreras que impiden la igualdad real entre investigadoras e investigadores. Hoy es un buen día para celebrarnos. ¡Y que Marie Curie nos acompañe!</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217109/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Verónica Salgueiriño Maceira no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>156 años del nacimiento de Marie Curie, uno de los iconos más representativos de las mujeres científicas, nuevos estudios demuestran que la discriminación continúa.Verónica Salgueiriño Maceira, Catedrática e Investigadora en el CINBIO, Universidade de VigoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2026642023-04-19T16:46:03Z2023-04-19T16:46:03ZLas discípulas olvidadas de Ramón y Cajal<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/521559/original/file-20230418-1187-d6yi11.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C0%2C1153%2C649&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">De izquierda a derecha, Carmen Serra (hermana de Manuela Serra), José María Villaverde, Santiago Ramón y Cajal, Fernando de Castro y Enriqueta Lewy. Fotografía publicada en 'Cajal y la Escuela Neurológica Española', de Fernando de Castro. Editorial Complutense.</span> <span class="attribution"><span class="source">Archivo científico Fernando de Castro, Madrid.</span></span></figcaption></figure><p>Desde que se declarase la apertura del <a href="https://www.fecyt.es/es/info/conoce-cajal#:%7E:text=El%20Gobierno%20de%20Espa%C3%B1a%20declar%C3%B3,31%20de%20mayo%20de%202025.">Año Cajal</a> en 2022, universidades, centros de investigación, institutos y centros cívicos españoles se han llenado de actividades y talleres neurocientíficos en torno a la figura del brillante premio Nobel y sus discípulos. </p>
<p>Sobre Santiago Ramón y Cajal se ha escrito mucho, y quienes están familiarizados con su figura han oído hablar, en menor o mayor medida, de <a href="https://dbe.rah.es/biografias/4344/pio-del-rio-hortega">Pío del Río Hortega</a> o de <a href="https://www.achucarro.org/es/sobre-nicolas-achucarro/">Nicolás Achúcarro</a>. Pero posiblemente no ocurra lo mismo si salen a colación los nombres de Manuela Serra o Laura Forster. </p>
<p>Retrocedamos a principios del siglo XX. Ramón y Cajal se encuentra en su mejor época investigadora, pese a contar con medios bastante precarios. La presión de la opinión pública española consigue que el Gobierno de Francisco Silvela financie en 1900 el Laboratorio de Investigaciones Biológicas, <a href="http://www.cajal.csic.es/historia.html">germen del actual Instituto Cajal, en Madrid</a>. </p>
<p>Se constituye como un departamento del Instituto Alfonso XIII, pero después pasa a ser un centro independiente del que Cajal, galardonado con el Nobel de Fisiología y Medicina en 1906, tendría absoluto control directivo y financiero. </p>
<h2>Laura Forster, una australiana en Madrid</h2>
<p>Las investigaciones del laboratorio y la brillante trayectoria de Cajal eran conocidas ya en toda Europa y llegaron a oídos de científicos de la Universidad de Oxford. Entre ellos se encontraba la discípula más notable y conocida del científico navarro: <a href="https://dpd.educa2.madrid.org/web/argos/territorio-gaia/-/book/las-mujeres-de-la-escuela-de-cajal?_book_viewer_WAR_cms_tools_chapterIndex=71251e94-3c4a-4360-982e-46be5312ee3c">Laura Forster</a>. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=980&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=980&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=980&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1232&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1232&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/521299/original/file-20230417-14-45ue18.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1232&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Laura Forster a la edad de 21 años.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikipedia</span></span>
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<p>Nacida en Sidney (Australia), Forster estudió Medicina en la Universidad de Berna (Suiza) y se trasladó a Inglaterra para iniciar su carrera investigadora. En 1911 recaló en Madrid para trabajar en el laboratorio de Cajal. Allí estudió la degeneración y regeneración de la médula espinal en aves, y llegó a publicar un artículo con ilustraciones propias claramente influidas por el estilo del profesor.</p>
<p>Lamentablemente, su carrera investigadora se vio truncada por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Primera_guerra_de_los_Balcanes">la primera Guerra de los Balcanes (1912-1913)</a>, a la que acudió para servir como enfermera dentro de la armada británica (como mujer no podía ejercer la medicina). Después, comenzó un periplo como sanitaria durante la Primera Guerra Mundial, hasta dirigir un hospital en la ciudad ucraniana de Zalischyky, donde falleció en 1917.</p>
<h2>Manuela Serra, brillante investigadora y dibujante</h2>
<p>Tenemos que esperar hasta 1919 para encontrar a la siguiente mujer del laboratorio, la madrileña <a href="https://nah.sen.es/en/issues/current-issue/182-journals/volume-8/issue-2/462-manuela-serra-and-the-cajal-school-part-laboratory-technician-part-neuroscientist">Manuela Serra Sabater</a>. De una inteligencia y una ejecutoria extraordinarias, fue la única discípula reconocida por Cajal sin estudios universitarios.</p>
<p>Pese a ello, Serra publicó en 1921 un artículo en solitario sobre las células gliales (<a href="https://theconversation.com/la-glia-una-pieza-mas-en-el-puzle-de-la-bipolaridad-y-la-esquizofrenia-155828">aquellas que dan soporte a las neuronas</a>) en la médula espinal de las ranas. Siguiendo la tradición de sus superiores, contiene detallados dibujos de muy buena calidad, aunque algo alejados del estilo Cajal. Continuó trabajando en el laboratorio hasta 1927, cuando contrajo matrimonio. </p>
<p>Forster y Manuela Serra son las dos únicas mujeres que aparecen en la lista de colaboradores (un total de veintisiete) que confeccionó Cajal a petición de la Real Academia de Ciencias en 1922. </p>
<h2>Otras pioneras</h2>
<p>Sin embargo, hoy en día sabemos que hubo algunas más. Una de ellas llevaba un apellido que en este punto del artículo ya nos es familiar: <a href="https://nah.sen.es/vmfiles/vol8/NAHV8N2202039_48ES.pdf">Carmen Serra</a>. Existen muy pocos datos sobre su etapa con el equipo de Cajal, pero trabajó como técnica ayudante a la investigación en tiempos de su hermana Manuela. </p>
<p>En 1928, <a href="https://www.meryvarona.es/maria-soledad-ruiz-capillas-cientifica/">María Soledad Ruiz-Capillas</a> entró a formar parte del laboratorio bajo la dirección del doctor Gonzalo R. Lafora. Fue la primera mujer con título universitario (Medicina por la Universidad Central de Madrid) en formar parte de la escuela neurológica. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=549&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=549&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=549&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=690&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=690&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/521300/original/file-20230417-28-m5jkvl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=690&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">De izquierda a derecha: Julián Sanz-Ibáñez, Gonzalo Rodríguez Lafora y Soledad Ruiz-Capillas.</span>
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<p>Podemos considerar a Ruiz-Capillas como la más polifacética de todas las discípulas del Nobel. Tras acabar la universidad, dirigió tres balnearios (en la época, vistos como centros curativos más que como lugares de ocio y relajación) y durante su etapa con Lafora cursó estudios de Odontología. </p>
<p>Su investigación también se caracterizó por ser ecléctica: en tan solo dos años estudió los centros de control térmico en gatos y los problemas del sueño derivados de lesiones cerebrales o de inyecciones de ciertos compuestos como los opioides. No consta que publicase ningún artículo y su supervisor tampoco la incluyó como autora en los suyos. </p>
<p>Tras estas pioneras encontramos a <a href="https://biblioteca.ucm.es/data/cont/media/www/pag-126442/herreros.pdf">María Luisa Herreros</a>. Considerada también discípula, no llegó a trabajar con Cajal, pues comenzó a investigar en el Instituto que lleva su nombre en 1943. </p>
<p>Y, además, merece una mención el difuso grupo de <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnana.2019.00072/full">ilustradoras</a> sin cuyo trabajo la producción de dibujos del laboratorio e instituto Cajal no hubiese alcanzado un nivel tan alto. Se han encontrado 84 obras firmadas por Conchita del Valle, unas 70 por una tal Mª G. Amador (aún se investiga quién está detrás de esas iniciales) y otras 141 por “E.RNA”, aunque no es seguro que se trate de una mujer.</p>
<h2>Enriqueta Lewy: con ella llegó la polémica</h2>
<p>Finalmente, no podemos dejar de nombrar a <a href="https://elpais.com/diario/1996/04/09/madrid/829049073_850215.html">Enriqueta “Ketty” Lewy</a>, tal vez la más controvertida de las mujeres que aparecen en este artículo. Entró al laboratorio en 1926 como traductora de alemán. Completamente bilingüe, resultó de enorme utilidad, pues la neurociencia puntera de la época se hacía en Alemania; las traducciones de Lewy le permitían estar al tanto de los avances y colaborar con sus homólogos germanos. </p>
<p>Publicó varias obras sobre Cajal, pero los círculos cercanos al científico aseguraban que están llenas de imprecisiones y cambios intencionados para ensalzar su propio trabajo. Además, olvidó o relegó a un segundo plano a las colaboradoras nombradas anteriormente.</p>
<p>Laura Forster, Manuela Serra y sus sucesoras no destacaron quizá por el volumen de artículos publicados o sus resultados científicos, pero las dificultades intrínsecas de la investigación no fueron sus mayores enemigas. Tuvieron que abrirse camino, sin ningún precedente, en un gremio dominado por hombres, donde ni siquiera se les permitía cursar estudios universitarios libremente. </p>
<p>Su participación en el laboratorio de Ramón y Cajal es además una muestra de la consideración del premio Nobel por la incorporación de talento en sus estudios, fuese del género que fuese. </p>
<hr>
<p><em>Buena parte de este artículo está basado en la <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnana.2019.00072/full">investigación</a> de Elena Giné, Carmen Martínez, Carmen Sanz, Cristina Nombela y Fernando de Castro.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/202664/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Cristina Miguelez recibe fondos de la UPV/EHU, Gobierno Vasco y Ministerio de Ciencia e Innovacion (PID2 021-126434OB-I00) </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Celtia Domínguez Fernández, Jone Razquin y Laura De las Heras García no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Poco reconocidas, las colaboradoras y discípulas del neurocientífico español tuvieron el mérito añadido de abrirse camino en un ámbito dominado por hombres, donde ni siquiera se les permitía cursar estudios universitarios libremente.Laura De las Heras García, Investigadora predoctoral en Neurofarmacología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaCeltia Domínguez Fernández, Estudiante de doctorado en neurociencias, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaCristina Miguelez, Profesora Agregada del Departamento de Farmacología. Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaJone Razquin, Investigadora predoctoral en neurofarmacología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2007642023-03-21T19:05:17Z2023-03-21T19:05:17ZLa inteligencia artificial está revalorizando a las mujeres pioneras en ciencia y tecnología<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/513482/original/file-20230304-3244-3kjdro.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1536%2C1000&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Imagen reinterpretada en el proyecto ‘Mujeres de vanguard-IA’ de Cynthia Breazeal, Manuela Veleso y Corinna Cortes, tres mujeres científicas y tecnólogas que son actualmente pioneras en el campo de la robótica y la inteligencia artificial.</span> <span class="attribution"><span class="source">Paula Lamo / Mujeres de vanguard-IA</span></span></figcaption></figure><p>Estamos viviendo una nueva revolución industrial que algunos llaman <a href="https://ieeexplore.ieee.org/document/9830737">industria 5.0</a>. En esta era, tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas (IoT) y la robótica trabajan más estrechamente con los humanos. Esto busca equilibrar la eficiencia productiva y la calidad de vida de los trabajadores.</p>
<p>La inteligencia artificial ha desarrollado sistemas <a href="https://theconversation.com/chatgpt-mas-artificial-que-inteligente-200935">que pueden conversar con humanos</a>, crear código automáticamente o traducir texto en imágenes. Esto ha llevado a una mayor automatización de procesos, lo que ha generado preocupación en algunos profesionales, que temen perder sus trabajos. También en algunos centros educativos, que temen su uso poco ético por parte de los estudiantes. </p>
<p>A pesar de estos sanos debates es innegable que la tecnología tiene mucho potencial y tendrá un impacto significativo en nuestra sociedad. Debemos aprender a utilizarla para nuestro beneficio, al igual que hicimos cuando se popularizó internet hace algunas décadas.</p>
<h2>¿En qué campos se pueden aplicar estas tecnologías y cuál es su límite?</h2>
<p>El potencial de la inteligencia artificial no tiene límite. Gracias al aprendizaje profundo, puede aprender a través de la experiencia y la práctica, alcanzando cotas inimaginables. Esto ya está ocurriendo en el diseño de videojuegos, donde las IA pueden crear nuevas experiencias de juego en nuevos mundos virtuales con personajes diferentes. </p>
<p>Estos nuevos desarrollos son especialmente útiles en sectores empresariales y están revolucionando el mundo entero, incluyendo la recuperación histórica y cultural, ya que se pueden reinterpretar y actualizar fotografías y retratos de personajes históricos, acercando su legado a las nuevas generaciones de una forma atractiva y novedosa.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/513426/original/file-20230303-1969-ywyn4x.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Imagen reinterpretada en el proyecto ‘Mujeres de vanguard-IA’ de Mary Jackson y Valentina Tereshkova, referentes en la exploración espacial.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Paula Lamo / Mujeres de vanguard-IA</span></span>
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</figure>
<p>Las nuevas generaciones tienen diferentes hábitos de vida y formas de relacionarse en comparación con las anteriores, como el uso de redes sociales y la preferencia por contenido visual atractivo y rápido. Esto hace que puedan no sentirse interesadas o reflejadas por fotografías o retratos antiguos de personajes relevantes en sus disciplinas. </p>
<p>Sin embargo, hay herramientas como <a href="https://www.midjourney.org/">Midjourney bot</a> que pueden ayudar a reinterpretar y actualizar el legado de estos referentes de forma fresca y moderna, lo que puede fomentar vocaciones. Un ejemplo de ello es el proyecto <a href="https://ieeespain.org/exposicion-mujeres-de-vanguard-ia/">“Mujeres de vanguard-IA”</a> en el <a href="http://museovirtual.unir.net/">Museo Virtual de UNIR</a>, donde se presentan imágenes de mujeres destacadas en ciencia y tecnología para dar a conocer su legado y contribución.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=449&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=449&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=449&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/513477/original/file-20230304-16-r41fhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Marie Curie junto a su imagen reinterpretada en el proyecto Mujeres de vanguard-IA.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Paula Lamo / Mujeres de vanguard-IA</span></span>
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<p>En un mundo global y digital, las empresas buscan formar equipos con personas de distintas disciplinas para plantear soluciones completas de forma eficiente y creativa. Esto significa que se buscan personas con diferentes perspectivas y habilidades para que, trabajando juntas, puedan resolver retos complejos y cambiantes de forma flexible. Por ello, es importante fomentar las vocaciones para que tanto hombres como mujeres puedan desarrollarse en los ámbitos que les interesen y contribuir desde su propia perspectiva en estos equipos multidisciplinares.</p>
<h2>La importancia de reconocer los legados de las mujeres</h2>
<p>En este contexto, reconocer el legado de mujeres tecnólogas y científicas es clave para reflexionar sobre su papel en la historia industrial de nuestra sociedad. Aunque en menor número que sus compañeros hombres, ellas han contribuido al desarrollo científico y tecnológico que disfrutamos hoy. Si ese legado no ha llegado a nuestros días es debido al <a href="https://theconversation.com/el-centenario-de-rosalind-franklin-y-el-efecto-matilda-143283">efecto Matilda</a>. </p>
<p>Este fenómeno desacredita las contribuciones de las mujeres en este ámbito y ha hecho que su legado no sea conocido en su justa medida. Por lo que es importante fomentar las vocaciones CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) entre las mujeres, no solo para el avance y la innovación, sino también por razones de justicia social.</p>
<p>¿Por qué mirar hacia el pasado cuando también podemos mirar hacia el presente? Además de rescatar las historias de mujeres pioneras en la ciencia y tecnología, es importante destacar el papel fundamental que las mujeres están teniendo actualmente en estos campos y mostrar su ejemplo. Reconocer a las mujeres que están liderando compañías importantes y haciendo contribuciones relevantes puede inspirar a otros a seguir sus pasos hacia un futuro más inclusivo y equitativo para todos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200764/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paula Lamo Anuarbe no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las nuevas tecnologías sirven de inspiración para reconocer el legado de las mujeres a los campos científicos.Paula Lamo Anuarbe, Directora académica del Máster de Internet de las Cosas, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2001132023-03-01T18:35:24Z2023-03-01T18:35:24ZGenes saltarines: Barbara McClintock y la pasión por el maíz<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/512240/original/file-20230224-635-jodjna.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C0%2C997%2C664&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Corncobs.jpg">Wikimedia Commons / Asbestos</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>En 2023 se cumplen cuarenta años desde que Barbara McClintock (1902-1992) se convirtiera en la primera y única mujer en ganar en solitario el Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento de los “genes saltarines”, un hito científico que reveló que los genomas no son estáticos, sino que pueden automodificarse y reorganizarse.</p>
<p>Al mirar una mazorca de maíz la mayoría de nosotros no imaginaría que pudiera contener los secretos de la vida. Barbara McClintock dedicó su vida al estudio del maíz y con su pasión investigadora descubrió la posibilidad de cambios en el genoma humano. Su descubrimiento de los que terminarían por llamarse “genes saltarines” reveló que un genoma no es estático, sino que puede modificarse y reorganizarse. </p>
<p>Esta idea sentó las bases para la genética actual, incluidas las posibilidades de edición del genoma con <a href="http://www.sobreestoyaquello.com/search?q=CRISPR">las técnicas CRISPR</a>.</p>
<h2>Una sólida y tenaz carrera investigadora</h2>
<p>McClintock nació en Connecticut en 1902 en una familia conservadora que esperaba que dedicara su vida a ser esposa y madre. No pudo ser porque la joven Barbara sentía pasión por la investigación. En la Universidad de Cornell se licenció y obtuvo un doctorado en Botánica antes de comenzar a investigar sobre el maíz en la escuela de posgrado. </p>
<p>Allí, con tan solo 28 años, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1076098/">describió por primera vez</a> los entrecruzamientos que se producen entre cromosomas homólogos durante la meiosis. En 1934, después de que el ascenso del nazismo pusiera punto final a una beca Guggenheim con la que investigaba en Alemania, regresó a Cornell.</p>
<p>En aquella época, en la conservadora universidad neoyorquina no contrataban profesoras, así que en 1936 tuvo que conformarse con una plaza en la mucho más modesta universidad de Misuri. Pero el cambio más decisivo en su carrera se produjo en 1941, cuando se incorporó al prestigioso laboratorio Cold Spring Harbor en Long Island, Nueva York, donde continuaría el resto de su vida.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=340&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=340&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=340&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=427&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=427&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510647/original/file-20230216-14-zo48k1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=427&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Instalaciones del Cold Spring Harbor Laboratory, Long Island, Nueva York.</span>
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<h2>El descubrimiento de los transposones</h2>
<p>En Cold Spring Harbor, McClintock se centró en investigar cómo se podían transmitir los diferentes colores de los granos de maíz y vinculó esa herencia a cambios en los cromosomas. Hasta ahí ninguna novedad: era un típico caso de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Mendel">herencia mendeliana</a>. Lo que verdaderamente constituyó un hito en la investigación genética fue demostrar que los cambios de posición de un elemento genético en un cromosoma podían provocar que los genes cercanos se activaran o inactivaran.</p>
<p>Estudiando en profundidad el genoma del maíz, es decir, observando los miles de «letras» que componen su ADN, McClintock vio por primera vez que existían series de secuencias genéticas que podían, sin saber cómo, cambiar de posición. </p>
<p>En un <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.36.6.344">famoso artículo</a>, publicado en 1950, los llamó “<a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.36.6.344">elementos controladores</a>” porque al variar su posición en el genoma podían de alguna forma desconocida «encender» o «apagar» la expresión de otros genes en el maíz. </p>
<p>Más adelante a esos genes «saltarines» se les llamó <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Transpos%C3%B3n">transposones</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/510651/original/file-20230216-26-ye4u6m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510651/original/file-20230216-26-ye4u6m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=575&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510651/original/file-20230216-26-ye4u6m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=575&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510651/original/file-20230216-26-ye4u6m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=575&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510651/original/file-20230216-26-ye4u6m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=723&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510651/original/file-20230216-26-ye4u6m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=723&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510651/original/file-20230216-26-ye4u6m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=723&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Barbara McClintock trabajando en su despacho en 1971.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1219372109">PNAS</a></span>
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<p>El hallazgo de McClintock no solo era revolucionario: también resultaba teóricamente muy complejo. Los «genes saltarines» cambiaban en buena medida el paradigma conceptual que se tenía sobre la genética en aquel momento. Aunque la idea de unos segmentos de ADN que pueden cambiar de posición fue ampliamente aceptada por los genetistas en la década de 1950, sus aplicaciones más amplias no se reconocieron hasta la década de 1970, cuando los biólogos moleculares comenzaron a notar la presencia generalizada de transposones en virus, bacterias y <a href="https://www.cell.com/trends/genetics/fulltext/S0168-9525(17)30123-3?_returnURL=https%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS0168952517301233%3Fshowall%3Dtrue">en el genoma humano</a>.</p>
<h2>Transposones y salud humana</h2>
<p>Cuando a principios de este siglo se obtuvo la secuencia nucleotídica de los 3000 millones de pares de bases que constituyen el genoma humano, se confirmó que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3514663/#B15">más del 60 %</a> está constituido por transposones o secuencias relacionados con ellos, como ciertos virus. </p>
<p>Los transposones invadieron el genoma de nuestros antecesores <a href="https://www.nature.com/articles/nrg2337#Bib1">a lo largo de la evolución</a>. Debido a que mayoritariamente se insertaron en regiones genómicas no funcionales, se extendieron por los genomas aunque no fuesen portadores de funciones moleculares de utilidad para las células o los organismos. </p>
<p>Así, pese a no ser funcionales, no causaban efectos negativos y se fueron acumulando como “parásitos genómicos”.</p>
<p>En la actualidad, los transposones de nuestro genoma están fijados en sus posiciones inocuas y, en general, han perdido la capacidad de transponerse. Sin embargo, excepcionalmente algunos se pueden mover <em>de novo</em> a la hora de formarse las células reproductivas o embrionarias tempranas, integrándose en el interior de algunos genes, alterando su expresión y pudiendo originar algunas enfermedades como ciertos casos de <a href="https://mobilednajournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13100-016-0065-9#Abs1">hemofilias o leucemias</a>, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22968929/">cánceres de colon</a> o <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5454887/">de mama</a> y ciertos <a href="https://mobilednajournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13100-019-0176-1">trastornos degenerativos neurológicos</a> provocados por su integración en genes claves de células somáticas adultas.</p>
<h2>A hombros de gigantes</h2>
<p>La ciencia avanza a pasos, no a saltos. A pesar del empeño en construir una épica en la que las ideas son como un relámpago que ilumina súbitamente las tinieblas de la ignorancia, la realidad no funciona así. Una buena hipótesis o un gran hallazgo no son chispas que prenden súbitamente una hoguera. Son, con absoluta seguridad, un ascua desprendida de una fogata que ya habían alimentado otros.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=241&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=241&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=241&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=303&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=303&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510653/original/file-20230216-24-ecxb8b.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=303&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Izquierda: Modelo de microscopio Reicherrt de1927 utilizado por Ramón y Cajal. Derecha microscopio Bausch & Lomb usado por Barbara McClintock en sus inicios en Cold Spring Harbor..</span>
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<p>Ramón y Cajal ganó en 1906 el Premio Nobel de Medicina usando un <a href="https://www.antiguedades.es/microscopios-vendidos/3773-antiguo-microscopio-reichert-ramon-y-cajal-alemania-1927.html">sencillo microscopio monocular</a>. El equipo usado por McClintock en sus comienzos en Cornell era también muy elemental: un microscopio monocular fabricado en 1927 que se conserva en el <a href="https://americanhistory.si.edu/collections/search/object/nmah_1163949">National Museum of American History</a>. </p>
<p>Aunque sea mucho más sobrio y simple que muchos de los modelos actuales, el sistema de ajuste de piñón y cremallera y la platina de vidrio siguen siendo elementos familiares para los científicos modernos. Cuando uno contempla ese microscopio se da cuenta de que cualquier descubrimiento científico es más que un simple “¡eureka!”: es la acumulación de años de duro trabajo y de colaboración multidisciplinar.</p>
<p>Decía Bernardo de Chartres que «somos como enanos a los hombros de gigantes. Podemos ver más, y más lejos que ellos, no por alguna distinción física nuestra, sino porque caminamos levantados por su gran altura». La frase fue retomada por Luis Vives y llegó a los científicos del siglo XVII quienes, como Isaac Newton, no tuvieron empacho en reconocer que sus logros se levantaban sobre la obra de sus predecesores.</p>
<p>En 1902 la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_cromos%C3%B3mica_de_Sutton_y_Boveri">teoría cromosómica de Sutton y Boveri</a> planteó que los alelos que Mendel había postulado en 1865 como reguladores de la herencia estaban localizados en los cromosomas. Cien años después, se completó con éxito el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_Genoma_Humano">Proyecto Genoma Humano</a>. Un siglo de avance que fue posible gracias a gigantes como Barbara Mc McClintock, sobre cuyos hombros han cabalgado cientos de genetistas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200113/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Peinado Lorca es miembro del Grupo Federal de Biodiversidad del PSOE</span></em></p>En 1983 Barbara McClintock se convirtió en la primera y única mujer en ganar en solitario el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento en el genoma del maíz de los “genes saltarines”.Manuel Peinado Lorca, Catedrático de Universidad. Director del Real Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1996092023-02-10T10:14:39Z2023-02-10T10:14:39ZLas mujeres de letras también son mujeres de ciencias<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/509271/original/file-20230209-18-wxim6s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C237%2C2404%2C1573&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Retrato de Beatriz Galindo, 'La Latina', para el libro 'Mugeres célebres de España y Portugal', de 1868.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/37667416@N04/49713828927/">Fondo antiguo de la biblioteca de la Universidad de Sevilla</a></span></figcaption></figure><p>El día 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Si preguntamos a azar a cualquier persona a pie de calle, poca gente elegiría a una lingüista, arqueóloga, filósofa, antropóloga o socióloga como ejemplo de científicas. </p>
<p>Este error transmitido de manera inconsciente desde la educación, los medios de comunicación y la sociedad se hace más patente si intentamos buscar nombres femeninos en algunas de estas disciplinas.</p>
<h2>¿Qué estudias? ¿Ciencias o letras?</h2>
<p>Pero, primero, defendamos que ambas disciplinas de estudio no tienen que estar enfrentadas, ya que esa falta de “humanismo” no es buena para el desarrollo de todas nuestras capacidades intelectuales. </p>
<p>La mayoría de las veces utilizamos el término ciencia referido a las ciencias experimentales e imaginamos rápidamente una bata blanca, un laboratorio o un microscopio. </p>
<p>Sin embargo, las técnicas de observación y trabajo de campo también se realizan en las ciencias humanas. No todo va a ser contemplación, si no que se lo digan a <a href="https://mujeresconciencia.com/2017/12/19/asi-vemos-las-cientificas-cine-la-television/">las ficticias</a> <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Temperance_%22Bones%22_Brennan">Temperance Brenan</a> o Sara Lávrof, la arqueóloga compañera de Tadeo Jones. </p>
<p>El diccionario de la RAE <a href="https://dle.rae.es/ciencia">define la ciencia</a> como el “conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento”, diferenciando las ciencias humanas, las ciencias sociales y las ciencias exactas y las naturales.</p>
<p>La educación las ha separado siempre como algo antagónico. Sin embargo, para comprender muchos conceptos y teorías <a href="https://theconversation.com/de-ciencias-o-de-letras-cual-es-la-diferencia-163841">deben entenderse como algo complementario</a>. Así lo veían nuestros antepasados, para los que la retórica o la filosofía eran la base de cualquier saber. Fijémonos si no en ese “hombre del renacimiento”, que igual escribía novelas que construía artilugios voladores. Sigamos buscando esa <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Polimat%C3%ADa">polimatía</a> –“el aprender mucho” en griego– y encontrémosla en la interdisciplinariedad actual. </p>
<p>Los lingüistas, por ejemplo, trabajan analizando problemas del trastorno del lenguaje en centros asociados a la medicina, donde la biología y la psicología son importantes. O, en el presente, podemos ver cómo aumenta la demanda de disciplinas como la lingüística computacional o la lingüística forense.</p>
<h2>Las científicas letradas</h2>
<p>Hasta este momento hemos repasado la importancia de las Humanidades como ciencia para el avance de la sociedad y del pensamiento. Ahora, mínimamente, vamos a reconocer a algunas grandes figuras femeninas que destacaron por su erudición en el mundo de las letras desde el Renacimiento al siglo XXI.</p>
<p>El barrio de La Latina en Madrid se llama así por una mujer: <a href="https://dbe.rah.es/biografias/10051/beatriz-galindo">Beatriz Galindo</a>, “La Latina”. <a href="https://www.cairn.info/revue-cahiers-d-etudes-hispaniques-medievales-2016-1-page-165.htm">Su fama de latinista</a> hizo que Isabel I, la Reina Católica, la llevase a la Corte para entrar en su “Casa de la Reina”, lugar en el que se fomentaba el contacto entre mujeres doctas, <a href="https://journals.openedition.org/atalaya/4896?lang=es">las <em>Puellae doctae</em></a>, a las que reunía bajo su mecenazgo. </p>
<p>Hay otras mujeres que se mencionan como pioneras en el humanismo español, aunque las fuentes han destapado su leyenda. Ahí se encuentran <a href="https://revistas.usal.es/index.php/0213-3563/article/viewFile/18516/19872">Luisa de Medrano</a> y <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra/escritoras-y-eruditas-espanolas-o-apuntes-y-noticias-para-servir-a-una-historia-de-ingenio-y-cultura-literaria-de-las-mujeres-espanolas-desde-los-tiempos-mas-remotos-hasta-nuestros-1130238/">Francisca de Nebrija</a>. </p>
<p>En los últimos años se ha sabido que Luisa de Medrano (llamada Lucía en algunas fuentes primarias) impartió una clase en la Universidad de Salamanca como parte de su formación. Francisca de Nebrija, por su parte, se cree que dio clases en la Universidad de Alcalá de Henares, sucediendo a su padre –<a href="https://theconversation.com/antonio-de-nebrija-y-la-revolucion-de-la-gramatica-latina-196949">Elio Antonio de Nebrija</a>– en la cátedra de retórica, aunque su existencia no está realmente demostrada –en algunas fuentes consta como hija del gramático y en otras no–. Ambas siguen siendo dos enigmas, pero los datos confirmados no han podido con su renombre.</p>
<p>Por último, aunque hay muchas más, destaca la filóloga y lexicógrafa <a href="https://cvc.cervantes.es/lengua/mmoliner/biografia.htm">María Moliner</a>, reconocida internacionalmente por <a href="https://cvc.cervantes.es/lengua/mmoliner/diccionario_caracteristicas.htm">el diccionario que popularmente lleva su nombre</a>. Su obra reflejó su trabajo y su inteligencia, así como su pasión por la palabra. <a href="https://www.rtve.es/rtve/20110119/maria-moliner-45-anos-edidicon-su-dicionario/396162.shtml">En 1972 fue candidata a un sillón en la Real Academia Española</a> pero no fue elegida. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=252&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=252&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=252&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=317&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=317&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/509274/original/file-20230209-18-9u267f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=317&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Mural del Colegio de Educación Infantil y Primaria María Moliner en el zaragozano barrio de San José.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mural_CEIP_Mar%C3%ADa_Moliner.jpg">Campeones 2008</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>En 1979, Carmen Conde, que sí se convertiría en la primera académica de la historia, <a href="https://www.rae.es/sites/default/files/Discurso_ingreso_Carmen_Conde.pdf">diría que su elección</a> ponía fin “a una tan injusta como vetusta discriminación”.</p>
<p>A través de sus letras, descubramos con ellas a muchas más bajo el epígrafe, también, de científicas: lingüistas, filólogas, economistas, antropólogas, traductoras, pedagogas, filósofas y un largo etcétera de trabajos e investigaciones que se ocupan del ser humano desde muy diversas perspectivas de una manera transversal y multidisciplinar. Un campo muchas veces olvidado, por desconocido, que merece más difusión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/199609/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inmaculada Sanz Mateos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las letras también son ciencia. Por ello se debe representar la presencia de las mujeres en todos los ámbitos científicos.Inmaculada Sanz Mateos, Profesora Asociada. Departamento de Lengua Española, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1984342023-02-09T18:58:30Z2023-02-09T18:58:30ZPor qué es importante que haya tanto maestros y enfermeros como ingenieras<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/506458/original/file-20230125-12-hbnd3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C7%2C5277%2C3475&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-small-nursery-school-children-man-2021953406">Shutterstock / Ground Picture</a></span></figcaption></figure><p>La igualdad de género se ha convertido en un aspecto relevante en las políticas públicas, tanto en lo que se refiere al logro del equilibrio de género como a la integración del análisis sexo y género en el contenido de la investigación y la innovación. </p>
<p>Las brechas de género comienzan tímidamente a disminuir, pero las elecciones académicas por ramas de conocimiento siguen mostrando una segregación horizontal por sexos, en algunos ámbitos con porcentajes semejantes a los años 70 del siglo XX. </p>
<p>Por ejemplo, el último informe <a href="https://www.umultirank.org/export/sites/default/.galleries/generic-images/Gender-Monitor-2022/u-multirank-gender-monitor-2022.pdf"><em>Gender Monitor</em></a>, de octubre de 2022, sitúa en cifras superiores al 80 % el alumnado femenino cursando en la actualidad, en orden de prioridad, Enfermería, Educación, Trabajo Social y Psicología, unas cifras que se elevan hasta el 90-95 % en el caso del alumnado de Educación Infantil en algunas de las universidades públicas de España.</p>
<p>El informe lo elabora U-Multirank, el <em>ranking</em> internacional de universidades promovido por la Comisión Europea; analiza más de 1 000 instituciones de 80 países, entre ellos España, con datos de todas las universidades españolas.</p>
<h2>Un desequilibrio sin explicación científica</h2>
<p>Este desequilibrio, que en el siglo XXI carece de toda fundamentación científica y racional, no ha implicado, sin embargo, un cuestionamiento social de base. Al contrario, es precisamente la “naturalización” social de determinadas aptitudes y actitudes genéricas, tanto para la formación en determinadas ramas de conocimiento como en el ejercicio de profesiones concretas, la que permite su perpetuación.</p>
<p>Al amparo de fundamentos culturales decimonónicos, sin soporte legal y político, estas creencias están firmemente asentadas en una base ideológica estructural sólida, por lo que es imprescindible comenzar analizando la situación actual desde la trayectoria histórica, social e ideológica que proporciona la perspectiva de género. </p>
<h2>Argumentos irracionales del pasado</h2>
<p>Fueron numerosos los <a href="https://cuny.manifoldapp.org/read/la-mujer-del-porvenir/section/257caab6-066e-4db6-8674-20ed166944df">artículos</a>, <a href="https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/handle/915/18658/CL_2_2003_08.pdf?sequence=1&isAllowed=y">tratados científicos</a>, congresos, e incluso <a href="https://www.studocu.com/es/document/universidade-de-vigo/derecho-derecho-mercantil/dialnet-la-discriminacion-legal-de-la-mujer-en-el-siglo-xix-3819440/26154074">instrucciones públicas</a> que se ensañaron en demostrar la inferioridad intelectual de las féminas y, consecuentemente, la necesidad de plantear currículums diferenciados en función de sus “inferiores” capacidades y, fundamentalmente, del <a href="https://www.upf.edu/documents/3885005/3891251/Garcia.pdf/27bcdaed-7b49-4179-9f65-2552db14955d">rol social</a> que estaban llamadas a ejercer en tanto que mujeres. </p>
<blockquote>
<p>“Desde su inteligencia a su estatura, todo en ella es inferior y contrario a los hombres. Todo en ella va de fuera a dentro. Todo es concentrativo, receptivo y pasajero; en un hombre todo es activo y expansivo (…) En sí misma, la mujer, no es como el hombre, un ser completo; es sólo el instrumento de la reproducción, la destinada a perpetuar la especie; mientras que el hombre es el encargado de hacerla progresar, el generador de inteligencia, a la vez creador y demiurgo del mundo social. Así es que todo tiende hacia la no-igualdad entre los sexos y la no equivalencia; de modo que las mujeres, inferiores a los hombres, deben ser su complemento en las funciones sociales”. </p>
<p>“De la mujer y sus derechos en las sociedades modernas”, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pompeyo_Gener">Pompeyo Gener</a>, La Vanguardia, 1889.</p>
</blockquote>
<p>Pese a la irracionalidad y anacronismo de dichas argumentaciones, los fundamentos de las mismas se reproducen en el imaginario social, perpetuando la masculinización actual de ciertas ramas del conocimiento, como es el caso de las ingenierías, cuyo porcentaje de representación femenina, a nivel europeo, presenta tasas en torno al 20 %. Por el contrario, el ejercicio de profesiones orientadas a la atención y cuidado (Enfermería, Trabajo Social y Magisterio) fueron ámbitos considerados no sólo exclusivamente femeninos, sino de obligatorio ejercicio por parte de las mujeres. </p>
<p>La dictadura franquista fue especialmente incisiva en este aspecto, cuando, una vez aceptado como mal menor el trabajo remunerado por parte de las mujeres, las orienta hacia aquellas profesiones moralmente aceptadas como femeninas. </p>
<p>Para hacerlo, disfraza dicha obligatoriedad como particular dotación femenina, revestida de tintes vocacionales, encontrando en su carácter eminentemente femenino argumentos sobrados para su menor remuneración y, fundamentalmente, para su desprestigio social.</p>
<h2>Todas las ramas del conocimiento son científicas</h2>
<p>En vísperas de la celebración del 11F, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una efeméride importante para mostrar referentes femeninos en ciencia, tecnología e investigación y eliminar los prejuicios y estereotipos de género que continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de dichos espacios, continúa siendo necesario reflexionar en torno a los fundamentos ideológicos que perpetúan las desigualdades. </p>
<p>Debemos deconstruir sus fundamentos desde el origen, cambiando la perspectiva de análisis en dos direcciones: la primera es el reconocimiento de la cientificidad de todas las ramas de conocimiento, y no exclusivamente las que comprende el ámbito de las STEM; la segunda y decisiva, la necesidad de activar políticas públicas paralelas y equilibradas que terminen tanto con la masculinización como con la feminización de los ámbitos académicos y profesionales. </p>
<h2>Los cuidados, especialidad de todos</h2>
<p>Así podremos garantizar la universalización de los cuidados como patrimonio de la humanidad, y no como especialidad reservada a las mujeres. </p>
<p>De la misma manera, podremos terminar con el desprestigio que determinadas trayectorias profesionales continúan teniendo por el hecho de haber sido consideradas tradicionalmente como femeninas, siendo un ejemplo paradigmático la Educación Infantil o el Trabajo Social. </p>
<h2>Referentes masculinos</h2>
<p>Como defiendo en <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8553600">una investigación reciente</a>, contar con referentes masculinos en la ética del cuidado de las personas, de la expresión natural de los sentimientos, en el ejercicio de los saberes asignados culturalmente a las mujeres siempre será positivo y enriquecedor para la construcción de las identidades masculina y femenina en clave igualitaria.</p>
<p>Si el diseño y articulación de las políticas de igualdad no tienen como objetivo equilibrar la presencia de hombres y mujeres en todos los ámbitos y niveles de la vida laboral y personal será imposible lograr la igualdad real y terminar con los prejuicios genéricos que prevalecen en el ámbito formativo y laboral. Para ello se deben promover en condiciones igualitarias acciones divulgativas que visibilicen referentes masculinos en espacios feminizados en la misma medida que las mujeres que son referentes en espacios copados por hombres, en conjunción con todas las acciones que pongan en cuestionamiento la denominada masculinidad hegemónica para presentar propuestas articuladas desde las masculinidades igualitarias.</p>
<h2>Justicia social</h2>
<p>Las acciones no revierten los planteamientos ideológicos, ni en la intimidad de los hogares, ni en el imaginario social, ni en las instituciones, que son un microcosmos de la realidad social. </p>
<p>El ejercicio de subordinación del colectivo femenino se perpetúa y retroalimenta a través de aquellas profesiones para las que se nos considera “naturalmente capacitadas” trasladando a las mismas el desprestigio con que el patriarcado revistió su particular modelo de feminidad. </p>
<p>Por tanto, eliminar los sesgos genéricos en el ámbito académico y profesional no es sólo cuestión de igualdad, sino de justicia social.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/198434/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Matilde Peinado Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las elecciones académicas siguen mostrando una segregación por sexos: las carreras de educación, trabajo social o enfermería son sobre todo elegidas por mujeres. Las ingenierías, por hombres.Matilde Peinado Rodríguez, Profesora titular del área de Didáctica de las Ciencias Sociales, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1919762022-10-06T08:34:25Z2022-10-06T08:34:25ZCarolyn Bertozzi es la octava mujer que recibe el Nobel de Química<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/488470/original/file-20221006-16-ztuafz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=401%2C206%2C1095%2C750&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La química Carolyn Bertozzi, Premio Nobel de Química 2022.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.nobelprize.org/prizes/chemistry/2022/bertozzi/facts/">Nobelprize.org</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p><em>“Quien hace la ciencia realmente determina la ciencia que se hace”</em>.</p>
<p><strong>Londa Schiebinger.</strong></p>
</blockquote>
<p>Carolyn Bertozzi es química. Ha sido una de <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/chemistry/2022/summary/">las tres personas que ha recibido el Premio Nobel en Química en 2022</a>. En las muchas <em>quinielas</em> que preceden a la entrega de estos premios, el nombre de Bertozzi aparecía como una de las personas con posibilidades de ser premiadas. Esta científica es la octava investigadora que ha conseguido este reconocimiento en los 122 años de existencia de estos galardones. </p>
<p>Las palabras de la historiadora de la ciencia <a href="https://web.stanford.edu/dept/HPS/schiebinger.html">Londa Schiebinger</a> cobran un especial sentido cuando se conocen los datos sobre el reparto de estos prestigiosos premios. Quienes deciden en ciencia son, en una abrumadora mayoría, varones: lideran los equipos y reciben los reconocimientos. La falta de referentes femeninos en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n_STEM">disciplinas STEM</a> no ayuda a otras mujeres a pensar en la ciencia como una opción de futuro. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/488471/original/file-20221006-16-doxrbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Carolyn Bertozzi.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://news.stanford.edu/2020/11/11/carolyn-bertozzi-named-baker-family-director-stanford-chem-h/">Universidad Stanford</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Muy pocas mujeres han recibido un Premio Nobel</h2>
<p>Ya se conocen las personas que han recibido los Premios Nobel en 2022 en las tres disciplinas científicas. </p>
<p>Esta semana ha comenzado con el anuncio del ganador del Premio Nobel en Fisiología o Medicina. Muchas personas pensábamos que era el momento de <a href="https://mujeresconciencia.com/2021/01/21/katalin-kariko-la-bioquimica-que-entendio-como-utilizar-el-arn-mensajero-para-curarnos-e-inmunizarnos/">Katalin Karikó</a> y Drew Weissman, la madre y el padre de las vacunas de ARN mensajero que han salvado tantas vidas desde el comienzo de la pandemia de covid-19. Nos equivocamos: fue <a href="https://theconversation.com/svante-paabo-y-la-vida-secreta-de-las-especies-191819">el biólogo Svante Pääbo</a> quien recibió el premio “por sus descubrimientos sobre los genomas de homínidos extintos y la evolución humana”. Sin duda, merece este reconocimiento, como lo mereció su padre, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sune_Karl_Bergstr%C3%B6m">Sune Karl Bergström</a>, hace exactamente 40 años.</p>
<p>El martes, otros tres científicos (varones) fueron galardonados con el <a href="https://theconversation.com/nobel-de-fisica-un-premio-de-1935-191922">Premio Nobel en Física</a> “por los experimentos con fotones entrelazados, estableciendo la violación de las desigualdades de Bell y siendo pionero en la ciencia de la información cuántica”. Estos investigadores son Anton Zeilinger, Alain Aspect y John Clauser. </p>
<p>Y el miércoles, el anuncio de la concesión del Premio Nobel en Química (“por el desarrollo de la química clic y la química bioortogonal”) a Carolyn R. Bertozzi, Morten Meldal y K. Barry Sharpless fue una excelente noticia para quienes pensamos que la escasez de mujeres galardonadas es bochornosa. </p>
<p>Y realmente lo es, y lo es en todas las disciplinas. Si nos centramos en las categorías de ciencia, los datos son realmente abrumadores: sólo 4 mujeres han recibido el Nobel en Física de un total de 222 personas premiadas; únicamente 8 mujeres han merecido el Nobel en Química de 189 personas condecoradas; y tan solo 12 mujeres han sido premiadas con el Nobel en Fisiología o Medicina de un total de 225 personas galardonadas. </p>
<p>En 2021, ninguna mujer recibió ninguno de los premios en estas tres disciplinas científicas; 7 científicos fueron los merecedores de estos galardones según el comité nombrado por la Real Academia Sueca de las Ciencias. El año anterior, 2020, fue un año realmente especial: Andrea Ghez recibió el Nobel en Física (junto a Roger Penrose y Reinhard Genzel) y Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna obtuvieron de manera conjunta el Nobel en Química. Parece que lo que ocurrió en 2020 fue tan solo un espejismo.</p>
<h2>Carolyn Bertozzi: investigadora, mentora y divulgadora</h2>
<p>Aunque no soy química, el nombre de Carolyn Bertozzi me resultaba conocido. Y no me equivocaba. Había visto hace unos años una <a href="https://www.ted.com/talks/carolyn_bertozzi_what_the_sugar_coating_on_your_cells_is_trying_to_tell_you?language=es">apasionante conferencia TED</a> en la que esta científica explicaba cómo los azúcares de las células cancerosas interactúan y a veces engañan al sistema inmune. Y ese conocimiento puede ayudar a entender mejor los mecanismos del cáncer y, de este modo, evitarlo y curarlo.</p>
<p>Y también recordé <a href="https://mujeresconciencia.com/2022/05/24/la-diversidad-en-las-colaboraciones-promueve-la-buena-ciencia/">un artículo reciente de Marta Bueno Saz</a> sobre los beneficios de la diversidad en el quehacer científico. En este escrito, su autora hablaba sobre las ventajas de la colaboración entre científicas. Entre otros testimonios destacaba el de la química <a href="https://glycocode.org/">Lara Mahal</a>. </p>
<p>Pues bien, resulta que Mahal deseaba que Carolyn Bertozzi fuera su asesora de doctorado. Pero algunas personas intentaron persuadirla. Ya había tenido a una mujer como mentora en sus estudios universitarios y esta elección podría interpretarse como que Mahal evitaba trabajar con científicos varones. Afortunadamente, Lara Mahal ignoró esos consejos y ambas científicas, Mahal y Bertozzi, comenzaron a colaborar y a publicar con éxito los resultados obtenidos de su investigación. </p>
<p>No puedo hablar, por no ser mi campo, de la extraordinaria científica que, sin duda, es Carolyn Bertozzi. Pero, curioseando en el motor de búsqueda Google Scholar, he visto que esta investigadora tiene <a href="https://scholar.google.com/citations?user=spPztUEAAAAJ&hl=en">unas 900 publicaciones indexadas</a> y publicadas en las más prestigiosas revistas de ciencia. Pocas personas de ciencia poseen esta cantidad de publicaciones de calidad.</p>
<h2>Inspirando a las siguientes generaciones</h2>
<p>Muchas personas merecen ser reconocidas por su trabajo en el ámbito científico. Algunas de ellas reciben premios, la mayoría no. Entre esas personas no distinguidas abundan las mujeres. </p>
<p>Por eso este premio es especialmente satisfactorio: aunque Carolyn Bertozzi sigue siendo la misma investigadora que antes de recibir el Nobel, hoy tenemos a otra científica reconocida. Sin duda inspirará a algunas jóvenes que aún no tenían decidido que querían estudiar. Quizás alguna de ellas, dentro de unos años, descubra la cura definitiva del cáncer. Y quizás reciba por ello un Premio Nobel, quizás.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/191976/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Macho-Stadler no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La concesión del Premio Nobel en Química a Carolyn R. Bertozzi, Morten Meldal y K. Barry Sharpless es una excelente noticia para quienes pensamos que la escasez de mujeres galardonadas es bochornosa.Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1864972022-07-28T18:13:36Z2022-07-28T18:13:36ZAprender inteligencia artificial en el instituto es posible<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/475843/original/file-20220725-21-90zqgy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C0%2C5725%2C3233&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/boy-two-girls-working-on-schools-695764717">Shutterstock / Gorodenkoff</a></span></figcaption></figure><p>Lucía tiene 16 años y hace cuatro que usa su móvil para casi todo. Pero este año, en clase de Inteligencia Artificial (IA) en su instituto, lo ha usado para algo que nunca hubiera imaginado que era posible. A través de la cámara, el micrófono y la pantalla táctil de su propio teléfono inteligente, y usando una aplicación gratuita, lo ha convertido en un robot mascota, que interactúa con ella como si estuviese vivo: le pide comida, atención, que juegue con él…</p>
<p>Todo esto lo ha logrado programando ella misma con el robot educativo Robobo en la unidad didáctica 9 del proyecto <a href="http://aiplus.udc.es">AI+</a>, dedicada a la interacción entre humano y robot. Este es solo un ejemplo del tipo de actividades que ha diseñado el equipo de AI+ durante los últimos tres años con el objetivo de crear un plan de estudios de IA para estudiantes de entre 15 y 17 años (Bachillerato). </p>
<p>¿Y por qué <a href="https://www.unicef.org/globalinsight/reports/policy-guidance-ai-children">enseñar inteligencia artificial</a> a estudiantes preuniversitarios? Porque los jóvenes deben comprender ya cómo funciona, y estar así preparados para poder vivir en un mundo cada vez más impactado por ella, además de poderse formar para ser los futuros ingenieros e ingenieras de la IA. </p>
<h2>El proyecto AI+</h2>
<p>AI+ es un proyecto de innovación educativa que ha sido financiado por la Unión Europea a través del programa Erasmus+. Engloba a seis centros de enseñanza secundaria de cinco países diferentes (España, Italia, Eslovenia, Lituania y Finlandia).</p>
<p>El proyecto está liderado por un grupo de expertos de la Universidade da Coruña (UDC), que ha implementado unidades didácticas específicas que componen el plan de estudios. Estas contienen conceptos teóricos y actividades prácticas sobre <a href="http://aiplus.udc.es/our-approach/">ocho áreas básicas de la inteligencia artificial</a>: </p>
<ol>
<li><p>Percepción. </p></li>
<li><p>Actuación. </p></li>
<li><p>Representación. </p></li>
<li><p>Aprendizaje. </p></li>
<li><p>Razonamiento. </p></li>
<li><p>Motivación.</p></li>
<li><p>Inteligencia artificial colectiva. </p></li>
<li><p>Impacto social. </p></li>
</ol>
<p>Las unidades han sido revisadas por los profesores de los seis centros y probadas con sus alumnos, lo que proporcionó retroalimentación al equipo de la UDC para mejorarlas. Una vez listas, se han ido publicando en la <a href="http://aiplus.udc.es/results/">web del proyecto</a> para ponerlas a disposición de toda la comunidad docente.</p>
<p>La siguiente tabla muestra una posible organización del plan de estudios en dos cursos, basados en las unidades didácticas desarrolladas. Como se puede observar, no todos los temas tienen la misma carga lectiva, sino que es proporcional a la relevancia que tienen en la formación de los estudiantes a esta edad.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474152/original/file-20220714-33068-d3htnf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Plan de estudios del proyecto AI+</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El ‘agente inteligente’</h2>
<p>El enfoque de inteligencia artificial que se sigue en el proyecto AI+ es el de <a href="http://aiplus.udc.es/ai-background/">agente inteligente</a>. Los sistemas de inteligencia artificial se presentan a los alumnos como sistemas computacionales autónomos capaces de sentir su entorno, real o simulado, y realizar acciones para cumplir sus objetivos. </p>
<p>Esta perspectiva está en consonancia con las recomendaciones de la Comisión Europea y del <a href="https://portal.mineco.gob.es/es-es/ministerio/areas-prioritarias/Paginas/inteligencia-artificial.aspx">Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades</a> para los futuros planes de educación digital, centrados en la “IA específica”, es decir, la que se enfrenta a entornos reales que resuelven problemas específicos a las personas.</p>
<h2>Teléfono inteligente, herramienta de IA</h2>
<p>Para poder implementar este enfoque en las aulas es necesario contar con elementos <em>hardware</em> específicos. En nuestro caso, decidimos utilizar el teléfono inteligente del alumno como elemento tecnológico básico para todo el material didáctico desarrollado. </p>
<p>Los teléfonos inteligentes actuales tienen el nivel tecnológico necesario en cuanto a sensores, actuadores, potencia de cálculo y comunicaciones, y lo tendrán también en el futuro dada su continua actualización. Además, la gran mayoría de los estudiantes de bachillerato tienen su propio <em>smartphone</em>, que reduce significativamente el coste de la introducción de esta disciplina en las aulas e iguala regiones con diferente capacidad económica. </p>
<h2>Problemas reales</h2>
<p>Para introducir los ocho temas de IA comentados antes, los alumnos se enfrentan a problemas reales pertenecientes a tres <a href="http://aiplus.udc.es/ai-curriculum-methodology/">campos de aplicación concretos</a>: </p>
<ol>
<li><p>Aplicaciones inteligentes para teléfonos.</p></li>
<li><p>Robótica autónoma. </p></li>
<li><p>Entornos inteligentes (internet de las cosas). </p></li>
</ol>
<p>Aunque se podrían haber seleccionado muchos otros campos, estos son muy representativos del dominio actual de la IA, y todos ellos pueden ser desarrollados en los centros educativos utilizando un <em>smartphone</em>. En el caso de AI+, se han trabajado utilizando <a href="https://appinventor.mit.edu/explore/ai-with-mit-app-inventor">App Inventor</a>, el robot <a href="https://theroboboproject.com">Robobo</a> y el sistema <a href="https://www.home-assistant.io">Home Assistant</a>.</p>
<h2>Enfoque CTIM</h2>
<p>El currículo de AI+ sigue un enfoque CTIM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, STEM en sus siglas en inglés), ya que la IA específica requiere conocimientos de diferentes disciplinas para desarrollar soluciones reales. </p>
<p>Cada unidad didáctica presenta un reto o proyecto que debe ser afrontado a través de un enfoque de aprendizaje cooperativo basado en proyectos, donde los estudiantes se organizan en grupos y realizan los pasos típicos de un proyecto de ingeniería. El aprendizaje es proactivo: se refuerzan los conceptos teóricos más relevantes porque son necesarios para la resolución práctica del reto (aprender haciendo).</p>
<h2>Oferta en bachillerato</h2>
<p>Aparte del impacto logrado en los institutos directamente involucrados en el proyecto, esta iniciativa fue tomada como base de una asignatura oficial de bachillerato <a href="https://www.xunta.gal/dog/Publicados/2021/20210712/AnuncioG0598-080721-0001_es.html"><em>Introducción a la IA</em></a>, ofrecida a todos los centros de secundaria de la comunidad autónoma de Galicia en el curso 2021/22. </p>
<p>Pero AI+ ha tratado de conseguir impacto social a más largo plazo. Por un lado, al proporcionar material educativo formal de calidad y de acceso libre, de modo que las regiones económicamente menos desarrolladas puedan igualarse con las más avanzadas. </p>
<p>Por otro lado, al crear estos materiales mediante equipos de trabajo balanceados en género, evitando posibles sesgos, y presentando los contenidos con un enfoque multidisciplinar, con el objetivo de “enganchar” a más mujeres a los estudios tecnológicos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186497/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco Javier Bellas Bouza recibe fondos del programa Erasmus+ de la Unión Europea (2019-1-ES01-KA201-065742). </span></em></p>Los jóvenes deberían comprender cómo funciona la inteligencia artificial para vivir en un mundo cada vez más impactado por ella. Con nuestra propuesta, es posible hacerlo antes de la universidad.Francisco Javier Bellas Bouza, Catedrático de Universidad en el área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, Universidade da CoruñaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1864852022-07-06T18:01:51Z2022-07-06T18:01:51ZMatemáticas sin Nobel y, por fin, con medallas: enhorabuena, Maryna Viazovska<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/472790/original/file-20220706-17-wvd9zr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1280%2C718&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Maryna Viazovska.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.youtube.com/watch?v=xALXm2XHDWc">Institut des Hautes Études Scientifiques (IHÉS)</a></span></figcaption></figure><p>Hace algo más de un año, yo imaginaba y soñaba con estar tal día como hoy en San Petersburgo (Rusia). Y no solo porque no conozco la maravillosa ciudad rusa, ciudad en la que vivió y está enterrado Leonhard Euler, el padre de la teoría de grafos (posiblemente, mi área favorita de las matemáticas), sino porque, hace poco más de un año, había recibido la invitación con la que cualquier matemática o matemático sueña: dar una ponencia en el Congreso Internacional de las Matemáticas, el ICM (por sus siglas en inglés), cuya celebración, en julio de 2022, estaba prevista desde 2018 en esta ciudad. Pero, por las razones que se imaginan, no se está celebrando allí y no tiene nada que ver con un coronavirus sino con algo para lo que la ciencia mundial no ha encontrado ni encontrará vacunas.</p>
<p>El <a href="https://www.mathunion.org/icm/virtual-icm-2022">ICM 2022</a> se celebrará casi íntegramente en formato virtual. Ayer mismo fueron anunciados los ganadores de las <a href="https://www.mathunion.org/imu-awards/fields-medal/fields-medals-2022">Medallas Fields</a>. Estos galardones son, junto al <a href="https://abelprize.no/">Premio Abel</a>, los premios más importantes en el área de las matemáticas a nivel mundial. </p>
<p>Posiblemente, no les suene el nombre de ningún matemático que haya ganado el Nobel de Matemáticas porque no existe tal premio. Aunque sí hay matemáticos que tienen un Nobel. Como José Echegaray (ingeniero, dramaturgo, político y matemático), al que se le concedió el Nobel de Literatura en 1904. El primer Nobel español, por cierto.</p>
<h2>Reconocimiento a menores de 40 años</h2>
<p>Las Fields son medallas internacionales para descubrimientos sobresalientes en matemáticas y llevan ese nombre en honor al matemático canadiense <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/John_Charles_Fields">John Charles Fields</a>. Se conceden cada cuatro años y tienen una importante restricción sobre la edad: solo se concede a personas con edades no superiores a los 40 años. Es una medalla preciosa, chapada en oro, en la que, junto a una imagen de Arquímedes, se puede leer “<em>Transire suum pectus mundoque potiri</em>” (“Ir más allá de uno mismo y dominar el mundo”).</p>
<p>Puede que a alguien le resulte exagerado lo de dominar el mundo con matemáticas, pero no lo es. Ni mucho menos. Solo tienen que mirar a su alrededor. Si nos paramos un poco a pensar en quién domina el mundo nos daremos cuenta de que, independientemente de los políticos de turno (que van y vienen), los que de verdad controlan este planeta son el FMI, el BCE, Google, Facebook, Amazon, etc… Y lo hacen con matemáticas. Han <em>conquistado</em> y dominan la Tierra con algoritmos. No han necesitado bombas. Ni siquiera urnas. Solo matemáticas. El matemático Edward Frenkel tiene una frase tan cortita como elocuente para explicarlo: “Hay una pequeña élite que tiene el poder. Y lo tiene porque sabe matemáticas y tú no”.</p>
<p>Pero, volviendo a las Medallas Fields, de las 60 medallas otorgadas en sus 19 ediciones, desde 1936 (se conceden más de una cada año) hasta ayer, solo a una mujer le había sido concedida. Fue en 2014 y fue a la iraní Maryam Mirzakhani, una de las mejores mentes matemáticas del siglo XXI. <a href="https://news.stanford.edu/2017/07/15/maryam-mirzakhani-stanford-mathematician-and-fields-medal-winner-dies/">Murió en 2017 de cáncer</a>. </p>
<h2>Viazovska, mente privilegiada y ucraniana</h2>
<p>Este 5 de julio, el jurado reconoció <a href="https://www.mathunion.org/fileadmin/IMU/Prizes/Fields/2022/laudatio-mv.pdf">la labor de la matemática ucraniana Maryna Viazovska</a> (Kiev, 1984), convirtiéndose así en la segunda mujer en la historia en recibir este prestigioso galardón.</p>
<p>Ya en 2018, una parte muy importante de la comunidad matemática mundial nos quedamos esperando escuchar el nombre de Viazovska para este reconocimiento por la rotundidad, trascendencia y belleza de sus trabajos en problemas de empaquetamiento de esferas. Pero no fue así. Nos dolió en 2018 que ese nombre no apareciera en ninguna de las cuatro medallas Fields que se concedieron ese año, pero en 2022 estamos todos de enhorabuena porque lo ha conseguido. Maryna Viazovska es, además de una mente privilegiada y brillante para las matemáticas, ucraniana.</p>
<h2>¿Por qué no hay más mujeres premiadas?</h2>
<p>No deja de ser llamativa la ausencia de mujeres en la lista de Medallas Fields, porque si bien las mujeres han tenido prohibido en épocas anteriores el acceso a la educación superior, desde el último tercio del siglo XX y lo que llevamos de este siglo, ha habido, hay y seguramente habrá muchas mujeres menores de 40 años que han merecido, merecen y seguramente merecerán ser reconocidas con esta distinción. ¿Por qué las mujeres no están entre los galardonados con los mejores premios? Ya hay mujeres en todas las áreas de conocimiento (en algunas aún pocas). ¿Por qué no salen sus nombres en las listas de premiados? Es todo muy raro.</p>
<p>En la lista de premiados del otro gran premio de las matemáticas, el Premio Abel, solo aparece el nombre de otra mujer: <a href="https://abelprize.no/abel-prize-laureates/2019">Karen Uhlenbeck</a> (2019). Una mujer y 24 hombres en la lista.</p>
<p>Respondo, por si surge, a la pregunta de que, si lo que les interesa a las mujeres es hacer matemáticas para dominar o salvar el mundo, ¿para qué quieren los premios? </p>
<p>Porque los merecen. Podría añadir “y punto”. Pero es que, además, los premios sirven para visibilizar y mostrar referentes. Para contarles a las niñas que, si quieren, pueden ser matemáticas. Para que tengan mujeres en las que inspirarse. No es necesario tener el talento de Mirzakhani, Viazovska o Uhlenbeck para mejorar y ayudar al mundo haciendo matemáticas.</p>
<h2>Una herramienta para salvar al mundo</h2>
<p>Como dice mi amigo Enrique F. Borja, “la ciencia ya no necesita gigantes, sino montañas de enanos”. Enanos y enanas que hacen de este un mundo mejor. Enanos y enanas que conozcan, analicen y expriman todas las posibilidades que nos brindan las matemáticas porque, y esto es así, las matemáticas son la herramienta más poderosa que tenemos para salvar el mundo. Piensen un poco en lo que está consiguiendo la inteligencia artificial, por ejemplo, en el diagnóstico de enfermedades o el diseño de medicamentos. </p>
<p>Y necesitamos eso, que sea una montaña de enanos y enanas, de todos los colores, con todas la lenguas, con todos los acentos, con todas las identidades de género, con todas las creencias religiosas. Porque no soy experta en evolución, pero creo que a estas alturas todos somos conscientes del deterioro al que nos lleva la endogamia.</p>
<p>Por cierto, si buscan información sobre por qué no hay Nobel de Matemáticas, es posible que lleguen al bulo de que fue porque un matemático tuvo acercamientos indebidos con la mujer de Alfred Nobel. Alfred Nobel nunca se casó. Lo que parece más probable es que Nobel no eligiera esta área del conocimiento porque quiso premiar a aquellas áreas de ciencia que tuvieran una aplicación práctica y real en la vida humana. Y las matemáticas, según él, no las tenían. ¿Es para darle con Google en la foto o no es para darle?</p>
<hr>
<p><em>Este artículo <a href="https://sciencemediacentre.es/matematicas-sin-nobel-y-por-fin-con-medallas-enhorabuena-maryna-viazovska">fue publicado originalmente</a> en Science Media Centre España.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186485/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Clara Grima no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La matemática ucraniana Maryna Viazovska ha sido galardonada con una de las cuatro Medallas Fields, consideradas el Nobel de las Matemáticas. Se convierte así en la segunda mujer en ser distinguida con este galardón, tras la iraní Maryam Mirzakhan, que lo recibió en 2014.Clara Grima, profesora de Matemática Aplicada, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1799202022-04-27T17:08:33Z2022-04-27T17:08:33Z¿Por qué las niñas no quieren ser informáticas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/456933/original/file-20220407-17-iq5s7f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C26%2C5858%2C3873&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-female-elementary-school-children-computer-268249064">Shutterstock / SpeedKingz</a></span></figcaption></figure><p>Hoy en día, la informática lo inunda todo. Hasta el punto de que, según el creador del lenguaje de programación C++, <a href="https://dl.acm.org/profile/81100106139">Bjarne Stroustrup</a>, nuestra sociedad depende del software tanto como del agua, a pesar de que no podemos verlo ni tocarlo. Ocurre como con las tareas domésticas: el software solo se ve si no está bien hecho. Así, se tienden a ver solo sus consecuencias negativas, como cuando el <a href="https://www.reuters.com/article/us-boeing-737max-idUSKBN20026S">Boeing 737 Max se estrelló por un error en el software</a>.</p>
<p>De una forma muy simplista, podemos entender por informática el tratamiento automático de la información. En nuestro teléfono móvil llevamos software con millones de líneas de código. Esto es, las instrucciones con las que se le indica al dispositivo informático (móvil, tableta, portátil) qué debe hacer. De esta forma accedemos a redes sociales, escuchamos música o compramos por internet.</p>
<h2>Fuerte demanda de ingenieros informáticos</h2>
<p>Esta dependencia del <em>software</em> y en general de la informática hace indispensables a las ingenieras e ingenieros informáticos. Es además, una <a href="https://www.fundacioncyd.org/publicaciones-cyd/informe-cyd-2016/">profesión con pleno empleo</a>. </p>
<p>Desde hace años, la demanda de estos perfiles es superior al número de profesionales que el sistema educativo español es <a href="https://www.fundacionvass.org/wp-content/uploads/2021/06/Informe-Empleabilidad-y-Talento_.pdf">capaz de formar</a>. Esto hace que varios puestos que desempeñan los ingenieros informáticos se encuentren entre <a href="http://aedrh.org/wp-content/uploads/2021/03/EPyCE_20.pdf">los más complicados de cubrir</a> por las empresas. </p>
<p>Además, esto contribuye a que los perfiles tecnológicos, entre ellos los de ingeniería informática, <a href="https://www.manpowergroup.es/estudio-tech-cities-2021-experis">cobren un 42 % más</a> que la media. </p>
<h2>Sesgo de género en informática</h2>
<p>A pesar de las previsiones tan prometedoras para la profesión de ingeniería informática, esta disciplina presenta de forma sostenida en el tiempo un importante sesgo de género. </p>
<p>En Europa, más del 50 % de los graduados con un título universitario son mujeres, sin embargo <a href="https://eige.europa.eu/gender-statistics/dgs/indicator/bpfa_b_offic_b1__uoe_share_stem_ehw1/bar/year:2015/geo:EU28,BE,BG,CZ,DK,DE,EE,IE,EL,ES,FR,HR,IT,CY,LV,LT,LU,HU,MT,NL,AT,PL,PT,RO,SI,SK,FI,SE,UK/unit:shr_w_stem_ict">sólo el 17 % son graduadas en Ingeniería Informática</a>. Los datos europeos son muy similares a los de la <a href="https://www.researchgate.net/publication/320331664_Evolucion_de_la_matricula_femenina_en_el_grado_de_Informatica_en_universidades_publicas_espanolas">evolución de la matriculación femenina</a> en el grado de Informática en universidades públicas españolas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=474&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=474&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456939/original/file-20220407-12-btrqrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=474&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Proporción de mujeres graduadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM) en Europa en 2015.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://eige.europa.eu/gender-statistics/dgs/indicator/bpfa_b_offic_b1__uoe_share_stem_ehw1/bar/year:2015/geo:EU28,BE,BG,CZ,DK,DE,EE,IE,EL,ES,FR,HR,IT,CY,LV,LT,LU,HU,MT,NL,AT,PL,PT,RO,SI,SK,FI,SE,UK/unit:shr_w_stem_ict">Eurostat / Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE)</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>No siempre fue así. En los años 60 las mujeres eran mayoritariamente las programadoras de <em>software</em>. Sobre todo porque en sus orígenes se percibió la codificación de software como una tarea menor, mientras que la construcción de las máquinas (los computadores) parecía lo realmente importante, y por lo tanto encargado en mayor parte a hombres. </p>
<p>Entonces, ¿por qué las niñas no quieren ser informáticas? Hay tres razones clave: estereotipos, falacias sobre capacidades y falta de referentes femeninos en la profesión.</p>
<h2>Estereotipos del informático</h2>
<p>En su momento los estereotipos aparecieron como un intento de hacer interesante la informática y atraer a profesionales. En el año 1965 se anunciaba en Estados Unidos que se buscaba medio millón de “hombres” para controlar los gigantes electrónicos, con el eslogan: <a href="https://pc-freak.net/files/NCR_ATM_terminals/www.thecorememory.com/Men_to_Feed_Computers.pdf">“¿Tienes lo que hay que tener para ser programador?”</a>. </p>
<p>En 2010 todavía se publicaba un libro titulado <a href="https://mitpress.mit.edu/books/computer-boys-take-over"><em>Los chicos de la computadora toman el control</em></a> donde se siguen usando términos como “el arte negro de programar”. La cuestión es que muchos de estos <a href="https://dl.acm.org/doi/abs/10.1145/1542130.1542160">esterotipos todavía prevalencen</a> en nuestros días. Esto hace que las niñas tengan una <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0360131518301829?casa_token=9cTudkKGo78AAAAA:-nJQFec95tdxFac6WdvL-xbNmRGa_HKtArinT2sH58gbKtS5QwtNNV_TMcrQbK-d4ViyW1o">imagen preconcebida de los informáticos</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/454406/original/file-20220325-27-1my6sr9.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Stanley L. Englebardt 1965.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Todo lo anterior, junto con las películas y series de la omnipresente industria y cultura de Hollywood, han contribuido a dibujar al ingeniero informático como un hombre, asocial, el típico rarito inteligente, que toma mucha bebida con cafeína y mantiene una vida sedentaria descuidando su aspecto. ¿Cómo era, si no, el informático de <a href="https://www.imdb.com/title/tt0107290/"><em>Jurassic Park</em></a> con el que crecimos? (Para colmo era el villano de la película). </p>
<h2>La industria del juguete</h2>
<p>Otro factor que alimenta este estereotipo es la industria del juguete en connivencia con los padres. A pesar de los esfuerzos por eliminar los estereotipos de género, la industria sigue produciendo <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11199-018-0943-3">juguetes claramente orientados a niñas</a>, con gran cantidad de colores rosas, muy cursis, y normalmente orientados al cuidado. Mientras, la oferta orientada a niños encuentra muchas más opciones relacionadas con disciplinas CTIM.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/454409/original/file-20220325-25-m5lsq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Barbie informática empaquetada.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Mattel Depiction / Eric Steuer</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A pesar de esto, Mattel lanzó en 2010 una Barbie ingeniera informática y en 2016 una Barbie programadora de videojuegos. </p>
<p>Pero al mismo tiempo, se vendía un libro donde la Barbie programadora decía entre risas que ella “solo creaba las ideas de diseño y necesitaba la ayuda de Steven y Brian para convertirlo en un videojuego real”. </p>
<h2>Falacias sobre las capacidades de las niñas</h2>
<p>La segunda razón son las diferentes <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.aah6524">capacidades que supuestamente se atribuyen a hombres y mujeres</a>, por supuesto de forma errónea. Desde edades tempranas decimos a las niñas qué les debe gustar, y tratamos (muchas veces sin darnos cuenta, como padres, como sociedad) de convencerlas de qué es lo que se les da mejor. </p>
<p>Si convencemos a alguien de que no puede hacer bien una cosa y <a href="https://theconversation.com/por-donde-perdemos-a-las-cientificas-el-mayor-agujero-es-el-de-la-confianza-131713">no le damos confianza</a>, seguramente comenzará a no hacerlo bien. Es la famosa profecía autocumplida. Pero que las niñas tengan menos capacidad en estas áreas no solo no es verdad, sino que en niveles anteriores a bachillerato las niñas <a href="https://www.educacionyfp.gob.es/inee/evaluaciones-internacionales/pisa/pisa-2018/pisa-2018-informes-es.html">han demostrado ser mejores</a>, o cuanto menos iguales, en ciencias y matemáticas.</p>
<h2>Falta de referentes</h2>
<p>La tercera razón es la falta de referentes femeninos en la industria. Teniendo en cuenta la proporción de graduadas en Ingeniería Informática (17 %), no sorprende que <a href="https://medium.com/@triketora/where-are-the-numbers-cb997a57252">la proporción de mujeres en empresas tecnológicas sea del 15 %</a>, que no varía mucho en grandes compañías como Apple, Google o Twitter. De estas, un porcentaje extremadamente reducido desempeña puestos de responsabilidad en empresas tecnológicas.</p>
<p>Esas razones han llevado que en las últimas cuatro décadas el papel de las mujeres en ingeniería informática sea reducido. Lo cual tiene implicaciones más importantes de lo esperado.</p>
<h2>Un 40 % menos de talento</h2>
<p>Primero, la profesión informática está perdiendo a un 40 % del talento, niñas y mujeres que se encaminan hacia otras profesiones. </p>
<p>Segundo, la informática, que lo inunda todo en nuestra sociedad y su economía, está siendo desarrollada sin contar con suficientes mujeres. Por ejemplo, los primeros reconocedores de voz no reconocían las voces femeninas por haber sido desarrolladas por hombres. Ahora, los actuales <a href="https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000367416.page=1">reconocedores de voz son acusados de sexistas</a>.</p>
<p>Cuando todo indica que la inteligencia artificial se utilizará para casi todo en un futuro no muy lejano, no podemos imaginar tal inteligencia desarrollada en su mayoría por hombres, incluyendo <a href="https://theconversation.com/como-evitar-que-la-inteligencia-artificial-aprenda-nuestros-prejuicios-142141">sesgos y prejuicios adquiridos</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179920/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ricardo Pérez del Castillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A pesar de las perspectivas profesionales de la informática, la carrera no consigue enganchar a las niñas. Se pierde así el 40% del talento, y las nuevas tecnologías se desarrollan con sesgo de género.Ricardo Pérez del Castillo, Profesor Titular en Facultad de Ciencias Sociales de Talavera de la Reina, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1803682022-04-27T12:22:09Z2022-04-27T12:22:09ZMujeres que estudian informática y matemáticas: quiénes son y por qué son tan pocas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/458851/original/file-20220420-18-2srmdk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=19%2C0%2C6485%2C4476&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/beautiful-young-school-girl-front-big-302891741">Halfpoint / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Por qué en 2022 <a href="https://www.ciencia.gob.es/InfoGeneralPortal/documento/97d627fb-af77-47c9-9e80-3c1c2b3d52e0">casi el 75 %</a> de los graduados en ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas en España son hombres? Según <a href="https://behavioralandbrainfunctions.biomedcentral.com/articles/10.1186/1744-9081-8-33">varios estudios</a> llevados a cabo entre estudiantes de secundaria basados en el <a href="https://www.researchgate.net/publication/10713446_The_Abbreviated_Math_Anxiety_Scale_AMAS_Construction_Validity_and_Reliability"><em>Abreviated Math Anxiety Scale</em></a> (Índice de Ansiedad Matemática Abreviado, en español), las mujeres muestran mayores niveles de ansiedad que los chicos ante las formas de evaluación en las pruebas de matemáticas. </p>
<p>De estas investigaciones, sin embargo, no surgieron diferencias de género en cuanto a niveles de rendimiento matemático. Es decir, no existe en absoluto ninguna correlación de género entre el grado de pensamiento abstracto, estilo de aprendizaje o actitud personal frente a las tareas matemáticas. </p>
<p>A pesar de ello, es frecuente que las chicas confiesen como primer motivo para no elegir alguna titulación de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas la creencia de no ser lo bastante brillantes en estos campos. Incluso a pesar de la pasión que sienten muchas alumnas por el cálculo, el álgebra y la programación, no es infrecuente que a menudo se perciban a sí mismas como insuficientes. </p>
<p>El resultado es que se alejan de estas licenciaturas que imaginan largas y demasiado difíciles; creen que les impedirá su realización personal a otros niveles, como en el ámbito de las aficiones, los amigos, los hijos o la familia. </p>
<h2>Solo un 15 % de mujeres en informática</h2>
<p>Si nos fijamos en la Universidad de Barcelona (UB), con presencia de estudios de matemáticas e ingeniería informática, el porcentaje de mujeres matriculadas en el grado de Matemáticas se ha estancado por debajo del 40 % en los últimos diez años. </p>
<p>Es especialmente preocupante el área de Ingeniería Informática, en la cual la presencia de mujeres resulta casi anecdótica, con tan sólo un 15 % de mujeres matriculadas en este grado el último año. Se trata de una de las áreas de la tecnología más masculinizadas, en la que existen claros y persistentes desequilibrios de género. </p>
<h2>¿A dónde conduce este sesgo?</h2>
<p>Por una parte, muchas vocaciones científicas y, con ellas, la riqueza del talento, se pierden por el camino. Empatía, cooperación, habilidad para trabajar en grupo o colaboración son solo algunas de las habilidades que tradicionalmente se aplican a carreras como Medicina o Psicología, pero que ahora se demuestran imprescindibles en cualquier disciplina. </p>
<p>Por otro lado, esta brecha de género excluye a la mitad de la población de campos vitales para nuestro futuro. El <em>big data</em>, la inteligencia artificial, la ciberseguridad y los videojuegos son ya parte de nuestra vida cotidiana, y son sectores donde los puestos de poder e influencia no deberían estar ocupados solamente por hombres. </p>
<h2>¿Quiénes son y qué dicen?</h2>
<p>Como ellas mismas nos cuentan, las estudiantes del doble grado de Matemáticas e Informática y del grado de Ingeniería Informática de la UB que eligen estas carreras tienen inquietudes y aficiones muy diversas, desde baile y canto moderno a patinaje, surf, voleibol, atletismo o boxeo. </p>
<p>Las hay que estudian japonés y que dibujan, pintan, cosen; que practican <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cosplay"><em>cosplay</em></a>, que disfrutan haciendo montañismo, que salen con amigos o con sus parejas, o que se relajan leyendo un buen libro, viendo al Barça o jugando a <em>Animal Crossing</em> en la consola. </p>
<p>En definitiva, son chicas normales y terrenales, con sus pasiones, sus amigos, sus retos y sus dudas. En general se identifican más como de ciencias que como de letras, con curiosidad por aprender y creatividad. En un cierto momento de sus vidas, optaron por las matemáticas o por la informática. </p>
<p><strong>Carla Morral</strong>, estudiante de doble grado Matemáticas-Informática de la UB, nos comenta que desde siempre su asignatura preferida han sido las Matemáticas y ya a los 11 años intentaba descubrir cómo reconfigurar su iPod. </p>
<p>Aunque no todas lo tenían tan claro. Estíbaliz Martínez, también estudiante del doble grado, nos comenta que se decidió en el último momento después de la Selectividad, y un poco por descarte, buscando los grados que tuviesen salidas profesionales multidisciplinares. </p>
<p>Una vez en el grado, han encontrado asignaturas muy diversas, retos que superar y grandes compañeros de trabajo. En general, en el doble grado se sienten bien acogidas y reconocidas por su trabajo. </p>
<p>No todo son bondades. Especialmente en un entorno tan masculinizado como la informática, a menudo se sienten solas, realizando un esfuerzo adicional para ser reconocidas por sus aptitudes. Seguramente, como afirma Aina Ferrà, estudiante de doctorado de Matemáticas e Informática, el hecho de aumentar la presencia femenina en los grados haría que las chicas se sintiesen más cómodas al escoger estos estudios. </p>
<h2>Experiencia positiva</h2>
<p>La gran mayoría, según demuestran las estadísticas, acaban los grados. No sólo acaban, sino que además lo hacen con doble titulación. Cuando se les pregunta si repetirían la experiencia sabiendo, como saben ahora, lo que les espera, la mayoría responde afirmativamente, sin ninguna duda. </p>
<p>Cada una de ellas ha sido una niña que ha seguido la llamada que un día oyó cuando se enfrentaba a un problema matemático o aprendía a programar. </p>
<p>Algunas se incorporarán al mundo empresarial y contribuirán a desarrollar proyectos para avanzar en nuevas tecnologías. Otras optarán por la enseñanza. Unas pocas accederán a cargos directivos. </p>
<p>Pero todas ellas coinciden en el mismo punto: si queremos evolucionar como sociedad abierta, mucho más inclusiva y plural, necesitamos contar con el talento y la mirada de todas esas mujeres apasionadas por las matemáticas, la ingeniería y la informática que aún dudan. </p>
<blockquote>
<p>“No te dejes influir por ninguna otra opinión”.</p>
<p><strong>Clara Zabala, estudiante del doble grado Matemáticas-Informática de la UB.</strong></p>
</blockquote>
<hr>
<blockquote>
<p>“Si estás convencida de que es lo que quieres, hazlo. Porque si ahora te gusta, cuando vayas descubriendo lo amplias y multidisciplinares que son estas áreas, te gustarán aún más”. </p>
<p><strong>Estíbaliz Martínez, también alumna del doble grado.</strong></p>
</blockquote>
<hr>
<blockquote>
<p>“Podemos hacer lo que nos guste y todas las mujeres de la carrera nos acompañarán, cada compañera de clase, profesora, directora… <em>girls help girls</em>!”</p>
<p><strong>Rong Xing, estudiante de Ingeniería Informática.</strong></p>
</blockquote>
<hr>
<blockquote>
<p>“No eres menos que nadie, no eres más tonta que nadie, no son estudios para chicos, no es uno campo por los chicos. Lo que tú quieras hacer puedes hacerlo. Pero que nunca nadie te convenza de que llevas toda la responsabilidad de tu género encima. Te mereces equivocarte, tomarte tu tiempo, dejarlo y reanudarlo y no por eso las mujeres somos peor en este campo”.</p>
<p><strong>Aina Ferrà, estudiante de doctorado de Matemáticas e Informática.</strong></p>
</blockquote>
<p>Derecho a decidir, a escoger, a equivocarnos. Y en palabras de T. S. Eliot:</p>
<blockquote>
<p>“Solo aquellas que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir lo lejos que pueden llegar”.</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/180368/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Cuesta encontrar estudiantes de informática que sean mujeres. En la Universidad de Barcelona, apenas son un 15 %. En el Día Internacional de las Niñas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las autoras les han preguntado las razones de su elección.Anna Puig Puig, Profesora Titular, Lenguajes i Sistemas Informáticos, Visualización 3D , Universitat de BarcelonaJoana Cirici, Professora en Matemáticas, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1808152022-04-17T19:20:44Z2022-04-17T19:20:44Z¿Tiene el profesorado científicas de referencia?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/457352/original/file-20220411-10942-xi5gwx.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C143%2C1917%2C850&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/scientist-woman-looking-through-microscope-laboratory-776650108">Shutterstock / Valenty</a></span></figcaption></figure><p>La educación obligatoria debería ser inclusiva y equitativa, si se quiere que la sociedad interiorice estos principios, pues por ella pasamos todos los ciudadanos. En el caso de la ciencia, la educación científica debería ser equitativa e inclusiva si queremos transmitir esas ideas sobre la ciencia a todos los ciudadanos. </p>
<p>La responsabilidad de la educación científica en las aulas, y de cómo esta se lleva a cabo, recae principalmente en el profesorado. Este, sin embargo, no siempre es consciente de hasta qué punto tiene en sus manos la educación científica de toda la sociedad. Especialmente el profesorado de etapas educativas obligatorias, como es la ESO. </p>
<p>Para que el profesorado de ámbito científico de la ESO transmita equidad, debería tener conocimiento sobre las aportaciones que han hecho las mujeres a la ciencia. Por tanto, las preguntas que surgen son: ¿tiene el profesorado conocimiento de las aportaciones de las mujeres a la ciencia? y ¿cree que podría ser positivo para el aprendizaje y motivación de su alumnado?</p>
<h2>Formación del profesorado de ESO</h2>
<p>Es importante en este punto reconocer cómo es la formación que recibe el profesorado especialista, principalmente formado en conocimiento especializado de las áreas de ámbito científico: matemáticas, física, química, biología, geología, o, en algunos casos, algún estudio más aplicado de las ramas de ingeniería. </p>
<p>Esta educación científica es sobre todo positivista, centrada en los contenidos, como si hubieran sido obtenidos fuera de todo contexto económico, social, político y humano.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456627/original/file-20220406-7184-z3l7r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura1: Características de la formación científica occidental.</span>
</figcaption>
</figure>
<p><a href="https://doi.org/10.1080/09500693.2010.518643">Algunas autoras</a> reconocen que la educación científica CTIM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), tanto en las carreras como en el máster de profesorado de educación secundaria, adolece de:</p>
<ol>
<li><p>Visión androcéntrica y tradicional al respecto del género.</p></li>
<li><p>Actividad científica dominada por los hombres.</p></li>
<li><p>Invisibilización habitual de la participación y el pensamiento de las mujeres.</p></li>
</ol>
<p><a href="https://www.researchgate.net/profile/Raquel-Fernandez-Cezar/publication/347446250_Conoce_el_profesorado_de_asignaturas_STEM_a_mujeres_cientificas/links/6065f78da6fdccad3f66329c/Conoce-el-profesorado-de-asignaturas-STEM-a-mujeres-cientificas.pdf">Nuestra investigación</a> se realizó con una muestra de conveniencia, consistente en los 164 participantes (de los cuales 114 eran mujeres) en un curso de formación continua titulado Experimentos de laboratorio de física y química, Educación Secundaria, ofrecido por el Centro Regional de Formación del Profesorado de Castilla La Mancha en los cursos 18–19 y 19–20. </p>
<p>En el material del curso, incluimos en los guiones una sección “Sabías que…”, en la que se incluía información histórica sobre alguna científica. Esta científica podía ser coetánea del científico más relacionado con el contenido que se trataba, o relacionada con dicho contenido científico, aunque la científica fuera de otra época, para presentarla enclavada en el mismo contexto socio–científico. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456630/original/file-20220406-5501-9emya2.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 2: Sección originalmente añadida a los guiones de laboratorio.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Esta información no es fácil de localizar, y disponer de fuentes como el blog <a href="https://mujeresconciencia.com/">Mujeres con ciencia</a> es de mucha ayuda. </p>
<p>En cada provincia de las cinco de la región se desarrollaron dos sesiones presenciales, dedicadas una a la física y otra a la química. En esas sesiones se pasaron las preguntas que se ven en la tabla siguiente, con las opciones de respuesta que en ella pueden verse.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456632/original/file-20220406-9612-i45ptf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456632/original/file-20220406-9612-i45ptf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456632/original/file-20220406-9612-i45ptf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456632/original/file-20220406-9612-i45ptf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456632/original/file-20220406-9612-i45ptf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456632/original/file-20220406-9612-i45ptf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456632/original/file-20220406-9612-i45ptf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los resultados que se obtuvieron se muestran resumidos en el gráfico de la figura 4.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=360&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=360&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=360&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/457357/original/file-20220411-14-7inx0i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 4: Número de participantes en cada categoría de respuesta.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Como se ve, los participantes indicaron lo siguiente: </p>
<ol>
<li><p>Solo un 5 % conoce la contribución de más de 6 mujeres a la ciencia. </p></li>
<li><p>Un 12 % de participantes indicó no conocer a ninguna mujer científica. </p></li>
<li><p>Las científicas más conocidas por los y las participantes fueron Marie Curie (148) y Rosalind Franklin (125).</p></li>
<li><p>En el caso de las científicas españolas, casi el 80 % no conoce a ninguna, y el 12 % conoce menos de 3. </p></li>
<li><p>Entre las científicas españolas la más conocida es Margarita Salas (105)</p></li>
<li><p>El 98 % reconoció que no había nombrado nunca a ninguna mujer al tratar contenidos de su clase CTIM (STEM en inglés). Sin embargo, el 100 % consideró que tendría aportaciones positivas el hacerlo.</p></li>
</ol>
<h2>¿Quién tiene la culpa?</h2>
<p>Pero, ¿es responsable el profesorado? Es importante que este tome conciencia de su responsabilidad en las futuras elecciones de estudios o carreras profesionales de su alumnado. Pero también de cómo ha sido su formación científica en su etapa de alumno, pues en su etapa de estudiante ha estado expuesto a una educación científica no igualitaria. </p>
<p>El profesorado de ciencias y matemáticas de secundaria recibe una formación inicial de especialista, planteada tradicionalmente de manera dicotómica (ciencias/letras) y no es abundante la oferta formativa con una visión social de estas materias CTIM. </p>
<p>No obstante, en los últimos años se han realizado algunas acciones que impulsan la equidad y insuflan esperanza en que esta situación pueda revertirse. Algunos ejemplos son la inclusión de asignaturas como Cultura científica, o Ciencias para el mundo contemporáneo, aunque no palían la formación de experto científico dado que están ausentes en los programas de formación inicial del profesorado CTIM. </p>
<p>Y otro ejemplo es la formación que puede adquirirse a título personal como la formación ofrecida por la <a href="https://www.oei.es/historico/catedractsi.htm">Cátedra de Ciencia, Tecnología y Sociedad</a> de la Organización de Estados Iberoamericanos. </p>
<p>Como medidas paliativas, se propone la promoción por parte del profesorado, y de los responsables de la formación continua del mismo en el área científico–matemática (CTIM) de un relato histórico científico y equitativo. Para la construcción de ese relato es necesario disponer de recursos para consultar, y contribuyen de manera positiva los materiales elaborados en la <a href="https://mujeresconciencia.com/">cátedra de cultura científica de la Universidad del País Vasco</a> al respecto de la mujer en la ciencia.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo se publicó originariamente en <a href="https://mujeresconciencia.com/2022/03/22/conoce-el-profesorado-de-asignaturas-stem-a-mujeres-cientificas/">mujeresconciencia</a> a partir de <a href="https://www.researchgate.net/profile/Raquel-Fernandez-Cezar/publication/347446250_Conoce_el_profesorado_de_asignaturas_STEM_a_mujeres_cientificas/links/6065f78da6fdccad3f66329c/Conoce-el-profesorado-de-asignaturas-STEM-a-mujeres-cientificas.pdf">nuestra investigación</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/180815/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raquel Fernández Cézar es miembro del grupo Mirada Crítica, que recibe fondos de la Universidad de Castilla La Mancha a través de la financiación a grupos de investigación cofinanciada por el Fondo Europeo para el Desarrollo Regional con código 2021-GRIN-31088.</span></em></p>Los profesores de materias CTIM apenas conocen ejemplos de mujeres científicas que proponer a sus alumnos. Ampliar su formación es vital para conseguir equidad de género en estas áreas.Raquel Fernández Cézar, Profesora e Investigadora en Educación STEM, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1788642022-03-30T18:33:44Z2022-03-30T18:33:44Z¿Cuál es la mejor estrategia para atraer a las niñas a las asignaturas de ciencias?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/455308/original/file-20220330-6091-wpjys2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C0%2C5085%2C3311&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/fun-easy-science5-years-old-asian-1063211732">Shutterstock / Mama Belle and the kids</a></span></figcaption></figure><hr>
<p><em>Niños y niñas comienzan su educación obligatoria a los seis años con similares aptitudes y actitudes frente a las materias que aprenden. Pero a medida que avanzan los años, las niñas van sintiéndose atraídas por las asignaturas de lengua, artes o ciencias sociales; y comienzan a percibir asignaturas como las matemáticas o las ciencias naturales como algo que no se les da bien o que les atrae menos. Una tendencia que cristaliza en Secundaria y termina por causar que en los grados de Ingenierías, Química, Matemáticas o Física sean una minoría. ¿Qué podemos hacer desde la escuela para mantener y aumentar su interés por esas asignaturas?</em></p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455298/original/file-20220330-5976-1cnclje.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<h2>Amapola Povedano Díaz</h2>
<p><strong>Profesora de Educación y Psicología Social,
Universidad Pablo de Olavide</strong></p>
<p>¿Por qué el interés de las chicas por las ciencias decae a edades tempranas? ¿No estaremos obviando las diferencias de género en el desarrollo evolutivo de chicos y chicas en el diseño del currículum en el sistema educativo? </p>
<p>En la <a href="https://www.pnas.org/doi/pdf/10.1073/pnas.1905779116">investigación</a> se indica que las chicas maduran antes que los chicos en habilidades lectoras y lingüísticas y este hecho podría explicar el interés diferencial de chicos y chicas por las disciplinas llamadas CTIM, acrónimo de los términos Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM en ingles). Es muy probable que se aliente a las chicas a elegir disciplinas relacionados con sus precoces habilidades lingüísticas (leen antes y mejor) que, además, son más coherentes con el estereotipo social que asocia a los chicos con las STEM.</p>
<p>La importancia de incluir la perspectiva de género en la investigación sobre el desarrollo evolutivo de chicos y chicas es vital para generar conocimiento que nos permita tomar decisiones adecuadas para acortar la brecha género. Por ejemplo, en cuanto a estereotipos de género, la revista <em>Science</em> señalaba en una <a href="https://www.science.org/doi/full/10.1126/science.aah6524">publicación de 2017</a> que las chicas se autoperciben como más trabajadoras pero menos inteligentes que los chicos. Estos resultados son un reflejo del estereotipo de género interiorizado en el que la inteligencia se asocia a las habilidades numéricas y matemáticas, y no tanto a las habilidades lectoras y lingüísticas en las que ellas son mejores.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455299/original/file-20220330-6091-1w0m7in.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<h2>Rosario Mérida</h2>
<p><strong>Catedrática de Didáctica y Organización Escolar, Universidad de Córdoba</strong></p>
<p>La inclusión de la perspectiva feminista en el desarrollo de la competencia científica en las aulas infantiles es imprescindible por la escasez de vocaciones científicas femeninas en el ámbito CETIM, por los estereotipos de género que empiezan a configurarse en estas primeras edades y por la necesidad de aprovechar el talento de toda la población. </p>
<p>Programas coeducativos como <a href="https://www.uco.es/investigacion/proyectos/infaciencia3/">INFACIENCIA</a>, donde se muestran las biografías y se exploran las aportaciones de mujeres científicas muy poco conocidas y reconocidas, abren expectativas a niñas de 3 a 6 años, al actuar como un espejo donde se pueden mirar. La escuela coeducativa es una de las herramientas que ayuda a empoderar a las niñas y les permite superar comportamientos sexistas que condicionan y lastran su futuro desarrollo profesional. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455302/original/file-20220330-5976-colwyu.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<h2>Gastón Sanglier Contreras</h2>
<p><strong>Profesor Titular de Ingeniería de la Construcción,
Universidad San Pablo-CEU</strong></p>
<p>Primero habría que concienciar a las chicas de que ellas también son importantes, inteligentes y brillantes, y de que, además, también lo pueden conseguir. Tener un líder (mujer) entre ellas sería muy beneficioso. Aquí juega un papel muy importante su entorno social y familiar (el apoyo recibido de sus padres). Quizás incluyendo cursos de liderazgo desde la base se podría llegar a que las chicas se mentalizaran para avanzar en esos entornos que consideran creados más para los hombres.</p>
<p>La incorporación de figuras femeninas importantes en el entorno científico podría hacer que las chicas vieran en ellas referentes (líderes) y querer llegar a ser como ellas. Esto se puede conseguir mediante pequeños trabajos de búsqueda de información y construcción de infografías a nivel muy prematuro en la escuela. </p>
<p>¿Quién no ha tenido su ídolo en el colegio? Einstein, Hawking, etc.
Las niñas casi no tienen roles femeninos en los que reflejarse. Con la excepción de Marie Curie, pocas veces se habla de sus descubrimientos y apenas se las conoce. Que las mujeres aparezcan como expertas en las noticias de ciencia ayudaría a eliminar estereotipos, pero su presencia es escasa.</p>
<p>La motivación para crear sus propios experimentos, dejar que la mente participe de manera más libre, liderar sus propias ideas y no estar tan condicionadas por un manual de prácticas, ayudaría a aumentar el poder de creatividad innato en la mayoría de las mujeres. Esto sucede, por ejemplo, en la carrera de Arquitectura, donde el número de alumnas egresadas con buenas notas supera al de alumnos egresados.</p>
<p>Las chicas necesitan más confianza para alcanzar a los chicos en las asignaturas técnicas, y eso se consigue incorporando programas, cursos o metodologías de aprendizaje que las ayude a motivarse y a conseguir sus objetivos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455303/original/file-20220330-23-174ua2y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<h2>Marta Macho-Stadler</h2>
<p><strong>Matemática y editora del espacio digital <a href="https://mujeresconciencia.com/"><em>Mujeres con Ciencia</em></a> de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea</strong></p>
<p>Creo que no hay que centrarse solo en las niñas. Es preciso que el gusto por la ciencia (y por cualquier otra asignatura) se fomente desde grupos mixtos en los que se potencien las capacidades de las personas. </p>
<p>En mi opinión, el problema no reside en las asignaturas de ciencias en sí mismas, sino en la autopercepción que poseen chicas y chicos sobre sus aptitudes. </p>
<p>Entiendo que promover dinámicas de trabajo cooperativas, en las que se potencie la diversidad, se valore el esfuerzo y se quite importancia al error, ayudaría a las niñas a no autolimitarse, en particular, en las materias de ciencia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178864/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Cuatro especialistas nos proponen estrategias concretas para lograr que las niñas no abandonen el interés por las ciencias en educación primaria.Amapola Povedano-Díaz, Profesora Titular de Universidad en Psicología Social. Desarrollo positivo adolescente desde una perspectiva de género. Empleabilidad, Emprendimiento, Prácticas., Universidad Pablo de OlavideGastón Sanglier Contreras, Profesor Titular del Área de Ingeniería de la Construcción (Responsable), Universidad CEU San PabloMarta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaRosario Mérida Serrano, Catedrática de Didáctica y Organización Escolar, Universidad de CórdobaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1800102022-03-30T18:30:57Z2022-03-30T18:30:57ZCuatro científicas nos cuentan qué hace falta para que las chicas quieran ser químicas, matemáticas o ingenieras<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/454697/original/file-20220328-23-5lpw31.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=23%2C35%2C7916%2C5249&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cute-little-girl-student-child-learning-1780590341">Shutterstock / Art_Photo</a></span></figcaption></figure><p>Dicen los estudios que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n_de_ni%C3%B1as_y_mujeres_en_campos_de_CTIM">las mujeres que estudian carreras del entorno CTIM</a> (Ciencia, Ingeniería, Tecnología y Matemáticas) son muchas menos que los hombres que se dedican a estas disciplinas. En este punto debemos hacer un paréntesis pues en Ciencias de la Salud es decir Enfermería, Farmacia, y en grados de notas de corte altísimas como Medicina o Biología Sanitaria la mayoría son mujeres, al menos en las aulas. Es cierto que <a href="https://www.inmujeres.gob.es/actualidad/noticias/2019/ingenieraunivers.htm">en las aulas de las carreras de Matemáticas o Física las mujeres son menos</a>, pero en otras como Biología o Química estamos igualados. </p>
<p>En este artículo os vamos a hablar mujeres que trabajamos en el área de Química, de Matemáticas y de Ingeniería.</p>
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<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/454795/original/file-20220328-21-1wrofhj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/454795/original/file-20220328-21-1wrofhj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=789&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/454795/original/file-20220328-21-1wrofhj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=789&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/454795/original/file-20220328-21-1wrofhj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=789&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/454795/original/file-20220328-21-1wrofhj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=992&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/454795/original/file-20220328-21-1wrofhj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=992&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/454795/original/file-20220328-21-1wrofhj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=992&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Vanessa Tabernero.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
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<h2>Vanessa Tabernero</h2>
<p><strong>Profesora contratada doctora, decana adjunta en el Grado de Química de la
Universidad de Alcalá</strong></p>
<p>Desde hace muchos años trabajo en la divulgación científica. Es habitual que haga demostraciones de experimentos ante público de otros niveles educativos. Los niños y las niñas siempre se quedan entusiasmados con todo lo que ven. Cuando les preguntas qué quieren hacer, o qué quieren estudiar, su respuesta tiene que ver con su estatus socioeconómico más que con su actitud hacia la ciencia en concreto. Estudiar una carrera científica requiere esfuerzo y tiempo y a veces quieren estudiar algo más rápido que no sea muy complicado.</p>
<p>Yo estudié Química porque, pese a lo que me costó en el último curso de bachillerato, al final se me dio bien y mi universidad estaba cerca de casa. ¿Por qué no decirlo? Es una elección de la que no me he arrepentido nunca. Es más, cuanta más Química conozco más me gusta.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/454687/original/file-20220328-13-583mqt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Paula Ortega.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Paula Ortega</h2>
<p><strong>Profesor titular de Química Inorgánica en la
Universidad de Alcalá</strong> </p>
<p>De mi experiencia vital he concluido que el papel de los profesores y de los maestros es fundamental. Muchas veces he oído decir “estudié esto o aquello porque en tal curso tuve un profesor excepcional que me trasmitió la curiosidad por… o que me explicó una asignatura tan bien que me la hizo comprender”. </p>
<p>Ahí me encuadro yo. Un mundo de científicos y de científicas pasa por tener unos maestros en edades tempranas y unos profesores en la enseñanza secundaria que sepan Ciencia y sean capaces de inculcar su amor por la materia, la curiosidad y la forma de pensar en esta disciplina a los niños y a las niñas.</p>
<hr>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=758&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=758&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=758&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=953&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=953&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/454688/original/file-20220328-19-iyb03g.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=953&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Esther Palomar.</span>
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<h2>Esther Palomar</h2>
<p><strong>Personal investigador en el departamento de Electrónica de la
Universidad de Alcalá</strong> </p>
<p>De mi infancia y educación escolar, recuerdo la pasión por las asignaturas de Ciencias, Matemáticas y Tecnología Industrial. No recuerdo sin embargo tomar ejemplo inspirador de ningún profesor en particular, y podríamos decir que mi facilidad en el aprendizaje de estas disciplinas era algo natural o innato. </p>
<p>Por supuesto, podía reconocer la complejidad de ciertos problemas de Física y Química, así como de Álgebra y Cálculo, pero también me costaba esfuerzo la asimilación de conceptos en Gramática, Historia o Literatura. Persistencia y confianza en una misma son quizás las actitudes más difíciles de adquirir en esa etapa educativa y de las que más ayudan en el desarrollo personal y aprendizaje. </p>
<p>Me consta que actualmente los centros de enseñanza están trabajando para proporcionar metodologías de inteligencia emocional, creatividad y motivación a su alumnado. La implantación en los colegios de medios más eficaces de asesoramiento y orientación debería generalizarse para así reducir la tendencia aún existente por estereotipos correspondientes al género de los estudiantes y a la tipología de estudios que escogen.</p>
<hr>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/454690/original/file-20220328-17-1bmtccd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">María Lourdes Jiménez Rodríguez.</span>
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<h2>Lourdes Jiménez</h2>
<p><strong>Licenciada en Matemáticas y diplomada en Magisterio, profesora titular del departamento Ciencias de la Computación en la Universidad de Alcalá y profesora-tutora en la UNED</strong></p>
<p>Fundamentalmente estudié Matemáticas porque la resolución de problemas suponía un reto y cuando obtenía de manera correcta los resultados encontraba una satisfacción que no encontraba en otras asignaturas como Lengua, Historia o Inglés. Siempre me ha parecido mágico el momento en el que se obtiene la solución a un problema, y la sensación es mayor cuando puedo obtener el mismo resultado por distintos caminos. Lo dicho: es mágico.</p>
<p>Cada vez estoy más convencida de la necesidad de que la participación femenina sea mayor en este tipo de materias, especialmente en Matemáticas, debido a que se encuentran en todas las disciplinas y en nuestra vida cotidiana. Parece evidente que los grupos de trabajo en los que participan mujeres y hombres son más productivos y de mayor riqueza intelectual. Conseguir una participación más igualitaria en todas las áreas del conocimiento puede llevar a que la aplicación y solución de problemas que se plantean en la sociedad se puedan resolver de la forma más conveniente y beneficiosa para todos.</p>
<hr>
<p>Animamos a todos aquellos y aquellas que leáis este artículo a que estudiéis una carrera CTIM cuyo futuro no acaba nunca, porque las respuestas que da a la humanidad forman parte de la naturaleza intrínseca del ser humano. Imaginad por un momento moléculas que, cual flechas certeras, hagan diana en el punto clave de la enfermedad, residuos que sean un tesoro por la cantidad de recursos que extraemos de ellos, drones que detecten plagas, quirófanos inteligentes, algoritmos que determinen las trayectorias más económicas, tratamientos de big–data, etc. Todo ello no es ficción, es Química, Matemáticas o Ingeniería y vosotros también podéis contribuir a ello.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180010/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Buenos referentes y buenos profesores son los dos pilares sobre los que se sustentan la mayoría de las vocaciones: en el caso de determinadas ciencias y las niñas, ambos son todavía más importantes.Vanessa Tabernero, Profesora contratada doctora / Decana Adjunta Grado Química, Universidad de AlcaláEsther Palomar, Personal Investigador Atracción Talento Dpt. Electrónica, Universidad de AlcaláMª Lourdes Jiménez Rodríguez, Profesora Titular de Universidad - Dpto. Ciencias de la Computación N347 - Escuela Politécnica Superior - Universidad de Alcalá, Universidad de AlcaláPaula Ortega López, Profesor Titular Química Inorgánica, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1751572022-02-10T18:00:32Z2022-02-10T18:00:32ZLos problemas actuales de las mujeres en la ciencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/445384/original/file-20220209-17-ml3nq3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5659%2C3775&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-scientist-children-scientists-making-experiments-1159906795">Shutterstock / Shine Nucha</a></span></figcaption></figure><p>Seguramente, al leer este artículo habrá quien piense si de verdad es todavía necesario dedicar un día a la mujer y la niña en la ciencia. ¿Es que nuestras jóvenes no tienen la oportunidad de escoger la opción profesional que prefieran? De hecho, yo misma, cuando estudiaba la carrera de biología, pensaba que la batalla por la igualdad era algo totalmente superado y que mis oportunidades profesionales dependerían de mis capacidades, quizás también un poco de la suerte, pero en ningún caso de mi género. </p>
<p>Sin embargo, cuando me tocó enfrentarme al mundo laboral, me encontré con que la realidad no era tan simple. Me di cuenta de que las expectativas de la sociedad respecto a los hombres y las mujeres eran bastante diferentes. En ellos, la competitividad o el situar el trabajo en la zona más alta de su escala de valores eran cualidades a apreciar. En nosotras, esos mismos atributos se consideraban “defectos” o, en el mejor de los casos, cualidades poco femeninas. </p>
<p>No se nos decía explícitamente que no nos dedicáramos a profesiones que requirieran mucho tiempo y esfuerzo. Pero se esperaba de nosotras que nuestra dedicación a la familia siempre estuviera por encima de nuestras aspiraciones profesionales. Y si no lo hacías, es que algo fallaba en ti.</p>
<p>Han pasado ya varias décadas desde que yo era una estudiante universitaria. Sin embargo, mucho me temo que la situación que he expresado arriba no ha experimentado muchos cambios. Un <a href="https://www.ucjc.edu/en/2018/11/a-study-by-ucjc-warns-that-only-4-2-of-spanish-teenage-girls-aspire-to-work-in-science/">estudio de la Universidad Camilo José Cela</a> indica que, en España, solo un 16.3 por ciento de los adolescentes de 15 años prevé dedicarse profesionalmente a las áreas STEM (siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). De ellos, solo el 4.2 por ciento son alumnas. </p>
<h2>¿A qué se debe la baja preferencia de las chicas por las carreras STEM?</h2>
<p>La respuesta fácil es que el género determina en parte los gustos y por eso las chicas no optan por las carreras científicas. Otra respuesta, un poco más incómoda, es que hay condicionamientos sociales que hacen que las mujeres pensemos que nuestra orientación profesional debe ir por otro lado. Esos condicionamientos pueden estar tan profundamente arraigados que lleguemos a pensar que estamos decidiendo libremente.</p>
<p>Una de las razones por las que las niñas y adolescentes pueden verse poco inclinadas hacia las carreras STEM es la falta de referentes femeninos. Como <a href="https://www.washingtonpost.com/news/speaking-of-science/wp/2018/03/20/only-3-in-10-children-asked-to-draw-a-scientist-drew-a-woman-but-thats-more-than-ever/">algunos estudios avalan</a>, cuando se les pide a niños de corta edad que dibujen un científico, lo más normal es que dibujen a un hombre. Y no es de extrañar, ya que, cuando uno busca en internet imágenes de científicos famosos, mayoritariamente aparecen hombres. </p>
<p>No solo es que haya grandes científicas del pasado cuyos logros han permanecido en el olvido durante años y años. Además, la élite de la ciencia actual sigue estando dominada por hombres. Y eso significa que las mujeres seguimos teniendo poco que decir en las decisiones científicas de alto nivel, como las áreas de investigación que deben ser priorizadas o el reparto de fondos destinados a cada una de ellas.</p>
<p>Esta falta de referentes es una de las razones por las que <a href="https://11defebrero.org/">iniciativas como las del 11F</a> son tan necesarias para visibilizar la labor de las mujeres científicas. No se trata de convencer a nadie de nada, pero sí de hacer ver que puede haber mujeres que se dedican a la ciencia y que triunfan en su profesión. Y que lo hacen siendo personas normales, con los mismos gustos, preocupaciones e inquietudes que el resto de los mortales. </p>
<p>¡Las científicas no somos bichos raros, ni éramos las chaladas de la clase en nuestros tiempos de estudiantes! </p>
<p>Algo que sí puedo asegurar es que disfrutamos mucho de nuestro trabajo. Aunque la ciencia es una actividad bastante exigente, también es muy generosa y devuelve cosas muy importantes. Entre ellas, la satisfacción de realizar un trabajo creativo en el que estás continuamente aprendiendo y, a veces, también rectificando. La ciencia bien entendida te obliga a ser humilde, porque lo que hoy das como una certeza quizás mañana tenga que ser corregido en base a nuevas evidencias. Y esa es una lección de vida muy importante.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=951&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=951&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=951&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1195&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1195&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/445463/original/file-20220209-25-1evf8ov.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1195&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Balance por género de los Premios Nobel de Química, Medicina o Fisiología y Física a lo largo de su historia realizado para la revista Nature.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-02782-2">Nature</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El poder de los sesgos inconscientes</h2>
<p>Si miramos las estadísticas de los premios más prestigiosos del mundo, los premios Nobel, desde principios del siglo pasado hasta la actualidad, se observa que <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-02782-2">el número de mujeres que los ha conseguido en las categorías científicas (Física, Química y Medicina) es una absoluta minoría que apenas llega al 3%</a>. De hecho, en el año 2021, ninguno de estos premios recayó en una mujer. </p>
<p>Una distribución como esa no puede ser producto del azar. Más bien indica que algo está fallando en la sociedad. </p>
<p>No es probable que la academia sueca tenga manía a las mujeres, pero es cierto que los méritos de hombres y mujeres no son juzgados de la misma forma. Hay un <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3478626/">estudio muy conocido</a>, realizado con un currículum inventado, que fue reproducido algo más de un centenar de veces y enviado a investigadoras e investigadores, con la intención de que fuera valorado para la obtención de un puesto de trabajo. </p>
<p>El resultado fue que, cuando en el currículum aparecía el nombre de un hombre, era sistemáticamente mejor valorado que cuando estaba firmado por una mujer. Y el sesgo fue el mismo cuando los evaluadores eran hombres o mujeres. O sea que nosotras caemos en los mismos errores que los hombres a la hora de juzgar nuestro trabajo. Lo cual no es extraño, puesto que hemos sido educados en la misma sociedad. </p>
<p>¿Cuándo comenzamos a menospreciar así nuestro trabajo? Pues parece que a edades muy tempranas. Nuevamente toca citar <a href="https://www.science.org/doi/full/10.1126/science.aah6524">otro estudio</a>, realizado con un número significativo de niñas y niños, en el que se muestra que, ya a la edad de seis años, las niñas creen que los miembros de su propio género son menos listas que los chicos y, cuando se les propone participar en una actividad para la que supuestamente se requiere ser inteligente, rehúsan participar en mucha mayor medida que ellos. </p>
<p>Sin embargo, cuando la propuesta es participar en algo para lo que se requiere mucha capacidad de trabajo, las niñas sí se ofrecen voluntarias. Esto es muy importante, porque aquello de lo que nos creemos capaces influye notablemente en nuestras aspiraciones. Si a los seis años nos creemos inferiores, nos va a costar mucho mostrar nuestros logros al crecer. Y acabaremos volviéndonos invisibles.</p>
<h2>¿Es que a las mujeres no nos gusta ser líderes?</h2>
<p>Si analizamos la distribución por género en los diferentes niveles de las escalas científicas, encontraremos una <a href="https://www.csic.es/sites/www.csic.es/files/anexo_evaluacion_iiipimh.pdf">distribución</a> que se repite en prácticamente todas las Universidades y Organismos Públicos de Investigación. Concretamente, mientras en las escalas inferiores los porcentajes de hombres y mujeres son similares, en los puestos de mayor nivel la proporción de hombres es claramente superior. Parece que las mujeres abandonamos más y también que nos conformamos con los puestos que requieren menos responsabilidad.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/445468/original/file-20220209-21-l5lxa8.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Porcentajes de género en los sucesivos estadios de las escalas científicas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.csic.es/sites/www.csic.es/files/anexo_evaluacion_iiipimh.pdf">Gráfico elaborado a partir de datos de II Plan de Igualdad del CSIC / 2020</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Nuevamente tenemos que volver a los estereotipos y a las diferentes expectativas de la sociedad. En este caso respecto a un tema como es el del cuidado de los hijos y las personas dependientes. Se trata de tareas sumamente importantes que deberían ser puestas en valor para que todos, hombres y mujeres, estemos orgullosos de realizarlas. </p>
<p>Aún así, hay que reconocer que son tareas duras, que requieren tiempo y que pueden pasar factura profesional. Por eso es necesario que haya <a href="https://www.etuc.org/sites/default/files/A_TT_egalite_u_sexes_EN_1.pdf">medidas de conciliación</a> eficientes y que a estas medidas no solo accedan las mujeres. De ser así, cualquier persona con capacidad de contratar preferirá incorporar a hombres en sus plantillas.</p>
<h2>Unos consejos que a mí misma me cuesta cumplir</h2>
<p>Me gustaría finalizar todas estas reflexiones con unos cuantos consejos, sobre todo para las niñas. Unos consejos que todavía a mí misma me cuesta cumplir a veces:</p>
<ul>
<li><p>No esperéis a ser perfectas para mostrar de lo que sois capaces.</p></li>
<li><p>No os sintáis culpables si tenéis que delegar algunas tareas “de mujeres” en otras personas.</p></li>
<li><p>Y, sobre todo, ¡no abandonéis antes de intentarlo!</p></li>
</ul><img src="https://counter.theconversation.com/content/175157/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ester Lázaro Lázaro recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación a través del proyecto de investigación con referencia PID2020-113284GB-C22.</span></em></p>¿De verdad aún es necesario dedicar un día a la mujer y la niña en la ciencia? ¿Acaso las jóvenes no tienen la oportunidad de escoger la opción profesional que prefieran? Sí, pero las expectativas de la sociedad respecto a los hombres y las mujeres aún son distintas. Y las interiorizamos sin darnos cuenta.Ester Lázaro Lázaro, Investigadora Científica de los Organismos Públicos de Investigación. Especializada en evolución de virus, Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1727172022-02-02T19:08:46Z2022-02-02T19:08:46Z¿Por qué pensábamos que el dolor menstrual era normal?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/443871/original/file-20220201-28-2u17c1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C8%2C5734%2C3811&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teen-suffering-belly-pms-symptoms-lying-603751016">Shutterstock / Antonio Guillem</a></span></figcaption></figure><p>La <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7661839/">menstruación</a> es la fase del sangrado uterino que se produce durante el ciclo menstrual. Este proceso fisiológico ocurre en las mujeres en edad reproductiva, periodo vital que abarca desde la primera regla (menarquia) hasta su desaparición (menopausia), en torno a los 50 años.</p>
<p>El ciclo menstrual dura aproximadamente 28 días y consta de varias fases. En cada ciclo, un ovario se encarga de madurar y liberar un óvulo hacia las trompas de Falopio (ovulación). Además, y de forma simultánea, en la capa que recubre el útero (endometrio) se van produciendo cambios secretores que se traducen en un engrosamiento de la mucosa para poder acoger a un futuro posible embrión (anidación).</p>
<p>Si el óvulo no es fecundado por un espermatozooide, la parte engrosada del endometrio se descama (menstruación) y se rompen los vasos sanguíneos que lo nutren. Por eso se produce una hemorragia que es expulsada a través de la vagina. El inicio de la menstruación marca el comienzo de un nuevo ciclo.</p>
<h2>¿A qué se debe el dolor menstrual?</h2>
<p>La menstruación es la fase del ciclo menstrual que trae de cabeza a muchas mujeres por los dolores que puede llegar a provocar. Y es que el dolor de regla o <a href="https://theconversation.com/es-normal-que-duela-la-regla-174326">dismenorrea</a> afecta entre el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26346058/">45 y el 95 %</a> de las personas menstruantes. </p>
<p>Según su intensidad, puede fluctuar desde una molestia leve hasta llegar a afectar de un modo importante la calidad de vida de quien lo padece. Además, como el dolor es un parámetro que no puede medirse, esto dificulta el entendimiento entre médicos y pacientes.</p>
<p>El dolor menstrual se puede clasificar en dos tipos dependiendo de su origen: dismenorrea primaria y dismenorrea secundaria. </p>
<p>La <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33030880/">dismenorrea primaria</a> es una de las principales causas de dolor pélvico entre las mujeres. Es un dolor de regla que no tiene una causa definida, es decir, que no está asociado a una enfermedad. Su aparición está asociada al inicio del sangrado, es de corta duración (entre 2 y 3 días) y la intensidad del dolor no suele ser limitante. </p>
<p>En su origen participa un aumento de sustancias proinflamatorias, en particular ciertas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33030880/">prostaglandinas</a> que causan contracciones uterinas (calambres) y dolor abdominal, entre otros efectos. </p>
<p>Por su parte, la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32366763/">dismenorrea secundaria</a> es el dolor menstrual que sí tiene su base en alguna patología, como pueden ser la endometriosis o la enfermedad inflamatoria pélvica.</p>
<p>Por tanto, es muy importante poder distinguir entre ambos tipos, para identificar si existe alguna enfermedad que genera este dolor y aplicar un tratamiento adecuado.</p>
<h2>¿Es normal tener dolor durante la menstruación?</h2>
<p>La idea errónea de que el dolor de regla es normal está muy extendida. Debido a este halo de aparente normalidad, el diagnóstico de ciertos procesos patológicos que afectan al cuerpo femenino se ve retrasado, con las <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7089728/">consecuencias</a> personales y socioeconómicas que conlleva.</p>
<p>El uso de antiinflamatorios no esteroideos y anticonceptivos orales puede ser útil para <a href="https://theconversation.com/es-normal-que-duela-la-regla-174326">tratar</a> la dismenorrea primaria. Sin embargo, su uso indiscriminado puede contribuir a ignorar los síntomas de enfermedades ginecológicas como la endometriosis, <a href="https://theconversation.com/adenomiosis-la-hermana-pequena-de-la-endometriosis-158468">adenomiosis</a> o la presencia de miomas. La endometriosis es uno de los casos más llamativos de enfermedad crónica <a href="https://theconversation.com/endometriosis-una-enfermedad-dolorosa-infradiagnosticada-132034">ampliamente infradiagnosticada</a>.</p>
<p>Además, es importante destacar que, si no se trata adecuadamente, en determinadas circunstancias la dismenorrea puede derivar en dolor pélvico crónico. </p>
<p>Por tanto, ante dolores menstruales frecuentes e intensos que no responden a los tratamiento comunes se recomienda acudir a un especialista. Además de ello, no debemos normalizar ningún tipo de dolor de regla para que las chicas jóvenes y mujeres se atrevan a decirlo y a buscar asistencia. Así podrán descartarse otros problemas más graves, incluyendo la cronificación del dolor por un problema de hipersensibilización del sistema nervioso central.</p>
<h2>El sesgo de género en la ciencia</h2>
<p>Un factor que ha dificultado la distinción entre lo que es normal y lo que no lo es ha sido la escasez de conocimiento sobre la fisiología y la salud <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7661839/">menstrual</a>. Por eso mismo también resulta paradójico que la sobremedicalización de la menstruación sea una triste realidad.</p>
<p>El <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32707266/">bajo número de artículos científicos</a> en comparación con otros procesos fisiológicos se puede comprobar fácilmente haciendo búsquedas en bases de datos especializadas como PubMed.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=329&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=329&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=329&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=414&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=414&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/443873/original/file-20220201-13-1u64v5j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=414&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/vector-businesswoman-painting-her-own-career-1505570924">Shutterstock / FGC</a></span>
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<p>Una de las bases que sostienen este problema es que la ciencia ha crecido en una sociedad androcéntrica y ha desarrollado muchos de sus trabajos bajo un <a href="https://bpspubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/bph.14539">sesgo sexual y de género</a>. Es decir, se ha dejado un cerco inexplorado en cuanto a la fisiología y patologías femeninas, incluyendo la salud sexual y reproductiva.</p>
<p>No solo en estos campos en concreto, pues durante mucho tiempo se había creído que los datos científicos obtenidos al estudiar individuos macho podían ser extrapolados a las hembras, algo que hoy la <a href="https://bpspubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/bph.14539">comunidad científica ya ha empezado a admitir como un error</a>. Además, las fluctuaciones hormonales que ocurren en las hembras eran consideradas tradicionalmente como un inconveniente a la hora de realizar investigaciones biomédicas. El motivo que se daba era una mayor dificultad a la hora de interpretar los resultados de los experimentos.</p>
<p>Por estas razones, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5101948/">muchos ensayos preclínicos</a> sobre medicamentos realizados, o bien no han contado con representación femenina entre los grupos analizados, o esta ha sido insuficiente.</p>
<p>Este sesgo ha dado lugar a vacíos informativos con respecto a cómo diagnosticar y tratar correctamente a la mitad de la población mundial. De hecho, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (<a href="https://orwh.od.nih.gov/sex-gender/nih-policy-sex-biological-variable">NIH</a>) ha instaurado una política para que el sexo sea considerado como un parámetro biológico a tener en cuenta en los estudios que financia.</p>
<p>A un lado de esto, el escaso nivel de información y concienciación a nivel social también ejerce un papel muy importante.</p>
<h2>La regla como un proceso natural y no de condena</h2>
<p>Es tiempo ya de que aspectos relacionados con el cuerpo de la mujer como la menstruación dejen de ser un tabú y que se le dé visibilidad tanto a la regla como a las enfermedades agudas o crónicas que pueden producir trastornos menstruales.</p>
<p>De este modo, las mujeres podrán vivir la regla como un proceso natural y también como una herramienta que les permita valorar si hay algo que no va bien en su cuerpo, en lugar de como una condena. Así podrán acudir a los centros de salud a pedir un diagnóstico, un tratamiento y un seguimiento adecuados sin el temor de ser juzgadas o tachadas como débiles.</p>
<p>Estamos entrando en la era de los tratamientos personalizados y las mujeres deben recibir lo que realmente necesitan. En palabras de la experta Carme Valls, es necesario aplicar una <a href="https://www.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/carme-valls-la-menstruacion-ha-quedado-invisibilizada-en-la-medicina--2716">“ciencia de la diferencia”</a> para dejar atrás estos sesgos que discriminan el cuidado de las mujeres por todo el mundo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172717/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Dada la escasez de conocimiento sobre la salud menstrual, resulta paradójico que la sobremedicalización de la menstruación sea una triste realidad. ¿Por qué hemos normalizado este tipo de dolor?Raquel Sánchez Varo, Profesora Ayudante Doctor del Área de Histología de la Facultad de Medicina. Investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), Universidad de MálagaMaría Victoria Ortega Jiménez, Facultativo Especialista de Área de Anatomía Patológica. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Málaga. Profesora Asociada de Histología. Unidad Docente de Histología y Anatomía Patológica. Facultad de Medicina. Universidad de Málaga., Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1757452022-01-31T17:31:00Z2022-01-31T17:31:00ZGermaine Benoit, la ingeniera química que sintetizó medicamentos contra enfermedades infecciosas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/442670/original/file-20220126-17-10rzhhs.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C8%2C1914%2C1069&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Germaine Benoit (1901-1993) alrededor de 1925.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://phototheque.pasteur.fr:443/fr/asset/content/id/32804/bypassnavigation/1"> Institut Pasteur/Archives - photo Henri Manuel</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Instituto_Pasteur">Instituto Pasteur</a> de París fue fundado en 1887; su misión es la de colaborar en la prevención y el tratamiento de las enfermedades, fundamentalmente las infecciosas. La investigación realizada en sus laboratorios ha sido una parte esencial en varios descubrimientos que han permitido tratar con éxito enfermedades tan severas como la difteria, el tétanos, la tuberculosis, la poliomielitis, la gripe, la fiebre amarilla o el sida. Nueve hombres y una mujer (Françoise Barré-Sinoussi) que han trabajado en este instituto han recibido un Premio Nobel de Fisiología o Medicina. </p>
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<img alt="Antiguo edificio del Institut Pasteur de París." src="https://images.theconversation.com/files/442732/original/file-20220126-13-1byp1kt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442732/original/file-20220126-13-1byp1kt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442732/original/file-20220126-13-1byp1kt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442732/original/file-20220126-13-1byp1kt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442732/original/file-20220126-13-1byp1kt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442732/original/file-20220126-13-1byp1kt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442732/original/file-20220126-13-1byp1kt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Antiguo edificio del Institut Pasteur de París.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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<p>Todos estos éxitos colectivos e individuales necesitaron del trabajo y del talento de muchas personas que han permanecido en el anonimato, y entre las que hay muchas mujeres. Germaine Benoit es una de ellas. </p>
<p>Se sabe muy poco de su vida, aunque su contribución a la lucha contra las enfermedades infecciosas es palpable gracias a las numerosas publicaciones científicas que ha dejado. </p>
<p>Germaine Benoit nació el 9 de octubre de 1901 en París. Hija única, quedó huérfana de padre, un profesor de alemán, que falleció durante la Primera Guerra Mundial. </p>
<p>Entre los años 1918 y 1919, Germaine obtuvo dos bachilleratos y, al año siguiente, consiguió el certificado en Física, Química y Ciencias Naturales, una formación preparatoria para los estudios de Medicina y de Química. Se matriculó posteriormente en el Instituto de Química Aplicada, la futura <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/%C3%89cole_nationale_sup%C3%A9rieure_de_chimie_de_Paris">Escuela Nacional de Química</a>, a la que asistió durante tres años. Graduada en ingeniería química en 1923, obtuvo, entre 1922 y 1936, otros cinco títulos académicos en química y en biología.</p>
<p>El 1 de junio de 1924 se incorporó al Instituto Pasteur como asistente en el laboratorio de química terapéutica dirigido por el químico-farmacéutico <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ernest_Fourneau">Ernest Fourneau</a> (1872-1949). Este prestigioso investigador participó, entre otros, en el descubrimiento de la <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Amylocaine">amilocaína</a> (el primer anestésico local sintético), en la puesta a punto del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Acetarsol">acetarsol</a> (un fármaco antiinfeccioso derivado del arsénico) y la síntesis de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Suramina">suramina</a> (eficaz contra la enfermedad del sueño). </p>
<p>La química terapéutica es la parte de la química que trata del estudio de los fármacos y que busca determinar la relación entre su estructura, su reactividad, sus propiedades fisicoquímicas y su actividad biológica. El objetivo de esta especialidad es sentar las bases para el diseño de fármacos más seguros y con propiedades curativas más eficaces.</p>
<p>Germaine Benoit progresó en su carrera como química en el Instituto explorando, entre otros, los efectos de algunos productos sobre la estimulación del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_nervioso_simp%C3%A1tico">sistema nervioso simpático</a>, la parte del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_nervioso_aut%C3%B3nomo">sistema nervioso autónomo</a> que regula de forma involuntaria numerosas acciones, como la contracción de los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%BAsculo_liso">músculos lisos</a> o la secreción de algunas glándulas. Germaine identificó moléculas que permiten actuar sobre los síntomas de la malaria y la enfermedad del sueño. </p>
<h2>Sus principales hallazgos</h2>
<p>Entre sus importantes contribuciones a la ingeniería química destacan el descubrimiento y desarrollo de medicamentos como la <a href="https://es.frwiki.wiki/wiki/Orsanine">orsanina</a> (un derivado del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Bioqu%C3%ADmica_del_ars%C3%A9nico#Toxicidad_de_los_compuestos_arsenicales_pentavalentes">arsénico pentavalente</a>) y la rodoquina (medicamento derivado de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Quinole%C3%ADna">quinoleína</a>), drogas que se utilizaron como tratamiento del paludismo al resultar mucho más eficaces que los medicamentos usados hasta entonces.</p>
<p>Diez años después, en 1934, recibió el Premio Louis de la Academia de Medicina por su investigación sobre <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Simpaticomim%C3%A9tico">fármacos simpaticomiméticos</a>, una clase de medicamentos cuyas propiedades imitan la estimulación del sistema nervioso simpático, es decir, aceleran el ritmo cardiaco, dilatan las vías respiratorias y contraen los vasos sanguíneos.</p>
<p>Germaine Benoit obtuvo un doctorado en ciencias físicas en 1942, con la tesis titulada <em>Préparation et propriétés physiologiques de quelques Hydroxy-Alcoyl-Hydrazines</em> que trataba sobre compuestos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hidrazina">hidracina</a>, usados por la industria farmacéutica como medicamentos antituberculosos. Un año más tarde, en 1943, fue nombrada jefa de laboratorio en el Servicio de Química Terapéutica del Instituto Pasteur.</p>
<p>Fue nombrada Dama de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Legi%C3%B3n_de_Honor">Legión de Honor</a> en 1947.</p>
<p>En 1960, el farmacólogo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Bovet">Daniel Bovet</a> (1907-1992) invitó a Germaine Benoit a trabajar junto a él en el <a href="https://www.iss.it/">Instituto Supériore di Sanità de Roma</a>. Bovet había coincidido con ella en el Laboratorio de Química Terapéutica del Instituto Pasteur entre 1929 y 1936 y, conocedor de sus habilidades investigadoras, quería incorporarla a su equipo. En 1957, el farmacólogo había recibido el Premio Nobel de Fisiología o Medicina «por sus descubrimientos acerca de algunos <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Antihistam%C3%ADnico">compuestos sintéticos que inhiben la acción de algunas sustancias corporales</a> y especialmente por su acción en los sistemas vasculares y músculos esqueléticos».</p>
<p>Al año siguiente, en 1961, Germaine contrajo matrimonio con el biólogo <a href="https://webext.pasteur.fr/archives/fnk0.html">Albert Funke</a> (1901-1982), también jefe de laboratorio del servicio de Química Terapéutica del Instituto Pasteur, con quien había trabajado durante años, y que también investigaba en Italia con Bovet.</p>
<p>Entre 1927 y 1961, Benoit publicó unos 30 artículos en revistas científicas en colaboración con una veintena de investigadoras e investigadores con los que compartió intereses y laboratorio en el Instituto Pasteur y el Instituto Supériore di Sanità de Roma. Entre estas personas había numerosas mujeres que, como ella, aportaron su esfuerzo y talento en la lucha por mejorar la salud de las personas. </p>
<p>Germaine Benoit se jubiló en 1962, cuando ella y Albert Funke finalizaron su estancia en Italia. Falleció en París en abril de 1983.</p>
<hr>
<p><em>Esta es una revisión del <a href="https://mujeresconciencia.com/2021/12/24/germaine-benoit-la-ingeniera-quimica-que-sintetizo-medicamentos-contra-enfermedades-infecciosas/">artículo original </a> que se publicó en el blog Mujeres con ciencia de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/175745/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Macho-Stadler no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Se sabe muy poco de la vida de esta científica, aunque su contribución a la lucha contra las enfermedades infecciosas es palpable gracias a las numerosas publicaciones científicas que nos ha legado.Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1648352021-08-09T16:49:22Z2021-08-09T16:49:22Z¿Hubo alguna mujer en la sala de lanzamiento del Apolo 11?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/413723/original/file-20210729-23-3hsybi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1280%2C873&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">JoAnn Morgan en la sala de control del Centro Espacial Kennedy de la NASA durante el lanzamiento del Apolo 11 (16 de julio de 1969). </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Joann_morgan_in_firing_room.jpg">Wikipedia</a></span></figcaption></figure><p>El 21 de julio de 1969 Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano que pisó la Luna. Son muy conocidas y emotivas sus palabras tras haber tocado el suelo lunar: «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad». Un día antes, el Apolo 11 había alunizado tras su lanzamiento desde la Tierra el 16 de julio.</p>
<p>La fotografía que ilustra este escrito se tomó en la sala de control del Centro Espacial Kennedy de la NASA durante el lanzamiento del Apolo 11. Entre las decenas de personas con camisas y corbatas dirigiendo el despegue de la nave espacial se distingue con dificultad la figura de una mujer: se trata de la ingeniera JoAnn Morgan. </p>
<h2>JoAnn Morgan (1940)</h2>
<figure class="align-right ">
<img alt="JoAnn Morgan." src="https://images.theconversation.com/files/413770/original/file-20210729-15-1h6wk1h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/413770/original/file-20210729-15-1h6wk1h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=854&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/413770/original/file-20210729-15-1h6wk1h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=854&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/413770/original/file-20210729-15-1h6wk1h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=854&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/413770/original/file-20210729-15-1h6wk1h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1073&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/413770/original/file-20210729-15-1h6wk1h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1073&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/413770/original/file-20210729-15-1h6wk1h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1073&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">JoAnn Morgan.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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<p><a href="https://mujeresconciencia.com/2020/04/02/joann-morgan-la-ingeniera-que-tenia-combustible-de-cohete-en-la-sangre/">JoAnn Morgan</a> fue la primera ingeniera de la NASA. No lo tuvo fácil en sus inicios cuando se unió a un equipo formado solo por hombres: algunos de sus compañeros la veían como una intrusa, aunque muchos de ellos también la apoyaron de manera incondicional.</p>
<p>Morgan trabajó en los programas <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Programa_Mercury">Mercury</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Programa_Gemini">Gemini</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Programa_Apolo">Apolo</a> y tuvo acceso al panel de control en la sala de lanzamiento del Apolo 11.</p>
<p>Cuando Karl Sendler, jefe de comunicaciones, solicitó personalmente su presencia en la sala de lanzamiento del Apolo 11, Morgan quedó “prácticamente extasiada”. Comentaba en alguna entrevista posterior que su presencia en esa sala en aquel momento histórico “fue una enorme validación, un apoyo absoluto a mi carrera”. </p>
<p>Su última gran misión fue la del envío de robots-rovers a Marte: el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Spirit">Spirit</a> y el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Opportunity">Opportunity</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Había más mujeres en la sala de lanzamiento..." src="https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414207/original/file-20210802-28-8inrqw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Había más mujeres en la sala de lanzamiento…</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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</figure>
<p>Aunque JoAnn Morgan fue la única mujer en tener acceso al panel de control de la sala de lanzamientos durante el despegue del Apolo 11, no fue la única mujer en aquella estancia llena de hombres. Al fondo de la fotografía, observando con un poco más de atención, se distingue, al menos, a otras dos mujeres (¿quizás había alguna más?): eran Katherine Johnson y Judy Sullivan. </p>
<h2>Katherine Johnson (1918-2020)</h2>
<p><a href="https://mujeresconciencia.com/2016/12/12/katherine-johnson-la-calculadora-humana/">Katherine Johnson</a> es, probablemente, la más conocida de las mujeres citadas en este artículo. Y lo es gracias a la película <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hidden_Figures">Figuras ocultas</a></em> estrenada en 2016. El largometraje cuenta la historia de esta matemática y de un nutrido grupo de mujeres calculistas afroamericanas que, desde la División Segregada de Cálculo del Ala Oeste del Centro de Investigación Langley, ayudaron a la NASA en su carrera espacial. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Katherine Johnson." src="https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=384&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=384&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414146/original/file-20210802-20-7zbfdr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=384&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Katherine Johnson.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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</figure>
<p>Conocida por su gran precisión en la navegación astronómica, Johnson calculó, entre otros, la trayectoria para la misión Mercury de 1961 (la que llevó al astronauta <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alan_Shepard">Alan Shepard</a> a realizar el primer vuelo suborbital estadounidense) y la del vuelo del Apolo 11 a la Luna en 1969. </p>
<p>Sin el libro <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/figuras-ocultas_978-84-17216-09-2"><em>Figuras ocultas</em></a>, de la periodista Margot Lee Shetterly, la historia de Katherine Johnson probablemente nunca se habría conocido.</p>
<h2>Judy Sullivan (1943)</h2>
<p><a href="https://mujeresconciencia.com/2020/09/10/judy-sullivan-una-mas-en-la-sala-de-control-de-la-nasa/">Judy Sullivan</a> era una profesora de matemáticas y ciencias cuando se unió a la NASA en 1966. Se convirtió en la primera mujer ingeniera en Operaciones de Naves Espaciales en la agencia espacial estadounidense. Fue la responsable del sistema biomédico de la misión Apolo 11, aunque también colaboró en las misiones <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Apolo_8">Apolo 8</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Apolo_9">Apolo 9</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Apolo_10">Apolo 10</a> y en las doce misiones Gemini.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Judy Sullivan." src="https://images.theconversation.com/files/414147/original/file-20210802-22-cq4mdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414147/original/file-20210802-22-cq4mdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414147/original/file-20210802-22-cq4mdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414147/original/file-20210802-22-cq4mdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414147/original/file-20210802-22-cq4mdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414147/original/file-20210802-22-cq4mdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414147/original/file-20210802-22-cq4mdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Judy Sullivan.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
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</figure>
<p>En el caso de la misión Apolo 11, Sullivan tenía como cometido observar y comprobar el funcionamiento de los instrumentos de telemetría médica de Neil Armstrong. Cualquier anomalía, cualquier alteración de la frecuencia cardíaca o respiratoria del astronauta debía ser notificada. </p>
<p>Junto a Katherine Johnson, observó en un lugar privilegiado el lanzamiento de aquella nave que haría historia. </p>
<h2>Otras mujeres que contribuyeron al éxito de la misión Apolo 11</h2>
<p>Un proyecto de la envergadura de la misión Apolo 11 requiere del trabajo de centenares de personas, la mayoría de las cuales permanecen en el anonimato. Desde las <a href="https://www.motionpictures.org/2013/09/bras-in-space-the-incredible-true-story-behind-upcoming-film-spacesuit/">costureras de la firma Playtex</a> que confeccionaron los trajes de los astronautas hasta las científicas más especializadas, numerosas mujeres (y, por supuesto, hombres) contribuyeron al éxito de esa misión. </p>
<p>Recordemos a algunas de ellas que no aparecen en la fotografía que encabeza este artículo. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/415207/original/file-20210809-19-nk076l.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La astrónoma Dilhan Eryurt (1926-2012).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://mujeresconciencia.com/2019/11/29/dilhan-eryurt-astronoma/">Mujeres con ciencia</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p><a href="https://mujeresconciencia.com/2019/11/29/dilhan-eryurt-astronoma/">La astrónoma <strong>Dilhan Eryurt</strong> (1926-2012)</a> trabajó entre 1961 y 1973 en la NASA. Su labor ayudó a conocer algunas propiedades del Sol y proporcionó información crucial a la agencia espacial para modelar el impacto solar en el entorno lunar. Recibió el <em>Apollo Achievement Award</em> en 1969 por su contribución en el alunizaje del Apolo 11.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=577&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=577&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=577&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=726&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=726&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/415208/original/file-20210809-19-14ypmjh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=726&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La astrogeóloga Mareta N. West (1915-1998).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://mujeresconciencia.com/2015/08/09/mareta-n-west-astrogeologa/">Mujeres con ciencia</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p><a href="https://mujeresconciencia.com/2015/08/09/mareta-n-west-astrogeologa/">La astrogeóloga <strong>Mareta N. West</strong> (1915-1998)</a> fue la única mujer en el Equipo de Experimentos de Geología para la misión Apolo 11. Fue la persona que eligió el lugar en el que debía alunizar esa nave espacial tripulada. Posteriormente contribuyó a seleccionar los lugares de “aterrizaje” para las siguientes misiones Apolo. También trabajó en la geografía marciana en la década de 1970.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=785&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=785&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=785&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=987&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=987&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/415209/original/file-20210809-27-1o73trj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=987&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La fisióloga Rita Rapp ante los recipientes de comida utilizados en la misión Apolo 16.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Rita_Rapp_with_Apollo_16_food_containers.jpg">Wikimedia Commons / NASA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La fisióloga <strong>Rita Rapp</strong> (1928-1989) dirigió el equipo del <em>Apollo Food System</em> y se encargó de la distribución de alimentos en el espacio. Trabajó con la empresa Whirlpool y con un equipo de dietistas para determinar la manera de preparar y empaquetar los alimentos espaciales. Rapp conservaba los alimentos combinando técnicas de deshidratación, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Termoestabilidad">termoestabilización</a>, irradiación y control de la humedad. Era la persona de contacto entre el laboratorio de alimentos y los astronautas, cuya comida favorita era la crema de pollo. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=747&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=747&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=747&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=939&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=939&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/415211/original/file-20210809-21-4dwkds.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=939&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Margaret Hamilton junto con el software de navegación que desarrolló junto a su equipo en el MIT para el proyecto Apolo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://mujeresconciencia.com/2017/06/07/margaret-hamilton-la-primera-ingeniera-software/">Mujeres con ciencia / MIT</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>No olvidemos, para finalizar, a la ingeniera de <em>software</em> <strong><a href="https://mujeresconciencia.com/2017/06/07/margaret-hamilton-la-primera-ingeniera-software/">Margaret Hamilton</a></strong> (1936), responsable del desarrollo del sistema operativo para las misiones Apolo. Su procedimiento de excepciones y carga asincrónica de tareas jugó un papel crucial momentos antes del alunizaje de la misión Apolo 11, en el momento en que el ordenador de a bordo comenzó a enviar mensajes de error. Su trabajo, junto al de sus compañeras, contribuyó a que Armstrong pudiera pronunciar sus famosas palabras ese 21 de julio de 1969.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/164835/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Macho-Stadler no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El 23 de julio de 1969 Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano que pisó la Luna. Este hito fue posible gracias al trabajo de varias mujeres ‘invisibles’ cuya contribución fue olvidada durante décadas.Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1602922021-05-25T20:19:23Z2021-05-25T20:19:23ZPocas mujeres lideran las ciencias del deporte: invirtamos la tendencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/402588/original/file-20210525-13-hare8t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5120%2C2874&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/beautiful-woman-athlete-runs-on-treadmill-1036798474">Shutterstock / Gorodenkoff</a></span></figcaption></figure><p>Afirmar que la mujer ha tenido una menor presencia que el hombre en la investigación científica no es algo nuevo. Tenemos evidencia de que <a href="https://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.2004956">las mujeres han tenido una representación claramente inferior en las ciencias experimentales, las ingenierías y la medicina, entre otros campos de conocimiento</a>. </p>
<p>Un estudio de la Universidad de Almería demuestra ahora que, <a href="https://www.jsams.org/article/S1440-2440(21)00106-7/abstract">en los últimos 20 años, la presencia de la mujer en puestos de liderazgo en investigación en ciencias del deporte ha sido, en ocasiones, marginal</a>. </p>
<p>En <a href="https://www.jsams.org/article/S1440-2440(21)00106-7/abstract">este estudio</a> se identificó si el primer y último autor (los puestos de liderazgo), de casi 5 000 artículos científicos de primer nivel, era hombre o mujer. Los resultados demostraron que apenas uno de cada cuatro artículos estuvieron liderados por mujeres en primera autoría. </p>
<p>Esta baja representación fue todavía más acentuada en posiciones de mayor responsabilidad, donde tan solo uno de cada seis artículos tuvieron a una mujer como última autora. Dado que esta última posición está casi siempre ocupada por el líder del grupo de investigación o el investigador principal del proyecto, parece claro que las investigaciones en ciencias del deporte en las últimas dos décadas han estado predominantemente lideradas por hombres. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/402610/original/file-20210525-15-v75xyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/402610/original/file-20210525-15-v75xyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=223&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/402610/original/file-20210525-15-v75xyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=223&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/402610/original/file-20210525-15-v75xyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=223&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/402610/original/file-20210525-15-v75xyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=280&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/402610/original/file-20210525-15-v75xyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=280&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/402610/original/file-20210525-15-v75xyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=280&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Fig. 1 Número de artículos publicados por hombres y mujeres en primera (A) y última (B) autoría desde enero de 2000 hasta septiembre de 2020 en ciencias del deporte.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Este mismo análisis por sexo se realizó con más de 1 400 puestos en consejos editoriales de 14 de las mejores revistas del mundo en ciencias del deporte. Puede resultar abrumador descubrir que el 82 % de los puestos editoriales están ocupados por hombres. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/402604/original/file-20210525-13-14ligpk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/402604/original/file-20210525-13-14ligpk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=322&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/402604/original/file-20210525-13-14ligpk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=322&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/402604/original/file-20210525-13-14ligpk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=322&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/402604/original/file-20210525-13-14ligpk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=405&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/402604/original/file-20210525-13-14ligpk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=405&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/402604/original/file-20210525-13-14ligpk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=405&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Fig. 2 Distribución por sexo de los consejos editoriales de las 14 revistas de ciencias del deporte seleccionadas. Datos de septiembre de 2020.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Pero puede resultar todavía más chocante que, cuando se analizaron todos los puestos de editor jefe de las 85 revistas de mayor prestigio internacional en el área, las mujeres ocuparon tan solo 12 de los 103 puestos disponibles (un 12 %). </p>
<p>Los editores jefe son los responsables de tomar las decisiones que hacen avanzar la ciencia, ya que deciden sobre los temas que son relevantes, los artículos que se deben publicar, etc. Con un 12 % de representación, se puede afirmar que la mujer ha tenido una influencia prácticamente marginal en estas decisiones y que existe un amplio margen de mejora.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=336&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=336&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=336&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=422&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=422&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/402375/original/file-20210524-19-17q9p02.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=422&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>¿Qué repercusiones tiene la baja presencia femenina liderando la ciencia?</h2>
<p>La primera consecuencia de la escasa presencia de la mujer en la investigación y en los procesos editoriales es la falta de diversidad y de perspectivas en la toma de decisiones. Esto hace que se reduzca mucho la variedad de temáticas investigadas, como las relacionadas con el deporte femenino, que ha sido ampliamente ignorado por la ciencia.</p>
<p>Por ejemplo, hoy sabemos que la fisiología de la mujer en el deporte está claramente infrainvestigada. Con la profesionalización del deporte femenino, <a href="https://sportsmedicine-open.springeropen.com/articles/10.1186/s40798-019-0224-x">los entrenadores y preparadores físicos tienen grandes problemas para programar los entrenamientos de mujeres de élite en base a una evidencia científica que proviene de estudios en hombres</a>. </p>
<p>También <a href="https://www.liebertpub.com/doi/10.1089/jwh.2009.1904">se ha asociado a las mujeres editoras con un proceso editorial más exhaustivo y riguroso</a>, lo que podría indicar que una composición más equitativa de mujeres y hombres podría incrementar la calidad de la investigación científica en este área.</p>
<h2>¿Por qué esta baja presencia de la mujer?</h2>
<p>Algunas teorías explican esta falta de liderazgo femenino en la investigación en ciencias del deporte. Una de ellas se llama “inercia demográfica”. Esta teoría sugiere que las personas que trabajaban en el área hace 20 o 30 años son las que hoy en día ocupan los puestos de liderazgo. </p>
<p>Dado que las ciencias del deporte son un campo de estudio que tradicionalmente ha tenido una gran predominancia masculina, esta teoría puede explicar gran parte de estos datos. Por ejemplo, <a href="https://www.ine.es/up/fRjSTLkp">de las 3 866 personas que se graduaron en España en ciencias del deporte en el año 2014, solo un 21 % eran mujeres</a>. Por este motivo, parece difícil pensar que sea posible revertir estas diferencias a corto plazo.</p>
<p>La <a href="https://www.jstor.org/stable/23078364?seq=1#metadata_info_tab_contents">teoría de la tubería</a> explica que en cada etapa educativa se van perdiendo mujeres y al final de la <em>tubería</em> (en el caso de la ciencia los estudios de posgrado y posdoctorales) quedan pocas mujeres que aspiren a ocupar puestos de liderazgo. </p>
<p>Pero, ¿por qué se pierden mujeres por el camino? Es posible que la falta de modelos a seguir juegue un papel importante para atraer talento femenino en las ciencias del deporte. También pueden tener una gran influencia los mensaje que la sociedad traslada, implícitamente, a las mujeres desde edades tempranas. </p>
<p>Un estudio de la universidad de Chicago encontró que <a href="https://phys.org/news/2021-04-gender-bias-impacts-college-career.html">cuando los estudiantes de bachillerato hacían entrevistas con profesionales para informarse sobre posibles trabajos, las chicas recibían el doble de mensajes relacionados con la importancia de tener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal que los chicos</a>. Sin lugar a dudas, recibir este tipo de mensajes subliminales de forma continuada a través de la familia, el sistema educativo, y el mundo profesional, puede disuadir a las mujeres de perseguir una carrera científica en las ciencias del deporte. </p>
<p><a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0306312711435830?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200pubmed">El efecto Matilda</a> describe cómo los méritos de las mujeres reciben un reconocimiento inferior que los méritos de los hombres. Esta es la teoría que mejor se identifica con las desigualdades de género. Hay ejemplos claros del efecto Matilda en la investigación científica. En 1997, <a href="https://www.nature.com/articles/387341a0">un estudio evidenció que las mujeres que solicitaron una beca de investigación del <em>Swedish Medical Research Council</em>, necesitaron 2,5 veces más méritos que los hombres para competir en igualdad</a>. </p>
<p>Sin embargo, actualmente se desconoce hasta qué punto el efecto Matilda ha tenido una incidencia importante en el área de ciencias del deporte. Solo una mayor investigación puede determinar con exactitud los mecanismos que han conducido a estos bajos porcentajes de mujeres en puestos de liderazgo. </p>
<h2>¿Invirtiendo la tendencia?</h2>
<p>La buena noticia es que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1440244021001067">el porcentaje de mujeres como primera autora se ha incrementado un 0,5 % anualmente desde 2000 hasta 2020</a>. Es un dato esperanzador que, de seguir así, podría igualar la balanza en las próximas décadas. </p>
<p>Lo que no está claro es si este incremento es suficiente o si está siendo demasiado lento. </p>
<p>Sabiendo que no ha habido cambios en la presencia de la mujer como autora senior ni como autora en general, cabe seguir trabajando para que esta tendencia pueda extenderse a los puestos de mayor responsabilidad en los próximos años.</p>
<h2>¿Y ahora qué?</h2>
<p>Este estudio pone de manifiesto por primera vez la baja presencia de la mujer en ciencias del deporte y corrobora la baja representación de la mujer en la ciencia. Ahora necesitamos dos cosas: la primera, entender por qué estamos así; la segunda, buscar los mecanismos para incrementar la atracción de talento y la presencia femenina en este campo de conocimiento.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/160292/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alberto Soriano-Maldonado no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un estudio reciente muestra que la presencia femenina en puestos de responsabilidad ha sido, en las últimas décadas, muy baja.Alberto Soriano-Maldonado, Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Almería. Profesor de Investigación e Innovación en la Actividad Física y el Deporte. Investigador del SPORT Research Group (CTS-1024), Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1590682021-04-26T19:04:21Z2021-04-26T19:04:21ZJeanne Baret: la primera mujer en dar la vuelta al mundo lo hizo disfrazada de hombre<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/397143/original/file-20210426-17-1le36cv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1192%2C596&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Imagen alegórica de Jeanne por Giuseppe dall’Acqua en 1816.</span> </figcaption></figure><blockquote>
<p><em>Siempre he admirado a los exploradores, especialmente a los botánicos. Muchos, al igual que hoy en día, enfrentaron dificultades, pero ninguno pasó tantos sacrificios como Baret</em> </p>
<p>(<a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/01/120105_botanica_intrepida_baret_am">Eric Tepe</a>, 2012).</p>
</blockquote>
<p>La única imagen conocida de Jeanne Baret se encontró en el libro de viajes <a href="https://nla.gov.au/nla.cat-vn889955"><em>Navigazioni di Cook pel grande oceano ed intorno al globo</em></a> (1816-1817). <a href="https://theconversation.com/friday-essay-who-was-jeanne-barret-the-first-woman-to-circumnavigate-the-globe-146296">Como indica</a> una de sus biógrafas, Danielle Claude, se trata de una imagen alegórica: Baret viste con ropa holgada de marinero que simboliza su viaje, el ramo de flores sobre su brazo representa la botánica, y el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gorro_frigio">gorro frigio</a> sobre su cabeza alude a este símbolo de la libertad adoptado durante la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_francesa">Revolución francesa</a>.</p>
<h2>De la granja familiar a un viaje alrededor del mundo</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1072&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1072&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1072&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1347&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1347&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397141/original/file-20210426-15-1tl8ykd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1347&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Imagen alegórica de Jeanne por Giuseppe dall’Acqua en 1816.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.sea.museum/2020/07/27/the-extraordinary-circumnavigation-of-jeanne-baret">Australian National Maritime Museum</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Lamentablemente, se sabe muy poco de esta exploradora. Jeanne Baret nació el 27 de julio de 1740 en un pequeño pueblo de la Borgoña francesa. Pasó los primeros años de su vida en la granja familiar. En 1762, cuando su padre falleció, se convirtió en la niñera del hijo del naturalista <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Philibert_Commerson">Philibert Commerson</a> (1727-1773) que había enviudado. Se piensa que Jeanne aprendió botánica junto al científico que le confió la preparación de los herbarios.</p>
<p>En 1764, tras instalarse en París, Commerson fue nombrado “médico naturalista del rey”. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_XV_de_Francia">Luis XV</a> permitió al oficial de marina y explorador <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Antoine_de_Bougainville">Louis-Antoine de Bougainville</a> (1729-1811) realizar una circunnavegación del globo, que comenzaría con la misión de entregar las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Islas_Malvinas">islas Malvinas</a> a los españoles. </p>
<p>La expedición contaría con un equipo científico formado por el astrónomo <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Pierre-Antoine_V%C3%A9ron">Pierre-Antoine Véron</a> (1736-1770), el ingeniero cartógrafo <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Charles_Routier_de_Romainville">Charles Routier de Romainville</a> (1739-1808) y el naturalista Philibert Commerson. En el transcurso de ese viaje, Véron determinó la <a href="https://es.qaz.wiki/wiki/Pierre-Antoine_V%C3%A9ron">longitud del océano Pacífico</a> durante la observación de un eclipse solar producido el 13 de julio de 1768.
Por su parte, Routier actúo tanto de dibujante como de cartógrafo.</p>
<p>Un auto de fecha 15 de abril 1689 prohibía a las mujeres embarcar en naves de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Marina_Nacional_francesa">Marina Nacional francesa</a>: </p>
<blockquote>
<p>«Por orden del Rey, la presencia de mujeres en un barco de Su Majestad está prohibida, excepto para una visita breve. Se solicitará un mes de suspensión a cualquier oficial que contravenga esta orden y una suspensión de quince días para cualquier miembro de la tripulación que, él mismo, no suscriba esta orden». </p>
</blockquote>
<p>Así que Jeanne inició el viaje en l’Etoile el 1 de febrero de 1767, disfrazada de hombre bajo el nombre de “Jean Baré” y como asistente de Commerson. La fragata <em>La Boudeuse</em> era la otra nave que formaba parte de la expedición de Bougainville. </p>
<p>La vida a bordo no era sencilla para nadie, y menos para Jeanne, que no solo vestía como un hombre, sino que trabajaba como ellos para evitar sospechas. Tras tres meses, la expedición llegó a Montevideo, las islas Malvinas y Patagonia, donde por fin Baret y Commerson pudieron ejercer la botánica. Durante la travesía, el naturalista sufrió una lesión en la pierna que limitó su movilidad. Jeanne fue probablemente la responsable de recolectar la mayoría de las plantas.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=741&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=741&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=741&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/359511/original/file-20200923-20-19rkm6v.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Philibert Commerson (1727-1773).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Tras diversas peripecias –el 13 de marzo de 1773 Commerson falleció en la isla Maurice y Jeanne se vio forzada a casarse con un militar francés para poder regresar a Francia– Baret regresó a París en 1776, con más de treinta cajas selladas que contenían 5 000 especies de plantas recolectadas durante sus viajes alrededor del mundo: 3 000 de ellas eran nuevas. Estas colecciones se unieron a las del <a href="https://www.mnhn.fr/fr">Muséum d’Histoire Naturelle</a>, donde era posible consultar los manuscritos de Commerson.</p>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Georges_Louis_Leclerc">Georges Louis Leclerc, conde de Buffon</a> (1707-1788) se encargó de realizar el inventario. Posteriormente, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_de_Jussieu">Joseph de Jussieu</a> (1704-1779) y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Baptiste_Lamarck">Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet, Chevalier de Lamarck</a> (1744-1829) estudiaron la colección. </p>
<p>Este último fue el único que mencionó la importancia de la contribución de Jeanne Baret.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=624&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=624&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=624&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=785&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=785&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/397147/original/file-20210426-17-p3tmsn.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=785&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Flor de <em>Solanum baretiae</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://phytokeys.pensoft.net/articles.php?id=1403">Wikimedia Commons / Tepe E, Ridley G, Bohs L (2012) A new species of Solanum named for Jeanne Baret, an overlooked contributor to the history of botany. PhytoKeys 8: 37-47.</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Llegan los reconocimientos</h2>
<p>El trabajo de Jeanne Baret con Commerson fue reconocido oficialmente por el rey, que le concedió una pensión de 200 libras. </p>
<p>Como agradecimiento a la labor de esta botánica –y primera mujer en dar la vuelta al mundo– el biólogo <a href="https://homepages.uc.edu/%7Etepeej/EricTepe/Home.html">Eric Tepe</a> y su equipo bautizaron con su nombre a una flor, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Solanum_baretiae">la <em>Solanum baretiae</em></a>. </p>
<blockquote>
<p><em>La idea de nombrar la planta en homenaje a Jeanne Baret surgió al escuchar a la escritora Glynis Ridley. Ella mencionaba que, a pesar de las importantes contribuciones de Baret a la botánica, su nombre había caído en el olvido, y no tenía ni siquiera una planta que llevara su nombre. En mi trabajo como investigador he llevado a cabo varias expediciones a Latinoamérica en busca de especies de Solanum, y he descubierto varias especies nuevas. Se me ocurrió que Baret merecía reconocimiento por su trabajo, así que contacté a Glynis Ridley para proponerle el nombrar una de estas nuevas especies en honor a Baret, y enmendar así de alguna manera la amnesia histórica en relación a Baret</em> </p>
<p>(<a href="https://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/12/natura/1326398168.html">Eric Tepe</a>, 2012).</p>
<p><em>Debió de ser una mujer admirable, muy valiente y decidida. Disfrazarse de hombre y enrolarse en un barco para participar en una expedición de ese calibre no lo hace cualquiera. Lo que me parece más interesante es que la historia la ha retratado hasta ahora como poco más que la amante del famoso botánico Commerson, pero ahora sabemos que era una gran botánica y exploradora por derecho propio, y que sus contribuciones sin duda merecen ser reconocidas</em> </p>
<p>(<a href="https://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/12/natura/1326398168.html">Eric Tepe</a>, 2012).</p>
</blockquote>
<p>Jeanne Baret falleció el 5 de agosto de 1807, a la edad de sesenta y siete años.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo es una versión revisada de «<a href="https://mujeresconciencia.com/2016/03/23/jeanne-baret-botanica-por-derecho-propio/">Jeanne Baret, botánica por derecho propio</a>» que se publicó en el blog Mujeres con ciencia, de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/159068/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Macho-Stadler no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Esta exploradora y botánica participó en una expedición recolectando plantas. A su vuelta, se reconoció su trabajo con una pensión de 200 libras.Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1558872021-04-04T19:46:37Z2021-04-04T19:46:37ZMarie Pasteur, la ayudante invisible del bacteriólogo francés<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/393343/original/file-20210404-21-1b3eua6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C3%2C2424%2C2239&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Marie Pasteur. Fotografía de A. Edelfeldt, 1899.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Madame_Pasteur._Photograph_after_A._Edelfeldt,_1899._Wellcome_V0026987.jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span></figcaption></figure><p>El químico y bacteriólogo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Pasteur">Louis Pasteur</a> (1822–1895) es seguramente uno de los científicos más conocidos de la historia. Probablemente, sus aportaciones más destacadas sean el descubrimiento del proceso de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pasteurizaci%C3%B3n">pasteurización</a> y el desarrollo de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Pasteur#Desarrollo_de_la_vacuna">vacuna contra la rabia</a>. </p>
<p>En las numerosas biografías que le han dedicado se cita de soslayo a su esposa Marie (nacida Laurent), a la que conoció cuando trabajaba como profesor de física y química de la Universidad de Estrasburgo. Ella era la hija del rector de aquel centro. Marie y Louis contrajeron matrimonio en 1849, comenzando entonces una historia familiar marcada por varias desventuras. La pareja tuvo cuatro hijas y un hijo: Jeanne (1850-1859), Jean-Baptiste (1851-1908), Cécile (1853-1866), Marie-Louise (1858-1934) y Camille (1863-1865). </p>
<p>Como puede constatarse al observar las fechas de fallecimiento de la prole, tres de las niñas murieron prematuramente, Jeanne y Cécile debido a unas fiebres tifoideas, y la pequeña Camille de un tumor en el hígado. Probablemente estas tragedias familiares contribuyeron a que Pasteur se interesara por conocer y descifrar las dolencias de su época, aunque comenzó tardíamente a investigar sobre enfermedades infecciosas.</p>
<p>Aparte de estos detalles sobre la vida de su familia, poco más se habla de Marie. Sin embargo, la esposa de Louis Pasteur fue su asistente y colaboradora científica. Su apoyo fue esencial en el trabajo del bacteriólogo.</p>
<h2>Marie Pasteur (nacida Laurent): ayudante invisible</h2>
<p>Marie Laurent nació en 1826 en Estrasburgo. Se desconocen los detalles de su vida hasta que se casó con Louis Pasteur. Educada en un medio intelectual, curiosa, optimista e inteligente, se entusiasmó inmediatamente con las investigaciones de su marido. Así, además de sus obligaciones domésticas, se puso al servicio del científico. Marie trabajó como secretaria y redactora científica junto a Louis Pasteur, al que asistió activamente en sus experimentos. </p>
<p>Los estudiantes y colegas del bacteriólogo reconocieron la importancia de Marie en su trabajo. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89mile_Roux">Émile Roux</a> (1853-1933), cofundador y tercer director del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Instituto_Pasteur">Instituto Pasteur</a>, afirmaba que «Marie ha sido el mayor colaborador científico de Louis Pasteur, además de un apoyo moral inquebrantable».</p>
<p>Marie trabajó con el bacteriólogo en sus primeras investigaciones para la industria vinícola alrededor de 1848. En aquel momento Pasteur <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Pasteur#Isomer%C3%ADa_%C3%B3ptica">estudiaba</a> las distintas propiedades ópticas de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Polarizaci%C3%B3n_electromagn%C3%A9tica">polarización</a> del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81cido_tart%C3%A1rico">ácido tartárico</a> procedente del vino natural (o sus posos) o de la síntesis en el laboratorio. Este compuesto existía en dos formas de igual composición química pero con propiedades distintas dependiendo de su origen: el ácido tartárico derivado del vino polarizaba la luz, mientras que el producido sintéticamente no lo hacía. Esta fue la primera contribución importante a la ciencia de Pasteur; formó parte de su tesis titulada <em><a href="https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k141151t/f29.image">Études des phénomènes relatifs à la polarisation rotatoire des liquides. Application de la polarisation rotatoire des liquides à la solution de diverses questions de chimie</a></em>. El científico había descubierto la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Isomer%C3%ADa">isomería óptica</a>.</p>
<h2>Gusanos de seda</h2>
<p>Marie crió los gusanos de seda que Pasteur necesitaba para sus investigaciones sobre las enfermedades que estaban arruinando la producción de seda en el sur de Francia, una industria de enorme importancia económica en aquella época. Los gusanos de seda padecían una extraña dolencia que comenzaba con unas pequeñas manchas oscuras que detenían su crecimiento y terminaban con su muerte. </p>
<p>En 1865, el químico y político <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Baptiste_Dumas">Jean Baptiste Dumas</a> pidió ayuda a Pasteur, quien descubrió que la enfermedad se debía al hongo <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nosema_bombycis">Nosema bombycis</a></em> que infectaba tanto a los gusanos como a las hojas de morera con las que se alimentaban. Destruyó los huevos y hojas contaminadas, consiguió aislar un grupo sano y salvó de este modo la industria de la seda en su país. </p>
<p>El 19 de octubre de 1868, Louis Pasteur fue víctima de un accidente cerebrovascular que le produjo una hemiplejia izquierda. A partir de entonces, el científico tuvo grandes dificultades para moverse y uno de sus antebrazos quedó contraído de por vida. Marie fue uno de sus grandes apoyos, tanto en el terreno psicológico como en el científico.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/393201/original/file-20210401-13-1m49iea.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/393201/original/file-20210401-13-1m49iea.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/393201/original/file-20210401-13-1m49iea.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/393201/original/file-20210401-13-1m49iea.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/393201/original/file-20210401-13-1m49iea.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1040&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/393201/original/file-20210401-13-1m49iea.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1040&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/393201/original/file-20210401-13-1m49iea.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1040&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Louis y Marie Pasteur (alrededor de 1884). Imagen: Louis-François Lejeune.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Institut Pasteur</span></span>
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<p>También fue Marie Pasteur quien se hizo cargo de los niños atacados por animales con rabia y que Pasteur atendió con su <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Pasteur#Desarrollo_de_la_vacuna">tratamiento experimental</a> contra esta enfermedad. </p>
<p>Al científico le fascinaba el enigma de la rabia, una enfermedad zoonótica producida por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rhabdoviridae">un virus</a> que no podía observarse con un microscopio óptico. Entre 1881 y 1885 realizó una serie de experimentos en conejos y perros, aplicando el principio esencial de sus anteriores descubrimientos: la vacunación con patógenos atenuados. </p>
<p>En 1885 un niño mordido por un perro rabioso, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Meister">Joseph Meister</a>, fue el primer ser humano inoculado con la vacuna de Pasteur. Del 6 al 16 de julio de 1885, Joseph recibió varias inyecciones. El pequeño nunca llegó a padecer la rabia: aquella vacuna le salvó la vida. Posteriormente, Meister trabajó como vigilante del Instituto Pasteur. </p>
<h2>¿Qué hubiera sido de Louis Pasteur sin su ayuda?</h2>
<p>Además, a partir de 1895, tras la muerte de su marido, Marie se ocupó de reivindicar su figura y su trabajo.</p>
<p>Marie Pasteur falleció en 1910. Sus restos descansan en la cripta del Instituto Pasteur, junto a los de su marido. Aunque al ilustre científico le hubiera correspondido ser inhumado en el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pante%C3%B3n_de_Par%C3%ADs">Panteón de París</a>, Marie deseaba que descansara en el corazón del Instituto que fundó y en el que trabajó. </p>
<p>¿Habría conseguido Louis Pasteur todos sus éxitos científicos sin la ayuda de Marie? </p>
<hr>
<p><em>Este artículo es una versión revisada de «<a href="https://mujeresconciencia.com/2019/06/18/marie-pasteur-ayudando-al-cientifico-en-la-sombra/">Marie Pasteur, ayudando al científico en la sombra</a>» que se publicó en el blog <a href="https://mujeresconciencia.com/">Mujeres con ciencia</a>, de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/155887/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Macho-Stadler no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La esposa de Louis Pasteur fue su asistente y colaboradora científica. Su apoyo fue esencial en el trabajo del bacteriólogo. Trabajó como secretaria y redactora científica junto a Louis Pasteur, al que asistió activamente en sus experimentos. ¿Habría conseguido Louis Pasteur todos sus éxitos científicos sin la ayuda de Marie?Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1549222021-02-11T08:03:45Z2021-02-11T08:03:45ZLa historia de June Almeida<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/383113/original/file-20210208-15-1fe09ra.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1917%2C1077&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">June Almeida.</span> </figcaption></figure><figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1043&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1043&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/383110/original/file-20210208-19-1wpng4f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1043&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Julia Lermontova (1847-1919)</span>
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<p>La rusa <a href="https://mujeresconciencia.com/2014/06/06/yulua-lermontova-la-pasion-por-la-quimica/">Julia Lermontova</a>, quien acabaría siendo la primera doctora en química de la historia, hubo de salir de Rusia para poder estudiar una carrera científica. Recaló en Berlín donde, a pesar de haber sido reconocida como una científica brillante, no se le permitió asistir a clase ni trabajar en los laboratorios por ser mujer. Estudió de forma privada y finalmente pudo defender su tesis doctoral.</p>
<p>A la palentina <a href="https://mujeresconciencia.com/2014/08/27/trinidad-arroyo-villaverde-1872-1959/">Trinidad Arroyo Villaverde</a> (1872-1959) el rector de Valladolid no le permitió matricularse para estudiar medicina en 1888, a pesar de estar permitido por ley. Tras recurrir su padre a los tribunales lo consiguió, y acabó doctorándose en Madrid en 1896.</p>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/383111/original/file-20210208-19-18inw4y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/383111/original/file-20210208-19-18inw4y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=857&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/383111/original/file-20210208-19-18inw4y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=857&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/383111/original/file-20210208-19-18inw4y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=857&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/383111/original/file-20210208-19-18inw4y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1077&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/383111/original/file-20210208-19-18inw4y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1077&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/383111/original/file-20210208-19-18inw4y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1077&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Lina Stern (1878-1968).</span>
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<p>La letona <a href="https://mujeresconciencia.com/2015/07/27/una-fisiologa-judia-en-el-pais-de-los-soviets/">Lina Stern</a> hubo de emigrar a Suiza para cursar estudios universitarios por su condición de judía. En 1939 entró en la Academia de Ciencias de la URSS; fue la primera mujer que lo consiguió. Gracias a su trabajo se salvaron miles de vidas de combatientes soviéticos en la II Guerra Mundial. Su origen judío no dejó de representar un gran obstáculo para ella; fue encarcelada durante tres años y torturada en varias ocasiones. Consiguió sobrevivir y, tras ser desterrada a Siberia, y, más adelante, volver a Moscú, prosiguió su actividad científica.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=616&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=616&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=616&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=775&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=775&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/383112/original/file-20210208-17-1ic370x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=775&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Elisa Zamfirescu (1887-1973).</span>
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<p>La rumana <a href="https://mujeresconciencia.com/2014/09/01/elisa-leonida-zamfirescu-la-primera-ingeniera-de-europa/">Elisa Leonida Zamfirescu</a> tuvo que salir de su país y desplazarse a Alemania para estudiar ingeniería. Consiguió, no sin dificultad, ser aceptada en la Universidad Técnica de Berlín. En 1912 se graduó con honores, siendo denominada por el decano como “la más diligente de los diligentes”. Ella fue una de las primeras mujeres ingenieras reconocidas de la historia.</p>
<p>June Almeida (1930-2007), la científica que protagoniza la historia plasmada en el vídeo que publicamos hoy, acabó haciendo contribuciones significativas al conocimiento científico, a pesar de las dificultades que hubo de superar.</p>
<p>Hemos escogido su biografía por razones que resultarán evidentes tras conocerla, pero Almeida, junto con Lermontova, Arroyo Villaverde, Stern, o Zamfirescu, son solo algunas de las mujeres que han destacado como científicas a pesar de los obstáculos a los que se enfrentaron y que superaron.</p>
<p>El vídeo que sigue a estas líneas es un homenaje a las mujeres citadas aquí y otras muchas –de cuyas vidas se puede tener conocimiento en <a href="https://mujeresconciencia.com/categoria/vidas-cientificas/">Vidas científicas</a> (en castellano) y en <a href="https://zientziakaiera.eus/saila/emakumeak-zientzian/">Emakumeak Zientzian</a> (en euskara)– que han realizado contribuciones relevantes al conocimiento científico de la Humanidad. Son, por esa razón, figuras inspiradoras para quienes consideran la posibilidad de dedicarse profesionalmente a la ciencia o, incluso, ya han iniciado ese camino. </p>
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<figcaption><span class="caption"><em>La historia de June Almeida</em>, por
UPV/EHUko Kultura Zientifikoko Katedra - Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.</span></figcaption>
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<p>El acceso de las mujeres a una carrera científica es, entre nosotros, cada vez más equiparable al de los hombres (no así a las ingenierías), aunque todavía en muchos países las mujeres lo tienen más difícil. Pero aunque hay cada vez menos obstáculos para que las mujeres hagan una carrera profesional en ciencia, su progresión en el <em>cursus honorum</em> sigue estando limitada, como muestra <a href="https://ec.europa.eu/info/publications/she-figures-2018_en">la proporción entre hombres y mujeres en las posiciones de mayor responsabilidad y relevancia</a>.</p>
<p>Las trayectorias vitales reseñadas más arriba son ejemplos de especial desempeño y superación. Pero por muy ejemplares que sean los logros de esas y otras mujeres, de lo que se trata, precisamente, es de que una carrera científica no exija superar obstáculos de especial dificultad, sino que hombres y mujeres se encuentren con las mismas facilidades o dificultades en sus carreras profesionales. En otras palabras, se trata de que hombres y mujeres cuenten con los mismos derechos y oportunidades, de manera que ni unos ni otras deban experimentar su profesión como si de una travesía heroica se tratase.</p>
<p>Este vídeo sobre June Almeida es una aportación de la <a href="https://culturacientifica.com/catedra-de-cultura-cientifica/">Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU</a> a la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que nos recuerda la importancia de que todas las personas tengan las mismas posibilidades de disfrutar del derecho a la ciencia, incluyendo el pleno acceso a su desempeño profesional en todos sus niveles.</p>
<hr>
<p><em>La versión original de este artículo se ha publicado en el blog Mujeres con ciencia de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU. El vídeo ha sido producido por K2000 y el guión y la dirección han corrido a cargo de Jose A. Pérez Ledo.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/154922/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Ignacio Pérez Iglesias no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La científica que protagoniza la historia plasmada en el vídeo que publicamos hoy acabó haciendo contribuciones significativas al conocimiento científico, a pesar de las dificultades que hubo de superar.Juan Ignacio Pérez Iglesias, Catedrático de Fisiología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.