tag:theconversation.com,2011:/us/topics/nazismo-70350/articlesnazismo – The Conversation2024-02-05T20:20:29Ztag:theconversation.com,2011:article/2225262024-02-05T20:20:29Z2024-02-05T20:20:29ZAsí es cómo la Alemania nazi creó una sociedad de espectadores frente al horror<p>En los procedimientos judiciales de la posguerra mundial para establecer lo que había sucedido bajo el nazismo, y castigar a los autores de los crímenes, los relatos de las víctimas fueron a menudo <a href="https://global.oup.com/academic/product/reckonings-9780198811244?lang=en&cc=in#">menospreciados</a>. Sólo en 1961, con el juicio de alto nivel al criminal de guerra nazi <a href="https://www.yadvashem.org/holocaust/eichmann-trial/about.html">Adolf Eichmann</a> en Jerusalén, cambió el enfoque.</p>
<p>Para muchos supervivientes, el concepto de “testimonio del Holocausto” –relatos de lo que habían vivido– adquirió dimensiones casi sagradas. En 1989, el escritor y superviviente de Auschwitz Elie Wiesel <a href="https://www.nytimes.com/1989/06/11/movies/art-and-the-holocaust-trivializing-memory.html">argumentó</a> que no era ético que nadie, aparte de las víctimas supervivientes del Holocausto, intentara explicarlo. </p>
<p>En cierto modo, la insistencia de Wiesel en que sólo las víctimas supervivientes podían “conocer” realmente el Holocausto ha contribuido a la mistificación de este periodo histórico. Los negacionistas del Holocausto <a href="https://www.jstor.org/stable/24461408">se han apropiado indebidamente</a> de este proceso para sus propios fines. </p>
<p>Examinar las perspectivas de las no víctimas contemporáneas puede ayudarnos a comprender la violencia perpetrada como resultado, en parte, de los sistemas sociales. <a href="https://ellenpilsworthorg.wordpress.com/knowing-the-nazis/%22">Mi investigación</a> explora cómo los relatos de refugiados antinazis fueron recibidos (traducidos) por los lectores británicos de la época. </p>
<p>Dichas memorias <a href="https://jpr.winchesteruniversitypress.org/articles/10.21039/jpr.5.1.96">pueden ilustrar</a> el proceso por el cual el nazismo transformó a la población alemana en lo que la historiadora Mary Fulbrook denomina una <a href="https://global.oup.com/academic/product/bystander-society-9780197691717?cc=gb&lang=en&">“sociedad espectadora”</a>, incluso antes de que las condiciones de los tiempos de guerra normalizaran los actos de extrema violencia. </p>
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<img alt="Una fotografía de archivo de la Alemania nazi." src="https://images.theconversation.com/files/572157/original/file-20240130-23-ou6z5g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/572157/original/file-20240130-23-ou6z5g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=447&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/572157/original/file-20240130-23-ou6z5g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=447&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/572157/original/file-20240130-23-ou6z5g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=447&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/572157/original/file-20240130-23-ou6z5g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=562&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/572157/original/file-20240130-23-ou6z5g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=562&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/572157/original/file-20240130-23-ou6z5g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=562&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Ciudadanos alemanes hacen cola en las calles para ver a Hitler en Bad Godesberg am Rhein, en 1938.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-H12704,_Bad_Godesberg,_Vorbereitung_M%C3%BCnchener_Abkommen.jpg">Bundesarchiv, Bild 183-H12704</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
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<h2>Vivir en la Alemania nazi</h2>
<p>En 1939, Sebastian Haffner, cuyo verdadero nombre era Raimund Pretzel, escribió unas memorias tituladas <em>Geschichte eines Deutschen. Die Erinnerungen 1914-1933</em> (Historias de un alemán. Recuerdos 1914-1933). </p>
<p>Se publicó tras la muerte del autor en 2000, utilizando el seudónimo con el que se había hecho famoso como periodista en la Alemania Occidental de posguerra. En 2003 se publicó una traducción al inglés titulada <em>Defying Hitler</em>. El historiador Dan Stone <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1057/9780230282674_9">lo ha descrito</a> como “uno de los análisis contemporáneos más notables del nazismo y el Tercer Reich”. </p>
<p>Haffner era pasante en un despacho de abogados cuando Hitler tomó el poder. Como el régimen nazi destruyó el sistema jurídico democrático que había estudiado, se dedicó al periodismo. Su compañera, Erika Schmidt-Landry, había sido designada “judía” según las <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/the-nuremberg-race-laws">leyes raciales de Núremberg</a>. Cuando se quedó embarazada de Haffner, la pareja se marchó de Alemania a Inglaterra. </p>
<p>En el Reino Unido, Haffner empezó a escribir unas memorias sobre su vida hasta entonces, incluida su opinión sobre el ascenso del nazismo. En una escena elocuente, describe cómo se sintió cuando los colegas judíos de su bufete fueron expulsados por las tropas de asalto nazis (también conocidas como camisas pardas) el 1 de abril de 1933, el día del boicot a los judíos. Algunos colegas se paseaban nerviosos. Otros se reían con disimulo. Un colega judío simplemente hizo las maletas y se marchó. </p>
<p>Haffner escribe: </p>
<blockquote>
<p>“Mi propio corazón latía con fuerza. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo mantener el aplomo? Ignóralos, no dejes que te me molesten. Agacho la cabeza sobre mi trabajo. […] Mientras tanto, un camisa marrón se me acercó y se colocó delante de mi mesa de trabajo. ¿Eres ario? Antes de que me diera tiempo a pensar, respondí: ‘Sí’. […] La sangre se me subió a la cara. Demasiado tarde sentí la vergüenza, la derrota. […] Había fracasado en mi primera prueba. Podría haberme abofeteado a mí mismo”.</p>
</blockquote>
<p>En otra ocasión, en un campo de adoctrinamiento obligatorio para estudiantes de Derecho, Haffner es obligado a realizar el saludo hitleriano y a cantar canciones pronazis. Escribe: </p>
<blockquote>
<p>“Por primera vez tuve la sensación, tan fuerte que me dejó cierto sabor de boca: ‘Esto no cuenta. Este no soy yo. Esto no cuenta’. Y con esta sensación yo también levanté el brazo y lo mantuve estirado durante unos tres minutos”.</p>
</blockquote>
<p>El relato de Haffner ilustra el autoengaño y la negación mediante los cuales muchas personas que no apoyaron activamente el régimen nazi sobrevivieron dentro de él. En una entrevista concedida en 1989, Haffner <a href="https://www.penguin.de/Buch/Geschichte-eines-Deutschen-Als-Englaender-maskiert/Sebastian-Haffner/DVA-Sachbuch/e226084.rhd">dijo</a> que no es que todos los alemanes fueran nazis, pero tampoco que el nazismo apenas afectara a la vida cotidiana: “Era posible vivir en cierto modo junto a él.”</p>
<h2>Una sociedad espectadora</h2>
<p>Fulbrook <a href="https://global.oup.com/academic/product/bystander-society-9780197691717?cc=gb&lang=en&">ha demostrado</a> cómo los alemanes de a pie se vieron arrastrados a “procesos de complicidad”. Bajo el nazismo, permanecer al margen mientras se perpetraban actos de violencia colectiva patrocinados por el Estado se convirtió gradualmente en la norma exigida. Los riesgos de hacer lo contrario eran muy reales. “Lo que podría ser una postura moralmente loable en un régimen liberal y democrático”, escribe Fulbrook, “puede ser, en otras circunstancias, potencialmente suicida”.</p>
<p>Si alguien en 2024 juzga a los espectadores alemanes de los crímenes nazis como “culpables” por no defender a las víctimas, lo hace de acuerdo con las obligaciones morales de una democracia liberal. Sin embargo, la ascensión de Hitler al poder en 1933 marcó el fin de la democracia alemana. El Tercer Reich era un estado policial brutal. Se animaba a la gente a denunciar a los opositores al régimen. La rebeldía conllevaba el riesgo de detención, encarcelamiento o “reeducación” política en un campo de concentración bajo <em>Schutzhaft</em> (“custodia protectora”).</p>
<p>Tanto en Alemania como en la comunidad internacional, todo el mundo tuvo que entender la violencia ejercida bajo el nazismo en sus propios términos. Ni siquiera las palabras “genocidio” y “Holocausto”, con las que desde entonces se ha definido la época, estaban aún en el vocabulario de la gente. </p>
<p>El término “<a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/coining-a-word-and-championing-a-cause-the-story-of-raphael-lemkin">genocidio</a>” fue acuñado por el abogado polaco Raphael Lemkin en 1944 para describir el programa nazi de aniquilación de los judíos. “<a href="https://www.britannica.com/story/what-is-the-origin-of-the-term-holocaust">Holocausto</a>”, una palabra comparativamente más antigua, sólo empezó a utilizarse de forma generalizada para describir formalmente el genocidio perpetrado bajo el nazismo contra los judíos <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/146235200112409">a partir de finales de la década de 1950</a>.</p>
<p>Además, la segregación racial también se practicaba en otras democracias liberales de la época. Las <a href="https://www.crf-usa.org/online-lessons/black-history-month/a-brief-history-of-jim-crow">leyes Jim Crow</a> impusieron la segregación racial en los <a href="https://education.nationalgeographic.org/resource/black-codes-and-jim-crow-laws/%22">estados del sur de EE.UU.</a>. La noción de jerarquía racial sustentaba el imperio británico y otros imperios europeos. </p>
<p>Conocer las perspectivas de las no víctimas contemporáneas puede ayudarnos a entender la violencia perpetrada durante el Holocausto como un efecto de los sistemas sociales. El académico de literatura estadounidense y estudios sobre el Holocausto Michael Rothberg <a href="https://www.sup.org/books/title/?id=25356">ha defendido</a> un enfoque de la violencia histórica que tenga en cuenta las perspectivas de los “sujetos implicados”. </p>
<p>Rothberg sugiere que las categorías de héroes y villanos, víctimas y perpetradores, son inadecuadas para dar cuenta de los daños causados. Ir más allá de ellas también puede dilucidar la dinámica social destructiva de nuestro propio periodo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222526/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ellen Pilsworth recibe financiación de la British Academy y la Wolfson Foundation, y del Martin Miller and Hannah Norbert-Miller Trust</span></em></p>La población alemana se transformó bajo el nazismo en una “sociedad espectadora”, incluso antes de que las condiciones de los tiempos de guerra normalizaran los actos de extrema violencia.Ellen Pilsworth, Lecturer in German and Translation Studies, University of ReadingLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2221362024-01-31T20:58:20Z2024-01-31T20:58:20ZDescendientes de supervivientes del Holocausto explican por qué reproducen los tatuajes de Auschwitz en sus propios cuerpos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/571775/original/file-20240118-17-2tn3p3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=126%2C63%2C5152%2C3142&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Orly Weintraub Gilad con el número de Auschwitz de su abuelo, A-12599, tatuado en el brazo.</span> <span class="attribution"><span class="source">John Jeffay para The Conversation</span></span></figcaption></figure><p>Rony Cohen no recuerda en qué momento concreto fue consciente por primera vez del número que su abuela tenía tatuado en el brazo. Simplemente, siempre estuvo ahí. </p>
<p>Cohen asegura que, aunque nació bastante después del Holocausto, en cierto modo sintió como si ella misma lo hubiera vivido. Aparecía en sus sueños. Impregnaba la vida familiar, al igual que la prohibición autoimpuesta de hablar del pasado y de la ausencia de parientes, o la huella del hambre. En su familia, la comida jamás se desperdiciaba: su abuelo se acababa hasta la última miga de cada plato.</p>
<p>El impacto que el Holocausto ha tenido a través de las generaciones es profundo. Cohen forma parte de un pequeño pero creciente número de hijos y nietos de supervivientes del Holocausto que han reproducido el tatuaje del campo de exterminio de Auschwitz en su propio cuerpo. </p>
<p><a href="https://theconversation.com/elie-wiesel-survived-auschwitz-to-give-us-a-vivid-glimpse-of-the-kingdom-of-night-62024">Auschwitz</a>, en la Polonia ocupada por los nazis, era el único campo en el que a los reclusos no seleccionados para la muerte inmediata se les tatuaba un número en la piel. Dado que ese número sustituía al nombre de la persona, deshumanizándola en cierto modo, se ha convertido en el símbolo visual de los crímenes de los nazis. </p>
<p>Para Cohen, tatuarse ese número implica grabar en su piel la historia de su abuela y su propia identidad como descendiente de supervivientes del Holocausto. Dice: </p>
<blockquote>
<p>“El número es mi abuela. Es mi pasado, mis raíces, mi historia. Es lo que soy.”</p>
</blockquote>
<h2>Un gesto potente</h2>
<p><a href="https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/07255136211042453">Mi investigación</a> ahonda en las historias de aquellos descendientes que, como Cohen, han decidido replicar el tatuaje de un padre o un abuelo en su propio cuerpo. De las 16 personas con las que he hablado, 13 son de Israel y tres de Estados Unidos. </p>
<p>A medida que disminuye el número de supervivientes de los campos de concentración nazis y el Holocausto desaparece de la memoria viva, <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/07255136211042453">replicar un tatuaje de Auschwitz</a> se convierte en un gesto cada vez más potente de conmemoración encarnada y, sobre todo, de vínculos familiares y amor. </p>
<p>Las personas con las que he hablado han relatado complejos y variados procesos de toma de decisiones detrás de este potente gesto. Algunos esperaron a que muriera el padre o el abuelo superviviente. Los hubo que se tatuaron sin pedir permiso. Otros hablaron de ello con su familiar, de antemano. </p>
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<img alt="Una mujer con camisa negra y vaqueros sostiene una fotografía enmarcada." src="https://images.theconversation.com/files/570119/original/file-20240118-27-q3ao2u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/570119/original/file-20240118-27-q3ao2u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/570119/original/file-20240118-27-q3ao2u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/570119/original/file-20240118-27-q3ao2u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/570119/original/file-20240118-27-q3ao2u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/570119/original/file-20240118-27-q3ao2u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/570119/original/file-20240118-27-q3ao2u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Orly Weintraub Gilad con una fotografía de sus abuelos maternos.</span>
<span class="attribution"><span class="source">John Jeffay para The Conversation</span></span>
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<h2>Tatuajes en Auschwitz</h2>
<p>Los tatuajes de números de serie con símbolos, formas o letras se introdujeron por primera vez para los prisioneros del complejo del campo de concentración de Auschwitz en octubre de 1941, donde se tatuó a más de 400 000 personas. Las excepciones eran alemanes étnicos, austriacos, prisioneros de la policía y prisioneros polacos deportados de Varsovia durante el levantamiento de 1944, además de prisioneros judíos retenidos durante un breve periodo de tiempo a la espera de ser trasladados a otros campos. </p>
<p>Antes de los tatuajes, los números de identificación se cosían a los uniformes de los internos. Los prisioneros de guerra soviéticos fueron el primer grupo en tatuarse después de que empezara a morir un gran número de ellos y los demás prisioneros se quedaran con la ropa de los fallecidos, lo que hacía imposible llevar un registro exacto. </p>
<p>Al principio, los tatuajes se colocaban en el lado izquierdo del pecho de cada prisionero. Quienes los hacían utilizaban un sello metálico con placas intercambiables provistas de agujas que formaban números y luego frotaban tinta azul en los orificios sangrantes. Esta técnica permitía a guardias y prisioneros tatuar el número en el cuerpo de un preso en un solo movimiento.</p>
<p>En la primavera de 1942, todos los prisioneros judíos seleccionados para realizar trabajos forzados en lugar de la muerte inmediata eran tatuados. En lugar de la placa metálica, los tatuadores empezaron a utilizar una sola aguja para perforar a mano el número en la piel del prisionero y luego frotaban la tinta. </p>
<p>Los números se tatuaban en el antebrazo izquierdo de los presos. A veces también se utilizaban formas y letras para diferenciar grupos de prisioneros. Algunos judíos llevaban tatuado un triángulo bajo su número. <a href="https://theconversation.com/the-genocide-of-the-roma-and-how-commemoration-of-this-forgotten-holocaust-is-shifting-92771">A los romaníes y sinti</a> se les añadía la letra Z a su número, la primera letra de la palabra alemana (peyorativa) <em>Zigeuner</em>, utilizada en aquella época para referirse a estas comunidades. </p>
<p>Con la llegada cada vez más numerosa de judíos húngaros, en mayo de 1944 se introdujeron nuevas secuencias de dígitos. Comenzaban con el número 1 precedido por la letra A; después, cuando se necesitaban más, de la B. </p>
<p>Lo que parece indiscutible es que esta práctica era deshumanizadora. <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/07255136211042453">Como dice el escritor italiano y superviviente del Holocausto, Primo Levi,</a> en su libro de 1986, <em>Los ahogados y los salvados</em>: </p>
<blockquote>
<p>Su significado simbólico estaba claro para todos: ésta es una marca indeleble, nunca saldrás de aquí; éste es el sello con el que se marca a los esclavos y se envía al ganado al matadero, y eso es en lo que te has convertido. Ya no tenéis nombre: éste es vuestro nuevo nombre. </p>
</blockquote>
<h2>Experimentos con gemelos</h2>
<p>El número de Auschwitz ha marcado a aquellos que sobrevivieron haciéndolos siempre reconocibles para los demás. Es este reconocimiento lo que le importó tanto a Rony Cohen al hacerse su propio tatuaje: </p>
<blockquote>
<p>Estaba orgullosa de llevarme a mi abuela conmigo. Llevarme su infancia, que echara de menos a sus padres… esos momentos están en este número. Cuando alguien lo ve, sabe que esto es Auschwitz. Quiero que se note y se entienda. Que nadie dude de lo que es.</p>
</blockquote>
<p>La abuela y el tío abuelo de Cohen pertenecían a la cohorte de hermanos que se ha dado en llamar “gemelos Mengele”. El nombre se refiere al médico nazi Josef Mengele, quien se interesó por la genética racial. Primero experimentó con gemelos romaníes en lo que se conocía como el “campo gitano” de Auschwitz-Birkenau. Después le tocó el turno con prisioneros judíos que escogió del campo-ghetto de Theresienstadt, en Terezín, en el Protectorado de Bohemia y Moravia.</p>
<p>A partir de mayo de 1944, los sujetos para los experimentos de Mengele también fueron escogidos de las rampas de descarga de Auschwitz. Cohen recordó la historia que le había contado su abuela, sobre cómo llegó a Auschwitz con su hermano gemelo, de ocho años, y su madre y sus tías y todos los demás niños de la familia: </p>
<blockquote>
<p>Vieron el humo del crematorio. La familia iba caminando y alguien decía: “Gemelos, gemelos, gemelos, ¿dónde están los gemelos?”. </p>
</blockquote>
<p>En lugar de esconderlos, su madre dijo a sus tías: “Vamos a darles los gemelos”. Sus tías pensaron que estaba loca por sugerir eso, pero su madre pensó que estaba salvando a sus hijos. “Ahora voy a salvaros la vida”, les dijo a sus hijos. “Dadle un abrazo a mamá y os vais ya”. Este fue el último momento que la abuela de Cohen pudo recordar con su madre. </p>
<p>Tras pasar la selección y ser tatuados a la fuerza, los gemelos recibían a veces alimentos adicionales que les ayudaban a mantenerse con vida. Relatos de primera mano <a href="https://collections.ushmm.org/search/catalog/bib4007">describen</a> cómo Mengele daba chocolate a sus víctimas antes de llevar a cabo los experimentos más horribles. Cosía las venas de los gemelos, inyectaba sustancias químicas en testículos y espinas dorsales e introducía grandes agujas en los cráneos. </p>
<h2>Cómo ha cambiado la conmemoración del Holocausto</h2>
<p>El tatuaje del número de Auschwitz no siempre fue venerado. Tras la Segunda Guerra Mundial, los supervivientes fueron a menudo estigmatizados. Las conmemoraciones públicas celebraban la resistencia y los levantamientos. Las víctimas y los supervivientes, por el contrario, eran <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02757206.2020.1726907">retratados como débiles</a>. </p>
<p>Esa estigmatización temprana seguiría a algunos supervivientes durante toda su vida, incluso cuando la percepción pública empezó a cambiar. A algunos, como al tío abuelo de Cohen, les quitaron el número. Otros lo cubrieron con mangas largas. </p>
<p>Desde principios de la década de 1960, como muestra la historiadora francesa Annette Wieviorka en <a href="https://www.cornellpress.cornell.edu/book/9780801443312/the-era-of-the-witness/#bookTabs=1"><em>La era del testigo</em></a> (2006), las actitudes empezaron a cambiar, en parte debido a los testimonios escuchados durante el juicio de <a href="https://www.yadvashem.org/holocaust/eichmann-trial/about.html">Adolf Eichmann</a> en 1961-62. La autora <a href="https://www.newyorker.com/magazine/1963/02/16/eichmann-in-jerusalem-i">Hannah Arendt</a> <a href="https://www.newyorker.com/magazine/a-reporter-at-large/02/23/eichmann-in-jerusalem-ii">informó</a> desde el <a href="https://www.newyorker.com/magazine/1963/03/02/iii-eichmann-in-jerusalem">tribunal de distrito</a> de <a href="https://www.newyorker.com/magazine/mjn-=1963/03/09/eichmann-in-jerusalem-iv">Jerusalén</a> para la revista <a href="https://www.newyorker.com/magazine/1963/03/16/eichmann-in-jerusalem-v"><em>New Yorker</em></a>, dando así a las voces de los supervivientes una plataforma mundial. El trauma que surgió del juicio de Eichmann replanteó la supervivencia como algo heroico. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Fotografía en blanco y negro de un juicio" src="https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=504&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=504&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=504&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=634&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=634&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/570170/original/file-20240118-23-vfrt3z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=634&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Adolf Eichmann es condenado a muerte en Jerusalén el 15 de diciembre de 1961.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/61/Adolf_Eichmann_is_sentenced_to_death_at_the_conclusion_of_the_Eichmann_Trial_USHMM_65289.jpg">Wikimedia</a></span>
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<p>En 1967, Israel respondió a las amenazas de Egipto y otros países vecinos con una ofensiva que le permitió expandirse y ocupar la península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán. Más allá, el conflicto –conocido como la Guerra de los seis días– creó una afinidad entre las comunidades judías de Estados Unidos e Israel. Muchos judíos estadounidenses empezaron a abrazar sus raíces europeas y a apoyar el sionismo. </p>
<p>El libro de Wieviorka destaca la tercera (y actual) fase de la conmemoración del Holocausto, lo que ella denomina la “era de los testigos”, que surgió en la década de 1970. La gente empezó a recopilar testimonios de supervivientes, fotografías y documentación. A través de visitas a Polonia, a los campos y a los guetos, las familias empezaron a contar sus <a href="https://nyupress.org/9781479839292/the-holocaust-across-generations/">historias</a>.</p>
<p>Para algunos, la visita a Polonia desencadenó la idea de reproducir el número de Auschwitz en su propio cuerpo. En el verano de 2022, hablé con Zeev Forkosh. Ahora, a sus 38 años, tiene varios tatuajes, pero la idea del primero surgió después de ir a Auschwitz.</p>
<h2>Cuando el Holocausto desaparece de la memoria viva</h2>
<p>Museos y monumentos conmemorativos de todo el mundo se dedican a <a href="https://theconversation.com/why-we-still-need-to-teach-young-people-about-the-holocaust-90481">contar la historia</a> del Holocausto. Desde 2006, el 27 de enero de cada año se celebra el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.</p>
<p>Pero a pesar de la proliferación de arte y cultura relacionados con el Holocausto, a pesar de los libros que exponen los hechos, las investigaciones muestran que muchas personas ignoran <a href="https://www.pewresearch.org/religion/2020/01/22/what-americans-know-about-the-holocaust/">lo que ocurrió</a>. En 2021, la encuesta <a href="http://www.claimscon.org/uk-study/"><em>Global Holocaust Awareness</em></a> descubrió grandes lagunas en los conocimientos de la gente. </p>
<p>En el Reino Unido, el 52 % de los encuestados no podía especificar que seis millones de judíos habían sido asesinados, cifra que ascendía al 56 % en Austria y al 57 % en Francia. De los adultos encuestados en EE.UU. y Canadá, el 45 % y el 49 %, respectivamente, fueron incapaces de nombrar un campo de concentración o un gueto. Entre los mileniales estadounidenses, solo el 49 % podía nombrar un campo de concentración o un gueto. El Holocausto está desapareciendo de la memoria viva. </p>
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<img alt="Un hombre con camisa lila y corbata sostiene una fotografía." src="https://images.theconversation.com/files/567556/original/file-20240102-15-dlbkqi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567556/original/file-20240102-15-dlbkqi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567556/original/file-20240102-15-dlbkqi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567556/original/file-20240102-15-dlbkqi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567556/original/file-20240102-15-dlbkqi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567556/original/file-20240102-15-dlbkqi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567556/original/file-20240102-15-dlbkqi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">David Rubin con una fotografía de su abuela, Piroska ‘Perl’ Levy, y de él mismo cuando era un niño.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Alice Bloch</span></span>
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<p>Para aquellos cuya historia familiar está ligada al Holocausto, su conmemoración es a la vez pública y privada. El tatuaje que reproduce el número de Auschwitz es una forma de práctica conmemorativa que habla, visceralmente, de su propia historia familiar, pero también del imperativo de no olvidar nunca. </p>
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<img alt="Un joven y una anciana." src="https://images.theconversation.com/files/567582/original/file-20240102-17-9herb3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567582/original/file-20240102-17-9herb3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=947&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567582/original/file-20240102-17-9herb3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=947&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567582/original/file-20240102-17-9herb3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=947&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567582/original/file-20240102-17-9herb3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1190&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567582/original/file-20240102-17-9herb3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1190&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567582/original/file-20240102-17-9herb3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1190&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">David y su abuela, Piroska ‘Perl’ Levy.</span>
<span class="attribution"><span class="source">David Rubin</span></span>
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<p>Los tatuajes conmemorativos son una forma de expresar la historia de una vida. Son una cicatriz externa que <a href="https://doi.org/10.1080/07481187.2021.1983889">encarna</a> una interna. </p>
<p>Al hacer estas entrevistas, he descubierto que reproducir el tatuaje de Auschwitz es una expresión del amor que se siente hacia el familiar superviviente, y una forma de mantener vivo el recuerdo del Holocausto. Es un <a href="https://thesociologicalreview.org/podcasts/the-stigma-conversations/tattooing-and-resistance-with-alice-bloch/">acto de reivindicación</a> de una dolorosa historia familiar. Y para algunos, se trata de conexiones <a href="https://theconversation.com/from-the-manchester-bee-to-the-pompey-dot-the-psychology-of-regional-tattoos-198695">con una identidad colectiva</a>. </p>
<p>En este sentido, también se trata del futuro. Cuando ya no queden supervivientes que compartan sus historias, estos descendientes que llevan en sus cuerpos vivos los números que una vez se tatuaron a la fuerza en sus familiares serán un recordatorio vivo de a dónde pueden conducir el racismo y el odio.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222136/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alice Bloch ha recibido una subvención de BA/Leverhulme Small Research Grants en colaboración con el Departamento de Empresa, Energía y Estrategia Industrial.</span></em></p>A medida que el Holocausto desaparece de la memoria viva, este tipo de conmemoración encarnada garantiza que la gente siga hablando de lo que ocurrió.Alice Bloch, Professor of Sociology, University of ManchesterLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2150412023-12-06T20:49:49Z2023-12-06T20:49:49ZEl exilio americano de la literatura alemana<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/561332/original/file-20231123-27-jsxfh6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C10%2C1698%2C1186&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Alemanes se agolpan alrededor de un camión lleno de libros "no alemanes", confiscados de la biblioteca del Instituto de Ciencias Sexuales, para ser quemados por los nazis.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://collections.ushmm.org/search/catalog/pa1056478">United States Holocaust Memorial Museum, courtesy of National Archives and Records Administration, College Park</a></span></figcaption></figure><p>Tras el nombramiento de <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/hitler-comes-to-power">Adolf Hitler como canciller de Alemania</a> el 30 de enero de 1933, muchos escritores, artistas e intelectuales se vieron obligados a exiliarse por la amenaza que el nacionalsocialismo suponía para ellos. </p>
<p>Aunque en un principio buscaron refugio en los países vecinos, su destino final acabó siendo el continente americano –especialmente Estados Unidos y México–. Allí encontraron cobijo figuras tan imprescindibles de la literatura alemana como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Mann">Thomas Mann</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Bertolt_Brecht">Bertolt Brecht</a> o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anna_Seghers">Anna Seghers</a>, entre otros.</p>
<h2>Orígenes de una huida</h2>
<p>El ascenso al poder de los nazis provocó el fin de la República de Weimar (1918-1933), una democracia parlamentaria establecida en Alemania tras la Primera Guerra Mundial. A partir de 1930, fecha en la que los nacionalsocialistas se convirtieron en la segunda fuerza política más votada, no faltaron señales del peligro que se avecinaba. Sin embargo, la gran mayoría de la ciudadanía no fue capaz de imaginar las terribles consecuencias de un cambio con el que comienza una dictadura que llevará a Alemania a la destrucción. </p>
<p>El 10 de mayo de 1933 los nazis lanzaron la “Acción contra el espíritu no alemán”, que marcó el inicio de la persecución sistemática de escritores judíos, opositores y políticamente impopulares. En un movimiento perfectamente organizado, <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/book-burning">se quemaron en Berlín y otras ciudades universitarias las obras de numerosos autores</a>. Poco después se divulgó la primera de muchas listas de libros que debían ser retirados de las bibliotecas públicas. </p>
<p>La quema de libros fue el preludio de una dura represión para muchos escritores, periodistas y académicos. La imposibilidad de seguir ejerciendo su profesión hizo que muchos optaran entonces por abandonar Alemania. Convencidos de que el régimen nazi no duraría mucho en el poder, huyeron a países europeos colindantes como Francia, Austria o Checoslovaquia. </p>
<h2>Salir de Europa</h2>
<p>Esta esperanza desapareció en 1938 tras <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anschluss">la anexión de Austria</a>, la posterior invasión de los Países Bajos, Francia y Checoslovaquia y los acuerdos de tránsito de mercancías y tropas que <a href="https://www.bpb.de/themen/erinnerung/geschichte-und-erinnerung/39796/mythen-der-neutralitaet/">Suecia estableció con el gobierno alemán</a>. </p>
<p>Estados Unidos se convirtió entonces en uno de los pocos países que todavía ofrecía asilo a los refugiados, pese a las dificultades burocráticas en la obtención de visados. Entre 1933 y 1944 llegaron a EE. UU. <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=749027">218 298 refugiados alemanes y austriacos, de los cuales aproximadamente 110 000 eran de origen judío</a>. El presidente Roosevelt apoyó actividades diplomáticas destinadas a facilitar la llegada a EE. UU. de refugiados europeos. Esta función fue secundada por asociaciones no gubernamentales en el ámbito literario como la Sociedad germano-americana para la cultura (<a href="https://clevelandhistorical.org/index.php/files/show/5059">German-American League for Culture</a>) y la Asociación americana para la libertad de la cultura alemana (<a href="https://www.dnb.de/EN/Ueber-uns/DEA/americanguild.html">American Guild for German Culture Freedom</a>). </p>
<p>La labor de denuncia realizada por intelectuales y escritores en los países europeos continuó también en EE. UU., pese a las dificultades que representaban el desconocimiento de la lengua y de la cultura norteamericana. </p>
<h2>Mann nunca volvió a instalarse en Alemania</h2>
<p>Una de las actividades más conocidas en este sentido fueron los discursos radiofónicos de Thomas Mann (Lübeck, 1875-Zürich, 1955). </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Retrato de un hombre delgado y con gafas que apoya su barbilla en la mano." src="https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=798&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=798&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=798&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1003&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1003&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/561333/original/file-20231123-19-7uupl3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1003&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Thomas Mann en Los Ángeles, entre 1925 y 1945.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Thomas_Mann_in_Los_Angeles.jpg">UCLA / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Tras emigrar a Suiza en febrero de 1933 y haber sido desposeído de su nacionalidad en diciembre de 1936, Mann –premio Nobel de literatura en 1929 y autor de novelas tan leídas como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Los_Buddenbrook"><em>Los Buddenbrook</em></a> (1901), <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_en_Venecia_(pel%C3%ADcula)"><em>Muerte en Venecia</em></a> (1913) o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/La_monta%C3%B1a_m%C3%A1gica"><em>La montaña mágica</em></a> (1924)– se trasladó en 1938 a Estados Unidos con su familia. </p>
<p>Desde allí continuó la lucha contra Hitler en escritos y conferencias y, especialmente, <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=21682">en los discursos radiofónicos dirigidos a sus compatriotas y difundidos por la BBC entre octubre de 1940 y mayo de 1945</a>. El objetivo principal de estos breves discursos, de apenas ocho minutos de duración, era difundir la verdad sobre el nacionalsocialismo, el exterminio de los judíos y el curso real de la guerra para concienciar a los alemanes de las atrocidades y catástrofes que los dirigentes políticos habían traído al país. </p>
<p>Mann regresó a Europa en 1952. Aunque volvió de visita, se negó a instalarse de nuevo en Alemania y pasó los tres últimos años de su vida en Suiza. </p>
<h2>Brecht, sospechoso de comunismo</h2>
<p>En el exilio americano pasó también varios años Bertolt Brecht (Augsburgo, 1898-Berlín Este, 1956). </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre y una mujer saludan desde lo alto de una carroza-" src="https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=944&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=944&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=944&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1187&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1187&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/561334/original/file-20231123-29-svl4fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1187&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La carroza del Berliner Ensemble con Bertolt Brecht y Helene Weigel, en Berlín en mayo de 1954.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-24300-0049,_Bertolt_Brecht_und_Helene_Weigel_am_1._Mai.jpg">German Federal Archives / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Antes de su huida de Alemania en 1933, era ya uno de los dramaturgos más prestigiosos del país. Durante el incendio del Reichstag el 27 de febrero de 1933, Brecht huyó a través de Praga y Viena a Suiza y luego a Dinamarca. Allí escribió la obra de teatro <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Terror_y_miseria_del_Tercer_Reich"><em>Terror y miseria del tercer Reich</em></a> (1938), en la que narra la vida diaria bajo el nazismo. </p>
<p>Después de que las tropas alemanas invadieran Dinamarca, se trasladó a Suecia y Finlandia. En mayo de 1941 obtuvo un visado para Estados Unidos y se instaló en Los Ángeles en una comunidad de exiliados alemanes, <a href="https://www.marcialpons.es/libros/el-exilio-aleman-1933-1945/9788497683685/">pero nunca llegó a adaptarse al país</a>, no solo por las diferencias culturales y lingüísticas, sino también por sus <a href="https://www.dw.com/en/brecht-in-hollywood/a-5214368">intentos frustrados de establecerse como guionista en Hollywood</a>. </p>
<p>Tras ser interrogado por el Comité contra Actividades Antiamericanas <a href="https://cbamadrid.es/revistaminerva/articulo.php?id=190">bajo sospecha de pertenecer al Partido Comunista</a>, viajó a Suiza, único país que le concedió permiso de residencia. En 1948 se mudó a Berlín Este donde, junto con su esposa, Helene Weigel, fundó la compañía teatral <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Berliner_Ensemble">Berliner Ensemble</a>. </p>
<h2>Seghers, camino a México</h2>
<p>Anna Seghers (Maguncia, 1900-Berlín Este, 1983) es otra de las grandes figuras de la literatura alemana que tuvo que huir del país en 1933. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Retrato de una mujer de melena canosa sonriente." src="https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/561335/original/file-20231123-25-2q0vcl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Anna Seghers, Presidenta de la Asociación Alemana de Escritores, en la 1ª Conferencia Anual de la Asociación Alemana de Escritores del 2 al 4 de noviembre de 1966 en el Palacio de Congresos de Berlín.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-F0114-0204-004,_Berlin,_1._DSV-Jahreskonferenz,_Anna_Seghers.jpg">German Federal Archive/Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>Nacida en el seno de una familia judía, su primera novela, <a href="https://books.google.es/books/about/La_revuelta_de_los_pescadores_de_Santa_B.html?id=W-e1PQAACAAJ&redir_esc=y"><em>La revuelta de los pescadores de Santa Bárbara</em></a>, fue distinguida en 1928 con el prestigioso <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Premio_Kleist">Premio Kleist</a> de literatura.</p>
<p>Miembro del Partido Comunista Alemán, Seghers huyó a Suiza tras ser arrestada temporalmente por la Gestapo y desde allí se trasladó a París. En 1941 consiguió escapar con sus hijos en uno de los últimos barcos que salieron de Marsella y se estableció en Ciudad de México. Como ella, <a href="https://mexiko.diplo.de/mx-es/temas/kultur/pol-exil-seite/877316">fueron muchos los comunistas que llegaron a México por tener prohibida la entrada en Estados Unidos</a>. Desde allí llevaron a cabo una importante labor cultural por medio de la editorial <a href="https://luvina.com.mx/el-libro-libre-la-voz-del-exilio/">El Libro Libre</a>, el club cultural Heinrich Heine, del que Seghers fue la presidenta, y la Asociación Alemania Libre.</p>
<p>Seghers regresó a Berlín en 1947. Su piso en el barrio obrero de Adlershof aloja hoy <a href="https://www.museumsportal-berlin.de/es/museos/anna-seghers-museum/">un museo sobre su vida y su obra</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215041/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Margarita Blanco Hölscher no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Tras el ascenso del nazismo, muchos escritores alemanes tuvieron que huir a América.Margarita Blanco Hölscher, Profesora Titular de Filología Alemana, Universidad de OviedoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2094252023-07-13T17:44:43Z2023-07-13T17:44:43ZDe las palabras a los hechos: las leyes raciales del nazismo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/536585/original/file-20230710-21-5s02q9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1438%2C981&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Traslado de pacientes de la residencia de ancianos "Schloß" de Bruckberg, gestionada por la Institución de Diaconisas de Neuendettelsau, a sanatorios y residencias de ancianos estatales en el marco del programa de eutanasia "Aktion T 4".</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Aktion_T4_(Diakonie_Neuendettelsau).jpg"> Pressestelle der Diakonie Neuendettelsau</a></span></figcaption></figure><p>El 14 de julio de 1933 el gobierno de Hitler aprobó la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_para_la_prevenci%C3%B3n_de_la_descendencia_de_las_personas_con_enfermedades_hereditarias">Ley para la Prevención de Progenie con Enfermedades Hereditarias</a> con el objetivo de esterilizar a personas que eran consideradas biológicamente inferiores. </p>
<p>En principio, esta ley había sido promulgada para impedir la trasmisión de enfermedades hereditarias. Pero en realidad sirvió para llevar a cabo una política general de esterilización obligatoria, así como de exterminio, de las personas que padecían defectos físicos o mentales. </p>
<p>Adolf Hitler, <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/breviario-del-odio_978-84-939458-0-0">considerado por algunos especialistas como el gran simplificador</a>, estaba convencido de que la supremacía de los arios solo era posible a través de la regeneración y purificación de la sangre germana. </p>
<p>De ahí que dos años después, el 15 de septiembre de 1935, promulgara la “Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes” y promoviera la aplicación del <a href="https://www.eunateediciones.com/libro/las-huellas-del-silencio-aktion-t4_118050/">Programa Aktion T4</a>, en virtud del cual perdieron la vida más de 70 000 enfermos de párkinson, alzhéimer o epilepsia a los que practicaron la “eutanasia compasiva”.</p>
<p>El motivo no ofrecía lugar a dudas para los dirigentes nazis. La salud e “higiene racial” eran prioritarias. Inexcusablemente. El racismo biológico debía imponerse sacrificando los principios de igualdad, libertad o dignidad emanados del liberalismo precedente. </p>
<h2>El racismo histórico</h2>
<p>Es preciso recordar que, con anterioridad, teóricos racistas como el Conde Bufon en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Histoire_naturelle"><em>Historia Natural</em></a>, así como el Conde de Gobineau, a través del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ensayo_sobre_la_desigualdad_de_las_razas_humanas"><em>Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas</em></a> en 1853, habían defendido que la raza blanca ocupaba el nivel superior y que la mezcla racial resultaba degenerativa.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Fotografía de una mujer rubia rodeada de tres niños pequeños también rubios." src="https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=700&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=700&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=700&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=879&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=879&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/536587/original/file-20230710-27-qy0hl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=879&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Fotografía propagandística de una mujer</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Bundesarchiv_Bild_146-1973-010-31,_Mutter_mit_Kindern.jpg">Archivo Federal de Alemania / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>Sin embargo, conviene precisar a este respecto que el concepto de “raza”, al igual que el de “población”, no deja de ser tan solo una abstracción de carácter especulativo, <a href="https://theconversation.com/las-razas-humanas-no-existen-117425">que carece de correspondencia empírica alguna</a>. De hecho, el término “raza” no describe ninguna cualidad humana, específica, que sea diferenciada, y menos hace referencia a ningún dato objetivo. </p>
<p>No obstante, una vez más, <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/historia/el-mito-de-la-conspiracion-judia-mundial-norman-cohn-9788413620015/">el mito de la raza</a> tan extendido por Europa, irrumpía de nuevo. La puesta en práctica de la política racial nazi era la prueba de que los mitos, más allá de su eventual atractivo romántico o literario, pueden erigirse en armas poderosas que entrañan graves peligros. Podría decirse que están preñados de fantasmas y que son capaces de engendrar barbarie.</p>
<p>A veces, los mitos salen de las cavernas en las que hibernan, entran en acción seduciendo a las mentes y entonces se tornan mortíferos, pues se comportan, <a href="https://bibliotheques.paris.fr/musique/doc/SYRACUSE/93258/le-massacre-des-alienes-des-theoriciens-nazis-aux-praticiens-ss?_lg=fr-FR">tal y como advierten Yves Ternon y Socrate Helman</a>, “como el gas que desintegra el alma, degrada la razón y aniquila la voluntad de ser libre”.</p>
<p>No ha de extrañar que, a partir de esas coordenadas, tanto los judíos como los gitanos, los minusválidos o los enfermos mentales, fueran percibidos por el nazismo como un claro peligro para el desarrollo del ideal de la pureza genética del pueblo alemán, eje central de su proyecto político. </p>
<h2>Crisis económica y proyecto totalitario</h2>
<p>Conviene recordar que tanto la situación económica que padecía Alemania por la hiperinflación de 1923 como la crisis de 1929 acentuaron las dificultades de un país estragado tras la derrota de la Primera Guerra Mundial en un proceso de creciente inestabilidad política y fragilidad institucional. </p>
<p>La firma del Tratado de Versalles había desplazado a Alemania del puesto que ostentaba anteriormente, reservado a las grandes potencias. Previamente, el representante del gobierno británico, J. M. Keynes, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Las_consecuencias_econ%C3%B3micas_de_la_paz">había anticipado</a> las consecuencias que podrían derivarse de unas condiciones de reparación de guerra tan exigentes. A partir de entonces, numerosos desempleados, comerciantes y empresarios arruinados se dejaron seducir por las expectativas que generaba el discurso nacionalsocialista.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Cartel publicado en una revista de la Oficina de Política Racial del Partido Nazi, mientras estaban en el poder. El cartel dice: '60 000 RM es lo que esta persona que padece una enfermedad hereditaria le cuesta a la comunidad a lo largo de su vida. Conciudadano, ese es también tu dinero" src="https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=807&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=807&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=807&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1014&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1014&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/536582/original/file-20230710-16123-27ym9y.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1014&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cartel publicado por <em>Neues Volk</em>, una revista publicada por la Oficina de Política Racial del Partido Nazi, mientras estaban en el poder. El cartel dice: ‘60 000 RM es lo que esta persona que padece una enfermedad hereditaria le cuesta a la comunidad a lo largo de su vida. Conciudadano, ese es también tu dinero’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Neues_Volk_eugenics_poster,_c._1937.jpeg">Vancouver Holocaust Education Center</a></span>
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<p>Entre tanto, los dirigentes nazis se sirvieron de técnicas de propaganda de masas e hicieron uso de un lenguaje metafórico, a veces eufemístico. Hablaban en términos de “plaga” aludiendo a los judíos y de “bacilos” o “bacterias” para referirse a los gitanos, y los consideraban nocivos para el organismo social, es decir para la salud del Estado. </p>
<p>La expresión habitual de “sobres vacíos” o “cuerpos sin alma” asignada a los enajenados mentales, así como “<a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/wannsee-conference-and-the-final-solution">solución final</a>” para apelar al holocausto, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/LTI._La_lengua_del_Tercer_Reich">formaban parte de una estrategia planificada</a> que perseguía como objetivo vaciar de contenido y alterar el significado de las palabras. </p>
<h2>Advertencias del riesgo totalitario.</h2>
<p>Pocos autores como el escritor judío de origen austríaco Stefan Zweig fueron capaces de hacer público, antes de la llegada al poder del nacionalsocialismo, el grave riesgo en el que estaba incurriendo Alemania. </p>
<p>En reiteradas ocasiones advirtió que el gobierno del país podía caer en manos de un régimen totalitario de carácter fascista, tal y como sucedía ya en Italia. Esto haría retroceder al continente europeo a periodos históricos de crueldad y violencia prácticamente olvidados. </p>
<p>Sus palabras siguen siendo tan expresivas como elocuentes <a href="https://www.acantilado.es/catalogo/el-mundo-de-ayer/">cuando afirmaba</a>, para referirse al ambiente que impregnaba el avance de la ideología nazi: “la mentira extiende descaradamente sus alas y la verdad ha sido proscrita; las cloacas están abiertas y los hombres respiran su pestilencia como un perfume”.</p>
<p>Del mismo modo, el creador del psicoanálisis Sigmund Freud, igualmente judío de origen, <a href="https://www.amorrortueditores.com/papel/9789505185757/Obra+completa+(25+vol%C3%BAmenes)">había manifestado</a>, antes huir de Viena para vivir en Londres: “Nunca se sabe adónde se irá por ese camino. Primero uno cede en las palabras, después poco a poco en la cosa misma”.</p>
<p>Han pasado ya nueve décadas, pero el deber de recordar aquellos hechos ignominiosos se ha convertido en un imperativo moral que no podemos eludir. Ignorarlos u olvidarlos sería un acto de negligencia. Máxime, teniendo en cuenta la fuerza que está adquiriendo en los últimos años el discurso xenófobo y ultranacionalista de la extrema derecha.</p>
<p>En última instancia, <a href="https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/294919-libro-cuadernos-de-lanzarote-i-1993-1995-9788420460680">tal y como advertía el Premio Nobel de Literatura</a> José Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/209425/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco Javier Blázquez Ruiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hace ochenta años, el 14 de julio de 1943, el gobierno de Hitler aprobó una ley con el objetivo de esterilizar a personas que eran consideradas biológicamente inferiores.Francisco Javier Blázquez Ruiz, Catedrático de Filosofía el derecho. Bioética e Inteligencia artificial, Universidad Pública de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2072372023-06-12T19:27:46Z2023-06-12T19:27:46ZCien años de la mirada de Judith Kerr, la escritora a la que Hitler robó el conejo rosa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/530602/original/file-20230607-24-jk24se.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1599%2C1063&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotograma de la película 'El año que dejamos de jugar', adaptación cinematográfica de la novela 'Cuando Hitler robó el conejo rosa'.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmaffinity.com/es/filmimages.php?movie_id=739432">FilmAffinity</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“¿Lo hemos pasado bien, verdad?” </p>
</blockquote>
<p>Estas son las últimas palabras que escribió Judith Kerr. Cierran su libro <a href="https://www.harpercollins.com/products/mummy-time-judith-kerr?variant=32233568272418"><em>Mummy Time</em></a>, que fue publicado por HarperCollins en el 2016. Expresan su filosofía de vida y podríamos ahora, quizás, interpretarlas como una despedida.</p>
<p>Para Kerr, <a href="https://www.bbc.com/news/entertainment-arts-36722302">galardonada en 2016 con el BookTrust Lifetime Achievement Award</a> que premiaba su larga trayectoria como <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6834882">escritora e ilustradora de libros infantiles</a>, la vida no siempre fue fácil.</p>
<h2>Una niña que dibuja y escribe</h2>
<p>Judith Kerr nació en Berlín en 1923. Dada su condición judía, con el surgimiento del partido nazi ella y su familia se vieron obligados a huir a otros países para poder sobrevivir. Tras pasar por Suiza y Francia se asentaron definitivamente en Inglaterra. Allí la niña aprendió perfectamente la lengua inglesa que elegiría para su escritura.</p>
<p>Sin embargo, en un principio su don principal era el dibujo. Cuando tuvieron que dejar Alemania precipitadamente y solo pudo llevarse un objeto, ella escogió su caja de pinturas.</p>
<p>En Londres estudió en la Central School of Art. La mayoría de los profesores reconocieron su talento e incluso le permitieron faltar a clases para recorrer la ciudad observando a los transeúntes y retratándolos en las calles y los parques. Solo suspendió una asignatura, ¡la de Ilustración!</p>
<p>Trabajando como secretaria en la BBC conocería en la cantina al prestigioso guionista <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nigel_Kneale">Nigel Kneale</a>. Con él se casaría y tendría hijos. En ese ambiente de armonía y estabilidad comenzó a crear sus originales cuentos ilustrados, llenos de magia y pensados para sus niños.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dibujo de una niña y un tigre sentados a la mesa." src="https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=757&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=757&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=757&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=951&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=951&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/530605/original/file-20230607-23-5fud0v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=951&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Portada del libro <em>El tigre que vino a tomar el té</em>, de Judith Kerr.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.harpercollinsiberica.com/products/el-tigre-que-vino-a-tomar-el-te">HarperCollins Ibérica</a></span>
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<p>Podemos gracias a ella leer la serie de libros de la gata Mog –inspirada en su propio gato– que comenzó con <a href="https://www.harpercollinsiberica.com/products/mog-la-gata-despistada-1"><em>Mog, la gata despistada</em></a>; divertidos episodios como <em>How Mrs. Monkey Missed the Ark</em>, donde cuenta cómo la protagonista se retrasa en entrar en el arca de Noé mientras prepara el pícnic; <em>Goose in a Hole</em>, protagonizado por un ganso; relatos divertidos sobre la vida nocturna de los animales en <em>One Night in the Zoo</em>, etc.</p>
<p>Pero la obra por la que se dio a conocer en todo el mundo fue <a href="https://www.harpercollinsiberica.com/products/el-tigre-que-vino-a-tomar-el-te"><em>El tigre que vino a tomar el té</em></a>. Continúa siendo editada sin interrupción desde 1968 y ha sido traducida a multitud de idiomas. Es una obra tierna y llena de magia que podríamos calificar de surrealista. ¿Un tigre enorme de rayas que llama a la puerta y que nos vacía la nevera? </p>
<h2><em>Cuando Hitler robó el conejo rosa</em></h2>
<p>Otro de sus libros más conocidos, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cuando_Hitler_rob%C3%B3_el_conejo_rosa"><em>Cuando Hitler robó el conejo rosa</em></a>, supondría una empresa totalmente diferente. </p>
<p>Dirigido al público infantil y juvenil, se trata de un relato autobiográfico que posteriormente se convertirá en el inicio de una trilogía junto con <em>En la batalla de Inglaterra</em> y <em>A Small Person Far Away</em>, editados bajo el título de <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Out_of_the_Hitler_Time#When_Hitler_Stole_Pink_Rabbit"><em>Out of the Hitler Time</em></a>. En ellos habla de su infancia y juventud con la invasión nazi como telón de fondo.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un conejo rosa gigante llora mientras observa a una niña a lo lejos." src="https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1021&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1021&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1021&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1283&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1283&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/530611/original/file-20230607-29-hvblhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1283&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Portada de la novela <em>Cuando Hitler robó el conejo rosa</em>, de Judith Kerr.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Alfaguara</span></span>
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<p>En la narración oímos la voz de Anna, la protagonista, que de manera inocente nos va desvelando los horrores del nazismo a la vez que nos cuenta con frescura y naturalidad su vida cotidiana. Los días están llenos de sorpresas y retos, porque cada poco está en un país diferente –Anna replica la huida de Kerr y su familia por Suiza, Francia e Inglaterra–, porque el idioma es otro y porque no tienen dinero y no pueden comprarse ropa ni zapatos.</p>
<p>Como la autora, Anna es una artista. Desde el primer momento vemos cómo la pintura ocupa un lugar importante en su tiempo, igual que hace la escritura. Comienza realizando dibujos de colores vivos y más adelante los acompaña con poemas breves.</p>
<p>Sin embargo, Anna también es una niña que vive con la amenaza de una realidad angustiosa. Cuenta cómo un día escucha que un profesor capturado por los nazis ha perdido la cabeza tras dos meses detenido. Los nazis le habían encadenado a una perrera, le daban para comer sobras en un plato para perros, le impedían tocar la comida con las manos y le obligaban a ladrar cada vez que alguien pasa por delante de la puerta… </p>
<p>Kerr escribe que “De repente fue como si un muro negro se hubiera alzado ante los ojos de Anna. ¡No podía respirar! En el futuro procuraría no pensar nunca en Alemania”.</p>
<p>A lo largo del relato se intercalan episodios como este, que la protagonista no comprende y le entristecen, con los logros, sorpresas y éxitos de una vida corriente: su hermano Matthew obtiene el premio de excelencia en el liceo francés, ella aprueba la reválida en la escuela, aceptan el guion del padre para rodar una película en el Reino Unido…</p>
<p>Kerr habla también de la amistad. Cuenta cómo la familia celebra por todo lo alto el catorce de julio con los amigos en Francia, bebiendo vino y cantando la Marsellesa por las calles; los momentos íntimos con su madre tomando un pastel en una cafetería de París; la sesión triple del cine matinal…</p>
<p><em>Cuando Hitler robó el conejo rosa</em> revela el despertar de una niña a la vida, a las emociones, y cómo poco a poco va encontrando su camino a través de la pintura y la literatura.</p>
<h2>Últimas obras</h2>
<p>En 2011, Kerr publicó <a href="https://books.google.es/books/about/My_Henry.html?id=nmAUkgAACAAJ&redir_esc=y"><em>My Henry</em></a>, como un homenaje a su marido fallecido en 2006. En él encontramos un tono diferente al resto de sus libros, aunque sigue centrándose en buscar el lado positivo de todas las situaciones, en este caso destacando la amistad que surge entre las viudas.</p>
<p>Su último libro presenta una parodia de la sociedad actual y su dependencia del teléfono móvil. <em>Mummy Time</em> cuenta la historia de una madre y su hijo pequeño, que van al parque “a pasar un rato juntos”. Mientras el niño vive un sinfín de aventuras, ella se queda toda la tarde sentada en un banco hablando por teléfono. La narración entrelaza la conversación de la mujer con las actividades del pequeño. Cuando al final el niño aparece, ya agotado, la madre le dice: “¿Lo hemos pasado bien, verdad?”.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Retrato de una mujer sonriente de pelo blanco." src="https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/530606/original/file-20230607-27-w58fmz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Judith Kerr en septiembre de 2016 en el 16th Festival de Literatura de Berlín.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Judith_Kerr_on_September_15,_2016_at_the_International_Literature_Festival_Berlin.jpg">Christoph Rieger / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>En sus últimas entrevistas, Judith Kerr aparecía jovial, alegre, optimista, con ilusión por la vida y siempre inteligente y creativa. </p>
<p>El éxito mundial de la escritora a lo largo de los años y la fabulosa acogida que siempre recibió por parte del lector infantil se explican sin duda por su calidad artística, su entrega y su vocación.</p>
<p>Pero, sobre todo, por su pasión por la literatura, la pintura y su capacidad para ver a través de los ojos del niño.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207237/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Patricia Martín Ortiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Se cumplen cien años del nacimiento de Judith Kerr, autora de referencia en la literatura infantil y juvenil, gracias a los libros ‘El tigre que vino a tomar el té’ o ‘Cuando Hitler robó el conejo rosa’.Patricia Martín Ortiz, Profesor del Departamento de Filología Inglesa., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2071772023-06-11T20:32:21Z2023-06-11T20:32:21ZAsí fue la persecución a las personas trans en la Alemania nazi<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/530544/original/file-20230607-19-tu4xz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1920%2C1500&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Clientes del Eldorado, un popular cabaret LGBTQ de Berlín durante los años de Weimar.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/germany-berlin-schoeneberg-transvestites-men-dressed-as-news-photo/542862377?adppopup=true">Herbert Hoffmann/ullstein bild via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>En otoño de 2022, un tribunal alemán atendió <a href="https://www.tagesspiegel.de/berlin/prozess-um-tweet-zu-ns-verbrechen-umstrittene-biologin-der-humboldt-uni-unterliegt-vor-gericht-8863906.html">un caso inusual</a>. Se trataba de una demanda civil que surgió de una disputa en Twitter sobre si las personas transgénero habían sido víctimas del Holocausto. Aunque ya no hay mucho debate sobre si <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/series/gay-men-and-lesbians-under-the-nazi-regime">los gays y las lesbianas fueron perseguidos</a>, ha habido muy pocos estudios sobre las personas trans durante este periodo. </p>
<p>El tribunal tomó declaración a historiadores expertos, entre los que me incluyo, antes de concluir que las pruebas históricas demuestran que las personas trans fueron, efectivamente, <a href="https://www.tagesspiegel.de/berlin/prozess-um-tweet-zu-ns-verbrechen-umstrittene-biologin-der-humboldt-uni-unterliegt-vor-gericht-8863906.html">perseguidas por el régimen nazi</a>. </p>
<p>Se trata de un caso importante porque fue la primera vez que un tribunal reconoció dicha persecución. Unos meses después, el Bundestag, el parlamento alemán, emitió una declaración oficial <a href="https://www.advocate.com/news/holocaust-lgbtq-victims-german-parliament#rebelltitem1">reconociendo a las personas trans y cisgénero <em>queer</em> como víctimas del fascismo</a>. </p>
<p>Hasta hace pocos años, apenas se había investigado sobre las personas trans durante el nazismo. Algunos historiadores, entre los que me incluyo, estamos descubriendo ahora más casos, como el de Toni Simon. </p>
<h2>Ser trans durante la República de Weimar</h2>
<p>En 1933, el año en que Hitler tomó el poder, la policía de Essen (Alemania) revocó el permiso de Toni Simon para vestirse de mujer en público. Simon, que rondaba los 40 años, llevaba muchos años viviendo como mujer.</p>
<p>La República de Weimar, el gobierno democrático que existía antes de Hitler y que era más tolerante, reconocía los derechos de las personas trans, aunque de forma limitada y a regañadientes. Así, <a href="https://doi.org/10.1093/pastj/gtac018">la policía concedía a las personas trans permisos</a> como el que tenía Simon. </p>
<p>En los años 30, a las personas trans se las llamaba “<a href="https://www.jstor.org/stable/23269669">travestis</a>”, un término que hoy resulta ofensivo pero que en aquella época se aproximaba a lo que hoy se entiende por “transgénero”. </p>
<p>Los permisos policiales se llamaban “certificados de travesti”, y eximían a una persona de las leyes contra el travestismo. Bajo la República, <a href="https://doi.org/10.1093/pastj/gtac018">las personas trans también podían cambiar de nombre legalmente</a>, aunque tenían que elegir de una lista corta y preaprobada. </p>
<p>En Berlín, las personas transgénero publicaban varias revistas y tenían un club político. Algunas glamurosas mujeres trans trabajaban en el internacionalmente famoso <a href="https://perspectives.ushmm.org/item/photo-of-the-eldorado-club">cabaret Eldorado</a>. El sexólogo <a href="https://theconversation.com/the-early-20th-century-german-trans-rights-activist-who-transformed-the-worlds-view-of-gender-and-sexuality-106278">Magnus Hirschfeld</a>, que dirigía el <a href="https://magnus-hirschfeld.de/ausstellungen/institute/">Instituto de Ciencias Sexuales</a> de Berlín, defendía los derechos de las personas transgénero. </p>
<p>Pero el ascenso de la Alemania nazi destruyó este ambiente relativamente abierto. Los nazis cerraron las revistas, Eldorado y el instituto de Hirschfeld. La mayoría de los “certificados de travesti”, como el de Toni Simon, fueron revocados. En el caso de mantenerlos, las personas a quienes se los habían concedido vieron con impotencia cómo la policía se negaba a respetarlos. </p>
<p>Aquello fue sólo el principio de los problemas.</p>
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<img alt="Dos policías frente a un club nocturno clausurado, del que cuelgan pancartas nazis en la ventana." src="https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pancartas nazis cuelgan de las ventanas del antiguo club nocturno Eldorado.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://perspectives.ushmm.org/item/photo-of-the-eldorado-club">Landesarchiv Berlin/U.S. Holocaust Memorial Museum</a></span>
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<h2>Medidas draconianas contra las personas trans</h2>
<p>Durante el régimen de Hitler, las personas transgénero no se utilizaban como cuña política como hoy en día. Apenas se mencionaban públicamente. Sin embargo, lo que los nazis decían sobre ellas era escalofriante. </p>
<p>El autor de <a href="https://worldcat.org/en/title/459879607">un libro de 1938</a> sobre “el problema del travestismo” escribió que, antes de que Hitler estuviera en el poder, no había mucho que se pudiera hacer con las personas trans, pero que “ahora”, en la Alemania nazi, se les podía meter en campos de concentración o someter a castración forzosa. Eso era bueno, creía, porque su “mentalidad asocial” y su supuestamente frecuente “actividad delictiva” justificaba “medidas draconianas por parte del Estado”. </p>
<p>Toni Simon era una persona valiente. Conocí su expediente policial cuando investigaba este asunto en el <a href="https://collections.ushmm.org/search/">Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos</a>. La policía de Essen conocía a Simon como la atrevida propietaria de un club clandestino donde se reunían personas LGBTQ. A mediados de la década de 1930, fue llevada a los tribunales por criticar al régimen nazi. Para entonces, la Gestapo ya estaba harta de ella. Simon era un peligro para la juventud, escribió un oficial. Un campo de concentración era “absolutamente necesario”. </p>
<p>No estoy seguro de lo que le ocurrió a Simon. Su expediente termina abruptamente, con la Gestapo planeando su arresto, pero no hay documentos que confirmen que se llevara a cabo. Con suerte, evadió a la policía. </p>
<p>Otras mujeres trans no escaparon. En el <a href="https://www.hamburg.de/bkm/hamburg-state-archive/">Archivo Estatal de Hamburgo</a> leí sobre H. Bode, que a menudo aparecía en público vestida de mujer y salía con hombres. Bajo la República de Weimar, tenía un certificado de travesti. La policía nazi la persiguió por “travestismo” y por mantener relaciones sexuales con hombres. La consideraban de género masculino, por lo que sus relaciones eran homosexuales e ilegales. La enviaron al campo de concentración de Buchenwald, donde fue asesinada. </p>
<p><a href="https://www.youtube.com/watch?v=G-7hHzmCAjg">Liddy Bacroff</a>, de Hamburgo, también tenía un certificado de travesti durante la República. Se ganaba la vida vendiendo sexo a clientes masculinos. Después de 1933, la policía la persiguió. Escribieron que era “fundamentalmente travesti” y una “delincuente moral de la peor calaña”. Ella también fue enviada a un campo, Mauthausen, y asesinada.</p>
<h2>Las personas trans alemanas estaban mal consideradas</h2>
<p>Durante mucho tiempo, el público no conoció las historias de las personas trans en la Alemania nazi. </p>
<p>Las historias anteriores tendían a clasificar erróneamente a las mujeres trans, lo que resultaba extraño: cuando se leen las actas de sus interrogatorios policiales, a menudo son notablemente claras sobre su identidad de género, a pesar de que no ayudaban en nada a sus casos al hacerlo. </p>
<p>Bacroff, por ejemplo, dijo a la policía: “Mi sentido de mi sexo es plena y completamente el de una mujer”. </p>
<p>También hubo confusión por algunos casos que, por casualidad, salieron a la luz primero. En estos casos, la policía actuó con menos violencia. Por ejemplo, hay <a href="https://doi.org/10.1093/hwj/dbr021">un conocido caso de Berlín</a> en el que la policía renovó el “certificado de travesti” de un hombre trans después de que pasara algunos meses en un campo de concentración. Al principio, los historiadores tomaron este caso como representativo. Ahora que tenemos muchos más datos, podemos ver que se trata de un caso atípico. Normalmente, la policía revocaba los certificados.</p>
<h2>EE. UU. prohibe la atención sanitaria de afirmación de género</h2>
<p>Hoy se intensifican los ataques de la derecha contra las personas trans en países como Estados Unidos. Aunque la <a href="https://www.aap.org/en/news-room/news-releases/aap/2018/aap-policy-statement-urges-support-and-care-of-transgender-and-gender-diverse-children-and-adolescents/">Academia Estadounidense de Pediatría</a> y todas las asociaciones médicas importantes aprueban la atención sanitaria de afirmación de género para los niños trans, los políticos republicanos la han <a href="https://www.hrc.org/resources/attacks-on-gender-affirming-care-by-state-map">prohibido en 19 estados, y aún hay más que se disponen a prohibirla</a>. </p>
<p>La medicina de afirmación de género tiene ya más de cien años, y sus raíces se remontan a la Alemania de Weimar. Nunca antes se había restringido legalmente en EE. UU. Sin embargo, <a href="https://www.npr.org/2023/04/24/1171293057/missouri-attorney-general-transgender-adults-gender-affirming-health-care">Missouri la ha prohibido básicamente para los adultos</a>, y otros estados están tratando de restringir la atención a los adultos. Una gran cantidad de <a href="https://www.aclu.org/podcast/why-and-how-trans-hate-is-spreading">otros proyectos de ley antitrans</a> se están tramitando en las legislaturas estatales.</p>
<p>Los ataques contra las personas trans no son nada nuevo, y muchos de ellos están sacados directamente del manual nazi.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207177/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laurie Marhoefer recibe financiación de la Holocaust Education Foundation (Northwestern University), Stroum Center for Jewish Studies (University of Washington).
</span></em></p>Los historiadores están sacando a la luz las experiencias, muchas de ellas durísimas, de las personas trans durante el nazismo.Laurie Marhoefer, Jon Bridgman Endowed Professor of History, University of WashingtonLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1965912022-12-20T18:14:43Z2022-12-20T18:14:43ZVolver a Stalingrado 80 años después<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/501840/original/file-20221219-26-fzk3nw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2159%2C773&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Soldados rusos durante la batalla de Stalingrado en febrero de 1943. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:RIAN_archive_44732_Soviet_soldiers_attack_house.jpg">Wikimedia Commons / RIA Novosti archive</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Por estas fechas, hace exactamente 80 años, se combatía de manera encarnizada en los edificios destruidos de la ciudad rusa hoy renombrada Volgogrado. </p>
<p>En el marco de la Segunda Guerra Mundial, el 22 de junio de 1941, Hitler había dado luz verde al inicio de la <a href="https://historia.nationalgeographic.com.es/a/operacion-barbarroja-y-defensa-moscu-durante-ii-guerra-mundial_15825">Operación Barbarroja</a>, la invasión de la Unión Soviética, reuniendo a un gigantesco ejército para alcanzar su sueño imperial. E infravalorando a su oponente, calculó que en poco menos de seis meses derrotaría al gigante soviético y configuraría, de este modo, su imperio de los mil años (lo que duraría el <a href="https://www.unebook.es/es/libro/el-tercer-reich_159301">Tercer Reich</a>, en el ideario fantasioso de Hitler), forzando la claudicación de Gran Bretaña, e instaurando una paz germana en Europa.</p>
<p>Sin embargo, esos planes tan fantasiosos fallaron. La inmensidad del espacio a conquistar y la tenaz lucha de su adversario soviético, que pugnaba por su supervivencia contra las criminales políticas nazis, hicieron no solo que no pudieran tomar Moscú, sino que se quedaran lejos de acabar con la resistencia bolchevique. La campaña militar de 1941 fracasó, pero la guerra continuaría. </p>
<h2>La Operación Azul</h2>
<p>Así, en el verano de 1942, tras haber logrado la toma de Sebastopol y la península de Crimea, se le encomendaría al VI Ejército de Von Paulus iniciar la denominada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fall_Blau">Operación Azul</a>, cuyos objetivos eran ocupar todo el Cáucaso y Stalingrado. Tras la debacle sufrida ante las puertas de la capital rusa, Hitler centró su objetivo en el Cáucaso, para tener acceso directo a las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_C%C3%A1ucaso">fuentes de petróleo de la regiones</a> de Maikop, Bakú y Grozni.</p>
<p>La <a href="https://www.esferalibros.com/libros/el-ejercito-de-hitler/">Wehrmacht</a> (denominación del ejército alemán durante la guerra) padecería durante toda la contienda una carestía crónica de combustible, piedra angular de los ejército modernos. El 21 de agosto de 1941, los nazis plantaban la esvástica en el monte Elbrus, alcanzando la cima más alta de Europa. </p>
<h2>Un símbolo de resistencia</h2>
<p>No fueron más lejos. Más al norte, la ocupación de Stalingrado, junto al Volga, estaba prevista como un objetivo secundario, debido a las dificultades que implicaba la lucha callejera; pero pronto se iba a convertir en el símbolo de la contumaz resistencia soviética. </p>
<p>La conquista de la urbe industrial pasaría a ser prioritaria para Hitler y se convertiría en un terrible pulso que centraría todos los esfuerzos y recursos del mando alemán; un grandísimo error que sería aprovechado por Stalin. </p>
<p>La superioridad táctica alemana, aquí, quedó invalidada, y el desgaste alemán se cobró un alto peaje en hombres y material insustituible, teniendo que conquistar palmo a palmo, en un auténtico solar de ruinas y cascotes que favorecía la resistencia numantina soviética. </p>
<h2>Más de medio millón de muertos civiles</h2>
<p>Por desgracia, también, el peaje civil fue muy elevado. De los 600 000 habitantes que fueron obligados a quedarse por orden de Stalin para enardecer la resistencia (solo se evacuó la industria armamentística), entre muertos y posteriores evacuaciones solo quedarían <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-stalingrado/196839">9 796 almas</a> desangeladas (entre ellos 994 niños) que resistieron hasta el final de los combates.</p>
<p>En todo caso, los alemanes se enfrentaron a su peor pesadilla en una batalla urbana (se denominaría como guerra de ratas, <em>Rattenkrieg</em>), y aunque lograron apoderarse de cerca del 90 % de aquel páramo de dolor y muerte, la ciudad, pese a todo, no cayó. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Una familia huye de Stalingrado en octubre de 1942.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-J19568,_Bei_Stalingrad,_russische_Fl%C3%BCchtlinge.jpg">Wikimedia Commons / Bundesarchiv / Friedrich Gehrmann</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<h2>Invicta, a un alto precio</h2>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Vasili_Chuikov">Vasili Ivánovich Chuikov</a>
(el mismo que recibió personalmente la rendición de las fuerzas alemanes en Berlín, el 2 de mayo de 1945) fue el oficial soviético encargado de impedir que eso sucediera, adoptando órdenes draconianas: miles hombres y mujeres se sacrificarían para impedir la conquista alemana (surgiendo figuras legendarias como el <a href="https://www.unebook.es/es/libro/memorias-de-un-francotirador-en-stalingrado_232689">francotirador Záitsev</a>).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=551&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=551&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=551&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El general Chuikov y francotirador Vasiliy Zaytsev en 1943.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:General-Chujkov_snaiper-Zaicev.jpg">Wikimedia Commons / Georgy Zelma</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Mientras tanto, el mariscal <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-grandes-batallas-de-la-ii-guerra-mundial/111943">Zhúkov</a> prepararía y orquestaría una letal ofensiva oculta a los alemanes: la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Urano">Operación Urano</a>. En la fría madrugada del 19 de noviembre de 1942, dos fuertes pinzas acorazadas aplastaron los débiles flancos del Eje, guarnecidos por unidades italianas, rumanas y húngaras, cercando a un exhausto VI Ejército. </p>
<p>El éxito fue completo. Un cinturón de acero se cernió sobre la ciudad, unos 250.000 soldados del Eje se vieron inmovilizados y atrapados. Justo cuando parecía que estaban tan cerca de lograr culminar su tarea, la suerte de las armas germanas se alteró por completo. </p>
<h2>La rendición alemana</h2>
<p>Aunque Hitler encomendaría al mariscal de campo Von Manstein liberar a las tropas cercadas, no se lograría. Nada pudo librar al comandante supremo del VI Ejército, von Paulus, de rendirse el 31 de enero de 1943. le quedaban 91.000 supervivientes, de los que solo 5.000 regresarían de Siberia tras el fin del conflicto.</p>
<p>El shock de la derrota fue un mazazo para la opinión pública alemana, imbuida de la mística nazi de la invencibilidad de sus ejércitos, que consideraría, por primera vez, seriamente la posibilidad de que podrían perder la contienda.</p>
<h2>Un lugar histórico</h2>
<p>Stalingrado iba a ocupar un lugar especial en la memoria soviética, tanto por su capacidad de resiliencia (aunque el tributo en sangre fue espantoso) como por devolver a los alemanes su propia medicina, utilizando contra ellos sus exitosas tácticas militares. </p>
<p>Aún los soviéticos tendrían que aprender más duras lecciones, pero la balanza bélica se decantaba claramente a su favor. Hitler había sobrevalorado sus fuerzas e infravalorado a sus enemigos. Fue el principio del fin para el Tercer Reich. </p>
<h2>Objeto de análisis reciente</h2>
<p>Aún en la actualidad, Stalingrado sigue ostentando en el acervo popular un lugar de reconocimiento enorme contra el nazismo. De hecho, el reciente libro de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Xos%C3%A9_Manoel_N%C3%BA%C3%B1ez_Seixas">Xosé M. Núñez Seixas</a>, sobre la memoria de los países europeos de la Segunda Guerra Mundial destaca por su título: <a href="https://www.galaxiagutenberg.com/producto/volver-a-stalingrado-2/"><em>Volver a Stalingrado</em></a>. </p>
<p>Se han publicado otras excelentes crónicas sobre lo ocurrido, como los de <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/la-batalla-por-stalingrado_978-84-08-06181-6">Craig</a> y <a href="https://www.unebook.es/es/libro/stalingrado_232791">Beevor</a> o la <a href="https://www.despertaferro-ediciones.com/revistas/numero/df-contemporanea-no-2-stalingrado-i-el-asalto-de-la-wehrmacht/">tetralogía de Stalingrado</a> (desde un punto de vista militar), de David M. Glantz y Jonathan M. House, así como el de Jochen Hellbeck, <a href="https://www.galaxiagutenberg.com/producto/stalingrado/"><em>Stalingrado</em></a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cartel de ‘Lucharon por la patria’, (Sergei Bondarchuk, URSS, 1975),</span>
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<h2>Material de ficción</h2>
<p>Tampoco podemos olvidar de la épica novela de Vasili Grossman, publicada íntegramente hace poco en castellano, <a href="https://www.galaxiagutenberg.com/producto/stalingrado-4/"><em>Stalingrado</em></a>; o la ingente filmografía que se ha producido a este respecto desde el punto de vista alemán, ruso–soviético o italiano, en filmes como <a href="https://www.imdb.com/title/tt0051376/?ref_=fn_al_tt_1"><em>El médico de Stalingrado</em></a> (Geza von Radványi, RFA, 1958), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0051749/?ref_=nm_knf_t_1"><em>Stalingrado: batalla en el infierno</em></a> (Frank Wisbar, RFA, 1959), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0065782/?ref_=fn_al_tt_3"><em>Los girasoles</em></a> (Vittorio De Sica, Italia, 1970), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0212194/?ref_=nm_knf_c_1"><em>Nieve Ardiente</em></a> (Gavriil Yegiazarov, URSS, 1972), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0073488/?ref_=nm_flmg_c_6_dr"><em>Lucharon por la patria</em></a> (Sergei Bondarchuk, URSS, 1975), la antibelicista <a href="https://www.imdb.com/title/tt0108211/?ref_=fn_al_tt_1"><em>Stalingrado</em></a> (Josep Vilsmaier, Alemania, 1993), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0215750/?ref_=nm_knf_c_2"><em>Enemigo a las puertas</em></a> (Jean-Jacques Annaud, Reino Unido, 2001), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0277327/?ref_=nm_knf_c_1"><em>Hasta donde mis pies me lleven</em></a> (Hardy Martins, Alemania, 2001), sobre la suerte de los supervivientes alemanes; o la última, la belicista <a href="https://www.imdb.com/title/tt1966566/?ref_=fn_al_tt_2"><em>Stalingrado</em></a> (Fiódor Serguéievich Bondarchuk, Rusia, 2013). </p>
<h2>Desolación y ruinas</h2>
<p>Como es bien sabido, la mortífera sangría no se detuvo ahí. Prosiguió hasta la toma de Berlín en mayo de 1945, dejando tras de sí no solo un panorama de desolación y ruinas, sino un precio en vidas ingente. </p>
<p>Escribía Núñez Seixas: </p>
<blockquote>
<p>“La guerra en el Este provocó una universalización del sufrimiento y de la memoria de la guerra entre amplias capas de la población, entre ocupantes y ocupados, civiles y militares”.</p>
</blockquote>
<p>Lástima que todo ello no haya servido para inducir a los rusos a aprender del pasado. Pues, mientras que los alemanes son muy conscientes de aquel espanto, abogando por el pacifismo, el uso y abuso con el que Putin ha dispuesto en la memoria rusa la Gran Guerra Patriótica (como base de un nacionalismo agresivo) parece haberla preparado para la guerra en Ucrania.</p>
<p>No para recordar, precisamente, el espantoso sacrificio, sino para enfrentarse a los mismos camaradas ucranianos con los que derrotaron al nazismo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/196591/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Igor Barrenechea Marañón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Stalingrado, hoy Volgogrado, es símbolo de la resistencia rusa y del fracaso nazi. Numerosos libros, novelas y películas han inmortalizado aquella cruenta y larga batalla.Igor Barrenechea Marañón, Profesor y Doctor en Historia Contemporánea, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1895762022-08-30T17:06:25Z2022-08-30T17:06:25ZSalman Rushdie no es el primer novelista al que intenta matar alguien que no ha leído su obra<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/481551/original/file-20220829-16-ckwyrn.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=30%2C33%2C1789%2C1406&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotograma de la versión cinematográfica de la profética novela de 1922 de Hugo Bettauer _La ciudad sin judíos_.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://sites.barbican.org.uk/thecitywithoutjews/assets/I8O6TbQPLw/stoj_15-1868x1483.jpeg">Barbican</a></span></figcaption></figure><p>Hadi Matar, el hombre acusado del intento de asesinato del novelista Salman Rushdie, admitió que sólo había “<a href="https://nypost.com/2022/08/17/alleged-salman-rushdie-attacker-didnt-think-author-would-survive/">leído como dos páginas</a>” de <a href="https://www.penguinrandomhouse.com/books/323746/the-satanic-verses-by-salman-rushdie/"><em>Los versos satánicos</em></a>, la novela de Rushdie de 1988 que enfureció a los musulmanes fundamentalistas de todo el mundo. El antiguo líder supremo de Irán, Ayatollah Ruhollah Jomeini, que anunció una <em>fatwa</em> pidiendo a todos los musulmanes que asesinaran a Rushdie en 1989, <a href="https://www.newyorker.com/news/daily-comment/ayatollah-khomeini-never-read-salman-rushdies-book">no la había leído en absoluto</a>.</p>
<p><em>Los versos satánicos</em> no ha sido la primera –ni será la última– novela que ha provocado la ira de un fanático que no conoce los matices de la literatura.</p>
<p>En 1922, un escritor austriaco llamado <a href="http://worldcat.org/identities/lccn-n90644199/">Hugo Bettauer</a> publicó una novela ambientada en Viena llamada <a href="https://onlinebooks.library.upenn.edu/webbin/book//lookupid?key=olbp91179"><em>La ciudad sin judíos</em></a>. Vendió un cuarto de millón de ejemplares y se dio a conocer internacionalmente, con una <a href="https://archive.org/details/citywithoutjews0000unse/page/n5/mode/2up?view=theater">traducción al inglés</a> publicada en Londres y Nueva York. <a href="https://www.youtube.com/watch?v=hcX3VWkXLjA">En el verano de 1924 apareció una adaptación al cine mudo, recientemente recuperada y restaurada</a>. En la primavera siguiente, un joven nazi irrumpió en el despacho de Bettauer y le disparó varias veces. El autor murió de sus heridas dos semanas después.</p>
<h2>Una novela publicada en una ciudad polarizada</h2>
<p><a href="https://www.pewresearch.org/social-trends/2020/01/09/trends-in-income-and-wealth-inequality/">Al igual que en Estados Unidos hoy en día</a>, había una gran <a href="http://www.jstor.org/stable/40178867">brecha entre ricos y pobres en la Viena de principios del siglo XX</a>. </p>
<p>La impresionante arquitectura del <a href="https://www.britannica.com/place/Vienna/Layout-and-architecture">centro de la ciudad</a> albergaba una inmensa riqueza, mientras que en los barrios obreros de la periferia había una pobreza desesperante. </p>
<p>La opulencia de los bancos y de los grandes almacenes, la cultura de los teatros y de la ópera –sobre todo en el barrio predominantemente judío de <a href="https://www.washingtonpost.com/lifestyle/travel/connecting-past-and-future-on-a-pilgrimage-to-viennas-jewish-quarter/2019/01/24/6804366a-1a7a-11e9-9ebf-c5fed1b7a081_story.html">Leopoldstadt</a>– despertaban inevitablemente un profundo resentimiento. </p>
<p>En los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial, el alcalde populista <a href="https://ww1.habsburger.net/en/chapters/i-decide-who-jew">Karl Lueger</a> vio su oportunidad: Podía ganar votos culpando de todos los problemas a los judíos. Muchos refugiados judíos dirían más tarde que <a href="https://www.independent.co.uk/news/obituaries/george-clare-memoirist-who-recalled-life-in-nazi-vienna-and-postwar-berlin-1726060.html">el antisemitismo en Viena era peor que el de Berlín</a>. Un pintor empobrecido que vivía en una residencia pública en un barrio pobre al norte de Leopoldstadt se <a href="https://www.annefrank.org/en/anne-frank/go-in-depth/why-did-hitler-hate-jews/">inspiró para construir una nueva ideología</a> siguiendo el modelo de Lueger. Se llamaba Adolf Hitler.</p>
<p>Hugo Bettauer nació como judío. Aunque se convirtió al cristianismo, nunca perdió el contacto con sus raíces. Trabajó como periodista y se convirtió en un prolífico novelista.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Portada del libro con un dibujo de una fila de personas que serpentea" src="https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=847&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=847&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=847&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1064&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1064&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1064&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La novela de Hugo Bettauer <em>La ciudad sin judíos</em> vendió más de 250 000 ejemplares.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmarchiv.at/wp-content/uploads/2018/02/bettauer_roman-510x720.jpg">Austrian Film Archive</a></span>
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</figure>
<p><em>La ciudad sin judíos</em> (<em>Die Stadt ohne Juden</em>), subtitulada ominosamente “Una novela del mañana”, es una sátira distópica.</p>
<p>“Un sólido muro humano”, comienza, “que se extiende desde la Universidad hasta la Bellaria, rodeaba el hermoso e imponente edificio del Parlamento. Toda Viena parecía haberse reunido en esta mañana de junio para presenciar un acontecimiento histórico de incalculable importancia. Han venido a escuchar a un político llamado Dr. Schwertfeger –claramente basado en Lueger– proclamar que todos los judíos van a ser expulsados de la ciudad. Heil Dr. Karl Schwertfeger, grita la multitud, Heil, heil, heil, el libertador de Austria”.</p>
<p>Se investigan los nombres, los rasgos faciales y la ascendencia; incluso los que tienen sangre mixta son incluidos en la lista de personas a expulsar. Las sinagogas son profanadas y toda la población judía es metida en vagones de tren con sus maletas. Ver esta escena en <a href="https://www.imdb.com/title/tt0016392/">la versión cinematográfica muda de 1924</a> de la novela es una experiencia escalofriante: Es como si uno fuera testigo del Holocausto antes de que ocurriera.</p>
<h2>La ira nazi</h2>
<p>El ingenioso giro de la novela es que, una vez expulsados los judíos, la economía y la cultura de Viena se derrumban: no hay banqueros, ni sastres ni hoteleros, ni teatro, ni periódicos. Los exiliados regresan a una acogida regia y todo acaba bien. </p>
<p>El libro es una sátira sencilla pero inmensamente poderosa del antisemitismo, que mantiene la atención del lector centrando la historia en un puñado de personajes bien dibujados.</p>
<p>Pero la novela y la película despertaron la ira del incipiente movimiento nazi austriaco. Bettauer fue denunciado como comunista y corruptor de la juventud de la ciudad. <a href="https://academic.oup.com/book/25726/chapter-abstract/193221761?redirectedFrom=fulltext">Otto Rothstock</a>, un técnico dental de 20 años que se había empapado de toda la propaganda antisemita de la época, decidió pasar a la acción y asesinó al autor en marzo de 1925. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dibujo a vista de pájaro de la escena del crimen" src="https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=506&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=506&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=506&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=635&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=635&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=635&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Dibujo de la escena del crimen utilizado durante el juicio de Otto Rothstock.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmarchiv.at/wp-content/uploads/2018/02/bettauer_tatortskizze-1024x863.jpg">Austrian Film Archive</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En el juicio, Rothstock dijo que estaba salvando la cultura europea de la “degeneración”. Describió el periodismo de Bettauer, que a menudo celebraba la liberación erótica, como pornográfico, y no dio ninguna indicación de que hubiera leído realmente la novela. Su abogado defensor, <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Walter_Riehl">Walter Riehl</a>, fue en algún momento líder del Partido Nazi austriaco. Consiguió que su hombre se librara con una declaración de locura y una reclusión de apenas 18 meses en una institución mental.</p>
<p>Rothstock vivió hasta la década de 1970, <a href="https://kurier.at/kultur/kino-ausstellung-stufenplan-der-ausschliessung/312.543.507">nunca se arrepintió de su nazismo</a>. Sorprendentemente, <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Hans_Karl_Breslauer">H.K. Breslauer</a>, el director de la adaptación cinematográfica, se convirtió posteriormente en propagandista del partido nazi de Hitler. En cambio, <a href="https://wfpp.columbia.edu/pioneer/ccp-ida-jenbach/">Ida Jenbach</a>, la mujer judía que coescribió el guión, fue deportada al gueto de Minsk. Fue liquidada allí o en el cercano campo de concentración de <a href="https://www.jewishvirtuallibrary.org/maly-trostenets-concentration-camp">Maly Trostenets</a>.</p>
<p>Irónicamente, dado el paralelismo entre el ataque a Rushdie y el asesinato de Bettauer, en la Viena actual <a href="https://www.filmarchiv.at/program/exhibition/die-stadt-ohne/">se demoniza a los musulmanes, como se hacía con los judíos hace 100 años</a>.</p>
<h2>Las anteojeras del extremismo</h2>
<p>Los escritores parecen ser especialmente vulnerables en tiempos polarizados en los que las creencias se endurecen hasta convertirse en dogma y se demoniza a los que tienen opiniones contrarias.</p>
<p>La novela de Rushdie está poblada de ángeles y demonios, impulsada por secuencias oníricas y provocaciones fantásticas. Celebra la diversidad de identidades al tiempo que se burla de los profetas y los políticos, de los británicos y su imperio, y de todo tipo de divisiones y dogmas. Es una obra de “<a href="https://www.youtube.com/watch?v=UI9I2p71ct0">realismo mágico</a>” que exige una lectura lúdica, no literal.</p>
<p>Pero los fundamentalistas religiosos y políticos no tienen tiempo para el juego, para el cuestionamiento, la duda y la curiosidad. En un pasaje, Rushdie se basó en algunos textos heterodoxos antiguos para representar al profeta Mahoma hablando con el diablo en lugar de con Dios, y fue suficiente para despertar la furia en todo el mundo musulmán. Por la misma lógica, la “novela del mañana” satírica de Bettauer –un experimento mental destinado a hacer que los lectores se lo piensen dos veces sobre la contribución judía a la vida vienesa– enfureció a los antisemitas.</p>
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<img alt="Una mujer con pañuelo en la cabeza sostiene un periódico." src="https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C3%2C2038%2C1416&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=546&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=546&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=546&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una mujer iraní lee un periódico en 2000 con un dibujo que representa al autor británico Salman Rushdie como un ahorcado.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/an-iranian-woman-reads-a-paper-in-tehran-14-february-2000-news-photo/1242459432?adppopup=true">Henghameh Fahimi/AFP via Getty Images</a></span>
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<p>“El fundamentalismo”, <a href="https://newleftreview.org/sidecar/posts/anti-liberal">escribe el crítico Terry Eagleton</a>, “es esencialmente una teoría errónea del lenguaje”: Asume que cada palabra de un texto, ya sea sagrado o secular, debe leerse como una declaración de una verdad literal o una proclamación de las creencias inamovibles del autor. Es sordo a la ironía, la metáfora, la sátira, la alegoría, la provocación, la ambigüedad, la contrariedad. </p>
<p>Así que probablemente no habría habido ninguna diferencia si Otto Rothstock hubiera leído <em>La ciudad sin judíos</em> o si Hadi Matar y el ayatolá Jomeini hubieran leído <em>Los versos satánicos</em>. Habrían escuchado sólo el mensaje que querían oír. </p>
<p>Es un signo preocupante de los tiempos que <a href="https://twitter.com/benmschmidt/status/1562212497272279041">el número de estudiantes universitarios que se licencian en literatura</a> esté disminuyendo <a href="https://www.standard.co.uk/news/uk/alevel-association-of-school-and-college-leaders-english-action-england-b1019028.html">en todo el mundo</a>. En nuestra época dividida, es más importante que nunca que la gente siga aprendiendo el arte de la lectura con imaginación y empatía, y sin las anteojeras de la política o la religión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/189576/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jonathan Bate no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>“Los versos satánicos” no ha sido la primera novela, ni será la última, que ha provocado la ira de un fanático que no conoce los matices de la literatura. El nazismo también nos da algunas claves.Jonathan Bate, Foundation Professor of Environmental Humanities, Arizona State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1882042022-08-17T18:54:33Z2022-08-17T18:54:33ZMédicos judíos del gueto de Varsovia documentaron en secreto los efectos de las políticas nazis de hambruna en un libro redescubierto recientemente<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/477744/original/file-20220804-24-8ne1d4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=70%2C118%2C1282%2C883&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El libro 'Maladie de Famine' incluye fotos inquietantes tomadas dentro del Gueto, juntas con un record de los efectos médicos de la inanición.</span> <span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine," American Joint Distribution Committee</span></span></figcaption></figure><p>Hace 80 años, un grupo de científicos y médicos judíos hambrientos en el gueto de Varsovia recopilaban datos sobre sus pacientes que carecían de alimentos.</p>
<p>Esperaban que su investigación beneficiara a las generaciones futuras a través de mejores formas de tratar la desnutrición, y querían que el mundo supiera de las atrocidades nazis para evitar que algo similar volviera a suceder.</p>
<p>Registraron los sombríos efectos de una falta casi total de alimentos en el cuerpo humano en un libro titulado “<a href="https://www.worldcat.org/title/maladie-de-famine-recherches-cliniques-sur-la-famine-executees-dans-le-ghetto-de-varsovie-en-1942/oclc/613124708">Maladie de Famine</a>” (en inglés, “The Disease of Starvation: Clinical Research on Starvation in the Varsovia Ghetto in 1942”) que fue redescubierto recientemente en la biblioteca de la Universidad de Tufts.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="yellowed frontispiece of a book" src="https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=830&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1042&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1042&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474374/original/file-20220715-4647-pxtnux.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1042&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Esta traducción al francés fue donado a la Universidad de Tufts en 1948.</span>
<span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine,' American Joint Distribution Committee</span></span>
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<p><a href="https://scholar.google.com/citations?user=HyTsVigAAAAJ&hl=en&oi=ao">Como científicos que estudiamos</a> <a href="https://scholar.google.com/scholar?q=irwin%20rosenberg&btnG=&hl=en&as_sdt=0%2C22">el hambre</a>, sus efectos biológicos y su uso como arma de destrucción masiva, creemos que la historia de cómo y por qué los científicos judíos realizaron esta investigación en condiciones tan extremas es tan importante y convincente como sus resultados.</p>
<p>El médico principal del proyecto clandestino, Israel Milejkowski, escribió el prólogo de los libros. En él explica:</p>
<blockquote>
<p>“El trabajo se originó y se llevó a cabo en condiciones increíbles. Sostengo mi pluma en mi mano y la muerte mira fijamente en mi habitación. Mira a través de las ventanas negras de casas tristes y vacías en calles desiertas llenas de posesiones destrozadas y robadas. … En este silencio reinante reside el poder y la profundidad de nuestro dolor y los lamentos que un día sacudirán la conciencia del mundo”.</p>
</blockquote>
<p>Al leer estas palabras, ambos quedamos paralizados, transportados por su voz a un tiempo y un lugar donde el hambre se usaba como arma de opresión y aniquilación mientras los nazis exterminaban sistemáticamente a todos los judíos en sus territorios ocupados. Como estudiosos del hambre, también sabíamos muy bien que este libro cataloga muchas de las justificaciones de <a href="https://www.icrc.org/en/doc/war-and-law/treaties-customary-law/geneva-conventions/overview-geneva-conventions.htm">las Convenciones de Ginebra de 1949</a>, que hicieron del hambre a los civiles un crimen de guerra.</p>
<h2>Un expediente médico desafiante</h2>
<p>A los pocos meses de su invasión de Polonia en 1939, las fuerzas nazis crearon el infame gueto de Varsovia. En su apogeo, se requirió que más de <a href="https://www.jstor.org/stable/26627292">450.000 judíos vivieran en esta pequeña área amurallada</a> de aproximadamente 3,9 kilómetros cuadrados dentro de la ciudad, <a href="https://doi.org/10.2307/4065270">sin poder salir ni siquiera para buscar comida</a>.</p>
<p>Aunque a los alemanes en Varsovia se les asignó <a href="https://hekint.org/2022/01/06/the-warsaw-ghetto-hunger-study/">una ración diaria de unas 2.600 calorías</a>, los médicos del gueto estimaron que los judíos solo podían consumir unas 800 calorías al día en promedio a través de una combinación de raciones y contrabando. Eso es aproximadamente la mitad de las calorías que consumieron los voluntarios <a href="https://doi.org/10.1093/jn/135.6.1347">en un estudio sobre el hambre</a> realizado cerca del final de la Segunda Guerra Mundial por investigadores de la Universidad de Minnesota, y menos de <a href="https://www.dietaryguidelines.gov/sites/default/files/2020-12/Dietary_Guidelines_for_Americans_2020-2025.pdf">un tercio de las necesidades energéticas promedio de un hombre adulto</a>.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="emaciated naked patient sits on hospital bed with nurse behind" src="https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=742&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=742&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=742&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474375/original/file-20220715-16-4kqicm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=932&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Miles de judíos murieron antes de las deportaciones, a causa de las condiciones en el Gueto de Varsovia.</span>
<span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine,' American Joint Distribution Committee</span></span>
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</figure>
<p>Cuando los nazis designaron el distrito del Gueto de Varsovia, encerraron dos hospitales, uno para adultos judíos y otro para niños judíos. A los hospitales se les permitió continuar tratando a los pacientes con cualquier recurso que pudieran obtener, pero a los judíos en general se les <a href="https://www.archives.gov/publications/prologue/2010/winter/nuremberg.html">prohibió realizar investigaciones</a>. Sin embargo, a partir de febrero de 1942, un grupo de médicos judíos del gueto desafió a sus captores reuniendo meticulosamente y en secreto datos y observaciones sobre múltiples aspectos biológicos de la inanición.</p>
<p>Luego, el 22 de julio de 1942, las fuerzas nazis entraron en el gueto y destruyeron los hospitales y otros servicios críticos. Los pacientes y algunos de los médicos fueron asesinados en el acto o deportados para ser gaseados, sus laboratorios, muestras y parte de su investigación fueron destruidos.</p>
<p>Con su propio fallecimiento acercándose, los médicos restantes pasaron las últimas noches de sus vidas reuniéndose en secreto en los edificios del cementerio, transformando sus datos en una serie de artículos de investigación. Para octubre, mientras le daban los toques finales al libro, ya habían sido gaseados <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/deportations-to-and-from-the-warsaw-ghetto">unos 300.00 judíos del gueto</a>. Los propios datos de los médicos mostraron que otros 100.000 habían muerto por hambre forzada y enfermedades.</p>
<p>Con las deportaciones finales de los pocos judíos sobrevivientes en marcha y su propia muerte inminente, Milejkowski escribió sobre el vacío oscuro y bostezante del gueto en ese momento y las horribles condiciones en las que los médicos habían trabajado para realizar y registrar la investigación.</p>
<p>Milejkowski tuvo palabras no solo para el lector, sino también para sus queridos colegas, muchos de los cuales ya habían sido ejecutados.</p>
<blockquote>
<p>“Qué puedo decirles, mis queridos colegas y compañeros de miseria. Eres parte de todos nosotros. La esclavitud, el hambre, la deportación, esas figuras de muerte en nuestro gueto también fueron tu legado. Y tú, por tu trabajo, podrías darle al secuaz la respuesta ‘Non omnis moriar’, [No moriré del todo]”.</p>
</blockquote>
<p>El acto de resistencia del equipo a través de la ciencia fue su forma de sacar algo bueno de una situación malvada, para mostrarle al mundo la calidad del médico judío, pero sobre todo para desafiar la intención de los nazis de borrar su existencia.</p>
<p>Con la muerte llamando a la puerta, los médicos sacaron de contrabando su preciada investigación del gueto a un simpatizante que la enterró en el cementerio del hospital de Varsovia. Menos de un año después, todos menos unos pocos de los 23 autores estaban muertos.</p>
<p>Inmediatamente después de la guerra, el manuscrito fue desenterrado y llevado a uno de los pocos autores sobrevivientes, el Dr. Emil Apfelbaum, y al Comité de Distribución Conjunta Estadounidense en Varsovia, una organización benéfica cuyo objetivo principal en ese momento era ayudar a <a href="https://www.jdc.org/video/75-years-later-remembering-jdcs-role-in-saving-wwii-survivors">los sobrevivientes judíos</a>. Juntos, hicieron las ediciones finales e imprimieron los seis artículos supervivientes, encuadernándolos en un libro junto con las fotos tomadas en el gueto. Apfelbaum murió solo un par de meses antes de la impresión final, destrozado por sus años en el gueto.</p>
<p>En 1948 y 1949, el American Joint Distribution Committee difundió 1.000 copias de la traducción al francés a hospitales, facultades de medicina, bibliotecas y universidades de los EEUU. Era una copia humilde y desmoronada de este libro que esperaba ser “redescubierta” unos 75 años después en el sótano de una biblioteca de la Universidad de Tufts.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="black and white photo of an emaciated boy lying on a bed" src="https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=453&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=453&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=453&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=569&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=569&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474631/original/file-20220718-61161-bd2k07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=569&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Muchos residentes del gueto de Varsovia que murieron de hambre estaban libres de enfermedades.</span>
<span class="attribution"><span class="source">'Maladie de Famine,' American Joint Distribution Committee</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Las sombrías descripciones del libro</h2>
<p>Basada en las observaciones de miles de muertes por inanición, esta investigación del gueto de Varsovia proporciona información sobre la progresión biológica de la inanición que los científicos apenas comienzan a comprender.</p>
<p>Por ejemplo, muchos residentes del gueto de Varsovia que murieron de hambre estaban libres de enfermedades. Los investigadores del gueto encontraron que mientras que un cuerpo por lo demás saludable disminuía debido al hambre aparentemente tenía una menor necesidad de vitaminas, la necesidad de ciertos minerales permanecía. Vieron pocos casos de escorbuto (deficiencia de vitamina C), ceguera nocturna (deficiencia de vitamina A) o raquitismo (deficiencia de vitamina D). Pero sí vieron osteomalacia significativa, un ablandamiento de los huesos, ya que el cuerpo los extrajo para sus reservas de minerales.</p>
<p>Cuando los doctores proporcionaron azúcar a los severamente desnutridos, sus células hambrientas de energía la absorbieron rápidamente. Esto demostró que la capacidad de absorber y usar energía rápidamente se mantuvo hasta el final, lo que sugiere que la energía era el factor más importante en la inanición, no otros micro o macronutrientes.</p>
<p>Cada una de estas observaciones nos invita como científicos a explorar más. Y con estas lecciones podemos esperar prevenir muertes o daños a largo plazo por inanición a través de un mejor tratamiento para las personas con desnutrición severa. </p>
<p>Como científicos que estudian el hambre hoy en día, sería <a href="https://www.ama-assn.org/system/files/2019-01/code-of-medical-ethics-chapter-7.pdf">impensable y poco ético matar de hambre a las personas</a> para aprender cómo se ajusta y cambia el cuerpo humano durante las etapas finales de la inanición extrema. Incluso si los investigadores se adentran en una población afectada por la hambruna para aprender sobre la inanición, inmediatamente tratan a las víctimas, borrando el objeto mismo de su investigación.</p>
<p>En parte como resultado de la experiencia del gueto de Varsovia, las Convenciones de Ginebra tipificaron como <a href="https://ihl-databases.icrc.org/applic/ihl/ihl.nsf/Article.xsp?action=openDocument&documentId=ACF5220D585326BCC12563CD0051E8B6">delito la hambruna masiva intencional</a>, fortalecida aún más por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU <a href="https://www.un.org/press/en/2018/sc13354.doc.htm">en 2018</a>. Sin embargo, este aspecto inhumano de la guerra <a href="https://theconversation.com/starving-civilians-is-an-ancient-military-tactic-but-today-its-a-war-crime-in-ukraine-yemen-tigray-and-elsewhere-184297">permanece hasta el día de hoy</a>, como lo demuestra eventos actuales en <a href="https://www.politico.eu/article/the-starvation-of-a-nation-how-putin-is-using-hunger-as-a-weapon-in-ukraine/">Ucrania</a> y <a href="https://www.economist.com/leaders/2021/10/09/ethiopia-is-deliberately-starving-its-own-citizens">Tigray</a>, Etiopía.</p>
<p>Aunque “Maladie de Famine” nunca se ha perdido u olvidado por completo, las lecciones de la investigación de los médicos se han desvanecido en la semioscuridad. Ocho décadas después de la destrucción que puso fin a sus estudios, esperamos arrojar una luz renovada sobre este trabajo y su impacto duradero en la comprensión de los médicos sobre la inanición y cómo tratarla. Los datos y observaciones únicos sobre la hambruna severa que los médicos del gueto de Varsovia, a pesar de su propio sufrimiento, presentaron en este precioso libro pueden incluso ahora ayudar a proteger a otros de ese mismo destino.</p>
<p><em>Este artículo fue <a href="https://www.elimparcial.com/">traducido por El Imparcial</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/188204/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Merry Fitzpatrick no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Irwin Rosenberg no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
</span></em></p>El libro registra los sombríos efectos de una falta casi total de alimentos en el cuerpo humano. Es un tesoro para los médicos que también muestra la dedicación y humanidad de los científicos judíos.Merry Fitzpatrick, Research Assistant Professor of Nutrition Science and Policy, Tufts UniversityIrwin Rosenberg, Professor Emeritus of Nutrition and Medicine, Tufts UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1853232022-08-11T17:35:00Z2022-08-11T17:35:00Z90 años de estética nazi implícita a nuestro alrededor<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/476912/original/file-20220801-13683-wgpbrp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C2%2C960%2C1353&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Portada de _Daredevil Battles Hitler_ de julio de 1941.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Daredevil_Battles_Hitler_cover_-_number_1.jpg">Wikimedia Commons / Charles Biro & Bob Wood</a></span></figcaption></figure><p>El 5 de septiembre de 1933 Adolf Hitler es aclamado como el nuevo Führer del Reich de los 1 000 años. Un acuarelista fracasado en su intento de acceder a la Academia de Bellas Artes de Viena reclama una posición de artista para hacer realidad su sueño. No se encuentra solo, sino que la mitad de los miembros del régimen nacionalsocialista están implicados a alguna actividad creadora.</p>
<p>Casi doce años después, el 30 de abril de 1945, Hitler se suicida en su búnker. El 8 de mayo Alemania capitula. Así se pone fin a una era dominada por el terror y el conflicto en el que las tres ideologías –fascismo, comunismo y democracia– libraron la guerra por la supremacía mundial. Meses antes, en febrero de ese mismo año <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_de_Yalta">en Yalta</a>, Rusia, Estados Unidos y Gran Bretaña firman un tratado para la repartición del nuevo mundo que surgirá después del conflicto.</p>
<p>Tres cuartos de siglo después, aún la historia es recurrente y la <a href="https://www.jstor.org/stable/26561869">estética nazi</a> pervive y, al igual que el <em>rock & roll</em>, siempre vuelve.</p>
<p>No solo el cine, la literatura o el teatro recurren explícitamente a la estética y a la narración de los hechos que acaecieron, sino que pervive silenciosamente entre nuestro día a día. Desde los discursos políticos, la propaganda, las muñecas Barbie, las metanfetaminas, la pornografía, los superhéroes y <em>Star Wars</em>.</p>
<h2>El “escarabajo”, un encargo de Hitler</h2>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/469876/original/file-20220620-12-p3w5d2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/469876/original/file-20220620-12-p3w5d2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/469876/original/file-20220620-12-p3w5d2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/469876/original/file-20220620-12-p3w5d2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/469876/original/file-20220620-12-p3w5d2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/469876/original/file-20220620-12-p3w5d2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/469876/original/file-20220620-12-p3w5d2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">px Beaulieu National Motor Museum.</span>
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<p>En 1934, Ferdinand Porsche recibió un encargo de Hitler : un automóvil familiar, económico, robusto y de fácil mantenimiento. El <a href="https://epikeia.leon.uia.mx/numeros/32/el-volkswagen-escarabajo-como-objeto-de-culto.pdf">“escarabajo”</a> (Volskwagen) estaba en camino. El estreno tuvo lugar con Porsche al volante y Hitler de copiloto. Al estallar la II Guerra Mundial, la fábrica de Wolfsburgo paralizó la producción para dedicarse a fabricar variantes militares del “escarabajo”, como los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Volkswagen_K%C3%BCbelwagen">Kübelwagen</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Volkswagen_Schwimmwagen">Schwimmwagen</a>. En 1945 se reanuda la producción y así Volkswagen se convertiría en una pieza fundamental de la economía y el desarrollo de Alemania. </p>
<p>El 10 de julio del 2019 salió la última unidad de la fábrica de Puebla (México).</p>
<h2>La nada inocente muñeca Barbie</h2>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/469877/original/file-20220620-16-cbgllz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/469877/original/file-20220620-16-cbgllz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=297&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/469877/original/file-20220620-16-cbgllz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=297&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/469877/original/file-20220620-16-cbgllz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=297&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/469877/original/file-20220620-16-cbgllz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=373&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/469877/original/file-20220620-16-cbgllz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=373&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/469877/original/file-20220620-16-cbgllz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=373&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Logo de Barbie.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Ahora sigamos con la <a href="https://eprints.qut.edu.au/226300/">muñeca Barbie</a>. Desde su creación en 1959, la famosa muñeca de Mattel ha vendido millones de unidades alrededor del mundo. Pero su origen no fue tan inocente. Barbie fue diseñada por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ruth_Handler">Ruth Handler</a>, cofundadora de Mattel. Se inspiró en las muñecas de papel con las que jugaba su hija Barbara. La muñeca se inspira en una canción popular, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=7heXZPl2hik"><em>Lili Marleen</em></a>, y de ahí pasará a ser una creación del dibujante Reinhard Beuthien para el periódico alemán <em>Bild-Zeitung</em>: <a href="https://en.wikipediCa.org/wiki/Bild_Lilli_doll">Bild Lilli</a>, conocida popularmente como Lilli. Era una tira cómica en la que se cuenta su día a día. Lilli era una mujer descarada, que no dudaba tocar temas sexuales sin rubor alguno. Por lo que simbolizaban, las muñecas se vendían como juguetes para adultos y se regalaban en las despedidas de solteros.</p>
<p>Sin embargo, Ruth supo ver su potencial oculto. Así, el 9 de marzo de 1959 nace Barbie, de la que se venderán más de 1 000 millones de unidades.</p>
<h2>El lado oscuro nazi</h2>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/469874/original/file-20220620-8262-ch956e.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/469874/original/file-20220620-8262-ch956e.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/469874/original/file-20220620-8262-ch956e.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/469874/original/file-20220620-8262-ch956e.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/469874/original/file-20220620-8262-ch956e.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/469874/original/file-20220620-8262-ch956e.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/469874/original/file-20220620-8262-ch956e.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Logo de <em>Star Wars</em>.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si hay un arte que el nazismo explotó con pasión fue el cine. La Alemania nazi sirvió de inspiración para la creación de la saga <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00043125.2009.11519036?journalCode=uare20"><em>Star Wars</em></a>. George Lucas imaginó a los que iban a ser los villanos de la película. El Imperio Galáctico se convertirá en un brutal enemigo contra el que luchar (el lado oscuro). Lucas se fijó en la Alemania nazi para crear un prototipo de maldad que todos pudiésemos reconocer. </p>
<p>Fue la controvertida <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/edit/10.4324/9781315303673-26/beauty-evil-mary-devereaux">Leni Riefenstahl</a>, la musa de Hitler, quien reflejó con perfección la naturaleza del cine alemán de esa época. Ella supo vender el mensaje nacionalsocialista mediante una escenografía revolucionaria. Así, la escena de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Star_Wars:_Episodio_VII_-_El_despertar_de_la_Fuerza"><em>El despertar de la Fuerza</em></a> con <a href="https://starwars.fandom.com/es/wiki/Armitage_Hux">las tropas de la Primera Orden formando ante el general Hux</a> es tomada directamente de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_triunfo_de_la_voluntad"><em>El triunfo de la voluntad</em></a>, de Leni Riefenstahl. Los uniformes, la organización militar y la música de toda la saga nos remiten a la estética nazi.</p>
<h2>Cómics y series</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/476917/original/file-20220801-27181-cltz09.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Logo de HYDRA.</span>
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</figure>
<p>Durante la Segunda Guerra Mundial, los cómics estadounidenses fueron tanto entretenimiento como propaganda política, a semejanza del enemigo. Fue entonces cuando artistas como Jack Kirby y Jerry Siegel pusieron a sus personajes a luchar contra el nazismo. El <a href="https://cardinalscholar.bsu.edu/handle/123456789/199771"><em>Capitán América</em></a> encontrará a su archienemigo en Hydra, <a href="https://www.cinemascomics.com/capitan-america-es-hydra-toda-la-verdad/">una organización nazi dirigida por Cráneo Rojo</a> que será una continua amenaza por sus planes para dominar el mundo.</p>
<p>Basada en el cómic del mismo nombre de Garth Ennis y Darick Robertson, en la serie <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/The_Boys_(serie_de_televisi%C3%B3n)"><em>The Boys</em></a>, la organización Voght tiene orígenes nazis y la sustancia que usan –el Complejo V– para crear a los superhéroes es descubierta por un científico que experimentó en humanos sin su permiso hasta perfeccionarla, lo que hace alusión a los experimentos de Josef Mengele, el “Ángel de la Muerte” destinado en el campo de concentración de Auschwitz (Polonia).</p>
<h2>Fascinación por la estética</h2>
<p>Su estética nos rodea y lo aceptamos, ya que <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2188052">a muchas personas les fascina el fascismo</a> y la aceptación del orden y la naturaleza de lo irracional –primero sentimos y luego justificamos con la razón nuestros actos–.</p>
<p>El fin de la Guerra no significó el fin de la idea. La estética nazi convive hoy en día entre los ciudadanos de las nuevas democracias occidentales, es asumida en una forma neurótica en una disonancia resuelta a favor de esta. No debemos olvidar que toda esta estética fue orientada hacia unos ciudadanos normales y semejantes a nosotros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185323/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto Estévez Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>No solo el cine, la literatura o el teatro recurren explícitamente a la estética y a la narración de los hechos que acaecieron durante el nazismo, sino que pervive implícitamente, silente, en nuestro día a día.Roberto Estévez Rodríguez, Profesor Tutor Grado de Psicología, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1833262022-05-31T18:02:01Z2022-05-31T18:02:01ZLas claves del Holocausto en la Wannseekonferenz<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/464269/original/file-20220519-11-8fkuw0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4900%2C2446&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mansión en Berlín-Wannsee, Alemania, también conocida como la Casa de la Conferencia de Wannsee.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Haus_der_Wannsee-Konferenz_02-2014.jpg">A. Savin / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Hace ochenta años, el 20 de enero de 1942, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Reinhard_Heydrich">Reinhard Heydrich</a>, el lugarteniente de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Heinrich_Himmler">Heinrich Himmler</a> y jefe de la seguridad del <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/third-reich-an-overview">tercer Reich</a>, convocó a unos cuantos jerarcas del nazismo para tratar la cuestión de cómo “terminar” con la cuestión judía. Ese día se consensuaron los operativos del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Holocausto">holocausto judío</a>, que acabó con el asesinato industrializado de seis millones de judíos. La reunión se conoce como la <em><a href="https://de.wikipedia.org/wiki/Wannseekonferenz">Wanseekonferenz</a></em>.</p>
<p>Recientemente, <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film772620.html">el film alemán <em>La conferencia</em></a> ha vuelto a tratar el tema de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_de_Wannsee">Conferencia del Wannsee</a> (ya filmada en <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Conspiration_(t%C3%A9l%C3%A9film)">otra cinta protagonizada por Kenneth Branagh</a>), y lo hace a partir de la fidedigna transcripción de las actas del encuentro.</p>
<p>Una estrecha colaboradora de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Adolf_Eichmann">Adolf Eichmann</a>, la única mujer presente en la reunión, tomó notas taquigráficas de lo dicho aquel día y de ahí salieron las treinta copias secretas que se hicieron del acta original. Junto a figuras clave del partido y militares de alta graduación con grandes responsabilidades, también participaron eminentes juristas y cargos ministeriales. Al margen de sus diferentes edades y caracteres, ninguno discutía la tesis principal. </p>
<h2>La solución final</h2>
<p>Conforme a lo proclamado por Hitler en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mi_lucha"><em>Mi lucha</em></a>, había que suprimir al pueblo judío, origen de todos los males sociales y un peligro para la raza aria. El comunismo y las consecuencias del abusivo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Versalles_(1919)">Tratado de Versalles</a>, el paro, la usura, cualquier queja que se tuviera, se le imputaban a los judíos. <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/antisemitic-legislation-1933-1939">Primero se les hizo la vida imposible</a>, impidiéndoles acceder a puestos públicos y obligándoles a vender sus negocios a precio de saldo. Luego se requisaron sus viviendas y finalmente se les arrebató la vida, aprovechando incluso el oro de sus dentaduras.</p>
<p>Algunos asistentes a la Conferencia de Wannsee todavía eran partidarios de provocar un éxodo masivo del pueblo judío a <a href="https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2021-06-24/plan-madagascar-hitler-judios-isla-exilio_3142823/">Madagascar</a> o a las estepas siberianas. Pero resultaba mucho más sencillo en términos operacionales trasladarles a centros de exterminio, aprovechando el retorno de trenes que habían transportado armas o avituallamientos al frente del este. La eficacia fue una de las claves de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Soluci%C3%B3n_final"><em>Endlösung</em></a> (“solución final”). </p>
<p>Para coronar con éxito este descomunal operativo contaron con un probo funcionario, Adolf Eichmann, quien fue apresado en Argentina en 1960 gracias a que un magistrado alemán de origen judío, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fritz_Bauer">Fritz Bauer</a>, le dio el chivatazo al <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mosad">Mossad</a>, tras comprobar <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Fritz_Bauer,_un_h%C3%A9ros_allemand">el escaso interés de la República Federal de Alemania</a> por capturar a ese criminal nazi. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Antropoide">El atentado de la resistencia checa contra Heydrich</a> dejó en manos de Eichmann engrasar la maquinaria de la solución final y este lo hizo con una frialdad de cálculo digna de un algoritmo.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Adolf Eichmann en el juicio en Jerusalén en 1961.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Adolf_Eichmann_at_Trial1961.jpg">Israel Government Press Office</a></span>
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<p>Al cubrir como periodista el juicio celebrado contra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Eichmann_en_Jerusal%C3%A9n">Eichmann en Jerusalen</a>, la filósofa <a href="https://www.urv.cat/es/vida-campus/universidad-responsable/observatorio-igualdad/ano-mujeres-ciencias/dones-i-ciencies/dones-filosofes/hannaharendt/">Hannah Arendt</a> acuñó la expresión <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/hannah-arendt-la-filosofia-frente-al-mal-nuria-sanchez-madrid-9788413622439/">“banalidad del mal”</a>. Así expresaba su desazón porque el genocidio había sido perpetrado no sólo por monstruosos psicópatas sino por funcionarios convertidos en cooperadores necesarios de una masacre monumental. Eichmann llegó a invocar el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Imperativo_categ%C3%B3rico">imperativo categórico kantiano</a> para respaldar que se había limitado a cumplir con las ordenes recibidas. Lo que hace ver con claridad las limitaciones de la obediencia debida denunciadas por <a href="http://diccionariofilosoficocovid19.org/disenso/">Javier Muguerza con su imperativo de la disidencia</a>.</p>
<h2>Banalidad del mal</h2>
<p>Uno de los juristas que habían redactado las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_N%C3%BAremberg">Leyes de Nürenberg</a> se queja de que no se atienen a la legalidad vigente al pretender tratar igual a un judío puro que a quienes sólo son judíos a medias o en menor porcentaje. Tampoco ve apropiado que no se tenga en cuenta el estar casado con una persona de raza aria. Sin embargo, no tiene nada en contra de que se extermine al pueblo en su conjunto, manteniendo las debidas excepciones que habían estipulado sus tortuosos razonamientos jurídicos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Gráfico para describir las Leyes de Núremberg del 15 de septiembre de 1935 y el respectivo reglamento del 14 de noviembre de 1935. Las ‘Leyes de Núremberg’ establecieron una base legal para la identificación racial. Sólo las personas con cuatro abuelos alemanes no judíos (cuatro círculos blancos en la fila superior izquierda) eran de ‘sangre alemana’. Los nazis definían a un judío como alguien que descendía de tres o cuatro abuelos judíos (círculos negros en la fila superior derecha). En el medio estaban las personas de ‘sangre mixta’ de ‘primer o segundo grado’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Nuremberg_laws_Racial_Chart.jpg">United States Holocaust Memorial Museum Collection</a></span>
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<p>El más veterano de los asistentes reconoce haber combatido en la Primera Guerra Mundial y en un momento dado aduce razones humanitarias. Pero rápidamente aclara que sólo le interesa evitar sufrimiento a los verdugos. Le preocupa que los soldados hayan tenido que fusilar a quemarropa a muchos judíos en un solo día, por el trauma psicológico que pudiese causarles eso al reintegrarse a la vida civil y tener que educar a su prole.</p>
<p>A todos les parece maravillosa la solución de las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1mara_de_gas">cámaras de gas</a>, porque su impacto psicológico en quienes deben llevar a cabo el exterminio es mínimo. Sobre todo porque cuentan con encargar ciertas faenas a prisioneros bien dispuestos a ello y a los que se ejecutará en último lugar. </p>
<h2>El judaísmo y los mitos políticos modernos</h2>
<p>Antes de redactar <a href="https://books.google.es/books/about/El_mito_del_estado.html?hl=es&id=4PdpMwEACAAJ&redir_esc=y"><em>El mito del Estado</em></a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ernst_Cassirer">Ernst Cassirer</a>, <a href="https://www.plazayvaldes.es/libro/cassirer-y-su-neo-ilustracion">prestigioso pensador alemán</a> de familia judía que hubo de partir al exilio, dio algunas conferencias en <a href="https://www.fcede.es/site/es/libros/detalles.aspx?id_libro=6776">su lucha contra el nazismo desde la historia de las ideas</a>. Una de ellas se titulaba <a href="https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/1030"><em>Judaísmo y los mitos políticos modernos</em></a> y resulta interesante leer sus <a href="https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/1029">análisis de sesgo kantiano</a> para comprender mejor lo contado por la película recién estrenada:</p>
<blockquote>
<p>“En su nueva mitología política los líderes de Alemania eligen lo judío como chivo expiatorio sobre el que cargar todos los pecados y males imaginables. Lo que temían los inventores del mito de la raza superior alemana no es la resistencia física, sino la resistencia moral de los judíos. Tras la expulsión y asesinato de cientos de miles de judíos, todavía no quedaron satisfechos con su trabajo. Seguían obsesionados con la idea de considerar lo judío como el espíritu del mal, la encarnación del diablo. A pesar del despliegue de todo su poderío militar, pese a su incomparable organización técnica y bélica, el coloso alemán era, después de todo, un coloso con los pies de barro. En cuanto se destruyó su fundación mítica, su colapso fue inevitable”.</p>
</blockquote>
<p>Berlín es un lugar plagado de lugares históricos. Uno de ellos es una villa burguesa en las orillas del Wannsee donde tuvo lugar esta terrible conferencia y que hoy alberga <a href="https://www.visitberlin.de/es/casa-de-la-conferencia-wannsee">un museo conmemorativo</a>. </p>
<p>Curiosamente al lado nos encontramos con la residencia de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Liebermann">Max Libermann</a>, un pintor impresionista judeo-alemán, cuya <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Liebermann_Villa">villa es otro museo</a> complementario del anterior. Ver ambas es como visitar <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Weimar">Weimar</a>, tan identificada con <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Friedrich_von_Schiller">Schiller</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Wolfgang_von_Goethe">Goethe</a>, ciudad que colinda con el campo de concentración de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Buchenwald">Buchenwald</a>. Impresiona ver esta cercanía entre lo siniestro y lo sublime.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/183326/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En una villa del barrio berlinés de Wannsee se reunieron hace 80 años jararcas nazis para programar lo que dieron en llamar la “solución final” o exterminio del pueblo judío. Una reciente película testimonia las actas de tan macabra reunión.Roberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP Etica, Epistemología y Sociedad). Historiador de las ideas morales y políticas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1800682022-04-06T18:37:35Z2022-04-06T18:37:35ZGilda, el viaje a Argentina de los nazis y el cártel del tungsteno<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/455291/original/file-20220330-5976-bsovyo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C58%2C2995%2C2267&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Rita Hayworth y Glenn Ford hablando con Steven Geray en 'Gilda' (1946).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.imdb.com/title/tt0038559/mediaviewer/rm3032206848/">IMDB / Columbia Pictures</a></span></figcaption></figure><p>Pocas películas tienen tanto trasfondo como <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film943832.html"><em>Gilda</em></a>. Detrás de la tumultuosa historia de amor a tres que todo el mundo recuerda de esta película, y el guante que se quita Rita Hayworth mientras canta <em>Put the Blame on Mame</em>, hay una historia muy sórdida: la huida de los mayores criminales del siglo XX. </p>
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<figcaption><span class="caption">Rita Hayworth cantando ‘Put the Blame on Mame’ en <em>Gilda</em>.</span></figcaption>
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<h2>El trasfondo de la película</h2>
<p>A partir de un contexto real, <em>Gilda</em> imagina el entramado de un cártel u oligopolio muy poderoso durante la Segunda Guerra Mundial, el del tungsteno o wolframio, un material cerámico tan duro como el diamante que recubría los misiles y otras armas. Como muchos materiales desarrollados para uso militar, posteriormente tuvo acomodo como material de uso civil para fabricar bombillas y las herramientas que taladran paredes, cortan baldosas y afilan cuchillos. </p>
<p><em>Gilda</em> se estrenó en 1946 y fue interpretada por Rita Hayworth (Gilda), George MacReady (Ballin Mundson) y Glenn Ford (Johnny Farrell). La película narra la historia de Farrell, un jugador de poca monta que es contratado por el dueño de un casino en Buenos Aires, Ballin Mundson, para que descubra a los jugadores que hacen trampa. </p>
<p>Al poco tiempo, Farrell se convierte en la mano derecha del dueño y este le permite llevar el negocio a su manera. Cuando Mundson vuelve casado con una bella mujer, Gilda, antigua pareja de Farrell, comienza el triángulo amoroso más famoso del cine de los años cuarenta.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=440&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=440&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=440&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=553&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=553&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455295/original/file-20220330-5959-16h9ega.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=553&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Rita Hayworth en otra escena de <em>Gilda</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://m.imdb.com/title/tt0038559/mediaviewer/rm1007256576/">IMDB / Columbia Pictures</a></span>
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<p>El personaje de Ballin Mundson podría ser el alter ego de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fritz_Thyssen">Fritz Thyssen</a>, afiliado al partido nazi e hijo del industrial y magnate alemán August Thyssen, dueño de empresas especializadas en acero que producían armas y municiones para el ejército alemán. </p>
<p>Fritz Thyssen trabajó para la compañía familiar y fue dado de baja en el ejército en 1914 por su mala condición pulmonar. En 1940 emigró a Francia y comenzó los trámites de emigración a Argentina. Poco se sabe de cuándo llego, pero allí se nacionalizó y vivió hasta su muerte en 1951.</p>
<h2>¿Por qué y cómo viajaron los nazis a Argentina?</h2>
<p>En 1933, <a href="https://books.google.es/books/about/El_nazismo_y_los_refugiados_alemanes_en.html?id=RnAxAAAAIAAJ&redir_esc=y">entró en vigor en Argentina un Decreto</a> que permitía la reunificación de las familias. Una vez cumplidos dos años de residencia se podía realizar un llamado a un familiar. Entre 1933 y 1945, ingresaron en Argentina casi 7 000 alemanes, casi todos judíos. </p>
<p>En 1934 se dictó un nuevo decreto relacionado con los viajes de turismo. Las personas que viajaban en primera clase en el barco (los anteriores lo hacían en segunda o tercera clase) debían presentar tan solo un certificado de turismo otorgado por la autoridad consular argentina del punto de embarque y su pasaporte. En 1945 entraron 24 turistas alemanes en la Argentina por mar. </p>
<p>Para muchos jerarcas nazis que buscaban huir de los aliados, dicho viaje transatlántico era su última vía de escape. Esas rutas se han denominado <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-53522118"><em>ratlines</em></a> (rutas de ratas, flechaduras), que es como en jerga marinera se llaman las escalerillas hechas con cabos que usaban los marineros para subir a lo alto de las velas, especialmente cuando el barco se hundía. Era posiblemente su última opción de mantenerse con vida. Al final, el origen náutico de la palabra resultó ser irónicamente adecuado para los nazis que huían de Europa. </p>
<h2>El cártel del tungsteno o wolframio</h2>
<p>El tungsteno es un material estratégico. El carburo de tungsteno es un compuesto cerámico de gran dureza perteneciente al grupo de los <em>cermets</em> (<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cermet">metales cerámicos</a>). Tiene el punto de fusión más elevado de todos los metales (3 422 ºC) y una alta densidad, además de ser muy estable térmica y químicamente y de ser un excelente conductor. Resumiendo, es el material más duro presente en la naturaleza (después del diamante) y es bastante respetuoso con el medio ambiente.</p>
<p>En <em>Gilda</em>, el personaje de Ballin Mundson controla el cártel de este metal. Cuando un individuo aparece muerto en el casino, Mundson tiene que improvisar. Decide dejar a Farrell como heredero y le da instrucciones para abrir su caja fuerte, donde encontrará unas cartas firmadas. Poco después, finge su muerte para evitar ser perseguido. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=471&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=471&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=471&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=592&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=592&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/455294/original/file-20220330-23-1s74oev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=592&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Glen Ford y Rita Hayworth en <em>Gilda</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.imdb.com/title/tt0038559/mediaviewer/rm3015429632/">IMDB / Columbia Pictures</a></span>
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<p>En la caja fuerte, Farrell descubre que ha heredado una mina de tungsteno, unas pocas patentes y una docena de pequeñas empresas. Se reúne entonces con los otros doce miembros del cártel para decirles que nada va a cambiar y, ante las protestas de algunos de ellos, concluye que “solo uno debe dirigirlos”.</p>
<p>Posteriormente, un mensajero alemán informa a Farrell de que “las patentes pertenecen a los principales”, es decir, que Mundson era uno más en el cártel. Explica que le dieron permiso a Mundson para comprar las patentes (y le adelantaron el dinero) con la condición de que las devolviera después de la guerra en un “pacto entre caballeros”. </p>
<p>Mundson se había llevado a Argentina algunas de las patentes más relevantes de uso civil. La presencia de los mensajeros y la persecución de la policía argentina hacen sospechar que tal vez alguna de ellas pudiera tener uso militar.</p>
<h2>¿Y al final?</h2>
<p>La película recrea una situación –la del cártel del tungsteno– que podría haber ocurrido en la vida real a partir de las historias de los emigrantes alemanes a Argentina, pero no deja de ser una fabulación. Actualmente, los mayores productores de tungsteno son Rusia, China y Vietnam, pero no se puede hablar de cárteles, sino más bien de mercados de materias primas (incluso de mercados de minerales raros).</p>
<p>En la gran pantalla, cuando Mudson finge su muerte, Gilda, ya viuda, se casa con Farrell. Después de varias acusaciones de infidelidad y discusiones entre la nueva pareja, se reconcilian. Pero Mundson les descubre cuando aparece por sorpresa. Al intentar atacarlos, es asesinado. </p>
<p>La policía argentina alega que, como había simulado estar ya muerto, el caso no se investigaría. Después le piden a Farrell que le indique dónde está la caja fuerte. Farrell se la descubre y se interpreta que todos los documentos del cártel quedan en manos de la policía, mientras la pareja se mantiene unida. Un final aceptable para el triángulo amoroso que es la trama central de la película. </p>
<p>Espero que al final de este artículo el lector vuelva a ver <em>Gilda</em> prestando atención a cómo la película encumbra a un jugador de medio pelo al estatus de jefe absoluto de un cártel en el que los cabecillas eran nazis alemanes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180068/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Isabel Rosado Cubero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En ‘Gilda’ no hay solo una historia de amor o un baile sensual con un guante. El trasfondo de la trama habla de la huida a Argentina de algunos de los mayores criminales del siglo XX.Ana Isabel Rosado Cubero, Profesora de Economía , Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1787202022-03-08T19:01:04Z2022-03-08T19:01:04ZA propósito de ‘Mi madre era de Mariúpol’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/450700/original/file-20220308-13-b40rnl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C0%2C2764%2C1647&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mariúpol, 1910.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:%D0%9C%D0%B0%D1%80%D0%B8%D1%83%D0%BF%D0%BE%D0%BB%D1%8C._%D0%A3%D0%BB%D0%B8%D1%86%D0%B0_%D0%95%D0%BA%D0%B0%D1%82%D0%B5%D1%80%D0%B8%D0%BD%D0%B8%D0%BD%D1%81%D0%BA%D0%B0%D1%8F._1910.jpg">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>En la calle Gueorguiyevskaya 69 de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mari%C3%BApol">Mariúpol</a>, ciudad ucraniana junto al mar de Azov, hay una casa que ha sido reconstruida en varias ocasiones porque ardió tres veces: primero cuando aun era un liceo femenino; después, cuando los nazis se marcharon y quisieron borrar su rastro de la casa, que habían reconvertido en oficina de empleo; y, por último, en la guerra civil de 2014. </p>
<p>La autora ruso-ucraniana <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Natascha_Wodin">Natascha Wodin</a> reconstruye en su novela <a href="https://librosdelasteroide.com/libro/mi-madre-era-de-mariupol"><em>Mi madre era de Mariúpol</em></a> la historia de la figura materna y de la casa familiar. Es un lugar especial, porque es donde nació y vivió su madre, Yevguenia Yákovlevna Iváshchenko, hasta 1943. Yevguenia nació en 1920 y se quitó la vida en 1956 en Alemania, cuando su hija tenía once años.</p>
<h2>El origen del proyecto</h2>
<p>Su muerte temprana y el silencio en torno a su pasado empujaron a Natascha Wodin a rastrear las huellas de la figura materna. Tan solo contaba con la partida de matrimonio ucraniana de sus padres con fecha 28 de julio de 1943, y la cartilla de trabajo del padre ruso, Nikolái, del 8 de agosto de 1944. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=960&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=960&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=960&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1207&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1207&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/450698/original/file-20220308-25-qatorv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1207&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Portada del libro.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://librosdelasteroide.com/libro/mi-madre-era-de-mariupol">Libros del Asteroide</a></span>
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<p>Todo lo que averigua lo hace a través de internet y con la ayuda de un personaje, Konstantín, gracias a quien obtiene fotografías, documentos, informes, listas, números de teléfono a los que llamar o direcciones a las que escribir. Aunque tampoco llega a conocer a ciencia cierta el pasado ucraniano de su madre en Mariúpol, consigue reunir materiales muy diversos sobre familiares y lugares relacionados con ella, entre otros, el diario de su tía Lidia. </p>
<p>Para la reconstrucción de ese pasado incierto, Wodin inserta en el texto sus propios recuerdos, su imaginación, su destreza de escritora, con el fin de rellenar los huecos y las lagunas que permanecen tras la búsqueda, y presta su voz a sentimientos y sensaciones que la madre pudo experimentar.</p>
<p><em>Mi madre era de Mariúpol</em> está dividida en cuatro partes y siete capítulos, cada uno de ellos precedido de una fotografía cuya historia va desvelando la narradora:
el inicio de la búsqueda, una noche de verano de 2013; las memorias de Lidia, hermana de la madre; el relato del trabajo esclavo de los padres en Alemania; y el nacimiento de la narradora en 1945 y su incorporación a la historia familiar, hasta la muerte de la madre. </p>
<h2>Los traumas del pasado</h2>
<p>El pasado de Yevguenia está atravesado especialmente por dos episodios históricos del siglo XX con consecuencias muy traumáticas: <a href="https://theconversation.com/holodomor-morir-de-hambre-en-los-anos-30-en-la-union-sovietica-176841">la hambruna o Holodomor</a> de los años 1931 a 1934 en Ucrania y el trabajo esclavo (<em>Zwangsarbeit</em>) en Alemania entre 1943 y 1945. La hija convive con una madre que siempre tiene hambre y que siempre está cansada, con una aversión profunda hacia el trabajo. Son las cicatrices de un pasado violento y traumático. </p>
<p>En la novela se cuenta la extrema hambruna vivida por el pueblo ucraniano en 1922 con la Revolución y, diez años después, con la dictadura de Stalin. <a href="https://www.penguinlibros.com/es/historia/281910-libro-hambruna-roja-9788418967245">Anne Applebaum argumenta</a> que Stalin lanzó su plan de colectivización con la idea de aniquilar y aplastar cualquier aspiración nacionalista por parte de los ucranianos. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/450702/original/file-20220308-21-9wcra5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cola para el pan durante la hambruna, 1932.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bread_for_a_gold_-_A_queue_in_Kharkiv_1932.jpg">State Archive of Ukraine / Wikimedia Commons</a></span>
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</figure>
<p>Una década más tarde, Yevguenia y Nikolái fueron forzados a trabajar para el consorcio Flick en Alemania y, como tantos otros, a contribuir a la fabricación de componentes y armas destinados a aniquilar a sus propios compatriotas. Wodin cuenta cómo los nazis primero se sirvieron de llamamientos a la población para trabajar en Alemania, algo que se comparaba con el paraíso y que consiguió captar muchos voluntarios, y cómo, una vez conocida la realidad del infierno, cesó el flujo de mano de obra y comenzó la caza (en sentido literal) de personas. </p>
<p>Después de la guerra, los trabajadores esclavos recibieron el nombre de “personas desplazadas” y, más tarde, “extranjeros apátridas”. Vivían atrapados entre la marginación y el aislamiento que sufrían en Alemania, al encarnar al enemigo soviético despiadado y sanguinario, y el miedo a ser fusilados si eran devueltos a la Unión Soviética, ya que para Stalin eran cómplices de los nazis. La novela rescata del olvido esta historia familiar ruso-ucraniana y también sucesos históricos que habían recibido poca atención hasta el siglo XXI, y los presenta entrelazados.</p>
<h2>La ausencia</h2>
<p>Wodin solo pudo compartir sus primeros años con su madre, y la ausencia de esta figura ha marcado su propia vida y su obra. La autora y la narradora de <em>Mi madre era de Mariúpol</em> acaban por fundirse en una sola para devolverle su nombre y su pasado a Yevguenia Yákovlevna Iváshchenko y, con ella, a otras personas excluidas de la memoria colectiva del siglo XX. </p>
<p>La literatura se erige una vez más en espacio de reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro. </p>
<p>Pero no sabemos qué ocurrirá con la casa de la calle Gueorguiyevskaya 69 de Mariúpol.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178720/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana R. Calero-Valera no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La autora ruso-ucraniana Natascha Wodin reconstruye en su novela ‘Mi madre era de Mariúpol’ la historia de su madre, que nació en 1920 y se quitó la vida en 1956 en Alemania, cuando su hija tenía once años.Ana R. Calero-Valera, Profesora de Filología Alemana, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1783852022-03-04T14:30:30Z2022-03-04T14:30:30ZHambruna, subyugación y desastre nuclear: cómo la experiencia soviética sembró el resentimiento de los ucranianos hacia Rusia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/449622/original/file-20220302-21-1cncfud.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1042%2C694&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Una estátua conmemora la hambruna en la que murieron millones de ucranianos.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/commemorative-service-held-for-the-victims-of-the-holodomor-news-photo/1236844533?adppopup=true">A statue of a girl during the Ukrainian famine, in which someone has placed wheat and flowers.</a></span></figcaption></figure><p>Ucrania y Rusia comparten una gran cantidad de historia y cultura; de hecho, durante largos periodos, los países vecinos formaron <a href="https://theconversation.com/why-putin-has-such-a-hard-time-accepting-ukrainian-sovereignty-174029">parte de imperios más grandes que abarcaban ambos</a> territorios.</p>
<p>Pero esa historia – especialmente durante el periodo soviético de 1922 a 1991, en el que Ucrania fue absorbida por el bloque comunista – también ha generado resentimiento. Las opiniones sobre los méritos de <a href="https://www.themoscowtimes.com/2021/06/23/russians-ukrainians-split-on-views-of-stalin-poll-a74306">la Unión Soviética y sus líderes son divergentes</a>, y los ucranianos son mucho menos propensos a ver ese periodo de forma <a href="https://www.economist.com/europe/2015/06/18/putin-the-uniter">favorable que los rusos</a>.</p>
<p>Sin embargo, el presidente ruso Vladimir Putin sigue <a href="https://www.reuters.com/world/europe/putin-rues-soviet-collapse-demise-historical-russia-2021-12-12/">reivindicando los fundamentos soviéticos</a> de lo que él considera la “Rusia histórica”, una entidad que incluye a Ucrania.</p>
<p>Como <a href="https://scholar.google.com/citations?user=9ah4V7gAAAAJ&hl=en">estudiosos de</a> <a href="https://isearch.asu.edu/profile/3743765">esa historia</a>, creemos que un examen de las políticas de la época soviética en Ucrania puede ofrecer una lente útil para entender por qué tantos <a href="https://www.themoscowtimes.com/2021/12/10/3-in-4-ukrainians-say-russia-is-hostile-state-survey-a75783">ucranianos albergan un profundo resentimiento hacia Rusia</a>.</p>
<h2>La hambruna de Stalin</h2>
<p>A lo largo del siglo XIX y principios del XX, Ucrania era conocida como el granero de <a href="https://ewjus.com/index.php/ewjus/article/view/641">Europa y posteriormente de la Unión Soviética</a>. Su rico suelo y sus amplios campos la convertían en un lugar ideal para cultivar el grano que ayudaba a alimentar a todo el continente.</p>
<p>Después de que Ucrania fuera absorbida por la Unión Soviética a partir de 1922, su agricultura fue sometida a <a href="https://jsis.washington.edu/wordpress/wp-content/uploads/2018/02/USSR_COLLECTIVIZATION_HOLODOMOR.pdf">políticas de colectivización</a>, en las que los soviéticos se apoderaban de las tierras privadas para trabajarlas en común. Todo lo que se produjera en esas tierras se redistribuiría en toda la unión.</p>
<p>En 1932 y 1933, una hambruna devastó la Unión Soviética como resultado de la agresiva colectivización unida a las malas cosechas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Dead and dying horses near a collective farm in the Ukraine." src="https://images.theconversation.com/files/442620/original/file-20220125-27-10o0kow.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442620/original/file-20220125-27-10o0kow.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442620/original/file-20220125-27-10o0kow.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442620/original/file-20220125-27-10o0kow.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442620/original/file-20220125-27-10o0kow.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442620/original/file-20220125-27-10o0kow.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442620/original/file-20220125-27-10o0kow.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">¿Una hambruna deliberada?</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/dead-and-dying-horses-near-a-belgorod-collective-farm-news-photo/156265737?adppopup=true">Daily Express/Hulton Archive/Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Millones de personas murieron de hambre en toda la Unión Soviética, pero Ucrania se llevó la peor parte de este horror. Las investigaciones estiman que <a href="https://www.washingtonpost.com/outlook/the-deliberate-starvation-of-millions-in-ukraine/2017/11/03/0999f2d0-b8bb-11e7-be94-fabb0f1e9ffb_story.html">entre 3 y 4 millones</a> de ucranianos murieron a causa de la hambruna, alrededor del 13% de la población, aunque la cifra real es imposible de establecer debido a los esfuerzos soviéticos por <a href="https://www.theatlantic.com/international/archive/2017/10/red-famine-anne-applebaum-ukraine-soviet-union/542610/">ocultar la hambruna y sus consecuencias</a>.</p>
<p>Los expertos académicos señalan que muchas de las decisiones políticas del régimen soviético de Joseph Stalin – como <a href="https://cla.umn.edu/chgs/holocaust-genocide-education/resource-guides/holodomor">impedir que los agricultores ucranianos viajaran en busca de alimentos y castigar severamente a quienes sacaran productos de las granjas colectivas</a> – agravaron mucho la hambruna para los ucranianos. Estas políticas eran específicas para los ucranianos dentro de Ucrania, así como para los ucranianos que vivían en otras partes de la Unión Soviética.</p>
<p>Algunos historiadores afirman que las medidas de Stalin se llevaron a cabo para sofocar un movimiento independentista ucraniano y <a href="https://holodomor.ca/resource/holodomor-basic-facts/">se dirigieron específicamente a los ucranianos étnicos</a>. Por ello, algunos estudiosos <a href="https://cla.umn.edu/chgs/holocaust-genocide-education/resource-guides/holodomor">califican la hambruna de genocidio</a>. En ucraniano, el suceso se conoce como “Holodomor”, que significa “muerte por hambre”.</p>
<p>El reconocimiento de toda la magnitud del Holodomor y la implicación de los dirigentes soviéticos en las muertes sigue siendo una cuestión importante en Ucrania hasta el día de hoy, y <a href="https://www.wsj.com/articles/SB119602928167703318">los dirigentes del país luchan desde hace tiempo</a> por el reconocimiento mundial del Holodomor y su impacto en la Ucrania moderna.</p>
<p>Países como <a href="https://www.rferl.org/a/u-s-senate-passes-resolution-on-ukraine-famine-a-move-hailed-by-kyiv/29526188.html">Estados Unidos</a> y <a href="https://holodomormuseum.org.ua/en/recognition-of-holodomor-as-genocide-in-the-world/">Canadá</a> han hecho declaraciones oficiales calificándolo de genocidio.</p>
<p>Pero este no es el caso en gran parte del resto del mundo.</p>
<p>Al igual que <a href="https://education.holodomor.ca/teaching-materials/holodomor-denial-silences/">el gobierno soviético de la época negó</a> que hubiera decisiones que privaran explícitamente a Ucrania de alimentos – señalando que la hambruna afectó a todo el país – también los líderes rusos actuales <a href="https://www.thedailybeast.com/russia-denies-stalins-killer-famine">se niegan a reconocer la culpabilidad</a>.</p>
<p>La negativa de Rusia a admitir que la hambruna afectó de forma desproporcionada a los ucranianos ha sido interpretada por muchos en Ucrania como un intento de restar importancia a la historia y la identidad nacional ucranianas.</p>
<h2>La anexión soviética de Ucrania occidental</h2>
<p>Este intento de suprimir la identidad nacional ucraniana continuó durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En los primeros años de la Unión Soviética, el movimiento nacional ucraniano se concentraba en las zonas occidentales de la actual Ucrania, que formaba parte de Polonia hasta la invasión nazi en 1939.</p>
<p>Antes de la invasión, la Unión Soviética y la Alemania nazi firmaron un acuerdo secreto, bajo la apariencia <a href="https://www.theguardian.com/world/from-the-archive-blog/2019/jul/24/molotov-ribbentrop-pact-germany-russia-1939">del pacto de no agresión Molotov-Ribbentrop</a>, que delimitaba las esferas de influencia alemana y soviética sobre partes de Europa central y oriental.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Cartoon shows Adolf Hitler greeting Joseph Stalin with the words 'The scum of the Earth, I believe?' with Stalin replying, 'Bloody assassin of the workers, I presume?'" src="https://images.theconversation.com/files/442622/original/file-20220125-17-x3dso4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442622/original/file-20220125-17-x3dso4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442622/original/file-20220125-17-x3dso4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442622/original/file-20220125-17-x3dso4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=508&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442622/original/file-20220125-17-x3dso4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442622/original/file-20220125-17-x3dso4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442622/original/file-20220125-17-x3dso4.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=638&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una caricatura famosa del artista David Low, que representa el acuerdo sobre Polonia entre Stalin y Hitler.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:Davidlowrendezvous.png">David Low/British Cartoon Archive at the University of Kent</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Después de que Alemania invadiera Polonia, el Ejército Rojo se trasladó a la parte oriental del país con el pretexto de estabilizar la nación en decadencia. En realidad, la Unión Soviética estaba aprovechando las disposiciones establecidas en el protocolo secreto. Los territorios polacos que ahora conforman la Ucrania occidental también fueron incorporados a la Ucrania soviética y a Bielorrusia, subsumiéndolos en el amplio mundo cultural ruso.</p>
<p>Al final de la guerra, los territorios siguieron formando parte de la Unión Soviética.</p>
<p>Stalin se dedicó a suprimir la cultura ucraniana en estas tierras recién anexionadas en favor de una mayor cultura rusa. Por ejemplo, los soviéticos <a href="https://newrepublic.com/article/145953/stalin-starved-ukraine">reprimieron a los intelectuales ucranianos</a> que promovían la lengua y la cultura ucranianas mediante la censura y el encarcelamiento.</p>
<p>Esta supresión también incluyó <a href="https://www.atlanticcouncil.org/blogs/ukrainealert/the-church-that-stalin-couldn-t-kill-ukrainian-greek-catholic-church-thrives-seventy-years-after-forced-reunification/">la liquidación de la Iglesia greco-católica ucraniana</a>, una iglesia autónoma con lealtad al Papa y que era una de las instituciones culturales más destacadas en la promoción de la lengua y la cultura ucranianas en estos antiguos territorios polacos.</p>
<p>Sus propiedades fueron transferidas a la Iglesia Ortodoxa Rusa, y muchos de sus sacerdotes y obispos fueron encarcelados o exiliados. La <a href="https://sheptytskyinstitute.ca/the-ukrainian-greek-catholic-church-and-the-soviet-state-1939-1950/">destrucción de la Iglesia greco-católica ucraniana</a> sigue siendo una fuente de resentimiento para muchos ucranianos. Creemos que es un ejemplo claro de <a href="https://www.basicbooks.com/titles/serhii-plokhy/lost-kingdom/9780465098491/">los esfuerzos intencionados de los soviéticos por destruir las instituciones culturales ucranianas</a>.</p>
<h2>El legado de Chernóbil en Ucrania</h2>
<p>Al igual que el desastre marcó los primeros años de Ucrania como república soviética, también lo hicieron sus últimos años.</p>
<p>En 1986, un reactor nuclear de la central nuclear soviética de Chernóbil, en el norte de Ucrania, entró en fusión parcial. Sigue siendo la peor <a href="https://www.livescience.com/39961-chernobyl.html">catástrofe nuclear en tiempos de paz que ha visto el mundo</a>.</p>
<p>Fue necesario evacuar a <a href="https://www.iaea.org/newscenter/focus/chernobyl/faqs">cerca de 200.000 personas</a> en los alrededores de la central. Y a día de hoy, aproximadamente 1.000 millas cuadradas de Ucrania forman parte de <a href="https://www.nationalgeographic.com/culture/article/life-goes-on-chernobyl-35-years-after-worlds-worst-nuclear-accident">la Zona de Exclusión de Chernóbil</a>, donde la lluvia radiactiva sigue siendo alta y el acceso está restringido.</p>
<p>Las mentiras soviéticas para ocultar el alcance del desastre – y los errores que habrían limitado la lluvia radiactiva – no hicieron sino agravar el problema. <a href="https://www.bbc.com/future/article/20190725-will-we-ever-know-chernobyls-true-death-toll">El personal de emergencia</a> no recibió el equipo ni la formación adecuados para tratar el material nuclear.</p>
<p>El resultado fue una gran cantidad de muertes y una incidencia más alta de lo normal de enfermedades y complicaciones inducidas por la radiación, como cáncer y defectos de nacimiento, tanto entre los antiguos residentes de la región como entre los trabajadores enviados para hacer frente al <a href="https://www.basicbooks.com/titles/serhii-plokhy/chernobyl/9781541617087/">desastre</a>.</p>
<p>Otras repúblicas soviéticas y países europeos se enfrentaron a las consecuencias de Chernóbil, pero fueron las autoridades de Ucrania las encargadas de organizar las evacuaciones a Kiev mientras Moscú intentaba ocultar el alcance del desastre.</p>
<p>Todo esto llevó a que, hoy en día, la Ucrania independiente se ocupa de <a href="https://press.princeton.edu/books/paperback/9780691151663/life-exposed">miles de ciudadanos con enfermedades crónicas y discapacidades causados por el accidente</a>.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="A derelict swing boat in an abandoned fun fair in front of a Ferris wheel." src="https://images.theconversation.com/files/442621/original/file-20220125-17-x443tm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442621/original/file-20220125-17-x443tm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442621/original/file-20220125-17-x443tm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442621/original/file-20220125-17-x443tm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442621/original/file-20220125-17-x443tm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442621/original/file-20220125-17-x443tm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442621/original/file-20220125-17-x443tm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una feria abandonada, a dos kilómetros de la central nuclear Chernóbil.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/abandoned-swing-boat-and-ferris-wheel-in-the-pripyat-news-photo/136461088?adppopup=true">Martin Godwin/Getty Images</a></span>
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<p><a href="https://www.themoscowtimes.com/archive/ukraines-sites-of-memory-chernobyl-in-the-heart">El legado de Chernóbil se cierne sobre el pasado reciente de Ucrania</a> y sigue definiendo la memoria de muchas personas sobre su vida en la era soviética.</p>
<h2>Recuerdos de un pasado doloroso</h2>
<p>Esta dolorosa historia de la vida bajo el régimen soviético constituye el telón de fondo del resentimiento que existe hoy en Ucrania hacia Rusia. Para muchos ucranianos, no se trata de meras historias de los libros de texto, sino de partes centrales de la vida de la gente: muchos ucranianos siguen viviendo con las consecuencias sanitarias y medioambientales de Chernóbil, por ejemplo.</p>
<p>La presencia de soldados rusos en terreno de Ucrania sirve como recordatorio de los esfuerzos anteriores, hechos por el país vecino, de destrozar la independencia ucraniana.</p>
<p><em>Este artículo fue <a href="https://www.infobae.com">traducido por Infobae</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178385/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Emily Channell-Justice no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jacob Lassin recibe fondos de the National Council for Russian and East European Research.</span></em></p>Ucrania, una vez conocida como el granero de Europa, sufrió una hambruna terrible bajo Stalin. Este desastre, entre otros, perjudica las relaciones modernas entre los dos países vecinos.Emily Channell-Justice, Director of the Temerty Contemporary Ukraine Program, Harvard UniversityJacob Lassin, Postdoctoral Research Scholar in Russian and East European Studies, Arizona State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1780672022-02-28T15:48:47Z2022-02-28T15:48:47Z¿Qué pensarían Freud y Einstein de la guerra en Ucrania?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/448949/original/file-20220228-13-1xl3vw5.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1914%2C1069&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Albert Einstein y Sigmund Freud.</span> <span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“¿Existe algún medio que permita al hombre librarse de la amenaza de la guerra?” </p>
</blockquote>
<p>Esta fue la pregunta que el físico Albert Einstein le dirigió, <a href="https://es.unesco.org/courier/may-1985/que-guerra-carta-albert-einstein-sigmund-freud">por carta</a>, al psicoanalista Sigmund Freud el 30 de julio de 1932, anticipando el horror que vendría pocos años después.</p>
<p>Einstein señala en ese texto el “apetito político del poder” que, en su voracidad, se niega a renunciar a ninguna cuota de soberanía y se nutre de intereses económicos, preferentemente –dice– de los fabricantes y traficantes de armas. </p>
<p>Casi un siglo después, esa tesis sigue plenamente vigente. El interrogante para Einstein era la posición pasiva o seguidista de buena parte de la población que, aun sabiendo las penurias que tendría esa guerra para ellos, no se oponían o, al menos, no lo hacían abiertamente. </p>
<p>Él estaba convencido de que la propaganda, a través de las escuelas, la prensa y la iglesia, resultaba clave para esa expansión belicista, asunto que hoy continúa y se prolonga, de manera exponencial, a través de los medios digitales, en los que el gobierno ruso es un experto. La ciberguerra, con sus ataques y bulos, es la prolongación de la guerra por medios digitales.</p>
<p>Einstein se pregunta –y se dirige explícitamente a Freud como conocedor del psiquismo humano– si, además de estas “armas propagandísticas” y de estos intereses lucrativos, no habrá en el ser humano un instinto propio de destrucción.</p>
<h2>Las leyes y los dominadores</h2>
<p>Freud le contesta, también por <a href="https://es.unesco.org/courier/marzo-1993/que-guerra-sigmund-freud-escribe-albert-einstein">carta</a>, unas semanas más tarde, en septiembre de 1932. De entrada, le propone ser más incisivo con el lenguaje y hablar directamente de violencia, en lugar de fuerza. </p>
<p>Los dos habían asistido, como personajes célebres y bien informados, a la creación –impulsada por el presidente norteamericano Thomas Woodrow Wilson– de la Sociedad de Naciones en 1919, tras la primera Gran Guerra. Esa organización internacional proponía el derecho y los lazos comunitarios, libremente consentidos, como freno a cualquier tipo de violencia y ataques entre naciones.</p>
<p>Pero la realidad, marcada por la expansión de la violencia nazi, ya antes de tomar el poder, no dejaba muchas esperanzas en el porvenir de esa solución. Las desigualdades sociales y políticas hacen que las leyes acaben favoreciendo a los dominadores que aspiran a saltarse la ley y ampliar sus territorios para que el derecho finalmente legitime su poder. Los dos pensadores habían captado en Hitler esa ambición y su falta total de escrúpulos morales para contenerla.</p>
<h2>Pulsión destructiva</h2>
<p>Freud admite la existencia de esa pulsión destructiva a la que aludía Einstein, frente a la cual el amor, reconoce, se revela impotente. En realidad, observa el médico, la diferencia entre amor y odio no es radical, se pasa fácilmente de uno a otro. De allí que años más tarde, otro psicoanalista y lector de Freud, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Lacan">Jacques Lacan</a>, inventara un neologismo: odioenamoramiento, para expresar que no hay amor sin su cuota de odio.</p>
<p>Unos años antes, en 1915, el inventor del psicoanálisis <a href="https://www.casadellibro.com/libro-de-guerra-y-de-muerte-temas-de-actualidad/9789505188529/4916918">se lamentaba</a> de que la guerra (la primera Gran Guerra mundial) “en la que no creían, había estallado y nadie respetaba los derechos de los prisioneros o de la población civil”. La pulsión de muerte, ese empuje autodestructivo inherente al ser hablante, revela que <a href="http://www.revistavirtualia.com/storage/articulos/pdf/nFnC6P2tfp0cLfh3bTszZwec7bLbbC68H2zcgRJe.pdf">nada es más humano que el crimen</a>. </p>
<p>El psicoanalista <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jacques-Alain_Miller">Jacques-Alain Miller</a> desarrolla la tesis que permite introducir lo inhumano en la humanidad misma, como un componente esencial de su psiquismo. Más allá de los casos clínicos de esta humana pulsión destructiva, la realidad cotidiana nos confirma esa tesis. Por ejemplo, cuando consumimos en exceso en busca de un deseado placer; cuando nos dejamos la vida en la carretera por exceso de velocidad camino de la relajada felicidad del descanso semanal o cuando por un supuesto amor, destruimos la vida de los más próximos. La felicidad, diría Freud, no forma parte del <em>software</em> de nuestras vidas o, al menos, incluye una cuota de displacer nada desdeñable.</p>
<p>La respuesta final de Freud a la pregunta inicial de Einstein –y que, podemos hipotetizar, sería la misma que hoy le daría, admitiendo todas las diferencias que convenga entre acontecimientos históricos separados en el tiempo– es, sin duda, la de un pesimista advertido. Aquel que, partiendo de esa realidad psíquica, apela al coraje ético de cada uno y afirma que nos rebelamos contra la guerra porque no podemos hacer otra cosa como pacifistas. La guerra nos produce una “intolerancia constitucional” y no queremos esa destrucción. La pulsión de muerte nunca fue para él un destino fatal, simplemente un punto de partida del que conviene estar advertido para contrariarlo.</p>
<p>Freud mismo no era ajeno a Ucrania, puesto que era hijo de padres judíos procedentes de la región de Galitzia, actualmente Ucrania. Su apuesta por la vida fue radical y eso incluía la cultura: “Todo lo que trabajamos en favor del desarrollo de la cultura irá también contra la guerra”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178067/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Ramón Ubieto Pardo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En su intercambio epistolar, Einstein y Freud reflexionan acerca de la inevitabilidad de la II Guerra Mundial. Observan la pulsión destructiva inherente a los humanos, y lo difícil que es evitarla.José Ramón Ubieto Pardo, Profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación. Psicoanalista, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1775602022-02-25T18:32:30Z2022-02-25T18:32:30ZEl expolio nazi no solo consistió en el robo de arte<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/447529/original/file-20220221-23-qtm35t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C4%2C1641%2C1193&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un miembro uniformado de las SA nazis y un estudiante de la Academia de Ejercicio Físico examinan materiales saqueados de la biblioteca del Dr. Magnus Hirschfeld, director del Instituto de Ciencias Sexuales de Berlín, el 6 de mayo de 1933.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Institut_f%C3%BCr_Sexualwissenschaft_-_Bibliothek_1933.jpg">Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto / Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Cada semana aparecen en la prensa varias noticias vinculadas <a href="http://www.galaxiagutenberg.com/libros/el-expolio-nazi/">al expolio nazi</a>. La mayoría giran en torno a pleitos sobre la propiedad de un cuadro. También suelen aludir a la persecución y exterminio de las comunidades judías europeas bajo el Tercer Reich. Sin embargo, esta operación de pillaje abarcó mucho más que la pintura y los judíos no fueron sus únicas víctimas.</p>
<p>El expolio nazi movilizó una parte considerable del patrimonio cultural europeo. Las respuestas a varias preguntas básicas –en qué consistió, cuáles fueron sus causas y quiénes sus víctimas y beneficiarios– explican mejor la amplitud y complejidad de esta inmensa y brutal campaña de saqueo.</p>
<h2>¿A qué llamamos expolio nazi?</h2>
<p>En realidad, el expolio englobó dos procesos de naturaleza distinta. En el primero, que comenzó en 1933, los nazis requisaron, o compraron a precios ínfimos bajo coacción, los bienes culturales pertenecientes a ciudadanos o colectivos etiquetados como enemigos. Desde luego, a los judíos, pero también a los gitanos, a los disidentes políticos –liberales, comunistas, socialistas–, a los homosexuales… Y a los eslavos, relegados a la condición de servidumbre o esclavitud a partir de 1938, cuando empezó la campaña hacia el Este.</p>
<p>Esta primera observación aclara ya dos asuntos cruciales. En primer lugar, señala qué individuos y comunidades fueron víctimas del expolio. Y, en segundo lugar, amplía más allá de la pintura el objeto de la codicia nacionalsocialista, pues el concepto de bienes culturales abraza un amplio espectro de objetos: esculturas, instrumentos musicales, libros, joyería artística, tapices o alfombras, elementos decorativos…</p>
<h2>De las requisas a la depreciación de las monedas</h2>
<p>El expolio, sin embargo, no solo entrañó requisas. Desde 1938, con la expansión territorial del Reich, los nazis emplearon otros recursos para esquilmar el patrimonio cultural europeo. Las requisas continuaron en Europa oriental, donde los invasores saquearon indistintamente bienes culturales pertenecientes al Estado, las iglesias o los particulares. También en Europa occidental siguieron las confiscaciones de propiedades judías y de otros colectivos señalados como enemigos. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Unidades alemanas cargan obras de arte polacas de Zachęta; julio de 1944.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Warsaw_1944_by_Ba%C5%82uk_-_26320.jpg">Stefan Bałuk / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Por el contrario, al margen de estas incautaciones, en el oeste europeo el Tercer Reich respetó –salvo excepciones– las propiedades del Estado y demás instituciones públicas, de las iglesias y de los particulares. En cambio, siguió otra estrategia para rapiñar el patrimonio: devaluó a la fuerza las monedas de los países ocupados e impuso unas condiciones draconianas a sus economías.</p>
<p>Sobre esta base, los ocupantes ejercieron una forma distinta de pillaje: la compra intensiva de productos artificialmente depreciados. Un saqueo que comprendió toda materia prima o producto manufacturado útil para sostener el esfuerzo bélico. También incluyó la adquisición de obras de arte y de otros bienes culturales exportados en masa a Alemania.</p>
<p>Estas compras a precio de saldo, que esquilmaron los patrimonios artísticos nacionales, integran también el expolio: en total, entre requisas y adquisiciones, los nazis trasladaron desde Francia hacia Alemania unos 100 000 objetos culturales, 30 000 desde los Países Bajos, 20 000 desde Bélgica, un millón desde la Unión Soviética…</p>
<h2>¿Por qué los nazis acumularon bienes culturales de modo compulsivo?</h2>
<p>Las razones son variopintas. En el caso de los judíos, las requisas son parte intrínseca del Holocausto. Antes de ser deportados a los campos de exterminio –y aún en ellos– fueron despojados de todas sus posesiones, desde viviendas hasta juguetes, pasando por automóviles o vajillas. También de sus bienes culturales. Esto hubiera sido así aunque a los nazis no les hubiera interesado el arte, porque a los judíos les fue arrebatado el derecho a poseer cualquier propiedad. </p>
<p>Sin embargo, los nazis sí fueron coleccionistas compulsivos y ello también explica el expolio. La instauración del Tercer Reich provocó un relevo en la cúspide de la política, la economía y la sociedad alemanas. Los nuevos dirigentes procedían en su mayoría de las clases medias. Sintieran –o no– pasión por el arte, una de las vías elegidas para expresar el estatus recién adquirido fue el coleccionismo artístico y el aura elitista que porta consigo. </p>
<p>Hitler, hijo de un funcionario de aduanas, quiso erigir en Linz <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_F%C3%BChrer">el mayor museo de Europa</a>, emulando a los grandes mecenas de la historia; <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hermann_G%C3%B6ring">Goering</a>, de familia aristocrática venida a menos, se comparaba con los príncipes del Renacimiento; <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joachim_von_Ribbentrop">Von Ribbentrop</a>, comerciante de vinos, alardeó de su colección cosmopolita de pintura… </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Hitler regala a Goering una pintura por su cumpleaños, 1938.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-H00455,_45._Geburtstag_von_Hermann_G%C3%B6ring2.jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>Y así otros notables: las colecciones de arte les aportaban un signo de distinción al que también aspiraron numerosos funcionarios, jefes militares o cuadros del partido, que imitaron a sus líderes. Individuos e instituciones del Reich compitieron entre sí por capturar las mejores piezas por toda Europa y ello aumentó la voracidad del expolio.</p>
<p>Otra razón alentó esta acumulación intensiva. En tiempo de guerra, el precio del dinero es volátil y el capital prefiere valores seguros como el oro y los diamantes. O el arte. Entre el gran volumen de requisas y el derrumbe de las economías en territorio invadido, que obligó a liquidar numerosos patrimonios familiares, las obras de arte a precio de saldo colmaron la Europa del Tercer Reich. Un gran mercado en liquidación al alcance del ejército y la burocracia de ocupación. En este contexto, muchos alemanes, implicados en la gobernación del Reich o ciudadanos del común, aprovecharon la ocasión para comprar.</p>
<p>Por último, la Alemania nazi quiso ejercer la hegemonía cultural sobre Europa. Gracias al talento de sus creadores y a la innovación, Francia había sido la gran potencia del continente en este ámbito hasta comienzos del siglo XX. Pero la rígida política cultural nacionalsocialista cercenó la creatividad y estableció un canon artístico asentado en el pasado. Así, el Tercer Reich siguió un camino distinto al francés para ostentar la primacía continental: frente a la creación, eligió la recolección, la captura masiva de obras de arte medievales, renacentistas o barrocas.</p>
<p>En definitiva, el expolio nazi consistió en una vasta y compleja operación de saqueo a individuos, comunidades y patrimonios culturales nacionales, alentada, entre otros motivos, por la política racial, la persecución de la disidencia, la exhibición del estatus político, económico o social de una nueva élite, la inversión en valores económicos seguros o la geopolítica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/177560/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miguel Martorell Linares no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El expolio nazi movilizó una parte considerable del patrimonio cultural europeo. Esta operación de pillaje abarcó mucho más que la pintura y los judíos no fueron sus únicas víctimas.Miguel Martorell Linares, Catedrático de Historia del Pensamiento y los movimientos sociales y políticos, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1746762022-01-26T18:07:33Z2022-01-26T18:07:33Z¿Por qué hay una placa en judeoespañol en Auschwitz?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/442665/original/file-20220126-19-1hjbgu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3738%2C2191&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Entrada a Auschwitz II-Birkenau.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Selection_ramp,_Auschwitz_II_(Birkenau),_Poland1.jpg">Diego Delso / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>El 27 de enero de 1945, poco antes del final de la II Guerra Mundial, las tropas soviéticas liberaron el campo de exterminio nazi de Auschwitz. La ONU declaró en 2005 esta fecha como <a href="https://es.unesco.org/commemorations/holocaustremembranceday">Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto</a>. Cada año son muchos los actos conmemorativos que se organizan en recuerdo de las víctimas. </p>
<p>Mantener viva la llama de la memoria es el único medio para que nunca vuelva a ocurrir una atrocidad semejante. Como refuerzo mediático, desde 2017 se desarrolla la campaña <a href="https://weremember.worldjewishcongress.org/">#WeRemember</a>. Se trata de una iniciativa global del Congreso Mundial Judío y la Unesco, quienes invitan a compartir fotografías con esta etiqueta. Con esto, se pretende visibilizar el compromiso mundial con la memoria del Holocausto.</p>
<h2>El Museo Estatal Auschwitz-Birkenau en Oświęcim</h2>
<p>Poco después de la liberación, en 1947, el parlamento polaco aprobó una ley para la conservación a perpetuidad de dos de los antiguos campos: Auschwitz I y Auschwitz II-Birkenau. En estos terrenos, cerca de la ciudad polaca de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/O%C5%9Bwi%C4%99cim">Oświęcim</a> –cuyo nombre en alemán es, precisamente, Auschwitz–, se erigió el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau. Desde 1979, además, es <a href="https://whc.unesco.org/es/list/31">Patrimonio de la Humanidad de la Unesco</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=429&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=539&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=539&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442664/original/file-20220126-23-10whmlf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=539&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Soldados del Ejército Rojo con prisioneros de Auschwitz tras la liberación.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://photos.yadvashem.org/photo-details.html?language=en&item_id=10574367&ind=16">Yad Vashem</a></span>
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</figure>
<p>Este museo recibe cada año cientos de miles de visitantes de todas partes del mundo. En concreto, la cifra anual era superior a los <a href="https://agenciaajn.com/noticia/nuevo-record-de-visitantes-a-auschwitz-en-2019-mientras-se-prepara-para-el-75-aniversario-de-su-liberacion-132969">dos millones de visitantes</a> antes de la pandemia.</p>
<p>Más que un museo, se podría hablar de un auténtico monumento a la memoria. Un homenaje perpetuo a todas las víctimas y un símbolo de la barbarie genocida nazi. Prueba de ello es la tan célebre como ominosa inscripción a la entrada Auschwitz I: «Arbeit macht frei» (“El trabajo hace libre”).</p>
<h2>Las placas en Auschwitz II-Birkenau</h2>
<p>Del conjunto de campos que dependían de Auschwitz I, fue precisamente en Auschwitz II-Birkenau donde los nazis pusieron todo su empeño en la aplicación de la denominada <em><a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/the-final-solution">solución final</a></em>. Por eso, cerca de donde estaban las cámaras de gas y los crematorios se encuentra el Monumento Internacional a las Víctimas del Campo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1944%2C1334&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1944%2C1334&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442663/original/file-20220126-17-yjqt7c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Trabajos forzosos en Auschwitz.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://photos.yadvashem.org/photo-details.html?language=en&item_id=43565&ind=14">Yad Vashem</a></span>
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</figure>
<p>Hay una hilera de placas en diferentes idiomas como recuerdo del millón y medio de personas asesinadas en ese campo de la muerte. En total, son veintiuna placas. Todas con un mismo texto común, en polaco, en húngaro, en checo, en rumano, en francés, etc. Un mismo mensaje traducido a las lenguas maternas de quienes perecieron en el campo.</p>
<p>No existe una placa en español. Sin embargo, los hispanohablantes que visitan Birkenau pueden entender con cierta facilidad la última de las placas. Dice lo siguiente:</p>
<blockquote>
<p>KE ESTE LUGAR, ANDE LOS NAZIS<br>
EKSTERMINARON UN MILYON<br>
I MEDYO DE OMBRES,<br>
DE MUJERES I DE KRIATURAS,<br>
LA MAS PARTE DJUDYOS<br>
DE VARYOS PAYIZES DE LA EVROPA,<br>
SEA PARA SYEMPRE,<br>
PARA LA UMANIDAD,<br>
UN GRITO DE DEZESPERO<br>
I UNAS SINYALES. </p>
<p>AUSCHWITZ – BIRKENAU<br>
1940 – 1945</p>
</blockquote>
<p>Esta placa está escrita en judeoespañol, la lengua de los sefardíes.</p>
<h2>¿Qué es el judeoespañol?</h2>
<p>El <a href="https://theconversation.com/que-es-el-judeoespanol-171241">judeoespañol</a> es la lengua hablada por los descendientes de los <a href="https://theconversation.com/la-expulsion-de-los-judios-el-31-de-marzo-de-1492-una-fecha-historica-olvidada-157702">judíos expulsados</a> de la península ibérica a finales del siglo XV. Se trata de una variedad lingüística hispánica, transmitida de generación en generación durante más de cinco siglos. Como toda lengua viva, con el paso del tiempo, fue evolucionando y adquiriendo elementos lingüísticos de las diferentes lenguas de cultura con las que estuvo en contacto.</p>
<p>En el ámbito hispánico, el judeoespañol es una variedad lingüística poco conocida y, a pesar de la intercomprensión, <a href="https://theconversation.com/el-dia-que-la-lengua-de-los-sefardies-fue-tendencia-en-twitter-156434">resulta muy llamativo en cuanto a su escritura</a>. Por esa misma razón, cuando se visita Auschwitz, a muchos hispanohablantes les llama la atención el hecho de que la placa que parece estar en español está escrita de una manera muy extraña.</p>
<p>Tampoco es muy conocido el paso del <a href="https://www.um.es/tonosdigital/znum5/estudios/J-infierno.htm">judeoespañol por los campos de exterminio nazis</a>. Pero lo cierto es que el Holocausto –o la <em>Shoá</em>, si empleamos el término hebreo– contribuyó al acuciado proceso de declive que la lengua sefardí comenzó a experimentar desde principios del siglo XX. De ahí que sea pertinente la presencia de una placa escrita en judeoespañol. Placa, por cierto, que fue la última en incorporarse y por eso está situada en uno de los extremos.</p>
<h2>La historia de la placa en judeoespañol</h2>
<p><a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Ha%C3%AFm_Vidal_S%C3%A9phiha">Haïm Vidal Séphiha</a> (1923-2019) fue un superviviente de Auschwitz. Ejerció como profesor en la Sorbona y se dedicó al estudio del judeoespañol. En el año 2000, estuvo en Auschwitz y contempló con estupor las veinte placas que había en el Monumento Internacional a las Víctimas del Campo. No estaban representadas todas las lenguas de las víctimas. Faltaba una.</p>
<p><a href="https://www.youtube.com/watch?v=bj_3gE-ms1c">Séphiha</a> comenzó entonces una campaña para conseguir que también hubiera una placa en judeoespañol. Para tal fin, fundó la asociación <a href="http://michel.azaria.free.fr/">JEAA (Judéo-espagnol à Auschwitz)</a>. Tras una intensa recogida de firmas y de testimonios de supervivientes, en el año 2002 las autoridades polacas accedieron a la colocación de la placa número veintiuno.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=678&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=678&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=678&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=853&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=853&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442679/original/file-20220126-15-1d0qx3h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=853&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Placa en judeoespañol del Monumento Internacional a las Víctimas del Campo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Cristóbal José Álvarez</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El 24 de marzo de 2003 tuvo lugar la inauguración de la placa en judeoespañol. Contó con la participación de numerosas autoridades, como se puede ver en el vídeo documental <em><a href="https://www.youtube.com/watch?v=MMGHep_8m08">Ke en este lugar</a></em>, titulado así por ser el comienzo de la inscripción traducida a la lengua de los sefardíes.</p>
<p>Con la colocación de esta placa –la última en Monumento Internacional a las Víctimas del Campo–, escrita en judeoespañol, se perpetúa el recuerdo de los miles de judíos sefardíes que perecieron en ese campo de exterminio nazi.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174676/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Cristóbal José Álvarez López no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La última placa que se colocó en el Monumento Internacional a las Víctimas del Campo está escrita en judeoespañol, en recuerdo de los miles de judíos sefardíes que perecieron en Auschwitz.Cristóbal José Álvarez López, Profesor de lengua española, Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1750782022-01-26T18:06:20Z2022-01-26T18:06:20Z¿Cómo pudo un diplomático español salvar del Holocausto a más de 5 000 judíos húngaros?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441675/original/file-20220120-17-1h08uc0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C0%2C958%2C1415&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Judíos húngaros subiendo a un tren que les llevaba a Auschwitz.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://photos.yadvashem.org/photo-details.html?language=en&item_id=84966&ind=74">Ya Vashem</a></span></figcaption></figure><p>Cuando se habla de héroes salvadores de judíos del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Holocausto">Holocausto</a> nazi, el mayor <a href="https://theconversation.com/genocidios-cuando-la-maldad-humana-se-institucionaliza-135717">genocidio</a> de la historia de la Humanidad, siempre viene a colación la figura de <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/oskar-schindler-abridged-article">Oskar Schlinder</a>, gracias a la magnífica y oscarizada película de Steven Spielberg, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=5btATkiDrI4"><em>La lista de Schindler</em></a> (1993).</p>
<p>Sin embargo, hubo muchos más héroes que arriesgaron vida y carrera y lograron salvar muchas más vidas (aunque el número no sea lo más trascendente, en este caso). Entre ellos destaca, sin duda, el diplomático español <a href="https://www.yadvashem.org/es/holocaust/encyclopedia/sanz-briz-angel.html">Ángel Sanz Briz</a> (1910-1980), el “Ángel de Budapest”, cuya admirable historia es poco conocida, en general, aunque los libros de algunos destacados periodistas, como <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-un-espanol-frente-al-holocausto/34687">Diego Carcedo</a> y <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-en-nombre-de-franco/116737">Arcadi Espada</a>, la hayan sacado a la luz.</p>
<h2>El “caso judío” en Hungría</h2>
<p>Desde la llegada al poder del partido nazi en Alemania en 1933, la Regencia húngara del almirante <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mikl%C3%B3s_Horthy">Miklós Horthy</a> mostró su apoyo al nuevo gobierno alemán con el objetivo de recuperar parte del territorio imperial perdido después de la I Guerra Mundial.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=461&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=461&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=461&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441511/original/file-20220119-10207-16qh0ey.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Vista de Budapest antes de la II Guerra Mundial.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://photos.yadvashem.org/photo-details.html?language=en&item_id=4066521&ind=101">Yad Vashem</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Tras la anexión de Austria por Alemania, en marzo de 1938, <a href="https://www.sciencespo.fr/mass-violence-war-massacre-resistance/en/document/hungary-and-jews-golden-age-destruction-1895-1945.html">Hungría comenzó a promulgar leyes antisemitas</a> similares a las leyes de Núremberg alemanas: discriminaciones sociales de carácter racial, eliminación de los judíos del funcionariado, reducción de las actividades económicas de este colectivo e incluso la creación de un Servicio Laboral Húngaro, al que debían incorporarse los varones judíos en edad militar, que suponía, de facto, un sistema de trabajos forzados. A pesar de todo ello, la seguridad de los 725 000 judíos que habitaban la nueva Gran Hungría (sin contabilizar los aproximadamente 100 000 convertidos previamente al cristianismo, pero considerados racialmente judíos) era bastante mayor que en Alemania.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=856&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=856&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=856&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1075&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1075&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441512/original/file-20220119-27-b31ihq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1075&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Judío con la estrella de David caminando por Budapest, 1944.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://photos.yadvashem.org/photo-details.html?language=en&item_id=101078&ind=14">Yad Vashem</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Pero en marzo de 1944, Hitler invadió Hungría para asegurar su alianza militar con el Eje, y con las tropas alemanas de ocupación entró una unidad <em>Sonderkommando</em> dirigida por <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/adolf-eichmann">Adolf Eichmann</a>, cuyo objetivo era aplicar la “Solución Final” a los judíos húngaros. Inicialmente se aprobaron nuevos decretos contra la población judía: se restringió la movilidad de los judíos en toda Hungría, se les obligó a utilizar el distintivo racial amarillo en sus vestimentas, se confiscaron sus propiedades y comercios, se abolieron sus derechos civiles y, finalmente, se les recluyó en guetos.</p>
<p>El 15 de mayo de 1944 comenzaron las deportaciones de los judíos húngaros, y en menos de dos meses casi medio millón fueron enviados a los campos de exterminio, en su mayoría a <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/auschwitz">Auschwitz</a>, donde la mitad de ellos fueron asesinados en las cámaras de gas tras su llegada. Aunque el regente Horthy detuvo las deportaciones en julio, todos los judíos de Hungría, salvo los de Budapest, ya habían sido deportados.</p>
<p>El 15 de octubre, los alemanes forzaron un golpe de estado, llevando al gobierno al <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_de_la_Cruz_Flechada">Partido de la Cruz Flechada</a>, de naturaleza pronazi y abiertamente antisemita, con lo que <a href="https://esefarad.com/?p=107148">se agravó enormemente la situación de los judíos que quedaban en Budapest</a>: unos 80 000 fueron asesinados en las riberas del Danubio, sus cuerpos arrojados al río, y varios miles más obligados a desplazarse en “Marchas de la Muerte” hacia la frontera austríaca.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441506/original/file-20220119-25-16x1pdp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Miembros del Partido de la Cruz Flechada escoltando a los judíos durante la deportación.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://photos.yadvashem.org/photo-details.html?language=en&item_id=101355&ind=35">Yad Vashem</a></span>
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<p>Durante el asedio soviético de la ciudad, iniciado en diciembre de 1944, los 70 000 judíos que quedaban en Budapest fueron confinados en un gueto, junto a la Gran Sinagoga, y miles de ellos murieron de hambre, frío y enfermedades. Toda una tragedia que <a href="https://theconversation.com/esta-resurgiendo-el-antisemitismo-en-europa-118006">algunas autoridades húngaras actuales</a> tratan incluso de minimizar y relativizar.</p>
<p>Frente a esta dramática situación, un grupo de diplomáticos de las naciones oficialmente neutrales en el conflicto bélico se organizaron en una especie de <a href="https://www.raoulwallenberg.net/es/">red clandestina</a> de ayuda y protección a la población judía, sin que mediaran órdenes específicas de sus gobiernos, para evitar que los judíos fueran enviados a las cámaras de gas de Auschwitz y Birkenau. Aunque nos vamos a centrar en el español Ángel Sanz Briz, entre ellos también cabe mencionar al primer secretario de la legación sueca Raoul Wallenberg, al cónsul suizo Carl Lutz, al nuncio apostólico Angelo Rotta y al encargado de negocios portugués Alberto Branquinho.</p>
<h2>Ángel Sanz Briz, el “Ángel de Budapest”</h2>
<p>El <a href="http://www.exteriores.gob.es/Embajadas/BUDAPEST/es/Embajada/Paginas/Historia-Sanz-Briz.aspx">joven diplomático zaragozano</a> encabezaba la Legación de España en Budapest en junio de 1944 como encargado de negocios, informando a sus superiores del Ministerio de Exteriores sobre la denigrante y oprobiosa situación de los judíos en la capital húngara y de los protocolos de deportación a los campos de exterminio.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1025&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1025&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441504/original/file-20220119-13-1n6yt5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1025&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ángel Sanz Briz.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.exteriores.gob.es/Embajadas/BUDAPEST/es/Embajada/Paginas/Historia-Sanz-Briz.aspx">Ministerio de Asuntos Exteriores. Gobierno de España.</a></span>
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<p>En uno de estos informes, fechado el 16 de julio de 1944, detalla: “Afirman que el número de los israelitas deportados se aproxima a 500 000. Sobre su suerte en la capital corren rumores alarmantes. Insisten en que la mayoría de los deportados judíos (en cada vagón de carga van unas 80 personas amontonadas) están dirigidos a un campo de concentración cercano a Kattowitz donde les matan con gas, utilizando los cadáveres como grasa para ciertos productos industriales”. </p>
<p>Tras la llegada al poder del partido de la Cruz Flechada en octubre de 1944, Sanz Briz, ahora ya sí con la anuencia de Madrid, comenzó a proporcionar las llamadas “<a href="https://issuu.com/revistadiplomacia/docs/diplomacia61/10">Cartas de Protección</a>” o salvoconductos (<em>Schutzbrief</em>) a judíos de Budapest. En un principio lo hacía a aquellos que alegaban orígenes sefardíes, en virtud de un antiguo Real Decreto de 1924 promulgado durante la dictadura del General Primo de Rivera que otorgaba la ciudadanía española a los judíos descendientes de los que fueron expulsados de España en 1492, pero posteriormente se extendió a cualquier judío perseguido, haciéndolos pasar por sefardíes.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=820&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=820&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=820&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1030&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1030&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441463/original/file-20220119-17-feazhi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1030&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ejemplo de una ‘Carta de protección’ emitida por Sanz Briz.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.yadvashem.org/es/righteous/stories/briz.html">Yad Vashem</a></span>
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<p>Tras negociar con las autoridades húngaras, recibió inicialmente el consentimiento de otorgar esos derechos a 200 judíos de origen español, pero amplió la cobertura a 200 familias y posteriormente continuó incrementando el cupo asignado, generando series marcadas con letras, de forma que nunca superaban el número 200. </p>
<p>Para salvaguardar sus vidas, Sanz Briz alojó a los judíos protegidos en ocho edificios alquilados por él mismo en diferentes lugares de Budapest, que posteriormente fueron ampliados a once, indicando que eran anejos a la Legación española y que gozaban de extraterritorialidad. Incluso consiguió que la Cruz Roja Internacional colocara letreros españoles en hospitales, orfanatos y clínicas de maternidad, para proteger a los judíos que allí se encontraban.</p>
<p>Asimismo, llegó a involucrase personalmente en estas <a href="https://www.rtve.es/play/videos/el-angel-de-budapest/angel-budapest-avance/1259727/">actividades de salvamento</a>, intimando con una alta autoridad del partido de la Cruz Flechada para que no se violaran sus casas protegidas y sobornando directamente con el mismo objetivo al <em>Gauleiter</em> Eichmann, presentándose físicamente en alguno de los inmuebles para evitar detenciones, y rescatando a 30 de sus protegidos de una “marcha de la muerte” organizada por los nazis y devolviéndolos a las casas de bandera española.</p>
<p>Ante el inminente avance de las tropas soviéticas, Sanz Briz recibió instrucciones precisas de Madrid de abandonar Budapest, dado que España era enemiga del régimen comunista de la Unión Soviética, y partió rumbo a Suiza el 6 de diciembre de 1944. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=873&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=873&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=873&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1097&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1097&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441507/original/file-20220119-23-u6zsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1097&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Giorgio Perlasca.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.yadvashem.org/es/righteous/stories/perlasca.html">Yad Vashem</a></span>
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<p>Pero la labor de Sanz Briz no se perdió con su salida de Hungría, pues continuó durante 40 días más, hasta la liberación de Budapest por las tropas soviéticas el 16 de enero de 1945. El italiano <a href="https://www.raoulwallenberg.net/es/salvadores/diplomat/perlasca-gran-simulador/">Giorgio Perlasca</a>, quien obtuvo de Sanz Briz un pasaporte español por haber luchado en el bando franquista durante la Guerra Civil, había colaborado con la Legación, visitando y ayudando a los refugiados alojados en casas de protección.</p>
<p>Con documentos falsificados, Perlasca se hizo pasar ante las autoridades húngaras por el encargado de negocios de la Embajada española y <a href="https://cuadernosjudaicos.uchile.cl/index.php/CJ/article/view/55868/59131">consiguió mantener la estructura organizada por el diplomático español</a>, incluyendo el suministro de alimentos, en una situación de enorme escasez por el sitio de la ciudad. </p>
<h2>Justo entre las Naciones</h2>
<p>El número de <a href="https://www.yadvashem.org/es/holocaust/about/fate-of-jews/hungary.html#narrative_info">judíos húngaros muertos durante el Holocausto</a> fue, aproximadamente, de 568 000 y sólo sobrevivió uno de cada tres judíos residentes en la Gran Hungría. Entre estos últimos se pueden contar los 5 200 judíos que Sanz Briz, con la colaboración final de Perlasca, salvó de la deportación y, por tanto, de los campos de exterminio, de los que apenas 200 eran de origen sefardí. En total, casi cinco veces más que los incluidos en la famosa lista del empresario alemán Schlinder.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=802&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=802&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=802&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1008&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1008&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441464/original/file-20220119-27-gvs94e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1008&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El monumento de los Justos entre las Naciones, en el parque Raoul Wallenberg (Budapest)</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:BudapestMemorialJustes001.jpg">Perline / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sanz Briz fue nombrado por<a href="https://www.yadvashem.org/es.html"> Yad Vashem</a>, el 8 de octubre de 1966, “<a href="https://www.yadvashem.org/es/righteous/stories/briz.html">Justo entre las Naciones</a>”, la más alta distinción que otorga el Gobierno de Israel a personas no judías. Esta distinción también se haría efectiva para Perlasca el 9 de junio de 1988, al igual que para los anteriormente mencionados Wallenberg, Lutz y Rotta, que interpretaron un papel parecido al de Sanz Briz.</p>
<p>Gracias al valor y la tenacidad de este funcionario del servicio exterior español, en actos de heroísmo que van más allá del cumplimiento de su deber, miles de judíos pudieron salvar su vida. Y su recompensa fue la postergación inicial en su carrera diplomática y la prohibición expresa de recoger el honor concedido por Israel, pues el Ministerio de Asuntos Exteriores consideró que la presencia de un diplomático español en dicho Estado podría dañar las recién establecidas relaciones hispano-árabes, por lo que sólo pudo ser entregado póstumamente a su viuda en 1991.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/175078/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Ángel Sanz Briz, el Oskar Schindler español, salvó la vida de miles de judíos húngaros desde su despacho en la Embajada española en Budapest.Francisco López-Muñoz, Profesor Titular de Farmacología y Vicerrector de Investigación y Ciencia de la Universidad Camilo José Cela, Universidad Camilo José CelaEsther Cuerda, Vicepresidenta del Centro de Investigaciones sobre Totalitarismos y Movimientos Autoritarios (CITMA), Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1719772021-11-21T22:09:15Z2021-11-21T22:09:15Z¿Seguimos viviendo bajo los principios de propaganda de Goebbels?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/432626/original/file-20211118-17-1ipr6h7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C0%2C2954%2C1871&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La jerarquía nazi: Hitler, Goering, Goebbels (en el centro) y Hess.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:WWII,_Europe,_Germany,_%22Nazi_Hierarchy,_Hitler,_Goering,_Goebbels,_Hess%22,_The_Desperate_Years_p143_-_NARA_-_196509.jpg">National Archives and Records Administration/Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>La espléndida novela <em><a href="https://www.planetadelibros.com/libro-ultimos-dias-en-berlin/344031">Ultimos días en Berlín</a></em>, de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Paloma_S%C3%A1nchez-Garnica">Paloma Sánchez-Garnica</a>, finalista del Premio Planeta 2021, describe una época crucial de la historia europea. Su relato literario viene a recordarnos que el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Weimar">Weimar</a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Wolfgang_von_Goethe">Goethe</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Schiller">Schiller</a> colinda con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Buchenwald">Buchenwald</a>, simbolizando la transición entre la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_de_Weimar">República de Weimar</a> y el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi">Tercer Reich</a>. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=853&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=853&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=853&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1072&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1072&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1072&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Estatua de Goethe y Schiller en Weimar.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Goethe_Schiller_Weimar.jpg">Andreas Trepte / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aborda una etapa en la que se aplicaron los <a href="https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/53319490/Goebbels-Principles-of-Propaganda-with-cover-page-v2.pdf?Expires=1637572120&Signature=DHX671ZIM2PzYK2TJzQVQc7zBrnLwU9FWbqCCjF-QLEvevl8rkE%7ERsjyQselzTfZuJIKiIxdNx7qMlEXmFi-Ub2DitDzahWRQdb5COKISOtfXOdeO6SoprHU80tt6l0RziWtdMkPW44RFSOxoNzDq1xbKIjNTU1pAfn7HKB%7EwOMC-CJLxSg7oYEuHUu60FaGvLX4qK2zKZtIJIj2XB00M-2t88h4iewdDdcqn%7ELMrr8SlwPS2U%7Ei2m%7EC%7Eu5RGBYEF42eI3qHw77YyP5x3sXRbITfDQ0ho1PDRagLH2RhYcmJdYLBVDlmzytHd4Gth%7E9idHV80R6U2lEXRora4llT%7Ew__&Key-Pair-Id=APKAJLOHF5GGSLRBV4ZA">principios propagandísticos</a> del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Goebbels">Dr. Joseph Goebbels</a>, el todopoderoso comunicólogo de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Adolf_Hitler">Hitler</a>, con unos resultados absolutamente catastróficos. La citada novela va desgranando dichos principios como lemas de su hilo narrativo, y las malhadadas peripecias de sus personajes permite comprobar cuán funestas consecuencias puede conllevar el reducir la política a mera propaganda.</p>
<h2>La propaganda del nazismo</h2>
<p>Goebbels utilizó en su momento todos los medios de comunicación a su alcance. No sólo controlaba los periódicos y la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Universum_Film_AG">floreciente industria cinematográfica germana</a> –pensemos en <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_triunfo_de_la_voluntad">El triunfo de la voluntad</a></em> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Olympia_(pel%C3%ADcula)"><em>Olympia</em></a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Leni_Riefenstahl">Leni Riefenstahl</a>–, sino también ese nuevo invento, la radio, el “receptor del pueblo” que se colaba en los hogares alemanes a cualquier hora.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Leni Riefenstahl rodando los juegos olímpicos de Berlín en 1936 (Bundesarchiv Bild)</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_146-1988-106-29%2C_Leni_Riefenstahl_bei_Dreharbeiten.jpg">German Federal Archives / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Si hubiera podido servirse de la televisión y las aplicaciones que todos utilizamos a cada instante hoy en día, la eficacia de su propaganda podría haber sido aún mayor. El <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ministerio_del_Reich_para_la_Ilustraci%C3%B3n_P%C3%BAblica_y_Propaganda">ministro para la Ilustración pública y Propaganda</a> del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi">Tercer Reich</a> decidió popularizar con inusitada fortuna el concepto de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi">guerra total</a>, que tan funestas consecuencias acarreó. Su radical <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Antisemitismo">antisemitismo</a> fue un factor decisivo para precipitar la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_de_Wannsee">solución final</a>.</p>
<h2>¿Herederos de Goebbels?</h2>
<p>Resulta escalofriante leer sus principios en el <a href="https://theconversation.com/los-estragos-culturales-del-maniqueismo-social-y-el-sectarismo-politico-147732">polarizado contexto socio-político</a> actual, sobre todo tras padecer la traumática experiencia del <a href="https://theconversation.com/el-trumpismo-visto-desde-la-republica-de-weimar-149653">trumpismo</a> y las resonancias que ha tenido en muchos otros lugares esa manera de usurpar la política. Trump llegó a inspirar el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Asalto_al_Capitolio_de_los_Estados_Unidos_de_2021">asalto al Capitolio</a> y su influencia aminoró en cuanto cerraron <a href="https://blog.twitter.com/es_la/topics/company/2020/suspension-permanente-a-realdonaldtrump">su cuenta de Twitter</a>. Sin ese poderoso altavoz, sus consignas dejaron de llegar a tanta gente. Todo un signo de los tiempos que vivimos. </p>
<p>Los principios goebelianos prescriben simplificar, adoptando una única idea y un solo símbolo para hacer del adversario el enemigo a batir. Al margen de sus diferencias, los adversarios deben quedar categorizados en una suma individualizada. Hay que proyectar en el adversario los propios errores o defectos y no reconocer nunca estos, limitándose a contraatacar: “Si no cabe negar las malas noticias, deben inventarse otras que distraigan”. </p>
<p>Cualquier anécdota, por trivial que sea, debe ser exagerada y convertida en una grave amenaza. Como las masas tienen flaca memoria, da igual contradecirse, siendo prioritario trivializar el mensaje, adaptándose al nivel menos inteligente de los destinatarios y simplificando cuanto se pueda el esfuerzo mental a realizar.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=442&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=442&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=442&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Goebbels probando un modelo de radio en 1938.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Goebbels#/media/Archivo:Bundesarchiv_Bild_183-H10250,_Berlin,_Funkausstellung,_J._Goebbels,_H._Kriegler.jpg">German Federal Archives / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>También aconseja renovar constantemente las informaciones para que, cuando el adversario responda, el público ya esté interesado en otra cosa y las respuestas del adversario no puedan contrarrestar el creciente nivel de acusaciones. Los argumentos deben construirse ensartando informaciones fragmentarias y lo que se denomina globo sonda. Hay que guardar silencio cuando no se tengan argumentos y disimular las noticias que favorezcan al adversario, contraprogramando con los medios de información afines. </p>
<p>La mitología nacional y los complejos que suscitan odio ayudan a enraizar la propaganda en un sustrato bien abonado por prejuicios tradicionales. Resulta elemental convencer a mucha gente de que piensa “como todo el mundo” para crear la impresión de una falsa unanimidad. </p>
<h2>Fanatismo / Ilustración</h2>
<p>En los anteriores párrafos, me he limitado a parafrasear los principios alrededor de los que se articula la propaganda nazi, incluyendo aquel que viene a resumir la sustancia del conjunto: repetir incansablemente muy pocas ideas hasta hacer pasar la mentira por verdad. </p>
<p>La propaganda de Goebbels apuntaló el acceso al poder del partido nacionalsocialista y sirvió para trasmitir los mandamientos del indiscutible líder cuya palabra era ley. Pero lo malo es que su legado parece tener herederos intelectuales bien dispuestos a poner en práctica sus eficaces recomendaciones y alimentar la <a href="https://theconversation.com/coronabulos-conspiranoia-e-infodemia-claves-para-sobrevivir-a-la-posverdad-139504">infodemia</a> imperante.</p>
<p>Nos hemos acostumbrado a hablar de <em>fake news</em> para designar los bulos y trolas que corren por las redes o a designar como “<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hechos_alternativos">hechos alternativos</a>” patrañas que pretenden escamotear datos objetivos. En el Siglo de la <a href="http://diccionariofilosoficocovid19.org/ilustracion/">Ilustración</a> se creía que bastaba con <a href="https://theconversation.com/diderot-la-enciclopedia-y-the-conversation-129682">acceder al conocimiento</a> para <a href="https://theconversation.com/aprender-de-voltaire-en-la-era-del-narcisismo-170177">erradicar los estragos del fanatismo</a>. Sin embargo, ahora tenemos un exceso de información y lo que falta es saber cribarla para no verse programado por las consignas o eslóganes que se repiten hasta la saciedad, calando en un imaginario colectivo que formatean estos mensajes extraordinariamente simples e incluso contradictorios.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Perseo con la cabeza de Medusa, de Benvenuto Cellini.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://it.m.wikipedia.org/wiki/File:Firenze.Loggia.Perseus01.JPG">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Asistimos a una contienda muy desigual, porque la información debidamente contrastada requiere más esfuerzo que las simples anécdotas, mucho más atractivas y fascinantes. No todo debería valer por igual y es hora de velar por no consentir que las informaciones altamente nocivas puedan circular impunemente, habida cuenta de que resultan harto contagiosas. Igual que hay reglas para la circulación rodada, internet está demandando sus propios códigos deontológicos. Necesitamos un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Perseo">Perseo</a> que logre volver sus propias armas contra los encantamientos de una nueva <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Medusa_(mitolog%C3%ADa)">Medusa</a> denominada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Infodemia">infodemia</a>. </p>
<p>Contra estos taumaturgos de la propaganda nos advierte <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/kant-entre-la-moral-y-la-politica-roberto-r-aramayo-9788491813095/">Kant</a> en <em><a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/el-conflicto-de-las-facultades-immanuel-kant-9788413621166/">El conflicto de las Facultades</a></em>:</p>
<blockquote>
<p>“Si alguien es lo bastante osado como para hacerse pasar por taumaturgo, este conquistará al pueblo y le hará abandonar con desprecio el bando de la Filosofía, cuya tarea es desmentir esa fuerza mágica que se les atribuye de un modo supersticioso y rebatir las observancias ligadas a ella. Es como si el encomendarse pasivamente a tan ingeniosos guías dispensara de toda iniciativa propia, al procurar la enorme tranquilidad de alcanzar con ello los fines propuestos”.</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/171977/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Hay algún aire de familia entre los principios propagandísticos enunciados por Goebbels y las directrices de la infodemia que nos asola? De ser así ¿no convendría tomar nota y desintoxicar internet?Roberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP Etica, Epistemología y Sociedad). Historiador de las ideas morales y políticas. Proyectos: INconRES (PID2020-117219GB-I00), RESPONTRUST (CSIC-COV19-207), ON-TRUST CM (HUM5699) y PRECARITYLAB (PID2019-10), Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1608842021-05-20T20:13:17Z2021-05-20T20:13:17ZClase social y supervivencia: lo que nos enseñan los prisioneros españoles de Mauthausen<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/401594/original/file-20210519-13-10y2u78.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1590%2C1194&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Prisioneros del Campo de concentración de Mauthausen durante la desinfección.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_192-207,_KZ_Mauthausen,_H%C3%A4ftlinge_bei_der_Desinfektion.jpg">Wikimedia Commons / Deutsches Bundesarchiv</a></span></figcaption></figure><p>La masacre de los deportados republicanos al campo de concentración nazi de Mauthausen (actualmente Austria) y a campos de trabajo y exterminio limítrofes constituye uno de los episodios más vergonzosos y trágicos en la historia contemporánea de España. Según los números que analizamos en nuestro reciente <a href="https://e-archivo.uc3m.es/handle/10016/32296">estudio</a>, 7 249 exiliados españoles fueron deportados a Mauthausen entre agosto de 1940 y mayo de 1945, de los cuales 4 747 perecieron en el campo. </p>
<p>Esto supone que un 66 por ciento de todos los exiliados españoles a Mauthausen fallecieron durante su cautiverio. Existen varios estudios históricos sobre la experiencia de los deportados españoles, entre ellos los de <a href="https://www.goodreads.com/book/show/21945182-els-catalans-als-camps-nazis">Montserrat Roig</a>, <a href="https://www.goodreads.com/book/show/28504110-espa-oles-en-el-holocausto">David Pike</a> o <a href="https://www.marcialpons.es/libros/mauthausen-despues/9788437632865/">Mercedes Vilanova</a>, generalmente basados en historias orales de los supervivientes.</p>
<p>Aunque muy reveladoras de un sufrimiento inimaginable, las historias orales pueden introducir sesgos importantes a la hora de analizar la experiencia de la deportación española. Los recuerdos personales pueden estar teñidos por las emociones asociadas; los recopilados tienden a centrarse en una minoría de supervivientes cuya experiencia en el campo pudiera ser muy distinta a la del prisionero típico.</p>
<h2>Una recopilación sistemática de datos</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=832&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=832&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=832&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1046&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1046&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401600/original/file-20210519-21-17yhrno.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1046&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Portada del <em>Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940 - 1945)</em>, Benito Bermejo y Sandra Checa, 2006.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://pares.mcu.es/Deportados/servlets/ServletController">Ministerio de Cultura. Gobierno de España.</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Nuestra contribución empírica ha sido compilar toda información cuantitativa disponible en el <a href="http://pares.mcu.es/Deportados/servlets/ServletController"><em>Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)</em></a> sobre los deportados en el campo y, sobre todo, combinar esa información de forma sistemática con la documentación individualizada generada por los administradores del campo que recoge la ocupación, número de hijos y religión de cada prisionero. </p>
<p>En la base de datos resultante figuran desde jornaleros del campo a barberos y peluqueros, camareros, marineros, veterinarios o dibujantes. En función de la ocupación de cada prisionero, le asignamos una clase social siguiendo un esquema utilizado habitualmente por historiadores. Tras esta codificación, la base de datos construida y analizada en nuestro estudio incluye la fecha de entrada y salida del campo, la fecha y lugar de nacimiento, el campo de prisioneros en el que estuvieron antes de entrar en Mauthausen y si el prisionero murió en el campo o fue liberado, su estado civil al entrar en el campo y su categoría socio-profesional.</p>
<h2>Un 50% fallecidos el primer año</h2>
<p>Nuestro estudio primero analiza la probabilidad de supervivencia en el campo. Como muestra el siguiente gráfico, dicha probabilidad de sobrevivir se mantenía cerca de 1 los primeros cien días de estancia, pero empezaba a caer muy rápidamente a partir de ahí, dadas las draconianas condiciones de trabajo, las insuficientes raciones de comida, las enfermedades, así como el asesinato selectivo de prisioneros. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=601&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=601&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=601&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=755&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=755&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401596/original/file-20210519-21-1tcjvb9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=755&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
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<p>Al año de haber entrado en el campo, la mitad de los deportados ya había fallecido. A los casi dos años de entrada en el campo, dos tercios de los prisioneros habían perecido. Para el grupo que sobrevivió dos años, más allá de los 700 días, sin embargo, las probabilidades de supervivencia se estabilizan, lo que significa que un grupo de supervivientes de larga duración logró sobrevivir entre tres y casi cinco años hasta su liberación por las tropas estadounidenses el 5 de mayo de 1945.</p>
<h2>Probabilidades de supervivencia</h2>
<p>En la segunda parte, nuestro artículo analiza los determinantes individuales de la supervivencia. Concretamente consideramos para cada prisionero la provincia de nacimiento, edad de entrada en el campo, día y convoy en el que entraron en el campo, el estado civil de los prisioneros, su categoría ocupacional anterior a la entrada en el campo e incluso si eran ateos o se autodeclaraban creyentes en alguna religión.</p>
<p>En nuestro análisis descubrimos varios factores fundamentales a la hora de predecir la supervivencia. Primero, la edad del prisionero tiene un efecto primordial sobre la probabilidad de sobrevivir. Como cabría esperar, los prisioneros jóvenes tenían mayores probabilidades de supervivencia que los prisioneros mayores. </p>
<p>En segundo lugar, y este es el argumento central de nuestro artículo, existe un efecto muy importante de la clase social. En este sentido, los trabajadores de baja cualificación, especialmente los agrícolas, tuvieron muchas menos probabilidades de sobrevivir, principalmente porque no consiguieron acceder a puestos privilegiados y protegidos dentro del campo o en <em>kommandos</em> exteriores. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=873&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=873&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=873&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401588/original/file-20210519-15-1t7we7b.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Reclusos del campo de concentración realizando trabajos forzados transportando cargas de tierra para la construcción del ‘campo ruso’ (abril-mayo de 1942).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Prisoners_hauling_earth_for_the_construction_of_the_%22Russian_camp%22_at_Mauthausen.jpg">Wikimedia Commons / US Holocaust Memorial Museum</a></span>
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<h2>Las clases trabajadoras, condenadas</h2>
<p>Entre las categorías socio-económicas superiores no se detectan diferencias significativas. Las principales diferencias de supervivencia se encontraban entre las clases medias (trabajadores autónomos y profesionales liberales) y los trabajadores no cualificados del sector agrícola y no agrícola. </p>
<p>Como se puede ver en el siguiente gráfico, los trabajadores no cualificados morían mucho y rápidamente en el campo y sólo 1 de cada 10 lograba sobrevivir. La supervivencia de los más cualificados era de algo más de 4 cada 10 prisioneros. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=599&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=599&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=599&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=753&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=753&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401597/original/file-20210519-13-8ugw3n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=753&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
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<p>No se observan, además, diferencias significativas entre trabajadores cualificados industriales (más útiles dada la escasez de trabajadores para la industria armamentística alemana) y otros trabajadores cualificados. Este último resultado sugiere que la escasez de trabajadores no fue el único determinante de la supervivencia de algunos prisioneros, también fueron importantes las redes de apoyo entre prisioneros y la quizá superior capacidad de adaptarse a las condiciones del campo que tuvieron algunos individuos que sabían o aprendieron rápidamente alemán. En el estudio, destacamos que todos estos mecanismos son compatibles con los resultados que obtenemos y que debían complementarse entre ellos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=490&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=490&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=490&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=616&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=616&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401592/original/file-20210519-15-12nzw2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=616&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Supervivientes españoles desmontan el águila nazi que cuelga sobre la entrada del recinto de las SS en Mauthausen el día de la liberación, 6 de mayo de 1945.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://collections.ushmm.org/search/catalog/pa15091">US Holocaust Memorial Museum</a></span>
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</figure>
<h2>Quiénes fueron los supervivientes</h2>
<p>¿Qué lecciones podemos extraer de nuestra lectura de la experiencia de los deportados españoles? No hay ninguna duda de que la experiencia de los deportados españoles en los campos de concentración nazi revela un sufrimiento inimaginable en nuestros días. Dentro de este contexto de violencia indiscriminada, nuestro estudio muestra que, pese a que la experiencia fue letal para la gran mayoría de los prisioneros, en torno a un tercio sobrevivió y que dicha supervivencia está asociada a características socio-demográficas de los deportados. </p>
<p>Aunque el margen de maniobra de los prisioneros en Mauthausen (españoles o no) era exiguo, algunos de ellos fueron capaces de adaptarse a la maquinaria infernal del campo de exterminio y aprovecharon sus capacidades profesionales y sus relaciones sociales para sobrevivir en un entorno hostil. En el campo de exterminio, en este sentido, no quedaron suspendidas dinámicas sociales de los países europeos del periodo ya que, al igual que ocurría en toda Europa occidental, la probabilidad de sobrevivir un año más estaba condicionada por la edad y la clase social de los prisioneros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/160884/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Un estudio determina que las probabilidades de sobrevivir en las condiciones draconianas del campo de exterminio nazi eran mucho menores para las clases bajas, trabajadores sin cualificar y campesinos.Jordi Domènech Feliu, profesor titular en el departamento de Ciencias Sociales, Universidad Carlos IIIJuan J. Fernández, Profesor titular de Sociología, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1435842020-07-30T15:01:41Z2020-07-30T15:01:41ZHitler en casa: cómo la máquina de relaciones públicas nazi reinventó la imagen doméstica del Führer y engañó al mundo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/350022/original/file-20200728-25-yzdm38.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=129%2C4%2C1468%2C962&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Hitler se vendió en publicaciones internacionales como un amante de la naturaleza.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/41818881@N06/16923088952/in/photolist-rMrfKJ-q9bFPd-bvxhpp-fcoGnw-qLLPcs-fcoEKo-fdRKz5-fc9tRg-fcoLAw-fcaacv-fdEPmZ-fcoGGj-fc9pS4-fcoFYE-fdEfyi-fc9toe-fcoKqU-fcoKCW-fc9tBP-fcoHf3-fcoHnb-fcoJSN-fcoJis-fc9se2-fcoKdw-fc9riP-fc9sDn-fcoLTb-fcoJ67-fcpqZ3-fdzWbS-fdzWpW-fdzWrm-9uDbzg-fdkBmB-fdkBkF-fdkBjr-fdzWfA-fdzWEs-fdkBK2-fdzWmy-fdzWi5-fdkBLv-fdzWzQ-fdzWjS-fdkBzn-fdkBt6-fdzWzb-fdkBzp-fcp7r5">ww2gallery/flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/">CC BY-NC</a></span></figcaption></figure><p>El 16 de marzo de 1941, mientras las ciudades europeas ardían y los judíos eran conducidos a guetos, The New York Times Magazine publicó una historia ilustrada sobre el retiro de Adolf Hitler en los Alpes de Berchtesgaden.</p>
<p>Adoptando un tono neutral, el corresponsal C. Brooks Peters señaló que los historiadores del futuro debían valorar la importancia del “dominio privado y personal del Führer”, un espacio donde las discusiones sobre el frente de guerra se entremezclaban con “paseos con sus tres perros ovejeros a lo largo de majestuosos senderos de montaña”.</p>
<p>Durante más de 70 años hemos ignorado el reclamo de Peters de tomar en serio los espacios domésticos de Hitler. Cuando pensamos en los escenarios del poder político de Hitler, somos más propensos a imaginar el Campo Zeppelín de Nuremberg que el salón de su casa.</p>
<p>Sin embargo, fue a través de la arquitectura, el diseño y las representaciones mediáticas de sus hogares que el régimen nazi fomentó el mito de un Hitler que en privado se comportaba como un hombre hogareño y buen vecino.</p>
<p>En los años previos a la Segunda Guerra Mundial esa imagen se utilizó de manera estratégica y eficaz, tanto en Alemania como en el extranjero, para distanciar al dictador de sus políticas violentas y crueles. Incluso después del inicio de la guerra, la impresión favorable sobre el Führer fuera de servicio jugando con perros y niños no se desvaneció de inmediato.</p>
<h2>Un cambio radical</h2>
<p>Las mitologías nazis sobre los orígenes de Hitler enfatizaron su pobreza y la carencia de hogar cuando era joven, así como su desdén por las comodidades.</p>
<p>Pero cuando Hitler se convirtió en canciller, sobre todo después de que las regalías del Mein Kampf lo convirtieran en un hombre rico, gastó mucha energía en rediseñar y amueblar sus residencias: la Antigua Cancillería de Berlín; su apartamento de Múnich y el Berghof, su casa en la montaña en Obersalzberg.</p>
<p>El momento en que realizó esas renovaciones a mediados de la década de 1930 coincidió con el cambio de imagen público de Hitler como estadista y diplomático, una transformación que también fue promovida por las películas de propaganda nazi de Leni Riefenstahl.</p>
<p>Las facetas más ásperas del extremista antisemita y agitador de masas fueron suavizadas creando una personalidad nueva y sofisticada que surgió en un entorno doméstico cuidadosamente diseñado. A través de las cortinas de seda y los jarrones de porcelana los diseñadores de Hitler sugirieron la existencia de un mundo interior refinado y pacífico.</p>
<p>Gerdy Troost, la decoradora de interiores de Hitler, desempeñó un papel importante en transmitir una imagen de su cliente como un hombre culto y de buen gusto. Inspirada en los movimientos de reforma del diseño británico, puso énfasis en la calidad de los materiales y la artesanía en lugar de la exhibición llamativa.</p>
<p>Hitler era un cliente comprometido y admiraba su gusto, aunque a veces chocaban por su tendencia hacia lo grandioso. Troost fue una mujer respetada y temida en la Alemania nazi, a pesar de que las historias escritas sobre ese período la han ignorado. Sin embargo, <a href="http://yalepress.yale.edu/book.asp?isbn=9780300183818">nuevas fuentes de archivos</a> revelan su sorprendente influencia sobre Hitler y su importancia dentro de los círculos de élite nazi.</p>
<h2>El chalet de Hitler</h2>
<p>Con vistas a Alemania por un lado de la montaña y a Austria por el otro, <a href="http://www.od43.com/Berghof_Full_Color_2.jpg">Berghof</a> era la propiedad más pública de las casas privadas de Hitler y ejercía un poderoso influjo en el imaginario nazi del imperio.</p>
<p>Hitler y sus publicistas se inspiraron en las imágenes de las montañas de los movimientos literarios y artísticos de Alemania, en especial del Romanticismo, para mitificar al Führer y convertirlo en un líder místico que se sumergía y encarnaba a la vez las terribles y magníficas fuerzas de la naturaleza.</p>
<p>Al mismo tiempo, la montaña sirvió como una herramienta para humanizar al líder de Alemania a través de su contacto con los animales y los niños. Mediante postales, revistas y libros oficiales, los alemanes consumieron fantasías sobre una vida doméstica ideal arraigada en un paisaje natural.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">‘Hitler, amante de animales.’</span>
<span class="attribution"><span class="source">Heinrich Hoffmann Collection, Picture Archive, Bavarian State Library</span></span>
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</figure>
<p>Entre la expansión del Lebensraum y el aire puro de la montaña, un sitio donde brillaba el sol y jugaban niños rubios, los nazis animaron a los alemanes a imaginar un futuro maravilloso si sacrificaban en cambio sus bolsillos y libertades.</p>
<h2>Para la prensa extranjera era un caballero bávaro</h2>
<p>El auge de la cultura de las celebridades en las décadas de 1920 y 1930 desencadenó un apetito voraz por la información sobre la vida cotidiana de los ricos y famosos. El equipo de Hitler se dio cuenta rápidamente y aprovechó el hambre del público para promover estrategias de relaciones públicas muy comunes en la actualidad.</p>
<p>Los periodistas que escriben para la prensa en inglés engulleron la propaganda, alimentando una imagen falsa de Hitler al publicar historias brillantes del Führer, incluso cuando contrastaban con una realidad diferente e inquietante.</p>
<p>El 30 de mayo de 1937, un mes después de que aviones alemanes bombardearan Guernica, en España, The New York Times Magazine publicó un artículo en primera plana sobre el idílico retiro de montaña de Adolf Hitler.</p>
<p>En esa pieza llena de admiración, escrita por el corresponsal extranjero Otto Tolischus, los cielos no fueron representados como un medio para provocar la destrucción, sino como un raro topo de meditación, belleza y vida simple.</p>
<p>El artículo describía cómo el líder de Alemania, rodeado de picos alpinos y en comunión con la naturaleza, contemplaba el Reich y se deleitaba comiendo chocolate. No se mencionó el ataque de Hitler contra Guernica ni el sufrimiento de sus víctimas, un hecho que <a href="http://www.museoreinasofia.es/en/collection/artwork/guernica">Pablo Picasso inmortalizó más tarde</a>.</p>
<p>En noviembre de 1938, poco después de la anexión de Sudetenland en Checoslovaquia, y el mismo mes en que se produjo la <a href="http://www.ushmm.org/outreach/en/article.php?ModuleId=10007697">Noche de los Cristales Rotos</a>, la revista Homes and Gardens publicó un artículo titulado “La casa de montaña de Hitler” en el que atribuyó al Führer el diseño de Berghof. El artículo aplaudió su gusto y describió su vida privada como un entorno de refinamiento, cenas apacibles y amistades agradables.</p>
<p>Días antes de la firma del pacto nazi-soviético en agosto de 1939, The New York Times Magazine publicó otro artículo entusiasta sobre la residencia, donde se relataba de nuevo la saludable vida doméstica del Führer, su hospitalidad sin pretensiones y la pasión por los dulces.</p>
<p>Life, Vogue y otras publicaciones ampliamente difundidas también ofrecieron a sus lectores la oportunidad de ver ensayos fotográficos brillantes y minuciosos de las habitaciones de Hitler.</p>
<p>Sin embargo, las historias en la prensa británica que admiraban los gustos y actividades nobles de Hitler se evaporaron cuando comenzaron las hostilidades. Con los aviones de guerra alemanes bombardeando las ciudades y pueblos de la nación, los británicos perdieron rápidamente el interés por cómo Herr Hitler tomaba el té.</p>
<p>El público estadounidense tardó más en admitir que lo habían estafado, lo que refleja la ambivalencia más amplia que predominaba en el país sobre su participación en otra guerra.</p>
<p>Durante las últimas semanas de la guerra en Europa, las fuerzas aéreas aliadas bombardearon el Berghof y las tropas de las SS de Hitler lo incendiaron mientras se retiraban. Los residentes locales y soldados estadounidenses y franceses saquearon lo que sobrevivió.</p>
<p>En 1947, las ruinas se habían convertido en un destino para multitud de turistas curiosos. Sin embargo, a las autoridades les preocupaban los seguidores de Hitler que peregrinaban hasta el sitio para rendir homenaje a su líder caído. Con la aprobación del ejército estadounidense, que ocupó Obersalzberg, el gobierno bávaro demolió lo que quedaba del Berghof. Posteriormente plantaron árboles en esa zona.</p>
<p>En 2008 se colocó un letrero oficial que identifica la ubicación donde se encontraba la casa de Hitler. Ofrece una breve historia de la residencia en inglés y alemán que echa por tierra la visión simplista y ampliamente difundida de su función doméstica:</p>
<blockquote>
<p>Aquí pasó Hitler más de un tercio de su tiempo en el poder. Aquí se llevaron a cabo importantes discusiones y negociaciones políticas y se tomaron decisiones cruciales, lo que condujo a las catástrofes de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, causando la muerte de millones de personas.</p>
</blockquote>
<h2>Nunca más</h2>
<p>El exitoso cambio de imagen doméstica de Hitler, creado por sus diseñadores y publicistas, subraya la necesidad de asumir una postura mucho más crítica con las industrias que se centran en las noticias del hogar o el estilo de vida, las cuales pueden tener una enorme influencia.</p>
<p>En los últimos años, los medios de comunicación occidentales han adulado a Asma al-Assad, la Primera Dama de Siria, y han dicho que ejerce una influencia refinada y doméstica sobre su esposo. Aunque algunos de estos medios, incluida la revista Vogue, han intentado eliminar los rastros de esos artículos en Internet, las historias siguen <a href="http://www.presidentassad.net/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=164&Itemid=477">publicadas con orgullo</a> en el sitio web del presidente Bashar al-Assad.</p>
<p>Pero no debemos olvidar que, tras el hogar de una persona, a menudo hay más de lo que parece.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://es-us.vida-estilo.yahoo.com/hitler-en-casa-como-la-maquina-de-relaciones-publicas-nazi-reinvento-la-imagen-domestica-del-fuhrer-y-engano-al-mundo-093734618.html">Yahoo!</a></em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/143584/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Despina Stratigakos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A través de la arquitectura, el diseño y los medios, Hitler fomentó el mito de ser un hombre hogareño, culto y pacífico, para distanciar al dictador de sus políticas crueles.Despina Stratigakos, Professor of Architecture, University at BuffaloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1419942020-07-25T18:57:12Z2020-07-25T18:57:12ZAspirina o la reescritura de un descubrimiento<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/346032/original/file-20200707-26-qztdwi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=182%2C425%2C1280%2C519&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Farmacia con anuncio de Aspirina en la Adolf Hitler Strasse de Wermsdorf, (Sajonia, Alemania), en 1936.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:26827-Wermsdorf-1936-Adolf-Hitler-Stra%C3%9Fe-Br%C3%BCck_%26_Sohn_Kunstverlag.jpg">Wikimedia Commons / Brück & Sohn Kunstverlag Meißen</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>A continuación, una bonita historia que alguno de ustedes quizá conozca.</p>
<p>Érase una vez un químico llamado <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Felix_Hoffmann">Felix Hoffmann</a> que cada día presenciaba cómo su pobre padre artrítico padecía del estómago a causa de la medicación que le habían prescrito para paliar su enfermedad, el ácido salicílico. Como trabajaba en la farmacéutica Bayer, decidió aprovechar su condición de empleado del sector para tratar de poner fin a tan penosa situación familiar. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=977&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=977&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/346025/original/file-20200707-194396-1lhk1za.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=977&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Felix Hoffman.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Felix_Hoffman.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Guiado por tal propósito, habría empezado a sintetizar derivados de la molécula en cuestión. Su esperanza: dar con uno que mantuviera sus propiedades calmantes del dolor y la inflamación, pero que atenuase la acidez responsable de sus molestos efectos secundarios. Al fin, tras mucho porfiar, lo habría encontrado, mediante una reacción de acetilación que le habría conducido al ácido acetilsalicílico. Y, con ello, no solo habría aliviado el sufrimiento de su progenitor. Habría logrado, además, el descubrimiento de un fármaco que alcanzaría la celebridad, comercializado desde 1899 bajo el nombre de marca Aspirina.</p>
<h2>Una anécdota bonita, pero falsa</h2>
<p>No sé que opinan los lectores pero a mí, particularmente, siempre me ha gustado esta fábula. El amor filial, el científico anónimo devenido en benefactor de la humanidad, la merecida recompensa tras un trabajo realizado con rigor y cariño. ¿Qué más le puede pedir un profesor de química a una anécdota con la que motivar a sus alumnos? En verdad, solo una cosa: que sea cierta. </p>
<p>Y aquí llegan los problemas. Porque a pesar de figurar en numerosos libros y artículos –por lo que yo me la creí a pie juntillas hasta hace poco– esta historia nunca se produjo. No al menos del modo en que la he contado. Como ocurre con otras historias demasiado redondas, mezcla elementos verídicos con otros inventados, en un intento de ocultar una realidad poco complaciente con el ideario del narrador original. </p>
<p>Vayamos con ella. Quizás nos resulte aún más interesante.</p>
<h2>Heroína y aspirina</h2>
<p>Comencemos por un evento comprobable. En octubre de 1897, <a href="https://www.bmj.com/content/321/7276/1591">Hoffmann preparó ácido acetilsalicílico en las instalaciones de la Bayer</a>. De eso no cabe duda, pues se conservan los cuadernos de laboratorio. Pero parece que no lo hizo siguiendo un impulso personal, sino bajo la dirección de Arthur Eichengrün, su inmediato superior en la compañía. Este había diseñado un proyecto de gran calado consistente en insertar grupos acetilo en distintos fármacos con efectos secundarios importantes. </p>
<p>Como prueba de esta circunstancia, podemos mencionar que Hoffmann, durante ese mismo mes, también llevó a cabo la misma reacción sobre el principal producto natural del opio, la morfina, con el objetivo de reducir la enorme dependencia que genera.</p>
<p>Poco después, ambos derivados pasarían al departamento de farmacología de la empresa, donde su actividad fue evaluada con suerte dispar. Mientras el segundo, la morfina con acetilo, demostró tener una alta capacidad antitusiva, y pronto llegaría al mercado bajo la denominación heroína, el primero no convenció al responsable del área, que erróneamente lo creyó cardiotóxico. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=646&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=646&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=646&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=812&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=812&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/346027/original/file-20200707-194427-6kk3wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=812&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Arthur Eichengrün hacia 1900.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:A._Eichengr%C3%BCn_ca1900.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Y aquí, justo en este momento, aconteció el suceso que <a href="https://docplayer.es/18742451-La-verdadera-historia-de-la-aspirina.html">evidencia al auténtico descubridor de la aspirina</a>. Eichengrün, nada satisfecho con el veredicto, se utilizó a sí mismo como conejillo de indias, medicándose con ácido acetilsalicílico para demostrar su inocuidad, en una audaz acción que devolvió el fármaco a la posición de salida.</p>
<p>¿Cómo casa todo esto con la anécdota del padre de Hoffmann? De ninguna forma, que se sepa. No hay referencias a ella hasta 1934, cuando la encontramos <a href="https://www.bmj.com/content/321/7276/1591">en una historia sobre la ingeniería química escrita por un antiguo trabajador de la IG Farben</a>, el gran conglomerado de la industria química germana donde se había integrado Bayer la década anterior. </p>
<h2>Cómo los nazis tergiversaron la historia</h2>
<p>Para entonces, el partido nazi había subido al poder en Alemania, en un detalle para nada baladí. Eichengrün era judío, y su sustracción de la crónica oficial del medicamento parece totalmente intencionada. De hecho, sus siguientes años resultaron dramáticos. Como el resto de sus compatriotas de origen hebreo, tuvo que soportar un continuo deterioro en sus derechos civiles, hasta acabar preso en un campo de concentración. Él, al menos, sobrevivió para contarlo. Murió en el 1949 a la edad de ochenta y dos.</p>
<p>Es bien conocida la sentencia que remata la espléndida película <em>El hombre que mató a Liberty Valance</em>: </p>
<blockquote>
<p>“En el oeste, cuando la leyenda se hace realidad, hay que imprimir la leyenda”. </p>
</blockquote>
<p>Sin ánimo de contradecir al maestro John Ford, convengamos que fuera del celuloide más vale intentar lo contrario. Aunque a la mayoría nos atraigan los cuentos morales de final feliz, la búsqueda de veracidad nos puede conducir a relatos ricos en matices y enseñanzas, con protagonistas auténticos debidamente recordados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/141994/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Sucunza Sáenz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Érase una vez un químico llamado Felix Hoffmann que para paliar el sufrimiento de su padre inventó el ácido aceitlsalicílico. O quizás no. La verdadera historia de la aspirina la ocultaron los nazis.David Sucunza Sáenz, Profesor titular, Área de Química Orgánica, Universidad de Alcalá, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1228422019-09-24T19:59:02Z2019-09-24T19:59:02Z40 años de ‘The Wall’ de Pink Floyd: ¿Seguimos anestesiados?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/292461/original/file-20190913-8697-1ubwiys.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5096%2C3382&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotografía tomada en Sarajevo durante el invierno de 1992-93.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Fichier:Sarajevo_Siege_Mehmed_Fehimovic_PinkFloyd.jpg">Christian Maréchal / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>¿Vivimos en un mundo donde cada cual busca su interés más mezquino sin preocuparse por los demás? ¿Permanecemos insensibles al dolor ajeno? ¿Nos sentimos cómodos en nuestro aislamiento respecto a los que no son como nosotros?</p>
<p>Son preguntas que sugiere el álbum <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/The_Wall"><em>The Wall</em></a>, de la banda británica de rock progresivo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pink_Floyd">Pink Floyd</a>. Se trata de uno de los hitos de la cultura contemporánea. 40 años después de su publicación, su temática parece ser premonitoria de hacia dónde íbamos. Y de dónde nos encontramos hoy.</p>
<p>La música, nos dice el filósofo <a href="https://elcultural.com/La-musica-y-lo-inefable">Vladimir Jankélévich</a>, tiene el poder de evocar lo que con palabras sería imposible de comunicar. Nos hace ver lo invisible a través de los sonidos. Nos ayuda a percibir con más nitidez. A sentir plenamente. A veces, nos golpea para despertarnos. Es una forma de conocer más profunda que cualquier discurso.</p>
<p>Así es <em>The Wall</em>. No hay referencias explícitas al amor. No es un disco para enamorarse en el acostumbrado sentido banal. Pero sí nos obliga a reparar en las barreras que nos separan: los muros que construimos. </p>
<p>Esos muros erigen cercas que tan pronto nos protegen de un imaginado enemigo como nos aprisionan en nuestra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fortaleza_Europa">fortaleza</a>. Vuelven imposibles los lazos de solidaridad, los vínculos afectivos: en definitiva, el amor en el sentido que le daba el psiquiatra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_arte_de_amar_(Fromm)">Erich Fromm</a>.</p>
<h2>Muros para la intolerancia</h2>
<p>Más allá de los ideales y las utopías, la llamada política de “realidades” nos incita a la intolerancia. Habrá muros físicos. También muros mentales, quizás más dañinos y perniciosos. A medida que nos sentimos más vulnerables, añadimos otro ladrillo a nuestro muro de incomprensión, como escuchamos en <a href="https://www.youtube.com/watch?v=fhtodHIKt_k">“The Thin Ice”</a>. </p>
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<figcaption><span class="caption">Roger Waters & Ute Lemper, ‘The Thin Ice’.</span></figcaption>
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<p>Son las consecuencias del odio a lo que no es como uno mismo, a lo diferente cuando carecemos de anclajes sólidos a los que agarrarnos. Vivimos en precario. Es lo que el sociólogo Zygmunt Bauman ha llamado <a href="https://www.lavanguardia.com/cultura/20170109/413213624617/modernidad-liquida-zygmunt-bauman.html">sociedad líquida</a>. </p>
<p>Esta es la atmósfera adecuada para el germen de fascismos como los criticados en <em>The Wall</em>. Y para lo que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pier_Paolo_Pasolini">Pier Paolo Pasolini</a> llamaba el <a href="https://www.ajoblanco.org/blog/fascismo-tu-nuevo-nombre-es-consumismo">nuevo fascismo</a>: el consumismo como ideal de vida.</p>
<p>Es lo que el historiador de la economía Karl Polanyi advirtió como origen de los <a href="https://elpais.com/internacional/2012/01/24/del_alfiler_al_elefante/1327359600_132735.html">fascismos europeos</a>. En tiempos inciertos y sin sentido, desesperados, donde el afán de lucro aplasta los vínculos sociales de reciprocidad, triunfan las ideologías totalitarias porque reconfortan: dan seguridad al precio de perder la libertad. Seducen sus eslóganes y recetas fáciles. Encandilan a los desamparados y benefician a las elites.</p>
<p>¿Por qué no <a href="https://ethic.es/2018/10/la-expulsion-de-lo-distinto-byung-chul-han/">expulsar lo distinto</a>? El tema que abre el álbum, “In the flesh?”, denuncia la ira <a href="https://www.lifeder.com/etnocentrismo/">etnocéntrica</a> que designa y estigmatiza a nuestros <a href="https://elpais.com/internacional/2019/01/18/actualidad/1547828751_843284.html">chivos expiatorios</a>.</p>
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<figcaption><span class="caption">Roger Waters, ‘In the Flesh’.</span></figcaption>
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<h2>Insensibles y cómodos</h2>
<p>Mientras contemos con nuestras <a href="https://www.youtube.com/watch?v=wGmIL2gtieU">satisfacciones consumistas</a>, o sus promesas de felicidad, nos encerraremos en nuestros propios paraísos hedonistas. Nos volvemos insensibles y egocéntricos: disfrutamos de un confort paralizante, siempre siguiendo al rebaño. </p>
<p>Continuamente el disco pregunta si <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Foce2uUHYTQ">hay alguién ahí fuera</a>. ¿Podemos sentir a los demás? ¿Les escuchamos? <em>The Wall</em> es una llamada de auxilio para destruir los muros que nos separan: “Juntos, aguantamos. Divididos, perecemos”. </p>
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<figcaption><span class="caption">Pink Floyd, ‘Hey, you’.</span></figcaption>
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<p>Podría parecer que una canción titulada “Mother” hablaría sobre el amor materno. Pero, en su lugar, representa una metáfora acerca de la sobreprotección y el infantilismo de nuestra sociedad. “Madre, ¿debería construir un muro? ¿Debería confiar en el gobierno?”</p>
<p>Es ese amor sobreprotector lo que pondrá todos los miedos en su interior, y nunca le dejará volar: “Mantendrá al bebé cómodo y caliente” y le ayudará a construir el muro. Y le vigilará y controlará por su “bien”.</p>
<p>¿No es esto el paraíso soñado del consumismo? ¿El Edén por el que las gentes luchan y compiten entre sí? Se trata de una vida sin riesgos, sin voluntad propia, bajo el manto protector que el dinero nos pueda proporcionar. ¿Por qué no desear vivir en una de esas <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Gated_community">comunidades cerradas</a> que representan el ideal de una vida acomodada?</p>
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<figcaption><span class="caption">Roger Waters & Sinead O'Connor, ‘Mother’.</span></figcaption>
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<p>Es una especie de profilaxis social: vivir en el seno de una <a href="https://atheneadigital.net/article/view/n6-ferrari-1/168-html-es">comunidad purificada</a> de todo elemento contaminante. Una sociedad homogénea y uniforme. Y lo que nos amenaza es el extranjero (sin poder adquisitivo, claro está), nos dicen los constructores de muros. Nosotros contra ellos. A salvo y en un estado de <a href="https://www.youtube.com/watch?v=KcahIWbKzhc">inminente paranoia</a> que nos hace odiar y temer a los que expulsamos al otro lado del muro.</p>
<p>Una de las canciones más memorables del álbum, “Comfortably Numb” (Cómodamente insensible), nos habla sobre la posibilidad de escapar de las contradicciones de la vida a través de la anestesia total. Cuando nuestros sueños se han desmoronado, nos evadimos de la realidad sin afrontarla. Nos sumergimos en ilusiones narcóticas, químicas o mentales, en los <a href="https://www.letraslibres.com/mexico-espana/la-civilizacion-del-espectaculo">espectáculos</a> de las industrias de la cultura. </p>
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<figcaption><span class="caption">David Gilmour - ‘Comfortably Numb’, Pompeya 2016.</span></figcaption>
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<h2>Fuera del muro</h2>
<p>Los muros se multiplican hoy en forma de prejuicios, estereotipos y discriminaciones. Es la era de la incomunicación en la que todo el mundo habla pero nadie escucha.</p>
<p><em>The Wall</em> fue mucho más que un álbum autobiográfico acerca del malestar del compositor principal, Roger Waters, ante la distancia moral que le separaba de los espectadores de sus conciertos. O el reflejo de las discrepancias irreconciliables que condujeron a la separación de la banda unos años después. O un disco a la memoria de su padre, fallecido en la Segunda Guerra Mundial.</p>
<p>Es el espejo en que una sociedad deslavazada puede reconocerse. Después de todo, si lo piensa usted bien, puede que no seamos más que <a href="https://www.youtube.com/watch?v=YR5ApYxkU-U">otro ladrillo en el muro</a>. </p>
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<figcaption><span class="caption">Pink Floyd, ‘Another Brick In The Wall’.</span></figcaption>
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<p>No obstante, alzar la voz contra el control mental, el conformismo y la indiferencia generalizada es el primer paso para derribar nuestros muros, materiales y mentales. El segundo paso es poner en práctica esos ideales para que no sean palabras vacías. Necesitamos salir al otro lado: al encuentro de los demás, sean quienes sean. Escucharles y ser escuchados. Es un camino incierto y complejo, pero es lo que nos hace humanos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/122842/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Fernández Vicente no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>No hay referencias explícitas al amor. No es un disco para enamorarse en el acostumbrado sentido banal. Pero ‘The Wall’ nos obliga a reparar en los muros que construimos.Antonio Fernández Vicente, Profesor de teoría de la comunicación, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1228232019-09-02T20:29:35Z2019-09-02T20:29:35Z80 años después de la Segunda Guerra Mundial, ¿qué hemos aprendido?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/290567/original/file-20190902-175682-18v0p0h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C8%2C2782%2C1758&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Prisioneros del Domingo sangriento de Bromberg, 3-4 de septiembre, 1939</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lot-3845-8_(33666256353).jpg"> National Museum of the U.S. Navy / Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Es un guiño del destino que los primeros disparos de la II Guerra Mundial los hiciera una reliquia de la Primera. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=435&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=435&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=435&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=547&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=547&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/290570/original/file-20190902-175663-1khbkss.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=547&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El acorazado Schleswig-Holstein bombardeando Polonia en septiembre de 1939.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Schleswig_Holstein_firing_Gdynia_13.09.1939.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Fue <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/SMS_Schleswig-Holstein">el acorazado Schleswig-Holstein</a>, un veterano exponente de la construcción naval de principios del siglo XX. Pasadas las cuatro de la mañana del 1 de septiembre de 1939, el buque alemán abrió fuego contra las fortificaciones polacas de la base de Westerplatte, en la ciudad de Danzig, hoy Gdansk. Al mismo tiempo, como una inundación, el ejercito alemán comenzaba la invasión terrestre de Polonia. Varsovia era bombardeada por primera vez ese mismo día.</p>
<h2>El pacto de los tiranos</h2>
<p>Todo ello era posible por el siniestro acuerdo que pocas semanas antes habían alcanzado el III Reich y la Unión Soviética. El famoso <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pacto_Ribbentrop-M%C3%B3lotov">pacto Ribbentrop-Molotov</a>. En virtud de lo acordado, ambas potencias se repartirían Polonia una vez iniciada la invasión por parte de las tropas de Hitler. Conviene recordarlo. La Unión Soviética sólo llegó al bando aliado tras una apasionada relación con el Eje, jalonada por crímenes abyectos como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Katyn">la matanza de Katyn</a>.</p>
<p>Polonia era el punto de no retorno. Durante los años anteriores, sumidas en un sueño pacifista, las últimas democracias de Europa –Francia y Gran Bretaña— habían cedido ante todas y cada una de las agresiones expansionistas de Hitler. Además, con una sonrisa. En la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdos_de_M%C3%BAnich">Conferencia de Múnich</a>, sólo un año antes, reunidos los dirigentes de Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña, se aceptó la mutilación de Checoslovaquia para satisfacer la voracidad del Führer. Ni siquiera se buscó invitar al sacrificado a la mesa de negociaciones, y guardar así, al menos, un poco de decoro, aunque fuese sólo estético.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=393&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=393&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=393&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=494&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=494&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/290572/original/file-20190902-175700-1cfptk2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=494&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Acuerdos de Múnich. De izquierda a derecha: Benito Mussolini, Adolf Hitler, Paul Otto Schmidt y Neville Chamberlain.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_146-1970-052-24,_M%C3%BCnchener_Abkommen,_Mussolini,_Hitler,_Chamberlain.jpg">German Federal Archive / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Hitler era un jugador compulsivo y sus fáciles victorias le convencieron para elevar la apuesta. Pero la mañana del 3 de septiembre, británicos y franceses remitieron un ultimátum a Berlín, y esta vez no era un farol. Pocas horas más tarde declaraban la guerra a Alemania. </p>
<p>Para ellos, durante muchos meses, la guerra sería sólo “esperar”. Confiaban en repetir la coreografía siniestra de 1914, frenar a los alemanes cuando finalmente atacasen Francia, y prevalecer en una guerra de trincheras. Su débil inacción le costaría la vida a la III República francesa, y a punto estuvo de llevar las esvásticas hasta Picadilly. </p>
<p>Y es que Polonia era secundaria. Tanto que, en febrero de 1945, en la Conferencia de Yalta, los Aliados Occidentales permitieron –también con una sonrisa– que fuese devorada por su nuevo hermano en armas: Iosif Stalin. </p>
<h2>El peor de los martirios</h2>
<p>Pasados ochenta años de todo aquello, ¿cómo recordar la II Guerra Mundial? No es posible hacerlo sin contemplar atónitos la brutal agresión nazi, que creó de las cenizas del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Versalles_(1919)">Tratado de Versalles</a> un imperio afortunadamente efímero de los Pirineos a las puertas de Moscú. </p>
<p>Cada metro conquistado por la Wehrmacht se convertía en solar para uno de los más despiadados crímenes cometidos en la historia de la humanidad. Eso sin mencionar el padecimiento y los horrores de la guerra en el Pacífico. El mal se hizo carne en la tierra, y millones perecerían bajo su yugo, enfrentados al peor de los martirios. Si con la <a href="https://revistas.comillas.edu/index.php/internationalrelations/issue/view/memorias-gran-guerra">I Guerra Mundial</a> el mundo perdió su ingenuidad, con la segunda abatían su vigor y su nobleza.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=899&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=899&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=899&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1129&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1129&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/290578/original/file-20190902-175686-1eljlga.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1129&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Víctima polaca de la ocupación alemana.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Polish_victim_of_German_Luftwaffe_action_1939.jpg">Julien Bryan / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>La II Guerra Mundial ofrece la fascinación del estudio de las campañas y de los frentes, y del progreso de <a href="https://theconversation.com/cuando-la-ciencia-trabaja-al-servicio-del-mal-111231">la ciencia al servicio de oscuros fines</a>. En 1939 era un añejo acorazado de 1905 el que iniciaba el conflicto. Este terminó con el alumbramiento del supremo terror tecnológico, que envolvió las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en un mar de fuego y hierro. La era nuclear se inició en efecto de la manera más cruel. Y ochenta años más tarde contemplamos atónitos el advenimiento de una nueva carrera de armamentos entre potencias cada vez más altivas, que acredita que el ser humano tiene una muy limitada capacidad de aprendizaje.</p>
<p>Entre 1939 y 1945 brillaron sin duda liderazgos admirables como los de <a href="https://revistas.comillas.edu/index.php/internationalrelations/issue/view/583">Churchill</a>, Roosevelt o De Gaulle; y heroísmos como los del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%ADrculo_de_Kreisau">Círculo de Kreisau</a> o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_Blanca">la Rosa Blanca</a>, que alzaron en Alemania una voz desesperada frente a la locura del nazismo. Son hijos de su compromiso y su responsabilidad realidades de nuestro tiempo como la Unión Europea, o el sistema de Naciones Unidas. </p>
<p>Con todos sus defectos, todo ello resume la victoria moral del paradigma democrático frente a la tiranía. Pese a las abultadas excepciones que han deparado estos ochenta años. </p>
<h2>2019, cada día más 1984</h2>
<p>Pero quizás lo más relevante es que cuando hace diez años –en septiembre de 2009– escribíamos líneas parecidas, y recordábamos los mismos hitos, Barack Obama se acababa de convertir en presidente de los Estados Unidos, y una Europa indiscutible aún confiaba en sí misma. </p>
<p>Términos como Brexit o <em>fake news</em>, personajes como Donald Trump, Matteo Salvini y tantos otros –demasiados–, realidades como la anexión de Crimea, o los efectos más salvajes de la crisis económica, aun esperaban su momento en los rincones más inhóspitos e inesperados de eso que llamamos futuro. </p>
<p>Somos más viejos que entonces, pero sin duda no más sabios. En estos diez años nuestro planeta es menos vivible, y se han multiplicado las amenazas a la siempre frágil convivencia global. Quizás nos hemos acercado, aunque sea sólo unos pocos metros, al <em>1984</em> de Orwell. Sería fatalista afirmar que nos asomamos al mismo precipicio de 1939. No lo es confirmar que no hemos aprendido muchas lecciones de lo que comenzó aquel año, y hemos olvidado otras. Todas ellas valiosas. </p>
<h2>La pequeña pantalla reflexiona</h2>
<p>En el tiempo en el que las series de televisión han remplazado al buen cine a la hora de contar historias con significado, en los últimos meses tres de ellas han reflexionado, desde perspectivas distintas, sobre algunas de las amenazas más candentes de nuestro tiempo que no se entienden sin volver la mirada al periodo 1939-1945.</p>
<p><em>The Terror</em> habla sobre el colapso de una comunidad cuando se le somete a situaciones extremas e inesperadas. <em>Chernobyl</em>, sobre el efecto cotidiano de la tiranía sobre los hombres buenos, y sobre la propia verdad. Y este mismo verano, <em>Years & Years</em> ha dibujado un futuro distópico pero plausible del Reino Unido en la próxima década, resumido en el auge de la tiranía populista de una carismática política, encarnada por Emma Thompson –rubia platino–, construida sobre la promesa inspiradora de una sociedad más galana. ¿Les suena? </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/290574/original/file-20190902-175668-1ggy3qw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Fotograma de la serie <em>Years & Years</em>.</span>
<span class="attribution"><span class="source">HBO</span></span>
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<p>Con todo ello, parece claro que la catástrofe que fue la II Guerra Mundial sigue viva y debe ser recordada. No para recrearse en un pasado que no volverá, o desde un triunfalismo victorioso, sino como recuerdo constante de los mecanismos que pueden llevar a la disolución de la convivencia y al caos. </p>
<p>Por eso resulta una conmemoración más pertinente que nunca, y una que debemos encarar desde la mínima complacencia. Sólo así podremos escribir líneas distintas a estas ya en nada, en 2029.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/122823/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Emilio Sáenz-Francés no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Cómo recordar el mayor conflicto del siglo XX? No es posible hacerlo sin contemplar atónitos la brutal agresión nazi, que creó de las cenizas del Tratado de Versalles un imperio afortunadamente efímero.Emilio Sáenz-Francés, Director del Departamento de Relaciones Internacionales, Universidad Pontificia ComillasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1218892019-09-01T20:15:32Z2019-09-01T20:15:32ZConocer los primeros pasos políticos de Hitler nos ayuda a lidiar con los ultras de hoy<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/290199/original/file-20190829-106508-krjjy6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2666%2C1734&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Adolf Hitler saluda a las tropas alemanas durante un desfile en Viena, Austria, su país de origen.
</span> </figcaption></figure><p>Ahora que se conmemora el <a href="http://worldwar2daybyday.co.uk/">80 aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial</a>, es importante comprender cómo pudieron ocurrir tanto este suceso como el Holocausto para evitar que esas atrocidades vuelvan a suceder. </p>
<p>Como experto en negocios internacionales, sé con cuánta rapidez se mueven las ideas e ideologías a nivel mundial. Los estudiantes de negocios internacionales están cada vez más preocupados por la posibilidad de que el <a href="https://www.emerald.com/insight/content/doi/10.1108/MBR-03-2017-0017/full/html">nacionalismo económico desemboque en la desglobalización</a> deshaciendo décadas de crecimiento económico. </p>
<p>Con esto, surgen nuevos debates sobre las posibles <a href="https://link.springer.com/article/10.1057/s41267-019-00219-7">consecuencias del nacionalismo económico</a> y los análisis de los <a href="https://link.springer.com/article/10.1057/s42214-018-0001-4">procesos políticos que provocan estos cambios de democracias liberales a gobiernos más autoritarios</a>. Para comprender mejor por qué los países se alejan de la democracia liberal, es recomendable echar un vistazo a la historia. </p>
<p>Así, es importante ver cómo <a href="https://www.dhm.de/lemo/biografie/adolf-hitler">Adolf Hitler</a> llegó al poder. Comprender el trienio de 1930 a 1933 nos ayuda a entender mejor la época de 1939 a 1945. En una era de resurgimiento de los extremismos políticos en todo el mundo, este periodo histórico es una auténtica lección para el presente. </p>
<p>El ascenso de Hitler supuso que los políticos conservadores compartieran poder con un partido extremista y que este les ganara la partida. Presenta a una universidad valiente que se resiste a la intervención ministerial, aunque, cuando el nuevo régimen afianzó su poder, comenzó a obedecer. </p>
<h2>El papel de Braunschweig</h2>
<p><a href="http://www.klausmeyer.co.uk/FJM_files/Braunschweig_1933_timelines.pdf">La llegada de los nazis al poder comienza en Braunschweig</a>, una pequeña ciudad de Alemania. </p>
<p>El principal objetivo de Hitler era llegar al poder político en Alemania. Sin embargo, se enfrentaba a un problema: no tenía la nacionalidad alemana; de hecho, solo era un apátrida que vivía en Alemania. </p>
<p>Hitler nació en Austria, se marchó a Munich en 1913 y <a href="https://www.nationalgeographic.org/thisday/feb25/hitler-becomes-german/">renunció a su nacionalidad austriaca en 1925</a>, para evitar que lo deportaran a su país natal. El camino normal para obtener la nacionalidad alemana era complejo e incierto –además, Hitler tenía antecedentes penales tras involucrarse en lo que se conoce como el <a href="https://www.history.com/topics/germany/beer-hall-putsch">Putsch de la cervecería de Munich de 1923</a>–. </p>
<p>Todo el asunto se volvió urgente cuando Hitler quiso presentarse a las elecciones alemanas en 1932. Para entonces, su partido, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (PNOA, el partido nazi), solo tenía poder en un pequeño estado al norte de Alemania: el <a href="https://www.spiegel.de/international/revoking-the-fuehrer-s-passport-hitler-may-be-stripped-of-german-citizenship-a-471168.html">estado libre de Braunschweig</a> (Brunswick, en español). Por ello, Hitler pidió a los miembros de su partido en Braunschweig que le consiguieran la nacionalidad. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Hitler en un mitin del partido Nazi en Braunschweig en febrero de 1931.</span>
<span class="attribution"><span class="source">German Federal Archive</span></span>
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<p>Las políticas en el estado de Braunschweig estaban más polarizadas que las nacionales. La región incluía una clase trabajadora urbana, pequeños negocios tradicionales y grandes distritos rurales. A nivel nacional, la política alemana de los años 20 se caracterizó por una sucesión de gobiernos multipartidistas formados <a href="http://www.geschichte-der-sozialdemokratie.de/chronik/#jahr-1920">por los socialdemócratas (SPD)</a> y los partidos de centro y centro derecha. </p>
<p>En Braunschweig, el SPD gobernó con mayoría desde 1927 hasta 1930, con <a href="http://www.braunschweig.de/tourismus/ueber-braunschweig/sehenswuerdigkeiten/blik/personen/heinrichjasper.html">Heinrich Jasper</a> como primer ministro. Los partidos de centro y centro derecha formaron una alianza con los representantes de los pequeños negocios de la región. En 1930 veían al SPD como su mayor oponente en las elecciones y les molestó, entre otras cosas, el nombramiento de miembros del SPD como cargos de la administración, escuelas y universidades. </p>
<h2>Coalición con los Nazis</h2>
<p>Cuando el SPD perdió la mayoría en las elecciones, mientras los nazis llegaron a ser la tercera fuerza política, los <a href="https://www.gibs.info/pentapolis/GRUPPE6/NS/NS.HTML">partidos de la alianza formaron una coalición con el partido de Hitler</a>. Este gobierno de coalición dio al partido nazi la posición de orador en el Parlamento y el ministerio del Interior. </p>
<p>Los nazis utilizaron estas posiciones para, de forma efectiva, promover sus intereses y, a pesar de varias crisis, la coalición se mantuvo hasta 1933. <a href="http://bs.cyty.com/kirche-von-unten/archiv/gesch/Klagges.pdf">Dietrich Klagges</a>, ministro del Interior desde 1931, utilizó su posición para hostigar a la oposición, sabotear los procesos democráticos, intervenir en asuntos internos de la universidad, y para dar a Hitler la nacionalidad alemana. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=692&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=692&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=692&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Resultados de las elecciones en Braunschweig y Alemania, 1918-1933.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Klaus Meyer</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>La <a href="https://www.dw.com/en/braunschweig-steeped-in-history/a-1474038">Universidad Técnica de Braunschweig</a> se vio <a href="http://www.vernetztes-gedaechtnis.de/thkonflikt.htm">en medio de los conflictos políticos</a> de la época, mientras luchaba por reafirmar su autonomía con respecto al gobierno. El conflicto comenzó en 1931 cuando unos <a href="https://books.google.ca/books?id=J6cm1KyF39sC&pg=PA37&lpg=PA37&dq=schaffeld+stojanoff&source=bl&ots=0Y3HhF0y9k&sig=ACfU3U12qLgxbgNn4UuZ9sdm-mJHSy8_wQ&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwjy-veuj-viAhXhc98KHfQOAcsQ6AEwBnoECAkQAQ#v=onepage&q=schaffeld%20stojanoff&f=false">estudiantes nazis acusaron a otro estudiante búlgaro </a>de insultar a una alumna alemana, y pidieron su expulsión.</p>
<p>Cuando la universidad no cumplió con estas exigencias racistas, los propios dirigentes de la universidad se convirtieron en foco de los ataques nazis. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=783&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=783&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=783&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=983&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=983&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=983&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">En esta foto se ve a Dietrich Klagges en 1938. Fue una figura fundamental para otorgar la ciudadanía alemana a Hitler.</span>
<span class="attribution"><span class="source">The Associated Press</span></span>
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<p>El conflicto se hizo mayor en 1932 cuando Klagges, ministro del Interior, lo organizó todo <a href="http://www.ulrich-menzel.de/forschungsberichte/BlaueReihe110b.pdf">para nombrar a Hitler profesor</a> de la universidad. El centro educativo se opuso firmemente a esta idea, no solo porque Klagges estaba interfiriendo en la autonomía de la universidad, sino también porque Hitler carecía de cualificación académica necesaria. </p>
<p>El rector de la universidad, Otto Schmitz, pasó por encima de Klagge y se puso en contacto directo con el primer ministro, <a href="https://www.deutsche-biographie.de/sfz46559.html">Wener Küchenthal</a>. Küchenthal rechazó <a href="http://www.vernetztes-gedaechtnis.de/hprof.htm">firmar el documento de nombramiento</a>.</p>
<p>Pero Klagges encontró otro camino: dar a Hitler un cargo gubernamental con la representación de Braunschweig en Berlín, lo que automáticamente le daría la ciudadanía alemana. Los compañeros de la coalición accedieron creyendo que Hitler ejercería ese cargo (pero nunca lo hizo).</p>
<p>En la universidad, la relación con el ministro continuó deteriorándose. En mayo, Schmitz fue suspendido e investigado por un supuesto escándalo. Pero el nuevo rector, <a href="https://publikationsserver.tu-braunschweig.de/servlets/MCRFileNodeServlet/dbbs_derivate_00002018/Gustav_Gassner.pdf">Gustav Gassner</a>, también se enfrentó al grupo de estudiantes nazis: se opuso a que usaran el Día de los caídos para homenajear a uno de sus líderes, asesinado en una pelea callejera, y a que llevaran pancartas con la esvástica a los actos universitarios. Klagges le desautorizó. </p>
<p>Tras la llegada del partido nazi al poder nacional en 1933, Braunschweig, antes que ningún otro sitio, sufrió despidos, arrestos de opositores políticos, violencia en las calles y quema de libros. Entre otros muchos socialdemócratas y comunistas, fueron arrestados el antiguo primer ministro Jasper y el alcalde de la ciudad <a href="https://www.braunschweig.de/tourismus/ueber-braunschweig/sehenswuerdigkeiten/blik/personen/ernstboehme.html">Ernst Böhme</a>, que fue torturado hasta que firmó su dimisión. Gassner primero se ocultó y después huyó de la ciudad, dimitió mientras estaba en Bonn y lo arrestaron a su regreso a Braunschweig. </p>
<p>El 1 de mayo de 1933, Klagges anunció en las escaleras de la universidad que el miembro del partido nazi <a href="https://ub.tu-braunschweig.de/universitaetsarchiv/unterseiten/geschichte/mitmacherbuch.php">Paul Horrmann</a> era el nuevo rector. Para entonces, la democracia y la autonomía de la universidad habían muerto. </p>
<h2>¿Por qué no intervinieron otros políticos?</h2>
<p>Los políticos de los partidos no nazis de la coalición de Braunschweig podrían haber detenido los excesos de Klagge. ¿Por qué no hicieron nada? Esta cuestión la han comentado ampliamente los historiadores locales y los propios protagonistas después de 1945. Destacan, al menos, tres factores:</p>
<ul>
<li><p>Primero: las diferencias entre el centroderecha (los partidos de la coalición) y el centroizquierda (SPD o socialdemócratas) eran mayores en Braunschweig que en cualquier otro lugar de Alemania, probablemente por la experiencia del gobierno del SPD en solitario entre 1927 y 1930. Y el rechazo al tratado de Versalles de los partidos centrista y de centroderecha fue una parte importante de su programa, algo que compartían con el partido nazi. </p></li>
<li><p>Segundo: la violencia en las calles y el acoso verbal de los grupos nazis (incluidos los paramilitares) crearon una atmósfera de terror. Incluso antes de que llegaran al poder, aquellos que habían hablado en contra de los nazis estaban preocupados por su propia seguridad. </p></li>
<li><p>Tercero: parecía que algunos de los que tenían que tomar decisiones habían sido recompensados con promociones lucrativas. Por ejemplo, Küchenthal se convirtió en director del banco del estado, cargo que mantuvo hasta 1945.</p></li>
</ul>
<p>En sus propios discursos después de 1945, los políticos centristas y de centroderecha argumentaron que intentaron contener a los nazis integrándolos en el gobierno, con lo que esperaban que los votantes retiraran su apoyo. Fue un error de cálculo muy costoso.</p>
<h2>Qué significa esto actualmente para nosotros: un punto de vista personal</h2>
<p>Mi interés en esta historia es muy personal. No solo porque me crié en Braunschweig, sino porque <a href="http://www.klausmeyer.co.uk/FJM.htm">mi abuelo</a> fue catedrático en la Universidad Técnica de Braunschweig y trabajó de cerca con Gustav Gassner, el rector que se enfrentó a los nazis y fue encarcelado y <a href="https://books.google.ca/books?id=gPrtE4K0WC8C&pg=PA23&lpg=PA23&dq=gustav+gassner+ankara&source=bl&ots=8GFc9DbdYB&sig=ACfU3U10LtYvjyaDnc1PlOlAbbde8nvZ_g&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwjT8OK4_v_jAhWRK80KHR0XATAQ6AEwEnoECAgQAQ#v=onepage&q=gustav%20gassner%20ankara&f=false">exiliado en Turquía</a>.</p>
<p>Subrayando la importancia de <a href="https://theconversation.com/why-history-education-is-central-to-the-survival-of-democracy-88521">aprender de la historia</a>, y de la <a href="https://theconversation.com/mothers-and-others-my-aunt-mays-memoir-gave-us-stories-to-learn-from-112194">memoria familiar</a> en especial, creo que esta historia posee lecciones importantes sobre el surgimiento del nazismo en Alemania, y, por tanto, sobre cómo se pueden evitar excesos similares en el futuro. </p>
<p>Una vez que un grupo fascista obtiene poder político, es muy difícil apartarlo.</p>
<p>A los votantes les digo: informaos y comprometeos. Y apartaos de los grupos políticos que no están comprometidos con los procesos democráticos o tienen programas centrados en la raza. </p>
<p>A los políticos les digo: compartir el poder con extremistas de vuestro propio partido, o de otros, es peligroso. Puede que los políticos de centroizquierda y centroderecha se vean como oponentes históricos, pero deberían unirse para combatir los extremos de cada lado.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/121889/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>My grandfather was associated with the Technical University of Braunschweig </span></em></p>En una era de resurgimiento de los extremismos políticos en todo el mundo, comprender el trienio de 1930 a 1933 en Alemania es una auténtica lección para el presente.Klaus Meyer, Professor of International Business, Western UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.