tag:theconversation.com,2011:/us/topics/redes-sociales-54448/articlesredes sociales – The Conversation2024-03-25T21:45:21Ztag:theconversation.com,2011:article/2253922024-03-25T21:45:21Z2024-03-25T21:45:21ZNarcisismo: ¿patología o signo de los tiempos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/582650/original/file-20240318-22-ee17f7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=102%2C51%2C4792%2C2693&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">'Eco y Narciso' (1903), de John William Waterhouse.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:John_William_Waterhouse_-_Echo_and_Narcissus_-_Google_Art_Project.jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span></figcaption></figure><p>Narciso es un personaje de la <a href="https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15724/narciso/#:%7E:text=Definici%C3%B3n&text=Narciso%20es%20una%20figura%20de,la%20ninfa%20Eco%20logr%C3%B3%20sac%C3%A1rselo.">mitología griega</a>. Era tan hermoso que se enamoró de sí mismo al verse reflejado en el agua, lo que provocó su muerte. De este mito deriva el concepto moderno de narcisismo.</p>
<p>Las personas narcisistas son aquellas que presentan un sentido exagerado de su importancia. Demandan una continua atención y admiración; su capacidad de empatía está disminuida.</p>
<h2>Diagnóstico: narcisismo patológico</h2>
<p>A nivel popular, se habla de narcisismo para describir la excesiva vanidad y la imperiosa necesidad de mostrar una imagen personal positiva. Esta forma de ser puede transformarse en un <a href="https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/trastornos-de-la-personalidad/trastorno-de-la-personalidad-narcisista">patrón de grandiosidad</a>, o sea, cuando la sobreestimación de las propias capacidades, la exageración de los logros y la obsesión por lograr los objetivos interfieren con una adaptación adecuada al entorno. En ese caso, el narcisimo es patológico.</p>
<p>Esta característica podemos encontrarla sola o en relación con otros dos rasgos psicológicos de especial importancia en el terreno de las relaciones sociales: la llamada <a href="https://www.researchgate.net/profile/Roberto-Garcia-Sanchez-3/publication/376272969_La_triada_oscura_desde_una_perspectiva_transdiagnostica_Rasgos_sociales_de_temperamento_regulacion_emocional_y_metacognicion_A_transdiagnostic_view_of_dark_triad_Temperament_social_traits_emotional_re/links/6571aee6fc4b416622a5ba91/La-triada-oscura-desde-una-perspectiva-transdiagnostica-Rasgos-sociales-de-temperamento-regulacion-emocional-y-metacognicion-A-transdiagnostic-view-of-dark-triad-Temperament-social-traits-emotional.pdf">“triada oscura”</a>. Se trata de un conjunto de características psicopáticas, narcisistas y maquiavélicas que, sin ser consideradas patológicas, tiñen la personalidad de ciertos individuos. Existen interesantes estudios que relacionan la <a href="http://revistas.autonoma.edu.pe/index.php/ACPP/article/view/393">violencia sexista</a> con este tipo de personalidad.</p>
<h2>¿Vivimos en una sociedad narcisista?</h2>
<p>Hoy en día, las <a href="https://dpej.rae.es/lema/red-social">redes sociales</a> se han convertido casi en el principal modo de relación social. Hay una presión por ofrecer una imagen perfecta, aprobada y admirada por los demás, algo que va más allá de la mera vanidad. Desde este punto de vista, el narcisismo emerge más como un fenómeno social que como un rasgo de personalidad.</p>
<p>El problema se plantea cuando el anhelo de reconocimiento y validación se convierte en el objetivo a alcanzar, no en un medio. Si ese empeño condiciona las demás esferas de la persona hasta el punto de llevarle a realizar comportamientos desadaptativos, acaba siendo un trastorno. Entonces, las relaciones más superficiales adquieren una importancia exagerada. El miedo a ser ignorado y a la <a href="https://observatorio.tec.mx/edu-news/cultura-de-la-cancelacion/">cancelación</a> condicionan el bienestar emocional.</p>
<p>La imagen social se ha convertido en un factor tan transcendental que está en la base de numerosos comportamientos, e incluso en la transformación de los valores prosociales. Hasta el <a href="https://redined.educacion.gob.es/xmlui/handle/11162/219465">acoso escolar</a> puede tener una base narcisista.</p>
<h2>El narcisismo va a la oficina</h2>
<p>De lo que no cabe duda es de que el narcisismo patológico es nocivo para las relaciones humanas. La <a href="https://consensus.app/papers/narcissism-analysis-dysfunction-within-relationships-day/1d76c3aab4e85db08974be12bdb746f5/?utm_source=chatgpt">evidencia científica</a> corrobora que altos niveles de estos rasgos generan entornos tóxicos, caracterizados por la falta de empatía, la manipulación e, incluso, la agresión.</p>
<p>No se pueden señalar oficios específicos en los que las personalidades narcisistas tengan una mayor presencia. Lo que sí podemos afirmar es que los rasgos propios de esos individuos, como la búsqueda de poder y la necesidad de admiración, son muy valorados en <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0191886919301369?via%3Dihub">ciertos entornos</a> laborales.</p>
<p>Ahí tenemos, por ejemplo, las profesiones cara al público, que precisan cultivar una imagen positiva. Aparecen nuevos trabajos, como los <a href="https://www.rae.es/observatorio-de-palabras/influencer#:%7E:text=La%20voz%20influencer%20es%20un,un%20influyente%20en%20redes%20sociales."><em>influencers</em></a>, que se dedican a asesorarnos para mejorar lo que mostramos a los demás. Los <a href="https://www.psychologytoday.com/es/blog/los-filtros-de-belleza-en-redes-pueden-danar-tu-autoestima">filtros informáticos</a> manipulan esa imagen hasta distorsionar la realidad. Cuanta más exposición, más se trabaja la imagen propia, dando más fuerza al sentido social del narcisismo.</p>
<p>No obstante, entre los rasgos narcisistas socialmente valorados y los patológicos hay una importante distancia. Solo lo consideraremos un trastorno cuando las disfunciones personales y emocionales son claras y necesitan un abordaje clínico. </p>
<h2>Una búsqueda obsesiva por la aprobación</h2>
<p>En definitiva, la sociedad actual no puede entenderse sin el afán por compartir todas las esferas vitales en busca de aprobación, tanto en persona como en el entorno virtual.</p>
<p>No obstante, tratar de poner una etiqueta a los modos de mostrarse ante los demás quizá no sea la mejor estrategia para comprender la socialización actual. El contexto digital traspasa fronteras y proporciona un público de tal dimensión para nuestros actos que cuesta abarcar todas sus repercusiones psicológicas y sociales. El narcisismo se convierte en una actitud, pero también es una herramienta social. Como todo, quizá en el equilibrio esté la virtud.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/225392/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La sociedad actual promueve la búsqueda de aprobación y validación hasta extremos insanos, pero solo nos enfrentamos a un trastorno cuando ese rasgo de personalidad produce disfunciones personales y emocionales.Agustina María Vinagre González, Coordinadora Académica del MU en Victimología y Criminología Aplicada, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Juan Enrique Soto Castro, Coordinador Académico del Máster Universitario en Investigación Criminal, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2220132024-03-18T20:57:33Z2024-03-18T20:57:33ZAumenta la tensión en redes sociales por la invasión de robots<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/581877/original/file-20240314-5074-2u8uml.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=280%2C16%2C3298%2C1853&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/social-media-bots-vector-illustration-fake-1606743091">VectorMine/Shuttersrock</a></span></figcaption></figure><p>¿Es posible que el Papa Francisco sea seguidor de Donald Trump? Así se afirmó y difundió masivamente en Facebook (más de un millón de interacciones) durante las presidenciales del 2016. </p>
<p>Noticias falsas como esta se propagan rápidamente en redes sociales. Una expansión que, en gran medida, se realiza utilizando robots (<em>bots</em>).</p>
<h2>Funcionan sin intervención humana</h2>
<p>El ecosistema de las redes sociales es un espacio que está evolucionando a una velocidad vertiginosa. En ese proceso, una de las tendencias más preocupantes de los últimos años es la proliferación de robots (<em>bots</em>). Se trata de cuentas automatizadas cada vez más sofisticadas, en gran medida gracias a los avances en inteligencia artificial (IA) y sobre todo a la IA generativa. </p>
<p>Pero ¿es posible una invasión completa de <em>bots</em> de las redes sociales? Actualmente, existen redes sociales exclusivas para <em>bots</em>, como por ejemplo <a href="https://chirper.ai/es">Chirper</a>. Esto demuestra que la interacción humana no es necesaria para el funcionamiento de una red social.</p>
<p>Los <em>bots</em> son programas diseñados para automatizar tareas, generalmente simulando el comportamiento de un ser humano <em>online</em>. Estos programas operan de forma autónoma, siguiendo instrucciones predefinidas ante diferentes escenarios posibles. Gracias a ello, son capaces de ejecutar tareas repetitivas de forma rápida e ininterrumpida con una mínima interacción humana. </p>
<h2>Los mensajes trampa</h2>
<p>Por ejemplo, en <a href="https://securelist.com/telegram-phishing-services/109383/">Telegram se pueden encontrar <em>bots</em></a> que diseñan al usuario campañas de <em>phishing</em> personalizadas. Campañas que engañan a los usuarios haciéndose pasar por empresas u organizaciones reputadas. <a href="https://www.incibe.es/ciudadania/avisos/tu-banco-te-ha-enviado-una-factura-cuidado-podria-ser-malware">Las identidades de BBVA o Banco Santander han sido utilizadas para este tipo de campañas recientemente, tal y como alertó Incibe (Instituto Nacional de Ciberseguridad)</a>, infectando a miles de usuarios a través de mensajes trampa.</p>
<p>Por si eso fuera poco, la irrupción de las tecnologías de IA generativa ha aumentado significativamente la potencialidad de estos <em>bots</em>. Estas tecnologías han permitido a los <em>bots</em> crear texto, imágenes y vídeos de alta calidad más convincentes y parecidos a lo que cualquier usuario real crearía. Actualmente, pueden crear <a href="https://www.mckinsey.com/featured-insights/mckinsey-explainers/what-is-generative-ai">respuestas personalizadas, seguir conversaciones e incluso adaptar el comportamiento dependiendo del contexto</a>.</p>
<p>Estas características hacen que sean herramientas muy útiles para tareas legítimas como por ejemplo servicios de atención al cliente, aprendizaje de idiomas o asistentes virtuales. <a href="https://www.duolingo.com/">Duolingo</a>, <a href="https://assistant.google.com/">OK Google</a> o <a href="https://www.apple.com/siri/">Siri</a> pertenecen a este tipo de tecnologías. Pero esa potencialidad causa el incremento de <em>bots</em> con objetivos maliciosos que, en el caso de las redes sociales, <a href="https://www.theguardian.com/technology/2023/sep/09/x-twitter-bots-republican-primary-debate-tweets-increase">afectan a la experiencia de usuario</a>. </p>
<h2>Quien te pide amistad es un robot</h2>
<p>¿Quién no ha recibido una petición de amistad o un <em>follow</em> de una cuenta desconocida? Aunque parezca algo inofensivo, este sencillo paso (siempre que aceptemos) ofrece a los atacantes acceso directo a muchos de nuestros datos. Datos que pueden ser utilizados para <a href="https://www.incibe.es/ciudadania/tematicas/ingenieria-social-fraudes-online">campañas fraudulentas</a>, tal y como demuestran diferentes <a href="https://academic.oup.com/jigpal/article-abstract/25/1/30/2842095">investigaciones</a>, mejorando la tasa de éxito de estas campañas significativamente. La mayoría de estas peticiones suelen ser realizadas por <em>bots</em> de forma automática y masiva.</p>
<p>Los <em>bots</em> son capaces de crear y propagar información falsa, tanto para campañas de <em>spam</em> como para manipular la opinión pública. Pero también crean redes de <em>bots</em> para seguir, dar “me gusta”, responder o compartir información que uno de los <em>bots</em> o cualquier otro usuario ha publicado, siempre con el objetivo de amplificar el impacto dentro de la red social. </p>
<p>Por ejemplo, plataformas como <a href="https://kenji.ai/">Kenji</a> ofrecen un <em>bot</em> para Instagram que proporciona ayuda para conseguir más <em>followers</em> y <em>likes</em> utilizando inteligencia artificial, tergiversando la realidad. </p>
<h2>El reto de la detección</h2>
<p>La detección tradicional de <em>bots</em> se basa en el análisis de las características de la cuenta (como la edad o el nombre de usuario), <a href="https://arxiv.org/abs/2303.10214">los patrones de comportamiento</a> (frecuencia de publicación, contenido repetitivo) y <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-319-74433-9_21">el contenido lingüístico que generan</a>. </p>
<p>Afortunadamente, al mismo tiempo que la IA les da más poder para expandirse y engatusarnos, también ha proporcionado técnicas y modelos más potentes para detectarlos. Los modelos entrenados con datos reales de <em>bots</em> y usuarios humanos aprenden a discriminar entre ambos.</p>
<h2>Los <em>bots</em> se agrupan</h2>
<p>Los investigadores también analizan la estructura y la actividad de la red social en torno a las cuentas sospechosas. Los <em>bots</em> suelen formar grupos numerosos con otros <em>bots</em> o mostrar patrones de influencia inusuales. Para descubrir estas conexiones ocultas, los enfoques <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0040162522007739">más recientes utilizan análisis basados en gráficos</a>.</p>
<p>Los creadores de <em>bots</em> sociales adaptan incesantemente sus tácticas, lo que convierte su detección en una carrera continua. Además, sigue resultando <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0306457319313937">difícil obtener conjuntos de datos fiables de <em>bots</em></a> reales para entrenar modelos de IA con ellos.</p>
<p>A pesar de estos retos, la investigación sobre la detección de <em>bots</em> sociales sigue siendo vital. A medida que aumenta la sofisticación de los <em>bots</em>, también deben hacerlo las herramientas desarrolladas para descubrirlos. Proteger la integridad de la información en línea y el discurso social depende de ello.</p>
<p>Es posible que esta evolución y la dificultad de detectar <em>bots</em> nos lleve a un escenario donde cada vez menos usuarios utilizarán las redes sociales. Pero mientras tanto, será necesario focalizar los esfuerzos también en educar a los usuarios y la sociedad en un uso adecuado y responsable de estos espacios.</p>
<p>Concienciación, formación e investigación deberían ser los pilares sobre los cuales seguir trabajando para evitar la conquista total de las redes por los robots.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222013/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Enaitz Ezpeleta Gallastegi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La inteligencia artificial favorece el desarrollo de robots en redes sociales, cada vez más difíciles de detectar. Son la base de campañas fraudulentas y suplantación de la identidad.Enaitz Ezpeleta Gallastegi, Docente e investigador en Análisis de Datos y Ciberseguridad, Mondragon UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2207242024-02-12T22:03:36Z2024-02-12T22:03:36ZInsulto, sarcasmo y ridiculización: así se agrede a las políticas españolas en la red X<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574198/original/file-20240207-30-az3n26.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5568%2C3684&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/guildford-uk-november-2-2023-hand-2383335951">Henry Franklin / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cada vez hay más mujeres con puestos de responsabilidad en las instituciones. Según datos de ONU Mujeres, <a href="https://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2023/03/women-in-politics-map-2023">el porcentaje de mujeres en los parlamentos de todo el mundo ha pasado del 24,5 % en 2019 al 26,5 % en 2023</a>.</p>
<p>Si miramos al <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/gobierno/gobiernosporlegislaturas/Paginas/xv_legislatura.aspx">equipo de gobierno español actual</a>, vemos que hay muchos rostros femeninos. También ocurre lo mismo en los partidos de la oposición y en las instituciones europeas. Las mujeres políticas también están presentes en redes sociales como X, Facebook y TikTok, al igual que ocurre con sus colegas masculinos. </p>
<p>Podríamos entonces pensar que la lucha conjunta de las mujeres para superar barreras sociales y culturales va dando frutos en el ámbito de la política, aunque todavía estemos lejos de alcanzar la paridad de género. Es decir, atrás quedarían los estereotipos que veían a la mujer incapaz de ocupar un cargo de responsabilidad o que la situaban en el hogar, cuidando del marido y de los hijos. </p>
<p>Sin embargo, la realidad parece ser otra. Estudios recientes indican que el mundo de la política <a href="https://www.realinstitutoelcano.org/blog/las-mujeres-en-politica-el-camino-todavia-es-largo/">no es un camino de rosas para las mujeres</a>. Todo lo contrario. Un ejemplo de esto son las numerosas agresiones verbales y comentarios machistas y humillantes que muchas mujeres políticas reciben a diario en redes sociales. Este es el entorno en el que se desarrolla esta investigación.</p>
<p>Desde que llegó la web 2.0, los comportamientos agresivos en redes sociales han aumentado, sobre todo, en espacios donde se intercambian ideas políticas. El anonimato nos lleva a <a href="https://www.theguardian.com/media/2013/aug/03/how-to-stop-trolls-social-media">desinhibirnos</a>. Además, nos movemos en comunidades cuyos integrantes suelen pensar igual que nosotros. Por tanto, nos contagiamos más fácilmente de las emociones negativas de otros y otras participantes. Es decir, nos polarizamos.</p>
<p>Aunque tanto los hombres como las mujeres son objeto de agresiones, como muestra <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378216623000164">un estudio sobre la agresividad hacia Boris Johnson y Pedro Sánchez en X</a>, estudios recientes dibujan un panorama ligeramente distinto. En primer lugar, las mujeres menores de 35 años tienen <a href="https://www.pewresearch.org/internet/2021/01/13/the-state-of-online-harassment/">el doble de probabilidades de recibir agresiones en línea</a> en comparación con los hombres. </p>
<h2>Cuanto más visibles, más atacadas</h2>
<p>En segundo lugar, cuanto más visibilidad tiene la mujer en la esfera política, <a href="https://www.researchgate.net/publication/330518809_Politicians_in_the_line_of_fire_Incivility_and_the_treatment_of_women_on_social_media">más intenso es el ataque hacia ella</a>. Esto podría explicarse porque la política es un terreno propiamente masculino. Por eso, se puede percibir a las mujeres como fuera de lugar. </p>
<p>Teniendo esto en cuenta, <a href="https://www.researchgate.net/publication/378048902_POST-PRINT_VERSION_'You_are_not_empowered_you_have_neither_character_nor_pride'_Assessing_aggressive_language_against_Spanish_female_politicians_in_high-profile_positions">un trabajo de investigación que he llevado a cabo</a> recogió y analizó una muestra aleatoria de 1 500 tuits dirigidos a las tres políticas españolas con más seguidores/as en X: Isabel Díaz Ayuso (presidenta de la Comunidad de Madrid), Yolanda Díaz (ministra de Trabajo y Economía Social) e Irene Montero, ministra de Igualdad cuando se llevó a cabo este estudio. </p>
<p>El objetivo del trabajo, pendiente de publicación, era identificar las estrategias lingüísticas más frecuentes para agredir a las políticas españolas. También, evaluar la temática de las agresiones para esclarecer si los comentarios hostiles se alimentan de estereotipos de género, como se ha constatado en <a href="https://dadun.unav.edu/handle/10171/60238">estudios previos</a>. </p>
<p>Por agresión entendemos cualquier intento de dañar o denigrar al otro, hiriendo sus sentimientos o autoestima. Además, aplicando pruebas estadísticas se determinó si los y las tuiteras usaban estrategias diferentes cuando se dirigían a una u otra política. También determinamos si se activaban estereotipos de género distintos en cada caso. </p>
<h2>Radiografía de la agresión a tres mujeres</h2>
<p>Los resultados del estudio indican que, en general, los usuarios de X emplearon estrategias directas para expresar la agresión. Es decir, se denigra a las políticas a través del insulto puro y duro. Pero también se las acusa de haber hecho algo, o de no haberlo hecho, se las asocia con aspectos negativos, se les dan órdenes o se les exigen determinados comportamientos. </p>
<p>A veces se las increpa con palabras tabú o malsonantes, los llamados disfemismos (mierda, coño, puta, etc.). En menor medida, reciben amenazas o avisos.</p>
<p>Por otro lado, cuando la agresión es indirecta, se recurre a lo que llamamos en lingüística la implicatura, es decir, se insinúa algo sin decirlo directamente, de manera que el lector ha de leer entre líneas. Esta estrategia es muy efectiva para comunicar <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0378216617308226">estereotipos de género</a>.</p>
<p>Además, se emplea el sarcasmo y la falsa cortesía para expresar lo contrario de lo que estamos diciendo y crear humor. Usando emojis o risas se suaviza la intención del hablante. Por eso, es más difícil acusarlo de ser agresivo o hiriente.
En la mayoría de los casos, se combinan varios tipos de estrategias. Esto hace que el comentario incremente la hostilidad.</p>
<p>Pero este estudio también pone de manifiesto que los temas de los comentarios agresivos contienen estereotipos de género. La estadística distingue a Montero porque recibe comentarios agresivos y misóginos. Se le recuerda, por ejemplo, que su puesto en el ministerio es resultado de su relación con Pablo Iglesias. O bien se alude a facetas de su vida más íntima como forma de agresión.</p>
<p>Es decir, se la ridiculiza por ser “la mujer de” y por estar subordinada a otras figuras masculinas dentro del gobierno de coalición. Esto cuestiona su empoderamiento como mujer.</p>
<p>Díaz, en un ministerio tradicionalmente masculino, recibe comentarios agresivos sobre su incapacidad para gestionarlo. La falta de preparación para el cargo se asocia con su ideología: la incompetencia le viene por ser comunista. Además, Díaz destaca por los comentarios sobre su apariencia física, que son estadísticamente significativos. También lo son el uso de diminutivos que con uso paternalista la infantilizan y menosprecian.</p>
<p>Estos comentarios, al igual que ocurría con Montero, alejan el foco de la gestión política para ponerlo sobre la “persona”. Así se consigue incapacitarlas y denigrarlas, poniendo su labor como ministras en un plano secundario. </p>
<p>Por su parte, la estadística distingue a Díaz Ayuso de las otras políticas cuestionando su moralidad y su preocupación por temas que tradicionalmente se han asociado con la mujer: educación, sanidad, pobreza…. Ya decía la filósofa australiana <a href="https://academic.oup.com/book/27451">Kate Manne</a> que a las mujeres que ocupan puestos de hombres se las somete a un mayor escrutinio moral. A Ayuso se la agrede por su gestión de los hospitales y por su supuesta falta de empatía con los desfavorecidos. También por supuestamente beneficiar a miembros de su familia con comisiones.</p>
<p>A pesar de la especialización de temas y estrategias lingüísticas, según la política analizada, el mensaje es contundente: las políticas españolas no son lo suficientemente competentes y no posen los rasgos de personalidad apropiados para ser lideresas de éxito. Esto tiene graves consecuencias porque crea una percepción distorsionada en la sociedad sobre el papel de la mujer en la esfera política.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220724/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mª Milagros del Saz Rubio es parte del equipo investigador del proyecto "Creación de una base de datos, identificación y clasificación del lenguaje agresivo en Twitter en español, francés e inglés (AGRETUITEFI)" , el cual recibió fondos de la Generalitat Valenciana dentro de la Convocatoria de Financiación: Investigación competitiva proyectos. Referencia: AICO/2021/060.
</span></em></p>Cuanta más visibilidad política tiene una mujer, más intenso es el ataque hacia ella en las redes. Una investigación sobre las interacciones con tuits de tres políticas españolas evidencia que son denigradas a través del insulto.Mª Milagros del Saz Rubio, Profesora Titular de Universidad, Departamento de Lingüística Aplicada, Universitat Politècnica de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2203052024-02-12T12:18:30Z2024-02-12T12:18:30ZLa irreal belleza del mundo digital (y su impacto sobre la salud mental)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/573751/original/file-20240206-26-ojihjf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=35%2C23%2C7947%2C5290&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/teenage-girl-filming-video-herself-on-2204460627">Kaspars Grinvalds / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Hace millones de años, los homínidos se bajaron de los árboles y lograron vivir en prácticamente cualquier rincón del planeta, e incluso del espacio. Ahora, nuestra especie ha vuelto a subirse… a la nube digital.</p>
<p>Los últimos y acelerados cambios han provocado que nuestro trabajo, nuestras relaciones y, en definitiva, nuestra vida, dependan de un mundo paralelo, irreal en muchas ocasiones. Somos capaces de vivir experiencias totalmente nuevas, romper las barreras espaciales y temporales o disfrutar de nuevas herramientas tecnológicas –incluyendo la irrupción de la <a href="https://theconversation.com/es/topics/inteligencia-artificial-55402">inteligencia artificial</a>– que complementan nuestra capacidad de adaptación.</p>
<h2>Enganchados a la dopamina</h2>
<p>Este mundo digital, abanderado por las redes sociales, ofrece un producto que genera una alta satisfacción en el usuario. Y esto plantea un riesgo: las redes son adictivas porque estimulan la generación de <a href="https://theconversation.com/dopamina-el-neurotransmisor-que-nos-da-la-felicidad-pero-tambien-nos-la-quita-180637">dopamina</a>, un neurotransmisor relacionado íntimamente con la felicidad (y la falta de ella).</p>
<p><a href="https://openurl.ebsco.com/EPDB%3Agcd%3A10%3A10556490/detailv2?sid=ebsco%3Aplink%3Ascholar&id=ebsco%3Agcd%3A150370151&crl=c">El experto en mercadotecnia Armando Espinoza Oliva</a> revela cómo esta generación de dopamina estimulada por las redes sociales puede provocar cambios en nuestro comportamiento y manipular la psique de los usuarios. Su investigación destaca el elevado poder de persuasión de las redes y su eficacia a la hora de marcar tendencias y modas o incluso viralizar determinados productos o conductas.</p>
<p>Son herramientas tecnológicas que nos generan satisfacción de forma inmediata: una notificación, un <em>like</em>, un correo electrónico o un <em>reel</em> son capaces de generar en pocos segundos un aumento de nuestra sensación de felicidad.</p>
<p>Esta realidad digital se basa en una búsqueda <a href="https://psiquiatria.com/adicciones/dopamina-y-recompensa-la-historia-de-las-redes-sociales/">de la recompensa inmediata</a>. La mayor parte de lo que vemos es un mundo idealizado. Su estética visual y contenidos distan mucho de su día a día. Además, es un bucle que es alimentado por todos los usuarios. </p>
<p>Así, numerosos perfiles de redes sociales como Instagram, Facebook o TikTok sólo muestran una parte muy selectiva de la vida real, muchas veces camuflada por filtros, fotomontajes y felicidad forzada. Otras redes, por su parte, están más enfocadas a la información, la opinión y la controversia (caso de X, antes Twitter). En cualquier caso, el <a href="https://www.youtube.com/watch?v=W6Xs44iQdXg"><em>postureo digital</em></a> emerge como una de las características fundamentales de este universo online donde prevalecen las apariencias, la imagen y la opinión.</p>
<h2>El traumático choque con la realidad</h2>
<p>Este quizás sea el principal problema de pasar tantas horas en un mundo virtual: bajarnos de la nube y ver que lo que tenemos alrededor no es tan perfecto. Y el golpe de realidad pueden tener consecuencias en la salud mental. </p>
<p>El impacto de estos medios <a href="https://zaguan.unizar.es/record/120052">ha sido ampliamente estudiado</a>. Así, se ha visto que los usuarios más jóvenes (especialmente los adolescentes) experimentan mayores niveles de exposición y dependencia. Y si ponemos el foco en el género, entran en juego elementos como la desigualdad y el sexismo, <a href="https://theconversation.com/por-que-las-relaciones-adolescentes-virtuales-perpetuan-estereotipos-machistas-179594">ayudando a perpetuar los esteoreotipos machistas</a>. </p>
<p>De acuerdo con diversos <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8273498">estudios</a>, mientras las mujeres utilizan las redes con múltiples motivos (académicos entre ellos), los hombres entran más a menudo para chatear. En cuanto a la edad, el rango entre los 16 y los 24 años es el que presenta mayor tiempo de exposición a redes sociales (más el 92 % de las personas en este grupo de población las utiliza).</p>
<p>La identificación con referentes como <em>youtubers</em> o <em>influencers</em> es diferente según dichas variables, pero ha generado <a href="https://rccd.ucf.edu.cu/index.php/aes/article/view/307">cambios profundos en aspectos básicos de la interacción social</a>. Aunque es cierto que <a href="https://theconversation.com/mas-infelices-pero-menos-solos-asi-influye-el-uso-de-internet-en-el-bienestar-de-los-espanoles-214003">los investigadores han detectado que las nuevas tecnologías potencian beneficios</a> como la facilidad e inmediatez de contacto, su uso también acarrea la pérdida de la comunicación cara a cara y las dificultades para mantener relaciones presenciales y duraderas.</p>
<p>Creamos mundos digitales perfectos y expuestos a la opinión pública en una búsqueda constante de reconocimiento (seguidores, <em>likes</em>, comentarios, etc.). Especialmente en adolescentes, más sensibles a las opiniones negativas. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/quiero-tener-el-filtro-de-belleza-en-la-vida-real-los-peligros-de-la-dismorfia-del-selfi-215167">¡Quiero tener el filtro de belleza en la vida real! Los peligros de la dismorfia del selfi</a>
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<p>En ese grupo de edad, <a href="https://www.researchgate.net/profile/Javier-Fernandez-Pollan/publication/370760516_La_digitalizacion_de_la_sociedad_y_su_impacto_en_la_salud_mental_de_los_jovenes/links/6460d46efbaf5b27a4c66752/La-digitalizacion-de-la-sociedad-y-su-impacto-en-la-salud-mental-de-los-jovenes.pdf">la digitalización esta generando problemas</a> como el insomnio (<em>vamping</em>), la pérdida de autoestima y de valores, la disminución del rendimiento académico y un aumento de las patologías cardiovasculares, obesidad y sedentarismo.</p>
<p>Esto seguramente incide en el empeoramiento de su salud mental. Un dato significativo es que en España, por ejemplo, el suicidio se ha convertido en la <a href="https://www.ciberisciii.es/noticias/el-suicidio-es-la-primera-causa-de-muerte-en-jovenes-y-adolescentes-entre-12-y-29-anos">primera causa de muerte en la personas de entre 12 y 29 años</a>, con un aumento del 32 % entre 2019 y 2021 (de 34 a 45 fallecidos).</p>
<h2>Consejos para un uso responsable</h2>
<p>Frente a estos riesgos, de los que nadie está exento con independencia de su edad, debemos hacer esfuerzos por gestionar adecuadamente nuestras emociones con las siguientes prácticas:</p>
<ul>
<li><p>Controlar los tiempos de exposición, que se relacionan directamente con <a href="https://dspace.tdea.edu.co/handle/tdea/3325">la salud mental</a>. Debemos ponernos límites, buscar un equilibrio entre el mundo digital y el mundo real. Pocas veces somos conscientes del tiempo total que pasamos en entornos digitales. </p></li>
<li><p>Consumir información de forma crítica. La <a href="https://repositorio.upse.edu.ec/handle/46000/9167"><em>infoxicación</em></a> es un nuevo concepto que hace referencia la cantidad de información incorrecta o falsa a la que estamos expuestos. Las herramientas digitales tienen un gran poder de enseñanza, pero debemos elegir bien nuestras fuentes.</p></li>
<li><p>Evitar las comparaciones. Podemos buscar inspiración, motivación o aprendizaje en los demás, pero debemos ser conscientes de nuestras fortalezas, debilidades y los objetivos que podemos y queremos alcanzar. Somos únicos.</p></li>
<li><p>Estar atentos a las señales de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Ser conscientes de cómo nos hacen sentir las interacciones digitales y las reales es la principal herramienta para poder regularlas. Muchas veces no nos paramos a reconocer nuestras emociones; simplemente desconectamos nuestra mente navegando en el mundo digital. </p></li>
<li><p>Cuidar nuestra salud física. La dieta saludable y el <a href="https://theconversation.com/por-que-nos-sienta-tan-bien-hacer-ejercicio-fisico-156985">ejercicio físico</a> también pueden contribuir a mejorar nuestra resistencia psíquica.</p></li>
</ul>
<p>Como sociedad, debemos colaborar en reconocer y apoyar la salud mental desde todos los ámbitos. El primer paso es concienciarnos y hacer un esfuerzo por cuidarla de la mejor forma posible. Quizás una dosis de la hermosa imperfección del mundo real sea un buen sustituto de la belleza del mundo digital.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220305/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Iván Fernández Suárez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Buena parte del contenido que difunden las redes sociales es un reflejo idealizado (y deformado) de la vida real que puede crear falsas expectativas a los usuarios, sobre todo a los más jóvenes.Iván Fernández Suárez, Profesor en el máster en Prevención de Riesgos Laborales. Consultor PRL para Fraternidad Muprespa. Grupo de investigación TR3S-i, Trabajo Líquido y Riesgos Emergentes en las Sociedad de la Información., UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2211652024-02-01T19:11:17Z2024-02-01T19:11:17ZFacebook cumple 20 años: cómo convivir con el asedio al que nos someten las redes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/572916/original/file-20240201-27-k1hahg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C245%2C8192%2C5211&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/kazan-russia-oct-19-2021-fingers-2060198042">Shutterstock / Sergei Elagin</a></span></figcaption></figure><p>El panorama digital es rico en oportunidades. Podría decirse que el mundo está en la palma de nuestra mano: estamos a “un solo click” de contenidos actualizados e interesantes, podemos tener una audiencia mundial. A la vez, la cercanía de noticias y entretenimiento provoca distracciones y empuja a la gratificación instantánea, con sus posibles secuelas de adicción. </p>
<p>A estas alturas, sería ya poco razonable ignorar los problemas que se derivan del uso inadecuado de los medios digitales. <a href="https://www.researchgate.net/publication/274733341_Paradojas_de_la_comunicacion_digital">La mayor parte existían ya</a> en algunos medios analógicos: exceso de “consumo”, proliferación de contenidos que lesionan la dignidad humana, explotación del sensacionalismo, etc.</p>
<p>El asalto a la atención empieza a convertirse en asedio hace ahora precisamente 20 años, el 4 febrero de 2004, <a href="https://www.thoughtco.com/who-invented-facebook-1991791">con el nacimiento de Facebook en la Universidad de Harvard</a>, que abre la etapa de las redes sociales. Comenzó entonces lo que podríamos llamar segunda revolución de internet, marcada también por otro acontecimiento transformador con gran onda expansiva: la <a href="https://ed.team/blog/como-se-creo-el-iphone-el-telefono-que-lo-cambio-todo">aparición del iPhone</a> en junio de 2007, que da paso a los teléfonos inteligentes que nos acompañan en todo momento. </p>
<p>Grandes empresas multinacionales, con el tamaño económico de países enteros, quieren que permanezcamos siempre más tiempo en los omnipresentes espacios que han creado. Son <a href="https://beersandpolitics.com/resena-de-comerciantes-de-atencion-tim-wu">los “comerciantes de la atención”</a>, como les llama Tim Wu en su conocido ensayo. Por citar solo un ejemplo, <a href="https://www.weforum.org/agenda/2021/03/streaming-service-subscriptions-lockdown-demand-netflix-amazon-prime-spotify-disney-plus-apple-music-movie-tv/">Amazon es ya el segundo mayor productor de contenido audiovisual</a> y entra de lleno en la emisión de eventos en directo. </p>
<h2>Alfabetización mediática</h2>
<p>¿Qué vamos a hacer si nos roban el tiempo? Se hace necesario diseñar un plan para superar el asedio o, al menos, para mitigar sus efectos: </p>
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<li><p><strong>Aprender a conducir en las autopistas de la información</strong>. El acceso a multitud de datos no viene siempre acompañado de interpretación y contexto. Construimos grandes autopistas de la información, pero nos hemos olvidado de enseñar a conducir. Es la hora de <a href="https://theconversation.com/como-integrar-la-alfabetizacion-mediatica-en-la-educacion-156912">la alfabetización mediática</a>. Con más datos y noticias se refuerza la necesidad de ordenar la información y no precipitarse, buscando evidencias sólidas y acudiendo a las fuentes más solventes. </p>
<p>Las herramientas de comunicación digital y móvil aumentan la rapidez en la transmisión de mensajes y noticias, facilitando la difusión y la participación en tiempo real. La velocidad de la información provoca efectos llamativos en la reputación, la difusión y ayuda en catástrofes naturales, las campañas políticas, movilizaciones sociales o crisis económicas. La rapidez es fuente de errores de bulto, ayuda a extender rumores potencialmente letales y puede dificultar la verificación de la calidad de los contenidos. En la red, todos son “periodistas”, pero pocos son “editores”. La velocidad resulta ya imprescindible, pero necesitamos también precisión y calidad.</p></li>
<li><p><strong>Apuntarse a la “revolución de la amabilidad”</strong>. Dicho de otro modo, la tecnología está al servicio de las personas, y debería hacernos más sociales. Pero en algunas situaciones pueden favorecer el anonimato. En la comunicación digital es frecuente que no estén presentes las pistas visuales y verbales que aportan los imprescindibles encuentros cara a cara. Sin embargo, la comunicación digital permite llegar a más personas y conservar con ellas al menos cierto grado de cercanía. </p>
<p>La multiplicación de “amistades” que se produce <a href="https://www.eude.es/blog/linkedin-esta-de-aniversario-20-anos-de-la-gran-red-social-profesional/">en el nuevo auge de LinkedIn</a> es un fenómeno positivo, pero la conexión permanente provoca síntomas evidentes de adicción. La vida en línea es ocasión de despliegue de la propia personalidad y ejercicio de las virtudes (o defectos). La red es una “plaza pública” donde nos retratamos. Por eso, la etiqueta es necesaria. </p>
<p>Basta asomarse a los comentarios en las redes <a href="https://www.injuve.es/sites/default/files/2019/02/noticias/el_discurso_del_odio_en_rrss.pdf">para descubrir usuarios que profieren insultos</a>, siembran discordia y se muestran descorteses, hostiles y enfadados. Hay que reivindicar la comunicación franca y abierta, el optimismo, la cortesía, el respeto, el agradecimiento y la buena educación. Hay una revolución digital pendiente en las redes: la de la amabilidad.</p></li>
<li><p><strong>Desconectar para conectar.</strong> Estamos permanentemente conectados para acompañar a los amigos y familiares o mantener el contacto con las redes profesionales. Pero la conexión permanente también genera inquietudes y se desmoronan las fronteras tradicionales entre la vida profesional y la vida familiar y de amistad.</p>
<p>A la vez, surgen movimientos que <a href="https://theconversation.com/ante-la-saturacion-tecnologica-ayunos-digitales-intermitentes-220377">proponen la “desconexión”</a> y un estilo de vida que permita aprovechar mejor los mensajes y contenidos, encontrando verdaderos espacios de amistad y descanso, logrando “desconectar para conectar”. </p></li>
</ol>
<p>La liberación de este asedio es posible, pero la experiencia indica la necesidad de definir algunas líneas rojas. Los límites autoimpuestos mejorarán la calidad de nuestro trabajo: tiempos sin redes, móviles que se quedan en la oficina durante las reuniones, horas pasadas en modo avión, tiempo de libros en papel… En juego está la capacidad de escucha, silencio, atención y contemplación, aspectos clave para desarrollar cualquier trabajo creativo. </p>
<p>En realidad, el que necesite la conexión permanente no podrá poner en marcha proyectos con cierto calado y estará abocado al flujo continuo de las novedades que, paradójicamente, reducirán su productividad y eficacia. ¿Cómo vamos a dar con grandes ideas, escuchar al colega que lo necesita, disfrutar de una sinfonía o de una puesta de sol si somos incapaces de atender?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221165/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco J. Pérez Latre no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>20 años después de que apareciera Facebook, gran parte de la sociedad se ha hecho adicta a la la gratificación instantánea en línea. La necesidad de alfabetización mediática, la importancia de la amabilidad en línea y la posibilidad de desconectar para conectar podrían mejorar mucho nuestras vidas.Francisco J. Pérez Latre, Profesor. Director Académico de Posgrados de la Facultad de Comunicación, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2203772024-01-23T11:38:47Z2024-01-23T11:38:47ZAnte la saturación tecnológica, ayunos digitales intermitentes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/569246/original/file-20240115-45156-jnhont.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=206%2C62%2C5784%2C3925&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/millennial-girl-home-refuse-using-phone-1898016691">Troyan/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Tecnología sí o tecnología no? Esa es la gran cuestión. </p>
<p>En nuestro día a día, y a menudo a través de los propios dispositivos móviles, recibimos un aluvión de mensajes que contribuyen a una <a href="https://joseluisserrano.net/podcast/tecnologia-si-o-no/">visión polarizada de la tecnología</a>. Por un lado, algunos <a href="https://doi.org/10.20882/adicciones.806">estudios</a> alertan sobre sus efectos negativos como la <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2020.106616">depresión</a>, la <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2023.107760">ansiedad</a>, el <a href="https://doi.org/10.1108/IntR-06-2015-0181">estrés</a>, el <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2020.106530">agotamiento emocional</a>, el <a href="https://doi.org/10.1016/j.techsoc.2020.101406">sedentarismo</a> o <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10964-014-0176-x">peor calidad de sueño</a>. Pero a la vez hay otros que reconocen su importancia para la <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2020.106511">comunicación</a>, la <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2020.106511">formación de relaciones</a>, la <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2020.106511">autoexpresión</a>, la <a href="https://doi.org/10.7821/naer.2022.1.734">gestión de la información</a>, la enseñanza o el aprendizaje. Aunque también <a href="https://doi.org/10.1038/s41562-023-01712-8">reconocen que, por el momento, se desconoce</a> la influencia real que las pantallas tienen en la salud o en la educación. </p>
<p>Tanto internet como las redes sociales (y los dispositivos que utilizamos para acceder a ellos) pueden resultar saludables o insanos según el uso que les demos. Ejemplos de lo segundo son el <em>zombie scrolling</em> (deslizar hacia abajo la pantalla sin apenas enterarnos de lo que vemos), la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ciberpereza">ciberpereza</a>, la multitarea y las interrupciones constantes. Por eso, cuando usamos estos dispositivos conviene hacer pausas frecuentes, incorporar <a href="https://theconversation.com/aperitivos-de-actividad-fisica-para-combatir-el-sedentarismo-en-el-trabajo-209813">aperitivos de actividad física</a> y controlar el tiempo que pasamos frente a pantallas. </p>
<p>Un concepto relativamente novedoso que ha surgido a raíz de estos problemas es el de <a href="https://theconversation.com/internet-los-beneficios-de-la-desconexion-106591"><em>detox</em> digitales</a>, una estrategia que nació con la promesa de hacer desaparecer los efectos de su uso excesivo.</p>
<h2>El mito del ‘detox’ digital</h2>
<p>El <em>detox</em> digital consiste en una pausa voluntaria de uso de la tecnología. Puede ser de 24 horas o de una semana, y tiene como propósito disminuir el tiempo de conexión, y con ello el estrés, la ansiedad, la depresión, la adicción o la sobrecarga cognitiva que nos puede estar provocando el uso continuado del móvil, tableta u ordenador.</p>
<p>Un <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2023.107977">estudio</a> reciente con 850 participantes alemanes (entre 18 y 65 años) no encontró que utilizar el móvil de manera más continuada o intermitente tenga un impacto en el bienestar mental. En cambio, variables como el tipo de actividad, el momento del día y rasgos de personalidad como la extroversión o la introversión juegan un papel más significativo, según otra <a href="https://doi.org/10.24989/dp.v1i1.1821">investigación</a>.</p>
<p>En una <a href="https://doi.org/10.1177/20501579211028647">revisión sistemática</a> se concluyó que una desconexión puntual no tiene relación directa con el bienestar, el autocontrol o la salud general.</p>
<h2>24 horas sin medios para tomar conciencia</h2>
<p>Alejarnos de manera drástica de la tecnología con restricciones y sin modificar hábitos no provocará cambios efectivos. Podemos huir del mundo digital de manera temporal pero nuestros hábitos nos seguirán esperando. </p>
<p>Hacer desconexiones puntuales, por el contrario, sí nos puede ser útil para iniciar procesos de reflexión y tomar conciencia del uso que hacemos de la tecnología. A esta conclusión se llegó en uno de los primeros <a href="https://doi.org/10.3916/C39-2012-02-04">estudios</a> sobre desconexión digital publicado en 2012. Participaron 1 000 estudiantes universitarios de diez países diferentes y trataron de estar 24 horas sin medios tecnológicos.</p>
<p>En 2017, replicamos el <a href="https://doi.org/10.3916/C39-2012-02-04">estudio</a> anterior. Hasta la fecha, 539 estudiantes de la Universidad Murcia han tratado de pasar 24 horas desconectados de TV, tableta, ordenador y móvil. Solo un tercio lo ha logrado, pero lo más importante fue el autoconocimiento adquirido. </p>
<p>Los estudiantes tomaron conciencia del uso abusivo que suelen hacer de las tecnologías. También de la influencia de los medios digitales en sus rutinas diarias. Notaron su dependencia tecnológica, una mejora en la concentración y una disminución en las interrupciones durante el tiempo de desconexión. </p>
<p>Sin embargo, experimentaron dificultades para realizar tareas académicas o comunicarse con los demás. Algunos estudiantes manifestaron sentirse aislados y ansiosos por falta de información.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/569119/original/file-20240112-29-v3b063.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Para que la desconexión digital sirva es necesario tener claros los objetivos.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia.</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Asumir el control</h2>
<p>Si realmente queremos disfrutar del mundo digital, una desconexión puntual ayudará a tomar conciencia del uso que hacemos de la tecnología. Pero si realmente queremos ser efectivos, es pertinente estar atentos y pasar a la acción creando una red de <a href="https://joseluisserrano.net/podcast/habitos-duraderos/">hábitos duraderos</a> que modifique nuestros comportamientos en entornos digitales.</p>
<p>Necesitamos considerar cómo nuestra vida cotidiana, marcada por el estrés, el aislamiento social, el sedentarismo o la falta de sueño, disminuye nuestra capacidad de autocontrol. Esto provoca que estemos menos atentos y tomemos peores decisiones. </p>
<p>Solemos culpar a los <a href="https://theconversation.com/debemos-temer-a-los-algoritmos-198895">algoritmos</a> de las redes sociales por atrapar nuestra atención. Sin embargo, <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2020.106637">recientemente se ha demostrado</a> que son las interrupciones internas de las personas las que provocan las distracciones. </p>
<h2>Compromiso del usuario</h2>
<p>Según la neurocientífica <a href="http://tinyurl.com/yt8ulutu">Nazaret Castellanos</a>, “el 80 % de las distracciones que nos secuestran surgen en casa, no fuera”. Este tipo de interrupciones suelen ser impulsadas por nuestra necesidad de búsqueda de información nueva, reconocimiento social y miedo a perdernos algo importante. </p>
<p>La propia tecnología nos puede proteger de sí misma siempre que haya un compromiso del usuario. Por ejemplo, con la adopción de aplicaciones digitales de bienestar digital. Un <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2022.107542">estudio</a> llegó a la conclusión de que el éxito de estas se da en personas con un alto nivel de conciencia del papel que el móvil tiene en sus vidas. </p>
<h2>Planificar ayunos digitales intermitentes</h2>
<p>Es poco probable que la tecnología digital nos intoxique, lo que subraya una limitación del concepto de <em>detox</em> digital. En su lugar, proponemos la estrategia del ayuno digital intermitente, en el que planificamos periodos concretos de uso consciente de la tecnología.</p>
<p>La investigación reciente no establece relación directa entre el tiempo de uso y el bienestar. Pero cada persona debe identificar dónde está su línea roja de carga mental. Después podrá limitar la duración de uso y elegir el momento más adecuado para utilizar los medios digitales.</p>
<p>Un ejemplo que ilustra la anterior idea: 15 minutos de uso de una pantalla antes de dormir puede perjudicar más nuestra salud general que estar conectados una hora por la tarde. La luz azul emitida por los LED suprime la producción de la hormona melatonina. Esto altera la regulación de los <a href="https://joseluisserrano.net/podcast/sueno-tiempos-aprendizaje/">ritmos circadianos</a>, el estado de alerta y el rendimiento cognitivo durante el día, según esta <a href="https://doi.org/10.1111/gcb.13927">revisión</a>. Es decir, que esos 15 minutos antes de apagar la luz pueden hacer que descansemos peor y esto tiene peores consecuencias a medio plazo que la hora de consumo digital de la tarde. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/569120/original/file-20240112-22293-4pfozr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Los seis principios del método ADI (Ayuno Digital Intermitente).</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia.</span></span>
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</figure>
<h2>Tomar el control</h2>
<p>En conclusión, la relación entre el uso de la tecnología y el bienestar depende de muchas variables y de la interacción entre estas. Factores culturales o rasgos de personalidad influirán en las estrategias que son más efectivas para cada persona.</p>
<p>El objetivo no es desintoxicarnos de lo digital, sino aprender a controlar su uso para vivir lo mejor de cada mundo. El psicólogo <a href="http://tinyurl.com/yucbtfmq">Luis Muiño</a> lo expresa así: </p>
<blockquote>
<p>“Saber que estamos escapando temporalmente del mundo real y tener el control para poder regresar a él es una parte fundamental de nuestra relación con el mundo de las máquinas”.</p>
</blockquote>
<hr>
<p><em>En la redacción de este artículo ha participado Diana López Conesa, docente de Formación Profesional y estudiante del Máster en Tecnología Educativa de la Universidad de Murcia.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220377/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Luis Serrano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Abstenerse de pantallas de manera puntual no provocará cambios duraderos que mejoren el bienestar general. Es más eficaz ser conscientes del uso que hacemos y controlarlo deliberadamente.José Luis Serrano, Profesor Titular de Tecnología Educativa, Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2205462024-01-17T21:05:13Z2024-01-17T21:05:13ZLo bueno y lo malo de Threads, la nueva red social que podría desbancar a X<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/569943/original/file-20240117-19-2joc05.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=377%2C53%2C5541%2C3934&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/july-5-2023-brazil-this-photo-2327525131">rafapress/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Threads, la nueva red social que nació para desbancar a X (antes Twitter), crecía de forma que parecía imparable en EE UU. Seis meses después venció los <a href="https://spain.representation.ec.europa.eu/noticias-eventos/noticias-0/ley-de-servicios-digitales-entran-en-vigor-las-normas-determinantes-de-la-ue-para-las-plataformas-en-2022-11-16_es">requisitos de privacidad que exige la Unión Europea</a> y ahora podemos usarla y analizarla en profundidad. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=951&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=951&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=951&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1195&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1195&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/569818/original/file-20240117-19-apw8h3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1195&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Threads</span></span>
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<p>Sus debilidades: el algoritmo decide más que en otras redes la información que te llega y no permite acceso a información internacional. Mayoritariamente, la utilizan mujeres de entre 25 y 30 años, en muchas ocasiones, buscando seguidores para monetizar sus contenidos eróticos, inflamando el fenómeno de las <em>micro influencers</em>. Con todo esto, o Threads cambia mucho, o X, con sus defectos y grietas, seguirá siendo quien mande. </p>
<h2>Las características de Threads y quién la utiliza</h2>
<p><a href="https://www.threads.net/login">Para poder usar Threads</a> con todas sus funciones, publicar o contestar a otros mensajes es necesario tener abierta una cuenta de <a href="https://about.instagram.com/es-la/threads">Instagram</a>. </p>
<p>Una vez descargada la aplicación se ofrece la posibilidad de importar el perfil o editarlo cambiando la foto y el texto. </p>
<p>Threads permite seguir a los contactos que ya tenemos en Instagram, de forma que el comienzo en la red no resulte tan “solitario” como en otras alternativas. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=793&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=793&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=793&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=997&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=997&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/569821/original/file-20240117-21-bnv8hb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=997&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Threads</span></span>
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<p>A partir de ese momento, el entorno resulta familiar a cualquiera que haya utilizado X: un <em>feed</em> muy limpio y pocas opciones, algo que facilita su uso, la lectura y la publicación de contenido. </p>
<h2>La opción “Para ti” que decide el algoritmo</h2>
<p>Al empezar a utilizar la aplicación, por defecto, se muestra la opción “Para ti”, en la que el algoritmo es el que decide los contenidos que va a mostrar al usuario, independientemente de a quiénes siga o quiénes le sigan en la red. </p>
<p>Es posible acceder a la opción “Siguiendo” tocando el icono de la aplicación, pero una vez que se cierra la <em>app</em>, al volver a abrirla, la información que llega es la seleccionada por el algoritmo. </p>
<p><a href="https://metricool.com/es/algoritmo-redes-sociales/">El algoritmo</a> es el gran protagonista de los contenidos que se consumen en Threads. Un algoritmo cuyo funcionamiento interno no es público y en un primer análisis se muestra poco “afinado”. Por ejemplo, solo hay una manera para evitar que la red nos muestre contenidos similares al que hayamos visto una vez de forma permanente, y es bloqueando usuarios. </p>
<h2>La filosofía del <em>microblogging</em></h2>
<p>En Threads es posible escribir mensajes de hasta 500 caracteres y su filosofía, implícita en el nombre de la aplicación, empuja a la creación de hilos o mensajes encadenados, de forma que la filosofía de <em>blogging</em> - <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Microblogueo"><em>microblogging</em></a> se mantenga desde el primer momento. </p>
<p>A los mensajes se les puede incorporar una imagen, un vídeo o un enlace a un documento web. </p>
<h2>El hilo apenas se usa</h2>
<p>La estructura de Threads parece pensada para potenciar publicaciones agrupadas en hilo. Pero al revisar cientos de publicaciones se puede observar que se usa muy poco. </p>
<p>Posiblemente el número de caracteres disponibles, 500, sea suficiente, y también que el concepto de hilo de mensaje no haya sido del todo entendido y aceptado, como sí ocurre en X.</p>
<h2>Mujeres entre los 25 y los 30 años</h2>
<p>Aún no contamos con datos suficientes del tipo de usuario de Threads, pero durante las primeras semanas es bastante visible que el perfil mayoritario ha sido femenino y muy encuadrado en una franja de edad entre los 25 y 30. </p>
<p>Esto tiene su lógica, ya que es uno de los tipos de <a href="https://es.statista.com/estadisticas/875258/distribucion-por-edad-de-los-usuarios-mundiales-de-instagram/">usuario más frecuente de Instagram</a>. </p>
<h2>Autopromoción y vídeos provocativos</h2>
<p>En la red se encuentra un gran número de publicaciones de autopromoción, mayoritariamente de mujeres, basadas en vídeos provocativos y en conversaciones similares a las de <em>OnlyFans</em> e incluso <em>Tinder</em>. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=933&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=933&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=933&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1172&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1172&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/569826/original/file-20240117-19-s86ose.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1172&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Threads.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Threads</span></span>
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</figure>
<p>Resulta muy sorprendente la cantidad de mensajes enfocados en la búsqueda de seguidores y con un toque de <a href="https://theconversation.com/menores-en-las-redes-sociales-sexualizacion-o-empoderamiento-sexual-197814">sexualización que no es nueva en RRSS</a> pero se hace bastante evidente en Threads. </p>
<p>Muchas chicas bastante jóvenes, autodenominadas “creadoras de contenido”, muestran interés por convertirse en profesionales y monetizar sus contenidos publicados fundamentalmente en Instagram. </p>
<h2>La burbuja de la foto sensual</h2>
<p>El número de mensajes cuyo objetivo es captar seguidores, y dedicarse profesionalmente a la creación de contenidos, genera una burbuja atractiva para cientos de usuarias, que sueñan con poder dedicarse a publicar fotos más o menos sensuales y vivir de ello. </p>
<p>A este tipo de mensajes les siguen respuestas de usuarios masculinos, <a href="https://www.amnesty.org/es/latest/press-release/2017/11/amnesty-reveals-alarming-impact-of-online-abuse-against-women/">en demasiadas ocasiones casi de acoso</a>.</p>
<h2>Solo en un entorno nacional</h2>
<p>Las redes funcionan en cierto modo como cámara de eco, en la que el usuario no suele salir del bucle de contenidos que el algoritmo muestra entendiendo que le interesa, pero en Threads hay algo muy preocupante: es prácticamente imposible acudir a contenidos publicados en un entorno internacional.</p>
<p>Esto es fácil de observar cuando se realizan búsquedas con palabras en otro idioma. Resulta bastante difícil que Threads muestre contenidos de usuarios que no estén en el entorno “hispano”. </p>
<p>Tras algunas quejas, de manera tímida se empiezan a mostrar algunas publicaciones, pero de forma desordenada y sin orden temporal. </p>
<p>Todavía pocas empresas han empezado a utilizar Threads, en la que no se observa publicidad. </p>
<p>Es pronto todavía para ver si la <a href="https://about.fb.com/ltam/news/2023/07/presentamos-threads-una-nueva-forma-de-compartir-con-texto/">nueva red de Meta</a> termina por hacerse un hueco entre las preferidas de los usuarios de redes sociales, pero tras el interés inicial, es cada vez más evidente que se ha perdido una oportunidad para vencer a X, que en estos momentos, pese a su decadencia, continúa manteniendo su fuerza frente al nuevo competidor.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220546/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fernando Checa García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En un momento de decadencia de X (antes Twitter), la red social Threads nace como alternativa. Analizamos el algoritmo, los usuarios y sus limitaciones.Fernando Checa García, Profesor y consultor de marketing digital. Director del Máster en Redes Sociales de UNIR, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2171282024-01-04T20:47:20Z2024-01-04T20:47:20Z¿Cuántas veces miramos el teléfono mientras vemos la televisión?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567391/original/file-20231227-27-g75n6j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C8%2C2687%2C1786&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-using-mobile-phone-whilst-friends-1839302527">Monkey Business Images / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Ricardo tiene 18 años. Cuando pone su serie favorita en la televisión del salón, lo hace con el teléfono en la mano, dispositivo que consulta constantemente durante los 45 minutos que dura el capítulo. Le da igual perderse parte de la trama o ese plano secuencia en el que tanto pensó el equipo de producción de la serie. Prefiere renunciar al consumo completo de una obra para no perderse lo que sucede en otras pantallas.</p>
<p>Este joven representa una conducta de consumo audiovisual que ha llegado para quedarse. Todos los estudios existentes aseguran que la mayoría de los espectadores de televisión utiliza otra pantalla (teléfono, tableta u ordenador) de manera simultánea mientras ve la televisión. Por ejemplo, en España solo 3 de cada 10 personas no tienen otra experiencia audiovisual mientras ven la tele, mientras el 56,5 % reconoce que hace covisionado con el teléfono móvil, según <a href="https://barloventocomunicacion.es/barometrotv-ott/informe-covisionado/">el último estudio de Barlovento Comunicación</a>. </p>
<p>En Estados Unidos, <a href="https://civicscience.com/what-are-americans-doing-while-they-watch-tv-a-majority-turn-to-a-second-screen/">una encuesta a 59 000 personas</a> monitorizó lo que hacemos con el teléfono móvil mientras vemos la tele. Ganó la opción de “ver aplicaciones, juegos y otros contenidos” (40 %) frente al 17 % que comprobaba el correo o utilizaba aplicaciones de mensajería y el 10 % que leía o escribía en redes sociales.</p>
<h2>La preocupante falta de atención de lo que vemos</h2>
<p>¿Cuántas veces miramos el teléfono móvil durante un programa que dura 30 minutos? <a href="https://www.three.co.uk/blog/gogglebox-phoneism-report">Según un estudio británico</a>, lo hacemos hasta en 8 ocasiones. </p>
<p>El <a href="https://theconversation.com/por-que-los-jovenes-tienen-miedo-a-perderse-la-serie-que-estan-viendo-sus-amigos-168362">FOMO (“Fear of Missing Out”, miedo a perderse algo)</a> hace que muchos espectadores sacrifiquen la experiencia completa de su serie preferida para seguir pendientes de lo que sucede en las segundas pantallas. Si bien la televisión, en sus inicios, implicaba un consumo que atraía más atención que la radio, ahora el contenido que vemos en ella está perdiendo su monopolio a favor del covisionado. </p>
<p>Esta convivencia entre pantallas de manera simultánea podría ir <em>in crescendo</em> por varios motivos: </p>
<ul>
<li><p>La tendencia apunta a que cuanto más conectados estemos, más covisionado realizaremos. Así les sucede a los usuarios de televisiones conectadas. Un estudio desveló que <a href="https://iabspain.es/estudio/estudio-television-conectada-2023/">usan otros dispositivos durante el visionado un 21 % más</a> que quienes no tienen ese tipo de televisiones. </p></li>
<li><p>Nos encontramos cada día con una audiencia más difícil de captar. La <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_Z">generación Z</a> (los nacidos entre 1997 y 2012) se ha convertido en una audiencia hiperconectada y es complejo conseguir <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/ESMP/article/view/79005/4564456561271">llamar su atención de manera constante y consciente</a>: <a href="https://barloventocomunicacion.es/barometrotv-ott/informe-covisionado/">el 72,5 % de los espectadores de entre 18 y 24 años consulta el móvil</a>. Es entonces lógico predecir que la tendencia vaya a seguir creciendo cuando esas personas sean adultas. </p></li>
<li><p>El consumo del <a href="https://www.de-cix.net/en/about-de-cix/media/press-releases/data-traffic-at-de-cix-internet-exchanges-jumps-to-over-38-exabytes">vídeo en Internet sigue en ascenso exponencial</a> cada año. Esto implica que, cada vez con mayor frecuencia, si un espectador de televisión mira el teléfono para ver los contenidos que se desglosaban en los estudios anteriores (aplicaciones, redes sociales, mensajería, etc.) aumente la probabilidad de que esté prestando atención a un vídeo diferente al que está consumiendo en televisión.</p></li>
<li><p>Hay estudios que aseguran que esta práctica tiene incluso beneficios. Esto se debe a que en muchas ocasiones comentamos con amigos y familiares los programas de televisión, <a href="https://www.three.co.uk/blog/gogglebox-phoneism-report">creando un “salón virtual” para sentirnos menos solos</a>. </p></li>
</ul>
<h2>¿Se deberían crear contenidos pensando en este fenómeno?</h2>
<p>La <a href="https://www.uoc.edu/portal/es/news/actualitat/2023/095-ver-tele-mirar-movi-covisionado.html">atención dividida</a> ha llegado para quedarse y sería relevante investigar si la industria audiovisual analiza este fenómeno a la hora de producir sus contenidos. </p>
<p>En este sentido, el guionista <a href="https://www.imdb.com/name/nm3941204/">Jason Hellerman</a> reflexionaba sobre el tema en una columna de opinión en la web <em>No film school</em>, en donde defendía que las plataformas de vídeo parecen apostar ahora por “<a href="https://nofilmschool.com/second-screen">historias que se puedan entender prestando solo la mitad de atención</a>”. </p>
<p>Sus palabras remitían a una entrevista con la guionista, directora y productora <a href="https://www.imdb.com/name/nm0000868/?ref_=nv_sr_srsg_0_tt_2_nm_6_q_justine%2520bateman">Justine Bateman</a> en <a href="https://www.hollywoodreporter.com/tv/tv-news/tvs-top-5-podcast-justine-bateman-ai-dangers-hollywood-1235540858/"><em>The Hollywood Reporter</em></a>. En ella, Bateman comentaba cómo algunos colegas de profesión le habían dicho que, a la hora de evaluar los guiones, las plataformas demandaban contenidos que no distrajesen demasiado a los espectadores del teléfono móvil.</p>
<p>En definitiva, la industria audiovisual está creando contenidos sin saber con certeza si los espectadores visualizan al completo sus obras. Solo está asegurado un alto porcentaje de atención en una sala de cine, a oscuras, sin capacidad de movimiento y donde se recomienda no usar los dispositivos móviles. </p>
<p>Pero no se trata de prohibir el uso de otras pantallas. Es una cuestión de actitud y de compromiso por parte del espectador si quiere disfrutar de su película o serie favorita. ¿Somos conscientes de que los móviles nos hacen “estar sin estar” con los amigos y de “ver y no ver” un filme?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217128/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jorge Gallardo-Camacho trabaja en Atresmedia. </span></em></p>El covisionado ha llegado para quedarse y afecta a nuestra atención y a los contenidos que consumimos. Miramos el teléfono 8 veces mientras vemos una serie de 30 minutos.Jorge Gallardo-Camacho, Director del Grado en Comunicación Audiovisual y Nuevos Medios, Universidad Camilo José CelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2190272023-12-25T21:37:52Z2023-12-25T21:37:52Z¿Qué es el ‘speedwatching’ y cuáles son sus efectos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567244/original/file-20231222-29-bbnx0m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=467%2C92%2C3924%2C2831&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-woman-walking-middle-crowded-street-2117114927">Creative Cat Studio/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Seguramente todos hemos escuchado alguna vez un mensaje audio enviado por algún servicio de mensajería como <em>WhatsApp</em> a mayor velocidad de la normal. Tal vez teníamos prisa, el mensaje era largo o quien lo enviaba hablaba despacio. También es posible que hayamos avanzado a mayor velocidad algún fragmento de películas o serie para poder llegar antes al final.</p>
<p>Esta tendencia se denomina <em>speedwatching</em> y, aunque se observa sobre todo en jóvenes y adolescentes, los ejemplos anteriores muestran como todo el mundo puede estar tentado de caer en ella. Vídeos, música, podcasts… todo es susceptible de ser escuchado o visto a mayor velocidad para ser consumido y acabado antes. </p>
<p>No es algo tan reciente: aunque <em>WhatsApp</em>, <em>Telegram</em>, <em>TikTok</em> y otras plataformas y redes sociales tienen la función de acelerar la velocidad de reproducción, ya desde 2019 los navegadores como Chrome <a href="https://www.genbeta.com/herramientas/controla-velocidad-reproduccion-netflix-youtube-esta-genial-extension-para-chrome-firefox">incorporaron extensiones</a> que permitían acelerar el visionado de manera automática en diversas plataformas. </p>
<p>Pero ¿qué ocurre cuando nos acostumbramos a consumir contenido reproducido a velocidades más rápidas que aquellas a las que fueron grabados o emitidos? </p>
<h2>¿A qué da respuesta el <em>speedwatching</em>?</h2>
<p>En nuestra sociedad estar ocupado se valora positivamente. La prisa se ha vuelto, en muchos casos, un estilo de vida. La falta de tiempo es un lugar común en un mundo donde enseguida todo queda anticuado y donde la gestión de los tiempos de espera cada vez es más compleja. Poder visualizar o escuchar contenido a una velocidad más elevada no deja de ser una respuesta adaptativa a esa falta de tiempo.</p>
<p>Algunos <a href="https://www.academia.edu/35904657/Speed_Watching_Efficiency_and_the_New_Temporalities_of_Digital_Spectatorship">estudios norteamericanos</a> profundizan en esta relación entre el espectador y los contenidos, situando al espectador como maestro del tiempo, que disfruta del placer de poder comprimir los productos en función de sus necesidades y deseos. </p>
<p>Un mundo extremadamente visual, con poco uso de la palabra y en el que las horas nunca son suficientes para poder llevar a cabo todo lo que queda pendiente, requiere de herramientas para hacerle frente. </p>
<p>Existe, por otra parte, la necesidad de estar permanentemente al día de los últimos titulares, de los últimos capítulos de series, de los últimos vídeos subidos a redes sociales, podcasts o cualquier otro contenido digital. </p>
<p>Esta ansiedad provocada por el miedo a perderse experiencias y a ser por tanto excluido socialmente recibe el nombre de FOMO (del inglés <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2772503023000154">Fear Of Missing Out</a>). El FOMO es un tipo de ansiedad social que genera inseguridad, miedo o incluso baja autoestima, e implica tener que estar constantemente conectado a la red. Esta permanente conexión va ligada a la necesidad de consumir (ver y escuchar) el máximo de contenido posible en el menor tiempo posible. </p>
<h2>¿Qué efectos negativos puede tener?</h2>
<p>Procesos como la atención y concentración, implicados en la memoria y aprendizaje, así como la gestión de los tiempos de espera pueden verse afectados si esta actividad acaba siendo habitual. </p>
<p>La atención es una función ejecutiva que parte de una respuesta fisiológica ante un estímulo que <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7339382">nos atrae</a>. Pero el tiempo que una persona puede mantener la atención (atención sostenida) es una habilidad voluntaria que se incrementa con los años, siendo mucho menor en los niños que en los adultos. </p>
<p>Ahora bien, cuando en nuestra cotidianidad precisamos de ver o escuchar mucho contenido en poco tiempo, vamos recortando nuestra capacidad atencional. La búsqueda constante de nuevos estímulos activa el neurotransmisor llamado dopamina, creando circuitos de recompensa y generando un <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=196150">círculo vicioso</a>.</p>
<p>Podemos decir que el cerebro acostumbrado al <em>speedwatching</em> se aburrirá si no recibe los estímulos a velocidad acelerada, volviéndose pasivo. Deja de estar atento, de estar concentrado y simplemente recibe información. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/las-10-claves-para-educar-la-atencion-infantil-en-un-mundo-multitarea-147638">Las 10 claves para educar la atención infantil en un mundo multitarea</a>
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<h2>Más velocidad, menos comprensión</h2>
<p>Atención y memoria (especialmente la <a href="https://theconversation.com/los-distintos-tipos-de-memoria-y-su-papel-en-el-aprendizaje-174076">memoria de trabajo</a>) son funciones ejecutivas clave en los procesos de aprendizaje. Los <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9144183">estudios demuestran</a> la relación entre la atención sostenida y los procesos de aprendizaje, lo que implica que no poder sostener la atención puede tener consecuencias en la profundidad con la que se realizan los aprendizajes. Para poder aprender se requiere <a href="https://www.uoc.edu/portal/es/news/actualitat/2023/083-esfuerzo-educacion.html">un esfuerzo voluntario</a> que puede verse comprometido al no dar tiempo a interiorizar y trabajar con los contenidos consumidos a alta velocidad. </p>
<p>Algunos estudios recientes <a href="https://psycnet.apa.org/record/2018-65290-005">ya han demostrado</a> que reproducir una conferencia a mayor velocidad afecta a la buena comprensión de su contenido. De hecho, la <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/acp.3899"><em>Revista de Psicología Cognitiva Aplicada</em></a> se manifiesta contraria a la aceleración de los vídeos con el objetivo de ganar tiempo, ya que explica que se pierden aspectos complejos de los productos audiovisuales.</p>
<h2>Menos paciencia y capacidad de espera</h2>
<p>Finalmente, teniendo en cuenta el círculo vicioso que genera la dopamina, otro efecto importante es la pobre gestión de la espera: la estimulación constante que provocan el <em>speedwatching</em> y el mundo de prisas generan una gratificación en el cerebro permanente. Al tener siempre a disposición un estímulo, se reduce la paciencia. Y perdemos el hábito de tener que esperar para obtener un objetivo. </p>
<p>Aunque este manejo de los tiempos de espera también es una habilidad que se aprende con la edad, maduración y experiencia, la realidad es que cada vez <a href="https://ethic.es/2021/07/sobre-el-mal-de-la-impaciencia/">somos más impacientes</a>. </p>
<h2>Entrenamiento cognitivo puntual</h2>
<p>Pero no todo en el <em>speedwatching</em> es negativo. Aunque incrementar la velocidad de reproducción de audio y vídeo es una técnica supuestamente destinada a ahorrar tiempo, también se está <a href="https://www.academia.edu/35904657/Speed_Watching_Efficiency_and_the_New_Temporalities_of_Digital_Spectatorship?email_work_card=title">demostrando recientemente</a> que requiere práctica, entrenamiento y atención concentrada.</p>
<p>Por lo tanto, si no lo convertimos en habitual, sino que lo usamos como una herramienta puntual para una finalidad en concreto o por un motivo en particular, el <em>speedwatching</em> no es perjudicial por sí mismo, más bien al contrario. </p>
<p>Darse cuenta que podemos estar haciendo un uso abusivo de esta técnica y convirtiéndola en tendencia debería también ayudarnos a generar un espacio para poder parar y pensar. Analizar si realmente estamos ganando tiempo o simplemente hemos entrado en un círculo de consumo sin cese en un mundo que va demasiado deprisa.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/219027/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sylvie Pérez Lima no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Ya no tenemos tiempo ni para escuchar un mensaje de audio a su velocidad normal. Acostumbrarse a ver y oir mensajes acelerados tiene consecuencias en la atención y la paciencia.Sylvie Pérez Lima, Psicopedagoga. COPC 29739. Profesora y tutora de los Estudios de Psicología y Educación., UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2172352023-12-21T18:58:13Z2023-12-21T18:58:13Z¿Son todos los adolescentes adictos a las redes sociales?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/563268/original/file-20231204-28-fr58xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/child-using-smart-phone-lying-bed-2299524667">Aleksandra Suzi</a></span></figcaption></figure><p>Es innegable la penetración de la tecnología en nuestras vidas, y quizás esto sea especialmente notorio en los adolescentes. Según el <a href="https://www.ine.es/prensa/tich_2022.pdf">Instituto Nacional de Estadística (2022)</a> un 94.9 % de los menores entre 10 y 15 años han usado internet en los últimos 3 meses y de ellos un 69.5 % disponen de móvil. Además, <a href="https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/Informe_estatal_impacto-tecnologia-adolescencia.pdf">según un reciente el informe de UNICEF (2021)</a>, un 98.5 % de los adolescentes españoles están registrados en una red social, mientras que un 83.5 % está registrado en más de tres redes sociales. </p>
<p><a href="https://wearesocial.com/uk/blog/2023/01/digital-2023/">Una de las actividades más realizadas por los adolescentes</a> (incluso antes de la edad permitida legalmente, hecho que es particularmente preocupante) es usar redes sociales. </p>
<p>Estos datos no hacen más que avalar lo que vemos cada día, y es que el uso de internet y teléfono es masivo y normativo entre los más jóvenes.</p>
<h2>Uso problemático y adicción, ¿son lo mismo?</h2>
<p>El enfoque que se ha usado mayoritariamente para abordar las conductas relacionadas con el uso o el abuso de redes sociales (y otros usos de la tecnología) por parte de los adolescentes ha sido el de la <a href="https://doi.org/10.1016/j.addbeh.2022.107400">adicción</a>. Sin embargo, <a href="https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2019.12.025">este enfoque tiene limitaciones conceptuales</a> y, muchas veces, supone una patologización innecesaria de la vida cotidiana. </p>
<p>En contraste con el uso del término de adicción, nosotros (al igual que otros autores) preferimos hablar de un uso problemático.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/socializar-a-traves-de-internet-pros-y-contras-182576">Socializar a través de internet: pros y contras</a>
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<p>En oposición al modelo preponderante de adicción, que se nutre de criterios relacionados con las sustancias como la tolerancia o abstinencia, el modelo de uso problemático concibe que un conjunto de procesos cognitivos y comportamientos pueden llegar a ser disfuncionales y conducir a consecuencias negativas. </p>
<p>De esta manera, dimensiones como una alta preferencia por la interacción en línea y la regulación emocional a través de las redes sociales pueden estar vinculadas a una autorregulación deficiente (caracterizada por una preocupación constante por estar conectado y el uso compulsivo de las redes sociales). </p>
<p>Las consecuencias negativas para el usuario son: problemas interpersonales (pérdida de relaciones con otras personas significativas o abandono de otras actividades placenteras o de la escuela) y problemas intrapersonales (por ejemplo, la sensación de haber perdido el control sobre su propia vida). Estas consecuencias negativas son la clave para hablar de un uso problemático.</p>
<h2>¿Es la norma o la excepción?</h2>
<p>El anteriormente citado informe de <a href="https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/Informe_estatal_impacto-tecnologia-adolescencia.pdf">UNICEF</a> cifraba en un 33 % el porcentaje de adolescentes que estarían haciendo un uso problemático de internet y las redes sociales. <a href="https://doi.org/10.5817/CP2023-3-5">Otro estudio reciente</a> matiza este porcentaje y presenta datos más halagüeños, cifrando el número de adolescentes que están en riesgo de presentar un uso problemático en un 13.2 % y los adolescentes que realizan un claro uso problemático de redes sociales en un 2.9 %. </p>
<p>Hablamos entonces de una horquilla entre el 2.9 % y el 33 % y posiblemente la realidad se encuentre, como casi siempre, en un punto medio. </p>
<p>Las diferencias entre ambos estudios se centran en el instrumento de evaluación utilizado y cómo se conceptualiza el uso problemático. En cualquier caso, y ante la pregunta que encabeza este artículo, no cabe otra respuesta que una rotunda negación por parte de los autores.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/como-afectan-las-pantallas-a-la-construccion-de-la-identidad-de-los-menores-186942">¿Cómo afectan las pantallas a la construcción de la identidad de los menores?</a>
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<h2>¿Cómo podemos ayudarles?</h2>
<p>Aunque el porcentaje de afectados sea discutible, lo que sí sabemos es que hay muchos chicos y chicas potencialmente afectados. Esto nos debe llevar a educar y formar en el correcto uso de las redes sociales. Para ello nos gustaría aportar algunas sugerencias a familias y adolescentes.</p>
<p>Para las familias el mensaje es involucrarse: navegar con ellos, educarles en el uso correcto, maximizando beneficios y reduciendo riesgos. Se puede conseguir con las siguientes estrategias: </p>
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<li><p>Las redes sociales y la tecnología no son inherentemente malas. Al contrario, están plagadas de oportunidades y posibilidades. Aunque entendemos que es objeto de temor, su restricción no es en absoluto una garantía de éxito. </p></li>
<li><p>Antes de que se adentren en el mundo de la tecnología, es esencial proporcionarles conocimientos específicos para maximizar las posibilidades de un uso equilibrado, seguro y útil de las redes sociales. Esto incluye habilidades para cuestionar la exactitud del contenido, reconocer signos de uso problemático, construir relaciones saludables a través de las redes sociales (y cara a cara), resolver conflictos en plataformas sociales, proporcionar pensamiento crítico o evitar comparaciones perjudiciales.</p></li>
<li><p>El uso de las redes sociales debe basarse en el nivel de madurez de cada adolescente, por lo que se recomienda una supervisión adulta y una adaptación de las funciones y permisos de las plataformas en función de la edad. </p></li>
<li><p>Los contratos parentales para el uso de la tecnología pueden ser un poderoso aliado en los primeros pasos. El cumplimiento de metas y acuerdos instaura una base para la confianza y el ir logrando mayores posibilidades de uso. De la misma forma, las transgresiones, ya sean por contenido o tiempo de uso, deben ser acompañadas de consecuencias pactadas y conocidas. Es importante que el proceso de uso sea consensuado y en relación a las aptitudes mostradas.</p></li>
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<h2>Consejos para los niños y adolescentes</h2>
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<li><p>Como usuario debe ser consciente del uso (a veces del abuso) que realiza de las redes sociales. El fin de las mismas debería ser aportarnos valor y facilitar la comunicación y las relaciones. Si nuestra preocupación por ellas es mayor que lo que nos aporta, no estamos haciendo un buen uso.</p></li>
<li><p>Que podamos usarlas de forma continua no es motivo para hacerlo. Conocer el tiempo de uso real que hacemos (existen aplicaciones para ello) puede ayudarnos a reducirlo paulatinamente de forma consciente.</p></li>
<li><p>No es necesario activar las notificaciones para todo y tampoco estar constantemente conectados. Las redes sociales son una herramienta más pero tenemos que ser nosotros quienes decidamos cuándo queremos usarlas. Es recomendable apagar las notificaciones y elegir unos momentos determinados al día para actualizarnos: revisar y responder mensajes y publicaciones.</p></li>
</ol><img src="https://counter.theconversation.com/content/217235/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:alexander.muela@ehu.eus">alexander.muela@ehu.eus</a> recibe fondos de Gobierno Vasco (IT1450-22). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Joaquín Manuel González Cabrera ha recibido fondos de Programa Estatal de I+D+I Orientada a los retos de la Sociedad y actualmente los recibe para proyectos de investigación en la Universidad Internacional de La Rioja y el Ministerio de Consumo. Además, ha prestado labores de consultoría para la empresa TICandBot.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Juan Manuel Machimbarrena y Miriam N. Varona no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Un uso problemático se puede reconducir: basta establecer límites y ser conscientes del tiempo que dedicamos. Los niños y adolescentes necesitan ayuda para lograrlo.Juan Manuel Machimbarrena, Profesor adjunto del departamento de Psicología Clínica y de la Salud y Metodología de Investigación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaAlexander Muela Aparicio, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaJoaquín Manuel González Cabrera, Docente e Investigador. Prof. Titular Universidad (Nivel 1). Actualmente, Investigador Principal del Área de Bienestar Emocional en el Instituto de Transferencia e Investigación (ITEI) e Investigador Principal del Grupo Ciberpsicología (UNIR)., UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Miriam N. Varona, Enfermera de Salud Mental y doctoranda en la Facultad de Psicología de la UPV/EHULicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2182162023-12-14T18:22:36Z2023-12-14T18:22:36Z¿Podemos dejar que TikTok o Instagram elijan nuestro menú informativo?<p>Vivimos una época de cambio tecnológico y social acelerado, pero, sobre todo, de erosión de la confianza. La vertiginosa rapidez del cambio social la condiciona. </p>
<p>El advenimiento de sociedades hiperconectadas, dotadas de redes sociales, teléfonos inteligentes y conexiones de banda ancha está cambiando la confianza, antes basada en el estatus y la proximidad. </p>
<p>Hoy, los consumidores pierden la confianza en sus marcas; los votantes, en sus políticos; las audiencias, en los medios; los empleados, en sus jefes y empresas, y así sucesivamente. La confianza es quebradiza: cuesta adquirirla pero se pierde rápidamente. Por usar una metáfora, sube lentamente, como en la subida a una montaña elevada, pero se pierde deprisa, como cuando se baja en ascensor.</p>
<p><a href="https://www.edelman.com.es/2023-edelman-trust-barometer">El barómetro de Edelman en 2023 abundó en las mismas cuestiones</a> bajo el significativo título de “Abriendo caminos en un mundo polarizado”. </p>
<p>La confianza en los medios se ha visto particularmente afectada. A nivel mundial, hay una brecha de 11 puntos entre la confianza en las empresas (62 %) y la confianza en los gobiernos (51 %). Con los medios, la brecha alcanza los 12 puntos (50 %). Los medios tienen su cuota de responsabilidad en este panorama. En una situación de pánico financiero en el sector, las empresas de comunicación, más necesitadas de audiencia, apelan al partidismo o caen en el <em>clickbait</em>. Promueven informaciones que fomentan la división pensando que lograrán el anhelado incremento de audiencias, pero la calidad y los contenidos de interés escasean. </p>
<h2>El avance de las redes sociales</h2>
<p>Una encuesta específica del Eurobarómetro, <a href="https://www.europarl.europa.eu/news/en/press-room/20231115IPR11303/tv-still-main-source-for-news-but-social-media-is-gaining-ground">publicada por el Parlamento Europeo el 17 de noviembre</a>, analiza los hábitos de uso de los medios, incluyendo la confianza que suscitan los contenidos. Se trata de datos valiosos en un contexto polarizado cuando preocupa la difusión de noticias falsas.</p>
<p>El 68 % de los encuestados recuerda haber obtenido recientemente noticias sobre la Unión Europea a través de la prensa, Internet, la televisión o la radio, con variaciones notables entre los Estados miembros, que oscilan entre el 49 % en Francia y el 87 % en Croacia y Rumanía. </p>
<p>El porcentaje de encuestados que han leído, visto u oído recientemente algo sobre la UE aumenta ligeramente con la edad; los hombres (76 %) son más propensos que las mujeres (60 %) a responder de esta manera, al igual que los encuestados con más nivel educativo. Para el 71 % de los encuestados, la televisión sigue siendo uno de los medios más utilizados para acceder a noticias en la última semana, seguida (a distancia) por la prensa en línea (42 %). La radio y las plataformas de redes sociales (ambas con un 37 %) comparten la tercera posición, seguidas por la prensa escrita (21 %).</p>
<p>En comparación con la <a href="https://www.europarl.europa.eu/news/es/press-room/20220704IPR34401/eurobarometro-los-europeos-confian-mas-en-los-medios-informativos-tradicionales">encuesta de Medios y Noticias del Parlamento de 2022</a>, hay un aumento de once puntos porcentuales en la proporción general de encuestados que utilizan plataformas de redes sociales para acceder a noticias; se observan incrementos menores en el uso de aplicaciones de mensajería (+5 puntos), plataformas de vídeo (+4) o podcasts (+2). </p>
<p>El aumento del uso de estos medios se observa en todos los grupos de edad y en la mayoría de los Estados miembros. Los ciudadanos ven cada vez más las plataformas de noticias en línea y los canales de redes sociales, incluidos los <em>influencers</em>, como fuentes dignas de confianza.</p>
<p>Lo que ven, oyen y leen en diversos medios influye en las percepciones ciudadanas sobre la Unión Europea y el Parlamento. La encuesta del Eurobarómetro presenta una mirada en profundidad al uso y los hábitos mediáticos de los ciudadanos, analizando tanto medios tradicionales como medios en línea. </p>
<h2>¿Ayudarán TikTok e Instagram a comprender los problemas de nuestra casa común?</h2>
<p>Se trata de resultados valiosos para seguir pensando sobre medios, confianza y desinformación en la Unión Europea, cuando apenas quedan unos meses para las elecciones europeas (6-9 de junio) y que van en línea con las investigaciones que publican fuentes de prestigio estadounidenses como <a href="https://www.pewresearch.org/journalism/fact-sheet/social-media-and-news-fact-sheet/">Pew Research</a>. </p>
<p>En Estados Unidos, el porcentaje de los usuarios de TikTok que lo usan para recibir noticias ha pasado en tres años del 22 % al 43 % y se sitúa ya al nivel de los usuarios de Facebook. En el caso de Instagram, el consumo de noticias pasa del 28 % al 34 % de sus usuarios desde 2020. </p>
<p>Entre los jóvenes estadounidenses, los medios sociales merecen tanta confianza como los medios tradicionales de ámbito nacional. De acuerdo con otro estudio reciente de Pew, <a href="https://www.pewresearch.org/short-reads/2022/10/27/u-s-adults-under-30-now-trust-information-from-social-media-almost-as-much-as-from-national-news-outlets/">el 50 % de los menores de 30 años confían en ellos</a> (la cifra ha subido seis puntos desde 2016), cuando la media entre los adultos es de apenas el 33 %.</p>
<p>El avance del número de personas que se informan en las redes parece un arma de doble filo. Por una parte, se amplían los públicos que se familiarizan con los contenidos informativos. Pero por otra, ¿será TikTok una buena manera de comprender los grandes temas que afectan a nuestra casa común? Con las redes tenemos un problema: todos son periodistas pero faltan editores. </p>
<p>La experiencia de Twitter (hoy X) nos ha mostrado hasta qué punto las redes contribuyen a las “cámaras de eco” que ahondan la polarización. Se hace necesario que la alfabetización mediática de la ciudadanía suba varios peldaños.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/218216/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco J. Pérez Latre no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Vivimos una época de erosión de la confianza. Los medios de comunicación se han visto especialmente afectados por este fenómeno. Muchos ciudadanos se informan a través de las redes sociales. ¿Pero son fuentes fiables?Francisco J. Pérez Latre, Profesor. Director Académico de Posgrados de la Facultad de Comunicación, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2173032023-11-17T08:13:36Z2023-11-17T08:13:36ZEl perfil digital: cómo crear una identidad resiliente en redes sociales<p>Las redes sociales son cruciales para construir un perfil digital, es decir, identidades de marca o personales. Su capacidad para llegar a audiencias masivas y segmentar mensajes es poderosa, pero también conlleva desafíos. La adaptabilidad es clave, ya que las campañas y la identidad se pueden medir con precisión. Además, es preciso ser ágiles porque la exposición constante requiere atención continua. En este entorno digital, la capacidad de adaptación es esencial para aprovechar las oportunidades y superar los límites.</p>
<h2>Algoritmos cambiantes</h2>
<p>Uno de los desafíos más notables es la evolución de los <a href="https://doi.org/10.4185/10.4185/RLCS-2022-1693">algoritmos</a>: las redes sociales los ajustan regularmente para mejorar la experiencia del usuario, lo que puede tener un impacto directo en la visibilidad de los anuncios.</p>
<p>La <a href="https://www.aimc.es/otros-estudios-trabajos/marco-general/descarga-marco-general/">segmentación de la audiencia</a> es una pieza fundamental en la presencia de nuestro perfil digital o identidad de marca en las redes sociales. La capacidad de dirigirse a grupos específicos de personas en función de sus intereses, demografía y comportamiento es una ventaja significativa. Sin embargo, esto también requiere una comprensión profunda de la audiencia y una adaptación de las estrategias. </p>
<p>Por ejemplo: si Coca Cola busca conectar con la Generación Z mediante una campaña digital en TikTok e Instagram, tendría que buscar colaboraciones con creadores de contenido y patrocinio de eventos juveniles. Con la estrategia buscaría promover el producto, pero también construir una conexión auténtica al reflejar los valores y la creatividad de la <a href="https://www.coca-cola.com/es/es/sustainability/generaciones-x-y-z-unidas-por-mismo-concepto-bienestar">Generación Z</a>.</p>
<h2>Contenido original y de calidad para crear un perfil digital</h2>
<p>Crear un perfil o identidad digital que resista implica mantener una alta creatividad y calidad en el contenido publicado. En un entorno en el que se comparten millones de mensajes cada día, destacar se ha convertido en el gran reto. Por ello, las estrategias resilientes trabajan en el desarrollo de la innovación y la originalidad en sus comunicaciones.</p>
<p>El caso de Netflix es señalado ya que ha ido forjando un perfil digital resistente destacando en la producción de contenido original de calidad, centrándose en historias únicas, y personalizando la experiencia del usuario mediante algoritmos de recomendación, lo que ha consolidado su posición en el competitivo mercado del <em>streaming</em>.</p>
<h2>Análisis de métricas</h2>
<p>El seguimiento y la interpretación de las métricas de rendimiento son fundamentales para medir la resiliencia de un perfil digital. Para optimizar estrategias y tomar decisiones fundamentadas, los <a href="http://hdl.handle.net/10045/43480">indicadores clave de rendimiento</a> (KPI) como el CTR (tasa de clics), la tasa de conversión, el alcance y la participación, proporcionan <a href="https://iabspain.es/iniciativas/iniciativas-comision-de-redes-sociales/#metricas">información valiosa sobre el impacto</a>. </p>
<p>Con herramientas como Google Analytics y los paneles de control en redes sociales, se puede medir el impacto real de las estrategias. Estas herramientas son accesibles para emprendedores y profesionales y brindan la clave para optimizar la presencia en línea y descubrir el poder de la identidad digital. </p>
<h2>Presencia del perfil digital en todas las plataformas</h2>
<p>La diversificación de plataformas es una estrategia importante para aumentar la capacidad de adaptación y resiliencia de una identidad digital. Depender en exceso de una sola red social nos hace más vulnerables. Lo ideal es mantener la presencia con un perfil digital en varias redes sociales relevantes para nuestro público, algo que aumenta no solo nuestra exposición, sino que nos sirve de red de seguridad en caso de problemas inesperados.</p>
<p>En la comunicación en redes, el objetivo es fomentar la interacción y el compromiso de nuestros seguidores o nuestra audiencia creando interacciones valiosas con ella. Responder a los comentarios, preguntas y preocupaciones de los usuarios es esencial para construir relaciones sólidas y no perder su confianza. </p>
<p>Algunos ejemplos de marcas cuya identidad digital han conseguido mantener su éxito son Coca-Cola y Nike. Estas marcas utilizan sus redes para compartir el contenido que generan en otros medios. Coca-Cola usa las redes sociales como una herramienta integral que la ayuda a mantener la conexión con sus consumidores, promoviendo sus valores y creando experiencias que van más allá del producto en sí mismo, como la app “Descubre la magia” con la que ganar regalos al instante por Navidad o su acción <a href="https://www.coca-cola.com/es/es/offerings/musica">#CCME23</a> reuniendo a artistas reconocidos. </p>
<p>Por su parte, Nike utiliza plataformas como Instagram, X (Twitter), Facebook o YouTube para promover su perfil digital con sus productos y compartir con sus consumidores y genera contenido relacionado con el deporte y el estilo de vida de sus seguidores.</p>
<p>Las marcas suelen utilizar estrategias específicas en su perfil digital para llegar a diferentes segmentos de su audiencia a través de la personalización del contenido, la orientación de anuncios y la interacción directa con los usuarios a través de comentarios y mensajes privados.</p>
<p>Estos ejemplos de marcas líderes demuestran cómo la resiliencia en las redes sociales permite adaptarse a las tendencias actuales, abordando temas relevantes y manteniendo una fuerte interacción con la audiencia. La adaptación constante, la calidad del contenido y la atención a las preocupaciones del público son elementos claves en la construcción de una estrategia de publicidad en el entorno digital de las redes sociales al alcance de cualquiera.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p><em>Este artículo forma parte de una colaboración con Becas Santander, una iniciativa global que ofrece becas, programas y contenidos gratuitos para adultos de cualquier edad. Más información en <a href="https://www.becas-santander.com/">https://www.becas-santander.com</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/217303/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>África Presol Herrero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La presencia digital de marcas, empresas y profesionales exige ser muy flexible y constante. Encontrar y fidelizar seguidores y ofrecerles contenido original y de calidad es fundamental.África Presol Herrero, Comunicación y Publicidad, Universidad Camilo José CelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2151892023-11-09T21:45:11Z2023-11-09T21:45:11ZEl mundo es un pañuelo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/558333/original/file-20231108-25-ky2i9p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=53%2C353%2C5911%2C3495&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/rearview-diverse-people-hugging-each-other-1989929462">Rawpixel.com/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Chiquito_de_la_Calzada">Chiquito de la Calzada</a> no está tan lejos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Charlton_Heston">Charlton Heston</a>; de hecho están a distancia 2. Y quien les habla, está a distancia 5 de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Stephen_Hawking">Stephen Hawking</a>. </p>
<p>Déjenme explicarme. Donde hay una red social podemos hablar de distancias. Y tal y como funcionan hoy las redes sociales, las distancias se van acortando cada vez más.</p>
<p>De acuerdo, no he dicho qué es una red social. Intuitivamente, es un conjunto de personas (o entidades) relacionadas por un determinado criterio. Éste puede ser amistad, colaboración científica o compartir el mismo grupo favorito de música. </p>
<h2>Medir las distancias</h2>
<p>Pensemos en Facebook, quizás la mayor red social actualmente. Sus usuarios (cerca de 3 000 millones en enero de 2023, según datos de <a href="https://datareportal.com/">DataReportal</a>) están relacionados, como cabe imaginar, si son amigos. </p>
<p>Ya tenemos la red social, con cientos de miles de personas que guardan relación entre sí. Pero volvamos a la distancia. Si José es amigo de María, entonces están a distancia 1. Por otra parte, si José no es amigo de Pilar pero Pilar es amiga de María, entonces José y Pilar están a distancia 2. Es decir, puedo encontrar un <em>camino de amistad</em> entre José y Pilar de longitud 2 (y no más corto). </p>
<p>Pues ya lo tenemos: la distancia en Facebook entre Fulanito y Menganito será <strong>x</strong> si existe un camino de amistad entre ellos de longitud <strong>x</strong> y no hay ningún camino más corto entre ellos.</p>
<p>A lo que vamos: las redes sociales son más <em>densas</em> de lo que en principio podríamos pensar. Aquí, entendamos por densidad la distancia media entre dos miembros aleatorios de la red. Por ejemplo, si la distancia media entre los miembros de una red social es 5, estamos diciendo que si sumamos las distancias entre todas las parejas posibles de miembros de la red y dividimos entre dicho número de parejas, el resultado es 5. Puede haber parejas que estén a distancia 3, 7 o 50, pero la media es 5.</p>
<h2>Los seis grados de separación comienzan en un cuento</h2>
<p>Estas ideas sobre la cercanía entre los miembros de una red social aparecieron en el cuento <a href="http://vadeker.net/articles/Karinthy-Chain-Links_1929.pdf"><em>Eslabones</em></a>, del escritor húngaro <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Frigyes_Karinthy">Frigyes Karinthy</a>, publicado en 1929. En el relato, uno de los protagonistas, para demostrar lo cercanos que están los habitantes de la Tierra entre sí, apuesta que es posible encontrar una cadena de amistad que le relacione con cualquier persona del mundo. </p>
<p>Así nace la famosa teoría de los seis grados de separación, que trató de corroborarse mediante diferentes experimentos sociales. </p>
<p>El más conocido es el que llevó a cabo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Stanley_Milgram">Stanley Milgram</a> en 1967, <a href="http://snap.stanford.edu/class/cs224w-readings/milgram67smallworld.pdf"><em>The small world problem</em></a>. Quizás le suene lo de <em>small world</em> a la famosa atracción de los parques de atracciones Disney; y digo bien lo de <em>suene</em>, pues quien haya subido a la atracción se habrá quedado con el <a href="https://www.youtube.com/watch?v=71FzDDeiBWw">soniquete de la canción retumbando en su cabeza</a>. <em>Small world</em> quiere decir, en esencia, que el mundo es un pañuelo. </p>
<h2>Las distancias se acortan</h2>
<p>Volviendo a Milgram, en su experimento pidió a varios habitantes del medio oeste estadounidense que hicieran llegar una carta a un cierto destinatario en Massachussets. Si no lo conocían directamente, debían mandarlo a algún conocido que pensaran que podía conocer al destinatario, pidiéndole a su vez que, si tampoco lo conocían, reenviara la carta con el mismo criterio. </p>
<p>Como media, las cartas llegaron mediante cadenas de entre 5 y 6 personas. Ahí tenemos los seis grados de separación.</p>
<p>La ciencia avanza, y las distancias se acortan. Facebook tiene una distancia media de 4,57 (de media, 3,57 amigos separan a cada par de usuarios), y esta distancia sigue disminuyendo. </p>
<h2>La distancia entre Chiquito de la calzada y Charlton Heston</h2>
<p>Por cierto, aún no he dicho por qué Chiquito de la Calzada y Charlton Heston están a distancia 2.</p>
<p>Hay una curiosa web, llamada el <a href="https://oracleofbacon.org/"><em>Oráculo de Kevin Bacon</em></a>, que calcula la distancia entre cualquier par de actores. El criterio por el que se relacionan no es la amistad, sino haber trabajado en una misma película. </p>
<p>Chiquito de la Calzada y Charlton Heston nunca trabajaron en una misma película, pero Chiquito de la Calzada y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Leslie_Nielsen">Leslie Nielsen</a> trabajaron juntos en <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film130448.html"><em>Spanish Movie</em></a>, y Leslie Nielsen y Charlton Heston lo hicieron en <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film399677.html"><em>Counterpoint</em></a>.</p>
<h2>La distancia entre matemáticos tiene nombre propio: el número Erdös</h2>
<p>Y termino con un último ejemplo. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Erd%C5%91s">Paul Erdös</a> (1913-1996) fue un prolífico matemático húngaro que publicó unos 1 500 artículos con más de 500 colaboradores. Era una especie de matemático eremita, que de pronto aparecía en casa de un colega y le pedía asilo por una temporada mientras trabajaban en cualquier problema. </p>
<p>El <em>número de Erdös</em> de un matemático es la distancia que le separa de Erdös, ahora tomando como <a href="https://mathscinet.ams.org/mathscinet/freetools/collab-dist">relación entre dos matemáticos tener una publicación común</a>. Así, los 500 colaboradores de Erdös tienen número de Erdös 1, y a partir de los colaboradores de los colaboradores, vamos expandiendo la red. Por cierto que mi número de Erdös es 4. Y claro, esta red permite calcular la distancia entre cualquier par de matemáticos, de ahí que yo esté a distancia 5 de Stephen Hawking.</p>
<p>Pues eso, que el mundo es un pañuelo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215189/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Ángel Aledo Sánchez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Es posible conocer la distancia que nos separa de cualquier persona del mundo. Las redes sociales han acortado distancias, y ya podemos hablar de menos de seis grados de separación.Juan Ángel Aledo Sánchez, Catedrático de Universidad, Departamento de Matemáticas, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2168822023-11-03T16:51:04Z2023-11-03T16:51:04Z4 razones por las que los adolescentes participan en retos en las redes sociales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/557157/original/file-20230809-15-old50p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Los jóvenes suelen participar en un reto para sentirse incluidos entre compañeros que ya lo han hecho.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/twin-sisters-using-mobile-phone-on-bedroom-at-home-royalty-free-image/1487171490">Frazao Studio Latino/E+ Collection/Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Los retos en las redes sociales son muy variados, tanto en lo que se refiere a las <a href="https://www.forbes.com/sites/brucelee/2023/09/09/14-year-old-dies-after-trying-the-paqui-one-chip-challenge/?sh=7755dc1e4a87">acrobacias que implican</a> como a las <a href="https://www.als.org/stories-news/ice-bucket-challenge-dramatically-accelerated-fight-against-als">razones por las que la gente los hace</a>. </p>
<p>Pero, ¿por qué los jóvenes aceptan retos que ponen en peligro su salud, su bienestar y, en ocasiones, su propia vida?</p>
<p>Somos un profesor de ingeniería especializado en comprender <a href="https://scholar.google.com/citations?user=OhgYMhYAAAAJ&hl=en&oi=ao">cómo interactúan los humanos con los ordenadores</a> y un profesor de psicología experto en salud mental, concretamente en <a href="https://scholar.google.com/citations?user=vnd69CIAAAAJ&hl=en&oi=ao">estrés traumático y suicidio</a>.</p>
<p>Junto con nuestro equipo de investigación, realizamos una serie de estudios para tratar de comprender qué motiva a los adolescentes y adultos jóvenes a participar en diferentes desafíos.</p>
<p>Para estos estudios, desde enero de 2019 hasta enero de 2020, entrevistamos a docenas de estudiantes de secundaria y <a href="https://doi.org/10.1016/j.hfh.2022.100014">universitarios</a> tanto en <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">Estados Unidos</a> como en <a href="https://doi.org/10.1016/j.hfh.2022.100005">el sur de la India</a> que habían participado en desafíos en redes sociales. También <a href="https://doi.org/10.1145/3392831">analizamos 150 noticias</a>, <a href="https://doi.org/10.2196/15973">60 vídeos públicos de YouTube</a>, más de mil comentarios sobre esos vídeos de YouTube y 150 publicaciones en Twitter, todas ellas específicamente sobre el <a href="https://www.bbc.com/news/blogs-trending-46505722">reto de la ballena azul</a>. Según los informes, este reto, popularizado en 2015 y 2016, implica actos de autolesión progresivamente arriesgados que culminan en suicidio.</p>
<p>Se identificaron cuatro factores clave que motivan a los jóvenes a participar en un reto: la presión social, el deseo de llamar la atención, el valor de entretenimiento y un fenómeno denominado <a href="https://doi.org/10.1177/0002764202250670">efecto contagio</a>. </p>
<h2>1. La presión social</h2>
<p>La presión social suele producirse cuando un amigo anima a otro a hacer algo, y la persona cree que conseguirá aceptación dentro de un grupo social concreto si lo hace. </p>
<p><a href="https://doi.org/10.1145/3538383">Descubrimos que la participación</a> en retos que promueven una buena causa, como el reto del cubo de hielo, a menudo era el resultado de un estímulo directo. Los participantes en el reto del cubo de hielo, por ejemplo, completaban el reto y luego nominaban públicamente a otros para que hicieran lo mismo.</p>
<p>Por su parte, los jóvenes que participaban en retos más arriesgados querían sentirse incluidos en un grupo que ya hubiera participado en un reto de este tipo. Este fue el caso del <a href="https://www.vice.com/en/article/d75enx/this-woman-is-trying-to-end-the-cinnamon-challenge-after-her-sons-death">reto de la canela</a>, en el que los participantes consumían canela rápidamente y a veces sufrían daños pulmonares e infecciones. Por ejemplo, el 38% de los participantes en la investigación que participaron en el reto de la canela reconocieron que estaban <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">buscando la aceptación de sus compañeros</a>, en lugar de que se les animara directamente a participar. </p>
<p>“Creo que lo hice porque todo el mundo con el que iba al colegio lo hacía en ese momento”, dijo un estudiante que vio que el reto era popular entre sus compañeros. “Y pensé que algo tenía que tener si todo el mundo lo hacía”. </p>
<h2>2. Buscar atención</h2>
<p>Una forma de conducta de búsqueda de atención exclusiva de los participantes en el reto del cubo de hielo fue el deseo de ser <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">reconocidos por apoyar una causa encomiable</a>.</p>
<p>Sin embargo, el comportamiento de búsqueda de atención que observamos entre adolescentes y adultos jóvenes a menudo llevó a los participantes a innovar una versión más peligrosa del reto. Esto incluía soportar los riesgos asociados durante más tiempo que los demás. </p>
<p>Por ejemplo, uno de los participantes <a href="https://doi.org/10.1145/3538383">en el reto de la canela</a> ingirió canela en polvo durante más tiempo que sus compañeros. “Definitivamente fueron los compañeros y, como he dicho, ya sabes, la atención”, dijo. “Ver a otros amigos colgando vídeos y quién podía hacer el reto durante más tiempo”.</p>
<h2>3. Entretenimiento</h2>
<p>Muchos jóvenes participaron en estos retos por diversión y curiosidad. A algunos les intrigaban las posibles reacciones de la gente que presenciaba su actuación.</p>
<p>“Me pareció divertido, y personalmente me gustó el artista que canta la canción”, dijo un participante sobre el <a href="https://www.washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2018/07/31/arrests-fines-and-injuries-the-in-my-feelings-challenge-has-gone-global-with-dangerous-results/">reto Kiki</a>. El reto consiste en bailar junto a un coche en marcha tras bajarse de él al ritmo de la canción de Drake “In My Feelings”.</p>
<p>Otros estaban interesados en experimentar las sensaciones asociadas a la ejecución del reto. Se preguntaban si sus respuestas reflejarían las de otros individuos a los que habían observado hacerlo.</p>
<p>Uno de los participantes dijo que fue “sobre todo la curiosidad” lo que les motivó a realizar el reto de la canela: “Simplemente porque, al ver las reacciones de otras personas, en cierto modo quería ver si yo tendría la misma reacción.”</p>
<h2>4. Efecto contagio</h2>
<p>Los retos, incluso los aparentemente benignos, pueden propagarse rápidamente por las redes sociales. Esto se debe al <a href="https://doi.org/10.1177/0002764202250670">efecto contagio</a>, en el que comportamientos, actitudes e ideas se propagan de persona a persona. La forma en que los creadores de contenido representan estos retos en las plataformas de medios digitales también contribuye al efecto contagio al animar a otros a participar. </p>
<p>Tras analizar el contenido de los medios digitales <a href="https://doi.org/10.2196/15973">relacionado con el reto de la ballena azul</a>, descubrimos que los vídeos de YouTube sobre este reto a menudo infringían las nueve <a href="https://reportingonsuicide.org/wp-content/uploads/2022/12/ROS-One-PagerUpdated2022.pdf">directrices sobre mensajes</a> del Centro de Recursos para la Prevención del Suicidio. Esto significa que las publicaciones presentaban factores de riesgo para promover el contagio de conductas nocivas.</p>
<p>En concreto, de los 60 vídeos de YouTube que analizamos sobre el reto de la ballena azul, el 37% cumplía menos de tres directrices, lo que los clasifica como principalmente inseguros. Las directrices que se incumplían con más frecuencia consistían en evitar representaciones detalladas o glorificadas del suicidio y sus víctimas, describir los recursos de búsqueda de ayuda y hacer hincapié en los tratamientos eficaces de salud mental.</p>
<p>Nuestra investigación también exploró cómo veían los participantes los retos después de realizarlos. La mitad de los que participaron en un reto arriesgado indicaron que si hubieran comprendido el peligro físico o el riesgo potencial para su imagen social, habrían optado por no hacer el reto.</p>
<p>“No habría hecho el reto de la canela si [hubiera sabido que] alguien acabó en un hospital haciéndolo”, nos dijo uno de los encuestados.</p>
<p>Basándonos en nuestra investigación, creemos que si se ofreciera más información sobre los riesgos potenciales de los retos en las redes sociales a los estudiantes en las escuelas, se comunicara a los padres y se compartiera en las redes sociales, podría ayudar a los adolescentes y jóvenes adultos a reflexionar y tomar decisiones informadas, y disuadirles de participar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216882/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Kapil Chalil Madathil recibe fondos de the Agency for Healthcare Research and Quality, the Department of Defense, the Department of Education y the National Science Foundation.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Heidi Zinzow recibe fondos de the National Science Foundation y the Agency for Healthcare Research and Quality.
</span></em></p>La presión del grupo, la diversión y el deseo de llamar la atención ayudan a explicar por qué los jóvenes participan en retos arriesgados en las redes sociales.Kapil Chalil Madathil, Wilfred P. Tiencken Professor of Industrial and Civil Engineering, Clemson UniversityHeidi Zinzow, Professor of Psychology, Clemson UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2151672023-11-01T21:35:11Z2023-11-01T21:35:11Z¡Quiero tener el filtro de belleza en la vida real! Los peligros de la dismorfia del selfi<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/556818/original/file-20231031-23-1medqs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=118%2C42%2C2437%2C1532&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hipster-cool-girl-taking-picture-on-327485474">Rohappy/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Una chica con un trastorno de la conducta alimentaria se hace repetidos selfies tras varios días sin comer prácticamente nada. Se siente delgada, poderosa y confiada. Sin embargo, ninguna imagen le convence. ¡Ah, no había activado el filtro de su iPhone! Ahora, la foto sí está acorde con el empoderamiento que siente. Días después, cuando es asaltada por pensamientos negativos sobre su trastorno, visualiza el selfi y piensa: “Ojalá fuese la del filtro en la vida real”.</p>
<p>Este ejemplo está extraído de la serie <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film320306.html"><em>Prisa por vivir</em></a>, pero es un fiel reflejo de la realidad. Son muchos los adolescentes que van a la peluquería y, enseñando la pantalla de su móvil, piden: “Quiero el corte y el color de pelo de esta <em>influencer</em>”. O quienes incluso solicitan los servicios de centros de estética para hacerse retoques poniendo como modelo su rostro embellecido por el filtro de Instagram.</p>
<h2>Un problema de la era digital</h2>
<p>Este trastorno ya ha sido identificado por la comunidad de psicólogos y se le denomina <a href="https://www.bmc.org/news/press-releases/2018/08/02/new-reality-beauty-standards-how-selfies-and-filters-affect-body">dismorfia del selfi</a>. Es un subtipo de una categoría más amplia etiquetada como “trastorno dismórfico corporal”, una imagen distorsionada del propio cuerpo que <a href="https://www.uoc.edu/portal/es/news/actualitat/2022/205-dismorfia-selfie.html#:%7E:text=Las%20personas%20que%20lo%20padecen,hace%20desarrollar%20comportamientos%20obsesivo%2Dcompulsivos.">sufre en torno al 2 % de la población</a>. En el caso que nos ocupa, la obsesión sobre el aspecto se centra en las imágenes retocadas o deformadas por los filtros de las redes sociales. </p>
<p>Aunque se trata de un problema relativamente nuevo, los especialistas aseguran que la incidencia está creciendo de forma desproporcionada entre los jóvenes, los hijos de la era digital. <a href="https://www.sochiderm.org/web/revista/25_3/5.pdf">La edad media de los afectados es de unos 16,2 años</a>.</p>
<p>Hablamos de un viejo fenómeno, pero adaptado a los tiempos actuales. Hace tres décadas, por ejemplo, no resultaba extraño que los/as adolescentes se compararan con una modelo famosa, un jugador de fútbol o un actor. </p>
<p>Sin embargo, la dismorfia del selfi va más allá, ya que no se anhela el parecido con un congénere real. El paciente con este trastorno quiere tener el cuerpo y la cara de alguien creado “artificialmente” por Photoshop, TikTok o Instagram. En algunos casos, un personaje que se le parezca, pero con los “retoques” necesarios para sentirse mejor.</p>
<h2>Diferencias entre hombres y mujeres</h2>
<p>Según los últimos estudios, la persona afectada busca aceptación. Esto se traduciría en un aumento de la autoestima y, en consecuencia, de la disposición a realizar acciones que sin esos retoques no haría. De hecho, <a href="https://journals.lww.com/inpj/fulltext/2017/26010/selfie_use__the_implications_for_psychopathology.21.aspx">algunos expertos vinculan este trastorno con la “selfitis”</a> o necesidad perentoria de hacerse autorretratos en todos los lugares y momentos para compensar la falta de confianza en uno mismo.</p>
<p>Aunque aún se requiere más investigación, <a href="https://doi.org/10.1007/s00146-020-01015-w">los estudios sociológicos y psicológicos</a> apuntan a una brecha de género importante en las características físicas idealizadas que se convierten en obsesión. En concreto, <a href="https://doi.org/10.1093/asj/sjz362">responsables de las clínicas de estética indican</a> que las mujeres suelen poner el foco en la nariz, los muslos, las caderas y la piel, mientras los hombres solicitan más cambios en el pelo, los músculos y los genitales. </p>
<p>Estas diferencias indican que la dismorfia del selfi también responde a las teorías implícitas sobre las características físicas que la persona del sexo opuesto desea o valora en el otro.</p>
<h2>Cómo detectar y prevenir este trastorno</h2>
<p>Empecemos por hacerle al paciente pregunta sencilla: ¿sería capaz de compartir en sus redes sociales una foto suya sin filtro?</p>
<p>Para saber si existe un problema de dismorfia del selfi, nuestro trabajo como psicólogas es observar si aparecen síntomas como la ansiedad, la insatisfacción o la tristeza cuando la persona ve o piensa propia imagen. Pero ¿cómo podemos identificar dichos síntomas en las conductas cotidianas?</p>
<ul>
<li><p>La ansiedad <a href="https://alliedhealth.ceconnection.com/ovidfiles/00152258-201901000-00007.pdf">lleva a hacer continuas comprobaciones</a> de aquella parte de la cara o el cuerpo que trata de modificar con el filtro. Por ejemplo, si alguien afina digitalmente los rasgos de su rostro, se mirará en los espejos la parte de los carrillos para comprobar cómo se ven en la realidad. </p></li>
<li><p>La <a href="https://repository.ucatolica.edu.co/entities/publication/bffbe409-9f5f-430c-bd0c-cdfeeb2163d5">insatisfacción</a> y baja autoestima potenciada por el uso del filtro se manifestarán en el modo en que la persona trata de cambiar la apariencia de esa zona con maquillaje o, incluso, cirugía estética.</p></li>
<li><p>La <a href="https://pdfs.semanticscholar.org/7d7f/71bda345c82536868ece39484f25172cba22.pdf">rumiación obsesiva de pensamientos negativos</a> asoma con la mención frecuente a esa zona de su cuerpo o la constante comparación con imágenes de otras personas.</p></li>
<li><p>La tristeza y sensación de indefensión aparecen por la manera en que la persona puede llegar a aislarse socialmente y mostrar desesperanza hacia el futuro.</p></li>
</ul>
<p>En cuanto a la prevención, lo ideal es comenzar por la psicoeducación temprana en el uso del redes sociales. Principalmente, en lo referido a las horas de utilización y al tipo de contenido que se comparte. </p>
<p>También hay que trabajar la autoestima física desde la aceptación y el autocuidado: la persona debe ser consciente de que el cuerpo, como parte de un organismo vivo, cambia lo largo del día, las semanas, los meses y los años. En cambio, los filtros lo convierten en algo estático y no necesariamente más estético. </p>
<p>En resumen, la prevención en edades tempranas y la detección precoz de este trastorno serían las estrategias de atención psicológica más eficaces.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215167/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La obsesión por la apariencia puede llevar a que la persona afectada por este trastorno quiera asemejarse a su imagen modificada por los filtros de las redes sociales, incluso acudiendo a la cirugía estética.María J. García-Rubio, Codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia global y cambio social - Miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal) - Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia, Universidad Internacional de ValenciaBegoña Albalat Peraita, Psicología General Sanitaria, Universidad Internacional de ValenciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2159442023-10-23T17:23:29Z2023-10-23T17:23:29Z¿Ha sufrido ‘breadcrumbing’? Descubra qué son las migajas emocionales<p>Mucha gente usa hoy día aplicaciones de citas en las que personas desconocidas entablan conversaciones con un objetivo aparentemente común: encontrar pareja. El primer error que muchos usuarios de estas aplicaciones cometen es pensar precisamente eso, ya que nuestros interlocutores no siempre van a la búsqueda del amor verdadero. </p>
<p>De hecho, <a href="https://arxiv.org/pdf/1607.01952.pdf">algunos estudios</a> sugieren que las motivaciones para interactuar a través de este tipo de plataformas son extremadamente variadas, y pueden ir desde la mera intención de hablar con gente al cotilleo de otros perfiles. Dicho de otro modo, la búsqueda del amor no es siempre un objetivo compartido por los usuarios de estas aplicaciones.</p>
<p>En este desconcertante mundo moderno de las aplicaciones de citas, nos encontramos con un panorama que se asemeja a un cuento clásico, lleno de personajes intrigantes y desafíos emocionales. Nos adentran en un mundo con lobos astutos y mentirosos, migas de pan que pueden desviarnos del camino y fantasmas que desaparecen misteriosamente.</p>
<h2>El lobo de las mentiras en las <em>apps</em> de citas</h2>
<p>En este cuento, el lobo de las mentiras acecha en el bosque de las aplicaciones de citas. Como el lobo feroz de Caperucita Roja, este lobo se esconde detrás de un velo de engaño. En el mundo de las citas en línea, aproximadamente <a href="https://academic.oup.com/joc/article-abstract/68/3/547/4986443?redirectedFrom=fulltext">un 7 % de lo que se dice en la fase inicial de las conversaciones es mentira</a>. </p>
<p>Las personas a menudo recurren a la mentira para hacer que su perfil parezca más atractivo o para evitar conversaciones incómodas. Y aunque en los cuentos clásicos la verdad siempre se revela, en el mundo de las aplicaciones de citas es mucho más difícil distinguir entre mentiras y verdades, y muchos usuarios pueden volverse escépticos y desconfiados tras sentirse engañados. Mal comienzo para entablar una relación duradera.</p>
<h2>Las migajas emocionales y la trampa en el bosque de citas</h2>
<p>En este relato, muchos protagonistas se aventuran en un bosque, donde las migajas de pan se utilizan no para encontrar el camino de regreso a casa, sino para mantener a las personas atrapadas en un intrincado laberinto emocional. Esta práctica se conoce como “<em>breadcrumbing</em>”, y se deriva de la palabra <em>breadcrumb</em>, que en inglés significa “migaja de pan”. </p>
<p>El término se origina en la práctica de dejar migajas de pan como señales, en referencia al <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hansel_y_Gretel">cuento de Hansel y Gretel</a> en el que los personajes dejaban pistas para marcar su camino en el bosque. </p>
<p>Así, el <em>breadcrumbing</em>, que podríamos traducir como <em>migajismo</em>, consiste en dar señales intermitentes de interés sin un compromiso real para avanzar en la relación. Alguien que nos había suscitado interés nos deja señales de vez en cuando que mantienen viva la ilusión o la esperanza pero que nunca llevan a nada más. Como en los cuentos, aquellos que siguen las migajas a menudo se encuentran perdidos en un bosque de expectativas no cumplidas.</p>
<p>Según <a href="https://scielo.isciii.es/pdf/ep/v13n2/1989-3809-ep-13-02-00046.pdf">un estudio reciente</a>, cerca del 35 % de usuarios de aplicaciones de citas ha iniciado o sufrido <em>breadcrumbing</em>. Lejos de ser una curiosidad, el migajismo tiene un fuerte impacto negativo en la vida de quien lo sufre, llevándole a sentirse perdido en un laberinto emocional del que resulta difícil salir emocionalmente intacto. </p>
<p>Existen estudios que muestran que, a medida que siguen las migajas, las personas podrían experimentar <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7037474/">menos satisfacción en su vida y sentirse más solas y desamparadas</a>, viendo que su interlocutor no tiene la intención real de llevar la relación a un nivel más profundo.</p>
<h2>El fantasma que acecha en el bosque de relaciones</h2>
<p>En este cuento moderno, también encontramos un fantasma misterioso. Al igual que los fantasmas de las historias de terror, el “<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ghosting_(relaciones)"><em>ghosting</em></a>” en las aplicaciones de citas implica la desaparición repentina de alguien sin dejar rastro. En español, <em>ghosting</em> (del inglés <em>ghost</em>, que significa fantasma) se traduciría como “desaparición fantasmal” o “desaparición súbita”, y también se conoce coloquialmente como “dejar a alguien en visto”.</p>
<p>Como si fueran personajes de una novela de misterio, las personas que sufren <em>ghosting</em> quedan abandonadas en medio de la incertidumbre, sin pistas sobre lo que ha sucedido. Después de varias interacciones a través de una aplicación de citas, y habiendo generado expectativas en la otra persona, el fantasma desaparece, provocando una sensación de desconcierto que, en ocasiones, tiene un fuerte impacto emocional.</p>
<p>Recordemos el momento en el que el príncipe y Cenicienta se encuentran en el baile y hacen un <em>match</em> mágico y emocionante. Ambos se sienten atraídos instantáneamente el uno por el otro, similar a lo que ocurre en muchas aplicaciones de citas cuando dos personas comienzan a interactuar. Sin embargo, Cenicienta lleva a la práctica el <em>ghosting</em> y desaparece misteriosamente, dejando al príncipe solo con un zapato de cristal y preguntándose qué sucedió. Afortunadamente para el príncipe, en su cuento la historia termina bien, y el amor prevalece. </p>
<p>En cambio, el <em>ghosting</em> en el cuento de las aplicaciones de citas no siempre termina con los protagonistas comiendo perdices. <a href="https://scielo.isciii.es/pdf/ep/v13n2/1989-3809-ep-13-02-00046.pdf">Un estudio reciente</a> reporta que en torno al 20 % de usuarios de estas plataformas ha iniciado o sufrido <em>ghosting</em>.</p>
<h2>En busca de relaciones sólidas y sinceras</h2>
<p>En el mundo de las aplicaciones de citas, los lobos de las mentiras, las migajas que desvían el camino y los fantasmas son solo algunos de los desafíos. Estos problemas pueden dar lugar a la desconfianza, la frustración y la confusión en las relaciones. Sin embargo, no todo está perdido.</p>
<p>Al igual que en el cuento de Cenicienta, donde la historia continúa después del baile, en la vida real las relaciones significativas se construyen a medida que las personas se conocen más profundamente a través de encuentros reales y conversaciones honestas. En lugar de desaparecer como fantasmas, los estudios científicos han mostrado que las personas pueden encontrar un mayor sentido de conexión y autenticidad al invertir tiempo y esfuerzo en desarrollar relaciones que vayan más allá de la superficie, creando así su propio cuento de amor duradero. </p>
<p>De hecho, se estima que <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/19485506211026992">las relaciones románticas de dos tercios de los adultos jóvenes comenzaron como amistades</a>. Al igual que en los cuentos de la infancia, donde los personajes forjaban vínculos antes de encontrar el amor verdadero, la construcción de relaciones sólidas se basa en el conocimiento mutuo, la confianza y la comunicación efectiva. No olvidemos cómo nació el amor entre <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/La_Bella_y_la_Bestia">Bella y la Bestia</a>.</p>
<p>Cada uno de nosotros es protagonista de su propia historia, y está en nuestras manos escribir el final.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215944/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jon Andoni Duñabeitia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cerca del 35% de usuarios de aplicaciones de citas se ha topado con personas que entran en su vida pero sin intención de quedarse. Lejos de ser una curiosidad, el ‘breadcrumbing’ o migajismo tiene un fuerte impacto negativo en la vida de quien lo sufre.Jon Andoni Duñabeitia, Director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) y Director de la International Chair in Cognitive Health (ICCH) en la Universidad Nebrija, Universidad NebrijaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2083772023-10-16T21:23:16Z2023-10-16T21:23:16Z¿Qué tiene TikTok de especial?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/537858/original/file-20230717-230575-u8ehz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=37%2C18%2C6193%2C4128&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/0Vk7HEjWLDE">Collabstr / Unsplash</a></span></figcaption></figure><p>Pocas personas, tanto adolescentes como adultas, se mantienen ajenas al crecimiento de TikTok. Presente en más de 150 países, en 2021 superó <a href="https://www.searchlogistics.com/learn/statistics/tiktok-user-statistics/">mil millones de usuarios</a> activos al mes y, a día de hoy, la red social china parece imparable.</p>
<p>Pero ¿en qué consiste TikTok y <a href="https://theconversation.com/que-es-lo-que-hace-que-nos-enganchemos-a-tiktok-181509">qué tiene de especial</a>?</p>
<h2>TikTok: nacimiento, evolución y polémicas internacionales</h2>
<p>TikTok es diferente del resto de redes sociales. El origen de esta red comienza en 2012 cuando Zhang Yiming, ingeniero de software, funda <a href="https://www.bytedance.com/en/">ByteDance</a>. Justo después la empresa lanza Toutiao, un buscador de noticias y contenidos muy conocido en China. </p>
<p>En septiembre de 2016, aparece <a href="https://www.douyin.com/">Douyin</a>, la génesis de lo que hoy conocemos como TikTok. Douyin se crea como una nueva red social para compartir vídeos en formato muy corto, de solo 15 segundos de duración y rápida viralización. En pocos meses, conquista el mercado asiático logrando 100 millones de usuarios activos y miles de descargas. </p>
<p>El crecimiento de Douyin resulta exponencial. A su vez, en 2017, ByteDance adquiere <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Musical.ly">Musical.ly</a>, una red social estadounidense muy popular entre los adolescentes que permite compartir fragmentos de vídeos con música, bailes y actuaciones como si de profesionales se tratase. </p>
<p>En 2018, Musical.ly se fusiona con Douyin. La unión de ambas empresas da como resultado TikTok. Desde septiembre de 2019 y hasta el momento, TikTok es la aplicación social con <a href="https://www.statista.com/statistics/1285960/top-downloaded-mobile-apps-worldwide/">mayor volumen de descargas</a>, superando a otras ya consolidadas como Facebook, Spotify e Instagram. De hecho, en la actualidad podemos afirmar que TikTok es la red social más demandada. </p>
<p>No obstante, la historia reciente de la empresa <a href="https://theconversation.com/analizamos-tiktok-es-seguro-utilizarla-144612">no está exenta de polémica</a>. </p>
<p><a href="https://www.reuters.com/article/eeuu-tiktok-prohibicion-idESKBN2692N2">En 2020</a>, la administración de Donald Trump pidió a todos los funcionarios militares del Pentágono que eliminasen de los dispositivos móviles la aplicación TikTok, debido al riesgo de amenaza a la seguridad nacional. Sin embargo, la prohibición nunca llegó a implementarse por razones legales. Aunque la administración de Joe Biden ha intentado reactivarla, esto no ha sido posible. En mayo, <a href="https://www.newtral.es/nueva-ley-prohibe-tiktok-montana/20230518/">el estado de Montana prohibió</a> –en una ley que entraría en vigor el 1 de enero de 2024– la descarga de TikTok en todos los móviles de sus ciudadanos. Próximamente, la empresa china y el estado se encontrarán en los tribunales a propósito de esta prohibición.</p>
<p>Otros organismos internacionales, como la Comisión Europea y el Consejo de la Unión Europea, <a href="https://es.euronews.com/my-europe/2023/03/06/efecto-domino-mas-instituciones-de-la-ue-prohiben-tiktok-en-los-dispositivos-de-trabajo">también han prohibido que los empleados públicos instalen TikTok tanto en los teléfonos móviles de carácter oficial como en aquellos de uso personal</a> que estén conectados a redes oficiales de las instituciones. Según Sonya Gospodinova, portavoz de la Comisión, esta decisión queda respaldada tras un análisis pormenorizado que vincula la ciberseguridad y la protección de los europeos frente al uso de datos de naturaleza personal por parte de TikTok.</p>
<p>El Parlamento Europeo incluso ha recomendado a los estados miembros que establezcan la misma prohibición <a href="https://www.politico.eu/article/time-ban-tiktok-kaspersky-huawei-eu-parliament-lawmakers/">en sus organismos de gobierno nacionales</a>.</p>
<p>A su vez, en Reino Unido, la Oficina del Comisionado de la Información (<a href="https://ico.org.uk/action-weve-taken/enforcement/tiktok/#:%7E:text=The%20Information%20Commissioner's%20Office%20(ICO,use%20children's%20personal%20data%20lawfully.)">ICO</a>) investiga el uso incorrecto por parte de TikTok de datos e información personal procedente de niños y adolescentes. El gigante chino hace frente a una multa de unos 14,5 millones de euros debido a la escasa protección de los derechos de los menores. </p>
<h2>Personalización de contenidos y algoritmos de búsqueda utilizados</h2>
<p>Al igual que el resto de las redes sociales, la personalización de los contenidos en función del comportamiento del usuario (número de “me gustas”, seguidores, contenido compartido…) es uno de los elementos más importantes en TikTok. En relación con lo expuesto, TikTok utiliza un algoritmo diferenciador que promueve la interacción activa y dinámica entre los usuarios registrados. </p>
<p>Para muestra un ejemplo: si un internauta visualiza muchas veces diversos vídeos, con temáticas similares pero creados por distintos perfiles, estos contenidos aparecerán en la sección personalizada “<a href="https://newsroom.tiktok.com/en-us/how-tiktok-recommends-videos-for-you">Para ti</a>”. </p>
<p>De igual modo, el indicador de selección de un vídeo en TikTok vendrá determinado por dos factores. Por un lado, si el usuario ha realizado una visualización completa del contenido; es decir, si el internauta ve un vídeo en su totalidad, el algoritmo procesa y clasifica ese contenido con un criterio de máxima prioridad. Por otro lado, el algoritmo utilizará la información descriptiva del propio vídeo, incluyendo <em>hashtags</em>, sonidos, filtros y ajustes. </p>
<p>Mención especial requieren las preferencias de los usuarios en cuanto a la ubicación, idioma y dispositivo de acceso a TikTok. La suma de todos los factores descritos deriva en que dos usuarios geolocalizados en la misma ciudad y conectados mediante dispositivos móviles a TikTok contemplen vídeos, imágenes y contenidos específicos y completamente diferentes entre ellos. </p>
<h2>TikTok y la inteligencia artificial</h2>
<p>A diferencia de otras aplicaciones sociales como Facebook o WhatsApp, el algoritmo de TikTok resulta imbatible. Acierta a la hora de recomendar contenido y es increíblemente preciso al hacerlo, lo que incrementa el tiempo que los usuarios pasan en la aplicación. Su secreto, que la empresa no ha revelado, es <a href="https://www.businessinsider.es/algoritmo-tiktok-tan-importante-funciona-tan-bien-712731">la clave del éxito</a> de la red, que supera incluso a <a href="https://theconversation.com/podria-tiktok-hacer-desaparecer-a-instagram-188308">Instagram</a> tanto en el diseño de la interfaz como en la utilización de la inteligencia artificial. </p>
<p>Al hilo de lo expresado, desde febrero de 2023 TikTok incluye un nuevo filtro, nunca usado hasta entonces, enriquecido por inteligencia artificial. Se trata de “<a href="https://www.tiktok.com/sticker/Bold-Glamour-14519854?lang=es">Bold Glamour</a>”. Esta funcionalidad no solo permite cambiar las facciones del usuario haciéndolas más estéticas, sino que también marca un precedente en lo que tiene que ver con la inclusión de la inteligencia artificial en las aplicaciones sociales. </p>
<p>Lejos de resultar anecdótico, la polémica rodea de nuevo a TikTok. Diferentes expertos en medicina estética, psicología y neurociencia advierten que el uso no regulado de este filtro podría generar <a href="https://www.businessinsider.es/peligros-esconde-bold-glamour-nuevo-filtro-tiktok-1212872">graves consecuencias psicológicas</a>, problemas de autoestima y distorsiones en la percepción de la imagen entre la comunidad de usuarios de la red social, en particular, entre los menores de edad.</p>
<p>No obstante, la apuesta de TikTok por la inteligencia artificial parece firme. Desde hace meses la compañía china trabaja en un nuevo <em>chatbot</em>, denominado “<a href="https://www.europapress.es/portaltic/socialmedia/noticia-tiktok-trabaja-chatbot-capaz-responder-preguntas-conversar-usuarios-bloomberg-20230525174648.html">Tako</a>”, capaz de responder preguntas ante las peticiones formuladas por los usuarios, además de generar conversaciones virtuales de manera directa y a tiempo real. Todo ello gracias a la utilización eficiente de la inteligencia artificial. </p>
<p>Aunque la herramienta está en fase de pruebas, siendo accesible solo para un grupo de trabajadores de la compañía tecnológica, a medio y largo plazo será necesario analizar los impactos y consecuencias que ésta y otras funcionalidades integradas en TikTok generarán a nivel global. </p>
<p>En conclusión, el fenómeno TikTok seguirá creciendo con la misma velocidad y ritmo que la gran potencia China.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208377/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sergio Luque Ortiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Es su algortimo, su apuesta por la inteligencia artificial o sus filtros? ¿A qué se debe que TikTok sea la aplicación social con más volumen de descargas?Sergio Luque Ortiz, Docente e investigador, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2131752023-10-12T21:03:11Z2023-10-12T21:03:11Z“Lo he visto en YouTube”: ¿por qué tienen tanto éxito los discursos anticientíficos?<p>Las ideas alejadas de la ciencia que los seres humanos empleamos para explicar el mundo no son algo nuevo. Sin embargo, en el siglo XXI hay una serie de ellas que parece haber proliferado. En los medios de comunicación y en nuestras conversaciones más cotidianas hemos naturalizado palabras como <em>terraplanismo</em>, <em>antivacunas</em> o <em>negacionismo climático</em>. </p>
<p>La cuestión es: ¿qué conecta estas ideas entre ellas? ¿De dónde surgen los discursos anticientíficos? ¿Qué los alimenta? ¿Qué relación tienen con los fenómenos en los que se apoyan? ¿Y con los consensos científicos en contra de los que muchas veces se posicionan? </p>
<p>En los párrafos siguientes presentamos algunas de las respuestas a las que hemos llegado en el marco del proyecto <em><a href="https://www.uclm.es/es/misiones/investigacion/uclmdivulga/proyectos-fecyt/convocatoria-2021">Las nuevas supersticiones. Marcos del discurso anticientífico y recomendaciones para una divulgación preventiva</a></em>.</p>
<h2>¿Qué es el pensamiento anticientífico?</h2>
<p>El terraplanismo, los movimientos antivacunas (popularizados y llevados a la primera línea mediática en el contexto de la crisis global de la covid-19) y el negacionismo del cambio climático coinciden en tres puntos. Tres cuestiones que son también las que definen lo que denominamos “pensamiento pseudocientífico o anticientífico”: </p>
<ol>
<li><p>Son discursos que han aparecido o se han popularizado en los últimos años.</p></li>
<li><p>Son discursos y creencias peligrosas o dañinas para la salud y la seguridad públicas.</p></li>
<li><p>Están relacionadas con la ciencia. </p></li>
</ol>
<p>Este último vínculo puede adquirir dos formas, aunque suelen ir de la mano. Puede ocurrir que nieguen consensos asumidos por expertos y comunidades científicas (la forma esférica de la Tierra, el calentamiento global), o pueden justificarse imitando los métodos de la ciencia, con datos y experimentos. </p>
<h2>¿Qué anima estos discursos y su circulación masiva?</h2>
<p>Hay algunas circunstancias que favorecen la circulación de estos discursos anticientíficos y la posición favorable de ciertas personas ante ellos, en gran medida relacionadas con los nuevos medios como YouTube.</p>
<p>La línea más sociológica y humanista apunta a la necesidad de los seres humanos de encontrar explicaciones para fenómenos aleatorios o inexplicables. Esto no es nada nuevo: los seres humanos siempre hemos tendido a buscar causas y justificación para accidentes e imprevistos en cualquier aspecto de nuestras vidas. </p>
<p>Existen otras circunstancias relacionadas con el acceso y consumo continuado de contenidos audiovisuales en redes sociales, donde prácticamente todo tiene cabida. A diferencia de las posibilidades que ofrecen otros medios, es muy sencillo bucear en la inmensidad de internet buscando discursos que avalen o justifiquen lo que no podemos explicar. También es más sencillo encontrarlos y, de esta manera, reforzarnos en nuestras intuiciones o sospechas de partida. </p>
<p>En este sentido, cumplen también un papel clave los algoritmos del entorno digital. El de YouTube, por ejemplo, refuerza la tendencia del propio usuario a buscar y consumir contenidos afines a sus intereses y creencias. Por un lado, nos recomienda contenidos que coinciden con las reproducciones y búsquedas que hemos hecho con anterioridad en YouTube. Por otro lado, basa sus recomendaciones en los contenidos más populares de la plataforma, que suelen ser también los más sensacionalistas.</p>
<h2>¿Cómo nos afecta? ¿Por qué nos interesa?</h2>
<p>El pensamiento anticientífico es algo que las personas asumen al margen de su inteligencia. Como decíamos al principio, es una herramienta para comprender el mundo complejo que habitamos. De alguna manera, juega el mismo papel que la magia o la fe, aunque sus temas sean otros y el elemento ritual haya quedado fuera de sus parámetros. </p>
<p>Por otro lado, el hecho de que aceptemos ideas pseudocientíficas o anticientíficas para justificar algo puntual no quiere decir que este pensamiento domine toda nuestra realidad. Por ejemplo, Steve Jobs decidió posponer la operación de su cáncer de páncreas y trató de curarse con terapias alternativas como la acupuntura o zumos de frutas, de acuerdo a las corrientes de pensamiento orientalista que seguía desde joven, lo que empeoró gravemente su situación. No obstante, nunca defendió que la Tierra fuera plana o que la llegada a la Luna fuera una farsa orquestada para engañar a la opinión pública. Por el contrario, una médica puede no tener ninguna confianza en las terapias sin base científica, pero creer que el gobierno nos fumiga para provocar sequía.</p>
<p>Sin embargo, cuando explicamos y entendemos algún fenómeno o hecho desde el pensamiento anticientífico hacemos que sea más probable, en lo sucesivo, explicar otros aspectos de nuestra realidad desde estos mismos parámetros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213175/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>"Las nuevas supersticiones. Marcos del discurso anticientífico y recomendaciones para una divulgación preventiva" es un proyecto financiado por la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología - FECYT del Ministerio de Ciencia e Innovación (FCT-21-17665).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>MIGUEL ÁLVAREZ-PERALTA recibe fondos de recibe fondos de Fundación Española para la Ciencia y Tecnología - FECYT del Ministerio de Ciencia e Innovación (FCT-21-17665). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Raúl Rojas-Andrés recibe fondos de Fundación Española para la Ciencia y Tecnología - FECYT del Ministerio de Ciencia e Innovación (FCT-21-17665).. </span></em></p>Algunas circunstancias favorecen la circulación de estas ideas, así como nuestra actitud frente a ellas. Un reciente informe intenta analizar estas teorías cada vez más extendidas.Minerva Campos Rabadán, Profesora de Comunicación Audiovisual, Universidad de Castilla-La ManchaMiguel Álvarez-Peralta, Profesor de la Facultad de Comunicación, comunicación política y periodismo, Universidad de Castilla-La ManchaRaúl Rojas-Andrés, Investigador postdoctoral en comunicación política, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2134812023-10-03T19:40:06Z2023-10-03T19:40:06Z¿De qué hablamos cuando hablamos de posverdad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/551820/original/file-20231003-15-ks87tq.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1201%2C679&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://telos.fundaciontelefonica.com/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-posverdad/">TELOS</a></span></figcaption></figure><p>Desde 2016, la palabra “posverdad” se ha incorporado plenamente a nuestro vocabulario, lo que llevó a que, en tan solo un año, fuera introducida en el diccionario de la Real Academia Española. Quizá por ello no es de extrañar que, desde el mundo académico, haya habido también un creciente interés por analizar este fenómeno y sus implicaciones para las democracias.</p>
<p>Dice la RAE que posverdad es la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”. Hay tres elementos clave en esta definición: </p>
<ul>
<li><p>En primer lugar, su relación con la mentira, entendida como una distorsión de la realidad, lo que la convierte en una práctica manipuladora. </p></li>
<li><p>En segundo lugar, la intencionalidad, lo que significa que para que haya posverdad ha de existir un agente que, deliberadamente, difunda esas realidades distorsionadas para influir sobre la opinión pública, en la mayor parte de los casos en el ámbito político. </p></li>
<li><p>Y, en tercer lugar, el hecho de que esta práctica se dirija no solo a las creencias (o pensamientos) de los ciudadanos, sino también a sus emociones, que son las que más movilizan el comportamiento humano.</p></li>
</ul>
<h2>Producción y difusión de mentiras</h2>
<p>En el fondo, podríamos decir que no estamos hablando de algo muy distinto al histórico uso de la mentira por parte de los políticos, tan profusamente estudiado desde tiempos remotos, o a la propia desinformación, que conoció su apogeo durante la Guerra Fría, cuando las dos superpotencias utilizaron la difusión de noticias falsas como arma de guerra. Hablamos, en todos los casos, de cómo retorcer la verdad para manipular la opinión pública y ponerla a favor de quien lanza la mentira o en contra de un rival, para desestabilizar gobiernos, para generar división, para ganar unas elecciones…</p>
<p>¿En qué se diferencia, entonces, la posverdad de esos otros usos que ha habido a lo largo de la historia? ¿Qué elementos son propios de este fenómeno que explican su inusitado auge en los últimos años? Las novedades se refieren principalmente a dos ámbitos: <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/59843">la difusión y la producción de las mentiras</a>.</p>
<p>Con respecto a la difusión, el procedimiento tradicional para poner en circulación una mentira pasaba por los medios de comunicación. El objetivo de los políticos manipuladores era conseguir que una noticia falsa o convenientemente distorsionada acabara publicándose en prensa, radio o televisión y así alcanzar la opinión pública. Y eso no siempre era fácil, porque había que pasar el filtro de los periodistas.</p>
<p>La realidad, hoy día, es que ese filtro es cada vez más débil. Primero, por la progresiva pérdida de objetividad y el alineamiento ideológico de los medios, que hace que muchos de ellos, entregados a una u otra ideología, se abstengan de su función de vigilancia y se sumen como auténticos <em>hoolingans</em> ade la difusión de esas mentiras, cuando no son ellos mismos quienes las crean. </p>
<p>Segundo, porque incluso en los medios que quieren mantener la objetividad, las presiones políticas y económicas son a veces insostenibles. Y tercero, porque aun cuando no se cumplan las circunstancias anteriores, la realidad es que la crisis mediática está llevando a redacciones cada vez más mermadas y con menos capacidad de poder ejercer con garantías esa función de vigilancia. </p>
<p>Unido todo ello a que la presión por la inmediatez, por ser los primeros en tener una exclusiva, o por conseguir el titular más llamativo que genere mayor número de clicks, lleva a veces a no verificar de manera suficiente las historias o a sacrificar la escrupulosidad de dicha verificación en aras de mayor negocio.</p>
<h2>Sin mediación mediática</h2>
<p>Estamos, por tanto, en un contexto en el que los medios han ido perdiendo su capacidad de control, lo que beneficia a los generadores de posverdad. Pero es que, además, a estos ya ni siquiera les hacen falta los medios de comunicación para difundir sus mentiras, entre otras cosas porque han surgido otras herramientas que les permiten lanzar mensajes directamente a los ciudadanos sin pasar por la intermediación de los periodistas. </p>
<p>Tienen hoy a su disposición internet, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea (tipo WhatsApp), a través de las cuales pueden expandirlas de una manera mucho más rápida y con una capacidad de alcanzar a un mayor número de personas, sobre todo desde la generalización de los teléfonos inteligentes. En resumen, nunca como hasta ahora había tenido la sociedad tantas vías para, aparentemente, estar mejor informada; pero al mismo tiempo, nunca como hasta ahora había corrido tanto riesgo de estar desinformada o manipulada.</p>
<p>Pero además de la mayor capacidad y rapidez de difusión de las mentiras, el segundo ámbito que ayuda a comprender la preocupación actual por la posverdad es el de la producción o creación de las mismas.</p>
<h2>El papel de la inteligencia artificial</h2>
<p>Los políticos manipuladores siempre han tenido claro que para que una mentira tenga éxito, hay que dotarla de un cierto halo de verosimilitud, es decir, de apariencia de verdad o de credibilidad. Y de alguna manera, esto sigue siendo así en la actualidad, aunque con una diferencia esencial con respecto a épocas pasadas y es que los medios técnicos para hacerlo han evolucionado de tal manera que la verificación resulta cada vez más difícil. </p>
<p>Es este, por ejemplo, uno de los mayores retos que plantea el uso de la inteligencia artificial, puesto que la generación no solo de información sino incluso de fotografías y vídeos manipulados roza ya casi la perfección, y estamos tan solo ante el inicio de la aplicación de esta tecnología. Puesta en manos de políticos sin escrúpulos, esta nueva inteligencia, que por sí misma no tiene en cuenta criterios éticos, podría suponer un grave peligro.</p>
<h2>Un mensaje personalizado</h2>
<p>Pero hay otro problema adicional, vinculado también con la tecnología. La verosimilitud que acabamos de apuntar depende en gran medida de las características personales de quien está expuesto a la mentira. Lo que para unos puede resultar creíble, quizá para otros no lo sea. Tiene aquí mucha importancia el componente emocional que, como hemos apuntado, es decisivo en el concepto de posverdad. </p>
<p>Y la realidad es que los políticos manipuladores disponen hoy de muchas herramientas a su alcance para conocer a los ciudadanos de una manera casi individualizada, sabiendo qué teclas emocionales tocar para que sus mentiras resulten lo más creíbles posibles y causen el máximo efecto, apelando a lo que cada ciudadano siente, anhela o teme y, por tanto, está más predispuesto a escuchar. </p>
<p>Ya hemos tenido ejemplos de cómo el uso del big data ha permitido lanzar campañas personalizadas en función de la tipología emocional de los votantes y esto se está incrementando también con el empleo de la inteligencia artificial para realizar estas tareas. Puesta toda esta tecnología al servicio de la posverdad, ello puede conducir a un crecimiento exponencial del uso de la mentira en la política.</p>
<p>¿Y qué pasaría si los políticos ni siquiera tuvieran que esforzarse en dotar de verosimilitud a sus mentiras, por muy burdas que estas fueran, porque confían en que van a ser creídas por la población? Sin duda, este sería el peor de los escenarios, porque denotaría un peligroso control de la opinión pública, que habría perdido toda su capacidad crítica. Y resultando un escenario a priori quizá demasiado pesimista, la triste realidad es que hay señales que deben inducirnos a una reflexión, precisamente para evitar que pueda llegar a ser una realidad.</p>
<h2>Una maquinaria a pleno rendimiento</h2>
<p>Una primera señal es que los ciudadanos estamos cada vez más expuestos a las mentiras, tal como han demostrado ya varias investigaciones, algunas de las cuales han llegado a cifrar que una alarmante proporción de las noticias que circulan por las redes son falsas. Se aprecia, por tanto, que hay numerosos agentes productores de posverdad cuya maquinaria está a pleno rendimiento. </p>
<p>A esto se une, como han expuesto otros estudios, que el ciudadano medio tiene cada vez más difícil discriminar una noticia verdadera de una falsa y, por otro lado, que estas noticias falsas tienen una capacidad de viralización mucho mayor que las verdaderas, precisamente porque los manipuladores saben cómo dotarlas de verosimilitud y cómo adaptarlas emocionalmente para que sean más llamativas y tengan más impacto.</p>
<p>Una segunda señal tiene que ver con la tozudez que demuestran a veces los políticos en querer retorcer la realidad en beneficio de sus intereses. Asistimos a una política que es capaz de enrevesar su lenguaje a veces hasta el ridículo o de buscar interpretaciones diversas y abiertamente opuestas incluso para los datos más fríos e incontrovertibles, que inducen a la confusión entre los ciudadanos. </p>
<p>Y esta realidad se traduce, por ejemplo, en cómo uno de los argumentos más frecuentes que se usa hoy día en la confrontación política, tanto en campañas electorales como durante el transcurso de las legislaturas, es la permanente acusación de mentir hacia el adversario.</p>
<p>Y una tercera señal, relacionada con la anterior, viene derivada de la creciente <a href="https://libreria.cis.es/libros/la-persuasion-politica/9788474768534/">polarización y radicalización</a> de la sociedad, en la que amplias capas de votantes no atienden a otros argumentos que a los suyos propios y, en consecuencia, no están interesados en saber qué es verdad y qué es mentira, puesto que solo tienden a considerar como verdadero lo que proviene de su propia burbuja ideológica. Se da el caso, incluso, de que aun cuando haya pruebas fehacientes de que el político al que siguen ha dicho una mentira, tenderán a no conceder credibilidad a quien lo denuncia. </p>
<h2>Relativización de la verdad</h2>
<p>Nos encaminamos así por una peligrosa senda de relativización de la verdad que es, en el fondo, lo que buscan los manipuladores y lo que explica en parte el éxito de la posverdad. Porque se podría decir que ya no hay “una verdad” en genérico, sino “mi” verdad o “nuestra” verdad que, por supuesto, siempre es la correcta. </p>
<p>Y si a esto le sumamos, como hemos apuntado anteriormente, que los propios medios de comunicación entran a veces en este juego, llevados por su progresiva ideologización, y que internet y las redes retroalimentan este fenómeno a través de sus algoritmos, los efectos se incrementan aún mucho más, haciendo que la posverdad se convierta en uno de los mayores riesgos actuales para los sistemas democráticos de todo el mundo.</p>
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<p><em>Una <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-posverdad/">versión de este artículo</a> fue publicada originalmente en la <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/">revista Telos</a> de Fundación Telefónica.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/213481/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto Rodríguez Andrés es colaborador de la Revista Telos, de Fundación Telefónica.</span></em></p>Ese artículo publicado originalmente en la revista Telos de Fundación Telefónica analiza el creciente uso de la mentira en la política actual y sus riesgos para las democracias.Roberto Rodríguez Andrés, Profesor de Comunicación Estratégica y Comunicación Política, Universidad Pontificia ComillasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2133972023-09-27T07:02:33Z2023-09-27T07:02:33ZCómo entrenar la mente para vencer la pereza mental<p>En la sociedad actual, en la que se valoran los retornos inmediatos, es justo decir que el cortoplacismo está de moda. Vivimos en una era de tecnología donde la globalización y la interconexión social sin precedentes están cambiando la forma en que vivimos y nuestras relaciones sociales, incluidas nuestras <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamapsychiatry/fullarticle/2749480">relaciones con nosotros mismos</a>.</p>
<p>En este contexto, la búsqueda de un éxito rápido parece ser la norma social, mientras que el trabajo duro y la dedicación sostenidos en el tiempo parecen menos atractivos y más desagradables. <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/09760911221113449">Cada vez más jóvenes desean volverse <em>influencers</em></a>, una <a href="https://theconversation.com/los-jovenes-dedican-siete-horas-diarias-al-ocio-digital-y-quieren-ser-influencers-182482">aspiración</a> que se ve mediada por los deseos de inmediatez y la falta de compromiso con metas a largo plazo.</p>
<p>Queremos cambios, anhelamos más, pero a menudo nos falta la motivación para triunfar. El cortoplacismo predice <a href="https://www.cell.com/heliyon/pdf/S2405-8440(22)01399-8.pdf">nuestra falta de satisfacción e involucración con nuestro propio trabajo</a>. Teniendo esto en cuenta, vale la pena considerar cómo estos factores pueden afectar significativamente a nuestra salud mental y nuestras capacidades cognitivas.</p>
<h2>La trampa de la gratificación instantánea</h2>
<p>Hoy en día, pasar tiempo en redes sociales como TikTok, Instagram, Twitch, Twitter, etc., se ha convertido en la más común de nuestras adicciones. El flujo constante de imágenes y contenidos nos atrapa y libera “endorfinas” u hormonas del placer en el cerebro. Un placer que conlleva un coste.</p>
<p>En efecto, nuestros adolescentes están experimentando serias <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0191886919305719?via%253Dihub">alteraciones en su autoestima</a> y salud mental a consecuencia del uso de redes sociales. Los jóvenes que superan las 3 horas de uso al día se encuentran <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamapsychiatry/fullarticle/2749480">en particular riesgo</a>. Además, nuestros malos hábitos digitales no solo pasan factura a nuestra salud mental, sino <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29499467/">también a la física</a>.</p>
<h2>Efectos sobre la salud cognitiva</h2>
<p>Nuestros hábitos de consumo digital pueden ser, además, un factor importante en nuestra salud cognitiva, que se refiere a nuestra agudeza mental y capacidad para procesar información y tomar decisiones informadas. La paradoja aquí es que esta estimulación constante puede conducir a una <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6502424/">falta de estimulación mental real</a>.</p>
<p>En consecuencia, podemos ver <a href="https://ir.ua.edu/bitstream/handle/123456789/1370/file_1.pdf?sequence=1&isAllowed=y">efectos negativos</a> en nuestra atención, nuestra memoria, o nuestra <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6502424/">baja tolerancia a situaciones que no nos brindan una recompensa inmediata</a>. </p>
<p>Incluso podemos observar consecuencias sobre nuestra capacidad para tratar con los demás y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7366944/?trk=article-ssr-frontend-pulse_x-social-details_comments-action_comment-text">entender sus emociones</a>. Todo ello, acompañado de posibles alteraciones en nuestra propia <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6502424/">estructura cerebral</a>.</p>
<p>Tampoco ayuda la preocupante emergencia de la inteligencia artificial en contextos educativos. A pesar de sus potenciales ventajas, algunas evidencias ya apuntan a que puede <a href="https://www.nature.com/articles/s41599-023-01787-8">contribuir negativamente a nuestra voluntad de tomar decisiones propias</a>.</p>
<p>Sin duda, el reto al que nos enfrentaremos en los próximos años consistirá en alcanzar un equilibrio entre el alivio cognitivo que nos ofrecerá la inteligencia artificial y la falta de actividad mental positiva que puede suponer <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/frai.2022.908261/full">para nuestro neurodesarrollo</a>.</p>
<h2>El entrenamiento mental como solución compensatoria</h2>
<p>Al dejar que los dispositivos tecnológicos piensen por nosotros, perdemos la oportunidad de estimular nuestro cerebro con actividades enriquecedoras que mantengan nuestra mente ágil y dispuesta. Aprender a tomar nuestras propias decisiones, y saber hacerlo sin esperar un beneficio inmediato, es toda una inversión en nuestra futura capacidad de resolución de problemas.</p>
<p>La buena noticia, sin embargo, es que tanto la motivación como nuestras capacidades cognitivas son habilidades que se pueden desarrollar y fortalecer.</p>
<p>El objetivo del entrenamiento mental es desafiar periódicamente nuestras capacidades mentales. A través del entrenamiento cognitivo continuo, podemos superar la pereza mental y cambiar nuestro pensamiento a corto plazo. Esto incluye la participación en acertijos, actividades de resolución de problemas y el aprendizaje continuo.</p>
<p>En efecto, la evidencia nos confirma que nuestro cerebro es un órgano asombroso con una increíble <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27477628/">capacidad para adaptarse y cambiar</a> en función de nuestras experiencias y aprendizaje. Sabemos que <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-021-91867-z">nuestros mayores pueden beneficiarse de estos hábitos</a>, y más aún <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2807450">si lo combinamos con ejercicio físico</a>. Y los más pequeños, también; podemos ver que los niños que entrenan sus capacidades atencionales <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29471185/">dejan de necesitar recompensas inmediatas</a>, con efectos positivos en su vida adulta.</p>
<p>En un mundo de desafíos y oportunidades diarios, nuestra motivación para implicarnos en tareas que no resulten en una satisfacción inmediata es crucial.</p>
<p>Estos hallazgos muestran cómo nuestras acciones y elecciones diarias pueden afectar nuestra salud mental y nuestra capacidad para enfrentar desafíos con sabiduría y determinación.</p>
<h2>Más allá de las ‘apps’ de entrenamiento mental</h2>
<p>El entrenamiento cognitivo implica no solo la resolución de crucigramas o acertijos, sino también la adquisición continua de nuevas habilidades y conocimientos. Esto podría incluir leer un libro, aprender un nuevo idioma, o practicar un instrumento.</p>
<p>Por ejemplo, sabemos que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7438867/">el entrenamiento musical conlleva importantes beneficios</a>, tanto en relación a nuestras capacidades mentales como a <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnins.2019.01080/full">tolerar la demora de la gratificación</a>.</p>
<p>Curiosamente, no es solo cuestión de cómo nos entrenamos, sino con quién y para qué. En este sentido, el compromiso con los demás facilita que nos impliquemos en metas a largo plazo, ignorando la ausencia de recompensas inmediatas. Ya desde la infancia, observamos que <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0956797619894205">los niños que cooperan entre sí para conseguir un objetivo conjunto toleran mejor la demora de la gratificación</a>.</p>
<p>Además, nuestros propios valores o nuestra motivación de partida son fundamentales a la hora de experimentar los beneficios del entrenamiento cognitivo. También desde edades muy tempranas, <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2019.01649/full">si creemos en nuestra capacidad de autocrecimiento es más probable que toleremos mejor la falta de inmediatez</a>.</p>
<h2>El papel de la automotivación frente a la pereza mental</h2>
<p>Para superar la tentación de la gratificación instantánea de las redes sociales y otros estímulos rápidos, debemos cultivar nuestra paciencia ante las recompensas a largo plazo.</p>
<p>Una buena estrategia es centrarnos en el proceso, no en las recompensas. Comprometernos con una nueva actividad resultará menos frustrante y más placentero si no evaluamos constantemente nuestro progreso y nuestros resultados.</p>
<p>Si solo repetimos acciones que nos proporcionen recompensas inmediatas, huyendo del esfuerzo cognitivo, caeremos con facilidad en la “pereza mental” y la falta de motivación.</p>
<p>Pero tenemos una oportunidad de cambiar esta dinámica. A través del entrenamiento mental continuo, buscando desafíos cognitivos y desarrollando nuestras capacidades, podemos fortalecer nuestra mente para afrontar la vida con mayor claridad y fortaleza.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/538010/original/file-20230718-27-qyquvs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=141&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p><em>Este artículo forma parte de una colaboración con Becas Santander, una iniciativa global que ofrece becas, programas y contenidos gratuitos para adultos de cualquier edad. Más información en <a href="https://www.becas-santander.com/">https://www.becas-santander.com</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/213397/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miguel Burgaleta recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación y del programa Serra-Húnter de la Generalitat de Catalunya. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>David Gallardo-Pujol recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), la Agència de Gestió d'Ajuts Universitaris i de Recerca (AGAUR) y la Fundació la Marató.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Laura Viñals Vilà recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), Agència de Gestió d'Ajuts Universitaris i de Recerca (AGAUR) i Fundació Bosch i Gimpera</span></em></p>¿Se están volviendo nuestras mentes perezosas por exceso de estimulación? Entrenarnos en la gratificación a largo plazo nos puede ayudar a la salud cognitiva.Miguel Burgaleta, Lector en Psicología, Universitat de BarcelonaDavid Gallardo-Pujol, Profesor Agregado de Diferencias Individuales y Personalidad, Universitat de BarcelonaLaura Viñals Vilà, Coordinadora de Investigación del IDLab-UB, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2133882023-09-25T20:51:42Z2023-09-25T20:51:42ZEl riesgo de los retos virales atrae a los menores<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/549961/original/file-20230925-20-chu55b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=285%2C109%2C5321%2C3623&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-pour-bucket-ice-topped-their-212062033">wanphen chawarung/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Se atrevería a echarse un cubo de agua helada por encima? ¿Y a pellizcarse los pómulos ante la cámara hasta que se salga un moratón? ¿Lamería tapas de váter solo para demostrar de lo que es capaz? </p>
<p>La presencia en redes sociales de <em>challenges</em> o retos que animan a los usuarios a correr ciertos riesgos y compartir las imágenes es tan habitual que <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12144-021-02692-6">los menores están muy familiarizados con ellos</a>. Estos contenidos virales aúnan dos ingredientes fundamentales: el entretenimiento y la socialización. </p>
<p>Se trata de contenidos fugaces y audiovisuales. Fomentan un tipo de entretenimiento al que sólo se le exige que haga pasar un buen rato. Esto favorece una actitud generalmente acrítica que lleva consigo el desconocimiento de su significado o de sus consecuencias. </p>
<p>Plataformas como TikTok son particularmente fértiles para estos contenidos. Y sus patrones de consumo tampoco ayudan a la reflexión: los contenidos se presentan de forma muy breve y dinámica, resultado de un algoritmo bien entrenado. </p>
<p>Cuando se trata de retos virales, los menores prestan poca atención al contexto del contenido que van a replicar y a difundir. Es habitual escucharles opinar que “sólo se trata de un juego” que se realiza en grupo y que incorporan a sus actividades de ocio. Así lo hemos comprobado en nuestra reciente <a href="https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/commun-2022-0044/html">investigación</a> entre adolescentes de 11 a 17 años en España. </p>
<p>Muchos retos virales animan a replicar coreografías que se ponen de moda. El de la simetría, por ejemplo, invita al usuario a grabarse con un filtro que permite ver tu rostro con los dos lados perfectamente iguales. O el desafío de la plancha, que planteaba el reto de hacer abdominales durante 30 días, grabarlo y compartirlo. </p>
<h2>No solo entretenimiento</h2>
<p>Es importante destacar que no siempre el sentido de los retos es el mero entretenimiento. También pueden ser empleados en narrativas desinformativas, con fines más allá de lo lúdico, una realidad de la que tampoco son conscientes los menores.</p>
<p>Los retos no son un fenómeno reciente. Uno de los más memorables y positivos ejemplos de este tipo de contenidos es el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ice_Bucket_Challenge"><em>Ice Bucket Challenge</em></a>. En aquella acción, se animaba a arrojarse por encima un cubo de agua helada, grabarlo y compartirlo en redes sociales. Además de lograr un récord de participación, muchas celebridades y cientos de personas hicieron donativos para la investigación sobre la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). </p>
<p>Sin embargo, al preguntar en la investigación mencionada a algunos de los menores que conocían este reto si sabían el motivo por el que se echaban un cubo de agua helada por la cabeza, muchos afirmaron no ser conscientes de su origen o su significado. Lo veían simplemente, como una acción entretenida y de tendencia en la red.</p>
<h2>Más riesgo, más espectáculo, más ‘me gusta’</h2>
<p>De acuerdo con nuestra encuesta, los criterios por los menores escogen los retos en los que participan son dos: lo entretenido que sea y cuánto de acorde es con sus habilidades y competencias. El excesivo interés en que el contenido alcance mayor aceptación entre sus pares les puede empujar a idear versiones alternativas para subir la “escala de dificultad” que asocian, de manera directa, con un mayor número de visualizaciones y ‘me gusta’. </p>
<p>Para ello, buscan ingredientes que conviertan su aportación en algo más original, vistoso e impactante. Y es que no hay que olvidar que el reto es un contenido de entretenimiento sobre algo de rabiosa actualidad, y por tanto efímero. Esto dificulta la respuesta al peligro que puede suponer un reto en concreto, que aparece y desaparece rápidamente. </p>
<p>Pero, ¿cómo lograr que los retos sean más llamativos? Los chicos y chicas –ellos en mayor medida– vinculan la realización de retos con cierto grado de peligrosidad, el precio para conseguir seguidores y visualizaciones. Conciben el riesgo como un elemento necesario y justificado para dotar de espectacularidad al contenido, lo que se traduce en un mayor número de reproducciones. </p>
<p>En este contexto, lo peligroso es sinónimo de vistoso e impactante. Los menores tienden a relativizar el riesgo a favor del espectáculo y la viralidad. Asimismo, el peligro aporta al reto un plus de superación al proponer e innovar con ideas más osadas que potenciarán la participación. </p>
<h2>Presión por no quedarse fuera</h2>
<p>En ocasiones, los menores sienten tener una cierta presión social de tener que asumir el reto por “no quedarse fuera”. Es habitual que unos nominen a otros en redes sociales para realizar el <em>challenge</em>. Esto puede intensificar su sentimiento de pertenencia a un grupo, pero también la necesidad de validación externa. En cualquier caso, ayuda poco a una reflexión pausada de las implicaciones que puede tener ejecutar y compartir el reto. </p>
<p>Pese a que para los menores este contenido es un pasatiempo, resulte evidente que encierra riesgos de los que no son conscientes. Además, no hay ningún sistema para clasificar este tipo de contenidos por edad, que sí existe en otros formatos (videojuegos, películas, series…). </p>
<p>Esto hace que su capacidad crítica se torne clave para enfrentarse a este tipo de narrativas digitales. Para ayudarles a adquirirla es bueno provocar conversaciones en las que se hable de los contenidos que consumen y comparten. En ese marco, idealmente de confianza, se pueden aportar argumentos que les ayuden a reflexionar. Hablar con ellos sobre las consecuencias de asumir conductas de riesgo también es necesario.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213388/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Cuando participan en retos virales, los menores tienden a considerar lo peligroso como sinónimo de vistoso e impactante. Y relativizan el riesgo a favor del espectáculo y la viralidad.Beatriz Feijoo, Profesora Titular de Publicidad de la Facultad de Empresa y Comunicación, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Charo Sádaba Chalezquer, Catedrática, Departamento de Marketing y Empresas de Comunicación, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2105202023-09-18T20:32:26Z2023-09-18T20:32:26ZEl gran poder de las ‘influencers’ conlleva una gran responsabilidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543308/original/file-20230817-42861-84peqv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/female-vlogger-holding-sports-shoes-hands-1190444050">Jacob Lund / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>“Yo no tengo redes sociales” suelo decir con orgullo después de tres años sin Instagram, Twitter y TikTok. </p>
<p>Hace un tiempo vi el documental <a href="https://www.thesocialdilemma.com/"><em>El dilema de las redes</em></a>, que explora cómo las redes sociales y los buscadores de web controlan los datos de sus usuarios a través de algoritmos para moldear la forma en que vemos el mundo, pensamos y, finalmente, actuamos. Tras ello, me di cuenta de que gran parte de mi vida estaba condicionada por las Kardashian y sus colaboradores, y quise salir de ahí. </p>
<p>Sin embargo, no es tan fácil escapar de las estructuras que utilizan las <em>influencers</em>. </p>
<p>Las <em>influencers</em> son personajes del mundo digital con una gran capacidad para divulgar información y modular valores y comportamientos. Las decisiones de sus seguidores a la hora de comprar, mirar, valorar o actuar se derivan de sus actitudes. Nos suscribimos al contenido que crean y empezamos a construir una relación íntima, creando una comunidad virtual con ellas.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/tBnNuJSs6P0?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
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<p>Hablamos en género femenino porque la mayoría de quienes monetizan su contenido en las redes sociales, <em>influencers</em>, son mujeres. Y sus seguidoras <a href="https://collabstr.com/2023-influencer-marketing-report#:%7E:text=Gender%20Breakdown%20of%20Influencers%20by%20Platform,-When%20breaking%20down&text=The%20platform%20with%20the%20largest,24%25%20of%20influencers%20are%20male.">también</a>. De hecho, un <a href="https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2023/743341/IPOL_STU(2023)743341_EN.pdf">informe</a> reciente pone de manifiesto que las mujeres y las niñas son el público objetivo de los algoritmos, y quienes sufren daños desproporcionados en la salud mental por ellos.</p>
<h2>Necesitamos sentirnos importantes</h2>
<p>La psicología comunitaria puede ayudarnos entender este fenómeno desde el concepto del <a href="https://carsey.unh.edu/sites/default/files/media/2020/07/christine-robinson-nh-listens-fellows-cv.pdf"><em>mattering</em></a>. El <em>mattering</em> es un término ingles que podemos traducir como “importar”. El concepto de <em>importar</em> nos enfrenta a la necesidad que tenemos los seres humanos de sentirnos importantes. Nos sentimos así porque los demás nos tienen en cuenta y porque esperan que nosotros les tengamos en cuenta a ellos. </p>
<p>Toda persona necesita sentirse importante en su vida personal y en su esfera social. Queremos tener ese efecto en nuestro lugar de trabajo, en nuestras relaciones personales, en nuestras comunidades. La falta de esta sensación conduce a sentimientos de aislamiento y desprecio. Así, la búsqueda de valor se puede convertir en una actitud compulsiva que acaba por hacernos querer ser reconocidos y tener influencia más allá de lo que es bueno para nosotros. </p>
<p>El exceso de <em>mattering</em>, de sentirse importante, fomenta actitudes narcisistas y elitistas, y una búsqueda adictiva de reconocimiento. Si trasladamos esta lógica a la realidad de los <em>influencers</em>, podríamos decir que necesitan más valor para ser más reconocidos. Y quienes conformamos las comunidades de seguidores necesitamos compulsivamente seguir sus recomendaciones para evitar sentirnos aislados. </p>
<h2>El papel de las redes sociales en nuestro bienestar</h2>
<p>El contenido de las <em>influencers</em> tiende a proyectar una vida <a href="https://www.cogitatiopress.com/mediaandcommunication/article/view/4717">idílica</a>, en donde se muestra el uso de productos de <a href="https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/STUD/2022/703350/IPOL_STU(2022)703350_EN.pdf">belleza</a>, la práctica de vida saludable, <a href="https://www.vox.com/23690126/mothers-parenting-momfluenced-sara-petersen-tiktok-instagram">una maternidad estilosa</a> y vídeos de cómo prepararse antes de salir de casa. Un ejemplo de esto serían los vídeos de TikTok <a href="https://www.cbsnews.com/news/tiktok-influencer-get-ready-with-me-viral-trend/">#GRWM</a> (<em>get ready with me</em>, “arréglate conmigo”). </p>
<p>Lo que es importante para las <em>influencers</em> lo acabará siendo para su comunidad, porque se alimentan mutuamente. Su <a href="https://www.theatlantic.com/newsletters/archive/2023/04/social-media-influencers-american-economy/673762/">modelo de negocio</a>, según el cual las marcas y empresas dependen de sus prescripciones para comercializar productos, es otra forma de implementar sistemas y valores capitalistas dentro de un entorno que durante generaciones ha apartado a las mujeres. </p>
<p>Recientemente, las redes sociales y sus <em>influencers</em> han sido considerados “<a href="https://www.ijhpm.com/article_4248_046948c52634982ccab7cd41f2ac8a14.pdf">determinantes comerciales</a> de la salud”. Este concepto engloba aquellas actividades nacidas del sector privado –es decir, que prioriza las ganancias económicas– que pueden influir en nuestro bienestar. </p>
<p>En 2021, Frances Haugen, <a href="https://theconversation.com/facebook-whistleblower-frances-haugen-testified-that-the-companys-algorithms-are-dangerous-heres-how-they-can-manipulate-you-169420">la exempleada de Facebook que se convirtió en denunciante de la red social</a>, prestó declaración <a href="https://www.youtube.com/live/w0oTBUtdPV8?feature=share">ante el Senado de Estados Unidos</a>. Durante su testimonio divulgó informes internos sobre el uso ético de los datos y los algoritmos que utilizaban en Facebook, <a href="https://theconversation.com/facebook-sabe-que-instagram-esta-danando-la-mente-de-los-adolescentes-y-decide-callar-168550">resaltando cómo éstos afectaban, especialmente, a las niñas adolescentes</a>. Estas últimas son las más vulnerables porque están encerradas en un bucle fatal: las redes donde reciben apoyo y valor son las mismas que las atrapan con presiones y expectativas que nunca se harán realidad. </p>
<p>Los esfuerzos políticos que urgen a la transparencia y regulación emergen lentamente. Mientras tanto, los <em>influencers</em> y sus empresas han logrado un control casi absoluto de las esferas digitales. </p>
<p>En <a href="https://www.euronews.com/next/2023/06/05/france-has-approved-a-law-that-targets-influencers-what-does-it-mean-for-social-media-star">Francia</a> se ha aprobado una ley para regular los servicios y productos de los <em>influencers</em>, garantizando que sean transparentes sobre sus colaboraciones y productos remunerados. Otros <a href="https://www.europe-consommateurs.eu/en/shopping-internet/influencers.html">estados miembros</a> de la Unión Europea tienen leyes comerciales similares a esta y recientemente la Comisión Europea ha aprobado la
<a href="https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/society/20211209STO19124/la-ley-de-mercados-digitales-y-la-ley-de-servicios-digitales-explicadas">Ley de Mercados Digitales y la Ley de Servicios digitales</a>, con el objetivo de mejorar la regulación del espacio digital que actualmente dominan las compañías privadas.</p>
<p>El éxito en promover a tiempo estas regulaciones puede tener un efecto muy importante para el bienestar colectivo. El fracaso nos condenará a seguir replicando los problemas sociales en el mundo virtual. </p>
<h2>Redefiniendo nuestras relaciones digitales para conseguir cambios</h2>
<p>Aunque estas regulaciones exigen la transparencia de los <em>influencers</em>, falta profundizar en su discurso y el papel que interpretan. Por un lado, los usuarios deben entender mejor los algoritmos desde una edad temprana, a la vez que las redes deben tener una regulación ética que evalúe sus relaciones con las marcas y los <em>influencers</em> y que se base fundamentalmente en la protección de los derechos de los usuarios.</p>
<p>Las redes sociales nos permiten mantenernos conectados, compartir información y contar nuestras historias, dándonos un sentimiento de pertenencia. Esto es muy importante para el bienestar de las nuevas generaciones. Pero también son herramientas que pueden empujarnos al abismo de la irrelevancia y a sentirnos incapaces de cumplir con ideas idílicas. </p>
<p>Nuestras interacciones con las <em>influencers</em> deben cambiar. Las redes sociales tienen que convertirse en una fuente de oportunidades para las mujeres y niñas, y las <em>influencers</em> pueden ayudarnos a ampliar conocimientos, desarrollar un pensamiento crítico y expandir nuestros múltiples roles como mujeres. En resumen, nos pueden ayudar a entrar en las esferas sociales y económicas como actores políticos, no simplemente como miembros pasivos. </p>
<p><div data-react-class="InstagramEmbed" data-react-props="{"url":"https://www.instagram.com/reel/CteIelUKlZl/?utm_source=ig_web_copy_link\u0026igshid=MzRlODBiNWFlZA==","accessToken":"127105130696839|b4b75090c9688d81dfd245afe6052f20"}"></div></p>
<p>Algunos ejemplos los podemos encontrar en los <a href="https://theconversation.com/el-fenomeno-de-los-tiktokers-inmigrantes-nuevas-formas-de-influencia-desde-los-margenes-185839">jóvenes inmigrantes</a> que utilizan las redes para promover la lucha de los derechos humanos. También en las <a href="https://lafraguaprojects.org/maritha-marques-la-sociedad-de-hoy-en-dia-tiene-que-estar-preparada-para-todo-tipo-de-personas/">chicas de etnia gitana</a> que utilizan las redes para dialogar intencionalmente sobre la violación de derechos. O en <a href="https://theconversation.com/iranian-protesters-turn-to-tiktok-to-get-their-message-past-government-censors-192321">las jóvenes de Irán</a> que utilizan algoritmos para romper barreras políticas. </p>
<p>En vez de seguir contribuyendo al narcisismo y expansión económica de las <em>influencers</em> y las compañías que las respaldan, tenemos que desarrollar urgentemente regulaciones y marcos de referencia que hagan de las redes sociales un espacio global donde promover valores democráticos y bienestar colectivo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210520/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Daniela Miranda recibe fondos de la Junta de Andalucia para su contrato de acceso de investigador doctor (PAIDI Investigador Principal Joven) ProyExcel_00732.</span></em></p>Las influencers son personas con cierta ansia de reconocimiento que tienen cada vez más capacidad de influir en la salud y el bienestar colectivo.Daniela E. Miranda, Postdoctoral Researcher, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2133902023-09-13T20:09:36Z2023-09-13T20:09:36ZPosverdad en la universidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/547840/original/file-20230912-28-yui95.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=39%2C1%2C1125%2C677&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://telos.fundaciontelefonica.com/posverdad-en-la-universidad/">TELOS</a></span></figcaption></figure><p>Los universitarios son susceptibles a las noticias falsas; comparten deliberadamente publicaciones controvertidas en las redes sociales sin ningún motivo o para autocomplacerse; no dan importancia a la autoría o a la fuente; no saben distinguir el rumor de la información; abusan de los filtros en sus fotos; participan del discurso de odio en las redes; copian sus trabajos académicos, y ya no necesitan estar de acuerdo con los hechos. </p>
<p>Estas afirmaciones son las <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8595077">conclusiones</a> extraídas de los distintos <a href="https://revistadecomunicacion.com/article/view/1645">estudios científicos</a> en los que se ha puesto a prueba el conocimiento o las habilidades de los universitarios para <a href="https://theconversation.com/que-ocurre-cuando-youtube-se-convierte-en-la-primera-fuente-de-informacion-de-los-jovenes-123421">discernir información engañosa</a> de aquella que no lo es.</p>
<p>Después de estas imputaciones no pretendo caer en gracia a este público, sino provocarle, y hacerlo desde la universidad, como hizo en su día Miguel de Unamuno en su <a href="https://www.ersilias.com/discurso-de-miguel-de-unamuno-1901-univ-salamanca/">primer discurso</a> de apertura del curso académico en 1900 como rector en Salamanca: </p>
<blockquote>
<p>“¡Ojalá vinieseis todos henchidos de frescura, sin la huella que os han dejado quince o veinte exámenes, y trayendo a estos claustros no ansia de notas sino sed de verdad!”</p>
</blockquote>
<p>Porque esos estudios anteriores también arrojan una solución esperanzadora: a mayor y mejor conocimiento sobre las formas de engaño, se han activado los mecanismos de defensa de los usuarios para identificarlas y se ha incrementado su nivel de pensamiento crítico frente a los contenidos que consumen. Veamos entonces qué se puede hacer desde el aula.</p>
<h2>Conocer el lexicón: a la verdad por el lenguaje</h2>
<p>Uno de los rasgos de la posverdad, aparte de que las emociones dominan sobre los hechos, es la generación de todo un marco mental con su respectiva “nube de palabras” –nuevas o no– que, una vez puestas en circulación, se viralizan. </p>
<p>La pensadora polaca <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/hijos-de-apate_978-84-19419-78-1">Alicja Gescinska</a> (2023) pone el acento precisamente en el peligro del manoseo de determinadas expresiones; una vez estandarizadas, vulgarizadas, su valor se abaratará y correrán el riesgo de perder su sentido original.</p>
<p>Por contraposición, otro aspecto del fenómeno es la extirpación del diccionario de términos complejos en pro de voces triviales, lo que supondrá el empobrecimiento de las ideas por la dificultad para exponerlas. </p>
<p>Y, por último, se está produciendo un revisionismo de los conceptos. De ahí la importancia de cuidar la expresión escrita y oral de nuestros estudiantes y de enriquecerla, porque los bulos, las mentiras, las <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/eso-no-estaba-en-mi-libro-de-historia-del-periodismo_978-84-18952-53-1">“noticias basura”</a> y todas sus variantes, se caracterizan por la desidia y la pobreza del lenguaje, el descuido de la ortografía y el uso de un vocabulario emotivo y sensacionalista.</p>
<h2>Engañar y producir sentido</h2>
<p>Otra cualidad de la mentira es que es en sí misma creadora de sentidos: “engañar es un mecanismo de producción de sentido”, como afirma <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Luis_Marzo">Jorge Luis Marzo</a>, citado en el libro <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/morderse-la-lengua_978-84-670-6519-0"><em>Morderse la lengua</em></a> (2021) del académico de la lengua española <a href="https://theconversation.com/morderse-la-lengua-y-comulgar-con-ruedas-de-molino-156226">Darío Villanueva</a>. </p>
<p>Si partimos de esta premisa, se entiende que asumir, como venimos haciendo, un lenguaje edulcorado, políticamente correcto, que no incomode y cuyo sentido responda a nuestros deseos, es el primer paso para dejarnos engañar y autoengañarnos voluntariamente. En este sentido, ya sabemos de la permeabilidad de las muletillas, coletillas y otras expresiones en la mente de los más jóvenes sin que cuestionen “en plan… random” (entiéndase la ironía) lo que significan.</p>
<p>Para conocer en profundidad el significado de todo ese SEO (posicionamiento en las búsquedas en internet) que se ha desarrollado en torno a la posverdad, desde “posmoderno”, “posfáctico”, “fake news”, “relato”, “narrativa”, o “relativismo”, entre muchísimos otros, la obra de Villanueva es un referente. Para el profesor, el mayor peligro de todo este fenómeno es que, si el instrumento que vehicula nuestra convivencia, el lenguaje, se pervierte, lo que está en juego es la democracia.</p>
<p>Por todo lo anterior, una de las tareas fundamentales de la universidad es fomentar que los estudiantes quieran aspirar a la precisión en el uso del lenguaje. Según Gescinska, es la precisión la que nos conduce a la verdad.</p>
<h2>Favorecer las interacciones: a la verdad por el pensamiento</h2>
<p>“La verdad es difícil e incómoda y compromete” como dice Ferrán Caballero en el prólogo del libro de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Arcadi_Espada">Arcadi Espada</a> <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/la-verdad_978-84-1100-012-3"><em>La verdad</em></a> (2021), pero hay que facilitar su desarrollo, coinciden ambos periodistas.</p>
<p>En el caso de los jóvenes universitarios, la verdad sufre estas tensiones en espacios muy concretos: las redes sociales. La exposición de sus ideas o pensamientos está constantemente sometida al juicio de los demás en estas plataformas donde, por un lado, la corrección política les impone una autocensura y, por otro, la mentira y la desinformación funcionan como esa “cizaña que contamina el diálogo y el debate”, como afirma Gescinska. </p>
<p>De aquí surgen dos factores propios de la posverdad: la polarización y el aislamiento. Ambos provocan creencias firmes e irrevocables en nuestras propias fuentes, a las que cada vez estamos más unidos, y el distanciamiento de quienes opinan diferente, revela el filósofo Lee McIntyre en su libro <a href="https://www.catedra.com/libro/teorema-serie-mayor/posverdad-lee-mcintyre-9788437638690/"><em>Posverdad</em></a> (2018).</p>
<h2>Miedo a la disidencia</h2>
<p>Todo este clima se ha trasladado a la universidad donde el miedo a la disidencia ha anulado el ejercicio de actividades tan estimulantes para el pensamiento como el debate; someter nuestros planteamientos al escrutinio de los demás. Y lo más perverso, ha normalizado la cultura de la cancelación para evitar enfrentarnos a otros puntos de vista, lo que ha convertido a esta moda en un ingrediente más de la posverdad.</p>
<p>Resulta paradójico que esa censura la han promovido, liderado y ejercido los propios universitarios. El pensamiento filosófico ha demostrado que son las interacciones las que nos hacen ver, pensar o caer en ideas a las que no habríamos llegado en solitario. Esto no es escoger la mejor, ni la de la mayoría, sino la que conduzca a la verdad.</p>
<p>En este punto, la misión de la universidad es abandonar la doctrina de las metodologías y sistemas de evaluación que responden a tendencias pedagógicas efímeras para volver a algo tan esencial y determinante como enseñar a pensar, en lugar de decir cómo hay que hacerlo o sobre qué.</p>
<h2>Aprender a buscar: a la verdad por las preguntas</h2>
<p>Desde que somos conscientes de las posibilidades de la tecnología conversacional de ChatGPT para crear contenidos agregados, en la universidad se han sucedido las reuniones para decidir <a href="https://theconversation.com/que-hacemos-con-chatgpt-en-el-aula-prohibir-contrarrestar-o-incorporarlo-criticamente-197918">qué hacer con este invento</a>: apocalipsis o <a href="https://theconversation.com/como-evaluar-a-los-estudiantes-en-tiempos-de-chatgpt-206371">integración</a>. </p>
<p>También se han programado con una velocidad inusitada las formaciones para aprender a utilizar el sistema en las asignaturas del próximo curso. De alguna manera, nos hemos sentido a partes iguales <a href="https://theconversation.com/sera-chatgpt-el-disruptor-que-necesita-el-mundo-academico-201057">desafiados y amenazados</a>. Hemos creado una tecnología para la comodidad y el entretenimiento en la que delegar parte de nuestro esfuerzo intelectual y ahora tenemos miedo de que los alumnos la utilicen.</p>
<p>Sin pecar de exceso de confianza, no debe preocuparnos demasiado que los estudiantes se sirvan de ChatGPT por una razón muy sencilla, y es que tienen dificultades para buscar porque tienen dificultades para preguntarse y, por ende, las tienen para identificar la verdad y el engaño. </p>
<p>La herramienta presenta defectos y devuelve resultados de dudosa fiabilidad si no se emplean las palabras adecuadas, es decir, si no sabemos formular preguntas de manera precisa. Pero ¿quién pregunta últimamente en el aula? El miedo al ridículo, la desidia, incluso la desconfianza en la autoridad académica, han mermado las inquietudes intelectuales de los alumnos; ya no se interrogan. </p>
<p>Entre los hallazgos de las <a href="https://scholar.google.es/citations?view_op=view_citation&hl=en&user=VIczZycAAAAJ&citation_for_view=VIczZycAAAAJ:vbGhcppDl1QC">investigaciones</a> que hemos desarrollado con universitarios, nos sorprendió que la autoría que respalda una información (un medio o un periodista), no fuera relevante para darle credibilidad. Si la juventud no cuestiona quién está detrás de los contenidos que consume, cómo va a cuestionar su veracidad.</p>
<p>Para alcanzar la verdad, para poder discernir si los contenidos que genera ChatGPT, por seguir con el ejemplo, o si las fuentes de las que bebe son de confianza, la universidad tiene que incentivar el interrogante, y para ello hay que recompensar a quien piensa. Igual que la mentira merma la seguridad y nos hace desconfiados e infelices, la verdad nos proporciona la libertad como premio. </p>
<p>Si queremos ser buenos profesores, como dicen Haidt y Lukianoff, debemos formar a los estudiantes para que quieran buscar la verdad más allá del aula. Volviendo a Unamuno:</p>
<blockquote>
<p>“Hagamos al hombre para la verdad y no la verdad para el hombre”.</p>
</blockquote>
<hr>
<p><em>Una <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/posverdad-en-la-universidad/">versión de este artículo</a> fue publicada originalmente en la revista <a href="https://telos.fundaciontelefonica.com/">Telos</a> de Fundación Telefónica.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213390/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paula Herrero Diz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una de las tareas fundamentales de la universidad es fomentar que los estudiantes aspiren a la precisión en el uso del lenguaje. La precisión es precisamente la que nos conduce a la verdad.Paula Herrero Diz, Profesora del Departamento de Comunicación y Educación en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad Loyola AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2061662023-09-12T18:24:01Z2023-09-12T18:24:01Z¿Ciberfeminidades subversivas o feminidades tradicionales?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/547234/original/file-20230908-28933-vuv5u4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C37%2C6210%2C4115&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/woman-sitting-cafe-viewing-someones-photo-1594149397">Kicking Studio / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Una mañana, mientras desayunaba y miraba las notificaciones de mi teléfono, me apareció un titular sobre la <em>influencer</em> Jessica Goicoechea. Parece que realizó una publicación con la que consiguió <a href="https://www.instagram.com/p/Csot6vPscJK/?hl=es">“incendiar las redes”</a>. Cuando entré en Instagram, en la fotografía aparecía desnuda y riendo en una pose desenfadada. Sabía que no era un robado, pero nos venden la espontaneidad. Esta es una característica que se repite en los contenidos subidos en las cuentas de las <em>instagrammers</em> de moda. Las imágenes se retocan manteniendo un equilibrio para que resulten casi casi naturales.</p>
<p>Las medidas del cuerpo tonificado de Goicoechea y su bronceado se ajustan perfectamente a los cánones de belleza. Según la publicación, se encontraba en Maldivas. Encontré también etiquetado un <em>resort</em> de lujo en la foto y, por supuesto, el enlace a Instagram de su marca de ropa. </p>
<p>Parece que se trataba de una estrategia de <em>marketing</em>. Jessica pretendía crear interés sobre su línea de ropa de baño que salía a la venta. Sin embargo, el producto no aparecía y se creaba interés a través de la exhibición de su cuerpo. Esta estrategia posiblemente busca poner en marcha lo que se ha denominado <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S027753951200129X"><em>lovemarks</em></a> –capacidad de una marca de atraer a un público objetivo–, estimulando el deseo por el producto y creando un enganche emocional entre los consumidores y las marcas. La idea sería “compra mi ropa”, pero dando un paso más: “Compra mi vida”.</p>
<p>Según el portal <a href="https://es--statista--com.ual.debiblio.com/estadisticas/875356/instagram-influencers-de-moda-mas-populares-en-el-mundo/">Statista</a>, entre las <em>influencers</em> con más seguidores en España se encuentran Paula Echevarría (@pau_eche), Aida Domenech (@dulceida), María Pombo (@mariapombo), Alexandra Pereira (@alexandrapereira), Paula Gonu (@paulagonu), Laura Escanes (@lauraescanes) Jessica Goicoechea (@goicoechea) y Rocío Osorno (@rocio0sorno). Solo con observar las fotos de perfil de estas mujeres ya podemos inferir unas características comunes. Tienen cuerpos normativos, que encajan en el ideal de belleza occidental, la mayoría heterosexuales, blancas, delgadas, atributos y genitalidad femeninos que resalten, sin discapacidad. Todas son jóvenes y son presentadas como mujeres de éxito, atractivas, ricas y felices.</p>
<h2>Diferencias entre ‘influencers’ mayores y más jóvenes</h2>
<p>Las mayores suelen ofrecer una imagen más sofisticada. Para ello, <a href="https://www.instagram.com/p/Cn_mmItrID3/?igshid=MTc4MmM1YmI2Ng%3D%3D">los fondos de las fotografías que suben están mucho más cuidados</a> y reflejan sus viajes a grandes ciudades o a destinos exóticos. Por ejemplo, Alexandra Pereira aparece en multitud de ubicaciones. <a href="https://www.instagram.com/p/CfZfgo3hj5K/?igshid=MTc4MmM1YmI2Ng%3D%3D">Sus poses son más estudiadas que las de las más jóvenes</a>, que aparecen como “espontáneas”. Así, en sus publicaciones Paula Gonu realiza gestos desenvueltos y en ocasiones aniñados, como morderse los labios, sacar o morderse la lengua, expresiones de sorpresa o lanzar besos.</p>
<p><div data-react-class="InstagramEmbed" data-react-props="{"url":"https://www.instagram.com/p/CwZk23Mr2UY/?img_index=1","accessToken":"127105130696839|b4b75090c9688d81dfd245afe6052f20"}"></div></p>
<p>En las publicaciones, sobre todo en las más jóvenes, <a href="https://www.instagram.com/p/CgkSDKLssqV/?igshid=MTc4MmM1YmI2Ng%3D%3D">aparece la fragmentación de los cuerpos</a>. Las bocas y los ojos entreabiertos son frecuentes en todas las edades. Aparecer casi desnuda y de espaldas, taparse la cara con el pelo o con un sombrero, creando un efecto despersonificador es otro recurso frecuente. </p>
<p>En múltiples ocasiones, las <em>influencers</em> cuelgan contenidos en los que muestran su embarazo, a su pareja o a sus hijas/os. Estas imágenes familiares son tan idílicas como los viajes o el resto de eventos de sus vidas. Se muestran niños o niñas guapísimos y dulces en su cotidianidad. Las fotografías en pareja manifiestan un amor mitificado, encontrándose elementos tradicionalmente relacionados con el romanticismo, como los besos en la playa, las miradas cómplices y mágicas, las velas y los ramos de flores. </p>
<p><div data-react-class="InstagramEmbed" data-react-props="{"url":"https://www.instagram.com/p/CwPpCA6MBlU/?img_index=1","accessToken":"127105130696839|b4b75090c9688d81dfd245afe6052f20"}"></div></p>
<p>Teniendo en cuenta estas cuestiones, hay posiciones que consideran que las instagramer representan modelos tradicionales de feminidad y reproducen estereotipos. Apoyándose en el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_mito_de_la_belleza">mito de la belleza</a> de Naomi Wolf (1990) y en <a href="https://undercover.hosting.nyu.edu/files/original/5c9de8d1db51cede1395f6d6fa480ca24e872b76.pdf">los trabajos</a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gloria_Steinem">Gloria Steinem</a>, infiltrada como conejita Playboy, tratarían de reflejar que utilizar la propia sexualidad supone también un alto precio. Es más, la feminidad hipersexual supondría una nueva domesticación, en tanto nos hemos transformado en la fantasía sexual masculina que beneficia al neoliberalismo.</p>
<h2>¿Están empoderadas?</h2>
<p>Otras posturas consideran que la profesión <em>influencer</em> puede ser empoderadora e incluso subversiva. Al realizar el paralelismo entre las <em>influencers</em> actuales y las denominadas <em>celebrities</em> o <a href="https://www.marie-claire.es/moda/49346.html">modelos que trabajaban a finales de los 90</a>, se observa que tanto unas como otras han conseguido una promoción social. </p>
<p>La cosmética y la publicidad son mercados que tradicionalmente han sido ocupados por mujeres, que se han beneficiado económicamente. Estas profesiones ofrecerían autonomía a mujeres que son responsables de su propia sexualidad, poniendo en valor su capacidad para explotar su belleza. </p>
<p>En suma, los argumentos y las lecturas sobre las imágenes y representaciones de las <em>influencers</em> en las plataformas digitales son diversas. ¿Ciberfeminidades subversivas o tradicionales? ¿Empoderamiento o sometimiento? Posiblemente ambas. Ahí reside su gran paradoja.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206166/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Cristina Cuenca Piqueras no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El eterno debate de los estereotipos de género en el espacio virtual no termina. Así son las contradicciones de género entre ‘influencers’ actuales y ‘celebrities’ de hace décadas.Cristina Cuenca Piqueras, Ayudante Doctora. Área de Sociología, Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2088202023-09-10T20:29:49Z2023-09-10T20:29:49ZPor qué la gente se aleja de las noticias y desconfía de la prensa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/546629/original/file-20230906-21-uys4sp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C163%2C5760%2C3664&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-stressed-handsome-businessman-working-desk-1071449225">Master1305 / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Si usted está leyendo estas líneas, es probable que se deba en parte a que le vamos a ahorrar un mal rato. Puede seguir adelante tranquilo, porque esto no va de escándalos, tragedias o desgracias.</p>
<p>El sesgo pesimista y escandaloso de algunos medios de comunicación está alejando a las personas, sobre todo a las más jóvenes. Es un fenómeno que se replica en varios países y que es conocido como <em>news avoidance</em> (evitación de las noticias). Una reacción a la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sobrecarga_informativa">“infoxicación”</a>.</p>
<p>Estudios como el del <a href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/sites/default/files/2023-06/Digital_News_Report_2023.pdf"><em>Digital News Report</em> del Reuters Institute</a> han detectado en el último lustro un incremento en el porcentaje de quienes evitan el consumo de noticias porque les generan emociones negativas que impactan en su estabilidad emocional. Incluso describen la naturaleza de las noticias como “deprimente o abrumadora”. </p>
<p>El informe del Reuters Institute se basa en una encuesta aplicada a 93 000 personas de 46 países, incluidos España, Argentina, México, Chile y Colombia. El informe revela un incremento en el porcentaje de quienes evitan las noticias. Del 27 % de 2017 al 38 % en 2022, es decir, cuatro de cada diez personas. Aunque hubo países donde los porcentajes son aún más altos, como España, con el 33 %, o Brasil, con el 54 %.</p>
<p><a href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/sites/default/files/2023-06/Digital_News_Report_2023.pdf">En el informe 2023</a>, el promedio de quienes evitan las noticias con sesgo violento ya es del 55 %. Las describen como información que “satura, agota y provoca malestar emocional”. </p>
<p>Según el mismo informe, los países con un mayor declive en el interés por el consumo de noticias durante el período de 2017 a 2023, son Argentina (bajó del 77 % al 43 %), Francia (del 59 % al 36%), España (del 85 % al 51 %), Estados Unidos (del 67 % al 49 %) y Reino Unido (del 70 % al 53 %).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=165&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=165&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=165&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=208&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=208&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/546720/original/file-20230906-24-afxhtp.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=208&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Países en Declive en el Consumo de Noticias.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/sites/default/files/2023-06/Digital_News_Report_2023.pdf">Digital News Report 2023 del Reuters Institute, página 21</a></span>
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<p>El informe de este año diferencia por primera vez las motivaciones de la evitación: “Este grupo se divide entre aquellos que intentan evitar periódicamente todas las fuentes de noticias y aquellos que intentan restringir específicamente su uso de noticias en momentos particulares o para ciertos temas”, <a href="https://www.reuters.com/business/media-telecom/more-people-are-avoiding-news-trusting-it-less-report-says-2022-06-14/">describe Nic Newman</a>, coordinador de este reporte de 2023. Por ejemplo, los temas que la gente evita en mayor medida son los referidos a conflictos bélicos (en específico el que se padece en Ucrania), política o crimen organizado (<a href="https://theconversation.com/lagos-de-moreno-ante-la-violencia-y-las-desapariciones-la-juventud-mexicana-pide-paz-y-justicia-212127">historias frecuentes en México ante el incremento de desapariciones y ejecuciones cada vez más violentas</a>).</p>
<p>Las audiencias desean librarse de la “infoxicación”. Erika Villavivencio Ayub, profesora de la la Facultad de Psicología de la UNAM, la define como “<a href="https://www.fundacionunam.org.mx/unam-al-dia/sabes-lo-que-significa-la-infoxicacion-sus-consecuencias-y-como-prevenirlas/">el exceso de información; siempre conectados, recibiendo centenares de noticias cada día</a>”</p>
<p>En México, de acuerdo con el INEGI –el instituto nacional dedicado a la estadística–, en 2016 <a href="https://www.nexos.com.mx/?p=70934">el 58 % de los internautas leía periódicos en línea, pero en 2022 ya solo lo hacía el 34 % </a> y la lectura de revistas también cayó en el mismo lapso, de 51,4 % a 34,9 %. </p>
<h2>Desánimo y desconfianza</h2>
<p>La evitación de las noticias <a href="https://economicon.mx/2022/06/15/las-noticias-me-deprimen-los-10-hallazgos-del-digital-news-report-2022-del-reuters-institute/">se ha elevado particularmente entre los jóvenes. En el segmento de 18 a 24 años, es del 40 por ciento; en el de 25 a 34 años, alcanza el 42 por ciento y en el de más de 35 años, es del 36 %</a>, pues no se sienten identificados, ni representados por las noticias de los medios tradicionales.</p>
<iframe title="Porcentaje que a veces o a menudo evita las noticias, según edad (2017-2022)" aria-label="Interactive line chart" id="datawrapper-chart-Y5eJ1" src="https://datawrapper.dwcdn.net/Y5eJ1/1/" scrolling="no" frameborder="0" style="width: 0; min-width: 100% !important; border: none;" height="500" width="100%"></iframe>
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<p>Este fenómeno se entreteje con el incremento del recelo hacia las noticias. En el informe 2023 del mismo instituto, <a href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/es/digital-news-report/2023/mexico">apenas el 36 % dijo confiar en los medios de comunicación.</a></p>
<p>A esto se suma que los medios y formatos tradicionales, como los noticieros televisivos o periódicos impresos, se han vuelto sinónimo de tedio. Mientras que en 2017 el 51 % de los encuestado en el <em>Digital News Report</em> dijeron consumir periódicos, en 2023 ya nada más representan el 20 %.</p>
<p>Los consumidores prefieren contenidos breves, ágiles y con un tono de cercanía y jocosidad, con los llamados <em>influencers</em>, en redes sociales como TikTok o Instagram. Aunque hay que decir que por la naturaleza de sus contenidos más desinhibidos, los <em>influencers</em> no siempre se apegan a los valores de calidad y rigor, propios de la profesión periodística.</p>
<p>La desconfianza hacia las empresas periodísticas no solo se debe a sus enfoques alarmistas, sino también a la sospecha de que esos consorcios obedecen a intereses de grupos de poder, <a href="https://idus.us.es/handle/11441/31087">lo cual ha sido cierto en algunos casos latinoamericanos, específicamente en México</a>. </p>
<p>Este declive de la conexión y los bajos niveles de confianza incide en la forma de consumir información y de relacionarse con ella. Y, en última instancia, en la cada vez más incierta cuenta de resultados de los medios tradicionales. </p>
<p>Además propicia la desinformación en diversas modalidades. Por eso es común encontrar noticias falsas <a href="https://fundaciongabo.org/es/etica-periodistica/blogs/esto-no-lo-veras-en-los-medios-de-comunicacion">que se anuncian con frases al estilo de: “lo que nunca verás en la prensa” o “lo que los medios te van a ocultar”.
</a></p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=343&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=343&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=343&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=431&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=431&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/546633/original/file-20230906-27-3oqcie.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=431&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Razones principales por las que los jóvenes se alejan de las noticias.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Julio Alejandro Ríos a partir de datos del Digital News Report 2022, Reuters Institute</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span>
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<h2>Periodismo de soluciones: un enfoque de esperanza</h2>
<p>Una de las alternativas para otorgarle enfoques más alentadores a los contenidos en la prensa, es el periodismo de soluciones. <a href="https://ijnet.org/es/story/%C2%BFqu%C3%A9-es-el-periodismo-de-soluciones-y-por-qu%C3%A9-deber%C3%ADa-importarte">De acuerdo con la Red de Periodismo de Soluciones (SJN, por sus siglas en inglés),</a> este “investiga y explica, de forma crítica y clara, los esfuerzos por resolver problemas ampliamente compartidos, en el que las respuestas a los problemas también son noticia”.</p>
<p>El periodismo de soluciones surge en Estados Unidos y se adopta en algunos países europeos, pero aún es incipiente en América Latina, <a href="https://laboratoriodeperiodismo.org/jonathan-gutierrez-sjn-el-periodismo-de-soluciones-puede-ayudar-mucho-para-superar-los-desafios-del-periodismo-contemporaneo/">de acuerdo con Jonathan Gutiérrez, coordinador para América Latina de la SJN</a>. Gutiérrez aclara que este tipo de periodismo también se debe realizar con “rigor, criterio y ética”.</p>
<p>“Una herencia de los medios tradicionales es el sensacionalismo catastrófico que no construye y causa pesimismo en las audiencias. Bien ejercido, el periodismo de soluciones puede aportar a la sociedad y reflejar el papel de la comunidad en la solución. Compromete a las audiencias y ofrece grandes beneficios”, consideró Iván Carrillo, comunicador especializado en periodismo de soluciones, durante <a href="https://www.udgvirtual.udg.mx/noticia/maestria-udgvirtual-reunio-expertos-en-seminario-internacional-periodismo">un panel en el Seminario Internacional de Periodismo de Investigación organizado por la Maestría en Periodismo Digital del Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara</a>. </p>
<p>En el mismo evento académico, Natalia Luján, creadora de contenido en Esto no es Radio, añadió que se debe colocar “a las audiencias en el centro, y mantener una fuerte conexión con ellas”, y de preferencia, cada medio debería contar con un editor de audiencias.</p>
<h2>Positividad y creatividad</h2>
<p>Con el panorama dantesco que pintan en ocasiones los medios, pareciera entendible que las personas se alejen de las noticias para ejercer su legítimo derecho a ser felices y a aprovechar su tiempo libre en un esparcimiento que les traiga dicha.</p>
<p>Por ello, entre la variedad de retos del periodismo en la era digital, uno de ellos consiste en encontrar ángulos positivos para sus contenidos, una premisa básica del periodismo de soluciones. Los mismos encuestados del <em>Digital News Report</em> 2023 prefieren estos enfoques y al 46 % le agrada el periodismo de soluciones.</p>
<p>Además del fondo, también la forma importa. Los periodistas y comunicadores debemos explorar formatos y narrativas más ágiles, creativas y atractivas, con la misma frescura que los <em>influencers</em>, pero al mismo tiempo, con los valores de rigor y calidad, propios del periodismo profesional.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208820/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Julio Alejandro Ríos Gutiérrez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un estudio con 96 000 encuestados en 46 países revela que cuatro de cada diez personas evitan las noticias. El periodismo de soluciones puede revertir esta desafección.Julio Alejandro Ríos Gutiérrez, Periodismo, Medios Digitales, Comunicación, Transparencia, Combate a la Corrupción y temas de actualidad., Universidad de GuadalajaraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.