tag:theconversation.com,2011:/us/topics/sexualidad-58189/articlessexualidad – The Conversation2024-02-21T12:20:50Ztag:theconversation.com,2011:article/2219352024-02-21T12:20:50Z2024-02-21T12:20:50ZMenopausia: hábitos y tratamientos para potenciar la sexualidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/577180/original/file-20240221-30-qz29oz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=334%2C127%2C7356%2C4688&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/image-beautiful-senior-woman-posing-on-2294923599">oneinchpunch/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Al hablar de menopausia, lo primero que se nos viene a la cabeza es el declive sexual. Pero este proceso por el que pasan todas las mujeres no debería interpretarse así, sino como una nueva etapa por descubrir, un tiempo de transición y de autocuidado. Eso no implica que no sea interesante contar con tratamientos para mantener la función sexual, como veremos a continuación.</p>
<h2>Una pausa en el camino</h2>
<p>La menopausia, el cese del sangrado de menstruación durante un período continuo de al menos doce meses, se origina por la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1521690X23001318?via%3Dihub">reducción de hormonas ováricas</a>, en particular de estrógeno y progesterona. En ocasiones, también la puede desencadenar precozmente algún procedimiento médico, como la extirpación quirúrgica de los ovarios o la radioterapia dirigida a la región pélvica.</p>
<p>El cambio hormonal provoca modificaciones no solo en la anatomía genital, sino también a nivel mental y emocional. En los genitales, es evidente la pérdida de elasticidad y la sequedad vaginal debido a la reducción del flujo sanguíneo. Las mujeres pueden observarse estos cambios con ayuda de un espejo.</p>
<p>También hay modificaciones no detectables a simple vista. La microbiota de la vagina, formada por microorganismos que protegen de infecciones, disminuye y altera el ph vaginal, que es la principal causa de candidiasis (infección por hongos) repetitiva.</p>
<p>El deseo o libido también se ve afectado, probablemente por las dificultades en la penetración. Síntomas como la sequedad, la irritación o el ardor forman un círculo vicioso de dolor.</p>
<p>Al conjunto de estos cambios y molestias genitales, junto con las alteraciones miccionales, se les denomina <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13697137.2017.1421921">“síndrome genitourinario de la menopausia”</a>, y deterioran considerablemente la calidad de vida de las mujeres afectadas.</p>
<h2>Entonces, ¿la vida sexual tiene fecha de caducidad?</h2>
<p>¡Claro que no! El mayor problema es la ausencia de tratamientos, que requieren conocer los síntomas y las repercusiones en la calidad de vida de las afectadas. Hasta el presente año, los profesionales no disponían de un cuestionario de evaluación de los síntomas vaginales que provocan alteraciones sexuales.</p>
<p>Con el fin de paliar este problema, profesoras de la <a href="https://www.uclm.es/toledo/fafeto">Facultad de Fisioterapia y Enfermería de la UCLM</a> hemos diseñado un <a href="https://domolasrastras.cl/Cuestionario.jpeg">instrumento de evaluación</a> para medir las alteraciones en la penetración vaginal. El objetivo es que los sanitarios puedan valorar y hacer tratamientos específicos para cada mujer en particular.</p>
<h2>Una vez detectado el problema ¿qué hacemos?</h2>
<p>Comencemos por algunos hábitos sencillos que pueden ayudar a dar la vuelta a los síntomas: </p>
<ul>
<li><p><strong>Cuidar la higiene íntima</strong>. Es vital. La zona perineal se debe lavar solo con agua o utilizando algún jabón íntimo con ph ácido. Este tipo de productos contienen el mismo ph que debería tener la vulva, factor que evita el aumento de la sequedad y el prurito o la picazón. En cualquier caso, hay que descartar el jabón de higiene corporal.</p></li>
<li><p><strong>Vestir con comodidad.</strong> La ropa interior de algodón permite que no se acumule la humedad en la vulva y favorece la estabilidad de la microbiota.</p></li>
<li><p><strong>Usar lubricante vaginal.</strong> <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13697137.2017.1421921">Su principal función</a> es disminuir la fricción poducida por la sequedad vaginal, lo que puede aliviar el dolor y la irritación. El ph del lubricante siempre debe estar entre 3,8 y 4,5, y la osmolaridad (concentración de partículas disueltas en la solución), por debajo de los 370 mOsm/kg.</p></li>
</ul>
<h2>Dos terapias innovadoras</h2>
<p>También existen tratamientos no invasivos que están demostrando cambios efectivos y a largo plazo en la salud sexual de las mujeres con menopausia. Destacan dos de ellos:</p>
<ul>
<li><p><strong>Láser de CO₂ vaginal</strong>. <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/lsm.23211">Se ha revelado</a> como una opción revolucionaria. Sus resultados se deben a la microablación, procedimiento médico que destruye de forma controlada el tejido de las paredes vaginales. Esta técnica estimula la producción de colágeno y ayuda a la regeneración del tejido, provocando un auténtico “efecto antienvejecimiento” en la vagina </p>
<p><a href="https://obgyn.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/1471-0528.17335">Estudios recientes</a> han demostrado que el láser puede restaurar el epitelio vaginal, y también se han observado mejoras en la flora vaginal, lo que favorece la reducción de la sequedad. Existe una limitación: de momento, su elevado coste impide que sea accesible para todas las mujeres.</p></li>
<li><p><strong><a href="https://journals.lww.com/intjrehabilres/abstract/2020/12000/capacitive_and_resistive_electric_transfer_therapy.2.aspx">Radiofrecuencia no ablativa</a></strong>. Es administrada con un dispositivo que emite ondas electromagnéticas que generan calor. Cuando la temperatura alcanza los 40 °C-41 ºC, se activan unas células llamadas fibroblastos para producir más colágeno.</p>
<p>Esta técnica es menos invasiva que el láser de CO₂ vaginal. Actualmente <a href="https://domolasrastras.cl/imagen.jpeg">se están estudiando</a> los prometedores resultados de este tratamiento, administrado por fisioterapeutas especializados en salud pélvica.</p></li>
</ul>
<h2>Para no olvidar</h2>
<p>Recordémoslo: la menopausia no es sinónimo de declive en la vida sexual. Conocer los síntomas para diseñar tratamientos específicos es la clave que nos permiten potenciarla. En cualquier caso, esta etapa de la vida femenina ofrece la oportunidad de explorar nuevas formas de autocuidado y función sexual.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221935/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El sexo no tiene fecha de caducidad. Diversos hábitos y tratamientos eficaces pueden ayudar a que las mujeres vivan en plenitud el proceso natural de la menopausia.Claudia Andrea Quezada Bascuñán, Doctoranda, Universidad de Castilla-La ManchaAsunción Ferri Morales, Universidad de Castilla-La ManchaCristina Lirio Romero, Fisioterapeuta. Neurorrehabilitación, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2177622024-02-13T15:35:15Z2024-02-13T15:35:15ZEl orgasmo: una sinfonía cerebral perfectamente orquestada<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574945/original/file-20240212-24-5rben.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=48%2C26%2C3546%2C2667&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/blend-female-portrait-vivid-colors-on-514475704">agsandrew / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>“Tomaré lo mismo que ella”, le dice Estelle Reiner al camarero mientras señala a Meg Ryan, que acaba de fingir un orgasmo en el restaurante donde ambas se encuentran. Esta <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Eg7ScERP8jc">famosa escena</a> de <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film540481.html"><em>Cuando Harry encontró a Sally</em></a> (1989) es, sin duda, el orgasmo más conocido de la historia del cine.</p>
<p>Orgasmo. Hemos oído, leído o pronunciado esta palabra en numerosas ocasiones sin, seguramente, pararnos a pensar qué significa. Su origen está en el término griego <em>orgasmos</em>, que a su vez deriva de <em>orgé</em> (“temperamento”, “ira”, “furia”), y del sufijo <em>-asmos</em>, que da idea de “resultado abrupto”, “golpe”. Un orgasmo es la culminación intensa y placentera de la excitación sexual que se caracteriza por contracciones rítmicas de los músculos del suelo pélvico, acompañadas de intenso placer y seguido de una sensación de relajación y satisfacción.</p>
<h2>A la batuta, el sistema nervioso</h2>
<p>Pero ¿y si definimos orgasmo de manera más técnica? Entonces diríamos algo así como que es la intensidad máxima de excitación generada por la estimulación aferente y reaferente de receptores sensoriales viscerales y/o somáticos activados exógena y/o endógenamente, asociados a la aparición de procesos cognitivos de orden superior, seguido por una liberación y resolución (disminución) de la excitación.</p>
<p>Parece un galimatías, pero probablemente nos acerque más al verdadero artífice de esa sinfonía de actividad neuronal: el sistema nervioso. El orgasmo es un evento complejo que involucra una interacción sinérgica entre el cuerpo y la mente. Y qué mejor director de orquesta para interpretarla que nuestro sistema nervioso. </p>
<p>No en vano, los estudios al respecto mediante <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22465619/">resonancia magnética funcional</a> muestran que para alcanzar un orgasmo es necesaria la activación de múltiples estructuras nerviosas, lo que produce una <em>tormenta simpática hiperactiva</em>. Es decir, un estado en el que el sistema nervioso simpático –el que controla las acciones involuntarias del cuerpo como la respiración o los latidos del corazón– muestra una actividad excesiva. Este frenesí provoca cambios fisiológicos en el organismo como un aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial o la respiración (que se vuelve mas rápida y profunda). </p>
<h2>Así suena la orquesta del cerebro</h2>
<p>Pero la sinfonía no termina aquí. Además de esta respuesta periférica, hay una activación central que involucra a múltiples regiones cerebrales. Es hora de conocer a sus protagonistas.</p>
<ul>
<li><p>La <strong>corteza sensorial</strong> es la responsable de procesar la información táctil y sensorial, como por ejemplo la estimulación del <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21797981/">clítoris, el cérvix o la vagina</a>. Durante el orgasmo, esta región cerebral se activa, respondiendo a la estimulación placentera que recibe.</p></li>
<li><p>Las contracciones rítmicas que caracterizan al orgasmo son el resultado de la activación de la <strong>corteza motora</strong>, encargada de coordinar la respuesta muscular que acompaña al clímax sexual. Es como si el cerebro dirigiera una sucesión de movimientos que terminan en un <em>crescendo</em> de placer. </p></li>
<li><p>Los estudios científicos han demostrado que la <strong>corteza visual</strong> también se enciende durante el orgasmo, lo cual sugiere que durante el clímax se presta una mayor atención a las superficies corporales estimuladas y a la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/14534252/">imaginería visual</a>. </p></li>
<li><p>Aunque en una orquesta todos los instrumentos son importantes, la verdadera estrella cerebral de esta pieza es el <strong>sistema límbico</strong>, centro de las emociones y de la recompensa. Es aquí donde se desata toda la musicalidad del apogeo sexual. Una de las principales estructuras límbicas implicadas es el <strong><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22465619/">hipotálamo</a></strong>, que coordina la liberación de hormonas sexuales y neurotransmisores fundamentales para el proceso de excitación sexual y el desarrollo del orgasmo. </p></li>
<li><p>Siguiendo con el compás, la <strong>amígdala</strong> emerge como una protagonista destacada. Esta estructura cerebral está especializada en el procesamiento de emociones, incluyendo aquellas asociadas con la sexualidad, como la excitación y el placer. Durante el orgasmo, la amígdala experimenta un aumento en su actividad, lo que contribuye a intensificar nuestra respuesta emocional y la sensación de placer.</p></li>
<li><p>El <strong>hipocampo</strong>, conocido por su papel en la memoria y el aprendizaje, también tiene su lugar en esta orquesta neuronal. Se encarga de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22353205/">codificar y consolidar</a> las experiencias sexuales placenteras. Esto significa que el sistema límbico puede influir en cómo recordamos y procesamos nuestras vivencias sexuales, incluidos los orgasmos. Tales procesos pueden condicionar nuestras <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22609047/">respuestas emocionales</a> y comportamientos futuros en el ámbito sexual.</p></li>
<li><p>Finalmente, otras estructuras cerebrales como el <strong>cerebelo</strong> y su proyección al <strong>tegmento pontino</strong> participan en los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19219848/">componentes cardiovasculares</a> y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17413656/">motores</a> del orgasmo. <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23981195/">Se ha demostrado</a> que la activación del área pontina ventrolateral de las mujeres produce las contracciones del suelo pélvico que son (al menos en parte) responsables del orgasmo físico. En los hombres, esta zona es la que genera las contracciones del suelo pélvico responsables de la eyaculación.</p></li>
</ul>
<h2>Aluvión de neurotransmisores</h2>
<p>En último término, la culpa de todo la tienen los neurotransmisores, esos mensajeros químicos que crean un torbellino de sensaciones placenteras que invaden el cerebro. Veamos qué papel desempeñan.</p>
<ul>
<li><p>La <a href="https://theconversation.com/dopamina-el-neurotransmisor-que-nos-da-la-felicidad-pero-tambien-nos-la-quita-180637">dopamina</a>, conocida como el neurotransmisor del placer y la felicidad, alcanza niveles máximos durante el orgasmo, generando una sensación de éxtasis y recompensa. </p></li>
<li><p>A menudo llamada la <a href="https://theconversation.com/las-flechas-de-cupido-cambian-de-direccion-el-amor-esta-en-el-cerebro-155228">“hormona del amor”</a>, la oxitocina también se libera en grandes cantidades, promoviendo el vínculo emocional y la intimidad entre los compañeros sexuales. Es como si el cerebro estuviera programado para fortalecer los lazos afectivos durante ese momento, fomentando una mayor conexión entre las parejas.</p></li>
<li><p>En el transcurso del orgasmo, el cerebro secreta además <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5005298/">serotonina</a>, una sustancia relacionada con la regulación del estado de ánimo y el bienestar emocional. Esto contribuye a generar una sensación de satisfacción y felicidad, lo cual nos lleva a entender que el orgasmo no es solo un evento físico, sino también mental. </p></li>
</ul>
<h2>Un saludable apagón</h2>
<p>En este contexto, la experiencia emocional y fenomenológica del orgasmo se ha vinculado con la desactivación de ciertas áreas del cerebro, como la corteza prefrontal, temporal y entorrinal. Se interpreta como un aumento en la percepción de la experiencia placentera y la sensación de saciedad que acompaña al clímax sensorial.</p>
<p>A la luz de todas las investigaciones, puede que no quede claro si es el cerebro quien controla el orgasmo o si ocurre al contrario. De hecho, algunos
<a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17156391/">estudios</a> demuestran que muchas áreas se desactivan en el momento mismo de la culminación sexual, sugiriendo que el cerebro prácticamente “se apaga”, con excepción del tronco cerebral –responsable de la actividad cardiovascular– y el cerebelo –encargado de los movimientos–. </p>
<p>Lo que sí está comprobado es que el orgasmo puede tener efectos <a href="https://theconversation.com/asi-nos-beneficia-practicar-sexo-con-frecuencia-205054">beneficiosos</a> para la salud: alivia el estrés, mejora el estado de ánimo y fortalece el sistema inmunitario. Además, la liberación de endorfinas y otras sustancias químicas puede tener propiedades analgésicas y antiinflamatorias, aliviando el dolor y promoviendo una sensación de bienestar general.</p>
<p>Después de leer este artículo, seguro que usted coincide con Estelle Reiner y también tomará lo mismo que Meg Ryan.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217762/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José A. Morales García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El éxtasis sensorial que caracteriza al orgasmo implica a una serie de zonas cerebrales que se activan o desactivan como si fueran los instrumentos de una orquesta.José A. Morales García, Investigador científico en enfermedades neurodegenerativas y Profesor de la Facultad de Medicina, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2050542024-02-06T15:27:02Z2024-02-06T15:27:02ZAsí nos beneficia practicar sexo con frecuencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/573764/original/file-20240206-26-wvuls8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=32%2C24%2C5414%2C3596&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/couples-hold-hands-together-bed-close-620022425">Stockshakir/Shuttterstock</a></span></figcaption></figure><p>El sexo es una experiencia placentera, tanto si se vive a solas como si se comparte con otra persona, en especial si esta nos atrae profundamente o si nos mantiene unidos un vínculo significativo. También se puede convertir en <a href="https://www.researchgate.net/publication/331219632_Couples'_Sexual_Communication_and_Dimensions_of_Sexual_Function_A_Meta-Analysis">una extraordinaria forma de comunicación</a>, mediante la que transmitir sentimientos complejos y afianzar la relación.</p>
<p>Como además se trata de una dimensión fundamental de la vida, se ha escrito mucho sobre cómo y cuándo sería mejor dedicarle tiempo. No obstante, lo realmente cierto es que no existen respuestas universales para esta cuestión: depende casi siempre de cada individuo, de la pareja y del contexto. La única verdad es que requiere consenso entre las partes, que deben sentirse <a href="https://www.uwlax.edu/globalassets/offices-services/urc/jur-online/pdf/2010/lewandowski-schrage.psy.pdf">cómodas y satisfechas en sus mutuas expectativas</a>.</p>
<p>Sobre lo que sí existe mucha evidencia es sobre los beneficios <a href="https://www.researchgate.net/publication/354848549_The_Health_Benefits_of_Sexual_Expression">físicos</a> y <a href="https://www.researchgate.net/publication/347379293_Benefits_of_Sexual_Activity_on_Psychological_Relational_and_Sexual_Health_During_the_COVID-19_Breakout">psicológicos</a> que reporta el sexo. Respetando que cada persona es única en sus necesidades y en sus valores, a continuación detallaremos qué puede aportarnos cuando se practica con la frecuencia que consideramos deseable.</p>
<h2>Mejora el estado de ánimo</h2>
<p>Al <a href="https://www.researchgate.net/publication/328418584_Endorphins_oxytocin_sexuality_and_romantic_relationships_An_understudied_area">practicar sexo el cerebro produce endorfinas</a>; unas sustancias que generan excitación, satisfacción y bienestar. También están implicadas en la euforia y en la calma que precede y que sucede al orgasmo, respectivamente. Así pues, quedan imbricadas en la respuesta de recompensa que experimentamos al sentir diferentes formas de placer.</p>
<p>Pese a que nos hace sentir bien, no puede decirse que el sexo sirva como tratamiento antidepresivo. Puede <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0022399923003914">proporcionarnos momentos positivos</a> que se sumen a otros para potenciar emociones agradables, pero los trastornos anímicos requieren enfoques terapéuticos mucho más complejos y a menudo multidisciplinares.</p>
<p>Por último, debemos tener en cuenta que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0022399923003914">el sexo facilita la conciliación del sueño</a>, lo que redunda positivamente en el insomnio que con enorme frecuencia acompaña a los problemas de salud mental.</p>
<h2>Amortigua el estrés</h2>
<p>La experiencia subjetiva de estrés desadaptativo (o distrés) surge al sentirnos desbordados por las exigencias del entorno y perturba tanto el estado de ánimo como el deseo sexual. <a href="https://www.ijmrhs.com/medical-research/to-investigate-the-relationship-between-stress-anxiety-and-depression-withsexual-function-and-its-domains-in-women-of-re.pdf">Cuando convivimos largamente con situaciones que nos abruman, la frecuencia con la que deseamos practicar sexo decae</a>, lo que puede traducirse a veces en una menor satisfacción con la pareja.</p>
<p>Esto puede deberse a los <a href="https://www.researchgate.net/publication/5227358_Cortisol_Sexual_Arousal_and_Affect_in_Response_to_Sexual_Stimuli">niveles de cortisol</a>, una hormona necesaria para afrontar las demandas ambientales, pero perjudicial cuando su concentración en el organismo se eleva mucho o durante demasiado tiempo. En este sentido, <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnbeh.2020.552567/full">el sexo puede ayudarnos a reducir el estrés asociado a la sobrecarga cotidiana</a>, aunque paradójicamente también el propio estrés reduzca el deseo.</p>
<p>Un dato curioso al respecto es que <a href="https://www.researchgate.net/publication/231537786_Sexual_healing_Daily_diary_evidence_that_sex_relieves_stress_for_men_and_women_in_satisfying_relationships">las parejas más satisfechas tienden a buscar relaciones sexuales en los días posteriores a una jornada estresante</a>. Además, también son las que se benefician en mayor medida de sus efectos positivos.</p>
<h2>Potencia el sistema inmune</h2>
<p>La práctica regular de actividad sexual <a href="https://www.researchgate.net/publication/303693019_Sexual_activity_influences_healthy_women's_immune_function">potencia nuestras defensas fisiológicas ante virus, bacterias y otros patógenos</a>. Incluso existen estudios que sugieren que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8446874/">mantener relaciones íntimas tres veces al mes puede protegernos del coronavirus</a>. El hallazgo se extiende, por supuesto, a otras patologías infecciosas.</p>
<p>Este beneficio sobre el sistema inmune es independiente de la edad y de las prácticas sexuales concretas, por lo que cualquiera puede alcanzarlo en distintos momentos de su vida. En definitiva: la evidencia sugiere que a medida que incrementamos la frecuencia de relaciones sexuales nuestro sistema inmune deviene más competente contra las amenazas.</p>
<h2>Reduce la tensión arterial y el dolor</h2>
<p>La actividad sexual promueve la salud cardiovascular. Sabemos que los juegos eróticos en pareja incrementan la presión sistólica y diastólica, <a href="https://www.researchgate.net/publication/51410438_Change_of_blood_pressure_and_heart_rate_during_sexual_activity_in_healthy_adults">con un repunte durante el orgasmo que se atenúa justo al extinguirse</a>. En las personas jóvenes <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3812004/">un solo encuentro sexual se traduce en casi seis equivalentes metabólicos</a> (esto es, un consumo energético seis veces superior al que se habría tenido en reposo).</p>
<p>Otro estudio reciente sugiere que el mantenimiento de la actividad sexual durante la vejez <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5052677/">reduce la probabilidad de problemas cardiovasculares al incidir positivamente en los factores de riesgo conocidos</a>. También puede contribuir a aliviar el dolor en patologías que cursan con él, habiendo <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9534408/">muchos datos sobre este extremo especialmente en población femenina</a>.</p>
<h2>Fortalece la relación y la conexión emocional</h2>
<p>El sexo es importante para construir y para mantener el vínculo con la pareja, pues se trata de un espacio propicio para compartir experiencias gratificantes. Esto se vincula con la <a href="https://www.researchgate.net/publication/355038997_Oxytocin_Vasopressin_and_Sexual_Activity">producción de oxitocina</a>, una hormona que <a href="https://www.psychologie.uni-freiburg.de/abteilungen/psychobio/neuePublikationen/schiller23-pnec.pdf">contribuye al afianzamiento de todo tipo de relaciones</a> (incluso la de madre e hijo durante el amamantamiento).</p>
<p>La oxitocina ayuda a <a href="https://www.researchgate.net/publication/43534798_Oxytocin_and_Human_Social_Behavior">regular los comportamientos sociales y emocionales</a>, por lo que es clave para el bienestar. También <a href="https://kuscholarworks.ku.edu/bitstream/handle/1808/32262/Smith_et_al_2021.pdf?sequence=1&isAllowed=y">modula las respuestas de miedo, de ansiedad y de estrés</a>; floreciendo especialmente en momentos íntimos como los abrazos, las caricias o los besos.</p>
<p>Esta realidad subraya la importancia de que el sexo no se limite a la genitalidad, sino que contemple otras formas de interacción más sutiles. Aunque el orgasmo es el punto álgido la respuesta sexual, nuestras relaciones íntimas no deben orbitar a su alrededor ni entenderse como incompletas si no se alcanza.</p>
<p>En definitiva, el sexo reporta múltiples beneficios. Lo prioritario será siempre que se ajuste a las necesidades de las personas implicadas, de manera que brinde momentos agradables y distendidos. Ejercer presión sobre su intensidad o su frecuencia suele ser contraproducente. Conocer y respetar nuestras mutuas necesidades será la clave.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/205054/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Joaquín Mateu Mollá no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La actividad sexual frecuente promueve la salud cardiovascular, potencia las defensas frente a virus y bacterias, amortigua el estrés y reduce el insomnio, entre otros beneficios.Joaquín Mateu Mollá, Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de ValenciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2203472024-01-25T18:03:32Z2024-01-25T18:03:32ZLa conducta sexual compulsiva, una consecuencia invisibilizada de las agresiones sexuales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/570888/original/file-20240123-19-vw5448.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=90%2C0%2C5406%2C3653&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/woman-depressing-bed-631654421">elena_prosvirova / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>Conocí a un chico una noche de fiesta cuando tenía 16 años. Nos fuimos a mi casa y, aunque le dije que parase en varias ocasiones, me forzó a mantener relaciones sexuales. Me quedé paralizada. A partir de ese momento empecé a salir más de fiesta y a tener relaciones sexuales con chicos que ni si quiera me gustaban. No entendía por qué lo hacía: me sentía culpable, sucia y decepcionada conmigo misma. Si lo normal sería que no quisiera que me tocase nadie después de algo así, ¿por qué hago todo lo contrario? </p>
</blockquote>
<p><strong>Testimonio de Rocío, 19 años.</strong> </p>
<p>Las agresiones sexuales sobrepasan la capacidad de afrontamiento y producen en las víctimas un fuerte impacto negativo a nivel emocional. Suponen un ataque directo al sentimiento de seguridad. Históricamente, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35147019/">las mujeres han sido las principales víctimas</a> de este tipo de violencia, como consecuencia de las dinámicas de poder y la desigualdad de género. </p>
<h2>Devastación emocional</h2>
<p><a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1939-0025.1985.tb02703.x">Estas experiencias pueden modificar nuestra forma de sentir, comportarnos y relacionarnos con los demás</a> en el futuro. Los estudios realizados hasta la fecha se han centrado en las secuelas que sufren los menores de edad agredidos por adultos, mientras que <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1989-38092009000200006&script=sci_arttext&tlng=pt">los casos entre iguales están menos visibilizados</a>. Y más aún si se producen en el marco de una relación de pareja. </p>
<p>A pesar de esto, varios estudios han revelado que <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(02)11133-0/fulltext?cc=y%3D">una tercera parte de las adolescentes de todo el mundo se inician en la vida sexual con una relación forzada</a>. Debido a que esa iniciación es cada vez más precoz, podría aumentar de manera alarmante la prevalencia de las agresiones entre los jóvenes y adolescentes. </p>
<p>En cuanto a las <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s13178-023-00919-8">principales consecuencias psicológicas</a>, nos encontramos con depresión, ansiedad, trastorno por estrés postraumático, trastornos de la conducta alimentaria, autolesiones, disociación, fobias e hipersexualidad. De esta última, menos difundida, nos ocuparemos con detalle más adelante. </p>
<p>Tales <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33423277/">alteraciones</a> pueden manifestarse de forma inmediata tras la agresión o varios años después, interfiriendo gravemente en la vida de las víctimas. En ocasiones, un suceso, situación u olor que recuerden la vivencia pueden desencadenar los síntomas. </p>
<h2>La necesidad de ponerle nombre</h2>
<p>Es frecuente que la persona oculte la agresión por miedo a que la culpen (“podrías haberlo evitado”) y a la <a href="https://www.sexpol.net/wp-content/uploads/2023/11/Sexpol150.pdf">estigmatización social</a>, así como por sus propios <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27803311/">sentimientos de vergüenza y culpabilidad</a>. </p>
<p>Todo esto, junto a la incomprensión de lo que ha pasado, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25561088/">dificulta que las víctimas se atrevan a identificarlo como una agresión sexual</a> –sobre todo, si viene por parte de la pareja–, lo que suele agravar los síntomas. Se ha comprobado que <a href="https://www.aepsis.com/congreso-internacional-trauma-psicologico/">ponerle nombre</a> es necesario para transitar el trauma y poder vivir con ello.</p>
<p>Es importante señalar que entre las posibles reacciones ante una amenaza –ataque, huida o inacción–, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37555259/">la parálisis suele ser la más frecuente en las agresiones sexuales</a>. El miedo intenso produce inmovilidad e, incluso, incapacidad para vocalizar, lo que dificulta la defensa o resistencia de la víctima. Esto podría generar una <a href="https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&ved=2ahUKEwjisNygx9eDAxWjU6QEHZyuABIQFnoECA4QAQ&url=https%3A%2F%2Fwww.uv.es%2Fcrim%2Fcas%2FSecuelas.Psiquicas.pdf&usg=AOvVaw3WGNfL1N7onjAYXcDE85ZL&opi=89978449">sensación de indefensión</a> ante las futuras amenazas y se ha vinculado con una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37555259/">mayor probabilidad de sufrir un trastorno de estrés postraumático en el futuro</a>. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/por-que-estan-aumentando-las-infecciones-de-transmision-sexual-entre-jovenes-y-adolescentes-208239">¿Por qué están aumentando las infecciones de transmisión sexual entre jóvenes y adolescentes?</a>
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<p>Además, es frecuente que a la víctima le cueste recordar lo que ha sucedido y que experimente una sensación de irrealidad, debido a que el miedo bloquea el sistema de procesamiento de la información. <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22303766/">Nuestro cerebro almacena lo que nos pasa en la memoria</a>, pero esta podría producir una especie de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29663846/">amnesia</a> ante las situaciones traumáticas, con el fin de protegernos. </p>
<p>Sin embargo, a veces es posible revivir lo sucedido en forma de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30183383/"><em>flashbacks</em></a> a lo largo de nuestro día a día o durante las relaciones sexuales normales. Parece que así el cerebro trata de comprender y de integrar lo que ha sucedido. </p>
<h2>El desenfreno como mecanismo de defensa</h2>
<p>Y como decíamos más arriba, este tipo de agresiones también pueden desencadenar una conducta sexual compulsiva. De hecho, los estudios sugieren que nos enfrentamos a uno de los efectos más comunes y duraderos, aunque <a href="https://revmedmilitar.sld.cu/index.php/mil/article/view/2413">también se encuentra entre los menos conocidos y visibles</a>. Socialmente se ha transmitido que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911116301005">la consecuencia lógica es experimentar una aversión al sexo o no practicarlo</a> tras el trauma vivido. </p>
<p><a href="https://rua.ua.es/dspace/handle/10045/57473">Ese aumento en la búsqueda de relaciones sexuales</a>, tanto en frecuencia como intensidad, a menudo se acompaña de un sentimiento de culpa e incomprensión. Es importante darlo a conocer, ya que cuando la conducta comienza a tener un sentido, el nivel de angustia y culpabilidad parecen reducirse. </p>
<p>Son varias las razones que se han dado para esclarecer este comportamiento. En primer lugar, algunos autores han relacionado este tipo de experiencias traumáticas <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10720160802708966">con alteraciones en el córtex prefrontal</a>, área cerebral vinculada a la toma de decisiones, el control de impulsos y la regulación del estado de ánimo. </p>
<p>Al margen de las explicaciones neurobiológicas, podría tratarse de un intento por eliminar el trauma o rehacerlo de una manera diferente. Esto es, la víctima intentaría así buscar normalidad en la vida sexual y comprobar que sigue intacta su capacidad de mantener relaciones como <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0272735897000512">medio para recuperar el control</a>. </p>
<p>Por otro lado, también cabría entender la hipersexualidad como una manera no funcional de <a href="https://revistas.ucc.edu.co/index.php/pe/article/view/423">evadir los problemas y aliviar el dolor</a>, ya que el trauma habría reducido la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37039922/">tolerancia al sufrimiento</a>. Esto podría favorecer la disociación del sexo del afecto, empleándose el primero como un <a href="https://www.researchgate.net/profile/Enrique-Echeburua/publication/279943506_Psychological_treatment_of_intrafamily_child_sexual_abuse_victims_An_integrative_approach/links/60b1fea292851cd0d980e2a5/Psychological-treatment-of-intrafamily-child-sexual-abuse-victims-An-integrative-approach.pdf?_sg%5B0%5D=started_experiment_milestone&origin=journalDetail&_rtd=e30%3D">instrumento</a>. </p>
<p>Además, la persona afectada <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s40429-020-00298-9">podría empezar a creer</a> que no es merecedora de recibir cariño. De ahí que estas vivencias se vinculen con las <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33403939/">conductas sexuales de riesgo</a> y la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28972456/">aceptación de parejas violentas</a>. </p>
<p>En definitiva, la conducta sexual compulsiva después de una agresión sexual es muy habitual a pesar de no ser tan visible como el rechazo a las relaciones sexuales. Además, tal y como hemos mencionado, cumple una función. Es importante buscar ayuda psicológica para poder abordarla a la mayor brevedad posible.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220347/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La hipersexualidad es una de las consecuencias más frecuentes y menos difundidas de las agresiones sexuales. Además, las personas afectadas por este comportamiento lo viven con un sentimiento de culpa e incomprensión.Janire Momeñe López, Doctora en Psicología, Universidad de DeustoAna Isabel Estévez Gutiérrez, Profesora titular e Investigadora en el Departamento de Psicología, Universidad de DeustoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2082392023-07-05T17:12:41Z2023-07-05T17:12:41Z¿Por qué están aumentando las infecciones de transmisión sexual entre jóvenes y adolescentes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/535490/original/file-20230704-19-kolvrh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C8099%2C5403&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-taking-sample-std-testing-woman-2116382486">New Africa / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Nos pueden sonar a enfermedades del pasado, pero la sífilis y la infección gonocócica (gonorrea) están muy de actualidad. Forman parte de las denominadas infecciones de transmisión sexual (ITS), y se han descrito más de veinte microorganismos, entre virus, bacterias y parásitos, que pueden producirlas.</p>
<p>Las cifras son preocupantes. <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/sexually-transmitted-infections-(stis)">Según la Organización Mundial de la Salud</a>, en 2020 se produjeron un total de 374 millones de nuevos casos de las llamadas ITS curables (sífilis, gonorrea, infección por <em>Chlamydia trachomatis</em> y tricomoniasis) entre la población mundial de 15 a 49 años. </p>
<p>La prevalencia de estas infecciones <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240027077">es elevada en el continente americano</a>. En 2019, su tasa de nuevos casos de sífilis era la segunda más alta a nivel mundial y se situaba <a href="https://www.paho.org/es/noticias/9-12-2019-ops-presenta-serie-hojas-informativas-sobre-sifilis">en la tercera posición en cuanto a los episodios de sífilis congénita</a>.</p>
<p>La importancia de las ITS radica en los síntomas que producen en el tracto genital (uretritis, cervicitis, vaginitis) y otras zonas (faringitis, proctitis o inflamación del recto), dependiendo de la práctica sexual. También pueden afectar a nivel general, como ocurre con la sífilis y la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). </p>
<p>Además, si las ITS no son diagnosticadas y tratadas de forma precoz, ocasionan complicaciones y secuelas, como infertilidad o dolor abdominal debido a una enfermedad inflamatoria pélvica.</p>
<h2>La población de entre 15 y 24 años, una de las más afectadas</h2>
<p><a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/archivos%20A-Z/SIFILIS/Vigilancia_ITS_1995_2021.pdf">Según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE)</a>, en 2021 se declararon en España más de 43 000 episodios de las ITS sometidas a vigilancia (sífilis, gonococia, infección por <em>Chlamydia trachomatis</em> y linfogranuloma venéreo). Además, <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/VIH/informes%20de%20vigilancia%20VIH%20y%20sida%20anteriores/Informe%20VIH_SIDA_2022_CCAA.pdf">se sumaron 2 786 nuevos diagnósticos de VIH</a>. </p>
<p>Los jóvenes de entre 15 y 24 suponen el 10 % de la población española, pero la incidencia de las ITS en esta franja de edad supera con creces esa representación. Así, el porcentaje de casos alcanzó el 39,1 % de todos los notificados de infección por <em>Chlamydia trachomatis</em>; el 23 % de los casos de gonococia; el 12% de los de sífilis e infección por VIH, respectivamente; y el 7,4 % de los de linfogranuloma.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=214&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/534992/original/file-20230630-17-rta9xm.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=269&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Porcentaje de casos de ITS entre jóvenes de 15 a 24 años notificados en España en 2021.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>En el periodo de 2016 a 2021 se observa un claro incremento en la incidencia de la infección por <em>Chlamydia trachomatis</em>, gonococia y sífilis. No ocurre lo mismo con la infección por el VIH, tanto entre adolescentes de 15 a 19 años como en jóvenes de 20 a 24 años. Todas las infecciones registraron un descenso en 2020, atribuible a la pandemia de covid-19.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=385&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/535010/original/file-20230630-23-kpnylj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=484&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Tasas por 100 000 habitantes de casos de ITS entre jóvenes de 15 a 24 años. España, 2016-2021.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un cóctel de factores</h2>
<p>¿A qué se debe ese llamativo aumento? Los adolescentes y jóvenes son un grupo especialmente vulnerable a las ITS <a href="https://www.sanidad.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/HBSC2018_ConductaSexual.pdf">por diferentes motivos</a>. El inicio temprano en la sexualidad, el uso inconsistente del preservativo, el hecho de tener múltiples parejas y las relaciones sexuales bajo el efecto del alcohol y drogas les pueden poner en riesgo. </p>
<p>Hoy, además, la tecnología facilita el contacto con un mayor número de parejas sexuales, a través de las redes sociales, y el acceso a la pornografía, <a href="https://www.siis.net/documentos/ficha/556358.pdf">lo que puede tener un impacto significativo en sus relaciones y en la forma en que las viven</a>.</p>
<p>Aunque cada vez existe más información y más accesible sobre salud sexual para jóvenes y adolescentes, <a href="https://www.revistamultidisciplinardelsida.com/factores-influyentes-y-conductas-de-riesgo-relacionadas-con-el-vih-en-jovenes-adolescentes/">algunos estudios indican</a> que muchos tienen ideas equivocadas sobre cómo se transmiten las ITS, cuáles son sus factores de riesgo o cómo prevenirlas.</p>
<p>Concretamente, el uso del preservativo ha disminuido en los últimos años entre los jóvenes, y muchos reconocen que no lo utilizan de manera adecuada en sus relaciones sexuales. Esto no solo aumenta las posibilidades de embarazos no deseados, sino también de la transmisión y adquisición de ITS. </p>
<p>Proporcionar información precisa sobre prevención, transmisión, síntomas y tratamiento de la ITS es prioritario, pero, además, <a href="https://www.injuve.es/sites/default/files/adjuntos/2020/01/revista_injuve_123.pdf">debe adecuarse a la edad y al contexto sociocultural, orientación sexual e identidad de género</a>.</p>
<h2>La necesidad de hacer controles</h2>
<p>Al ser la <a href="https://theconversation.com/cuando-empieza-y-termina-la-adolescencia-119553">adolescencia</a> una época de cambios, de exploración y de liberación del control de los padres o adultos, estos jóvenes se muestran reticentes a hablar sobre ciertos temas que pueden resultar incómodos tanto para ellos como para los adultos. </p>
<p>Hacer que no se sientan juzgados o estigmatizados es importante para fomentar la confianza, de manera que se creen entornos saludables para mejorar el cuidado de su salud y facilitar el acceso a las pruebas de diagnóstico y al tratamiento de las ITS.</p>
<p>Es importante insistir en la necesidad de realizar controles médicos de manera periódica si se tienen relaciones sexuales, sean completas o no. En ocasiones, las ITS no presentan síntomas o son leves, por lo que si no se llevan a cabo pruebas periódicas no se pueden diagnosticar. Y así se pierde la posibilidad recibir tratamiento adecuado que evite el desarrollo de síntomas o el empeoramiento de las infecciones, además de poner en riesgo de contagio a otras parejas sexuales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208239/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La incidencia de ITS (síflis, gonorrea, infección por ‘Chlamydia trachomatis’…) se ha disparado entre los jóvenes de 15 a 24 años. Pese a toda la información que tienen a su alcance, se constatan preocupantes lagunas en su educación sexual.Asunción Díaz Franco, Investigadora en salud pública en VIH, ITS y Hepatitis B y C, Instituto de Salud Carlos IIIVictoria Hernando Sebastián, Investigadora en Salud Pública, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2018112023-04-10T16:59:26Z2023-04-10T16:59:26ZCómo se cosifica a las mujeres en los vídeos musicales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/519091/original/file-20230403-16-8dydt2.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=231%2C5%2C1516%2C789&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Momento del videoclip de 'Fresa', canción de TINI y Lalo Ebratt.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.youtube.com/watch?v=JmeyoMooJPY">YouTube</a></span></figcaption></figure><p>Se estrena el nuevo videoclip de nuestra cantante favorita. </p>
<p>Le damos al <em>play</em> y, a ritmo del próximo éxito del verano, podemos observar cómo una mujer internacionalmente famosa gracias a su trabajo se arrastra por el suelo entre las piernas de varios hombres, se mueve de forma explícitamente sexual y todo lo hace vestida con menos ropa que quienes la rodean. A poca gente le llama la atención. </p>
<p>¿Qué significa esto?</p>
<h2>¿Qué es la cosificación sexual?</h2>
<p>La cosificación sexual sucede cuando una persona, generalmente un hombre, observa a otra, una mujer, no como un ser humano sino como una cosa. La receptora no puede huir de esta mirada ya que es omnipresente. </p>
<p><a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1088-4963.1995.tb00032.x">Martha C. Nussbaum</a> exploró el concepto de cosificación y su definición es una referencia en los estudios de género. Según Nussbaum, una persona es cosificada cuando se la trata como una propiedad o una herramienta intercambiable o como alguien violable e insignificante, entre otras cosas.</p>
<p><a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1111/j.1471-6402.1997.tb00108.x">La mayoría de las formas de cosificación sexual hacen</a> que los objetos de dicha cosificación se sientan tratadas solo como un cuerpo, valoradas para uso por parte de otros mientras se niega su independencia e igualdad. </p>
<p>Una de las fuentes de esta disparidad de poder <a href="https://traficantes.net/libros/feminismo-inmodificado">nace de la pornografía</a>. Es <a href="https://academic.oup.com/book/12817">un producto audiovisual que silencia a las mujeres</a> de una manera que confiere autoridad a los hombres. Así, si estos aprenden a interactuar con ellas a través del porno también aprenden a tratarlas como objetos.</p>
<p>Y en ocasiones, las mujeres se cosifican a sí mismas. La intensa presión social para que observen “normas de apariencia” <a href="https://philpapers.org/rec/SAUFIA">las obliga a cumplir con estándares</a> de delgadez, juventud y belleza, como se percibe en algunos <a href="https://revistaprismasocial.es/article/view/1550">vídeos musicales</a> que están producidos por mujeres. </p>
<p>Una muestra de fuerza feminista puede disfrazar una cosificación. Un ejemplo es la actuación de Beyoncé, en 2016, en la que aparecía con un atuendo escueto frente a una pantalla que decía “FEMINIST” en letras gigantes. Pero cuando las artistas femeninas se sexualizan, “<a href="https://www.cherwell.org/2019/01/27/sexualisation-in-music-liberation-or-objectification/">tienen más autonomía sobre su papel como ‘observadas’ u ‘observadoras’</a>”.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"503949932777463808"}"></div></p>
<p>La cosificación se puede dar sin sexualización. Por ejemplo, <a href="https://drcarolineheldman.com/2012/07/02/sexual-objectification-part-1-what-is-it/">algunos anuncios</a> emplean los cuerpos de las mujeres como lienzos en los que mostrar marcas, logos y mensajes. </p>
<p>En suma, la cosificación sexual –de forma muy simple– es un proceso por el cual un ser sensible se reduce a una cosa o a un ser insignificante sin estatus social, que puede ser intercambiado, poseído, exhibido, usado y abusado con fines sexuales. Las mujeres van aceptándola a través de ritos que las transforman en posesión.</p>
<h2>¿Por qué investigar la sexualización?</h2>
<p>Existen dos razones principales. La primera es que las imágenes sexualizadoras normalizan la cosificación femenina de forma <a href="https://addi.ehu.es/handle/10810/23873">que pasa desapercibida</a>. Esa mirada masculina <a href="https://www.sup.org/books/title/?id=1279">está tan integrada</a> en nuestras prácticas sociales que apenas la notamos. Dicha dominación masculina tiene una violencia simbólica, imperceptible y omnipresente a través de prácticas cotidianas.</p>
<p>La segunda es que la normalización de la sexualización genera daños individuales y sociales. En las mujeres, esto <a href="https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/2374623815627789">tiene relación</a> con la depresión, el control corporal obsesivo, síntomas de anorexia y bulimia, ansiedad física social, vergüenza por las funciones corporales, funcionamiento cognitivo inhibido, habilidades motoras y placer sexual disminuidos y baja autoestima. </p>
<p>Los vídeos musicales tienen efectos potentes. Se han convertido en creaciones audiovisuales con vocación cinematográfica que funcionan como “<a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=403703">testigos de las expectativas e inquietudes de las subculturas y tribus urbanas</a>”. Como tales, pueden ser vehículos de “modos de vivir, comportarse y pensar”. El consumo de vídeos musicales a través de plataformas es masivo entre la gente joven. A través de ellos, los niños y niñas adoptan visiones estereotipadas y normalizan actitudes.</p>
<p><a href="https://link-springer-com.proxy-oceano.deusto.es/article/10.1007/s11199-010-9814-2">Cara Wallis</a> ha investigado las manifestaciones no verbales asociadas con la subordinación, la dominación, la sexualidad y la agresión en vídeos musicales. En sus estudios concluye que predominan las nociones estereotipadas de las mujeres como objetos sexuales y subordinadas, y de los hombres como agresivos. </p>
<p>Observar con deseo no tiene por qué ser pernicioso. El problema comienza cuando esa mirada es inevitable, ubicua, indeseada y centrada sistemáticamente en las mujeres. Es necesario investigar esta mirada cosificadora y sexualizadora para poder entender los mensajes que nos llegan a través de la cultura popular sobre los papeles de género y la valía de las mujeres.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/0RYTD8uDqWU?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Videoclip de <em>Swing</em>, de Danny Ocean.</span></figcaption>
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<h2>Analizamos algunos de los vídeos más vistos en YouTube</h2>
<p>Como ejemplo de esto, quisimos analizar cinco vídeos musicales internacionales entre los diez que más visualizaciones tenían en YouTube en 2019, cuando se inició el estudio. Todos ellos siguen sumando visitas a día de hoy. </p>
<p>Reunimos a un comité de expertas, integrado por Raquel Jiménez Manzano (integrante del Instituto de la Mujer), María Martín Barranco (asesora en materia de igualdad) y Nuria Coronado Sopeña (periodista especializada en estudios feministas) y utilizamos algunas de las fuentes teóricas ya mencionadas aquí en cuanto a la cosificación y la sexualización. </p>
<p>Además, también tuvimos como referencia la prueba de siete preguntas de <a href="https://drcarolineheldman.com/2012/07/02/sexual-objectification-part-1-what-is-it/">Caroline Heldman</a> para examinar la sexualización visual y los criterios que establece el <a href="https://www.inmujeres.gob.es/observatorios/observImg/home.htm">Observatorio Español de la Imagen de la Mujer</a> para determinar si existe sexismo en los contenidos audiovisuales. </p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/aEb5gNsmGJ8?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Videoclip de <em>Never Really Over</em>, de Katy Perry.</span></figcaption>
</figure>
<p>Los vídeos elegidos fueron: </p>
<ul>
<li>Danny Ocean, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=0RYTD8uDqWU"><em>Swing</em></a> </li>
<li>Aitana, Lola Indigo, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=SJcm2dLUjVo"><em>Me Quedo</em></a></li>
<li>Katy Perry, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=aEb5gNsmGJ8"><em>Never Really Over</em> </a></li>
<li>TINI, Lalo Ebratt, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=JmeyoMooJPY"><em>Fresa</em> </a></li>
<li>Rich Music, Sech, Dalex ft. Justin Quiles, Wisin, Zion, Lenny Tavárez, Feid, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=0Cuwgzbejdc"><em>Quizás</em> </a></li>
</ul>
<h2>¿Qué nos cuentan los vídeos?</h2>
<p>Los cinco vídeos usan los cuerpos de las mujeres como decoración, en actitudes pasivas o inertes, o los muestran como algo reemplazable. </p>
<p>Por ejemplo, en algunas de las escenas de <em>Fresa</em>, aunque canta, Martina Stoessel (Tini) es un cuadro al fondo de una habitación. En <em>Swing</em>, una mujer ataviada con un sugerente vestido con transparencias nada sin rumbo alrededor del cantante.</p>
<p>Asimismo, la desnudez es algo que todos tienen en común. Mientras la artista de <em>Fresa</em> se muestra en todas las escenas casi desnuda, Lalo Ebratt, su pareja en este dúo, está totalmente vestido. </p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/JmeyoMooJPY?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Videoclip de <em>Fresa</em>, de TINI y Lalo Ebratt.</span></figcaption>
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<p>En <em>Quizás</em>, los siete cantantes –lejos de cualquier canon de belleza normativo– aparecen vestidos, mientras que las mujeres que decoran este vídeo, todas jóvenes, delgadas y bellas, no. </p>
<p>Además, en <em>Me Quedo, Fresa</em> y <em>Quizás</em>, las bailarinas parecen simular un coito, en ocasiones, para regocijo de sus compañeros. Las letras que acompañan estas imágenes no pueden ser más explícitas. </p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/SJcm2dLUjVo?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Videoclip de <em>Me Quedo</em>, de Aitana y Lola Índigo.</span></figcaption>
</figure>
<p>Especialmente en <em>Fresa</em> y en <em>Quizás</em>, la cámara se centra varias veces en partes concretas del cuerpo femenino en vez de mostrar a la persona de cuerpo entero. El procesamiento local de un cuerpo –frente al procesamiento global– que se da con más frecuencia en cuerpos femeninos que en masculinos, en la realidad y en las imágenes, es <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0956797611434748">una característica de la cosificación</a>. </p>
<p>Los decorados también son sugerentes. Por ejemplo, en <em>Fresa</em>, el protagonista canta “Tengo un cohete en el pantalón” sentado en una cama. En <em>Quizás</em>, aparecen varias mujeres en varios estados de desnudez, algunas inertes, en un coche de lujo. No cantan.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/0Cuwgzbejdc?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Videoclip de <em>Quizás</em>, de Rich Music, Sech, Dalex ft. Justin Quiles, Wisin, Zion, Lenny Tavárez, Feid.</span></figcaption>
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<p>Es decir, los vídeos musicales analizados tienen un alto grado de sexualización de las mujeres. Pero no todos los tipos de cosificación tienen la misma frecuencia. Predomina el uso decorativo de los cuerpos de las mujeres, la desnudez, la pasividad y la negación de su autonomía e individualidad. </p>
<p>Además, podría incluso existir un mayor nivel de sexualización de las mujeres en los vídeos musicales que en los publicitarios, ya que los primeros cruzan más fronteras al no estar regulados. </p>
<hr>
<p><em>Este artículo ha sido coescrito por Cristina Ubani, miembro del equipo de investigación ARES (Universidad de Deusto) y experta consultora en género.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/201811/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miren Gutiérrez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los vídeos musicales son muchas veces espejo de actitudes de cosificación sexual hacia las mujeres, independientemente del protagonismo que ellas tengan como creadoras.Miren Gutiérrez, Investigadora, activismo de datos, Universidad de DeustoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2030322023-04-03T16:50:11Z2023-04-03T16:50:11ZLiebres sagradas, brujas de invierno desterradas y culto pagano: las tradiciones del conejo de Pascua tienen raíces antiguas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/518569/original/file-20230330-24-nbo1li.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Niños celebrando la Pascua, con conejitos y huevos de Pascua.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/two-young-boys-wearing-easter-bunny-ears-royalty-free-image/1388063471?adppopup=true">Sanja Radin/Collection E+ via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>El conejo de Pascua es un personaje central en las celebraciones de Pascua estadounidenses. En el domingo de Pascua, los niños buscan regalos escondidos, que a menudo son huevos de chocolate, que el conejo de Pascua pudo haber olvidado.</p>
<p>Como <a href="https://scholar.google.com/citations?user=prZyKrMAAAAJ&hl=en">folclorista</a>, conozco los orígenes del <a href="https://www.researchgate.net/publication/346357286_The_Shifting_Baselines_of_the_British_Hare_Goddess">largo e interesante viaje</a> de esta figura mítica, desde la prehistoria europea hasta nuestros días. </p>
<h2>El papel religioso de la liebre</h2>
<p>La Pascua es una celebración de la primavera y la nueva vida. Los huevos y las flores son símbolos bastante obvios de la fertilidad femenina, pero en las tradiciones europeas, el conejo, con su asombrosa capacidad de reproducción, no se queda atrás.</p>
<p>En las tradiciones europeas, el conejo de Pascua es conocido como la liebre de Pascua. El simbolismo de la liebre ha tenido muchas funciones rituales y religiosas a lo largo de los años.</p>
<p>En el Neolítico europeo, las liebres eran enterradas al lado de los humanos (https://doi.org/10.1016/j.jasrep.2020.102672). Arqueólogos lo han interpretado como un ritual religioso, en el que las liebres representaban el <a href="https://www.exeter.ac.uk/news/research/title_787590_en.html">renacimiento</a>. </p>
<p>Más de mil años después, durante la Edad de Hierro, los entierros rituales de liebres eran habituales y, en el 51 a.C., Julio César menciona que en Gran Bretaña <a href="https://www.researchgate.net/publication/346357286_The_Shifting_Baselines_of_the_British_Hare_Goddess">no se comían liebres</a>, debido a su relevancia religiosa.</p>
<p>Es probable que César supiera que, en la tradición griega clásica, <a href="https://www.theoi.com/Text/PhilostratusElder1A.html">las liebres eran sagradas para Afrodita</a>, la diosa del amor. Mientras tanto, Eros, el hijo de Afrodita, era representado a menudo llevando una liebre, <a href="https://doi.org/10.1515/9783110308815.311">como símbolo del deseo insaciable</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Pintura que representa a una joven entregando al niño Jesús a la Virgen María, que lo rodea con una mano mientras sujeta una liebre con la otra." src="https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=474&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=474&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=474&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=596&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=596&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/458014/original/file-20220413-26-khhsks.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=596&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">‘La Virgen del Conejo’, cuadro de 1530 que representa a la Virgen María con una liebre. Cuadro del artista Tiziano (1490-1576), Museo del Louvre, París.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/ab/Tizian_018.jpg">A painting by artist Titian (1490-1576), Louvre Museum, Paris.</a></span>
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</figure>
<p>Desde el mundo griego hasta el Renacimiento, las liebres aparecen a menudo como símbolos de la sexualidad en la literatura y el arte. Por ejemplo, la Virgen María es a menudo <a href="http://musee.louvre.fr/oal/viergeaulapinTitien/viergeaulapinTitien_acc_en.html">mostrada con una liebre o conejo blanco</a>, lo que simboliza que superó la tentación sexual.</p>
<h2>Carne de liebre y fechorías de brujas</h2>
<p>Pero es en las tradiciones populares de Inglaterra y Alemania donde la figura de la liebre se relaciona específicamente con la Pascua. Relatos del siglo XVII en Alemania describen a los niños buscando huevos de Pascua escondidos por la liebre de Pascua, de forma muy parecida a como se hace hoy en día en Estados Unidos. </p>
<p>Los recuentos escritos en Inglaterra en la misma época también mencionan a la liebre de Pascua, sobre todo en referencia a las tradicionales cacerías de liebres de Pascua y a la ingesta de carne de liebre durante la Pascua. </p>
<p>En Hallaton, un pueblo de Leicestershire (Inglaterra), se celebraba una tradición conocida como “Hare Pie Scramble” (la pelea por el pay de liebre), que consistía en comer un pay hecho con carne de liebre y que la gente “se peleara” por una rebanada. En 1790, el párroco local trató de poner fin a la costumbre (https://www.jstor.org/stable/1253567) debido a sus asociaciones paganas, pero no lo logró, y la costumbre continúa en ese pueblo hasta el día de hoy. </p>
<p>El consumo de carne de liebre puede estar relacionado con varias tradiciones populares antiguas que tienen como fin ahuyentar a las brujas durante la Pascua. En todo el norte de Europa, las tradiciones populares revelaban una fuerte creencia de que las brujas a menudo <a href="https://www.jstor.org/stable/1260796">adoptaban la forma de una liebre</a>, normalmente por hacer fechorías como robar la leche de las vacas de los vecinos. A menudo se creía que las brujas de la Europa medieval eran capaces de succionar la energía vital de los demás, haciéndoles enfermar y padecer.</p>
<p>La idea de que las brujas del invierno deben ser <a href="https://www.jstor.org/stable/24862791">desterradas durante la Pascua</a> es un tema común en el folclor europeo. Aparece en varias festividades y rituales. El equinoccio de primavera, con su promesa de nueva vida, se consideraba simbólicamente opuesto a las actividades de las brujas y el invierno.</p>
<p>Esta idea subyace en varias festividades y rituales, como el “Osterfeuer”, o el fuego de Pascua, una celebración en Alemania en la que se hacían grandes hogueras al aire libre <a href="https://www.twosmallpotatoes.com/osterfeuer-embracing-easter-traditions-in-germany/">para ahuyentar a las brujas</a>. En Suecia, el folclor popular consigna que en Pascua todas las brujas vuelan en sus escobas <a href="http://realscandinavia.com/in-sweden-easter-is-a-time-for-witches/">para festejar y bailar con el Diablo</a> en la legendaria isla de Blåkulla, en el mar Báltico. </p>
<h2>Orígenes paganos</h2>
<p>En 1835, el folclorista <a href="https://www.newworldencyclopedia.org/entry/Jacob_Grimm">Jacob Grimm</a>, uno de los miembrosdel dueto de folcloristas de los hermanos Grimm, afirmó que la liebre de Pascua <a href="https://doi.org/10.1080/00438243.2018.1515655">estaba relacionada con una diosa</a>, que imaginó se habría llamado “Ostara” en alemán antiguo. Dedujo este nombre de la diosa anglosajona Eostre, que <a href="https://exploringcelticciv.web.unc.edu/bede-the-history-of-the-english-church/">Bede</a>, un monje anglosajón considerado como el padre de la historia inglesa, mencionó en 731. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="La diosa Ēostre uOstara vuela por los cielos rodeada de ángeles alados, rayos de luz y animales." src="https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/518568/original/file-20230330-20-re7xd3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">‘Ostara’ de Johannes Gehrts, creada en 1884. La diosa Ēostre vuela por los cielos rodeada de putti o ángeles alados de inspiración romana, así como de rayos de luz y animales.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/%C4%92ostre#/media/File:Ostara_by_Johannes_Gehrts.jpg">Felix Dahn, Therese Dahn, Therese (von Droste-Hülshoff) Dahn, Frau, Therese von Droste-Hülshoff Dahn (1901) vía Wikimedia Commons.</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Bede señaló que en la Inglaterra del siglo VIII el mes de abril se llamaba Eosturmonath, o mes de Eostre, <a href="https://www.jstor.org/stable/1253567">llamado así por la diosa Eostre</a>. Escribió que una fiesta pagana de la primavera en nombre de la diosa se había asimilado a la celebración cristiana de la resurrección de Cristo.</p>
<p>Resulta interesante que mientras que la mayoría de las lenguas europeas se refieren a la fiesta cristiana con nombres que proceden de la fiesta judía de la Pascua, como Pâques en francés, o Påsk en sueco, las lenguas alemana e inglesa conservan una palabra más antigua, no bíblica: Easter.</p>
<p>Recientes <a href="https://www.researchgate.net/publication/346357286_The_Shifting_Baselines_of_the_British_Hare_Goddess">investigaciones arqueológicas</a> parecen <a href="https://doi.org/10.2752/175169708X329372">confirmar el culto a Eostre</a> en partes de Inglaterra y Alemania, con la liebre como símbolo principal. Por tanto, el conejo de Pascua parece evocar estas <a href="https://doi.org/10.1080/00438243.2018.1515655">celebraciones precristianas de la primavera</a>, anunciadas por el equinoccio de primavera y personificadas por la diosa Eostre.</p>
<p>Tras un largo y frío invierno nórdico, parece natural que la gente celebre temas como la resurrección y el renacimiento. Las flores retoñan, los pájaros ponen huevos y los conejitos recién nacidos saltan por todos lados. </p>
<p>Cuando la nueva vida emerge en primavera, el conejo de Pascua salta una vez más, ofreciendo un símbolo cultural que tiene una larga tradición y que nos recuerda los ciclos y etapas de nuestras propias vidas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203032/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Tok Thompson does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.</span></em></p>Un folclorista explica los orígenes prehistóricos del mítico conejo de Pascua y por qué este antiguo símbolo cultural vuelve cada primavera.Tok Thompson, Professor of Anthropology, USC Dornsife College of Letters, Arts and SciencesLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1951232022-12-25T19:35:33Z2022-12-25T19:35:33ZDisfunción eréctil en jóvenes: por qué se produce y cómo puede afrontarse<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502604/original/file-20221223-30425-gfc61n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C340%2C6144%2C3743&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mans-hand-showing-not-likeable-feeling-1672046326">Shutterstock / AK Fotos321</a></span></figcaption></figure><p>El desempeño sexual es un factor relevante para la autoestima de los varones, ya que forma parte de lo que se espera de estos como imagen social: tener siempre ganas, mantener erecciones duraderas y con una potente rigidez, etc. En este contexto, experimentar “fracasos”, “fallos” o “dificultades” con la erección va a afectar a la valoración de sí mismos y a su actuación en futuros encuentros sexuales. </p>
<p>Según <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/DSM-5">el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DMS-5</a>, la disfunción eréctil es una “dificultad marcada para conseguir una erección durante la actividad sexual, para mantener la erección hasta finalizar, o por la reducción marcada de la rigidez de la erección”. Puede aparecer en situaciones concretas o ser generalizada, y se produce con más frecuencia conforme el hombre va cumpliendo años. </p>
<p>Así, entre el 13 y el 21 % de varones mayores de 40 años y entre el 40 y el 70% de los mayores de 60-70 <a href="https://scielo.isciii.es/pdf/urol/v63n8/10.pdf">refieren problemas frecuentes de erección</a>. En España, por ejemplo, se estima que afectaría a entre 1,5 y 2 millones de individuos. Esto se traduce en que el 40 % de hombres mayores de 40 años y del 67 % mayores de 70 sufren disfunción eréctil en alguna medida.</p>
<h2>El pánico de la primera vez</h2>
<p>En hombres jóvenes y de mediana edad, las causas más frecuentes son de índole psicológica. Por ejemplo, no es raro que se produzca durante la primera relación sexual, debido al alto estrés y las expectativas sobre la situación (rendimiento, lugares poco adecuados, etc.). En este trance, no hay condiciones para alcanzar una buena excitación y no se puede dedicar suficiente tiempo a la relación.</p>
<p>Entre <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0210480612001362">los factores fisiológicos</a>, hay que citar la diabetes, los problemas cardíacos o una disminución de los niveles hormonales. También la favorecen hábitos como el sedentarismo (el ejercicio es lo mejor para la actividad sexual), el alcohol (un potente depresivo, pese a que muchos jóvenes crean lo contrario), el tabaco (aumenta la probabilidad de sufrir una disfunción eréctil casi al doble) y el efecto de ciertos fármacos como antidepresivos, ansiolíticos o benzodiacepinas. </p>
<p>Y frente a lo que piensan también muchos jóvenes, las sustancias ilegales (el uso continuado de <a href="https://drsantiagocedres.com.uy/wp-content/uploads/2020/10/Marihuana-y-sus-efectos-en-la-sexualidad-2.pdf">marihuana</a>, cocaína, éxtasis y similares) contribuyen tanto a la disfunción eréctil como a otros problemas sexuales.</p>
<h2>Un amplio catálogo de desencadenantes</h2>
<p>Profundicemos ahora en las causas psicológicas, que se pueden resumir en seis puntos:</p>
<ol>
<li><p>Una educación sexual inadecuada o incompleta, así como una visión rígida o restrictiva sobre la sexualidad. </p></li>
<li><p>Vivencias sexuales traumáticas.</p></li>
<li><p>Factores inmediatos como el exceso de estrés o ansiedad en la ejecución, temor al fracaso y una obligación de conseguir resultados sexuales satisfactorios.</p></li>
<li><p>Un altruismo excesivo y una autoobservación constante durante el acto (lo que se denomina “rol de espectador”). </p></li>
<li><p>Problemas de la vida cotidiana: estrés laboral, económico o familiar y conflictos de pareja.</p></li>
<li><p>Evitación de las relaciones sexuales tras los primeros fracasos (el llamado “miedo de ejecución”).</p></li>
</ol>
<p>Podemos añadir la circunstancia de que la pareja presione <em>excesivamente</em> para mantener relaciones sexuales, lo cual empujaría al hombre a implicarse en condiciones de mayor estrés. <a href="https://scielo.isciii.es/pdf/ep/v8n3/caso1.pdf">Esto genera nuevos fallos y más insatisfacción en la pareja</a>: reproches, críticas, dudas sobre la relación o el atractivo del compañero o compañera, sospechas de infidelidad, etc.</p>
<p>Como consecuencia, disminuyen las interacciones sexuales y, en general, empeora la relación. Se entra entonces en un círculo vicioso de evitación, que aumenta el riesgo de que se rompa la pareja o surjan, esta vez sí, infidelidades.</p>
<h2>Solucionarlo es cosa de dos</h2>
<p>Independientemente de cual sea la causa, se recomienda realizar el tratamiento con la pareja. Es una manera de prevenir las recaídas futuras, trabajar la interacción y la comunicación y afrontar las tareas sexuales que se propongan durante la terapia.</p>
<p>En cuanto al tratamiento farmacológico, <a href="https://theconversation.com/weekly-dose-the-hard-facts-on-viagra-58289">Viagra</a>, Cialis y Levitra (marcas comerciales) han demostrado cierta seguridad. Deben ser prescritos por el médico considerando los problemas de salud del individuo (trastornos cardíacos, degenerativos, oculares) y los efectos secundarios de estos productos. </p>
<p>Su eficacia se sitúa entre el 60 y el 85 %, pero su uso sin control y de forma continuada <a href="https://core.ac.uk/download/pdf/326428253.pdf">puede generar trastornos</a> como insuficiencia hepática, hipertensión arterial, infartos, accidentes cerebrovasculares, cefaleas y problemas gastrointestinales.</p>
<p>Por su parte, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1698031X08761478">el tratamiento psicológico ha mostrado unos porcentajes de éxito del 74 %</a>, siempre que no medien factores orgánicos. Algunos hombres abandonan este tipo de terapias porque no ven un efecto <em>rápido</em> en sus erecciones, en comparación con los fármacos, ya que se alcanza el éxito solo después de varias sesiones.</p>
<h2>Objetivo: relajar la presión</h2>
<p>Los tratamientos psicológicos tienen por objetivo disminuir la presión sobre la ejecución y el rendimiento, así como relajar la preocupación y ansiedad anticipatoria por la detumescencia del pene. Se trata de dar al hombre una sensación de control sobre ese efecto. </p>
<p>Para conseguirlo se utilizan estrategias como prohibir el coito e incrementar sensaciones placenteras y comunicación mediante una focalización sensorial: caricias mutuas que excluyan al principio los genitales, para después añadir la masturbación propia o a la pareja y fantasías.</p>
<p>También se intenta que el individuo obtenga y pierda deliberadamente la erección (mediante la maniobra de pinza y/o técnica de parada-arranque) para fortalecer la respuesta y seguridad a la hora de experimentarla. Tras realizar estas técnicas con éxito se deja libremente practicar el coito y la penetración, incluyendo los juegos previos.</p>
<p>Lo fundamental es conseguir placer y experimentar sensaciones, sin centrarse en el pene ni en la penetración. No hay que obsesionarse en alcanzar el orgasmo, sino el placer por sí mismo. Así alejaremos la ansiedad por obtener un resultado. </p>
<p>En todo caso, siempre han de abordarse las causas (múltiples) que dieron origen o mantienen el problema. Resulta fundamental obtener una información adecuada sobre las relaciones sexuales y de pareja, y fomentar el diálogo, la apertura y la sinceridad entre los dos. Cuando esa ansiedad ha disminuido, la excitación, la erección y el orgasmo llegarán de forma natural.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195123/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Generalmente, esta disfunción se produce en la población joven o de mediana edad debido a la ansiedad y otros problemas psicológicos. Existen terapias en pareja que garantizan un alto porcentaje de éxito.Antonio Ruiz García, Profesor en Depto. de Psicología, Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, Universidad de CórdobaLuis Valero Aguayo, Catedrático del Depto. Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1809382022-04-26T16:47:12Z2022-04-26T16:47:12Z¿Ha mejorado o ha empeorado nuestra vida sexual durante la pandemia?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/458602/original/file-20220419-13-g6oq1a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C705%2C7360%2C4175&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/closeup-pair-surgical-masks-on-bed-1738025879">Shutterstock / nito</a></span></figcaption></figure><p>Sexo o no sexo, esa era la cuestión. </p>
<p>La pandemia nos dejó unas cosas y nos quitó otras. Lo cambió prácticamente todo, y el sexo y la intimidad no quedaron fuera de esta realidad. Sin embargo, el efecto no ha sido el mismo para todos. Mientras que durante los dos últimos años algunas personas han visto cómo su vida sexual se deterioraba, las relaciones íntimas de otras han mejorado considerablemente.</p>
<p>Una reciente <a href="https://doi.org/10.1080/19317611.2022.2053921">revisión</a> demuestra precisamente estas tendencias.</p>
<h2>El efecto sobre la función sexual</h2>
<p>La función sexual engloba los procesos y respuestas sexuales de deseo, excitación, orgasmo y satisfacción con la relación, así como el dolor y la erección. Partiendo de esta definición, varios estudios han identificado <a href="https://doi.org/10.1017/s1049023x21000789">una disminución</a> reciente en la valoración de la función sexual por parte de hombres y mujeres en comparación con antes de la pandemia. </p>
<p>No obstante, no faltan investigaciones que concluyen que, para una parte de la población, la función sexual ha <a href="https://doi.org/10.1016/j.esxm.2020.100293">permanecido igual, o incluso ha mejorado</a>. Aunque reconocen que estos casos son <a href="https://doi.org/10.1186/s12889-021-12390-4">menos frecuentes</a>.</p>
<h2>El efecto sobre los comportamientos sexuales</h2>
<p>Existe una gran variabilidad en cuanto a cómo la pandemia y el distanciamiento social han influido en los comportamientos sexuales de las personas. Uno de los hallazgos más consistentes es que aproximadamente 2/3 de las personas han tenido <a href="https://doi.org/10.1186/s12889-021-12390-4">menos relaciones sexuales</a> que antes de la pandemia. El tercio restante <a href="https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113050">tuvo más sexo</a>, <a href="https://doi.org/10.2139/ssrn.3862586">no se vió afectado</a> o <a href="https://doi.org/10.1080/01490400.2020.1774016">varió su repertorio</a>. </p>
<p>Mientras que las relaciones sexuales en pareja se resintieron más, <a href="https://doi.org/10.1038/s41443-020-00378-4">la masturbación aumentó significativamente</a>. Por otro lado, aunque la pandemia le ha salido cara a nuestra <a href="https://doi.org/10.3390/ijerph17051729">salud mental y física</a>, se ha demostrado que una intimidad más activa funcionó como <a href="https://doi.org/10.1016/j.jsxm.2020.10.008">factor protector frente a la ansiedad y la depresión</a>.</p>
<h2>El miedo puede aumentar el deseo de intimidad</h2>
<p>Aunque los resultados expuestos parecen más que previsibles, entender las razones por las que han ocurrido no deja de resultar interesante. Los expertos manejan dos hipótesis principales: una procedente de la teoría del manejo del terror y otra relacionada con el modelo de control dual de la respuesta sexual.</p>
<p>Ernest Becker desarrolló la <a href="https://www.researchgate.net/profile/Tom-Pyszczynski/publication/200008816_Public_Self_and_Private_Self/links/548f78840cf2d1800d86276b/Public-Self-and-Private-Self.pdf">teoría del manejo de terror </a> para entender por qué los humanos se esfuerzan por mejorar su autoestima como defensa contra la ansiedad relacionada con la muerte. Así, eventos que amenazan la vida desencadenarían una cantidad significativa de estrés y ansiedad, llevando a un fuerte deseo de intimidad y cercanía. Esto explica por qué el deseo y los comportamientos sexuales <a href="https://doi.org/10.1177/1088868317753505">aumentaron en unos y disminuyeron en otros</a>.</p>
<p>Por su parte, el <a href="https://doi.org/10.1080/00224490902747222">modelo de control dual</a> distingue entre personas que ante la estimulación tienden a la excitación y aquellas que en la misma situación se inhiben. Así, mientras que la pandemia obstaculizó el deseo y la excitación sexual de algunos, a otros les dio la chispa necesaria para aumentar su libido.</p>
<h2>¿La covid-19 se transmite sexualmente?</h2>
<p>Aunque a estas alturas los datos aún no son concluyentes, existen algunos <a href="https://doi.org/10.1016/j.fertnstert.2020.04.024">informes</a> que descartan la presencia del virus en secreciones gonadales. No obstante, también los hay que detectan su presencia en <a href="https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2020.8292">el semen</a>, <a href="https://doi.org/10.5858/arpa.2020-0901-SA">las secreciones vaginales</a>, <a href="https://doi.org/10.1101/2020.05.15.20094920">la orina</a>, y <a href="https://doi.org/10.1001/jama.2020.3786">las heces</a>, si bien en bajas proporciones. </p>
<p>De esto se deduce que, aunque su transmisión sexual parece baja e infrecuente, no se puede descartar que podamos transmitir y contraer covid-19 sexualmente. </p>
<p>Dicho esto, tanto si la pandemia le ha llevado a aumentar como a disminuir su actividad sexual, su intimidad es un concepto dinámico y complejo que se ve fácilmente influenciado por las circunstancias. Dar vuelta la página y recuperar el control es, sobre todo, cuestión de voluntad, comunicación abierta y actitud positiva.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180938/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gonzalo R. Quintana Zunino recibe fondos de Universidad de Tarapacá. </span></em></p>Mientras en los dos últimos años muchas personas han visto cómo su vida sexual se deterioraba, también son muchas las que aseguran que sus relaciones íntimas han mejorado considerablemente como consecuencia de la pandemia.Gonzalo R. Quintana Zunino, PhD, Behavioural Neuroscience, Concordia UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1781232022-04-19T17:14:12Z2022-04-19T17:14:12Z¿Leemos bien a Freud hoy en día?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/456134/original/file-20220404-11-x9a75e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C4%2C2961%2C1995&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Muñeco que representa a Sigmund Freud.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/rossburton/233655644/">Ross Burton / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span></figcaption></figure><p>En los cien años que lleva de existencia, el psicoanálisis ha conocido un destino peculiar. En principio fue denostado por los medios académicos oficiales y gran parte del público que tenía acceso a ese tipo de informaciones. Pero ha experimentado después una marea de difusión que ha llegado a inundar nuestra sociedad, haciéndose presente en los más diversos ámbitos de pensamiento, en los medios de comunicación y en el lenguaje de la vida cotidiana. </p>
<p>Tal expansión ha sido a costa, no ya de la simplificación que todo proceso divulgador puede comportar, sino de una deformación sistemática, que transpira <em>freudismo</em> en el mismo momento en que lo niega. </p>
<p>Esta gloria ambigua es responsable de que si, por una parte, diversas disciplinas y todas las grandes corrientes filosóficas del siglo XX se han visto obligadas a confrontarse con él, por otra, las alusiones más o menos divertidas o grotescas al “subconsciente” (como suele decirse, aun cuando se dice mal), la represión, la castración y otros avatares de esa índole se han convertido en moneda común, hasta convertir el psicoanálisis, como el propio Freud sospechaba, en “tema de frívola conversación”.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1131&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1131&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456814/original/file-20220407-21-bj7qle.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1131&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Portada del libro <em>Freud y su obra</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/ciencias-sociales/freud-y-su-obra-carlos-gomez-sanchez-9788413623504/">Alianza Editorial</a></span>
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<p>En mi libro <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/ciencias-sociales/freud-y-su-obra-carlos-gomez-sanchez-9788413623504/"><em>Freud y su obra. Génesis y Constitución de la Teoría Psicoanalítica</em></a> trato de efectuar una lectura del psicoanálisis en la obra de Freud, en la triple perspectiva desde la que puede ser considerado (método terapéutico, teoría psíquica y crítica cultural). </p>
<p>Para restituir sus principales articulaciones, liberándolo tanto de la hagiografía como de la divulgación tergiversadora, es necesario hacer referencia al desarrollo psicoanalítico y al contexto biográfico y social en el que este progresó. Es importante tener en cuenta, además de los textos freudianos, las principales aportaciones del psicoanálisis francés contemporáneo (Anzieu, Dolto, Lacan, Laplanche, Mannoni) y las hechas desde la filosofía contemporánea. Esto desemboca en una lectura actual del psicoanálisis que se descubre como una teoría viva y no un cuerpo momificado de conceptos.</p>
<h2>La sexualidad según Freud</h2>
<p>Por poner un solo ejemplo de los equívocos a que me refería, podemos, muy sucintamente, tomar el concepto de sexualidad. </p>
<p>Freud ha sido acusado en repetidas ocasiones de teorizar un pansexualismo (esto es, de reducirlo todo, más o menos directamente, a sexualidad), en detrimento de otros impulsos mayores como el hambre. <a href="https://www.trotta.es/libros/el-principio-esperanza-3/9788481647570/">Decía el marxista E. Bloch</a> (y después muchos otros han repetido de uno u otro modo) que frente a la erótica freudiana es preciso hacer valer la económica de la alimentación, dado que “el estómago es la primera lamparilla a la que hay que echar aceite”. </p>
<p>Pero Freud nunca entró en el debate de qué era más importante para la supervivencia, si el hambre o lo sexual. Él quiso destacar el papel de la sexualidad en la estructuración del psiquismo, al insistir en que el impulso sexual no es del orden del instinto (<em>Instinkt</em>), sino del de la pulsión (<em>Trieb</em>). </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1025&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1025&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456813/original/file-20220407-23-onfb8i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1025&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Retrato de Sigmund Freud por Max Halberstadt.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sigmund_Freud,_by_Max_Halberstadt_(cropped).jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Es discutible la existencia de instintos en el hombre, ya que el equipamiento genético dota al ser humano solo con una red de posibilidades y no con patrones fijos de conducta. Con todo, algunos aspectos tienen un carácter más instintivo que otros. La sexualidad se caracteriza precisamente por la pérdida de rasgos instintivos. Podríamos decir que mientras el instinto (<em>Instinkt</em>) se expresa en una conducta genéticamente adquirida y estereotipada, la pulsión (<em>Trieb</em>) supone también un empuje, una insistencia, una fuerza irrefrenable (<em>treiben</em>, empujar), sin objeto ni fin específicos, que han de ser social y biográficamente moldeados.</p>
<p>Es esa maleabilidad de la sexualidad humana la que posibilita su represión (que no equivale a no satisfacer un deseo que se tiene, sino a no ser consciente de un deseo que me habita, lo cual es muy distinto) o satisfacciones sustitutivas muy diversas (todo el campo recubierto por conceptos como los de desplazamiento, fijación, sublimación, regresión), mientras que el hambre no se puede reprimir. </p>
<h2>El sexo en toda nuestra vida</h2>
<p>No se trata, pues, de ningún pansexualismo ni de establecer la primacía de uno u otro orden, sino de destacar la importancia de la sexualidad para la estructura del psiquismo, dadas las diferentes elaboraciones y posiciones subjetivas que respecto a la misma pueden darse. </p>
<p>Un impulso sexual puede en efecto satisfacerse, más o menos cumplidamente, masturbándose, por ejemplo (autoerotismo), o paseando por la sección de lencería de unos grandes almacenes o entregándose al voyerismo, mientras que el hambre no se apacigua frotándose el estómago, recorriendo los repletos estantes de un buen supermercado o viendo a otros satisfacerla. Freud rastrea lo sexual en los más diversos órdenes de la vida, no para reducirlos todos a sexualidad, sino para mostrar su incidencia en todos ellos, de lo onírico a lo sublime. </p>
<p>De ahí el peso de las diversas posiciones tomadas en la infancia al respecto (neurosis –histéricas u obsesivas–, perversiones, psicosis), aunque es preciso aclarar que con una misma estructura psíquica pueden darse diversas elaboraciones que dependerán de los diversos individuos. En todo caso, al inscribirse en el aliento emancipatorio, liberador, que Habermas, entre otros, <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=GLImo2PvLigC&oi=fnd&pg=PA13&dq=conocimiento+e+interes&ots=ZM0SXkmX3o&sig=lxu70sRJ5s5bnDzECmE5M-pAB_4#v=onepage&q=conocimiento%20e%20interes&f=false">le atribuye</a>, lo que trata en definitiva el psicoanálisis es de que el pasado no se convierta en destino. </p>
<p>De los múltiples conceptos, articulaciones y debates que todo ello suscita (como su peculiar método de estudio o su controvertido carácter científico o no) es de lo que la obra citada trata de dar cuenta.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178123/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carlos Gómez Sánchez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A pesar de las múltiples referencias que se han hecho a lo largo de los siglos XX y XXI al psicoanálisis y a Freud, muchas veces sus teorías se entienden, o explican, de forma equivocada.Carlos Gómez Sánchez, Catedrático de Filosofía Moral y Política, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1763042022-04-19T17:10:49Z2022-04-19T17:10:49ZEl trastorno orgásmico y otros problemas sexuales podrían tratarse con realidad virtual<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/450901/original/file-20220309-2144-wgouov.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C17%2C5751%2C3811&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/happy-young-woman-using-virtual-reality-641474236">Shutterstock / TierneyMJ</a></span></figcaption></figure><p>Abro la puerta y entro en una habitación de paredes blancas y ambiente cálido y acogedor. Me recibe una persona sonriente, que me invita a pasar y sentarme. Hay dos sillones confortables frente a una mesa de cristal, elijo el de la derecha. Veo unas cuantas plantas, una lampara encendida, unos títulos colgados y unos cuadros de aspecto extraño.</p>
<p>También un mueble bajo cerrado con llave, donde reposan un calendario y un cactus. Me pregunto dónde está el diván. La persona sonriente se sienta también, al otro lado de la mesa, y me pregunta que qué tal.</p>
<p>Las experiencias al entrar en una consulta de psicología no siempre son como uno esperaba, pero cualquiera que haya vivido una describirá algo parecido; igual la persona no sonreía, igual no había plantas o mesa, quizás sobresalían otras cosas sobre el mueble bajo, aunque en esencia las consultas son todas iguales.</p>
<p>Pero, ¿qué pasaría si nos dijeran que hay alternativas? La realidad virtual ha llegado a nuestras vidas pisando fuerte y parece que viene para quedarse. Y la psicología no iba a quedarse atrás en este sentido: existen ya un gran número de intervenciones que usan la realidad virtual para tratar diferentes trastornos.</p>
<h2>Una sesión de psicología con gafas de realidad virtual</h2>
<p>La realidad virtual es una tecnología que permite la generación de entornos tridimensionales con los que el sujeto puede interactuar en tiempo real. En otras palabras, es algo que nos permite generar mundos que no existen realmente.</p>
<p>Para entender mejor qué tiene que ver esto con la psicología, hablaremos de cine. Al mencionar realidad virtual quizás nos vengan a la mente películas como <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film760157.html"><em>Ralph rompe internet</em></a> o <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film589915.html"><em>Tron Legacy</em></a>. Podrían ser ejemplos válidos. </p>
<p>Sin embargo, en psicología, cuando nos referimos a realidad virtual, estamos hablando de algo más parecido a <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film750408.html"><em>Ready player one</em></a>. Para los lectores que no la hayan visto, la película muestra un mundo futurista donde las personas pueden evadirse de su vida real en un mundo virtual llamado Oasis.</p>
<p>Para ello, utilizan gafas de realidad virtual, guantes e incluso trajes completos que les permiten sentir el contacto, o plataformas que facilitan el movimiento. En tal contexto se escenifica muy bien lo que podría ser una realidad virtual realmente integrada con nuestra sociedad.</p>
<p>Evidentemente es ciencia ficción, pero nos permite hacernos una idea de las posibilidades que tiene. En <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0747563219302419">psicología funciona igual</a>. Se utilizan también gafas de realidad virtual y todas las <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2018.00531/full">herramientas</a> al alcance para mejorar los tratamientos tradicionales.</p>
<h2>Acercarse al miedo a través de una pantalla</h2>
<p>Los problemas psicológicos que más han sido tratados a través de esta tecnología, y que por tanto cuentan con una mayor evidencia científica, son las fobias. </p>
<p>Antes de entrar en ello, recordaremos brevemente cómo se trata una fobia desde la psicología tradicional. Este tipo de miedo irracional se soluciona exponiéndonos al estímulo que lo provoca, es decir, a aquello a lo que tememos. ¿Así de fácil? Ojalá. Hacen falta técnicas para hacerlo posible. El papel del psicólogo, por tanto, es enseñarlas, al mismo tiempo que facilitar y permitir que este acercamiento sea posible y no traumático.</p>
<p>Igual a estas alturas alguien se está preguntando que, si esto ya funciona, para qué utilizar la realidad virtual. Como decíamos, este tipo de tecnología nos permite tener delante de nosotros cosas que no están realmente ahí. Es decir, que si tengo miedo a las arañas, no tengo que traer una araña, sino que simplemente puedo observarla a través de la pantalla. </p>
<p>De la misma forma, si tengo miedo a volar, no tengo que pagar un vuelo, sino que puedo “montarme” en el avión a través de la pantalla. Si tengo miedo a las agujas, no tengo que ir al médico, puedo “pincharme” a través de la pantalla. </p>
<p>En este sentido, la realidad virtual nos permite mejorar y facilitar lo que ya sabemos que funciona, permitiendo mejores tratamientos, más eficientes y eficaces y, en cierto sentido, más económicos para el paciente.</p>
<h2>Una terapia dinámica para lograr la adherencia</h2>
<p>Como adultos, tenemos muy claro en qué circunstancias debemos pasarlo mal para poder mejorar. En psicología podríamos aprovechar una frase que a simple vista nos parecerá muy tradicional, “Si duele es que está curando”, para ilustrar que tenemos que afrontar las dificultades y retos que plantea la terapia para poder avanzar.</p>
<p>Esto, sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo si lo que se pide es monótono, aburrido o desagradable. </p>
<p>Ante tal escenario, la realidad virtual nos facilita el acercamiento a aquellas actividades que más esfuerzo nos cuestan. Un ejemplo de ello pueden ser los ejercicios de relajación. </p>
<p>Aunque durante la sesión se aprenden, tradicionalmente se ha dejado en manos del paciente esta tarea para que la practique en casa. Posteriormente, una vez aprendida, <a href="https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=88126amp">se utiliza como herramienta terapéutica</a> en distintas sesiones. </p>
<p>Actualmente, existen <a href="https://ameliavirtualcare.com/es/">compañías</a> que facilitan espacios de realidad virtual para que los profesionales puedan mejorar la comodidad de sus pacientes mientras estos realizan las tareas requeridas. Por ejemplo, realizando los ejercicios de respiración en un bosque.</p>
<h2>Tratamiento de problemas sexuales con realidad virtual</h2>
<p>Desde la psicología también se trabajan las problemáticas relacionadas con la sexualidad. Hay ciertos trastornos, como el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1743609517315321">trastorno orgásmico femenino</a>, que tienen muy buen pronóstico terapéutico. Sin embargo, las mujeres no acuden a consulta por diversos motivos: vergüenza, sentirse socialmente juzgadas, etc. Ahora mismo, un equipo de la Universidad Rey Juan Carlos está investigando una nueva forma de tratar este trastorno a través de la realidad virtual. </p>
<p>En concreto, se está estudiando mediante terapia de avatar, un tipo de tratamiento del que se ha hablado pero que no se ha puesto en práctica todavía. La terapia de avatar no necesita gafas y se puede utilizar directamente desde prácticamente cualquier ordenador, lo que facilita que aquellas mujeres que quieran comenzar un tratamiento relacionado con el sexo se animen a solicitarlo.</p>
<p>Los primeros ensayos realizados por nuestro equipo muestran que esta estrategia puede ser verdaderamente eficaz y presentar ventajas sobre la modalidad presencial, permitiendo que más mujeres se beneficien de un tratamiento basado en la evidencia.</p>
<p>Igual que con las fobias, la realidad virtual en este caso nos proporciona un espacio en el que practicar de forma segura lo que después tendremos que poner en práctica en la vida real. </p>
<p>Los tratamientos sexuales suelen tener en común la necesidad de corregir creencias erróneas sobre el funcionamiento sexual, lo que es normal y lo que no. También ayudan a eliminar la ansiedad que pueda generar lo relacionado con la sexualidad. Estos tratamientos ayudan a la mujer a descubrir lo que da placer y cómo conseguirlo, tanto sola como en pareja, y a focalizar la atención en lo importante durante la relación. </p>
<p>Todo esto se podría llevar a cabo desde el ordenador, a través de lo que llamamos avatares, una representación virtual de nosotros mismos. </p>
<p>Se ha demostrado que ver a nuestro avatar llevando a cabo actividades <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1471-1842.2007.00733.x">produce las mismas sensaciones en el cerebro</a> que si lo estuvieramos haciendo nosotros. De esta manera, practicar en el mundo virtual permite que la paciente experimente con su cuerpo virtual como un paso previo para poder hacerlo con su cuerpo real, lo que reduce notablemente la ansiedad.</p>
<p>En definitiva, la idea de utilizar la realidad virtual para facilitar el contacto terapéutico con personas es una forma de ampliar el alcance de los tratamientos de la psicología.</p>
<p>Desafortunadamente, el estigma de la salud mental aún pesa sobre las cabezas de estas personas, haciendo que se sientan culpables y avergonzadas de sus problemas de salud, como si fuera una elección personal padecerlos o como si la responsable fuera nuestra supuesta “debilidad”. </p>
<p>La incomprensión general de la sociedad sobre la salud mental condena a muchas personas a no recibir la ayuda que necesitan, incluso cuando disponemos de los medios para hacerlo. Aprovechar las tecnologías, en este caso la realidad virtual, para acercar la terapia a quienes de otra forma no la solicitarían es un pequeño paso más en el camino para mejorar la salud mental, una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra sociedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/176304/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Utilizar gafas de realidad virtual podría ayudar a complementar las terapias de psicología para superar fobias o solucionar problemas de sexualidad.Juan Ardoy Cuadros, Profesor de Psicopatología, Universidad Rey Juan CarlosAriana Vila González, Investigadora Pre-Doc en Realidad virtual y Psicología, Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1789602022-04-05T17:24:29Z2022-04-05T17:24:29ZLas pioneras en la historia de la sexualidad femenina<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/453060/original/file-20220318-15-6scjez.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=24%2C8%2C5439%2C3628&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-irreconocible-de-pie-detras-de-la-ventana-de-cristal-4024732/">Pexels / Hakeem James</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span></figcaption></figure><p>La sexualidad es un elemento inherente al ser humano. En las distintas culturas y a lo largo del tiempo las personas han variado su forma de relacionarse. Es así como la manera de experimentar y de concebir el cuerpo se ha transformado a través de los años hasta nuestros días.</p>
<p>Históricamente, la perspectiva femenina sobre la sexualidad ha sido silenciada y reducida únicamente a la función reproductora, ya que <a href="https://culturacuidados.ua.es/index.php/cuid/article/view/2014-n39-histeria-historia-de-la-sexualidad-femenina">las mujeres eran consideradas simples objetos sexuales</a>. Por ello es necesario visibilizar la labor realizada por un conjunto de figuras femeninas, relevantes y pioneras en materia de género, educación y salud sexual. Ellas fueron las encargadas de dar voz a un movimiento para convertir la sexualidad en un área abierta y en construcción.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456043/original/file-20220404-12-fcqp6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456043/original/file-20220404-12-fcqp6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=872&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456043/original/file-20220404-12-fcqp6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=872&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456043/original/file-20220404-12-fcqp6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=872&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456043/original/file-20220404-12-fcqp6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456043/original/file-20220404-12-fcqp6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456043/original/file-20220404-12-fcqp6p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"><em>El Universo</em>, del <em>Scivias-Codex</em> de Hildegarda de Bingen, 1165.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Meister_des_Hildegardis-Codex_001.jpg">The York Project</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El placer femenino y la maternidad libre</h2>
<p>En primer lugar, una de estas mujeres protagonistas indiscutibles de la historia fue la religiosa alemana <strong>Hildegarda Von Bingen</strong> (1098-1179), considerada la primera mujer en describir el orgasmo femenino. En su libro <em>Causa est curae</em> afirmó que <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/traditio/article/abs/it-takes-all-kinds-sexuality-and-gender-differences-in-hildegard-of-bingens-book-of-compound-medicine/2DAC861A2DA9F2E45B32B0EF887070E6">las mujeres también sentían placer</a>. </p>
<p>Más adelante, en la España del siglo XVIII destaca <strong>Luisa Rosado</strong> (1770), una matrona con amplia experiencia en el arte del parto. La idea de publicitar sus servicios mediante carteles le llevó a enfrentarse al Protomedicato (tribunal formado por protomédicos y examinadores, que reconocía la suficiencia de quienes aspiraban a ser médicos). Sucedió en una época en la que los cirujanos comenzaron a atender los partos y pronto esta disciplina se convertiría también en un ámbito médico masculino. Por su osadía, los médicos de la corte de Carlos III <a href="https://raco.cat/index.php/Dynamis/article/view/108098">vieron incluso amenazada su posición privilegiada</a>.</p>
<p>Posteriormente, <strong>Margaret Sanger</strong> (1879-1966), una enfermera y activista a favor de la educación sexual, fundó la ‘Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad’. Consideraba que, para alcanzar la igualdad de la mujer, era necesaria una maternidad libre. Fue una figura emblemática en la defensa de los derechos reproductivos y la legalización del aborto. Publicó panfletos sobre el uso de métodos anticonceptivos, prohibidos en aquella época por las Leyes de Comstock. Sin embargo, su legado no está exento de <a href="http://cfss.indstate.edu/debspams/b620b5_1918.pdf">controversias</a> por sus conexiones con el movimiento eugenésico. </p>
<h2>Del uso de anticonceptivos a la reproducción asistida</h2>
<p>En la misma línea, <strong>Marie Stopes</strong> (1880-1958) fue la primera mujer doctorada en la Universidad de Manchester y defensora de los derechos de las mujeres. Publicó uno de los primeros manuales modernos que explicaban el uso de métodos anticonceptivos. En su libro <em>Married Love</em> (1918) hablaba sobre la sexualidad femenina, la exploración física y mental y la igualdad entre hombres y mujeres, hecho por el cual fue censurado. Pero su faceta combativa convivía con sus intenciones <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2157852/">a favor de la eugenesia y de un ideal supremacista</a>. </p>
<p>En el mundo de la realeza, <strong>Marie Bonaparte</strong> (1882-1962) fue una princesa francesa que rechazó el rol de sumisión femenina. Sintió curiosidad por su propio cuerpo y buscó respuestas para explicar el placer sexual femenino. Realizó <a href="https://academic.oup.com/hwj/article-abstract/65/1/23/640540">estudios</a> sobre la estimulación del clítoris y el orgasmo y en 1950 publicó su libro <em>Sexualidad femenina</em>. Es considerada una mujer revolucionaria y precursora de la investigación sexual, en una etapa en la que esta esfera seguía siendo muy patriarcal. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=781&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=781&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=781&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=981&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=981&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456056/original/file-20220404-12-kaiu4g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=981&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Educación Sexual</em> (Hildegart Rodríguez Carballeira, 1931).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Educaci%C3%B3n_Sexual_por_Hildegart._1931.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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</figure>
<p><strong>Hildegart Rodríguez Carballeira</strong> (1914-1933) era concebida como modelo de mujer del futuro. A los 11 años ya impartía conferencias sobre sexualidad y feminismo. Era defensora del aborto y de la educación libre. Destacaba su <a href="https://muse.jhu.edu/article/45326">activismo</a> en el movimiento por la emancipación de la mujer y fue elegida como secretaria de la ‘Liga Española para la Reforma Sexual’. </p>
<p>El logro de <strong>Miriam Menkin</strong> (1901-1992) al realizar la primera fertilización de un óvulo <em>in vitro</em> en 1944 marcaría el comienzo de una nueva era reproductiva. En este ámbito también destaca <strong>Jean Purdy</strong> (1946-1985), enfermera y embrióloga británica pionera en el tratamiento de la fertilidad. Ella fue la encargada de transferir el embrión en estado de blastómero al útero materno, pero tristemente <a href="https://europepmc.org/article/med/9615566">su contribución jamás fue reconocida públicamente</a>. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=755&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=755&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=755&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=949&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=949&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/456058/original/file-20220404-20-5zcl9p.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=949&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Shere Hite en 1981.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Shere_Hite.jpg">Wikimedia Commons / Bernard Gotfryd</a></span>
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</figure>
<h2>Anatomía del clítoris y otros mitos</h2>
<p>El <a href="https://tallirosenbaum.com/wp-content/uploads/2019/10/shere-hite-the-hite-report.pdf">libro</a> <em>El informe Hite</em> (1976) es una obra clave del feminismo y la sexualidad. Cuenta la historia de <strong>Shere Hite</strong> (1942-2020), la mujer que se atrevió a preguntar lo que nadie había preguntado antes. Consiguió que 3 500 mujeres escribieran sobre sus experiencias sexuales. Desmintió uno de los grandes mitos de la sexualidad, que decía que la mayoría de mujeres solo podían alcanzar el orgasmo a través del coito. Su insistencia en que se escuchara a las mujeres fue innovadora, rompió tabúes y escandalizó al mundo heteronormativo.</p>
<p><strong>Helen O’Conell</strong> (1962), especializada en urología, fue la primera mujer en <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0022534701685720">describir la anatomía completa del clítoris</a>, su vascularización e inervación. Sus investigaciones han estado centradas en el único órgano humano diseñado para el placer, mostrando cuál es la forma y el tamaño de cada uno de sus componentes.</p>
<p>La sexualidad femenina <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1698031X08756838">había estado encerrada en la vergüenza y el desconocimiento</a> desde el principio de los tiempos, pero ellas rompieron con las normas establecidas, promoviendo una sexualidad más igualitaria y libre. Con sus discursos consiguieron que la diferencia sexual entre hombres y mujeres no fuera ignorada. Además, se negaron a aceptar la idea de que las mujeres solo debían complacer a los hombres y no experimentar placer.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178960/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sagrario Gomez Cantarino recibe fondos para el proyecto 'Educando en Sexualidad: Avance para la Salud Europea (EdSex)', aprobado por el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE). Dicho proyecto se desarrolla en las universidades de Évora y Santarém (Portugal), Reggio Emilia (Italia), y Seattle (Estados Unidos), bajo el liderazgo de la Facultad de Fisioterapia y Enfermería de Toledo (Universidad de Castilla-La Mancha), dentro del estudio Historia, Salud y Género, España-Portugal-Brasil (HISAG-EPB).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Inmaculada García-Valdivieso Jiménez recibe fondos del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE). </span></em></p>En asuntos como el placer femenino, la maternidad libre, el uso de anticonceptivos o la reproducción asistida, las mujeres también fueron pioneras.Sagrario Gomez Cantarino, Profesora Contratada Doctora de Enfermería del Campus de Toledo, Universidad de Castilla-La ManchaInmaculada García-Valdivieso Jiménez, Graduada en Enfermería. Grupo de Investigación Enfermería, Dolor y Cuidados (ENDOCU), Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1774032022-03-10T22:02:01Z2022-03-10T22:02:01ZFamilia o escuela: ¿quién debe enseñar a los adolescentes sobre sexo?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/451319/original/file-20220310-15-fmo2po.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C250%2C1914%2C827&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/sex-education-kids-vector-color-cartoon-1532291855">Shutterstock / Barandals</a></span></figcaption></figure><p>En nuestro entorno se ha pasado de ver la sexualidad como algo prohibido a contemplarla como algo accesible e interesante. No solo por el placer que pueda proporcionar sino por el estatus que otorga dentro del grupo de iguales. Se relaciona una mayor conducta sexual con más atractivo físico, reconocimiento o capacidad de liderazgo dentro del grupo. Así se pone de manifiesto en el cine, la música o las redes sociales. Pero esto no significa que sepamos más.</p>
<p>Partiremos de la base de que no son ciertas muchas afirmaciones populares sobre sexualidad. Por ejemplo, que “todos nacemos sabiendo”, que “llegado el momento todo el mundo sabe lo que hay que hacer” o “que el amor todo lo puede y lo enseña”. Persistir en estos mitos solamente perpetúa patrones de relación que generan gran insatisfacción en hombres y mujeres.</p>
<h2>Del entorno familiar a las páginas web</h2>
<p>Tanto niños como jóvenes tienen dudas (y muchos adultos también) y se sienten inseguros ante este aspecto esencial de su desarrollo personal y social. También respecto a las emociones que sienten y las sensaciones que experimentan. Por eso, tal y como hacemos en cualquier otro ámbito, <a href="https://theconversation.com/que-esperan-los-adolescentes-del-sexo-172321">tratan de buscar respuestas</a>. </p>
<p>Estas dudas se expresarán abiertamente si el entorno familiar y educativo les ofrece seguridad. Si esto no ocurre, es posible que busquen el apoyo y comprensión de los iguales alejándose de los adultos de referencia. Otra posibilidad es que lo encuentren en lo que se ha convertido en su principal herramienta de información: internet.</p>
<p>En este sentido, no debemos olvidar que vivimos en una sociedad saturada de información, donde el acceso a la misma no solo es fácil sino inmediato. Los adolescentes actualmente tienen evidente acceso a muchas páginas sobre sexo, pero ¿a qué tipo de sexo?, ¿qué intereses tiene algunas de las páginas que visitan?, ¿están preparados para comprender los contenidos a los que acceden? </p>
<p>Y con estas preguntas no pretendemos hacer referencia únicamente al porno (quizás la principal preocupación de familias y formadores) sino también a cualquier contenido que puedan encontrar relativo a su salud sexual. Por ejemplo, recomendaciones sobre prácticas sexuales (muchas de ellas combinadas con el consumo de alcohol u otras sustancias) o sobre el papel que juega cada sexo en las relaciones emocionales y sexuales (en muchos casos perpetuando estereotipos de desigualdad).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=578&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=578&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/451321/original/file-20220310-25-1abz39a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=578&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/using-mobile-phone-dark-search-pornography-361443878">Shutterstock / Portb</a></span>
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</figure>
<h2>¿Cuál es el papel de la familia?</h2>
<p>El papel que desempeña la familia en la formación sobre sexualidad y afectividad es esencial. No solo a través de la educación específica sino a través de los modelos que ofrecen a sus hijos e hijas y de las relaciones afectivas que establezcan con ellos.</p>
<p>Las relaciones de pareja que mantengamos a lo largo de nuestra vida estarán determinadas por las relaciones de apego que hayamos desarrollado previamente con nuestros padres o cuidadores principales. Es decir, aprendemos a sentirnos cómodos, seguros, a mostrarnos como somos, a buscar la intimidad y a saber dar y recibir afecto a lo largo de nuestra infancia. Sobre todo, a través de la seguridad y la confianza que <a href="https://revistas.um.es/analesps/article/view/123081">hayamos recibido en las relaciones afectivas con nuestros padres</a>.</p>
<p>Sin embargo, que los padres hablen abiertamente con sus hijos de sexo sigue sin ser todo lo frecuente que debería. Recordemos que cuando hablamos de sexo no solo nos referimos a los peligros y la necesidad de protegerse (de saber decir que no ante la presión o coerción, de las enfermedades de transmisión sexual o de los embarazos no deseados) sino también de cuidarse y quererse, de saber dar y recibir afecto, de placer y de comunicación.</p>
<p>En este sentido, muchos progenitores reconocen que les avergüenza hablar de este tema. O, sencillamente, que no saben qué decir o se sienten inseguros ante sus propios conocimientos o sus experiencias. Todo ello es una respuesta natural a la falta de formación específica recibida.</p>
<p>Ante tal situación, siempre pueden buscar ayuda en el profesorado de sus hijos, en sus pediatras o médicos de familia, en lecturas científicas sobre el tema: hay grandes autores en nuestro país que han trabajado mucho para acercar la educación sexual a todas las etapas de la vida, destacando el <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=229451">profesor Félix López</a>, catedrático de la Universidad de Salamanca. </p>
<p>Pero sobre todo deben recordar que pueden ser un referente de educación emocional para sus hijos, incluso cuando reconocen desconocer algunos temas en profundidad pero se ofrecen a acompañarlos en su camino de descubrimiento.</p>
<h2>¿Cómo debe intervenir la escuela?</h2>
<p>Lamentamos tener que insistir en que la escuela tampoco está cumpliendo con su papel formador en este ámbito. Todavía encontramos que la única información sobre el tema que se ofrece a lo largo de la educación hace referencia a la reproducción y a los métodos anticonceptivos. </p>
<p>No ha existido en nuestro país ninguna ley educativa que haya incluido la educación afectiva y sexual en el currículum. No obstante, en Europa llevamos años trabajando para potenciar una educación sexual de calidad, basada en el conocimiento científico y que potencie la salud entre los ciudadanos. Para ello, se han desarrollado algunos documentos de consenso con la idea de homogeneizar unas bases generales que puedan compartir todo los países miembros. </p>
<p>Una muestra de esto es la publicación de la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud y la organización alemana BZgA, en la que establecieron unas <a href="https://docplayer.es/49097-Who-regional-office-for-europe-and-bzga.html">líneas generales</a> que ayuden a los especialistas en salud a diseñar programas de educación sexual.</p>
<p>También en nuestro país se ha intentado establecer un marco general que ayude a los especialistas, principalmente profesionales de la salud y de la educación, a desmitificar algunas creencias sobre la educación sexual y a implementar propuestas basadas únicamente en el conocimiento científico. Así nació el documento <a href="http://biblioteca.udgvirtual.udg.mx/jspui/handle/123456789/698"><em>Educación para la sexualidad con bases científicas. Documento de consenso</em></a>, que indica qué es educación sexual y qué no debemos considerar como tal. Sus conclusiones incluyen: </p>
<ul>
<li><p>Abordar un amplio número de temas relacionados con los aspectos físicos, afectivos, sociales y culturales de la sexualidad.</p></li>
<li><p>Fomentar la tolerancia y evitar juicios morales.</p></li>
<li><p>No limitarse a la prevención de enfermedades y no basarse en el miedo.</p></li>
<li><p>Fomentar el desarrollo de una actitud positiva hacia el bienestar sexual.</p></li>
<li><p>Utilizar un lenguaje apropiado y comprensible.</p></li>
<li><p>Debe basarse en el cambio de las personas en cada etapa del ciclo vital y adecuarse a sus necesidades.</p></li>
<li><p>Enmarcarse siempre en la defensa de los derechos humanos universales.</p></li>
<li><p>Cooperar con la comunidad y con las familias, entre otros.</p></li>
</ul>
<p>Seguimos necesitando <a href="https://es.scribd.com/book/444875794/Educacion-sexual-integral-Guia-basica-para-trabajar-en-la-escuela-y-en-la-familia">formación continua para los profesionales de la educación</a> en el ámbito de la sexualidad, que se reconozca la educación afectiva como un ámbito esencial en el desarrollo de nuestros niños y niñas y que se incluya en los programas de estudio la sexualidad en toda su amplitud (placer, afecto, salud, comunicación, identidad). </p>
<p>Y debemos seguir ofreciendo apoyo a las familias para que puedan encontrar formación e información realista y fiable que les ayude a educar a sus hijos de manera sexualmente sana y libre de ideologías.</p>
<p>Si los padres o la escuela no cumplen con esta función se está dejando vía libre a la búsqueda de información en internet, las redes sociales o los iguales. Información que no siempre será fiable y ante la que siguen estando igual de indefensos sin la formación necesaria para seleccionarla. Si no se les ofrece formación específica, seguirán considerando la pornografía como un manual de aprendizaje básico, con todos los valores e ideales que, además de la conducta sexual, se transmite en esta.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/177403/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carmen Santín Vilariño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Durante la niñez surgen las primeras dudas sobre sexualidad. Ante tales preguntas, los jóvenes buscarán respuestas. ¿Quién debe dárselas: la escuela o la familia?Carmen Santín Vilariño, Profesora Titular de Universidad en el Departamento de Psicología Clínica y Experimental. Área de conocimiento Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos, Universidad de HuelvaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1743902022-01-30T19:47:12Z2022-01-30T19:47:12ZLa intensidad de los orgasmos femeninos depende del suelo pélvico<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/442779/original/file-20220126-13-1sxxouo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C17%2C5937%2C3934&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/gynecology-concept-hands-young-woman-on-1836924112">Shutterstock / ANN PATCHANAN</a></span></figcaption></figure><p>El orgasmo femenino siempre ha estado rodeado de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/ca.22471">creencias y mitos que a día de hoy están definitivamente desmentidos</a>. A estas alturas no hay dudas de que el orgasmo, tanto de hombres como de mujeres, cumple una función a la vez psicológica y fisiológica. Tampoco cabe discusión en cuanto a que las mujeres tienen derecho a sentir placer sexual. </p>
<p>Por ello, los expertos en medicina sexual y los sexólogos deben difundir certezas sobre la base biológica del orgasmo femenino a todas las mujeres, no hipótesis ni opiniones personales.</p>
<h2>El “orgasmo vaginal” no existe</h2>
<p>Un claro ejemplo lo encontramos en el término de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22462587/">“orgasmo vaginal” u “orgasmo activado vaginalmente”</a>. Ambos suelen emplearse para hacer referencia al clímax obtenido durante la penetración vaginal, sin estimulación directa del clítoris externo. Pero lo cierto es que el orgasmo vaginal no tiene ninguna base científica, ya que es un órgano poco sensible. De hecho, no tiene ninguna estructura anatómica que pueda provocar un orgasmo. Una evidencia de este fenómeno es que en mujeres con agenesia vaginal (ausencia congénita de la vagina), las respuestas sexuales de la vagina artificial son <a href="http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ca.22177/full">idénticas a las de la vagina normal</a>.</p>
<p>Lo que sí sucede tanto en mujeres con vagina normal como con vagina artificial es que durante el orgasmo se contrae la musculatura perineal. En todas las mujeres se han identificado <a href="https://psycnet.apa.org/record/1966-35042-000">contracciones recurrentes de diferentes músculos perineales</a>. Especialmente de los músculos <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/ca.22177">bulbocavernosos e isquiocavernosos</a>. </p>
<p>Ambos músculos discurren a ambos lados de la vulva (en el espacio delimitado por los labios genitales). Durante la excitación sexual (y la erección del clítoris) <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21440481/">se contraen de forma involuntaria y continua</a> favoreciendo la excitación y provocando la eyaculación femenina.</p>
<p>Al mismo tiempo, las alteraciones sexuales están asociadas a los síntomas del tracto urinario. Más del <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15082208/">40 % de las de las mujeres con infecciones urinarias recurrentes, incontinencia o prolapso de uretral sufren un deterioro en su vida sexual</a>. Esto se debe a que las alteraciones uro-genitales suelen provocar <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15467535/">libido baja, sequedad vaginal y disminución de la tasa e intensidad de los orgasmos</a>. </p>
<p>Todos estos factores forman parte del círculo vicioso de alteración estructural y emocional que impide el desarrollo de una vida sexual plena.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=352&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442802/original/file-20220126-27-7wt6jz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=443&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Vista anterior externa y vista anterolateral interna de la vulva.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Female_genitalia_-_Figure_28_02_02-es.png">Wikimedia Commons / OpenStax College / CFCF / Turdas</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Qué tiene que ver el suelo pélvico con los orgasmos?</h2>
<p>La <a href="https://www.physiotherapyjournal.com/article/S0031-9406(15)00630-6/fulltext#relatedArticles">hipotonía o debilidad del suelo pélvico y la incontinencia urinaria pueden llegar a interferir de forma directa en las relaciones sexuales</a>. En ocasiones, las pérdidas de orina pueden producirse durante la penetración, durante el orgasmo o en ambos casos. El desplazamiento de la vagina (y de los músculos que la rodean) durante la penetración <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15512297/">facilita que puedan ocurrir pérdidas de orina</a>. En estos casos, es lógico esperar que, tras el ejercicio (adecuadamente pautado) del suelo pélvico, se mejore la sintomatología de estas mujeres. </p>
<p>De hecho, los músculos del suelo pélvico son responsables directos de la <a href="https://www.physiotherapyjournal.com/article/S0031-9406(17)30054-8/fulltext">cantidad e intensidad de sensaciones que siente una mujer</a> durante las relaciones sexuales. Así como de la intensidad del agarre o presión que siente su pareja durante la penetración. </p>
<p>Las contracciones rítmicas del suelo pélvico contribuyen a la excitación y a la capacidad de muchas mujeres para alcanzar el orgasmo. Los programas de ejercicio para el suelo pélvico mejoran el tono muscular y la circulación de los órganos pélvicos. Esto es especialmente importante para los músculos más pequeños del suelo pélvico, que son los responsables de engordar y erguir el clítoris cuando las mujeres están excitadas. </p>
<p>En consecuencia, el mantenimiento de la musculatura perineal en condiciones saludables de fuerza, resistencia y elasticidad favorece el desarrollo de relaciones sexuales satisfactorias. Por ejemplo, con los conocidos ejercicios de Kegel es posible entrenar y fortalecer los músculos perineales (entre ellos los músculos isquiocavernosos y bulbocavernosos). De hecho, se ha demostrado que estos ejercicios son un <a href="https://www.ilfattoquotidiano.it/2018/10/28/vaginismo-e-muscoli-pelvici-due-bufale-da-smontare-sui-genitali-femminili/4718918/">tratamiento preventivo del vaginismo de gran eficacia</a>. </p>
<h2>La fisioterapia y la salud sexual</h2>
<p>Esto es solo un sencillo ejemplo de cómo la fisioterapia es útil para tratar y prevenir las disfunciones sexuales. Aunque también se han demostrado efectos beneficios de la aplicación de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/B9780128222881000038">masaje perineal, de la aplicación de suaves estímulos eléctricos, del uso de instrumentos como las bolas chinas…</a></p>
<p>Como profesionales de la salud comunitaria, los fisioterapeutas participamos de la educación en hábitos saludables y la promoción del bienestar. Dado que <a href="https://journals.lww.com/jwhpt/Citation/2007/31010/The_role_of_physiotherapy_in_sexual_health__Is_it.29.aspx">la salud sexual es un componente integral del bienestar general</a>, los fisioterapeutas de los diferentes niveles asistenciales tienen un papel importante en la prevención y tratamiento de las disfunciones sexuales.</p>
<p>Pero es necesario realizar un esfuerzo de divulgación y normalización de esta problemática. Empezando por la población general, dado que debido a la vergüenza y la incomodidad por la naturaleza íntima del problema, las pacientes pueden no ofrecer voluntariamente información sobre la función sexual a sus sanitarios de referencia. </p>
<p>En cuanto a los sanitarios, corresponde a los profesionales ser conocedores de la importancia y gravedad de las alteraciones sexuales y hacer las preguntas pertinentes a las pacientes con cuadros clínicos compatibles con posible afectación sexual. </p>
<p>Además, los sanitarios también deben proporcionar un entorno seguro y abierto en el que las pacientes puedan sentirse cómodas hablando de sus relaciones sexuales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174390/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raquel Leirós Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los músculos del suelo pélvico son responsables directos de la cantidad e intensidad de sensaciones que siente una mujer durante las relaciones sexuales y de la intensidad del agarre o presión que siente su pareja durante la penetración.Raquel Leirós Rodríguez, Profesora Ayudante Doctor en Fisioterapia, Universidad de LeónLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1723212022-01-27T18:35:54Z2022-01-27T18:35:54Z¿Qué esperan los adolescentes del sexo?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441384/original/file-20220118-19-gn9p0l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C30%2C6709%2C4436&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/carefree-life-young-couple-love-2070989126">Shutterstock / Oksana Shufrych</a></span></figcaption></figure><p>La adolescencia es un periodo de cambios complejo, donde se asientan algunos de los comportamientos y actitudes que guiarán el principio de la edad adulta. La explosión hormonal va a tener mucho que decir en estos cambios y en su vivencia emocional pero su influencia no es definitiva. </p>
<p>El desarrollo de nuevas formas de razonamiento permitirá el incremento y variedad de intereses que son el resultado de años de aprendizaje previo. Pero hay un ámbito que se empieza a vivir de manera distinta y que genera nuevos sentimientos: la sexualidad y las relaciones de pareja.</p>
<p>Estas nuevas emociones y experiencias que se generan en torno al desarrollo de la sexualidad pueden vivirse con ansiedad y desconcierto o con seguridad en las capacidades propias y en la toma de decisiones. </p>
<p>Esto dependerá, por un lado, de las personas con las que cuenten para expresar sus temores o dudas (padres y profesorado principalmente). Por otro, de la educación recibida en el ámbito de la sexualidad y la afectividad. Todo ello mediatizado por <a href="https://www.observatoriodelainfancia.es/ficherosoia/documentos/4113_d_relaciones-afectivas-y-sexualidad-en-la-adolescencia.pdf">variables y estilos personales</a> que se hayan desarrollado a lo largo de la infancia.</p>
<h2>¿A qué edad empezamos a pensar en la sexualidad?</h2>
<p>El interés por la sexualidad está presente desde los primeros años de vida. Por ejemplo, desde edades tempranas nos genera curiosidad la diferencia genital, cómo se hacen los bebés o las sensaciones físicas que se sienten al abrazar o acariciar. </p>
<p>Además, los niños juegan a mantener relaciones afectivas (juegos de rol como “a papás y mamás” o “a los médicos”). Aprenden a través de estos entretenimientos e interiorizan los papeles que nuestra sociedad otorga a cada sexo. Entre tanto, recordemos: la curiosidad sexual se verá incrementada por aquello de lo que no se habla.</p>
<p>Por su parte, durante la adolescencia aumenta el interés por la exploración de la conducta sexual tanto en la estimulación personal como en las relaciones con otras personas. También por las relaciones afectivas. </p>
<p>La persona adolescente experimentará con lo aprendido hasta ese momento. Resulta frecuente que se radicalicen, sobre todo en la expresión de su masculinidad o feminidad. Pero también es <a href="https://revista.infad.eu/index.php/IJODAEP/article/view/1804%20https://doi.org/10.17060/ijodaep.2020.n1.v1.1804">frecuente que expresen sus dudas</a> respecto a su identidad u orientación. De la misma forma, podrán manifestar temor a no estar a la altura de lo que creen que se debe esperar de ellos en el terreno sexual. </p>
<h2>La masturbación, nuestra primera (y fundamental) experiencia sexual</h2>
<p>También crece la necesidad de conocer y explorar las sensaciones que ofrece el propio cuerpo. La estimulación genital no es nueva, pues se produce a lo largo de toda la infancia, aunque sí lo es la intención de esta exploración. </p>
<p>La masturbación se convierte así en la primera experiencia propiamente sexual y en la mejor vía de descubrimiento de sensaciones y aprendizaje de capacidades de nuestro cuerpo. Recordemos que la <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/manuales/psicologia-de-la-sexualidad-javier-gomez-zapiain-9788420677989/">ausencia del aprendizaje masturbatorio</a> se relaciona con la presencia de algunas disfunciones sexuales en la edad adulta.</p>
<p>En este tema, aún encontramos diferencias entre chicos y chicas. Entre ellos se convierte en una conducta prácticamente universal, esperada y comprendida por el incremento del deseo sexual. Mientras tanto, entre las chicas, a pesar de haberse incrementado sustancialmente el número de ellas que reconoce masturbarse, no es un tema que se hable abiertamente, probablemente porque aún se sigue castigando socialmente la expresión del deseo femenino.</p>
<p>Estas primeras experiencias con el propio cuerpo son tremendamente importantes como vía de aprendizaje y alimentan la necesidad de compartirlas con otras personas. Es habitual que chicos y chicas adolescentes experimenten el primer enamoramiento, comiencen a compartir besos y caricias más o menos íntimas y sientan despertar el deseo sexual. </p>
<p>La mayoría de los adolescentes occidentales tienen muchas experiencias sexuales (masturbación, besos y caricias) antes de mantener relaciones sexuales con penetración. </p>
<p>Sin embargo, aproximadamente la mitad no comienza a mantener este tipo de relaciones sexuales <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/promocion/saludJovenes/estudioHBSC/docs/HBSC2018/HBSC2018_ConductaSexual.pdf">hasta los 17 o 18 años</a>, siendo un porcentaje mucho menor aquellos que comienzan a mantenerlas en edades previas (a los 15-16 años sólo alcanza el 20 %). </p>
<h2>¿Qué buscan o qué esperan los adolescentes del sexo?</h2>
<p>Podríamos pensar que el principal objetivo del sexo entre adolescentes sería una descarga rápida de la tensión provocada por el deseo y el impulso biológico. Sin embargo, en la adolescencia ya se aprende que a través del sexo también se cubren otras necesidades emocionales como recibir y dar afecto, ganar aceptación y reconocimiento, confirmar la orientación o identidad sexual, mejorar la autoestima o, simplemente, escapar del aburrimiento.</p>
<p>No obstante, todo ello dependerá de la formación previa que tengan sobre sexualidad. En general, encontramos que siguen presentando importantes carencias respecto al tema, sobre todo en relación a los aspectos afectivos y emocionales. </p>
<p>Con frecuencia, la información que se les facilita en contextos formales (la escuela principalmente) hace referencia a los peligros de la sexualidad (embarazos no deseados e ITS) y a los métodos anticonceptivos. </p>
<p>Sin embargo, su curiosidad y necesidad de información sobre el amor, el deseo, el placer, la identidad o la orientación sexual siguen sin ser temas que se trabajen habitualmente desde la escuela o que se aborden de manera habitual en la mayoría de las familias. Tampoco los temores y ansiedades que despierta no saber si se actúa bien o la búsqueda de la persona o el momento más adecuado.</p>
<h2>Peligros de la información sexual sin evidencia</h2>
<p>Todo ello hace que reciban mensajes contradictorios. Por un lado se les informa sobre los peligros de la conducta sexual y, por otro, los medios y los iguales informan de los placeres y de la influencia del sexo en el liderazgo y la autoestima. </p>
<p>Es propio de la adolescencia explorar nuevas experiencias, tener menor conciencia de los riesgos, no sentirse vulnerables ante los peligros y cuestionar lo que dicen los adultos de referencia anteponiendo los valores e ideas del grupo de iguales. </p>
<p>La variedad de mensajes y estas características propias de la edad junto con la sobrexposición a la información sexual no estructurada y sin evidencia puede hacer que lleven a cabo conductas sexuales de riesgo (sin protección o bajo los efectos del alcohol, por ejemplo). </p>
<p>Por eso, en todo este proceso, la familia y la escuela juegan un papel fundamental. En casa, la familia debe reconocer su papel de modelaje en la expresión de los afectos y no eludir aquellos temas que, por falta de formación específica, puedan resultar incómodos. </p>
<p>Por su parte, las leyes educativas deben incluir, de una vez por todas, contenidos que favorezcan la formación en una sexualidad plena y saludable, basada en la evidencia científica y que posibilite el desarrollo de personas seguras. Así, además, podrían reconocer y denunciar situaciones de abuso y expresar sus dudas y temores a las personas de referencia y confianza.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172321/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carmen Santín Vilariño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las leyes educativas deben incluir contenidos que favorezcan la formación en una sexualidad plena y saludable, basada en la evidencia científica, y que posibilite el desarrollo de personas seguras.Carmen Santín Vilariño, Profesora Titular de Universidad en el Departamento de Psicología Clínica y Experimental. Área de conocimiento Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos, Universidad de HuelvaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1674612022-01-17T17:16:49Z2022-01-17T17:16:49Z¿Alimentos afrodisíacos? Ya nos gustaría<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441043/original/file-20220117-13-wfy5je.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5336%2C3992&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/strawberries-chocolate-181323041">Shutterstock / EcoPimStudio</a></span></figcaption></figure><p>Si buscamos “alimentos afrodisíacos” en Internet saldrán cientos de miles de entradas sobre el tema. Entre los alimentos a los que se atribuye esta “estimulante” propiedad están el chocolate, las fresas, las ostras o incluso el ajo. ¿Qué hay de cierto? ¿Se trata de otro más de tantos bulos?</p>
<p>Parece que sí. Basta echarle un vistazo a <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/">PubMed</a>, una gran base de datos donde están recopiladas todas las publicaciones de investigación en materia de salud. Al buscar “alimentos afrodisíacos”, los resultados son decepcionantes. No hay artículos que demuestren que podemos mejorar nuestra capacidad sexual ni nuestro deseo con los alimentos por mero placer. </p>
<p>Podríamos poner punto y final aquí a este artículo; sin embargo, seguirían los bulos sobre los alimentos afrodisíacos. Así que, veamos qué dice la investigación exactamente.</p>
<h2>Chocolate, fresas y ostras</h2>
<p>Desde hace siglos el chocolate tiene la fama de aumentar la libido e incluso de aumentar la fertilidad. Dos artículos de investigación han puesto a prueba esta reputación.</p>
<p>Concretamente, un pequeño <a href="https://www.jsm.jsexmed.org/article/S1743-6095(15)31344-8/fulltext">estudio</a> realizado en el norte de Italia con 153 mujeres en 2006 analizó el efecto del chocolate sobre el <a href="https://links.lww.com/AOG/A538">Índice de Función Sexual Femenina</a>. No se encontraron diferencias entre aquellas mujeres que comían chocolate y las que no. Es decir, el chocolate no tenía efecto afrodisíaco.</p>
<p>Otro <a href="https://www.cureus.com/articles/50775-chocolate-consumption-and-sex-interest">estudio</a> reciente (2021) realizado en California incluyó a 723 hombres y mujeres mayores de 20 años. Paradójicamente, las mujeres que comían chocolate con más frecuencia indicaron sentir menor interés sexual. Y lo mismo sucedía con hombres menores de 55 años.</p>
<p>En cuanto a las fresas, no hay estudios de sus efectos sobre la función sexual. Por el contrario, algo hay acerca de las ostras, aunque ninguno en humanos.</p>
<p>Concretamente, los estudios en ratones macho con diferentes preparaciones de ostras (carne, péptidos) han mostrado aumento de la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378874120332670">testosterona</a> en sangre y mejora de algunos parámetros de <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/18/5/2349">deseo y excitación sexual</a>. Así que, por el momento, sigue sin estar demostrado que una cena a base de ostras garantice una noche de pasión entre humanos.</p>
<p>En cuanto al ajo, estudios en roedores macho muestran variaciones en los niveles de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/and.12009">testosterona</a>; sin embargo, esta aumenta o disminuye dependiendo del estudio. </p>
<p>Así podríamos continuar de forma indefinida buscando cada uno de los muchos alimentos a los que se les atribuye una propiedad afrodisíaca. El resultado sería similar: ningún alimento ha demostrado efectos afrodisíacos en humanos.</p>
<p>En cuanto a los nutrientes, solo del <a href="https://www.boe.es/doue/2012/136/L00001-00040.pdf">zinc</a> se ha corroborado que contribuye a la fertilidad y reproducción normales, y al mantenimiento de niveles normales de testosterona. En definitiva, sigue sin ser lo que esperábamos.</p>
<h2>La función sexual y sus problemas</h2>
<p>En la actividad sexual de hombres y mujeres está implicada toda una colección de neurotransmisores y hormonas. Entre ellos, dopamina, noradrenalina, serotonina, testosterona, estrógenos, <a href="https://www.mdpi.com/1422-0067/22/19/10376">oxitocina</a> y cortisol.</p>
<p>La disfunción sexual afecta a varios millones de personas en España. Se estima que un tercio de las <a href="https://medes.com/publication/124296">mujeres premenopáusicas</a> padecen alguna forma de esta. En cuanto a los hombres, son entre 1,5 y 2 millones los afectados por la <a href="http://www.asesa.org/attach/admin/pro_documentos/Documento_de_Consenso_sobre_DE.pdf">disfunción eréctil</a>. Cáncer, diabetes, medicación, hipertensión, problemas cardiovasculares o depresión son algunas de sus causas en ambos sexos.</p>
<p>La aprobación del medicamento llamado Viagra (sildenafil) para su uso en humanos en 1998 supuso un antes y un después en el tratamiento de las disfunciones sexuales. Después le siguieron Cialis (tadalafilo) y Levitra (vardenafilo). Hubo que esperar hasta 2015 a que se aprobara en Estados Unidos el equivalente para mujeres, Addyi (flibanserina). Y en 2019 le siguió Vyleesi (bremelanotide).</p>
<p>También se están investigando los efectos de extractos de plantas como tratamiento para la disfunción sexual. Algunas de estas plantas son el ginseng, el tongkat ali, abrojo (<em>Tribulus Terrestris</em>), maca y muira puama. Sin embargo, una <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2050052120300020?via%3Dihub">revisión</a> reciente evaluó estas y otros cinco “afrodisiacos” y solo la L-arginina ha demostrado mejorar la función eréctil.</p>
<p>Para quienes sufren algún tipo de disfunción sexual, conseguir placer supone un hito para el que necesitan medicación. La investigación en este campo se dedica a ayudarles a superar esta limitación. Por lo tanto, es comprensible que no se le preste atención al aumento del placer de personas sin ningún tipo de disfunción sexual. Tal vez incluso sea una frivolidad pretenderlo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167461/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Belén Ropero Lara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Chocolate, ostras o fresas son algunos de los llamados “alimentos afrodisíacos”. Sin embargo, ningún artículo de investigación demuestra que efectivamente estimulen nuestra capacidad y deseo sexuales.Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1746632022-01-13T21:20:06Z2022-01-13T21:20:06ZLa vulva de Baubo: humor femenino y obscenidad positiva<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/440077/original/file-20220110-17-at1t2x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1499%2C924&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Estatuilla conocida como Baubo, terracota, siglos Iᵉʳ-IIᵉ d.C.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://sammlungonline.mkg-hamburg.de/de/object/Baubo/1989.584/dc00126937">MKG Sammlung </a></span></figcaption></figure><p>Una parte importante de los cómicos actuales son mujeres. Sin embargo, <a href="https://madame.lefigaro.fr/societe/humour-les-femmes-rient-entre-elles-depuis-toujours-mais-faire-rire-est-une-prerogative-masculine-060421-196021">la risa ha sido durante mucho tiempo una prerrogativa masculina</a>, como nos recuerda la historiadora Sabine Melchior-Bonnet en su ensayo, <em>Le rire des femmes, une histoire de pouvoir</em> (PUF, 2021).</p>
<p>Desde la Antigüedad, la risa ha sido considerada <a href="https://www.retronews.fr/societe/interview/2021/11/23/le-rire-des-femmes-sabine-melchior-bonnet">“contraria a la imagen de la mujer humilde y pudorosa”</a>, escribe Melchior-Bonnet. Una mujer que se reía en público era a menudo equiparada con una prostituta o, más recientemente, con una loca histérica, mientras que un hombre que bromeaba, incluso de forma muy atrevida, no era objeto de la misma reprobación.</p>
<p>Las fuentes antiguas confirman esta discriminación a través de la risa, aunque nos ofrecen algunas figuras raras de mujeres humoristas. No se trata de personajes históricos, sino mitológicos. Sin embargo, demuestran que para los antiguos griegos o egipcios reír y hacer reír no eran privilegios exclusivamente masculinos.</p>
<h2>La risa de Deméter</h2>
<p>Una de estas primeras humoristas se llama Iame. Se la menciona en el <em>Himno a Deméter</em> homérico, una <a href="https://fr.wikisource.org/wiki/Hymnes_hom%C3%A9riques/%C3%80_D%C3%A8m%C3%A8t%C3%A8r_2">obra poética griega compuesta en el siglo VI a.e.c.</a>.</p>
<p>En esta obra nos enteramos de que la diosa Deméter está desesperada porque ha perdido a su hija Coré, que fue raptada por Hades, el dios del inframundo. Deméter ha tomado la apariencia de una anciana de luto. Vaga por la Tierra durante varios días antes de llegar a Eleusis, no muy lejos de Atenas. Allí es recibida por Metanira, esposa del rey local, pero, paralizada por la pena, se niega a beber o comer. Entonces interviene una doncella llamada Iambé: lanza a la diosa “mil palabras de alegría”, dice el texto. No se especifica la naturaleza de estas bromas, pero podemos adivinar que Iambé (cuyo nombre evoca la poesía yámbica, es decir, satírica), profiere chistes obscenos. Una obscenidad eficaz, ya que la diosa sale finalmente de su silencio y acepta la bebida que se le ofrece.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438646/original/file-20211221-25-1nhw2ba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438646/original/file-20211221-25-1nhw2ba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=789&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438646/original/file-20211221-25-1nhw2ba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=789&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438646/original/file-20211221-25-1nhw2ba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=789&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438646/original/file-20211221-25-1nhw2ba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=992&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438646/original/file-20211221-25-1nhw2ba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=992&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438646/original/file-20211221-25-1nhw2ba.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=992&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Estatuilla conocida como Baubo, terracota, siglos Iᵉʳ-IIᵉ d.C. Museo Rodin, Meudon.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Otro himno a Deméter, compuesto por un tal Filikos, conocido gracias a un papiro del siglo III a.e.c., desgraciadamente fragmentario, presenta a Iambé como una vieja campesina inculta y parlanchina, cuya <a href="https://www.persee.fr/doc/rhr_0035-1423_1985_num_202_1_2785">asombrosa graciosidad atrae a la diosa</a>.</p>
<h2>La danza de la vulva</h2>
<p>En otra versión de este mito, contada por los autores cristianos Clemente de Alejandría (c. 150-215), Arnobio (c. 240-304) y Eusebio de Cesarea (c. 265-339), la humorista de Eleusis se llama Baubo. Esta vez combina las palabras con la acción: se arremanga la túnica para mostrar su vulva a la diosa. Sorprendida por este inesperado espectáculo, Deméter encuentra en él un repentino consuelo y sale inmediatamente de su letargo.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1815&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1815&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1815&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=2281&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=2281&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438647/original/file-20211221-21-r6elch.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=2281&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Isis Baubo, terracota, siglos Iᵉʳ-IIᵉ.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Ägyptisches Museum Leipzig</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>En su relato, Arnobe (<em>Adversus Nationes</em> V, 26) nos da algunos detalles sobre los gestos de Baubo: mediante una especie de truco de magia y danza del vientre, o más bien del bajo vientre, hace que su vulva depilada tome la forma de la cara de un niño. ¿Cómo lo hace? Tal vez haya dibujado una cara de bebé en su vulva, o justo encima de ella, con la ayuda del maquillaje. Luego, como una ventrílocua, emite sonidos, creando la ilusión de que es el bebé que tiene en la vulva el que habla o canta.</p>
<p>En cualquier caso, se subraya de nuevo la eficacia del gesto humorístico, pero también, para los tres autores que son cristianos, una oportunidad de ridiculizar la religión politeísta de los griegos. Así, Clemente de Alejandría ironiza: “¡Bellas gafas y adecuadas para una diosa!” (<em>Protreptic</em> II, 20). Los autores cristianos reprochan a la mitología griega haber concedido un lugar, ciertamente muy limitado, pero un lugar de todos modos, a la risa femenina.</p>
<h2>Obscenidad positiva</h2>
<p>Si los polemistas cristianos no veían en ella más que indecencia, el mito de la humorista eleusina refleja la idea de una obscenidad apotropaica y catártica, capaz de aligerar a un ser sumido en las penas más profundas. Es una forma de tosquedad positiva que transmite un mensaje muy serio: Baubo recuerda a la diosa el poder femenino representado por la vulva, la promesa de la futura maternidad. Por tanto, el espectáculo puede considerarse también un gesto de solidaridad entre mujeres.</p>
<p>Debido a su éxito, la doncella que lograba animar a Deméter era considerada a veces una verdadera deidad por los griegos. Una inscripción de culto encontrada en la isla de Naxos, que data del siglo IV a.e.c., menciona el nombre de Baubo en cuarto lugar, después de Deméter, su hija Core y Zeus. Una especie de deidad patrona de la risa benéfica.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=965&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=965&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=965&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1212&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1212&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438649/original/file-20211221-27-cbs8fx.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1212&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Perrette y el diablo de Papefiguière. Ilustración de Charles Eisen.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/5/56/La_Fontaine_-_Contes_-_Le_Diable_de_Papefigui%C3%A8re_2.jpg/637px-La_Fontaine_-_Contes_-_Le_Diable_de_Papefigui%C3%A8re_2.jpg">Wikimedia</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un mito universal</h2>
<p>Se ha escrito mucho sobre la interpretación del mito de Baubo. Los historiadores y arqueólogos han vinculado el destape de la vulva con ciertas prácticas del culto a Deméter, que pueden haber incluido la manipulación de objetos sexuales, o con insultos <a href="https://www.academia.edu/40316636/L%C3%A9pisode_de_Baub%C3%B4_dans_les_myst%C3%A8res_dEleusis">que pueden haber sido proferidos ritualmente</a>.</p>
<p>La humorista de Eleusis también atrajo la atención de los escritores. Probablemente Rabelais se acordó de ella cuando imaginó el episodio de Perrette, la mujer de Papefiguière <a href="https://fr.wikisource.org/wiki/Le_Quart_Livre/47">que ahuyenta al diablo levantando su vestido</a> (<em>Pantagruel</em>, Libro cuarto, XLVII).</p>
<p>Esta historia también inspiró a Jean de La Fontaine. En su cuento “Le Diable de Papefiguière”, una campesina llamada Perrette asusta a un demonio mostrando la <a href="http://17emesiecle.free.fr/Diable_de_Papefiguiere.php">“cicatriz” que le recorre los muslos</a>.</p>
<p>Más tarde, Goethe devolvió a Baubo su antiguo nombre, <a href="https://cheminstraverse-philo.fr/philosophes/pourquoi-baubo-a-t-elle-fait-rire-demeter-2/#_ftn3">antes de que Nietzsche y Freud, a su vez, se interesaran por esta inquietante figura</a>.</p>
<p>El psicoanalista Georges Devereux incluso le dedicó un libro. Según él, la exhibición de la vulva es un puro “producto fantasmático del inconsciente humano”. Por eso, figuras comparables a Baubo <a href="https://www.babelio.com/livres/Devereux-Baubo-la-vulve-mythique/346685">se encuentran en otras culturas, fuera del mundo griego</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438650/original/file-20211221-167342-1ptmt26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438650/original/file-20211221-167342-1ptmt26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=366&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438650/original/file-20211221-167342-1ptmt26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=366&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438650/original/file-20211221-167342-1ptmt26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=366&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438650/original/file-20211221-167342-1ptmt26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=460&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438650/original/file-20211221-167342-1ptmt26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=460&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438650/original/file-20211221-167342-1ptmt26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=460&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Elodie Yung como la diosa Hathor (<em>Gods of Egypt</em>, 2016).</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=666&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=666&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=666&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=836&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=836&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438652/original/file-20211221-21-1gc9m0m.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=836&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ame-no-Uzume, en versión manga.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En Egipto, la diosa Hathor, encarnación de la alegría y el erotismo, le enseña su vulva al dios del sol Ra, <a href="https://books.google.fr/books/about/Les_aventures_d_Horus_et_Seth_dans_le_Pa.html?id=uOylmAEACAAJ&redir_esc=y">que a veces muestra signos de debilidad</a> (<em>Papyrus Chester Beatty</em> I).</p>
<p>Ante el estriptis de la divinidad, el dios estalla en una poderosa y fértil carcajada que le permite recuperar todo su esplendor. Una vulva benéfica y la risa, como en el mito griego, salvo que el gesto de Baubo, destinado a una deidad femenina, no tenía la dimensión erótica de la leyenda egipcia.</p>
<p>En Japón, es la diosa Ame-no-Uzume la que descubre su cuerpo, provocando la hilaridad de su público divino y permitiendo al mismo tiempo, <a href="https://www.academia.edu/4808793/Osceno_risibile_sacro_Iambe_Baub%C3%B2_Hathor_Ame_no_Uzume_e_le_altre?auto=download">como Hathor, que los rayos del sol vuelvan a iluminar el mundo</a>.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1311&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1311&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1311&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1647&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1647&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438704/original/file-20211221-18663-1q1ey17.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1647&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Estatuilla de una ‘mujer-vulva’ conocida como Baubo, de terracota, procedente del santuario de Deméter en Priene, Asia Menor, entre los siglos IVᵉ y IIᵉ a.C. Berlín, Antikensammlung.</span>
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<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438654/original/file-20211221-21-1u7uyhh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438654/original/file-20211221-21-1u7uyhh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=698&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438654/original/file-20211221-21-1u7uyhh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=698&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438654/original/file-20211221-21-1u7uyhh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=698&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438654/original/file-20211221-21-1u7uyhh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=878&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438654/original/file-20211221-21-1u7uyhh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=878&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438654/original/file-20211221-21-1u7uyhh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=878&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Baubo, época romana, estatuilla conservada en el Museo Rodin.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://collections.musee-rodin.fr/fr/museum/rodin/baubo/Co.02714?epoqueDeCreation%5B0%5D=Epoque+romaine&amp;position=4">Musée Rodin</a></span>
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<p>“Y cuando vieron su cuerpo robusto y lleno como el de una niña, el recocijo entró en los corazones de todos y se pusieron a reír”, escribe Paul Claudel en un poema en prosa inspirado en el mito japonés (“La délivrance d'Amaterasu”, <a href="https://fr.wikisource.org/wiki/Connaissance_de_l%E2%80%99Est/La_d%C3%A9livrance_d%E2%80%99Amaterasu"><em>Connaissance de l'Est</em></a>, 1920).</p>
<h2>¿Estatuillas de Baubo?</h2>
<p>En 1898, unos arqueólogos alemanes que excavaban los restos del templo de Deméter en Priene, Asia Menor (actual Turquía), hicieron un descubrimiento desconcertante. Se descubrió una serie de asombrosas estatuillas de “vírgenes femeninas”. Ahora están en Berlín (<em>Antikensammlung</em>).</p>
<p>No tienen cabeza como tal: sus rostros están inscritos en sus vientres y sus vulvas en sus barbillas. ¿Era para representar el truco de magia de Baubo de hacer aparecer un niño sobre su vulva?</p>
<p>Otras estatuillas procedentes de Egipto, donde se fabricaron entre el siglo III a.e.c. y el III, muestran a mujeres embarazadas en cuclillas y tocando sus vulvas con la mano derecha. Por lo tanto, también se asocian con el mito de Baubo. Estas estatuillas se utilizaban probablemente como amuletos para proteger a las mujeres embarazadas en una época <a href="https://sammlungonline.mkg-hamburg.de/de/object/Baubo/1989.584/dc00126937">en la que muchas morían en el parto</a>.</p>
<p>El Museo Rodin de Meudon cuenta con algunas de estas sorprendentes figuras que el escultor había adquirido.</p>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/438655/original/file-20211221-50268-yx388n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/438655/original/file-20211221-50268-yx388n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=724&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/438655/original/file-20211221-50268-yx388n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=724&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/438655/original/file-20211221-50268-yx388n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=724&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/438655/original/file-20211221-50268-yx388n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=910&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/438655/original/file-20211221-50268-yx388n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=910&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/438655/original/file-20211221-50268-yx388n.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=910&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Auguste Rodin, ‘Iris mensajera de los dioses’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.musee-rodin.fr/musee/collections/oeuvres/iris-messagere-dieux#group_1439-5">National Gallery, Oslo</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>No es imposible que <a href="https://www.musee-rodin.fr/musee/collections/oeuvres/iris-messagere-dieux">Rodin se inspirara o recordara</a> estas estatuillas cuando realizó su “Iris, mensajera de los dioses”, a finales del siglo XIX.</p>
<p>En efecto, la diosa de Rodin centra la atención en su vulva, como Baubo en el mito antiguo, a través de su pose. Iris parece congelada mientras realiza una especie de danza de la vulva. Otra vulva benéfica que atrae nuestra mirada y nos distrae, al menos por unos instantes, de nuestra tristeza, de nuestras angustias y de las desgracias a las que nos enfrentamos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174663/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Christian-Georges Schwentzel ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>La risa ha sido durante mucho tiempo una prerrogativa masculina. Sin embargo, en la antigüedad, algunos mitos mencionan a diosas que utilizaban la obscenidad para entretener al público.Christian-Georges Schwentzel, Professeur d'histoire ancienne, Université de LorraineLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1703082022-01-06T23:08:26Z2022-01-06T23:08:26ZSexo en mayores: ¿Se acaba el deseo al envejecer?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/438324/original/file-20211219-15-182l7n8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C14%2C4992%2C3308&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cropped-shot-mans-hands-caressing-his-492963592">Shutterstock / Photographee.eu</a></span></figcaption></figure><p>Claudia y Luis se conocieron muy jóvenes. Enseguida supieron que estaban hechos el uno para el otro. Su comienzo fue un arrebato, no podían dejar de pensar en el otro, de idealizarlo, y sus cuerpos se excitaban con solo rozarse. Necesitaban hacerse el amor con frecuencia. Han pasado toda una vida juntos. Aunque ha habido algunos problemas de salud, se mantienen básicamente bien y se autogestionan. Pasan algunos ratos en el centro de día de su barrio, pasean y comparten las tareas de casa. De vez en cuando, se ocupan de sus nietos. ¡Y aún siguen atrayéndose! Ahora de manera diferente, disfrutando con su afecto y sus cuerpos. Es un amor de compañeros, de estar con quien se ama y disfrutarlo.</p>
<p>Sexualidad y sensualidad son aspectos diferenciales e inclusivos del hecho sexual humano. Presentes a lo largo de toda la vida, se aprende y perfila hacia el placer de lo cotidiano, del cuerpo, del humor y disfrute mutuo, del amor de compañeros.</p>
<p>Las personas mayores tienen, básicamente, las mismas necesidades de obtener placer y bienestar que los niños, adolescentes, jóvenes y adultos, y aunque suelen estar peor cubiertas, especialmente en los que viven institucionalizados, no desaparecen con la edad. Seguir siendo un ser sexual durante el proceso de envejecimiento debe considerarse un derecho fundamental y un <a href="https://www.who.int/reproductivehealth/publications/sexual_health/rhr_hrp_10_22/en/">predictor significativo de la calidad de vida</a></p>
<p>La manera en la que cada persona se siente y se expresa como mujer o como hombre es un hecho biográfico que dura toda la vida, es su <a href="https://sexologiaenredessociales.wordpress.com/about/">sexualidad</a>. La expresión de este hecho encaminada a obtener placer, con la participación del cuerpo a través de los sentidos, es su sensualidad, que se alimenta de deseos y habilidades para atraer a alguien, su erótica, y se manifiesta en innumerables conductas, a veces compartidas y otras en solitario, su amatoria.</p>
<h2>El placer no disminuye con la edad</h2>
<p>La mayoría de los adultos mayores permanecen sexualmente activos, <a href="https://psicologiaymundo.com/psicologia/psicologos-celebres/william-masters-y-virginia-johnson-historia-y-trabajos/">el interés por el sexo y el placer no disminuyen con la edad.</a> Aunque la edad, por sí sola, no es motivo para cambiar prácticas sexuales que se han disfrutado a lo largo de la vida, es posible que deban asumirse adaptaciones, en su caso, a determinadas limitaciones físicas y a efectos de enfermedades o medicamentos. </p>
<p>Estos cambios serán menos pronunciados y la erótica sensual asociada menos afectada cuando se ha sido sexualmente activo. La imaginación, la estimulación sensorial y otras ayudas ambientales pueden incrementar la receptividad al placer y al encuentro.</p>
<p>Indagando en esas ayudas externas hemos recabado en tiendas eróticas respecto a las necesidades más frecuentes planteadas por personas mayores. Entre los hombres son aspectos relacionados con la erección los más consultados, desde cremas de uso tópico a arneses peneanos. Entre las mujeres, aspectos relacionados con lubricación y fricción en relaciones coitales y estimuladores del erotismo como perfumes, lencería, masajeadores y juguetes.</p>
<p>No obstante, es necesario considerar que hay adultos que <a href="https://www.uofmhealth.org/health-library/hw159186#hw159186-Bib">optan por no participar en actividades sexuales</a>, y eso también es normal.</p>
<h2>El efecto de enviudar</h2>
<p>Los factores psicológicos y sociales que afectan la sexualidad a medida que se envejece son muy importantes. En muchas culturas, el sexo está vinculado a la juventud y es posible que las personas mayores se sientan menos deseables, pudiendo afectar negativamente su autoestima lo que, a su vez, <a href="https://www.nia.nih.gov/health/sexuality-later-life">impactaría sobre su desempeño sexual</a>. Por ejemplo, enviudar tiene numerosas implicaciones en lo que respeta a la salud emocional y sexual, ya que las personas que han estado en una relación durante la mayor parte de sus vidas <a href="https://www.smsna.org/patients/blog/how-sex-changes-with-age.">pueden no saber cómo gestionar sus sentimientos sexuales</a> a largo plazo.</p>
<p>De acuerdo con la información obtenida entre el alumnado de la <a href="https://www.uclm.es/-/media/Files/A01-Asistencia-Direccion/A01-130-Vicerrectorado-Cultura/PDFExtensionUniversitaria/UnivMayoresJoseSaramago/Memoria-Academicas/Memoria-Mayores-2008-2009.ashx?la=en">Universidad de los Mayores</a> (UCLM, Albacete 2020), la sexualidad es un componente muy importante para su bienestar (93 %), y aunque disminuye la práctica de actividades sexuales genitales, como el coito, mantienen activo el deseo sexual (71 %) y disfrutan con el afecto y la erótica (69 %). </p>
<p>Lo que fue un amor intenso, apasionado, genitalizado, expectante bajo el efecto de la <a href="http://www.xatakaciencia.com/libros-que-nos-inspiran/libros-que-nos-inspiran-dopamina-daniel-z-lieberman-michael-e-long">dopamina</a>, es ahora un amor de compañeros, de estar con quien se ama y disfrutarlo, con gran implicación de los sentidos y las emociones, mediado por neurotransmisores (serotonina y oxitocina) cuyos efectos son más sosegados.</p>
<h2>Desinhibición y entrega al placer</h2>
<p>Estos cambios puede reflejarse en la apertura emocional durante las prácticas sexuales (91 %), la desinhibición y entrega al placer durante las relaciones (72 %) y la satisfacción con su estado de humor después de la actividad sexual (91 %). Al tener en cuenta el género, se encuentran diferencias en su autopercepción, por ejemplo, respecto a la intensidad de la excitación sexual (54 % hombres/45 % mujeres) o el equilibrio entre lo que se da y se recibe (63 % hombres/36 % mujeres).</p>
<p>La querencia a los placeres se mantiene y amplía a lo largo de la vida. No debemos olvidar que, si no lo somos ya, todos seremos ancianos dentro de unos años y que querremos lo que todos querremos: disfrute, dignidad, privacidad y el cuidado atento de una persona, sin interferencias impertinentes.</p>
<hr>
<p><em>En este artículo han colaborado Pilar Soria Antonio, doctora por la Universidad de Castilla-La Mancha, sexóloga y presidenta de la Asociación Asexórate, y Teresa Gómez, gerente de tienda erótica.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/170308/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Las personas mayores tienen las mismas necesidades de obtener placer que las jóvenes. El interés por el sexo no disminuye con la edad. En muchas culturas, sin embargo, el sexo está vinculado a la juventud y es posible que las personas mayores se sientan menos deseables y con menor autoestima.Rigoberto López Honrubia, profesor contratado doctor. Departamento de Psicología de la UCLM Area de psicología de la Salud, Universidad de Castilla-La ManchaMarta Nieto López, Profesora Contratada Doctora Interina en la Facultad de Medicina de Albacete, Departamento Psicología, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1677732021-11-14T19:17:02Z2021-11-14T19:17:02ZLa estética pornográfica en las redes convierte a las niñas en objeto de deseo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/431256/original/file-20211110-27-161w92g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C2986%2C1994&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/concept-child-represented-by-doll-refusing-586859084">Shutterstock / Raihana Asral</a></span></figcaption></figure><p>El contenido pornográfico de la red social sin anunciantes de 130 millones de usuarios <a href="https://computerhoy.com/reportajes/tecnologia/onlyfans-como-funciona-red-social-adultos-polemica-809761">Only Fans</a> estuvo a punto de convertirse en ilegal el pasado mes de agosto. A la red se le había acusado de acoger la explotación de menores debido a la falta de control de <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-57274593">identidades falsas</a>. Only Fans tomó la decisión de cancelar este tipo de contenido por presiones recibidas por parte de los proveedores de bancos y de quienes realizaban los pagos. A los pocos días de anunciar la prohibición, <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-58335319">rectificó</a> y dijo que retrasaría los cambios.</p>
<p>La noticia de la compañía que ha generado 3 000 millones de dólares desde su apertura en 2016 hacía mención explícita a las trabajadoras sexuales. Pero la plataforma no solo se ha convertido en una fuente alternativa de ingresos durante el confinamiento. La estética y cultura nudista de muchas artistas, <em>influencers</em> y celebridades ha llevado a muchas chicas jóvenes a pensar que vender desnudos por internet es una forma fácil y rápida de ganar dinero y a adoptar tendencias de vestir como se supone que visten una <em>stripper</em> o una prostituta. Porque, como señalan los estudios, <a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3247769">el imaginario de la pornografía</a> es el de la prostitución. </p>
<p>En una cultural digital de <em>pornografication</em> –la estética <em>porn chic</em>– <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/gwao.12354">domina la presión por mostrar el propio cuerpo para ganar atención</a>, fórmula que comenzó con <em>webcams</em> y blogs de citas. Hoy las redes sociales no sexuales (Instagram, Tumblr, Reddit, Kik, Facebook, Renren o You Tube) <a href="https://sk.sagepub.com/reference/the-sage-handbook-of-social-media/i3566.xml">se han adaptado para propósitos sexuales</a> al acoger <em>selfies</em> y desnudos <em>porno amateur</em> sin etiquetar para huir de la censura sustituyendo las etiquetas <em>seduced</em> o <em>exposed</em> por <em>fandama</em> o <em>daddy</em>. “En Internet saber las reglas no es suficiente, a veces las reglas no importan”, concluyen los autores de la investigación.</p>
<p>Por un lado, son noticia las campañas de youtubers contra la censura del pecho en Instagram y las <a href="https://www.larsavision.tv/virales/no-la-dejaron-subir-a-un-vuelo-por-su-vestimenta/">quejas virales</a> por considerar abusivas las prohibiciones de vestimenta transparente o escotada de varias pasajeras de vuelos. Por otro, encontramos desde hace años cada vez más campañas de concienciación para prevenir el <a href="https://www.is4k.es/necesitas-saber/sexting"><em>sexting</em></a> de adolescentes en las redes y el <a href="https://www.savethechildren.es/actualidad/grooming-que-es-como-detectarlo-y-prevenirlo"><em>grooming</em></a> ante pederastas, lanzadas por las empresas tecnológicas. </p>
<p>También son recientes los referentes deportivos que ven un abuso en la imposición de unos determinados uniformes y un maquillaje sexualizantes. Así, las gimnastas alemanas <a href="https://www.rtve.es/deportes/20210727/gimnastas-alemanas-cambian-maillot-traje-cuerpo-entero-para-evitar-sexualizacion-su-deporte/2140201.shtml">usaron un maillot que cubría las piernas el pasado mayo</a> y las jugadoras noruegas de voley reclamaron unos <em>shorts</em> <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-57969986">en lugar de bikinis</a> en los últimos juegos olímpicos de Tokio. </p>
<h2>Menores de 8 años ven contenido érótico</h2>
<p>El despliegue de recursos institucionales de ayuda a padres e hijos para evitar riesgos digitales se justifica al conocer que en España acceden a este tipo de contenidos los <a href="https://www.europapress.es/epsocial/infancia/noticia-edad-media-acceso-pornografia-menores-situa-anos-20210127125741.html">menores de 8 años sin control ni pautas</a>. También <a href="https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/32955/Tesis%20Norma%20%2830Sept2015%29.pdf">España es el segundo país en consumo de contenido pornográfico infantil</a>, <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52385436">incrementado durante el confinamiento</a>. </p>
<p>¿Es posible que una niña de 12 años se convierta en objeto de deseo? Algunos imaginarios lo han sugerido. La <em>Lolita</em> de Nabokov en 1955, una Brooke Shields niña en 1980 <a href="https://us.fashionnetwork.com/news/Tate-modern-removes-naked-brooke-shields-photo-,502381.html">censurada para la Tate Modern</a>; los niños en ropa interior de Calvin Klein en 1990; el anuncio de <a href="https://andina.pe/agencia/noticia-brooke-shields-habla-de-escandalosa-foto-richard-avedon-para-calvin-klein-867844.aspx">Brooke Shields con 15 años para Calvin Klein</a>; las niñas de Vogue Francia que posan tumbadas, maquilladas y vestidas en estampado animal en <a href="http://50sombrasdezoe.blogspot.com/2014/01/polemica-en-vogue-paris-ninas.html">un editorial dirigido por Tom Ford en 2011</a>, <a href="https://norden.diva-portal.org/smash/record.jsf?pid=diva2%3A1535881&dswid=-1322">los comentarios al Instagram de “la niña más guapa del mundo”, la modelo Pimenova</a>, <a href="https://www.elespectador.com/entretenimiento/gente/lolita-de-12-anos-revoluciona-el-mundo-de-la-moda-483499/">la pose adulta de la modelo de 12 años</a>, las niñas que hacen <a href="https://www.metatube.com/es/videos/302716/Escadalo-Ninos-de-escuela-primaria-perreando-reggaeton-en-Cuba/"><em>twerking</em> en el colegio</a>. </p>
<p>El <a href="https://www.observatoriodelainfanciadeasturias.es/documentos/f12062017023736.pdf">Comité de los Derechos del Niño</a> llama a los Estados a ayudar a los adolescentes “en la etapa decisiva para sus futuras posibilidades en la vida, a superar los problemas a los que se pueden enfrentar en la transición de la niñez a la vida adulta”. Entre los peligros a los que se enfrenta el adolescente está la exposición repetida a experiencias que cosifican. Hace que las niñas interioricen mensajes exagerando su interés por su aspecto físico y adoptando roles y comportamientos sexualmente estereotipados, autocosificándose. </p>
<h2>La cosificación de las menores</h2>
<p>Sin ser el público objetivo de la prostitución, los menores acceden a imágenes susceptibles de ese uso y las conductas relacionadas con la erotización y la pornografía son perjudiciales, especialmente en la fase de desarrollo que experimentan.</p>
<p>Erotización y pornografía comparten una estética que se ha demostrado <a href="https://geoviolenciasexual.com/pornografia-pedagogia-de-la-violencia-sexual-y-cosificacion-de-las-mujeres/">objeto de cosificación, uso o abuso sexual</a>, ya sea transmitida por la propia persona en la autorrepresentación de perfiles propios o ya sea difundida por parte de otros, de colegas, incluso de desconocidos. La razón de su éxito podría estar en que los medios encuentren más atractivo dar visibilidad a vestimentas más reveladoras. Sin embargo, el coste personal es alto para el menor. </p>
<p>La cosificación influye negativamente en su percepción de su virginidad y relaciones sexuales (factores de riesgo en el embarazo prematuro, abortos, transmisión de enfermedades sexuales…). La sexualización “no es el desarrollo normal, saludable y biológico de la sexualidad de una persona, condicionado por el proceso individual de desarrollo y teniendo lugar en el momento adecuado para cada individuo en particular”, según el <a href="https://www.europarl.europa.eu/meetdocs/2009_2014/documents/femm/pr/904/904064/904064en.pdf">Comité en Derechos de las mujeres e igualdad de género del Parlamento europeo en 2012</a>. </p>
<p>El uso de internet por menores revela que el acceso a las redes más usadas –TikTok, Instagram, Facebook, Snapchat– les da oportunidades de expresar su creatividad, aunque les aleja de las relaciones personales. Common Sense Media Inc encuestó en internet a más de 1 100 adolescentes entre 13 y 17 años en su <a href="https://www.commonsensemedia.org/social-media-social-life-infographic">estudio “Redes sociales, vida social: los adolescentes revelan sus experiencias”</a>. </p>
<p>Con la pornografía se produce una exhibición organizada en directo (aunque sea a través de las tecnologías) ante el público en la que el menor muestra una conducta sexual real o simulada o sus órganos sexuales con finalidad sexual, según la obra <a href="https://www.dykinson.com/libros/la-victimizacion-sexual-de-menores-en-el-codigo-penal-espanol-y-en-la-politica-criminal-internacional/9788413240701/"><em>La victimización del menor en el Código Penal español</em></a>. La gran mayoría de pacientes que consumen porno con regularidad tardan 10, 15 y hasta 20 años hasta que, hartos y desesperados, buscan ayuda, según señala la asociación española <a href="https://www.daleunavuelta.org/">Daleunavuelta</a>. El motivo de buscar ayuda es su fracaso como profesionales, como padres, como parejas y como personas por culpa de la pornografía. Un coste muy alto para la sociedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167773/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carmen Llovet no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La educación sexual de las nuevas generaciones está quedando en manos de la pornografía. Las niñas están interiorizando mensajes exagerando su interés por su aspecto físico y adoptando roles y comportamientos sexualmente estereotipados, autocosificándose.Carmen Llovet, Profesora de Comunicación, Universidad NebrijaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1705002021-11-11T22:21:37Z2021-11-11T22:21:37ZCómo hablar de sexualidad con personas con discapacidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/431376/original/file-20211110-27-10c895g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C0%2C4859%2C3251&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/peaceful-handicapped-young-couple-wheelchairs-autumn-490334329">Shutterstock / FXQuadro</a></span></figcaption></figure><p>Vivir nuestra sexualidad sin prejuicios, lejos de creencias erróneas o sentimientos de culpa y de forma que favorezca el crecimiento personal y relacional debería ser el objetivo de toda educación sexual. Tanto en los años escolares como en cualquier otro momento de nuestra vida. Vivirla de manera ajustada, libre y placentera es uno de los <a href="https://psycnet.apa.org/record/2021-46043-001">mejores indicadores de salud</a> y bienestar global que podemos tener.</p>
<p>Cada uno de nosotros partimos de una herencia biológica que interactúa con miles de elementos ambientales que facilitan (o dificultan) el desarrollo de nuestra sexualidad. </p>
<p>Esa herencia es única en cada persona. Sin embargo, compartimos los elementos culturales que nuestra sociedad ha ido construyendo y que determinan aquello que está bien o mal en la expresión sexual. Por ejemplo, fijan qué estímulo debe despertar nuestro deseo sexual y cuál no.</p>
<h2>¿Cuándo debemos empezar a hablar de sexualidad?</h2>
<p>En este proceso de socialización sexual deberíamos aprender a disfrutar de lo placentero y a sentirnos cómodos y seguros compartiendo esas experiencias con otras personas o con nosotros mismos.</p>
<p>Independientemente de las capacidades que mostremos cada uno, el proceso es el mismo. Por ello, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23361205/">es necesario abordarlo de manera sencilla y positiva</a> y facilitar su integración con el resto de áreas de desarrollo.</p>
<p>Los niños suelen hacerse preguntas desde muy pronto (¿cómo nacen los niños? ¿de dónde he venido yo?) y debemos darles respuestas claras y sencillas (sin utilizar muchas metáforas) desde que muestran este interés.</p>
<p>No obstante, las familias y el personal educativo sigue teniendo prejuicios y miedos a la hora de trabajar la sexualidad argumentando desconocimiento sobre la forma más adecuada de hacerlo.</p>
<h2>Las necesidades sexuales, también intactas en personas con discapacidad</h2>
<p>Esto es aún más evidente cuando la persona presenta algún tipo de discapacidad. El entorno suele mantener una imagen de debilidad y necesidad de protección sobre ellas. Esta actitud interfiere en sus intereses y puede llegar a negar sus necesidades afectivas y sexuales.</p>
<p>Si la discapacidad es física o intelectual o si esta se presenta desde el nacimiento o se adquiere más tarde también conllevará actitudes diferentes por parte de familiares y cuidadores.</p>
<p>Además, la sociedad tiende a visualizar a estas personas como asexuales, infantilizándolas e impidiéndole evolucionar en todos sus ámbitos. Sin embargo, <a href="https://psycnet.apa.org/record/2014-12673-001">estas necesidades suelen mantenerse intactas</a> y pendientes de ser satisfechas para sentirse realizados. </p>
<p>Por tanto, resulta necesario abordar este tema como trabajaríamos cualquier otro aspecto del desarrollo. Es decir, animándoles a preguntar y dando respuestas claras a sus dudas, indicándoles lo que puede expresarse en público y aquello que pertenece al ámbito de la intimidad. </p>
<p>También debemos animarles a manifestar cuándo se sienten inseguros o molestos con alguien. En definitiva, formándoles y ayudándoles a ser independientes y facilitar su integración.</p>
<p>Cada persona, con o sin discapacidad, experimentará intereses diferentes. Por eso, hay que abordar las necesidades sexuales partiendo de cada realidad individual y alejándonos de generalidades y estereotipos. </p>
<p>Esto nos permitiría reconocer también la diversidad existente, atendiendo a los procesos de desarrollo de la identidad (sexual o de género) o la orientación sexual que manifiesten.</p>
<p>En España <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2021-9233">se ha conseguido una ley</a> que permite a cualquier persona con discapacidad tomar las decisiones que considere oportunas respecto a sus propiedades o intereses. Es también el momento de ofrecerles una educación sexual integral, tanto a ellas como a sus familiares, pues es la mejor forma de que vivan conforme a sus derechos sexuales.</p>
<h2>El deseo sexual en las personas con discapacidad</h2>
<p>En primer lugar, la discapacidad física suele conllevar una valoración diferente por parte de las personas del entorno, excepto en los casos de grandes afectados donde la dependencia llega a ser absoluta.</p>
<p>Si la dificultad acompaña al sujeto desde el nacimiento, la adaptación a la misma se realizará de manera gradual y manifestará sus necesidades sexuales y afectivas conforme a la educación recibida y las posibilidades que se le hayan ofrecido.</p>
<p>Por otra parte, en personas adultas que han adquirido esta discapacidad con posterioridad podemos encontrarnos con distintas situaciones. En primer lugar, aquellas en las que la lesión ha afectado gravemente a los órganos sexuales e impiden el desarrollo de una respuesta sexual completa (pero en muchas ocasiones, no del deseo). </p>
<p>Por otro, aquellas en las que la afectación no impide la ejecución de las diferentes fases de la respuesta sexual pero la persona está impedida para la autoestimulación o para poder compartir esta experiencia con una pareja. </p>
<p>En estos casos, la <a href="https://asistenciasexual.org/">figura del asistente sexual</a> es demandada por diferentes colectivos y cuestionada por otros. Esta figura es muy común en países de nuestro entorno como Alemania, Suiza, Holanda o Dinamarca y tiene un importante control por parte de las autoridades sanitarias.</p>
<p>Estas personas ayudan a las que tienen discapacidad a acceder sexualmente a su cuerpo o al de una pareja dándoles libertad para decidir y para disfrutar. Merecedora de un <a href="https://www.researchgate.net/publication/333716162_Discapacidad_y_sexualidad_en_Europa_Hacia_la_construccion_del_acompanamiento_sexual">debate sanitario fuera de toda ideología</a>, y a sabiendas de la dificultad de que esto ocurra, es una propuesta importante en el ámbito de los derechos individuales.</p>
<p>En cualquier caso, tanto educadores como familiares deben recibir formación adecuada para poder trabajar un desarrollo sexual sano en las personas con discapacidad. Las asociaciones de familiares y profesionales pueden ser un buen lugar de encuentro donde compartir los temores o dudas y buscar experiencias que puedan resultar útiles para cada caso.</p>
<h2>¿Cómo puede intervenir la pareja sexual?</h2>
<p>Igualmente, resulta necesario ofrecer información a las parejas de aquellas personas cuya discapacidad, ya sea por trauma o enfermedad degenerativa, haya irrumpido en la vida adulta.</p>
<p>No solo <a href="https://doi.apa.org/doiLanding?doi=10.1037%2Ffsh0000485">deben aprender</a> nuevos cuidados sino hacerles partícipes para desarrollar nuevas estrategias de comunicación. Para ello es necesario informarles sobre las consecuencias de la enfermedad sobre la respuesta sexual y las alternativas que existen (médicas o psicoterapéuticas) para seguir disfrutando la sexualidad en común.</p>
<p>Lo mismo sucedería con las enfermedades crónicas. Sus tratamientos pueden tener una afectación directa sobre la capacidad sexual (por ejemplo, sobre la capacidad erectiva, orgásmica o sobre la intensidad del deseo).</p>
<p>Pero esta afectación también dependerá de la calidad de la relación de pareja y de las relaciones sexuales previas a la enfermedad. En cualquier caso, siempre debe ser objeto de tratamiento o rehabilitación.</p>
<h2>Abordar la sexualidad en la consulta médica</h2>
<p>No obstante, la falta de formación en sexología de una buena parte del personal sanitario hace que el tema de la sexualidad no se aborde en las consultas hospitalarias ni de atención primaria tanto como se debería. </p>
<p>Debe ser el sanitario el que pregunte, valore y contemple las repercusiones que la enfermedad haya podido tener sobre el área sexual así como exponer las posibles consecuencias de algunos tratamientos. De lo contrario, el paciente tendrá dificultades para hacerlo y entenderá que no es un tema prioritario para su salud.</p>
<p>Sin embargo, para el personal sanitario también es un tema delicado, pues consideran en muchos casos que pertenece al intimidad del paciente. Preguntar sobre el bienestar en general, sobre las relaciones de pareja o sobre si se ha producido algún cambio en el apetito o la conducta sexual puede ser una buena manera de comenzar a hablar de este tema. </p>
<p>En definitiva, no abordar la recuperación de la esfera sexual implicará una rehabilitación deficiente y el posible desarrollo de una patología añadida a la original.</p>
<p>Por todo lo comentado, la educación sexual y la formación en sexología de los profesionales se hace urgente. No podemos seguir postergando poner en marcha la única herramienta posible para que se puedan alcanzar los derechos sexuales de las personas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/170500/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carmen Santín Vilariño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La sociedad tiende a visualizar a estas personas como asexuales, infantilizándolas e impidiéndoles evolucionar en todos sus ámbitos. Sin embargo, las necesidades sexuales suelen mantenerse intactas.Carmen Santín Vilariño, Profesora Titular de Universidad en el Departamento de Psicología Clínica y Experimental. Área de conocimiento Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos, Universidad de HuelvaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1671472021-09-29T19:16:49Z2021-09-29T19:16:49Z¿Cómo se atiende a la diversidad sexual en la consulta de ginecología?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/423030/original/file-20210923-26-3j8hl2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C821%2C3675%2C2397&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/restroom-sign-that-blank-underneath-gender-473337262">Shutterstock / John Arehart</a></span></figcaption></figure><p>Cuando Sofía, una mujer de 28 años, llegó a la consulta, su ginecóloga le hizo varias preguntas. “¿Mantiene relaciones sexuales?” Respondió que sí. “¿Qué hace para no quedarse embarazada?” Esta última le resultó más difícil. “Nada”, confirmó a pesar de la confusión que le había generado esta cuestión. “¿Está buscando un embarazo?”, continuó la profesional sanitaria. “No”, concluyó Sofía. </p>
<p>Probablemente no sea la única paciente que haya sentido que no se estaban atendiendo adecuadamente sus necesidades en la consulta, pues en algunas ocasiones también los profesionales de la ginecología caemos en la “presunción de heteronormatividad”, incluso formando parte del colectivo LGTBIQ+.</p>
<h2>La heteronormatividad, un obstáculo para la sexualidad inclusiva</h2>
<p>Muchas veces, sin ni siquiera darnos cuenta, asumimos la heteronormatividad y olvidamos que las personas que acuden a la consulta de ginecología pueden no responder a un modelo socialmente aceptado. Por ejemplo, una mujer con genitales femeninos, cuya orientación sexual se dirige hacia los hombres y cuya identidad de género se corresponde con el sexo asignado al nacer.</p>
<p>Afortunadamente, cada vez existe <a href="http://www.sagij.org.ar/index.php/publicaciones/revista-sagij/ano-2017-n-1/141-profesionales/publicaciones/revista-numero-actual/ano-2017-n-1/1480-abordaje-de-la-consulta-ginecologica-desde-la-perspectiva-de-la-diversidad-sexual-y-corporal">más sensibilización</a> e interés por parte de los profesionales de la salud, lo que ha permitido que empecemos a formarnos en sexualidad. </p>
<p>En ella se engloba la orientación sexual, identidad de género, expresión de género, distintos modelos de familia y, en general, la gran diversidad sexual que nos encontramos en la consulta de ginecología y que algunas veces nos cuesta reconocer.</p>
<h2>Cómo hablar de anticoncepción de manera inclusiva</h2>
<p>Está demostrado que existen muchos tipos de relaciones sexuales. Por eso, a la hora de asesorar, por ejemplo, sobre anticoncepción o sobre el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS) es importante que aprendamos a <a href="https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75262020000400351">ser lo más inclusivos posible</a>. Es fundamental evitar juicios de valor e ir más allá de las etiquetas, de la esperada normatividad y que se personalice la entrevista entre médico y paciente.</p>
<p>Es necesario porque todavía existen muchos tabúes sobre la diversidad sexual. En este contexto, los profesionales de la salud tenemos una gran responsabilidad, tanto individual como social, para trabajar sobre los mitos y las falsas creencias, la mayoría de las veces generadas por desconocimiento y miedo.</p>
<p>Por ejemplo, no es habitual informar a las mujeres que tienen relaciones eróticas con otras mujeres sobre los métodos de protección que se pueden usar para las relaciones sexuales con o sin penetración, ni dónde o cómo se pueden adquirir. Incluso olvidamos asesorar sobre el uso seguro, el cuidado y la higiene de los juguetes eróticos tanto en solitario como en pareja.</p>
<h2>La información sobre ITS debe ser accesible a cualquier persona</h2>
<p>Otro de los mitos más frecuentes es pensar que las mujeres que mantienen relaciones sexuales con otras mujeres no tienen riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual (ITS). Tampoco se conoce que estas deben someterse de la misma forma al cribado del cáncer del cuello de útero. </p>
<p>Una forma de iniciar este proceso de integración y de afianzar la relación médico-paciente es preguntando claramente y sin miedo con quién tiene relaciones eróticas y qué tipo de prácticas sexuales mantiene o ha mantenido.</p>
<p>Esto nos permitiría individualizar las recomendaciones y facilitar que la persona que acude a consulta se <a href="https://theconversation.com/hablamos-de-sexo-cuando-acudimos-a-la-visita-ginecologica-155609">pueda expresar y preguntar</a> sus dudas abiertamente.</p>
<h2>La transexualidad en la consulta de ginecología</h2>
<p>Obviamente, también debemos tener en cuenta la inclusión de las personas trans en nuestra entrevista, independientemente de que hayan realizado o no cirugía de reasignación de sexo. De esta forma, podremos estar atentos a sus revisiones genitales o cribados poblacionales como el de cáncer de mama o de cérvix.</p>
<p>Con respecto a la transexualidad, hay que admitir que, aunque en los últimos años haya empezado un proceso de despatologización de la misma (tal y como ocurrió anteriormente con la homosexualidad), todavía quedan muchos objetivos que alcanzar. </p>
<p>La comprensión y el estudio de la transexualidad nos llevan a cuestionarnos muchos modelos sociales que en ocasiones demuestran ser claramente obsoletos y que limitan el desarrollo pleno y la salud de todas las personas.</p>
<p>Independientemente del <a href="https://theconversation.com/consideraciones-sobre-el-borrador-de-anteproyecto-de-ley-para-la-igualdad-real-y-efectiva-de-las-personas-trans-154674">debate político actual</a>, está claro que las personas trans se encuentran en muchos casos en situaciones de desigualdad y exclusión. </p>
<p>En este sentido, dentro del Servicio Sanitario Público nuestro deber es facilitar y acompañar en un proceso asistencial integrado y multidisciplinar. Tanto para quien desee modificar su imagen corporal como para obtener apoyo emocional o simplemente cambiar sus datos de identificación de paciente.</p>
<h2>Igualdad de derechos real para la comunidad LGTBIQ+</h2>
<p>Todavía vivimos en un sistema fundamentalmente binario, en el cual los matices muchas veces no son bien recibidos e incluso generan prejuicios. Por eso, trabajar desde la empatía con las personas que acuden a nuestras consultas es fundamental. </p>
<p>La <a href="https://www.caladona.org/grups/uploads/2014/02/butler-judith-deshacer-el-genero-2004-ed-paidos-2006.pdf">orientación sexual</a> es un claro ejemplo de ello, pues puede ser fluida y cambiante. Esto hace que en muchas ocasiones las personas no se sientan identificadas con ninguna de las etiquetas socialmente asignadas.</p>
<p>Nos encontramos todavía al principio de un largo proceso y queda mucho por luchar, pero afortunadamente se está desarrollando un marco nacional e internacional que vela por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ y que rechaza cualquier forma de prejuicio y discriminación.</p>
<p>No se trata de ideología, ni de creencias o de filosofía, se trata de tener una adecuada formación en una disciplina muy amplia como es la Sexología. Nuestro objetivo es cuidar de la salud de las personas desde una perspectiva integral e inclusiva. La finalidad es ser parte de un sistema sanitario público y universal, que respete la diversidad sexual, que luche abiertamente en contra de la homofobia y la transfobia y reivindique igualdad real para todos sus pacientes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167147/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Chiara di Giovanni no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los profesionales de la ginecología deben ir más allá de la esperada heteronormatividad y personalizar las entrevistas con sus pacientes para trabajar los mitos y las falsas creencias que les rodean.Chiara di Giovanni, Médico especialista en ginecología y obstetricia, Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1652592021-08-06T17:43:39Z2021-08-06T17:43:39ZEl orgasmo no es una meta sino una forma más de clímax<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/413567/original/file-20210728-19-e7v9my.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6000%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/woman-hand-sign-orgasm-on-bed-303033989">Shutterstock / MBLifestyle</a></span></figcaption></figure><p>En alguna ocasión estando de vacaciones, hemos ido a visitar algún monumento o lugar concreto que nos habían recomendado. Cuando hemos estado allí, aun disfrutando, nos hemos preguntado si realmente era aquel lugar al que nos dirigíamos. ¿Habíamos vivido la experiencia? En todo caso, cuando volvíamos a casa, nos decíamos unos a otros “yo creo que sí, que era aquello”. Con el orgasmo, en muchas ocasiones, ocurre lo mismo.</p>
<h2>¿El orgasmo femenino como meta de la relación sexual?</h2>
<p>Se piensa con frecuencia en esta experiencia como si fuera el final de una etapa. Quizás por la influencia de los padres de la sexología clínica <a href="https://amf-semfyc.com/web/article_ver.php?id=158">Masters y Johnson</a> que lo consideraban el último punto de progresión del ciclo de la respuesta sexual. </p>
<p>Una experiencia que George Bataille en su <a href="https://www.academia.edu/37934328/georges_bataille_el_erotismo_pdf">ensayo</a> sobre <em>El erotismo</em> denominó <em>le petite morte</em>, haciendo alusión al breve abandono y aparente desconexión de la conciencia, una sensación de detenimiento o suspensión que se adelanta unos dos segundos a una serie de contracciones musculares que con frecuencia lo caracterizan.</p>
<p>En todo caso, se trata de un fenómeno de máximo placer que puede ocurrir en el curso de un episodio de excitación sexual. Algo que podemos describir cada cual sin que las palabras terminen de reflejar aquello que vivimos. Una experiencia intransferible como ocurre con todos los fenómenos subjetivos.</p>
<p>En nuestra lengua, a veces expresamos las experiencias o los estados emocionales con metáforas de lugar. Por eso es habitual escuchar, “estaba a punto de llegar…” o “tardo mucho en llegar”. Estas metáforas dan a entender que concebimos, efectivamente, el orgasmo como una meta. </p>
<p>Parece lógico que llegada la ocasión en la que el estudio científico de la sexualidad no se podía eludir por más tiempo, se tuviera que elegir un momento de la respuesta sexual significativo con cambios físicos y conductuales marcados. Se trataba de estudiar la función sexual y el orgasmo fue su representante. </p>
<h2>Estudios orgasmocentristas sobre la sexualidad</h2>
<p>De esta forma, los fabulosos <a href="https://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/conducta-sexual-de-la-mujer/">informes</a> del sexólogo Alfred Kinsey (entre los años 40 y 50) se fundamentaron, en parte, en este valor de medida de la actividad sexual a la que llamó “descarga”. </p>
<p>Previamente, Wilhelm Reich, en su <a href="https://fundacionmenteclara.org.ar/biblioteca/LaFuncionDelOrgasmo.pdf"><em>Función del orgasmo</em></a> había situado esa descarga en el centro de la salud mental y quizás social. En la mitad del siglo XX, el orgasmo representaba a la propia sexualidad. </p>
<p>Se podría decir que occidente se convirtió en “orgasmocentrista” y problematizó en parte las relaciones sexuales, polarizándolas. El objetivo era llegar a una meta, a un lugar que, más allá de la experiencia y de la fisiología, había sido construido por la cultura, cuando es sabido que la cama debiera ser un espacio libre de metas.</p>
<p>El problema es que esa construcción cultural sobre el orgasmo ha seguido un modelo masculino: un clímax con un patrón de ascenso breve y brusco, más uniforme y que suele acompañarse de eyaculación. Por eso, muchas mujeres, al intentar compararlo con su propia experiencia, han percibido que en ellas no ocurre de la misma manera. </p>
<p>Los padres de la sexología clínica moderna <a href="https://www.worldcat.org/title/respuesta-sexual-humana/oclc/20211222">defendieron</a> que el orgasmo de la mujer se presentaba como una experiencia mucho más variada que la del hombre. </p>
<p>Por eso, sería oportuno que comenzáramos a construir una idea de orgasmo más real, más relacionada como un estado o experiencia de máxima excitación, un estado de clímax con una enorme variabilidad en grado y presentación, que se aleja de la idea estereotipada que habitualmente tenemos. </p>
<p>Alrededor del mismo hay una serie de discusiones sobre las que se ha vertido mucha tinta en las pocas investigaciones realizadas al respecto. Entre ellas, se cuestiona si el orgasmo de la mujer es vaginal o clitorideo. Ante esto, podemos afirmar que puede ser vaginal, clitorideo, cerebral, por frotación, onírico… y de mil formas más de excitación genital y subjetiva.</p>
<h2>El problema de vincular la sexualidad y la reproducción</h2>
<p>Durante mucho tiempo se ha pensado que el orgasmo vaginal era, por decirlo de alguna manera, el orgasmo sustantivo. Esta idea fue inaugurada, lamentablemente, por el genial psicoanalista Sigmund Freud, cuando planteaba la hipótesis de que el orgasmo producido por la penetración era el que correspondía a un completo desarrollo sexual.</p>
<p>Probablemente esta era una idea fundamentada en la reproducción como paradigma del sexo saludable, propia de lo que se ha llamado victorianismo. Ello ha dificultado que se utilicen paradigmas distintos en otras las investigaciones.</p>
<p>Además, hay otras muchas discusiones acerca de la lubricación y la erección femenina que aún no están cerradas. Podríamos decir que existe una especie de ablación cultural de la investigación sexológica, muy en particular cuando se refiere a la respuesta sexual de la mujer. </p>
<p>La mujer efectivamente también eyacula y esa eyaculación tiene el mismo origen que en el varón, la próstata. Desde el siglo XVII se ha descrito la <a href="https://we.riseup.net/assets/249587/ejaculation.pdf">próstata femenina</a>. Se trata de un conjunto más o menos desarrollado de glándulas parauretrales a las que se le denominó en el XIX glándulas de Skene, en honor al presidente de la sociedad americana de ginecología Alexander Skene, que fue quien estudio la próstata femenina sistemáticamente.</p>
<p>Hay que recordar que actualmente la nómina anatómica no admite la denominación de próstata femenina y aún no tenemos un modelo de sistema eréctil de la mujer consensuado.</p>
<h2>La reticencia a estudiar fenómenos sexuales</h2>
<p>En la mayoría de la población femenina estas glándulas que aportan lubricación genital están muy <a href="https://www.abebooks.com/9788491712817/Manual-asesoramiento-sexol%C3%B3gico-ginecolog%C3%ADa-Ciencias-849171281X/plp">poco desarrolladas</a> y la eyaculación no es percibida. Otra cosa distinta es la expulsión uretral o <em>squirt</em>, de mayor cuantía. </p>
<p>En su mayoría es de origen vesical y, por tanto, se conforma como una orina muy diluida con una composición peculiar. Es un fenómeno también de la respuesta sexual que ocurre en una proporción aún menor de mujeres. </p>
<p>Todos son fenómenos propios de la respuesta sexual que tienen detrás investigaciones con relativa poca evidencia debido a la resistencia que siempre ha habido a estudiar los fenómenos sexuales. </p>
<p>Existe cierto prejuicio en que el estudio de la sexualidad puede desvelar su carácter misterioso. Sin embargo, eso es algo que la ciencia no puede secuestrar, precisamente porque ese carácter es experiencial, contextual e intencional y la ciencia lo que hace es estudiar parámetros objetivables y racionalizarlos para que puedan ser de utilidad en la resolución de problemas.</p>
<p>La <a href="https://www.abebooks.com/9788491712817/Manual-asesoramiento-sexol%C3%B3gico-ginecolog%C3%ADa-Ciencias-849171281X/plp">respuesta sexual</a> es ante todo un fenómeno de excitación, un fenómeno de carácter emocional con cambios importantes psíquicos, físicos y conductuales, dicho de una forma técnica.</p>
<p>La cuestión es el lugar que le damos o los modelos que construyamos acerca de él, si hemos normativizado una forma u otra de expresión sexual, si la estamos imponiendo o autoimponiendo, si la hemos convertido en una meta.</p>
<p>Por eso, habría que felicitarse en el Día del orgasmo femenino que se celebra los 8 de agosto como un símbolo más de la necesidad de que un reconocimiento de los derechos sexuales de las mujeres. Derecho a la propia sexualidad, a la no coacción, derecho al placer.</p>
<p>El clímax como una forma de emoción sexual más amplia que el concepto de orgasmo respondería mejor a ese lugar que de vez en cuando visitamos, ese lugar donde efectivamente hemos estado y que en el Día del orgasmo de la mujer representa el derecho a ser sí misma.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/165259/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pedro La Calle Marcos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Sobre el orgasmo femenino se ha construido culturalmente una idea que lo ha considerado únicamente como una meta. Sin embargo, es una experiencia intransferible, como ocurre con cada fenómeno subjetivo.Pedro La Calle Marcos, Facultativo Especialista de Área Ginecología y Obstetricia. Profesor Externo, Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1556092021-05-02T19:32:50Z2021-05-02T19:32:50Z¿Hablamos de sexo cuando acudimos a la visita ginecológica?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/397307/original/file-20210427-13-6mbkpv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C0%2C7337%2C4891&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/gynecologist-preparing-examination-procedure-pregnant-woman-1518930740">Shutterstock / RossHelen</a></span></figcaption></figure><p>En la mayoría de las visitas a las consultas de ginecología no se habla de la vida sexual. Este hecho tiene su origen en una serie de barreras, tanto institucionales como personales, que afectan a la estructura del sistema sanitario, al profesional sanitario y a las pacientes.</p>
<p>Debemos recordar que las pacientes que visitan las consultas de ginecología tienen un mayor riesgo de ver afectada su vida sexual comparadas con las mujeres de la población general. Esto sucede tanto por la propia patología (ginecológica u obstétrica) como por algunos tratamientos que se indican para tratar estas patologías (cirugía, tratamientos farmacológicos, quimioterapia, radioterapia…).</p>
<p>Entre las <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/endocrinologia-reproductiva-y-patologia-ginecologica-benigna_978-84-09-09413-4">principales barreras</a> con las que se topan los pacientes a la hora de entablar una conversación sobre este asunto con su profesional de ginecología, encontramos las siguientes: </p>
<ol>
<li><p>Miedo a que el médico piense que es un asunto trivial.</p></li>
<li><p>Pensar que no existe tratamiento disponible para su problema sexual.</p></li>
<li><p>Incapacidad de considerar durante la visita médica el impacto a nivel sexual que tendrá la patología por la que la están tratando.</p></li>
<li><p>Vergüenza.</p></li>
<li><p>Falsas creencias o mitos respecto a la sexualidad.</p></li>
</ol>
<p>No obstante, a pesar de estos obstáculos, la mayoría de las pacientes desearían poder discutir, en la consulta ginecológica, los problemas sexuales que les surgen en su vida. </p>
<p>De hecho, según un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28647404/">estudio cualitativo</a> realizado en mujeres de mediana edad, las pacientes consideraron importante no solo una evaluación física sino también emocional sobre su patología sexual. También destaca la preferencia de las mujeres por recibir tratamientos conductuales, además de los tratamientos farmacológicos, para obtener un abordaje más integral.</p>
<h2>Los ginecólogos tampoco preguntan sobre sexo a sus pacientes</h2>
<p>La otra cara de la moneda es la <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/endocrinologia-reproductiva-y-patologia-ginecologica-benigna_978-84-09-09413-4">poca frecuencia</a> con la que se evalúa la vida sexual por parte de los ginecólogos. Esto último, probablemente, se deba a algunas barreras que afectan tanto al profesional como al sistema sanitario. Entre ellas, encontramos:</p>
<ol>
<li><p>Falta de formación.</p></li>
<li><p>Escasa confianza en la historia clínica y en la prevención.</p></li>
<li><p>Miedo a avergonzar a la paciente.</p></li>
<li><p>Incomodidad del profesional respecto a la sexualidad.</p></li>
<li><p>Características de la paciente, como la edad, etnia, orientación sexual, tener pareja o no tenerla, pronóstico de salud.</p></li>
<li><p>Modelo de atención basado en la patología.</p></li>
<li><p>Reticencia a abordar la salud sexual por parte de los médicos.</p></li>
<li><p>Falta de tiempo.</p></li>
<li><p>Falta de recursos sanitarios a nivel de Salud Pública.</p></li>
<li><p>Consultas diseñadas sin tener en cuenta la intimidad de las pacientes. </p></li>
</ol>
<p>En un estudio <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22443146/">estadounidense</a>, se reportó que el 63 % de los obstetras y ginecólogos refieren evaluar de manera rutinaria la actividad sexual de sus pacientes. </p>
<p>No obstante, solo el 40 % evalúa la sexualidad y pregunta por la existencia de problemas sexuales. Todavía es menor el porcentaje de profesionales que preguntan sobre satisfacción sexual (28,5 %), orientación o identidad sexual (27,7 %) o el placer experimentado por esta práctica (13,8 %). </p>
<p>Los ginecólogos más propensos a evaluar la sexualidad de las mujeres son aquellos con una formación específica en sexología clínica, sin diferencias en relación con los años de experiencia o el género del profesional. </p>
<p>Además, otro <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24903187/">estudio suizo</a> afirma que solo el 7,9 % de los ginecólogos pregunta de forma habitual por alteraciones de la vida sexual a sus pacientes. </p>
<p>La valoración de los problemas sexuales femeninos se atiende con mayor frecuencia en determinadas consultas ginecológicas, como la atención a la menopausia (88 %) o en el posparto (70 %), según dicha investigación. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/398111/original/file-20210430-15-1ibcokc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/398111/original/file-20210430-15-1ibcokc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/398111/original/file-20210430-15-1ibcokc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/398111/original/file-20210430-15-1ibcokc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/398111/original/file-20210430-15-1ibcokc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/398111/original/file-20210430-15-1ibcokc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/398111/original/file-20210430-15-1ibcokc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura 1. Consecuencias de no hablar de sexo en la consulta ginecológica, donde las flechas tachadas representan los lugares donde podemos actuar para cambiar el problema. Así, la doble flecha indica que al no actuar se magnifica el problema e inicia un nuevo ciclo donde aumentan las dificultades de manejo de las pacientes. / Camil Andreu Castelo-Branco.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>Patologías con consecuencias negativas en la actividad sexual</h2>
<p>Como decíamos al principio del texto, incluir en las consultas de ginecología todos los asuntos relacionados con el sexo es fundamental, dado que muchas patologías y sus correspondientes tratamientos tienen consecuencias negativas en la vida sexual de las mujeres. </p>
<p>Por ejemplo, la incontinencia urinaria (IU) puede causar inactividad sexual o disminución de la frecuencia sexual habitual. También puede provocar alteraciones de la función sexual en al menos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28827036/">1 de cada 4 mujeres</a> con este síntoma. Tienen <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32767064/">mayor afectación</a> las mujeres que presentan IU durante la actividad sexual.</p>
<p>Por otra parte, entre un 20 y un 50 % de las mujeres con prolapso genital sintomático <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0210480619300385?via%3Dihub">serán sexualmente inactivas</a> a causa de esta patología. Además, de las sexualmente activas, entre el 15 y el 20 % experimentarán dolor con el coito y hasta un 30 % presentará una disfunción sexual femenina. </p>
<p>Asimismo, prácticamente el 50 % de las <a href="https://academic.oup.com/humupd/article/22/6/762/2420607">pacientes con endometriosis</a> refieren afectación de la función sexual. Sienten, principalmente, dolor con el coito pero también puede afectar a otros dominios de la sexualidad y la relación de pareja. </p>
<p>Por su parte, las <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23313313/">pacientes con síndrome de Turner</a> (un trastorno genético que afecta el desarrollo de las niñas) refieren menor actividad sexual (al compararlas con mujeres de edades similares) y muestran menos satisfacción con la excitación sexual.</p>
<h2>Cómo hablar de sexo en la consulta ginecológica</h2>
<p>Por este motivo, es especialmente importante romper todas las barreras previamente mencionadas y valorar la salud sexual en la práctica ginecológica habitual y, en general, en toda consulta médica. </p>
<p>Para <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/endocrinologia-reproductiva-y-patologia-ginecologica-benigna_978-84-09-09413-4">conseguir este objetivo debemos</a> ser proactivos, vencer las barreras, abrir la puerta a la atención de la salud sexual y escuchar a la paciente. Es importante dejar claro que es un tema del que se puede hablar en la consulta para evitar la secuencia mostrada en la Figura 1.</p>
<p>Como técnica de arranque, se puede establecer una conversación con la paciente a partir de preguntas que normalicen la presencia de síntomas sexuales en el marco de la atención sanitaria que se está realizando. Por ejemplo: <em>“Frecuentemente la incontinencia urinaria y la patología del suelo pélvico se asocia a otros síntomas, como la afectación de la función sexual. ¿Diría que usted tiene algún problema en este aspecto?”</em> o <em>“Las mujeres que tienen la menopausia con frecuencia refieren sequedad y molestias genitales, ¿a usted le ocurre?”</em> Es importante que se inicie la conversación sobre la salud sexual al margen del momento de la exploración física, siempre con la paciente vestida.</p>
<p>También debemos concretar el síntoma principal mediante preguntas como <em>“¿Qué es lo que le pasa?”</em> (mejor si la paciente lo describe con sus palabras), <em>“¿Desde cuándo?, ¿en qué situaciones?, ¿cómo le repercute el problema en su vida?, ¿a qué atribuye su problema?</em>”</p>
<p>Los ginecólogos, así como los diferentes profesionales de la salud, tenemos una oportunidad de oro para que las pacientes reflexionen sobre los diferentes aspectos de su sexualidad y calidad de vida. Por lo que es fundamental insistir en la educación sexual de nuestras pacientes y fomentar una sexualidad positiva centrada en el placer.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/155609/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Las mujeres encuentra muchas barreras para hablar de sexo con su profesional de ginecología. A estos les sucede lo mismo y repercute sobre la salud de las mujeres. ¿Cómo podemos superarlo?Sònia Anglès Acedo, Ginecóloga y Sexóloga clínica, Hospital Clínic de Barcelona, Universitat de BarcelonaCamil Andreu Castelo-Branco Flores, Catedrático de Obstetricia y Ginecologia. Director del Departamento de Cirugía y EMQ. Director del master de Sexología Clínica, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1578102021-04-19T18:44:48Z2021-04-19T18:44:48ZFactores de riesgo en el comportamiento de hombres que mantienen sexo con hombres<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/395674/original/file-20210419-15-1e30cev.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C4992%2C3315&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/gay-couple-love-home-concept-509258122">Shutterstock / Rawpixel.com</a></span></figcaption></figure><p>Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) se han convertido en un importante problema de Salud Pública. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el VIH se ha <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hiv-aids">cobrado ya 33 millones de vidas</a>. </p>
<p><a href="https://sti.bmj.com/content/89/Suppl_3/iii45">Estudios recientes</a> han señalado que existen <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911111001427?via%3Dihub">ciertos grupos</a> particularmente vulnerables a estas infecciones. Entre ellos, se encuentran inmigrantes, adolescentes, trabajadores sexuales, hombres que tienen sexo con hombres (HSH) e individuos que mantienen relaciones con personas de ambos sexos.</p>
<p>Dentro de ellos, los HSH son un <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0213005X13001341?via%3Dihub">grupo de interés especial</a> debido al aumento en la prevalencia del VIH y otras ETS en las últimas décadas.</p>
<p>Ciertas <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0213005X18302994?via%3Dihub">características del comportamiento sexual</a> de un individuo, como la promiscuidad, las relaciones sexuales, el número de parejas y el uso del preservativo, determinan el nivel de vulnerabilidad en este grupo.</p>
<p>Además, influyen otros <a href="https://guilfordjournals.com/doi/10.1521/aeap.2006.18.3.227">factores</a> como el <a href="https://academic.oup.com/eurpub/article/20/2/139/534109">alcohol, las drogas</a> o el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911109000922?via%3Dihub">uso de internet</a> (que permiten encontrar fácilmente parejas sexuales), la esperanza en los antirretrovirales y la falta de efectividad de los programas de prevención.</p>
<h2>Incidencia del VIH en hombres que tienen sexo con hombres</h2>
<p>Según la OMS, se estima que en el mundo había, hasta el año 2019, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hiv-aids">38 millones de personas con VIH</a>. En este mismo año, en España la cifra de <a href="https://www.mscbs.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/sida/vigilancia/Informe_VIH_SIDA_20201130.pdf">nuevos diagnósticos</a> fue de 2 698 personas. </p>
<p>Más de la mitad de estas, pertenecían al grupo HSH en todas las edades, excepto en las de 50 años o más. Estos números intensifican el interés en estudiar los factores que influyen en este grupo.</p>
<p>Hay determinados elementos que explican estos datos. En primer lugar, el estigma asociado al VIH y a otras ETS, en forma de acoso verbal, discriminación o incluso agresión física, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27830344/">puede desempeñar un papel importante</a> en el aumento del riesgo de contagio.</p>
<p>Por otro lado, el <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0178736">miedo al rechazo social y familiar</a> provocaría una mayor vulnerabilidad frente al VIH. Estas emociones podrían llevar a los individuos a ocultar su orientación sexual y participar en secreto en relaciones sexuales sin protección. </p>
<h2>Factores de riesgo en las relaciones sexuales</h2>
<p>Ante el aumento de contagios en el grupo de HSH, nos preguntamos cuáles son los comportamientos de riesgo relacionados con el sexo que contribuyen a tal contagio. Entre <a href="https://www.mscbs.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/resp/revista_cdrom/VOL91/O_BREVE/RS91C_APM.pdf">los más conocidos</a>, destacan el consumo de drogas y alcohol, un elevado número de parejas sexuales ocasionales y un uso inconsistente del preservativo, a pesar de ser el <a href="https://sti.bmj.com/content/89/Suppl_3/iii45">método de protección más efectivo</a>.</p>
<p>Además, hay varias prácticas que contribuyen a aumentar el riesgo. En primer lugar, un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25245930/">estudio</a> encontró que un alto porcentaje de HSH que frecuentaban lugares de <em>cruising</em> habrían realizado sexo sin preservativo. El <em>cruising</em> se define como <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0956462418802927">encuentros sexuales fortuitos</a> y sin la necesidad de que se conozcan los individuos. Estos se concretan a través de internet o en diferentes lugares destinados al mismo.</p>
<p>Por su parte, el consumo de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30430343/">alcohol también se ha relacionado con comportamientos sexuales</a> de riesgo, ya que serviría para aumentar el placer sexual, desinhibirse y enfrentarse a situaciones no controladas. </p>
<p>Por último, el termino <em>Chemsex</em> hace referencia al uso de cualquier fármaco o droga para mantener relaciones sexuales, antes y durante el acto sexual. Entre ellas, el <em>popper</em> es <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4423981/">la droga más consumida</a> porque relaja la musculatura anal y evita que el sexo anal sea doloroso. Por tanto, se considera un factor más de riesgo. </p>
<h2>Abuso sexual infantil, tipo de pareja y rol sexual</h2>
<p>En relación al <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4638268/">abuso sexual infantil</a>, un estudio afirma que los hombres que tenían relaciones sexuales forzadas con otros hombres entre los 12 y 16 años, podría hacerlos más propensos a mantener relaciones sexuales de riesgo en la época adulta.</p>
<p>Asimismo, tener una relación estable podría perpetuar la costumbre de no usar preservativo. Así lo demuestra un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26272442/">estudio</a> en el que la infección por VIH se produjo al tener relaciones sexuales sin protección con una pareja estable.</p>
<p>Por otro lado, si hablamos de <a href="https://core.ac.uk/download/pdf/82698288.pdf">rol sexual en la pareja</a>, el pasivo se relaciona con un mayor riesgo de contagio ya que la mucosa del recto puede romperse con facilidad.</p>
<h2>¿Por qué hay grupos que tienen más riesgo?</h2>
<p>Al inicio del texto, comentábamos que el estigma y el miedo al rechazo son dos factores que pueden incrementar el riesgo a tener relaciones sexuales que provoquen ETS. Pero hay otros elementos que también pueden contribuir. </p>
<p>Por ejemplo, el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26983950/">país de origen podría influir</a> en un mayor riesgo de adquirir una enfermedad de transmisión sexual. De hecho, un estudio informó que los HSH de países en vías de desarrollo tenían un mayor riesgo de contagio debido, entre otros factores, a los prejuicios existentes, el menor nivel educativo y la coexistencia de pobreza. Además, los recursos muy escasos y limitados en estos países reducen el acceso a los servicios sanitarios y al uso del preservativo.</p>
<p>Por otro lado, se ha demostrado la relación existente entre los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5219803/">problemas psicosociales y las relaciones sexuales de riesgo</a> en los HSH, al intentar utilizar estas como vía de escape para experimentar nuevas sensaciones y eliminar sentimientos negativos.</p>
<p>Por ejemplo, la depresión, la baja autoestima, la soledad y la ansiedad que conlleva la presión de ser un grupo minoritario discriminado por la sociedad son los problemas que mayoritariamente contribuirían a comportamientos sexuales de riesgo. </p>
<p>Además, en los últimos años, los fármacos antirretrovirales han hecho que pensemos en el VIH como una enfermedad crónica y no terminal. Este optimismo en las nuevas terapias podría <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5734058/">reducir el riesgo percibido</a> y provocar una disminución en el uso del preservativo.</p>
<p>En este contexto, los profesionales de la salud, como guardianes y protectores de la salud, adquieren un papel fundamental en la lucha contra las ETS. Su objetivo es identificar conductas de riesgo y prevenir futuros contagios mediante programas de educación para la salud sexual atractivos y, sobre todo, eficaces.</p>
<hr>
<p><em>José Antonio Sola Lara, enfermero en el Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda, ha colaborado en la elaboración de este artículo.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/157810/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El aumento de las enfermedades de transmisión sexual se está dando, en los últimos años, fundamentalmente entre hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. Explicamos las razones.Mª Ángeles Pérez Morente, Profesora sustituta interina, Departamento de Enfermería, Ciencias de la Salud, Infecciones de Transmisión Sexual, Universidad de JaénCésar Hueso Montoro, Profesor, Departamento de Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de GranadaRafael A. Caparros-Gonzalez, Profesor de Ciencias de la Salud (Enfermería), Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1578052021-03-31T20:55:24Z2021-03-31T20:55:24Z¿Somos fieles o promiscuos por naturaleza?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/392312/original/file-20210329-13-m9n565.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C8%2C5568%2C4446&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/crowd-naked-men-women-hugging-kissing-1249902946">Shutterstock / GoodStudio</a></span></figcaption></figure><p>¿Es más natural comportarnos como Romeo y Julieta, paradigmas del <a href="https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/79540/b08024_d021b4a269c546e49c76568694e4d8f0.pdf?sequence=1&isAllowed=y">mito del amor romántico</a>? ¿O como <a href="https://principesmulticolores.wordpress.com/2015/08/17/casanova-vs-don-juan/">Casanova y Don Juan Tenorio</a>, arquetipos del erotismo y la promiscuidad sexual?</p>
<p>Los seres humanos mostramos una enorme variabilidad de comportamientos y conductas a nivel individual. Desde las actitudes egoístas y misántropas de algunos hasta los comportamientos genuinamente altruistas y la tendencia a la hipersociabilidad de otros, <a href="https://theconversation.com/covid-19-nos-ha-vuelto-mas-o-menos-solidarios-148028">como hemos comprobado en el transcurso de la pandemia actual</a>. </p>
<p>En materia de comportamiento sexual ocurre igual y la literatura no es ajena a ello. Pero cabe preguntarse: ¿hay razones que justifiquen la promiscuidad o la poligamia? ¿Podemos considerarnos una especie de hábitos esencialmente monógamos, cuyas relaciones sexuales se basan en la fidelidad y en la confianza hacia nuestra pareja? </p>
<p>Al indagar en estas cuestiones conviene que nos fijemos en el comportamiento de los restantes primates, el orden de mamíferos al que pertenecemos, para saber qué podemos esperar de nuestra biología.</p>
<h2>Modelos de comportamiento en los primates</h2>
<p>Existen <a href="https://www.amazon.es/Sexual-Selection-Origins-Mating-Systems/dp/0199559430">tres tipos básicos de primates según su comportamiento sexual y reproductivo</a>: </p>
<ol>
<li><p>De un lado están las especies <strong>poliándricas</strong> (es decir, las que en términos humanos llamaríamos promiscuas), donde varios machos copulan sucesivamente con cada hembra fértil y compiten por fecundarla. Es el caso, entre otros, de los chimpancés y bonobos, los macacos o diversos babuinos y mandriles. </p></li>
<li><p>Por otro lado están las especies <strong>poligínicas</strong> (polígamas), en las que un macho controla un harén de hembras y es el único que copula con ellas. Son ejemplos los gorilas y orangutanes, el babuino sagrado egipcio, el mono narigudo y algunos lémures de Madagascar. </p></li>
<li><p>El tercer modelo incluye a las especies <strong>monógamas</strong>, donde se establecen parejas fieles y estables, integradas por un ejemplar de cada sexo. Es el caso de los gibones y siamangs asiáticos, así como de algunos monos titís sudamericanos.</p></li>
</ol>
<p>Las especies poligínicas muestran un elevado dimorfismo sexual (esto es, notables diferencias de tamaño corporal entre los dos sexos y en otros rasgos ligados a la diferenciación sexual), como ocurre en los gorilas, en los que el macho casi duplica en masa corporal a las hembras de su harén. En cambio, las especies poliándricas o promiscuas tienen un dimorfismo más moderado, en torno a un 20% en tamaño, mientras que las monógamas apenas muestran diferencias, distinguiéndose externamente los sexos solo por sus genitales.</p>
<h2>Tamaño testicular y biología de la reproducción</h2>
<p>Una de las principales diferencias físicas entre estos modelos reproductivos se encuentra en el tamaño de los testículos de los machos. En la siguiente gráfica se recopilan datos de la bibliografía (Schultz <a href="https://anatomypubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ar.1090720310">1932</a>; Harcourt y colaboradores <a href="https://www.nature.com/articles/293055a0">1981</a>, <a href="https://www.jstor.org/stable/2390011?seq=1">1995</a>; Moller <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/0047248488900371">1988</a>; Dixson <a href="https://www.amazon.es/Sexual-Selection-Origins-Mating-Systems/dp/0199559430">2009</a>) para 65 especies de primates y las tres poblaciones principales de nuestra especie. Se aprecia que, a igualdad de tamaño corporal, las especies promiscuas se sitúan sobre la recta de ajuste, pues sus testículos son considerablemente más grandes que en las que forman parejas estables o harenes. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=377&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=377&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=377&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=474&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=474&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/391777/original/file-20210325-23-15vv603.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=474&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Relación entre el logaritmo de la masa corporal de los machos, en kilogramos (eje X), y el logaritmo del tamaño de sus testículos, en gramos (eje Y), en 65 especies de primates y en humanos (datos por separado para los tres grandes grupos poblacionales). Imagen elaborada por el autor a partir de medidas recopiladas de la bibliografía.</span>
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<p>Esto se debe a la competencia entre los machos por engendrar a su progenie: en las especies promiscuas, varios individuos rivalizan por fecundar a la hembra; por ello, <a href="https://www.jstor.org/stable/pdf/2389679.pdf">los que producen más espermatozoides tienen ventajas de cara a la fecundación</a>. </p>
<p>En cambio, en los otros dos modelos reproductivos los machos no están sujetos a una competencia espermática de tal intensidad, pues monopolizan el acceso sexual a su pareja o a las hembras del harén, respectivamente; por ello, no necesitan testículos tan grandes para fecundarlas.</p>
<p>Llegados a este punto, la pregunta obvia es: ¿y qué ocurre en el caso humano? Tendemos a considerarnos como una especie fundamentalmente monógama, pero el tamaño de nuestros testículos no nos permite diferenciar este modelo reproductivo del basado en el establecimiento de harenes, los cuales se dan en <a href="http://historsex.blogspot.com/2014/11/el-haren-un-viaje-traves-de-diversas.html">diversas culturas</a> asociados al poder y la riqueza. </p>
<p>Más aún, la gráfica muestra diferencias apreciables entre los tres grupos humanos comparados: los varones africanos son los que presentan los testículos más grandes (52 g en promedio para nigerianos y afroamericanos); a continuación, los caucásicos (44 g de media para varios países europeos); finalmente, los asiáticos orientales, que son los que los tienen más reducidos (30 g de media para Corea del Sur, Japón y China; algo menos de 18 g en los chinos).</p>
<h2>Diferencias en el tamaño de los testículos entre poblaciones</h2>
<p>Dado que los machos con testículos más grandes producen <a href="https://www.semanticscholar.org/paper/Ejaculate-quality%2C-testes-size-and-sperm-in-M%C3%B8ller/dfcebafe5859536669f4afb78772026fdf08db52">mayores volúmenes eyaculatorios (y por tanto más espermatozoides)</a>, las diferencias de tamaño testicular entre grupos humanos se podrían traducir en distintas capacidades de fecundación. Los datos parecen apoyar esta interpretación si comparamos los nacimientos de gemelos dicigóticos según poblaciones. </p>
<p>Estos gemelos, llamados también fraternos, provienen de dos óvulos diferentes, fecundados cada uno por un espermatozoide distinto. Por ello, su número debería aumentar en las poblaciones donde los varones son más fértiles. <a href="https://www.amazon.es/Sexual-Selection-Origins-Mating-Systems/dp/0199559430">Es precisamente lo que se observa</a>: la frecuencia de estos gemelos alcanza los 40 nacimientos por cada mil en Nigeria, baja a 18,5 por mil en Europa y se sitúa en 5,2 por mil en Asia oriental, conforme a lo esperable de los tamaños testiculares medios de los varones en estas poblaciones.</p>
<p>¿Acaso significa esto que los <a href="https://www.pop.org/are-africans-promiscuous-unto-death/">africanos tienden más a la promiscuidad</a> que los caucásicos y éstos, a su vez, que los orientales? Afirmar algo así sería ir quizás demasiado lejos, sobre todo teniendo en cuenta que son los hábitos culturales los que parecen determinar en gran medida el comportamiento sexual en nuestra especie. </p>
<p>Así, por ejemplo, el <a href="https://www.amazon.es/Sexual-Selection-Origins-Mating-Systems/dp/0199559430">porcentaje de hijos engendrados por un varón externo a la pareja</a> en un conjunto de poblaciones europeas, norteamericanas y hawaianas es, en promedio, de solo un 1,6%. En cambio, en los indios yanomamis del Amazonas o en los de Nuevo México asciende a un 10 y un 11,8%, respectivamente.</p>
<h2>¿Qué papel juegan aquí las preferencias femeninas?</h2>
<p>Para finalizar, cabe preguntarse: ¿todo esto tiene algo que ver con las mujeres? Las hembras de los primates no parecen fijarse demasiado en el tamaño de los genitales de sus congéneres masculinos. Las mujeres tampoco se dedican a pesar los testículos de sus compañeros sexuales cuando se ocupan de elegir su pareja reproductiva. </p>
<p>Hablando en términos estrictamente evolutivos, la estrategia ideal para una mujer es formar lazos estables con un varón de naturaleza fiel y monógama, que se preocupe de colaborar en la crianza de la progenie común, en vez de andar “mariposeando de flor en flor”. </p>
<p>Ahora bien, las cosas cambian si tenemos en cuenta el comportamiento reproductivo de sus hijos varones, algo que –aun inconscientemente– le interesa mucho a la mujer. <a href="https://www.pnas.org/content/108/26/10608">Los hijos engendrados con un compañero promiscuo heredarán de su padre este comportamiento</a>. Y es de prever que tengan en el futuro más oportunidades de fecundar a diferentes mujeres. Así transmitirán también los genes que les legó su madre. </p>
<p>Por ello, no debe extrañarnos que en muchas especies las hembras formen parejas estables con un macho, pero sean receptivas a aprovechar la oportunidad de “echar una canita al aire”, lo que les permite aumentar la <a href="https://www.amazon.es/Sperm-Wars-10th-anniversary-Infidelity/dp/1560258489">calidad y diversidad genética</a> de su progenie.</p>
<p>Está claro que los humanos mostramos una gama de comportamientos diversa y rica en matices, como se señaló al comenzar este ensayo. Nuestra sexualidad, que tiende a oscilar entre la fidelidad y la promiscuidad, no parece ser una excepción.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/157805/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paul Palmqvist Barrena no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Qué nos dice el tamaño de los testículos sobre una posible tendencia innata hacia la promiscuidad, la poligamia o la monogamia?Paul Palmqvist Barrena, Catedrático de Paleontología, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.