tag:theconversation.com,2011:/africa/topics/adolf-hitler-64740/articlesAdolf Hitler – The Conversation2023-06-11T20:32:21Ztag:theconversation.com,2011:article/2071772023-06-11T20:32:21Z2023-06-11T20:32:21ZAsí fue la persecución a las personas trans en la Alemania nazi<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/530544/original/file-20230607-19-tu4xz9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1920%2C1500&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Clientes del Eldorado, un popular cabaret LGBTQ de Berlín durante los años de Weimar.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/germany-berlin-schoeneberg-transvestites-men-dressed-as-news-photo/542862377?adppopup=true">Herbert Hoffmann/ullstein bild via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>En otoño de 2022, un tribunal alemán atendió <a href="https://www.tagesspiegel.de/berlin/prozess-um-tweet-zu-ns-verbrechen-umstrittene-biologin-der-humboldt-uni-unterliegt-vor-gericht-8863906.html">un caso inusual</a>. Se trataba de una demanda civil que surgió de una disputa en Twitter sobre si las personas transgénero habían sido víctimas del Holocausto. Aunque ya no hay mucho debate sobre si <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/series/gay-men-and-lesbians-under-the-nazi-regime">los gays y las lesbianas fueron perseguidos</a>, ha habido muy pocos estudios sobre las personas trans durante este periodo. </p>
<p>El tribunal tomó declaración a historiadores expertos, entre los que me incluyo, antes de concluir que las pruebas históricas demuestran que las personas trans fueron, efectivamente, <a href="https://www.tagesspiegel.de/berlin/prozess-um-tweet-zu-ns-verbrechen-umstrittene-biologin-der-humboldt-uni-unterliegt-vor-gericht-8863906.html">perseguidas por el régimen nazi</a>. </p>
<p>Se trata de un caso importante porque fue la primera vez que un tribunal reconoció dicha persecución. Unos meses después, el Bundestag, el parlamento alemán, emitió una declaración oficial <a href="https://www.advocate.com/news/holocaust-lgbtq-victims-german-parliament#rebelltitem1">reconociendo a las personas trans y cisgénero <em>queer</em> como víctimas del fascismo</a>. </p>
<p>Hasta hace pocos años, apenas se había investigado sobre las personas trans durante el nazismo. Algunos historiadores, entre los que me incluyo, estamos descubriendo ahora más casos, como el de Toni Simon. </p>
<h2>Ser trans durante la República de Weimar</h2>
<p>En 1933, el año en que Hitler tomó el poder, la policía de Essen (Alemania) revocó el permiso de Toni Simon para vestirse de mujer en público. Simon, que rondaba los 40 años, llevaba muchos años viviendo como mujer.</p>
<p>La República de Weimar, el gobierno democrático que existía antes de Hitler y que era más tolerante, reconocía los derechos de las personas trans, aunque de forma limitada y a regañadientes. Así, <a href="https://doi.org/10.1093/pastj/gtac018">la policía concedía a las personas trans permisos</a> como el que tenía Simon. </p>
<p>En los años 30, a las personas trans se las llamaba “<a href="https://www.jstor.org/stable/23269669">travestis</a>”, un término que hoy resulta ofensivo pero que en aquella época se aproximaba a lo que hoy se entiende por “transgénero”. </p>
<p>Los permisos policiales se llamaban “certificados de travesti”, y eximían a una persona de las leyes contra el travestismo. Bajo la República, <a href="https://doi.org/10.1093/pastj/gtac018">las personas trans también podían cambiar de nombre legalmente</a>, aunque tenían que elegir de una lista corta y preaprobada. </p>
<p>En Berlín, las personas transgénero publicaban varias revistas y tenían un club político. Algunas glamurosas mujeres trans trabajaban en el internacionalmente famoso <a href="https://perspectives.ushmm.org/item/photo-of-the-eldorado-club">cabaret Eldorado</a>. El sexólogo <a href="https://theconversation.com/the-early-20th-century-german-trans-rights-activist-who-transformed-the-worlds-view-of-gender-and-sexuality-106278">Magnus Hirschfeld</a>, que dirigía el <a href="https://magnus-hirschfeld.de/ausstellungen/institute/">Instituto de Ciencias Sexuales</a> de Berlín, defendía los derechos de las personas transgénero. </p>
<p>Pero el ascenso de la Alemania nazi destruyó este ambiente relativamente abierto. Los nazis cerraron las revistas, Eldorado y el instituto de Hirschfeld. La mayoría de los “certificados de travesti”, como el de Toni Simon, fueron revocados. En el caso de mantenerlos, las personas a quienes se los habían concedido vieron con impotencia cómo la policía se negaba a respetarlos. </p>
<p>Aquello fue sólo el principio de los problemas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Dos policías frente a un club nocturno clausurado, del que cuelgan pancartas nazis en la ventana." src="https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/529870/original/file-20230602-29-wkde0y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pancartas nazis cuelgan de las ventanas del antiguo club nocturno Eldorado.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://perspectives.ushmm.org/item/photo-of-the-eldorado-club">Landesarchiv Berlin/U.S. Holocaust Memorial Museum</a></span>
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<h2>Medidas draconianas contra las personas trans</h2>
<p>Durante el régimen de Hitler, las personas transgénero no se utilizaban como cuña política como hoy en día. Apenas se mencionaban públicamente. Sin embargo, lo que los nazis decían sobre ellas era escalofriante. </p>
<p>El autor de <a href="https://worldcat.org/en/title/459879607">un libro de 1938</a> sobre “el problema del travestismo” escribió que, antes de que Hitler estuviera en el poder, no había mucho que se pudiera hacer con las personas trans, pero que “ahora”, en la Alemania nazi, se les podía meter en campos de concentración o someter a castración forzosa. Eso era bueno, creía, porque su “mentalidad asocial” y su supuestamente frecuente “actividad delictiva” justificaba “medidas draconianas por parte del Estado”. </p>
<p>Toni Simon era una persona valiente. Conocí su expediente policial cuando investigaba este asunto en el <a href="https://collections.ushmm.org/search/">Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos</a>. La policía de Essen conocía a Simon como la atrevida propietaria de un club clandestino donde se reunían personas LGBTQ. A mediados de la década de 1930, fue llevada a los tribunales por criticar al régimen nazi. Para entonces, la Gestapo ya estaba harta de ella. Simon era un peligro para la juventud, escribió un oficial. Un campo de concentración era “absolutamente necesario”. </p>
<p>No estoy seguro de lo que le ocurrió a Simon. Su expediente termina abruptamente, con la Gestapo planeando su arresto, pero no hay documentos que confirmen que se llevara a cabo. Con suerte, evadió a la policía. </p>
<p>Otras mujeres trans no escaparon. En el <a href="https://www.hamburg.de/bkm/hamburg-state-archive/">Archivo Estatal de Hamburgo</a> leí sobre H. Bode, que a menudo aparecía en público vestida de mujer y salía con hombres. Bajo la República de Weimar, tenía un certificado de travesti. La policía nazi la persiguió por “travestismo” y por mantener relaciones sexuales con hombres. La consideraban de género masculino, por lo que sus relaciones eran homosexuales e ilegales. La enviaron al campo de concentración de Buchenwald, donde fue asesinada. </p>
<p><a href="https://www.youtube.com/watch?v=G-7hHzmCAjg">Liddy Bacroff</a>, de Hamburgo, también tenía un certificado de travesti durante la República. Se ganaba la vida vendiendo sexo a clientes masculinos. Después de 1933, la policía la persiguió. Escribieron que era “fundamentalmente travesti” y una “delincuente moral de la peor calaña”. Ella también fue enviada a un campo, Mauthausen, y asesinada.</p>
<h2>Las personas trans alemanas estaban mal consideradas</h2>
<p>Durante mucho tiempo, el público no conoció las historias de las personas trans en la Alemania nazi. </p>
<p>Las historias anteriores tendían a clasificar erróneamente a las mujeres trans, lo que resultaba extraño: cuando se leen las actas de sus interrogatorios policiales, a menudo son notablemente claras sobre su identidad de género, a pesar de que no ayudaban en nada a sus casos al hacerlo. </p>
<p>Bacroff, por ejemplo, dijo a la policía: “Mi sentido de mi sexo es plena y completamente el de una mujer”. </p>
<p>También hubo confusión por algunos casos que, por casualidad, salieron a la luz primero. En estos casos, la policía actuó con menos violencia. Por ejemplo, hay <a href="https://doi.org/10.1093/hwj/dbr021">un conocido caso de Berlín</a> en el que la policía renovó el “certificado de travesti” de un hombre trans después de que pasara algunos meses en un campo de concentración. Al principio, los historiadores tomaron este caso como representativo. Ahora que tenemos muchos más datos, podemos ver que se trata de un caso atípico. Normalmente, la policía revocaba los certificados.</p>
<h2>EE. UU. prohibe la atención sanitaria de afirmación de género</h2>
<p>Hoy se intensifican los ataques de la derecha contra las personas trans en países como Estados Unidos. Aunque la <a href="https://www.aap.org/en/news-room/news-releases/aap/2018/aap-policy-statement-urges-support-and-care-of-transgender-and-gender-diverse-children-and-adolescents/">Academia Estadounidense de Pediatría</a> y todas las asociaciones médicas importantes aprueban la atención sanitaria de afirmación de género para los niños trans, los políticos republicanos la han <a href="https://www.hrc.org/resources/attacks-on-gender-affirming-care-by-state-map">prohibido en 19 estados, y aún hay más que se disponen a prohibirla</a>. </p>
<p>La medicina de afirmación de género tiene ya más de cien años, y sus raíces se remontan a la Alemania de Weimar. Nunca antes se había restringido legalmente en EE. UU. Sin embargo, <a href="https://www.npr.org/2023/04/24/1171293057/missouri-attorney-general-transgender-adults-gender-affirming-health-care">Missouri la ha prohibido básicamente para los adultos</a>, y otros estados están tratando de restringir la atención a los adultos. Una gran cantidad de <a href="https://www.aclu.org/podcast/why-and-how-trans-hate-is-spreading">otros proyectos de ley antitrans</a> se están tramitando en las legislaturas estatales.</p>
<p>Los ataques contra las personas trans no son nada nuevo, y muchos de ellos están sacados directamente del manual nazi.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207177/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laurie Marhoefer recibe financiación de la Holocaust Education Foundation (Northwestern University), Stroum Center for Jewish Studies (University of Washington).
</span></em></p>Los historiadores están sacando a la luz las experiencias, muchas de ellas durísimas, de las personas trans durante el nazismo.Laurie Marhoefer, Jon Bridgman Endowed Professor of History, University of WashingtonLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1965912022-12-20T18:14:43Z2022-12-20T18:14:43ZVolver a Stalingrado 80 años después<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/501840/original/file-20221219-26-fzk3nw.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2159%2C773&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Soldados rusos durante la batalla de Stalingrado en febrero de 1943. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:RIAN_archive_44732_Soviet_soldiers_attack_house.jpg">Wikimedia Commons / RIA Novosti archive</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Por estas fechas, hace exactamente 80 años, se combatía de manera encarnizada en los edificios destruidos de la ciudad rusa hoy renombrada Volgogrado. </p>
<p>En el marco de la Segunda Guerra Mundial, el 22 de junio de 1941, Hitler había dado luz verde al inicio de la <a href="https://historia.nationalgeographic.com.es/a/operacion-barbarroja-y-defensa-moscu-durante-ii-guerra-mundial_15825">Operación Barbarroja</a>, la invasión de la Unión Soviética, reuniendo a un gigantesco ejército para alcanzar su sueño imperial. E infravalorando a su oponente, calculó que en poco menos de seis meses derrotaría al gigante soviético y configuraría, de este modo, su imperio de los mil años (lo que duraría el <a href="https://www.unebook.es/es/libro/el-tercer-reich_159301">Tercer Reich</a>, en el ideario fantasioso de Hitler), forzando la claudicación de Gran Bretaña, e instaurando una paz germana en Europa.</p>
<p>Sin embargo, esos planes tan fantasiosos fallaron. La inmensidad del espacio a conquistar y la tenaz lucha de su adversario soviético, que pugnaba por su supervivencia contra las criminales políticas nazis, hicieron no solo que no pudieran tomar Moscú, sino que se quedaran lejos de acabar con la resistencia bolchevique. La campaña militar de 1941 fracasó, pero la guerra continuaría. </p>
<h2>La Operación Azul</h2>
<p>Así, en el verano de 1942, tras haber logrado la toma de Sebastopol y la península de Crimea, se le encomendaría al VI Ejército de Von Paulus iniciar la denominada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fall_Blau">Operación Azul</a>, cuyos objetivos eran ocupar todo el Cáucaso y Stalingrado. Tras la debacle sufrida ante las puertas de la capital rusa, Hitler centró su objetivo en el Cáucaso, para tener acceso directo a las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_C%C3%A1ucaso">fuentes de petróleo de la regiones</a> de Maikop, Bakú y Grozni.</p>
<p>La <a href="https://www.esferalibros.com/libros/el-ejercito-de-hitler/">Wehrmacht</a> (denominación del ejército alemán durante la guerra) padecería durante toda la contienda una carestía crónica de combustible, piedra angular de los ejército modernos. El 21 de agosto de 1941, los nazis plantaban la esvástica en el monte Elbrus, alcanzando la cima más alta de Europa. </p>
<h2>Un símbolo de resistencia</h2>
<p>No fueron más lejos. Más al norte, la ocupación de Stalingrado, junto al Volga, estaba prevista como un objetivo secundario, debido a las dificultades que implicaba la lucha callejera; pero pronto se iba a convertir en el símbolo de la contumaz resistencia soviética. </p>
<p>La conquista de la urbe industrial pasaría a ser prioritaria para Hitler y se convertiría en un terrible pulso que centraría todos los esfuerzos y recursos del mando alemán; un grandísimo error que sería aprovechado por Stalin. </p>
<p>La superioridad táctica alemana, aquí, quedó invalidada, y el desgaste alemán se cobró un alto peaje en hombres y material insustituible, teniendo que conquistar palmo a palmo, en un auténtico solar de ruinas y cascotes que favorecía la resistencia numantina soviética. </p>
<h2>Más de medio millón de muertos civiles</h2>
<p>Por desgracia, también, el peaje civil fue muy elevado. De los 600 000 habitantes que fueron obligados a quedarse por orden de Stalin para enardecer la resistencia (solo se evacuó la industria armamentística), entre muertos y posteriores evacuaciones solo quedarían <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-stalingrado/196839">9 796 almas</a> desangeladas (entre ellos 994 niños) que resistieron hasta el final de los combates.</p>
<p>En todo caso, los alemanes se enfrentaron a su peor pesadilla en una batalla urbana (se denominaría como guerra de ratas, <em>Rattenkrieg</em>), y aunque lograron apoderarse de cerca del 90 % de aquel páramo de dolor y muerte, la ciudad, pese a todo, no cayó. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/501854/original/file-20221219-24-mhnwse.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Una familia huye de Stalingrado en octubre de 1942.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-J19568,_Bei_Stalingrad,_russische_Fl%C3%BCchtlinge.jpg">Wikimedia Commons / Bundesarchiv / Friedrich Gehrmann</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<h2>Invicta, a un alto precio</h2>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Vasili_Chuikov">Vasili Ivánovich Chuikov</a>
(el mismo que recibió personalmente la rendición de las fuerzas alemanes en Berlín, el 2 de mayo de 1945) fue el oficial soviético encargado de impedir que eso sucediera, adoptando órdenes draconianas: miles hombres y mujeres se sacrificarían para impedir la conquista alemana (surgiendo figuras legendarias como el <a href="https://www.unebook.es/es/libro/memorias-de-un-francotirador-en-stalingrado_232689">francotirador Záitsev</a>).</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=438&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=551&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=551&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/501855/original/file-20221219-20-xkq6dk.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=551&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El general Chuikov y francotirador Vasiliy Zaytsev en 1943.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:General-Chujkov_snaiper-Zaicev.jpg">Wikimedia Commons / Georgy Zelma</a></span>
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<p>Mientras tanto, el mariscal <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-grandes-batallas-de-la-ii-guerra-mundial/111943">Zhúkov</a> prepararía y orquestaría una letal ofensiva oculta a los alemanes: la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Urano">Operación Urano</a>. En la fría madrugada del 19 de noviembre de 1942, dos fuertes pinzas acorazadas aplastaron los débiles flancos del Eje, guarnecidos por unidades italianas, rumanas y húngaras, cercando a un exhausto VI Ejército. </p>
<p>El éxito fue completo. Un cinturón de acero se cernió sobre la ciudad, unos 250.000 soldados del Eje se vieron inmovilizados y atrapados. Justo cuando parecía que estaban tan cerca de lograr culminar su tarea, la suerte de las armas germanas se alteró por completo. </p>
<h2>La rendición alemana</h2>
<p>Aunque Hitler encomendaría al mariscal de campo Von Manstein liberar a las tropas cercadas, no se lograría. Nada pudo librar al comandante supremo del VI Ejército, von Paulus, de rendirse el 31 de enero de 1943. le quedaban 91.000 supervivientes, de los que solo 5.000 regresarían de Siberia tras el fin del conflicto.</p>
<p>El shock de la derrota fue un mazazo para la opinión pública alemana, imbuida de la mística nazi de la invencibilidad de sus ejércitos, que consideraría, por primera vez, seriamente la posibilidad de que podrían perder la contienda.</p>
<h2>Un lugar histórico</h2>
<p>Stalingrado iba a ocupar un lugar especial en la memoria soviética, tanto por su capacidad de resiliencia (aunque el tributo en sangre fue espantoso) como por devolver a los alemanes su propia medicina, utilizando contra ellos sus exitosas tácticas militares. </p>
<p>Aún los soviéticos tendrían que aprender más duras lecciones, pero la balanza bélica se decantaba claramente a su favor. Hitler había sobrevalorado sus fuerzas e infravalorado a sus enemigos. Fue el principio del fin para el Tercer Reich. </p>
<h2>Objeto de análisis reciente</h2>
<p>Aún en la actualidad, Stalingrado sigue ostentando en el acervo popular un lugar de reconocimiento enorme contra el nazismo. De hecho, el reciente libro de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Xos%C3%A9_Manoel_N%C3%BA%C3%B1ez_Seixas">Xosé M. Núñez Seixas</a>, sobre la memoria de los países europeos de la Segunda Guerra Mundial destaca por su título: <a href="https://www.galaxiagutenberg.com/producto/volver-a-stalingrado-2/"><em>Volver a Stalingrado</em></a>. </p>
<p>Se han publicado otras excelentes crónicas sobre lo ocurrido, como los de <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/la-batalla-por-stalingrado_978-84-08-06181-6">Craig</a> y <a href="https://www.unebook.es/es/libro/stalingrado_232791">Beevor</a> o la <a href="https://www.despertaferro-ediciones.com/revistas/numero/df-contemporanea-no-2-stalingrado-i-el-asalto-de-la-wehrmacht/">tetralogía de Stalingrado</a> (desde un punto de vista militar), de David M. Glantz y Jonathan M. House, así como el de Jochen Hellbeck, <a href="https://www.galaxiagutenberg.com/producto/stalingrado/"><em>Stalingrado</em></a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=315&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/501850/original/file-20221219-22-c331eb.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=396&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cartel de ‘Lucharon por la patria’, (Sergei Bondarchuk, URSS, 1975),</span>
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<h2>Material de ficción</h2>
<p>Tampoco podemos olvidar de la épica novela de Vasili Grossman, publicada íntegramente hace poco en castellano, <a href="https://www.galaxiagutenberg.com/producto/stalingrado-4/"><em>Stalingrado</em></a>; o la ingente filmografía que se ha producido a este respecto desde el punto de vista alemán, ruso–soviético o italiano, en filmes como <a href="https://www.imdb.com/title/tt0051376/?ref_=fn_al_tt_1"><em>El médico de Stalingrado</em></a> (Geza von Radványi, RFA, 1958), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0051749/?ref_=nm_knf_t_1"><em>Stalingrado: batalla en el infierno</em></a> (Frank Wisbar, RFA, 1959), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0065782/?ref_=fn_al_tt_3"><em>Los girasoles</em></a> (Vittorio De Sica, Italia, 1970), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0212194/?ref_=nm_knf_c_1"><em>Nieve Ardiente</em></a> (Gavriil Yegiazarov, URSS, 1972), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0073488/?ref_=nm_flmg_c_6_dr"><em>Lucharon por la patria</em></a> (Sergei Bondarchuk, URSS, 1975), la antibelicista <a href="https://www.imdb.com/title/tt0108211/?ref_=fn_al_tt_1"><em>Stalingrado</em></a> (Josep Vilsmaier, Alemania, 1993), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0215750/?ref_=nm_knf_c_2"><em>Enemigo a las puertas</em></a> (Jean-Jacques Annaud, Reino Unido, 2001), <a href="https://www.imdb.com/title/tt0277327/?ref_=nm_knf_c_1"><em>Hasta donde mis pies me lleven</em></a> (Hardy Martins, Alemania, 2001), sobre la suerte de los supervivientes alemanes; o la última, la belicista <a href="https://www.imdb.com/title/tt1966566/?ref_=fn_al_tt_2"><em>Stalingrado</em></a> (Fiódor Serguéievich Bondarchuk, Rusia, 2013). </p>
<h2>Desolación y ruinas</h2>
<p>Como es bien sabido, la mortífera sangría no se detuvo ahí. Prosiguió hasta la toma de Berlín en mayo de 1945, dejando tras de sí no solo un panorama de desolación y ruinas, sino un precio en vidas ingente. </p>
<p>Escribía Núñez Seixas: </p>
<blockquote>
<p>“La guerra en el Este provocó una universalización del sufrimiento y de la memoria de la guerra entre amplias capas de la población, entre ocupantes y ocupados, civiles y militares”.</p>
</blockquote>
<p>Lástima que todo ello no haya servido para inducir a los rusos a aprender del pasado. Pues, mientras que los alemanes son muy conscientes de aquel espanto, abogando por el pacifismo, el uso y abuso con el que Putin ha dispuesto en la memoria rusa la Gran Guerra Patriótica (como base de un nacionalismo agresivo) parece haberla preparado para la guerra en Ucrania.</p>
<p>No para recordar, precisamente, el espantoso sacrificio, sino para enfrentarse a los mismos camaradas ucranianos con los que derrotaron al nazismo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/196591/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Igor Barrenechea Marañón no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Stalingrado, hoy Volgogrado, es símbolo de la resistencia rusa y del fracaso nazi. Numerosos libros, novelas y películas han inmortalizado aquella cruenta y larga batalla.Igor Barrenechea Marañón, Profesor y Doctor en Historia Contemporánea, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1895762022-08-30T17:06:25Z2022-08-30T17:06:25ZSalman Rushdie no es el primer novelista al que intenta matar alguien que no ha leído su obra<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/481551/original/file-20220829-16-ckwyrn.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=30%2C33%2C1789%2C1406&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotograma de la versión cinematográfica de la profética novela de 1922 de Hugo Bettauer _La ciudad sin judíos_.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://sites.barbican.org.uk/thecitywithoutjews/assets/I8O6TbQPLw/stoj_15-1868x1483.jpeg">Barbican</a></span></figcaption></figure><p>Hadi Matar, el hombre acusado del intento de asesinato del novelista Salman Rushdie, admitió que sólo había “<a href="https://nypost.com/2022/08/17/alleged-salman-rushdie-attacker-didnt-think-author-would-survive/">leído como dos páginas</a>” de <a href="https://www.penguinrandomhouse.com/books/323746/the-satanic-verses-by-salman-rushdie/"><em>Los versos satánicos</em></a>, la novela de Rushdie de 1988 que enfureció a los musulmanes fundamentalistas de todo el mundo. El antiguo líder supremo de Irán, Ayatollah Ruhollah Jomeini, que anunció una <em>fatwa</em> pidiendo a todos los musulmanes que asesinaran a Rushdie en 1989, <a href="https://www.newyorker.com/news/daily-comment/ayatollah-khomeini-never-read-salman-rushdies-book">no la había leído en absoluto</a>.</p>
<p><em>Los versos satánicos</em> no ha sido la primera –ni será la última– novela que ha provocado la ira de un fanático que no conoce los matices de la literatura.</p>
<p>En 1922, un escritor austriaco llamado <a href="http://worldcat.org/identities/lccn-n90644199/">Hugo Bettauer</a> publicó una novela ambientada en Viena llamada <a href="https://onlinebooks.library.upenn.edu/webbin/book//lookupid?key=olbp91179"><em>La ciudad sin judíos</em></a>. Vendió un cuarto de millón de ejemplares y se dio a conocer internacionalmente, con una <a href="https://archive.org/details/citywithoutjews0000unse/page/n5/mode/2up?view=theater">traducción al inglés</a> publicada en Londres y Nueva York. <a href="https://www.youtube.com/watch?v=hcX3VWkXLjA">En el verano de 1924 apareció una adaptación al cine mudo, recientemente recuperada y restaurada</a>. En la primavera siguiente, un joven nazi irrumpió en el despacho de Bettauer y le disparó varias veces. El autor murió de sus heridas dos semanas después.</p>
<h2>Una novela publicada en una ciudad polarizada</h2>
<p><a href="https://www.pewresearch.org/social-trends/2020/01/09/trends-in-income-and-wealth-inequality/">Al igual que en Estados Unidos hoy en día</a>, había una gran <a href="http://www.jstor.org/stable/40178867">brecha entre ricos y pobres en la Viena de principios del siglo XX</a>. </p>
<p>La impresionante arquitectura del <a href="https://www.britannica.com/place/Vienna/Layout-and-architecture">centro de la ciudad</a> albergaba una inmensa riqueza, mientras que en los barrios obreros de la periferia había una pobreza desesperante. </p>
<p>La opulencia de los bancos y de los grandes almacenes, la cultura de los teatros y de la ópera –sobre todo en el barrio predominantemente judío de <a href="https://www.washingtonpost.com/lifestyle/travel/connecting-past-and-future-on-a-pilgrimage-to-viennas-jewish-quarter/2019/01/24/6804366a-1a7a-11e9-9ebf-c5fed1b7a081_story.html">Leopoldstadt</a>– despertaban inevitablemente un profundo resentimiento. </p>
<p>En los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial, el alcalde populista <a href="https://ww1.habsburger.net/en/chapters/i-decide-who-jew">Karl Lueger</a> vio su oportunidad: Podía ganar votos culpando de todos los problemas a los judíos. Muchos refugiados judíos dirían más tarde que <a href="https://www.independent.co.uk/news/obituaries/george-clare-memoirist-who-recalled-life-in-nazi-vienna-and-postwar-berlin-1726060.html">el antisemitismo en Viena era peor que el de Berlín</a>. Un pintor empobrecido que vivía en una residencia pública en un barrio pobre al norte de Leopoldstadt se <a href="https://www.annefrank.org/en/anne-frank/go-in-depth/why-did-hitler-hate-jews/">inspiró para construir una nueva ideología</a> siguiendo el modelo de Lueger. Se llamaba Adolf Hitler.</p>
<p>Hugo Bettauer nació como judío. Aunque se convirtió al cristianismo, nunca perdió el contacto con sus raíces. Trabajó como periodista y se convirtió en un prolífico novelista.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Portada del libro con un dibujo de una fila de personas que serpentea" src="https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=847&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=847&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=847&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1064&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1064&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481134/original/file-20220825-16-9tfss7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1064&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La novela de Hugo Bettauer <em>La ciudad sin judíos</em> vendió más de 250 000 ejemplares.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmarchiv.at/wp-content/uploads/2018/02/bettauer_roman-510x720.jpg">Austrian Film Archive</a></span>
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<p><em>La ciudad sin judíos</em> (<em>Die Stadt ohne Juden</em>), subtitulada ominosamente “Una novela del mañana”, es una sátira distópica.</p>
<p>“Un sólido muro humano”, comienza, “que se extiende desde la Universidad hasta la Bellaria, rodeaba el hermoso e imponente edificio del Parlamento. Toda Viena parecía haberse reunido en esta mañana de junio para presenciar un acontecimiento histórico de incalculable importancia. Han venido a escuchar a un político llamado Dr. Schwertfeger –claramente basado en Lueger– proclamar que todos los judíos van a ser expulsados de la ciudad. Heil Dr. Karl Schwertfeger, grita la multitud, Heil, heil, heil, el libertador de Austria”.</p>
<p>Se investigan los nombres, los rasgos faciales y la ascendencia; incluso los que tienen sangre mixta son incluidos en la lista de personas a expulsar. Las sinagogas son profanadas y toda la población judía es metida en vagones de tren con sus maletas. Ver esta escena en <a href="https://www.imdb.com/title/tt0016392/">la versión cinematográfica muda de 1924</a> de la novela es una experiencia escalofriante: Es como si uno fuera testigo del Holocausto antes de que ocurriera.</p>
<h2>La ira nazi</h2>
<p>El ingenioso giro de la novela es que, una vez expulsados los judíos, la economía y la cultura de Viena se derrumban: no hay banqueros, ni sastres ni hoteleros, ni teatro, ni periódicos. Los exiliados regresan a una acogida regia y todo acaba bien. </p>
<p>El libro es una sátira sencilla pero inmensamente poderosa del antisemitismo, que mantiene la atención del lector centrando la historia en un puñado de personajes bien dibujados.</p>
<p>Pero la novela y la película despertaron la ira del incipiente movimiento nazi austriaco. Bettauer fue denunciado como comunista y corruptor de la juventud de la ciudad. <a href="https://academic.oup.com/book/25726/chapter-abstract/193221761?redirectedFrom=fulltext">Otto Rothstock</a>, un técnico dental de 20 años que se había empapado de toda la propaganda antisemita de la época, decidió pasar a la acción y asesinó al autor en marzo de 1925. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dibujo a vista de pájaro de la escena del crimen" src="https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=506&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=506&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=506&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=635&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=635&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481136/original/file-20220825-22-6dgt1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=635&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Dibujo de la escena del crimen utilizado durante el juicio de Otto Rothstock.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmarchiv.at/wp-content/uploads/2018/02/bettauer_tatortskizze-1024x863.jpg">Austrian Film Archive</a></span>
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</figure>
<p>En el juicio, Rothstock dijo que estaba salvando la cultura europea de la “degeneración”. Describió el periodismo de Bettauer, que a menudo celebraba la liberación erótica, como pornográfico, y no dio ninguna indicación de que hubiera leído realmente la novela. Su abogado defensor, <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Walter_Riehl">Walter Riehl</a>, fue en algún momento líder del Partido Nazi austriaco. Consiguió que su hombre se librara con una declaración de locura y una reclusión de apenas 18 meses en una institución mental.</p>
<p>Rothstock vivió hasta la década de 1970, <a href="https://kurier.at/kultur/kino-ausstellung-stufenplan-der-ausschliessung/312.543.507">nunca se arrepintió de su nazismo</a>. Sorprendentemente, <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Hans_Karl_Breslauer">H.K. Breslauer</a>, el director de la adaptación cinematográfica, se convirtió posteriormente en propagandista del partido nazi de Hitler. En cambio, <a href="https://wfpp.columbia.edu/pioneer/ccp-ida-jenbach/">Ida Jenbach</a>, la mujer judía que coescribió el guión, fue deportada al gueto de Minsk. Fue liquidada allí o en el cercano campo de concentración de <a href="https://www.jewishvirtuallibrary.org/maly-trostenets-concentration-camp">Maly Trostenets</a>.</p>
<p>Irónicamente, dado el paralelismo entre el ataque a Rushdie y el asesinato de Bettauer, en la Viena actual <a href="https://www.filmarchiv.at/program/exhibition/die-stadt-ohne/">se demoniza a los musulmanes, como se hacía con los judíos hace 100 años</a>.</p>
<h2>Las anteojeras del extremismo</h2>
<p>Los escritores parecen ser especialmente vulnerables en tiempos polarizados en los que las creencias se endurecen hasta convertirse en dogma y se demoniza a los que tienen opiniones contrarias.</p>
<p>La novela de Rushdie está poblada de ángeles y demonios, impulsada por secuencias oníricas y provocaciones fantásticas. Celebra la diversidad de identidades al tiempo que se burla de los profetas y los políticos, de los británicos y su imperio, y de todo tipo de divisiones y dogmas. Es una obra de “<a href="https://www.youtube.com/watch?v=UI9I2p71ct0">realismo mágico</a>” que exige una lectura lúdica, no literal.</p>
<p>Pero los fundamentalistas religiosos y políticos no tienen tiempo para el juego, para el cuestionamiento, la duda y la curiosidad. En un pasaje, Rushdie se basó en algunos textos heterodoxos antiguos para representar al profeta Mahoma hablando con el diablo en lugar de con Dios, y fue suficiente para despertar la furia en todo el mundo musulmán. Por la misma lógica, la “novela del mañana” satírica de Bettauer –un experimento mental destinado a hacer que los lectores se lo piensen dos veces sobre la contribución judía a la vida vienesa– enfureció a los antisemitas.</p>
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<img alt="Una mujer con pañuelo en la cabeza sostiene un periódico." src="https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C3%2C2038%2C1416&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=434&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=546&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=546&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/481112/original/file-20220825-1450-gjjprb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=546&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una mujer iraní lee un periódico en 2000 con un dibujo que representa al autor británico Salman Rushdie como un ahorcado.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/an-iranian-woman-reads-a-paper-in-tehran-14-february-2000-news-photo/1242459432?adppopup=true">Henghameh Fahimi/AFP via Getty Images</a></span>
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</figure>
<p>“El fundamentalismo”, <a href="https://newleftreview.org/sidecar/posts/anti-liberal">escribe el crítico Terry Eagleton</a>, “es esencialmente una teoría errónea del lenguaje”: Asume que cada palabra de un texto, ya sea sagrado o secular, debe leerse como una declaración de una verdad literal o una proclamación de las creencias inamovibles del autor. Es sordo a la ironía, la metáfora, la sátira, la alegoría, la provocación, la ambigüedad, la contrariedad. </p>
<p>Así que probablemente no habría habido ninguna diferencia si Otto Rothstock hubiera leído <em>La ciudad sin judíos</em> o si Hadi Matar y el ayatolá Jomeini hubieran leído <em>Los versos satánicos</em>. Habrían escuchado sólo el mensaje que querían oír. </p>
<p>Es un signo preocupante de los tiempos que <a href="https://twitter.com/benmschmidt/status/1562212497272279041">el número de estudiantes universitarios que se licencian en literatura</a> esté disminuyendo <a href="https://www.standard.co.uk/news/uk/alevel-association-of-school-and-college-leaders-english-action-england-b1019028.html">en todo el mundo</a>. En nuestra época dividida, es más importante que nunca que la gente siga aprendiendo el arte de la lectura con imaginación y empatía, y sin las anteojeras de la política o la religión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/189576/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jonathan Bate no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>“Los versos satánicos” no ha sido la primera novela, ni será la última, que ha provocado la ira de un fanático que no conoce los matices de la literatura. El nazismo también nos da algunas claves.Jonathan Bate, Foundation Professor of Environmental Humanities, Arizona State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1833262022-05-31T18:02:01Z2022-05-31T18:02:01ZLas claves del Holocausto en la Wannseekonferenz<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/464269/original/file-20220519-11-8fkuw0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4900%2C2446&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mansión en Berlín-Wannsee, Alemania, también conocida como la Casa de la Conferencia de Wannsee.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Haus_der_Wannsee-Konferenz_02-2014.jpg">A. Savin / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Hace ochenta años, el 20 de enero de 1942, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Reinhard_Heydrich">Reinhard Heydrich</a>, el lugarteniente de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Heinrich_Himmler">Heinrich Himmler</a> y jefe de la seguridad del <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/third-reich-an-overview">tercer Reich</a>, convocó a unos cuantos jerarcas del nazismo para tratar la cuestión de cómo “terminar” con la cuestión judía. Ese día se consensuaron los operativos del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Holocausto">holocausto judío</a>, que acabó con el asesinato industrializado de seis millones de judíos. La reunión se conoce como la <em><a href="https://de.wikipedia.org/wiki/Wannseekonferenz">Wanseekonferenz</a></em>.</p>
<p>Recientemente, <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film772620.html">el film alemán <em>La conferencia</em></a> ha vuelto a tratar el tema de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_de_Wannsee">Conferencia del Wannsee</a> (ya filmada en <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Conspiration_(t%C3%A9l%C3%A9film)">otra cinta protagonizada por Kenneth Branagh</a>), y lo hace a partir de la fidedigna transcripción de las actas del encuentro.</p>
<p>Una estrecha colaboradora de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Adolf_Eichmann">Adolf Eichmann</a>, la única mujer presente en la reunión, tomó notas taquigráficas de lo dicho aquel día y de ahí salieron las treinta copias secretas que se hicieron del acta original. Junto a figuras clave del partido y militares de alta graduación con grandes responsabilidades, también participaron eminentes juristas y cargos ministeriales. Al margen de sus diferentes edades y caracteres, ninguno discutía la tesis principal. </p>
<h2>La solución final</h2>
<p>Conforme a lo proclamado por Hitler en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mi_lucha"><em>Mi lucha</em></a>, había que suprimir al pueblo judío, origen de todos los males sociales y un peligro para la raza aria. El comunismo y las consecuencias del abusivo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Versalles_(1919)">Tratado de Versalles</a>, el paro, la usura, cualquier queja que se tuviera, se le imputaban a los judíos. <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/antisemitic-legislation-1933-1939">Primero se les hizo la vida imposible</a>, impidiéndoles acceder a puestos públicos y obligándoles a vender sus negocios a precio de saldo. Luego se requisaron sus viviendas y finalmente se les arrebató la vida, aprovechando incluso el oro de sus dentaduras.</p>
<p>Algunos asistentes a la Conferencia de Wannsee todavía eran partidarios de provocar un éxodo masivo del pueblo judío a <a href="https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2021-06-24/plan-madagascar-hitler-judios-isla-exilio_3142823/">Madagascar</a> o a las estepas siberianas. Pero resultaba mucho más sencillo en términos operacionales trasladarles a centros de exterminio, aprovechando el retorno de trenes que habían transportado armas o avituallamientos al frente del este. La eficacia fue una de las claves de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Soluci%C3%B3n_final"><em>Endlösung</em></a> (“solución final”). </p>
<p>Para coronar con éxito este descomunal operativo contaron con un probo funcionario, Adolf Eichmann, quien fue apresado en Argentina en 1960 gracias a que un magistrado alemán de origen judío, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fritz_Bauer">Fritz Bauer</a>, le dio el chivatazo al <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mosad">Mossad</a>, tras comprobar <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Fritz_Bauer,_un_h%C3%A9ros_allemand">el escaso interés de la República Federal de Alemania</a> por capturar a ese criminal nazi. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Antropoide">El atentado de la resistencia checa contra Heydrich</a> dejó en manos de Eichmann engrasar la maquinaria de la solución final y este lo hizo con una frialdad de cálculo digna de un algoritmo.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/464272/original/file-20220519-9568-5oapo9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1005&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Adolf Eichmann en el juicio en Jerusalén en 1961.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Adolf_Eichmann_at_Trial1961.jpg">Israel Government Press Office</a></span>
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</figure>
<p>Al cubrir como periodista el juicio celebrado contra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Eichmann_en_Jerusal%C3%A9n">Eichmann en Jerusalen</a>, la filósofa <a href="https://www.urv.cat/es/vida-campus/universidad-responsable/observatorio-igualdad/ano-mujeres-ciencias/dones-i-ciencies/dones-filosofes/hannaharendt/">Hannah Arendt</a> acuñó la expresión <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/hannah-arendt-la-filosofia-frente-al-mal-nuria-sanchez-madrid-9788413622439/">“banalidad del mal”</a>. Así expresaba su desazón porque el genocidio había sido perpetrado no sólo por monstruosos psicópatas sino por funcionarios convertidos en cooperadores necesarios de una masacre monumental. Eichmann llegó a invocar el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Imperativo_categ%C3%B3rico">imperativo categórico kantiano</a> para respaldar que se había limitado a cumplir con las ordenes recibidas. Lo que hace ver con claridad las limitaciones de la obediencia debida denunciadas por <a href="http://diccionariofilosoficocovid19.org/disenso/">Javier Muguerza con su imperativo de la disidencia</a>.</p>
<h2>Banalidad del mal</h2>
<p>Uno de los juristas que habían redactado las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_N%C3%BAremberg">Leyes de Nürenberg</a> se queja de que no se atienen a la legalidad vigente al pretender tratar igual a un judío puro que a quienes sólo son judíos a medias o en menor porcentaje. Tampoco ve apropiado que no se tenga en cuenta el estar casado con una persona de raza aria. Sin embargo, no tiene nada en contra de que se extermine al pueblo en su conjunto, manteniendo las debidas excepciones que habían estipulado sus tortuosos razonamientos jurídicos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/464271/original/file-20220519-16-qbj736.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Gráfico para describir las Leyes de Núremberg del 15 de septiembre de 1935 y el respectivo reglamento del 14 de noviembre de 1935. Las ‘Leyes de Núremberg’ establecieron una base legal para la identificación racial. Sólo las personas con cuatro abuelos alemanes no judíos (cuatro círculos blancos en la fila superior izquierda) eran de ‘sangre alemana’. Los nazis definían a un judío como alguien que descendía de tres o cuatro abuelos judíos (círculos negros en la fila superior derecha). En el medio estaban las personas de ‘sangre mixta’ de ‘primer o segundo grado’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Nuremberg_laws_Racial_Chart.jpg">United States Holocaust Memorial Museum Collection</a></span>
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<p>El más veterano de los asistentes reconoce haber combatido en la Primera Guerra Mundial y en un momento dado aduce razones humanitarias. Pero rápidamente aclara que sólo le interesa evitar sufrimiento a los verdugos. Le preocupa que los soldados hayan tenido que fusilar a quemarropa a muchos judíos en un solo día, por el trauma psicológico que pudiese causarles eso al reintegrarse a la vida civil y tener que educar a su prole.</p>
<p>A todos les parece maravillosa la solución de las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1mara_de_gas">cámaras de gas</a>, porque su impacto psicológico en quienes deben llevar a cabo el exterminio es mínimo. Sobre todo porque cuentan con encargar ciertas faenas a prisioneros bien dispuestos a ello y a los que se ejecutará en último lugar. </p>
<h2>El judaísmo y los mitos políticos modernos</h2>
<p>Antes de redactar <a href="https://books.google.es/books/about/El_mito_del_estado.html?hl=es&id=4PdpMwEACAAJ&redir_esc=y"><em>El mito del Estado</em></a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ernst_Cassirer">Ernst Cassirer</a>, <a href="https://www.plazayvaldes.es/libro/cassirer-y-su-neo-ilustracion">prestigioso pensador alemán</a> de familia judía que hubo de partir al exilio, dio algunas conferencias en <a href="https://www.fcede.es/site/es/libros/detalles.aspx?id_libro=6776">su lucha contra el nazismo desde la historia de las ideas</a>. Una de ellas se titulaba <a href="https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/1030"><em>Judaísmo y los mitos políticos modernos</em></a> y resulta interesante leer sus <a href="https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/1029">análisis de sesgo kantiano</a> para comprender mejor lo contado por la película recién estrenada:</p>
<blockquote>
<p>“En su nueva mitología política los líderes de Alemania eligen lo judío como chivo expiatorio sobre el que cargar todos los pecados y males imaginables. Lo que temían los inventores del mito de la raza superior alemana no es la resistencia física, sino la resistencia moral de los judíos. Tras la expulsión y asesinato de cientos de miles de judíos, todavía no quedaron satisfechos con su trabajo. Seguían obsesionados con la idea de considerar lo judío como el espíritu del mal, la encarnación del diablo. A pesar del despliegue de todo su poderío militar, pese a su incomparable organización técnica y bélica, el coloso alemán era, después de todo, un coloso con los pies de barro. En cuanto se destruyó su fundación mítica, su colapso fue inevitable”.</p>
</blockquote>
<p>Berlín es un lugar plagado de lugares históricos. Uno de ellos es una villa burguesa en las orillas del Wannsee donde tuvo lugar esta terrible conferencia y que hoy alberga <a href="https://www.visitberlin.de/es/casa-de-la-conferencia-wannsee">un museo conmemorativo</a>. </p>
<p>Curiosamente al lado nos encontramos con la residencia de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Liebermann">Max Libermann</a>, un pintor impresionista judeo-alemán, cuya <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Liebermann_Villa">villa es otro museo</a> complementario del anterior. Ver ambas es como visitar <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Weimar">Weimar</a>, tan identificada con <a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Friedrich_von_Schiller">Schiller</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Wolfgang_von_Goethe">Goethe</a>, ciudad que colinda con el campo de concentración de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Buchenwald">Buchenwald</a>. Impresiona ver esta cercanía entre lo siniestro y lo sublime.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/183326/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En una villa del barrio berlinés de Wannsee se reunieron hace 80 años jararcas nazis para programar lo que dieron en llamar la “solución final” o exterminio del pueblo judío. Una reciente película testimonia las actas de tan macabra reunión.Roberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP Etica, Epistemología y Sociedad). Historiador de las ideas morales y políticas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1794082022-03-24T20:11:50Z2022-03-24T20:11:50Z¿Qué es el liderazgo político?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/452903/original/file-20220317-10615-fba9j7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C0%2C2991%2C1994&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante una visita al frente de Doneskt el 17 de febrero de 2022</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.president.gov.ua/en/photos/prezident-ukrayini-vidvidav-peredovi-poziciyi-vijskovih-na-d-4445">Oficina Presidencial de Ucrania</a></span></figcaption></figure><p>En todas las épocas ha habido dirigentes públicos. Es una constante histórica y un hecho sociocultural recurrente. Las sociedades humanas requieren dirigentes, en diferentes niveles, que guíen e inspiren las acciones personales. Uno de los propósitos centrales del liderazgo político es contribuir a la cooperación social y a la acción colectiva.</p>
<p>Por ello, cada cultura, desde una mirada particular, ha generado su propia idea de buen gobernante. Así, en el pasado se han forjado diversidad de idealizaciones o imágenes míticas del líder. </p>
<p>Mientras Platón <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/clasicos-de-grecia-y-roma/la-republica-platon-9788420678818/">ensalzaba</a> las cualidades intelectuales de los “reyes-filósofos” para gobernar las antiguas ciudades griegas (polis), Maquiavelo <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/ciencias-sociales/el-principe-nicolas-maquiavelo-9788420664231/">elogiaba</a> las múltiples prevenciones del “príncipe nuevo” renacentista. </p>
<p>Por su parte, Hobbes <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/leviatan-thomas-hobbes-9788491811411/">atribuía</a> los poderes religioso y político a un “Dios mortal” (Leviatán) que pudiese aplacar los conflictos civiles de las modernas monarquías absolutas.</p>
<p>Este artículo expone algunas ideas relevantes sobre el liderazgo político que usualmente suelen minusvalorarse e ignorarse. </p>
<h2>Crisis, mitos y errores en torno al liderazgo político</h2>
<p>Durante las crisis o tiempos de mudanzas sociopolíticas, el “pueblo” suele reclamar líderes fuertes, antes que sabios o prudentes, que adopten decisiones inmediatas y eficaces para afrontar las incertidumbres. Por ejemplo, en las elecciones alemanas de 1932, y después de que el pueblo teutón viviera diversas crisis desde 1914, Hitler fue el candidato más votado. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452893/original/file-20220317-25-124zvu1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Hitler posa para la cámara en diferentes expresiones.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_102-10460,_Adolf_Hitler,_Rednerposen.jpg">Archivos federales alemanes / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, otorgar todo el poder a los dirigentes puede implicar más errores que aciertos. A medio y largo plazo, los gobernantes que tienen o reclaman mucho poder tienden a abusar del mismo, y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_esp%C3%ADritu_de_las_leyes">ello compromete la supervivencia de la comunidad</a>. Así se comprobó en el caso de Hitler.</p>
<p>Por su parte, el líder político “fuerte” <a href="https://circulodetiza.es/libros/el-mito-del-lider-fuerte-liderazgo-politico-en-la-edad-moderna/">es un mito sociocultural</a> debido a la necesidad humana de aplacar la ansiedad, la incertidumbre y el miedo ante los acontecimientos imprevisibles e inesperados. Mitificar a los líderes implica atribuirles cualidades y aptitudes de las que carecen.</p>
<p>Así, frecuentemente, se comete el “<a href="https://www.planetadelibros.com/libro-las-cualidades-del-lider/50421">error de atribución al líder</a>”. De modo que cuando las cosas van bien o mal en una organización o comunidad, “enseguida atribuimos el resultado al líder: suele convertirse en el chivo expiatorio, aunque a menudo es más un símbolo del fracaso que su causa”. Asimismo, <a href="https://circulodetiza.es/libros/el-mito-del-lider-fuerte-liderazgo-politico-en-la-edad-moderna/">se ha mostrado</a> que “los mayores logros y fracasos de un gobierno tienen menos que ver con la persona que está al frente que con otros miembros de su equipo”. </p>
<p>Un ejemplo de ello es la gestión política de la crisis económica entre los años 2008 y 2014 en España. Como es sabido, la Unión Europea (UE) impuso los recortes presupuestarios que, a su vez, asumieron los presidentes Rodríguez Zapatero y Rajoy. Las políticas económicas de ambos presidentes se plegaron a las directrices impuestas por la UE, y acordaron la reforma del <a href="https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=135&tipo=2">artículo 135 de la Constitución</a>. Pero existen pocos análisis sobre este complicado proceso de liderazgo político.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452895/original/file-20220317-15-140r7nd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero durante un encuentro entre ambos realizado el 5 de mayo de 2010 en el Palacio de la Moncloa.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jos%C3%A9_Luis_Rodr%C3%ADguez_Zapatero_recibe_al_jefe_de_la_oposici%C3%B3n,_Mariano_Rajoy,_en_La_Moncloa_(2010).jpg">Ministerio de la Presidencia. Gobierno de España</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>Complejidad, interdependencias y entramado de poderes</h2>
<p>Ocupar una posición de poder institucional no habilita para ejercer el liderazgo político. Este, en muchas ocasiones, se muestra en personas que ocupan posiciones subordinadas e intermedias. La mayoría de los seres humanos no desempeñan puestos relevantes, pero muchos “<a href="https://www.planetadelibros.com/libro-las-cualidades-del-lider/50421">dirigen desde el medio, atrayendo y persuadiendo hacia arriba y hacia abajo</a>”. Por ello, en las sociedades complejas pueden hallarse liderazgos en distintos niveles sociales e institucionales. Por ejemplo, la joven Greta Thunberg (2003) ha liderado las protestas contra el cambio climático, un asunto relegado por la agenda institucional en muchos países. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452898/original/file-20220317-17-uubr47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Greta Thunberg durante la Cumbre Mundial R20 en Viena, el 28 de mayo de 2019.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Karin_Kneissl_(47958458987).jpg">Karin Kneissl / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Además, el liderazgo no puede estudiarse adecuadamente centrándose en el análisis de una persona. Para aproximarse al estudio del liderazgo se ha de conceder la misma importancia al contexto y los seguidores que a los líderes (y sus equipos). Estas partes <a href="https://www.sup.org/books/title/?id=24793">son a la vez independientes e interdependientes</a>: cada una afecta y se ve afectada por las otras dos.</p>
<p>El citado proceso del liderazgo implica que el líder sea una persona muy interdependiente. En muchas ocasiones quien lidera es el primer seguidor de una causa. Así parece evidenciarse en el caso del presidente Zelenski, convertido en el primer defensor de Ucrania contra la invasión perpetrada por el ejército de Putin. Es muy significativo que el presidente ucraniano aparezca vestido de soldado, pues ello parece elevar la moral del país invadido. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452905/original/file-20220317-15-8cdhx7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Zelenski compartiendo el rancho con los soldados en el frente de Doneskt.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.president.gov.ua/en/photos/prezident-ukrayini-vidvidav-peredovi-poziciyi-vijskovih-na-d-4445">Oficina Presidencial de Ucrania</a></span>
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<p>Ningún líder puede liderar de forma aislada. Aislar al líder es quitarle su condición de guía e inspirador. Es decir, todo liderazgo depende de una red de apoyos. Esta red es dinámica y varía en función del cambiante contexto, de la voluntad de los seguidores y del estilo de liderazgo. Por tanto, liderar implica construir y sostener interdependencias.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=962&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=962&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=962&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1209&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1209&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452900/original/file-20220317-19-orwpsf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1209&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Primera página de la edición original en francés de <em>El contrato social</em>, de Rousseau.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Social_contract_rousseau_page.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Los conceptos de liderazgo y poder están relacionados, pero no deben confundirse. <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-las-cualidades-del-lider/50421">El liderazgo requiere poder, pero no todas las relaciones de poder implican liderazgo</a>. El poder ejercido mediante la pura utilización de la fuerza no es liderazgo, sino coacción y/o violencia y no puede justificarse a largo plazo. </p>
<p>En sociedades dirigidas por dictadores se confunde, interesadamente, el desnudo ejercicio del poder con los diversos ropajes del liderazgo. Toda persona aspirante a liderar debe saber vestir tales ropajes para legitimar su liderazgo. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_contrato_social">Como decía Rousseau</a>: “El más fuerte nunca lo es bastante para dominar siempre si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber”.</p>
<h2>Desencanto en torno al liderazgo democrático</h2>
<p>Desde finales del siglo XX, <a href="https://revistabarataria.es/web/index.php/rb/article/view/87">diversos</a> <a href="https://www.hks.harvard.edu/publications/democratic-deficit-critical-citizens-revisited">estudios</a> <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4151172">muestran</a> una creciente decepción y desconfianza de la ciudadanía en los liderazgos e instituciones representativas. Este es un problema extendido en todas las democracias occidentales. Estas demandan un mayor esfuerzo y <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3901786">calidad</a> de sus líderes, pues los gobernantes deben rendir cuentas y disponer del consentimiento y legitimidad ciudadana. </p>
<p>En las presentes circunstancias de aceleración social y cambio político, muchos dirigentes quedan desfasados. Quienes gobiernan pronto decaen en su posible capacidad para guiar. <a href="http://www.revistas.unam.mx/index.php/rmcpys/article/view/76524">Ello se agrava</a> cuando los dirigentes son poco creíbles, poco competentes, desconocen el contexto e incorporan actitudes personalistas y no adaptativas.</p>
<p>Las anteriores ideas pueden llevar a repensar globalmente el liderazgo democrático en esta cambiante época. Nos jugamos la convivencia libre y la dignidad humana en nuestro mundo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179408/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José-Francisco Jiménez-Díaz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En todas las épocas ha habido dirigentes públicos. El artículo expone algunas ideas relevantes sobre el liderazgo político que usualmente suelen minusvalorarse e ignorarse.José-Francisco Jiménez-Díaz, Profesor Titular de Ciencia Política y de la Administración, Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1775602022-02-25T18:32:30Z2022-02-25T18:32:30ZEl expolio nazi no solo consistió en el robo de arte<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/447529/original/file-20220221-23-qtm35t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C4%2C1641%2C1193&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un miembro uniformado de las SA nazis y un estudiante de la Academia de Ejercicio Físico examinan materiales saqueados de la biblioteca del Dr. Magnus Hirschfeld, director del Instituto de Ciencias Sexuales de Berlín, el 6 de mayo de 1933.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Institut_f%C3%BCr_Sexualwissenschaft_-_Bibliothek_1933.jpg">Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto / Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Cada semana aparecen en la prensa varias noticias vinculadas <a href="http://www.galaxiagutenberg.com/libros/el-expolio-nazi/">al expolio nazi</a>. La mayoría giran en torno a pleitos sobre la propiedad de un cuadro. También suelen aludir a la persecución y exterminio de las comunidades judías europeas bajo el Tercer Reich. Sin embargo, esta operación de pillaje abarcó mucho más que la pintura y los judíos no fueron sus únicas víctimas.</p>
<p>El expolio nazi movilizó una parte considerable del patrimonio cultural europeo. Las respuestas a varias preguntas básicas –en qué consistió, cuáles fueron sus causas y quiénes sus víctimas y beneficiarios– explican mejor la amplitud y complejidad de esta inmensa y brutal campaña de saqueo.</p>
<h2>¿A qué llamamos expolio nazi?</h2>
<p>En realidad, el expolio englobó dos procesos de naturaleza distinta. En el primero, que comenzó en 1933, los nazis requisaron, o compraron a precios ínfimos bajo coacción, los bienes culturales pertenecientes a ciudadanos o colectivos etiquetados como enemigos. Desde luego, a los judíos, pero también a los gitanos, a los disidentes políticos –liberales, comunistas, socialistas–, a los homosexuales… Y a los eslavos, relegados a la condición de servidumbre o esclavitud a partir de 1938, cuando empezó la campaña hacia el Este.</p>
<p>Esta primera observación aclara ya dos asuntos cruciales. En primer lugar, señala qué individuos y comunidades fueron víctimas del expolio. Y, en segundo lugar, amplía más allá de la pintura el objeto de la codicia nacionalsocialista, pues el concepto de bienes culturales abraza un amplio espectro de objetos: esculturas, instrumentos musicales, libros, joyería artística, tapices o alfombras, elementos decorativos…</p>
<h2>De las requisas a la depreciación de las monedas</h2>
<p>El expolio, sin embargo, no solo entrañó requisas. Desde 1938, con la expansión territorial del Reich, los nazis emplearon otros recursos para esquilmar el patrimonio cultural europeo. Las requisas continuaron en Europa oriental, donde los invasores saquearon indistintamente bienes culturales pertenecientes al Estado, las iglesias o los particulares. También en Europa occidental siguieron las confiscaciones de propiedades judías y de otros colectivos señalados como enemigos. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=389&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/447537/original/file-20220221-19-1dh6e2r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=489&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Unidades alemanas cargan obras de arte polacas de Zachęta; julio de 1944.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Warsaw_1944_by_Ba%C5%82uk_-_26320.jpg">Stefan Bałuk / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Por el contrario, al margen de estas incautaciones, en el oeste europeo el Tercer Reich respetó –salvo excepciones– las propiedades del Estado y demás instituciones públicas, de las iglesias y de los particulares. En cambio, siguió otra estrategia para rapiñar el patrimonio: devaluó a la fuerza las monedas de los países ocupados e impuso unas condiciones draconianas a sus economías.</p>
<p>Sobre esta base, los ocupantes ejercieron una forma distinta de pillaje: la compra intensiva de productos artificialmente depreciados. Un saqueo que comprendió toda materia prima o producto manufacturado útil para sostener el esfuerzo bélico. También incluyó la adquisición de obras de arte y de otros bienes culturales exportados en masa a Alemania.</p>
<p>Estas compras a precio de saldo, que esquilmaron los patrimonios artísticos nacionales, integran también el expolio: en total, entre requisas y adquisiciones, los nazis trasladaron desde Francia hacia Alemania unos 100 000 objetos culturales, 30 000 desde los Países Bajos, 20 000 desde Bélgica, un millón desde la Unión Soviética…</p>
<h2>¿Por qué los nazis acumularon bienes culturales de modo compulsivo?</h2>
<p>Las razones son variopintas. En el caso de los judíos, las requisas son parte intrínseca del Holocausto. Antes de ser deportados a los campos de exterminio –y aún en ellos– fueron despojados de todas sus posesiones, desde viviendas hasta juguetes, pasando por automóviles o vajillas. También de sus bienes culturales. Esto hubiera sido así aunque a los nazis no les hubiera interesado el arte, porque a los judíos les fue arrebatado el derecho a poseer cualquier propiedad. </p>
<p>Sin embargo, los nazis sí fueron coleccionistas compulsivos y ello también explica el expolio. La instauración del Tercer Reich provocó un relevo en la cúspide de la política, la economía y la sociedad alemanas. Los nuevos dirigentes procedían en su mayoría de las clases medias. Sintieran –o no– pasión por el arte, una de las vías elegidas para expresar el estatus recién adquirido fue el coleccionismo artístico y el aura elitista que porta consigo. </p>
<p>Hitler, hijo de un funcionario de aduanas, quiso erigir en Linz <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_F%C3%BChrer">el mayor museo de Europa</a>, emulando a los grandes mecenas de la historia; <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hermann_G%C3%B6ring">Goering</a>, de familia aristocrática venida a menos, se comparaba con los príncipes del Renacimiento; <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joachim_von_Ribbentrop">Von Ribbentrop</a>, comerciante de vinos, alardeó de su colección cosmopolita de pintura… </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=431&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/447538/original/file-20220221-22-1kndk17.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=541&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Hitler regala a Goering una pintura por su cumpleaños, 1938.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-H00455,_45._Geburtstag_von_Hermann_G%C3%B6ring2.jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>Y así otros notables: las colecciones de arte les aportaban un signo de distinción al que también aspiraron numerosos funcionarios, jefes militares o cuadros del partido, que imitaron a sus líderes. Individuos e instituciones del Reich compitieron entre sí por capturar las mejores piezas por toda Europa y ello aumentó la voracidad del expolio.</p>
<p>Otra razón alentó esta acumulación intensiva. En tiempo de guerra, el precio del dinero es volátil y el capital prefiere valores seguros como el oro y los diamantes. O el arte. Entre el gran volumen de requisas y el derrumbe de las economías en territorio invadido, que obligó a liquidar numerosos patrimonios familiares, las obras de arte a precio de saldo colmaron la Europa del Tercer Reich. Un gran mercado en liquidación al alcance del ejército y la burocracia de ocupación. En este contexto, muchos alemanes, implicados en la gobernación del Reich o ciudadanos del común, aprovecharon la ocasión para comprar.</p>
<p>Por último, la Alemania nazi quiso ejercer la hegemonía cultural sobre Europa. Gracias al talento de sus creadores y a la innovación, Francia había sido la gran potencia del continente en este ámbito hasta comienzos del siglo XX. Pero la rígida política cultural nacionalsocialista cercenó la creatividad y estableció un canon artístico asentado en el pasado. Así, el Tercer Reich siguió un camino distinto al francés para ostentar la primacía continental: frente a la creación, eligió la recolección, la captura masiva de obras de arte medievales, renacentistas o barrocas.</p>
<p>En definitiva, el expolio nazi consistió en una vasta y compleja operación de saqueo a individuos, comunidades y patrimonios culturales nacionales, alentada, entre otros motivos, por la política racial, la persecución de la disidencia, la exhibición del estatus político, económico o social de una nueva élite, la inversión en valores económicos seguros o la geopolítica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/177560/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miguel Martorell Linares no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El expolio nazi movilizó una parte considerable del patrimonio cultural europeo. Esta operación de pillaje abarcó mucho más que la pintura y los judíos no fueron sus únicas víctimas.Miguel Martorell Linares, Catedrático de Historia del Pensamiento y los movimientos sociales y políticos, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1736932021-12-14T18:58:48Z2021-12-14T18:58:48ZAcoso y derribo de la ultraderecha: la enseñanza de la República de Weimar<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/437301/original/file-20211213-27-il2io7.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C797%2C557&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El Presidente Paul von Hindenburg y el Canciller Adolf Hitler en 1933.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_102-14569,_Berlin,_Mai-Feier,_Hindenburg_und_Hitler.jpg">Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La constitución no evitó el acoso y derribo del régimen de la República de Weimar. Aun teniendo en cuenta la distancia temporal, la estrategia actual de acoso y derribo a las democracias liberales, a pesar de sus constituciones, e incluso invocando su permanencia, no está tan alejada de aquella experiencia histórica.</p>
<p>La <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_Weimar">Constitución de la nueva República de Weimar</a> fue aprobada en julio de 1919 y entró en vigor en agosto de ese mismo año. Su primera redacción corrió a cargo de Hugo Preuβ, un jurista de tendencia liberal progresista, y contó con la colaboración del ya entonces eminente sociólogo Max Weber. </p>
<p>Era una buena constitución. En muchos de sus aspectos la encontraríamos similar a las constituciones de las democracias liberales de hoy en día. La primera parte se refería a la organización del Reich y la segunda a los derechos individuales y sociales. Consagraba la separación de poderes. Establecía una estructura federal en la que los estados federales, los Lander, participaban en la labor legislativa a través de una cámara territorial, el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Reichsrat_(Alemania)">Reichsrat</a>.</p>
<p>Entre sus debilidades se encontraba el <a href="https://ezequielsingman.files.wordpress.com/2016/03/constitucion-de-weimar-alemania-19191.pdf">célebre artículo 48</a>, probablemente inspirado por Max Weber, que reservaba al presidente poderes de emergencia, lo que posteriormente tuvo desastrosas consecuencias para la república.</p>
<h2>El nacional socialismo llegó al poder sin impugnar la Constitución</h2>
<p>La interpretación de <a href="https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0719-37692018000200085">la Constitución</a>, como ocurre a menudo, abría un amplio margen de maniobra para las fuerzas políticas y sociales. En los años anteriores al acceso de Hitler al gobierno, el centro de gravedad del poder experimentó un deslizamiento desde el Parlamento a la presidencia, pasando por el poder ejecutivo. Aun así, el Partido Nacional Socialista (NSDAP) no tuvo que impugnar la Constitución para alcanzar el poder. En cambio, sí arrumbó el sistema de partidos.</p>
<p>La exitosa estrategia de acoso y derribo de la República de Weimar que siguió el Partido Nacional Socialista constó de varios elementos:</p>
<ul>
<li><p><strong>Un aprovechamiento sistemático de todo acontecimiento histórico crítico para responsabilizar de sus consecuencias al gobierno de turno.</strong> Así cargó sobre los políticos el pesado lastre del Tratado de Versalles que, según Max Weber, desacreditó la paz en lugar de la guerra. A propósito de este acuerdo de paz, la ultraderecha inauguró la célebre <em>Dolchtoβlegende</em>, la leyenda reaccionaria de la puñalada por la espalda. Según esta, políticos y judíos habrían traicionado a los mandos militares propiciando la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Asimismo, la terrible <a href="https://elceo.com/economia/asi-fue-la-hiperinflacion-que-hizo-que-el-dinero-no-valiera-nada-en-alemania/">hiperinflación de 1923</a>, ocasionada en buena parte por los gastos que reportaban las reparaciones de guerra, fue atribuida a los partidos de Gobierno.</p></li>
<li><p><strong>La propaganda nacional socialista se dedicó a agudizar la polarización social</strong> entre los “auténticos alemanes”, los verdaderos patriotas y sus enemigos, entre los que se incluía una amalgama compuesta por los medios de comunicación, el mundo financiero internacional, los partidos de Gobierno, los marxistas y el mundo de los “extraños” al pueblo alemán –inmigrantes y judíos–. Esta amalgama resulta bastante cercana a la que se halla en el momento actual en boca de la derecha iliberal para designar a sus adversarios.</p></li>
<li><p><strong>La propaganda de acoso a la república puso en el punto de mira el parlamentarismo y el papel que juegan los partidos políticos en las democracias.</strong> Supo sacar provecho de la inestabilidad gubernamental (no hay que olvidar que en el tiempo que duró la República de Weimar se sucedieron más de 20 gobiernos) pues la crítica al pluralismo partidista tanto como el elogio de la homogeneidad de la comunidad nacional alemana formaban parte del núcleo de su propaganda. Tuvo en este cometido la inestimable ayuda de intelectuales que se dedicaron insistentemente a desacreditar el sistema de partidos. </p>
<p>Las ideas de un notable jurista conservador, Carl Schmitt, fueron paradigmáticas en este sentido. Schmitt se mostró casi siempre partidario de legitimar soluciones autoritarias a la crisis institucional, como la sustitución del régimen parlamentario por una legalidad plebiscitaria.</p></li>
<li><p><strong>La propaganda</strong>, en palabras de palabras de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Theodor_Adorno">Theodor Adorno</a>, se convirtió en la sustancia de la política de la derecha radical. Esta supo hipertrofiar su dimensión emocional y manipular los sentimientos afines al orden y la seguridad. No necesitaba esgrimir programas alternativos. Hitler reconocía que tenía un proyecto de país, pero despreciaba lo que denominaba programas concretos.</p></li>
</ul>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C138%2C2264%2C2752&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C138%2C2264%2C2752&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=769&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=769&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=769&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=966&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=966&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/437300/original/file-20211213-27-g6vsez.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=966&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Incendio del Reichstag (sede del parlamento de la República de Weimar entre 1919 y el 27 de febrero de 1933).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Reichstagsbrand.jpg">Wikimedia Commons / National Archives and Records Administration</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>En otras palabras, la República de Weimar disponía de una buena constitución, pero las penosas circunstancias históricas por las que atravesó el pueblo alemán, la pérdida de la guerra, la paz de Versalles, la hiperinflación, la gran crisis del 29, la inestabilidad gubernamental y la<a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/nazi-propaganda"> propaganda y la acción del Partido Nacional Socialista</a> socavaron sus cimientos. </p>
<p>La Constitución no llegó a ser anulada. No fue una garantía de la permanencia de la república. Estemos atentos a la lección que cabe extraer pues, aún disponiendo de una buena constitución, las democracias liberales pueden ser atacadas y debilitadas por otros medios. De hecho, resulta posible sacralizar la constitución y horadar al mismo tiempo el régimen que la sustenta.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo ha sido escrito en colaboración con el ingeniero Javier Álvarez Dorronsoro.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/173693/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>M. Victoria Gómez García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La exitosa estrategia de acoso y derribo de la República de Weimar que siguió el Partido Nacional Socialista constó de varios elementos, como culpar de todo al gobierno de turno o crear una amalgama de potenciales enemigos.M. Victoria Gómez García, Profesora titular de Sociología, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1719772021-11-21T22:09:15Z2021-11-21T22:09:15Z¿Seguimos viviendo bajo los principios de propaganda de Goebbels?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/432626/original/file-20211118-17-1ipr6h7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C0%2C2954%2C1871&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La jerarquía nazi: Hitler, Goering, Goebbels (en el centro) y Hess.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:WWII,_Europe,_Germany,_%22Nazi_Hierarchy,_Hitler,_Goering,_Goebbels,_Hess%22,_The_Desperate_Years_p143_-_NARA_-_196509.jpg">National Archives and Records Administration/Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>La espléndida novela <em><a href="https://www.planetadelibros.com/libro-ultimos-dias-en-berlin/344031">Ultimos días en Berlín</a></em>, de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Paloma_S%C3%A1nchez-Garnica">Paloma Sánchez-Garnica</a>, finalista del Premio Planeta 2021, describe una época crucial de la historia europea. Su relato literario viene a recordarnos que el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Weimar">Weimar</a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Wolfgang_von_Goethe">Goethe</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Schiller">Schiller</a> colinda con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Buchenwald">Buchenwald</a>, simbolizando la transición entre la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_de_Weimar">República de Weimar</a> y el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi">Tercer Reich</a>. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=853&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=853&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=853&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1072&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1072&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432582/original/file-20211118-25-1aw08t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1072&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Estatua de Goethe y Schiller en Weimar.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Goethe_Schiller_Weimar.jpg">Andreas Trepte / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aborda una etapa en la que se aplicaron los <a href="https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/53319490/Goebbels-Principles-of-Propaganda-with-cover-page-v2.pdf?Expires=1637572120&Signature=DHX671ZIM2PzYK2TJzQVQc7zBrnLwU9FWbqCCjF-QLEvevl8rkE%7ERsjyQselzTfZuJIKiIxdNx7qMlEXmFi-Ub2DitDzahWRQdb5COKISOtfXOdeO6SoprHU80tt6l0RziWtdMkPW44RFSOxoNzDq1xbKIjNTU1pAfn7HKB%7EwOMC-CJLxSg7oYEuHUu60FaGvLX4qK2zKZtIJIj2XB00M-2t88h4iewdDdcqn%7ELMrr8SlwPS2U%7Ei2m%7EC%7Eu5RGBYEF42eI3qHw77YyP5x3sXRbITfDQ0ho1PDRagLH2RhYcmJdYLBVDlmzytHd4Gth%7E9idHV80R6U2lEXRora4llT%7Ew__&Key-Pair-Id=APKAJLOHF5GGSLRBV4ZA">principios propagandísticos</a> del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Goebbels">Dr. Joseph Goebbels</a>, el todopoderoso comunicólogo de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Adolf_Hitler">Hitler</a>, con unos resultados absolutamente catastróficos. La citada novela va desgranando dichos principios como lemas de su hilo narrativo, y las malhadadas peripecias de sus personajes permite comprobar cuán funestas consecuencias puede conllevar el reducir la política a mera propaganda.</p>
<h2>La propaganda del nazismo</h2>
<p>Goebbels utilizó en su momento todos los medios de comunicación a su alcance. No sólo controlaba los periódicos y la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Universum_Film_AG">floreciente industria cinematográfica germana</a> –pensemos en <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_triunfo_de_la_voluntad">El triunfo de la voluntad</a></em> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Olympia_(pel%C3%ADcula)"><em>Olympia</em></a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Leni_Riefenstahl">Leni Riefenstahl</a>–, sino también ese nuevo invento, la radio, el “receptor del pueblo” que se colaba en los hogares alemanes a cualquier hora.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432584/original/file-20211118-23-1e868zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Leni Riefenstahl rodando los juegos olímpicos de Berlín en 1936 (Bundesarchiv Bild)</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_146-1988-106-29%2C_Leni_Riefenstahl_bei_Dreharbeiten.jpg">German Federal Archives / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si hubiera podido servirse de la televisión y las aplicaciones que todos utilizamos a cada instante hoy en día, la eficacia de su propaganda podría haber sido aún mayor. El <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ministerio_del_Reich_para_la_Ilustraci%C3%B3n_P%C3%BAblica_y_Propaganda">ministro para la Ilustración pública y Propaganda</a> del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi">Tercer Reich</a> decidió popularizar con inusitada fortuna el concepto de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alemania_nazi">guerra total</a>, que tan funestas consecuencias acarreó. Su radical <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Antisemitismo">antisemitismo</a> fue un factor decisivo para precipitar la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_de_Wannsee">solución final</a>.</p>
<h2>¿Herederos de Goebbels?</h2>
<p>Resulta escalofriante leer sus principios en el <a href="https://theconversation.com/los-estragos-culturales-del-maniqueismo-social-y-el-sectarismo-politico-147732">polarizado contexto socio-político</a> actual, sobre todo tras padecer la traumática experiencia del <a href="https://theconversation.com/el-trumpismo-visto-desde-la-republica-de-weimar-149653">trumpismo</a> y las resonancias que ha tenido en muchos otros lugares esa manera de usurpar la política. Trump llegó a inspirar el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Asalto_al_Capitolio_de_los_Estados_Unidos_de_2021">asalto al Capitolio</a> y su influencia aminoró en cuanto cerraron <a href="https://blog.twitter.com/es_la/topics/company/2020/suspension-permanente-a-realdonaldtrump">su cuenta de Twitter</a>. Sin ese poderoso altavoz, sus consignas dejaron de llegar a tanta gente. Todo un signo de los tiempos que vivimos. </p>
<p>Los principios goebelianos prescriben simplificar, adoptando una única idea y un solo símbolo para hacer del adversario el enemigo a batir. Al margen de sus diferencias, los adversarios deben quedar categorizados en una suma individualizada. Hay que proyectar en el adversario los propios errores o defectos y no reconocer nunca estos, limitándose a contraatacar: “Si no cabe negar las malas noticias, deben inventarse otras que distraigan”. </p>
<p>Cualquier anécdota, por trivial que sea, debe ser exagerada y convertida en una grave amenaza. Como las masas tienen flaca memoria, da igual contradecirse, siendo prioritario trivializar el mensaje, adaptándose al nivel menos inteligente de los destinatarios y simplificando cuanto se pueda el esfuerzo mental a realizar.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=442&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=442&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=442&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432186/original/file-20211116-15-ij8ehy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=556&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Goebbels probando un modelo de radio en 1938.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Goebbels#/media/Archivo:Bundesarchiv_Bild_183-H10250,_Berlin,_Funkausstellung,_J._Goebbels,_H._Kriegler.jpg">German Federal Archives / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>También aconseja renovar constantemente las informaciones para que, cuando el adversario responda, el público ya esté interesado en otra cosa y las respuestas del adversario no puedan contrarrestar el creciente nivel de acusaciones. Los argumentos deben construirse ensartando informaciones fragmentarias y lo que se denomina globo sonda. Hay que guardar silencio cuando no se tengan argumentos y disimular las noticias que favorezcan al adversario, contraprogramando con los medios de información afines. </p>
<p>La mitología nacional y los complejos que suscitan odio ayudan a enraizar la propaganda en un sustrato bien abonado por prejuicios tradicionales. Resulta elemental convencer a mucha gente de que piensa “como todo el mundo” para crear la impresión de una falsa unanimidad. </p>
<h2>Fanatismo / Ilustración</h2>
<p>En los anteriores párrafos, me he limitado a parafrasear los principios alrededor de los que se articula la propaganda nazi, incluyendo aquel que viene a resumir la sustancia del conjunto: repetir incansablemente muy pocas ideas hasta hacer pasar la mentira por verdad. </p>
<p>La propaganda de Goebbels apuntaló el acceso al poder del partido nacionalsocialista y sirvió para trasmitir los mandamientos del indiscutible líder cuya palabra era ley. Pero lo malo es que su legado parece tener herederos intelectuales bien dispuestos a poner en práctica sus eficaces recomendaciones y alimentar la <a href="https://theconversation.com/coronabulos-conspiranoia-e-infodemia-claves-para-sobrevivir-a-la-posverdad-139504">infodemia</a> imperante.</p>
<p>Nos hemos acostumbrado a hablar de <em>fake news</em> para designar los bulos y trolas que corren por las redes o a designar como “<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hechos_alternativos">hechos alternativos</a>” patrañas que pretenden escamotear datos objetivos. En el Siglo de la <a href="http://diccionariofilosoficocovid19.org/ilustracion/">Ilustración</a> se creía que bastaba con <a href="https://theconversation.com/diderot-la-enciclopedia-y-the-conversation-129682">acceder al conocimiento</a> para <a href="https://theconversation.com/aprender-de-voltaire-en-la-era-del-narcisismo-170177">erradicar los estragos del fanatismo</a>. Sin embargo, ahora tenemos un exceso de información y lo que falta es saber cribarla para no verse programado por las consignas o eslóganes que se repiten hasta la saciedad, calando en un imaginario colectivo que formatean estos mensajes extraordinariamente simples e incluso contradictorios.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=799&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/432670/original/file-20211118-17-1jeum9w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1004&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Perseo con la cabeza de Medusa, de Benvenuto Cellini.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://it.m.wikipedia.org/wiki/File:Firenze.Loggia.Perseus01.JPG">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Asistimos a una contienda muy desigual, porque la información debidamente contrastada requiere más esfuerzo que las simples anécdotas, mucho más atractivas y fascinantes. No todo debería valer por igual y es hora de velar por no consentir que las informaciones altamente nocivas puedan circular impunemente, habida cuenta de que resultan harto contagiosas. Igual que hay reglas para la circulación rodada, internet está demandando sus propios códigos deontológicos. Necesitamos un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Perseo">Perseo</a> que logre volver sus propias armas contra los encantamientos de una nueva <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Medusa_(mitolog%C3%ADa)">Medusa</a> denominada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Infodemia">infodemia</a>. </p>
<p>Contra estos taumaturgos de la propaganda nos advierte <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/kant-entre-la-moral-y-la-politica-roberto-r-aramayo-9788491813095/">Kant</a> en <em><a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/el-conflicto-de-las-facultades-immanuel-kant-9788413621166/">El conflicto de las Facultades</a></em>:</p>
<blockquote>
<p>“Si alguien es lo bastante osado como para hacerse pasar por taumaturgo, este conquistará al pueblo y le hará abandonar con desprecio el bando de la Filosofía, cuya tarea es desmentir esa fuerza mágica que se les atribuye de un modo supersticioso y rebatir las observancias ligadas a ella. Es como si el encomendarse pasivamente a tan ingeniosos guías dispensara de toda iniciativa propia, al procurar la enorme tranquilidad de alcanzar con ello los fines propuestos”.</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/171977/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Hay algún aire de familia entre los principios propagandísticos enunciados por Goebbels y las directrices de la infodemia que nos asola? De ser así ¿no convendría tomar nota y desintoxicar internet?Roberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP Etica, Epistemología y Sociedad). Historiador de las ideas morales y políticas. Proyectos: INconRES (PID2020-117219GB-I00), RESPONTRUST (CSIC-COV19-207), ON-TRUST CM (HUM5699) y PRECARITYLAB (PID2019-10), Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1496532020-11-07T22:27:54Z2020-11-07T22:27:54ZEl trumpismo visto desde la República de Weimar<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/368072/original/file-20201107-13-1wjneft.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C2548%2C1701&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/phoenix-arizona-june-23-2020-back-1844070034">Shutterstock / Nuno21</a></span></figcaption></figure><p>La historia se repite. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_18_de_brumario_de_Luis_Bonaparte">La tragedia deviene farsa</a>. El <a href="https://theconversation.com/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-populismo-118861">populismo</a> <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ultranacionalismo">ultranacionalista</a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Donald_Trump">Trump</a> tiene precedentes. Resulta instructivo repasar sin ir más lejos lo sucedido hace un siglo en Europa. Elijamos por ejemplo el fatídico destino de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_de_Weimar">República de Weimar</a>. Una suerte que habría de cambiar durante varias generaciones la faz del mundo y los equilibrios geoestratégicos, convocando alianzas y actores políticos insospechados.</p>
<h2>Los corolarios del malestar social</h2>
<p>El <a href="https://theconversation.com/joker-o-las-mascaras-del-descontento-126235">malestar social</a> se generaliza y alcanza unas cotas difícilmente soportables. El mercado laboral es volátil, dada su estremecedora precariedad, y la marginación del acceso a los bienes culturales, a la educación y a la sanidad genera un descontento que necesita drenaje. </p>
<p>Los ciudadanos aguardan entonces a un redentor que, cual salvífico mesías, acabe con ese (des)orden de cosas. En ese contexto son legión los que resultan fácilmente manipulables, y están bien dispuestos a seguir las consignas de su líder como si fueran mandatos divinos. Acatando su caudillaje asumirán cuanto pueda decirles, aunque no sea veraz e incluso resulte contradictorio. Repiten sus consignas como muñecos en manos de un ventrílocuo y actúan a ciegas como los títeres en un teatro de marionetas. Todo esto lo estudia muy bien <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ernst_Cassirer">Ernst Cassirer</a> en su obra póstuma <em><a href="https://books.google.fr/books/about/El_mito_del_estado.html?hl=es&id=4PdpMwEACAAJ&redir_esc=y">El mito del Estado</a></em>.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=764&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=764&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=764&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=961&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=961&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367966/original/file-20201106-15-7olazp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=961&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El filósofo y sociólogo Ernst Cassirer.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:ErnstCassirer.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>La República de Weimar</h2>
<p>Los nacionalistas conservadores alemanes no se tomaron en serio al antiguo cabo de la Gran Guerra. Después de todo, tenían como Presidente al venerado mariscal <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Hindenburg">Hindenburg</a>, a quien la constitución de Weimar podía conferirle amplios poderes que garantizaban preservar el orden republicano. </p>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Weber">Max Weber</a> propuso que al presidente lo eligiera todo el pueblo y no el parlamento. Ese plebiscito identificaría un líder cesarista y carismático, situado por encima de las luchas partidistas. Un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Otto_von_Bismarck">Bismarck</a> electo por la ciudadanía y no designado por ningún monarca. En su mente rondaba el nombre de Hindenburg, aunque quizá le tentara en <a href="https://www.academia.edu/34182995/El_amor_secreto_de_Max_Weber_y_su_proyeccion_sobre_la_Republica_de_Weimar">secreto</a> encarnar ese papel. </p>
<p>El temor al ideario socialista y al movimiento comunista hizo que los politicastros más rancios prefirieran aliarse con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Adolf_Hitler">Hitler</a>, al pensar que podrían controlarlo. Pero como es bien sabido, tras devenir Canciller por una serie de carambolas, Hitler acabaría haciéndose también simultáneamente con la Presidencia y monopolizando todo el poder. Se trataba de que Alemania volviese a ser grande y a ser posible hegemónica. Quienes no comulgaran con su ideología eran sencillamente seres despreciables. </p>
<h2>Misma música con diferente letra</h2>
<p>Aunque la letra sea diferente, oímos ahora una música muy similar. Cualquier político norteamericano que pretenda tener la más mínima sensibilidad social pasa por ser un peligroso estalinista bolivariano. Los mexicanos tienen que construir gustosamente un muro para no cruzar las fronteras hacia la tierra prometida. Las mujeres tienen un papel social muy secundario. Hay que ser un ganador para no entrar en el despreciable bando de los perdedores. El célebre <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sue%C3%B1o_americano">sueño americano</a> se ha convertido en una pesadilla.</p>
<p>Lo perverso es que algunos inmigrantes y muchos desheredados de la fortuna consideren su paladín a un personaje como Trump. Un magnate que, lejos de hacerse a sí mismo, heredó un patrimonio que ha esquilmado varias veces y en lugar de cumplir con sus deberes fiscales ha perpetrado mil fechorías financieras. </p>
<h2>El destino del aprendiz de brujo</h2>
<p>Hace cien años Alemania era un país humillado por el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_de_Versalles_(1919)">Tratado de Versalles</a>, con una <a href="https://theconversation.com/un-recorrido-de-cine-por-berlin-emblema-politico-del-siglo-xx-129251">inflación galopante</a> y unos niveles de paro tenebrosos. De repente aparece alguien que promete remediarlo todo. </p>
<p>Como señala Cassirer, el anhelo de caudillaje aparece cuando un deseo colectivo alcanza una intensidad abrumadora y se desvanece la esperanza de cumplir ese deseo por una vía ordinaria. Se suscribe una especie de magia social y se inviste a la encarnación del caudillaje con los ropajes propio de un adivino. </p>
<p>En plena <a href="https://www.youtube.com/watch?v=-yLAZsO_Mqc">Ilustración</a>, un autor tan apreciado por Cassirer como es <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/kant-entre-la-moral-y-la-politica-roberto-r-aramayo-9788491813095/">Kant</a> había dicho algo muy similar en <em><a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/el-conflicto-de-las-facultades-immanuel-kant-9788413621166/">El conflicto de las facultades</a></em>:</p>
<blockquote>
<p>Da la impresión de que la gente anhele encontrar una suerte de adivino o hechicero familiarizado con las cosas sobrenaturales. Si alguien es lo bastante osado como para hacerse pasar por taumaturgo, no deja de conquistar al pueblo y le hace abandonar con desprecio el bando de la filosofía, la cual debe oponerse públicamente a tales taumaturgos para desmentir esa fuerza mágica que el público les atribuye de un modo supersticioso y rebatir las observancias ligadas a ella; como si el encomendarse pasivamente a tan ingeniosos guías dispensara de toda iniciativa propia, al procurar la enorme tranquilidad de alcanzar con ello los fines propuestos.</p>
</blockquote>
<p>Con todo, el artífice de la propaganda demagógica queda también atrapado en su propio sortilegio, tal como le sucede a todo aprendiz de brujo. Dice Cassirer:</p>
<blockquote>
<p>Hitler desarrolló en <em>Mi lucha</em> toda una teoría de la mentira política, de su uso y de su inevitabilidad. Pero la mentira es un arma peligrosa que fácilmente se vuelve contra su inventor para atormentarle. Todos los grandes mentirosos políticos acaban siendo embusteros engañados. Una vez que se desata el poder de la mentira, somos incapaces durante mucho tiempo de revocar o restringir ese poder. Como el aprendiz de brujo de Goethe, no podemos deshacernos de los espíritus que nosotros mismos hemos invocado.</p>
</blockquote>
<h2>Sin pasado no hay futuro</h2>
<p>La <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Memoria_hist%C3%B3rica">memoria histórica</a> nos hace estar más atentos a identificar las anomalías ya conocidas. Cassirer atribuye a los ilustrados un interés pragmático en el estudio de la historia. Su estudio puede servir como brújula para conducirnos hacia un futuro en que la sociedad humana sea mejor. Pues como gustaba de recordar a <a href="https://www.youtube.com/watch?v=qb-Zbj6RhNM">Javier Muguerza</a>, siempre nos cabe soñar con un futuro mejor del que nos ha tocado vivir.</p>
<p>En su <a href="http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/651"><em>Idea de la constitución republicana</em></a>, Cassirer subraya que la República de Weimar tenía una constitución cuyas ideas radicaban en los pensadores alemanes más egregios, tales como <a href="http://revistas.uned.es/index.php/endoxa/article/view/17108">Leibniz</a> y Kant. Ahora conviene recordar los legados que la democracia norteamericana, tan alabada por <a href="http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/1337/1346">Alexis de Tocqueville</a>, han proporcionado al paisaje político de la modernidad. </p>
<p>Pero hacer inventario de sus logros no significa olvidar sus grandes crisis, que le acompañan desde sus inicios y han cobrado cuerpo en el trumpismo. La <a href="https://theconversation.com/los-estragos-culturales-del-maniqueismo-social-y-el-sectarismo-politico-147732">radical polarización política</a> del momento tiene muchos afluentes y no cesará hasta que se aneguen las fuentes que generan tanta tensión. Resulta obvio que lo dicho vale igualmente para todos los escenarios políticos donde se viven experiencias homologables con una u otra intensidad.</p>
<p>La buena noticia es que un sector mayoritario de los votantes norteamericanos han decidido despedir a Trump: <em>You are fired, Mr. President!</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/149653/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cuando la historia se repite deviene farsa. Reparamos en el showman y obviamos las causas que mueven a su legión de seguidores. Conviene tener en cuenta los antecedentes históricos del fenómeno.Roberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP). Historiador de las ideas morales y políticas., Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1435842020-07-30T15:01:41Z2020-07-30T15:01:41ZHitler en casa: cómo la máquina de relaciones públicas nazi reinventó la imagen doméstica del Führer y engañó al mundo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/350022/original/file-20200728-25-yzdm38.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=129%2C4%2C1468%2C962&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Hitler se vendió en publicaciones internacionales como un amante de la naturaleza.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/41818881@N06/16923088952/in/photolist-rMrfKJ-q9bFPd-bvxhpp-fcoGnw-qLLPcs-fcoEKo-fdRKz5-fc9tRg-fcoLAw-fcaacv-fdEPmZ-fcoGGj-fc9pS4-fcoFYE-fdEfyi-fc9toe-fcoKqU-fcoKCW-fc9tBP-fcoHf3-fcoHnb-fcoJSN-fcoJis-fc9se2-fcoKdw-fc9riP-fc9sDn-fcoLTb-fcoJ67-fcpqZ3-fdzWbS-fdzWpW-fdzWrm-9uDbzg-fdkBmB-fdkBkF-fdkBjr-fdzWfA-fdzWEs-fdkBK2-fdzWmy-fdzWi5-fdkBLv-fdzWzQ-fdzWjS-fdkBzn-fdkBt6-fdzWzb-fdkBzp-fcp7r5">ww2gallery/flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/">CC BY-NC</a></span></figcaption></figure><p>El 16 de marzo de 1941, mientras las ciudades europeas ardían y los judíos eran conducidos a guetos, The New York Times Magazine publicó una historia ilustrada sobre el retiro de Adolf Hitler en los Alpes de Berchtesgaden.</p>
<p>Adoptando un tono neutral, el corresponsal C. Brooks Peters señaló que los historiadores del futuro debían valorar la importancia del “dominio privado y personal del Führer”, un espacio donde las discusiones sobre el frente de guerra se entremezclaban con “paseos con sus tres perros ovejeros a lo largo de majestuosos senderos de montaña”.</p>
<p>Durante más de 70 años hemos ignorado el reclamo de Peters de tomar en serio los espacios domésticos de Hitler. Cuando pensamos en los escenarios del poder político de Hitler, somos más propensos a imaginar el Campo Zeppelín de Nuremberg que el salón de su casa.</p>
<p>Sin embargo, fue a través de la arquitectura, el diseño y las representaciones mediáticas de sus hogares que el régimen nazi fomentó el mito de un Hitler que en privado se comportaba como un hombre hogareño y buen vecino.</p>
<p>En los años previos a la Segunda Guerra Mundial esa imagen se utilizó de manera estratégica y eficaz, tanto en Alemania como en el extranjero, para distanciar al dictador de sus políticas violentas y crueles. Incluso después del inicio de la guerra, la impresión favorable sobre el Führer fuera de servicio jugando con perros y niños no se desvaneció de inmediato.</p>
<h2>Un cambio radical</h2>
<p>Las mitologías nazis sobre los orígenes de Hitler enfatizaron su pobreza y la carencia de hogar cuando era joven, así como su desdén por las comodidades.</p>
<p>Pero cuando Hitler se convirtió en canciller, sobre todo después de que las regalías del Mein Kampf lo convirtieran en un hombre rico, gastó mucha energía en rediseñar y amueblar sus residencias: la Antigua Cancillería de Berlín; su apartamento de Múnich y el Berghof, su casa en la montaña en Obersalzberg.</p>
<p>El momento en que realizó esas renovaciones a mediados de la década de 1930 coincidió con el cambio de imagen público de Hitler como estadista y diplomático, una transformación que también fue promovida por las películas de propaganda nazi de Leni Riefenstahl.</p>
<p>Las facetas más ásperas del extremista antisemita y agitador de masas fueron suavizadas creando una personalidad nueva y sofisticada que surgió en un entorno doméstico cuidadosamente diseñado. A través de las cortinas de seda y los jarrones de porcelana los diseñadores de Hitler sugirieron la existencia de un mundo interior refinado y pacífico.</p>
<p>Gerdy Troost, la decoradora de interiores de Hitler, desempeñó un papel importante en transmitir una imagen de su cliente como un hombre culto y de buen gusto. Inspirada en los movimientos de reforma del diseño británico, puso énfasis en la calidad de los materiales y la artesanía en lugar de la exhibición llamativa.</p>
<p>Hitler era un cliente comprometido y admiraba su gusto, aunque a veces chocaban por su tendencia hacia lo grandioso. Troost fue una mujer respetada y temida en la Alemania nazi, a pesar de que las historias escritas sobre ese período la han ignorado. Sin embargo, <a href="http://yalepress.yale.edu/book.asp?isbn=9780300183818">nuevas fuentes de archivos</a> revelan su sorprendente influencia sobre Hitler y su importancia dentro de los círculos de élite nazi.</p>
<h2>El chalet de Hitler</h2>
<p>Con vistas a Alemania por un lado de la montaña y a Austria por el otro, <a href="http://www.od43.com/Berghof_Full_Color_2.jpg">Berghof</a> era la propiedad más pública de las casas privadas de Hitler y ejercía un poderoso influjo en el imaginario nazi del imperio.</p>
<p>Hitler y sus publicistas se inspiraron en las imágenes de las montañas de los movimientos literarios y artísticos de Alemania, en especial del Romanticismo, para mitificar al Führer y convertirlo en un líder místico que se sumergía y encarnaba a la vez las terribles y magníficas fuerzas de la naturaleza.</p>
<p>Al mismo tiempo, la montaña sirvió como una herramienta para humanizar al líder de Alemania a través de su contacto con los animales y los niños. Mediante postales, revistas y libros oficiales, los alemanes consumieron fantasías sobre una vida doméstica ideal arraigada en un paisaje natural.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/95409/original/image-20150918-17686-sjwvwv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">‘Hitler, amante de animales.’</span>
<span class="attribution"><span class="source">Heinrich Hoffmann Collection, Picture Archive, Bavarian State Library</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Entre la expansión del Lebensraum y el aire puro de la montaña, un sitio donde brillaba el sol y jugaban niños rubios, los nazis animaron a los alemanes a imaginar un futuro maravilloso si sacrificaban en cambio sus bolsillos y libertades.</p>
<h2>Para la prensa extranjera era un caballero bávaro</h2>
<p>El auge de la cultura de las celebridades en las décadas de 1920 y 1930 desencadenó un apetito voraz por la información sobre la vida cotidiana de los ricos y famosos. El equipo de Hitler se dio cuenta rápidamente y aprovechó el hambre del público para promover estrategias de relaciones públicas muy comunes en la actualidad.</p>
<p>Los periodistas que escriben para la prensa en inglés engulleron la propaganda, alimentando una imagen falsa de Hitler al publicar historias brillantes del Führer, incluso cuando contrastaban con una realidad diferente e inquietante.</p>
<p>El 30 de mayo de 1937, un mes después de que aviones alemanes bombardearan Guernica, en España, The New York Times Magazine publicó un artículo en primera plana sobre el idílico retiro de montaña de Adolf Hitler.</p>
<p>En esa pieza llena de admiración, escrita por el corresponsal extranjero Otto Tolischus, los cielos no fueron representados como un medio para provocar la destrucción, sino como un raro topo de meditación, belleza y vida simple.</p>
<p>El artículo describía cómo el líder de Alemania, rodeado de picos alpinos y en comunión con la naturaleza, contemplaba el Reich y se deleitaba comiendo chocolate. No se mencionó el ataque de Hitler contra Guernica ni el sufrimiento de sus víctimas, un hecho que <a href="http://www.museoreinasofia.es/en/collection/artwork/guernica">Pablo Picasso inmortalizó más tarde</a>.</p>
<p>En noviembre de 1938, poco después de la anexión de Sudetenland en Checoslovaquia, y el mismo mes en que se produjo la <a href="http://www.ushmm.org/outreach/en/article.php?ModuleId=10007697">Noche de los Cristales Rotos</a>, la revista Homes and Gardens publicó un artículo titulado “La casa de montaña de Hitler” en el que atribuyó al Führer el diseño de Berghof. El artículo aplaudió su gusto y describió su vida privada como un entorno de refinamiento, cenas apacibles y amistades agradables.</p>
<p>Días antes de la firma del pacto nazi-soviético en agosto de 1939, The New York Times Magazine publicó otro artículo entusiasta sobre la residencia, donde se relataba de nuevo la saludable vida doméstica del Führer, su hospitalidad sin pretensiones y la pasión por los dulces.</p>
<p>Life, Vogue y otras publicaciones ampliamente difundidas también ofrecieron a sus lectores la oportunidad de ver ensayos fotográficos brillantes y minuciosos de las habitaciones de Hitler.</p>
<p>Sin embargo, las historias en la prensa británica que admiraban los gustos y actividades nobles de Hitler se evaporaron cuando comenzaron las hostilidades. Con los aviones de guerra alemanes bombardeando las ciudades y pueblos de la nación, los británicos perdieron rápidamente el interés por cómo Herr Hitler tomaba el té.</p>
<p>El público estadounidense tardó más en admitir que lo habían estafado, lo que refleja la ambivalencia más amplia que predominaba en el país sobre su participación en otra guerra.</p>
<p>Durante las últimas semanas de la guerra en Europa, las fuerzas aéreas aliadas bombardearon el Berghof y las tropas de las SS de Hitler lo incendiaron mientras se retiraban. Los residentes locales y soldados estadounidenses y franceses saquearon lo que sobrevivió.</p>
<p>En 1947, las ruinas se habían convertido en un destino para multitud de turistas curiosos. Sin embargo, a las autoridades les preocupaban los seguidores de Hitler que peregrinaban hasta el sitio para rendir homenaje a su líder caído. Con la aprobación del ejército estadounidense, que ocupó Obersalzberg, el gobierno bávaro demolió lo que quedaba del Berghof. Posteriormente plantaron árboles en esa zona.</p>
<p>En 2008 se colocó un letrero oficial que identifica la ubicación donde se encontraba la casa de Hitler. Ofrece una breve historia de la residencia en inglés y alemán que echa por tierra la visión simplista y ampliamente difundida de su función doméstica:</p>
<blockquote>
<p>Aquí pasó Hitler más de un tercio de su tiempo en el poder. Aquí se llevaron a cabo importantes discusiones y negociaciones políticas y se tomaron decisiones cruciales, lo que condujo a las catástrofes de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, causando la muerte de millones de personas.</p>
</blockquote>
<h2>Nunca más</h2>
<p>El exitoso cambio de imagen doméstica de Hitler, creado por sus diseñadores y publicistas, subraya la necesidad de asumir una postura mucho más crítica con las industrias que se centran en las noticias del hogar o el estilo de vida, las cuales pueden tener una enorme influencia.</p>
<p>En los últimos años, los medios de comunicación occidentales han adulado a Asma al-Assad, la Primera Dama de Siria, y han dicho que ejerce una influencia refinada y doméstica sobre su esposo. Aunque algunos de estos medios, incluida la revista Vogue, han intentado eliminar los rastros de esos artículos en Internet, las historias siguen <a href="http://www.presidentassad.net/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=164&Itemid=477">publicadas con orgullo</a> en el sitio web del presidente Bashar al-Assad.</p>
<p>Pero no debemos olvidar que, tras el hogar de una persona, a menudo hay más de lo que parece.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://es-us.vida-estilo.yahoo.com/hitler-en-casa-como-la-maquina-de-relaciones-publicas-nazi-reinvento-la-imagen-domestica-del-fuhrer-y-engano-al-mundo-093734618.html">Yahoo!</a></em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/143584/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Despina Stratigakos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A través de la arquitectura, el diseño y los medios, Hitler fomentó el mito de ser un hombre hogareño, culto y pacífico, para distanciar al dictador de sus políticas crueles.Despina Stratigakos, Professor of Architecture, University at BuffaloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1230782019-09-10T19:54:56Z2019-09-10T19:54:56ZLa normalización del fascismo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/291635/original/file-20190909-109919-yw9xta.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C4%2C2991%2C2241&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Hitler y Mussolini en Munich, Alemania, el 18 de junio de 1940.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hitler-mussolini-munich-germany-june-18-249572923"> Everett Historical / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Cuál es la manera apropiada de informar sobre un fascista?</p>
<p>¿Cómo se debe cubrir el auge de un líder político que va dejando un reguero documental que da cuenta de su anticonstitucionalismo, racismo y enaltecimiento de la violencia? ¿La prensa debe destacar el hecho de que el individuo en cuestión actúa en los márgenes de las normas sociales establecidas o debe, por el contrario, resignarse a transmitir que quien gana unas elecciones es “normal” por definición porque su liderazgo refleja la voluntad del pueblo?</p>
<p>Estas fueron las cuestiones a las que la prensa estadounidense tuvo que hacer frente tras el ascenso de los líderes fascistas en Italia y Alemania durante los años veinte y treinta del siglo pasado.</p>
<h2>Líder vitalicio</h2>
<p>Benito Mussolini conquistó el poder en 1922, al culminar la <a href="https://www.britannica.com/event/March-on-Rome#ref276619">marcha sobre Roma</a> secundado por 30.000 camisas negras, y tres años después se declaró <a href="https://www.biography.com/dictator/benito-mussolini#the-break-with-socialism-and-rise-to-power">líder vitalicio</a>. Aunque estas acciones no casaban con los valores estadounidenses, Mussolini <a href="https://www.nybooks.com/articles/2016/08/18/when-we-loved-mussolini/">gozaba del trato favorable de los medios</a> norteamericanos, que le dedicaron al menos 150 artículos entre 1925 y 1932, la mayoría de ellos en un <a href="https://press.princeton.edu/titles/441.html">tono amable, neutral o pretendidamente difuso</a>.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/149462/original/image-20161209-31396-1rhtllv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/149462/original/image-20161209-31396-1rhtllv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=349&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/149462/original/image-20161209-31396-1rhtllv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=349&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/149462/original/image-20161209-31396-1rhtllv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=349&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/149462/original/image-20161209-31396-1rhtllv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=438&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/149462/original/image-20161209-31396-1rhtllv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=438&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/149462/original/image-20161209-31396-1rhtllv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=438&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Benito Mussolini se dirige a la multitud durante la ceremonia de inauguración de la ciudad de Sabaudia el 24 de septiembre de 1934.</span>
<span class="attribution"><span class="source">AP Photo</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El <em>Saturday Evening Post</em> incluso se atrevió a publicar <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/My_Autobiography_(Mussolini)">por fascículos</a> la autobiografía del Duce en 1928. Varios medios, desde el <em>New York Tribune</em> hasta el <em>Chicago Tribune</em>, pasando por el <em>Plain Dealer</em> de Cleveland, reconocían que el nuevo “movimiento <em>Fascisti</em>” empleaba unos “<a href="https://books.google.es/books?id=sWB9BgAAQBAJ&pg=PA30&lpg=PA30&dq=diggins+mussolini+rough+in+its+methods&source=bl&ots=rTXM3FoSTZ&sig=6nigpggTFpNwdEP0KxbEjPevjdQ&hl=en&sa=X&redir_esc=y#v=onepage&q=rough%20in%20its%20methods&f=false">métodos algo duros</a>” al tiempo que <a href="https://press.princeton.edu/titles/441.html">elogiaban</a> la salvación de Italia frente a la extrema izquierda y valoraban la revitalización de su economía. Desde la perspectiva de estos medios, el anticapitalismo que surgiría tras la Segunda Guerra Mundial en Europa sería una amenaza mayor que el fascismo.</p>
<p>Curiosamente, mientras la prensa consideraba al fascismo un novedoso “experimento”, cabeceras como <em>The New York Times</em> <a href="https://press.princeton.edu/titles/441.html">solían asegurar</a> que el movimiento había devuelto a lo que llamaban la “normalidad” a un país turbulento como Italia. </p>
<p>Por el contrario, <a href="https://books.google.es/books?id=1c9QAQAAQBAJ&lpg=PT4&dq=Mussolini:+Biggest+Bluff+in+Europe+Hemingway&pg=PT51&redir_esc=y#v=onepage&q=Mussolini%3A%20Biggest%20Bluff%20in%20Europe%20Hemingway&f=false">periodistas como Hemingway</a> y <a href="https://books.google.es/books?id=sWB9BgAAQBAJ&pg=PA318&dq=diggins+mussolini+and+fascism&hl=en&sa=X&redir_esc=y#v=snippet&q=%22the%20new%20yorker%22&f=false">medios como el <em>New Yorker</em></a> rechazaron de plano la normalización de una figura antidemocrática como la de Mussolini. Y John Gunther, de <em>Harper’s Magazine</em>, le dedicó un afiladísimo perfil sobre su manipulación de una prensa estadounidense que <a href="https://press.princeton.edu/titles/441.html">no era capaz de resistirse</a> a los encantos del dictador.</p>
<h2>El “Mussolini alemán”</h2>
<p>El éxito de Mussolini en Italia legitimó a los ojos de la prensa estadounidense el ascenso al poder de Hitler, al cual apodaron entre finales de los años veinte y principios de los treinta el “<a href="https://press.princeton.edu/titles/441.html">Mussolini alemán</a>”. Dada la positiva acogida al italiano por parte de los medios, Hitler comenzó su andadura desde un punto de partida favorable a sus propósitos. Además, gozaba de la ventaja que le otorgaba el impresionante salto del Partido Nazi en las urnas desde finales de los veinte, cuando era una opción marginal para los teutones, a 1932, año en que ganó holgadamente las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_federales_de_Alemania_de_julio_de_1932">elecciones federales</a>.</p>
<p>Sin embargo, parte de la prensa menospreciaba a Hitler al considerarlo poco más que un bufón. Era un “<a href="https://uwpress.wisc.edu/books/2541.htm">histérico extravagante</a>” de “beligerante discurso” cuya apariencia, <em>según Newsweek</em>, era “caricaturesca” y “recuerda a Charlie Chaplin”. <em>Cosmopolitan</em>, por su parte, afirmaba que era “<a href="https://books.google.es/books?id=UZkC2D6WkHEC&pg=PR4&lpg=PR4&dq=Dan+Nimmo,+Political+Commentators+in+the+United+States+in+the+20th+Century&source=bl&ots=RLFXWfPuPm&sig=BEfgzFfEUKa9-92j8VpRGVnLLbc&hl=en&sa=X&redir_esc=y#v=onepage&q=Dan%20Nimmo%2C%20Political%20Commentators%20in%20the%20United%20States%20in%20the%2020th%20Century&f=false">tan locuaz como inseguro</a>”.</p>
<p>Cuando el partido de Hitler vio incrementada su influencia en el Parlamento, e incluso después de haber sido investido canciller en 1933 (alrededor de un año y medio antes de hacerse con el poder de manera dictatorial), numerosos grupos mediáticos estadounidenses vaticinaron que sería desplazado por políticos más tradicionales o que tendría que moderar su discurso. Tenía un séquito de adeptos, sí, pero estaba formado por “votantes fácilmente impresionables” embaucados por “doctrinas radicales y remedios vacuos”, <a href="http://pqasb.pqarchiver.com/washingtonpost_historical/doc/150031488.html?FMT=ABS&FMTS=ABS:AI&type=historic&date=Sep+16%2C+1930&author=&pub=The+Washington+Post++%281923-1954%29&edition=&startpage=6&desc=THE+GERMAN+ELECTIONS.">sostenía el <em>Washington Post</em></a>.</p>
<p>Ahora que Hitler tenía que trabajar con un gobierno, <a href="https://www.nytimes.com/1931/06/23/archives/political-effect-in-germany.html">el <em>New York Times</em></a> y <a href="https://pqasb.pqarchiver.com/csmonitor_historic/doc/512913766.html?FMT=ABS&FMTS=ABS:AI&type=historic&date=Feb+24%2C+1931&author=&pub=The+Christian+Science+Monitor++%281908-Current+file%29&edition=&startpage=20&desc=Germany%27s+Tactics">el <em>Christian Science Monitor</em></a> pronosticaban que los políticos “serios” acabarían con el movimiento nazi. Ya no le bastaría con tener un “agudo sentido del instinto dramático”. A la hora de gobernar, su falta de “sensatez” y su reducida “profundidad de pensamiento” <a href="http://pqasb.pqarchiver.com/csmonitor_historic/doc/512996876.html?FMT=ABS&FMTS=ABS:AI&type=historic&date=May+16%2C+1931&author=&pub=The+Christian+Science+Monitor++%281908-Current+file%29&edition=&startpage=15&desc=Hitler+Explained">lo dejarían expuesto</a>.</p>
<p>De hecho, <a href="https://www.nytimes.com/1933/02/19/archives/plenty-of-rope.html">el <em>New York Times</em> escribió</a> que la llegada de Hitler a la cancillería solo serviría para “dar cuenta al pueblo alemán de su propia futilidad”. <a href="https://www.nytimes.com/1933/01/31/archives/group-formed-by-papen-nationalists-to-dominate-in-government-led-by.html">La prensa se preguntaba entonces</a> si Hitler no se arrepentiría de no haber pujado en la carrera por el Gabinete, donde seguramente habría asumido un número de responsabilidades mayor. </p>
<p>Si bien <a href="https://books.google.es/books/about/Beyond_Belief.html?id=IMELYD5xxXAC&redir_esc=y">la prensa norteamericana</a> tendía a condenar el documentado antisemitismo de Hitler a principios de los años treinta, se produjeron excepciones notables. Algunos periódicos no dieron importancia a episodios de violencia contra ciudadanos judíos alemanes, de los que aseguraron que se trataba de propaganda como la que proliferó durante la Primera Guerra Mundial. Numerosos diarios y periodistas, incluso aquellos que condenaban la violencia de manera categórica, repitieron una y otra vez, en un esfuerzo por alcanzar la normalidad, que las agresiones eran cosa del pasado. </p>
<p>Los periodistas eran conscientes de que no podían criticarlo con vehemencia si querían seguir teniendo acceso al régimen nazi. Tanto era así que un locutor de la CBS <a href="https://www.arcadiapublishing.com/Products/9781467117623">no informó sobre la paliza</a> que sufrió su propio hijo a manos de unos camisas pardas por no haber saludado al Führer. Cuando Edgar Mowrer, corresponsal del <em>Chicago Daily News</em>, escribió en 1933 que Alemania se estaba convirtiendo en “un manicomio”, las autoridades germanas conminaron al Departamento de Estado de los Estados Unidos a llamar a capítulo a sus reporteros. Allen Dulles, quien posteriormente llegaría a ser director de la CIA, <a href="https://books.google.es/books/about/Beyond_Belief.html?id=IMELYD5xxXAC&redir_esc=y">trasladó a Mowrer</a> que “estaba tomándose la situación alemana demasiado en serio”. Así las cosas, el editor de Mowrer le buscó un destino fuera de Alemania, ya que temía por su vida.</p>
<p>Hacia finales de la década de los treinta la mayoría de los periodistas estadounidenses se habían dado cuenta del error que habían cometido al subestimar a Hitler o al no ser capaces de visualizar la gravedad de los actos que podía llevar a cabo. No obstante, se produjeron algunas vergonzosas excepciones, como la <a href="https://books.google.es/books?id=OeVTAAAAMAAJ&q=Douglas+Chandler+changing+berlin&dq=Douglas+Chandler+changing+berlin&hl=en&sa=X&redir_esc=y">oda al régimen</a> que compuso Douglas Chandler para el reportaje <em>Changing Berlin</em> de la revista <em>National Geographic</em> en 1937. Por su parte, <a href="https://www.historynet.com/encounter-dorothy-thompson-underestimates-hitler.htm">Dorothy Thompson</a>, que había calificado a Hitler en 1928 como un hombre de una “insignificancia asombrosa”, se percató de su desacierto hacia la mitad de la década siguiente, momento en que, al igual que Mowrer, comenzó a dar la voz de alarma. </p>
<p>“Nadie puede reconocer a un dictador antes de que él mismo se quite la careta”, <a href="https://books.google.es/books?id=lixOlrqPeqoC&pg=PA172&dq=thompson+No+people+ever+recognize+their+dictator+in+advance&hl=en&sa=X&redir_esc=y#v=onepage&q=thompson%20No%20people%20ever%20recognize%20their%20dictator%20in%20advance&f=false">argumentó en 1935</a>. “No se presenta a las elecciones con la vitola de dictador, sino que pretende representarse a sí mismo como el instrumento de la voluntad nacional”, añadió. Trasladando la lección a Estados Unidos, escribió: “Si tuviéramos un dictador, sin duda aparentaría ser uno de los nuestros y tendría por propósito defender a capa y espada los valores americanos tradicionales”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/123078/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>John Broich no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En los años 20 y principios de los 30, sectores de la prensa estadounidense normalizaron el ascenso del fascismo.John Broich, Associate Professor, Case Western Reserve UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1218892019-09-01T20:15:32Z2019-09-01T20:15:32ZConocer los primeros pasos políticos de Hitler nos ayuda a lidiar con los ultras de hoy<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/290199/original/file-20190829-106508-krjjy6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2666%2C1734&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Adolf Hitler saluda a las tropas alemanas durante un desfile en Viena, Austria, su país de origen.
</span> </figcaption></figure><p>Ahora que se conmemora el <a href="http://worldwar2daybyday.co.uk/">80 aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial</a>, es importante comprender cómo pudieron ocurrir tanto este suceso como el Holocausto para evitar que esas atrocidades vuelvan a suceder. </p>
<p>Como experto en negocios internacionales, sé con cuánta rapidez se mueven las ideas e ideologías a nivel mundial. Los estudiantes de negocios internacionales están cada vez más preocupados por la posibilidad de que el <a href="https://www.emerald.com/insight/content/doi/10.1108/MBR-03-2017-0017/full/html">nacionalismo económico desemboque en la desglobalización</a> deshaciendo décadas de crecimiento económico. </p>
<p>Con esto, surgen nuevos debates sobre las posibles <a href="https://link.springer.com/article/10.1057/s41267-019-00219-7">consecuencias del nacionalismo económico</a> y los análisis de los <a href="https://link.springer.com/article/10.1057/s42214-018-0001-4">procesos políticos que provocan estos cambios de democracias liberales a gobiernos más autoritarios</a>. Para comprender mejor por qué los países se alejan de la democracia liberal, es recomendable echar un vistazo a la historia. </p>
<p>Así, es importante ver cómo <a href="https://www.dhm.de/lemo/biografie/adolf-hitler">Adolf Hitler</a> llegó al poder. Comprender el trienio de 1930 a 1933 nos ayuda a entender mejor la época de 1939 a 1945. En una era de resurgimiento de los extremismos políticos en todo el mundo, este periodo histórico es una auténtica lección para el presente. </p>
<p>El ascenso de Hitler supuso que los políticos conservadores compartieran poder con un partido extremista y que este les ganara la partida. Presenta a una universidad valiente que se resiste a la intervención ministerial, aunque, cuando el nuevo régimen afianzó su poder, comenzó a obedecer. </p>
<h2>El papel de Braunschweig</h2>
<p><a href="http://www.klausmeyer.co.uk/FJM_files/Braunschweig_1933_timelines.pdf">La llegada de los nazis al poder comienza en Braunschweig</a>, una pequeña ciudad de Alemania. </p>
<p>El principal objetivo de Hitler era llegar al poder político en Alemania. Sin embargo, se enfrentaba a un problema: no tenía la nacionalidad alemana; de hecho, solo era un apátrida que vivía en Alemania. </p>
<p>Hitler nació en Austria, se marchó a Munich en 1913 y <a href="https://www.nationalgeographic.org/thisday/feb25/hitler-becomes-german/">renunció a su nacionalidad austriaca en 1925</a>, para evitar que lo deportaran a su país natal. El camino normal para obtener la nacionalidad alemana era complejo e incierto –además, Hitler tenía antecedentes penales tras involucrarse en lo que se conoce como el <a href="https://www.history.com/topics/germany/beer-hall-putsch">Putsch de la cervecería de Munich de 1923</a>–. </p>
<p>Todo el asunto se volvió urgente cuando Hitler quiso presentarse a las elecciones alemanas en 1932. Para entonces, su partido, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (PNOA, el partido nazi), solo tenía poder en un pequeño estado al norte de Alemania: el <a href="https://www.spiegel.de/international/revoking-the-fuehrer-s-passport-hitler-may-be-stripped-of-german-citizenship-a-471168.html">estado libre de Braunschweig</a> (Brunswick, en español). Por ello, Hitler pidió a los miembros de su partido en Braunschweig que le consiguieran la nacionalidad. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=413&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/287890/original/file-20190813-9409-g2k7w8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=518&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Hitler en un mitin del partido Nazi en Braunschweig en febrero de 1931.</span>
<span class="attribution"><span class="source">German Federal Archive</span></span>
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</figure>
<p>Las políticas en el estado de Braunschweig estaban más polarizadas que las nacionales. La región incluía una clase trabajadora urbana, pequeños negocios tradicionales y grandes distritos rurales. A nivel nacional, la política alemana de los años 20 se caracterizó por una sucesión de gobiernos multipartidistas formados <a href="http://www.geschichte-der-sozialdemokratie.de/chronik/#jahr-1920">por los socialdemócratas (SPD)</a> y los partidos de centro y centro derecha. </p>
<p>En Braunschweig, el SPD gobernó con mayoría desde 1927 hasta 1930, con <a href="http://www.braunschweig.de/tourismus/ueber-braunschweig/sehenswuerdigkeiten/blik/personen/heinrichjasper.html">Heinrich Jasper</a> como primer ministro. Los partidos de centro y centro derecha formaron una alianza con los representantes de los pequeños negocios de la región. En 1930 veían al SPD como su mayor oponente en las elecciones y les molestó, entre otras cosas, el nombramiento de miembros del SPD como cargos de la administración, escuelas y universidades. </p>
<h2>Coalición con los Nazis</h2>
<p>Cuando el SPD perdió la mayoría en las elecciones, mientras los nazis llegaron a ser la tercera fuerza política, los <a href="https://www.gibs.info/pentapolis/GRUPPE6/NS/NS.HTML">partidos de la alianza formaron una coalición con el partido de Hitler</a>. Este gobierno de coalición dio al partido nazi la posición de orador en el Parlamento y el ministerio del Interior. </p>
<p>Los nazis utilizaron estas posiciones para, de forma efectiva, promover sus intereses y, a pesar de varias crisis, la coalición se mantuvo hasta 1933. <a href="http://bs.cyty.com/kirche-von-unten/archiv/gesch/Klagges.pdf">Dietrich Klagges</a>, ministro del Interior desde 1931, utilizó su posición para hostigar a la oposición, sabotear los procesos democráticos, intervenir en asuntos internos de la universidad, y para dar a Hitler la nacionalidad alemana. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=692&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=692&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/284095/original/file-20190715-173355-1q6v862.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=692&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Resultados de las elecciones en Braunschweig y Alemania, 1918-1933.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Klaus Meyer</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>La <a href="https://www.dw.com/en/braunschweig-steeped-in-history/a-1474038">Universidad Técnica de Braunschweig</a> se vio <a href="http://www.vernetztes-gedaechtnis.de/thkonflikt.htm">en medio de los conflictos políticos</a> de la época, mientras luchaba por reafirmar su autonomía con respecto al gobierno. El conflicto comenzó en 1931 cuando unos <a href="https://books.google.ca/books?id=J6cm1KyF39sC&pg=PA37&lpg=PA37&dq=schaffeld+stojanoff&source=bl&ots=0Y3HhF0y9k&sig=ACfU3U12qLgxbgNn4UuZ9sdm-mJHSy8_wQ&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwjy-veuj-viAhXhc98KHfQOAcsQ6AEwBnoECAkQAQ#v=onepage&q=schaffeld%20stojanoff&f=false">estudiantes nazis acusaron a otro estudiante búlgaro </a>de insultar a una alumna alemana, y pidieron su expulsión.</p>
<p>Cuando la universidad no cumplió con estas exigencias racistas, los propios dirigentes de la universidad se convirtieron en foco de los ataques nazis. </p>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=783&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=783&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=783&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=983&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=983&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/287756/original/file-20190812-71913-lqn1fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=983&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">En esta foto se ve a Dietrich Klagges en 1938. Fue una figura fundamental para otorgar la ciudadanía alemana a Hitler.</span>
<span class="attribution"><span class="source">The Associated Press</span></span>
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</figure>
<p>El conflicto se hizo mayor en 1932 cuando Klagges, ministro del Interior, lo organizó todo <a href="http://www.ulrich-menzel.de/forschungsberichte/BlaueReihe110b.pdf">para nombrar a Hitler profesor</a> de la universidad. El centro educativo se opuso firmemente a esta idea, no solo porque Klagges estaba interfiriendo en la autonomía de la universidad, sino también porque Hitler carecía de cualificación académica necesaria. </p>
<p>El rector de la universidad, Otto Schmitz, pasó por encima de Klagge y se puso en contacto directo con el primer ministro, <a href="https://www.deutsche-biographie.de/sfz46559.html">Wener Küchenthal</a>. Küchenthal rechazó <a href="http://www.vernetztes-gedaechtnis.de/hprof.htm">firmar el documento de nombramiento</a>.</p>
<p>Pero Klagges encontró otro camino: dar a Hitler un cargo gubernamental con la representación de Braunschweig en Berlín, lo que automáticamente le daría la ciudadanía alemana. Los compañeros de la coalición accedieron creyendo que Hitler ejercería ese cargo (pero nunca lo hizo).</p>
<p>En la universidad, la relación con el ministro continuó deteriorándose. En mayo, Schmitz fue suspendido e investigado por un supuesto escándalo. Pero el nuevo rector, <a href="https://publikationsserver.tu-braunschweig.de/servlets/MCRFileNodeServlet/dbbs_derivate_00002018/Gustav_Gassner.pdf">Gustav Gassner</a>, también se enfrentó al grupo de estudiantes nazis: se opuso a que usaran el Día de los caídos para homenajear a uno de sus líderes, asesinado en una pelea callejera, y a que llevaran pancartas con la esvástica a los actos universitarios. Klagges le desautorizó. </p>
<p>Tras la llegada del partido nazi al poder nacional en 1933, Braunschweig, antes que ningún otro sitio, sufrió despidos, arrestos de opositores políticos, violencia en las calles y quema de libros. Entre otros muchos socialdemócratas y comunistas, fueron arrestados el antiguo primer ministro Jasper y el alcalde de la ciudad <a href="https://www.braunschweig.de/tourismus/ueber-braunschweig/sehenswuerdigkeiten/blik/personen/ernstboehme.html">Ernst Böhme</a>, que fue torturado hasta que firmó su dimisión. Gassner primero se ocultó y después huyó de la ciudad, dimitió mientras estaba en Bonn y lo arrestaron a su regreso a Braunschweig. </p>
<p>El 1 de mayo de 1933, Klagges anunció en las escaleras de la universidad que el miembro del partido nazi <a href="https://ub.tu-braunschweig.de/universitaetsarchiv/unterseiten/geschichte/mitmacherbuch.php">Paul Horrmann</a> era el nuevo rector. Para entonces, la democracia y la autonomía de la universidad habían muerto. </p>
<h2>¿Por qué no intervinieron otros políticos?</h2>
<p>Los políticos de los partidos no nazis de la coalición de Braunschweig podrían haber detenido los excesos de Klagge. ¿Por qué no hicieron nada? Esta cuestión la han comentado ampliamente los historiadores locales y los propios protagonistas después de 1945. Destacan, al menos, tres factores:</p>
<ul>
<li><p>Primero: las diferencias entre el centroderecha (los partidos de la coalición) y el centroizquierda (SPD o socialdemócratas) eran mayores en Braunschweig que en cualquier otro lugar de Alemania, probablemente por la experiencia del gobierno del SPD en solitario entre 1927 y 1930. Y el rechazo al tratado de Versalles de los partidos centrista y de centroderecha fue una parte importante de su programa, algo que compartían con el partido nazi. </p></li>
<li><p>Segundo: la violencia en las calles y el acoso verbal de los grupos nazis (incluidos los paramilitares) crearon una atmósfera de terror. Incluso antes de que llegaran al poder, aquellos que habían hablado en contra de los nazis estaban preocupados por su propia seguridad. </p></li>
<li><p>Tercero: parecía que algunos de los que tenían que tomar decisiones habían sido recompensados con promociones lucrativas. Por ejemplo, Küchenthal se convirtió en director del banco del estado, cargo que mantuvo hasta 1945.</p></li>
</ul>
<p>En sus propios discursos después de 1945, los políticos centristas y de centroderecha argumentaron que intentaron contener a los nazis integrándolos en el gobierno, con lo que esperaban que los votantes retiraran su apoyo. Fue un error de cálculo muy costoso.</p>
<h2>Qué significa esto actualmente para nosotros: un punto de vista personal</h2>
<p>Mi interés en esta historia es muy personal. No solo porque me crié en Braunschweig, sino porque <a href="http://www.klausmeyer.co.uk/FJM.htm">mi abuelo</a> fue catedrático en la Universidad Técnica de Braunschweig y trabajó de cerca con Gustav Gassner, el rector que se enfrentó a los nazis y fue encarcelado y <a href="https://books.google.ca/books?id=gPrtE4K0WC8C&pg=PA23&lpg=PA23&dq=gustav+gassner+ankara&source=bl&ots=8GFc9DbdYB&sig=ACfU3U10LtYvjyaDnc1PlOlAbbde8nvZ_g&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwjT8OK4_v_jAhWRK80KHR0XATAQ6AEwEnoECAgQAQ#v=onepage&q=gustav%20gassner%20ankara&f=false">exiliado en Turquía</a>.</p>
<p>Subrayando la importancia de <a href="https://theconversation.com/why-history-education-is-central-to-the-survival-of-democracy-88521">aprender de la historia</a>, y de la <a href="https://theconversation.com/mothers-and-others-my-aunt-mays-memoir-gave-us-stories-to-learn-from-112194">memoria familiar</a> en especial, creo que esta historia posee lecciones importantes sobre el surgimiento del nazismo en Alemania, y, por tanto, sobre cómo se pueden evitar excesos similares en el futuro. </p>
<p>Una vez que un grupo fascista obtiene poder político, es muy difícil apartarlo.</p>
<p>A los votantes les digo: informaos y comprometeos. Y apartaos de los grupos políticos que no están comprometidos con los procesos democráticos o tienen programas centrados en la raza. </p>
<p>A los políticos les digo: compartir el poder con extremistas de vuestro propio partido, o de otros, es peligroso. Puede que los políticos de centroizquierda y centroderecha se vean como oponentes históricos, pero deberían unirse para combatir los extremos de cada lado.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/121889/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>My grandfather was associated with the Technical University of Braunschweig </span></em></p>En una era de resurgimiento de los extremismos políticos en todo el mundo, comprender el trienio de 1930 a 1933 en Alemania es una auténtica lección para el presente.Klaus Meyer, Professor of International Business, Western UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1143222019-04-01T20:29:48Z2019-04-01T20:29:48Z¿Qué significa el antisemitismo hoy?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/266850/original/file-20190401-177181-uqtrx7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C0%2C5988%2C4007&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Monumento dedicado en Berlín a las víctimas del Holocausto.
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/berlin-germany-june-13-2018-holocaust-1329243833"> Paolo Grassi / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p><a href="http://www.rtve.es/alacarta/audios/cinco-continentes/crece-antisemitismo-europa/4991391/">“Crece el antisemitismo”</a> es un titular frecuente en la prensa de estos días. Sólo falta precisar en qué país. Crece en países de una Europa que fue escenario de un antisemitismo genocida que pensaba haber conjurado definitivamente.</p>
<p><a href="http://ifs.csic.es/es/research-project/sufrimiento-social-condicion-victima-dimensiones-epistemicas-sociales-politicas">Explicar por qué vuelve</a> es asunto harto complicado porque el <a href="http://dej.rae.es/lema/antisemita">antisemitismo</a> se dice de muchas maneras. Están los viejos antisemitismos de origen religioso o laico y están otros nuevos, como el de origen árabe.</p>
<h2>Historia del antisemitismo</h2>
<p>El de origen religioso quedó bien resumido por el historiador Raul Hilberg en su aparición en el film <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Shoah_(pel%C3%ADcula)"><em>Shoah</em></a> de Claude Lanzmann. Hubo una primera expresión del mismo, acuñada en el siglo tercero, que decía “no podéis vivir entre nosotros como judíos”, es decir, los judíos sólo podían vivir en el Occidente cristiano si se convertían. A esta sigue otra, en los albores de la modernidad, que les dice “no podéis vivir entre nosotros”, es decir, había que expulsarles. Hitler remata el proceso con un definitivo “no podéis vivir”, y por eso fueron exterminados. <a href="https://issuu.com/anthropos-editorial/docs/el_desafio_nacionalista_issuu">Ese discurrir histórico</a> está movido por un antisemitismo de origen religioso.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/9MNUbt8HEaw?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Tráiler del documental <em>Shoah</em>, de Claude Lanzmann.</span></figcaption>
</figure>
<p>El de origen laico que se impone al final es más sutil. La modernidad se presenta como una utopía de la igualdad. Todos iguales ante la ley. Fin de la discriminación del judío e inicio de su emancipación. Con esa igualdad formal, la modernidad se abría paso con una promesa de felicidad. Fin de la discriminación del diferente porque <a href="https://www.anthropos-editorial.com/DETALLE/RELIGION-Y-TOLERANCIA-PCPU-136">“antes que judíos, moros o cristianos somos hombres”</a>, decía el Natán de Lessing en su obra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nathan_el_Sabio"><em>Natán el Sabio</em></a>. Y, al tiempo, la modernidad también anuncia que, con una educación basada en la razón libre, el hombre tenía que realizarse.</p>
<p><a href="https://books.google.es/books?id=AUf8eLrqKq0C&printsec=frontcover&source=gbs_atb#v=onepage&q&f=false">Lo que se le pedía al judío era renunciar a ser diferente</a> y asimilarse al tipo medio del hombre ilustrado.</p>
<p>Aquella fórmula fracasó porque el judío, pese a su mejor disposición a asimilarse, no podía renunciar a sus diferencias. Había un “resto” o una reserva en él que era insuperable. Mahler acepta bautizarse para poder dirigir la Opera de Viena pero su música es inexplicable sin sus claves judías. Lo mismo Freud con su psicoanálisis o Benjamin con su filosofía. A esto habría que añadir la resistencia de la sociedad contra esa asimilación. No se lo creían. </p>
<p>El judío asimilado o convertido podía creer que el salvador era Jesús y no la ley de Moisés. Lo que le resultaba insuperable era tragar los viernes “duelos y quebrantos” que decía <em>El Quijote</em>. Y ésto –la comida o el vestido– era para el cristiano viejo, por ejemplo, más importante que todas las ideas o creencias.</p>
<p>La asimilación no parece que sea una respuesta eficaz al antisemitismo porque lo que ésta consigue (privatizar la religión y hacerla irrelevante políticamente) no llega al núcleo del problema. </p>
<h2>Antisemitismo y su final</h2>
<p>Hoy el cristianismo es mucho más tolerante y a la sociedad le tiene sin cuidado si el judío se asimila o no, pero el antisemitismo sigue o rebrota: ¿cómo explicárselo?</p>
<p>Hace años oí al Cardenal de París, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Marie_Lustiger">Jean-Marie Lustiger</a>, de origen judío, llamar la atención sobre un nuevo tipo de antisemitismo, muy agudo entre jóvenes marginados de la <em>banlieu</em>, que expresaban su desesperación “dando donde más dolía”. Era un antisemitismo de origen social no del todo nuevo, pues enlazaba con el antisemitismo genocida, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dial%C3%A9ctica_de_la_Ilustraci%C3%B3n">según la interpretación de Adorno</a>.</p>
<p><a href="https://www.trotta.es/libros/la-piedra-desechada/9788498794588/">Adorno proponía</a> tratar el antisemitismo no sólo teniendo en cuenta su genealogía religiosa o laica, sino sobre todo su final. Esa relación entre antisemitismo y Auschwitz obliga a una nueva lectura de la modernidad. Según esta interpretación Auschwitz, no sería un momento de eclipse de la razón moderna sino de despliegue de la misma. Veamos cómo. </p>
<p>Ya he dicho que la modernidad se presenta como una promesa de felicidad basada en la utopía de la igualdad. Ahora bien, esa igualdad, tan bienvenida, tiene aspectos discutibles: supone, en primer lugar, un vaciamiento de la subjetividad, de esas diferencias que conforman la identidad personal. Esa pérdida facilita el paso al individuo-masa. </p>
<p>La modernidad capitalista supone, en segundo lugar, la destrucción de las relaciones personales feudales que, aunque fueran con frecuencia de dominación, también permitían la fraternidad y la solidaridad. En su lugar aparecen unas relaciones abstractas –el mercado– que dominan sin compasión. Este es un aspecto bien estudiado por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sobre_la_cuesti%C3%B3n_jud%C3%ADa">Marx</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Weber#Sociolog%C3%ADa_de_la_religi%C3%B3n">Weber</a>.</p>
<p>En la medida en que esa sociedad moderna no realiza lo que promete, se produce una gran frustración del individuo que se traduce en una entrega incondicional a la masa, buscando en lo colectivo lo que no tiene en casa; y también, una búsqueda del culpable, alguien con rostro. Tiene que haber alguien de carne y hueso tras la abstracción del mercado.</p>
<p>Ese chivo expiatorio es el judío por tres razones: en cuanto comerciante o prestamista, es la terminal del sistema dominador. Cuando el obrero iba a comprar descargaba su ira contra quien le vendía el pan, no contra quien le pagaba el mísero salario. El comercio fue su fatal destino. Otra: en el imaginario del antisemita, el judío es el diferente, el que no se ha sometido a ese proceso de desubjetivación. Eso no lo tolera el no judío que ve cómo el que no ha pagado el precio de la modernidad es quien sale mejor parado. </p>
<p>Finalmente, nadie como el judío representa la odiada abstracción que le mata: su monoteísmo habla de un Dios invisible y él, en su vida profesional, siempre ha tenido con ver con lo inmaterial (el dinero o el saber). Esto explicaría que el judío fuera el chivo expiatorio que concitara el odio de sus contemporáneos.</p>
<h2>La tragedia del siglo XX</h2>
<p>Pero, ¿cómo explicar que ese odio acabara en genocidio precisamente en el pueblo menos antisemita de Europa? Hace falta otro elemento. </p>
<p>Aquello fue posible por la presencia de una patología colectiva del pueblo alemán que prefería la destrucción del otro a la propia curación. Aquí hay que hablar de filosofía alemana. Para Hegel la identidad de un pueblo se construye gracias a dos elementos: la naturaleza que nos da los medios de subsistencia y el otro que nos otorga su reconocimiento. Eso siempre ha sido así y ha valido para el tipo de ser humano que hemos querido ser.</p>
<p>Hitler se lo quiso saltar con su “hombre nuevo”. Él pensaba en un alemán que no debiera nada a nadie fuera de él y de los suyos. Tampoco tenía que respetar a la naturaleza a la que consideraba una cantera que explotar sin miramiento alguno. Pues bien, para visibilizar esa creación de un hombre nuevo que niega la sabiduría milenaria recogida en Hegel, había que sacrificar públicamente a quien simbolizara al hombre antiguo: alguien que reivindicara la diferencia y la naturaleza. Había muchos candidatos. Se eligió al judío, ¿por qué? </p>
<p>Primero, porque en esa cultura alemana se hablaba de superhombres y de infrahombres. Para Nietzsche y Hegel el superhombre era el ario; y, para ellos, el infrahombre era el semita. También porque el judío, en su empeño por ser diferente, simbolizaba bien lo extraño. Y, en su apego a la tradición, expresaba la resistencia a la novedad del hombre nuevo.</p>
<h2>Más allá del antijudaísmo</h2>
<p>¿Qué conclusiones se pueden sacar de esto? En este análisis hay una parte fija y otra variable. Lo fijo es la parte sistémica que exige, por un lado, el sacrificio de la subjetividad (y, por tanto, la renuncia a la diferencia) y, por otro, la presencia dominadora de un poder abstracto, que llamamos mercado o capitalismo, que es sordo a cualquier relación personal. Mientras dure eso, el antisemitismo está servido. Eso es lo que pone en marcha el mecanismo genocida que no tiene que ver con el judío sino con <a href="http://catalogo.rebiun.org/rebiun/doc?q=84-8164-728-4+%7C%7C+8481647284&start=0&rows=1&sort=score%20desc&fq=msstored_mlt172&fv=LIB&fo=and&redo_advanced=false">la frustración que provoca el sistema en el individuo moderno</a>.</p>
<p>Lo variable es el judío. “Las víctimas son intercambiables”, dijo Adorno. “Son la vanguardia de los pueblos”, <a href="https://books.google.es/books/about/Escritos_jud%C3%ADos.html?id=0TPmPJ8w-rUC&redir_esc=y">remachaba Arendt</a>. Tiene que ser alguien que represente, en el imaginario del antisemita, la amenaza a los de casa. De ahí que siempre sea alguien de fuera. Hoy podría ser el emigrante o el moro. No se trata de rebajar el antijudaísmo del antisemitismo sino de llamar la atención sobre su alcance. Nadie está a salvo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/114322/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel-Reyes Mate Rupérez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Explicar por qué vuelve el rechazo a los judíos en un continente que vivió la gran tragedia del siglo XX no es imposible, basta con echar la vista atrás y asumir que quien sufre dicho rechazo puede ser cualquiera.Manuel-Reyes Mate Rupérez, Profesor de Investigación del CSIC ad honorem, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1093512019-01-09T21:42:57Z2019-01-09T21:42:57ZHolocausto: lo que muestran las cifras del genocidio nazi<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/253067/original/file-20190109-32121-rgi7ar.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C6%2C4475%2C2988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Campo de concentración en Polonia.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/concentration-camp-poland-1155091006">Shutterstock / AkzuzkA</a></span></figcaption></figure><p>El Holocausto es uno de los genocidios mejor documentados de la Historia, pero <a href="https://www.sapiens.org/archaeology/the-darkest-truths/">disponemos</a> de muy pocos <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/documenting-numbers-of-victims-of-the-holocaust-and-nazi-persecution">datos que hablen de cifras</a>, incluso aunque se trate de sucesos de una importancia capital.</p>
<p>Es más, <a href="https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/introduction-to-the-holocaust">este episodio de la historia</a> a menudo es explicado en cifras tan extensas que resultan muy difíciles de asimilar. Un número tan grande como los infames seis millones de asesinatos opacan el significado de las operaciones clave que dieron forma al genocidio, convirtiendo un devastador acontecimiento masivo en una vaga caracterización.</p>
<p>En la era digital en la que vivimos, las matemáticas, la ciencia de datos y las herramientas de visualización de las que disfrutamos pueden ayudar a dotar de sentido a este tipo de sucesos para las generaciones venideras. Al examinar un conjunto de datos desordenados y erróneos de la época acerca de las deportaciones de personas, comencé a descubrir la verdadera magnitud de la matanza. Se puede comprobar en <a href="http://advances.sciencemag.org/content/5/1/eaau7292">el estudio que realicé</a> y que fue publicado el 2 de enero.</p>
<h2>La Operación Reinhard</h2>
<p>Mi investigación se centra en un período de 1942 en el que tuvo lugar la conocida como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Reinhard">Operación Reinhard</a>, durante la cual los nazis transportaron alrededor de 1,7 millones de víctimas (entre ellas comunidades judías al completo) a través de la red europea de ferrocarriles con destino a Treblinka, Bełżec y Sobibor. Casi todas las personas trasladadas a los campos de exterminio fueron asesinadas en cámaras de gas, normalmente tan solo unas horas después de su llegada. Debido a que los nazis destruyeron prácticamente todos los registros de la masacre, es importante intentar descubrir qué ocurrió realmente.</p>
<p>Durante la elaboración del estudio me fijé en la “tasa de crímenes”, es decir, en los asesinatos llevados a cabo cada día. </p>
<p>Este índice revela una repentina masacre tras la orden de “acelerar las acciones”, emitida el 23 de julio de 1942 por Hitler, <a href="https://www.popularmechanics.com/military/a25725350/nazi-infrastructure-holocaust-lewi-stone/">tal y como aseguró un oficial de las SS</a>. Aproximadamente 1,5 millones de judíos fueron asesinados en solo 100 días, tanto en la cámara de gas como en fusilamientos fuera de los campos de exterminio. En agosto, septiembre y octubre se perpetraron alrededor de 500.000 asesinatos cada mes, es decir, unas 15.000 muertes al día.</p>
<p>La matanza terminó poco después, ya que apenas quedaban judíos en la zona.</p>
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<p>El alcance completo de esta masacre genocida parece no estar documentado en la historia. La información de la que disponíamos antes del estudio fue reconstruida en su mayoría de manera indirecta en base a conjeturas parciales y en una escala de tiempo anual, en lugar de diaria o mensual, lo que propiciaba que se pasase por alto esta aniquilación de tres meses de duración.</p>
<p>Mi análisis se apoya en los registros de trenes cuidadosamente recopilados y reunidos en un <a href="https://www.nytimes.com/1987/06/28/books/the-impossible-and-unspeakable.html">libro</a> escrito por el historiador del Holocausto <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Yitzhak_Arad">Yitzhak Arad</a>, publicado en el año 1987. Arad documenta aproximadamente 500 traslados con origen en unas 400 comunidades judías de Polonia, clasificados por días según la ubicación, el número de víctimas de cada traslado y los campos de exterminio a los que fueron a parar.</p>
<p>Mi investigación requirió una clasificación pormenorizada de los diferentes documentos, así como la inclusión de datos que habían sobrevivido al paso del tiempo. Además, creé un vídeo en el que expongo un mapa espacio-temporal en el cual sitúo las 400 comunidades judías en el territorio polaco e indico la secuencia cronológica de las deportaciones a campos de exterminio durante todo el año 1942.</p>
<p>Si bien la Operación Reinhard es considerada la mayor campaña de exterminio del Holocausto, se ha subestimado el vertiginoso ritmo al que los nazis operaron para eliminar al pueblo judío. La mayoría de la población mundial desconoce que esta masacre sin precedentes se desarrolló en tan solo tres meses, y solo gracias al conjunto de datos recopilados por Arad tenemos ahora un conocimiento más aproximado de lo que realmente ocurrió.</p>
<p>Este corto espacio de tiempo indica la increíble coordinación de una maquinaria estatal que respondía a la avidez del Führer por erradicar a todo un pueblo. Los registros de los trenes muestran cómo zonas enteras fueron vaciadas de comunidades judías una por una de manera organizada, y cómo las cifras de los asesinatos fueron creciendo hasta que no quedaba prácticamente nadie más a quién eliminar. El gráfico a continuación resalta el ritmo y el frenesí con los que se ejecutaron masivamente a cientos de miles de personas a lo largo de 1942.</p>
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<h2>La medida real del genocidio</h2>
<p>A pesar de más de 70 años de investigación sobre el Holocausto, este parece el primer intento de dibujar en un gráfico datos adicionales sobre el genocidio de manera cronológica y espacial. Mi enfoque basado en los datos retrata la Operación Reinhard desde una perspectiva diferente a la que se puede encontrar en los volúmenes de informes históricos.</p>
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<p>A menudo, los expertos en genocidios comparan los datos de exterminios recientes con los del Holocausto nazi, considerando este último el punto de referencia para establecer la gravedad de un genocidio. Así las cosas, muchos <a href="https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2001/09/bystanders-to-genocide/304571/">científicos</a> sociales defienden que el genocidio de <a href="https://www.vqronline.org/genocide-rwanda">Ruanda</a> fue “el más grande” del siglo XX: en el país africano, sostienen, el ritmo de los asesinatos en masa fue de tres a cinco veces mayor que en el Holocausto.</p>
<p>Sin embargo, mi estudio muestra que mientras en Ruanda los crímenes produjeron 8.000 víctimas al día durante un período de 100 días, el Holocausto duplicó estas cifras en el mismo período de tiempo durante la Operación Reinhard.</p>
<p>Estos datos sugieren que la tasa de asesinatos del Holocausto se ha subestimado en una proporción de seis a 10 veces. En mi opinión, este tipo de comparaciones tienen una utilidad limitada y degradan la importancia histórica del exterminio del pueblo judío.</p>
<p>El Holocausto es el ejemplo más esclarecedor de cómo la maquinaria eficiente de un gobierno se volvió contra el pueblo de manera irracional. Traspasó todos los límites de crueldad y se erigió como un sistema eficaz. Esta es la lección clave del Holocausto que creo que no debemos olvidar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/109351/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lewi Stone recibe fondos del Australian Research Council, subvención DP150102472.
</span></em></p>Aunque el Holocausto es uno de los genocidios mejor documentados de la historia, los datos cuantitativos disponibles son limitados. Un nuevo estudio investiga el número de muertes por día.Lewi Stone, Professor of Biomathematics at Tel Aviv University and, RMIT UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.