Aunque términos como “sano”, “natural” y “ecológico” se suelen entender como sinónimos de bueno, la realidad es muy distinta. Hay alimentos naturales que nos matan y alimentos artificialmente tratados que nos salvan la vida.
La avena lleva un tiempo de moda principalmente porque se le atribuyen beneficios importantes para la salud. La avena es un cereal más y no hay uno mejor que otro, a menos que seamos celíacos.
Generar neuronas nuevas en un cerebro maduro no es fácil. Lo que sí es posible es favorecer que se formen nuevas conexiones entre neuronas con una dieta rica en verduras que evite los ultraprocesados.
Comer de manera pausada, masticando lentamente y percibiendo los sabores, no solo fomentará la sensación de saciedad, sino que también mejorará nuestra digestión.
Ana Blanco Doval, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Luis Javier Rodríguez Barron, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, and Noelia Aldai, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
La leche de yegua está ganando popularidad en Europa por las propiedades saludables que se le atribuyen, aunque no todas esas virtudes han sido avaladas por la ciencia.
Los “huesos” de los dátiles, que normalmente no se consumen, contienen un filón de sustancias beneficiosas: grasas saludables, fibra, proteínas… Incluso se acaba de descubrir que consumirlos en forma de infusión podría proteger frente al alzhéimer.
El yogur es una fuente saludable de calcio y otros nutrientes, pero no todos los que venden en el supermercado resultan igual de recomendables. Atentos, sobre todo, a la lista de ingredientes añadidos.
Según un estudio, la dieta recomendada por la Asociación Americana del Corazón disminuye significativamente el riesgo de perder el embarazo en las mujeres que siguen tratamientos de reproducción asistida. El omega-3 podría ser una de las claves.
La mala dieta es un importante factor de riesgo para desarrollar una enfermedad cardiovascular. Evitar ciertos alimentos e incluir otros (frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva…) nos ayudará mantener un corazón sano y en plena forma.
Un reciente estudio indica que comer crustáceos, insectos y champiñones puede ayudar a hacer mejor la digestión Se debe a que estos alimentos contienen cantidades importantes de quitina, que actúa como fibra alimentaria.
Un nuevo sistema de puntuación permite identificar la calidad nutricional de los distintos aceites disponibles en el mercado. Y aunque el AOVE no tiene rival, algunas alternativas –como el orujo de oliva o el de lino– son más baratas y bastante saludables.
Más que la fuente de proteínas en sí, lo que marca la diferencia son el resto de componentes del alimento, más perjudiciales en el caso de los productos de origen animal. El impacto al medio ambiente también debe tenerse en cuenta.
Asociamos la fibra con salud y no nos equivocamos. Por eso muchos alimentos procesados proclaman a los cuatro vientos que la contienen. Esto nos lleva a pensar que los productos en los que se destaca la presencia de este nutriente son saludables. ¿Estamos en lo cierto?
Está rico, se conserva bien y puede prepararse de múltiples formas. Pero es que, además, el tomate es un valioso aliado para mantener nuestra salud cardiovascular.
En verano aumenta la vida social y, con ella, el consumo de alcohol o refrescos y el picoteo de aperitivos y tapas que suman kilocalorías, grasa y sal a nuestro organismo. Esto no solo se traduce en un aumento de peso, sino también en un perjuicio para nuestra salud.
En estos días de récords de temperaturas conviene priorizar en nuestro menú los alimentos ligeros y con mucha agua, principalmente frutas y verduras, que sirvan para complementar nuestra correcta hidratación.
Ni la dieta del pomelo, ni la de la manzana, la del arroz o la de los cacahuetes. Ninguna es recomendable desde el punto de vista nutricional y pueden causar desde anemia o desnutrición a cambios de humor exacerbados.
Aerofagia, indigestión, aumento del riesgo de obesidad o síndrome metabólico… Comer a toda prisa altera los ritmos normales del sistema digestivo y, como mínimo, puede producir molestias.
Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición. Instituto de Bioingeniería, Universidad Miguel Hernández
Catedrática de Nutrición. Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Profesor en la Universidad del País Vasco. Investigador del grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Profesora en la Universidad del País Vasco. Investigadora del grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Estudiante predoctoral, Grupo Nutrición y Obesidad, Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Univertsitatea, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
PhD. Student at University of Basque Country (UPV/EHU) & Institute of Food Science Research (CIAL) (CSIC-UAM), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Investigadora predoctoral del Grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea