tag:theconversation.com,2011:/africa/topics/crisis-sanitaria-83977/articles
crisis sanitaria – The Conversation
2023-06-15T17:58:52Z
tag:theconversation.com,2011:article/207151
2023-06-15T17:58:52Z
2023-06-15T17:58:52Z
Inclusión y diversidad en la gestión de crisis: lecciones de la covid-19
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/531915/original/file-20230614-26-z3g0a3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=35%2C0%2C5955%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-march-22-2020-medical-1681066993">Enrique Campo Bello/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La crisis sanitaria desatada con la pandemia de la covid-19 trascendió el sistema sanitario, desembocando en una crisis económica, social y política. Estas “crisis múltiples” comparten, en palabras de Mayte Dongo Sueiro, polítologa de la Universidad Católica del Perú, el “<a href="https://www.revistaideele.com/2021/02/23/multiples-crisis-en-el-contexto-de-la-pandemia-covid-19/">cuestionamiento sobre el orden, dudas sobre las normas que rigen nuestra convivencia social, y que se convirtieron hace unas décadas en las reglas aceptadas por un gran número de personas en el mundo</a>”.</p>
<p>Se crea un contexto de “<a href="https://www.globalgovernmentforum.com/the-age-of-permanent-crisis-is-here-governments-must-rapidly-adapt/">crisis permanente</a>”: una sucesión constante de situaciones desafiantes y disruptivas que afectan diversos aspectos de la vida en la sociedad. Pueden ser crisis sanitarias, energéticas, económicas, conflictos armados y otros eventos que tienen un impacto significativo a nivel global, y que para hacerse frente necesitan un “estado reforzado”. </p>
<p>Pero ¿afectan a todas las personas por igual?</p>
<h2>Mecanismos europeos</h2>
<p>La Unión Europea ha desarrollado, desde principios de la década de 2000, varios mecanismos de respuesta a las crisis, ya sean naturales o provocadas por el hombre. </p>
<p>En 2018 se creó la unidad de Respuesta Política Integrada (IPCR) para la toma de decisiones coordinada en “crisis importantes y complejas, incluidos actos de terrorismo”. El Mecanismo de Protección Civil de la Unión (UPCM) se ha desarrollado para reforzar la cooperación entre los Estados miembros en la prevención, preparación y respuesta ante catástrofes. </p>
<p>En respuesta a la covid-19, en febrero de 2020, el marco legislativo del UPCM se revisó para proporcionar apoyo intersectorial más completo a la gestión de emergencias a los estados miembros y a sus ciudadanos. </p>
<p>Basándose en las lecciones aprendidas de esta última crisis y con asesoramiento científico, la Comisión Europea ha propuesto el paquete legislativo <a href="https://doi.org/10.5281/zenodo.7035363"><em>RESISTIRÉ 2022</em></a> (RESpondIng to outbreakS through co-creaTIve inclusive equality stRatEgies) para renovar toda la arquitectura de preparación y respuesta ante crisis sanitarias. </p>
<h2>Las crisis y el impacto de género</h2>
<p>Una de las cuestiones que la pandemia dejó claras es que existe un <a href="https://theconversation.com/el-genero-y-la-igualdad-en-tiempos-de-coronavirus-135998">impacto distinto según el género</a>. Aunque la perspectiva de género se lleva incorporando en la formulación de políticas de la UE desde hace más de dos décadas, las políticas estatales españolas, en gran medida, aún no lo han hecho. </p>
<p>La necesidad de dar respuestas rápidas en tiempos de crisis a menudo eclipsa la consideración de las cuestiones de género cuando se diseñan políticas para hacer frente a tales situaciones. </p>
<p>Tomando un ejemplo del pasado reciente, el Instituto Europeo para la Igualdad de Género subraya cómo “<a href="https://eige.europa.eu/newsroom/covid-19/economic-hardship-and-gender">las medidas fiscales adoptadas a raíz de la crisis financiera de 2008 tuvieron un impacto desproporcionadamente negativo en las mujeres</a>”.</p>
<p>Además de otros motivos de desigualdad (como la orientación sexual, la etnia, el origen socioeconómico y las discapacidades, por nombrar algunos), hacer la vista gorda a las desigualdades de género en las políticas relacionadas con la pandemia significa dejar atrás a una población considerable en la UE.</p>
<h2>La información que nos da RESISTIRÉ</h2>
<p>Los datos del proyecto europeo <a href="https://resistire-project.eu/">RESISTIRÉ</a>, que analiza las políticas y las respuestas de la sociedad en los 31 países (los 27 de la UE junto con Islandia, Reino Unido, Serbia y Turquía), aportan información detallada sobre las iniciativas políticas y sociales para paliar el impacto de la crisis con una especial atención en la protección a las mujeres. </p>
<p>Estos datos apuntan a una leve mejoría respecto de la situación descrita <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-02006-z">en estudios anteriores</a> que indicaban que “sólo 16 países han comunicado medidas de protección social nuevas o medidas de protección social nuevas o modificadas que hacen referencia a las mujeres”. </p>
<p>Los análisis de RESISTIRÉ muestran que, aunque la integración de la perspectiva de género se ha adoptado como enfoque en la elaboración de políticas de la UE durante más de dos décadas, las políticas de lucha contra la covid 19 en general no han integrado la perspectiva de género a escala nacional. </p>
<p>Por ejemplo, de un total de <a href="https://zenodo.org/record/7041794#.ZHTav3ZBw2w">298 medidas analizadas</a> sólo en el 2 % se ha llevado a cabo una evaluación del impacto de género (EIG). En el 58 % de los casos, la EIG no se ha llevado a cabo en absoluto, y en el 40 % de los casos no había motivos para evaluarla.</p>
<h2>Desigualdad del sistema sanitario</h2>
<p>La pandemia ha recordado a la sociedad el papel esencial de nuestro sistema sanitario y lo importantes que son las personas que trabajan en él. Las desigualdades existentes en el sector, y más concretamente en los hospitales, se han exacerbado debido a la pandemia. </p>
<p>Los mecanismos de toma de decisiones y la gestión están dominados por los hombres, mientras que la mayoría de los trabajadores sanitarios, especialmente en primera línea contra el virus, son mujeres. Para ilustrarlo, en 2019, más del 70 % del personal sanitario mundial estaba formado por mujeres, mientras que los hombres ocupaban alrededor del 75 % de los puestos de liderazgo en el sector.</p>
<p>En la UE, <a href="https://doi.org/10.5281/zenodo.7041810">en ese mismo año</a>, el 86 % de los trabajadores de atención personal en los servicios sanitarios eran mujeres, mientras que las mujeres representaban el 89 % de las enfermeras y matronas y el 84 % de los profesionales asociados. En cambio, sólo representaban el 52 % de los médicos.</p>
<h2>La violencia de género durante la pandemia</h2>
<p>Uno de los ámbitos donde más llama la atención la ausencia de políticas específicas es la violencia de género. En muchos países, las políticas de confinamiento y la crisis económica han provocado un aumento de la violencia de género. Algunos países han respondido con políticas para concienciar, reforzar las herramientas de apoyo a distancia y proporcionar fondos a las organizaciones que gestionan servicios y refugios.</p>
<p>Al mismo tiempo, en varios países ha habido una ausencia total de políticas en este ámbito o los responsables políticos se han limitado a hacer declaraciones <a href="https://zenodo.org/record/6325633#.ZHTX_nZBw2x">sin tomar acciones concretas</a>.</p>
<h2>Digitalización sobrevenida</h2>
<p>La repentina aceleración de la digitalización de los servicios públicos y las interacciones humanas durante la crisis pandémica ha tenido un impacto desigual en la vida de las personas, especialmente en las más vulnerables. </p>
<p>Por un lado, la posibilidad de llevar a cabo nuevos procesos (por ejemplo, suministro de información, reuniones, etc.) a través de internet ha permitido a la sociedad civil implicar a más personas en actividades de apoyo y multiplicar los contactos y la ayuda mutua. </p>
<p>Por otro lado, este proceso de transición a las interacciones digitales ha contribuido a crear las condiciones para la reproducción de viejas desigualdades y la creación de otras nuevas. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una niña observa la pantalla de un ordenador en su casa." src="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La digitalización no fue posible para todo el mundo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/fvT3t9iOaJI">Giovanni Gagliardi / Unsplash</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Quienes carecen de dispositivos, conectividad y competencias (por ejemplo, personas de bajo nivel socioeconómico, residentes en zonas rurales, ancianos, etc.) se han visto a menudo excluidos de los beneficios antes mencionados. En varios casos, las políticas aplicadas para mitigar estas desigualdades a menudo no han tenido en cuenta a quienes carecen de ciudadanía, vivienda “adecuada” o conocimientos lingüísticos. </p>
<p>Además, estas políticas se han ocupado a menudo del aspecto material de la cuestión (distribución de dispositivos) sin reflexionar sobre los aspectos sociales implicados. Por ejemplo, no se ha reflexionado sobre el hecho de que los edificios escolares pueden ser a menudo un entorno seguro para los alumnos de familias con orígenes difíciles.</p>
<h2>Impacto en la productividad académica</h2>
<p>La pandemia de la covid-19 afectó también especialmente a las mujeres y a grupos que ya eran menos visibles en las carreras de investigación antes de la pandemia, como ha recogido el informe elaborado por el <a href="https://research-and-innovation.ec.europa.eu/news/all-research-and-innovation-news/new-expert-group-report-covid-19-impact-gender-equality-research-and-innovation-2023-05-05_en">Grupo de Expertos de la Comisión europea</a>. </p>
<p>Este informe constata una disminución de la productividad académica de las investigadoras, y en particular de las que se encuentran en las primeras etapas de su carrera. Además, las mujeres tenían una cantidad desproporcionada de responsabilidades asistenciales, incluida la educación en el hogar, lo que les dejaba menos tiempo para investigar, en comparación con las que no tenían responsabilidades asistenciales. </p>
<h2>La pandemia en primera persona</h2>
<p>El impacto de la pandemia y las respuestas políticas y sociales están siendo objeto de estudio para poder mejorar la respuesta a crisis presentes y futuras. Sin embargo, pocas investigaciones han puesto el foco en recoger las vivencias individuales de las personas más vulnerables durante esta crisis. </p>
<p>Esto sí que se ha incorporado a la investigación de RESISTIRÉ a través de la recopilación de más de 800 entrevistas narrativas individuales; 90 entrevistas semiestructuradas a expertos y autoridades públicas; y 14 talleres paneuropeos con 200 expertos de la sociedad civil, el mundo académico y las autoridades públicas. </p>
<p>Esta aportación cualitativa se recogerá en un libro <em>(Better) Stories from the Pandemic</em> que se presentará durante la <a href="https://resistire-project.eu/resistire-final-event/">conferencia final del proyecto, los próximos 20 y 21 de junio en Bruselas</a>.</p>
<h2>Saldremos mejores: historias inspiradoras</h2>
<p>A pesar de todos los datos anteriores, la crisis también ha puesto de relieve muchas historias de inspiración acerca de medidas legislativas y respuestas sociales inspiradoras a estos impactos de género, esforzándose por reconstruir mejor poniendo el cuidado, la diversidad y el bienestar social en el centro del cambio social, y desafiando las relaciones de poder de género e interseccionales. </p>
<p>Estas “<a href="https://resistire-project.eu/better-stories-europe/">historias mejores</a>” se basan en el concepto desarrollado por la socióloga canadiense <a href="https://sunypress.edu/Books/T/The-Better-Story2">Dina Georgis</a>. RESISTIRÉ ha recopilado prácticas prometedoras en 31 países europeos que alivian el impacto de las políticas de la pandemia sobre las desigualdades: ninguna es una solución perfecta, pero ilustran cómo puede mejorarse una situación social determinada.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207151/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María López Belloso recibe fondos de H2020, Proyecto RESISTIRE (101015990). Ellla es miembro del Grupo de expertas de la EC para analizar el impacto de género del COVID 19. </span></em></p>
Las grandes crisis obligan a medidas improvisadas que desde la Unión Europea se quieren prever y organizar. El impacto es desigual: lo sufren desproporcionadamente mujeres y otros colectivos.
María López Belloso, Investigadora asociada del proyecto GEARING ROLES (H2020), Universidad de Deusto
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/172899
2022-01-03T22:14:47Z
2022-01-03T22:14:47Z
Cómo la pandemia ha influido en el cáncer oral y en su prevención en España
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/438428/original/file-20211220-23365-ijl7mn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C9%2C3196%2C1753&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Radiografía de un paciente con cáncer oral.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/oral-cancer-show-on-xray-film-734160199">Shutterstock / trailak amtim</a></span></figcaption></figure><p>“Cada año en España fallecen 1 500 personas por cáncer oral debido a que el 75 % de los casos son diagnosticados en estadios tardíos”.</p>
<p>Este era el inicio de los mensajes en medios de comunicación que durante el pasado mes de noviembre informaban de <a href="https://canceroral.es/">la campaña de prevención del cáncer oral</a> que ha llevado a cabo el Consejo de Dentistas de España. A través de estos mensajes en medios de comunicación los dentistas de España han informado sobre aspectos preventivos frente a este cáncer y sobre la importancia del diagnóstico precoz mediante revisiones en la consulta dental.</p>
<p>Desde hace años sociedades científicas como la Sociedad Española de Medicina Oral, junto con los Colegios Profesionales y el Consejo de Dentistas, han creado recursos para hacer llegar a los ciudadanos la importancia del diagnóstico precoz de esta enfermedad. También que los mejores profesionales para este diagnóstico precoz son los dentistas, tanto por su formación en el diagnóstico como en la accesibilidad para los pacientes.</p>
<h2>¿Cuáles son los factores de riesgo?</h2>
<p>El cáncer oral presenta varias características que lo podrían hacer fácilmente evitable. Por un lado tiene dos principales factores de riesgo reconocidos y evitables: el consumo de tabaco y alcohol. </p>
<p>Por otro, su diagnóstico precoz no requiere de complicadas pruebas diagnósticas, solo la exploración clínica por parte de un profesional de la salud oral. </p>
<p>A pesar de esto, su número sigue un lento pero continuo aumento. Además, su supervivencia no experimenta grandes avances desde hace años. </p>
<p>Otro de los factores que influyen en la aparición de esta enfermedad es la dieta. Desde hace años conocemos que una dieta rica en fibra y frutas y verduras es un factor de protección frente a estos tumores. </p>
<p>El otro factor de riesgo que se involucra en estos tumores es el <a href="https://theconversation.com/hay-otra-pandemia-en-curso-que-no-deberiamos-ignorar-la-del-virus-del-papiloma-172174">Virus del Papiloma Humano</a> (VPH). Así como su papel en el cáncer de faringe es claro, en el cáncer de la cavidad oral no lo está tanto, aunque sí se conoce que está implicado en el proceso de transformación maligna de los tejidos.</p>
<p>Las previsiones de casos de cáncer oral para 2020 que en 2019 <a href="https://seom.org/seomcms/images/stories/recursos/Cifras_del_cancer_2020.pdf">publicó la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) para el conjunto de España</a> eran de un leve ascenso. En su nota de prensa se hablaba de un “estancamiento en el número de cánceres en España. Sin embargo, cabe destacar el continuo aumento de nuevos casos en mujeres, de casi un 1 % respecto a 2019, frente al descenso de la incidencia en hombres de más de medio punto”. </p>
<p>Conseguir un mínimo aumento en el número de diagnósticos de tumores malignos era una buena noticia, teniendo en cuenta que en el caso de los hombres la previsión era de un descenso.</p>
<h2>Y entonces llegó la pandemia</h2>
<p>En 2020, y durante 2021, la pandemia de covid-19 provocó consecuencias a todos los niveles. También en el diagnóstico de casos de cáncer en general, y de cáncer oral en particular.</p>
<p>En la Comunidad de Madrid ya se han publicado los <a href="http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM050468.pdf">datos de diagnóstico de cáncer por parte del Registro de Tumores de Madrid (RTMAD) durante 2020</a>. </p>
<p>RTMAD ha hecho un análisis del número de casos por mes para poder medir el efecto de la pandemia en los procesos diagnósticos y sus datos son muy claros. El número de diagnósticos disminuyó bruscamente a partir del mes de marzo y retornó a su tendencia inicial a partir del otoño de 2020.</p>
<p>Los datos también muestran que lo que ha sucedido es una disminución en los diagnósticos de cáncer, pero esta disminución no ha sido por igual en todas las localizaciones. Tomando en conjunto todos los cánceres la disminución ha sido de un 9,9 %. Sin embargo, en el cáncer oral la disminución ha sido de un 3,5 %.</p>
<p>No tenemos datos que puedan explicar esta diferencia, pero quizás se pueda deber a que la actividad en las consultas dentales solo se redujo apreciablemente durante los meses de primavera. Por parte del Consejo de Dentistas se llevó a cabo la recomendación de una serie de medidas de protección frente al virus que permitió una vuelta a la actividad en las clínicas dentales ya antes del verano, mientras que a nivel hospitalario la situación asistencial permaneció saturada durante más tiempo.</p>
<p>Pero no solo ha disminuido el diagnóstico, sino que este se ha realizado en estadios más avanzados de la enfermedad. Esto provoca un peor pronóstico de estos pacientes que se plasmará en los datos de mortalidad de los próximos años.</p>
<p>Durante 2020 no solo se cancelaron intervenciones quirúrgicas, sino gran cantidad de consultas diagnósticas. Todas las previsiones quedaron desfasadas ante la reorganización de los sistemas sanitarios, que aún no ha terminado. Esto ha supuesto una disminución en el número de diagnósticos de cáncer y un mayor diagnóstico tardío, también de cáncer oral. </p>
<p>El cáncer oral en gran medida está asociado a hábitos de vida modificables, pero no conseguimos romper la tendencia de continuo aumento de los casos. Las campañas de prevención y diagnóstico precoz siguen siendo necesarias para intentar disminuir los casos y para mejorar el pronóstico de los enfermos.</p>
<p>La reorganización sanitaria provocada por la pandemia y toda la actividad asistencial que no se ha podido llevar a cabo han supuesto un drama para los enfermos del virus. Dentro de unos años podremos evaluar realmente las consecuencias sanitarias globales de esta pandemia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172899/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>
La pandemia ha disminuido los diagnóstico de cáncer, incluido este, lo que provocará un aumento de la mortalidad en los próximos años.
Luis Alberto Moreno López, Profesor Contratado Doctor Interino. UCM., Universidad Complutense de Madrid
Gregorio Garrido Cantarero, Responsable del Registro de Tumores. Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Salud Madrid
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/159927
2021-04-30T18:39:08Z
2021-04-30T18:39:08Z
Covid-19: Por qué los contagios diarios en la India superan ya a los de Brasil y Estados Unidos
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/398105/original/file-20210430-22-1tc7ugo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C5155%2C3426&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><span class="source">Rajanish Kakade / AAP</span></span></figcaption></figure><p>La India está inmersa en una segunda ola masiva de infecciones por covid-19, superando incluso a Estados Unidos y Brasil en términos de <a href="https://coronavirus.jhu.edu/data/new-cases">nuevas infecciones diarias</a>. El pico actual se produjo tras una breve pausa: los nuevos casos diarios habían descendido de 97 000 al día en septiembre de 2020 a unos 10 000 en <a href="https://pib.gov.in/PressReleasePage.aspx?PRID=1687893">enero de 2021</a>. </p>
<p>Sin embargo, a partir de finales de febrero, los nuevos casos diarios empezaron a aumentar de nuevo, superando los <a href="https://coronavirus.jhu.edu/data/new-cases">100 000</a> al día. Ahora, <a href="https://www.news18.com/news/india/india-sees-record-covid-19-surge-for-2nd-day-in-a-row-with-200739-cases-in-24-hours-10-points-3642050.html">se elevan por encima de los 200 000</a>. </p>
<p>Se han restablecido toques de queda nocturnos y cierres de fin de semana en algunos estados, como Maharasthra (incluida la capital financiera, Bombay). Los <a href="https://www.bbc.com/news/av/world-asia-india-53014213">servicios de salud</a> y los <a href="https://www.livemint.com/news/india/covid19-bodies-pile-up-at-india-crematoriums-overwhelmed-by-virus-surge-11618312006451.html">crematorios</a> están desbordados, los kits de pruebas de covid-19 son <a href="https://economictimes.indiatimes.com/news/india/now-shortage-of-rt-pcr-kits-adds-to-maharashtras-covid-19-woes/articleshow/81998594.cms">escasos</a> y <a href="https://theprint.in/health/samples-have-tripled-labs-struggle-to-give-covid-test-result-on-time-as-cases-rise-in-delhi/639116/">los tiempos de espera para los resultados</a> están aumentando. </p>
<h2>¿Cómo se ha propagado la pandemia?</h2>
<p>Los residentes en <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.11.17.20228155v1.full.pdf">chabolas</a> y los que no tienen su propio <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.11.17.20228155v1.full.pdf">retrete doméstico</a> han sido los más afectados, lo que implica que las malas condiciones de saneamiento y la densidad han contribuido a la propagación.</p>
<p>Una palabra que ha dominado los debates sobre por qué han vuelto a aumentar los casos es <em>laaparavaahee</em> (negligencia en hindi). Se <a href="https://www.livemint.com/news/india/harsh-vardhan-reveals-main-reason-behind-surge-in-coronavirus-cases-in-india-11617756004689.html">culpa a los ciudadanos</a> que no llevan mascarillas ni cumplen el distanciamiento social, pero eso es solo una parte de la historia.</p>
<p>La negligencia puede verse en la falta casi total de regulación y su aplicación allí donde existían regulaciones, en los lugares de trabajo y otros espacios públicos. Las agrupaciones religiosas, sociales y políticas <a href="https://www.globaltimes.cn/page/202104/1220835.shtml">contribuyeron directamente a través de los eventos de superdifusión</a>, pero esto sigue sin explicar el enorme aumento de casos.</p>
<p>La segunda oleada en la India también coincide con la propagación de la variante británica. Un reciente <a href="https://www.tribuneindia.com/news/punjab/as-81-of-punjab-samples-show-uk-variant-capt-urges-pm-to-widen-vaccination-ambit-to-cover-younger-population-229350">informe</a> descubrió que el 81 % de las últimas 401 muestras enviadas por el estado de Punjab para la secuenciación del genoma eran de la variante británica.</p>
<p>Varios <a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/954990/s1015-sars-cov-2-immunity-escape-variants.pdf">estudios</a> han descubierto que esta variante podría evadir mejor nuestros sistemas inmunológicos. Esto significa que hay una mayor posibilidad de que las personas previamente infectadas se vuelvan a infectar y de que las personas inmunizadas se infecten.</p>
<p>Además, una <a href="https://theconversation.com/whats-the-new-coronavirus-variant-in-india-and-how-should-it-change-their-covid-response-157957">nueva doble mutación</a> está circulando en la India, y esto también podría estar contribuyendo al aumento de los casos.</p>
<h2>¿Baja tasa de mortalidad?</h2>
<p>En la primera fase de la pandemia, la India fue alabada por su baja tasa de mortalidad por covid-19, aproximadamente el 1,5 %. Sin embargo, <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)32001-8/fulltext"><em>The Lancet</em></a> advirtió sobre los “peligros del falso optimismo” en su editorial del 26 de septiembre sobre la situación india.</p>
<p>En un contexto de pandemia, el enfoque de salud pública suele ser atribuir una muerte por causas complejas a la enfermedad en cuestión. En abril de 2020, la <a href="https://www.who.int/classifications/icd/Guidelines_Cause_of_Death_COVID-19.pdf">Organización Mundial de la Salud aclaró</a> cómo deben contarse las muertes por covid-19: </p>
<blockquote>
<p>Una muerte debida a covid-19 se define a efectos de vigilancia como una muerte resultante de una enfermedad clínicamente compatible, en un caso probable o confirmado de covid-19, a menos que haya una causa alternativa clara de muerte que no pueda relacionarse con la covid-19 (por ejemplo, un traumatismo).</p>
</blockquote>
<p>No está claro hasta qué punto las autoridades sanitarias de los Estados de la India cumplían esto.</p>
<p>Muchos Estados han creado comités de expertos para <a href="https://www.thehindu.com/news/national/tamil-nadu/committees-constituted-at-state-district-levels-to-audit-covid-19-deaths/article31400573.ece">reexaminar y verificar</a> las muertes por covid-19 después de recibir críticas porque las tasas de mortalidad notificadas no eran exactas. Muchos territorios <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)31857-2/fulltext">hicieron correcciones en las cifras de mortalidad</a>, y se está <a href="https://www.indiaspend.com/covid-19/mortality-data-kerala-mumbai-too-soon-to-say-india-covid19-less-deadly-second-wave-737270">investigando activamente</a> el alcance total de los registros imperfectos.</p>
<p>Los <a href="https://covidtoday.in/">datos de mortalidad</a> a nivel de distrito, tanto en la primera oleada como en la actual, confirman que la <a href="https://www.who.int/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19---3-march-2020">tasa de letalidad global del 3,4 %</a> fue superada en varios distritos como Maharashtra, Punjab y Gujarat. Las tasas de letalidad en algunos de los distritos más afectados fueron <a href="https://indianexpress.com/article/opinion/columns/covid-19-global-crisis-local-response-6707887/">superiores al 5 %</a>, similares al <a href="https://www.covid19treatmentguidelines.nih.gov/overview/">nivel de mortalidad del 5% en Estados Unidos</a></p>
<h2>¿Cuáles son los retos esta vez?</h2>
<p>La <a href="https://www.pib.gov.in/PressReleasePage.aspx?PRID=1709810">mayoría de los casos y muertes</a> (81 %) se están notificando en diez de los 28 Estados, incluidos Punjab y Maharashtra. Cinco Estados (Maharashtra, Chhattisgarh, Karnataka, Uttar Pradesh y Kerala) representan más del 70 % de los casos activos. Pero la infección parece haberse trasladado de las grandes ciudades a <a href="https://www.pib.gov.in/PressReleasePage.aspx?PRID=1709296">pueblos y suburbios más pequeños</a> con menos infraestructura sanitaria.</p>
<p>El año pasado, la <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0275074020942411">estrategia de control de la pandemia del Gobierno incluía</a> personal gubernamental de todos los departamentos (incluidos los no sanitarios) que contribuía a las actividades de control de la covid-19, pero estos trabajadores han sido trasladados de nuevo a sus departamentos. Es probable que esto tenga un efecto en las pruebas, el rastreo y el tratamiento de los casos de covid-19. Y el personal sanitario tiene ahora que lidiar con el despliegue de la vacuna, además de atender a los enfermos.</p>
<h2>¿Y ahora qué?</h2>
<p>A principios de marzo, el <a href="https://pib.gov.in/PressReleaseIframePage.aspx?PRID=1703017">Gobierno declaró</a> que estábamos en el final de la pandemia en la India. Pero su optimismo era claramente prematuro. </p>
<p>A pesar de la impresionante cifra de <a href="https://timesofindia.indiatimes.com/india/india-fastest-in-world-to-administer-100-million-covid-vaccine-shots/articleshow/82007330.cms">más de 100 millones de inmunizaciones</a>, apenas el <a href="https://www.indiatoday.in/coronavirus-outbreak/story/india-corona-covid-vaccine-when-will-all-indians-be-vaccinated-1788159-2021-04-07">1 % de la población del país</a> está actualmente protegida con dos dosis de la vacuna. El Grupo de Trabajo de la India teme que el suministro mensual de vacunas, con una capacidad actual de entre 70 y 80 millones de dosis al mes, “no alcance la mitad” del objetivo de <a href="https://www.telegraphindia.com/india/coronavirus-outbreak-vaccine-shortage-insight/cid/1812586">150 millones de dosis al mes</a>.</p>
<p>Los cierres estrictos y generalizados que hemos visto en otras partes del mundo no son posibles para todas las partes de la India dado su <a href="https://theconversation.com/how-will-we-eat-indias-coronavirus-lockdown-threatens-millions-with-severe-hardship-135193">efecto sobre los trabajadores pobres</a>. Hasta que se consiga una mayor cobertura de vacunación, habrá que reforzar las medidas locales de contención. Esto incluye un estricto control perimetral para garantizar que no haya movimientos de salida o entrada en las zonas con brotes locales, una vigilancia intensiva casa por casa para garantizar el cumplimiento de las órdenes de permanencia en el hogar donde estén vigentes, el rastreo de contactos y la realización de pruebas generalizadas. </p>
<p>No hace falta decir que las grandes congregaciones humanas, como los <a href="https://www.hindustantimes.com/india-news/calcutta-hc-for-strict-compliance-of-covid-norms-during-rallies-101618340863337.html">mítines políticos</a> y los <a href="https://www.news18.com/news/india/kumbh-in-the-times-of-covid-how-worlds-largest-religious-festival-turned-super-spreader-in-past-3638048.html">festivales religiosos</a> no deberían tener lugar y, sin embargo, no se han suspendido. </p>
<p>Lo que necesitamos es un liderazgo fuerte y estrategias descentralizadas enfocadas hacia las restricciones hasta que podamos hacer llegar más vacunas a la población.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/159927/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Actualmente soy coinvestigador de dos proyectos financiados por el UKRI-GCRF de Reino Unido, y de otro financiado por la Fundación Novo Nordisk de Dinamarca.
</span></em></p>
Después de una enorme reducción en el número de casos de covid-19 y el optimismo inicial respecto a la vacunación, India está sufriendo una enorme nueva ola de infecciones.
Rajib Dasgupta, Chairperson, Centre of Social Medicine and Community Health, Jawaharlal Nehru University
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/158379
2021-04-07T20:57:25Z
2021-04-07T20:57:25Z
¿Qué nos ha enseñado la pandemia?
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/393668/original/file-20210406-21-mc8157.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C0%2C3488%2C1346&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/crowd-people-wearing-medical-masks-banner-1668147907">Shutterstock / GoodStudio</a></span></figcaption></figure><p>El 31 de diciembre de 2019 la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (China) comunicó 27 casos de neumonía, siete de ellos graves, de etiología desconocida. </p>
<p>El 12 de enero de 2020 las autoridades chinas compartieron la secuencia genética del agente causal. Se trataba de un coronavirus, hasta entonces desconocido, que denominaron SARS-CoV-2. </p>
<p>Fue el 11 de marzo de 2020 cuando la Organización Mundial de la Salud declaró que la enfermedad Covid-19, causada por dicho virus, había ocasionado una pandemia.</p>
<p><a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html">Hasta el 6 de abril de 2021</a> se han producido a nivel mundial un total de 131,49 millones de casos y 2,86 millones de muertes. Esto supone una incidencia acumulada de 1.769,62 por 100.000 habitantes y una tasa de mortalidad desde que comenzó la pandemia de 38,46 por 100.000 habitantes. </p>
<p>En Europa la incidencia acumulada ha sido de 5.048,15 por 100.000 habitantes y la tasa de mortalidad de 107,64 por 100.000 habitantes. En España se han producido 3.317.948 casos y 75.911 defunciones (incidencia acumulada 7.010,25 por 100.000 y tasa de mortalidad 160,39 por 100.000).</p>
<p>Estas cifras reflejan una gran crisis sanitaria, económica y social. Nos dan idea, además, de los recursos asistenciales empleados. </p>
<p>En España se han registrado tres picos. El primero ocurrió la segunda quincena de marzo 2020. El segundo, en la primera semana de noviembre y el tercero comenzó la última semana de enero 2021. </p>
<p>Las hospitalizaciones y los ingresos en UCI también han tenido una intensidad máxima en determinados períodos. En ellos, nuestro sistema asistencial se ha visto muy comprometido. De ahí que la necesidad de reducir la transmisión para, a su vez, disminuir la carga asistencial, hayan sido prioridades indiscutibles.</p>
<h2>¿Qué hemos aprendido de la pandemia?</h2>
<p>Cuando empezaron a aparecer casos en Europa infravaloramos el riesgo que podía suponer la Covid-19. La asimilamos a una epidemia gripal estacional. Las primeras recomendaciones que se establecieron fueron de baja intensidad. </p>
<p>En este año de pandemia hemos aprendido que no se puede subestimar el riesgo de una nueva enfermedad infecciosa. Hemos podido profundizar en las denominadas “medidas no farmacológicas de prevención” a las que nos hemos acogido en ausencia de medidas farmacológicas tales como tratamientos específicos o vacunas.</p>
<p>Las medidas no farmacológicas de prevención se habían utilizado en las pandemias de gripe del siglo pasado, especialmente en la de 1918-19. Clásicamente incluían aislamiento de los casos, cuarentena de los contactos y mantenimiento de distancia física. </p>
<p>Estas medidas no farmacológicas también incluyen la distancia social, suprimiendo o limitando la actividad en escuelas, centros de trabajo, establecimientos comerciales, centros cívicos y lúdicos, transporte… Sin olvidar la higiene respiratoria (uso de mascarilla) y de manos. En su conjunto, <a href="https://www.nature.com/articles/nature04795">estas medidas se han mostrado efectivas, si bien es difícil llegar a conocer la contribución específica de cada una de ellas</a>. </p>
<p>Se trata de medidas básicas para amortiguar el impacto de las enfermedades que se transmiten por vía respiratoria. Esta pandemia nos ha enseñado que, aunque se trataba de medidas muy clásicas, aún nos quedaba por aprender.</p>
<h2>¿Sabemos algo más sobre las medidas no farmacológicas de prevención?</h2>
<p>Quisiera referirme especialmente a la utilización de mascarillas y a la ventilación frecuente de espacios cerrados. </p>
<p>Al principio de la pandemia, la <a href="https://www.pnas.org/content/pnas/118/4/e2014564118.full.pdf">mascarilla</a> se recomendaba para los sanitarios y no para la población general. Poco a poco se fue haciendo clara la evidencia de la importancia que tenían las secreciones respiratorias para la <a href="https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2820%2931183-1">transmisión</a>. Tanto de casos con clínica como de personas infectadas asintomáticamente y de personas que aún no habían desarrollado <a href="https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/ITCoronavirus.pdf">manifestaciones clínicas</a>. </p>
<p>Se entendió, entonces, que poner una barrera entre las vías respiratorias de personas que podían ser fuente de infección y las personas aún no infectadas tenía todo el sentido. Así, se generalizó la recomendación (incluso la obligatoriedad en muchos países) de utilizar la <a href="https://www.who.int/publications/i/item/advice-on-the-use-of-masks-in-the-community-during-home-care-and-in-healthcare-settings-in-the-context-of-the-novel-coronavirus-(2019-ncov)-outbreak">mascarilla</a>.</p>
<p>La ventilación frecuente de espacios cerrados es otra recomendación que también se ha añadido en el transcurso de este primer año de pandemia. Esto supone admitir que <a href="https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/COVID19_Aerosoles.pdf">los aerosoles pueden transmitir el virus</a>. </p>
<p>Partíamos de las experiencias del SARS y del MERS (enfermedades también producidas por coronavirus). Las evidencias disponibles indicaban que su transmisión se producía por contacto directo entre la persona infectada y la persona candidata a infectarse, pero que los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7112437/pdf/main.pdf">aerosoles suspendidos eran poco importantes para su transmisión</a>. </p>
<p>A medida que la pandemia avanzaba, se tuvo conocimiento de que, en algunos casos, sólo el contacto con aerosoles que contuvieran partículas virales en ambientes cerrados podía explicar la infección. Atrás ha quedado la clásica separación que teníamos de que las enfermedades que se transmiten por gotas (las secreciones respiratorias de mayor tamaño) no se transmiten por aerosoles (partículas respiratorias de menor tamaño).</p>
<p>Es difícil demostrar con casos reales la participación de los aerosoles en la aparición de nuevos casos de Covid-19 porque suele haber también contacto directo entre las personas. </p>
<p>Sin embargo, en algunos <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.04.16.20067728v1">brotes</a> producidos en espacios cerrados donde no hubo contacto entre las personas, solo la <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/2770172">presencia de aerosoles</a> podía explicar las nuevas infecciones. En el campo de la epidemiología la realidad también se impone a lo que creíamos conocer.</p>
<p>También hemos aprendido que hay que buscar constantemente un equilibrio entre la
extensión en la aplicación de las medidas no farmacológicas y sus consecuencias económicas, sociales y emocionales (<a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/335820/WHO-EURO-2020-1160-40906-55390-eng.pdf?sequence=3&isAllowed=y">fatiga pandémica</a>). Las recomendaciones futuras sobre medidas preventivas para controlar esta u otras pandemias deberán incorporar lo antes posible las evidencias que se tengan, sin miedo a rectificar.</p>
<h2>¿Y si estamos ya vacunados?</h2>
<p>La <a href="https://www.nature.com/articles/s41577-020-00479-7">vacunación</a>, que afortunadamente se ha <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/21645515.2020.1845524">iniciado antes de que hubiera transcurrido un año</a> desde que se compartió la secuencia genética del virus, va a suponer un mecanismo de control de la pandemia no comparable a ningún otro. Ahora bien, las medidas no farmacológicas de prevención siguen siendo importantes. </p>
<p>Todos debemos mantenerlas, tanto los no vacunados como los vacunados. Al final, en algunos vacunados la vacuna puede fallar, porque la eficacia no es 100%. Además, no se conoce en qué medida la vacuna que evita la enfermedad evita también que las personas vacunadas puedan ser fuente de infección.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/158379/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2017-SGR-1342. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. </span></em></p>
Las medidas de prevención impuestas al inicio de la pandemia fueron de baja intensidad. Estas avanzaron a la par que el conocimiento que teníamos sobre el nuevo virus, el SARS-CoV-2. Hoy, sigue siendo importante mantenerlas presentes.
Ángela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Universitat de Barcelona
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/157175
2021-03-25T20:06:37Z
2021-03-25T20:06:37Z
Fatiga por compasión, la otra pandemia
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/391654/original/file-20210325-13-1ggxt6a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6038%2C3820&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-medical-professional-burnout-stress-hospital-1728175624">Shutterstock / Robert Kneschke</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p><em>“Es la primera vez en 30 años de experiencia que no tenía ganas de volver al trabajo después de las vacaciones”.</em></p>
<p>Laura M., médico de una unidad de cuidados intensivos</p>
<p><em>“La experiencia de la primera ola de la Covid-19 fue apocalíptica. Me planteé pedir un año de excedencia”.</em></p>
<p>Miguel G., enfermero de un hospital comarcal</p>
<p><em>“Cuando estaba en la situación no fui consciente de lo que estaba ocurriendo. Ahora, con el tiempo, me doy cuenta de que no actué tan profesionalmente como siempre lo he hecho. No me veo capaz de volver a vivir una situación similar”.</em></p>
<p>Consuelo S., auxiliar de enfermería con 27 años de experiencia</p>
</blockquote>
<h2>¿Qué les ocurrió a nuestros profesionales sanitarios?</h2>
<p>La <a href="https://revistas.comillas.edu/index.php/miscelaneacomillas/article/view/722">relación de ayuda</a> implica una interacción entre dos o más personas, con los roles bien definidos. Una parte solicita ayuda y la otra la presta. Como cualquier relación, implica una interacción emocional. </p>
<p>Pues bien, la exposición a pacientes en situación de <a href="https://www.behavioralpsycho.com/wp-content/uploads/2020/04/02.Moreno_12-2oa.pdf">trauma</a>, sufrimiento y malestar emocional que demandan ayuda puede representar una fractura emocional difícil de gestionar por parte del personal sanitario. Estamos hablando de la <a href="https://revistas.ufps.edu.co/index.php/cienciaycuidado/article/view/2674">fatiga por compasión</a>, también denominada desgaste por empatía.</p>
<p>Se estima que cuando finalice la pandemia de covid-19 se duplicará la <a href="http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/108234">prevalencia de trastornos mentales y emocionales</a> en el colectivo de profesionales de la salud. No olvidemos que, a excepción de las unidades de cuidados paliativos, los profesionales han estado muy preparados para curar. Pero quizás no lo suficientemente dotados de herramientas personales para la gestión de las propias emociones cuando el objetivo terapéutico se debe centrar en cuidar, en vez de “luchar” contra una enfermedad, siendo el paciente el campo de batalla.</p>
<p>Las circunstancias de la pandemia de covid-19 han hecho que los equipos sanitarios hayan tenido que priorizar. Es una situación de emergencia por alud de demandas y riesgo de alto contagio, y lo primero que ha “caído” de la estructura del engranaje “Equipo sanitario – Paciente – Familia”, ha sido esta última: la familia. </p>
<p>El sistema sanitario, tensado más allá de sus límites, también ha tenido que dejar de lado el cuidado a los propios profesionales de la salud. Incluso en muchos equipos, este cuidado ha sido inexistente en situación de normalidad previa a la pandemia.</p>
<h2>¿Qué es la fatiga por compasión?</h2>
<p>La <a href="https://revistas.ufps.edu.co/index.php/cienciaycuidado/article/view/2674">fatiga por compasión</a> es una forma de estrés secundaria de la relación de ayuda terapéutica. Se presenta cuando se desborda la capacidad emocional del profesional sanitario para hacer frente al compromiso empático con el sufrimiento del paciente.</p>
<p>El término fatiga por compasión fue acuñado por Joinson en 1992. Se refirió a un síndrome observado en el personal de enfermería que atendía a pacientes con enfermedades potencialmente amenazantes para sus vidas.</p>
<p>El síndrome de fatiga por compasión afecta en mayor medida al personal sanitario que está en lo que se denomina popularmente “primera línea” de atención. Afecta a aquellos que más contacto humano tienen con el paciente que sufre y que teme por su vida a causa de la enfermedad.</p>
<p>En este contexto, se entiende por compasión el <em>sentimiento de gran simpatía y pesadumbre por otra persona afectada por un gran sufrimiento</em>. Un sentimiento <em>muy humano que se manifiesta junto a un deseo personal de aliviar el malestar emocional del enfermo, o de eliminar su causa.</em></p>
<p>La ayuda a los demás satisface necesidades altruistas. La <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0020748919302792">satisfacción por compasión</a> proviene de una motivación (vocación) intrínseca y aporta plenitud en el plano espiritual del profesional sanitario. Poder llegar a sentir la satisfacción por compasión implica dotarse de fuerza y esperanza para hacer frente al sufrimiento ajeno. </p>
<p>La satisfacción por compasión dota al profesional de una gran resiliencia. Por el contrario, no conseguir sentirla deriva en desesperanza y frustración, llegando incluso a incapacitar al profesional para el ejercicio de sus funciones.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dos sanitarios sentados en el suelo de un pasillo de hospital con gesto de cansancio." src="https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/391655/original/file-20210325-13-otbp95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/two-exhausted-desperate-surgeons-signs-congestion-1675333867">Shutterstock / Robert Kneschke</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Factores de riesgo</h2>
<p>La investigación sobre lo que desencadena la fatiga de compasión apunta a cuatro factores principales:</p>
<ul>
<li>Autocuidado nulo o insuficiente.</li>
<li>Traumas no resueltos en el pasado, frecuentemente parecidos a la situación del paciente.</li>
<li>Dificultades para gestionar la presión asistencial y el estrés.</li>
<li>Falta de satisfacción en el trabajo.</li>
</ul>
<p>Para la evaluación de la fatiga por compasión se utiliza el <a href="https://www.proqol.org/uploads/ProQol_vIV_Spanish_Oct05.pdf">ProQOL – IV (<em>Professional Quality of Life. Compassion Satisfaction and Fatigue Subscales</em>, de Hudnall Stamm, 1997-2005</a>, que ha sido traducido y adaptado al castellano por María Eugenia Morante, Bernardo Moreno y Alfredo Rodriguez, de la Universidad Autónoma de Madrid). Incluye las variables de satisfacción por compasión, <em>burnout</em> y fatiga por compasión.</p>
<h2>Sintomatología</h2>
<ul>
<li><p>Los <strong>síntomas psicológicos</strong> de la fatiga por compasión son varios, y a menudo son inadvertidos o no relacionados con este síndrome. Se manifiestan en forma de ansiedad, disociación, ira, trastornos del sueño y pesadillas, y sentimiento de impotencia.</p></li>
<li><p>En cuanto a los <strong>síntomas somáticos</strong>, se manifiestan en forma de dolor de cabeza, aumento o disminución de peso, náuseas, mareos, pérdidas de conocimiento y, en algunos casos, dificultades auditivas.</p></li>
<li><p>Son frecuentes también los <strong>síntomas psicosociales</strong> tales como el abuso farmacológico, abuso de sustancias, sobrealimentación, evitar o dedicar menos tiempo a los pacientes y la aparición de sarcasmo, cinismo e irritabilidad.</p></li>
</ul>
<h2>Abordaje terapéutico</h2>
<p>La primera medida que hay que tomar contra la fatiga por compasión es la prevención. En el momento en que se publica este artículo, la pandemia del Covid-19 ha sacudido casi todos los sistemas sanitarios del mundo. Por lo que ya no es posible aplicar medidas preventivas.</p>
<p>El primer objetivo psicoterapéutico debe ser el reconocimiento del fenómeno emocional y la conciencia plena sobre los síntomas y los factores de riesgo individuales.</p>
<p>El autoconocimiento no evitará sentir las emociones naturales por exposición al intenso dolor y malestar emocional de los pacientes, pero tendrá una mayor capacidad de afrontamiento de la situación.</p>
<p>En una <a href="http://www.edumargen.org/docs/2018/curso58/unid03/complem03_03.pdf">supervisión clínica</a> también se aprenderá a tener los límites profesionales bien definidos. Ello no implica en absoluto la más mínima pérdida de humanidad en la relación con el paciente, sino todo lo contrario. Autopercibirse más estable y seguro en un encuadre terapéutico adecuado, hará al profesional más humano con los pacientes y compañeros.</p>
<p>La autoconciencia, la aceptación de la situación, los hábitos de <a href="https://revistachilenadeanestesia.cl/PII/revchilanestv49n03.014.pdf">autocuidado</a> (incluido el compromiso de uno mismo con su propia supervisión) y el fomento de unas redes de apoyo personal y profesional sólidas también serán objetivos terapéuticos de la supervisión clínica.</p>
<p>En definitiva se trata de algo tan sencillo y tan complejo a la vez como el hecho de poder disfrutar de un equilibrio balanceado entre la vida personal y la profesional.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/157175/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Enric Soler Labajos no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
La Covid-19 lleva asociada otra pandemia que afecta al personal sanitario: la fatiga por compasión. Por suerte, hay maneras de prevenirla y de tratarla.
Enric Soler Labajos, Tutor de los Estudios de Psicología de la UOC; profesor del Posgrado de Atención a Personas con Enfermedad Avanzada y sus Familiares, UOC - Universitat Oberta de Catalunya
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/155766
2021-03-15T18:48:54Z
2021-03-15T18:48:54Z
La experiencia del alumnado de enfermería durante la pandemia: Luces y sombras
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/388260/original/file-20210308-15-epjfkg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C9%2C6029%2C4001&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Personal sanitario ante las puertas del Hospital 12 de octubre de Madrid en abril de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-hospital-12-de-octubre-1716408229">Shutterstock / FernandoV</a></span></figcaption></figure><p>Cuando en pleno mes de marzo de 2020 los contagios por covid-19 se extendían a un ritmo inimaginable, empezó a desbordarse nuestro sistema sanitario. Ante tal situación, hubo que buscar apoyo en los estudiantes sanitarios mejor formados.</p>
<p>Fue el caso de Lucía y Sandra. Ambas eran estudiantes del último curso del grado de enfermería. Permanecían en casa expectantes porque sus rotaciones prácticas (las últimas de su formación) se habían suspendido desde hacía dos semanas a causa del aumento de casos por una enfermedad de la que se conocía todavía muy poco. </p>
<p>Desde casa, como muchas otras personas que permanecían confinadas, escuchaban atentas las trágicas noticias e informes sobre el número de infectados y muertes. Entre todas ellas, una les preocupaba especialmente: las necesidades asistenciales para atender a los enfermos era tan alarmante que se estaban abriendo infinidad de espacios para alojar a los pacientes. </p>
<p>Sin embargo, no había profesionales suficientes para hacerse cargo de estas personas. Ante tal situación, el gobierno hizo un <a href="https://www.boe.es/boe/dias/2020/03/15/pdfs/BOE-A-2020-3700.pdf">llamamiento a los estudiantes</a> de profesiones sanitarias para que acudiesen a su auxilio en calidad de apoyo. En <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32281185/">otros países</a> ocurrió de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jocn.15298">manera similar</a>.</p>
<h2>Entre el miedo y la vocación</h2>
<p>Sandra lo tenía muy claro. Acudiría para ayudar. Su primer trabajo de enfermera no fue tal y como lo había soñado, pero sentía que era su obligación moral. Lucía, por el contrario, no acudiría porque, aun sintiéndose preparada y con ganas de ayudar, sus abuelos vivían en su casa y tenía miedo de contagiarlos. </p>
<p>En esa misma disyuntiva con la que se tropezaron Sandra y Lucía se encontraron miles de estudiantes de enfermería bajo circunstancias personales muy heterogéneas. </p>
<p>Lo que ocurrió con estos estudiantes ha sido objeto de estudio por investigadores de la Universidad de Castilla La Mancha. <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33590573/">En este trabajo</a> se recogió información sobre la experiencia de 503 alumnos de cuarto curso del grado de Enfermería durante el auxilio sanitario. </p>
<p>Entre los que participaron, tres de cada cuatro estudiantes estaban dispuestos a dar auxilio sanitario y un 44,7 % participó en él. Entre los que no quisieron participar, los principales motivos fueron el miedo al contagio de familiares y la falta de preparación para desempeñar este trabajo. Especialmente, este déficit de preparación se manifestó en el ámbito de los cuidados intensivos, que era precisamente el espacio donde más profesionales se necesitaban. </p>
<h2>Experiencia para unos y fraude para otros</h2>
<p>Sería lógico pensar que estos alumnos se situarían en una segunda línea y que estarían siempre bajo el paraguas de seguridad que le proporcionaban profesionales titulados con más experiencia. En muchos centros fue así pero, en algunos casos, esta colaboración de estudiantes fue más allá de un apoyo sanitario. </p>
<p>La falta de recursos colocó en primera línea de batalla a estudiantes sin experiencia laboral en servicios de urgencias y UCI, sometiéndolos a un estrés innecesario y a un <a href="https://www.rtve.es/noticias/20200412/estudiantes-enfermeria-luchan-contra-coronavirus-primera-linea-batalla/2011818.shtm">choque</a> emocional devastador.</p>
<p>Muchos estudiantes que participaron en esta situación la reconocieron como una experiencia profesional única. En cambio, para otros ha sido un completo engaño, no solo por la situación de desprotección profesional, sino porque además las condiciones económicas y laborales <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33590573/">no se ajustaron a lo prometido</a> originalmente por los responsables de los centros sanitarios.</p>
<h2>Reclamo de mayor formación en cuidados intensivos</h2>
<p>Si bien al comienzo de la crisis sanitaria la falta de recursos era acuciante, actualmente disponemos de material y tecnología suficientes para dar respuesta. Por el contrario, aunque se desconoce, resulta insuficiente el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32408972/">número de profesionales</a> que manejan con solvencia la compleja tecnología de los cuidados intensivos (respiradores, hemofiltros, catéteres centrales, etc.). Las enfermeras han demostrado ser polivalentes, con una gran capacidad de adaptación a los continuos cambios del entorno asistencial, pero los cuidados críticos requieren una formación compleja de años.</p>
<p>En España, no existe una <a href="http://www.elsevier.es/es-revista-enfermeria-intensiva-142-articulo-la-especialidad-cuidados-intensivos-una-13085531">especialidad enfermera de cuidados críticos</a>. La formación en este campo corre a cargo de cada uno y de la experiencia adquirida a lo largo de los años, aunque algunos centros sanitarios <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24952828/">están implementado mejoras</a> para revertir esta situación.</p>
<p>Durante esta pandemia se ha puesto de manifiesto la importancia de mejorar esta área asistencial. Es necesario porque, aunque puedan existir recursos materiales suficientes (como respiradores), su manejo es altamente complejo y requiere de personal cualificado que no se puede formar en unos días.</p>
<p>Por este motivo, compartimos en este estudio una de las demandas manifestadas por los alumnos. Concretamente, creemos que si durante la formación de grado se potenciará este aprendizaje específico en pacientes críticos estaríamos mejor preparados ante situaciones similares. </p>
<h2>La simulación clínica de alta fidelidad</h2>
<p>Además, sería vital incorporar metodologías didácticas de <a href="https://www.revista-portalesmedicos.com/revista-medica/simulacion-clinica-de-alta-fidelidad-en-el-grado-en-enfermeria/">simulación clínica de alta fidelidad</a>, que han <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28843948/">demostrado</a> excelentes resultados.</p>
<p>Esta <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30798316/">técnica de aprendizaje</a> permite reproducir experiencias reales y guiadas de forma interactiva. Tras cada sesión de entrenamiento se realiza otra sesión de revisión, en la que estudiantes y docentes analizan la actividad realizada, sus puntos fuertes y los aspectos a mejorar. Se trata de una experiencia <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28704288/">doblemente enriquecedora</a> ya que mejora su capacitación y su confianza. </p>
<p>De hecho, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33590573/">en este mismo estudio,</a> los alumnos que habían participado en experiencias de simulación durante su formación manifestaron una mayor percepción de preparación. Este tipo de metodología serviría para mejorar aspectos técnicos como el soporte ventilatorio. Además, también sería de gran utilidad para el control de la ansiedad en el manejo de pacientes críticos y las habilidades de comunicación con paciente y familiares.</p>
<p>Los estudiantes han sido recursos vitales para nuestro sistema de salud y nuestra sociedad cuando han sido necesarios. Ahora nos toca a nosotros, tanto a docentes como autoridades sanitarias corresponder su esfuerzo. Para ello, es necesario implementar las mejoras necesarias en la formación y en las medidas de seguridad, no solo porque incide en la salud y seguridad del paciente, sino porque van a ser piezas fundamentales en futuras pandemias.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/155766/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>
La pandemia puso a pie de cama a muchos alumnos de enfermería. No les faltó motivación pero muchos de ellos no se sintieron suficientemente preparados. Repasamos algunas posibles mejoras.
Antonio Hernández Martínez, Profesor Enfermería Maternal e Infantil. Departamento de Enfermería, Fisioterapia y Terapia Ocupacional, Universidad de Castilla-La Mancha
Cristina Romero Blanco, Profesora Contratada Doctor. Especialidad Salud Pública., Universidad de Castilla-La Mancha
Julián Rodríguez Almagro, Profesor Ayudante Doctor. Grupo ICE., Universidad de Castilla-La Mancha
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/153935
2021-03-04T21:57:59Z
2021-03-04T21:57:59Z
¿Qué personas requieren más apoyo social en esta situación de crisis sanitaria?
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/385670/original/file-20210222-21-pspyt9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C14%2C4985%2C3308&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/editor/image/help-concept-hands-reaching-out-each-1698491380">Shutterstock / Bignai</a></span></figcaption></figure><p>La actual crisis asociada al coronavirus ha impuesto en todas las sociedades un forzoso distanciamiento social, con el <a href="https://www.researchgate.net/publication/340476408_COVID-19_and_Importance_of_Social_Distancing">propósito de atajar la progresión de la infección</a>. </p>
<p>El término consensuado para acuñar esta medida de seguridad sanitaria alberga connotaciones profundas. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7213540/">Sugiere algo más que una simple separación física</a>. Subraya, implícitamente, la ruptura entre el individuo y sus relaciones interpersonales.</p>
<p>La soledad es un sentimiento muy complejo. No se reduce al número de personas que nos rodean, sino que depende del <a href="https://www.researchgate.net/publication/257664378_The_Relationship_Between_Social_Support_Loneliness_and_Subjective_Well-Being_in_a_Spanish_Sample_from_a_Multidimensional_Perspective">tamiz de la percepción subjetiva</a>. Su impacto potencial sobre la vida emocional <a href="https://www.researchgate.net/publication/337272497_Social_Anxiety_Loneliness_and_the_Moderating_Role_of_Emotion_Regulation">puede ser demoledor</a>. De hecho, constituye uno de los resortes explicativos más importantes para entender el <a href="https://www.researchgate.net/publication/341047521_Social_isolation_in_Covid-19_The_impact_of_loneliness">creciente sufrimiento psicológico que se aprecia en la población</a>.</p>
<p>Existe abundante información sobre la íntima asociación entre la <a href="https://www.researchgate.net/publication/338344539_Problems_of_Loneliness_and_Its_Impact_on_Health_and_Well-_Being">soledad y el bienestar</a>, así como sobre su contribución a la aparición de <a href="https://jaacap.org/article/S0890-8567(20)30337-3/pdf">trastornos de ansiedad</a> y del <a href="https://www.researchgate.net/publication/15992650_Relation_between_loneliness_and_depression_A_structural_equation_analysis">estado de ánimo</a>. </p>
<p>También empiezan a brotar investigaciones que postulan su papel en el <a href="https://www.researchgate.net/publication/49852657_Does_loneliness_mediate_the_stress-sleep_quality_relation_The_Hordaland_Health_Study">insomnio</a>, la <a href="https://www.researchgate.net/publication/344612897_Mental_Well-Being_Depression_Loneliness_Insomnia_Daily_Life_Fatigue_during_COVID-19_Related_Home-Confinement-A_Study_from_Poland">fatiga</a> y la <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0020764020922269">violencia relacional</a> durante este periodo crítico.</p>
<p>Por eso, ante una situación tan demandante como la actual, el apoyo social se alza como un elemento clave, pues es bien conocido <a href="https://www.researchgate.net/publication/7494668_Coping_in_Context_The_Role_of_Stress_Social_Support_and_Personality_in_Coping">su efecto como mediador entre el estrés y numerosos problemas psicológicos</a>. En este artículo exploraremos por qué ciertas personas pueden requerir más apoyo que otras en el contexto en que vivimos.</p>
<h2>La necesidad de apoyo social durante la crisis</h2>
<p>Existen una serie de grupos sociales particularmente vulnerables ante las imposiciones de la crisis sanitaria. En todos los casos que se indicarán, disponer de una buena red de apoyo social puede impactar positivamente en la salud física y emocional, minimizando cualquier riesgo inherente a la soledad indeseada.</p>
<p>Destacan, en primer lugar, quienes padecen enfermedades graves o crónicas, <a href="https://www.researchgate.net/publication/340752977_The_Impact_of_the_COVID-19_Pandemic_on_Cancer_Patients">físicas</a> o <a href="https://www.researchgate.net/publication/340044242_Patients_with_mental_health_disorders_in_the_COVID-19_epidemic">mentales</a>, y que durante estos últimos meses han visto acentuada la incertidumbre sobre su salud. </p>
<p>También los cuidadores informales de personas dependientes <a href="https://www.researchgate.net/publication/346205616_Care_in_times_of_COVID-19_The_impact_of_the_pandemic_on_informal_caregiving_in_Austria">evidencian necesidades adicionales de soporte</a>. Estas se suman a las que se desprenden de sus ya arduas responsabilidades en condiciones ordinarias. </p>
<p>Además, los <a href="https://www.revistapcna.com/sites/default/files/010_0.pdf">adolescentes </a>y las <a href="https://www.researchgate.net/publication/344249254_Impact_of_COVID-19_on_the_elderly">personas mayores</a> pueden padecer más intensamente el impacto del aislamiento. Este último colectivo es probablemente el que requiere más apoyo del entorno. De hecho, existen sólidas evidencias de que tal situación acentúa su <a href="https://www.researchgate.net/publication/340635052_The_effects_of_isolation_on_the_physical_and_mental_health_of_older_adults">declive físico y cognitivo</a> (o que incluso puede <a href="https://www.researchgate.net/publication/328674577_The_relation_between_social_isolation_and_increasing_suicide_rates_in_the_elderly">contribuir a la irrupción de ideas suicidas</a>).</p>
<p>Asimismo, es esencial destacar que el aislamiento <a href="https://www.researchgate.net/publication/341809085_Domestic_violence_in_the_COVID-19_pandemic_a_forensic_psychiatric_perspective">ha incrementado los niveles de violencia interpersonal</a>. Esto facilita la aparición de conflictos relacionales de diferente naturaleza y magnitud. De tal forma, quienes en este contexto han padecido agresiones en cualquiera de sus formas, precisan un especial apoyo social. El objetivo es minimizar sus resonancias futuras sobre la salud.</p>
<p>Por último, no debemos olvidar a los <a href="https://www.researchgate.net/publication/341750609_Social_support_and_mental_health_among_health_care_workers_during_Coronavirus_Disease_2019_outbreak_A_moderated_mediation_model">profesionales sanitarios</a> y a las <a href="https://www.researchgate.net/publication/339881070_COVID-19_a_potential_public_health_problem_for_homeless_populations">personas que viven en situación de exclusión social</a>, pues hoy más que nunca requieren el apoyo de todos.</p>
<h2>No todos necesitamos apoyo social en igual medida</h2>
<p>Una vez reseñados los grupos que requieren mayor apoyo social, es prioritario señalar que no todos los individuos lo necesitan de igual manera (con independencia de que pertenezcan o no a los citados colectivos). </p>
<p>Existen una serie de dimensiones de personalidad, estilos cognitivos y estrategias de afrontamiento que modulan nuestras necesidades sociales. Algunos de los ellos serán abordados en esta sección. En líneas generales, la confluencia de dimensiones estructurales y de factores individuales articularía el eje sobre el cual orbitarán las necesidades de apoyo social en estos momentos de crisis.</p>
<p>En primer lugar, las personas con dificultad para regular sus emociones <a href="https://www.researchgate.net/publication/344769724_Emotion_Regulation_and_Wellbeing_A_Cross-Cultural_Study_During_the_COVID-19_Outbreak">tienen una mayor necesidad de apoyo social</a>. Sobre todo, de tipo afectivo. Esta problemática (<a href="https://www.researchgate.net/publication/221763565_Emotion_regulation_and_mental_health_Recent_findings_current_challenges_and_future_directions">compartida por numerosos trastornos mentales</a>) se expresa en forma de intolerancia a los sentimientos que se juzgan subjetivamente como difíciles. Además, suele acompañarse de intentos por evitar las situaciones asociadas a ellos. </p>
<p>Dado que la soledad de esta crisis es difícilmente eludible, existe el riesgo de que evolucione hacia una <a href="https://www.researchgate.net/publication/340298620_Hopelessness_helplessness_and_resilience_The_importance_of_safeguarding_our_trainees'_mental_wellbeing_during_the_COVID-19_pandemic">nociva sensación de indefensión</a>.</p>
<p>En la literatura científica también se describen determinados estilos de procesamiento cognitivo que precipitan una mayor necesidad de apoyo. El que ha recibido más atención es la <a href="https://core.ac.uk/download/pdf/38902703.pdf">dependencia de campo</a>. Esta se atribuye a quienes analizan la información del ambiente de una manera general u holística (no deteniéndose en los detalles que componen el estímulo perceptivo). Se considera que quienes lo ostentan tienden a <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1002/j.2333-8504.1976.tb01098.x">buscar ayuda social con más ahínco que los independientes de campo</a>.</p>
<p>En lo relativo a la personalidad, se sabe que los sujetos con elevada extraversión (uno de los rasgos con mayor respaldo empírico) <a href="https://www.researchgate.net/publication/267396388_Extraversion_and_Agreeableness_Divergent_Routes_to_Daily_Satisfaction_With_Social_Relationships">tienden a socializar en mayor medida que quienes son más introvertidos</a>. </p>
<p>Esta dinámica de aproximación social <a href="https://www.researchgate.net/publication/224286053_Neuroticism_extraversion_emotion_regulation_negative_Affect_and_positive_affect_The_mediating_roles_of_reappraisal_and_suppression">se vincula con emociones agradables</a> en condiciones normales. Sin embargo, puede revertirse tal efecto <a href="https://www.researchgate.net/publication/343192246_Did_Social_Connection_Decline_During_the_First_Wave_of_COVID-19_The_Role_of_Extraversion">cuando las relaciones personales se hallan profundamente restringidas</a>. </p>
<p>Respecto a las estrategias de afrontamiento, destaca fundamentalmente la que se conoce como actitud <a href="https://theconversation.com/la-resiliencia-una-esperanza-de-futuro-152866">resiliente</a>. Se trata de una forma general de afrontar la adversidad existencial, una fortaleza humana que <a href="https://www.researchgate.net/publication/343765606_Resilience_COVID-19-related_stress_anxiety_and_depression_during_the_pandemic_in_a_large_population_enriched_for_healthcare_providers">permite extraer aprendizajes significativos</a> en los momentos de mayor dificultad. </p>
<p>Cuando la resiliencia es deficiente existe un riesgo acentuado de padecer trastornos derivados del estrés. Ello supone un factor de vulnerabilidad que <a href="https://bmcpsychiatry.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12888-020-03012-1">puede suavizarse con apoyo social</a>. </p>
<p>Por último, el desconocimiento sobre el uso de las nuevas tecnologías (redes sociales, sistemas de mensajería, videoconferencias, etc.), como estrategias de afrontamiento dirigidas a compensar la ausencia de contacto “cara a cara”, <a href="https://www.researchgate.net/publication/343330514_How_communication_technology_helps_mitigating_the_impact_of_COVID-19_pandemic_on_individual_and_social_wellbeing_Preliminary_support_for_a_compensatory_social_interaction_model">puede ser también una variable muy importante a considerar</a>.</p>
<p>En conclusión, todas las personas necesitamos la cercanía de otros, en mayor o menor medida, y especialmente el apoyo emocional que los demás nos pueden brindar. No obstante, es esencial ser más sensibles a las necesidades individuales de quienes pudieran precisarlo considerablemente, con el objetivo de tender puentes que minimicen las resonancias psicológicas del actual distanciamiento social.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153935/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Joaquín Mateu Mollá no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
Existen grupos que son especialmente vulnerables a situaciones de crisis. Pero hay, también, una serie de dimensiones de personalidad, estilos cognitivos y estrategias de afrontamiento que son clave.
Joaquín Mateu Mollá, Profesor Adjunto en Universidad Internacional de Valencia, Doctor en Psicología Clínica, Universidad Internacional de Valencia
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/156280
2021-03-04T18:52:47Z
2021-03-04T18:52:47Z
Los nuevos lazos sociales en la ‘era Zoom’: el valor de la presencia
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/387499/original/file-20210303-18-1rxyz86.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C151%2C3614%2C2246&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/covid19-stay-connected-happy-senior-woman-1926301583">Shutterstock / Solarisys</a></span></figcaption></figure><p>Un año después del inicio de la pandemia, podemos aventurar algunas hipótesis acerca del futuro poscovid. </p>
<p>La primera, que el “acontecimiento covid-19” no ha sido un paréntesis en nuestras vidas. No se trata de una interrupción temporal a partir de la cual seguir con la vieja normalidad. </p>
<p>Lo calificamos de acontecimiento porque, como <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)32000-6/fulltext">sindemia</a>, no solo supone una crisis sanitaria, también el <a href="https://theconversation.com/sindemia-pandemia-importa-el-nombre-que-le-demos-152366">agravamiento de desigualdades ya existentes</a>. </p>
<p>Tampoco debemos olvidar la aceleración de importantes cambios en nuestras prácticas y en nuestros lazos sociales. Esos que ahora son más virtuales que nunca. </p>
<p>Una situación así tiene un efecto traumático y disruptivo. Al fin y al cabo, desencaja los marcos existentes. Introduce novedades cuya subjetivación individual, pero también colectiva, requiere de un tiempo. Además, incluye algunos duelos especialmente dolorosos.</p>
<p>¿Qué cambios podemos esperar de esta pandemia del siglo XXI? El precio, hasta la fecha, ya lo conocemos: <a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html">más de 2,5 millones de fallecidos</a>, miles de <a href="https://www.medrxiv.org/content/medrxiv/early/2021/01/30/2021.01.27.21250617/F2.large.jpg">secuelas físicas</a> y <a href="https://theconversation.com/harto-del-covid-19-aqui-te-decimos-por-que-podrias-tener-fatiga-pandemica-148889">psicológicas</a>, crisis económica de largo alcance y un aumento de los conflictos sociales, que perdurará. </p>
<p>Respecto a los cambios que darán forma a ese mundo poscovid propongo tres, desarollados en <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/el-mundo-pos-covid_978-84-18273-19-3"><em>El mundo pos-COVID. Entre la presencia y lo virtual</em></a>.</p>
<h2>La vida algorítmica y la efervescencia de lo virtual</h2>
<p>Desde el <a href="https://theconversation.com/teletrabajo-si-o-no-una-cuestion-de-salud-publica-153402">teletrabajo</a> hasta el <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=f7744285-06e9-49b6-83dc-866b1b5a2143&sp=4&sr=33&url=%2Fadolescentes-redes-sociales-y-sexo-en-pandemia-un-coctel-explosivo-148148">sexo <em>online</em></a>, las fronteras entre la presencia y lo virtual se modificarán notablemente. </p>
<p>Podremos viajar en experiencias de realidad virtual sin movernos del sofá, libres de virus y de contagios. También satisfacer nuestras fantasías sexuales en formas no vistas hasta ahora. Incluso confundir el sueño y la vigilia con imágenes recibidas a través de chips corporales. Todo ello en compañía o en la más estricta soledad.</p>
<p>Dispondremos, en mayor cantidad y funciones, de todo tipo de robots: de cuidados, de información, de ocio, domóticos, terapéuticos… Hasta el punto de realizar cualquier terapia sin salir de casa. </p>
<p><a href="https://theconversation.com/anne-applebaum-internet-nos-ha-hecho-mas-desconfiados-152571">Las compras, la educación, la salud, el ocio, el trabajo, el sexo, los intercambios profesionales y amistosos, la participación política</a>… Ahora todo es susceptible de virtualizarse. </p>
<p>La pandemia ha supuesto un acicate para ese salto virtual. Por ende, un gran negocio para muchas empresas tecnológicas y de logística <em>online</em>.</p>
<p>La cuestión es hasta qué punto queremos limitarnos a esa “vida que nos conviene según los algoritmos”. Hasta qué punto queremos “confinarnos” voluntariamente, rodeados de objetos sin presencia. Sí, es una elección personal, pero también colectiva.</p>
<h2>El odio (y sus burbujas), base de la polarización social</h2>
<p>La pandemia nos ha mostrado cómo las tecnologías, en su lógica algorítmica de “más de lo mismo” –que aleja de nosotros lo diferente, que no concuerda con nuestras ideas–, crean las burbujas de comunicación que serían lazos de odio. </p>
<p>Nos proporcionan una ilusión identitaria. Un último refugio en un mundo globalizado donde cada uno cuenta sólo como una cifra o un código. Ahora bien, también puede ser nuestra peor prisión, por su carácter de identificación segregativa.</p>
<p>Ante el sentimiento de desarraigo, generado por el anonimato propio de la globalización, surgen los <a href="https://theconversation.com/que-es-el-odio-por-que-esta-cerca-de-nosotros-149255">discursos de odio</a>. Estos alimentan la nostalgia de un pasado mítico y un sentimiento de pertenencia, agrupados en un “Nosotros”, pero segregados y confrontados a “los otros”. </p>
<p>Las <a href="https://theconversation.com/periodismo-de-calidad-contra-la-desinformacion-155976"><em>fake news</em></a> serían así la buena nueva de este retorno de la religión (re-ligare) como consuelo ante el desamparo subjetivo y social. Al tiempo, la clave de una polarización social cuya brecha no hace sino crecer.</p>
<h2>El valor de la presencia</h2>
<p>Es un hecho que, a medida que las pantallas están más presentes en la vida de los pobres, desaparecen de la vida de los ricos, que prefieren la interacción humana.</p>
<p>En <a href="https://theconversation.com/obstaculos-en-el-camino-hacia-la-ciudad-pos-covid-19-152448">el mundo poscovid</a>, el contacto cuerpo a cuerpo, cara a cara, en condiciones saludables, será un lujo al que muchos no podrán acceder. La presencia quedará sólo al alcance de unos pocos que puedan pagarla.</p>
<p>Para la mayoría de la población, lo digital se convertirá en su sustituto <em>low cost.</em></p>
<p>La buena noticia es que los lazos sociales entre nosotros, cuerpos hablantes, requieren algo más que palabras e imágenes retransmitidas. </p>
<p>No olvidemos que la presencia es apostar por un futuro poscovid donde el deseo y el encuentro con los otros siga siendo la causa que propicie los intercambios. Donde también haya lugar para el vacío y el aburrimiento. Eso inútil e improductivo, cuya única razón de ser es la búsqueda del lazo con el otro y las invenciones que de ese vínculo puedan surgir.</p>
<p>Decía el filósofo Santiago Alba Rico que el riesgo cuando hay implicados dos
cuerpos no es tanto el de contagiarse, sino “el de condolerse, el de amarse, el de entenderse o, al menos, el de escucharse y a veces el de discutir. Solo entre cuerpos ocurren esas cosas”. </p>
<p>El mundo poscovid encontrará, sin duda, sus buenas fórmulas para el híbrido presencia-virtual. </p>
<p>Eso requiere de una conversación permanente que, a partir de la presencia –sin ignorar lo virtual– incluya la sorpresa, el humor y el sinsentido como ingredientes básicos que preservan nuestra singularidad. Aquello que nos define como seres hablantes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/156280/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Ramón Ubieto Pardo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
La crisis sanitaria por covid-19 ha generado una serie de consecuencias sociales que pueden haber llegado para quedarse. La protagonista en muchas de ellas es la presencia de la vida y la experiencia ‘online’ y virtual.
José Ramón Ubieto Pardo, Profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación. Psicoanalista, UOC - Universitat Oberta de Catalunya
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/150583
2020-12-01T20:17:55Z
2020-12-01T20:17:55Z
Covid-19: Mayores conectados para evitar el aislamiento y la soledad
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/371968/original/file-20201130-15-1i9trwd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5615%2C3732&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/elderly-people-internet-technology-58997170">Shutterstock / goodluz</a></span></figcaption></figure><p>La pasada primavera el coronavirus llegó y alteró todo, o casi todo. Los retos relacionados con el envejecimiento que ya afrontaba España, tanto a nivel individual como poblacional, <a href="https://theconversation.com/covid-19-y-personas-mayores-puede-influir-el-aislamiento-social-en-la-enfermedad-137517">han adquirido una nueva dimensión</a> en este cambio de panorama teñido de incertidumbre y temor. La <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Innovaci%C3%B3n_social">innovación social</a> puede ayudar a allanar las dificultades. </p>
<p>España es uno de los países más envejecidos del mundo. La <a href="https://www.ine.es/prensa/pad_2020_p.pdf">edad media</a> de la población en el 2020 es de casi 44 años. De los más de 47 millones de habitantes, casi dos de cada diez tienen 65 años o más y dentro de este grupo cerca de 3 millones superan los 80 años, más de medio millón son nonagenarios y 17 500 son centenarios. </p>
<p>Estas son las cifras de nuestros mayores. Pero los datos esconden realidades mucho más diversas y complejas cuando miramos a los distintos territorios. </p>
<h2>Envejecimiento rural y urbano</h2>
<p>En la <em>España vaciada</em>, <a href="https://www.mdpi.com/2071-1050/12/22/9619">zonas interiores y rurales</a>, despoblación y envejecimiento se dan la mano. Sin embargo, la covid-19 ha tenido un impacto más negativo en las ciudades y ha puesto en valor las áreas menos densamente pobladas mostrando nuevos escenarios de oportunidad que sería bueno aprovechar. </p>
<p>Junto al envejecimiento de las poblaciones, coexiste el proceso natural de envejecer a nivel individual. En 1900 la esperanza de vida en España era de 34 años y en 2019 supera los 83,6. La longevidad, antiguamente patrimonio de unos pocos, se ha ido generalizando a un porcentaje cada vez mayor de las generaciones. </p>
<p>En la actual situación de pandemia viene bien recordar que en ningún tiempo la lucha contra la muerte ha tenido tanto éxito como en el último siglo. Nunca el nivel de conocimientos y la capacidad de respuesta han sido tan altos a la hora de afrontar una crisis sanitaria como ahora. </p>
<h2>Impacto de la covid-19 en los mayores</h2>
<p>La <a href="https://theconversation.com/que-fallo-en-las-residencias-durante-la-primera-ola-de-coronavirus-149098">primera ola de la covid-19</a> tuvo una mortalidad especialmente alta entre los varones mayores, grupo especialmente vulnerable frente a la muerte. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la población de más de 65 años es muy heterogénea y con una fuerte presencia de mujeres (el peso de las mujeres se incrementa conforme avanza la edad). </p>
<p>La vulnerabilidad de las mujeres se debe, entre otras razones, a que viven solas, son las principales cuidadoras (teniendo en ocasiones problemas para ser cuidadas) y tienen menores ingresos económicos. Es crucial siempre, pero especialmente ahora, incluir la mirada de género para diseñar estrategias para afrontar las diferentes vulnerabilidades que viven hombres y mujeres de estas edades. </p>
<p>Muchos de los problemas de los mayores (<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Discriminaci%C3%B3n_por_edad">edadismo</a>, soledad, brecha digital, dependencia, pobreza, soluciones residenciales…) se han agravado con la pandemia. Esta situación también ha aumentado su visibilidad. </p>
<p>La calidad de vida de las personas y sus habilidades funcionales dependen tanto de su capacidad intrínseca como de su entorno físico y social. Las estrategias dirigidas a promover un envejecimiento activo y saludable, como bien <a href="https://www.who.int/ageing/publications/world-report-2015/es/">recoge la OMS</a>, abarcan muchos aspectos diferentes de la vida. No cabe duda que la covid-19 ha trastornado especialmente el entorno social de los mayores.</p>
<h2>La pandemia en soledad</h2>
<p>Uno de los problemas más agravados por la <em>nueva normalidad</em> (que de normal tiene poco) para muchas personas, especialmente para los más mayores, es la soledad. </p>
<p>La especial vulnerabilidad de los mayores ante la enfermedad, así como las políticas de aislamiento y distancia social impuestas por la epidemia –a los que se ha unido el temor a enfermar y la angustia por la situación económica de hijos y nietos– ha acentuado en muchos casos el sentimiento de desamparo y fragilidad. </p>
<p>Es significativo que las mujeres españolas, aunque vivan solas en menor porcentaje que las suecas, sienten más la soledad que ellas, como refleja <a href="https://doi.org/10.1177%2F0192513X19831334">un estudio publicado en la revista <em>Journal of Family Issues</em></a>. </p>
<p>El papel que frente a la soledad tienen la compañía y el apoyo familiar o de amistades, tan presentes e importantes en España, se ha resentido profundamente en los últimos meses. Debemos impulsar la creatividad para facilitar ese encuentro de los afectos tan necesario para los mayores y especialmente entre aquellos que por sus condiciones de salud no comprenden lo que está pasando. </p>
<p>Es clave dar voz a los protagonistas, como ocurrió el pasado 1 de octubre, Día Internacional de las Personas Mayores, en la <a href="https://www.youtube.com/watch?v=hmUkv-5H5KA">mesa redonda</a> virtual organizada por el Imserso. </p>
<h2>Tecnología para facilitar el contacto</h2>
<p>La revolución tecnológica y la innovación social pueden ser muy provechosas para mejorar la calidad de vida de los mayores e incrementar la cohesión social. Permiten fomentar las redes de apoyo intergeneracional, reinventándonos para hacer frente a la compleja coyuntura que estamos viviendo. </p>
<p>La <a href="https://www.observatoriorealidadsocial.es/es/estudios/guia-de-innovacion-social-en-el-ambito-de-los-servicios-sociales/es-557373/"><em>Guía Avanzada de Innovación Social</em></a> publicada recientemente por el Gobierno de Navarra recoge un capítulo específico sobre <a href="https://hdl.handle.net/10171/59630">innovación social y envejecimiento</a>. En él se pueden encontrar numerosos ejemplos de buenas prácticas en esta dirección. </p>
<p>El deterioro de la situación de los mayores con la covid-19 también ha traído consigo una intensificación de las estrategias tecnológicas para aliviarlas. </p>
<p>Las administraciones públicas han intensificado los programas y acciones de alfabetización digital. El Gobierno de Castilla-La Mancha, por ejemplo, ha impulsado el programa <a href="https://www.mayoresdecastillalamancha.es/#popup">Los mayores forman la red CLM 2020</a>. El proyecto impulsa la formación de mayores <em>online</em> gratuita no solo para el uso autónomo de las tecnologías, sino también para acceder a los servicios. Incluye videoconferencias, formación y vídeos con pequeñas píldoras formativas. </p>
<p>En numerosas residencias de ancianos se han impulsado iniciativas utilizando tecnología digital tanto para informar sobre la situación en el centro como para facilitar el contacto de los residentes con sus familiares y amigos (a través de páginas de Facebook, videoconferencias a través de Skype, WhatsApp, Zoom…) o incluso posibilitar visitas en entornos de seguridad (intercomunicadores, cámaras…). </p>
<p>En muchos casos, el apoyo de los terapeutas es crucial tanto para hacer llegar los mensajes electrónicos como para contestarlos. La labor de los cuidadores se ha vuelto especialmente compleja con el coronavirus y la tecnología también tiene un campo de desarrollo en esta dirección. </p>
<p>El voluntariado también se está reinventando para poder apoyar a los mayores en este momento de especial dificultad. Proyectos como <a href="https://grandesamigos.org/">Grandes amigos</a> o <a href="https://adoptaunabuelo.org/">Adopta un abuelo</a>, cuya misión es conectar generaciones, rendir tributo a los mayores y fomentar experiencias transformadoras, adquieren en este escenario un valor especial.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/150583/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Dolores López-Hernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
La pandemia ha agravado muchos de los problemas de los mayores, como la soledad y la dependencia. Las nuevas tecnologías y la innovación social ofrecen una oportunidad para mejorar su calidad de vida.
Dolores López-Hernández, Profesora titular de Geografía Humana, Universidad de Navarra
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/142312
2020-08-31T19:17:10Z
2020-08-31T19:17:10Z
¡Sonría, le están vigilando!
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/355610/original/file-20200831-24-bppmnx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C4493%2C2984&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/london-uk-march-30th-2020-popular-1687547155">Shutterstock / Ink Drop</a></span></figcaption></figure><p>¿Recordará la historia la pandemia de COVID-19 como el momento en que los ciudadanos renunciaron a sus derechos civiles por motivos de salud?</p>
<p>Existen dos elementos que pueden ser usados a la vez para ejercer presión sobre la población: el miedo (Big Brother), y el entretenimiento (Big Mother). Dos ideas vinculadas al campo de la teoría psicoanalítica en la que el <em>padre</em> –el <em>gran hermano</em>– hace cumplir la ley, mientras que la <em>madre</em> nutre, en el amplio sentido de la palabra, y también entretiene.</p>
<h2>Hacia una vigilancia generalizada</h2>
<p>La vigilancia de datos ya está, en cierto modo, generalizada. ¿Aún creemos que nuestras conversaciones permanecen en el dominio privado, independientemente del medio utilizado y las protecciones declaradas?</p>
<p>La policía de Marruecos <a href="https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-morocco-idUSKBN2162DI">arrestó a una docena de personas</a> por publicar en las redes sociales informaciones relacionadas con la Covid-19 consideradas por las autoridades como “noticias falsas”.</p>
<p>En Hungría, <a href="https://www.msn.com/en-xl/news/other/hungary-critics-silenced-in-social-media-arrests-as-eu-debates-orbans-powers/ar-BB144qYc?pfr=1">al menos tres personas fueron detenidas</a> por haber criticado en redes sociales la gestión de la pandemia realizada por Viktor Orban. Esta acción podría costarles cinco años de prisión gracias a una medida de emergencia adoptada el 30 de marzo para enfrentar la pandemia.</p>
<p>En Turquía, una persona puede ser castigada con tres años de cárcel por difundir lo que se describe como falsedades. Los Ministerios de la Verdad tienen una gran cantidad de candidatos: cualquier cuestionamiento de la versión oficial se considera una conspiración.</p>
<p>Durante el confinamiento se popularizó el uso de aplicaciones de videoconferencia como Zoom o Houseparty, hasta ese momento un nicho de mercado limitado al sector de la tecnología. Estas aplicaciones están ya en todas partes, incluidas las clases de las universidades y las reuniones de empresa. </p>
<p>A pesar de que Zoom contaba solo con 10 millones de usuarios en 2019, actualmente es una de las aplicaciones más descargadas del planeta, con <a href="https://blog.zoom.us/90-day-security-plan-progress-report-april-22/">300 millones de usuarios en abril de 2020.</a> Sin embargo, al mismo tiempo nos enteramos de que <a href="https://nypost.com/2020/03/31/lawsuit-claims-zoom-illegally-shared-user-data-with-facebook/">Zoom enviaba los datos de los usuarios a Facebook sin su consentimiento</a>, incluso sin estar registrados en esta red social.</p>
<p>En <a href="https://web.archive.org/web/20200331221522/https:/www.houseparty.com/privacy/">su declaración de política de privacidad publicada el 25 de marzo</a>, la aplicación Houseparty declaró que era:</p>
<p><em>“libre de usar el contenido de cualquier comunicación enviada por usted a través de los Servicios, que incluye cualquier idea, invento, concepto, técnica o conocimiento divulgado en ellos, para cualquier propósito, incluido el desarrollo, la fabricación y/o la comercialización de bienes o Servicios”.</em></p>
<p>Lo que es peor, <a href="https://www.theguardian.com/technology/2020/jun/03/zoom-privacy-law-enforcement-technology-yuan">Zoom no cifra las llamadas gratuitas</a> y <a href="https://www.web24.news/u/2020/03/why-you-should-use-the-houseparty-app-with-care.html">tampoco lo hace Houseparty con las conversaciones</a>.</p>
<p>Finalmente, la geolocalización también es utilizada en las aplicaciones que permiten a los usuarios saber quién puede estar infectado en su círculo de conocidos. Es el caso de <a href="https://www.xataka.com/aplicaciones/que-radar-covid-no-funciona-gps-activo-android-hace-iphone">la aplicación Radar COVID de España</a>. </p>
<h2>Aplicación de la <em>subvigilancia</em></h2>
<p>¿Cómo lograr que los ciudadanos acepten esas medidas o al menos no las desafíen? El secreto es convencerlos para que se sometan libremente. </p>
<p>En lugar de hablar de la vigilancia, se recurre al principio de <a href="https://www.multitudes.net/de-la-sousveillance/">“subvigilancia”</a>, en el que el individuo no es vigilado de manera activa sino que es seguido por huellas digitales, de manera discreta, inmaterial y omnipresente. </p>
<p>En la novela clásica de George Orwell, <em>1984</em>, publicada en 1949, no se explica cómo el Gran Hermano llegó al poder o cómo surgió esa sociedad pero la describe minuciosamente. En muchos sentidos, ya hemos superado algunas de las características de vigilancia referidas por Orwell.</p>
<p>Por ejemplo, no predijo la pantalla portátil, o la sumisión voluntaria. Sin embargo recurre a la idea de un dispositivo de vigilancia por vídeo, “telepantalla”, que es muy similar a nuestras pantallas conectadas actuales. </p>
<h2>Un mundo distópico</h2>
<p>Lo que Orwell no anticipó es que estaríamos de acuerdo en someternos voluntariamente al equivalente actual de su telepantalla, el teléfono inteligente y que, además, sería de pago. Su uso se ha generalizado porque está diseñado para ser entretenidos. Los usuarios están contentos, distraídos y bajan la guardia.</p>
<p>En otra famosa distopía, <em>Un mundo feliz</em>, de Aldous Huxley, los ciudadanos toman la droga “soma”, que debilita su resistencia. En la novela, se describe al soma como una medicina simple, pero en realidad es una droga sintética que sumerge a los usuarios en un sueño paradisíaco.</p>
<p>Los dispositivos digitales de hoy parecen combinar el soma de <em>Un mundo feliz</em> y la telepantalla de <em>1984</em>.</p>
<p>Un adolescente <a href="https://www.washingtonpost.com/gdpr-consent/?next_url=https%3a%2f%2fwww.washingtonpost.com%2fnews%2fthe-switch%2fwp%2f2015%2f11%2f03%2fteens-spend-nearly-nine-hours-every-day-consuming-media%2f">pasa casi nueve horas todos los días frente a una pantalla</a>, sin ningún beneficio serio o educativo. El dispositivo digital se ha convertido en la extensión de uno mismo, una extremidad artificial. </p>
<p>Para seguir usando sus funciones, que son prácticas y, sobre todo, divertidas, renunciamos a un poco de libertad. Además, en el balance coste/beneficio del uso de estas herramientas digitales, los beneficios superan claramente a los riesgos de intrusión en la privacidad. </p>
<p>Los dispositivos digitales ofrecen entretenimiento al mismo tiempo que restan tiempo al conocimiento. <a href="https://www.placedeslibraires.fr/livre/9782376872924-la-nouvelle-religion-du-numerique-le-numerique-est-il-ecologique-florence-rodhain/">Un estudio que realizamos</a> entre estudiantes de escuelas de postgrado de Francia indicó que pasan 61 de los 90 minutos de clase divirtiéndose con las tabletas que les distribuyen sus universidades. Sólo el 20% del tiempo tenía alguna relación con los estudios.</p>
<p>En las redes sociales, cada “me gusta” que reciben las publicaciones de un usuario libera <a href="https://www.psychologytoday.com/us/blog/brain-wise/201209/why-were-all-addicted-texts-twitter-and-google">una dosis inmediata de dopamina</a> tal como se observa claramente con usuarios conectados mientras se les realiza una resonancia magnética. </p>
<p>Huxley lo vio venir…</p>
<h2>Big Brother: Miedo y obediencia</h2>
<p>Las potencias mundiales han utilizado un lenguaje de guerra para luchar contra la Covid-19. ¿Coincidencia? </p>
<p>La guerra parece autorizar comportamientos prohibidos en tiempos de paz, es el momento idóneo para tomar decisiones sin consultar, el de las excepciones. Cada guerra es también una guerra contra las libertades civiles. </p>
<p>Sin embargo, cuando se trata de vigilancia digital, la excepción se convierte en la regla. Quedó claro tras el 11 de septiembre de 2001, cuando se le dio un “impulso oficial” en nombre de la “guerra contra el terrorismo”, incluso antes de que se convirtiera en norma y se adoptara a nivel mundial.</p>
<p>En un <a href="https://www.vie-publique.fr/rapport/32126-livre-blanc-sur-la-securite-publique">documento técnico de 2011</a> sobre la seguridad pública difundido por el Ministerio del Interior de Francia se mencionó específicamente la resistencia popular a las nuevas tecnologías, que podrían considerarse intrusivas:</p>
<p><em>“[El] uso de nanotecnologías combinadas con geolocalización puede generar temores en cuanto a la protección de las libertades individuales”.</em></p>
<p>¿Cómo podría el Ministerio del Interior doblegar la resistencia contra la vigilancia electrónica? La respuesta se puede encontrar en el mismo documento técnico:</p>
<p><em>“No [hay] duda de que una sensación significativa de ‘amenaza’ (ya sea terrorista o económica) contribuye a una percepción más favorable del uso de nuevas tecnologías dentro de la sociedad”.</em></p>
<p>No se puede ignorar el hecho de que este método funciona, como hemos visto desde 2001. Cuando los gobiernos usan la tecnología disfrazada de guerra, los ciudadanos la aceptan con mayor facilidad.</p>
<h2>Servidumbre voluntaria</h2>
<p>Miedo al terrorismo y miedo a la enfermedad. Este sentimiento se mantiene a través de incertidumbres cuidadosamente seleccionadas y bombardeos de información continúa. </p>
<p>El entretenimiento, al igual que el miedo, conduce a una forma de servidumbre voluntaria que también se sirve del <a href="https://www.hup.harvard.edu/catalog.php?isbn=9780674504578">placer narcisista que ofrecen las redes sociales.</a></p>
<p>Benjamín Franklin dijo: “Aquellos capaces de renunciar a libertades básicas para lograr un poco de seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad”. Aunque la frase se suele utilizar en debates debates sobre cuestiones de tecnología y vigilancia, su contexto era en realidad una <a href="https://choice.npr.org/index.html?origin=https://www.npr.org/2015/03/02/390245038/ben-franklins-famous-liberty-safety-quote-lost-its-context-in-21st-century">disputa fiscal relativa a los gastos de defensa</a>. </p>
<p>Sin embargo, en el contexto actual podríamos parafrasear a Franklin así: </p>
<blockquote>
<p>“Quien está dispuesto a sacrificar un poco de libertad a cambio de un poco de diversión, no merece ni libertad ni diversión”.</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/142312/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Florence Rodhain no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
El miedo y el entretenimiento alientan a las personas a aceptar renunciar a sus derechos civiles por razones de salud.
Florence Rodhain, Maître de Conférences HDR en Systèmes d'Information, Université de Montpellier
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/143723
2020-08-02T18:47:31Z
2020-08-02T18:47:31Z
¿Se parecen la COVID-19 y la gripe de 1918?
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/350521/original/file-20200730-23-pkvuu4.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1674%2C652&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">A la izquierda, hospital de campaña instalado en IFEMA, Madrid, que recibió pacientes de COVID-19 entre el 21 de marzo y el 1 de mayo de 2020. A la derecha, hospital de emergencia instalado en Camp Funston, Kansas, en 1918.</span> <span class="attribution"><span class="source">RTVE / Otis Historical Archives</span></span></figcaption></figure><p>Desde que se inició la pandemia actual de la COVID-19 se ha vuelto la mirada hacia la grave crisis sanitaria de 1918-1919 producida por la gripe, tratando de buscar similitudes entre ambos episodios que ayuden a comprender mejor lo que está sucediendo e iluminen sobre su evolución futura.</p>
<h2>Similitudes entre la gripe de 1918 y de la COVID-19</h2>
<p>Se ha relacionado el surgimiento de la pandemia de gripe de 1918-1919 con la compleja coyuntura histórica presente. Aquella combinó el desarrollo de la Primera Guerra Mundial y su impacto con la gran crisis económica y social registrada, de la que no escaparon ni los países que tomaron parte en la contienda ni los que no lo hicieron, como fue el caso de España.</p>
<p>Ligado al conflicto bélico hubo un gran desplazamiento de la población militar, pero también de la civil, que estuvieron expuestas al hacinamiento, la falta de higiene y a una alimentación precaria, como consecuencia de su escasez y carestía. Estos elementos contribuyeron a la expansión de la gripe y a su mayor gravedad. Las condiciones de las trincheras y la exposición de los soldados a sustancias tóxicas, como el gas mostaza, fueron también agravantes.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Fotografía de 1919 en la que se ven en blanco y negro unos pulmones que muestran una estenosis en la tráquea tras la inhalación de gas mostaza." src="https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1041&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1041&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350512/original/file-20200730-35-1fy4jum.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1041&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Primera Guerra Mundial: Unos pulmones muestran una estenosis en la tráquea tras la inhalación de gas mostaza. Foto realizada el 12 de enero de 1919. Autor desconocido.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Stricture_of_trachea_after_mustard_gas_inhalation.png">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>De hecho, la mayor virulencia del brote del otoño de 1918 con respecto al de la primavera ha sido atribuida por algunos científicos a la acción mutagénica de ese gas sobre el virus, aunque para otros estaría en conexión con la presencia de granjas de aves hacinadas en las cercanías de campamentos militares próximos al Canal de la Mancha. Ambas propuestas remiten al papel importante de las transformaciones del entorno en las crisis sanitarias y la segunda al de los animales en el desarrollo de las enfermedades víricas, factores que también han sido invocados como desencadenantes de la actual pandemia.</p>
<p>Aunque nuestro contexto actual sea diferente del correspondiente al bienio 1918-1919, compartimos también otros de los elementos comentados, como la gran movilidad de la población mundial por trabajo, ocio o buscando unas mejores condiciones de vida que en el país de origen. </p>
<p>Además, el hacinamiento es una condición muy presente. No solo ocurre entre las personas vulnerables, con pocos recursos y dificultad para acceder a una vivienda con las mínimas condiciones higiénicas, sino que es también fruto de nuestra sociedad actual, que ha privilegiado el desarrollo de ciudades enormes, que exige grandes desplazamientos diarios de la ciudadanía en un transporte colectivo insuficiente y saturado, con lo que se facilita la proliferación de enfermedades de transmisión respiratoria, como la gripe o la COVID-19.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Grupo numeroso de personas con mascarillas esperando en el andén de una estación de metro" src="https://images.theconversation.com/files/350516/original/file-20200730-31-zg75zn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350516/original/file-20200730-31-zg75zn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=263&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350516/original/file-20200730-31-zg75zn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=263&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350516/original/file-20200730-31-zg75zn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=263&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350516/original/file-20200730-31-zg75zn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=330&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350516/original/file-20200730-31-zg75zn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=330&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350516/original/file-20200730-31-zg75zn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=330&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">La sociedad actual ha privilegiado el desarrollo de ciudades enormes, que exige grandes desplazamientos diarios de la ciudadanía en un transporte colectivo insuficiente y saturado, que facilita la proliferación de enfermedades de transmisión respiratoria.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/asian-man-wearing-surgical-face-mask-1690771240">Shutterstock / Zephyr_p</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aún hay más similitudes derivadas de los efectos de la globalización, la generalización del neoliberalismo, el capitalismo sin control y el negativo impacto de la grave crisis económica de 2008, que han acentuado las desigualdades socioeconómicas, empeorado las condiciones de trabajo y la vulnerabilidad de la ciudadanía, han facilitado un incremento de la contaminación ambiental y acciones sobre el entorno más agresivo, que facilita la cercanía humana con animales que actúan como reservorios y/o transmisores de virus patógenos para el ser humano.</p>
<p>Paralelamente y ligado a lo anterior, se ha seguido adelgazando el sector público a nivel mundial, con un fuerte impacto negativo en el ámbito de la salud y la protección social, que ha adquirido y posee gran relevancia para enfrentarse a la actual pandemia. </p>
<p>De modo que, al igual que en 1918-1919, han faltado recursos sanitarios –personal, infraestructuras y equipamientos– en los sistemas sanitarios existentes, no solo por el aumento de la demanda, sino por su escasez mantenida en el tiempo que impide una buena atención en el día a día, sin que haya una situación de crisis.</p>
<h2>Y las diferencias</h2>
<p>Junto a estas similitudes se identifican diferencias relativas a las razones que pueden explicar esas deficiencias sanitarias. En 1918, en los países participantes en la guerra mundial, estuvieron relacionadas con la necesidad de mover y destinar parte de los recursos sanitarios para hacer frente a las patologías y accidentes del conflicto bélico, y, en España, que no participaba, se debió al retraso sanitario y penuria económica existentes. </p>
<p>Sin embargo, más de cien años después, las insuficiencias presentes no son explicables de igual modo, sino una consecuencia de la falta de inversión en la sanidad pública (infraestructuras, equipamiento y, sobre todo, personal) mantenida. Esta situación es especialmente grave cuando hoy sabemos lo importante que es disponer de una atención primaria bien dotada o el relevante papel de los epidemiólogos, y seguimos desatendiéndola después de la enseñanza que nos brindó la pandemia de gripe de 2009-2010.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Manifestación de sanitarios ante un hospital andaluz." src="https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350517/original/file-20200730-27-11o3ywh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Trabajadores sanitarios se manifiestan ante un hospital de Granada para reclamar sus derechos y mejores condiciones laborales durante la pandemia el 16 de julio de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/granada-andalusia-spain-july-16th-2020-1777628261">Shutterstock / javi_indy</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En lugar de reforzar nuestros sistemas sanitarios públicos o plantearnos actuar para reducir las desigualdades socio-económicas y mejorar las condiciones de vida y trabajo, se prioriza como recursos terapéutico y profiláctico poder contar respectivamente con un antiviral y una vacuna específicos contra el coronavirus, como se trató de hacer durante la pandemia de 1918-1919 sin éxito probado, pese a las variadas iniciativas desarrolladas, pero no fue posible fijar cuál era el agente etiológico de la gripe por el laboratorio, ni llegar a un consenso entre los científicos. <a href="https://www.cdc.gov/vaccines/pubs/pinkbook/flu.html">No fue hasta 1933 cuando se aisló el primer virus de la gripe</a> y no se contó con las primeras vacunas hasta la década siguiente, aunque sin posibilidad de proporcionar una inmunidad total y de por vida, por los constantes cambios que se producen en el virus.</p>
<p>Sin duda, como en 1918, hoy también es necesario mejorar nuestro conocimiento sobre el coronavirus y la COVID-19 y disponer de una vacuna efectiva para prevenirla, pero eso no es suficiente, como lo vieron algunos médicos españoles durante aquella pandemia, que consideraron que para evitar una nueva situación tan grave como la que estaban viviendo era preciso introducir mejoras en la calidad y disponibilidad de las viviendas, facilitar el acceso a los alimentos de primera necesidad en buenas condiciones, mejorar las condiciones laborales, llevar a cabo reformas sanitarias, elevar el nivel científico de nuestro país, introducir los seguros sociales o, al menos, el seguro obligatorio de enfermedad.</p>
<h2>Las respuestas dadas durante la gripe de 1918-1919 y la Covid-19</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=650&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=650&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=650&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=816&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=816&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/350519/original/file-20200730-15-3eyx2l.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=816&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Cartel sobre la epidemia de gripe de 1918 publicado por la Junta de Salud de Alberta (Canadá).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:SpanishFluPosterAlberta.png">Wikimedia Commons / Alberta Board of Health</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Las similitudes en el cuadro clínico de ambas enfermedades víricas y los planes de preparación ante una pandemia puestos a punto por los distintos países tras la gripe aviar de finales del siglo XX han propiciado la utilización del modelo de respuesta ante la gripe para la COVID-19. Veamos en qué medida coinciden o se alejan las medidas planteadas con más de 100 años de distancia.</p>
<p>Si en 1918 la censura militar ocultó la presencia de gripe entre los soldados de los bandos contendientes durante el brote de la primavera, y sólo se admitió su existencia cuando España dio cuenta de la epidemia iniciada en mayo en Madrid, la aparición de la COVID-19 en China se silenció también inicialmente y se registraron tensiones entre las autoridades de Beijing y Wuhan por el reconocimiento de la crisis sanitaria y las medidas a adoptar. Dificultades para admitir la llegada de la COVID-19 a otros países han sido comunes.</p>
<p>Al igual que en 1918, se dispone de un conocimiento científico limitado sobre el coronavirus y sus efectos, tampoco se cuenta con una vacuna ni con un antiviral específicos. Sin embargo, sí se posee sistemas sanitarios estructurados y mayor número de recursos personales y materiales, aunque el reparto y el acceso sean desiguales. </p>
<p>Ahora bien, las medidas profilácticas principales empleadas están siendo básicamente las mismas que en 1918 y desde los tiempos de <a href="https://theconversation.com/la-peste-negra-ensenanzas-de-la-gran-pandemia-medieval-134896">la peste</a>, que comprenden: el aislamiento de las personas enfermas y de sus contactos, la cuarentena, el confinamiento, interrupción de las actividades colectivas (cierre de centros escolares, teatros, cines, partidos de fútbol y otras actividades deportivas, y cualquier evento multitudinario), el lavado de manos, las desinfecciones y el uso de mascarillas.</p>
<p>Y a nivel terapéutico el control de los síntomas, junto a las medidas de soporte, está siendo vital, aunque se han experimentado viejos y nuevos remedios como en 1918. Con la diferencia de que los países desarrollados cuentan actualmente con más cantidad de infraestructuras, personal sanitario especializado y recursos farmacológicos, que siguen siendo limitados para aquellos países más pobres. </p>
<p>Al igual que hace algo más de cien años, ha sido preciso construir o habilitar nuevos espacios de atención sanitaria, movilizar personal y equipamiento entre países o internamente, para atender un gran número de personas enfermas en un corto espacio de tiempo. También ha sido común la imposibilidad de atender todas las necesidades o de poder enterrar a la velocidad que se producían las muertes.</p>
<p>Diferencias sí se advierten respecto del grupo de edad más afectado. Si en 1918 fue la población adulta joven la más afectada, ahora el protagonismo lo han alcanzado las personas mayores y con patologías previas. </p>
<p>Entonces y ahora han sido comunes la escasez y carestía para la población de los alimentos frescos y de los recursos más demandados (medicamentos más utilizados, mascarillas o geles desinfectantes). Ahora, además, la deslocalización de la producción europea y la conversión de China en la fábrica del mundo han provocado la falta de los equipos de protección individual (EPI) o de respiradores mecánicos y una fuerte elevación de su precio en los momentos álgidos de la pandemia.</p>
<p>Paralelamente se ha mantenido una respuesta de la sociedad similar, marcada primero por la incredulidad para dar paso progresivamente al miedo y conductas de pánico que se acompañaron del acaparamiento de alimentos y otros recursos básicos, de la búsqueda del chivo expiatorio. Así, inicialmente se estigmatizó la población china y sus comercios, seguido posteriormente del rechazo de poblaciones de otros países, como el veto impuesto recientemente por Gran Bretaña a las personas que lleguen de España.</p>
<p>Las similitudes advertidas en los factores desencadenantes y las respuestas de ambas pandemias nos deberían animar a trabajar para corregir las desigualdades socio-económicas, reflexionar sobre los cambios a llevar a cabo para lograr la sostenibilidad de nuestra sociedad y un tipo de vida que evite nuevos episodios como la COVID-19, más que cifrar la solución solo en contar con una vacuna o un antiviral específicos. Desde luego que el desarrollo científico-médico y tecnológico es necesario, pero no suficiente para evitar catástrofes como la actual crisis sanitaria.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/143723/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Isabel Porras Gallo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
Las pandemias de gripe de 1918 y de la COVID-19 guardan similitudes y diferencias. Constatarlas nos debería animar a trabajar para corregir las desigualdades y reflexionar sobre los cambios para lograr la sostenibilidad. El desarrollo científico-médico y tecnológico es necesario, pero no suficiente para evitar catástrofes como la actual crisis sanitaria.
María Isabel Porras Gallo, Catedrática de Historia de la Ciencia, Universidad de Castilla-La Mancha
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/140486
2020-06-28T19:46:28Z
2020-06-28T19:46:28Z
La humanización de la salud durante la pandemia
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/342162/original/file-20200616-23266-s51qyb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5982%2C3970&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-wearing-ppe-suit-surgical-mask-1698481003">Shutterstock / theskaman306</a></span></figcaption></figure><p>En la atención sanitaria, no se puede entender la humanización de la salud sin aludir al concepto de cuidado. <a href="https://www.gacetasanitaria.org/es-albert-jovell-1962-2013-medico-paciente-articulo-S0213911114002362">Albert Jovell</a> fue un médico y paciente oncológico que lo supo expresar de manera contundente: </p>
<blockquote>
<p>“Yo ya acepto que no me van a curar, pero me costaría aceptar que no me van a cuidar”. </p>
</blockquote>
<p>Ha costado mucho trabajo cambiar la cultura médica e ir incorporando el concepto de cuidado. Si se revisa la historia, la labor del médico siempre ha sido la de curar. En el pasado, el médico que se encontraba frente a un paciente cuya enfermedad no era tratable, se lo comunicaba a él o a su familia, y le dejaba: su labor ya había terminado. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=351&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=351&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=351&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=441&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=441&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/342159/original/file-20200616-23235-536y8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=441&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Cicely Saunders junto a una enferma en el St. Christopher’s Hospice.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Muchos acontecimientos (todos ellos recientes) han logrado modificar esta tradición de miles de años. Por mencionar uno, la enfermera y trabajadora social (después médica) <a href="https://www.secpal.com/secpal_historia-de-los-cuidados-paliativos_3-cicely-saunders-y-el-st-christophers-hospice">Cicely Saunders</a> promovió en 1967 en Londres la creación del primer centro médico dedicado a la atención de enfermos terminales que será referencia para todo el mundo: St. Christopher Hospice. Comienzan así los cuidados paliativos y, oficialmente, aparecen profesionales de la salud y unidades médicas cuya misión ya no es curar, sino cuidar, acompañar y brindar confort. </p>
<h2>La ética del cuidado</h2>
<p>Parece indiscutible que no se puede contar con una <em>cultura de la humanización sanitaria</em> sin priorizar la labor del cuidado. Por ello, debe regirse filosóficamente por una disciplina acorde: la ética del cuidado. Que pone especial énfasis en la idea de vulnerabilidad. </p>
<p>En otros artículos escritos para <a href="https://theconversation.com/no-se-puede-curar-sin-cuidar-133179">The Conversation</a> mencionaba que somos conscientes de nuestra vulnerabilidad en la niñez, la vejez y la enfermedad. Según <a href="http://www.francesctorralba.com/?etica-del-cuidar-fundamentos-contextos-y-problemas,39">Francesc Torralba</a> (2002), “la idea de vulnerabilidad nos recuerda que tenemos que vivir con la mortalidad y que debemos cuidar al otro como sujeto frágil”. </p>
<p>Esta pandemia también nos ha devuelto nuestra conciencia de vulnerabilidad. Vivíamos confiados, nos creíamos protegidos e inmunes. Los desastres naturales, las guerras, el hambre… era algo que ocurría allá, lejos, en otros rincones del mundo. No había amenaza previsible. Hasta que, de pronto, nos vimos confinados.</p>
<p>En los últimos meses hemos visto saturados nuestros medios sanitarios, sufrimos la pérdida de miles de vidas y la distancia física ha pasado a formar parte de nuestro día a día. Aunque no hayamos contraído COVID-19 ahora somos conscientes, más que nunca, de nuestra vulnerabilidad. </p>
<p>Eso nos hace, a su vez, conscientes de la vulnerabilidad del otro. Estar frente a una persona vulnerable nos remueve y nos exige actuar de forma solidaria, ética y responsable. Especialmente a un profesional de la salud, que se ha formado con la intención de ayudar a las personas cuando la enfermedad sobreviene, o lo que es lo mismo, cuando el estado de fragilidad aflora. Por esta razón, cuando un sanitario quiere ejercer su profesión con ética debe atender la llamada que el sujeto, presa de su enfermedad, le hace. </p>
<h2>Cuidar en la soledad</h2>
<p>¿Pero cómo vamos a cuidar al paciente cuando una crisis como esta pandemia nos supera? Muchos profesionales de la salud ya llevan el cuidado en su actividad diaria. Ya cuentan con una <em>cultura de la humanización sanitaria</em>. Sin embargo, esta situación ha supuesto un verdadero reto. </p>
<p>Además de la saturación por el alto número de casos, uno de los principales problemas a los que se han enfrentado es el aislamiento de los pacientes. La mirada y el tacto han perdido su efectividad debido a los equipos de protección personal. </p>
<p>Los pacientes no han podido ver a sus sanitarios a los ojos o sentir el contacto de la piel cuando les sujetaban la mano. Y como dice Francesc Torralba, “el tacto es fundamental para el ejercicio del cuidar, pues resulta imposible cuidar éticamente a un ser humano sin ejercer el tacto”. Otro tanto se podría afirmar sobre la importancia de la mirada. </p>
<p>Los centros hospitalarios son sitios eficientes, asépticos y tecnificados, pero también son lugares fríos. A esta realidad habitual se le ha sumado, por culpa de esta pandemia, la imposibilidad de que los familiares pudieran visitar a su pariente enfermo. Muchos de ellos no pudieron siquiera tener una última conversación mirándose a los ojos, despedirse de esos seres queridos o celebrar un funeral con el apoyo de otros familiares y amigos. Las últimas horas para muchas víctimas del COVID-19 fue en compañía de los profesionales de la salud que los cuidaban. </p>
<h2>Cuidar a los cuidadores</h2>
<p>Desde el comienzo de la pandemia, los profesionales de la salud se han tenido que enfrentar a la situación con escasez de recursos y, sobre todo, con unas inadecuadas medidas de protección personal para ejercer su labor de forma segura. </p>
<p>Algunos profesionales han denunciado esta situación a través de los hashtag <a href="https://twitter.com/hashtag/NiH%C3%A9roesNiMartires?src=hashtag_click&f=live">#NiHeroesNiMartires</a> o <a href="https://twitter.com/hashtag/MareaBlancaCoronavirus?src=hashtag_click&f=live">#MareaBlancaCoronavirus</a>. Muchos incluso ven con frustración e impotencia las primeras medidas de desahogo. </p>
<p>Ver las imágenes de personas apelotonadas en la calle, en donde apenas se puede guardar la distancia de protección, debe generarles mucho desasosiego. Ellos han librado una verdadera guerra durante este tiempo y, pese a sus esfuerzos, han tenido que presenciar la muerte de muchos pacientes, e incluso la de algunos de sus compañeros. </p>
<p>Hemos sobrecargado nuestro sistema sanitario y, por este motivo, es fundamental que como sociedad actuemos con responsabilidad. Que nos esmeremos por mantener la distancia social será tan reconfortante para los profesionales de la salud como lo son los aplausos desde nuestros balcones. También debería ser una buena oportunidad para fortalecer nuestro sistema sanitario. </p>
<p>Quizá gracias a esta pandemia nos volvamos más responsables. Ahora nos toca a nosotros cuidar a nuestros profesionales de la salud y a nuestro sistema sanitario. </p>
<p>Tenemos que fortalecerlo, e incluso me atrevo a decir que tenemos que mimarlo. Porque ellos han estado ahí por nosotros, y a partir de ahora nos toca a nosotros devolverlo. Otorgar <a href="https://gacetamedica.com/profesion/los-sanitarios-galardonados-con-el-premio-princesa-de-asturias-2020/">el premio Princesa de Asturias</a> a los sanitarios es un buen gesto, pero el cambio debe ser más profundo y duradero.</p>
<p>Debemos crear una <em>cultura de la humanización sanitaria</em>, más allá de las modas. Sólo así será posible tenerla incorporada en los hábitos cotidianos para que salga a la luz incluso en tiempos de pandemia. Para que ni las gafas protectoras, ni los guantes consigan parar los cuidados humanizados. Pero, lo dicho, esta cultura la tenemos que promover también los usuarios. Empecemos siendo más humanos nosotros mismos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/140486/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ramón Ortega Lozano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
La pandemia de COVID-19 nos ha devuelto la conciencia de vulnerabilidad. Para los sanitarios, cuidar (además de curar) a los enfermos en estas condiciones ha sido especialmente difícil.
Ramón Ortega Lozano, Profesor de Antropología de la salud y Comunicación humana en la Facultad de Ciencias de la Salud San Rafael-Nebrija, Universidad Nebrija
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/138374
2020-05-13T20:06:10Z
2020-05-13T20:06:10Z
Abuelos y nietos: ¿una relación confinada?
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/334675/original/file-20200513-156629-cpku40.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=574%2C5%2C1342%2C899&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/grandmother-grandchild-respiratory-masks-plays-window-1727604175">Alonafoto / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Si existe el amor incondicional, un contexto en el que podríamos llegar a encontrarlo es el de las relaciones familiares. No necesariamente ni siempre ni en todas, pero sí en algunas, especialmente las que vinculan a abuelos/as y nietos/as.</p>
<p>En las últimas décadas, especialmente durante el último tercio del siglo XX, se han producido una serie de cambios sociales que han derivado en la reestructuración de las unidades familiares. </p>
<p>La incorporación de forma definitiva de la mujer al mercado laboral en España, la tasa creciente de separaciones y divorcios, el aumento e integración de los distintos modelos familiares (monoparentales, homoparentales, etc.), junto con la insuficiente disposición de servicios sociales que ayuden de forma efectiva a la conciliación familiar han sido algunos de estos cambios. ¿Quién podrá ocuparse de los más pequeños?</p>
<h2>Hasta cuatro décadas de convivencia</h2>
<p>El aumento de la esperanza de vida ha permitido que los abuelos puedan llegar a convivir con sus nietos hasta cuatro décadas. Esto les convierte en los candidatos perfectos a ocupar un papel central en la mencionada reestructuración familiar, especialmente en lo que compete <a href="https://www.uv.es/melendez/envejecimiento/abuelosnietos.pdf">al cuidado y crianza de los nietos</a>. </p>
<p>Los abuelos han pasado a desempeñar funciones tan cruciales con sus nietos como educarles, ser agentes de socialización, ser transmisores de valores y de la historia y tradiciones familiares, mediar entre estos y sus padres, jugar con ellos, ejercer de modelo, ser confidentes y, algo fundamental que en el momento actual adquiere mucha relevancia: intervenir en tiempos de crisis ofreciendo <a href="https://www.researchgate.net/publication/330293118_Relaciones_Abuelos-nietos_Una_aproximacion_al_rol_de_abuelo">apoyo psicológico, económico y social</a>.</p>
<p>Vivimos en situación de crisis desde hace un par de meses. Una crisis sanitaria provocada por un virus para el que no existe hasta el momento un tratamiento efectivo ni vacunas preventivas. Una situación que nos ha obligado a cambiar la forma de vida restringiendo buena parte de nuestras libertades. Una de ellas, la de reunión, la de mantener un contacto físico próximo con las personas que queremos ante el confinamiento en nuestros hogares. Un estado de reclusión y aislamiento forzosos que generan, y van a generar, una serie de consecuencias emocionales y relacionales.</p>
<h2>Sentimientos de soledad en los mayores</h2>
<p>En la población de mayor edad <a href="https://www.bps.org.uk/sites/www.bps.org.uk/files/Policy/Policy%20-%20Files/Responding%20to%20the%20coronavirus%20-%20psychological%20impact%20on%20older%20people.pdf">el aislamiento puede producir sentimientos de soledad</a>, sentimientos que en diversas investigaciones han mostrado tener un impacto sobre <a href="https://www.researchgate.net/publication/338408200_The_value_of_maintaining_social_connections_for_mental_health_in_older_people">la salud física y mental</a> y sobre el riesgo que suponen de derivar en <a href="https://www.thelancet.com/pdfs/journals/lanpub/PIIS2468-2667(19)30230-0.pdf">depresión y ansiedad</a>.</p>
<p>Centrándonos en quienes ejercen el rol de abuelos, vemos que, añadidos a las reacciones emocionales anteriores, pueden aparecer los sentimientos de ambivalencia que a su vez generan mucha ansiedad. Por una parte, existe el miedo objetivo a enfermar teniendo contacto con otras personas (también sus nietos) y, por otra, el deseo y, en algunos casos, la importancia, de estar y compartir con los nietos para cubrir las necesidades afectivas y cumplir la función, antes mencionada, de hacer de pilar en momentos de crisis.</p>
<h2>Miedo a ser contagiados</h2>
<p>En relación al miedo a ser contagiados, aunque todavía <a href="https://dontforgetthebubbles.com/wp-content/uploads/2020/05/COVID-data-8th-May.pdf">no está claro el papel que juegan los menores</a> como transmisores del virus, sí existe evidencia de que les afecta mucho menos que a las personas de edad avanzada. Según datos extraídos de la revista <em><a href="https://www.redaccionmedica.com/secciones/sanidad-hoy/coronavirus-mortalidad-inferior-1-en-pacientes-con-menos-de-60-anos-6396">Redacción Médica</a></em>, el 95 % de las muertes por coronavirus corresponden a pacientes de más de 60 años. </p>
<p>Luego el miedo, en este caso, cumple su función protectora (asegurar la supervivencia) y moviliza haciendo que se tomen medidas como el confinamiento, la más segura en este momento. Pero este miedo se debate con los miedos anticipados en relación al hecho de no atender a las funciones del rol de abuelo descritas anteriormente, especialmente en este momento de crisis y sus consecuentes efectos tanto a nivel físico como emocional en la familia. </p>
<h2>Supervivencia y protección</h2>
<p>La incertidumbre está servida: ¿qué debería prevalecer? Se confronta la propia supervivencia frente a la protección de los seres más queridos. Incertidumbre que se suma a la derivada de la propia situación de crisis: ¿cuándo vamos a poder desconfinarnos?, ¿cómo será la famosa “nueva normalidad”?, ¿nos gustará? ¿cumplirá nuestras expectativas?, ¿nos llenará? Son preguntas que generan ansiedad y, en caso de obtener una respuesta negativa, pueden llevar a un sentimiento de tristeza, inutilidad y una sensación de desesperanza.</p>
<p>Cierto es que <a href="http://envejecimiento.csic.es/documentos/documentos/enred-indicadoresbasicos2019.pdf">“abuelos”</a> es una categoría que incluye a un extenso y heterogéneo número de personas con niveles de implicación en dicho rol, de vulnerabilidad y recursos muy distintos. </p>
<p>Disponer de una red social potente, tener un buen estado físico y de salud, tener capacidad de adaptación en general y haberse adaptado al uso de las nuevas tecnologías pueden ser en estos momentos variables clave para minimizar la soledad y seguir disponiendo de los beneficios que aportan los nietos: ayudar a romper la rutina y ofrecer la oportunidad de vivir experiencias y sentimientos nuevos. </p>
<p>En definitiva, los nietos contribuyen a aumentar el estado de ánimo y la autoestima que a largo plazo puede suponer un incremento en la esperanza de vida.</p>
<h2>Un paréntesis para oxigenarse</h2>
<p>Quizás no siempre sea de este modo. En los casos en que el límite de las responsabilidades en el rol de abuelos no está bien definido y su nivel de implicación llega a exceder los recursos que tienen disponibles, la separación provocada por el confinamiento ha podido suponer a corto plazo una descarga importante de responsabilidades y con ello haber generado una sensación de alivio y descanso. </p>
<p>A veces, estas vivencias pueden ser desconcertantes y llegar a generar sentimientos de culpa cuando, en realidad, un paréntesis puede oxigenar y recargar baterías en la relación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/138374/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gemma Balaguer Fort no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
Una de las caras más duras de esta pandemia está siendo la separación de abuelos y nietos. La soledad de los mayores, alejados de sus seres queridos, puede causarles graves problemas emocionales. Sin embargo, también puede suponer un momento para descansar y fortalecer la relación de familia.
Gemma Balaguer Fort, Profesora del Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Psicóloga y Supervisora en la Unidad de Terapia de Conducta, Universitat de Barcelona
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/136465
2020-04-17T17:22:12Z
2020-04-17T17:22:12Z
Aplausos desde el confinamiento: la valoración social del personal médico y la sanidad
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/328641/original/file-20200417-152567-cy7moh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6709%2C4446&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Sanitarios del Hospital Carlos Haya de Málaga el 11 de abril de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/malaga-spain-11th-apr-2020-tribute-1701153715"> VicaPhoto / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Desde el inicio del confinamiento por la pandemia del coronavirus, cada noche a las ocho nos damos cita para aplaudir al personal sanitario desde nuestros balcones y ventanas. </p>
<p>Sabemos cada vez más de su trabajo porque durante las últimas semanas estamos asistiendo a una expansión creciente de informaciones diversas sobre su actuación en los hospitales, atribuyéndoles frecuentemente un papel incluso heroico ante la pandemia. Pero ¿qué sabemos del reconocimiento social de la figura del profesional sanitario y, más concretamente, de la profesión médica? </p>
<h2>La profesión médica es la más valorada por la ciudadanía</h2>
<p>Esto es lo que dicen los datos. Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas de febrero de 2013 (<a href="http://www.cis.es/cis/opencms/ES/NoticiasNovedades/InfoCIS/2013/Documentacion_2978.html">estudio 2978</a>) –que incorpora preguntas específicas sobre valoración de profesiones–, en una escala de 0 a 100, de menor a mayor valoración, la profesión médica obtiene el mayor porcentaje de valoración (56,3%) en el tramo más alto (de 90-100 puntos).</p>
<p>Por lo general, las mujeres y las personas jóvenes de 18-24 años la valoran mejor. En cuanto a la ubicación ideológica hay diferencias significativas: las personas que se consideran de izquierdas valoran mejor la profesión médica (63,3%) en una diferencia de trece puntos respecto a las que se autodefinen de derechas (50%). </p>
<p>También la clase social marca diferencias en la puntuación: la clase obrera no cualificada es la que presenta un porcentaje más alto (60,2%) en el tramo de mejor valoración de la profesión médica. En cambio, la clase alta la valora peor. </p>
<p>Además, cuando se pregunta sobre las profesiones que recomendaríamos, la profesión médica se sitúa también a la cabeza (46,1%). Así pues, parece ser que esta profesión gozaba, desde antes de la pandemia, de buena aceptación social. </p>
<h2>El sistema sanitario funciona bien, pero necesita cambios</h2>
<p>En cuanto a la valoración sobre la sanidad, ¿disponemos de datos? Sí. Los barómetros sociológicos recogen información sobre la percepción de la ciudadanía del funcionamiento del sistema sanitario. </p>
<p>Concretamente, en el último <a href="http://www.cis.es/cis/opencm/ES/2_bancodatos/estudios/listaTematico.jsp?tema=112&todos=no">barómetro sanitario de 2018</a> los datos muestran que la mayor parte de la opinión se decanta por considerar que el sistema sanitario funciona bastante bien (21,2%), pero necesita cambios (47,1%). En cuanto al nivel de satisfacción (del 1 al 10, de menor a mayor satisfacción), la media de satisfacción con el sistema sanitario es 6,57. En relación con los cuidados y atención recibida por el personal médico la media es 7,63 y en cuanto a la confianza y seguridad que transmite un 7,68. </p>
<p>Cabe decir, que la valoración de la sanidad presenta diferencias significativas por comunidades autónomas: una mejor valoración en Asturias (40,1%), País Vasco (39,5%) y Navarra (37,6%) y, en cambio, una valoración más baja en Extremadura (13,7%), Melilla (12,2%) y Canarias (10,1%). En la valoración del personal médico, en Asturias y Cantabria es donde se dan las puntuaciones más altas. </p>
<h2>La preocupación por la Sanidad, en aumento desde 2011</h2>
<p>También podemos conocer la valoración sobre la sanidad a través de los barómetros mensuales. En general, sin considerar aquí las diferencias territoriales, la evolución de la percepción de la sanidad como problema social en los últimos años ha seguido una tendencia creciente, registrándose en el <a href="http://www.cis.es/cis/opencms/ES/NoticiasNovedades/InfoCIS/2020/Documentacion_3277.html">barómetro de marzo de 2020</a> el máximo histórico en un 19,8%. Los datos de los últimos 15 años muestran esa tendencia. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/328640/original/file-20200417-152597-uj65me.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/328640/original/file-20200417-152597-uj65me.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=301&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/328640/original/file-20200417-152597-uj65me.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=301&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/328640/original/file-20200417-152597-uj65me.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=301&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/328640/original/file-20200417-152597-uj65me.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=379&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/328640/original/file-20200417-152597-uj65me.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=379&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/328640/original/file-20200417-152597-uj65me.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=379&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia a partir de los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si observamos el gráfico se distinguen dos períodos. En el primero, desde 2005 a 2011, la evolución de la valoración de la sanidad como problema social permanece relativamente estable con una media de 4,4. El segundo período que se inicia en 2011, cuando se registra un aumento de la preocupación por la sanidad, pasando de 4,3 en julio de 2011 a 6,1 en septiembre de 2011. Es en ese momento cuando aparece el punto de inflexión: la sanidad empezará a considerarse más que antes un problema social. </p>
<p>Este cambio de valoración conecta con los años duros de la crisis económica iniciada en 2008 y percibida con mayor impacto en los años siguientes, años en que los recortes de presupuesto público en sanidad y educación marcarán una época y, tal como se está evidenciando ahora, con efectos ante la crisis del coronavirus. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/328645/original/file-20200417-152614-189athh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Sanitarios del Hospital Carlos Haya de Málaga el 11 de abril de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/spain-april-10-2020-hospital-de-1700137582">VicaPhoto / Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>La pandemia, ¿cambiará la valoración?</h2>
<p>La sanidad preocupa y, previsiblemente, seguirá preocupando mucho más en los próximos meses como consecuencia de la pandemia y la confirmación de un gasto sanitario público insuficiente si lo comparamos con Europa (un 5,9% en el total estatal frente a la media europea del 7%). </p>
<p>Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿aumentará en los próximos meses aún más nuestra valoración del personal médico y la preocupación por la sanidad como problema social después de esta pandemia? </p>
<p>Aunque resulta muy complejo aventurarse a responder a estas preguntas, podemos hipotetizar que, al menos, la tendencia creciente de la preocupación por la sanidad reflejada en los últimos barómetros, se consolidará. Además, el coronavirus emergerá como nuevo problema social, tal y como muestra el último <a href="http://www.cis.es/cis/opencms/ES/NoticiasNovedades/InfoCIS/2020/Documentacion_3279.html">barómetro especial</a> de abril de 2020: para el 49,3% es ya un problema social.</p>
<p>El confinamiento ha alterado los usos de los espacios y la vivencia del tiempo. Y en ese trasvase hemos incorporado –de manera voluntaria, claro está– esa especie de ritual de aplaudir al personal sanitario cada noche que puede entenderse también como un aplauso extendido a la sociedad en general. Como una práctica de transmitirnos coraje para seguir con este confinamiento cargado de preocupación e incertidumbre por el presente y el futuro cercano.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/136465/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alícia Villar-Aguilés es miembro de la Federación Española de Sociología y de la Associació Valenciana de Sociologia. </span></em></p>
Desde el inicio del confinamiento, cada tarde nos damos cita para aplaudir al personal sanitario desde nuestros balcones. ¿Hasta qué punto existe un reconocimiento social real a estos profesionales?
Alícia Villar-Aguilés, Profesora de Sociología, Universitat de València
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/134461
2020-04-06T14:16:44Z
2020-04-06T14:16:44Z
La COVID-19 y la sostenibilidad medioambiental del mañana
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/325684/original/file-20200406-96913-1p3cqq6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C14995%2C6092&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sustainable-development-goals-sdgs-concept-people-652587091"> Jacob_09 / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Hoy, la crisis global sanitaria de <a href="https://theconversation.com/es/covid-19">COVID-19</a> salpica todos los rincones. En cada noticiario, cada conversación en casa o en remoto hablamos de lo mucho que deseamos que acabe y que sea un pasado lejano al que mirar desde, por ejemplo, el anhelado verano.</p>
<p>Sin embargo, antes de esta crisis de salud nos enfrentábamos ya como sociedad a enormes desafíos que, lógicamente, han quedado relegados por el acuciante <em>ahora</em> de la emergencia sanitaria. Pero cuestiones como el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad siguen presentes y conectados con la situación que vivimos.</p>
<h2>Cambio climático, contaminación y COVID-19</h2>
<p>Ya se vio <a href="https://www.carbonbrief.org/analysis-coronavirus-has-temporarily-reduced-chinas-co2-emissions-by-a-quarter">en China</a>. Y ahora también en <a href="https://www.corresponsables.com/actualidad/ods13-emisionesCO2-caen-2019-bajaran-mucho-mas-covid-19">Europa y España</a>: la reclusión y la minimización de las actividades comerciales y el transporte debidos al estado de alerta han supuesto una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo de la industria y del transporte por carretera. En el corto plazo, esto es una buena noticia para la consecución de los objetivos de mitigación de gases de efecto invernadero (GEI). </p>
<p>De forma similar, la contaminación atmosférica en nuestras ciudades se ha reducido, tanto en <a href="https://es.euronews.com/2020/03/02/la-nasa-confirma-caida-de-las-emisiones-de-gases-de-efecto-invernadero-en-china-por-el-cor">China</a> como en <a href="https://www.esa.int/Applications/Observing_the_Earth/Copernicus/Sentinel-5P/Coronavirus_lockdown_leading_to_drop_in_pollution_across_Europe">Europa</a>. Cabría esperar que este hecho redunde positivamente en la salud de las personas que habitan estos núcleos, normalmente sometidas a altos niveles de contaminación. </p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/ARpxtAKsORw?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Reducción de emisiones de dióxido de nitrógeno en Italia.</span></figcaption>
</figure>
<p>Podríamos aventurarnos a pensar, con todas las cautelas, que las cerca de <a href="https://www.efe.com/efe/espana/destacada/la-contaminacion-causa-10-000-muertes-ano-en-espana-y-7-millones-el-mundo/10011-4119614">10 000 muertes prematuras que se producen al año por la polución del aire en España</a> podrían disminuir notablemente. <a href="https://www.imperial.ac.uk/news/196556/coronavirus-measures-have-already-averted-120000/">Un descenso que podemos sumar a los fallecimientos por COVID-19 evitados gracias al confinamiento</a>. </p>
<p>Cuando esta situación pase, problemas como el cambio climático, la contaminación atmosférica en las grandes ciudades o la pérdida de biodiversidad seguirán siendo desafíos de enorme magnitud, frente a los que proponer medidas también urgentes. </p>
<p>No obstante, podemos comenzar a afrontar ya los retos de ese mañana pospandemia teniendo en cuenta algunos factores relacionados con la crisis actual.</p>
<h2>1. Los problemas ambientales del efecto rebote</h2>
<p>Si la salida de la cuarentena no es paulatina, escalonada, se producirán picos en el consumo de bienes y servicios. Estos desencadenarán una emisión masiva de GEI y compuestos contaminantes en un modelo de producción y consumo todavía fundamentado en el <a href="https://www.scientificamerican.com/article/how-the-coronavirus-pandemic-is-affecting-co2-emissions/">uso de combustibles fósiles</a>. </p>
<p>El efecto rebote, tan deseado desde el punto de vista económico, entraña un riesgo medioambiental serio. El repunte de emisiones podría incluso compensar la reducción registrada durante la etapa de confinamiento.</p>
<h2>2. La importancia de la concienciación y educación ambiental</h2>
<p>Las personas que trabajamos en el ámbito de la ciencia y la sostenibilidad, la sociedad civil y los responsables políticos no podemos perder otra oportunidad de acercar a la ciudadanía las consecuencias de nuestras decisiones y hábitos cotidianos. Cómo nos movemos, cómo trabajamos y cómo nos alimentamos influye profundamente en problemas medioambientales de enorme calado, tiene repercusiones socioeconómicas graves y una incidencia transversal.</p>
<p>Seguramente esta crisis suponga nuestra entrada en <a href="https://theconversation.com/2020-el-ano-0-de-una-nueva-sociedad-135047">una madurez como sociedad</a> sin demasiados precedentes cercanos en el tiempo. </p>
<p>Muy probablemente esté naciendo una conciencia de la colectividad y la corresponsabilidad social determinantes para encarar los muchos desafíos que nos quedan por enfrentar como sociedad en las próximas décadas. Las muestras de generosidad, el apoyo mutuo, la importancia y puesta en valor de servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación y la investigación son signos del cambio.</p>
<p>Será necesario también recordar, por ejemplo, que las elevadas tasas de contaminación atmosférica en ciudades como las del norte de Italia o Madrid –con graves consecuencias para la salud, especialmente en poblaciones vulnerables– podrían estar relacionadas con una <a href="https://epha.org/coronavirus-threat-greater-for-polluted-cities/">mayor incidencia de enfermedades cardiorrespiratorias como la COVID-19</a>.</p>
<p>Tendremos que reafirmarnos en la urgencia de reducir la emisión de GEI para frenar un cambio climático que ya causa el sufrimiento de muchos seres humanos en el planeta. Un cambio climático que también puede acelerar la <a href="https://www.thelancet.com/pdfs/journals/laninf/PIIS1473-3099(19)30161-6.pdf">llegada de enfermedades</a> como la que estamos sufriendo.</p>
<p>Habremos de recordar que, si seguimos presionando los ecosistemas naturales con un consumo exacerbado de recursos y territorio, <a href="https://mondiplo.com/contra-las-pandemias-la-ecologia">podemos acercarnos a focos de contagio</a>. Podemos perder la capacidad de resistir el embate de eventos climáticos extremos. Perderemos, en definitiva, <a href="https://theconversation.com/es-posible-alimentar-a-10-000-millones-de-personas-sin-devastar-el-planeta-116751">nuestra resiliencia como sociedad</a>.</p>
<h2>3. La necesidad de un cambio de sistema</h2>
<p>Pero quizás lo anterior no sea suficiente para abordar los <a href="https://theconversation.com/la-crisis-del-coronavirus-y-nuestros-tres-niveles-de-negacionismo-134749">cambios estructurales de modelo</a> que se precisan para que la degradación medioambiental y sus consecuencias (pandemias como la de COVID-19, entre ellas) se palíen. </p>
<p>Esta crisis es una oportunidad para modificar hábitos, para asegurar <a href="https://theconversation.com/2020-el-ano-0-de-una-nueva-sociedad-135047">un futuro</a> digno a nuestra especie y a nuestra relación con el planeta.</p>
<p>Por ejemplo, la forma en que trabajamos y la forma en que nos relacionamos podrían dejar de ser tan sumamente <em>presencialistas</em> y demandantes de recursos. El teletrabajo podría imponerse como una norma y dejar de ser una excepción. En el ámbito de la investigación, por ejemplo, puede que <a href="https://www.openpetition.eu/petition/online/el-manifiesto-de-cercedilla-para-reuniones-cientificas-sostenibles">los congresos y reuniones científicas en remoto sean mucho más frecuentes</a>. Todo ello, con el consiguiente impacto positivo en la mitigación de GEI. </p>
<h2>4. El papel imprescindible de la investigación</h2>
<p>Es muy probable, según experiencias previas no lejanas en el tiempo, que la previsible crisis económica que nos espera tras la salida de la sanitaria se cebe con la <a href="https://www.eldiario.es/catalunya/Xavier-Querol-economicas-perjudicar-ambientales_0_1008949689.html">inversión en educación e I+D+i</a>. </p>
<p>Si como sociedad no evitamos que esto ocurra, el riesgo de limitar nuestra capacidad de enfrentar los desafíos medioambientales antes mencionados (y otros en otros ámbitos directamente relacionados, como el de la salud) crecerá exponencialmente.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/134461/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>
Cuestiones como el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad están relacionadas con la situación de crisis que vivimos. Tengámoslas en cuenta.
Alberto Sanz Cobeña, Profesor e investigador en el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Ambientales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Candela de la Sota Sández, Investigadora asociada en cambio climático y contaminación atmosférica, Stockholm Environment Institute
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.
tag:theconversation.com,2011:article/133696
2020-03-16T20:16:13Z
2020-03-16T20:16:13Z
Coronavirus: ¿Estamos ante el fin del apretón de manos?
<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/320849/original/file-20200316-27633-d0l1a7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3976%2C2575&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/photos/9cd8qOgeNIY">Chris Liverani / unsplash</a>, <a class="license" href="http://artlibre.org/licence/lal/en">FAL</a></span></figcaption></figure><p>Hace unos días, en un evento al que acudí en Londres había un cartel que rezaba: “Por favor, evite saludar con un apretón de manos”. A pesar del creciente estado de ansiedad en el que nos encontramos sumidos debido al <a href="https://www.gov.uk/government/publications/coronavirus-action-plan">coronavirus</a>, para muchos de los que allí nos reunimos fue la primera vez que nos topábamos con un requerimiento semejante. Bajo la petición se podía observar una pequeña imagen de dos manos carentes de cuerpo agarrándose, enmarcadas en un círculo rojo atravesado por una línea diagonal.</p>
<p>Resulta más sencillo pensar en la idea de tener que evitar un acto tan habitual que ponerla en práctica. El apretón de manos es algo que a muchos nos sale de forma automática. Fui instruido en el arte que incluye este saludo a muy temprana edad, en mi infancia en Estados Unidos. Tenía alrededor de 10 años cuando mi padre tuvo a bien ilustrarme: “En primer lugar, debes establecer contacto visual. Nadie quiere que le dé la mano alguien con la mirada ida, como un pez muerto”. Agarré su mano con toda la firmeza de la que pude hacer acopio, con mi enclenque muñeca y mis diminutos dedos atenazados por la presión y mis ojos clavados en los suyos.</p>
<p>Desde entonces, la coreografía que acompaña al apretón de manos no ha dejado de fascinarme: contacto visual decidido, leve asentimiento con la cabeza en señal de reconocimiento, ligero paso hacia delante y, por último, extensión de la mano derecha en un movimiento fluido antes de asir la mano del interlocutor imprimiendo la cantidad precisa de fuerza.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/319624/original/file-20200310-61066-1jt5c6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/319624/original/file-20200310-61066-1jt5c6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=426&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/319624/original/file-20200310-61066-1jt5c6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=426&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/319624/original/file-20200310-61066-1jt5c6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=426&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/319624/original/file-20200310-61066-1jt5c6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/319624/original/file-20200310-61066-1jt5c6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/319624/original/file-20200310-61066-1jt5c6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">El rótulo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">© Erika Hughes</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Buena voluntad</h2>
<p>El apretón de manos se ha considerado tradicionalmente un gesto que establece una conexión positiva entre dos personas. Es uno de los principales movimientos y gestos mencionados por Henry Siddons en su obra <em>Ilustraciones prácticas de acción y gesticulación retóricas</em>. Publicado en 1807, se trata de un manual de gestos diseñado para el disfrute de los actores ingleses, adaptado a su vez de un texto clásico anterior, <em>Ideen zu Einer Mimik</em> (1785), elaborado por Johann Jacob Engel, del Teatro Nacional de Berlín.</p>
<p>Siddons describe el apretón de manos, un acto que “une dos extremidades del cuerpo humano entre sí”, como:</p>
<blockquote>
<p>Una expresión habitual en señal de amistad, benevolencia y saludo. Este gesto comprende un significado mayúsculo, ya que la mano es la punta de lanza de la buena voluntad.</p>
</blockquote>
<p>¿Qué podemos hacer cuando el anteriormente considerado apretón de manos se convierte en la materialización de una actitud potencialmente peligrosa? </p>
<p>El ministro del Interior alemán <a href="https://www.theguardian.com/world/2020/mar/03/elbow-bumps-and-footshakes-the-new-coronavirus-etiquette">declinó</a> el saludo formal a Angela Merkel cuando la canciller le extendió su mano, mientras que los italianos y españoles, que luchan por recuperarse de las cifras de infectados (las más altas de Europa), están poniendo en práctica <a href="https://www.politico.eu/article/italy-learns-to-love-in-the-time-of-coronavirus/">nuevas pautas</a> para afrontar los compromisos sociales que se distancian drásticamente de sus convenciones sociales, en las que los contactos, besos y abrazos eran hasta ahora frecuentes.</p>
<p>Sin embargo, el ejemplo más extremo lo encontramos en Dinamarca, donde los actos de concesión de la nacionalidad han sido <a href="https://www.nytimes.com/2020/03/07/world/europe/denmark-coronavirus-citizenship.html">suspendidos</a>, ya que el apretón de manos se convirtió en un mandato legal como parte de la ceremonia merced a una modificación de la ley por parte de los conservadores en 2018. La medida, que fue criticada con dureza al ser considerada una iniciativa antiinmigración, está haciendo que cientos de personas deban esperar para conseguir la nacionalidad danesa a causa de la pandemia.</p>
<p>¿Cabe la posibilidad de que sucesos como estos supongan el principio del fin del apretón de manos?</p>
<h2>Enseñanza a distancia</h2>
<p>Andaba cavilando sobre el tema cuando me adentré en una sala de reuniones en el evento libre de apretones de manos anteriormente mencionado, donde me disponía a impartir un taller de improvisación para profesores de arte dramático, la mayoría de los cuales poseían ya una experiencia considerable en las lides escénicas. Había preparado varios ejercicios que implicaban contacto físico, entre los que se incluía uno en el que los participantes debían amortiguar la caída de sus compañeros con el fin de que afianzaran la confianza en el grupo. Otra de las actividades comenzaba con una serie de intercambios de apretones de manos por toda la habitación.</p>
<p>Antes de empezar, decidí preguntar a los participantes si tenían algún problema en tocarse unos a otros. La mayor parte no mostraron reparo alguno, pero al observar que varios de ellos no estaban del todo cómodos, adapté el taller y eliminé cualquier contacto directo que pudiera, como dijo Siddons, “unir dos cuerpos humanos”. Así pues, organicé a los asistentes en grupos, como había planeado desde un principio, con la salvedad de que debían representar el apretón y cualquier otro gesto similar en una suerte de mímica que permitiese mantener una franja de espacio entre los cuerpos.</p>
<p>La privación del contacto supuso un impacto palmario sobre el taller, ya que los participantes debían esforzarse por mantener la separación y resistir el impulso de tocar a sus compañeros. El dramaturgo alemán Bertolt Brecht identificó el poder de la actuación para hacer que lo familiar pareciera extraño, lo que dio en llamar <em>Verfremdungseffekt</em> o “efecto de distanciamiento”, revelando así todo lo que se esconde a ojos de la sociedad. De hecho, el cambio en la perspectiva transformó el natural apretón de manos en algo ajeno; al prescindir del elemento de contacto, se puso de manifiesto su ubicuidad dentro de los gestos que realizamos continuamente.</p>
<p>La sustitución del apretón de manos por su imitación contribuyó a que el grupo tomara conciencia del impulso aprendido para demostrar camaradería con sus semejantes. Tanto es así que no dejaron de escucharse disculpas mutuas por no tocarse entre ellos.</p>
<h2>¿Qué vendrá a continuación?</h2>
<p>El brote de coronavirus está provocando que la gente se replantee el apretón de manos y busque alternativas que permitan llevar a cabo un saludo similar sin necesidad de tocarse. Le revista <em>India Today</em> <a href="https://www.indiatoday.in/trending-news/story/coronavirus-scare-say-namaste-ditch-the-handshake-and-hug-1651912-2020-03-03">abogó</a> por reemplazar el apretón de manos (occidental) y los besos en las mejillas por el retorno del saludo tradicional namasté, consistente en una ligera inclinación con las palmas de las manos unidas. Además de ensalzar sus virtudes higiénicas, el artículo destacaba la variante <em>desi</em> del saludo, originaria del subcontinente indio.</p>
<p>Esta crisis sanitaria mundial pone en tela de juicio la conveniencia del contacto en saludos y expresiones de cercanía. Si descartáramos el roce, modificaríamos necesariamente el repertorio de gestos de los que disponemos. La petición de “evitar los apretones de manos” tiene el potencial de reescribir por completo el modo en que nos relacionamos entre nosotros.</p>
<p>Si surgiera una respuesta global, podríamos avanzar hacia la representación de un nuevo abanico de gestos que redefiniría cómo interactuamos con las personas que nos rodean.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/133696/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Erika Hughes no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>
El brote de coronavirus está haciendo que la gente se replantee el apretón de manos y busque otros gestos que cumplan funciones similares sin tocar.
Erika Hughes, Academic Lead in Performance, University of Portsmouth
Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.