Los niños más pequeños tuvieron que adaptarse a una situación inédita y extrema con la pandemia. Y ahora, de repente, les decimos que ya no hacen falta precauciones. Muchos necesitarán tiempo y acompañamiento para adaptarse.
No es lo mismo ingresar “por” covid-19 en un hospital que ingresar “con” covid-19 pero a causa de otra enfermedad. Diferenciarlo es importante si usamos los datos de hospitalización para valorar la evolución de la pandemia.
El 5G es el responsable de la propagación del coronavirus, fumar protege frente a la covid-19, consumir alimentos alcalinos cura la enfermedad, tomar el sol previene la covid-19… Son algunos de los bulos de la infodemia que ha acompañado a la pandemia.
La ministra de Sanidad del Gobierno de España, Carolina Darias, y el entonces ministro de Política Territorial y Función Publica, Miquel Iceta, durante la reunión del Consejo Interterritorial de Salud.
Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa
El autor aboga por que las autoridades sanitarias hagan públicos los motivos de la decisión de levantar la obligatoriedad del uso de mascarillas en interiores. Sería importante conocer los argumentos sanitarios, sociales, económicos y políticos, que han influido para adoptar la medida, algo crucial en salud pública y también en la vida democrática.
¿Qué efectos tiene el uso de la mascarilla en la voz? Tras investigarlo, no es sorprendente descubrir que los usuarios sufren mayor hándicap vocal al llevarla puesta.
El uso masivo de mascarillas está generando una fuente de desechos que constituye uno de los mayores problemas ambientales que afronta nuestra sociedad.
Ante la sexta ola, los hay que abogan por “gripalizar” la covid y quitarle hierro (e importancia), y los hay que consideran que ese enfoque costará demasiadas vidas y que hay que apostar por la prudencia.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, durante la Conferencia de Presidentes, junto a la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez; la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, y la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
Foto: Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa
Las medidas adoptadas tras la última conferencia de presidentes y presidentas no han sido contundentes, sino más bien decepcionantes. La recuperación de la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores ha sido la “medida estrella”, pero tiene poco soporte técnico.
Si perpetuamos el uso de la mascarilla en la infancia para evitar las habituales infecciones durante esta etapa, corremos el riesgo de perder plasticidad en la respuesta inmunitaria y de desarrollar problemas relacionados con un déficit de regulación del sistema inmune.
¿Deberíamos considerar mantener la recomendación de usar las mascarillas en los espacios cerrados no ventilados, donde no pueda guardarse la distancia social, en las épocas de picos de contagios de la gripe?
Desde que los coronavirus empezaron a extenderse por todo el mundo, se ha debatido sobre la eficacia de las mascarillas para prevenir el COVID-19. Un año y medio después, ¿qué pruebas hay?
La mascarilla ha venido para quedarse (al menos de momento), y su uso nos puede servir para cosas buenas: como parte de la educación en compromiso social, y para enseñar fuera del aula más a menudo.
Estados Unidos ya recomienda que todas las personas que se encuentren en zonas con altas tasas de infección por COVID-19 utilicen mascarillas en espacios públicos cerrados, independientemente de su estado de vacunación.
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Ahora que las mascarillas no son obligatorias al aire libre en la mayoría de los casos, su uso sigue siendo amplio. Entender por qué ayudaría a mejorar las medidas de contención y prevención.
Dar y recibir clases con la mitad de la cara tapada ha condicionado los procesos de aprendizaje, especialmente en estudiantes con necesidades especiales.
A medida que nos acercamos a la fecha anunciada por el presidente del Gobierno para “desenmascarar” el país (en exteriores), crece la confusión y la controversia. Pero las mascarillas al aire libre, siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad, son claramente innecesarias.
La obligatoriedad de las mascarillas ha sido una de las medidas más eficaces contra la pandemia. Por este motivo, hasta que no haya un mayor número de personas vacunadas, deberíamos seguir usándolas en exteriores, sobre todo en grandes urbes con zonas muy pobladas.
¿Cómo será el segundo verano de la pandemia? ¿Será igual que el anterior? Para plantearnos los posibles escenarios, debemos analizar tres facetas: el virus, el medio ambiente y la población humana.
Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Estadist. Sanit. (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de València
Director of the Institute of Environmental Assessment and Water Research (IDAEA), Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA - CSIC)