tag:theconversation.com,2011:/au/topics/donald-trump-54490/articlesDonald Trump – The Conversation2024-03-13T21:34:35Ztag:theconversation.com,2011:article/2252502024-03-13T21:34:35Z2024-03-13T21:34:35Z2024 (Taylor’s Version): Taylor Swift y las elecciones estadounidenses<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/580724/original/file-20240308-26-ckcj5v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=31%2C0%2C4181%2C2824&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Taylor Swift en un concierto en 2009.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/rio-de-janeiro-december-8-2009-758842915">A.PAES / Shutterstock.com</a></span></figcaption></figure><p>¿De qué no es capaz Taylor Swift? En los últimos dos años, las hazañas de esta estrella convertida en fenómeno han sido innumerables, y su cobertura en los medios de comunicación roza lo obsesivo: los periódicos contratan ahora <a href="https://www.nytimes.com/2023/11/17/learning/a-newspaper-chain-hired-a-dedicated-taylor-swift-reporter-is-it-ok-if-hes-a-swiftie.html">reporteros expertos en Taylor</a> y hay <a href="https://variety.com/2023/music/news/mtv-vmas-exclusive-camera-feed-taylor-swift-1235721757/">algunos que se dedican específicamente a seguirla</a> en las ceremonias a las que asiste, hasta el punto de que <a href="https://www.glamour.com/story/taylor-swift-brought-a-fan-to-the-grammys-shield-her-conversations-from-lip-readers">la cantante ha tenido que encontrar formas de escapar a esta vigilancia constante</a>. </p>
<h2>El efecto Taylor Swift</h2>
<p>Hay que decir que cada movimiento suyo puede tener repercusiones sin precedentes, hasta el punto de que ya se habla de un “efecto Taylor Swift”. Elegida Personalidad del Año por la revista <em>Time</em> en diciembre de 2023, es capaz de dinamizar la economía de las ciudades donde actúa (dando lugar a la <a href="https://www.wsj.com/arts-culture/taylor-swift-taylornomics-concert-eras-tour-local-economy-9fa1d492">“Taylornomics”</a>), levantar a <a href="https://economictimes.indiatimes.com/magazines/panache/taylor-swifts-the-eras-tour-concert-film-expected-to-uplift-us-theatre-economy-following-hollywood-strike/articleshow/104242843.cms">un sector en crisis</a>, provocar <a href="https://www.latimes.com/entertainment-arts/music/story/2022-10-21/taylor-swift-midnights-bonus-tracks-anti-hero-video-spotify">apagones</a> y <a href="https://edition.cnn.com/2023/07/27/entertainment/taylor-swift-seismic-activity/index.html">terremotos</a>, e incluso <a href="https://twitter.com/FoxNews/status/1751757687707115758">convencer a Fox News de la importancia de la huella de carbono</a>. </p>
<p>Pero ¿podría cambiar el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre?</p>
<p>Eso parecen temer los conservadores estadounidenses. Hace seis años, cuando la cantante <a href="https://thehill.com/blogs/in-the-know/in-the-know/410338-taylor-swift-breaks-silence-on-politics-supports-democrats-in/">se significó políticamente por primera vez en su carrera para apoyar al candidato demócrata a senador por Tennessee</a>, la derecha estadounidense se burló de sus pretensiones y ridiculizó el peso electoral de sus fans. Mike Huckabee, exgobernador de Alaska y excandidato en las primarias republicanas de 2016, <a href="https://twitter.com/GovMikeHuckabee/status/1049280125106343936">tuiteó</a>:“Claro que Taylor Swift tiene todo el derecho a hablar de política, pero su impacto en las elecciones será nulo a menos que demos el voto a las niñas de 13 años”.</p>
<p>Las niñas que tenían 13 años en 2018 tienen ahora 19, y por tanto están en edad de votar en Estados Unidos. <a href="https://www.forbes.com/sites/marisadellatto/2023/03/14/more-than-half-of-us-adults-say-theyre-taylor-swift-fans-survey-finds/">Y no son las únicas que escuchan a Taylor Swift</a>. </p>
<p>Este año, los conservadores se están tomando en serio la amenaza, a juzgar por la maquinaria mediática puesta en marcha para desacreditar a la estrella, incluso antes de que anunciara un posible apoyo a la reelección de Joe Biden. Las teorías conspirativas proliferan en las redes sociales, y están tan bien retransmitidas por <a href="https://www.youtube.com/watch?v=zK-eQswZxMA">Fox News y Newsmax</a> que un tercio de los conservadores <a href="https://www.monmouth.edu/polling-institute/documents/monmouthpoll_us_021424.pdf/">las suscriben</a>. Se dice que la cantante, que recibiría órdenes del “Estado profundo”, es una <a href="https://www.politico.com/news/2024/01/10/pentagon-taylor-swift-fox-00134866">agente del Pentágono</a> entrenada en técnicas de manipulación psicológica. </p>
<p>El excandidato a las primarias republicanas Vivek Ramaswamy llegó a sugerir que la <a href="https://www.cbsnews.com/news/taylor-swift-travis-kelce-conspiracy-theories-chiefs-super-bowl/">pareja que forma con Travis Kelce habría sido creada de la nada</a> para ganarse el voto de los aficionados al fútbol americano. Se suponía incluso que la estrella del pop declararía su apoyo a Biden durante la <a href="https://www.wsj.com/us-news/taylor-swift-travis-kelce-super-bowl-false-conspiracy-theories-d3d21321">victoria –“amañada”, por supuesto– de los Kansas City Chiefs en la Super Bowl</a>. Sin embargo, cuando <a href="https://www.nytimes.com/2024/02/11/style/taylor-swift-super-bowl.html">el equipo de Kelce ganó el torneo el 11 de febrero</a> la profecía no se cumplió.</p>
<p>Ese día, en un movimiento inusualmente comedido, Trump se desmarcó de los teóricos de la conspiración de su bando declarando que Taylor Swift <a href="https://www.rollingstone.com/politics/politics-news/trump-says-taylor-swift-wont-endorse-biden-1234966286/">debería darle a él su apoyo</a> porque, sin él, la <a href="https://blogs.loc.gov/copyright/2020/04/the-breakdown-what-songwriters-need-to-know-about-the-music-modernization-act-and-royalty-payments/">Ley de Modernización de la Música</a> nunca se habría aprobado. </p>
<p>Es cierto que Trump firmó esta ley en 2018, que facilita a los artistas cosechar los ingresos generados por sus obras en las plataformas de <em>streaming</em> y descarga. También es cierto que fue aprobada con un amplio apoyo bipartidista en un país donde, no olvidemos, la separación de poderes sigue existiendo y donde <a href="https://variety.com/2024/music/news/trump-did-nothing-on-music-modernization-taylor-swift-1235907368/">el ejecutivo no puede arrogarse la acción del legislativo</a>.</p>
<p>Sea como fuere, si decidiera pronunciarse sobre las elecciones, es improbable que la cantante, defensora de los derechos de las minorías <a href="https://www.rollingstone.com/music/music-news/taylor-swift-pride-month-eras-tour-chicago-1234746863/">sexuales</a> y <a href="https://twitter.com/taylorswift13/status/1270432961591205888">étnicas</a>, y comprometida con <a href="https://twitter.com/taylorswift13/status/1540382753677627393">el derecho al aborto</a>, apoyase otra cosa que no fuese la candidatura Biden-Harris <a href="https://www.nbcnews.com/politics/2020-election/taylor-swift-endorses-joe-biden-president-n1242483">como hizo en 2020</a>. La cuestión sigue siendo si, como cree la derecha estadounidense, podría darle la victoria a los demócratas. </p>
<h2>Una influencia más cuantitativa que cualitativa</h2>
<p>En primer lugar, ¿de qué tipo de influencia estamos hablando? El efecto de Taylor Swift en las elecciones podría ser cuantitativo o cualitativo, es decir, podría afectar a la participación o a la elección de los votantes. </p>
<p>En términos cuantitativos, va por buen camino: el pasado mes de septiembre, durante el <a href="https://nationalvoterregistrationday.org/">Día Nacional del Registro de Votantes</a> (una jornada nacional para promover el registro de votantes, en la que <a href="https://www.politico.com/story/2012/11/celebs-get-political-to-spice-up-2012-083309">han participado numerosos famosos</a> desde su creación en 2012), la web Vote.org registró una actividad récord <a href="https://www.npr.org/2023/09/22/1201183160/taylor-swift-instagram-voter-registration">tras una publicación en Instagram</a> de la cantante animando a registrarse: <a href="https://www.usatoday.com/story/entertainment/celebrities/2023/09/22/taylor-swift-register-to-vote/70928578007/">35 000 registros más que en 2022</a>, un aumento del 25 % e incluso del 115 % si nos limitamos a los jóvenes de 18 años. </p>
<p>Hay que entender que en Estados Unidos <a href="https://www.usa.gov/voter-registration-deadlines">hay que registrarse para cada elección</a> (excepto en Dakota del Norte). La presidenta de Vote.org escribió en la red social X (antes Twitter) que <a href="https://x.com/AndreaEHailey/status/1749475931838640391">el 80 % de los inscritos acuden después a las urnas</a>, por lo que estas cifras deberían reflejarse en la participación en noviembre.</p>
<p>Cualitativamente, es probable que el aumento de la participación <em>swiftie</em> recompense sobre todo a los demócratas: esa es la afiliación partidista declarada por el 55 % de los seguidores <a href="https://pro.morningconsult.com/instant-intel/taylor-swift-fandom-demographic">en una encuesta de marzo de 2023</a>. No es demasiado sorprendente: la mayoría de los <em>swifties</em> son jóvenes (la mitad son <em>millennials</em> y solo el 10 % son miembros de la generación X), un electorado que tiende a votar a la izquierda; y además las posturas de la cantante <a href="https://fortune.com/2018/10/09/taylor-swift-burn-merchandise-instagram-protests/">son claras para sus oyentes</a> desde 2018. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Taylor Swift en agosto de 2023 durante el 'Eras Tour', en _Speak Now_ Set Era." src="https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=184&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=184&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=184&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=231&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=231&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/580725/original/file-20240308-22-5h8v36.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=231&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Taylor Swift en agosto de 2023 durante el ‘Eras Tour’, en <em>Speak Now</em> Set Era.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/paolov/53109675844/in/album-72177720310415752/">Paolo V/Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, una encuesta realizada casi un año después, en febrero de 2024, por el mismo instituto declaraba que <a href="https://pro.morningconsult.com/analysis/taylor-swift-biden-endorsement-2024-polling">el 64 % de los <em>swifties</em> tenía intención de votar a Biden</a>. Esto sugiere que la cantante puede haberse ganado a una parte del 45 % restante de fans <a href="https://pro.morningconsult.com/instant-intel/taylor-swift-fandom-demographic">que estaban divididos en 2023</a>. </p>
<p>Como la campaña aún no ha terminado, es posible que esta cifra aumente, ya que la conversión de los oyentes no demócratas se ve facilitada por el <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/15456870.2019.1704758">alto nivel de apego parasocial de los fans de Taylor Swift</a>, en quien suelen tener <a href="https://journal.transformativeworks.org/index.php/twc/article/view/1843">una confianza infalible</a>.</p>
<p>Sin embargo, aunque Taylor Swift consiga movilizar a sus fans demócratas o dirigir a nuevos votantes hacia Biden, sólo tendrá impacto en el resultado final si esto se produce en los estados indecisos. </p>
<p><a href="https://www.lemonde.fr/les-decodeurs/article/2020/10/29/quel-est-le-role-des-grands-electeurs-dans-l-election-americaine-comment-sont-ils-designes_6057747_4355770.html">Las elecciones presidenciales estadounidenses</a> son en realidad la suma de 50 elecciones, una por estado. En cada una de ellas, el candidato que obtiene la mayoría simple de los votos gana todos los electores del estado (el sistema <a href="https://ballotpedia.org/Winner-take-all"><em>winner-take-all</em></a>). Un aumento numérico de votos para Biden no tendría ningún impacto si se concentrara en estados ya tradicionalmente demócratas, como California o Nueva York.</p>
<h2>Falta de estudios fiables</h2>
<p>Sin embargo, se han realizado pocos estudios fiables sobre la distribución geográfica de los <em>swifties</em>. <a href="https://www.msn.com/en-us/music/news/ohio-has-most-swifties-in-country-according-to-new-report/ar-AA1dzI9K">Un estudio de julio de 2023</a> analizó todos los tuits geoetiquetados que contenían un mensaje positivo sobre Taylor Swift durante un período de 30 días. Sus limitados resultados identificaron los estados en los que se encontraban la mayoría de los <em>swifties</em> activos en X. Sin embargo, entre los 10 primeros sólo figuraba uno de los seis estados indecisos <a href="https://thehill.com/opinion/campaign/3870203-these-6-states-will-determine-the-2024-presidential-election/">que probablemente determinarán las elecciones</a>: Michigan. </p>
<p>Aun así, nada descarta que los <em>swifties</em> menos activos en las redes sociales se movilicen en otros estados en los que los resultados serían ajustados, como ocurrió en 2020 en Arizona y Georgia, donde Biden obtuvo apenas 10 000 votos más que Trump.</p>
<p>Aunque la influencia cuantitativa de Taylor Swift en las elecciones estadounidenses parece ya innegable, habrá que esperar a los resultados de estudios más precisos, y quizá incluso a las propias elecciones, para saber si puede influir en el resultado de las votaciones. </p>
<p>Sin embargo, su participación en la campaña habrá tenido un impacto en las preocupaciones del Congreso: la ofensiva conservadora contra Swift ha dado lugar a la <a href="https://www.nytimes.com/2024/01/26/arts/music/taylor-swift-ai-fake-images.html">circulación de imágenes pornográficas de la estrella generadas por inteligencia artificial</a> (<em>deepfakes</em>) en la red X. Por ello, un grupo bipartidista de diputados estadounidenses ha presentado un proyecto de ley para criminalizar estas prácticas en todo el país, una iniciativa copiada a nivel estatal, incluido Missouri, donde el título de la ley será “<a href="https://www.kttn.com/taylor-swift-act-will-protect-against-unauthorized-deepfake-images/">Taylor Swift Act</a>”.</p>
<p>Después de todo, las elecciones presidenciales de 2024 pueden ser la “<a href="https://www.today.com/popculture/music/taylors-version-meaning-swift-rerecording-albums-rcna98513">versión de Taylor</a>”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/225250/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elsa Grassy ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>¿Tiene Taylor Swift el poder de dar la victoria a los demócratas en las elecciones presidenciales, como piensa la derecha estadounidense?Elsa Grassy, Maîtresse de conférences en études états-uniennes, Université de StrasbourgLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2244292024-02-29T18:03:17Z2024-02-29T18:03:17Z¿Por qué millones de estadounidenses creen que a Donald Trump le ‘robaron’ las elecciones presidenciales de 2020?<p>Antes incluso de que comience la campaña presidencial estadounidense de 2024, las elecciones primarias republicanas ya han sido históricas en más de un sentido.</p>
<p>Por primera vez en la historia de Estados Unidos, el expresidente Donald Trump se presenta de nuevo a la Casa Blanca a pesar de haber sido condenado por agresión sexual –en realidad una <a href="https://www.washingtonpost.com/politics/2023/07/19/trump-carroll-judge-rape/">violación</a>– y de enfrentarse actualmente a <a href="https://www.nytimes.com/article/trump-investigations-civil-criminal.html">múltiples acusaciones pendientes de juicio</a>. </p>
<p>Y, lo que es aún más grave, tras su derrota en noviembre de 2020, Trump intentó obstruir el traspaso democrático del poder <a href="https://www.washingtonpost.com/national-security/2023/12/05/trump-jan-6-violence-election-obstruction/">animando a sus partidarios</a> a oponerse violentamente a la validación de las elecciones. <a href="https://www.nytimes.com/2024/01/06/us/politics/trump-jan-6-speech-election.html">Cuatro años después</a>, sigue afirmando falsamente que, de hecho, <a href="https://www.nytimes.com/2023/08/17/us/politics/trump-election-lies-fact-check.html">ganó en 2020</a>.</p>
<p>Por supuesto, no hay <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2103619118">ninguna prueba de fraude</a> que pudiera haber cambiado el resultado, y <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Post-election_lawsuits_related_to_the_2020_U.S._presidential_election">todas las demandas que impugnan los resultados se han perdido tras las audiencias que investigaron el tema</a> o han sido desestimadas por improcedentes, incluso por jueces que él <a href="https://www.washingtonpost.com/politics/2020/12/14/most-remarkable-rebukes-trumps-legal-case-judges-he-hand-picked/">había elegido a dedo</a>. </p>
<p>Sin embargo, casi 3 de cada 10 estadounidenses, y <a href="https://www.washingtonpost.com/dc-md-va/2024/01/02/jan-6-poll-post-trump/">dos tercios de los votantes republicanos</a>, siguen creyendo erróneamente que a Donald Trump le robaron las elecciones. Según ellos, en algunos estados se produjo un fraude “masivo” (votantes falsos, máquinas de votación trucadas, etc.) con el beneplácito de funcionarios electorales y jueces sin escrúpulos, lo que inclinó la balanza a favor de Biden.</p>
<p>Los partidarios acérrimos de Trump vuelven a verle como víctima de una <a href="https://www.politico.com/news/2023/03/31/donald-trump-indictment-00090001">“caza de brujas”</a>, al igual que hicieron durante las dos destituciones a las que se enfrentó: es porque se enfrentaba a un “sistema corrupto”, creen. Trump ha utilizado sus problemas legales para <a href="https://time.com/6555904/donald-trump-gop-primary-2024/">recaudar millones de dólares</a>, gran parte de los cuales se han destinado a <a href="https://www.pbs.org/newshour/politics/trump-political-committee-has-spent-more-than-40-million-on-lawyers-fees-as-his-legal-peril-mounts">pagar a sus abogados defensores</a> en lugar de financiar su campaña presidencial. A pesar de ello, ha <a href="https://projects.fivethirtyeight.com/polls/president-primary-r/2024/national/">superado las primarias republicanas</a> y va camino de convertirse en el candidato del Partido Republicano en las elecciones de noviembre de 2024.</p>
<p>Entonces, ¿cómo podemos explicar que decenas de millones de estadounidenses sigan adhiriéndose a esta narrativa de las elecciones robadas, a pesar de <a href="https://www.brennancenter.org/sites/default/files/analysis/Briefing_Memo_Debunking_Voter_Fraud_Myth.pdf">numerosos estudios</a> que demuestran su absoluta falsedad?</p>
<h2>La tradición estadounidense del conspiracionismo</h2>
<p>El mito de las elecciones robadas es una <a href="https://www.researchgate.net/publication/355068117_The_Rise_of_Presidential_Eschatology_Conspiracy_Theories_Religion_and_the_January_6th_Insurrection">creencia conspirativa masiva</a>, un tipo de contranarrativa no verificada que cuestiona hechos bien establecidos y se basa en cambio en la idea de que actores poderosos y malévolos operan en la sombra. Lo que caracteriza a Estados Unidos no es necesariamente que su población sea más crédula que otras, sino que gran parte de su clase política y mediática está dispuesta a aceptar, explotar y organizar el pensamiento conspirativo en su beneficio.</p>
<p>En un ensayo histórico de 1964 publicado en <em>Harper’s Magazine</em>, “<a href="https://harpers.org/archive/1964/11/the-paranoid-style-in-american-politics/">The Paranoid Style in American Politics</a>”, el historiador Richard Hofstadter exploró célebremente la pasión estadounidense por la conspiración, centrándose en la obsesión de la derecha por una supuesta conspiración comunista durante la era McCarthy. En aquella época, la derecha cristiana se fusionó con el nacionalismo, convirtiéndose en una poderosa fuerza de oposición al bloque comunista supuestamente impío. </p>
<p>En la década de 1970, la narrativa política de una lucha universal entre el Bien y el Mal se convirtió en un <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1460-2466.2006.00021.x">tema esencial de los discursos presidenciales</a>, en particular los de Ronald Reagan y George W. Bush.</p>
<h2>El “enemigo interior” y la “guerra cultural”</h2>
<p>Con el final de la Guerra Fría en 1991, esta narrativa binaria se adaptó a la “<a href="https://www.vox.com/policy-and-politics/2020/7/9/21291493/donald-trump-evangelical-christians-kristin-kobes-du-mez">guerra cultural</a>”, enfrentando a fundamentalistas religiosos y progresistas en cuestiones morales y sociales como el aborto y la sexualidad. Se trata de una narrativa de decadencia que identifica a cualquier oposición política como un “enemigo” que pone en peligro los cimientos morales de la nación.</p>
<p>Esta narrativa fue alimentada por la sensación de impotencia y humillación que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Luego vino la crisis financiera de 2008 y dos décadas de “guerra contra el terrorismo” sin nada parecido a una victoria tangible. </p>
<p>A medida que evolucionaba la composición demográfica del país, <a href="https://academic.oup.com/socrel/article/81/3/272/5836966">creció el resentimiento racial</a> y con él el pensamiento conspirativo, encarnado por la narrativa del “<a href="https://www.prri.org/spotlight/replacement-theory-is-not-a-fringe-theory/">gran reemplazo</a>”. La crisis de la covid-19 aumentó la desconfianza en el gobierno. Nació el “<a href="https://theconversation.com/demons-of-the-deep-state-how-evangelicals-and-conspiracy-theories-combine-in-trumps-america-144898">Estado profundo</a>”, percibido como literalmente demoníaco.</p>
<p>La politización de la religión alcanzó su punto álgido con Donald Trump, que utilizó el lenguaje religioso <a href="https://www.researchgate.net/publication/331071656_The_God_Card_Strategic_Employment_of_Religious_Language_in_US_Presidential_Discourse">más que ningún otro presidente</a>. A diferencia de sus predecesores, asoció explícitamente <a href="https://www.researchgate.net/publication/344337560_Thou_Art_in_a_Deal_The_Evolution_of_Religious_Language_in_the_Public_Communications_of_Donald_Trump">la identidad estadounidense con el cristianismo</a>. Hizo hincapié en temas de nacionalismo cristiano, muy populares entre los evangélicos blancos a los que cortejaba. Es dentro de este grupo religioso donde la adhesión al mito de las elecciones “robadas” es <a href="https://www.prri.org/spotlight/after-three-years-and-many-indictments-the-big-lie-that-led-to-the-january-6th-insurrection-is-still-believed-by-most-republicans/">más fuerte</a>.</p>
<h2>Donald Trump: un “salvador” sin Dios ni ley</h2>
<p>La ironía de que Trump corteje a los evangélicos es que el propio Trump está <a href="https://edition.cnn.com/interactive/2017/politics/state/donald-trump-religion/">lejos de ser religioso</a>. Sus insultos xenófobos contra los inmigrantes, su <a href="https://www.theatlantic.com/politics/archive/2020/09/trump-americans-who-died-at-war-are-losers-and-suckers/615997/">desprecio por los veteranos</a>, sus llamamientos a la <a href="https://www.washingtonpost.com/politics/2023/11/13/white-house-biden-trump-vermin/">violencia contra los oponentes políticos</a>, su burla de un <a href="https://www.bbc.com/news/world-us-canada-34930042">periodista discapacitado</a> y su evidente <a href="https://edition.cnn.com/2016/10/21/politics/trump-religion-gospel/index.html">falta de cultura religiosa</a> son fundamentalmente incompatibles con la ética cristiana. En discursos y entrevistas, con frecuencia <a href="https://www.youtube.com/watch?v=qIHhB1ZMV_o">destaca a grupos extremistas</a>, como los <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Proud_Boys">Proud Boys</a>, y conspiracionistas, como <a href="https://www.youtube.com/watch?v=GNI553Np__k">los creyentes de QAnon</a>.</p>
<p>El vínculo entre las teorías conspirativas y el nacionalismo cristiano blanco está <a href="https://theconversation.com/evangelical-leaders-like-billy-graham-and-jerry-falwell-sr-have-long-talked-of-conspiracies-against-gods-chosen-those-ideas-are-finding-resonance-today-132241">bien documentado</a>, más recientemente en relación con temas como las vacunas o el cambio climático. Los evangélicos “racionalizan” la mentira electoral <a href="https://www.vox.com/identities/2018/3/5/16796892/trump-cyrus-christian-right-bible-cbn-evangelical-propaganda">comparando a Trump con Ciro</a>, un rey persa histórico que, en el Antiguo Testamento (<a href="https://enterthebible.org/passage/isaiah-4423-458-cyrus-gods-anointed-shepherd">Isaías</a>), no adoraba al Dios de Israel pero es retratado como un instrumento utilizado por Dios para liberar al pueblo judío.</p>
<p>Estas creencias se derivan de una interpretación “<a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Premillennialism">premilenialista</a>” del Libro del Apocalipsis, adoptada por una mayoría de evangélicos (<a href="https://www.pewresearch.org/short-reads/2022/12/08/about-four-in-ten-u-s-adults-believe-humanity-is-living-in-the-end-times/">63 %</a>) que creen que la humanidad está experimentando actualmente el “<a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Eschatology">fin de los tiempos</a>”.</p>
<p>Esta visión del mundo se hizo explícita en el <a href="https://theconversation.com/christian-nationalism-is-downplayed-in-the-jan-6-report-and-collective-memory-189440">ataque al Capitolio de EE. UU. el 6 de enero de 2021</a>. Dio a los líderes republicanos una oportunidad única para condenar a Donald Trump en un juicio que podría haber acabado con sus ambiciones políticas. A pesar de lo que estaba en juego, ni el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ni el influyente líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, votaron a favor del <em>impeachment</em>. Sin embargo, ambos reconocieron que Trump era “<a href="https://www.politico.com/news/2021/02/13/mcconnell-condemns-trump-acquitted-469002">moralmente responsable</a>” de la <a href="https://www.npr.org/sections/trump-impeachment-effort-live-updates/2021/01/13/956452691/gop-leader-mccarthy-trump-bears-responsibility-for-violence-wont-vote-to-impeach">violencia</a>.</p>
<p>Como hizo el Partido Republicano durante el primer juicio de destitución de Trump y con cada una de sus <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/False_or_misleading_statements_by_Donald_Trump">innumerables mentiras</a>, incluso <a href="https://www.vox.com/2020-presidential-conventions/2020/8/25/21400657/trump-rnc-2020-coronavirus-Covid-19-pandemic">durante la crisis de covid-19</a>, una vez más se mostró dispuesto a sacrificar la democracia en el altar de la ambición política.</p>
<p>El resultado es que la mentira electoral se ha convertido en la norma y ahora en una prueba de lealtad dentro del partido. Una gran mayoría de <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2022/11/09/us/politics/election-misinformation-midterms-results.html">nuevos miembros del Congreso en 2022</a> han puesto a su vez en duda los resultados de 2020. Cuando Kevin McCarthy demostró no ser suficientemente leal a Trump, fue sustituido como presidente de la Cámara por Mike Johnson, un <a href="https://slate.com/news-and-politics/2024/01/january-6-insurrection-mike-johnson-evangelical-christian-apostolic-reformation.html">nacionalista cristiano</a> y <a href="https://www.brennancenter.org/our-work/analysis-opinion/mike-johnson-now-most-powerful-election-denier-washington">acérrimo negacionista de las elecciones</a>.</p>
<h2>Una mentira generalizada financiada por grupos poderosos</h2>
<p>Esta mentira no es la expresión democrática y populista del antielitismo de base. Está alimentada por organizaciones nacionales que están <a href="https://www.newyorker.com/magazine/2021/08/09/the-big-money-behind-the-big-lie">financiadas por algunos de los conservadores más ricos del país</a>. El <a href="https://www.brennancenter.org/our-work/research-reports/big-donors-working-overturn-2020-election-are-backing-election-denial">Centro Brennan para la Justicia</a> de la Universidad de Nueva York ha identificado a varios de estos grupos, como el <a href="https://www.eip-ca.com/">Proyecto de Integridad Electoral de California</a>, <a href="https://www.freedomworks.org/issue/election-protection/">FreedomWorks</a> y el <a href="https://www.honestelections.org/">Proyecto de Elecciones Honestas</a>, cuyos nombres desmienten sus intenciones.</p>
<p>Entre estos grupos, la <a href="https://fedsoc.org/commentary/publications/voter-fraud-in-our-republic">Federalist Society</a>, que promovió el nombramiento de los miembros más conservadores del Tribunal Supremo, ha liderado el <a href="https://www.motherjones.com/politics/2023/12/how-leonard-leos-dark-money-network-orchestrated-a-new-attack-on-the-voting-rights-act/">ataque contra la Ley del Derecho al Voto</a> (una ley de 1965 que prohíbe la discriminación racial en el voto).</p>
<p>El papel de la <a href="https://www.heritage.org/voterfraud">Fundación Heritage</a> también es notable.</p>
<p>Una de las organizaciones conservadoras más poderosas e influyentes ha utilizado el fantasma del fraude electoral como pretexto para eliminar votantes de las listas electorales. Uno de sus fundadores, <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Paul_Weyrich">Paul Weyrich</a>, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=8GBAsFwPglw">declaró en 1980</a>:</p>
<blockquote>
<p>“No quiero que vote todo el mundo. Las elecciones no se ganan por mayoría de la gente, nunca lo han sido desde el principio de nuestro país y no lo son ahora. De hecho, nuestra influencia en las elecciones aumenta a medida que disminuye el número de votantes”.</p>
</blockquote>
<p>Añádase a esto una estrategia abierta de <a href="https://time.com/6334985/trump-fox-news-lies-brian-stelter-essay/">desinformación mediática</a> utilizada por Trump y sus aliados, resumida por Steve Bannon, exlíder de Breitbart News y exasesor de Donald Trump: “<a href="https://www.vox.com/policy-and-politics/2020/1/16/20991816/impeachment-trial-trump-bannon-misinformation">Inundar la zona de mierda</a>”. Se trata simplemente de abrumar a la prensa y al público con tanta información falsa y desinformación que distinguir la verdad de las mentiras resulta demasiado difícil, si no imposible.</p>
<p>Por supuesto, todo esto se ve amplificado por una aguda <a href="https://press.uchicago.edu/ucp/books/book/chicago/U/bo27527354.html">polarización política arraigada en la identidad social</a>. Esto se <a href="https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2018/11/why-are-americans-so-geographically-polarized/575881/">manifiesta geográficamente</a>, donde las preferencias partidistas están correlacionadas con la densidad de población: urbana frente a rural, para simplificar. Los republicanos que creen en el mito de unas elecciones robadas no pueden creer que Joe Biden pudiera haber sido elegido por mayoría porque <em>nadie a su alrededor votó demócrata</em>, después de todo.</p>
<p>Esta polarización física se ve a su vez reforzada por la <a href="https://www.pewresearch.org/journalism/2020/01/24/u-s-media-polarization-and-the-2020-election-a-nation-divided/">polarización mediática</a> que crea una verdadera burbuja informativa. Así, una mayoría de republicanos sólo confía en <a href="https://www.pewresearch.org/short-reads/2020/04/08/five-facts-about-fox-news/">Fox News</a> y en canales de televisión de extrema derecha como <a href="https://edition.cnn.com/2023/09/05/media/dominion-exec-oan-lawsuit-settlement/index.html">One American News</a>, cuyos presentadores en horario de máxima audiencia han <a href="https://www.nytimes.com/2023/02/27/business/media/fox-news-dominion-rupert-murdoch.html">respaldado mentiras que ni ellos mismos creen</a> sobre el fraude electoral. Estas mentiras, además, se <a href="https://www.axios.com/2022/09/19/election-misinformation-social-media-big-lie-report">amplificaron en las redes sociales</a>.</p>
<h2>¿Se repetirá la historia el próximo noviembre?</h2>
<p>Cuestionar los resultados electorales es un tema constante para Donald Trump. En 2012, <a href="https://abcnews.go.com/Politics/donald-trumps-2012-election-tweetstorm-resurfaces-popular-electoral/story?id=43431536">calificó la reelección de Barack Obama</a> de “<a href="https://twitter.com/realdonaldtrump/status/266035509162303492">farsa total y parodia</a>”, añadiendo que “no somos una democracia” y que sería necesario “marchar sobre Washington y detener esta burla”. En 2016, impugnó, sin pruebas, los resultados del caucus de Iowa y el voto popular obtenido por Hillary Clinton, atribuyéndolo a “<a href="https://www.bbc.com/news/world-us-canada-38126438">millones de votos ilegales</a>”.</p>
<p>La diferencia entre 2020 y hoy es que Donald Trump ya no es una curiosidad política. Su voz es ahora escuchada y creída por millones de ciudadanos. Así, casi una cuarta parte de los ciudadanos estadounidenses (<a href="https://www.prri.org/spotlight/after-three-years-and-many-indictments-the-big-lie-that-led-to-the-january-6th-insurrection-is-still-believed-by-most-republicans/">23 %</a>) dicen que estarían dispuestos a usar la violencia para “salvar el país”.</p>
<p>Independientemente del resultado de las elecciones de 2024, hay motivos de preocupación. Donald Trump <a href="https://thehill.com/homenews/campaign/3998962-trump-wont-commit-to-accepting-2024-election-results/">se ha negado a comprometerse</a> a aceptar los resultados de las elecciones de 2024 si no le son favorables. Y sus seguidores están una vez más dispuestos a seguir sus palabras de rechazo, convirtiéndolas en acción.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224429/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jérôme Viala-Gaudefroy ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>Casi un tercio de los estadounidenses dicen creer que Donald Trump fue el verdadero ganador de las últimas elecciones, y la proporción es el doble entre los votantes republicanos.Jérôme Viala-Gaudefroy, Assistant lecturer, CY Cergy Paris UniversitéLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2241282024-02-25T21:44:46Z2024-02-25T21:44:46ZPor qué Bolsonaro no logró derrocar la democracia pero sigue siendo una amenaza<p>El 5 de julio de 2022, el entonces presidente brasileño Jair Bolsonaro convocó a sus ministros y colaboradores a una reunión en su residencia oficial. Discutieron largo y tendido acerca de la fórmula para evitar una derrota en las inminentes elecciones de octubre. Todos en la sala parecían estar de acuerdo en un punto: la democracia no debía interponerse en su camino.</p>
<p>Cuando estaba en el cargo, Bolsonaro alertó varias veces contra las elecciones de 2022, copiando la campaña de Donald Trump <a href="https://edition.cnn.com/2020/11/13/business/stop-the-steal-disinformation-campaign-invs/index.html">#StopTheSteal</a>. Tener que pasar por las urnas era para Bolsonaro una verdadera molestia, pero nadie podía imaginarse hasta dónde sería capaz de llegar para intentar aferrarse al cargo.</p>
<p>Se acaban de publicar imágenes de la reunión de julio de 2022 como parte de una orden judicial emitida por el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes. La Policía Federal detuvo a tres de los más cercanos colaboradores de Bolsonaro y dictó órdenes de registro contra exministros y militares de alto rango. </p>
<p>Todos ellos están siendo investigados por tramar supuestamente un golpe militar como respuesta a la victoria de Lula da Silva en las urnas. En medio de los registros, la policía encontró un <a href="https://www.aljazeera.com/news/2024/2/8/brazil-police-seize-bolsonaros-passport-amid-coup-probe">proyecto de decreto</a> mediante el cual Bolsonaro pretendía supuestamente instaurar el estado de sitio en el país, entregaría el poder a los generales y pondría entre rejas al juez Moraes.</p>
<p>El <em>bolsonarismo</em> odia a <a href="https://www.nytimes.com/2023/01/22/world/americas/brazil-alexandre-de-moraes.html">Moraes</a> aún más de lo que odia a Lula. Después de todo, varias decisiones tomadas por el magistrado han sido claves para frenar el radicalismo y preservar la democracia. </p>
<h2>Aguantar, pase lo que pase</h2>
<p>El ascenso y caída de Bolsonaro ha dejado claro que la extrema derecha brasileña es una suma de ideología y autoritarismo. El expresidente y sus socios no solo harían lo imposible por librar guerras culturales y desacreditar a sus enemigos; las investigaciones han demostrado que harían lo que fuera necesario para aferrarse al poder.</p>
<p>¿Por qué, entonces, Bolsonaro fracasó en su intento de derrocar la democracia? </p>
<p>La incompetencia y el autoengaño seguramente han desempeñado un papel, pero hay más factores que explican la supervivencia democrática de Brasil. Uno de ellos es que el Tribunal Supremo parecía estar siempre un paso por delante de Bolsonaro. </p>
<p>Desde que sus partidarios comenzaran a inundar las calles durante la pandemia de COVID-19 para exigir una intervención militar, el tribunal ordenó no menos de <a href="https://iepecdg.com.br/wp-content/uploads/2023/07/o-stf-e-a-defesa-da-democracia-no-brasil_230702_174751.pdf">ocho investigaciones contra Bolsonaro y sus aliados</a> tanto dentro como fuera del gobierno. </p>
<p>Otra razón fue la movilización internacional en defensa de la democracia brasileña. El deseo de Bolsonaro de seguir el guión radical de Donald Trump fue una señal de alarma para muchos activistas, periodistas y políticos extranjeros. Cuando quedó claro que el <em>bolsonarismo</em> era, en muchos sentidos, una versión tropical del <em>trumpismo</em>, Brasil se convirtió en un campo de batalla ideológico global entre progresistas y reaccionarios. </p>
<p>La extrema derecha, <a href="https://newrepublic.com/article/163301/steve-bannon-brazil-maga-battleground-bolsonaro">encabezada por Steve Bannon</a>, utilizó Brasil como laboratorio de ideas extremistas, especialmente mientras Trump aún era presidente. Los defensores demócratas, a su vez, cerraron filas con sus homólogos brasileños para resistir el asalto de Bolsonaro a los derechos humanos, la salud pública y el medio ambiente. Con Biden en la Casa Blanca, Estados Unidos también ayudó a constreñir al gobierno de Bolsonaro a través de canales diplomáticos.</p>
<p>El triunfo de Lula en 2022 se consideró en gran medida una victoria de los demócratas. Sin embargo, las instituciones políticas de Brasil no pueden cantar victoria. Ni mucho menos. Quizás el mensaje más alarmante de las últimas investigaciones del Tribunal Supremo es que los oficiales militares han estado involucrados en socavar la democracia en cada paso del camino. </p>
<p>En lugar de repudiar los llamamientos populares a favor de un golpe de Estado, los militares han estimulado en ocasiones un comportamiento antidemocrático al servicio de su propia vanidad, y en contra de la ley. </p>
<p>Miles de partidarios de Bolsonaro acamparon frente a la sede militar, con la complicidad de las fuerzas armadas, proporcionando el caldo de cultivo perfecto para el intento de golpe del 8 de enero de 2023.</p>
<h2>Probando los límites de la democracia</h2>
<p>De hecho, la versión brasileña de los disturbios del Capitolio del 6 de enero de 2021 es un cuento con moraleja de cómo puede producirse un intento de golpe de Estado incluso después de que el autócrata dimita. </p>
<p>Mientras Trump, aún en funciones, agitaba a una turba para invadir el Congreso e impedir la sesión que certificaría los resultados de las elecciones de 2020, el caos sembrado por las hordas pro-Bolsonaro tuvo lugar una semana después de que Lula hubiera jurado su cargo. Incluso bajo la autoridad de Lula, los militares no hicieron nada para detener el caos en Brasilia.</p>
<p>Un año después, algunos militares parecen seguir poniendo a prueba los límites de la democracia. Hace unos días, tras la detención de algunos oficiales en activo y retirados en la operación de la policía federal, el ex vicepresidente de Bolsonaro y ahora senador Hamilton Mourão llegó a <a href="https://brazilian.report/liveblog/politics-insider/2024/02/08/bolsonaro-police-vp-military-revolt/">pedir a los militares que se levantaran contra el Tribunal Supremo</a>.</p>
<p>Mourão, general retirado reconvertido en político, no es el único que rechaza el Estado de derecho. Según una encuesta nacional, los brasileños siguen muy divididos con respecto a Bolsonaro: el 36,8 % cree que el expresidente no intentó dar un golpe de Estado, el 42,2 % considera que está siendo injustamente perseguido y el 47,3 % piensa que los brasileños viven bajo una “<a href="https://congressoemfoco.uol.com.br/area/pais/bolsonaro-tentou-golpe-sera-preso-pesquisa-mostra-opiniao-de-brasileiros/">dictadura judicial</a>”. </p>
<p>Todo esto es demasiado sintomático de un país que aún tiene que exorcizar los demonios de su pasado dictatorial y superar su presente profundamente polarizado. Jueces y políticos comprometidos con los valores democráticos deben trabajar juntos para combatir y castigar el populismo autoritario en todas sus formas. </p>
<p>Sin embargo, mientras Bolsonaro siga siendo una figura central en la política brasileña, es poco probable que este escenario cambie, e incluso puede empeorar si Trump vuelve a ser elegido en Estados Unidos. Aunque Bolsonaro es actualmente inelegible para presentarse a las elecciones, una reaparición política no es inimaginable en caso de que las instituciones democráticas no hagan bien su trabajo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224128/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Guilherme Casarões no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La Policía Federal detuvo a algunos de los colaboradores más cercanos de Bolsonaro y llevó a cabo órdenes de registro contra exministros y militares de alto rango. La acusación: planear un golpe de Estado.Guilherme Casarões, Professor of Political Science, Escola de Administração de Empresas de São Paulo da Fundação Getúlio Vargas (FGV/EAESP)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2109222023-08-02T16:59:52Z2023-08-02T16:59:52ZLa imputación más grave de Trump hasta la fecha: ‘deshonestidad, fraude y engaño’ para aferrarse al poder<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/540787/original/file-20230802-18-uf6dw2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C0%2C2492%2C1657&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/donald-trump-speaks-first-nation-leadership-283689917">Andrew Cline/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El 1 de agosto de 2023, el Departamento de Justicia estadounidense <a href="https://www.washingtonpost.com/national-security/2023/08/01/trump-indictment-jan-6-2020-election/">anunció su segunda acusación federal</a> contra el expresidente Donald J. Trump. Es una acusación sin precedentes, y no solo porque un expresidente se enfrente a múltiples cargos penales. </p>
<p>Lo verdaderamente novedoso es que se trata de los primeros cargos federales que alegan que el entonces presidente intentó dar un tipo particular de golpe de Estado, llamado <a href="https://clinecenter.illinois.edu/coup-detat-project/statement_dec.15.2022">autogolpe</a>, con la intención de mantenerse en el poder de forma ilegal.</p>
<h2>De qué se le acusa</h2>
<p>La <a href="https://www.cnn.com/2023/08/01/politics/read-trump-january-6-indictment/index.html">acusación enumera</a> cuatro delitos graves. Todos ellos se reducen a los mismos hechos sucedidos el 6 de enero de 2021, y a un conjunto de cinco acusaciones, muchas de las cuales han sido <a href="https://apnews.com/article/jan-6-committee-final-report-trump-bcfea6162fe9cfa0d120e86d069af0e4">denunciadas anteriormente</a>.</p>
<p>Todos los cargos se basan en el argumento de que Trump y sus cómplices (denominados “coconspiradores” por la acusación) sabían que el entonces presidente había perdido las elecciones de noviembre de 2020, y que sus afirmaciones de fraude e irregularidades en la votación, hechas antes y durante el 6 de enero de 2021, eran infundadas. </p>
<p>Tres cargos en esta nueva acusación alegan conspiraciones: hay conspiración para defraudar al gobierno; para obstruir un procedimiento oficial –en este caso, el recuento de los votos electorales el 6 de enero de 2021 en el capitolio–; y contra los derechos de los votantes a emitir su voto y a que éste sea contado de forma justa y honesta. </p>
<p>El cargo restante alega la obstrucción e intento de obstrucción de un procedimiento oficial, en concreto, el recuento de los votos electorales. El documento afirma que Trump contó supuestamente con la ayuda de seis cómplices o coconspiradores, entre ellos cuatro abogados, un funcionario del Departamento de Justicia y un asesor político. </p>
<p>Ninguno de ellos está acusado, y se les identifica por número, no por nombre. Esto podría significar que una o más de estas personas están cooperando con el Departamento de Justicia, aunque no necesariamente. </p>
<p>La acusación declara que todas las afirmaciones de Trump sobre irregularidades electorales “eran falsas, y el acusado sabía que eran falsas”. Aunque Trump tiene otros casos abiertos, esta acusación contiene los cargos más graves a los que se ha enfrentado hasta ahora.</p>
<p>En Nueva York, Trump está acusado de <a href="https://theconversation.com/what-trumps-business-fraud-charges-mean-a-former-prosecutor-explains-the-34-felony-counts-and-obstacles-ahead-for-manhattans-da-203319">falsificación de registros comerciales</a>, que es, hasta cierto punto, un delito técnico. Y en Florida, el Departamento de Justicia le ha acusado de <a href="https://theconversation.com/trump-faces-additional-charges-4-essential-reads-to-understand-the-case-against-him-for-hoarding-classified-documents-210624">conservar ilegalmente documentos de seguridad nacional</a>, pero no se alega que fueran revelados a agentes extranjeros ni que representaran mucho más que recuerdos.</p>
<p>Esta nueva acusación, por el contrario, considera que Trump maniobró para aferrarse a un cargo al que sabía que no tenía derecho. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Cinco personas sentadas a un lado de una mesa con papeles sobre la mesa frente a ellos." src="https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=404&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=404&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=404&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=507&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=507&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/539636/original/file-20230726-29-44gjjc.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=507&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El expresidente Donald Trump con sus abogados dentro de la sala durante su comparecencia en el Tribunal Penal de Manhattan el 4 de abril de 2023.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/former-us-president-donald-trump-appears-in-court-at-the-news-photo/1250772070?adppopup=true">Seth Wenig/POOL/AFP via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Desglose de los cargos</h2>
<p>En la nueva acusación, el Departamento de Justicia alega que en noviembre y diciembre de 2020, Trump intentó que los legisladores estatales <a href="https://apnews.com/article/2022-midterm-elections-biden-covid-health-wisconsin-9f415373663df369587552b0b3109a6f">entorpeciesen el proceso de certificación</a> de los resultados electorales en sus estados. Supuestamente hizo esto, por ejemplo, pidiendo a los líderes legislativos que convocaran la legislatura de nuevo en sesión y aprobaran una resolución que dijese que Trump, y no Joe Biden, había ganado. Pero todas las legislaturas estatales certificaron los <a href="https://ballotpedia.org/Election_results_certification_dates,_2020">resultados electorales en diciembre de 2020</a>. </p>
<p>A continuación, Trump y sus aliados <a href="https://www.nytimes.com/2022/07/27/us/politics/fake-electors-explained-trump-jan-6.html">reunieron listas de electores “alternativos”</a> en Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Nuevo México, Pensilvania y Wisconsin, todos ellos <a href="https://www.archives.gov/electoral-college/2020">estados clave en los que ganó Biden</a>. (Los electores son los 538 representantes de los estados en el Colegio Electoral, que es el que vota al presidente en el cámara baja). Estos electores autodesignados prepararon documentos electorales alternativos para presentarlos al Congreso. </p>
<p><iframe id="h6Vgr" class="tc-infographic-datawrapper" src="https://datawrapper.dwcdn.net/h6Vgr/1/" height="400px" width="100%" style="border: none" frameborder="0"></iframe></p>
<p>La acusación alega que los coconspiradores aseguraron a algunos de esos electores fraudulentos que los certificados con sus nombres y votos sólo se utilizarían si Trump lograba anular los resultados de las elecciones en sus respectivos estados, un hecho que no ocurrió en ninguno de ellos. Sin embargo, posteriormente, los conspiradores habrían intentado utilizar los certificados de todos modos.</p>
<p>Además, Trump y sus aliados supuestamente intentaron que <a href="https://www.nytimes.com/2021/01/24/us/politics/jeffrey-clark-trump-election.html">funcionarios del Departamento de Justicia se comunicaran con aquellos estados</a> cuyos votos electorales quería Trump. Querían que esos funcionarios declararan falsamente que había investigaciones activas de fraude electoral pendientes. </p>
<p>Trump y sus aliados supuestamente redactaron una carta en la que se pedía a los estados que volvieran a reunir a sus asambleas legislativas para reconsiderar el resultado de las elecciones y pidieron a los funcionarios del Departamento de Justicia que la firmaran. </p>
<p>La acusación también alega que Trump <a href="https://www.reuters.com/world/us/us-capitol-jan-6-panel-turns-attention-pence-thursdays-hearing-2022-06-16/">intentó persuadir al entonces vicepresidente Mike Pence</a> de que tenía derecho a rechazar los votos electorales de Biden, o devolver esos votos a las legislaturas estatales. </p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/270F8s5TEKY?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">El vídeo muestra a manifestantes pro-Trump dentro del Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.</span></figcaption>
</figure>
<h2>Vínculos con el 6 de enero</h2>
<p>Y, por último, el escrito de acusación acusa a Trump de ser <a href="https://www.reuters.com/world/us/us-capitol-probes-season-finale-focus-trump-supporters-three-hour-rage-2022-07-21/">responsable de parte de la violencia</a> del 6 de enero de 2021 y de aprovecharse de los disturbios en el Capitolio al instar a los miembros del Congreso a retrasar ese día el proceso de recuento de votos electorales. </p>
<p>Según la acusación, Trump llamó a sus seguidores para que asistieran a una manifestación de protesta la mañana del 6 de enero, y “los dirigió al Capitolio para obstruir el procedimiento de certificación y ejercer presión sobre el Vicepresidente para que emprendiese acciones fraudulentas a las que se había negado en el pasado”. </p>
<p>A continuación, prosigue la acusación, “el acusado y sus cómplices se aprovecharon de la perturbación redoblando sus esfuerzos para presentar falsas alegaciones de fraude electoral y convencer a los miembros del Congreso de que retrasaran aún más la certificación basándose en esas alegaciones.”</p>
<p>Los cargos de conspiración son útiles para la acusación porque, según las normas probatorias, cualquier declaración hecha, o acto realizado, por un coconspirador para promover dicha conspiración puede ser utilizado contra Trump. </p>
<p>Así que, aunque Trump es la única persona nombrada y acusada en este caso, una amplia gama de pruebas de las acciones de otros estarán disponibles para ser utilizadas en su contra.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Un hombre de mediana edad vestido con traje azul marino, camisa blanca y corbata roja se ve en una gran pantalla hablando por teléfono." src="https://images.theconversation.com/files/475451/original/file-20220721-14415-rf13tn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/475451/original/file-20220721-14415-rf13tn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/475451/original/file-20220721-14415-rf13tn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/475451/original/file-20220721-14415-rf13tn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/475451/original/file-20220721-14415-rf13tn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/475451/original/file-20220721-14415-rf13tn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/475451/original/file-20220721-14415-rf13tn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Una imagen del presidente Donald Trump se muestra durante las audiencias del Congreso del 12 de julio de 2022 que investigan el ataque al Capitolio.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/july-12-2022-a-visual-of-president-donald-trump-is-shown-as-news-photo/1241888427?adppopup=true">Demetrius Freeman/The Washington Post via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Posibles condenas</h2>
<p>En teoría, si es declarado culpable de estos cargos Trump podría pasar décadas en prisión.</p>
<p>El <a href="https://www.law.cornell.edu/uscode/text/18/371">primer cargo</a> de la acusación, conspiración para defraudar a los EE. UU., tiene una sentencia máxima de cinco años. Los <a href="https://www.law.cornell.edu/uscode/text/18/1512">cargos 2 y 3</a>, obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para obstruir un procedimiento oficial, conllevan penas máximas de 20 años. </p>
<p>El <a href="https://www.law.cornell.edu/uscode/text/18/241">cargo 4</a>, conspiración contra los derechos, tiene normalmente una condena máxima de 10 años. Sin embargo, el estatuto establece que “si los actos cometidos en violación de esta sección dan como resultado la muerte” la sentencia puede ser de prisión “por cualquier término de años o de por vida,” o la persona “puede ser condenada a muerte.” </p>
<p><a href="https://archive.li/Q3U3T">Siete personas murieron</a> en relación con los disturbios del 6 de enero, por lo que es probable que se plantee la cuestión de si se puede aplicar la pena reforzada en caso de condena. Pero el Departamento de Justicia ha sido parco en la aplicación de la pena de muerte durante el mandato del presidente Biden. Basándose en eso y en otras consideraciones, parece muy poco probable que la pena de muerte sea una opción realista para dictar sentencia en este caso. </p>
<p>Muchas cuestiones jurídicas tendrán que resolverse en los tribunales entre el momento en que Trump comparezca ante un <a href="https://www.washingtonpost.com/dc-md-va/2023/08/01/trump-jan-6-indictment-whats-next/#LY22DAPIYBBY3J6P4HARP4ALD4-3">tribunal federal de Washington, D.C.</a>, previsto inicialmente para el 3 de agosto de 2023, y el momento en que un jurado emita un veredicto. </p>
<p>Está claro que un presidente en ejercicio puede ser sometido a juicio político. Pero no hay casos previos en los que una persona haya sido acusada de delitos penales por sus actos como presidente. La cuestión se planteó en la década de 1970, pero dejó de ser relevante cuando <a href="https://www.cnn.com/2020/09/13/politics/gerald-ford-richard-nixon-pardon-wolf-what-matters/">el presidente Gerald Ford indultó al expresidente Richard Nixon</a>.</p>
<p>Este caso coloca a Trump en un nuevo tipo de problema legal mucho más profundo, y a EE. UU. en un turbio e inexplorado panorama político y legal.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210922/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gabriel J. Chin no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un gran jurado ha acusado a Donald Trump de cargos de conspiración y obstrucción relacionados con sus intentos de anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.Gabriel J. Chin, Professor of Criminal Law, Immigration, and Race and Law, University of California, DavisLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2030672023-03-31T09:39:14Z2023-03-31T09:39:14ZLa imputación de Trump no le apartará de la carrera presidencial, pero dificultará mucho su reelección<p>Un gran jurado de Manhattan ha votado a favor de <a href="https://www.nytimes.com/live/2023/03/30/nyregion/trump-indictment-news">imputar al expresidente Donald Trump</a>. Los cargos específicos “siguen siendo un misterio” pero estarán relacionados con la investigación del fiscal del distrito de Manhattan sobre Trump por haber hecho pagos en secreto a una estrella del porno justo antes de las elecciones presidenciales de 2016.</p>
<p>Es la primera vez que un presidente o expresidente de Estados Unidos es imputado.</p>
<p>Se espera que Trump continúe su <a href="https://www.donaldjtrump.com/">campaña por la presidencia</a>, tratando de recuperar en 2024 el cargo <a href="https://apnews.com/article/donald-trump-michael-pence-electoral-college-elections-health-2d9bd47a8bd3561682ac46c6b3873a10">que perdió en 2020 frente a Joe Biden</a>. </p>
<p>¿Cuáles son las consecuencias de una acusación y de un posible juicio para su campaña y, si su esfuerzo tiene éxito, para su futura presidencia?</p>
<p><a href="https://constitution.congress.gov/browse/article-2/section-1/clause-5/#:%7E:text=No%20Person%20except%20a%20natural,been%20fourteen%20Years%20a%20Resident">El artículo II de la Constitución de Estados Unidos</a> establece <a href="https://theconversation.com/no-an-indictment-wouldnt-end-trumps-run-for-the-presidency-he-could-even-campaign-or-serve-from-a-jail-cell-194425">requisitos muy explícitos para optar a la presidencia</a>: El candidato debe tener 35 años de edad, haber residido en Estados Unidos durante al menos 14 años y ser ciudadano natural. </p>
<p>En casos similares relacionados con los requisitos para ser miembro del Congreso, <a href="https://www.oyez.org/cases/1968/138">el Tribunal Supremo ha sostenido</a> que dichos requisitos son un “techo constitucional”, lo que impide imponer exigencias adicionales. </p>
<p>Por tanto, dado que la Constitución no exige que el presidente esté libre de acusación, condena o prisión, se deduce que una persona imputada o en prisión puede presentarse al cargo e incluso puede ejercer como presidente.</p>
<p>Esta es la norma jurídica imperante que se aplicaría al expresidente Trump. El hecho de su inculpación y posible juicio es irrelevante para sus cualificaciones para el cargo según la Constitución.</p>
<p>Sin embargo, no parece haber duda de que la acusación, la condena o ambas –por no hablar de una pena de prisión– comprometerían significativamente la capacidad de un presidente para ejercer su cargo. Y la Constitución no ofrece una respuesta fácil al problema que plantea un jefe del Ejecutivo tan comprometido.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre con traje azul, corbata roja y camisa blanca mostrando un puño cerrado frente a varias banderas de EE.UU." src="https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/506724/original/file-20230127-25-rzcolt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El expresidente Donald Trump, en un acto de campaña en su casa de Mar-a-Lago el 15 de noviembre de 2022, en Palm Beach, Florida, cuando anunció que aspiraba a otro mandato y lanzó oficialmente su campaña presidencial para 2024.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/former-u-s-president-donald-trump-gestures-during-an-event-news-photo/1441799553?phrase=Trump&adppopup=true">Joe Raedle/Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Gobernar desde la cárcel?</h2>
<p>Un candidato presidencial podría ser acusado, procesado y condenado por las autoridades estatales o federales. La acusación por un delito estatal puede parecer menos significativa que los cargos federales presentados por el Departamento de Justicia. </p>
<p>Sin embargo, en última instancia, el espectáculo de un juicio penal en un tribunal estatal o federal tendría un efecto dramático en una campaña presidencial y en la credibilidad de un presidente, en caso de ser elegido. </p>
<p>Todos los acusados se presumen inocentes hasta que se demuestre su culpabilidad. Pero en caso de condena, el encarcelamiento en una prisión estatal o federal implica restricciones a la libertad que comprometerían significativamente la capacidad de liderazgo del presidente.</p>
<p>Este punto –que ejercer el cargo de presidente sería difícil mientras se está bajo imputación o después de ser condenado– quedó claro en un <a href="https://www.justice.gov/sites/default/files/olc/opinions/2000/10/31/op-olc-v024-p0222_0.pdf">memorando de 2000</a> escrito por el Departamento de Justicia. El informe reflexionaba sobre otro <a href="https://s3.documentcloud.org/documents/4517361/092473.pdf">de 1973 elaborado durante el Watergate</a> titulado <em>Amenability of the President, Vice President and other Civil Officers to Federal Criminal Prosecution while in Office</em> (<em>La posibilidad de que el presidente, el vicepresidente y otros funcionarios civiles sean procesados penalmente mientras ocupan el cargo</em>). </p>
<p>Este memorando de 1973 se redactó cuando <a href="https://www.britannica.com/event/Watergate-Scandal">el presidente Richard Nixon estaba siendo investigado</a> por su papel en el Watergate y <a href="https://archive.nytimes.com/www.nytimes.com/learning/general/onthisday/big/1010.html">el vicepresidente Spiro Agnew estaba siendo investigado por un gran jurado por evasión de impuestos</a>.</p>
<p>Estos dos memorandos abordaban la cuestión de si un presidente en ejercicio podía, según la Constitución, ser acusado mientras estaba en el cargo. Llegaron a la conclusión de que no.</p>
<p>Pero ¿qué ocurre con un presidente acusado, condenado, o ambas cosas, antes de asumir el cargo, como podría ser el caso de Trump?</p>
<p>Al evaluar si un presidente en ejercicio podía ser acusado o encarcelado durante su mandato, tanto el memorando de 1973 como el de 2000 esbozaron las consecuencias de una imputación para el desempeño del presidente en ejercicio. En el primer memorando se utilizaron palabras contundentes: “El espectáculo de un Presidente imputado tratando de seguir ejerciendo como Jefe del Ejecutivo asombra a la imaginación”. </p>
<p>Aún más concretamente, los memorandos observan que un proceso penal contra un presidente en ejercicio podría dar lugar a “una interferencia física en el desempeño de las funciones oficiales del Presidente que equivaldría a una incapacitación”. </p>
<p>El memorando se refiere aquí a los inconvenientes de un proceso penal que restaría mucho tiempo al presidente para cumplir con sus importantes obligaciones. </p>
<p>Pero también es lenguaje jurídico describir un impedimento más directo a la capacidad del presidente para gobernar: podría estar en la cárcel.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre con traje azul, camisa blanca y corbata roja, con gafas, se enfrenta a una multitud de periodistas con micrófonos en una acera." src="https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/506727/original/file-20230127-25-d1i7qh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani llegando al juzgado del condado de Fulton en Atlanta, Georgia, el 17 de agosto de 2022, para comparecer ante el gran jurado especial que investiga los esfuerzos para anular las elecciones de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://newsroom.ap.org/detail/GeorgiaElectionInvestigation/e57d949e422646d8b46e78ca8ac56f99/photo?Query=georgia%20election%20investigation&mediaType=photo&sortBy=arrivaldatetime:desc&dateRange=Anytime&totalCount=239&currentItemNo=13">AP Photo/John Bazemore</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Funciones básicas afectadas</h2>
<p>Según el memorando de 1973, “el Presidente desempeña un papel sin parangón en la ejecución de las leyes, la conducción de las relaciones exteriores y la defensa de la Nación.” </p>
<p>Dado que estas funciones básicas requieren reuniones, comunicaciones o consultas con el ejército, líderes extranjeros y funcionarios del gobierno en los EE.UU. y en el extranjero que no pueden llevarse a cabo mientras se está encarcelado, el estudioso del derecho constitucional <a href="https://www.universitypressscholarship.com/view/10.12987/yale/9780300123517.001.0001/upso-9780300123517-chapter-2">Alexander Bickel comentó en 1973</a> que “obviamente la presidencia no puede ejercerse desde la cárcel”. </p>
<p>Los presidentes modernos son peripatéticos: viajan por el país y por el mundo de forma constante para reunirse con otros líderes y organizaciones mundiales. Obviamente, no podrían hacer estas cosas estando en prisión. Tampoco podrían <a href="https://georgewbush-whitehouse.archives.gov/infocus/katrina/">inspeccionar las secuelas de catástrofes naturales</a> en el país, ni <a href="https://www.reaganlibrary.gov/archives/speech/remarks-announcing-intention-nominate-sandra-day-oconnor-be-associate-justice">celebrar éxitos y acontecimientos nacionales</a> o <a href="https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/2016/10/13/remarks-president-opening-remarks-and-panel-discussion-white-house">dirigirse a ciudadanos y a grupos sobre temas de actualidad</a>, al menos en persona.</p>
<p>Además, los presidentes necesitan tener acceso a información clasificada y a sesiones informativas. El encarcelamiento también comprometería obviamente la capacidad del presidente para acceder a esa información, que a menudo debe <a href="https://www.nbcnews.com/politics/politics-news/what-scif-who-uses-it-n743991">almacenarse y consultarse en una sala segura</a> protegida contra todo tipo de espionajes, incluido el bloqueo de las ondas de radio, algo que probablemente no sea posible en una cárcel.</p>
<p>Como consecuencia de los diversos deberes y obligaciones del presidente, los memorandos concluían que “la reclusión física del jefe del Ejecutivo tras una condena válida impediría indiscutiblemente al poder ejecutivo desempeñar las funciones que le asigna la Constitución.” </p>
<p>En resumen: El presidente no podría hacer su trabajo.</p>
<h2>Huir de la cárcel</h2>
<p>Pero, ¿qué hacer si los ciudadanos eligen a un presidente procesado o encarcelado? </p>
<p>Esto no está descartado. Al menos un candidato presidencial encarcelado, Eugene Debs, obtuvo casi un millón de votos <a href="https://www.270towin.com/1920_Election/">de un total de 26,2 millones emitidos</a> en las elecciones de 1920. </p>
<p>Una posible respuesta es la 25ª Enmienda, que permite al Gabinete del presidente declarar al presidente “incapaz de desempeñar los poderes y obligaciones de su cargo”. </p>
<p>Los dos memorandos del Departamento de Justicia señalan, sin embargo, que los redactores de la 25ª Enmienda nunca consideraron ni mencionaron el encarcelamiento como base para la incapacitación para desempeñar los poderes y obligaciones del cargo. Añaden que sustituir al presidente en virtud de la 25ª Enmienda “daría un peso insuficiente a la elección ponderada del pueblo en cuanto a quién desea que ejerza como su jefe ejecutivo”. </p>
<p>Todo esto me trae a la memoria la <a href="https://www.google.com/books/edition/The_Supreme_Court_and_American_Constitut/sPiGrv0h6mkC?hl=en&gbpv=1&dq=If+my+fellow+citizens+want+to+go+to+hell,+I+will+help+them.+Its+my+job&pg=PA11&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false">afirmación del juez Oliver Wendell Holmes sobre el rol del Tribunal Supremo </a>: “Si mis conciudadanos quieren ir al infierno, les ayudaré. Es mi trabajo”. </p>
<p>Esta declaración de Holmes se produjo en una carta en la que reflexionaba sobre la Ley Sherman Antimonopolio, que le parecía una ley absurda. Pero Holmes estaba dispuesto a aceptar la voluntad popular expresada libre y democráticamente. </p>
<p>Quizá esta misma reflexión sea pertinente en este caso: Si el pueblo elige a un presidente maniatado por sanciones penales, también es una forma de libre ejercicio de la democracia. </p>
<p>Una decisión para la que la Constitución no tiene prevista una solución.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203067/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Stefanie Lindquist no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Qué dice la ley sobre las consecuencias de un acto sin precedentes como la imputación a un expresidente de los Estados Unidos.Stefanie Lindquist, Foundation Professor of Law and Political Science, Arizona State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2002372023-02-20T19:49:35Z2023-02-20T19:49:35ZCuba sufre el mayor éxodo ante su peor crisis desde el colapso de la URSS<p>Un número récord de cubanos está huyendo de la isla, que sufre su peor <a href="https://www.reuters.com/article/cuba-economy-reform-explainer-idINKBN28L2AD">crisis socioeconómica</a> desde el colapso de <a href="https://www.imf.org/en/Publications/WP/Issues/2016/12/30/The-Fall-and-Recovery-of-the-Cuban-Economy-in-the-1990-s-Mirage-or-Reality-4066">la Unión Soviética</a>. La cifra de cubanos que buscan entrar en Estados Unidos, principalmente por la frontera mexicana, se disparó de 39.000 en 2021 a <a href="https://sgp.fas.org/crs/row/IF10045.pdf">más de 224.000 en 2022</a>. Muchos han vendido sus casas <a href="https://www.npr.org/2022/06/07/1103456116/cuba-cuban-migrants-real-estate">a precios bajísimos</a> para permitirse vuelos de ida a Nicaragua y viajar a través de México hasta EE UU. </p>
<p>Los 11 millones de cubanos que siguen en la isla se encuentran en una situación cada vez más desesperada. La emigración interna desde las provincias más pobres ha provocado una superpoblación en la capital, La Habana. Aquellos a los que el gobierno no puede proporcionar un hogar viven en <em>albergues</em> (precarios edificios abandonados reconvertidos en viviendas provisionales). Otros viven en <em>solares</em> (edificios de vecindad), algunos en grave riesgo de derrumbe.</p>
<p>La grave escasez de alimentos y medicinas es una realidad cotidiana en un país asolado por el embargo comercial de Estados Unidos desde 1962 y por el estricto control de la economía por parte del gobierno desde 1959. Los cortes regulares de electricidad han recordado a los cubanos los primeros años de la década de 1990, cuando <a href="https://academic.oup.com/book/11824/chapter/160918064">se acabaron las subvenciones soviéticas</a> al desmoronarse la URSS, dejando a la isla en apuros. </p>
<p>Para sobrevivir a ese “<a href="https://america.cgtn.com/2018/04/17/cuba-past-and-present-the-special-period">periodo especial</a>”, Cuba pasó a depender de los ingresos en divisas procedentes del turismo internacional y de los nacionales que trabajaban en el extranjero. Ambos ingresos se han reducido considerablemente. Las medidas provocadas por la covid-19 obligaron a cerrar la isla a los turistas extranjeros y redujeron el número de visitantes <a href="http://www.onei.gob.cu/sites/default/files/turismo_nac_e_int_indicadores_seleccionados_enero-diciembre_2020_0.pdf">en un 75%</a> durante 2020. </p>
<p>Las inoportunas <a href="https://www.reuters.com/article/cuba-economy-reform-explainer-idINKBN28L2AD">reformas monetarias</a>, que unificaron las dos monedas de Cuba a principios de 2021, crearon un <em>shock</em> inflacionista. La escasez de alimentos ha provocado un <a href="https://fee.org/articles/cubas-bustling-black-markets-hold-an-important-economic-lesson/">auge del mercado negro</a>. </p>
<p>En un reciente viaje a Cuba, James Clifford Kent, coautor de este artículo, habló con la población local y tomó las fotografías que ilustran esta historia. Luis Lázaro, un obrero de la construcción de La Habana, le dijo: </p>
<blockquote>
<p>“La cosa está muy mal. Una crisis total: comida, medicinas, ropa. Si no es una cosa es otra. Trabajas sin parar solo para llegar a fin de mes y a veces no es suficiente”.</p>
</blockquote>
<h2>Una tregua poco duradera</h2>
<p>En 2016, tras más de medio siglo de hostilidades, las relaciones entre EE UU y Cuba estaban de capa caída. Barack Obama se convirtió en el primer presidente estadounidense en activo <a href="https://www.theguardian.com/world/2016/mar/20/barack-obama-cuba-visit-us-politics-shift-public-opinion-diplomacy">en visitar la isla</a> desde Calvin Coolidge en 1928. Y los británicos The Rolling Stones sacudieron La Habana <a href="https://www.rollingstone.com/music/music-live-reviews/rolling-stones-thrill-huge-crowd-at-historic-havana-show-160574/">con un concierto gratuito</a>. </p>
<p>Cruceros repletos descargaron a sus pasajeros en el puerto de La Habana, para ser llevados en coches clásicos descapotables a recorrer la capital. Multitud de extranjeros llegaron a La Habana para empaparse del embriagador ambiente, con <a href="https://www.vanityfair.com/hollywood/photos/2015/10/rihanna-in-cuba-the-cover-story-november-photos">Rihanna</a>, Beyoncé y Jay-Z entre la vanguardia de los visitantes occidentales de alto nivel. </p>
<p>La empresa privada floreció temporalmente mientras se respiraba un espíritu de optimismo por todas partes. Pero la economía y la relación de Cuba con Estados Unidos volvieron a tambalearse tras la elección de <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/10714839.2017.1331828">Donald Trump</a> en noviembre de 2016, justo cuando murió Fidel Castro, el exlíder de la revolución cubana. El presidente Trump restableció las restricciones de viaje y de negocios, impuestas décadas antes. </p>
<p>Mientras tanto, diplomáticos y oficiales de inteligencia estadounidenses destinados en la isla denunciaron pérdida de audición, dolores de cabeza y vértigo en un misterioso brote de “<a href="https://www.vice.com/en/article/m7gyxq/havana-syndrome-podcast">síndrome de La Habana</a>” a finales de 2016. Washington culpó a Cuba y retiró a la mayor parte del personal de su embajada, apenas dos años después de que ambos gobiernos reabrieran embajadas en sus respectivas capitales por primera vez desde 1961. </p>
<p>Uno de los últimos actos de Trump antes de dejar el cargo en enero de 2021 fue devolver a Cuba a la <a href="https://theconversation.com/cubas-mass-protests-are-driven-by-the-misery-of-covid-and-economic-sanctions-164505">lista de Estados patrocinadores del terrorismo</a>, obstruyendo su acceso a las finanzas internacionales. Trump ya había restringido las remesas que los cubano-americanos podían enviar a la isla.</p>
<p>El presidente Joe Biden ha vuelto a cambiar de política a medida que aumenta la presión por el aumento de la migración ilegal a Estados Unidos. Biden reabrió la <a href="https://www.theguardian.com/world/2023/jan/10/cuban-exodus-us-embassy-havana-immigration-policy">embajada estadounidense en La Habana</a> para la solicitud de visados en enero de 2023, ofreciendo a algunos cubanos una vía oficial para emigrar.</p>
<h2>Resistencia cubana</h2>
<p>El aumento del acceso a Internet desde 2018 y el uso generalizado de las redes sociales desempeñan papeles significativos en un nuevo estado de ánimo entre los cubanos. <a href="https://country.eiu.com/cuba">The Economist Intelligence Unit</a> describe su doble impacto: la demanda de liberalización política y económica y de rendición de cuentas ha aumentado, mientras que las sanciones estadounidenses y el apoyo de los disidentes han envalentonado a los partidarios de la línea dura que se resisten a la reforma. </p>
<p>A pesar de las restricciones gubernamentales y de las deficientes infraestructuras, el 68% de los cubanos tiene acceso a Internet. Whatsapp, Instagram y otras redes sociales son muy utilizadas por los cubanos, sobre todo los jóvenes.</p>
<p>El acceso a Internet fue clave en las <a href="https://www.bbc.co.uk/news/world-latin-america-57818918">protestas cubanas de 2021</a>, cuando el descontento local alimentado por las restricciones de la covid-19 y la escasez generalizada desembocó en protestas callejeras que la policía reprimió rápidamente. Muchos <a href="https://www.frieze.com/article/looking-back-year-art-and-protest-cuba">artistas de alto nivel</a> y blogueros cubanos acusados por el gobierno de estar financiados por Estados Unidos fueron detenidos.</p>
<h2>Un éxodo masivo</h2>
<p>Ana María, cubana de 52 años y madre de dos hijos, describió el aumento de la delincuencia y la corrupción. La gente, señaló, prefiere vender productos en el mercado negro a trabajar por un salario que no cubre las necesidades básicas. </p>
<p>Un artista cubano de 29 años, que no quiso dar su nombre, dijo: “Muchos de mis amigos cercanos se han unido en el <em>rumbo al norte</em> en busca de estabilidad socioeconómica para ellos y sus familias.”</p>
<p>La famosa capacidad de supervivencia de los cubanos ante las dificultades está llegando a su límite. La esperanza se desvanece rápidamente.</p>
<p>Tras seis décadas de bloqueo comercial, y un rígido modelo socialista, la caída en picado del nivel de vida ha llevado al <a href="https://sgp.fas.org/crs/row/IF10045.pdf">2% de la población cubana</a> a abandonar la isla en solo un año. </p>
<p>Muchos más están desesperados por seguir sus pasos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200237/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La isla se enfrenta a las condiciones económicas más duras desde la década de los noventa del pasado siglo, lo que ha provocado la marcha de 224.000 personas en 12 meses.James Clifford Kent, Senior Lecturer in Latin American Studies & Visual Culture, Royal Holloway University of LondonChristopher Hull, Senior Lecturer in Spanish and Latin American Studies, University of ChesterLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1946072022-11-14T18:16:14Z2022-11-14T18:16:14ZDonald Trump: ¿el principio del fin?<p>Donald Trump no estaba en las papeletas de votación para las <a href="https://theconversation.com/uk/topics/2022-us-midterm-elections-128972">elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos de 2022</a>. Sin embargo, la sombra del expresidente sigue pesando sobre la política estadounidense y él ha hecho todo lo posible para que siga siendo así. Su intento de marcar la agenda política de 2022 y de respaldar a los candidatos de su estilo parece haber tenido un profundo impacto en las votaciones de este año y tiene implicaciones para las próximas elecciones presidenciales de 2024. </p>
<p>El expresidente está sopesando lanzar su candidatura para las elecciones a la presidencia. Anteriormente dijo que anunciaría su decisión el martes 15 de noviembre. Pero tras el mal resultado de la lista de candidatos que había apoyado con entusiasmo antes de las elecciones de mitad de mandato, muchos analistas políticos especulan con la posibilidad de que deje en suspenso sus ambiciones.</p>
<p>Trump está asumiendo gran parte de la culpa por el fracaso del Partido Republicano a la hora de capitalizar las cifras de inflación más altas de los últimos 40 años, <a href="https://www.bbc.co.uk/news/57581270">la creciente tasa de asesinatos en Estados Unidos</a> y lo que los republicanos perciben como el bajo rendimiento de Joe Biden como presidente. </p>
<p>Muchos comentaristas se preguntan si el fracaso de la esperada “ola roja” del Partido Republicano podría marcar también el ocaso de la aventura política del 45º presidente. O, dicho de otro modo, ¿ha pasado Estados Unidos el “pico de Trump”?</p>
<p>Las elecciones de mitad de período se utilizan tradicionalmente para mostrar la desaprobación del presidente en ejercicio. Dado que los demócratas tenían la Cámara de Representantes por sólo cinco votos y el Senado estaba dividido en partes iguales, los republicanos <a href="https://www.theguardian.com/us-news/2022/jun/20/republicans-faith-and-freedom-coalition-road-to-majority-conference">confiaban</a> en una victoria aplastante. </p>
<p>En cambio, lo que ocurrió fue uno de los <a href="https://www.newsweek.com/joe-biden-just-had-best-midterms-democrat-president-24-years-1758562">mejores resultados de las elecciones de mitad de mandato</a> para un presidente demócrata en funciones en décadas, ya que los demócratas mantuvieron el control del Senado y perdieron menos escaños de los previstos en la Cámara de Representantes. Esto inevitablemente hará reflexionar a los republicanos. La respuesta no será difícil de deducir.</p>
<p>Mientras que Trump inspira una adulación similar a la de un culto por parte de <a href="https://www.cbsnews.com/sacramento/news/trump-true-believers-us-voters/">alrededor del 15% de la población</a>, su marca nacionalista “America first” <a href="https://www.pewresearch.org/fact-tank/2022/08/05/majority-of-americans-continue-to-favor-moving-away-from-electoral-college/">nunca ha tenido un apoyo mayoritario</a>. De hecho, en las elecciones presidenciales de 2016, en las intermedias de 2018 y de nuevo en las de 2020, los demócratas ganaron sistemáticamente el voto popular, aunque esa popularidad no siempre se tradujo en poder. </p>
<p>Pero en las elecciones intermedias de 2022, el impacto negativo de Trump en el resultado fue claro. En el período previo a la votación del 9 de noviembre, Trump respaldó una lista de candidatos. Estos fueron elegidos no por su experiencia política, sino por su lealtad a él y su infundada afirmación de que las elecciones de 2020 fueron robadas. Estos candidatos <a href="https://www.ft.com/content/15837a32-a1b5-4d80-8c1a-7dd39ccf790b">tuvieron un rendimiento inferior a nivel nacional</a>, robando a los republicanos escaños potencialmente <em>ganables</em> en varios estados indecisos. </p>
<p>Ocurrió en Pensilvania, donde el médico televisivo Mehmet Oz, de otro estado, <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2022/11/08/us/elections/results-pennsylvania.html">perdió ante los demócratas</a> por un 8%, y <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2022/11/08/us/elections/results-georgia.html">en Georgia</a>, donde Hershel Walker también tuvo un rendimiento inferior. Este último caso es especialmente ilustrativo. Walker, una antigua estrella del fútbol americano, sólo consiguió el 48% de los votos contra el veterano Raphael Warnock y se enfrenta a una segunda vuelta en diciembre. Mientras tanto, el gobernador republicano no trumpiano, Brian Kemp, fue reelegido por un margen de más de siete puntos. </p>
<p>Lo que esto sugiere es la voluntad de muchos votantes de rechazar el extremismo trumpiano sin abandonar necesariamente toda la candidatura republicana. Este patrón se repitió a nivel nacional, ya que los candidatos apoyados por Trump obtuvieron peores resultados que los republicanos de la corriente principal. </p>
<p>Los negacionistas más radicales sacaron unos resultados nefastos. Doug Mastriano, que <a href="https://whyy.org/articles/mastriano-campaign-spent-thousands-on-buses-ahead-of-d-c-insurrection/">supuestamente gastó</a> miles de dólares en fletar autobuses para transportar a la gente a Washington DC el 6 de enero de 2020, cuando se produjo el motín del Capitolio, fue derrotado por 14 puntos en su candidatura a gobernador de Pensilvania. Daniel Cox –<a href="https://www.washingtonpost.com/dc-md-va/2022/09/20/maryland-mail-vote-counting-lawsuit/">que prometió</a> que auditaría las elecciones de 2020 si era elegido– fue derrotado por 24 puntos en la carrera por la gobernación de Maryland.</p>
<p>En los casos en que los candidatos apoyados por Trump ganaron, como <a href="https://www.theguardian.com/us-news/2022/nov/09/trump-endorsed-candidates-republicans-midterm-performance">JD Vance</a> en Ohio, lo hicieron distanciándose de las posiciones más extremas de su patrón. Parece que muchos votantes indecisos y republicanos moderados realmente escucharon el llamado de <a href="https://www.reuters.com/world/us/biden-give-speech-democracy-wednesday-capitol-hill-adviser-2022-11-02/">Joe Biden</a> para rechazar a los candidatos que representaban una amenaza para el buen funcionamiento de la democracia estadounidense. </p>
<h2>El factor DeSantis</h2>
<p>Otro dato clave de las elecciones de mitad de mandato con implicaciones para el futuro de Trump ha sido el éxito de su antiguo protegido, ahora rival, <a href="https://theconversation.com/ron-desantis-the-florida-governor-who-may-steal-the-republican-nomination-from-under-his-mentor-donald-trumps-nose-194423">Ron DeSantis</a>. Su reelección como gobernador por casi 20 puntos en el que ahora es el estado donde reside de Trump, Florida, fue un resultado que desafió la tendencia nacional.</p>
<p>Significativamente, DeSantis rechazó el negacionismo electoral y el extremismo abortista de Trump, hablando en su lugar de la economía, la inmigración y el crimen. Ahora tiene una clara base de poder desde la que lanzar una candidatura a la presidencia republicana en 2024 si así lo decide.</p>
<p>Aunque su impronta de nacionalista cristiano blanco adopta gran parte del <a href="https://www.theguardian.com/commentisfree/2022/mar/04/americas-culture-war-is-spilling-into-actual-war-war">conservadurismo cultural</a> del <a href="https://www.theatlantic.com/politics/archive/2017/01/trump-america-first/514037/">movimiento American First</a>, DeSantis tiene cuidado de evitar las posiciones más extremas. Y, lo que es más importante, también carece del bagaje personal y del fanatismo de su antiguo mentor. De su generación de republicanos, DeSantis es el más dinámico y parece bien situado para dar un paso adelante a nivel nacional y presentar su versión del conservadurismo populista de una forma menos alienante y antagónica que Trump.</p>
<h2>¿Y ahora qué pasa con el Partido Republicano?</h2>
<p>Las lecciones de las elecciones intermedias para los republicanos son bastante claras de ver. Aunque Trump sigue siendo extravagantemente popular entre su base, el resultado de 2022 muestra que incluso muchos republicanos preferirían votar a candidatos alternativos que a Trump y sus imitadores. Y, con la aparición de DeSantis, el Partido Republicano tiene la oportunidad de abrazar a un candidato con un historial electoral probado. </p>
<p>El veredicto del electorado estadounidense tras estas elecciones es que el momento del “pico de Trump” sí ha pasado. Sólo queda que el partido republicano pase por el doloroso proceso de sacar a Trump de su dominio del <em>Grand Old Party</em>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/194607/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Hastings Dunn ha recibido anteriormente financiación del ESRC, de la Fundación Gerda Henkel y de la Fundación Democracia Abierta, y ha sido becario de la OTAN y de la Fundación Fulbright.
</span></em></p>La estrella del expresidente estadounidense parece estar en declive, lo que podría afectar a su decisión de presentarse a la presidencia en 2024.David Hastings Dunn, Professor of International Politics in the Department of Political Science and International Studies, University of BirminghamLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1943202022-11-09T20:51:24Z2022-11-09T20:51:24ZEE.UU.: cinco razones por las que los resultados electorales son importantes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/494539/original/file-20221109-2910-hxk3wp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4091%2C2104&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><span class="source">Becky Wright/Alamy</span></span></figcaption></figure><p>A medida que se van conociendo los resultados de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, es evidente que la “ola roja” republicana que muchos expertos preveían no se ha materializado. Las primeras cifras indican que es probable que los republicanos recuperen la <a href="https://www.nytimes.com/2022/11/08/us/politics/congress-midterm-elections.html">Cámara de Representantes</a>, pero por un número menor de lo esperado, mientras que el <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2022/11/08/us/elections/results-senate.html">Senado de EE.UU.</a> sigue siendo un cara o cruz. Aunque podría ser más una onda que una ola, Washington parece seguir preparándose para un gobierno dividido.</p>
<p>En el Congreso estadounidense, los republicanos se centrarán en mantener un frente unido frente a los demócratas y en intentar que el presidente Joe Biden sólo cumpla un mandato. Es probable que el bloqueo político y legislativo sea la consigna en Washington durante los próximos dos años.</p>
<p>Aunque Biden puede tener <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2022/11/08/us/elections/results-senate.html">cierto poder para nombrar jueces federales y posiblemente incluso del Tribunal Supremo</a> si los demócratas mantienen el control del Senado, otras prioridades clave de la Casa Blanca –entre ellas, el medio ambiente, la sanidad y los derechos reproductivos– se paralizarán. He aquí otros cinco puntos clave:</p>
<h2>1. Recortes del gasto</h2>
<p>Si hay un ámbito concreto en el que los republicanos de la Cámara de Representantes aprovecharán su renovada influencia es en el ámbito del gasto público. Los gastos federales, que se <a href="https://www.wsj.com/articles/biden-after-rejecting-progressive-spending-plans-now-hones-multi-trillion-dollar-budget-11600075802">han disparado</a> bajo la administración Biden, probablemente serán fiscalizados.</p>
<p>Los líderes republicanos intentarán obligar a los demócratas a reformar la seguridad social y Medicare a cambio de permitir un <a href="https://www.usnews.com/news/the-report/articles/2022-10-28/gop-house-control-promises-gridlock-probes-impeachments">aumento del techo de la deuda</a>, el límite de endeudamiento del Tesoro estadounidense que mantiene al gobierno federal en funcionamiento.</p>
<p>El alcance y la escala de los recortes del gasto dependerán en gran medida de <a href="https://www.politico.com/news/2022/10/24/house-gop-2023-forecast-00062919">la capacidad de los republicanos para mantenerse unidos</a>. La reforma de la asistencia social se conoce como el “tercer raíl de la política estadounidense” por su potencial para perjudicar a los representantes públicos que se dediquen a quitarles las ayudas económicas a los estadounidenses. Mientras que los halcones fiscales, como el congresista republicano Jim Jordan de Ohio, cofundador del Freedom Caucus, han expresado su interés en <a href="https://www.politico.com/news/2022/10/19/jim-jordan-gop-majority-00062411">impulsar lo más posible los recortes del gasto</a>, los populistas del partido parecen ser más cautelosos.</p>
<h2>2. Impulsar investigaciones</h2>
<p>Sin embargo, donde el Capitolio verá más acción es en <a href="https://www.cnn.com/2022/01/13/politics/republican-majority-investigation-plans-midterms/index.html">una serie de nuevas investigaciones</a> dirigidas al poder ejecutivo, una picazón que los republicanos han estado anhelando rascarse desde que Biden asumió el cargo. En parte como venganza por los dos <em>impeachments</em> de Trump y en parte debido al enfado por la agenda de la Casa Blanca, los republicanos aprovecharán cualquier oportunidad <a href="https://thehill.com/homenews/house/3697773-five-investigations-house-republicans-are-plotting-if-they-win-majority/">para acorralar a Biden</a>, incluso sobre el <a href="https://news.bloomberglaw.com/health-law-and-business/republicans-try-to-jump-start-probes-into-bidens-covid-response">covid-19</a>, <a href="https://www.nytimes.com/2020/10/22/us/politics/hunter-biden-laptop.html">el portátil de Hunter Biden</a>, <a href="https://www.nbcnews.com/politics/donald-trump/republicans-lash-justice-department-fbi-searches-trumps-mar-lago-home-rcna42139">las acusaciones de un departamento de justicia políticamente motivado</a> y <a href="https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-10-17/top-house-republican-asks-state-to-preserve-afghanistan-material">la retirada de Afganistán</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre con traje y corbata roja en un estrado" src="https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/494432/original/file-20221109-14-o17u1w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El gobernador de Florida, Ron DeSantis, gran vencedor en las últimas elecciones, será un destacado aspirante a la próxima candidatura presidencial republicana, probablemente para enfrentarse a Donald Trump.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Hunter Crenian/Shutterstock</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Algunos republicanos de línea dura en la Cámara de Representantes <a href="https://www.nytimes.com/2022/10/28/us/politics/house-republicans-impeachment-biden.html">han llegado a plantear</a> la idea de impugnar a Biden, pero esa probabilidad parece remota. Los partidarios de Trump, como Marjorie Taylor Greene, una congresista republicana de Georgia, seguirán presionando para que se adopte cualquier medida que cree espectáculo político en beneficio propio.</p>
<p>Sin embargo, los republicanos más convencionales se dan cuenta de que ese camino está <a href="https://www.newsweek.com/marjorie-taylor-greene-behind-more-half-attempts-impeach-biden-1747805">plagado de baches</a>. El riesgo es que se perciba que se ignoran los asuntos relevantes, como la inflación, mientras se lleva a cabo una venganza partidista contra Biden.</p>
<h2>3. Actitudes hacia China y Ucrania</h2>
<p>A nivel internacional, es probable que las elecciones de mitad de mandato tengan un impacto limitado en la modificación de políticas concretas. A muchos aliados de EE.UU. <a href="https://www.lemonde.fr/en/international/article/2022/10/22/eu-worries-about-possible-reevaluation-of-us-aid-to-ukraine-after-midterms_6001375_4.html">les preocupa</a> que si los republicanos se hacen con el control del Congreso, endurezcan su postura y pongan en peligro los compromisos de EE.UU. en el extranjero.</p>
<p>En particular, se especuló con la posibilidad de retirar el apoyo a Ucrania después de que el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, declarara el mes pasado que un Congreso republicano no estaría dispuesto a extender un “<a href="https://www.bbc.co.uk/news/world-us-canada-63407089">cheque en blanco</a>” para el esfuerzo bélico.</p>
<p>Sin embargo, es improbable que se produzca un alejamiento radical de Kiev, incluso en medio de un conflicto que no tiene un final previsible. A pesar de un <a href="https://www.washingtonpost.com/politics/2022/10/31/republican-split-on-ukraine-aid/">ala aislacionista</a> dentro del partido republicano, existe un amplio apoyo en Washington para respaldar las defensa militar de Ucrania. Esto está en consonancia con la opinión pública para contrarrestar la guerra de Putin, ya que aproximadamente <a href="https://www.reuters.com/world/europe/three-four-americans-say-us-should-support-ukraine-despite-russian-threats-2022-10-05/">tres cuartas partes de los estadounidenses</a> están de acuerdo en que Estados Unidos debería seguir ofreciendo ayuda financiera y militar a Kiev.</p>
<p>Asimismo, la política exterior hacia China es un área en la que republicanos y demócratas permanecen unidos. Biden se ha desmarcado de la retórica de Trump hacia Pekín, pero sigue sosteniendo la posición de su predecesor de librar una “<a href="https://foreignpolicy.com/2022/10/12/biden-china-semiconductor-chips-exports-decouple/">guerra económica de baja intensidad</a>”.</p>
<h2>4. Implicaciones para la democracia estadounidense</h2>
<p>Aunque las elecciones de mitad de mandato son importantes por sí mismas –y no deberían considerarse sólo como un calentamiento para 2024– hay una razón por la que todas las miradas se dirigirán ahora hacia las próximas elecciones presidenciales. Los demócratas interpretaron las elecciones intermedias no sólo como una votación sobre políticas, sino como un referéndum sobre <a href="https://www.ft.com/content/d2bd9823-e6fb-40ef-aef9-ebbbeebc5e9e">el futuro de la propia democracia estadounidense</a>.</p>
<p>Con más de <a href="https://www.brookings.edu/blog/fixgov/2022/10/07/democracy-on-the-ballot-how-many-election-deniers-are-on-the-ballot-in-november-and-what-is-their-likelihood-of-success/">300 candidatos de derechas</a> que sostienen que el triunfo de Biden en 2020 fue amañado, a muchos les preocupa de que se puedan sentar las bases para unas elecciones en 2024 aún más turbulentas de las que el país superó en 2020.</p>
<p>Los datos, sin embargo, indican que los estadounidenses están haciendo retroceder a muchos negacionistas electorales extremos, especialmente a nivel estatal. <a href="https://www.nbcnews.com/politics/2022-election/live-blog/elections-2022-live-updates-rcna55757">Los votantes de Pensilvania</a> y Michigan han rechazado a los candidatos a gobernador respaldados por Trump que habrían tenido una influencia considerable en la certificación de los votos electorales.</p>
<h2>5. El futuro papel de Trump</h2>
<p>Mientras tanto, el control de Trump sobre el partido puede verse cada vez más cuestionado por su rival Ron DeSantis, que <a href="https://www.politico.com/news/2022/11/08/florida-governor-2022-ron-desantis-charlie-crist-00065788">se alzó con la victoria en las elecciones a gobernador de Florida</a> por un margen de dos dígitos, dando la vuelta a distritos en los que solían ganar los demócratas con contundencia y ganando grandes franjas del voto hispano/latino. Aunque los resultados de los candidatos apoyados por Trump <a href="https://www.theguardian.com/us-news/ng-interactive/2022/nov/08/midterm-election-results-live-2022-map-us-midterms-latest-winners-seats-congress">han sido dispares</a>, está claro que la bendición de Trump no era una garantía segura de victoria, y que <a href="https://www.washingtonexaminer.com/opinion/candidate-quality-matters">la calidad del candidato</a> sigue siendo importante.</p>
<p>Todo esto no asegura que no haya amenazas a los resultados electorales, ni en este ciclo ni en el de 2024. El azote del negacionismo electoral se ha convertido en algo más grande que Trump o sus aliados más fervorosos, transformándose en un <a href="https://www.politico.eu/article/us-donald-trump-joe-biden-threats-fueled-by-online-election-denial-spread-ahead-of-us-midterm-elections/">movimiento total</a> que puede resultar difícil de contener. Aun así, el aparente rechazo a los candidatos más extremos sugiere que muchos estadounidenses –de ambos partidos– quieren recuperar la estabilidad, especialmente en la institución central en unas elecciones libres y justas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/194320/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>A los republicanos no les ha ido tan bien como se preveía en los resultados de las elecciones de medio mandato de Estados Unidos.Thomas Gift, Associate Professor and Director of the Centre on US Politics, UCLJulie M Norman, Associate Professor in Politics & International Relations, UCLLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1899102022-10-05T17:53:18Z2022-10-05T17:53:18ZEl cine de Hollywood como síntoma de la deriva social: Trump y la gran pantalla<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/486109/original/file-20220922-13134-vi56yr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C2%2C1899%2C1074&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotograma de la película 'La caza', de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://m.imdb.com/title/tt8244784/mediaviewer/rm1286388737">IMDB</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“El cine es uno de los tres lenguajes universales, los otros dos: la poesía y la música”. </p>
<p><strong>Frank Capra.</strong></p>
</blockquote>
<p>Resulta fascinante observar el enorme potencial del lenguaje cinematográfico para comunicar ideas y abordar una realidad que contribuye a transformar por su propia incidencia en el imaginario colectivo. El cine supone un idioma universal basado en imágenes dinámicas. Por eso hace casi un siglo <a href="https://shangrilaediciones.com/producto/fritz-lang-y-el-expresionismo/">Fritz Lang lo comparó</a> con el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Esperanto">esperanto</a>. </p>
<p>Sin embargo, actualmente solo es uno de los múltiples lenguajes icónicos que cualquier persona maneja con cierta soltura. Es también la principal forma de comunicación en las redes sociales. Pero incluso habiéndose convertido en una especie de indoeuropeo audiovisual, el cine sigue trasmitiendo ideas y modificando la realidad que simultáneamente representa. Esta cuestión plantea dilemas que no deberían pasar desapercibidos.</p>
<h2>Los paradigmas <em>hollywodienses</em></h2>
<p>En los últimos años resultan llamativos los cambios de paradigma que ha experimentado Hollywood, una de las industrias mundiales más importantes y acaso la más influyente tanto en Estados Unidos como en Europa. </p>
<p>En los albores del cine rivalizó con industrias europeas, como la alemana, que durante la primera mitad del siglo XX fue muy potente, con la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Universum_Film_AG">UFA</a> capitaneando un barco que se hundió después del nazismo.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre con uniforme con los colores de la bandera estadounidense, escudo y armas." src="https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=768&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=768&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=768&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=965&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=965&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485897/original/file-20220921-6541-mycvu5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=965&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Imagen de la película <em>Capitán América: El primer vengador</em>, de 2011.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmaffinity.com/es/filmimages.php?movie_id=942015">FilmAffinity</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Una característica destacable del cine comercial norteamericano es la expansión de sus valores e ideología, enfrentando a sus protagonistas (ayer <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Charlton_Heston">Charlton Heston</a>, hoy el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Capit%C3%A1n_Am%C3%A9rica">Capitán América</a>) a enemigos externos, ya sean extraterrestres, rusos, vietnamitas o árabes. </p>
<p>La dinámica de la industria es mucho más binaria que la <a href="https://theconversation.com/los-estragos-culturales-del-maniqueismo-social-y-el-sectarismo-politico-147732">europea</a>. Esto se aprecia en la división explícita entre los protagonistas y sus perfectos antagonistas, entre “buenos y malos”, donde los primeros están asociados a la bandera y la simbología americanas, mientras que los segundos reniegan de tales símbolos. Hasta las películas que pretenden difuminar las dicotomías raciales, como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Torino"><em>Gran Torino</em></a> por ejemplo, se fundamentan en la diferencia y están hechas desde un arraigo a la cultura estadounidense.</p>
<h2>La radical polarización del trumpismo</h2>
<p>El gobierno de <a href="https://theconversation.com/el-trumpismo-visto-desde-la-republica-de-weimar-149653">Donald Trump</a> ha enfatizado este aspecto, dado que la sociedad americana está más dividida y fragmentada que nunca. El <a href="https://theconversation.com/el-asalto-al-capitolio-sintoma-de-la-fractura-en-la-democracia-en-ee-uu-153214">asalto al Capitolio</a> fue la culminación de cuatro años de una erosión continua sobre una población políticamente escindida, y eso se aprecia en el cine.</p>
<p>Bajo el mandato de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Barack_Obama">Obama</a> se observó cierto giro hacia la cuestión racial, reflejando el cine un fenómeno social que a partir de 2008 fue fundamental. Así lo demuestran películas como <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Lincoln_(film)"><em>Lincoln</em></a> (2012), <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/The_Butler"><em>El mayordomo</em></a> (2013) o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_H%C3%A9roe_de_Berl%C3%ADn"><em>El héroe de Berlín</em></a> (2016), además de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/12_a%C3%B1os_de_esclavitud"><em>12 años de esclavitud</em></a> (2013).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una mujer negra habla con un hombre blanco ante la mirada de otro hombre negro." src="https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485959/original/file-20220921-15212-fvngsp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fotograma de <em>12 años de esclavitud</em>, de 2013.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmaffinity.com/es/filmimages.php?movie_id=554692">FilmAffinity</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si la era Obama potenció el tema de la cuestión racial, la de Trump muestra el severo conflicto de división social. Durante los años 2020 y 2021 se estrenaron algunas películas en las que el enemigo ya no estaba fuera, sino dentro de la sociedad americana, signo inequívoco de que algo preocupante sucedía. <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Antebellum_(film)"><em>Antebellum</em></a> (2020) es un ejemplo reciente que sirve de nexo entre las dos etapas políticas, al tratar el tema del <a href="https://theconversation.com/seis-claves-para-entender-el-peor-estallido-racial-de-estados-unidos-en-50-anos-140142">racismo</a> y mostrar una sociedad que no idealiza ninguna de las partes.</p>
<p>Sin embargo, la verdadera seña de identidad de las películas del periodo Trump es el caos identitario, poco común en los Estados Unidos, pasado por el filtro de <a href="https://theconversation.com/coronabulos-conspiranoia-e-infodemia-claves-para-sobrevivir-a-la-posverdad-139504">las <em>fake news</em> y la posverdad</a>. Hay varias películas que lo abordan. </p>
<p>Una de ellas es <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film195084.html"><em>La caza</em></a> (2020), que muestra la división radical entre demócratas y republicanos, trasladándola a un contexto en el que unos liberales sofisticados raptan a negacionistas de derechas, para maltratarlos hasta la muerte. Aquí no habrá personajes positivos y negativos definidos, ya que la maldad de unos parece justificarse mediante los actos condenables de los otros. Estados Unidos aparece inmerso en una especie de guerra civil, en la que se enfrentan todos los sectores y clases sociales, siendo esto algo impensable en las producciones de hace unos años. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C1%2C1096%2C568&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una mujer empuña un rifle en un pueblo de la América profunda." src="https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C1%2C1096%2C568&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=312&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=312&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=312&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=392&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=392&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485890/original/file-20220921-23-107ras.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=392&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fotograma de la película ‘La caza’, de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmaffinity.com/es/film195084.html">FilmAffinity</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Otro ejemplo sería <a href="https://theconversation.com/no-mires-arriba-es-una-satira-pero-los-riesgos-existenciales-no-son-una-broma-174560"><em>No mires arriba</em></a> (2021). La trama versa sobre una pareja de científicos que, sin éxito alguno, intentan convencer a la población de que un cometa va a chocar contra la tierra. La noticia siembra el caos y todos los sectores sociales actúan en consecuencia. Las clases medias y bajas, incrédulas, fomentan bulos en las redes para negar esta información. La clase política, aun siendo consciente del peligro, intenta ocultarlo. Los periodistas anteponen el espectáculo a los hechos. Los grandes empresarios, recreaciones de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elon_Musk">Elon Musk</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jeff_Bezos">Jeff Bezos </a>o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mark_Zuckerberg">Mark Zuckerberg</a>, pretenden sacar beneficio económico del suceso, poniendo en jaque a todo el planeta. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Cuatro personas, dos presentadores arreglados y dos entrevistados, se sientan tras una mesa de un programa matinal de televisión." src="https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485899/original/file-20220921-14-hyzjqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Imagen de la película <em>No mires arriba</em> durante una escena en la que los dos científicos comparecen en televisión para explicar sus hallazgos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.filmaffinity.com/es/filmimages.php?movie_id=521393">FilmAffinity</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Pero la razón por la que se destaca aquí esta película es porque el enemigo, la raíz de todos los problemas, vuelve a ser la propia decadencia de la sociedad americana. Así lo subraya <a href="https://youtu.be/L5XHFkPtMhA">una escena</a> en la que su protagonista afirma que el gobierno de los Estados Unidos de América miente y que tanto la presidenta como su administración “han perdido la cabeza”. </p>
<h2>El cine como síntoma</h2>
<p>Poner en tela de juicio al gobierno es extraño en la industria <em>hollywodiense</em>, puesto que normalmente se tiende a idealizar la identidad americana, muchas veces mediante películas que encumbran a los distintos presidentes de su historia. Por eso, este tipo de aseveraciones reflejan una profunda crisis social y política, una herida que el gobierno de Trump ha dejado en la sociedad y que parece difícil de curar. </p>
<p>Vicente Sánchez-Biosca, <a href="https://roderic.uv.es/handle/10550/29902">en un estudio sobre el cine de vanguardia alemán</a>, sostiene que la película <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7591326"><em>Metrópolis</em></a> fue un síntoma de la Alemania de la República de Weimar, al aparecer reflejados en ella los pensamientos presentes y venideros de los años europeos de entreguerras.</p>
<p>Las películas citadas aquí son asimismo manifestaciones fílmicas de graves problemas sociales. Estos conflictos aparecen reflejados a modo de síntomas, mostrando <a href="https://theconversation.com/el-comportamiento-de-trump-durante-su-mandato-ha-generado-mas-de-120-estudios-cientificos-153701">la peligrosa deriva de polarización radical que ha tomado la sociedad norteamericana desde que Donald Trump</a> llegase al poder.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/189910/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El cine retrata la realidad y al mismo tiempo la transforma con su incidencia en el imaginario colectivo. Las películas reflejan el ambiente sociopolítico en que nacen, como bien muestra la era Trump.Marcos Jiménez González, Investigador posdoctoral en Estética y Teoría de las Artes, Universidad de SalamancaRoberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP Etica, Epistemología y Sociedad). Historiador de las ideas morales y políticas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1843482022-07-31T22:12:21Z2022-07-31T22:12:21ZAsí deciden las redes sociales con quién tomamos café en internet<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/476354/original/file-20220727-19-adwp4c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5988%2C3998&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/social-media-global-network-digital-marketing-1499738912">TippaPatt / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Del mismo modo que solo quedamos para tomar un café con aquellas personas con las que tenemos afinidad, en las redes sociales nos rodeamos de quien nos agrada. En el ámbito de las relaciones privadas digitales pensamos que también nos estamos guiando, con libertad, por nuestras preferencias personales, pero lo cierto es que son las propias redes con sus algoritmos las que determinan a quién vemos y con quién interactuamos.</p>
<p>En 2004, el gigante tecnológico que más información tiene sobre la ciudadanía, Google, decidió modificar su código para que la búsqueda que cada usuario hiciera en su plataforma <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Google_Personalized_Search">arrojara resultados personalizados</a>. </p>
<p>En Google fueron los pioneros, pero luego le han seguido todas las grandes compañías digitales. Esto tuvo un impacto cultural significativo, como explicó el activista tecnológico <a href="https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=-FWO0puw3nYC&oi=fnd&pg=PT3&dq=pariser+2011&ots=g5LrCtyRP1&sig=kbKB9glFBtOv917Jqx-Uc_gwbl8#">Eli Pariser</a>, porque trajo consigo la creación de las <em>filter bubbles</em> (filtros burbuja): nos encapsularon de manera individual (en base a nuestro historial), invisible (sin conocer al resto de miembros afines) e involuntariamente (no se advertía en las búsquedas).</p>
<p>El ejemplo más sencillo es entrar en YouTube y ver cómo aparece una serie de propuestas de contenidos basados en nuestros consumos previos, diferente para cada persona. Pero, yendo un paso más allá, cabe plantearse por qué los anuncios que aparecen cuando navegamos se corresponden con las búsquedas que hemos hecho en tiendas <em>online</em>. Se ignora que, para ello, <a href="https://support.google.com/adspolicy/answer/6242605?hl=en">ha debido haber un trasvase de datos privados</a>. Desde 2016, trascendentes acontecimientos geopolíticos han llevado estos asuntos al debate público.</p>
<h2>La elección de Trump y el Brexit, acontecimientos clave</h2>
<p>Después de la aprobación del Brexit se supo que la empresa <a href="https://www.reuters.com/article/us-facebook-cambridge-analytica-leave-eu-idUSKBN1GX2IO">Cambridge Analytica</a> había combinado la minería y análisis de datos de Facebook, sin permiso de los usuarios, para promover corrientes de opinión favorables a la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Del mismo modo, en la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos se confirmó <a href="https://lifepacific.libguides.com/c.php?g=924149&p=6696968">la importancia de estas burbujas</a> para inducir climas de opinión favorables durante su campaña.</p>
<p>La red de Zuckerberg implementa un algoritmo para que su <em>feed</em> de noticias se inspire en nuestra experiencia previa y la de nuestros contactos. La plataforma observa a qué otros perfiles se presta más atención –y hacen aumentar nuestra permanencia en su página– y prioriza sus publicaciones en nuestro muro. De esa forma, a partir de elecciones anteriores de cada persona, la aísla y expone <a href="https://www.science.org/doi/full/10.1126/science.aaa1160">solo a los contenidos que, <em>a priori</em>, le podrían interesar</a>.</p>
<p>Estos episodios demostraron que la red social más utilizada del mundo había mercadeado con los datos personales de millones de personas, había alimentado los filtros burbuja y que ello, sin duda, tuvo influencia más allá de la pantalla: en la política mundial. Es decir, que no solo escogía con quién nos tomábamos ese metafórico café digital, aunque pensábamos que estábamos siendo libres de elegir, sino que ello había llegado a ser determinante en acontecimientos históricos.</p>
<p>Estos fenómenos evidenciaron la importancia del debate multidisciplinar y riguroso sobre la conformación de la opinión en los espacios digitales.</p>
<h2>Las cámaras de eco en las redes y sus consecuencias sociales</h2>
<p>Con los algoritmos se crean los grupos de opinión denominados <em>eco chambers</em> o <a href="https://theconversation.com/redes-sociales-camaras-de-eco-o-espacios-para-el-debate-176759">cámaras de eco</a>. A pesar de no ser un concepto nuevo, ha adquirido un potencial inusitado con las redes sociales. Se trata de espacios delimitados dentro de los que se amplifican los mensajes entre afines y, al mismo tiempo, se aíslan de otras comunidades. </p>
<p>Este fenómeno se alimenta artificialmente desde estas plataformas. Así, por ejemplo, cuando configuramos Twitter nos permite escoger si vemos nuestro <em>timeline</em> –muro– por orden cronológico o si prima aquellos tuits más destacados, los que más interacción generan y la aplicación piensa que más nos interesan. Mayoritariamente, nos decantamos por esta segunda opción.</p>
<p>Es comprensible que, como en la vida real, nos rodeemos en el mundo virtual de quien nos agrada. Hace décadas desde la sociología se explicaba con la <a href="https://www.jstor.org/stable/2747854">teoría de usos y gratificaciones</a>. Twitter elige por nosotros con quién tomamos el café digital, nos rodea de perfiles semejantes y nos oculta que hay gente muy diferente, otros temas de conversación y opiniones, creando una falsa apariencia de libertad y uniformidad que empobrece el debate público.</p>
<h2>Exposición selectiva a la información y polarización</h2>
<p>Cerrar el foco no es solo empobrecedor a nivel personal, sino que tiene importantes consecuencias en el consumo informativo que cada vez más <a href="https://reutersinstitute.politics.ox.ac.uk/digital-news-report/2022/spain">se realiza a través de las redes</a>. Una vez ubicados dentro de la cámara de eco, Twitter y Facebook determinan cuáles son nuestros medios de comunicación próximos y así recibimos contenidos que retroalimentan nuestra opinión. Se denomina <a href="https://academic.oup.com/joc/article/59/1/19/4098357?login=true">exposición selectiva</a> y es una vieja conocida de las <a href="https://palabraclave.unisabana.edu.co/index.php/palabraclave/article/view/3799/pdf">ciencias de la comunicación</a>.</p>
<p>La gente prefiere medios que refuercen su opinión frente a los que les incomodan. Las plataformas, que quieren retener a los usuarios navegando por sus páginas y conocen toda nuestra información personal, saben alimentarnos con la dieta mediática que nos agrada. <a href="http://ilitia.cua.uam.mx:8080/jspui/handle/123456789/369">Facebook crea comunidades de pensamiento similar</a> y, con ello, aumenta la segregación de la sociedad en comunidades de pensamiento parecido sin que se advierta. Esas cámaras de eco tienen una fuerte coherencia ideológica porque se las nutre de contenidos y usuarios afines continuamente y, simultáneamente, la distancia entre los grupos va aumentando.</p>
<p>La estrategia de las redes sociales se ha nutrido y ha contribuido, al mismo tiempo, a la polarización de la sociedad. No hay posibilidad de refutar los mensajes, de oír opiniones contrarias. Se establece un claro nosotros frente a ellos, los dos polos, con retroalimentación positiva para nuestros marcos interpretativos. </p>
<p>En este contexto, cuando una <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0266382117722446">noticia falsa </a> entra en escena tiene grandes posibilidades de ser compartida si sirve para reforzar la opinión del grupo, como pasó en la elección de Trump; se convierte en una munición óptima para el debate entre opuestos porque suele ser muy excesiva y con capacidad para viralizarse.</p>
<p>Así pues, estamos tomando el café que se ha escogido para nosotros, con gente que piensa parecido y sostiene en sus manos el mismo periódico que nos gusta. Todos somos invitados por Twitter sin saberlo, que no paga sino que cobra, e ignoramos que hay otras cafeterías virtuales profundamente diferentes. Ver solo esta realidad puede parecer confortable, pero desconocer la pluralidad social e ideológica contemporánea debilita la convivencia y dificulta el diálogo público.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/184348/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laura Teruel no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las redes sociales nos conectan con personas tan afines a nuestra forma de pensar y actuar que acabamos estando completamente aislados.Laura Teruel, Profesora de Periodismo, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1795762022-03-27T18:37:47Z2022-03-27T18:37:47ZCómo Donald Trump y Vladimir Putin se desvían del concepto de verdad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/452999/original/file-20220318-15-196xmw8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=26%2C15%2C1470%2C981&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La banalización de los discursos que ignoran impunemente la realidad debería alertarnos.</span> <span class="attribution"><span class="source">AFP</span></span></figcaption></figure><p>La verdad siempre ha sido objeto de pequeños y grandes “arreglos”. Pero lo que vemos ahora es una pérdida de su valor: es una característica de lo que ahora se llama posverdad, y revela una crisis en nuestra relación con la realidad.</p>
<p>Esos “arreglos” y mistificaciones que se realizan a la verdad se han convertido ahora en palabras tan públicas como cualquier otra, tan legítimas como las verdades fácticas que los historiadores y los periodistas tratan pacientemente de establecer.</p>
<p>Dos acontecimientos recientes me parecen sintomáticos de esta crisis de relación con la realidad que atraviesan nuestras democracias.</p>
<h2>La “Red de la Verdad”</h2>
<p>Donald Trump acaba de lanzar su propia red social, acontecimiento que se ha visto eclipsado por la aceleración de la crisis ruso–ucraniana. Al día siguiente de que sus partidarios asaltaran el Capitolio, Donald Trump fue vetado de Twitter “indefinidamente, por el riesgo de que se siga incitando a la violencia”. El expresidente estadounidense anunció que iba a crear su propia red, “humildemente” llamada <a href="https://www.france24.com/fr/am%C3%A9riques/20220221-le-r%C3%A9seau-truth-social-de-donald-trump-entame-sa-mise-en-ligne">“Truth Social”</a>, que puede traducirse como “Red de la Verdad”. La red funciona desde finales de febrero.</p>
<p>El nombre no es casualidad. Al igual que afirma “yo digo la verdad”, Donald Trump erige su red social como poseedora del monopolio de la verdad. “¡Venid a mi casa! Todo lo que allí se dice es por naturaleza verdadero”. Es verdadero porque en esa red hablo “yo” (o, lo que es lo mismo, los que dicen ser yo). Lo digo yo, por lo tanto es válido como verdad. La realidad, como todas las normas racionales de justificación y verificación, se supedita a los intereses particulares del hablante.</p>
<p>Sin embargo, hay una contradicción entre los términos de esta declaración. Lo <em>verdadero</em>, precisamente por ser la adecuación entre lo que se dice y lo que es, no puede ser <em>de nadie</em>. No se puede privatizar. Hay algo en la realidad que hace que lo que digo sea cierto, y ese algo no soy yo. Por eso, para decir lo que es <em>verdadero</em>, hay que aceptar descentrarse, al menos distanciarse de las propias creencias e intereses inmediatos. Por lo tanto, esta afirmación es una cuestión de falsificación, llevada aquí a su límite caricaturesco.</p>
<h2>Perversión del valor de la verdad</h2>
<p>Se advierte una ambivalencia en el discurso de Donald Trump, convertido desde hace tiempo en figura paradigmática del régimen de la posverdad, en el que ha desaparecido la división entre <em>verdad</em> y <em>falsedad</em>. Y, en efecto, en muchos aspectos, estamos ante alguien que parece totalmente indiferente al principio de realidad y, por tanto, a la verdad fáctica en la que se supone que descansa la validez de nuestras afirmaciones y opiniones. Con él, todo sucede como si la realidad no tuviera ningún efecto sobre lo que tenemos que decir al respecto.</p>
<p>Pero lo paradójico es que Donald Trump no deja de reivindicar “la verdad” y, por tanto, hace un cierto uso del léxico de la verdad. Mientras que en la Atenas clásica los sofistas admitían de buen grado que la verdad no era asunto suyo y la dejaban en manos de los filósofos, en este caso se trata de hacer como si se poseyera la verdad y hacerla suya. Recordemos cómo el presidente estadounidense solía decir a los periodistas que sus afirmaciones documentadas eran noticias falsas, invirtiendo así el estándar de la verdad para disfrazar mejor sus mentiras. Todo ello sin la menor vergüenza y con total descaro.</p>
<p>Por tanto, no es seguro que estemos asistiendo realmente a la desaparición del “valor” de la verdad, sino a una perversión de este valor. Y en este intento de atraco y confiscación, es nuestra relación con la realidad la que está amenazada. Y sin embargo, lo que puede mantener la verdad es la independencia de la realidad, sin la cual, recordemos, no podemos discutir. Es la existencia de esta tercera parte, que no soy yo ni el otro, la que nos permite discutir.</p>
<p>Es de temer que las redes de la “verdad” según el modelo de la de Trump se multipliquen como un reguero de pólvora, y que se acelere el fenómeno de las <a href="https://www.lemonde.fr/blog/fredericjoignot/2016/08/30/comment-les-algorithmes-nous-enferment-dans-une-bulle-intellectuelle/">“burbujas cognitivas”</a>. Los algoritmos seleccionan lo que se ajusta a nuestras creencias y nos presentan contenidos que se aproximan a nuestras expectativas y preferencias, jugando con los efectos de identificación reforzados por la dimensión virtual de estos “pseudointercambios” en los que sólo nos enfrentamos a lo mismo.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1497091416635457553"}"></div></p>
<p>Así pues, hoy en día es dentro de la misma red donde se practican las escisiones y es de temer que la proliferación de nuevas redes refuerce esta compartimentación. Una compartimentación que impedirá el ejercicio de un juicio compartido, base del funcionamiento democrático, ese debate que nace de la contradicción y la confrontación argumentativas. Sólo se puede pensar pensando contra uno mismo, es decir, pensando “en el lugar” del otro. </p>
<p>En cambio, ya no discutimos, ya no nos relacionamos. Simplemente alimentamos la violencia de la fantasía en la comunión del resentimiento. Porque para debatir, debemos ser capaces de ponernos de acuerdo en lo que no es discutible, y que precisamente nos obliga a pensar, a sopesar lo que decimos, todavía más cuando lo decimos públicamente. Esto significa que si no se reconoce la realidad por sí misma, no podemos deliberar colectivamente.</p>
<h2>“Esto no es una guerra”</h2>
<p>En este sentido, otro hecho que aparentemente tiene poco que ver con el episodio trumpiano me parece bastante significativo: hasta que quedó obsoleto por un poderoso efecto de realidad (ya no era posible negar que estábamos ante una guerra), asistimos a un debate semántico sobre la naturaleza de las “operaciones militares” de Putin en Ucrania. Al menos hasta la ofensiva del 24 de febrero, a pesar de sus numerosas violaciones de los acuerdos de Minsk en la región, mucha gente utilizó el eufemismo, negándose a hablar de “agresión” o, peor aún, de “guerra”.</p>
<p>Sin embargo, la guerra tiene una definición precisa, la de la violación de la soberanía de un Estado mediante una intervención armada. En contra de la evidencia, atestiguada y documentada, nos hemos acomodado a un discurso que niega una verdad de hecho, un discurso de negación, cuyo clímax quizá esté en la forma en que Vladimir Putin declaró la guerra negándose a nombrarla, hablando de una “operación militar”. Guerra: una palabra tabú.</p>
<p>Cuando la realidad deja de constituir la norma y el sentido del discurso, ya no es posible discutir, y todas las estrategias de diálogo están condenadas al fracaso. Nos despertamos aturdidos. Este episodio trágico quizás debería llevarnos a cuestionar la banalización de los discursos que se liberan impunemente de lo que hace nuestro mundo común, la realidad. Porque al renunciar a la realidad, también renunciamos a evitar que el discurso sea una máscara de la violencia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179576/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marion Bourbon ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>Cuando llamamos verdad a algo que no se apoya en la realidad, perdemos la posibilidad del diálogo. La verdad es la base del contrato social y la confianza de un pueblo en sus dirigentes.Marion Bourbon, Agrégée et Docteure en Philosophie, Chercheuse associée à l'Université Bordeaux Montaigne, Enseignante à l'Université Bordeaux Montaigne et à l'Université de Bordeaux, Université Bordeaux MontaigneLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1653362021-08-01T19:14:12Z2021-08-01T19:14:12ZCiencia y libertad: una hipótesis sobre el auge del populismo (y algunos resultados electorales recientes)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/413927/original/file-20210730-21-1a9kbxj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C1483%2C3683%2C2337&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/london-united-kingdom-september-2-2016-478772665">Shutterstock / Ms Jane Campbell</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://www.nature.com/articles/340011a0">La ciencia es esencial para nuestra vida. También está implicada en muchas de nuestras decisiones individuales y colectivas</a>. Por eso está estrechamente relacionada con la política. Eso hace que esté sometida a escrutinio público y, por tanto, influida por el clima político del momento. </p>
<p><a href="https://www.worldcat.org/title/scientists-and-national-policy-making/oclc/520192">La relación entre ciencia y política es bidireccional</a>. La política aplicada a la ciencia (la política científica - <em>policy for science</em>) se refiere a la toma de decisiones relacionadas con la búsqueda sistemática de conocimiento. La ciencia para la política (<em>science for policy</em>) trata sobre el uso del conocimiento para facilitar o mejorar la toma de decisiones en general. </p>
<p>Como ha dejado ver la pandemia, la ciencia para la política es cada vez más importante. No deja de haber referencias a la necesidad de seguir las recomendaciones de los expertos y globalmente se insiste en la necesidad de aplicar criterios científicos en la toma de decisiones políticas.</p>
<h2>La situación</h2>
<p>La democracia está siendo amenazada por los populismos. Son regímenes que tienden hacia el autoritarismo y se ven validados por el sufragio universal. </p>
<p>Como resultado de la interacción entre ciencia y política, <a href="https://www.nature.com/articles/s41562-017-0116">se están haciendo fuertes negando</a>, además de muchas otras cosas, los hechos científicos. Más peligroso aún, niegan que estos hechos sean relevantes para la toma de decisiones políticas. </p>
<p>Durante la gestión de la pandemia han recurrido a los asesores científicos cuando les ha resultado conveniente. Y los han <a href="https://elpais.com/opinion/2021-07-09/ningunear-a-los-cientificos.html">ninguneado</a> por la misma razón. Por no hablar de la <a href="https://www.europapress.es/internacional/noticia-bolsonaro-insiste-atacar-vacunas-contra-covid-19-dice-infectarse-mas-efectivo-20210618132356.html">reacción hacia las vacunas</a>. </p>
<p>Lamentablemente, parece que esa estrategia les da buenos resultados. <a href="https://www.nuevatribuna.es/articulo/global/democracia-ciencia-pandemia-global/20201123161436181584.html">Donald Trump ganó</a> en las últimas elecciones de EEUU en nueve de los diez estados con mayor incidencia de coronavirus. Y las perdió porque hubo una movilización masiva del electorado demócrata y se produjo <a href="https://www.eldiario.es/internacional/paso-final-elecciones-estados-unidos-claves-victoria-holgada-biden-resultados-definitivos_129_6507159.html">una participación récord</a> desde que existe el sufragio universal en Estados Unidos. Sin embargo, obtuvo 12 millones más de votos que en 2016. </p>
<p>Las elecciones regionales en Reino Unido tuvieron que ser retrasadas por la pandemia. Se celebraron en mayo de 2021 y se veían como un examen a la gestión del Gobierno. El partido de <a href="https://elpais.com/internacional/2021-05-07/la-primera-derrota-electoral-de-starmer-frente-a-johnson-vuelve-a-agitar-al-laborismo-britanico.html">Johnson arrasó</a>. </p>
<p>En la Comunidad de Madrid la <a href="https://theconversation.com/una-evaluacion-de-la-gestion-de-la-pandemia-en-madrid-a-la-luz-de-la-filosofia-de-la-ciencia-160062">gestión de la pandemia</a> ha sido, como poco, controvertida. En las elecciones celebradas el 4 de mayo, Isabel Díaz Ayuso obtuvo una holgada victoria. Y no había sido la candidata más votada en las elecciones celebradas solo dos años antes.</p>
<h2>La hipótesis</h2>
<p>La política ya no se ve como una herramienta centrada en resolver los problemas de convivencia, sino como <a href="https://www.researchgate.net/publication/353571052_LA_POLITICA_COMO_PROBLEMA_SOCIAL_ANTECEDENTES_Y_CONSECUENTES">un problema social</a>. </p>
<p>La politización, instrumentalización y comercialización de la ciencia están influyendo en su imagen social. Y en la actitud de la población hacia ella. De hecho, se dice que <a href="https://www.routledge.com/The-Cultural-Authority-of-Science-Comparing-across-Europe-Asia-Africa/Bauer-Pansegrau-Shukla/p/book/9780367487027">la ciencia está perdiendo autoridad cultural</a>. </p>
<p>En la Unidad de Investigación CTS del CIEMAT hemos puesto en marcha una campaña en Facebook para recabar datos que nos permitan poner a prueba distintas hipótesis. Una de ellas considera que hay distintos tipos de ciencia. Y que la actitud de la población hacia la ciencia depende de qué ciencia se trate. </p>
<iframe src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FuiCTS.CIEMAT%2Fposts%2F262717105632530&show_text=true&width=500" width="100%" height="775" style="border:none;overflow:hidden" scrolling="no" frameborder="0" allowfullscreen="true" allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share"></iframe>
<p>La ciencia como fuente de conocimiento cuenta con un amplio apoyo social. La ciencia “industrial” recibe un apoyo variable en función de la aplicación y la utilidad percibida. La ciencia al servicio de la política, en cambio, genera preocupación e incluso rechazo. </p>
<p>El anuncio de Facebook, indudablemente, está generando comentarios. Una parte importante de ellos son negativos y se pueden organizar en torno a dos temas centrales: la ciencia está manipulada; si es una iniciativa del Gobierno, no puede traer nada bueno.</p>
<p>La <a href="https://rcp.umn.edu/sites/rcp.umn.edu/files/introduction_to_the_policy_process.pdf">teoría política</a> parte de la hipótesis de que la decisión de los y las votantes está motivada por sus opiniones y necesidades. Las opiniones se han vinculado con el posicionamiento ideológico, que se sigue utilizando como <a href="https://elpais.com/espana/madrid/2021-07-27/los-jovenes-se-pasan-a-la-derecha-en-madrid-la-votaron-bastante-mas-que-a-la-izquierda.html">variable explicativa de los resultados electorales</a>. Sin embargo, el voto parece estar cada vez más determinado por las necesidades, que están estrechamente vinculadas a las emociones. Porque <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-el-error-de-descartes/269404">las emociones son fundamentales para la toma de decisiones</a>.</p>
<p>Nuestro <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Thinking,_Fast_and_Slow">sistema cognitivo</a> es más sensible a los cambios que a los estados, da más importancia a las probabilidades bajas y, sobre todo, es más sensible a las pérdidas que a las ganancias. </p>
<p>Por otro lado, en el cerebro de los humanos y de otros animales hay un mecanismo diseñado para dar prioridad a <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2019.01210/full">los eventos malos</a>. Reduciendo al mínimo el tiempo para detectar la presencia de un depredador, este circuito mejora las probabilidades de supervivencia. Por eso las impresiones y los estereotipos negativos se forman con más rapidez y son más resistentes a la evidencia en contra que los buenos. </p>
<p>Además, las personas <a href="https://www.jstor.org/stable/1914185">rehuimos asumir riesgos</a> cuando las ganancias están aseguradas, pero los buscamos cuando es la pérdida la que resulta inevitable. Las medidas para gestionar la pandemia de covid-19 son necesariamente restrictivas y, por tanto, implican asumir importantes pérdidas. Una vez superado el impacto inicial, están generando cada vez más descontento social y reacciones de protesta a nivel global. Porque implican cambiar nuestro estilo de vida. Y cambiarlo <a href="https://www.researchgate.net/publication/302899696_La_salud_del_medio_ambiente_Diagnostico_y_tratamiento">se percibe como una pérdida</a>. A esto se añade que vivimos en un contexto de <a href="https://dobetter.esade.edu/es/polarizacion-espana?_wrapper_format=html">polarización política</a>. </p>
<p>Nuestra hipótesis es la siguiente: en el contexto actual, las dificultades para asumir la pérdida de nuestro estilo de vida han generado rechazo hacia la ciencia al servicio de la política. Y, por tanto, hacia quienes se han apoyado en las recomendaciones de los y las expertas para gestionar la pandemia.</p>
<p>El Gobierno central ha insistido desde el inicio de la pandemia en que sus decisiones se basaban en las recomendaciones de la ciencia. Quizá para <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-56883413">repartir responsabilidades</a>. Posiblemente pensando que el prestigio social de la ciencia, en general, haría las medidas más llevaderas. </p>
<p>La Presidenta de la Comunidad de Madrid ha insistido en la necesidad de actuar atendiendo a otras consideraciones. En las elecciones celebradas en mayo de 2021 la candidata Ayuso basó su campaña en la idea de libertad. De hecho, en el discurso institucional del 2 de mayo, dos días antes de que se celebraran, afirmó que “<a href="https://www.elplural.com/autonomias/ayuso-recurre-libertad-lema-actos-dos-mayo_265518102">todos seguimos defendiendo las mismas causas que en 1808: España y la libertad</a>”. Y le dio resultado. Según <a href="https://www.efe.com/efe/espana/politica/la-mayoria-de-madrilenos-decidio-su-voto-por-el-candidato-segun-cis/10002-4576150">la encuesta postelectoral</a> del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 40% de los encuestados decidió su voto en función del cabeza de cartel de cada partido y el 19,2% eligió la papeleta por la posición que mantenía esa política ante la crisis sanitaria. </p>
<p>Creemos que ambas cuestiones son inseparables, resultado de que muchos votantes han identificado las recomendaciones de los expertos con la pérdida de libertad. Una vez hecha la asociación, habrían apostado por quien les ofrece la posibilidad de asumir el riesgo que su sistema cognitivo asocia con la necesaria evitación de la pérdida de su estilo de vida.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/413925/original/file-20210730-15-pl6uvo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1024%2C682&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/413925/original/file-20210730-15-pl6uvo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/413925/original/file-20210730-15-pl6uvo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/413925/original/file-20210730-15-pl6uvo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/413925/original/file-20210730-15-pl6uvo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/413925/original/file-20210730-15-pl6uvo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/413925/original/file-20210730-15-pl6uvo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP) vota en las elecciones autonómicas madrileñas celebradas el 4 de mayo de 2021.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.facebook.com/idiazayuso/photos/2140841786058157">Facebook</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Las implicaciones</h2>
<p>Todos los seres humanos somos víctimas del <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1037/1089-2680.2.2.175">sesgo de confirmación</a>. Buscamos información que respalde una hipótesis o creencia existente. Pero no solo, en realidad buscamos la que esperaríamos encontrar si asumimos que la hipótesis es verdadera. Al mismo tiempo, rechazamos la que la contradice. Es decir, solo vemos lo que queremos ver. </p>
<p>Por otro lado, tenemos serias <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pensar_r%C3%A1pido,_pensar_despacio">dificultades para apostar por ganancias futuras</a>. </p>
<p>Ante estas dificultades, muchas personas deciden rechazar la ciencia que nos “obliga” a hacer lo que no queremos hacer. Y votan a quienes les permiten asumir riesgos que asocian con la evitación de pérdidas que no pueden asumir. Sin pensar en que están asumiendo riesgos en nombre de los demás, que se ven afectados por sus decisiones individuales. Es decir, olvidando eso de que la libertad de uno acaba donde empieza la de los demás.</p>
<p>Las iniciativas para acercar la ciencia a la sociedad suelen presentar una imagen de ella simplificada al máximo, promoviendo la idea de ciencia espectáculo. Detrás de este planteamiento continúa estando agazapado <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0963662506071287">el modelo del déficit</a>. Es decir, una visión paternalista de la capacidad de los ciudadanos para interaccionar con la ciencia. Pero los datos nos dicen que los elementos que mejor contribuyen a <a href="https://icono.fecyt.es/sites/default/files/filepublicaciones/18/articulo2_epscyt2014_-_a._munoz.pdf">definir la imagen de la ciencia</a> tienen que ver con una visión realista, es decir, con una actitud crítica. </p>
<p>Para conseguir que la interacción entre ciencia y sociedad sea fluida, necesitamos conocer cómo se gestiona esa relación. Eso implica tener en cuenta también cómo influye la imagen de la ciencia en cuestiones que no están directamente relacionadas con ella. </p>
<p>Una sociedad científicamente culta puede ser, en muchos sentidos, más incómoda. Porque podría oponerse a los desarrollos científicos y tecnológicos que se asocien con una visión del mundo contraria a lo que la ciudadanía considera importante y deseable. Sin embargo, con una sociedad así estaríamos más cerca de conseguir la mejor ciencia posible para todos. Teniendo en cuenta la hipótesis que aquí se plantea, podríamos estar en mejores condiciones para frenar el auge de los populismos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/165336/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Muñoz van den Eynde recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación. Proyecto "Praxeología de la Cultura Científica: evaluación y medición". Referencia: FFI2017-82217-C2-2-P.</span></em></p>Conseguir una relación fluida entre ciencia y sociedad requiere conocer cómo se gestiona esa relación, pero también cómo influye la actitud hacia la ciencia en decisiones como a quién votarAna Muñoz van den Eynde, Responsable de la Unidad de Investigación CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad) del CIEMAT, Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1631752021-06-22T18:41:52Z2021-06-22T18:41:52ZPor qué vuelve la teoría de que el coronavirus salió de un laboratorio a pesar de que no hay nuevas pruebas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/407623/original/file-20210622-23-wo2qr9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3818%2C2548&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.alamy.com/security-personnel-stand-outside-wuhan-institute-of-virology-as-members-of-the-world-health-organization-who-team-tasked-with-investigating-the-origins-of-the-coronavirus-disease-covid-19-arrive-for-a-visit-inwuhan-hubei-province-china-february-3-2021-reutersthomas-peter-image401519150.html?pv=1&stamp=2&imageid=C964A21F-0943-43A9-9770-17E1D53F2E6B&p=1323863&n=0&orientation=0&pn=1&searchtype=0&IsFromSearch=1&srch=foo%3dbar%26st%3d0%26pn%3d1%26ps%3d100%26sortby%3d2%26resultview%3dsortbyPopular%26npgs%3d0%26qt%3dwuhan%2520institute%2520of%2520virology%26qt_raw%3dwuhan%2520institute%2520of%2520virology%26lic%3d3%26mr%3d0%26pr%3d0%26ot%3d0%26creative%3d%26ag%3d0%26hc%3d0%26pc%3d%26blackwhite%3d%26cutout%3d%26tbar%3d1%26et%3d0x000000000000000000000%26vp%3d0%26loc%3d0%26imgt%3d0%26dtfr%3d%26dtto%3d%26size%3d0xFF%26archive%3d1%26groupid%3d%26pseudoid%3d%26a%3d%26cdid%3d%26cdsrt%3d%26name%3d%26qn%3d%26apalib%3d%26apalic%3d%26lightbox%3d%26gname%3d%26gtype%3d%26xstx%3d0%26simid%3d%26saveQry%3d%26editorial%3d%26nu%3d%26t%3d%26edoptin%3d%26customgeoip%3dGB%26cap%3d1%26cbstore%3d1%26vd%3d0%26lb%3d%26fi%3d2%26edrf%3d%26ispremium%3d1%26flip%3d0%26pl%3d">Reuters/Alamy Stock Photo</a></span></figcaption></figure><p>El presidente estadounidense Joe Biden <a href="https://www.bbc.co.uk/news/world-us-canada-57260009">ordenó</a> hace unos días a las agencias de inteligencia de su país que profundicen en su investigación sobre si el coronavirus surgió de forma natural por transmisión de animales a humanos o se filtró accidentalmente desde el Instituto de Virología de Wuhan, en China. </p>
<p>La teoría del escape del laboratorio había sido planteada por el presidente Trump y otros miembros de su círculo en abril del año pasado. En aquel momento fue <a href="https://edition.cnn.com/2020/04/06/us/coronavirus-scientists-debate-origin-theories-invs/index.html">ampliamente descartada</a> como una teoría conspirativa infundada con <a href="https://slate.com/technology/2020/02/coronavirus-bioweapon-conspiracy-theories.html">matices racistas</a>. Ya en marzo de 2020 destacados científicos publicaron un <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30418-9/fulltext">manifiesto</a> de apoyo a China en la revista <em>The Lancet</em> en el que advertían contra las especulaciones infundadas sobre los orígenes del virus. </p>
<p>Pero ahora la sugerencia de que el virus se filtró desde un laboratorio vuelve a estar encima de la mesa, y <a href="https://nymag.com/intelligencer/article/lab-leak-hypothesis-covid-liberal-media-science-biden-trump-china.html">algunos se preguntan</a> si los medios de comunicación no se tomaron en serio esa posibilidad. Además, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=S-0cgYTXqBw&ab_channel=WION">Trump</a> y <a href="https://www.washingtonpost.com/politics/trump-fauci-wuhan-lan-leak/2021/06/05/8469f022-c55b-11eb-9a8d-f95d7724967c_story.html">sus partidarios</a> se han apresurado a argumentar que tenían razón todo el tiempo. ¿Cómo es que una hipótesis rechazada durante mucho tiempo como teoría de la conspiración ha vuelto a ser considerada?</p>
<h2>Rastreando teorías conspirativas</h2>
<p>Como parte de <a href="http://infodemic.eu/">nuestra investigación</a>, mis colegas y yo hemos rastreado la propagación de las teorías conspirativas sobre la pandemia en internet durante los últimos 18 meses. La teoría de que el virus fue creado en un laboratorio fue una de las primeras y más populares. Las <a href="https://www.theguardian.com/us-news/2020/apr/13/coronavirus-conspiracy-theory-laboratory-report">encuestas</a> revelaron que aproximadamente el 30% de los estadounidenses la creyeron en algún momento. Esto fue así <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-020-0820-9">a pesar de las pruebas</a> de que el virus no tenía ningún rasgo evidente de ingeniería genética.</p>
<p>Pero, al principio de la pandemia, los medios de comunicación no siempre distinguieron entre las especulaciones descabelladas de que el SARS-CoV-2 fue creado por China como arma biológica (y luego liberado accidental o intencionadamente) y la hipótesis más plausible de que se originó en la naturaleza pero se filtró accidentalmente desde el Instituto de Virología de Wuhan mientras se estudiaba. Como resultado, las afirmaciones sobre fugas de laboratorio en general pasaron a ser consideradas muy cuestionables.</p>
<p>Además, la afirmación de la fuga de laboratorio se mezcló rápidamente con otras teorías <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1948550620934692">a menudo contradictorias</a>: que la covid-19 fue causada por la radiación 5G, o que Bill Gates estaba utilizando vacunas para implantar microchips en las personas. En las discusiones en internet, las teorías a menudo se mezclan de esta manera en megatramas. Es comprensible, por tanto, que los analistas descartaran la idea.</p>
<p>También hay que tener en cuenta el contexto político en el que se elaboró y difundió esta teoría. La teoría general de la fuga de laboratorio, junto con las insinuaciones de que el virus podría haber sido diseñado como un arma biológica, fueron promovidas por Trump, el senador estadounidense <a href="https://www.theguardian.com/us-news/2020/apr/11/republican-tom-cotton-coronavirus-china">Tom Cotton</a>, Tucker Carlson, de Fox News, y <a href="https://www.mediamatters.org/coronavirus-covid-19/steve-bannon-gave-interview-conspiracy-site-linked-his-billionaire-benefactor">Steve Bannon</a>. </p>
<p>Todos ellos habían utilizado anteriormente la <a href="https://www.nytimes.com/2019/08/08/business/media/tucker-carlson-white-supremacy.html">retórica de la conspiración</a> para culpar de los males de Estados Unidos a enemigos <a href="https://www.washingtonpost.com/news/fact-checker/wp/2014/10/09/tom-cottons-bogus-claim-that-islamic-state-colloborates-with-mexican-drug-cartels/">externos</a> e <a href="https://edition.cnn.com/2017/11/10/politics/steve-bannon-media-conspiracy-roy-moore/index.html">internos</a>.</p>
<p>Trump, por ejemplo, había calificado <a href="https://www.nytimes.com/2016/11/19/world/asia/china-trump-climate-change.html">el calentamiento global como un engaño</a> perpetrado por China para obtener una ventaja competitiva sobre Estados Unidos. Y en una rueda de prensa en abril de 2020 afirmó que había visto información clasificada que indicaba que el virus había venido del instituto de Wuhan. Pero <a href="https://www.theguardian.com/us-news/2020/apr/30/donald-trump-coronavirus-chinese-lab-claim">cuando se le preguntó</a> cuál era la evidencia, dijo: “No estoy autorizado a decírselo”.</p>
<p>La insinuación de una vasta conspiración sin pruebas es una estrategia característica de Trump. Fue el presidente que repetidamente gritó <a href="https://theconversation.com/sars-cov-2-el-problema-de-las-variantes-y-el-cuento-del-pastor-mentiroso-162319">¡qué viene el lobo!</a>. Y así, de nuevo, es comprensible que la gente fuera inicialmente escéptica sobre una filtración del laboratorio.</p>
<h2>Año nuevo, ¿nueva evidencia?</h2>
<p>Entonces, ¿por qué la teoría vuelve a estar en el candelero? No hay muchas revelaciones nuevas, pero hay dos avances potencialmente significativos (como se detalla en un <a href="https://www.vanityfair.com/news/2021/06/the-lab-leak-theory-inside-the-fight-to-uncover-covid-19s-origins">largo artículo</a> en Vanity Fair que ha llamado la atención de la gente. En primer lugar, aparentemente hay informes de inteligencia sobre que varios trabajadores de laboratorio en el Instituto de Virología de Wuhan enfermaron en noviembre de 2019. De ser cierto, esto sería una prueba convincente.</p>
<p>Sin embargo, hay que tener cierta precaución. La afirmación se hizo por primera vez en <a href="https://www.wsj.com/articles/intelligence-on-sick-staff-at-wuhan-lab-fuels-debate-on-covid-19-origin-11621796228">un artículo</a> basado en informes extraoficiales de funcionarios de inteligencia. <a href="https://www.nytimes.com/2002/09/08/world/threats-responses-iraqis-us-says-hussein-intensifies-quest-for-bomb-parts.html">Artículos</a> con informes similares aparecieron en la preparación de la guerra de Irak informando de la supuesta existencia de armas de destrucción masiva que nunca se encontraron. Esto no quiere decir que no pueda haber información de inteligencia sobre una posible fuga de laboratorio. Pero tenemos que estar seguros de que no estamos siendo mal informados al considerar tales fuentes.</p>
<p>En segundo lugar, salió a la luz que Peter Daszak, uno de los principales organizadores de la declaración de marzo de 2020 en la revista Lancet que descartó la idea de una filtración en el laboratorio, <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-02473-4">tenía vínculos con el Instituto de Virología de Wuhan</a>. Daszak es el director de EcoHealth Alliance, una organización de investigación que había recibido subvenciones del gobierno estadounidense para realizar trabajos con el instituto sobre la manipulación de virus.</p>
<p>Lo que revela esto no es realmente un complot secreto para encubrir una filtración del laboratorio, sino más bien la complejidad, los intereses y la confusión política que rodean la financiación de la investigación internacional. Las becas de Daszak para trabajar con el instituto fueron canceladas en abril de 2020, para luego ser <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-02473-4">restablecidas unos meses más tarde</a>. </p>
<h2>La realidad, tan turbia como la ficción</h2>
<p>Esto es lo que encontramos repetidamente en el mundo de las teorías de la conspiración: que la realidad es a menudo tan turbia como la ficción. La investigación del <a href="https://edinburgh.universitypressscholarship.com/view/10.3366/edinburgh/9780748624102.001.0001/upso-9780748624102">asesinato de Kennedy</a>, por ejemplo, descartó las teorías de la conspiración, insistiendo en que el tiroteo fue cosa de un pistolero solitario. Sin embargo, lo que se pasó por alto fue la <a href="https://www.jstor.org/stable/2702884?seq=1#metadata_info_tab_contents">compleja historia de la Guerra Fría</a>, en la que, por ejemplo, las agencias de inteligencia estadounidenses (a instancias de los hermanos Kennedy) habían participado en repetidos intentos de asesinato de Fidel Castro.</p>
<p>Si insistimos en enmarcar los acontecimientos simplemente en términos de conspiración o no conspiración, no conseguiremos dar sentido a las formas más confusas en que se desarrolla la historia, incluidas las pandemias globales. En consecuencia, no debería sorprendernos que las teorías que una vez fueron descartadas vuelvan a ser objeto de debate.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163175/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Peter Knight recibe financiación del Consejo de Investigación de Artes y Humanidades del Reino Unido como parte de la financiación COVID-19 de UK Research and Innovation.
</span></em></p>Las nuevas teorías sobre el posible escape del SARS-CoV-2 no aportan pruebas novedosas, pero dificultan que se desentrañe el verdadero origen de la pandemia.Peter Knight, Professor of American Studies, University of ManchesterLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1614872021-06-01T17:45:11Z2021-06-01T17:45:11Z5 mandatarios reprobados en manejo de la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/403227/original/file-20210527-19-uubwf6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C20%2C3401%2C2259&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Alexander Lukashenko, el líder autoritario de Bielorrusia, nunca ha reconocido la amenaza del COVID-19.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/belarus-president-lukashenko-visits-hospital-for-covid-19-news-photo/1229813959?adppopup=true">Andrei Stasevich\TASS via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p><em>COVID-19 es notoriamente difícil de controlar, y los líderes políticos son solo una parte del cálculo cuando se trata de la gestión de una pandemia. No obstante, algunos líderes mundiales actuales y anteriores han hecho pobres esfuerzos para combatir los brotes en su país, ya sea minimizando la gravedad de la pandemia; ignorando a la ciencia o intervenciones de salud críticas como el distanciamiento social y los cubrebocas. Todos los hombres de esta lista cometieron al menos uno de esos errores, y algunos los cometieron todos – con consecuencias mortales.</em></p>
<h2>Narendra Modi de la India</h2>
<p><strong>Escribe: Sumit Ganguly, Universidad de Indiana</strong></p>
<p>India es el nuevo epicentro de la pandemia, <a href="https://www.washingtonpost.com/world/2021/05/01/india-coronavirus/">registrando unos 400.000 nuevos casos por día en algunos días de mayo</a>. Por muy sombría que sea, la estadística no capta el horror que se desarrolla allí. Los pacientes con COVID-19 están muriendo en los hospitales <a href="https://www.businesstoday.in/current/economy-politics/24-patients-die-at-hospital-in-karnataka-due-to-oxygen-shortage/story/438125.html">porque los médicos no tienen oxígeno para administrar</a> ni <a href="https://www.france24.com/en/live-news/20210422-india-s-covid-19-shortages-spur-black-market-for-drugs-oxygen">medicamentos que salvan vidas como el remdesivir</a>. Se rechaza a los enfermos de las clínicas que <a href="https://www.cbsnews.com/news/india-covid-hospitals-turn-patients-away/">no tienen camas disponibles</a>.</p>
<p>Muchos indios <a href="https://www.npr.org/2021/05/11/995446333/this-government-has-failed-us-anger-rises-in-india-over-pm-modis-covid-response">culpan a un hombre por la tragedia del país</a>: el primer ministro <a href="https://www.washingtonpost.com/outlook/modis-pandemic-choice-protect-his-image-or-protect-india-he-chose-himself/2021/04/28/44cc0d22-a79e-11eb-bca5-048b2759a489_story.html">Narendra Modi</a>.</p>
<p>En enero pasado, Modi declaró en un <a href="https://www.livemint.com/news/india/pm-modi-to-address-the-world-economic-forum-s-davos-summit-at-5-30-pm-today-11611803181228.html">foro global</a> que la India había “salvado a la humanidad … al contener la corona de manera efectiva.” En marzo, su ministro de Salud proclamó que la pandemia <a href="https://www.nytimes.com/2021/05/01/world/asia/india-covid19-modi.html">estaba llegando a su “final.”</a> En realidad, el COVID-19 estaba ganando fuerza en el país y en todo el mundo – pero su gobierno no hizo <a href="https://www.nytimes.com/2021/04/09/world/asia/india-covid-vaccine-variant.html">preparativos para posibles contingencias</a>, como la aparición de una variante más mortal y más contagiosa.</p>
<p>Incluso cuando <a href="https://www.bbc.com/news/world-asia-india-56037565">importantes zonas del país</a> no habían suprimido por completo el patógeno, Modi y otros miembros de su partido llevaron a cabo mítines de campaña al aire libre antes de las elecciones de abril. Pocos <a href="https://theprint.in/opinion/politricks/poll-rallies-to-kumbh-mela-modi-shahs-conscience-must-take-a-look-at-latest-covid-surge/639526/">asistentes llevaban máscaras</a>. Modi también permitió que <a href="https://www.washingtonpost.com/world/2021/05/08/india-coronavirus-kumbh-mela/">un festival religioso que atrae a millones de personas se desarrollara</a> de enero a marzo. Los funcionarios de salud pública ahora creen que el festival pudo haber sido un evento de superpropagación y fue “<a href="https://thewire.in/health/watch-karan-thapar-ashish-jha-kumbh-mela-shahi-snan-covid-19">un enorme error</a>.”</p>
<p>Como Modi promocionó sus éxitos el año pasado, la India – el <a href="https://www.cnbc.com/2021/05/05/why-covid-vaccine-producer-india-faces-major-shortage-of-doses.html">mayor fabricante de vacunas</a> del mundo – envió más de 10 millones de dosis de vacunas a <a href="https://www.wsj.com/articles/india-starts-covid-19-vaccine-drive-to-neighboring-countries-11611234933">los países vecinos</a>. Sin embargo, solo 1,9 por ciento de los 1.300 millones de personas de la India habían sido completamente vacunados contra el COVID-19 a principios de mayo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C15%2C3480%2C2479&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Modi and Bolsonaro shake hands" src="https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C15%2C3480%2C2479&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Narendra Modi y Jair Bolsonaro, acusados de cometer errores que agravaron la propagación del virus SARS-CoV-2 en Brasil y en la India.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/brazils-president-jair-bolsonaro-and-indias-prime-minister-news-photo/1182256687?adppopup=true">Pavel Golovin/Pool/AFP via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Jair Bolsonaro de Brasil</h2>
<p><strong>Escriben: Elize Massard da Fonseca, de la Fundação Getulio Vargas y Scott L. Greer, de la Universidad de Michigan</strong></p>
<p>El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, no solo no respondió al COVID-19 – al que calificó de “<a href="https://edition.cnn.com/2020/05/23/americas/brazil-coronavirus-hospitals-intl/index.html">pequeña gripe</a>” – sino que empeoró activamente la crisis en Brasil.</p>
<p>Bolsonaro usó sus <a href="https://www.jstor.org/stable/10.3998/mpub.11927713.29">poderes constitucionales para interferir en</a> los asuntos administrativos del Ministerio de Salud, como protocolos clínicos, divulgación de datos y adquisición de vacunas. <a href="https://www.nexojornal.com.br/expresso/2020/08/04/Quais-os-vetos-de-Bolsonaro-a-medidas-de-combate-%C3%A0-pandemia">Vetó la legislación</a> que habría ordenado el uso de cubrebocas en lugares religiosos y compensado a los profesionales de la salud perjudicados permanentemente por la pandemia, por ejemplo. Y obstruyó los esfuerzos del gobierno estatal para promover el distanciamiento social y usó su poder de decreto para <a href="https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-brazil-idUSKBN22N308">permitir que muchas empresas permanecieran abiertas como “esenciales”</a>, incluidos spas y gimnasios. Bolsonaro también <a href="https://www.nytimes.com/2020/06/13/world/americas/virus-brazil-bolsonaro-chloroquine.html">promovió agresivamente medicamentos no probados</a>, en particular la hidroxicloroquina, para tratar a los pacientes con COVID-19.</p>
<p>Bolsonaro usó su perfil público como presidente para dar forma al debate en torno a la crisis del coronavirus, fomentando <a href="https://politica.estadao.com.br/noticias/geral,bolsonaro-volta-a-chamar-crise-do-coronavirus-de-histeria,70003236546">un falso dilema entre catástrofe económica y distanciamiento social</a> y <a href="https://oglobo.globo.com/sociedade/coronavirus/bolsonaro-sugere-cloroquina-ate-quinto-dia-apos-surgimento-de-sintomas-do-coronavirus-apesar-de-nao-haver-estudos-conclusivos-24360182">tergiversando la ciencia</a>. <a href="https://oglobo.globo.com/brasil/esta-morrendo-gente-ta-lamento-mas-vai-morrer-muito-mais-se-economia-continuar-sendo-destrocada-diz-bolsonaro-1-24426281">Ha culpado</a> a los gobiernos estatales brasileños, a China y a la Organización Mundial de la Salud por la crisis, y nunca ha asumido la responsabilidad de gestionar el brote de su propio país.</p>
<p>En diciembre, Bolsonaro declaró que no se aplicaría la vacuna debido a los efectos secundarios. “<a href="https://doi.org/10.1016/s0140-6736(21)00181-1">Si te conviertes en cocodrilo, es tu problema</a>”, dijo.</p>
<p><a href="https://doi.org/10.3998/mpub.11927713">La mala gestión pandémica de Bolsonaro</a> creó un conflicto dentro de su gobierno: Brasil pasó por cuatro ministros de salud en menos de un año. El brote incontrolado de Brasil dio lugar a varias variantes nuevas de coronavirus, incluida <a href="https://www.thelancet.com/article/S0140-6736(21)00183-5/fulltext">la P.1, que parece más contagiosa</a>. La tasa de transmisión de COVID-19 de Brasil <a href="https://mrc-ide.github.io/global-lmic-reports/BRA/">finalmente está comenzando a caer</a>, pero la situación sigue siendo preocupante.</p>
<h2>Alexander Lukashenko de Bielorrusia</h2>
<p><strong>Escriben: Elizabeth J. King y Scott L. Greer, de la Universidad de Michigan</strong></p>
<p>Muchos países de todo el mundo han respondido al COVID-19 con políticas trágicamente inadecuadas. Sin embargo, sostenemos que los peores <a href="https://www.press.umich.edu/11927713/coronavirus_politics">líderes de una pandemia son los que eligieron el negacionismo total sobre la acción ineficaz</a>.</p>
<p>Alexander Lukashenko, el líder autoritario de Bielorrusia desde hace mucho tiempo, <a href="https://novayagazeta.ru/articles/2020/03/23/84461-krest-moschevik-vodka-i-traktor">nunca ha reconocido la amenaza del COVID-19</a>. Al comienzo de la pandemia, mientras otros países estaban imponiendo cierres, Lukashenko optó por no implementar ninguna medida restrictiva para evitar la propagación del COVID-19. En cambio, afirmó que el virus podría prevenirse <a href="http://novayagazeta.ee/articles/30392/">bebiendo vodka, visitando saunas y trabajando en los campos</a>. Este negacionismo esencialmente dejó las medidas preventivas y la ayuda pandémica <a href="https://www.bmj.com/content/370/bmj.m3543">a las personas y las campañas de financiación colectiva</a>.</p>
<p>Durante el verano de 2020, Lukashenko afirmó que <a href="https://www.bbc.com/russian/news-53570933">le habían diagnosticado COVID</a>, pero que estaba asintomático, lo que le permitió seguir insistiendo en que el virus no era una amenaza grave. Supuestamente frustrar la enfermedad y visitar hospitales COVID-19 sin una máscara también respaldaba su imagen deseada de un hombre fuerte.</p>
<p>Bielorrusia acaba de comenzar los esfuerzos de vacunación, pero Lukashenko dice que no se vacunará. Actualmente, <a href="https://ourworldindata.org/covid-vaccinations">menos de 3% de los bielorrusos están vacunados contra el nuevo coronavirus</a>.</p>
<h2>Donald Trump, expresidente de Estados Unidos</h2>
<p><strong>Escribe: Dorothy Chin, Universidad de California, Los Ángeles</strong></p>
<p>Trump está fuera de su cargo, pero su mal manejo de la pandemia continúa teniendo devastadoras consecuencias a largo plazo en Estados Unidos – particularmente en <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32562416/">la salud y el bienestar de las comunidades de color</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Trump in front of a crowd" src="https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Trump se recupero de COVID-19 en octubre 2020, lo que le permitió seguir insistiendo en que el virus no era una amenaza grave.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/president-donald-trump-arrives-for-a-campaign-rally-on-news-photo/1281136162?adppopup=true">Rey Del Rio/Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La <a href="https://www.nytimes.com/2020/07/24/us/politics/coronavirus-trump-denial.html">negación temprana de Trump de la pandemia</a>; la propagación activa de <a href="https://www.nytimes.com/2020/05/21/us/politics/trump-fact-check-hydroxychloroquine-coronavirus-.html">información errónea sobre el uso de máscaras y tratamientos</a>, y un <a href="https://abcnews.go.com/Politics/trumps-stunning-reversal-total-authority-claim-governors-analysis/story?id=70160951">liderazgo incoherente</a> perjudicó al país en su conjunto – pero el resultado fue mucho peor para algunos grupos que para otros. Las comunidades de color <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/covid-data/investigations-discovery/hospitalization-death-by-race-ethnicity.html">sufrieron enfermedades y muertes desproporcionadas</a>. Aunque los afroamericanos y los latinos representan solo 31% de la población de EEUU, representan <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32562416/">más de 55% de los casos de COVID-19</a>. Los indígenas estadounidenses <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/covid-data/investigations-discovery/hospitalization-death-by-race-ethnicity.html">fueron hospitalizados 3,5 veces más y sufrieron 2,4 veces la tasa de mortalidad</a> de los blancos.</p>
<p><a href="https://www.forbes.com/sites/mikepatton/2020/06/28/pre-and-post-coronavirus-unemployment-rates-by-state-industry-age-group-and-race/?sh=485d6d39555e">Las tasas de desempleo también son desproporcionadas</a>. Durante lo peor de la pandemia de EEUU, se disparó a 17,6% para los latinoamericanos; a 16,8% para los afroamericanos, y a 15% para los asiáticoamericanos, en comparación con 12,4% para los estadounidenses blancos.</p>
<p>Estas <a href="https://carsey.unh.edu/publication/inequities-job-loss-recovery-amid-COVID-pandemic">abrumadoras brechas</a> amplificaron las desigualdades existentes, como <a href="https://blogs.imf.org/2020/05/11/how-pandemics-leave-the-poor-even-farther-behind/?utm_source=npr_newsletter&utm_medium=email&utm_content=20200522&utm_term=4592697&utm_campaign=money&utm_id=44354750&orgid=">la pobreza</a>, <a href="https://www.brookings.edu/blog/up-front/2020/06/01/housing-hardships-reach-unprecedented-heights-during-the-covid-19-pandemic/">la inestabilidad de la vivienda</a> y <a href="https://www.mckinsey.com/industries/public-and-social-sector/our-insights/covid-19-and-learning-loss-disparities-grow-and-students-need-help">la calidad de la educación</a> – y probablemente <a href="https://www.mckinsey.com/industries/public-and-social-sector/our-insights/covid-19-and-student-learning-in-the-united-states-the-hurt-could-last-a-lifetime">continuarán haciéndolo durante algún tiempo</a>. Por ejemplo, si bien la economía estadounidense en general muestra signos de recuperación, <a href="https://www.bloomberg.com/news/articles/2021-05-03/powell-says-economy-making-real-progress-but-disparities-weigh?srnd=premium&sref=x0fnd0v3">los grupos minoritarios no han logrado un progreso equivalente</a>.</p>
<p>Por último, la insistencia de Trump de culpar a China por la pandemia – que incluyeron expresiones raciales como llamar al <a href="https://www.huffpost.com/entry/trump-kung-flu-phoenix_n_5ef3756fc5b6c5bf7c58ca7b">virus la ‘gripe kung’</a> – precedió inmediatamente a un aumento de casi el doble en los ataques contra <a href="https://stopaapihate.org/national-report-through-march-2021/">los estadounidenses de origen asiático y los isleños del Pacífico en el último año</a>. Esta inquietante tendencia <a href="https://abcnews.go.com/US/wireStory/asian-american-women-stabbed-san-francisco-attack-77497315">no muestra signos de disminuir</a>.</p>
<p>La administración de Trump apoyó el desarrollo inicial de la vacuna en el país, un logro que pocos líderes mundiales pueden reclamar, pero la desinformación y la retórica anticientífica que transmitió continúan <a href="https://www.cbsnews.com/news/covid-vaccine-hesitancy-opinion-poll/?ftag=MSF0951a18">comprometiendo el camino de Estados Unidos para salir de la pandemia</a>. Las últimas encuestas sugieren que 24% de todos los estadounidenses y 41% de los republicanos dicen que <a href="https://www.pbs.org/newshour/health/as-more-americans-get-vaccinated-41-of-republicans-still-refuse-covid-19-shots">no se vacunarán</a>.</p>
<h2>Andrés Manuel López Obrador de México</h2>
<p><strong>Escribe: Salvador Vázquez del Mercado, del Centro de Investigación y Docencia Económicas</strong></p>
<p>Con 9,2% de sus pacientes con COVID-19 muriendo a causa de la enfermedad, <a href="https://globalhealthsciences.ucsf.edu/news/mexicos-response-covid-19-case-study">México</a> tiene la tasa de letalidad <a href="https://ourworldindata.org/explorers/coronavirus-data-explorer?zoomToSelection=true&time=2020-03-01..latest&pickerSort=asc&pickerMetric=location&Metric=Case+fatality+rate&Interval=7-day+rolling+average&Relative+to+Population=true&Align+outbreaks=false&country=USA%7EITA%7EIND%7EMEX%7EARG%7EBRA">más alta</a> del mundo. <a href="http://www.healthdata.org/news-release/covid-19-has-caused-69-million-deaths-globally-more-double-what-official-reports-show">Estimaciones</a> recientes muestran que probablemente ha sufrido 617.00 muertes – a la par de Estados Unidos e India, ambos países con poblaciones mucho más grandes.</p>
<p>Una combinación de factores contribuyó a los brotes extremos y prolongados de la enfermedad en México. Y un liderazgo nacional inadecuado fue uno de ellos.</p>
<p>A lo largo de la pandemia, el presidente López Obrador buscó minimizar la gravedad de la situación. Al principio, <a href="https://www.animalpolitico.com/2020/03/no-dejen-de-salir-amlo-coronavirus-covid19/">se resistió a los llamados para promulgar un bloqueo en todo el país</a> y continuó realizando <a href="https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/critican-amlo-por-besar-nina-pese-recomendaciones-por-coronavirus">mítines</a> en todo el país antes de que finalmente, el 23 de marzo de 2020, México entró a confinamiento por dos meses. Con frecuencia <a href="https://www.jornada.com.mx/notas/2020/12/02/politica/reitera-amlo-que-descarta-cubrebocas-lo-mejor-es-la-sana-distancia/">se negó</a> a usar cubrebocas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Mexico's president speaks at a lectern on a stage with a small crowd of government officials sitting nearby" src="https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">López Obrador, sin cubrebocas, anuncia ‘acciones extraordinarias’ como el confinamiento para combatir el virus SARS-CoV2, el 23 de marzo, 2020, tras semanas de rechazar que los mexicanos deberían quedarse en casa.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/andrés-manuel-lópez-obrador-mexicos-president-speaks-during-news-photo/1214294932?adppopup=true">Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Después de haber heredado un sistema de salud con fondos insuficientes cuando asumió el cargo en 2018, López Obrador aumentó los gastos relacionados durante la pandemia solo ligeramente. <a href="https://www.excelsior.com.mx/nacional/mas-gasto-a-salud-pero-recorta-rubros-presupuesto-subio-apenas-36/1349412">Los expertos señalaron que los presupuestos de los hospitales son insuficientes</a> para la enorme tarea que enfrentan.</p>
<p>Incluso antes de que estallara la pandemia, la política de extrema austeridad fiscal de López Obrador – vigente desde 2018 – había dificultado mucho más el abordaje de una crisis de salud al <a href="https://www.ft.com/content/2bb141e2-4d0a-435f-9720-3f67b8077c28">limitar significativamente</a> la ayuda financiera del COVID-19 disponible para ciudadanos y empresas. Eso, a su vez, agravó el shock económico causado por la pandemia, alimentando la necesidad de mantener la economía abierta durante todo el año pasado, bien entrada la feroz segunda ola invernal, de la que México apenas está comenzando a salir.</p>
<p>Finalmente, otro bloqueo se hizo inevitable. México volvió a cerrar brevemente en diciembre de 2020.</p>
<p>Hoy, <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/aumenta-el-uso-de-cubrebocas-en-el-pais-y-la-mayoria-reprueba-que-amlo-no-los-utilice/">el uso de cubrebocas va en aumento</a> y <a href="https://elpais.com/mexico/2021-02-23/asi-avanza-la-vacunacion-contra-coronavirus-en-mexico.html.">México ha vacunado completamente a más de 10% de su población</a>, <a href="https://ourworldindata.org/explorers/coronavirus-data-explorer?zoomToSelection=true&Metric=People+vaccinated&Interval=7-day+rolling+average&Relative+to+Population=true&Align+outbreaks=false&country=USA%7EMEX%7EGTM">en comparación con menos de 1% en la vecina Guatemala</a>. Las cosas están mejorando, pero el camino de la recuperación de México es largo.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/2021/05/20/amlo-y-otros-cuatro-mandatarios-que-salen-reprobados-en-manejo-de-la-pandemia/">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/161487/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sumit Ganguly recibe fondos del US Department of State.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Dorothy Chin recibe fondos del Heart, Blood, and Lung Institute de los National Institutes of Health.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elizabeth J King no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elize Massard da Fonseca recibe fondos de la Sao Paulo Research Foundation y el National Research Council de Brasil.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Salvador Vázquez del Mercado recibe fondos de CONACYT.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Scott L. Greer ha recibido fondos del United States Army Engineer Research and Development Center, US National Science Foundation, y European Observatory on Health Systems and Policies.
</span></em></p>Estos líderes, en mayor o menor medida, subestimaron la gravedad de la pandemia – con consecuencias mortales.Sumit Ganguly, Distinguished Professor of Political Science and the Tagore Chair in Indian Cultures and Civilizations, Indiana UniversityDorothy Chin, Associate Research Psychologist, University of California, Los AngelesElizabeth J King, Associate Professor in Health Behavior and Health Education in the School of Public Health, University of MichiganElize Massard da Fonseca, Assistant Professor, Brazilian School of Public Administration, Fundação Getulio VargasSalvador Vázquez del Mercado, Conacyt Research Professor, National Laboratory of Public Policy, Centro de Investigación y Docencia EconómicasScott L. Greer, Professor, Global Health Management and Policy and Political Science, University of MichiganLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1612102021-05-26T21:18:54Z2021-05-26T21:18:54ZCovid-19: Los cinco líderes que peor han gestionado la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/402828/original/file-20210526-21-1u07eye.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3401%2C2279&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, sin máscarilla, visita un hospital de Minsk para pacientes del covid-19, el 27 de noviembre de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/belarus-president-lukashenko-visits-hospital-for-covid-19-news-photo/1229813959?adppopup=true">Andrei Stasevich\TASS vía Getty Images</a></span></figcaption></figure><p><em>La covid-19 es increíblemente difícil de controlar y, en este sentido, los líderes políticos son solo un elemento más dentro de la tarea que supone gestionar la pandemia. Pero algunos líderes actuales y pasados han hecho muy poco para combatir los brotes en sus respectivos países. Le han restado importancia a la gravedad de la pandemia, han despreciado a la ciencia o han ignorado indicaciones médicas fundamentales, como la distancia social o la obligatoriedad de las mascarillas. Todos los nombres de la siguiente lista cometieron al menos uno de estos errores, y algunos los cometieron todos (con trágicas consecuencias).</em> </p>
<h2>Narendra Modi (India)</h2>
<p><strong>Sumit Ganguly (Universidad de Indiana)</strong></p>
<p>India es el nuevo epicentro mundial de la pandemia, ya que en este mes de mayo está registrando <a href="https://www.washingtonpost.com/world/2021/05/01/india-coronavirus/">una cifra media de 400 000 nuevos diarios</a>. A pesar de lo nefasto de las cifras, estas no son capaces de reflejar todo el horror que se está viviendo allí. Los enfermos de covid-19 están muriendo en los hospitales porque <a href="https://www.businesstoday.in/current/economy-politics/24-patients-die-at-hospital-in-karnataka-due-to-oxygen-shortage/story/438125.html">los médicos no pueden darles ni oxígeno</a> ni tampoco ninguna <a href="https://www.france24.com/en/live-news/20210422-india-s-covid-19-shortages-spur-black-market-for-drugs-oxygen">medicina eficaz, como el remdesivir</a>. Los enfermos son abandonados en las puertas de las clínicas, donde ya <a href="https://www.cbsnews.com/news/india-covid-hospitals-turn-patients-away/">no hay camas libres</a>.</p>
<p>Muchos indios <a href="https://www.npr.org/2021/05/11/995446333/this-government-has-failed-us-anger-rises-in-india-over-pm-modis-covid-response">culpan a un hombre de la tragedia</a> que vive el país: el primer ministro <a href="https://www.washingtonpost.com/outlook/modis-pandemic-choice-protect-his-image-or-protect-india-he-chose-himself/2021/04/28/44cc0d22-a79e-11eb-bca5-048b2759a489_story.html">Narendra Modi</a>.</p>
<p>En enero de 2021 Modi declaró en <a href="https://www.livemint.com/news/india/pm-modi-to-address-the-world-economic-forum-s-davos-summit-at-5-30-pm-today-11611803181228.html">un foro internacional</a> que India “había salvado a la humanidad conteniendo el coronavirus de forma efectiva”. En marzo, el ministro de Sanidad del país afirmó que la pandemia estaba <a href="https://www.nytimes.com/2021/05/01/world/asia/india-covid19-modi.html">llegando a su “fin”</a>. En esos momentos, sin embargo, lo que estaba haciendo el covid-19 era ganar fuerza, tanto en India como en el resto del mundo (pero el Gobierno de <a href="https://www.nytimes.com/2021/04/09/world/asia/india-covid-vaccine-variant.html">Modi no se preparó para posibles contingencias</a>, como por ejemplo el surgimiento de una cepa del virus mucho más contagiosa y letal).</p>
<p>A pesar de que el virus aún no se había superado por completo <a href="https://www.bbc.com/news/world-asia-india-56037565">en muchas zonas del país</a>, Modi y otros miembros de su partido celebraron multitudinarios actos de campaña antes de las elecciones de abril; <a href="https://theprint.in/opinion/politricks/poll-rallies-to-kumbh-mela-modi-shahs-conscience-must-take-a-look-at-latest-covid-surge/639526/">muy pocos de los asistentes llevaban mascarilla</a>. Modi también <a href="https://www.washingtonpost.com/world/2021/05/08/india-coronavirus-kumbh-mela/">autorizó un festival religioso en el que participaron millones de personas</a> y que se celebró entre enero y marzo. Las autoridades sanitarias opinan que en ese festival se produjo una enorme expansión del virus, y ahora lo consideran “<a href="https://thewire.in/health/watch-karan-thapar-ashish-jha-kumbh-mela-shahi-snan-covid-19">un inmenso error</a>”.</p>
<p>El año pasado, y mientras Modi proclamaba sus éxitos, India, <a href="https://www.cnbc.com/2021/05/05/why-covid-vaccine-producer-india-faces-major-shortage-of-doses.html">el mayor productor mundial de vacunas</a>, envió <a href="https://www.wsj.com/articles/india-starts-covid-19-vaccine-drive-to-neighboring-countries-11611234933">diez millones de dosis a sus países vecinos</a>. Sin embargo, a principios de mayo de este año, solo un 1,9 % de los 1 300 millones de habitantes del país tenía la pauta completa de la vacuna contra el virus.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C15%2C3480%2C2479&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Modi and Bolsonaro shake hands" src="https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C15%2C3480%2C2479&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=428&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/399548/original/file-20210508-23-15af3jl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=538&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el primer ministro de la India, Narendra Modi, están acusados de gestionar mal los brotes de covid-19 de sus países.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/brazils-president-jair-bolsonaro-and-indias-prime-minister-news-photo/1182256687?adppopup=true">Pavel Golovin/Pool/AFP via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Jair Bolsonaro (Brasil)</h2>
<p><strong>Elize Massard da Fonseca (Fundación Getulio Vargas) y Scott L. Greer (Universidad de Michigan)</strong></p>
<p>El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no solo ha fracasado a la hora de hacer frente a la covid-19 (que él denominó burlonamente “<a href="https://edition.cnn.com/2020/05/23/americas/brazil-coronavirus-hospitals-intl/index.html">gripecilla</a>”), sino que ha trabajado activamente para agravar la epidemia.</p>
<p>Bolsonaro usó <a href="https://www.jstor.org/stable/10.3998/mpub.11927713.29">sus poderes constitucionales para interferir</a> en asuntos administrativos del ministerio de Sanidad, como por ejemplo la elaboración de protocolos clínicos, la divulgación de datos y la adquisición de vacunas. <a href="https://www.nexojornal.com.br/expresso/2020/08/04/Quais-os-vetos-de-Bolsonaro-a-medidas-de-combate-%C3%A0-pandemia">Vetó leyes</a> como las que habrían hecho obligatorio el uso de mascarilla en los centros religiosos o las que habrían servido para compensar a los profesionales sanitarios, especialmente golpeados por la pandemia. También puso trabas a los esfuerzos de los gobernadores de los estados por impulsar el distanciamiento social, y del mismo modo se ha valido de su poder de imponer <a href="https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-brazil-idUSKBN22N308">decretos para permitir que muchos negocios pudieran seguir abiertos bajo la excusa de ser “esenciales”</a>, lo que incluyó a espás y gimnasios. Bolsonaro también hizo agresivas <a href="https://www.nytimes.com/2020/06/13/world/americas/virus-brazil-bolsonaro-chloroquine.html">campañas en favor de medicamentos</a> cuya eficacia contra la covid-19 aún no ha sido probada, sobre todo la hidroxicloroquina.</p>
<p>Bolsonaro se ha valido también de su imagen presidencial para condicionar los debates sobre la crisis del coronavirus. Así, <a href="https://politica.estadao.com.br/noticias/geral,bolsonaro-volta-a-chamar-crise-do-coronavirus-de-histeria,70003236546">ha alentado el falso dilema entre la ruina económica y el mantenimiento de la distancia social</a>, y siempre <a href="https://oglobo.globo.com/sociedade/coronavirus/bolsonaro-sugere-cloroquina-ate-quinto-dia-apos-surgimento-de-sintomas-do-coronavirus-apesar-de-nao-haver-estudos-conclusivos-24360182">ha tergiversado lo que ha dicho la ciencia</a>. Ha <a href="https://oglobo.globo.com/brasil/esta-morrendo-gente-ta-lamento-mas-vai-morrer-muito-mais-se-economia-continuar-sendo-destrocada-diz-bolsonaro-1-24426281">culpado de la situación a los gobiernos regionales</a>, a China y la OMS, y nunca ha asumido ninguna responsabilidad por la gestión de la pandemia en su propio país.</p>
<p>El pasado diciembre Bolsonaro declaró que no se pondría la vacuna por los efectos secundarios. “<a href="https://doi.org/10.1016/s0140-6736(21)00181-1">Si tú te quieres convertir en un cocodrilo, es tu problema</a>”, afirmó.</p>
<p><a href="https://doi.org/10.3998/mpub.11927713">La mala gestión de la pandemia</a> por parte del presidente ha creado conflictos incluso dentro de su propio Ejecutivo, y es que el país ha tenido cuatro ministros de Sanidad en menos de un año. La gestión descontrolada del virus ha facilitado el surgimiento de nuevas cepas, incluida <a href="https://www.thelancet.com/article/S0140-6736(21)00183-5/fulltext">la variante P.1, que parece ser muy contagiosa</a>. Y aunque la <a href="https://mrc-ide.github.io/global-lmic-reports/BRA/">tasa de contagio de COVID-19 en Brasil parece que por fin empieza a bajar</a>, la situación sigue siendo preocupante.</p>
<h2>Alexander Lukashenko (Bielorrusia)</h2>
<p><strong>Elizabeth J. King y Scott L. Greer (Universidad de Michigan)</strong> </p>
<p>Son numerosos los países que han respondido a la pandemia de covid-19 con políticas trágicamente equivocadas. Sin embargo, en nuestra opinión, los peores líderes están entre ese puñado que ni siquiera ha optado por medidas ineficaces, sino que en lugar de ello <a href="https://www.press.umich.edu/11927713/coronavirus_politics">se ha decantado por el negacionismo total</a>.</p>
<p>Alexander Lukashenko, el autoritario líder de Bielorrusia que lleva tantos años en el poder, <a href="https://novayagazeta.ru/articles/2020/03/23/84461-krest-moschevik-vodka-i-traktor">nunca ha reconocido la amenaza de la covid-19</a>. Al principio de la pandemia, y mientras otros países estaban decretando confinamientos, Lukashenko decidió no aplicar ninguna medida restrictiva para frenar la expansión del virus. En lugar de ello, afirmó que el virus podía evitarse <a href="http://novayagazeta.ee/articles/30392/">bebiendo vodka, yendo a la sauna y cultivando los campos</a>. Este negacionismo radical hizo que todas las medidas preventivas y de asistencia sanitaria recayeran <a href="https://www.bmj.com/content/370/bmj.m3543">en los ciudadanos de a pie y en campañas de <em>crowdfunding</em></a>.</p>
<p>Durante el verano de 2020 Lukashenko afirmó que <a href="https://www.bbc.com/russian/news-53570933">había contraído covid-19</a>, pero que era asintomático, lo que le permitió seguir insistiendo en que el virus no era una amenaza seria. Esa supuesta superación de la enfermedad, junto con el hecho de que realizaba las visitas a los hospitales sin mascarilla, reforzaron su imagen de hombre fuerte.</p>
<p>Bielorrusia acaba de empezar con el esfuerzo de vacunación, pero Lukashenko ya ha afirmado que él no se vacunará. En este momento <a href="https://ourworldindata.org/covid-vaccinations">menos del 5 % de los ciudadanos ha recibido alguna vacuna</a> contra la COVID-19.</p>
<h2>Donald Trump (Estados Unidos)</h2>
<p><strong>Dorothy Chin (Universidad de California en Los Ángeles)</strong></p>
<p>Trump ya no está en el poder, pero su mala gestión de la pandemia sigue teniendo devastadoras consecuencias a largo plazo para Estados Unidos (sobre todo para <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32562416/">la salud y en el bienestar de las comunidades de color</a>).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Trump in front of a crowd" src="https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/399549/original/file-20210508-17-1y2wmij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Intervención de Trump en un acto de campaña el 17 de octubre en Muskegon (Michigan) tras recuperarse del COVID-19.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/president-donald-trump-arrives-for-a-campaign-rally-on-news-photo/1281136162?adppopup=true">Rey Del Rio/Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La <a href="https://www.nytimes.com/2020/07/24/us/politics/coronavirus-trump-denial.html">negación inicial de la pandemia</a> por parte de Trump, la propagación activa de <a href="https://www.nytimes.com/2020/05/21/us/politics/trump-fact-check-hydroxychloroquine-coronavirus-.html">desinformación sobre la necesidad de ponerse la mascarilla y sobre los tratamientos contra la enfermedad</a> y, por supuesto, su <a href="https://abcnews.go.com/Politics/trumps-stunning-reversal-total-authority-claim-governors-analysis/story?id=70160951">liderazgo errático</a> dañaron al país en su conjunto. Pero las consecuencias fueron mucho peores para unos grupos que para otros. Las comunidades de color están sufriendo unas <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/covid-data/investigations-discovery/hospitalization-death-by-race-ethnicity.html">tasas desproporcionadas de contagios y muertes</a>. Así, por ejemplo, a pesar de que afroamericanos y latinos suponen solo un 31 % de la población total del país, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32562416/">acumulan el 55 % de los casos</a> de covid-19. Los nativos americanos presentan una <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/covid-data/investigations-discovery/hospitalization-death-by-race-ethnicity.html">tasa de hospitalización 3,5 veces mayor que los blancos, mientras que su tasa de mortalidad es 2,4 veces más alta</a>.</p>
<p>Las <a href="https://www.forbes.com/sites/mikepatton/2020/06/28/pre-and-post-coronavirus-unemployment-rates-by-state-industry-age-group-and-race/?sh=485d6d39555e">tasas de paro tampoco guardan una correlación demográfica</a>. Durante lo peor de la pandemia en Estados Unidos, la tasa de desempleo de los ciudadanos de raíces latinas subió al 17,6 %, la de los afroamericanos al 16,8 % y la de los ciudadanos de ascendencia asiática al 15 %. Frente a ello, el nivel de desempleo entre los blancos fue del 12,4 %.</p>
<p>Estas <a href="https://carsey.unh.edu/publication/inequities-job-loss-recovery-amid-COVID-pandemic">profundas diferencias</a> ampliaron las desigualdades que ya existían en términos de <a href="https://blogs.imf.org/2020/05/11/how-pandemics-leave-the-poor-even-farther-behind/">pobreza</a>, <a href="https://www.mckinsey.com/industries/public-and-social-sector/our-insights/covid-19-and-learning-loss-disparities-grow-and-students-need-help">calidad de la educación</a> y dificultades relacionadas con el <a href="https://www.brookings.edu/blog/up-front/2020/06/01/housing-hardships-reach-unprecedented-heights-during-the-covid-19-pandemic/">acceso y disfrute de la vivienda</a>. Y lo más probable es que <a href="https://www.mckinsey.com/industries/public-and-social-sector/our-insights/covid-19-and-student-learning-in-the-united-states-the-hurt-could-last-a-lifetime">estas desigualdades sigan aumentando</a> en el futuro. Por ejemplo, mientras que el conjunto de la economía estadounidense ya muestra signos de recuperación, el <a href="https://www.bloomberg.com/news/articles/2021-05-03/powell-says-economy-making-real-progress-but-disparities-weigh">progreso económico de las minorías muestra menores niveles de pujanza</a>.</p>
<p>Por último, después de que Trump culpara a China de la covid-19 (lo que llevó aparejado términos racistas como “<a href="https://www.huffpost.com/entry/trump-kung-flu-phoenix_n_5ef3756fc5b6c5bf7c58ca7b">gripe kung fu</a>” –<em>kung flu</em>–) se produjo un aumento inmediato de las agresiones a <a href="https://stopaapihate.org/national-report-through-march-2021/">estadounidenses de origen asiático y a personas originarias de islas del Pacífico</a>, que se incrementaron en tasas de dos cifras. <a href="https://abcnews.go.com/US/wireStory/asian-american-women-stabbed-san-francisco-attack-77497315">No hay indicios de que este tipo de ataques vaya a disminuir</a>.</p>
<p>La Administración Trump apoyó desde el principio el desarrollo de la vacuna, un logro que pocos líderes mundiales pueden apuntarse. Pero la desinformación que extendió el expresidente y la retórica anticientífica que exhibió siguen <a href="https://www.cbsnews.com/news/covid-vaccine-hesitancy-opinion-poll/?ftag=MSF0951a18">dificultando el camino de Estados Unidos hacia el fin de la pandemia</a>. Las últimas encuestas apuntan que el 24 % de los estadounidenses (y el 41 % de los republicanos) <a href="https://www.pbs.org/newshour/health/as-more-americans-get-vaccinated-41-of-republicans-still-refuse-covid-19-shots">se niega a vacunarse</a>.</p>
<h2>Andrés Manuel López Obrador (México)</h2>
<p><strong>Salvador Vázquez del Mercado (Centro de Investigación y Docencia Económicas)</strong></p>
<p>El 9,2 % de los mexicanos infectados por covid-19 ha fallecido, lo que convierte a <a href="https://globalhealthsciences.ucsf.edu/news/mexicos-response-covid-19-case-study">México</a> en el país del mundo con la <a href="https://ourworldindata.org/explorers/coronavirus-data-explorer?zoomToSelection=true&Metric=Case+fatality+rate&Interval=7-day+rolling+average&Relative+to+Population=true&Align+outbreaks=false&country=OWID_WRL%7EMEX">tasa de mortalidad más alta</a> por esta enfermedad. Las últimas <a href="http://www.healthdata.org/news-release/covid-19-has-caused-69-million-deaths-globally-more-double-what-official-reports-show">estimaciones apuntan</a> a que el número de muertos asciende a 617 000, una cifra parecida a las de Estados Unidos e India, que sin embargo cuentan con poblaciones mucho mayores. </p>
<p>Una combinación de factores ha favorecido la incidencia prolongada y letal de la pandemia en México… Y un liderazgo inadecuado ha sido uno de ellos.</p>
<p>A lo largo de la pandemia, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, buscó minimizar la gravedad de la situación del país. Al principio de la pandemia <a href="https://www.animalpolitico.com/2020/03/no-dejen-de-salir-amlo-coronavirus-covid19/">se resistió a imponer un confinamiento</a> nacional y siguió <a href="https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/critican-amlo-por-besar-nina-pese-recomendaciones-por-coronavirus">celebrando actos por todo el territorio</a> antes de que, finalmente, el 23 de marzo de 2020 México cerrara durante dos meses. López Obrador <a href="https://www.jornada.com.mx/notas/2020/12/02/politica/reitera-amlo-que-descarta-cubrebocas-lo-mejor-es-la-sana-distancia/">rechazaba a menudo ponerse la mascarilla</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Mexico's president speaks at a lectern on a stage with a small crowd of government officials sitting nearby" src="https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401105/original/file-20210517-13-1x9palm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">López Obrador anuncia sin mascarilla el confinamiento nacional el 23 de marzo de 2020 después de varias semanas durante las que animó a los mexicanos a seguir con sus rutinas cotidianas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/andrés-manuel-lópez-obrador-mexicos-president-speaks-during-news-photo/1214294932?adppopup=true">Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>López Obrador, que heredó un mosaico de servicios de salud infrafinanciados cuando llegó al poder en 2018, incrementó sólo ligeramente el gasto sanitario durante la pandemia. Los expertos afirman que l<a href="https://www.excelsior.com.mx/nacional/mas-gasto-a-salud-pero-recorta-rubros-presupuesto-subio-apenas-36/1349412">os presupuestos de los hospitales son insuficientes</a> para hacer frente a la inmensa tarea a la que se enfrentan.</p>
<p>Antes incluso del estallido de la pandemia, desde el año 2018, López Obrador ha estado aplicando una política de austeridad fiscal extrema. Esto ha provocado que la gestión de la crisis sanitaria sea mucho más compleja, pues ha dejado <a href="https://www.ft.com/content/2bb141e2-4d0a-435f-9720-3f67b8077c28">escaso margen para prestar ayuda financiera</a> a individuos y empresas. Se trata de una situación, por otro lado, que no solo agravó el impacto económico de la pandemia en sí, sino que además aumentó la necesidad de mantener la economía abierta durante todo el año pasado; de mantenerla abierta incluso durante la terrible segunda ola de invierno, de la que en este momento México solo se está empezando a recuperar.</p>
<p>Finalmente imponer otro confinamiento resultó inevitable, y México volvió a cerrar brevemente en diciembre de 2020.</p>
<p>Hoy <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/aumenta-el-uso-de-cubrebocas-en-el-pais-y-la-mayoria-reprueba-que-amlo-no-los-utilice/">el uso de la mascarilla es voluntario</a>, y <a href="https://ourworldindata.org/explorers/coronavirus-data-explorer?zoomToSelection=true&Metric=People+vaccinated&Interval=7-day+rolling+average&Relative+to+Population=true&Align+outbreaks=false&country=USA%7EMEX%7EGTM">México solo ha vacunado al 14 % de su población</a>, cifra que en la vecina Guatemala se reduce al 2 %. Las cosas están mejorando, pero a México aún le queda mucho camino por andar en la senda de la recuperación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/161210/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sumit Ganguly recibe financiación del Departamento de Estado de Estados Unidos.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Dorothy Chin recibe financiación del Instituto del Corazón, la Sangre y los Pulmones de los Institutos Nacionales de Salud.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elize Massard da Fonseca recibe financiación de la Fundación de Investigación de Sao Paulo y del Consejo Nacional de Investigación de Brasil (CNPq).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Salvador Vázquez del Mercado recibe financiación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Scott L. Greer ha recibido financiación del Centro de Investigación y Desarrollo de Ingeniería del Ejército de los Estados Unidos, de la Fundación Nacional de la Ciencia de los Estados Unidos y del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Elizabeth J King no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La pandemia aún no ha terminado, pero estos líderes mundiales ya han ocupado su lugar en la historia por no haber combatido eficazmente el mortal coronavirus. Algunos de ellos ni siquiera lo intentaron.Sumit Ganguly, Distinguished Professor of Political Science and the Tagore Chair in Indian Cultures and Civilizations, Indiana UniversityDorothy Chin, Associate Research Psychologist, University of California, Los AngelesElizabeth J King, Associate Professor in Health Behavior and Health Education in the School of Public Health, University of MichiganElize Massard da Fonseca, Assistant Professor, Brazilian School of Public Administration, Fundação Getulio VargasSalvador Vázquez del Mercado, Conacyt Research Professor, National Laboratory of Public Policy, Centro de Investigación y Docencia EconómicasScott L. Greer, Professor, Global Health Management and Policy and Political Science, University of MichiganLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1562262021-03-09T20:59:06Z2021-03-09T20:59:06ZMorderse la lengua… y comulgar con ruedas de molino<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/388253/original/file-20210308-21-bfgs74.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C1027%2C4288%2C1810&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/three-wise-monkeys-mystic-apes-sacred-296708867">Shutterstock / Zhou Eka</a></span></figcaption></figure><p>En nuestro idioma morderse la lengua significa “contenerse en hablar, callando con alguna violencia lo que quisiera decir”. Lo mismo también se puede expresar con “atarse la lengua”; en Cuba, sujetarse o tragarse la lengua. Tal autocontrol es difícil para los que tienen la lengua larga o muy larga, son ligeros de lengua o simplemente tienen mucha lengua, le dan mucho a la lengua o, no digamos, echan sin tasa la lengua al aire e incurren en el vicio de irse de la lengua, de dejar que se les escape la lengua. Como consecuencia, no es imposible que los tales lenguaraces tengan en algún momento que meterse la lengua en el culo. Es decir (más finamente): morderse la lengua.</p>
<p>He buscado esta expresiva frase hecha para <a href="https://www.unebook.es/es/libro/morderse-la-lengua_276446">dar título a un libro</a> que trata de dos asuntos de marcada índole política, pero que no son ajenos a la lengua; a la semántica (lo que las palabras significan) y a la pragmática (la relación entre las palabras y los que las usan en circunstancias concretas para entenderse entre sí). La corrección política suscita de suyo el recuerdo de procedimientos lingüísticos comunes como el eufemismo o el circunloquio, y la posverdad atenta contra ese principio básico del contrato implícito que se da entre el que habla y el que escucha: la veredicción (la verdad de lo que se dice). Nos obliga a comulgar con ruedas de molino. A tragar.</p>
<p>Pero no me cabe duda de que posverdad y corrección política representan otros tantos síntomas de época, y que deben ser estudiadas y comprendidas a la luz de los nuevos tiempos que desde el tránsito entre los dos milenios han dado lugar a una nueva sociedad globalizada de la información y la comunicación, resultante de una profunda transformación debida sobre todo al desarrollo de la tecnología digital: la Galaxia Internet.</p>
<p>Así, la posverdad obedece a los designios de una sociedad marcada por la quiebra de la Racionalidad y el rechazo indiscriminado hacia todo lo que representó en la Historia el Siglo de las Luces. <a href="https://rosibraidotti.com/about/">Rosi Baidotti</a>, inspirándose expresamente en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Derrida">Derrida</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Michel_Foucault">Foucault</a>, se declara en Lo posthumano firme defensora del “postantropocentrismo posthumanista”, y denuncia algunos de los presupuestos fundamentales de la Ilustración, entre ellos la idea del progreso de la humanidad “a través del uso autorregulador y teleológicamente orientado de la razón y la racionalidad científica laica”.</p>
<h2>Sectarismo puritano en los campus de EE. UU.</h2>
<p>Se da, por otra parte, una circunstancia de excepcional motivación para mí. Me refiero a que es unánimemente reconocido por todos los que se han ocupado de la corrección política que su origen estuvo en los campus norteamericanos a partir de los años ochenta del pasado siglo. Desde ellos, descritos de manera implacable por el historiador chileno Alfredo Jocelyn-Holt como lugares doctos pero asediados por un sectarismo puritano procedente, sobre todo, de departamentos de Humanidades en franca decadencia, la corrección política se ha extendido a modo de un virus implacable al conjunto de la sociedad dentro y fuera de los Estados Unidos, inficionando la información, las relaciones personales y profesionales, la creación y las expresiones artísticas incluso.</p>
<p>Pero soy de la idea, y en mi libro procuro justificarla, de que la posverdad tampoco es ajena a esa influencia de la Universidad. Cierto que el presidente Donald Trump se convirtió en el catalizador ecuménico de la <em>post-truth</em>, de la que oficiaba como sumo sacerdote gracias a la catarata diaria de sus tuits y de sus declaraciones públicas en las que, desde su toma de posesión en enero de 2017 hasta su cese a contrapelo, los rastreadores de mentiras políticas han llegado ya a atribuirle más de veinte mil. Pero no puedo por menos que relacionar ese desprecio absoluto hacia la veracidad de los enunciados con el asombroso triunfo intelectual de la llamada French Theory que <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Fran%C3%A7ois_Cusset">François Cusset</a> ha estudiado detalladamente en su <a href="https://www.researchgate.net/publication/277878685_Cusset_Francois_French_Theory_Foucault_Derrida_Deleuze_Cie_et_les_mutations_de_la_vie_intellectuelle_aux_Etats-Unis_Paris_La_Decouverte_2003">libro de 2003</a> sobre las mutaciones de la vida intelectual en Estados Unidos.</p>
<h2>Distorsión emotiva de la realidad</h2>
<p>Por suerte, la <em>post-truth</em> inglesa ha encontrado sin mayor problema una traducción al español impecable: posverdad. Para definir posverdad se partió de la idea de toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público; como una distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. La <em>post-truth</em> se nutre básicamente de las llamadas <em>fake-news</em>, nuestros bulos, falsedades difundidas a propósito para desinformar a la ciudadanía con el designio de obtener réditos económicos o políticos.</p>
<p>Yo también soy de la creencia de que la llamada Deconstrucción de Jacques Derrida y las teorías de Foucault, Deleuze y Cia. –como los llama Cusset– son responsables del auge de la posverdad, pues los gurús franceses del “pensamiento débil” destruyeron la solvencia del lenguaje en cuanto portador de sentidos, caricaturizándolo como una algarabía de ecos, un discurso contado por un idiota, lleno de ruido y furia, y que no significa nada, en palabras de Shakespeare (no de Derrida).</p>
<h2>La tolerancia represiva</h2>
<p>Pero tampoco es ajeno a la Universidad el germen de esa forma de censura perversa que llamamos corrección política. Y el papel de profeta lo desempeña aquí <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Herbert_Marcuse">Herbert Marcuse</a>, a través de una línea de su pensamiento iniciada en 1956 con <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=122703"><em>Una crítica de la tolerancia pura</em></a>. En el desarrollo de sus primeros postulados, Marcuse llegará a formular una teoría resumida en un oxímoron: la tolerancia represiva. En ella está el fundamento ideológico de la actitud coercitiva que desde el ámbito escolar universitario promoverá el salto de la corrección política hacia el conjunto de la sociedad.</p>
<p>Existe para él una tolerancia destructiva que es aquella consentidora de los ataques a la verdad, que cree poseer en exclusiva el que la ejerce. De este modo, se conceden bazas inadmisibles y políticamente incomprensibles a los detentadores de intereses espurios contrarios a la revolución social. Por ello, en el contexto en el que Marcuse se mueve –dedica su alegato a los estudiantes de la universidad de Brandeis en Massachusetts– propone una tiranía educativa que se enfrente a la tiranía de la opinión pública, dominada por agentes reaccionarios.</p>
<p>El ejercicio de esta tolerancia represiva debía partir, como así ocurrió realmente con la corrección política, del sector de la educación, de los estudiantes y profesores universitarios, para convertirse luego en una presión masiva y generalizada antesala de una franca subversión. Sin que Marcuse utilice, hasta donde yo alcanzo, la expresión corrección política, que comenzará a circular poco tiempo después, en su pensamiento militante, enfocado intensamente hacia las comunidades educativas de su país de adopción, está el más claro fundamento de esa forma de tolerancia represiva que llegará a arraigar hasta hoy fuera de los recintos académicos, justificando lo que <a href="https://www.letraslibres.com/autor/ricardo-dudda">Ricardo Dudda</a> resume en una frase impactante: “Los censores son hoy los buenos”.</p>
<h2>De la corrección a la posverdad</h2>
<p>No parece muy probable que Donald Trump haya sido asiduo lector de los filósofos franceses, de Jacques Derrida ni tampoco de Michel Foucault (y lo dudo también en el caso de Marcuse). Pero es evidente la conexión entre este clima de pensamiento posmoderno por ellos propiciado, que tuvo mayor arraigo en los campus universitarios norteamericanos que en Europa, y la posverdad.</p>
<p>La quiebra del racionalismo, el auge del “sentimentalismo tóxico” y la llamada “inteligencia emocional”, caracterizan nuestra “sociedad líquida”, liquidadora del Humanismo (sociedad poshumanista o transhumanista) y de la modernidad ilustrada (el posmodernismo). Una sociedad asimismo deconstructora del discurso en cuanto portador de significados incumbentes y aniquiladora de los “grandes relatos legitimadores”, los recios sistemas de pensamiento e ideología incapaces, al parecer, de resistir al relativismo y el anarquismo epistemológico posmodernos. Y este rubro que lo encumbró en USA no es más que el neologismo eufemístico de Derrida que pretende atemperar la lisa y llana destrucción de Heidegger en la que se inspira.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo está inspirado en el libro <a href="https://www.unebook.es/es/libro/morderse-la-lengua_276446"><em>Morderse la lengua: corrección política y posverdad</em></a> de Darío Villanueva.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/156226/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Darío Villanueva no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Existe una relación entre la corrección política, nacida en forma de “tolerancia represiva” en los campus estadounidenses, y la posverdad, ese desprecio de la realidad en aras de las emociones.Darío Villanueva, Profesor emérito de Teoría de la literatura y Literatura comparada y exrector de la USC. Exdirector de la RAE., Universidade de Santiago de CompostelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1537012021-01-20T20:30:24Z2021-01-20T20:30:24ZEl comportamiento de Trump durante su mandato ha generado más de 120 estudios científicos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/379812/original/file-20210120-21-17h8jd5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C0%2C3822%2C2425&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/washington-dc-usa-1-11-2021-1892002708">Shutterstock / vasilis asvestas</a></span></figcaption></figure><p>En estos días un número importante de analistas, historiadores y politólogos hacen balance de la presidencia de Trump. El controvertido presidente tampoco ha dejado indiferentes a los psicólogos y sociólogos, que han estudiado en más de 120 artículos el efecto de su candidatura, elección y sus cuatro años de presencia en la primera línea de la política mundial.</p>
<p>Para hacernos una idea rápida, solo sobre lo que compete a sus movimientos en redes sociales hay casi una treintena de estudios acerca del expresidente de Estados Unidos y sus comentarios en Twitter, que incluyen cómo estos afectan a la población.</p>
<p>Desde su llegada surgieron multitud de investigaciones, y no solo en su país, sino por todo el mundo. <a href="https://psycnet.apa.org/doiLanding?doi=10.1037%2Fxge0000767">Una de ellas se realizó ya al comienzo del periodo de presidencia de Donald Trump</a> y se centró en la famosa “depresión Trump” de 2016, que los <a href="https://www.buzzfeednews.com/article/katherinemiller/donald-trump-and-americas-online-breakdown">medios de comunicación</a> explicaban que padecían los demócratas ante el resultado de las elecciones.</p>
<h2>Una depresión <em>trumpista</em> pasajera</h2>
<p>Incluso hubo <a href="https://slate.com/human-interest/2016/09/trump-induced-anxiety-is-a-real-thing.html">artículos que llegaron a afirmar que había un aumento de casos de miedo, ansiedad y depresión</a> en la población que se estaba reflejando en el aumento de consultas de psicoterapia. Este estudio, llevado a cabo en la Universidad de Ben-Gurion del Negev (Israel), intentaba dilucidar si realmente el resultado de las elecciones en la población votante demócrata estaba generando una depresión real que se pudiera diagnosticar siguiendo los habituales criterios diagnósticos.</p>
<p>Este equipo de investigadores encontró que, si bien las personas de ideología liberal autoinformaban de “depresión” tras las elecciones, los datos empíricos sugerían que esta etiqueta no era clínicamente significativa ni tampoco una experiencia duradera.</p>
<p>Concretamente, en la primera parte del estudio se les preguntaba a los participantes por su identificación con un partido político y a quién habían votado; justo después debían indicar lo deprimidos y desesperados que se habían sentido desde un año antes de las elecciones, dos semanas antes y en los 8 meses posteriores a las elecciones.</p>
<p>Lógicamente, los demócratas informaron haberse sentido más deprimidos después de las elecciones, mientras que los republicanos expresaban lo contrario. Sin embargo, los investigadores pensaron que estos efectos podían verse influidos por el hecho de preguntar primero por su identificación política y su voto.</p>
<p>Este efecto, que se conoce como <em><a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6027235/">priming supraliminal</a></em>, explica que la información que recibimos constantemente está activando nódulos en nuestra información almacenada, tanto sobre ella como sobre todos los conceptos o ideas que tengamos asociados a ella.</p>
<p>Así, cuando preguntamos por un tema como la elección de presidente, se estaría activando toda la información que tenemos almacenada sobre los candidatos o la política, experiencias previas de política, o incluso lo que piensan sobre este tema nuestros familiares y conocidos.</p>
<p>Y toda esta información, al estar activada, estaría influyendo en la interpretación que hacemos de la siguiente información. Para evitar este efecto y ver si realmente los votantes demócratas habían tenido una depresión, preguntaron a un nuevo grupo de participantes sobre cómo se habían sentido en esos mismos periodos de tiempo, pero sin ninguna referencia acerca de las elecciones. Esta vez encontraron que no existía ese aumento de la depresión postelectoral en los demócratas.</p>
<p>Sin embargo, el equipo de investigadores israelí no se conformó con esta comprobación y fue aún más lejos, analizando el lenguaje de las redes sociales para observar si existía o no depresión en la población demócrata con participación en Twitter.</p>
<p>Revisaron las respuestas de más de 10 millones de tweets publicados entre octubre y noviembre de 2016 mediante un algoritmo de aprendizaje automático que seleccionaba vocabulario y estructuras gramaticales propias de la depresión. Los resultados mostraron que, si bien es cierto que había un efecto depresivo en los primeros días, hacia mitad de noviembre se diluía, volviendo el estado de ánimo al mismo punto en el que estaba antes de las elecciones.</p>
<p>Para confirmar aún más sus resultados, este equipo incluso analizó si había aumentado la compra de fármacos antidepresivos antes y después de las elecciones, con resultados negativos.</p>
<p>De esta manera, concluyeron que los sentimientos de depresión o desesperación de las personas en temas tan concretos como la política se activan cuando hablamos o nos exponemos de cualquier manera a esta información, y que, mientras que no lo hagamos, basamos nuestro estado de ánimo en la experiencia concreta que tengamos disponible en ese momento.</p>
<h2>Los valores personales de sus seguidores</h2>
<p>Otro trabajo de la Universidad Tecnológica de Texas fue un poco más atrás en el tiempo y se dedicó a <a href="http://dx.doi.org/10.1016/j.paid.2018.02.020">analizar cómo había sido posible que Trump</a> llegara a ser presidente cuando prácticamente ningún analista político había anticipado su victoria.</p>
<p>Concretamente, se centró en analizar los valores personales de los seguidores de Trump y observaron que mostraban un perfil de bajo altruismo, gran apoyo al valor del Poder (entendido como estar al cargo, competir y ganar), del Comercio (definido como el deseo de hacer dinero y llegar a ser rico) y de la Tradición (conceptualizado como el deseo de que exista consistencia, conformidad y estructura).</p>
<p>Puesto que una de las teorías clásicas en Psicología Social es <a href="https://pdfs.semanticscholar.org/39f7/e1d973d87a1e1b01d42a8b3e0e71ad25de72.pdf">la hipótesis de la semejanza-atracción de Byrne</a>, que explica que las personas solemos sentirnos atraídas en nuestras relaciones de amistad o amor por otras con actitudes semejantes a nosotros, era bastante predecible que los participantes en el estudio con valores similares a los de Trump fueran más propensas a apoyar su candidatura. Pero, lo más curioso fue que estos valores resultaron incluso más importantes para predecir el voto que la ideología política y la afiliación al partido.</p>
<h2>Estudios sobre la inmigración</h2>
<p>La política de inmigración ha sido otro tema clave y polémico en el mandato del presidente y, como no podía ser de otro modo, un importante número de estudios se han centrado en estudiar cómo Trump ha influido en las actitudes sobre la inmigración. Concretamente, un grupo de investigadores de la Universidad de Texas <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/15205436.2018.1504304">se centraron en analizar si la ideología y la educación</a>, bien conservadoras o bien liberales, podían predecir las actitudes hacia los inmigrantes.</p>
<p>Los resultados encontraron que el nivel de educación interaccionaba con la ideología política, de manera que los republicanos con un alto nivel de educación tenían creencias más negativas sobre los inmigrantes que los liberales con alto nivel de educación, e incluso que los republicanos con un nivel de educación medio o bajo. Por supuesto, también encontraron que los partidarios de Trump mostraban actitudes (creencias, emociones negativas y conducta discriminatoria) más negativas hacia la inmigración; sin embargo, Trump no era la causa de la aparición de estas actitudes sino el catalizador que las revelaba.</p>
<p><a href="https://www.researchgate.net/publication/338135791_More_than_just_a_tweet_The_unconscious_impact_of_forming_parasocial_relationships_through_social_media">Otro estudio de la Universidad de Búfalo</a> también estudió los efectos de Twitter en las actitudes hacia Donald Trump, aunque en este caso se centraron en el impacto de la interacción propia con Trump en Twitter.</p>
<h2>El lenguaje de Trump</h2>
<p>También hay estudios que hablan del lenguaje, tanto analizando la estructura lingüística usada por el presidente, como analizando cómo pueden modificarse las actitudes de la población a través del lenguaje.</p>
<p>En cuanto al primer tipo de investigaciones se estudia, por ejemplo, <a href="https://www.researchgate.net/publication/319975024_The_exception_or_the_rule_Using_words_to_assess_analytic_thinking_Donald_Trump_and_the_American_presidency">la ausencia de pensamiento analítico de Trump</a>, que los autores llaman “la excepción a la regla” de los presidentes y explican que la “anomalía de que Trump haya llegado a ser presidente forma parte de un patrón de elección presidencial de largo desarrollo en EE. UU.”.</p>
<p><a href="https://www.ugr.es/universidad/noticias/el-presidente-de-eeuu-donald-trump-sufre-un-trastorno-narcisista-de-la">Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada</a> analizó tanto su lenguaje como otros patrones conductuales para establecer vínculos con el <a href="https://www.actaspsiquiatria.es/repositorio/11/67/ESP/11-67-ESP-500-600-527693.pdf">Trastorno Narcisista de la Personalidad</a> según los criterios del DSM5. </p>
<p>En un segundo grupo de estudios, investigadores de las Universidades de Arizona y Misisipi se centraron en <a href="https://www.researchgate.net/publication/331463511_The_Effect_of_Group_Polarization_on_Opposition_to_Donald_Trump">qué ocurría en las actitudes hacia el presidente cuando se discutía en un grupo determinado sobre los temas más litigados en su periodo de mandato</a> (inmigración ilegal, cuerpo militar, mujeres, etc.). Observaron que las personas mostraban actitudes compatibles con un fenómeno llamado polarización grupal, que consiste en que tras la discusión aún extremaban más sus posturas iniciales cambiando la propia estructura del lenguaje asociada.</p>
<p>En definitiva, a pesar de que a algunas personas (o a muchas) no les guste Trump, es innegable que hemos de agradecerle el avance de la Ciencia aunque sea para poder explicar lo que ha ocurrido bajo su mandato.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153701/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Beatriz Montes Berges no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Ni siquiera ha dejado a los científicos indiferentes. Donald Trump ha generado tanta evidencia para psicólogos y sociólogos a través de su comportamiento, que han tenido una gran producción desde que se puso a los mandos del Gobierno de EE. UU.Beatriz Montes Berges, Profesora Titular de Psicología Social, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1532142021-01-14T21:04:51Z2021-01-14T21:04:51ZEl asalto al Capitolio, síntoma de la fractura en la democracia en EE. UU.<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/378507/original/file-20210113-13-10d60h1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6693%2C4465&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/washington-dc-january-8-2021-view-1890963817">Shutterstock / Phil Pasquini</a></span></figcaption></figure><p>El pasado 6 de enero, el mundo asistía atónito al asalto del Capitolio de Estados Unidos por parte de cientos de manifestantes. Ante semejantes imágenes, muchos se preguntaban si se trataba de un lamentable fallo de seguridad, obra de un grupo de vándalos que no representaban a los ciudadanos, o era síntoma de una patología más profunda en el tejido social y político de la nación.</p>
<p>Haciendo una lectura optimista, esta protesta tan solo sería el deplorable arrebato de un puñado de ciudadanos atrapados en el frenesí de un sentimiento populista y antisistema, un grito de desesperación por parte de un minúsculo número de partidarios de Trump dispuestos a convertir su descontento electoral en un motín.</p>
<p>Si la democracia de esta nación gozase de buena salud, podríamos argumentar que el drama vivido la semana pasada en el Capitolio no fue más que un incidente bochornoso que debemos dejar atrás.</p>
<p>Sin embargo, no se trató solo de una interrupción incómoda en una era dorada de estabilidad política: es parte de un amplio proceso de deslegitimación de las instituciones públicas que ha tenido lugar durante décadas. Esta vez, la democracia más antigua del mundo se enfrenta a una amenaza que, con frecuencia, resulta más letal que la propia guerra: la división interna.</p>
<h2>Cuestión de legitimidad</h2>
<p>Uno de los fundamentos esenciales de cualquier régimen político es que los ciudadanos crean que tienen motivos de peso para respetar la constitución y obedecer a sus gobernantes, incluso cuando ni estos ni las leyes que les rigen son completamente de su agrado. En un régimen dictatorial, esta creencia se basa en gran medida en el miedo: los ciudadanos saben que la disidencia puede conllevar sanciones, cárcel o persecución.</p>
<p>En cambio, en una sociedad libre, la lealtad a la constitución y a la clase que lidera debe basarse en la percepción de que las instituciones de gobierno y la constitución son moralmente legítimas y sirven de manera genuina a los intereses de la ciudadanía.</p>
<p>Lamentablemente para la democracia estadounidense, hay cierta evidencia de que la legitimidad que se percibe del sistema político americano va a rastras y ha ido así durante varias décadas.</p>
<p>Por ejemplo, <a href="https://www.pewresearch.org/politics/2019/04/11/public-trust-in-government-1958-2019/">el 77% de los estadounidenses que respondió al Estudio Nacional de Elecciones de 1964</a> afirmó que confiaba en el Gobierno de Washington “siempre o la mayor parte del tiempo”. Este porcentaje se redujo al 35% en 1990, al 22% en 2010 y al 17% en 2019. En esa línea, <a href="https://news.gallup.com/poll/317135/amid-pandemic-confidence-key-institutions-surges.aspx">una encuesta de la empresa Gallup desveló</a> que, por primera vez en 27 años, más del 50% de los encuestados confesaba no tener mucha confianza en la policía. </p>
<p>La difusión masiva de numerosos casos de brutalidad policial, entre ellos el asesinato de George Floyd por un policía en mayo de 2020, no ha ayudado a reforzar la legitimidad del sistema político americano ante los ojos de los ciudadanos.</p>
<p>Al margen de la opinión que se tenga del alcance de la brutalidad policial, estos casos de corrupción que han trascendido tanto a la opinión pública, ya sean presuntos o probados, proyectan inevitablemente una sombra de ilegitimidad sobre las fuerzas policiales tanto en el nivel federal como en el estatal.</p>
<p>Por último, la elección de Donald Trump en 2016 recordó de manera contundente que existen ‘dos Américas’ cuyos valores resultan demasiado disonantes como para ser reconciliados en un único régimen.</p>
<h2>Valores dispares</h2>
<p>Claramente, sugerir que los partidarios de Trump se adhieren a un conjunto coherente de valores, mientras que los de Biden lo hacen a otro, sería simplificar demasiado. Sin embargo, está claro que hay ciertos valores predominantes en cada grupo político que no pueden combinarse fácilmente en una única idea de “buen régimen”.</p>
<p>Por ejemplo, muchos seguidores de Trump reflejan tendencias ideológicas asociadas con el partido Republicano: creen que el Estado debería reconocer el modelo tradicional de matrimonio heterosexual; les interesan poco las reclamaciones identitarias de personas transgénero; piensan que el aborto debería ser limitado o prohibido; y ven los programas públicos de bienestar social como un despilfarro del dinero de los contribuyentes, que tanto esfuerzo les ha costado ganar. </p>
<p>Por otro lado, muchos de los simpatizantes de Biden reflejan tendencias ideológicas asociadas con el partido Demócrata: están a favor de que el Estado reconozca el matrimonio entre personas del mismo sexo, se inclinan a favor de las demandas de los ciudadanos transgénero, ven el aborto como un derecho constitucional y son favorables a los programas de bienestar social promovidos por el Estado. </p>
<p>Este tipo de desacuerdos se ha ido gestando durante décadas, pero parece haberse intensificado bajo las presidencias de Bush, Obama y Trump. Esto revela un pueblo profundamente dividido sobre aspectos básicos de su vida compartida.</p>
<p>El régimen estadounidense se basa, supuestamente, en una constitución escrita. Pero ningún régimen político puede sobrevivir mucho tiempo sin que una amplia mayoría de sus ciudadanos respalde la legitimidad de las reglas bajo las que vive y comparta algún tipo de filosofía pública, aunque sea austera, para guiar la vida común.</p>
<p>En la primera parte del siglo XX, una moral cristiana en general fue ampliamente aceptada, al menos en principio, por la mayoría de los estadounidenses. Pero hoy en día no es tan fácil ver qué tipo de moral pública une a la población. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="A protester with a white Team Trump cowboy hat leads protesters" src="https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Los partidarios de Trump intentan romper una barrera policial en el Capitolio de Estados Unidos en Washington.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(AP Photo/John Minchillo)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Las inquietantes imágenes de la semana pasada, en las que observamos cómo algunos ciudadanos escalaban el Capitolio y ocupaban las oficinas de sus representantes políticos, no eran solo aberraciones de un régimen que es saludable en otros aspectos, sino expresiones vívidas de una nación en declive.</p>
<p>Solo el tiempo dirá si estas fracturas en la nación americana se cerrarán de algún modo o harán realidad la notoria profecía de Abraham Lincoln: “Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153214/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Thunder recibe fondos de Fundación Ciudadanía y Valores, que "pretende crear un ámbito de investigación y diálogo para afrontar los problemas de nuestra sociedad desde la cooperación y la concordia." También es beneficiario de una beca Ramón y Cajal del gobierno español.</span></em></p>Las inquietantes imágenes de la semana pasada, en las que observamos cómo algunos ciudadanos escalaban el Capitolio y ocupaban las oficinas de sus representantes políticos, no eran solo aberraciones de un régimen que es saludable en otros aspectos, sino expresiones de una nación en declive.David Thunder, Ramón y Cajal Researcher & Lecturer in Political Philosophy, Institute for Culture & Society, University of Navarra, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1531532021-01-13T19:42:51Z2021-01-13T19:42:51ZLa insurrección en el Capitolio desafió la forma en que los medios de EE.UU. presentan los disturbios<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/378370/original/file-20210112-13-cmq5y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C1%2C1019%2C764&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Equipos destrozados de medios de comunicación delante del Capitolio.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/equipment-of-media-crews-damaged-during-clashes-after-the-news-photo/1230456114?adppopup=true"> Tayfun Coskun/Anadolu Agency via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Lo ocurrido el 6 de enero en el Capitolio de Estados Unidos estuvo fuera de lo común. Lo mismo ocurrió con la cobertura de ese hecho.</p>
<p>Las imágenes transmitidas en vivo por los noticiarios y los vídeos y las fotos compartidas en redes sociales fueron impactantes. Una imagen mostraba a uno de los individuos que habían irrumpido en el edificio <a href="https://www.news10.com/top-stories/man-photographed-in-pelosis-office-identified-as-arkansas-trump-supporter/">sentado en una silla, con los pies sobre el escritorio, en la oficina de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi</a>. Un videoclip mostraba a una <a href="https://www.theguardian.com/us-news/video/2021/jan/07/pro-trump-mob-chases-lone-black-police-officer-up-stairs-in-capitol-video">multitud persiguiendo a un oficial de policía mientras éste corría escaleras arriba</a>.</p>
<p>Como <a href="https://scholar.google.com/citations?user=z2OK4TYAAAAJ&hl=en">investigadora de los medios y de los movimientos sociales</a>, quedé absorta viendo los eventos violentos que se desarrollaron. Mis investigaciones sobre las protestas muestran que la forma en que los medios presentan las manifestaciones –por ejemplo, como disturbios o actos de resistencia– ayudan a moldear la visión que tendrá el público sobre los objetivos de la protesta.</p>
<p>Generalmente, la <a href="https://theconversation.com/riot-or-resistance-how-media-frames-unrest-in-minneapolis-will-shape-publics-view-of-protest-139713">cobertura de noticias</a> presta más atención a las estrategias disruptivas de los manifestantes que a sus objetivos, especialmente cuando se trata de protestas en contra del racismo que sufre la población afroamericana o acciones que desafían radicalmente el status quo.</p>
<p>Al enfocarse en los disturbios, sin informar sobre el contenido ni sobre las agendas y objetivos de la protesta, la cobertura contribuye a una <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1940161219853517">“jerarquía de la lucha social”</a> en la que las voces de algunos grupos influyentes se elevan sobre otras.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Rioters clash with police trying to enter Capitol building through the front doors." src="https://images.theconversation.com/files/377660/original/file-20210107-17-qy0iqu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377660/original/file-20210107-17-qy0iqu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377660/original/file-20210107-17-qy0iqu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377660/original/file-20210107-17-qy0iqu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377660/original/file-20210107-17-qy0iqu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377660/original/file-20210107-17-qy0iqu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377660/original/file-20210107-17-qy0iqu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Los partidarios de Trump se abren paso hacia el Capitolio.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/rioters-clash-with-police-trying-to-enter-capitol-building-news-photo/1230464942?adppopup=true">Lev Radin/Pacific Press/LightRocket via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, los eventos del miércoles fueron diferentes. Las audiencias de noticias no están acostumbradas a ver violencia en las manifestaciones ciudadanas en apoyo a un presidente, y menos de la magnitud que presenciamos en el Capitolio. Esto se transformó en una novedosa prueba para los medios de comunicación respecto a cómo presentan las movilizaciones y los objetivos que las causan.</p>
<h2>¿Alboroto o resistencia?</h2>
<p>Los medios de comunicación tradicionales han sido objeto de <a href="https://www.niemanlab.org/2020/06/its-time-to-change-the-way-the-media-reports-on-protests-here-are-some-ideas/">fuertes</a> <a href="https://www.theatlantic.com/culture/archive/2020/06/george-floyd-protests-what-news-reports-dont-say/612571/">críticas</a> por su <a href="https://www.cjr.org/q_and_a/danielle-kilgo-protest-coverage.php">cobertura de las protestas por los derechos civiles</a>, sobre todo recientemente después de la muerte de George Floyd. </p>
<p>Un <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/107769901008700108">estudio sobre las manifestaciones entre 1967 y 2007</a> concluyó que las protestas a menudo se enmarcaban como alteraciones, en especial cuando los que protestaban eran ideológicamente liberales. Pero era menos probable que las protestas conservadoras se vieran como alteraciones. Mis investigaciones han mostrado que las protestas en contra del racismo tienden a ser etiquetadas como “disturbios” más que otras manifestaciones.</p>
<p>Sin embargo, gran parte de la cobertura de los eventos en el Capitolio eliminó etiquetas eufemísticas como “protestas”, “mítines” y “manifestaciones” al describir lo que estaba sucediendo.</p>
<p>En cambio, los medios de comunicación etiquetaron el evento como un “<a href="https://www.npr.org/sections/congress-electoral-college-tally-live-updates/2021/01/07/954333542/four-dead-police-injured-dozens-arrested-after-siege-at-the-u-s-capitol">asedio</a>” o “<a href="https://www.nbcnews.com/video/biden-condemns-chaos-at-the-capitol-as-insurrection-98957381507">insurrección</a>” llevada a cabo por una “<a href="https://www.washingtonpost.com/dc-md-va/2021/01/06/dc-protests-trump-rally-live-updates/">multitud</a>”.</p>
<p>También es notable que, al menos una cadena importante, CNN, <a href="https://www.cnn.com/2021/01/07/media/domestic-terrorism-capitol-hill-reliable-sources-january-6/index.html">describió el evento como “terrorismo”</a>, un término más común cuando se describe a <a href="https://ir.lawnet.fordham.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=5437&context=flr">musulmanes y personas de color</a> que a supremacistas blancos.</p>
<h2>¿No se necesitan tanques?</h2>
<p>En mi trabajo, sugiero a los periodistas que complementen la atención que ponen a las acciones de los manifestantes con las razones y las quejas que les han llevado a la calle; y que eso lo reflejen en sus informaciones. Estas informaciones generalmente se centran en las acciones, especialmente cuando involucran violencia o daños a la propiedad o cuando hay enfrentamientos con la policía.</p>
<p>A pesar de la escalada de los eventos, desde protesta a insurrección, la cobertura inicial del 6 de diciembre pareció incluir los agravios de los participantes. La cobertura también se enfocó en el comportamiento policial, pero parecía más <a href="https://www.independent.co.uk/news/world/americas/us-election-2020/police-trump-supporters-storm-us-capitol-b1783514.html">preocupada por la falta de vigilancia</a>. </p>
<p>La policía no se presentó con equipo antidisturbios o blandiendo porras cuando los partidarios de Trump subieron los escalones del Capitolio. No había tanques ni rifles de gran calibre cuando llegaron los manifestantes.</p>
<p>Esto también fue diferente de otras protestas. Muchos han comentado en las redes sociales que si esta hubiese sido una protesta del movimiento <em>Black Lives Matter</em> el resultado habría sido diferente. La sospecha es que las autoridades tratan de manera diferente las insurrecciones patrocinadas por Trump.</p>
<p>Algunos medios de comunicación, <a href="https://www.usatoday.com/story/news/nation/2021/01/06/us-capitol-attack-compared-response-black-lives-matter-protests/6570528002/">como USAToday</a>, dejaron claro este tratamiento diferenciado en sus informaciones. Y esta no es una narrativa típica en la cobertura de noticias de protesta en los medios de masivos.</p>
<p>Incluso la cobertura de noticias inicial de Fox News parecía en gran medida en línea con el encuadre de otros canales de noticias, hasta la noche, cuando los comentarios del programa “Tucker Carlson Tonight” cambiaron la narrativa de la cadena.</p>
<p><a href="https://www.foxnews.com/opinion/tucker-carlson-capitol-hill-riots-reaction">El monólogo de Carlson</a> el miércoles por la noche abordó a medias el asedio, pero en primer lugar pidió a la audiencia que considerara por qué personas como Ashli Babbitt, <a href="https://www.washingtonpost.com/nation/2021/01/07/ashli-babbitt-dead-capitol-riot/">la mujer asesinada a tiros durante la toma del Capitolio</a>, asistieron al mitin. Al detallar su trágica muerte, Tucker dijo: “No se parecía nada a los niños enojados que hemos visto destrozando nuestras ciudades en los últimos meses”. Carlson usó esta idea para dirigir su crítica a los líderes liberales y los resultados de las elecciones.</p>
<p>Algunos pueden descartar los comentarios de Carlson como irrelevantes y radicales. Sin embargo, su forma de encuadrar los hechos da una idea de cómo los medios de derecha han tratado de retratar ciertas protestas en los últimos años y las consecuencias de esa acción.</p>
<p>Mi colega de la Universidad Estatal de Michigan <a href="https://comartsci.msu.edu/our-people/rachel-mourao-phd">Rachel Mourão</a> y yo hemos utilizado datos de encuestas de 2015 y 2016 <a href="https://ijoc.org/index.php/ijoc/article/view/10518">para explorar las actitudes de los medios sobre las protestas en general y las organizadas por Black Lives Matter específicamente</a>. Los resultados muestran que el aumento del consumo de noticias de organizaciones de derecha como Fox y Breitbart no afectó realmente a la opinión de la gente sobre las protestas en general. Pero sí se correlacionó fuertemente con opiniones negativas sobre algunas de las quejas y demandas relacionadas con <em>Black Lives Matter</em>.</p>
<h2>Llamada de alerta</h2>
<p>Más evidencia se encuentra en otros medios populares de derecha. Su enfoque de los hechos no destaca en absoluto las acciones violentas de los disturbios llevadas a cabo por la multitud enfurecida en el Capitolio.</p>
<p>Menos de 24 horas después del asedio, la página de inicio del sitio web de derecha One America News Network (OAN) estaba desprovista de imágenes de protestas. Mientras tanto, Breitbart tenía un retrato de Mark Zuckerberg sonriente con el Capitolio de fondo. Ese <a href="https://www.breitbart.com/tech/2021/01/07/facebook-blacklists-donald-trump-indefinitely/">artículo describía cómo Facebook</a> había “incluido en la lista negra” a Trump después de los “eventos” en el Capitolio.</p>
<p>Medios de comunicación de derechas no solo distorsionan las realidades de la insurrección, sino que socavan y borran el impacto de tales acciones antidemocráticas. Si no lo ves, no piensas en ello.</p>
<p>Muy distinto fue lo que se observó en los sitios web de medios de comunicación como ABC, NBC, CBS y CNN, así como en las <a href="https://thehill.com/homenews/media/533065-heres-how-newspaper-front-pages-across-the-world-looked-after-mobs-stormed-the">portadas de los periódicos</a> –tanto en línea como impresos– de todo el país.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=454&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=454&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377646/original/file-20210107-18-1mztwpl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=454&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Escenas de disturbios. cnn.com.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.cnn.com/">cnn.com</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En los últimos meses, algunos <a href="https://www.nytimes.com/2020/12/21/us/kansas-city-star-apology.html">medios informativos se han comprometido a abordar las deficiencias</a> de las coberturas, incluida la forma en que los reporteros cubren las protestas. Si los disturbios que siguieron al asesinato de George Floyd desencadenaron un muy bienvenido cuestionamiento a los medios, entonces la insurrección en el Capitolio podría ser el evento que ayude a los medios a comprender mejor por qué el enfoque que se da a estas noticias es importante.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido por Emilia Guzmán para <a href="https://www.ciperchile.cl/2021/01/11/la-insurreccion-en-el-capitolio-desafio-la-forma-en-que-los-medios-de-ee-uu-presentan-los-disturbios-y-dan-forma-a-la-opinion-publica/">Ciper Chile</a></em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/153153/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Danielle K Brown no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los medios de EE.UU. suelen llamar “violentas” las manifestaciones vinculadas a los afroamericanos y “alteraciones” las de otros grupos. Esas etiquetas han modelado la opinión pública, pero el asesinato de George Floyd y los hechos del Capitolio han hecho que las principales cadenas revisen sus coberturas.Danielle K Brown, John and Elizabeth Bates Cowles Professor of Journalism, Diversity, and Equality, University of MinnesotaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1530492021-01-12T19:07:34Z2021-01-12T19:07:34Z¿A quién arrastraría Trump a la tumba en su muerte política?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/378383/original/file-20210112-13-ymfb92.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4019%2C2681&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Donald Trump, ante la Casa Blanca, arengando a sus partidarios minutos antes del asalto al Capitolio. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/washington-dc-usa-1-7-2021-1889051311">Shutterstock / vasilis asvestas</a></span></figcaption></figure><p>El pasado 6 de enero asistimos estupefactos a un “espectáculo” televisivo propio de una película de acción o de una república exsoviética; pero sucedía en la nación más poderosa del mundo. Se trataba de la toma del Congreso, el sacrosanto lugar de la democracia más antigua y consolidada del mundo. El “Asalto al Capitolio”, como pasará a la historia, fue propiciado por la arenga del propio presidente norteamericano durante su <a href="https://www.youtube.com/watch?v=1OXFmnTtO6s">mitin</a> ante miles de fanáticos seguidores, frente a la Casa Blanca, mientras los congresistas debatían la validez de los votos electorales remitidos por cada estado.</p>
<p>La reacción de los medios de comunicación fue inmediata y cabeceras de prestigio como el <a href="https://www.bostonglobe.com/2021/01/05/opinion/trumps-behavior-isnt-delusional-its-criminal/"><em>Boston Globe</em></a> no dudaron en calificar la irresponsable acción auspiciada por Trump como “criminal”. Es muy probable que tal acusación sea finalmente dirimida en los tribunales, pero más allá de las consecuencias penales por incitar a los manifestantes a “caminar hasta el congreso” pidiéndoles que fueran “fuertes y valerosos”, el asunto interesa de pleno al ámbito político.</p>
<h2>Segundo proceso de <em>impeachment</em></h2>
<p>Nancy Pelosi, la demócrata presidenta de la Cámara de Representantes, ha anunciado que iniciará de forma inmediata el <a href="https://www.cbsnews.com/live-updates/trump-impeachment-us-capitol-riot-fallout/">segundo proceso de <em>impeachment</em></a> contra el todavía presidente. </p>
<p>Indudablemente, lo ocurrido en las dependencias legislativas es de una gravedad constatablemente superior a los <a href="https://www.history.com/topics/1990s/monica-lewinsky">escarceos amorosos</a> que el presidente Bill Clinton mantuvo con la becaria Monica Lewinsky a finales del siglo pasado, y que le condujo a tan <a href="https://www.nytimes.com/1998/12/20/us/impeachment-overview-clinton-impeached-he-faces-senate-trial-2d-history-vows-job.html">vergonzante procedimiento</a>. </p>
<p>Durante sus cuatro años de mandato, o, mejor dicho, desde que el magnate Donald Trump <a href="https://www.politico.com/story/2015/06/donald-trump-2016-presidential-run-224432">anunciara</a> su concurrencia a las primarias republicanas en 2015, el escándalo ha sido su inseparable compañero de viaje. Acusaciones de índole sexual, de complicidad con los servicios secretos rusos, de turbios manejos económicos en el seno familiar… que hubieran supuesto la defenestración de cualquier otro político, han pasado a ser irrelevantes anécdotas en su biografía política.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/378385/original/file-20210112-21-1uayfw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, en una comparecencia al día siguiente de que los partidarios del presidente de EE.UU. Donald Trump ocuparan el Capitolio.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/us-house-speaker-nancy-pelosi-speaks-1891219000">Shutterstock / Alex Gakos</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Punto de inflexión</h2>
<p>Sin embargo lo acontecido hace apenas una semana supone un punto de inflexión, un antes y un después en su controvertida, por errática, carrera política. Para muchos, incluso antes de estos lamentables incidentes, Trump era considerado el <a href="https://www.usnews.com/news/special-reports/the-worst-presidents/articles/ranking-americas-worst-presidents">peor presidente en la historia</a> de la democracia americana. </p>
<p>Un proceso de destitución, ya sea por vía constitucional en aplicación de la Enmienda 25, o mediante el referido <a href="https://theconversation.com/es-posible-destituir-a-donald-trump-152918">impeachment</a>, supondría revalidar los principios democráticos que han regido el país durante dos siglos y medio, y confirmaría la máxima revolucionaria establecida en la <a href="http://www.diputados.gob.mx/biblioteca/bibdig/const_mex/decla_1776.pdf">Declaración de Independencia</a> referente a la “igualdad de todos los hombres”, ratificada por “Nosotros el pueblo”, arranque del texto constitucional. </p>
<p>Significaría el merecido colofón a cuatro años de prepotencia política, bravuconería mediática, desprecio de sus adversarios, humillaciones a íntimos colaboradores caprichosamente destituidos vía <em>whatsapp</em>, menosprecio a sus aliados tradicionales… por citar tan solo unos pocos motivos de su infausta presidencia. Sin embargo, las repercusiones de un <em>impeachment</em> superan el ámbito de lo personal e interesan tanto al partido demócrata como al republicano.</p>
<h2>Peligros para los demócratas</h2>
<p>Los demócratas corren el peligro de dejarse arrastrar por su tendencia socialdemócrata, con Bernie Sanders a la cabeza, y caer en dislates similares a los que han caracterizado la presidencia de Trump, únicamente preocupado en gobernar para los republicanos más radicales y no para el conjunto de la nación. </p>
<p>Los postulados y principios de la socialdemocracia, de arraigo en Europa, resultan tan familiares para la sociedad estadounidense como la “Teoría de cuerdas” para un titiritero. Más allá de ensombrecer la toma de posesión de su presidente electo, torpedearían el programa político de Joe Biden, cuya más urgente y perentoria misión será cicatrizar la profunda herida que segmenta a la sociedad norteamericana como nunca antes desde la Guerra de Secesión.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/que-hara-biden-si-preside-ee-uu-149082">¿Qué hará Biden si preside EE.UU.?</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>En una disyuntiva más compleja se encuentran los republicanos, pues recuperar la Casa Blanca para uno de los suyos, e incluso el futuro del propio partido, dependerá en buena medida de cómo solventen una situación tan enrevesada. </p>
<p>La aceptación de Trump por parte de los votantes republicanos está fuera de duda. Durante los momentos de menor índice de popularidad general, <a href="https://projects.fivethirtyeight.com/trump-approval-ratings/">inferiores al 40%</a>, alcanzaba el <a href="https://www.rasmussenreports.com/public_content/politics/trump_administration/trump_approval_index_history">90% de aceptación</a> entre sus votantes. </p>
<h2>Fractura de los republicanos</h2>
<p>Para los republicanos, cuyo apoyo es imprescindible para sacar adelante la moción, lo que Pelosi les ofrece es un caramelo envenenado. En caso de aceptarlo el partido se fraccionaría, no tengo la menor duda: ya fuera por la desafección de sus votantes que <a href="https://www.msn.com/en-us/news/politics/45-percent-of-republican-voters-support-storming-of-capitol-building-poll/ar-BB1cyoWK">apoyan la toma del Congreso en un 45%</a>, o porque su todavía presidente creara un nuevo partido. Hipótesis, esta última, que bien pudiera ocurrir en cualquiera de los casos.</p>
<p>No olvidemos que el Partido Republicano surgió de las cenizas del antiguo <a href="https://www.britannica.com/topic/Whig-Party">Partido Whig</a>, que llegó a tener cuatro presidentes, nacido a su vez de una escisión del Partido Demócrata, liderado en aquellos momentos por Andrew Jackson. En estos momentos caóticos, resulta impredecible aventurar a quién puede arrastrar Trump a la tumba que cavó alentando a las turbas para tomar el Congreso.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153049/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Antonio Gurpegui no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La posibilidad de una destitución inmediata, como proponen los demócratas en la Cámara de Representantes, tendrá consecuencias no solo para la carrera política de Trump, sino para el futuro de ambos partidos.José Antonio Gurpegui, Catedrático de Estudios Norteamericanos, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1529182021-01-08T23:19:59Z2021-01-08T23:19:59Z¿Es posible destituir a Donald Trump?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/377858/original/file-20210108-15-1nf2ain.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C278%2C4135%2C2178&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/washington-usa-17-12-2020-donald-1876973401">Shutterstock / vasilis asvestas</a></span></figcaption></figure><p>El desconcierto general producido por la reciente toma del Capitolio nos ofrece numerosos elementos de análisis. Desde un punto de vista estrictamente político, Trump representa un modelo de liderazgo nacional populista que se nutre de las frustraciones de amplios segmentos de la población. </p>
<p>Es innegable la habilidad que ha desarrollado el personaje para conectar sus intereses personales con la instrumentalización de la <a href="https://www.delectoralector.com/rabia-el-nuevo-libro-de-bob-woodward/"><em>Rabia</em></a>, como refleja a través de un conjunto de entrevistas con Trump el periodista del <em>Washington Post</em>, Bob Woodward. </p>
<p>Para cualquier observador alejado de este fenómeno resulta difícil entender el poder de seducción del presidente más atrabiliario de la historia de Estados Unidos. Pero los más de setenta millones de votos recibidos hace dos meses merecen una detenida atención. El menosprecio inicial hacia el candidato presidencial se ha traducido en un error de cálculo importante. Tanto la comunidad internacional como la clase política norteamericana infravaloraron la capacidad destructiva de la persona –no del personaje. </p>
<p>Así, la ruptura de consensos internacionales básicos, la reapertura de conflictos diplomáticos zanjados y el abandono del multilateralismo no han tenido una respuesta colectiva apropiada. La estrategia del divide y vencerás consiguió su objetivo. </p>
<p>En la sociedad norteamericana también trasladó el mismo planteamiento: fractura racial, política –hasta en el propio Partido Republicano– social, económica, religiosa o étnica. Entre semejante caos la figura emergente siempre era la de la voluntad del presidente. Bajo el <em>America First</em> se escondía en realidad el <em>Trump First</em>. </p>
<p>La confusión entre los impulsos personales y el programa de gobierno se convirtieron en el triunfo de los intereses sobre los principios. Hasta tal punto que, a pesar de las múltiples señales enviadas en el período previo a los comicios presidenciales, nada hacía prever un desenlace como el que finalmente se ha producido: <a href="https://www.unebook.es/es/libro/la-conjura-contra-america_268753"><em>La conjura contra América</em></a> de Trump. Novela distópica de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Philip_Roth">Philip Roth</a> en la que Estados Unidos en 1940 se convertía en una suerte de Estado satélite de la Alemania nazi.</p>
<h2>¿Y ahora qué?</h2>
<p>El segundo tipo de análisis sería el político-jurídico. Las opciones que se están barajando como escenarios hipotéticos son varias:</p>
<ol>
<li><p>El <em>Impeachment</em>. Este juicio político, iniciado por mayoría simple en el Congreso y aprobado por mayoría de dos tercios en el Senado, podría destituir a Trump. Dificultades: escaso margen de tiempo, procedimiento largo y necesaria colaboración del Partido Republicano. Ya se intentó recientemente contra Trump por el bloqueo de la ayuda a Ucrania y los intentos de colaboración de sus autoridades para inculpar a Biden. Fracasó en el mes de febrero de 2020 en el Senado.</p></li>
<li><p>Activar la <a href="https://crsreports.congress.gov/product/pdf/r/r45394">Enmienda XXV</a>. Incapacitación del Presidente por enfermedad física o mental. Tendría que iniciarlo el vicepresidente Mike Pence con el apoyo mayoritario del gabinete presidencial. Aunque cabe recurso por escrito del afectado, el poder se transfiere <em>ad interim</em> al vicepresidente. Cuando se ha activado en el pasado (con Bush y <a href="https://reagan.blogs.archives.gov/2017/07/26/the-25th-amendment-section-4-and-march-30-1981/">Reagan</a>) ha sido muy brevemente por intervenciones quirúrgicas o médicas. Aquí podría entrar el factor errático de Trump (desequilibrio mental, carácter inestable). Aunque hay psicólogos y psiquiatras que sugieren que esta posibilidad es una opción compleja.</p></li>
</ol>
<h2>Futuro escenario procesal</h2>
<p>Ante lo inédito de la situación, las opiniones de los juristas y de los politólogos no manifiestan un consenso. La inmunidad presidencial está garantizada durante el mandato. Es una previsión que en las Constituciones de los Estados democráticos garantiza la imposibilidad de actuaciones jurisdiccionales. Opera en el ordenamiento jurídico interno y en el internacional. </p>
<p>Sin embargo, en Estados Unidos ha habido un caso, el del presidente Nixon en 1974 como consecuencia del caso <em>Watergate</em>, en el que no pareció tener tan claro la cobertura ofrecida por esta inmunidad. Optó por eludir el <em>impeachment</em>, dimitir, y garantizarse el indulto del vicepresidente Ford –que pasó a desempeñar la Presidencia de los Estados Unidos– al amparo de las facultades otorgadas por el artículo II, sección 2 de la <a href="https://photos.state.gov/libraries/amgov/30145/publications-spanish/constitution_sp.pdf">Constitución</a> de 1787.</p>
<p>¿Podría activar esta posibilidad Trump tras los recientes acontecimientos? Sería una posibilidad si atendiese a algún tipo de lógica, aunque su comportamiento errático es difícilmente predecible. Para ello tendría que eludir un hipotético <em>impeachment</em>.</p>
<p>Un escenario delirante y, por tanto, que podría encajar a la perfección con el personaje sería la concesión de un auto-indulto o perdón preventivo. Consistiría en repetir el caso de Nixon, pero sin mediar su dimisión. Nunca se ha utilizado la mencionada previsión constitucional de esta forma y, por lo tanto, no hay posicionamiento del Tribunal Supremo al respecto. </p>
<p>Hay varias dificultades para que esto se produzca: se entiende que, a priori, es una facultad que se otorga al presidente para realizarlo con el resto de los ciudadanos. Si permanece inédita esta fórmula es porque, de facto, situaría a Trump por encima de la ley que prometió cumplir; violaría un principio básico como el que recoge que “nadie puede ser juez de su propia causa”. </p>
<p>Se puede conceder desde la comisión del delito antes, durante o después de ser procesado por una causa. Los dos elementos negativos que comportaría –además de su eventual inconstitucionalidad– son: el reconocimiento implícito de culpabilidad y la limitación a la jurisdicción federal, pero no a la estatal.</p>
<h2>Últimas reflexiones</h2>
<p>El intento de subversión de la legalidad democrática es el colofón de una reiterada alteración del orden ético y moral de Trump. El mensaje del fraude electoral ha conseguido calar en parte de su electorado alentando acciones como la ocupación del Capitolio. Abandonar a su suerte procesal a aquellos a los que ha utilizado define la catadura moral del personaje y de la persona. </p>
<p>A Biden le queda restañar las heridas abiertas en la sociedad norteamericana. Aunque no se inicien procesos federales –además se garantizó la mayoría conservadora del Supremo con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Amy_Coney_Barrett">la juez Barnett</a>– a Trump le esperan las fiscalías de varios Estados por la eventual comisión de delitos variados (fiscales, empresariales, electorales). Como señalaba Woodward, “no era el hombre indicado para este trabajo”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152918/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Ángel López Jiménez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Ni el ‘impeachment’ ni la enmienda XXV (por incapacidad mental o física del presidente) parecen opciones viables para destituir a Trump antes del fin natural de su mandato el 20 de enero.José Ángel López Jiménez, Profesor de Derecho Internacional Público, Universidad Pontificia ComillasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1528592021-01-07T18:52:25Z2021-01-07T18:52:25ZEl populismo estalla cuando las personas se sienten desconectadas y no respetadas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/377616/original/file-20210107-23-henvtm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1196%2C673&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Partidarios de Trump durante la Marcha del Millón MAGA en Washington el 14 de noviembre de 2020.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/trump-supporters-yell-at-counter-protesters-outside-of-the-news-photo/1229622721?adppopup=true">Caroline Brehman/CQ-Roll Call, Inc via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>La sociedad estadounidense está dividida en dos. En la elección presidencial de 2020, <a href="https://www.politico.com/2020-election/results/president/">81 millones de personas votaron por Joe Biden, mientras que otros 74 millones votaron por</a> Donald Trump. Muchas personas fueron a las urnas a <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/pops.12479">votar en contra</a> del adversario en vez de apoyar con entusiasmo a su propio candidato.</p>
<p>Aunque esta intensa <a href="https://global.oup.com/academic/product/polarization-9780190867782?cc=us&lang=en&">polarización</a> es distintiva de Estados Unidos, pues nace <a href="https://global.oup.com/academic/product/breaking-the-two-party-doom-loop-9780190913854?cc=us&lang=en&">de un fuerte sistema bipartidista</a>, las emociones antagónicas detrás de ella <a href="https://www.cambridge.org/core/elements/american-affective-polarization-in-comparative-perspective/1E3584B482D51DB25FFFB37A8044F204">no lo son</a>.</p>
<p>Gran parte del atractivo de Trump se basaba en un mensaje clásicamente populista –una <a href="https://global.oup.com/academic/product/populism-a-very-short-introduction-9780190234874?cc=us&lang=en&">forma de política</a> que está presente en todo el mundo– que critica a las élites dominantes en nombre de la gente común.</p>
<p>La resonancia que tiene ese discurso implica que el tejido social en Estados Unidos se está deshilachando en sus bordes. Los sociólogos se refieren a esto como un problema de integración social. <a href="https://iep.utm.edu/durkheim/">Algunos académicos argumentan que las sociedades están bien integradas</a> solamente cuando la mayoría de sus miembros tienen vínculos cercanos con otras personas, creen que son respetados por otros y comparten un conjunto común de normas e ideales sociales.</p>
<p>Aunque la gente votó por Donald Trump por varias razones, existe evidencia creciente de que mucho de su atractivo se basa en problemas de integración social. Al parecer, Trump aseguró un fuerte apoyo por parte de aquellos estadounidenses que sienten que han sido empujados a los márgenes de la sociedad dominante y quienes han perdido la fe en los políticos.</p>
<p>Esta perspectiva es relevante para entender por qué el apoyo a los políticos populistas ha ido aumentando en todo el mundo. Este desarrollo es objeto de un <a href="https://www.vox.com/2015/12/30/10690360/racism-economic-anxiety-trump">amplio debate</a> entre quienes dicen que el populismo se deriva de las <a href="https://drodrik.scholar.harvard.edu/files/dani-rodrik/files/populism_and_the_economics_of_globalization.pdf">dificultades económicas</a> y otros que enfatizan el <a href="https://www.vox.com/conversations/2017/3/27/15037232/trump-populist-appeal-culture-economy">conflicto cultural</a> como la fuente del populismo.</p>
<p>Comprender la base del populismo es esencial para abordar su alza y amenaza a la democracia. Creemos que entender el populismo, no como el producto de problemas económicos o culturales, sino como resultado de que la gente se siente desconectada, no respetada y siente que su pertenencia a la sociedad es negada, dará lugar a respuestas más útiles sobre cómo detener su crecimiento y fortalecer la democracia.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Manifestantes anti-Trump con un cartel que dice 'Golpea a MAGA (Make America Great Again) en la cara' en una marcha en Washington, DC." src="https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376241/original/file-20201221-17-18lclkr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Los partidarios de Trump se sienten despreciados por la cultura dominante. Aquí, una manifestación anti-Trump en Washington, D.C. el 14 de noviembre de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/anti-trump-demonstrators-march-to-black-lives-matter-plaza-news-photo/1229625348?adppopup=true">Probal Rashid/LightRocket via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>No solo en los Estados Unidos</h2>
<p>Un investigador y <a href="https://www.youtube.com/watch?v=maddf8Emzds&feature=youtu.be&ab_channel=MichiganInstituteforDataScience">encuestador del partido Demócrata</a> descubrió que el apoyo a Trump en 2016 abundaba entre las personas con poca confianza en los demás. <a href="https://fivethirtyeight.com/features/could-social-alienation-among-some-trump-supporters-help-explain-why-polls-underestimated-trump-again/">En 2020, una encuesta</a> encontró que “votantes socialmente desconectados eran más propensos a ver a Trump de manera positiva y apoyar su reelección que aquellos con redes personales más sólidas”.</p>
<p><a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0010414019879947">Nuestro análisis de datos de encuestas de 25 países europeos</a> sugiere que este no es un fenómeno puramente estadounidense.</p>
<p>Estos sentimientos de marginación social y la correspondiente desilusión con la democracia brindan a los políticos populistas de todos los matices y de diferentes países la oportunidad de afirmar que las élites dominantes han traicionado los intereses de sus ciudadanos trabajadores.</p>
<p>En todos estos países, las personas que participan en menos actividades sociales, desconfían de quienes les rodean y sienten que sus contribuciones a la sociedad pasan desapercibidas en gran medida, tienen mas probabilidades de tener menos confianza en políticos y baja satisfacción con la democracia.</p>
<h2>La marginación afecta a la votación</h2>
<p>Sentimientos de marginación social –reflejados en bajos niveles de confianza social, compromiso social limitado y la sensación de que uno no es respetado socialmente– están también relacionados con la decisión de la gente de acudir a votar y con la manera en que lo hace.</p>
<p>La gente que está socialmente desconectada tiene menos probabilidades de votar. Pero, si decide hacerlo, es mucho más probable que apoye candidatos populistas o partidos radicales, en cualquier lado del espectro político. Ese comportamiento es más infrecuente en personas que están bien integradas en la sociedad.</p>
<p>Esta relación permanece fuerte incluso después de otros factores, como el género o la educación, que quizás expliquen también el voto por políticos populistas.</p>
<p>Existe una correspondencia sorprendente entre estos resultados y las historias contadas por personas que encuentran atractivos a los políticos populistas. Desde <a href="https://www.vox.com/2016/9/6/12803636/arlie-hochschild-strangers-land-louisiana-trump">votantes de Trump en el sur de Estados Unidos</a> hasta <a href="https://mitpress.mit.edu/books/returning-reims">partidarios de la derecha radical en Francia</a>, una serie de etnógrafos han escuchado historias sobre fallas en la integración social.</p>
<p>Mensajes populistas como “recuperar el control” o “haz que América sea grandiosa de nuevo” encuentran una audiencia receptiva entre las personas que se sienten empujadas a los márgenes de su comunidad nacional y privadas del respeto que se les otorga a sus miembros.</p>
<h2>Intersección de economía y cultura</h2>
<p>Una vez que el populismo es visto como un problema de integración social, se vuelve evidente que posee raíces económicas y culturales que están profundamente <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/1468-4446.12319">entrelazadas</a>.</p>
<p>La <a href="https://press.princeton.edu/books/hardcover/9780691204529/the-economics-of-belonging">dislocación económica</a> que priva a las personas de trabajos decentes las empuja a los márgenes de la sociedad. Pero también lo hace la <a href="https://press.uchicago.edu/ucp/books/book/chicago/P/bo22879533.html">alienación cultural</a> nacida cuando las personas, especialmente fuera de las grandes ciudades, sienten que las élites dominantes ya no comparten sus valores y, lo que es peor, ya no respetan los valores por los que han vivido sus vidas.</p>
<p>Estos desarrollos económicos y culturales han formado la política occidental por mucho tiempo. Por lo tanto, los fracasos electorales de abanderados populistas como Trump no necesariamente presagian la desaparición del populismo.</p>
<p>La suerte de cualquier político populista puede fluir y refluir, pero agotar la reserva de marginación social de la que dependen los populistas requiere un esfuerzo concertado de reforma dirigida a fomentar la integración social.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido por Emilia Guzmán para <a href="https://www.ciperchile.cl/2021/01/07/el-populismo-estalla-cuando-las-personas-se-sienten-desconectadas-y-no-respetadas/">Ciper Chile</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/152859/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Donald Trump ha sido un presidente populista. Comprender las raíces del populismo en los EE.UU. y en otros lugares es esencial para hacer frente a su ascenso y su amenaza a la democracia.Noam Gidron, Assistant Professor of Political Science, Hebrew University of JerusalemPeter A. Hall, Krupp Foundation Professor of European Studies, Harvard UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1528272021-01-07T12:22:47Z2021-01-07T12:22:47Z¿Es el asalto al Capitolio un golpe de Estado?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/377558/original/file-20210107-13-1lv4mhp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C858%2C552&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Los aledaños del Capitolio de los Estados Unidos el 6 d enero de 2021.</span> <span class="attribution"><span class="source">Bill Clark/CQ-Roll Call, Inc via Getty Images</span></span></figcaption></figure><p>Seguidores de Donald Trump, azuzados por el propio presidente, asaltaron este 6 de enero el edificio del Capitolio e <a href="https://www.wsj.com/articles/as-protesters-again-dispute-trumps-defeat-d-c-police-make-arrests-11609945368">interrumpieron el trámite legislativo de certificación</a> de la victoria electoral de Joe Biden. <a href="https://www.marketwatch.com/story/watch-hundreds-of-trump-supporters-storm-capitol-hill-break-fences-and-fight-with-police-2021-01-06">Miles de personas</a> que enarbolaban pancartas pro-Trump se abrieron paso a través de las barricadas y rompieron ventanas para entrar en el edificio donde se reunían los congresistas. Cuatro personas han muerto, y varios policías han tenido que ser hospitalizados. La sesión del Congreso se reanudó, pero a puerta cerrada.</p>
<p>A pesar de toda la violencia y la conmoción, lo que ha ocurrido este 6 de enero no ha sido un golpe de Estado.</p>
<p>Esta insurrección trumpista fue más bien un episodio de violencia electoral, similar a la que <a href="https://theconversation.com/once-you-engage-in-political-violence-it-becomes-easier-to-do-it-again-an-expert-on-political-violence-reflects-on-events-at-the-capitol-152801">sufren de forma constante muchas democracias frágiles</a>.</p>
<h2>¿Qué es un golpe de Estado?</h2>
<p>A pesar de que el concepto de <em>golpe de Estado</em> no tiene una definición única, los investigadores que los estudian (<a href="https://oefresearch.org/activities/coup-cast">como nosotros</a>) coinciden en atribuirle una serie de atributos fundamentales conocidos como “hechos de naturaleza golpista”.</p>
<p>Expertos como <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0022343310397436">Jonathan Powell y Clayton Thyne</a> definen el golpe de Estado como “un intento explícito llevado a cabo por militares o por otras élites pertenecientes al aparato estatal de derrocar a los poderes del Estado mediante métodos inconstitucionales”.</p>
<p>Se usan básicamente tres parámetros para determinar si una insurrección es o no un golpe de Estado:</p>
<ol>
<li><p>¿Sus perpetradores son actores estatales, como por ejemplo militares o dirigentes insurrectos? </p></li>
<li><p>¿El objetivo de la insurrección es el jefe del Gobierno?</p></li>
<li><p>¿Los insurrectos se valen de métodos ilegales e inconstitucionales para hacerse con el poder ejecutivo?</p></li>
</ol>
<h2>Golpes e intentos de golpe</h2>
<p>Un ejemplo de golpe de Estado exitoso tuvo lugar el 3 de julio de 2013 en Egipto, cuando el general Abdel Fattah Al Sisi <a href="https://www.nytimes.com/2013/07/04/world/middleeast/egypt.html">derrocó</a> al presidente del país, el muy impopular Mohamed Morsi. Este, que fue el primer presidente elegido democráticamente de la historia de Egipto, había apoyado el proceso de redacción de una nueva Constitución, proyecto con el que también acabó Al Sisi. Todo ello hace que dicha acción pueda considerarse un golpe de Estado, ya que Al Sisi se hizo con el poder de forma ilegal y edificó un nuevo Estado de derecho sobre las cenizas del Gobierno electo. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Soldados y civiles que han luchado codo con codo enarbolan armas y muestran su júbilo de noche en un balcón" src="https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377457/original/file-20210106-23-hydyzz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Manifestantes egipcios celebran el golpe militar que derrocó al presidente Mohamed Morsi junto a miembros de la Guardia Republicana de Egipto el 3 de julio de 2013 en El Cairo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/egyptian-opposition-protesters-and-officers-of-the-egyptian-news-photo/172570168?adppopup=true">Ed Giles/Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los golpes de Estado no siempre tienen éxito a la hora de derrocar Gobiernos.</p>
<p>En 2016, miembros del ejército turco <a href="https://theconversation.com/how-will-turkeys-failed-coup-and-massive-purge-affect-its-economic-future-62947">trataron de derrocar al presidente y hombre fuerte del país, Recep Tayyip Erdogan</a>. Los militares tomaron el control de zonas clave de Ankara, la capital del país, y de Estambul, entre ellas el puente del Bósforo y dos aeropuertos. Pero el golpe carecía de una buena coordinación y de un apoyo popular masivo, y <a href="https://warontherocks.com/2017/07/take-to-the-streets-turkeys-failed-coup-one-year-later/">fracasó rápidamente</a> cuando el presidente Erdogan hizo un llamamiento a sus seguidores para que se enfrentaran a los golpistas. En la actualidad, Erdogan sigue en el poder. </p>
<h2>¿Qué ocurrió en el Capitolio de Estados Unidos?</h2>
<p>La revuelta en el edificio del Capitolio no cumple con los tres criterios descritos de golpe de Estado.</p>
<p>Los manifestantes pro-Trump eligieron como objetivo una rama del poder del Estado (el Congreso) y se enfrentaron a él de forma ilegal, es decir, irrumpiendo en el edificio y causando destrozos. Con esto se cumplirían, por tanto, el segundo y el tercer criterio.</p>
<p>Pero en lo que respecta al primero, los participantes en la revuelta aparentemente eran civiles que actuaban por voluntad propia, y no actores estatales. El presidente Trump <a href="https://www.usatoday.com/story/tech/news/2021/01/06/washington-dc-protest-twitter-facebook-silence-donald-trump/6569864002/">había azuzado a sus seguidores</a> para que se manifestaran frente al Capitolio menos de una hora antes de que la muchedumbre invadiera el edificio. Insistía en el argumento de que les habían robado las elecciones y que <a href="https://www.reuters.com/article/us-usa-election-protests/trump-invited-supporters-to-wild-protest-and-told-them-to-fight-they-did-idUSKBN29B24S">“No lo aceptaremos ni un minuto más”</a>. Durante meses se habían difundido tanto mentiras referentes a un presunto fraude electoral como teorías de la conspiración infundadas. Esto creó la percepción en la mente de muchos seguidores de Trump de que el Estado les estaba engañando.</p>
<p>Sin embargo, no está nada claro que la intención del presidente al azuzar a sus seguidores fuera que estos asaltaran el Congreso. Y, de hecho, cuando la violencia quedó fuera de control, Trump <a href="https://abc7.com/president-donald-trump-news-twitter-washington-dc-protest/9414371">les pidió de forma tibia que se fueran a casa</a>. Por el momento parece que los disturbios de Washington se desencadenaron sin la aprobación, la ayuda o el liderazgo activo de ningún tipo de actor estatal, como por ejemplo miembros del Ejército, policías o <a href="https://twitter.com/tedcruz/status/1346911179042484230">dirigentes díscolos del Partido Republicano</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un empleado del Congreso mantiene las manos arriba mientras un miembro de un equipo SWAT de la Policía del Capitolio despeja una habitación" src="https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377475/original/file-20210107-14-pnllvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Los equipos SWAT tratan de liberar el edificio del Capitolio de manifestantes pro-Trump.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/congress-staffer-holds-his-hands-up-while-capitol-police-news-photo/1230457711?adppopup=true">Olivier Douliery/AFP via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, las élites políticas estadounidenses tienen mucha culpa de lo ocurrido. </p>
<p>Al extender teorías de la conspiración sobre un presunto fraude electoral, muchos senadores republicanos, entre ellos <a href="https://www.vox.com/2021/1/4/22213246/republican-senators-hawley-cruz-cotton-trump-electoral-college-presidential-election-joe-biden">Josh Hawley y Ted Cruz</a>, crearon las condiciones propicias para el surgimiento de violencia política en el país, y en concreto la violencia asociada a procesos electorales.</p>
<p>Los investigadores han demostrado que la <a href="https://politicalviolenceataglance.org/2020/10/13/assessing-the-risk-of-electoral-violence-in-the-united-states/">retórica política basada en la confrontación</a> aumenta el riesgo de que se produzcan episodios de violencia electoral. Los comicios son momentos de alto riesgo, ya que suponen la posibilidad de una transferencia de poder político. Cuando <a href="https://www.dartmouth.edu/%7Enyhan/democratic-norms.pdf">los dirigentes de un Estado desprestigian las instituciones democráticas</a> y las <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/09546550902950290">consideran campos de batalla de una lucha de poder soterrada</a>, los procesos electorales muy ajustados pueden desencadenar estallidos violencia política y violaciones del Estado de derecho.</p>
<h2>Entonces, ¿qué ocurrió?</h2>
<p>Los impactantes sucesos ocurridos el 6 de enero fueron episodios de violencia política similares a los que demasiado a menudo se producen en democracias jóvenes e inestables. </p>
<p><a href="https://www.cnn.com/2015/01/22/world/bangladesh-protests-violence-arrests/index.html">Las elecciones en Blangladesh, por ejemplo, sufren de forma endémica</a> episodios de violación del Estado de derecho e insurrecciones políticas debidos a que durante años ha habido violencia por parte del Gobierno y reacciones igualmente violentas por parte de la oposición. Los comicios de 2015 y 2018 dieron lugar a escenas que recordaban más a zonas de guerra que a transiciones democráticas.</p>
<p>En Camerún, durante las <a href="https://www.hrw.org/news/2020/02/12/cameroon-election-violence-anglophone-regions">elecciones de 2020</a>, grupos de disidentes armados llevaron a cabo numerosas acciones violentas. Tomaron como objetivo tanto sedes gubernamentales y dirigentes opositores como a ciudadanos inocentes que simplemente pasaban por allí. Su objetivo era desacreditar los resultados electorales, y actuaban en respuesta a la violencia sectaria y a los abusos de poder perpetrados por el Gobierno.</p>
<p>La violencia electoral de Estados Unidos posee motivos y contextos diferentes a la sufrida por Bangladés y Camerún. Sin embargo, las acciones en sí son parecidas. Estados Unidos no ha sufrido un golpe de Estado, pero es probable que la insurrección azuzada por Trump hunda al país en una dinámica de turbulencias políticas y sociales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152827/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Clayton Besaw es analista principal de la One Earth Future Foundation y de la Open Nuclear Network, una organización sin fines de lucro que promueve la paz y la seguridad en los países que salen de un conflicto y la mitigación de la proliferación de las armas nucleares.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Matthew Frank es analista principal de la One Earth Future Foundation y de la Open Nuclear Network, una organización sin fines de lucro que promueve la paz y la seguridad en los países que salen de un conflicto y la mitigación de la proliferación de las armas nucleares.</span></em></p>Los partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio de los EE.UU. el 6 de enero, interrumpiendo la certificación de Joe Biden como presidente electo. Los autores, expertos en golpes de estado, explican que esta insurrección violenta no fue técnicamente un golpe.Clayton Besaw, Research Affiliate and Senior Analyst, University of Central FloridaMatthew Frank, Master's student, International Security, University of DenverLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1528092021-01-07T00:01:42Z2021-01-07T00:01:42ZLa insurrección de los partidarios de Trump pone contra las cuerdas la democracia estadounidense<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/377468/original/file-20210106-15-1hedlb9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2995%2C1994&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Policías apuntan con sus armas a un manifestante que intenta entrar en la Cámara de Representantes del Capitolio de los EE.UU.</span> <span class="attribution"><span class="source"> (AP Photo/J. Scott Applewhite)</span></span></figcaption></figure><p>En el período previo a las elecciones presidenciales estadounidenses, el riesgo de violencia postelectoral era <a href="https://www.brookings.edu/blog/fixgov/2020/10/27/why-the-risk-of-election-violence-is-high">alto</a>. Las predicciones se hicieron realidad este miércoles cuando miles de manifestantes pro-Trump irrumpieron en el Capitolio de los Estados Unidos, en un acto sin precedentes, cuando el Congreso estaba a punto de ratificar la victoria del presidente electo Joe Biden.</p>
<p>La violencia en Washington se produce después de uno de los años más tumultuosos de la historia de Estados Unidos. En 2020, el <a href="https://www.iii.org/fact-statistic/facts-statistics-civil-disorders">Insurance Information Institute estimó pérdidas sostenidas de más de mil millones de dólares</a>, quizás el desorden civil más costoso en los Estados Unidos. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1346900434540240897"}"></div></p>
<p>Desde que Trump perdió las elecciones del 3 de noviembre, mientras fomentaba falsas teorías de que la votación estaba amañada, muchos se preguntaban cómo terminaría su mandato. </p>
<p>Con un presidente impredecible, que permanecerá en la Casa Blanca hasta el 20 de enero, se auguraron peligros potenciales para la democracia dado que los partidarios de Trump <a href="https://apnews.com/article/election-2020-joe-biden-donald-trump-politics-media-1bf96bf3910bdcbe0f125958357c8f1a">creen en sus afirmaciones falsas sobre las elecciones</a>.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Police in riot gear are behind a metal barricade in front of the Capitol dome" src="https://images.theconversation.com/files/377444/original/file-20210106-17-1j4frex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C15%2C5150%2C3412&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377444/original/file-20210106-17-1j4frex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377444/original/file-20210106-17-1j4frex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377444/original/file-20210106-17-1j4frex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377444/original/file-20210106-17-1j4frex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377444/original/file-20210106-17-1j4frex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377444/original/file-20210106-17-1j4frex.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">La policía detiene a los partidarios de Trump que intentaron atravesar una barrera policial en el Capitolio en Washington mientras el Congreso se preparaba para ratificar la victoria del presidente electo Joe Biden.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(AP Photo/Julio Cortez)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Pero a medida que se pone el sol sobre la administración de Trump, está claro que los últimos cuatro años han convertido a Estados Unidos en un estado más frágil.</p>
<h2>Precedentes</h2>
<p>Las predicciones de violencia en los Estados Unidos no eran infundadas porque no es la primera vez que se producen disturbios electorales.</p>
<p>Durante las elecciones de 1920 se utilizó la violencia en Florida para intimidar e impedir que los negros votaran, y decenas de afroamericanos fueron asesinados en el <a href="https://www.jstor.org/stable/43487653">Ocoee Riot de 1920</a>, una masacre relacionada con las elecciones.</p>
<p>Este ataque de hace 100 años es considerado el peor caso de violencia durante unas elecciones en la historia de Estados Unidos.</p>
<p>Una advertencia aleccionadora sobre la violencia potencial provino, en el caso actual, del <a href="https://www.crisisgroup.org/">International Crisis Group</a>, una organización no gubernamental sin fines de lucro con sede en Bélgica.</p>
<p>En el período previo a las recientes elecciones, por primera vez en sus 25 años de historia, el grupo centró su atención en analizar los riesgos de violencia política en los Estados Unidos. La organización generalmente realiza advertencias sobre regiones propensas a conflictos, donde la democracia es frágil.</p>
<h2>Líneas rojas</h2>
<p>Ciertos elementos emergieron constantemente como líneas rojas que indicaban posible violencia electoral. Estos factores de riesgo incluyen un electorado polarizado, fuentes de información altamente partidistas y la existencia de ciudadanos armados y milicias con fácil acceso a las armas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="A protester with a white Team Trump cowboy hat leads protesters" src="https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377449/original/file-20210106-21-1kdnlfq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Los partidarios de Trump intentan romper una barrera policial en el Capitolio de Estados Unidos en Washington.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(AP Photo/John Minchillo)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, antes de las elecciones, las tensiones raciales irresueltas siguieron presentes en los Estados Unidos derivadas del asesinato de George Floyd en mayo y los posteriores disturbios civiles.</p>
<p>En junio, durante los disturbios, el presidente amenazó con usar la Ley de Insurrección para sofocar las protestas y usó su retórica habitual para animar la violencia en lugar de sofocarla.</p>
<p>Quizás el indicador más peligroso de la violencia electoral fue la tendencia de Trump a usar el poder ejecutivo como un púlpito intimidatorio para alimentar divisiones y sembrar el caos. De hecho, la víspera de las elecciones Trump tuiteó que una decisión judicial que no le favoreciera permitiría hacer trampa y también generaría violencia en las calles.</p>
<p>Nunca antes los presidentes de Estados Unidos han vinculado sus perspectivas electorales y la violencia, inmediatamente antes del día de las elecciones.</p>
<h2>Transición pacífica</h2>
<p>La norma histórica del relevo pacífico en el poder en los Estados Unidos se remonta a 1801, cuando John Adams cedió el poder político a su oponente Thomas Jefferson después de una elección impugnada.</p>
<p>En el período de transición actual, la nueva prueba para la democracia estadounidense es si un presidente como Trump puede despreciar 200 años de normas postelectorales para debilitar la democracia estadounidense.</p>
<p>Hay <a href="https://fragilestatesindex.org/frequently-asked-questions/what-does-state-fragility-mean">cuatro características</a> de los Estados frágiles: la pérdida del monopolio del uso legítimo de la fuerza, la erosión de la autoridad legítima para tomar decisiones colectivas, la incapacidad de proporcionar servicios públicos razonables y la incapacidad de interactuar con otros Estados-nación como miembro pleno de la comunidad internacional.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1323430341512622080"}"></div></p>
<p>Incluso deslizarse en la dirección de un estado frágil antes del 20 de enero puede crear un entorno más permisivo para las expresiones inapropiadas de agravios a través de la violencia.</p>
<h2>Aún existen condiciones para la violencia</h2>
<p>En sus estudios sobre la democratización de las sociedades de posguerra, la investigadora Kristine Höglund ha estudiado los factores que <a href="https://doi.org/10.1080/09546550902950290">fomentaron violencia electoral</a>.</p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5760%2C3681&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Two armed Trump supporters." src="https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5760%2C3681&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368088/original/file-20201107-15-1895ykp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Partidarios armados de Trump se encuentran fuera de la Oficina del Registro del Condado de Maricopa, donde se contaban los votos en las elecciones generales en Phoenix el 6 de noviembre de 2020.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(AP Photo/Dario Lopez-Mills)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Höglund encontró que las condiciones que facilitaron el uso de violencia electoral incluyen situaciones en las que la violencia es percibida como una herramienta política legítima y los agitadores tienen acceso a armas. Otros factores que desencadenan violencia electoral son las falsas interpretaciones de los resultados electorales cuando son muy ajustados, el mal uso de los derechos políticos y la movilización de la militancia.</p>
<p>Esas condiciones existen actualmente en Estados Unidos, y así se ha percibido claramente durante el ataque al Capitolio de los Estados Unidos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152809/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jack L. Rozdilsky es un profesor de la Universidad de York que recibe financiación de los Institutos Canadienses de Investigación sobre la Salud como coinvestigador.
</span></em></p>Mientras Donald Trump seguía alimentando con falsas acusaciones su teoría de una elección “amañada”, la violencia en el Capitolio muestra que Estados Unidos se ha convertido en un estado frágil.Jack L. Rozdilsky, Associate Professor of Disaster and Emergency Management, York University, CanadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1519352020-12-11T12:23:09Z2020-12-11T12:23:09ZEl derecho internacional y el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental por parte de Trump<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/374418/original/file-20201211-23-18oyqk0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5455%2C3620&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/flag-united-states-america-morocco-on-1629008632">Shutterstock / REDMASON</a></span></figcaption></figure><p>En el <a href="https://docs.google.com/document/d/1qjgmmSsKNWwwE32phRsi4hE_ORGpSAKti-_RLVOX4FE/edit?usp=sharing">día internacional de los derechos humanos</a>, el presidente estadounidense Donald Trump ha sacudido el panorama internacional con el anuncio del <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55267560">reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el territorio del Sahara Occidental</a>, en clara violación del derecho de autodeterminación saharaui. </p>
<p>Este anuncio llega después de que hace casi un mes <a href="https://theconversation.com/el-conflicto-del-sahara-occidental-politica-o-derecho-150331">Marruecos rompiera el alto el fuego</a> que imperaba en la zona desde 1991 con su incursión militar en la franja de El Guerguerat, incumpliendo las disposiciones del Acuerdo militar nº1 firmado entre ambas partes y la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) en 1997.</p>
<p>Desde ese momento, Marruecos ha hecho serios esfuerzos por tratar de silenciar los enfrentamientos militares en el muro, y l<a href="https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2020-11-16/hemeroteca_articles/denuncian-decenas-de-arrestos-en-plena-escalada-de-tension-en-sahara">as olas de arrestos</a>, <a href="https://www.amnesty.org/es/latest/news/2020/11/human-rights-monitoring-needed-more-than-ever-in-western-sahara/">detenciones</a> y hostigamientos que se han venido produciendo en los territorios ocupados por parte de las fuerzas armadas marroquíes. <a href="https://www.whitehouse.gov/presidential-actions/proclamation-recognizing-sovereignty-kingdom-morocco-western-sahara/">Este anuncio</a> por parte de un presidente, Trump, saliente constituye un golpe de efecto en esta guerra mediática que sin duda supone un duro golpe a la parte saharaui, pero sobre todo, al Derecho Internacional y a la tradición iusinternacionalista de EE.UU.</p>
<h2>Los Altos del Golán y el Sahara Occidental</h2>
<p>Sin embargo, no es la primera vez que el presidente Donald Trump sorprende con un anuncio como este en un contexto similar. En marzo de 2019, <a href="https://www.bbc.com/news/world-middle-east-47697717">Trump anunció el reconocimiento de la soberanía israelí sobre los Altos del Golan</a>, que el Estado israelí se anexionó en 1981, y que tampoco está amparada por el derecho internacional, ni el resto de países de la comunidad internacional. En palabras de <a href="https://academic.oup.com/chinesejil/article-abstract/18/3/645/5585937?redirectedFrom=fulltext">Stefan Talmon</a>, este anuncio del presidente estadounidense supuso no sólo el “rechazo de más de 100 años de trayectoria del derecho internacional” sino también la contribución histórica de EE.UU. y de sus presidentes a la legalidad internacional. Efectivamente, desde 1978 Marruecos mantenía una postura constante que defendía la ilegalidad de la ocupación israelí del Golan, y de los asentamientos en <a href="https://www.bakerinstitute.org/media/files/files/94773986/bi-brief-012320-cme-settlements.pdf">Cisjordania</a>.</p>
<p>Más allá de las repercusiones geopolíticas de este anuncio, y de la consolidación de la alianza de Netanyahu y Trump, este reconocimiento fue rechazado por la comunidad internacional y por el propio Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. </p>
<p>Efectivamente, el anuncio de Trump fue duramente criticado, no sólo <a href="https://www.dw.com/es/siria-condena-comentarios-de-trump-de-reconocer-el-gol%C3%A1n-como-israel%C3%AD/a-48019364">por Siria</a>, cuya integridad territorial se veía afectada por este anuncio, sino que también grandes potencias como China, <a href="https://www.axios.com/donald-trump-golan-heights-international-reaction-932d6ca5-64be-4348-96c7-3f3f9ac255e0.html">Rusia</a> o los <a href="https://edition.cnn.com/2019/03/22/middleeast/trumps-golan-heights-arab-reaction-intl/index.html">países árabes</a> manifestaron su disconformidad con el anuncio del presidente estadounidense. Este rechazo se trasladó también al Consejo de Seguridad, donde todos sus miembros, excepto EEUU, condenaron <a href="https://www.aa.com.tr/es/mundo/consejo-de-seguridad-de-la-onu-rechaza-medida-de-trump-sobre-altos-del-gol%C3%A1n/1432829">“duramente la acción y advirtieron que pone en riesgo la estabilidad regional y socava el orden internacional basado en normas”.</a></p>
<p>Con el reconocimiento de la anexión israelí del territorio, el presidente norteamericano contravenía lo establecido en el derecho internacional y en las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (<a href="https://unispal.un.org/unispal.nsf/0/7D35E1F729DF491C85256EE700686136">Res 242 de 1967</a>, <a href="https://unispal.un.org/unispal.nsf/0/7FB7C26FCBE80A31852560C50065F878">Res 338 de 1973</a> y <a href="https://unispal.un.org/DPA/DPR/unispal.nsf/0/73D6B4C70D1A92B7852560DF0064F101">Res 497 de 1981</a>) pero, sin embargo, de acuerdo con las declaraciones del Secretario General <a href="https://www.europapress.es/internacional/noticia-onu-subraya-situacion-golan-territorio-sirio-ocupado-israel-no-cambiado-20190325183055.html">Antonio Guterres</a>, no consiguió que el status del territorio variara ante los ojos del derecho internacional.</p>
<p>Al igual que el anuncio sobre los Altos del Golán buscaba un impacto global sobre el conflicto Israel-palestino, el anuncio de Trump reconociendo la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, más allá del efecto real de un presidente saliente en menos de tres semanas, busca desnivelar la balanza política en el conflicto saharaui. </p>
<p>Como describe la propia <a href="https://guides.loc.gov/executive-orders/order-proclamation-memorandum#:%7E:text=Proclamations%20typically%3A,much%20more%20%E2%80%9Cheavy%20lifting%E2%80%9D.">Biblioteca del Congreso</a>, este tipo de declaraciones tienen un “carácter ceremonial” y carecen de efecto legal inmediato. </p>
<p>De manera similar al anuncio de 2019, las declaraciones de Trump de 2020 no se sostienen desde el punto de vista de la legalidad internacional, a la luz de la cual el estatus del territorio como no autónomo pendiente de descolonización es claro. </p>
<p>Del mismo modo, también estas declaraciones han supuesto una oleada de reacciones por parte de distintos actores internacionales, <a href="https://www.un.org/press/en/2020/db201210.doc.htm">recordando la naturaleza internacional del conflicto</a>, e incluso en el seno del propio <a href="https://www.usnews.com/news/politics/articles/2020-12-10/republican-ally-blasts-trumps-decision-to-trade-away-western-sahara-to-morocco">partido republicano</a>. </p>
<p>Concretamente, la Ministra de Asuntos Exteriores española, Arancha González Laya, a quien casualmente este anuncio le ha coincidido con su visita a Israel y Palestina, ha llamado al “<a href="https://www.lavanguardia.com/politica/20201210/6111104/espana-pide-respetar-resoluciones-onu-sobre-sahara-occidental.html">respeto de las resoluciones de Naciones Unidas</a>” en la resolución del conflicto saharaui. </p>
<p>Sin embargo, al igual que en el caso de la soberanía israelí sobre el Golán, está por ver que este anuncio tenga un impacto sobre el conflicto, y sobre el estatus del territorio, como afirma <a href="https://www.bbc.com/news/world-africa-55266089">Rana Jawad</a>. </p>
<p>Además, no cabe duda de que este acuerdo tendrá consecuencias para Marruecos. En un artículo sobre esta cuestión a principios de año, cuando ya se rumoreaba esta posibilidad, algunos medios marroquíes cuestionaban su veracidad por las innegables consecuencias que acarrearía para el estado alauí. Así, Samir Benis, en su artículo para <a href="https://www.moroccoworldnews.com/2020/02/293201/morocco-wont-trade-palestine-for-us-support-in-western-sahara/">Morocco World News</a> afirmaba que Marruecos se “pondría al nivel de Israel” y daría argumentos al Frente Polisario para asimilar ambos conflictos. Por tanto, lo que evidencia este anuncio es que la presión que la vuelta a la guerra supone para Marruecos no es tan insignificante como quiere hacer parecer, cuando está dispuesto a asumir consecuencias tan relevantes en el ámbito regional e internacional.</p>
<h2>Palestina y el Sahara Occidental, diferencias y similitudes</h2>
<p>Lo que pone de manifiesto este anuncio, no cabe duda, es la estrecha relación entre los conflictos palestino e israelí, a pesar de que tradicionalmente los palestinos no se han solidarizado con la población saharaui. Sin duda, esta falta de colaboración entre dos actores que comparten tantos elementos (ocupación del territorio, población refugiada, conflicto prolongado y ambigüedad de la comunidad internacional) ha estado marcada por el estatus de Marruecos entre los países árabes. </p>
<p>En el conflicto saharaui los países árabes han mantenido una postura alineada con el respaldo a las tesis marroquíes que ha sido seguida también por los actores palestinos, ignorando las similitudes entre ambos casos. </p>
<p>Sin embargo, como señalaba <a href="https://journals.le.ac.uk/ojs1/index.php/nmes/article/view/2601">Rana B. Khoury ya en 2011</a>, “a pesar de las diferencias contextuales e históricas”, la historia reciente de ambos territorios ha estado “llena de conflictos y derramamiento de sangre”, y en ambos casos “los saharauis y los palestinos continúan viéndose disuadidos de lograr la autodeterminación, una realidad que continúa problematizando la base del orden actual”.</p>
<p>Del mismo modo, en los dos conflictos, la claridad del derecho internacional se ve afectada por los intereses políticos y económicos que subyacen a declaraciones como las realizadas por Donald Trump en ambos casos. Estos intereses han llevado a pensar que las injerencias externas podrían “palestinizar” el conflicto saharaui, tratando de dividir a la población y de mermar el apoyo de ésta al Frente Polisario. </p>
<p>No obstante, el escaso respaldo de movimientos como Khat Chahid o “Iniciativa Saharaui por el Cambio”, y la reciente creación de ISACOM con fundamentos alineados con la postura defendida por el Frente Polisario, han puesto de manifiesto que hasta la fecha, esta estrategia no ha surtido efecto. </p>
<p>Por otro lado, como señalaba <a href="https://www.fmreview.org/african-displacement/farah">Randa Farah</a>, la estrategia de prolongación del conflicto en aras de la desmotivación y hastío de la población no ha resultado exitosa en ninguno de los dos casos, y en ambos contextos la identidad de las generaciones en el exilio o en el refugio con la causa, sigue siendo generalizada.</p>
<p>Igualmente, tanto el Frente Polisario como la ANP son conscientes de que tienen que seguir buscando vías para mantener el conflicto activo en el derecho internacional, y ambas partes han conseguido éxitos muy importantes, como las sentencias de tribunales europeos respecto a los recursos naturales saharauis, la aceptación de Palestina en organizaciones internacionales como la <a href="http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/123175/1/TFM_Michele_Pitta.pdf">UNESCO o el TPI</a>, y, retrotrayéndonos un poco más, las dos opiniones consultivas del Tribunal Internacional de Justicia sobre el <a href="https://www.usc.gal/es/institutos/ceso/ONU-dictamenes.html">Sahara Occidental en 1975</a> y sobre <a href="https://www.dipublico.org/cij/doc/148R.pdf">Palestina en 2004</a>.</p>
<p>Este nuevo movimiento de la presidencia norteamericana, y esta nueva analogía entre ambos casos, debería traducirse en una mayor alineación de las estrategias políticas y legales de ambas poblaciones de forma que ambos puedan conseguir la aplicación del derecho internacional en ambos contextos.</p>
<h2>Un movimiento más en la partida</h2>
<p>Por tanto, para entender las implicaciones globales del anuncio realizado por Trump, es necesario analizar la situación desde una perspectiva más amplia y tratar de dilucidar la situación real de los actores en “<a href="https://theconversation.com/algo-se-mueve-en-el-sahara-la-estrategia-del-frente-polisario-para-desbloquear-el-conflicto-147607">la partida”</a>. </p>
<p>En la semana previa a esta declaración, la batalla se ha jugado en el tablero africano, donde la UA <a href="https://au.int/en/pressreleases/20201114/communique-auc-chairperson-tensions-guerguerat-buffer-zone">ha apostado por respaldar los esfuerzos de la ONU para solucionar el conflicto saharaui</a>. </p>
<p>Está por determinar aún, cuál va a ser la postura de otros actores relevantes, como la UE, y si, tal y <a href="https://www.consilium.europa.eu/en/press/press-releases/2019/03/27/declaration-by-the-high-representative-on-behalf-of-the-eu-on-the-golan-heights/">como hicieron con el anuncio de Trump en 2019</a> los países europeos se mantienen fieles a la legalidad internacional, o si, por el contrario, los intereses del principal aliado marroquí, Francia, inclinarán la balanza del lado de la ilegalidad internacional.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/151935/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María López Belloso no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El anuncio del presidente saliente de Estados Unidos supone un duro golpe a la parte saharaui pero, sobre todo, al Derecho Internacional y a la tradición iusinternacionalista estadounidense.María López Belloso, Investigadora asociada del proyecto GEARING ROLES (H2020), Universidad de DeustoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.