A las tradicionales palabras ‘milenial’ y ‘centenial’ para definir a integrantes de una generación les han salido hermanas: ‘pandemial’, ‘cuarentenial’ y ‘coronial’. ¿De dónde vienen?
El «Diccionario de autoridades» es el primero que elabora la entidad que durante más de trescientos años y hasta hoy será la encargada de limpiar, fijar y dar esplendor a la lengua española.
El lenguaje está vivo y constantemente aparecen palabras que no hemos escuchado nunca. La mayoría son inventadas y no están fundamentadas en nada que no sea un reflejo de un comportamiento social que a veces hasta es residual.
Los humanos desarrollamos el lenguaje en los primeros años de vida. Si durante ese tiempo los adultos pronuncia frases y palabras ofensivas fuera de contexto, los niños las normalizarán. La educación temprana es fundamental para evitar el lenguaje homófobo.
Los contrarios al uso de los tacos en la comunicación aluden al buen gusto. En los niños tampoco está bien visto. Sin embargo, hay estudios que avalan la virtud del taco y de quien lo pronuncia.
Se pone de moda recurrir a los nombres científicos de las plantas, obviando la riqueza e importancia de los nombres que se les ha dado durante generaciones. Pero el léxico propio aporta información.
Casi siempre hablamos a los enfermos de cáncer haciéndoles sentir aún más conscientemente la gravedad de su enfermedad. Palabras como “ánimo” o frases del tipo “vas a ganar esta batalla” no ayudan a enfrentarse a ella.
No es fácil saber cuántas palabras conocemos. La cifra varia con la edad, también con el nivel educativo y con el conocimiento de otras lenguas. Sin embargo, una plataforma científica nos ha permitido saber el número aproximado de palabras que componen nuestro vocabulario.
“Iktsuarpok” e “ilunga” son dos palabras que nos vendría muy bien poder traducir en español porque explican situaciones que vivimos habitualmente. Pero es necesario profundizar en la relación que existe entre las palabras, el mundo y lo que somos capaces de sentir para saber cuáles son intraducibles.
Los médicos nos hablan en muchas ocasiones en un lenguaje que no entendemos. Igual ocurre con el mecánico de nuestro coche averiado o con los términos de una hipoteca. Nos cuesta entender los lenguajes profesionales específicos, cuando resulta que están pensados precisamente para nosotros. ¿Qué se está haciendo mal?
A medida que la pandemia ha ido creciendo, lo ha hecho también un vocabulario técnico poco accesible para la mayoría de los ciudadanos de a pie. Sin embargo, varias herramientas de libre acceso están disponibles para que podamos entender la terminología más complicada sobre el virus y sus consecuencias.
El objetivo que pretende la asignatura de Lengua en primaria no se corresponde con lo que en realidad se enseña en el aula. Los niños se aburren y no entienden para qué sirve lo que están estudiando. Aquí vemos cómo mejorar la enseñanza de la lengua a partir de lo que nos dice la ciencia.
Nuestra forma de hablar y de expresarnos ha cambiado desde que estamos en pandemia. Hay nuevos objetos que forman parte de lo cotidiano, como la mascarilla o el gel, y un tema de conversación que lo acapara todo de manera casi obsesiva: la pandemia.
Cada lengua tiene un vocabulario particular que está íntimamente relacionado con la cultura, e incluso, la manera de pensar, de sus hablantes. Desengaño o desparpajo son intrínsecamente españolas.
Profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, Departamento de Traducción e Interpretación y Comunicación Multilingüe, Universidad Pontificia Comillas