Corría el año 2007 cuando acudí a un curso para fisioterapeutas de ejercicios hipopresivos. No quería utilizarlos en la clínica, sino aprenderlos y poder “recuperar” un abdomen plano tras mi parto de gemelos. No imaginaba que diez años después, en 2017, leería mi tesis doctoral precisamente sobre el Método Hipopresivo. Ni que parte de mi vida profesional la dedicaría a transmitirlos a otras personas.
Los ejercicios hipopresivos empezaron a divulgarse en los años 90 por el fisioterapeuta belga Marcel Caufriez con el nombre gimnasia abdominal hipopresiva. Inicialmente se enseñaban a las mujeres que acababan de ser madres para ayudarlas a recuperar la barriga y fortalecer el suelo pélvico. Pero pronto se comprobó que se podía extender a otros colectivos, entre ellos a los profesionales de la actividad física y el deporte.
Los ejercicios hipopresivos tienen fama de reducir la cintura. Y, aunque es verdad, no es el mayor beneficio que se deriva de practicarlos. Ni siquiera es cierto que solo tengan efectos positivos en las mujeres: a los hombres también les reporta ventajas incorporarlos en su rutina.
Eso sí, como todo ejercicio, necesitan ser bien aprendidos y supervisados para resultar efectivos. Concretamente se calcula que se necesitan de 3 a de 6 meses para aprenderlos y poder observar la reducción de la cintura. Además de que mejoran la movilidad del diafragma y la circulación de retorno.
La musculatura que se ve reforzada y beneficiada con los hipopresivos incluye a los músculos abdominales, principalmente el tranverso, que es el músculo más profundo y el responsable de que nuestra cintura no se pierda. Simultáneamente se fortalecen los músculos del suelo pélvico, glúteos, abductores y pectorales, entre otros.
Los hipopresivos se ejecutan en diferentes posiciones: de pie, de rodillas, a cuatro patas, tumbados boca arriba y boca abajo. Una sesión completa de hipopresivos puede durar 45 minutos, durante los cuales se intercalan multitud de posturas que activan el suelo pélvico y el abdomen, normalmente con tres repeticiones cada una.
Hipopresivos en mujeres
Tanto las mujeres que practican deportes (atletismo, baloncesto, fútbol, voleibol, tenis, esgrima, remo, etc.) como aquellas que realizan actividad física (correr, Crossfitt, Bodypump o TRX) se benefician de su práctica. Los ejercicios hipopresivos ayudan a compensar todos los aumentos de presión que transmitimos al suelo pélvico y al abdomen, además de prevenir la incontinencia. ¿Cuánto tiempo? Basta con añadir dos sesiones de 20 minutos a la rutina de entrenamiento semanal.
Los ejercicios hipopresivos no están indicados en el embarazo, pero sí después del parto. Si ha sido parto vaginal, desde el principio. Si ha sido un parto por cesárea, transcurridos tres meses desde el alumbramiento.
Hipopresivos para hombres
Los hombres que practican deporte pueden sacarle mucho partido a los hipopresivos. Para empezar porque contribuyen a amortiguar los excesos de presión que van hacia su próstata y vejiga. No hay que olvidar que la próstata recibe todos estos impactos directamente, puesto que el espacio anatómico en el que se encuentra es muy pequeño y tiene muchas venas. Descongestionar esta zona puede beneficiarnos a la hora de prevenir y tratar problemas de próstata y dolor pélvico.
Los ciclistas deben prestar especial atención porque, a los efectos de cualquier otro ejercicio físico, se suma que la presión que ejerce el sillín sobre el suelo pélvico es un factor de riesgo para sufrir dolor en el ano, en los testículos, etc.
En cuanto a las personas operadas de próstata, los hipopresivos pueden servirles para controlar la pérdida de orina que se produce tras esta cirugía, ya que al reducir el abdomen desciende también la presión sobre la vejiga.
Parece indiscutible que los ejercicios hipopresivos son una herramienta más para conseguir mantener nuestra mente y nuestro cuerpo sanos. Aprenderlos y ver resultados requiere tiempo, pero la inversión merece la pena.