La pandemia ha traído una gran falta de motivación a muchos profesores. Las razones son diversas, pero el hecho de enfrentarse a la enseñanza en línea o la frustración de ver que sus alumnos no aprenden lo suficiente han creado desazón en los docentes.
Ni confundir izquierda y derecha es un síntoma determinante de dislexia, ni los niños disléxicos tienen un cociente intelectual más bajo. Alrededor de este trastorno, que afecta a entre el 5 y el 10 % de la población, existen muchos mitos.
El interés que despierta la astronomía en el alumnado no se ve correspondido con su tratamiento en el currículo. ¿Por qué ocurre? Un sistema que olvida muy pronto la formación científica podría ser uno de los motivos.
Existen siete tendencias en el mundo de la educación que han proliferado en los últimos años. Sin embargo, no parece que en estos momentos de pandemia la educación esté en un momento de transformación. Mientras esperamos un “reinicio”, ¿podremos trabajar para convertir estas tendencias en una realidad para la nueva era?
La nueva ley de educación (LOMLOE), la octava de la democracia, nace con vocación de adaptarse a la nueva sociedad en un tiempo de cambios profundos y tras haber vivido una crisis educativa causada la covid-19. Estos son sus objetivos y sus desafíos.
La población infantil no escapa del exceso de pantallas de estos últimos años. El mal uso de los móviles en los niños puede acarrear problemas en su bienestar físico, cognitivo y emocional.
Desde que un bebé nace y observa lo que tiene alrededor hasta que comienza a hablar se produce un curioso proceso que va marcado por meses. Sonreír, mirar, señalar o vocalizar acaban sincronizándose al año y medio, cuando ya están preparados para comenzar a hablar.
Las personas tendemos a sobreestimarnos en muchos aspectos de la vida: somos los más honestos, las mejores personas, los más observadores… Hasta que nos preguntan por nuestra capacidad para recordar los nombres de los demás. En eso ya no somos tan buenos.
Si Matemáticas ya es una asignatura compleja en circunstancias normales, en semipresencialidad se hace más difícil para los estudiantes. Los docentes necesitan hacer un esfuerzo extra para que en estas circunstancias educativas no se convierta en un hueso demasiado duro de roer para los jóvenes.
El plagio en la universidad no ha desaparecido. A pesar de que desde hace un par de años no ocupa las primeras páginas de los periódicos, el problema sigue existiendo, ahora más nunca, con la docencia virtual. ¿Qué podemos hacer para acabar con él?
La educación es, como la medicina, una disciplina que necesita evidencia científica porque se aplica a seres humanos. Para que una metodología sea fiable se necesita, por un lado, la experiencia directa y, por otro, la práctica de los docentes. Pero, desafortunadamente, hay muchas metodologías sin base científica.
Este curso promete tener altibajos constantes. Clases semipresenciales, confinamientos de las aulas ante casos positivos de COVID-19 o aprendizaje en remoto. Estas diez claves permitirán a docentes y familias transitar mucho más cómodamente por el aprendizaje “online”.
Melina Furman, Universidad de San Andrés (Argentina)
Estamos ante el fin de la frontera de la educación formal, con oportunidades para aprender casi cualquier cosa que nos propongamos sin movernos del cuarto de estar de nuestra casa.
El Día Internacional del Docente (5 de octubre) es el momento idóneo para reconocer el gran esfuerzo que el profesorado está haciendo por adaptarse a esta crisis educativa provocada por la COVID-19. ¿Están los docentes cumpliendo con lo que se esperaba de ellos?
La crisis educativa que ha traído la pandemia ha puesto de manifiesto muchas carencias y también ha convertido la educación en un negocio que muchos “gurús” han aprovechado para lanzar propuestas educativas sin ninguna evidencia científica. Los estudiantes serán los grandes perjudicados.
La administración tiene todas las competencias de salud en los colegios, pero la ley les permite que hagan uso de su propia autonomía pedagógica y que cada centro decida qué es lo mejor para sus alumnos. Es necesario ejercerla en estos momentos para ofrecer respuestas coherentes con la realidad de cada centro.
La evaluación de los estudiantes durante este curso de semipresencialidad en las escuelas, de confinamientos de aulas y de incertidumbre, deberá hacerse de una manera especial. El autor da claves para evaluar.
¿Hay que esperar un diagnóstico de dislexia o discalculia para comenzar a intervenir? La respuesta es no. Desde edades muy tempranas se puede predecir si un niño o niña tendrá problemas con la lectura, la escritura y las matemáticas. Por eso, no espere demasiado.
Marcos Cánovas, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
La crisis derivada de la COVID-19 ofrece una oportunidad única para actualizar la docencia universitaria desde la perspectiva digital y pedagógica y para no basar toda la enseñanza en interminables conexiones por Zoom.
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona (Universidad Internacional de Valencia), Universidad Internacional de Valencia