tag:theconversation.com,2011:/ca-fr/topics/daniel-ortega-56636/articlesDaniel Ortega – La Conversation2021-11-08T18:49:34Ztag:theconversation.com,2011:article/1710972021-11-08T18:49:34Z2021-11-08T18:49:34Z¿Se volverá en contra de Daniel Ortega su “pantomima” electoral en Nicaragua?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/430864/original/file-20211108-17-1fxwcao.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C7%2C4885%2C3249&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/april-26-2015-belen-nicaragua-portrait-287464997">Shutterstock / Barna Tanko</a></span></figcaption></figure><p>El presidente Daniel Ortega ha sido reelegido en Nicaragua para su quinto mandato. Este artículo se escribe al día siguiente de la cita electoral, pero podía haber sido escrito varios meses atrás. El resultado estuvo cantado desde el pasado junio, cuando el mandatario mandó encarcelar a siete de sus adversarios, justamente los siete que podían ganarle la lid electoral. Como las siete moscas que aniquiló el sastrecillo valiente del cuento, de un solo manotazo, Ortega se deshizo de sus siete principales adversarios.</p>
<p>Y es así cómo Nicaragua acudió el domingo 7 de noviembre a una convocatoria electoral cargada de certezas. Justamente el atributo contrario de lo que debe ser una elección democrática: la incertidumbre. Si bien existían otros seis contendientes, ninguno de ellos era capaz de hacerle sombra al dictador, su rol era ayudar a que la votación pareciera menos amañada. <a href="https://www.infobae.com/america/america-latina/2021/11/07/los-zancudos-por-que-llaman-asi-en-nicaragua-a-los-5-candidatos-que-le-hacen-el-juego-a-daniel-ortega/">“Candidatos zancudos”</a> les denominan en el argot popular.</p>
<p>La democracia no consiste simplemente en la celebración de votaciones. Es un sistema en el que el poder puede perder elecciones. Cuando el poder no está en juego no hay elección real, se trataría solo de votaciones o, como mucho, de un simulacro electoral.</p>
<p>Nicaragua tiene tras de sí una larga historia de dictaduras. Los déficits democráticos fueron la norma durante casi todo el siglo XX. El V-DEM Institute (Varieties of Democracy), que evalúa la calidad de la democracia en el mundo, <a href="https://www.v-dem.net/media/filer_public/de/39/de39af54-0bc5-4421-89ae-fb20dcc53dba/democracy_report.pdf">sitúa el nivel republicano nicaragüense en niveles ínfimos</a> durante los primeros 80 años del siglo. Casi cuatro décadas estuvieron en el poder los Somoza hasta ser derrocados por la revolución sandinista en 1979. </p>
<h2>De Somoza a la democracia de 1984</h2>
<p>Tras establecerse una Junta de Gobierno en la que participó Daniel Ortega, las primeras elecciones democráticas se celebraron en 1984. Concurrieron entonces Daniel Ortega como candidato a presidente, y a vicepresidente el escritor Sergio Ramírez, hoy desterrado por su antiguo compañero de fórmula. A partir de aquel momento, la dupla presidencial adentró a Nicaragua por los caminos de la democracia.</p>
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<p>Las elecciones de 1990, que llevaron a la presidencia a Violeta Chamorro, estrenaron para Nicaragua la alternancia y un pico histórico en calidad de la democracia. Fidel Castro habría aconsejado a Ortega no realizar la convocatoria. “Mira que se lo había dicho a los sandinistas… No podrán decir que no se lo advertí… Yo sabía muy bien que existía descontento popular”, dijo Fidel Castro después de que los sandinistas fueran derrotados en las urnas, según cuenta Juan Reinaldo Sánchez, quien durante casi veinte años fue miembro del equipo de seguridad del líder cubano, en su libro <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/La_vida_oculta_de_Fidel_Castro"><em>La vida oculta de Fidel Castro</em></a>.</p>
<h2>Asesinar a estudiantes para mantener el poder</h2>
<p>Daniel Ortega regresó al poder en 2007 con un 38 % del voto popular. Contaba con un rechazo amplio, pero el sistema electoral nicaragüense no contempla el <a href="https://www.infobae.com/politica/2019/04/09/que-es-el-ballotage/"><em>ballotage</em></a>. Ser la mayor de las minorías le llevó de vuelta al poder. </p>
<p>De aquellos días recuerda la escritora nicaragüense Gioconda Belli una famosa frase del comandante de la revolución Tomás Borge: “Todo puede pasar aquí, menos que el Frente Sandinista pierda el poder, no importa el precio que haya que pagar”. En 2018, el régimen de Ortega hizo evidente que ese precio incluía <a href="https://www.divergentes.com/los-45-estudiantes-asesinados-en-nicaragua/">asesinar estudiantes a mansalva para mantenerse en el poder</a>.</p>
<p>El mencionado <a href="https://www.v-dem.net/es/">V-DEM</a> es un instituto de investigación independiente sueco, basado en el departamento de ciencias políticas de la Universidad de Gotemburgo. Maneja, entre otros indicadores, el Índice Electoral, que se basa en el concepto de Poliarquía de Dahl. Siguiendo este mismo indicador cualitativo de la democracia, Ortega, a partir de su segunda llegada al poder, en 2007, llevó el índice nuevamente casi al nivel donde lo había dejado Somoza. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Indice de Democracia Electoral" src="https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=414&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/430737/original/file-20211108-9897-qv1ea.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=520&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">V-Dem Nicaragua.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia a partir de datos V-Dem</span></span>
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<p>Como “una elección pantomima que no fue ni libre ni justa, y ciertamente tampoco democrática”, <a href="https://www.dw.com/es/estados-unidos-califica-de-pantomima-la-elecci%C3%B3n-en-nicaragua/a-59750323">lo calificó el presidente Biden</a> el mismo domingo en la noche. Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, ya <a href="https://www.rtve.es/noticias/20211102/elecciones-nicaragua-son-fake-josep-borrell-daniel-ortega/2212540.shtml">había calificado de <em>fake</em></a> el proceso electoral, como <em>fake</em> eran las mil cuentas que desactivó Facebook poco antes de las elecciones. Se trataba de una granja de <em>trolls</em> que mostraba gran apoyo a la dupla Ortega-Murillo e impulsaban artificialmente la construcción de su narrativa. </p>
<p>Las elecciones no cuentan con observación electoral internacional, aunque algunos delegados han sido enviados desde gobiernos aliados de Ortega como los de Cuba, Venezuela y Bolivia. El Centro Carter se ha referido a ellos con desdén como <a href="https://www.cartercenter.org/news/trip_reports/nicaragua_trip_report.html">“turistas electorales”</a>. No hubo libertad de prensa, tampoco libertad de asociación, y los siete precandidatos presos son el mejor testimonio vivo de que no puede hablarse de elecciones competitivas. </p>
<p>Así las cosas, no es de extrañar el exiguo nivel de participación electoral de la convocatoria del 7 de noviembre. Los electores suelen premiar con su participación los procesos que consideran relevantes. En aquella elección de 1990 donde ganó la señora Chamorro hubo una participación del 86 %. Con 10,8 puntos por encima de la participación en la anterior elección presidencial, constataba el nivel de compromiso y preocupación del electorado en esa conquista de la democracia nicaragüense. </p>
<h2>Boicot a las elecciones</h2>
<p>El domingo pasado, por el contrario, los electores respondían a una solicitud de boicot a la convocatoria. La organización de observación electoral Urnas Abiertas <a href="https://www.laprensa.com.ni/2021/11/07/politica/2906796-urnas-abiertas-estima-un-abstencionismo-durante-las-elecciones-del-81-por-ciento">ha constatado una abstención del orden del 81 %</a>. Aún el régimen no ha dado cifras oficiales de participación, aunque ya desde el domingo anticipó una participación “masiva”. </p>
<p>Sin embargo, Ortega no las tiene todas consigo. Entre mayo y septiembre perdió 14 puntos de intención de voto y su partido, el histórico Frente Sandinista, cayó a solo un 8 % de aceptación. Quizás aún más grave: un candidato opositor genérico subió 26 puntos en esos cuatro meses, para situar una justa hipotética en 65-19 en contra de Ortega (<a href="https://www.cidgallup.com/uploads/publication/publication_files/publication_1634309671000.pdf">Gallup, Octubre 2021</a>). Cuanto más caiga la popularidad de Ortega, más costoso se le hará sostenerse en el poder. A medida que pierde liderazgo, más tendrá que ceder ante las bayonetas que le apoyan. “Siete de un golpe” se inscribió el sastrecillo valiente en su cinturón, haciendo alarde de su valor, pero los siete precandidatos que eliminó el “tiranillo valiente” envían un diáfano mensaje de desnudez a los factores de poder del régimen.</p>
<p>Ante un proceso tan grotescamente alterado cabe preguntarse: ¿por qué convoca votaciones Ortega? Porque la noción de que la soberanía reside en el pueblo y es la única fuente de legitimidad posible está fuertemente arraigada en Nicaragua, en Latinoamérica y en Occidente. La legitimidad por la fuerza bruta no está bien vista, ni siquiera entre sus propios camaradas, pues es el pueblo la única fuente de poder legítimo. De alguna manera retorcida, la convocatoria de Ortega es un tributo a la democracia.</p>
<p>La Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó la semana pasada a Nicaragua que liberase a los precandidatos presidenciales detenidos, cosa que a la fecha no ha ocurrido. Varios países latinoamericanos desconocieron tempranamente los resultados y se prevén complicaciones serias en la capacidad de gestión del gobierno durante los meses por venir.</p>
<p>Aún cuando puede existir un apoyo implícito de otros actores geopolíticos como Rusia y China, la realidad es que ese apoyo no pareciera expresarse con soporte financiero. El paralizado proyecto del canal marítimo nicaragüense no es sino un recordatorio de que China, más allá de sus simpatías políticas, solo pone dinero en los buenos negocios.</p>
<h2>Recesión democrática contemporánea</h2>
<p>La democracia global no vive sus mejores días. Después de décadas de consenso sobre las bondades del sistema democrático, en el siglo XXI comenzó lo que <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Larry_Diamond">Larry Diamond</a> ha denominado la recesión democrática contemporánea. En el continente latinoamericano, el caso venezolano es el mejor (peor) exponente de esta recesión, y Ortega su alumno más aventajado. </p>
<p>La tiranización de Venezuela puso en jaque los valores democráticos del continente. Si en Venezuela, que vivió alternancia electoral durante ocho periodos presidenciales, se pudo arrebatar impunemente la democracia, ¿qué puede quedar para democracias más jóvenes y frágiles? El claro mensaje que la sobrevivencia política de Maduro viene enviando al resto de aspirantes a “tiranillos” del mundo es claro: ¡Vamos, valientes!</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/171097/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carmen Beatriz Fernández es miembro de DataStrategia, una firma de consultoría en comunicaciones. </span></em></p>Sin garantías constitucionales y sin observadores internacionales es imposible que unas elecciones sean justas. Cuando casi toda la opsición está presa, menos aún. Las elecciones que se celebraron en Nicaragua el pasado domingo consolidan el papel de Ortega como el del nuevo tirano centroamericano, aunque su aceptación popular está de capa caída.Carmen Beatriz Fernández, Profesora de Comunicación Política en la UNAV, el IESA y Pforzheim, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1680942021-09-21T18:29:40Z2021-09-21T18:29:40ZSergio Ramírez: la pluma contra la espada<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/421537/original/file-20210916-27-3udhp6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C2038%2C1358&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Retrato de Sergio Ramírez, 2009.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/casamerica/25375130526/">Casa de América/Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span></figcaption></figure><p>La deriva dictatorial en la que ha desembocado el que ya era el régimen autoritario de <a href="https://www.cidob.org/biografias_lideres_politicos/america_central_y_caribe/nicaragua/daniel_ortega_saavedra">Daniel Ortega</a> en Nicaragua ha provocado que regrese al primer plano de la actualidad <a href="https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/creadores/ramirez_sergio.htm">Sergio Ramírez</a>. </p>
<p>La actual pugna entre Ortega (la espada que blande el presidente devenido en dictador) y Ramírez (la pluma del intelectual devenido nuevamente en político) resume mucha de la historia de Nicaragua desde hace medio siglo. Y también recuerda cuál es el destino de las revoluciones, las cuales devoran a sus hijos, enfrentan a sus protagonistas y elevan a alguno de sus líderes a la categoría de tiranos.</p>
<h2>La Revolución Sandinista</h2>
<p>Ramírez (nacido en 1942) y Ortega fueron dos jóvenes que en los años 70 lucharon contra la dictadura familiar de los Somoza que se prolongaba desde los años 30. Compañeros (que no amigos) de armas y de revolución, fueron las cabezas visibles de la <a href="https://docplayer.es/5505353-Nicaragua-la-revolucion-enredada.html">Revolución Sandinista</a> (1979) y, desde 1984, lideraron el gobierno, uno como presidente (Ortega) y otro como vicepresidente (Ramírez). </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=484&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=484&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=484&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=608&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=608&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/421539/original/file-20210916-25-r7v2pi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=608&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Felipe González recibe a Sergio Ramírez, en aquel momento vicepresidente de Nicaragua, 1988.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Felipe_Gonz%C3%A1lez_recibe_al_vicepresidente_de_Nicaragua._Pool_Moncloa._22_de_abril_de_1988.jpeg">Ministerio de la Presidencia, Gobierno de España/Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Tras perder las elecciones en 1990 después de una larga guerra civil con ramificaciones geopolíticas mundiales propias de la Guerra Fría, el sandinismo se convirtió en una máquina política al servicio de Ortega y su círculo (en especial su esposa, Rosario Murillo) con el objetivo de regresar al poder mediante la cooptación de los poderes del estado. </p>
<p>Ortega pactó con el presidente <a href="https://www.cidob.org/biografias_lideres_politicos/america_central_y_caribe/nicaragua/arnoldo_aleman_lacayo">Arnoldo Alemán</a> (1996-2002) el reparto del poder. A cambio de blindaje judicial, Alemán –acosado por la sombra de la corrupción– aceptó que el sandinismo pudiera tener mayores cuotas de control sobre las instituciones del estado. <a href="http://ojs.uc.cl/index.php/rcp/article/view/11776/10672">Esta estrategia personalista y caudillista</a> encontró resistencias dentro del propio partido, el FMLN, y acabó con los disidentes expulsados, entre ellos el propio Ramírez, que se convirtió en una de las voces más destacadas contrarias al orteguismo. </p>
<h2>El Ramírez escritor</h2>
<p>En esa etapa el Ramírez político perdió peso a favor del Ramírez intelectual, autor de obras como <em><a href="http://www.sergioramirez.com/index.php/2012-08-27-18-07-32/novela/190-castigo-divino-premio-dashiel-hammett-1990">Castigo divino</a></em>, premio internacional Dashiel Hammett; <em><a href="http://www.sergioramirez.com/index.php/2012-08-27-18-07-32/novela/182-un-baile-de-mascaras-premio-laure-bataillon-francia">Un baile de máscaras</a></em>, premio Laure Bataillon a la mejor novela extranjera; <em><a href="http://www.sergioramirez.com/index.php/2012-08-27-18-07-32/novela/181-margarita-esta-linda-la-mar">Margarita está linda la mar</a></em>, premio Alfaguara y premio José María Arguedas, etc. En 2017 fue galardonado con el <a href="https://www.culturaydeporte.gob.es/premiado/mostrarDetalleAction.do;jsessionid=7773BACF2DAB4FB506E28282F1E2613F?prev_layout=premioMiguelCervantesLibro&layout=premioMiguelCervantesLibro&language=es&id=13557">Premio Cervantes</a>. </p>
<p>Su última novela, <em><a href="http://www.sergioramirez.com/index.php/2012-08-27-18-07-32/novela/637-tongolele-no-sab%C3%ADa-bailar">Tongolele no sabía bailar</a></em> (2021), aúna su vertiente literaria con la crítica y hace una denuncia política de los abusos de Ortega en Nicaragua.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=926&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=926&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=926&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1164&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1164&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/421540/original/file-20210916-23-cr1hcu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1164&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Portada de ‘Tongolele no sabia bailar’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.penguinlibros.com/es/novela-negra-misterio-y-thriller/256145-tongolele-no-sabia-bailar-9788420460536">Penguin Libros</a></span>
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<p>Estas tendencias autoritarias del mandatario nicaragüense se han acentuado <a href="https://www.fundacioncarolina.es/wp-content/uploads/2019/07/DT_FC_10.pdf">desde 2018</a>, cuando una oleada de protestas populares fueron <a href="https://www.ohchr.org/Documents/Countries/NI/HumanRightsViolationsNicaraguaApr_Aug2018_SP.pdf">aplastadas</a> por el gobierno de Ortega, quien había logrado regresar al poder en 2007, alterar la constitución para reelegirse en 2011 y perpetuarse en la presidencia desde 2016 con su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta. Tras las protestas, prometió impulsar reformas democratizadoras. En realidad, lo que acabó haciendo fue construir, en 2020, un entramado legal que, en los hechos, anula cualquier atisbo de oposición y le brinda en bandeja una nueva reelección en 2021. </p>
<p>Ese marco legal/electoral, favorable a sus intereses ante las elecciones presidenciales, ha permitido que Ortega, en 2021, desencadene la persecución y el acoso de sus rivales. 19 de ellos han acabado detenidos y otros muchos, como Ramírez, que se ha alzado contra esa deriva autoritaria, en el exilio. </p>
<h2>Elecciones de 2021</h2>
<p>El gobierno de Ortega/Murillo aprobó el año pasado un conjunto de leyes que dan sustento jurídico a la represión contra los opositores, comenzando por la <a href="http://legislacion.asamblea.gob.ni/normaweb.nsf/b92aaea87dac762406257265005d21f7/3306286cd4e82c5f06258607005fdf6b?OpenDocument">Ley de Regulación de Agentes Extranjeros</a>, conocida como “ley Putin”, que castiga a quien recibe dinero del exterior si no reporta sus ingresos y gastos a las autoridades. Obliga, tanto a organizaciones como a personas naturales que reciben esos fondos, a registrarse como “agentes extranjeros” ante el Ministerio de Gobernación (Migob). La ley conculca los derechos políticos de participación, entre otras libertades públicas. </p>
<p>También está la <a href="http://legislacion.asamblea.gob.ni/normaweb.nsf/($All)/803E7C7FBCF44D7706258611007C6D87?OpenDocument">Ley de Ciberdelitos</a>, conocida como “Ley Mordaza”, que sanciona a cualquier persona que tenga o comparta información considerada una amenaza por el gobierno. Se crea la figura de la cadena perpetua por “crímenes de odio”. Precisamente, Ramírez ha sido acusado por la Fiscalía de su país de “realizar actos que fomentan e incitan al odio y la violencia”. </p>
<p>En diciembre de 2020 la Asamblea aprobó la conocida como <a href="http://legislacion.asamblea.gob.ni/SILEG/Iniciativas.nsf/C4084E2665A5610F06258642007E9C3F/$File/Ley%20N%C2%B0%201055,%20Ley%20Defensa%20de%20los%20Derechos%20del%20Pueblo.pdf?Open">Ley Guillotina</a>, que da al oficialismo un amplio margen para apartar opositores de las elecciones, al excluir de los cargos de elección popular a quienes encabecen o financien un golpe de Estado, alteren el orden constitucional o exijan o aplaudan sanciones internacionales, actos de los que el oficialismo acusa a la oposición.</p>
<p>Como recordaba recientemente <a href="https://www.academia.edu/2291289/Nicaragua_y_el_FSLN._Que_queda_de_la_revolucion">Salvador Martí i Puig</a>, uno de los académicos españoles que mejor conoce la realidad e historia nicaragüense:</p>
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<p>“En Nicaragua no existe la posibilidad de competir por el poder a través de las urnas, pero eso no significa que sea irrelevante el proceso electoral de las elecciones de noviembre. Lo que está en juego es la legitimidad de las gobernanzas autoritarias y democráticas, así como el imaginario de las opciones políticas en liza. La perpetuación de Ortega va a suponer la impunidad por los «crímenes de lesa humanidad» identificados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la crisis de 2018 y la certeza de nuevas violaciones a los derechos humanos. Queda por ver si en su probable cuarto mandato consecutivo Ortega logrará transitar hacia un nuevo modelo de estabilidad autoritaria, reforzando un sistema político sin ningún tipo de rendición de cuentas”.</p>
</blockquote>
<p>A corto plazo, la espada tiene todas las de ganar. Pero no hay que desdeñar la capacidad de la pluma para horadar y socavar los cimientos del régimen de Daniel Ortega, quien ya es un nuevo Tirano Banderas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/168094/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rogelio Núñez Castellano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Recientemente, la cultura se ha volcado con sus apoyos al escritor nicaragüense Sergio Ramírez, que se ha convertido en uno de los principales enemigos de Daniel Ortega.Rogelio Núñez Castellano, Investigador Asociado del Real Instituto Elcano y Profesor del IELAT, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1158232019-04-24T16:32:41Z2019-04-24T16:32:41ZUn año después del levantamiento popular en Nicaragua, Ortega retoma el control<p>Hace un año, el gobierno de Nicaragua estaba al <a href="https://www.hrw.org/world-report/2019/country-chapters/nicaragua">borde del colapso</a>.</p>
<p>Las protestas contra el presidente Daniel Ortega estallaron en todo el país el 18 de abril de 2018 después de que el gobierno aprobara calladamente un impuesto sobre los cheques de pensiones de los jubilados. Los manifestantes bloquearon carreteras y vías principales, lo cual paralizó la economía nicaragüense.</p>
<p>Ya para mayo de 2018, el <a href="https://www.reuters.com/article/us-nicaragua-protest-analysis/nicaraguas-unlikely-opposition-faces-rocky-road-to-defeat-ortega-idUSKBN1JK11Y">70% de los nicaragüenses</a> querían que Ortega –<a href="https://theconversation.com/venezuelan-oil-fueled-the-rise-and-fall-of-nicaraguas-ortega-regime-100507">quién se enriqueció de manera asombrosa</a> durante el tiempo que lleva gobernando el país más grande de América Central– renunciara.</p>
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Read more:
<a href="https://theconversation.com/one-year-after-nicaraguan-uprising-ortega-is-back-in-control-113991">One year after Nicaraguan uprising, Ortega is back in control</a>
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<p>“Ésta no es una mesa de diálogo”, le dijo <a href="https://www.youtube.com/watch?v=9NXcz-ItgWI">el activista estudiantil Lesther Alemán a Ortega </a>durante una <a href="https://confidencial.com.ni/lesther-aleman-speaks-on-the-future-of-nicaraguan-resistance/">negociación televisada con el gobierno en mayo de 2018</a>. “Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado”. </p>
<p>Hoy, el presidente Daniel Ortega tiene el control nuevamente. Alemán y cientos de otros líderes de la oposición huyeron del país. Y <a href="https://www.nytimes.com/es/2018/09/24/nicaragua-costa-rica-migrantes/">al menos 50.000 nicaragüenses</a>, incluyendo <a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/periodistas-exiliados-de-nicaragua-el-reto-de-informar-y-sobrevivir-con-muy-poco">decenas de reporteros</a>, han escapado a países vecinos.</p>
<p>Con la excepción de incidentales protestas –todas sofocadas de forma rápida y violenta– la “<a href="https://theglobalamericans.org/2018/04/tropical-spring-land-lakes-volcanoes/">primavera tropical</a>” de Nicaragua ha perdido su ímpetu. ¿Qué pasó?</p>
<h2>El autoritarismo electoral de Ortega</h2>
<p>Soy un <a href="https://www.researchgate.net/profile/Benjamin_Waddell">académico estadounidense</a> que ha investigado la política nicaragüense durante años. Cuando el <a href="https://theglobalamericans.org/2018/06/why-people-migrate-a-plea-for-empathy-from-nicaragua/">caos político obligó a mi familia y a mi a abandonar Managua en junio de 2018</a>, estaba casi <a href="https://theconversation.com/profiles/benjamin-waddell-495208/articles">seguro de </a>que los días de Ortega estaban contados.</p>
<p>En una sociedad democrática, quizás yo habría tenido razón. Desde 1985, el 70% de todos los presidentes latinoamericanos elegidos democráticamente que enfrentaron protestas callejeras sostenidas de forma similar se vieron <a href="https://theconversation.com/nicaraguans-try-to-topple-a-dictator-again-98123">obligados finalmente a abandonar el cargo</a>.</p>
<p>Ortega ha desafiado estas probabilidades al convertirse en el tipo de <a href="https://www.journalofdemocracy.org/article/nicaragua-return-caudillismo">caudillo contra el cuál se rebeló</a> y se convirtió en un héroe de la <a href="https://www.britannica.com/topic/Sandinista">Revolución Sandinista</a> de Nicaragua en 1979. Usando la <a href="https://www.apnews.com/e3ecb467c67d4217bb0244823e824160">represión calculada </a> para aplastar la disidencia y <a href="https://www.youtube.com/watch?v=ai_fCZ9slAc">la retórica antiimperialista </a>para desviar la culpa, Ortega ha fortalecido su control del poder.</p>
<p>Éste es el tercer mandato consecutivo de Ortega como presidente y la quinta vez que gobierna Nicaragua. Llegó al poder por primera vez en la década de 1980 como jefe de la junta gobernante de la revolución sandinista y, en 1985, fue elegido presidente.</p>
<p>En 1990, Ortega <a href="https://www.nytimes.com/1990/02/27/world/turnover-in-nicaragua-aristocratic-democrat-violeta-barrios-de-chamorro.html">perdió ante Violeta Chamorro</a>, quien dio paso a 16 años de <a href="https://www.nytimes.com/1996/10/23/world/scourge-and-sometime-victim-of-the-sandinistas-jose-arnoldo-aleman-lacayo.html">gobierno conservador </a>en Nicaragua, un país que tienda a inclinarse hacia la izquierda. Ortega volvió a ocupar el cargo en 2007. </p>
<p>Desde entonces, Ortega ha <a href="https://www.brookings.edu/opinions/reelection-continuity-and-hyper-presidentialism-in-latin-america/">concentrado sistemáticamente el poder en el poder ejecutivo</a>, llenando la <a href="https://www.poderjudicial.gob.ni/scons1/default.asp">Corte Suprema</a> de militantes <a href="https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Cuando-el-Poder-Ejecutivo-controla-al-Poder-Judicial-20181219-0017.html">del partido</a>, reprimiendo la <a href="https://www.washingtonpost.com/opinions/2018/12/15/ortega-continues-suffocate-protests-press-nicaragua/">libertad de prensa</a> y, en 2014, aboliendo <a href="https://www.aljazeera.com/news/americas/2014/01/nicaragua-scraps-presidential-term-limits-201412951043190534.html">los límites del mandato presidencial</a>.</p>
<p>En 2016, Ortega <a href="https://www.telesurenglish.net/news/Nicaraguas-Daniel-Ortega-Takes-Office-for-3rd-Consecutive-Term-20170110-0006.html">ganó su tercer mandato consecutivo</a> con más del 70% de los votos y nombró a su esposa, Rosario Murillo, como su vicepresidenta. Pero apenas el <a href="https://www.nytimes.com/2016/11/08/opinion/nicaraguas-electoral-farce.html">30% de los votantes nicaragüenses se presentaron a votar </a> ese año, la primera señal de que la popularidad de Ortega estaba disminuyendo.</p>
<p>Quince meses después, miles de manifestaciones antigubernamentales casi lograron derrocar su régimen.</p>
<h2>‘Me querían vivo o muerto’</h2>
<p>Ortega ha <a href="https://foreignpolicy.com/2013/01/10/daniel-ortegas-reality-check/">movilizado todo el poder del estado nicaragüense </a> –un gobierno <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1002/9781118900772.etrds0098">que construyó desde cero a su gusto</a>– para sobrevivir.</p>
<p>El régimen ha enviado a la policía antidisturbios y paramilitares afines al gobierno a golpear, disparar, aterrorizar y arrestar a los manifestantes. Algunos presos políticos <a href="https://www.reuters.com/article/us-nicaragua-prisoners/hundreds-of-prisoners-released-in-nicaragua-before-protests-anniversary-idUSKCN1RS2FZ">han sido liberados</a>, pero <a href="https://correspondenciadeprensa.com/2019/02/02/nicaragua-represion-imparable-se-eleva-a-767-la-cifra-de-presos-politicos-confidencial/">cientos aún permanecen encarcelados</a>. Allí, según los disidentes, han sido <a href="https://www.hrw.org/world-report/2019/country-chapters/nicaragua#235c65">torturados con ahogamiento simulado, descargas eléctricas y agresiones sexuales</a>. Muchos reportan haber sido forzados a <a href="https://www.hrw.org/americas/nicaragua">grabar videos auto incriminatorios</a>.</p>
<p>Después de que Lesther Alemán, de 20 años de edad, se enfrentara a Ortega en la televisión nacional en mayo del año pasado, le empezaron a llegar las amenazas de muerte, lo cual lo obligó a esconderse y, finalmente, a exiliarse. Alemán sostiene que el gobierno <a href="https://www.facebook.com/Articulo66/videos/l%C3%A9ster-alem%C3%A1n-denuncia-que-ortega-puso-precio-a-su-cabeza/2370886746296310/">ofreció 50.000 dólares por su captura</a>.</p>
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<figcaption><span class="caption">Lesther Aleman encara al president nicaraguense, Daniel Ortega, y su esposa, en mayo 2018.</span></figcaption>
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<p>“Me querían vivo o muerto”, me dijo recientemente desde su nuevo hogar en Estados Unidos. “Había un antes y un después. Desde entonces, nada ha sido igual”.</p>
<p>La <a href="https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/483464-elecciones-nicaragua-crisis-encuesta-cid-gallup/">mayoría de los nicaragüenses coinciden en esto</a>. En una encuesta de Cid Gallup realizada en enero, el 74% dice que la vida ha empeorado en el último año, el 66% rechaza al gobierno y el 54% quiere que las próximas elecciones presidenciales nicaragüenses de 2021 se adelanten para este año.</p>
<p><a href="https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/483464-elecciones-nicaragua-crisis-encuesta-cid-gallup/">Solo el 25% de los encuestados se</a> alinea con el partido sandinista de Ortega.</p>
<h2>Un chivo expiatorio de Estados Unidos</h2>
<p>Sin embargo, según muestran las cifras, Ortega retiene parte de su base.</p>
<p>Al igual que su aliado venezolano Nicolás Maduro, quien <a href="https://theconversation.com/venezuela-crisis-trump-threats-to-maduro-evoke-bloody-history-of-us-intervention-in-latin-america-111169">culpa a Estados Unidos de la crisis económica y humanitaria de su país</a>, Ortega ha <a href="https://foreignpolicy.com/2013/01/10/daniel-ortegas-reality-check/">movilizado a sus partidarios</a> culpando a Estados Unidos del levantamiento popular en su contra.</p>
<p>“Digamos, el veneno lo pone la Nica-Act, o sea, lo pone el intervencionismo norteamericano nuevamente en Nicaragua. Ahí está la raíz del problema”, <a href="https://twitter.com/teleSURtv/status/1021940383834615808/photo/1">dijo Ortega a la cadena de televisión venezolana Telesur en julio</a>.</p>
<p>Las afirmaciones de Ortega apelan al profundo sentimiento antiestadounidense que se deriva de la <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/americas/article/nicaragua-living-in-the-shadow-of-the-eagle-fourth-edition-by-thomas-w-walker-boulder-westview-%20prensa-2003-pp-xiv-238-ilustraciones-notas-bibliograf%92a-%92ndice-7500-pa%96o-2500-papel%20/%20CE3D980EFA9279E467B129405F43F279">reiterada injerencia de ese país</a> en los asuntos políticos de Nicaragua. Entre éstos se incluyen una ocupación militar estadounidense de 1912 a 1933 y, en la década de 1980, el financiamiento clandestino por parte de la administración Reagan a una <a href="https://www.nytimes.com/1988/03/17/world/an-iran-contra-guide-what-happened-and-when.html?mtrref=www.google.com&gwh=15C226726BFDD37DDDDDDBB772B257DAFC&gwt=pay">sangrienta rebelión contra el propio Ortega</a>.</p>
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<figcaption><span class="caption">Muchos Nicaragüenses siguen apoyando a Ortega.</span></figcaption>
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<p>Muchas de las personas a las que entrevisté creían que las revueltas en Nicaragua reflejaban un complot de la administración Trump, no la indignación popular contra un gobierno distante y corrupto.</p>
<p>“¿Por qué debemos confiar en Estados Unidos?”, me preguntó un veterano miembro del partido sandinista durante las manifestaciones de abril del año pasado.</p>
<h2>Ayuda estadounidense al desarrollo</h2>
<p>No hay evidencia de intervención directa de Estados Unidos en la crisis de Nicaragua.</p>
<p>Desde que comenzó, la administración Trump ha <a href="https://www.congress.gov/bill/115th-congress/house-bill/1918">castigado al gobierno de Ortega por reprimir las libertades civiles </a>al <a href="https://havanatimes.org/?p=145740">limitar seriamente su acceso a los mercados financieros internacionales</a>, y ha sancionado a miembros de su gobierno, <a href="https://www.bbc.com/news/world-latin-america-46367041">incluyendo a su esposa</a>.</p>
<p>Durante años, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional también ha <a href="https://theglobalamericans.org/2018/05/laying-groundwork-insurrection-closer-look-us-role-nicaraguas-social-unrest/">invertido moderadamente </a>en el país para “fomentar <a href="https://www.usaid.gov/nicaragua">la gobernanza democrática y expandir las oportunidades educativas</a>”.</p>
<p>Entre 2015 y 2018, grupos de la sociedad civil nicaragüense recibieron <a href="https://results.usaid.gov/results">92 millones de dólares en ayuda para el desarrollo</a> –aproximadamente equivalente a la ayuda enviada a los países centroamericanos vecinos. La Fundación Nacional para la Democracia, una fundación privada sin fines de lucro con <a href="https://slate.com/news-and-politics/2004/01/what-s-the-national-endowment-for-democracy.html">estrechos vínculos con el Departamento de Estado</a>, ha <a href="https://www.ned.org/">gastado 4.1 millones de dólares adicionales </a>en fortalecer las instituciones democráticas en Nicaragua desde 2014.</p>
<p>Los proyectos financiados por Estados Unidos incluyen el taller de educación cívica que Jeancarlo López, un estudiante de ingeniería convertido <a href="https://www.24matins.es/topnews/america/estudiantes-forman-coalicion-de-cara-a-dialogo-con-el-gobierno-de-nicaragua-68343">en disidente</a>, tomó en 2017 en el <a href="https://www.facebook.com/ipadenic/">Instituto para el Desarrollo y la Democracia</a>.</p>
<p>“Lo que aprendimos fue lo básico que debes aprender en la escuela sobre los derechos humanos y la democracia”, dijo.</p>
<p>A pesar del continuo control de Ortega, el disidente exiliado Lesther Alemán <a href="https://confidencial.com.ni/el-ano-que-no-dejo-de-marcar-abril/">mantiene la esperanza de</a> que la oposición nicaragüense triunfará.</p>
<p>“Ortega nos calificó de terroristas”, dijo. “Pero la verdad es difícil de ocultar”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/115823/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Benjamin Waddell does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.</span></em></p>En abril de 2018, una ola de protestas masiva en Nicaragua casi derrumbe al regimen autoritario de Daniel Ortega. ¿Qué le pasó a esta ‘primavera tropical’ de Centroamérica?Benjamin Waddell, Associate Professor of Sociology, Fort Lewis CollegeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1027432018-09-05T14:25:20Z2018-09-05T14:25:20ZColapso de Nicaragua agrava la crisis migratoria en Centroamérica<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/235046/original/file-20180905-45178-l2wk80.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fuerzas rebeldes protegen las barricadas en la ciudad de Masaya después del asedio de policía y fuerzas pro Ortega el 17 de julio, 2018. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://www.apimages.com/metadata/Index/Nicaragua-Unrest/35156768a79c41da9cdf81cb1e827da6/4/0">AP Photo/Cristibal Venegas</a></span></figcaption></figure><p>Por años, los migrantes centroamericanos han estado al centro de lo que varios gobiernos estadounidenses han llamado “<a href="https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/crisis-border-numbers/">la crisis migratoria</a>”. </p>
<p>Cada año, miles de ciudadanos centroamericanos intentan cruzar la frontera entre México y los Estados Unidos. De acuerdo con el <a href="https://www.migrationpolicy.org/news/crisis-border-not-numbers">Migration Policy Institute</a>, la mayoría de los migrantes son refugiados de <a href="https://www.cbp.gov/newsroom/stats/ofo-sw-border-inadmissibles-fy2017">Honduras, Guatemala y El Salvador</a>, que huyen de los elevados niveles de violencia criminal y el caos social en los que están sumergidos estos países.</p>
<p>No obstante, solo un pequeño porcentaje de esos migrantes es originario de Nicaragua. El número de nicaragüenses que intenta cruzar la frontera estadounidense es tan minúsculo que rara vez es mencionado en los <a href="https://www.cbp.gov/newsroom/stats/usbp-sw-border-apprehensions">reportes</a> periódicos de la patrulla fronteriza de los EEUU.</p>
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Read more:
<a href="https://theconversation.com/bloody-uprising-in-nicaragua-could-trigger-the-next-central-american-refugee-crisis-99924">Bloody uprising in Nicaragua could trigger the next Central American refugee crisis</a>
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<p>Sin embargo, en los últimos meses, Nicaragua ha estado inmersa en el caos. Un levantamiento ciudadano en contra del régimen autoritario de Daniel Ortega y su partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se ha convertido en un baño nacional de sangre. </p>
<p>Al menos 350 personas han sido asesinadas hasta la fecha, la <a href="https://www.laprensa.com.ni/2018/07/19/nacionales/2450465-los-numeros-rojos-de-la-crisis-en-nicaragua">mayoría</a> en manos de las fuerzas progubernamentales. Esta violencia está forzando a muchos nicaragüenses a escapar de su país también.</p>
<h2>El ‘país más seguro’ de Centroamérica</h2>
<p>Hasta recientemente Nicaragua había evitado los escandalosos niveles de violencia e inestabilidad política que, por muchas décadas, han agobiado a las sociedades del norte de Centroamérica. Esto, a pesar de que Nicaragua sigue siendo uno de los países <a href="http://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/document/LAC/chronic_poverty_overview.pdf">más pobres</a> de América Latina. </p>
<p>La tasa de homicidios de este país en 2017, por ejemplo, fue de siete asesinatos por cada 100.000 habitantes, <a href="https://www.insightcrime.org/news/analysis/2017-homicide-round-up/">una de las más bajas</a> de América Latina. En contraste, en el mismo año, la tasa de homicidios de El Salvador fue de <a href="https://www.economist.com/graphic-detail/2018/04/11/latin-americas-homicide-epidemic">60 por cada 100.000 habitantes</a>; mientras que la de Honduras fue de 43 por 100.000.</p>
<p>Por tanto, cuando los nicaragüenses migraban, usualmente lo hacían para buscar mejores oportunidades de empleo. Y en lugar de migrar hasta los EEUU, los nicaragüenses se <a href="http://www.latimes.com/world/mexico-americas/la-fg-nicaragua-no-migrants-20140830-story.html">dirigen</a> predominantemente hacia Costa Rica, el país más próspero y estable de la región. </p>
<p>Un estimado de 500.000 nicaragüenses viven y trabajan en el vecino país del sur.</p>
<h2>Nicaragua en llamas</h2>
<p>Este flujo de migración muy probablemente va a cambiar —si no lo ha hecho ya. Mis años <a href="http://www.currenthistory.com/Article.php?ID=1215">estudiando violencia</a> en Centroamérica me llevan a pensar que las mismas condiciones que han provocado que muchos guatemaltecos, salvadoreños y hondureños huyan de sus países, están echando raíces en Nicaragua ahora.</p>
<p>Desde abril, el régimen de Ortega ha intentado aniquilar a un movimiento ciudadano que pide su <a href="https://theconversation.com/nicaragua-protests-threaten-an-authoritarian-regime-that-looked-like-it-might-never-fall-95776">renuncia</a> y la de su vicepresidenta, Rosario Murillo. Las protestas estallaron el 16 de abril, luego de que el gobierno anunciase un paquete de reformas al Seguro Social, las cuales incrementarían los costos para los trabajadores y los jubilados. </p>
<p>La policía reprimió brutalmente las protestas y los estudiantes, en respuesta, se <a href="https://www.nytimes.com/2018/04/26/world/americas/nicaragua-uprising-protesters.html">tomaron las calles</a>. Al cabo de pocos días, decenas de miles de nicaragüenses estaban protestando en varias ciudades y pueblos del país.</p>
<p>En respuesta, el <a href="https://www.insightcrime.org/news/brief/nicaragua-violence-soars-doubts-responsible-dwindle/">régimen desplegó</a> a la policía antidisturbios y enlistó a esbirros y grupos paramilitares financiados por el gobierno para reprimir las protestas. </p>
<p>Hasta la fecha, y de acuerdo a <a href="https://www.hrw.org/news/2018/07/10/nicaragua-senior-officials-responsible-abuse">Human Rights Watch</a>, las fuerzas orteguistas han asesinado a cientos de personas y herido a más de 2.100.</p>
<h2>Delegando la violencia estatal</h2>
<p>En su intento por aplacar el alzamiento ciudadano, el gobierno de Ortega ha reforzado sus fuerzas policiales con grupos de simpatizantes, malhechores y escuadroneros. </p>
<p>De acuerdo a la <a href="http://www.oas.org/es/cidh/prensa/Comunicados/2018/113.asp">Comisión Interamericana de Derechos Humanos</a>, la cual visitó al país en mayo pasado, el régimen ha delegado las tareas de represión de las protestas a grupos armados irregulares que simpatizan con el gobierno. Estos grupos, llamados paramilitares y parapolicías, y formados por seguidores del partido Sandinista, <a href="https://confidencial.com.ni/los-escuadrones-de-la-muerte-de-ortega/">trabajan en estrecha coordinación con la policía</a>.</p>
<p>La práctica de delegar las tareas de represión y violencia estatal no es una táctica novedosa. En <a href="https://www.insightcrime.org/news/analysis/nicaragua-parapolice-groups-turn-criminal/">Venezuela</a>, el gobierno autoritario de Nicolás Maduro se ha dado también a la tarea de armar a simpatizantes y de apoyar grupos criminales dispuestos a “defender la revolución”. </p>
<p>Pero es en el norte de Centroamérica en donde esta práctica llevó a abusos considerables y violencia sistémica hace algunos años.</p>
<p>Durante las guerras civiles centroamericanas de los años ochenta, los gobiernos de El Salvador, Guatemala y también Honduras <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1548-2456.2011.00132.x">usaron</a> también paramilitares, vigilantes y grupos de simpatizantes para reprimir y castigar a los disidentes.</p>
<p>En <a href="https://www.nytimes.com/1983/11/18/world/guatemala-mobilizes-700000-civilians-in-local-patrols.html">Guatemala</a>, el ejército enlistó y movilizó cientos de miles de personas en las llamadas Patrullas de Autodefensa Civil, para apoyar las dictaduras militares. </p>
<p>En <a href="http://lanic.utexas.edu/project/hemisphereinitiatives/warpeace.pdf">El Salvador</a>, integrantes del gobierno y de las élites económicas crearon y financiaron escuadrones de la muerte, responsables de la sangrienta represión en contra de cualquier persona sospechosa de estar opuesta al régimen.</p>
<p>Tal y como las <a href="http://www.odhag.org.gt/html/Default.htm">comisiones de la verdad</a> <a href="https://books.google.com/books/about/Report_of_the_Joint_Group_for_the_Invest.html?id=cb4qHAAACAAJ">y justicia</a> en ambos países documentaron y revelaron luego, muchos de estos grupos y prácticas sobrevivieron luego del fin de los conflictos políticos y se convirtieron —<a href="http://lanic.utexas.edu/project/hemisphereinitiatives/warpeace.pdf">o se asociaron</a>- con grupos criminales.</p>
<p>Hacia finales de los años noventa, los paramilitares y los escuadroneros que operaron durante las guerras civiles usaron su experiencia y sus conexiones en los gobiernos para infiltrar las nacientes instituciones civiles de seguridad. Desde ahí, muchos de ellos llevaron a cabo sus propias actividades criminales y contribuyeron a la impunidad que fomentó más criminalidad.</p>
<p>En general, el aumento del crimen y la violencia en el norte de Centroamérica se suele atribuir a pandillas criminales como la Mara Salvatrucha. Sin embargo, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1548-2456.2011.00132.x">mis investigaciones</a> sugieren que los cimientos de la ola de criminalidad que afecta la región se pusieron en los años ochenta, cuando los gobiernos centroamericanos armaron y utilizaron a sus simpatizantes civiles y a sus matones para reprimir y aterrorizar a la población.</p>
<p>El uso de fuerzas irregulares para reprimir en nombre del Estado crea las condiciones para más violencia, no solo política sino también criminal.</p>
<h2>Creando las condiciones para la violencia criminal</h2>
<p>Nicaragua había evitado ese caos, en parte, debido a las <a href="https://www.bostonglobe.com/ideas/2018/01/12/what-explains-nicaragua-surprisingly-low-murder-rate/GTL3T5Ps1KwbbOdUMgB26I/story.html">reformas institucionales</a> que se llevaron a cabo a principios de los años noventa, luego de la derrota de los sandinistas. </p>
<p>Los rebeldes sandinistas que derrotaron a la dictadura somocista en 1979 y desmantelaron la brutal Guardia Nacional crearon una nueva policía y un nuevo ejército, que en ese entonces resultaron estar al servicio del partido en el poder.</p>
<p>Luego de que los sandinistas perdieron en las elecciones presidenciales de 1990, las diversas fuerzas políticas se comprometieron a un largo y complejo proceso de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1548-2456.2011.00132.x">reformas institucionales</a> que, entre otras cosas, establecieron límites claros entre la policía, el ejército y los partidos políticos en Nicaragua. </p>
<p>La policía dejó de ser utilizada como un instrumento político del Ejecutivo y se dedicó a responder, con relativo éxito, a las demandas de seguridad pública de la población. </p>
<p>Esas reformas fortalecieron al Estado nicaragüense de manera tal que ninguna fuerza irregular o paraestatal podía sustituir o desafiar violentamente a las instituciones gubernamentales encargadas de mantener el orden.</p>
<p>Lamentablemente, esa separación entre la política y las fuerzas de seguridad se comenzó a diluir de forma clara cuando Daniel Ortega fue electo en 2006.</p>
<p><a href="http://carnegieendowment.org/2017/11/16/unchecked-demise-of-nicaraguan-democracy-pub-74761">Desde la presidencia</a>, Ortega abolió los límites para el ejercicio del poder, colocó a sus aliados en las instituciones claves de justicia y seguridad y neutralizó a sus oponentes políticos. </p>
<p>Al hacer esto, Ortega, Murillo y el FSLN erosionaron las <a href="https://confidencial.com.ni/maltrato-corrupcion-la-pn/">instituciones</a> encargadas de proveer seguridad a la población y las reconvirtieron en un instrumento de control político.</p>
<h2>Desmantelando al Estado nicaragüense</h2>
<p>En el norte de Centroamérica, mientras organizaciones criminales, escuadrones de la muerte y, crecientemente, pandillas juveniles contribuían a los <a href="https://www.unodc.org/gsh/">niveles récord</a> de violencia, la criminalidad en Nicaragua se mantenía similar a la de Costa Rica. </p>
<p>Pero ahora, las instituciones que habían mantenido a Nicaragua relativamente segura y estable están dedicadas a su colapso.</p>
<p>La evidencia sugiere que grupos de <a href="https://www.insightcrime.org/news/brief/nicaragua-claims-no-cartel-presence-but-past-cases-tell-a-different-story/">crimen organizado</a> están operando en Nicaragua ahora también, tomando ventaja del caos que envuelve al país. </p>
<p>Este deterioro se asemeja al experimentado por <a href="https://www.insightcrime.org/news/analysis/echoes-2009-honduras-again-approaches-chaos/">Honduras</a> luego del golpe de estado en 2009. Allí, la inestabilidad política luego del golpe fomentó las condiciones para la connivencia entre actores estatales y el crimen organizado.</p>
<p>Ahora muchos jóvenes nicaragüenses están buscando cruzar hacia Costa Rica para huir de la represión paramilitar. Pero Costa Rica, que por mucho tiempo <a href="https://theconversation.com/the-rise-of-anti-immigrant-attitudes-violence-and-nationalism-in-costa-rica-73899">ha intentado</a> limitar la migración nicaragüense por razones económicas, muy probablemente mantendrá sus fronteras bloqueadas.</p>
<p>Por tanto, es probable que muchos nicaragüenses se verán obligados a unirse a otros centroamericanos en el éxodo hacia el norte, buscando refugio en los EEUU, y huyendo del que alguna vez fue el país más seguro de Centroamérica.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/102743/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Miguel Cruz recibe apoyo de la Open Society Foundations.</span></em></p>Desde abril Nicaragua, una vez el país más seguro de Centroamérica, ha explotado en protesta, con cientos de muertos y miles de heridos. Con tanto caos, es probable que siga la violencia criminal.Jose Miguel Cruz, Director of Research, Florida International UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/997292018-07-11T15:33:30Z2018-07-11T15:33:30ZNicaragua intenta derrocar a un dictador (de nuevo)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/227026/original/file-20180710-70039-h15lds.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Nicaragua derrotó su ultimo dictador violento en 1979. Es el único pais en America Latina desde Cuba hacer una revolución exitosa. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://www.apimages.com/metadata/Index/Nicaragua-Protests/441871cc26944e5cbbeb3ca1f27608d2/104/0">AP Photo/Alfredo Zuniga</a></span></figcaption></figure><p><em><a href="https://theconversation.com/nicaraguans-try-to-topple-a-dictator-again-98123">Read in English</a></em>.</p>
<p>Después de meses de protestas casi constantes en Nicaragua, al menos <a href="https://www.bbc.com/news/world-latin-america-44779257">300 personas han muerto</a>, incluidos en esta cifra cuatro policías, mil personas resultaron heridas, y el presidente Daniel Ortega —líder autoritario que en su momento parecía invencible— está a punto de perder el poder.</p>
<p>Los ciudadanos salieron a las calles de Managua a <a href="https://theglobalamericans.org/2018/04/tropical-spring-land-lakes-volcanoes/">principios de abril</a> después de que el gobierno de Ortega tardara en responder a un incendio forestal masivo en Indio Maiz, la segunda reserva natural del país. Cuando el gobierno decidió gravar los impuestos sobre las pensiones de los jubilados e incrementar los costos del seguro de los empleadores, una semana después, a lo largo de esa nación <a href="https://www.bbc.com/news/world-latin-america-44398673">las marchas de protesta se fortalecieron</a>. </p>
<p>Pronto la policía pronto comenzó <a href="https://globalnews.ca/video/4159175/student-protesters-dead-in-nicaragua-as-clashes-with-police-continue">a asesinar a los manifestantes</a>. Y lo que había comenzado en forma de manifestaciones organizadas, se transformó rápidamente en un <a href="https://theconversation.com/nicaragua-protests-threaten-an-authoritarian-regime-that-looked-like-it-might-never-fall-95776">movimiento</a>. El objetivo: <a href="https://www.nytimes.com/2018/04/26/world/americas/nicaragua-uprising-protesters.html">desplazar al presidente Daniel Ortega</a> y a su familia del poder.</p>
<h2>Nicaragua vs. Goliat</h2>
<p>¿Acaso puede Nicaragua <a href="http://www.humanosphere.org/basics/2016/12/nicaraguas-economy-is-growing-but-the-poor-may-be-falling-behind/">el segundo país más pobre de América Latina</a>, derrocar a su poderoso régimen con la sola negativa de salir de las calles? La historia de ese país así lo sugiere.</p>
<p>Soy un <a href="https://www.researchgate.net/profile/Benjamin_Waddell">académico especializado en América Latina</a>, asentado en Managua, Nicaragua, hasta que la violencia me obligó a evacuar. </p>
<p>Mi análisis sobre el terreno indica que los presidentes de esta región que se enfrentan a protestas masivas son derrocados con mucha más frecuencia de lo que se podría imaginar. </p>
<p>La mayoría de los líderes electos en América Latina, una región muy democrática, arriban al término de su mandato. <a href="http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0192512115604904">De acuerdo con Christopher Martinez</a>, profesor de ciencias políticas en la Universidad Católica de Temuco, en Chile, solo el 16 por ciento de los presidentes sudamericanos han renunciado o han sido imputados desde 1979. </p>
<p>Sin embargo, esto cambia cuando los líderes se ganan la ira de sus ciudadanos. Entre 1985 y 2011, el 70 por ciento de los líderes sudamericanos que enfrentaron protestas callejeras masivas <a href="https://www.jstor.org/stable/23040829">fueron destituidos de sus funciones</a>.</p>
<p><iframe id="DEb9X" class="tc-infographic-datawrapper" src="https://datawrapper.dwcdn.net/DEb9X/1/" height="400px" width="100%" style="border: none" frameborder="0"></iframe></p>
<p>Los manifestantes nicaragüenses se enfrentan a un genuino Goliat en Daniel Ortega. En el único país, después de Cuba, que orquestó una <a href="https://www.journals.uchicago.edu/doi/10.1086/230097">revolución armada exitosa</a> en América Latina, Ortega —ex guerrillero del frente sandinista que derrocó en Nicaragua al dictador Anastasio Somoza en 1979— es un coloso.</p>
<p>Ortega ha sido la persona más poderosa en Nicaragua por casi 40 años y presidente por 16 de esos años. Mientras no estuvo en funciones presidenciales, de 1990 a 2006, Ortega tuvo control del país de forma efectiva como poderoso delegado sandinista en la Asamblea Nacional. </p>
<p>Aun cuando los sandinistas eran minoría, Ortega lograba detener al país organizando protestas masivas, como lo hizo en innumerables ocasiones entre <a href="http://www.envio.org.ni/articulo/3418">1990 y 2006</a>. Y no cabe la menor duda de que esta ironía no escapará a los actuales manifestantes en contra de Ortega.</p>
<p>Pero, tal como asegura Malcolm Gladwell en su último libro “<a href="https://www.amazon.com.mx/David-Goliat-Desvalidos-inadaptados-gigantes-ebook/dp/B00G9K6NB0">David y Goliat: Desvalidos, inadaptados y el arte de luchar contra gigantes (edición en español)</a>”, “Los gigantes no son exactamente como creemos. Las mismas cualidades que parecen darles fuerza son a menudo la fuente de su inmensa debilidad”. </p>
<p>Es decir, los dictadores no son derribados, sino que tropiezan por sus propios pies. En el caso de Ortega, su mayor fortaleza —su gran audacia— ahora ha fomentado una peligrosa autocomplacencia. </p>
<h2>Cómo derrocar a un dictador</h2>
<p>La académica Kathryn Hochstetler, especialista en América Latina <a href="https://www.jstor.org/stable/20434009">ofrece</a> una fórmula básica para predecir si los presidentes latinoamericanos caerán en medio de una protesta masiva. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=958&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=958&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=958&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Ortega.</span>
<span class="attribution"><span class="source">AP Photo/Alfredo Zuniga</span></span>
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<p>“Si los manifestantes callejeros cuentan con el apoyo de la legislatura, pero no hay una sangrienta represión —dice ella—, las probabilidades de que un presidente permanezca son altas”. Así es como el ex presidente nicaragüense Enrique Bolaños, que gobernó Nicaragua de 2002 a 2007, logró mantenerse en su cargo <a href="https://www.latinnews.com/component/k2/item/2124-nicaragua--protests-take-bola%C3%B1os-administration-to-the-brink.html">a pesar de las reclamaciones de los manifestantes para que renunciara</a>.</p>
<p>Cuando los líderes optan por usar la fuerza contra manifestantes pacíficos, entran en un camino peligroso, según todo parece indicar. Desde principios de la década de 1990, casi todos los presidentes latinoamericanos que llegaron al poder a través de elecciones libres y justas, pero que luego utilizaron la violencia para sofocar levantamientos callejeros, fueron derrocados muy pronto. </p>
<p>La excepción es Venezuela. El presidente Hugo Chávez estuvo en el poder durante 11 años, aún después de utilizar la fuerza letal contra los manifestantes durante un <a href="https://www.aljazeera.com/programmes/the-big-picture/2018/02/hugo-chavez-coup-happened-180207062954307.html">intento de golpe de Estado en 2002</a>. </p>
<p>Su sucesor, Nicolás Maduro, ha permanecido en el cargo a pesar de que <a href="https://www.observatoriodeconflictos.org.ve/sin-categoria/venezuela-6-729-protestas-y-157-fallecidos-desde-el-1-de-abril-de-2017">asesinaron a 163 manifestantes en el 2017</a>, aunque opino que cuando Maduro llegó al poder <a href="https://www.amnesty.org/en/countries/americas/venezuela/report-venezuela/">Venezuela ya no era una verdadera democracia</a>.</p>
<h2>¡Que se vayan los dictadores!</h2>
<p>En una región con una <a href="http://www.americasquarterly.org/content/democracies-and-dictatorships-latin-america">historia de violentos dictadores</a>, la represión del estado provoca la ira de los ciudadanos. </p>
<p>Nicaragua ha sufrido un gran conflicto político. En 1979, los rebeldes sandinistas protagonizaron una insurrección de siete años para liberar al país del gobierno militar. A continuación, se produjo una guerra civil de 11 años entre el gobierno sandinista y <a href="https://www.brown.edu/Research/Understanding_the_Iran_Contra_Affair/timeline-nicaragua.php">los Contras respaldados por Estados Unidos</a>. </p>
<p>Está claro que en este momento hay <a href="https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/464323-cid-gallup-ortega-pierde-apoyo/">poca tolerancia</a> lo que provoca más derramamiento de sangre. Es probable que la determinación de los manifestantes se haya endurecido por el hecho de que la mayoría de los muertos son <a href="https://www.nytimes.com/2018/05/31/world/americas/nicaragua-protests-killings.html">jóvenes estudiantes</a>.</p>
<p>Aislado por décadas de poder, Ortega parece haber subestimado el grado en que <a href="https://www.cenidh.org/recursos/57/">la violencia y la represión del estado</a> reuniría facciones que él había dividido tan hábilmente por tanto tiempo. Actualmente, <a href="http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44283106">estudiantes</a>, <a href="https://confidencial.com.ni/ortega-principal-responsable-violacion-derechos-humanos/">grupos de derechos humanos</a>, <a href="http://www.nicaraguadigital.com/cosep-ortega-debe-irse-lo-mas-pronto-posible/">el sector empresarial</a> y la <a href="https://elpais.com/internacional/2018/05/12/america/1526083994_942099.html">Iglesia Católica</a> se han unido para alcanzar un objetivo: destituir al presidente. </p>
<p><a href="http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/13/5af87a04e5fdea52458b467d.html">El ejército</a> ha dicho públicamente que no abandonará el cuartel para reprimir a los ciudadanos. Si los generales mantienen su palabra, creo que los días de Ortega están contados.</p>
<h2>Una caída rápida del poder</h2>
<p>El colapso de Ortega ha sido vertiginoso. </p>
<p>En el 27 aniversario de la Revolución Sandinista, en 2006, Ortega cabalgó un caballo blanco entre multitudes frenéticas en la Plaza de La Paz, en el centro de Managua. Más tarde, ese mismo año, sería <a href="http://news.bbc.co.uk/2/hi/americas/6117704.stm">reelegido como presidente de Nicaragua</a>.</p>
<p>En los años siguientes, el gobierno comenzó a colocar <a href="https://cronkite.asu.edu/buffett/nicaragua/love-him-or-hate-him-few-doubt-ortegas-political-skill/">innumerables pancartas y carteles con la imagen de Ortega a lo largo del país</a>. El presidente centralizó el poder en la rama ejecutiva, tomó el control de la Asamblea Nacional y la Corte Suprema de Nicaragua, <a href="https://www.aljazeera.com/news/americas/2014/01/nicaragua-scraps-presidential-term-limits-201412951043190534.html">abolió los límites de mandato</a>, y en 2017, <a href="https://www.telegraph.co.uk/news/2016/11/07/nicaragua-elects-worlds-first-husband-and-wife-pair-as-president/">nombró a su esposa</a> como vicepresidenta de Nicaragua.</p>
<p>Ortega fue reelegido en el 2016 para su tercer mandato con <a href="https://www.theguardian.com/world/2016/nov/07/nicaragua-president-daniel-ortega-reelected-landslide-vote-rigging">el 72 por ciento de los votos</a>. Pero solo <a href="https://www.theguardian.com/world/2016/nov/07/nicaragua-president-daniel-ortega-reelected-landslide-vote-rigging">el 30 por ciento de la población de Nicaragua votó</a> en las elecciones presidenciales de ese año, y los partidos de la oposición alegaron que hubo fraude.</p>
<p>Tal vez su legitimidad ya estaba en duda en aquel momento. Ahora, el colapso de Ortega parece tan inevitable como lo fue su ascenso al poder.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/99729/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Benjamin Waddel no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consulta ni posee acciones ni recibe fondos por este concepto; ni ha divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.</span></em></p>La historia demuestra que los presidentes latinoamericanos no duran mucho después de usar la violencia para reprimir las protestas masivas. ¿Será Daniel Ortega el próximo en caer?Benjamin Waddell, Associate Professor of Sociology, Centro de Investigación y Docencia EconómicasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.