tag:theconversation.com,2011:/ca-fr/topics/filosofia-55215/articlesfilosofía – La Conversation2024-03-26T18:38:57Ztag:theconversation.com,2011:article/2258552024-03-26T18:38:57Z2024-03-26T18:38:57ZAristóteles y la economía, valor de uso versus valor de cambio<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/582750/original/file-20240319-20-7k71sf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=114%2C11%2C3690%2C2138&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/3d-rendered-illustration-sculpture-aristotle-greek-2228271357">Yueh Chiang/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Partamos de que una cosa es justamente la cosa que es. Mi chaqueta negra, por ejemplo. Es valiosa por sus cualidades específicas: su color, su tacto, su abrigo. Las cosas tienen valor en razón de sus cualidades distintivas. La chaqueta no vale lo mismo que el billete de diez euros que me sirvió para comprarla. El billete de diez euros ni me abrigaría ni me serviría en realidad para otra cosa que no fuese comprar algo que pueda usar en mi vida cotidiana. Si las cosas tienen valor de uso, el dinero tiene solo valor de cambio. </p>
<h2>Economía ‘incrustada’</h2>
<p>En una situación en la que no existe el dinero en su definición estricta –y esta era la situación de la Grecia arcaica y clásica–, las cosas son valiosas porque se utilizan para un fin determinado: el cuchillo para cortar, la silla para sentarse, el vaso para beber, etcétera. </p>
<p>De hecho, una de las palabras griegas que puede traducirse por “cosas” es <em>khrémata</em>, substantivo correspondiente al verbo <em>khráomai</em>, que significa “usar”, “servirse de”. La riqueza consiste primariamente en las cosas que uso: esa y no otra es mi riqueza. </p>
<p>En la misma situación es posible que yo intercambie algún tipo de cosa con otra persona. Para sorpresa de un contemporáneo, ese intercambio no se produce mediante la compra y la venta, ni busca aprovecharse “económicamente”, sino establecer o reforzar vínculos entre personas o grupos de personas. </p>
<p>Se trata de la llamada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_del_don"><em>economía del don</em></a>: las cosas intercambiadas como regalos importan por su capacidad de enlazar a las personas. Quien recibe un don queda endeudado con el donante, lo que se traduce en una obligación de reciprocidad, lealtad y contraprestación. El intercambio expresa estatus: tanto más importante soy cuanto más puedo dar y más relaciones de obligación conmigo soy capaz de crear. Es una <em>economía de prestigio</em>: los dones expresan el prestigio personal del donante.</p>
<p>Por otra parte, las cosas que circulan como regalos tienen valor en función de variables –para nosotros– subjetivas. Es la noción de <a href="http://dge.cchs.csic.es/xdge/%E1%BC%84%CE%B3%CE%B1%CE%BB%CE%BC%CE%B1"><em>ágalma</em></a>, que reúne tanto la belleza de una cosa como el deleite que suscita. Vale y deleita más un vestido tejido por las manos de Helena de Troya que otro –aunque fuera idéntico– tejido por una sirvienta cualquiera. Cuanta más biografía tiene una cosa tanto más valiosa resulta pues tanto más individualizada está. </p>
<p>El intercambio reflejado en los poemas homéricos es de esta clase: se posee riqueza susceptible de ser usada (tierra cultivable, ganado, caballos, textiles, calderos y otros enseres) y distribuida en contextos determinados (bodas, juegos atléticos, hospitalidad). La economía de prestigio se encuentra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Polanyi#Comercio_y_mercado_en_los_imperios_antiguos_y_El_sustento_del_hombre"><em>incrustada</em> en el contexto ético, político y social</a>.</p>
<h2>Monetización</h2>
<p>Supongamos ahora que, de entre las muchas cosas que hay en el mundo, se selecciona una para facilitar el intercambio, por ejemplo la plata. En este proceso, las cosas empiezan a adquirir, además de valor de uso, valor de cambio. Alguien ha sido el dueño de la chaqueta que llevo puesta no porque quisiera usarla, sino porque quería venderla a cambio de una cantidad de dinero. Este segundo valor es puramente cuantitativo. El valor de cambio constituye una postergación de las cualidades por las que una cosa es efectivamente la cosa que es. </p>
<p>En su <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pol%C3%ADtica_(Arist%C3%B3teles)"><em>Política</em></a>, Aristóteles analiza la diferencia entre valor de uso y valor de cambio. Un zapato tiene valor de uso porque me sirve para caminar con seguridad. Es el <em>uso propio</em> del zapato. Ahora bien, ese mismo zapato podría venderlo a cambio de cierta cantidad de plata, con la que podría adquirir algo que necesito en estos momentos, por ejemplo, un bolígrafo. </p>
<p>Aristóteles sostiene que he hecho un <em>uso impropio</em> del zapato, pues no está en la naturaleza misma del zapato ser objeto de cambio sino de uso. He pervertido el ser del zapato al venderlo en lugar de usarlo. No obstante, esta operación (zapato-moneda-bolígrafo) es para Aristóteles excusable en la medida en que redunda en mi adquisición del bolígrafo que necesitaba para escribir. </p>
<p>Pero <em>el mal</em> –por así decirlo– ya está hecho. Nada impide que alguien utilice plata para comprar bolígrafos y venderlos a un precio mayor del original. Aristóteles critica que, partiendo de la cantidad C, se obtenga un incremento de C mediante la venta de alguna cosa, por ejemplo Y, pues en este nuevo circuito (C-Y-C’) el final no es nada con valor de uso sino una cantidad que, por definición, tiene solo valor de cambio. </p>
<p>En esta misma línea, la mayor perversión que detecta Aristóteles consiste en el incremento de la cantidad de moneda a consecuencia no de la venta de algún bien, sino del préstamo de moneda. Un prestamista obtiene una cantidad mayor de plata a partir de una cantidad original simplemente porque la ha prestado con interés. ¿Qué hay de censurable, según Aristóteles, en el comportamiento del prestamista? </p>
<h2>Economía ‘desincrustada’</h2>
<p>Si en una economía incrustada los intercambios buscan establecer vínculos de dependencia, los intercambios monetarios expresan la independencia recíproca de los transactores. Si lo primero es personal, lo segundo es impersonal. No conozco a la persona que me ha vendido la chaqueta y tampoco quiero conocerla. </p>
<p>Esta impersonalidad y este desinterés es un motivo de preocupación para Aristóteles, quien todavía piensa desde dentro de la comunidad <em>pólis</em>, no desde una sociedad anónima <a href="https://www.academia.edu/116288687/Pol%C3%ADtica_1252a_1253a_algunos_escollos_en_la_lectura_de_Arist%C3%B3teles">hecha de individuos independientes los unos de los otros.</a> Pero hay otras razones.</p>
<p>La selección de una cosa para funcionar como mediadora en los intercambios genera una esfera novedosa –convencional y artificiosa– en la que el valor es puramente cuantitativo y, por lo tanto, uniforme. Si hay una equivalencia (<em>symmetría</em>) entre zapatos y bolígrafos es porque, a cierto nivel, los zapatos y los bolígrafos son iguales: son traducibles a cierta sustancia homogénea sin diferencias cualitativas. </p>
<p>La ontología griega antigua impide aceptar una dimensión no física de igualación y abolición de las diferencias entre las cosas. Aristóteles piensa desde el ser cualitativo y diferencial: todavía asume que la realidad del zapato consiste en usarlo en virtud de sus propiedades físicas, las que me permiten caminar seguro. </p>
<p>Por último, el comerciante que busca incrementar su cantidad de plata, ¿qué quiere exactamente? ¿No le ocurrirá lo que al <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Midas">rey Midas</a> quien, en su afán de adquirir oro, perdió todo lo valioso que tenía alrededor? No podía abrazar a su hija, no podía comerse el pescado, ya que oro se hacía lo que tocaba. </p>
<p>Algo así de simple a nuestros ojos esgrime Aristóteles contra el comportamiento económico. El fin de la vida humana es la vida plena, la vida feliz. Quien hace del dinero, que es medio, un fin, equivoca el fin. Y dado que el incremento cuantitativo es potencialmente ilimitado, su búsqueda será fútil y su infelicidad crónica, pues felicidad es <em>consumación final</em>: tener ya bastante y no necesitar más. </p>
<p>Lo que repugna a Aristóteles del comerciante y prestamista es, en definitiva, que la idea misma de fin haya llegado a su fin.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/225855/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Aida Míguez Barciela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Para Aristóteles, el fin de la vida humana es la vida plena. Hacer del dinero un fin es equivocar los fines. Dado que el incremento monetario es potencialmente ilimitado, la búsqueda de dinero abocará a la infelicidad crónica.Aida Míguez Barciela, Profesora de Filosofía, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2182852024-03-04T21:30:37Z2024-03-04T21:30:37Z¿Somos libres o estamos esclavizados por el destino? La neurociencia del libre albedrío<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/575615/original/file-20240214-20-fsk2jm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=40%2C24%2C5422%2C3612&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/conceptual-image-broken-handcuff-that-turns-1124914889">Cristina Conti / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>Libre, adj: Esclavo de sí mismo. // 2. Amo de nada. // 3. Dueño de su propia ancla.</p>
<p><strong>Entrada de <a href="https://www.penguinlibros.com/es/tiempo-libre/306027-libro-verbolario-9788439740742"><em>Verbolario</em></a> (2022), libro de Rodrigo Cortés</strong>.</p>
</blockquote>
<p>Es una sensación ineludible, omnipresente. Nos sentimos libres, dueños de nuestras decisiones, de nuestros actos, de nuestras elecciones. Incluso los niños preescolares tienen ya arraigada esa <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0010027715000128?via%3Dihub">creencia</a>.</p>
<p>Pero ¿es cierta? En un universo material regido por las leyes de la física, no debería haber espacio para comportamientos que escapen a la dictadura de las causas y efectos, del mecanicismo físico. Según Isaac Newton, una vez conocidas la posición y velocidad de cualquier objeto en un instante dado, junto con las fuerzas que actúan sobre él, se podría determinar su comportamiento en cualquier momento del futuro.</p>
<p>Si la causa de cualquier fenómeno físico es siempre otro fenómeno físico, ¿dónde queda la <em>brecha</em> de la libertad individual?</p>
<p>Analicemos el problema mediante un experimento mental. Imagine que pudiéramos construir una copia exacta de usted, átomo a átomo: <em>Usted-2</em>. Imagine también que situamos a su doble en una copia exacta del universo en el que usted vive: <em>Universo-2</em>. ¿Cómo será el comportamiento de <em>Usted-2</em> en <em>Universo-2</em>? Si considera que será exactamente igual, entonces no cree en el libre albedrío, y si piensa que actuará de manera diferente, entonces sí lo defiende. Aunque quizás haya una tercera opción, que luego veremos.</p>
<h2>Poco hueco para la libertad</h2>
<p>Antes de acostarme, <em>yo</em> tomo la firme decisión de salir a correr a las 6 de la mañana. Pero, cuando suena el despertador, <em>yo</em> (el mismo <em>yo</em>) no soy capaz de levantarme. La mayoría de los fumadores no consiguen dejar su adicción aunque se lo propongan. Tampoco somos capaces de atiborrarnos de alcohol y decidir seguir estando sobrios, ni dejar de tener hambre o sed. Creemos que podemos hacer lo que queremos, pero ni siquiera podemos elegir lo que deseamos, parafraseando al filósofo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Arthur_Schopenhauer">Arthur Schopenhauer</a>.</p>
<p>Multitud de determinantes ambientales y fisiológicos causan nuestro comportamiento. ¿Queda algún hueco para el libre albedrío? El último libro del neuroendocrinólogo Robert Sapolski (<a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Determined:_A_Science_of_Life_Without_Free_Will"><em>Determined. Life without free Will</em></a>) explora los determinantes de nuestra conducta y responde claramente: no.</p>
<h2>El experimento que lo cambió todo</h2>
<p>La (in)existencia del libre albedrío ha llamado la atención de las neurociencias, que han tratado de analizar la relación existente entre nuestras acciones voluntarias y la experiencia subjetiva de que nuestro “yo” es el causante de esas acciones. </p>
<p>Quizá el ejemplo más famoso de este tipo de intentos es el que llevó a cabo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Benjamin_Libet">Benjamin Libet</a> en 1983. De acuerdo con nuestra intuición, la decisión consciente de realizar un movimiento debería ser anterior a la actividad cerebral responsable de prepararlo (premotora) y llevarlo a cabo (motora). Para comprobar esto preparó un ingenioso experimento.</p>
<p>Libet pidió a los voluntarios que eligiesen un momento al azar para doblar su muñeca. Mientras realizaban esta tarea se registraba la actividad electroencefalográfica de la corteza motora. Los participantes debían señalar el momento exacto en el que habían sentido el deseo consciente de mover la muñeca, para lo cual empleaban un cronómetro que tenían enfrente. Sorprendentemente, la decisión aparecía hasta 350 milisegundos después del inicio de la actividad cerebral relacionada con el movimiento.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=521&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=521&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=521&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=655&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=655&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/576213/original/file-20240216-18-5izdt5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=655&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Procedimiento empleado durante el experimento de Libet.</span>
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</figure>
<p>Dicho de otra manera, los participantes experimentaban la sensación de tomar una decisión libre, espontánea, aunque otros mecanismos cerebrales ya habían iniciado de manera autónoma el movimiento. </p>
<p>El experimento de Libet ha sido ampliamente debatido y cuestionado, pero es tan solo uno más de los <a href="https://www.librealbedrio.info/">múltiples trabajos</a> que han encontrado resultados similares. Una de sus réplicas contemporáneas más famosas la realizó <a href="https://www.informationphilosopher.com/solutions/scientists/haynes/">John-Dylan Haynes</a> en 2008 y 2011. </p>
<p>Haynes y sus colegas emplearon técnicas de neuroimagen para identificar los patrones de actividad neuronal asociados a mover la mano derecha o la mano izquierda. Una vez identificados estos patrones fueron capaces de predecir qué mano iba a mover la persona hasta ¡diez segundos! antes de que tuviese la intención consciente de hacerlo. Sin embargo, la precisión de esas predicciones nunca superó el 60 %. ¿Qué ocurrió en el 40 % restante?</p>
<p>Estos y otros estudios similares han llevado a una parte de los neurocientíficos a abandonar el concepto de libre albedrío.</p>
<h2>¿La mecánica cuántica al rescate?</h2>
<p>Una de las posibles respuestas al determinismo causal newtoniano llegó de manos de la mecánica cuántica, que reintrodujo la aleatoriedad y la incertidumbre en la visión científica del universo. </p>
<p>Pero el abanico de probabilidades para la manera en que un objeto puede comportarse siguen determinadas por el estado inicial del sistema, lo que para muchos autores nos devuelve al determinismo inicial. Aun cuando nuestro comportamiento no fuera predecible, no significaría que fuéramos dueños de nuestro destino. </p>
<p>Es probable que el señor <em>Usted-2</em>, residente en <em>Universo-2</em>, se comportara de forma diferente al original. Pero eso no lo dotaría necesariamente de libre albedrío: seguiría determinado, pero por los caprichos de la probabilidad cuántica.</p>
<h2>El “intérprete” del hemisferio izquierdo</h2>
<p>Ante este dilema, ¿por qué tenemos esa firme sensación de libertad cuando los datos no la avalan? Son muchos los científicos que han tratado de responder a esta pregunta. Una de las explicaciones más sugerentes la desarrolló <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-quien-manda-aqui/65818">Michael S. Gazzaniga</a> a partir de algunos resultados experimentales obtenidos en pacientes con “cerebro dividido” (a los que se les ha seccionado la conexión entre hemisferios cerebrales).</p>
<p>Para Gazzaniga, esa sensación de ser agentes de nuestras acciones es el resultado de la actividad de una zona del hemisferio izquierdo (estrechamente relacionada con el lenguaje) y que denominó “el intérprete”. Su función sería elaborar un relato a posteriori sobre las acciones que ya han sido realizadas, buscando causas y explicaciones que cuadren con los hechos observados. Incluso <em>amañando</em> un poco las cosas si es necesario. </p>
<p>Su función sería esencial: generar hipótesis sobre las causas de los sucesos ya ocurridos que puedan modificar la manera que actuamos en el futuro. Esta propuesta es coherente con las investigaciones de otros <a href="https://academic.oup.com/book/9959/chapter-abstract/157308633?redirectedFrom=fulltext">autores</a>, que sugieren que la sensación de sentirnos dueños de nuestro comportamiento ha sido seleccionada por la evolución por sus ventajas para la supervivencia. </p>
<h2>¿Un falso dilema?</h2>
<p>Analizando la situación desde otro punto de vista, podríamos decir que somos esclavos de… nosotros mismos. Es lo más parecido a la libertad que podemos imaginar. Esta esclavitud simplemente responde al hecho de que cualquier decisión está determinada por la actividad cerebral previa, aunque sea inconsciente para nosotros. </p>
<p>Pero dicha actividad previa es <em>mía</em>, no está separada de mi individualidad. Si mis decisiones no estuvieran causadas por mi actividad cerebral, dejarían de ser propias. No responderían a los determinantes genéticos y ambientales que han esculpido la persona que soy. ¿Acaso queremos tomar decisiones sin contar con <em>nosotros mismos</em>? </p>
<p>Decía el psicólogo y psiquiatra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Viktor_Frankl">Viktor Frankl</a> que “entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad”. Es cierto. Ese espacio existe. Pero no es necesariamente un espacio de libre albedrío, sino un espacio de flexibilidad, de procesamiento activo de la información, de diversificación del comportamiento. No tiene por qué ser un espacio indeterminado, pero puede considerarse igual de <em>nuestro</em> como si lo fuera. </p>
<p>Podemos decir que somos tan libres “como el sol cuando amanece, como el mar, como el viento que recoge mi lamento y mi pesar”. Efectivamente, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=7812dngARbk">Nino Bravo</a>, tan libres y tan determinados como el sol, el mar o el viento.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/218285/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pedro Raúl Montoro Martínez recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación de España. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Antonio Prieto Lara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Según muchos neurocientíficos, es absurdo pensar que somos dueños de nuestros actos, ya que el comportamiento humano está condicionado por múltiples determinantes biológicos y ambientales. ¿Existe algún resquicio para la libertad?Pedro Raúl Montoro Martínez, Profesor Titular del Departamento de de Psicología Básica I, UNED, Madrid, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaAntonio Prieto Lara, Profesor Permanente Laboral, Departamento de Psicología Básica I, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2202612024-03-04T21:27:39Z2024-03-04T21:27:39ZEl libre albedrío, una ilusión adaptativa que nos transformó como especie<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/575867/original/file-20240215-18-gbpfu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=80%2C43%2C4033%2C2164&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/multiple-doors-different-colors-on-wall-1801199458">Alberto Andrei Rosu/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El sentido del yo implica no solo el sentido de ser uno mismo, sino también la sensación de tener el control de nuestras acciones, pensamientos y decisiones. En otras palabras, de poseer libre albedrío. <a href="https://plato.stanford.edu/entries/freewill/">La naturaleza y la existencia, real o no, de este tipo de control sobre nuestras acciones</a> han sido fuente de reflexión a lo largo de la historia. Los enfoques principales del problema se resumen en tres posturas: libertarismo, determinismo y compatibilismo.</p>
<ol>
<li><p>Los libertarios creen en el libre albedrío espectral. Este es una suerte de entidad metafísica capaz de incidir sobre el cerebro, haciendo que ocurran cosas en el mundo físico que, de otro modo, no ocurrirían. </p></li>
<li><p>Los deterministas creen que todo lo que sucede en el universo, incluyendo nuestros pensamientos y acciones, están totalmente determinados por causas físicas internas y externas. Consideran que el libre albedrío es una ilusión. </p></li>
<li><p>Los compatibilistas consideran que el libre albedrío espectral es una ilusión, pero mantienen la existencia del libre albedrío entendido como una experiencia perceptiva que sentimos las personas de que podemos actuar de acuerdo con nuestros deseos e intenciones reales. Esto es compatible con un universo que fuese determinista.</p></li>
</ol>
<p>El enfoque compatibilista es la posición que asumimos aquí. Los individuos tenemos capacidad real para hacer o inhibir acciones voluntarias y para actuar conforme a nuestras creencias, valores y objetivos. </p>
<p><a href="https://sextopiso.es/esp/item/622/la-creacion-del-yo">En palabras del neurobiólogo Anil Seth</a>, las acciones voluntarias expresan lo que yo, como persona, quiero hacer, aunque probablemente, en realidad, no pueda hacer en ese momento otra cosa que lo que he escogido hacer. Seth asume, como en su día hizo Einstein, la posición del filósofo Schopenhauer: una persona puede hacer lo que quiere, pero no puede querer (en el sentido de elegir) lo que quiere. </p>
<h2>El libre albedrío contribuye a planificar nuestra conducta futura</h2>
<p>La sensación de que <em>podríamos haber actuado de otra forma</em> es un rasgo interesante desde un punto de vista adaptativo. Sugiere que, en una situación similar, podríamos cambiar nuestra forma de actuar en función de las consecuencias de la acción realizada. Es decir, que las experiencias de volición pueden ser más útiles para guiar la conducta futura que para explicar la presente. De ahí la resistencia de muchos investigadores a considerar que el libre albedrío es tan solo una ilusión en el sentido determinista y su insistencia en afirmar que posee tanta realidad como cualquier otra percepción consciente como, por ejemplo, la experiencia visual del color rojo.</p>
<p><a href="https://www.planetadelibros.com/libro-quien-manda-aqui/65818">El neurocientífico Michael Gazzaniga</a> ha estudiado el modo en que el cerebro interpreta las razones que nos llevan a tomar decisiones, intentando dar coherencia a las acciones realizadas y evaluando su resultado. El libre albedrío contribuye a darnos cuenta de que podemos aprender de nuestras acciones anteriores para, posiblemente, hacer una elección diferente la próxima vez. </p>
<p>De esta forma, el libre albedrío potencia el aprendizaje y condiciona el comportamiento futuro de las personas.</p>
<h2>Las interpretaciones individuales se transmiten mediante la enseñanza</h2>
<p>Buena parte del éxito de nuestra especie está unido a su capacidad para dar lugar a una cultura de carácter acumulativo de gran valor adaptativo, lo que exigió el desarrollo de la capacidad de enseñar. La enseñanza, entendida como la transmisión de información sobre qué cosas debemos hacer y sobre cómo hacerlas, <a href="https://www.pnas.org/doi/full/10.1073/pnas.0400156101">nos transformó en organismos culturales</a>.</p>
<p>Nuestros antepasados con la capacidad de asesorar sobre cómo actuar, a los que denominamos <em>Homo suadens</em> (del latín suadeo: valorar, aprobar, aconsejar), generaron un sistema de herencia cultural más eficiente. Este está basado en la transmisión de información sobre el valor de una conducta y expresado mediante su aprobación o rechazo.</p>
<p>En nuestra opinión, el libre albedrío, la percepción de que podemos elegir nuestra conducta según la consideremos adecuada o no, ha contribuido de manera decisiva al desarrollo de la enseñanza en la línea hominina.</p>
<h2>La enseñanza convierte las interpretaciones individuales en creencias</h2>
<p><a href="https://www.researchgate.net/publication/226438828_Cultural_transmission_and_social_control_of_human_behavior">La aprobación o desaprobación social de la conducta funciona como un criterio de evaluación</a> que permite a las personas ajustar su comportamiento a lo que se espera de ellos. </p>
<p>Las personas perciben las emociones sociales derivadas de la práctica de una conducta como si fueran señales objetivas de su valor: si se aprueba, tienden a considerarla buena; si se desaprueba, a considerarla mala. Esto es muy distinto de la desaprobación que ejerce un macho alfa chimpancé hacia otro más joven que intenta aparearse con una hembra. No hay aquí nada que suponga una categorización en términos de bueno o malo aplicable a esa conducta.</p>
<p><a href="https://www.researchgate.net/publication/330332343_The_Role_of_Assessor_Teaching_in_Human_Culture">La enseñanza transforma el refuerzo o el castigo social en creencias individuales</a> sobre el valor intrínseco del comportamiento. En términos de Ortega y Gasset, en las creencias <em>se está</em>. Los individuos se apropian de ellas, las interiorizan y las transmiten. </p>
<p><a href="https://www.researchgate.net/publication/344597627_Assessor_Teaching_and_the_Evolution_of_Human_Morality">Esta transmisión sobre cómo debemos comportarnos facilita tanto la acumulación cultural</a> como la coordinación necesaria para que la cooperación para beneficio mutuo sea exitosa, otro pilar fundamental en el éxito adaptativo de nuestra especie. </p>
<h2>Las creencias individuales dan lugar a los relatos colectivos</h2>
<p><a href="https://www.tecnos.es/libro/ventana-abierta/quien-teme-a-la-naturaleza-humana-laureano-castro-nogueira-9788430969531/">Los humanos crecen en un mundo social lleno de señales valorativas sobre cómo comportarse</a>. El joven <em>sapiens</em> aprende buena parte de sus prácticas y creencias como resultado de aplicar criterios instrumentales a las variantes culturales que observa en su entorno, pero otras muchas las adquiere simplemente a partir de refuerzos sociales. </p>
<p>La interacción social en clave valorativa permite la elaboración de relatos compartidos que <a href="https://www.researchgate.net/publication/361419738_Los_origenes_de_la_normatividad_La_ensenanza_'assessor'_y_la_aparicion_de_las_normas">funcionan como creencias colectivas y dan lugar a las normas </a> que regulan la cooperación y homogeneizan la conducta en cada una de las sociedades humanas. </p>
<p>Los seres humanos somos inagotables creadores y consumidores de relatos. Si tenemos razón, su origen se encuentra en el intento de justificar lo que nos sucede. Si queremos entender el éxito extraordinario que adquieren algunos de esos relatos, como los nacionalismos y las religiones, debemos incorporar a lo ya expresado otros aspectos de la naturaleza humana, como el tribalismo o la necesidad de dar sentido a nuestra existencia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/220261/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El libre albedrío nos ha servido como especie para aprender de nuestros errores, condicionar nuestro comportamiento futuro y convertirnos en una especie cultural.Laureano Castro, Profesor Tutor Biología, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaMiguel Ángel Castro Nogueira, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Miguel Angel Toro Ibáñez, Professor Animal Breeding, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2244252024-02-28T18:44:02Z2024-02-28T18:44:02Z¿Deben mandar los más inteligentes?<p>Existe el cliché de que la filosofía, etimológicamente “amor por la sabiduría”, es dominio exclusivo de los profesionales aburridos, pero una mirada más cercana a las vidas de algunos de los grandes pensadores sugiere lo contrario.</p>
<p>Tomemos como ejemplo <a href="https://www.unebook.es/es/libro/la-republica_136587"><em>La República</em></a> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Plat%C3%B3n">Platón</a>. Una tarde de verano, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3crates">Sócrates</a> y su alumno Glaucón caminaban desde el puerto del Pireo de regreso a Atenas, una distancia de seis millas (unos nueve kilómetros). </p>
<p>Mientras paseaban, disfrutando del buen tiempo y de una agradable conversación, se encontraron con un grupo de amigos que insistieron en que se quedaran para asistir a las celebraciones vespertinas: en el cartel figuraban carreras de caballos, además de bebida y comida. Sócrates y Glaucón aceptaron la invitación, y antes de participar en estos eventos, inician una conversación que resulta decisiva para la filosofía. Es fácil imaginárselos después de su erudito intercambio, sentados ante una buena cena y abundante vino griego.</p>
<h2>El rey filósofo</h2>
<p>Una de las propuestas formuladas en su conversación es la del rey filósofo, cuyo principio es que sólo se debe permitir gobernar a los más sabios entre los sabios, porque comprenden el significado de la buena vida y saben lo que necesita la ciudadanía. Cuando uno de los comensales pregunta a Sócrates si esto sería factible en realidad, responde que sólo si los filósofos se convirtieran en reyes, o si los reyes adquirieran la capacidad de filosofar.</p>
<p>Platón escribió <em>La República</em> en una etapa avanzada de su vida, cuando la experiencia le había desengañado de cualquier ilusión sobre la naturaleza humana; después de todo, había experimentado el derrocamiento de la democracia ateniense y el régimen de los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Treinta_Tiranos">Treinta Tiranos</a>. Cuando la democracia se reinstauró años más tarde, Sócrates, su maestro, fue condenado a muerte por “impiedad”.</p>
<p>Platón tenía más experiencias negativas: fue llamado por el dictador <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dionisio_I_de_Siracusa">Dionisio de Siracusa</a>, quien no sólo ignoró sus consejos, sino que lo retuvo contra su voluntad en la ciudad siciliana durante varios años.</p>
<h2>Meritocracia de la inteligencia</h2>
<p>La tesis de Platón sobre los reyes filósofos es aún hoy es defendida por algunas personas en otros ámbitos: algunos colegas creen que el reconocimiento en el mundo académico debería basarse únicamente en lo que podríamos llamar la “meritocracia de la inteligencia”, en contraposición a las ventajas adquiridas por la riqueza, el nacimiento u otros aspectos relacionados con la suerte moral.</p>
<p>Discrepo de este argumento por tres razones. En primer lugar, algunos pensadores ven una relación entre la capacidad intelectual y la suerte moral, ya que nacer en un entorno próspero proporciona mejor acceso a la educación y a los medios para desarrollarse. En segundo lugar, lo encuentro arrogante y próximo al elitismo intelectual y planteamientos de exclusividad. En tercer lugar, porque hay muchos tipos de inteligencia y ésta es posiblemente el área más interesante a explorar.</p>
<h2>Las inteligencias múltiples</h2>
<p>Entre los académicos que han cuestionado los enfoques tradicionales para evaluar la inteligencia en las últimas décadas se encuentra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Howard_Gardner">Howard Gardner</a> de la Universidad de Harvard, cuya teoría de las inteligencias múltiples critica las medidas tradicionales de inteligencia, como las pruebas de coeficiente intelectual, que no miden las capacidades cognitivas e interpersonales, la base de aprendizaje y desarrollo personal, y posiblemente de éxito profesional. Gardner sostiene que existen al menos nueve formas de inteligencia: espacial; lingüístico; lógico-matemático; corporal-kinestésico; musical; interpersonales; intrapersonal; naturalista; y existencial.</p>
<p>Los sistemas educativos tradicionales y las medidas del coeficiente intelectual han tendido a centrarse en la inteligencia lingüística y lógico-matemática. Esta puede ser la razón por la que tantos artistas y pensadores innovadores provienen de entornos no académicos, y por qué algunas personas exitosas tienden a no prestar mucha atención a la educación formal. Por ejemplo, algunos de los empresarios más importantes de nuestro tiempo, como Steve Jobs o Bill Gates, abandonaron la universidad.</p>
<p>Otros académicos han contribuido a la teoría de la inteligencia emocional, en particular <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Goleman">Daniel Goleman</a> en su <a href="https://www.unebook.es/es/libro/inteligencia-emocional_247289">libro homónimo</a> que sigue siendo uno de los libros de gestión más populares de todos los tiempos. Para Goleman, no nacemos con inteligencia emocional; la desarrollamos y aplicamos mediante prácticas repetidas, como la autoconciencia, las habilidades interpersonales o la gestión de las relaciones (<em>networking</em>), todas ellas claves para la gestión.</p>
<h2>Genética y entorno</h2>
<p>Posiblemente haya conocido a personas con un alto nivel educativo que carecen de la inteligencia emocional necesaria para ser líderes. De manera similar, no faltan mujeres y hombres exitosos en todas las esferas de actividad con un coeficiente intelectual promedio, que han aprendido a desarrollar su inteligencia emocional y han llegado a la cima.</p>
<p>Es más, sabemos por investigaciones recientes que, a pesar de la insistencia anterior en que la inteligencia, medida mediante pruebas de coeficiente intelectual, es el resultado de la genética, según <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Richard_E._Nisbett">Richard E. Nisbett</a>, “ahora está claro que la inteligencia es modificable por el entorno… los entornos educativos han ido cambiando de tal manera que han hecho que la población en su conjunto sea más inteligente, y de manera diferente que en el pasado”.</p>
<p>Además, sabemos por experiencia que las aportaciones de los profesores y la interacción con los estudiantes son clave para el desarrollo de las distintas formas de inteligencia.</p>
<h2>Ampliar nuestra inteligencia</h2>
<p>Conforme crecemos, hay múltiples formas de ampliar nuestra inteligencia. Mi experiencia en IE University es que personas con una amplia experiencia han desarrollado sus habilidades interpersonales, su capacidad para liderar o afrontar problemas complejos. Dicho esto, desarrollar este tipo de inteligencia entre altos ejecutivos y directores requiere cierta humildad, junto con apertura y voluntad de aprender cosas nuevas.</p>
<p>En resumen, si podemos encontrar formas de evaluar el talento basándose en otras formas de inteligencia, ampliaremos enormemente el grupo de solicitantes potenciales para las escuelas de negocios e identificaremos a los candidatos adecuados. También necesitamos desarrollar nuevos enfoques de enseñanza que desarrollen las habilidades empresariales y de innovación de los estudiantes de administración al mismo tiempo que sus habilidades de relación y liderazgo, una tarea que requerirá trabajar en estrecha colaboración con pedagogos y psicólogos, y cambiará la educación en administración. Volviendo a Platón, soy un firme defensor de incluir las Humanidades en los cursos de las escuelas de negocios.</p>
<h2>Perfil ideal de líder</h2>
<p>Hace unos treinta años, el <em>Financial Times</em> publicó el siguiente anuncio de trabajo ficticio, en relación con la búsqueda del CEO para IBM: </p>
<blockquote>
<p>“Ejecutivo dispuesto a asumir el puesto de gestión más desafiante del mundo. Debe ser un líder natural, capaz de hacer decisiones difíciles, elevar la moral de 300 000 empleados y ganarse la confianza de millones de accionistas y clientes en todo el mundo. El conocimiento del ‘lenguaje informático’ es útil. Salario alto y negociable. Los beneficios incluyen el reconocimiento instantáneo en todo el mundo. Por favor, absténgase los consultores”.</p>
</blockquote>
<p>Todavía utilizo el texto en mi curso sobre gestión estratégica para ilustrar el perfil ideal del director ejecutivo de una corporación internacional. Ganarse la confianza de millones de accionistas y dirigir una corporación global que vale más que el PIB algunos países requiere las habilidades de un líder mundial.</p>
<p>De manera similar, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Umberto_Eco">Umberto Eco</a> escribió un artículo titulado: “El primer deber de los intelectuales: guardar silencio cuando no sirven”, en el que sostenía que los intelectuales no tienen un papel específico que desempeñar, al menos a corto plazo. </p>
<blockquote>
<p>“Decir que son útiles a largo plazo significa que funcionan antes y después de eventos reales, pero nunca protagonizan esos eventos: un economista o un geógrafo podrían haber advertido sobre la transformación del transporte terrestre cuando apareció la máquina de vapor y podrían analizar los futuros pros y contras de esa transformación, o desarrollar un estudio cien años después para mostrar cómo ese invento revolucionó nuestras vidas. Sin embargo, cuando las empresas de diligencias quebraban y las primeras máquinas de vapor tomaban la delantera, (los intelectuales) no tenían nada que aportar o, al menos, mucho menos que un maquinista. Preguntar cualquier otra cosa a los intelectuales es como reprochar a Platón no haber encontrado un remedio para la gastritis (…) Lo único significativo que puede hacer un intelectual cuando su casa está en llamas es llamar a los bomberos”.</p>
</blockquote>
<p>Eco satirizaba sobre la propuesta de Platón de que sólo los filósofos están preparados para gobernar.</p>
<p>No comparto el enfoque de Platón ni el de Eco. Más bien, creo que los intelectuales y académicos pueden mejorar la sociedad, y la historia puede proporcionarnos numerosos ejemplos. Sin embargo, los comentarios mordaces de Eco todavía son utilizados por críticos que acusan a los académicos de mirarse el ombligo, muy alejado del mundo real.</p>
<p>Y si Platón fuera hoy profesor en una escuela de negocios, nos podemos preguntar si habría tenido algo que decir sobre la gestión de empresas. Estoy seguro de que su consejo habría sido útil.</p>
<hr>
<p>Una versión de este artículo se publicó en <a href="https://www.linkedin.com/pulse/deben-mandar-ls-m%C3%A1s-inteligentes-santiago-iniguez-2bvkf/">LinkedIn</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224425/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Santiago Iñiguez de Onzoño no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Reflexiones sobre inteligencia y liderazgo.Santiago Iñiguez de Onzoño, Presidente IE University, IE UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2227662024-02-13T18:20:49Z2024-02-13T18:20:49ZLa filosofía y el amor en tiempos narcisistas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574347/original/file-20240208-30-e98ncq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C4%2C2986%2C1989&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption"></span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/lovely-happy-women-embracing-each-other-2028193322">Roman Chazov/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La forma en que nos relacionamos y enamoramos ha cambiado. Y no se debe solo a diferencias generacionales. También es consecuencia de cómo funciona nuestra sociedad. Vivimos en una época donde buscamos la máxima libertad y felicidad, pero, al mismo tiempo, nos mostramos escépticos frente a compromisos y sacrificios. </p>
<p>Ante esta situación, nos preguntamos: ¿puede la filosofía ofrecer una visión profunda del amor que nos ayude a entender mejor cómo nos relacionamos?</p>
<h2>El mito del amor platónico</h2>
<p>Es muy popular <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_banquete">la historia que Platón nos dejó sobre el amor romántico</a>. Al principio, los seres humanos eran andróginos. Pero debido a un conflicto con Zeus fuimos divididos en dos: hombres y mujeres. Desde ese momento, nos sentimos desdichados e incompletos, pasando los días buscando a nuestra otra mitad, el ser que nos haría sentir completos de nuevo.</p>
<p>Este mito, que ha resonado a lo largo de la historia, acabó llevándose al extremo. Surgió la creencia de que los solteros no podían ser felices, y muchas personas se lanzaron a buscar relaciones estables y heterosexuales. Como resultado, a menudo las parejas infelices evitaban la ruptura, aferrándose al mito.</p>
<p>En la segunda mitad del siglo XX, a raíz del movimiento feminista y el movimiento LGTBI, se criticó el modelo platónico, acusándolo de ser responsable de muchas relaciones infelices. </p>
<p>Simultáneamente, se puso atención en la experiencia del enamoramiento, el inicio de la relación amorosa. El amor ya no implicaba una relación estable y duradera, sino placer momentáneo. </p>
<h2>La transformación del sujeto amoroso</h2>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fragmentos_de_un_discurso_amoroso">Para el filósofo francés Roland Barthes</a> la persona enamorada no buscaba el mero disfrute: se entregaba totalmente a la experiencia amorosa. También sufría por exponerse demasiado. A cambio, era creativa y se expresaba a menudo artísticamente. Pero en la sociedad de Barthes, como en la nuestra, lo artístico se considera poco útil, poco rentable. </p>
<p>De hecho, a la persona enamorada se la menospreciaba por ser inestable emocionalmente. Era etiquetada como marginal e impulsiva, como si no pudiese controlar lo que le sucedía. </p>
<p>Pero para Barthes uno no puede controlar, ni saber, lo que es el amor: solo lo puede experimentar. Como escribió de manera brillante Julio Cortázar en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rayuela_(novela)"><em>Rayuela</em></a>: “Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos”.</p>
<p>Hoy en día, en una sociedad altamente individualista, la búsqueda de relaciones se enfoca en el placer personal. Sin embargo, el amor no encaja con esa visión, pues es un encuentro auténtico con el otro. El amor implica exponerse y asumir un riesgo incontrolable, siempre sujeto a la posibilidad del fracaso. Y, al mismo tiempo, sugiere la promesa de un lugar mejor.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una pareja observa el mar desde un acantilado." src="https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/574348/original/file-20240208-16-jxalc8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/dos-personas-sentadas-en-la-roca-mirando-fijamente-el-cuerpo-de-agua-durante-el-dia-sRAWQyoUiVQ">Katarzyna Grabowska / Unsplash</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Una sociedad narcisista</h2>
<p><a href="https://herdereditorial.com/la-agonia-del-eros-9788425450839">El filósofo surcoreano Byung-Chul-Han plantea</a> que nuestra sociedad se ha vuelto narcisista, más preocupada por el interés individual que por un encuentro auténtico con el otro. Vemos a los demás como extensiones de nosotros mismos. </p>
<p>Sin embargo, esta forma de actuar no es liberadora, sino fuente de depresiones y melancolía. Tales son los sentimientos que surgen cuando no salimos de nuestro propio mundo. La consecuencia de no atreverse a asumir el riesgo es perder la posibilidad de encontrarnos genuinamente con los demás. </p>
<p>El punto álgido de esta manera de relacionarse se refleja en <a href="https://theconversation.com/que-es-la-nueva-pornografia-y-como-la-consumen-los-mas-jovenes-165154">el aumento del consumo de pornografía</a>, donde el otro es un simple cuerpo disponible. </p>
<p>Verlo como una mercancía de usar y tirar fomenta las relaciones superficiales e ignora las dimensiones profundas de los demás, que pueden enriquecernos como personas y sobre quienes, además, tenemos responsabilidad afectiva. El trato meramente mercantil con el otro puede provocar que se sienta utilizado, no valorado y, tal vez, no valorable por los demás, lo que acaba empujando hacia una espiral de conflictos internos.</p>
<p>Además, hoy en día tendemos a planificar meticulosamente nuestras vidas. Las relaciones compiten con una agenda repleta de actividades, y en muchos casos no estamos dispuestos a renunciar a nada. Esto favorece que los encuentros no se desarrollen cara a cara, sino virtualmente, arriesgando lo menos posible.</p>
<p>Esto ofrece un acceso casi ilimitado a posibles relaciones, pero también genera frustración e insatisfacción. La constante sensación de que nunca es suficiente, de estar perdiéndose algo, convierte cada posible relación en algo provisional. Asimismo, el modelo social y económico nos impulsa a ver a los demás como recursos de los que disfrutar temporalmente.</p>
<p>Pero, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fundamentaci%C3%B3n_de_la_metaf%C3%ADsica_de_las_costumbres">como decía Kant</a>, “el ser humano es un fin en sí mismo”, no un medio para conseguir otra cosa. Tal proceder atenta contra su dignidad. Y, además, el placer que esto puede ofrecer no es sino efímero.</p>
<h2>Filosofía y amor como encuentro auténtico</h2>
<p>La filosofía ayuda a pensar de forma crítica. Nos proporciona una perspectiva valiosa, al poner al descubierto los excesos de nuestra sociedad. También nos ayuda a pensar cómo actuar.</p>
<p>Una sociedad democrática debe apreciar lo diverso. Por tanto, debe considerar que vale la pena el compromiso de abrirse a los demás. Toda relación asume un riesgo. Pero no debemos dejar de relacionarnos por ello sino aprender cómo hacerlo. Por ello la educación es un pilar fundamental.</p>
<p>Por ejemplo, en el proyecto <a href="https://www.uvigo.gal/es/universidad/comunicacion/duvi/alumnado-traballo-social-desenvolve-propostas-que-promoven-perspectiva-xenero-bo-trato-fronte-acceso">HUMANIZA_TRICS</a>, en la Universidade de Vigo, establecemos un diálogo con el alumnado en el que nos preguntamos qué es lo deseable, qué es lo valioso y qué significa el cuidado, especialmente cuando se trata de nuestras relaciones y nuestro propio cuerpo.</p>
<p>La filosofía nos invita a construir una identidad menos narcisista y más integrada. Fomenta una forma de relacionarnos que valora más el disfrute compartido que el placer individual efímero. También nos invita a revisar nuestras relaciones y a abrazar la complejidad y la riqueza que surge de los demás. Considerar el amor como un encuentro auténtico con el otro nos encamina hacia una sociedad mejor.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222766/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Abraham Rubín Álvarez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las relaciones amorosas han cambiado a medida que lo hacía la sociedad.Abraham Rubín Álvarez, Profesor de Filosofía. Especialista en pensamiento contemporáneo, Universidade de VigoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2218252024-02-12T22:04:23Z2024-02-12T22:04:23ZDesmontando la eficacia del fenómeno viral ‘delulu’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/572790/original/file-20240201-21-w4dcdv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=139%2C78%2C5683%2C3177&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">¡</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/self-confident-single-woman-pointing-finger-2067448814">Hitdelight/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>No sabemos demasiado de la filosofía “delulu”. Solo que “delulu”, su nombre, es una broma a partir del inglés <em>delusional</em> (delirante). Sabemos que como propuesta vital entiende que se puede conseguir cualquier cosa con solo proponérselo uno, que basta con reafirmar una y otra vez la vida que se quiere para que se convierta en realidad. </p>
<p><a href="https://www.youtube.com/watch?v=NLtMlo_4dOM">“Delulu es la solulu”</a>, dicen. Que, traducido, significa que engañarse es la solución. Sabemos también que, con más de 5 000 millones de visualizaciones en TikTok, se ha ganado su condición de fenómeno social, y que ha aparecido en medios de comunicación tan relevantes como <em><a href="https://www.nytimes.com/2023/11/23/style/delulu-tiktok-gen-z-millenials.html">The New York Times</a></em>, <em><a href="https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2023/nov/29/delulu-solulu-k-pop-insult-ultimate-compliment#:%7E:text=Please%20tell%20me%20what's%20going,even%20marry%20their%20favourite%20stars.">The Guardian</a></em> o <em><a href="https://fortune.com/2023/07/18/genz-work-career-trend-delulu-delusional/">Fortune</a></em>.</p>
<p>Muchos de los que desde fuera han intentado explicarse el fenómeno lo han tomado como una <a href="https://www.nytimes.com/2023/11/23/style/delulu-tiktok-gen-z-millenials.html">filosofía del autoengaño</a>, un <a href="https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2023/nov/29/delulu-solulu-k-pop-insult-ultimate-compliment#:%7E:text=Please%20tell%20me%20what's%20going,even%20marry%20their%20favourite%20stars.">positivismo tóxico</a> o una <a href="https://www.xataka.com/magnet/delulu-como-corriente-filosofica-impulsada-tiktok-ha-logrado-explicar-a-generacion-z">reformulación de viejas consignas de autoayuda</a>. </p>
<p>Con solo <a href="https://www.tiktok.com/discover/DELULU?lang=en">unos pocos vídeos de un minuto en TikTok</a> no es fácil reconstruir nada, y mucho menos una filosofía; tampoco argumentar su desprecio quienes desde el principio han querido arremeter contra sus propagadores. Pero al margen de cualquier juicio de valor, la cuestión es: ¿podemos sacar algo en limpio de todo esto?</p>
<h2>No llamemos filosofía a lo que no lo es</h2>
<p>La filosofía “delulu” no es una filosofía. Aunque no es culpa suya haberse apropiado del término: viene ya de muy atrás confundir lo que es una forma de vida o una actitud con una filosofía. La filosofía requiere una fundamentación crítica, un armazón teórico, consistente y coherente, que la sostenga. <a href="https://dadun.unav.edu/handle/10171/462">Una cosa es una moral y otra cosa es una ética</a>. Una moral es un conjunto de costumbres o normas de conducta. Una ética, en cambio, como filosofía de la moral, aborda el fundamento de esos valores. </p>
<p>No es cuestión de degradar o promocionar nada tomándolo como filosofía o no, pero entender lo “delulu” como una filosofía (o una ética) implica, de partida, unas expectativas excesivamente altas sobre su propuesta teórica, con las que difícilmente puede cumplir. Y que lleva a su ridiculización, cuando lo ridículo es también acercarse a esto con unas exigencias desproporcionadas (aunque no quede lejos de otras propuestas que se han considerado más respetables: es solo que al haberlo difundido gente joven en las redes sociales genera de partida más suspicacias).</p>
<h2>Una llamada de socorro ante un entorno hostil</h2>
<p>Más importante que determinar el valor o la consistencia de su propuesta es entender a qué están reaccionando quienes proponen esta actitud vital. </p>
<p>Una posibilidad es entenderlo, detrás de esas formas deliberadamente inmaduras, como una petición soterrada de ayuda ante <a href="https://www.mites.gob.es/ficheros/ministerio/sec_trabajo/analisis_mercado_trabajo/jovenes/2023/Informe-Jovenes-Num36-Marzo-2023.pdf">una realidad social</a> que les resulta tremendamente abrumadora, incluso hostil. Es decir, ver en estos jóvenes que defienden lo “delulu” no a los responsables de unas pautas de vida más o menos disparatadas, sino a las víctimas de un entorno hecho fundamentalmente de dificultades y frustraciones. </p>
<p>Podrían haber optado por actitudes peores, como la ira o la rabia, o la apatía. Pero han elegido una forma de evasión que no deja de ser el reconocimiento tácito de que se les han agotado los demás recursos, de que perciben que no les queda otra que olvidarse de la realidad.</p>
<h2>¿Dónde queda Sócrates?</h2>
<p>Que “delulu” no sea una filosofía no implica que la filosofía no pueda ayudarnos a entender un poco mejor el fenómeno. </p>
<p>El origen de la tradición occidental de la filosofía es el “conócete a ti mismo” que adopta <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3crates">Sócrates</a> como amarre para su propuesta ética, y que en estos casi 2 500 años no ha perdido vigencia. Lo que proponen los seguidores de “delulu” es, al contrario, algo así como “obvia quien eres”, al renunciar al conocimiento de cualquier limitación. </p>
<p>Desde hace años ha habido una importante revalorización de las filosofías helenísticas, sobre todo del estoicismo, como filosofías idóneas para tiempos de crisis. El concepto central sobre el que pivotan muchas de estas es la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ataraxia"><em>ataraxia</em></a>, es decir, la imperturbabilidad ante una realidad que el individuo no puede controlar y, como consecuencia, ignora. El cristianismo tiene en la resignación también uno de sus pivotes centrales. </p>
<p>La praxis “delulu” (y su carcasa retórica) es otra, muy distinta, pero en el plano moral no queda lejos de esa resignación o impasibilidad. Al menos por esa conciencia común de que es imposible ganarle la partida a esa realidad tan adversa.</p>
<h2>Yo y mi circunstancia</h2>
<p>En 1914, <a href="https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/10863/secchi_g.pdf">Ortega y Gasset</a> lo sintetizó como nadie. “Yo soy yo y mi circunstancia”, escribió, con una fórmula audaz que no acababa ahí, sino que culminaba con la consecuencia de esta asociación inevitable: <a href="https://revistas.um.es/daimon/article/view/184761/178121">“…y si no la salvo a ella no me salvo yo”</a>. </p>
<p>Esos comienzos de siglo fueron buenos años para un Ortega que se mostraba optimista sobre las posibilidades de entenderse con el entorno para llevar a cabo un proyecto de vida ambicioso, sin dificultades insalvables. No fue capaz de ver los obstáculos más que como <em>sparrings</em>.</p>
<p>Pero otros sí vieron la realidad de esa sentencia desde el otro lado. Por ejemplo, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Delibes">Miguel Delibes</a>, pesimista tenaz, que con <em>Aún es de día</em> planteó una vida, la del maltrecho y voluntarista Sebastián, que constantemente se ve <a href="https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/938/937">boicoteada por unas circunstancias adversas</a> mucho más fuertes que su capacidad para prosperar, con independencia de sus ganas.</p>
<p>Los videos “delulu” de TikTok son arengas, no tratados filosóficos. Además, sin ningún apoyo en la experiencia, sin resultados que lo avalen, pensar que con solo desear algo es suficiente para conseguirlo no es más que superstición. </p>
<p>Pero sí podemos sacar ya en limpio, a falta de los primeros estudios: que su propuesta de resetear la percepción de lo que es real o imaginado no es un ejercicio de confianza en sí mismos, como se ha dicho. Responde, más bien, a su desconfianza radical hacia unas circunstancias que están poniendo muy poco de su parte.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221825/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Enrique Ferrari no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Su traducción al inglés es “delirante” y plantea que cualquier persona puede lograr lo que desea con solo tener fe en uno mismo. La red social TikTok está llena de vídeos sobre esta teoría, que no tiene ningún fundamento filosófico.Enrique Ferrari, Vicedecano de investigación de la Facultad Ciencias Sociales y Humanidades, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2223012024-02-05T00:42:38Z2024-02-05T00:42:38ZLa filosofía empieza a preguntarse por qué (y para qué) nos hablamos a nosotros mismos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/572153/original/file-20240126-25-ei5wf3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C15%2C2556%2C1582&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/set-bubble-speech-white-empty-space-1535722826">Hunia Studio/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Es bastante raro que los filósofos empiecen a investigar un área nueva, ya que muchas de las cuestiones que exploran han existido desde la antigüedad. Sin embargo, hay algo que no se ha empezado a estudiar de cerca hasta hace unos 15 años y que se sitúa en la intersección entre la psicología y la filosofía: el habla interior.</p>
<p>También conocido como monólogo interior, es la voz que oímos en nuestra mente cuando pensamos o leemos. Sorprendentemente, la investigación empírica ha descubierto que, aunque la mayoría de nosotros contamos con esa voz interior, <a href="https://escholarship.org/uc/item/93p4r8td">no todo el mundo la tiene</a>.</p>
<p>La ciencia y la psicología le han prestado mucha atención. Desde hace más de un siglo sabemos que el habla interior –especialmente al leer un texto– va acompañada de <a href="https://www.jstor.org/stable/1412271?origin=crossref">pequeños movimientos de la laringe</a>, lo que demuestra una clara relación entre el habla “interna” y la “externa”.</p>
<p>Los filósofos ya habían reflexionado puntualmente sobre el tema. El conocido conductista <a href="https://www.britannica.com/biography/Gilbert-Ryle">Gilbert Ryle</a> consideraba que la voz interior desempeñaba un papel clave en lo que los filósofos llaman “autoconocimiento”. Aprendemos sobre los demás escuchando lo que dicen.
En su libro seminal de 1949, <a href="https://www.google.es/books/edition/The_Concept_of_Mind/FHJ4AgAAQBAJ?hl=en&gbpv=0"><em>The Concept of Mind</em></a>, Ryle sugirió que somos capaces de hacer lo mismo con nosotros mismos “escuchando a escondidas” nuestro propio discurso interior. </p>
<p>El fenómeno ha aparecido en otros contextos filosóficos, pero hasta hace poco no había sido objeto de una atención sostenida en este campo. Los filósofos se están dando cuenta de que hay ciertos aspectos de la voz interior que sólo pueden abordarse mediante un pensamiento claramente teórico.</p>
<h2>Psicología frente a filosofía</h2>
<p>A lo largo de los años, como hemos dicho, los psicólogos han prestado mucha más atención al tema que los filósofos. El psicólogo soviético <a href="https://www.britannica.com/biography/L-S-Vygotsky">Lev Vygotsky</a> fue una figura muy influyente en la materia. Vygotsky observó –como sin duda todos hemos visto– que los niños de cierta edad suelen hablar consigo mismos en voz alta, pero que dejan de hacerlo gradualmente a medida que crecen. Sugirió que el habla interior se desarrolla a medida que esta práctica desaparece. Según Vygotsky, la voz interior no es más que la voz exterior interiorizada.</p>
<p>Muchos filósofos están de acuerdo, pero algunos ven el fenómeno de otra manera, ya que no hay, que sepamos, ninguna otra actividad que podamos realizar tanto interna como externamente. Algunos filósofos han pensado que el habla interior podría no ser realmente habla, sino una representación mental de la misma.</p>
<p><a href="https://www.amacad.org/person/ray-s-jackendoff">Ray Jackendoff</a>, por ejemplo, ha sugerido que imaginamos cómo suena nuestra voz cuando producimos la voz interior, pero lo hacemos imitando cómo nos expresaríamos si habláramos en alto. No estamos hablando, sino simulando el habla.</p>
<p>Se trata de un razonamiento puramente teórico, pero no pretende cuestionar o refutar los planteamientos psicológicos. Al contrario, enriquece la investigación empírica al añadir una nueva y valiosa perspectiva.</p>
<h2>¿Hablamos con nosotros mismos?</h2>
<p>Una pregunta a la que podemos responder, al menos en parte, es por qué producimos el habla interior, aunque nadie más pueda oírla. Hay varias ventajas.</p>
<p>Poner nuestros pensamientos en palabras puede ayudarnos a aclararlos y hacerlos más precisos. A veces sólo podemos elaborar nuestros verdaderos pensamientos diciéndolos en voz alta. A menudo hablamos con otras personas –o escribimos nuestras ideas– para intentar resolver un problema o afrontar emociones. Producir un discurso interior nos ayuda a desarrollar nuestros pensamientos de forma similar.</p>
<p>También puede tener otras ventajas. Hacer consciente un pensamiento o creencia existente expresándolo internamente puede ayudar a avanzar en un proceso de razonamiento, incluso sobre asuntos cotidianos. “Si llego a casa a las 6:30, podré preparar la cena a las 7:30”, puede decir en su fuero interno. Pero esto suscita el siguiente pensamiento: “Ah, pero el partido empieza a las 7. Mejor pido comida para llevar”.</p>
<p>Estas respuestas, sin embargo, siguen dejando una pregunta abierta: ¿estamos realmente hablando con nosotros mismos de la misma manera que hablamos con los demás? ¿O sólo “hablamos”?</p>
<h2>Controlar la voz de la cabeza</h2>
<p>Otro campo en el que cabe la reflexión filosófica es la cuestión de si producir la voz interior es una acción o algo que simplemente sucede.</p>
<p>Cuando hablamos físicamente en voz alta, se trata de una acción: podemos elegir hacerlo o no. No puede decirse lo mismo del habla interior, que a menudo no es provocada, o incluso es intrusiva e indeseada.</p>
<p>De hecho, puede ser difícil silenciar nuestro monólogo interno, y hacerlo a voluntad es casi imposible. Compruébelo usted mismo, ahora mismo: concéntrese en intentar no pensar en nada y deje de producir un discurso interno. Es probable que, paradójicamente, se encuentre produciendo más, y mayores esfuerzos para detenerlo sólo lo harán más difícil. Afecciones como el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/7870507/">estrés</a>, la <a href="https://www.psychologytoday.com/intl/blog/depression-management-techniques/201604/rumination-a-problem-in-anxiety-and-depression">ansiedad o la depresión</a> también han demostrado tener vínculos psicológicos con el habla interior.</p>
<p>Podemos decidir producir un fragmento concreto de la voz interior –“decir” una palabra en nuestra mente–, pero a menudo parece que ocurre sin que hagamos nada en absoluto.</p>
<h2>¿Qué es una acción?</h2>
<p>En mi <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7672716">investigación</a> he sostenido que producir el habla interior casi nunca es una acción, aunque la cuestión de qué hace que algo sea una acción es en sí misma un tema de debate filosófico.</p>
<p><a href="https://www.jstor.org/stable/2024676">Una teoría prominente</a> sostiene que las acciones son cosas que podemos intentar hacer o que requieren esfuerzo. Producir el habla interior a menudo no requiere esfuerzo y, como hemos visto, incluso nos cuesta detenerla. Esto parece indicar que no es algo que intentemos hacer, sino que simplemente “sucede”. </p>
<p>Otras teorías de la acción arrojan un resultado similar: el habla interior casi nunca se ajusta a la definición.</p>
<p>Se ha realizado una enorme cantidad de trabajo filosófico sobre el tema de la experiencia consciente en general. Sin embargo, los filósofos no siempre han prestado atención a fenómenos mentales específicos. La voz interior es un tipo único de experiencia consciente, que parece implicar una actividad típicamente externa –hablar– que tiene lugar en la mente. Investigarla nos llevará sin duda por caminos fascinantes en años venideros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222301/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>La beca postdoctoral María Zambrano de Daniel Gregory está financiada por el paquete UE Nueva Generación de la Comisión Europea, a través del Ministerio de Universidades español. También es miembro del proyecto de investigación Inner Speech in Action: Nuevas Perspectivas, financiado por la Agencia Estatal de Investigación y el Ministerio de Ciencia e Innovación (subvención PID2020-115052GA-Ioo).</span></em></p>Estamos constantemente hablando con nosotros mismos, pero nuestros monólogos internos han recibido poca atención por parte de los filósofos, hasta ahora.Daniel Gregory, María Zambrano Postdoctoral Fellow, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2178242024-01-18T17:36:52Z2024-01-18T17:36:52ZPor qué seguimos huellas y cómo las dejamos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/568434/original/file-20240109-15-mwavh7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C4%2C3100%2C2041&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/footprints-snow-259053650">Alexander Chaikin/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El ser humano tiene una gran obsesión por las huellas, rastros, señales e indicios que va dejando en su existencia. Investigamos las huellas del pasado, pero también las que nos conducen a descubrir al autor de un crimen y las que deja un elemento químico en un espectro científico. La huella de nuestro dedo es la señal más fidedigna de nuestra identidad. Y cuando un maestro es excelente, decimos que ha dejado una huella imborrable en la memoria de sus alumnos. </p>
<p>No solo los seres humanos prestan mucha atención a las huellas que dejan o perciben. Los animales las utilizan para <a href="https://theconversation.com/los-perros-maestros-en-semiotica-indicial-171655">seguir rastros</a>, e imprimen señales basadas en huellas biológicas, como sus propios olores o residuos, para indicar su identidad o su presencia. <a href="https://mirmiberica.org/node/374">Las hormigas</a>, por ejemplo, se orientan dejando líquido en su camino para ayudar a otras a localizar su hormiguero. </p>
<h2>Huellas desde el principio de los tiempos</h2>
<p>Y es que las huellas son signos índice o indiciales: se producen en contacto con aquello que representan (como una huella de un pie se genera al pisar, o el humo de una hoguera se genera al encenderse el fuego). </p>
<p>También se crean cuando queda un residuo o rastro de algo que nos conduce hasta quien lo ha causado. Por ejemplo, en <em>El nombre de la rosa</em>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_nombre_de_la_rosa">novela</a> de Umberto Eco (y <a href="https://www.youtube.com/watch?v=n0VKtV7dSGw&ab_channel=MarolynRegueiro">película posterior</a>), vemos cómo un monje detective reconstruye un asesinato, e incluso es capaz de detectar la secuencia de los hechos del mismo, analizando en detalle el dibujo, la dirección y la profundidad de unas huellas de sandalia en la nieve. </p>
<p>No solo sucede en la ficción. Las huellas son la base de todos los estudios científicos. Un análisis de la composición de la sangre de una persona revela la presencia de enfermedades cuando aparece una sustancia no deseada (por ejemplo, mercurio) o falta una cantidad idónea de otra (por ejemplo, hierro). Hay toda una disciplina científica llamada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Espectroscopia">espectroscopoia</a> que fundamenta sus hallazgos en los residuos luminosos que deja la materia, sea estelar o sea atómica, en un sistema de registro generado por una máquina. Y en paleontología, la datación en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dataci%C3%B3n_por_radiocarbono">carbono-14</a> usa los residuos y la huella de carbono presentes en un hueso o en un pigmento para identificar el momento en que algo se produjo gracias a la exacta información de este isótopo radiactivo en la materia.</p>
<p>Desde las humanidades, autores clásicos como <a href="https://es.wikisource.org/wiki/Zadig,_o_el_Destino">Voltaire</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9todos_de_Mill">Stuart Mill</a> y otros más recientes como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_nombre_de_la_rosa">Umberto Eco</a> y <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=57583">Carlo Ginzburg</a> han estudiado las relaciones entre huellas e indicios y cómo éstas pueden desvelar misterios profundos. </p>
<p>En el arte rupestre, los seres humanos se han representado con frecuencia con huellas de manos impresas o recortadas en negativo. La importancia de elegir esta marca ha sido <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1200590">estudiada por muchos expertos</a>. Las conclusiones destacan el valor de las manos como órganos que representan la esencia humana más profunda, algo único de cada individuo. </p>
<p>Aunque la representación animal solía hacerse con esos seres silueteados, en el yacimiento de <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0289560">Twyfelfontein</a>, en Namibia, podemos ver el rastro de decenas de huellas de patas de aves y mamíferos, mezcladas con huellas de pies humanos. La imagen es espectacular y nos habla del vinculo de la comunidad que vivió allí con toda la naturaleza.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Cuevas en las montañas de Doro! nawas (en Namibia), en el panel con mayor concentración de grabados de huellas de animales, casi 300 en total." src="https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=323&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=323&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=323&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=406&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=406&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/569388/original/file-20240115-79166-4402ux.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=406&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cuevas en las montañas de Doro! nawas (en Namibia), en el panel con mayor concentración de grabados de huellas de animales, casi 300 en total.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0289560">Lenssen-Erz et al.</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un viaje al pasado</h2>
<p>Las huellas metafóricas también son importantes por su enorme poder de asociación. Cuando el protagonista de la novela <em>Por el camino de Swann</em> (primer volumen de la obra <em>En busca del tiempo perdido</em>) saborea una magdalena mojada en tila, su autor, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/En_busca_del_tiempo_perdido">Marcel Proust</a>, describe cómo aquel sabor le trae a la memoria el dulce que su tía Léonie le daba cuando era niño. Esa sensación le hace revivir todo el tiempo perdido, que resucita para él con un sólo rastro gustativo.</p>
<p>Porque, además de usarlas y trabajarlas para pensar, el ser humano utiliza las huellas de forma improvisada. En algunos de los ejemplos anteriores, como las pinturas rupestres, o en el caso de los documentos que firmamos, los seres humanos han dejado sus huellas de forma física y consciente. Pero en el caso de Proust, la huella que la tía dejó en el sobrino se generó de forma inconsciente y emocional: Léonie no tenía una intención inicial de dejar ese rastro. </p>
<p>Las huellas inconscientes son muy profundas. Por eso, disciplinas como el psicoanálisis y la ciencia cognitiva estudian el significado de las señales corporales y los microgestos. A menudo desvelan emociones o sentimientos a los que se puede acceder mediante su observación. <a href="https://psicologiaymente.com/biografias/carl-gustav-jung">Carl Gustav Jung</a>, por ejemplo, buceaba en la psique de sus pacientes estudiando cuidadosamente las huellas involuntarias que dejaban elementos del pasado en la mente.</p>
<h2>Mirando más allá</h2>
<p>Pero las huellas no solo viajan del pasado al presente. Cuando guardamos una pieza de ropa, un perfume o una foto de un ser querido estamos creando una huella a futuro. Esos rastros tendrán la capacidad de resucitar aquello que representan en nuestra memoria. La sociedad es una gigantesca máquina de generar y aprovechar el pasado en ciclos que se retroalimentan, como analizó, en el mundo artístico, <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=751279">André Malraux</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un álbum de fotos antiguas en blanco y negro." src="https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/569514/original/file-20240116-28-spgsy3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Un álbum de fotos tiene más valor que el puramente material.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/persona-abriendo-album-de-fotos-que-muestra-fotos-en-escala-de-grises-73OJLcahQHg">Laura Fuhrman / Unsplash</a></span>
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<p>El filósofo y antropólogo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Claude_L%C3%A9vi-Strauss#El_pensamiento_salvaje">Claude Lévi-Strauss</a> relataba cómo en un pueblo indígena, cuando tejían una cesta, dejaban errores y descosidos en la trama como “huella” del trabajo humano. Por allí, afirmaban los nativos, “podían escapar los espíritus del esparto y la espiga usadas, y de esa manera liberarse del dominio humano”.</p>
<p>La psicología evolutiva <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_desarrollo_cognitivo_de_Piaget">estudia incesantemente</a> la influencia del contacto entre los seres humanos con el mundo y la relación basada en los signos de este tipo en la supervivencia y la evolución. Cuando una acción es muy valiosa, aunque parezca no haber causado efecto, puede estar generando un impacto a futuro. Un maestro que da clase puede estar simplemente haciendo bien su trabajo, pero también puede marcar la vida de los estudiantes. </p>
<p>Quizás esta sea la explicación para el verdadero valor de las huellas, literales y metafóricas. Pueden llegar hasta nosotros, en una relación profunda de conexión y entrega. Si los hombres somos signos, como decía el filósofo <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=37806">Charles S. Peirce</a>, quizás sea porque, sobre todo, provenimos de unas huellas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217824/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Eva Aladro Vico no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El rastro que dejamos, literal y figuradamente, en el mundo tiene una intención y unas consecuencias.Eva Aladro Vico, Catedrática de Teoría de la Información, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2199492024-01-08T21:27:13Z2024-01-08T21:27:13ZCuando nació la inteligencia artificial, la filosofía en español tuvo mucho que decir<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567298/original/file-20231222-27-tmxex2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C184%2C4752%2C2817&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mural 'El hombre en el cruce de caminos' de Diego Rivera.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mural._El_hombre_en_el_cruce_de_caminos._Diego_rivera_(1934).JPG">AAP86</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La inteligencia artificial (IA) se ha convertido, y no sin razón, en uno de los principales desafíos de nuestro tiempo. Sin embargo, algo que suele pasar muy desapercibido es que el mundo hispánico estuvo implicado de una manera muy directa en su nacimiento y desarrollo. O, mejor dicho, en el surgimiento de la cibernética: la ciencia de la que, a la postre, terminaría derivando la IA.</p>
<h2>México: el espacio para una amistad fructífera</h2>
<p>Concretamente, México fue el país que tuvo una vinculación más directa con el origen de la cibernética. Esta ciencia nació con la publicación por parte de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Norbert_Wiener">Norbert Wiener</a>, en 1948, del libro <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Cybernetics:_Or_Control_and_Communication_in_the_Animal_and_the_Machine"><em>Cybernetics: or control and communication in the animal and the machine</em></a>, escrito en una de las múltiples estancias que <a href="https://books.google.es/books/about/Soy_un_matem%C3%A1tico.html?id=acx-AAAACAAJ&redir_esc=y">el matemático norteamericano</a> realizó en México a raíz de su cercana amistad y colaboración científica con el fisiólogo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Arturo_Rosenblueth_Stearns">Arturo Rosenblueth</a>.</p>
<p>Ambos habían coincidido en Estados Unidos y allí habían empezado a colaborar fructíferamente. Sin embargo, el desarrollo de la II Guerra Mundial obligó a Rosenblueth a abandonar el país. Afortunadamente, <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=281108">este hecho no truncó la colaboración entre ambos intelectuales</a>; más bien la incentivó. </p>
<p>Rosenblueth gozó de una excelente acogida en México, debido a la vigencia y auge de <a href="https://www.researchgate.net/publication/290500695_Elsa_M_Gracida_El_desarrollismo">las políticas desarrollistas en ciencia y tecnología implementadas por el presidente Lázaro Cárdenas pocos años atrás</a>. De esta manera, el científico mexicano no solo tuvo “carta blanca” para desarrollar sus proyectos sino también el liderazgo institucional para poner en marcha centros de investigación y de enseñanza superior en los que estos pudiesen ser transmitidos a la sociedad. </p>
<p>En este contexto, Wiener se convertiría en un visitante asiduo de México durante el tiempo que le restaba de vida, y trabajó activamente junto con Rosenblueth tanto en materia de investigación como en divulgación social. De hecho, Rosenblueth era miembro del Colegio Nacional, la más destacada institución de discusión científica y humanística de México. En ella expuso varias conferencias discutiendo trabajos en común con Wiener. </p>
<p>Todo esto muestra cómo la predecesora de la inteligencia artificial y sus fundadores gozaron de una importante acogida y apoyo institucional en México.</p>
<h2>México: el espacio para el debate</h2>
<p>Sin embargo, al igual que a día de hoy lo hace la IA, la cibernética también generó debate muy rápidamente. Y, en buena medida, un debate bastante bipolar. En este sentido, las críticas a la cibernética no tardaron en dejarse oír en el ámbito intelectual mexicano y, de una manera muy sonada, en el de la filosofía académica, en absoluto cercana en aquel momento a las cuestiones científicas y tecnológicas.</p>
<p>A ese respecto, <a href="https://www.filosoficas.unam.mx/%7Egaos/vida-obra.php">José Gaos</a> y <a href="https://dbe.rah.es/biografias/6965/eduardo-jose-gregorio-nicol-francisca">Eduardo Nicol</a> fueron quienes lideraron el discurso tecnófobo desde la filosofía. Ambos desarrollaron argumentos de gran hondura que han pasado desapercibidos frente a otras críticas mucho más conocidas y divulgadas como <a href="https://herdereditorial.com/la-pregunta-por-la-tecnica-9788425447396">las de Heidegger</a> o la escuela de Frankfurt, por citar algunos ejemplos. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Retrato de un hombre joven, con gafas y calvo." src="https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567297/original/file-20231222-19-vkcvv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de José Gaos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.editorialrenacimiento.com/autores/1095__gaos-jose">Editorial Renacimiento</a></span>
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<p>Gaos y Nicol fueron dos pensadores españoles que se habían exiliado en México a raíz de la Guerra Civil y la posterior victoria franquista. Sus trayectorias son muy diferentes tanto en lo biográfico como en lo académico, pero estas diferencias parecen diluirse, precisamente, en lo que al análisis de la cibernética o inteligencia artificial se refiere, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/01916599.2023.2258526">como hemos estudiado</a>.</p>
<p>Ambos autores coinciden en una tesis central y de gran vigencia hoy día: que la cibernética y su aplicación a los procesos humanos y sociales oculta un potencial deshumanizador que puede poner en peligro tanto el desarrollo de las facetas íntimas de las personas como la propia esfera deliberativa de la política. Ahora bien, sus líneas argumentales son diferentes aunque igual de originales.</p>
<p>Gaos afronta la cuestión <a href="https://www.filosoficas.unam.mx/catalogo/?publicaciones=obras-completas-xiv">desde un análisis crítico de la cultura contemporánea</a>. Entiende que la cibernética es el último coletazo de una tendencia a la mecanización, a sus ojos, inherente ya a la ciencia moderna que conduciría a una sustitución del orden de lo cualitativo por el de lo cuantitativo, reduciendo irremediablemente la dimensión social humana a una dimensión técnica. Este diagnóstico es muy parecido al desarrollado posteriormente por el filósofo y sociólogo <a href="https://www.ucm.es/idh/jurgen-habermas">Jürgen Habermas</a> en su libro <a href="https://www.icns.es/articulo_jurgen-habermas-ciencia-y-tecnica-como-ideologia"><em>Ciencia y técnica como ideología</em></a> (1968) o, en nuestros días, por la también socióloga <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Shoshana_Zuboff">Shoshana Zuboff</a>, quien alerta de la amenaza que supone la ingeniería de datos para la voluntad y libertad humanas. </p>
<p>Nicol, por su parte, <a href="https://nautilo.iib.unam.mx/Record/000006629">conecta la cibernética o inteligencia artificial con la cuestión de la amenaza ecológica</a>. Por aquel entonces se comenzaba a poner sobre la mesa el peligro de desaparición de la especie humana. Esto se vio reflejado en el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Los_l%C3%ADmites_del_crecimiento">informe de 1972</a> encargado por el Club de Roma al Instituto de Tecnología de Massachusetts sobre los límites del crecimiento.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Retrato contrapicado de un hombre mayor con gafas y calvo, que fuma en pipa." src="https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567296/original/file-20231222-27-amc5yq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Eduardo Nicol.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gf.org/fellows/eduardo-nicol/">John Simon Gunggenheim Memorial Foundation</a></span>
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</figure>
<p>A ese respecto, Nicol desarrolla el original concepto de “razón de fuerza mayor”. Esto sería una forma de racionalidad basada y enfocada exclusivamente en la gestión eficiente de los recursos y de las poblaciones de cara a una situación de colapso civilizatorio producida por el crecimiento exponencial del número de personas y del índice de consumo. La cibernética sería, para él, la manifestación más perfecta de dicha forma de racionalidad. Esta ya no dejaría espacio para aquellos ámbitos típicamente humanos como son el de lo ético, lo sapiencial, lo político, etc., quedando el ser humano sumido en una extraña mezcla de mecanicismo y animalidad de la que difícilmente podría escapar. </p>
<p>De esta manera, podemos ver cómo el mundo hispánico no solo tuvo un protagonismo olvidado en el desarrollo de lo que hoy conocemos como IA. También participó de manera directa y original de esa especie de esquizofrenia que, en muchas ocasiones, nos asalta ante el potencial de la ciencia y la técnica que “tenemos entre manos”. </p>
<p>Entre elogios tecnófilos y críticas tecnófobas, esto nos distrae de la más acuciante realidad: la necesidad de hacerse cargo humana y políticamente de sus avances, siendo capaces de calibrar de forma concreta los indudables pros y contras de sus múltiples aplicaciones.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/219949/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antolín Sánchez Cuervo recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación (Proyectos de Generación del Conocimiento 2022)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Manuel Iglesias Granda no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Con el auge de la cibernética, filósofos españoles emigrados en México comenzaron a reflexionar sobre el papel de la tecnología en el mundo.José Manuel Iglesias Granda, PhD Student, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)Antolín Sánchez Cuervo, Investigador Científico del Instituto de Filosofía del CSIC, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2185392023-12-19T17:44:45Z2023-12-19T17:44:45Z¿Filósofos en los hospitales?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/564842/original/file-20231211-29-ogrubu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=30%2C30%2C6679%2C4436&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/concept-medical-education-books-2269385773">AtlasStudio/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Si desmenuzar los enfermos y las enfermedades en sus dimensiones y componentes para abordarlos en detalle parece inteligente, ¿no lo será también aplicar el punto de vista opuesto? Esto es, ¿pensar en el enfermo y la enfermedad como un todo? Y si esto es lo que saben hacer tan bien los filósofos, ¿no será una buena idea meter filósofos en los hospitales para vislumbrar formas novedosas de actuar?</p>
<p>Esto es lo que planteé en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el pasado 21 de noviembre, en el marco de la interesante <a href="https://docs.google.com/document/d/11nslLQnMaMJBmKnzxF1AahmtrCnlza6q/edit">Jornada sobre Filosofía, Evolución y Salud</a>. Con ella, un activo grupo de prestigiosos profesionales sanitarios retomaba y ampliaba su ya larga trayectoria alrededor de la llamada <a href="https://medicinayevolucion.com/presentacion.html">medicina evolucionista</a>. La enfermedad y su naturaleza poliédrica estuvieron, como siempre, en el centro de la reunión. </p>
<h2>No hay enfermedades, sino enfermos</h2>
<p>Los muchísimos autores que han abordado este tema asumen en general la máxima atribuida a Hipócrates, retomada por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_Mara%C3%B1%C3%B3n">Gregorio Marañón</a>, según la cual no existen las enfermedades, sino los enfermos. Resume con eficacia una visión que obliga a considerar cada individuo y cada entorno en particular. </p>
<p>Esa orientación personalizada y multifactorial se ha ido instaurando en todos los ámbitos de la salud… al menos, teóricamente. Es cierto que modelos integradores como el biopsicosocial, compatibles con esta filosofía, han impuesto una perspectiva amplia que ha llevado a la creación de equipos multidisciplinares para estudiar, prevenir y combatir determinadas enfermedades, como las <a href="https://proyectohombre.es/wp-content/uploads/2019/11/MBPS-EN-EL-ABORDAJE-DE-LAS-ADICCIONES-APH.pdf">adicciones</a>.</p>
<hr>
<p>
<em>
<strong>
Leer más:
<a href="https://theconversation.com/que-relacion-existe-entre-las-adicciones-y-la-naturaleza-humana-157727">Qué relación existe entre las adicciones y la naturaleza humana</a>
</strong>
</em>
</p>
<hr>
<p>No podía ser de otra manera, después de que las aproximaciones terapéuticas más tradicionales estuvieran llenas de fracasos en ese campo. Y como solemos <a href="https://filosofiaysalud.es/jornada-2023/fracaso/">fracasar mal</a> –parafraseando al filósofo <a href="https://www.circulobellasartes.com/biografia/valerio-rocco-lozano/">Valerio Rocco</a>, uno de los ponentes de la jornada–, se había progresado demasiado lentamente. Para otras situaciones patológicas en que la influencia de la diversidad biológica y la contribución del ambiente no saltan a la vista de forma tan evidente, los enfoques diversificados llevan aún más retraso. </p>
<p>Mi propia experiencia profesional me ha llevado a apreciar las ventajas de compartir distintos tipos de conocimiento en un mismo contexto de investigación sanitaria. Y, de paso, me ha permitido constatar que los entornos complejos de trabajo son sumamente enriquecedores. </p>
<h2>Una sopa con múltiples perfiles científicos</h2>
<p>El creciente impulso de la llamada <a href="http://apuntes.hgucr.es/2011/07/01/%c2%bfque-es-la-investigacion-traslacional/">investigación traslacional</a> supuso la entrada de investigadores básicos (por ejemplo, biólogos moleculares) en los hospitales. Su convivencia con los especialistas clínicos conllevó avances significativos para el diagnóstico, pronóstico y tratamiento individualizado de los enfermos. </p>
<p>De la misma forma, la contribución de otros perfiles, como el de los matemáticos o los físicos, se ha ido sumando a esta sopa. En la actualidad, especialmente tras la emergencia de la inteligencia artificial, ya no se puede dudar de que la medicina moderna es cosa de mucha gente diversa (y de mucha máquina). ¿Y por qué no también filósofos, como apuntaba al principio del artículo? </p>
<h2>¡Filósofos a los hospitales!</h2>
<p>En la jornada del Círculo, mi propuesta no pareció sonar tan rara: la filósofa <a href="https://produccioncientifica.ucm.es/investigadores/144568/detalle">Laura Nuño</a>, otra de las ponentes, confirmó que ya existen experiencias en este sentido. Es el caso del <a href="https://www.philinbiomed.org/">Instituto para la Filosofía en Biología y Medicina PhilInBiomed</a>, de la Universidad de Burdeos, que tiene como objetivo promover la estancia de filósofos en los equipos biomédicos (y viceversa). Además, actúa como impulsor de una <a href="https://oceania.cnrs.fr/project/irn-philinbiomed">red internacional de institutos interdisciplinares</a> con los mismos fines.</p>
<p>Algunos autores han identificado al menos <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1900357116">cuatro formas</a> en las que la aplicación de los métodos filosóficos puede contribuir a la ciencia en general y a la medicina en particular: la clarificación de conceptos, la formulación de nuevos conceptos, la evaluación crítica de los métodos aplicados en la práctica clínica y el fomento del diálogo entre diferentes disciplinas científicas y entre los científicos y la sociedad. La <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/brv.12971">investigación del cáncer</a>, por ejemplo, se está beneficiando ya en la práctica de esta sinergia. </p>
<p>En mi modesta opinión, estos progresos son aún incipientes. Estoy seguro de que la reflexión antropológica sobre el ser humano en el contexto real de la enfermedad, tal y como puede vivirse en un hospital, puede ayudar a definir mejor el marco en el que se desarrollen estrategias terapéuticas originales. Pero parece que este camino se ha andado poco.</p>
<p>No crea el lector que todas las mentes están abiertas a este tipo de concepciones amplias e integradoras, ni siquiera en los entornos intelectuales más selectos. Un caso muy ilustrativo es el de la iniciativa del ilustre matemático y humanista <a href="https://www.ateneodemadrid.com/evento/ernesto-garcia-camarero-cientifico-de-compromiso-social/">Ernesto García Camarero</a>, quien impulsó junto con un grupo de compañeros la creación de una agrupación para el estudio de los retos del futuro en el Ateneo de Madrid.</p>
<p>Su atrevida propuesta se basaba en la adopción de un enfoque lo más multidisciplinar posible para encarar a su vez los más variados desafíos, como los relacionados con la salud. Ernesto desapareció hace un año y no vivió para ver que su oferta se echaba por tierra; entre otras razones, porque resultaba demasiado abierta e incompatible “con la concreción y precisión exigibles”. </p>
<p>Lejos de esta miopía, y a tenor de los argumentos anteriormente expuestos, me decido a reivindicar: ¡filósofos a los hospitales!</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/218539/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Luis Fernando Alguacil Merino recibe fondos del Plan Nacional sobre Drogas</span></em></p>La inclusión de diversos perfiles científicos (biólogos, matemáticos, físicos…) en el ámbito sanitario también debería extenderse a los filósofos. De hecho, campos como la investigación del cáncer ya se benefician de sus aportaciones.Luis Fernando Alguacil Merino, Catedrático de Farmacología. Director del Instituto de Estudios de las Adicciones IEA-CEU, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2148092023-12-12T19:02:35Z2023-12-12T19:02:35Z¿Pueden los videojuegos ayudar a combatir actitudes sociales no deseadas?<p>El efecto de los videojuegos en el desarrollo social, afectivo y cognitivo de niños y adolescentes preocupa desde que estos se han convertido en una de las principales formas de entretenimiento a edades tempranas. Como caso extremo, el gobierno de China limita el acceso a los videojuegos de los menores de edad, <a href="https://www.newscientist.com/article/2387005-chinas-video-game-limits-havent-cut-heavy-gaming/">aunque con poco éxito</a>.</p>
<p>La <a href="https://theconversation.com/quiere-saber-si-su-hijo-es-adicto-a-los-videojuegos-118350">adicción de los jóvenes a los videojuegos</a> es sin duda preocupante. En España, <a href="https://www.gfk.com/es/prensa/radiografia-generacionZ-gfkdam">14 millones de personas los usan diariamente</a> y en la generación Z (aquellos nacidos entre finales de los 90 y la primera década de los 2000) el consumo diario sube hasta el 70 %. </p>
<p>Es por tanto uno de los entretenimientos favoritos de los jóvenes, hasta el punto de que <a href="https://theconversation.com/el-boom-del-videojuego-una-industria-que-factura-mas-que-el-cine-y-la-musica-juntos-131871">la industria de los videojuegos mueve ya más dinero que el cine y la música juntos</a>. Pero ¿son realmente nocivos? ¿Pueden llegar a ser beneficiosos?</p>
<h2>¿Nocivos para el desarrollo de los jóvenes?</h2>
<p>Sabemos que muchos videojuegos hacen que el jugador se implique en conductas <a href="https://theconversation.com/la-doble-moral-en-los-videojuegos-si-a-la-violencia-extrema-no-al-sexo-103602">violentas</a>, xenófobas o <a href="https://theconversation.com/videojuegos-entretenimiento-exclusivo-para-chicos-131824">machistas</a>. Por ejemplo, <a href="https://www.liebertpub.com/doi/10.1089/cyber.2019.0676">un estudio reciente</a> identificó que el uso del videojuego <em>Street Fighter II</em> promovía actitudes ligeramente más agresivas justo después de jugar que un videojuego como <em>Tetrix</em>.</p>
<p>Sin embargo, los estudios sobre los efectos que estos promueven en la conducta no son concluyentes. No hay investigaciones que hayan demostrado que los videojuegos promuevan conductas agresivas que perduren en el tiempo o que realmente se transfieran a contextos cotidianos. </p>
<p>En cualquier caso, para contrarrestar estos posibles comportamientos antisociales asociados al uso de videojuegos ha surgido un movimiento, llamado <a href="https://www.gamesforchange.org/"><em>Games for change</em></a> (“juegos para el cambio”, en español), que diseña videojuegos para promover actitudes prosociales entre los jóvenes, sin perder por ello <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1875952121000100?casa_token=Ven-TS8LWY8AAAAA:0R1-UyENGsV-tXfKFzR9XWGpKx4iEVG25E0_bWsW1HZ1EiOOpPFusqoFBxkCbRlbQAiW_C_A">el componente lúdico que los caracteriza</a>. Un ejemplo, de triste actualidad, sería <em>PeaceMaker</em>, en el que los jugadores deben tomar decisiones para desescalar el conflicto bélico entre israelíes y palestinos. </p>
<h2>No basta con jugar sin más</h2>
<p><em>PeaceMaker</em> ha sido utilizado en <a href="https://doi.org/10.1111/insp.12076">investigaciones educativas con buenos resultados</a>. Sin embargo, estos efectos positivos no se producen por el mero hecho de jugar. Por ejemplo, jugar a <em>PeaceMaker</em> adoptando posiciones congruentes con la propia identidad incluso refuerza ligeramente, en vez de reducir, <a href="https://ijoc.org/index.php/ijoc/article/view/1056/710">las actitudes negativas hacia la otra comunidad</a>. </p>
<p>Sin embargo, cuando se juega en la posición contraria a las creencias del jugador, la distancia entre las partes implicadas en el conflicto se reduce. Por lo tanto, es el conflicto y la reflexión sobre las propias acciones lo que parece contribuir a moderar, si no cambiar, las propias actitudes y valores.</p>
<h2>Favorecer la socialización de los jóvenes</h2>
<p>Para favorecer aprendizajes sociales con videojuegos es necesario acompañar el juego con actividades educativas que promuevan la reflexión. Algo parecido sucede con <em>Papers, Please</em>, otro videojuego prosocial, cuyo propósito es <a href="https://doi.org/10.1007/s10676-016-9407-z">sensibilizar sobre los inmigrantes</a>. </p>
<p>En <em>Papers, Please</em> el jugador es un agente de aduanas que debe permitir o impedir el paso a inmigrantes siguiendo la normativa de un estado autoritario. Esos inmigrantes cuentan las difíciles circunstancias por las que necesitan cruzar la frontera, generando diversos dilemas morales entre el cumplimiento de las normas y la atención a las necesidades de esas personas. </p>
<p>Pero diversas investigaciones muestran que jugar a ser agente de aduanas en <em>Papers, Please</em> no cambia las actitudes de los jóvenes sobre la inmigración ni tampoco promueve una reflexión moral. En contra del propósito del juego, los jugadores se limitan a cumplir las normas para seguir así pasando pantallas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Diálogo que reproduce la petición de asilo de una mujer refugiada en la frontera." src="https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=347&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=347&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=347&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=437&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=437&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/556184/original/file-20231026-19-iyd08z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=437&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Captura de pantalla de un momento del videojuego.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://papersplea.se/">Papers, Please.</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>¿Cómo podemos convertir <em>Papers, Please</em> en un actividad educativa con contenido moral? Para lograrlo pedimos a estudiantes universitarios que jugaran en parejas y, tras un diálogo, tomaran decisiones conjuntas sobre determinados eventos <a href="https://www.mdpi.com/2475790">con consecuencias morales</a>.</p>
<p>Jugando así, las parejas explicitaron contenidos morales en un 44 % de sus diálogos, muy por encima del 5 % que encontramos en <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10639-022-11072-x">un estudio previo </a> de juego espontáneo individual. </p>
<h2>Diálogos sobre dilemas morales</h2>
<p>La reflexión moral surgía sobre todo cuando el diálogo hacía explícito el conflicto entre las normas y la situación del inmigrante. También observamos una mayor activación moral cuando se interactuaba directamente con los inmigrantes, al aumentar la empatía con ellos y consecuentemente otras emociones como el miedo o la pena, que mediaban en sus discursos.</p>
<p>No obstante, debido a la propia dinámica del juego, que exige respetar las normas del Estado para mantenerse vivo, estas reflexiones morales no siempre conducían a acciones congruentes con esos valores morales, basados en la empatía y en el respeto de los derechos de los inmigrantes. </p>
<p>En algunas ocasiones cumplir con las normas del juego provocaba el sufrimiento tanto físico como psicológico de los inmigrantes. Por ejemplo, podemos señalar el caso de una refugiada que no tenía los papeles en regla pero indicaba que si no cruzaba la frontera sería ejecutada en su país. En este caso, es evidente que la decisión moral sería permitir el paso de esta persona, a pesar de obtener una sanción. Sin embargo, los jugadores a menudo preferían regirse por las normas y no hacer distinciones con las situaciones personales de los inmigrantes. </p>
<p>El contenido moral del juego reside precisamente en ese conflicto entre el respeto a unos valores, encarnados aquí por los inmigrantes, y el cumplimiento de las normas, un conflicto muy frecuente por poco que abramos los ojos a nuestro entorno.</p>
<p>Aun así, apreciamos una intención de tomar decisiones morales, incluso cuando esto implicaba una sanción en el marco del juego, como refleja este diálogo en el que dos
participantes asumen saltarse las normas por el bien de una inmigrante: </p>
<blockquote>
<p>– Entonces, ¿qué hacemos? Yo la dejaría entrar. </p>
<p>– A ver, si yo fuera “machine learning”, no la dejaría entrar, pero por eso es importante que en la aduana haya personas. </p>
</blockquote>
<h2>Jugar con conciencia</h2>
<p>Por tanto, además del contenido del juego es importante considerar cómo o para qué se juega. Como se ha señalado en estas líneas, el diálogo entre jugadores puede ser una herramienta útil para promover actitudes prosociales en videojuegos como <em>Papers, Please</em> que tratan dilemas morales pero que por sí mismos no son capaces de hacer reflexionar a la mayor parte de sus jugadores.</p>
<p>No obstante, hay que destacar que <em>Papers, Please</em> no es el único juego centrado en promover conflictos morales en los jugadores. Por ejemplo, <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1555412017725996"><em>This war of mine</em></a> es otro juego al que se puede hacer referencia. Este juego pone al jugador en la tesitura de enfrentarse a diversos conflictos morales mientras se actúa como un civil en medio de la guerra de los Balcanes. De este modo, de nuevo surge el dilema de tomar decisiones cuestionables o de actuar bien, aun arriesgándose a sufrir las consecuencias de las propias acciones. </p>
<p>Este hecho nos lleva a reflexionar que quizá las familias, docentes o instituciones no deberíamos pensar tanto en prohibir o restringir los videojuegos, sino en promover una mayor conciencia sobre su elección y uso a través de un diálogo, no solo entre jugadores sino entre todos nosotros, sobre los efectos de los videojuegos en nuestra sociedad.</p>
<p>Los videojuegos llegaron hace más de 30 años para quedarse, pero su componente lúdico no debe hacernos olvidar las posibilidades educativas que estos recursos tienen para hacernos pensar sobre las historias y sucesos que nos muestran.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/214809/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Ignacio Pozo ha recibido fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación de España para diversos proyectos de investigación relacionados con temática de este artículo</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Beatriz Cabellos Elipe no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un movimiento de videojuegos con contenido moral y basado en la realidad ofrece la posibilidad de emular situaciones que fomentan el diálogo sobre dilemas morales.Beatriz Cabellos Elipe, Investigadora en la Universidad Autónoma de Madrid, Universidad Autónoma de MadridJuan Ignacio Pozo, Catedrático de Psicología Básica, especializado en Psicología del Aprendizaje, Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2171682023-11-09T14:24:57Z2023-11-09T14:24:57ZLa humildad es la base de una vida virtuosa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/557874/original/file-20230911-8366-tkcrs7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=101%2C269%2C3568%2C2365&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La humildad puede ayudarte a centrarte en tu interconexión con los demás.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/blurred-crowds-of-people-relaxing-on-the-lawn-in-royalty-free-image/1263629875">deberarr/iStock via Getty Images Plus</a></span></figcaption></figure><p>La configuración psicológica por defecto de los seres humanos consiste en un inevitable egocentrismo. Cada uno de nosotros <a href="https://www.routledge.com/Man-for-Himself-An-Inquiry-into-the-Psychology-of-Ethics/Erich/p/book/9781138875258">se sitúa en el centro de sus propios pensamientos</a>, sentimientos y necesidades, y por tanto los percibe de un modo que no puede experimentar los pensamientos, sentimientos y necesidades de los demás.</p>
<p>Como dijo el escritor David Foster Wallace en un discurso de graduación en 2005:</p>
<blockquote>
<p>“ … Todo en mi propia experiencia inmediata apoya mi profunda creencia de que <a href="http://bulletin-archive.kenyon.edu/x4280.html">soy el centro absoluto del universo</a>, la persona más real, vívida e importante de la existencia… es más o menos lo mismo para todos nosotros.”</p>
</blockquote>
<p>Este egocentrismo forma parte del envoltorio, de nuestra experiencia humana. Sin embargo, no es difícil ver hasta qué punto esto puede ser problemático. Da un paso atrás en tu propia vida para contemplar a la humanidad en su conjunto, y podrás ver cómo este egocentrismo puede <a href="https://press.princeton.edu/books/paperback/9780691152615/saving-god">distorsionar fácilmente tu sensibilidad ética</a>, llevándote a <a href="https://sophiainstitute.com/product/humility/">inflar en exceso el valor y la importancia de ciertas vidas</a> sobre otras y la «rectitud» de tus valores y forma de vida sobre los de los demás.</p>
<p>También puedes ver cómo podría interferir de forma similar en tu capacidad para cambiar tus creencias en busca de la verdad: es difícil desprenderse de creencias falsas cuando se sienten verdaderas porque tú las crees. Es difícil imaginar cosas <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0146167221997619">desde perspectivas que no son las tuyas</a>. Es <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/09515089.2014.904197">difícil aceptar que eres limitado y falible</a>, propenso al error.</p>
<p>Aquí es donde entra en juego la humildad.</p>
<p><a href="https://scholar.google.com/citations?user=wpWbGD8AAAAJ&hl=en">Cuando</a> <a href="https://scholar.google.com/citations?user=GPzazxwAAAAJ&hl=en">mis colegas</a> <a href="https://scholar.google.com/citations?user=ku5G0rMAAAAJ&hl=en&oi=ao">y yo</a> empezamos a estudiar la humildad hace más de una década, no pensé que fuera a llegar a mucho. Me parecía una virtud poco interesante, si es que era una virtud. Nada que ver con el valor, la compasión o la generosidad, <a href="https://www.torrossa.com/en/resources/an/4622791?digital=true">virtudes que desempeñan un papel fundamental</a> en <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1745691620924473">el esfuerzo por vivir una vida admirable</a>.
Pero cuanto más tiempo he pasado con la humildad, más la he llegado a apreciar. Y ahora la considero la virtud más fundamental de todas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Vista detrás de una persona en el escenario con focos apuntándole." src="https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/547577/original/file-20230911-22-kn0b8n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Cada persona acapara el centro de atención de su propia vida.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/speech-royalty-free-image/454164831">tunart/iStock via Getty Images Plus</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Eres la estrella de tu propia vida</h2>
<p>Cuando tengo hambre, es una experiencia imperiosa, que afecta a todo el cuerpo: gorgoteo en el estómago, ganas de comer, etc. Pero cuando otras personas tienen hambre, no experimento nada de esto. Puede que oiga rugir el estómago de alguien, puede que note que parece hambriento, pero no experimento su hambre como experimento la mía.</p>
<p>Mi hambre me llama más la atención y me motiva más, es más urgente. Si alguien que me importa tiene hambre, puedo sentirme motivado para ignorar mi propia hambre y centrarme en la suya, pero esto requiere un esfuerzo y un autocontrol que no requiere ignorar su hambre y centrarme en la mía.</p>
<p>Yo experimento mis emociones. Sólo puedo reaccionar a las tuyas. Escucho mis pensamientos. Sólo puedo inferir los tuyos. Puedes decidir compartirlos conmigo, aunque seguiré sin saber si lo que has compartido ha sido corregido.</p>
<p>Mis valores, creencias y objetivos me parecen más convincentes, verdaderos y valiosos, simplemente <a href="https://global.oup.com/academic/product/humility-9780190864880?lang=en&cc=us">porque son míos</a>. Tienen una especie de fuerza gravitatoria que hace que sea difícil rechazarlos o dejarlos ir. Están envueltos y entretejidos en la vida que estoy viviendo: mi vida.</p>
<h2>La humildad modera el egocentrismo</h2>
<p>En otras palabras, nuestro egocentrismo natural es fuente de dos tipos de distorsión. Interfiere con nuestra capacidad de percibir e interpretar con precisión la realidad objetiva, el mundo tal y como es. E interfiere en nuestra capacidad de apreciar el valor ético de los demás.</p>
<p>La humildad funciona como <a href="https://beltpublishing.com/products/radical-humility?variant=40430390378594">un correctivo a este egocentrismo</a>.</p>
<p>Mis colegas y yo <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/17439760.2016.1167940">definimos la humildad</a> como <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/15298868.2017.1327454">un estado de conciencia</a> en el que estas dos distorsiones se acallan, aunque sólo sea temporalmente. O, como han dicho otros estudiosos, la humildad implica <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1467-6494.2006.00429.x">estados «hipoyoicos»</a>, <a href="https://www.guilford.com/books/Handbook-of-Self-and-Identity/Leary-Tangney/9781462515370/summary">un aquietamiento del yo</a>. El resultado es una reducción de la hiperfocalización en uno mismo, lo que permite desplazar más la atención hacia el exterior.</p>
<p>En otras palabras, la humildad reduce la fuerza gravitatoria de tus valores, creencias y objetivos, de modo que puedes sostenerlos con más soltura. Te vuelves más capaz de evaluarlos con precisión, más abierto a la revisión, más tolerante y menos amenazado por tu falibilidad e imperfección. Ya no parece catastrófico equivocarse y es menos importante tener razón.</p>
<p>La humildad también reduce la inmediatez de tus propios sentimientos, necesidades y objetivos, creando espacio para que entre la importancia de los demás. Tranquiliza el «centramiento» lo suficiente como para que puedas experimentar mejor <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/02654075221110630">tu interdependencia y conexión con los demás</a>. Todos aportamos partes del rompecabezas de la experiencia humana. Todos tenemos algo que ofrecer.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Persona en la silueta de un amanecer sobre un paisaje urbano lejano." src="https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=271&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=271&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=271&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=340&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=340&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/547581/original/file-20230911-29-lkd3ry.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=340&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Bajar el volumen de tu ego te permite valorar las experiencias de los demás a tu alrededor.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/city-light-royalty-free-image/1482207584">Piet Lopu/iStock via Getty Images Plus</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>La humildad sustenta todas las virtudes</h2>
<p>Y esta función correctora es la razón por la que ahora considero que la humildad es fundamental para otras virtudes intelectuales y morales.</p>
<p>El egocentrismo es una fuerza que puede <a href="https://global.oup.com/academic/product/the-nicomachean-ethics-9780199213610?cc=us&lang=en&">interferir en la capacidad de ejercer las virtudes adecuadamente</a>. Es difícil ser abierto de mente y curioso, por ejemplo, cuando las ideas que se presentan amenazan o entran en conflicto con las propias, dando a entender que uno se ha equivocado. Es difícil ser compasivo, generoso o valiente cuando tu percepción está distorsionada, cuando tus propias creencias y necesidades pesan más que las de los demás. Y esto hace que acallar esta distorsión sea fundamental.</p>
<p>A la hora de considerar quién debe beneficiarse de tu tiempo, energía y recursos, la humildad es necesaria para ver claramente las necesidades de los demás. Apacigua el incesante tira y afloja de tus propios deseos y necesidades, facilitando y profundizando tu capacidad de paciencia, honestidad, generosidad, compasión, etcétera.</p>
<p>Esto no quiere decir que la humildad consista en centrarse en los demás y no en uno mismo. Tampoco se trata de dar un paso atrás en tus valores, creencias o necesidades cuando te conviene hacerlos valer. Como enseña el movimiento ético judío Mussar, la humildad consiste <a href="https://www.shambhala.com/everyday-holiness-575.html">en ocupar el espacio adecuado</a>, el necesario para la situación, ni menos ni más.</p>
<p>En otras palabras, la humildad es la base de nuestra capacidad para prosperar, tanto como individuos como juntos en la sociedad humana.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://dialektika.org/2023/09/28/la-humildad-es-la-base-de-una-vida-virtuosa/#google_vignette">dialektika.org</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217168/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jen Cole Wright recibe fondos de Templeton Foundation para algunas de sus investigaciones sobre la humildad.</span></em></p>La humildad no recibe el bombo y platillo de virtudes como la valentía, la compasión o la generosidad.Jen Cole Wright, Professor of Psychology, College of CharlestonLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2151182023-11-07T18:31:29Z2023-11-07T18:31:29Z¿Puede el estoicismo ayudarnos en estos tiempos de incertidumbre?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/555799/original/file-20231025-26-wa2ibo.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=34%2C5%2C1875%2C907&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Recreación de la Stoa Poikile en el videojuego _Assassin’s Creed Oddisey_.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.youtube.com/watch?v=o_uWSslA9Mo">Ubisoft North America</a></span></figcaption></figure><p>En los últimos años, estamos asistiendo a un potente resurgir de lo que se ha venido conociendo como movimiento neoestoico. Pero ¿puede una filosofía tan antigua y desplegada bajo circunstancias tan distintas como es el estoicismo ayudarnos a superar emocionalmente nuestras incertidumbres actuales? </p>
<h2>El estoicismo antiguo</h2>
<p>Más de dos mil años nos separan del nacimiento de la escuela estoica. En su momento, fue una filosofía novedosa que situaba la racionalidad del universo, el <em>logos</em>, como la piedra angular de un sistema con indudables efectos prácticos. Nació en la <em>Stoa Poikile</em>, un monumento de la antigua Grecia situado en el ágora de Atenas, el centro de la ciudad. Precisamente por la costumbre de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Zen%C3%B3n_de_Citio">Zenón de Citio</a>, fundador del estoicismo, de impartir lecciones allí, esta escuela filosófica lleva su nombre.</p>
<p>Enseñaba una física materialista y una lógica dividida en retórica y dialéctica. La corrección en el uso de la palabra, en su doble sentido, gramatical y ante el público, constituía una cuestión del máximo interés para la filosofía estoica. La física y la lógica tenían por objeto adiestrar al neófito para llevar una vida regida por el comportamiento virtuoso, esto es, conforme a la propia naturaleza humana.</p>
<p>Las virtudes estoicas –la sabiduría, la justicia, la moderación y la fortaleza–, trataban de construir un carácter fuerte y preparado para afrontar los reveses de la vida, pero también la moderación en el disfrute de las comodidades y placeres. No hay que olvidar que Zenón presentó el estoicismo como alternativa filosófica al epicureísmo, que declaraba como supremo bien el placer.</p>
<p>El éxito del estoicismo fue casi inmediato. Prueba de ello es que, a su muerte, Zenón fue ensalzado por los atenienses por una vida ejemplar en virtud y en honradez. A partir de ese momento comenzó la historia de <a href="https://www.penguinlibros.com/es/filosofia/280158-libro-la-stoa-9788430624454">lo que el estudioso Max Pohlenz ha denominado el “movimiento espiritual” estoico</a>. Y es que esta corriente impregnó prácticamente todos los ámbitos de la vida y de la cultura grecorromanas hasta al menos el siglo II de nuestra era.</p>
<p>Los romanos potenciaron el aspecto ético del estoicismo. El sabio estoico creado por Zenón resultaba un ser irreal. Era un personaje tan exageradamente resistente a las pasiones que podía ser feliz incluso en el potro de tortura. Un ideal de este tipo, propio de la filosofía griega, no podía ser ajeno a las burlas de los romanos. Cicerón <a href="https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/42-filosofos/41851-ciceron-biografia-pensamiento-y-obras">vio en él</a> un constructo válido únicamente para ejercicios escolares. Los pensadores romanos gustaban más hablar del <em>proficiens</em>, que no es exactamente el sabio, sino el aprendiz que tiene la voluntad de comportarse honestamente a pesar de las dificultades cotidianas. </p>
<p>En Roma los principios estoicos fueron guías de conducta para buenos ciudadanos, padres, hijos o amigos que cumplen con sus deberes sociales. Así el estoicismo se convirtió en un poderoso vehículo para la transmisión de valores sociales y tradiciones ancestrales. Su decadencia caminó de la mano del ascenso del cristianismo, doctrina contestataria de los valores romanos clásicos que, no obstante, con el tiempo terminó integrando muchos aspectos de las enseñanzas del pórtico. </p>
<h2>El neoestoicismo</h2>
<p>La publicación en 1998 de <a href="https://books.google.es/books/about/A_New_Stoicism.html?id=Dz_BDgAAQBAJ&redir_esc=y"><em>A New Stoicism</em></a>, de Lawrence C. Becker, es el momento fundacional del movimiento neoestoico. El libro es una interesante reivindicación de la ética estoica realizada por un académico que conoce bien su filosofía. Y es, desde luego, una obra de naturaleza muy distinta a las que actualmente encontramos en las librerías, auténticos <em>bestsellers</em> mundiales. </p>
<p>Estas últimas han puesto a disposición del público doctrinas estoicas ciertamente algo desdibujadas, aunque efectivas y con muchos vínculos de unión con la psicología cognitivo-conductual. El abanico es amplio y apto para todas las sensibilidades y perspectivas. Los hay sencillos y accesibles, como <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-el-arte-de-la-buena-vida/294011"><em>El arte de la buena vida</em></a>, de William B. Irvine, o el célebre <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-como-ser-un-estoico/262462"><em>Cómo ser un estoico</em></a>, de Massimo Pigliucci. Pero también más “académicos”, escritos por divulgadores que enseñan estoicismo antiguo en las universidades, <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-estoicismo/370643">como John Sellars</a>.</p>
<p>El movimiento neoestoico ha alcanzado su máxima popularidad en el mundo anglosajón. Allí el equipo de “<a href="https://modernstoicism.com/">Modern Stoicism</a>”, creado en 2012, organiza en octubre de cada año la <a href="https://modernstoicism.com/stoic-week/">Stoic Week</a>. Modern Stoicism es también la organizadora de <a href="https://modernstoicism.com/stoicon/">Stoicon</a>, un congreso anual de estoicos a nivel planetario. Se trata de un grupo sólido integrado por profesores de filosofía y psicología, como <a href="https://classics.exeter.ac.uk/staff/gill/">Christopher Gill</a> o <a href="https://donaldrobertson.name/">Donald Robertson</a>.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1692160556667408871"}"></div></p>
<p>A este conjunto de actividades hay que sumar una extraordinaria labor de difusión de otros grupos de promoción del estoicismo a través de las redes sociales. Los usuarios de internet tienen a su disposición multitud de recursos y programas de lectura de clásicos estoicos, como el exitoso <a href="https://open.spotify.com/show/0NmEH1K6nEl1LgKGScPKSf"><em>Stoicism On Fire</em></a>. Incluso se ha llegado a crear un registro de seguidores de la filosofía estoica. </p>
<p>La característica más relevante de estas comunidades es la centralidad que conceden al comportamiento ético. En general, nos muestran cómo construir una vida moralmente íntegra. El mismo Pigliucci, desarrollando algo más detenidamente la parte final de <em>Cómo ser un estoico</em>, publicó en 2019, junto al terapeuta Gregory Lopez, <a href="https://books.google.es/books/about/Mi_cuaderno_estoico.html?id=5q6kDwAAQBAJ&redir_esc=y"><em>Mi cuaderno estoico. Cómo prosperar en un mundo fuera de tu control</em></a>. Es un texto en el que se presentan cincuenta y dos lecciones, una para cada semana del año, dirigidas a aceptar con la fortaleza moral de un sabio estoico las múltiples e inevitables dificultades de la vida actual. </p>
<p>Como todo movimiento que se convierte en masivo, el compromiso de los seguidores del neoestoicismo con las doctrinas de esta escuela filosófica resulta muy desigual. Algunos acceden a ellas simplemente como una forma de encarar momentos vitales difíciles. Otros, en cambio, sienten interés por una aproximación más teórica y apuestan por la moral estoica como un producto filosófico adecuado frente a las propuestas éticas actuales. </p>
<p>En general estos últimos defienden conceptos tradicionales como deber cívico, resistencia ante la adversidad o austeridad en las expresiones de afecto. Muestran una desconfianza ante propuestas, a su juicio excesivamente individualistas y emotivistas, de ciertas teorías psicológicas y pedagógicas actuales.</p>
<h2>¿Por qué este resurgir del estoicismo?</h2>
<p>Algunos factores permiten explicar el auge del neoestoicismo. El más importante es la centralidad de la razón en su sistema. Su prioridad resulta muy eficaz como reacción ante un mundo en el que las emociones parecen ocupar un puesto relevante en los relatos de articulación social. </p>
<p>Además, permite recuperar el concepto de naturaleza humana, tan minusvalorado por la Filosofía en las últimas décadas. Por otro lado, su acentuado moralismo se ajusta muy bien a un mundo con una tendencia creciente a abordar toda actividad humana desde un punto de vista prioritariamente moral. </p>
<p>En definitiva, responde a un anhelo muy antiguo en la tradición filosófica occidental: el de edificar nuestras reglas de conducta sobre los firmes cimientos de una racionalidad común.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215118/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Iker Martínez Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hace más de dos mil años nació el movimiento filosófico del estoicismo, que sigue presente en nuestras vidas. ¿Por qué?Iker Martínez Fernández, Profesor de Historia de la Filosofía Antigua. Departamento de Filosofía, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2081482023-08-29T18:21:26Z2023-08-29T18:21:26ZLa filosofía del lenguaje es política<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/541543/original/file-20230807-31794-siq78h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2700%2C1794&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/collage-3d-image-pinup-pop-retro-2176187929">Roman Samborskyi / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Considere el verbo <em>ser</em>. Sirve para atribuir a alguien una propiedad, como por ejemplo la de ser granadina –“Eva <em>es</em> de Granada”–. Pero también sirve para indicar que algo pertenece a alguien –“Ese coche <em>es</em> de Eva”–, que dos personas en realidad son la misma –“Eva <em>es</em> la profesora de inglés”–, o que dos expresiones significan lo mismo –“‘Calamonazo’ <em>es</em> ‘golpe en la cabeza’”–. </p>
<p>El reconocimiento de la variedad de funciones que cumplen nuestras expresiones, como ocurre con el verbo <em>ser</em>, contribuyó a que, a finales del siglo XIX y principios del XX, la filosofía experimentase un “giro lingüístico”. Se empezó a sospechar que las teorías filosóficas habían sido víctimas de esta tiranía de las palabras sobre el pensamiento. </p>
<p>Como ejemplo, considere la idea –generalmente atribuida a Descartes– según la cual la mente y el cuerpo son sustancias distintas y separables. </p>
<p>El filósofo británico Gilbert Ryle <a href="https://cideps.com/wp-content/uploads/2018/12/Ryle-El-concepto-de-lo-mental.pdf">argumentó</a> que esta teoría partía de un error: asumía que los conceptos mentales y los físicos pertenecen a la misma categoría. Para ejemplificar este error, Ryle pide que imaginemos a alguien que visita una universidad por primera vez y que después de haber visto todas las facultades y edificios del campus, pregunta “¿pero dónde está la <em>universidad</em>?”. Tendríamos que explicarle que el concepto <em>universidad</em> no refiere a ningún edificio, como sí lo hace por ejemplo <em>facultad</em>. <em>Universidad</em> y <em>facultad</em> son conceptos de categorías diferentes, porque su funcionamiento es distinto. Algo parecido es lo que ocurre con los conceptos mentales y físicos. </p>
<p>Como en este caso, los filósofos del giro lingüístico empezaron a poner el foco del análisis en el lenguaje: cuando nos hagamos una pregunta filosófica, primero tenemos que asegurarnos de que el lenguaje no nos engaña. </p>
<h2>La filosofía del lenguaje</h2>
<p>Así surgió la filosofía del lenguaje. Esta disciplina investiga la naturaleza del lenguaje y la relación entre él, sus usuarias y el mundo. </p>
<p>La cuestión más destacada en la historia de la disciplina es la de qué es el significado. Preguntarse por el significado de un tipo de expresión, o por cómo se determina, es una pregunta filosófica en sí misma.</p>
<p>Una teoría relativamente intuitiva acerca del significado dice que las palabras significan las cosas del mundo que ellas representan. Según esta teoría, el significado de una expresión como “la profesora de inglés” sería la persona a la que esta expresión apunta. </p>
<p>Pero esta teoría presenta problemas evidentes. Por ejemplo, hay expresiones que no refieren a ninguna cosa en el mundo, como la oración “el aprendiz de mago que estudió en Gryffindor”, que habla de un personaje ficticio de las aventuras de <em>Harry Potter</em>.</p>
<p>Este y otros problemas llevaron a los primeros filósofos de la disciplina <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sobre_el_sentido_y_la_referencia">a distinguir varias capas en el significado</a>, o a defender que este tipo de oraciones, a pesar de su apariencia, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_las_descripciones">en realidad no cumplen la función de referir a algo del mundo</a>. </p>
<h2>¿Es la filosofía del lenguaje ideológicamente neutral?</h2>
<p>Tanto las propuestas que acabamos de mencionar como otras se presentan como aproximaciones ideológicamente neutrales. Sus diagnósticos en principio no están afectados por ninguna ideología. </p>
<p>Sin embargo, esto no parece ser del todo cierto. La filósofa del lenguaje Jessica Keiser sugiere en su <a href="https://philpapers.org/rec/KEINFO">reciente libro <em>Non-Ideal Foundations of Language</em></a> que la posición socioeconómicamente privilegiada de los filósofos del lenguaje ha influido en sus teorías. </p>
<p>Keiser identifica un supuesto teórico, a primera vista neutral, que ha guiado parte de la filosofía del lenguaje tradicional: considerar que la función principal del lenguaje es el <em>intercambio cooperativo de información</em>. Para quienes pertenecen a grupos socialmente privilegiados, poco acostumbrados a sufrir violencia a través del lenguaje, este supuesto puede resultar obvio. </p>
<p>Sin embargo, caracterizar el lenguaje en estos términos, sugiere Keiser, es una idealización que no tiene en cuenta la experiencia de aquellos grupos sociales que sistemáticamente sufren injusticias a través del lenguaje, como han señalado <a href="https://mindsonline.philosophyofbrains.com/wp-content/uploads/2015/09/ayala_explaining-speech-injustice_May2015.pdf">Saray Ayala</a> y <a href="https://revistas.um.es/daimon/article/view/481861/309811">Claudia Picazo</a>, entre otras. </p>
<p>La filosofía del lenguaje tradicional no es neutral; ha estado guiada, entre otras cosas, por un <a href="https://plato.stanford.edu/entries/feminism-language/#CritWorkLangPhilLang">sesgo de género</a>. </p>
<h2>El giro político en filosofía del lenguaje</h2>
<p>Recientemente, la disciplina está experimentando un <a href="https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/9783110612318-007/html">giro político</a>. Este ha comenzado con el reconocimiento de que la identidad social de quien hace filosofía del lenguaje a menudo influye, desapercibidamente, en sus propias teorías. Esto distorsiona el objeto de estudio. Como hemos dicho, esta observación se la debemos, entre otros, a la filosofía del lenguaje feminista.</p>
<p>Este giro político está caracterizado por dos rasgos adicionales. </p>
<p>La filosofía del lenguaje actual, a diferencia de la tradicional, aborda cuestiones que son políticas en sí mismas, como <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/01461672211026128?journalCode=pspc">el uso ofensivo del lenguaje</a>, <a href="https://plato.stanford.edu/entries/hate-speech/">el discurso de odio</a>, <a href="https://plato.stanford.edu/entries/pornography-censorship/#Bib">la pornografía</a>, <a href="https://plato.stanford.edu/entries/disagreement/">el desacuerdo</a>, <a href="https://plato.stanford.edu/entries/lying-definition/">la mentira</a> y <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/sjp.12456">el uso propagandístico del humor</a>. </p>
<p>El tercer rasgo es su objetivo práctico. El propósito de parte de la filosofía del lenguaje contemporánea no es solo identificar idealizaciones injustificadas de nuestras teorías; el objetivo es además paliar, en la medida de lo posible, la injusticia. Es decir, su objetivo último es intervenir en la realidad social.</p>
<h2>¿De qué trata la filosofía del lenguaje del giro político?</h2>
<p>La utilización de vídeos, memes y otros vehículos constituye uno de los mecanismos de desinformación que en ocasiones utilizan ciertos actores políticos para manipular a la población y contribuir a la injusticia. Las estrategias de comunicación que utilizan estos sistemas <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/sjp.12456">están atrayendo la atención de la filosofía del lenguaje del giro político</a>. </p>
<p>Por ejemplo, en las últimas elecciones a rector de la Universidad de Granada, una de las candidatas utilizó su cuenta de TikTok para promocionar su candidatura, llegando a alcanzar un <a href="https://www.granadahoy.com/granada/catedratica-tiktoker-elecciones-Universidad-Granada_0_1793820854.html">impacto público significativo</a>. </p>
<p>En estos vídeos, la candidata difundía su agenda política mediante vídeos con cierto carácter cómico. También utilizaba la letra de canciones populares para <a href="https://www.tiktok.com/@yoconfrancisca/video/7231665371000982811?_r=1&_t=8d4zFtw8Qva">retar</a>, en clave de humor, a uno de sus rivales. </p>
<p>El objetivo de estas publicaciones en el contexto de una campaña electoral no parece ser únicamente el de divertir. Más bien era el de tratar de movilizar el voto de un determinado sector de la comunidad universitaria. Y esto es lo que ocurrió. La participación del sector estudiantil aumentó desde un <a href="https://www.granadahoy.com/granada/Pilar-Aranda-abrumador-respaldo-elecciones-UGR-rectora_0_1352864931.html">6 %</a> en las últimas elecciones hasta un <a href="https://secretariageneral.ugr.es/sites/webugr/secretariageneral/public/inline-files/Elecciones/Rector%20o%20Rectora%202023/Datos%20Globales%20Sectores.pdf">28,9 %</a> en estas. Y la candidata de TikTok fue la más votada por el estudiantado. </p>
<p>Estas situaciones plantean preguntas como cuál es la naturaleza del significado que se comunica en estos casos, cuáles son sus características principales, cómo podemos detectar el empleo de estas estrategias y cómo contrarrestarlas, para así tener impacto real, desde la filosofía del lenguaje, en el mundo.</p>
<p>La filosofía del lenguaje contemporánea ya no está interesada solo en cuestiones que a primera vista parecen ajenas a nuestra realidad política. La filosofía del lenguaje contemporánea es, cada vez más, filosofía del lenguaje política.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208148/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Almagro Holgado recibe fondos del Ministerio de Ciencia de España, de la Fundación BBVA, y de la Universitat de València.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Andrea Rodríguez Gómez recibe fondos de la Fundación BBVA y de la Universidad de Granada. Ella trabaja para el departamento de Filosofía I de la UGR. </span></em></p>La filosofía del lenguaje es una disciplina que se ha ocupado tradicionalmente de estudiar la capacidad que tiene el lenguaje de significar. Esta disciplina está experimentando un giro político.Manuel Almagro Holgado, Investigador postdoctoral "Juan de la Cierva-Formación", Universitat de ValènciaAndrea Rodríguez Gómez, Investigadora pre-doctoral en el departamento de Filosofía I., Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2102362023-08-07T21:31:32Z2023-08-07T21:31:32ZLos primeros usos de la palabra ‘filosofía’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/541076/original/file-20230803-25-meiwg8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=383%2C383%2C1640%2C1650&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mosaico de la Academia de Platón, del siglo I a.e.c., procedente de Pompeya, actualmente en el Museo Nacional Arqueológico de Nápoles.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:MANNapoli_124545_plato%27s_academy_mosaic.jpg">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Los primeros testimonios de palabras griegas relacionadas con el substantivo “filosofía” son del siglo V a.e.c. Si es auténtico, el fragmento B35 de Heráclito ofrece el primer uso conocido del adjetivo <em>philósophos</em>. La traducción dice: “Es muy necesario que los hombres <em>filósofos</em> sean <em>conocedores</em> de muchas cosas”.</p>
<p>De acuerdo con la frase, el hombre “filósofo” –aficionado o adicto al conocimiento– debe ser un “conocedor”: <em>hístor</em>, en griego. Un <em>hístor</em> es alguien que ve o ha visto y por lo tanto conoce y es experto.</p>
<p>Esta designación es enigmática. Lo habitual es denominar a los expertos refiriendo aquello de lo que entienden y se ocupan –cortar madera o dirigir un barco–. Caracterizar la actividad específica de un experto mediante un verbo que no constituye ninguna especificación –ver o conocer en general– resulta en cambio extraño. Hagamos lo que hagamos, siempre estamos viendo y conociendo. Pero un navegante ve y conoce bien el mar y las estrellas. Y un carpintero ve y conoce bien la madera. ¿Qué ven bien esos <em>hístores</em> a los que los hombres “ansiosos de conocimiento” deberían asimilarse? </p>
<p>El fragmento de Heráclito no proporciona información, pero la omisión no es casual sino significativa. </p>
<h2>Observación imparcial</h2>
<p>Los contextos de empleo de la palabra <em>hístor</em> sugieren que se trata de alguien que observa con cierta imparcialidad. </p>
<p>En la <em>Ilíada</em>, un <em>hístor</em> presencia un proceso en el que se intenta pactar una solución justa en <a href="https://es.wikisource.org/wiki/P%C3%A1gina%3ALa_Il%C3%ADada_(Luis_Segal%C3%A1_y_Estalella).djvu/300">un conflicto entre dos partes</a> (canto 18, versos 501-508). </p>
<p>Un hombre ha muerto. La comunidad se ha reunido públicamente. Los ancianos se sientan en círculo sobre piedras pulidas y dos hombres disputan a causa de la compensación a entregar o recibir por la pérdida del muerto. Ambos desean obtener del <em>hístor</em> una decisión favorable. En el medio yacen dos talentos de oro como premio para quien exprese la sentencia más justa de todas. </p>
<p>Más tarde, <a href="https://es.wikisource.org/wiki/P%C3%A1gina%3ALa_Il%C3%ADada_(Luis_Segal%C3%A1_y_Estalella).djvu/368">en el contexto de unos juegos reglados</a> (canto 23, verso 486), el héroe Agamenón, que no participa en ninguna de las competiciones, es llamado a actuar como <em>hístor</em> dirimiendo una riña acerca de qué yeguas son las primeras en una carrera. </p>
<p>Un <em>hístor</em> debe conocer muy bien las reglas del juego (sean deportivos o judiciales), pero no puede ser él mismo un jugador. Participa, pero a la vez mantiene esa relativa exterioridad que es requisito de la ecuanimidad. También el “filósofo” conoce las reglas del juego y lo observa desde fuera. Es <em>hístor</em>, conocedor en general, pero guarda una distancia no frente a un juego cualquiera, sino frente al mundo y la vida.</p>
<p>Es un misterio esta distancia. De hecho, en los versos de la <em>Ilíada</em> en los que el <em>hístor</em> aparece como observador independiente no está claro de dónde ha salido este personaje ni cuál es exactamente su tarea. ¿Juzga él mismo el caso de homicidio o actúa como un garante del procedimiento? </p>
<p>En todo caso, los dos contextos homéricos dejan claro que un <em>hístor</em> es una figura de autoridad capaz de decidir en razón de su conocimiento.</p>
<h2>El viaje “teórico”</h2>
<p>El siguiente testimonio en el que aparece un término relacionado con la palabra “filosofía” es un pasaje de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Her%C3%B3doto">Heródoto</a> (I, 30). Creso, rey de Lidia, se dirige a Solón, el poeta y legislador que ha escrito las leyes para los ciudadanos de Atenas.</p>
<p>Solón está embarcado en un viaje sin rumbo fijo (algo así como un andar errante). Se indica que la <em>theoría</em> –la visión, la observación– es la razón de su peregrinaje. Creso añade que Solón ha recorrido ya mucha tierra <em>filosofando por amor a la observación</em>. Solón no viaja para ganar nada. No se ha ausentado de Atenas porque tenga un negocio –una <em>prâxis</em>– en marcha, sino por el desprendimiento que permite la <em>theoría</em>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un rey recibe en su trono a un hombre mayor con barba blanca que le habla mientras un prisionero medio desnudo les observa de rodillas." src="https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/541084/original/file-20230803-15-ya9swp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Pintura que captura el encuentro entre Creso y Solón, de J.H. van de Horst, en 1624.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Solon_Creso.jpg">Kunsthalle de Hamburgo / Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El viajero rompe con su espacio de instalación original: deja atrás la tierra patria y se va. Así remonta el vuelo la búsqueda del saber. La filosofía empieza cuando las demás actividades son suspendidas, abandonadas o relativizadas. Cuando el estar inmerso en algo se interrumpe. Se filosofa cuando alguien, aunque sea provisionalmente, se queda en el aire. </p>
<p>No hay filosofía sin capacidad de detenerse y no hacer nada particular. Por eso en muchos diálogos de Platón la posibilidad de que haya diálogo depende del hecho de que los interlocutores tengan o no <em>skholé</em>, tiempo libre.</p>
<p>Volviendo a Solón: Heródoto precisa que la razón de fondo de su viaje errabundo es que él “hizo las leyes” para los atenienses. Quiso dejarlos solos con esas leyes, por eso se fue, para que no se reemplazase la autoridad de la ley por ninguna autoridad personal, tampoco la suya.</p>
<p>Escribir las leyes es el primer paso para constituir un sistema de relaciones abstractas en el que no reine ninguna autoridad personal, sino que la propia ley ostente el mando. Saber en general, observar de forma imparcial y reconocer reglas que valgan igualmente para unos y otros, <a href="https://www.laoficinaediciones.com/?product=el-llanto-y-la-polis">con independencia de sus identidades personales de origen</a>, son fenómenos unidos.</p>
<h2>El género extraño: la prosa</h2>
<p>Heródoto es él mismo un <em>hístor</em>. Esto significa que es un experto en realizar esa acrobacia que consiste en ver lo propio desde fuera hasta lograr incluso pronunciarse sobre los griegos desde el punto de vista de los bárbaros. </p>
<p>Es, además, representante de un género “literario” novedoso que toma su nombre de la observación profesional: la <em>historíe</em>, palabra que habría que traducir por “averiguación” o “investigación” más que por “historia”. </p>
<p>Este género está marcado por un alejamiento de los demás géneros (la tragedia y la comedia, por ejemplo), que incluyen música, ritmo, danza y canto. Si la neutralidad es inseparable de la actividad del <em>hístor</em>, su vehículo de expresión constituye una neutralización de la música, la danza, el ritmo y el canto. La <em>historíe</em> es lo que llamamos “prosa”: carece patrones de construcción <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9trica_grecolatina">métrica</a> y no tiene canto ni danza asociados. </p>
<p>Al contrario de lo que ocurre hoy, en aquel momento escribir prosa era algo nuevo, raro y sofisticado. Por defecto, la forma de composición eran los versos. Parece muy consecuente que la prosa fuera el género propio de buena parte de <a href="https://www.academia.edu/187810/Was_verse_the_default_form_for_Presocratic_Philosophy">ese nuevo tipo de discurso rebelde y rompedor que incluía la filosofía</a>, la oratoria forense, la historia y la medicina antigua. </p>
<p>Precisamente en el tratado <em>De la medicina antigua</em>, atribuido a Hipócrates de Cos, se encuentra el que pudiera ser el primer uso conocido del <a href="https://raco.cat/index.php/Convivium/article/view/76362/98493">sustantivo “filosofía”</a>, en un contexto en el que se polemiza con “médicos y sabios”:</p>
<blockquote>
<p>“Y este razonamiento suyo apunta a la filosofía, como en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Emp%C3%A9docles">Empédocles</a> y otros que, en sus escritos sobre la naturaleza, estudian desde un principio qué es el hombre, cómo se ha formado y de qué está compuesto”. </p>
</blockquote>
<p>Pero no será hasta el siglo IV a.e.c. cuando la palabra adquiera verdadera relevancia, especialmente en el también polémico proyecto de escritura de Platón.</p>
<p>Los diálogos de Platón no tienen ritmo ni música y nadie los canta ni los baila en un lugar especial de la <em>pólis</em> en una ocasión festiva. Son textos escritos en prosa para todos en general y para nadie en particular, que pueden leerse en cualquier lugar y momento. Y esto, aunque nos choque, es una rareza. </p>
<p>La misma rareza que está ocurriendo ahora, mientras escribo un texto en prosa para un público desconocido que puede ser leído en cualquier momento, en cualquier lugar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210236/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Aida Míguez Barciela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La palabra ‘filosofía’ nació a partir de la necesidad de explicar el conocimiento profundo, la visión de la vida y la realidad.Aida Míguez Barciela, profesora de Filosofía, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2073882023-07-30T20:41:06Z2023-07-30T20:41:06ZTransformar la envidia en cuidados, según la filósofa Elena Pulcini<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/531215/original/file-20230610-17-kbegb9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C523%2C3600%2C2229&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Pieter Brueghel el viejo, Envidia (1558), Metropolitan Museum of Art, Nueva York.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Envy_(Invidia)_from_The_Seven_Deadly_Sins_MET_DP818309.jpg">MET Museum/Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Digamos que, hoy en día, proliferan las emociones que destruyen los vínculos afectivos. Una de esas emociones es la envidia. La filósofa italiana <a href="https://www.todostuslibros.com/libros/la-envidia_978-84-7774-159-6">Elena Pulcini</a> pensaba que es un obstáculo para la felicidad, una traición a lo que en realidad somos. </p>
<p>¿Por qué surge y qué consecuencias desencadena la envidia? ¿De qué manera podemos combatirla?</p>
<h2>La mirada aviesa</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Retrato de una mujer con capota y mirada torcida." src="https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=797&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=797&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=797&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1001&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1001&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/531196/original/file-20230609-41033-esj5ai.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1001&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Théodore Géricault, <em>La monomaníaca de la envidia</em>(1822), Musée des Beaux Arts, Lyon.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:La_Monomane_de_l%27envie.jpg">MBA Lyon/Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Quien es presa de la envidia parece preguntar a cada instante: ¿por qué esa persona sí y no yo? Decía el filósofo francés <a href="https://www.akal.com/libro/maximas_34753/">La Rochefoucauld</a> que ésta es una pasión inconfesable. Nadie admitirá ser presa de la envidia. Cuando sentimos su mordisco, nos devora la rabia y germina en nosotros el deseo del mal ajeno. </p>
<p>Envidia proviene del latín <em>in-videre</em>: mirar hacia alguien con hostilidad. ¿Qué trasluce la mirada envidiosa? Para Pulcini, la envidia se origina en “el vértigo de la carencia”. La frustración prende la llama iracunda de la mirada aviesa. La envidia es una pasión colérica. Es la semilla del rencor y el resentimiento que hace florecer el odio en nuestro interior.</p>
<h2>La pasión triste</h2>
<p>Tras la envidia se esconde la impotencia de un deseo incumplido. Refleja el amargor insoportable de saber que alguien lo ha hecho realidad. Quien envidia, aclaraba Pulcini, irá “<em>en contra de sus propios intereses</em> con tal de que otro tenga daño”. Por eso es una pasión triste, porque no beneficia a nadie.</p>
<p>Es la irritante tristeza de sentirse inferior en una interminable comparación con los demás. Y paradójicamente, la envidia se propaga más entre iguales. </p>
<p>Decía el escritor Miguel de Unamuno en su novela <a href="https://www.catedra.com/libro/letras-hispanicas/abel-sanchez-miguel-de-unamuno-9788437613598/"><em>Abel Sánchez</em></a> que “no se envidia al de otras tierras ni al de otros tiempos. No se envidia al forastero, sino los del mismo pueblo entre sí; no al de más edad, al de otra generación, sino al contemporáneo, al camarada”.</p>
<h2>La herida narcisista</h2>
<p>La envidia prolifera en una época de <a href="https://www.elenapulcini.com/l-individuo-senza-passioni">individualismo narcisista</a> como la nuestra. El aislamiento emocional deja paso al egoísmo, a que las relaciones sociales sean una cuestión de utilidad: ¿para qué me sirve esta u otra persona? Y la calidez de las relaciones humanas se disuelve para llenar nuestras vidas de apatía, indiferencia y desamparo. </p>
<p>La herida narcisista surge de la fragilidad de una identidad vacía que necesita a cada instante compararse, exhibirse y recibir admiración. El ansia de poseer, ya sea riqueza, poder o prestigio, exacerba la vanidad y expande el deseo de prevalecer. Y esta inquietud nos impide deleitarnos con lo que ya tenemos.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dibujo de una mujer con llamas en los pies y una serpiente que le sale por la boca." src="https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1049&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1049&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1049&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1318&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1318&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/531112/original/file-20230609-27-qtkkvi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1318&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>La envidia</em> (1306), Giotto di Bondone, Capella degli Scrovegni, Padua.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Giotto_di_Bondone_-_No._48_The_Seven_Vices_-_Envy_-_WGA09275.jpg">Web Gallery of Art/Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En un mundo gobernado por la hipocresía de ambiciones enmascaradas, en el que nadie confía en nadie, los intentos por maquillar la envidia resultan en vano. Las miradas aviesas la delatan. ¿Nos hemos acostumbrado a vivir en un clima de desconfianza recíproca? </p>
<p>Advertía Pulcini que “el egoísmo se disfraza de verdad, la amistad oculta la búsqueda de lo útil, la generosidad esconde el interés y las lisonjas que tributamos a los demás apenas si son una refinada manera para conseguir, al tiempo, que se nos aprecie”.</p>
<h2>La trampa del éxito</h2>
<p>Para Pulcini, el éxito responde en buena medida al deseo de provocar “en la mirada del otro ese chisporroteo de envidiosa admiración”.</p>
<p>La vida así no sería más que una carrera por el primer puesto: una historia de triunfo o derrota. ¿Nos extraña que se considere a los demás meros obstáculos a descartar? Para que unos pocos alcancen el éxito, otros muchos han de fracasar. </p>
<p>El éxito instaura la lógica antisocial de envidiar o ser envidiado. ¿Y si lo que se envidia, además, fuese la mezquindad? Así lo expresaba nuestra autora: </p>
<blockquote>
<p>“Se tiende a premiar a quienes sobrepasan los límites, a admirar el ansia infinita de éxito y a legitimar <em>l'escalation</em> competitiva y sin escrúpulos que invade ya a todos los sectores sociales”.</p>
</blockquote>
<h2>Pasiones empáticas</h2>
<p>Si bien la envidia ha existido siempre, el individualismo regido por pasiones egoístas la convierte en una destructiva rutina. Es tiempo, como diría la filósofa <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-el-cultivo-de-la-humanidad/19330">Martha Nussbaum</a>, de “cultivar la humanidad”, precisamente porque la inhumanidad se extiende sin freno.</p>
<p>Para compensar la envidia, es posible admirar las virtudes de otra persona en lugar de destruirlas, hacer de la compasión y la indignación frente a las injusticias una forma corriente de ser. Podríamos reafirmar la generosidad y el amor, dejar de medirnos entre nosotros a cada instante y tratar de ponernos en la piel de los demás. </p>
<p>Éstas son las que, con refinada maestría, Pulcini llamaba pasiones empáticas. Aquellas que no conducen a una relación hostil hacia los demás. Emociones que levantan puentes de comprensión entre las almas, en especial hacia las más vulnerables, y nos llevan a actuar de manera ética.</p>
<h2>Aprender a cuidar</h2>
<p>En lugar de odio y crueldad, urge movilizar pasiones que nos guíen en el cuidado de los demás y fortalezcan los maltrechos vínculos sociales.</p>
<p><a href="https://www.bollatiboringhieri.it/libri/elena-pulcini-tra-cura-e-giustizia-9788833935492/">En su último libro</a>, Elena Pulcini postulaba la educación de las emociones para generar un futuro alternativo. Se trata de contraponer a pasiones negativas, como la envidia, las pasiones empáticas necesarias para forjar un mundo mejor:</p>
<blockquote>
<p>“Las pasiones forman el cemento emotivo que no se debe menospreciar si queremos producir una metamorfosis que sea capaz de estimular y alimentar nuestra demanda de justicia y nuestra capacidad de cuidar”.</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/207388/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Fernández Vicente no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los trabajos de la filósofa Elena Pulcini analizan por qué perdemos la humanidad y la empatía, y cómo afecta la envidia a nuestras vidas.Antonio Fernández Vicente, Profesor de Teoría de la Comunicación, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2072752023-07-17T20:20:40Z2023-07-17T20:20:40ZJuan Luis Vives: ¿'anticomunista’ o pionero del pensamiento moderno?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/531094/original/file-20230609-5823-4sksod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=42%2C68%2C2448%2C1732&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Extracto del libro 'Academie des sciences et des arts', en el que se habla de la figura de Juan Luis Vives.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Academie_des_sciences_et_des_arts,_contenant_les_vies_T._2_1682_(8231143).jpg">National Library of Poland/Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“De la misma manera que en un viaje, así en la vida cuanto uno anda más ligero, y equipado con menos fardos, tanto más ligera y alegremente se hace el camino”.</p>
<p><strong><a href="https://www.tecnos.es/libro/clasicos-del-pensamiento/introduccion-a-la-sabiduria-el-sabio-juan-luis-vives-9788430950317/"><em>Introducción a la sabiduría</em></a>, de Juan Luis Vives.</strong></p>
</blockquote>
<p>Causa sorpresa que Juan Luis Vives (1493–1540) recibiese el estrambótico calificativo de “anticomunista” en la posguerra española. Vives fue uno de los humanistas más conocidos en su época, así como un pensador muy influyente en el pensamiento moderno. </p>
<p>En 1937, su breve tratado escrito en 1537, <em>De communione rerum ad germanos inferiores</em>, fue <a href="https://www.bibliothecasefarad.com/listado-de-libros/humanismo-frente-a-comunismo-la-primera-monografia-anticomunista-publicada-en-el-mundo-obra-de-un-pensador-espanol-el-universalmente-celebre-juan-luis-vives-que-nacio-bajo-el-signo-imperial-del-yu/">editado en Valladolid</a> por <a href="https://dbe.rah.es/biografias/24492/wenceslao-gonzalez-oliveros">Wenceslao González-Oliveros</a>. En él, Vives criticaba a los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rebeli%C3%B3n_de_M%C3%BCnster">anabaptistas de Münster</a> que tenían como norma compartir los bienes terrenales. Vives exponía su reflexión sobre la propiedad privada y la práctica religiosa para reiterar su distancia de la reforma. </p>
<p>Esta obra, según González-Oliveros, fue el primer tratado de un humanista español contra el comunismo, lo que representaba a la “fuerza cultural” del nuevo régimen. El entusiasmo nacionalista del editor olvidó que un Vives adolescente tuvo que dejar atrás su Valencia natal para no regresar jamás. </p>
<h2>El periplo de Juan Luis Vives</h2>
<p>La Inquisición perseguía a su familia, antiguos judíos que se habían convertido al cristianismo a raíz de <a href="http://www.proyectos.cchs.csic.es/sefardiweb/node/8">los decretos de expulsión y conversión forzada</a> de los Reyes Católicos. Sin embargo, los Vives persistieron de manera secreta en sus prácticas religiosas y fueron acusados de “manchar” la fe cristiana. </p>
<p>Juan Luis escapó camino de París, donde se educó entre los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nominalismo">maestros nominalistas</a>. Después, apoyaría el colegio trilingüe (hebreo-griego-latín) de Lovaina fundado por Jerónimo de Busleyden (1517) y dedicado al estudio comparativo de los textos bíblicos. </p>
<p>Este modelo, basado en la enseñanza de las lenguas clásicas, quiso ser instaurado en Oxford, donde Vives ostentó una cátedra de 1523 a 1525. Combinó esta labor con la función de consejero en la Corte inglesa, siempre del lado de Catalina de Aragón en la búsqueda de la convivencia pacífica entre España e Inglaterra. </p>
<p>Todo esto ocurría mientras su familia era perseguida por prácticas judaizantes. Su tío ocultaba una sinagoga en el domicilio familiar y el padre sufrió la incautación de sus bienes. La madre de Vives, Blanca March, fue acusada de practicar el ayuno antes de la fiesta del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Yom_Kipur">Yom Kipur</a> o Día de la Expiación. </p>
<h2>Humanista afable</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Pintura de un hombre con abrigo escribiendo en un libro amontonado sobre otros." src="https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=748&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=748&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=748&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=940&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=940&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/530693/original/file-20230607-22-meabq7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=940&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato anónimo de Juan Luis Vives, del siglo XVII.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/luis-vives/b603b33a-19ae-4861-a7d4-08e2ed592333?searchid=09a95a7a-fe46-6682-aead-4c9ea9bcbce5">Museo del Prado</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Vives fue considerado un humanista afable, porque tuvo en gran estima el consejo de su amigo Tomás Moro: “Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse”. </p>
<p>Esta máxima nos invita a no tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos. Una herencia del escepticismo antiguo que defendía la mesura frente al conocimiento acumulado, ya que nada –ni nadie– es más: la dialéctica “no es más” que otras disciplinas como la medicina o la retórica, así como la experiencia no es menos que la teoría. </p>
<p>Vives destacó por su inclinación hacia las artes productivas y su implicación en el comercio, ya que fue intermediario de los mercaderes de Burgos en Inglaterra o asesor jurídico del gremio de comerciantes en Brujas. En esta ciudad transcurrió gran parte de su vida embargado por la nostalgia de su familia ahogada por la persecución inquisitorial. Expresa esta emoción en sus comentarios a <a href="https://bivaldi.gva.es/en/corpus/unidad.do?posicion=1&idCorpus=1&idUnidad=10148"><em>La ciudad de dios</em></a> de Agustín de Hipona, obra prohibida en España pero ampliamente conocida en el resto Europa</p>
<blockquote>
<p>“Dice Séneca al hablar de los judíos: «Tal poderío alcanzó la manera de vivir de esta gente perversa, que se impuso en todas las regiones: los vencidos dieron leyes a los vencedores»”.</p>
</blockquote>
<h2>Obra y pensamiento</h2>
<p><a href="https://bivaldi.gva.es/en/corpus/unidad.do?posicion=1&idCorpus=1&idUnidad=1">El catálogo de los escritos de Vives parece inabarcable</a>, pero posee momentos culminantes.</p>
<p>Sus obras didácticas, <a href="https://bivaldi.gva.es/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=10037&idCorpus=1"><em>Diálogos latinos</em></a> y <em>Sobre las disciplinas</em>, han sido las más editadas y traducidas. Estaban dirigidas a diversos tipos de lectores: cortesanos, mercaderes, estudiantes y maestros de artes. </p>
<p>Una de las más conocidas es <a href="https://bivaldi.gva.es/en/corpus/unidad.do?idCorpus=1&idUnidad=10066"><em>La educación de la mujer cristiana</em></a>, dedicada a Catalina de Aragón. A pesar de repetir el juicio aristotélico que califica de “voluble y débil” la inteligencia femenina, contiene pautas didácticas que hasta aquella época estaban orientadas solo a la formación de los príncipes. La autonomía de las elites femeninas, cultivada desde el Medioevo, aparece en este manual como un “camino sapiencial” antes exclusivo para los príncipes. Es un desperdicio, decía, que una sociedad desaproveche las aptitudes de la mujer para el aprendizaje y el saber.</p>
<p>Aunque repetía los juicios estereotipados acerca de la mujer, opiniones que corrigió en 1538, Vives fue un duro crítico de Aristóteles. Lo consideraba poco digno de aprecio, un genio cuyo discurso filosófico estaba lleno de ambigüedades. </p>
<h2>Vives vs. Aristóteles</h2>
<p>Gran parte de las reflexiones de Vives responden a la obra aristotélica. Consideraba que estaba mal traducida e impulsó la edición de nuevas versiones, como la que publicó de <a href="https://books.google.es/books?id=bG6KDwAAQBAJ&lpg=PA114&dq=luis%20vives%20y%20las%20emociones&hl=es&pg=PA114#v=onepage&q&f=false"><em>De Aristotelis operibus censura</em></a>, editada por Simon Grynaeus (1531). </p>
<p>Su crítica principal se dirige a las disputas dialécticas, cuyos términos dependen más del lenguaje metafísico que del significado usual de los términos. Vives defendía que “el filósofo como cualquier otro, debe expresar lo que diga, en la medida de lo posible, con la lengua y las palabras tomadas del uso común”.</p>
<p>Este acercamiento a la realidad lo muestra en su predilección por la experiencia. Ponía el ejemplo del remo que nos “parece ver roto en el agua”. Esa visión procede del engaño del ojo y de la luz, pero dicho “engaño” podría ser corregido por la razón: “…así, cuando Aristóteles se equivoca en algún argumento, no le engaña la luz natural, sino la flaqueza de su entendimiento”. </p>
<p>Vives buscó paliar estas “flaquezas” manifestadas en las explicaciones de los fenómenos que no muestran sus características naturales, sino que apelan al significado de los términos. Denunció esta práctica en su obra <em>Adversus pseudodialecticos</em> (1519) citando un ejemplo destacado por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Boecio">Boecio</a>: es difícil distinguir si al decir <em>perro</em> o <em>can</em> estamos nombrando al animal, la <a href="https://www.planetario.net/constelacion-canis-maior/">estrella</a> cerca de la constelación de Orión o el <a href="https://www.fishipedia.es/pez/bodianus-scrofa">pez</a>.</p>
<h2>La recepción de Vives: una cuestión pendiente</h2>
<p>Como la mayoría de los humanistas, la obra de Vives se benefició del gran impacto que tuvo la imprenta. Las ediciones de su obra se cuentan por cientos, así como las referencias en autores como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_Melanchthon">Felipe Melanchthon</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Francis_Bacon">Francis Bacon</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Descartes">René Descartes</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Gassendi">Pierre Gassendi</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gottfried_Leibniz">Gottfried Leibniz</a>.</p>
<p>Como vimos al inicio, <a href="https://plato.stanford.edu/entries/vives/#Inf">Vives</a> despertó en España el culto a una figura patria. Esto contrasta con la amplia recepción de su obra en Europa. Mientras que los filósofos modernos buscaban una interpretación rigurosa de la tradición antigua, los intelectuales españoles buscaron un símbolo nacional, dejando de lado el amplio contenido de sus obras.</p>
<p>Las oscilaciones en la recepción de Vives pasan por la defensa identitaria o <a href="https://www.march.es/es/madrid/torno-luis-vives">la herencia intelectual</a> compartida por la historia de la filosofía. Leer a Vives e interpretar sus escritos conseguiría explicar la presencia de su pensamiento en ámbitos tan diversos como la educación, la teoría del conocimiento, la tolerancia política, el bienestar social y el nacionalismo hispánico.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207275/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Higuera Rubio no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El humanista Juan Luis Vives fue una figura clave de la política y la filosofía en el siglo XVI. Amigo de Moro y Erasmo, estudió en París y enseñó en Oxford. Sus obras fueron ‘best sellers’ en su época.José Higuera Rubio, Profesor de Filosofía Medieval y del Renacimiento, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2089842023-07-06T17:36:46Z2023-07-06T17:36:46Z¿Se puede hacer filosofía española en inglés?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/536028/original/file-20230706-25-591y25.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=34%2C48%2C4566%2C3014&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/wooden-mannequin-thinking-pose-on-block-2254252663">CalypsoArt / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Si Miguel de Unamuno hubiese pensado y escrito en inglés, ¿su filosofía podría considerarse española? <a href="https://archive.org/details/obrascompletas03unam/page/736/mode/2up">Él habría respondido que no</a>. En filosofía, la lengua determina la identidad de nuestro pensamiento. No es una mera herramienta de comunicación, ni una mercancía intercambiable. Encarna una forma de percibir, de sentir y obrar, y supone la cristalización del espíritu de un pueblo. </p>
<p>Más allá de cualquier ideología política, la filosofía española <em>solo</em> puede hacerse en español y si pierde el lenguaje que la funda, entonces deja de ser filosofía española, aunque esté <a href="https://theconversation.com/se-hace-en-ingles-la-mejor-filosofia-espanola-actual-201401">hecha por personas nacidas en España</a>. </p>
<p>Si Dante no hubiera reivindicado la riqueza de la lengua romance, tendríamos hoy una <em>Divina Comedia</em> muy diferente, y la literatura italiana habría sufrido una pérdida irreparable. </p>
<p><a href="https://theconversation.com/filosofia-y-poesia-en-maria-zambrano-197659">María Zambrano</a>, que tanto gustaba de Dante, llegó a decir que Quevedo <a href="https://www.penguinlibros.com/es/literatura-contemporanea/19075-ebook-unamuno-9788499928180">había sido el último en hablar en español</a>. A partir de él, se podían ir trazando toda una serie de actitudes provincianas que hablarían siempre mirando hacia fuera. Hacia Europa, diría ella; hacia Estados Unidos, podríamos añadir en nuestros días.</p>
<h2>Sobre el imperialismo lingüístico</h2>
<p>Actualmente, entre las muchas violencias que genera la lógica neoliberal de las <a href="https://www.routledge.com/Unsettling-Eurocentrism-in-the-Westernized-University/Cupples-Grosfoguel/p/book/9781138061804">universidades occidentalizadas</a>, debemos incluir la violencia lingüística. La ejerce al exhortar a las investigadoras e investigadores de todo el mundo, y de todas las áreas, incluidas las Humanidades, a realizar su trayectoria académica en lengua inglesa si quieren competir con éxito en el sistema de evaluación del que depende su trabajo. </p>
<p>Según la lógica del sistema académico actual, si un investigador escribe un artículo sobre la guerra civil española y lo publica en inglés en una revista de alto impacto, va a ser mejor evaluado, aunque apenas tenga lectores, que si publica ese mismo artículo en una revista académica española. Eso a pesar de que en este segundo caso pone su trabajo al servicio de una sociedad probablemente más interesada en el tema de la investigación. De este modo, el sistema de evaluación académico es tan ciego respecto al contenido como respecto al servicio social que la investigación ofrece. </p>
<p>Para denunciar esto, el colectivo universitario <a href="https://www.cineyliteratura.cl/webserie-paradojas-del-nihilismo-la-academia/"><em>El pliegue</em></a> estrenó en 2020 la serie documental: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=NLU3pkD3HtM"><em>Paradojas del Nihilismo: la Academia</em></a>. Este trabajo es el resultado de un proyecto de investigación financiado por el Fondo de Fomento Audiovisual del Ministerio de Cultura de Chile. </p>
<p>Su tercer capítulo, titulado <a href="https://www.youtube.com/watch?v=kjSArdv5cNY"><em>El paper: publica o muere</em></a>, investiga la decadencia de un sistema universitario cuyos empleados son productores de <em>papers</em> que nadie lee, alimentando incansablemente un negocio millonario de editoriales académicas privadas. </p>
<h2>El acta de Macaulay</h2>
<p>Cualquier filosofía académica en nuestros días se está haciendo mejor en inglés, si por “mejor” entendemos que satisface las exigencias métricas del modelo académico neoliberal. Pero estas exigencias sacrifican cualquier filosofía académica de habla no inglesa. Bajo esta lógica, la filosofía española, al igual que las demás filosofías europeas, está abocada a la desaparición. </p>
<p>La filosofía india contemporánea le lleva a las humanidades europeas dos siglos de adelanto en este debate. En el año 1835, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Macaulay">Thomas Macaulay</a> anunció su famosa <a href="https://www.cambridge.org/core/books/abs/competition-wallah/education-in-india-since-1835-with-a-minute-of-lord-macaulay/A55D9C24D87D5C71FBA75A9CA57117FC">“Acta sobre la educación”</a> en la que decretaba que el inglés sería la lengua oficial de las instituciones educativas de la India. </p>
<p>Como resultado, los pensadores indios que renunciaron a hacer filosofía en inglés se volvieron invisibles para la academia de su propio país. Y los pensadores que hicieron filosofía en lengua inglesa, como <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Daya_Krishna">Daya Krishna</a> (1924-2007), se preguntaron críticamente si de verdad estaban haciendo filosofía “india”, siendo, como eran, exiliados de sus lenguas nativas. <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11841-018-0679-0">Este debate continúa abierto</a> y es común encontrarlo en congresos académicos sobre filosofía poscolonial y filosofía global. </p>
<p>Europa está lejos de apreciar lo que supone la pérdida académica de las lenguas propias. Nos permitimos creer que se puede hacer filosofía de vanguardia en lengua inglesa y considerarla un logro, por ejemplo, para la filosofía española. Es muy loable colocar a España en un lugar destacado del tablero académico internacional, pero cabe preguntarse en qué contribuye eso a la filosofía española si, para hacerlo, tenemos que renunciar a hacer filosofía en español. Y esto puede aplicarse a todas las filosofías de habla no inglesa en el mundo.</p>
<h2>Vencidos, pero no convencidos</h2>
<p>Frente al eslogan en defensa del capitalismo <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/There_Is_No_Alternative:_Why_Margaret_Thatcher_Matters#:%7E:text=The%20title%20is%20a%20reference,against%20anarchism%2C%20communism%20and%20socialism."><em>There is no alternative</em></a> de Margaret Thatcher, el filósofo italiano <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nuccio_Ordine">Nuccio Ordine</a> defendió que <a href="https://www.almendron.com/tribuna/el-caballo-de-troya-en-la-universidad/">había muchas alternativas</a> para hacer frente al modelo académico neoliberal. </p>
<p>Una de ellas consistiría en formar una coalición académica europea que se negase a aceptar este modelo empresarial con el fin de preservar la tradición universitaria de las Humanidades en Europa. </p>
<p>Es necesario recordar que ser vencidos no es ser convencidos. Aunque las personas que nos dedicamos a la investigación tengamos que ceder ante este sistema para poder sobrevivir, no deberíamos sacrificar nuestro sentido crítico. Si de verdad queremos preservar la filosofía española, más vale que nos atrevamos a seguir pensando y escribiendo en nuestra lengua. Eso es lo que significaría, propiamente, pensar sin servidumbres.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/208984/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raquel Ferrández Formoso no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El inglés es hoy día la lengua franca académica, pero medir el mérito de los investigadores por lo que publican en esta lengua perjudica especialmente a disciplinas como la filosofía.Raquel Ferrández Formoso, Profesora Ayudante Doctora, Filosofía india, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2036112023-06-06T16:58:08Z2023-06-06T16:58:08ZHannah Arendt, una voz que sigue resonando con fuerza<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/527737/original/file-20230523-25-p03nte.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C80%2C1993%2C1265&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Hannah Arendt fotografiada por
Barbara Niggl Radloff en 1958.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:FM-2019-1-5-9-17-Niggl-Radloff-B-Hannah-Arendt.jpg">Münchner Stadtmuseum, Sammlung Fotografie</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Nacida en Hannover (Alemania) en 1906, Hannah Arendt, hija de comerciantes judíos acomodados y secularizados, fue capaz de pensar su época examinándola con entera libertad, sin renunciar a un insobornable espíritu crítico. A pesar de tener que exilarse por el ascenso del nacionalsocialismo, se convirtió en una de las teóricas políticas más relevantes del siglo XX. </p>
<p>Siendo adolescente, ya con 14 años había leído obras de Immanuel Kant. Su biografía, tan procelosa como apasionada, nos permite saber que en 1924 inició los estudios universitarios en Marburgo donde conoció a Martin Heidegger. Con él mantuvo una estrecha relación intelectual y sentimental. Después siguió estudiando filosofía en Friburgo, y obtuvo el doctorado en Heidelberg en 1928 con la tesis <a href="https://edicionesencuentro.com/libro/el-concepto-de-amor-en-san-agustin/"><em>El concepto del amor en San Agustín</em></a>. </p>
<p>Sin embargo, la persecución de los judíos impulsada por Adolf Hitler a partir de 1933, nada más llegar al poder, la obligó a trasladarse a París, donde trabajó activamente para ayudar a jóvenes judíos que aspiraban emigrar a Palestina. Cuatro años después, el régimen nazi le retiró la nacionalidad y vivió como apátrida hasta que obtuvo la nacionalidad estadounidense en 1951, gracias a la cual pudo desarrollar una intensa actividad profesional. </p>
<h2>Periodista, profesora, intelectual</h2>
<p>Además de ejercer como periodista sobre temas políticos y sociales en diversos medios de comunicación, Arendt fue profesora en las universidades de Nueva York, Chicago, Columbia y Berkeley. <a href="https://princetoniana.princeton.edu/history/women">En 1959 se convirtió en la primera mujer que impartió docencia en la Universidad de Princeton</a>. En todo momento defendió públicamente que “no hay pensamientos peligrosos. Pensar, en sí mismo, es peligroso”. </p>
<p>A este respecto, el filósofo Hans Jonas, amigo personal y autor de la célebre obra <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_principio_de_responsabilidad"><em>El principio de responsabilidad</em></a>, en la que criticaba abiertamente la evolución seguida por la ciencia moderna y los riesgos que conlleva el uso de la tecnología, <a href="https://blogs.deusto.es/ethics/hannah-arendt/">se refería a ella afirmando</a>: “Pensar era su pasión, y para ella pensar era una actividad moral”.</p>
<p>Su condición de testigo de una época histórica, caracterizada por la violencia de las dos guerras mundiales durante la primera mitad del siglo XX, motivó que Arendt fuera muy consciente de la fragilidad de los derechos y de la vulnerabilidad a la que se veían sometidos permanentemente los ciudadanos. Los enemigos de la libertad cambian, pero no desaparecen, insistía una y otra vez. De ahí su determinación y compromiso intelectual con su tiempo.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una mujer joven vestida de negro y fumando mira a cámara en una foto en blanco y negro." src="https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=849&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=849&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=849&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1067&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1067&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/527795/original/file-20230523-17-euctnh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1067&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Fotografía de Hannah Arendt en 1933.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hannah_Arendt_1933.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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</figure>
<p>Con la destreza propia de un cirujano, utilizaba su capacidad de análisis como si fuera un bisturí certero y preciso con el objetivo de diseccionar la realidad que la circundaba. Celosa de su integridad e independencia, Arendt no cedió a las presiones de su entorno cultural. Siempre rechazó identificarse con cualquier ideología, incluida la sionista. </p>
<p>Tanto sus palabras aceradas, que se convertían en dardos dirigidos a una diana siempre en movimiento, como sus frases incisivas parecían destellos que surgían a modo de “relámpagos de pensamiento”. No es de extrañar que, con motivo de la fundación del Estado de Israel, <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-una-revision-de-la-historia-judia-y-otros-ensayos/201617">afirmase sin ambages</a>: “Nunca en mi vida he ‘amado’ a ningún pueblo o colectivo, ni al pueblo alemán, ni al francés, ni al norteamericano, ni a la clase obrera, ni a nada semejante. En efecto, solo ‘amo’ a mis amigos y el único género de amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas”. </p>
<p>Trabajadora infatigable, amén de escritora de pluma ágil, publicaba artículos semanales en <a href="https://www.newyorker.com/contributors/hannah-arendt"><em>The New Yorker</em></a> a través de los cuales insistía en la relevancia de defender “el derecho a tener derechos”. Entre sus obras principales destacan: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hannah_Arendt#La_condici%C3%B3n_humana_(Vita_activa)"><em>La condición humana</em></a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Eichmann_en_Jerusal%C3%A9n"><em>Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal</em></a> y <a href="https://www.gedisa.com/gacetillas/893005.pdf"><em>Hombres en tiempos de oscuridad</em></a>. </p>
<h2>El totalitarismo de ayer y hoy</h2>
<p>En 1951 publicó <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hannah_Arendt#Los_or%C3%ADgenes_del_totalitarismo"><em>Los orígenes del totalitarismo</em></a>, un estudio exhaustivo en el que exponía tanto la génesis como el desarrollo histórico del antisemitismo, el imperialismo y los totalitarismos. A través de sus páginas evidenciaba la estrategia y argucias que habían seguido entonces los líderes de masas para conseguir la adhesión de acólitos con el fin de convertirlos en súbditos pasivos y silentes. </p>
<p>Era una estrategia nada distinta, por otra parte, de la que practican ahora numerosos dirigentes políticos, con frecuencia populistas, que tratan de seducir a los votantes con estratagemas y falsedades continuas. Como precisaba la pensadora alemana, antes de acceder al poder para “encajar la realidad en sus mentiras, su propaganda se halla caracterizada por su extremado desprecio por los hechos como tales”.</p>
<p>En la actualidad, a pesar de haber transcurrido casi medio siglo desde su muerte, la voz de Arendt sigue resonando con fuerza. No es de extrañar que la profesora de Ética de la UNED, Amelia Valcárcel, <a href="https://www.elindependiente.com/tendencias/2020/12/04/hannah-arendt-vive/">considere que en los últimos años</a> “nuestro mundo está siendo interpretado y entendido con sus categorías e ideas”. De hecho, la mayor parte de los grandes temas objeto de estudio por parte del pensamiento político de nuestra época están presentes en la obra de Arendt. </p>
<p>Entre ellos cabe mencionar las propuestas que planteaba en <a href="https://www.paginaindomita.com/verdad-y-mentira-en-la-politica/"><em>Verdad y mentira en la política</em></a> con el fin de evitar que los ciudadanos se vieran reducidos tan solo a la condición de empleados y consumidores, al tiempo que una especie de apatía moral se extendiera cada vez más entre la población. </p>
<h2>Adelantada a su tiempo</h2>
<p>Podría decirse que Arendt fue, en palabras de Friedrich Nietzsche, una especie de “parto prematuro”. Y, sin embargo, a pesar de los avatares y adversidades que tuvo que afrontar a lo largo de su vida, hizo gala permanente de una impecable autonomía a la hora de defender sus principios morales. De ahí que ni su criterio personal ni el espíritu crítico que regían sus decisiones palidecieran en ningún momento. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dibujo en blanco y negro de Hannah Arendt." src="https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=613&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=613&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=613&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=770&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=770&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/527798/original/file-20230523-23-1e0x7w.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=770&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Dibujo de Hannah Arendt.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hannah_Arendt_-_Retrato.png">Albarluque / Art&Design School</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>De hecho, a pesar de recibir con el paso del tiempo diversos premios y homenajes por el rigor y profundidad de sus obras de teoría política, tanto en varios países europeos como en Estados Unidos, <a href="https://www.elindependiente.com/tendencias/2020/12/04/hannah-arendt-vive/">fue consciente de que</a> “nada es más transitorio en nuestro mundo, menos estable y sólido, que esa clase de éxito que trae consigo fama; nada acontece más deprisa y más rápidamente que el éxito”. </p>
<p>Cuando el actual presidente de EE. UU., Joe Biden, comenzó su primer mandato como senador, escribió a Hannah Arendt el 28 de mayo de 1975 para pedirle una copia de <em>Verdad y mentira en la política</em>. Ahí la escritora analizaba las mentiras que generaba la maquinaria de la publicidad, así como la influencia del <em>marketing</em> en la manipulación de la vida política. El ensayo también anticipaba la eclosión y proliferación indiscriminada de las <em>fake news</em>.</p>
<p>Una muestra elocuente de su lucidez quedó reflejada <a href="https://herdereditorial.com/diario-filosofico-1950-1973-9788425440823">en uno de sus últimos diarios</a>, donde la pensadora alemana escribió: “La muerte es el precio que pagamos por la vida que hemos vivido. Es de miserables no querer pagar ese precio”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203611/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco Javier Blázquez Ruiz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hannah Arendt es una de las pensadoras imprescindibles del siglo XX, por su lucidez, compromiso y espíritu crítico.Francisco Javier Blázquez Ruiz, Catedrático de Filosofía el derecho. Bioética e Inteligencia artificial., Universidad Pública de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2061582023-05-31T20:34:56Z2023-05-31T20:34:56ZTres lecciones de Aristóteles sobre la amistad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/527582/original/file-20230522-2962-9uw9r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C5%2C1911%2C1270&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Aristóteles (centro), vestido con una túnica azul, en un discurso con Platón en un fresco del siglo XVI, 'La Escuela de Atenas', de Rafael.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/the-school-of-athens-detail-of-a-mural-by-raphael-royalty-free-image/538198840">Pascal Deloche/Stone via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Aunque la mayoría de las canciones se inspiran en las alegrías y los sinsabores de las relaciones sentimentales, el amor entre amigos puede ser igual de intenso y complicado. Muchas personas luchan por hacer y mantener amistades, y una ruptura con un amigo íntimo puede ser tan dolorosa como una ruptura con una pareja.</p>
<p>A pesar de estos peligros potenciales, los seres humanos siempre han valorado la amistad. Como escribió el filósofo Aristóteles en el siglo IV a.e.c.: “<a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html#I_96_">nadie elegiría vivir sin amigos</a>”, aunque en su lugar pudiera tener todas las demás cosas buenas. </p>
<p><a href="https://plato.stanford.edu/entries/aristotle/">Aristóteles es conocido sobre todo</a> por su influencia en la ciencia, la política y la estética; es menos conocido por sus escritos sobre la amistad. Soy <a href="https://michiganstate.academia.edu/EmilyKatz">estudiosa de la filosofía griega antigua</a>, y cuando hablo de este tema con mis estudiantes se asombran de que un pensador griego antiguo pueda arrojar tanta luz sobre sus propias relaciones. Pero quizá no debería sorprender: la amistad existe desde que existen los seres humanos. </p>
<p>He aquí, pues, tres lecciones sobre el tema que Aristóteles aún puede enseñarnos. </p>
<h2>1. La amistad es recíproca y reconocida</h2>
<p>La primera lección procede de la definición que Aristóteles da de la amistad: buena voluntad recíproca y reconocida. A diferencia de la paternidad o la hermandad, la amistad sólo existe si es reconocida por ambas partes. <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html#I_98_">Como dice Aristóteles</a>:</p>
<blockquote>
<p>“Conviene, pues, que el uno al otro se tengan buena voluntad y se deseen todo bien, y que esto lo entienda el uno del otro, y esto por alguna de las razones que están dichas”.</p>
</blockquote>
<p>Aristóteles ilustra este punto con un ejemplo temprano de una <a href="https://www.oxfordreference.com/display/10.1093/oi/authority.20110803100305809;jsessionid=0AFA8CDD9156B5EA9F049311EEB54E42">relación parasocial</a> –un tipo de relación unilateral en la que alguien desarrolla sentimientos amistosos hacia, e incluso siente que conoce a, una figura pública–. Aristóteles ofrece este ejemplo: <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_6.html#I_118_">un aficionado puede desearle lo mejor a un deportista</a> y sentirse emocionalmente implicado en su éxito. Pero como el atleta no corresponde ni reconoce esta buena voluntad, no son amigos. </p>
<p>Esto es tan cierto hoy como lo era en tiempos de Aristóteles. Piense que ni siquiera puede ser amigo de alguien en Facebook a menos que acepte su solicitud de amistad. En cambio, se puede ser seguidor de alguien en las redes sociales sin que lo reconozca. </p>
<p>Sin embargo, hoy en día quizá sea más difícil distinguir las amistades de las relaciones parasociales. Cuando los creadores de contenidos comparten detalles sobre su vida personal, <a href="https://doi.org/10.1177/13548565221085812">sus seguidores pueden desarrollar una sensación unilateral de intimidad</a>. Saben cosas sobre el creador que, antes de la llegada de las redes sociales, <a href="https://doi.org/10.3145/epi.2022.jul.07">sólo habría conocido un amigo íntimo</a>. </p>
<p>El creador a su vez puede sentir buena voluntad hacia sus seguidores, pero eso no es amistad. La buena voluntad no es genuinamente recíproca si una parte la siente hacia un individuo mientras que la otra la siente hacia un grupo. De este modo, la definición de amistad de Aristóteles aporta claridad a una situación singularmente moderna.</p>
<h2>2. Tres tipos de amistad</h2>
<p>A continuación, Aristóteles distingue tres tipos de amistad: la amistad basada en la utilidad, la amistad basada en el placer y la amistad basada en el carácter. Cada una surge de <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html#I_99_">lo que se valora</a> en el amigo: <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html#I_99_">su utilidad, el placer de su compañía</a> o su <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html#I_102_">buen carácter</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dos jóvenes conversan mientras pasan tiempo juntas." src="https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/526279/original/file-20230515-25302-mjrwad.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Aristóteles dice que las amistades deben cultivarse y mantenerse mediante actividades.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/female-friends-spending-leisure-time-while-talking-royalty-free-image/1406476113?phrase=friends&adppopup=true">The Good Brigade/DigitalVision via Getty Images</a></span>
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<p>Aunque la amistad basada en el carácter es la forma más elevada, sólo se pueden tener <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html#I_99_">unos pocos amigos íntimos</a>. Lleva mucho tiempo conocer el carácter de alguien y hay que pasar mucho <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_6.html#I_123_">tiempo juntos</a> para mantener una amistad así. Como el tiempo es un recurso limitado, la mayoría de las amistades se basarán en el placer o la utilidad.</p>
<p>A veces mis alumnos protestan porque las relaciones utilitarias no son realmente amistades. ¿Cómo pueden ser amigas dos personas que se utilizan mutuamente? Sin embargo, cuando ambas partes entienden su amistad de la misma manera, no se están explotando sino beneficiando mutuamente. Como explica <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_6.html#I_116_">Aristóteles</a>, “las diferencias entre amigos surgen con más frecuencia cuando la naturaleza de su amistad no es la que ellos creen que es”.</p>
<p>Si su compañera de estudios cree que queda con ella porque disfruta de su compañía, mientras que en realidad queda con ella porque es buena explicando cálculo, puede sentirse herida. Pero si los dos entienden que quedan para que usted pueda mejorar su nota en cálculo y ella su nota en redacción de textos, pueden desarrollar buena voluntad y respeto mutuos gracias a las fortalezas de cada uno.</p>
<p>De hecho, la naturaleza limitada de una amistad utilitaria puede ser precisamente lo que la hace beneficiosa. Pensemos en una forma contemporánea de amistad útil: el <a href="https://doi.org/10.1016/j.chb.2019.06.011">grupo de apoyo entre iguales</a>. Dado que sólo se puede tener un pequeño número de amistades basadas en el carácter de la gente, muchas personas que sufren traumas o luchan contra enfermedades crónicas no tienen amigos íntimos que estén pasando por estas experiencias.</p>
<p>Los miembros de un grupo de apoyo están <a href="https://doi.org/10.1111/ecc.13700">en una posición única para ayudarse mutuamente</a>, aunque tengan valores y creencias personales muy diferentes. Estas diferencias pueden significar que las amistades nunca lleguen a basarse en el carácter; sin embargo, los miembros del grupo pueden sentir buena voluntad los unos por los otros.</p>
<p>En resumen, la segunda lección de Aristóteles es que hay un lugar para cada tipo de amistad, y que una amistad funciona cuando existe una comprensión compartida de su origen.</p>
<h2>3. La amistad es como estar en forma</h2>
<p>Por último, Aristóteles tiene algo valioso que decir sobre lo que hace que las amistades duren. Afirma que la amistad es un estado o disposición que debe mantenerse mediante la actividad: así como la forma física se mantiene haciendo ejercicio regularmente, la amistad se mantiene haciendo cosas juntos. ¿Qué ocurre, entonces, cuando usted y su amigo no pueden dedicarse a actividades juntos? <a href="https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-etica-de-aristoteles--0/html/fefd9c88-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html#I_101_">Aristóteles escribe</a>:</p>
<blockquote>
<p>“Los amigos que … se separan no son activamente amigos, pero tienen la disposición de serlo. Pues la separación no destruye absolutamente la amistad, aunque impide su ejercicio activo. Sin embargo, si la ausencia se prolonga, parece provocar el olvido del propio sentimiento amistoso”. </p>
</blockquote>
<p>La investigación contemporánea lo corrobora: <a href="https://doi.org/10.1080/10510974.2022.2145327">la amistad puede persistir</a> incluso sin actividades en común, pero si esto se prolonga demasiado, la amistad se desvanecerá. Podría parecer que el argumento de Aristóteles ha perdido relevancia, ya que las tecnologías de la comunicación –desde el correo postal hasta FaceTime– han hecho posible mantener amistades a grandes distancias. </p>
<p>Pero aunque la separación física ya no suponga el fin de una amistad, la lección de Aristóteles sigue siendo cierta. Las investigaciones demuestran que, a pesar de la tecnología, las personas que redujeron sus actividades durante el primer año de la pandemia de covid-19 <a href="https://doi.org/10.1080/10510974.2022.2145327">experimentaron una disminución correspondiente</a> en la calidad de sus amistades. </p>
<p>Hoy en día, al igual que en la antigua Atenas, los amigos deben mantenerse realizando actividades juntos.</p>
<p>Aristóteles no podría haber imaginado la tecnología actual, la aparición de grupos de apoyo en línea o los tipos de relaciones parasociales que posibilitan las redes sociales. Sin embargo, a pesar de todo lo que ha cambiado el mundo, sus escritos sobre la amistad siguen siendo vigentes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206158/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Emily Katz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una ruptura con un amigo íntimo puede ser tan dolorosa como una ruptura con una pareja. ¿Qué consejos daba Aristóteles para tener y conservar amigos?Emily Katz, Associate Professor of Ancient Greek Philosophy, Michigan State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2032662023-05-30T18:30:58Z2023-05-30T18:30:58ZEl caos contado por José Saramago<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/521133/original/file-20230415-16-yidzmh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=12%2C0%2C2683%2C1519&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Pieter Brueghel el Viejo, 'La parábola de los ciegos' (1568). Galleria Nazionale di Capodimonte, Nápoles.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pieter_Bruegel_the_Elder_-_The_Parable_of_the_Blind_Leading_the_Blind_-_WGA3511.jpg">Wikimedia commons</a></span></figcaption></figure><p>Se dice que es en la tempestad donde se descubre la madera de la que está hecho un barco. De un modo similar se pone a prueba el carácter de una persona o sociedad en una situación caótica. </p>
<p>En sus soberbias novelas <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ensayo_sobre_la_ceguera"><em>Ensayo sobre la ceguera</em></a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ensayo_sobre_la_lucidez"><em>Ensayo sobre la lucidez</em></a>, el escritor portugués José Saramago plantea ciertas circunstancias excepcionales e inconcebibles que tal vez nos ayuden a conocer la madera de la que estamos hechos.</p>
<h2>La ceguera blanca</h2>
<p>En <em>Ensayo sobre la ceguera</em> Saramago imaginó una inexplicable epidemia de invidencia. En lugar de quedar sumidos en la oscuridad, los afectados perciben que el mundo se oculta tras un mar albo. Algo así como “una blancura resplandeciente, como el sol dentro de la niebla”.</p>
<p>A los primeros que se infectan se les encierra en un manicomio vacío para guardar cuarentena. Abandonados a su suerte por las autoridades civiles y militares, permanecen aislados del resto de la población. Y es en ese cruel lugar donde Saramago nos desvela tanto lo miserable como lo digno del ser humano. </p>
<p>En aquel recinto infernal, sólo una mujer conserva la vista. Testigo ocular de violencias y mezquindades, no revela a nadie su clarividencia a excepción de a su marido, a quien susurra: “Si pudieras ver tú lo que yo estoy obligada a ver, querrías ser ciego”. ¿Qué ve exactamente?</p>
<h2>“No vivir enteramente como animales”</h2>
<p>En una situación de hambre, de hedor nauseabundo, gobierna el brutal imperio de la fuerza y el más inhumano de los egoísmos. Como dice un personaje, “siempre hubo quien se llenó la barriga con la falta de vergüenza”.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Dos hombres y un demonio navegan a bordo de una barca en un mar lleno de cuerpos." src="https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=772&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=772&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=772&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=971&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=971&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/523597/original/file-20230501-344-p7qmzy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=971&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ilustración de Stradanus (1587) para el canto octavo de la <em>Divina Comedia</em> de Dante.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Stradano_Inferno_Canto_08.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El <em>Ensayo sobre la ceguera</em> desgarra el alma porque descubre sin reservas las atrocidades del ser humano. Retrata un mundo despiadado, que se asemeja a un infierno dantesco, donde cada cual debe luchar a brazo partido por la supervivencia.</p>
<p>Sin embargo, valerosas voces se alzan contra la indignidad y la barbarie: “Si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo posible para no vivir enteramente como animales”.</p>
<h2>“Si puedes ver, repara”</h2>
<p>La esperanza en este mundo desalmado se refleja en las palabras de uno de los ciegos: “Si alguna vez vuelvo a tener ojos, miraré verdaderamente a los ojos de los demás, como si estuviera viéndoles el alma”. </p>
<p>Saramago cuestiona nuestra forma de vida. ¿Podríamos estar simbólicamente invidentes a pesar de ver funcionalmente? Miramos, pero no vemos. Estamos ciegos si no percibimos de los demás salvo lo que nos beneficia, si no los atendemos más que para utilizarlos.</p>
<p>A pesar de su pesimismo, Saramago nos ofrece un horizonte de esperanza. Una cita encabeza el <em>Ensayo sobre la ceguera</em>: “Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara”. La mujer que conserva la vista salva con su admirable bondad a un pequeño grupo. Puede ver un mundo decadente y repara.</p>
<h2>La lucidez</h2>
<p>Los ciegos de esa ciudad sin nombre recuperan la vista del mismo modo que la perdieron: sin explicación y de forma repentina. Y lo imposible nunca viene solo. </p>
<p>En los comicios celebrados cuatro años después, el setenta por ciento de los electores vota en blanco. Ante lo insólito del hecho, se repiten ocho días más tarde. En esta ocasión el voto en blanco alcanza el ochenta y tres por ciento. De nuevo el blanco: pureza inmaculada. Pero ahora la albura no ciega. En forma de insurgencia pacífica, el blanco en <em>Ensayo sobre la lucidez</em> es síntoma de clarividencia.</p>
<p>Los terribles sucesos acaecidos durante la ceguera blanca habían sido condenados al silencio. Y lo que no se nombra parece no haber ocurrido. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre con la mano en la barbilla parece que escucha a alguien que habla fuera del encuadre." src="https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=875&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=875&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=875&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1099&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1099&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/519994/original/file-20230409-6462-4r0fdd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1099&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">José Saramago en Siena en 1999.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:1999-Saramago_a_Siena.jpg">Sampinz/Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Ignorar lo ocurrido se convierte en otra forma de ceguera: “Para que la muerte deje de existir basta con no pronunciar el término con que la designamos”. Es la desmemoria. Resulta más cómodo olvidar todo aquello que no concuerde con una realidad idealizada y, por eso mismo, falseada.</p>
<p>Ante ese olvido, el pueblo se pronuncia y con ello se tambalean los cimientos del sistema. El voto en blanco masivo cuestiona el armazón de la democracia en ese país imaginario. Como respuesta, las autoridades políticas urden sórdidas tramas criminales para satanizar a quienes consideran enemigos de la patria.</p>
<p>El poder castiga con dureza vergonzosa la osadía de rechazar una democracia degradada. De nuevo en una atmósfera de intrigas políticas y mezquindades, se alzan voces que encarnan la altura moral del ser humano.</p>
<h2>El desasosiego</h2>
<p>Tal vez la profunda inquietud que sentimos al leer estas historias provenga de la revelación de una verdad angustiosa. Son realidades que apenas intuíamos y evitábamos asumir. Otro autor portugués, el poeta Fernando Pessoa, escribió en <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/literatura/libro-del-desasosiego-fernando-pessoa-9788491042136/"><em>El libro del desasosiego</em></a>: “Vivimos en un anochecer de conciencia, sin saber con certeza lo que somos o lo que creemos ser”. </p>
<p>Cuando se precipita el caos, se revela con nitidez lo mejor y lo peor del ser humano. Y vemos una verdad que puede ser desasosegante. Saramago advertía que “siempre llega la hora en que descubrimos que sabíamos mucho más de lo que pensábamos”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203266/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Fernández Vicente no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En sus libros ‘Ensayo sobre la ceguera’ y ‘Ensayo sobre la lucidez’, el portugués José Saramago plantea un análisis de la sociedad a partir de dos hipotéticos sucesos.Antonio Fernández Vicente, Profesor de Teoría de la Comunicación, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2032682023-05-21T19:11:05Z2023-05-21T19:11:05ZDe dioses a meteoros: sobre los comienzos de la filosofía griega<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/526863/original/file-20230517-4617-ac95m3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C0%2C2275%2C2045&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">'El origen de la Vía Láctea', el mito griego pintado por Jacopo Tintoretto.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.nationalgallery.org.uk/paintings/jacopo-tintoretto-the-origin-of-the-milky-way">The National Gallery</a></span></figcaption></figure><p>¿Qué son el sol, la luna y las estrellas? ¿Y el arcoíris y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Fuego_de_San_Telmo">el fuego de San Telmo</a>? ¿Y los vientos, los truenos y los cometas? ¿Y las imágenes que vemos cuando no vemos nada, sino que dormimos y soñamos? ¿Qué significa un pájaro que vuela a la derecha? ¿Y un terremoto? ¿Y un episodio de locura?</p>
<p>No hay una respuesta neutra a ninguna de estas preguntas. Toda respuesta está cultural, lingüística e históricamente condicionada. Hoy en día preguntaríamos a físicos y a psiquiatras, o simplemente nos echaríamos a reír (¿qué más da hacia dónde vuela un pájaro?). </p>
<p>Un griego antiguo, en cambio, diría que la tempestad, el sueño y la locura son las señales de los dioses inmortales, que quieren dar a entender algo a los mortales. En su horizonte de comprensión ninguna de esas cosas son fenómenos casuales, arbitrarios o irrelevantes, sino que suceden por algo, muestran algo y trasladan algún mensaje que debe ser descifrado por especialistas. </p>
<p>Los adivinos eran los expertos en escudriñar el movimiento de las aves o las entrañas de un animal durante un sacrificio. Presentaban el sentido de lo que ocurría en el entorno, en las enfermedades y en los sueños indicando su “causa”, así como las pautas de conducta a seguir en consecuencia.</p>
<h2>Homero y los signos</h2>
<p>En los poemas de Homero pueden encontrarse mil ejemplos.</p>
<p>Antes de que los aqueos (los griegos de los que hablan la <a href="http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Iliada.pdf"><em>Ilíada</em></a> y la <a href="http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Odisea.pdf"><em>Odisea</em></a>) emprendan el viaje a Troya para recuperar a Helena, Zeus les envía un gran signo: una serpiente de color sangre que ataca un nido de pájaros oculto entre las hojas de un plátano y devora a las crías y a la madre. El dios petrifica la serpiente y el adivino interpreta la señal: los aqueos combatirán en Troya tantos años como aves han sido devoradas.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Ánfora con Zeus dibujado. Zeus camina hacia la derecha lanzando un rayo; en la izquierda sostiene el cetro sobre el cuerpo; lleva barba y el pelo largo suelto sobre el brazo derecho, con un mechón cayendo sobre el pecho." src="https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=736&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=736&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=736&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=925&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=925&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/526853/original/file-20230517-21-zadwmw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=925&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ánfora en la que se ve a Zeus lanzando un rayo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.britishmuseum.org/collection/object/G_1867-0508-1114">The British Museum</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La <em>Ilíada</em> también describe cómo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Atenea">la diosa Atenea</a> desciende a la llanura de Troya parecida a la estrella luminosa que Zeus envía como señal para guerreros y navegantes. </p>
<p>Otras veces Zeus extiende en el cielo un arcoíris que significa “guerra” o “invierno de frío extremo”. Y semejantes al arcoíris son también las serpientes que luce sobre su coraza Agamenón, el líder de <a href="https://www.academia.edu/25042982/Mortal_y_f%C3%BAnebre._Leer_la_Il%C3%ADada_2016_">la expedición de los aqueos</a>.</p>
<p>Cuando Príamo, el anciano rey de Troya, está a punto de partir hacia el campamento enemigo para recuperar el cadáver de su hijo Héctor, primero ruega a Zeus que le envíe su pájaro predilecto. Al instante, este envía la más perfecta de las aves, que es, por lo mismo, la más significativa: el águila negra, la cazadora sombría.</p>
<p>En la <em>Odisea</em>, Penélope se duerme derrotada por la nostalgia de Odiseo. Entonces la diosa Atenea construye un espectro similar a su hermana, que vive muy lejos de Ítaca. El fantasma se cuela por la cerradura de la puerta, se coloca junto a su cabeza y le habla mientras duerme. Luego se desvanece en el aire y Penélope despierta con el corazón reconfortado.</p>
<p>Y <a href="https://www.academia.edu/9916779/La_visi%C3%B3n_de_la_Odisea_2014_">cuando Odiseo ciega el ojo del cíclope Polifemo</a>, este pide ayuda a los cíclopes vecinos. Llegan a su cueva y le escuchan gritar desde dentro “Nadie me destruye mediante engaño”. Así que vuelven tranquilamente a sus casas diciendo que “contra la enfermedad de Zeus” (la locura) nada puede hacerse. La broma no solo arranca carcajadas (los cíclopes no saben que Odiseo ocultó su nombre y le dijo a Polifemo que se llamaba “Nadie”), sino que expresa cierta interpretación de la demencia.</p>
<h2>El proyecto de la “filosofía”</h2>
<p>Todos estos acontecimientos –la espantosa serpiente, el poderoso vuelo del águila, la estrella que rasga el cielo, etcétera– no son fenómenos vacíos. Tampoco son eventos carentes de significado, o susceptibles de llenarse con el significado arbitrario que uno quiera prestarles.</p>
<p>Es cierto que a lo largo de la historia griega dejan de ser las señales singulares de algún dios que guía, advierte o consuela, y empiezan a ser meras variantes de algún tipo de fenómeno general. </p>
<p>La razón de este vuelco es lo que suele conocerse como “el comienzo de la filosofía” (s. VI a.e.c.), cuyo proyecto no consiste en comprender “por fin” los fenómenos, pues antes también se los comprendía. Lo que hace es empezar a reducirlos, tipificarlos y nivelarlos, y esto afecta irreversiblemente a una manera integral de ver y decir las cosas que las singularizaba, no las aplanaba.</p>
<p>Este nuevo proyecto discursivo redundará en la ruptura entre “ciencia” y “literatura”. </p>
<p>En el marco del nuevo discurso, la locura ya no es la impronta de Zeus, sino <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4960448">una enfermedad ni más ni menos divina que cualquiera otra</a>. Tampoco las luces que brillan a veces sobre los mástiles de los barcos son ya los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dioscuros">Dioscuros</a>, tal como un griego diría por defecto, sino simples <a href="https://academic.oup.com/edited-volume/28225/chapter-abstract/213255456?redirectedFrom=fulltext&login=false">nubecillas</a> que se mueven de un modo peculiar. Y otra simple nube es también el arcoíris, que pierde por ello su identidad como diosa o señal de los dioses y se convierte en “meteoro”, es decir, algo que cuelga en el aire sin misterio alguno.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una mujer inclinada del brazo de otra, de cuya espalda sale un arcoíris, se dirigen a un hombre que las observa." src="https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=527&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=527&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/526988/original/file-20230518-5248-8b1c34.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=527&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Pintura en la que Venus (Afrodita en la mitología griega), junto a la diosa Iris, le suplica a Marte (Ares), de George Hayter.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Venus_supported_by_Iris,_complaining_to_Mars_1820.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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</figure>
<p>Por lo mismo, la persona que interesa tener cerca en el barco que se hace a la mar o en la aventura de la guerra no será ya un gran lector de las señales y los gestos divinos, sino más bien… ¿cómo designarlo?</p>
<h2>La ambigua condena de la “meteorología”</h2>
<p>Los propios griegos llamaron “<a href="https://serious-science.org/greek-and-roman-meteorology-8624">meteorólogos</a>” (o “meteorosofistas”) a los personajes que reinterpretaban no solo los fenómenos atmosféricos, sino también los sismológicos y los astronómicos. Y en la segunda mitad del siglo V a.e.c. los procesaron por la “impiedad” que asomaba en esos atrevidos intentos de explicación reductiva y eliminativa. </p>
<p>Porque si el arcoíris, el cometa y el sol no son dioses ni señales de dioses sino solo “meteoros”, entonces no comunican nada, no significan nada, ni hay ya tampoco mirada alguna que observe y sancione las cosas de los hombres. </p>
<p>Helios, el sol, lo ve todo desde lo alto, por lo que puede detectar los crímenes y las infracciones. Pero si no es un dios, sino una piedra incandescente (algo así habría dicho <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anax%C3%A1goras">Anaxágoras</a>), la piedra nada ve y nada le importa; no mira ni juzga ni condena, y sin mirada que acuse estaría permitido hacer lo que se quisiera. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un joven lleva un carro de caballos rodeado de una luz anaranjada." src="https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=545&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=545&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=545&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=685&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=685&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/526987/original/file-20230518-20-8e6dqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=685&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Helios en su carro</em>, de Hans Adam Weissenkircher.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hans_Adam_Weissenkircher_-_Helios_on_His_Chariot_(Detail).jpg">Universalmuseum Joanneum</a></span>
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<p>Este vuelco quizá suene liberador en los oídos de un contemporáneo, pero no en los de un griego antiguo, que perece en el cortocircuito que él mismo ha producido: si los dioses no son, ¿qué hacemos todos los días en altares y templos?, ¿para qué las fiestas y los coros de los dioses?, ¿para qué los poemas?</p>
<p>Los “meteorólogos” han hecho de las nubes sus diosas (así lo vemos en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Las_nubes">la comedia de Aristófanes</a>). Pero estas nuevas “diosas” que se bastan solas para explicar una pluralidad de fenómenos distintos (ellas llueven y truenan) hacen finalmente superfluos a los dioses mismos. </p>
<p>Las nubes y su papel explicativo son una manifestación más del proyecto de nivelación universal de los fenómenos que emprende Grecia en general (mediante novedades como la escritura de las leyes y la monetización), no solo la llamada “filosofía griega”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203268/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Aida Míguez Barciela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Qué son los fenómenos meteorológicos del siglo XXI vistos por unos ojos griegos en la Antigüedad?Aida Míguez Barciela, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2026732023-05-10T17:10:49Z2023-05-10T17:10:49ZLo que la inteligencia artificial nos enseña sobre qué es realmente la inteligencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/522740/original/file-20230425-22-h3pwb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C12%2C8487%2C4415&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/cyborg-on-blurred-background-creating-artificial-1229532355">Shutterstock / sdecoret</a></span></figcaption></figure><p>La llegada de la inteligencia artificial al público general ha supuesto el comienzo de un debate sobre si es posible que este sistema automático sustituya a la inteligencia humana. </p>
<p>Múltiples autores, de <a href="https://www.nytimes.com/2023/03/08/opinion/noam-chomsky-chatgpt-ai.html">Noam Chomsky</a> a los <a href="https://www.unav.es/gep/AN/Aliseda.pdf">filósofos epistemólogos</a>, plantean una serie de dudas sobre este asunto: Chomsky detecta en ella la <a href="https://www.newtral.es/hannah-arendt-sobre-la-humanidad-del-mal/20191014/">banalidad del mal</a> de la filósofa Hannah Arendt, y otros consideran que no tiene capacidad para los <a href="http://www.commens.org/encyclopedia/article/fetzer-james-peirce-and-philosophy-artificial-intelligence">juicios abductivos</a> de nuestra mente, es decir, para la generación de nuevas lógicas en el progreso inesperado de la racionalidad.</p>
<p>Muchos autores piensan que esta “inteligencia” está lejos de ser creativa, no es generativa, aunque sea capaz de producir textos nuevos en apariencia. Pero realmente, ¿qué diferencia la inteligencia artificial de la inteligencia humana, a secas?</p>
<h2>Seleccionar, combinar y comparar</h2>
<p>Los autores que estudian la inteligencia compositiva o sintética, que es la que puede generar nuevas ideas, tienen <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/CIYC/article/download/CIYC0505110113A/7295/8222">establecido</a> que el cerebro humano que procesa información de modo inteligente y creativo realiza tres actividades diferentes: </p>
<ol>
<li><p><strong>Combinación selectiva:</strong> uniendo y combinando piezas informativas de modos específicos. Permite innovar cambiando el orden de los elementos, y muchas invenciones son resultado de una combinación o asociación innovadora, como la visión de la doble naturaleza del electrón. </p></li>
<li><p><strong>Comparación selectiva:</strong> proyectando cadenas de asociaciones sobre nuevos contextos, para observar los paralelismos, es decir, realizando analogías y proyecciones metafóricas. Permite establecer paralelismos y lanzar hipótesis de unos campos a otros. Por ejemplo, ver la estructura molecular como una escalera de caracol o la del núcleo de un átomo como un pequeño sistema solar, comparaciones selectivas que generaron cruciales avances en el conocimiento.</p></li>
<li><p><strong>Codificación selectiva:</strong> sintetizando, eliminando y puliendo las estructuras hasta que pierden ambigüedad y la información superflua. Este es el principio crucial en los avances inventivos y creadores en todos los campos. Por poner un ejemplo sencillo: Rembrandt renunció al uso de la gama del color azul en sus pinturas para potenciar la expresión con los otros colores; o Frank Capra recomendaba siempre eliminar rollos de película filmada para mejorar la calidad del conjunto.</p></li>
</ol>
<p>La inteligencia artificial usa toda la información que nosotros mismos volcamos a la red, realiza comparaciones y constantes combinaciones de elementos, siendo capaz de rastrear y presentar composiciones de cualquier tema o texto. El parecido con las operaciones creativas existe, pero hay una diferencia radical. ¿Cuál es?</p>
<h2>Forma, elegancia y estética</h2>
<p>El matemático francés <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Henri_Poincar%C3%A9">Henri Poincaré</a> llegó a la conclusión de que el acceso al conocimiento innovador no era una operación mecánica, ni tampoco provenía de la lógica racional. Acceder a una idea nueva, decía, era un “sentimiento de la forma” de esa innovación. </p>
<p>Según explica en su obra <a href="https://blogs.upm.es/nosolotecnica/2011/07/28/ciencia-y-metodo-henri-poincare-la-science-nest-pas-tout/"><em>Ciencia y Método</em></a>, cuando descubría soluciones en su búsqueda de avances matemáticos, experimentaba una impresión de forma, que iba inexorablemente unida al descubrimiento, y de cuya captación dependía el posterior desarrollo de todo el avance. </p>
<p>Dicha experiencia podía considerarse estética, y Poincaré llegaba a experimentar la elegancia de la resolución de un problema matemático. ¿Qué quería decir Poincaré?</p>
<h2>Salto al futuro</h2>
<p>Los autores que estudian la inteligencia creadora efectivamente registran la paradoja de que cuando se crea una innovación en cualquier campo, se “saca de la nada” un conocimiento que antes no existía. Esta operación no puede generarse de modo automático, ni sistemático. Lo que hay en la invención creadora es un “salto al futuro” mediante un lenguaje nuevo, como explicaba <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Antoine_de_Saint-Exup%C3%A9ry">Antoine de Saint Exupéry</a> en sus <a href="https://editorialverbum.es/producto/cuadernos/"><em>Cuadernos</em></a>.</p>
<p>Según Saint Exupéry, la relación entre elementos, que es anteriormente impensable e improbable, se construye mediante el lenguaje. Y esta operación es un fenómeno que los creadores ven ligado a la visión repentina de una forma, composición o estructura nuevas. Una vez se expresan y son compartidas, cambian radicalmente nuestra realidad. Pero no podemos planificar su aparición porque pertenecen al futuro que ellas mismas van creando.</p>
<h2>El lenguaje cambiante</h2>
<p>Sólo mediante un lenguaje capaz de combinaciones infinitas de elementos finitos, que puede romper sus propias normas y establecer o moldear nuevos elementos, es posible que se produzcan estos saltos. </p>
<p>Según Poincaré y Saint Exupéry, entonces, la invención no es algo que resulte del compendio automático, ni del resumen de un conjunto profuso de datos, ni siquiera de la experiencia de aprendizaje previo. Se trata de algo diferente que está relacionado con un uso “disruptor” de los lenguajes y los códigos.</p>
<p>Cuando un creador, un investigador o un científico innovan, no siguen patrones de uso habitual ni compilan la información universal. Su selección de elementos puede ser completamente inexplicable. Puede que incluso desconozcan información básica, y ello precisamente les sirva para innovar. Las analogías con las que trabajen pueden escapar de toda plausibilidad, pero sin embargo, serán como las de Galileo, imprescindibles. Y sus síntesis creativas seguramente serán al mismo tiempo nuevas y asombrosamente adecuadas. Ello forma parte del avance en el conocimiento, que no puede ser automatizado ni fabricado. </p>
<p>En una muy reciente investigación, precisamente sobre <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-022-05543-x">el declive de la expansión científica,</a>, se percibe la desaparición significativa del uso de lenguajes disruptores en todos los campos del avance científico humano. </p>
<h2>Trabajar con lo ya sabido</h2>
<p>La inteligencia artificial no puede generar información nueva ni usar el lenguaje para generar nuevos pensamientos jamás concebidos por los seres humanos, porque su base de trabajo es lo “ya sabido”, lo ya existente, la información universalmente compartida en la red. </p>
<p>Es un excelente medio para procesar o difundir lo ya sabido, pero no para pensar lo nuevo. Está férreamente atada al pasado, y sus estructuras y códigos repiten y reiteran lo existente, lo previo.</p>
<p>Estos sistemas pueden ayudar muchísimo para liberar a los informadores de tareas poco creativas e incluso puede que obligue a los profesionales a hacer algo más que repetir como loros la información convencional de fuentes ya conocidas.</p>
<p>Si aprendemos a distinguir entre inteligencia artificial e inteligencia creadora quizás podamos también aprender con ello que muchas de las formas de comportamiento que hoy consideramos inteligentes no son más que simples ejercicios de redundancia, superficialidad e incluso estupidez. La inteligencia artificial puede enseñarnos esto, al menos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202673/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Eva Aladro Vico no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La inteligencia humana alcanza su capacidad creativa e innovadora cuando combina, selecciona y contrapone ideas, conceptos y palabras como no se ha hecho nunca antes. Algo que la artificial no puede hacer.Eva Aladro Vico, Catedrática de Teoría de la Información, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2042352023-05-08T14:24:23Z2023-05-08T14:24:23ZNi idénticos, ni opuestos: el secreto de los buenos amigos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/523811/original/file-20230502-991-lhxkve.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=209%2C135%2C3904%2C2596&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/strong-female-friendship-rear-view-two-2115118532">Dasha Petrenko / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Pensemos por un momento en nuestros amigos más cercanos y duraderos. ¿Se parecen a nosotros, pertenecen a la misma clase social? ¿O existe la buena amistad en mayor grado entre personas diferentes?</p>
<p>Hay <a href="https://www.psychologytoday.com/sites/default/files/Friendship%20Chemistry.pdf">estudios</a> que indican que las similitudes entre personas, en cuanto a intereses y gustos, sentido del humor, creencias y ambiciones, influyen positivamente en la formación de amistades. Esto quiere decir que es bastante probable que la razón por la que entablamos una amistad tenga que ver con tener algo en común en alguno de esos ámbitos.</p>
<p>Un estatus económico similar, pertenecer a la misma clase social, también parece <a href="https://sk.sagepub.com/books/friendship-processes">tener cierto impacto</a> en una amistad, pero en menor grado que los otros factores. La favorece en la medida en que incrementa la probabilidad de coincidir en lugares determinados y sobre ciertos asuntos. No obstante, no parece asegurar que una amistad dure.</p>
<p>Y la duración es, precisamente, lo que caracteriza la buena amistad. Cuando oímos hablar de personas que son buenos amigos, sobrentendemos que se conocen desde hace tiempo. Nadie se convierte en un buen amigo de un día para otro. Hace falta pasar tiempo compartido para que la relación se consolide como una buena amistad.</p>
<h2>¿Qué es una buena amistad?</h2>
<p>Si similitudes en intereses, ambiciones o estatus social contribuyen a la formación de amistades, ¿qué factores promueven que personas entablen <em>buenas</em> amistades? </p>
<p>Es algo que se ha debatido desde la Antigüedad. Platón fue el primero en hacerse este tipo de preguntas, o más bien dejaba a su maestro, Sócrates, <a href="https://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf02213.pdf">desarrollarlas</a>: ¿Los amigos de bien son semejantes, o son mejores amigos los que más se diferencian?</p>
<p>Sócrates llegó a la conclusión de que los que son iguales no tienen nada que aportarse el uno al otro. Si son idénticos, difícilmente serán buenos amigos. En el polo opuesto, los que no se parecen en nada tampoco tienen nada en común y, por lo tanto, no son candidatos para formar una buena amistad.</p>
<h2>Un punto medio</h2>
<p>Sócrates no dice claramente quiénes son los que establecen una buena amistad. Insinúa que estarán en un punto medio entre los que son, respectivamente, iguales y diferentes: tienen “ciertas bondades del alma en común” sin que estas virtudes sean idénticas. Así, <a href="http://www.losguardo.net/it/a-statesman-should-know-the-soul-on-emotional-rationality-in-friendship/">por ejemplo</a>, los que son justos tendrán algo que aportar a los humildes que, a su vez, complementarán a los valientes.</p>
<p>De esta manera, las amistades pueden llegar a formar un círculo virtuoso que permite a cada parte ser ella misma y, al mismo tiempo, encajar en la vida común con los demás. “Parece que la amistad mantiene unidos a los estados”, observa <a href="http://mastor.cl/blog/wp-content/uploads/2017/12/Etica-a-Nicomaco-Aristoteles-PDF.pdf">Aristóteles</a>, el discípulo más influyente de Platón. Y sobre la amistad entre los que se encuentran en su madurez, añade: “Dos son más capaces de pensar y actuar.”</p>
<p>Mejorarnos uno al otro solo es posible cuando los amigos no son exactamente iguales, sino que se complementan. Uno puede percibir algo y compartirlo con su amigo o amiga, que no se había dado cuenta hasta ese momento. La percepción de uno contribuye a ampliar el horizonte de otro.</p>
<p>Entre los factores que fomentan la formación de las buenas amistades se encuentran, pues, la confianza y la benevolencia, dos virtudes que tienden puentes entre las personas. Crean lazos que mantienen, como afirma Aristóteles, una comunidad o una sociedad entera unida.</p>
<h2>Ponerse en el lugar del otro</h2>
<p>Hay más: en la buena amistad las partes buscan igualarse para que nadie esté por encima o por debajo de los demás. Inspirada por Platón y Aristóteles, la pensadora alemana <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hannah_Arendt">Hannah Arendt</a> <a href="https://zetesisproject.files.wordpress.com/2015/05/arendt-phi-and-politics.pdf">sostenía</a>, ya en el siglo XX, que en la amistad las partes se igualan sin volverse idénticas. A través de un diálogo sincero y transparente, las partes llegan a compartir su mundo y facilitan que cada una pueda ponerse en el lugar de la otra.</p>
<p>Pero esta comprensión mutua tampoco debe llevar al punto de unirse totalmente sin poder distinguirse y reconocerse. En este punto es donde entra en juego el <a href="https://monoskop.org/images/e/e2/Arendt_Hannah_The_Human_Condition_2nd_1998.pdf">respeto mutuo</a>: el permanente intento de ser equitativas y resolver sus diferencias de forma dialógica, que hace que en sus interacciones exista siempre una dosis de tacto.</p>
<h2>Por qué termina una amistad</h2>
<p>A veces, las diferencias entre amigos pueden volverse tan grandes que la amistad sufre: los gustos, intereses o ambiciones de una persona se transforman hasta tal punto que apenas queda lo que tenía en común con sus amigos. O cambia tanto en su forma de ser que sus amigos casi no pueden reconocerle. Una amistad no suele sobrevivir a cambios tan drásticos.</p>
<p>En otras ocasiones, dos amigas, como las que describe la novelista italiana <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elena_Ferrante">Elena Ferrante</a> en su cuarteto napolitano <em>Dos amigas</em>, pueden mantener una relación con múltiples facetas que contiene partes iguales de confianza y desconfianza, de bondad y maldad, de respeto y de falta de él. Quizá sea el retrato de Ferrante bastante fiel a cómo muchos amigos viven sus amistades: animados por sus similitudes, desafiados por sus diferencias.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204235/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jonas Holst no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Aportar lo que nos falta, uno de los ingredientes de una buena amistad, no se puede hacer ni desde la similitud absoluta ni desde la diferencia total.Jonas Holst, Profesor Titular de Filosofía e Historia del Pensamiento, Universidad San JorgeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2025812023-04-25T17:00:54Z2023-04-25T17:00:54ZPor una biblioteca en español de acceso abierto a las obras de Kant<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/520034/original/file-20230410-28-r8xcnb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=19%2C121%2C1400%2C1138&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Imagen del monumento a Kant en Königsberg en su primer emplazamiento.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Kant-Denkmal_K%C3%B6nigsberg_(1._Platz).JPG">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>El 22 de abril del próximo año celebraremos un tricentenario, el del natalicio de <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/kant-entre-la-moral-y-la-politica-roberto-r-aramayo-9788491813095/">Immanuel Kant</a>, el filósofo de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/K%C3%B6nigsberg">Königsberg</a>, antaño capital de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Prusia_Oriental">Prusia Oriental</a>. Hoy la ciudad ha sido convertida en un bastión militar de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Rusia">Federación de Rusia</a> y rebautizada con el nombre de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Kaliningrado">Kaliningrado</a>, aunque para la historia de las ideas continuará siendo simbólicamente <em>Kantsburgo</em>. La coyuntura histórica impedirá que los estudiosos del kantismo puedan celebrar allí este tricentenario (1724-2024). </p>
<p>Hace un siglo, en sus <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4094912"><em>Reflexiones en el bicentenario del nacimiento de Kant</em></a> José Ortega y Gasset describía muy bien el valor de su legado filosófico:</p>
<blockquote>
<p>“En la obra de Kant están contenidos los secretos decisivos de la época moderna, sus virtudes y sus limitaciones. Los resortes que mueven esta máquina ideológica son los mismos que han actuado sobre la historia europea desde el Renacimiento”. </p>
</blockquote>
<h2>Kant en español</h2>
<p>Esta nueva conmemoración podría ser un buen acicate para plantearse posibilitar una edición del conjunto de las obras kantianas en español, comenzando por el corpus principal, para seguir después con su legado inédito y las lecciones. </p>
<p>Hubo un intento con la editorial Peter Lang que no pasó del primer volumen a cargo de <a href="https://dadun.unav.edu/handle/10171/54669">Juan Arana</a>. El Centro mexicano de Documentación Kantiana, en colaboración con la editorial Fondo de Cultura Económica, ha publicado <a href="https://www.granjacastro.com/la-bibleoteca">unos cuantos títulos</a>, pero las ediciones resultan muy caras al ser bilingües. </p>
<p>En cambio, Alianza Editorial cuenta con un <a href="https://www.alianzaeditorial.es/busqueda.php?tipobusqueda=autor&precioMin=0&precioMax=200&tematica=&formato=&coleccion=&texto=Immanuel%20Kant&filtro=titulo%20asc&pagina=1">catálogo de textos kantianos</a> bastante nutrido y con traductores tan acreditados como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gaos">José Gaos</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_Mart%C3%ADnez_Marzoa">Felipe Martínez Marzoa,</a> <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=158668">Joaquín Abellán</a> y <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=172976">Salvador Mas</a>.</p>
<p>Son ediciones de bolsillo con un precio asequible que se reeditan sistemáticamente. En Alianza nos encontramos con escritos precríticos como las <em>Observaciones</em>, lecciones como la <em>Antropología en sentido pragmático</em>, una colección de opúsculos políticos reunidos bajo el título de <em>¿Qué es la Ilustración?</em>, la <em>Fundamentación</em>, la <em>Crítica de la razón práctica</em>, la <em>Crítica del discernimiento o de la facultad de juzgar</em>, <em>La Religión</em>, <em>La paz perpetua</em> y <em>El conflicto de las Facultades</em>. </p>
<p>No es mal elenco para comenzar a familiarizarse con la filosofía kantiana en castellano. La mayoría cuenta con estudios introductorios, anotaciones, paginación original e índices conceptuales.</p>
<h2>Corpus de referencia</h2>
<p>Franceses e italianos tienen desde hace tiempo unas obras completas de Kant, que son referencia en sus respectivos idiomas. Otro tanto sucede con el mundo anglosajón. Hace ya veinte años José Luis Villacañas, <a href="https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/485/485">en un texto titulado <em>Seguir con Kant</em></a>, ensalzaba esta empresa: </p>
<blockquote>
<p>“Contar con un corpus de tal naturaleza impulsaría sin duda la disciplina conceptual de nuestra filosofía, lo que en un momento de asentamiento como el presente –pasados ya al parecer los momentos de la imitación generalizada de los avanzados europeos– ofrecería sobriedad y rigor a nuestra escritura y a nuestras reflexiones”.</p>
</blockquote>
<p>Sin embargo, todavía no hemos conseguido hacer nada similar en español, pese a contar en castellano con expertos muy reconocidos internacionalmente, como sería el caso de <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=887896">Mario Caimi</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nuria_S%C3%A1nchez_Madrid">Nuria Sánchez Madrid</a>, por citar únicamente un par de nombres indiscutibles que pertenecen a generaciones y tradiciones muy diferentes. </p>
<p>Al primero le debemos una excelente traducción de los <a href="https://books.google.fr/books/about/Proleg%C3%B3menos_a_toda_metaf%C3%ADsica_futura.html?id=dWvSXf9GtCAC&redir_esc=y"><em>Prolegómenos</em></a> y la segunda ha editado primorosamente la <em>Primera Introducción a la Crítica del Juicio</em>. <a href="https://www.con-textoskantianos.net/index.php/revista/article/view/279/341">Yo mismo</a> elaboré junto a <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Concha_Rold%C3%A1n">Concha Roldán</a> una edición castellana de las <a href="https://biblioteca.multiversidadreal.com/BB/Biblio/Immanuel%20Kant/Lecciones%20de%20Etica%20%28790%29/Lecciones%20de%20Etica%20-%20Immanuel%20Kant.pdf"><em>Lecciones de ética</em></a>, cuyos criterios fueron adoptados luego por un editor alemán. Varios especialistas han proseguido esa senda entre nosotros preparando esmeradas ediciones cuya factura técnica es impecable.</p>
<p>Por otra parte, no son pocos los opúsculos kantianos que por su parca extensión fueron apareciendo en revistas y que ampliarían este apresurado inventario. Eso los hace accesibles en línea, como sucede por ejemplo con <a href="https://www.con-textoskantianos.net/index.php/revista/article/view/448/716"><em>El mal radical</em></a> o la <a href="https://www.con-textoskantianos.net/index.php/revista/article/view/241/272"><em>Reflexión 7202</em></a>, aparecidos en <a href="https://www.con-textoskantianos.net/index.php/revista"><em>Con-Textos Kantianos</em></a>. </p>
<p>Asociada con la revista internacional <em>Con-Textos Kantianos</em> nació una <a href="https://ctkebooks.net/">Biblioteca Digital Kantiana</a> (CTK e-Books) –en colaboración con la Editorial Alamanda, que ahora está en el repositorio de la Universidad Complutense de Madrid– de acceso libre. Alguno de sus volúmenes fue coeditado con el IFS-CSIC, la Universidad Nacional de Colombia (UNALCO) y la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM). </p>
<p>Se hicieron sendas tiradas en papel de un <a href="https://ctkebooks.net/wp-content/uploads/2018/03/La-filosof%C3%ADa-pr%C3%A1ctica-de-Kant-Aramayo-Castro.pdf">volumen colectivo</a>, cuyo acceso a la versión digital fue gratuito desde un principio sin periodo alguno de cadencia. Las investigaciones financiadas con fondos públicos deberían tener a medio plazo ese destino. Es la forma de retornar al contribuyente lo que se ha hecho con sus impuestos. </p>
<h2>Biblioteca digital <em>kantiana</em></h2>
<p>Esta experiencia, planteada como estudio de caso, sirve para preguntarnos entre todos si sería tan difícil poner en marcha una <a href="https://ctkebooks.net/wp-content/uploads/2018/10/HACIA-LA-PAZ-PERPETUA.pdf">Biblioteca Digital con las obras de Kant en español</a>. </p>
<p>Este formato permitiría disponer en un principio de las ya existentes, incluso de varias para un mismo texto, e ir ampliando su oferta con el tiempo. Esto relegaría a un segundo plano las traducciones “históricas”, por decirlo así (como las de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Garc%C3%ADa_Morente">Manuel García Morente</a> y <a href="https://revistas.uam.es/bajopalabra/article/view/3675">Pedro Ribas</a>), que podrían ser menos funcionales comparadas con las de factura más reciente por múltiples razones, pero que no estaría mal coleccionar para hacer <a href="https://www.academia.edu/34174981/Theoria_cum_praxi_en_la_traducci%C3%B3n_de_textos_filos%C3%B3ficos_pdf">un estudio evolutivo del arte de la traducción especializada</a>. </p>
<p>Esa sería otra de las virtudes aportadas por una edición digital. Se podrían ir mejorando las traducciones gracias a la participación de lectores expertos cuyas observaciones podrían ser muy útiles como críticas constructivas. Las ediciones en papel bajo demanda o distribuidas por los canales adecuados podrían convivir cabalmente con este formato, tal como los catálogos de libros electrónicos coexisten con las bibliotecas y las librerías.</p>
<h2>Financiación pública interinstitucional</h2>
<p>Lo suyo sería que dicha biblioteca virtual fuera respaldada por diversas instituciones públicas del ámbito latinoamericano y europeo. Por ejemplo, los Institutos de Filosofía del CSIC y de la UNAM, las universidades que vieran con buenos ojos esta empresa, el Instituto Cervantes y el Iberoamericano de Berlín, por aquello del idioma con <em>ñ</em>, los Institutos Goethe, al tratarse de un egregio autor alemán, los ministerios de cultura español, alemán y cuantos pudieran sentirse involucrados por uno u otro motivo. La lista de posibles candidaturas es interminable.</p>
<p>Una vez confeccionada la biblioteca, sería fácil de renovar y mantener con un presupuesto sostenible. La <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia_abierta"><em>Ciencia en Acceso Abierto</em></a> y las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Humanidades_digitales">Humanidades Digitales</a> demandan iniciativas como esta. Las instituciones cuentan con recursos humanos bien preparados para este tipo de tareas. Basta con descargarles de absurdas labores burocráticas y reconocer el trabajo bien hecho. Ahí queda un desafío cuyo guante deberíamos recoger colectivamente. Sondear las condiciones de posibilidad para poner en marcha una Biblioteca Digital de Kant en Español. El tricentenario de 2024 puede ser un buen acicate para ponerse manos a la obra.</p>
<p>Por supuesto, cualquier tipo de mecenazgo sería muy bienvenido y muchas fundaciones podrían interesarse por proyectos como este. </p>
<p>Tenemos una cita con el futuro de nuestra cultura europea y unas encomiendas que no deberíamos delegar en la pericia robótica de un sofisticado ChatGPT. La traducción especializada que viene a enriquecer el acervo conceptual de nuestra lengua materna no es un mero calculo matemático, sino un ejercicio de creatividad irrenunciable.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202581/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Por qué no hay una edición digital del corpus kantiano en español de acceso abierto? Eso permitiría ir actualizando sus traducciones al castellano y enriquecer con ello nuestro común acervo cultural.Roberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP Etica, Cine y Sociedad). Historiador de las ideas morales y políticas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.