tag:theconversation.com,2011:/ca/topics/bacterias-resistentes-66039/articlesbacterias resistentes – The Conversation2023-11-29T22:06:31Ztag:theconversation.com,2011:article/2188502023-11-29T22:06:31Z2023-11-29T22:06:31ZAsí es ‘Mycoplasma’, la principal sospechosa del brote de neumonía en China<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/562527/original/file-20231129-22-f43ghv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C0%2C4473%2C2997&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Kateryna Kon/Shutterstock</span> </figcaption></figure><p>Desde mediados de octubre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado monitoreando los datos de los sistemas de vigilancia chinos, porque ha observado un aumento inusual de enfermedades respiratorias sin diagnosticar, similares a la neumonía, en niños en el <a href="https://promedmail.org/promed-post/?place=8713261,353#promedmailmap">norte de China</a>. </p>
<p>Los hospitales infantiles de Pekín, Liaoning y otros lugares se han abarrotado de niños enfermos que padecían neumonía y que acudían en busca de tratamiento, y las clases de los colegios han estado al borde de suspenderse. Habida cuenta de los antecedentes que originaron la pandemia de covid-19, esta situación ha suscitado una lógica preocupación a nivel global.</p>
<h2>Viejos conocidos</h2>
<p>Las autoridades chinas han atribuido el aumento en la incidencia de las enfermedades respiratorias en los niños al levantamiento de las restricciones por la covid-19, así como a la llegada de la temporada de frío y a la circulación de patógenos conocidos como la gripe, el virus respiratorio sincitial (VSR), algunos adenovirus y rinovirus, el SARS-CoV-2 –causante de la covid– y, en gran medida, a la bacteria <em>Mycoplasma pneumoniae</em>. Hasta ahora no ha sido detectado ningún patógeno inusual o nuevo ni tampoco <a href="https://www.bmj.com/content/383/bmj.p2770.full">presentaciones clínicas inusuales</a>.</p>
<p>Durante los picos invernales posteriores a la pandemia de covid-19, muchos países se han enfrentado a un aumento considerable de infecciones por gripe y por el virus respiratorio sincitial (VSR), pero en China, las infecciones por <em>Mycoplasma pneumoniae</em> han sido más frecuentes. A pesar de su “apellido”, también se asocia a infecciones en sitios anatómicos diferentes de los pulmones, como la piel, el sistema nervioso central, la sangre, el corazón y las articulaciones. </p>
<h2>Causa común de la neumonía atípica</h2>
<p>El género <em>Mycoplasma</em> contiene decenas de especies diferentes. Engloba bacterias que carecen de pared celular y que generan una amplia gama de síntomas e infecciones. <em>Mycoplasma pneumoniae</em> era una causa común de infecciones del tracto respiratorio antes de la pandemia de covid-19, con una incidencia mundial del 8,61 % <a href="https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2022.27.19.2100746">entre 2017 y 2020</a>. Los brotes graves suelen ocurrir a finales de los meses del verano y principios del otoño. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/que-nos-hace-falta-para-que-la-proxima-pandemia-no-nos-pille-desprevenidos-207491">Qué nos hace falta para que la próxima pandemia no nos pille desprevenidos</a>
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<p>Las restricciones originadas por la covid-19 redujeron la incidencia de este patógeno, pero en la actualidad continúa siendo una causa común de neumonía atípica. De hecho, la bacteria es una causa frecuente de neumonía adquirida en la comunidad (la que es adquirida en un entorno comunitario y fuera del ambiente hospitalario o de centros sanitarios) entre personas sanas menores de 40 años. Hasta el 40 % de las neumonías adquiridas en la comunidad, especialmente en niños en edad escolar, <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2016.00157/full">son causadas por <em>Mycoplasma pneumoniae</em></a>.</p>
<p>Tras la introducción de las vacunas neumocócicas conjugadas, este microorganismo se ha convertido en la causa bacteriana más prevalente de neumonía adquirida en la comunidad para niños que requieren hospitalización en los países occidentales. La infección también es más común en poblaciones que viven en espacios reducidos, como prisioneros y personal militar. La propagación en familias, escuelas e instituciones se produce lentamente, pero de forma constante. </p>
<h2>Motivos para la preocupación</h2>
<p><em>Mycoplasma pneumoniae</em> se transmite a través del contacto con gotitas de la nariz y de la garganta de personas infectadas, especialmente cuando tosen y estornudan. El período de incubación oscila entre cuatro días y tres semanas. Sus síntomas típicos, que pueden persistir desde unos pocos días hasta más de un mes, incluyen fiebre, tos, bronquitis, dolor de garganta, dolor de cabeza y cansancio. Una consecuencia común de la infección por <em>Mycoplasma pneumoniae</em> es la aparición de neumonía atípica, que suele ser leve y rara vez requiere hospitalización.</p>
<p>Si las infecciones por <em>Mycoplasma pneumoniae</em> resurgen, como parece que está pasando en China, podrían afectar a la población mundial que no ha estado expuesta a la bacteria durante los últimos tres años, y provocar un aumento de <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanmic/article/PIIS2666-5247(22)00190-2/fulltext">enfermedades raras graves y manifestaciones extrapulmonares</a>. </p>
<p>Otra especie de <em>Mycoplasma</em>, <em>Mycoplasma genitalium</em>, también está generando preocupación. Es considerado, cada vez más, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6678058/">un patógeno emergente de transmisión sexual</a> y una causa de uretritis no gonocócica y cervicitis, y está asociado con la enfermedad inflamatoria pélvica, complicaciones del tracto reproductivo en mujeres y resultados adversos del embarazo. </p>
<h2>Resistencia a los antibióticos</h2>
<p>¿Y cómo se combaten las infecciones por <em>Mycoplasma</em>? Algunos antibióticos, como la penicilina, destruyen a las bacterias atacando las paredes celulares, pero como los micoplasmas carecen de pared celular, son inherentemente resistentes a la amplia familia de los antibióticos betalactámicos. Las opciones de tratamiento antimicrobiano, por tanto, son limitadas. </p>
<p>Históricamente, los macrólidos (por ejemplo, la azitromicina), las tetraciclinas (como la doxiciclina) y las fluoroquinolonas han sido eficaces para combatir las infecciones por micoplasmas. No obstante, la prevalencia de micoplasmas urogenitales resistentes a los antibióticos, como en el caso de <a href="https://www.nature.com/articles/s41429-023-00680-5"><em>Mycoplasma hominis</em></a>, ha ido aumentando gradualmente a lo largo de los años.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/la-carrera-cientifica-contra-las-bacterias-multirresistentes-195218">La carrera científica contra las bacterias multirresistentes</a>
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<p>Los macrólidos se suelen considerar el tratamiento de elección. Por desgracia, una dependencia excesiva de estos medicamentos ha conducido a que <em>Mycoplasma pneumoniae</em> también haya desarrollado resistencias. </p>
<p>Algunos estudios muestran que las tasas de resistencia del patógeno a los macrólidos en el área de Pekín están entre el <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3591905/">70 % y el 90 %</a>. Estados Unidos y Europa también han informado de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8482213/">resistencia a este tipo de antibióticos</a>. Las tetraciclinas son una alternativa para el tratamiento de adultos con posibles infecciones por <em>Mycoplasma pneumoniae</em> resistentes a macrólidos.</p>
<p>Estas resistencias pueden contribuir a los altos niveles de hospitalización por <em>Mycoplasma pneumoniae</em> registrados en China, porque dificultan el tratamiento y retardan la recuperación de las infecciones por neumonía bacteriana. </p>
<p>Recordemos que el uso prudente y adecuado de los antibióticos es una necesidad y un factor clave para aminorar la aparición de bacterias multirresistentes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/218850/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hacemos un retrato robot de la bacteria que posiblemente ha contribuido en mayor medida a disparar la incidencia de enfermedades respiratorias en China. No hay evidencia de encontrarnos ante un patógeno nuevo, como ocurrió con la covid-19.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2098992023-07-20T19:39:33Z2023-07-20T19:39:33ZAceites esenciales de plantas: ¿el arma secreta contra las bacterias resistentes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/538296/original/file-20230719-25-oobdly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=224%2C60%2C5466%2C3690&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/herbs-flowers-used-alternative-herbal-medicine-754722400">marilyn barbone/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En 1928, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alexander_Fleming">Alexander Fleming</a> descubrió la penicilina, el primero de los antibióticos modernos que revolucionarían la medicina y salvarían millones de vidas. Sin embargo, hoy en día nos encontramos con una gran cantidad de bacterias que han dejado de responder a los medicamentos antimicrobianos. Hablamos de las bacterias resistentes, o peor aún, <a href="https://theconversation.com/la-carrera-cientifica-contra-las-bacterias-multirresistentes-195218">multirresistentes</a>, como las denominamos cuando son insensibles a varios antibióticos. </p>
<p>El número de bacterias resistentes se propaga rápidamente y aumenta en todo el mundo, por lo que se ha convertido <a href="https://journals.plos.org/plosmedicine/article?id=10.1371/journal.pmed.1004264">en una de diez principales amenazas de salud pública, según la Organización Mundial de la Salud</a>. Se calcula que <a href="https://amr-review.org/">para 2050</a> este tipo de patógenos causará más de 300 millones de muertes prematuras y pérdidas de 100 billones de dólares en la economía mundial. </p>
<p>Es obvio que existe una necesidad urgente de encontrar nuevos remedios con mecanismos de acción capaces de frenar la resistencia de estos microorganismos. Y las plantas se postulan actualmente como una solución prometedora.</p>
<h2>Aceites esenciales, mucho más que olor y sabor</h2>
<p>Si echamos la vista atrás, veremos que el uso de los vegetales para combatir a las bacterias no es nada nuevo. </p>
<p>Antes de existir las neveras, las piezas de caza y de pesca se cubrían con romero o tomillo, que permitían conservar estos alimentos más tiempo en buenas condiciones. Posteriormente se retiraban, pero siempre quedaba algún resto, por lo que ambas plantas pasaron a formar parte de muchas recetas tradicionales de carne y pescado. </p>
<p>Hoy existen evidencias científicas de que los aceites esenciales que contienen las hojas tanto del <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S095671350700151X">tomillo</a> como del <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0956713512005221">romero</a> presentan actividad antimicrobiana.</p>
<p>Los aceites esenciales son sustancias volátiles que dan olor y sabor a muchas plantas, lo que les confiere interés para la industria farmacéutica, cosmética, alimentaria y de perfumes. Constituidos por mezclas complejas de unos compuestos orgánicos llamados terpenos y fenilpropanoides (entre 20 y 60 sustancias distintas normalmente), presentan además capacidad antibacteriana, antifúngica, antiparasitaria o incluso antiviral. </p>
<p>Alguna de las sustancias que los componen, como el mentol, el anetol o el limoneno, pueden resultarles familiares al lector. Aunque en ocasiones, el aceite esencial completo es más eficaz que los componentes por separado, puesto que estos actúan de manera sinérgica. </p>
<p>Estos aceites se acumulan principalmente en las hojas, caso de la menta o el eucalipto, y las flores, como ocurre con la rosa o la manzanilla. Pero también pueden encontrarse en otras partes de la planta: la corteza (canela), el leño o tronco (sándalo), los frutos (anís), las semillas (nuez moscada) o los órganos subterráneos (jengibre y vetiver). </p>
<p>Al ser muy irritantes, deben utilizarse siempre diluidos y normalmente no es conveniente administrarlos por vía oral (nos referimos al aceite esencial aislado, no a la planta que lo contiene). </p>
<h2>Propiedades del eucalipto, el tomillo, el apio, la manzanilla…</h2>
<p>Las pruebas científicas del poder antiséptico de los aceites esenciales son muy numerosas, por lo que vamos simplemente a enumerar <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31195112/">algunos ejemplos</a>:</p>
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<li><p>Aceite esencial del eucalipto: además de ser antitusivo y expectorante, tiene propiedades antisépticas en las vías respiratorias.</p></li>
<li><p>Componentes del aceite esencial del árbol del té, de algunas especies de lavanda o del eucalipto: actividad bactericida frente a bacterias multirresistentes.</p></li>
<li><p>Aceite esencial de algunas especies de tomillo y apio: ataca a la bacteria <em>Helicobacter pylori</em>.</p></li>
<li><p>Aceite esencial de orégano: eficaz para la higiene de manos.</p></li>
<li><p>Aceite esencial de sándalo o manzanilla: útil para la higiene y el mal olor de los pies.</p></li>
<li><p>Aceite esencial de limón, salvia, tomillo o lavanda: desinfección de superficies.</p></li>
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<h2>Otros compuestos de interés</h2>
<p>Las plantas disponen de un verdadero arsenal químico contra distintos tipos de amenazas. Debemos tener en cuenta que ellas no pueden moverse y, por tanto, se defienden con distintos compuestos –llamados metabolitos secundarios– frente a radiaciones solares intensas, el frío o calor extremos, el ataque de insectos o microorganismos patógenos, la presión de los herbívoros, etc. </p>
<p>Los aceites esenciales son un ejemplo de metabolitos secundarios. Pero las plantas sintetizan muchos más que, en ocasiones, también tienen actividad antimicrobiana, como alcaloides, flavonoides, lignanos, estilbenos, taninos, cumarinas y otros fenoles. </p>
<p><a href="https://www.fitoterapia.net/">Es el caso</a> de los componentes de la bardana o de la sangre de drago –activas no sólo frente a bacterias, sino también frente a algunos virus–, el ajo –por su contenido en compuestos ricos en azufre–, la pimienta o la drosera, una planta carnívora.</p>
<p>Los mecanismos por los cuales esos compuestos frenan el crecimiento bacteriano o, directamente, acaban con los patógenos son muy diversos. Este es el principal motivo por el que los metabolitos secundarios <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s42452-022-05084-y">se postulan como prometedores agentes para desarrollar nuevos fármacos</a> frente a las crecientes resistencias a los antibióticos.</p>
<p>A lo largo de su historia, el hombre se ha valido de las plantas medicinales para tratar distintas enfermedades. Hoy, el reino vegetal y sus productos derivados podrían ofrecer una solución a la rápida expansión de las bacterias inmunes a los medicamentos antimicrobianos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/209899/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Nuria Acero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Eucalipto, tomillo, limón, manzanilla… Los aceites esenciales de estas y otras plantas han demostrado su eficacia a la hora de acabar con microorganismos patógenos. ¿Podrían ayudarnos también a luchar contra las bacterias resistentes a los antibióticos?Nuria Acero, Profesora de Farmacognosia en la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2010442023-04-09T18:26:08Z2023-04-09T18:26:08ZNanopartículas y chile: una nueva receta científica contra los microbios resistentes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/517361/original/file-20230324-28-qzlwfb.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C21%2C1280%2C1245&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Nanopartículas y chile de árbol.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.freepik.com/free-photo/bunch-dried-red-hot-chili-pepper-black_10069696.htm">Modificado de Freepik</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span></figcaption></figure><p>Entre las propiedades que la ciencia está desvelando en las hojas, tallos, raíces o frutos de las plantas cabe destacar las prometedoras aplicaciones biomédicas del <a href="https://theconversation.com/entre-el-placer-y-el-dolor-la-ciencia-de-comer-chiles-200467">chile</a> (<em>Capsicum annuum</em>). Y, en especial, de una de sus variedades: el llamado <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Chile_de_%C3%A1rbol">chile de árbol</a>, que se suele emplear como ingrediente de salsas en la cocina mexicana. </p>
<p>La clave se esconde en la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Capsaicina">capsaicina</a>, la sustancia que otorga a este fruto su característico picor y que ha sido aprovechada desde hace siglos no solo por la gastronomía, sino también por la medicina tradicional como remedio para la tos, trastornos digestivos, etcétera. </p>
<p>Ahora, investigaciones recientes han encontrado que este compuesto tiene además <a href="https://www.mdpi.com/1420-3049/19/4/5434">un interesante efecto antimicrobiano</a>. </p>
<h2>La amenaza de los supermicrobios</h2>
<p>De acuerdo a <a href="https://news.un.org/es/story/2019/04/1455011">los datos reportados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)</a>, se espera que en 2050 mueran cerca de 10 millones de personas debido a enfermedades causadas por microorganismos resistentes los medicamentos actuales.</p>
<p>De hecho, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/antimicrobial-resistance">la Organización Mundial de la Salud (OMS)</a> califica la resistencia antimicrobiana como una amenaza de salud pública que pone en riesgo a la humanidad. Especialmente preocupante es el aumento de las muertes entre los niños y adultos jóvenes infectados. </p>
<p>¿Y a qué se debe esta situación? Los tratamientos contra las enfermedades microbianas no están funcionando como deberían por <a href="https://theconversation.com/nuevas-y-poderosas-razones-para-utilizar-los-antibioticos-de-forma-responsable-199699">el mal uso que se le da a los fármacos</a>: la sobremedicación hace que las bacterias <a href="https://theconversation.com/la-carrera-cientifica-contra-las-bacterias-multirresistentes-195218">evolucionen</a> y sobrevivan a la acción de los antibióticos y fungicidas. </p>
<p>Por eso es muy importante desarrollar tecnologías avanzadas que nos permitan fabricar nuevas fórmulas con compuestos como la capsaicina, que desgraciadamente tampoco son inmunes a la extraordinaria capacidad de “evasión” de los microorganismos patógenos. </p>
<p>Y aquí entra en escena la nanotecnología, capaz de mejorar y aumentar el efecto antimicrobiano de los fármacos. </p>
<h2>¿Qué es la nanotecnología?</h2>
<p>Esta <a href="https://theconversation.com/es/topics/nanotecnologia-60393">ciencia nueva</a> se enfoca en estudiar manipular, modificar y controlar la materia que no podemos ver a simple vista. Hablamos de tamaños muy pequeños, del orden de milmillonésimas partes de metro. </p>
<p>Modificar la materia a esas escalas diminutas puede otorgarle nuevas y mejores propiedades. Así se crean, por ejemplo, cosméticos o materiales que absorben los contaminantes del medio ambiente y se produce energía mediante minúsculas celdas solares.</p>
<p>De sus aplicaciones para la salud se encarga la nanomedicina, gracias al desarrollo de herramientas y dispositivos con una alta precisión y eficacia. Los nanomateriales o nanopartículas (partículas que solo se pueden ver con microscopios muy potentes) se diseñan para dirigirse específicamente a las células cancerosas y destruirlas, sin dañar a las células sanas, o transportar medicamentos y liberarlos en donde se encuentra el problema. </p>
<p>Y también para abordar el asunto que nos ocupa: atacar a las bacterias y hongos hasta hasta evitar su crecimiento. </p>
<h2>Nanomateriales en acción</h2>
<p>En concreto, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) <a href="https://www.fda.gov/drugs/understanding-over-counter-medicines/questions-and-answers-fda-posts-deemed-final-order-and-proposed-order-over-counter-sunscreen">ha aprobado para el consumo humano el dióxido de titanio y el óxido de zinc (TiO₂ y ZnO, respectivamente</a>). En tamaño macroscópico son materiales metálicos y muy brillantes, pero a escala nanométrica ofrecen el aspecto de un polvo blanco muy fino. </p>
<p>De acuerdo a <a href="https://www.mdpi.com/2079-4991/12/12/1948">un estudio que hemos publicado recientemente</a>, ambos materiales unidos pueden atacar a las bacterias y hongos. Y lo que aún es mejor: se pueden combinar con compuestos que provienen de las plantas. </p>
<p>De esa manera, la unión de dióxido de titanio y el óxido de zinc podría ayudarnos a darle el empujón necesario a la capsaicina para amplificar sus capacidades antimicrobianas.</p>
<p>Aunque aún falta mucho por investigar, este hallazgo es un comienzo prometedor que abre un abanico de opciones para combatir a las enfermedades microbianas no solo con capsaicina, sino también con los compuestos extraídos de otras especies vegetales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/201044/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
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</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Yo Noé Rodríguez Barajas he recibido apoyo del gobierno por medio de una beca del CONACYT. El número de apoyo es el 748117.</span></em></p>Según nuevas investigaciones, las propiedades antimicrobianas de la capsaicina (sustancia que otorga su picor al chile) se ven reforzadas con la alianza de ciertos materiales a escala minúscula.Alejandro Pérez Larios, Profesor de Química y Lector de catálisis, Universidad de GuadalajaraNoé Rodríguez Barajas, Doctorando en Biociencias, Universidad de GuadalajaraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1996992023-02-26T20:40:31Z2023-02-26T20:40:31ZNuevas y poderosas razones para utilizar los antibióticos de forma responsable<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/512216/original/file-20230224-1996-timuik.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=21%2C0%2C7065%2C4459&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pharmacist-holding-medicine-box-capsule-pack-704036482">Shutterstock / i viewfinder</a></span></figcaption></figure><p>¿Recuerdan aquellos tiempos en los que íbamos al médico con un resfriado y casi siempre salíamos con una receta para tomar antibióticos? Y cuando no era así, era frecuente ser testigos de los típicos enfados “porque el doctor no se ha tomado en serio mi enfermedad”. </p>
<p>Aunque estos medicamentos solo actúan frente a las bacterias, eran prescritos para tratar todo tipo de infecciones. Muchas veces se recetaban de forma preventiva, e incluso para evitar problemas con los pacientes que sí los creían necesarios.</p>
<h2>Llegan los antibióticos y, después, las bacterias resistentes</h2>
<p>El mayor hito de la medicina del siglo XX fue la introducción de los antibióticos, <a href="https://theconversation.com/como-se-produjo-penicilina-de-forma-masiva-en-plena-guerra-mundial-127864">generalizada a partir de 1943</a>. En la década de los 50 y los 60 aparecieron nuevas familias de estos compuestos, y durante los 20 años siguientes recibieron modificaciones que los hicieron más efectivos. Todo esto creó la sensación de que siempre iríamos por delante en nuestra lucha contra las bacterias patógenas. </p>
<p>Sin embargo, su desarrollo se estancó en los años 90. A finales del siglo XX, el ritmo endemoniado al que algunas bacterias adquirían resistencia a muchos de los antibióticos disponibles desató las alarmas. Especialmente preocupante era la aparición de <a href="https://theconversation.com/la-carrera-cientifica-contra-las-bacterias-multirresistentes-195218">bacterias multirresistentes</a>, que esquivaban la acción de varios antibióticos.</p>
<p>En esa época, según <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/67197/WHO_CDS_CSR_DRS_2001.2_spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y">datos citados por la Organización Mundial de la Salud en 2001</a>, un 87 % de los pacientes pensaban que los antibióticos resolverían sus infecciones respiratorias y que podían suspender el tratamiento cuando se sintieran mejor. En un 75 % de los casos, el médico respondía a la expectativa del paciente y se los prescribía.</p>
<h2>Pasos en la buena dirección, pero el problema persiste</h2>
<p>A partir de entonces, comenzaron a desarrollarse estrategias para informar a la población de que la mayoría de las infecciones frecuentes (incluyendo los resfriados, los dolores de garganta y la gripe) están causadas por virus. Frente a ellos, los antibióticos no tienen nada que hacer. </p>
<p>También se explicaba qué son las resistencias, qué peligros entrañan y cómo pueden aparecer por un uso innecesario o incorrecto de los antibióticos; por ejemplo, tomando una dosis menor que la prescrita o no siguiendo el tratamiento hasta el final. Además, en 2006 se restringió la venta de antibióticos sin receta médica en España (<a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2006-13554">RD 29/2006 del 26 de julio</a>).</p>
<p>Aunque la concienciación ha aumentado mucho desde entonces, las resistencias siguen siendo un problema acuciante. <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)02724-0/fulltext">Un estudio reciente publicado en <em>The Lancet</em></a> ha revelado que 1,27 millones de personas murieron en 2019 como consecuencia directa de infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos.</p>
<p><a href="https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-articulo-demanda-antibioticos-sin-prescripcion-farmacia-S1138359320302513">Otro trabajo</a> ha mostrado que, todavía en 2017, miles de personas acudían a las farmacias españolas solicitando antibióticos sin receta médica. Mayoritariamente, alegaban que ya los habían utilizado antes para síntomas similares.</p>
<h2>Los antibióticos no solo dañan a las bacterias que causan enfermedades</h2>
<p>Nuestra <a href="https://theconversation.com/es/topics/microbioma-85738">microbiota</a> es el conjunto de microorganismos, incluyendo a las bacterias, que viven en el cuerpo humano o en alguna parte del mismo. Cada zona no estéril del organismo presenta una comunidad característica, que permanece en equilibrio y desempeña funciones esenciales para el mantenimiento de nuestra salud. Por ejemplo, algunas bacterias de nuestra microbiota intestinal producen las vitaminas K y B12 que necesitamos.</p>
<p>Por desgracia, los antibióticos no solo acaban con las bacterias patógenas, sino también con muchas de las que nos habitan y son beneficiosas. Así que cuando los tomamos se altera la microbiota –lo que se denomina disbiosis– y sufrimos un doble perjuicio: por un lado, perdemos lo bueno que nos aportaban los microorganismos ahora dañados; y en segundo lugar, éstos dejan un espacio libre que puede ser colonizado de forma oportunista por otros microbios potencialmente patógenos.</p>
<h2>Alteración de la microbiota: estas pueden ser sus consecuencias</h2>
<p>En los últimos años, multitud de estudios sorprendentes relacionan la disbiosis y distintas enfermedades, muchas de ellas graves. No obstante, en algunos casos aún no está claro si se trata de un factor necesario, suficiente o contribuyente en el origen de dichas patologías. Podemos destacar los siguientes ejemplos:</p>
<ul>
<li><p>La disbiosis intestinal se ha asociado con la aparición de la <a href="https://molecularneurodegeneration.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13024-021-00427-6">enfermedad de Parkinson</a>, la <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/12/6/1776">obesidad</a>, los <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/11/3/521">trastornos del espectro autista</a>, la <a href="https://journals.lww.com/ajg/Abstract/2019/07000/Individualized_Dynamics_in_the_Gut_Microbiota.24.aspx">enfermedad de Crohn</a>, y el <a href="https://www.pnas.org/doi/abs/10.1073/pnas.1912129116">cáncer colorrectal</a>.</p></li>
<li><p>Las alteraciones de la microbiota de la piel han sido vinculadas al desarrollo de <a href="https://academic.oup.com/bjd/article/182/1/39/6731363?login=false">enfermedades como la psoriasis o el cáncer de piel</a>.</p></li>
<li><p>La disbiosis nasofaríngea se ha asociado con una mayor susceptibilidad a contraer docenas de infecciones respiratorias virales diferentes, incluyendo la <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/22221751.2023.2165970">covid-19</a>.</p></li>
</ul>
<p>Además de todo esto, <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-022-05620-1">un estudio publicado recientemente en <em>Nature</em></a>, con mucha repercusión, ha demostrado que compartimos un 12 % de nuestras microbiotas oral e intestinal con nuestros convivientes, un 8 % con los vecinos de nuestra localidad, y prácticamente nada con los habitantes de otras poblaciones. </p>
<p>Esto sugiere que algunas de esas enfermedades asociadas a disbiosis podrían ser transmisibles, aunque antes se pensase que no se contagiaban. Así ocurre con ciertos tipos de cáncer, ya que podríamos adquirir de las personas cercanas el tipo de microbiota que nos hace más propensos a sufrirlos.</p>
<h2>Una nueva oportunidad para concienciar a la población</h2>
<p>El problema de la aparición de bacterias resistentes ha servido durante muchos años para concienciar sobre la utilización responsable de los antibióticos. Sin embargo, es difícil transmitir la magnitud de la amenaza cuando los efectos negativos probablemente no serán sufridos por quien hace el mal uso, sino mayoritariamente por personas inmunodeprimidas o sin acceso a una amplia variedad de antibióticos.</p>
<p>Las asociaciones recientemente descritas entre las disbiosis y el desarrollo de enfermedades ponen sobre la mesa nuevos riesgos. Pero en este caso sí es la persona que hace el mal uso quien ve alterada su propia microbiota y sufre directamente el daño, por lo que es más fácil que perciba el peligro.</p>
<p>Estamos, pues, ante una oportunidad magnífica para incorporar los nuevos datos a las campañas de información y concienciación que se vienen desarrollando durante los últimos 25 años, centradas únicamente en la aparición de resistencias. Así, todos entenderemos por fin que los antibióticos son un arma de doble filo, capaces de salvar millones de vidas, pero también de causar enfermedades y muertes si no son bien usados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/199699/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sergio Candel Camacho recibe fondos del Subprograma "Saavedra Fajardo" para la atracción de talento investigador a universidades y centros de investigación de la Región de Murcia (21118/SF/19), procedentes de la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Sylwia Dominika Tyrkalska recibe fondos del programa Juan de la Cierva Incorporacíon de Ministerio de Ciencia e Innovación (IJC2019-039619-I) . </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Carmen Álvarez Santacruz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Además de provocar resistencias en las bacterias patógenas, el abuso de antibióticos también puede dañar a los microorganismos beneficiosos para nuestra salud. De hecho, se han vinculado algunas enfermedades graves con esta alteración de la microbiota.Sergio Candel Camacho, Investigador Saavedra Fajardo, Universidad de MurciaCarmen Álvarez Santacruz, Médico Especialista en Otorrinolaringología y Cirujana de Cabeza y Cuello, Investigadora predoctoral, Universidad de MurciaSylwia Dominika Tyrkalska, Investigadora Postdoctoral, Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1952182023-01-15T18:04:03Z2023-01-15T18:04:03ZLa carrera científica contra las bacterias multirresistentes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502399/original/file-20221221-19-pm9l0w.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Placas de petri con cultivos de bacterias resistentes a antibióticos aisladas de pacientes. En azul puede observarse a 'Klebsiella pneumoniae', y en rojo, a 'Escherichia coli'. </span> <span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>En <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Las_aventuras_de_Alicia_en_el_pa%C3%ADs_de_las_maravillas"><em>Alicia en el país de las maravillas</em></a> hay un momento en el que Alicia y la Reina Roja corren a toda velocidad. Es entonces cuando la primera nota que, a pesar de no parar de correr, siempre permanecen en el mismo sitio. </p>
<p>—Pero ¿cómo? ¡Si parece que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que antes! —dice Alicia.</p>
<p>—Aquí es preciso correr mucho para permanecer en el mismo lugar —responde la Reina.</p>
<p>Esta escena inspiró el nombre de lo que se conoce en biología como la <em>hipótesis de la Reina Roja</em>. Propone que los organismos deben estar en continua evolución para mantener su <em>statu quo</em> en el entorno.</p>
<h2>Un ecosistema microscópico en nuestro intestino</h2>
<p>Las bacterias son ubicuas y se han encontrado en todos los ambientes donde alguna vez alguien las ha buscado: desde las calientes <a href="https://www.nps.gov/yell/learn/nature/thermophilic-bacteria.htm">fuentes termales de Yellowstone</a> o <a href="https://theconversation.com/rios-rojos-el-problema-ambiental-de-las-aguas-acidas-de-mina-163947">las ácidas aguas del río Tinto</a> a los <a href="https://theconversation.com/antarctic-bacteria-live-on-air-and-make-their-own-water-using-hydrogen-as-fuel-171808">fríos lagos del Antártico</a>. </p>
<p>Uno de los ecosistemas bacterianos más poblados del planeta se encuentra en el intestino humano: se estima que contiene al menos tantas células humanas como bacterianas. Allí conviven un sinfín de seres microscópicos, entre los que destacan las bacterias. El conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino se conoce como <a href="https://theconversation.com/es/topics/microbioma-85738">microbiota o flora intestinal</a>.</p>
<p>La microbiota intestinal es fundamental para nuestra salud. Sabemos que los cambios en la comunidad bacteriana están <a href="https://theconversation.com/lo-que-pensamos-y-sentimos-afecta-a-la-microbiota-y-viceversa-192960">asociados a una amplia gama de enfermedades</a>, que incluyen el cáncer, enfermedades inflamatorias y el trastorno depresivo, entre otras. Además, los microbios de nuestro intestino pueden actuar de barrera contra la infección de bacterias patógenas. Así pues, es fundamental comprender cómo cambian y evolucionan esos microorganismos para entender su impacto en nuestra salud.</p>
<h2>Seres en permanente cambio</h2>
<p>Las bacterias evolucionan principalmente mediante un fenómeno conocido como <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5753221">“transferencia horizontal”</a>, que permite el intercambio de genes entre microorganismos no emparentados. Uno de los principales agentes involucrados en este proceso son los <a href="https://theconversation.com/las-resistencias-a-los-antibioticos-se-mueven-a-traves-de-los-plasmidos-163951">plásmidos</a>, moléculas de ADN que se encuentran distribuidas en la práctica totalidad de especies bacterianas. </p>
<p>Mediante el intercambio o la captación de plásmidos, las bacterias pueden adquirir nuevas funciones de forma rápida, lo cual les confiere una gran capacidad de adaptarse a cambios en el ambiente.</p>
<p>Desafortunadamente, una de las funciones que pueden adquirir las bacterias vía plásmidos es la capacidad de resistir a los antibióticos, las sustancias capaces de inhibir su crecimiento.</p>
<p>Antes del descubrimiento de estos fármacos, las enfermedades asociadas a las bacterias eran una de las principales causas de muerte. Tras el descubrimiento y el posterior uso clínico de los antibióticos, las infecciones bacterianas pasaron a un segundo plano. </p>
<p>Además, el uso de antibióticos ha permitido alcanzar importantes avances en la medicina, como cirugías o tratamientos que deprimen el sistema inmune. Son fundamentales para sostener la medicina moderna.</p>
<p>No obstante, la capacidad de las bacterias de evolucionar en respuesta a los tratamientos ha impulsado la <a href="https://theconversation.com/aumenta-la-amenaza-mundial-de-la-resistencia-a-los-antibioticos-que-podemos-hacer-194088">aparición de resistencias</a>. Este fenómeno se ha convertido en una amenaza especialmente importante en ambientes clínicos.</p>
<h2>Los antibióticos de último recurso</h2>
<p>Aunque existen muchos tipos de antibióticos, muchos de ellos son ya ineficaces para tratar infecciones comunes. Con el fin de lograr la máxima eficiencia y controlar el desarrollo de resistencias, el uso de algunos de estos medicamentos está limitado. </p>
<p>Los <a href="https://www.msdmanuals.com/es-es/hogar/infecciones/antibi%C3%B3ticos/f%C3%A1rmacos-carbapen%C3%A9micos#:%7E:text=Los%20f%C3%A1rmacos%20carbapen%C3%A9micos%20son%20antibi%C3%B3ticos,Doripenem">antibióticos carbapenémicos</a>, que se emplean como tratamientos de última opción terapéutica, funcionan precisamente para tratar infecciones por bacterias resistentes a múltiples antibióticos. No obstante, también <a href="https://isid.org/guia/patogenos/enterobacterias/">se han detectado microorganismos</a> que han evolucionado para ser resistentes a estos compuestos.</p>
<p>En <a href="https://www.pbelab.es/">nuestro grupo de investigación</a>, y en colaboración con el <a href="https://www.irycis.org/es/">Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria</a>, nos preguntamos cómo se diseminan y evolucionan las bacterias resistentes a los antibióticos carbapenémicos. Para ello, aislamos bacterias del intestino de más de 9 000 pacientes de un hospital madrileño a lo largo de cuatro años. Esto nos permitió seguir la transmisión y evolución de los microorganismos.</p>
<p><a href="https://doi.org/10.1038/s41564-021-00879-y">En un primer estudio</a>, identificamos zonas de contagio entre pacientes. Observamos que una vez una bacteria resistente llega al intestino de una persona, ésta es capaz de transmitir su resistencia a otras bacterias de la microbiota del paciente. Este proceso ocurre mediante la transferencia horizontal, mediada por plásmidos que contienen genes de resistencia.</p>
<p>Entonces, el individuo puede contagiar la bacteria resistente a otro individuo y volver a iniciar el proceso de transmisión. En esta dinámica, es muy importante el papel de un grupo de plásmidos llamados pOXA-48: su intercambio permite a las bacterias volverse resistentes a los antibióticos carbapenémicos.</p>
<p>Por este motivo, <a href="https://www.nature.com/articles/s41559-022-01908-7">en un segundo estudio</a> nos centramos en entender el modo en que evolucionan las bacterias una vez han recibido este tipo de plásmidos. Nuestros resultados muestran cómo los antibióticos administrados a cada paciente afectaron la forma de evolucionar de los plásmidos, afectando a su vez a la evolución de las bacterias que los portan. </p>
<h2>Más allá del tubo de ensayo</h2>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Pasteur">Louis Pasteur</a> creó el primer medio de cultivo bacteriano a mediados del siglo XIX. Su descubrimiento y optimización ha permitido el desarrollo de la microbiología; hoy en día constituye una herramienta fundamental en cualquier laboratorio de este campo de investigación, ya que permite aislar y hacer crecer a las bacterias. </p>
<p>En los medios de cultivo podemos <a href="https://theconversation.com/asi-descubrimos-como-muchas-bacterias-pueden-volverse-resistentes-a-los-antibioticos-167234">hacer <em>evolucionar</em> bacterias</a> y poder así estudiar su adaptación a diferentes ambientes. Este tipo de experimentos ha aumentado nuestra comprensión de sus dinámicas evolutivas y nos permite ver cómo estas responden a cuestiones importantes que afectan a la salud humana.</p>
<p>Sin embargo, los factores que actúan sobre las poblaciones bacterianas en entornos reales son mucho más complejos que los que pueden estudiarse en el laboratorio. En ecosistemas como el intestino humano entran en juego múltiples factores como tratamientos médicos, cambios en la dieta o la interacción de las bacterias con el sistema inmune.</p>
<p>Hoy en día, los avances en las tecnologías de <a href="https://theconversation.com/la-revolucion-del-proyecto-genoma-humano-cumple-dos-decadas-155321">secuenciación</a> y <a href="https://theconversation.com/charpentier-y-doudna-ganan-el-premio-nobel-de-quimica-por-sus-tijeras-geneticas-147711">manipulación del ADN</a> nos abren una puerta a estudiar la evolución de estos microorganimos en sus ecosistemas reales. Cada vez más estudios demuestran <a href="https://theconversation.com/si-la-salud-es-una-sola-por-que-la-ensenamos-por-partes-185054">la importancia de integrar conceptos evolutivos</a> en todos los campos de la lucha contra el avance de las bacterias resistentes: desde el diagnóstico clínico al diseño de nuevos fármacos y posibles tratamientos.</p>
<p>Sabemos que las bacterias poseen una capacidad sorprendente de adaptación a nuevos ambientes. Esta capacidad hace que, por mucho que las tratemos con antibióticos, finalmente aparecerán bacterias resistentes. </p>
<p>Volviendo a <em>Alicia en el país de las maravillas</em>, las bacterias están <em>corriendo</em> constantemente para poder sobrevivir. Entender en qué dirección y a qué velocidad lo hacen nos puede dar una gran ventaja al permitir anticiparnos a sus posibles efectos negativos en nuestra salud.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195218/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Este trabajo ha contado con el apoyo del Consejo Europeo de Investigación (ERC) en el marco del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea (subvención ERC nº 757440-PLASREVOLUTION) y del Instituto de Salud Carlos III (PI19/00749) cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional "Una vía para alcanzar Europa". El proyecto R-GNOSIS recibió apoyo financiero de la Comisión Europea (subvención nº R-GNOSIS-FP7-HEALTH-F3-2011-282512).
</span></em></p>Es vital conocer a fondo cómo evolucionan las bacterias para evitar que desarrollen resistencias a los antibióticos, un problema sanitario de primera magnitud.Javier de la Fuente Hidalgo, Investigador, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1940882022-11-17T17:48:46Z2022-11-17T17:48:46ZAumenta la amenaza mundial de la resistencia a los antibióticos: ¿qué podemos hacer?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/495609/original/file-20221116-22-3qk7e0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5982%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pile-antibiotic-capsule-pills-pharmaceutical-industry-1308025846">Shutterstock / Fahroni</a></span></figcaption></figure><p>Existe una terrorífica amenaza global, presente y futura, acechando en cada rincón del planeta. Es incluso mucho más preocupante y dañina que la malaria o el VIH y sin embargo, pasa desapercibida a gran parte de la sociedad. Se trata de la resistencia a los antimicrobianos (RAM), que ocurre cuando los cambios en los microorganismos hacen que los medicamentos utilizados <a href="https://www.efsa.europa.eu/en/topics/topic/antimicrobial-resistance">para tratar infecciones se vuelvan menos efectivos</a>.</p>
<p>Un informe reciente calcula que la resistencia bacteriana a los antimicrobianos estuvo asociada con 5 millones de muertes en el año 2019, incluidas 1,27 millones de muertes atribuidas de forma directa. Estas cifras colocan a la resistencia bacteriana a los antimicrobianos como <a href="https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2821%2902724-0">una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo</a>.</p>
<h2>Más muertos que por accidentes de tráfico</h2>
<p>No es un problema menor que afecte únicamente a los países más desfavorecidos, ni mucho menos. En los EE. UU. acontecen cada año más de 2,8 millones de infecciones resistentes a los antimicrobianos y, como resultado, más de 35 000 personas mueren. Y en Europa 33 000 personas fallecen anualmente como consecuencia de infecciones hospitalarias causadas por bacterias resistentes a los antibióticos. Según los últimos datos, 4 000 de estas muertes se registran en España, cuatro veces más que las provocadas por accidentes de tráfico. </p>
<p>Además, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha estimado que el coste que supone la resistencia bacteriana a los antimicrobianos, relacionado con los sistemas sanitarios de los países de la Unión Europea, es <a href="https://www.oecd.org/health/health-systems/AMR-Tackling-the-Burden-in-the-EU-OECD-ECDC-Briefing-Note-2019.pdf">de alrededor de 1 100 millones de euros anuales</a> y provoca 3 billones de euros de pérdida del Producto Interno Bruto (PIB).</p>
<p>La situación podría empeorar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si la tendencia continúa, para el año 2030 la resistencia a los antimicrobianos podría llevar hasta a 24 millones de personas a la pobreza extrema. Y algunas previsiones auguran que, si el escenario no mejora, en el año 2050 las infecciones bacterianas serán la principal causa de mortalidad a nivel mundial y se llegará a alcanzar una cifra de muertes cercana a los 10 millones de personas cada año, <a href="https://amr-review.org/sites/default/files/160518_Final%20paper_with%20cover.pdf">superando en número a los accidentes de tráfico, el cáncer y la diabetes</a>. Además de reducir en un 3,8 % el PIB anual mundial. </p>
<p>¿Por qué es tan devastador? En esencia, porque cada vez más enfermedades comunes son intratables debido a las resistencias, incluidas las infecciones del tracto respiratorio, las infecciones de transmisión sexual y las infecciones del tracto urinario. </p>
<h2>El abuso de antibióticos en la producción animal es uno de los desencadenantes</h2>
<p>Aunque el fenómeno de la resistencia a los antimicrobianos es un proceso natural observado desde que los antibióticos de primera generación empezaron a ser aplicados contra las infecciones microbianas, el uso persistente de los antibióticos, la automedicación y la exposición a infecciones en los hospitales han acelerado el desarrollo de bacterias multirresistentes. </p>
<p>Existen evidencias sólidas que indican que la liberación de compuestos antimicrobianos al medio ambiente, combinada con el contacto directo entre las comunidades bacterianas naturales y las bacterias resistentes, están impulsando la evolución bacteriana y la aparición de cepas más resistentes. </p>
<p><a href="https://theconversation.com/hacia-un-uso-mas-prudente-y-responsable-de-los-antibioticos-en-ganaderia-122590">El uso indebido o excesivo de antibióticos en la producción animal</a> es un hecho preocupante. Aproximadamente el 75 % de los antibióticos no son absorbidos por los animales y son excretados por el organismo a través de las heces y la orina, pudiendo contaminar y dañar directamente el medio ambiente circundante. </p>
<p>En África, la Unión Europea y los Estados Unidos se estima que entre el 50 y el 80 % de todos los antibióticos son aplicados a los animales, principalmente para <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31401170/">promover su crecimiento y prevenir infecciones bacterianas</a>. Las estimaciones prevén que los antibióticos utilizados en animales destinados al consumo humano aumenten un 11,5 % en 2030.</p>
<h2>ESKAPE, el sexteto de bacterias más peligroso</h2>
<p>El problema de la resistencia a los antimicrobianos no se extiende de manera uniforme a todas las bacterias. La Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América (IDSA) identificó seis especies como especialmente peligrosas debido a su virulencia y a sus posibles mecanismos de resistencia a múltiples fármacos. Agrupadas bajo el acrónimo ESKAPE, se trata de <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2019.00539/full"><em>Enterococcus faecium</em>, <em>Staphylococcus aureus</em>, <em>Klebsiella pneumoniae</em>, <em>Acinetobacter baumannii</em>, <em>Pseudomonas aeruginosa</em> y <em>Enterobacter</em> spp.</a>.</p>
<p>Este grupo de bacterias patógenas parece tener cierta facilidad para “escapar” de la acción bactericida de algunos antibióticos. Además, la OMS ha clasificado las bacterias patógenas multirresistentes en tres grupos de prioridad: <a href="https://www.who.int/news/item/27-02-2017-who-publishes-list-of-bacteria-for-which-new-antibiotics-are-urgently-needed">grupo 1 (prioridad crítica), grupo 2 (prioridad elevada) y grupo 3 (prioridad media)</a>. </p>
<h2>Buscando nuevos antibióticos</h2>
<p>La falta de tratamiento contra las bacterias multirresistentes podría retrotraernos a una época en la que millones de personas morían de neumonía o salmonelosis. Sin antibióticos eficaces para la atención y prevención de las infecciones, el éxito de tratamientos como el trasplante de órganos, la quimioterapia o la cirugía se vería comprometido. </p>
<p>Las bacterias no son el único problema. A finales de octubre de 2022, la OMS publicó un informe con los patógenos fúngicos prioritarios que incluía un catálogo con los <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240060241">19 hongos más peligrosos para la salud pública</a>. Los patógenos fúngicos constituyen una amenaza importante, ya que son cada vez más comunes y resistentes a los tratamientos. De hecho, actualmente solo se dispone de cuatro clases de medicamentos antimicóticos y hay muy pocos candidatos en fase de desarrollo clínico.</p>
<p>El “<a href="https://www.who.int/es/publications/i/item/9789241509763">Plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos</a>” apunta a que la resistencia antimicrobiana se acelera por el uso indebido y excesivo de los antibióticos, así como por la falta de prevención y el control deficiente de las infecciones. Y establece cinco objetivos estratégicos: </p>
<ol>
<li><p>Mejorar el conocimiento y la comprensión de la resistencia a los antimicrobianos. </p></li>
<li><p>Fortalecer la vigilancia y la investigación. </p></li>
<li><p>Reducir la incidencia de infecciones. </p></li>
<li><p>Optimizar el uso de medicamentos antimicrobianos. </p></li>
<li><p>Asegurar una inversión sostenible en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos.</p></li>
</ol>
<p>Es evidente que el descubrimiento de nuevos antibióticos y moléculas eficaces es crucial para combatir la resistencia bacteriana. Por desgracia, la elaboración de un nuevo antibiótico puede tardar entre 10 y 15 años, y costar más de 1 000 millones de euros.</p>
<p>Aún así, hay esperanzas. Recientemente, un equipo de la Universidad de Ginebra ha descubierto que la edoxudina, una molécula antiherpes identificada en los años 60, debilita la superficie protectora de la bacteria <em>Klebsiella</em> <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0269093">facilitando su eliminación por parte de las células inmunitarias</a>.</p>
<p>Del mismo modo, científicos de la Universidad de Bath han desarrollado y probado con éxito la actividad contra <em>Staphylococcus aureus</em> multirresistente de tres <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2022.948343/full">nuevas poliaminas lineales basadas en espermina y norspermina</a>. </p>
<p>También, el grupo dirigido por Andrew G. Myers de la Universidad de Harvard ha desarrollado una plataforma para fabricar, a partir de las lincosamidas, <a href="https://faculty.chemistry.harvard.edu/files/myers/files/a_synthetic_antibiotic_class_overcoming_bacterial_drug_resistance.pdf?m=1635950036">una amplia gama de nuevos antibióticos análogos totalmente sintéticos</a>. Tras probar más de 500 análogos encontraron un compuesto prometedor, la <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-02916-6">iboxamicina</a>, eficiente frente a cepas que son resistentes a otros antibióticos conocidos.</p>
<h2>Solucionarlo está en nuestras manos</h2>
<p>Algunas acciones generales pueden <a href="https://www.resistenciaantibioticos.es/es/publicaciones/plan-nacional-frente-la-resistencia-los-antibioticos-pran-2022-2024">ayudar a reducir la necesidad de antimicrobianos y minimizar la aparición de resistencias</a>. </p>
<p>Entre las más obvias están fortalecer la prevención y el control de infecciones en los establecimientos de salud, las granjas y las instalaciones de la industria alimentaria, garantizar el acceso a los servicios de agua limpia, saneamiento e higiene, aplicar las mejores prácticas en la producción alimentaria y agrícola, disminuir la contaminación y garantizar una gestión adecuada de los residuos y el saneamiento.</p>
<p>A título individual podemos utilizar antibióticos solo cuando hayan sido recetados por un profesional sanitario certificado, no exigir antibióticos si su médico le informa de que no los necesita, seguir los consejos de los profesionales sanitarios cuando use antibióticos y no compartir nunca ni usar los antibióticos sobrantes de tratamientos anteriores. </p>
<p>También podemos (y debemos) prevenir las infecciones lavándonos las manos con regularidad, preparar los alimentos de manera higiénica y mantener el calendario vacunal actualizado.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/194088/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El 18 de noviembre se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos. ¿Por qué es tan importante?Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1816242022-05-08T20:04:30Z2022-05-08T20:04:30ZTres claves para comer frutas y verduras crudas de forma segura<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/461350/original/file-20220504-16-ucks95.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C5168%2C3445&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-garden-vegetables-his-hands-selective-1702317283">Shutterstock / Tatevosian Yana</a></span></figcaption></figure><p>Que los vegetales son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo ha quedado claro: <a href="https://theconversation.com/la-dieta-que-podria-hacernos-vivir-hasta-diez-anos-mas-178479">la ciencia se ha esforzado por confirmarlo</a>. Por eso estos productos conforman la base de la dieta mediterránea, esa que promueven las instituciones internacionales para mejorar el bienestar general e incluso aumentar la esperanza de vida. </p>
<p>Sin embargo, también son alimentos que generan cierto miedo en los consumidores, que dudan si pueden estar contaminados, tanto por microorganismos como por los plaguicidas usados para cultivarlos.</p>
<p>Evidentemente, es imposible garantizar que la producción de alimentos está libre por completo de sustancias contaminantes, ya sean químicas o biológicas. Pero siguiendo unas pautas sencillas podemos reducir al máximo los riesgos, tanto para la salud de la población general como para el medio ambiente.</p>
<h2>Tres preocupaciones derivadas de los vegetales</h2>
<p><strong>1. Plaguicidas</strong></p>
<p>Lo primero que nos suele inquietar de los productos vegetales frescos es si contendrán sustancias químicas derivadas de las prácticas agrícolas convencionales. Por ejemplo, plaguicidas. </p>
<p>Sin embargo, la <a href="https://ec.europa.eu/food/safety/chemical-safety/contaminants/legislation_es">legislación europea</a> al respecto es estricta. Fundamentalmente, prohíbe la utilización de ciertas sustancias químicas y limita la presencia de otras en nuestros alimentos. Asimismo, la continua vigilancia y el control oficial, coordinados por las autoridades sanitarias, garantizan el cumplimiento de estas normas y muestran un alto grado de cumplimiento. </p>
<p>Así lo pone de manifiesto el último <a href="https://multimedia.efsa.europa.eu/pesticides-report-2020/">informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria</a>. Este documento destaca que más del 98 % de las muestras analizadas en el último control cumplían con los límites máximos exigidos. </p>
<p><strong>2. Microorganismos</strong></p>
<p>Más allá de los plaguicidas, también nos preocupa la presencia de microorganismos que puedan suponer un peligro para la salud humana. Y es cierto que los hay, pero el riesgo de que provoquen daños en nuestro organismo es menor que el que existe al consumir alimentos de origen animal. No hay que olvidar que los vegetales son menos propensos al desarrollo de microorganismos que puedan causar enfermedades a las personas.</p>
<p>No obstante, no están libres de riesgo. El consumo de vegetales crudos <a href="https://doi.org/10.1111/j.1462-2920.2010.02297.x">se puede asociar a brotes</a> producidos por virus (hepatitis A y norovirus) o bacterianos de origen fecal, como <em>Salmonella</em> o tipos patógenos de <em>E. coli</em>.</p>
<p>Que proliferen es algo que los consumidores podemos evitar. Conviene saber que los vegetales presentan de forma natural una microbiota general no patógena, aunque en ocasiones podrían contaminarse durante las diferentes etapas productivas (cultivo, recolección, transporte o puesta a disposición de los consumidores). Esta contaminación puede tener un origen ambiental, animal o humano. </p>
<p>Un reciente <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/seguridad_alimentaria/evaluacion_riesgos/informes_comite/FRUTAS_CORTADAS.pdf">informe de AESAN</a> concluye que el almacenamiento a temperatura ambiente de melón, sandía, papaya y piña cortadas por la mitad puede suponer un riesgo sanitario importante debido a la exposición a las bacterias <em>Salmonella</em>, <em>E. coli</em> verotoxigénico o <em>Listeria monocytogenes</em>. Todas ellas se asocian con frecuencia a brotes de diarrea.</p>
<p><strong>3. “Superbacterias”</strong></p>
<p>En general, deben tenerse en cuenta todas las bacterias, tengan o no capacidad para producir enfermedad en las personas, porque pueden ser potencialmente portadoras de genes de resistencia a antibióticos. Eso implica que pueden contener información genética que, una vez expresada, vuelve ineficaces a los antibióticos. Hay ocasiones en las que esta resistencia no es únicamente frente a un solo antibiótico sino a varios. En este caso, hablaríamos de <a href="https://theconversation.com/superbacterias-un-peligro-real-presente-y-futuro-149198">“superbacteria”</a>. </p>
<p>Además, esta resistencia puede transmistirse a otras bacterias próximas, aumentando la magnitud del problema. La estrategia actual de prevención y mitigación se desarrolla internacionalmente mediante el enfoque <a href="https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/one-health"><em>One Health</em></a>, que defiende que la salud de las personas está directamente interrelacionada con la sanidad animal y la medioambiental.</p>
<p>En esta línea, <a href="https://doi.org/10.1016/j.ijfoodmicro.2013.10.006">algunos estudios</a> muestran que los vegetales frescos pueden también ser portadores de estas superbacterias. No obstante, la información disponible todavía no es tan completa como la existente para los productos de origen animal. De ahí la importancia de aumentar el esfuerzo investigador.</p>
<p><a href="https://buleria.unileon.es/handle/10612/12862">Nuestro grupo de investigación</a>, a través del proyecto <a href="https://twitter.com/search?q=%23VegeColiRes&src=typed_query">#VegeColiRes</a>, está remarcando la importancia de los vegetales frescos como vehículos de bacterias portadoras de resistencia antimicrobiana con potencial capacidad de transmisión a otras, aunque mayoritariamente asociadas circunstancialmente a enfermedad humana (oportunistas).</p>
<h2>Trucos cotidianos para consumir vegetales de forma segura</h2>
<p>Los consumidores de productos vegetales frescos podemos aumentar la seguridad de su consumo mediante prácticas domésticas muy sencillas. </p>
<p>En primer lugar, es imprescindible lavar y desinfectar bien los productos vegetales. Por ejemplo, con un tapón o cucharada de lejía apta para la desinfección de agua en unos 3 litros de agua. Esta técnica es importante para los vegetales que vamos a consumir crudos. Así eliminaremos eficazmente a los microorganismos peligrosos, impidiendo también que las superbacterias puedan llegar a nosotros. </p>
<p>Otro aspecto de gran trascendencia para el consumo seguro de vegetales frescos es evitar la contaminación cruzada. Es decir, debemos impedir que los productos de origen animal crudos puedan contaminar a los de consumo directo. Por eso conviene mantener una buena higiene de las superficies y los utensilios que se emplean para la preparación de ambos tipos de productos. </p>
<p>Del mismo modo, el almacenamiento de los productos alimenticios en nuestras neveras debe ser racional y la limpieza frecuente.</p>
<p>En definitiva, los vegetales frescos nos aportan una gran cantidad de beneficios que hacen imprescindible su consumo regular. Sin embargo, debemos ser conscientes de sus posibles riesgos para la salud humana. </p>
<p>Afortunadamente, y de acuerdo a la vigilancia constante de las autoridades sanitarias, estos peligros se ven minimizados manteniendo buenas prácticas en la producción agrícola y ganadera y con unas razonables medidas higiénicas en los hogares.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/181624/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose Mª Rodríguez-Calleja recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) del Ministerio de Ciencia e Innovación (Proyecto PID2019-107870RB-I00).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Alberto Pintor Cora recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) del Ministerio de Ciencia e Innovación (Proyecto PID2019-107870RB-I00)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángel Alegria González recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) del Ministerio de Ciencia e Innovación (Proyecto PID2019-107870RB-I00)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jesús Ángel Santos Buelga recibe fondos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) del Ministerio de Ciencia e Innovación (Proyecto PID2019-107870RB-I00)</span></em></p>Tan importante es preocuparse por incorporar en nuestra dieta vegetales frescos como conocer sus riesgos para nuestra salud. Hoy vemos cómo minimizarlos con sencillos hábitos domésticos.Jose María Rodríguez-Calleja, Profesor del Departamento de Higiene y Tecnología de los Alimentos, Universidad de LeónAlberto Pintor Cora, Investigador predoctoral, Universidad de LeónÁngel Alegria González, Investigador posdoctoral, Universidad de LeónJesús Ángel Santos Buelga, Profesor del Departamento de Higiene y tecnología de los alimentos, Universidad de LeónLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1771102022-03-29T19:07:44Z2022-03-29T19:07:44Z¿Qué enfermedades pueden provocar la muerte debido a las bacterias multirresistentes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/451820/original/file-20220314-100476-h3he31.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C3%2C2586%2C1882&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Micrografía electrónica de baja temperatura de un cúmulo de bacterias E. coli ampliado cien mil veces.
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:E_coli_at_10000x,_original.jpg">Wikimedia Commons / United States Department of Agriculture</a></span></figcaption></figure><p>El problema de las infecciones resistentes a antibióticos existe desde hace décadas. Pero ha sido en los últimos años cuando <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0227973">la población en general ha empezado a ser consciente del mismo</a>. </p>
<p>Clásicamente, las infecciones causadas por algunas bacterias podían ser tratadas con éxito con un antibiótico en concreto. Ahora, en muchos casos, las mismas se han vuelto resistentes no solamente a dicho antibiótico, sino también a muchos otros. A tales bacterias, resistentes a una amplia gama de antibióticos, se les da también el nombre de superbacterias.</p>
<h2>El origen de la resistencia múltiple a antibióticos</h2>
<p>Para entender por qué se generan bacterias resistentes a prácticamente todos los antibióticos existentes es importante considerar algunos aspectos del estilo de vida bacteriano. El diminuto tamaño de las bacterias facilita, entre otras cosas, que pueda haber grandes poblaciones de bacterias incluso en pequeños volúmenes. En condiciones óptimas, un mililitro de un líquido que haya permitido el crecimiento de bacterias puede llegar a contener entre cien y mil millones de individuos.</p>
<p>También es importante considerar el origen de los genes bacterianos. Cuando una célula se divide, <a href="https://doi.org/10.1016/j.mib.2016.03.013">transmite sus genes a la descendencia</a>. No obstante, las bacterias también tienen otra forma de adquirir genes: por contacto al azar entre dos células. Una puede pasar a otra diferentes genes que confieren nuevas propiedades a la receptora. Es como si al darnos la mano entre personas humanas, nos pudiésemos pasar genes que, por ejemplo, nos cambiasen el color de los ojos o el tipo de pelo. Entre los genes que las bacterias <a href="https://doi.org/10.1038/s41467-017-%2001532-1">se transfieren por contacto celular</a> se encuentran muchos de los que confieren resistencia a diferentes antibióticos.</p>
<p>En función de lo anterior, podemos considerar a una población de bacterias en un medio ambiente determinado como un mosaico muy numeroso de individuos diferentes, con contenidos de genes muy variables. En esa población habrá individuos resistentes a diferentes antibióticos (de 1 a n). Si añadimos a esa muestra el antibiótico 1, mataremos a todas las bacterias excepto las resistentes al antibiótico 1. Si añadimos el 2, haremos lo mismo excepto con las resistentes al 2. Si añadimos una mezcla de antibióticos del 1 al n, podemos seleccionar aquellas pocas bacterias de la población que, por combinaciones aleatorias de genes de resistencia, los contengan todos. Entonces habremos seleccionado una superbacteria. De ahí la importancia de evitar el uso innecesario de antibióticos.</p>
<h2>El impacto de la resistencia a antibióticos en la salud humana</h2>
<p>Estudios previos <a href="https://amr-review.org/sites/default/files/AMR%20Review%20Paper%20-%20Tackling%20a%20crisis%20for%20the%20health%20and%20wealth%20of%20nations_1.pdf">han planteado que en el año 2050</a> la resistencia a antibióticos puede ser responsable de diez millones de muertes anuales en todo el mundo. </p>
<p>Más allá de estas previsiones, un <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)02724-0/fulltext">trabajo</a> exhaustivo publicado este mismo año en la revista <em>The Lancet</em> establece con precisión el impacto de la resistencia a antibióticos en la salud humana durante el año 2019. </p>
<p>A nivel mundial, la resistencia a los antibióticos se asoció a 4,95 millones de muertes, que se hubiesen podido evitar si las personas afectadas no se hubiesen infectado tanto de manera directa como indirecta (infecciones debidas a intervenciones quirúrgicas, accidentes, etc.). Asimismo, atendiendo a los casos de infecciones directas, la multirresistencia fue responsable de 1,27 millones de muertes, que hubiesen podido evitarse si las bacterias causantes de las mismas fuesen sensibles a antibióticos en vez de resistentes. </p>
<p>Las muertes asociadas a microorganismos multirresistentes fueron superiores a las causadas por la malaria y por el virus del SIDA. En cualquier caso, es evidente que la multirresistencia a antibióticos tiene un impacto muy importante en la salud global. </p>
<h2>¿Qué tipos de infecciones representan una mayor amenaza?</h2>
<p>Las infecciones respiratorias, seguidas de las septicemias, las infecciones de la cavidad abdominal y las del tracto urinario son las responsables de muchos de los casos. </p>
<p>Pocos tipos de microorganismos son responsables de la mayoría de infecciones multirresistentes a antibióticos, destacando especialmente algunas cepas de <em>Escherichia coli</em>, una bacteria que se localiza en el intestino. </p>
<p>La amenaza de las infecciones y, por tanto, la de las causadas por bacterias resistentes a antibióticos, no es uniforme en toda la población, ni por edad ni geográficamente. </p>
<p>Por ejemplo, <a href="https://doi.org/10.1186/s13756-021-00999-4">individuos de edad avanzada, immunosuprimidos o aquellos que sufren politraumatismos</a> u otras dolencias y han de ser intervenidos quirúrgicamente son más susceptibles a las infecciones y, por tanto, a la incidencia de cepas multirresistentes. </p>
<p>Por distribución geográfica, el África subsahariana presenta la mayor incidencia de las infecciones causadas por microorganismos multirresistentes, y Asia austral la menor. La diferencia se atribuye a la existencia de mejores o peores condiciones sanitarias que restrinjan la incidencia de infecciones. </p>
<p>Un buen sistema sanitario como el europeo tiene como consecuencia que la tasa de infecciones sea más baja pero, si se producen, el problema de la resistencia y, por tanto, de la mortalidad asociada, es el mismo. </p>
<h2>Cómo reducir la amenaza de los microorganismos multirresistentes</h2>
<p>Hoy en día contemplamos la lucha contra la multirresistencia a antibióticos como un plan global que incluye diferentes acciones. </p>
<p>En primer lugar, hay que intentar mantener lo máximo posible la eficacia de los antibióticos disponibles. Ello incluye tanto hacer un uso adecuado de los mismos, como mantener las mejores medidas de higiene posibles en la población para evitar infecciones. </p>
<p>Con respecto a optimizar el uso de los antibióticos, además de utilizarlos en clínica humana sólo cuando sea estrictamente necesario, también hay que controlar su uso en el ámbito veterinario, evitando utilizarlos indiscriminadamente para prevenir infecciones. </p>
<p>En segundo lugar, hay que considerar alternativas a los antibióticos existentes que incluyen, entre otras, la generación de nuevas moléculas y el desarrollo de vacunas específicas contra los patógenos resistentes a antibióticos.</p>
<p>En resumen, una adecuada higiene, el uso adecuado de los compuestos antimicrobianos existentes y la inversión en la investigación y desarrollo de nuevas moléculas y de otras estrategias tales como la obtención de nuevas vacunas pueden representar la garantía de que la resistencia a los antibióticos no mantenga o incluso incremente su impacto en la salud humana en el futuro inmediato.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/177110/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Juárez Giménez recibe fondos de Fundació La Marató TV3</span></em></p>Se prevé que la resistencia a antibióticos sea la responsable de diez millones de muertes anuales en todo el mundo en 2050. Pero ¿qué enfermedades son las que no se podrán curar?Antonio Juárez Giménez, Catedrático de Microbiología, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1740152022-02-25T18:28:26Z2022-02-25T18:28:26Z¿Cómo ha conseguido la tuberculosis hacerse resistente a su principal tratamiento?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/445180/original/file-20220208-15-1v8ujll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4992%2C3330&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-checking-examining-chest-xray-film-1506001223">Shutterstock / Studio.51</a></span></figcaption></figure><p>En la lucha contra la resistencia a antibióticos necesitamos usar todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance, de forma similar a cómo la Reina Roja y Alicia necesitaban correr cuanto daban de sí para quedarse en el mismo sitio. </p>
<p>Nos hemos acostumbrado tanto a los antibióticos que es difícil imaginar una era posterior a los mismos en la que no podamos usarlos. Pero la resistencia a antibióticos es cada vez más habitual entre bacterias patógenas. Además, el desarrollo de otros nuevos se ha ralentizado enormemente. </p>
<p>En este contexto, la pandemia de SARS-CoV-2 nos ha proporcionado una muestra de lo peligroso que es no tener con qué tratar las enfermedades infecciosas. Por eso, la <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/resistencia-a-los-antibi%C3%B3ticos">resistencia a los antibióticos</a> se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública actualmente.</p>
<p>Para combatirla, las técnicas de genética funcional (que consisten en determinar la función de los genes) son una de nuestras armas más potentes. Nos permiten entender los mecanismos que causan las resistencias y qué podemos hacer para evitar su aparición. Ahora, con la llegada de las técnicas de secuenciación masiva, podemos usarlas a nivel de todo el genoma.</p>
<h2>Las bacterias plantan cara al tratamiento contra la tuberculosis</h2>
<p>Este es también un problema cada vez más acuciante en la lucha contra la tuberculosis. Cada año se infecta medio millón de personas con <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/antimicrobial-resistance">tuberculosis multidrogorresistente</a>. Sólo un tercio recibe el tratamiento adecuado y menos del 60 % de los tratados se curan completamente. Esto entorpece la <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/tuberculosis">erradicación de la enfermedad</a>, que progresa a un ritmo inferior a lo deseable.</p>
<p>La mayoría de tratamientos antituberculosos que se utilizan hoy en día llevan empleándose desde hace décadas, por lo que ya tenemos cierto conocimiento sobre las bases genéticas de la resistencia para muchos de ellos. Sin embargo, necesitamos más información sobre cómo se adquiere dicha resistencia y si hay formas de volver a sensibilizar las cepas resistentes. </p>
<p>Por otro lado, se están empezando a introducir otros antibióticos de desarrollo más reciente y sabemos muy poco sobre cómo la bacteria adquiere resistencia a los mismos. Por eso, necesitamos también trabajar con ellos para encontrar información sobre la arquitectura genética de la resistencia a estos antibióticos de forma sistemática.</p>
<h2>Resistencia a uno de los principales antibióticos: la isoniazida</h2>
<p>En este escenario, en la Unidad de Genómica de la Tuberculosis del Instituto de Biomedicina de Valencia hemos desarrollado una <a href="https://www.nature.com/articles/s42003-021-02846-z">metodología</a> de búsqueda de nuevos genes asociados a la resistencia a uno de los dos antibióticos principales contra la tuberculosis: la isoniazida. </p>
<p>Además de su importancia clínica, la isoniazida es ideal para este tipo de estudio porque en hasta un 15 % de las bacterias aisladas resistentes la mutación causante no está clara o se desconoce completamente. </p>
<p>Concretamente, en algunos casos no se encuentran mutaciones en ninguno de los genes de resistencia conocidos, por lo que es posible encontrar nuevos candidatos. </p>
<p>Además, al ser un antibiótico tan ampliamente utilizado, existen miles de aislados resistentes de los que conocemos su secuencia genómica completa. Esto es importante porque podremos validar nuestros candidatos mediante datos procedentes de muestras clínicas.</p>
<h2>Conocer en profundidad cada gen para poder modificarlos</h2>
<p>Para ello, se ha diseñado un estudio pensando en dos objetivos principales: por un lado, ser capaces de encontrar determinantes de resistencia que fueran más allá de los que ya se conocían; por otro, usar el experimento como una prueba de concepto para determinar si se podrían aplicar a nuevos antibióticos. Para llevar a cabo tales estrategias se han combinado dos técnicas: genómica funcional y asociación filogenética.</p>
<p>La genómica funcional, como veíamos al principio, consiste en determinar la función de todos los genes en el genoma. En el caso que nos ocupa, se ha hecho a base insertar un fragmento de ADN en cada gen de forma individualizada, de forma que lo disrumpe e impide que se pueda expresar. </p>
<p>Esta bacteria con el gen inutilizado ha crecido en presencia del antibiótico y ha sido posible ver el efecto. Con este experimento, se ha hallado una lista de genes capaces de modificar la resistencia a isoniazida de la bacteria.</p>
<h2>¿Cuáles son los genes responsables de la resistencia?</h2>
<p>A continuación, se han comprobado cuáles de estos genes estaban asociados a cambios en resistencia a isoniazida en aislados clínicos. Para ello, se empleó la segunda técnica: asociación filogenética. Esta consiste en reconstruir el árbol evolutivo para una base de datos de miles de aislados y mirar en qué genes de nuestra lista aparecían mutaciones de forma asociada con la aparición de resistencias. Así se extrajo una lista final de genes que estamos muy seguros que están implicados en la resistencia a isoniazida.</p>
<p>Esta es una técnica muy potente porque permite encontrar genes que afectan a la resistencia a un antibiótico aunque no sepamos ni la función del gen ni el mecanismo de acción del antibiótico. Por eso es ideal para estudiar los mecanismos de resistencia a nuevos antibióticos. </p>
<p>Además, es oportuna para comparar entre varios antibióticos y ver posibles patrones de resistencia cruzada, lo cual nos da una información muy valiosa a la hora de diseñar nuevos tratamientos en combinación. </p>
<p>Finalmente, esta técnica se puede usar para buscar nuevas dianas de tratamiento para amplificar la acción del antibiótico y prevenir la aparición de resistencias.</p>
<p>En definitiva, si queremos ganarle la batalla a las bacterias multidrogorresistentes tenemos que aprender a poner en valor este tipo de herramientas, diseccionar los mecanismos de acción y resistencia de los antibióticos y usar esta información para diseñar tratamientos que maximicen el impacto y alarguen la vida útil de los antibióticos. Nos va el futuro en ello.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174015/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Un nuevo método busca los genes asociados a la resistencia de las bacterias frente a uno de los dos antibióticos principales contra la tuberculosis: la isoniazida.Victoria Furió Gomar-González, Investigadora en Biología Evolutiva y Microbiología, Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV - CSIC)Iñaki Comas Espadas, Científico titular, Unidad de Genómica de la Tuberculosis, Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1731752021-12-13T20:36:52Z2021-12-13T20:36:52ZLa miel, una alternativa frente a bacterias resistentes a antibióticos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/436683/original/file-20211209-138695-12khz6e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4772%2C3160&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/thick-sweet-honey-mixed-different-types-1927906904">Shutterstock / rsooll</a></span></figcaption></figure><p>En 1945 Alexander Fleming, Howard Florey y Ernst Chain recibieron el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de la penicilina, el primer antibiótico de amplio espectro de la historia. </p>
<p>Poco después del hallazgo, se dieron cuenta y advirtieron de la facilidad con la que las bacterias podrían desarrollar tolerancia a ese nuevo remedio en el caso de ser utilizado de forma inadecuada. </p>
<p>Setenta y seis años después, la resistencia bacteriana a los antibióticos se ha <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/resistencia-a-los-antibi%C3%B3ticos">convertido en un desafío para la humanidad</a>. Actualmente, existen bacterias que son <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4768623/">capaces de resistir</a> casi a todas o incluso a todas las opciones terapéuticas aprobadas para su tratamiento. En consecuencia, algunas infecciones comunes se han vuelto muy difíciles o, incluso, imposibles de tratar.</p>
<p>Ante esta situación, la comunidad científica está estudiando sustancias, formulaciones o principios activos utilizados antes de la era de los antibióticos. La miel es uno de ellos. </p>
<p>No en vano, los egipcios, griegos y romanos utilizaban la miel no solo como alimento, sino también con fines terapéuticos. Pero ¿qué secretos esconde esta sustancia dulce y pegajosa?</p>
<h2>¿Qué tiene la miel que no le gusta a las bacterias?</h2>
<p>La miel presenta unas características particulares y una variedad de sustancias que han sido sugeridas como elementos clave responsables de su potencial antimicrobiano.</p>
<p>Por un lado, el alto contenido en azúcares (principalmente glucosa y fructosa, aunque también otros azúcares minoritarios), combinado con un bajo contenido en agua, hacen de la miel un entorno desfavorable para el crecimiento y multiplicación de las bacterias. </p>
<p>Sin embargo, <a href="https://faseb.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1096/fj.09-150789">varios estudios</a> han demostrado que una “miel artificial” (preparada con una mezcla de azúcares a concentraciones similares a las encontradas en la miel) no es tan eficaz en la inhibición del crecimiento de bacterias. Por tanto, deben existir otros factores que justifiquen su actividad.</p>
<p>La miel es un alimento ácido. En su composición se han identificado más de 32 ácidos orgánicos diferentes (glucónico, acético, cítrico, fórmico, málico, oxálico…) que crean también unas condiciones desfavorables para el crecimiento microbiano. </p>
<p>Por otro lado, también tiene otros compuestos minoritarios con propiedades antibacterianas. Entre ellos destacan los compuestos fenólicos, el metilglioxal (característico de la miel de manuka, aunque también presente en otras variedades en menor proporción), el péptido defensina-1 o el agua oxigenada. </p>
<p>Sí, agua oxigenada, ha leído bien: la miel que no ha sido sometida a tratamientos térmicos contiene una enzima (la glucosa oxidasa) que es incorporada por las abejas cuando están elaborando este delicioso manjar. Esta enzima se activa con una dilución moderada de miel y reacciona con la glucosa, produciendo ácido glucónico y peróxido de hidrógeno (más comúnmente conocido como agua oxigenada).</p>
<h2>Una sustancia compleja con cientos de compuestos</h2>
<p>La miel ha demostrado, en numerosos <a href="https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.jafc.8b05436">estudios</a> <em>in vitro</em>, ser eficaz frente a diferentes bacterias patógenas. Incluso a algunas que ya eran resistentes a antibióticos. </p>
<p>Por otro lado, también se ha <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4307217/">demostrado</a> que en tratamientos combinados con antibióticos la miel permite reducir las dosis de estos y es capaz de <a href="https://sfamjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/lam.12880">revertir las resistencias</a> previamente adquiridas a los mismos.</p>
<p>Pero ¿cómo consigue la miel todo esto? Como hemos dicho, es una sustancia muy compleja que contiene cientos de compuestos que causan efectos específicos, distintos y simultáneos sobre varias estructuras o funciones de los microorganismos. </p>
<h2>Así lucha la miel contra las bacterias</h2>
<p>En términos de comprensión de los mecanismos de acción de la miel sobre las bacterias, la mayor parte de las investigaciones se han realizado utilizando miel de manuka. Esta es una de las <a href="https://www.mdpi.com/1420-3049/26/16/4784">variedades más estudiadas</a> en el mundo y de las pocas que tienen opciones comerciales de grado médico. Sin embargo, cada vez se realizan más estudios con otras variedades diferentes.</p>
<p>Se ha <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32164305/">demostrado</a> que la miel provoca cambios en la morfología y estructura de las bacterias, llegando incluso a romperlas. Todo ello pone en serio riesgo su <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10096-009-0817-2">supervivencia</a>. </p>
<p>Por otro lado, la miel también afecta a lo que se conoce como potencial de membrana de la bacteria, un sistema de intercambio de moléculas que permite regular el equilibrio de la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32164305/">bacteria y sus funciones vitales</a>.</p>
<p>Otros mecanismos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32164305/">descritos más recientemente</a> indican que la miel actúa sobre el metabolismo de las bacterias y sobre algunos mecanismos que les permiten desarrollar <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6722746/">resistencia a los antibióticos</a>.</p>
<p>En definitiva, que la miel puede ser un potencial agente antibacteriano está ampliamente demostrado, en particular para tratar heridas infectadas o como agente preventivo para evitar la infección de las mismas. </p>
<p>Sin embargo, su uso en medicina presenta limitaciones relacionadas principalmente con su composición y modo de aplicación. Por eso, son necesarios más estudios <em>in vivo</em> que corroboren los prometedores resultados obtenidos previamente <em>in vitro</em>. Sea como fuere, la miel para usos medicinales tiene que ser segura, producida bajo rigurosos estándares de higiene y sin presentar pesticidas u otros contaminantes en su composición.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173175/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Patricia Combarros Fuertes ha recibido fondos de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León y del Fondo Social Europeo para llevar a cabo parte de su trabajo de investigación</span></em></p>La miel presenta unas características particulares y una variedad de sustancias que han sido sugeridas como elementos clave responsables de su potencial antimicrobiano.Patricia Combarros Fuertes, Doctora en Veterinaria y apicultora, Universidad de LeónLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1718562021-11-17T20:08:19Z2021-11-17T20:08:19ZTomarse a la ligera los antibióticos mata<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/432414/original/file-20211117-27-1klj4yx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=21%2C0%2C7167%2C4050&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ilustración de bacterias multirresistentes, como la _Acinetobacter baumannii_.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/multidrug-resistant-bacteria-biofilm-acinetobacter-baumannii-1893788911">Shutterstock / Kateryna Kon</a></span></figcaption></figure><p>Desde mediados del siglo XX, el empleo de los antibióticos y la introducción masiva de la vacunación han aumentado considerablemente la esperanza de vida, disminuido la mortalidad infantil y permitido la cirugía invasiva y los tratamientos de quimioterapia. </p>
<p>Esa cadena de éxitos empezó allá por 1928, cuando Alexander Fleming descubrió la penicilina, el antibiótico que transformó la medicina. Durante un tiempo, tuvimos la sensación de que, gracias a estas novedosas y poderosas armas, la lucha de la humanidad contra las infecciones finalmente llegaría a su fin. </p>
<p>Sin embargo, las expectativas no se han cumplido. Todavía estamos muy lejos de ganar esa batalla. ¿Cómo es posible? Muy sencillo, por la resistencia microbiana a los antibióticos. Es decir, la capacidad de los microorganismos para sobrevivir a la exposición a los antibióticos que normalmente podrían matarlos o detener su crecimiento.</p>
<h2>Un problema de salud pública mundial de primer orden</h2>
<p>Cada año mueren 33 000 personas en toda Europa como consecuencia de infecciones hospitalarias causadas por bacterias resistentes a los antibióticos. Según los últimos datos, 4 000 de estas muertes se registran en España, cuatro veces más que las provocadas por accidentes de tráfico. </p>
<p>Siguiendo con los números, las bacterias resistentes a los antibióticos son responsables de <a href="https://amr-review.org/">700 000 muertes al año</a> en el mundo. Pero también culpables de aproximadamente el 15,5 % de los casos de infecciones adquiridas en el hospital. Incluso existen regiones en el mundo donde las bacterias multirresistentes a los antibióticos son responsables de más del 75 % de las infecciones en pacientes hospitalizados. Cifras apabullantes.</p>
<p>Hablamos, por tanto, de una de las mayores amenazas para la salud mundial y el desarrollo social, capaz de afectar a cualquier persona de cualquier edad y en cualquier país. De hecho, la resistencia antimicrobiana está considerada como un problema de salud pública mundial de primer orden.</p>
<p>Y no parece que vaya a mejorar la situación de manera inmediata. Las estimaciones apuntan a que, a menos que se tomen medidas globales, en el año 2050 las bacterias resistentes a los antibióticos podrían causar aproximadamente <a href="https://www.who.int/antimicrobial-resistance/interagency-coordination-group/IACG_final_report_ES.pdf">10 millones de muertes</a>. </p>
<p>Para colmo, las bacterias resistentes a los antibióticos suponen una carga económica extraordinaria ya que, a nivel mundial, suponen un coste de unos <a href="https://amr-review.org/sites/default/files/160518_Final%20paper_with%20cover.pdf">1 000 millones de euros anuales para el sistema de salud</a>. Incluso provocan <a href="https://documents.worldbank.org/en/publication/documents-reports/documentdetail/323311493396993758/final-report">3 billones de euros de pérdida del Producto Interno Bruto (PIB)</a>.</p>
<p>Aunque este fenómeno es un proceso natural observado en la práctica clínica desde que los antibióticos de primera generación empezaron a ser aplicados contra las infecciones microbianas, el uso persistente de los antibióticos, la automedicación y la exposición a infecciones en los hospitales han acelerado el desarrollo de bacterias multirresistentes.</p>
<h2>Las bacterias ESKAPE</h2>
<p>El problema de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) no se extiende de manera uniforme a todas las bacterias. La <a href="https://www.idsociety.org/">Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América (IDSA) </a>identificó seis especies como especialmente peligrosas, debido a su virulencia y a sus posibles mecanismos de resistencia a múltiples fármacos. Agrupadas bajo el acrónimo “ESKAPE”, se trata de <em>Enterococcus faecium</em>, <em>Staphylococcus aureus</em>, <em>Klebsiella pneumoniae</em>, <em>Acinetobacter baumannii</em>, <em>Pseudomonas aeruginosa</em> y <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2019.00539/full"><em>Enterobacter</em> spp</a>. </p>
<p>Este grupo de bacterias patógenas parece que tienen cierta facilidad para “escapar” de la acción bactericida de algunos antibióticos. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha listado a las bacterias patógenas multirresistentes en tres grupos de prioridad:</p>
<p><strong>El grupo 1: prioridad crítica.</strong> Incluye a <em>Acinetobacter baumannii</em>, <em>Pseudomonas aeruginosa</em> y algunas enterobacterias como <em>Klebsiella pneumonie</em>, <em>Escherichia coli</em>. También varias especies de los géneros <em>Serratia</em> y <em>Proteus</em>. Todas ellas son resistentes a los carbapenémicos.</p>
<p><strong>El grupo 2: prioridad elevada.</strong> Incluye a <em>Enterococcus faecium</em> (resistente a la vancomicina), <em>Staphylococcus aureus</em> (resistente a la meticilina y con sensibilidad intermedia y resistencia a la vancomicina), <em>Helicobacter pylori</em> (resistente a la claritromicina), <em>Campylobacter</em> spp. (resistente a las fluoroquinolonas), <em>Salmonella</em> (resistente a las fluoroquinolonas) y <em>Neisseria gonorrhoeae</em> (resistente a la cefalosporina y a las fluoroquinolonas).</p>
<p><strong>El grupo 3: prioridad media.</strong> Incluye a <em>Streptococcus pneumoniae</em> (sin sensibilidad a la penicilina), <em>Haemophilus influenzae</em> (resistente a la ampicilina) y <em>Shigella</em> spp. (resistente a las fluoroquinolonas).</p>
<h2>La solución pasa por usarlos con prudencia</h2>
<p>El 18 de noviembre de cada año se celebra el <a href="https://antibiotic.ecdc.europa.eu/es">Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos</a>, una iniciativa europea de salud pública cuyo objetivo es sensibilizar sobre la amenaza que supone para la salud pública la resistencia a los antibióticos y fomentar el uso prudente de los mismos. Tanto por parte del público en general como entre los trabajadores sanitarios y los responsables políticos. </p>
<p>Ese día se enmarca dentro de la <a href="https://www.paho.org/es/campanas/semana-mundial-concientizacion-sobre-uso-antimicrobianos-2021">Semana Mundial de Concienciación de los Antimicrobianos</a>. Es decir, de los antibióticos pero también de antivirales, antifúngicos y antiprotozoarios. </p>
<p>Desde el año 2020, el lema de la campaña es “Antimicrobianos: manipular con cuidado”. El “<a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/255204/9789243509761-spa.pdf">Plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos</a>” tiene 5 objetivos estratégicos: </p>
<ul>
<li><p>Mejorar el conocimiento y la comprensión de la resistencia a los antimicrobianos, </p></li>
<li><p>Fortalecer la vigilancia y la investigación, </p></li>
<li><p>Reducir la incidencia de infecciones, </p></li>
<li><p>Optimizar el uso de medicamentos antimicrobianos y, por último, </p></li>
<li><p>Asegurar una inversión sostenible en la lucha contra la resistencia a los <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789241509763">antimicrobianos</a>.</p></li>
</ul>
<h2>Pisar el freno con los antibióticos</h2>
<p>La resistencia a los antibióticos se acelera por el uso indebido y excesivo de los antibióticos, así como por la prevención y el control deficientes de las infecciones. Por esta razón, la campaña 2021 del Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN2021), lanzada en el marco de la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos y el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, recupera el eslogan <a href="https://youtu.be/B7guijf6AfM">“Antibióticos: tómatelos en serio”</a>.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/B7guijf6AfM?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Vídeo de la campaña ‘Antibióticos: tómatelos en serio’ del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos, coordinado por la AEMPS.</span></figcaption>
</figure>
<h2>Antibióticos sintéticos</h2>
<p>El descubrimiento de nuevos antibióticos es crucial para combatir la resistencia bacteriana. Recientemente, el grupo dirigido por Andrew G. Myers de la Universidad de Harvard ha desarrollado una plataforma para fabricar, a partir de las lincosamidas, una <a href="https://faculty.chemistry.harvard.edu/files/myers/files/a_synthetic_antibiotic_class_overcoming_bacterial_drug_resistance.pdf?m=1635950036">amplia gama de nuevos antibióticos análogos totalmente sintéticos</a>. Tras probar la actividad antimicrobiana de más de 500 análogos encontraron un compuesto prometedor, la <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-02916-6">iboxamicina</a>, un compuesto eficiente frente a cepas que son resistentes a otros antibióticos conocidos. </p>
<h2>Responsabilidad personal</h2>
<p>A título individual podemos adoptar medidas que ayuden a prevenir y controlar la propagación de la resistencia a los antibióticos. </p>
<p>Entre estas medidas personales se incluye utilizar antibióticos solo cuando hayan sido recetados por un profesional sanitario certificado, no exigir antibióticos si su médico le informa de que no los necesita, seguir los consejos de los profesionales sanitarios cuando use antibióticos, no compartir nunca ni usar los antibióticos sobrantes de tratamientos anteriores, prevenir las infecciones lavándose las manos con regularidad, preparar los alimentos de manera higiénica y mantener el calendario vacunal actualizado.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/171856/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las bacterias resistentes a los antibióticos son responsables de 700 000 muertes al año en el mundo. Pero también culpables de aproximadamente el 15,5 % de los casos de infecciones adquiridas en el hospital. En el Día para el Uso Prudente de los Antibióticos, ¿cómo podemos plantarles cara?Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1599802021-05-24T21:36:39Z2021-05-24T21:36:39ZCómo conseguir que los lechones salgan adelante sin usar antimicrobianos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/402313/original/file-20210524-23-1sgxoxs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C5318%2C3449&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/fertile-sow-lying-on-straw-piglets-434214733">Shutterstock / Budimir Jevtic</a></span></figcaption></figure><p>La ganadería debe enfrentarse a muchos retos en el siglo XXI. En la actualidad, el mercado exige condiciones de producción que permitan certificar altos estándares de seguridad alimentaria. Al mismo tiempo, se debe maximizar el bienestar animal y minimizar el impacto ambiental de las explotaciones. Todo ello debe lograrse manteniendo unos bajos costes de producción que permitan mantener el acceso a los alimentos de origen animal. </p>
<p>Casi el 40 % del total de carne producida a nivel mundial <a href="https://ourworldindata.org/meat-production">corresponde a la carne de cerdo</a>. Por tanto, es un pilar fundamental en el abastecimiento de proteína de origen animal para la creciente población humana mundial. En este contexto, la maximización de la eficiencia en la producción es de gran relevancia. </p>
<p>En la actualidad, la producción porcina está llevando a cabo un importante esfuerzo para mantener esta eficiencia, la sanidad y el bienestar animal al tiempo que se reduce de forma significativa el empleo de antibióticos. </p>
<p>Lo hacen porque la emergencia de bacterias resistentes y multirresistentes es, hoy en día, una de las <a href="https://theconversation.com/por-que-es-importante-concienciar-sobre-el-uso-de-los-antibioticos-149811">mayores amenazas para la salud mundial</a> y la seguridad alimentaria.</p>
<p>De hecho, la Unión Europea <a href="https://eur-lex.europa.eu/eli/reg/2003/1831/oj">ya prohibió en 2006 la administración</a> de antibióticos para favorecer el crecimiento e incrementar el rendimiento de los animales.</p>
<h2>El destete de los lechones, un momento crítico en la producción</h2>
<p>En medio de este difícil proceso de producción, la diarrea de los lechones tras el destete es un importante problema para los criadores de cerdos de toda la Unión Europea. En la actualidad, el destete se realiza entre los 21 y 28 días de vida de los animales.</p>
<p>Aun en las mejores condiciones ambientales, <a href="https://jasbsci.biomedcentral.com/track/pdf/10.1186/2049-1891-4-19.pdf">conduce a una disfunción intestinal</a> asociada a inflamación local y disbiosis de la microbiota de su tracto digestivo. </p>
<p>Este cambio brusco de alimentación, unido a la separación de la madre, constituye un reto de importancia para los lechones. Es la causa de importantes pérdidas económicas. En la actualidad, esta diarrea postdestete se trata con óxido de zinc y con antimicrobianos.</p>
<p>Sin embargo, a partir de 2022 <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri=CELEX%3A32019R0004">se restringirá</a> el uso de óxido de zinc y otros antimicrobianos en toda la Unión Europea. Se <a href="https://eur-lex.europa.eu/eli/reg/2019/6/oj">prohibirá el empleo de antibióticos</a> en animales productores de alimentos con fines de prevención o profilaxis.</p>
<p>Por eso, dado que el destete en la producción porcina constituye una etapa crítica, es necesario explorar nuevas estrategias que tengan como finalidad promover una adecuada salud y bienestar animal al tiempo que se mantienen los parámetros productivos.</p>
<h2>Importancia de la leche de cerda</h2>
<p>La leche de los mamíferos es una fuente de nutrientes perfectamente adaptada a las condiciones fisiológicas de los primeros días de vida. Pero no solo eso. También sabemos que contiene algunos componentes bioactivos con potencial para favorecer el desarrollo de diferentes órganos, apoyar la maduración del sistema inmunológico y contribuir a la protección de los recién nacidos contra enfermedades e infecciones. </p>
<p>En este contexto, el <a href="https://milkobiome.com/">proyecto Milkobiome</a>, financiado por la Unión Europea y la Agencia de Investigación en Agricultura y Ganadería de Irlanda (TEAGASC), tiene por objetivo explorar los factores o componentes bioactivos en la leche de la cerda con el objetivo de identificar y dilucidar sus funciones. </p>
<p>Busca también comprender sus mecanismos de acción y valorar su potencial utilización para mejorar la salud animal y el rendimiento productivo en el destete porcino.</p>
<p>En otras palabras, el proyecto espera comprender la comunidad de la microbiota en la leche de las cerdas para proporcionar a los lechones acceso a estas fracciones bioactivas en su dieta y encontrar sus efectos beneficiosos.</p>
<p>El proyecto Milkobiome se realiza mediante una colaboración entre el <a href="https://www.teagasc.ie/about/research--innovation/research-programmes/pig-development-department-/">Pig Development Department</a> del Teagasc irlandés y el <a href="https://www.unileon.es/grupos-investigacion/detalles-grupo.php?id=3&grp=454">grupo DIGESPORC</a> de la Universidad de León, de forma que se aúnan los conocimientos de producción y patología de ambos grupos de investigación.</p>
<h2>Componentes bioactivos de la leche de cerda</h2>
<p>Son varios los componentes bioactivos del calostro y la leche que pueden tener utilidad y que está investigando el grupo de Milkobiome. La lactosa es, sin lugar a dudas, el principal azúcar. Pero en la leche también son relevantes una amplia variedad de oligosacáridos, compuestos por combinaciones variables de entre 3 y 11 monosacáridos. </p>
<p>De forma general, estos oligosacáridos tienen actividad prebiótica. Es decir, estimulan la multiplicación de bacterias beneficiosas en el intestino, inhiben la adherencia de microorganismos a las células intestinales, tienen propiedades antiinflamatorias y estimulan la regeneración del epitelio intestinal. </p>
<p>Por su parte, las membranas de los glóbulos de grasa de la leche brindan protección antimicrobiana contra bacterias y virus en el tracto gastrointestinal de los recién nacidos. Asimismo, mejoran el sistema inmunológico y poseen efectos anticancerígenos. </p>
<p>Un tercer componente bioactivo que ha podido cuantificar el grupo es la lactoferrina. Se trata de una proteína con capacidad para resistir la digestión en el intestino de los lechones y que estimula la inmunidad. Además, tiene un importante efecto antimicrobiano, tanto frente a bacterias como a virus, y regula la inflamación en el epitelio intestinal. </p>
<p>Finalmente, la leche y el calostro proporcionan una parte fundamental de la microbiota que coloniza el tracto digestivo del lechón. Las nuevas técnicas de secuenciación masiva permiten caracterizar al detalle esta microbiota. </p>
<h2>Compuestos bioactivos para los lechones</h2>
<p>Así, se puede asociar la salud intestinal del lechón durante la lactación y el destete a determinados grupos de bacterias colonizadoras y a su concentración y diversidad. Todo ello ligado a la madre, a su leche y también a su microbiota intestinal. </p>
<p>Por todas estas ventajas, el proyecto busca caracterizar estos componentes bioactivos en la leche de la cerda, conocer las interacciones entre ellos e investigar su potencial utilidad como suplementos en la nutrición de los lechones durante la etapa del destete. </p>
<p>Este proyecto tiene el objetivo de volver la vista hacia planteamientos fisiológicos que permitan mantener la salud y el bienestar de los animales al tiempo que se producen alimentos de calidad y seguros para el humano.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159980/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Carvajal recibe fondos de investigación a través del Ministerio de Economía y Competitividad.
El proyecto Milkobiome ha recibido financiación del programa Research Leaders 2025 cofinanciado por Teagasc y el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención Marie Skłodowska-Curie número 754380.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Apeh Akwu Omede recibe financiación del programa Research Leaders 2025 cofinanciado por Teagasc y el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en el marco del acuerdo de subvención Marie Skłodowska-Curie número 754380 para el proyecto Milkobiome.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span> Edgar Garcia Manzanilla recibe fondos de investigación del Department of Agriculture, Food and the Marine Irlandés.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Diana Molina González y Hector Arguello Rodriguez no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>El destete de los lechones constituye una etapa crítica en la producción porcina. Encontrar componentes bioactivos en la leche de la cerda podría servir como suplemento en la dieta de los lechones.Ana Carvajal, Profesor de Sanidad Animal, Universidad de LeónApeh Omede, Marie Curie Postdoctoral Fellow, Universidad de LeónDiana Molina González, Técnico Especialista de Laboratorio en Sanidad Animal, Universidad de LeónEdgar Garcia Manzanilla, Principal Research Officer, Veterinary Sciences, TeagascHector Arguello Rodriguez, Investigador Beatriz Galindo, Sanidad Animal, Universidad de LeónLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1570802021-04-07T18:53:31Z2021-04-07T18:53:31ZCómo administrar los antibióticos para evitar que generen bacterias resistentes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/393756/original/file-20210407-13-zk6c1x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5176%2C2848&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pills-under-scrutiny-drug-vitamin-pharmacymagnifierconcept-1725668635">Shutterstock / Igor Zoiko</a></span></figcaption></figure><p>A estas alturas, creo que no hace falta que les convenza de que la <a href="https://theconversation.com/la-resistencia-bacteriana-a-los-antibioticos-se-agrava-por-la-covid-19-149659">resistencia a antibióticos</a> es uno de los mayores problemas sanitarios a los que nos enfrentamos en este siglo. </p>
<p>Como bien saben, los antibióticos son compuestos químicos que, en dosis adecuadas, son capaces de inhibir el crecimiento bacteriano, o incluso matar a estos organismos. Cuando una bacteria patógena nos infecta, una terapia efectiva con estos fármacos causa el fin prematuro de la infección, que de lo contrario podría provocarnos problemas crónicos o la muerte. </p>
<p>El problema es que las bacterias pueden mutar y desarrollar resistencia a uno o más antibióticos, de forma que los tratamientos dejan de ser efectivos.</p>
<p>¿Cuál es el origen de este problema? Se ha escrito mucho sobre si el problema es el uso inadecuado de antibióticos (unos dicen que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4378521/">demasiado</a>, otros dicen que <a href="https://www.nature.com/articles/nrmicro3270">demasiado poco</a>). </p>
<p>La realidad es que, en cualquier caso, las bacterias siempre van a encontrar una respuesta a nuestro ataque: son de los organismos más versátiles desde el punto de vista evolutivo, y están preparadas para sobrevivir a cualquier cosa que les echemos. Así que tenemos que actualizarnos.</p>
<h2>Se acaban los antibióticos</h2>
<p>Esa actualización, durante un tiempo, vino en forma de nuevos antibióticos. La industria farmacéutica se dedicó durante la segunda mitad del siglo pasado a desarrollar nuevos tipos de estos compuestos, que nos sirvieron para hacer frente a cada vez más tipos de infecciones.</p>
<p>Pero el ritmo de desarrollo de nuevos antibióticos ha decrecido mucho en los últimos años. Cada vez es más difícil encontrar nuevos compuestos, y el rápido desarrollo de resistencia hace que la inversión apenas sea rentable.</p>
<p>Esta situación hace que <a href="https://theconversation.com/por-que-es-importante-concienciar-sobre-el-uso-de-los-antibioticos-149811">algunos empiecen a hablar de la era postantibióticos</a>, donde las operaciones en hospitales vuelvan a ser de riesgo y las infecciones campen a sus anchas. Yo no soy tan pesimista: todavía tenemos muchas opciones.</p>
<h2>¿Cómo funciona la terapia secuencial?</h2>
<p>Existe bastante evidencia de que podemos seguir utilizando todos los antibióticos que hemos desarrollado hasta ahora. Solo tenemos que ser más creativos. Por ejemplo, ahora sabemos que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1097276517308717">la efectividad de muchos tratamientos depende del estado metabólico de la bacteria</a>, así que podemos mejorarla añadiendo el metabolito adecuado al tratamiento. </p>
<p>Otros grupos estudian terapias de combinación. En ellas, usan dos o más antibióticos simultáneamente, con la idea sensata de que es más difícil que las bacterias desarrollen resistencia a todos ellos a la vez. Desafortunadamente, <a href="https://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.1001540">no siempre funciona</a>.</p>
<p>Pero, sin duda, una de las estrategias más prometedoras es la terapia secuencial. En vez de usar varios antibióticos simultáneamente (que tiene problemas para el enfermo, ya que dosis altas de antibióticos suelen ser tóxicas), la idea es usarlos en secuencia: primero el antibiótico A, luego el B, luego el C, y así sucesivamente. Esta idea ha despegado fuertemente en la última década. De hecho, ya existe una terapia secuencial que se utiliza con éxito <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/apt.14597">para el tratamiento de las infecciones producidas por la bacteria <em>Helycobacter pylori</em></a>.</p>
<h2>La sensibilidad colateral en las bacterias</h2>
<p>Una de las ideas más exploradas a la hora de estudiar terapias secuenciales es la de sensibilidad colateral. Cuando una bacteria se somete a un tratamiento con el antibiótico A, tarde o temprano desarrolla resistencia a ese compuesto. Ahora bien, ¿qué ocurre con otros antibióticos? Resulta que en muchos casos la bacteria ha desarrollado también resistencia (lo que llamamos resistencia cruzada) pero, en muchos otros ¡se ha vuelto más susceptible! Esta es la sensibilidad colateral.</p>
<p>Muchos grupos de investigación están describiendo estos patrones de sensibilidad colateral. El objetivo es encontrar parejas de antibióticos que desarrollen sensibilidad colateral de forma recíproca. Esto es, si sometemos a la bacteria a un tratamiento con el antibiótico A, desarrolla sensibilidad al antibiótico B, y si la sometemos a tratamiento con el antibiótico B, desarrolla susceptibilidad al antibiótico A. De esta forma, un tratamiento secuencial que alternase ambos compuestos tendría garantizado su éxito. </p>
<p>Afortunadamente, dichos pares se encuentran fácilmente en el laboratorio, y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0966842X15000505">ya existen multitud de estudios que los describen</a>. El siguiente paso será probar dichas terapias en entornos clínicos, para ver si lo que parece funcionar en el laboratorio sigue haciéndolo en la práctica. El caso de la terapia para <em>H. pylori</em> hace que podamos tener esperanzas.</p>
<h2>Retos para el futuro</h2>
<p>La investigación en terapia secuencial se enfrenta a varios desafíos. En primer lugar, no sabemos si los patrones de sensibilidad colateral se mantienen entre cepas de la misma especie. Habría que comprobar que un patrón detectado en una bacteria dada sigue siendo válido para otras cepas patógenas importantes. </p>
<p><a href="https://www.nature.com/articles/s41467-018-06143-y">Los primeros resultados en esta dirección</a> son bastante prometedores. Además, <a href="https://elifesciences.org/articles/65130">un trabajo reciente del grupo de Álvaro San Millán</a>, en el Centro Nacional de Biotecnología, muestra que esta estrategia funciona también para resistencia basada en plásmidos, unos elementos genéticos móviles que son los causantes de la mayoría de casos de resistencia clínica.</p>
<p>Otra incógnita es cómo de estables son estos tratamientos en el tiempo. Porque, no nos engañemos, las bacterias van a conseguir escapar tarde o temprano. La cuestión es cómo, y si podemos retrasarlo lo máximo posible. </p>
<p><a href="https://advances.sciencemag.org/content/6/32/eaba5493.abstract">Resultados recientes del grupo dirigido por José Luis Martínez</a>, también en el Centro Nacional de Biotecnología, han encontrado una terapia secuencial que <em>bloquea</em> evolutivamente a sus bacterias. De esta forma, a estos organismos les es casi imposible desarrollar resistencia a la terapia secuencial diseñada por los investigadores. Sus resultados nos animan a encontrar soluciones similares para otras bacterias.</p>
<p>Como ven, hay motivos para el optimismo. Las terapias secuenciales pueden ser una vía de salida para evitar entrar en el mundo postantibióticos. Y solo estamos rascando la superficie: los experimentos de los que les he hablado estudian parejas de antibióticos, pero ¿por qué no usar tres, o cuatro? </p>
<p>Además, existen otras razones para que una terapia secuencial funcione, <a href="https://www.pnas.org/content/115/39/9767.short">incluso en ausencia de sensibilidad colateral</a>, y solo estamos empezando a explorarlas. El universo de posibilidades es inmenso, y estamos listos para investigarlo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/157080/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pablo Catalán recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, a través del Proyecto PID2019-109320GB-
I00.</span></em></p>Cada vez es más difícil encontrar nuevos antibióticos. Una alternativa pueden ser las terapias secuenciales, una vía de salida para evitar entrar en el mundo postantibióticos. Y solo estamos rascando la superficie.Pablo Catalán, Assistant lecturer, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1566132021-03-24T19:22:05Z2021-03-24T19:22:05Z¿Podrán la jara o el granado ayudarnos a combatir la resistencia a los antibióticos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/391262/original/file-20210323-14-178ejgd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2300%2C1728&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mata de jara negra o _Cistus salviifolius_.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cistus_salviifolius_001.JPG">Wikimedia Commons / H. Zell</a></span></figcaption></figure><p>Llamamos superbacterias a aquellas que han desarrollado multitud de resistencias a los fármacos antibióticos que usábamos para combatirlas anteriormente. Al no ser ya sensibles a los medicamentos, o al menos a muchos de ellos, tenemos mucho más difícil vencerlas y, por lo tanto, suponen un problema sanitario de primer orden. </p>
<p>Hoy en día existen muchos datos sobre esta situación, tanto de <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data?s=resistance">organismos oficiales</a> como publicados por grupos de investigación como el <a href="https://www.mdpi.com/2227-9059/8/10/405">nuestro</a>. Pero a día de hoy todavía es un problema sin solución.</p>
<p>Las <a href="https://www.gov.uk/government/publications/health-matters-antimicrobial-resistance">cifras son claras</a>: si la situación no cambia, para el año 2050 se espera que las infecciones provocadas por estas superbacterias causen alrededor de 10 millones de muertes en todo el mundo. Y no solo hablamos de salud. El impacto económico previsto es de casi un billón (con be) de euros, una cantidad desorbitada que no podrá ser usada para otros fines sanitarios o de investigación.</p>
<p>El descubrimiento de nuevos antibióticos es también una tarea pendiente. Desde comienzos de siglo, no se ha incorporado ninguna nueva familia a nuestro arsenal terapéutico. Y sin nuevas armas, tenemos la batalla difícil.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=241&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=241&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=241&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=302&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=302&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/389125/original/file-20210311-23-c0qns3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=302&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Fechas de descubrimiento de las principales familias de antibióticos y de la aparición de resistencias frente a ellos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.nature.com/articles/s41598-020-80003-y">Imagen extraída de un estudio del autor</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>En busca de nuevos agentes antimicrobianos</h2>
<p>Afortunadamente, no todo es negativo. Son muchos los grupos de investigación públicos y privados que estamos trabajando en ello y existen <a href="https://www.amractionfund.com/">iniciativas por parte de las grandes farmacéuticas</a> y <a href="https://resistenciaantibioticos.es/es">los gobiernos y colegios profesionales</a> para intentar revertir la situación.</p>
<p>La mayoría de los investigadores que trabajamos este tema estamos buscando nuevas moléculas que posean actividad antimicrobiana, es decir, que sean capaces de matar o reducir el crecimiento de las bacterias. Pero también estamos estudiando si esas nuevas moléculas consiguen reducir la resistencia a los antibióticos que ya conocemos, permitiendo que nuestros <em>viejos</em> antibióticos vuelvan a funcionar como antes. </p>
<p>Pero encontrar nuevos agentes químicos como estos no es siempre sencillo. En nuestro grupo en el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche (<a href="https://idibe.es/">IDiBE</a>) nos hemos centrado en buscarlos en las plantas. </p>
<p>Los vegetales constituyen el 80 % de la biomasa de la Tierra y su variedad es increíble, no solo a nivel macroscópico, sino también a nivel molecular. </p>
<p>Las plantas no pueden huir de sus depredadores, ni protegerse de agresiones como las radiaciones solares, la sequía o las enfermedades. Por eso han desarrollado durante la evolución un amplio arsenal de moléculas que les ayudan en esas funciones y precisamente por eso también nos pueden ser útiles a nosotros. </p>
<h2>Un arma natural contra las superbacterias</h2>
<p>Concretamente, en nuestro grupo nos hemos <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-020-80003-y">centrado en los extractos de dos plantas</a>: el granado y la jara. Elegimos estas especies después de probar tanto extractos de otros vegetales como compuestos puros que seleccionamos a través del estudio de los datos disponibles en la bibliografía. </p>
<p>Enfrentamos a nuestras candidatas a lo peor de lo peor, es decir, las pusimos a prueba frente a las bacterias más relevantes para uno de nuestros hospitales de referencia, el Hospital General Universitario de Alicante, con quien colaboramos en este y otros proyectos. </p>
<p>Tras estas investigaciones, decidimos centrarnos en el microorganismo de mayor relevancia clínica: el <em>Staphylococcus aureus</em>, resistente a la meticilina, un antibiótico del grupo de las penicilinas. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Imagen de muchas pequeñas bacterias de color morado" src="https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=512&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=512&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/388514/original/file-20210309-23-l2egog.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=512&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen del Staphylococcus aureus, resistente a meticilina.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://pixnio.com/es/ciencia/imagenes-microscopia/staphylococcus-aureus-es/altas-ampliacion-10000x-tension-staphylococcus-aureus-bacterias">Janice Carr, Jeff Hageman / Pixnio</a></span>
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<h2>El poder antibacteriano del granado y la jara</h2>
<p>El granado y jara son dos plantas extendidas por toda la cuenca mediterránea y muy ricas en un tipo de compuestos que se conocen como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elagitanino">elagitaninos</a>. Estas sustancias tienen la peculiaridad de tener esa propiedad antimicrobiana que hemos comentado antes. Pero además, parece que su actividad es aun mayor sobre las superbacterias. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Parterre de Cistus salviifolius" src="https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=410&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=410&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=410&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=515&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=515&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/389128/original/file-20210311-13-1stdtdi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=515&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen de nuestro parterre de plantas de jara negra (<em>Cistus salviifolius</em>) frente a nuestro instituto en la Universidad Miguel Hernandez.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Y la cosa no acaba ahí. <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-020-80003-y">Nuestro último trabajo</a> demuestra que los compuestos de estas especies tienen diferente actividad dependiendo del tipo de resistencia que posea la bacteria. </p>
<p>El extracto de granado es más activo frente a las bacterias resistentes a los antibióticos de la familia de las quinolonas (ciprofloxacino y levofloxacino). El de la jara es más efectivo frente a las que son resistentes a los derivados de la penicilina (meticilina y oxacilina). Esto permite, o mejor dicho, abre la puerta a elegir uno u otro tratamiento en función de a qué bacteria queramos vencer. Como dice el proverbio oriental, no hay nada mejor que conocer a tu enemigo para llegar a vencerle.</p>
<p>Estamos especialmente orgullosos de este trabajo por una cosa adicional a su valor científico: es fruto de la colaboración interdisciplinar de diferentes investigadores del mundo clínico y académico. De esta forma, se pone en valor el trabajo en equipos interdisciplinares por el que desde nuestro grupo apostamos con tanto empeño.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/156613/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Durante la realización de los estudios reflejados en este artículo, Enrique Barrajon Catalan recibió fondos asociados a proyectos de investigación del Ministerios de Economía y Competitividad y la Generalitat Valenciana. </span></em></p>Dos plantas mediterráneas, la jara y el granado, poseen moléculas con actividad antimicrobiana que pueden ayudar a resolver el problema de la resistencia a los antibióticos.Enrique Barrajón Catalán, Profesor del Área de Farmacia y Tecnología Farmacéutica e investigador en el IDiBE, Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1541942021-03-11T18:53:40Z2021-03-11T18:53:40ZAsí puede afectar a la salud no lavar los cuchillos con los que cortamos alimentos crudos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/388250/original/file-20210308-19-1xq6v1n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5408%2C3004&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/closeup-washing-knife-bright-kitchen-403508797">Shutterstock / Moshbidon</a></span></figcaption></figure><p>Algo tan sencillo como no lavar bien un cuchillo puede hacer que las bacterias de un filete de carne terminen en la barra de pan que vamos a consumir sin necesidad de cocinar. En general, la falta de higiene en la manipulación de alimentos crudos, carnes, pescados, frutas y verduras puede llevarnos al consumo de microorganismos perjudiciales para nuestra salud por su resistencia a los antibióticos. </p>
<p>Sucede porque, como la mayoría de los seres vivos, las bacterias poseen mecanismos que les permiten adaptarse a las distintas situaciones ambientales. Ante el uso indiscriminado de antibióticos, tanto en animales como en humanos, muchas bacterias desarrollan estrategias que les permiten evadirse de estos medicamentos. Y como, además, tienen la capacidad de <a href="https://www.nature.com/articles/nrmicro3380">compartir su información genética</a>, acaban diseminando esa resistencia a otros microorganismos. </p>
<p>Si a este cóctel le añadimos que la movilidad actual de la población se encarga de dispersar las cepas resistentes por todo el planeta, el problema alcanza dimensiones mundiales. Con las trabas que eso podría ponerle al tratamiento de muchas enfermedades infecciosas.</p>
<h2>Antibióticos y biocidas a espuertas</h2>
<p>El uso de antibióticos (<a href="http://antimicrobianos.com.ar/ATB/wp-content/uploads/2017/11/WHO-NMH-FOS-FZD-17.4-spa.pdf">en producción primaria</a>) y de biocidas (desinfectantes, descontaminantes o conservantes alimentarios) es el principal motor de la selección y la propagación de la resistencia a los antimicrobianos a lo largo de toda la cadena alimentaria. </p>
<p>La mayoría de las especies son sensibles a los antibióticos que manejamos. Pero eso no impide que, por diferentes razones, se aíslen ocasionalmente variantes capaces de crecer a sus anchas en presencia de estos fármacos. En este caso se habla de <a href="https://www.berri.es/pdf/FARMACOLOGIA%20Y%20TERAPEUTICA%20EN%20ODONTOLOGIA%E2%80%9A%20FUNDAMENTOS%20Y%20GU%C3%8DA%20PR%C3%81CTICA/9786077743484">resistencia adquirida</a>. </p>
<p>Lo grave del asunto es que, cuando las que se hacen resistentes a uno o varios antibióticos son bacterias causantes de infecciones, disminuye la capacidad de tratamiento. Lo que supone una amenaza seria para nuestra salud.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=571&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=571&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/383483/original/file-20210210-23-x667hv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=571&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cultivos de bacterias en laboratorio.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>La dificultad de seguir la pista a los microbios</h2>
<p>Tanto la transmisión de cepas multirresistentes a través de los alimentos como la exposición a posibles cepas portadoras de resistencias en los entornos donde se elaboran las materias primas o se procesan los alimentos son cuestiones de interés para la salud pública. Y forman parte de muchas de las investigaciones de actualidad. </p>
<p>Esa investigación resulta imprescindible para identificar qué animales y productos alimenticios son las principales fuentes de infecciones, además de para monitorizar la prevalencia de las zoonosis.</p>
<p>Sin ir más lejos, en la industria alimentaria del <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2017.01650/full">pescado</a> se han identificado bacterias resistentes a múltiples antimicrobianos. En cuanto a los productos cárnicos o derivados del huevo, los estudios se centran en la transmisión de cepas resistentes de bacterias como <em><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0168160516304494">Escherichia coli</a></em> o <em><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0168160516304494">Salmonella</a></em>. </p>
<p>Las hortalizas, frutas y legumbres tampoco se salvan. En su caso, el interés está en identificar enterobacterias resistentes que puedan venir de una contaminación de origen fecal.</p>
<p>Al final, lo que no hay que perder de vista es que existen varias vías por las que estas bacterias acaban llegando a nosotros. A saber: por contacto entre animales y humanos; a través de aguas contaminadas con bacterias fecales resistentes que puede contaminar vegetales, frutas o mariscos; por el consumo de alimentos de origen animal que contengan bacterias resistentes; o mediante contaminación cruzada. Las bacterias resistentes pueden diseminarse en las explotaciones ganaderas, los mataderos, las industrias que elaboran alimentos e, incluso, en nuestro hogar.</p>
<h2>¿Qué podemos hacer nosotros como consumidores de alimentos?</h2>
<p>La cadena alimentaria está formada por una serie de eslabones y nosotros, como consumidores, somos el último peldaño. Es por eso por lo que, a la hora de manipular los alimentos, es importante prevenir las infecciones lavándonos frecuentemente las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas y evitando el contacto de los alimentos con enfermos.</p>
<p>¿Pero cuáles son esas condiciones higiénicas? La OMS ofrece <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/resistencia-a-los-antibi%c3%b3ticos">cinco claves para la inocuidad de los alimentos</a>: mantener la limpieza de la zona de trabajo; separar alimentos crudos y cocinados; cocinar completamente; mantener los alimentos –crudos y cocinados– a temperaturas seguras; y usar agua y materias primas inocuas para cocinar.</p>
<p>Además, es conveniente elegir alimentos para cuya producción no se hayan utilizado antibióticos con el fin de estimular el crecimiento ni de prevenir enfermedades en animales sanos. Y en caso de desinfectar las zonas donde manipulamos alimentos, rotar los productos desinfectantes.</p>
<p>Este conjunto de medidas podría ayudar a prevenir la propagación de bacterias resistentes o tolerantes a lo largo de la cadena alimentaria. No hay que perder de vista que se calcula que <a href="https://www.sempsph.com/es/noticias/salud-publica/en-el-ano-2050-habra-mas-muertes-relacionadas-con-superbacterias-resistentes-que-por-cancer.html">en 2050 habrá más muertes por bacterias resistentes a antibióticos que por cáncer</a>, y muchas de estas bacterias vienen de los alimentos. Evitarlo está en nuestras manos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/154194/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mª Rosario Lucas López recibe fondos de Proyectos I+D+I competitivos de la Junta de Andalucía (2020/00054 y 2020/00290). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:agalvez@ujaen.es">agalvez@ujaen.es</a> recibe fondos de proyectos competitivos de convocatorias de ámbito autonómico y nacional</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María José Grande Burgos y Rubén Pérez Pulido no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Al manipular los alimentos en la cocina es importante lavarnos frecuentemente las manos, mantener condiciones higiénicas y evitar el contacto de los alimentos con enfermos. Así evitaremos diseminar resistencias a antibióticos.Mª Rosario Lucas López, Profesora Titular del Área de Microbiología, Universidad de Jaén., Universidad de JaénAntonio Gálvez del Postigo, Chair professor, Universidad de JaénMaría José Grande Burgos, Assistant researcher, Universidad de JaénRubén Pérez Pulido, Profesor Titular Universidad, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1498112020-11-17T20:47:05Z2020-11-17T20:47:05ZPor qué es importante concienciar sobre el uso de los antibióticos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/369861/original/file-20201117-13-eooyx0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C8674%2C5774&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/many-colorful-medicines-lie-side-by-1688627290">Shutterstock / Robert Kneschke</a></span></figcaption></figure><p>El 18 de noviembre es el <a href="https://antibiotic.ecdc.europa.eu/es">Día Europeo para el Uso Prudente de Antibióticos</a>, una campaña de concienciación que alerta del peligro que correríamos si perdiésemos estas moléculas para tratar las infecciones causadas por bacterias patógenas. </p>
<p>Hablamos de la era post-antibiótica en la que enfermedades que creemos controladas volverían a ser mortales. En ella, ninguna cirugía sería posible: todas necesitan profilaxis antibiótica. </p>
<h2>La pandemia y los antibióticos</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369547/original/file-20201116-21-1hlnj1r.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Símbolo de la resistencia a los antibióticos.</span>
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<p>La pandemia Covid-19 ha acaparado durante 2020 la atención mundial. Se trata de un verdadero reto que ha puesto en jaque a todos los países. </p>
<p>Los esfuerzos médicos, científicos, sociales, políticos y económicos se han focalizado en su control bajo la premisa de la “tiranía de lo urgente” y la consecuencia es que se ha dejado de lado otros problemas sanitarios no menos importantes. </p>
<p><a href="https://www.who.int/bulletin/volumes/98/7/20-268573/en/">Existe una amenaza, una pandemia gemela</a> incluso mayor que ha permanecido al acecho: la resistencia a los antibióticos. Una circunstancia que ocasiona un gran número de infecciones graves y muertes al año y que pone en peligro los sistemas de salud tal y cómo los conocemos. </p>
<p>A estos efectos hay que añadir los importantes daños que ocasiona sobre la economía. De hecho, en su último informe, <a href="https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/32552">el Banco Mundial</a> considera la resistencia un factor de pobreza de los países. </p>
<h2>¿Qué relación tienen la covid-19 y los hospitales con la resistencia antimicrobiana?</h2>
<p>El efecto de la pandemia Covid-19 sobre la resistencia a los antibióticos está siendo demoledor. </p>
<p>La resistencia a los antibióticos se ha agravado durante este año por varias razones. Fundamentalmente porque estos se han usado de manera masiva y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7320258/">muchos pacientes que han ingresado en los hospitales por covid-19 los han recibido</a> de forma rutinaria para prevenir infecciones bacterianas secundarias. </p>
<p>Se ha comprobado que <a href="https://www.aemps.gob.es/informa/notasinformativas/laaemps/2020-laaemps/resistencia-bacteriana-y-covid-19-recomendaciones-del-pran-para-el-uso-prudente-de-los-antibioticos-durante-la-pandemia/">esta práctica ha sido innecesaria</a>. A pesar de que <a href="https://www.semfyc.es/prensa/el-uso-de-antibioticos-principalmente-en-urgencias-y-hospitales-y-en-menor-medida-de-atencion-primaria-en-el-contexto-de-la-covid19-puede-redibujar-el-mapa-de-las-resistencias-microbianas/">entre un 70 y un 100% de pacientes</a> han recibido antibióticos, su uso se habría requerido en menos de un 10% de los casos. </p>
<p>Junto con el aumento de pacientes que ha saturado los hospitales y la necesidad de realizar procedimientos invasivos, el uso exagerado de antibióticos ha facilitado la emergencia y rápida diseminación de aislamientos resistentes. Las mismas que están produciendo infecciones nosocomiales graves, que se contraen durante la estancia en el hospital. </p>
<p>El aumento de consultas por telemedicina también ha tenido su efecto. Se ha comprobado que es más frecuente que se <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30962253/">prescriban antibióticos</a> que en consultas presenciales.</p>
<h2>Antibióticos sin efecto clínicamente demostrado</h2>
<p>Otro aspecto a destacar es que, en esos momentos de incertidumbre y confusión, <a href="https://www.bmj.com/content/369/bmj.m1983">se han usado antibióticos cuyo efecto no estaba clínicamente demostrado</a>. </p>
<p>Es el caso de la azitromicina en combinación con <a href="https://theconversation.com/el-lado-oscuro-de-la-hidroxicloroquina-el-antidoto-de-trump-frente-a-la-covid-19-139261">hidroxicloroquina</a>. Además de agravar el problema, también ha confundido a la población, al dar la impresión de que un antibiótico “era útil” contra una infección vírica, caballo de batalla de todas las campañas de concienciación para un uso apropiado de antibióticos.</p>
<h2>Geles hidroalcohólicos y desinfectantes con biocidas</h2>
<p><a href="https://theconversation.com/covid-19-lavemonos-las-manos-por-favor-131511">Lavarse las manos con agua y jabón</a> o usar geles hidroalcohólicos si lo primero no es posible ha sido una de las herramientas propuestas para el control de la transmisión de la infección desde el inicio de la pandemia. </p>
<p>El uso de jabones antimicrobianos y desinfectantes ha aumentado enormemente tanto en los hospitales cómo en la comunidad. Hay que poner en evidencia un <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2020.01020/full">potencial efecto negativo por su uso, dado que muchos de ellos contienen biocidas</a>. </p>
<p>Estas sustancias, que tienen efecto antimicrobiano y que se encuentran en desinfectantes y productos de limpieza, terminan en el medioambiente. Al final, tanto a altas como a bajas concentraciones, ejercen una presión selectiva y seleccionan cepas resistentes que ocasionan un riesgo importante para la salud. </p>
<p>La afectación medioambiental es muy grave ya que allí acaban altas dosis tanto de los biocidas como de los antibióticos. No sólo de uso humano, sino también de animales de granja y agricultura. </p>
<p>Por eso no debemos olvidarnos de la necesidad de un abordaje común bajo el <a href="https://www.thelancet.com/article/S0140-6736(20)32063-8/fulltext">concepto One Health e incidir de una manera multidisciplinar</a>.</p>
<h2>La investigación sobre la resistencia a antibióticos ha decaído</h2>
<p>Para hacer el problema más grande hay que añadir que, si ya los fondos para investigación se han ido recortando en los últimos años, en este momento se han redirigido todo los esfuerzos a proyectos relacionados con la Covid-19. Se han dejado de realizar muchos estudios, incluso los que ya eran rutina en los hospitales. Nos encontramos por tanto con un vacío de información y de control que está permitiendo la emergencia de muchas resistencias que se creían controladas. </p>
<p>La escasez de investigación sobre nuevos antibióticos por parte de las compañías farmacéuticas también nos está dejando sin muchas alternativas terapéuticas nuevas.</p>
<p>Por esto tenemos que actuar con determinación, para evitar un mundo sin antibióticos. A pesar de la fatiga de la pandemia, debemos llevar a cabo todas las acciones necesarias para no quedarnos sin estas moléculas. </p>
<p>Basta seguir las recomendaciones de muchas organizaciones sanitarias a nivel mundial como la <a href="https://www.who.int/news/item/01-06-2020-record-number-of-countries-contribute-data-revealing-disturbing-rates-of-antimicrobial-resistance">Organización Mundial de la Salud</a>, la <a href="https://eu-jamrai.eu/">European Joint Action on Antimicrobial Resistance and Associated Infections</a>, el <a href="https://www.jpiamr.eu/considerations-for-antibiotic-resistance-in-the-covid-19-pandemic/">Joint Programming Initiative for Antimicrobial Resistance</a> y la <a href="https://www.aemps.gob.es/informa/notasinformativas/laaemps/2020-laaemps/resistencia-bacteriana-y-covid-19-recomendaciones-del-pran-para-el-uso-prudente-de-los-antibioticos-durante-la-pandemia/">Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios</a>, entre otras. </p>
<p>Usar apropiadamente los antibióticos está en nuestras manos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/149811/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucía Gallego no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El uso prudente de los antibióticos es indispensable para evitar la resistencia a los mismos. De hecho, la resistencia antibiótica es el motivo de graves infecciones y muertes año tras año.Lucía Gallego, Profesora de Microbiología Médica e Investigadora, Facultad de Medicina y Enfermería. Representante de la Facultad en el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1338502020-05-07T20:20:11Z2020-05-07T20:20:11ZNanotecnología para evitar que las infecciones se conviertan en pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/332286/original/file-20200504-83745-1p6weye.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5991%2C2991&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/antibiotic-resistant-bacteria-inside-biofilm-3d-735552157">Kateryna Kon / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Decir que en el futuro cercano muchas personas podrían morir a causa de un simple corte en la piel, durante el parto o tras cualquier operación médica puede parecer un desvarío. Antes del descubrimiento y la comercialización de los antibióticos, cualquier cosa que pudiera ser causa de infección podía acabar con nuestra vida. Pero ahora que los tenemos, ¿por qué tendríamos que preocuparnos por las infecciones? </p>
<p>La respuesta está en la resistencia a los antibióticos. En la actualidad, los antibióticos comunes no resultan efectivos para curar algunas infecciones. Por este motivo, hay casos en que la enfermedad dura más de lo debido, el tratamiento es excesivamente largo y deben utilizarse medicamentos más caros y, habitualmente, con mayores efectos secundarios. Esto supone un gran coste a la sanidad. </p>
<p>Por si fuera poco, el coste humano también es elevado. Según un informe de las <a href="https://www.who.int/antimicrobial-resistance/interagency-coordination-group/final-report/en/">Naciones Unidas</a>, 700.000 personas mueren cada año a causa de la resistencia a antibióticos. Y se estima que este número podría aumentar hasta los 10 millones de muertes al año en 2050.</p>
<h2>Resistencia a antibióticos</h2>
<p>La resistencia a los antibióticos es la capacidad de las bacterias de sobrevivir a la acción de uno de estos medicamentos. La mayoría de las bacterias son resistentes a uno o varios antibióticos de forma natural. Sin embargo, también <a href="https://www.cdc.gov/drugresistance/about/how-resistance-happens.html">pueden adquirir</a> uno o varios genes que les permiten destruir o evitar el efecto de los antibióticos. Para ello, o bien desarrollan mutaciones en dichos genes, o bien los toman prestados de otras bacterias. </p>
<p>Estas bacterias resistentes <a href="https://theconversation.com/como-llegan-bacterias-resistentes-y-residuos-de-antibioticos-a-los-alimentos-121281">se expanden a través de la alimentación</a> o del contacto con otras personas o con animales. Esto complica cada vez más el tratamiento de las infecciones con antibióticos comunes. Por ejemplo, el 62.9% de las <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/antimicrobial-resistance/surveillance-and-disease-data/data-ecdc">cepas aisladas</a> de la bacteria <em>Escherichia Coli</em> en España en 2018 resultaron ser resistentes a los antibióticos tipo aminopenicilinas y el 32.1% a las fluoroquinolonas. </p>
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<figcaption><span class="caption">¿Qué causa la resistencia a antibióticos?</span></figcaption>
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<p>Conscientes de que la unión hace la fuerza, las bacterias han desarrollado otro mecanismo para defenderse de los ataques externos. Nos referimos a los biofilms o biopelículas, comunidades de bacterias que se mantienen unidas entre ellas y a una superficie gracias a la segregación de sustancias poliméricas. </p>
<p>Las bacterias en forma de biofilm son <a href="https://aricjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13756-019-0533-3">hasta 1 000 veces más resistentes</a> a los antibióticos que los microorganismos libres. Además, son responsables del <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1726490117302587">65% de infecciones microbianas y del 80% de infecciones crónicas</a>. Esto, sumado a que también se forman en material médico como catéteres o implantes y los pacientes se pueden infectar durante una intervención, convierte a los biofilms en un importante problema de salud pública.</p>
<p>Su proceso de formación consiste en varios pasos. Primero, las bacterias se unen a una superficie y empiezan a crecer en comunidad. Después se forma una estructura tridimensional. Finalmente, tras la maduración del biofilm, las bacterias se desprenden y se expanden.</p>
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<figcaption><span class="caption">Formación y consecuencias de un biofilm.</span></figcaption>
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<h2>Péptidos antimicrobianos</h2>
<p>Los péptidos antimicrobianos están formados por la unión de entre 10 y 100 moléculas más pequeñas llamadas aminoácidos. Forman parte del sistema inmune innato de bacterias, hongos, animales, plantas y humanos. Su función no es otra que defenderlos de forma directa frente a agentes extraños o modular el sistema inmune para eliminarlos. </p>
<p>Su <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6684887/">mecanismo de acción</a> es diferente al de los antibióticos convencionales. Generalmente, los péptidos (carga positiva) se unen por fuerzas electrostáticas a la membrana de las bacterias (carga negativa). De este modo, el péptido daña la membrana y mata la bacteria de forma rápida y eficiente. La posibilidad de generación de resistencias es menor. Además, tienen un mayor rango de actividad antimicrobiana. Todo esto los convierte en una alternativa prometedora y más eficiente para curar infecciones que no responden a los antibióticos comunes. </p>
<p>A pesar de todas estas ventajas, sólo 7 de los más de 3 000 péptidos antimicrobianos descubiertos están <a href="https://www.mdpi.com/2079-6382/9/1/24">aprobados para su uso en humanos</a>. De momento hay otros 36 que se están probando en <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/pep2.24122">ensayos clínicos</a>. Esto se debe a que la mayoría no son estables, se eliminan rápidamente del organismo o son tóxicos.</p>
<h2>La nanotecnología al rescate</h2>
<p>La nanotecnología utiliza materiales y estructuras que miden de 1 a 100 nanómetros. Estos nanomateriales son entre 1 millón y 100 millones de veces más pequeños que una naranja. Tienen propiedades muy interesantes y su uso ha permitido avanzar en muchos campos, entre ellos la nanomedicina. </p>
<p>Recientemente, se han utilizado distintos tipos de <a href="https://www.mdpi.com/1999-4923/11/9/448">nanomateriales para el transporte de péptidos antimicrobianos</a>. Los péptidos pueden unirse a los nanomateriales mediante un enlace químico o distintas interacciones, o pueden ser encapsulados por ellos. Esto permite aumentar la eficacia del tratamiento, impidiendo la degradación del péptido o favoreciendo su liberación en un lugar específico. También permite reducir la toxicidad y los efectos secundarios. De esta forma, se está un poco más cerca de solucionar los inconvenientes que han impedido la aprobación del uso de los péptidos antimicrobianos en humanos. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/323571/original/file-20200327-146719-1v4ktf5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/323571/original/file-20200327-146719-1v4ktf5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=279&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/323571/original/file-20200327-146719-1v4ktf5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=279&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/323571/original/file-20200327-146719-1v4ktf5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=279&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/323571/original/file-20200327-146719-1v4ktf5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=350&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/323571/original/file-20200327-146719-1v4ktf5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=350&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/323571/original/file-20200327-146719-1v4ktf5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=350&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Esquema representando el tamaño de los nanomateriales que se han utilizado para el transporte de péptidos antimicrobianos.</span>
</figcaption>
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<p>Además de servir como transportadores, algunos nanomateriales pueden tener efecto antibacteriano por sí mismos. Este es el caso de algunas nanopartículas metálicas. Metales como el zinc o la plata, con efecto antibacteriano <em>per se</em>, en forma de nanopartículas aumentan su eficacia al tener la capacidad de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1818087618309103">penetrar en las bacterias</a>. La <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0224904">combinación de nanopartículas con antibióticos</a> también ha demostrado formar un buen tándem en la lucha contra las infecciones. Y lo mismo sucede con la <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-019-52473-2">combinación de nanopartículas metálicas de distintos tipos</a>. </p>
<p>Por otro lado, los nanomateriales pueden ser incorporados a superficies para reducir la adhesión de las bacterias, evitar su proliferación y la formación de biofilms. Esto es muy interesante en el caso de dispositivos médicos como prótesis o vendajes. Por este motivo, la nanotecnología es una herramienta prometedora en el ámbito de la ingeniería de tejidos y los biomateriales. </p>
<p>Para concluir, es indispensable reconocer el papel tan importante que tienen los científicos en la búsqueda de alternativas a los antibióticos comunes. Sin embargo, la lucha contra la resistencia a antibióticos es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Ciudadanos, políticos, profesionales y empresas del sector sanitario, agricultores y ganaderos tenemos que cambiar nuestra actitud. Debemos defender un <a href="http://www.resistenciaantibioticos.es/es/sumate-al-pran#prevenir">consumo responsable de antibióticos</a> para evitar que las infecciones se conviertan en una nueva pandemia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/133850/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El uso de la nanotecnología es una aproximación prometedora para vencer la resistencia a los antibióticos convencionales, y así evitar que las infecciones se conviertan en una nueva pandemia.Ángela Martín-Serrano Ortiz, Investigadora Postdoctoral, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1297182020-02-05T23:05:39Z2020-02-05T23:05:39ZLos supermicrobios amenazan con ser más letales que el cáncer<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/313759/original/file-20200205-149802-6ptifp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5997%2C3998&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-holding-pills-on-hand-medicine-1106663669"> Dragana Gordic / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Si de algo puede presumir España es de ser <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_esperanza_de_vida">uno de los países con personas más longevas</a>. Cada vez hay más octogenarios con una excelente calidad de vida. Sin embargo, no siempre ha sido así. Hace un siglo la esperanza media de vida en Europa no llegaba a los 50 años. Muchas personas morían a edades tempranas por infecciones que hoy pueden prevenirse con vacunas o tratarse con antibióticos. </p>
<p>No obstante, este «milagro terapéutico» podría tener sus días contados. Porque la resistencia a los antibióticos se cierne como un peligro para nuestro estado del bienestar. Estos «supermicrobios» <a href="https://www.who.int/drugresistance/faq/es/">resistentes</a> vuelven ineficaces a muchos antibióticos. Sin la ayuda de estos fármacos, los trasplantes y otras cirugías complejas, la quimioterapia contra el cáncer o muchas pruebas diagnósticas serían irrealizables debido a las complicaciones infecciosas que surgirían.</p>
<h2>¿El fin de un «milagro terapéutico»?</h2>
<p>Diez millones de personas podrían estar en riesgo mortal por culpa de las infecciones por <a href="https://app.powerbi.com/view?r=eyJrIjoiNDVmNjdlOTQtOTE5Zi00YmJmLWJhMjgtNTgxMGJkM2FjYTE3IiwidCI6ImJjYTNjYTJlLTYyNGMtNDNhYS05MTgxLWY2N2YxYzI3OTAyOSIsImMiOjh9">bacterias resistentes</a> a antibióticos en el año 2050. Para hacernos una idea, esta mortalidad superaría a la causada por el cáncer (ocho millones de muertes anuales). Además, el coste de su tratamiento se dispararía, con una <a href="http://documents.worldbank.org/curated/en/323311493396993758/pdf/final-report.pdf">caída estimada del PIB mundial de entre el 1,2 y el 4%</a>. </p>
<p>Ante esta situación, es fácil entender por qué la lucha contra las resistencias microbianas se ha convertido en un objetivo prioritario. La Organización Mundial de la Salud propone eliminar de una vez por todas el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/resistencia-a-los-antibi%C3%B3ticos">empleo innecesario de antibióticos</a>. No en vano se estima que, en atención médica primaria, solo uno de cada cinco tratamientos con antibióticos es realmente necesario.</p>
<h2>Microbios sublevados</h2>
<p>Para entender por qué surgen resistencias hay que empezar por saber que un microbio resistente a un antibiótico adquiere una ventaja evolutiva sobre otros competidores. </p>
<p>Unas veces surgen por mutaciones genéticas aleatorias (y poco frecuentes) que se pueden transmitir a la descendencia. </p>
<p>Otras, los genes responsables de esta resistencia se adquieren del medio ambiente (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=G4bIxmFskmk">transformación bacteriana</a>), de bacterias afines (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=O5tnmJGL-n4">conjugación</a>) o de virus bacteriófagos (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=rbiFmPhhzxY">transducción</a>). La presencia de genes de resistencia en <a href="https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/Plasmido">plásmidos</a> (anillos de ADN extracromosómico) facilita también su propagación. </p>
<p>Por regla general, un tratamiento antibiótico correcto disminuye la selección de microbios resistentes. El problema surge cuando se le da un mal uso, por ejemplo consumiéndolo injustificadamente y sin prescripción médica (automedicación). O interrumpiendo un tratamiento antes de tiempo. </p>
<p>Por otra parte, el uso inadecuado de los antibióticos para el engorde de los animales, la depuración incorrecta de aguas residuales y residuos orgánicos, la manipulación sin garantías de los alimentos o la higiene deficiente, también aumentan la frecuencia de bacterias resistentes.</p>
<p>A este problema se suma el consumo de antibióticos caducados, falsificados o que no contienen la dosis suficiente. Los antibióticos fraudulentos son, con frecuencia, los únicos asequibles en los mercados de muchos lugares del planeta. Además de que <a href="https://www.elperiodico.com/es/sanidad/20190529/los-expertos-alertan-del-riesgo-de-comprar-medicamentos-por-internet-7479165">Internet facilita la venta de estos productos engañosos</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/313732/original/file-20200205-149752-1qmew99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C0%2C5964%2C3961&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/313732/original/file-20200205-149752-1qmew99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/313732/original/file-20200205-149752-1qmew99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/313732/original/file-20200205-149752-1qmew99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/313732/original/file-20200205-149752-1qmew99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/313732/original/file-20200205-149752-1qmew99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/313732/original/file-20200205-149752-1qmew99.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/biofilm-antibiotic-resistant-bacteria-rodshaped-spherical-533717323">Kateryna Kon / Shutterstock</a></span>
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<h2>Mueren más personas a manos de superbacterias que en accidentes de tráfico</h2>
<p>La resistencia a los antibióticos es un <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/255204/9789243509761-spa.pdf?ua=1">problema global</a>. Existen bacterias resistentes tanto en países muy industrializados (Estados Unidos o Japón), como en islas prácticamente deshabitadas (las Svalbard en el Océano Ártico), o incluso en <a href="https://www.scientificamerican.com/espanol/noticias/reuters/estudio-sobre-tribu-amazonica-muestra-como-esta-cambiando-la-microbiota-humana/">tribus aisladas en las selvas de la Amazonia</a>. En la diseminación y persistencia de estos supermicrobios intervienen muchos factores, como el cambio climático, la migración de poblaciones, el transporte de mercancías o la contaminación del medio ambiente.</p>
<p>El <a href="https://www.who.int/bulletin/volumes/97/1/18-227348.pdf">mayor consumo de antibióticos</a> se observa en países con economías emergentes (India, China, Indonesia, Nigeria o Sudáfrica). En <a href="http://atlas.ecdc.europa.eu/public/index.aspx">Europa</a> son los países del Mediterráneo y del Este los que se llevan la palma. No parece que sea casualidad que casi la mitad de las infecciones en estos países estén causadas por microbios resistentes.</p>
<p>La <a href="https://seimc.org/">Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica</a> ha estimado que, solo en 2018, las superbacterias resistentes a los antibióticos causaron infecciones a <a href="https://seimc.org/contenidos/noticias/2018/seimc-nt-180517-presentacion_del_registro_de_pacientes_BMR_SEIMC.pdf">180 600 personas, en 82 centros sanitarios, de las que 35 400 murieron</a>. Si comparamos estas cifras con las 1 098 muertes en accidentes de tráfico notificadas por <a href="http://revista.dgt.es/es/noticias/nacional/2020/01ENERO/0102balance-accidentes-2019.shtml#.XjMLP2hKhhE">la Dirección General de Tráfico en 2019</a>, ¡las superbacterias fueron 32 veces más letales! </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/313691/original/file-20200205-149762-140cvcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/313691/original/file-20200205-149762-140cvcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/313691/original/file-20200205-149762-140cvcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/313691/original/file-20200205-149762-140cvcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=777&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/313691/original/file-20200205-149762-140cvcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=976&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/313691/original/file-20200205-149762-140cvcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=976&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/313691/original/file-20200205-149762-140cvcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=976&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Staphylococcus aureus MRSA CDC.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Últimamente a los supermicrobios clásicos, como <a href="https://www.who.int/es/news-room/detail/27-02-2017-who-publishes-list-of-bacteria-for-which-new-antibiotics-are-urgently-needed"><em>Staphylococcus aureus</em> resistente a la meticilina, <em>Escherichia coli</em>, <em>Klebsiella pneumoniae</em> y otras enterobacterias multirresistentes, como <em>Acinetobacter baumannii</em> y <em>Pseudomonas aeruginosa</em></a> se han añadido unos cuantos nuevos. Como el bacilo de la tuberculosis, el parásito <em>Plasmodium falciparum</em> o los hongos <em><a href="https://www.investigacionyciencia.es/blogs/medicina-y-biologia/74/posts/puede-un-hongo-ser-la-causa-de-una-alerta-sanitaria-mundial-em-candida-auris-em-lo-es-15069">Candida auris</a></em> y <em>Candida glabrata</em>.</p>
<p>Lo preocupante del asunto es que estas infecciones requieren de tratamientos más prolongados y menos eficaces, con fármacos no exentos de toxicidad. Y también suponen una estancia más prolongada en el hospital, que continúa siendo su reservorio principal por la presencia de pacientes graves tratados con múltiples fármacos.</p>
<p>Y hace poco saltaron las alarmas porque están apareciendo resistencias <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-vigilancia-activa-resistencia-antibioticos-S0213005X1930179X?referer=buscador">a los llamados antibióticos de último recurso, como aztreonam, carbapenems, linezolid o vancomicina</a>, que son a los que recurrimos cuando otros no funcionan. </p>
<h2>«Una Salud»</h2>
<p>La salud humana, la de los animales y la del ambiente están <a href="https://www.who.int/features/qa/one-health/es/">íntimamente relacionadas</a>. Muchos supermicrobios habitan los intestinos de las personas y de los animales y se propagan por las aguas residuales o contaminan el suelo. Para preservar esta salud global hay que <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/255204/9789243509761-spa.pdf?ua=1">realizar un esfuerzo importante</a>. </p>
<p>Necesitamos mejores técnicas de diagnóstico rápido para realizar un tratamiento antibiótico más apropiado y temprano. Los científicos se han lanzado a buscar <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2019.02841/full">dianas terapéuticas nuevas y alternativas</a> que eviten la selección de mutantes microbianos resistentes. Además, la modificación de los antibióticos clásicos podría mejorar el espectro antibacteriano y disminuir el uso de otros antibióticos más recientes.</p>
<p>Pero no es una batalla que involucre solo a los científicos. A luchar contra los supermicrobios podemos contribuir todos. ¿Cómo? Aplicando el sentido común:</p>
<ul>
<li><p>No automedicándonos </p></li>
<li><p>Evitando tomar antibióticos contra el resfriado y otras infecciones por virus</p></li>
<li><p>Siguiendo el tratamiento que nos aconseja nuestro médico hasta el final</p></li>
<li><p>No usando antibióticos caducados, de otras personas o de procedencia dudosa (Internet)</p></li>
<li><p>Actualizando nuestro calendario de vacunación</p></li>
<li><p>Preparando los alimentos de manera higiénica</p></li>
<li><p>Y, muy importante, <a href="https://www.cdc.gov/handwashing/esp/when-how-handwashing.html">lavándonos las manos con frecuencia</a>.</p></li>
</ul><img src="https://counter.theconversation.com/content/129718/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Guillermo Quindós-Andrés no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La resistencia a los antibióticos se cierne como un peligro para nuestro estado del bienestar. En el año 2050 podría causar más muertes que el mismísimo cáncer.Guillermo Quindós-Andrés, Catedrático de Microbiología Médica, Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina y Enfermería, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1263692019-11-07T20:51:48Z2019-11-07T20:51:48Z¿Qué papel tiene la agricultura en la transmisión de la resistencia a antibióticos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/300337/original/file-20191105-88378-kt8ibb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C203%2C3992%2C2575&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/aerial-view-tractor-trailer-fertilizes-freshly-687834160?src=24e0dc44-6ddd-48ee-ab70-85c6094ac50c-2-30">RikoBest/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El aumento de <a href="https://ec.europa.eu/health/amr/sites/amr/files/amr_factsheet_en.pdf">resistencias a antibióticos en bacterias patógenas</a> se ha convertido en un gran problema de salud a nivel mundial, ya que reduce la eficacia terapéutica de los antibióticos.</p>
<p>Aunque este fenómeno ha ocurrido de forma natural desde épocas remotas, se ha hecho mucho más frecuente en las últimas décadas. Las principales causas son el uso excesivo o inadecuado de los antimicrobiales y su mayor presencia y permanencia en el medio ambiente.</p>
<p>La diseminación de antibióticos en el medio natural se asocia principalmente a su aplicación en medicina y veterinaria. </p>
<p>Sin embargo, no se ha considerado adecuadamente <a href="http://www.fao.org/3/CA0963EN/ca0963en.pdf">el papel que la agricultura</a>, como base de la cadena trófica, puede desempeñar en la transmisión de antibióticos, de bacterias resistentes a antibióticos y de genes de resistencia a antibióticos a través de los alimentos. Podríamos estar infravalorándolo. </p>
<h2>¿Cómo llegan los antibióticos al campo?</h2>
<p>En el ámbito anglosajón, el término agricultura incluye la producción de cultivos, pero también la ganadería y la acuicultura, que constituyen la principal entrada de antibióticos en el sistema agrario. </p>
<p>Se estima que la cantidad de antibióticos empleados en la protección de cultivos <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25006016">representa menos del 0,5 % del total</a> empleado en producción animal. Esto excluye a Europa, donde su aplicación en cultivos está prohibida. </p>
<p>Sin embargo, cada vez es más frecuente el uso de estiércol animal, residuos orgánicos o lodos de depuradora como material fertilizante. Este material puede contener una alta carga de antibióticos. </p>
<p>Algunos <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16677683">estudios</a> confirman que entre un 30 y un 90 % de los antibióticos usados en animales aparece en los excrementos. El estiércol contaminado expone a los cultivos, incluso a los orgánicos, a la presencia de antibióticos. </p>
<p>Esto, unido al uso de aguas residuales en el riego, provoca que estos agro-ecosistemas estén expuestos repetidamente, y durante largos periodos de tiempo, a la presencia de una considerable y variada carga de antibióticos. </p>
<p>Estos agentes pueden ser tomados por las plantas y causar efectos fitotóxicos que afecten a la germinación y el crecimiento de los distintos cultivos agrícolas. Además, pueden acumularse en los tejidos vegetales y suponer un riesgo potencial para la salud humana, al ser las plantas el primer eslabón de la cadena alimentaria. </p>
<p>Este riesgo se ha tenido en cuenta solo en las dos últimas décadas y, por tanto, la <a href="http://www.fao.org/3/BU657en/bu657en.pdf">información sobre su impacto</a> es limitada. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=460&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/300710/original/file-20191107-10935-orjapz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=579&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Diseminación de los genes de resistencia y bacterias resistentes a los antibióticos en agricultura.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.instagram.com/srcantabrana/">Asier Cantabrana</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Efectos de los antibióticos en las plantas</h2>
<p>Recientes <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28482307">estudios</a> han demostrado que la fitotoxicidad de los antibióticos en los cultivos depende en gran medida de la especie vegetal y del tipo de antibiótico, así como de su concentración en el suelo. </p>
<p>Sin embargo, la mayoría de los estudios fitotóxicos de los antibióticos se han realizado <em>in vitro</em>. Escasean los estudios en campo. Si bien es cierto que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29555371">se han observado</a> efectos negativos con altas concentraciones, en bajas concentraciones se ha detectado un efecto estimulador. </p>
<p>Además del impacto directo de los antibióticos en el crecimiento vegetal, indirectamente pueden provocar alteraciones en la microbiota del suelo. Esto afecta a su diversidad y a la presencia de bacterias beneficiosas para el cultivo como las bacterias fijadoras de N₂, lo que también puede afectar al rendimiento del cultivo.</p>
<h2>¿Qué hacer a partir de ahora?</h2>
<p>Las plantas pueden entrar en contacto con los antibióticos de dos maneras:</p>
<ul>
<li><p><strong>Receptoras directas.</strong> Cuando los antibióticos se aplican para el control de enfermedades bacterianas.</p></li>
<li><p><strong>Receptoras indirectas.</strong> Por la aplicación de enmiendas orgánicas, lodos de depuradoras o aguas residuales.</p></li>
</ul>
<p>Como consecuencia, su crecimiento puede sufrir efectos negativos directos e indirectos, por la modificación de los microorganismos del suelo con los que interaccionan. Además, pueden actuar como transmisoras tanto de antibióticos como de resistencias, puesto que son la base de la cadena alimentaria.</p>
<p>Por ello, resulta necesario monitorizar, cuantificar y minimizar el grado de contaminación por antibióticos de los aportes o enmiendas orgánicas y del agua que se aplica a los cultivos. </p>
<p>Aunque se han utilizado diversos tratamientos como <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30308823">el compostaje</a> o la conversión en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30179818"><em>biochar</em></a> (carbón vegetal) para reducir la cantidad de antibióticos y subproductos presentes en el estiércol, no se ha conseguido aún una eliminación del 100 %. </p>
<p>Esto se debe a que la eficiencia del proceso depende de múltiples factores (material de partida, microorganismos presentes, temperatura, tiempo, tipo de antibióticos presentes…). Por ello, se necesitan todavía nuevos estudios y mejoras tecnológicas para poder conseguir una eliminación total de los antibióticos que se aplican mediante enmiendas orgánicas en los cultivos.</p>
<p>Paralelamente, es necesario investigar en profundidad cómo los antibióticos entran en las plantas, su transformación y/o acumulación en los diferentes órganos vegetales y su persistencia en los mismos. Sobre todo, de aquellos que van a destinarse para la alimentación, ya sea animal o humana. </p>
<p>Estos estudios ayudarán a reducir <a href="http://www.fao.org/3/a-i7138e.pdf">su potencial riesgo para la salud de las personas</a>. Además, teniendo en cuenta que estos sistemas de fertilización y riego se llevan a cabo año a año de manera repetida, es importante realizar análisis sistemáticos a largo plazo. </p>
<hr>
<p><em>Este artículo constituye un resumen de la charla impartida en el <a href="https://www.uik.eus/es/resistencia-antibioticos-en-el-medio-ambiente-origen-de-un-escenario-apocaliptico">curso de verano de la UPV/EHU</a> organizada por el JRL Environmental Antibiotic Resistence, al que pertenecen las autoras.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/126369/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El estiércol de origen animal, los residuos orgánicos o los lodos de depuradores utilizados como fertilizantes en agricultura pueden contener antibióticos que pasan a los cultivos.Usue Pérez López, Profesora Agregada de Fisiología Vegetal, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaMaite Lacuesta Calvo, Profesora titular del Departamento de Biología vegetal y Ecología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1225902019-09-16T20:16:24Z2019-09-16T20:16:24ZHacia un uso más prudente y responsable de los antibióticos en ganadería<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/291520/original/file-20190909-109927-q2ny3l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C40%2C5345%2C3304&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/piglets-indoors-on-pig-farm-netherlands-519329620?src=oBReDufqn7EFNJVKhQU7Ig-1-15">RockerStocker/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Los antibióticos son medicamentos indispensables para el tratamiento de la mayoría de las enfermedades infecciosas que afectan tanto al hombre como a los animales. Sin embargo, las bacterias son capaces de desarrollar mecanismos que les permiten hacerse resistentes a ellos. Es decir, pueden no solo sobrevivir, sino incluso continuar multiplicándose en su presencia.</p>
<p>Hoy en día, nos enfrentamos ya a <a href="https://theconversation.com/la-resistencia-a-los-antibioticos-un-problema-no-solo-confinado-a-los-hospitales-111481">bacterias que son resistentes</a> no a uno, sino a varios antibióticos (bacterias multiresistentes). Hay incluso bacterias resistentes a todos los antibióticos disponibles (bacterias panresistentes), para las que no existe tratamiento. Así, las bacterias resistentes <a href="https://amr-review.org/sites/default/files/160525_Final%20paper_with%20cover.pdf">se han convertido en una amenaza a nivel mundial</a>.</p>
<h2>Uso de antibióticos en ganadería</h2>
<p>El uso de antibióticos en ganadería es necesario para que los animales estén sanos y por tanto se pueda garantizar su bienestar. Por otro lado, su uso es también fundamental para garantizar la seguridad de los alimentos provenientes de estos animales. Una cabaña ganadera sana permite producir alimentos sanos y de calidad.</p>
<p>En ganadería, los antibióticos se emplean fundamentalmente para el tratamiento de las infecciones bacterianas (uso terapéutico). Su administración para prevenir enfermedades (uso profiláctico) se recomienda solo en situaciones muy excepcionales. </p>
<p>En Europa, el uso de antibióticos para favorecer el crecimiento de los animales (uso como agentes promotores del crecimiento) <a href="https://europa.eu/rapid/press-release_IP-05-1687_en.htm">está totalmente prohibido desde 2006</a>. Sin embargo, esto no es así en otras regiones del mundo donde aún se pueden añadir a la dieta de animales sanos. </p>
<p>En cualquier caso, el ganado sigue estando expuesto a cantidades de antibióticos superiores a las necesarias y <a href="https://www.oie.int/fileadmin/Home/eng/Our_scientific_expertise/docs/pdf/AMR/Annual_Report_AMR_2.pdf">su modo de uso es mejorable</a>. Además, muchos de los antibióticos empleados en veterinaria se utilizan también en medicina humana, incluso algunos de los considerados críticamente importantes para la salud de las personas.</p>
<h2>Bacterias resistentes a antibióticos en animales</h2>
<p>Respetar los periodos de supresión (tiempo que debe transcurrir desde que se deja de administrar el medicamento al animal hasta que este o sus productos puedan ser destinados al consumo humano) y los programas oficiales de control de residuos (<a href="https://www.mapa.gob.es/es/ganaderia/temas/sanidad-animal-higiene-ganadera/higiene-de-la-produccion-primaria-ganadera/plan-nacional-de-investigacion-de-residuos-pnir/">Plan Nacional de Investigación de Residuos</a>) garantiza que en los alimentos de origen animal no se superen los niveles de residuos antibióticos establecidos por la normativa vigente.</p>
<p>Sin embargo, el ganado puede actuar como reservorio de bacterias resistentes. Estas pueden transmitirse de los animales al hombre por distintas vías: </p>
<ul>
<li><p><a href="https://theconversation.com/como-llegan-bacterias-resistentes-y-residuos-de-antibioticos-a-los-alimentos-121281">A través de los alimentos</a>.</p></li>
<li><p>Por contacto directo con los animales.</p></li>
<li><p>A través del medio ambiente. </p></li>
</ul>
<p>Las bacterias (resistentes o sensibles) no respetan barreras geográficas ni son exclusivas del hombre o de los animales. Se estima que alrededor del 75 % de las enfermedades infecciosas que afectan a los humanos tienen su origen en los animales.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/291319/original/file-20190906-175682-c6vst1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Ejemplos de vías diseminación de bacterias resistentes.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.amr.gov.au">Australian Government</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, las bacterias resistentes pueden transferir los genes responsables de la resistencia a otras bacterias con las que conviven en un mismo entorno, como el intestino de los animales o del hombre y el medio ambiente. Puede suceder que una bacteria no patógena, es decir, una de las “buenas” presente en nuestra flora intestinal, reciba un gen que la hace resistente. O incluso peor; una bacteria patógena, pero sensible a los antibióticos, puede convertirse en resistente al recibir un gen de otra bacteria. En ese caso, tendremos un problema cuando enfermemos y deban tratarnos con antibióticos.</p>
<p>Está demostrado que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC90599/pdf/ac002054.pdf">existe una asociación</a> entre el uso de antibióticos en medicina veterinaria y las resistencias observadas en los animales. Sin embargo, es difícil determinar qué proporción de la resistencia observada en las infecciones humanas tiene su origen en el uso de antibióticos en ganadería. </p>
<p>Cada caso es distinto y <a href="https://academic.oup.com/jac/article/71/8/2326/2237821">se han descrito ejemplos </a>en los que la resistencia parece haberse originado en los animales y de ahí haber pasado al hombre, pero también <a href="https://academic.oup.com/jac/article/69/2/287/715709">otros con un origen humano</a> y posterior diseminación a los animales. Lo que está claro es que cualquier uso de antibióticos (tanto en medicina humana como veterinaria o en la agricultura) favorece la aparición y diseminación de bacterias resistentes.</p>
<h2>Actuaciones para luchar contra las resistencias</h2>
<p>En nuestro entorno se están desarrollando acciones para luchar contra la resistencia a los antibióticos en ganadería. Las principales actuaciones siguen las directrices que marcan la Unión Europea y la <a href="http://www.resistenciaantibioticos.es/es">Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios</a>. Se podrían resumir en tres:</p>
<ul>
<li><p><strong>Vigilancia del uso de antibióticos y de las bacterias resistentes.</strong> Conocer el tipo y cantidad de antibióticos que se usan y la clase de bacterias resistentes y frecuencia con que se detectan nos proporciona información muy útil desde el punto de vista epidemiológico. Entre otras cosas, permite identificar asociaciones entre el consumo y la aparición de resistencias, analizar tendencias y diseñar medidas eficaces para frenar el problema.</p></li>
<li><p><strong>Promoción del uso prudente a través de actividades formativas para el sector y la elaboración de guías de uso prudente</strong>. Recientemente, basándose en <a href="https://www.ema.europa.eu/en/documents/other/answer-request-european-commission-updating-scientific-advice-impact-public-health-animal-health-use_en.pdf">un informe</a> elaborado por expertos, la Comisión Europea ha propuesto categorizar los antibióticos veterinarios según el impacto que su uso puede tener en la salud humana. Cada una de las cuatro categorías se acompaña de recomendaciones específicas de uso.</p></li>
<li><p><strong>Prevención de las infecciones.</strong> Puesto que los animales sanos no necesitan ser tratados, reducir las posibles infecciones ayudará a reducir el uso de antibióticos. Medidas para lograrlo incluyen la mejora de la higiene y la bioseguridad en las explotaciones ganaderas, la potenciación del sistema inmune de los animales y la puesta en marcha de planes sanitarios específicos para cada explotación.</p></li>
</ul>
<h2>Perspectivas y aspectos a mejorar</h2>
<p>Todas estas acciones son fundamentales para frenar el problema de las resistencias, y parece que empiezan a dar frutos. En España <a href="http://www.resistenciaantibioticos.es/es/system/files/field/files/informe_jiacra-espana.pdf?file=1&type=node&id=410&force=0">se ha observado un descenso del 14 % </a>en el uso total de antibióticos en ganadería entre 2014 y 2016. La reciente implementación de la receta electrónica en medicina veterinaria ayudará también a conocer mejor el uso que se está haciendo de los antibióticos en ganadería.</p>
<p>Sin embargo, aún hay tareas pendientes. A nivel internacional, es fundamental una mayor coordinación a nivel legislativo, de vigilancia e intervención. Es también fundamental hacer más fluida la colaboración entre la medicina humana y la medicina veterinaria, sin olvidar el impacto sobre el medio ambiente. Cualquier actuación para combatir el problema de las resistencias debe plantearse desde la perspectiva <em>One Health</em> (Una Salud). Según esta, la salud del hombre, los animales y el medio ambiente están interconectadas. </p>
<p>Finalmente, es necesaria más investigación para comprender mejor los mecanismos por los que se generan las resistencias, desarrollar nuevas herramientas de diagnóstico, así como nuevas alternativas a los antibióticos y mejores medidas de control de las enfermedades.</p>
<hr>
<p><em>Este artículo constituye un resumen de la charla impartida en el <a href="https://www.uik.eus/es/resistencia-antibioticos-en-el-medio-ambiente-origen-de-un-escenario-apocaliptico">curso de verano de la UPV/EHU</a> organizada por el JRL Environmental Antibiotic Resistence.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/122590/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Hurtado no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El uso excesivo e inadecuado de los antibióticos, tanto en medicina humana como veterinaria, favorece la aparición y diseminación de bacterias resistentes.Ana Hurtado, Investigadora en Sanidad Animal, Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-TecnaliaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1141002019-04-04T20:22:47Z2019-04-04T20:22:47ZSin antibióticos no habrá desarrollo sostenible<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/267347/original/file-20190403-177184-4524qd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5760%2C3837&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/download/confirm/675790561?size=huge_jpg">Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La <a href="http://science.sciencemag.org/content/sci/162/3859/1243.full.pdf">“tragedia de los bienes comunes”</a> es un concepto descrito por el ecólogo Garret Hardin en 1968. Describe la situación en la que los individuos, motivados por su interés personal, destruyen un recurso común y limitado aunque les perjudique, tanto a nivel personal como al de la sociedad a la que pertenecen. Este modelo ha sido aplicado a la destrucción de los recursos naturales del planeta. Hoy encaja a la perfección con el estado de agotamiento de los antibióticos al que nos enfrentamos. </p>
<p>Los antibióticos han sido, desde su descubrimiento, claves en el control de las enfermedades infecciosas y en el desarrollo de la cirugía y otros procedimientos médicos. Sin embargo, <a href="http://www.wpro.who.int/entity/drug_resistance/resources/global_action_plan_eng.pdf">su existencia está muy amenazada</a> por la creciente aparición de bacterias resistentes a estos fármacos.</p>
<p>Estas bacterias ocasionan infecciones difíciles o imposibles de tratar por la pérdida de efectividad de los antibióticos. Además, existe otra razón que hace que estas medicinas sean cada vez más escasas: las farmacéuticas no desarrollan nuevas moléculas, al considerar que no es rentable investigar en un recurso cuyo uso habrá que controlar.</p>
<p>La magnitud del problema es tal que amenaza los <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/">Objetivos de Desarrollo Sostenible</a> que fueron propuestos por la ONU en la Agenda 2030. Su fin era transformar el mundo para proteger el medioambiente, eliminar la pobreza y hacer prosperar a toda la humanidad.
Pero, ¿a qué objetivos afecta la resistencia a los antibióticos?</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/266536/original/file-20190329-71021-1nk3ise.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/266536/original/file-20190329-71021-1nk3ise.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/266536/original/file-20190329-71021-1nk3ise.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/266536/original/file-20190329-71021-1nk3ise.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/266536/original/file-20190329-71021-1nk3ise.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/266536/original/file-20190329-71021-1nk3ise.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/266536/original/file-20190329-71021-1nk3ise.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Las resistencias afectan a al menos 10 de los 17 objetivos de desarrollo sostenible propuestos por la ONU.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>Mortalidad y pobreza</h2>
<p>Las infecciones por bacterias resistentes producen un aumento importante de la mortalidad. En 2018 supusieron 33.000 muertes en Europa, y se calcula que para 2050 superen al cáncer en número de muertes.</p>
<p>Las <a href="https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S1473-3099%2818%2930605-4">consecuencias sobre la calidad de vida</a> son muy importantes. Algunos estudios han calculado su representación en DALY (del inglés, <em>disability-adjusted life years</em>, número de años de vida perdidos por enfermedad, discapacidad o muerte prematura). Estos demuestran, además, que son mucho mayores en mujeres que en hombres (Objetivo 5: igualdad de género).</p>
<p>Hay que tener en cuenta que el aumento de la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26706614">morbilidad y del sufrimiento humano</a> implica estancias más largas en el hospital, más pruebas diagnósticas invasivas, ingreso en unidades de cuidados intensivos, ventilación mecánica y cirugías extra. Todo esto supone también un exceso en la utilización de recursos y costos añadidos, a los que hay que sumar el uso de antibióticos más caros, menos eficaces y más tóxicos (Objetivo 3: salud y bienestar). </p>
<p>El impacto económico que ocasionan las resistencias se considera ya un factor en las previsiones de pobreza de los países. Las infecciones por bacterias resistentes obligan al uso de antibióticos de segunda o tercera línea, de mayor precio. También ocasionan estancias hospitalarias más largas y un número mayor de procedimientos diagnósticos, que suponen entre 10 000 y 40 000 dólares más por paciente.</p>
<p>El Banco Mundial ha calculado el <a href="http://www.worldbank.org/en/topic/health/publication/drug-resistant-infections-a-threat-to-our-economic-future">costo extra en cuidados de salud y productividad</a> de las resistencias en Europa. Estas suponen cada año 1.500 millones de euros y, además, el impacto sobre el crecimiento económico provocará un aumento de la pobreza extrema en todo el mundo (Objetivo 1: fin de la pobreza; objetivo 8: trabajo decente y crecimiento económico; objetivo 10: reducción de desigualdades).</p>
<h2>Contaminación medioambiental</h2>
<p>El uso inapropiado de antibióticos en salud humana, tanto en el ámbito hospitalario como comunitario, es una de las causas que han ocasionado este problema. También su uso excesivo en ganadería y agricultura ha provocado un aumento importante de <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2016.01728/full">cepas resistentes que se están diseminando en el medio ambiente</a> e incrementan el problema. </p>
<p>Hay que tener en cuenta que el 80 % de los antibióticos se consumen en el sector ganadero, donde también existen consecuencias económicas. La presencia de cepas resistentes genera pérdidas a las granjas, que reducen las ventas. </p>
<p><a href="https://theconversation.com/la-resistencia-a-los-antibioticos-un-problema-no-solo-confinado-a-los-hospitales-111481">La contaminación del medioambiente</a> también es importante. Se han encontrado aislamientos y genes de resistencia en suelos agrícolas y de ganadería, aguas de ríos y de mar (objetivo 6: agua limpia y saneamiento; objetivo 14: vida submarina; objetivo 15: vida de ecosistemas terrestres).</p>
<p>Está claro que nos estamos quedando sin antibióticos, por lo que su uso apropiado es prioritario. Solo así podremos conservar el mayor tiempo posible la eficacia de los que tenemos en la actualidad (objetivo 11: ciudades y comunidades sostenibles; objetivo 12: producción y consumo responsables).</p>
<p>Dado que la salud humana y animal están interconectadas, y que el medioambiente es clave en esta relación, para solucionar el problema se hace necesario actuar a todos los niveles, una perspectiva que recibe el nombre de <a href="https://ec.europa.eu/health/amr/sites/amr/files/amr_action_plan_2017_en.pdf"><em>One Health</em></a>. Para lograrlo es fundamental implicar no solo a los gobiernos e instituciones, sino también a la ciudadanía (objetivo 17: alianzas para lograr los objetivos).</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/114100/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucía Gallego no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La proliferación de bacterias resistentes a los antibióticos, y la inacción de las farmacéuticas, es una amenaza a la salud y a las economías globales que pone en peligro los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU.Lucía Gallego, Profesora de Microbiología Médica, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1114812019-03-10T21:30:14Z2019-03-10T21:30:14ZLa resistencia a los antibióticos: un problema no solo confinado a los hospitales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/262646/original/file-20190307-82661-udkglu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5697%2C3795&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/download/confirm/648642895?size=huge_jpg">Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La resistencia a los antibióticos es un problema de salud pública cuyo estudio se ha enfocado, sobre todo, al ámbito sanitario. Sin embargo, tanto las bacterias resistentes como los genes implicados en esa resistencia se encuentran en cualquier ecosistema. Incluso en regiones con una baja exposición a antimicrobianos, como el Ártico y algunas poblaciones humanas aisladas, que no han sido objeto de tratamiento antibiótico.</p>
<p>La interconexión entre los ecosistemas contribuye al origen, evolución y diseminación de la resistencia a los antibióticos. Por ejemplo, el uso de estos fármacos en ganadería puede seleccionar bacterias resistentes que se transfieran a humanos. Así mismo, el agua contaminada con bacterias resistentes puede ser un vehículo importante en su transferencia y desarrollo. </p>
<p>Para abordar el hecho de que los organismos infecciosos pueden difundirse entre ecosistemas se acuñó el concepto <a href="http://www.onehealthinitiative.com/"><em>One Health</em></a>. Este término se basa en la idea de que la salud de un ecosistema condiciona la de los otros. La salud humana en general, y la transmisión de infecciones en particular, dependen de una <em>salud única</em> que engloba todos los ecosistemas (humanos, animales y agua) entre los que pueden circular los microorganismos patógenos. </p>
<p>Además de transferirse entre ecosistemas interconectados, las bacterias resistentes se diseminan entre áreas separadas. Entre los elementos que sirven como puente para el transporte de bacterias resistentes destacan el comercio de mercancías, el tránsito de viajeros y la migración de fauna silvestre, entre otros. </p>
<p>Como consecuencia, la resistencia a los antibióticos es un problema de salud planetaria (<em>Global Health</em>). Su solución requiere intervenciones globales basadas en acuerdos internacionales. </p>
<p>Las medidas tradicionales para disminuir la resistencia se dirigen a reducir el consumo de los antibióticos. Aunque importante, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29162798">esta reducción es insuficiente</a> para eliminar el problema. Es necesario plantear medidas adicionales, algunas de las cuales se describen a continuación:</p>
<h2>Mejoras terapeúticas</h2>
<p>El desarrollo de nuevos antibióticos se ha frenado debido, entre otros, a condicionantes económicos. A pesar del problema de las resistencias, la mayor parte de las infecciones son tratables con antibióticos de bajo coste. Por eso resulta más rentable invertir en medicamentos de alto coste (o uso crónico) para enfermedades prevalentes como las cardiovaculares, neurológicas y el cáncer. Para paliar estos problemas, se han planteado sistemas de colaboración público-privada y cambios regulatorios que permitan mayores retornos a las empresas.</p>
<p>Además, se están desarrollando antibióticos <a href="https://www.who.int/medicines/news/2017/IAU_AntibacterialAgentsClinicalDevelopment_webfinal_2017_09_19.pdf">dirigidos contra las bacterias resistentes</a>, diseñando estrategias para utilizar mejor los que tenemos y desarrollando nuevos métodos terapeúticos no basados en el uso de antibióticos. Algunos ejemplos son el uso de inmunomoduladores o anticuerpos monoclonales, así como sistemas de dosificación, que dirijan el antibiótico al punto de infección. </p>
<p>Implementar métodos de diagnóstico rápido de infección y resistencia ayudará también a mejorar el uso racional de antibióticos, al permitir terapias personalizadas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/262647/original/file-20190307-82661-1qt1x1k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/262647/original/file-20190307-82661-1qt1x1k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/262647/original/file-20190307-82661-1qt1x1k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/262647/original/file-20190307-82661-1qt1x1k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/262647/original/file-20190307-82661-1qt1x1k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/262647/original/file-20190307-82661-1qt1x1k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/262647/original/file-20190307-82661-1qt1x1k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/photos/AVqs0ItdMQM">Unsplash</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Prevenir la infección en humanos y animales</h2>
<p>Mejorar las condiciones higiénicas en humanos y animales, y en los sistemas de producción animal, disminuiría la selección y transferencia de resistencia entre bacterias.</p>
<p>Además, el desarrollo de vacunas es el mejor sistema para prevenir infecciones. En el caso de animales, el uso de vacunas es viable si no supone un coste importante en la producción.</p>
<h2>Tratamiento de aguas residuales en todo el mundo</h2>
<p>Las bacterias patógenas (resistentes o no) y los antibióticos utilizados en terapia y en producción animal se vierten en las aguas residuales. Dichas aguas, si no se tratan, son un importante vehículo para la selección y transmisión de bacterias resistentes. </p>
<p>Iniciativas como el programa <a href="https://www.gatesfoundation.org/What-We-Do/Global-Growth-and-Opportunity/Water-Sanitation-and-Hygiene/Reinvent-the-Toilet-Challenge-and-Expo"><em>Reinventig the toilette</em></a> de la Fundación Bill y Melinda Gates pueden ayudar a universalizar el tratamiento de aguas en países de baja y media renta. Además de una mejora general de la salubridad, esto disminuiría la diseminación de bacterias resistentes a través del agua.</p>
<h2>Acciones de vigilancia y control</h2>
<p>Las enfermedades cardiovasculares y el cáncer tienen una relevancia sanitaria individual. Las infecciones, sin embargo, pueden contagiarse a otras personas más allá del paciente original.</p>
<p>Para abordar este problema de salud pública es necesario desarrollar redes de vigilancia para detectar de forma temprana la aparición de bacterias resistentes e impedir su diseminación. </p>
<p>Entre las fuentes de diseminación a vigilar se encuentran <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27742165">los viajeros y los individuos migrantes</a>. En especial, aquellos individuos que vengan de países con alta incidencia de enfermedades infecciosas importantes, como la tuberculosis multirresistente. La inclusión temprana en los sistemas de salud de estas personas tendría un beneficio para la sociedad en general. </p>
<p>El intercambio de mercancías, sobre todo comida, plantas y animales, constituye otra fuente de transmisión de la resistencia a los antibióticos. Sería beneficioso establecer medidas que permitan mantener en cuarentena productos potencialmente contaminados por microorganismos resistentes. </p>
<p>Esto ya se aplica con el material infectado y proveniente de países con infecciones prevalentes en plantas y animales. Ejemplos recientes son las limitaciones al intercambio de plantas o cerdos (o productos derivados) de países con infecciones por <em>Xylella</em> y el virus de la peste porcina africana.</p>
<p>La lucha contra la resistencia a los antibióticos requiere una batería integrada de medidas. Estas incluyen elementos técnicos (nuevas terapias, vacunas, aspectos ligados a producción animal y tratamiento de aguas), socioeconómicos y políticos. El desarrollo de sistemas integrales de vigilancia, regulación e intervención, tanto a nivel local como a nivel internacional, es necesario para una lucha eficaz contra este grave problema.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/111481/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:jlmtnez@cnb.csic.es">jlmtnez@cnb.csic.es</a> recibe fondos de Plan Nacional de Investigación (MINECO) y de la Comunidad Autónoma de Madrid</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Sara Hernando-Amado no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Se trata de un grave problema que amenaza con dejarnos sin uno de los fármacos más importantes para el ser humano. Su solución requiere acuerdos globales.Jose Luis Martinez Menendez, Profesor de Investigación, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)Sara Hernando-Amado, Investigadora Postdoctoral (Ecología y Evolución de la Resistencia a Antibióticos), Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1103902019-02-06T22:13:02Z2019-02-06T22:13:02ZAsí se propaga la resistencia a los antibióticos en el medioambiente<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/257495/original/file-20190206-174883-ujaet4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5982%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Recreación de bacterias resistentes a los antibióticos.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/biofilm-antibiotic-resistant-bacteria-closeup-view-367715540">Kateryna Kon / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Actualmente nos encontramos al borde de una crisis global porque los antibióticos están dejando de ser efectivos, poniendo así en riesgo una gran parte del desarrollo alcanzado por la medicina moderna. </p>
<p>De hecho, <a href="https://amr-review.org/sites/default/files/160518_Final%20paper_with%20cover.pdf">más del 70% de las bacterias patógenas que causan infecciones hospitalarias son resistentes a múltiples antibióticos</a>, lo que hace que el tratamiento de tales infecciones sea altamente problemático. Además, se estima que en 2050, 10 millones de vidas humanas estarán en riesgo anualmente debido al aumento de la resistencia a los antibióticos si las soluciones no se encuentran a tiempo.</p>
<p>Los antibióticos son sustancias químicas que causan la muerte de las bacterias o, en su defecto, inhiben su crecimiento. Estas sustancias son producidas de forma natural por bacterias y hongos, principalmente por los que viven en el suelo. </p>
<p>En la naturaleza, los antibióticos cumplen diversos papeles ecológicos. Los microorganismos que los producen los utilizan como armas químicas para competir entre ellos y como moléculas de señalización para comunicarse químicamente y promover la coordinación entre diferentes individuos.</p>
<p>Desde mediados del siglo XX, estos compuestos se emplean, además, en medicina y veterinaria como herramienta terapéutica para el tratamiento de infecciones bacterianas. Junto con las vacunas, son uno de los desarrollos médicos que más ha contribuido a nuestra supervivencia y calidad de vida. </p>
<p>Por desgracia, <a href="https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(18)30605-4/fulltext#figures">en las últimas décadas su eficacia ha disminuido como consecuencia de su mala utilización y abuso</a>. Ambas prácticas han provocado una creciente emergencia y diseminación de genes de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Resistencia_a_antibi%C3%B3ticos">resistencia a antibióticos</a> o ARG (del inglés, <em>antibiotic resistance genes</em>) y, de forma concomitante, la aparición de bacterias resistentes a dichos antibióticos (las ARB).</p>
<p>Es importante enfatizar que, cuando suministramos un antibiótico para uso médico o veterinario, este solo se metaboliza parcialmente y, en consecuencia, gran parte del antibiótico administrado se excreta a través de la orina y las heces. </p>
<p>Así, los antibióticos y los productos de su degradación acaban en las plantas de depuración de aguas residuales urbanas, para posteriormente ser vertidos al medio ambiente a través del efluente de estas instalaciones. La aplicación de lodos de depuradora y enmiendas orgánicas de origen animal (como el estiércol y los purines) a suelos agrícolas también contribuye a la presencia de antibióticos, ARG y ARB en el entorno.</p>
<h2>Una característica transmisible</h2>
<p>Los genes de resistencia a antibióticos han permitido la convivencia ancestral entre antibióticos y bacterias, posibilitando que estas puedan sobrevivir en su presencia. Estos fragmentos de ADN se pueden transferir entre bacterias por dos vías bien diferenciadas:</p>
<ul>
<li><p>Por una parte, mediante la transferencia de material genético desde bacterias parentales a bacterias hijas, en un proceso que se denomina transferencia vertical de genes. </p></li>
<li><p>Por otra parte, la transferencia horizontal de genes se produce cuando dos bacterias no emparentadas se transfieren material genético. Una de las mayores ventajas evolutivas de la transferencia horizontal es la adquisición rápida y eficaz, por parte de las bacterias receptoras, de genes que les permiten sobrevivir en ambientes hostiles.</p></li>
</ul>
<p>La transferencia horizontal de genes entre bacterias puede darse, a su vez, mediante tres mecanismos. </p>
<ul>
<li><p>En el proceso denominado transformación, las bacterias toman ADN directamente del medio que les rodea, incorporando así nuevos genes. </p></li>
<li><p>Los bacteriófagos o fagos (virus que infectan bacterias) pueden vehiculizar fragmentos del cromosoma bacteriano, incluyendo ARG, cuando durante la fase lítica pasan de una bacteria a otra. A este fenómeno se le denomina transducción. </p></li>
<li><p>A través de la conjugación, un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pl%C3%A1smido#Pl%C3%A1smidos_de_resistencia">plásmido conjugativo</a> —molécula circular de ADN que contiene ARG y los genes que permiten su propagación— es transferido de una bacteria a otra mediante un proceso que requiere contacto directo entre ambas. </p></li>
</ul>
<p>En este último caso, la bacteria receptora no sólo adquiere los ARG, sino que recibe todo el plásmido que los alberga. Esto le permite transferir ARG a otras bacterias, contribuyendo activamente a la diseminación de la resistencia a antibióticos entre bacterias.</p>
<h2>Un problema de escala global</h2>
<p>Los antibióticos liberados en el agua y los suelos ejercen una presión selectiva sobre las bacterias ambientales —las obliga a adquirir ARG para poder sobrevivir—, promoviendo la diseminación de genes de resistencia a antibióticos y con ello la proliferación de bacterias resistentes. Estos microorganismos pueden, a su vez, transmitir los ARG a través de plásmidos conjugativos u otros elementos genéticos móviles a otras bacterias, incluidas bacterias patógenas humanas. </p>
<p>Como consecuencia, cada vez son más frecuentes las infecciones por bacterias resistentes a antibióticos o peor, por bacterias multirresistentes (bacterias patógenas que han adquirido varios genes de resistencia). </p>
<p>Desde la Universidad del País Vasco, junto con otros dos centros de investigación de la Comunidad Autónoma Vasca (Neiker y BC3 Basque Centre for Climate Change) hemos lanzado la iniciativa <a href="https://www.ehu.eus/es/-/neiker-tecnaliak-upv-ehuk-eta-bc3k-antibiotikoekiko-erresistentziak-ingurumenean-barreiatzeari-buruzko-ikerketa-sustatuko-dute">Joint Research Lab on Environmental Antibiotic Resistance</a> para estudiar, monitorizar y desarrollar estrategias de actuación frente a este creciente problema. </p>
<p>Alcanzar una solución requiere de un enfoque multidisciplinar, que involucre, entre otros, a profesionales clínicos y del sector agroganadero, así como a expertos en evolución y medioambiente. </p>
<p>Muy probablemente, será necesaria la combinación de diferentes estrategias terapéuticas como la racionalización del uso de los antibióticos, la búsqueda de nuevos antibióticos y otras moléculas con capacidad antimicrobiana, el empleo de virus como alternativa a los antibióticos, el desarrollo de inhibidores de la conjugación y el trasplante de comunidades bacterianas que puedan competir con los patógenos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/110390/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Itziar Alkorta recibe fondos de la Universidad del País Vasco UPV/EHU</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Carlos Garbisu no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La diseminación de genes y bacterias resistentes en aguas y suelos contribuye a la pérdida de eficacia de los antibióticos empleados en medicina.Itziar Alkorta Calvo, Profesora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular del Instituto Biofisika, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaCarlos Garbisu, Jefe del Departamento de Conservación de Recursos Naturales, Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-TecnaliaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.