La decisión tomada por el Gobierno de Pedro Sanchez sobre el Sáhara Occidental ha desatado críticas y para muchos carece de sentido. Francia y EE.UU. podrían estar detrás.
Marruecos busca un cambio en la posición de España (y de la UE) respecto al conflicto del Sáhara Occidental. Pero España no puede olvidar que tiene una responsabilidad legal (y moral) con los saharauis.
En vez de priorizar una política integral y solidaria respecto a la migración, la UE prefiere seguir confiando las fronteras exteriores a países como Marruecos, dispuestos a provocar una crisis humanitaria y migratoria para satisfacer sus intereses políticos.
El grave conflicto desatado trasciende las relaciones entre Marruecos y España dado que afecta también a la Unión Europea y a la propia posición e intereses geoestratégicos del país magrebí.
El anuncio del presidente saliente de Estados Unidos supone un duro golpe a la parte saharaui pero, sobre todo, al Derecho Internacional y a la tradición iusinternacionalista estadounidense.
Nos encontramos ante un conflicto político, en el que una de las partes (Marruecos) está dispuesta a obstaculizar cualquier solución que no sea de su conveniencia, incluso contraviniendo los tratados internacionales.
El conflicto del Sahara Occidental, nacido de la descolonización por parte de España en 1975, se encuentra encallado en procesos de negociación infructuosos por el inmovilismo y la falta de voluntad política de una de las partes, Marruecos. Pero las cosas podrían estar cambiando.
Dpto. Estructura Económica y Economía del Desarrollo. Coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM), Universidad Autónoma de Madrid