tag:theconversation.com,2011:/ca/topics/zimbabue-67522/articlesZimbabue – The Conversation2019-10-29T20:32:19Ztag:theconversation.com,2011:article/1260702019-10-29T20:32:19Z2019-10-29T20:32:19ZAsí usamos el ADN para concluir que todos los humanos modernos provenimos del norte de Botsuana<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/299284/original/file-20191029-183151-12iom6z.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C898%2C599&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La autor, la investigadora Vanessa Hayes, con miembros del pueblo Ju/'hoansi en la patria ancestral de la humanidad.</span> <span class="attribution"><span class="source">Chris Bennett/Evolving Picture</span></span></figcaption></figure><p>¿Dónde está el lugar de origen de los humanos modernos? El Gran Valle del Rift de África Oriental ha sido durante mucho tiempo el candidato favorito. Hasta hoy.</p>
<p>Nuestra nueva investigación ha utilizado el ADN para rastrear los primeros pasos de la humanidad hacia un humedal prehistórico llamado Makgadikgadi-Okavango, al sur del gran río Zambeze.</p>
<p>Nuestro análisis, <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-019-1714-1">publicado en <em>Nature</em></a> esta semana, muestra que la primera población de humanos modernos (<em>Homo sapiens sapiens</em>) surgió hace 200 000 años en una zona que copa partes de las actuales Botsuana, Namibia y Zimbabwe. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=335&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=335&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=335&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=421&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=421&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/298878/original/file-20191028-113953-1lj35xj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=421&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El mapa de la izquierda muestra la distribución del ADN ancestral entre la población muestreada. Esto permitió localizar la patria ancestral en una región (mostrada a la derecha en color naranja pálido) al sur del río Zambeze, centrada en el norte de Botsuana.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Chan et al., Nature 2019</span></span>
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<p>Hoy en día es una tierra seca y polvorienta con salinas dispersas, y es difícil creer que los humanos modernos vivieran y prosperaran en estos humedales durante 70 000 años antes de que nuestros antepasados comenzaran a explorar el resto de África y, en última instancia, el mundo.</p>
<p>Hemos localizado esta región estudiando el ADN mitocondrial, conocido como el “mitogenoma”. A diferencia del ADN nuclear, que es transmitido tanto por la madre como por el padre, el ADN mitocondrial es transmitido solo por la madre, lo que significa que no está mezclado en cada generación.</p>
<p>Si pensamos que todos los humanos modernos ocupan un lugar particular en un enorme árbol genealógico, lógicamente deberíamos encontrar los más diversos mitogenomas en la base del árbol, porque es la fuente última de todas las ramas.</p>
<p>Ya sabemos que los datos genéticos apuntan al sur de África como la cuna de la humanidad (a diferencia de la evidencia fósil, la mayor parte de la cual se ha encontrado en África Oriental). Pero queríamos refinar aún más nuestra búsqueda y determinar el lugar exacto donde los humanos evolucionaron por primera vez.</p>
<p>Para ello, dirigimos nuestra atención a unas comunidades (o tribus) conocidas como los khoisán (KhoeSan). Estas personas tienen los mitogenomas más diversos de todos los habitantes de la Tierra, lo que sugiere que su ADN se parece mucho al de nuestros antepasados comunes. Si todos nos sentamos en las ramas del árbol genealógico humano, entonces khoisán es el tronco del árbol.</p>
<p>El pueblo khoisán emplea lenguas basadas en chasquidos o <em>clics</em>. Desde el punto de vista cultural es un buscador, con grupos de San que siguen practicando las antiguas formas de vida: la caza y la recolección para la subsistencia.</p>
<p>Los miembros de nuestro equipo de investigación han pasado una década trabajando con las comunidades khoisán, así como con personas de otras etnias y grupos lingüísticos en Namibia y Sudáfrica.</p>
<p>Al generar datos de mitogenoma para alrededor de 200 subramas raras o recién descubiertas de los linajes khoisán, y fusionarlos con todos los datos disponibles, pudimos acercarnos a la base de nuestro árbol evolutivo.</p>
<p>Ahora está claro que nuestros ancestros deben haberse dispersado desde una región al sur del río Zambeze. Esto concuerda con los datos geográficos, arqueológicos y climáticos, incluido el hecho de que esta zona habría sido un humedal fértil en el momento en que surgieron los primeros humanos modernos.</p>
<h2>Paisaje fértil</h2>
<p>La evidencia geológica sugiere que en ese momento el lago prehistórico Makgadikgadi, que había dominado la región durante millones de años, había comenzado a romperse con el desplazamiento de la tierra. Esto habría creado una vasta región de humedales, ideal para mantener la vida.</p>
<p>Pero si era tan ideal, ¿por qué nuestros antepasados comenzaron a explorar otros lugares entre 130 000 y 110 000 años atrás, primero hacia el noreste y luego hacia el suroeste desde su hogar ancestral?</p>
<p>Los datos climáticos sugieren que en esa época la región experimentó una enorme sequía y que, hace unos 130 000 años, la humedad aumentó al noreste de la zona, lo que hizo que los humanos se movieran en esa dirección. Después, hace 110 000 años, sucedió lo mismo con el suroeste. Sospechamos que esto creó paisajes de abundante vegetación que hicieron que nuestros antepasados abandonaran su lugar de origen, muy probablemente siguiendo a los animales de caza que también se estaban desarrollando en nuevas regiones.</p>
<p>Es más, nuestros datos genéticos sugieren que los migrantes del sur habitaron toda la costa sur de África, con múltiples subpoblaciones y un enorme crecimiento demográfico. Los hallazgos arqueológicos de las cuevas de Blombos, en Sudáfrica, han demostrado que esta región es rica en pruebas de comportamiento cognitivo humano desde hace ya 100 000 años. </p>
<p>Una vez más, nos sorprendió lo bien que podíamos hacer coincidir los datos de la línea de tiempo, cruzando disciplinas diferentes pero complementarias que históricamente no han funcionado juntas. Esto también nos permitió seguir especulando sobre el éxito de los migrantes del sur, que se atribuye a la adaptación de sus habilidades a la abundancia de vida en los océanos.</p>
<p>Estos primeros exploradores dejaron atrás su tierra natal, que aún permanece dentro de las tierras ancestrales, habiéndose adaptado a un paisaje mucho más seco. Ha sido un placer pasar la última década comprometiéndonos con los últimos descendientes del origen de la humanidad, incluyendo al pueblo Ju/‘hoansi del Kalahari, en Namibia.</p>
<p>Los Ju/'hoansi, que todavía practican su estilo de vida tradicional, están entusiasmados con nuestros hallazgos. Ellos creen que nuestro estudio recoge una historia que han contado durante generaciones pero solo a través del boca a boca. Esta no es solo su historia, también la nuestra.</p>
<hr>
<p>Traducido con la colaboración de <a href="http://www.casafrica.es/">Casa África</a>. <strong>Traduccion:</strong> Marta Hidalgo. </p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/126070/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Vanessa Hayes recibe financiación del Australian Research Council Discovery Project grant (DP170103071) y es titular de la Cátedra Petre de Investigación del Cáncer de Próstata de la Universidad de Sydney. Está afiliada a la Universidad de Nueva Gales del Sur de Sydney, así como a la Universidad de Pretoria y a la Universidad de Limpopo en Sudáfrica.</span></em></p>El análisis genético ha rastreado los pasos evolutivos de los humanos modernos hasta llegar a un humedal prehistórico que abarcaba partes de la actual Botsuana, Namibia y Zimbabwe.Vanessa Hayes, Professor, Garvan Institute of Medical Research and, University of SydneyLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1230992019-09-06T14:42:47Z2019-09-06T14:42:47ZRobert Mugabe: tan conflictivo vivo como muerto<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/291251/original/file-20190906-175673-131pghp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2372%2C1661&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Robert Mugabe durante su ceremonia de juramento en Harare, 2008. El expresidente de Zimbabwe ha fallecido a la edad de 95 años. </span> <span class="attribution"><span class="source">EPA-EFE</span></span></figcaption></figure><p>El expresidente de Zimbabue Robert Mugabe <a href="https://choice.npr.org/index.html?origin=https://www.npr.org/2019/09/06/377714687/robert-mugabe-veteran-president-of-zimbabwe-dead-at-95">ha muerto</a> a los 95 años tras una larga enfermedad. El actual mandatario del país africano, Emmerson Mnangagwa, lo anunciaba así el 6 de septiembre en su perfil de Twitter:</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1169839308406054912"}"></div></p>
<p>Las respuestas al anuncio de Mnangagwa no se hicieron esperar y fueron de todos los colores. Mientras algunos elevaban a Mugabe a la categoría de héroe de la independencia, otros lo calificaban como un “monstruo”. Esta disparidad de opiniones parece indicar que la figura del antiguo líder seguirá dividiendo a unos y otros tal y como lo hacía en vida.</p>
<p>El mantra oficial del partido del gobierno, la Unión Nacional Africana de Zimbabue - Frente Patriótico (ZANU-PF), situará el acento en el liderazgo de Mugabe en la lucha por derrocar el régimen colonial racista de <a href="https://www.britannica.com/biography/Ian-Smith">Ian Smith</a> en lo que antes era Rodesia. El ejecutivo de Zimbabue también ensalzará su posterior defensa de la <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00358530500082916?journalCode=ctrt20">incautación de granjas propiedad de blancos</a> para devolver la tierra a manos africanas.</p>
<p>Por el contrario, las voces discordantes destacarán cómo <a href="https://www.jstor.org/stable/j.ctt24hd4n.7?seq=1#metadata_info_tab_contents">después de abogar por la reconciliación racial</a> tras la guerra civil que llegó a su fin en <a href="http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Rhodesian_Bush_War">diciembre de 1979</a>, Mugabe olvidó su promesa en los primeros años de independencia del país. Lo hizo de distintas maneras, entre ellas mediante la aplicación de <a href="https://books.google.co.za/books?id=zi-tWekXbD8C&pg=PA19&lpg=PA19&dq=%22the+early+rain+which+washes+away+the+chaff+before+the+spring+rains%22&source=bl&ots=dWX2SIUj7r&sig=0aDLpmmQfN93e_RNJuKcBmGGEYI&hl=en&sa=X&ved=0ahUKEwioi-joj6LWAhWE7hoKHRF_C7wQ6AEIOTAD#v=onepage&q=%22the%20early%20rain%20which%20washes%20away%20the%20chaff%20before%20the%20spring%20rains%22&f=false">drásticas medidas represivas</a> contra la <a href="https://books.google.co.za/books?id=zi-tWekXbD8C&pg=PA19&lpg=PA19&dq=%22the+early+rain+which+washes+away+the+chaff+before+the+spring+rains%22&source=bl&ots=dWX2SIUj7r&sig=0aDLpmmQfN93e_RNJuKcBmGGEYI&hl=en&sa=X&ved=0ahUKEwioi-joj6LWAhWE7hoKHRF_C7wQ6AEIOTAD#v=onepage&q=%22the%20early%20rain%20which%20washes%20away%20the%20chaff%20before%20the%20spring%20rains%22&f=false">oposición política en la región de Matabelelandia</a> en la década de los ochenta y con la <a href="https://theconversation.com/how-are-elections-really-rigged-mr-trump-consult-robert-mugabe-68440">sistemática manipulación de elecciones</a> por parte del ZANU-PF para mantener a Mugabe en el poder junto a los de su cuerda.</p>
<p>También harán alusión, a buen seguro, a la <a href="https://www.researchgate.net/publication/321704136_The_Curse_Of_Corruption_In_Zimbabwe">corrupción salvaje</a> que acompañó a su mandato y al <a href="https://www.cgdev.org/publication/costs-and-causes-zimbabwes-crisis">desplome de la economía</a> durante sus años en la presidencia.</p>
<p>El foco se situará de manera inevitable en su expediente nacional, aunque muchos de los que lo elevan a los altares de <a href="https://allafrica.com/stories/201709220815.html">héroe de los movimientos nacionalistas africanos</a> lo harán desde otros países del continente. ¿En qué lugar del panteón de los líderes nacionalistas africanos que llevaron a sus países a la independencia debemos colocar a Mugabe?</p>
<h2>Abrazando el despotismo</h2>
<p>La mayoría de los países africanos consiguieron la independencia de sus colonos <a href="https://www.un.org/africarenewal/magazine/august-2010/weighing-half-century-independence">hace medio siglo o más</a>. Los primeros líderes nacionalistas del continente eran considerados poco menos que dioses tras haber comandado la emancipación de sus territorios, pero no pasó demasiado tiempo hasta que la población se dio cuenta de que no era oro todo lo que relucía.</p>
<p>Los líderes nacionalistas simbolizaban la libertad y la liberación africana, pero serían pocos los que demostrarían ser realmente tolerantes respecto a la democracia y la diversidad. Los sistemas políticos unipartidistas, teóricamente en el nombre del “pueblo”, pronto se convirtieron en la tónica habitual, en algunos casos como parte de interesantes experimentos en los que se buscaba probar la democracia de un solo partido, como se pudo ver en Tanzania con Julius Nyerere o en Zambia con Kenneth Kaunda.</p>
<p>Pero incluso en estos casos, la intolerancia y el autoritarismo <a href="https://warwick.ac.uk/fac/soc/pais/people/doorenspleet/opd/">acababan surgiendo</a> y a menudo se producían <a href="https://www.jstor.org/stable/159875?seq=1#page_scan_tab_contents">golpes militares</a> que perpetuaban a los partidos únicos.</p>
<p>En el caso de Zimbabue, Mugabe fue incapaz de instaurar el sistema unipartidista que anhelaba, lo cual no impidió que el ZANU-PF practicara la represión con más intensidad a medida que pasaban los años en respuesta a la crisis económica y a la creciente oposición. Así, las sucesivas elecciones fueron amañadas para sonrojo de todo el mundo.</p>
<p>Cuando a pesar de ello el ZANU-PF <a href="https://mg.co.za/article/2012-08-10-00-zim-2008-election-taken-by-a-gun-not-a-pen">perdió el control del parlamento</a> en 2008, el partido reaccionó adulterando las elecciones presidenciales en una campaña cuya brutalidad difícilmente podrá ser olvidada. El descarnado despotismo de Mugabe daba al traste con cualquier expectativa democrática que pudieran albergar los zimbabuenses.</p>
<h2>Una herencia malgastada</h2>
<p>Independientemente de que las políticas que aplicaran fueran capitalistas o socialistas, los primeros líderes nacionalistas vieron un <a href="https://journals.openedition.org/poldev/78">rápido declive de la economía</a> que sucedió a un período inicial de relativa prosperidad tras lograr la independencia.</p>
<p>Visto con la perspectiva que da el tiempo, el hecho de que las primeras naciones emancipadas se enfrentaron a retos descomunales es ampliamente reconocido. Muchas de las economías poscoloniales se encontraban subdesarrolladas y dependían de la exportación de cantidades irrisorias de productos agrícolas y de origen mineral. Desde la década de los setenta, el Fondo Monetario Internacional puso trabas al crecimiento al exigir que los países africanos acabasen con la creciente deuda aplicando <a href="https://www.economicshelp.org/blog/glossary/structural-adjustment/">programas de ajustes estructurales</a>. Estas medidas impidieron que pudieran invertir en infraestructuras y en <a href="http://www.globalissues.org/article/3/structural-adjustment-a-major-cause-of-poverty">servicios sociales y educación</a>, a la par que acrecentó el descontento político.</p>
<p>En el otro lado de la balanza, Mugabe heredó una economía viable y que incluía a buena parte de las actividades profesionales de Zimbabue, con un sector industrial sólido y un sector agrícola de mercado en crecimiento. Aunque ambos estaban en su mayoría en manos de empresarios blancos, el potencial de desarrollo era mucho mayor que en las demás antiguas colonias africanas.</p>
<p>Sin embargo, dicho potencial se fue rápidamente por el sumidero gracias a la corrupción practicada a gran escala y a la lamentable administración por parte del gobierno. Mugabe fue el responsable de la espiral destructiva de la economía, que vio cómo tanto el sector industrial como el <a href="https://www.news24.com/Africa/Zimbabwe/a-seized-zimbabwe-farm-is-returned-but-uncertainty-reigns-20180301">agrícola colapsaron</a>. Desde entonces, la economía del país no ha conseguido recuperarse y aún hoy se encuentra sumida en un estado de crisis aguda.</p>
<h2>Reputación</h2>
<p>Al otro lado del espectro político, el papel de algunos líderes, como muestran los casos de <a href="https://www.dw.com/en/milton-obotes-lasting-legacy-to-uganda/a-19191275">Milton Obote en Uganda</a> o de <a href="https://sites.tufts.edu/atrocityendings/2015/08/07/somalia-fall-of-siad-barre-civil-war/">Siad Barre en Somalia</a>, creó un conflicto de tal magnitud que los golpes militares y las crisis condujeron a sus países a sendas guerras civiles. Durante el mandato de Mugabe, Zimbabue no corrió, afortunadamente, la misma suerte. Quizá fuera por la represión sin piedad de la oposición política en Matabelelandia en la década de los ochenta, que se cobró <a href="https://theconversation.com/british-policy-towards-zimbabwe-during-matabeleland-massacre-licence-to-kill-81574">más de 30 000 víctimas</a>, por lo que esta se abstuvo de llevar el conflicto más allá. La paz fue, por tanto, tan solo la ausencia de guerra total.</p>
<p>Algunos mandatarios, como el ghanés <a href="https://www.britannica.com/biography/Kwame-Nkrumah">Kwame Nkrumah</a> o el tanzano <a href="https://www.sahistory.org.za/dated-event/former-tanzanian-president-julius-nyerere-dies">Julius Nyerere</a>, todavía son venerados por su compromiso con la independencia nacional y con la unidad africana, a pesar de que sus historiales domésticos están caracterizados por el fracaso. Cuando Nkrumah fue <a href="https://www.eaumf.org/ejm-blog/2018/2/23/february-24-1966-dr-kwame-nkrumah-overthrown-as-president-of-the-republic-of-ghana">depuesto por un golpe militar</a> en 1966, su partido (el único que existía) se valía de la corrupción y la represión política como arma para gobernar.</p>
<p>En cualquier caso, Nyerere siempre mantuvo su reputación por su integridad y responsabilidad para con el desarrollo del continente. Las ideas de ambos continúan sirviendo como inspiración para las nuevas generaciones de activistas políticos, mientras que los nombres de otros líderes de la independencia se olvidaron hace ya mucho tiempo.</p>
<p>¿Qué ocurrirá con Mugabe? ¿Gozará del enaltecimiento por parte de las generaciones venideras? ¿Se pasarán por alto sus monumentales errores mientras se celebra su singular figura como libertador del sur de África en su conjunto? </p>
<h2>Una tragedia griega</h2>
<p>El problema al que se tendrán que enfrentar los historiadores panafricanos que pretendan alabar a Mugabe es que para ello deberán repudiar la opinión contraria de millones de zimbabuenses que han sufrido lo indecible bajo su dictado o que han huido del país para escapar de él. Mugabe no consiguió que ninguna de sus políticas perdurase, heredó los beneficios (así como los costes) del mandato colonial pero llevó a su país a la miseria y destruyó lo mejor que el legado institucional colonial le había dejado: una administración pública eficaz, que podría haber servido para que toda la población de Zimbabue estuviera mejor atendida.</p>
<p>Los cínicos dirán que la reputación de <a href="https://www.sahistory.org.za/people/patrice-emery-lumumba">Patrice Lumumba</a> como combatiente revolucionario africano por la independencia del Congo se mantiene porque fue <a href="https://www.theguardian.com/global-development/poverty-matters/2011/jan/17/patrice-lumumba-50th-anniversary-assassination">asesinado en 1961</a>. En otras palabras, que tuvo la suerte histórica de morir joven, sin tener que soportar la carga de haber cometido errores groseros por los que podría haber sido recordado.</p>
<p>En contraste, muchos sostendrán que Mugabe vivió demasiado y que su vida se asemejó a una tragedia griega: su ética y sus promesas lo distinguieron como un héroe, pero murió como un monstruo al que la historia condenará.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/123099/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roger Southall recibe fondos de la National Research Foundation.</span></em></p>¿En qué lugar del panteón de los líderes nacionalistas africanos que llevaron a sus países a la independencia debemos colocar a Mugabe?Roger Southall, Professor of Sociology, University of the WitwatersrandLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1130132019-03-07T22:04:08Z2019-03-07T22:04:08ZEl #MeToo no ha triunfado en África, pero las mujeres han impulsado sus propias campañas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/262644/original/file-20190307-82669-wvs0wm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C1%2C923%2C611&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Women students have been at the forefront of South African university protests. </span> <span class="attribution"><span class="source">EPA/Nic Bothma</span></span></figcaption></figure><p>Hace casi un año y medio, cuando Alyssa Milano pidió a las mujeres que escribieran Me too («yo también») en las redes sociales, <a href="https://www.nbcnews.com/news/us-news/year-ago-alyssa-milano-started-conversation-about-metoo-these-women-n920246">nació el movimiento #MeToo</a>. Desde entonces, millones de mujeres han manifestado a través de las redes sociales que han sido víctimas de acoso o agresión sexual.</p>
<p>La fuerza de este movimiento residió en su capacidad para mostrarle al mundo que el acoso sexual es algo generalizado, y ha tenido consecuencias para los acosadores. En la industria del cine, productores y actores como Harvey Weinstein, Kevin Spacey y Bill Cosby han perdido su trabajo.</p>
<p>¿Pero forma parte África de este movimiento mundial contra la violencia sexual? En su análisis sobre el activismo transnacional en África, la autora Titilope Adayi señala que el #MeToo se ha centrado en ciertos países, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, India y China. Prácticamente <a href="https://africasacountry.com/2018/07/metoo-africa-and-the-politics-of-transnational-activism">no se habla ni de África ni de Oriente Medio</a>.</p>
<p>Pero la visibilidad del #MeToo hace que sea fácil pasar por alto las potentes campañas contra la violencia sexual que se están llevando a cabo en África, pues la mayoría se hacen fuera del espacio digital.</p>
<p>En realidad, el #MeToo lo <a href="https://www.thecut.com/2018/10/tarana-burke-me-too-founder-movement-has-lost-its-way.html">inició</a> una mujer afroamericana, Tarana Burke, en 2006 (once años antes del #MeToo) para ayudar a las jóvenes a hacer frente al acoso sexual. Su campaña no estaba en las redes sociales y no se internacionalizó, pero ahora se ha sumado a la campaña digital.</p>
<p>Antes del #MeToo también existía la <a href="https://theconversation.com/how-south-africas-young-women-activists-are-rewriting-the-script-60980">campaña #EndRapeCulture</a> («acabemos con la cultura de la violación»), que comenzaron las estudiantes en Sudáfrica en 2016. Esta campaña fue lo suficientemente influyente como para obligar a las universidades del país a <a href="https://www.sun.ac.za/english/Documents/Stellenbosch%20University%20EndRapeCulture%20Report%202017.pdf">constituir equipos de trabajo</a> para hacer frente a la normalización generalizada de la violencia sexual en los campus. Pero #EndRapeCulture no se convirtió en un movimiento mundial, pese a combinar la acción directa (protestas en toples) con la campaña digital.</p>
<p>Entonces, ¿por qué el #MeToo no triunfó en África?</p>
<h2>La respuesta de las mujeres africanas</h2>
<p>Uno de los motivos de la falta de aceptación está relacionado con la naturaleza racial de la campaña: la iniciaron mujeres blancas y ricas de la industria del cine de Estados Unidos que tenían acceso a las plataformas digitales.</p>
<p>Otra razón por la que el #MeToo no tuvo tanto éxito en África tiene que ver con la fuerte cultura patriarcal, en la que las mujeres temen ser estigmatizadas si hablan sobre acoso o agresión sexual. La propia visibilidad de este tipo de acciones las hace más vulnerables, y también temen que sus familias puedan <a href="https://thisisafrica.me/tsitsi-dangarembgas-local-metoo-movement/">enterarse del abuso</a>. Por lo tanto, son silenciadas por la «cultura del honor».</p>
<p>Además, las mujeres saben que la ley no las protege. En varios países, incluidos Sudáfrica y Zimbabue, la victimización secundaria de las supervivientes es frecuente. En los tribunales, controlados por hombres, las condenas por violación están, de media, <a href="https://www.dailymaverick.co.za/opinionista/2018-09-07-the-cost-of-rape-seeking-justice-in-south-africa/">por debajo del diez por ciento</a>.</p>
<p>Sin embargo, mujeres de muchos países de África han organizado protestas en las calles. Esto les permite evitar la atención individualizada mientras visibilizan la causa.</p>
<p>En Kenia, iniciaron las protestas <a href="https://www.dw.com/en/mydressmychoice-kenyans-hold-rally-to-support-woman-beaten-for-wearing-miniskirt/a-18069645">#MyDressismyChoice</a> («mi ropa es mi elección») en las calles de Nairobi después de que una mujer fuera agredida en una parada de autobús por vestir minifalda. </p>
<p>En Senegal, dos chicas <a href="https://qz.com/africa/1501088/the-metoo-movement-should-listen-to-the-silence-of-african-women">iniciaron la campaña #Nopiwouma</a> (que significa «no me voy a callar» en wolof) para cuestionar el silencio de Senegal con respecto a la violencia de género. La campaña #Doyna, también en Senegal, significa «basta ya».</p>
<p>Una de las consecuencias de no hablar sobre el acoso sexual es que los hombres se salen con la suya, pese a su comportamiento, aunque las mujeres se manifiesten.</p>
<p>En Sudáfrica la incidencia de la violencia de género <a href="https://www.sahrc.org.za/index.php/sahrc-media/news/item/1466-gender-based-violence">es muy alta</a>. Un caso reciente implicó al ex-viceministro de Educación Mduduzi Manana, <a href="https://www.timeslive.co.za/politics/2017-08-07-mduduzi-manana-threw-me-on-a-car-bonnet-and-hit-me-in-the-face-says-ermelo-woman/">que golpeó a dos mujeres en una discoteca</a>. Manana acabó <a href="https://www.news24.com/SouthAfrica/News/breaking-mduduzi-manana-resigns-as-mp-20180724">renunciando</a> a su escaño parlamentario, pero se hizo de rogar.</p>
<p>En Uganda, la diputada Sylvia Rwabwogo denunció a un hombre que la había acosado durante ocho meses. Al final, fue condenado a dos años de cárcel, pero Rwabwogo fue muy criticada por los ugandeses, que manifestaron su solidaridad <a href="http://www.africanews.com/2018/10/06/african-women-reluctant-to-embrace-metoo/">con el estudiante «enamorado»</a>.</p>
<p>Organizaciones como la Unión Africana (AU) también han fracasado en lo que respecta a las agresiones sexuales. En enero de 2018, sus trabajadoras reclamaron a los altos cargos que acabasen con el acoso en la organización. El asunto solo se trató después de que saliese en los medios de comunicación. La <a href="https://qz.com/africa/1501088/the-metoo-movement-should-listen-to-the-silence-of-african-women/">insulsa respuesta</a> oficial de la Unión Africana fue decir que las jóvenes y vulnerables becarias y voluntarias, que tenían la esperanza de conseguir un trabajo fijo, fueron acosadas, sí, pero que poco se podía hacer para protegerlas.</p>
<p>La novelista y cineasta zimbabuense <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Tsitsi_Dangarembga">Tsitsi Dangarembga</a> lamenta que el #MeToo no haya llegado a su país, donde el acoso sexual también está extendido. Ella misma mantuvo una relación en la que sufrió acoso durante <a href="https://thisisafrica.me/tsitsi-dangarembgas-local-metoo-movement/">casi ocho años</a>.</p>
<p>En Sudáfrica las mujeres iniciaron otra campaña, <a href="https://www.okayafrica.com/real-story-behind-menaretrash-south-africas-viral-hashtag/">#MenareTrash</a>, para desafiar a los hombres a que se manifestasen contra la ola de violencia contra las mujeres, especialmente contra el feminicidio en el ámbito privado. Hubo <a href="https://www.dailymaverick.co.za/opinionista/2017-06-01-if-men-dont-like-hearing-menaretrash-change-south-africa-not-the-hashtag/">un gran rechazo</a> hacia la campaña por parte de los hombres, porque algunos sintieron que todos estaban siendo estigmatizados.</p>
<p>Este no parece ser un problema que se limite a Sudáfrica. A nivel mundial, los hombres tienen problemas para solidarizarse con las mujeres que se manifiestan contra el acoso sexual, las agresiones y las violaciones. Se hizo evidente en el caso de Brett Kavanaugh, en los Estados Unidos. Pese a estar acusado de intento de violación, fue <a href="https://www.bbc.com/news/world-us-canada-45660297">nombrado</a> juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/113013/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Amanda Gouws recibe fondos de la National Research Foundation</span></em></p>La visibilidad global del #MeToo ha hecho que las campañas contra la violencia sexual en África pasen inadvertidas.Amanda Gouws, Professor of Political Science and SARChi Chair in Gender Politics, Stellenbosch UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.