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Ciudadanos energéticos: ¿de quién será el futuro de los sistemas eléctricos?

Martes, 30 de julio de 2030, 15 horas, 40 grados centígrados en la sombra. Los aires acondicionados funcionan a pleno rendimiento para hacer el interior un poco más amigable. Vivimos en una comunidad de vecinos. Tenemos un campo con paneles fotovoltaicos. Hoy a las 11 horas la generación de la granja solar ya ha superado nuestro consumo eléctrico y previsiblemente lo hará hasta las 18 horas. Ya lo ha hecho durante 422 horas sólo este julio. Ahorramos en la factura eléctrica porque no tenemos que comprar la energía que autoconsumimos: este mes de julio pagaremos un 54 % menos. En las horas de mayor generación eléctrica, incluso ganamos por la venta local de nuestra electricidad.

Así podríamos imaginarnos la realidad de un prosumidor –un consumidor que también produce– que, en el sector eléctrico, puede ser una entidad o una persona física o jurídica. Así, podemos distinguir entre diferentes tipos:

  • Prosumidores residenciales: hogares individuales que producen electricidad en su propiedad, típicamente con paneles fotovoltaicos.

  • Prosumidores colectivos: varios hogares agrupados en una cooperativa o comunidad de vecinos como la arriba descrita u otra entidad no comercial con el objetivo de producir electricidad principalmente para el autoconsumo.

  • Prosumidores comerciales: pymes, edificios de oficinas e industrias cuya actividad principal no es la producción de electricidad, pero que autoconsumen la electricidad producida.

  • Prosumidores públicos: escuelas, hospitales u otras instituciones públicas con instalaciones para producir electricidad para el autoconsumo.

No todos los prosumidores generan la electricidad para autoconsumirla. Algunos prosumidores sobredimensionan sus instalaciones con la intención de obtener beneficios de la venta de esta energía.

Un sistema eléctrico distribuido

Sea cual sea el objetivo de estos prosumidores, ya se consideran una posible realidad en el futuro. En el escenario de energía distribuida del plan a diez años del desarrollo de redes que publica ENTSO-E los prosumidores desempeñan un rol clave.

ENTSO-E (la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad) es una asociación de 42 operadores de sistemas de transmisión de electricidad de 35 países en Europa. Su plan a diez años, que se actualiza cada dos, se basa en tres escenarios diferentes (energía distribuida, ambición global y tendencia nacional). Lo que hace interesante este informe es que esta entidad no sigue un programa político. Por eso, los escenarios representan un abanico de posibles situaciones realistas que sirven para comprobar las futuras necesidades y proyectos de infraestructuras de electricidad en toda su red.

Para la creación del escenario de energía distribuida, aparte de la descarbonización, la descentralización ha sido una de las tendencias de mayor importancia. Mientras la descarbonización hace referencia a la reducción drástica de emisiones de efecto invernadero, la descentralización se refiere al reparto de la generación eléctrica en el espacio, o sea, a la generación distribuida en el territorio.

Sistema centralizados vs. descentralizados

Un sistema centralizado es un sistema eléctrico basado en unas pocas plantas de energía grandes, por ejemplo, centrales nucleares de 1 GW, plantas de carbón de 800 MW o centrales de ciclo combinado de 600 MW. En un sistema descentralizado, hay una gran cantidad de generadores más pequeños, desde instalaciones muy pequeñas, como paneles fotovoltaicos en tejados, a plantas más grandes de hasta 50 MW o 100 MW.

En sistemas descentralizados, las plantas de generación no suelen inyectar electricidad en las redes de alta tensión, sino en media o en baja tensión. Esto causa un cambio en los flujos. En sistemas centralizados los flujos son unidireccionales desde las plantas de generación hacia los consumidores, desde redes de alta tensión hacia las redes de baja tensión.

En un sistema descentralizado, los flujos son bidireccionales porque también pueden fluir hacia redes de mayor tensión para luego distribuirse. Y no solo son bidireccionales los flujos eléctricos, también los flujos monetarios y los flujos de información.

Los flujos monetarios pueden ser bidireccionales porque un prosumidor podría ofrecer servicios de reservas al operador de red. Los flujos de información hacen referencia a la tercera “d” después de la descarbonización y la descentralización, que marca las grandes tendencias de la transición energética: la digitalización. Infraestructuras avanzadas basadas en tecnologías de comunicación e información y control son esenciales para gestionar los flujos bidireccionales y aumentar la inteligencia de las redes.

Normativa que facilita la transición

La regulación del sector eléctrico ha visto varias adaptaciones con la introducción de generadores descentralizados. En el pasado, había sistemas de tarifas de suministro a la red (feed-in tariffs) para promover un incremento en prosumidores, luego se introdujo el balance neto o medición neta de electricidad (net metering) o la posibilidad de vender energía sobrante, incluso a vecinos, vigente ya en muchos países. En España, la legislación relevante sobre autoconsumo es el Real Decreto 244/2019.

La regulación promueve cada vez más el autoconsumo tanto individual como colectivo y se ven las primeras tendencias para incentivar enfoques de mercados (mercados locales de energía y la venta entre iguales, peer-to-peer o P2P). Con esta tendencia, surgen nuevos modelos de negocio basados en principios de mercados. En muchos países existen ya prosumidores que ofrecen energía, capacidad firme o servicios de reserva usando agregadores, energía como servicio o plataformas de negocios P2P.

Los modelos de negocios innovadores que hacen viable la mayor participación de los prosumidores en los sistemas eléctricos son facilitados por el desarrollo de nuevas tecnologías o el beneficio financiero. Pero persisten obstáculos como las políticas conservadoras, la falta de información y consciencia y barreras administrativas.

Se estima que un 83 % de los hogares en la UE (187 millones) podrían convertirse en los llamados ciudadanos energéticos, un concepto algo más amplio que el de prosumidor porque añade el almacenamiento de energía a la producción de electricidad y la adaptación de su demanda.

Por el contrario, hay 3 461 plantas de energía con más de 20 MW de potencia instalada en Europa que usan energías fósiles como carbón, lignito, uranio o gas natural. ¿Pero qué son menos de 3 500 frente a 187 millones? El futuro de los sistemas eléctricos será de muchos.

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