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El gran salón de la Christ Church de la Universidad de Oxford (Inglaterra) es el centro de la vida universitaria, donde la comunidad académica se congrega para cenar cada día. e X p o s e / Shutterstock

¿Cómo afectará el Brexit a las universidades?

Durante la campaña anterior al referéndum del Brexit, una mayoría de stakeholders de la educación superior, incluidos 103 presidentes de universidades, el 56% de estudiantes universitarios y también Jo Johnson, antiguo secretario de educación británico –y hermano de Boris Johnson, crítico conservador de la primera ministra May– expresó su preferencia de permanecer en la Unión Europea (UE).

Dos años más tarde, la mayoría de académicos confirma todavía su posición pro-UE y esperan que, pase lo que pase, Reino Unido no se desconecte del continente. Comprensiblemente, la incertidumbre y las probables consecuencias negativas, particularmente si no hay acuerdo, generarán menoscabos para las universidades británicas. Por otro lado, no puede pensarse en términos de juego de suma cero, porque los perjuicios para las universidades británicas no beneficiarían necesariamente a otras universidades del Continente, como algunos creen equivocadamente.

Cabe esperar, en primer lugar, que el número de estudiantes de pago de la UE en el Reino Unido caerá significativamente, incluso teniendo en cuenta la depreciación de la libra esterlina, que se traduciría en un descenso en el precio de la matrícula, así como en gastos de vivienda y mantenimiento.

Actualmente, hay más de 450.000 alumnos extranjeros estudiando en universidades de Reino Unido, lo que representa ingresos para el PIB británico de en torno a 14.000 millones de libras y un impacto de más de 20.000 puestos de trabajo. La razón fundamental para esta caída es la preocupación entre estudiantes de la UE por obtener visados de trabajo para después de su graduación en Reino Unido, que actualmente no son requeridos.

Posibles fusiones

El impacto en las universidades británicas más prestigiosas será probablemente mínimo. Sin embargo, las universidades con menos reputación tendrán que hacer frente a dificultades y considerarán la posibilidad de fusionarse junto con otras instituciones educativas o crear alianzas o consorcios para ganar economías de escala y mejorar su atracción y exposición internacional. Las universidades privadas, aun siendo minoría en Reino Unido, dependen mayormente de alumnos internacionales y serán las más afectadas.

Al mismo tiempo, los programas de intercambio entre universidades de la UE y de Reino Unido, así como los dobles grados y titulaciones conjuntas, no se verán afectados, independientemente del acuerdo del Brexit que se adopte, ya que se trata de acuerdos privados.

Respecto a la atracción del claustro académico, veremos también una caída significativa en el número de solicitudes de profesionales de la UE, para posiciones docentes y de investigación en universidades de Reino Unido, como consecuencia de la incertidumbre acerca de la necesidad de visas de trabajo.

Otras partes interesadas temen el indeseado ambiente xenófobo creado por los brexiteers. Sin embargo, este receso será compensado por un aumento de solicitudes por parte de países no miembros de la UE.

Malos tiempos para los fondos de investigación

Los fondos para investigación se verán también afectados. A largo plazo, los académicos del Reino Unido tendrán que retirarse de los proyectos de cooperación en investigación entre universidades europeas, que son parte del presupuesto de la UE.

Los proyectos en marcha patrocinados por el programa Horizonte 2020 tampoco se verán afectados y continuarán hasta su conclusión.

Al mismo tiempo, dada la calidad de la investigación llevada a cabo en universidades de Reino Unido, es muy probable que sus homólogos en la UE sigan contando con ellos para iniciativas de investigación conjuntas. Una consecuencia mayor puede ser que las universidades británicas pierdan el liderazgo en estos proyectos.

También cabe esperar recortes presupuestarios y aplazamiento de planes de inversión en universidades de Reino Unido. La pronosticada desaceleración en la economía británica tras el posible Brexit traerá probablemente un menor gasto en educación por parte del gobierno. Esto podría provocar que algunas universidades del país suban el precio de sus matrículas. Sin embargo, la mayoría de presidentes de universidad han manifestado su voluntad de aplicar el mismo precio de matrícula para estudiantes tanto de Reino Unido y la UE.

Estabilidad a largo plazo

Pero incluso teniendo en cuenta las –previamente mencionadas– consecuencias negativas durante los próximos años, creo que la situación se estabilizará a largo plazo.

Las dos razones más importantes para esto son:

  • Primero, el pragmatismo prevalecerá. Actualmente, todo el mundo tiene dudas sobre la solución que el Parlamento Británico adoptará, y sobre si será avalada por la UE y sus estados miembros. No obstante, mi intuición es que el resultado más probable será mantener el status quo en educación e investigación, dos áreas mucho menos polémicas que comercio e inmigración.

  • En segundo lugar, la educación superior es ahora un sector global. Este proceso de globalización es irreversible, dada la integración internacional de prácticas educacionales, el impacto de tecnología y el libre caudal de intercambio de personas e ideas. Las universidades británicas juegan un papel fundamental en este escenario de educación global, un escenario en el que la lengua franca es, por descontado, el inglés.

Independientemente del modelo institucional y regulatorio adoptado, las relaciones actuales entre universidades continuarán. Además, en muchos casos, estas relaciones están basadas en acuerdos bilaterales o multilaterales entre diferentes universidades y no requieren ni marco regulatorio ni reconocimiento gubernamental.

Es deseable que las iniciativas de líderes en organizaciones educativas continúen construyendo puentes más allá de las fronteras y creando nuevos programas internacionales de colaboración basados en el reconocimiento mutuo sin la necesidad de apoyo del Reino Unido ni de las autoridades de la UE.

Espero que las universidades británicas y de la UE contribuyan a reparar las divisiones que el Brexit ha generado, de la misma manera que continúen desarrollando e impulsando la diversidad, la tolerancia y el sentido de ciudadanía global, valores que residen en el origen de las mismas universidades. La esperanza de muchos es, todavía, que Brexit no llegue a implementarse.

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