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Ambulancias en los accesos a un centro sanitario de Lisboa. Tiago Petinga/EPA

Coronavirus: ¿Por qué está teniendo tanto impacto en Portugal?

Durante las últimas semanas ha habido muchas buenas noticias sobre las vacunas contra la COVID-19, pero mientras tanto la pandemia sigue acelerando su expansión por todo el mundo. Europa acumula el 34 % de los nuevos casos a escala global, y hay un país europeo concreto en el que está teniendo un impacto enorme: Portugal.

Si observamos los datos de las últimas dos semanas, Portugal tiene las tasas más altas tanto de casos (16 829 por millón de habitantes) como de muertes (340 por millón de habitantes). Estas cifras superan por un amplio margen las de Reino Unido (6 480 casos y 250 muertos) y las de Estados Unidos (6 920 casos y 131 fallecidos). Y el país vecino, España, también presenta cifras más bajas (10 500 casos y 107 fallecidos por millón de habitantes).

Gráfico en el que se muestra la tasa de casos de Portugal, que supera con mucho las de España o Reino Unido (detalladas en el párrafo anterior).
Variación de los casos de COVID-19 en periodos de dos semanas en los países seleccionados. Our World in Data

Cerca de la mitad de los muertos por coronavirus que lleva Portugal desde el inicio de la pandemia se registraron en enero, y el sistema sanitario del país está a punto de colapsar. Muchos países europeos, entre los que se incluyen Alemania o Austria, están tomando medidas para prestarle apoyo.

Éxito temprano

Se trata de un vuelco desgraciado para un país que manejó muy bien la situación durante las primeras etapas de la pandemia. Portugal tomó medidas con celeridad, y entre ellas destacó la imposición de un confinamiento nacional total cuando apenas había constancia de unos pocos cientos de casos en todo el país (por el contrario, España no tomó esa medida hasta que el número de casos registrados en su territorio ascendió a muchos miles).

Un factor que ha podido contribuir al reciente aumento de casos podría haber sido el relajamiento de las restricciones, que ha llevado a que la gente se pueda juntar más. Y es que, cuando hay un mínimo estructural de contagiados, es inevitable que se produzca un aumento de casos.

Es de destacar que esta trayectoria ascendente de la curva apunta al aumento de reuniones que tuvo lugar durante las fiestas de Navidad. El 28 de diciembre la tasa de casos de Portugal era de 4 484 casos por millón de habitantes, su valor más bajo en los últimos tiempos y en torno a un cuarto de la tasa que tiene ahora, un mes después. Estos incrementos reflejarían por tanto la transmisión que se habría producido durante las fiestas.

Así, la Navidad era un accidente que era cuestión de tiempo que se produjera.

La tormenta perfecta

Durante las últimas semanas se han detectado en Portugal cada vez más casos de la denominada “variante británica” (B117). Esta circunstancia podría añadirse al resto de factores que, en su conjunto, han generado una tormenta perfecta; una tormenta que está provocando las cifras inéditas que ahora presenciamos. La variante británica es más contagiosa, y quizá también más letal.

Para rematar la desgracia, el sistema sanitario sufre carencias de personal extremas debido a que más de 22 000 profesionales sanitarios han dado positivo por COVID-19 desde el comienzo de la pandemia. Más de 10 000 están actualmente infectados y no pueden trabajar. Según Público, los trabajadores sanitarios más afectados por el COVID, en números absolutos, son los que más contacto tienen con los enfermos.

Los hospitales portugueses han sido históricamente lugares con una gran transmisión de enfermedades comparados con los centros hospitalarios de otros países ricos. Quizá ahora, en este momento de la pandemia, estemos comprobando las consecuencias de esta circunstancia.

El 15 de enero Portugal decretó otro confinamiento nacional, lo que ha implicado la clausura de establecimientos considerados no esenciales como gimnasios, peluquerías o museos. Esta medida debería traducirse muy pronto en una reducción del número diario de casos.

Hay ciertas restricciones de carácter limitado que afectan a los viajes internacionales. Por ejemplo, Portugal y Reino Unido han suspendido los vuelos entre los dos países y ambos Gobiernos observan con desconfianza mutua el número de casos del otro. Sin embargo, los vuelos de Portugal con otros destinos se están manteniendo sin demasiadas restricciones, lo que aumenta el riesgo de que se importen nuevos casos (y, probablemente, también posibles nuevas variantes).

Lo más probable es que estos casos sean pocos, pero no es menos cierto que si COVID-19 alcanzó todos los rincones del mundo en apenas unos meses fue porque la enfermedad se expandió en cada país a partir de un puñado de casos importados. En mi opinión hemos llegado a un punto en que esto supone un riesgo, de tal modo que debería imponerse cuarentena a todos los viajeros que llegaran a un destino distinto de su lugar de residencia.

En Portugal el enfoque proactivo del principio de la pandemia parece haberse convertido en un enfoque reactivo en las últimas semanas. El proceso de vacunación avanza despacio, y, cuando se permite que la curva siga creciendo, luego es muy difícil volver a adelantar al virus.


Una versión anterior de este artículo decía que “23.000 médicos han dado positivo por COVID-19”. Lo correcto es “más de 22 000 profesionales sanitarios han dado positivo…”.


This article was originally published in English

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