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¿Deberíamos retrasar la edad legal para beber alcohol?

La edad adulta es un periodo de la vida del ser humano que viene condicionada principalmente por factores sociales y, por tanto, estos parámetros cambian dependiendo de la sociedad. En la mayoría de los países occidentales se considera adulta a una persona que ha alcanzado la “mayoría de edad”, que suele ser al cumplir los 18 años.

En España, se estableció que la mayoría de edad fuera a los 18 años en el Real Decreto-ley 33/1978. Es decir, hace ya 44 años.

Alcanzar la mayoría de edad también significa poder realizar muchas actividades como casarse, ponerse un tatuaje, consumir drogas legales, votar o conducir un automóvil, entre otras. Además, en muchos países del mundo, los 18 años es el momento de la vida en el que coinciden la mayoría de edad y la posibilidad de consumir alcohol legalmente.

Biología vs. legalidad

Si por edad adulta entendemos “estado o condición de pleno desarrollo y madurez”, se infiere que a los 18 años una persona ya habrá alcanzado esta madurez. Sin embargo, a nivel neurobiológico esto no es cierto.

El cerebro alcanza su máxima madurez entre los veinticinco y los treinta años de edad según las últimas investigaciones, como veremos a continuación. Por tanto, las áreas cerebrales encargadas de diversas funciones cognitivas sofisticadas continúan en desarrollo hasta casi la treintena.

Por ejemplo, la corteza prefrontal, el área encargada de la toma de decisiones, razonamiento, resolución de problemas, evaluación del riesgo y autocontrol, es una de las últimas áreas en desarrollarse. De igual forma, la amígdala, el área relacionada con la evaluación de riesgos, también se encuentra en desarrollo hasta bien entrada la edad adulta.

Si estas áreas no se encuentran completamente desarrolladas, la toma de decisiones se basa más en la parte emocional que en la racional. En consecuencia, aumenta la probabilidad de tomar decisiones arriesgadas e impulsivas, como ocurre en la adolescencia.

Vulnerabilidad y modificación del cerebro

El hecho de que el cerebro continúe en desarrollo indica que es altamente vulnerable a ciertos factores ambientales. Entre ellos, los efectos deletéreos del alcohol en el neurodesarrollo.

Se ha observado que el consumo de alcohol durante la adolescencia genera alteraciones en la integridad del cerebro, tanto en la materia gris como en la materia blanca. Eso ocasiona un funcionamiento deficiente en diversas tareas, tales como aprendizaje, memoria, toma de decisiones, función visual/espacial, función ejecutiva, lectura e impulsividad.

Además, el consumo de alcohol durante la adolescencia puede modificar ciertas sustancias químicas que regulan la función cerebral, llamadas neurotransmisores.

Dopamina y riesgo

En un estudio reciente, neurocientíficos observaron que en los ratones que consumían alcohol durante la adolescencia disminuía la función de un neurotransmisor (GABA) que actúa como modulador de la liberación de dopamina. La dopamina está directamente relacionada con el sistema de recompensa y motivación. Por eso los ratones adolescentes del estudio tomaban decisiones más arriesgadas, con mayor frecuencia, tras el consumo de alcohol.

Por otra parte, el alcohol también modifica los niveles de otro neurotransmisor clave para el aprendizaje y la memoria: la acetilcolina. Además, el alcohol durante la adolescencia provoca un estado de “inflamación” en el cerebro, lo que daña la comunicación entre las neuronas, o bien hace que mueran. Todas estas alteraciones suelen ser efectos duraderos que se mantienen hasta la edad adulta.

La trascendencia de la edad legal

El consumo de alcohol durante la adolescencia puede tener un efecto de por vida en el desarrollo cerebral de la persona. Además, las personas que están consumiendo alcohol a esa edad están tomando decisiones más arriesgadas y menos pensadas.

Extrapolando esto a las actividades que previamente hemos mencionado, que dependen de alcanzar una edad legal (consumir otras drogas, conducir, etc.), queda claro que existen unas actividades que son trascendentales, y afectan incluso a terceras personas.

¿Influye el precio?

Una de las vías más prácticas para reducir el consumo de alcohol ha sido el aumento del precio a esta sustancia. Algunos estudios de los años 90 mostraban que aumentar los precios o los impuestos disminuía el consumo de alcohol especialmente en jóvenes.

Sin embargo, cuando los estudios se centran en edades o sociedades específicas, los resultados indican que el precio del alcohol no afecta los niveles de consumo entre los adolescentes, aunque sí a la reducción tanto de enfermedades como muertes relacionadas con el consumo de esta sustancia.

¿Se debería retrasar la edad legal?

Varios países han respondido que sí a esta cuestión, por lo que ya han aumentado la edad legal de consumo de alcohol. Es el caso Estados Unidos (21 años), Canadá (19 años), Paraguay (20 años) y Suecia (20 años para bebidas con más de 3.5 % de alcohol).

El incremento de la edad legal es una de las intervenciones más exitosas para reducir el consumo, así como para la disminución de los accidentes automovilísticos relacionados con el alcohol en jóvenes menores de 21 años.

En el camino contrario está Nueva Zelanda, que en el año de 1999 redujo la edad legal para el consumo de alcohol de 20 años a 18 años. La decisión hizo que aumentaran un 26 % los accidentes ocasionados por jóvenes conductores.

Porcentaje de adolescentes que consumieron alcohol en al menos uno de los 30 días previos a la aplicación de la encuesta europea ESPAD 2019.

Correlación legalidad - consumo

En Europa, la ESPAD (encuesta entre jóvenes de 16 años referente al consumo de alcohol u otras drogas) ofrece datos que muestran una correlación entre el aumento de la edad legal para consumo de alcohol y el porcentaje de adolescentes que consumen dicha sustancia respecto a los países que tienen una edad legal menor.

Sus datos muestran también que países que tienen una ley menos restrictiva respecto a la edad de consumo de alcohol (Dinamarca y Alemania, 16 años como edad legal para bebidas de menos de 1.2 % de alcohol) tienen un porcentaje más alto de adolescentes que consumen alcohol respecto a los otros países.

En definitiva, la edad legal para el consumo de alcohol debería ser reevaluada, ya que el consumo de esta sustancia conlleva diversos problemas tanto de salud como sociales.

Además, modificar la edad legal para consumir alcohol parece ser una herramienta clave para reducir los efectos negativos que podría traer el consumo de alcohol entre los adolescentes. Y, por tanto, disminuir las consecuencias negativas que se asocian al abuso de esta sustancia.

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