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¿Efecto placebo en fisioterapia? Hablemos de ello

La palabra placebo procede de la conjugación del verbo latino placeo-placere. Su traducción literal sería “agradaré”.

En medicina, este concepto se empezó a utilizar en el siglo XVIII para definir aquellos remedios “inocentes” que se daban a los pacientes más para complacerles que para curarles.

Placebo vs. efecto placebo

La Real Academia Española define el placebo como “sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto favorable en el enfermo, si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción”.

Ahora bien, placebo puede ser cualquier acto (no sólo una sustancia) que los sanitarios, también los fisioterapeutas, ofrecemos a los pacientes y produce un genuino efecto terapéutico incluso cuando el paciente está informado de que tal tratamiento se trata de un placebo.

Fue Henry K. Beecher quien, tras la Segunda Guerra Mundial, empezó a estudiar el denominado efecto placebo. El motivo fue que el propio médico militar observó que, a falta de morfina, al inyectar agua salada a los soldados heridos, estos superaban la intervención sin apenas problemas.

A finales del siglo XX, el investigador Gunver S. Kienle cuestionó la existencia del efecto placebo. A partir de entonces, y aunque en las últimas décadas ha habido avances importantes en su comprensión, sigue existiendo controversia al respecto que sobrepasa el campo científico.

Por ejemplo, en el año 2000 el New York Times se postulaba claramente a favor del efecto placebo. En 2001, sin embargo, planteaba dudas sobre su existencia.

Evidencia del efecto placebo

Aunque toda evidencia científica es siempre provisional, el ejemplo mejor comprobado de las respuestas que puede producir nuestro organismo ante elementos supuestamente inertes es sobre el dolor.

Por ejemplo, en la relación entre sanitarios y pacientes, el mero hecho de mantener una actitud amable, cálida y tranquilizadora influye positivamente en los resultados de salud. También sobre el dolor de cabeza.

Por otro lado, se ha comprobado que productos inertes con etiqueta comercial tienen un efecto similar al producto activo sin etiqueta. Además, si tienen un alto precio parecen ser más efectivos que si son baratos.

El contexto en el que se desarrolla una investigación puede favorecer el efecto del producto usado como placebo. Eso sí, también es responsable de una parte importante del efecto global de la técnica o sustancia activa.

El efecto placebo se ha atribuido a una sugestión, a una respuesta condicionada (efecto Pavloviano) en el contexto de un acto sanitario inherente al hecho de que el paciente espera mejorar. Sin embargo, se ha comprobado que el simple hecho de la toma de un placebo produce la liberación de opioides endógenos con evidente efecto analgésico.

También se ha comprobado la liberación de dopamina en el núcleo accumbens (una estructura cerebral relacionada con el placer y la recompensa) lo que podría explicar que, en ciertos trastornos psicológicos, especialmente en la depresión, las sustancias placebo tengan un efecto similar a la medicación activa.

A la inversa, también las expectativas negativas pueden empeorar los síntomas y minimizar el efecto de principios activos auténticos durante meses según se ha comprobado mediante pruebas de imagen cerebral. Es el llamado “efecto nocebo”.

Efecto placebo en fisioterapia

El efecto placebo es un evento psicobiológico genuino. Ahora bien, mientras en la investigación con medicamentos es posible simular una pastilla placebo para comparar sus efectos con la que contiene el principio activo, en muchas técnicas de fisioterapia no es posible proporcionar técnicas inactivas como si fueran activas.

Debemos aceptar que no podemos diferenciar cuánto efecto genuino provoca la técnica aplicada y cuánto se debe a efecto placebo. ¿Alguien puede diseñar ejercicios placebo de los que no se espere ningún efecto?

La fisioterapia se enfrenta al desafío de probar el efecto placebo dentro de su propio contexto, con la dificultad de que algunos métodos y criterios utilizados en investigación de medicamentos no se pueden aplicar.

Por ejemplo, no es posible ocultar a un terapeuta manual si está aplicando una técnica correcta o un placebo. También es complicado ocultar a un paciente si ha recibido una verdadera manipulación o algo parecido.

Mientras tanto, debemos aceptar que nuestras propias manos y lo que con ellas hacemos son parte del mecanismo placebo del tratamiento del dolor.

El vínculo sanitario-paciente

El fisioterapeuta tiene también la oportunidad de establecer una relación estrecha con su paciente, y también la de afectar a sus actitudes y comportamientos.

Por ejemplo, para un paciente de edad avanzada después de una caída, sentirse “en buenas manos”, en las de un fisioterapeuta atento y entusiasta que favorezca la alianza terapéutica, puede infundirle confianza para moverse.

Se ha comprobado que, al mes del tratamiento fisioterapéutico del dolor cervical, los pacientes que al inicio tenían altas expectativas de buenos resultados mejoraron más que los que tenían bajas expectativas.

La fisioterapia, como vemos, está comprometida con los principios de la práctica basada en la evidencia. Es decir, la integración de la mejor evidencia actual, la experiencia clínica y los valores del paciente.

Hemos hecho grandes avances en mejorar nuestra competencia técnica en la práctica clínica. Además, no renunciamos a la investigación honesta del efecto específico, tanto de nuestras propias técnicas como de un suplementario efecto placebo. Pero menos aún vamos a renunciar a adoptar un enfoque proactivo hacia los valores y expectativas del paciente, que pueden incrementar los resultados terapéuticos.

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