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Consulta de un odontólogo, que señala una dentadura falsa.

El Sistema Nacional de Salud desaprovecha a los odontólogos

Este año se cumplen 35 años desde que se retomó el título de odontólogo en España. De forma recurrente aparece en el debate político el nivel de asistencia bucodental del Sistema Nacional de Salud español. Este debate se centra en la asistencia dental, en restaurar los problemas de los dientes. Los gestores del sistema público de salud solo tienen en cuenta a los odontólogos como especialistas del diente.

La asistencia bucodental es mucho más que dientes y forma parte de la asistencia sanitaria general. ¿Estamos aprovechando a los odontólogos? ¿No deberíamos aprovechar al máximo todas las prestaciones que ya existen, antes de invertir tiempo, dinero y esfuerzo en nuevas?

Durante estos meses de pandemia se ha demostrado que los aspectos bucodentales tienen importancia en el diagnóstico, transmisión y monitorización de la enfermedad por SARS-Cov-2. El Consejo de Dentistas de España acaba de publicar un informe en el que hace patente esta relación. La odontología está presente en la ciencia para mucho más que para tratar dientes, y parece que está desaprovechada para la población general. La covid-19 es solo un ejemplo actual.

Desde que se volvieron a separar los títulos de Odontología y Medicina, en vez de integrarse en la práctica, cada vez han ido divergiendo más en su formación y en su actividad cotidiana. Las universidades, las organizaciones sanitarias, los profesionales y la sociedad han influido en una mayor tecnificación de todas las profesiones sanitarias y esta ha tenido en la odontología una especial relevancia.

Si la formación técnica cada vez es mayor en cada especialidad, si cada especialidad por la complejidad que adquiere se reorganiza en superespecialidades, es muy difícil integrarse con áreas más generales durante largos periodos de asistencia a los pacientes, un proceso que se puede denominar longitudinalidad. Aunque quizás esta no es la principal razón de la falta de integración de la odontología en la asistencia médica global.

La odontología en España se ejerce fundamentalmente en las consultas privadas. En estas, la población ve a un profesional que se ocupa de los dientes, y casi exclusivamente de los dientes.

La atención sanitaria general en España sigue siendo principalmente pública, por esto es muy relevante la posición que se otorgue a la atención bucodental dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS) para la percepción que tiene la población de la atención odontológica, que no solo es dental.

La atención bucodental en el SNS se centra en los aspectos dentales, pero no por falta de competencias ni de profesionales formados en aspectos médico-quirúrgicos: existen competencias dentro de la cartera de servicios y existen profesionales formados para prestarlas. En este momento los servicios de salud bucodental, que no son solo dentales, no llevan a cabo todas las prestaciones del SNS, por diversos motivos.

La odontología, olvidada por los gestores

Los principales responsables en las tomas de decisiones no son odontólogos. No existen odontólogos entre los gestores de la sanidad bucodental en prácticamente ningún sistema autonómico de salud. Los legisladores han ido reduciendo la salud bucodental a los planes de atención dental infantil (PADI), quizás en parte por su rentabilidad no solo sanitaria.

Ni los gestores ni los legisladores conocen la realidad de la profesión odontológica, por lo que es difícil que puedan integrar una profesión que no conocen. Este enfoque casi estrictamente dental hace ver a la población que el dentista no está para mucho más que las enfermedades de los dientes, que el SNS no le puede ofrecer más prestaciones que las dentales. Esta visión se traslada a lo que la población espera de la atención en las consultas privadas y la odontología queda relegada a lo estrictamente dental.

Pero esta realidad centrada en lo únicamente dentario es una enorme reducción de la atención odontológica. La población pierde la oportunidad de aprovechar a toda una profesión con una gran formación y disposición para ayudarle a mejorar su salud general.

Al relegar al dentista a los problemas exclusivamente dentarios todo el sistema sanitario pierde al profesional mejor formado para, por ejemplo:

  • Que un paciente que va a recibir un trasplante no tenga ninguna infección oral que lo imposibilite cuando se presente la oportunidad de recibirlo.

  • Diagnosticar un dolor orofacial que se duda si es de origen dental.

  • Tratar una mucositis por quimioterapia que impida al paciente comer y obligue a abandonar el tratamiento del cáncer.

  • Diagnosticar y tratar las enfermedades orales que contribuyen a descontrolar los niveles de glucemia.

  • Diagnosticar y tratar a un paciente que no puede abrir la boca por problemas musculares a nivel cervical.

  • Enseñar a mantener una buena higiene oral y contribuir a que no aparezcan infecciones orales en los pacientes que están en las UCI.

  • Diagnosticar y tratar úlceras y lesiones en la mucosa oral.

Ni los nefrólogos, ni los neurólogos, ni los oncólogos, ni los endocrinólogos, ni los traumatólogos, ni los intensivistas, ni los médicos de familia reciben formación odontológica específica, porque no se atienden esas patologías desde el punto de vista odontológico en los hospitales en los que se forman. Ninguno de estos especialistas ha recibido formación por parte de odontólogo. No les han formado en diagnosticar y tratar las enfermedades de la cavidad oral, que influyen mucho en las enfermedades que son de su responsabilidad.

Cuando no hay odontólogos cerca

Esto no debería ser algo negativo, porque para eso están las interconsultas entre especialidades. El problema surge cuando no tienen cerca un odontólogo, porque no existen en la atención hospitalaria (excepto muy contadas excepciones). Si no están disponibles para esas consultas entre especialidades, ¿dónde están los dentistas? No están en la atención hospitalaria, pero ¿están en la atención primaria?

El SNS recoge la atención bucodental dentro de la atención primaria. Ahí están los dentistas. Tampoco habría problema porque se realizaran interconsultas dentro de la atención primaria entre médicos de familia y dentistas. Entre atención hospitalaria y los dentistas de primaria. Pero como comentamos antes, el sistema tiene al odontólogo especialmente dedicado al Programa de Asistencia Dental Infantil, relevante pero no única actividad de salud bucodental.

Los gerentes de los sistemas públicos de atención bucodental no llegan a plantearse si todas esas situaciones están en manos de los mejor formados para solucionarlas. De esta manera estas lagunas en la asistencia, que están dentro de las competencias de atención bucodental, quedan huérfanas.

El Sistema Nacional de Salud está, en estos momentos, sometido a una presión asistencial descomunal que no permite reorganizar la atención bucodental con serenidad. En algún momento la odontología llegará a aportar a nuestra población todo lo que puede para mejorar la salud general de nuestros pacientes, no solo la dental.

Existen iniciativas en diversos sistemas de salud español, como el navarro y el castellano manchego (que han creado unidades dentro de atención primaria) y el valenciano (en el que de forma más sistemática se ha intentado integrar la odontología entre las especialidades médicas hospitalarias), en el que los odontólogos pueden demostrar que saben mucho más que de dientes.

Estas experiencias son actividades individuales que no han llegado a conformar una estructura de prestación de servicios que sea ampliable a todo el SNS, a toda la población. Esperemos que en algún momento consigamos aprovechar a toda esa profesión que tanto hace y puede hacer para mejorar la salud general de todos .

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