tag:theconversation.com,2011:/es/topics/demencia-61237/articlesdemencia – The Conversation2023-12-05T17:40:16Ztag:theconversation.com,2011:article/2190632023-12-05T17:40:16Z2023-12-05T17:40:16ZPreguntar a las personas con pérdida de memoria sobre las vacaciones pasadas puede ayudarles a recordar momentos felices<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/562998/original/file-20191208-90580-1cu8vlp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C271%2C6949%2C4556&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Pedir a una persona con problemas de memoria que cuente anécdotas de vacaciones pasadas puede ayudar a desencadenar un recuerdo feliz.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/smiling-son-his-elderly-father-watching-729906145">Lucky Business/Shutterstock.com</a></span></figcaption></figure><p>A mucha gente le encantan las vacaciones porque son un momento para crear recuerdos felices con los seres queridos. </p>
<p>Pero, ¿y si pudieras hacer algo que ayudara a recuperar recuerdos en algunas de las personas a las que quieres?</p>
<p>Utilizando un proceso llamado <a href="http://doi.org/10.1002/14651858.CD001120.pub2">terapia de reminiscencia</a>, eso puede ser posible. En la terapia de la reminiscencia, se anima a los ancianos a hablar de sus recuerdos a lo largo de su vida, sobre todo de los recuerdos de experiencias positivas. </p>
<p>Como <a href="https://scholar.google.com/citations?user=dIcnUcoAAAAJ&hl=es&oi=ao">investigadores</a> especializados en <a href="https://scholar.google.com/citations?user=3RedgqwAAAAJ&hl=es&oi=ao">geropsicología</a>, y en preparación para las fiestas, queríamos explicar esta técnica y animar a los lectores a utilizar este enfoque basado en la evidencia para conectar con los seres queridos con problemas de memoria y demencia.</p>
<h2>Los beneficios de los recuerdos felices</h2>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/306171/original/file-20191210-95111-1m9y4xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/306171/original/file-20191210-95111-1m9y4xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=445&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/306171/original/file-20191210-95111-1m9y4xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=445&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/306171/original/file-20191210-95111-1m9y4xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=445&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/306171/original/file-20191210-95111-1m9y4xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=559&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/306171/original/file-20191210-95111-1m9y4xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=559&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/306171/original/file-20191210-95111-1m9y4xy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=559&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Tres generaciones encienden una vela de Hanukkah. Las luces navideñas pueden evocar recuerdos felices de celebraciones pasadas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/jewish-family-lighting-hanukkah-candles-menorah-530079643">Tercer Ojo Photography/Shutterstock</a></span>
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<p>Casi el 9% de los adultos estadounidenses mayores de 65 años <a href="https://doi.org/10.1001/jamainternmed.2016.6807%5D">cumplen los criterios de demencia</a>. Los familiares suelen ser los cuidadores formales e informales de los seres queridos que desarrollan demencia, y estos cuidadores pueden experimentar una serie de <a href="https://doi.org/10.1016/0895-4356(92)90189-T">consecuencias físicas y psicológicas</a>. </p>
<p>Normalmente consiste en preguntar a la persona sobre distintos acontecimientos de momentos concretos de su vida. Durante las fiestas, los adultos mayores pueden estar preparados para hablar de recuerdos navideños debido a la afluencia de señales sensoriales, como el centelleo de las decoraciones navideñas, el olor de las galletas navideñas y, por supuesto, la música de temporada.
Un análisis de varios estudios sobre la investigación de la <a href="https://doi.org/10.1002/14651858.CD001120.pub3">terapia de reminiscencia</a> para la demencia sugiere que puede mejorar la <a href="https://doi.org/10.1177/1471301213516332">calidad de vida, la comunicación y el estado de ánimo</a>. Los individuos que participan en la terapia de reminiscencia con sus seres queridos informan de que la experiencia es generalmente positiva para ellos también, y puede ser una estrategia de afrontamiento eficaz cuando otro tipo de comunicación se vuelve difícil. </p>
<p>Otro estudio descubrió que los cuidadores afirmaban sentirse <a href="https://doi.org/10.1016/j.jalz.2016.03.008">más cercanos emocionalmente</a> a sus seres queridos con demencia cuando practicaban la terapia de reminiscencia. Además, informaron de menores costes de cuidados informales que los cuidadores que se sentían más distantes de sus seres queridos.</p>
<h2>Solicite más información</h2>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/306170/original/file-20191210-95165-5unken.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/306170/original/file-20191210-95165-5unken.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/306170/original/file-20191210-95165-5unken.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/306170/original/file-20191210-95165-5unken.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/306170/original/file-20191210-95165-5unken.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/306170/original/file-20191210-95165-5unken.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/306170/original/file-20191210-95165-5unken.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Hornear galletas y escuchar música tienen fuertes elementos sensoriales que pueden ayudar a evocar recuerdos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/grandchild-grandma-decorating-cookies-icing-704304796">Gpointstudios/Shutterstock</a></span>
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<p>He aquí algunos consejos para poner en práctica la terapia de la reminiscencia. La mayoría se centran en hacer preguntas que pueden ayudar a los mayores a rememorar sus recuerdos navideños. Por ejemplo:</p>
<ul>
<li><p>¿Cuáles eran las tradiciones familiares en torno a las fiestas cuando usted era pequeño?</p></li>
<li><p>¿Tenían árbol de Navidad? ¿Cuándo y quién lo decoraba?</p></li>
<li><p>¿Había alguna comida especial que prepararan y comieran durante las fiestas?</p></li>
<li><p>¿Viajaba alguna vez en Navidad?</p></li>
<li><p>¿Cómo fueron sus primeras vacaciones con su cónyuge?</p></li>
<li><p>¿Cuáles eran sus tradiciones navideñas cuando era padre?</p></li>
<li><p>¿Cuál es su recuerdo favorito de Nochevieja?</p></li>
</ul>
<p>Escuche con atención. Mantenga el contacto visual con su ser querido e incline su cuerpo hacia el suyo para que sepa que tiene toda su atención. Haga preguntas de seguimiento cuando sea oportuno. Esto indica a su ser querido que ha oído lo que ha dicho y que está interesado en saber más.</p>
<p>Involucre a su ser querido en actividades de bajo impacto que impliquen varios sentidos. Por ejemplo, hornear galletas navideñas puede suscitar recuerdos a través del tacto (extender la masa, decorar), el olfato (de los ingredientes, mientras se hornean) y el gusto (del producto acabado).</p>
<p>Anime a sus seres queridos a ser conscientes de su experiencia sensorial en cada fase de la actividad y pregúnteles por cualquier recuerdo que la sensación pueda traerles a la mente. Utilice ayudas visuales para estimular la recuperación de recuerdos, como fotos de fiestas pasadas. Las imágenes pueden ayudar a las personas mayores a recordar acontecimientos pasados concretos.</p>
<p>Escuchar música navideña mientras se hornea también activará la parte auditiva del cerebro. <a href="https://doi.org/10.1002/gps.3895">Un estudio de 2013</a> sobre la investigación en musicoterapia para la demencia concluyó que la musicoterapia puede ser una intervención útil por sí misma.</p>
<p>Esperamos que pruebe la terapia de reminiscencia estas fiestas. Puede ser el comienzo de una nueva tradición familiar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/219063/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Michael R. Nadorff no recibe salario, ejerce labores de consultoría, posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y ha declarado carecer de afiliaciones relevantes además de su cargo académico.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mary E. Dozier no recibe salario, ejerce labores de consultoría, posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y ha declarado carecer de afiliaciones relevantes además de su cargo académico.
</span></em></p>Los estudios sugieren que pedir a los seres queridos con problemas de memoria que hablen de los recuerdos de las fiestas puede ayudarles a recuperar algunos recuerdos.Michael R. Nadorff, Associate Professor of Psychology, Mississippi State UniversityMary E. Dozier, Assistant Professor of Psychology, Mississippi State UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2168802023-11-03T16:48:24Z2023-11-03T16:48:24ZEl ejercicio aeróbico y el entrenamiento de fuerza combinados pueden ser un elixir para mejorar la salud cerebral a los 80 y 90 años, según un nuevo estudio<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/557154/original/file-20230920-21-t9p644.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C24%2C5475%2C3630&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El pilates es una forma de ejercicio físico que combina la mente y el cuerpo. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/mature-woman-doing-mermaid-exercise-on-pilates-royalty-free-image/944882744?phrase=seniors+exercise&adppopup=true">Thomas Barwick/Stone via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Las personas en la etapa más avanzada de la vida que realizan regularmente actividades aeróbicas y ejercicios de entrenamiento de fuerza obtienen mejores resultados en las pruebas cognitivas que las sedentarias o las que sólo participan en ejercicios aeróbicos. Este es el <a href="https://doi.org/10.1007/s11357-023-00885-4">hallazgo clave de nuestro nuevo estudio</a>, publicado en la revista GeroScience.</p>
<p>Evaluamos a 184 personas cognitivamente sanas de edades comprendidas entre 85 y 99. Cada participante informó de sus hábitos de ejercicio y se sometió a una batería completa de pruebas neuropsicológicas diseñadas para evaluar diversas dimensiones de la función cognitiva. </p>
<p>Descubrimos que quienes incorporaban a sus rutinas tanto ejercicios aeróbicos, como la natación y el ciclismo, como ejercicios de fuerza, como el levantamiento de pesas -independientemente de la intensidad y la duración- tenían mejor agilidad mental, un pensamiento más rápido y mayor capacidad para cambiar o adaptar su pensamiento.</p>
<p>Utilizando una conocida herramienta de evaluación cognitiva llamada <a href="https://mocacognition.com/">Evaluación Cognitiva de Montreal</a> que proporciona una visión equilibrada de muchos aspectos de la cognición, descubrimos que las personas que no realizaban ningún ejercicio físico obtenían puntuaciones más bajas que las que realizaban tanto ejercicios cardiovasculares como de fuerza. Esta diferencia era leve pero significativa, incluso cuando se controlaban otros factores como la educación y la cantidad de ejercicio físico. Además, el grupo que realizó ambos tipos de ejercicios obtuvo mejores resultados en actividades cognitivas específicas, como la codificación de símbolos, más allá de los resultados de la exploración. </p>
<p>Es importante señalar que, aunque nuestro estudio establece una correlación entre una combinación de ejercicios aeróbicos y de fuerza y unas puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas, el diseño del estudio no nos permitió determinar una relación causal.</p>
<p>No obstante, los resultados sugieren que una rutina de ejercicios variada se asocia a un mejor funcionamiento cognitivo en personas de más de 80 años. Llevamos a cabo el estudio en el marco de una amplia colaboración multisitio con la <a href="https://mcknightbrain.org/">McKnight Brain Research Foundation</a>, que cuenta con institutos en la Universidad de Florida, la Universidad de Miami, la Universidad de Arizona y la Universidad de Alabama-Birmingham. </p>
<h2>Por qué es importante</h2>
<p>El envejecimiento de la población mundial convierte la salud cognitiva en un problema acuciante. Se prevé que el número de personas diagnosticadas de Alzheimer en EE.UU. alcance los <a href="https://www.statista.com/statistics/216624/projected-numbers-of-alzheimers-sufferers-aged-65-and-over-in-the-us/#statisticContainer">casi 14 millones en 2060</a>, frente a los poco más de 6 millones de 2020. Nuestros hallazgos no sólo ofrecen esperanza para un envejecimiento más saludable, sino que también presentan un enfoque práctico para mantener o incluso mejorar la salud cognitiva en las últimas décadas de la vida.</p>
<p>Estos resultados no son meras cifras, sino que representan capacidades de pensamiento del mundo real que pueden afectar a la calidad de vida de quienes se acercan a sus años dorados.</p>
<p>El hecho de que casi el 70% de los participantes en nuestro estudio ya practicaran algún tipo de ejercicio físico antes de inscribirse en él desafía el estereotipo de que la vejez y la inactividad física deben ir de la mano. </p>
<p>Nuestros hallazgos proporcionan una base empírica para que los profesionales sanitarios consideren la posibilidad de recomendar un régimen mixto de ejercicios aeróbicos y de fuerza como parte de los planes de bienestar de sus pacientes. Los estudios demuestran que cuando se ralentiza el deterioro cognitivo, las personas <a href="https://aspe.hhs.gov/reports/risk-costs-severe-cognitive-impairment-older-ages-key-findings-our-literature-review-projection-0">gastan menos en atención médica</a> y experimentan una <a href="https://www.cdc.gov/aging/publications/chronic-diseases-brief.html">mayor calidad de vida</a>. </p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/FwQTCl1Yj3w?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">El cuerpo que envejece es como una máquina que necesita más conservación y mantenimiento para permanecer intacto.</span></figcaption>
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<h2>Próximos pasos</h2>
<p>Algunas de las próximas preguntas a las que esperamos dar respuesta son: ¿Qué tipos de ejercicios aeróbicos y de fuerza son más eficaces para la salud cognitiva? ¿Caminar es tan eficaz como trotar? ¿Levantar pesas tiene el mismo impacto que los ejercicios con bandas de resistencia? ¿Y cuánto ejercicio se necesita para obtener beneficios cognitivos apreciables? </p>
<p>Otra cuestión crítica es el potencial del ejercicio como tratamiento de los trastornos neurocognitivos entre las personas mayores. Nuestros resultados sugieren que la actividad física es una medida preventiva. Pero, ¿podría ser también un tratamiento activo del deterioro cognitivo? Se trata de un avance apasionante que abre todo tipo de nuevas posibilidades para ayudar a las personas a vivir plenamente a lo largo de toda su vida.</p>
<p><em>El <a href="https://theconversation.com/us/topics/research-brief-83231">Research Brief</a> es un breve resumen de un interesante trabajo académico.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216880/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Brian Ho no recibe salario, ejerce labores de consultoría, posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y ha declarado carecer de afiliaciones relevantes además de su cargo académico.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ronald Cohen no recibe salario, ejerce labores de consultoría, posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y ha declarado carecer de afiliaciones relevantes además de su cargo académico.</span></em></p>Nuevas investigaciones apuntan a la importancia del tipo de ejercicio para favorecer la salud cognitiva en las últimas décadas de la vida.Brian Ho, PhD Candidate in Clinical & Health Psychology, University of FloridaRonald Cohen, Professor of Clinical and Health Psychology, University of FloridaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2151292023-10-09T18:22:35Z2023-10-09T18:22:35Z¿Síntomas de demencia? Cinco señales que hay que tener en cuenta a partir de 50 años<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/552383/original/file-20230929-24-as88uw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=146%2C251%2C6514%2C4290&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Behaviour changes like apathy, lack of impulse control or socially inappropriate behaviour may indicate a risk of dementia in people over age 50.</span> <span class="attribution"><span class="source">(Shutterstock)</span></span></figcaption></figure><p>A menudo se piensa que la demencia es un problema de memoria, como cuando una persona mayor hace una y otra vez las mismas preguntas o pierde cosas. Pero la realidad es que las personas con demencia no sólo experimentan problemas en áreas de la cognición como la memoria el aprendizaje, el pensamiento, la comprensión y el juicio: también pueden experimentar <a href="https://www.alzint.org/u/World-Alzheimer-Report-2021.pdf">cambios en el comportamiento</a>. </p>
<p>Yo misma no me imaginaba que los extraños comportamientos de mi abuela fueran una señal de alerta temprana de una enfermedad mucho más grave. Se alteraba con facilidad si no algo no salía como esperaba mientras cocinaba. Decía ver a una mujer por la casa, aunque estuviera sola. También desconfiaba de los demás y escondía cosas en lugares extraños. </p>
<p>Estos comportamientos persistieron durante algún tiempo hasta que, finalmente, se le diagnosticó demencia. Por eso creo que es tan importante entender qué es esta enfermedad y cómo se manifiesta. </p>
<h2>Deterioro cognitivo y conductual</h2>
<p>Cuando un individuo sufre cambios cognitivos y conductuales que interfieren con su independencia funcional, se considera que sufre demencia. Sin embargo, cuando los cambios cognitivos y conductuales no interfieren en la independencia de una persona, pero siguen afectando negativamente a sus relaciones y a su rendimiento laboral, hablamos de <a href="https://alzheimer.ca/sites/default/files/documents/other-dementias_mild-cognitive-impairment.pdf">deterioro cognitivo leve (DCL)</a> y <a href="https://doi.org/10.1186/s13195-021-00949-7">deterioro comportamental leve (DCoL)</a>, respectivamente. </p>
<p>El <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9169943/">DCoL y el DCL pueden darse juntos</a> pero, en un tercio de las personas que desarrollan demencia de alzhéimer, los síntomas conductuales aparecen <a href="http://dx.doi.org/10.1016/j.jagp.2019.01.215">antes que el deterioro cognitivo</a>. </p>
<p>Detectar estos cambios de comportamiento, que surgen en edades avanzadas (a partir de los 50 años) y representan un cambio persistente respecto a patrones anteriores, puede ser útil para aplicar tratamientos preventivos antes de que aparezcan síntomas más graves. Mi investigación se centra en los comportamientos problemáticos que indican un mayor riesgo de demencia. </p>
<h2>Cinco señales de comportamiento que hay que tener en cuenta</h2>
<p>Existen principalmente <a href="https://doi.org/10.3233%2FJAD-160979">cinco conductas</a> que deberían <a href="https://doi.org/10.1186/s13024-023-00631-6">ponernos sobre aviso</a> si las observamos en amigos y familiares mayores de 50 años. </p>
<h2>1. Apatía</h2>
<p>La <a href="https://doi.org/10.1002%2Ftrc2.12370">apatía</a> es una disminución del interés, la motivación y el impulso.</p>
<p>Una persona apática puede perder el interés por los amigos, la familia o las actividades. Puede desaparecer su curiosidad por temas que normalmente le interesaban, perder la motivación para cumplir con sus obligaciones o volverse menos espontánea y activa. También puede dar la sensación de que carece de emociones que le eran propias, o de que ya no le importa nada.</p>
<h2>2. Desregulación afectiva</h2>
<p>Un individuo que experimenta <a href="https://doi.org/10.1016/j.jad.2023.03.074">desregulación afectiva</a> puede desarrollar tristeza o inestabilidad del estado de ánimo, pero también volverse más ansiosa o preocupada por determinados acontecimientos o por recibir visitas.</p>
<h2>3. Falta de control de los impulsos</h2>
<p>El <a href="https://doi.org/10.1002%2Ftrc2.12016">descontrol de impulsos</a> implica una incapacidad para retrasar la gratificación. Una persona con descontrol de impulsos puede volverse agitada, agresiva, irritable, temperamental, discutir mucho o frustrarse con facilidad. También puede volverse más obstinada o rígida, de modo que no está dispuesta a ver otros puntos de vista e insiste en salirse con la suya.
A veces puede desarrollar conductas sexualmente desinhibidas o intrusivas, mostrar conductas repetitivas o compulsiones, empezar a robar en tiendas, o experimentar dificultades para regular el consumo de sustancias como el tabaco o el alcohol.</p>
<h2>4. Inadecuación social</h2>
<p>La <a href="http://dx.doi.org/10.1017/S1041610217001260">inadecuación social</a> se refiere, principalmente, a la dificultad para adherirse a las normas sociales en las interacciones con los demás.</p>
<p>Las personas socialmente inadecuadas pueden perder el criterio social que tenían sobre qué decir o cómo comportarse. Es posible que se preocupen menos por cómo sus palabras o acciones afectan a los demás, discutan abiertamente asuntos privados, hablen con extraños como si les fueran familiares, digan cosas groseras o carezcan de empatía en las interacciones con los demás.</p>
<h2>5. Percepciones o pensamientos anormales</h2>
<p>Una persona con <a href="https://doi.org/10.1038/s44220-023-00043-x">percepciones o pensamientos anormales</a> puede sospechar de las intenciones de los demás o pensar que otros planean hacerle daño o robarle sus pertenencias. También puede describir que escucha voces o habla con personas imaginarias, y actuar como si viera cosas que no existen.</p>
<p>Antes de considerar cualquiera de estos comportamientos como indicador de un problema más grave, es importante descartar otras posibles causas del cambio de conducta, como drogas o medicamentos, infecciones, conflictos interpersonales o estrés, o la reaparición de síntomas psiquiátricos asociados a un diagnóstico psiquiátrico previo. En caso de duda, puede ser el momento de visitar al médico. </p>
<h2>El impacto de la demencia</h2>
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<img alt="Un hombre joven con los brazos alrededor de un hombre mayor" src="https://images.theconversation.com/files/551224/original/file-20230929-21-dz5kln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/551224/original/file-20230929-21-dz5kln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/551224/original/file-20230929-21-dz5kln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/551224/original/file-20230929-21-dz5kln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/551224/original/file-20230929-21-dz5kln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/551224/original/file-20230929-21-dz5kln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/551224/original/file-20230929-21-dz5kln.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Algunos tipos de cambios de comportamiento justifican una mayor atención.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(Shutterstock)</span></span>
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<p>Muchos de nosotros conocemos a alguien que ha padecido demencia o ha cuidado a alguien con demencia. Aunque las personas de entre 20 y 40 años pueden pensar que esto no va con ellas porque faltan décadas para que la demencia les afecte, es importante ser consciente de que no es un viaje individual. En 2020, en Canadá, los cuidadores –incluidos familiares, amigos o vecinos– dedicaron <a href="https://alzheimer.ca/sites/default/files/documents/Landmark-Study-1-Path-Forward-Alzheimer-Society-of-Canada-2022-wb.pdf">26 horas a la semana</a> a ayudar a mayores que viven con demencia. Esto equivale a 235 000 empleos a tiempo completo. </p>
<p>Se espera que estas cifras se tripliquen en 2050, por lo que es importante buscar formas de contrarrestarlo previniendo o retrasando la progresión de la demencia.</p>
<p>Aunque actualmente no existe cura para la demencia, se ha avanzado hacia <a href="https://alzheimer.ca/en/about-dementia/dementia-treatment-options-developments">el desarrollo de tratamientos eficaces</a>, que <a href="https://alzheimer.ca/en/about-dementia/do-i-have-dementia/how-get-tested-dementia-tips-individuals-families-friends/10">pueden funcionar mejor en fases más tempranas del curso de la enfermedad</a>. </p>
<p>Identificar a las personas con riesgo de padecer demencia mediante el reconocimiento de los cambios en la cognición, las funciones y el comportamiento a lo largo de la vida podría ayudar a prevenir la enfermedad y su progresión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215129/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Daniella Vellone no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La demencia no se manifiesta únicamente como un problema de memoria. Las personas que la padecen pueden tener problemas de aprendizaje, comprensión y juicio, pero también pueden experimentar cambios de comportamiento.Daniella Vellone, Medical Science and Imaging PhD Candidate, University of CalgaryLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2139112023-10-09T18:20:17Z2023-10-09T18:20:17ZNo me llames enfermo mental, llámame loco<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/552478/original/file-20231006-21-tjh98j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=336%2C50%2C5271%2C3682&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/boy-teenager-despair-654885304">snob/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Si tuviera que recibir una etiqueta que le designara, ¿cuál elegiría, “loco” o “enfermo mental”? La respuesta a la pregunta dependerá del escenario social y de las sutilezas contextuales del lenguaje. </p>
<p>Piense, por ejemplo, en la frase “Javier está loco por su trabajo”. Ahora considere una alternativa: “Javier está enfermo mental por su trabajo”. La primera frase es más polisémica que la segunda. </p>
<p>No cabe duda: la riqueza humanística, los matices, la amplitud semántica de la palabra “locura” supera con creces a la gris y unívoca “enfermedad mental”. Y lo mismo podemos decir del término “trastorno psicológico”. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=86%2C1628%2C2963%2C2277&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=86%2C1628%2C2963%2C2277&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=848&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=848&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=848&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1066&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1066&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552475/original/file-20231006-21-t8830x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1066&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Orgullo loco, 2019.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/fotosdecamisetas/47987327718/in/album-72157708891003381/">Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/">CC BY-NC</a></span>
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<p>De hecho, existe un movimiento llamado “orgullo loco” formado por usuarios y “supervivientes” de los servicios de salud mental que, luchando contra prejuicios y estereotipos, reivindica la inclusión social y la igualdad de derechos para las personas neurodivergentes a través de una nueva y positiva identidad “loca”.</p>
<h2>El fenómeno del estigma</h2>
<p>El lenguaje es mucho más que una simple herramienta para transmitir información. Con él construimos significados y establecemos jerarquías sociales. Con el lenguaje hacemos cosas. </p>
<p>En este marco, <a href="https://www.researchgate.net/publication/338423912_Assessing_the_factorial_structure_of_the_mental_illness_public_stigma_in_Spain">el estigma público en salud mental</a> implica asignar etiquetas basadas en diferencias sociales más o menos visibles y la existencia de burdas generalizaciones que son falsas o pasan por alto matices esenciales. </p>
<p>Estas generalizaciones dan lugar a prejuicios que, finalmente, se convierten en conductas discriminatorias. Por ejemplo, el estereotipo “las personas con enfermedad mental son peligrosas” aplicada a una persona etiquetada como “enfermo mental” causaría, probablemente, nuestra conducta de evitación. Peor aún, puede que sintamos miedo y la agredamos. </p>
<p>Uno de los mayores peligros del estigma público es el <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2694098/">autoestigma</a>. Es decir, la interiorización de estos estereotipos negativos por las propias personas afectadas. El estigma público existente en la sociedad y –especialmente, su aceptación por los propios afectados– está relacionado con un descenso de la autoestima, el bienestar psicológico y la calidad de vida. </p>
<h2>Recuperarse como un ciudadano más</h2>
<p><a href="https://www.scielo.br/j/hcsm/a/XZMVyzkhYcGLcqQpb9nVRRP/?lang=es#">El modelo de recuperación en salud mental</a> enfatiza la necesidad de construir una identidad que permita interactuar en la sociedad como un ciudadano más. Crear una vida llena de significado más allá de la simple remisión de los síntomas. </p>
<p>En este sentido, las personas diagnosticadas con trastornos psicológicos, especialmente los graves, deben de tomar una serie de decisiones de carácter lingüístico y narrativo. Por ejemplo, ¿quieren aceptar los conceptos clínicos con los cuales se designan sus experiencias? ¿Cómo explicar en sus narrativas de vida sus diagnósticos, sus experiencias de enfermedad? ¿Qué causas aducir para hacer comprender a los otros los cambios acontecidos en sus vidas? ¿A quién y cómo revelan –o no– su diagnóstico y sus experiencias de enfermedad? </p>
<p>Es evidente que el estigma público dificulta la elaboración de la identidad y la consideración de ciudadanos de pleno derecho de las personas diagnosticadas con trastornos mentales. Por desgracia, este es todavía significativo en la sociedad, incluso entre <a href="https://idus.us.es/handle/11441/133333">estudiantes y profesionales</a> de disciplinas sociales y sanitarias. </p>
<h2>¿Existe otra forma de comprender qué me pasa?</h2>
<p>La lucha contra el estigma se ha convertido en una estrategia esencial para favorecer la recuperación. Desde finales del siglo pasado se han venido implementado ambiciosas campañas educativas, muchas basadas en <a href="https://ajp.psychiatryonline.org/doi/full/10.1176/appi.ajp.2010.09121743">explicaciones biológicas de los trastornos mentales</a>. </p>
<p>Si convencemos a la población de que la esquizofrenia es semejante a la diabetes, es decir, producto de una alteración bioquímica, eliminaríamos las creencias falsas y las actitudes prejuiciosas que obstaculizan la integración de estas personas, ¿verdad?</p>
<p>Pues no es tan sencillo. De hecho, la evidencia empírica nos ha demostrado lo contrario: que las explicaciones genéticas y biológicas parecen tener efectos negativos sobre el estigma. </p>
<p>Los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30426319/">estudios</a> muestran que las explicaciones biogenéticas reducen la culpabilización de los enfermos, pero también aumentan la distancia social, la percepción de peligrosidad y el pesimismo sobre la recuperación.</p>
<p>A la hora de explicar los trastornos mentales, dos modelos relacionados entre sí han sido dominantes. </p>
<p>El primero habla de un fallo en el cerebro o en los genes <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4421898/">(modelo biogenético)</a>. El segundo es <a href="https://www.nature.com/articles/s41380-023-01949-9">el modelo de déficit cognitivo</a>, más propio de la psicología. Y lo achaca a un error en el pensamiento. </p>
<p>Sin embargo, basándome en mis experiencias como cuidador, he llegado a la conclusión de que la única manera de reducir el estigma es interpretar las experiencias de estas personas <a href="https://editorial.us.es/es/detalle-libro/720464/de-repente-la-maldita-lucidez">desde una perspectiva existencial, sociocultural y política</a>. </p>
<p>Las experiencias “psicopatológicas”, por ejemplo, las llamadas alucinaciones o delirios, deben comprenderse desde el marco de las categorías de la condición humana (libertad-vínculo, conciencia de la mortalidad, culpa-responsabilidad, etc.). La lucha de estas personas es una lucha por entender la existencia. Por mantener la esperanza y encontrar un lugar en el mundo. Una lucha que compartimos todos y todas. </p>
<p>Lamentablemente, esta perspectiva humanista y existencial se encuentra ausente en nuestras facultades de psicología, medicina, enfermería, etc.</p>
<h2>Orgullo loco</h2>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=848&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=848&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=848&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1066&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1066&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552477/original/file-20231006-30-4bz9ly.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1066&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cartel en las reivindicaciones del ‘orgullo loco’</span>
<span class="attribution"><a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/">CC BY-NC</a></span>
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<p>Los movimientos en primera persona han reaccionado ante el carácter esencialista y paternalista de las explicaciones biológicas. El movimiento del <a href="https://orgullolocomadrid.wordpress.com/2023/01/11/orgullo-loco-madrid-presentamos-nuestra-primera-escuelita-loca/">“orgullo loco”</a> reivindica el valor moral de sus experiencias, frente a su medicalización. Son los propios afectados los que han acudido a la clásica “locura” para liberarse de los barrotes del término “enfermedad mental”. </p>
<p>Aunque siempre encontraremos condicionamientos biológicos para las enfermedades mentales, la recuperación jamás será una cuestión exclusivamente psicológica, psiquiátrica o médica: siempre habrá una dimensión lingüística y social (y, de paso, política).</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213911/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco Javier Saavedra Macías no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Existen dilemas lingüísticos en la lucha contra el estigma en salud mental. ¿Es loco un término peyorativo?Francisco Javier Saavedra Macías, Profesor Titular departamento de Psicología Experimental, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2139902023-09-20T20:13:25Z2023-09-20T20:13:25ZAsí se diseñan edificios y espacios para personas con demencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/549344/original/file-20230920-23-ewmu37.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=286%2C33%2C5305%2C3579&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/view-behind-adult-son-walking-his-610365329">adriaticfoto/Shutterstcok</a></span></figcaption></figure><p>Los problemas de salud mental plantean importantes retos en las próximas décadas. Concretamente, la demencia es ya <a href="https://news.un.org/es/story/2021/09/1496222">una de las principales causas de discapacidad y dependencia en todo el mundo</a> y, aunque no es un proceso natural del envejecimiento, suele afectar más a personas de edades más avanzadas. Según la OMS, en el mundo <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia">hay actualmente más de 55 millones de personas que sufren demencia, y entre un 60 %-70 % de los casos corresponden a la enfermedad de Alzheimer</a>.</p>
<p>Y eso solo el principio: los expertos calculan que <a href="https://www.dw.com/es/estudio-predice-que-los-casos-de-demencia-en-el-mundo-se-triplicar%C3%A1n-en-2050/a-60363167">153 millones de personas la padecerán para el año 2050</a>. Teniendo en cuenta el gran impacto que tiene este problema en la persona afectada, así como en su entorno familiar y social, es comprensible <a href="https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2020/02/18/5e4c1b41fdddff6c938b45ec.html">la preocupación compartida a nivel internacional</a> y la necesidad de implicar a toda la sociedad.</p>
<h2>Entornos diseñados para personas con demencia</h2>
<p>Ante este panorama, existen numerosas investigaciones y disciplinas que están abordando los retos de la demencia desde múltiples perspectivas. Una de ellas es <a href="https://link.springer.com/book/10.1007/978-3-030-93875-8">cómo el diseño de los espacios y las ciudades puede tener en cuenta las necesidades específicas de las personas que la padecen</a>. </p>
<p>A nivel internacional, existen equipos de investigación pioneros como el departamento <a href="https://www.dementia.stir.ac.uk/about-us">Dementia Services Development Centre</a> de la Universidad de Stirling, quienes han desarrollado una certificación específica para entornos construidos con elementos evaluables basados en la evidencia científica disponible y el conocimiento experto del equipo.</p>
<p>En España, el equipo de <a href="https://www.matiainstituto.net/es/proyectos-de-investigacion/proyectos/como-en-casa-hacia-la-provision-de-servicios-centrados-en-las">Matia Instituto</a> trabaja en una herramienta de similares características adaptada al contexto nacional. Una novedosa propuesta de evaluación de entornos que emerge en el marco del proyecto “<a href="https://www.comoencasa.eus/es">Como en Casa</a>” (2022-2024), uno de los proyectos de innovación social que forman parte de la <a href="https://estrategiadesinstitucionalizacion.gob.es/">Estrategia Estatal de Desinstitucionalización</a>y ha sido financiado por el Ministerio de Derechos Sociales español y Agenda 2030 en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España y los fondos Next Generation EU de la Unión Europea. </p>
<h2>Entornos que facilitan la rutina y la convivencia</h2>
<p>Cuando hablamos de personas con demencia, principalmente nos referimos a personas con edades avanzadas. Por lo tanto, hay componentes similares a las necesidades específicas de los diseños adaptados a personas mayores que deben ser tenidos en cuenta. Pero, en concreto, podemos identificar también la necesidad de adaptar servicios de la ciudad, como el transporte, los comercios locales o la policía municipal, para generar una sociedad sensibilizada que facilite que las personas puedan permanecer el máximo tiempo posible en sus entornos de toda la vida manteniendo sus rutinas habituales.</p>
<p>Con motivo de mi tesis doctoral “<a href="https://oa.upm.es/73246/1/ELISA_POZO_MENENDEZ.pdf">La ciudad para personas con demencia: metodología para integrar el diseño y la calidad de vida en las ciudades europeas</a>” analicé una decena de casos de estudio a nivel europeo, comparando las principales innovaciones en cuestión de diseño e integración en el entorno urbano, a partir de una revisión de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36361113/">buenas prácticas internacionales</a>. Y de paso identificamos una serie de recomendaciones también aplicables en interiores o espacios específicos, como son parques o jardines o equipamientos públicos, que igualmente pueden ser de gran interés para progresivamente adaptar los entornos para que sean más accesibles y amables.</p>
<h2>‘Dementia-village’ y nuevas tipologías alternativas a las residencias que conocemos</h2>
<p>Entre los centros residenciales más innovadores cabe destacar las <em>dementia-villages</em>. Quizá la más conocida es <a href="https://hogeweyk.dementiavillage.com/">De Hogeweyk</a> (2009), en Weesp, un municipio en las afueras de Ámsterdam. Sin embargo este modelo se ha ido extendiendo a otros países como <a href="https://villagealzheimer.landes.fr/en/">Village Landais Henri Emmanuelli</a> en Dax, Francia (2021), o <a href="https://villagealzheimer.landes.fr/en/">Harmonia Village</a> en Dover, Reino Unido (2020).</p>
<p>Fruto del estudio de estas y otras experiencias internacionales, la <a href="https://www.matiafundazioa.eus/">Fundación Matia</a> recientemente ha inaugurado dos edificios residenciales innovadores de alojamientos para personas mayores y personas en situación de gran dependencia: las <a href="https://www.matiainstituto.net/es/investigacion/proyectos-alojamientos-innovadores/lugaritz-viviendas-con-apoyos">viviendas con apoyos en Lugaritz</a> en Donostia-San Sebastián, y <a href="https://www.matiafundazioa.eus/es/investigacion/proyectos-infraestructuras-innovadoras/centro-de-innovacion-y-alojamientos-con">Egurtzegi, viviendas en Unidades de Convivencia en Usurbil</a>.</p>
<p>Un aspecto clave es la organización del edificio en unidades de convivencia de pequeña escala, articuladas en “apartamentos” o “viviendas” autónomas. Eso permite que las personas que viven en ellas y el personal que las cuida establezcan vínculos más profundos y estables. En el siguiente vídeo podemos recorrer una de ellas:</p>
<iframe width="100%" height="669" src="https://www.youtube.com/embed/ik8Wso15W6c" title="#VivirConSentido - Recorrido por #Egurtzegi, nuevas viviendas en unidades de convivencia #Usurbil" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen=""></iframe>
<p>La distribución y la organización espacial deben garantizar en todo momento la seguridad, permitiendo que la persona deambule e interactúe con total libertad y minimizando los riesgos de que se pierda o salga del centro. Otro aspecto clave es que el diseño debe reducir los estímulos ambientales negativos, a la vez que fomenta los positivos.</p>
<p>Y todo con un diseño familiar y hogareño que -cumpliendo la normativa- tenga en cuenta que se trata de un alojamiento donde las personas viven, probablemente hasta el fin de sus días. Como en cualquier hogar, el cariño y mimo en la decoración y en los objetos personales son aspectos fundamentales para sentirse a gusto. </p>
<p>También es importante destacar los esfuerzos que se están haciendo en integrar estos alojamientos con el resto del tejido urbano para que sean itinerarios continuos en un entorno de proximidad familiar y reconocible por la persona. </p>
<p>El contacto con el exterior no solo se realiza a través de ventanales que permiten ver el exterior desde una silla o desde la cama: también se incorpora mobiliario urbano, distintas zonas estanciales y juegos que permiten hacer uso de estos espacios y disfrutarlos por toda la comunidad. </p>
<p>Merece la pena pararse a reflexionar sobre lo que consideramos calidad de vida y hasta qué punto el adecuado diseño de edificios puede repercutir en nuestro bienestar y permitirnos mantener al máximo nuestras rutinas deseadas y el contacto con nuestro entorno social y físico.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213990/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elisa Pozo Menéndez es investigadora en Matia Instituto.</span></em></p>Los problemas de salud mental plantean importantes retos en las próximas décadas. Concretamente, la demencia es ya una de las principales causas de discapacidad y dependencia en todo el mundo y, aunque…Elisa Pozo Menéndez, Investigadora responsable de diseño arquitectónico en Fundación Matia, Doctora por la Universidad Politécnica de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2105692023-09-20T20:11:03Z2023-09-20T20:11:03ZLas personas emocionalmente inestables visitan más al médico y sufren más alzhéimer<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/544024/original/file-20230822-25-ztla0a.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=73%2C73%2C4846%2C3201&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-woman-filling-nervous-sitting-hospital-670189036">Roman Kosolapov/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Que seamos más o menos extrovertidos, abiertos a nuevas experiencias o emocionalmente estables no solo influye en nuestro comportamiento. Los <a href="https://psicologiaymente.com/personalidad/5-grandes-rasgos-de-personalidad">rasgos de personalidad</a> afectan a nuestra salud, ya sea porque nos incitan a adoptar ciertas conductas de riesgo o porque nos causan, sin darnos cuenta, desgaste fisiológico.</p>
<p>Es lo que les ocurre a las personas con altos niveles de neuroticismo, es decir, que tienden a afrontar situaciones cotidianas con emociones negativas que aumentan sus niveles de <a href="https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/stress">estrés</a>, <a href="https://www.fesemi.org/informacion-pacientes/conozca-mejor-su-enfermedad/ansiedad">ansiedad</a> y <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression">depresión</a>.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/5X6pAV9vs20?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">El neuroticismo incrementa el riesgo de demencias y el uso de servicios de salud.</span></figcaption>
</figure>
<h2>El neuroticismo y el alzhéimer dañan el cerebro</h2>
<p>Niveles elevados –y sostenidos en el tiempo– de neuroticismo pueden acabar provocando <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/pcn.12983">daño cerebral</a> en estructuras como el lóbulo temporal medial y el hipocampo, relacionadas con la memoria. Y a largo plazo, esos daños <a href="https://ami.group.uq.edu.au/personality-influences-dementia-risk">aumentan la probabilidad de sufrir diferentes tipos de demencia</a> y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5476972/">alzhéimer</a>.</p>
<p>Adicionalmente, las personas con altos niveles de neuroticismo tienden a <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0181716">usar más los servicios de salud</a>, en parte debido a que sus niveles de preocupación son más altos y en parte porque tienden a asumir más conductas de riesgo (tabaquismo, alcoholismo…). </p>
<p>Por otro lado, desde hace algún tiempo sabemos que la enfermedad de Alzheimer aumenta el riesgo de ser <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ene.14256">hospitalizado</a> –y por períodos más largos de tiempo–. </p>
<p>Pero, pese a tener constancia de que tanto la demencia como el neuroticismo, por separado, aumentan el uso de servicios de salud, se ha estudiado poco qué ocurre cuando ambas condiciones se dan juntas. O lo que es lo mismo, qué pasa cuando personas con altos niveles de neuroticismo sufren demencias. ¿Cómo afecta esto al uso de servicios médicos? ¿Influyen el sexo, la nacionalidad, el nivel socioeconómico y el nivel educativo en estos casos?</p>
<p>Con un equipo que lideré durante mi estancia en el Trinity College de Dublin, analizamos una amplia muestra de 76 718 personas de 27 países europeos, a los que se sumó Israel, obtenida de la Encuesta sobre Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (<a href="https://share-eric.eu/">SHARE</a>, por sus siglas en inglés). El estudio se ha publicado en <a href="https://content.iospress.com/articles/journal-of-alzheimers-disease/jad230265"><em>Journal of Alzheimer´s Disease</em></a>.</p>
<p>Los <a href="https://www.youtube.com/watch?v=5X6pAV9vs20">resultados del estudio</a> pusieron de manifiesto que conforme sube el nivel de neuroticismo crece el uso de servicios de salud en aproximadamente un 12,05 % por cada incremento de nivel. Y padecer demencia lo incrementa en promedio en un 53,67 %.</p>
<p>Lo llamativo fue detectar que, entre personas en las que se daban ambas condiciones –padecer demencia y un nivel alto de neuroticismo–, el uso de los servicios de salud se reducía en aproximadamente un 4,7%. El papel de contención de las personas cuidadoras en el cuidado de las personas con demencias podría estar detrás de esta reducción de usos de servicios de salud, pero habría que evaluarlo expresamente, cosa que con los datos de SHARE no es posible. </p>
<p>Esta <a href="https://www.nature.com/articles/s41398-021-01253-6#:%7E:text=Neuroticism%2C%20or%20proneness%20to%20distress,and%20lower%20AD%20risk3.">asociación comprobada entre neuroticismo y demencia</a> puede permitir un diagnóstico más temprano de casos. Pero también diseñar redes de apoyo emocional para las personas con neuroticismo y las personas cuidadoras que las descarguen de presiones emocionales adicionales.</p>
<h2>Las mujeres y las personas poco formadas van más al hospital</h2>
<p>Nuestro estudio también indicaba que, en general, los servicios de salud son más usados por las mujeres, aumentando cuanto más años acumulan a sus espaldas. Por el contrario, se utilizan menos a medida que el nivel socioeconómico y socioeducativo ascienden. ¿Por qué? Probablemente porque individuos con niveles más altos de educación tienen la capacidad de preservar un mejor funcionamiento cognitivo antes de mostrar signos clínicos de declive. </p>
<p><a href="https://fundaciongasparcasal.org/el-lugar-de-residencia-el-genero-o-el-nivel-formativo-condicionan-la-salud-y-esperanza-de-vida/">El nivel formativo más bajo se asocia a peores indicadores de salud</a>, en parte vinculado con peores condiciones de vida, pero también porque suele ir asociado a hábitos o estilos de vida perniciosos para la salud relacionados con la mala alimentación, el sedentarismo y las conductas de riesgo (tabaco, drogas, alcohol). </p>
<p>De ahí se deduce que políticas de mejoras educativas –y específicamente de prevención de la salud– pueden ofrecer una vía relativamente sencilla de cambiar esta tendencia, además de reducir costes para los servicios de salud, liberando recursos para otras prestaciones.</p>
<h2>Abrirse a nuevas experiencias reduce el riesgo de demencia</h2>
<p>Igual que es conocido que el <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5927080/#:%7E:text=Personality%20change%2C%20specifically%20an%20increase,early%20care%20strategies%20and%20planning.">neuroticismo incrementa los riestos de salud</a>, se ha comprobado que hay rasgos que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0092656621000374">reducen el declive cognitivo</a> al envejecer. Concretamente altos niveles en el factor <a href="https://lamenteesmaravillosa.com/el-modelo-de-los-cinco-grandes-de-la-personalidad/">de personalidad de apertura a la experiencia</a> –que se define por la apertura a nuevas ideas, creatividad e imaginación– y en el factor minuciosidad/conciencia –característico de personas ordenadas, responsables, organizadas–. </p>
<p>Por lo tanto, hacer énfasis en cuidar la salud mental puede resultar una estrategia beneficiosa desde el punto de vista psicológico-emocional, pero también fisiológico. Además de que beneficia al sistema de salud al reducir su uso y los gastos sanitarios.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210569/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Ruiz-Adame Reina no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Personalidad y salud cerebral están estrechamente relacionadas. Concretamente, las personas a las que más les cuesta afrontar las situaciones complicadas de la vida hacen más uso de los servicios sanitarios.Manuel Ruiz-Adame Reina, Profesor de Economía - Dpto Economía Aplicada. Actualmente: Visiting Research Fellow en Trinity College Dublin, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2106482023-08-29T18:18:58Z2023-08-29T18:18:58ZLos frutos secos, deliciosos aliados para combatir el deterioro cognitivo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/545264/original/file-20230829-22-leafl0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=12%2C0%2C2683%2C1794&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mixed-nuts-on-old-wooden-background-234628198">Maya Kruchankova/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La función cognitiva es como el “poder” que tenemos en nuestro cerebro. Nos permite realizar adecuadamente todas las actividades, desde las más básicas a las más complicadas, de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, ¿recuerda el nombre del primer libro que leyó? Eso es la memoria en acción. ¿Ha conseguido concentrarse en sus clases de matemáticas o en una película emocionante? La atención funciona entonces para que podamos poner el foco en lo que importa. Cuando miramos algo y entendemos qué es, sale a escena la percepción. Y cuando hacemos planes, tomamos decisiones o resolvemos problemas, nuestras funciones ejecutivas están trabajando duro para ayudarnos. </p>
<h2>Deterioro cognitivo y demencia, un mal universal</h2>
<p>El problema es que la población envejece cada vez más y el deterioro cognitivo –el empeoramiento progresivo de las funciones cognitivas– se ha convertido en un desafío importante para la salud pública. En ocasiones, es una parte normal del proceso de envejecimiento, pero un declive más rápido de lo normal puede advertirnos de una enfermedad más seria, como la <a href="https://theconversation.com/es/topics/demencia-61237">demencia</a>. </p>
<p>La demencia es el resultado de diversas dolencias y lesiones que afectan el cerebro, como la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común (60-70 % de los casos). Actualmente, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia#:%7E:text=Actualmente%2C%20m%C3%A1s%20de%2055%20millones,lesiones%20que%20afectan%20el%20cerebro">más de 55 millones de personas padecen demencia en todo el mundo</a>, y cada año hay casi 10 millones de casos nuevos. </p>
<p>Todas las medidas preventivas para frenar o atenuar el declive de las facultades cognitivas a medida que cumplimos años son insuficientes, y en este afán puede desempeñar <a href="https://theconversation.com/como-evitar-que-el-cerebro-envejezca-demasiado-rapido-142008">un papel importante la alimentación</a>.</p>
<h2>Evidencias científicas sobre el poder de los frutos secos</h2>
<p>Nueces, almendras, avellanas, pistachos, cacahuetes y macadamias, entre otros frutos secos, <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/13/9/3269">ya eran reconocidos</a> por sus propiedades cardiovasculares y su capacidad para reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia y enfermedades del corazón. En las últimas décadas, su consumo también ha sido objeto de creciente interés <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/15/4/1000">en relación con la salud cerebral</a>.</p>
<p>Así, en un estudio publicado recientemente en <a href="https://ajcn.nutrition.org/article/S0002-9165(23)65960-X/fulltext"><em>The American Journal of Clinical Nutrition</em></a>, un grupo de investigadores examinamos la asociación entre el consumo de frutos secos y la función cognitiva en 6 630 adultos mayores con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, durante un periodo de dos años. </p>
<p>Los resultados mostraron que quienes comían este grupo de alimentos con frecuencia (tres o más raciones por semana, considerando que una ración son 30 gramos) presentaron mejoras en la función cognitiva y/o una ralentización en el deterioro cognitivo en comparación con aquellas personas que lo consumían menos a menudo o no lo incluían en su dieta en absoluto. Esto sugiere su potencial para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y otras demencias.</p>
<p>Pero ¿a qué se deben tales beneficios? Resulta que en los frutos secos abundan nutrientes esenciales como ácidos grasos insaturados, vitamina E y otros antioxidantes y fitoquímicos. Se trata de compuestos que combaten los procesos oxidativos y la inflamación de nuestro organismo y desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento óptimo de la cognición.</p>
<h2>Consejos para incorporarlos en el menú</h2>
<p>Como muestran las siguientes sugerencias, elaboradas por los autores del nuevo estudio, es realmente fácil agregar estos deliciosos aliados a nuestra alimentación:</p>
<ul>
<li><p>En forma de <em>snacks</em> o aperitivos saludables: disfrute cada día de un puñado de frutos secos (preferiblemente crudos o tostados, sin sal ni azúcar añadidos) en el momento que le apetezca.</p></li>
<li><p>Añádalos a ensaladas. Además, aportarán un toque crujiente, astringente y nutritivo al plato.</p></li>
<li><p>Mejore sus desayunos y meriendas combinando frutos secos con frutas, yogures, avena o cereales, una mezcla sabrosa y equilibrada.</p></li>
<li><p>Incorpórelos como ingredientes en sus recetas de pan, bollería casera, tartas, salsas, etc. </p></li>
</ul>
<p>En resumen, los frutos secos son un tesoro de la naturaleza. Su consumo regular (aproximadamente 30 gramos al día) como parte de una dieta equilibrada y saludable puede desempeñar un papel importante en el mantenimiento de un correcto estado cognitivo a medida que envejecemos. </p>
<p>Es importante mencionar que si tiene alergia a los frutos secos, puede buscar otras opciones igualmente sanas con ayuda de un profesional de la medicina o de la nutrición humana y dietética.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/210648/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Prof. Jordi Salas Salvadó reported receiving research support from the Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Educación y Ciencia, the European Commission, the USA National Institutes of Health; receiving consulting fees or travel expenses from Eroski Foundation, Instituto Danone, Nestle, and Abbott Laboratories, receiving nonfinancial support from Hojiblanca, Patrimonio Comunal Olivarero, the California Walnut Commission, Almond Board of California, La Morella Nuts, Pistachio Growers and Borges SA; serving on the board of and receiving grant support through his institution from the INC International Nut and Dried Fruit Council and the Eroski Foundation; and personal fees from Instituto Danone; Serving in the Board of Danone Institute International.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jiaqi Ni recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (FPU 20/00385).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Nancy Babio recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Stephanie K. Nishi recibe fondos de Canadian Institutes of Health Research y es miembro voluntario de la organización sin fines de lucro Plant-Based Canada.</span></em></p>Un estudio realizado por los autores del artículo ratifica la eficacia de nueces, almendras, avellanas, pistachos, cacahuetes, macadamias y otros frutos secos para frenar los estragos de la edad en el cerebro,Jordi Salas-Salvadó, Catedrático Distinguido de Nutrición y Bromatología de la Universidad Rovira i Virgili, Universitat Rovira i VirgiliJiaqi Ni, Investigadora predoctoral FPU en Nutrición y Metabolismo. Unidad de Nutrición, Universitat Rovira i Virgili, Universitat Rovira i VirgiliNancy Babio, Associate professor and Vice-Dean responsible for the Human Nutrition and Dietetics Degree at Rovira i Virgili University. Catalonia, Spain., Universitat Rovira i VirgiliStephanie K. Nishi, Postdoctoral Fellow / Visiting Lecturer, Universitat Rovira i VirgiliLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2038442023-04-17T19:16:56Z2023-04-17T19:16:56ZNuevo estudio: el uso de audífonos reduce considerablemente el riesgo de sufrir demencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/521257/original/file-20230417-26-hr46sn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5760%2C3828&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hearing-solutions-elderly-deafness-people-older-2111270174">Peakstock / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Según la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32738937/">Comisión Internacional <em>The Lancet</em> sobre Prevención, Intervención y Cuidados de la Demencia</a>, la pérdida de audición es el principal factor de riesgo para desarrollar demencia a partir de la mediana edad, cuando traspasamos la barrera de los 40 años. Dicha comisión estima que representa hasta el 20,5 % de las causas evitables. </p>
<p>Actualmente, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/deafness-and-hearing-loss#:%7E:text=P%C3%A9rdida%20de%20audici%C3%B3n%20y%20sordera,o%20mejor%20que%2020%20dB">unos 1 500 millones de personas experimentan un deterioro del sentido del oído</a>, y se calcula que afectará a 2 500 millones en 2050, lo que da una idea de la dimensión del problema. Por ejemplo, en Estados Unidos, casi la mitad de los individuos mayores de 65 años lo padece.</p>
<p>Aparte del envejecimiento, debido al daño celular acumulado a lo largo de la vida, <a href="https://theconversation.com/ruido-cuando-es-un-problema-y-como-minimizar-su-impacto-en-la-salud-181988">los ruidos fuertes</a> –como los que se producen en las grandes ciudades–, la herencia genética, el uso de algunos medicamentos y dolencias como la meningitis <a href="https://theconversation.com/la-perdida-de-audicion-una-epidemia-silenciosa-186570">pueden desencadenar la merma auditiva</a>. </p>
<p>En las personas mayores, tanto la demencia como la pérdida de audición <a href="https://www.cdc.gov/aging/spanish/features/dementia.html#:%7E:text=%C2%BFQu%C3%A9%20es%20la%20demencia%3F,-English%20(US)&text=La%20demencia%20no%20es%20una,actividades%20de%20la%20vida%20diaria.">se asocian</a> a mayor discapacidad, aislamiento social, depresión y, a la postre, mortalidad. Por eso, conocer, determinar y caracterizar adecuadamente los factores que pueden protegernos de ambos trastornos es un desafío para la comunidad científica internacional. </p>
<h2>Primer estudio exhaustivo</h2>
<p>En esta línea, científicos chinos, japoneses, indios y de otros países <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanpub/article/PIIS2468-2667(23)00048-8/fulltext">acaban de publicar en la revista científica <em>The Lancet Public Health</em> las conclusiones de un estudio exhaustivo</a> que analizó la asociación entre el uso de audífonos y el riesgo de desarrollar demencia. Para ello, utilizaron información de más de 400 000 participantes registrada en la base de datos <a href="https://www.ukbiobank.ac.uk/">UK Biobank</a>. </p>
<p>Sus resultados indicaron que la utilización de esos dispositivos se asocia, efectivamente, con menores probabilidades de desarrollar demencia en las personas afectadas por un deterioro del sentido del oído. </p>
<p>De hecho, y este es un dato muy significativo, el riesgo se equipararía al que tiene una persona con las capacidades auditivas intactas. Los resultados se observaron tanto para los diagnósticos de demencia por cualquier causa como en casos específicos como la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular.</p>
<p>Se trata de un estudio importante, ya que se realizó en un gran número de individuos a partir de la mediana edad (hombres y mujeres de entre 40 y 69 años) y con un periodo de seguimiento de más de 12 años. Además, los autores obtuvieron la información de varias fuentes, como los registros hospitalarios y las causas de fallecimiento, lo que otorga mayor solidez a los resultados.</p>
<h2>El poder de los audífonos</h2>
<p>Hasta la fecha, pocos trabajos habían analizado esta asociación. Y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31486068/">los que lo habían hecho</a> contaban con un número limitado de participantes o periodos de seguimiento muy cortos. </p>
<p>Como recalcan los autores, esta nueva investigación abre nuevas vías en la prevención de la demencia: al atenuar la pérdida de audición, los audífonos disminuyen la carga cognitiva (hacen que nuestro cerebro se esfuerce menos en decodificar los sonidos, lo que deja más recursos para otras tareas como la atención o la memoria) y alivian la privación sensorial. Ambos factores explican en parte el desarrollo de las demencias. </p>
<p>Si consideramos los resultados de este estudio, sumado a la bajada de precio de los audífonos y el hecho de que algunos países <a href="https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/fda-finalizes-historic-rule-enabling-access-over-counter-hearing-aids-millions-americans">como Estados Unidos</a> hayan permitido su venta libre para las personas sordas, la implantación de este tipo de aparatos podría constituir un gran avance en la lucha contra demencia. En otros lugares tienen que ser obligatoriamente prescritos por médicos o audiólogos.</p>
<p>Esperamos que en el futuro se sigan replicando estudios con gran número de participantes y periodos de seguimiento largos para poder reafirmar los resultados observados en esta prometedora investigación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203844/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Humberto Yévenes Briones no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La pérdida de audición es la principal causa evitable de demencia. Según un revelador estudio, la utilización de audífonos eliminaría prácticamente este factor de riesgo.Humberto Yévenes Briones, Investigador Postdoctoral, Epidemiología y Salud Pública, Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2005612023-02-23T12:22:28Z2023-02-23T12:22:28ZUn chino de 19 años es la persona más joven con alzhéimer, y la causa es un misterio<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/511934/original/file-20230223-20-7vh6jg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C16%2C5607%2C3715&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/dandelion-seeds-blowing-away-wind-across-190644512">Brian A Jackson / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Un joven chino de 19 años, con problemas de memoria desde los 17, ha sido diagnosticado de demencia, según un <a href="https://content.iospress.com/articles/journal-of-alzheimers-disease/jad221065">reciente estudio</a> publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease. </p>
<p>Tras realizar un aluvión de pruebas, los investigadores de la Universidad Médica de la Capital (de Pekín) llegaron a la conclusión de que el adolescente padecía una “probable” enfermedad de Alzheimer. Si están en lo cierto, esto le convierte en la persona más joven conocida en sufrir esta enfermedad. Algo bastante inusual y sorprendente si tenemos en cuenta que el principal factor de riesgo de la enfermedad es, precisamente, <a href="https://www.alz.org/alzheimers-dementia/what-is-alzheimers/causes-and-risk-factors">el envejecimiento</a>.</p>
<p>Aunque aún se desconocen las causas exactas del alzhéimer, una <a href="https://jbiomedsci.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12929-019-0524-y">característica clásica</a> de la enfermedad es la acumulación de dos proteínas en el cerebro: beta-amiloide y tau. En los enfermos de alzhéimer, la beta-amiloide suele encontrarse en grandes cantidades fuera de las neuronas (células cerebrales), mientras que los “ovillos” de tau se hallan dentro de los axones, la larga y delgada proyección de las neuronas.</p>
<p>Sin embargo, los escáneres no mostraron signos de estas características en el cerebro del joven de 19 años afectado. Lo que sí hallaron los investigadores fue niveles anormalmente altos de una proteína llamada p-tau181 en el líquido cefalorraquídeo del paciente. Esto suele ocurrir antes de que se formen los ovillos de tau en el cerebro. </p>
<h2>Descartado el origen genético</h2>
<p>Casi todos los casos de enfermedad de Alzheimer en personas menores de 30 años se deben a genes defectuosos heredados. De hecho, el anterior caso similar –<a href="https://europepmc.org/article/med/34366350">un joven de 21 años</a>– tenía una causa genética.</p>
<p>Tres genes se han relacionado de momento con la enfermedad de Alzheimer en los jóvenes: la proteína precursora del amiloide (APP), la presenilina 1 (PSEN1) y la presenilina 2 (PSEN2).</p>
<p>Estos genes intervienen en la producción de un fragmento de proteína llamado péptido beta-amiloide, precursor del ya mencionado beta-amiloide. Si el gen es defectuoso puede dar lugar a una acumulación anormal (placas) de beta-amiloide en el cerebro, una característica distintiva del alzhéimer que se ha convertido en objetivo de tratamientos como el fármaco recientemente aprobado <a href="https://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2800770">lecanemab</a>.</p>
<p>Basta con que uno de los genes APP, PSEN1 o PSEN2 sea defectuoso para que una persona desarrolle la enfermedad neurodegenerativa. Además, sus hijos tendrían una probabilidad <a href="https://www.alzheimersresearchuk.org/dementia-information/genes-and-dementia/#early-onset">50:50</a> de heredar el gen y desarrollar también la enfermedad.</p>
<p>Lo sorprendente es que, en caso del joven chino recién diagnosticado, se descartó el origen genético. Aunque los investigadores realizaron una secuencia del genoma completo del paciente, no encontraron ninguna mutación conocida. Y nadie en la familia del adolescente tiene antecedentes de alzhéimer o demencia. </p>
<p>Para colmo, el joven tampoco padecía otras enfermedades, infecciones o traumatismos craneales que pudieran explicar su estado. Está claro que, sea cual sea la forma de alzhéimer que padece, es extremadamente rara.</p>
<h2>Deterioro grave de la memoria</h2>
<p>A los 17 años, el joven ya <a href="https://www.scmp.com/news/china/science/article/3209607/chinese-diagnosis-worlds-youngest-person-probable-alzheimers-set-change-thinking-about-disease">empezó a tener problemas de concentración</a> en sus estudios escolares. Un año más tarde perdió la memoria a corto plazo. No podía recordar si había comido o hecho los deberes. La pérdida de memoria llegó a ser tan grave que incluso tuvo que abandonar el instituto (estaba en el último curso). </p>
<p>Las pruebas cognitivas estándar utilizadas para detectar la pérdida de memoria confirmaron un diagnóstico probable de enfermedad de Alzheimer. Los resultados indicaban que su memoria estaba gravemente dañada. Además, los escáneres cerebrales mostraron que el tamaño de su hipocampo –una parte del cerebro relacionada con la memoria– se había reducido, un signo temprano típico de la demencia. </p>
<p>Como llevar a cabo una biopsia cerebral sería demasiado arriesgado, no es posible descifrar los mecanismos biológicos de su demencia. De momento, este caso sigue siendo un absoluto misterio médico.</p>
<p>Lamentablemente, es poco probable que este sea el último supuesto raro de este tipo del que tengamos noticia, ya que los casos precoces de alzhéimer en pacientes más jóvenes están <a href="https://www.bcbs.com/the-health-of-america/reports/early-onset-dementia-alzheimers-disease-affecting-younger-american-adults#:%7E:text=Early%2Donset%20dementia%20and%20Alzheimer's%20disease%20affects%20a%20growing%20number,in%20ages%2030%20to%2064.">en aumento</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200561/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Osman Shabir no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un joven chino de 19 años, con problemas de memoria desde los 17, ha sido diagnosticado de alzhéimer, lo que le convierte en la persona más joven conocida en sufrir esta enfermedad.Osman Shabir, Postdoctoral Research Associate, University of SheffieldLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1976392023-02-09T18:46:39Z2023-02-09T18:46:39ZLos beneficios de la luz en las personas con demencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/507404/original/file-20230131-12-ljeaoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5590%2C3724&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/elderly-person-light-therapy-174165995">Shutterstock / Image Point Fr</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia">Unos 50 millones de personas sufren demencia en todo el mundo</a>, una cifra que se triplicará en las próximas décadas. Hablamos, por tanto, de uno de los problemas de salud pública más importantes que existen en la actualidad. El diagnóstico temprano, la adecuada valoración, el tratamiento apropiado y la asignación de recursos son los elementos clave para abordarla de una manera integral. </p>
<p>Ese tratamiento de los síntomas asociados a la demencia incluye terapias farmacológicas y no farmacológicas. En el ámbito clínico, es habitual recurrir a los medicamentos, pero muestran <a href="https://theconversation.com/un-farmaco-experimental-ralentiza-el-deterioro-del-alzheimer-pero-quedan-obstaculos-por-superar-195895">una eficacia modesta y efectos secundarios significativos</a>. </p>
<p>Por eso, <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/international-psychogeriatrics/article/an-overview-of-systematic-reviews-of-pharmacological-and-nonpharmacological-interventions-for-the-treatment-of-behavioral-and-psychological-symptoms-of-dementia/DCA87B8BC78047977CB92427BF3F4FC3">numerosas guías y expertos</a> recomiendan las intervenciones que prescindan de los fármacos para combatir los síntomas psicológicos (agitación, irritabilidad, trastornos del sueño, ansiedad, etc.) como primera estrategia de acción. La excepción es que hayan fracasado previamente, no sean viables o exista un riesgo sustancial de daño para el paciente o para otros. Dentro de esas actuaciones no farmacológicas se incluye la luminoterapia. </p>
<h2>Fácilmente aplicable en el día a día</h2>
<p>La luminoterapia consiste en exponer al paciente a determinados niveles de luz en condiciones controladas. Puede administrarse de diferentes formas, aprovechando la luz solar exterior o mediante dispositivos artificiales como lámparas específicas o luces de techo. </p>
<p>En todo caso, esa luz tiene que penetrar en los ojos para ser eficaz. No es obligatorio mirarla directamente, así que el usuario puede realizar otras actividades mientras recibe la estimulación en su campo visual, como ver la televisión, comer o charlar. Esto la convierte en una intervención fácilmente aplicable en el día a día. </p>
<p><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S019745722030210X">Numerosas investigaciones</a> proporcionan evidencias sobre las consecuencias positivas a corto y largo plazo de la luminoterapia sobre los síntomas asociados a la demencia, especialmente con relación al estado de ánimo y alteraciones de la conducta y el sueño. Pero ¿por qué surte efecto? </p>
<h2>Objetivo: normalizar el ritmo circadiano</h2>
<p><a href="https://theconversation.com/luz-arquitecta-de-la-vida-185993">El ciclo luz-oscuridad</a> funciona como un sincronizador ambiental de los ritmos circadianos: sueño-vigilia, temperatura, frecuencia respiratoria y cardíaca, etc. Como estas pautas están controladas por determinadas regiones cerebrales (principalmente por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo), los cambios degenerativos sufridos por las personas con demencia son la base biológica de alteraciones circadianas. Estas se asocian al deterioro cognitivo y a los trastornos del estado de ánimo, la conducta y el sueño.</p>
<p>Por tanto, el objetivo de la luminoterapia se basa en incrementar la exposición lumínica a fin de establecer un ritmo circadiano adecuado y revertir parcialmente los síntomas que se producen cuando este se desacompasa. </p>
<h2>Pasando a la práctica</h2>
<p><a href="https://www.mdpi.com/2227-9032/9/8/1065">Nuestro grupo de investigación</a> ha llevado a cabo un estudio en un complejo gerontológico especializado en demencia. Los participantes recibieron sesiones de luminoterapia de 30 minutos por la mañana, cinco días a la semana (de lunes a viernes) durante cuatro semanas. </p>
<p>Este tratamiento se llevó a cabo en una sala habilitada especialmente para el desarrollo de la intervención. Utilizamos lámparas específicas a las que se ajustaba su intensidad mediante mediciones de la luz con un luxómetro. </p>
<p>En cada una de las sesiones se registraron –durante la terapia, inmediatamente antes e inmediatamente después– los cambios de comportamiento, estado de ánimo y ciertos parámetros fisiológicos (frecuencia cardíaca y saturación de oxígeno en sangre).</p>
<p>Los resultados demuestran los efectos positivos de la exposición a la luz sobre el humor de los pacientes, su nivel de alerta y los citados parámetros fisiológicos. </p>
<h2>Ventajas de la luminoterapia</h2>
<p>A modo de conclusión, es importante resaltar lo fácil que resulta implantar esta intervención en la rutina diaria de instituciones de atención a personas con demencia, si valoramos tanto aspectos económicos como logísticos. </p>
<p>Asimismo, debido a que no es necesaria una interacción activa para obtener beneficios de la luminoterapia, resulta especialmente adecuada para aquellas personas en etapas avanzadas de demencia. En su caso, otro tipo de tratamientos son difíciles o imposibles de llevar a cabo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/197639/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Sencilla de aplicar y sin efectos secundarios, la luminoterapia mejora el estado de ánimo, los problemas de conducta y las alteraciones del sueño en pacientes con demencia.Nuria Cibeira González, Técnico de apoyo a la investigación. Neuropsicóloga, Universidade da CoruñaAna Belén Maseda Rodríguez, Profesor Contratado Doctor (área Medicina), Universidade da CoruñaJosé Carlos Millán Calenti, Catedrático de Medicina. Perfil Gerontología y Geriatría., Universidade da CoruñaLaura Lorenzo López, Profesora Contratada Doctora en la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidade da CoruñaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1957562023-01-02T18:46:09Z2023-01-02T18:46:09ZConsumo de alcohol en jóvenes y riesgo de demencia: ¿estamos mirando para otro lado?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502401/original/file-20221221-13-pxqbfy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C3%2C2492%2C1781&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sad-young-man-alcohol-addiction-beer-1643032441">Shutterstock / Sabphoto</a></span></figcaption></figure><p>Según la última encuesta sobre drogas en enseñanzas secundarias en España (<a href="https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/ESTUDES_2021_Informe_de_Resultados.pdf">ESTUDES</a>), 3 de cada 4 estudiantes entre 14 y 18 años han bebido alcohol durante el último mes, y un 27 % lo ha hecho rápida e intensivamente, “por atracón”. Este consumo de <em>botellón</em> es el más dañino y puede provocar daños a largo plazo, e incluso irreversibles, en el cerebro adolescente. </p>
<p>La buena noticia es que el consumo de alcohol en jóvenes acusa una leve tendencia descendente en los últimos años, pero las tasas siguen siendo muy altas.</p>
<h2>Un cerebro vulnerable hasta la primera juventud</h2>
<p>De nada sirve hablar de los efectos de las drogas de abuso si no se relaciona con la edad de la persona que las toma. El cerebro se encuentra en desarrollo hasta los 21-24 años, dependiendo del individuo. Hasta ese momento, dicho órgano se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad ante la exposición a cualquier compuesto tóxico.</p>
<p>Uno de los grandes problemas en este sentido es la banalización del consumo de drogas teniendo sólo en cuenta a los adultos. Si ese mensaje cala sin hacer distinción de edad, nos encontramos con un grave riesgo para la salud pública.</p>
<p>Valga como ejemplo el cannabis. <a href="https://theconversation.com/asi-afecta-el-cannabis-a-nuestra-mente-segun-nuevas-investigaciones-182922">Los problemas de salud mental asociados a la marihuana</a>, como depresión, psicosis temporal o esquizofrenia, se vinculan a los años que ha cumplido el individuo cuando empieza a consumirla. </p>
<p>Los datos acumulados durante las últimas décadas demuestran que <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/1726998">la aparición de demencias de forma temprana se relaciona con la edad del inicio del consumo de alcohol</a>. Sabiendo esto y que el cerebro no deja de desarrollarse hasta al menos los 21 años, es incomprensible que beber alcohol sea legal a partir de los 18 años en la mayor parte del mundo.</p>
<h2>Así afecta el alcohol al cerebro adolescente</h2>
<p>La respuesta del sistema inmune ante la presencia del alcohol conlleva la activación de procesos inflamatorios que contribuyen al daño cerebral. La neuroinflamación inducida por esta droga se ha relacionado con los efectos neurotóxicos y neurodegenerativos que produce, mucho más marcados <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1016/j.ijdevneu.2018.11.006">durante la adolescencia</a>.</p>
<p>No nos puede sorprender que cuanto más pronto empecemos a tomar bebidas alcohólicas, mayores probabilidades tendremos de desarrollar demencias tempranas. La comunidad científica lleva alertando sobre estos efectos desde hace mucho tiempo. En modelos animales, se observa perfectamente cómo <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fphar.2022.884170/full">el consumo por atracón durante la adolescencia promueve la aparición de la enfermedad de Alzheimer en el adulto joven</a>.</p>
<p>Ese tipo de práctica ataca a los llamados progenitores neuronales, que abundan en el cerebro adolescente. Son como células madre que se encuentran en espera de convertirse en neuronas e integrarse en las redes neuronales del cerebro. Esto ocurre, por ejemplo, durante el envejecimiento.</p>
<p>Si disminuimos las reservas de los progenitores neuronales pronto en la vida, el mecanismo de defensa contra el envejecimiento queda mermado. Y lo mismo ocurre en otras situaciones de daño cerebral: nos quedamos sin capacidad de respuesta. En estas circunstancias, es razonable pensar que las enfermedades neurodegenerativas aceleren su aparición.</p>
<h2>Qué podemos hacer</h2>
<p>Nuestro grupo acaba de descubrir una nueva proteína que resulta esencial para el daño que provoca el alcohol en el cerebro adolescente. Inhibirla consigue <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0161813X22001899">prevenir el descenso de progenitores neuronales que causa esta droga</a> en los jóvenes. </p>
<p>Además, el compuesto que hemos diseñado para actuar sobre esa proteína, llamado MY10, también regula la respuesta inmune al alcohol. Curiosamente, lo hace de forma diferente en ratones machos y hembras. Dado que MY10 previene totalmente la pérdida de progenitores neuronales en ambos sexos, no parece que la reacción inmune sea la única respuesta al alcohol que desempeña un papel importante en los efectos nocivos sobre el cerebro adolescente.</p>
<p>Como nosotros, muchos otros grupos a nivel mundial trabajan en este tipo de tratamientos, con resultados muy prometedores. Por ejemplo, el grupo del especialista estadounidense Fulton Crews ha observado cómo el fármaco <a href="https://jneuroinflammation.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12974-021-02243-7">galantamina repara la pérdida de progenitores neuronales en ratas</a>.</p>
<p>En este caso, galantamina sólo se usó en ratas macho y los investigadores observaron que limita la respuesta inmune inducida por el alcohol, lo que limita sus efectos neurotóxicos. Esto es muy interesante porque este medicamento ya se usa para tratar el alzhéimer en humanos. Por tanto, conocemos bien sus dosis, efectos adversos, etcétera. </p>
<p>Pero no debemos engañarnos: la farmacología debe ser la última herramienta; jamás será tan efectiva como la <a href="https://theconversation.com/alcohol-cuanto-menos-mejor-194469">prevención</a>. Esta tarea no debería ser tan complicada. Hay que empezar por una concienciación basada en la evidencia científica. Luchar contra la pasividad familiar y social con el consumo de alcohol en los adolescentes debe ser prioritario. No podemos ignorar esas reuniones de cientos o miles de jóvenes bebiendo sin control. </p>
<p>Entre otras medidas, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9728192/">los expertos alzan la voz para que se adopten iniciativas</a> valientes respecto a la exposición de los jóvenes a los contenidos sobre drogas en medios digitales que no se corresponde con su grado de desarrollo y madurez. Mirar para otro lado no es una opción.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195756/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gonzalo Herradón Gil-Gallardo recibe fondos de la red de investigación en atención primaria de adicciones (RIAPAd), Acción Estratégica en Salud 2017-2020 de Redes de Investigación Cooperativa Orientadas a Resultados en Salud (RICORS), del Plan Nacional Sobre Drogas del Ministerio de Sanidad (PNSD2019/015), del Ministerio de Ciencia e Innovación (RTI2018-095615-B-I00) y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU.</span></em></p>Está científicamente comprobado que el inicio a edades tempranas en el consumo de alcohol reduce la capacidad del cerebro para resistir los estragos del envejecimiento.Gonzalo Herradón Gil-Gallardo, Catedrático de Farmacología, Decano de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1958952022-12-04T17:27:53Z2022-12-04T17:27:53ZUn fármaco experimental ralentiza el deterioro del alzhéimer, pero quedan obstáculos por superar<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/498793/original/file-20221204-17-myvk3f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C5033%2C3091&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/concept-memory-loss-dementia-disease-losing-1111126898">Shutterstock / Lightspring</a></span></figcaption></figure><p>Se ha descubierto el primer fármaco capaz de ralentizar el ritmo de deterioro de los enfermos de alzhéimer. El fármaco experimental, llamado lecanemab, es un anticuerpo que se dirige a los cúmulos tóxicos de la proteína amiloide asociada a esta enfermedad que perturba la mente. Si bien estos resultados son motivo de celebración, aún existen importantes interrogantes sobre su seguridad y puesta en marcha.</p>
<p>Los resultados completos del ensayo de fase 3 del fármaco lecanemab (la fase final de las pruebas en humanos) se han publicado en el <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2212948">New England Journal of Medicine</a>. El ensayo demostró que los pacientes que recibieron el fármaco tuvieron una progresión de la enfermedad un 27% más lenta tras 18 meses de tratamiento que los que recibieron un placebo. </p>
<p>Son buenas noticias. Por primera vez tenemos un tratamiento potencial que tiene un efecto demostrado tanto en los síntomas como en la patología subyacente a la enfermedad de Alzheimer. Estos resultados suponen un gran avance en la búsqueda de tratamientos para esta devastadora enfermedad y son un importante indicio de que se puede alterar el curso de la enfermedad.</p>
<p>Pero los resultados pintan un panorama contradictorio. Por un lado, se trata del primer fármaco que ha demostrado tener algún efecto en la ralentización de la progresión de la enfermedad. Por otro lado, los efectos aparentes son leves y los riesgos no son desdeñables.</p>
<p>En el ensayo global participaron unas 1.800 personas con alzhéimer en fase inicial. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a recibir lecanemab o placebo por vía intravenosa cada dos semanas. El estudio fue “doble ciego”, es decir, hasta el final del ensayo ni los participantes ni los investigadores sabían quién recibía el fármaco experimental y quién el placebo. </p>
<p>A lo largo del estudio, se siguió la evolución de la enfermedad de los participantes mediante la escala de calificación de la demencia clínica, que puntúa al paciente en función de su cognición y su capacidad para vivir de forma independiente. También se analizaron los cerebros de los participantes en busca de las dos proteínas comúnmente asociadas a la enfermedad de Alzheimer: amiloide y tau. </p>
<p>Las puntuaciones en ambos grupos empeoraron durante los 18 meses del estudio, pero el ritmo de deterioro fue más lento en los que recibieron el lecanemab. Además, la magnitud de la ralentización, aunque estadísticamente significativa (no es probable que se deba al azar), fue pequeña: una reducción de 0,45 en una escala de 18 puntos. </p>
<p>A algunos expertos les preocupa que este efecto no sea clínicamente significativo. En una <a href="https://www.sciencemediacentre.org/expert-reaction-to-phase-3-trial-results-of-lecanemab-for-early-alzheimers-disease/">declaración al Science Media Centre</a>, Rob Howard, profesor de psiquiatría de la tercera edad en el UCL, dijo que “ninguno de los resultados comunicados, incluido el resultado primario, alcanzó niveles de mejora aceptados para constituir un efecto del tratamiento clínicamente significativo”.</p>
<p>El éxito de lecanemab también se midió por la cantidad de proteínas amiloides y tau en los pacientes que recibieron el fármaco experimental en comparación con los que recibieron la infusión de placebo. Los resultados mostraron una reducción de estas proteínas en los que recibieron lecanemab. </p>
<p>De hecho, los niveles de amiloide cerebral se redujeron por debajo del umbral necesario para un diagnóstico positivo de alzhéimer. Sin embargo, los marcadores de muerte de las células cerebrales no se vieron afectados, lo que indica que el amiloide en la enfermedad de alzhéimer es solo un mecanismo en un complicado panorama de la enfermedad.</p>
<h2>Efectos secundarios</h2>
<p>Aproximadamente uno de cada cuatro participantes (26,6%) del grupo de lecanemab experimentó una inflamación cerebral o una hemorragia en el cerebro (que puede ser leve o importante). STAT, un sitio web de noticias médicas, <a href="https://www.statnews.com/2022/10/28/patient-death-lecanemab-alzheimers-trial/">informó de que un hombre murió de una hemorragia cerebral</a> después de recibir lecanemab, citando una posible interacción con su medicación anticoagulante. </p>
<p>Poco después, la <a href="https://www.science.org/content/article/second-death-linked-potential-antibody-treatment-alzheimer-s-disease">revista Science</a> informó de una segunda muerte de un paciente del ensayo, también tras recibir el tratamiento para un derrame cerebral. Sin embargo, el desarrollador del fármaco, Eisa, declaró a Science: “Toda la información de seguridad disponible indica que el tratamiento con lecanemab no se asocia a un mayor riesgo de muerte en general ni por ninguna causa específica”.</p>
<p>No obstante, dada la posibilidad de que los pacientes tomen el fármaco durante el resto de su vida, es necesario investigar más sobre la seguridad y las interacciones con los medicamentos existentes. </p>
<p>También es importante averiguar cuánto duran las mejoras en la cognición y si el fármaco sigue ralentizando el ritmo de deterioro o si los resultados se estabilizan, o incluso disminuyen. </p>
<p>Cabe señalar que sólo los pacientes en los que se detectó un nivel suficiente de amiloide en el cerebro o en el líquido cefalorraquídeo –lo que requiere un escáner cerebral PET o una punción lumbar invasiva– pudieron participar en este ensayo de fase 3. En el Reino Unido, el alzhéimer se diagnostica actualmente mediante una entrevista con un médico. La doctora Susan Kohlhaas, directora de investigación del alzhéimer en el Reino Unido, afirma que el <a href="https://www.sciencemediacentre.org/expert-reaction-to-phase-3-trial-results-of-lecanemab-for-early-alzheimers-disease/">sistema sanitario público no está preparado para una nueva era de tratamiento de la demencia</a>. </p>
<blockquote>
<p>Calculamos que, a menos que se produzcan cambios drásticos en la forma de acceder a las pruebas diagnósticas especializadas para la enfermedad de Alzheimer, sólo el 2% de las personas con derecho a recibir medicamentos como el lecanemab podrán acceder a ellos. </p>
</blockquote>
<p>Reestructurar los servicios de demencia del sistema sanitario británico para ofrecer escáneres PET o punciones lumbares de forma rutinaria y oportuna sería un proceso costoso y largo.</p>
<p>Basándose en los resultados anteriores, Eisai solicitó al organismo regulador de medicamentos de EE.UU. (la Administración de Alimentos y Medicamentos) la aprobación acelerada de su medicamento. Se espera una decisión para el 6 de enero de 2023. Si el regulador concede la aprobación de urgencia, estos últimos resultados probablemente apoyarán una solicitud de aprobación completa.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195895/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Un nuevo estudio demuestra que el lecanemab retrasa la progresión de la enfermedad en su fase inicial. Pero los efectos secundarios son relevantes.Ritchie Williamson, Director of Research, Associate Professor in Therapeutics, University of BradfordStuart Dickens, Post Doctoral Research Assistant, University of BradfordLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1936042022-11-04T12:51:38Z2022-11-04T12:51:38ZLas pesadillas pueden ser un buen indicador de una futura demencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/492967/original/file-20221102-49280-62x1oe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4083%2C2146&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/dramatic-depressed-older-man-agony-60-1982049875">Shutterstock / Bricolage</a></span></figcaption></figure><p>Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Y una cuarta parte del tiempo que dormimos la pasamos soñando. Así que, para alguien que tenga una esperanza de vida de unos <a href="https://www.who.int/data/gho/data/themes/mortality-and-global-health-estimates/ghe-life-expectancy-and-healthy-life-expectancy">73 años</a>, eso supone algo más de seis años de sueño. </p>
<p>Sin embargo, teniendo en cuenta el papel central que desempeña el sueño en nuestras vidas, todavía sabemos muy poco sobre por qué soñamos, cómo crea el cerebro los sueños y, lo que es más importante, qué importancia pueden tener nuestros sueños para nuestra salud. Especialmente la salud de nuestro cerebro.</p>
<p>Mi último estudio, publicado en la revista <a href="https://www.thelancet.com/journals/eclinm/article/PIIS2589-5370(22)00370-4/fulltext">eClinicalMedicine</a> de <em>The Lancet</em>, muestra que los sueños pueden revelar una cantidad sorprendente de información sobre la salud de nuestro cerebro. Más concretamente, sugiere que tener malos sueños y pesadillas frecuentes (malos sueños que te hacen despertar) durante la mediana o avanzada edad, puede estar relacionado con un mayor riesgo de desarrollar <a href="https://www.nhs.uk/conditions/dementia/symptoms/">demencia</a>.</p>
<p>En el estudio, analicé los datos de tres grandes estudios estadounidenses sobre salud y envejecimiento. En ellos participaron más de 600 personas de entre 35 y 64 años, y 2 600 personas de 79 años o más. </p>
<p>Todos los participantes estaban libres de demencia al inicio del estudio y se les realizó seguimiento durante una media de nueve años para el grupo de mediana edad y cinco años para los participantes de mayor edad.</p>
<h2>Pesadillas semanales</h2>
<p>Al principio del estudio (2002-2012), los participantes completaron una serie de cuestionarios, incluido uno que preguntaba sobre la frecuencia con la que experimentaban malos sueños y pesadillas.</p>
<p>Analicé los datos para averiguar si los participantes con una mayor frecuencia de pesadillas al principio del estudio tenían más probabilidades de experimentar un deterioro cognitivo (un rápido declive de la memoria y las habilidades de pensamiento con el paso del tiempo) y ser diagnosticados con demencia.</p>
<p>Descubrí que los participantes de mediana edad que experimentaban pesadillas cada semana tenían cuatro veces más probabilidades de experimentar deterioro cognitivo (<a href="https://alz-journals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/alz.12704">un precursor de la demencia)</a> durante la década siguiente. Por su parte, los participantes de mayor edad tenían el doble de probabilidades de ser diagnosticados con demencia.</p>
<p>Curiosamente, la conexión entre las pesadillas y la futura demencia era mucho más fuerte para los hombres que para las mujeres. Por ejemplo, los hombres mayores que tenían pesadillas todas las semanas tenían cinco veces más probabilidades de desarrollar demencia en comparación con los hombres mayores que no tenían pesadillas. En las mujeres, sin embargo, el aumento del riesgo era sólo del 41 %. En el grupo de mediana edad se encontró un patrón muy similar.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Adulto mayor con demencia" src="https://images.theconversation.com/files/485843/original/file-20220921-27-5x8mr9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485843/original/file-20220921-27-5x8mr9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485843/original/file-20220921-27-5x8mr9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485843/original/file-20220921-27-5x8mr9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485843/original/file-20220921-27-5x8mr9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485843/original/file-20220921-27-5x8mr9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485843/original/file-20220921-27-5x8mr9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">El vínculo entre las pesadillas y la demencia posterior era mucho más fuerte en los hombres que en las mujeres.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/retired-couple-holding-hands-looking-each-1272275779">LightField Studios/Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Síntoma o causa de demencia?</h2>
<p>En general, estos resultados sugieren que las pesadillas frecuentes pueden ser uno de los primeros signos de demencia, que pueden preceder al desarrollo de problemas de memoria y habilidades de pensamiento durante varios años o incluso décadas, especialmente en los hombres. Por otra parte, no es descabellado sospechar que tener malos sueños y pesadillas con regularidad sea incluso una causa de demencia.</p>
<p>Dada la naturaleza de este estudio, no es posible asegurar cuál de estas teorías es la correcta (aunque sospecho que es la primera). Sin embargo, independientemente de la teoría que resulte ser cierta, la principal implicación del estudio sigue siendo la misma, es decir, que tener malos sueños y pesadillas con regularidad durante la edad media y avanzada puede guardar algún tipo de relación con un mayor riesgo de desarrollar demencia al envejecer. </p>
<h2>Las pesadillas recurrentes se pueden tratar</h2>
<p>La buena noticia es que las pesadillas recurrentes son <a href="https://jcsm.aasm.org/doi/10.5664/jcsm.7178">tratables</a>. Y ya se ha demostrado que el tratamiento médico de primera línea para las pesadillas disminuye la acumulación de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0197458012004666?via%3Dihub">proteínas anormales</a> relacionadas con <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Alzheimer%27s_disease">la enfermedad de Alzheimer</a>. También ha habido <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyt.2022.803220/full">informes de casos</a> que muestran mejoras en la memoria y las habilidades de pensamiento después de tratar las pesadillas.</p>
<p>Estos hallazgos sugieren que el tratamiento de las pesadillas podría ayudar a ralentizar el deterioro cognitivo y prevenir el desarrollo de la demencia en algunas personas. Esta será una vía importante a explorar en futuras investigaciones.</p>
<p>Los próximos pasos de mi investigación incluirán el estudio de si las pesadillas en los jóvenes también pueden estar relacionadas con un mayor riesgo de demencia. Esto podría ayudar a determinar si las pesadillas son la causa de la demencia o si simplemente son un signo temprano en algunas personas. </p>
<p>También tengo previsto investigar si otras características de los sueños, como la frecuencia con la que los recordamos y su intensidad, pueden ayudar a determinar la probabilidad de que las personas desarrollen demencia en el futuro.</p>
<p>Esta investigación no sólo podría ayudar a esclarecer la relación entre la demencia y el sueño, y proporcionar nuevas oportunidades para diagnósticos más tempranos –y posiblemente <a href="https://www.thelancet.com/article/S0140-6736(20)30367-6/fulltext">intervenciones más tempranas</a>–. También podría arrojar nueva luz sobre la naturaleza y función del misterioso fenómeno que llamamos <a href="https://health.clevelandclinic.org/why-do-we-dream/">sueño</a>.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/193604/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Abidemi Otaiku no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un nuevo estudio revela que las personas de mediana edad que tienen pesadillas todas las semanas tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir deterioro cognitivo.Abidemi Otaiku, NIHR Academic Clinical Fellow in Neurology, University of BirminghamLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1932852022-11-03T17:41:25Z2022-11-03T17:41:25ZEl reto de ‘fotografiar’ la huella eléctrica que deja el alzhéimer para encontrar sus puntos débiles<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/492972/original/file-20221102-26750-28m64u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C4%2C3264%2C2449&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/brain-wave-on-electroencephalogram-eeg-epilepsy-286773161">Shutterstock / xpixel</a></span></figcaption></figure><p>¿Se imagina un universo concentrado en un objeto de algo más de un kilo? Lo tiene más cerca de lo que imagina. Me refiero a su cerebro, el sistema biológico más complejo que se conoce. Y por tanto, el más difícil de analizar y comprender. </p>
<p>El cerebro está formado por unos <a href="https://www.cell.com/trends/neurosciences/fulltext/S0166-2236(13)00039-8">20 000 millones de neuronas que están continuamente intercambiando información entre sí</a>. Un puzle muy complicado en el que cada pieza es importante. Un puzle optimizado gracias a millones de años de evolución y del que apenas entendemos una mínima parte.</p>
<p>Esta extrema complejidad es un regalo único, pues habilita <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0896627321000453">funciones cognitivas superiores</a>. Sin embargo, también supone un enorme desafío para los que nos dedicamos a estudiar esta máquina tan compleja, que a veces falla. </p>
<h2>Imágenes y fórmulas</h2>
<p>Existen multitud de enfermedades que alteran el funcionamiento de nuestro cerebro, pero todavía ignoramos las causas de muchas de esas alteraciones. Por suerte, existe una gran comunidad de científicos tratando de cambiar esto. Necesitamos entender esas dolencias para poder combatirlas de una manera efectiva. ¿Podemos medir de alguna manera el daño que provocan? O, dicho de otro modo, ¿podemos descifrar la huella fisiopatológica que producen?</p>
<p>Para responder estas preguntas, la ciencia hace uso de dos herramientas. Por un lado, las técnicas de imagen cerebral, <a href="https://theconversation.com/asi-ayudan-las-matematicas-a-entender-las-enfermedades-mentales-166989">como la electroencefalografía o la magnetoencefalografía,</a> que nos permiten registrar las señales eléctricas que genera nuestro cerebro. Y, por el otro, los métodos matemáticos, que nos dan un marco inmejorable para exprimir toda la información que contienen estas señales. </p>
<p>Tales métodos abarcan desde técnicas relativamente sencillas, como medir la velocidad promedio de las ondas cerebrales, hasta las técnicas más modernas y avanzadas de inteligencia artificial. Si de construir una casa se tratase, las señales cerebrales serían los ladrillos y las matemáticas el cemento que los une.</p>
<p>Empleamos estos procedimientos matemáticos para estudiar la actividad cerebral buscando ciertos patrones <em>de interés</em>. Es decir, cualquier alteración que se haya producido en el cerebro por causa, directa o indirecta, de una enfermedad.</p>
<h2>Objetivo: entender el alzhéimer</h2>
<p>Ahora vamos a centrarnos en la demencia por enfermedad de Alzheimer, que afecta a <a href="https://www.who.int/es/news/item/02-09-2021-world-failing-to-address-dementia-challenge">55 millones de personas en el mundo</a>. Además, su aumento exponencial está provocando <a href="https://alz-journals.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1002/alz.12638">grandes problemas</a> a nivel social, médico y económico en los últimos años.</p>
<p>Entender el alzhéimer, descubrir su huella, nos da una gran ventaja táctica en nuestra lucha contra ella. Antes de enfrentarnos a un enemigo poderoso, tenemos que conocerlo bien.</p>
<p>En primer lugar, conocer la firma que deja en el cerebro puede ayudar a los médicos a realizar un diagnóstico más temprano. Para ello se han propuesto numerosos marcadores: <a href="https://alz-journals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/alz.12311">señales cerebrales más lentas, menos complejas e irregulares o la desconexión progresiva entre las distintas áreas cerebrales</a>. En este sentido, se están consiguiendo grandes avances, pues se ha logrado diagnosticar la dolencia con una <a href="https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1741-2552/ac05d8">elevada precisión</a> únicamente a través de ese tipo de señales.</p>
<h2>Terapias que funcionan</h2>
<p>Analizar tales marcas también nos puede ayudar con otro de los grandes problemas de la lucha contra la demencia: la <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1179573520907397">ausencia de tratamientos efectivos</a>. Los resultados de las <a href="https://theconversation.com/las-seis-razones-por-las-que-cuesta-tanto-encontrar-una-cura-para-el-alzheimer-183405">pocas terapias</a> que existen dependen en gran medida de la respuesta de cada paciente: mientras que algunos presentan grandes mejorías, otros apenas se ven afectados. </p>
<p>En este sentido, podemos encontrar patrones en las señales cerebrales que nos ayuden a predecir y cuantificar el resultado de las intervenciones. Así, hemos podido observar que <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnagi.2021.696174/full">un tratamiento no farmacológico</a> que se aplica en un centro asociado al hospital Hokuto (Japón) funciona mejor cuando los pacientes presentan menor alteración cerebral, al margen de los síntomas. </p>
<p>Esta terapia se basa en el <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00207454.2018.1551894">entrenamiento físico</a> y <a href="https://www.jamda.com/article/S1525-8610(14)00258-8/fulltext">cognitivo</a>, el fomento de la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1064748112600396">sociabilidad</a> y la realización de actividades transversales como la <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1533317519883498">horticultura</a>. </p>
<p>La probabilidad de éxito de <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1179573520907397">otro tratamiento similar</a>, aplicado en el hospital Kumagaya General (también en Japón), presentó igualmente una relación directa con las alteraciones en ciertas regiones del cerebro. </p>
<h2>Evaluaciones más certeras</h2>
<p>Otro campo en el que nos pueden ser de utilidad las señales cerebrales es el de la evaluación cognitiva del paciente. Actualmente se utilizan cuestionarios para medir distintas capacidades, como el aprendizaje, la memoria o las funciones ejecutivas, como se denominan los procesos cognitivos dirigidos a alcanzar una meta. Sin embargo, estas pruebas tienen unas <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13854046.2018.1552762">desventajas notables</a>, ya que sus resultados pueden variar en función del profesional que las aplica, del estado de ánimo del sujeto o, incluso, de posibles sesgos culturales.</p>
<p>Hasta ahora hemos podido comprobar que la cantidad de actividad cerebral de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0167876012003480">tipo <em>alfa</em></a>, una clase de onda que aparece en estados de relajación y es fácilmente identificable, está relacionada con la <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-022-07202-7">capacidad de aprendizaje y memoria</a>. Además, también se ha demostrado que la <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-022-07202-7">función ejecutiva</a> parece estar vinculada con la complejidad de las señales cerebrales. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=234&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/492699/original/file-20221101-25-3ieh05.PNG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=294&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Onda cerebral del tipo alfa (de 1,2 segundos de duración).</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Asociar parámetros extraídos de las señales cerebrales a las distintas funciones cognitivas ayudaría a reducir la subjetividad de los cuestionarios. Además, también permitiría medir estas capacidades en personas con problemas de comunicación y que, por tanto, no pueden realizar las pruebas que se utilizan ahora.</p>
<p>Estamos avanzando hacia una <a href="https://theconversation.com/medicina-de-precision-el-futuro-ya-esta-aqui-185969">medicina personalizada</a>. El objetivo es que mediante el análisis de la actividad cerebral podamos mapear las regiones en las que cada paciente presenta mayores alteraciones. De esta manera, podremos diseñar tratamientos diana, enfocados a abordar esas disfunciones específicas. Y, por qué no, lograr que un diagnóstico de demencia pase de ser un callejón sin salida a un camino de esperanza.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/193285/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Rodríguez González recibe fondos de la Universidad de Valladolid. </span></em></p>Analizar con ayuda de las matemáticas las señales que emite un cerebro afectado por el alzhéimer permite adelantar el diagnóstico, mejorar los tratamientos y afinar en las evaluaciones cognitivas.Víctor Rodríguez González, Predoctoral researcher, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1909982022-09-20T11:20:23Z2022-09-20T11:20:23ZHay motivos para sospechar que el alzhéimer podría ser una enfermedad autoinmune<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/485583/original/file-20220920-14-8iebyn.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=28%2C14%2C4775%2C3183&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Una nueva teoría de la enfermedad de Alzheimer reevalúa el papel del beta-amiloide en el cerebro.</span> <span class="attribution"><span class="source"> (AP Photo/Evan Vucci)</span></span></figcaption></figure><p>Encontrar una cura para la enfermedad de alzhéimer se está convirtiendo en un desafío cada vez más competitivo y polémico, y en los últimos años se han producido varias controversias importantes. </p>
<p>Sin ir más lejos, en julio de 2022, la <a href="https://www.science.org/content/article/potential-fabrication-research-images-threatens-key-theory-alzheimers-disease">revista <em>Science</em></a> informó de que un <a href="https://doi.org/doi:10.1038/nature04533">trabajo de investigación clave de 2006</a> que identificaba un subtipo de proteína cerebral llamada beta-amiloide como la causa del alzhéimer podría haberse basado en datos inventados. </p>
<p>Un año antes, en junio de 2021, la <a href="https://www.fda.gov/drugs/postmarket-drug-safety-information-patients-and-providers/aducanumab-marketed-aduhelm-information">Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU.</a> había aprobado un anticuerpo dirigido al beta-amiloide llamado aducanumab como tratamiento para el alzhéimer, a pesar de que los datos que apoyaban su uso eran incompletos y contradictorios. </p>
<p>Si hay millones de personas que necesitan un tratamiento eficaz, ¿como es que los investigadores siguen dando tumbos? ¿Por qué no han dado aún con una cura para la que es posiblemente una de las enfermedades más importantes a las que se enfrenta la humanidad?</p>
<h2>Escapar de la rutina del beta-amiloide</h2>
<p>Durante años, los tratamientos para el alzhéimer se han centrado <a href="https://doi.org/10.1016/j.ijbiomac.2020.11.192">en evitar la formación de cúmulos de esa misteriosa proteína que daña el cerebro</a> llamada beta-amiloide. De hecho, podría decirse que los científicos nos hemos metido en un pequeño bache intelectual al concentrarnos casi exclusivamente en este enfoque, a menudo descuidando o incluso ignorando otras posibles explicaciones. </p>
<figure class="align-right ">
<img alt="Ilustración que muestra racimos rojos de placas amiloides en el tejido cerebral" src="https://images.theconversation.com/files/485322/original/file-20220919-18-h2kl9f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485322/original/file-20220919-18-h2kl9f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485322/original/file-20220919-18-h2kl9f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485322/original/file-20220919-18-h2kl9f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485322/original/file-20220919-18-h2kl9f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485322/original/file-20220919-18-h2kl9f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485322/original/file-20220919-18-h2kl9f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El estudio de los beta-amiloides como proteínas anormales que causan la enfermedad de Alzheimer no se ha traducido en un fármaco o terapia útil.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span>
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<p>Lamentablemente, esta dedicación al estudio de los cúmulos de proteínas anormales no se ha traducido en un fármaco o terapia útil. La necesidad de una nueva forma de pensar sobre el alzhéimer “fuera de los cúmulos” se está convirtiendo en una de las principales prioridades de la ciencia del cerebro. </p>
<p>Mi laboratorio del Krembil Brain Institute, que forma parte de la University Health Network de Toronto, está ideando una <a href="https://doi.org/10.1002/trc2.12283">nueva teoría de la enfermedad de Alzheimer</a>. Basándonos en nuestros últimos 30 años de investigación, no pensamos en ella como una enfermedad neuronal. Más bien, creemos que el alzhéimer es principalmente <a href="http://dx.doi.org/10.2174/1567205018666211202141650">un trastorno del sistema inmunitario dentro del cerebro</a>.</p>
<p>El sistema inmunitario, que se encuentra en todos los órganos del cuerpo, se compone de células y moléculas que trabajan en armonía para ayudar a reparar lesiones y proteger de invasores extraños. Cuando una persona tropieza y se cae, el sistema inmunitario ayuda a reparar los tejidos dañados. Cuando alguien experimenta una infección viral o bacteriana, el sistema inmunitario ayuda en la lucha contra estos invasores microbianos. </p>
<p>Pues bien, en el cerebro los procesos son exactamente los mismos. Cuando hay un traumatismo craneal, el sistema inmunitario cerebral se pone en marcha para ayudar a reparar. Y sí hay bacterias invasoras, el sistema inmunitario está ahí para combatirlas.</p>
<h2>El alzhéimer como enfermedad autoinmune</h2>
<p>Creemos que la beta-amiloide no es una proteína anómala, sino que es una molécula que se genera con normalidad y que forma parte del sistema inmunitario del cerebro. Cuando se produce un traumatismo cerebral o cuando hay bacterias en el cerebro, la beta-amiloide sería un elemento clave de la respuesta inmunitaria global del cerebro. Y aquí es donde empieza el problema. </p>
<p>Debido a las sorprendentes similitudes entre las moléculas de grasa que componen las membranas de las bacterias y las membranas de las células cerebrales, el beta-amiloide no puede distinguir entre las bacterias invasoras y las células cerebrales anfitrionas. Así que ataca por error a las mismas células cerebrales que se supone que está protegiendo. </p>
<p>Esto conduce a una pérdida crónica y progresiva de la función de las células cerebrales, que finalmente culmina en la demencia.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="Primer plano de una sección de un cerebro humano" src="https://images.theconversation.com/files/484487/original/file-20220914-23-iki2y8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/484487/original/file-20220914-23-iki2y8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/484487/original/file-20220914-23-iki2y8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/484487/original/file-20220914-23-iki2y8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=455&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/484487/original/file-20220914-23-iki2y8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=572&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/484487/original/file-20220914-23-iki2y8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=572&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/484487/original/file-20220914-23-iki2y8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=572&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una sección de un cerebro humano con la enfermedad de Alzheimer expuesta en el Museo de Neuroanatomía de la Universidad de Búfalo, en Búfalo, N.Y.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(AP Photo/David Duprey)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si el origen del problema es un ataque mal dirigido del sistema inmunitario del cerebro contra el mismo órgano que se supone que debe defender, entonces la enfermedad de Alzheimer puede considerarse autoinmune. </p>
<p>Hay muchos tipos de enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, en las que los autoanticuerpos desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la enfermedad, y para las que las terapias basadas en esteroides pueden ser eficaces. Pero estas terapias no funcionarán contra la enfermedad de Alzheimer. Al fin y al cabo, el cerebro es un órgano muy especial, reconocido como <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK234155/#">la estructura más compleja del universo</a>. </p>
<p>Sin embargo, incluso si los fármacos utilizados convencionalmente en el tratamiento de las enfermedades autoinmunes fallan en el cerebro, creemos firmemente que trabajar con otras vías de regulación inmunitaria en el órgano pensante nos conducirá a enfoques de tratamiento nuevos y eficaces frente a la enfermedad.</p>
<h2>Otras teorías de la enfermedad</h2>
<figure class="align-center ">
<img alt="Un dibujo de un cerebro dentro de una bombilla amarilla, sobre un fondo verde." src="https://images.theconversation.com/files/484484/original/file-20220914-398-52lw6u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/484484/original/file-20220914-398-52lw6u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/484484/original/file-20220914-398-52lw6u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/484484/original/file-20220914-398-52lw6u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/484484/original/file-20220914-398-52lw6u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/484484/original/file-20220914-398-52lw6u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/484484/original/file-20220914-398-52lw6u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Es gratificante ver nuevas ideas sobre esta antigua enfermedad.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(Pixabay)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además de esta teoría autoinmune del alzhéimer, están empezando a aparecer muchos otros enfoques. Por ejemplo, algunos científicos defienden que <a href="https://doi.org/10.1016/j.mito.2022.05.001">el alzhéimer es una enfermedad de unas diminutas estructuras celulares llamadas mitocondrias</a>, las centrales energéticas de las células. Las mitocondrias convierten el oxígeno del aire que respiramos y la glucosa de los alimentos que ingerimos en la energía necesaria para recordar y pensar.</p>
<p>Otros sostienen que es el resultado final de una <a href="https://doi.org/10.4103/1673-5374.339476">infección cerebral particular</a>, con <a href="https://doi.org/10.1111/prd.12429">bacterias de la boca como principales sospechosas</a>. También los hay que apuntan a que el origen está en una <a href="https://doi.org/10.3390/biom12050714">manipulación anormal de metales en el cerebro</a>, posiblemente zinc, cobre o hierro.</p>
<p>En cualquier caso, el alzhéimer es una crisis de salud pública que necesita ideas innovadoras y nuevas orientaciones. Es gratificante ver <a href="http://dx.doi.org/10.1136/jnnp-2021-327370">nuevas ideas sobre esta antigua enfermedad</a>. No olvidemos que la demencia afecta actualmente a más de 50 millones de personas en todo el mundo, con un nuevo diagnóstico cada tres segundos. </p>
<p>Por el bienestar de las personas y las familias que viven con la demencia, y por el impacto socioeconómico en nuestro ya estresado sistema sanitario que hace frente a los costes y demandas cada vez mayores de la demencia, necesitamos comprender mejor el alzhéimer, sus causas y lo que podemos hacer para tratarlo y ayudar a las personas y familias que viven con él.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/190998/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Donald Weaver recibe financiación de Canadian Institutes of Health Research y la Krembil Foundation.</span></em></p>Los científicos llevan años concentrados en resolver el problema del alzhéimer combatiendo los cúmulos de proteína beta-amiloide. Pero ¿y si el alzhéimer fuera, en realidad, un trastorno del sistema inmunitario dentro del cerebro?Donald Weaver, Professor of Chemistry and Director of Krembil Research Institute, University Health Network, University of TorontoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1879432022-08-17T09:03:13Z2022-08-17T09:03:13ZEl consumo de alimentos ultraprocesados aumenta las papeletas de sufrir alzhéimer<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/479411/original/file-20220816-1877-d1lnpm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C36%2C6016%2C3971&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-woman-white-tshirt-choosing-between-1022165185">j.chizhe / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cuando lanzamos una moneda al aire, sabemos que hay un 50 % de probabilidades de que salga cara y otro 50 % de que salga cruz. Esa es la misma sensación que tenemos ante la amenaza de sufrir algunas enfermedades, incluidas las demencias como el <a href="https://www.nia.nih.gov/espanol/hoja-informativa-sobre-enfermedad-alzheimer">alzhéimer</a>. No sabemos si nos tocará a nosotros o no, y estimamos que hay tantas probabilidades de que suceda una cosa como la otra. </p>
<p>Para bien o para mal, ese cálculo en realidad no resulta tan sencillo en lo que respecta al <a href="https://theconversation.com/es/topics/alzheimer-61236">alzhéimer</a>. Los científicos aún <a href="https://theconversation.com/las-seis-razones-por-las-que-cuesta-tanto-encontrar-una-cura-para-el-alzheimer-183405">no entienden completamente qué desencadena la dolencia</a> ni por qué se desarrolla. Es probable que, al igual que ocurre con otros trastornos asociados a trastornos del metabolismo, las causas sean muchas. </p>
<h2>En nuestra mano está prevenirlo</h2>
<p>Los factores que influyen en su desarrollo incluyen cambios en el cerebro relacionados con la edad y condicionantes genéticos, ambientales y de estilo de vida. La importancia de cualquiera de estos condicionantes para aumentar o disminuir el riesgo puede diferir de una persona a otra, pero cuantos más acumulemos, mayores serán las probabilidades de sufrirlo.</p>
<p>Los factores de riesgo asociados al alzhéimer se dividen dos grandes grupos: los no modificables –entre ellos, los genéticos y el envejecimiento– y los modificables. Dado que (por el momento) no podemos hacer nada para cambiar nuestra edad y nuestra genética, los segundos son los más importantes para la prevención de la enfermedad. Y entre ellos, la dieta.</p>
<h2>Una concatenación de desdichas</h2>
<p>En principio, la influencia de lo que comemos se fundamenta en su efecto sobre la obesidad, la diabetes y los trastornos cardiovasculares, que son a su vez <a href="https://jnnp.bmj.com/content/91/11/1201.long">factores de riesgo para el alzhéimer</a>. Es decir, una nutrición deficiente aumenta las probabilidades de sufrir esas enfermedades, y tenerlas –o sus factores de riesgo asociados– incrementan al mismo tiempo las papeletas de nos <em>toque</em> una demencia. Por ese motivo, desde hace muchos años se ha sugerido que <a href="https://www.newscientist.com/article/mg21528805-800-food-for-thought-eat-your-way-to-dementia/">la dieta estaba íntimamente relacionada con el riesgo de sufrir alzhéimer</a>. </p>
<p>Así, diversos estudios observacionales han mostrado que el consumo de grasas saturadas, grasas <em>trans</em> y azúcar está fuertemente asociado con la probabilidad de desarrollar el extendido mal. Por el contrario, los alimentos que protegen de los factores intermedios también nos alejan de esta demencia. </p>
<h2>Menú antioxidante y antiinflamatorio</h2>
<p>Entre ellos, encontramos las verduras y frutas, los frutos secos y el pescado, principalmente por la presencia de sustancias antioxidantes y antiinflamatorias, como las vitaminas C y E, los polifenoles y los ácidos grasos omega-3. </p>
<p>Asimismo, el consumo de aceite de oliva virgen <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19887798/">se ha asociado con mejoras en la memoria visual y la fluidez verbal</a> en pacientes con demencias. De esta forma, podemos <em>trucar</em> la moneda para que caiga más veces por la cara de la protección que por cruz del riesgo.</p>
<p>Grasas saturadas, azúcar o sal suelen ser también <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112021000100177">constituyentes habituales de los alimentos ultraprocesados</a>, por lo que serían candidatos a contribuir a la aparición de esta enfermedad. Es más, empieza a haber abundante evidencia científica que muestra que el consumo de ese tipo de productos contribuiría al desarrollo de las enfermedades que son factores de riesgo para el alzhéimer. </p>
<h2>Primeras evidencias empíricas</h2>
<p>Sin embargo, hasta el pasado mes de julio no existían estudios que evaluaran directamente la relación entre este tipo de alimentos y la aparición de la enfermedad. Ahora tenemos ya dos trabajos observacionales, que emplearon la <a href="https://es.openfoodfacts.org/nova">clasificación NOVA de ultraprocesados</a>, la más reconocida a nivel mundial por la comunidad científica.</p>
<p><a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00394-022-02911-1">El primero de ellos</a>, con datos de 3 632 personas estadounidenses mayores de 60 años, encontró que el 53 % de la ingesta total de energía de su dieta procedía de ultraprocesados. Además, los investigadores observaron que su consumo se asociaba con una peor fluidez verbal, aunque no con otras pruebas cognitivas. </p>
<p><a href="https://n.neurology.org/content/early/2022/07/26/WNL.0000000000200871">El segundo</a> incluyó a 72 083 participantes, de 55 años o más, que no padecían demencia al inicio del estudio. Los investigadores emplearon los datos procedentes del estudio UK Biobank del Reino Unido. El resultado principal muestra que un incremento del 10 % en el consumo de ultraprocesados aumenta el riesgo de todos los tipos de demencia en un 25 %, y el de alzhéimer, en un 14 %. </p>
<h2>A la espera de nuevos (y mejores) estudios</h2>
<p>Este descubrimiento resulta llamativo y está respaldado por una muestra muy extensa. Pese a ello, el estudio tiene algunas debilidades que merecen nuestra atención. Por ejemplo, para evaluar el consumo de ultraprocesados solo se empleó un cuestionario de recuerdo de 24 horas, que fue administrado en 4 ocasiones durante 2 años. Estos cuestionarios recogen los alimentos que cada individuo ha comido el día anterior.</p>
<p>Medir la ingesta dietética es difícil y no existe un único instrumento que sea óptimo para todos los ámbitos. Por eso, se suele aconsejar la combinación de varios. </p>
<p>En particular, el citado recordatorio de 24 horas, debido a su dependencia de la memoria reciente del sujeto de estudio, <a href="https://renc.es/imagenes/auxiliar/files/NUTR.%20COMUN.%20SUPL.%201-2015_Recuerdo%2024%20h.pdf">no está recomendado para ancianos o sujetos menores de 12 años</a>. Así pues, llama poderosamente la atención que se haya empleado como único instrumento en una investigación sobre demencias, teniendo en cuenta que uno de los síntomas clave es, precisamente, la <a href="https://mayoclinic.org/es-es/diseases">dificultad para recordar eventos recientes</a>.</p>
<p>En cualquier caso, y a pesar de sus debilidades, estos dos primeros estudios sobre ultraprocesados y alzhéimer apuntan en la misma dirección: el consumo de esos alimentos estaría relacionado con el empeoramiento de las funciones cognitivas y el desarrollo de la enfermedad. </p>
<p>Habrá que esperar a tener evidencias más sólidas, pero, de confirmarse los resultados, tendríamos en nuestra mano una forma más de hacerle trampas a la moneda para que caiga del lado de la protección. Una forma tan simple, pero al mismo tiempo tan complicada, como es reducir la presencia de alimentos ultraprocesados en nuestra dieta.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/187943/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Javier Sánchez Perona recibe fondos de la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva. Es miembro de Ciencia Con Futuro. </span></em></p>Nuevas investigaciones apuntan a que la ingesta excesiva de este tipo de alimentos incrementa directamente el riesgo de padecer alzhéimer.Javier Sánchez Perona, Científico Titular del CSIC y Profesor Asociado de la Universidad Pablo de Olavide, Instituto de la Grasa (IG - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1800472022-04-22T10:21:48Z2022-04-22T10:21:48ZRecomendaciones para prevenir el alzhéimer y otras demencias<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/459163/original/file-20220421-26-7546ie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=30%2C20%2C6679%2C4446&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/caring-female-nurse-medical-facemask-touch-1879849240">Shutterstock / fizkes</a></span></figcaption></figure><p>Existen más de 100 causas conocidas de demencia, una condición general (no enfermedad específica) caracterizada por un deterioro significativo en las funciones mentales que limita la autonomía de la persona. La más común de todas es el alzhéimer (50-70 % de los casos), una enfermedad neurodegenerativa de origen desconocido e incurable hasta el momento. </p>
<p>En esencia, la enfermedad de Alzheimer implica la acumulación anormal de una serie de proteínas (tau y β-amiloide) en el cerebro. El proceso se inicia, de forma silenciosa, hasta varias décadas antes del diagnóstico. </p>
<p>Aunque a menudo existe la falsa creencia de que se trata de una enfermedad hereditaria con origen genético, se estima que solo un porcentaje muy pequeño de casos (inferior al 1 % aproximádamente) puede explicarse por una mutación específica en ciertos genes (PSEN1, PSNE2 y APP). </p>
<p>Por tanto, la mayoría de los casos de alzhéimer son esporádicos, en los cuales <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27302240/">las hipótesis epigenéticas</a> cobran cada vez más fuerza. Así, los factores ambientales (exposición a tóxicos, dieta o estrés) pueden inducir cambios silentes y graduales en la actividad de nuestros genes, desencadenando finalmente la aparición de la demencia. </p>
<h2>¿Se puede prevenir el alzhéimer?</h2>
<p>Hasta finales del siglo XX, hablar de prevención en las demencias era un planteamiento casi utópico. Pero el panorama ha cambiado bastante en los últimos años, sobre todo después de que la demencia se haya reducido en algunos países desarrollados. Es más, diversas instituciones sanitarias de prestigio (OMS, <a href="https://www.thelancet.com/commissions/dementia2020">Comisión Lancet</a> y otras) consideran que la demencia se puede prevenir. Esto abre nuevas puertas hacia intervenciones basadas en la modificación de los factores de riesgo que dispongan de una evidencia contrastada. </p>
<p>Así, el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31327392/">manifiesto de Berlín (2019)</a> sugiere que más de un tercio de las demencias pueden prevenirse si se evitan los infartos cerebrales. </p>
<p>Por su parte, el profesor Gill Livingston, del University College de Londres, y sus colaboradores sintetizan en doce los <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30367-6/fulltext">factores de riesgo modificables de la demencia</a>, con unos porcentajes específicos de reducción si el factor es eliminado:</p>
<ol>
<li><p>En la vida temprana pesa sobre todo la educación (7 %). </p></li>
<li><p>En la vida adulta, la pérdida auditiva (8 %), el traumatismo cerebral (3 %), la hipertensión (2 %), el consumo excesivo de alcohol (1 %) y la obesidad (1 %). </p></li>
<li><p>Y a medida que sumamos años –en la edad adulta tardía– cobran fuerza factores como fumar (5 %), sufrir depresión (4 %), el aislamiento social (4 %), la inactividad física (2 %), respirar aire contaminado (2 %) y padecer diabetes (1 %). </p></li>
</ol>
<h2>¿Podemos cuidar el cerebro?</h2>
<p>Los cambios en la organización sociolaboral generados por la revolución industrial y tecnológica han hecho que gran parte de la humanidad se aglutine en las grandes urbes. Esto ha introducido cambios significativos en nuestros hábitos de vida. El incremento del estrés, una alimentación inadecuada y el sedentarismo son algunos ejemplos. </p>
<p>A lo largo de la historia, nuestros hábitos han generado modificaciones, lentas y progresivas en nuestros sistemas biológicos, incluyendo el cerebro. No olvidemos que la neuroplasticidad (capacidad de adaptación y reorganización de las redes neuronales) es una propiedad intrínseca del mismo. </p>
<p>Así, hoy podemos afirmar que ciertos hábitos pueden mejorar la salud cerebral, preservando su funcionamiento óptimo durante más tiempo y limitando la aparición de procesos neuropatológicos. </p>
<p>Algunos de los más relevantes son: tener una <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8253566/">dieta saludable y equilibrada como la mediterránea</a>, realizar actividad física de forma regular y moderada, mantener la mente activa, potenciar relaciones sociales de calidad, dormir adecuadamente (al menos 6 horas), eliminar el consumo de tabaco y alcohol, reducir el estrés y promover el bienestar emocional. </p>
<h2>¿Cómo impactan los hábitos saludables en el cerebro?</h2>
<p>A efectos prácticos podemos diferenciar dos mecanismos de interés: <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29592885/">resistencia y resiliencia</a>.</p>
<p>El término resistencia engloba aquello que ayuda a preservar nuestro cerebro más sano, retrasando la aparición de cambios neurobiológicos nocivos. Por ejemplo, ciertos hábitos saludables (dieta, sueño) pueden contribuir a reducir la deposición de proteínas anormales o su eliminación. </p>
<p>En cuanto a la resiliencia, se trata de un mecanismo vinculado a la capacidad del cerebro para hacer frente a las lesiones y compensar el daño. </p>
<p>Un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12965975/">estudio clásico realizado en una cohorte de 678 monjas de Notre Dame</a> evidenció que algunos factores (educación, densidad de los relatos lingüísticos) ayudaban a paliar el efecto de la neuropatología en el cerebro. Es interesante destacar que aproximadamente el 33 % de las religiosas estudiadas (con edades que iban de 75 a 107 años) cumplían con los criterios neuropatológicos del alzhéimer, pero los síntomas eran inapreciables. Estudios recientes, con datos neuropatológicos de diferentes poblaciones, indican que este porcentaje podría ser aún mayor.</p>
<h2>La reserva cognitiva</h2>
<p>¿Por qué? ¿Qué hace que unas personas desarrollen síntomas de alzhéimer y otras no? Parece claro que no solo importa la cantidad de daño biológico que puede asumir el cerebro (ruptura de conexiones entre neuronas), cuyo umbral es variable entre las personas. </p>
<p>Más allá de esto, la manifestaciones de la demencia tienen que ver con la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/11939702/">reserva cognitiva</a>, un término acuñado por el profesor Stern (Universidad de Columbia) a principios de siglo. </p>
<p>Este concepto alude a una combinación de capacidades, ya sean innatas o adquiridas con la experiencia (educación, ocupación, etc.), que permiten al cerebro afrontar el daño cerebral de forma activa. Así, el cerebro puede desarrollar una cierta capacidad para sobreponerse a situaciones no favorables, es decir, tener mayor resiliencia, activando redes cerebrales alternativas (compensación) o estrategias cognitivas que ayuden a preservar mejor el funcionamiento del individuo. </p>
<p>Esto podría explicar que las hermanas de Notre Dame con mayor nivel de actividad intelectual, a pesar de tener niveles de neuropatología compatibles con el alzhéimer, no presentaran los síntomas característicos de la enfermedad.</p>
<h2>Concienciación y hábitos saludables</h2>
<p>A modo de conclusión, los datos apuntan que los casos de demencia están disminuyendo en algunos países desarrollados. Posiblemente, esta disminución puede ser atribuida a la influencia de diversos factores. El control de los factores de riesgo vasculares –hipertensión y colesterol–, las mejoras en las condiciones socioeconómicas –educación, nutrición– y hábitos de vida saludables –reducir inflamación–, pueden ser algunas razones plausibles, aunque no están del todo claras. </p>
<p>Desde un enfoque orientado a la salud pública, es deseable concienciar a la población sobre los factores de riesgo modificables y promover hábitos de vida saludables. </p>
<p>Haciendo bueno el dicho “aquello que es bueno para el corazón también lo es para el cerebro”, el alzhéimer y otras demencias se han relacionado con <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35025095/">diferentes condiciones o patologías que afectan a nuestro organismo e inciden, asimismo, en el cerebro</a>.</p>
<p>No existe un camino preciso para prevenir la demencia, pero no cabe duda de que algunos cambios en nuestra vida cotidiana pueden ayudar. La ponderación de mecanismos neurobiológicos específicos, asociados a cada factor (riesgo y protección) y subtipo de demencia, supone un reto para el futuro.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/180047/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Israel Contador ha participado como investigador en diferentes proyectos financiados por entidades públicas, Ministerio Ciencia e Innovación y Junta de Castilla y Léon, para el desarrollo de proyectos relacionados con el estudio de la demencia. </span></em></p>Aunque a menudo existe la falsa creencia de que el alzhéimer es una enfermedad hereditaria con origen genético, se estima que solo es así en un porcentaje muy pequeño de casos.Israel Contador, Profesor titular en el área de Psicobiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1725642021-12-12T18:33:40Z2021-12-12T18:33:40Z¿En qué se diferencia la demencia del alzhéimer?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/436942/original/file-20211210-25-1lnmhy2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C5184%2C2919&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/old-woman-dementia-among-society-alzheimer-726902734">Shutterstock / Juan Ci</a></span></figcaption></figure><p>A menudo nos preguntamos si cuando una persona mayor empieza a tener pérdidas de memoria tiene demencia senil u otra enfermedad. La respuesta es que probablemente padezca una enfermedad, ya que la demencia no es una enfermedad específica, sino un término que engloba varias enfermedades.</p>
<h2>¿Qué es la demencia?</h2>
<p>La demencia no es condición <em>sine qua non</em> en las personas de edad avanzada, aunque los problemas de memoria son comunes durante el envejecimiento. Estos problemas para retener información y crear nuevos recuerdos son, generalmente, progresivos y se acentúan con la edad. Aunque la pérdida de memoria sea el principal síntoma de demencia, pueden existir otras causas que lo provoquen.</p>
<p>La demencia es un declive en la habilidad mental que interfiere de forma severa en la calidad de vida. Afecta a la capacidad de raciocinio y de comunicarse y conlleva una pérdida de memoria.</p>
<p>Empleamos con frecuencia el término demencia senil para referirnos a ese estado de falta de juicio y pérdida de memoria que se da frecuentemente en personas de edad avanzada. Sin embargo, el deterioro de las funciones mentales no es una consecuencia normal del envejecimiento, sino una patología estrechamente asociada a él.</p>
<h2>La vejez no siempre es sinónimo de demencia</h2>
<p>Un buen número de personas de más de 65 años son “resistentes” al desarrollo de enfermedades relacionadas con el fallo cognitivo. Se <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7394313/">estima</a> que entre un 10 y un 15 % de personas de edad avanzada no desarrolla ningún tipo de demencia, ni síntomas, ni siquiera patología cerebral.</p>
<p>Además, un 30 % de las personas de edad avanzada presenta “resiliencia” a estas enfermedades. Es decir, pueden <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8086309/">desarrollar algunas de las patologías cerebrales</a> relacionadas con enfermedades neurodegenerativas pero no muestran los síntomas característicos asociados a la demencia.</p>
<p>Estas personas podrían <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34685563/">envejecer de forma exitosa</a> debido a la adopción de hábitos de vida saludables. Por ejemplo, la dieta mediterránea, la realización de ejercicio físico y las actividades sociales podrían estar relacionadas con una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31293412/">predisposición más favorable o mayor reserva cognitiva</a>.</p>
<p>Dentro de la demencia se agrupan varias enfermedades como la enfermedad de Alzheimer, la demencia vascular (producida después de un accidente cerebrovascular), la enfermedad de Parkinson, demencia con cuerpos de Lewy, demencia frontotemporal, la enfermedad de Huntington y las enfermedades por priones, entre otras. </p>
<p>La demencia también puede ser un signo de otras enfermedades como los traumatismos craneoencefálicos o trastornos de tipo metabólico, problemas inmunitarios, deficiencias nutricionales o incluso tumores cerebrales.</p>
<h2>¿Demencia o alzhéimer?</h2>
<p>De todas las demencias asociadas al envejecimiento, la enfermedad de Alzheimer supone entre un 60 y un 80 por ciento de los casos. Es, por tanto, la mayoritaria. Se caracteriza, como otras demencias, por una pérdida progresiva en la capacidad intelectual, de memoria y aprendizaje. </p>
<p>Esta enfermedad fue descrita por primera vez por el psiquiatra alemán Alois Alzheimer en 1906 en una comunicación titulada <em>Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral</em>. En ella, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8095522/">describía</a> la enfermedad de una de sus pacientes, Aguste Deter, que presentaba una forma rara de demencia, con pérdida de memoria, desorientación y alucinaciones.</p>
<p>Entre los cambios cognitivos también <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34823241/">aparecen problemas</a> en la comunicación, falta de juicio, desorientación y falta de planificación y organización. Todos ellos afectan a la vida cotidiana de la persona. Junto a la aparición de estos síntomas, pueden aparecer cambios en la personalidad, agitación, depresión y actitud agresiva.</p>
<h2>¿Qué sucede en el cerebro de una persona con alzhéimer?</h2>
<p>Durante el envejecimiento, el cerebro sufre cambios leves que no se consideran patológicos. Entre ellos, se da una pequeña atrofia cerebral por pérdida de algunas neuronas y reducción de la generación de otras nuevas.</p>
<p>También se dan alteraciones en la secreción de hormonas y neurotrasmisores (las moléculas señalizadoras del cerebro) y cambios en la circuitería. Todo ello hace que se pierda sustancia blanca (tejido orgánico, de color blanco, constituido por fibras nerviosas y situado en el interior del cerebro y en la periferia de la médula espinal). Estos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34600936/">cambios</a> sutiles no se consideran una enfermedad, sino parte normal del envejecimiento.</p>
<p>Sin embargo, en los estados de demencia debida a una enfermedad neurodegenerativa, la masa cerebral puede disminuir hasta el 10 % y se comienza a acumular una variedad de proteínas tóxicas para las células de nuestro cerebro. Estas desencadenan finalmente el estado patológico y dan lugar a los síntomas clínicos que se observan en estas enfermedades.</p>
<p>En la enfermedad de Alzheimer se produce una acumulación de la llamada proteína beta amiloide y una fosforilación (adición de un grupo fosfato a cualquier otra molécula) de la llamada proteína tau. </p>
<p>Estos procesos dan lugar a la formación de estructuras tanto fuera como dentro de las neuronas que terminan por matarlas. Son los denominados placas amiloides, en el primer caso, y ovillos neurofibrilares, en el segundo. Estas son las estructuras que se identifican como marcadores fundamentales en el diagnóstico del Alzheimer. </p>
<h2>Repercusión en la memoria de la muerte neuronal</h2>
<p>El análisis anatómico de estos pacientes <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20107219/">muestra</a> una gran reducción de regiones cerebrales asociadas con la memoria y el aprendizaje, como son la corteza y el hipocampo, lo que conlleva esa incapacidad de consolidar nueva información.</p>
<p>La acumulación de proteínas tóxicas en el cerebro es un evento común en muchas otras demencias, como la alfa-sinucleína en el Parkinson, y ocurre con más frecuencia en personas de edad avanzada. </p>
<p>Esta gran concentración de sustancias nocivas para las neuronas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34685563/">provoca una inflamación del cerebro</a> y, en conjunto, un ambiente nocivo para las neuronas que, finalmente, mueren. Por este motivo, las demencias cursan con muerte neuronal, desembocando en fallos cognitivos, normalmente de memoria.</p>
<p>Este es el motivo por el que un gran porcentaje de personas mayores sufren algún tipo de demencia durante el envejecimiento. Pero hay que recordar que se trata de una enfermedad, no de una consecuencia normal del envejecimiento, como podrían ser las arrugas o las canas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172564/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inés Moreno González recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación (PID2019-107090RA-I00 y RYC-2017-21879), National Institutes of Health (R21 AG067311-01), Brain and Behavior Research Foundation (27565 2018 NARSAD), del Programa Operativo FEDER Andalucía 2014-2020 (UMA20-FEDERJA-104) y Universidad de Málaga (B1-2019_06).</span></em></p>A menudo hablamos de demencia para referirnos a la pérdida de memoria en personas mayores. Sin embargo, esta no es una consecuencia normal del envejecimiento, sino una patología asociada a él.Inés Moreno González, Profesora e Investigadora Ramón y Cajal en Enfermedades Neurodegenerativas, CIBERNED, IBIMA, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1637312021-11-30T19:08:34Z2021-11-30T19:08:34Z¿Existe relación entre la Covid-19 y el deterioro cognitivo?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/433889/original/file-20211125-19-abdufz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=27%2C9%2C6154%2C4106&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/depressed-senior-patient-sitting-on-wheelchair-1943749633">Shutterstock / Rido</a></span></figcaption></figure><p>Desde marzo de 2020 vivimos una situación social y sanitaria extraordinaria por la aparición de <a href="https://www.thelancet.com/coronavirus">una infección producida por el virus SARS-CoV-2</a> conocida como covid-19.</p>
<p>Se ha podido comprobar que este virus, a diferencia de otros de la misma
familia, presenta una <a href="https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(21)00648-4/fulltext">elevada velocidad de transmisión</a>. </p>
<p>Una de las muchas consecuencias de esta característica es su gran capacidad infectiva, capaz de dañar nuestros <a href="https://journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1009037">órganos vitales</a>. De hecho, en los casos más graves, puede incluso suponer la <a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html">muerte del individuo</a> infectado. </p>
<p>La gran parte de los estudios sobre el nuevo patógeno señalan que el mayor riesgo de mortalidad en la población infectada está asociado a la presencia de <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/coronavirus/in-depth/coronavirus-who-is-at-risk/art-20483301">patologías previas</a>. Entre estas, se encuentran condiciones como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad o la insuficiencia respiratoria crónica. </p>
<p>Por otro lado, durante los primeros meses de la pandemia se ha podido comprobar que la <a href="https://www.cdc.gov/aging/covid19/covid19-older-adults.html">población de edad avanzada</a> también presenta una mayor vulnerabilidad frente a la infección. El resultado de todo ello es el alcance de unas escalofriantes cifras de mortalidad. </p>
<p>En este sentido, se ha situado la edad de los 81 años con una tasa de mortalidad de <a href="https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/need-extra-precautions/people-with-medical-conditions.html">alrededor del 20 %</a>. Pero la cifra no queda ahí: el porcentaje se ve aumentado de forma bastante significativa ante la presencia, como adelantábamos, de enfermedades crónicas asociadas.</p>
<h2>Envejecimiento, demencia y sus posibles consecuencias</h2>
<p>Las demencias son enfermedades que están directamente relacionadas con el
envejecimiento. Estas aumentan progresivamente dentro de la población mayor
de 65 años, como consecuencia de la mejor calidad de vida en nuestra
sociedad. </p>
<p>Sin duda, estas patologías constituyen un importante reto sanitario, social y económico. De hecho, en España suponen el tercer problema de salud más habitual, tras otros tan comunes como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. </p>
<p>Las patologías degenerativas, entre otros aspectos, se caracterizan principalmente por el deterioro de las funciones mentales de quienes las padecen. Estas terminan afectando directamente tanto a las actividades habituales como a la vida cotidiana de los pacientes. </p>
<p>Por un lado, las alteraciones funcionales producen cambios en <a href="https://www.alz.org/alzheimer-demencia/que-es-la-demencia?lang=es-MX">la memoria</a>. Por otro lado, también originan un deterioro en las habilidades del <a href="https://www.asha.org/public/speech/spanish/la-demencia/">lenguaje</a>. </p>
<p>En conjunto, ambas desembocan en una gran incapacidad para expresar lo que se siente. Además, suponen la imposibilidad de resolución con independencia de los diferentes problemas y obstáculos cotidianos. </p>
<h2>¿Qué puede suponer la demencia en casos de infección por covid-19?</h2>
<p>En este sentido, se sabe que las personas con demencia pueden no reconocer los síntomas iniciales de la covid-19. En ocasiones, incluso presentando una sintomatología propia de la infección. Es el caso, por ejemplo, de momentos de agitación, confusión o desorientación. </p>
<p>Todas ellas son situaciones que pueden ser confundidas inicialmente como <a href="https://medlineplus.gov/spanish/dementia.html">signos clínicos de la demencia</a>, retrasando el diagnóstico y la posterior intervención.</p>
<p>Por otro lado, se sabe que estas personas pueden verse o haberse visto negativamente afectadas por el aislamiento social, las restricciones a la movilidad y por el cambio en la rutina de actividades habituales. Todo ello podría llegar a producir cambios en su conducta que llevasen incluso a requerir hospitalización. Esto haría, como cabe esperar, que quedasen más expuestos al contagio de covid-19.</p>
<p>A todo lo anterior hay que añadir los resultados obtenidos en estudios recientes. Es el caso de los hallazgos de investigaciones como las realizadas por <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-neurologia-295-linkresolver-analisis-letalidad-por-covid-19-pacientes-S0213485320302310">Reyes-Bueno y colaboradores en el año 2020</a>. </p>
<p>Lo que ha demostrado el grupo de investigadores del Hospital Regional Universitario de Málaga es que la letalidad por covid-19 en pacientes con demencia degenerativa es significativamente mayor si la comparamos con la de pacientes de edades medias y comorbilidades similares. En concreto, de los 88 pacientes incluidos en el estudio, 24 pacientes con covid-19 fallecieron: el 43,4 % eran pacientes con diagnóstico de demencia y el 21,5 %, pacientes del grupo control, lo que supone una diferencia estadísticamente significativa.</p>
<p>Sin embargo, todas estas conclusiones deberán corroborarse con futuros estudios, utilizando un mayor número de pacientes con demencia y con covid-19. De esta manera será posible identificar otros factores de riesgo relacionados con la gravedad de la infección en pacientes con demencia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163731/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La demencia no solo podría ser un factor de riesgo de la Covid-19, también podría retrasar su diagnóstico, empeorando el pronóstico de la enfermedad.Santos Blanco Ruiz, Profesor sustituto interino. Área de Biología Celular, Universidad de JaénRaquel Hernandez Cobo, Profesora Titular de Biología Celular, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1681282021-09-21T18:33:55Z2021-09-21T18:33:55ZOcho claves para distinguir el envejecimiento normal del alzhéimer<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/422231/original/file-20210920-13-123gjl4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C121%2C3527%2C1548&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/memory-lapses-forgetting-things-degenerative-disease-1884597451">Shutterstock / Naeblys</a></span></figcaption></figure><p>Nos guste o no, el paso de los años hace estragos en todos nosotros. Inevitablemente, el envejecimiento implica una serie de cambios considerados normales, que entran dentro de lo que llamamos envejecimiento exitoso. </p>
<p>Sin embargo, no es raro confundir algunos de estos signos de envejecimiento –sobre todo el despiste– con los primeros síntomas del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a numerosas funciones, principalmente <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S002839322030021X">la memoria</a> y el aprendizaje.</p>
<p>Para que no haya espacio para la confusión, recopilamos 8 aspectos clave que permiten distinguir claramente los síntomas propios del alzhéimer de los cambios asociados al envejecimiento normal:</p>
<h2>1. Pérdida de memoria vs. olvidar temporalmente algo.</h2>
<p>Olvidarse de vez en cuando de nombres de personas y acordarse más tarde no es motivo de alarma. Pueden existir múltiples causas relacionadas con los problemas de memoria inmediata, a menudo por fallos de atención o de concentración. Estos déficits pueden ser transitorios y deberse a la ansiedad, al estrés o al efecto de algunos fármacos.
En el caso de los pacientes de alzhéimer, la pérdida de memoria o amnesia es uno de los síntomas más comunes. No es transitoria y suele empeorar con el tiempo. Lo habitual es olvidar la información recién aprendida, como fechas o eventos, y preguntar por las mismas cosas una y otra vez.</p>
<h2>2. Desorientación en tiempo o lugar vs. no acordarse de la fecha actual.</h2>
<p>Se considera dentro de la normalidad, y no solo del envejecimiento, olvidarse puntualmente del día en que estamos. Bajo situaciones de estrés (o por deseos de que llegue pronto el fin de semana), confundimos el día en que vivimos. En pacientes con alzhéimer, por el contrario, se produce una desorientación tanto temporal como espacial. Eso implica que se olvidan fechas (muchas), incluso el año en que viven o nacieron. Pero también tienen dificultad para llegar a un sitio conocido, y con frecuencia no recuerdan dónde están ni cómo han llegado ahí, corriendo el riesgo de extraviarse.</p>
<h2>3. Afasia vs. olvidar la palabra exacta.</h2>
<p>A todos nos ha pasado que, en ocasiones, no nos acordamos de una palabra específica y la tenemos “en la punta de la lengua”. Generalmente, más tarde, o incluso al día siguiente, nos viene a la mente de repente el término. Nada alarmante…</p>
<p>En la enfermedad de Alzheimer, aparece la <a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1533317520949708">afasia</a>, cuyos síntomas iniciales son dificultad para comunicarse y conversar. Eso afecta a la expresión de palabras (o no encuentran la palabra adecuada o se repiten mucho), y genera fallos en el orden de las palabras y la escritura.</p>
<h2>4. Alteraciones del comportamiento vs. malhumor.</h2>
<p>¿Quién no ha tenido un mal día? El estrés diario, los problemas cotidianos y las preocupaciones pueden hacer que nos cambie temporalmente el humor, estemos irascibles o apáticos. A veces incluso nos enfadamos al vernos obligados a cambiar alguna de nuestras rutinas. </p>
<p>El alzhéimer va más allá. Puede provocar alteraciones psicológicas y del comportamiento, como ansiedad, <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyt.2021.638651/full">depresión</a>, agitación, agresividad, irritabilidad, cambios emocionales, delirios, alucinaciones, deambulación y hasta alteraciones del sueño y del apetito que no se pueden explicar por otros motivos.</p>
<h2>5. Objetos fuera de lugar vs pérdida puntual.</h2>
<p>¿Dónde he dejado las llaves del coche? Normal. Hacemos varias cosas a la vez y, a veces, de forma automática. Cuando queremos recordar dónde dejamos la llave, nos falla la memoria. Sin embargo, somos capaces de recordar lo que hicimos al entrar a la casa y caer en la cuenta que nos fuimos directamente a la cocina y, allí están, sobre la encimera. </p>
<p>Las personas que padecen alzhéimer suelen perder objetos, pero no son capaces de volver sobre sus pasos para encontrarlos. Es más, muchas veces incluso acusan a los demás de robarles porque no recuerdan que fueron ellos los que lo dejaron allí.</p>
<h2>6. Falta de juicio vs. malas decisiones.</h2>
<p>Malas decisiones las tomamos todos, por falta de experiencia o por impulsividad. </p>
<p>Los pacientes con alzhéimer, por el contrario, presentan <a href="https://www.alzheimers.org.uk/about-dementia/symptoms-and-diagnosis/symptoms/behaviour-changes">conductas anómalas o inapropiadas</a> para la situación en que se encuentran, problemas en la planificación de sus tareas o finanzas y dificultades para la resolución de problemas. Es posible que gasten o incluso regalen dinero de forma injustificada o que le presten menos atención al cuidado personal.</p>
<h2>7. Apatía y aislamiento social vs. periodos de cansancio.</h2>
<p>Un día agotador, el cansancio o la falta de sueño por todas las obligaciones que tenemos nos puede convertir temporalmente en personas más hogareñas con menos ganas de participar en actividades sociales. </p>
<p>Eso no es lo que les pasa a los enfermos de alzhéimer, ni mucho menos. En su caso, realizar actividades sociales o deportivas supone todo un desafío. Incluso se pueden volver introvertidos en situaciones donde están expuestos a otras personas. </p>
<h2>8. Dificultad en tareas habituales vs. ayuda con tareas complejas.</h2>
<p>Es normal que las personas mayores requieran ayuda para tareas complejas o a las que ellas no están acostumbradas, como el uso del teléfono móvil o la programación de un mando a distancia. Sin embargo, cuando afecta de forma significativa al desempeño de actividades cotidianas como realizar la compra, manejar dinero o cuentas bancarias, gestionar la medicación, asistir a las citas médicas u organizar un viaje, por ejemplo, podríamos encontrarnos en el inicio de un estado patológico. En etapas avanzadas, puede afectar a tareas más básicas incluyendo vestido, aseo, manejo en la cocina, etc. </p>
<h2>Diagnóstico profesional</h2>
<p>Dicho esto, conviene aclarar que la presencia de uno solo de estos síntomas no es suficiente para sospechar de alzhéimer. Siempre se ha de acudir a un especialista para obtener un diagnóstico profesional. </p>
<p>Aunque a día de hoy no hay cura para el alzhéimer, su detección temprana es clave para un mejor tratamiento sintomático y para mantener una mejor calidad de vida durante el progreso de la enfermedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/168128/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inés Moreno González recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación (PID2019-107090RA-I00 y RYC-2017-21879), National Institutes of Health (R21 AG067311-01), Brain and Behavior Research Foundation (27565 2018 NARSAD), Texas Alzheimer’s Council on Disease and Related Disorders (2018-51-93-JI) y Universidad de Málaga (B1-2019_06).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Antonio Reyes no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A veces se nos olvida en qué día de la semana vivimos, perdemos las llaves del coche o nos olvidamos del nombre de esa vecina de toda la vida. Y creemos verle las orejas al lobo del alzhéimer. ¿Cómo distinguirlo del envejecimiento normal?Inés Moreno González, Profesora e Investigadora Ramón y Cajal en Enfermedades Neurodegenerativas, CIBERNED, IBIMA, Universidad de MálagaJosé Antonio Reyes, Neurólogo. Hospital Regional Universitario de Málaga., Salud Pública AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1674642021-09-20T18:04:08Z2021-09-20T18:04:08ZPor qué los enfermos de alzhéimer se comunican peor (y cómo mejorarlo)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/421846/original/file-20210917-32193-nrolfx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C8%2C5734%2C3811&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/nursing-lady-consoles-senior-man-on-1383653006">Shutterstock / Robert Kneschke</a></span></figcaption></figure><p>Hace tres años que a Luis le diagnosticaron enfermedad de alzhéimer. Su hija Amelia va cada tarde a pasear con él. A veces se traba un poco hablando de sus hermanos.</p>
<blockquote>
<p>— Él trabajaba en un un un… en una…</p>
<p>— ¿En una fábrica, papá?</p>
<p>— Sí… Él es ingeniero y hace… Mmmm… [mueve las manos a un lado y a otro] </p>
<p>— ¿Qué tipo de fábrica?</p>
<p>— Él hace… bueno él, no sé, que trabajaba allí y hacen… cemento.</p>
<p>— O sea que, ¿trabajaba en una fábrica de cemento, papá?</p>
</blockquote>
<p>Codificar y descodificar mensajes. Esa es la capacidad básica en la que se fundamenta cualquier intento de comunicación humana. La conversación es la forma más común de intercambio de mensajes y para ser efectiva exige a los interlocutores seguir un complejo proceso colaborativo, adaptado a las exigencias de cada situación. </p>
<p>La realidad es que no nos hacemos conscientes de dicha complejidad hasta que nos enfrentamos al envejecimiento o a ciertas enfermedades degenerativas. En ambos casos, el deterioro neurofisiológico dificulta el procesamiento de operaciones mentales, incluida una simple conversación.</p>
<h2>Por qué con alzhéimer nos expresamos peor</h2>
<p>La demencia tipo alzhéimer desencadena un proceso neurodegenerativo del sistema nervioso central caracterizado por una muerte neuronal progresiva en ciertas zonas del cerebro. Eso da lugar a una sintomatología diversa que incluye trastornos en la memoria reciente o en la memoria de trabajo, depresión, cambios bruscos del humor y alteraciones importantes en la función lingüística y, como consecuencia, en la comunicación. </p>
<p>Entre esas trabas comunicativas destacan limitaciones para comprender el contexto, dificultades en acceder al léxico y en la programación motora del habla. Además, las funciones de masticación y deglución pueden verse afectadas (disfagia), al igual que la capacidad de leer y escribir.</p>
<p>Lo peor es que el déficit lingüístico de los enfermos de alzhéimer se relaciona con el deterioro de <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=712564">su funcionamiento ejecutivo general</a>. Como consecuencia, <a href="https://ruidera.uclm.es/xmlui/handle/10578/9394">tanto la expresión como la comprensión del lenguaje se ven comprometidas</a> por las alteraciones en los procesos relacionados con la memoria, la concentración, la capacidad de razonamiento y con la Teoría de la Mente. El enfermo acaba siendo incapaz de producir textos orales y escritos con adecuada coherencia y cohesión. Es más, ni siquiera puede comprenderlos. </p>
<p>El deterioro de las capacidades cognitivas hace que aparezcan dificultades en las diferentes funciones ejecutivas como el acceso al léxico, la inhibición, la impulsividad o el control emocional. </p>
<p>También implican una reducción en la capacidad de ajustar o regular la conducta. Así las cosas, planificar y construir los intercambios comunicativos se vuelve una odisea, especialmente en el contexto de la conversación cara a cara.</p>
<h2>Redefinir el papel de los logopedas</h2>
<p>Quienes entablan conversaciones con enfermos de alzhéimer lo notan. Sus interlocutores sanos deben lidiar con <a href="https://naullibres.com/wp-content/uploads/2019/06/9788416926183_L33_23.pdf">los problemas que muestran para entender el contexto y ajustarse a los cambios de turno o las variaciones de tema</a>. </p>
<p>Además, tanto la cantidad como la duración de las <a href="https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/1533317508328138">pausas</a> por parte de los pacientes aumenta, como veíamos en la conversación de arranque de este artículo. Se debe, principalmente, a que existen problemas de acceso al léxico. En ocasiones, <a href="https://www.redalyc.org/pdf/3508/350841434003.pdf">los pacientes lo compensan recurriendo a gestos</a>.</p>
<p>Lamentablemente, el diagnóstico de alzhéimer crece exponencialmente con el aumento de la población adulta mayor. La situación ha obligado a los logopedas a redefinir sus objetivos de trabajo para ajustarse a una realidad ineludible: la población a nivel mundial irá perdiendo funciones cognitivas, lingüísticas, emocionales y motoras. </p>
<p>La reducción significativa de la funcionalidad, autonomía y calidad de vida del adulto mayor está provocando un incremento en el uso de los servicios sociosanitarios. Así las cosas, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29554196/">incluir al logopeda en la atención integral de la población afectada</a> es más pertinente que nunca.</p>
<p>Además, dentro de ese modelo de intervención clínica interdisciplinar, conviene incluir tanto programas de atención farmacológica como no farmacológica. En el caso concreto del logopeda, su objetivo debe ser diseñar estrategias de evaluación y de atención directa dirigidos a intervenir la sintomatología lingüístico-comunicativa de la persona con alzhéimer. </p>
<p>Al final, se trata de respetar sus derechos y reconocer que, cuando se atiende a una persona con demencia, el objetivo no es “reparar” o eliminar los efectos del deterioro cognitivo. Se trata también de alcanzar el mayor bienestar posible para la persona con demencia, sus familiares y cuidadores. Conseguirlo exige estimular y mantener una adecuada comunicación interpersonal.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167464/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>En el Día Mundial del Alzhéimer nos centramos en una de sus consecuencias: ciertas alteraciones de la función lingüística y, como consecuencia, de la capacidad de comunicarse. En este contexto, el papel de los logopedas resulta esencial.Beatriz Valles-González, Directora del Grado en Logopedia., Universidad Internacional de ValenciaAlejandro Cano Villagrasa, Universidad Internacional de ValenciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1621542021-06-15T18:54:34Z2021-06-15T18:54:34Z¿Cómo son las conexiones neuronales de las personas con alzhéimer?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/406249/original/file-20210614-66119-el68nn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5591%2C3135&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/conceptual-illustration-neuron-cells-glowing-link-576832360">Shutterstock / whitehoune</a></span></figcaption></figure><p>Imagínese que usted está sentado, con los ojos cerrados, en absoluto reposo, sin mover un músculo y sin pensar en nada en concreto. Podría asumir que su cerebro también está casi inactivo, más allá de las funciones corporales básicas. Pero esto no es así, ya que numerosos estudios indican que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0166223613000398">el cerebro en reposo nunca descansa</a>.</p>
<p>Cuando usted se encuentra en este estado de total relajación, su cerebro está llevando a cabo un sinfín de actividades sin que se dé cuenta. Si usted abriera el “administrador de tareas” de su cerebro, le sorprendería la cantidad de procesos en segundo plano que están en ejecución en todo momento.</p>
<p>Pero la actividad neuronal “de fondo” durante el reposo no es siempre la misma. Se ha observado que la activación de las diferentes regiones del cerebro muestra un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23707587/">comportamiento altamente dinámico</a>. Se conectan y desconectan entre ellas de forma continua, formando un variado repertorio de “circuitos cerebrales”, que van apareciendo en secuencia.</p>
<h2>El alzhéimer altera los circuitos neuronales</h2>
<p>Las consecuencias de la enfermedad de Alzheimer, la principal causa de demencia, son de sobra conocidas: pérdida de memoria, desorientación, pérdida del control de funciones corporales, etc. Pero esta afección no solo se expresa de forma externa con dichos síntomas. </p>
<p>Midiendo la actividad cerebral mediante técnicas de neuroimagen, en una investigación de la Universidad de Valladolid, observamos los estragos que causa en la actividad electromagnética del cerebro, ayudando a su diagnóstico. Esto es posible gracias a la electroencefalografía y la magnetoencefalografía, entre otras, y podría <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20455865/">ayudar a su diagnóstico</a>.</p>
<p>La enfermedad de Alzheimer no siempre se expresa de forma brusca, sin “avisar”. De hecho, el deterioro cognitivo leve (DCL), que es otra enfermedad neurodegenerativa, a veces se considera una fase previa al alzhéimer. Esta se manifiesta por problemas de memoria que no impiden llevar a cabo una vida independiente.</p>
<p>Se ha observado que el DCL también tiene asociada una actividad electromagnética del cerebro anormal. Además, en muchos casos estas alteraciones se encuentran a medio camino entre el cerebro sano y la <a href="https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1741-2552/ab71e9">demencia por enfermedad de Alzheimer</a>. </p>
<p>Sin embargo, desconocemos cómo estas dos enfermedades afectan al repertorio de “circuitos cerebrales”. ¿Cambian estas enfermedades los circuitos cerebrales o la forma en la que se activan?</p>
<h2>Desentrañando los circuitos cerebrales durante el reposo</h2>
<p>Con el objetivo de responder a estas preguntas, planteamos un experimento muy sencillo. Medimos la actividad eléctrica del cerebro de pacientes con demencia debida a enfermedad de Alzheimer durante 5 minutos. Los participantes se encontraban en un estado de reposo total y con los ojos cerrados, pero sin caer en el sueño. </p>
<p>Esta actividad se registró mediante el electroencefalograma (EEG). Esta técnica tiene un coste relativamente bajo, por lo que su uso está bastante extendido en la práctica clínica.</p>
<p>En primer lugar, se seleccionó el primer minuto completo de actividad eléctrica sin ningún tipo de ruido u otros factores que pudieran afectar al experimento. Tras ello, se aplicó una metodología novedosa para detectar las posibles configuraciones de los circuitos cerebrales, que explicamos a continuación. </p>
<h2>Las redes sociales del cerebro</h2>
<p>A la hora de diseñar el método de detección de patrones de activación cerebral, nos fijamos en el concepto de una red y de las comunidades de nodos que están fuertemente unidos entre sí. </p>
<p>En una red social, por ejemplo, cada nodo sería una persona y una comunidad sería un grupo de personas (nodos) que son amigas entre todas ellas. Aunque parezca sorprendente, se pueden aplicar estos mismos conceptos para la detección de patrones en la actividad cerebral.</p>
<p>Aunque tradicionalmente se han usado para detectar regiones del cerebro de actividad similar, en nuestro estudio decidimos dar un paso más allá. Para ello, buscamos comunidades no en el espacio, sino en el tiempo.</p>
<p>¿Qué queremos decir con detectar comunidades en el tiempo? Muy sencillo: buscamos instantes temporales donde la actividad del cerebro a nivel global, medida mediante EEG, era muy similar. Es decir, los momentos en que se repiten los patrones de actividad. Una vez que sabemos cuándo ocurren estas repeticiones, es muy sencillo hacer un “mapa” de los principales circuitos cerebrales. </p>
<p>Mediante los <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fninf.2016.00045/full">algoritmos de detección de comunidades en redes</a>, fuimos capaces de extraer las principales configuraciones del cerebro durante el reposo, tanto en los controles como en los enfermos de DCL y demencia debido a enfermedad de Alzheimer.</p>
<h2>¿Cómo afecta la neurodegeneración a los circuitos cerebrales?</h2>
<p>Una vez obtenidas las principales configuraciones de los circuitos neuronales durante el reposo, tocaba intentar responder a las preguntas planteadas. ¿En qué sentido alteran las enfermedades estos patrones del EEG? </p>
<p>La <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1053811921001750?via%3Dihub">respuesta</a> es sorprendente: las conexiones entre las regiones en sí parecen verse relativamente poco afectadas por estas enfermedades. Es decir, los “mapas” de actividad cerebral son similares a los de los controles cognitivamente sanos. Sin embargo, la forma en la que van activándose a lo largo del tiempo es muy diferente.</p>
<p>Encontramos, por ejemplo, que tanto el Deterioro Cognitivo Leve como la enfermedad de Alzheimer provocan que los circuitos estén activos durante menos tiempo. Esto quiere decir que la actividad cerebral en la neurodegeneración es mucho más errática y compleja. </p>
<p>Además, la actividad cerebral en estas patologías muestra, en general, una menor flexibilidad a la hora de cambiar de configuración. Los individuos de control cambian de “estado” de forma ágil, mientras que en los enfermos este proceso es más lento y costoso.</p>
<p>Estos hallazgos son de un gran interés para caracterizar cómo afectan a la dinámica neuronal estas enfermedades. Pero es cierto que todavía tenemos camino por recorrer para poder ayudar a su diagnóstico mediante el uso del EEG. En última instancia, ese es el objetivo a alcanzar y cada estudio aporta un granito de arena que nos acerca más a él.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/162154/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Esta investigación ha sido financiada por la ‘Comisión Europea’ y el ‘Fondo Europeo de Desarrollo Regional’(FEDER) a través de los proyectos ‘Análisis y correlación entre el genoma completo y la actividad cerebral para la ayuda en el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer’ y ‘Análisis y correlación entre la epigenética y la actividad cerebral para evaluar el riesgo de migraña crónica y episódica en mujeres’ (‘Programa de Cooperación Transfronteriza Interreg V-A España-Portugal 2014-2020’), por el ‘Ministerio de Ciencia e Innovación - Agencia Estatal de Investigación’ y FEDER a través del proyecto PGC2018-098214-A-I00, y por el ‘CIBER en Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN)’ a través del ‘Instituto de Salud Carlos III’cofinanciado con fondos FEDER.
Pablo Núñez Novo disfruta de un contrato predoctoral ‘Ayuda para contratos predoctorales para la Formación de Profesorado Universitario (FPU)’ del ‘Ministerio de Educación, Cultura y Deporte’ (FPU17/00850).</span></em></p>Una nueva investigación ha hallado que los circuitos neuronales de personas con alzhéimer están activos durante menos tiempo y tienen una menor flexibilidad para cambiar su configuración.Pablo Núñez Novo, Investigador en Ingeniería Biomédica, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1579092021-03-25T19:59:19Z2021-03-25T19:59:19ZMás vale prevenir las demencias, porque no se pueden curar<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/391703/original/file-20210325-15-z29u8r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5176%2C3445&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/thoughtful-serious-anxious-mature-senior-woman-1617269389">Una persona mayor de espaldas ante una taza mira por la ventana.</a></span></figcaption></figure><p>La revista <em>The Lancet</em> <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(17)31363-6/fulltext">publicó en 2017</a> un informe titulado <em>Dementia prevention, intervention and care</em> (“Prevención, intervención y cuidado de la demencia”). Identificaba los siguientes nueve factores de riesgo para las demencias: escasa educación, hipertensión, pérdida auditiva, consumo de tabaco, obesidad, depresión, inactividad física, diabetes y escasas relaciones sociales.</p>
<p>En el informe con el mismo título <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30367-6/fulltext">publicado en 2020</a> se han añadido tres factores de riesgo adicionales: consumo de alcohol excesivo, lesiones encefálicas traumáticas y contaminación atmosférica. </p>
<p>Considerados en conjunto, los doce factores de riesgo dan cuenta de aproximadamente el 40 % de las demencias diagnosticadas en el mundo y que, en teoría, podrían prevenirse o retrasarse. Según los autores hay un gran potencial para la prevención, sobre todo en los países de medio y bajo nivel económico, que es en los que más demencias hay.</p>
<p>El informe introduce una dimensión temporal muy interesante para dar cuenta del modo secuencial en el que actúan los factores de riesgo a lo largo de la vida. Es un aspecto importante porque, dependiendo de la posición de cada factor en esa secuencia, las posibles medidas preventivas han de tomarse en diferentes etapas de la vida.</p>
<h2>Diferentes medidas en diferentes momentos</h2>
<p>Contra el déficit educativo, factor al que se atribuye un 7 % de las demencias, ha de actuarse en los primeros años, porque afecta a la reserva cognitiva de las personas. Esta es, por así decir, la <em>inversión</em> en capacidad cognitiva y conocimiento de la que pueden hacer uso. Cuanto mayor es esa reserva, más tiempo se puede mantener una persona a salvo de los efectos de las demencias.</p>
<p>En edades intermedias adquieren importancia los factores de riesgo que están en la génesis de patologías neuronales que pueden desembocar en demencia más adelante. Por esa razón debe recomendarse el uso de audífonos para que quienes lo necesiten puedan mantener niveles aceptables de audición: al déficit auditivo se le atribuye un riesgo del 8 %. También deben tomarse medidas que minimicen las lesiones encefálicas (3 % del riesgo), que ayuden a mantener la presión arterial por debajo de los valores recomendados (2 %), que reduzcan el consumo de alcohol (1 %) y que prevengan o combatan la obesidad (1 %).</p>
<p>Otros factores, aunque de origen anterior, inciden en mayor medida en las etapas últimas de la vida. El tabaquismo (5 % del riesgo) no se adquiere a edades avanzadas, pero es entonces cuando más daño causa, por lo que es también cuando se debe evitar su incidencia. Nunca es tarde para dejar de fumar. </p>
<p>El 2 % de las demencias se asocia a la inactividad física, factor que también suele tener origen en etapas anteriores de la vida, aunque se acentúe con la edad. Por ello, es recomendable promover el ejercicio físico porque tiene efectos protectores debidos, posiblemente, a que previene la obesidad, la diabetes (1 % del riesgo) y la hipertensión. También la contaminación atmosférica (2 %) ejerce sus efectos negativos durante etapas anteriores, pero es durante los últimos años cuando son más susceptibles de provocar demencias.</p>
<p>La depresión, vinculada al 4 % de las demencias, es un factor problemático, porque no está clara la dirección de la relación causal. En todo caso, dado que sus posibles consecuencias negativas se producen durante la vejez, conviene ser tratada, incluso aunque tenga origen en una etapa anterior. El aislamiento social también es un factor característico de edades avanzadas y a él se atribuye otro 4 % del riesgo.</p>
<p>Decimos que más vale prevenir que curar porque no hay mejor remedio que la prevención. Pero dado que ni siquiera pueden ser curadas, para las demencias no hay alternativa a la prevención.</p>
<hr>
<p><em><a href="https://culturacientifica.com/2021/02/28/mas-vale-prevenir-las-demencias-porque-no-se-pueden-curar/">La versión original de este artículo</a> fue publicada en el <a href="https://culturacientifica.com/">Cuaderno de Cultura Científica</a> de la UPV/EHU.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/157909/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Ignacio Pérez Iglesias no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Estas enfermedades cuentan con una docena de factores de riesgo que conviene evitar en distintas etapas de la vida para reducir los riesgos.Juan Ignacio Pérez Iglesias, Presidente del Comité Asesor de The Conversation España. Catedrático de Fisiología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1528642021-01-17T20:55:50Z2021-01-17T20:55:50ZLa contaminación del aire podría aumentar el riesgo de sufrir alzhéimer y otras demencias<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/378101/original/file-20210111-21-knouq2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C12%2C8179%2C5432&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La exposición a la contaminación del aire puede ser más importante para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer de lo que se creía.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/get-by-with-a-little-help-from-my-cane-royalty-free-image/1091764324"> Cecilie Arcurs via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>La enfermedad del Alzheimer es la causa más común de demencia. Va destruyendo poco a poco la memoria, la capacidad de tener un pensamiento coherente y la capacidad de comportarse de forma adecuada, y finalmente termina por impedir también que el enfermo realice incluso las tareas más sencillas.</p>
<p>Mientras se sigue investigando una cura de esta enfermedad, nuestro conocimiento sobre los factores genéticos y ambientales que pueden incrementar el riesgo de que una persona desarrolle de forma tardía tanto alzhéimer como otras demencias relacionadas ha ido aumentado. </p>
<p>Mis compañeros y yo, que pertenecemos a campos como la <a href="https://scholar.google.com/citations?user=jxckDOcAAAAJ&hl=en">medicina preventiva</a>, la neurología o la gerontología, nos hemos centrado en particular en el papel que en este tema tiene la contaminación del aire en espacios abiertos.</p>
<p>En 2017 realizamos una investigación previa que se convirtió en el primer estudio publicado en Estados Unidos en el que se usaban datos tanto de personas como de animales, y en el que se demostraba que la <a href="http://doi.org/10.1038/tp.2016.280">contaminación del aire agrava los procesos de envejecimiento cerebral</a>, lo que aumenta el riesgo de sufrir demencia. Nuestros últimos estudios demuestran que las ancianas que viven en lugares con niveles altos de PM2.5 (unas partículas diminutas producidas por los motores de los coches y las centrales eléctricas) sufren pérdidas de memoria y reducciones del volumen cerebral similares a las que produce el alzhéimer en mayor proporción que aquellas ancianas que viven en lugares con el aire más limpio.</p>
<p>Todas las investigaciones sobre este tema apuntan a que una forma de evitar un factor de riesgo de la enfermedad del Alzheimer sería reducir la exposición a las partículas PM2.5. Desgraciadamente, se trata de algo que es fácil de decir pero muy complicado de llevar a cabo.</p>
<h2>Riesgo silencioso de demencia</h2>
<p>La PM2.5, también conocida como hollín, está formada por partículas en suspensión de tamaño microscópico procedentes de sustancias químicas, tubos de escape de los coches, polvo y otros agentes contaminantes. Se estima que <a href="https://www.stateoftheair.org/assets/SOTA-2020.pdf">uno de cada seis estadounidenses</a> vive en condados que presentan niveles no saludables de contaminación por este tipo de partículas.</p>
<p>Hemos estado investigando si las PM2.5 podían acelerar los procesos de envejecimiento cerebral durante el estadio preclínico, es decir, durante la fase “silenciosa” de la enfermedad, previa a la aparición de síntomas de alzhéimer o de otras demencias relacionadas.</p>
<p>El primer estudio realizado a escala nacional en Estados Unidos sobre los <a href="http://doi.org/10.1038/tp.2016.280">vínculos entre la exposición a las partículas PM2.5 y las deficiencias cognitivas</a> se publicó en 2017. Allí demostramos que las ancianas que habían vivido en lugares con niveles de PM2.5 en espacios abiertos superiores al estándar establecido por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) eran dos veces más proclives a sufrir deterioros cognitivos clínicamente relevantes que las ancianas que habían vivido en lugares con menor contaminación ambiental. Dado que realizamos este estudio en colaboración con la Iniciativa para el Estudio de la Salud de la Memoria de las Mujeres, que hizo un seguimiento muy estrecho de las participantes en el estudio, también pudimos tener en cuenta otros factores de riesgo de demencia tales como el tabaco, la falta de ejercicio o las terapias hormonales.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="Imagen de cómo se reduce el tamaño del cerebro de un enfermo de alzhéimer." src="https://images.theconversation.com/files/376249/original/file-20201221-17-m0b4ol.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/376249/original/file-20201221-17-m0b4ol.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=591&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/376249/original/file-20201221-17-m0b4ol.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=591&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/376249/original/file-20201221-17-m0b4ol.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=591&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/376249/original/file-20201221-17-m0b4ol.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=743&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/376249/original/file-20201221-17-m0b4ol.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=743&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/376249/original/file-20201221-17-m0b4ol.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=743&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Atrofias cerebrales producidas por el alzhéimer.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/nihgov/24239522109">National Institute On Aging</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En nuestro nuevo estudio queríamos investigar qué tipo de cambios se producían en los cerebros de los ancianos cuando estos habían tenido exposición a distintos niveles de PM2.5 durante los años anteriores a que comenzaran los síntomas de alzhéimer.</p>
<p>Hicimos un seguimiento de la evolución de un grupo 712 ancianas que tenían una edad media de 78 años. A fecha del inicio del <a href="https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000011149">estudio</a> no sufrían demencias, y se les habían realizado escáneres cerebrales MRI al menos cinco años atrás. A través de un análisis combinado de la monitorización de los datos de la EPA y de la simulación de las condiciones ambientales, fuimos capaces de calcular los valores de PM2.5 en exteriores a los que las participantes habían estado expuestas con anterioridad a su primer escáner MRI.</p>
<p>Descubrimos, en primer lugar, que estas ancianas eran más propensas a sufrir una reducción del tamaño del cerebro similar a la <a href="http://adni.loni.usc.edu/">observada en enfermos de alzhéimer</a>. Y cuando comparamos los escáneres cerebrales de las ancianas procedentes de lugares con mayores niveles de PM2.5 con los escáneres de aquellas que habían vivido en sitios menos contaminados, descubrimos que las primeras tenían un 24% más de posibilidades de sufrir demencias en los cinco años siguientes.</p>
<p>Pero lo que quizás resultó más preocupante es que las ancianas que no tenían problemas de memoria también presentaban cambios cerebrales similares a los que provoca el alzhéimer. La contracción de sus masas cerebrales era mayor en el caso de aquellas que habían vivido más expuestas a partículas PM2.5 en espacios abiertos, incluso en lugares en los que los niveles de esas partículas entraban dentro de los estándares actuales de la EPA.</p>
<p>Hace poco investigadores españoles realizaron un estudio en el que <a href="https://doi.org/10.1016/j.envint.2020.105546">examinaron escáneres cerebrales MRI</a> de individuos sanos pero con riesgo de padecer alzhéimer, y encontraron también vínculos entre la exposición a la contaminación ambiental y una reducción del volumen y el grosor de ciertas áreas cerebrales concretas a las que se sabe que afecta dicha enfermedad.</p>
<h2>Contaminación y reducción del tamaño del cerebro</h2>
<p>También <a href="http://doi.org/10.1093/brain/awz348">analizamos la memoria episódica</a>, que abarca los recuerdos de sucesos concretos y sufre deterioro durante las fases tempranas de alzhéimer. Dado que el debilitamiento de la memoria episódica está asociado a vivir en lugares con niveles altos de PM2.5, ¿seríamos capaces de encontrar alguna prueba de que este deterioro cognitivo concreto era consecuencia de una contracción de la masa cerebral similar a la que produce el alzhéimer?</p>
<p>Los datos de la Iniciativa para el Estudio de la Salud de la Memoria de las Mujeres y los MRI anteriores nos permitieron analizar la evolución de los cambios cerebrales experimentados por cerca de 1 000 mujeres. Descubrimos que había una relación directa entre vivir en lugares con niveles altos de PM2.5 en espacios abiertos y el deterioro de la memoria episódica. Aproximadamente entre un 10% y un 20% de la pérdida de memoria podría achacarse a una reducción de la masa cerebral similar a la provocada por el alzhéimer.</p>
<p>Dado que se cree que la fase silenciosa de la demencia empieza décadas antes de que empiecen a aparecer los síntomas, los hallazgos de nuestras investigaciones más recientes han hecho que aumente la preocupación sobre si la exposición a la contaminación ambiental durante etapas más tempranas (entre la infancia y la madurez) podría ser igual de perjudicial o incluso peor que la exposición durante la vejez.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/0GXv3mHs9AU?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Los cambios que el alzhéimer provoca en nuestro cerebro. National Institute On Aging.</span></figcaption>
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<p>Los genes también parecen tener un papel en este proceso. Nuestras investigaciones han demostrado que un gen clave para el desarrollo del alzhéimer, el <a href="https://ghr.nlm.nih.gov/gene/APOE">APOE4</a>, interactúa con las partículas ambientales y de este modo acelera el envejecimiento cerebral. Descubrimos que el riesgo ambiental provocado por la exposición a las partículas de PM2.5 era entre dos y tres veces superior entre las ancianas con dos copias del APOE4 que entre aquellas que no poseían dicho gen.</p>
<p>A partir de este dato, otros investigadores han estudiado la posible relación entre ese gen y el entorno. Un estudio sueco publicado en 2019 no encontró vínculos sólidos entre ambos factores. Sin embargo, otro estudio de 2020 basado en datos de ancianos residentes en dos barrios de Nueva York <a href="http://doi.org/10.1016/j.envint.2019.105440">encontró un nexo</a> entre la exposición prolongada a la contaminación ambiental y el deterioro cognitivo; un deterioro que se daba en mayor proporción entre las personas que contaban con el gen APOE4.</p>
<h2>Un riesgo evitable</h2>
<p>En Estados Unidos, la Ley de Aire Limpio le exige a la EPA que establezca unos <a href="https://www.epa.gov/criteria-air-pollutants/naaqs-table">estándares de calidad del aire</a> que garanticen un margen de seguridad suficiente para proteger a los segmentos de población más sensibles, como los ancianos o los niños.</p>
<p>El Gobierno estadounidense tuvo la <a href="https://www.epa.gov/sites/production/files/2020-01/documents/final_policy_assessment_for_the_review_of_the_pm_naaqs_01-2020.pdf">oportunidad de endurecer estos estándares</a> en 2020, una acción que según los científicos de la EPA podría evitar miles de muertes prematuras derivadas de patologías como las enfermedades cardiacas. Los científicos defendieron imponer estándares más exigentes, y para ello <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMsb2011009">citaron otros problemas de salud</a> provocados por las partículas PM2.5. Sin embargo, el director de la EPA, Andrew Wheeler, rechazó esta propuesta, y el <a href="https://www.washingtonpost.com/climate-environment/2020/12/07/trump-air-pollution/">pasado 7 de diciembre anunció</a> que los estándares no se variarían.</p>
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<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/152864/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jiu-Chiuan Chen recibe fondos de National Institutes of Health.</span></em></p>Los diminutos contaminantes del aire conocidos como PM2.5, emitidos por vehículos, fábricas y centrales eléctricas, no son sólo un peligro para los pulmones. Un estudio encuentra mayor reducción de la masa cerebral en mujeres mayores expuestas a estas partículas.Jiu-Chiuan Chen, Associate Professor of Preventive Medicine, University of Southern CaliforniaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1475342020-11-13T14:28:58Z2020-11-13T14:28:58Z¿Olvidar un nombre o una palabra significa que tengo demencia?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/366521/original/file-20201029-19-wclzcg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C668%2C445&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La demencia no puede ser diagnosticada desde lejos o por alguien que no sea médico. Una persona necesita un examen médico detallado para un diagnóstico.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/dementia-and-occupational-therapy-home-caregiver-royalty-free-image/820952986?adppopup=true">Fred Froese via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://www.cdc.gov/aging/dementia/index.html">número de casos de demencia</a> en Estados Unidos y <a href="https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=11322:dementias-are-on-the-rise-in-the-americas&Itemid=135&lang=es">Latinoamérica</a> está aumentando a medida que envejecen los baby boomers, lo que plantea interrogantes para los mismos y también para sus familias, cuidadores y la sociedad. La <a href="https://www.cdc.gov/aging/dementia/index.html">demencia</a>, que técnicamente no es una enfermedad sino un término para la incapacidad para pensar, recordar o tomar decisiones, es una de las deficiencias más temidas de la vejez.</p>
<p>La incidencia aumenta drásticamente a medida que las personas <a href="https://news.umich.edu/one-in-7-americans-over-age-70-has-dementia/">llegan a los noventa</a>. Aproximadamente el 5% de las personas de entre 71 y 79 años tienen demencia, y aproximadamente el 37% de las personas de alrededor de 90 años viven con ella.</p>
<p>Las personas mayores pueden preocuparse por su propia pérdida de funciones, así como por el costo de cuidar a alguien con demencia. Un estudio del 2018 estimó que el costo por la atención de una persona con Alzheimer, la forma más común de demencia, es de <a href="https://www.cbsnews.com/news/alzheimers-costs-americans-277-billion-a-year-report/">US$329.360 dólares</a>.</p>
<p>Es importante destacar primero que la demencia no puede ser diagnosticada desde lejos o por alguien que no sea médico. Una persona necesita un examen médico detallado para un diagnóstico. A veces, se requieren imágenes del cerebro.
Olvidar una palabra ocasionalmente, o incluso donde puso las llaves, no significa que una persona tenga demencia. Existen diferentes tipos de pérdida de memoria y pueden tener diferentes causas, como otras afecciones médicas, caídas o incluso medicamentos, incluidos hierbas, suplementos y cualquier cosa de venta libre.</p>
<p>Las personas mayores se preguntan y se preocupan por los llamados “momentos de la tercera edad” y la pérdida de memoria que perciben en ellos mismos y en los demás. <a href="https://uvahealth.com/findadoctor/profile/laurie-r-archbald-pannone">Veo pacientes así</a> todas las semanas en mi clínica geriátrica, donde me cuentan sus historias. Olvidan una palabra, se pierden en una historia, pierden las llaves o no recuerdan un nombre. </p>
<p>Los detalles varían, pero la preocupación subyacente es la misma: ¿se trata de demencia?</p>
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<img alt="A doctor looks at images of a brain scan." src="https://images.theconversation.com/files/354160/original/file-20200821-16-cc2i7b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/354160/original/file-20200821-16-cc2i7b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/354160/original/file-20200821-16-cc2i7b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/354160/original/file-20200821-16-cc2i7b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/354160/original/file-20200821-16-cc2i7b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/354160/original/file-20200821-16-cc2i7b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/354160/original/file-20200821-16-cc2i7b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">A veces, se requieren imágenes del cerebro para determinar si el paciente tiene demencia.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/photo/doctor-viewing-brain-scans-for-possible-disease-or-royalty-free-image/1158800046?adppopup=true">Andrew Brookes via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Pérdida de memoria normal</h2>
<p>A medida que envejecemos, experimentamos muchos cambios físicos y cognitivos. Las personas mayores suelen tener una disminución en la memoria de recuerdo. Esto es normal. ¿Alguna vez has tenido problemas para recordar un dato? Supón que ves a alguien en la calle que no has visto en años. Quizás reconozcas la cara, pero no recuerdas su nombre hasta más tarde esa noche. Esto es normal y forma parte de los cambios esperados con el envejecimiento.</p>
<p>Lo que es más un <a href="https://geriatricscareonline.org/">problema potencial</a> es olvidar el nombre de alguien que ves todos los días; olvidar cómo llegar a un lugar que visitas con frecuencia; o tener problemas con tus actividades de la vida diaria, como comer, vestirse e higiene.</p>
<p>Cuando tienes problemas con la memoria, pero no interfiere con tus actividades diarias, esto se denomina deterioro cognitivo leve. Tu médico general puede diagnosticarlo. Pero a veces empeora, por lo que tu médico debe seguirlo de cerca si tienes un deterioro cognitivo leve.</p>
<p>Puedes anotar el momento de cualquier discapacidad. ¿Hubo una disminución gradual? ¿O sucedió de repente? Esto también debes discutirlo con tu médico, quien podría recomendarte el MoCA o <a href="https://www.mocatest.org/">la prueba de Evaluación Cognitiva de Montreal</a>, que detecta problemas de memoria y ayuda a determinar si se necesita más evaluación.</p>
<p>Algunos[signos de demencia]posibles(https://www.cdc.gov/aging/dementia/index.html) son falta de: memoria, atención, comunicación, razonamiento, juicio y resolución de problemas, así como percepción visual más allá de los típicos cambios en la visión relacionados con la edad.</p>
<h2>Problemas más graves</h2>
<p>Cuando la pérdida de memoria interfiere con las actividades diarias, consulta a tu médico sobre qué hacer y cómo asegurarte de que estás seguro en casa.</p>
<p>Existen numerosos tipos de pérdida de memoria grave. La demencia tiende a ser una progresión lenta que ocurre durante meses o años. El delirio es más repentino y puede ocurrir durante horas o días, generalmente cuando se tiene una enfermedad aguda. La depresión también puede causar cambios en la memoria, especialmente a medida que envejecemos.</p>
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<img alt="A computer illustration of amyloid plaques, characteristic features of Alzheimers disease." src="https://images.theconversation.com/files/354161/original/file-20200821-22-1epgbwe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/354161/original/file-20200821-22-1epgbwe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/354161/original/file-20200821-22-1epgbwe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/354161/original/file-20200821-22-1epgbwe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/354161/original/file-20200821-22-1epgbwe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/354161/original/file-20200821-22-1epgbwe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/354161/original/file-20200821-22-1epgbwe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=565&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Al nivel celular, la enfermedad de Alzheimer ataca a las neuronas del cerebro.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/illustration/alzheimers-disease-illustration-royalty-free-illustration/603709929?adppopup=true">Juan Gaertner/Science Photo Library via Getty Images</a></span>
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<h2>Demencia y otros problemas cerebrales</h2>
<p>El Alzheimer es el tipo más común de demencia, seguida de la vascular. Tienen síntomas similares: confusión, perderse, olvidar a amigos cercanos o familiares, o una incapacidad para hacer cálculos como el balance de la chequera. Ciertas afecciones médicas (trastornos de la tiroides, sífilis) pueden provocar síntomas de demencia, y los tipos menos comunes de demencia pueden tener diferentes tipos de síntomas. La enfermedad de Alzheimer tiene un conjunto distinto de señales que a menudo se asocian con ciertos cambios en el cerebro.</p>
<p>Centrarse en la seguridad y la supervisión adecuada, especialmente en el hogar, es fundamental para todas las personas con demencia. Tu médico o un trabajador social pueden ayudarte a <a href="https://www.alz.org/">encontrar apoyo</a>.</p>
<p>También es importante estar consciente de otras dos cosas que pueden conducir a una disminución del funcionamiento mental: el delirio y la depresión.</p>
<p>El delirio, un cambio rápido en la cognición o el funcionamiento mental, puede ocurrir en personas con una enfermedad médica aguda, como neumonía o incluso infección por COVID-19. El delirio puede ocurrir en pacientes en el hospital o en casa. El riesgo de delirio aumenta con la edad o con lesiones cerebrales previas; los síntomas incluyen disminución de la capacidad de atención y problemas de memoria.</p>
<p>La depresión puede ocurrir en cualquier momento, pero es más común con el envejecimiento. ¿Cómo puedes saber si estás deprimido? Aquí hay una definición simple: cuando tu estado de ánimo permanece bajo y has perdido el interés o la alegría en las actividades que alguna vez amabas.</p>
<p>A veces, las personas tienen episodios recurrentes de depresión; a veces, es un duelo prolongado lo que se convierte en depresión. Los síntomas incluyen ansiedad, desesperanza, poca energía y problemas de memoria. Si notas signos de depresión en ti o en un ser querido, consulta a tu médico. Si tienes pensamientos de hacerte daño, llama al 911 para obtener ayuda al instante.</p>
<p>Cualquiera de estas condiciones puede ser aterradora. Pero aún más aterrador es la demencia no reconocida. Debes discutir abierta y honestamente con tu médico los cambios que observes en tu memoria o pensamiento. Es el primer paso para descubrir qué está sucediendo y asegurarse de que tu salud sea la mejor posible.</p>
<p>Y, como ocurre con cualquier enfermedad o grupo de enfermedades, la demencia no es un “defecto de carácter” y el término no debe usarse para criticar a una persona. La demencia es un diagnóstico médico grave; pregúntale a quienes la padecen, a los seres queridos que los cuidan o a cualquiera de nosotros que los tratamos. </p>
<p>Tener demencia es un desafío. <a href="https://www.alz.org/alzheimers-dementia/facts-figures">Aprende lo que puedes hacer</a> para ayudar a las personas con demencia en su propia comunidad.</p>
<p><em>Este artículo fue traducido por <a href="https://www.elfinanciero.com.mx/ciencia/olvidar-un-nombre-o-una-palabra-significa-que-tengo-demencia">El Financiero</a>.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/147534/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laurie Archbald-Pannone no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
</span></em></p>Existen diferentes tipos de pérdida de memoria y pueden tener diferentes causas.Laurie Archbald-Pannone, Associate Professor Medicine, Geriatrics, University of VirginiaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.