tag:theconversation.com,2011:/es/topics/desigualdad-60433/articlesdesigualdad – The Conversation2023-09-10T20:32:47Ztag:theconversation.com,2011:article/2127232023-09-10T20:32:47Z2023-09-10T20:32:47ZClaves para enfrentar el cambio climático: Reducir la desigualdad y decrecer<hr>
<p><em>Esta primera entrega de la serie ‘Claves para enfrentar el cambio climático’, coordinada por Fernando Valladares, ha sido escrita
en coautoria con Juan Bordera, guionista, periodista, activista en Extinction Rebellion y València en Transició y diputado de Compromís en las Cortes Valencianas.</em></p>
<hr>
<p>Un 1 % mundial superrico consume tanta energía como la que se necesitaría para proporcionar una vida digna a 1 700 millones de personas. Empecemos por ahí para entender qué significa decrecer y por qué es clave para frenar el desastre ecológico. </p>
<p>Una encuesta realizada por <a href="https://today.yougov.com/">YouGov </a>y amplificada en muchos medios como The Guardian muestra que “<a href="https://www.theguardian.com/environment/2023/may/02/many-europeans-want-climate-action-but-less-so-if-it-changes-their-lifestyle-shows-poll?CMP=share_btn_tw&s=08">muchos europeos quieren medidas contra el cambio climático, pero no tanto si modifican su estilo de vida</a>”. Esta encuesta da a entender que realmente el problema está en el miedo individual a perder comodidades, y parece irresoluble, pero ¿es realmente así? Afortunadamente, no. </p>
<h2>La creciente desigualdad social lleva al colapso</h2>
<p>El principal problema radica en la creciente desigualdad económica. Multitud de trabajos y modelos han analizado esta cuestión, que es de una lógica aplastante. Un modelo de dinámica de sistemas llamado HANDY <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0921800914000615">(Human And NatureDYnamics)</a> estudió el tema y sus conclusiones son esclarecedoras. </p>
<p>Resumiendo mucho: <strong>la desigualdad es uno de los principales motivos de que una sociedad colapse</strong>. Y jugó un importante papel en los <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0016328722001768">colapsos históricos</a> de diversas civilizaciones pasadas.</p>
<h2>La burbuja del lujo y los resortes de poder</h2>
<p>Es muy simple, por dos razones: la élite de una sociedad desigual vive en una burbuja de lujo, muy desconectada de la realidad e inmune a las señales de alarma, por lo cual no suele ni percibir el riesgo con claridad ni puede tomar medidas adecuadas siendo los que más cerca suelen estar de los resortes del poder. Por el otro lado, las capas menos favorecidas por la creciente desigualdad ven con recelo los comportamientos de esas élites que, en muchas ocasiones, idolatran y pretenden emular.</p>
<p>A principios del siglo XX, el sociólogo noruego <a href="https://economipedia.com/definiciones/thorstein-veblen.html">Thorstein Veblen</a> dio nombre a un fenómeno, “el consumo ostentatorio”, que es muy interesante comprender. </p>
<p>El consumo ostentatorio implica que una parte del consumo se hace por aparentar estatus o posición social. Así, cuantos más ejemplos de riqueza insultante tengamos alrededor, más cosas envidiaremos, pese a que no las necesitemos. </p>
<p>Si la desigualdad es tan extrema como la actual, será más fácil que nos fijemos en los que más tienen y tratemos de emularles debido precisamente a que la brecha es enorme.</p>
<p>El mito del derrame, la teoría económica por la cual la riqueza se redistribuye sola hacia las capas inferiores, se ha derrumbado durante los años de pandemia, unos años en los que, <a href="https://www.oxfamintermon.org/es/nota-de-prensa/riqueza-diez-hombres-ricos-planeta-mientras-ingresos-humanidad-deteriorado-causa-covid">mientras los 10 hombres más ricos del mundo han duplicado su riqueza, 160 millones de personas han pasado a engrosar las estadísticas de la pobreza</a>. </p>
<p>Es absolutamente crucial atajar esta brecha entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada.</p>
<h2>¿Más tecnología o menos consumo?</h2>
<p>Los problemas hermanos de la crisis ambiental y la crisis social se abordan esencialmente mediante tres enfoques:</p>
<p><strong>El escenario de crecimiento verde</strong>, basado en el progreso tecnológico y un crecimiento económico complementado con políticas medioambientales, logra una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero a costa de aumentar la desigualdad de ingresos y el desempleo. </p>
<p><strong>El escenario de políticas para la equidad social</strong> añade intervenciones directas en el mercado laboral que dan lugar a un rendimiento medioambiental similar al del crecimiento verde, al tiempo que mejoran las condiciones sociales, pero a costa de aumentar el déficit público. </p>
<p><strong>El escenario de decrecimiento</strong> consigue la reducción del consumo y las exportaciones, y logra una mayor reducción de las emisiones y de la desigualdad con un déficit público elevado, a pesar de la introducción de un impuesto sobre la riqueza. </p>
<h2>Prosperidad social y bajas emisiones de carbono como propuesta viable</h2>
<p>Los <a href="https://doi.org/10.1038/s41893-020-0484-y">estudios teóricos que modelizan</a> estos escenarios revelan que hay nuevas políticas sociales radicales que pueden combinar prosperidad social y bajas emisiones de carbono y que son económica y políticamente viables. </p>
<p>De momento, todas estas políticas radicales, efectivas y viables quedan reducidas al marco del decrecimiento económico y no en lo que se venía llamando desarrollo sostenible ni en el seductor pero falaz concepto de crecimiento verde.</p>
<p>En realidad, estamos ante una encrucijada de fácil solución, redistribuir la riqueza o colapsar por el peso de una élite que se empeña en seguir engordando mientras que la base ya no puede soportar el peso. </p>
<h2>Reducir la jornada laboral es una de las medidas estrella del decrecimiento</h2>
<p>La dificultad viene a la hora de implementarla, ya que, si buena parte de los negacionistas del clima lo son por egoísmo e interés propio, aceptar esta redistribución cuenta y contará con muchos obstáculos personales e institucionales. Pero no hay más alternativa que tasar la riqueza y redistribuirla democráticamente, porque de cualquier otro modo vamos a perder todos mucho más. </p>
<p>Una de las mejores maneras de redistribuir es regalar tiempo. Reducir la jornada laboral sin reducción salarial es una de las propuestas estrella del decrecimiento. La receta que defiende que se puede vivir mejor con menos si se reparte.</p>
<p>El <a href="https://www.unep.org/resources/report/climate-change-2022-impacts-adaptation-and-vulnerability-working-group-ii">IPCC</a> recogía 28 veces la palabra decrecimiento en su último informe sobre cambio climático y su mitigación, los presidentes de Colombia e Irlanda han apoyado abiertamente estas ideas, y las asambleas ciudadanas suelen apostar por las propuestas que emanan de las teorías decrecentistas. </p>
<p>Los escenarios de decrecimiento <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-021-22884-9">minimizan muchos riesgos clave</a> para la viabilidad y la sostenibilidad en comparación con las vías actuales impulsadas por la tecnología. </p>
<p>El decrecimiento económico permite una mitigación del cambio climático mucho más directa y clara que tratar de lograr el milagro de desvincular energía y PIB, eliminar a gran escala el CO₂ atmosférico y transitar a gran escala y a gran velocidad hacia las energías renovables. </p>
<h2>No se puede crecer eternamente en un planeta finito</h2>
<p>Sin embargo, aunque siguen existiendo importantes retos en cuanto a la viabilidad política del decrecimiento, en los grandes medios de comunicación son cada vez más las voces que abordan una obviedad que nos está costando demasiado tiempo aceptar: no se puede crecer eternamente en un planeta finito.</p>
<p>Una obviedad que ya se planteaban hasta economistas nada sospechosos de revolucionarios como John Stuart Mill allá por 1848. La primera vez que se mencionó el concepto de <a href="https://humansandnature.org/economic-growth-and-the-stationary-state/">estado estacionario</a> o <em>steady state</em> fue en la obra de un liberal.</p>
<p>Para transitar de la mejor manera posible por el siglo de los límites es ineludible incorporar las ideas del decrecimiento. No es solo una cuestión ética.</p>
<p>La desigualdad económica nos sale ambientalmente carísima, tanto que pronto no tendremos dinero para afrontar todos los gastos.</p>
<p><a href="https://www.nature.com/articles/s41467-022-32729-8">Millward y Hopkins (2022)</a> han calculado que, en términos energéticos, una sociedad moderadamente desigual (y estamos dejando ya esa moderación muy atrás) supone el doble de consumo energético que una sociedad igualitaria. Sin embargo, la economía mundial sigue avanzando hacia el desastre ecológico y las desigualdades siguen creciendo.</p>
<p>Los costes energéticos de la desigualdad son mucho más significativos que los de la cantidad de población. Incluso los más moderados niveles de desigualdad que la ciudadanía considera aceptables aumentan la energía necesaria para proporcionar una vida digna universal en un 40%. </p>
<p>En ese grado tolerado socialmente de desigualdad, un 1% mundial superrico consume tanta energía como la que se necesitaría para proporcionar una vida digna a 1 700 millones de personas.</p>
<p>El colapso ecológico y la desigualdad económica se encuentran entre los mayores retos globales contemporáneos, y <a href="https://ethic.es/2023/05/el-consumo-excesivo-tiene-consecuencias-globales-serias-huella-carbono/">ambas cuestiones están completamente entrelazadas</a>, y lo han estado a lo largo de la historia de las distintas civilizaciones.</p>
<p>El medio ambiente establece los límites, la sociedad cómo se reparten. Decrecer, sobre todo en el norte global, no sólo es la única salida a largo plazo del laberinto de la crisis ambiental y climática sino que también es la forma de prosperar, de alcanzar lo que Jason Hickel denomina “<a href="https://static1.squarespace.com/static/59bc0e610abd04bd1e067ccc/t/5e1df3ea595ea63874ea313e/1579021342141/Hickel+-+El+decrecimiento+-+la+teoria+de+la+abundancia+radical.pdf">abundancia radical</a>”, una situación en la que lo humano, el bienestar, los valores y la auténtica sostenibilidad se imponen al crecimiento económico y al enriquecimiento desigual e indefinido.</p>
<h2>Ha llegado el momento de decrecer</h2>
<p>Decía <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Victor_Hugo">Víctor Hugo</a> que no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo. El decrecimiento empieza a ser aceptado incluso por la Europa más neoliberal, que le dedicó recientemente <a href="https://www.beyond-growth-2023.eu/">un congreso de tres días auspiciado por el mismo Parlamento Europeo</a>. Eso sí, bajo el nombre de postcrecimiento o más allá del crecimiento (_beyond growth), denominaciones que parecen levantar menos recelos entre economistas, políticos y empresarios.</p>
<p>En el fondo son dos conceptos diferentes que pueden tener utilidades también diversas. Mientras el decrecimiento es más claro y apuesta por reconocer la deuda histórica contraída por el Norte Global respecto al explotado Sur, el otro apunta más a la necesidad de estabilizar un planeta Tierra cuyos ecosistemas más esenciales están bordeando el <a href="https://www.agenciasinc.es/Noticias/El-Artico-al-borde-del-punto-de-no-retorno">punto de no retorno</a>. </p>
<p>Tanto postcrecimiento como decrecimiento buscan sortear el desastre ecológico, que arrastraría a la economía, al bienestar, a la democracia y a la paz. Tanto uno como otro requieren una reducción drástica de la desigualdad, la brecha por la que históricamente se deshilachan las sociedades.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/212723/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fernando Valladares no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El 1% mundial superrico consume tanta energía como la que se necesita para la vida digna de 1.700 millones de personas. La desigualdad favorece el colapso mientras que el decrecimiento lo evita.Fernando Valladares, Profesor de Investigación en el Departamento de Biogeografía y Cambio Global, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2071512023-06-15T17:58:52Z2023-06-15T17:58:52ZInclusión y diversidad en la gestión de crisis: lecciones de la covid-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/531915/original/file-20230614-26-z3g0a3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=35%2C0%2C5955%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-march-22-2020-medical-1681066993">Enrique Campo Bello/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La crisis sanitaria desatada con la pandemia de la covid-19 trascendió el sistema sanitario, desembocando en una crisis económica, social y política. Estas “crisis múltiples” comparten, en palabras de Mayte Dongo Sueiro, polítologa de la Universidad Católica del Perú, el “<a href="https://www.revistaideele.com/2021/02/23/multiples-crisis-en-el-contexto-de-la-pandemia-covid-19/">cuestionamiento sobre el orden, dudas sobre las normas que rigen nuestra convivencia social, y que se convirtieron hace unas décadas en las reglas aceptadas por un gran número de personas en el mundo</a>”.</p>
<p>Se crea un contexto de “<a href="https://www.globalgovernmentforum.com/the-age-of-permanent-crisis-is-here-governments-must-rapidly-adapt/">crisis permanente</a>”: una sucesión constante de situaciones desafiantes y disruptivas que afectan diversos aspectos de la vida en la sociedad. Pueden ser crisis sanitarias, energéticas, económicas, conflictos armados y otros eventos que tienen un impacto significativo a nivel global, y que para hacerse frente necesitan un “estado reforzado”. </p>
<p>Pero ¿afectan a todas las personas por igual?</p>
<h2>Mecanismos europeos</h2>
<p>La Unión Europea ha desarrollado, desde principios de la década de 2000, varios mecanismos de respuesta a las crisis, ya sean naturales o provocadas por el hombre. </p>
<p>En 2018 se creó la unidad de Respuesta Política Integrada (IPCR) para la toma de decisiones coordinada en “crisis importantes y complejas, incluidos actos de terrorismo”. El Mecanismo de Protección Civil de la Unión (UPCM) se ha desarrollado para reforzar la cooperación entre los Estados miembros en la prevención, preparación y respuesta ante catástrofes. </p>
<p>En respuesta a la covid-19, en febrero de 2020, el marco legislativo del UPCM se revisó para proporcionar apoyo intersectorial más completo a la gestión de emergencias a los estados miembros y a sus ciudadanos. </p>
<p>Basándose en las lecciones aprendidas de esta última crisis y con asesoramiento científico, la Comisión Europea ha propuesto el paquete legislativo <a href="https://doi.org/10.5281/zenodo.7035363"><em>RESISTIRÉ 2022</em></a> (RESpondIng to outbreakS through co-creaTIve inclusive equality stRatEgies) para renovar toda la arquitectura de preparación y respuesta ante crisis sanitarias. </p>
<h2>Las crisis y el impacto de género</h2>
<p>Una de las cuestiones que la pandemia dejó claras es que existe un <a href="https://theconversation.com/el-genero-y-la-igualdad-en-tiempos-de-coronavirus-135998">impacto distinto según el género</a>. Aunque la perspectiva de género se lleva incorporando en la formulación de políticas de la UE desde hace más de dos décadas, las políticas estatales españolas, en gran medida, aún no lo han hecho. </p>
<p>La necesidad de dar respuestas rápidas en tiempos de crisis a menudo eclipsa la consideración de las cuestiones de género cuando se diseñan políticas para hacer frente a tales situaciones. </p>
<p>Tomando un ejemplo del pasado reciente, el Instituto Europeo para la Igualdad de Género subraya cómo “<a href="https://eige.europa.eu/newsroom/covid-19/economic-hardship-and-gender">las medidas fiscales adoptadas a raíz de la crisis financiera de 2008 tuvieron un impacto desproporcionadamente negativo en las mujeres</a>”.</p>
<p>Además de otros motivos de desigualdad (como la orientación sexual, la etnia, el origen socioeconómico y las discapacidades, por nombrar algunos), hacer la vista gorda a las desigualdades de género en las políticas relacionadas con la pandemia significa dejar atrás a una población considerable en la UE.</p>
<h2>La información que nos da RESISTIRÉ</h2>
<p>Los datos del proyecto europeo <a href="https://resistire-project.eu/">RESISTIRÉ</a>, que analiza las políticas y las respuestas de la sociedad en los 31 países (los 27 de la UE junto con Islandia, Reino Unido, Serbia y Turquía), aportan información detallada sobre las iniciativas políticas y sociales para paliar el impacto de la crisis con una especial atención en la protección a las mujeres. </p>
<p>Estos datos apuntan a una leve mejoría respecto de la situación descrita <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-02006-z">en estudios anteriores</a> que indicaban que “sólo 16 países han comunicado medidas de protección social nuevas o medidas de protección social nuevas o modificadas que hacen referencia a las mujeres”. </p>
<p>Los análisis de RESISTIRÉ muestran que, aunque la integración de la perspectiva de género se ha adoptado como enfoque en la elaboración de políticas de la UE durante más de dos décadas, las políticas de lucha contra la covid 19 en general no han integrado la perspectiva de género a escala nacional. </p>
<p>Por ejemplo, de un total de <a href="https://zenodo.org/record/7041794#.ZHTav3ZBw2w">298 medidas analizadas</a> sólo en el 2 % se ha llevado a cabo una evaluación del impacto de género (EIG). En el 58 % de los casos, la EIG no se ha llevado a cabo en absoluto, y en el 40 % de los casos no había motivos para evaluarla.</p>
<h2>Desigualdad del sistema sanitario</h2>
<p>La pandemia ha recordado a la sociedad el papel esencial de nuestro sistema sanitario y lo importantes que son las personas que trabajan en él. Las desigualdades existentes en el sector, y más concretamente en los hospitales, se han exacerbado debido a la pandemia. </p>
<p>Los mecanismos de toma de decisiones y la gestión están dominados por los hombres, mientras que la mayoría de los trabajadores sanitarios, especialmente en primera línea contra el virus, son mujeres. Para ilustrarlo, en 2019, más del 70 % del personal sanitario mundial estaba formado por mujeres, mientras que los hombres ocupaban alrededor del 75 % de los puestos de liderazgo en el sector.</p>
<p>En la UE, <a href="https://doi.org/10.5281/zenodo.7041810">en ese mismo año</a>, el 86 % de los trabajadores de atención personal en los servicios sanitarios eran mujeres, mientras que las mujeres representaban el 89 % de las enfermeras y matronas y el 84 % de los profesionales asociados. En cambio, sólo representaban el 52 % de los médicos.</p>
<h2>La violencia de género durante la pandemia</h2>
<p>Uno de los ámbitos donde más llama la atención la ausencia de políticas específicas es la violencia de género. En muchos países, las políticas de confinamiento y la crisis económica han provocado un aumento de la violencia de género. Algunos países han respondido con políticas para concienciar, reforzar las herramientas de apoyo a distancia y proporcionar fondos a las organizaciones que gestionan servicios y refugios.</p>
<p>Al mismo tiempo, en varios países ha habido una ausencia total de políticas en este ámbito o los responsables políticos se han limitado a hacer declaraciones <a href="https://zenodo.org/record/6325633#.ZHTX_nZBw2x">sin tomar acciones concretas</a>.</p>
<h2>Digitalización sobrevenida</h2>
<p>La repentina aceleración de la digitalización de los servicios públicos y las interacciones humanas durante la crisis pandémica ha tenido un impacto desigual en la vida de las personas, especialmente en las más vulnerables. </p>
<p>Por un lado, la posibilidad de llevar a cabo nuevos procesos (por ejemplo, suministro de información, reuniones, etc.) a través de internet ha permitido a la sociedad civil implicar a más personas en actividades de apoyo y multiplicar los contactos y la ayuda mutua. </p>
<p>Por otro lado, este proceso de transición a las interacciones digitales ha contribuido a crear las condiciones para la reproducción de viejas desigualdades y la creación de otras nuevas. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una niña observa la pantalla de un ordenador en su casa." src="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La digitalización no fue posible para todo el mundo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/fvT3t9iOaJI">Giovanni Gagliardi / Unsplash</a></span>
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</figure>
<p>Quienes carecen de dispositivos, conectividad y competencias (por ejemplo, personas de bajo nivel socioeconómico, residentes en zonas rurales, ancianos, etc.) se han visto a menudo excluidos de los beneficios antes mencionados. En varios casos, las políticas aplicadas para mitigar estas desigualdades a menudo no han tenido en cuenta a quienes carecen de ciudadanía, vivienda “adecuada” o conocimientos lingüísticos. </p>
<p>Además, estas políticas se han ocupado a menudo del aspecto material de la cuestión (distribución de dispositivos) sin reflexionar sobre los aspectos sociales implicados. Por ejemplo, no se ha reflexionado sobre el hecho de que los edificios escolares pueden ser a menudo un entorno seguro para los alumnos de familias con orígenes difíciles.</p>
<h2>Impacto en la productividad académica</h2>
<p>La pandemia de la covid-19 afectó también especialmente a las mujeres y a grupos que ya eran menos visibles en las carreras de investigación antes de la pandemia, como ha recogido el informe elaborado por el <a href="https://research-and-innovation.ec.europa.eu/news/all-research-and-innovation-news/new-expert-group-report-covid-19-impact-gender-equality-research-and-innovation-2023-05-05_en">Grupo de Expertos de la Comisión europea</a>. </p>
<p>Este informe constata una disminución de la productividad académica de las investigadoras, y en particular de las que se encuentran en las primeras etapas de su carrera. Además, las mujeres tenían una cantidad desproporcionada de responsabilidades asistenciales, incluida la educación en el hogar, lo que les dejaba menos tiempo para investigar, en comparación con las que no tenían responsabilidades asistenciales. </p>
<h2>La pandemia en primera persona</h2>
<p>El impacto de la pandemia y las respuestas políticas y sociales están siendo objeto de estudio para poder mejorar la respuesta a crisis presentes y futuras. Sin embargo, pocas investigaciones han puesto el foco en recoger las vivencias individuales de las personas más vulnerables durante esta crisis. </p>
<p>Esto sí que se ha incorporado a la investigación de RESISTIRÉ a través de la recopilación de más de 800 entrevistas narrativas individuales; 90 entrevistas semiestructuradas a expertos y autoridades públicas; y 14 talleres paneuropeos con 200 expertos de la sociedad civil, el mundo académico y las autoridades públicas. </p>
<p>Esta aportación cualitativa se recogerá en un libro <em>(Better) Stories from the Pandemic</em> que se presentará durante la <a href="https://resistire-project.eu/resistire-final-event/">conferencia final del proyecto, los próximos 20 y 21 de junio en Bruselas</a>.</p>
<h2>Saldremos mejores: historias inspiradoras</h2>
<p>A pesar de todos los datos anteriores, la crisis también ha puesto de relieve muchas historias de inspiración acerca de medidas legislativas y respuestas sociales inspiradoras a estos impactos de género, esforzándose por reconstruir mejor poniendo el cuidado, la diversidad y el bienestar social en el centro del cambio social, y desafiando las relaciones de poder de género e interseccionales. </p>
<p>Estas “<a href="https://resistire-project.eu/better-stories-europe/">historias mejores</a>” se basan en el concepto desarrollado por la socióloga canadiense <a href="https://sunypress.edu/Books/T/The-Better-Story2">Dina Georgis</a>. RESISTIRÉ ha recopilado prácticas prometedoras en 31 países europeos que alivian el impacto de las políticas de la pandemia sobre las desigualdades: ninguna es una solución perfecta, pero ilustran cómo puede mejorarse una situación social determinada.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207151/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María López Belloso recibe fondos de H2020, Proyecto RESISTIRE (101015990). Ellla es miembro del Grupo de expertas de la EC para analizar el impacto de género del COVID 19. </span></em></p>Las grandes crisis obligan a medidas improvisadas que desde la Unión Europea se quieren prever y organizar. El impacto es desigual: lo sufren desproporcionadamente mujeres y otros colectivos.María López Belloso, Investigadora asociada del proyecto GEARING ROLES (H2020), Universidad de DeustoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2010422023-03-21T18:39:56Z2023-03-21T18:39:56Z¿Por qué tienen más miedo al dentista las mujeres en algunos países?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/516040/original/file-20230317-1736-4ctm5n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5751%2C3837&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/her-nightmare-closeup-terrified-female-covering-797122330">Shutterstock / Hnong Naja</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://theconversation.com/es/topics/miedo-56744">miedo</a> es una emoción, y como tal, permite responder de forma inmediata ante determinados estímulos, en este caso percibidos como peligrosos. Pueden provocar ese temor de forma natural –la visión de un tigre a punto de atacarnos– o ser aprendidos, asimilados como tales mediante la experiencia. Seguramente, la inquietud que suele acompañar a la visita al dentista contiene algo de ambas cosas.</p>
<p>Por un lado, es natural que entregarnos a quien nos pide que abramos la boca para manipularnos nos provoque cierta ansiedad. Y por otro, esa ansiedad puede convertirse en miedo por varias razones: desde una vivencia negativa anterior, sea propia o adquirida socialmente, hasta determinadas condiciones personales, como veremos después.</p>
<h2>No todos (o más bien todas) padecen el mismo miedo</h2>
<p>En cualquier caso, el estrés inducido por la mera perspectiva de acudir a la consulta está universalmente extendido y sigue varios patrones comunes, si bien existen diferencias tanto individuales como colectivas.</p>
<p>Así, por ejemplo, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4233415/">la población japonesa mostró más miedo al dentista que la europea</a>, y lo mismo ocurrió con la china. Pero aún resultó más interesante comprobar que el porcentaje de mujeres de ambos países orientales que sentían pánico <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2148611/pdf/anesthprog00255-0037.pdf">fuera mucho mayor que el sufrido por los hombres de su misma cultura</a>. </p>
<p>Algo tan llamativo provocó que Ruth Virseda Rodríguez, hoy doctora y odontóloga especialista en endodoncia, y yo mismo nos plateáramos profundizar sobre sus causas. La investigación se desarrolló en varios períodos a lo largo de cuatro años de colaboración con la ONG <a href="https://www.dentistassinlimites.com/"><em>Dentistas sin límites</em></a>, dedicada a atender poblaciones sin recursos en países poco desarrollados. Sus resultados dieron lugar a la <a href="https://www.educacion.gob.es/teseo/mostrarRef.do?ref=1102503">tesis doctoral</a> de la doctora Virseda, que además fue quien realizó el trabajo de campo.</p>
<p>Con objeto de obtener un control actualizado, se comenzó por analizar qué ocurría en un país desarrollado como España. Tras corroborar que se ajustaba a los mismos patrones que otros países europeos, se emprendió el análisis en países con contextos socioeconómicos diferentes: Nicaragua, nación centroamericana con una renta per cápita quince veces inferior a la española; la India, un gigante asiático con una renta por habitante similar a la de Nicaragua; y Camboya, país de Extremo Oriente con una renta veinte veces inferior a la de España. </p>
<p>Formaron parte del estudio personas adultas sanas, de ambos sexos, que en muchos casos no habían tenido contacto, ni directo ni indirecto, con una consulta odontológica. Por eso, sus miedos no estaban tan condicionados como en otros trabajos.</p>
<h2>El pavor al dentista, indicador de discriminación contra las mujeres</h2>
<p>Como se menciona anteriormente, España se alinea con el resto de países europeos. No se detectaron diferencias entre géneros, y, como muestra del confort con que se suele vivir en un país rico, su población fue la única de este estudio que manifestó más miedo subjetivo que objetivo. Es decir, los encuestados decían padecerlo más de lo que los datos indicaban.</p>
<p>Tampoco se hallaron diferencias en Nicaragua, otra nación de cultura occidental donde su parco desarrollo económico y sus problemas políticos no parecen influir sobre el estatus de sus mujeres. Con independencia de que el acceso a los estudios superiores de sus jóvenes sea de poco más de un 2 %, ver el porcentaje de féminas egresadas anualmente en sus universidades da pistas sobre la situación y corrobora nuestras apreciaciones: <a href="https://nicaraguainvestiga.com/nacion/76350-mujeres-predominan-egresos-universitarios/">ellas suman casi el 70 % del total frente a un 30 % masculino</a>.</p>
<p>Algo totalmente diferente ocurrió en Oriente. En la India, un país con una sociedad estratificada no solo desde el punto de vista económico sino también por su cerrado sistema de castas, no se encontró condición más segregada que el de ser mujeres solteras. Fueron estas precisamente las únicas que mostraron un miedo mayor que el resto, probablemente porque el desprecio y la desprotección que deben de sentir condiciona la percepción que tienen de sí mismas e incrementa sus temores.</p>
<p>Aún fue peor el caso de Camboya. Este país sufrió no hace tanto el reinado de terror liderado por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pol_Pot">Pol Pot</a>, un dictador comunista rural que vació las ciudades y creó campos de concentración donde murieron cientos de miles de personas. A continuación estalló una guerra civil que ocasionó medio millón de muertos más. </p>
<p>No resulta descabellado suponer que su población aún padece cierto trastorno postraumático, por el horror vivido en primera persona o de manera vicaria, ya que se distinguió de la del resto de países. Pero es que además se encontraron diferencias muy marcadas entre géneros; tantas como para que algunas mujeres, sólo ellas, llegaran a sufrir síncopes antes o durante los tratamientos, especialmente las solteras.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/516041/original/file-20230317-2026-zuuzjh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cráneos en el Memorial de Choeung Ek (Camboya). Cerca de Phnom Penh, la capital camboyana, unas 20.000 personas fueron asesinadas a finales de la década de 1970. Más de 5.000 cráneos de las víctimas se colocaron en una torre (estupa).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Killing_Fields_20170222-1.jpg">Wikimedia Commons / Dr. Hubertus Knabe</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Visto lo anterior, incluidos los estudios referidos al principio, parece claro que las sociedades que conservan y transmiten desigualdades en perjuicio de las mujeres condicionan el miedo que sufren ante una intervención odontológica, algo que ocurre al margen del desarrollo económico del país. Buena muestra son Japón, la India o Camboya, naciones asiáticas con rentas tan dispares como para que el primero multiplique por treinta la del último.</p>
<p>En definitiva, la inseguridad y baja autoestima que sienten las mujeres en determinadas culturas, minusvaloradas socialmente por el mero hecho de serlo, incrementa la intensidad del miedo que padecen; al menos, a la hora de enfrentarse al dentista. Esta emoción, cuantificable de forma objetiva, sin duda es un indicador de la discriminación que sufren.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/201042/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose V. Moncho Bogani no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las desigualdades entre géneros también condicionan la manera de enfrentarse al trance de pasar por la consulta del dentista. En Camboya, por ejemplo, algunas mujeres llegan a sufrir síncopes antes o durante los tratamientos, especialmente las solteras.Jose V. Moncho Bogani, Profesor de Histología en la Facultad de Medicina de Albacete. Miembro del Instituto de Investigación en Discapacidades Neurológicas, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1997602023-03-15T17:55:20Z2023-03-15T17:55:20Z¿Cómo informaron realmente los medios durante la pandemia?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/514890/original/file-20230313-16-vq8w2j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5851%2C3903&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/horizontal-shot-adult-man-wears-formal-1705042342">Shutterstock / VK Studio</a></span></figcaption></figure><p>¿Qué pasa con mi contrato temporal si no puedo ir a trabajar? ¿Cómo van a seguir las clases mis alumnos si no tienen ordenador? Mientras yo trabajo, ¿quién cuida de mis hijos? ¿Me van a seguir pagando aunque no pueda acudir a mi puesto? Cualquiera de nosotros podría ser el protagonista de alguna de estas inquietudes cuando, aquel ya histórico 15 de marzo de 2020, se colgó en España el cartel de “cerrado”. </p>
<p>Tras el anuncio de estado de alarma decretado por el Gobierno se sucederían los días y, frente a la esperanza inicial, la realidad se empeñó en demostrarnos que ese nuevo virus marcaría nuestra vida y la de todo el planeta en los siguientes años. </p>
<p>En un contexto de cifras, mapas e incidencias acumuladas, los medios también comenzaron a prestar atención a un concepto que había cobrado importancia a raíz de la crisis del 2008: la desigualdad. </p>
<p>El coronavirus no nos igualaba, sino que su expansión estaba sirviendo para acrecentar esas desigualdades heredadas de un sistema resquebrajado y cuestionado debido, entre otros aspectos, a la Gran Recesión. De hecho, en España, la brecha entre ricos y pobres creció notablemente. Así lo muestra el índice de Gini, la referencia más común en la medición de la desigualdad de rentas, el cual <a href="https://www.funcas.es/articulos/desigualdad-de-rentas-en-el-primer-ano-de-pandemia/">aumentó en 0,9 puntos del año 2019 al 2020</a>, rompiéndose la tendencia bajista iniciada en 2014. Asimismo, la ratio S90/S10 señala que en <a href="https://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/informe-AROPE-2022-resumen-ejecutivo.pdf">2021 la renta del 10 % más rico de la población multiplicaba por 11,8 a la del 10 % más pobre</a>. </p>
<h2>Un acercamiento dispar de la prensa generalista</h2>
<p>No obstante, el acercamiento de la prensa generalista fue dispar ante un asunto de tal magnitud. Atendiendo a la información publicada en algunos de los principales diarios digitales españoles de referencia durante el primer año de pandemia (marzo 2020-febrero 2021) observamos que ni el seguimiento, ni el nivel de profundización fue el mismo en todos ellos. </p>
<p>A la hora de ahondar en estos datos, disponibles en la investigación <a href="http://cuadernos.info/index.php/cdi/article/view/45419/40371"><em>La relevancia de la desigualdad en los cibermedios españoles en un año de pandemia</em></a>, es necesario partir de un hecho clave: <a href="https://www.nationalaffairs.com/storage/app/uploads/public/58e/1a4/b56/58e1a4b56d25f917699992.pdf">la atención mediática fluctúa</a> a lo largo del tiempo. De esta forma, el foco sobre la interacción del binomio pandemia-desigualdad descendió a lo largo del tiempo. Del gran interés inicial por mostrar los efectos en el ámbito laboral y educativo se pasó a una presencia más vinculada a momentos puntuales como el inicio del curso escolar o cuestiones específicas tales como la distribución y acceso a las vacunas. </p>
<iframe title="Presencia de la desigualdad en los medios" aria-label="Interactive line chart" id="datawrapper-chart-z2ciq" src="https://datawrapper.dwcdn.net/z2ciq/4/" scrolling="no" frameborder="0" style="border: none;" width="100%" height="400" data-external="1"></iframe>
<p>Por otro lado, la relevancia se vincula también con la ideología del medio. De la muestra analizada, dos diarios se alinean con la socialdemocracia (elpais.com y eldiario.es), tres se definirían como liberales (elconfidencial.com, elmundo.es y lavanguardia.com) y, por último, abc.es cubre el espectro conservador. De esta forma, los dos periódicos con carácter progresista otorgaron una gran relevancia al asunto, ya que junto a <em>La Vanguardia</em> coparon el mayor número de publicaciones.</p>
<p>En cuanto al nivel de profundidad, este varía de igual forma atendiendo a la ideología. Distintas líneas editoriales provocan diferentes aproximaciones. Así, los periódicos conservadores-liberales mantuvieron un encuadre simplista a la hora de abordar la problemática. Mayoritariamente trataron el asunto desde el género informativo, llegando a reproducir, en ocasiones, las notas de las agencia de noticias de forma literal. No obstante, el número de relatos firmados por periodistas fue mayor que el de las agencias o el de colaboradores. De igual forma, los relatos se publicaron en las secciones tradicionales del periódico, a excepción del nativo digital (<em>El Confidencial</em>) donde emplearon en gran medida blogs (12,7 %). </p>
<p>Por su parte, aquellos vinculados con líneas progresistas profundizaron más en la relación de la desigualdad y pandemia. Contaron con diferentes actores como colaboradores especialistas; espacios como suplementos y blogs; así como un acercamiento desde el género de opinión.</p>
<iframe title="Autoría de los contenidos periodísticos" aria-label="Barras apiladas" id="datawrapper-chart-3Jjvg" src="https://datawrapper.dwcdn.net/3Jjvg/2/" scrolling="no" frameborder="0" style="border: none;" width="100%" height="303" data-external="1"></iframe>
<iframe title="Espacios de publicación de los contenidos periodísticos" aria-label="Barras apiladas" id="datawrapper-chart-2CslH" src="https://datawrapper.dwcdn.net/2CslH/1/" scrolling="no" frameborder="0" style="border: none;" width="100%" height="303" data-external="1"></iframe>
<iframe title="Tipos de contenidos periodísticos" aria-label="Barras apiladas" id="datawrapper-chart-53F1u" src="https://datawrapper.dwcdn.net/53F1u/1/" scrolling="no" frameborder="0" style="border: none;" width="100%" height="282" data-external="1"></iframe>
<p>Es interesante destacar también los temas con los que se vincula la desigualdad. Temáticas sociales: educación, sanidad o la movilidad social fueron los más habituales (37,1 %). En menor medida encontramos la política (21,6 %), la economía (17,8 %) y el mercado laboral (15,7 %).</p>
<p>Por último, una llamada de atención sobre los titulares. Teniendo en cuenta que la mayoría de los lectores de diarios lo son en realidad de titulares y solo recalan en el cuerpo de la información si se sienten suficientemente atraídos por los elementos de cabecera, cabe mencionar el tratamiento de la titulación. Destaca, por tanto, que tan solo en un 11,8 % de los casos la desigualdad se mencionó explícitamente en los elementos de titulación, mientras que el coronavirus (o la covid-19) se destacaba el 42,5 %. </p>
<p>Por todo esto, la opinión pública fue informada de forma dispar según el medio que había consultado. Asumimos que los diarios progresistas son la <a href="https://academic.oup.com/joc/article-abstract/35/2/134/4282870?redirectedFrom=fulltext">punta de lanza de la problemática social</a>. Se erigieron como referentes a la hora de hablar de la desigualdad, más allá de la atención mediática puntual potenciada al inicio de la pandemia. Estos diarios, en consonancia a su línea editorial, se ocuparon de tratar el tema más y con mayor profundidad, permitiendo una maduración del mismo, gracias a la aparición de nuevos espacios mediáticos, dentro de los cibermedios, que permitieron a ciertos <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0047272707000606?via%3Dihub">actores sociales mejorar sus efectos persuasivos mediante la construcción de mensajes propios</a>. Esta cobertura periodística se contrapone con la postura de la prensa más conservadora y liberal en lo económico que informó puntualmente, sin entrar en valoraciones más profundas. </p>
<p>España es hoy un país más desigual que al inicio de la pandemia. Y no todos compartimos las mismas inquietudes al respecto. Ni leemos los mismos periódicos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/199760/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rosa Pérez Arozamena recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades para el proyecto Noticias, redes y usuarios en el sistema híbrido de medios. Transformación de la industria de medios y la noticia en la era post-industrial (referencia RTI2018-095775-B-C43) dentro del Programa Estatal de I+D+i orientado a los Retos de la Sociedad.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Javier Odriozola Chéné ha recibido fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades para el proyecto Noticias, redes y usuarios en el sistema híbrido de medios. Transformación de la industria de medios y la noticia en la era post-industrial (referencia RTI2018-095775-B-C43) dentro del Programa Estatal de I+D+i Orientada a los Retos de la Sociedad.</span></em></p>Desde que estalló la pandemia la atención de los medios se centró en uno de los efectos más devastadores: el aumento de la desigualdad. Pero, ¿cómo se ha informado a la opinión pública?Rosa Pérez Arozamena, Dra. Ciencias de la Comunicación , Universidad Camilo José CelaJavier Odriozola Chéné, Dr. Periodismo, Universidad Europea del AtlánticoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1950722023-03-07T17:32:55Z2023-03-07T17:32:55ZMujeres y empleo: la revolución se estanca en las ocupaciones con mayor presencia masculina<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/513976/original/file-20230307-299-hr37lf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C10%2C6880%2C4562&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/portrait-woman-engineer-building-site-looking-1593933514">Ground Picture / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La movilización laboral y el continuo aumento de la tasa de actividad de las mujeres en el España es un proceso de largo recorrido, que se vio acelerado con la crisis de la Gran Recesión. </p>
<p>La voluntad de las mujeres por estar presentes en el empleo ha crecido desde <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4351994">niveles inferiores al 30 %</a> a mediados de los años 80 del siglo pasado, hasta el 53,79 % <a href="https://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa0422.pdf">al cierre de 2022</a>. La brecha de género de este indicador se sitúa ahora por debajo del 10 %, cuando en los años 90 del siglo XX estaba en el 35 %. </p>
<p>Ahora bien, los índices de segregación por género sufren una <em>revolución estancada</em>: la mayoría de mujeres y hombres siguen entrando a trabajar en ramas de actividad y ocupación donde hay un predominio de personas del mismo sexo. </p>
<h2>Ocupaciones y género</h2>
<p>Según las investigaciones del <a href="https://www.unioviedo.es/mibanez/WordPress/es/mujeres-en-mundos-de-hombres/">Grupo Mujeres en Mundos de Hombres</a> de la Universidad de Oviedo a partir de los datos del <a href="https://www.ine.es/censos2011_datos/cen11_datos_resultados.htm">censo de población de 2011</a> (el último disponible), en España, el 31,1 % de las mujeres trabajaban en ocupaciones en las que <a href="https://libreria.cis.es/libros/mujeres-en-mundos-de-hombres/9788474767322/">más del 70 % eran también mujeres</a>. Más aún, sólo un 18 % trabajaba en ocupaciones en las que se daba una situación de paridad. </p>
<p><a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2559060">Otras estudiosas del tema</a> han concluido que las mujeres se concentran más en las ocupaciones femeninas que los hombres en las masculinas. Esto es así porque los hombres se distribuyen más homogéneamente en las ocupaciones (y en la elección de estudios) que las mujeres.</p>
<p><a href="https://revistas.ucm.es/index.php/STRA/article/view/81673">Los datos disponibles</a> muestran que:</p>
<ul>
<li><p>El porcentaje de mujeres en las ocupaciones masculinizadas es reducido.</p></li>
<li><p>Las ocupaciones feminizadas suelen ser menos numerosas que las masculinizadas.</p></li>
</ul>
<p>Esto resta oportunidades de empleo y espacio de elección a las mujeres frente a los hombres. Además, se trata de una realidad compartida con <a href="https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/39e67b83-852f-4f1e-b6a0-a8fbb599b256">la mayoría de los Estados miembros de la UE</a>.</p>
<h2>Estereotipo y exclusión</h2>
<p>Tras más de cuatro décadas de políticas de igualdad <a href="https://www.rtve.es/noticias/20230307/gobierno-ley-paridad/2430291.shtml">en España</a> y <a href="https://www.europarl.europa.eu/factsheets/es/sheet/59/la-igualdad-entre-hombres-y-mujeres">en Europa</a>, la tozudez de esta realidad sigue presente y tiene importantes consecuencias sobre la dificultad para el acceso o la permanencia de las mujeres en profesiones masculinizadas. Recordemos las dificultades que experimentaron <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6017569">las mujeres estibadoras</a>, especialmente en el Puerto de Algeciras, caso que <a href="https://www.europasur.es/maritimas/Puerto-Algeciras-mujeres-estiba_0_1224778190.html">fue muy mediático</a> en su momento. </p>
<p>Nuestro trabajo <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/STRA/article/view/81673"><em>Mujeres en mundos de hombres: segregación ocupacional de género y mecanismos de cierre social de acceso en profesiones de dominación masculina</em></a> muestra datos cuantitativos, pero también, y sobre todo, busca hacernos reflexionar sobre los mecanismos y prácticas que dificultan el cambio de las estructuras sexuadas en el mercado de trabajo, en los sectores económicos y en las ocupaciones y profesiones. </p>
<p>Para entender mejor qué mecanismos impiden que las mujeres accedan a puestos de trabajo mayoritariamente masculinos, el artículo analiza <a href="https://www.unioviedo.es/mibanez/WordPress/es/investigaciones/trayectorias-laborales-de-mujeres-en-ocupaciones-tradicionalmente-masculinas/">siete ocupaciones</a> (albañilas, pilotas, estibadoras, mecánicas, policías, informáticas, reporteras gráficas y maquinistas). </p>
<p>Gracias a este esfuerzo, hemos comprobado que las imágenes estereotipadas de las ocupaciones son el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Frank_Parkin#Teor%C3%ADa_del_cierre_social"><em>mecanismo de cierre</em></a> (las ocupaciones siguen siendo masculinas y excluyen a las mujeres) que comparten todos los casos analizados. También constatamos la importancia de las decisiones tempranas en las trayectorias educativas. Y, sobre todo, se demuestra que cada mecanismo de cierre necesita su propia política de igualdad.</p>
<p>La incorporación de las mujeres al empleo no se da por igual y casi siempre se produce acompañada de <a href="https://www.researchgate.net/publication/339336668_Segregacion_ocupacional_una_mirada_critica_a_la_participacion_tamizada_de_las_mujeres_en_el_empleo">procesos de segregación ocupacional</a>. </p>
<h2>Buenos puestos y otros menos deseables</h2>
<p>Según la teoría sobre <a href="https://www.jstor.org/stable/42779581">segmentación del mercado de trabajo</a>, existe un <em>mercado primario</em> con buenos puestos de trabajo: salarios elevados, estabilidad, oportunidades de promoción, etc.; y un <em>mercado secundario</em>, en el que quedarían los puestos menos deseables (salarios bajos, inestabilidad, escasas oportunidades de ascenso, etc.). </p>
<p>Esta teoría muestra cómo las condiciones de empleo pueden variar mucho de unos puestos a otros. Y es aquí donde se observa que el empleo femenino, aunque muy dual respecto a la condición de empleo, se concentra de manera importante en sectores feminizados y, a menudo, en segmentos de baja calidad en la ocupación.</p>
<h2>Desigualdad más allá del trabajo</h2>
<p>Estudiar por qué persiste la segregación ocupacional es importante porque esta segregación produce desigualdad en la vida de las personas trabajadoras y, además, es una fuente de ineficacia y rigidez en el mercado laboral. </p>
<p>En los empleos de dominación masculina se perciben mayores remuneraciones, lo que perpetúa la brecha salarial de género. Así, queda condicionado el bienestar material presente de las personas asalariadas, pero también su futuro. </p>
<p>Las menores rentas salariales redundan en <a href="https://theconversation.com/por-que-las-mujeres-cobran-menos-y-tienen-peores-pensiones-brecha-o-ceguera-de-genero-143736">menores prestaciones retributivas en la jubilación</a> y son causa de desigualdad en los recursos económicos percibidos por el conjunto de las mujeres. Pero, además, las ocupaciones con sobrerrepresentación de varones tienen, en promedio, mayor reconocimiento social y más oportunidades de promoción.</p>
<p>La segregación ocupacional debería ser tratada dentro de las políticas públicas de empleo por ser una situación que, lejos de corregirse, se reproduce. Los individuos toman sus decisiones de formación teniendo en cuenta las oportunidades profesionales con mayores expectativas de integración laboral y, además, se ven afectados por las diversas tradiciones de la cultura del trabajo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195072/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Empar Aguado Bloise no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Aunque las mujeres han ido ganando terreno en el espacio laboral español, sigue habiendo ocupaciones con una marcada presencia masculina en las que priman los estereotipos de género. Queda trabajo por hacer.Empar Aguado Bloise, Profesora del Departamento de Sociología y Antropología Social - Integrante del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres (IUED), Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1950322022-11-29T18:00:07Z2022-11-29T18:00:07ZLas personas sin hogar viven menos que el resto de la población<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/497905/original/file-20221129-12-nwq8p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2596%2C1732&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Una persona y un perro duermen en una calle de Barcelona un día lluvioso.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/barcelona-spain-february-4-2018-young-1087615184">Shutterstock / Bogdan Khmelnytskyi</a></span></figcaption></figure><p>Los últimos datos recopilados por el <a href="https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176817&menu=ultiDatos&idp=1254735976608">Instituto Nacional de Estadística</a> muestran que <a href="https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176817&menu=ultiDatos&idp=1254735976608">el número de personas sin hogar</a> ha crecido un 25 % en España en los últimos diez años. Esta problemática social ha pasado de afectar a 22 900 personas en 2012 a más de 28 500 personas en 2022. La edad media de las personas en esta situación en España es de 42,7 años.</p>
<p>El panorama no pinta mucho mejor en Europa. El <a href="https://www.europarl.europa.eu/spain/es/prensa/communicados_de_prensa/pr-2020/11-2020/la-ue-debe-fijarse-el-objetivo-de-erradicar-la-situacion-de-las-personas-sin-hogar-para-2030.html">Parlamento Europeo</a> destaca la precaria situación de vida de más de 700 000 personas que se enfrentan cada día (y cada noche) a la carencia de hogar en toda Europa. Este aumento, aseguran, ha sido del 70 % en solo una década. </p>
<p>Más allá de la necesidad básica de alojamiento, la vivienda es clave para el desarrollo del proyecto de vida. No en vano hablamos de un derecho humano fundamental.</p>
<p>No tener vivienda coloca a las personas en una situación de <a href="https://www.fundeu.es/recomendacion/sinhogarismo-sin-hogar-sintecho-sintechismo/">sinhogarismo</a> que aumenta las desigualdades <a href="https://ec.europa.eu/social/main.jsp?catId=1061&langId=en">para el acceso a derechos básicos de ciudadanía</a>. Entre ellos, el derecho a la salud.</p>
<h2>¿Cómo se llega a vivir sin hogar?</h2>
<p>Muchos factores pueden llevarnos a una situación de carencia de vivienda. A veces son individuales o relacionales, como un divorcio, el duelo por el fallecimiento de un ser querido, una enfermedad mental, la violencia doméstica o el abuso de sustancias. También intervienen factores estructurales, como la dificultad para acceder a una vivienda asequible, el desempleo (o el empleo precario) y la discriminación. </p>
<p>Además, la <a href="https://www.feantsa.org/download/fea_001-09_es2212436808563843273.pdf">Federación Europea de Organizaciones Nacionales que trabajan con las Personas Sin Hogar (FEANTSA)</a> subraya que detrás del sinhogarismo puede haber factores institucionales como la falta de coordinación entre servicios o un sistema de ayudas sociales inadecuadamente estructurado.</p>
<h2>Las personas sin hogar viven casi dos décadas menos</h2>
<p>Las personas sin hogar ven <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5739436/">reducida su esperanza media de vida</a> unos 17,5 años respecto al resto de la población. También se ha visto que presentan entre 2 y 50 veces más problemas de salud físicos, además de que las condiciones de vida de este colectivo dan lugar a <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9493295/">múltiples enfermedades o cronifican</a> las ya existentes. La enfermedad mental, las adicciones y las enfermedades infecciosas transmisibles proliferan especialmente en este colectivo. </p>
<p>El principal problema detectado es que la mayoría de las personas sin hogar no acceden a los servicios de atención primaria de salud, no tienen médico de familia, y normalmente son atendidas a través de los servicios de urgencias cuando llegan a una situación grave o extrema. La consecuencia directa es una edad media de muerte se ha calculado <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5739436/">en 52 años para las mujeres y 56 para los hombres</a>. Un estudio irlandés basado en las personas sin hogar de Dublín la reducía aún más: <a href="https://bmjopen.bmj.com/content/9/1/e023010">36 años para las mujeres y 44 para los hombres</a>.</p>
<p>Lo grave del asunto es que hay <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/8022442/">investigaciones</a> que sugieren que alrededor de una de cada tres muertes de personas sin hogar se debió a causas susceptibles de una atención sanitaria oportuna y eficaz. </p>
<p>En concreto, el cáncer es <a href="https://wellcomeopenresearch.org/articles/4-49/v1">la segunda causa de muerte más común entre la población sin hogar</a>. La mortalidad por cáncer es dos veces mayor entre las personas sin hogar, <a href="https://www.clinicalkey.es/#!/content/playContent/1-s2.0-S1470204518302006?">en comparación con la población adulta general de los países de ingresos altos</a>. No solo por falta de tratamiento, sino también porque estos individuos normalmente no acceden a la prevención ni a la <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/cancer">detección temprana</a>, esencial para aumentar las probabilidades de supervivencia, reducir la morbilidad y abaratar la terapia. Además, son personas más expuestas al <a href="https://www.who.int/health-topics/social-determinants-of-health#tab=tab_1">estrés crónico</a> y a una mala alimentación.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/497908/original/file-20221129-18-9tp21c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Una persona sin hogar frente a un bar en el centro de Madrid.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-may-2-2010-sleeping-588640484">Shutterstock / Bumble Dee</a></span>
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<h2>Los más pobres viven menos y enferman más</h2>
<p>Para que el <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6433093/">cáncer no se cebe con las personas sin hogar</a>, resulta esencial darles visibilidad en los sistemas públicos. Con ese objetivo en mente, recientemente varias instituciones españolas, griegas, austriacas y británicas han puesto en marcha junto a FEANTSA el proyecto piloto <a href="https://cancerless.eu/">Cancerless</a>, financiado con fondos europeos. </p>
<p>Hasta finales de 2023 trabajarán con 1 500 personas sin hogar de Madrid, Londres, Atenas y Viena intentando aumentar su capacitación para que puedan tomar decisiones mejores y más informadas sobre su propia salud. Esto implica, entre otras cosas, poner en marcha talleres sobre hábitos saludables para prevenir el cáncer e incluir a todas las personas sin hogar en los programas de cribado como el de <a href="https://www.comunidad.madrid/servicios/salud/deteccion-precoz-cancer-mama">mamografías</a>, el de <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/Cribado/CribadoCancerCervix.htm">cérvix</a> o las <a href="https://www.comunidad.madrid/servicios/salud/prevecolon-prevencion-cancer-colon-recto#:%7E:text=El%20cribado%20del%20c%C3%A1ncer%20de,posibilidades%20de%20supervivencia%20del%20paciente.">colonoscopias</a>. </p>
<p>Combinar la educación sanitaria y el apoyo social es la mejor manera de que las personas sin hogar no queden excluidas del proceso de detección precoz contra el cáncer desde la prevención. Para ello, el pilotaje activa una figura de coordinación entre el sistema de servicios sociales y el sistema de atención primaria de salud llamada <em>Health Navigator</em>. Este modelo implementa actuaciones para superar las desigualdades en salud trabajando individualmente con los afectados tanto en los centros para personas sin hogar como en los centros de salud. </p>
<p>El objetivo final no es otro que alcanzar <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/promocion/desigualdadSalud/EquidadSaludyDSS.htm">la equidad en salud</a>, es decir, que las personas puedan desarrollar su máximo potencial de salud independientemente de su posición social u otras circunstancias determinadas por factores sociales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195032/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Más allá de la necesidad básica de alojamiento, ser una persona sin hogar afecta directamente a la salud. En concreto, carecer de una vivienda duplica el riesgo de morir de cáncer.Rosa Gómez Trenado, Trabajadora Social. Investigadora en la FIIBAP. Profesora de Grado y Máster en la Facultad de Trabajo Social, Universidad Complutense de MadridJaime Barrio Cortes, Médico de familia investigador en Fundación para la Investigación e Innovación Biosanitaria en Atención Primaria (FIIBAP). Director del Máster en Salud Escolar y docente en Facultad de Salud, Universidad Camilo José CelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1885432022-08-28T18:13:11Z2022-08-28T18:13:11ZCómo el deporte puede transformar la vida de jóvenes desfavorecidos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/478514/original/file-20220810-20-hmghdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=26%2C0%2C2915%2C1928&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Mujeres compiten en la marcha atlética de 20 kilómetros en los Juegos Olímpicos de Verano en Río de Janeiro, Brasil, en agosto de 2016. </span> <span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span></figcaption></figure><p>Un programa ejecutado en una zona de bajos recursos de Bogotá (Colombia) dentro de la iniciativa <a href="https://jsfd.org/2018/11/01/sport-for-development-and-peace-in-latin-america-and-the-caribbean/">Deporte para el Desarrollo y la Paz</a> <a href="https://www.nbcsports.com/washington/tokyo-olympics/how-olympic-speed-walking-works-and-what-know-2021-races">ha utilizado la marcha olímpica</a> como una herramienta para fomentar el desarrollo de los jóvenes de la zona.</p>
<p><a href="https://www.un.org/development/desa/dspd/sport-development-peace.html">Deporte para el Desarrollo y la Paz</a> es un movimiento internacional que comenzó en el año 2000, guiado por los <a href="https://documents-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N00/559/54/PDF/N0055954.pdf?OpenElement">objetivos de desarrollo del milenio</a>, y ha continuado con los <a href="https://www.un.org/development/desa/es/millennium-development-goals.html">Objetivos de Desarrollo Sostenible</a> (ODS), aprobados en 2015 e incluidos en la <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/">Agenda 2030</a> de la ONU.</p>
<p>El programa colombiano funcionó entre 1996 y 2012 en la zona de Ciudad Bolívar para, a través del deporte, ayudar a los jóvenes más desfavorecidos a alejarse de los peligros a los que se enfrentaban a diario: el alcoholismo, la violencia, la prostitución, la drogadicción, el vandalismo, las bandas armadas.</p>
<p>Como investigadores de instituciones alemanas, colombianas y canadienses, hemos examinado <a href="https://reliefweb.int/report/colombia/children-and-armed-conflict-colombia-report-secretary-general-s20211022">cómo el deporte ha transformado la vida</a> de estos jóvenes colombianos afectados por el conflicto armado y la pobreza.</p>
<h2>Los efectos de 50 años de conflicto</h2>
<p><a href="https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/demografia-y-poblacion/censo-nacional-de-poblacion-y-vivenda-2018/cuantos-somos">Colombia tiene una población</a> de algo más de 48 millones de habitantes de los que el 22,6 % son menores de 14 años. <a href="https://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/index.html">Durante más de 50 años</a>, el país ha sufrido enfrentamientos armados entre el Gobierno y distintos grupos guerrilleros, que han provocado más de 220 000 muertes (el 81,5 % de ellas de civiles ajenos al combate).</p>
<p>Según <a href="https://reporting.unhcr.org/sites/default/files/gr2019/pdf/GR2019_English_Full_lowres.pdf#_ga=2.261905161.507924947.1593018366-1968097325.1593018366">el informe de ACNUR de 2019</a>, Colombia tiene ocho millones de desplazados internos a causa del conflicto, el mayor número del mundo. Un estudio realizado por una entidad pública colombiana <a href="https://www.unidadvictimas.gov.co/es/quienes-somos/mision-y-vision/184">de atención a las víctimas</a>, también encontró que <a href="https://www.unidadvictimas.gov.co/sites/default/files/documentosbiblioteca/ninez.PDF">más de dos millones de niños y adolescentes</a> han sufrido de manera directa las consecuencias del conflicto.</p>
<p>Bogotá, la capital colombiana, tiene <a href="https://sitios.dane.gov.co/cnpv/#!/">más de siete millones de habitantes</a> y su territorio está dividido en 20 localidades. Entre estas zonas urbanas que <a href="https://revistas.uniandes.edu.co/doi/abs/10.7440/res50.2014.09">luchan contra la pobreza y la violencia</a> está Ciudad Bolívar, al sur de la capital.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Una mujer camina por un sendero en la zona de Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, Colombia, en 2020" src="https://images.theconversation.com/files/473073/original/file-20220707-10739-384zrc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/473073/original/file-20220707-10739-384zrc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=365&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/473073/original/file-20220707-10739-384zrc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=365&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/473073/original/file-20220707-10739-384zrc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=365&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/473073/original/file-20220707-10739-384zrc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=459&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/473073/original/file-20220707-10739-384zrc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=459&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/473073/original/file-20220707-10739-384zrc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=459&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una mujer camina por un sendero en la zona de Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, Colombia, en 2020.</span>
<span class="attribution"><span class="source">AP Photo / Fernando Vergara</span></span>
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<p>Con una población de <a href="http://www.sdp.gov.co/sites/default/files/indice_distribucion_recursos_fdl_17-20.pdf">casi 700 000 personas viviendo en más de 200 barrios</a>, Ciudad Bolívar es <a href="http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-23862010000200008#:%7E:text=Los%20hallazgos%20de%20su%20aplicaci%C3%B3n,sobre%20la%20prevalencia%20de%20ansiedad">uno de los principales asentamientos de desplazados</a> que llegan a Bogotá.</p>
<p>Muchos de ellos viven en barrios marginales. Aunque la mayoría son <a href="https://www.urosario.edu.co/Universidad-Ciencia-Desarrollo/ur/Fasciculos-Anteriores/Tomo-IV-2009/Fasciculo-3/ur/Localidad-de-Ciudad-Bolivar/">personas con bajos ingresos</a>, el 14,5 % entra en el segmento de personas <a href="http://www.sdp.gov.co/sites/default/files/indice_distribucion_recursos_fdl_17-20.pdf">con necesidades básicas insatisfechas</a>. Esto es, que habitan en viviendas inapropiadas, hacinadas y con servicios básicos insuficientes. Esto incluye falta de electricidad y agua potable, así como como niños en edad escolar que no van a la escuela.</p>
<p>Considerada <a href="https://www.urosario.edu.co/Universidad-Ciencia-Desarrollo/ur/Fasciculos-Anteriores/Tomo-IV-2009/Fasciculo-3/ur/Localidad-de-Ciudad-Bolivar/">una de las zonas más peligrosas de la ciudad</a>, Ciudad Bolvar cuenta con muy pocos espacios de juego para los niños. También es arriesgado para ellos estar en la calle por la presencia de bandas callejeras y otros grupos ilegales. Por último, es la parte de Bogotá con un mayor número de <a href="http://www.sdp.gov.co/sites/default/files/indice_distribucion_recursos_fdl_17-20.pdf">menores de cinco años en situación de pobreza</a> (17 %).</p>
<h2>El deporte y los jóvenes de Ciudad Bolívar</h2>
<p>En 1996, se creó el club Potosí La Isla, nacido del proyecto <a href="https://espanol.clonline.org/escuela-de-comunidad">Escuela de Comunidad</a> del barrio Potosí en Ciudad Bolívar. Desde el principio, el club contó con el apoyo de la escuela y de la comunidad de la zona.</p>
<p>Los jóvenes atletas se entrenaban bajo el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Palo_del_Ahorcado">Palo del Ahorcado</a>, un lugar muy significativo para la gente de Ciudad Bolívar.</p>
<p>Debido al éxito del programa, en 1999 el club Potosí La Isla se convirtió en el club deportivo (de marcha olímpica), que a su vez se convirtió en club olímpico, al haber clasificado varios marchistas a las olimpiadas de 2008, 2012, 2016.</p>
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<figcaption><span class="caption">Un segmento de vídeo sobre el club deportivo de la Escuela de Comunidad. Fuente: Tegwen Gadais</span></figcaption>
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<p>El objetivo del programa era doble. </p>
<p>Desde el punto de vista formativo, se pretendía que los jóvenes continuaran su educación para obtener una capacitación técnica o profesional que les permitiera ganarse la vida tras su retirada del deporte.</p>
<p>Desde el punto de vista deportivo, el programa pretendía apoyar a los jóvenes atletas en su desarrollo deportivo para que pudieran rendir al máximo de sus capacidades y <a href="https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3639889">lograr resultados deportivos importantes</a> en su categoría a nivel distrital, nacional e incluso internacional.</p>
<p>A lo largo de los años, varios de sus atletas clasificaron para los campeonatos nacionales y los <a href="https://www.odesur.org/">Juegos Suramericanos</a>. Desde su creación, ocho jóvenes de entre 13 y 16 años fueron seleccionados para competir en las pruebas de marcha olímpica de 800, 1 500 y 3 000 metros, y seis se clasificaron para las competiciones intercolegiales nacionales.</p>
<h2>Un estímulo para las inscripciones</h2>
<p>Los éxitos alcanzados llevaron a que un número creciente de jóvenes de Ciudad Bolívar se inscribieran en el club. Cerca de 100 de ellos empezaron a participar y a ganar en diversas competiciones, atrayendo la atención de <a href="https://www.nytimes.com/2012/08/04/sports/olympics/olympic-racewalking-is-more-than-just-a-stroll.html">medios de comunicación internacionales</a>.</p>
<p>Las <a href="https://www.idrd.gov.co/">autoridades deportivas de Bogotá</a> seleccionaron a unos 40 jóvenes del club para que representaran a la comunidad en las competencias de nivel nacional y les apoyó con diversos servicios (transporte, tecnología, alimentación y salud). Una decena de estos atletas <a href="https://www.reuters.com/article/us-athletics-world-m20walk-idUSKCN1AT0LR">se convirtieron en medallistas</a> nacionales, sudamericanos, panamericanos y mundiales.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=457&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=457&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=457&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=574&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=574&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/480426/original/file-20220822-38135-426y4k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=574&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Participantes en el programa de Deporte para el Desarrollo y la Paz.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Tegwen Gadais</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Cómo el deporte puede cambiar vidas y naciones</h2>
<p>En el movimiento <a href="https://www.un.org/development/desa/dspd/sport-development-peace.html">Deporte para el Desarrollo y la Paz</a> el deporte sirve como vehículo para <a href="https://osf.io/preprints/sportrxiv/rjvcf/">lograr diversas metas sociales y humanitarias</a>: educación, cohesión social, salud, reinserción, diplomacia y paz.</p>
<p>Esta actividad puede servir de palanca para la integración o reintegración social en los países en desarrollo o en las zonas afectadas por conflictos. El deporte puede ser un medio para inculcar a los jóvenes el respeto tanto a sus oponentes como a las reglas de juego, el trabajo en equipo, el espíritu deportivo, la determinación y la disciplina.</p>
<p>También puede contribuir al desarrollo individual, a la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, a la igualdad de género, a la integración social, a la consolidación de la paz, a la prevención y resolución de conflictos y al alivio del estrés postraumático. Desde la perspectiva del desarrollo, el objetivo es promover el deporte para las masas, no el deporte de élite.</p>
<p>En la práctica, la iniciativa Deporte para el Desarrollo y la Paz puede adoptar muchas formas. Puede ser la creación de clubes y torneos como han hecho en El Salvador para recuperar el territorio tomado por las bandas callejeras y conseguir que los niños asistan a la escuela. O puede ser también, formar a entrenadores en los barrios más pobres de Montreal para que sean mentores de los niños.</p>
<p>En Madagascar, el deporte se utiliza para <a href="https://theconversation.com/les-activites-artistiques-et-sportives-contribuent-au-bien-etre-et-a-la-resilience-145005">mantener a los niños ocupados</a> después de la escuela y alejados de los peligros de la calle.</p>
<p>También puede adoptar la forma de partidos de fútbol entre jóvenes palestinos e israelíes para trabajar la cohesión social y enseñarles el respeto mutuo.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="A Black man wears a green ball cap while shaking the hands of a white man holding a trophy." src="https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=957&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=957&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/473074/original/file-20220707-22-ls2w6w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=957&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El capitán sudafricano de rugby Francois Pienaar recibe el trofeo de la Copa del Mundo de Rugby de manos del presidente Nelson Mandela después de que Sudáfrica derrotara a Nueva Zelanda en junio de 1995.</span>
<span class="attribution"><span class="source">(AP Photo / Ross Setford)</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Nada de esto es nuevo. En 1894, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_de_Coubertin">Pierre de Coubertin</a>, el fundador de los Juegos Olímpicos modernos, <a href="https://www.intechopen.com/chapters/69149">afirmó</a>: “Sigo convencido de que el deporte es uno de los elementos más poderosos de la paz y confío en su acción futura”.</p>
<p>Pero quizás hayan sido las palabras dichas por <a href="https://www.un.org/es/events/mandeladay/legacy.shtml">Nelson Mandela</a> en la ceremonia de entrega de los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Premios_Laureus">Premios Laureus</a> del Deporte Mundial del año 2000 las que más <a href="https://www.globalgoals.org/news/sport-for-development-and-peace/">hayan inspirado este movimiento</a>. El ex presidente sudafricano dijo:</p>
<blockquote>
<p><em>“El deporte tiene el poder de cambiar el mundo. Tiene el poder de inspirar, tiene el poder de unir a la gente de una manera que pocas otras cosas pueden”.</em></p>
</blockquote>
<p>De hecho, el propio <a href="https://www.history.com/news/nelson-mandela-1995-rugby-world-cup-south-african-unity">Mandela utilizó el poder del deporte</a> en la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Copa_Mundial_de_Rugby_de_1995">Copa del Mundo de Rugby de 1995</a>, tras el fin oficial del <em>apartheid</em>, para unir al pueblo sudafricano, quizá el mejor ejemplo de la naturaleza curativa del deporte.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/188543/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Tegwen Gadais recibe financiación del Gobierno de Québec. Es consultor de la UNESCO y del Banco Mundial. Está afiliado a la Cátedra UNESCO (cudc.uqam.ca).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mauricio Garzon, Natalia Varela y Victoria Calzolari Soto no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Un programa colombiano para ayudar a jóvenes desfavorecidos utilizó el deporte para ayudarlos a evitar los peligros a los que se enfrentaban a diario, como la violencia, la prostitución, la drogadicción, el vandalismo y las pandillas.Tegwen Gadais, Professor, Département des sciences de l'activité physique, Université du Québec à Montréal (UQAM)Mauricio Garzon, Associate Lecturer, Physical Activity Sciences, Université du Québec à Montréal (UQAM)Natalia Varela, Professor, Family and Childhood Studies, Universidad Externado de ColombiaVictoria Calzolari Soto, Ph.D. Candidate, Social Sciences, Deutsche Sporthochschule KolnLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1871062022-08-01T17:27:36Z2022-08-01T17:27:36ZLa desigualdad en la vacunación de la covid-19 puede afectar a la recuperación económica de la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/476891/original/file-20220801-38718-ysejqp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C19%2C4326%2C2862&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Campaña de vacunación de COVAX contra covid-19 en Sri Lanka en marzo de 2021.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sri-lankas-covid19-vaccination-lanka-start-1935325534">Shutterstock / Ruwan Walpola</a></span></figcaption></figure><p>Desde marzo de 2020 el mundo se ha tenido que enfrentar a la pandemia de la covid-19, un reto sin precedentes y con terribles efectos sanitarios y socioeconómicos. En este contexto, se han desarrollado vacunas eficaces para combatir la enfermedad en un periodo de tiempo excepcionalmente corto. Sin embargo, y a pesar de los <a href="https://www.who.int/news/item/22-07-2021-vaccine-inequity-undermining-global-economic-recovery">mensajes de la Organización Mundial de la Salud (OMS)</a>, estas vacunas no llegan a todas las partes del mundo de la misma manera. </p>
<p><a href="https://jogh.org/2022/jogh-12-05020">Nuestra investigación</a> se centra en analizar el grado de desigualdad en la distribución de las vacunas y averiguar las posibles causas y efectos de estas disparidades. Para ello, tratamos de responder a las siguientes tres siguientes preguntas:</p>
<h2>1. ¿En qué medida se distribuyen equitativamente las vacunas?</h2>
<p>Para dilucidar esta cuestión utilizamos datos de vacunación recopilados por <a href="https://ourworldindata.org/"><em>Our World in Data</em></a>; en concreto, la información de final de cada mes, desde mayo hasta diciembre de 2021. El objetivo era reunir una amplia muestra de países, ya que el proceso de inmunización ya había comenzado en ese momento en la mayoría del mundo.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/474569/original/file-20220718-20-3w5whe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/474569/original/file-20220718-20-3w5whe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=437&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/474569/original/file-20220718-20-3w5whe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=437&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/474569/original/file-20220718-20-3w5whe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=437&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/474569/original/file-20220718-20-3w5whe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=549&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/474569/original/file-20220718-20-3w5whe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=549&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/474569/original/file-20220718-20-3w5whe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=549&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Tasa de vacunación 2021.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En el gráfico se puede observar que la proporción de individuos totalmente vacunados aumentó significativamente durante el periodo analizado. A finales de diciembre, el continente que presenta más personas con la pauta completa es Europa, seguido de Norteamérica y Sudamérica.</p>
<p>En el extremo opuesto se encuentra África, donde menos del 10 % de la población había recibido los pinchazos. Este hecho revela el desigual acceso que los países han tenido a las vacunas durante este periodo y el moderado éxito de la <a href="https://www.who.int/es/initiatives/act-accelerator/covax">iniciativa COVAX</a> para ponerlas a disposición de todos los países.</p>
<h2>2. ¿Cuáles son las razones de las diferencias de vacunación entre países?</h2>
<p>Con el objetivo de desentrañar las razones de estas diferencias, empleamos modelos de regresión lineal sobre el porcentaje de personas totalmente vacunadas a finales de diciembre de 2021. Es decir, tratamos de explicar la tasa de vacunación en función de una serie de variables.</p>
<p>Nuestros resultados muestran que el PIB per cápita tiene un impacto positivo en la proporción de individuos que han recibido la inmunización. Asimismo, tal y como cabía esperar, la alta esperanza de vida también influye positivamente. Por el contrario, una elevada tasa de mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares reduce el número de vacunados. </p>
<p>Teniendo en cuenta que estas variables reflejan el grado de desarrollo, los resultados sugieren que los países menos desarrollados (con menor esperanza de vida y mayor tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares) tienen una menor proporción de individuos totalmente vacunados. </p>
<h2>3. ¿Qué relación existe entre el crecimiento del PIB y la tasa de vacunación?</h2>
<p>Tras analizar los factores determinantes de la tasa de vacunación, consideramos interesante examinar la relación entre dicha tasa, la incidencia de la enfermedad y el crecimiento del PIB. Dado que los tres conceptos están interconectados, usamos un <a href="https://www.jstor.org/stable/1911287#metadata_info_tab_contents">Modelo de Ecuaciones Simultáneas (SEM)</a> con cuatro ecuaciones.</p>
<p>Este modelo muestra que la proporción de individuos totalmente vacunados está asociada al número de casos positivos de covid-19, lo que podría explicarse por tres razones:</p>
<ol>
<li><p>Los países que más han sufrido la pandemia han hecho un gran esfuerzo para alcanzar una tasa elevada de individuos inmunizados, especialmente en Europa.</p></li>
<li><p>El mayor número de pruebas realizadas en estas zonas puede afectar a la detección de casos positivos.</p></li>
<li><p><a href="https://theconversation.com/da-lo-mismo-contagiarse-de-covid-19-con-o-sin-vacuna-176313">Las vacunas no son esterilizantes</a> y, por tanto, no hacen desaparecer las infecciones, pero sí reducen la gravedad de la enfermedad.</p></li>
</ol>
<p>En cuanto a la relación entre las vacunas y el crecimiento económico, nuestro modelo confirma que las primeras afectan positivamente al segundo. Esto implica que aquellos países capaces de alcanzar una alta tasa de vacunación entre sus habitantes se recuperarán más rápidamente del <em>shock</em> económico producido por la pandemia.</p>
<h2>Conclusiones</h2>
<p>En el actual contexto de pandemia, el proceso de vacunación revela las desigualdades existentes entre los países y cómo estas repercuten en el bienestar de sus ciudadanos. Así, las personas que viven en lugares menos desarrollados tienen una menor probabilidad de vacunarse, lo que se traduce en una mayor probabilidad de morir por covid-19.</p>
<p>Asimismo, el futuro económico se ve comprometido por los bajos niveles de vacunación, dada la relación positiva y significativa entre la tasa de individuos inmunizados y el crecimiento del PIB. </p>
<p>En resumen, mientras algunos países intentan volver a una cierta normalidad, incluso con algunos protocolos de pandemia, la situación en los menos desarrollados es más difícil, debido a la debilidad de los sistemas sanitarios y a las bajas tasas de vacunación. Así pues, los países más pobres, con una menor tasa de penetración de las vacunas, experimentarán un menor crecimiento del PIB y sufrirán con mayor intensidad el efecto económico de la crisis sanitaria.</p>
<p>Los resultados obtenidos indican que la desigualdad en el acceso a las vacunas tendrá un profundo impacto en la recuperación de los países de bajos ingresos si no se adoptan medidas urgentes para garantizar un acceso equitativo, y retrasará el progreso de los <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/">Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)</a>. Además, esa disparidad podría aumentar otros tipos de desigualdades, ya que no estar vacunado genera desventajas económicas y sociales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/187106/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Según nuestro estudio, los países más pobres presentan también menores tasas de vacunación. Esto afecta tanto la salud como a las expectativas de superar el colapso económico generado por la covid-19.Ana Jesús López Menéndez, Catedrática de Economía Aplicada, Universidad de OviedoAna Suárez Álvarez, Economía Aplicada, Universidad de OviedoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1833022022-07-17T19:22:40Z2022-07-17T19:22:40ZEl abuso del porno afecta seriamente la salud y daña el aprendizaje afectivo de los jóvenes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/474179/original/file-20220714-32290-x7iruq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C18%2C6006%2C3818&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/depressed-teenage-boy-laying-down-on-737781658">Shutterstock / mooremedia</a></span></figcaption></figure><p>La <a href="https://www.fundacionrana.org/es/fundacion">Fundación RANA</a> de Baleares viene observando desde hace años la dificultad que tienen las personas a las que atienden para establecer vínculos sanos e igualitarios, perpetuándose la sumisión y cosificación del cuerpo. Esta organización está enfocada en la prevención del abuso infantil y en la intervención terapéutica y trabaja directamente con personas que han sido víctimas de abuso sexual en la infancia y adolescencia. </p>
<p>Vivimos en un mundo cada vez más hipersexualizado donde el cuerpo de la mujer es cosificado y mercantilizado, dejando de lado los deseos y la autonomía de las mujeres y, cómo no, su libertad. Se centra toda la atención en su cuerpo, pasan a ser objetos o meros instrumentos de placer para la mirada y el consumo masculino. </p>
<p>Los investigadores llevamos años advirtiendo de los peligros de mirar hacia otro lado mientras nuestros hijos e hijas <a href="https://theconversation.com/que-es-la-nueva-pornografia-y-como-la-consumen-los-mas-jovenes-165154">disponen de un dispositivo donde pueden acceder a la pornografía</a> sin buscarla (aproximadamente a los 8 años de edad). Por esta razón, la necesidad de una educación afectivo sexual es sumamente necesaria, ya que nuestros y nuestras menores de edad están accediendo a una información inadecuada y errónea sobre lo que es la sexualidad y las relaciones sexoafectivas. </p>
<p>Aprenden desde la pornografía a relacionarse con el otro, a través de un vínculo sexual donde no hay normas ni cuidados y se borra, en ese imaginario, el consentimiento. Asimismo, la pornografía es la única cinematográfica real, es decir, que se realiza de verdad. Si están viendo una violación grupal, la actriz esta siendo violada por un grupo en la vida real, es una <em>performance</em> de la realidad.</p>
<h2>El consumo aumentó en un 61 % durante el confinamiento</h2>
<p>Los datos más recientes nos muestran cómo durante la pandemia el consumo de pornografía se ha visto incrementado en los periodos de confinamiento. En España durante los periodos del primer confinamiento se observó <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyt.2021.623508/full">un aumento del 61 % del consumo</a>, que volvió a la normalidad tras el fin de los periodos de encierro. </p>
<p>El consumo de pornografía ha demostrado tener diversas consecuencias perjudiciales en la persona que la consume, a pesar de que el debate científico sigue sobre la mesa y existen posiciones enfrentadas. Se puede destacar <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12119-022-09943-z">un estudio actual</a> donde se relaciona el uso de pornografía con la cosificación, lo cual indica una mayor instrumentalización de las personas asociado a este uso de pornografía. </p>
<p>Respecto al impacto de la pornografía en las relaciones sexuales, podríamos destacar la asociación entre el uso de pornografía y la satisfacción sexual, haciendo que aquellas personas con un uso más frecuente presenten una <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/14681994.2017.1323076">satisfacción más baja en sus relaciones sexuales</a>. Incluso haciendo que tengan mayor preferencia por el uso de pornografía que por las relaciones sexuales reales.</p>
<p><a href="https://www.mdpi.com/2077-0383/8/1/91/htm?utm_source=thearchive.me">Otros estudios de tipo neurobiológico</a> ya nos vienen diciendo desde hace años que áreas relacionadas con las adicciones como el sistema de recompensa y córtex frontal, además del cingulado dorsal, pueden estar alterados debido a uso frecuente de pornografía. También <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2352853221000080">destacan cambios en funciones neuropsicológicas</a> como la memoria de trabajo, la atención y el control inhibitorio.</p>
<h2>¿Qué ocurre si se consume durante más de tres horas semanales?</h2>
<p>Otros estudios puntualizan que <a href="https://scholar.google.com/citations?view_op=view_citation&hl=es&user=tTFImjMAAAAJ&citation_for_view=tTFImjMAAAAJ:5nxA0vEk-isC">el hecho de consumir pornografía más de tres horas semanales tiene efectos</a> en la distorsión perceptiva, deformación y formación de actitudes sin maduración previa para comprender y analizar críticamente lo que están viendo. </p>
<p>Los tiempos han cambiado. Las nuevas tecnologías, junto a las redes sociales, han invadido rápidamente nuestro entorno y la sexualidad sugiere que con frecuencia <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12119-021-09904-y">existe una desconexión</a> entre las formas en que los jóvenes la entienden y se involucran en temas sexuales (actitudes, experiencias) y las formas en que los adultos, figuras parentales, profesorado y otros creen que lo hacen.</p>
<p>Los roles de género se aprenden mediante la educación, la cultura y, como señala <a href="https://e-archivo.uc3m.es/handle/10016/30274#preview">este estudio</a>, mediante la socialización de género. Este es un proceso donde cada individuo interioriza actitudes y valores de su género, aprendiendo a ser un niño o una niña e incorporándolo a su manera de vivir. </p>
<h2>Cómo se fomenta la desigualdad</h2>
<p>Esto hace que arraigue la desigualdad, fomentando la violencia. Por esta razón se puede decir que la socialización de género perpetúa la masculinidad hegemónica y que es desde la socialización de los géneros desde donde debemos educar, ya que los géneros no son naturales y se pueden aprender de una manera natural y saludable sin que el hecho de pertenecer a uno u otro oprima. </p>
<p>Las jerarquías de poder fomentan desigualdades y, para no seguir reproduciéndolas, todas las personas y agentes profesionales que trabajan con individuos menores de edad deberían deconstruir y desaprender. Esto significa que deberían realizar un autoconocimiento de los estereotipos y roles de género que tenemos arraigados y observar esto desde una perspectiva que les garantice analizar la realidad e intervenir desde un punto de vista feminista e interseccional que garantice el bienestar de todas las personas independiente del género, la etnia y la cultura.</p>
<p>Sin embargo, en un sistema heteropatriarcal hegemónico como este en el que vivimos es difícil darse cuenta de ciertas manifestaciones sutiles e invisibles para los ojos de algunas personas. Este tipo de violencia se puede identificar en la publicidad, mediante un lenguaje sexista, en las redes sociales, en memes… Otras violencias son explicitas y son las que se dan en la pornografía, la violencia sexual o las violaciones.</p>
<p>Por esta razón es necesario acompañar a las personas menores de edad en el aprendizaje afectivo sexual, así como prestar especial atención a los factores motivacionales, ya que escuchar las motivaciones de las personas menores de edad puede ayudar a plantear <a href="https://www.researchgate.net/publication/347355532_Pornografia_y_Educacion_Afectivosexual">programas de educación afectivo sexual efectivos</a> y que tengan un impacto en los menores.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/183302/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Abusar de la pornografía afecta a la satisfacción en las relaciones sexuales, cosifica a las personas y altera áreas del cerebro. Además, impide la maduración afectivo sexual de los jóvenes.María Dosil-Santamaría, Profesora en el Departamento de Ciencias de la Educación en el área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaAlejandro Villena Moya, Investigador en las consecuencias del consumo de pornografía., UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Beatriz Benavente, Profesora asociada. Doctoranda en Psicología. Especialidad Explotación en la Sexual Infancia y Adolescencia, Universitat de les Illes BalearsLluís Ballester Brage, Professor de Mètodes d'Investigació. Facultat d'Educació., Universitat de les Illes BalearsLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1854602022-06-29T17:41:17Z2022-06-29T17:41:17ZLas conductoras de Uber en Argentina se enfrentan a la desigualdad de género<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/469835/original/file-20220620-8262-63vax6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C28%2C3775%2C2192&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Vista aérea del Obelisco de Buenos Aires, monumento histórico situado en la plaza de la República, en la esquina de las avenidas Corrientes y 9 de Julio.</span> <span class="attribution"><span class="source">Marianna Ianovska/Shutterstock</span></span></figcaption></figure><p>En un <a href="https://www.afd.fr/es/carte-des-projets/plataformas-laborales-digitales-buenos-aires-area-metropolitana-condiciones-de-trabajo-y-desigualdad-de-genero">estudio</a> realizado entre 2020 y 2021, analizamos la inserción laboral de las mujeres que prestan el servicio de <a href="https://www.afd.fr/en/ressources/labour-market-trayectories-and-esfuerzos-de-conciliaci%C3%B3n-entre-conductoras-de-uber">transporte de pasajeros</a> a través de la plataforma Uber en el Área Metropolitana de Buenos Aires.</p>
<p>Nos propusimos conocer la experiencia de las mujeres conductoras y señalar las barreras materiales y simbólicas que enfrentan en su trabajo cotidiano.</p>
<p>Para ello, realizamos una serie de entrevistas y nos interesamos especialmente por las trayectorias profesionales de un grupo de 14 conductoras, mujeres de entre 29 y 60 años.</p>
<h2>La división sexual del trabajo</h2>
<p>Históricamente las sociedades han asignado roles y han facilitado la construcción de habilidades de modo diferencial para varones y mujeres. Esas diferencias redundan en un proceso que denominamos <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00324728.2020.1851748">división sexual del trabajo</a> que tiene efectos muy profundos en el mercado laboral.</p>
<p>Esto explica en gran medida la desigualdad que experimentan <a href="https://www.oxfamfrance.org/inegalites-et-justice-fiscale/comprendre-et-combattre-inegalites-femmes-hommes/">varones y mujeres</a> respecto al acceso y la permanencia en el trabajo, a la percepción de ingresos y a la construcción de su autonomía personal.</p>
<p>En el corazón de la actividad del transporte de pasajeros se encuentran la capacidad de moverse en el espacio público, la relación con los automóviles y el conocimiento técnico de los vehículos, habilidades que a menudo se asocian con el género masculino.</p>
<p>Al igual que <a href="http://www.senat.fr/rap/r15-835/r15-8350.html">en otros países</a>, las mujeres en Argentina tienen menos acceso al permiso de conducir que los hombres: solo 3 de cada 10 de estos permisos están en <a href="https://www.ambito.com/informacion-general/mujeres/al-volante-y-un-gran-desafio-7-cada-10-conductores-son-hombres-n5140926">manos femeninas</a>. Por lo tanto, las mujeres tienen menos acceso a la movilidad en el espacio público. Ello también implica una baja integración de las mujeres a las oportunidades laborales en la actividad del transporte de pasajeros.</p>
<h2>Crece el número conductoras de Uber</h2>
<p>Durante nuestra investigación, el mercado laboral argentino se caracterizó por una alta tasa de desempleo, <a href="https://www.insee.fr/fr/metadonnees/definition/c1935">subempleo</a> y una gran cantidad de actividades laborales precarias. Esta situación se vio agravada por la recesión económica que comenzó en 2018 y se profundizó durante la pandemia.</p>
<p>La llegada de Uber a Argentina en 2016 fomentó el desarrollo del mercado del transporte privado de pasajeros. Aunque las mujeres siguen siendo una minoría en este rubro, constituían el 11 % de los conductores de plataforma durante el <a href="https://labordoc.ilo.org/discovery/fulldisplay/alma995048891902676/41ILO_INST:41ILO_V2">primer semestre de 2018</a>. Se estima que para el año 2019 había aproximadamente <a href="https://www.cippec.org/publicacion/economia-de-plataformas-y-empleo-como-es-trabajar-para--%20una-app-en-argentina/">55 000 conductores activos</a> en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Y en junio de 2019 la participación de mujeres conductoras había aumentado un <a href="https://www.infobae.com/sociedad/2019/09/14/bajo-el-lema-juntas-en-el-viaje-uber-realizo-un-encuentro-con-mas-de-400-conductoras">110 % respecto al año anterior</a>.</p>
<p>Dado que esta ocupación suele considerarse preponderantemente masculina, el aumento del número de conductoras mujeres podría constituir un cuestionamiento a los trabajos socialmente asignados a <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0305750X1930511X">varones y mujeres</a>. Sin embargo, nuestro análisis de las trayectorias ocupacionales previas también muestra que la mayoría de estas mujeres conductoras ya habían adquirido las habilidades necesarias para esta ocupación a través del ejercicio de trabajos masculinizados o relacionados con la conducción. Por ejemplo, muchas de ellas trabajaban como taxistas o como visitantes médicas utilizando sus propios automóviles.</p>
<p>Además, también encontramos ejemplos aún más elocuentes de inserción en el entorno profesional masculino, como en el caso de Alejandra. Alejandra aprendió a conducir una camioneta y se presentó a un aviso de trabajo para repartir pan a la vez que también trabajaba en una fábrica automotriz realizando el servicio de preentrega de los automóviles para lo cual debía ocuparse de su limpieza y de la revisión de los fluidos.</p>
<h2>Los límites del trabajo independiente</h2>
<p>Uber no posee una flota de automóviles ni genera relaciones típicas de empleo asalariado. La plataforma utiliza algoritmos para asignar viajes a los conductores y establece tarifas según la hora del día y la disponibilidad entre la oferta y la demanda. Además, en concordancia con los usuarios, la empresa evalúa a los conductores. La puntuación obtenida redunda en un sistema de asignación de sanciones y recompensas para los trabajadores.</p>
<p>Uber recluta personas para prestar el servicio de pasajeros utilizando la figura de <a href="https://www.nber.org/papers/w22843"><em>socias y socios conductores</em></a> a la vez que promueve el carácter independiente de la actividad. Aunque esta <a href="https://theconversation.com/gig-workers-arent-self-employ-theyre-modern-day-feudal-serfs-179152">independencia tiene límites</a>. Como se sugirió anteriormente, los conductores tienden a adoptar la idea de la autodeterminación en el trabajo. Una expresión muy utilizada por los conductores y que ilustra esta idea es: “Enciendo y apago la aplicación cuando quiero”, que sugiere que hay un margen significativo de libertad para organizar el trabajo.</p>
<p>Consultamos a mujeres y varones respecto al significado que tiene para ellos el carácter independiente que promueve la plataforma.</p>
<p>Los conductores varones evocan principalmente nociones relacionadas con la cultura del emprendimiento y la posibilidad de ser sus “propios jefes”. Como lo expresa Fabián, de 23 años:</p>
<blockquote>
<p>“La verdad que dije: me quedo con Uber por la comodidad, sos tu propio jefe, no te molesta nadie, no rendís explicaciones, no tenés horarios que cumplir.”</p>
</blockquote>
<p>Para las conductoras mujeres, la independencia se traduce en un ideal que supone conciliar el trabajo remunerado con las tareas del cuidado (el cuidado de los demás y en particular el de su propia familia). Ello se traduce en expresiones como “Uber es una oportunidad perfecta para una mamá” o “puedo estar con mis hijos a la hora de algún problema”.</p>
<p>El hecho de que estas expresiones sean compartidas tanto por las mujeres con hijos a cargo como por las que no demuestra que las mujeres conductoras –más allá de su situación personal– consideran que su ocupación les permite cumplir con los roles de género que les son socialmente asignados.</p>
<h2>La influencia del género en la jornada laboral</h2>
<p>Las noches, los fines de semana y los horarios de salida y entrada de escuelas y oficinas están asociados a una alta demanda y, por tanto, a mayores tarifas pagadas por un viaje de Uber.</p>
<p>Sin embargo, las condiciones de acceso a esas oportunidades son desiguales por género, siendo las conductoras mujeres las que tienen más dificultades para acceder a estas franjas horarias. Esto sucede, por un lado, porque las mujeres se sienten más expuestas que los hombres al conducir de noche (<a href="https://blogs.iadb.org/igualdad/es/inseguridad-y-acoso-callejero-covid-19/">debido a la inseguridad y el acoso callejero</a>). </p>
<p>Por otro lado, quienes tienen responsabilidades familiares no pueden asegurar el trabajo nocturno, ni los periodos de entrada y salida de la escuela, porque deben acompañar a sus propios hijos. Esta misma dificultad se aplica los fines de semana, cuando las escuelas están cerradas y las conductoras no tienen ayuda con el cuidado de sus niños. Todo esto implica una brecha de género significativa en horas <a href="https://www.afd.fr/en/ressources/gender-inequalities-platform-economy-cases-delivery-and-private-passenger-transport-servicios-buenos-aires-area-metropolitana">trabajadas e ingresos</a>.</p>
<p>Alejandra, una conductora de 43 años, explica cómo percibe la situación:</p>
<blockquote>
<p>“Acá lo que te estipula cuánto ganas son los viajes que hagas. Entonces, si vos haces 12 horas de corrido ganás lo mismo que cualquier hombre que haga 12 horas de corrido. En eso no hay desigualdad. Lo que digo es que para una mujer es muy difícil hacer 12 horas de corrido”.</p>
</blockquote>
<p>En el mismo sentido, María del Carmen, de 39 años, refuerza en su intervención aspectos de la desigualdad de condiciones que afecta a las mujeres conductoras:</p>
<blockquote>
<p>“Yo sé que de noche se gana mucho mejor, hacés viajes por ahí más copados, más cara la tarifa y a la mañana, bien temprano también. O sea, yo tengo ese impedimento, en realidad no sé si es un impedimento, pero es lo que me toca digamos, que es tener un niño pequeño, entonces los horarios me los acomodo cuando no está él”.</p>
</blockquote>
<p>El último testimonio pertenece a Melisa, una conductora de 29 años que desafía la percepción de peligrosidad y enciende la aplicación en horas de la madrugada:</p>
<blockquote>
<p>“Mi hijo se queda durmiendo con mi abuela. Después vuelvo a las 8, lo levanto, lo llevo al jardín. Y después lo dejo en el jardín de infancia, trabajo hasta las 4, 5 de la tarde que él sale del jardín”.</p>
</blockquote>
<p>El incremento de la participación de mujeres conductoras en Uber representa un avance que cuestiona las nociones convencionales respecto a lo que implica un trabajo femenino o masculino. Sin embargo, estas mujeres todavía enfrentan significativas barreras para desenvolverse a la par que los <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13545701.2022.2044497">varones en la actividad</a>. </p>
<p>Es imprescindible que la sociedad redoble los esfuerzos para derribar un conjunto de barreras persistentes, entre las que se destaca la distribución desigual de las tareas de cuidado. Estas barreras impactan en el modo en que las mujeres desarrollan la ocupación, afectando negativamente su tiempo de participación y el nivel de sus ingresos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185460/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Les auteurs ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'ont déclaré aucune autre affiliation que leur organisme de recherche.</span></em></p>Las plataformas VTC ofrecen ventajas innegables para las conductoras de Uber. Sin embargo, en esta profesión tan masculina, las desigualdades siguen siendo flagrantes.Cecilia Poggi, Economist, Social Protection Research Officer, Agence française de développement (AFD)Marina Garcia, Chercheuse en sociologie, Universidad Nacional de General SarmientoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1859152022-06-28T18:00:12Z2022-06-28T18:00:12ZLa llegada de la izquierda al poder en Colombia: el final de un tabú<p>El domingo 19 de junio fue día de elecciones. Si en Francia la segunda vuelta de las elecciones legislativas provocó un <a href="https://www.france24.com/es/europa/20220620-legislativas-francia-privado-mayor%C3%ADa-absoluto-ejecutivo-enfrenta-asamblea-renovada">temblor en el paisaje político</a>, en Colombia la elección de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gustavo_Petro">Gustavo Petro</a> como nuevo presidente ha constituido un verdadero terremoto. Terremoto anunciado, sin embargo, por la <a href="https://static.nuso.org/media/articles/downloads/3502_1.pdf">progresiva evolución de la izquierda colombiana</a> en los últimos 20 años.</p>
<p>Con la amenaza de la violencia política planeando a lo largo de toda la campaña (en Colombia han sido asesinados <a href="https://www.lexpress.fr/actualites/1/monde/presidentielle-en-colombie-le-spectre-de-l-assassinat-politique_2173484.html">cinco candidatos presidenciales desde 1948</a>), Petro, candidato del partido <a href="https://colombiahumana.co/">Colombia Humana</a>, fue finalmente elegido presidente con la popularísima <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Francia_M%C3%A1rquez">Francia Márquez</a> como vicepresidenta. Feminista y activista de los derechos humanos y del medio ambiente, Márquez es, sobre todo, la primera vicepresidenta afrodescendiente del país. </p>
<p>Esta era la tercera candidatura de Petro, que en 2018 había sido derrotado en segunda vuelta por el actual presidente, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Iv%C3%A1n_Duque">Iván Duque</a>, del partido conservador <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Centro_Democr%C3%A1tico_(Colombia)">Centro Democrático</a>. </p>
<h2>Una izquierda largamente desacreditada</h2>
<p>Ahora y en el pasado América Latina ha tenido <a href="https://www.cairn.info/la-gauche-en-amerique-latine-1998-2012-9782724612707.htm">presidentes de izquierda</a>, pero, hasta el 19 de junio de 2022, Colombia fue un bastión de la derecha continental. </p>
<p>Varios elementos han contribuido a la marginación y demonización de los partidos de izquierda. El <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Conflicto_armado_interno_de_Colombia#Antecedentes_y_causas">conflicto armado</a>, que se prolonga desde hace más de 60 años y cuyo número de víctimas civiles, desaparecidos y desplazados <a href="https://www.amnesty.org/fr/location/americas/south-america/colombia/report-colombia/">sigue aumentando</a>, ha contribuido a asociar a la izquierda con los movimientos insurgentes. En primer lugar, con las <a href="https://www.cairn.info/revue-herodote-2006-4-page-9.htm">Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia</a> (FARC). </p>
<p>A pesar de los numerosos abusos cometidos a lo largo de los años <a href="https://www.lemonde.fr/international/article/2022/05/05/j-ai-assassine-des-innocents-en-colombie-des-militaires-se-reconnaissent-coupables-de-crimes-contre-l-humanite_6124805_3210.html">por el ejército colombiano</a>, la retórica oficial siempre ha atribuido la responsabilidad del conflicto a la guerrilla marxista. </p>
<p>Tras la efímera victoria del <em>no</em> en el referéndum de octubre de 2016 sobre los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdos_de_paz_entre_el_gobierno_colombiano_y_las_FARC-EP">acuerdos de paz</a>, los nuevos acuerdos fueron renegociados y ratificados por el Congreso en noviembre de ese mismo año. Sin embargo, la <a href="https://www.france24.com/fr/20200926-quatre-ans-apr%C3%A8s-les-accords-de-paix-la-colombie-toujours-en-proie-%C3%A0-la-violence">situación no se ha estabilizado todavía</a>. Tanto la antigua guerrilla de las FARC como los observadores internacionales denuncian regularmente los incumplimientos del Gobierno, mientras que varios grupos armados siguen actuando en la clandestinidad.</p>
<p>Por otra parte, Estados Unidos lleva mucho tiempo prestando <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0094582X06296356">especial atención a Colombia</a>. Durante la Guerra Fría, Washington apoyó masivamente a Bogotá en su lucha contra los grupos insurgentes y posteriormente en la <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1057/9781137450999_4"><em>guerra contra las drogas</em></a>. </p>
<p>A cambio, Colombia se ha posicionado como un fuerte aliado de EE. UU. a nivel internacional, incluso en sus votaciones en la ONU, y se ha convertido en <a href="https://www.nato.int/cps/fr/natohq/topics_143936.htm">socio de la OTAN</a> en la región, especialmente en lo que respecta al aislamiento del régimen venezolano.</p>
<p>El <a href="https://www.france24.com/fr/%C3%A9missions/billet-retour/20220218-venezuela-une-crise-sans-fin">proceso político que se vive en Venezuela</a>, liderada desde 1999 hasta 2013 por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hugo_Ch%C3%A1vez">Hugo Chávez</a> y desde 2013 por su sucesor, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Maduro">Nicolás Maduro</a>, ha contribuido a polarizar la visión sobre la izquierda regional. </p>
<p>Para Colombia, que comparte con su vecino bolivariano <a href="https://www.infobae.com/america/venezuela/2021/12/08/asi-funciona-la-frontera-entre-venezuela-y-colombia-un-mercado-ilegal-de-millones-de-dolares-manejado-por-mafias/">una frontera de más de 2 000 kilómetros</a>, atravesada por innumerables rutas de tráfico pero, sobre todo, por flujos migratorios sin precedentes, esta relación se ha traducido en sucesivas crisis diplomáticas, que culminaron con la <a href="https://biblat.unam.mx/hevila/Nuevasociedad/2020/no287/1.pdf">ruptura de relaciones diplomáticas y el cierre de la frontera en 2019</a>. No obstante, con la próxima llegada de Petro al Palacio de Nariño es más que probable que la situación entre ambos países <a href="https://www.portafolio.co/elecciones-2022/que-viene-para-la-relacion-colombia-venezuela-tras-triunfo-de-petro-567323">acabe normalizándose</a>.</p>
<p>Colombia <a href="https://www.larepublica.co/economia/hay-2-2-millones-de-migrantes-venezolanos-viviendo-en-colombia-y-24-en-bogota-3363654#">acoge a más de 2 millones</a> de exiliados venezolanos (de los 5 millones estimados).</p>
<h2>¿Cómo explicar la victoria de la izquierda?</h2>
<p>El contexto socioeconómico colombiano está muy marcado por la pobreza y el <a href="https://www.france24.com/es/programas/econom%C3%ADa/20211028-economia-colombia-banco-mundial-desigualdad">resurgimiento de la desigualdad</a>: Colombia es ahora <a href="https://documents1.worldbank.org/curated/en/602591635220506529/pdf/Main-Report.pdf">el segundo país más desigual</a> del continente, por detrás de Brasil.</p>
<p>La pandemia ha <a href="https://www.courrierinternational.com/article/le-chiffre-du-jour-en-colombie-la-pandemie-fait-des-ravages-chez-les-classes-moyennes">provocado un retroceso de una década</a> en materia de lucha contra la pobreza, con 3,6 millones de nuevos pobres. En algunos departamentos, como La Guajira y Chocó, alrededor del 65 % de la población vive por debajo del umbral de pobreza. </p>
<p>Estas regiones <a href="https://www.elpais.com.co/judicial/mapa-de-las-votaciones-region-pacifica-sur-del-pais-y-costa-caribe-claves-en-triunfo-de-petro.html">votaron masivamente por Petro</a>, cuya promesa de <a href="https://gustavopetro.co/programa-de-gobierno/">implementar políticas sociales universales</a> y, sobre todo, de gobernar para todo el país y no solo desde y para los grandes centros urbanos del centro de Colombia, atrajo principalmente a las zonas costeras y periféricas.</p>
<p>También el mandato de Iván Duque, elegido en 2018 y que entregará el cargo a Petro el próximo 7 de agosto, ha estado marcado por <a href="https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20210428-colombia-protestas-reforma-tributaria-ivan-duque">manifestaciones masivas</a>, vinculadas al descontento de la población con las políticas económicas, sociales y medioambientales, y la falta de voluntad política para implementar los acuerdos de paz. </p>
<p>Estas manifestaciones fueron brutalmente reprimidas. La ONU informó de <a href="https://news.un.org/es/story/2021/12/1501462">al menos 28 muertes</a>, solo en diciembre de 2021. El uso de la fuerza por parte del Gobierno, la casi desaparición de la guerrilla con los acuerdos de paz (lo que priva a la derecha de su <em>hombre del saco</em> para insuflar el temor en la población) y la incapacidad de frenar los <a href="https://www.nytimes.com/es/2021/11/22/espanol/opinion/lideres-ambientales-asesinados-colombia.html">asesinatos de líderes sociales y activistas ambientales</a> son elementos que han terminado de minar la credibilidad de la derecha colombiana.</p>
<p>Los acuerdos de paz y el paulatino declive del conflicto armado obligaron a los candidatos a posicionarse sobre temas económicos, sociales y ambientales, en los que Petro y Márquez tenían ventaja sobre la derecha. Durante su <a href="https://caracol.com.co/radio/2022/06/20/politica/1655682884_973535.html">discurso de victoria electoral</a>, sus partidarios corearon “¡no más guerra!”, confirmando así que la derecha, históricamente opuesta a los acuerdos de paz y a la que le cuesta aplicar las <a href="https://www.justiceinfo.net/fr/77473-pourquoi-colombie-pionniere-justice-reparatrice.html">medidas de reparación</a> pactadas, fue incapaz de ofrecer a los colombianos una transición convincente hacia la paz.</p>
<p>Gustavo Petro ha sido elegido presidente con una participación histórica en las provincias más pobres y periféricas del país, pero también fue votado masivamente en Bogotá. El mapa electoral de 2022 se alinea casi perfectamente con el del referendo de octubre de 2016 <a href="https://www.lemonde.fr/international/article/2016/10/03/pourquoi-la-colombie-a-vote-non-a-l-accord-de-paix-avec-les-farc_5007519_3210.html">sobre los acuerdos de paz</a>.</p>
<h2>Política y megaiglesias</h2>
<p>La <a href="https://razonpublica.com/las-iglesias-cristianas-y-la-politica-en-colombia/">influencia de las iglesias evangélicas</a> en la política colombiana <a href="https://www.lastampa.it/vatican-insider/en/2016/10/18/news/colombia-referendum-christians-reject-peace-agreement-1.34789808">dio mucho de qué hablar</a> durante el referéndum sobre los acuerdos de paz. Algunas <a href="https://www.vice.com/es/article/3b99wb/un-da-en-uno-de-los-cultos-cristianos-ms-grandes-de-bogot">megaiglesias</a> con miles de seguidores hicieron campaña a favor del <em>no</em> debido a las posiciones, reales o supuestas, <a href="https://www.lemonde.fr/ameriques/article/2016/10/06/colombie-la-paix-les-farc-et-la-theorie-du-genre_5009083_3222.html">sobre la cuestión de género</a>.</p>
<p>Sin embargo, el partido evangélico más antiguo del continente, el Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (<a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Independent_Movement_of_Absolute_Renovation">MIRA</a>), había hecho campaña por el <em>sí</em>. </p>
<p>Por tanto, no queda claro cuán <a href="http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-51672018000100241">decisiva ha sido su influencia</a>. Los evangélicos no necesariamente siguen las instrucciones en materia electoral de su pastor. Y estas no son necesariamente las mismas de una iglesia a otra. </p>
<p>En la primera vuelta, el candidato evangélico <a href="https://www.bluradio.com/nacion/elecciones/presidenciales/del-pulpito-al-voto-john-milton-rodriguez-el-cristiano-que-quiere-llegar-a-la-casa-de-narino-rg10">John Milton Rodríguez</a> apenas obtuvo <a href="https://www.evangelicodigital.com/latinoamerica/23135/petro-y-hernandez-avanzan-a-segunda-ronda-en-colombia">el 1,29 % de los votos</a>, aunque cerca del 18 % de la población colombiana es seguidora de estas iglesias.</p>
<h2>Un exguerrillero en el poder… como en otros países del continente</h2>
<p>Los adversarios de Petro intentaron deslegitimarlo a lo largo de la campaña, haciendo hincapié en su <a href="https://www.lexpress.fr/actualite/monde/amerique-sud/colombie-gustavo-petro-ancien-guerillero-et-premier-president-de-gauche_2175583.html">pasado guerrillero</a>, que fue relativamente limitado y que abandonó hace más de treinta años.</p>
<p>Al pasar de la vía de las armas a la lucha política electoral, Petro se unió a otras figuras latinoamericanas cuya <a href="https://www.alice-comunicacionpolitica.com/wikialice/index.php/Socializaci%C3%B3n_pol%C3%ADtica">socialización política</a> ocurrió en una época en la que la izquierda solo existía en la clandestinidad y que, con las transiciones democráticas de sus países, <a href="https://www.cairn.info/revue-internationale-de-politique-comparee-2005-3-page-283.htm">dieron el paso hacia</a> la política electoral e institucional. </p>
<p>Antes de ser electo presidente, Petro había sido tres veces diputado, dos veces alcalde de Bogotá y dos veces senador. Ahora, como jefe de Estado, se une a <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mujica">Pepe Mujica</a>, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015; <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dilma_Rousseff">Dilma Rousseff</a>, presidenta de Brasil entre 2011 y 2016, y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Salvador_S%C3%A1nchez_Cer%C3%A9n">Salvador Sánchez Cerén</a>, presidente de El Salvador entre 2014 y 2019. Todos ellos, procedentes de la izquierda clandestina y armada, acabaron dirigiendo sus países democráticamente.</p>
<h2>Asuntos pendientes</h2>
<p>Los retos pendientes son importantes: la lucha contra la pobreza y la desigualdad requiere programas sociales ambiciosos y, por tanto, una gran reforma fiscal. Hoy por hoy, en Colombia la <a href="https://www.oecd.org/tax/tax-policy/brochure-estadisticas-tributarias-en-america-latina-y-el-caribe.pdf">relación impuestos/PIB</a> es casi 15 puntos inferior a la media de la OCDE. </p>
<p>Para seguir adelante con el proceso de paz y la protección de los derechos humanos, Petro deberá enfrentarse a la oposición de muchos con intereses contrarios. Lo mismo que con <a href="https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/gustavo-petro-retos-en-politica-de-drogas-para-el-proximo-gobierno-682308">el persistente problema del narcotráfico</a>, <a href="https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20220622-colombia-venezuela-petro-apertura-fronteras">el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela</a> y la lucha y adaptación al cambio climático (de un <a href="https://www.geo.fr/environnement/rechauffement-climatique-la-colombie-a-perdu-18-de-ses-glaciers-en-7-ans-190531">país especialmente vulnerable</a>).</p>
<p>El recién elegido presidente colombiano tendrá que lidiar con una <a href="https://ideas4development.org/la-colombie-en-pleine-tourmente-financiere/">deuda que ha crecido enormemente</a> desde la pandemia, una moneda muy devaluada y una reforma fiscal muy necesaria pero difícil de aplicar. Además de estas dificultades económicas y fiscales, Petro tendrá que intentar aplicar su programa sin tener una mayoría clara en el Congreso. </p>
<p>Probablemente eso lo obligue a moderar las reformas para convencer a la oposición, fragmentada y sin liderazgo, de que las vote. Los próximos años serán, probablemente, de difícil equilibrio entre las obligadas negociaciones con la oposición y el imperativo de no defraudar la esperanza de cambio de sus votantes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185915/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Claire Nevache ha recibido financiación del Sistema Nacional de Investigación (SNI) de Panamá. Es miembro del CEVIPOL (Universidad de Bruselas) y del CIEPS (Panamá).</span></em></p>Durante mucho tiempo la izquierda colombiana, a la que se asocia con la guerrilla de las FARC y el chavismo venezolano, se quedó a las puertas del poder. La elección de Gustavo Petro como presidente abre una nueva era.Claire Nevache, Doctorante en sciences politiques, Université Libre de Bruxelles (ULB)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1794852022-03-27T18:35:15Z2022-03-27T18:35:15ZParadojas antrópicas y la desordenada vida en el planeta<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/454411/original/file-20220325-29-1dywkyp.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C613%2C2299%2C1860&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">_El caminante sobre el mar de niebla_ (Caspar David Friedrich, 1817).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Caspar_David_Friedrich_-_Wanderer_above_the_sea_of_fog.jpg">Wikimedia Commons / Hamburger Kunsthalle</a></span></figcaption></figure><p>Vivimos en un mundo plagado de paradojas y contradicciones. Nuestro propio pensamiento y nuestras acciones cotidianas también lo están.</p>
<p>El primer cuarto del siglo XXI ha instalado a la población mundial en sociedades complejas y conturbadas. Nos ha situado en entornos –el global y los locales– abundantes en discursos y acontecimientos aparentemente contrarios a la lógica. O cuando menos, distanciados de modos de pensar y actuar que gran parte de la población mundial podría considerar como sensatos. Modos próximos a un mínimo común sentido común compartido por los diferentes pueblos y culturas que habitan el planeta.</p>
<p>Gran parte de estos acontecimientos son antrópicos, es decir, están producidos o modificados por la acción humana. Es obvio cuando nos referimos a episodios culturales –humanos–, pero ocurre también con los vinculados al entorno natural y sus procesos físicos, químicos y biológicos. </p>
<p>Nos encontramos, en definitiva, ante <em>paradojas antrópicas</em>.</p>
<h2>Paradoja antrópica, un concepto marco para el análisis</h2>
<p>El término <em>paradoja antrópica</em> proporciona sustento conceptual para el análisis de esta diversidad de acontecimientos, en entornos en los que abundan las contradicciones y las incertidumbres.</p>
<p>La humanidad se ve conmovida por diversidad de problemas y retos, en sociedades inmersas en la búsqueda de su identidad, junto a <a href="https://riuma.uma.es/xmlui/bitstream/handle/10630/19532/96.pdf">cuarenta años de pesadilla para las democracias</a>. Con ciudadanías abstraídas en el foco en el yo como objeto central de la construcción identitaria –con sus correlatos el individualismo, el consumismo desaforado, el culto exacerbado al ocio y el valor del dinero como ideal de los seres humanos–. Y con <a href="https://sabersenaccio.iec.cat/es/androcentrismo-y-ciencia-es/">pensamientos y acciones aun predominantemente androcéntricos</a>. </p>
<p>En estas circunstancias, el ejercicio de la inteligencia colectiva se ve dificultado sobremanera.</p>
<p>Son múltiples las pandemias que nos afectan: la sanitaria de covid-19, la pandemia ambiental, la pobreza, el hambre, la guerra, los éxodos, el odio racial, la xenofobia, las ideologías y políticas excluyentes, el machismo y la violencia contra las mujeres… Y son manifiestas y formidables sus consecuencias.</p>
<p>Nos encontramos ante una <em>pandemia estructural</em> trufada de paradojas antrópicas, que conforma un reto combinado de contradicciones e irresponsabilidades.</p>
<h2>Hacia una cartografía de la(s) paradoja(s) antrópica(s)</h2>
<p>Este mar de paradojas antrópicas de alcance pandémico puede cartografiarse en diferentes escalas y desde distintas perspectivas: planetaria, geoestratégica, ambiental, política, comunicativa… </p>
<p>En cada una de ellas, y en su intersección, se pueden ubicar esta multiplicidad de… <em>parantrojas</em>.</p>
<p>Persiste el debate sobre el crecimiento ilimitado en un planeta con recursos limitados que presenta síntomas de sobreexplotación y agotamiento de los recursos. En estas seguimos, cuando se cumplen cincuenta años de la publicación del informe <a href="https://www.clubofrome.org/publication/the-limits-to-growth/"><em>The limits to growth</em></a> (<em>Los límites al crecimiento</em>), encargado al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) por el Club de Roma. </p>
<p>En relación con el calentamiento global y el cambio climático, nos debatimos entre estrategias que a veces se nos presentan como aparentemente contradictorias o excluyentes: prevención, corrección, transformación, mitigación, adaptación. Y como parte de la ecuación, los fenómenos irreversibles y los precios de los combustibles.</p>
<p>El enfoque geoestratégico nos sitúa frente a los <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-democracia-la-ultima-utopia/334241">riesgos para las democracias liberales y su creciente debilidad</a>. Señala las contradicciones de Europa y Estados Unidos, que se aprovechan para generar conflictos alrededor de quien ostenta la primacía mundial. Y evidencia el <a href="https://elpais.com/elpais/2012/07/03/opinion/1341330104_001927.html">creciente papel de los grupos plutocráticos</a> frente a <a href="https://theconversation.com/seis-claves-sobre-la-onu-ante-su-75-aniversario-140854">la reivindicación de Naciones Unidas</a> y otros organismos internacionales y locales representativos de la pluralidad.</p>
<p>Desde la perspectiva medioambiental, la <a href="https://theconversation.com/es/search?q=crisis+clim%C3%A1tica">crisis climática</a>, que se manifiesta en fenómenos extremos: desde el calor desmedido a las grandes nevadas en zonas y épocas inusuales; desde las sequías extremas a las enormes inundaciones. Lluvia y nieve, o polvo en el aire (calima) producidos paradójicamente por el mismo fenómeno: la entrada anómala de borrascas como <a href="https://theconversation.com/es/search?q=filomena">Filomena</a> y <a href="https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/borrasca-celia-provoca-intensa-calima-peninsula-iberica_18001">Celia</a>.</p>
<p>Estos dos fenómenos meteorológicos –gotas frías o danas– sirven de ejemplo sobre la complejidad de las cuestiones climáticas y su importante repercusión sobre la vida del planeta. La primera tuvo una gran incidencia en la ciudad y región de Madrid, donde produjo una nevada de dimensiones desconocidas. La segunda se ha vivido ahora con una sorprendente invasión de polvo sahariano en toda la Península Ibérica y parte de Europa. Sin embargo, no ha afectado a las Islas Canarias, donde son frecuentes estos fenómenos de calima.</p>
<p>En suma, paradojas ambientales. El concepto que presentamos es un instrumento que permite analizar y explicar tales paradojas.</p>
<p>En el ámbito político, y en conexión con la comunicación, se dicen sin rebozo y con descaro las mayores <em>boutades</em> y barbaridades. <a href="https://theconversation.com/coronabulos-conspiranoia-e-infodemia-claves-para-sobrevivir-a-la-posverdad-139504">La comunicación convertida, paradójicamente, en el mayor instrumento para la desinformación</a>. Un proceso que favorece la creación de incertidumbres y miedos, y la transmisión de bulos como los que circulan sobre desabastecimientos en situaciones de crisis tan frecuentes en estos tiempos del primer tercio del siglo XXI, que desgraciadamente tanto se va pareciendo al primer tercio del anterior.</p>
<h2>Apuntes para enfrentar este gran desafío</h2>
<p>Se plantean enormes, diversos y apasionantes <a href="https://www.other-news.info/noticias/ciencia-y-democracia/">retos para las instituciones y para las personas</a>. En el ámbito institucional, se apela a las organizaciones políticas y sociales, y de forma particularmente relevante <a href="https://metapolis.net/es/project/ciencia-y-democracia-instituciones-en-busca-de-una-identidad-sociopolitica/">a la democracia y sus instituciones, y a la institución ciencia</a>. Los individuos nos vemos interpelados en el ámbito moral. </p>
<p>También se ven concernidos los procesos evolutivos, sobre los que desempeña un importante papel el <a href="https://www.institutoroche.es/biotecnologia/98/una_sintesis_de_la_teoria_de_la_evolucion_supervivencia_adaptacion">entorno de sociabilidad</a>, donde se produce la interrelación de tres factores: naturaleza (biología y ambiente), cultura y ética.</p>
<p>No ocultamos nuestra preocupación por <a href="https://theconversation.com/el-abrazo-entre-democracia-y-ciencia-en-plena-covid-19-149955">las relaciones y los diálogos entre ciencia y democracia</a> y su incidencia sobre las políticas en servicios públicos, como la sanidad y la regulación del consumo en alimentación y energía.</p>
<p>Quizás solo las éticas y los marcos analíticos basados en una visión integrada de la evolución puedan servir para ir dominando el contagio desordenado y brutal de las paradojas antrópicas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179485/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jesús Rey Rocha es miembro de la red ‘Conexión-Vida’ del CSIC (Life-HUB.CSIC) sobre los orígenes, (co)evolución, diversidad y síntesis de la vida. Forma parte del equipo asociado con el proyecto RESPONTRUST (SGL2104001,CSIC) financiado por el Fondo Europeo de Recuperación. Es socio de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC) y vocal de su junta directiva. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Emilio Muñoz Ruiz es miembro de la red ‘Conexión-Vida’ del CSIC (Life-HUB.CSIC) sobre los orígenes, (co)evolución, diversidad y síntesis de la vida. Forma parte del equipo asociado con el proyecto RESPONTRUST (SGL2104001,CSIC, Covid-19-207) financiado por el Fondo Europeo de Recuperación. Es socio promotor de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC).</span></em></p>Este siglo XXI nos ha situado ante una serie de acontecimientos producidos o modificados por la acción humana: la pandemia de covid-19, la crisis ambiental, la pobreza, el hambre, la guerra, los éxodos, el odio racial, la xenofobia, las ideologías y políticas excluyentes, el machismo y la violencia contra las mujeres… Los autores presentan la ‘paradoja antrópica’, un concepto para el análisis de esta diversidad de acontecimientos, en entornos en los que abundan las contradicciones y las incertidumbres.Jesús Rey Rocha, Investigador Científico en Ciencia, Tecnología y Sociedad, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Emilio Muñoz Ruiz, Profesor de Investigación. Unidad de Investigación en CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad) del CIEMAT, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1768282022-02-11T08:09:51Z2022-02-11T08:09:51ZEstereotipos que alzan barreras<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/445504/original/file-20220209-25-zhaz1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C10%2C6979%2C2976&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/achievements-women-ideas-feminists-silhouette-vector-2113115999">Shutterstock / Vikky Mir</a></span></figcaption></figure><p>Tomadas en conjunto las disciplinas científicas, <a href="https://mujeresconciencia.com/2015/05/08/un-ano-despues/">no hay excesivas diferencias en los números de hombres y de mujeres que cursan una carrera universitaria de ciencias</a>. Tampoco las hay en los porcentajes de quienes hacen un doctorado en ese campo. Sin embargo, ellos y ellas no estudian lo mismo; <a href="https://mujeresconciencia.com/2021/04/07/igualdad-en-cifras-mefp-2021/">hay diferencias en las preferencias de chicos y chicas</a> por ciertos estudios. Los casos extremos son, quizás los de ingeniería (muchos más chicos) y de ciencias de la salud (muchas más chicas). Y en las carreras propiamente científicas, la presencia femenina es menor en física y mayor en biología y disciplinas afines.</p>
<p>Los factores que subyacen a estas diferencias <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0890207020962326">son, seguramente, variados</a>, incluidos, como veremos, predisposiciones adquiridas en el entorno familiar y social. </p>
<p>Con carácter general, <a href="https://nadaesgratis.es/irma-clots/expectativas-laborales-exceso-de-confianza-competitividad-y-brechas-de-genero">las chicas tienen menor preferencia por la competición y e incurren en menor medida en exceso de confianza</a>, rasgos a los que se atribuye un origen social. Esos rasgos parecen inclinar a las chicas hacia actividades profesionales para cuyo desempeño no confieren ventajas. Ese factor, junto al efecto de ciertos estereotipos, puede estar en la base, por ejemplo, del <a href="https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Por-que-se-han-frenado-las-vocaciones-matematicas-de-las-adolescentes">cambio que se produjo en 2012 en los estudios de matemáticas</a>. Antes, la actividad profesional a la que se vinculaba esa disciplina era, principalmente, la docencia, una actividad muy común entre las mujeres. A partir de entonces, sin embargo, aumentó la demanda de profesionales en matemáticas para puestos en el área tecnológica y empresarial, trabajos a los que se atribuye una mayor competitividad. El menor atractivo de esos estudios para las jóvenes sería consecuencia, así, de estereotipos de género y, además, los reforzaría.</p>
<p>Por otro lado, <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.1261375">las expectativas del grado de brillantez considerado necesario para cursar con éxito unos y otros</a> estudios de posgrado parecen estar en la base de las preferencias en función del género. Cuanto mayor es la brillantez que se supone necesaria (porque así se le atribuye) para cursar con éxito unos estudios, menor es el porcentaje de mujeres que los escogen. Y es probable que <a href="https://mujeresconciencia.com/2020/10/06/solo-para-chicas-listas/">ese mismo fenómeno</a> se produzca a la hora de elegir los estudios de grado.</p>
<h2>La regla de la modestia y la incongruencia de roles</h2>
<p>La tendencia de las chicas a escoger estudios para los que no se considera necesario ser especialmente brillante parece tener su origen en la niñez, a partir de los seis años, aproximadamente. <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.aah6524">A esa edad empiezan a dudar que sean tan inteligentes como los niños</a>. Comienzan entonces a evitar actividades consideradas propias de personas “verdaderamente inteligentes”. Al parecer, <a href="https://mujeresconciencia.com/2021/08/03/por-que-nos-cuesta-admitir-un-elogio/">esos estereotipos</a> se construyen en el entorno familiar y en su génesis incide la denominada “regla de modestia”, por la que se enseña a las niñas, desde bebés, a no alardear de sus habilidades y, por el contrario, se anima a hacerlo a los niños. Se trataría, por lo tanto, de un efecto de base cultural. Este factor estaría en el origen de las diferencias antes citadas en el exceso de confianza entre los géneros.</p>
<p>A los factores anteriores, <a href="https://kops.uni-konstanz.de/bitstream/handle/123456789/56212/Froehlich_2-1gizxepstn4tm4.pdf?sequence=3&isAllowed=y">cabe añadir el efecto de las denominadas “incongruencia de roles” (role incongruity) y “falta de ajuste” (lack of fit)</a>. Consisten en la identificación de los rasgos propios de las personas a quienes se considera buenas científicas con las características estereotípicamente masculinas (agencia, competitividad…), mientras que a las mujeres se les atribuyen rasgos que se identifican menos con los de aquellas personas, como el carácter cooperativo (comunal), principalmente.</p>
<p>Como vemos, en la elección de estudios universitarios operan estereotipos ligados a la autopercepción y a la competencia que se atribuyen las chicas a sí mismas. <a href="https://mujeresconciencia.com/2020/12/02/el-estereotipo-de-las-mujeres-en-la-ciencia/">Actúan en varias instancias en la vida académica y profesional, y contribuyen a socavar las posibilidades de desarrollo y progreso de las científicas</a>. Se trata de barreras que obstaculizan el acceso de las mujeres a determinados estudios de ciencia y tecnología, por lo que, en la práctica, no gozan de las mismas oportunidades que los hombres.</p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/-xSKu3lA0wo?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">“Regla de modestia”, un trabajo de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco.</span></figcaption>
</figure>
<p>El vídeo al que acompaña este texto, producido por la <a href="https://culturacientifica.com/catedra-de-cultura-cientifica/">Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU</a> para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, obedece al propósito de dar a conocer la existencia de las barreras que limitan el acceso de las mujeres a ciertos estudios. Solo así estaremos en condiciones de actuar para que esas barreras dejen de existir.</p>
<hr>
<p><em><a href="https://mujeresconciencia.com/2022/02/11/regla-de-modestia/">La versión original</a> de este artículo fue publicada en el blog <a href="https://mujeresconciencia.com/">Mujeres Con Ciencia</a>, de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/176828/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Ignacio Pérez Iglesias no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En la elección de estudios universitarios operan estereotipos ligados a la autopercepción y a la competencia que se atribuyen las chicas a sí mismas y que obstaculizan el acceso de las mujeres a determinados estudios de ciencia y tecnología.Juan Ignacio Pérez Iglesias, Presidente del Comité Asesor de The Conversation España. Catedrático de Fisiología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1738972022-02-02T19:09:53Z2022-02-02T19:09:53ZLos parques mejoran nuestra salud, pero no todas las personas pueden disfrutarlos por igual<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/437978/original/file-20211216-17-19rl57h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4744%2C3158&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Parque de El Retiro (Madrid).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-october-2021-people-relaxing-2061931172">Shutterstock / Juan Garcia Hinojosa</a></span></figcaption></figure><p>La cuestión de <a href="https://dx.doi.org/10.2105%2Fajph.91.12.1944">cómo el diseño de las ciudades impacta</a> en la salud de sus poblaciones es materia de estudio desde su auge en el siglo XIX. La migración de la clase obrera naciente a las ciudades hacía necesaria una rápida urbanización que pudiera asimilar todo el movimiento de personas. Sin embargo, este crecimiento llevaba aparejadas unas condiciones de vida que ya <a href="https://doi.org/10.1093/ije/30.4.668">entonces marcaban diferencias en la esperanza de vida entre los barrios</a>.</p>
<p>En las últimas décadas han proliferado los estudios sobre salud urbana en el campo de la epidemiología. Estos buscan analizar qué <a href="https://doi.org/10.1111/j.1749-6632.2009.05333.x">elementos del entramado urbano guardan una relación con los niveles de salud</a> y cuál es el sentido y la magnitud de esta asociación. La evidencia obtenida pretende informar de qué políticas públicas en materia de urbanismo pueden implementarse con el fin de mejorar los niveles de salud de la población y de reducir las inequidades en salud.</p>
<p>Uno de los elementos más analizados por su capacidad de mejorar la salud es la disponibilidad de parques urbanos. Estos son definidos como espacios verdes que, por su tamaño y características, permiten socializar y realizar actividades en ellos.</p>
<h2>La relación entre parques y salud</h2>
<p>Los parques pueden mejorar los niveles de salud de los habitantes de la ciudad por tres mecanismos diferentes:</p>
<ul>
<li><p><strong>Actividad física.</strong></p>
<p><a href="https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2015.05.034">Numerosos estudios</a> han observado una asociación positiva entre la presencia de parques y los niveles de actividad física. </p>
<p>Estos lugares serían un espacio utilizado para realizar diferentes tipos de actividades, en solitario o en grupo, que podrían aumentar la cantidad de minutos dedicados a la actividad física. </p>
<p>Algunos estudios han observado que cualquier incremento en la actividad física, por pequeño que sea, conlleva una serie de beneficios para la salud en términos de <a href="https://doi.org/10.1016/s0140-6736(11)60749-6">reducción de la mortalidad por todas las causas</a>. </p></li>
<li><p><strong>Salud mental.</strong> </p>
<p>La proximidad con los espacios verdes se ha relacionado en diversos estudios tanto con una mejor <a href="https://doi.org/10.1016/j.envres.2019.108751">salud autopercibida</a> como con mejores resultados en <a href="https://doi.org/10.1016/j.envint.2015.01.012">salud mental</a>. Esto ayuda a reducir el estrés.</p></li>
<li><p><strong>Reducción de daños.</strong> </p>
<p>Estos espacios verdes permiten reducir los niveles de diferentes <a href="https://doi.org/10.1289/ehp.1104609">contaminantes atmosféricos</a>, mitigar el efecto de las <a href="https://doi.org/10.1186/s13750-016-0054-y">“islas de calor”</a> en las ciudades, o incluso el <a href="https://doi.org/10.4103/1463-1741.134916">impacto del ruido en la salud poblacional</a>.</p>
<p>Además de estos beneficios más directos, los parques pueden también generar otro tipo de impactos positivos. Por ejemplo, son lugares que permiten ofrecer redes sociales entre vecinos del barrio, bien por encuentros que se dan de manera fortuita o por la realización de actividades organizadas. </p>
<p>Esto aumenta <a href="https://dx.doi.org/10.3390%2Fijerph16030452">la cohesión social del barrio</a> y <a href="https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2018.04.051">el capital social de las personas</a>, lo cual impacta también en la salud.</p></li>
</ul>
<p>Por todo esto, los parques suponen una intervención en salud pública capaz de generar beneficios en términos de salud por múltiples vías y en diferentes aspectos de la misma.</p>
<h2>El caso de la ciudad de Madrid</h2>
<p>Sin embargo, debemos tener en cuenta dos cuestiones cuando analizamos los parques desde un punto de vista de la salud pública. </p>
<ol>
<li><p>Que los espacios urbanos tienen unos límites físicos que no pueden ampliarse de forma perpetua. </p></li>
<li><p>Que el uso de estos espacios está condicionado por factores que van más allá de la capacidad de agencia individual para visitarlos.</p></li>
</ol>
<p>Las características y composición de los barrios son importantes en este sentido, pues se ha visto que barrios más desfavorecidos presentan un <a href="https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2012.08.036">menor número de estos espacios, de menor tamaño, y con peor calidad</a>. </p>
<p>Los <a href="https://doi.org/10.1016/j.physbeh.2017.03.040">roles de género también juegan un papel</a>, ya que las mujeres suelen utilizar estos espacios para actividades relacionadas con los cuidados, que no suponen unos niveles elevados de actividad física, mientras que los hombres visitan los parques expresamente para realizar actividad física. </p>
<p>Además, la percepción que tenemos las personas de estos espacios y cómo los usamos <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0190737">se modifica a lo largo de la vida</a>, por lo que la presencia de parques con diseños e instalaciones adaptadas a diferentes grupos etarios es un elemento importante para que la población utilice estos espacios.</p>
<p>En este sentido, realizamos <a href="https://doi.org/10.1016/j.healthplace.2021.102660">un estudio en la ciudad de Madrid</a> para tratar de comprender qué factores contextuales, más allá del diseño del propio parque, podrían estar influyendo en el uso de estos espacios. En la muestra de parques seleccionada se observó un menor uso de los mismos, y niveles de actividad física menos intensos, en barrios de menor nivel socioeconómico y en mujeres en líneas generales.</p>
<p>Algunos de los motivos que vecinos y vecinas de estos barrios esgrimieron durante las entrevistas eran coherentes con las diferencias observadas en la actividad física. </p>
<p>Por ejemplo, las personas de barrios de menor renta explicaron que al tener turnos de trabajo prolongados o con mucho desgaste físico, esto suponía una barrera a la hora de visitar los parques de su entorno. Otras barreras que identificaban los vecinos y vecinas fueron la suciedad o un mantenimiento deficiente de las instalaciones, o la inseguridad percibida, este último mencionado especialmente por las mujeres entrevistadas. </p>
<p>Sin embargo, este tipo de barreras no fueron esgrimidas por las personas entrevistadas en barrios de mayor nivel de renta.</p>
<h2>Comprender lo contextual para mejorar lo individual</h2>
<p>La evidencia disponible en otros contextos es consistente con lo observado en la ciudad de Madrid. Como mencionamos anteriormente, existe un gradiente social en cuanto al acceso a estos espacios y a la calidad de los mismos. </p>
<p>Más allá de las características objetivas, existen factores más allá de los propios parques que condicionan la capacidad de agencia que tienen los diferentes grupos sociales para realizar actividad física en los parques.</p>
<p>Por tanto, a la hora de diseñar intervenciones de salud públicas encaminadas a mejorar la salud a través de estos espacios, se deben tener en cuenta factores a diferentes niveles para conseguir el mayor beneficio posible en términos de salud. </p>
<p>Existen dos conceptos en salud pública importantes a tener en cuenta en este sentido. </p>
<p><a href="https://doi.org/10.1016/S0140-6736(71)92410-X">La ley de cuidados inversos</a>, postulada por Tudor Hart, plantea que las personas con más recursos (y, por tanto, mejor salud) son las que se suelen beneficiar más de los servicios sanitarios, agrandando las desigualdades preexistentes al sistema de salud. </p>
<p>Con las políticas de salud pública que se aplican sin entender los determinantes sociales ocurre algo similar. <a href="https://doi.org/10.1186/1479-5868-4-32">La amplificación de la deprivación</a> describe un fenómeno por el que en determinados contextos, aquellas personas más desfavorecidas tienen un peor acceso a recursos y viven en entornos con menos oportunidades para mejorar la salud, agravando las inequidades en salud.</p>
<p>Cuando hablamos de actividad física y de parques, en realidad estamos hablando de la cantidad de tiempo libre de calidad del que disponen las personas y cuáles son las capacidades que estamos promoviendo para que las personas usen estos espacios. Estos factores tienen su origen más allá de las copas de los árboles, y hacia ahí tenemos que dirigir la mirada cuando hablamos de salud pública.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173897/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pedro Gullón Tosio es miembro del Colectivo Silesia. Recibe financiación del Instituto de Salud Carlos III a través de la Acción Estratégica en Salud (PI18/00782)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mario Fontán Vela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Uno de los elementos más analizados por su capacidad de mejorar la salud es la disponibilidad de parques urbanos. Hemos estudiado su efecto en la ciudad de Madrid.Mario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de AlcaláPedro Gullón Tosio, Profesor ayudante doctor en salud pública, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1736092022-01-16T20:52:52Z2022-01-16T20:52:52ZDesigualdad en educación: la culpa no es del bilingüismo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/440640/original/file-20220113-19-11d3bla.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4578%2C3430&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-december-4-2018-photo-1266974218">Shutterstock / JoeLogan</a></span></figcaption></figure><p>La educación bilingüe está en retroceso, o eso parecen indicar los numerosos titulares que bombardean los medios desde los inicios del curso académico, anunciando que 90 centros de Castilla y León, Castilla–La Mancha y Navarra han abandonado el programa bilingüe (de entre más de <a href="https://www.ebspain.es/index.php/observatorio-eb-2">3 700 centros bilingües</a>, todo sea dicho). </p>
<p>Estas noticias a menudo se hacen eco de supuestos peligros de la educación bilingüe, como ciertas <a href="https://www.eldiario.es/sociedad/bilinguismo-fake-familias-docentes-sistema-80-profesorado-reduce-rendimiento_1_8505963.html">caídas en el rendimiento académico</a>, la <a href="https://www.elconfidencial.com/espana/2021-03-18/colegios-navarra-bilinguismo-carlismo-ingles_2993816/">dificultad de estudiar contenidos en una lengua extranjera</a>, o la <a href="https://www.elespanol.com/reportajes/20211003/padres-coles-bilingues-carne-abandono-escolar-alumnos/615439005_0.html">incapacidad de los progenitores de ayudar con las tareas en casa</a>. </p>
<p>Sin embargo, todas estas noticias tienen algo en común: no se están discutiendo las consecuencias psicolingüísticas y cognitivas del bilingüismo en el individuo (en su cerebro, en su capacidad, etc.); se está hablando de política. De política lingüística y educativa, sí; pero de política.</p>
<h2>Problemas crónicos</h2>
<p>Escapan por tanto del debate los <a href="https://davidmarsh.education/wp-content/uploads/2020/10/Spanish_Bilingual_Advantage_FINAL.pdf">beneficios de la enseñanza bilingüe</a> para la mente y el cerebro y se juzga a la educación bilingüe por problemas que son crónicos del sistema educativo español en su conjunto. </p>
<p>De esta forma, se denuncia que en la educación bilingüe se baja el nivel de contenidos, pero se pasa por alto lo que ocurre en el resto de centros o <a href="https://elpais.com/educacion/2021-06-18/el-creador-del-informe-pisa-la-educacion-espanola-prepara-a-los-alumnos-para-un-mundo-que-ya-no-existe.html">si estos contenidos son útiles</a>; se critica el rendimiento académico del alumnado del sistema bilingüe, obviando que la tasa de abandono escolar general de España es <a href="https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INESeccion_C&cid=1259925480602&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout">la más alta de la Unión Europea</a> (en torno al 20 % para los hombres y el 11 % para las mujeres); o se dice que el bilingüismo impide que los padres ayuden a sus hijos con las tareas escolares, pero no se cuestiona por qué deberían los progenitores involucrarse en esta labor. </p>
<h2>Nivel socioecónomico y resultados académicos</h2>
<p>Al final, el cariz social y político del debate suele quedar plasmado en una de las principales críticas al sistema bilingüe: según algunos, es segregacionista y no es adecuado para el alumnado de bajo nivel socioeconómico (véase, por ejemplo, la opinión de <a href="https://www.eldiario.es/sociedad/bilinguismo-fake-familias-docentes-sistema-80-profesorado-reduce-rendimiento_1_8505963.html">esta profesora entrevistada</a>: “Yo era profesora en ese momento y ya estaba viendo que por las características de nuestro alumnado no iba a funcionar”). </p>
<p>Esta visión cuenta con el respaldo de estudios empíricos realizados en la <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ecin.12305">Comunidad de Madrid</a> y en <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13803610500392160">Países Bajos</a>, según los cuales los estudiantes del sistema bilingüe del nivel socioeconómico más bajo obtienen peores resultados en las materias “no lingüísticas” (matemáticas, historia, etc.) que sus homólogos del sistema estándar. No obstante, también hay estudios de gran envergadura, como el <a href="https://www.monclil.com/">informe MONCLIL</a>, que contradicen estos datos. </p>
<p>En definitiva, el mayor argumento contra la enseñanza bilingüe hasta la fecha es que es perjudicial para los estratos sociales más bajos. No se pone en duda, por tanto, si es bueno que nuestra futura jefa del Estado <a href="https://www.casareal.es/ES/AreaPrensa/Paginas/area_prensa_comunicados_interior.aspx?data=115">curse sus estudios en inglés</a> o por qué <a href="https://www.elmundo.es/mejores-colegios.html">los centros privados de renombre</a> enarbolan la bandera del bilingüismo; se cuestiona si el bilingüismo educativo es positivo para la hija de una familia humilde.</p>
<h2>La educación bilingüe ayuda a todos los alumnos</h2>
<p>Ante esto, un equipo de investigadores de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y de la Universidad de Granada hemos realizado un estudio a gran escala, que ha sido reconocido como el <a href="https://www.aaal.org/news/2022-research-article-award-winner">mejor artículo de investigación lingüística del año 2021</a> por la Asociación Americana de Lingüística Aplicada. </p>
<p>En <a href="https://academic.oup.com/applij/article/42/3/393/5877483">dicho estudio</a>, se seleccionó una muestra de 3 800 estudiantes de 184 institutos andaluces a través de muestreo aleatorio estratificado en función de su distribución geográfica, su modelo lingüístico (bilingüe en inglés o no bilingüe) y su nivel socioeconómico (del nivel 1 al nivel 4). Es decir, todas estas variables estaban proporcionalmente representadas en la selección. </p>
<p>Luego, estos estudiantes realizaron pruebas de competencia (de nivel) en español, inglés e historia, y los resultados fueron analizados estadísticamente. </p>
<p>Lo que este estudio reveló fue que, precisamente, la segregación tan denunciada del bilingüismo es una constante en los centros ordinarios: en la educación no bilingüe, los estudiantes obtuvieron mejores resultados mientras mayor era su nivel socioeconómico, y viceversa. </p>
<p>Mientras tanto, en la educación bilingüe, todos los niveles socioeconómicos alcanzaron unos resultados igualmente buenos (superiores, en la mayoría de los casos, a los del sistema no bilingüe). Además, el nivel de español no se vio empobrecido por el uso del inglés en el aula, como se teme a veces, sino que mejoró.</p>
<h2>Neutralizar desigualdades</h2>
<p>Esto demuestra que una de las grandes críticas del sistema bilingüe, la desigualdad, es propia del sistema educativo general. Resulta alarmante que el nivel socioeconómico del alumnado continúe siendo <a href="https://observatoriosociallacaixa.org/-/desigualdades-socioeconomicas-y-rendimiento-academico">condicionante de su éxito académico</a> y que las autoridades educativas estén fracasando en su función redistribuidora del capital cultural. En este sentido, el sistema bilingüe sí supone un éxito, ya que, al menos en Andalucía, consigue neutralizar estas desigualdades. </p>
<p>Por supuesto, esto no exime al bilingüismo educativo de toda crítica. Como dijimos al principio, se trata del resultado de un proceso político, y siempre <a href="https://theconversation.com/educacion-bilingue-no-hay-que-abandonar-sino-mejorar-169709">se puede y se debe mejorar</a>. No obstante, los más graves <em>peligros de la educación bilingüe</em> son, en su mayoría, los <em>peligros de la educación</em>, a secas. Ejemplo de ello son la masificación de las aulas y la burocratización del oficio de enseñante, que suponen grandes lastres para la atención a la diversidad del alumnado, con bilingüismo o sin él.</p>
<h2>Un futuro plurilingüe</h2>
<p>Lo que parece claro es que el futuro educativo de España no es solo bilingüe, sino plurilingüe. En 2017, la <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:52017DC0673&from=DE">Unión Europea</a> estableció como objetivo que todos sus ciudadanos hablen dos lenguas además de la propia. Cómo conseguiremos esto está todavía por ver. </p>
<p>Si atendemos a la <a href="https://global.oup.com/academic/product/understanding-second-language-acquisition-9780194422048?lang=en&cc=de">investigación lingüística</a>, la introducción temprana de una lengua extranjera en la vida de un niño solo compensa si se le somete a abundantes horas de exposición (de contacto y uso de la lengua). Por tanto, limitar estas horas a las de la clase de inglés sería remar a contracorriente.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173609/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Adrián Granados Navarro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Se achaca a los planes de estudios bilingües consecuencias negativas que son endémicas de la educación en España. Nuestra investigación demuestra que la educación bilingüe colabora a paliar algunas.Adrián Granados Navarro, Profesor de Lingüística Aplicada, Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1747302022-01-16T20:50:21Z2022-01-16T20:50:21Z¿Es ‘Harry Potter’ un estereotipo machista?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/440745/original/file-20220113-19-tatq7i.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C0%2C1800%2C1196&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotograma de la adaptación cinematográfica de 'Harry Potter y la piedra filosofal'.</span> <span class="attribution"><span class="source">IMDB</span></span></figcaption></figure><p>La literatura infantil y juvenil proporciona múltiples posibilidades metodológicas que permiten abordar, desde perspectivas diversas, la construcción cultural y la creación de modelos rígidos arbitrarios que generan desigualdades ya desde la infancia.</p>
<p>Una de las sagas que, en las últimas décadas, ha tenido más relevancia dentro de esta literatura ha sido la de Harry Potter de J. K. Rowling. Su éxito, acrecentado por el que tuvieron los libros al llevarlos al cine, hizo que se convirtieran en obras con una gran influencia e impacto en el público infantil y juvenil, siendo todo un fenómeno de masas que generaba interminables colas para hacerse con los nuevos volúmenes que salían o que daba pie a reuniones o estudios solo con su temática.</p>
<h2>Desde la piedra filosofal</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=926&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=926&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=926&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1164&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1164&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/440684/original/file-20220113-955-6k578n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1164&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Portada del primer libro de la saga <em>Harry Potter</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.penguinlibros.com/es/tematicas/37676-libro-harry-potter-y-la-piedra-filosofal-harry-potter-1-9788478884452">Penguin</a></span>
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<p>Si se tiene en cuenta esta influencia y la premisa de la que se partía, analizar, desde una perspectiva de género, cuáles pueden ser los posibles estereotipos de esta índole que aparecen en la obra, tanto en sus diálogos como en sus descripciones, puede aportar datos interesantes para abordar con el público más joven. Para ello, y teniendo en cuenta que es el volumen en el que se presenta a los personajes protagonistas, se tomará el primero de la saga: <a href="https://www.penguinlibros.com/es/tematicas/37676-libro-harry-potter-y-la-piedra-filosofal-harry-potter-1-9788478884452"><em>Harry Potter y la piedra filosofal</em></a>. </p>
<p><a href="http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/1909">El diálogo, en esta obra, se emplea</a> de forma constante para darle más realismo a la historia al tiempo que involucra más directamente en la acción al público lector. Es, a través de ellos y de descripciones, como la autora va presentando a los protagonistas de la historia.</p>
<p>No hay una única opinión sobre la caracterización de Hermione y Harry. <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13614540109510651">En algunos estudios</a> se considera que Rowling supo crear unos personajes que, dependiendo de la circunstancia, asumen roles activos o valientes, lo que hace que Hermione posea características que superan los tradicionales roles de género.</p>
<p>Sin embargo, son muchas más las investigaciones <a href="https://www.salon.com/2000/01/13/potter/">en las que se apunta</a> que con el personaje de Hermione la autora creó a una chica que en el fondo necesita ser salvada, o unas profesoras de Howgarts que nunca llegarán a ser tan sabias como Dumbledore. </p>
<h2>Hablando de Hermione</h2>
<p>Es cierto que, en muchas ocasiones, Hermione <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/edit/10.4324/9780203892817-15/sexist-sort-feminist-representations-gender-harry-potter-series-elizabeth-heilman-trevor-donaldson">no puede considerarse un estereotipo femenino positivo</a> porque no aparece ni tan fuerte ni tan segura de sí misma como sería deseable y eso, además, se le achaca a su carácter y a su falta de control emocional, que se presentan como signos de debilidad frente a la supuesta entereza o control de Harry o Ron. Este rasgo <a href="https://www.jstor.org/stable/40058129">se señala</a> como algo recurrente en la obra de Rowling, que usa un discurso y una terminología más vinculados a lo racional para los personajes masculinos, mientras que para los femeninos suele ligarlos a lo emocional e irracional. </p>
<p>En <em>Harry Potter y la piedra filosofal</em>, J. K. Rowling deja claro, desde el inicio, que Hermione es mucho más estudiosa e inteligente que Harry y Ron, y esto le supone el rechazo de sus compañeros, que no la incluyen hasta que necesita ser salvada del trol. Es entonces cuando, una vez mostrada y demostrada la debilidad de la joven, pasa a ser parte del grupo: “(…) Desde aquel momento Hermione Granger se convirtió en su amiga” (Rowling, 2000: 151).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=395&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=395&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=395&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=496&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=496&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/440689/original/file-20220113-19-d3lgsc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=496&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fotograma de <em>Harry Potter y la piedra filosofal</em>, con Ron, Harry, Hermione y el trol.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://pics.filmaffinity.com/Harry_Potter_y_la_piedra_filosofal-774345739-large.jpg">Filmaffinity</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Esta acción reproduce lo que <a href="https://www.barcelona.cat/metropolis/es/autores/marta-roqueta-fernandez">Marta Roqueta</a>
denomina el tropo de la dama en peligro, que nos explica cómo esa joven que parecía tan segura y que era tan inteligente necesita la protección y el cuidado del personaje masculino de la historia que, de esta forma, recupera su protagonismo, <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5440370">dejando a Hermione como una compañera del verdadero héroe que es Harry Potter</a>.</p>
<p>Este tipo de caracterización se vincula también con lo que <a href="https://www.zonanegativa.com/especial-80-aniversario-lois-lane/">otros autores</a> llaman el “Síndrome de Trinity” y que muestra cómo en la literatura infantil y juvenil actual aparecen personajes femeninos muy competentes, inteligentes y valientes que hacen que sea más dificultoso encontrar los sesgos de género y que esconde, en realidad una trampa, ya que estas jóvenes aparecen de forma activa, y por ello, cuando comenten errores, necesitan la intervención del personaje masculino y esto las posiciona, de nuevo, en inferioridad con respecto a ellos. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C0%2C1902%2C1077&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C0%2C1902%2C1077&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/440733/original/file-20220113-21-1wmpov9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Hermione Granger (Emma Watson) en la adaptación cinematográfica de ‘Harry Potter y la piedra filosofal’.</span>
<span class="attribution"><span class="source">IMDB</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Conclusiones</h2>
<p>Pese a esta caracterización del personaje de Hermione frente al de Harry, <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2944882">se puede observar</a> que esta obra muestra los avances que se están produciendo en la composición de obras de literatura infantil y juvenil con respecto a “la superación de los géneros y la búsqueda de la igualdad”. No hay apenas referencias que aludan a estereotipos físicos, y a Hermione se la caracteriza como una chica inteligente y decidida, aunque esto sea una sutil trampa que hace que después el personaje aparezca como dependiente de Harry. </p>
<p>Harry Potter forma ya parte del imaginario colectivo de las últimas generaciones. Por ello, abordarlo desde una perspectiva de género es clave para destruir estereotipos que generan y acentúan la desigualdad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174730/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucía Rodríguez Olay no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los libros de Harry Potter son una de las lecturas preferidas por los niños desde su publicación. Pero ¿fomentan los estereotipos de género o los revierten?Lucía Rodríguez Olay, Profesora Asociada de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación en el Departamento de Ciencias de la Educación área de Didáctica de la Lengua y la Literatura, Universidad de OviedoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1673722021-09-20T18:12:29Z2021-09-20T18:12:29ZLas vacunas no arreglarán las causas de la pandemia: debemos dejar de mirar el dedo para entender la luna<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/422168/original/file-20210920-15-150jk1c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5982%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mexico-city-july-28-2020-people-1792979779">Shutterstock / Eve Orea</a></span></figcaption></figure><p>El pasado mes de diciembre de 2020 fueron aprobadas las primeras vacunas frente al SARS-CoV-2. A lo largo de las campañas de vacunación, los análisis han ido mostrando la <a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/1009175/S1328_Vaccine_Effectiveness_table_.pdf">alta efectividad de las vacunas</a>. Estas cifras se han mantenido incluso frente a las nuevas variantes, y especialmente a la hora de reducir la probabilidad de las formas graves de la covid-19: hospitalización, ingresos en UCI y mortalidad. </p>
<p>A raíz de estos excelentes resultados se ha instalado un mensaje que enmarca las vacunas como la herramienta fundamental de salud pública, y a la ciencia detrás de su consecución como la única vía de escape de la situación actual.</p>
<p>Este marco de análisis de la pandemia –y el concepto de salud pública que desprende– adolece de profundidad y de búsqueda de la raíz de los problemas que esta crisis ha puesto de relieve. </p>
<p>“La medicina es una ciencia social, y la política no es más que medicina a gran escala”, aseguró el patólogo Rudolf Virchow en el siglo XIX. De forma similar, nuestro análisis debe ir más allá para intentar comprender un fenómeno que no puede reducirse exclusivamente a su dimensión sanitaria.</p>
<h2>Brotes y enfermedades con perspectiva histórica</h2>
<p>Si nos fijamos en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7874133/">la historia de las enfermedades infecciosas</a> parece difícil imaginar un escenario donde podamos vivir sin preocuparnos por los microorganismos presentes en nuestro entorno. A pesar de que la carga de las enfermedades infecciosas ha disminuido en los últimos 30 años, <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/full/10.1098/rsif.2014.0950">el número de brotes epidémicos ha aumentado</a>. </p>
<p>Esto quiere decir que, aunque en términos globales nuestra principal carga de mortalidad se encuentra en enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, nos encontramos en una situación de vulnerabilidad ante nuevas infecciones con potencial pandémico. Este cambio se da principalmente en los brotes de origen zoonótico, en los que un microorganismo <em>salta</em> de animales a humanos.</p>
<p>Por tanto, centrar nuestra mirada en el SARS-CoV-2 (el dedo) dificulta que intentemos entender las causas detrás del incremento de estos fenómenos y de su impacto en nuestras sociedades (la luna). </p>
<p>Esto ha situado las interacciones con los animales y la destrucción de ecosistemas en el centro de las investigaciones de las nuevas enfermedades infecciosas. El concepto de <em>One Health</em> (una integración de la salud de las personas, los animales y el medio ambiente) <a href="https://www.who.int/news-room/q-a-detail/one-health">ya está reconocido por la Organización Mundial de la Salud</a> como uno de los principales enfoques para afrontar los problemas de salud emergentes. </p>
<h2>Las causas de las causas de las pandemias</h2>
<p>Una de las principales funciones de la epidemiología es buscar cuáles son los elementos que hacen que tengamos una mejor y peor salud. Estos determinantes se encuentran a diferentes niveles: algunos responden a nuestras características individuales, pero otros se asocian a elementos estructurales como el sistema sanitario, el lugar de residencia, o incluso el sistema económico y político. </p>
<p>Esto es lo que investigadores y organismos internacionales han denominado “determinantes sociales de la salud”. En ocasiones, se suelen representar como un río: los determinantes individuales se encuentran en la parte inferior, mientras que las “causas de las causas” se encuentran en la parte alta del río. Estas influyen en las causas que están “río abajo”, como se muestra en la siguiente figura.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/421197/original/file-20210914-25-11mtaf3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/421197/original/file-20210914-25-11mtaf3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=562&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/421197/original/file-20210914-25-11mtaf3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=562&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/421197/original/file-20210914-25-11mtaf3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=562&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/421197/original/file-20210914-25-11mtaf3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=706&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/421197/original/file-20210914-25-11mtaf3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=706&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/421197/original/file-20210914-25-11mtaf3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=706&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1. Ejemplo de determinantes sociales en función de su nivel macro, meso y micro.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10488-019-01001-5">Dopp et. al.</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si aplicamos este enfoque a la pandemia de covid-19 podemos situar tres ejes principales de análisis: </p>
<p><strong>1. Incremento de la frecuencia de las zoonosis.</strong></p>
<p>La aparición de zoonosis depende de un delicado equilibrio entre personas, patógenos y biodiversidad. </p>
<p>En el momento en el que uno de estos elementos (como los seres humanos) altera el equilibrio de un ecosistema, las consecuencias pueden ir más allá del impacto inicial. Esto puede favorecer el contacto con patógenos desconocidos o la alteración de la biodiversidad que mantenía a determinados microorganismos en unos niveles de bajo riesgo de zoonosis. </p>
<p>Algunas de las <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(12)61678-X/fulltext">actividades humanas que se han relacionado con la mayor frecuencia de estos fenómenos</a> tienen su origen en un modelo de producción y de extracción de recursos que conlleva cambios en el uso del suelo, deforestaciones o modificaciones de los microclimas que terminan alterando el equilibrio de los ecosistemas.</p>
<p><strong>2. Rápida difusión de las enfermedades transmisibles.</strong></p>
<p>Con la generalización del acceso a medios de transporte como el aéreo, el surgimiento en una parte del mundo de una zoonosis que se transmita entre humanos puede distribuirse a nivel internacional a una velocidad mayor que la capacidad de respuesta de los sistemas de salud pública. </p>
<p>Además, también hay que considerar el impacto medioambiental de determinados modelos de movilidad que pueden alterar el equilibrio que comentábamos en el primer punto.</p>
<p><strong>3. Impacto desigual de la epidemia.</strong> </p>
<p>Aunque en un principio los principales dirigentes intentaron establecer un marco de solidaridad arguyendo que la pandemia nos afectaba a todas las personas por igual, pronto esta afirmación se vio desacreditada por <a href="https://theconversation.com/la-covid-19-si-entiende-de-clases-sociales-163443">la evidencia que se iba recopilando en diferentes partes del mundo</a>. </p>
<p>Una vez finalizó la primera onda pandémica, los sistemas de vigilancia permitieron observar que <a href="https://mdpi-res.com/d_attachment/ijerph/ijerph-18-01256/article_deploy/ijerph-18-01256-v2.pdf">el riesgo de contagio se incrementaba a medida que disminuía la clase social</a>, debido a una mayor participación en trabajos presenciales y con condiciones precarias o a unas condiciones habitacionales que dificultaban los aislamientos. </p>
<p>Además, la probabilidad de fallecer por covid-19 tampoco seguía una distribución homogénea entre grupos sociales. Aquellos grupos que sufren más ejes de desigualdad presentan mayor prevalencia de patologías –como diabetes u obesidad– que se asocian con un cuadro grave de la enfermedad. </p>
<p>A este fenómeno de una pandemia que opera sobre las desigualdades de salud preexistentes es lo que se conoce como <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)32000-6/fulltext">“sindemia”</a>.</p>
<h2>Por una salud pública de las causas de las causas</h2>
<p>Como decíamos al principio, ante los buenos resultados de las vacunas comercializadas se ha instaurado un discurso que pone a la vacuna como la única herramienta para mitigar la pandemia. </p>
<p>Sin embargo, si nos fijamos en el análisis de algunas de las posibles <em>causas de las causas</em> de la situación actual, la vacuna no va dirigida contra ninguna de ellas. </p>
<p>Las pandemias no son solo fenómenos virológicos, sino fenómenos sociales cuya forma está determinada por la actividad humana y la organización de nuestra sociedad. Por ello, si queremos minimizar su impacto en el futuro no podemos poner el foco en una vacuna para cada microorganismo nuevo, sino en poner los medios necesarios para reducir la probabilidad de aparición, su rápida difusión y su impacto diferencial en la población. </p>
<p>No es una dicotomía absoluta, pero la atención a las causas de las causas requiere de estrategias a largo plazo y recursos que no reportarán resultados inmediatos. </p>
<p>Una salud pública con enfoque de determinantes sociales no puede limitarse a una campaña de vacunación, sino que debe entender los fenómenos que subyacen a la aparición de enfermedades nuevas y a su desigual distribución en la sociedad. Solo así podremos empezar a hablar de una verdadera salud pública como herramienta para resolver los problemas de salud colectivos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167372/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pedro Gullón Tosio es miembro del Colectivo Silesia, y recibe financiación de la Acción Estratégica en Salud del Instituto de Salud Carlos III (PI18/00782)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mario Fontán Vela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La atención a las causas de las causas requiere estrategias a largo plazo y recursos que no reportarán resultados inmediatos. Solo así podremos prepararnos para la siguiente pandemia.Mario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de AlcaláPedro Gullón Tosio, Profesor ayudante doctor en salud pública, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1634432021-07-05T19:01:20Z2021-07-05T19:01:20ZLa covid-19 sí entiende de clases sociales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/409462/original/file-20210702-27-7itqyb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=333%2C0%2C8572%2C3992&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/homebound-patient-wearing-protective-mask-looking-1700492389">Shutterstock / fotokalua</a></span></figcaption></figure><p>El mantra de “la COVID-19 no entiende de clases sociales” fue repetido durante los primeros meses de la pandemia con la intención de mostrar que todas las personas podemos ser susceptibles de ser contagiadas. Sin embargo, desde entonces se ha acumulado evidencia científica de que esa frase estaba ocultando una realidad: todas las personas podemos ser susceptibles, pero no lo somos de la misma manera.</p>
<p>Este hecho, por el cual no todos los grupos sociales se encuentran afectados de la misma forma por una enfermedad, es lo que conocemos como desigualdades sociales en salud. De forma más académica, definimos las desigualdades sociales en salud como aquellas diferencias en salud injustas y evitables entre grupos poblacionales definidos social, económica, demográfica o geográficamente. En definitiva, no toda diferencia en salud siempre es considerada una desigualdad. </p>
<p>La epidemiología y la salud pública llevan varias décadas tratando de definir los mecanismos y las intervenciones para actuar sobre estas desigualdades sociales en salud. De hecho, España, adaptando el marco de la Organización Mundial de la Salud, creó una Comisión para la reducción de las desigualdades sociales en salud que se cristalizó en el informe “<a href="https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/promocion/desigualdadSalud/docs/Propuesta_Politicas_Reducir_Desigualdades.pdf">Avanzando hacia la equidad. Propuesta de Políticas e Intervenciones para reducir las desigualdades Sociales en salud en España</a>” (figura 1). </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409362/original/file-20210701-19-o3trkc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409362/original/file-20210701-19-o3trkc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=395&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409362/original/file-20210701-19-o3trkc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=395&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409362/original/file-20210701-19-o3trkc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=395&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409362/original/file-20210701-19-o3trkc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=496&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409362/original/file-20210701-19-o3trkc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=496&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409362/original/file-20210701-19-o3trkc.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=496&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura 1. Marco conceptual de los determinantes de las desigualdades sociales en salud. Comisión para reducir las Desigualdades en Salud en España, 2010.</span>
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<p>Estos mecanismos de distribución injusta de oportunidades y recursos relacionados con la salud que tienen las personas en función de su posición social (clase social, género, etnia o territorio) son los que se traducen en desigualdades sociales en salud. </p>
<p>En el caso de la COVID-19 estos mecanismos se expresan en diferentes momentos de la historia natural de la enfermedad (Figura 2). Aquí nos referiremos a las desigualdades por posición socioeconómica, pero este marco puede ser adaptado al resto de ejes de desigualdad. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409363/original/file-20210701-19-xh0z1r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409363/original/file-20210701-19-xh0z1r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=240&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409363/original/file-20210701-19-xh0z1r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=240&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409363/original/file-20210701-19-xh0z1r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=240&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409363/original/file-20210701-19-xh0z1r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=302&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409363/original/file-20210701-19-xh0z1r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=302&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409363/original/file-20210701-19-xh0z1r.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=302&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura 2. Potenciales puntos de generación de desigualdades sociales en COVID-19.</span>
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<h2>Desiguales en la exposición</h2>
<p>No todos los grupos sociales han estado expuestos de la misma manera al SARS-CoV-2. Estudios en diversos países del mundo, incluido España, han mostrado que la incidencia acumulada de COVID-19 ha sido superior en aquellos barrios y personas de una posición socioeconómica más baja. De hecho, hay estudios que muestran como <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/18/3/1256">en la ciudad de Barcelona el riesgo de desarrollar COVID-19 es un 71% mayor en mujeres y un 67% mayor en hombres con menos recursos económicos</a> en comparación con las de altos recursos.</p>
<p>Estas desigualdades en la incidencia se pueden deber a una mayor exposición al virus de las personas con menos recursos, especialmente en el ámbito laboral y la vivienda. Por ejemplo, la posibilidad de hacer teletrabajo es menor para las personas con trabajos de menor cualificación, <a href="https://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/ServSocialesYAtencionDependencia/InnovaEstratSocial/Publicaciones/Ficheros/ENCUESTACOVID-19InformeGeneral.pdf">tal y como mostró un estudio del Ayuntamiento de Madrid</a>. </p>
<p>Asimismo, las condiciones de la vivienda también pueden conllevar mayor exposición al SARS-CoV-2. La probabilidad de un contagio dentro de una vivienda depende de <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0241327">las posibilidades de realizar las cuarentenas y los aislamientos en un espacio suficiente</a>. </p>
<h2>Desiguales en la vulnerabilidad</h2>
<p>Además de mayor riesgo de exposición, las personas de menos recursos tienen más riesgo de que la enfermedad sea más grave. </p>
<p>Existen dos elementos que podrían explicar esto. Por un lado, están las diferencias en el estado de salud previo. La gravedad de la COVID-19 está muy relacionada con la condición de salud previa de las personas infectadas. Tener enfermedades crónicas o condiciones como la diabetes o la hipertensión aumentan el riesgo de que la COVID-19 tenga un desarrollo más grave. Y estas condiciones siguen el mismo patrón socioeconómico que hemos descrito antes, de manera que <a href="https://gacetasanitaria.org/es-social-inequities-in-cardiovascular-risk-articulo-S0213911120301175">las personas de clase social menos favorecida tienen mayor proporción de factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión o la obesidad</a>. </p>
<p>Por otro lado tenemos las diferencias en el acceso al sistema sanitario y el tratamiento. Incluso en países con sistemas sanitarios públicos y con alta cobertura como España, el acceso al sistema sanitario de algunos colectivos con una situación no regularizada puede provocar desigualdades en el tratamiento de la COVID-19. </p>
<h2>¿Desiguales en el futuro?</h2>
<p>¿Persistirán estas desigualdades en el futuro? ¿Actuaremos en consecuencia? La atención casi exclusiva sobre los aspectos más novedosos de la pandemia nos ocultan que las condiciones que facilitan la exposición y la vulnerabilidad son muy similares a las de marzo de 2020. Pero también que el impacto diferencial de la pandemia no dependerá de la aparición de nuevas variantes, sino de las actuaciones sociales, políticas y de salud pública que hagamos. </p>
<p>De ello también dependerá cómo de desigual sean las consecuencias de la pandemia en todo lo que no es directamente COVID-19: la salud mental, las enfermedades desatendidas por la pandemia, las pérdidas económicas y laborales… </p>
<p>La frase con la que el patólogo Rudolf Virchow pasó a la posteridad sigue tan vigente ahora como en el siglo XIX: “La medicina es una ciencia social, y la política no es otra cosa que medicina en gran escala”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163443/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pedro Gullón Tosio es miembro del Colectivo Silesia. </span></em></p>El mantra de “la COVID-19 no entiende de clases sociales” fue repetido durante los primeros meses de la pandemia para mostrar que todas las personas somos susceptibles de ser contagiadas. Pero no todos somos susceptibles de la misma manera.Pedro Gullón Tosio, Profesor ayudante doctor en salud pública, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1599502021-05-06T17:57:26Z2021-05-06T17:57:26ZLa salud de las mujeres y la de los hombres son distintas, pero se tratan igual<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/398101/original/file-20210430-13-4k2hz6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5991%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/blur-image-patients-hospital-waiting-see-1937140288">Shutterstock / Medical-R</a></span></figcaption></figure><p>A menudo, la investigación médica ha mirado a las mujeres “como si fueran hombres”. Es decir, ha ignorado sus problemas, enfermedades específicas, sus quejas, malestar y causas del dolor, para centrar casi exclusivamente el estudio de las mujeres en su salud reproductiva. </p>
<p>Pero lo cierto es que es mucho más que eso. Según <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/gender">la OMS (2021)</a>, el género es un factor determinante de la salud. Es decir, el género de una persona puede influir de manera significativa en su estado de salud física, psicológica y social, así como en su nivel de bienestar durante los años vividos. </p>
<p>Eso implica que la morbilidad diferencial, entendida como las diferencias en el proceso de salud-enfermedad que existen entre <a href="https://www.mdpi.com/2077-0383/9/10/3165">mujeres y hombres</a>, requiere una <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272002000500007">mayor atención</a>. </p>
<h2>Socialización “en femenino”</h2>
<p>La manera en que la persona es socializada influye en su forma de concebir el mundo, a los demás y a sí misma. Esta socialización es, por lo general, distinta en función de nuestro sexo de nacimiento, lo que se conoce como socialización de género. </p>
<p>La consecuencia inmediata es que se generan patrones de comportamiento, sistemas de creencias, expectativas, maneras de relacionarnos, de estar en el mundo, de sentir y de experimentar que difieren entre mujeres y hombres. </p>
<p>La socialización tradicional “en femenino” suele inculcar a las niñas y adolescentes la importancia de estar siempre guapa y delgada, de ser responsable, mantenerse tranquila, pensar más en los demás que en sí misma, relegar sus necesidades y estar más pendientes de lo que otras personas demanden. </p>
<p>Esta socialización diferencial también favorece una determinada <a href="https://academica-e.unavarra.es/handle/2454/20009">“especialización emocional”</a>, que refuerza y favorece la tristeza, el miedo y la culpa. Por el contrario, en la educación de las niñas se suelen refrenar la decisión, la seguridad, el enfado o la valentía. Lo que es más, la mayor expresión de emociones por parte de las mujeres en su estilo de liderazgo, en el trabajo en equipo o en los procesos de negociación se percibe socialmente como una debilidad. </p>
<p>En la edad adulta, la socialización diferencial femenina se refleja en la asunción de roles de género que conllevan una sobrecarga de tareas y responsabilidades, a menudo centradas en el cuidado de otras personas, que se intentan compaginar con la presencia en el mercado laboral. </p>
<p>Esto se conoce como la doble jornada, es decir, jornada laboral más trabajo doméstico o de cuidados. Esta doble presencia/ausencia simboliza el estar y no estar, y obliga a las mujeres a pasar de una cultura del cuidado a una del beneficio, interiorizando las tensiones que ello conlleva. Además de que dificulta la igualdad de oportunidades para el desarrollo de la carrera profesional. Y eso implica que se perpetúa la brecha de género. </p>
<h2>La tensión de la doble presencia</h2>
<p>Existen numerosas investigaciones que constatan el malestar que experimentan las mujeres, en términos de salud, cuando tienen que hacer frente a la tensión que les supone la doble presencia o la “conciliación”. Quizás porque una de las consecuencias de esta sobrecarga es un menor tiempo disponible para un autocuidado saludable y para sí mismas. </p>
<p>Tampoco podemos obviar que las mujeres presentan mayor esperanza de vida en comparación con los hombres. Eso no significa que disfruten de un envejecimiento más satisfactorio. Si tenemos en cuenta los diversos indicadores económicos basados en la cuantía de las pensiones y el derecho a las mismas, ellas se sitúan en clara desventaja. </p>
<p>Las mujeres mayores deben enfrentar su coyuntura personal y vital, que en muchos casos las ha situado en la dependencia y la pobreza, al tiempo que desenmascara algunos mandatos socioculturales que las han limitado, relacionados con un concepto de belleza y juventud que no respeta <a href="https://www.e-revistes.uji.es/index.php/recerca/article/view/150">el propio proceso natural de envejecer</a>. </p>
<h2>Salud psicológica y medicalización</h2>
<p>En el plano de la salud psicológica, la socialización de género femenina se asocia con una mayor prevalencia de problemas como <a href="http://www.msc.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/05modulo_04.pdf">la ansiedad, la depresión o los trastornos de la conducta alimentaria</a>, unidos a un marcado deterioro de la <a href="https://www.mujeresparalasalud.org/la-autoestima-de-las-mujeres-2/">autoestima</a>. </p>
<p>Además, <a href="https://news.un.org/es/story/2021/03/1489292">una de cada tres mujeres es víctima</a> de algún tipo de violencia de género. A lo largo de sus vidas, muchas mujeres experimentan episodios o situaciones más o menos sostenidas en el tiempo de acoso o abuso sexual, o de violencia por parte de su (ex)pareja. Estos acontecimientos suponen un riesgo para la salud de las mujeres, provocando un peor estado de salud general.</p>
<p>A esto se suma una mayor <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1057/9781137295408_8">medicalización de la salud de las mujeres</a> como consecuencia, al menos en parte, de sesgos de género en el diagnóstico, atención, tratamiento e investigación. Así sucede, por ejemplo, con el dolor y el cansancio que muchas mujeres presentan como motivo principal de consulta. Cuando no quedan sin diagnosticar, se diagnostican erróneamente, derivando en un mayor consumo de psicofármacos, a menudo innecesarios. </p>
<p>Otro ejemplo lo encontramos en <a href="https://www.mdpi.com/2077-0383/9/10/3165">las enfermedades cardiovasculares</a>. Es poco conocido que los síntomas de infarto más frecuentes <a href="https://theconversation.com/los-ataques-cardiacos-son-diferentes-en-mujeres-y-en-hombres-y-la-atencion-medica-debe-asumirlo-112237">en mujeres son distintos</a> a los que suelen ocurrir en los hombres. Este desconocimiento, unido a la percepción errónea de que los problemas cardiovasculares ocurren más en hombres, da lugar en muchas ocasiones a un diagnóstico tardío y un peor pronóstico. </p>
<h2>No se trata solo de incluir a las mujeres en los datos</h2>
<p>Por todo lo anterior, la perspectiva de género es fundamental para ofrecer la mejor atención sanitaria. No se trata solo de incluir a las mujeres y ver las diferencias. Urgen análisis en los que la diferencia sexual sea una categoría analítica central. Esto implica mucho más que “agregar” mujeres a los datos: tenemos que darnos cuenta de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22256877/">la importancia de ser una mujer o un hombre en la investigación en salud</a>. </p>
<p>Afortunadamente, no todo es negativo en cuanto a la salud de las mujeres. La socialización diferencial y la especialización emocional de la que antes hablamos favorecen, entre otros aspectos saludables, un mayor desarrollo de la empatía y más sensibilidad. </p>
<p>Ambas cosas facilitan la existencia de relaciones sociales, convirtiéndose el apoyo social en una estrategia de afrontamiento saludable frecuente entre las mujeres. Además, muchas mujeres de nuestro entorno son ejemplo de resiliencia y superación ante cualquier adversidad (in)imaginable. </p>
<p>Como <a href="https://cordopolis.eldiario.es/blogopolis/con-canas-y-tan-fresca/tomarnos-serio_132_7827197.html">propone Anna Freixas</a>, si queremos salir adelante las mujeres debemos tomarnos en serio. Eso requiere “valorar nuestra mente y sus producciones, sin pedir perdón por si acaso no están a la altura; nos invita a no estar siempre disponibles, como si el tiempo nos sobrara; supone anteponer nuestras necesidades a las de quienes colonizan nuestro tiempo y, por supuesto, nos insta a respetar nuestro cuerpo, nuestra salud, nuestros sueños y nuestros deseos”. Tomar en consideración la perspectiva de género en la salud abre la puerta al logro de nuestras expectativas vitales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159950/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La investigación médica ha mirado a las mujeres “como si fueran hombres” ignorando sus problemas y enfermedades específicas, para centrar casi exclusivamente el estudio en la salud reproductiva.Bárbara Luque Salas, Profesora Titular del Departamento de Psicología, Universidad de CórdobaCarmen Tabernero Urbieta, Catedrática de Psicología Social, Universidad de SalamancaNaima Z. Farhane Medina, Psicología, Universidad de CórdobaRosario Castillo-Mayén, Departamento de Psicología, Universidad de CórdobaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1558722021-03-01T20:50:59Z2021-03-01T20:50:59ZVacuna de rico, vacuna de pobre: la igualdad ante la COVID-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/386507/original/file-20210225-13-1sqeniw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C4%2C3199%2C1791&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/crowd-people-wearing-face-mask-protect-1674403195">Shutterstock / elenabsl</a></span></figcaption></figure><p>Todos podemos ser iguales en algunas cosas. Se suele decir que tanto para un rico como para un pobre lo más importante, lo que más quiere, son sus hijos. También se dice que tanto uno como otro tendrán que morir algún día. Y, en eso, en que ambos morirán al final, no cabe discusión. </p>
<p>Podríamos debatir si acaso el significado de “algún día”, porque igual el primero, con la vida y posibilidades de atención sanitaria que tiene, podría retrasarlo más que el segundo. Pero con la COVID-19 rondándonos parece que el nivel de riqueza importa poco. Si estamos predispuestos a que nos afecte con especial gravedad, a día de hoy y en un país como el nuestro, lo pasaremos igual de mal siendo ricos o pobres.</p>
<h2>Igualdad en el acceso a la vacuna</h2>
<p>Lo mismo sucede con el acceso a la vacuna. Por muchos recursos económicos que uno tenga, en un país como el nuestro la vacuna no le va a llegar antes. Eso es porque la vacunación se mantiene sólo dentro del sistema público de salud, sin posibilidad hasta la fecha de que podamos acceder legalmente a la misma por la vía privada, comprándola en una farmacia a un precio desorbitado, por ejemplo.</p>
<p>Esta realidad es sumamente importante. En una situación tan terrible como la que atravesamos parece que por fin, en algo, la dignidad del ser humano prevalece por encima de su condición económica, con igual tratamiento a pobres y a ricos. Ha tenido que llegar esta pandemia para recordarnos la igualdad en la condición humana.</p>
<h2>Aplicación de las condiciones en el acceso a la vacuna</h2>
<p>Distinto del dinero, es decir, de ese elemento que hace que se distinga entre ricos y pobres en función de la mayor o menor tenencia del mismo, es el mayor o menor poder. Estamos presenciando casos de abuso y desviación de poder en los que ciertos sujetos, con puestos de responsabilidad, aprovechan sus cargos para interpretar su propias circunstancias como “de especial riesgo”, adelantando indebidamente su acceso a la vacunación. Parece que, a los efectos mencionados, el poder político o de responsabilidad administrativa está resultando incluso más poderoso que el dinero.</p>
<h2>Financiación de la sanidad: del rico al pobre</h2>
<p>En un Estado social y democrático de Derecho como el nuestro, la redistribución de la riqueza forma parte del mecanismo normal del ingreso y el gasto público, tanto en sistemas liberal-conservadores, como en sistemas socialdemócratas, sin depender de ideologías.</p>
<p>Paga mayores impuestos quien más gana y más tiene. Y paga menos –o no paga– quien gana menos o –nada–. Simultáneamente, quienes tienen menor capacidad económica reciben mayor aportación de gasto y ayudas públicas. Al contrario que quienes tienen una capacidad contributiva mayor, que pagan mayores impuestos, aunque no utilicen tanto los servicios públicos, como sanidad o educación, prefiriendo en muchos casos el acceso a ambas de forma privada.</p>
<p>En cuanto a los tributos, se pagan con independencia de que el contribuyente acceda a más o menos servicios públicos. El principal impuesto, el que aporta mayores ingresos públicos, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), se paga en función de lo que se gana y no en función de que se utilice en mayor o menor medida la sanidad o la educación pública. En otras palabras, el pobre no paga IRPF, pero tiene necesidad de utilizar la sanidad pública más que el rico, que es quien realmente aporta mayores fondos para mantenerla.</p>
<h2>El valor de la solidaridad</h2>
<p>Al final todo forma parte del engranaje de la solidaridad en que se basa nuestro sistema fiscal. El rico, con sus impuestos, paga la vacuna del pobre. Y no puede vacunarse antes que éste si sus condiciones físicas o de actividad no le suponen un mayor riesgo ante la COVID-19. Se trata de una manifestación más de la redistribución de la riqueza que implican los sistemas fiscales democráticos y que representan algo normal en una sociedad como la nuestra, por más temores que pueda suscitar el término “redistribución”.</p>
<p>La normalidad con que esto es asumido y la igualdad real a la que nos ha reconducido a todos esta situación tan inesperada hacen que la vacunación ante la COVID-19 se convierta en un paradigma de la igualdad. Igualdad sobre todo en la dignidad de la persona dentro de la sociedad, más allá de sus riquezas, asumida por todos con la madurez democrática y la solidaridad social de la cultura constitucional.</p>
<p>Éstos son los valores reales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/155872/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carlos María López Espadafor no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La solidaridad en que se basa nuestro sistema fiscal hace que el que más tiene, con sus impuestos, pague la vacuna del que menos tiene. Y que no pueda vacunarse antes si sus condiciones físicas o su actividad no le suponen un mayor riesgo frente a la COVID-19.Carlos María López Espadafor, Catedrático de Derecho Financiero y Tributario, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1554082021-02-27T19:40:05Z2021-02-27T19:40:05ZDijimos que nada sería como antes: una campaña de vacunación (casi) global<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/386137/original/file-20210224-19-10d5fe1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C7%2C5168%2C3437&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-virus-protective-suit-use-syringes-1903046350">Shutterstock / APHITHANA</a></span></figcaption></figure><p>Probablemente esta sea la campaña de vacunación masiva más grande de todos los tiempos. Las alianzas internacionales se activan, los calendarios se ponen en marcha, las redes de salud pública se movilizan. Y aunque las <a href="https://www.hrw.org/news/2021/02/11/covid-19-vaccine-producers-have-human-rights-responsibilities">cifras</a> son desproporcionadamente alentadoras en los países de la OCDE, aún quedan por zanjar los grandes problemas de inequidades globales. Las grietas de un sistema global integrado, aparentemente armonioso, ponen en evidencia que esta es también una de las pruebas más duras a la moralidad contemporánea.</p>
<p>Por una parte, las personas inmigrantes “indocumentadas”, muchas vulneradas y expuestas desde antes a problemas de salud, están en un puesto muy sensible de la cadena. Las <a href="https://www.brusselstimes.com/opinion/154180/the-right-to-a-covid-19-vaccine-must-be-made-universal/">barreras institucionales</a> pueden dificultar su acceso a las vacunas, sobe todo si la inoculación está condicionada a la presentación del pasaporte u otro documento de identidad. Esto acentúa su exposición y la de sus familias, y entorpece la estrategia de contención del coronavirus. Requerir la presentación de un documento de identificación puede actuar como un disuasivo para participar en un sistema que está vigilado por el estado, lo que repite así el círculo de la exclusión.</p>
<p>Por otra parte, esta inequidad a nivel micro refleja otras a nivel macro. A día de hoy, <a href="https://www.who.int/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19-5-february-2021">130 países</a> no han recibido una sola dosis de vacuna: las naciones de economía avanzada han acaparado el abastecimiento casi completamente y, al mismo tiempo, han intensificado el <a href="https://elpais.com/sociedad/2021-01-28/bruselas-se-reserva-el-derecho-a-bloquear-la-salida-de-vacunas-de-la-ue.html"><em>lobby</em></a> para seguir siendo prioritarias.</p>
<h2>Acceso universal</h2>
<p>Académicos del mundo de la bioética –junto a <a href="https://www.doctorswithoutborders.org/what-we-do/news-stories/news/join-msf-demanding-peoples-vaccine-covid-19">Médicos sin Fronteras</a>, <a href="https://www.oxfamamerica.org/explore/stories/peoples-vaccine-fastest-way-to-end-the-covid-19-pandemic/">Oxfam</a> y <a href="https://phr.org/issues/covid-19-pandemic/arm-in-arm/">Médicos por los Derechos Humanos</a>– han enviado una carta dirigida al Presidente Joseph Biden para que Estados Unidos responda por lo que le cabe en el respeto por los derechos humanos en cuanto a accesibilidad global a las vacunas. Se pide también que evite el monopolio de la manufactura de vacunas y, asimismo, tenga una participación más activa en la promoción del acceso universal y en garantizar la distribución y despacho equitativos de vacunas hacia el extranjero. </p>
<p>Cabe recordar que las vacunas no se han desarrollado en base al presupuesto de países por separado, sino gracias a un <a href="https://www.jacobinmag.com/2021/01/capitalist-competition-covid-19-vaccine-rollout">esfuerzo global</a>. Además de la industria farmacéutica, han contribuido universidades, centros de investigación, personas del mundo científico, la Organización Mundial de la Salud e incluso los civiles que sirvieron como voluntarios durante los experimentos. No hay justificación moral para que el derecho a la vacuna no sea universal. </p>
<p>Si bien podríamos imaginar que estas barreras son sólo un caso hipotético, consta que el gobierno de Chile recientemente ha <a href="https://www.dw.com/es/chile-expulsa-a-migrantes-venezolanos-y-colombianos/a-56524195">deportado en masa</a> a personas de origen venezolano, afectadas por una crisis humanitaria, en lo que ha denominado “proceso de expulsión”. Este proceso se acompañó de toda una <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-56026300">puesta en escena mediática</a> que evoca antiguas prácticas deshumanizantes propias de zonas de exterminio. Además, junto a unos planes por endurecer la actual política migratoria, la administración del Presidente Sebastián Piñera ha establecido que los extranjeros “indocumentados” en ese país deben autodenunciarse ante las autoridades si quieren tener acceso a la vacuna.</p>
<h2>Derecho internacional humanitario</h2>
<p>Por otro lado, el Comité Internacional de la Cruz Roja y UNICEF han emitido un <a href="https://www.icrc.org/en/document/statement-robert-mardini-icrc-director-general-calls-ceasefire-vaccinate-people-against">llamado al cese al fuego</a> para que en las, no pocas, zonas en conflicto armado llegue también un plan de inmunización organizado por <a href="https://www.gavi.org/covax-facility">COVAX</a> (una iniciativa llevada a cabo por la OMS y CEPI) y, así, dar cumplimiento al derecho internacional humanitario, tanto en las zonas controladas por los estados, como aquéllas sin control geopolítico específico. </p>
<p>El <a href="http://global.chinadaily.com.cn/a/202102/18/WS602dec38a31024ad0baa966d.html">gobierno de China</a> se ha sumado últimamente a la petición de anteponer la salud de las personas a los intereses políticos, y “que la solidaridad reemplace la división”. Aún en el sentido más utilitarista, debiese considerarse que la desprotección de estos habitantes puede incidir en movimientos migratorios que alteren la salud pública en el lugar de llegada. Áreas que incluyen Sudán, República Democrática del Congo, Yemen y Afganistán tienen ahora mismo múltiples líneas de control, o están en riesgo de tenerlas, vulnerando a unos 60 millones de personas.</p>
<p>Quizás no debería sorprendernos que un cierto orgullo nacionalista por el control de la epidemia, orquestado por las estadísticas que se televisan a diario, parece ir de la mano de una competición por el dominio de la sociedad global capitalista. No hace falta ir muy lejos para ver actuar estas dinámicas en el día a día a nivel micro y macro, aún si en este caso se trata apenas de una vacuna de emergencia.</p>
<p>¿Recuerda cuando en abril del año pasado dijimos que, después de la pandemia de covid-19, nada volvería a ser como antes? Bueno, eso aún está por verse.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/155408/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ricardo Ayala recibe fondos del Consejo Federal de Investigación Científica 'Research Foundation Flanders' (FWO), Bélgica. </span></em></p>Las vacunas contra la covid-19 ya están aquí, pero no llegarán a la misma velocidad para todos.Ricardo Ayala, Investigador Post-doctoral en Ética Social, Ghent UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1540322021-02-25T17:34:20Z2021-02-25T17:34:20Z¿Por qué a pesar de un aumento de la corresponsabilidad las mujeres siguieron percibiendo más estrés en el confinamiento?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/385947/original/file-20210223-15-ka5ljs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=22%2C15%2C5047%2C3359&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mum-two-kids-working-kitchen-close-560431687">Shutterstock / Monkey Business Images</a></span></figcaption></figure><p>La irrupción del covid-19 ha supuesto, sin duda, un cambio radical en nuestras vidas, transformándolas casi por completo. El <a href="https://www.epdata.es/datos/teletrabajo-datos-graficos/517">porcentaje de personas que teletrabajan en España</a> ha sido siempre relativamente bajo (5,2 % en 2006, y 8,3 % en 2019). </p>
<p>Es así a pesar de que algunos informes, como <a href="https://www.bde.es/bde/es/utiles/Canal_RSS/Publicaciones/el-teletrabajo-en-espana.html">el del Banco de España</a>, estimaban que este porcentaje podría crecer hasta al 30 % en los próximos años. Lo que nadie esperaba es que este porcentaje crecería de la noche a la mañana hasta el 80 %.</p>
<p>El teletrabajo se impuso <a href="https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2020-3824">por decreto</a> (RD-L8/2020, de 17 de marzo). Así, aunque en otra época anhelábamos el trabajo a distancia, lo cierto es que durante el confinamiento muchas familias, y en especial con hijos pequeños, se vieron abocados a un nuevo estrés. Vieron la obligación de construir el día a día en un espacio limitado, viviendo en un mundo individual y a la vez compartido. En él, cada uno debía desempeñar roles diferentes y simultáneos como padres, cónyuges y a la vez trabajadores.</p>
<p>En este contexto, la mayoría de las cuestiones cambiaron de perspectiva. Pero, sobre todo, cambió nuestra vivencia de dos temas fundamentales: el trabajo y la familia. En definitiva, la vida cotidiana y los usos del tiempo dieron un vuelco y a los estudiosos de la debatida cuestión <em>work-family</em> se les plantearon nuevas preguntas: ¿Qué sucede cuando los hogares se convierten en un espacio multidisciplinar donde se educa, se cuida y, a la vez, se lleva a cabo la mayor parte del trabajo productivo del país con un uso intensivo de la tecnología? ¿Cómo viven las madres de familia esta situación? ¿Se reparten de manera más equitativas las tareas? ¿Se agudizan aún más las diferencias de género?</p>
<h2>Percepción del estrés en hogares españoles</h2>
<p>Para revelar el nivel de estrés y la percepción que había en las familias, se llevó a cabo <a href="https://www.marcialpons.es/libros/teletrabajo-y-conciliacion-en-el-contexto-de-la-covid-19/9788413453118/">un estudio</a> a lo largo del mes de Julio del 2020. En él participaron investigadores de la Universidad de Valencia y la Universitat Internacional de Catalunya . Para ello, tomaron una muestra representativa de la realidad estatal compuesta por 600 padres y madres de familia que teletrabajaron, cuyas edades oscilaban entre los 26 y los 45 años, tenían hijos menores en casa (60,8 %) y cuya vivienda tenía como media 90 m2. </p>
<p>Los resultados mostraron que se produjo estrés (2,84 sobre 5) y creció la percepción de conflicto entre ambos mundos: trabajo y familia (2,74 sobre 5) debido a que los límites entre uno y otro se hicieron más porosos y permeables que nunca tal como indican algunas <a href="https://www.econbiz.de/Record/the-myth-of-separate-worlds-an-exploration-of-how-mobile-technology-has-redefined-work-life-balance-duxbury-linda/10008807498">investigaciones anteriores</a>.</p>
<p>El estudio arrojaba que los indicadores de corresponsabilidad y reparto de tareas habían mejorado, sin apenas diferencias por género en lo que respecta al “apoyo percibido” por parte de la pareja a todos los niveles: emocional, logístico y educativo (con valores medios: 4.18 sobre 5). Sin embargo, la gran paradoja de estos resultados es que la percepción de la doble jornada en las mujeres había sido mayor que en los varones, con casi medio punto por encima de ellos en todas las cuestiones que hacían referencia a la vivencia del conflicto. </p>
<p>Se hacía mención a interferencias, solapamientos y cambios de planes. También el estrés percibido como consecuencia del teletrabajo había sido mayor en ellas, especialmente si había niños pequeños. </p>
<h2>La carga mental del hogar</h2>
<p>Los efectos de esta situación sobre la salud fueron también claros: las mujeres que teletrabajaban durante este período tuvieron más problemas para conciliar el sueño, estuvieron más irritables y sintieron su salud más afectada que sus parejas.</p>
<p>¿Cómo podemos interpretar estos resultados? Allison Daminger, de la Universidad de Harvard, publicó <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0003122419859007">recientemente un artículo</a> donde desbrozaba un nuevo concepto que puede arrojar luz sobre esta cuestión: <em>la dimensión cognitiva del trabajo doméstico</em>_. </p>
<p>Según Daminger, a menudo pensamos en las responsabilidades del hogar en forma de tareas materiales cuando en realidad éstas van más allá de su específica materialidad ya que hacen referencia a las personas y al cuidado y extienden más allá del momento en que se ejecutan. Sin embargo un ordenador podemos cerrarlo y olvidarnos, pero con una persona no podemos hacer lo mismo. </p>
<p>Por tanto, hay al menos una dimensión que se ha olvidado en gran parte de los análisis académicos sobre el tema: la naturaleza propia de la gestión del hogar y la familia.</p>
<h2>Una nueva forma de estudiar los cuidados</h2>
<p>En cierta manera, hablar de la dimensión cognitiva del trabajo doméstico es hacer un esfuerzo por entender quién es el <em>ordenador</em> de la casa, quién tiene en la cabeza las tareas que de modo preciso se deben realizar y que supone saber anticiparse a las necesidades, tomar las decisiones (¿qué toca hoy para cenar?) y monitorear los avances de la marcha de la familia. </p>
<p>Además, este fenómeno tiene dos características. La primera es que parece difícilmente compartimentable (<em>ahora hago esto y luego lo otro</em>). La segunda, que tiende a recaer en mayor medida en las mujeres que en los hombres, generando ciertas satisfacciones, pero también cansancio y estrés.</p>
<p>Quizás comprender con más detalle la dimensión cognitiva del trabajo doméstico es la pieza que explicaría la paradoja. El reparto de tareas se ha vuelto más equitativo, pero no lo ha hecho su dimensión cognitiva que sigue recayendo en las mujeres. Las posibles razones para que esto sea así- culturales, históricas y personales- se convierten en un campo interesante campo de estudio para el futuro. Si la dimensión cognitiva es tan importante habrá que estudiar los diferentes apoyos recibidos en el hogar y dar importancia al reparto de tareas -apoyo logístico- pero también a la comunicación y al apoyo emocional. </p>
<p>Lo cierto es que durante el confinamiento, al haber aumentado el trabajo doméstico debido a la propia naturaleza del momento extraordinario que vivimos, aumentó también su complejidad, sus interferencias en la vida de las mujeres –que ya eran frecuentes por otra parte– y, consecuentemente, su carga mental, es decir, su dimensión cognitiva. </p>
<p>En consecuencia parte de la solución debería pasar por buscar nuevas estrategias que ayuden a compartir de verdad y no sólo dividir y fragmentar el trabajo doméstico diario en casa que se compone de tareas orientadas a la atención material del hogar pero también de cuidado, ese cúmulo de acciones diarias que tanto nos han ayudado a sobrevivir de la mejor manera posible en estos tiempos extraños.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/154032/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Consuelo León Llorente ha realizado esta investigación -Emprendimiento y Conciliación desde una perspectiva de género- en el marco del proyecto GV19-2019 subvencionado por la Generalitat Valenciana. Actualmente es investigadora en la Childcare and Family Policies Chair (Fundación Joaquim Molins Figueras) del Instituto de Estudios Superiores de la Familia (UIC Barcelona)
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Actualmente es investigador en la Childcare and Family Policies Chair (Fundación Joaquim Molins Figueras) del Instituto de Estudios Superiores de la Familia (UIC Barcelona)</span></em></p>Durante el confinamiento, mejoraron los indicadores de corresponsabilidad y reparto de tareas en los hogares españoles. Sin embargo, las mujeres tuvieron una percepción mayor del estrés.Consuelo León Llorente, Directora del Observatorio de Políticas Familiares. Cátedra Joaquim Molins Figueras Childcare and Family Policies. Responsable de la Unidad de Igualdad, Universitat Internacional de CatalunyaMarc Grau-Grau, Investigador y coordinador de la Cátedra Joaquim Molins Figueras Childcare and Family Policies, Universitat Internacional de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1519012021-02-01T19:53:16Z2021-02-01T19:53:16ZEl curso avanza mientras la pandemia se sigue cebando con la educación<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/380929/original/file-20210127-15-hsts1z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C0%2C5633%2C3752&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/granada-spain-10-september-2020-covid19-1812339661">Shutterstock / Maoiko</a></span></figcaption></figure><p>Los primeros trabajos sobre el impacto de la pandemia parecen evidenciar no solo la existencia de pérdidas en el aprendizaje, sino también <a href="https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/educacion-equidad-pandemia_129_5956477.html">el aumento de la desigualdad educativa</a>. </p>
<p>Las circunstancias que la educación está viviendo desde hace casi un año tendrán una serie de efectos tanto a corto plazo (confinamiento, discontinuidad en la educación, pérdida de empleo…) como a largo plazo (transición a entornos híbridos y cambios actitudinales hacia la educación) que evidenciarán y profundizarán las desigualdades preexistentes relacionadas con el origen social, el económico, las necesidades educativas específicas, los recursos educativos del hogar, el rendimiento previo o el nivel cultural de las familias. </p>
<p>Si no se disponen las medidas necesarias, estas desigualdades tenderán a perpetuarse y legitimarse y afectarán al acceso y a la permanencia en el sistema educativo, los procesos y los resultados de aprendizaje.</p>
<p>En lo relativo al acceso, las mayores diferencias en la escolarización asociadas a factores socioeconómicos se encuentran en el <a href="https://sede.educacion.gob.es/publiventa/el-primer-ciclo-de-la-educacion-infantil-en-las-cc-aa-a-traves-de-la-revision-normativa/educacion-infantil-espana-estrategias-y-politicas-educativas/24612">primer ciclo de Educación Infantil</a>, dado el carácter voluntario y no gratuito del mismo. </p>
<p>Cada vez <a href="https://www.educacionyfp.gob.es/prensa/actualidad/2020/12/20201208-timss2019.html">más trabajos evidencian los beneficios</a> de la asistencia educativa en esta etapa hasta el punto de que la Comisión Europea ha establecido esta como una de sus prioridades. Sin embargo, los miedos familiares, la situación económica y la reducción de la oferta de plazas escolares pueden aumentar las desigualdades sociales.</p>
<h2>La desigualdad no se frena</h2>
<p>El temor a contraer el virus ha llevado a muchas familias a retrasar la escolarización de su hijos e hijas durante este curso, aunque todavía no conocemos la magnitud de este fenómeno. A este factor de desigualdad se añade el mayor impacto de la desconexión escolar en las familias que disponen de <a href="https://blogs.uab.cat/aprenentatgeiconfinament/files/2020/05/Resultados-Destacados_ESP-1.pdf">menos medios culturales y bienes educativos en el hogar</a> para apoyar al alumnado.</p>
<p>Por otra parte, es necesario hacer alusión no solo al acceso a la enseñanza reglada, sino también a actividades extraescolares y complementarias. Desde un enfoque humanista, la escuela no solo contribuye a la transmisión de conocimientos, sino también a la socialización del individuo como un espacio estratégico para la inclusión social. </p>
<p>Así, herramientas compensatorias como el comedor escolar, el horario ampliado, las actividades deportivas y de ocio de calidad tienen un impacto notable en el desarrollo. La escuela favorece la justicia social porque garantiza los derechos de la infancia. </p>
<h2>Revisar la inversión pública</h2>
<p>En relación a los medios materiales dispuestos en el proceso educativo es necesario revisar el impacto de la inversión pública y privada. En el plano de las políticas públicas, las circunstancias materiales de los centros (recursos educativos, posibilidades organizativas, segregación escolar…) tiene un correlato directo sobre la capacidad inclusiva del sistema. </p>
<p>Frente a la austeridad aplicada en la anterior crisis, se ha optado por políticas expansivas a través de los fondos europeos de recuperación que suponen una oportunidad para acometer las reformas pendientes. </p>
<p>En cuanto al gasto privado, <a href="https://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:7bd02364-3fd2-405f-b0d6-4fe05debbd38/seie-2020.pdf">en el periodo 2008-2018</a> las familias aumentaron este un 35 % como consecuencia de los recortes presupuestarios del Gobierno. La pérdida de poder adquisitivo de las familias puede condicionar el gasto educativo y el acceso a medios culturales. </p>
<h2>La brecha digital se agranda</h2>
<p>La pandemia ha evidenciado y aumentado la (preexistente) brecha digital, tanto en el acceso a la tecnología, <a href="https://blog.enguita.info/2020/03/una-pandemia-imprevisible-ha-traido-la.html">como en su uso y la preparación para usarla </a>. Mientras que <a href="https://cotec.es/proyecto/educacion-y-covid-19/">un 14 % de los hogares desfavorecidos no tiene ordenador</a>, el 61 % de las familias con un nivel socioeconómico alto dispone de tres o más ordenadores. </p>
<p>En el caso de los <a href="https://www.gitanos.org/upload/15/60/Resultados_Encuesta_a_Participantes_FSG_-_Covid-19__1_.pdf">la comunidad gitana</a>, cerca del 60 % de los estudiantes no dispone de ordenador y un 40 % no tiene acceso a internet. Sin embargo, tan importante como el acceso a los medios digitales es el uso, valor y transferencia de conocimiento que se hará de los mismos condicionado por el capital cultural.</p>
<h2>Vuelta a la docencia presencial</h2>
<p>Una vez restaurada la presencialidad, la transición hacia escenarios híbridos es una realidad. Desde el enfoque de equidad, en la medida en que afecta al número de horas que el alumnado permanece en el centro, restaría capacidad compensadora a la escuela. </p>
<p>La docencia presencial es más eficaz que la que se ejerce en línea, especialmente para <a href="https://scholar.harvard.edu/pallais/publications/can-moocs-increase-access-education-evidence-large-new-computer-science-degree">los estudiantes más rezagados</a> que requieren un refuerzo personal e individualizado.</p>
<p>Asimismo, es necesario resolver los retos derivados del cambio de modelo que afectan a la formación del profesorado, la atención a la diversidad, la disposición de medios y recursos en los centros o el seguimiento por parte de diferentes grupos. </p>
<p>La educación a distancia tiene limitaciones que afectan con más intensidad al alumnado vulnerable debido a la dificultad de la familias para acompañar el proceso educativo de sus hijos e hijas, el uso de tiempo, las dinámicas familiares (determinadas por el capital instructivo y familiar) y la <a href="https://agendapublica.es/una-desigualdad-educativa-previa-al-virus/">desigual respuesta por parte de los centros educativos</a>.</p>
<p>En lo referido al proceso didáctico, durante el confinamiento se hicieron llamamientos para que se aplicaran de forma efectiva aspectos ya recogidos en la ley, como la evaluación por competencias o la repetición como recurso excepcional. </p>
<h2>Cuatro veces más posibilidades de repetir curso</h2>
<p>Esta paradoja evidencia el problema que supone la repetición (con una tasa acumulada del 34,4 % en 4º de ESO) en términos de eficacia, coste y equidad. Los estudiantes de <a href="https://www.savethechildren.es/sites/default/files/imce/dossier_pisa2018_espanadatos.pdf">entornos desfavorecidos</a> tienen cuatro veces más posibilidades de repetir con el mismo nivel competencial. </p>
<p>Es de esperar que la pandemia agudice este problema, por lo que es urgente acometer reformas curriculares y estructurales como las desarrolladas en países de nuestro entorno. Países como Portugal, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Suecia o Italia adoptan el paso de curso como medida casi universal en <a href="http://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:7873d83e-b36c-4708-94e5-e66ecb7d2e94/exito-educacion-comparado.pdf%20%22%22">Educación Primaria</a> con una tasa de idoneidad del 98 %.</p>
<p>Los primeros análisis de los resultados educativos identifican una pérdida en la adquisición de contenidos del <a href="https://nadaesgratis.es/admin/los-efectos-del-coronavirus-en-la-educacion-i-las-perdidas-de-clases-y-rendimientos-educativos-desiguales">6 % en la desviación estándar </a>durante el confinamiento. No obstante, estas podrían recuperarse a través del aumento de horas lectivas del sistema educativo, no afectando a otros indicadores. </p>
<h2>Abandono escolar temprano</h2>
<p>En el caso español se observa un abandono educativo temprano (17,3 %) muy elevado que no guarda relación directa con el nivel de desempeño medio evaluado a través de pruebas internacionales. Más preocupante que el impacto del confinamiento es el absentismo provocado por el miedo, la desconexión digital y la falta de apoyo familiar, pudiendo devenir en una mayor desafección. </p>
<p>En la anterior crisis, la escuela se convirtió en un valor refugio dado el cambio en la demanda del mercado laboral, pero todavía no existen datos para avalar esta hipótesis. </p>
<p>En un futuro próximo se hace necesario analizar el impacto de la pandemia sobre diversos grupos sociales (migrantes, gitanos, alumnado que presenta pobreza educativa, contexto rural…) y sobre diferentes esferas del individuo (personal, evolutiva, social…). </p>
<p>Para paliar todas estas dificultades, además de una mayor inversión en educación, medidas como el <a href="http://www.educacionyfp.gob.es/en/mc/sgctie/comunicacion/noticias/septiembre2020/proa.html">PROA+</a> y otros planes de cooperación territorial, la revisión del currículo, la reducción de las ratios, la monitorización de datos, la tutorización en pequeños grupos o la implementación de procesos de seguimiento, apoyo y orientación del alumnado pueden contribuir a lograr un sistema más inclusivo, equitativo y de calidad para todos en este nuevo escenario.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/151901/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La pandemia ha hecho que los procesos de aprendizaje en la escuela sufran un retroceso. Por otro lado, las desigualdades en el aula han ido aumentando. El primer ciclo de Educación Infantil está sufriendo especialmente. El virus está atacando a lo más profundo del sistema educativo.Daniel Turienzo, Asesor técnico docente y profesor asociado, Universidad Camilo José CelaNuria Manzano-Soto, Profesora Titular de Universidad (UNED). Orientación educativa y profesional / inclusión socioeducativa, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1520002021-01-11T19:55:34Z2021-01-11T19:55:34ZLa heroicidad de las académicas españolas en pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/377813/original/file-20210108-17-77c6os.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4594%2C3642&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/3d-anaglyph-effect-racial-discrimination-trinitas-1492675667">Shutterstock / Alla - Din</a></span></figcaption></figure><p>En Galicia existe una forma especial de recolectar las uvas que se encuentran en las laderas del río Sil, en la hermosa Ribeira Sacra. Se denomina “vendimia heroica” por sus dificultades y por el extremo riesgo al que se exponen las y los recolectores. </p>
<p>Haciendo un paralelismo se puede afirmar que durante el confinamiento y el posconfinamiento nuestras académicas han tenido que desarrollar una estrategia “heroica” para sobrellevar el trabajo docente y de investigación y el cuidado de sus hogares.</p>
<p>Esto es lo que se desprende del estudio <a href="https://www.uvigo.gal/sites/uvigo.gal/files/docs/nocampus/igualdade/2020_informe_covid.pdf"><em>“Género e investigación científica en la Universidade de Vigo en tiempos de covid-19”</em></a>, una investigación puesta en marcha por la <a href="https://www.uvigo.gal/en/campus/equality">Unidad de Igualdad</a> para analizar el impacto que está teniendo la pandemia en las carreras profesionales del personal docente e investigador de nuestra universidad.</p>
<p>Lo cierto es que la situación de las mujeres en las universidades españolas mostraba ya un <a href="https://www.researchgate.net/publication/341030698_El_biaix_de_genere_en_el_reclutament_la_promocio_i_la_retencio_del_personal_a_les_universitats_Xarxa_Vives_d'Universitats_Colleccio_Politica_Universitaria">claro diagnóstico de desigualdad de género</a>, acentuada por la <a href="https://www.ine.es/prensa/eet_prensa.htm">“brecha de cuidados”</a> en España.</p>
<p>La covid-19 está haciendo emerger nuevas desigualdades que, parece, vienen para quedarse. Esto se esta constatando a nivel <a href="https://theconversation.com/que-vacuna-llegara-antes-la-de-la-covid-19-o-la-de-la-desigualdad-149965">internacional</a> y también <a href="https://www.ciencia.gob.es/stfls/MICINN/Ministerio/FICHEROS/Resultados_cuestionario_impacto_confinamiento_personal_investigador_UMyC.pdf">en España</a>. </p>
<p>A esta radiografía nacional hay que sumarle otras desigualdades estructurales en ciencia, como la brecha salarial, el techo de cristal o la “<a href="https://theconversation.com/por-donde-perdemos-a-las-cientificas-el-mayor-agujero-es-el-de-la-confianza-131713">tubería que gotea</a>”.</p>
<h2>El confinamiento y la producción científica</h2>
<p>Pero ¿cómo afectó el periodo de confinamiento y posconfinamiento a la producción científica de las universidades españolas? En este trabajo fueron analizados una serie de indicadores por sexo durante el estado de alarma. Se midieron las condiciones del trabajo en remoto, la producción científica, la brecha de cuidados y el bienestar general, realizando una comparativa temporal con el mismo periodo del año de 2019.</p>
<p>Según los resultados del informe, la disminución de la actividad investigadora observada entre las mujeres evidencia un escenario de desigualdades derivado de la “brecha de cuidados”, lo que va a provocar el preocupante aumento de la brecha salarial y de otras desigualdades de género en la academia.</p>
<h2>Ellas concilian siempre, ellos puntualmente</h2>
<p>Para la puesta en marcha del estudio se combinó una encuesta realizada al Personal Docente e Investigador (PDI) en la que participaron 275 docentes –54 % mujeres y 46 % hombres–; dos grupos de discusión y la consulta a revistas científicas con sello de calidad <a href="https://www.fecyt.es/">Fecyt</a> (2019) y de <a href="https://login.webofknowledge.com/error/Error?Error=IPError&PathInfo=%2F&RouterURL=https%3A%2F%2Fwww.webofknowledge.com%2F&Domain=.webofknowledge.com&Src=IP&Alias=WOK5">Web of Science</a>.</p>
<p>El análisis de los datos muestra que ellas trabajaron más desde casa (92,6%), casi diez puntos por encima de los hombres. Pasar más tiempo en los hogares implica asumir las tareas de responsabilidad doméstica y de cuidados.</p>
<p>La división sexual del trabajo y la brecha de cuidados se acentuaron durante el confinamiento: ellas conciliando permanentemente, ellos puntualmente, hecho que resulta insostenible por injusto. En efecto, el 17 % de las mujeres madres de menores afirmaron haber reducido considerablemente el tiempo de trabajo remunerado, frente al 9,8 % de los hombres padres de menores.</p>
<p>Conciliar el trabajo remoto con la vida familiar no resultó fácil, pero las académicas madres fueron las que tuvieron más dificultades y sacrificaron su producción científica. De nuevo, los efectos del <a href="https://spssi.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.0022-4537.2004.00379.x">muro de la maternidad</a> se vieron en una ciencia “ciega” al género.</p>
<h2>Actividad investigadora mermada</h2>
<p>En el ámbito de la producción científica, los hombres han mantenido la revisión y el envío de artículos en un 75 % de los casos, mientras solo lo lograron el 58,6 % de las mujeres.</p>
<p>Por otra parte, el 18,3 % de los hombres solicitaron proyectos de investigación frente al 11,3 % de las mujeres. De nuevo son las mujeres quienes acusan un mayor impacto, admitiendo el 33,8 % de ellas que su actividad investigadora disminuyó considerablemente, frente al 16 % de los académicos.</p>
<h2>Erosión en el bienestar de las madres</h2>
<p>Cuando se preguntó sobre el reparto de tareas del hogar, se evidenció de nuevo la feminización del trabajo reproductivo. De la amplia batería de actividades de cuidados y la gestión del hogar, las mujeres asumen mayoritariamente todas ellas, a excepción de la compra presencial y las actividades de bricolaje y jardinería.</p>
<p>Ellas duermen menos, descansan menos, dedican menos tiempo a sí mismas y descuidan su bienestar a favor del cuidado de los otros miembros del hogar. Así, cinco de cada diez mujeres encuestadas afirmaron no disponer de tiempo para ellas, disminuyendo hasta quince puntos en el caso de los hombres.</p>
<p>Todo este desgaste también perjudicó el tiempo disponible para trabajos intelectuales que requieren gran concentración, pues una queja habitual recogida en las entrevistas grupales fue la imposibilidad de conseguir instantes donde el “ruido de fondo” (niños demandantes, comidas, tareas varias, etc) no perturbara la concentración que requiere el trabajo académico.</p>
<p>Al analizar el envío de artículos a revistas de habla hispana se obtienen resultados contundentes: los investigadores incrementaron sus envíos más de un 38,1 % respecto al año 2019, pero las investigadoras solo aumentaron en un 6,3 %.</p>
<p><strong>Autores/as de manuscritos enviados a las revistas de habla hispana</strong></p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/377663/original/file-20210107-13-ko0n8p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/377663/original/file-20210107-13-ko0n8p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=126&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/377663/original/file-20210107-13-ko0n8p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=126&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/377663/original/file-20210107-13-ko0n8p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=126&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/377663/original/file-20210107-13-ko0n8p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=158&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/377663/original/file-20210107-13-ko0n8p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=158&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/377663/original/file-20210107-13-ko0n8p.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=158&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia</span></span>
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<p>Nuestros resultados coinciden con la tendencia detectada en otros estudios previos, aunque nuestros datos recogen una brecha aún mayor que lo señalado en otros <a href="https://voxeu.org/article/who-doing-new-research-time-covid-19-not-female-economists">estudios</a> <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-01294-9.">internacionales</a>.</p>
<p>Entre las académicas, son las mujeres con hijas/os menores las que experimentaron un mayor descenso en la producción científica.</p>
<p>Examinado de un modo global todos estos elementos, junto con el incremento de las redes informales de comunicación masculina y el tradicional androcentrismo de la ciencia, nos alertan del peligro de perder en unos meses todos los avances que hemos conseguido las mujeres décadas atrás. Y esta brecha de género se puede ampliar indefinidamente si las instituciones no priorizan las políticas con perspectiva de género.</p>
<p>Agotadas, pero con valentía, empeño, resistencia y solidaridad, las mujeres académicas intentan huir de ese futuro donde el empobrecimiento salarial, la calidad laboral o la exigua promoción académica, además del deterioro de la calidad de vida, las excluya de la senda deseable a la que los que disponen de mayor tiempo, capital relacional y menores cargas de cuidados acceden sin problemas. </p>
<p>La vulnerabilidad estructural que afecta a las trayectorias científicas de las mujeres se puede paliar a través de medidas de acción positiva que compensen esta desigualdad sistémica.</p>
<h2>Un cambio cultural</h2>
<p>La covid-19 ha puesto de manifiesto, con toda su crudeza, la “crisis de los cuidados” que lleva décadas asentada en nuestra sociedad.</p>
<p>La investigadora Lorena Fernández lanzó una propuesta en <a href="https://theconversation.com/por-que-las-mujeres-no-quieren-escribir-en-the-conversation-146333">The Conversation</a> para que las científicas sumaran sus voces frente a esta injusta realidad. En este sentido, la legislación puede ayudar pero, ante todo, es necesario un cambio cultural.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152000/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span> Gómez Suárez , trabaja en la Universidad de Vigo y recibió fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, a través de la Secretaría Xeral de Igualdade de la Xunta de Galicia, para realizar esta investigación que aquí se publica. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Iria Vázquez Silva trabaja en la Universidad de Vigo y recibió fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, a través de la Secretaría Xeral de Igualdade de la Xunta de Galicia, para realizar esta investigación que aquí se publica.</span></em></p>Las científicas españolas han visto mermada su actividad académica frente a la de los hombres durante y después del confinamiento. Compaginar el trabajo docente, de investigación y de cuidados en el hogar ha hecho que hayan tenido que sacrificar su producción científica.Águeda Gómez Suárez, Área de Sociología Departamento de Sociología, Ciencia Política y de la Administración y Filosofía, Universidade de VigoIria Vázquez Silva, Profesora interina de Sociología, especialista en Estudios de Género, Universidade de VigoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1494782020-12-02T20:42:01Z2020-12-02T20:42:01ZCientíficas y brecha de género: el cambio debe empezar en la propia universidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/372354/original/file-20201201-21-14u5z1q.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C188%2C3567%2C2198&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/business-entrepreneurship-symposium-female-speaker-giving-742245901">Shutterstock / Matej Kastelic</a></span></figcaption></figure><p>En estos tiempos en los que acudimos a más seminarios formativos tal vez hayan observado que los hombres están infrarrepresentados en los eventos sobre género. “La ciencia profesional femenina”, se titulaba un curso reciente en la Universidad de Sevilla con dos asistentes masculinos por 30 femeninos. Esto es algo habitual que se resiste a cambiar, pero que podría ayudar a mitigar el actual protagonismo comunicativo de científicos como Fernando Simón y Margarita del Val, bendito ejemplo de paridad que deja el coronavirus.</p>
<p>La brecha de desigualdad en la ciencia es antigua, y se pronuncia cada vez que hay una crisis. Habrá que observar ahora si mantiene su regularidad. Un análisis <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-01294-9">publicado en <em>Nature</em> en mayo</a> ya señalaba que las publicaciones de investigadoras habían disminuido durante la pandemia, y que estas habían empezado menos proyectos que sus homólogos masculinos. De hecho, algunos editores han señalado que <a href="https://www.thelily.com/women-academics-seem-to-be-submitting-fewer-papers-during-coronavirus-never-seen-anything-like-it-says-one-editor/?">las mujeres enviaron menos artículos a revistas científicas</a> en los primeros meses de la pandemia. Esto contrasta con que las científicas <a href="https://www.csic.es/en/node/1251075">lideran más de la mitad de los proyectos del CSIC sobre la covid-19</a>. ¿Brotes violetas?</p>
<p>La historia se escribe a partir de muchas científicas con aportaciones relevantes sin reconocimiento. Elizabeth Boody Schumpeter es un ejemplo. A la sistemática invisibilización de sus investigaciones le sucede la consiguiente falta de referentes femeninos. Se une el cuestionamiento social de su dedicación y la segregación sexual, vertical y horizontal. Las científicas se enfrentan así a múltiples barreras para su progreso, a obstáculos arraigados como el techo de cristal, los sesgos en la selección, las relaciones de poder, <a href="https://theconversation.com/menos-investigadoras-y-mas-desaprovechadas-112587">los estereotipos sobre su validez para generar conocimiento</a>, u otros sexistas y educacionales. <a href="https://theconversation.com/por-que-las-mujeres-no-quieren-escribir-en-the-conversation-146333">Sesgo de la cuerda floja, síndrome de la impostora, sesgo de la maternidad…</a> La suma provoca que las científicas arrastren un hándicap por ser mujeres.</p>
<p>El programa L'Oréal-UNESCO For Women in Science recoge que “las mujeres todavía representan solo el 29 % de las personas investigadoras en todo el mundo”. La infrarrepresentación de las científicas en la universidad es un hecho en todas las etapas de la carrera investigadora, pues hay datos que evidencian la aguda diferencia de género en la tasa de abandono en los estudios de doctorado, de la carrera profesional y de la academia <a href="https://www.usc.gal/gl/investigacion/proxectos/madresbdv/queremos.html">tras el nacimiento del primogénito</a>. </p>
<p>En el CSIC, la proporción femenina desciende según se asciende en la carrera investigadora. Así, según datos de la propia institución, se registra un declive mayor en la etapa predoctoral y en la postdoctoral <a href="https://www.csic.es/es/el-csic/ciencia-en-igualdad/mujeres-y-ciencia/documentos/informes">en el periodo 2010-2020</a>. Pese a defender más tesis doctorales, la presencia de las científicas es menor en todas las categorías profesionales.</p>
<p>También existe un sesgo de género en la actividad científica en los equipos de investigación, la producción (personas líderes o responsables de financiación, remuneradas de comités editoriales de revistas, menor número de citas, etc.) y en la actividad de los Organismos Públicos de Investigación.</p>
<h2>Ellas prefieren el acceso abierto</h2>
<p>En contraposición, las mujeres <a href="https://www.pnas.org/content/117/39/24154">publican con mayor frecuencia en acceso abierto y están más representadas en los grandes equipos investigadores</a>. El camino hacia la inclusión en la ciencia <a href="https://cienciaconfuturo.com/2019/03/08/el-largo-camino-hacia-la-inclusion-de-genero-femenino-en-investigacion/">se dilata</a>. Por consiguiente, podríamos afirmar que las científicas sufren el sexismo en forma de prejuicios que lastran su éxito. El menosprecio profesional, el abuso de poder, los agravios en la financiación y el limitado reconocimiento profesional lo certifican.</p>
<p>Nuestra propia universidad, la de Sevilla, también tiene que avanzar en una mejora de la representación de las científicas. Tal y como evidencia esta tabla, las mujeres son minoría en todas las áreas. Suenan poco comunes nombres reconocidos como los de Montserrat Vilà Planella, Carmen Ortiz Mellet, Catalina Alarcón de la Lastra Romero y Amparo Mármol Conde. Es necesario darles visibilidad para contrarrestar la desigualdad latente en la ciencia.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=685&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=685&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=685&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=861&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=861&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/372590/original/file-20201202-14-u36gi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=861&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<p>Los estudios de género han demostrado que un requisito indispensable para modificar la perspectiva depende de las instituciones. Puede que venga de ahí la vigente tendencia de iniciativas universitarias con científicas en un <em>bottom-up approach</em>, tal como señala el siguiente cuadro. Llegados a este punto, ¿las iniciativas femeninas son colectivas?</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=715&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=715&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=715&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=899&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=899&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/372592/original/file-20201202-23-1b4jfnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=899&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<p>Este año será el primero en la historia de España que dos mujeres presenten las campanadas en una <a href="https://www.rtve.es/television/20201110/ana-obregon-campanadas-tve-anne-igartiburu-muerte-hijo-ano/2054840.shtml">televisión pública</a>. Puede, y ojalá sea verdad, que los acontecimientos sociales estén marcando una ruptura paulatina hacia que las científicas asistan al desvanecimiento del sesgo de género en el ámbito académico. Que ocupen los espacios que les pertenecen y también, tal vez, del resto de los ámbitos sociales y profesionales. </p>
<p>La investigadora Lorena Fernández lanzó una propuesta en <em>The Conversation</em> <a href="https://theconversation.com/por-que-las-mujeres-no-quieren-escribir-en-the-conversation-146333">para que las científicas sumaran sus voces</a>. Aquí, con este artículo, recogemos el guante. Por lo pronto, este texto tiene voz exclusivamente femenina en autoría y referencias. Los cambios hay que abordarlos desde la raíz.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/149478/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El sexismo en forma de prejuicios también lastra el éxito de las mujeres en la universidad. Los agravios en la financiación y el limitado reconocimiento son barreras marcadas.Macarena Pérez Suárez, PDI. Departamento de Economía Aplicada III, Universidad de SevillaIsadora Sánchez Torné, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.