Los bulos diseñados con inteligencia artificial han irrumpido en la escena electoral mexicana e internacional. Su viralidad se refuerza por los sesgos cognitivos y las inconsistencias del algoritmo.
David García-Marín, UNED - Universidad Nacional de Educación a Distancia
En este artículo de la revista Telos, el autor explica la relación entre la capacidad de los algoritmos de transformar la realidad y la adaptación del comportamiento humano a estos cambios, lo que promueve la producción y propagación de contenidos desinformativos.
Los avances en ciencia y tecnología nos permiten hoy hacer previsiones meteorológicas con precisión. Por eso promocionar métodos sin base científica, como las cabañuelas, es una irresponsabilidad y una manera de contribuir a la desinformación.
Ahora que proliferan las complicaciones técnicas para reconocer la falsedad de ciertos contenidos, sigue siendo razonable recordar lo que pierde la sociedad sin la función orientadora de la verdad.
¿Es el mundo menos “democrático” que hace 15 años? ¿Debemos seguir identificando desarrollo tecnológico con calidad democrática? ¿Más información significa mejor información? El autor reflexiona sobre estas cuestiones en este artículo original de Revista Telos.
Una joven de origen asiático lleva una mascarilla que recuerda que el odio es un virus, en una manifestación en Nueva York.
Lev Radin / Shutterstock
El odio hacia el rival político, en muchas ocasiones ligado a la desinformación, es una emoción intensa que desplaza a la razón e instala ideas que persisten en el tiempo, mucho más si se hace en pequeñas dosis.
Los adolescentes reciben tal cantidad de contenido que creen estar bien informados. Pero en la era de la infoxicación ocurre más bien al contrario, según explica la autora en este artículo original de la Revista Telos.
Los chatbots de inteligencia artificial están creciendo a velocidad vertiginosa. Por ello, es probable que los ciudadanos recurran a ellos cuando busquen información política, pero la práctica entraña riesgos importantes.
En plena era de la posverdad en la que las grandes plataformas han perdido el control para poder dar veracidad y legitimidad a los contenidos que albergan se hace más que necesaria la formación y educación de las nuevas generaciones digitales.
Detrás de la desinformación existe una gran industria que aplica esta técnica basada en el uso de perfiles de personas aparentemente corrientes para difundir desinformación y recopilar datos.
Ante tanta información, y tantas historias, ¿cómo controlar la verdad?
Dmitry Ratushny / Unsplash
Teresa Romeu, UOC - Universitat Oberta de Catalunya y Montse Guitert, UOC - Universitat Oberta de Catalunya
La enseñanza de una búsqueda crítica de información en internet debería ser parte de todas las asignaturas de manera transversal. Sin ello, no estamos educando ciudadanos competentes.
El 5G es el responsable de la propagación del coronavirus, fumar protege frente a la covid-19, consumir alimentos alcalinos cura la enfermedad, tomar el sol previene la covid-19… Son algunos de los bulos de la infodemia que ha acompañado a la pandemia.
Las empresas petroleras conocían el riesgo mucho antes que la mayoría del resto del mundo.
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Documentos corporativos de las últimas seis décadas muestran que los jefes de la industria energética habían sido informados en forma privada de que sus productos alterarían el clima de todo el planeta.
Fotograma de ‘Expiación’, un ejemplo de narración no fiable (tanto la novela como la película).
Filmaffinity
¿Podemos fiarnos de todas las historias que escuchamos a lo largo de nuestra vida? Todos conocemos a algún exagerado que cuenta las historias una y otra vez, y en cada versión encontramos algo diferente.
Unidad móvil de Russia Today en la Plaza del Manège de Moscú.
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La información en medios y redes sociales es un arma más en la guerra desatada en Ucrania con la invasión rusa. Por primera vez, la UE y las compañías tecnológicas han intervenido bloqueando medios rusos.
Las campañas de desinformación por parte de la ultraderecha europea contra lo que denominan ideología de género intentan socavar el orden democrático y explotar divisiones sociales que impactan en los derechos humanos creando más polarización a su alrededor.
En las nuevas guerras híbridas, los Estados se vuelven más dispuestos a tomar medidas extremadamente contundentes, como esparcir desinformación o censurar posiciones críticas.
Profesor e investigador en el Máster de Comunicación y Educación en la Red y el Máster de Periodismo Transmedia, UNED - Universidad Nacional de Educación a Distancia
Profesor de Radiología y Medicina Física en la Facultad de Medicina de Albacete. Coordinador de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCLMdivulga), Universidad de Castilla-La Mancha