tag:theconversation.com,2011:/es/topics/oceanos-21-97184/articlesOcéanos 21 – The Conversation2021-06-06T19:07:38Ztag:theconversation.com,2011:article/1597722021-06-06T19:07:38Z2021-06-06T19:07:38Z¿Habrá partes del océano que queden desiertas por culpa del cambio climático?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/403345/original/file-20210528-22-1kl0o1r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3992%2C2235&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/blue-wavy-ocean-meets-yellow-dry-648410017">Shutterstock / fabseoul</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://science.sciencemag.org/content/293/5538/2248/tab-figures-data">La temperatura es la propiedad ambiental con mayor influencia en la biología de los organismos</a> y, en consecuencia, en la forma en la que estos interactúan entre sí y con el medio que les rodea. Ella determina la velocidad a la que ocurren las reacciones químicas del metabolismo y, de esta forma, rige <a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1890/03-9000">el <em>tempo</em> de procesos vitales como el crecimiento, la fecundidad o la reproducción</a>. </p>
<p>Podría decirse que la vida en la Tierra se comporta de la misma manera que una olla en el fogón: a mayor temperatura, todo ocurre más rápido.</p>
<p>En los ambientes acuáticos, además de esta relación directa entre temperatura y biología, la temperatura del agua determina otras propiedades físicas del medio como la cantidad de oxígeno disuelto (fundamental para la respiración de los organismos) y la capacidad de absorción del CO₂ atmosférico (clave en el control del efecto invernadero y de la acidez de los océanos). </p>
<p>Si juntamos las piezas de este puzle y nos centramos en los océanos, es de esperar que un aumento de la temperatura del agua acelere el metabolismo de los organismos. Aumentaría su respiración y, por tanto, su demanda de oxígeno (elemento que será cada vez más escaso en su medio). No parece una situación ideal, desde luego. Aunque <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-021-82595-5">sabemos que unas especies resistirán mejor los impactos del cambio climático</a>, otras (más vulnerables) verán sus poblaciones mermadas pudiendo llegar a extinguirse.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p><strong><em>Este artículo forma parte de <a href="https://theconversation.com/es/topics/oceanos-21-97184">Océanos 21</a></em></strong>, <em>una serie de artículos sobre los océanos del mundo que nos llevan a explorar las antiguas rutas comerciales del océano Índico, la contaminación de plásticos en el Pacífico, la luz y la vida en el Ártico, la pesca en el Atlántico y la influencia del océano Antártico en el clima global. La red de colaboradores internacionales de The Conversation pone estos textos a su alcance.</em></p>
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<h2>Proyecciones para saber qué pasará en el futuro</h2>
<p>Ante este panorama, y para estudiar de forma pautada las consecuencias globales futuras del calentamiento del planeta, los científicos trabajan con escenarios predefinidos de futuro, conocidos como escenarios <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Trayectorias_de_Concentraci%C3%B3n_Representativas">RCP</a>. Basados en potenciales patrones de emisión de gases de efecto invernadero, estos escenarios predicen que <a href="https://www.ipcc.ch/report/ar5/wg1/long-term-climate-change-projections-commitments-and-irreversibility/">la temperatura media de los océanos aumentará entre 0,8 y 3,1°C a finales del siglo XXI</a>. </p>
<p>Considerando estos rangos de temperatura, los científicos tratan de predecir cuál será la respuesta de los ecosistemas a las condiciones ambientales futuras a través de experimentos en los que las especies marinas son sometidas a esos niveles de temperatura. </p>
<p>Los resultados de estos estudios de laboratorio y las observaciones <em>in situ</em> de condiciones ambientales apuntan ya a que <a href="https://www.nature.com/scitable/knowledge/library/physiological-optima-and-critical-limits-45749376/">estaríamos acercándonos a los rangos fisiológicos tolerables por las especies de zonas tropicales</a>. Por tanto, el límite de habitabilidad de estas regiones podría estar más próximo de lo que pensábamos.</p>
<h2>Las especies huyen de los trópicos</h2>
<p>En abril, un estudio publicado en la prestigiosa revista <a href="https://www.pnas.org/content/118/15/e2015094118/tab-figures-data">PNAS</a> constató que la respuesta de los organismos marinos de zonas tropicales al calentamiento global lleva en marcha al menos unas décadas. </p>
<p>El trabajo comprobó que entre 1955 y 2015 ha habido un desplazamiento general de especies marinas desde la zona ecuatorial hacia los polos (zonas más templadas de mayores latitudes). Este patrón de abandono de las zonas tropicales, calculado usando datos de unas 50 000 especies marinas, podría ser de tal dimensión que estas regiones estarían dejando de ser los lugares del planeta con mayor biodiversidad. Y no solo eso, parece ser que el número de especies desplazadas aumenta década tras década, acelerando la “huida” de especies tropicales.</p>
<p>Fenómenos así no son nuevos en la historia de la Tierra. Los científicos ya han observado este tipo de patrones en el registro fósil coincidiendo con periodos de calentamiento global en el pasado. </p>
<p>Lo novedoso (y más preocupante) de la situación actual es la velocidad a la que todo está pasando. Este estudio sería la primera evidencia científica a gran escala del abandono generalizado de especies de las zonas tropicales por culpa del calentamiento global de forma abrupta y acelerada.</p>
<h2>Efectos también para los humanos</h2>
<p>Si esta tendencia continúa, el impacto de la desaparición de la biodiversidad tropical será incalculable para la humanidad. En las zonas tropicales (<a href="https://www.jcu.edu.au/state-of-the-tropics/publications/2020">donde se estima que vive el 85 % de la población humana más pobre del planeta</a>) se ha estimado que <a href="https://www.nature.com/articles/s43017-020-0071-9">la pesca podría caer un 40 % hacia 2050 en relación a los valores del año 2000</a> debido al cambio climático. Esto supondría un riesgo para la seguridad alimentaria y los ingresos provenientes del turismo en estas zonas. </p>
<p>Además, se estima que el <a href="https://www.nature.com/articles/nclimate1827">aumento de la temperatura húmeda (medida en condiciones de humedad máxima) terrestre por encima del límite fisiológico soportable por los humanos</a> (35°C) dificultará la supervivencia de las sociedades en estas áreas y desencadenará <a href="https://www.nytimes.com/interactive/2020/07/23/magazine/climate-migration.html">migraciones climáticas cuyas consecuencias a nivel geopolítico son aún difíciles de predecir</a>.</p>
<p>Ante esta perspectiva, y en vista de la insuficiente ralentización de las causas que favorecen el cambio climático, la comunidad científica se centra ahora en la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0308597X20300440">búsqueda de opciones de mitigación y adaptación a las consecuencias del cambio climático en la pesca</a>. Estas medidas –<a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0308597X20300440">que no son exclusivas de las pesquerías tropicales</a> porque el desplazamiento de <em>stocks</em> pesqueros hacia los polos es global– tienen sus pilares principales en la <a href="https://www.nature.com/articles/s41558-017-0065-x">capacidad organizativa de las comunidades humanas e instituciones, y en el aprovechamiento del conocimiento científico y local</a>. </p>
<p>Cumplir los acuerdos internacionales que establecen el límite del calentamiento global del planeta en 1,5°C para el siglo XXI (<a href="https://ec.europa.eu/clima/policies/international/negotiations/paris_es">Cumbre Climática de París, 2015</a>) es, a día de hoy, la única medida paliativa que podría frenar esta tendencia catastrófica. Si bien todo parece indicar que llegaremos tarde a esta meta, <a href="https://theconversation.com/the-1-5-global-warming-limit-is-not-impossible-but-without-political-action-it-soon-will-be-159297">no todo estará perdido si se reactiva la voluntad política</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159772/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Bueno Pardo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las evidencias sugieren que estamos acercándonos a los límites fisiológicos tolerables por las especies de zonas tropicales, que ya han empezado a huir hacia otras regiones más templadas.Juan Bueno Pardo, Investigador Postdoctoral en Ecología Marina, Universidade de VigoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1613022021-06-02T20:33:03Z2021-06-02T20:33:03ZLas praderas submarinas almacenan más CO que los bosques: necesitamos protegerlas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/404025/original/file-20210602-17-nfyzzt.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4352%2C2436&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Pradera de 'Posidonia oceanica' en Chipre.</span> <span class="attribution"><span class="source">Scott Bennett</span>, <span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>Las fanerógamas marinas son plantas superiores –con hojas, rizomas, raíces y flores que producen semillas– con ancestros terrestres que colonizaron los océanos hace 100 millones de años. Existen unas 60 especies distribuidas por las costas de alrededor del mundo excepto la Antártida. Su crecimiento clonal (por rizomas) les permite extenderse lateralmente formando praderas submarinas en aguas someras de hasta 50 m de profundidad.</p>
<p>Las praderas submarinas son clave para la conservación de diferentes especies. La alta productividad de estos ecosistemas supone una fuente importante de materia orgánica para las cadenas tróficas. La estructura tridimensional que forman ofrece zonas de refugio, cría y alimentación a numerosas especies de peces, crustáceos, moluscos y otros animales. </p>
<p>Además, mejoran la calidad del agua y aumentan su transparencia, protegen las playas frente a la erosión costera y contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático al ser capaces de <a href="https://bg.copernicus.org/articles/2/1/2005/">absorber CO₂ y enterrarlo en el suelo</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p><strong><em>Este artículo forma parte de Oceans 21</em></strong>, <em>una serie de artículos sobre los océanos del mundo que nos llevan a explorar las antiguas rutas comerciales del océano Índico, la contaminación de plásticos en el Pacífico, la luz y la vida en el Ártico, la pesca en el Atlántico y la influencia del océano Antártico en el clima global. La red de colaboradores internacionales de The Conversation</em> <em>pone estos textos a su alcance.</em></p>
<h2>Cómo nos ayudan a combatir el cambio climático</h2>
<p>Para frenar el cambio climático es fundamental reducir o dejar de emitir gases de efecto invernadero, pero también absorber su exceso en la atmósfera. Se entiende que conservar bosques e incrementar las zonas verdes ayuda a mitigar el cambio climático, pero pocas veces se piensa en las praderas de fanerógamas marinas como importantes sumideros naturales de carbono. </p>
<p>El CO₂, uno de los gases de efecto invernadero que está provocando el cambio climático, es capturado por las hierbas marinas a través de la fotosíntesis y es convertido en carbono orgánico que la planta incorpora en su propia estructura. </p>
<p>Además, las hojas de las plantas atrapan partículas en suspensión ricas también en carbono orgánico formadas por otros productores primarios como el fitoplancton. Este carbono orgánico, tanto el absorbido por la planta como el capturado en forma de partículas, se entierra en el entramado de raíces de las praderas donde se puede preservar durante cientos y miles de años.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/404030/original/file-20210602-15-sz55b3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">‘Posidonia oceanica’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Posidonia_2_Alberto_Romeo.jpg">Alberto Romeo / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Las praderas submarinas ocupan menos del 0,2 % de los fondos marinos, pero son responsables de secuestrar el 10 % del carbono anual almacenado en los océanos. La tasa de secuestro de carbono en praderas submarinas a largo plazo <a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1890/110004">supera en más de 20 veces la de los bosques terrestres por unidad de área</a>.</p>
<p>Estos ecosistemas son sumideros de carbono intensos debido a su alta productividad, su capacidad de atrapar y enterrar partículas en suspensión y detritos de su propia vegetación. El ambiente anóxico, junto con la baja concentración de nutrientes en los detritos, contribuye a que la tasa de descomposición del material enterrado sea muy lenta.</p>
<p>Sin embargo, no todas las especies de hierbas marinas tienen el mismo potencial para secuestrar carbono a largo plazo. En general, los depósitos de carbono de las fanerógamas de pequeño tamaño (como los géneros <em>Halophila</em> y <em>Halodule</em>) tienden a ser <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0073748">menores que el de las especies de mayor tamaño</a>. </p>
<p>Los <a href="https://www.nature.com/articles/ngeo1477">mayores depósitos de carbono</a> se encuentran en <a href="https://aslopubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/lno.10510">praderas de especies del género <em>Posidonia</em></a>. Estas se distribuyen en la costa del sur de Australia y en el mar Mediterráneo, de donde es endémica <em>Posidonia oceanica</em>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401875/original/file-20210520-17-14j382t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Pradera de <em>Halophila stipulacea</em> en Chipre.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Scott Bennett</span></span>
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<h2><em>Halophila stipulacea</em> en el Mediterráneo</h2>
<p>En el Mar Mediterráneo también podemos encontrar praderas submarinas de <em>Cymodocea nodosa</em> y, en menor extensión, de <em>Zostera noltii</em> y <em>Z. marina</em>. Además, hace 100 años se observaron por primera vez praderas de <em>Halophila stipulacea</em>. Esta fanerógama marina, de origen tropical, llegó al mar Mediterráneo tras la apertura del canal de Suez (1869) adherida a redes de pesca o a anclas de barcos que venían del mar Rojo. Actualmente su distribución en el Mediterráneo se limita a la cuenca oriental. </p>
<p>A pesar de ser una especie exótica, no se han descrito apenas efectos negativos de esta planta sobre la flora y fauna marina del Mediterráneo. En un reciente <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/gcb.15589">estudio</a>, hemos observado que su capacidad de secuestrar carbono es similar e incluso superior a praderas vecinas de <em>C. nodosa</em> y <em>P. oceanica</em>. Esto se debe a su elevada tasa de crecimiento, a su capacidad de recolonización rápida tras perturbaciones y a que puede vivir en ambientes sedimentarios con poca luz.</p>
<p>Sin embargo, este estudio solo se realizó en el Mediterráneo oriental. Allí la tasa de enterramiento de carbono tiende a ser más baja que en la cuenca occidental debido a la baja producción primaria por la escasez de nutrientes. De hecho, el secuestro de carbono de <em>H. stipulacea</em> en el este del Mediterráneo es baja si se compara con el observado en praderas de <em>P. oceanica</em> en Baleares. Bajo estas últimas se encuentran algunos de los <a href="https://aslopubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/lno.10510">mayores depósitos de carbono orgánico descritos</a>.</p>
<h2>Efectos negativos del calentamiento global</h2>
<p>Desgraciadamente, las praderas de Posidonia son muy sensibles a la temperatura. <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1365-2486.2009.02130.x">Su mortalidad se acelera partir de los 28°C de temperatura</a>. </p>
<p>Los modelos climáticos indican que la temperatura en la superficie del mar Mediterráneo durante la época estival podría <a href="https://www.nature.com/articles/nclimate1533">aumentar en 3,4 grados de media a finales del siglo XXI</a>. A partir del año 2050, se superarían los 28°C todos los veranos en el Mediterráneo occidental. </p>
<p>Teniendo en cuenta las proyecciones de temperatura basadas en escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero más severos y la tolerancia térmica de <em>P. oceanica</em>, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/gcb.14401">los modelos pronostican la pérdida de gran parte de la extensión de posidonia a finales de este siglo</a>.</p>
<p>En cambio, <em>H. stipulacea</em> sobrevive y crece a temperaturas de más de 36°C. Aunque hoy en día se encuentra confinada en el centro y este del Mediterráneo, <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/abs/10.1098/rspb.2019.3001">se espera que se expanda por el oeste a finales de siglo</a> con el aumento de la temperatura del agua.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/401877/original/file-20210520-17-1savtvr.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Depósitos de carbono en una pradera de <em>Posidonia oceanica</em> en Chipre.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Scott Bennett</span></span>
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<p>Al perder <em>P. oceanica</em>, además de disminuir la capacidad de captura de CO₂, los depósitos de carbono acumulados durante milenios por la pradera quedarían expuestos a la corriente y al oleaje, podrían erosionarse y liberar CO₂ a la atmósfera. </p>
<p><em>H. stipulacea</em> y <em>C. nodosa</em>, que también tolera temperaturas altas, podrían colonizar los fondos previamente ocupados por praderas de <em>P. oceanica</em>, y así evitar la perdida de carbono almacenado. Desde este punto de vista, la expansión de <em>H. stipulacea</em> podría ser beneficiosa para el futuro del Mediterráneo. </p>
<p>Sin embargo, para expandirse por la cuenca occidental <em>H. stipulacea</em> necesita que la temperatura mínima suba 3°C, y este aumento de temperatura pondría en peligro la supervivencia de <em>P. oceanica</em>. Por este motivo, es de suma importancia que todos los países cumplan con el acuerdo de París, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Así garantizaremos que estos ecosistemas milenarios continúen proporcionando servicios a las futuras generaciones.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/161302/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marlene Wesselmann recibe financiación del CSIC y del Ministerio de Ciencia y Universidades.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Núria Marbà Bordalba no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las praderas submarinas ocupan menos del 0,2% de los fondos marinos, pero son responsables de secuestrar el 10% del carbono que almacenan los océanos anualmente.Marlene Wesselmann, Investigadora predoctoral en el Grupo de Cambio Global, Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA - CSIC - UIB)Núria Marbà Bordalba, Investigadora CSIC, Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA - CSIC - UIB)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1515062020-12-15T18:31:08Z2020-12-15T18:31:08ZExploramos el océano Índico como si fuera un archivo histórico (por encima y por debajo de su superficie)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/375151/original/file-20201215-23-1m8j6t1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5577%2C3704&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/beautiful-golden-ancient-compass-over-map-1412303822">Shutterstock / Santiago Castillo Chomel</a></span></figcaption></figure><p>En muchas playas del océano Índico, si se observa con atención, se podrán distinguir fragmentos de cerámica. Pulidos suavemente por el océano, estos fragmentos tienen con toda probabilidad miles de años de antigüedad, pues proceden de lo que fueron importantes centros de producción alfarera como el <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Abbasid_Caliphate">califato abasida de Oriente Medio</a> o la <a href="https://www.history.com/topics/ancient-china/ming-dynasty">dinastía Ming de China</a>.</p>
<p>El destino original de esta cerámica eran las ciudades portuarias del océano Índico, y pudo haber sido adquirida por sus élites comerciales, acostumbradas a comer en platos finamente labrados. Estos comerciantes mantenían <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Indian_Ocean_trade">vastas rutas comerciales</a> que cruzaban en todas direcciones el Índico y que se extendían más allá, desde África oriental hasta Indonesia y desde Oriente Medio hasta China.</p>
<p>Estas rutas comerciales se establecieron hace miles de años, y se vieron favorecidas por los monzones. Estos vientos, que cambian de dirección según la época el año, han moldeado durante muchísimo tiempo el ritmo de vida de las comunidades ribereñas, pues traían lluvia a los granjeros, hinchaban las velas de los <em>dhows</em> árabes y hacían posibles los intercambios ecológicos entre distintas zonas.</p>
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<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
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<p><strong><em>Este artículo forma parte de Oceans 21</em></strong>, <em>una serie de artículos sobre los océanos del mundo que nos llevan a explorar las antiguas rutas comerciales del océano Índico, la contaminación de plásticos en el Pacífico, la luz y la vida en el Ártico, la pesca en el Atlántico y la influencia del océano Antártico en el clima global. La red de colaboradores internacionales de The Conversation</em> <em>pone estos textos a su alcance.</em></p>
<hr>
<p>Los patrones de viento de los monzones hacen que el océano Índico sea relativamente fácil de cruzar en ambas direcciones. Frente a ello, en el Atlántico el viento sopla en una sola dirección durante todo el año. Ese es el motivo por el cual el Índico es el área comercial transoceánica de viajes de larga distancia más antigua del mundo. De hecho, a veces se la llama <a href="https://books.google.co.za/books/about/Indian_Ocean_Studies.html?id=_Yu7CGaIWkEC&redir_esc=y"><em>la cuna de la globalización</em></a>.</p>
<p>Este mundo cosmopolita ha fascinado desde antiguo a los estudiosos y hoy se ha convertido en un campo de investigación muy dinámico. Sin embargo, las investigaciones no aportan demasiada información sobre el océano en sí; se centran en los movimientos humanos alrededor de él, dejando al océano como un pasivo telón de fondo. En una época caracterizada por el <a href="https://theconversation.com/half-of-worlds-sandy-beaches-could-disappear-due-to-sea-level-rise-by-2100-132688">cambio climático y la subida del nivel del mar</a>, es importante saber más sobre este océano desde un punto de vista científico y ecológico.</p>
<p>En los últimos años la situación ha empezado a cambiar, y en este artículo, perteneciente al campo de los estudios sobre el océano Índico, abordamos tanto el enfoque tradicional como los más novedosos. Es decir: atendemos tanto a la superficie como a las profundidades oceánicas.</p>
<h2>Historias de la superficie del océano Índico</h2>
<p>Los largos milenios de comercio e intercambios han hecho que en el campo de los estudios sobre el océano Índico las indagaciones sobre las interacciones culturales sean un gran polo de interés. Las ciudades situadas en sus orillas han establecido profundos nexos basados en intercambios materiales, intelectuales y culturales, hasta el punto de que los habitantes de estos puertos tienen más en común entre ellos que con sus compatriotas de tierra adentro.</p>
<p>Este mundo tempranamente cosmopolita es objeto de una célebre descripción en el libro de Amitav Ghosh <a href="https://www.penguinrandomhouse.com/books/59434/in-an-antique-land-by-amitav-ghosh/"><em>In an Antique Land</em></a>, donde se reconstruyen los viajes de Abram Bin Yiju, un mercader judío tunecino del siglo XII que se estableció en El Cairo y posteriormente en Mangalore (India). En el libro se destaca el contraste entre la rigidez de las fronteras en el océano Índico en la década de los ochenta del siglo XX con la facilidad de movimientos que existía en esta misma zona a finales de la Edad Media. </p>
<p>La costa del Zanguebar constituye otro famoso exponente del cosmopolitismo del Índico. Se trata de una franja litoral de más de 1 600 kilómetros que va desde Somalia hasta Mozambique y cuyas comunidades se forjaron a partir de siglos de interacción entre África, Oriente Medio y Asia. </p>
<p>A partir de ciudades estado costeras como Kilwa, Zanzíbar y Lamu, las rutas comerciales del Zanguebar se extendieron tierra adentro hasta lugares tan distantes como el <a href="https://www.metmuseum.org/toah/hd/mapu/hd_mapu.htm">actual territorio de Zimbabue</a>, y por vía marítima hasta Persia, India y China. Tras alcanzar su cénit <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Swahili_coast">entre los siglos XII y XV</a>, estas ciudades perdieron su pujanza económica por la acción de los portugueses, que llegaron a la zona a comienzos del siglo XVI con la intención de establecer un monopolio en el comercio de especias. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/339226/original/file-20200602-133933-1lsl2xr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/339226/original/file-20200602-133933-1lsl2xr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=247&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/339226/original/file-20200602-133933-1lsl2xr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=247&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/339226/original/file-20200602-133933-1lsl2xr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=247&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/339226/original/file-20200602-133933-1lsl2xr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=311&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/339226/original/file-20200602-133933-1lsl2xr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=311&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/339226/original/file-20200602-133933-1lsl2xr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=311&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Zanzíbar, Tanzania.</span>
<span class="attribution"><span class="source">GettyImages</span></span>
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<p>Un elemento central en esta historia de movilidad e intercambios en el Índico fue la expansión del islam por tierra y mar <a href="http://www.oxfordislamicstudies.com/article/opr/t253/e17">desde el siglo VII</a>. Así, a partir del siglo XIV, las redes mercantiles de este océano estaban casi en su totalidad en manos de comerciantes islámicos.</p>
<p>La expansión de esta religión trajo consigo estudiosos, teólogos, peregrinos, clérigos, expertos en leyes y místicos sufíes. Entre todos crearon una serie de contextos económicos, espirituales y legales compartidos. El sufismo, una rama mística del islam, es un elemento importante en el acervo común de historias de las comunidades ribereñas, en parte por la centralidad del <a href="https://www.bbc.co.uk/newsround/24566691"><em>Hajj</em></a> o peregrinaje a La Meca. </p>
<h2>La colonización europea de los territorios del Índico</h2>
<p>Cuando los portugueses doblaron en cabo de Buena Esperanza a finales del siglo XV entraron en lo que muchos habían denominado “lago islámico”, y cuya zona norte estaba dominada por el imperio otomano de Turquía, el safávida de Persia y el mogol en India. Cuando los holandeses llegaron al Índico en el <a href="https://books.google.co.za/books?id=R6cwDwAAQBAJ&pg=PA98&lpg=PA98&dq=they+were+able+to+go+from+one+end+of+it+to+another+by+carrying+letters+of+introduction+from+Muslim+sultans+on+various+shores&source=bl&ots=SqIZVHCG_O&sig=ACfU3U2NefNFKvhTRJp_6HV0dirVQFjtew&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwik2djp0KHoAhUOuRoKHRWkDT8Q6AEwAHoECAgQAQ#v=onepage&q=they%20were%20able%20to%20go%20from%20one%20end%20of%20it%20to%20another%20by%20carrying%20letters%20of%20introduction%20from%20Muslim%20sultans%20on%20various%20shores&f=false">siglo XVII</a> “pudieron cruzarlo de punta a punta entregando cartas de presentación a diversos sultanes musulmanes”.</p>
<p>Tal como ha <a href="https://books.google.co.za/books?id=YMcZU0VHdG0C&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false">indicado</a> Engseng Ho, estas rutas comerciales islámicas en constante expansión funcionaban <a href="https://books.google.co.za/books?id=YMcZU0VHdG0C&pg=PR21&lpg=PR21&dq=The+Portuguese,+Dutch+and+English+in+the+Indian+Ocean+were+strange+new+traders+who+brought+their+states+with+them.+They+created+militarised+trading-post+empires+in+the+Indian+Ocean,+following+Venetian+and+Genoese+precedents+in+the+Mediterranean,+and+were+wont+to+do+business+at+the+point+of+a+gun&source=bl&ots=oVswsYMqAj&sig=ACfU3U1hc_GR8YBw-GO2OQgM1WhG7bOabA&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwj385C90aHoAhURaBoKHfPhCn8Q6AEwAHoECAkQAQ#v=onepage&q=The%20Portuguese%2C%20Dutch%20and%20English%20in%20the%20Indian%20Ocean%20were%20strange%20new%20traders%20who%20brought%20their%20states%20with%20them.%20They%20created%20militarised%20trading-post%20empires%20in%20the%20Indian%20Ocean%2C%20following%20Venetian%20and%20Genoese%20precedents%20in%20the%20Mediterranean%2C%20and%20were%20wont%20to%20do%20business%20at%20the%20point%20of%20a%20gun&f=false">sin el apoyo</a> de ningún ejército ni de ningún Estado. </p>
<blockquote>
<p>Los portugueses, holandeses e ingleses que llegaron al Índico eran comerciantes extranjeros que sí contaban con el apoyo de sus respectivas naciones. Siguiendo el ejemplo de lo que habían hecho los venecianos y los genoveses en el Mediterráneo, crearon sus respectivos imperios en la región a través de puestos comerciales militarizados, y tomaron por costumbre hacer sus negocios a punta de pistola. </p>
</blockquote>
<p>Los primeros europeos que llegaron al Índico tuvieron que adaptarse al principio a las normas comerciales con las que se encontraron. Pero en el siglo XIX el <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/New_Imperialism">dominio</a> ya era suyo. Su infraestructura militar, de transporte y de comunicaciones intensificó el movimiento de personas a lo largo de las riveras del océano.</p>
<p>Como ha <a href="https://books.google.co.za/books/about/Legible_Bodies.html?id=1LkEAQAAIAAJ&redir_esc=y">demostrado</a> Clare Anderson, en su mayor parte esta movilidad era obligatoria o forzosa. En ella había esclavos, trabajadores desplazados, exiliados políticos y presos a los que se trasladaba de una región a otra. En ocasiones estos procesos se encuadraban en esquemas preexistentes de explotación laboral. Así, como <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1478-0542.2006.00346.x">han demostrado investigaciones recientes</a>, los trabajadores trasladados desde Asia a menudo provenían de regiones de India donde existía la esclavitud. Los viejos y nuevos sistemas de trabajo forzado dieron lugar a la creación de un archipiélago de prisiones, plantaciones y colonias penales.</p>
<p>En tanto que archivo, el océano Índico ofrece una nueva perspectiva sobre la historia universal, que tradicionalmente ha estado dominada por enfoques eurocéntricos. Y es que la era de los imperios europeos apenas ha supuesto una pequeña franja dentro de un arco mucho más amplio. Si adoptamos el punto de vista de los pueblos del Índico, vemos cómo se ponen en duda las ideas que tenemos sobre las relaciones entre los colonizadores europeos y los pueblos colonizados.</p>
<p>Como <a href="https://books.google.co.za/books/about/A_Hundred_Horizons.html?id=BPpZJDc6LIMC&redir_esc=y">sostienen</a> historiadores como Enseng Ho y Sugata Bose, el océano Índico sirvió de campo de batalla para una serie de grandes intereses que competían entre sí. </p>
<p>Las ambiciones del imperialismo británico, por ejemplo, encontraron respuesta en las no menos grandiosas visiones del islam. De hecho, la región del Índico produjo una enorme lista de ideologías transoceánicas entre las que se cuentan el reformismo hindú y el panbudismo.</p>
<p>Estas ideologías llegaron a adquirir un carácter antiimperialista que sirvió para alimentar tesis como la solidaridad afroasiática o la posición de no alineamiento. Dichas ideas tomaron cuerpo en la <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Bandung_Conference">Conferencia de Bandung</a> de 1955, en la que 29 naciones recién independizadas se reunieron para establecer su propio camino en lugar de alinearse con alguno de los bandos de la recién empezada Guerra Fría. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/339238/original/file-20200602-133924-1l7rs6c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/339238/original/file-20200602-133924-1l7rs6c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=343&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/339238/original/file-20200602-133924-1l7rs6c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=343&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/339238/original/file-20200602-133924-1l7rs6c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=343&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/339238/original/file-20200602-133924-1l7rs6c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=431&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/339238/original/file-20200602-133924-1l7rs6c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=431&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/339238/original/file-20200602-133924-1l7rs6c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=431&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Iniciativa de la Franja y la Ruta.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span>
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<p>En el siglo XXI estas viejas alianzas están amenazadas por la presión que ejercen China e India, que pugnan entre sí por la hegemonía en el Índico. La ambiciosa <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Belt_and_Road_Initiative">Iniciativa de la Franja y la Ruta</a> impulsada por China propone el desarrollo de grandes infraestructuras portuarias y de transporte, así como la concesión de ayudas para expandir la influencia de Pekín a la mayor parte de la región. En respuesta, Nueva Delhi ha <a href="https://carnegieindia.org/2018/08/21/india-s-answer-to-belt-and-road-road-map-for-south-asia-pub-77071">reforzado</a> sus actividades económicas y militares en la zona.</p>
<h2>Historias profundas del océano Índico</h2>
<p>Mientras que la superficie del océano Índico, singularmente cosmopolita, ha recibido mucha atención, sus profundidades apenas tienen un lugar en la historia y en la cultura. Sus aguas suponen <a href="https://www.ngdc.noaa.gov/mgg/global/etopo1_ocean_volumes.html">cerca del 20 %</a> del volumen de los océanos del mundo, y su punto más profundo, la fosa de Java, tiene cerca de ocho kilómetros de profundidad. Sin embargo, su lecho marino está <a href="https://www.smithsonianmag.com/science-nature/first-complete-map-ocean-floor-stirring-controversial-waters-180963993/">en gran medida sin cartografiar</a>, como ocurre con el de otros océanos del mundo.</p>
<p>Las características del lecho marino determinan los patrones del tiempo atmosférico. También poseen una importancia crucial en las concentraciones de peces y en las dinámicas de los tsunamis. Las prospecciones iniciales de algunas empresas mineras <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-019-02242-y">han revelado</a> la existencia de ricos depósitos de minerales en las fumarolas de volcanes submarinos, mientras que por otro lado <a href="https://www.hakaimagazine.com/news/less-than-a-fifth-of-deep-sea-life-is-identifiable/">no dejan de descubrirse</a> nuevas especies en estas aguas. </p>
<p>Las profundidades del Índico están <a href="https://aslopubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/lob.10149">mucho menos exploradas</a> que las de otros océanos. La razón es económica, ya que sus países ribereños están en vías de desarrollo. Así, la <a href="https://iioe-2.incois.gov.in/">Segunda Expedición Internacional del Océano Índico</a> se realizó en 2015, 50 años después de la primera. Esta iniciativa busca aumentar el conocimiento sobre las características biológicas y oceanográficas de este espacio tan poco explorado, y también determinar de qué modos está cambiando.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/339229/original/file-20200602-133886-13ap6zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/339229/original/file-20200602-133886-13ap6zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/339229/original/file-20200602-133886-13ap6zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/339229/original/file-20200602-133886-13ap6zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/339229/original/file-20200602-133886-13ap6zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/339229/original/file-20200602-133886-13ap6zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/339229/original/file-20200602-133886-13ap6zq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Arrecife de coral en las Islas Maldivas.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span>
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<p>Prestar atención al mundo submarino es algo cada vez más importante en nuestra era de cambio climático provocado por la actividad humana. El Índico se está calentando más rápido que el resto de los océanos, pues concentra más del 70 % de todo el calor absorbido por las capas superiores de los océanos <a href="https://www.nature.com/news/indian-ocean-may-be-key-to-global-warming-hiatus-1.17505">desde 2003</a>. Además, algunas de sus islas (las <a href="https://www.reuters.com/article/us-maldives-environment/maldives-sends-climate-sos-with-undersea-cabinet-idUSTRE59G0P120091017">Maldivas</a> son el ejemplo más conocido) se están hundiendo como consecuencia de la subida del nivel del mar en todo el mundo.</p>
<p>Los patrones de los ciclones <a href="https://theconversation.com/why-the-indian-ocean-is-spawning-strong-and-deadly-tropical-cyclones-116559">están cambiando, dado que estos se producen cada vez más al sur y cada vez más a menudo</a> como consecuencia del aumento de la temperatura del océano. Los monzones, que refuerzan las rutas marítimas del Índico y ayudan a establecer los patrones de las lluvias en el litoral, son cada vez más débiles y menos previsibles. </p>
<h2>Divinidades, espíritus y ancestros</h2>
<p>A pesar de que en muchos sentidos las profundidades del Índico nos resultan opacas, eso no quiere decir que no estén pobladas por la imaginación de la gente. De hecho, están repletas de divinidades, genios, sirenas y espíritus ancestrales. Hablamos de una mitología submarina que refleja la mezcla de culturas que se da en sus pueblos ribereños.</p>
<p>En el sur de África esta mezcla es especialmente rica: los duendes acuáticos de los khoisan; los genios de la cultura islámica, que fueron introducidos por esclavos procedentes del sureste asiático; los ancestros africanos, uno de cuyos dominios es el océano; las ideas románticas sobre el mar que trajo el Imperio británico… </p>
<p>Estas ideas se relacionan entre sí y convierten las masas de agua en lugares muy ricos para la historia y la memoria. Estas mitologías han sido estudiadas por el proyecto <a href="https://www.oceanichumanities.com/"><em>Humanidades oceánicas para el Sur Global</em></a>, donde se encuadra el trabajo de investigadores como Confidence Joseph, Oupa Sibeko, Mapule Mohulatsi y Ryan Poinasamy. Ellos exploran la imaginación artística y literaria que se da en el ecosistema cultural mestizo de las costas del sur de África. </p>
<p>La ciencia ficción afrofuturista también mira hacia las profundidades del Índico. Es el caso del texto <a href="https://go.xprize.org/oceanstories/floating-rugs/"><em>Floating Rugs</em></a>, de Mohale Mashigo, ambientado en una comunidad submarina situada en la costa oriental de Sudáfrica. O los <a href="https://books.google.co.za/books/about/Rain.html?id=AR0HtAEACAAJ&source=kp_book_description&redir_esc=y">relatos</a> de Mia Couto, ambientados en la costa de Mozambique, y en los que siempre relaciona el mito de las sirenas con la biología marina moderna. Por otro lado, Yvonne Adhiambo Owuor, en su novela <a href="https://www.nytimes.com/2019/05/09/books/review/dragonfly-sea-yvonne-adhiambo-owuor.html"><em>The Dragonfly Sea</em></a>, combina los vínculos afroasiáticos y las profundidades marinas. </p>
<h2>Minería en aguas profundas</h2>
<p>Algunas exploraciones de las profundidades marinas pueden parecer ciencia ficción, pero no lo son.</p>
<p>La <a href="https://www.isa.org.jm/">Autoridad Internacional de los Fondos Marinos</a>, un organismo de Naciones Unidas que funciona desde 2001 y que es responsable de la segmentación de las áreas marítimas con potencial minero, ha concedido permisos de explotación en el océano Índico. Y al mismo tiempo los biólogos <a href="https://www.nature.com/articles/srep39158">están descubriendo</a> un número increíble de nuevas especies en las profundidades, <a href="https://www.smithsonianmag.com/smart-news/six-new-species-sea-creatures-discovered-region-slated-underwater-mining-180961480/">junto a estos yacimientos</a>. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/339237/original/file-20200602-133933-1sktdjv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/339237/original/file-20200602-133933-1sktdjv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/339237/original/file-20200602-133933-1sktdjv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/339237/original/file-20200602-133933-1sktdjv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/339237/original/file-20200602-133933-1sktdjv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/339237/original/file-20200602-133933-1sktdjv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/339237/original/file-20200602-133933-1sktdjv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Granja de perlas submarina.</span>
<span class="attribution"><span class="source">GettyImages</span></span>
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<p>Los ricos llevan mucho tiempo saqueando el mundo submarino. Las historias de <a href="https://books.google.co.za/books/about/Pearls_People_and_Power.html?id=NwyYwgEACAAJ&redir_esc=y">buceadores de perlas</a> en el Índico (como la que aparece en un pasaje central de la novela de Julio Verne <a href="https://www.goodreads.com/book/show/33507.Twenty_Thousand_Leagues_Under_the_Sea"><em>Veinte mil leguas de viaje submarino</em></a>) tienen hoy su continuación en el <a href="https://theconversation.com/first-steps-to-tackling-south-africas-abalone-poaching-106957">comercio ilegal de abulones</a>. Los cazadores furtivos de las costas de Sudáfrica se ponen sus trajes de buzo para recolectar abalones y venderlos en los mercados asiáticos, lo que establece conexiones, por las mismas vías que las antiguas rutas comerciales, entre los fondos oceánicos y los bajos fondos de los países del Índico.</p>
<p>A veces estas rutas llevan hasta un tesoro. En la isla de Mozambique, por ejemplo, los fragmentos de cerámica azul con los que <a href="http://www.unesco.org/new/en/member-states/single-view/news/training_on_underwater_archaeology_for_african_countries_tak/">se comercia</a> en los países del Índico son hoy muy codiciados por los cazatesoros. Y, si bien algunos son vendidos a los comerciantes de antigüedades, otros aportan datos básicos a los <a href="https://www.iol.co.za/news/africa/sunken-treasure-brings-tidal-wave-of-trouble-214643">investigadores de arqueología marina</a>. De hecho, hace poco los investigadores del <a href="https://nmaahc.si.edu/explore/initiatives/slave-wrecks-project"><em>Slave Wrecks Project</em></a> descubrieron restos de barcos negreros que, si bien suponen un símbolo concreto del comercio transatlántico de esclavos, se relacionan también con episodios de esclavitud y reclutamiento en el océano Índico. </p>
<p>Los viejos litorales de las ciudades portuarias de África oriental como Mombasa, Zanzíbar y Lamu están hoy presididos por edificios de un color blanco intenso. Estas construcciones modernas se inspiran en una tradición arquitectónica de siglos que erigía casas, mezquitas y tumbas a partir de roca de coral blanca a la que luego se aplicaba una capa de cal. Esta cal luminosa, fabricada a partir de conchas y corales originados bajo el mar, hacía que las ciudades fueran visibles desde lejos para los veleros. </p>
<p>La vida submarina del océano y las historias de las personas relacionadas con él siempre se entrecruzan, y por ello en este momento escritores, artistas e investigadores prestan cada vez más atención a estas conexiones.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/151506/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Isabel Hofmeyr recibe fondos de la National Research Foundation.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Charne Lavery no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El Océano Índico ofrece una nueva forma de ver la historia del mundo que ha estado dominada por los relatos europeos.Isabel Hofmeyr, Professor of African Literature, University of the WitwatersrandCharne Lavery, Lecturer and Research Associate, University of PretoriaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1515052020-12-14T20:05:53Z2020-12-14T20:05:53ZOcéano Ártico: el cambio climático lo está inundando de luz (y de nuevas especies)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/374770/original/file-20201214-19-78z6ll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C0%2C2991%2C1998&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un barco navega de noche junto a grandes icebergs en el este de Groenlandia.</span> <span class="attribution"><span class="source">AP Photo / Felipe Dana</span></span></figcaption></figure><p>Con solo 14 millones de kilómetros cuadrados, el océano Ártico es el más pequeño y menos profundo de los océanos del mundo. También es el más frío. Una inmensa balsa de hielo marino flota cerca de su centro y se expande durante sus inviernos largos, fríos y oscuros, y del mismo modo se reduce durante el verano, cuando el sol alcanza una mayor altura sobre el horizonte.</p>
<p>Todos los años, normalmente en septiembre, la capa de hielo se reduce a su menor tamaño. El valor de 2020 fue de unos escasos <a href="https://www.nasa.gov/feature/goddard/2020/2020-arctic-sea-ice-minimum-at-second-lowest-on-record">3,74 millones de kilómetros cuadrados</a>, la segunda menor cifra en 42 años y apenas de la mitad de la extensión que había en 1980. Cada año, debido al calentamiento global, el Ártico se va quedando con menos hielo. </p>
<p>Los efectos del cambio climático se notan en todo el mundo, pero en ningún lugar del planeta de forma tan dramática como en el Ártico. Este se está calentando <a href="https://theconversation.com/siberia-heatwave-why-the-arctic-is-warming-so-much-faster-than-the-rest-of-the-world-141455">entre dos y tres veces más rápido</a> que cualquier otro lugar de la Tierra, lo que está provocando grandes cambios en dicho océano, en sus ecosistemas y en la forma de vida de los cuatro millones de personas que habitan la zona.</p>
<hr>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
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<p><strong><em>Este artículo forma parte de Oceans 21,</em></strong> <em>una serie sobre los océanos del mundo que nos lleva a explorar las antiguas rutas comerciales del océano Índico, la contaminación de plásticos en el Pacífico, la luz y la vida en el Ártico, la pesca en el Atlántico y la influencia del océano Antártico en el clima global. La red de colaboradores internacionales de The Conversation pone estos textos a su alcance.</em></p>
<p>Algunos de estos efectos son inesperados. El aumento de la temperatura del agua está empujando a muchas especies hacia el norte, hacia latitudes más elevadas. Y el hecho de que la capa de hielo sea más fina está haciendo que recorran el Ártico un mayor número de cruceros, mercantes y barcos de investigación. El hielo y la nieve pueden oscurecer casi por completo el agua que está bajo ellos, pero el cambio climático está permitiendo que los fondos marinos se inunden de luz.</p>
<h2>Luz artificial en la noche polar</h2>
<p>La luz es muy importante en el Ártico. Las algas, que están en la base de la cadena alimenticia de la región, se nutren de luz solar y sirven de comida a los peces. Y estos, a su vez, al ser el alimento de ballenas, osos polares y humanos, les aportan grasa y glucosa.</p>
<p>En las altas latitudes árticas, en pleno invierno, el sol no asoma por el horizonte durante las 24 horas. Es la denominada noche polar, y en el polo Norte, el año se reduce a un día que dura seis meses y a una noche de idéntica duración.</p>
<p>En otoño de 2006, antes de la congelación de los fiordos, un grupo de científicos que estudiaba los efectos de la pérdida de hielo desplegó observatorios (instrumentos anclados a una boya) en un fiordo del Ártico. Cuando el periodo de recogida de muestras comenzó en la primavera de 2007, los observatorios llevaban anclados en el mismo lugar seis meses, recogiendo datos en la larga e implacable noche polar.</p>
<p>Y lo que descubrieron lo cambió todo.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un hombre en un barco con una linterna observa la noche polar." src="https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/354039/original/file-20200821-24-142ql6l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La noche polar puede durar semanas e incluso meses en las latitudes más altas del Ártico.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.michaelosnyder.com/intothedark">Michael O. Snyder</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Hay vida en la oscuridad</h2>
<p>Hasta ese momento, los científicos habían dado por hecho que la noche polar no tenía mayor interés; la consideraban una especie de tiempo muerto en el que la vida permanecía inactiva y el conjunto del ecosistema se hundía en un <em>standby</em> frígido y oscuro. No se esperaba gran cosa de estas mediciones, y de ahí la sorpresa de los investigadores cuando los datos les mostraron que, durante este periodo, la vida no se detenía en absoluto. </p>
<p>El zooplancton ártico (animales microscópicos que se alimentan de algas) participan en un proceso denominado “migración vertical nictemeral”, que tiene lugar bajo el hielo al final de las noches polares. Las criaturas marinas de todos los océanos del mundo hacen lo mismo: se van a las profundidades durante el día, para que la oscuridad les proteja frente a posibles predadores, y luego por la noche suben a la superficie para alimentarse.</p>
<p>Los organismos toman como referencia la luz para realizar este proceso, por lo que la lógica dictaba que no serían capaces de hacerlo durante la noche polar. Pero ahora sabemos que la noche polar es una explosión de <a href="https://www.springer.com/gp/book/9783030332075">actividad biológica</a>; la vida continúa con sus ritmos normales en medio de la oscuridad. Las almejas se abren y cierran de forma cíclica, las aves marinas cazan sin apenas luz, las gambas y los caracoles marinos se reúnen en bosques de algas kelp para reproducirse… Y en cuanto a las especies que viven en aguas profundas, como la <a href="http://www.seawater.no/fauna/cnidaria/periphylla.html">medusa de casco</a>, suben a la superficie cuando está lo bastante oscuro como para poder esconderse de sus depredadores.</p>
<p>Es probable que la luna, las estrellas y las auroras boreales den pautas importantes a la mayoría de los organismos vivos y de este modo guíen sus comportamientos, sobre todo en las zonas del Ártico que no están cubiertas por hielo marino. Pero a medida que <a href="https://theconversation.com/siberia-heatwave-why-the-arctic-is-warming-so-much-faster-than-the-rest-of-the-world-141455">sube la temperatura del Ártico</a> y aumenta la actividad humana en la zona, en muchos lugares estas fuentes de luz natural se verán desplazadas por otras fuentes de luz artificial, mucho más potente. </p>
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<img alt="Una miríada de luces color turquesa iluminan el cielo y se reflejan en el fiordo noruego situado bajo ellas." src="https://images.theconversation.com/files/369805/original/file-20201117-21-1w6y3lv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369805/original/file-20201117-21-1w6y3lv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=345&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369805/original/file-20201117-21-1w6y3lv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=345&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369805/original/file-20201117-21-1w6y3lv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=345&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369805/original/file-20201117-21-1w6y3lv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=434&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369805/original/file-20201117-21-1w6y3lv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=434&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369805/original/file-20201117-21-1w6y3lv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=434&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">La aurora boreal resplandece en el cielo de Tromsø (Noruega).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/northern-lights-aurora-borealis-sky-over-1667574898">Muratart/Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Luz artificial</h2>
<p><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27386582/">Casi un cuarto</a> del territorio Ártico está expuesto durante la noche a luz artificial dispersa; una luz que rebota en la atmósfera y se <a href="https://theconversation.com/the-moon-and-stars-are-a-compass-for-nocturnal-animals-but-light-pollution-is-leading-them-astray-142301">vuelve a reflejar en la superficie</a>. De hecho, apenas quedan lugares realmente oscuros, ya que la luz procedente de ciudades, costas, carreteras y barcos es visible incluso desde el <a href="https://theconversation.com/aliens-could-light-and-noise-from-earth-attract-attention-from-outer-space-121073">espacio</a>.</p>
<p>La contaminación lumínica resulta perceptible incluso en las zonas escasamente pobladas del Ártico. Y es que, como consecuencia de la disminución del hielo, la región cada vez tiene más rutas marítimas, barcos pesqueros y explotaciones de gas y petróleo. Esto ha provocado una mayor presencia de luz artificial en lo que antes era una noche polar absolutamente cerrada. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un barco de gran tamaño lleno de luces amarillas ilumina el agua congelada." src="https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/354037/original/file-20200821-20-1br36v1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los seres vivos que durante millones de años se adaptaron a la noche polar de repente se han visto expuestos a luz artificial.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.michaelosnyder.com/intothedark">Michael O. Snyder</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Ningún organismo vivo ha tenido la oportunidad de adaptarse de forma adecuada a estos cambios, pues la evolución no reacciona en periodos de tiempo tan cortos. Durante milenios, los movimientos armónicos de la Tierra, el sol y la luna proporcionaron a los animales pautas fiables; tanto es así que una serie de comportamientos biológicos como las migraciones, la búsqueda de alimentos y la reproducción están muy vinculados a su grata predictibilidad.</p>
<p>En un <a href="https://www.nature.com/articles/s42003-020-0807-6.epdf?author_access_token=AhjhVJ9T-Ho3FU8ewme7A9RgN0jAjWel9jnR3ZoTv0NEMXGytZWyu7pRWgNA-Ls9S-OwEeIlQT_1cG84LQxJkHVlTII3ANzs3zXmrS-cLPS7or6UYLjEnyWFmnSN748A-DMYCYQKXSVtuY0VaRAieg%253D%253D">estudio reciente</a> realizado en el archipiélago ártico de Svalbard, entre la Noruega continental y el polo norte, se descubrió que las luces de un barco de investigación afectaron a peces y a zooplancton situados a al menos 200 metros de profundidad bajo el mar. Alterados por la repentina presencia de luz, las criaturas arremolinadas bajo la superficie del agua reaccionaron de forma extrema; algunas se pusieron a nadar hacia la luz, mientras que otras hicieron violentos esfuerzos por alejarse de ella.</p>
<p>Es difícil calcular el efecto que tendrán las luces artificiales de los barcos (que empezarán a navegar en mayor número por un Ártico cada vez con menos hielo) en los ecosistemas de la zona; unos ecosistemas que se adaptaron a la oscuridad antes incluso de que el hombre existiera. La cuestión de qué impacto tendrá la creciente presencia humana en el Ártico genera preocupación, pero hay otras cuestiones desagradables que ha de afrontar un investigador. Y es que, si la información que recogemos sobre este océano proviene de científicos que operan desde barcos llenos de luces, ¿hasta qué punto podría considerarse “natural” el ecosistema del que dan parte?</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un barco de gran tamaño en el horizonte emite luz blanca hacia el cielo (visto desde un bloque de hielo que flota en el mar)." src="https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/354036/original/file-20200821-22-54wul0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">En los próximos años la investigación en el Ártico podría experimentar cambios importantes para reducir la contaminación lumínica.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.michaelosnyder.com/intothedark">Michael O. Snyder</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>La ciencia marina ártica está a punto de entrar en una nueva era gracias a unas plataformas autónomas que se pueden controlar de forma remota y que funcionan sin necesidad de luz, lo que les permite realizar sus mediciones en la más completa oscuridad.</p>
<h2>Bosques submarinos</h2>
<p>Conforme el hielo se va retirando de las costas de Groenlandia, Noruega, Norteamérica y Rusia los periodos en que el océano es navegable son cada vez más amplios, y, por tanto, cada vez hay más luz artificial penetrando en los fondos marinos. Ecosistemas costeros que han estado escondidos bajo el hielo durante 200 000 años ahora están siendo expuestos de forma repentina a la luz del día. Y esto podría ser una buena noticia para plantas marinas como el alga kelp (un tipo de alga marrón y alargada que crece en aguas frías con suficiente cantidad de luz y nutrientes). </p>
<p>Bien ancladas al lecho marino y movidas por las olas y las corrientes, algunas especies de kelp pueden crecer hasta alcanzar los <a href="https://www.montereybayaquarium.org/animals/animals-a-to-z/giant-kelp#:%7E:text=Giant%20kelp%20often%20grows%20in,to%20sway%20in%20ocean%20currents.">50 metros</a> (una altura similar a la de la columna de Nelson de la Trafalgar Square de Londres). Pero tradicionalmente las algas kelp no se han dado en latitudes tan altas debido a la sombra que proyectaba la capa de hielo, que impedía el desarrollo de vegetación en el lecho marino.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Algas de grandes hojas de palma con pliegues y tonos verdes y marrones serpentean a lo largo de un lecho marino pedregoso." src="https://images.theconversation.com/files/361496/original/file-20201004-16-v7supj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/361496/original/file-20201004-16-v7supj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/361496/original/file-20201004-16-v7supj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/361496/original/file-20201004-16-v7supj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/361496/original/file-20201004-16-v7supj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/361496/original/file-20201004-16-v7supj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/361496/original/file-20201004-16-v7supj.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"><em>Badderlocks</em> o kelp alada, en la costa de Nuvanut, en el Ártico canadiense.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Ignacio Garrido/ArcticKelp</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Se espera que estos exuberantes bosques submarinos se extiendan a medida que el hielo se vaya retirando. <a href="https://deeply.thenewhumanitarian.org/arctic/articles/2016/04/13/let-them-eat-kelp-spinning-gold-from-seaweed">Las algas kelp, sin embargo, no son unas recién llegadas al Ártico</a>, ya que formaron parte de la dieta tradicional de Groenlandia. Además, investigadores y exploradores del polo ya la observaron en la región hace más de un siglo.</p>
<p>Algunas especies de kelp podrían haber colonizado las costas árticas tras la última edad de hielo, o quizá se expandieron <a href="https://www.pnas.org/content/117/36/22590">a partir de concentraciones aisladas</a> donde aún resistían. Pero la mayoría de los bosques de kelp del Ártico son más pequeños y tienen una distribución más fragmentaria que aquellos que se encuentran en aguas más profundas, como por ejemplo las grandes concentraciones de esta alga que existen en las costas de California. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Un submarinista bucea a través de hojas de kelp." src="https://images.theconversation.com/files/360011/original/file-20200925-14-iifn5y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/360011/original/file-20200925-14-iifn5y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/360011/original/file-20200925-14-iifn5y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/360011/original/file-20200925-14-iifn5y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/360011/original/file-20200925-14-iifn5y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/360011/original/file-20200925-14-iifn5y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/360011/original/file-20200925-14-iifn5y.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Un submarinista explora un bosque de algas kelp de cuatro metros cerca de la isla de Southampton, en Canadá.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Ignacio Garrido/ArcticKelp</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Investigaciones recientes realizadas en <a href="https://www.pnas.org/content/109/35/14052">Noruega</a> y <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1365-2486.2012.02765.x">Groenlandia</a> demuestran que los bosques de algas kelp se están expandiendo y están aumentando su presencia en dirección al polo. Se espera además que estas plantas oceánicas adquieran un mayor tamaño y crezcan más rápido a medida que la <a href="https://doi.org/10.1016/j.gloplacha.2018.09.005">temperatura del agua vaya subiendo</a>, lo que generará escondrijos para que otras especies vivan en su interior y alrededor de ellas. La extensión total de los bosques de kelp en el Ártico nos es en gran medida desconocida, ya que aún no se han cartografiado, pero los modelos pueden ayudarnos a determinar en qué proporción han variado y se han expandido desde la década de los cincuenta.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Mapa del Círculo Polar Ártico en el que se muestra cómo se expandirán los bosques de algas kelp hacia el norte a medida que avance el calentamiento global." src="https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=534&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=534&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=534&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=671&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=671&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/361844/original/file-20201006-14-1saik96.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=671&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Localizaciones conocidas de bosques de kelp y tendencias globales sobre la predicción del incremento de la temperatura media de la superficie de los océanos en las próximas dos décadas, según los modelos del IPPC.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://doi.org/10.1016/j.gloplacha.2018.09.005">Filbee-Dexter et al. (2018)</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un nuevo desagüe de carbono</h2>
<p>A pesar de que las algas grandes tienen todo tipo de formas y tamaños, algunas se parecen mucho a árboles, ya que poseen tallos largos y flexibles, similares a troncos, denominados estípites. Las copas de los bosques de algas kelp están repletas de láminas planas similares a hojas, mientras que los rizoides actúan como raíces que anclan el alga al suelo rocoso.</p>
<p>Algunas especies de alga kelp ártica pueden crecer más de <a href="https://www.arctickelp.ca/post/finding-forests">diez metros</a> y formar copas grandes y complejas a lo largo de la columna de agua, con un sotobosque protegido y con sombra. De forma similar a como lo hacen los bosques de tierra firme, estos bosques marinos proporcionan hábitats, alimento y zonas de cría a muchos animales, entre los que se cuentan peces como el bacalao, el abadejo, el cangrejo, la langosta y el erizo de mar.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Un banco de gambas rodea una gran extensión de algas kelp." src="https://images.theconversation.com/files/361494/original/file-20201004-14-xo1kq7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/361494/original/file-20201004-14-xo1kq7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/361494/original/file-20201004-14-xo1kq7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/361494/original/file-20201004-14-xo1kq7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/361494/original/file-20201004-14-xo1kq7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/361494/original/file-20201004-14-xo1kq7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/361494/original/file-20201004-14-xo1kq7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Los bosques de kelp ofrecen multitud de escondrijos, rendijas y superficies en las que resguardarse, lo que los convierte en lugares llenos de vida salvaje.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Ignacio Garrido/ArcticKelp</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Las algas kelp crecen rápido y mientras lo hacen acumulan carbono en sus tejidos correosos. De este modo, ¿qué implica su expansión por el Ártico para el clima del planeta? La expansión de los bosques de kelp submarinos, lo mismo que la repoblación forestal en tierra firme, puede ayudar a frenar el cambio climático dado que estas plantas absorben carbono de la atmósfera.</p>
<p>Y lo que es aún mejor: hay restos vegetales de kelp que se desprenden del alga principal y son arrastrados desde las aguas costeras a las profundidades del océano, donde efectivamente desaparecen del ciclo de carbono del planeta. La expansión del kelp por las costas del Ártico podría funcionar como un gran desagüe de carbono que capturara el CO₂ que emitimos y lo confinara en lo más profundo del océano.</p>
<p>Lo que está ocurriendo con el alga kelp en el Ártico es realmente único, ya que este tipo de bosques oceánicos están <a href="https://www.pnas.org/content/113/48/13785.short">amenazados</a> en la mayoría de lugares del mundo. En su conjunto, la extensión mundial de los bosques de kelp sigue una <a href="https://www.washingtonpost.com/news/theworldpost/wp/2018/10/23/ocean/">tendencia negativa</a> debido al efecto conjunto de las olas de calor, la contaminación, el aumento de las temperaturas y la emergencia de depredadores como el <a href="https://theconversation.com/restore-large-carnivores-to-save-struggling-ecosystems-21828">erizo de mar</a>. </p>
<p>No debe sorprendernos, sin embargo, que no todo sean buenas noticias, y es que favorecer la expansión de los bosques de kelp puede expulsar a una fauna única de las latitudes más altas del Ártico. Las algas que viven bajo el hielo no tienen ningún otro lugar al que ir, y podrían desaparecer. Así, las especies de alga kelp procedentes de aguas más templadas podrían sustituir a las especias de kelp autóctonas del Ártico, como la <em>Laminaria solidungula</em>.</p>
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<img alt="Un brillante cangrejo naranja se interna en un matorral de algas de color marón oscuro." src="https://images.theconversation.com/files/361497/original/file-20201004-14-hzvj8d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/361497/original/file-20201004-14-hzvj8d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/361497/original/file-20201004-14-hzvj8d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/361497/original/file-20201004-14-hzvj8d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/361497/original/file-20201004-14-hzvj8d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/361497/original/file-20201004-14-hzvj8d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/361497/original/file-20201004-14-hzvj8d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Un cangrejo encuentra refugio en una <em>Laminaria solidungula</em>, la única especie de kelp autóctona del Ártico.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Ignacio Garrido/ArcticKelp</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Pero el alga kelp es solo una de las muchas especies que están internándose cada vez más a mayor profundidad y más al interior de la región conforme el hielo se derrite.</p>
<h2>Invasiones árticas</h2>
<p>Milne Inlet, situado en el norte de la isla de Baffin, en el territorio de Nuvanut, tiene <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0211815">más tráfico marítimo que cualquier otro puerto del Ártico canadiense</a>. La mayor parte de los días de la época navegable se ven barcos de 300 metros de largo que abandonan el puerto cargados con mineral de hierro procedente de la cercana mina Mary River. Entre <a href="https://www.baffinland.com/_resources/2019_NIRB_AnnualReport.pdf">71 y 82 barcos</a> atraviesan la zona anualmente, y la mayoría de ellos vienen de <a href="https://tc.canada.ca/en/marine-transportation/marine-safety/ship-safety-bulletins/updates-canadian-ballast-water-reporting-form-ssb-no-07-2018">puertos del norte de Europa</a> (o se dirigen hacia ellos).</p>
<p>También pasan por la zona cruceros, embarcaciones de los guardacostas, yates de recreo, rompehielos con fines de investigación, buques mercantes y botes inflables rígidos llenos de turistas. El aumento sin precedentes de las temperaturas y la disminución del hielo ha atraído nuevas industrias y actividades al Ártico, de modo que comunidades como Pond Inlet han visto como el tráfico marítimo se ha <a href="https://doi.org/10.14430/arctic4698">triplicado en las últimas dos décadas</a>.</p>
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<img alt="Buques anclados en aguas de la costa con un pequeño grupo de turistas reunidos en un punto de tierra firme." src="https://images.theconversation.com/files/370614/original/file-20201121-15-injscx.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370614/original/file-20201121-15-injscx.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370614/original/file-20201121-15-injscx.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370614/original/file-20201121-15-injscx.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370614/original/file-20201121-15-injscx.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370614/original/file-20201121-15-injscx.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370614/original/file-20201121-15-injscx.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pasajeros de un crucero llegan a Pond Inlet, en Nunavut.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Kimberly Howland</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Estos barcos llegan al Ártico desde todo el mundo con un pasaje de polizones acuáticos recogidos en Rotterdam, Hamburgo, Dunkerque y otros lugares. Estas especies (algunas demasiado pequeñas como para ser distinguidas a simple vista) llegan escondidas en el agua con la que se llenan los tanques de lastre, encargados de dar estabilidad al buque. También llegan <a href="https://cdnsciencepub.com/doi/10.1139/cjfas-2014-0473">pegadas en el casco y en otras superficies exteriores</a> (la conocida como “bioincrustación”).</p>
<p>Algunos de estos polizones sobreviven a la travesía por el Ártico y son liberados en la zona cuando los buques <a href="http://semaphore.uqar.ca/id/eprint/1481/1/Antoine_Dispas_fevrier2019.pdf">desaguan los tanques de lastre y descargan la mercancía</a>. Las especies que llegan incrustadas en superficies externas pueden desprender huevos, esperma o larvas.</p>
<p>Muchos de estos organismos son inocuos, pero otros tienen carácter invasivo y pueden dañar el ecosistema. <a href="https://cdnsciencepub.com/doi/10.1139/cjfas-2014-0473">Investigaciones realizadas en Canadá</a> y <a href="https://besjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1111/1365-2664.12566">Noruega</a> han demostrado que ciertas especies invasivas como el percebe de bahía o la bellota de mar pueden sobrevivir a una travesía marítima por el Ártico. Y esto supone un peligro para los ecosistemas autóctonos, dado que estas especies invasivas son <a href="http://dx.doi.org/10.1098/rsbl.2015.0623">una de las principales causas de extinción de las especies en todo el mundo</a>. </p>
<h2>Ampliación de rutas</h2>
<p>La preocupación por las especies invasivas va mucho más allá de la comunidad de Pond Inlet. En el Ártico viven en torno a cuatro millones de personas, muchas de las cuales residen cerca de la costa; unas costas, además, que proporcionan los nutrientes básicos y los hábitats imprescindibles a una amplia variedad de animales, desde el salvelino ártico y la foca ocelada al oso polar, la ballena boreal y millones de aves migratorias.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=694&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=694&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=694&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=872&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=872&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369441/original/file-20201115-21-q49248.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=872&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cuando el hielo del Ártico se derrite durante los meses de verano se abren rutas marítimas a lo largo de las costas rusas y por el Paso de Noroeste. Algunos sostienen que una ruta transártica navegable podría ser pronto una realidad.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span>
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<p>La subida de la temperatura del agua está haciendo que el periodo de navegación se alargue y que se abran nuevas rutas como la del Paso del Noroeste o la Ruta Marítima del Norte (a través de la costa ártica rusa). Algunos investigadores prevén que <a href="https://doi.org/10.1002/2016GL069315">a mediados de este siglo podría haber una ruta marítima navegable a través del polo Norte</a>. Por otro lado, el incremento del tráfico marítimo <a href="https://doi.org/10.1111/gcb.15159">ha aumentado tanto el número como el tipo de organismos no autóctonos presentes en la región</a>, a lo que hay que añadir que el hecho de que las condiciones sean menos extremas aumenta sus posibilidades de sobrevivir.</p>
<p>La prevención es la principal forma de <a href="https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2007.01.005">mantener las especies invasoras fuera</a> del Ártico. La mayoría de los barcos deberían tratar el agua de lastre <a href="https://www.imo.org/en/About/Conventions/Pages/International-Convention-for-the-Control-and-Management-of-Ships%27-Ballast-Water-and-Sediments-(BWM).aspx">con productos químicos o mediante otros procedimientos</a>. O, en lugar de esto último (o de forma adicional a ello), deberían cambiar el agua de lastre para evitar la llegada de organismos perniciosos. Las directrices también recomiendan que los buques usen un recubrimiento especial para sus cascos y que los limpien regularmente para <a href="https://wwwcdn.imo.org/localresources/en/OurWork/Environment/Documents/RESOLUTIONMEPC.207%5B62%5D.pdf">evitar las bioincrustaciones</a>. Pero estas precauciones no son siempre eficaces, y <a href="https://waves-vagues.dfo-mpo.gc.ca/Library/40817817.pdf">se sabe poco</a> de su eficacia en ambientes fríos.</p>
<p>La siguiente gran medida es <a href="http://www.stoppinginvasives.com/dotAsset/3a05e4d0-bb25-40ff-a72a-c25a486bb90f.pdf">detectar a las especies invasoras lo antes posible una vez que han llegado</a>, para tener más posibilidades de erradicarlas. Pero esta detección temprana requiere de un gran esfuerzo de monitorización que puede suponer un gran reto en el entorno del Ártico. Estar pendiente de la entrada de nuevas especies puede ser como buscar una aguja en un pajar… pero la solución podría estar en las comunidades de la zona. </p>
<p>Investigadores de Noruega, <a href="https://accs.uaa.alaska.edu/invasive-species/bering-sea-marine-invasives/">Alaska</a> y Canadá han encontrado una forma de hacer esa búsqueda más fácil a través de la detección de especies que <a href="https://doi.org/10.1007/s10530-017-1553-7">han causados daños en otros lugares</a> y que podrían resistir las condiciones del ecosistema Ártico. Y es que en torno a dos docenas de potenciales especies invasoras han demostrado una alta probabilidad de <a href="https://doi.org/10.1111/gcb.15159">poder arraigar en el Ártico canadiense</a>.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369444/original/file-20201115-21-qt4axk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369444/original/file-20201115-21-qt4axk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369444/original/file-20201115-21-qt4axk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369444/original/file-20201115-21-qt4axk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369444/original/file-20201115-21-qt4axk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369444/original/file-20201115-21-qt4axk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369444/original/file-20201115-21-qt4axk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El cangrejo real rojo fue introducido de forma deliberada en el mar de Barents en la década de los sesenta, pero en este momento se ha extendido por el sur, a lo largo de la costa noruega.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span>
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<p>Entre estos invasores está el cangrejo real rojo, nativo del mar de Japón, del mar de Bering y de la zona septentrional del Atlántico. Fue introducido de forma deliberada en el mar de Barents en la década de los sesenta para generar caladeros, pero a día de hoy se está extendiendo hacia el sur <a href="https://www.researchgate.net/publication/226380427_The_Invasive_History_Impact_and_Management_of_the_Red_King_Crab_Paralithodes_camtschaticus_off_the_Coast_of_Norway">a lo largo de la costa noruega y del mar Blanco</a>. Se trata de un depredador grande y voraz que <a href="https://www.cabi.org/isc/datasheet/71549">ha tenido su influencia en la notable disminución de las capturas</a> de crustáceos, erizos de mar y otras especies grandes y de movimiento lento que viven en los fondos marinos. Esta variedad de cangrejo, además, tiene grandes posibilidades de <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0211815">sobrevivir al transporte en tanques de lastre</a>.</p>
<p>Otra especie de este tipo es el caracol de mar común, que <a href="https://www.cabi.org/isc/datasheet/76460">devora sin piedad la vegetación frondosa</a> de los hábitats del litoral dejando tras de sí un rastro de roca pelada llena de incrustaciones. Por otro lado, esta especie ha introducido en la costa este de Norteamérica un parásito que provoca a los peces <a href="https://invasions.si.edu/nemesis/calnemo/SpeciesSummary.jsp?TSN=70419">la enfermedad del punto negro</a>. Esta enfermedad causa un gran estrés en los animales al punto de volverlos incomestibles, matar a los ejemplares jóvenes y provocar daños intestinales a los pájaros y mamíferos que se alimentan de los peces infectados. </p>
<h2>Rastreo de restos genéticos</h2>
<p>Si estas especies llegaran a Pond Inlet podrían afectar a los peces y animales que sus habitantes cazan y consumen. Y es que, tras solo unos años de aumento del tráfico marítimo, <a href="https://www.baffinland.com/_resources/document_portal/1663724-197-R-Rev0-24000-BIM-2019-MEEMP-27AUG-20-cs.pdf">ya han sido detectadas</a> un puñado de posibles especies no autóctonas en la zona. Un ejemplo de especie invasiva es el <a href="https://invasions.si.edu/nemesis/browseDB/SpeciesSummary.jsp?TSN=-47">gusano de barro de branquias rojas (<em>Marenzellaria viridis</em>)</a>. Otra especie potencialmente invasiva es el <a href="https://invasions.si.edu/nemesis/browseDB/SpeciesSummary.jsp?TSN=93600">anfípodo de tubo</a>. En ambos casos son especies capaces reproducirse hasta alcanzar grandes densidades y de este modo competir con las especies nativas y alterar la composición de los sedimentos del lecho marino.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Un barco naranja permanece anclado en el agua helada con una pendiente rocosa al fondo." src="https://images.theconversation.com/files/370615/original/file-20201121-17-tn68en.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370615/original/file-20201121-17-tn68en.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370615/original/file-20201121-17-tn68en.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370615/original/file-20201121-17-tn68en.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370615/original/file-20201121-17-tn68en.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370615/original/file-20201121-17-tn68en.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370615/original/file-20201121-17-tn68en.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Un mercante pasa por Milne Inlet, en Nunavut.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Kimberly Howland</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Baffinland, la empresa que gestiona la mina Mary River, prevé <a href="https://www.cbc.ca/news/canada/north/hunters-inuit-knowledge-ignored-nunavut-mine-environmental-study-1.5726454">duplicar su producción anual</a> de mineral de hierro. Si esto se produce, un total de 176 cargueros podrían pasar por Milne Inlet durante la temporada navegable.</p>
<p>A pesar de que el futuro de la navegación en el Ártico sigue siendo incierto, se trata de una actividad en alza que ha de ser supervisada. En Canadá, los investigadores están trabajando de forma conjunta con las comunidades indígenas en localidades con un gran tráfico de barcos (entre las que se cuentan Churchill en Manitoba; Pond Inlet e Iqaluit en Nunavut; Salluit en Quebec y Nain en Terranova) para crear una red de control de especies invasoras. Uno de los proyectos consiste en tomar muestras de agua y buscar en ella <a href="https://doi.org/10.1038/s41598-018-27048-2">restos genéticos</a> de escamas, heces, esperma y otro tipo de material biológico. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Un grupo de personas sentadas junto al mar aprende a utilizar el equipo de toma de muestras." src="https://images.theconversation.com/files/370616/original/file-20201121-13-1mcbfik.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370616/original/file-20201121-13-1mcbfik.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370616/original/file-20201121-13-1mcbfik.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370616/original/file-20201121-13-1mcbfik.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370616/original/file-20201121-13-1mcbfik.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370616/original/file-20201121-13-1mcbfik.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370616/original/file-20201121-13-1mcbfik.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Miembros del equipo de campo 2019 de Pond Inlet y Salluit filtran el eADN de muestras de agua recogidas en Milne Inlet.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Christopher Mckindsey</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Este ADN del entorno (eADN) es fácil de recoger y puede ser útil para detectar organismos que, o bien pueden ser difíciles de capturar, o bien se encuentran en escaso número. Esta técnica <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/edn3.35">ha aumentado además el conocimiento básico sobre la biodiversidad de las costas</a> en otras áreas con gran densidad de tráfico marítimo, lo que supone un paso fundamental para detectar cualquier alteración en el futuro.</p>
<p>En Port of Churchill ya han sido detectadas especies no autóctonas gracias a esta vigilancia llevada a cabo por eADN y a través de otros métodos. También se han detectado <a href="http://semaphore.uqar.ca/id/eprint/1481/1/Antoine_Dispas_fevrier2019.pdf">medusas, eperlanos arco iris y una especie invasiva de crustáceo copépodo</a>.</p>
<p>Ya hay esfuerzos en marcha para ampliar esta red por toda la región como parte de la <a href="https://arctic-council.org/en/projects/invasive/">Estrategia Ártica contra las Especies Invasivas Foráneas</a> del Consejo Ártico, que busca reducir la expansión de flora y fauna no autóctona.</p>
<p>A menudo se considera al Ártico la primera línea de combate contra el cambio climático, y, debido a sus altos niveles de calentamiento, la región sufre todo tipo de invasiones, desde nuevas especies a nuevas rutas marítimas. Todas estas fuerzas podrían transformar la cuenca oceánica en su conjunto, incluso en el periodo de vida de personas que hoy están entre nosotros. Así, podríamos pasar de paisajes helados iluminados solo por la luz de las estrellas y habitados por comunidades únicas a algo completamente diferente.</p>
<p>El Ártico está cambiando a más velocidad de lo que los científicos pueden documentar, pero aún así se presentarán oportunidades, como el aumento de los sumideros de carbono, que podrían beneficiar tanto a la vida salvaje como a las personas que viven allí. Y es que no todos los cambios provocados por el calentamiento global serán totalmente negativos. En el Ártico, como en el resto de lugares del mundo, habrá ganadores y perdedores.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/151505/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jørgen Berge recibe fondos del Norwegian Research Council (300333).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Carlos Duarte recibe fondos de la King Abdullah University of Science and Technology y del Independent Research Fund of Denmark.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Dorte Krause-Jensen recibe fondos de varios fondos de investigación gubernamentales, como el Independent Research Fund de Dinamarca, y de fondos de investigación privados como Velux Foundations.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Karen Filbee-Dexter recibe fondos de ArcticNet, la Norwegian Blue Forest Network, el Australian Research Council, y el Norwegian Research Council (BlueConnect).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Kimberly Howland recibe fondos de Fisheries and Ocean Canada; Natural Resources Canada y Polar Knowledge Canada.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Philippe Archambault recibe fondos de ArcticNet.</span></em></p>El Ártico ha sido un lugar remoto durante gran parte de su historia. Pero el cambio climático está trayendo problemas y oportunidades globales a su puerta.Jørgen Berge, Vice Dean for Research, Arctic and Marine Biology, University of TromsøCarlos M. Duarte, Adjunct Professor of Marine Ecology, King Abdullah University of Science and TechnologyDorte Krause-Jensen, Professor, Marine Ecology, Aarhus UniversityKaren Filbee-Dexter, Research Fellow in Marine Ecology, Université LavalKimberly Howland, Research Scientist/Adjunct University Professor, Université du Québec à Rimouski (UQAR)Philippe Archambault, Professor & Scientific Director of ArcticNet, Université LavalLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1515032020-12-13T20:08:41Z2020-12-13T20:08:41ZUn océano singular: la riqueza ecológica del Antártico y su importancia para el clima global<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/374586/original/file-20201213-16-v8ocfs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3994%2C2245&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/wide-view-sea-snow-hill-island-748118752">Shutterstock / CherylRamalho</a></span></figcaption></figure><p>En 2018 un mapa que debía su nombre a un oceanógrafo se hizo viral.</p>
<p>La denominada <a href="https://storymaps.arcgis.com/stories/756bcae18d304a1eac140f19f4d5cb3d">“proyección Spilhaus”</a>, en la que la Tierra se observa en vista cenital desde el polo Sur, fue diseñada para mostrar la situación de interconexión de las cuencas oceánicas. </p>
<p>Se trata de una perspectiva natural para las personas que viven en el hemisferio sur, donde predominan los océanos. </p>
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<img alt="Mapa de los océanos del mundo" src="https://images.theconversation.com/files/372399/original/file-20201201-13-onm3ij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/372399/original/file-20201201-13-onm3ij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/372399/original/file-20201201-13-onm3ij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/372399/original/file-20201201-13-onm3ij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/372399/original/file-20201201-13-onm3ij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/372399/original/file-20201201-13-onm3ij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/372399/original/file-20201201-13-onm3ij.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El mapa de Spilhaus muestra los océanos del mundo como si conformaran una única masa de agua.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://nation.maps.arcgis.com/home/item.html?id=9b2ce7c8179b4744af7bf3ddb86b7804">Spilhaus ArcGIS project</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El <a href="https://oceanservice.noaa.gov/facts/howmanyoceans.html">océano Antártico</a>, también denominado océano Meridional o incluso océano Austral, es diferente al resto, y la mejor forma de describirlo es con superlativos.</p>
<h2>Almacén de calor y carbono</h2>
<p>Hablemos primero de la capacidad del Antártico de almacenar el exceso de calor y carbono. Los océanos del mundo absorben más del 90 % del exceso de calor generado por la quema de combustibles fósiles y un tercio del dióxido de carbono extra. </p>
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<img alt="El océano Antártico, vista de sus aguas abiertas y hielo marino" src="https://images.theconversation.com/files/366589/original/file-20201030-17-16qrqh1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/366589/original/file-20201030-17-16qrqh1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/366589/original/file-20201030-17-16qrqh1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/366589/original/file-20201030-17-16qrqh1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/366589/original/file-20201030-17-16qrqh1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/366589/original/file-20201030-17-16qrqh1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/366589/original/file-20201030-17-16qrqh1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El océano Antártico es el mayor almacén de calor y carbono del planeta.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Crag Stevens</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Se estima que el océano Antártico, situado al sur del paralelo 30, <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1029/2018GL080961">concentra</a> en torno al 75 % de la absorción oceánica de este exceso de calor y el 35 % de la absorción global del exceso de carbono de la atmósfera. De ahí que suponga mayor almacén de calor y carbono del planeta.</p>
<p>El océano Antártico está conectado con las principales cuencas oceánicas del mundo, excepto con la del Ártico. El vínculo es la Corriente Circumpolar Antártica (<a href="https://epic.awi.de/id/eprint/2649/1/Rin8888b.pdf">ACC</a>), la mayor corriente oceánica del planeta. Su caudal es 100 veces superior al de todos los ríos del planeta juntos, y lleva agua suficiente como para llenar el lago Ontario en solo unas horas. </p>
<p>La combinación de vientos fuertes y ausencia de masas de tierra importantes que dificulten su tránsito hacen que la ACC sea un flujo de agua poderoso y rápido. </p>
<h2>Mezcla de corrientes globales</h2>
<p>Los Rugientes Cuarentas, los Furiosos Cincuentas y los Aullantes Sesentas son los nombres populares que reciben los vientos que soplan de manera ininterrumpida en el océano Antártico, y que generan olas impresionantes. Esto hace que la superficie del océano esté llena de energía (y que por lo tanto sea difícil de estudiar). </p>
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<img alt="Un barco cruzando el océano Antártico" src="https://images.theconversation.com/files/370911/original/file-20201123-17-m1g09t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370911/original/file-20201123-17-m1g09t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370911/original/file-20201123-17-m1g09t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370911/original/file-20201123-17-m1g09t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370911/original/file-20201123-17-m1g09t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370911/original/file-20201123-17-m1g09t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370911/original/file-20201123-17-m1g09t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Los fuertes vientos de oeste y la corriente circumpolar generan olas gigantes en el océano Antártico.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Craig Stevens</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Pero los intercambios de carbono y calor que tienen lugar en este complejo escenario son muy importantes a escala global, hasta el punto de que los oceanógrafos han creado herramientas específicas para medir un medio tan complejo. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/370910/original/file-20201123-21-k3cd7m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370910/original/file-20201123-21-k3cd7m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=903&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370910/original/file-20201123-21-k3cd7m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=903&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370910/original/file-20201123-21-k3cd7m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=903&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370910/original/file-20201123-21-k3cd7m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1135&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370910/original/file-20201123-21-k3cd7m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1135&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370910/original/file-20201123-21-k3cd7m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1135&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Corrientes oceánicas en las que se da una mezcla de propiedades diferentes, que ascienden y se hunden.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Craig Stevens</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Para comprender realmente el océano Antártico hay que concebirlo en tres dimensiones. Es decir, sus aguas, con diferentes propiedades, se mezclan en los remolinos tanto de forma vertical como de manera horizontal.</p>
<p>El agua subtropical, relativamente caliente, se mezcla en el sur y hace que el agua muy fría procedente del Atlántico norte descienda y luego vuelva a subir a la superficie. Y las masas de agua polar, más frías, se mezclan en el norte y luego vuelven a sumergirse. </p>
<p>El viento y la orografía de los fondos marinos guían la interacción completa. </p>
<p>Hacia el norte solo hay tres grandes obstáculos: el paso de Drake, de 850 kilómetros de ancho, y las mesetas submarinas de Kerguelen y Campbell. Hacia el sur, la ACC se topa con la Antártida. </p>
<p>En esta intersección este océano desempeña un papel fundamental en el sistema climático global, ya que trae agua relativamente caliente (y con capacidad de calentar) procedente de la <a href="http://www.antarcticglaciers.org/glaciers-and-climate/changes-circumpolar-deep-water/">masa de agua Circumpolar Profunda</a> y la pone en contacto con el agua helada de la periferia antártica.</p>
<h2>Congelamiento y descongelamiento anual del hielo marino</h2>
<p>El ciclo anual del congelamiento y descongelamiento del hielo marino de la Antártida es uno de los ritmos naturales fundamentales de nuestro planeta y un elemento esencial de este océano. En este sentido, las dos regiones polares no podían ser más diferentes.</p>
<p>El Ártico es un océano pequeño y profundo rodeado por tierra y que solo cuenta con salidas estrechas. El Antártico es una gran masa de tierra con una plataforma continental rodeada por el océano. Cada año se producen y destruyen 15 millones de kilómetros cuadrados de hielo marino en estas aguas. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Hielo marino en torno a la Antártida" src="https://images.theconversation.com/files/370914/original/file-20201123-23-o9s9ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370914/original/file-20201123-23-o9s9ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370914/original/file-20201123-23-o9s9ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370914/original/file-20201123-23-o9s9ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370914/original/file-20201123-23-o9s9ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370914/original/file-20201123-23-o9s9ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370914/original/file-20201123-23-o9s9ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Cada año el congelamiento y descongelamiento del hielo marino de la Antártida supone el mayor cambio estacional del mundo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock/Maxim Tupikov</span></span>
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<p>Frente a los <a href="https://theconversation.com/arctic-ocean-why-winter-sea-ice-has-stalled-and-what-it-means-for-the-rest-of-the-world-148753">cambios dramáticos y evidentes que se producen en el Ártico</a>, los ritmos del hielo marino en el Antártico siguen <a href="https://theconversation.com/why-antarcticas-sea-ice-cover-is-so-low-and-no-its-not-just-about-climate-change-109572">patrones menos obvios</a>. Situado frente a un océano de aguas más cálidas, lo cierto es que el hielo siguió expandiéndose en dirección norte aproximadamente hasta 2016, cuando empezó a retroceder de forma súbita.</p>
<p>Si se observa el <a href="https://www.nasa.gov/feature/jpl/study-helps-explain-sea-ice-differences-at-earths-poles">ciclo anual del hielo marino del océano Antártico</a>, se podría pensar que dicho hielo simplemente aumenta o se reduce conforme sube o baja la temperatura a lo largo del año. Pero lo cierto es que buena parte de la congelación del hielo marino se produce en las <a href="https://nsidc.org/cryosphere/seaice/characteristics/polynyas.html">polinias</a>, fábricas de hielo marino próximas a la costa donde los potentes y helados vientos antárticos crean hielo y lo arrastran tan pronto aparece.</p>
<p>Este proceso nos vuelve a remitir a la circulación oceánica global. Cuando se genera nuevo hielo, la sal del agua marina congelada se filtra al exterior y se mezcla con el agua salada situada bajo ella. Esto da lugar a unas masas de agua aún más frías y saladas que descienden hacia el lecho oceánico y se van desplazando en dirección norte. </p>
<p>Las polinias, en efecto, son como paradas de metro de un sistema mundial de transporte en el que las masas de agua descienden hacia los fondos marinos en los polos y se van desplazando hacia el norte para luego ir subiendo a la superficie, donde se mezclan con otras masas de agua. Se trata de un ciclo que dura en torno a 1 000 años. </p>
<h2>No todas las plataformas de hielo se comportan del mismo modo</h2>
<p>Las <a href="https://theconversation.com/new-research-shows-that-antarcticas-largest-floating-ice-shelf-is-highly-sensitive-to-warming-of-the-ocean-121864">simulaciones por ordenador</a> han demostrado que las placas de hielo situadas en la periferia de la Antártida han aumentado su tamaño y se han reducido durante los últimos milenios.</p>
<p>El hecho de que estas extensiones flotantes del <a href="https://science.sciencemag.org/content/367/6484/1326">casquete glacial estén en contacto directo con el océano las hace muy sensibles al clima</a>. Así, el calentamiento del océano y los cambios en la superficie del agua que está en contacto con la plataforma pueden provocar cambios en ésta (y por extensión, en todo el casquete glacial).</p>
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<img alt="La plataforma de hielo Riiser-Larsen, en la Antártida" src="https://images.theconversation.com/files/370916/original/file-20201123-17-6ui2zx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370916/original/file-20201123-17-6ui2zx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=394&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370916/original/file-20201123-17-6ui2zx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=394&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370916/original/file-20201123-17-6ui2zx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=394&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370916/original/file-20201123-17-6ui2zx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=495&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370916/original/file-20201123-17-6ui2zx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=495&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370916/original/file-20201123-17-6ui2zx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=495&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Las plataformas de hielo flotantes actúan como muros de contención que retienen dentro de la Antártida las grandes masas de hielo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock/sirtravelalot</span></span>
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<p>Pero no todas las plataformas de hielo responden al calentamiento climático de la misma manera. Algunas cavidades de estas plataformas se mantienen frías y aumentan su tamaño muy poco a poco. Pero otras presentan temperaturas más altas (siempre en términos polares) debido a su contacto con la masa de agua circumpolar profunda. Y estas últimas cavidades, en la actualidad, están aumentando su tamaño muy rápidamente.</p>
<p>Desde el <a href="https://theconversation.com/short-term-changes-in-antarcticas-ice-shelves-are-key-to-predicting-their-long-term-fate-95207">espacio</a> se pueden observar numerosos procesos que ocurren en la criosfera, pero para saber realmente hasta qué punto el océano se extiende bajo el hielo tenemos que sumergirnos cientos de metros por debajo de su superficie helada.</p>
<p>Realizar predicciones climáticas exige un buen conocimiento de procesos complejos que ocurren en escalas de tiempo muy reducidas (como por ejemplo los ciclos de las mareas) y en partes del planeta que solo ahora estamos empezando a explorar.</p>
<h2>Observando a los Aullantes Sesentas</h2>
<p>¿Cómo tomar muestras de algo tan grande y sometido a tantas tormentas? Con robots.</p>
<p>Diversos satélites llevan observando la superficie del océano desde la década de los ochenta, y gracias a ellos se ha podido medir la temperatura de las aguas y la altitud exacta de la superficie marina. Incluso se han utilizado las imágenes por satélite para hacer estimaciones sobre la producción biológica antártica. Pero los satélites no pueden ver más allá de la superficie.</p>
<p>El <a href="https://theconversation.com/new-findings-on-ocean-warming-5-questions-answered-106215">programa Argo</a>, que marcó un antes y un después, se inició en la década de los noventa y revolucionó la ciencia geográfica debido a que creó una red de centinelas oceánicos flotantes que son capaces de medir la temperatura y la salinidad del agua a una profundidad de dos kilómetros.</p>
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<img alt="Científicos marinos despliegan una sonda oceánica" src="https://images.theconversation.com/files/370918/original/file-20201123-13-7sjrcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370918/original/file-20201123-13-7sjrcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=423&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370918/original/file-20201123-13-7sjrcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=423&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370918/original/file-20201123-13-7sjrcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=423&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370918/original/file-20201123-13-7sjrcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=531&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370918/original/file-20201123-13-7sjrcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=531&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370918/original/file-20201123-13-7sjrcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=531&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Las sondas del programa Argo flotan en la superficie del océano Antártico y miden su salinidad y temperatura.</span>
<span class="attribution"><span class="source">NIWA/Daniel Jones</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>El buque de investigación Kaharoa posee el récord de mayor número de sondas desplegadas en el Ártico dentro programa Argo. Esta actividad incluye su último viaje por el sur de Australia y el Índico, en el que hubo de resistir tormentas y el <a href="http://wellington.scoop.co.nz/?p=129746">impacto de la COVID-19</a>.</p>
<p>El programa Argo es solo el principio de una nueva era de la observación oceánica. Las sondas de aguas profundas del programa pueden bajar a profundidades de seis kilómetros para detectar hasta qué punto el calentamiento climático ha penetrado en el océano. </p>
<h2>El pasado y el futuro del océano Antártico</h2>
<p>La Tierra no siempre ha tenido su apariencia actual; en el pasado hubo épocas en las que el océano Antártico ni siquiera existía. Los continentes y las cuencas oceánicas ocupaban otras posiciones, y el conjunto del sistema climático funcionaba de una forma muy diferente.</p>
<p>Desde el estrecho punto de vista de la evolución humana, el océano Antártico ha sido un componente estable del sistema climático y ha estado sujeto a oscilaciones glaciales relativamente benignas. Pero los ciclos glaciales se extienden durante decenas de miles de años. </p>
<p>Y ahora le estamos imponiendo una transición climática muy rápida. Los casi tres siglos que han transcurrido desde el comienzo de la Revolución Industrial en términos geológicos suponen un periodo de tiempo menor a un parpadeo. </p>
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<img alt="Desprendimiento de una plataforma de hielo en la Antártida" src="https://images.theconversation.com/files/370917/original/file-20201123-13-1ws8s71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370917/original/file-20201123-13-1ws8s71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370917/original/file-20201123-13-1ws8s71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370917/original/file-20201123-13-1ws8s71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370917/original/file-20201123-13-1ws8s71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370917/original/file-20201123-13-1ws8s71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370917/original/file-20201123-13-1ws8s71.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El hielo de la Antártida está sufriendo cambios a medida que aumenta la temperatura global.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shutterstock/Bernhard Staehli</span></span>
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<p>Es difícil predecir los cambios que se producirán a corto plazo (digamos el año 2050) y también a largo plazo (pongamos el 2300). Aunque los físicos tienen relativamente claro <em>qué</em> sucederá, lo realmente complicado es adelantar <em>cuándo</em> sucederá.</p>
<p>Los modelos de simulación que tienen en cuenta el océano, la atmósfera y la evolución del hielo solo han empezado a contemplar otros factores como las cavidades de las plataformas de hielo o los remolinos oceánicos. Las síntesis más recientes de los modelos climáticos han mostrado avances en lo referente <a href="https://www.youtube.com/watch?v=8VMSF28J9H4">al conjunto del ecosistema antártico</a>. Sin embargo, lo más difícil sigue siendo simular la evolución de su hielo marino. </p>
<p>Es el gran objetivo que nos queda: una comunidad científica global e interconectada capaz de introducir datos en modelos de simulación virtuales cada vez más perfectos que, de este modo, nos den las claves para entender mejor cómo funciona este océano único. </p>
<h2>La vida en un océano bajo cero</h2>
<p>A primera vista, la Antártida parece un entorno inhóspito y prácticamente estéril formado por hielo y nieve y salpicado de vez en cuando por alguna foca o ave marina.</p>
<p>Pero si nos sumergimos bajo su superficie descubrimos un océano repleto de vida y con ecosistemas complejos, desde algas unicelulares y pequeños organismos invertebrados hasta depredadores bien conocidos como los pingüinos, las focas y las ballenas. </p>
<p>El océano Antártico acoge a más de <a href="https://www.biodiversity.aq/atlas/">9 000 especies marinas</a>, y las diferentes expediciones e investigadores no dejan de descubrir otras nuevas. </p>
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<img alt="Un barco lidia con grandes olas" src="https://images.theconversation.com/files/367733/original/file-20201105-19-1gb5riz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367733/original/file-20201105-19-1gb5riz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367733/original/file-20201105-19-1gb5riz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367733/original/file-20201105-19-1gb5riz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367733/original/file-20201105-19-1gb5riz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367733/original/file-20201105-19-1gb5riz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367733/original/file-20201105-19-1gb5riz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El buque Polarstern navega por una tormenta en el océano Antártico.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Huw Griffiths</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>No es fácil estudiar la vida en el océano Antártico. Las olas <a href="https://www.metocean.co.nz/news/2018/5/9/a-record-wave-height-measured-in-the-southern-ocean">pueden superar los 20 metros</a>, y los icebergs y los bloques de hielo marino merodean en torno a ellas.</p>
<p>Las aguas generalmente están a temperaturas bajo cero (el agua dulce se congela a los cero grados, pero la <a href="https://oceanservice.noaa.gov/facts/oceanfreeze.html">salada necesita para hacerlo de una temperatura de casi dos grados negativos</a>). A pesar de que el submarinismo no es imposible, un buen número de investigaciones se hacen a través de la recogida de muestras remota. </p>
<p>Los científicos marinos usan herramientas robóticas como <a href="https://www.eurekalert.org/pub_releases/2007-01/awif-rda011807.php">vehículos submarinos por control remoto</a> para ver y recoger muestras, aunque también utilizan dispositivos como <a href="https://niwa.co.nz/publications/wa/vol12-no3-september-2004/bioross-2004-expanding-our-knowledge-of-marine-life-in-the-ross-sea">palas y dragas</a> para llegar hasta los organismos que viven en los fondos marinos. Del mismo modo, también conseguimos muestras genéticas de mamíferos marinos disparándoles pequeños <a href="https://blog.response.restoration.noaa.gov/whale-information-single-shot-studying-marine-mammals-after-oil-spills-using-remote-biopsy">tubos de biopsia</a> (similares a agujas) que están sujetos a un cable, y que posteriormente nos permiten recoger la muestra. </p>
<p>Podemos recopilar más información sobre la diversidad biológica a través del ADN del entorno (<a href="https://www.usgs.gov/special-topic/water-science-school/science/environmental-dna-edna?qt-science_center_objects=0#qt-science_center_objects">eADN</a>). Así, filtrando el agua y analizándola con herramientas genéticas, podemos encontrar trazas de organismos que nos pueden revelar qué tipos de especies viven (o vivían) en dicho entorno.</p>
<p>Cada expedición revela la existencia de <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0011683">nuevas especies</a> (algunas de las cuales podrían tener <a href="https://www.asoc.org/advocacy/environmental-protection/biological-prospecting">valor comercial</a>), y todas ellas poseen un papel relevante en el ecosistema. Nuestro conocimiento sobre la biodiversidad del océano Antártico está creciendo a gran velocidad.</p>
<p>Sin embargo, el Antártico es un océano inmenso, y de buena parte de sus especies, o bien no tenemos muestras, o bien las que tenemos son insuficientes.</p>
<h2>Bajar hasta la base de la cadena alimenticia</h2>
<p>En el océano Antártico los organismos primarios que se encuentran en la base de la cadena alimenticia van desde algas unicelulares como las <a href="https://teara.govt.nz/en/photograph/5136/marine-diatoms">diatomáceas</a>, que poseen conchas hechas de sílice con dibujos increíblemente complejos, a grandes <a href="https://epic.awi.de/id/eprint/43647/1/Wiencke.pdf">macroalgas</a> como el kelp. </p>
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<img alt="Algas creciendo en la cara interior del hielo marino de la Antártida." src="https://images.theconversation.com/files/367611/original/file-20201104-13-1jxhaie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367611/original/file-20201104-13-1jxhaie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367611/original/file-20201104-13-1jxhaie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367611/original/file-20201104-13-1jxhaie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367611/original/file-20201104-13-1jxhaie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367611/original/file-20201104-13-1jxhaie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367611/original/file-20201104-13-1jxhaie.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Algas creciendo en la cara interior del hielo marino.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Andrew Thurber</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Normalmente el kelp y otras especies de grandes algas solo sobreviven allí donde los icebergs no causan fricción con el lecho marino. Las diatomáceas son más variadas y algunas especies son capaces de crecer en la cara interior del hielo marino.</p>
<p>Estas algas que crecen en el hielo suponen una importante fuente de alimentos para el <a href="https://oceantoday.noaa.gov/animalsoftheice_krill/">camarón antártico</a>, un pequeño crustáceo que posee un papel clave en las cadenas alimentarias de este océano.</p>
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<img alt="Camarón antártico" src="https://images.theconversation.com/files/367734/original/file-20201105-18-1luomqm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367734/original/file-20201105-18-1luomqm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=776&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367734/original/file-20201105-18-1luomqm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=776&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367734/original/file-20201105-18-1luomqm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=776&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367734/original/file-20201105-18-1luomqm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=975&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367734/original/file-20201105-18-1luomqm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=975&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367734/original/file-20201105-18-1luomqm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=975&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El camarón antártico es una especie clave en los ecosistemas marinos de este océano.</span>
<span class="attribution"><span class="source">British Antarctic Survey</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Por sorprendente que pueda resultar, el frío océano Antártico también acoge sistemas hidrotermales de fumarolas. <a href="https://nerc.ukri.org/planetearth/stories/1131/">En torno a ellos</a> se congregan grandes densidades de crustáceos y equinodermos, que de este modo toman sus nutrientes de sustancias químicas que provienen de la corteza terrestre y no del sol. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/367743/original/file-20201105-20-1rscn7d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367743/original/file-20201105-20-1rscn7d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367743/original/file-20201105-20-1rscn7d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367743/original/file-20201105-20-1rscn7d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367743/original/file-20201105-20-1rscn7d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367743/original/file-20201105-20-1rscn7d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367743/original/file-20201105-20-1rscn7d.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una fumarola hidrotermal antártica en la Cresta de Escocia Oriental. La imagen fue tomada por un vehículo controlado de forma remota durante la expedición ChEsSO.</span>
<span class="attribution"><span class="source">ChEsSO/NERC</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Los invertebrados suponen <a href="https://www.biodiversity.aq/atlas/">más del 90 %</a> de las especies del océano Antártico, y más del 50 % de dichas especies son exclusivas de esta región.</p>
<p>Estos invertebrados a menudo son más grandes que sus equivalentes que viven más al norte en aguas más cálidas. Este fenómeno se conoce como “<a href="https://weather.com/science/news/what-polar-gigantism-exactly-what-it-sounds-20140422">gigantismo polar</a>”, y es transversal a numerosas especies. Así, nos encontramos con arañas marinas gigantes, esponjas enormes y gusanos de mar del tamaño de un antebrazo. </p>
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<img alt="Una selección de los invertebrados con los que a menudo se encuentran los investigadores que bucean en la estación de Rothera, en la Antártida." src="https://images.theconversation.com/files/367721/original/file-20201105-21-emp7hm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367721/original/file-20201105-21-emp7hm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367721/original/file-20201105-21-emp7hm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367721/original/file-20201105-21-emp7hm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367721/original/file-20201105-21-emp7hm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367721/original/file-20201105-21-emp7hm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367721/original/file-20201105-21-emp7hm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una selección de los invertebrados con los que a menudo se encuentran los investigadores que bucean en la estación de Rothera, en la Antártida.</span>
<span class="attribution"><span class="source">British Antarctic Survey</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Nadie está al cien por cien seguro de por qué estas especies alcanzan tamaños tan elevados, pero algunas de las causas podrían ser los mayores niveles de oxígeno en estas aguas, el ritmo de crecimiento más lento o la ausencia de especies depredadoras clave como por ejemplo los tiburones o los cangrejos braquiuros. </p>
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<img alt="Criaturas coloridas que viven en el lecho marino." src="https://images.theconversation.com/files/367608/original/file-20201104-13-9vi4dt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367608/original/file-20201104-13-9vi4dt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=547&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367608/original/file-20201104-13-9vi4dt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=547&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367608/original/file-20201104-13-9vi4dt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=547&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367608/original/file-20201104-13-9vi4dt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=687&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367608/original/file-20201104-13-9vi4dt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=687&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367608/original/file-20201104-13-9vi4dt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=687&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Invertebrados que viven en los fondos marinos de la costa antártica.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Alfred Wegener Institute, OFOBS team</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Más arriba en la cadena alimentaria</h2>
<p>Dentro de la cadena alimentaria marina, el camarón antártico se encuentra en un lugar intermedio entre los elementos primarios como las algas y los grandes depredadores icónicos que siempre asociamos con la Antártida.</p>
<p>Las ballenas barbadas obtienen gran parte de sus nutrientes de sus grandes tragos de enjambres de camarones (hay entre 10 000 y 30 000 ejemplares por metro cúbico). Por otro lado, las manchas rosas presentes en las heces de pingüinos y focas delatan que a ellos también les entusiasman estos sabrosos crustáceos. </p>
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<img alt="Pingüinos barbijos en Isla Decepción" src="https://images.theconversation.com/files/367325/original/file-20201103-15-1aifsll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367325/original/file-20201103-15-1aifsll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367325/original/file-20201103-15-1aifsll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367325/original/file-20201103-15-1aifsll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367325/original/file-20201103-15-1aifsll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367325/original/file-20201103-15-1aifsll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367325/original/file-20201103-15-1aifsll.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pingüinos barbijos en Isla Decepción. Las heces de muchos pingüinos tienen trazas rosas debido a que tienen una dieta rica en camarón antártico.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Michelle LaRue</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Los peces y los cefalópodos (calamares y pulpos) se crían en abundancia en el Antártico, lo que proporciona alimento a los mamíferos marinos capaces de bucear a gran profundidad, como por ejemplo los <a href="https://www.argos-system.org/elephant-seals-diving/">elefantes marinos</a>. Algunas especies de pescado están tan bien adaptadas a esas aguas frías y ricas en oxígeno que en lugar de producir glóbulos rojos producen <a href="https://www.sciencealert.com/genome-analysis-reveals-how-the-antarctic-icefish-evolved-genes-that-produce-antifreeze">proteínas anticongelación</a> en su sangre, lo que les ayuda a sobrevivir en aguas cuya temperatura a menudo es inferior a cero grados.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="Ballenas Minke en aguas del Antártico" src="https://images.theconversation.com/files/367618/original/file-20201104-15-187hmcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367618/original/file-20201104-15-187hmcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=683&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367618/original/file-20201104-15-187hmcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=683&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367618/original/file-20201104-15-187hmcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=683&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367618/original/file-20201104-15-187hmcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=859&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367618/original/file-20201104-15-187hmcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=859&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367618/original/file-20201104-15-187hmcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=859&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Muchas especies de ballenas dependen de los ecosistemas antárticos para alimentarse durante el verano y emigrar a aguas más cálidas situadas en latitudes más bajas durante el invierno. Pero las ballenas Minke permanecen en el Antártico durante todo el año.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Huw Griffiths</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Proteger los entornos marinos</h2>
<p>Podría decirse que el depredador más voraz del océano Antártico es el <a href="https://www.ccamlr.org/en/organisation/history">ser humano</a>.</p>
<p>Y es que la Antártida está situada en un lugar remoto, pero en los 200 años anteriores a su descubrimiento, los mares situados a su alrededor fueron intensamente explotados por el hombre.</p>
<p>Primero vinieron los cazadores de focas y luego los de ballenas, que dejaron a ambas especies al borde de la extinción. Incluso los pingüinos fueron cazados por su aceite. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Una estación de pesca de ballenas abandonada." src="https://images.theconversation.com/files/367619/original/file-20201104-13-uckqn9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367619/original/file-20201104-13-uckqn9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367619/original/file-20201104-13-uckqn9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367619/original/file-20201104-13-uckqn9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367619/original/file-20201104-13-uckqn9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367619/original/file-20201104-13-uckqn9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367619/original/file-20201104-13-uckqn9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Una estación de pesca de ballenas abandonada.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Ceridwen Fraser</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Más recientemente, los principales objetivos han sido el pescado y los camarones (estos últimos se pescan para elaborar <a href="https://www.ccamlr.org/en/fisheries/krill-fisheries-and-sustainability">suplementos nutricionales</a>). Y, como consecuencia de ello, sus poblaciones se han reducido abruptamente.</p>
<p>Cuando esta pesca se combina con otros impactos más indirectos, como el aumento de la acidez y la temperatura del agua, todo ello puede provocar la <a href="https://www.scientificamerican.com/article/double-whammy-warming-overfishing-could-spell-disaster-for-antarctic-krill/">disminución de las poblaciones</a> de camarón, y como consecuencia de ello también de las de sus principales depredadores, como por ejemplo las ballenas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Gráfico que muestra el impacto humano en los ecosistemas del océano Antártico" src="https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=421&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/372164/original/file-20201201-21-1u4onyx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=529&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El ser humano está cambiando los ecosistemas del océano Antártico de múltiples formas, tanto directa (flechas moradas) como indirectamente (flechas rojas).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.nature.com/articles/nature14505">From: Chown et al (2015) The changing form of Antarctic biodiversity. Nature, 522: 431-438</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La pesca en el océano Antártico resulta difícil de regular debido a que sus aguas no pertenecen a ningún país. Por eso, para ayudar a gestionar el impacto en los caladeros, la Comisión para la Conservación de los Recursos de Vida Marina de la Antártida (<a href="https://www.ccamlr.org/en/organisation">CCAMLR</a>) gestiona las cuotas pesqueras.</p>
<p>Este organismo internacional también trabaja para establecer más zonas de protección marítima. Y es que, si no se hacen esfuerzos para limitar las capturas, especies clave dentro de las cadenas alimenticias como el camarón antártico podrían sufrir sobreexplotación pesquera hasta el punto de que el conjunto del ecosistema podría llegar a colapsar. </p>
<h2>Cambiar los entornos significa cambiar los ecosistemas</h2>
<p>Más de 21 000 <a href="https://iaato.org/">turistas</a> y <a href="https://www.comnap.aq/">científicos</a> visitan la Antártida cada año, y su llegada es una fuente potencial de contaminación, enfermedades y entrada de especies invasivas. Para gestionar el impacto del ser humano en los ecosistemas antárticos, y también para enmarcar las negociaciones políticas, el 23 de junio de 1961 entró en vigor el Tratado Antártico.</p>
<p>El tratado regula toda actividad que se desarrolle al sur del paralelo 60 y contempla también un <a href="https://www.ats.aq/e/protocol.html">protocolo de protección medioambiental</a>.</p>
<p>Sin embargo, el impacto del cambio climático y el del aumento de la acidez de los océanos son evidentes en el Antártico, donde se ha producido un aumento de la temperatura de las aguas, una reducción de los hielos marinos y el colapso de las plataformas de hielo. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="El océano visto desde la costa antártica" src="https://images.theconversation.com/files/367620/original/file-20201105-21-1c1uom4.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367620/original/file-20201105-21-1c1uom4.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367620/original/file-20201105-21-1c1uom4.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367620/original/file-20201105-21-1c1uom4.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367620/original/file-20201105-21-1c1uom4.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367620/original/file-20201105-21-1c1uom4.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367620/original/file-20201105-21-1c1uom4.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Las aguas del océano Antártico se están calentando peligrosamente.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Ceridwen Fraser</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Las investigaciones no dejan de demostrar que, a pesar de encontrarse muy alejado, el océano Antártico no está desconectado del resto del mundo, por lo que también le afectan problemas como el <a href="https://tos.org/oceanography/article/southern-ocean-warming">aumento de la temperatura de las aguas</a>, la <a href="https://environments.aq/publications/microplastics-in-the-southern-ocean/">contaminación de plásticos</a> y la llegada de especies invasivas procedentes de más allá de la <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Antarctic_Convergence">convergencia antártica</a>.</p>
<figure class="align-right ">
<img alt="Focas y algas en una playa del sur." src="https://images.theconversation.com/files/367398/original/file-20201104-23-du58v3.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367398/original/file-20201104-23-du58v3.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367398/original/file-20201104-23-du58v3.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367398/original/file-20201104-23-du58v3.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367398/original/file-20201104-23-du58v3.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367398/original/file-20201104-23-du58v3.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367398/original/file-20201104-23-du58v3.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El kelp no crece en el Antártico, pero posee una gran flotabilidad, e investigaciones recientes han demostrado que puede ser arrastrado hasta la Antártida, viajando decenas de miles de kilómetros a través del océano.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Las balsas de <a href="https://theconversation.com/how-an-alien-seaweed-invasion-spawned-an-antarctic-mystery-99944">algas</a> flotantes que provienen de fuera del Antártico (algunas de las cuales llevan además <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-020-58561-y">animales</a> en su interior) ya son capaces de cruzar todo el océano y llegar al continente. En este momento las algas no parecen capaces de sobrevivir en el clima extremo de la Antártida, pero eso podría cambiar con el calentamiento global.</p>
<p>La llegada y el establecimiento de nuevas especies pondría una gran presión sobre la flora y fauna únicas del continente. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/367328/original/file-20201103-15-1hn45q0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/367328/original/file-20201103-15-1hn45q0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/367328/original/file-20201103-15-1hn45q0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/367328/original/file-20201103-15-1hn45q0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/367328/original/file-20201103-15-1hn45q0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/367328/original/file-20201103-15-1hn45q0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/367328/original/file-20201103-15-1hn45q0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Pingüinos de Adelia viven y se aparean en tierra, pero van al mar a conseguir alimento.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Michelle LaRue</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Pero no todo está perdido. En las décadas posteriores a la entrada en vigor del Tratado Antártico hemos comprobado que los países pueden trabajar juntos para tratar de resolver los retos a los que se enfrenta la región. Un ejemplo es el establecimiento de Áreas Antárticas de Protección Marina (<a href="https://www.asoc.org/advocacy/marine-protected-areas">MPAs</a>).</p>
<p>Este nivel de cooperación internacional debería darnos esperanza no solo en lo referente a los problemas del Antártico, sino también en lo que respecta a otros grandes retos a los que se enfrenta el mundo. </p>
<hr>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
</figcaption>
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<p><strong><em>Este artículo forma parte de Oceans 21</em></strong><em>, una serie sobre los océanos del mundo que nos lleva a explorar las antiguas rutas comerciales del océano Índico, la contaminación de plásticos en el Pacífico, la luz y la vida en el Ártico, la pesca en el Atlántico y la influencia del océano Antártico en el clima global. La red de colaboradores internacionales de The Conversation pone estos textos a su alcance.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/151503/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ceridwen Fraser recibe fondos de la Royal Society of New Zealand (grant RDF-UOO1803), el Australian Research Council (grant DP180100113), y la New Zealand Antarctic Science Platform (Ministry of Business, Innovation and Employment, Nueva Zelanda).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Christina Hulbe recibe fondos del New Zealand Antarctic Research Institute, el New Zealand Ministry for Business, Innovation and Employment, la Antarctica New Zealand Antarctic Science Platform y la New Zealand Royal Society Te Apārangi Marsden Fund. Es vicepresidenta de la International Glaciological Society.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Craig Stevens recibe fondos del New Zealand Ministry for Business, Innovation and Employment, la Antarctica New Zealand Antarctic Science Platform, MBIE Strategic Science Investment Fund y la New Zealand Royal Society Te Apārangi Marsden Fund. Pertenece al consejo de la New Zealand Association of Scientists.
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Huw Griffiths recibe fondos del UK Natural Environment Research Council.</span></em></p>El Océano Austral (Antártico) es el principal almacén de calor y carbono de nuestro planeta, y es hogar de extraordinarias formas de vida, desde pequeñas algas y criaturas sin espinas hasta pingüinos, focas y ballenas.Ceridwen Fraser, Associate professor, University of OtagoChristina Hulbe, Professor and Dean of the School of Surveying (glaciology specialisation), University of OtagoCraig Stevens, Associate Professor in Ocean Physics, National Institute of Water and Atmospheric ResearchHuw Griffiths, Marine Biogeographer, British Antarctic SurveyLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1515022020-12-09T19:53:37Z2020-12-09T19:53:37ZOcéano Atlántico: el origen de la circulación marina y nuestro gusto por el bacalao<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/373319/original/file-20201207-17-1v8emw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4227%2C2805&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/homecoming-tired-fishermans-ships-approaching-after-772649248">Shutterstock / photoneye</a></span></figcaption></figure><p><a href="https://www.abebooks.co.uk/first-edition/Atlantic-Close-Re-Open-Offprint-Nature-Vol/30196723457/bd">¿Se cerró el Atlántico y luego volvió a abrirse?</a> Se trata de una pregunta que el geofísico canadiense <a href="https://www.ldeo.columbia.edu/the-vetlesen-prize/past-recipients/john-tuzo-wilson">J. Tuzo Wilson</a> planteó en un artículo en 1966.</p>
<p>¿Y la respuesta? Que sí, que este proceso se llevó a cabo durante millones de años, y que fue la fragmentación del <a href="https://www.britannica.com/place/Pangea">supercontinente Pangea</a>, que comenzó hace 180 millones de años, la que marcó el inicio de la creación de la cuenca del océano Atlántico tal y como hoy la conocemos. </p>
<p>La superficie de la Tierra está formada por <a href="https://www.britannica.com/science/plate-tectonics">placas tectónicas en constante intersección</a>. Durante gran parte de la historia de nuestro planeta, estas placas han estado chocando entre ellas (lo que ha generado montañas y volcanes) y separándose (lo que ha dado lugar a los océanos).</p>
<p>Cuando la Pangea existía habría sido posible ir andando desde los actuales emplazamientos de Connecticut o Georgia, en Estados Unidos, al Marruecos moderno, en África. Los geólogos no saben qué es lo que hizo que los continentes se separaran, pero sabemos que cuando esto ocurrió los continentes se contrajeron y desmenuzaron, y que el magma se coló entre las cortezas continentales. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=401&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/369797/original/file-20201117-13-180ibt9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=504&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p><strong><em>Este artículo forma parte de Oceans 21</em>,</strong> <em>una serie sobre los océanos del mundo que nos lleva a explorar las antiguas rutas comerciales del océano Índico, la contaminación de plásticos en el Pacífico, la luz y la vida en el Ártico, la pesca en el Atlántico y la influencia del océano Antártico en el clima global. La red de colaboradores internacionales de The Conversation pone estos textos a su alcance.</em></p>
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<p>Las partes más antiguas de la corteza oceánica del Atlántico, que en el periodo de la Pangea estaban unidas, se encuentran en Norteamérica y África. Esto demuestra que estos dos continentes se separaron hace unos 180 millones de años, formando la cuenca del océano Atlántico Norte. África y Sudamérica, por su parte, se separaron unos 40 o 50 millones de años después, lo que dio lugar a la cuenca del océano Atlántico Sur.</p>
<p>Las erupciones de magma ascendieron desde el lecho del océano de la dorsal mesoatlántica, lo que generó nueva corteza oceánica sobre la cual las placas tectónicas se siguen separando. Ciertas zonas de esta corteza oceánica son más jóvenes que usted y que yo, y a día de hoy se sigue creando nueva corteza. El Atlántico sigue creciendo. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Mapa del mundo con zonas coloreadas que indican la antigüedad de las placas oceánicas" src="https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=330&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=330&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=330&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=415&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=415&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/370161/original/file-20201118-17-39dr16.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=415&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Este mapa muestra cómo la corteza oceánica se eleva sobre las grietas que hay entre las placas tectónicas y se expande hacia afuera. En el caso del Atlántico, la corteza oceánica color azul claro empezó a formarse hace 180 millones de años, cuando Norteamérica y África se separaron. La corteza verde se formó entre 128 y 84 millones de años atrás, cuando África y Sudamérica, de igual modo, se separaron. La corteza color rojo oscuro es la más reciente, ya que se formó hace entre uno y diez millones de años.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.ngdc.noaa.gov/mgg/ocean_age/data/2008/ngdc-generated_images/whole_world/2008_age_of_oceans_plates.jpg">NOAA NGDC</a></span>
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<h2>Vientos y corrientes</h2>
<p>Una vez que la cuenca oceánica estuvo formada tras la separación de la Pangea, el espacio fue ocupado por agua procedente de las precipitaciones y de los ríos, y los vientos comenzaron a agitar la superficie de las aguas.</p>
<p>Debido a <a href="https://www.youtube.com/watch?v=xqM83_og1Fc">la rotación planetaria y a que la temperatura en el conjunto de la superficie terrestre es desigual</a>, estos vientos soplan en distintas direcciones. La tierra registra temperaturas más elevadas en el ecuador que cerca de los polos, lo que hace que el aire se mueva. En el ecuador, el calor provoca que el aire húmedo se caliente, se expanda y se eleve. Y en las zonas polares, el aire, frío, seco y más pesado, desciende.</p>
<p>Este movimiento crea “células” de aire ascendente y descendente que determinan los patrones globales del viento. Y la rotación terráquea, por otro lado, hace que las diferentes partes del globo se muevan a distintas velocidades. En un polo, por ejemplo, una molécula de aire se limitaría a girar sobre sí misma, mientras que una partícula de aire en Quito, la capital de Ecuador, podría desplazarse hasta 12 742 kilómetros en un solo día. </p>
<p>Estas diferencias de movimiento hacen que las células de aire se separen. Por ejemplo, en la <a href="https://www.bbc.co.uk/bitesize/guides/zpykxsg/revision/1">Célula Hadley</a>, el aire tropical, que se encuentra sobre el ecuador, se enfría en las capas superiores de la atmósfera y desciende a 30 grados de latitud norte y sur (a grandes rasgos, cerca de los extremos septentrional y meridional del continente africano). La rotación de la Tierra <a href="https://scied.ucar.edu/learning-zone/how-weather-works/global-air-atmospheric-circulation">hace girar este aire descendente</a>, lo que genera vientos alisios que fluyen en dirección este-oeste por todo el Atlántico para acabar volviendo al ecuador. En latitudes más altas del Atlántico norte y el Atlántico sur, estas mismas fuerzas crean células de latitud media que generan vientos que soplan en dirección oeste-este. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Diagrama de la circulación atmosférica" src="https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=462&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=581&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=581&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368418/original/file-20201109-21-1plttsv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=581&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Circulación atmosférica de la Tierra donde se muestra la célula Hadley, las células polares y las de latitud media, y también los patrones de viento que éstas producen.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:NASA_depiction_of_earth_global_atmospheric_circulation.jpg">NASA/Wikimedia</a></span>
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<p>El aire fluye sobre la superficie de los océanos, lo que genera movimiento en el agua. Esto produce un sistema de circulación de giros oceánicos o corrientes circulantes, que en el Atlántico norte se mueven en la dirección de las agujas del reloj y en el Atlántico sur al contrario. Estos giros forman parte de una especie de <a href="https://svs.gsfc.nasa.gov/vis/a000000/a003600/a003658/">cinta transportadora que, a escala global</a>, desplaza y distribuye el calor y los nutrientes a lo largo de los diferentes océanos del mundo.</p>
<p>La corriente del Golfo, que corre paralela a la Costa Este de Estados Unidos antes de tomar dirección este a través del Atlántico norte, forma parte del giro oceánico del Atlántico norte. Dado que la corriente desplaza agua caliente hacia el norte, es fácil distinguirla coloreada en las <a href="https://visibleearth.nasa.gov/images/54734/temperature-of-the-gulf-stream">imágenes de satélite de infrarrojos</a>. Como los ríos, esta corriente también serpentea. </p>
<h2>Masas de agua en movimiento</h2>
<p>Estas corrientes de aire sobre la superficie de los océanos son importantes por muchas razones, entre las que se incluye su influencia en la <a href="https://divediscover.whoi.edu/history-of-oceanography/benjamin-franklin-discovering-the-gulf-stream/">navegación humana</a>. Sin embargo, solo afectan al 10 % del volumen de agua del Atlántico. La mayoría del agua del océano se rige por un sistema diferente, la circulación termohalina, que depende de la temperatura (termo) y la presencia de sal (halina).</p>
<p>Como muchos otros procesos que afectan a los océanos, la salinidad depende del tiempo atmosférico y del grado de circulación. Por ejemplo, los vientos alisios transportan aire húmedo desde el Atlántico a través de América Central y hasta el <a href="https://theconversation.com/it-may-be-the-worlds-biggest-deepest-ocean-but-the-mighty-pacific-is-in-peril-150406">Pacífico</a>, lo que hace que la salinidad se concentre en las aguas del Atlántico. Como consecuencia de ello, el agua de este océano <a href="https://earthobservatory.nasa.gov/images/78250/a-measure-of-salt">es ligeramente más salada que la del Pacífico</a>.</p>
<p>Esta salinidad extra hace que el Atlántico sea el motor de la circulación oceánica global. Dado que las corrientes desplazan las aguas de superficie en dirección al polo, el agua se enfría y se hace más densa. Y esto hace que, al final, cuando alcanzan una latitud alta, este agua fría y salada inunde el lecho oceánico. Desde allí va fluyendo por el lecho marino y luego en dirección al polo opuesto, lo que genera corrientes basadas en la densidad del agua como la <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/North_Atlantic_Deep_Water">Masa de Agua Profunda del Atlántico Norte</a> o el <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Antarctic_bottom_water">Agua del Fondo Antártico</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Mapa de la circulación termohalina" src="https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=382&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/368484/original/file-20201110-22-6dz8ei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=480&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La circulación termohalina global depende fundamentalmente de la formación y el descenso de masas de agua a gran profundidad. Estas desplazan el calor desde el ecuador hacia los polos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.grida.no/resources/5228">Hugo Ahlenius, UNEP/GRID-Arendal</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
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<p>Al moverse, estas corrientes profundas arrastran a los organismos de superficie que han muerto y han descendido hasta el lecho marino. Con el tiempo, estos organismos se descomponen y al hacerlo dotan al agua de nutrientes esenciales.</p>
<p>En algunos lugares, estas aguas ricas en nutrientes vuelven a subir a la superficie en un proceso denominado <em>surgencia</em>. Cuando dichas aguas ascienden a la parte del océano a la que llega la luz del sol, a 200 metros de la superficie, unos pequeños organismos denominados fitoplancton se alimentan de sus nutrientes. Y a cambio, el fitoplancton se convierte en alimento para el zooplancton y para organismos más grandes situados más arriba en la cadena alimenticia. Algunos de los caladeros más ricos del Atlántico, como los <a href="https://www.newworldencyclopedia.org/entry/Grand_Banks">Grandes Bancos</a> situados al sureste de Terranova (Canadá), o los caladeros de las <a href="https://earthobservatory.nasa.gov/features/Malvinas">Islas Malvinas</a>, en el Atlántico Sur, son áreas de surgencia. </p>
<p>Hay muchos aspectos del Atlántico que aún nos son desconocidos, sobre todo los que afectan al cambio climático. ¿La subida de los niveles de dióxido de carbono y el consecuente aumento de la acidez de los océanos afectarán a las cadenas tróficas marinas? ¿Cuál será el impacto del aumento de la temperatura de los océanos en la circulación de las corrientes y en la intensidad de los huracanes? Lo que sabemos a día de hoy es que los vientos, las corrientes y la vida marina del Atlántico son elementos que están íntimamente interconectados, y, por tanto, el hecho de alterar cualquiera de ellos podría tener efectos de gran alcance. </p>
<h2>Pesca del bacalao en el Atlántico</h2>
<p>Pero ahora volvamos a la superficie y dirijamos nuestra mirada a los primeros barcos que se dedicaron a la pesca del bacalao en las costas canadienses. Estas embarcaciones pioneras abrieron el camino para la explotación de los ricos recursos pesqueros del Atlántico (particularmente del bacalao). Numerosas comunidades sacaron un gran provecho de estos recursos durante siglos, hasta que se hizo imposible ignorar el peligro de la sobreexplotación.</p>
<p>Cuando se habla de la historia de la pesca en el océano Atlántico, habitualmente se sitúa su origen en el descubrimiento de los ricos caladeros de bacalao en las aguas de Terranova por parte del navegante y explorador italiano John Cabot, que dirigió una expedición inglesa a la zona en 1497. Entre los siglos XVI y XX la fiebre del bacalao se extendió por las flotas pesqueras europeas. Así, por ejemplo, entre 1960 y 1976, barcos españoles, portugueses y franceses realizaron el <a href="https://www.nafo.int/Data/STATLANT">40 % de las capturas</a> en la zona. Sin embargo, <a href="https://books.google.fr/books/about/Management_of_Marine_Fisheries_in_Canada.html?id=uWOmj-j0jmcC&redir_esc=y">en 1977, Canadá amplió sus aguas territoriales</a> 200 millas, con lo que se hizo con el control de los caladeros de bacalao de Terranova, que suponían el 70 % de la producción de dicho pescado en el Atlántico noroccidental.</p>
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<img alt="Pescadores a bordo de un barco con una captura de bacalao" src="https://images.theconversation.com/files/371062/original/file-20201124-15-ud1t75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/371062/original/file-20201124-15-ud1t75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/371062/original/file-20201124-15-ud1t75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/371062/original/file-20201124-15-ud1t75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/371062/original/file-20201124-15-ud1t75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/371062/original/file-20201124-15-ud1t75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/371062/original/file-20201124-15-ud1t75.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Pescadores a bordo de un barco con una captura de bacalao.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/fr/image-photo/cod-fishing-lofoten-norway-fisherman-action-1261237213">Georg Kristiansen/Shutterstock</a></span>
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<p>Durante cinco siglos, lo único que importó fue el volumen de las capturas, lo que dio lugar a innovaciones en el diseño y el equipamiento de los barcos pesqueros. La industria pesquera del bacalao <a href="https://archimer.ifremer.fr/doc/00486/59783/62917.pdf">alcanzó su cénit en Terranova e Islandia a finales del siglo XIX</a>. Entre 1800 y 1900, Francia, la mayor potencia pesquera junto con Gran Bretaña, contó con más de 30 000 barcos.</p>
<p>A finales del siglo XIX los botes de remos fueron sustituidos por unas embarcaciones diseñadas en Norteamérica que poseían fondo plano y tenían capacidad para dos personas, lo que aumentó enormemente la producción. Sobre las condiciones de seguridad de esta nueva embarcación, hay una placa en el <a href="https://www.ville-fecamp.fr/-Musee-.html">Museo de la Pesca</a> de Normandía (Francia), dedicado a la historia de la pesca comercial de bacalao, en la que habla del riesgo de perder un hombre al caer por la borda: “Estaba asimilado como algo que formaba parte de la pesca del bacalao”. Pero a comienzos del siglo XX los barcos de vapor empezaron a sustituir a estas embarcaciones. </p>
<p>Se produjo un <a href="https://doi.org/10.1016/j.marpol.2020.103868">aumento de la productividad</a> que vino de la mano de nuevas técnicas implantadas durante las décadas de los 50 y 60, como por ejemplo <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0308597X07000784">la pesca de arrastre trasera (<em>back-trawling</em>)</a> en lugar de la de tipo lateral, a lo que hubo que añadir la reducción del número de tripulantes.</p>
<p>El mayor volumen de capturas de bacalao (1,9 millones de toneladas) se produjo en 1968. Posteriormente, el volumen de capturas se fue reduciendo año a año, hasta quedar por debajo de la cifra del millón de toneladas en 1973. La cifra volvió a incrementarse en la década de los 80, después de que las flotas europeas fueran expulsadas de Terranova… aunque esta expulsión no duró demasiado. El 2 de julio de 1992 el Gobierno canadiense anunció una <a href="https://books.google.fr/books/about/Management_of_Marine_Fisheries_in_Canada.html?id=uWOmj-j0jmcC&redir_esc=y">moratoria</a> para la pesca de bacalao, lo que venía a confirmar que las poblaciones estaban al borde del colapso. De hecho, este colapso de los caladeros en la zona atlántica noroccidental <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0308597X04000600">se ha convertido en un ejemplo de manual de los riesgos de la sobreexplotación pesquera</a>.</p>
<h2>La gran captura</h2>
<p>La producción de pescado en el Atlántico ha pasado de una cifra estimada de 9 millones de toneladas en 1950 a más de 23 millones anuales entre 1980 y 2000. <a href="http://www.fao.org/fishery/static/Yearbook/YB2018_USBcard/navigation/index_content_capture_e.htm#C">En 2018, la cifra fue de 22 millones de toneladas</a>. Estos volúmenes de producción se han mantenido estables desde 1970.</p>
<p>En el Atlántico norte, el merlán y el arenque son las principales especies por volumen de capturas. En el Atlántico central este lugar lo ocupan la sardina y las especies de sardinella, mientras que en el Atlántico sur las especies principales por volumen de capturas son la caballa y la merluza argentina.</p>
<p>La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha identificado seis zonas básicas de producción pesquera en el Atlántico (ver mapa inferior). En 1950 estas áreas suponían <a href="http://www.fao.org/fishery/static/Yearbook/YB2018_USBcard/navigation/index_content_capture_e.htm#C">el 52 % de las capturas pesqueras mundiales</a>, pero entre las décadas de los 60 y 80 esta proporción descendió a entre un 37 % y un 43 %. Desde 1990 solo un cuarto de la producción pesquera mundial proviene de flotas que faenan en el Atlántico.</p>
<p>En este momento cerca del <a href="http://www.fao.org/fishery/static/Yearbook/YB2018_USBcard/navigation/index_intro_e.htm">60 % de la producción pesquera mundial</a> proviene de caladeros del Pacífico, mientras que un 15 % corresponde al océano Índico.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=763&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=763&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=763&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=959&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=959&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/371046/original/file-20201124-17-1waqbvw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=959&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La FAO ha identificado seis áreas de explotación pesquera en el océano Atlántico.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.fao.org/fishery/docs/maps/world_2003.gif">Le Floc’h (a partir de un mapa de la FAO de 2003)</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span>
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<p><strong>Atlántico noreste</strong> (Área FAO 27). Incluye los caladeros explotados por las flotas europeas. Se trata del área con la producción más abundante de toda la zona atlántica con mucha diferencia, con un volumen total de capturas de 9,6 millones de toneladas en 2018. En este mismo año <a href="http://www.fao.org/fishery/static/Yearbook">Noruega fue el país con mayor cantidad de capturas</a> (2,5 millones), seguida por España (1,5 millones). También se trata del área con mayor diversidad, ya que cuenta con 450 especies con valor comercial</p>
<p><strong>Atlántico noroeste</strong> (Área FAO 21). Abarca desde el litoral de Rhode Island y el golfo de Maine, en Estados Unidos, hasta las costas canadienses, incluyendo el golfo de San Lorenzo y las aguas de Terranova y Labrador. La pesca del bacalao ha sido hegemónica en estas aguas desde el siglo XVI. El mayor volumen de capturas se produjo en 1970, con más de cuatro millones de toneladas, pero posteriormente, a partir de los noventa, estas cifras fueron descendiendo como consecuencia de la moratoria de 1992. Desde el año 2000 este área noroccidental supone en torno al 10 % del total de volumen de capturas del Atlántico (1,7 millones de toneladas en 2018). La FAO reconoce hasta 220 especies comerciales en la zona.</p>
<p><strong>Atlántico centro-oriental</strong> (Área FAO 34). Abarca desde la costa de Marruecos a la de Zaire. Entre las especies capturadas se incluyen la sardina, la anchoa y el arenque. En 2018 esta área supuso un cuarto del total de la producción pesquera de las seis áreas del Atlántico. Ese mismo año, los caladeros del África occidental registraron el segundo volumen más alto de capturas tras los del Atlántico noreste. Es distintivo de esta región su gran número de especies comerciales reconocidas por la FAO, con cerca de 300.</p>
<p><strong>Atlántico centro-occidental</strong> (Área FAO 31). Abarca desde el sur de Estados Unidos al norte de Brasil, incluyendo el Caribe. Desde los años 70, el volumen de capturas se ha mantenido entre 1,3 y 1,8 millones de toneladas (entre el 5 % y el 10 % de todas las del Atlántico). Las especies más valoradas del mar Caribe son la gamba y la langosta.</p>
<p><strong>Atlántico suroriental</strong> (Área FAO 47). Incluye las costas de Angola, Namibia y Sudáfrica. La producción superó los dos millones de toneladas en las décadas de los 70 y 80, con lo que suponía el 10 % de las capturas del Atlántico. Desde los 90 el volumen de capturas se ha mantenido estable en torno a 1,5 millones de toneladas. Se trata de la región pesquera con menos diversidad del Atlántico, con solo 160 especies comerciales reconocidas por la FAO. La caballa, la merluza y la anchoa suponen el 59 % de la producción total.</p>
<p><strong>Atlántico suroccidental</strong> (Área FAO 41). Se extiende por el litoral de Brasil, Uruguay y Argentina, y hasta la década de los 80 fue la zona pesquera con menor volumen de capturas de todo el Atlántico, con solo el 5 % del total. Pero a partir de los 90 sus caladeros empezaron a registrar cifras de explotación de entre 1,8 y 2 millones de toneladas, entre el 8 % y el 10 % del total. Esto puede achacarse a la inversión realizada por el Estado argentino en los 80 para <a href="https://doi.org/10.4000/norois.7300">mejorar su flota pesquera</a>. Hay un total de 225 especies comerciales reconocidas, y el 52 % de las capturas las concentran la merluza, el calamar y la gamba.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=287&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=287&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=287&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=360&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=360&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/371047/original/file-20201124-17-1exliy7.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=360&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Capturas en el océano Atlántico según las zonas pesqueras de la FAO (1950-2018).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.fao.org/fishery/statistics/fr">Le Floc’h</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">CC BY-NC-ND</a></span>
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<h2>Proteger todo el ecosistema</h2>
<p>En un momento en el que las proyecciones científicas prevén que todos los recursos marinos <a href="https://science.sciencemag.org/content/314/5800/787">se agotarán para 2048</a>, es necesario cambiar el enfoque en lo relativo a la explotación de los caladeros. El objetivo debe ser evitar que se produzcan tragedias como la ocurrida con las poblaciones de bacalao en la región atlántica noroccidental.</p>
<p>En este contexto, la protección de los ecosistemas se ha convertido en una prioridad. El hecho de que tengamos un conocimiento cada vez mayor sobre el impacto de la pesca es resultado del buen trabajo llevado a cabo por investigadores en ecología y ciencias sociales desde los años 70. Estos investigadores situaron el concepto de <em>resiliencia</em> en el centro de sus estudios.</p>
<p>Este nuevo enfoque de gestión respetuoso con los ecosistemas está respaldado por las leyes en <a href="https://ec.europa.eu/environment/marine/eu-coast-and-marine-policy/marine-strategy-framework-directive/index_en.htm">Europa</a> y <a href="https://laws-lois.justice.gc.ca/eng/acts/o-2.4/">Canadá</a>. En <a href="https://obamawhitehouse.archives.gov/administration/eop/oceans/policy">Estados Unidos existían leyes similares</a>, y, aunque fueron revocadas por Donald Trump, es posible que vuelvan a ser aprobadas por el nuevo presidente, Joe Biden. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para afrontar el principal reto: implantar este modo de gestión en todos los caladeros del Atlántico.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/151502/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El Océano Atlántico sigue creciendo físicamente, pero los humanos estamos sobreexplotando sus ricas pesquerías. La especie más famosa -el bacalao del Atlántico Norte- se ha convertido en un ejemplo de libro de sobrepesca perjudicial.Suzanne OConnell, Professor of Earth and Environmental Sciences, Wesleyan UniversityPascal Le Floc’h, Maître de conférences, économiste, laboratoire Amure (UBO, Ifremer, CNRS), Université de Bretagne occidentale Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.