tag:theconversation.com,2011:/es/topics/partidos-politicos-57509/articlespartidos políticos – The Conversation2024-01-21T22:02:14Ztag:theconversation.com,2011:article/2156162024-01-21T22:02:14Z2024-01-21T22:02:14Z¿Y si no estamos tan divididos? La falsa polarización<p>En los Estados Unidos de mediados de los 90 del pasado siglo, la batalla cultural entre demócratas y republicanos florecía con fuerza y copaba buena parte del debate público. Los primeros centraban su propuesta en la redistribución de la riqueza. A los segundos les preocupaba más el aparente declive de los valores tradicionales de la familia. La negatividad y la agresividad con que ambos partidos se referían a los candidatos rivales escalaba a pasos agigantados, y era frecuente asistir a desagradables discusiones sobre el aborto, el crimen y demás asuntos divisivos. </p>
<p>Por aquel entonces, el republicano <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Newt_Gingrich">Newt Gingrich</a>, presidente de la Cámara de Representantes, lideró la primera campaña para destituir a un presidente estadounidense (Bill Clinton) por mentir sobre un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Esc%C3%A1ndalo_Lewinsky"><em>affaire</em></a>. Mientras, la televisión amplificaba como nunca cualquier disputa partidista.</p>
<p>¿Les suena de algo? Aquella coyuntura parece inofensiva a la luz de los estándares actuales de radicalización a uno y otro lado del Atlántico; no obstante, a principios del siglo XXI, no eran pocos los estadounidenses que temían el crecimiento casi inexorable de esa espiral descontrolada de batallas culturales. Sin embargo, en realidad, ni esa espiral estaba descontrolada, ni las batallas culturales estaban intensificándose. </p>
<h2>La división de la sociedad estadounidense</h2>
<p>El sociólogo <a href="https://www.journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/230995">Paul DiMaggio</a> llegó a descubrir en ese momento, de hecho, que, aunque los estadounidenses estaban muy divididos en cuestiones controvertidas como el aborto, las tasas de desacuerdo sobre este y otros temas divisivos no habían aumentado en los últimos veinte años (entre los 70 y los 90).</p>
<p>Más relevante aún fue el hallazgo del psicólogo social <a href="https://www.researchgate.net/publication/232453272_Actual_Versus_Assumed_Differences_in_Construal_Naive_Realism_in_Intergroup_Perception_and_Conflict">Robert Robinson</a>. Este profesor de Harvard reclutó a estudiantes universitarios liberales y conservadores y, al entrevistarlos, registró dos tipos de información: (1) la posición de éstos respecto al aborto y al conflicto racial en Estados Unidos, y (2) sus estimaciones de lo que las personas del partido contrario pensarían sobre esos dos temas. </p>
<p>¿El resultado? Tanto liberales como conservadores sobreestimaron significativamente la distancia entre sus puntos de vista y los del rival. Y no sólo eso: unos y otros también subestimaron la magnitud de las diferencias de opinión que existían dentro de su propio espectro. A esta brecha de percepción Robinson y su equipo la denominaron “falsa polarización”.</p>
<p>La falsa polarización es la tendencia que –casi– todos tenemos a sobreestimar la distancia que existe entre “los nuestros” y las personas del espectro ideológico o partido político rival. Y va más allá de los universitarios entrevistados por Robinson. Utilizando una muestra representativa de la población estadounidense, <a href="https://academic.oup.com/poq/article/80/S1/378/2223197">Matthew Levendusky y Neil Malhotra</a> probaron hace seis años que la distancia ideológica percibida entre demócratas y republicanos duplicaba la distancia verdaderamente existente entre ellos, una percepción que se extendía a numerosos temas específicos, como la inmigración, la reforma fiscal, el libre comercio o la financiación de campañas electorales. </p>
<p>En este sentido, investigaciones posteriores han demostrado que esta brecha de percepción se ha ensanchado con el tiempo: si bien la falsa polarización era insignificante a inicios de los 70, para 2020 ésta había crecido casi un 20% según el <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/political-science-research-and-methods/article/abs/role-of-affective-orientations-in-promoting-perceived-polarization/8DC909776671F0791C5B6DDE407F5D1E">estudio</a> de Adam Enders y Miles Armaly.</p>
<h2>¿Y si sucediese algo similar en España?</h2>
<p>Amnistía, conflicto palestino-israelí… si echa un vistazo a las tertulias matutinas de las principales cadenas de televisión o radio, la conclusión sólo puede ser una: estamos más divididos que nunca. ¿Pero es eso cierto? Quizá no tanto. Los datos (del <a href="https://www.analisis.cis.es/cisdb.jsp">CIS</a>) con los que contamos para España no permiten aseveraciones tan precisas; son de hace tres años y no son totalmente equiparables a los de las investigaciones estadounidenses. </p>
<p>No obstante, sí ofrecen algunas pistas. Según estas cifras, casi el 30 % del electorado del PSOE considera extremadamente derechista al Partido Popular (lo sitúan en el 9-10 en una escala ideológica que va del 1 al 10), mientras que el 25 % de los votantes populares ubica al Partido Socialista en la extrema izquierda (en el 1-2 de esa misma escala). </p>
<p>El panorama resultaría más alarmante de lo que ya es si no fuese porque, pese a esas apreciaciones, los datos revelan que sólo el 5 % y el 10 % de los españoles se sitúan en el polo derecho e izquierdo de la mencionada escala, respectivamente. Más aún, que sólo el 10% de los votantes populares y socialistas abraza esas posiciones extremistas en cada uno de sus espectros ideológicos. Ya no digamos si incorporamos en la ecuación a otros electorados, como el de Vox. Algo menos del 20 % de este colectivo se ubica en el polo derecho de nuestra escala. No obstante, los de Abascal son “extrema derecha” para más del 80 % de los votantes del PSOE y para más del 90 % de los votantes del espacio a la izquierda del PSOE. El error de percepción es evidente: tendemos a pensar que el adversario político es mucho más radical de lo que en verdad es.</p>
<p>Por supuesto, nada de esto supone una enmienda al hecho de que estamos –cada vez más– polarizados. Así lo han certificado multitud de estudios científicos. En el caso de España, por ejemplo, el sociólogo Luis Miller ha demostrado que nuestra sociedad se encuentra <a href="https://theconversation.com/veinticinco-anos-de-polarizacion-afectiva-en-espana-149237">cada vez más dividida</a>; más aún, que, aunque esa división se percibe con mayor facilidad en planos como el ideológico o el territorial, hoy también se extiende al universo de las creencias, los valores, ciertas políticas públicas o los deseos sobre lo que queremos que sea la política. </p>
<p>No obstante, lo que aquí planteo no es que no estemos polarizados, sino que haríamos bien en revisar la posibilidad de que estemos menos polarizados de lo que imaginamos.</p>
<p>En última instancia, hacer esta reflexión es importante por, al menos, dos motivos: </p>
<p>Primero, porque la falsa polarización ideológica podría derivar en polarización afectiva real. Cuanto más malinterpretemos y exageremos las posiciones del bando contrario, más fácil es que acabemos odiando a sus miembros por la distancia que pensamos que existe entre nosotros. Así, podríamos llegar a aborrecer al adversario sin que en realidad existan tantas cosas que nos separen de él. </p>
<p>Y segundo, porque, de darse este fenómeno, parecería sensato añadir otra más a la lista de estrategias para reducir la polarización, a saber, una que nos ayude a corregir nuestras percepciones erróneas sobre las personas del espectro ideológico opuesto.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215616/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Javier Martín Merchán es socio del Ateneo de Madrid y cofundador de su Agrupación Café Universal. Ha trabajado previamente en dos think tanks españoles, el Real Instituto Elcano y la Fundación FAES, y ha colaborado con el Partido Popular.</span></em></p>A izquierda y derecha, muchas veces tendemos a pensar que el adversario político es mucho más radical de lo que en verdad es.Javier Martín Merchán, Investigador doctoral y profesor del Departamento de Relaciones Internacionales, Universidad Pontificia ComillasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2184282023-11-23T19:02:32Z2023-11-23T19:02:32ZLa Libertad Avanza en las urnas, pero el fantasma de la crisis de gobernabilidad acecha a Argentina<p>Javier Milei está haciendo correr ríos de tinta por su victoria sorprendente e inobjetable. La Libertad Avanza, su partido, obtuvo 55,79% de los votos emitidos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas el 19 de noviembre. Pero la mayor parte de esa tinta se gasta en reflejar sus claroscuros personales, en vez de aclarar si la solvencia mostrada en las urnas garantiza la gobernabilidad.</p>
<h2>De la anomalía a la congruencia</h2>
<p>Por una parte, un eventual triunfo de Sergio Massa representaba un desafío a <a href="https://www.proquest.com/docview/2777696690?pq-origsite=gscholar&fromopenview=true">la teoría de la alternancia en el poder en América Latina</a>. Mientras, por otra, el éxito de Javier Milei pone en entredicho la pauta según la cual <a href="http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/kiosko/2021/Enigmas.pdf">el acceso al poder solo es factible si la oposición constituye una opción de gobierno creíble</a>.</p>
<p>Hoy sabemos que la amenaza de <a href="https://theconversation.com/la-anomalia-empirica-de-las-elecciones-en-argentina-donde-dos-mas-dos-no-suman-cuatro-217319">anomalía empírica</a> se disolvió desde el momento en que millones de votantes de la coalición Juntos por el Cambio, tercera en discordia y eliminada en primera vuelta, tomaron distancia de la división que afectó a sus líderes y optaron masivamente por respaldar al candidato de La Libertad Avanza.</p>
<p>Mientras mayor era la dispersión del voto entre los líderes de Juntos por el Cambio, mayor también fue la cohesión del mismo entre las bases de la coalición. Esa paradoja explica que la anomalía empírica fuera desplazada por la congruencia. Forzado a elegir desde el dominio de las pérdidas, el votante se muestra proclive a respaldar a la fuerza política emergente, la única que no tiene responsabilidad con la crítica situación existente.</p>
<p>Pero el triunfo libertario puso sobre la mesa la duda que nunca despejó la campaña de Milei: como presidente electo, ¿conducirá a Argentina hacia una crisis de gobernabilidad?</p>
<h2>Reversión del resultado y crisis de gobernabilidad</h2>
<p>Milei, el candidato perdedor de la primera vuelta, finalmente obtuvo la presidencia. La reversión del resultado inicial indica que el candidato que hubiese sido electo bajo un sistema sin dos vueltas (Sergio Massa) cuenta con la oposición de un sector mayoritario de la población. Sin embargo, <a href="http://p3.usal.edu.ar/index.php/miriada/article/view/427">los problemas de gobernabilidad para el nuevo presidente tienden a incrementarse</a>.</p>
<p>La supuesta legitimidad derivada del amplio respaldo electoral al presidente puede ser dudosa y volátil, ya que <a href="https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/handle/10469/1113">en casos como estos se vota contra el perdedor más que a favor del ganador</a>. </p>
<p>Cuando el perdedor de la primera vuelta emerge ganador de la segunda, <a href="https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/7127/1/RUCP_Chasquetti_2000v12.pdf">su situación en el Congreso tiende a agravarse por la diferencia abismal entre su apoyo legislativo minoritario y el sobredimensionado respaldo electoral obtenido en la segunda ronda</a>.</p>
<p>La mayoría artificial genera un falso sentido de respaldo público para el nuevo presidente, quien rápidamente puede verse abandonado por la opinión pública. Simultáneamente, la oposición, que ha triunfado en la primera vuelta, tiende a controlar una bancada legislativa más fuerte que la del partido gobernante y está <a href="http://p3.usal.edu.ar/index.php/miriada/article/view/427">dispuesta a vengar su derrota</a>. Los mandatarios latinoamericanos Abdala Bucaram, León Febres Cordero, Alberto Fujimori, Jorge Serrano y, más recientemente, Pedro Castillo tuvieron que enfrentar este escenario.</p>
<p>Sin embargo, no todos los casos de reversión del resultado han conducido a una crisis de gobernabilidad.</p>
<h2>Tres niveles de crisis de gobernabilidad</h2>
<p>Pérez Liñán (2008), uno de los más importantes politólogos latinoamericanos, destaca <a href="http://p3.usal.edu.ar/index.php/miriada/article/view/427">tres niveles de gravedad de la crisis de gobernabilidad</a>. </p>
<p>Un primer nivel se da cuando el poder ejecutivo cuestiona la legitimidad del poder legislativo y plantea su disolución o viceversa. </p>
<p>El segundo se alcanza cuando uno de los dos poderes encuentra una vía constitucional para efectivamente deponer al otro. </p>
<p>Mientras el máximo nivel se produce cuando los militares intervienen para destituir al mandatario, a los legisladores de la oposición o a ambos.</p>
<p>La reversión del resultado electoral en la doble vuelta puede erosionar, pero no siempre lo hace. Algunos ejemplos lo evidencian, como los casos de los presidentes Leonel Fernández (1996), Jorge Batlle (1999), Andrés Pastrana (1998) y Mauricio Macri (2015).</p>
<p><a href="http://p3.usal.edu.ar/index.php/miriada/article/view/427">Para que la reversión derive en crisis, es condición necesaria la existencia de un sistema de partidos fragmentado y escasamente institucionalizado</a>. Esto significa que las organizaciones partidarias además de numerosas tienden a tener un vínculo débil con los representados, por lo que los líderes partidarios son incapaces de forjar coaliciones perdurables.</p>
<h2>El sistema de partidos argentino bajo la lupa</h2>
<p>El sistema de partidos argentino cuenta con abundantes etiquetas partidarias, pero no se ha derrumbado pese a sufrir recurrentes <a href="https://repositorio.ul.pt/bitstream/10451/25332/1/ICS_AMalamud_Sistemas_CLI.pdf">crisis políticas</a>). Su fragmentación dificulta la gobernabilidad democrática y limita la capacidad del gobierno de alterar el <em>statu quo</em>. Algunos investigadores lo caracterizan como falto de institucionalidad, pero otros <a href="http://catalogo.unvm.edu.ar/index.php?lvl=cmspage&pageid=9&id_notice=39008">lo califican de institucionalizado</a>. </p>
<p>Buena parte de su complejidad reside también en la existencia de <a href="https://repositorio.ul.pt/bitstream/10451/25332/1/ICS_AMalamud_Sistemas_CLI.pdf">tres “arenas electorales”, la presidencial, la senatorial y la de la Cámara de Diputados, y 24 sistemas de partidos provinciales</a>. A este enrevesado marco político se suman dinámicas interpartidarias, que resultan más relevantes que la internas y añaden otro giro de guion al intrincado sistema.</p>
<h2>Néstor Kirchner y Mauricio Macri, dos antecedentes</h2>
<p>Los mandatarios Néstor Kirchner, en 2003, y Mauricio Macri, en 2015, resultaron derrotados en primera vuelta sin que derivara después en una crisis de gobernabilidad.</p>
<p>La experiencia de Kirchner (2003-2007) no fue tan insólita porque representaba al peronismo, la organización partidista en torno a la que desde hace 80 años giran los demás actores. En cambio, despertó enorme interés el caso de la administración macrista (2015-2019) por su resiliencia. La crisis de gobernabilidad no estalló, pese a la combinación de <a href="https://nuso.org/articulo/supervivencia-politica-de-mauricio-macri/">ajuste con retroceso económico, el quiebre de la narrativa gubernamental de cambio y la existencia de una sociedad civil predispuesta al conflicto</a>.</p>
<p>Cuesta creer que Milei corra con igual fortuna que Macri.</p>
<h2>Diferencias entre los escenarios de Macri y Milei</h2>
<p>Macri esquivó la crisis de gobernabilidad debido a que su ascenso a la presidencia significó la consolidación de un partido (PRO). Además, la coalición con la UCR le permitió contar con 91 diputados, cinco gubernaturas y 15 senadores. Contribuyó también a la gobernabilidad un peronismo dividido, que habilitó la aprobación de más de cien leyes con un perfil gradualista.</p>
<p>En cambio, la llegada de Milei responde al éxito de un <em>outsider</em>, que apenas cuenta con ocho senadores y 38 diputaciones, lejos del tercio requerido para bloquear un eventual juicio político. </p>
<p>La radicalidad de las iniciativas defendidas por Milei (dolarización, cierre del Banco Central, privatización, etc.) dificulta visualizar un comportamiento colaborativo por parte del peronismo (106 diputados). </p>
<p>Tampoco parece probable que los sindicatos, la Confederación General del Trabajo y los movimientos sociales mantengan relativamente un bajo perfil, como hicieron durante la administración de Macri. En ese periodo, no apostaron por la derrota del plan del gobierno en las calles, <a href="https://nuso.org/articulo/supervivencia-politica-de-mauricio-macri/">sino por el desgaste que facilitaría su derrota en las urnas</a>.<br>
Aunque Kirchner y Macri no enfrentaron una crisis de gobernabilidad, no hay que olvidar que los presidentes radicales Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa se vieron obligados a concluir sus mandatos anticipadamente. Al sistema político argentino no le resulta ajeno elevar la presión y forzar el reemplazo del ejecutivo.</p>
<h2>Fortalezas del libertario</h2>
<p>Javier Milei no carece de fortalezas. En apenas cinco años logró alcanzar la presidencia. El modelo de gobierno del peronismo kirchnerista luce agotado. El terror a la hiperinflación puede facilitar la aceptación por los ciudadanos de las políticas neoliberales más draconianas, mientras la ultraderecha tiene una presencia significativa en importantes países vecinos como Chile, Brasil y Uruguay.</p>
<p>Sin embargo, hay dudas legítimas sobre la capacidad del libertario para superar estos seis desafíos:</p>
<ol>
<li><p>Evitar que elites empresariales, tradicionalmente beneficiadas de una “relación carnal” con el estado argentino, consigan aislarlo.</p></li>
<li><p>Que su programa económico resulte viable.</p></li>
<li><p>Que consiga sostener niveles de popularidad satisfactorios.</p></li>
<li><p>Que impida a la oposición legislativa conformar una mayoría calificada capaz de impulsar un juicio político.</p></li>
<li><p>Que su batería de reformas neoliberales no articule en su contra a una sociedad civil en movilización permanente.</p></li>
<li><p>Que no resulte abandonado por sus propios legisladores cuando la tensión social se incremente.</p></li>
</ol>
<p>Las amenazas al nuevo gobierno, cuando menos, provienen de tres direcciones: el riesgo de hiperinflación, las secuelas de la reversión del resultado electoral y la eventual presión en las calles.</p>
<p>Un fantasma acosa el inminente mandato de Milei, el fantasma de la crisis de gobernabilidad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/218428/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Orestes Enrique Díaz Rodríguez es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México, Nivel 1. Por dicha condición recibe apoyos económicos por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de ese país. </span></em></p>El inobjetable triunfo electoral de Milei y su proyección mediática atraen todos los focos. Pero el fantasma de una crisis de gobernabilidad recorre Argentina.Orestes Enrique Díaz Rodríguez, Profesor investigador en ciencia política, Universidad de GuadalajaraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2058162023-05-21T19:10:40Z2023-05-21T19:10:40ZLa trastienda de las campañas electorales: estrategias antes de las elecciones<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/527182/original/file-20230519-21-fjyr76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=490%2C280%2C5258%2C3409&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/miniature-people-politician-party-candidate-excited-2172824983">Dontree_M / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Entre bambalinas pueden hacerse muchas cosas, como campañas electorales en las que también hay secretos –unos más confesables que otros–. Cuando <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Kissinger">Henry Kissinger</a> aseguraba que el poder es el mayor afrodisíaco, sabía muy bien de lo que hablaba: de esa erótica del poder bien conocida por el secretario de Estado americano y que, tras varias décadas y escándalos en la Casa Blanca, llegaría a salpicar a un candidato –otro más– de los EE. UU., Bill Clinton, con su <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Esc%C3%A1ndalo_Lewinsky">famoso episodio de la becaria</a>. </p>
<p>Aparte de este episodio, Clinton también fue el protagonista de una película documental, <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/The_War_Room"><em>The War Room</em></a>, que describe el denominado cuartel de guerra y estrategia de campaña del candidato demócrata en 1992, rodeado de sus asesores, entre ellos <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/James_Carville">James Carville</a>, quien lanzaba aquella frase de “it´s the economy, stupid” –“es la economía, estúpido”– para describir cuáles eran los temas y asuntos que más preocupaban a los ciudadanos. <a href="https://academic.oup.com/poq/article-abstract/36/2/176/1853310?redirectedFrom=fulltext">Era la famosa agenda</a>, que antes <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_establecimiento_de_la_agenda">ya habían descrito McCombs y Shaw</a> (1972) en términos académicos para medir cuál es el peso en la opinión pública sobre las cuestiones que los medios de comunicación publican de los políticos. </p>
<p>Se trata del área y punto de intersección entre los asuntos considerados como prioritarios por los políticos, periodistas y ciudadanos. Tres círculos y estamentos cerrados en los que, en muchas ocasiones, la opinión de los ciudadanos desaparece cual Triángulo de las Bermudas o encuesta interesada.</p>
<p>Precisamente políticos, periodistas y asesores de campaña forman parte de esas amistades peligrosas, intrigas sociales y palaciegas, en algunos aspectos similares a la película protagonizada por Glen Close y John Malkovich –<a href="https://www.youtube.com/watch?v=dO3U2dBwuWA"><em>Las amistades peligrosas</em></a>– en el gabinete de la corte, similares también a ese camarote de los hermanos Marx en el que se convierte la dirección y comité de una campaña electoral y en el que, en ocasiones, es necesario buscar el refugio de la azotea del edificio para conversar y pensar con cierta perspectiva y mirada al horizonte. </p>
<h2>Declaraciones de políticos y titulares de periódicos</h2>
<p>De hecho, en un análisis que hicimos varios autores hace años <a href="http://www.cuadernosartesanos.org/2019/cac154.pdf">sobre las declaraciones de los candidatos</a> que intervinieron en los debates electorales televisados en las elecciones generales de 2015 y 2016, comprobamos la enorme coincidencia, de un 73,63 %, entre la agenda de temas y declaraciones realizadas por los políticos con los titulares y noticias difundidas, meses antes, por la prensa, durante la precampaña electoral, con un claro alineamiento y ensamblaje mediático y político, constatando que los medios siguen siendo una fuente de referencia prioritaria para los asesores y sus candidatos. </p>
<p>En medio de este sacrosanto convento de las campañas electorales, periodistas, políticos y asesores se retroalimentan y es difícil no encontrar a “frailes” y “pontífices” de grandes soflamas alimentados por “cocineros” de titulares, autores de discursos que entran, salen, se pasean, esconden y conspiran entre redacciones de periódicos, redes sociales y despachos políticos. No hay duda de que es mejor –y en ocasiones más reconfortante– dar consejos que ponerlos en práctica.</p>
<p>En agosto de 1939, días antes de que la Alemania de Hitler invadiera Polonia, y ante la creciente amenaza del ejército nazi, Winston Churchill se decidió a planear, dirigir y evaluar las operaciones de defensa desde un mítico búnker en Londres, conocido como el <a href="https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6415333.pdf">Cabinet War Room</a>, una sala subterránea ubicada debajo del edificio del Tesoro, en área de Whitehall de Westminster, desde donde supervisaba las operaciones de guerra y, posteriormente, el gobierno. Así es como pasaron a conocerse, a partir de entonces, la sala y el equipo de campaña que dirigen las operaciones de esa guerra estratégica que son las elecciones, con sus batallas y tácticas, donde las balas se convierten en ideas y los blancos en objetivos electorales, es decir, votantes. </p>
<h2>El arte de la “guerra” electoral</h2>
<p>El alto mando de una campaña electoral dirige las operaciones y discute sobre el arte de la guerra y su forma de entenderla, entre <a href="https://www.culturagenial.com/es/libro-el-arte-de-la-guerra-de-sun-tzu/">las enseñanzas orientales de Sun Tzu</a> y su optimización de los recursos, para obtener la máxima eficacia con el mínimo esfuerzo. </p>
<p>Frente a eso está la concepción más guerrera de las viejas consignas y ataques de la propaganda blanca, gris o negra, <a href="https://www.catarata.org/libro/manual-del-candidato-electoral_44696/">dependiendo del color e identificación de la fuente emisora del mensaje</a> donde, en muchos casos, el juego sucio y el barro electoral salpican escandalosamente las campañas, tanto o más que Clinton y la becaria. </p>
<p>En la trastienda de las campañas es donde se reúnen los estrategas, redactores, creativos, responsables de movilización y logística y demás asesores para construir el guion de la película y tratar de imponer su relato. Ellos tratan de persuadir y seducir a los votantes y de hacerlos partícipes de su propio subidón de adrenalina <a href="https://www.comunicacionsocial.es/libro/persuasion-y-neurociencias_108014/">en la búsqueda de ese placer y la recompensa del voto</a>, similar al sexo o al chocolate.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/205816/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Rúas Araújo recibe fondos de un Proyecto de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación, que analiza el impacto de la desinformación, y es afiliado del PSOE. </span></em></p>Políticos, periodistas y asesores forman en algunos casos grupos de “amistades peligrosas” cuando se trata de poner en marcha una campaña electoral.José Rúas Araújo, Profesor de comunicación electoral e institucional de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, Universidade de VigoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2033552023-05-01T20:22:21Z2023-05-01T20:22:21ZLa retórica populista juega con las emociones<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/519546/original/file-20230405-14-gyiyl8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C25%2C1920%2C1250&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El líder de Vox, Santiago Abascal, presenta en Pamplona el programa de su partido para las elecciones legislativas de 2019.
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/fr/image-photo/pamplona-spain-february-7-2019-president-1311382343">MiguelOses/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Si nos fijamos en los discursos de los <a href="https://www.touteleurope.eu/fonctionnement-de-l-ue/comprendre-la-vague-populiste-en-europe/">partidos populistas</a>, en auge en numerosos países europeos desde hace varios años, podemos constatar que estos partidos sitúan en el centro de sus estrategias de comunicación un lenguaje fuertemente emocional con el objetivo de convencer y seducir a los electores.</p>
<p>Los análisis presentados en la obra colectiva <a href="https://www.editions-harmattan.fr/livre-emotions_strategies_politiques_et_engagement_citoyen_david_bousquet_alexandra_palau-9782806106506-72999.html"><em>Emotions, political strategies and citizen engagement</em></a> que coeditamos ponen de relieve las estructuras afectivas movilizadas por estas ideologías y su instrumentalización en un paisaje mediático cambiante. </p>
<p>¿Hasta qué punto el uso de esta retórica emocional explica la actual ola populista? ¿Cuáles son los contextos políticos y culturales que favorecen la expresión de las emociones? ¿Y cuál es la influencia de las herramientas digitales en la propagación de argumentos basados en las emociones y la formación de comunidades emocionales?</p>
<h2>Internet: un catalizador de los afectos</h2>
<p>La generalización de las herramientas digitales y las redes sociales ha tenido un gran impacto en el debate político y cívico. Al materializarse <a href="https://www.cairn.info/revue-etudes-2018-11-page-43.htm">las relaciones (intangibles) de poder</a> entre, por un lado, “una élite alejada del mundo” y, por otro, “un pueblo anclado en la realidad”, estas nuevas prácticas alimentan un proceso de identidad social que favorece el apoyo emocional a los valores nacionalistas que portan determinadas formaciones políticas.</p>
<p>La capacidad de influencia de los dispositivos digitales se ve así favorecida por los líderes populistas que buscan <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7791273">una comunicación directa y personal con su público</a>. Para muchos de ellos, se trata de promover sus referencias ideológicas en un contexto de ansiedad identitaria, a través de temas que despiertan emociones como el miedo, la ira o el resentimiento.</p>
<p>El énfasis en los valores compartidos, combinado con la viralidad de las nuevas tecnologías de la información, permite crear comunidades morales imaginarias populistas. Estas, apoyándose en referentes simbólicos y afectos, pretenden borrar las diferencias dentro del grupo y centrarse en intereses y objetivos comunes.</p>
<p>En la retórica y la imagen del partido de extrema derecha español Vox, estas lógicas de pertenencia comunitaria se encuentran, por ejemplo, en la exaltación de una temática <a href="https://www.lesechos.fr/monde/europe/vox-chasse-le-vote-rural-en-vantant-lespagne-authentique-1014520">ruralista</a> que se apoya tanto en símbolos patrióticos como la bandera española como en la defensa de ciertas tradiciones como la tauromaquia o la caza.</p>
<p>El espacio de debate digital permite nuevos formatos, con interacciones más inmediatas y espontáneas que las tradicionales tertulias y entrevistas televisivas. El impacto de las nuevas tecnologías en el discurso público es significativo. Los medios digitales impulsan nuevas formas de influencia mediática y redefinen las relaciones e interdependencias entre la esfera política y la sociedad civil. Las emociones se convierten en una herramienta de movilización, a través de la estigmatización o deslegitimación de ciertos grupos minoritarios, por ejemplo, los inmigrantes ilegales.</p>
<p>Durante las últimas campañas electorales en varios países europeos como Francia, España o Italia, se utilizó una retórica emocional, <a href="https://www.cairn.info/geopolitique-des-extremes-droites--9791031805030-page-167.htm">amplificada a través de las redes sociales</a>, para convencer a los votantes de los peligros de la inmigración, un tema no había tenido peso electoral en España hasta 2017. </p>
<p>En otros países, las redes sociales han facilitado la difusión de este tipo de argumentos que apelan a las emociones. Esto se ha traducido en un aumento de votos en las últimas elecciones (que, por supuesto, también puede explicarse por otros factores, como los sentimientos de decadencia, la crisis sanitaria, las dificultades económicas, etc.).</p>
<p>En el discurso alarmista, difundido en forma de vídeos cortos, <em>spots</em> electorales o mensajes breves como <em>hashtags</em> o tuits, observamos que el tema identitario se coloca en el centro. El objetivo es construir lógicas de exclusión basadas en el miedo a los extranjeros y el rechazo de los valores cosmopolitas, presentados como una amenaza para la nación. </p>
<p>Esta manipulación bélico-ideológica exacerba los temores y, al dividir el espacio político, alimenta una radicalización en el espacio público y mediático favorable al populismo. La implicación afectiva que caracteriza la fabricación de estos conflictos se utiliza para alimentar las frustraciones y actuar en la construcción de las posiciones ideológicas de los ciudadanos.</p>
<h2>Emociones y estrategias electorales</h2>
<p>Basando sus argumentos en la <a href="https://www.sciencespo.fr/ceri/fr/content/dossiersduceri/populisme-mode-d-emploi">ansiedad identitaria</a>, varios líderes populistas han podido acceder al poder –como en Italia, donde <a href="https://theconversation.com/quelle-politique-migratoire-pour-litalie-de-giorgia-meloni-191023">Giorgia Meloni</a>, líder del partido Fratelli d'Italia, se convirtió en presidenta del Consejo de Ministros– u obtener una mayor representación parlamentaria. </p>
<p>Es el caso, en particular, del Rassemblement National en Francia o de Vox en España, que, tras las elecciones generales de noviembre de 2019, se <a href="https://www.lemonde.fr/international/article/2019/11/11/elections-legislatives-l-extreme-droite-vox-devient-la-troisieme-force-en-espagne_6018732_3210.html">convirtió en la tercera fuerza política del país</a>. Desde el final del proceso de transición democrática, en 1982, ninguna formación de extrema derecha se había sentado en el Congreso de los Diputados de Madrid.</p>
<p>En esa campaña electoral, Vox utilizó en exceso al tema “antiinmigración”, asociándolo a una exaltación de la nación y los valores patrióticos. En su cuenta oficial de Twitter, el partido difundió numerosos <a href="https://www.youtube.com/watch?v=-_Lck24ut6Q">vídeos</a> que apelaban a este polémico argumento en un tono vehemente y con el acompañamiento de una música animada, explotando los mecanismos de la viralidad mediante <em>hashtags</em> llamativos.</p>
<h2>La construcción de una oposición amigo/enemigo</h2>
<p>El registro de la emoción también pretende explotar el descontento social y el resentimiento de las poblaciones desclasadas por las dificultades económicas. En un contexto político europeo marcado por una <a href="https://www.cairn.info/la-politique-en-france-et-en-europe--9782724610192-page-15.htm">crisis de representatividad</a> y una desafección de los ciudadanos hacia el Estado y los partidos tradicionales, los discursos de las formaciones populistas se basan en ataques destinados a desacreditar el funcionamiento de las instituciones y a designar chivos expiatorios.</p>
<p>El vocabulario afectivo se plasma en la retórica antiélites y en el uso de diatribas destinadas a alimentar el resentimiento de la población hacia esas élites. Además, los dispositivos emocionales utilizados buscan promover formas de identificación colectiva proponiendo una visión maniquea de la sociedad. </p>
<p>Así, Vox se presenta como “el partido del sentido común” y se alimenta de un desencanto democrático oponiendo el pueblo a la élite. También se distancia de las ideologías, como demuestra su eslogan: “El sentido común no necesita ideologías”. El objetivo es transcribir un sentimiento de indignación hacia el sistema de partidos tradicional que, según este argumento, ya no parece responder a las expectativas de la sociedad.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1578675687493632001"}"></div></p>
<p>Como ocurre con muchos populismos nacionalistas, este tema, que divide sistemáticamente el espacio público, se ha convertido en un elemento central del dispositivo comunicativo de Vox. Destaca el uso de un lenguaje sencillo y muy a menudo binario que opone un “ellos” (la élite) a un “nosotros” (el pueblo), así como un rechazo de la complejidad. </p>
<p>Las imágenes y narraciones publicadas en Internet pretenden mostrar a un partido que escucha a la “gente real” y sus dificultades. Un vídeo titulado “<a href="https://www.youtube.com/watch?v=PPZ3J924T_U">Los trabajadores del asfalto, la España olvidada</a>” se centra, con una cuidada estética, en las precarias condiciones laborales de ciertas profesiones. Así, por ejemplo, los repartidores de las plataformas digitales aparecen como si hubiesen sido abandonados por los líderes políticos. </p>
<p>A través del retrato de un repartidor de 31 años, Vox castiga las decisiones tomadas por las empresas, el gobierno y los sindicatos. La lógica acusatoria es característica de esta retórica, que privilegia el uso de las emociones y la presentación de soluciones simples frente a los argumentos racionales.</p>
<p>En el contexto actual de incertidumbre política, social y económica, las emociones son una herramienta esencial de comunicación política para las formaciones populistas. El estudio de estos mecanismos abre nuevas perspectivas para analizar no sólo las estrategias aplicadas y su impacto electoral, sino también los elementos que subyacen a la construcción de un discurso identitario.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/203355/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Les auteurs ne travaillent pas, ne conseillent pas, ne possèdent pas de parts, ne reçoivent pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'ont déclaré aucune autre affiliation que leur organisme de recherche.</span></em></p>Los partidos populistas, sobre todo en España e Italia, explotan al máximo las emociones de los electores, especialmente en las redes sociales, donde estas fuerzas políticas destacan.Alexandra Palau, Maître de conférences en Civilisation de l'Espagne contemporaine, Université de Bourgogne – UBFCDavid Bousquet, Maître de conférences en études culturelles, Université de Bourgogne – UBFCLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1907232022-10-23T17:53:36Z2022-10-23T17:53:36ZEl mundo vive una contraola democrática: ¿Cuál es el papel de las élites?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/491050/original/file-20221021-15-fqxhat.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=29%2C9%2C6461%2C3911&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/statue-liberty-underwater-catastrophe-global-warming-2198753789">Shutterstock / Alones</a></span></figcaption></figure><p>El pasado 15 de septiembre se celebró el <a href="https://www.un.org/es/observances/democracy-day/messages">Día Internacional de la Democracia</a>. Esta efeméride se aprobó en la Asamblea General de Naciones Unidas en 2007, hace apenas 15 años. Pero entre 2007 y 2022 han cambiado muchas cosas en el mundo, entre ellas el estado de la democracia.</p>
<p>Durante la primera década del siglo XXI hubo cierto optimismo sobre los avances democráticos. Estos se enmarcaban en la <a href="https://muse.jhu.edu/article/225602">tercera ola democratizadora</a>, concepto acuñado por el politólogo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Samuel_P._Huntington">Samuel P. Huntington</a>. Ese concepto refleja una época de avances de la democracia. Hasta la fecha ha habido tres: </p>
<ul>
<li><p>Durante el siglo XIX hasta los años 1920, con la ampliación del sufragio en diferentes países.</p></li>
<li><p>Después de la Segunda Guerra Mundial hasta mediados de los 1960.</p></li>
<li><p>Desde la caída de los regímenes dictatoriales de América Latina y el Sur de Europa en los 1970, hasta el colapso de los regímenes comunistas en Europa en los 1990. </p></li>
</ul>
<p>Ese <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/european-review/article/democracy-in-the-21st-century-can-we-be-optimistic/B4929D9B5E63A2D03E798B9B6B32C100">optimismo</a>, en definitiva, fue respaldado por el hecho de que por primera vez casi la mitad de la población mundial vivía en regímenes que podían ser considerados democráticos, según los informes de <a href="https://freedomhouse.org/sites/default/files/2020-02/Freedom_in_the_World_2007_complete_book.pdf">Freedom House</a> o de <a href="http://graphics.eiu.com/PDF/Democracy%20Index%202008.pdf">Economist Intelligence Unit</a>.</p>
<p>No obstante, al igual que Huntington habló de “olas”, también habló de “contraolas”, periodos en los que la democracia retrocede. A toda ola sigue una contraola y cada vez son más los <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13510347.2019.1582029">trabajos que señalan, con evidencias empíricas, que estamos en una contraola</a>.</p>
<h2>China como alternativa a la democracia</h2>
<p>¿Qué ha cambiado en apenas 15 años? Para comenzar, aunque <a href="https://www.jstor.org/stable/24027184">Francis Fukuyama se preguntaba</a> si la historia llegaba a su fin con la caída de la URSS, ahora <a href="https://www.journalofdemocracy.org/articles/the-end-of-history-revisited/">sabemos que no es exactamente así</a> (<a href="https://publicaciones.eafit.edu.co/index.php/co-herencia/article/view/6968">incluyendo al propio Fukuyama</a>). </p>
<p>Si bien el modelo democrático-capitalista mostró sus fortalezas frente a las contradicciones y debilidades del modelo soviético-comunista, actualmente ha surgido una alternativa viable a esa opción democrática: <a href="https://press.princeton.edu/books/paperback/9780691173047/the-china-model">China</a>. El país asiático ha roto esquemas y muestra cómo se puede conseguir crecimiento económico sostenido, innovación tecnológica y mejora en las condiciones de vida sin ser una democracia (obviamente esas condiciones de vida no incluyen derechos y libertades). China presenta al mundo un modelo no democrático que funciona y aparece como una alternativa seria y viable, a medio/largo plazo, al modelo democrático.</p>
<p>Otro aspecto a destacar en esta contraola es el modo en que la democracia está viéndose amenazada. Si en épocas pasadas (<a href="https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0032321719888857">o no tanto</a>) la democracia quebraba vía golpes de estado o revoluciones, con el papel protagónico de los militares, ahora el deterioro se da por otras vías. Actualmente la democracia, más que quebrarse, se erosiona, y esa erosión tiene la particularidad de que es interna, no externa. Los regímenes democráticos están siendo erosionados desde dentro, por las propias élites que ejercen el poder del régimen.</p>
<p>La democracia sigue estando bajo amenaza, nunca ha dejado de estarlo. Sin embargo, en la actualidad sus oponentes utilizan otras formas, más sutiles y lentas, pero igualmente destructoras.</p>
<p>Detrás de lo que se ha acuñado como <a href="https://muse.jhu.edu/article/815935"><em>democratic backsliding</em></a> se encuentran las élites políticas que, con sus acciones y discursos, pueden estar <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13510347.2019.1582029">socavando la democracia desde dentro, aun con apariencias democráticas</a>.</p>
<p>Que haya líderes, partidos o movimientos que cuestionen abiertamente la democracia no es una novedad. Sí lo es que lo hagan presidentes y partidos que están en el gobierno, sin necesariamente cuestionar en público la democracia, pero realmente socavándola desde dentro.</p>
<h2>Bolsonaro y Bukele, dos ejemplos</h2>
<p>En América Latina, por ejemplo, vemos numerosos casos donde los presidentes mantienen discursos abiertamente intolerantes o que poco a poco modifican las reglas institucionales para perpetuarse en el poder. Posiblemente Brasil con Jair Bolsonaro y El Salvador con Nayib Bukele sean los casos más representativos de esta tendencia. Son élites que cuestionan la democracia, pero que juegan al juego democrático y ganan la partida. Todo desde la legalidad (aunque discutible), pero atentando contra la propia democracia. </p>
<p>Todo esto está llevando a la región a un escenario complejo en el que, mientras líderes fuertes se consolidan en el poder, la <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-030-51584-3_6">democracia se va fatigando</a>. En suelo europeo el mejor ejemplo es Hungría, que oficialmente ha dejado de ser una democracia según el <a href="https://www.v-dem.net/static/website/files/dr/dr_2020.pdf">último informe de Varieties of Democracy</a> y, de hecho, el Parlamento Europeo lo ha reconocido en fechas recientes. No se puede entender el retroceso democrático de Hungría sin entender <a href="https://muse.jhu.edu/article/860244">el papel que han jugado Viktor Orbán y Fidesz</a> desde dentro del sistema político.</p>
<p>Los estudios sobre las élites pueden darnos las claves del quehacer de ellas en las democracias contemporáneas. Afortunadamente, estos estudios son extensos y cuentan con una larga trayectoria en las disciplinas de la Ciencia Política y la Sociología. Desde el <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13608746.2022.2026336">perfil sociodemográfico de los representantes</a> y sus <a href="https://link.springer.com/book/10.1007/978-3-030-51584-3">actitudes y opiniones</a> hasta el <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/17449057.2022.2031511">reclutamiento ministerial</a> y las <a href="https://revistas.usal.es/index.php/1130-2887/article/view/alh2019813149">primeras damas</a>. </p>
<p>Son estos mismos trabajos los que nos dan las claves para entender el papel que juegan las élites en democracia y cómo pueden afectarle desde sus <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13510347.2021.1957838">rasgos de personalidad</a> hasta su <a href="https://revistas.usal.es/index.php/1130-2887/article/view/alh201468139168">preferencia normativa por la democracia</a> o su <a href="https://libreria.cis.es/libros/elites-radicalismo-y-democracia/9788474768671/">radicalismo ideológico</a>.</p>
<p>La actual contraola durará mientras haya alternativas viables al modelo democrático y las élites que cuestionan la democracia ganen elecciones y se perpetúen en el poder. Si las élites que conducen el propio régimen democrático están dispuestas a socavarlo, bien porque no creen en él o bien porque su concepción de democracia no incluye a los rivales (lo cual tiene poco de democrático), la democracia seguirá en aprietos. Siempre lo ha estado, pero ahora el problema no es tanto externo como interno.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190723/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Asbel Bohigues no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La actual contraola democrática durará mientras existan alternativas viables al modelo democrático, y las élites que cuestionan la democracia ganen elecciones y se perpetúen en el poder.Asbel Bohigues, Profesor de Ciencia Política, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1905132022-09-19T16:43:13Z2022-09-19T16:43:13ZPolítica roja sobre fondo azul: ¿Identificamos a los partidos con un color determinado?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/485315/original/file-20220919-376-uv6zeh.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1917%2C1074&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/human-brain-hemispheres-left-gray-right-1383975161">Shutterstock / Jolygon</a></span></figcaption></figure><p>¡Rojo! No hace falta más que asignar este adjetivo a una persona para clasificarla ideológicamente. Poco importa qué ideas tenga realmente. Tampoco dudamos mucho cuando asignamos el azul a cualquier persona conservadora. Lo mismo sucede con el <em>ecologista verde</em> o el <em>morado feminista</em>. Color y política, una relación cuya fortaleza hemos probado en una serie de experimentos.</p>
<p>El color es una cualidad que posee un objeto. Un rasgo que es capaz de aportar información a los objetos e influir en nuestro comportamiento. Puede hacer a determinados productos <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10408399309527614">más atractivos</a>, mejorar el juicio que realizamos sobre el <a href="https://www.emerald.com/insight/content/doi/10.1108/00346659510094008/full/html">sabor de la comida</a>, incrementar la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0950329398000093?via%3Dihub">percepción del olor</a> o conseguir que los alimentos parezcan <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/mar.21317">más saludables y de mayor calidad</a>.</p>
<p>La capacidad que tienen los colores para informar y afectar a nuestro comportamiento depende de varios factores. Algunos de ellos se relacionan con las diferencias históricas o culturales, que pueden modificar el significado de un color en diferentes países. Otros se relacionan con la socialización o la publicidad y su facultad de asignar atributos a los colores. Unos atributos que fijamos en nuestro cerebro y que, por ejemplo, nos dicen que el zumo de naranja es naranja. Así, si ustedes hacen como <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12078-009-9046-4">Shankar</a> y colorean un zumo de naranja de otro color, los consumidores notarán una extraña falta de sabor… A pesar de ser el mismo zumo de siempre.</p>
<p>Pese a la importancia que tiene el color a la hora de influir en nuestro comportamiento, es una cualidad a la que no prestamos demasiada atención. Con frecuencia, nos ofrece información de una manera no intencional. Esto lo convierte en un interesante recurso para la política, espacio en el que abundan los objetos de percepción no consciente. Es decir, objetos que están presentes en nuestro entorno pero a los que no prestamos atención. Una bandera, un signo religioso o, este es el caso, un color. </p>
<h2>La iglesia como colegio electoral y voto republicano</h2>
<p>Pese a la falta de atención, el cerebro es capaz de percibirlos y, en función de la información que almacena sobre ellos, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0065260101800034">producir comportamientos coherentes</a>. Pueden ser factores ambientales de todo tipo, como los hallados por Rutchick en su <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1467-9221.2009.00749.x?casa_token=198U6zr1k9gAAAAA%3ASp9_Fx9fxS5ukBjOCyxFKvdM6ib5sXWNNl1WMWiwFQ2-kIAcKIolwGZvUUvFl83L_2tAlOo4Ch92"><em>Deux es machina</em></a>, quien encontró una relación entre el uso de las iglesias como lugares de votación y el incremento del voto republicano en las elecciones de los Estados Unidos.</p>
<p>La relación entre la política y los colores, probablemente, <a href="https://ung.edu/university-press/books/use-of-color-in-history-politics-art.php">comienza en la antigüedad</a>. Era un recurso que se empleaba para diferenciar a los miembros de una y otra comunidad; a los amigos de los enemigos. Esta distinción básica de la política puede extenderse a los colores y se consolida con las banderas rojas: estandartes con los que se anunciaba el cambio de régimen y todo tipo de movimientos revolucionarios que, además, se ubicaban en los asientos del ala izquierda de las asambleas o parlamentos. La asociación entre ideología, color y lugar ha permanecido prácticamente sin cambios, hasta nuestros días.</p>
<p>Años de práctica política nos permiten asignar colores a ideologías o espacios de competición partidista, especialmente en los entornos audiovisuales. De este modo construimos atajos en el procesamiento de la información que, con frecuencia, utilizamos como predictores de la ubicación política de una fuente. Son atajos que nos facilitan la identificación amigo/enemigo.</p>
<p>A pesar de la información que aportan los colores, generalmente tiene un carácter complementario. En el espacio político, cuando tenemos noticias de un partido o una candidata o recibimos publicidad electoral, el color compite con otros elementos que nos proporcionan mucha más certeza política e ideológica. El nombre del partido, su logotipo o su líder son atajos más eficaces a la hora de posicionarnos frente a ellos. Sin embargo, nos preguntamos si los colores, en situaciones de incertidumbre, incrementan su capacidad informativa y son capaces de activar nuestros sesgos políticos. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485325/original/file-20220919-20-rz0g00.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Una iglesia de Brooklyn (Nueva York, EE.UU.) utilizada como colegio electoral en 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/brooklyn-ny-usa-october-27-2020-1842139486">Shutterstock / Sam Aronov</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Colores y sesgos de identificación partidista</h2>
<p>En una serie de experimentos, publicados recientemente en <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/00332941221114418"><em>Psychological Reports</em></a>, con las <a href="https://theconversation.com/hay-que-reconocer-las-limitaciones-de-los-estudios-en-las-revistas-cientificas-187218">limitaciones de este tipo de investigaciones</a>, probamos la capacidad que tienen los colores para activar los sesgos de identificación partidista. Es decir, intentamos averiguar, por ejemplo, si una propuesta política sin aparente filiación partidista presentada en rojo incrementa la aceptación entre los participantes progresistas y el rechazo entre los conservadores.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=751&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=751&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=751&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=943&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=943&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485320/original/file-20220919-17-1ocz8f.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=943&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Logos utilizados en el estudio.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/00332941221114418">Psychological Reports: 'Color War. Does Color Influence the Perception of Political Messages?', Roberto Losada Maestre y Rubén Sánchez Medero, julio, 2022</a></span>
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<p>En un primer paso, utilizando el logo de un partido político inventado, presentado en distintos colores, comprobamos que los participantes en el experimento establecían una asociación entre el rojo y el azul y los espacios progresistas y conservadores, respectivamente. Cuando el logo aparecía en rojo se pensaba que pertenecía a un partido progresista; cuando el mismo logo aparecía en azul, se pensaba que representaba a un partido conservador. Una asociación que no se producía con otros colores y que nos permitió identificar dos colores claramente políticos. </p>
<p>Para avanzar en nuestro propósito, realizamos un segundo experimento. Analizamos si los colores activan los sesgos partidistas en escenarios de incertidumbre (ante la ausencia de logos de partido, candidatos, etc). Utilizamos una propuesta política inventada, que no estaba adscrita de forma incuestionable a ningún partido político, para averiguar si el color (rojo o azul) da alguna pista a los participantes sobre la ideología de un objeto político cuando no hay certeza sobre el partido del que proviene.</p>
<p>Como esperábamos, los participantes atribuyeron la ideología de la propuesta en función del color sobre el que aparecía. La misma propuesta, si aparecía sobre fondo rojo era progresista. Si el fondo era azul, se la consideraba conservadora. Además, la aprobación de la misma variaba en función del color y la ideología de los participantes. Por ejemplo, la propuesta recibía una puntuación más alta entre los progresistas y una mayor sanción entre los conservadores cuando se presentaba en rojo.</p>
<p>El color, por tanto, despierta una respuesta afectiva capaz de estimular los sesgos de confirmación, los sesgos de identificación partidista. Obliga a los participantes a ofrecer una respuesta coherente con la <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1467-9221.2005.00426.x">red de significados establecida en su memoria</a>, es decir, asignar una ideología determinada a un objeto político que, por lo demás, no se sabe de qué partido proviene.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=298&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=298&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=298&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=374&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=374&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485323/original/file-20220919-387-ith33i.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=374&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Propuesta de tipo conservador sobre fondo rojo y fondo gris utilizada en el estudio.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/00332941221114418">Psychological Reports: 'Color War. Does Color Influence the Perception of Political Messages?', Roberto Losada Maestre y Rubén Sánchez Medero, julio, 2022</a></span>
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<h2>Experimento con propuestas reales</h2>
<p>Finalmente, en un último experimento analizamos si el color tiene el mismo efecto cuando se trata de propuestas con un contenido ideológico claro. Uno que ofrece suficiente información para situarlo a la izquierda o a la derecha en la escala ideológica. En esta ocasión, tomamos dos propuestas reales de los programas electorales de los dos principales partidos políticos españoles (PSOE y PP). Para garantizar el éxito de la prueba, elegimos dos <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0032321716650224">temas que tradicionalmente pertenecen a cada espectro ideológico</a>: una propuesta sobre la mujer y la igualdad como propuesta progresista y otra sobre el recorte del gasto público como propuesta conservadora.</p>
<p>Los colores de fondo sobre los que se presentaron las propuestas no pudieron, en este caso, activar los sesgos de los participantes. Cuando la procedencia ideológica de una propuesta u otro objeto político está clara, el color no es capaz de distorsionar esta percepción. Aunque proporciona información sobre el objeto político que colorea, existen otros elementos con mayor capacidad para activar nuestros sesgos. Una jerarquía que solo se modifica ante la ausencia de los elementos principales. </p>
<p>El rojo es un color claramente progresista, como el azul lo es conservador. Sin embargo, su eficacia a la hora de evocar estos espacios ideológicos depende de la certidumbre que tengamos sobre lo que contemplamos. Pueden incrementar nuestros sesgos partidistas y hacer más conservadora una propuesta por el mero hecho de presentarse sobre un fondo azul. Sin embargo, por muy rojo que pueda ser el traje con el que se presente Berlusconi en su candidatura al Senado italiano, nunca pasará por un <em>pericoloso comunista</em>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190513/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Tanto el color azul como el rojo parecen reforzar predisposiciones conservadoras y progresistas. El color tiene una importancia muy marcada a la hora de influir en nuestro comportamiento.Rubén Sánchez Medero, Profesor de Ciencia Política, Universidad Carlos IIIRoberto Losada Maestre, Profesor de Teoría Política, Universidad Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1782372022-03-15T17:54:39Z2022-03-15T17:54:39ZPor qué el desprestigio entre los políticos desacredita su propio trabajo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/451918/original/file-20220314-16-1mm57l6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C3%2C1196%2C794&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/group-mutual-recriminations-hand-pointing-316455458">Shutterstock / saiful bahri 46</a></span></figcaption></figure><p>Los políticos se dedican muchas veces con tanto entusiasmo a desprestigiarse mutuamente que contribuyen a debilitar a la política. Este comportamiento parece irracional, pero no lo es. Al contrario, varios factores se combinan para alentar a los políticos a seguir ese camino. </p>
<p>La organización de las sociedades contemporáneas se centra en el Estado, que supuestamente encarna al interés general. Sin embargo, nuestras sociedades son complejas, diversas, cambiantes y desiguales. En la práctica, innumerables actores disputan continuamente por conseguir que los Estados impulsen sus propios intereses sobre los de otros. </p>
<p>Esas disputas son la materia misma de la política. Mediante la política, intereses diferentes y muchas veces contrapuestos son jerarquizados, seleccionados, redefinidos y presentados en el lenguaje del bien común. </p>
<p>Así, intereses opuestos son negociados hasta llegar a arreglos aceptables para las partes. Lo que conviene a algunos empresarios es presentado como algo que, a la larga, será bueno para todos. Lo que va en contra de los intereses de sectores poderosos es mostrado como malo para el país. A veces, lo que beneficia a alguna minoría o a la mayoría de la población es promovido como bueno para la totalidad.</p>
<p>Los políticos profesionales son los protagonistas más visibles de esa articulación de intereses. Hay muchos otros jugadores (los medios de prensa, los juristas, las cámaras empresarias, los sindicatos, las ONG, etc.), pero los políticos ocupan el centro de la escena porque compiten abiertamente por dirigir los organismos del Estado, y así tener la última palabra a la hora de consagrar ciertos intereses en el lenguaje del bien común. </p>
<p>¿Como es posible, entonces, que los políticos dediquen tantos esfuerzos a desacreditarse los unos a los otros?, ¿no deberían, más bien, tratar de reforzar su posición frente a los demás jugadores? La respuesta es que deberían hacerlo, porque cuando los políticos se concentran demasiado en debilitarse mutuamente, la primera víctima es la propia política.</p>
<h2>La política hecha en términos morales</h2>
<p>Las descalificaciones entre políticos se hacen muy frecuentes cuando toman fuerza los modos de hacer política que podemos llamar “moralizantes”. Se trata de formas de actuar en política que se plantean objetivos morales, como la defensa de ciertos valores contra otros políticos que supuestamente los atacan. </p>
<p>La <a href="https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/73361/CONICET_Digital_Nro.72932993-1b67-4f4e-aaf7-2482a25f08d4_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y">moral</a> implica juzgar los comportamientos en términos de la oposición entre el bien y el mal. Ahora bien, como ya dijimos, la materia de la política son disputas entre partes que tienen distintos intereses, y los políticos se dedican a articular esos intereses. ¿Cómo pueden hacerlo en términos morales?</p>
<p><a href="http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/CAS/article/view/4042">Cuando adoptan posturas moralizantes</a>, los políticos se muestran como los defensores de ciertos valores incuestionables, evitando así admitir que están priorizando los intereses de ciertos actores. Y, a la inversa, presentan a sus adversarios como enemigos de esos valores y, por ende, como representantes de intereses oscuros, ilegítimos. Así, se instala en la política la oposición entre el bien y el mal. </p>
<p>Por ejemplo, algunos políticos y partidos se presentan como campeones de la lucha contra la corrupción. Todas sus posiciones en los debates públicos y cualquier política que defiendan son justificadas como necesarias para combatir la corrupción. Sus adversarios, en cambio, son descritos como corruptos, y todas sus acciones son explicadas por esa falla moral. Lo mismo ocurre cuando algunos políticos y partidos presumen de ser los defensores de la república, la libertad, la democracia o la familia. </p>
<p>Hecha en términos morales, la política tiende a organizarse como una oposición entre el bien y el mal. Y, aunque esto siempre beneficia a algunos políticos y partidos, a la larga los perjudica a todos.</p>
<p>Un problema es que cuando la política se hace en nombre de valores que se consideran incuestionables, se tiende siempre a descalificar a los adversarios. En casos extremos, se llega al punto en que cada parte considera a la otra como ilegítima. Así, la tensión aumenta, el juego político se recalienta, y la gobernabilidad se reduce más y más, como hemos visto en Argentina desde 2008.</p>
<p>Además, el juego de acusaciones cruzadas entre políticos los hace cada vez más dependientes de los medios de comunicación, que son las principales tribunas para difundirlas y para defenderse públicamente. Hoy, los políticos recurren también a las redes sociales (muchos no dejan pasar un día sin acusar por Twitter a algún rival diciendo que es corrupto o antirrepublicano). Pero los medios siguen siendo centrales, y los políticos dependen de quienes los controlan.</p>
<p>Finalmente, ese juego lleva a los políticos a contribuir a la <a href="https://doi.org/10.14409/da.v0i24.4767">judicialización de la política</a>. Hay políticos que presentan recursos ante los tribunales para impedir actos de gobierno. Muchos presentan denuncias de corrupción contra sus colegas sin otra base que notas de prensa. Así, jueces y fiscales pasan a ser árbitros de la política, mientras que los políticos, los partidos y los gobiernos ven sus manos cada vez más atadas. Las persecuciones políticas por la vía judicial, tan frecuentes durante la última década en América Latina, no son ajenas a estos viejos malos hábitos de los políticos.</p>
<h2>El debilitamiento como fin del camino</h2>
<p>Hay varias razones que inducen a los políticos a recorrer ese camino que desemboca en el debilitamiento de la política.</p>
<p>Ya dijimos que los discursos políticos moralizantes ponen el foco en los valores más que en los intereses. Además, los juicios morales son, ante todo, juicios sobre los individuos, en los que sus acciones son explicadas por las virtudes o los defectos que se les atribuyen. Así, las discusiones políticas se alejan del problema de a quiénes beneficia y perjudica cada política o medida, para centrarse en la estatura moral de los políticos y en los valores que defienden o atacan. </p>
<p>Alimentada por la prensa y amplificada por las redes sociales, esta clase de estrategia política es muy eficaz. En Argentina, dirigentes importantes como <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Elisa_Carri%C3%B3">Elisa Carrió</a> o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Margarita_Stolbizer">Margarita Stolbizer</a> construyen sus imágenes públicas mediante puestas en escena (denuncias mediáticas y judiciales, etc.) dirigidas a mostrar que solo actúan en defensa de la república y en contra de la corrupción y el autoritarismo.</p>
<p>Hacer política de esta forma resulta especialmente tentador cuando varios partidos políticos compiten entre sí sin tener diferencias ideológicas importantes. Discutir cuestiones morales les permite disimularlo, llevando su competencia al terreno de las cualidades de sus dirigentes, que resulta más manejable. </p>
<p>En Argentina, la defensa de la república y la lucha contra la corrupción son banderas que se disputan distintos sectores que promueven políticas neoliberales. En 2015, <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6759619">varios de esos partidos aprovecharon algunos escándalos de corrupción y formaron la alianza Cambiemos</a>, acusando al gobierno de Cristina Kirchner de ser una amenaza para la república. Al presentarse como una alternativa moral al Gobierno, pudieron desviar la atención de su propia orientación neoliberal. El Gobierno, por su parte, hizo todo lo posible por descalificarlos poniéndola en evidencia. Cambiemos ganó las elecciones de ese año y consagró al empresario Mauricio Macri como presidente.</p>
<h2>¿Oportunismo?</h2>
<p>Contra lo que se podría pensar, estas formas de hacer política no son solo muestras de oportunismo. Al contrario, muchas veces hunden sus raíces en las trayectorias de los políticos y de los partidos. </p>
<p>La Unión Cívica Radical es el partido político más antiguo de la Argentina. A lo largo del siglo XX, <a href="http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/CAS/article/view/4042">llegó a verse como un partido consagrado a defender las instituciones de la república</a>. En 2015, fue uno de los partidos que integraron Cambiemos. Los dirigentes radicales contemporáneos (al igual que Carrió y Stolbizer, que son exradicales) se muestran como totalmente concentrados en la defensa de la república, y suman en ese marco la <a href="https://www.jstor.org/stable/23612347?refreqid=excelsior%3Abb029406d6d0a8fb9bf1005f46794a9a">lucha contra la corrupción</a>, que es un tema central en la política del país desde la década del noventa.</p>
<p>El partido de Macri, Propuesta Republicana, fue <a href="https://nuso.org/articulo/meterse-en-politica-la-construccion-de-pro-y-la-renovacion-de-la-centroderecha-argentina/">organizado en torno a personas que, como él, provenían del medio empresarial y de otras que venían del mundo del voluntariado</a>. Así, fue concebido por sus miembros como un partido formado por individuos que venían “desde fuera” de la política para “servir” al país. En este caso, los temas de la corrupción y la república remiten a la desconfianza hacia los políticos que suele predominar en esos ambientes.</p>
<p>En definitiva, la estrechez del espectro político, combinada con convicciones arraigadas y una buena dosis de sentido de la oportunidad, alientan a los políticos a actuar de manera tal que la política misma se ve debilitada. Se trata de una forma de suicidio de la política muy actual –aunque no nueva– que habría que desterrar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178237/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fernando Alberto Balbi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las descalificaciones entre los políticos llevan a que los ciudadanos pierdan la confianza en la política en sí misma. Además, el juego de acusaciones cruzadas entre ellos los hace cada vez más dependientes de los medios de comunicación.Fernando Alberto Balbi, Profesor e Investigador en Antropología Política, Universidad de Buenos AiresLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1712892021-12-05T19:46:05Z2021-12-05T19:46:05ZLa renovación de órganos constitucionales: ¿un reparto de cromos partidista?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/435651/original/file-20211203-17-1lt7qdw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C5%2C3840%2C2149&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Sede del tribunal Constitucional de España.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-november-17-2021-exterior-2076537421">Shutterstock / David Benito</a></span></figcaption></figure><p>Los medios de comunicación recogieron el pasado mes de octubre <a href="https://www.europapress.es/nacional/noticia-gobierno-pp-llegan-acuerdo-renovar-tc-tribunal-cuentas-defensor-pueblo-20211014120623.html">la noticia</a> de que los dos principales partidos políticos habían llegado a un acuerdo para que las Cortes Generales pudieran ejercer su función de elegir a los titulares de determinados órganos constitucionales que debían haberlo sido en julio de 2017 (el Defensor del Pueblo), en noviembre de 2019 (los cuatro magistrados del Tribunal Constitucional que elige el Congreso de los Diputados) y en junio de 2021 (los consejeros del Tribunal de Cuentas). </p>
<p>De dicho acuerdo se excluyó que las Cámaras eligieran a los vocales del Consejo General del Poder Judicial, de forma que <a href="https://www.congreso.es/public_oficiales/L10/CONG/DS/PL/DSCD-10-PL-160.PDF">los designados en 2013</a>, y que debieron ser renovados en 2018, van a continuar ejerciendo sus funciones, si bien en los términos de la reciente <a href="https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2021-4907">Ley Orgánica 4/2021, de 29 de marzo</a>, que limita las funciones que pueden desarrollar habiendo finalizado su mandato. </p>
<p>El Parlamento parece sustituido en el ejercicio de sus funciones-poderes por los partidos políticos a través de sus grupos parlamentarios, sustitución que muy posiblemente se escenifique de la forma más gráfica en la elección de cargos y, desde luego, más evidentemente que en la elaboración de las leyes o que en el control del Gobierno. </p>
<p>Así, toda elección de cargos públicos efectivamente acordada en el Parlamento tras un debate público sobre la idoneidad de los candidatos resuelto por una votación por mayoría especial tiende a sustituirse por una mera declaración de voluntad del Parlamento, que es la formalización del acuerdo previamente adoptado por los partidos –normalmente fuera incluso del mismo– consistente en la “distribución de los puestos a cubrir entre los distintos partidos, en proporción a la fuerza parlamentaria de estos” (<a href="http://hj.tribunalconstitucional.es/es-ES/Resolucion/Show/SENTENCIA/1986/108">STC 108/1986, de 29 de julio</a>). Esta distribución se conoce bajo el nombre de “sistema de cuotas” o <a href="https://www.laterza.it/scheda-libro/?isbn=9788842087830"><em>lottizazzione</em></a>, nomenclatura acuñada a partir de la experiencia del ejercicio de la función electoral por el Legislativo italiano. </p>
<h2>Acuerdo fuera de las Cámaras</h2>
<p>Así se ha operado en la actual renovación de órganos constitucionales: PSOE y PP han adoptado un acuerdo fuera de las Cámaras –anunciado el 14 de octubre– y que consiste en el reparto entre ellos de los cargos mencionados que <a href="https://www.rtve.es/noticias/20211111/congreso-vota-renovacion-constitucional-pleno-tenso/2221483.shtml">ya han sido designados por las Cámaras</a>. </p>
<p>El “sistema de cuotas” en algunos casos imprime una huella partidista al desempeño por parte del elegido por el Parlamento de las funciones propias de su cargo. Esto puede suponer que el elegido actúa al dictado del grupo político que lo ha propuesto. Además, en los casos –cada vez más frecuentes– en los que el reparto no se concierta en tiempo y forma, las Cámaras incurren en intolerables retrasos en la provisión de los nombramientos que les corresponden. </p>
<p>Por eso el Tribunal Constitucional, en la sentencia mencionada, consideró el sistema de cuotas como una consecuencia “posible, aunque no necesaria, del Estado de partidos” y lo criticó severamente por ser “una actuación contraria al espíritu de la Norma constitucional” resultado de la aplicación de “criterios admisibles en otros terrenos, pero no en este”. </p>
<p>Esto es así porque las instancias que de verdad designan a estas autoridades públicas no son los partidos políticos, sino las Cortes Generales y sus Cámaras, es decir, la representación del pueblo español. </p>
<p>En la elección parlamentaria de cargos también existe una transferencia de legitimidad que el Parlamento español otorga a los designados, de forma y manera que el buen funcionamiento democrático no puede tolerar la sustitución total del Parlamento por los partidos políticos al elegir cargos, ni menos aún la aceptación de que los designados orienten su actuación con sumisión partidista. </p>
<h2>Reparto de cuotas, la única forma posible</h2>
<p>Sin embargo, la realidad demuestra, una vez más, que el reparto de cuotas posiblemente no sea la forma distorsionada del ejercicio por los Parlamentos de su función electoral, sino su única forma posible, de modo que la distribución de los cargos entre las fuerzas políticas y la influencia de estas en aquellos politizándolos es, en realidad, lo que se pretende conseguir cuando la elección de un cargo se confía al Parlamento. </p>
<p>A ello no solo apunta constantemente la práctica parlamentaria, sino también muchas opiniones autorizadas: la de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, quienes en la Convención de Filadelfia decidieron que el Congreso de Estados Unidos en ningún caso elegiría cargos públicos, tal como <a href="https://www.wdl.org/es/item/19329/">Hamilton expuso en el ensayo LXXVI de <em>El Federalista</em></a>; la de B. Constant; la de los constituyentes españoles de 1845 o, en fin, la de H. Kelsen, quien, a propósito del método de designación de los magistrados del primer Tribunal Constitucional, el de la Constitución austriaca de 1920, escribió lo siguiente en <a href="https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3187/16.pdf"><em>La garantie juridictionnelle de la Constitution (La Justice constitutionnelle)</em></a>: “Resulta preferible aceptar, más que una influencia oculta y por ello incontrolable de los partidos políticos, la participación legítima de los mismos en la formación del tribunal haciendo, por ejemplo, que se provean una parte de sus puestos por elección del Parlamento, teniendo en cuenta la fuerza relativa de cada partido”.</p>
<p>Quizá las reflexiones del gran jurista austriaco nos ayuden a entender que muy posiblemente el sistema de cuotas es la consecuencia necesaria e inevitable de la evolución del Estado de Partidos y no, como sostenía nuestro Tribunal Constitucional, su consecuencia “posible, aunque no necesaria”. ¿O no?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/171289/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco Manuel García Costa no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La reciente renovación de los cuatro magistrados del Tribunal Constitucional que elige el Congreso de los Diputados evidencia una vez más la necesidad de pactos entre los principales partidos que se traduce en un “sistema de cuotas” en función de la fuerza parlamentaria de cada uno de ellos.Francisco Manuel García Costa, Profesor Titular de Universidad de Derecho Constitucional, Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1691472021-11-02T22:11:30Z2021-11-02T22:11:30Z¿Está haciendo nuestro sistema democrático suficiente por el medioambiente?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/427883/original/file-20211021-16-9si0oa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C691%2C5991%2C3296&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Jóvenes de Chile manifestándose en defensa del medio ambiente en una convocatoria de _Fridays for future_ en septiembre de 2019.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/santiago-chile-september-27-2019-fridays-1516706486">Shutterstock / Antillanca</a></span></figcaption></figure><p>Existen claros puntos de conexión entre el objetivo constitucional de una sociedad democrática avanzada y la definición constitucional de España como <a href="https://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/constitucion.tp.html">Estado social y democrático de Derecho</a>. </p>
<p>Por un lado, está la actividad de los partidos políticos como instrumentos fundamentales para la participación política (<a href="https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=6&tipo=2">artículo 6 de la Constitución</a>). Por otro, su conexión con el <a href="https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=23&tipo=2">artículo 23</a>, que proclama el derecho fundamental a la participación política. Del papel constitucional de los partidos, en este sentido, podemos concluir que constituyen, de facto, la dirección política del Estado. </p>
<p>En tercer lugar, como elemento transversal, está la obligación constitucional de los poderes públicos de proteger el medioambiente, de velar por la utilización racional de los recursos naturales, y de la ciudadanía, de preservar el entorno desde la óptica de la solidaridad colectiva, en expresión literal constitucional (<a href="https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=45&tipo=2">artículo 45</a>).</p>
<p>En este trabajo común en pro de los valores democráticos y de la participación por los bienes comunes de la humanidad, uno esencial es la protección del medioambiente. Pero ¿goza de buena salud nuestro sistema democrático en este sentido?, ¿son realmente efectivos los derechos de participación política que tenemos?, ¿vivimos en una sociedad democrática avanzada en este inicio de la tercera década del siglo XXI? </p>
<p>Aparentemente, y en puridad constitucional formal, la respuesta a esos interrogantes sería afirmativa. Pero no debemos perder la perspectiva de que la democracia no solo es votar periódicamente. También es respeto permanente al conjunto de derechos y libertades en la esfera democrática, a las facultades de participación política de la ciudadanía.</p>
<h2>Los ciudadanos buscan formas de participación</h2>
<p>En la vida real y cotidiana del común de la gente, la justicia social y el respeto a nuestro entorno vital, nuestro medioambiente, están en cuestión. La ciudadanía busca nuevas formas de participación (iniciativas ciudadanas, asociaciones, movimientos sociales, acciones individuales de compromiso) al margen de los partidos políticos, con esos objetivos colectivos, para garantizar que se trabaja por el bien común desde las instituciones de representación democrática.</p>
<p>Este debe ser el papel de la ciudadanía en ese triple objetivo constitucional: conseguir que España sea realmente una sociedad democrática avanzada, que el derecho fundamental a la participación política avance y que la implicación ciudadana, derivada del ejercicio de dichas facultades constitucionales, nos lleve a un respeto mayor por los valores ambientales.</p>
<p>Sin proteger el medioambiente, el Estado social y democrático de Derecho que proclama la Constitución española quedaría obsoleto, desconectado de los problemas reales actuales. España debe marcarse, una vez consolidada la actual democracia tras más de cuatro décadas, el objetivo de conseguir una sociedad respetuosa con los valores de su entorno como un desarrollo de esa sociedad democrática avanzada de la que habla el preámbulo del texto constitucional español.</p>
<p>Es el derecho fundamental a la vida lo que está en juego, la protección del medioambiente no puede esperar, no tenemos planeta B como nos recuerdan nuestros jóvenes con una voz global clara y firme. La pandemia no ha hecho sino evidenciarlo, necesitamos otro modelo de vida, personal y en sociedad, y otro modelo de constitucionalismo que mire de manera intensa al interés general, a los bienes comunes de la humanidad, al cuidado de la vida en todas sus formas, a todos los seres vivos. En definitiva, evolucionar desde un constitucionalismo antropocéntrico a otro modelo de texto fundamental centrado en la naturaleza, un constitucionalismo de la naturaleza, de la tierra.</p>
<p>Los recientes <a href="https://theconversation.com/lo-que-las-urnas-han-revelado-en-alemania-168915">procesos electorales federales de Alemania</a> y <a href="https://ctxt.es/es/20200701/Politica/32776/municipales-francia-verdes-macron-le-pen-guillermo-arenas.htm">municipales de Francia</a>, dos Estados de referencia desde el punto de vista democrático, han evidenciado el avance de partidos políticos que tienen entre sus promesas electorales de forma clara el cambio de modelo, la apuesta por la inclusión de la protección del medioambiente entre los nuevos y estratégicos objetivos del Estado.</p>
<p>En torno a los conceptos de democracia, partidos políticos y medioambiente llevo años escribiendo, proponiendo y actuando (en iniciativas ciudadanas y de gestión local). Recientemente he publicado un <a href="https://www.uco.es/servicios/actualidad/sociedad/item/141258-el-profesor-de-la-uco-angel-b-gomez-puerto-publica-los-partidos-politicos-en-la-constitucion-las-entranas-de-la-democracia">ensayo</a> en el que abordo el denominado Estado de partidos, su configuración constitucional en nuestro actual texto constitucional y su relación con un concepto avanzado de democracia en el que la ciudadanía tenga más compromiso real.</p>
<p>Y en relación al objetivo de sociedad de proteger el medioambiente escribí mi <a href="https://www.educacion.gob.es/teseo/mostrarRef.do?ref=1845261">tesis doctoral</a>, partiendo del estudio global de la protección del medioambiente y aterrizando en el objetivo constitucional de nuestro Estado, plasmado en uno de los principios rectores de la política social y económica, con la implicación de la ciudadanía como elemento de aplicación elemental.</p>
<h2>Los jóvenes vuelven a salir a la calle</h2>
<p>Además de la reciente sensibilidad ciudadana en lo político-electoral que mencionaba antes, el nuevo compromiso histórico de la Unión Europea a través del <a href="https://ec.europa.eu/info/strategy/priorities-2019-2024/european-green-deal_es">Pacto Verde Europeo</a>, apostando por un cambio de modelo de crecimiento económico, o la fuerza de la juventud, que <a href="https://www.extinctionrebellion.es/">ha vuelto a aparecer en las últimas semanas en las calles de Europa</a> (tras su enorme campaña de los <a href="https://fridaysforfuture.org/">“viernes por el futuro”</a> en los años 2018 y 2019), recordando la necesidad de más compromiso político e institucional, son elementos para la esperanza en un futuro que mire a lo vivo, que apueste por la vida, tanto desde el compromiso y la responsabilidad individuales como desde la óptica político-institucional como nuevos objetivo de Estado.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/169147/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ángel B. Gómez Puerto es miembro de la Asociación de Constitucionalistas de España.</span></em></p>Cuando el sistema democrático de un país no hace lo suficiente por cuidar el medio ambiente son las plataformas ciudadanas las que tienen que arrimar el hombro. La ciudadanía debe implicarse, pero también los partidos políticos como uno de sus objetivos constitucionales.Ángel B. Gómez Puerto, Doctor en Derecho y Profesor de Derecho Constitucional. Acreditado (Ministerio de Universidades), Universidad de CórdobaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1637082021-07-26T17:53:17Z2021-07-26T17:53:17ZLas falsas percepciones que tenemos sobre los partidos políticos contrarios<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/412182/original/file-20210720-27-rrwgti.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3183%2C2209&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/soft-colorful-pastel-smooth-background-1088785142">Shutterstock / FreshBackgrounds</a></span></figcaption></figure><p>La <a href="https://eprints.ucm.es/id/eprint/43609/">polarización</a> se ha convertido en el concepto de moda de las tertulias políticas, un fenómeno que implica enfrentamiento y división entre partidarios y detractores de un partido, ideología o líder, y que se mostró al mundo de manera cruda durante el asalto al Capitolio de EE UU el pasado 6 de enero. </p>
<p>La polarización no solo tiene consecuencias políticas, como puede ser un bloqueo legislativo, sino también sociales, como dejar de salir con amigos que no comparten tu ideología o preferir contratar a un trabajador sobre otro por sus simpatías políticas. </p>
<p>Este enfrentamiento y división se deriva en muchos casos de una falsa percepción social, según la cual creemos que los “otros” tienen unos valores muy distintos a los nuestros, porque así nos lo han contado en los programas de infoentretenimiento, o lo hemos visto en las redes sociales o escuchado de los políticos a los que nos sentimos más cercanos. </p>
<p>El estudio más completo sobre este fenómeno, denominado “<em>gap</em> de percepción”, fue desarrollado por <a href="https://psyarxiv.com/r3h5q/">Daniel Yudkin, Stephen Hawkins y Tim Dixon (2019)</a> para <em>More in Common</em>. Estos investigadores indagaron sobre cómo las falsas impresiones que tenían los simpatizantes de cada partido respecto a sus oponentes en los Estados Unidos estaban impulsando la división social, es decir, estaban favoreciendo la polarización afectiva de las masas. </p>
<h2>Los republicanos no eran tan contrarios a la inmigración</h2>
<p>Los resultados del estudio mostraron, por ejemplo, que los demócratas veían a los republicanos mucho más reacios a cualquier tipo de inmigración de lo que los republicanos afirmaban estar. A la inversa, los republicanos veían a los demócratas mucho menos orgullosos de ser estadounidenses de lo que en realidad estaban. </p>
<p>En España, la reciente <a href="https://www.cemopmurcia.es/estudios/polarizacion-politica/">encuesta nacional sobre polarización</a> realizada por el Grupo Especial de Investigación <a href="https://www.cemopmurcia.es/">CEMOP</a> de la Universidad de Murcia, y que ha sido objeto de un número especial en la revista <a href="https://www.maspoderlocal.com/index.php/mpl"><em>Más Poder Local</em></a>, ha permitido realizar un primer acercamiento a esta materia. </p>
<p>Para medir la posible brecha perceptiva entre los ciudadanos españoles, se exploraron cuatro asuntos de fuerte contenido posicional en el marco de las denominadas batallas culturales: el aborto, la inmigración, la violencia de género y los símbolos nacionales. </p>
<p>En el cuestionario se preguntó a los entrevistados su posición ante cada uno de los temas, y también la posición que creía que tenían los electores de los distintos partidos ante ese tema. Se utilizó para ambas cuestiones una escala del 0 al 10.</p>
<p>Los electores de izquierdas, en especial los de Unidas Podemos (UP), ven en tres de los cuatro temas a los votantes del PP y, en especial a los de Vox, mucho más extremos (más antiabortistas, más contrarios a la inmigración) de lo que realmente son. </p>
<p>Por ejemplo, los votantes de UP perciben a los de Vox en el 9,3 de la escala en el tema del aborto (muy cerca de oponerse a cualquier tipo de aborto), cuando realmente estos se sitúan en el 4,9. </p>
<p>Las distorsiones perceptivas en sentido inverso no son tan pronunciadas. De hecho, las estimaciones de los electores del PP y de Vox sobre la posición de los de UP y del PSOE sobre el aborto o la inmigración son bastantes precisas. </p>
<h2>¿Qué ocurre con la violencia de género?</h2>
<p>Esto sucede incluso en aquellos temas que presentan un mayor grado de acuerdo entre los electorados, como es la violencia de género que, aunque resulta ser el asunto en el que menos polarizados están los ciudadanos, es en el que se da una brecha perceptiva más intensa. </p>
<p>Los electores de UP creen que los de Vox y los del PP son unos negacionistas de la violencia de género, algo que no concuerda con los datos. Mientras que los electores de Vox se sitúan en el 3,4 o en el 2,1 los del PP (0=la violencia de género es un problema muy serio y el Estado debe ocuparse de ello), los de UP les posicionan en el 8,8 y en el 6,7, respectivamente (10= la violencia de género no existe).</p>
<p>Es en el tema de los símbolos patrióticos donde la tendencia se invierte, y son los electores de derechas los que más yerran posicionando a los votantes de UP y PSOE. Los electores de Vox piensan que los de UP se avergüenzan de la bandera y del himno nacional en un nivel de intensidad muy superior al que realmente se da (1,2 de percepción frente a 4,8 de autoubicación real). Igualmente, los partidos de la derecha ven a los socialistas mucho más contrarios a los símbolos nacionales de lo que en realidad son. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=275&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=275&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=275&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=346&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=346&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409916/original/file-20210706-21-i7skzi.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=346&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">¿Dónde ubican los electores de los principales partidos al conjunto de electorados respecto al aborto, la inmigración, la violencia de género y los símbolos nacionales? Cada ítem se mide en escala 0-10.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>En conclusión, este estudio pionero en España muestra la existencia de una profunda brecha perceptiva, con dos bloques ideológicos que sienten (falsamente) los valores de los opositores muy alejados de los suyos, en particular los electores de izquierda, y más en concreto los de UP, respecto de los electores de derechas, y muy especialmente de los de Vox. </p>
<p>Y se muestran, además, polarizados (erróneamente) en temas que representan el marco de confrontación en la lucha por la imposición de las narrativas culturales, sobre las que unos y otros se sienten propietarios de un discurso moralmente superior: la izquierda en el caso del aborto, la inmigración o la violencia de género, y la derecha en el caso del himno y la bandera nacional.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163708/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>¿Hasta qué punto tenemos una percepción errónea sobre los partidos ajenos y
sus seguidores? Los datos de la Encuesta Nacional de Polarización del Grupo Especial de Investigación CEMOP demuestran que existe una brecha de percepción, de una falsa polarización, más presente entre los votantes de izquierda.Ismael Crespo Martínez, Catedrático de Ciencia Política y Administración Pública, Universidad de MurciaAlberto Mora Rodríguez, Profesor de Ciencia Política, Universidad de MurciaJosé Miguel Rojo Martínez, Doctorando en Ciencia Política , Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1492372020-10-31T19:06:17Z2020-10-31T19:06:17ZVeinticinco años de polarización afectiva en España<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/366830/original/file-20201031-21-1dn8je9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=179%2C206%2C5802%2C3781&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Pedro Sánchez, en un mitín del PSOE.</span> <span class="attribution"><span class="source">Shutterstock</span></span></figcaption></figure><p>En las últimas semanas, especialmente alrededor de la reciente moción de censura, en España se ha empezado a hablar de forma intensa de <em>polarización afectiva</em>. Sin embargo, casi nadie ha utilizado (ni estudiado) este término en España antes de 2019. Fue entonces cuando varios artículos (<a href="https://ctxt.es/es/20191120/Politica/29662/Mariano-Torcal-ultraderecha-ideologia-nacionalismo-inmigracion-Vox.htm">aquí</a>, <a href="https://www.eldiario.es/piedrasdepapel/negarse-saludar-rival-politico-democracia_132_1195516.html">aquí</a> y <a href="http://agendapublica.elpais.com/polarizacion-afectiva-entre-el-tribalismo-y-el-absolutismo-moral/">aquí</a>) llaman la atención sobre este fenómeno, que ya era objeto de discusión política en los Estados Unidos desde hacía al menos una década. </p>
<p>Para intentar establecer unas bases sólidas sobre las que construir una discusión informada sobre el tema, en este artículo vamos a presentar la única serie sobre polarización afectiva que se puede construir para el último cuarto de siglo (1993-2019) en España. Para ello, combinaremos los datos de tres encuestas distintas: los estudios internacionales <a href="https://u.osu.edu/cnep/">CNEP</a> y <a href="https://cses.org/">CSES</a> y la encuesta nacional <a href="https://www.upf.edu/web/survey/e-dem">E-DEM</a>. </p>
<p>Pero antes es necesario aclarar qué es la polarización afectiva y cómo se mide.</p>
<p>Al contrario que otras variantes de la polarización, como las diferencias ideológicas entre ciudadanos, partidos y políticas, la polarización afectiva siempre se refiere a <em>sentimientos</em>. Mide los sentimientos que nos despiertan los partidos políticos, sus líderes y votantes. </p>
<p>Por un lado tenemos los sentimientos que a una persona le despiertan los partidos y líderes con los que se identifica (en general, positivos). Por otro, los que le despiertan los líderes y formaciones con las que no se identifica (en general, negativos). </p>
<p>Estos sentimientos se miden en las encuestas con una pregunta cuya escala va de 0 a 10 (o, a veces, de 0 a 100) en la que se pregunta lo siguiente: </p>
<blockquote>
<p>¿Y cuáles son tus sentimientos respecto de estos líderes? </p>
</blockquote>
<p>En la escala, 0 representa sentimientos muy desfavorables; 5, ni desfavorables ni favorables; y 10 muy favorables. La pertenencia al grupo se define a partir de la identificación partidista (si bien ahora se opta por definir el grupo al que el entrevistado pertenece a partir de la selección del partido o líder por el que se tienen los sentimientos más favorables). </p>
<p>El índice de polarización afectiva es la media de la diferencia de dichos sentimientos por cada uno de los grupos de identificados con cada partido, ponderada por el peso relativo que cada uno de estos partidos tienen en el sistema de partidos. La fórmula se puede calcular de forma agregada o individual. </p>
<p>El índice agregado de polarización no es la media de la individual, sino que tiene en cuenta el peso electoral relativo de cada uno de los partidos. Finalmente, este índice se puede calcular para sentimientos hacia los partidos, líderes y para sus votantes (por ejemplo, sentimientos hacia “los votantes del PSOE”, “los votantes del PP”, etc.), si bien no existen grandes diferencias entre ellos.</p>
<p>Aquí hemos calculado la formula agregada de polarización afectiva propuesta <a href="https://ces.fas.harvard.edu/uploads/files/events/GAH-Affective-Polarization-in-Democratic-Polities.pdf">por Gidron</a> y otros <a href="https://ejpr.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/1475-6765.12351">y por Reiljan</a> para sistemas multipartidistas. Por desgracia, la única versión de la polarización afectiva que podemos construir para los últimos 25 años es la que tiene que ver con los líderes (en los trabajos de estos autores, el número de años es más reducido y miden sentimientos hacia los partidos).</p>
<p>El gráfico 1 muestra la serie completa del índice total de polarización afectiva en España entre 1993 y 2019. También contiene el índice desagregado (y no ponderado) de la polarización generada por los sentimientos hacia el líder del partido con el que nos identificamos y aquella generada por los sentimientos hace el resto de líderes. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/366822/original/file-20201031-24-vpzyhg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/366822/original/file-20201031-24-vpzyhg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=436&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/366822/original/file-20201031-24-vpzyhg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=436&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/366822/original/file-20201031-24-vpzyhg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=436&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/366822/original/file-20201031-24-vpzyhg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=548&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/366822/original/file-20201031-24-vpzyhg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=548&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/366822/original/file-20201031-24-vpzyhg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=548&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Gráfico 1: Polarización afectiva o desagregada España 1993-2019.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Fuente: CNEP (1993, 2004, 2011, 2015); CSES (1996, 2000, 2008); y E-DEM (2019).</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Este gráfico 1 nos muestra varias cosas. </p>
<p>Lo primero es que la polarización afectiva se ha caracterizado en España por una destacada oscilación en el tiempo que responde principalmente al contexto electoral de cada momento, si bien ha mostrado una pauta general de crecimiento. </p>
<p>Segundo, que los periodos de menor polarización se han iniciado con las mayorías absolutas del Partido Popular en 2000 y 2011, en las que el Partido Socialista se encontraba en la oposición. </p>
<p>Tercero, que la polarización afectiva se instala en el sistema español desde 2008, con la excepción de las elecciones de 2011 en las que el Partido Popular obtuvo una gran mayoría como consecuencia de la crisis económica y financiera en España. </p>
<p>Cuarto, que, con la excepción de estas últimas elecciones, la polarización ya estaba instalada desde 2008 en España, cuando alcanzó los niveles más elevados de toda la serie. Estos niveles volvieron a reproducirse, aunque algo más reducidos, en las elecciones de 2015. </p>
<p>Finalmente, aunque la polarización en 2019 es muy elevada, supone un pequeño descenso respecto de 2015, si bien sería interesante conocer si la llegada de la pandemia en 2020 ha supuesto un importante rebrote de dicha polarización, algo que de momento no podemos comprobar con los datos existentes.</p>
<p>En el citado gráfico mostramos los dos componentes de la polarización afectiva de forma desagregada. En las tres primeras elecciones de la serie ninguna de las dos líneas de sentimiento domina con claridad. Sin embargo, a partir del 2004 vemos una tendencia creciente en los sentimientos positivos hacia el líder propio que se consolida en las últimas elecciones. </p>
<p>Esto es interesante, ya que la polarización afectiva actual en España parece tener más que ver con el amor al líder propio que con el odio hacia el resto, lo contrario a lo que se ha venido observando en la polarización norteamericana, fundamentalmente basada en la hostilidad hacia el contrario. </p>
<p>La única elección donde se produjo un incremento importante de los sentimientos negativos fue, de nuevo, la elección de 2008 entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, que, de acuerdo con nuestros datos, supone el único caso de clara polarización negativa de los votantes, y como se ha dicho, el inicio de la cristalización de la polarización.</p>
<p>Resulta interesante la relación temporal que pueda existir entre ciertos factores contextuales y la evolución de la polarización afectiva en España. El gráfico 2 muestra el indicador general de polarización afectiva que ya hemos visto anteriormente, pero acompañado de datos de desempleo, desigualdad y de fragmentación del sistema de partidos para esos mismos años (todos ellos estandarizados en escalas comparables para permitir su comparación visual). </p>
<p>Como puede apreciarse, la evolución de la polarización y su tendencia general al crecimiento coincide con un ligero aumento de la desigualdad (medido aquí con el Gini de mercado proporcionado por la <a href="https://fsolt.org/swiid/">SWIID</a>) y un aumento considerable de la fragmentación del sistema de partidos. Estos son, junto al desempleo, las tres variables que explican las diferencias en la polarización afectiva entre países según <a href="https://ces.fas.harvard.edu/uploads/files/events/GAH-Affective-Polarization-in-Democratic-Polities.pdf">Gidron y otros</a> que consideran una veintena de países. </p>
<p>En España, además, han aumentado en la última década la <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/13608746.2020.1756612">polarización ideológica y territorial</a>, así como la existente en torno a políticas concretas como la <a href="https://dobetter.esade.edu/es/polarizacion-espana?_wrapper_format=html">fiscal y migratoria</a>. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/366823/original/file-20201031-17-k2ke1b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/366823/original/file-20201031-17-k2ke1b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=436&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/366823/original/file-20201031-17-k2ke1b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=436&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/366823/original/file-20201031-17-k2ke1b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=436&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/366823/original/file-20201031-17-k2ke1b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=548&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/366823/original/file-20201031-17-k2ke1b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=548&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/366823/original/file-20201031-17-k2ke1b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=548&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Gráfico 2: Polarización total, desempleo, desigualdad y fragmentación del sistema de partidos en España 1993-2019.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>El creciente interés por la polarización afectiva ha hecho que nos preguntemos si el momento actual sería un momento especialmente destacable o si, por el contrario, ha habido otros momentos históricos comparables. </p>
<p>Por ahora, los únicos datos que tenemos para responder a esa pregunta son los que mostramos en este trabajo. Aun así, con estos podemos decir que España ha llegado a este difícil momento de 2020 con una polarización alta, aunque con tendencia a la baja, y basada en altos sentimientos positivos hacia el propio líder y no tanto en la hostilidad hacia el resto.</p>
<p>También hemos podido ver, como mostraba <a href="http://agendapublica.elpais.com/enfrentados-y-enfadados-una-realidad-preocupante/">Torcal</a>, que la polarización afectiva ya estaba instalada en la sociedad española antes de la llegada de Vox a la arena electoral. Los partidos más extremistas solo crecen al calor de la polarización propiciada por los actores políticos al albur de la presencia de ciertas circunstancias extremas que así lo propicien. </p>
<p>La llegada de Vox ha cristalizado y es, al mismo tiempo, un síntoma de la presencia de dicha polarización. Desafortunadamente, carecemos de datos al respecto para conocer su evolución durante 2020 y de cómo ha evolucionado como consecuencia de la pandemia. Lo que nos lleva a resaltar, de nuevo, que apenas tenemos datos de polarización afectiva en España. </p>
<p>Sería importante que alguna institución, como el Centro de Investigaciones Sociológicas, incorporara estos indicadores de forma regular para que tengamos evidencia científica de algo que cada vez importa más a la ciudadanía pero que, sobre todo, parece tener consecuencias muy importantes en el comportamiento político de los ciudadanos y en los cálculos estratégicos de las élites políticas. Estas, pese a lo que afirman en sus discursos, pueden estar interesadas en fomentar dicha polarización y sacar partido electoral de la misma.</p>
<p>Nota: Quisiéramos agradecer la ayuda del investigador de RECSM, Josep Comellas, por su ayuda para la elaboración de estos datos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/149237/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Analizamos los datos disponibles para intentar comprender mejor este creciente fenómeno.Luis Miller, Científico Titular, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)Mariano Torcal, Catedrático de Universidad. Ciencia Política, Universitat Pompeu FabraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1287662020-01-01T20:54:54Z2020-01-01T20:54:54ZLos nuevos colores de la política española<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/308248/original/file-20191226-11919-15v7024.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1595%2C898&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://www.rtve.es/noticias/elecciones/generales/comparador-programas-electorales/">RTVE</a></span></figcaption></figure><p>Más que nunca, los colores forman parte de nuestra vida diaria. Sean los medios de comunicación que difunden publicidad e información en color, sean la moda y los colores “tendencia” según las estaciones o la política, el color es un elemento fundamental de la comunicación. </p>
<p>Nuestra percepción de los colores del mundo varía de un individuo a otro, pero a lo largo del tiempo se han ido asociando tradicionalmente ideas con colores. Los colores contribuyen al desarrollo de una memoria colectiva histórica y cultural. Relacionados con valores, con personas o ideas, son parte del patrimonio de la historia de un país y … de su política.</p>
<h2>Marketing y política</h2>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/308247/original/file-20191226-11939-17jp3u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/308247/original/file-20191226-11939-17jp3u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/308247/original/file-20191226-11939-17jp3u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/308247/original/file-20191226-11939-17jp3u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/308247/original/file-20191226-11939-17jp3u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/308247/original/file-20191226-11939-17jp3u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/308247/original/file-20191226-11939-17jp3u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>El marketing ha sido una respuesta del capitalismo a la necesidad de segmentar el mercado en el ajedrez de la competencia global. A cada segmento le corresponde una necesidad: la transposición a las estrategias de comunicación política se ha adaptado muy bien y los políticos han entendido muy pronto la importancia de cuidar su imagen. De hecho, la imagen de un político, de un partido y de su ideología se transmiten mediante un logotipo, unas siglas y un color. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/308244/original/file-20191226-11900-8j14t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/308244/original/file-20191226-11900-8j14t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/308244/original/file-20191226-11900-8j14t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/308244/original/file-20191226-11900-8j14t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/308244/original/file-20191226-11900-8j14t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/308244/original/file-20191226-11900-8j14t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/308244/original/file-20191226-11900-8j14t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>Con el tiempo, la identidad cromática de los partidos orientó nuestra lectura del panorama político: rojo para un partido de izquierdas, azul para un partido de derechas. En España, estos son de hecho los colores asociados con el PSOE (rojo) y el PP (azul).</p>
<p>La tradición cromática española parece poco diferente de la tradición francesa que asociaba el azul con la realeza. Pero 2014 fue el año del cambio. El nuevo rey, Felipe VI, <a href="https://www.elperiodico.com/es/politica/20140619/estandarte-escudo-nuevo-felipe-vi-se-iza-por-vez-primera-en-el-palacio-real-3315394">reemplazó el tradicional fondo azul de su estandarte con un fondo rojo</a>. </p>
<p>Pero, sobre todo, el PSOE y el PP vivieron en mayo de 2014 un <em>shock morado</em> con la llegada al Parlamento Europeo de cinco diputados del joven partido Podemos, nacido poco antes.</p>
<p>Un año y medio después, mientras que desde la transición democrática los españoles se habían acostumbrado a descubrir al final de las elecciones legislativas una “ola roja” o una “ola azul”, una pequeña ola malva vino a trastornar el equilibrio cromático de la democracia ibérica después de las elecciones legislativas de diciembre de 2015. </p>
<p>Con poco más del 20% de los votos, Podemos estuvo muy cerca del PSOE (22%) y del PP (28,7%). </p>
<p>Por primera vez, se tambaleó el bipartismo PSOE / PP. El partido de Pablo Iglesias eligió el morado para marcar un quiebro tanto desde el punto de vista ideológico como visual y encontrar su lugar en un tablero político que continúa densificándose y cuya lectura se hace cada vez más compleja.</p>
<h2>El color del momento: el morado detonante</h2>
<p>El <em>buzz</em> para Podemos fue exitoso: el morado, frío y ambiguo, poco presente en la escena política, es el resultado de la mezcla de rojo y azul. Además, se ha visto recientemente en todos los medios que también es el color de las reivindicaciones feministas. Por ejemplo, el 25 de noviembre pasado, con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, España lució morada en las manifestaciones y el color también se mostró en varios edificios.</p>
<p>Históricamente, <a href="https://www.elcomercio.com/afull/color-ausente-banderas-morado-historia.html">este color no se había politizado</a>, ya que hasta ahora no se había identificado con ningún partido político, pero la llegada de Podemos lo ha cambiado todo. </p>
<p>Con motivo de la manifestación de los Indignados, iniciada el 11 de mayo de 2011, surgieron varios grupos feministas aprovechando la oportunidad para compartir espacios de discusión y debate en torno a una demanda común: una democracia real. Es el caso del colectivo catalán “Feministes Indignades”. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/308246/original/file-20191226-11904-38tosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/308246/original/file-20191226-11904-38tosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/308246/original/file-20191226-11904-38tosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/308246/original/file-20191226-11904-38tosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=305&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/308246/original/file-20191226-11904-38tosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/308246/original/file-20191226-11904-38tosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/308246/original/file-20191226-11904-38tosb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=383&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>¿La elección cromática de Podemos fue influida por los movimientos feministas que también apoyaron el impulso de los indignados? Al principio, el partido no declaró que el color fuera una indirecta a las feministas. Sarah Bienzobas, miembro de Podemos, declaró que el malva era prácticamente el único color disponible en la paleta cromática del mundo político (citado en <a href="https://www.akal.com/libro/podemos_35200/"><em>Podemos, Una historia colectiva</em></a>, edición Manuel Guedán, 2016). </p>
<p>También hemos de tener en cuenta que el deseo de democratizar en profundidad un sistema considerado socialmente corrupto e inoperante es una reminiscencia de los fundamentos de la Segunda República española … que también tuvo el color morado en su bandera entre 1931 y 1936.</p>
<p>Además, Podemos participó en las elecciones parlamentarias de 2016 con otra coalición, llamada <a href="https://www.20minutos.es/noticia/2762240/0/unidos-podemos-logotipo-lema-campana-sonrisa-pais/">Unidos Podemos</a>, que reunió a Podemos, Izquierda Unida y Equo. Esta coalición apareció con un logotipo de un corazón de los colores del arcoíris, símbolo de la agrupación entre varias entidades que se unieron a Podemos (Compromís, En Marea y En Comú Podem) para reemplazar la “o” de Podemos, forma inmutable y de unidad. El corazón es representativo de la voluntad de la coalición, que utilizó <a href="https://twitter.com/ahorapodemos/status/738328312053956608">una denominación universal y transversal</a>. </p>
<p>Recientemente, este mismo símbolo ha estado en el centro de una campaña para crear concienciar sobre la violencia machista: <a href="https://elpais.com/politica/2018/02/14/diario_de_espana/1518630483_909023.html">varias señales de “prohibido” utilizaron la forma de un corazón</a> en 2018 en varias ciudades españolas.</p>
<p>A principios de 2019, poco antes de unas nuevas elecciones generales, se formó una nueva coalición alrededor de Podemos, que tomó un nombre feminizado: Unidas Podemos. Durante esta campaña y la siguiente (que precedió a las elecciones del 10 de noviembre), los diversos partidos políticos trataron temas tradicionales como los impuestos, la inmigración, la economía, etc., pero también se enfrentaron en torno a la cuestión feminista dando bastante peso a la igualdad de género y a la violencia machista. El discurso de Unidas Podemos incluyó preocupaciones feministas en particular. </p>
<p>El logotipo había cambiado nuevamente, el arcoíris del corazón desapareció en favor de opciones cromáticas más restringidas: malva, rojo y verde, colores de los nuevos partidos de la coalición (Podemos, Izquierda Unida y Equo).</p>
<p>Estos cambios repetidos atestiguan la evolución y las elecciones estratégicas del partido en el período previo a las elecciones, y han complicado considerablemente la imagen de una formación que ha querido demostrar su capacidad para adaptarse a <a href="https://www.europapress.es/nacional/noticia-podemos-iu-equo-registran-coalicion-unidas-podemos-mantienen-corazon-logo-20190315191038.html">los problemas centrales de su programa</a>.</p>
<p>Por su parte, el PSOE también utilizó el símbolo del corazón para su campaña de abril de 2019. El partido tomó la decisión de presentar su <a href="https://www.ultimahora.es/noticias/elecciones-2019/2019/02/19/1059489/sanchez-arranca-campana-corazones-para-espana-queremos.html">proyecto de igualdad hombre/mujer</a> a partir del gobierno más femenino de Europa y de un eslogan inequívoco en noviembre de 2019 (“Ahora feminismo, ahora sí”).</p>
<h2>El naranja dinámico</h2>
<p>Ciudadanos, un partido de centro derecha nacido en 2006, eligió un color vivo: el naranja. Otros partidos centristas como el Modem francés también han usado este color alegre, asociado con conceptos como la energía, la juventud pero también la transición, porque es un color resultante de la mezcla entre el amarillo y el rojo, colores del otoño, una estación intermediaria entre el frío del invierno (¿el azul frío del PP conservador?) y el calor del verano (¿revolucionario de los partidos de izquierda?). </p>
<p>El naranja tampoco se usó antes de la llegada de Ciudadanos en la escena política, aunque el PP había intentado una <a href="https://www.abc.es/espana/20150709/abci-evolucion-simbolo-201507091822.html">ligera coloración de su logotipo</a> para rejuvenecer la imagen del partido con un programa más centrista y reformista entre 2004 y 2008.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/308242/original/file-20191226-11919-dqg3ut.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/308242/original/file-20191226-11919-dqg3ut.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/308242/original/file-20191226-11919-dqg3ut.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/308242/original/file-20191226-11919-dqg3ut.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=420&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/308242/original/file-20191226-11919-dqg3ut.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/308242/original/file-20191226-11919-dqg3ut.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/308242/original/file-20191226-11919-dqg3ut.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=528&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>Albert Rivera, entonces presidente de Ciudadanos, <a href="https://www.eldiario.es/politica/Albert-Rivera-orgulloso-naranjito-ilusion_0_363264313.html">declaró</a> que era “Naranjito”, en referencia a la mascota de la Copa Mundial de Fútbol de 1982 celebrado en España, una referencia que podía despertar el interés de un electorado mayor que los <em>millennials</em> y <em>postmillenials</em>, una generación privilegiada principalmente por la formación centrista.</p>
<h2>El verde ecologista y…</h2>
<p>Varios partidos han adoptado el verde en su logotipo. Estos son Equo, Más País y Vox. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/308243/original/file-20191226-11909-d07axo.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/308243/original/file-20191226-11909-d07axo.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=318&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/308243/original/file-20191226-11909-d07axo.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=318&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/308243/original/file-20191226-11909-d07axo.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=318&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/308243/original/file-20191226-11909-d07axo.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=399&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/308243/original/file-20191226-11909-d07axo.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=399&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/308243/original/file-20191226-11909-d07axo.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=399&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>El primero, fundado en 2011 por Juan José de Uralde, forma parte del movimiento ecologista y es miembro del Partido Verde Europeo. Equo se unió a Unidas Podemos en 2019 <a href="https://elpais.com/politica/2019/09/27/actualidad/1569591694_086960.html">antes de acercarse al reciente partido de izquierda Más País</a> de Iñigo Errejón, un ex miembro de Podemos. En sus redes sociales, esta última formación, simbolizada por un logotipo que muestra dos tonos de verde, declaró su intención de ser un antídoto contra la abstención y el bloqueo político y colocó a la ecología en el centro de su <a href="https://maspais.es/uploads/Programa-verde-Mas-Pais.pdf">programa</a>, calificado de proyecto verde, libre y justo.</p>
<p>Otro partido que eligió el verde, con un tono más vivo que los anteriores: Vox. </p>
<p>El partido de extrema derecha se ha convertido tras la últimas elecciones en la tercera fuerza política del país y ha conseguido entrar en el Parlamento. </p>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/308245/original/file-20191226-11919-ji4af9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/308245/original/file-20191226-11919-ji4af9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/308245/original/file-20191226-11919-ji4af9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/308245/original/file-20191226-11919-ji4af9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/308245/original/file-20191226-11919-ji4af9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/308245/original/file-20191226-11919-ji4af9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/308245/original/file-20191226-11919-ji4af9.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>La elección del verde es sorprendente porque es un color tradicionalmente asociado con los movimientos ecologistas. </p>
<p>El logotipo de Vox es muy expresivo, sin querer jugar con las palabras, porque “vox”, que viene del latín y significa “voz”, aparece como el portavoz de los ciudadanos cuyos gritos difícilmente serían escuchados, estrategia común entre muchos partidos populistas que quieren dar la imagen de retransmisión de las demandas de los “ciudadanos comunes”. </p>
<p>El verde aquí no es una referencia a la ecología (el cambio climático ni siquiera se menciona en el programa de Vox), sino que quiere aparecer más bien como el color de la esperanza, del cambio. La letra central “o” se hace eco muy claramente a la misma letra característica de Podemos que, por su forma circular, simboliza la unión.</p>
<p>Más que nunca, la política española es muy colorida y todos saben que el arco iris tiene una infinidad de colores …</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/128766/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sabrina Grillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La paleta cromática de la política española ha cambiado en los últimos tiempos con la aparición de los nuevos partidos.Sabrina Grillo, Maîtresse de conférences en civilisation de l'Espagne contemporaine, Université Paris-Est Créteil Val de Marne (UPEC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1270542019-11-17T20:49:57Z2019-11-17T20:49:57Z¿Qué nos enseña la retórica sobre el ‘procés’?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/301753/original/file-20191114-26229-1xe9qnt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4091%2C2727&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Protestas en Barcelona el 14 de octubre de 2019.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/barcelona-catalonia-spain-14-october-2019-1532756990">astonphoto / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Existe una concepción muy extendida de la Retórica que define a este “arte de la oratoria” como algo negativo (se suele utilizar esta palabra para describir discursos artificiosos o manipuladores). </p>
<p>Por esta razón, resulta necesario precisar, en primer lugar, que en este artículo se deja de lado dicha noción peyorativa y se asume la propuesta del teórico <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Kenneth_Burke">Kenneth Burke</a>, quien considera que esta disciplina, en realidad, debe ser entendida, estudiada y aplicada como una herramienta para construir espacios discursivos de encuentro y consenso. </p>
<p>Dicho esto, puede parecer paradójico realizar un análisis retórico de los discursos que construyen las diferentes interpretaciones sociales del conflicto/proceso catalán, ya que se trata de una realidad social con una fuerte polarización en la que, a simple vista, resulta difícil hallar lugares compartidos. </p>
<p>¿Por qué existe tal distanciamiento entre interpretaciones de una misma realidad social? ¿Es posible llegar al entendimiento? La respuesta a ambas preguntas reside en la Retórica. </p>
<h2>Construyendo discursos</h2>
<p>Cualquier persona que haya seguido mínimamente la actualidad política tendrá un parecer sobre la realidad catalana. Dicha opinión, como no puede ser de otra manera, se compondrá de múltiples variables, tendrá numerosos matices y, además, seguramente sea flexible, ya que habrá cambiado, más o menos, con el tiempo. </p>
<p>A dicha <em>opinión</em> aquí se la va a llamar “construcción discursiva de la realidad social catalana” por diferentes razones. En primer lugar, porque se asume que dicha interpretación de la realidad es necesariamente discursiva (al igual que la materia está conformada por átomos, la realidad social se conforma de discursos). </p>
<p>En segundo lugar, se habla de «construcción» porque, efectivamente, como indica <a href="http://www.tonosdigital.com/ojs/index.php/tonos/article/view/1887">la Retórica Constructivista postulada por David Pujante Sánchez</a>, dichos discursos moldean, no solo reflejan, cómo vemos el mundo que nos rodea. Así pues, se debe asumir el impresionante poder que tienen los discursos y dejar de pensar que son meros transmisores de una ideología, ya que los discursos <em>son</em> la ideología. De esta manera, quizás, podremos escapar de la jaula discursiva en la que nos hemos visto apresados. </p>
<h2>La gran sinécdoque</h2>
<p>Pues bien, si analizamos retóricamente la “construcción discursiva de la realidad social catalana” que han transmitido a través de los medios de comunicación de masas las diferentes fuerzas políticas, se observa que, por ejemplo, se ha estructurado mayoritariamente esta realidad social, en ambos bloques, mediante una estructura tropológica sinecdóquica. </p>
<p>Es decir, los discursos se han construido mediante una gran <a href="https://dle.rae.es/sin%C3%A9cdoque">sinécdoque</a> (figura retórica en la que se sustituye la <em>parte</em> por el <em>todo</em> o el <em>todo</em> por la <em>parte</em>). </p>
<p>Un ejemplo anecdótico pero representativo de dicha gran sinécdoque estructural lo encontramos en las construcciones discursivas, tantas veces repetidas durante las últimas semanas, con la que se han creado dos bloques parlamentarios en Cataluña. Estas son las denominaciones de “partidos constitucionalistas” para el grupo conformado por PSC (Partido Socialista de Cataluña), PPC (Partido Popular de Cataluña) y Ciutadans; y de “partidos independentistas”, para el grupo conformado por Esquerra Republicana, Junts per Catalunya, y las CUP (Candidatura de Unidad Popular). </p>
<p>¿Por qué hablamos de que hay una sinécdoque detrás de estas denominaciones? Porque, como se explicaba con anterioridad, existe en dichas construcciones discursivas una sustitución del todo por la parte. En el primero de los casos (los “partidos constitucionalistas”), se observa que se utiliza discursivamente la Constitución Española como un elemento capaz de describir la compleja realidad sociopolítica que defienden.</p>
<p>Esta expresión permite construir un “bloque único”, pese a las múltiples diferencias ideológicas que subyacen en una confluencia de este tipo. Así, con la expresión “partidos constitucionalistas” se construye discursivamente una idea de bloque “único” capaz de enfrentarse al otro bloque mediante la utilización de una sinécdoque en la que se sustituye el <em>todo</em> (los diferentes programas políticos de los partidos referidos) por la <em>parte</em> (la aparente defensa de la Constitución Española). </p>
<h2>La sustitución</h2>
<p>El conflicto, desde un punto de vista discursivo, es que una sinécdoque de este tipo implica una sustitución. Es decir, el <em>todo</em> al que hacíamos referencia desaparece en las construcciones discursivas. Las notables diferencias ideológicas de los partidos que conforman el bloque, así como su historia, se difuminan en favor de una supuesta unidad en la aparente defensa de la Constitución. Se crea así una fuerte polarización centrada en una supuesta pregunta cuya respuesta, aparentemente, solo puede ser “sí” o “no”. ¿El partido X defiende la Constitución Española? </p>
<p>Una estrategia retórica similar subyace debajo de la denominación de “partidos independentistas”. En este caso, el fin último de su actividad política (la independencia de Cataluña), que solo es una parte de su planteamiento programático, sustituye al todo, eludiendo así cuestiones en las que puede haber notables diferencias entre dichos partidos: ¿cómo conseguir dicha independencia?, ¿qué estado sería el resultante?, etc.</p>
<p>Ahora bien, como se afirmaba con anterioridad, estos son solo dos ejemplos de la gran estructura sinecdóquica que configura la construcción discursiva de la realidad social catalana. Se podría ilustrar dicha afirmación con otros muchos casos. </p>
<p>Por ejemplo, sería interesante estudiar cómo el mismo uso discursivo de la “Constitución Española” implica una referencia a una serie de artículos muy concretos (<a href="https://app.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=155&tipo=2">artículo 155</a>, por ejemplo), con lo que aquí habría una nueva sinécdoque en la que, en este caso, se sustituye el todo (la Constitución) por la parte (una serie de artículos que se centran en una unidad territorial del Estado Español). </p>
<p>O cómo los partidos en ambos ejecutivos realizan una construcción retórica similar al utilizar expresiones tales como “todos los españoles” o “el pueblo catalán”.</p>
<h2>Conclusión</h2>
<p>Detrás de todas y cada una de estas construcciones retóricas existe una sinécdoque de fondo en la que se sustituye la parte por el todo o el todo por la parte, lo que tiene importantes consecuencias sociodiscursivas. </p>
<p>Por un lado, la sustitución de la <em>parte</em> por el <em>todo</em> (por ejemplo, con la expresión «partidos constitucionalistas» o «independentistas») implica una simplificación de la realidad política en favor de la construcción discursiva de dos bloques enfrentados (con lo que resulta muy complicado establecer espacios comunes discursivos).</p>
<p>Por otro lado, la sustitución del <em>todo</em> por la <em>parte</em> (hablar del «pueblo catalán» o del «español») tiene importantes consecuencias cívicas, ya que mediante el uso de dichas sinécdoques se está silenciando/negando una parte del problema y, por consiguiente, una posible solución.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/127054/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Víctor Gutiérrez Sanz ha disfrutado de un contrato predoctoral financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y cofinanciado por el Fondo Social Europeo. </span></em></p>Los discursos moldean, no solo reflejan, cómo vemos el mundo que nos rodea. ¿Qué podemos aprender de la retórica a la hora de hablar de Cataluña?Víctor Gutiérrez Sanz, Doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (especializado en Retórica y Análisis del Discurso), Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1244032019-10-07T19:55:54Z2019-10-07T19:55:54ZPensiones y elecciones<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/295758/original/file-20191007-121060-j91c1c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5463%2C3637&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/official-counts-ballot-papers-polling-station-1126721333"> Alexandros Michailidis / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Toca volver a votar y a nadie se le escapa que en España, con <a href="http://www.seg-social.es/wps/wcm/connect/wss/6c1ab8c6-1bf1-4d61-9694-117c305e8393/S10201909.pdf?MOD=AJPERES&CONVERT_TO=linktext&ContentCache=NONE&CACHE=NONE&CACHEID=ROOTWORKSPACE.Z18_9H5AH880M8TN80QOV0H20V0000-6c1ab8c6-1bf1-4d61-9694-117c305e8393-mS1Ju38">casi nueve millones de pensionistas</a> (y en aumento), las preocupaciones de estos últimos son relevantes desde un punto de vista electoral.</p>
<p>El recurrente <a href="https://www.uv.es/pensiones/docs/sistema-publico-pensiones/Eje_2019T2.pdf">déficit de la Seguridad Social</a>, el vaciado del <a href="https://www.caixabankresearch.com/la-sostenibilidad-de-las-cuentas-de-la-seguridad-social-la-tarea-pendiente-f8">fondo de reserva de la Seguridad Social</a> (la llamada “hucha” de las pensiones), las manifestaciones de pensionistas y las discusiones sobre la revalorización de las pensiones hacen de este tema una cuestión con interés creciente y que invita a realizarse ciertas preguntas ante la proximidad de nuevas elecciones.</p>
<h2>¿Han perdido los pensionistas poder adquisitivo desde el inicio de la crisis?</h2>
<p>La respuesta en general sería que, hasta ahora, no.</p>
<p>El siguiente cuadro muestra la variación de las pensiones desde 2006 (año anterior al inicio de la crisis) hasta 2017 (antes de la aprobación de los <a href="https://www.boe.es/boe/dias/2018/07/04/pdfs/BOE-A-2018-9268.pdf">PGE de 2018</a> y de la aplicación del <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2018-17992">Real Decreto Ley 28/2018</a>).</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/295585/original/file-20191004-118213-y88j5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/295585/original/file-20191004-118213-y88j5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=202&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/295585/original/file-20191004-118213-y88j5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=202&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/295585/original/file-20191004-118213-y88j5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=202&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/295585/original/file-20191004-118213-y88j5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=254&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/295585/original/file-20191004-118213-y88j5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=254&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/295585/original/file-20191004-118213-y88j5c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=254&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>Fuente: <a href="https://www.ine.es/varipc/index.do">INE</a>, <a href="https://www.epdata.es/evolucion-pension-media-jubilacion/f5519f7c-a5e1-4523-b953-3348c3990481/espana/106">Europa Press</a> y <a href="https://www.jubilaciondefuturo.es/es/pensiones-en-cifras/indicadores/listado-de-indicadores/evolucion-de-la-pension-maxima-y-minima-del-sistema.html">BBVA</a></p>
<p>Con los datos anteriores parece difícil justificar la <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/Documents/2018/4_5906908181916812206.pdf">devaluación de las pensiones que algunos han pregonado</a>, salvo el de las pensiones máximas aunque hay que tener en cuenta que las mismas son alrededor de un tercio más elevadas que los <a href="https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=10882">salarios medios</a>.</p>
<p>Ahora bien, si uno solamente analiza los datos entre 2013 y 2017 (años de la aplicación del <a href="https://www.libremercado.com/2013-09-02/las-pensiones-no-estaran-ligadas-al-ipc-a-partir-de-2019-1276498460/">Índice de Revalorización de las Pensiones)</a> la cosa cambia. Como se aprecia en el cuadro de abajo, en esos años sí que ha habido una pequeña pérdida de poder adquisitivo.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/295586/original/file-20191004-118200-1q83csx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/295586/original/file-20191004-118200-1q83csx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=202&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/295586/original/file-20191004-118200-1q83csx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=202&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/295586/original/file-20191004-118200-1q83csx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=202&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/295586/original/file-20191004-118200-1q83csx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=254&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/295586/original/file-20191004-118200-1q83csx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=254&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/295586/original/file-20191004-118200-1q83csx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=254&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<p>Fuente: <a href="https://www.ine.es/varipc/index.do">INE</a>, <a href="https://www.epdata.es/evolucion-pension-media-jubilacion/f5519f7c-a5e1-4523-b953-3348c3990481/espana/106">Europa Press</a> y <a href="https://www.jubilaciondefuturo.es/es/pensiones-en-cifras/indicadores/listado-de-indicadores/evolucion-de-la-pension-maxima-y-minima-del-sistema.html">BBVA</a></p>
<p>Siendo los datos los que son, a cada uno le corresponde juzgar y contestar a la pregunta planteada pero la realidad es que España sigue teniendo una de las <a href="http://www.observatorioinverco.com/la-tasa-sustitucion/">tasas de sustitución</a> (cuantía de la pensión sobre el salario) más altas de la <a href="https://www.oecd-ilibrary.org/social-issues-migration-health/pensions-at-a-glance-2017_pension_glance-2017-en">OCDE</a>.</p>
<h2>¿Se deben revalorizar las pensiones con el IPC?</h2>
<p>Aquí la respuesta depende…</p>
<p>Si se quiere mantener a medio plazo el sistema, tal cual está diseñado (soslayando la Ley 23/2013), la respuesta es que no. La razón es sencilla: los gastos superan (y superarán) a los ingresos.</p>
<p>Si se pretende dicha revalorización por un supuesto <a href="https://twitter.com/Pablo_Iglesias_/status/1116448760924647433">cumplimiento de una obligación constitucional</a>, la respuesta es también que no. El artículo 50 de nuestra <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1978-31229">Constitución</a> establece que “los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad” pero el Tribunal Constitucional ha matizado el enunciado interpretando que el mismo “no supone obligadamente el incremento anual de todas las pensiones” (<a href="http://hj.tribunalconstitucional.es/es-ES/Resolucion/Show/866#complete_resolucion&fundamentos">STC 134/ 1987</a>), siempre que las pensiones sigan siendo adecuadas.</p>
<p>Ahora bien, el carácter contributivo de las pensiones (excepto las no contributivas) sí que parece exigir que se de una correlación entre lo cotizado y lo que se vaya a percibir. Por ello, la no inclusión del IPC como variable preponderante en cualquier formulación futura del sistema de actualización podría implicar la desvirtuación de ese carácter contributivo pudiendo poner además en riesgo el principio constitucional de adecuación.</p>
<h2>¿Es viable el actual sistema de pensiones (sin la Ley 23/2013)?</h2>
<p>Aquí la respuesta es sencilla: un no mayúsculo.</p>
<p>El sistema español, hoy por hoy, es un sistema de reparto intergeneracional donde los trabajadores actuales (cotizantes) financian las pensiones de los antiguos trabajadores (pensionistas). Luego, aun a riesgo de simplificar muchísimo, la ecuación de igualdad para la viabilidad del sistema es muy sencilla: el producto del número de cotizantes por sus cotizaciones debe ser igual o mayor que el producto del número de pensionistas por sus pensiones.</p>
<p>La evolución de los cotizantes depende del número de personas que están o acceden al mercado laboral y España tiene, además de un problema de natalidad, un problema de desempleo notable que se puede acrecentar en caso de recesión económica. Las cotizaciones dependen de los salarios que, en los últimos años, han sido <a href="https://nadaesgratis.es/felgueroso/por-que-no-crecen-los-salarios-en-espana-i">bajos</a> y de los tipos de cotización. Los pensionistas son los que son y evolucionarán en función de la entrada de nuevas personas en el sistema (piénsese ahora en los nacidos en el <em>baby boom</em>) menos las que fallezcan (España tiene una de las <a href="https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/actualidad/espana-sera-pais-mayor-esperanza-vida-2040_13356">esperanzas de vida</a> mayores del mundo). Y las pensiones dependen de los años y cuantía de las cotizaciones ya realizadas (y las que “entran” en el sistema son superiores a las que “salen”, de ahí el constante incremento de la pensión media).</p>
<p>¿Quiere esto decir que peligran las pensiones? No tiene por qué; simplemente quiere decir que hay que cambiar el sistema, bien sea por el lado de los ingresos, de los gastos o de ambos. Ha habido intentos serios (aunque poco acertados al centrarse fundamentalmente en la parte de los gastos) como el de la mencionada <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2013-13617">Ley 23/2013 reguladora del Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revalorización del Sistema de Pensiones</a>, y otros menos, por la vía de los ingresos, como el de pretender <a href="https://www.expansion.com/economia/2018/03/27/5ab9fd6ce2704eae308b462f.html">financiar el déficit de las pensiones con un impuesto sobre transacciones financieras</a>.</p>
<p>El debate está abierto y ya se escuchan voces para que el Gobierno actual, aún en funciones, revalorice otra vez las pensiones para 2020 con el IPC mediante Real Decreto Ley. Lo cierto es que, al final, si se quiere mantener la adecuación de las pensiones mediante la revalorización con el IPC, la modificación deberá venir fundamentalmente por la parte de los ingresos lo que implicará necesariamente buscar recursos adicionales o reducir otros gastos.</p>
<p>Existen multitud de trabajos muy sólidos respecto a este tema. Recomendaría, por su carácter divulgativo y formato de presentación, una intervención del actual Gobernador del Banco de España, de <a href="https://www.bde.es/f/webbde/GAP/Secciones/SalaPrensa/IntervencionesPublicas/DirectoresGenerales/economia/Arc/Fic/eco120418.pdf">12 de abril de 2018</a> y, por sus proyecciones y propuestas, el trabajo de <a href="https://ideas.repec.org/p/fda/fdapop/2018-03.html">A. de la Fuente, M.A. García Díaz y A. R. Sánchez (2018)</a>.</p>
<h2>Conclusión</h2>
<p>Nueve millones de pensionistas irán a votar próximamente y el futuro de sus pensiones estará entre sus preocupaciones. </p>
<p>Sería deseable que todos los partidos políticos tomaran nota de ello, dejaran fuera la demagogia y las ocurrencias, hicieran propuestas electorales realistas y, sobre todo, explicaran cómo financiarlas y, en el futuro, sea cual fuere el resultado de las elecciones, se pusieran de acuerdo para trabajar en la modificación del sistema actual: acordar la forma de financiarlo y hacerlo sostenible a largo plazo, establecer mecanismos de actualización automáticos que mantengan un adecuado poder adquisitivo de las pensiones y así dotar de certidumbre y tranquilidad a los pensionistas actuales y futuros.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/124403/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Castillo Espinosa no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El recurrente déficit de la Seguridad Social, el vaciado de la “hucha” de las pensiones, las manifestaciones y las discusiones sobre su revalorización invitan a hacernos ciertas preguntas.Antonio Castillo Espinosa, Associate Professor of Tax and Finance Law and Associate Professor of International Taxation, IE UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1227632019-09-11T20:17:32Z2019-09-11T20:17:32ZLiderazgo de las mujeres: por ahora, solo en política<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/291961/original/file-20190911-190002-1ozykgb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=28%2C0%2C6202%2C4147&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">A la derecha, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/brussels-belgium-10th-july-2019-candidate-1447080125"> Alexandros Michailidis / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, <a href="http://www.rtve.es/noticias/20190910/nueva-comision-europea-apuesta-paridad-economia-digital-cambio-climatico/1978943.shtml">ha dado a conocer su equipo de gobierno</a>. Entre los datos más destacados está su propia estructura, ya que estará formado por catorce hombres y trece mujeres, incluida ella quien, además, será la primera mujer que ostenta este cargo. Esta paridad resulta noticiosa, ya que no es ni mucho menos, habitual.</p>
<p>Es lugar común la escasa presencia de mujeres en puestos de liderazgo en general pero, a pesar de los avances obtenidos, en el ámbito político es muy llamativa, porque se trata de un espacio muy masculino. El poder siempre lo ha sido, ya que es un importante recurso en manos de quien los ostenta, y se resiste a democratizarse.</p>
<p>La participación política de las mujeres es intensa y extensa desde antes incluso de que se produjese su acceso a los derechos políticos. Ahí queda por ejemplo, la historia del sufragismo. Como grupo en busca de su emancipación, entendió que esta solo se conseguía a través de una estrategia constante y firme. </p>
<p>Sin embargo, los datos de la participación política de las mujeres arrojan que no existe una proporción entre el número de participantes y sus jefes de filas. Según los datos de <a href="https://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-and-figures#notes">ONU Mujeres de 2019</a>, el porcentaje de parlamentarias era del 24,3 % (cantidad muy variable según regiones del mundo). En cuanto al porcentaje de Jefas de Estado (electas), es de 5,9 %; mientras que el correspondiente a las Jefas de Gobierno suma 6,1 %. Estos dos últimos datos han experimentado un ligero descenso con respecto a los recabados hace cinco años por la misma organización. </p>
<p>Todas estas cifras marcan la diferencia entre funciones políticas. No es lo mismo un puesto deliberativo, como el parlamentario, que un puesto ejecutivo, como es ser ministro.</p>
<p>Los partidos políticos son los verdaderos vertebradores de las democracias, y por tanto son el lugar esencial donde se fraguan las carreras políticas. Por tanto, es el espacio de observación fundamental para identificar los problemas. No deja de ser curioso el dato de que el inicio de las carreras políticas de un buen numero de mujeres no arranca en los partidos políticos, sino que provienen de otros lugares “más amables” para ellas, como las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales, donde su gestión y reconocimiento es mucho mayor.</p>
<h2>Por qué estamos así</h2>
<p>Existen <a href="http://americalatinagenera.org/newsite/images/cdr-documents/publicaciones/doc_60_Mujeres-en-el-poder-Cambian-las-reglas-del-juego.pdf">cuatro principales barreras</a> para las mujeres en el camino hacia el liderazgo en sus partidos: tiempo, energía, dinero y raza. </p>
<p>La disponibilidad de tiempo es fundamental, y cuando hay que compartir tareas (reproductivas y de cuidado) con las políticas, no sobra, o simplemente no lo hay. </p>
<p>Cuando se sigue el empeño, puede ser que la energía falte, la presencia de fatiga es una de las constantes de esta situación, que acaba por imposibilitar el intento. </p>
<p>Sobre el dinero, o más bien, su ausencia o escasez, poco más hay que añadir para explicar porque es un obstáculo en cualquier carrera profesional. </p>
<p>Y con respecto a la raza, la discriminación en función de esa razón está fuera de toda discusión.</p>
<h2>Cómo nos lo explicamos</h2>
<p>A través de las investigaciones que se llevan a cabo en este terreno, se han acuñado conceptos de enorme interés explicativo; incluso algunos de ellos han sido incorporados al uso publico general. </p>
<p>Hay que mencionar tres al menos: <strong>techo de cristal</strong> (<em>glass ceiling</em>), <strong>suelo pegajoso</strong> (<em>sticky floor</em>) y <strong>acantilado de cristal</strong> (<em>glass cliff</em>). </p>
<p>El <a href="http://www.ifn.se/wfiles/wp/wp1034.pdf">primero de ellos</a> es el más famoso, y sirve para identificar aquella situación, aparentemente invisible, pero que impide, en este caso a las mujeres, escalar a los puestos más altos, y cuanto más alto, peor. </p>
<p>El suelo pegajoso sirve para identificar la situación en la que lo costoso sería entrar y empezar dentro de una organización; justo este no es el caso -la militancia femenina en los partidos es abundante-. </p>
<p>Y por último, el acantilado de cristal está bastante relacionado con el techo de cristal. Evoca la difícil escalada de una carrera política femenina, sobre todo si se tiene en cuenta que existen otras “puertas” de entrada a mitad del camino por donde entran corredores de ventaja. Y esta situación sí es fácil de reconocer en el ámbito de las organizaciones partidistas.</p>
<h2>Qué se ha ido haciendo</h2>
<p>Es un hecho que se han ido tomando decisiones por parte de los partidos (y de los Estados) para luchar contra esta discriminación. Citemos por ejemplo, la <a href="http://citation.allacademic.com//meta/p_mla_apa_research_citation/0/7/2/9/1/pages72918/p72918-2.php">adopción de cuotas</a> o la celebración de primarias. Más allá del debate propiamente político que envuelve estas medidas, hay que mencionar que tampoco son garantía fehaciente de mejora. </p>
<p>La adopción de cuotas es más influyente si responde a una normativa estatal que si corresponde a la interna del partido; suele haber contempladas excepciones que a veces cercenan el objetivo. Las elecciones primarias internas no son una clausula de salvaguarda de la igualdad; están afectadas, como cualquier proceso (y más si es político) por cuestiones como la financiación, y la ayuda por parte de redes y contactos.</p>
<p>En definitiva, queda mucho camino por recorrer para lograr una igualdad política en las cúpulas de partidos y Estados. El liderazgo femenino es tan escaso que no hay apenas referentes con los que las niñas puedan identificarse a la hora de pensar en un futuro distinto.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/122763/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paloma Román Marugán no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El sufragismo y las cuotas han hecho mucho por el avance femenino en política. Pero en el resto de ámbitos, el techo de cristal sigue siendo una realidad.Paloma Román Marugán, Profesora de Ciencia Política, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1176412019-05-27T19:59:43Z2019-05-27T19:59:43ZSin pactos no hay gobiernos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/276627/original/file-20190527-193540-vlnr6z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C8%2C5973%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/caceres-extremadura-spain-april-02-2019-1382243168">Esteban Martinena Guerrer / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Tal y como sucede en esas películas o series en las que no es hasta el final cuando se revela la fuerza de un actor que creíamos secundario, así ha sucedido en esta larga noche electoral.</p>
<p>El ciclo de 2019 se cerró el domingo con la celebración de las elecciones europeas, locales y autonómicas. Sí, usted ha leído bien, autonómicas en doce Comunidades Autónomas.</p>
<p>Si tenemos en cuenta que la política estatal española ha estado en una situación de <em>stand by</em> hasta la noche del domingo, es pertinente ahora situarse ante el paisaje con el que deberemos convivir en los próximos cuatro años.</p>
<h2>¿Segunda vuelta?</h2>
<p>Una de las primeras consideraciones es si estas elecciones europeas, locales y autonómicas pueden leerse en clave de “segunda vuelta” para las principales formaciones políticas españolas. </p>
<p>Aunque algunos partidos -en especial el Partido Popular- han intentado que así fuera para recuperarse de los <a href="http://resultados-elecciones.rtve.es/generales/2019/congreso/">malos resultados</a> obtenidos en las elecciones generales del 28 de abril, lo cierto es que difícilmente podemos hacer dicha lectura.</p>
<p>Un elemento clave para entender los resultados autonómicos -así como incluso en mayor medida los resultados locales- es tener claro que las dinámicas de voto no tienen porqué corresponderse con otros niveles territoriales. Es decir, el proceso de decisión del voto de los ciudadanos no únicamente se rige por las grandes tendencias estatales, sino que toma en consideración cuál es el marco político en el que se celebra la votación.</p>
<p>En este sentido, aunque la proximidad de los resultados del 28A haya podido condicionar la elección del voto en algunos casos, a buen seguro que los factores que más han pesado son los relativos a la propia Comunidad Autónoma. Ejemplo de ello son los resultados del <a href="http://www.rtve.es/noticias/20190526/prc-miguel-angel-revilla-arrolla-pp-parlamento-cantabria/1946073.shtml">Partido Regionalista de Cantabria</a>, cosechando una clara victoria cercana a la mayoría absoluta, habiendo obtenido sólo un diputado en las elecciones generales.</p>
<h2>Nuevos actores</h2>
<p>Uno de los elementos más relevantes del nuevo escenario autonómico es la irrupción de nuevos actores que todo apunta a que asumirán roles distintos. </p>
<ul>
<li><p>En primer lugar destaca la confirmación de la irrupción de la ultraderecha en buena parte de las Comunidades Autónomas. Así, <a href="https://www.efe.com/efe/espana/portada/abascal-advierte-de-que-vox-hara-valer-sus-votos-para-formar-gobiernos/10010-3985668">VOX</a> obtiene por primera vez representación parlamentaria en Aragón, Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Madrid y Murcia, si bien con menos fuerza que las expectativas que la misma formación había generado. Como veremos, esa representación autonómica apunta a suertes dispares en lo que a condicionar la formación de gobierno se refiere.</p></li>
<li><p>En segundo lugar, estas elecciones han visto también la aparición de una nueva formación, <a href="http://www.rtve.es/alacarta/videos/especiales-informativos/carmena-reconoce-no-podra-seguir-frente-del-ayuntamiento-madrid-dejara-politica-cuando-se-constituya-nievo-gobierno-local/5242538/">Más Madrid</a>, a raíz de las diferencias en el seno de Podemos en la Comunidad de Madrid y que quizás habrá resultado en un intento no demasiado exitoso por recuperar el gobierno autonómico para las fuerzas de izquierda.</p></li>
</ul>
<h2>Viejos rockeros</h2>
<p>Como es conocido, “<em>los viejos rockeros nunca mueren</em>”, y esa parece ser la explicación de la recuperación de cuotas de poder autonómico que ha obtenido el <a href="https://www.efe.com/efe/espana/politica/el-psoe-gana-las-elecciones-aunque-pp-resiste-y-recupera-madrid/10002-3985686">PSOE</a>. </p>
<p>A excepción de Cantabria y Navarra, en las restantes diez comunidades en liza los socialistas se han alzado con la victoria, si bien de ello no se deriva necesariamente liderar los respectivos gobiernos autonómicos. </p>
<p>Unido a eso, es relevante constatar como, también en el ámbito autonómico, Pedro Sánchez ha culminado con buena nota el proceso de recuperación del capital político que -sin ir más lejos- parecía herido de muerte tras las autonómicas de 2015 y las generales de 2015 y 2016.</p>
<p>Pero quienes también han esquivado un escenario tremendamente problemático han sido <a href="http://www.rtve.es/alacarta/videos/especiales-informativos/casado-partido-popular-ya-iniciado-remontada-hemos-vuelto/5242680/">Pablo Casado y el PP</a>, toda vez que la irrupción de Vox, unida a la consolidación de Ciudadanos <a href="http://resultados-elecciones.rtve.es/autonomicas/2019/comunidad-de-madrid">en el ámbito autonómico</a>, le permiten aún unos movimientos negociadores que tras la debacle estatal del 28A parecían perdidos.</p>
<p>A ello se une, obviamente, la posibilidad real de mantener el liderazgo en la Comunidad de Madrid así como en la capital, aunque en todos los casos deberá afrontar un proceso de negociación que en ninguno de ellos será cómodo ni fácil.</p>
<h2>Pactar, sí o sí, para gobernar</h2>
<p>Pero quizás, el elemento más relevante que se desprende de los resultados de las autonómicas del 26M es la confirmación de la obligatoria necesidad de situar el acuerdo, el pacto y la negociación en el centro del escenario.</p>
<p>Efectivamente, si algo apuntaron los resultados de las generales del 28A y debería quedar claro tras estas autonómicas es que será obligado <strong><em>pactar para gobernar</em></strong>. </p>
<p>Así, en Aragón, Baleares, Canarias, Castilla y León, Madrid, Murcia y Navarra será obligado que los ganadores (esencialmente el PSOE) centren los próximos días en abrir un proceso de negociación para la formación de gobiernos regionales.</p>
<p>Y ello sólo puede lograrse mediante la construcción de acuerdos de coalición con otras formaciones con las que compartir el poder; bien es cierto que en Asturias o en La Rioja se puede intentar la aventura de gobernar en solitario, en minoría, aunque tampoco sería un escenario deseable.</p>
<h2>Las dinámicas multinivel</h2>
<p>Es precisamente ahora cuando cobra especial importancia la capacidad de entender la importancia de lo que denominamos <strong><em>dinámicas multinivel</em></strong>: en estados descentralizados (o compuestos) ningún nivel político-territorial funciona en “el vacío”. Todo está interrelacionado, tanto en el plano vertical como en el horizontal. </p>
<p>Por un lado, la formación de gobierno en el ámbito estatal influye en la formación de los gobiernos autonómicos y éstos sobre los gobiernos locales. </p>
<p>Por otro lado, en un breve lapso de tiempo -el próximo 15 de junio- no sólo se formarán los nuevos gobiernos locales al mismo tiempo en más de los ocho mil municipios españoles, sino que también se estarán desarrollando al mismo tiempo las negociaciones en esas doce CCAA.</p>
<p>Además, lo relevante de ese escenario complejo de múltiples negociaciones simultáneas es que planeará sobre el mismo la negociación para la formación del gobierno estatal, con un PSOE en posición de dominio de la negociación y Unidas Podemos en franco retroceso de sus bazas negociadoras. ¿Sabrán estar a la altura los diferentes actores en cada nivel? ¿Entenderán por fin que sin pacto no hay gobierno?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/117641/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Josep Maria Reniu Vilamala no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La última cita electoral constata que serán muy pocos los municipios y las comunidades autónomas en las que se gobierne en solitario.Josep Maria Reniu Vilamala, Profesor Titular de Ciencia Política y de la Administración, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1141062019-05-24T19:56:40Z2019-05-24T19:56:40ZAsí pueden los partidos y empresas analizar sus opiniones en Twitter<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/276103/original/file-20190523-187189-1vdd2bi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C4493%2C2984&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/oxford-uk-january-7th-2017-twitter-550359199">Ink Drop/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Las personas expresamos continuamente nuestras opiniones y sentimientos de muchas maneras: mediante expresiones gestuales, de forma oral y también por escrito. Esta última forma ha ido adquiriendo mayor importancia debido al uso, cada vez más extendido, de las redes sociales, donde la comunicación se realiza principalmente publicando e intercambiando mensajes.</p>
<p>La proliferación de esta modalidad de comunicación lingüística ha generado un gran interés por los programas para procesar automáticamente textos y detectar y clasificar sentimientos y opiniones. </p>
<p>Para las empresas es cada vez más importante conocer la opinión que se tiene sobre sus productos y servicios, lo que se ha venido a llamar <a href="https://www.siteminder.com/r/marketing/hotel-online-reviews/influence-travellers-reviews-hotel/">gestión de la reputación</a>. La monitorización de la opinión ciudadana expresada en redes sociales complementa a los métodos tradicionales basados en encuestas: las redes sociales se han convertido en una fuente de fácil acceso a grandes cantidades de palabras, frases y textos que expresan opiniones de manera espontánea.</p>
<h2>De las webs especializadas a las redes sociales</h2>
<p>Los primeros foros donde los usuarios podían compartir opiniones fueron aquellos relacionados con las reseñas turísticas y de productos para el ocio (libros, películas, dispositivos electrónicos, etc.), como por ejemplo <a href="https://www.tripadvisor.com/">TripAdvisor</a>, Booking, Amazon y los portales para cinéfilos <a href="https://www.imdb.com/">IMDb</a> y <a href="https://www.rottentomatoes.com/">RottenTomatoes</a>. </p>
<p>Hoy en día las las redes sociales (Facebook, YouTube, Instagram, Twitter, etc.) han ganado en popularidad a estas webs. Mientras que los foros de <a href="https://expandedramblings.com/index.php/tripadvisor-statistics/">Tripadvisor reciben 270 contribuciones (opiniones) por minuto</a>, se publican alrededor de <a href="https://www.internetlivestats.com/twitter-statistics/">6 000 tuits por segundo en el mundo</a>. Solo en España hay <a href="https://www.statista.com/statistics/242606/number-of-active-twitter-users-in-selected-countries/">6,4 millones de usuarios</a> de Twitter.</p>
<p>El crecimiento exponencial de los datos en forma de textos escritos disponibles permite que se utilicen cada vez más las técnicas de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Procesamiento_de_lenguajes_naturales">procesamiento del lenguaje natural</a>, basadas en inteligencia artificial. Se trata de algoritmos que analizan el lenguaje humano para detectar <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/An%C3%A1lisis_de_sentimiento">sentimientos y opiniones</a> con respecto a productos, organizaciones (partidos políticos, empresas, etc.) o temas en concreto (Brexit, Unión Europea). </p>
<h2>¿Es amor u odio?</h2>
<p>Los sistemas que mejores resultados obtienen son los que utilizan categorías simples para clasificar los fragmentos de texto. Tienen en cuenta dos variables: la subjetividad (determinan si un texto es objetivo o subjetivo) y la polaridad (determinan la connotación o sentido de un texto). </p>
<p>A su vez, esta polaridad se clasifica en tres categorías según la opinión tenga carácter positivo, negativo o neutro, en base a una escala numérica (0-5). Veamos algunos ejemplos de tuits:</p>
<ol>
<li>“Nos planteamos el porqué de su estrella y nos dolió el bolsillo”.</li>
<li>“Buen ambiente, servicio mediocre”.</li>
<li>“@USER jajajaja la tuya y la d mucha gente seguro!! Pero yo no puedo sin mi melena me muero”. </li>
</ol>
<p>Las frases 1 y 3 expresan sentimientos negativos. Sin embargo, no resulta fácil asignar una polaridad a la frase 2. </p>
<p>La gran mayoría de los <a href="https://www.aclweb.org/anthology/W02-1011">primeros sistemas que analizaban sentimientos</a> clasificaban las opiniones usando un baremo como el de las reseñas de películas. Es decir, se simplificaba la clasificación haciendo que el sistema pudiera detectar una única polaridad de la opinión (lo que valdría para las frases 1 y 3). </p>
<p>El texto 2, sin embargo, demuestra la necesidad de analizar el mensaje más detalladamente, ya que en realidad expresa dos opiniones: una sobre el ambiente del local (positiva) y otra sobre el servicio (negativa). Dos aspectos sobre el mismo tema que forman parte de la opinión. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/276105/original/file-20190523-187176-v71jeh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Las redes sociales son espacios de opinión.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.pexels.com/photo/apple-applications-apps-cell-phone-607812/">Tracy Le Blanc/Pexels</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Así, cada objeto o tema puede incluir diferentes aspectos. En el caso de que el tema sea restaurantes, los aspectos a tener en cuenta podrían ser el ambiente, el precio, el servicio, la calidad de la comida, etc. Mientras que si el tema es sobre cámaras de fotos, los aspectos se corresponderían, por ejemplo, con las características del dispositivo.</p>
<p>Finalmente, en los ejemplos anteriores se ponen de manifiesto algunas de las dificultades a las que se enfrentan los sistemas de análisis de sentimientos: por ejemplo, la expresión “nos planteamos el porqué de su estrella” no indica explícitamente la polaridad de la opinión y las expresiones idiomáticas como “doler el bolsillo” y el lenguaje informal característico de las redes sociales como Twitter (“jajaja”) suponen obstáculos adicionales para el análisis automático.</p>
<h2>¿Depende del idioma?</h2>
<p>Ahora bien: ¿cómo es un programa capaz de reconocer nuestros sentimientos y saber si nuestras opiniones en las redes sociales son positivas o negativas, independientemente de que escribamos en lenguaje no estándar y en diferentes idiomas?</p>
<p>Resumiendo, se podrían distinguir tres métodos principales para detectar y clasificar sentimientos en un idioma concreto:</p>
<ul>
<li><p>El primero consiste en generar previamente diccionarios de palabras tipo que indican si una frase es positiva o negativa (doler, mediocre, morir, “ja”) e identificar automáticamente esas palabras en el texto a clasificar. </p></li>
<li><p>El segundo consiste en la generación manual de reglas. Una regla como “adjetivo <em>buen</em> + nombre” podría ser buena para detectar expresiones con polaridad positiva. Estas reglas pueden llegar a ser muy elaboradas teniendo en cuenta la complejidad que puede alcanzar la estructura sintáctica de las oraciones. </p></li>
<li><p>El tercero consiste en aplicar técnicas de aprendizaje automático sobre un conjunto de textos generados previamente para entrenar modelos de clasificación estadística. Una vez se les enseña qué es positivo y qué es negativo, pueden hacer predicciones para clasificar otras publicaciones y mensajes.</p></li>
</ul>
<p>Los tres métodos se aplican a un solo idioma y los tres asumen que se va a trabajar con lenguaje correcto gramatical y ortográficamente. Esto supone que, en casos como el texto 3 (jerga de Twitter) hay que transformar las expresiones a lenguaje estándar.</p>
<h2>¿Hasta qué punto son fiables?</h2>
<p>Los sistemas de análisis de sentimientos se evalúan mediante métodos cuantitativos y cualitativos. </p>
<ul>
<li><p>La evaluación cuantitativa compara automáticamente los resultados del análisis del sistema respecto a un conjunto de textos y se calcula el margen de error. Esta evaluación permite guiar el desarrollo del sistema de análisis de sentimientos para modificarlo y paliar fallos.</p></li>
<li><p>La evaluación cualitativa la realizan personas con el objetivo de valorar si el sistema proporciona información relevante y útil para una aplicación en concreto. Por ejemplo, para detectar la bajada en clientes de una cadena hotelera, la explicación de los malos resultados electorales de un partido político, entender la pérdida de suscriptores de un medio digital, etc.</p></li>
</ul>
<p>Ambas evaluaciones se realizan con respecto a una colección amplia de textos (miles de ellos), ya que al valorar si el sistema ha funcionado bien solo para una frase podríamos encontrar un acierto o fallo puramente anecdótico. </p>
<p>El valor de los sistemas de análisis de sentimientos y opiniones reside, por tanto, en la agregación de miles o millones de mensajes y publicaciones sobre un tema específico. Y sí, son fiables. Aunque, como el resto de las tareas de procesamiento del lenguaje natural, sigan teniendo margen de mejora. Pero son ya tan fiables que desde hace años <a href="https://monkeylearn.com/sentiment-analysis/">sus aplicaciones para las empresas y para las administraciones</a> no deja de crecer.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/114106/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rodrigo Agerri recibe fondos del Ministerio de Ciencia y Tecnología, en los proyectos DeepReading, CROSSTEXT y un contrato de investigación Ramon y Cajal.</span></em></p>El gran volumen de datos disponibles en internet permite usar técnicas de procesamiento del lenguaje natural para analizar sentimientos y opiniones sobre productos, organizaciones o temas.Rodrigo Agerri, Investigador Ramón y Cajal, grupo IXA, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1161472019-04-29T00:02:40Z2019-04-29T00:02:40ZElecciones generales en España: el ganador, el perdedor y la sorpresa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/271311/original/file-20190428-194603-1y4xm4h.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=251%2C360%2C3320%2C1851&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Los líderes del PSOE, PP y Ciudadanos comparecieron simultáneamente ante los medios y sus seguidores.
</span> <span class="attribution"><span class="source">RTVE</span></span></figcaption></figure><p>Decía Raymond Aron que la democracia era un ideal político inconmensurable. Sin embargo, como sistema, ofrecía poco espacio para las emociones fuertes. Al fin y al cabo, la competencia entre partidos y opciones políticas se circunscribía a periódicas elecciones con programas convergentes. En el aburrimiento, la única amenaza seria era la consideración de la democracia como un procedimiento, un conjunto de instrumentos al servicio de las políticas públicas.</p>
<p><a href="https://jhupbooks.press.jhu.edu/title/assessing-quality-democracy">Diamond y Morlino</a> corrigieron al pensador francés, indicando que la calidad de la democracia se construye sobre las normas, pero se completa con el contenido de las mismas y la evaluación de los resultados. La instrumentalización de la política excluye las emociones, materia prima para la oferta política populista, a la izquierda y la derecha del arco parlamentario.</p>
<p>No sabemos si Aron mantendría su tesis en la España actual. Desde la fallida XI Legislatura de 2015, se han sucedido multitud de novedades. Los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Refer%C3%A9ndum_de_independencia_de_Catalu%C3%B1a_de_2017">sucesos de Cataluña en octubre de 2017</a>, la aplicación del <a href="http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=155&tipo=2">artículo 155</a> de la Constitución Española, la derrota del PSOE en las <a href="https://www.efe.com/efe/espana/infografias/resultados-de-las-elecciones-al-parlamento-andalucia/50000569-3833246">elecciones autonómicas andaluzas</a>, la primera <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Moci%C3%B3n_de_censura_contra_Mariano_Rajoy_de_2018">moción de censura</a> exitosa, la emergencia de Vox o de Cayetana Álvarez de Toledo, la llegada de Pablo Casado o la confirmación de Inés Arrimadas como alternativa sólida en Cataluña… o en España. ¡Bendito aburrimiento procedimental!</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/271307/original/file-20190428-194606-1xgirtf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/271307/original/file-20190428-194606-1xgirtf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=354&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/271307/original/file-20190428-194606-1xgirtf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=354&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/271307/original/file-20190428-194606-1xgirtf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=354&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/271307/original/file-20190428-194606-1xgirtf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=445&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/271307/original/file-20190428-194606-1xgirtf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=445&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/271307/original/file-20190428-194606-1xgirtf.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=445&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.resultados.eleccionesgenerales19.es/">Ministerio de Interior. Gobierno de España.</a></span>
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<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=551&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=693&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=693&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/271445/original/file-20190429-194612-1mk5jqz.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=693&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Resultados al 99'99% del escrutinio.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.resultados.eleccionesgenerales19.es/">Ministerio de Interior. Gobierno de España.</a></span>
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</figure>
<h2>El nuevo escenario</h2>
<p>En este contexto, <a href="https://www.resultados.eleccionesgenerales19.es/Congreso/Total-nacional/0/es">los resultados de esta noche</a> dejan una nueva normalidad a la que habrá que acostumbrarse.</p>
<ul>
<li><p><strong>El PSOE consigue su objetivo</strong>. Tiene una victoria electoral sobre la que apalancar su estrategia de gobierno pasado y plantear un nuevo proyecto a corto plazo. Con un gobierno de apoyo inestable y geometría variable, es posible que veamos más medidas sociales y de corte emocional. Parece difícil aventurar una legislatura larga. En todo caso, el liderazgo de Pedro Sánchez es indiscutible. Tras las autonómicas y municipales, veremos qué sucede con las voces críticas que aún quedan en el partido. Ganador.</p></li>
<li><p><strong>El PP tiene un problema serio</strong>. Tiene que definir un proyecto rápido, antes de las municipales y autonómicas, para que este resultado no sea el principio del declive. En comunicación y comportamiento político se estudian los efectos <em>bandwagon</em> o “arrastre”, que explica que si cuaja la idea de que el PP está en descomposición, los votantes huirán de forma masiva. Y ahora tienen dos -o más- alternativas de elección. No es un razón estática, sino resultado de las decisiones que tomen Casado y su equipo en los próximos días. Pierde. Y pierde mucho.</p></li>
<li><p><strong>Ciudadanos padece la crisis de madurez</strong>. Con más de 55 escaños, no termina de liderar el centro derecha. En el contexto político actual, o bien alcanza alguna cuota relevante de poder –liderar la oposición o entrar en el gobierno– o empezará a ser observado con la etiqueta de partido de apoyo, no de gobierno. Piensen en la evolución de los liberales demócratas en el Parlamento Británico. Gana, pero pierde.</p></li>
<li><p><strong>Unidas Podemos se ha recuperado en la segunda semana de campaña</strong>. Ha caído en votos y escaños porque su posicionamiento político ha achicado los yacimientos de voto. Tendrá premio en la medida en que su apoyo será decisivo en el proceso de elección del presidente. En la segunda vuelta, su voz será escuchada. Pierde, pero gana.</p></li>
<li><p><strong>Vox es la sorpresa que esperábamos</strong>. Por un razón sencilla: ahora está en el terreno en el que recibirá apoyo mediático y podrá visibilizar sus demandas. En el premio, lleva la responsabilidad: ahora tendrá que mojarse en demandas y políticas concretas, no en eslóganes ocurrentes. Comparte la lección con Podemos: los votantes van y vienen. No tomemos como suelo o techo electoral este resultado de 2019, porque <a href="https://mariajosecanel.com/matriz-transferencia-voto-abril-2016-analisis/">las transferencias de voto no han hecho más que empezar</a>. Ganador.</p></li>
<li><p><strong>Los partidos nacionalistas mantienen su línea</strong>. No es poca cosa en un escenario de cambio y revuelo. Ganan todos, pero sobre todo destaca el resultado de ERC, que ha conseguido apoderarse de la esfera catalana.</p></li>
</ul>
<p>En conclusión, se plantea este nuevo escenario como la primera vuelta de las municipales con enorme carga de suspense. Cuando España se aburre, a la manera del <a href="https://www.lemonde.fr/le-monde-2/article/2008/04/30/quand-la-france-s-ennuie_1036662_1004868.html">mítico artículo de Pierre Viansson-Ponté</a> previo a la explosión parisina de mayo de 1968, aparecen nuevas tensiones, nuevos escenarios políticos y nuevos actores. Nos esperan emociones parlamentarias, <a href="https://theconversation.com/y-entonces-a-quien-le-importa-el-debate-115884">con o sin debates</a>, pero seguro que con polarización.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/116147/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Luis Manfredi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Desde 2015 la política española ha vivido en una montaña rusa. Cataluña, el artículo 155, la moción de censura, la irrupción de Vox… El suspense, tras nuevo escenario tras el 28A, está asegurado.Juan Luis Manfredi, Profesor titular de Periodismo, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1160412019-04-25T19:57:06Z2019-04-25T19:57:06ZPor qué lo llaman voto útil si puede perjudicarles<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/271084/original/file-20190425-121233-1mzrypg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C4282%2C2833&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El efecto del llamado “voto útil” resulta incontrolable en las elecciones al Congreso de los Diputados. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/view-spanish-electoral-envelopes-white-sepia-1329216233?src=VzBwVAh_mdCrJ6zHmpEyzg-1-30">Laura Primo / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Desde hace varias décadas, los grandes partidos han aconsejado emitir un “voto útil” para las elecciones al Congreso de los Diputados. De tal forma, que ha calado la idea en algunos electores de que su voto vale mucho más si optan por un partido que tiene opciones de conseguir escaños, que si votan a otro para el que las encuestas predicen que no sacará ningún escaño. En tal caso, esos electores suelen emitir un voto estratégico, es decir, no votan por su partido preferido sino por otro menos deseado pero con opción a escaño.</p>
<p>Puede que el voto más útil para cada elector sea el voto sincero, es decir, al partido que mejor representa a sus ideales. Si ningún partido es aceptable, el “voto útil” es el voto en blanco.</p>
<p>¿Acaso no han sido útiles los <a href="https://pacma.es/resultados-elecciones/">287.000 votos</a> que recibió PACMA en 2016 porque PACMA no consiguiera ningún escaño? Es cierto que casi idéntico número de votos dieron 5 escaños a un partido nacionalista y eso le ha propiciado bastante poder en esta legislatura a dicho partido. Pero los resultados de PACMA, tal vez algo minorados por el efecto del “voto útil”, han transmitido a la clase política, y a la sociedad en general, el mensaje de que hay mucha gente que está contra el maltrato a los animales. </p>
<p>El voto de un elector en las elecciones al Congreso no suele ser basculante, es decir, casi nunca cambia el resultado del reparto de escaños por cambiar su voto de un partido a otro. Pero cuando muchos electores, por ejemplo un 1% o un 2%, emiten un mismo voto estratégico sí puede beneficiar en algún escaño al partido que los recibe. </p>
<h2>Los tiempos de IU y PSOE</h2>
<p>Por ejemplo, es bien conocido que, en el pasado, parte de los simpatizantes de IU votaban al PSOE en las circunscripciones medianas o pequeñas, porque en ellas IU no tenía ninguna opción de conseguir un escaño, y esa estrategia pudo cambiar un escaño del PP al PSOE en alguna ocasión. Lo mismo pudo ocurrir con el trasvase de votos al PP procedentes de partidos medianos o pequeños de centro derecha, con lo cual algún un escaño del PSOE pudo pasar al PP.</p>
<p>Ahora bien, ¿qué ocurre si se aplica esa misma estrategia de “voto útil” cuando se intenta atraer el voto de un partido próximo, ideológicamente, que tiene peores perspectivas pero con posibilidades de conseguir algún escaño? En este caso, el beneficio que se producía en las elecciones previas a 2015 no tiene garantías de que se produzca en la actualidad. Peor aún, esa estrategia puede perjudicar al partido que hace la llamada al “voto útil”.</p>
<p>Veamos una simulación usando los datos de encuestas recientes. El domingo pasado <a href="http://agendapublica.elpais.com/">Agenda Pública</a> recogía las siguientes tendencias de voto: PSOE 28.1%, PP 20.2%, C’s 15.4%, Podemos 13.5%, VOX 12.7%. Supongamos que estos porcentajes se produjesen el próximo domingo en una de las muchas circunscripciones en tienen tres escaños, entonces el reparto sería 1-1-1-0-0. </p>
<p>Lo primero que observamos es que el partido más beneficiado sería C´s, al obtener los mismos escaños que PSOE y PP, a pesar de tener un porcentaje de votos mucho menor. Esto no ocurría antes de 2015, pues entonces el beneficiado era el vencedor que se llevaba dos escaños y el segundo partido se llevaba un escaño. </p>
<p>Ahora veamos otro escenario ocasionado en esa misma circunscripción, en el que suponemos que la llamada al “voto útil” del PP desplaza 2 puntos de simpatizantes de C’s al PP, quedando el PP con el 22.2% y C´s con el 13.4%. Con lo cual el escaño de C’S pasa a Podemos y el efecto habría sido, indirectamente, justo el contrario del deseado por el PP con su llamada al “voto útil”.</p>
<p>De nuevo supongamos que las mismas tendencias de voto se materializan en una circunscripción con 5 escaños. El reparto sería 2-1-1-1-0, siendo Podemos el más beneficiado, mientras que PP y VOX serían los más perjudicados; pero si el PSOE hubiese hecho una llamada al “voto útil” y un número de electores de Podemos equivalente a 2 puntos hubiesen cambiado su voto al PSOE, con lo cual POSE tendría el 30.1% y Podemos 11.5%, el resultado del nuevo reparto es que Podemos perdería el escaño en favor de VOX, sin que el PSOE se hubiese beneficiado de ese trasvase de votos. </p>
<h2>La lotería de los resultados</h2>
<p>De nuevo la llamada al “voto útil” tendría el efecto contrario al deseado.
Ambos ejemplos muestran que el efecto del llamado “voto útil” resulta incontrolable en las elecciones al Congreso de los Diputados. El resultado es una lotería. Recibir votos de un partido próximo a base de insistir en el “voto útil” puede ser beneficioso, o puede ser perjudicial.</p>
<p>Este escenario en el que cinco partidos de ámbito estatal tienen opción a escaños en muchas circunscripciones, y en el que los partidos beneficiados en una circunscripción electoral no tienen por qué ser los dos más votados, como ocurría en el pasado, hace que a nivel global no se pueda garantizar que los partidos más grandes reciban mayor prima que otros más pequeños. </p>
<p>Ya pasó en las últimas <a href="http://resultados-elecciones.rtve.es/autonomicas/2018/andalucia/">elecciones al Parlamento de Andalucía</a>, donde el PSOE, que fue el más votado, no fue el que tuvo menor coste en votos por escaño, y VOX, que fue el menos votado (de los que obtuvieron representación), no tuvo el mayor coste de votos por escaño. </p>
<p>Nuestros sistemas electorales producen esa incertidumbre porque no se han modificado por otro más justo, en el que cada partido reciba un porcentaje de escaños muy similar a su porcentaje de votos y el partido vencedor sea el más primado. </p>
<p>Así pues, el domingo tendremos de nuevo discordancias y desequilibrios en la representación de los partidos en el Congreso de los Diputados y, quizás, vuelvan a surgir nuevas peticiones de reforma electoral. Mientras tanto, es mejor que cada partido intente atraer el voto de los electores ofreciendo mejores soluciones a los grandes problemas de la sociedad, que demandando el mal llamado “voto útil”, puesto que puede perjudicarle.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/116041/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Victoriano Ramírez González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cada partido debería atraer el voto de los electores ofreciendo mejores soluciones a los grandes problemas de la sociedad, en vez de buscar el mal llamado “voto útil”, porque puede volverse en su contra.Victoriano Ramírez González, Catedrático de Matemática Aplicada en la Universidad de Granada, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1154402019-04-25T19:50:28Z2019-04-25T19:50:28ZLa utilidad del voto en blanco<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/270253/original/file-20190422-28094-mt0n50.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5607%2C3488&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hand-person-casting-ballot-polling-station-435294154">Alexandru Nika / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En época de elecciones se insiste mucho en la utilidad del voto. Los candidatos de los partidos políticos importantes apelan al denominado “voto útil” para atraer el voto de los indecisos. Justifican sus argumentos indicando que es bueno que el voto que se emite, o bien se sume a la mayoría o bien limite la capacidad del partido que va a ganar haciendo que la oposición sea más fuerte.</p>
<p>Dentro de las opciones de voto que se presentan en España, aparte de los diferentes partidos que participan con sus listas cerradas, existen tres posibilidades: emitir un <strong>voto nulo</strong>, <strong>votar en blanco</strong> o, simplemente, <strong>no asistir a votar</strong>, en cuyo caso aumenta el porcentaje de abstención.</p>
<h2>Abstención</h2>
<p>El porcentaje medio de abstención en las elecciones generales al Congreso en España se sitúa en el 27,4% (línea horizontal en la Figura 1). Sin embargo, la tendencia que muestra dicho porcentaje es creciente desde 2004, y en los tres últimos comicios ha superado el 30%, llegando en 2016 al 33,5%, la cifra más alta de abstención en nuestro período de democracia actual.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/269849/original/file-20190417-139110-1yr8t31.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/269849/original/file-20190417-139110-1yr8t31.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/269849/original/file-20190417-139110-1yr8t31.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/269849/original/file-20190417-139110-1yr8t31.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/269849/original/file-20190417-139110-1yr8t31.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/269849/original/file-20190417-139110-1yr8t31.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/269849/original/file-20190417-139110-1yr8t31.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia a partir de Las Elecciones Generales en España 1977-2016</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Nulo</h2>
<p>El voto nulo es aquel que se deposita en la urna con alguna incorrección. Puede incluirse una papeleta que no es oficial o que se ha modificado de alguna manera, con alguna tachadura o inscripción no permitida. También son nulos los votos en los que hay dos papeletas de diferente partido. Sin embargo, un sobre que contenga más de una papeleta del mismo partido se considera válido y ese voto se asigna a dicho partido.</p>
<p>En España el porcentaje medio de votos nulos es del 1,05% (línea horizontal en la Figura 2). Lo importante del voto nulo es que no se tiene en cuenta a la hora de realizar los recuentos. Un voto nulo es un voto inútil, en el sentido de que no tiene ninguna importancia a la hora de asignar cada escaño a un partido.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/269851/original/file-20190417-139097-1qee6hd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/269851/original/file-20190417-139097-1qee6hd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/269851/original/file-20190417-139097-1qee6hd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/269851/original/file-20190417-139097-1qee6hd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/269851/original/file-20190417-139097-1qee6hd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/269851/original/file-20190417-139097-1qee6hd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/269851/original/file-20190417-139097-1qee6hd.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Figura 2.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia a partir de Las Elecciones Generales en España 1977-2016</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Blanco</h2>
<p>Se considera voto en blanco al que se emite de tal manera que el sobre que se deposita en la urna está vacío. En las elecciones generales al Congreso en España, el voto en blanco ha representado un promedio de 0,86% de los votos emitidos (línea horizontal en la Figura 3). Durante el período entre 1996 y 2011 se observaron altos índices de voto en blanco (llegando al 1,58% en 2000 y 2004), aunque en los dos últimos comicios este porcentaje se ha situado en torno al 0,75%.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/269852/original/file-20190417-139120-1hwb64s.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/269852/original/file-20190417-139120-1hwb64s.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/269852/original/file-20190417-139120-1hwb64s.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/269852/original/file-20190417-139120-1hwb64s.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=361&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/269852/original/file-20190417-139120-1hwb64s.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/269852/original/file-20190417-139120-1hwb64s.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/269852/original/file-20190417-139120-1hwb64s.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=453&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Figura 3.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Elaboración propia a partir de Las Elecciones Generales en España 1977-2016</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A pesar de que el voto en blanco no favorece en principio a ningún partido, se considera como un voto válido. </p>
<p>La importancia de los votos válidos es que sirven para determinar el umbral mínimo de votos que ha de conseguir un partido para entrar en el reparto de escaños. En el caso de las elecciones generales al Congreso, este umbral es del 3%.</p>
<h2>El 3% de votos</h2>
<p>Si en una población aumenta el voto en blanco, esto hace que los partidos menos votados tengan más dificultad en alcanzar el 3% de votos necesarios para entrar en el reparto de escaños. Veamos varios ejemplos:</p>
<ul>
<li><p>Consideremos una población de 1.000 personas, con un porcentaje del 20% de abstención y un 2% de voto en blanco. Eso quiere decir que hay 800 votos válidos, y que por tanto el número mínimo de votos que tiene que obtener un partido para participar en el reparto de escaños es de 24.</p></li>
<li><p>Supongamos, en primer lugar, que la mitad de los que se abstienen deciden votar en blanco, y se mantiene el mismo porcentaje de voto en blanco. Entonces habría 900 votos válidos y sería 27 el número mínimo de votos para poder optar a tener representación en la cámara. Los partidos minoritarios necesitarían más votos para entrar en el reparto de escaños.</p></li>
<li><p>Supongamos, en segundo lugar, que la abstención vuelve a ser del 20% pero que, en este caso, el voto en blanco llega al 10%. Entonces habría de nuevo 800 votos válidos, y el número de votos para participar en el reparto de escaños sería, de nuevo, de 24. La diferencia, en este supuesto, es que ahora sólo se han emitido 700 votos entre las diferentes candidaturas. Esto dificulta el acceso al reparto de escaños a los partidos minoritarios.</p></li>
</ul>
<p>Como se puede apreciar, si el voto en blanco procede de los abstencionistas puede ser útil para aumentar el número de votos necesarios para entrar en el reparto de escaños, lo cual perjudica a los partidos minoritarios. Por otra parte, si el voto en blanco procede de los votantes habituales, sirve también para reducir las opciones de entrar en la cámara a los partidos que menos votos reciben.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/115440/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Luis Felipe Rivera Galicia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A pesar de que no favorece en principio a ningún partido, se considera válido. Y los votos válidos sirven para determinar el umbral mínimo de votos que ha de conseguir un partido para entrar en el reparto de escaños. En el caso de las elecciones generales, el 3%.Luis Felipe Rivera Galicia, Profesor Titular de Universidad. Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1158272019-04-23T12:27:20Z2019-04-23T12:27:20ZLa cuestionable influencia de los debates electorales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/270420/original/file-20190423-175535-b26vd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1897%2C1063&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://www.rtve.es/alacarta/videos/especiales-informativos/cinco-mejores-momentos-del-debate-rtve/5159998/">Rtve.es</a></span></figcaption></figure><p>En promedio, desde los comicios fundacionales de la democracia de 1977 y hasta 2016, la participación electoral ha sido de un 72,6 por ciento. Esta participación, que ha ido en descenso desde los años 80, ha estado muy condicionada por la competitividad electoral, es decir, por lo reñidas que están unas elecciones. </p>
<p>Si hasta ahora la limitada oferta partidista facilitaba a los electores el decantarse por una u otra opción, desde 2015, con la multiplicación de la oferta, lo que las encuestas constatan es que con mayor frecuencia el votante espera hasta el <a href="http://agendapublica.elpais.com/elecciones-en-la-niebla/">último momento</a> para elegir el partido al que dar su confianza. </p>
<p>Los <a href="http://www.cis.es/cis/opencm/ES/1_encuestas/estudios/listaMuestras.jsp?estudio=14447">preelectorales</a> del CIS de las pasadas elecciones señalaban que, para 2008, un 30 por ciento estaba a estas alturas indeciso; ese porcentaje fue del 32 por ciento en 2011; del 42 por ciento en 2015 y del 32 por ciento en las revalidas electorales de 2016. En las actuales de 2019, la cifra de indecisos vuelve a parecerse a 2015: más de un 42 por ciento de votantes no sabe aún a qué partido votar. </p>
<p>Lo sorprendente, sin embargo, es que estos indecisos si los comparamos con los de 2015, hoy se concentran en el flanco derecho del espectro ideológico. De esto son ya conscientes los partidos que, durante la campaña electoral, buscan decantar la balanza a su favor: ya sea movilizando a sus antiguos votantes, a aquellos que en anteriores comicios habían optado por abstenerse o, incluso, intentando seducir a aquellos que en anteriores citas electorales habían depositado su voto en otras formaciones políticas. Para conseguir captar a estos electores menos leales a una marca, tanto el debate del lunes de TVE como el de Atresmedia resultan claves.</p>
<h2>Un país sin tradición</h2>
<p>En España no ha existido propiamente una tradición de debates electorales emitidos por televisión entre los candidatos a la presidencia. Desde que en <a href="https://www.youtube.com/watch?v=QazmVHAO0os">1960</a> Nixon y Kennedy diesen el pistoletazo de salida a este tipo de <em>choques</em>, fueron muchos los países que decidieron emular esta fórmula de confrontación política. Sin embargo, durante los años 70, Adolfo Suárez, presidente por la UCD, se negó a participar de cualquier tipo de debate. En los años 80, Felipe González, al frente del Gobierno por el PSOE, fue igual de reacio. </p>
<p>En 1993 se produjo uno de los escenarios en los que el debate tuvo mayor influencia. Dos debates tuvieron lugar entre Felipe González, que seguía como presidente del Gobierno, y José María Aznar, por entonces líder del refundado PP. En el primero salió victorioso, de forma clara, Aznar. En el segundo, en el que el candidato por el PP no quería ya participar, Felipe González consiguió imponerse de tal forma que pudo mantenerse, al menos por tres años más, en el poder. Esta experiencia negativa de los debates hizo que el PP se excusase de participar en ellos durante varios años. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/270423/original/file-20190423-175542-7qzo1s.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/270423/original/file-20190423-175542-7qzo1s.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=262&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/270423/original/file-20190423-175542-7qzo1s.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=262&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/270423/original/file-20190423-175542-7qzo1s.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=262&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/270423/original/file-20190423-175542-7qzo1s.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=329&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/270423/original/file-20190423-175542-7qzo1s.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=329&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/270423/original/file-20190423-175542-7qzo1s.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=329&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Primer debate televisado entre Felipe González y José María Aznar en 1993. EFE / RTVE.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.rtve.es/noticias/20111017/cuatro-grandes-debates-televisados-democracia-espanola/468922.shtml">Rtve.es</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El resto de confrontaciones políticas tuvieron lugar en 2008, entre el Presidente José Luís Rodríguez <a href="https://www.youtube.com/watch?v=swzwiWno6so">Zapatero</a> y el líder de oposición por el PP, Mariano Rajoy; en 2011, entre Alfredo Pérez Rubalcaba (candidato por el PSOE) y, de nuevo, Mariano Rajoy y ya en 2015 y 2016, pero esta vez a cuatro (con la incorporación en el debate de Podemos y Ciudadanos que, pese a no tener representación parlamentaria, pudieron participar en el <a href="https://elpais.com/politica/2019/04/16/actualidad/1555423404_066406.html">debate</a>). </p>
<p>La influencia en el voto de los debates no está del todo clara. Pese a que los partidos se afanan en medir cada uno de los pasos de los candidatos a la presidencia: estudian al milímetro la altura de los atriles en los que han de situarse, los turnos de intervención, las horas de llegada de los candidatos al plató de televisión, los bloques temáticos de debate o, incluso, el color de su camisa; que los votantes vean condicionado su voto a causa del resultado del debate es muy cuestionable.</p>
<h2>Lo que dicen los medios</h2>
<p><a href="https://www.washingtonpost.com/news/wonk/wp/2012/10/03/what-political-scientists-know-about-debates/?noredirect=on&utm_term=.b0f51831dd6a">Varios estudios</a> apuntan a que las encuestas no cambian su dirección después del debate y que, por lo general, la opinión de los votantes sigue siendo la misma antes y después de que este tenga lugar. </p>
<p>Algunos <a href="https://www.washingtonpost.com/news/wonk/wp/2012/10/03/what-political-scientists-know-about-debates/?noredirect=on&utm_term=.7406c2541a4d">trabajos</a> señalan que más que el debate en sí, lo que importa es lo que dicen los medios sobre él. Un estudio reveló que quienes más se vieron afectados por el debate fueron aquellos que conocieron la opinión de los medios sobre el supuesto vencedor, mientras que aquellos que desconocían esta información no variaron su postura tras el debate. </p>
<p>En España, en uno de los <a href="http://www.cis.es/cis/opencm/ES/3_publicaciones/colecciones/ver.jsp?id=9788474764673">trabajos</a> que de forma más comprensiva han estudiado el efecto de las campañas electorales, se apuntó a la existencia de un nuevo tipo de efecto de las mismas: la desactivación de los votantes. Así, los electores desactivados serían aquellos que, debido a campañas negativas de los partidos (ataque directo a otros candidatos) y al no diálogo entre formaciones, si bien tenían pensado ir a votar antes de la campaña electoral, tras los acontecimientos que se suceden durante la misma, optan por quedarse en casa. </p>
<p>Con todo, si algo está claro es que la influencia de los debates se verá moderada por dos <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1475-6765.1995.tb00473.x">factores</a>: el primero, por el <strong>nivel educativo de los votantes</strong> (los votantes <em>más sofisticados</em> son los menos propensos a verse afectados por el debate) y el segundo, por la <strong>lealtad partidista</strong> (los electores que se sienten identificados con un partido exhiben una probabilidad menor de cambiar de partido tras el debate).</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/115827/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Rama no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Buscan afianzar a los leales y movilizar a los indecisos. En España hay poca tradición de debates electorales, pero los electores parecen más influidos por lo que dicen los medios que por el debate en sí.José Rama, PhD(c), Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1152062019-04-22T19:11:18Z2019-04-22T19:11:18ZVictor D'Hondt y Badajoz:
una pincelada de matemática electoral<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/270250/original/file-20190422-28116-1hwo6y2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5751%2C3802&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/picture-ludo-board-game-on-table-1184809201"> Kumar Jatinder / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En las próximas semanas los españoles elegiremos a nuestros representantes en diversos ámbitos: Congreso de los Diputados, Senado, cámaras autonómicas, diputaciones forales, ayuntamientos y Parlamento Europeo. Con la excepción del Senado, todas estas elecciones se resuelven con criterios proporcionales.</p>
<p>Respecto al Congreso de los Diputados, la Constitución de 1978 hace dos referencias a la proporcionalidad en su <a href="http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=66&fin=80&tipo=2">artículo 68</a>: </p>
<p><em><strong>Artículo 68. 2.</strong> La circunscripción electoral es la provincia. Las poblaciones de Ceuta y Melilla estarán representadas cada una de ellas por un Diputado. La ley distribuirá el número total de Diputados, asignando una representación mínima inicial a cada circunscripción y distribuyendo los demás en proporción a la población.</em></p>
<p><em><strong>Artículo 68. 3.</strong> La elección se verificará en cada circunscripción atendiendo a criterios de representación proporcional.</em></p>
<h2>¿Qué es un reparto proporcional?</h2>
<p>Es el que atribuye a cada partido una cantidad de escaños que se calcula mediante una regla de tres a partir de los votos que recibe, los votos totales emitidos y los escaños a repartir. Es decir:</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/270246/original/file-20190422-28087-7bn7a1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/270246/original/file-20190422-28087-7bn7a1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=51&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/270246/original/file-20190422-28087-7bn7a1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=51&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/270246/original/file-20190422-28087-7bn7a1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=51&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/270246/original/file-20190422-28087-7bn7a1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=64&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/270246/original/file-20190422-28087-7bn7a1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=64&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/270246/original/file-20190422-28087-7bn7a1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=64&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El número de escaños que corresponden a un partido por esta regla se llama <strong>la cuota del partido</strong>.</p>
<p>Por ejemplo, en las elecciones de junio de 2016, el PP obtuvo en la circunscripción de Madrid 1.325.665 votos de un total de 3.447.658 que lograron el conjunto de los partidos que se presentaban. Como se repartían 36 escaños su cuota fue:</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/270247/original/file-20190422-28116-1iufa9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/270247/original/file-20190422-28116-1iufa9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=60&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/270247/original/file-20190422-28116-1iufa9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=60&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/270247/original/file-20190422-28116-1iufa9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=60&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/270247/original/file-20190422-28116-1iufa9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=75&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/270247/original/file-20190422-28116-1iufa9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=75&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/270247/original/file-20190422-28116-1iufa9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=75&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
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</figure>
<p>De manera análoga, podemos considerar el reparto entre las provincias de los 248 escaños del Congreso (los diputados son 350 pero, atendiendo a que la Constitución prescribe “una representación mínima inicial a cada circunscripción”, se asignan a priori 2 a cada provincia, además de uno a Ceuta y otro a Melilla).</p>
<h2>Diputados “troceados”</h2>
<p>Para las elecciones generales del 28 de abril, dado que según el último censo la población total de España, excluidas Ceuta y Melilla, se sitúa en 46.563.458 personas, de las que 257.049 viven en la provincia de Guadalajara, a esa circunscripción le corresponderían, además de los dos diputados iniciales,</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/270248/original/file-20190422-28087-1lxwxqw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/270248/original/file-20190422-28087-1lxwxqw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=38&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/270248/original/file-20190422-28087-1lxwxqw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=38&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/270248/original/file-20190422-28087-1lxwxqw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=38&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/270248/original/file-20190422-28087-1lxwxqw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=47&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/270248/original/file-20190422-28087-1lxwxqw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=47&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/270248/original/file-20190422-28087-1lxwxqw.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=47&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Y aquí surge el problema. ¿Cómo va a haber 13,84 diputados del PP en Madrid o 3,37 diputados que representen a Guadalajara en el Congreso? ¿Hay algún diputado dispuesto a ser troceado?</p>
<p>Es, por tanto, necesario establecer un procedimiento que asigne, de manera razonablemente proporcional, diputados “enteros” a las provincias y a los partidos. En el caso del Congreso de los Diputados el procedimiento, o más bien procedimientos, lo determina la Ley Orgánica del Régimen Electoral General en sus <a href="http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo5-1985.t2.html#a162">artículos 162 y 163</a>. </p>
<h2>El método D'Hondt</h2>
<p>Para la asignación de escaños a los partidos (artículo 163), se utiliza el método D'Hondt, llamado así por su proponente en Europa, el jurista y matemático belga <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Victor_d%27Hondt">Victor D'Hondt</a>. En Estados Unidos se conoce como método Jefferson, ya que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Jefferson">Thomas Jefferson</a> propuso un procedimiento equivalente.</p>
<p>Recordemos cómo funciona a la vez que ponemos como ejemplo los resultados electorales de las elecciones al Congreso en la provincia de Badajoz en 1989. Se repartían 6 escaños y los votos que recibieron los diferentes partidos fueron, junto a sus correspondientes cuotas,</p>
<figure class="align-center ">
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<span class="caption">NOTA: CDS son las siglas del ya desaparecido Centro Democrático y Social.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>El método D'Hondt nos dice que debemos dividir los votos de cada partido sucesivamente entre 1, 2, 3… (por eso se llama también método de los divisores naturales) y asignar los escaños a los partidos que obtengan los mayores cocientes. En nuestro ejemplo (ignorando los partidos pequeños y los decimales)</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=112&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=140&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=140&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/270240/original/file-20190422-28100-ympftj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=140&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Los 6 cocientes mayores son los marcados en rojo, de modo que el PSOE obtuvo 4 escaños y el PP 2.</p>
<h2>El método de los restos mayores</h2>
<p>En el caso del reparto de diputados entre provincias, la Ley Electoral prescribe que se siga otro procedimiento: el conocido, entre otros nombres, como método de los restos mayores (pronto veremos por qué).</p>
<p>Para poder comparar con D'Hondt, y porque 50 provincias son muchas para presentar aquí la tabla de reparto (para las elecciones de abril de 2019 puede consultarse en el anexo del <a href="https://www.boe.es/eli/es/rd/2019/03/04/129">Real Decreto</a> por el que se convocan las elecciones), vamos a describir el método de los restos mayores usando de nuevo el ejemplo de la asignación de escaños a partidos en Badajoz en 1989.</p>
<p>Se empieza por calcular las cuotas y se asignan los escaños <strong>enteros</strong> que hayan resultado:</p>
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<p>En nuestro ejemplo, quedan distribuidos así 4 escaños: 3 para el PSOE y 1 para el PP, y nos faltan por asignar 2. Para decidir quién se los lleva, miramos ahora las partes decimales (los “restos” del nombre del método) y damos escaños a quienes tengan esos decimales mayores:</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/270242/original/file-20190422-1403-15ff1bl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/270242/original/file-20190422-1403-15ff1bl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/270242/original/file-20190422-1403-15ff1bl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/270242/original/file-20190422-1403-15ff1bl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/270242/original/file-20190422-1403-15ff1bl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=140&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/270242/original/file-20190422-1403-15ff1bl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=140&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/270242/original/file-20190422-1403-15ff1bl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=140&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>El reparto definitivo resulta, por tanto, ser 3 escaños para el PSOE, 1 para el PP, 1 para el CDS y 1 para IU, muy distinto de los 4 para el PSOE, 2 para el PP y ningún escaño para CDS e IU que nos dio el método D'Hondt.</p>
<h2>¿Qué procedimiento es más justo?</h2>
<p>Es difícil decirlo. ¿Es justo que, como sucede con los restos mayores, el PP e IU obtengan los mismos diputados, a pesar de que el primero cuente con casi el triple de votos que el segundo? ¿Es justo, como sucede al usar D'Hondt, que el resto 0,33 del PSOE se transforme en un cuarto diputado, mientras el 0,61 del CDS se esfuma? De hecho, hay diferentes “medidas de injusticia”, todas ellas razonables, y dependiendo de cuál tomemos es un método u otro (estos dos no son los únicos) el que resulta ser más justo.</p>
<p>Por concretar, podríamos pedir que el método cumpla la siguiente <strong>condición de cuota</strong>: el número de escaños que le asigna el método debe ser siempre, o bien el redondeo hacia arriba, o bien el redondeo hacia abajo de su cuota (que normalmente es un número con decimales).</p>
<p>Es inmediato observar que el método de los restos mayores cumplirá siempre la condición de cuota: al fin y al cabo, es un método de redondeo.</p>
<p>En nuestro ejemplo de Badajoz con D'Hondt también se satisface la condición de cuota, pero esto no sucede siempre. El lector puede entretenerse (o puede hacer trampa y mirar más abajo) buscando un número de escaños y un reparto de votos con el que, si se usa D'Hont, un partido obtenga más escaños de los que corresponderían a redondear hacia arriba su cuota.</p>
<p>Esto parece coincidir con la percepción que mucha gente tiene de que “D'Hont quita escaños a los partidos pequeños para dárselos a los grandes”. Pero esa percepción no es correcta. Se puede demostrar usando aritmética elemental que, <a href="http://gaceta.rsme.es/vernumero.php?id=110">con el método D'Hondt, ningún partido obtendrá nunca menos escaños de los que indica la parte entera de su cuota</a>. Es decir, D'Hondt nunca quita diputados enteros. </p>
<p>La ligera ventaja que, efectivamente, puede proporcionar a los partidos grandes viene solo del reparto de restos decimales y la falta de proporcionalidad que se aprecia en nuestro Congreso de los Diputados no se debe tanto al método como a la existencia de 52 circunscripciones, de las que 21 reparten 4 escaños o menos, lo que hace muy difícil <a href="https://elpais.com/elpais/2016/06/28/ciencia/1467103893_081173.html">la proporcionalidad</a>. </p>
<p>De hecho, si se presentan, como sucederá el 28 de abril de 2019, 5 partidos o más, en ninguna de esas 21 circunscripciones pueden obtener todos ellos escaño.</p>
<p>Aun así, se podría pensar que el método de los restos mayores es mejor, porque cumple siempre la condición de cuota.</p>
<h2>Una situación paradójica</h2>
<p>Si volvemos a nuestro ejemplo pacense, parece que la principal queja que podíamos poner al reparto usando los restos mayores es que no discriminaba demasiado bien entre los resultados del PP, el CDS e IU. Una forma de paliar esto sería (olvidemos por un momento la Ley Electoral) aumentar el número de escaños a elegir en Badajoz de 6 a 7. Veamos que sucedería entonces.</p>
<p>Hay que volver a calcular las cuotas (usando el número de votos que ya tenemos), y la tabla quedaría ahora así:</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/270244/original/file-20190422-28094-1gemwlr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/270244/original/file-20190422-28094-1gemwlr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=109&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/270244/original/file-20190422-28094-1gemwlr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=109&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/270244/original/file-20190422-28094-1gemwlr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=109&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/270244/original/file-20190422-28094-1gemwlr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=137&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/270244/original/file-20190422-28094-1gemwlr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=137&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/270244/original/file-20190422-28094-1gemwlr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=137&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>¡Al subir el número total de escaños de 6 a 7 IU pierde el escaño que tenía! Quizás el método de los restos mayores no sea tan justo después de todo.</p>
<p>En mi departamento de la universidad nos gusta llamar a esta sorprendente situación “paradoja de Badajoz”, por este ejemplo que descubrió mi colega Eugenio Hernández. Pero en el mundo se conoce como <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Apportionment_paradox#Alabama_paradox">“paradoja de Alabama”</a>. </p>
<p>¿Se produce esta paradoja solo en situaciones muy particulares? No es fácil dar una estimación precisa para la frecuencia con que aparece (depende de demasiados parámetros), pero sí se pueden hacer simulaciones. Así fue, de hecho, como se descubrió la paradoja la primera vez: simulando distintos tamaños para la Cámara de Representantes de los Estados Unidos y viendo cuántos escaños corresponderían en cada caso a cada estado.</p>
<p>Nosotros hemos hecho una simulación similar a partir de una de las propuestas para hacer más proporcional el Congreso de los Diputados sin necesidad de modificar la Constitución: aumentar el número de diputados de 350 a 400. Si, manteniendo todos los demás requisitos de la Ley Electoral, vamos variando la cantidad de diputados de uno en uno, resulta que, en esos 50 pasos, la paradoja de Alabama-Badajoz aparecería 5 veces (en dos de ellas Guadalajara perdería un escaño al añadir un diputado; las otras provincias afectadas en algún paso serían Huesca, Lérida y Soria). Parece que no es un fenómeno excepcional.</p>
<h2>¿Existe un método perfecto de representación proporcional?</h2>
<p>Está claro que el método D'Hondt no puede sufrir la “paradoja de Alabama”, porque la asignación de un escaño no altera cómo se han distribuido los anteriores. En nuestro ejemplo de Badajoz, sin necesidad de volver a calcular la tabla con la que hemos asignado los seis primeros diputados, un eventual séptimo escaño correspondería al PSOE (aquí aparece un ejemplo de violación de la condición de cuota), el octavo al CDS, etc.</p>
<p>Esta observación se extiende a cualquier método de divisor: los que funcionan como D'Hondt, pero utilizando quizás otros números para dividir (por ejemplo, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9todo_Sainte-Lagu%C3%AB">el método de Sainte-Laguë</a>, que algunos partidos han propuesto como una forma de <a href="https://elpais.com/politica/2018/02/24/actualidad/1519508199_243071.html">mejorar la proporcionalidad</a> utiliza como divisores solo los números impares: 1, 3, 5, 7…). </p>
<p>Ninguno de ellos puede sufrir la “paradoja de Alabama” por la razón que ya hemos indicado: la asignación de un escaño no altera cómo se han distribuido los anteriores. Por desgracia es un teorema, demostrado por <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Michel_Balinski">Michel Balinski</a> y <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Peyton_Young">Peyton Young</a>, que <a href="https://www.amazon.com/Fair-Representation-Meeting-Ideal-Vote/dp/081570111X">ningún método de divisores satisface la condición de cuota</a>.</p>
<p>Quizás debamos concluir que no hay método perfecto de distribución proporcional de escaños y que, aunque las matemáticas nos ayudan a entender las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos, optar por uno u otro (con sus diversas componentes de definición de circunscripciones, reparto de escaños entre ellas y posterior asignación a partidos) debe basarse también en consideraciones políticas. En el buen sentido de la palabra “política”, que lo tiene.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/115206/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Adolfo Quirós Gracián no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>No hay método perfecto de distribución proporcional de escaños. Por muchas críticas que reciba la ley D'Hont, es uno de los más equitativos para el reparto de diputados por circunscripciones.Adolfo Quirós Gracián, Profesor Titular de Álgebra, Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1142102019-04-04T20:24:52Z2019-04-04T20:24:52ZLa batalla por el voto populista<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/265931/original/file-20190326-36244-hcori8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=37%2C0%2C12541%2C6280&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/concept-event-illustrated-raised-fists-hands-1331154206"> TrideRR / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>A pesar de que existe una ingente literatura sobre las causas del apoyo a los partidos populistas, ningún estudio hasta la fecha ha comprobado qué sucede cuando en un país compiten partidos populistas de izquierdas y de derechas. ¿Siguen siendo relevantes para explicar el voto a estas formaciones factores ya clásicos como las actitudes contra la inmigración, la Unión Europea y las elites? O, de manera más general, ¿qué factores afectan a la competición electoral entre partidos populistas de diferente signo ideológico? En el nuevo contexto político español, estos interrogantes cobran más relevancia que nunca. </p>
<p>Las respuestas a estas preguntas forman parte de un <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/23745118.2019.1596583">trabajo</a> recientemente publicado en la revista <em>European Politics and Society</em>. En él se utilizan los datos de la octava ronda de la <a href="https://www.europeansocialsurvey.org/">European Social Survey (ESS)</a>, y se centra en los países en los que hay partidos populistas que compiten entre sí (Francia, Islandia, Italia, Países Bajos, Alemania y Lituania; Grecia no se podía analizar porque no participa en el ESS). </p>
<p>El trabajo comprueba en qué medida las teorías más populares para explicar el voto populista sirven también para entender los apoyos a uno u otro tipo de populistas. </p>
<p>Se centra en cuatro teorías que postulan que el voto a los partidos populistas es mayor entre: </p>
<ul>
<li><p>los perdedores de la globalización; </p></li>
<li><p>quienes desconfían de las elites políticas; </p></li>
<li><p>quienes son críticos hacia la globalización; y</p></li>
<li><p>quienes tienen actitudes negativas hacia la inmigración.</p></li>
</ul>
<p>El primer hallazgo tiene que ver con la tesis de los perdedores de la globalización. Esta tesis se ha <a href="https://www.catarata.org/libro/los-votantes-de-podemos_45736/">empleado</a> ampliamente para explicar el éxito de los partidos populistas de derechas y <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/01402382.2016.1181871">también</a>, aunque en menor medida, de izquierdas. Los resultados son más consistentes para los primeros (siempre comparándolos con votantes no populistas), ya que algunos factores asociados a ser un perdedor de la globalización (como baja educación) funcionan mejor con los populistas de derechas. </p>
<p>Sin embargo, los trabajos existentes no permiten sacar conclusiones acerca del efecto de ser un perdedor de la globalización sobre la probabilidad de votar a populistas de uno u otro tipo cuando compiten entre sí. Para estudiar esta cuestión, es necesario centrarse en los países en los que ambos tipos de partidos populistas están presentes. </p>
<h2>A quién votan los perdedores</h2>
<p>Y, al hacerlo, como muestra el gráfico 1 (las dos variables de privación material, en el modelo 1, o M1), lo que se observa es lo contrario: cuando en un país existen partidos populistas de izquierdas y de derechas, los perdedores de la globalización tienen una probabilidad significativamente mayor de votar a los populistas de izquierdas que a los de derechas (quienes tienen mayor probabilidad de perder su empleo o de padecer necesidades económicas exhiben una mayor propensión a votar a un partido populista de izquierdas que de derechas cuando ambos partidos coexisten). </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/265543/original/file-20190325-36260-14xdw26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/265543/original/file-20190325-36260-14xdw26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=308&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/265543/original/file-20190325-36260-14xdw26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=308&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/265543/original/file-20190325-36260-14xdw26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=308&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/265543/original/file-20190325-36260-14xdw26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=386&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/265543/original/file-20190325-36260-14xdw26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=386&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/265543/original/file-20190325-36260-14xdw26.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=386&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Gráfico 1. Gráfico de coeficientes, Partidos populistas de Izquierda versus Partidos populistas de derechas.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Críticas a la élite, loas al pueblo</h2>
<p>La segunda teoría es la relacionada con los sentimientos antielitistas. Aunque persisten importantes controversias acerca del significado preciso del populismo (si éste es una propiedad de partidos, discursos o ciudadanos; si es una propiedad binaria o una cuestión de grado; y <a href="https://popu-list.org/">qué partidos</a> se merecen la etiqueta de populistas) lo cierto es que en una cosa hay consenso: el discurso crítico con las elites es una característica central de la definición del populismo. </p>
<p>En efecto, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/j.1477-7053.2004.00135.x?referrer_access_token=mlWen-5cvPDEt7NL6xm4B4ta6bR2k8jH0KrdpFOxC64SaHI9Vt6JiTtDKm58wbab-z5lfjK2JdOEkpX6CBPv3OZBpkr5Mpyuk-2YhcmGoJ3drSuI7BjbvMGAIObOstInYTAVx94nSTcJMT_bflFwLoue9s8lAglhYfcUOdHuR9Y%3D&">como en su día expuso Cas Mudde</a>, para que un partido sea considerado populista, lo mínimo que cabe exigir es que adopte una posición crítica con las elites corruptas y ensalce al pueblo virtuoso, a la gente de a pie. Entonces, en principio, la desconfianza o animadversión hacia las elites debería aumentar la propensión a votar a los partidos populistas de uno y otro signo ideológico. </p>
<p>Ahora bien, ¿qué sucede cuando partidos populistas de izquierdas se enfrentan a populistas de derechas? El segundo hallazgo del trabajo (variable de antielitismo en el gráfico, en el modelo 2, o M2) es que los sentimientos antiélites (medidos por la desconfianza hacia los partidos políticos) también favorecen el voto a los populistas de izquierdas en lugar de a los de derechas.</p>
<h2>Europeísmo</h2>
<p>La tercera teoría es la de la globalización, que, en el ámbito europeo, se traduce principalmente en términos de mayor o menor europeísmo. Nuevamente, son muchos <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0032321717723505">los estudios</a> que han mostrado que el apoyo a los partidos populistas (frente a los no populistas) es mayor entre los ciudadanos menos europeístas. </p>
<p>El tercer hallazgo es que quienes creen que la unificación europea ha ido demasiado lejos manifiestan una mayor tendencia a votar por populistas de derechas que de izquierdas (la primera variable de localismo en el gráfico). </p>
<p>Finalmente, la cuarta teoría es la de las actitudes nativistas. Las <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/government-and-opposition/article/individual-predictors-of-the-radical-rightwing-vote-in-europe-a-metaanalysis-of-articles-in-peerreviewed-journals-19952016/9FB2590C6447C79A732A45DEB59B0AFB">investigaciones</a> han demostrado que las actitudes hacia la inmigración suelen aumentar la probabilidad de votar por populistas de derecha, siendo la inmigración, además, uno de los factores sustantivamente más relevantes para entender el voto a estos partidos. </p>
<h2>La inmigración no es tan importante</h2>
<p>En cambio, este factor está prácticamente ausente de las explicaciones sobre el voto a partidos populistas de izquierdas. Con estos antecedentes, cabría anticipar que las actitudes contrarias a la inmigración favorecieran el voto a los populistas de derechas en detrimento de los de izquierdas. Sin embargo, los resultados (ver las dos variables de nativismo en el Gráfico 1) demuestran que esto no es así: las actitudes hacia la inmigración no condicionan de manera significativa el apoyo relativo a populistas de izquierdas y de derechas.</p>
<p>Los resultados recién expuestos son importantes habida cuenta de que, en las últimas dos décadas, uno de los desarrollos más notables en los sistemas de partidos europeos ha sido el crecimiento del voto a las formaciones populistas, bien fueran de izquierdas (como en España, hasta la irrupción de Vox), de derechas (como en Suiza), o de ambas orientaciones (como en Grecia). </p>
<p>En conjunto, los populistas <a href="https://www.theguardian.com/world/ng-interactive/2018/nov/20/revealed-one-in-four-europeans-vote-populist">han triplicado sus apoyos</a> en estos veinte años, de tal manera que la población europea viviendo bajo gobiernos con algún ministro populista ha pasado de <a href="https://www.theguardian.com/news/2018/dec/03/what-is-populism-trump-farage-orban-bolsonaro">12,5 millones en 1998 a 170 en 2018</a>. Como era de esperar, esta tendencia al alza ha estimulado la proliferación de los estudios sobre los partidos populistas. Sin embargo, a pesar de la ingente literatura existente ya sobre ellos, el tema abordado no había sido estudiado anteriormente. </p>
<p>Es cierto que había muchos estudios que se ocupaban de la contienda entre los populistas de derechas y el <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/recp/article/view/64643">resto de partidos conservadores</a>, y también <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/23745118.2018.1482848">algunos</a> dedicados a la pugna entre populistas de izquierdas y otros partidos de izquierdas; pero ninguno había analizado aún la batalla por el voto populista. Los resultados aquí discutidos cobran especial relevancia en el caso español con la llegada de Vox: ¿podríamos hablar de una batalla populista?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/114210/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Desconfían de las élites, critican la globalización, han perdido con ella y son contrarios a la inmigración. Quiénes votan a partidos populistas y qué les mueve a hacerlo.Andrés Santana, Assistant Professor of Political Science, Universidad Autónoma de MadridJosé Rama, PhD(c), Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1105212019-01-31T21:27:13Z2019-01-31T21:27:13Z¿Y si en vez de votar a favor de un candidato electoral pudiéramos hacerlo en contra?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/256065/original/file-20190129-108342-2cks46.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C23%2C2576%2C1416&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Experimento electoral en Allevard-les-Bains. </span> <span class="attribution"><span class="source">Annick Laruelle</span></span></figcaption></figure><p>Los sistemas electorales habituales ofrecen escasa libertad a los votantes para expresar su opinión. Sin embargo, en la elección de “<a href="https://es.fifa.com/the-best-fifa-football-awards/news/thursday-3105--the-best-voting-539-words-2948982">the best” jugador de la FIFA</a>, los votantes escogen a tres candidatos y los ordenan según sus preferencias. </p>
<h2>Todos los sistemas electorales son imperfectos…</h2>
<p>Las imperfecciones de algunos sistemas son bien conocidas: el sistema presidencial estadounidense, por ser indirecto, sufre la “paradoja del referéndum”: el ganador puede sumar menos votos que su rival, como ocurrió con la elección de Donald Trump en 2016.</p>
<h2>… pero algunos son más imperfectos que otros</h2>
<p>Los sistemas mayoritarios tienen otra deficiencia grave: el ganador puede depender de la presencia o ausencia de candidatos marginales. En 1992, la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Estados_Unidos_de_1992">candidatura de Ross Perot</a> a la presidencia de Estados Unidos perjudicó a George H. W. Bush, quien perdió contra Bill Clinton. En 2000, si <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ralph_Nader">Ralph Nader</a> no se hubiera presentado, seguramente George W. Bush no hubiera ganado a Al Gore. En 2002 la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Francia_de_2002">eliminación del socialista</a> <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Lionel_Jospin">Lionel Jospin</a> en la primera vuelta de las presidenciales francesas se debió a la presencia de numerosos candidatos de izquierda. De hecho, la introducción de primarias en Francia intenta evitar que se presenten demasiados candidatos, pero no elimina el problema (y tiene otros defectos).</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1143&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1143&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1143&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1437&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1437&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/256410/original/file-20190130-108334-d2mwnl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1437&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">En la imagen, fragmentos de Ostraca de cerámica con los nombres de Pericles, Cimón y Arístides (de arriba a abajo). Antiguo Museo del Ágora en Atenas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Scherbengericht.png">Qwqchris / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Las leyes electorales se reforman, pero las papeletas electorales permanecen inalteradas a pesar de pedir poca información. Las habituales requieren que el elector vote a favor de un candidato único (o de una lista de candidatos). Pero, ¿por qué tenemos la posibilidad de votar únicamente a favor y no en contra?</p>
<p>Unos pocos sistemas electorales permitieron o permiten un voto de desaprobación. La institución del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ostracismo">Ostracismo</a> en la antigua Atenas permitía a los ciudadanos vetar a un político no deseado (y exiliarlo). En las elecciones municipales francesas el votante de un pueblo de menos de mil habitantes puede tachar de la lista los candidatos que no le gustan. En el estado de Nevada (EEUU), con la opción <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/None_of_the_above">none of these candidates</a>, los electores tienen la posibilidad de votar en contra de todos los candidatos. </p>
<h2>Sistemas electorales alternativos</h2>
<p>La teoría de la elección social permite comparar los sistemas electorales y proponer reglas alternativas. Desde un punto de vista teórico es preferible que el votante exprese sus preferencias de la manera más completa posible. En la práctica se podrían utilizar papeletas más informativas, como la de “aprobación y desaprobación”. Esta papeleta requiere que el votante dé un voto a cada candidato, sea “a favor”, “neutro” o “en contra”.</p>
<p>Esta opción da la posibilidad de expresar de manera explícita el desacuerdo con algunos candidatos, y tiene otras ventajas. Evita que los electores se encuentren con el dilema del voto útil: los simpatizantes de candidatos pequeños podrán votar a su candidato favorito y a los candidatos cercanos con posibilidades de ganar. De este modo el vencedor no dependerá de la presencia o ausencia de candidatos marginales. Cada candidato recibirá el número de votos que le corresponde y el ganador habrá sido evaluado por todos los electores (y no solamente elegido por sus seguidores). Para ser elegido, el vencedor tendrá que intentar que todos los ciudadanos estén satisfechos (o al menos no demasiado descontentos) y no solamente complacer a sus seguidores.</p>
<h2>Experimentos electorales en Francia</h2>
<p>En las cuatro últimas elecciones presidenciales francesas (2002, 2007, 2012 y 2017), investigadores de <a href="https://vote.imag.fr/about">varias universidades</a> realizaron experimentos sobre sistemas electorales alternativos en varios municipios de Francia (Allevard-les-Bains, Crolles, Grenoble, Herouville-Saint-Clair y Estrasburgo). A la salida de las urnas, se ofreció a los electores la posibilidad de volver a votar con papeletas alternativas. Los experimentos despertaron un gran interés y las papeletas más informativas fueron valoradas de manera muy positiva. </p>
<p>En el experimento de 2002 se comprobó que el oponente de Jacques Chirac en la segunda vuelta de las elecciones, Jean-Marie Le Pen, recibió escasa aprobación en comparación con los demás candidatos. </p>
<p>En el experimento de 2007 François Bayrou obtuvo mayor aprobación que los dos candidatos de la segunda vuelta, Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal. </p>
<p>En 2017 los participantes manifestaron su desaprobación hacia Marine Le Pen y François Fillon. El socialista Benoit Hamon fue bien valorado por los participantes pese a cosechar el peor resultado socialista desde 1969.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/256419/original/file-20190130-108351-2pts3q.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=533&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Primeras dos hojas, de cuatro, de la papeleta experimental utilizada durante las elecciones presidenciales francesas de 2017 en Grenoble.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://vote.imag.fr/">CNRS, Université de Caen, Paris School of Economics, Université Jean-Monnet Saint-Étienne, Université de Strasbourg, Université Grenoble-Alpes.</a></span>
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</figure>
<p>Los experimentos no tratan de predecir los resultados de los candidatos. Tratan de entender el comportamiento de los actores en estos sistemas alternativos. La incógnita mayor es la reacción de los partidos: ¿buscarían los partidos más soluciones de compromiso? Otra pregunta concierne a la abstención: ¿El uso de papeletas de aprobación y desaprobación podría aumentar la participación electoral?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/110521/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>El experimento realizado en Allevard-les-Bains benefició del apoyo financiero del Ministerio de Economía y Competitividad (Proyecto ECO2015-67519-P) y del Eusko Jaurlaritza - Gobierno Vasco (Grupo IT568-13). </span></em></p>Las leyes electorales se reforman, pero el modelo de papeletas electorales permanece inalterado. Requieren que el elector vote a favor de un única candidatura. Pero, ¿por qué tenemos solo la posibilidad de votar a favor? ¿Por qué no tenemos opción de votar en contra?Annick Laruelle, Profesora IKERBASQUE de Fundamentos del Análisis Económico, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1052592018-10-19T15:53:11Z2018-10-19T15:53:11ZEl partidismo está profundamente arraigado en EEUU, incluso entre los votantes ‘independientes’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/241282/original/file-20181018-67164-g4wz54.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La elefanta Dolly y la burra Dottie, símbolos de los Partidos Republicano y Demócrata.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://www.apimages.com/metadata/Index/Watchf-AP-A-NY-USA-APHS332919-Political-Animals-1972/b785d67d6c4545bbb6a3b6b5fb168914/1/0">AP Photo/Bob Schutz</a></span></figcaption></figure><p>Al votar, en realidad no importa en qué partido estemos inscritos.</p>
<p>Además, en <a href="http://www.centerforpolitics.org/crystalball/articles/registering-by-party-where-the-democrats-and-republicans-are-ahead/">18 estados</a> los votantes ni siquiera están registrados por partidos. Lo que realmente importa es lo que los politólogos como yo llamamos la “<a href="https://www.press.uchicago.edu/ucp/books/book/chicago/U/bo27527354.html">identidad política</a>”. Es decir, el apego psicológico hacia un grupo político, como un <a href="https://www.press.umich.edu/338457/american_voter_revisited">partido</a> o un <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11109-014-9280-6">movimiento ideológico</a>.</p>
<p>Es por eso que los politólogos <a href="http://anesold.isr.umich.edu/nesguide/toptable/tab2a_3.htm">preguntan</a>: “En términos generales, ¿se considera republicano, demócrata, independiente o algún otro?”</p>
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Read more:
<a href="https://theconversation.com/partisanship-runs-deep-in-america-even-among-independents-104884">Partisanship runs deep in America - even among 'independents'</a>
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<p>Nuestro objetivo es descubrir cómo se ven a sí mismos. Fundamentalmente, ¿de qué equipo son? Que es como muchas personas les dan sentido al mundo político.</p>
<h2>¿Estadounidenses independientes?</h2>
<p>Según la <a href="https://news.gallup.com/poll/225056/americans-identification-independents-back-2017.aspx">organización de encuestas Gallup</a>, la identidad que la población elige con mayor frecuencia es en realidad “independiente”, ni demócrata ni republicana. De esta forma, en 2017, el 42% de los estadounidenses eligió este término, en comparación con un porcentaje que rondaba el 30% hace tan solo 14 años, en 2004.</p>
<p>Sin embargo, tres cuartas partes de estos “independientes” admiten que se inclinan a favor del Partido Demócrata o el Republicano. A juzgar por cómo votan o qué piensan sobre los líderes políticos nacionales, la verdad es que son <a href="http://themonkeycage.org/2009/12/three_myths_about_political_in/">más partidarios que independientes</a>. Según parece, muchas de las personas que se consideran independientes y libres de las influencias de los partidos no lo son realmente. </p>
<p>Tan solo un 10% de los estadounidenses son lo que llamamos “independientes puros”. Es decir, personas que se identifican como independientes y afirman no favorecer a ninguno de los dos partidos principales —un porcentaje que tampoco ha crecido en los últimos años. Esto significa que la gran mayoría de los estadounidenses —alrededor del 90%— son partidarios.</p>
<p>Y a qué partido favorecen: ¿a los demócratas o a los republicanos?</p>
<p>Al Partido Demócrata.</p>
<h2>Más Demócratas que Republicanos</h2>
<p>En una encuesta de Gallup del 2017, el 47% de los estadounidenses se llamaban a sí mismos demócratas o admitían decantarse por el Partido Demócrata, en comparación con un 42% de republicanos y un 11% de independientes.</p>
<p>De hecho, <a href="http://www.people-press.org/interactives/party-id-trend/">siempre ha habido más demócratas</a> que republicanos entre el electorado estadounidense —con raras y muy breves excepciones— desde que Gallup comenzó a identificar las preferencias políticas de los votantes en la década de 1930.</p>
<p>Es importante recordar que identificarse con un partido no es lo mismo que votar a ese partido. De hecho, los demócratas son menos propensos a votar que los republicanos, especialmente en las elecciones a <a href="https://fivethirtyeight.com/features/do-republicans-really-have-a-big-turnout-advantage-in-midterms/">mitad de mandato</a>. </p>
<p>Esto se debe a que los <a href="https://www.routledge.com/Is-Voting-for-Young-People-4th-Edition/Wattenberg/p/book/9781138962408">jóvenes</a> y otros probables electores demócratas tienden a participar más en el espectáculo que tiene lugar durante las elecciones presidenciales. </p>
<p>No obstante, a partir del mes pasado, dos tercios de los demócratas afirman que este 2018 están “<a href="http://www.people-press.org/2018/09/26/voter-enthusiasm-at-record-high-in-nationalized-midterm-environment/">más entusiasmados por votar que de costumbre</a>”. </p>
<p>En cambio, por primera vez desde 2006, los republicanos parecen no mostrar tanto entusiasmo por la votación. Ese año, una “ola azul” restableció el control de los demócratas en la Cámara y el Senado de los Estados Unidos.</p>
<p>Los demócratas que esperan otra “ola azul” en 2018 tienen mucha compañía.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/105259/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Christopher Devine no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consulta ni posee acciones ni recibe fondos por ese concepto; y no ha divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.</span></em></p>El número real de personas que no favorecen a ninguno de los dos partidos políticos principales en los Estados Unidos ha permanecido estable en los últimos años.Christopher Devine, Assistant Professor of Political Science, University of DaytonLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.