Platos impresos en 3D, carne de laboratorio, biotecnología o cocina nota a nota son algunos de los ingredientes que conforman el futuro de la industria alimentaria.
El brote de gripe aviar en EE. UU. ha dado un salto de las aves a las vacas. Si una persona consume leche cruda de ganado infectado con gripe aviar, y se infecta, permitirá que el virus se adapte a nuestro sistema respiratorio. Y podría ser el germen de una nueva pandemia. ¿Cómo lo regulamos para impedirlo?
Un caso de intoxicación difundido por las redes sociales nos recuerda la importancia de tener muy en cuenta la seguridad alimentaria cuando visitamos otros países. Sobre todo, hay que tener cuidado con los puestos callejeros, principal foco de intoxicaciones.
Pese a la normativa vigente en Europa, el control de alimentos provenientes de países de fuera del mercado único no son lo suficientemente exhaustivos para garantizar la ausencia de productos prohibidos.
La brecha de género también existe en el campo: las mujeres ganan menos, realizan trabajos más duros y pocas veces son las dueñas de la tierra. Pero algo está cambiando, al menos en América Latina.
Laura OTERO GARCIA, Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN - CSIC) y Míriam Pérez-Mateos, Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN - CSIC)
En los supermercados cada vez hay más productos tratados con altas presiones: embutidos, zumos, cremas de verduras,… Con una triple ventaja: se conservan bien, mantienen las propiedades nutricionales y respetan el medio ambiente.
Ciertos productos químicos son añadidos por los fabricantes y se rastrean fácilmente, pero otros llegan a los envases alimentarios de manera inintencionada. Son los llamados NIAS y pueden afectar a la salud del consumidor.
El reciclaje de plásticos es una buena solución para reducir el impacto medioambiental, pero hay que extremar las precauciones cuando estos materiales se utilizan como envases de alimentos.
Una parte de los fármacos que consumimos es excretada, de forma que termina en el agua de riego y, por tanto, en los cultivos. Las depuradoras no pueden eliminar estos compuestos por completo.
Aunque mucha gente acostumbra a pelar las frutas y las verduras antes de consumirlas, a menudo no es necesario. No solo porque la cáscara contiene importantes nutrientes sino porque, además, al desecharlas contribuimos al cambio climático.
El despilfarro de comida supone pérdidas económicas y conlleva un empleo de recursos y un impacto ambiental que podrían evitarse. Supone además un problema ético y social porque se relaciona con la inseguridad alimentaria.
Los alimentos de origen animal pueden contener restos de medicamentos, productos químicos agrícolas, aditivos alimentarios y toxinas naturales, pero se aplican normas y controles para evitar que lleguen a los consumidores.
Un suelo con menos agua puede afectar a la seguridad alimentaria del continente y hace que aumente el riego incluso en regiones donde antes no se necesitaba. Es indispensable aplicar medidas de adaptación al cambio climático.
Los consumidores de leche de vaca recién ordeñada afirman que su sabor natural e intenso es incomparable. Incluso que es nutritivamente mejor. Pero la realidad es que su consumo es poco seguro. ¿Y qué pasa entonces con los quesos de leche cruda?
Si las cucharas de madera son seguras a nivel microbiológico o es mejor usarlas de plástico, metal o silicona es objeto de debate. De lo que no hay duda alguna es de que los estropajos son el principal foco de contaminación de las cocinas.
La leche y sus derivados, los productos cárnicos (grasa, especialmente), el pescado y el marisco pueden estar contaminados con PCBs, sustancias tóxicas que se acaba de probar que aceleran el envejecimiento celular.
Profesora en la Universidad del País Vasco. Investigadora del grupo Nutrición y Obesidad del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn) y del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea