tag:theconversation.com,2011:/es/topics/servicios-ecosistemicos-90113/articlesservicios ecosistémicos – The Conversation2022-10-27T18:19:58Ztag:theconversation.com,2011:article/1911952022-10-27T18:19:58Z2022-10-27T18:19:58ZEl medio ambiente también es riqueza: el reto de incluir su valor en la contabilidad nacional<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/491899/original/file-20221026-21-z7hrz4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=21%2C21%2C4798%2C3286&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hand-planting-seedling-growing-step-garden-1732057171">Shutterstock / Miha Creative</a></span></figcaption></figure><p>La transformación de bosques en cultivos, la desaparición de hábitats por ocupación del territorio y el agotamiento de acuíferos por sobreexplotación disminuyen nuestra capacidad para satisfacer necesidades y, por tanto, nuestro bienestar. A pesar de ello, el deterioro ambiental aún no está integrado en el principal índice que mide el bienestar material de los países: el producto interior bruto (PIB).</p>
<p>El mayor problema siempre ha sido la unidad de medida: el PIB se mide en términos monetarios (euros, dólares, etc.), pero la pérdida de recursos ambientales se produce en hectáreas de bosque desaparecidas, especies malogradas o hectómetros cúbicos de agua perdidos. </p>
<p>Puesto que con el deterioro del medio ambiente perdemos riqueza y bienestar, ¿cómo podemos incorporarlo en los indicadores económicos? </p>
<h2>¿Qué mide el PIB?</h2>
<p>El producto interior bruto contabiliza el valor de todos los bienes y servicios finales que produce una economía (un país o una región) en un año. Por ejemplo, fue de 1,2 billones de euros en España en 2021. El PIB es un buen indicador para conocer la evolución del sector productivo de un país y, como tal, un buen elemento de diagnóstico de problemas económicos. </p>
<p>También es habitual aceptarlo naturalmente como medida del bienestar material: si el país produce más, puesto que la renta sigue un flujo circular, también habrá más renta disponible para adquirir bienes y servicios con los que satisfacer necesidades. </p>
<p>Sin embargo, siempre se recuerda a los estudiantes en los cursos de introducción a la economía que la relación entre PIB y bienestar material no debe ser tomada al pie de la letra. Por un lado, el reparto de renta no es igual para todos. Por otro lado, el bienestar de una sociedad no sólo proviene del consumo individual, sino también de bienes y servicios compartidos y solidarios. </p>
<p>En cualquier caso, estos argumentos no invalidan el hecho de que el PIB recoge producción y renta generada, lo que mantiene su vinculación con el bienestar material, aunque sea con matices.</p>
<h2>¿Cuánto nos cuesta el deterioro ambiental?</h2>
<p>Como las unidades de medida de pérdidas ambientales no son fáciles de integrar, lo que se ha venido haciendo hasta ahora es considerarlas como información adicional, en forma de cuentas satélite acompañando a las cifras de PIB. Presentar los daños a la naturaleza mediante cuentas satélite es claramente mejor que no proporcionar información alguna, pero es una forma un tanto limitada de hacerlo. </p>
<p>Cuando en 1997 comenzó a asentarse un nuevo paradigma de valoración económica de los servicios ecosistémicos con los trabajos del economista <a href="https://www.nature.com/articles/387253a0">Robert Costanza</a> y la bióloga <a href="https://www.researchgate.net/publication/37717461_Nature's_Services_Societal_Dependence_On_Natural_Ecosystems">Gretchen Daily</a>, se abrió también un nuevo escenario que permitiría <a href="https://theconversation.com/cuanto-hemos-perdido-en-el-incendio-forestal-de-la-sierra-de-la-culebra-187127">medir en euros del deterioro ambiental</a> debido a actividades humanas o a catástrofes, y, con ello, de la correspondiente pérdida de bienestar asociada. </p>
<p>La consolidación de métodos de valoración y sistemáticas de servicios ecosistémicos, la creciente disponibilidad de información sobre su valor y, sobre todo, la aparición de varias iniciativas institucionales y gubernamentales en esta línea, llevarán a que en los próximos años podamos contar con estimaciones en unidades monetarias (euros, dólares…) de nuestro impacto positivo o negativo sobre la naturaleza. Estas matizarán la información que podemos obtener del PIB como medida del bienestar de forma mucho más efectiva que las cuentas satélite medioambientales. </p>
<h2>El valor del capital natural</h2>
<p>La manera de hacerlo más similar a como se calcula el PIB sería estimando el valor total de los servicios ecosistémicos generados en el país por la naturaleza en un año, es decir, el valor de los servicios ecosistémicos de aprovisionamiento, de regulación y culturales. </p>
<p>Podríamos llamar a esta variable <em>producto del capital natural</em>. Su variación de un año para otro indicaría una mayor o menor capacidad de disfrute de servicios ecosistémicos y, por consiguiente, un aumento o disminución del bienestar que obtenemos de la naturaleza. </p>
<p>Lógicamente, la destrucción de ecosistemas conduciría a un menor valor de los servicios ecosistémicos anuales y, por tanto, a un menor PCN. Las actuaciones de recuperación o restauración del capital natural lo aumentarían. </p>
<p>El análisis conjunto del PIB y el PCN permitiría concluir si el crecimiento económico del país se ha realizado de forma sostenible o si, por el contrario, se ha hecho a costa de perder capital natural y sacrificar, por tanto, un bienestar tan real como el que dan los bienes materiales pero que no pasa por el mercado.</p>
<h2>Primeros pasos en la buena dirección</h2>
<p>No es una utopía teórica, ni estamos tan lejos de lograrlo. En marzo de 2021 Naciones Unidas adaptó el <a href="https://unstats.un.org/unsd/envaccounting/seearev/CF_trans/SEEA_CF_Final_sp.pdf">Sistema de Contabilidad Económica y Ambiental</a> vigente desde 2012 para basarlo en <a href="https://seea.un.org/ecosystem-accounting">contabilidad de ecosistemas</a>, orientado a contabilizar flujos de servicios de los ecosistemas y dejando abierta la puerta a su valoración monetaria. </p>
<p>Algunos países, como <a href="https://www23.statcan.gc.ca/imdb/p2SV.pl?Function=getSurvey&SDDS=5331">Canadá</a> y <a href="https://www.abs.gov.au/statistics/detailed-methodology-information/concepts-sources-methods/australian-system-national-accounts-concepts-sources-and-methods/2020-21/chapter-23-satellite-accounts/environmental-economic-accounts/system-integrated-environmental-and-economic">Australia</a> están ya adaptando sus sistemas de contabilidad nacional a este nuevo paradigma. </p>
<p>Más recientemente, además de con mayor visibilidad mediática, en abril de 2022 el Gobierno de Joe Biden anunció un <a href="https://www.whitehouse.gov/ostp/news-updates/2022/08/18/readout-ostp-initial-engagement-on-developing-natural-capital-accounts/">Plan Estratégico sobre Estadísticas para Decisiones Económico-Ambientales</a> con el objetivo de obtener “cuentas de capital natural” que midan los cambios en el valor económico de los recursos ambientales. </p>
<p>Todos ellos son pasos muy significativos en la buena dirección. ¿Nos acostumbraremos por fin a dejar de mirar al PIB como indicador directo del bienestar y a reivindicar el cálculo del PCN para tener una información más realista y útil?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/191195/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fernando Rodríguez López es investigador principal y asociado de proyectos de investigación europeos, nacionales y regionales de la Universidad de Salamanca que tienen como objetivo la valoración económica del capital natural </span></em></p>El PIB se usa como medida del bienestar material de una sociedad, pero no tiene en cuenta otros factores que influyen en su bienestar, como la salud del medio ambiente. ¿Podemos medir el deterioro de la naturaleza en términos monetarios?Fernando Rodríguez López, Profesor de Economía del Medioambiente, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1651842021-09-23T19:40:52Z2021-09-23T19:40:52ZPor qué las minas a cielo abierto se restauran a medias y por qué es necesario hacerlo bien<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/421557/original/file-20210916-17-qg86t8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C4992%2C3735&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/open-pit-ore-mining-photo-air-1801987330">Shutterstock / Alexey Khrulev</a></span></figcaption></figure><p>En torno a los años 20 a. e. c., el emperador Romano Octavio Augusto, atraído por la riqueza minera del noroeste de la península ibérica, se encargó personalmente de conquistar la zona. Se cree que fue durante las campañas militares cuando los romanos identificaron los yacimientos de metales más importantes que explotaban los pueblos prerromanos. Así comenzó la explotación de oro a cielo abierto más grande del occidente del Imperio romano: la mina de <a href="http://www.patrimoniocastillayleon.com/es/las-medulas">Las Médulas</a>, en la provincia de León. </p>
<p>Debido a su importancia, esta explotación se mantuvo activa durante 250 años, hasta que fue abandonada en el siglo III. Este es un claro ejemplo de cómo la minería a cielo abierto se remonta en la historia. Sin embargo, los métodos romanos de extracción y excavación generaron impactos sobre el entorno que aún son visibles.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=402&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=402&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=402&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=505&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=505&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/421359/original/file-20210915-19-13jhp5j.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=505&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Las Médulas está considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio romano.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Las_M%C3%A9dulas_Roman_Goldmines_26.JPG">Karsten Wentink/Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>La problemática de la minería a cielo abierto</h2>
<p>La minería a cielo abierto es una actividad industrial. Históricamente ha contribuido al desarrollo económico de la sociedad al aportar minerales y rocas. Actualmente, la superficie que ocupan las explotaciones mineras en España y en el mundo está aumentando rápidamente. </p>
<p>La problemática de la minería a cielo abierto es que genera cambios severos en el paisaje, el suelo, la vegetación y la fauna. Muchos de estos impactos alteran considerablemente el entorno (huecos mineros, canteras, escombreras, balsas). Esto suscita un fuerte rechazo social. Por eso, se deben buscar soluciones que combinen la explotación de recursos minerales y la restauración y <a href="https://theconversation.com/es/topics/conservacion-59269">conservación de los ecosistemas</a> y el territorio. </p>
<h2>Necesitamos una restauración de calidad</h2>
<p>Gran cantidad de minas a cielo abierto se localizan en zonas forestales. Los bosques además de mantener la biodiversidad, aportan valiosas y variadas funciones. Por ejemplo, regulan ciclos de nutrientes y agua, la producción de oxígeno y la fijación de carbono. Sin embargo, el ecosistema existente antes de la explotación minera irremediablemente se destruye con el aprovechamiento minero. Por eso es fundamental una vez terminada la explotación recuperar el entorno y el ecosistema.</p>
<p>El proceso de recuperar el ecosistema previo a la actividad minera se conoce como restauración ecológica. Es un proceso complejo, que necesita muchísimo esfuerzo y tiempo para recuperar adecuadamente el ecosistema a sus condiciones anteriores, además de conocimientos científicos sobre el funcionamiento del ecosistema a recuperar. </p>
<p>Cuanto más complejo sea el ecosistema más complicado es el proceso de restauración. Es más complicado restaurar un bosque que un prado. Por esto, las restauraciones de minas a cielo abierto se suelen limitar a reconstruir ecosistemas de porte herbáceo o arbustivo que nada tienen que ver con el ecosistema boscoso original. Es decir, se busca recuperar algún elemento verde, que, integrado en el paisaje, permita cumplir con la normativa vigente. Aunque no se recuperen las especies de plantas y animales que formaban parte del ecosistema original.</p>
<h2>La deuda de servicios ecosistémicos</h2>
<p>Todos los ecosistemas generan servicios fundamentales para la vida en el planeta. Sin embargo, cuando un ecosistema se destruye, no solo se ven afectadas la vegetación o la fauna, también las interacciones entre ellos. Por tanto, se reducen las funciones que el ecosistema es capaz de proporcionar. La restauración ecológica también pretende remediar esta pérdida de funciones y servicios ecosistémicos. </p>
<p>Desafortunadamente, en la mayoría de casos los ecosistemas restaurados, al no parecerse a los originales, suelen proporcionar menos funciones y servicios que estos. Es lo que se conoce como deuda de recuperación de <a href="https://www.nature.com/articles/ncomms14163">servicios</a>. </p>
<p>Hemos alterado el entorno para conseguir un recurso mineral a costa de reducir los servicios que el ecosistema producía. El problema es que esta deuda de servicios no puede crecer de forma indefinida sin que se produzcan repercusiones ecológicas en el entorno y en el bienestar humano: Pérdida de biodiversidad, alteraciones de ciclos de agua o nutrientes, reducción del carbono secuestrado, entre otras. O actuamos para reducir la deuda de servicios o únicamente el tiempo, en el mejor de los casos, hará que esta deuda se reduzca. </p>
<p>La principal problema es que las escalas temporales a las que las funciones y servicios ecosistémicos se recuperan son mayores que la escala temporales en las que funcionamos los humanos. </p>
<p>Volviendo al mundo romano, han pasado 1 800 años aproximadamente desde que se abandonó la mina a cielo abierto de Las Médulas. Aún son visibles los impactos que su aprovechamiento generó sobre el paisaje. Sin embargo, su importancia arqueológica, su naturaleza y su belleza han hecho que sea <a href="https://whc.unesco.org/es/list/803">reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad</a>. </p>
<p>Este es un caso especial que nos permite ver la evolución a largo plazo de las explotaciones mineras a cielo abierto abandonadas. Pero nos plantea la cuestión de si, dada la velocidad a la que generamos nuevas áreas de explotación, podemos esperar otros 1 800 años a que las minas a cielo abierto no restauradas se conviertan en lugares a proteger. </p>
<p>El periodo 2021-2030 ha sido declarado por las Naciones Unidas como la <a href="https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/nueva-decada-de-la-onu-para-la-restauracion-de-los">Década de la Restauración de los Ecosistemas</a>. Nos encontramos en un momento clave para afrontar el reto de la restauración de los ecosistemas degradados. Debemos potenciar restauraciones de calidad del ecosistema y sus funciones, medidas de probada eficacia para luchar contra el cambio climático y conservar la biodiversidad en el planeta.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/165184/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Si la recuperación del ecosistema previo a la explotación minera se reduce a reconstruir una vegetación que nada tiene que ver con la original, proporcionará menos servicios y se perderán especies.Josu G. Alday, Investigador Ramón y Cajal - Profesor de Ecosistemas y Restauracion Ecológica, Universitat de LleidaCarolina Martínez Ruiz, Profesora Titular de Universidad del Área de Ecología y miembro de iuFOR, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1619602021-08-19T19:48:10Z2021-08-19T19:48:10ZLos incendios no siempre son el enemigo: cómo beneficia el fuego a los ecosistemas y los humanos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/416587/original/file-20210817-27-i07ie7.JPG?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3982%2C2670&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fuego prescrito en un bosque de eucaliptos australiano.</span> <span class="attribution"><span class="source">Cristina Santín</span>, <span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>Durante las últimas semanas, y como todos los veranos, hemos visto arder árboles, matorrales y hasta casas en diferentes países (Grecia, Turquía, EE. UU., Rusia, etc.). El fuego consume la vegetación a una gran velocidad y altera procesos imprescindibles para los ecosistemas. Por ejemplo, la circulación y retención de agua. Además, puede llegar a suponer una amenaza para la seguridad de las personas, como ha sucedido recientemente en <a href="https://www.latimes.com/california/story/2021-07-24/how-the-dixie-fire-became-californias-largest-of-the-year-so-far">California</a>, donde miles de residentes han tenido que ser evacuados. </p>
<p>Además, procesos ligados al cambio global parece que nos están conduciendo a una era donde los <a href="https://theconversation.com/amp/la-era-de-los-incendios-que-ya-no-podemos-apagar-165697">incendios son diferentes a los que estamos acostumbrados</a>.</p>
<p>Durante décadas, las investigaciones sobre el fuego se han centrado en caracterizar sus impactos negativos. A pesar de estos, el fuego es parte fundamental de los ciclos de la naturaleza y de los patrones de biodiversidad. </p>
<p>Otros efectos que podríamos considerar neutros o incluso positivos han sido mucho menos estudiados. En los últimos tiempos, el papel del fuego como elemento imprescindible y natural para muchos ecosistemas es cada vez más reconocido. Sin embargo, siguen faltando trabajos integradores que contemplen el papel del fuego desde diferentes perspectivas ecológicas y sociales.</p>
<h2>Efectos del fuego en ecosistemas forestales</h2>
<p>La sociedad obtiene un gran número de beneficios de la naturaleza en general, y de los bosques en particular. Estos beneficios, que se dan tanto de forma directa como indirecta, se conocen como <a href="http://blog.creaf.cat/es/conocimiento/que-son-los-servicios-ecosistemicos/">servicios ecosistémicos</a>. Los servicios ecosistémicos incluyen, por ejemplo, el aprovechamiento de madera para construcción, la provisión de agua para consumo humano y el sentimiento de bienestar que obtenemos tras dar un paseo por el bosque.</p>
<p>Los servicios ecosistémicos que aportan los bosques dependen tanto de sus características: su productividad, su diversidad biológica o su estructura, como de factores externos que les afectan, como, por ejemplo, las perturbaciones. Entre estas perturbaciones, los incendios son una de las más conocidas y estudiadas. El fuego consume grandes cantidades de biomasa vegetal, modificando la composición y estructura de los bosques, y tras su paso, los ciclos hidrológicos o de nutrientes se ven muy alterados. Por tanto, es evidente que el fuego afecta a los servicios ecosistémicos de los bosques. Pero, ¿cómo?</p>
<p>Durante las últimas décadas, un gran número de investigaciones han estudiado por todo el mundo los efectos que el fuego produce en el medio ambiente. Nosotros, ahora, hemos querido evaluar en conjunto y con una perspectiva global esos estudios previos. </p>
<p>En un <a href="https://www.researchgate.net/publication/353924386_A_global_synthesis_of_fire_effects_on_ecosystem_services_of_forests_and_woodlands/stats">trabajo</a> de revisión, hemos analizado más de 200 estudios publicados en los últimos 30 años en relación con efectos del fuego en indicadores de ocho servicios ecosistémicos. Encontramos que los efectos en la fertilidad del suelo, en las reservas de carbono y en los ciclos hidrológicos están entre los más estudiados. Sin embargo, otros servicios de gran relevancia, como la provisión de alimentos (por ejemplo, las setas) o los de tipo cultural (por ejemplo, el uso recreativo que hacemos de los bosques) han sido mucho menos estudiados (figura 1).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=178&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=178&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=178&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=224&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=224&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414551/original/file-20210804-23-1wzibw1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=224&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1. Trabajos recopilados según los servicios ecosistémicos estudiados (izquierda) y los países donde se realizaron (derecha) (número total de artículos = 207).</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los trabajos considerados se han focalizado fundamentalmente en bosques mediterráneos, templados y boreales del hemisferio norte (en países como Estados Unidos, España o Australia). Sin embargo, fueron escasos en otras regiones del mundo, donde los ecosistemas forestales también son parte fundamental y donde el fuego es un agente clave (como en algunas áreas tropicales o subtropicales del África subsahariana o Sudamérica). </p>
<p>Respecto al tipo de impactos encontrados, nuestros resultados han mostrado que, en muchos servicios, los efectos negativos fueron los predominantes. Aunque también se encontraron, en algunos casos, efectos de tipo neutro e incluso algunos de tipo positivo, como por ejemplo en la fertilidad del suelo o la provisión (escorrentia) de agua, que a corto plazo puede aumentar tras el paso del fuego (figura 2). </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414553/original/file-20210804-15-5ozkoj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 2. Frecuencias (%) de efectos del fuego encontrados en los diferentes estudios recopilados.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Beneficios de los incendios</h2>
<p>Nuestro estudio también pone de manifiesto que, al menos hasta ahora, el fuego ha sido tratado generalmente como un enemigo al que hay que eliminar. En muchos países del mundo han existido y existen políticas de eliminación total del fuego. En España, recordamos las campañas del <a href="https://theconversation.com/todos-contra-el-fuego-119406">“todos contra el fuego”</a>. Fueron desarrolladas desde el (extinto) Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), y fueron ampliamente difundidas durante las décadas de 1980 y 1990.</p>
<figure>
<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/4YkMY6VYJcM?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
<figcaption><span class="caption">Ejemplos de anuncios televisivos de principios de la década de 1990 de la citada campaña.</span></figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, el fuego es un proceso ecológico. Es un agente clave en la evolución de numerosas especies, y paisajes de todo el mundo dependen de él. En muchas regiones, los incendios son parte de los ciclos naturales y los bosques están adaptados a ellos. </p>
<p>Por eso, el estudio de los efectos del fuego debe hacerse de acuerdo con las condiciones específicas de cada región, incluyendo amplias tipologías de procesos, y contemplando periodos temporales lo suficientemente largos para conocer si estos efectos se mantienen (o no) a largo plazo. </p>
<p>Aunque también cabe indicar que procesos ligados al <a href="https://theconversation.com/wildfires-in-mediterranean-europe-will-increase-by-40-at-1-5-c-warming-say-scientists-104270">cambio global</a> están modificando los regímenes de incendios que conocíamos. Por ello, cuando estudiemos estos efectos, este fenómeno también deberá ser tenido en cuenta.</p>
<p>Más allá de la importancia ecológica del fuego, en los últimos tiempos algunos investigadores están revindicando su papel como <a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/fee.2044">suministrador de diferentes servicios</a>. Por ejemplo, generando y manteniendo espacios abiertos que son clave para el aprovechamiento ganadero, o mitigando el impacto de incendios futuros de mayor intensidad mediante la reducción de la cantidad de combustible disponible. </p>
<p>Consideramos que este tipo de aproximaciones son, además de enriquecedoras, fundamentales para entender mejor cómo el fuego se relaciona con los paisajes, y para poder minimizar los efectos negativos que pueden tener en nuestro bienestar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/161960/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jose V. Roces-Diaz recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España (Programa Juan de la Cierva Incorporación Ref. IJC2019-038826-I). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Cristina Santín recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España (Ayudas para la contratación Ramón y Cajal, Ref. N. RYC2018-025797-I).</span></em></p>Si bien puede tener consecuencias económicas y sociales negativas, el fuego es un proceso natural clave en la evolución de muchas especies y paisajes de todo el mundo.Jose V. Roces-Díaz, Investigador postdoctoral (JdC-I) en ecosistemas forestales y sus servicios en el CREAF, Universitat Autònoma de BarcelonaCristina Santín, Investigadora Ramón y Cajal, Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.