tag:theconversation.com,2011:/fr/topics/enfermedades-infecciosas-82459/articlesenfermedades infecciosas – The Conversation2024-03-20T21:16:25Ztag:theconversation.com,2011:article/2243282024-03-20T21:16:25Z2024-03-20T21:16:25ZCómo nos afecta el recuerdo de la pandemia a la hora de elegir destino vacacional<p>El confinamiento que vivimos debido a la covid-19 ha tenido efectos en nuestro <a href="https://wires.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/wcc.802">comportamiento</a>. También ha afectado a las emociones, la <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/13683500.2020.1803807">percepción del riesgo</a> y la seguridad sanitaria. Sin embargo, no ha modificado nuestro <a href="https://www.emerald.com/insight/content/doi/10.1108/WHATT-01-2021-0011/full/html">deseo de viajar</a>, una necesidad que ha sido reprimida por más tiempo del deseado.</p>
<p>Se prevé que el cambio climático será más perturbador que la reciente pandemia, así como en gran medida irreversible. Por eso, existen dudas y <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/09669582.2022.2029872">reflexiones</a> sobre las preocupaciones de las personas por la crisis climática y futuros eventos causados por el clima, especialmente después de la pandemia. </p>
<p>Conocer esto es importante porque existe una <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959378019301736">relación</a> directa entre la mayor preocupación por algo que va a suceder y el deseo o necesidad de actuar hoy para evitar ese futuro no deseado.</p>
<p>Al respecto, un <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0272494422001633">estudio</a> concluyó que después de la pandemia los viajeros se muestran más preocupados por los problemas ambientales. Por ese motivo, ahora hay más turistas que prefieren alojarse en casas rurales, en hoteles con certificaciones ambientales, que hacen más consumo local y están más dispuestos a pagar ecotasas para compensar su huella de carbono.</p>
<p>Este comportamiento se explica por la <a href="https://www.researchgate.net/publication/232587095_Affect_Generalization_and_the_Perception_of_Risk">teoría del afecto generalizado</a>, que proviene de la psicología social, y argumenta que las preocupaciones ante un peligro, crisis o riesgo de cualquier tipo pueden provocar un <a href="https://compass.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/spc3.12311">derrame</a>, haciendo a las personas más preocupadas a nivel general. Si estamos más preocupados por las cosas de nuestra vida privada, el trabajo y los viajes, nuestro comportamiento es más responsable y precavido para evitar problemas.</p>
<h2>Menos preocupación por la degradación climática</h2>
<p>Pero otro <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0160738323001366">estudio</a> más reciente explica que en realidad la preocupación de los viajeros por los impactos del cambio climático o la degradación ambiental ha disminuido después de la pandemia. Los autores afirman que después de la covid-19 existe un mayor deseo de viajar, y la mayoría de los peligros climáticos importan menos cuando estamos eligiendo dónde ir de vacaciones. </p>
<p>Este mismo estudio aclara que hay dos amenazas que sí preocupan más a los viajeros ahora que antes de la pandemia: los <a href="https://www.mdpi.com/2071-1050/13/18/10004">incendios forestales</a> y los posibles brotes de <a href="https://www.researchgate.net/publication/346041810_Climate_change_coastal_tourism_and_impact_chains_-_a_literature_review">enfermedades infecciosas</a>. O sea, que los viajeros están más dispuestos a cancelar sus vacaciones si sus destinos preferidos están amenazados por estos dos riesgos. </p>
<p>Esta discriminación en las preocupaciones se debe probablemente a que ambos riesgos son percibidos como igual de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0305750X20303417">disruptivos</a> y peligrosos para la salud que la anterior pandemia. </p>
<p>Este estudio concluye que después de la covid-19 los viajeros son más sensibles a solo una fracción dentro del universo de riesgos e impactos climáticos que podrían afectar a sus experiencias vacacionales (olas de calor, sequía, reducción de la biodiversidad marina y terrestre, reducción de área de playa…). </p>
<p>A esto se le conoce como <a href="https://psycnet.apa.org/doiLanding?doi=10.1037%2F0022-3514.60.1.5">“finite pool of worry”</a> o <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0959378022001601">piscina finita de preocupaciones</a>. Esta teoría socio-psicológica afirma que los humanos tienen recursos cognitivos y emocionales limitados. Por tanto, preocuparse más por una amenaza puede agotar estos recursos y hacer que uno se preocupe proporcionalmente menos por otras.</p>
<p>Existe, por tanto, una diferencia entre ambos hallazgos. Esto sugiere la necesidad de seguir investigando. La mayoría de los estudios se basan en experimentos con información declarada. Existe la posibilidad de que no se ajusten a situaciones reales, las que podrán observarse a medida que los efectos del cambio climático se materialicen plenamente a lo largo del tiempo.</p>
<h2>La capacidad adaptativa de los viajeros</h2>
<p>De todo el sistema turístico, los viajeros tienen la mayor <a href="https://doi.org/10.1016/j.tourman.2016.01.010">capacidadad adaptativa</a> debido a su flexibilidad para sustituir destinos, fechas y tipo de vacaciones ante eventos o situaciones no deseadas. </p>
<p>Esta es una de las razones por las que se prevé que destinos populares para veranear pierdan atractivo en temporada alta. Por ejemplo, la mayor frecuencia e intensidad de olas de calor pueden convertirlos en “lugares demasiado calurosos para ser visitados en verano”. Esto podría provocar cambios en la estacionalidad turística de estos destinos (meses de mayor afluencia de visitantes).</p>
<p>Entonces, el hecho de que ahora los viajeros se preocupen menos por los impactos del clima podría traer consecuencias. Por ejemplo, pueden haber destinos turísticos que comiencen a considerar que no van a perder su atractivo ante el aumento de las olas de calor y no necesitan hacer nada al respecto. </p>
<p>Sin embargo, existe un sinfín de <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fclim.2022.1019892/full">complejas relaciones</a> que van más allá. Veranos más calientes no solo impactan en el confort térmico de los visitantes. También tienen consecuencias para la <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-023-02419-z">salud y el sistema sanitario</a>, afectan a la calidad del empleo –no solo turístico– e incrementan el consumo energético (luz y agua), dando lugar a tensiones energéticas. Todo ello, sin contar que también impacta en la fauna y biodiversidad terrestre y marina y en las precipitaciones. En definitiva, una cadena de impactos que afectan al atractivo turístico del destino, la calidad del servicio y, por consiguiente, a la satisfacción del propio turista, por mencionar algunos ejemplos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224328/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Yen E. Lam González ha participado como investigador en proyectos competitivos financiados por la Comisión Europea a través de programas tales como Horizonte 2020- Retos Sociales- e Interreg MAC 2014-2020, financiación que se ha utilizado para el desarrollo de algunas de las investigaciones citadas. </span></em></p>El confinamiento ha afectado a nuestro comportamiento, pero no el deseo de viajar. Los viajeros hoy son más sensibles a incendios forestales y posibles enfermedades infecciosas que con respecto a antes de la pandemia. Sin embargo, sus preocupaciones por otros impactos del cambio climático han disminuido.Yen E. Lam González, Investigadora postdoctoral en Economía Aplicada, Universidad de Las Palmas de Gran CanariaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2232822024-02-11T21:08:33Z2024-02-11T21:08:33ZPrimer caso mortal en humanos de la viruela de Alaska, una enfermedad descubierta hace poco<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574790/original/file-20240211-16-m5e8r4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=29%2C32%2C993%2C617&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Topillo de espalda roja</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://ecuador.inaturalist.org/">iNaturalist Ecuador</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span></figcaption></figure><p>A mediados de septiembre de 2023, un anciano residente en la península de Kenai, al sur de la ciudad de Anchorage, en Alaska, que seguía un tratamiento farmacológico contra el cáncer y estaba inmunosuprimido, notó una pápula roja sensible en la axila derecha. Cómo es lógico, el susto fue macanudo y decidió ir al médico de inmediato. Durante las siguientes seis semanas, acudió en varias ocasiones al centro de atención primaria y al departamento de emergencias local para una evaluación clínica de la lesión.</p>
<p>El caso era confuso, y la posible infección difícil de identificar. El anciano no respondía al tratamiento con antibióticos. Una biopsia por punción no reveló evidencia de malignidad o de infección bacteriana. Los sanitarios estaban desconcertados. Con el paso de los días, el paciente experimentó fatiga y una induración creciente. El dolor en la axila derecha y en el hombro derecho iba en aumento. </p>
<p>El 17 de noviembre el pronóstico había empeorado y fue hospitalizado. La razón principal fue la extensa progresión de una presunta celulitis infecciosa que afectaba el rango de movimiento de su brazo derecho. No había tiempo que perder y el paciente fue trasladado a Anchorage y reubicado en un hospital con más recursos y medios. </p>
<p>En Anchorage, el paciente manifestó dolor ardiente intenso de tipo neuropático. El lugar dónde se había realizado la biopsia en la axila derecha no cicatrizaba y drenaba abundante líquido seroso. Existía una inflamación muscular extensa que afectaba a la axila derecha y a la musculatura del hombro. También había cuatro lesiones más pequeñas, parecidas a la viruela, en lugares difusos de todo el cuerpo. ¿Qué estaba ocurriendo?</p>
<p>Tras realizar una amplia batería de pruebas de laboratorio, una muestra enviada a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) evidenció la presencia del <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6723315/">virus de la viruela de Alaska</a>
(AKPV). Es decir, un orthopoxvirus <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5447873/#:%7E:text=A%20resident%20of%20interior%20Alaska,than%20North%20American%20Orthopoxvirus%20species">descubierto en el año 2015</a> en Alaska, en el área de Fairbanks, del que hasta ese momento tan solo habían sido notificadas siete infecciones en humanos. Todas ocurrieron en residentes del área de Fairbanks e involucraron enfermedades leves y autolimitadas que consistían en una erupción localizada y linfadenopatía. </p>
<p>Una vez identificado el posible patógeno, el anciano se convirtió en el octavo caso de infección por AKPV y recibió tratamiento específico, que consistió en tecovirimat intravenoso, inmunoglobulina intravenosa y brincidofovir oral. Tras una semana de terapia, la condición del paciente comenzó a mejorar. Por desgracia, no fue suficiente. A pesar del apoyo médico intensivo, transcurrido un tiempo, el enfermo presentó retraso en la cicatrización de las heridas, desnutrición, insuficiencia renal aguda e insuficiencia respiratoria. Murió a finales de enero de 2024. La segunda semana de febrero de 2024, los funcionarios del departamento de salud confirmaron que la <a href="https://epi.alaska.gov/bulletins/docs/b2024_02.pdf">muerte fue debida al virus de la viruela de Alaska</a>. </p>
<h2>Las musarañas y los topillos podrían ser su reservorio</h2>
<p>En la actualidad, hay descritas más de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9879104/">10 000 especies de virus</a> y sabemos que alrededor de 270 infectan a los humanos. Algunos de estos virus son conocidos desde hace siglos, mientras que otros han surgido recientemente. De hecho, los virus constituyen alrededor de dos tercios de todos los nuevos patógenos humanos. Estos nuevos virus difieren ampliamente en su importancia, desde la rara y leve enfermedad causada por el virus Menangle, hasta el devastador impacto en la salud pública que ha causado el coronavirus SARS-CoV-2. </p>
<p>De los virus conocidos que infectan a los humanos, alrededor del 80 % están de forma natural en reservorios no humanos, principalmente <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7505891/">en mamíferos y en aves</a> y, en menor medida, en artrópodos y otros animales salvajes. Se estima que los agentes infecciosos zoonóticos, es decir, los transmitidos de los animales a las personas, constituyen alrededor del 60 % de los patógenos humanos conocidos y hasta el <a href="https://www.pnas.org/doi/full/10.1073/pnas.1919176117">75 % de los patógenos humanos emergentes</a>. Por desgracia, no hay conocimientos suficientes sobre los animales salvajes que pueden albergar miles de especies de virus desconocidas y esto es un gran inconveniente, porque muchas de ellas podrían ser patógenas de humanos. </p>
<p>La evidencia hasta el momento indica que el virus de la viruela de Alaska está presente en varias especies de pequeños mamíferos, entre los que destacan las musarañas y el topillo de lomo rojo (<em>Clethrionomys rutilus</em>), que podrían actuar como reservorio. Por lo tanto, estamos ante una nueva zoonosis. Aunque los datos disponibles sugieren que el impacto del virus de la viruela de Alaska en la salud pública es limitado, es probable que esté extendido en las poblaciones de pequeños mamíferos de Alaska, y es posible que se hayan producido otras infecciones en humanos, pero que no hayan sido diagnosticadas. </p>
<p>Además del virus de la viruela de Alaska, algunos otros orthopoxvirus que han sido descritos recientemente, como el virus Akhmeta o el virus Abatino, resaltan la posibilidad de que existan miembros desconocidos de este género con <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4692157/">potencial zoonótico</a>. </p>
<p>De momento, no ha sido documentada ninguna transmisión del virus de la viruela de Alaska de persona a persona. Sin embargo, dado que algunos orthopoxvirus pueden transmitirse por contacto directo con lesiones cutáneas, es recomendable que las personas con heridas que puedan haber sido causadas por la viruela de Alaska mantengan el área afectada cubierta con una venda.</p>
<p>Los poxvirus infectan a un amplio espectro de huéspedes, incluidos insectos, aves, reptiles y mamíferos. </p>
<p>Dentro de los poxvirus, el género Orthopoxvirus comprende varios virus de gran relevancia médica, entre ellos el virus variola (VARV), agente causante de la viruela humana, y el virus vaccinia (VACV), que fue utilizado en la campaña de erradicación de la viruela. </p>
<h2>Familia de la viruela del mono</h2>
<p>Otros orthopoxvirus con potencial zoonótico, como el virus de la mpox (popularmente conocida como la viruela del mono) y el virus de la viruela bovina son notificados cada vez más como causa de enfermedades humanas. De hecho, el brote de mpox originado en mayo de 2022, y todavía en curso, ha originado más de <a href="https://www.cdc.gov/poxvirus/mpox/response/2022/index.html">93 000 casos y 177 muertes</a>. Es posible que esta situación haya sido facilitada por la interrupción de la vacunación rutinaria frente a la erradicada viruela humana, ya que esta vacuna originaba <a href="https://www.nature.com/articles/s41392-023-01574-6">cierto grado de inmunidad</a> de la población frente a otros orthopoxvirus.</p>
<p>Además de los citados, existen muchos otros orthopoxvirus patógenos de mamíferos. Algunos ejemplos son, entre otros, el virus de la ectromelia que causa la viruela del ratón, el virus de la viruela del camello, el virus de la viruela del mapache, el virus de la viruela de los jerbos, el virus de la viruela de la mofeta o algunos sublinajes del virus vaccinia como el virus de la viruela del conejo y el virus de la viruela del búfalo. </p>
<p>La amplia gama de huéspedes, la holgada distribución geográfica y la constante aparición mundial de virus zoonóticos, incluidos nuevos orthopoxvirus, plantea una amenaza sanitaria a nivel global que requiere de una vigilancia estrecha y de tomar las medidas preventivas oportunas. </p>
<p>Ante esta situación, lo más prudente es adoptar de forma urgente el enfoque <em>One Health</em> y aceptar que no podemos abordar la salud humana sin ocuparnos también de la salud animal y ambiental.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/223282/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Tenemos un nuevo virus mortal en el tablero de juego. Se trata del virus de la viruela de Alaska, que se acaba de cobrar su primera vida humana. Parece que su reservorio animal podría estar en pequeños mamíferos.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2222912024-01-31T20:56:55Z2024-01-31T20:56:55ZMisterio resuelto: los mosquitos transmiten la úlcera de Buruli en Australia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/572408/original/file-20240131-19-5is172.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=54%2C0%2C6011%2C4028&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La úlcera de Buruli es una infección causada por la bacteria 'Mycobacterium ulcerans' (imagen).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/mycobacterium-ulcerans-3d-illustration-causative-agent-2263120535">Kateryna Kon/Sutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La úlcera de Buruli, llamada así porque la primera gran epidemia investigada se extendió por el condado de Buruli (Uganda), está considerada por la OMS como una <a href="https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/neglected-tropical-diseases">enfermedad tropical desatendida</a>. Es una infección necrosante de la piel, el tejido subcutáneo y los huesos, causada por la bacteria <em>Mycobacterium ulcerans</em>. No hay constancia de transmisión de persona a persona y, por lo tanto, no está catalogada como enfermedad contagiosa. </p>
<h2>Se ceba sobre todo en los niños</h2>
<p>Cuando <em>Mycobacterium ulcerans</em> se introduce en el tejido subcutáneo produce una toxina citotóxica e inmunosupresora (micolactona) que provoca una ulceración cutánea rápida, extensa y relativamente indolora. Estas úlceras pueden llegar a ser muy profundas, exponiendo tendones y huesos y provocando <a href="https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/osteomyelitis/symptoms-causes/syc-20375913#:%7E:text=La%20osteomielitis%20es%20la%20infecci%C3%B3n,expone%20el%20hueso%20a%20g%C3%A9rmenes.">osteomielitis</a> (infección de los huesos). Además, la piel circundante puede mostrar edema y cambios en la pigmentación. La mayoría de las veces hay una sola lesión, aunque pueden presentarse pequeñas lesiones satélite. </p>
<p>En muchos casos, la úlcera adquiere infecciones bacterianas secundarias que producen un olor fétido. Las personas afectadas –habitualmente niños– suelen ser estigmatizadas, lo que se asocia a mayores dificultades para mantenerse en el sistema educativo o para acceder a un trabajo. </p>
<p>Oficialmente, la enfermedad fue descrita por primera vez por el médico británico Sir Albert Cook en 1897, aunque el explorador escocés James Augustus Grant podría haber hecho referencia a ella antes. En su libro <a href="https://www.biodiversitylibrary.org/item/185497#page/7/mode/1up"><em>Un paseo a través de África</em></a>, donde describe su participación en la expedición de 1860 para encontrar el nacimiento del río Nilo, Grant relata cómo su pierna derecha se deformó por encima de la rodilla con inflamación. Permaneció durante un mes en este estado inexplicable, provocando un dolor intenso, que fue aliviado temporalmente mediante una incisión profunda y una secreción abundante. Durante tres meses se formaron nuevos abscesos y se hicieron otras incisiones. Grant estaba exhausto, y su rodilla, rígida y alarmantemente doblada. Caminar era impracticable. </p>
<h2>Una infección reemergente</h2>
<p>La úlcera de Buruli es la tercera infección micobacteriana más común en humanos, después de la tuberculosis y la lepra. La enfermedad puede ser <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789241503402">tratada con antibióticos</a> (rifampicina y claritromicina o moxifloxacina) y, en algunas ocasiones, las infecciones se resuelven por sí solas. En muchos casos es necesaria una cirugía de la herida e injerto de piel. Si se trata demasiado tarde, la enfermedad puede provocar discapacidad y desfiguración de por vida. </p>
<p>En 1998, <a href="https://www.who.int/es/health-topics/buruli-ulcer#tab=tab_1">la Organización Mundial de la Salud (OMS)</a> reconoció a la úlcera de Buruli como una infección reemergente, más pronunciada en los países de África occidental. Aquí, la patología es un importante problema de salud pública, principalmente debido a sus frecuentes complicaciones incapacitantes y estigmatizantes. </p>
<p>Aunque esta enfermedad afecta principalmente a la población de África occidental y central, en los últimos años también ha emergido con fuerza en partes de <a href="https://apps.who.int/gho/data/node.main.A1631">Asia, América del Sur, el Pacífico occidental y Australasia</a>. Entre 1960 y 2015, fue notificada en 34 países, pero no hay consenso sobre su distribución actual. </p>
<p>En 2022, fueron notificados 2 121 nuevos casos de úlcera de Buruli en 11 países. De ellos, 1 775 se localizaron en África, 343 en Australia y 3 en Japón. Desde principios de la década de 2000, la incidencia <a href="https://nwmphn.org.au/resource/buruli-ulcer-an-update-for-gps-working-in-inner-melbourne-19-october-2023/">se ha ido incrementando en la costa de Victoria</a> (Australia), incluidos los suburbios de Melbourne y Geelong.</p>
<h2>El caso australiano</h2>
<p>En Australia, esta enfermedad también se conoce como úlcera de Bairnsdale o Searls. En 1948, el patólogo Peter MacCallum describió por primera vez las características clínicas de seis pacientes del estado de Victoria. Cada uno de ellos presentaba una úlcera con bordes socavados en un brazo o una pierna, así como los hallazgos histopatológicos característicos, que incluían necrosis extensa. Cinco de los pacientes fueron identificados por los médicos D. G. Alsop, L. E. Clay y J. R. Searls, de la ciudad de Bairnsdale, de ahí los nombres que recibe la patología en aquel país.</p>
<p>Curiosamente, existen diferencias notorias relacionadas con las áreas de aparición de los casos. Por ejemplo, en África, alrededor del 50% de las infecciones ocurren en áreas corporales expuestas (brazos o piernas) de niños menores de 15 años. Sin embargo, en Australia y Japón, la mayoría de las infecciones afectan a adultos. Estas disparidades pueden venir dadas por el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34437549/">modo de transmisión de la enfermedad</a>, sobre la que existen aún muchas incógnitas. Recientemente se acaba de dar un paso gigantesco para resolver el misterio, al menos en Australia.</p>
<h2>Una labor detectivesca</h2>
<p>En una <a href="https://www.nature.com/articles/s41564-023-01553-1">nueva investigación</a>, publicada en <em>Nature Microbiology</em>, un numeroso grupo de científicos acaba de ofrecer información relevante y fundamental para entender y prevenir la transmisión de la enfermedad. </p>
<p>Los científicos centraron sus pesquisas en la península de Mornington, una región costera en las afueras de Melbourne que presenta una de las mayores incidencias de úlcera de Buruli en el mundo. En el estudio, realizado entre los años 2016 y 2021, fueron atrapados y analizados más de 65 000 mosquitos. Las pruebas moleculares han demostrado que <em>Aedes notoscriptus</em>, el mosquito australiano de traspatio, es portador de la bacteria <em>Mycobacterium ulcerans</em>. <em>A. notoscriptus</em> es una especie muy adaptable nativa de la región del Pacífico suroriental y ampliamente distribuida en Australia, Papúa Nueva Guinea, las Islas Salomón, Filipinas, Nueva Caledonia e Indonesia. </p>
<p>En el siguiente paso, los investigadores utilizaron pruebas genómicas para demostrar que las bacterias encontradas en estos insectos coincidían con las halladas en heces de zarigüeyas y en los humanos con úlcera de Buruli. Las zarigüeyas son un reservorio silvestre local de <em>Mycobacterium ulcerans</em> en Australia. </p>
<p>Después, analizaron muestras de mosquitos que contenían sangre para demostrar que <em>Aedes notoscriptus</em> se alimentaba tanto de zarigüeyas como de humanos. Y por último, para encajar el puzle, un análisis geoespacial reveló que las áreas con casos de úlcera de Buruli en humanos se superponen con las áreas donde están activos tanto los mosquitos como las zarigüeyas que albergan <em>Mycobacterium ulcerans</em>. </p>
<h2>La importancia de protegerse de los mosquitos</h2>
<p>Esta investigación es extraordinaria porque arroja luz a un enigma antiguo y permite tomar medidas preventivas sencillas. Entre ellas, aplicar repelente de insectos y eliminar los recipientes que acumulan agua estancada en el hogar y que facilitan las puestas de huevos de los mosquitos: los estanques ornamentales, los desagües atascados, las fuentes, los maceteros, los baldes de plástico y otros contenedores que almacenan agua de lluvia, etc. De este modo se protege a la comunidad y se reduce el riesgo de contraer la úlcera de Buruli.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/mosquitos-en-las-ciudades-un-reto-para-la-salud-publica-211853">Mosquitos en las ciudades: un reto para la salud pública</a>
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<p>Debemos tener en cuenta que existen más de 3 000 especies de mosquitos y que estos insectos transmiten a los humanos múltiples enfermedades. Entre ellas, y además de la úlcera de Buruli, cabe citar la fiebre del Nilo Occidental, el zika, el dengue, el chikungunya, la encefalitis de San Luis, la filariasis linfática, la encefalitis de La Crosse, la enfermedad de Pogosta, la fiebre de Oropouche, la enfermedad del virus Tahyna, la fiebre del valle del Rift, la infección por virus del bosque Semliki, la fiebre de Sindbis, la encefalitis japonesa, la fiebre del Río Ross, la fiebre del Bosque Barmah, la malaria, la fiebre amarilla… </p>
<p>Casi <a href="https://www.cdc.gov/globalhealth/stories/2019/world-deadliest-animal.html">700 millones de personas contraen cada año una enfermedad transmitida por mosquitos</a>, lo que provoca alrededor de un millón de muertes.</p>
<p>Las medidas de control puntuales para evitar la proliferación desmesurada de las poblaciones de estos insectos son esenciales, pero también es prudente acometer acciones individuales para esquivar las picaduras. Podemos prevenirlas utilizando repelentes de forma responsable, instalando mosquiteras en puertas y ventanas, vistiendo ropa de manga larga y de colores claros que nos permitan detectar con rapidez a los insectos o evitando las zonas en los que los mosquitos suelen descansar o estar activos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222291/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Esta infección necrosante afecta sobre todo a países africanos, aunque su incidencia ha experimentado un preocupante aumento en Australia. Científicos de este país han identificado al mosquito que transmite allí la enfermedad.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2215082024-01-25T11:53:00Z2024-01-25T11:53:00Z¿Dónde, cuándo y cómo apareció la sífilis? El ADN antiguo tiene la respuesta<p>En pocas ocasiones se dispone de información histórica tan precisa sobre el origen de una enfermedad infecciosa como en el caso de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADfilis">sífilis</a>: en 1493, durante el asedio de tropas francesas a la ciudad de Nápoles. Desde allí se extendió rápidamente por Europa y Asia, provocando durante varios siglos una de las epidemias más devastadoras para la humanidad, que terminó cuando, gracias a la penicilina, pudo ser tratada adecuadamente ya en el siglo XX. </p>
<p>La coincidencia temporal con el regreso de la primera expedición de Colón a las Américas y algunas crónicas indirectas llevaron a plantear la hipótesis del origen de esta enfermedad en el continente americano. Una investigación que <a href="https://link.springer.com/article/10.1038/s41586-023-06965-x">acabamos de publicar en <em>Nature</em></a>, basada en esqueletos de una necrópolis de hace 2 000 años de Jabuticabeira (Brasil), puede arrojar algo de luz sobre esta controversia.</p>
<h2>Genomas antiguos y filogenias modernas</h2>
<p>Junto con investigadores de las universidades de Zúrich, Basilea, Viena, ETH Zúrich, Autónoma de Barcelona y São Paulo, presentamos el análisis de un genoma de la bacteria <em>Treponema pallidum</em> obtenido de muestras de 2 000 años de antigüedad procedentes de un montículo funerario en la costa sur de Brasil (Jabuticabeira, Santa Catarina). </p>
<p>Este genoma, de una gran calidad para ser tan antiguo, agrupa con los genomas modernos de <em>T. pallidum endemicum</em> (TEN), el linaje causante de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Bejel">bejel</a>, infección restringida en la actualidad a zonas cálidas y áridas y no descrita previamente en el continente americano. Este linaje, al igual que el <em>T. pallidum pertenue</em> (TPE), que produce otra infección treponematósica propia de zonas tropicales llamada pian, está muy estrechamente emparentado con el linaje que produce la sífilis, <em>T. pallidum pallidum</em> (TPA). </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1550&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1550&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1550&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1948&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1948&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/571301/original/file-20240124-15-3bmfyz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1948&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La sífilis según Alberto Durero.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.historicalresearchupdate.com/stories/science-history-syphilis-and-christopher-columbus/">Wikipedia</a></span>
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<p>La súbita aparición de la sífilis a finales del siglo XV llevó a proponer el origen americano de la misma, la conocida como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_s%C3%ADfilis">hipótesis colombina</a>. Pero no ha sido la única propuesta. </p>
<p>Como alternativas más populares están la hipótesis precolombina, según la que todas las treponematosis han acompañado a la humanidad desde sus orígenes, con manifestaciones diferentes a medida que se fueron dispersando por distintas regiones. Y también la hipótesis unitaria, ligera variante de la precolombina según la cual la aparición de las distintas treponematosis corresponde a adaptaciones de la misma bacteria a distintas condiciones ecológicas.</p>
<p>Hasta ahora, el problema de estas hipótesis era la falta de datos fehacientes que permitieran refutarlas o validarlas, pues las lesiones típicas en la piel no dejan huella tras la descomposición de los cadáveres y las lesiones óseas son comunes a distintas infecciones. Esto ha llevado a buscar vestigios biológicos de la bacteria en restos antiguos. </p>
<h2>Usando las mismas técnicas que para restos de neandertales</h2>
<p>Aunque de momento no se ha logrado recuperar la bacteria, gracias a las mismas técnicas de secuenciación aplicadas a los restos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_del_genoma_neandertal">neandertales</a> o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hombre_de_Den%C3%ADsova">denisovanos</a> se han conseguido algunos genomas completos de <em>T. pallidum</em>. </p>
<p>La mayoría de estos genomas proceden de <a href="https://doi.org/10.1016/j.cub.2020.07.058">centro y norte de Europa</a> y alguno de <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pntd.0006447">México</a>, pero su datación no permite descartar que sean posteriores al regreso de Colón. Estos genomas se agrupan con los linajes TPA y TPE, lo que deja abierta la cuestión sobre el origen de la sífilis.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=475&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=475&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/571417/original/file-20240125-19-9qmtny.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=475&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las enfermedades treponémicas se originaron unos 10.000 años antes de lo que se pensaba.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Nature</span></span>
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<p>El nuevo genoma amplía el área geográfica y temporal en la distribución de <em>T. pallidum</em> al continente americano en la época precolombina, y también previo a las expediciones vikingas que llegaron a las costas de América del Norte. Nuestro análisis lo sitúa claramente en el linaje TEN. De hecho, sorprende su corta distancia genética con los pocos genomas disponibles de este linaje, un detalle que confirma su asignación al mismo. </p>
<p>También es sorprendente la procedencia de estos restos. En la actualidad, el bejel se encuentra en regiones áridas y cálidas, bien diferentes climática y ecológicamente de las orillas del Atlántico del Brasil subtropical.</p>
<h2>Entonces, ¿jugó algún papel Colón en la expansión de la sífilis?</h2>
<p>¿Qué nos dice el nuevo genoma sobre el origen de la sífilis? Pues poco y mucho a la vez. Su pertenencia a TEN implica que las treponemas estaban presentes en el continente americano antes de la llegada de Colón, pero no que necesariamente una de ellas fuese causante de la sífilis. </p>
<p>Todas las hipótesis antes planteadas reciben cierto refuerzo empírico. Las nuevas dataciones retrasan ligeramente el origen de TPA, que se situaría alrededor del año 1 000 a. e. c., pero su precisión puede mejorar a medida que se incorporen nuevos genomas antiguos a los análisis. </p>
<p>El estudio de los genomas de esta bacteria nos ha revelado la gran plasticidad de <em>T. pallidum</em> para intercambiar genes. En concreto, el linaje TPA ha recibido numerosas aportaciones desde los otros linajes, TPE y TEN. </p>
<p>Cabe la posibilidad de que alguno de estos casos de transferencia génica horizontal haya incorporado a un linaje de treponema la capacidad de transmitirse más fácilmente por vía sexual y provocar unos síntomas desconocidos hasta ese momento. ¿Pudo suceder eso en Europa tras el regreso de Colón? Es una fascinante posibilidad que queremos seguir explorando.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/221508/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fernando González Candelas recibe fondos de Ministerio de Universidades e Investigación y de la Generalitat Valencia (Conselleria de Educación y Ciencia, Conselleria de Sanidad). </span></em></p>Genomas modernos y antiguos de ‘Treponema pallidum’ han permitido situar esta bacteria en la América precolombina.Fernando González Candelas, Catedrático de Genética. Responsable de la Unidad Mixta de Investigación "Infección y Salud Pública" FISABIO-Universitat de València I2SysBio. CIBER Epidemiología y Salud Publica, FisabioLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2176852023-12-18T21:37:19Z2023-12-18T21:37:19ZTerapia fotodinámica: luz y oxígeno en vez de antibióticos para destruir microorganismos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/563601/original/file-20231205-27-3j6uyn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C288%2C2588%2C2315&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/bright-spotlight-projects-lilac-blue-rays-2163529699">3d_and_photo/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la resistencia antimicrobiana como <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/antibiotic-resistance">uno de los principales problemas de salud mundial</a>. El uso abusivo e incorrecto de antibióticos está provocando que bacterias, virus y hongos se vuelvan resistentes a los medicamentos que actualmente utilizamos para combatirlos. </p>
<p>Eso implica que <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/antimicrobial-resistance">enfermedades comunes que hasta ahora habían estado controladas dejen de estarlo</a>, como infecciones urinarias provocadas por la bacteria <em>Escherichia coli</em> o infecciones más graves en el torrente sanguíneo causadas por el hongo <em>Candida auris</em>. La falta de respuesta dificulta el tratamiento, prolonga la duración de la enfermedad, incrementa el riesgo de recurrencias y propagación de dichas enfermedades y, en el peor de los casos, acrecienta el número de muertes. </p>
<p>Así las cosas, surge la necesidad de buscar estrategias alternativas para hacer frente a estos parásitos multirresistentes. Sin embargo, el desarrollo de nuevos antibióticos supone altos costes y, generalmente, requiere de largos periodos de tiempo hasta su regulación y aprobación. Tanto es así que, en algunos casos, l<a href="https://academic.oup.com/femsre/article/41/3/450/3806588">os microorganismos generan resistencia a los nuevos fármacos antes de que sean aprobados para su comercialización</a>. </p>
<h2>Matar microbios con luz y oxígeno</h2>
<p>Una de las estrategias alternativas a los antibióticos es <a href="https://pubs.acs.org/doi/10.1021/jacs.1c08679">la terapia fotodinámica</a>. Requiere la presencia de tres elementos de manera simultánea: luz, un compuesto fotosensible generalmente de naturaleza orgánica que presenta un color intenso (fotosensibilizador) y oxígeno molecular. </p>
<p>La luz de una determinada longitud de onda (azul, verde, roja) activa a la molécula fotosensible, que a su vez es capaz de activar al oxígeno molecular y generar lo que se conoce como especies reactivas de oxígenos (ROS, por sus siglas en inglés). </p>
<p>Las ROS son capaces de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0898883821000441#bb0250">dañar diversas biomoléculas esenciales para las células o microorganismos</a> como las proteínas, lípidos y ácidos nucleicos. Como consecuencia, se genera un daño en las células, bacterias, virus u hongos, provocando su muerte. </p>
<h2>Sin apenas efectos secundarios</h2>
<p>Lo interesante de este tratamiento es que solo cuando los tres componentes están presentes simultáneamente tiene lugar el efecto terapéutico, ya que los tres elementos por separado no son tóxicos. Eso nos permite controlar y localizar el tratamiento a través de la luz: solo en las zonas donde las moléculas fotosensibles se hayan acumulado y sean irradiadas de forma local con dosis de luz controlada (en potencia y tiempo) se generarán especies reactivas de oxígeno. De ahí que podamos asegurar que se trata de un procedimiento selectivo, que actúa justo donde queremos y apenas provoca efectos secundarios. </p>
<p>Actualmente, esta terapia se utiliza en diversos problemas de salud localizados en superficies cutáneas, principalmente en <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/dth.13997">dermatología</a> (infecciones fúngicas, acné, psoriasis,…) y como tratamiento selectivo para algunos carcinomas de la piel, y lesiones precancerosas, como la queratosis actínica. </p>
<p>También se emplea en el <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2022.1020995/full">ámbito odontológico</a> para el tratamiento de infecciones en la cavidad bucal como la periodontitis, provocadas por la acumulación de placa bacteriana.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/562503/original/file-20231129-23-7f1qlb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen confocal de fluorescencia de bacterias (Escherichia coli) a las que se les ha aplicado la terapia fotodinámica. Las bacterias con fluorescencia roja son las bacterias que han muerto, mientras que las verdes son las que han resistido el tratamiento.</span>
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</figure>
<h2>También destruye virus</h2>
<p>La terapia fotodinámica es prometedora por varios motivos. Por un lado, actúa contra diversos agentes infecciosos, incluyendo virus frente a los cuales <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2827764/">los antibióticos no tienen ningún efecto</a>. Además sus resultados son inmediatos y no suele desarrollar resistencia, por lo que se puede repetir el tratamiento varias veces.</p>
<p>Sin embargo, también presenta varias limitaciones en las que la comunidad científica está trabajando. La primera es que, normalmente, los fotosensibilizadores son compuestos orgánicos poco solubles en medios acuosos, lo que dificulta su entrada a la célula. En segundo lugar, para que no se acumulen en las células sanas hay que promover <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0092867420301458?via%3Dihub">su especificidad</a> exclusivamente hacia los agentes patológicos (virus, bacterias y hongos).</p>
<p>Una de las opciones que se barajan es añadirles grupos funcionales o moléculas que son solubles en agua y/o que son selectivas hacia un tipo de microorganismo (por ejemplo, <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00424-020-02379-0">azúcares</a>) para así reducir su carácter hidrófobo inherente y aumentar su especificidad. También se plantea usar nanopartículas como transportadores de estos compuestos fotoactivos. </p>
<p>El uso de la nanotecnología es cada vez más común en nuestra sociedad en aplicaciones biomédicas (nanomedicina). Área ampliamente estudiada para el transporte de fármacos y en este caso de los fotosensibilizadores.</p>
<p>Aunque aún queda trabajo de investigación por desarrollar y realizar nuevos ensayos clínicos, todo apunta a que la luz y el oxígeno podrían transformar el futuro del tratamiento de las enfermedades infecciosas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217685/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ruth Prieto-Montero recibe fondos de MCIN/AEI/10.13039/501100011033 (Proyectos PID2020-114347RB-C32) y , Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritza (proyecto IT1639-22).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Virginia Martínez Martínez recibe fondos de MCIN/AEI/10.13039/501100011033 (Proyectos PID2020-114347RB-C32) y , Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritza (proyecto IT1639-22) </span></em></p>Cuando los antibióticos dejan de funcionar, una buena alternativa es usar luz, oxígeno y un compuesto fotosensible para destruir a los patógenos. Lo que es más interesante: también funciona frente a los virus.Ruth Prieto-Montero, Doctora en Ciencia y Tecnología de Materiales, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaVirginia Martínez Martínez, PERSONAL DOCTOR INVESTIGADOR PERMANENTE, QUÍMICA FÍSICA, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2159332023-10-22T20:17:04Z2023-10-22T20:17:04Z¿Sabemos lavarnos correctamente las manos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/554745/original/file-20231019-21-57iz0b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=175%2C107%2C6285%2C4193&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/person-washing-hands-rubbing-soap-protection-1677181516">Yuganov Konstantin/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Miles de personas fallecen cada día a causa de diferentes enfermedades infecciosas. Solo en el año 2019, más de trece millones de personas en todo el mundo murieron por diversos síndromes infecciosos. De ellas, <a href="https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(22)00131-0/fulltext#:%7E:text=Findings,bloodstream%20infections%20are%20the%20deadliest">tres millones eran niños menores de 5 años</a>. </p>
<p>Con este panorama, resulta conveniente saber que las manos son una de las principales vías de transmisión de los gérmenes, por lo que, en muchas ocasiones, bastaría con una buena higiene de manos para reducir drásticamente el número de infecciones mortales. De hecho, diferentes estudios apuntan a que la correcta higiene de manos puede reducir hasta en un 50 % la posibilidad de contraer enfermedades gastrointestinales, hasta en un 20 % el riesgo de adquirir enfermedades respiratorias en la población general y hasta en un 40 % la probabilidad de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24889816/">enfermar de diarrea</a>. </p>
<h2>Restregar las manos al menos durante 20 segundos</h2>
<p>Para asegurarnos de que el lavado de manos es efectivo, debemos empezar mojándolas con agua corriente limpia. A continuación, podemos cerrar el grifo y enjabonarnos las manos, frotándolas con jabón hasta que haga espuma. </p>
<p>Es fundamental restregar y friccionar la espuma por el dorso y la palma de las manos, entre los dedos y debajo de las uñas. La espuma jabonosa genera micelas –esferas de jabón– que atrapan y eliminan la suciedad, los microbios y las sustancias químicas nocivas.</p>
<p>Tras restregarnos las manos durante al menos 20 segundos, toca enjuagarse bien, con agua corriente limpia, da igual que sea fría, tibia o caliente.</p>
<p>¿Y el secado? Podemos secarnos las manos con una toalla limpia, papel limpio o al aire. Siempre que sea posible, conviene evitar los secadores de manos, porque pueden facilitar una mayor diseminación de los microbios por el aire. Las toallas de papel son muy útiles, porque además de secar, eliminan físicamente las bacterias de las manos, algo que los secadores de aire caliente y los secadores de aire por chorro no hacen.</p>
<p>En el caso de no disponer de agua y jabón, podemos emplear un desinfectante de manos que contenga al menos un 60 % de alcohol, pero esta alternativa puede no tener la misma eficacia. Y ni que decir tiene que las toallitas húmedas para bebés no están diseñadas para eliminar los gérmenes de las manos.</p>
<h2>Después de tirar algo a la basura, estornudar o tocar un animal</h2>
<p>Existen algunos momentos clave en los que las probabilidades de contraer y propagar microbios aumentan y resulta conveniente lavarse las manos, para proteger tanto a las personas del entorno como a uno mismo:</p>
<ol>
<li> Antes, durante y después de preparar alimentos.</li>
<li> Antes y después de comer.</li>
<li> Antes y después de cuidar a alguien que manifieste síntomas de enfermedad o que presente vómitos o diarrea.</li>
<li> Después de ir al baño.</li>
<li> Después de cambiar pañales o limpiar a un niño que haya ido al baño.</li>
<li> Después de tocar o manejar objetos sucios.</li>
<li> Antes y después de manipular una herida.</li>
<li> Después de sonarse la nariz, toser o estornudar.</li>
<li> Después de tocar a un animal, alimento para animales o excrementos de animales.</li>
<li>Después de tocar la basura.</li>
</ol>
<h2>Médicos y enfermeras deben ser especialmente cuidadosos</h2>
<p>En hospitales, consultas médicas y centros de salud, <a href="https://cdn.who.int/media/docs/default-source/documents/health-topics/hand-hygiene-why-how-and-when-brochure.pdf">la higiene de manos es incuestionable</a>. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), puede ser considerada la práctica más importante para <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6437338/">reducir la transmisión de gérmenes en los entornos sanitarios</a>. Algunos estudios reportan tasas de contaminación de las manos de hasta el 75 % entre los profesionales de la salud, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15489352/">siendo la bacteria <em>Staphylococcus aureus</em> el microorganismo predominante implicado</a>. </p>
<p>En el año 2009, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó unas directrices preestablecidas conocidas como los <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789241597906">“Cinco momentos para la higiene de las manos en el ámbito sanitario”</a>. Son los siguientes:</p>
<ol>
<li> Antes de tocar o entrar en contacto con un paciente.</li>
<li> Antes de realizar un procedimiento limpio o aséptico.</li>
<li> Después de exponerse (o sospechar la exposición) a fluidos corporales, y al quitarse los guantes.</li>
<li> Después del contacto con un paciente y su entorno inmediato.</li>
<li> Después de tocar un objeto inanimado en el entorno inmediato del paciente, incluso si no hay contacto directo con el paciente.</li>
</ol>
<p>Seguirlas a rajatabla no solo disminuye el riesgo de infección sino también, en consecuencia, los costes sanitarios generales e incluso la duración de las estancias hospitalarias. </p>
<h2>La higiene de manos disminuye cuando hay conflictos bélicos</h2>
<p>Microbiólogos y epidemiólogos tienen muy claro que aplicar estas medidas de higiene de manos reduce el riesgo de sufrir infecciones gastrointestinales, pero también respiratorias y dérmicas. </p>
<p>Por desgracia, se estima que en la actualidad la proporción de la población mundial con acceso a higiene básica es tan solo del 70 %. </p>
<p>En el año 2020, 2 300 millones de personas todavía carecían de servicios básicos de higiene de manos en el hogar, <a href="https://www.unicef.org/media/108356/file/State%20of%20the%20World%E2%80%99s%20Hand%20Hygiene.pdf">incluidos 670 millones sin instalación alguna para lavarse las manos</a>. Las guerras y los conflictos bélicos empeoran aún más esta indeseable situación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/215933/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Algo tan sencillo como lavarnos bien las manos podría reducir hasta en un 50 % la posibilidad de contraer enfermedades gastrointestinales, y hasta en un 20 % el riesgo de enfermedades respiratorias.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2148752023-10-04T20:02:30Z2023-10-04T20:02:30ZMeningitis: ¿cómo podemos acabar con esta enfermedad mortal?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/551988/original/file-20231004-19-c68of6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=242%2C47%2C4048%2C2849&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Infección cerebral de Neisseria meningitidis, bacteria causante de la meningitis.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/brain-infection-neisseria-meningitidis-bacteria-3d-1084673081">Kateryna Kon/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El 5 de octubre se celebra el Día Mundial de la Meningitis. La OMS ha trazado una ambiciosa hoja de ruta para <a href="https://www.who.int/es/publications/i/item/9789240026407">derrotar a la meningitis en 2030</a>. Esta enfermedad constituye un gran problema de salud pública que afecta a nada menos que 2,5 millones de personas en todo el mundo cada año. </p>
<p>La enfermedad consiste en la inflamación de las meninges, que son los tejidos que rodean el cerebro y la médula espinal. Puede ser causada por procesos no infecciosos (trastornos autoinmunes, cáncer, reacciones a medicamentos) o infecciosos (bacterias, virus, hongos y, con menos frecuencia, parásitos). Y <a href="https://ourworldindata.org/grapher/deaths-from-meningitis-by-age">afecta a todas las edades</a>.</p>
<p>La mayoría de las infecciones que causan meningitis pueden <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6303447/">transmitirse de persona a persona</a>. Por eso las reuniones masivas, las aglomeraciones y los entornos de hacinamiento, como los campos de refugiados, son lugares de riesgo.</p>
<h2>Muerte en apenas 24 horas</h2>
<p>Si bien las <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7779091/">meningitis virales</a> son relativamente frecuentes, las realmente peligrosas son las de origen bacteriano, que pueden provocar la muerte en apenas <a href="https://www.meningitis.org/research-into-how-fast-meningitis-kills">24 horas</a>. Alrededor de una de cada diez personas que contraen meningitis bacteriana muere. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Neisseria meningitidis" src="https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/551984/original/file-20231004-16-gnonhe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Neisseria meningitidis, principal causante de la meningitis bacteriana aguda.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/meningitis-bacterianeisseria-meningitidis-3d-illustration-meningococcal-2256712777">nobeastsofierce/Shutterstock</a></span>
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<p>Las cuatro causas principales de meningitis bacteriana aguda son debidas a <em>Neisseria meningitidis</em> (meningococo), <em>Streptococcus pneumoniae</em> (neumococo), <em>Haemophilus influenzae</em> y <em>Streptococcus agalactiae</em> (estreptococo del grupo B). Otras bacterias como <em>Streptococcus suis</em>, en el sudeste asiático, <em>Listeria monocytogenes</em>, <em>Streptococcus pyogenes</em>, <em>Klebsiella pneumoniae</em>, <em>Mycobacterium tuberculosis</em> (tuberculosis meníngea), e incluso la popular <em>Escherichia coli</em>, pueden causar <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30507391/">meningitis en grupos específicos</a>, incluidos recién nacidos, mujeres embarazadas, receptores de trasplantes y adultos mayores. Algunos virus como los enterovirus y el paramixovirus que provoca las paperas, diversos hongos, en especial <em>Cryptococcus</em>, y parásitos como las amebas también son causas importantes de meningitis. </p>
<p>La mayoría de las bacterias que causan meningitis son transportadas en la nariz y en la garganta, y se transmiten de persona a persona a través de gotitas respiratorias o secreciones de la garganta.</p>
<p>Se estima que cada año se producen en todo el mundo más de 1,2 millones de casos de meningitis bacteriana y que, sin tratamiento, la tasa de letalidad puede llegar hasta el 70 %. Para colmo, uno de cada cinco supervivientes puede sufrir complicaciones permanentes como pérdida de audición, discapacidad neurológica o pérdida de una extremidad. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/551979/original/file-20231004-17-i9ztku.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Solo en 2019 murieron 236 222 personas en el mundo debido a la meningitis. Aunque ha descendido frente a las cifras de 1990 (432 525 fallecidos), aún queda mucho por hacer.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://ourworldindata.org/grapher/deaths-from-meningitis-by-age">IHME, Global Burden of Disease (2019)</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>En la meningitis, los primeros síntomas pueden ser inespecíficos y confundirse con los propios de la gripe, cómo por ejemplo fiebre y malestar general. Sin embargo, pronto aparecen señales que deben ponernos alerta: fiebre alta, dolor de cabeza intenso, fotofobia, vómitos, alteración de la conciencia y rigidez en los músculos del cuello. </p>
<p>Los síntomas pueden aparecer de repente y empeorar con rapidez, derivando en convulsiones, entrada en coma y muerte. </p>
<p>El estándar de oro para diagnosticar la meningitis es el <a href="https://www.cdc.gov/meningococcal/about/diagnosis-treatment.html">examen del líquido cefalorraquídeo –el líquido que circula por los espacios huecos del cerebro y la médula espinal– y la punción lumbar</a>.</p>
<h2>La clave es vacunar</h2>
<p>Avanzar hacia “<a href="https://www.who.int/es/publications/i/item/9789240026407">un mundo sin meningitis</a>”, como se ha propuesto la OMS, pasa por alcanzar tres objetivos principales. Por un lado, eliminar las epidemias de meningitis bacteriana. En segundo lugar, reducir en un 50 % el número de casos de meningitis bacteriana prevenible, y las defunciones en un 70 %, mediante la vacunación. Finalmente, habrá que poner empeño en reducir la discapacidad y mejorar la calidad de vida después de la meningitis.</p>
<p>En la actualidad, gran parte de las meningitis causadas por bacterias en edad infantil pueden ser prevenidas mediante la vacunación. Entre las vacunas disponibles destacan la vacuna antimeningocócica conjugada (MenACWY) (por ejemplo, MenQuadfi®, Menveo® y Nimenrix®) –que protege contra los serogrupos A, C, W e Y de la bacteria <em>Neisseria meningitidis</em>–, la vacuna antimeningocócica conjugada (MenB) (por ejemplo, Bexsero® y Trumenba®) –que protege contra el serogrupo B de la misma bacteria–, la vacuna antimeningocócica conjugada (MenC) (por ejemplo, Menjugate®, Meningitec® y NeisVac-C®) –que protege contra el serogrupo C de <em>Neisseria meningitidis</em>–, la vacuna contra <em>Haemophilus Influenzae</em> tipo B (HiB) (por ejemplo, las vacunas hexavalentes Hexavac® e Infanrix Hexa®) o la vacuna contra el neumococo <em>Streptococcus pneumoniae</em> (por ejemplo, Pneumovax 23®, Synflorix® y Prevenar 13®). La vacuna triple vírica (por ejemplo, Priorix®), incluida en el calendario de vacunación infantil, protege frente al sarampión, la rubéola y las paperas, que pueden causar algunos tipos de meningitis viral. En los últimos 30 años, han sido administradas más de 500 millones de dosis de la vacuna triple vírica en más de 90 países.</p>
<p>En Europa predominan los serogrupos B y el C de la bacteria <em>Neisseria meningitidis</em>, pero los casos han disminuido mucho desde que fue incluida la <a href="https://bmcinfectdis.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12879-021-06916-9">vacunación en el calendario infantil</a>. Hace varios años que están disponibles en Europa dos vacunas frente al serogrupo B de la bacteria <em>Neisseria meningitidis</em>, <a href="https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/EPAR/bexsero">Bexsero</a>, desde 2013, y <a href="https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/EPAR/trumenba">Trumenba</a>, desde 2017, que pueden ser adquiridas con receta médica en las farmacias. </p>
<h2>África se lleva la peor parte</h2>
<p>La meningitis bacteriana está presente en todo el planeta, pero la mayor carga de morbilidad se observa en una región del África subsahariana conocida como el Cinturón Africano de la Meningitis. En esta área, el meningococo del serogrupo A representaba del 80 % al 85 % de las epidemias de meningitis antes de la introducción de una vacuna conjugada contra el meningococo A en campañas preventivas masivas (desde 2010) y en los programas de vacunación sistemática (desde 2016). </p>
<p>Es evidente que, para acorralar a la enfermedad y para evitar nuevas epidemias que puedan surgir en cualquier lugar, es fundamental mantener una cobertura de vacunación elevada.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/214875/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las meningitis de origen bacteriano pueden provocar la muerte en apenas 24 horas. Y uno de cada cinco supervivientes puede sufrir complicaciones permanentes como pérdida de audición, discapacidad neurológica o pérdida de una extremidad. Razones de sobra para priorizar la vacunación.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2097962023-07-23T19:55:52Z2023-07-23T19:55:52Z¿Qué infecciones podemos contraer en las piscinas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/538723/original/file-20230721-15-gjvz7g.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4176%2C2768&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-jumping-pool-huge-splash-239533282">Olesia Bilkei/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La llegada del calor provoca la trashumancia masiva hacia las piscinas y los centros de ocio acuáticos. Ignorando, quizás, que las actividades recreativas en piscinas, spas, jacuzzis, lagos, ríos u océanos nos exponen a contraer diversas enfermedades infecciosas, que generalmente afectan al sistema digestivo, a la piel o al sistema respiratorio.</p>
<p>Solo en España hay más de 1,2 millones de piscinas privadas de uso unifamiliar o disfrutadas por una comunidad de propietarios cuyas <a href="https://www.sanidad.gob.es/en/profesionales/saludPublica/saludAmbLaboral/calidadAguas/piscinas/pdf/Informe_Piscinas_2021.pdf">aguas hay que vigilar para evitar que proliferen microorganismos patógenos</a>. Una cifra a la que hay que añadir más de 70 000 piscinas de uso público. </p>
<p>Los organismos patógenos que podemos encontrar en aguas recreativas son diversos: pseudomonas, protozoos, estafilococos, estreptococos fecales, coliformes fecales como la famosa <em>Escherichia coli</em>, coliformes totales, norovirus o incluso legionela, que suele aparecer en piscinas climatizadas o spas. </p>
<p>No hay datos globales de España, pero en los Estados Unidos, <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7020a1.htm">entre los años 2015 y 2019, más de 3 600 personas enfermaron</a> por bañarse en agua mal desinfectada en piscinas, jacuzzis y parques acuáticos. Hubo 286 hospitalizaciones y trece personas murieron. </p>
<p>Los niños, las mujeres embarazadas y las personas inmunocomprometidas tienen un mayor riesgo de contraer una infección mientras nadan.</p>
<h2>Heces en más de la mitad de las piscinas</h2>
<p>En concreto, la presencia de <em>Escherichia coli</em> es un indicador específico de contaminación fecal acuática y su detección acarrea el cierre inmediato de la piscina para desinfectar el agua. </p>
<p>Bastan alrededor de unos 0,14 gramos de materia fecal, una cantidad similar a unos pocos granos de arena, para contaminar una piscina. Por eso las personas enfermas con diarrea no deben bañarse. </p>
<p>Un estudio realizado en piscinas públicas estadounidenses durante la temporada de natación del verano confirmó que los nadadores introducen heces en el agua de la piscina con frecuencia. En concreto, el análisis encontró que el 58 % de las muestras de filtros de piscina analizadas dieron <a href="https://www.cdc.gov/media/releases/2013/p0516-pool-contamination.html">positivo para <em>Escherichia coli</em></a>. </p>
<h2>El oído de nadador</h2>
<p>El mismo estudio detectó <em>Pseudomonas aeruginosa</em> en el 59 % de las muestras. Según los criterios técnicos-sanitarios, la presencia límite para esta bacteria en aguas de piscinas es de cero unidades formadoras de colonia por cada 100 mililitros de agua. </p>
<p><em>Pseudomonas aeruginosa</em> supone un problema de salud pública grave, porque puede causar dos infecciones que son comúnmente conocidas como foliculitis de la bañera y oído de nadador. </p>
<p>Los síntomas de la primera incluyen erupciones cutáneas y ronchas rojizas en la piel que causan mucho picor, además ampollas llenas de pus alrededor de los folículos pilosos. Quienes sufren oído de nadador experimentan picor, pus y dolor en el oído infectado. </p>
<p>La bacteria <em>Pseudomonas aeruginosa</em> también puede causar infecciones en la córnea o en las vías urinarias y respiratorias. Incluso, ocasionalmente, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5036752/">dolores de cabeza y músculos, ardor en los ojos y fiebre</a>.</p>
<h2>Cólicos y diarreas</h2>
<p><em>Giardia duodenalis</em> y <em>Cryptosporidium</em> son protozoos intestinales ubicuos que parasitan a los animales domésticos y salvajes, pero también a los seres humanos. Son los principales responsables de la mayoría de las enfermedades gastrointestinales transmitidas por agua contaminada y alimentos a nivel mundial. Ambas provocan ataques de diarrea acuosa, acompañada de cólicos en el caso de <em>Giardia</em>. </p>
<p>Las aguas potables y recreativas contaminadas representan la mayor parte de la exposición a <em>Cryptosporidium</em> spp. en países de altos ingresos. Los casos en Europa y Estados Unidos son frecuentes cada año. En los Estados Unidos, en el periodo 2015-2019, <em>Cryptosporidium</em> causó 76 brotes por bañarse en agua mal desinfectada en piscinas, jacuzzis y parques acuáticos, lo que resultó en 2 492 casos. Los brotes más importantes ocurrieron en 1993 en Milwaukee (EE. UU.), con 400 000 casos, y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3966397/#:%7E:text=In%20November%202010%2C%20%E2%89%8827%2C000,young%20and%20middle%2Daged%20persons">en el año 2010 en Suecia, con 27 000 casos</a>.</p>
<h2>La acción desinfectante del cloro</h2>
<p>El cloro es el desinfectante más habitual utilizado en el agua de piscinas. Mata las bacterias atacando los lípidos de las paredes celulares y destruyendo las enzimas y estructuras dentro de la célula. </p>
<p>El cloro que queda en el agua tras acabar con toda la comunidad microbiana se llama cloro libre residual. Sus valores deben de estar entre 0,5 y 2 miligramos por litro, <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10661-020-08683-7">porque la ausencia de cloro o la superación de ese límite conlleva el cierre de la piscina</a>.</p>
<p>El causante de la irritación de ojos y de los malos olores en el agua es el cloro combinado residual, que resulta de la combinación del cloro libre con otras sustancias no patógenas presentes en el agua. </p>
<p>También se mide asiduamente el nivel de pH, que debe mantenerse en unos valores aproximados de entre 7,2 y 7,8 . </p>
<p>Si el pH es ácido (valores por debajo de 7) los bañistas pueden sufrir daños en las mucosas, ojos, piel, etc. y los elementos y materiales que componen la piscina se deterioran con mayor rapidez. </p>
<p>Por el contrario, si el pH es excesivamente básico (valores por encima de 8), el desinfectante no actuará con eficacia, y los usuarios pueden sufrir problemas dérmicos y las algas y microorganismos proliferaran con rapidez en el agua, que puede adquirir tonalidades verdosas.</p>
<h2>Baños en ríos y lagos</h2>
<p>La reciente detección de <em>Cryptosporidium hominis</em> y otras especies de criptosporidios en los zorros salvajes gallegos puede indicar la probable superposición de los ciclos selváticos y domésticos de este parásito en entornos rurales. Y si hay transmisión activa entre animales de granja y animales salvajes, se abre la posibilidad de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32302466/">transmisión a los seres humanos</a>. </p>
<p>Ese es uno de los motivos por los que no es recomendable bañarse en zonas naturales, como ríos, lagos u arroyos no controlados. Del mismo modo, es peligroso que las mascotas naden en agua dónde exista una proliferación de microalgas, diatomeas, cianobacterias o dinoflagelados, porque pueden intoxicarse. La presencia masiva de estos organismos puede teñir el agua de color verde o azul verdoso, e incluso con tonos naranja/rojo o amarillo/marrón. Solo las toxinas potenciales producidas por los dinoflagelados marinos causan más de 60 000 incidentes de envenenamiento por año, con una tasa de mortalidad del 1,5 % en todo el mundo.</p>
<p>Volviendo a las piscinas, para esquivar todo lo posible a las infecciones debemos asegurarnos de que el agua donde nos bañamos se limpia y mantiene regularmente, evitar tragar agua mientras nadamos y no bañarnos cuando estamos enfermos. Procurar no orinar en el agua, ni cambiar pañales junto a la piscina. Tomar una ducha rápida antes de entrar en el agua es otra medida preventiva importante, al igual que evitar que las mascotas entren en el agua. Al salir del agua, es prudente secarse los oídos para prevenir infecciones. Y si en algún momento presenciamos o detectamos un incidente fecal, conviene avisar inmediatamente al personal de la piscina.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/209796/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Bastan 0,14 gramos de materia fecal, una cantidad similar a unos pocos granos de arena, para contaminar una piscina con ‘Escherichia coli’ y tener que cerrarla de inmediato. Y no es el único microorganismo capaz de contaminar las aguas de baño.Raúl Rivas González, Miembro de la Sociedad Española de Microbiología. Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2075052023-06-20T18:28:21Z2023-06-20T18:28:21ZEl imparable auge de los hongos infecciosos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/531922/original/file-20230614-19-xr3cbp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C10%2C7189%2C4031&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La levadura _Candida auris_ es un patógeno emergente capaz de causar infecciones graves potencialmente mortales.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/candida-auris-fungi-emerging-multidrug-resistant-1501714097"> Kateryna Kon / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Hace tres meses uno de los autores que firman este artículo tomó conciencia de uno de los diagnósticos más temibles que nos pueden comunicar cuando estamos hospitalizados: “Tiene una infección resistente a los antibióticos”. Eso significa que los microorganismos que nos enferman no pueden eliminarse fácilmente con antibióticos comunes, lo que complica el tratamiento.</p>
<p>Aunque solemos asociar la resistencia a antibióticos con las infecciones bacterianas, las cada vez <a href="https://theconversation.com/infecciones-por-hongos-la-pandemia-desconocida-200660">más frecuentes patologías asociadas con hongos</a> que también eluden la acción de los fármacos obliga a familiarizarnos con términos como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Antif%C3%BAngico">“antimicótico” o “antifúngico”</a>.</p>
<h2>Una seria amenaza para la salud humana</h2>
<p>Que los hongos resulten tan vitales para nosotros como los animales y las plantas no ha evitado que <a href="https://www.nature.com/articles/s41559-018-0721-1">hayan sido poco estudiados</a>. Algo insólito teniendo en cuenta que las <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5753159/">enfermedades que provocan son responsables</a> de unas tasas letales similares a las de la tuberculosis y más de tres veces superiores a las de la malaria.</p>
<p>Son cifras especialmente notables si se considera lo poco que se sabe sobre la biología de los patógenos fúngicos y la falta de reconocimiento de los efectos de sus infecciones en la salud humana. Esas infecciones están <a href="https://www.nature.com/articles/s41564-022-01112-0">detrás de millones de casos de enfermedades</a>, incluyendo la <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-aspergilosis-formas-clinicas-tratamiento-S0213005X12000316">aspergilosis pulmonar</a> <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-aspergilosis-formas-clinicas-tratamiento-S0213005X12000316">crónica</a> e <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/aspergillosis/symptoms-causes/syc-20369619#:%7E:text=La%20aspergilosis%20invasiva%20solo%20se,de%20aspergilosis%20puede%20ser%20mortal.">invasiva</a>, la <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/search/search-results?q=candidiasis">candidiasis</a>, la <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/histoplasmosis/symptoms-causes/syc-20373495">histoplasmosis</a> o las <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/pneumonia/symptoms-causes/syc-20354204">neumonías</a>. A estas dolencias hay que sumar más millones de pacientes con <a href="https://aspergillosis.org/es/safs-asma-grave-con-sensibilizaci%C3%B3n-f%C3%BAngica/">asma fúngico</a> y otro <a href="https://www.aao.org/salud-ocular/enfermedades/queratitis-fungica">millón de afectados por queratitis</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/531419/original/file-20230612-107201-ekh6iy.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Micrografía electrónica de barrido en pseudocolor de la levadura patógena <em>Candida tropicalis</em> YC466.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:C_tropicalis_YC466.png">Djspring / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Un <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240060241">reciente informe de la OMS</a> ha revelado que las infecciones por hongos causan cada año más de 1,5 millones de muertes. <a href="https://theconversation.com/la-lista-negra-de-los-hongos-patogenos-por-que-son-tan-peligrosos-190562">El documento identifica diecinueve mohos y levaduras patógenos</a> como las mayores amenazas para la salud humana. Entre los cuatro considerados de <a href="https://theconversation.com/setas-amables-y-hongos-mortales-194094">peligrosidad crítica</a> destaca la levadura <em>Candida auris</em>, un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29167291/">patógeno emergente</a> capaz de causar infecciones graves potencialmente mortales.</p>
<p>Su apellido, <em>auris</em>, proviene del latín y significa “oído”, ya que <a href="https://icjournal.org/DOIx.php?id=10.3947/ic.2022.0008">fue detectado por primera vez</a> en el conducto auditivo externo de un paciente. Actualmente, se ha convertido en un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Infecci%C3%B3n_nosocomial">patógeno nosocomial</a> (que causa infecciones en hospitales) multirresistente a nivel mundial. Está considerado como una <a href="https://doi.org/10.3390/microorganisms9040807">gran amenaza en entornos sanitarios</a>.</p>
<h2>Fármacos que apuntan a la pared</h2>
<p>Pero ¿cómo se volvió tan poderosa <em>C. auris</em>? Para comprenderlo, debemos adentrarnos en la estructura de las células de los hongos. A diferencia de las células animales, a las que rodea una delgada membrana formada por lípidos, las de los hongos están envueltas por una gruesa pared que les brinda forma y protección. </p>
<p>Dicha pared está compuesta por diferentes tipos de polisacáridos, que son cadenas largas de moléculas de azúcar unidas entre sí. Dos polisacáridos presentes en casi todas las paredes celulares de los hongos son la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Quitina">quitina</a>, que forma también parte del esqueleto externo de muchos insectos, y los <a href="https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/beta-glucano">betaglucanos</a>.</p>
<p>Como las células animales carecen de ella, ese tipo de pared celular es una diana terapéutica de primer orden para los medicamentos: aquellos capaces de bloquear la producción de ambos polisacáridos tendrán menos efectos secundarios una vez aplicados a pacientes humanos.</p>
<p>Algunos de los fármacos más comunes que se usan para tratar infecciones por hongos son las <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-revista-iberoamericana-micologia-290-articulo-equinocandinas-aspectos-aplicados-farmacologia-S1130140616000164">equinocandinas</a>. Estos medicamentos impiden que las células produzcan betaglucanos, lo cual debilita su pared hasta el punto de que no puede mantener bien su forma. Mientras el hongo está luchando por crecer o se está fragmentando, nuestro sistema inmunológico tiene muchas más posibilidades de combatir la infección.</p>
<h2>Así sortea <em>C. auris</em> los tratamientos</h2>
<p>Desgraciadamente, algunas cepas de <em>C. auris</em> son resistentes al tratamiento con equinocandinas. ¿Cómo lo consiguen? Durante décadas, los científicos han estado estudiando cómo los hongos resisten a los compuestos diseñados para debilitarlos o matarlos. En el caso de las equinocandinas, <em>C. auris</em> suele utilizar tres estrategias: <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/AAC.00238-18">ocultarse</a>, <a href="https://perspectivesinmedicine.cshlp.org/content/5/7/a019752">reconstruir</a> y <a href="https://doi.org/10.3389/fmicb.2019.02573">mutar</a>.</p>
<p>El primer mecanismo consiste en envolverse en una <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/mSphere.00458-19">biopelícula</a>, es decir, en un camuflaje complejo de azúcares, proteínas, ADN y células que es impermeable a los medicamentos. </p>
<p>Estas coberturas son especialmente peligrosas cuando las células fúngicas crecen en equipos médicos como aireadores traqueales o catéteres, porque una vez liberadas de la biopelícula, las células que han adquirido la capacidad de resistir a los fármacos se vuelven más peligrosas para los pacientes medicados.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/531424/original/file-20230612-142378-gdlor4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Criptococosis de pulmón en paciente con sida. La histopatología del pulmón muestra un tabique alveolar ensanchado que contiene algunas células inflamatorias y numerosas levaduras <em>Cryptococcus neoformans</em>, uno de los patógenos incluidos en el informe de la OMS. La capa interna de la cápsula de levadura aparece teñida de rojo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">CDC / Dr. Edwin P. Ewing, Jr.</span></span>
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<p>La segunda estrategia consiste en construir paredes celulares diferentes. Cuando las células fúngicas son tratadas con equinocandinas, dejan de producir betaglucanos y <a href="https://academic.oup.com/mmy/article/50/1/2/989229?login=false">comienzan a fabricar más quitina</a>. Las equinocandinas no pueden impedir la producción de quitina, por lo que el hongo puede reconstruir una nueva pared celular resistente y evitar así los daños. Aunque existen algunos medicamentos que pueden detener la fabricación de quitina, ninguno está aprobado actualmente para uso clínico.</p>
<p>La tercera estrategia es cambiar la <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2019.02788/full">estructura química</a> de la enzima productora de betaglucanos para que las equinocandinas no puedan bloquearla. Estas mutaciones permiten que continúe la producción de esos polisacáridos incluso en presencia del fármaco. No es de extrañar que <em>Candida auris</em> utilice esa estrategia para resistir los medicamentos antimicóticos, ya que es muy eficaz para mantener vivas las células.</p>
<h2>Nuevas tácticas del combate antifúngico</h2>
<p>Los científicos se encuentran inmersos en la búsqueda de tácticas para combatir las infecciones fúngicas resistentes a las equinocandinas. El primer enfoque es encontrar nuevos medicamentos. Por ejemplo, hay dos fármacos en desarrollo, <a href="https://doi.org/10.3390/antibiotics9050227">rezafungina</a> e <a href="https://doi.org/10.4155%2Ffmc-2018-0465">ibrexafungerp</a>, que parecen capaces de detener la producción de betaglucanos incluso en hongos resistentes a las equinocandinas.</p>
<p>Una estrategia complementaria es probar la eficacia de una clase de enzimas llamadas <a href="https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/glucosidasa#:%7E:text=f.,se%20le%20denomina%20enzima%20desramificante.">glucosidasas</a>. Algunas de estas proteínas destruyen activamente la pared celular fúngica, separando simultáneamente el betaglucano y la quitina, lo que podría ayudar a evitar que los hongos sobrevivan en los equipos de los hospitales.</p>
<p>El objetivo último de estas investigaciones es ofrecer terapias efectivas y prevenir la propagación de infecciones resistentes, una batalla contra los hongos patógenos que se está librando en los laboratorios y hospitales de todo el mundo. En definitiva, esperemos que algún día los médicos puedan decir a menudo a sus pacientes: “Sufre una infección por hongos, pero ahora tenemos un buen tratamiento”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207505/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Peinado Lorca es miembro del Grupo Federal de Biodiversidad del PSOE</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Miguel Sanz Anquela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cada año, más de 1,5 millones de personas mueren por infecciones de hongos, una tasa a la que contribuye la resistencia a los fármacos desarrollada por estos microorganismos.Manuel Peinado Lorca, Catedrático de Universidad. Director del Real Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá, Universidad de AlcaláJosé Miguel Sanz Anquela, Profesor Honorífico. Departamento de Medicina y Especialidades Médicas, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2028842023-05-30T18:23:07Z2023-05-30T18:23:07ZCaso resuelto: así destapamos tuberculosis en humanos causadas por animales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/528840/original/file-20230529-19-pvywdy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=115%2C190%2C4426%2C2717&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/goats-eating-grassgoat-on-pasturegoat-pasture-629320433">DW2630 / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Es bien conocido que la <a href="https://theconversation.com/150-000-ninos-mueren-por-tuberculosis-cada-ano-como-se-pueden-mejorar-los-tratamientos-201338">tuberculosis</a> es una enfermedad principalmente respiratoria producida por la bacteria <em>Mycobacterium tuberculosis</em> y que se transmite entre personas mediante la inhalación de aerosoles producidos cuando un enfermo tose o habla.</p>
<p>Pero lo que a lo mejor no todo el mundo sabe es que, aparte de <em>Mycobacterium tuberculosis</em>, existen otras bacterias de la misma familia que no se propagan entre humanos, sino que infectan a animales y, después, a los individuos que se exponen a ellos. Es lo que se denomina <a href="https://theconversation.com/es/topics/zoonosis-84858">zoonosis</a> o infección zoonótica.</p>
<h2>De las cabras a los humanos</h2>
<p>Una de estas especies, <em>Mycobacterium caprae</em>, infecta tanto al ganado –caprino, ovino…– y a especies salvajes como a personas que tienen contacto profesional con animales contagiados o que consumen su leche sin pasteurizar. Y esos individuos desarrollan una tuberculosis clínicamente indistinguible a la causada por <em>Mycobacterium tuberculosis</em>.</p>
<p>Esto, unido al hecho de que en los laboratorios de diagnóstico no es frecuente aplicar técnicas que diferencien a ambas bacterias, hace que no siempre se detecten las infecciones por <em>Mycobacterium caprae</em>. </p>
<p>En un reciente número de <a href="https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2023.28.12.2200852">Eurosurveillance</a>, revista del Centro Europeo de Control de Enfermedades Infecciosas, presentamos el estudio de una zoonosis por <em>M. caprae</em> que, por los aspectos antes comentados, había pasado desapercibida durante más de una década. </p>
<p>La identificación fue posible gracias a la secuenciación de los genomas de las bacterias, una metodología que nos permite llevar a cabo comparaciones de diferentes cepas y saber entre qué personas ha habido transmisión de la enfermedad. Así pudimos saber que los pacientes en cuestión estaban infectados por <em>M. caprae</em>. </p>
<h2>En busca del origen de la infección</h2>
<p>Tras este hallazgo, investigamos las causas de la infección, lo que nos llevó a descubrir que los pacientes eran propietarios de una explotación ganadera de cabras. A diferencia de las explotaciones de vacas y otras especies de ganado, el estudio sanitario del ganado caprino no es obligatorio, lo que podía explicar por qué los ejemplares infectados habían pasado inadvertidos. Tras analizarlos, se concluyó que, en efecto, una proporción importante de ellos lo estaban.</p>
<p>De nuevo, el análisis genómico y la comparación del ADN de las bacterias fue fundamental para demostrar que el origen de la zoonosis era la explotación caprina. Un estudio más detallado de todas las cepas de las cabras infectadas indicó que entre ellas había pequeñas diferencias genéticas –mutaciones– que indicaban que habían evolucionado a partir de alguna cepa parental en el pasado. Además, nos permitió entender que la explotación había estado infectada durante años sin que se sospechara.</p>
<h2>Salen a la luz nuevos casos ocultos</h2>
<p>Tras este hallazgo, nos preguntamos si podían haber ocurrido casos similares en otros diagnósticos de tuberculosis humana. Para responder a esa pregunta realizamos análisis a todas las cepas obtenidas en los últimos veinte años en esa misma zona. Así comprobamos que había otros once casos considerados tuberculosis “convencionales”, pero que, en realidad, correspondían a <em>M. caprae</em>. </p>
<p>El análisis en detalle reveló que la mayor parte estaban relacionados con actividades profesionales ganaderas o el consumo de productos lácteos no pasteurizados. También pudimos identificar cepas distintas entre sí, lo que sugería la existencia de otras explotaciones infectadas en estos años en diferentes localizaciones geográficas.</p>
<p>Por ello, el estudio se extendió a poblaciones limítrofes. Y aparecieron nuevos casos de tuberculosis zoonótica debida a diferentes cepas de <em>M. caprae</em>.</p>
<p>Curiosamente, no siempre encontramos una exposición profesional de los enfermos al ganado, aunque sí que vimos que pertenecían al mundo agrario. Nuevamente, el estudio genómico reveló que las cepas implicadas en las diferentes infecciones eran muy semejantes genéticamente, lo que sugería un posible foco de exposición común. </p>
<p>Estos datos justificaron una nueva entrevista a los enfermos y un estudio más detallado de su entorno profesional y de sus actividades. Así descubrimos que había pequeños rebaños de cabras no regularizados que frecuentaban las cercanías de las explotaciones agrícolas donde los infectados trabajaban. En ocasiones, los restos de la producción agrícola se ofrecían como alimento a estos rebaños.</p>
<h2>Aprovechemos el potencial de la genómica</h2>
<p>Nuestro estudio demuestra el enorme potencial del análisis genómico en tuberculosis, acompañado de una investigación epidemiológica refinada. Y esto se puede hacer extensivo a otros patógenos, como se ha demostrado <a href="https://theconversation.com/lo-que-nos-ensena-la-epidemiologia-genomica-sobre-las-olas-de-covid-19-en-espana-y-como-evitar-una-nueva-ola-155401">en la vigilancia de la transmisión del SARS-CoV-2 durante la pandemia</a>. </p>
<p>Precisamente a raíz de la covid-19, se ha dotado con equipos de secuenciación a numerosos hospitales, y se ha entrenado al personal de laboratorio en este nuevo lenguaje. Sería una oportunidad perdida si estos equipos no se aplicaran a mejorar la vigilancia de la tuberculosis, la primera causa global de muerte por un agente infeccioso hasta la llegada del coronavirus.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202884/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Los autores cuentan cómo descubrieron varios focos de infección de tuberculosis transmitidas por cabras gracias a la genómica y una investigación epidemiológica con tintes detectivescos.Darío García de Viedma, Responsable del laboratorio de Genómica Microbiana del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón. Facultativo especialista en Microbiología. Doctor en CC Biológicas, Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón IiSGM José Antonio Garrido Cárdenas, Profesor del Departamento de Biología y Geología, Universidad de AlmeríaLaura Pérez García, Co-responsable del laboratorio de Genómica Microbiana del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón, Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón IiSGM Miguel José Martínez Lirola, Facultativo Especialista en Microbiología , Junta de AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2029962023-05-17T16:43:14Z2023-05-17T16:43:14ZLas caries causan enfermedades fuera de la boca<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/526180/original/file-20230515-9352-m00axn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=197%2C110%2C5076%2C3384&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/dental-hygiene-person-using-tongue-cleaner-2050137482">AleSalM / Shutterstock </a></span></figcaption></figure><p>De acuerdo con la <a href="https://www.who.int/es/news/item/18-11-2022-who-highlights-oral-health-neglect-affecting-nearly-half-of-the-world-s-population#:%7E:text=Las%20enfermedades%20bucodentales%20m%C3%A1s%20frecuentes,dientes%20y%20el%20c%C3%A1ncer%20bucal.">Organización Mundial de la Salud</a>, las enfermedades de la cavidad oral más frecuentes son la caries dental y la enfermedad periodontal. Cuando los principales agentes que causan estas enfermedades no son eliminados, pueden ocasionar un efecto negativo en otros órganos del cuerpo.</p>
<p>En el desarrollo de caries y enfermedad periodontal participan varios grupos de bacterias. Según estudios científicos, se han encontrado hasta <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33884712/">600 especies diferentes en la cavidad oral</a>.</p>
<h2>Caries, hipertensión e infección cardíaca</h2>
<p>En el caso de la caries dental, las bacterias presentes en los dientes utilizan los restos de alimentos como combustible y forman ácidos. Estos afectan a la capa más dura del diente y, con el tiempo, se forman pequeñas cavidades en su superficie.</p>
<p>A través de estas cavidades, las bacterias pueden llegar a la parte más interna del diente, donde se encuentran los nervios y los vasos sanguíneos.</p>
<p>Una vez en las arterias, los microbios pueden originar infecciones de bajo nivel, ya que forman placas que se acumulan en el interior de los vasos sanguíneos, participando por ejemplo en la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35692011/">ateroesclerosis</a>.</p>
<p>Además, algunos investigadores han descrito que estas bacterias activan también el sistema encargado de regular la presión arterial, ocasionando hipertensión primaria. También se ha descrito que la bacteria conocida como <em>Streptococcus mutans</em>, que participa en la caries dental, es uno de los principales patógenos que causan <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34563194/">infección en los tejidos del corazón (endocarditis infecciosa)</a>. </p>
<h2>Las encías inflamadas pueden causar diabetes</h2>
<p>La inflamación de las encías se debe a la infección por bacterias presentes en la placa dental, aunque también intervienen otros hábitos como el tabaquismo.</p>
<p>Cuando hay una mala higiene oral y la placa dental no es eliminada mediante una buena técnica de cepillado, las bacterias presentes aumentan en número y, además, permiten que se añadan otro tipo de microbios más dañinos. Estos causan la destrucción de los tejidos que dan soporte al diente y pueden, finalmente, acabar llegando al torrente sanguíneo. Allí liberan toxinas y son capaces de provocar el desarrollo de enfermedades no orales.</p>
<p>Por ejemplo, se cree que la infección bacteriana de los tejidos orales puede alterar los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9483123/">niveles normales de azúcar en la sangre</a>. Tanto es así que algunos experimentos en personas con diabetes tipo 2 han demostrado que estos niveles se normalizan después de haberse realizado <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30198134/">una limpieza dental</a>. </p>
<p>Otras <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30987702/">enfermedades sistémicas</a> que han sido relacionadas con la enfermedad periodontal son la enfermedad cardiovascular, las infecciones del tracto respiratorio y la neumonía.</p>
<p>Por si fuera poco, se sospecha que existe una relación entre las bacterias orales y la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, aunque se ha propuesto que una infección oral podría fomentar la llegada de estos patógenos al cerebro, sigue sin estar claro <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30987702/">el papel de estos microorganismos en el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa</a>. </p>
<p>En cualquier caso, acudir periódicamente al dentista para atender las enfermedades orales en sus etapas iniciales y recibir información referente al cuidado oral puede generar un impacto positivo en el estado de salud integral.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202996/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Diabetes, ateroesclerosis, hipertensión, problemas cardíacos… Las infecciones en los dientes y la boca pueden afectar negativamente a la salud de otros órganos del cuerpo.Julieta Sarai Becerra Ruiz, Profesora e Investigadora en Biociencias, Universidad de GuadalajaraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2013382023-04-09T18:20:55Z2023-04-09T18:20:55Z150 000 niños mueren por tuberculosis cada año: ¿cómo se pueden mejorar los tratamientos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/517948/original/file-20230328-418-lbem3r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C23%2C5168%2C3422&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pulmonary-tuberculosis-chest-xray-child-show-278706218">Shutterstock / Puwadol Jaturawutthichai</a></span></figcaption></figure><p>La tuberculosis no es ni una enfermedad del pasado ni está superada, todo lo contrario. Algunos datos son estremecedores: <a href="https://www.who.int/teams/global-tuberculosis-programme/tb-reports/global-tuberculosis-report-2022">la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima</a> que una cuarta parte de la población mundial está infectada y que más de 10 millones de personas desarrollan la enfermedad cada año. Aproximadamente, un millón y medio de personas mueren anualmente por esta dolencia, y un 10 % son niños.</p>
<p><a href="https://www.msf.es/actualidad/las-pandemias-olvidadas">Médicos Sin Fronteras</a> incluye a la tuberculosis en el grupo de “enfermedades olvidadas”, pues el 95 % de los casos ocurren en países pobres. Los ocho países que en 2020 reportaron dos tercios de los casos mundiales son, en orden decreciente, India, China, Indonesia, Filipinas, Pakistán, Nigeria, Bangladesh y Sudáfrica, pero también se presenta en las capas más desfavorecidas socialmente de las naciones ricas. Por tanto, existe y constituye un problema global de salud pública.</p>
<p>La enfermedad se agrava con factores de riesgo como la infección por VIH, el covid-19 y la diabetes. También con la malnutrición, la suciedad, el hacinamiento, el uso de drogas, el alcoholismo, el tabaquismo y otros factores socioambientales.</p>
<p>De hecho, <a href="https://www.isglobal.org/-/-como-ha-afectado-la-covid-19-a-la-lucha-global-contra-la-tuberculosis-">el impacto de la pandemia de covid-19 ha sido devastador para la tuberculosis</a>, retrocediendo a escenarios de años atrás en el diagnóstico de nuevos casos y en el control de la enfermedad a través de los estudios de contactos. El objetivo, ahora, es volver a niveles de 2019.</p>
<h2>¿Qué se está haciendo para combatir esta situación?</h2>
<p>La OMS tiene desplegada una <a href="https://www.afro.who.int/sites/default/files/2017-06/spanish_1.pdf">“Estrategia de fin de la tuberculosis”</a> a nivel mundial, con unos hitos (2020-2025) y unos objetivos (2030-2035) que van evolucionando en función de diferentes períodos de tiempo. </p>
<p><strong>Hitos (2020–2025)</strong> </p>
<ul>
<li><p>Reducción en un 35 % del número de muertes en 2020 en comparación con 2015. Sólo un 9,2 % conseguido.</p></li>
<li><p>Reducción en un 20 % de la tasa de incidencia en 2020 en comparación con 2015. Sólo un 11 % conseguido.</p></li>
<li><p>Garantizar que ninguna persona con tuberculosis ni su familia incurran en costes catastróficos (más del 20 % de los ingresos anuales del hogar) debidos a la tuberculosis.</p></li>
</ul>
<p><strong>Objetivos (2030-2035)</strong></p>
<ul>
<li><p>Tratar con éxito a 40 millones de personas con tuberculosis entre 2018 y 2020. Sólo un 50 % (20 millones) conseguido. De ellos, 1,4 millones eran menores de 15 años (41 % del subobjetivo de tratamiento infantil)</p></li>
<li><p>Tratamiento preventivo a 30 millones de personas entre 2018 y 2022. Sólo un 29 % (8,7 millones) conseguido.</p></li>
<li><p>Se necesitan 13 000 millones de dólares (unos 12 000 millones de euros) para garantizar el acceso universal a los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis.</p></li>
</ul>
<p>Estas metas y objetivos básicamente no se cumplen por una insuficiencia de recursos, compromiso social y voluntad política. En los últimos 20 años, se ha avanzado algo en el diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis, pero la implantación en el terreno de dichos recursos diagnósticos y terapéuticos no alcanza a todas las personas enfermas.</p>
<p><a href="https://theconversation.com/la-tuberculosis-no-es-la-covid-19-pero-sus-vacunas-tambien-son-urgentes-179697">Aún no se dispone de una vacuna óptima</a> y los tratamientos están evolucionando, aunque no sea a la velocidad que se precisa. Además, en el caso de los niños, concurren una serie de problemas añadidos.</p>
<h2>¿Por qué se debe mejorar el tratamiento de la tuberculosis infantil?</h2>
<p>La tuberculosis es una enfermedad curable, también en los menores, pero dicha curación depende de un adecuado cumplimiento del tratamiento. Este incluye el uso de entre tres y cuatro fármacos antituberculosos distintos y dura varios meses.</p>
<p>¿Y qué alternativas tenemos? En Europa, las formulaciones de los fármacos antituberculosos disponibles <a href="https://www.redaccionmedica.com/secciones/neumologia/los-especialistas-espanoles-exigen-farmacos-para-la-tuberculosis-infantil-7769">no son adecuadas para el paciente infantil</a>. De forma mayoritaria se usan comprimidos de adultos troceándolos, lo cual comporta un problema de dosificación. </p>
<p>En los países más pobres sí existen comprimidos dispersables (que se dispersan en agua) de dosis fija, adaptados al peso del paciente y de gustos frutales agradables, que han representado un paso adelante en el tratamiento de la tuberculosis infantil. Sin embargo, no disponemos de jarabes que combinen los distintos fármacos y que serían especialmente útiles para los más pequeños.</p>
<h2>Una aportación desde la Universidad de Barcelona</h2>
<p>En el mercado no existe un medicamento que combine, en forma líquida y a dosis fija, los tres activos de elección para el tratamiento de esta enfermedad: <a href="https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a682401-es.html">isoniazida</a>, <a href="https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a682403-es.html#:%7E:text=La%20rifampicina%20pertenece%20a%20una,influenza%20u%20otras%20infecciones%20virales.">rifampicina</a> y <a href="https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a682402-es.html">pirazinamida</a>. ¿Por qué? Pues por las incompatibilidades entre la isoniazida y la rifampicina en medio líquido acuoso. Esto conlleva inestabilidad de los ingredientes activos, su degradación y pérdida de actividad terapéutica.</p>
<p>Con estas premisas y con el compromiso social por encontrar una solución adecuada para los pacientes infantiles con tuberculosis, el <a href="http://www.fbg.ub.edu/es/investigadores/grupos-tecnio/sdm-servicio-desarrollo-medicamento/">Servicio de Desarrollo del Medicamento</a> de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona desarrolló un producto que superó los obstáculos que hacían inviable la coexistencia en medio líquido de los tres activos de referencia. Obtuvo una <a href="https://patentimages.storage.googleapis.com/3f/c9/2a/4fc785b2d95a6c/EP3578167A1.pdf">patente europea en 2018</a>. </p>
<p>Esta innovación consiste en una formulación líquida, de preparación extemporánea (se prepara en el momento de tomarla) para su administración oral, dosificable según el peso del paciente y con dosis fija de fármacos. Tiene muy buena palatabilidad (gusto, textura y aroma) y no requiere el uso de agua para administrarla. Además, presenta una estabilidad de cinco años antes de la reconstitución y de 27 días en temperatura de nevera una vez reconstituida.</p>
<p>Llegados a este punto, surge una pregunta lógica: ¿por qué no está ya este producto en el mercado? La respuesta es, por un lado, la falta de financiación para terminar las etapas finales de desarrollo: la realización de ensayos clínicos que validen su utilidad, la fabricación de lotes piloto y el registro ante las autoridades sanitarias. Para eso se necesitan entre 1,5 y 2 años, con un presupuesto que ronda los 800 000 euros. </p>
<p>Por otra parte, es necesario un socio industrial que quiera registrar el producto frente a una agencia reguladora, asumir la fabricación a precio competitivo y encargarse de la distribución a nivel mundial. Hay que tener muy presente que la OMS ha manifestado su voluntad de apoyar el producto una vez esté registrado por una agencia reguladora.</p>
<p>Podemos resumir la situación en términos de amenazas: influencia negativa de la pandemia de covid-19, carencia de recursos económicos y ausencia de un socio industrial; y en términos de oportunidades: mínimo tiempo de industrialización, inversión reducida y apoyo de la OMS.</p>
<h2>Hace falta impulsar la investigación</h2>
<p>Mejorar el tratamiento de la tuberculosis infantil es posible, pero es necesario que el control de esta vieja enfermedad sea una prioridad política y que se impulse la investigación.</p>
<p>Desde la Universidad de Barcelona se ha realizado una aportación relevante con una formulación líquida que permite unas dosis más ajustadas al peso de los pacientes infantiles y una mejora en el tratamiento. Ahora, estas formulaciones deberían llegar a todos los niños afectados de cualquier parte del mundo, y para ello es necesaria la implicación de entidades potentes. ¿Se conseguirá?</p>
<hr>
<p><em>Antoni Soriano-Arandes, de la Unitat de Patologia Infecciosa i Immunodeficiències Pediàtriques del Hospital Universitari Vall d'Hebron (Barcelona), ha colaborado en la elaboración de este artículo.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/201338/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antoni Noguera Julian recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III y de SEPAR para proyectos de investigación en tuberculosis pediátrica. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ignacio Madrid Hidalgo y Juan A. Cayla Buqueras no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Agravada por la pandemia de covid-19, la tuberculosis sigue siendo un grave problema de salud global. En el caso de los niños, hay un problema añadido: no existen tratamientos específicamente diseñados para ellos.Ignacio Madrid Hidalgo, Promotor del Servei de Desenvolupament del Medicament (SDM); Departamento de Tecnología Farmacéutica i, Fisicoquímica; Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación; Universidad de Barcelona, Universitat de BarcelonaAntoni Noguera Julián, Médico Adjunto y Profesor Agregado de Pediatría, Universitat de BarcelonaJuan A. Cayla Buqueras, Presidente Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona, Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (UITB)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1958192023-01-29T18:15:55Z2023-01-29T18:15:55ZEnfermedades tropicales desatendidas: el caso de la úlcera de Buruli<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502720/original/file-20221229-66143-7a338e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=24%2C0%2C4001%2C3017&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Actualmente se desconoce el modo exacto de transmisión de la úlcera de Buruli. Pero existe una fuerte asociación con masas de agua estancada o de flujo lento </span> <span class="attribution"><span class="source">Fotografía: Israel Cruz</span>, <span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>Este 30 de enero se conmemora el <a href="https://worldntdday.org/">Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD)</a>, que afectan principalmente a poblaciones desfavorecidas en latitudes tropicales y subtropicales, donde el acceso a los servicios de salud es muy limitado. Con una <a href="https://journals.plos.org/plosntds/article?id=10.1371/journal.pntd.0008498">carga de enfermedad</a> similar a la de la tuberculosis, aproximadamente 48 millones de años de vida ajustados por discapacidad, las ETD son, además, una causa importante de estigma y exclusión social.</p>
<p>Una de estas ETD es la úlcera de Buruli, causada por la bacteria <em>Mycobacterium ulcerans</em>, que produce una toxina que destruye la piel, pudiendo dañar hasta los huesos en casos avanzados. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502726/original/file-20221229-52877-9rc6rv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Lesión avanzada de úlcera de Buruli. El tratamiento requerirá 8 semanas de antibióticos y meses de cuidado de la herida junto con fisioterapia para poder conservar la movilidad del pie.</span>
<span class="attribution"><span class="source">[Israel Cruz]</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Su mecanismo de transmisión es desconocido, aunque se sabe que tiene importantes determinantes ecológicos y se asocia con la exposición a masas de agua estancada o de flujo lento. La enfermedad se ha descrito en distintas regiones del planeta, como en América del Sur y el Pacífico Occidental, pero realmente es un problema de salud pública en comunidades rurales de África subsahariana, donde afecta principalmente a niños y niñas menores de 15 años y es responsable de un sufrimiento prevenible:</p>
<p>Si la úlcera de Buruli no se diagnostica y se trata a tiempo puede causar discapacidad hasta en el 25 % de los casos. Los pacientes generalmente deben estar acompañados por miembros de la familia durante la hospitalización, esto afecta negativamente los ingresos del hogar, provocando el abandono de enfermos en los hospitales o que estos no completen el tratamiento. Quienes sufren grandes úlceras, o se han curado con desfiguración, a menudo quedan socialmente excluidos y terminan abandonando la escuela o el trabajo, perpetuando el <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-030-11114-4_15">círculo vicioso de pobreza y enfermedad</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502728/original/file-20221229-120640-bmjbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La úlcera de Buruli puede causar discapacidad funcional a largo plazo en hasta el 25% de los casos.</span>
<span class="attribution"><span class="source">[Israel Cruz]</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La úlcera de Buruli es una de las ETD más desatendidas, la investigación para su control recibe muy poca financiación. Por ello, los objetivos que plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS) para esta enfermedad en su nueva <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240010352">Hoja de Ruta</a> son bastante humildes: para el año 2030 más del 90% de los casos deberían detectarse en etapas tempranas para evitar las secuelas (actualmente el 30% de los casos se detectan demasiado tarde). Otros objetivo importante es que más del 95% de todos los casos puedan confirmarse con una prueba de laboratorio y completen el tratamiento. </p>
<p>Una de las principales barreras al control de la úlcera de Buruli es el desconocimiento de su epidemiología y mecanismos de transmisión. Sus <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/CMR.00045-17">determinantes ecológicos</a> se relacionan con la falta de acceso a agua limpia y saneamiento, y se discute la participación de insectos vectores y reservorios animales.
Mientras se realizan esfuerzos para desarrollar <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/353982">nuevas herramientas diagnósticas</a> que permitan la detección temprana en las comunidades endémicas y para <a href="https://trialsjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13063-022-06473-9">acortar la duración del tratamiento</a> (de tal modo que este sea completado por la mayoría de los pacientes y a menor coste) el control de la úlcera de Buruli recae en una serie de acciones integradas. </p>
<p>En línea con su hoja de ruta para las ETD, la OMS promueve, entre otras, tres acciones clave que maximizan el uso de las herramientas y estrategias actuales para poder luchar contra la úlcera de Buruli y otras ETD, y que además contribuyen a la mejora de los servicios y sistemas de salud:</p>
<ol>
<li><p>Un <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240051423"><strong>marco estratégico para el manejo y control integrado de ETD con manifestación cutánea</strong></a>, como la úlcera de Buruli, la lepra, y la sarna, entre otras: Examinando la piel para el reconocimiento temprano de la enfermedad se pueden integrar los procesos de diagnóstico, manejo y control de estas enfermedades, optimizando recursos e infraestructuras y permitiendo un servicio de salud más eficiente.</p></li>
<li><p>Un <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240042414"><strong>enfoque transdisciplinar y transversal de One Health (Una Sola Salud)</strong></a>: Algunas ETD de la piel son transmitidas por vectores, como mosquitos o moscas en el caso de la filariasis linfática o la oncocercosis, o son zoonóticas (tienen un reservorio animal), como la tungiasis o la leishmaniasis cutánea, o tienen una marcada influencia ambiental, como la úlcera de Buruli. Por ello, su control requiere un enfoque <em>One Health</em> con colaboración intersectorial entre especialistas en salud humana y animal, sin dejar de considerar las complejidades de los ecosistemas donde coexisten humanos y animales.</p></li>
<li><p>Una <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/340240"><strong>estrategia global sobre agua, saneamiento e higiene para combatir las ETD</strong></a>. Que en el caso de la úlcera de Buruli y otras ETD de la piel es clave para ayudar en el cuidado de las lesiones y la prevención de infecciones en heridas abiertas.</p></li>
</ol>
<p>Entre las <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/health/">metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible 3</a> (Salud y Bienestar) se encuentran el poner fin a las ETD y lograr la cobertura sanitaria universal. El pasado 12 de diciembre se celebró el <a href="https://universalhealthcoverageday.org/">Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal</a>, recordándonos que el <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/universal-health-coverage-(uhc)">30% de la población mundial</a> aún no puede acceder a servicios esenciales de salud. En este contexto, los avances en la lucha contra la úlcera de Buruli y otras ETD se convertirían en indicadores de cobertura sanitaria universal además de <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240010352">contribuir a otras metas de los ODS</a>, como aliviar la pobreza y el hambre, mejorar el acceso a la educación y llevar una vida laboral productiva.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195819/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Israel Cruz Mata recibe fondos de la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID) como participante en un proyecto relacionado con la mejora del tratamento de la úlcera de Buruli. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Alejandro de Arriba Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En el Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas nos fijamos en la úlcera de Buruli, extendida principalmente por América del Sur y el Pacífico Occidental, pero sobre todo en comunidades rurales de África subsahariana, donde afecta principalmente a niños y niñas menores de 15 añosAlejandro de Arriba Fernández, Médico Interno Residente de Medicina Preventiva y Salud Pública CHUIMI; Doctorando en Biomedicina ULPGC, Universidad de Las Palmas de Gran CanariaIsrael Cruz Mata, Jefe del Área de Salud Internacional, Escuela Nacional de Sanidad, CIBERINFEC, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1969032022-12-27T01:25:19Z2022-12-27T01:25:19ZEpidemias activas en 2022: ¿cómo combatir los brotes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502370/original/file-20221221-24-9xkb07.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C13%2C8895%2C2867&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/coronavirus-alpha-delta-covid19-spread-air-2014311545">Shutterstock / Namomooyim</a></span></figcaption></figure><p>Hace medio siglo se predijo que las enfermedades infecciosas <a href="https://doi.org/10.1056/NEJMp2213814">dejarían de ser un problema gracias a las vacunas y a los antibióticos</a>. Pero la realidad ha sido bien distinta. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=585&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=585&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=585&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=736&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=736&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502372/original/file-20221221-25-4racwg.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=736&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Representación del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Human_Immunodeficency_Virus_-_stylized_rendering.jpg">Wikimedia Commons / Los Alamos National Laboratory</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Para empezar, en 1981 apareció el <strong>sida</strong>, que se ha cobrado hasta ahora más de 50 millones de vidas. Todavía en la actualidad, cada año se infectan por VIH 1'5 millones de personas en el mundo. </p>
<p>Más reciente tenemos la pandemia de <strong>covid-19</strong>, que irrumpió a finales de 2019 y de la que lentamente vamos recuperándonos en occidente, en gran parte gracias a las vacunas. </p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502375/original/file-20221221-14-agbuwv.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">SARS-CoV-2.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Novel_Coronavirus_SARS-CoV-2_(49640655213).jpg">Wikimedia Commons / NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Por el contrario, en China, donde hasta hace poco se había impuesto la política de “covid cero”, el resurgir actual de casos recuerda a modo de <em>déjà vu</em> lo que vivimos en Europa, con el <a href="https://doi.org/10.1038/d41586-022-04502-w">colapso de hospitales y un elevado número de fallecimientos</a>. A nivel mundial, hasta la fecha se han confirmado 650 millones de infectados por SARS-CoV-2 y más de 6'5 millones de muertes por covid - 19. Además, <a href="https://doi.org/10.24875/AIDSRev.22000025">las consecuencias de la llamada covid persistente o prolongada todavía están por determinar</a> </p>
<h2>Auge de las infecciones respiratorias</h2>
<p>Además de estas pandemias víricas, a finales de 2022 hay constancia de brotes epidémicos de al menos otras seis infecciones humanas. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502377/original/file-20221221-15-bdkdlj.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Micrografía electrónica de transmisión del RSV.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Respiratory_syncytial_virus_01.jpg">Wikimedia Commons / CDC</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En el hemisferio norte, el otoño-invierno ha llegado con brotes importantes de infecciones respiratorias por <strong>gripe</strong> y <strong>virus respiratorio sincitial</strong> (VRS). Los dos años de mascarillas y el aislamiento social para hacer frente a covid-19 han favorecido el resurgir actual de las infecciones por virus respiratorios. </p>
<p>Tenemos vacunas y antivirales (oseltamivir) frente al <a href="https://doi.org/10.1016/S0140-6736(22)00982-5">virus de la gripe</a> pero no frente al VRS. Los ancianos y los inmunodeprimidos son las poblaciones más vulnerables. El VRS afecta, además, a niños de corta edad, ocasionando <a href="https://doi.org/10.1016/S0140-6736(22)01016-9">cuadros de bronquiolitis que pueden causar la muerte</a>. </p>
<h2>Epidemias por virus de origen africano</h2>
<figure class="align-left zoomable">
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<figcaption>
<span class="caption">Virus de la viruela símica.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Colorized_transmission_electron_micrograph_of_monkeypox_virus_particles_(green).jpg">Wikimedia Commons / NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El brote de <strong>viruela del mono</strong> (<em>monkeypox</em> o ‘mpox’, según la OMS) se inició en Europa en mayo de 2022. Se ha extendido por más de cien países y <a href="https://doi.org/10.1056/NEJMra2208860">se han confirmado 82 000 casos, de los cuales 60 han fallecido</a>. En España se han confirmado 5 000 casos, casi todos entre hombres que practican sexo con hombres con promiscuidad elevada. </p>
<figure class="align-right zoomable">
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<figcaption>
<span class="caption">Microscopía electrónica de un virión de Ebolavirus.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ebola_virus_em.png">Wikimedia Commons / CDC</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Entre tanto, en Uganda ha surgido un nuevo brote de <strong>Ébola</strong>. Está producido por la variante de Sudán, frente a la que no hay vacunas. Se han confirmado <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/news-events/ebola-outbreak-uganda">más de 150 casos y 55 fallecimientos, diez de ellos entre personal sanitario que atendió a los pacientes</a>. Se han cerrado las escuelas y se han creado áreas de aislamiento en los hospitales. El último brote importante de Ébola fue en África occidental en 2016 y 2017, con <a href="https://doi.org/10.1056/NEJMra1901594">más de 28 000 infectados y 11 300 fallecidos</a>. </p>
<h2>Epidemias por agua o alimentos contaminados</h2>
<figure class="align-left zoomable">
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<figcaption>
<span class="caption"><em>Vibrio cholerae</em>, la bacteria que causa el cólera.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cholera_bacteria_SEM.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En Haití hay un nuevo brote de <strong>cólera</strong> <a href="https://doi.org/10.1056/NEJMp2214763">desde principios de octubre</a>. Hasta la fecha se han comunicado más de 10 000 casos sospechosos y se han producido más de un centenar de muertes, <a href="https://www.cdc.gov/cholera/haiti/index.html">muchas de ellas en niños menores de 14 años</a>. El último gran brote de cólera en Haití ocurrió en 2010, tras el terremoto que sufrió la isla. Hubo más de 800 000 casos y 10 000 muertos. Las pobres condiciones higiénicas, la malnutrición y la limitada infraestructura sanitaria han favorecido el resurgir de la epidemia actual.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=659&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=659&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=659&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=828&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=828&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/502382/original/file-20221221-23-xg5byh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=828&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Poliovirus, causante de la poliomielitis en humanos.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cholera_bacteria_SEM.jpg">Wikimedia Commons / F.P. Williams, U.S. EPA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A principios de 2022 se comunicaron dos casos de <a href="https://doi.org/10.1038/d41586-022-02233-6">parálisis por el virus de la <strong>polio</strong></a> en Jerusalén (febrero) y en Nueva York (junio). La poliomielitis era una enfermedad infecciosa terrible y frecuente hasta hace medio siglo. Está producida por un virus ARN que se transmite principalmente por vía fecal-oral, esto es, a partir de aguas contaminadas. Aunque muchos casos son asintomáticos, algunos pacientes desarrollan daño neurológico, con destrucción neuronal en la médula espinal. Se produce de forma irreversible parálisis fláccida de las extremidades inferiores en uno de cada 200 infectados. Las formas más graves, con encefalitis, pueden ser mortales. </p>
<p>Tras la II Guerra Mundial, la vacuna inyectada con virus inactivados (vacuna de Salk) y, una década después, la vacuna oral con virus atenuados (vacuna de Sabin) consiguieron eliminar la infección en gran parte del mundo. Sin embargo, todavía es endémica en Afganistán y Pakistán, donde la cobertura vacunal es insuficiente. Las guerras y la pandemia de covid-19 han empeorado el acceso a las vacunas en otros países del Tercer Mundo, como en Yemen, donde se han descrito brotes recientemente.</p>
<p>En los países occidentales, alrededor de un 6 % de los niños de menos de 6 años no están vacunados y son susceptibles de padecer la infección. Desde principios de año, el estudio de aguas residuales en Londres, Nueva York y Jerusalén ha comunicado <a href="https://doi.org/10.1038/d41586-022-01802-z">la presencia de virus de la polio</a>. En todos los casos se trata de la variante atenuada utilizada en la vacuna oral (Sabin). Las autoridades sanitarias han emprendido <a href="https://doi.org/10.1038/d41586-022-02306-6">campañas de refuerzo de la vacunación en todos los niños de 1 a 9 años</a>.</p>
<p>Aunque la vacuna oral de la polio (Sabin) es más efectiva que la de virus inactivados, ocasionalmente puede producir enfermedad. Por eso, la vacuna inyectada con virus inactivados (Salk) ha vuelto a recomendarse y es la más utilizada actualmente. Eso sí, aunque evita el desarrollo de enfermedad, no bloquea la infección y transmisión del virus.</p>
<p>La OMS aprobó hace dos años una nueva formulación de la vacuna oral, con un nuevo virus atenuado que incorpora un sistema de hipermutagénesis, que anula el riesgo de reversión a formas virulentas. Ya la han recibido más de 100 millones de personas en el mundo y está prevista su administración masiva en casos de emergencia sanitaria.</p>
<h2>Prevención de nuevos brotes epidémicos</h2>
<p>La lucha contra las enfermedades infecciosas tiene tres pilares fundamentales. El primero es la higiene y prevención del riesgo de exposición. El segundo son las vacunas, que bloquean la infección (esterilizantes) o protegen de formas graves. La tercera arma contra las infecciones víricas son <a href="https://doi.org/10.2217/fmb-2021-0254">los fármacos antivirales</a>. </p>
<p>En un mundo globalizado, con flujos migratorios importantes, convendría focalizarse en tres intervenciones: </p>
<ol>
<li><p>Programas actualizados de vigilancia sanitaria (OMS, CDC, eCDC, etc.).</p></li>
<li><p>Asegurar tasas de vacunación elevadas, para evitar el resurgir de brotes de infecciones víricas que creíamos controladas.</p></li>
<li><p>Disponer de reservas suficientes de antivirales para uso inmediato en caso de necesidad.</p></li>
</ol><img src="https://counter.theconversation.com/content/196903/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Vicente Soriano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Además del sida y la covid-19, en estos momentos hay brotes epidémicos de otras seis infecciones humanas: gripe, VRS, polio, Ébola, viruela del mono y cólera.Vicente Soriano, Facultad de Ciencias de la Salud & Centro Médico, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1905622022-12-14T19:02:32Z2022-12-14T19:02:32ZLa lista negra de los hongos patógenos: ¿por qué son tan peligrosos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/501037/original/file-20221214-3721-21pej1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4486%2C2984&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">_Candida Auris_ está en el grupo crítico de la lista de patógenos fúngicos prioritarios de la OMS.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/3d-illustration-fungi-candida-causative-agent-1161912442">Shutterstock / Kateryna Kon</a></span></figcaption></figure><p>Las enfermedades infecciosas aún están entre las principales causas de mortalidad; principalmente en países de bajos ingresos, donde representan seis de las <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/the-top-10-causes-of-death">diez primeras causas de mortalidad</a>. No obstante, su incidencia global ha ido disminuyendo durante los últimos años. </p>
<p>Y aunque esto último es cierto para las enfermedades producidas por bacterias y virus (dejando de lado la situación excepcional de la pandemia de covid-19), lamentablemente no ocurre con las enfermedades fúngicas invasivas (EFI). <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5753159/">Los casos mudiales de EFI se están incrementando</a>, especialmente entre las personas con <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5753159">algún tipo de deficiencia inmunitaria</a>.</p>
<p>La aparición de nuevos patógenos, el aumento de las resistencias y la falta de fármacos antifúngicos han hecho que las EFI se conviertan en candidatas a causar <a href="https://microbialcell.com/researcharticles/2020a-kainz-microbial-cell/">crisis sanitarias silenciosas</a> en el futuro.</p>
<h2>La amenaza está en el aire</h2>
<p>Los <a href="https://theconversation.com/setas-amables-y-hongos-mortales-194094">hongos forman un grupo de microorganismos altamente peligrosos</a> como agentes patógenos por las siguientes razones.</p>
<ol>
<li><p>Estructuralmente, son más similares a los animales que las bacterias o los virus. Por eso resulta tan difícil encontrar <em>balas mágicas</em> antifúngicas que causen efectos secundarios limitados sobre los pacientes.</p></li>
<li><p>Pueden diseminarse a través de esporas microscópicas suspendidas en el aire: se han detectado hasta <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6208991/">50 000</a> por metro cúbico. Si tenemos en cuenta que respiramos en torno a 8 000 litros de aire al día, podríamos entrar en contacto con unos 50 millones de esporas de hongos cada jornada. Y eso sólo considerando las vías aéreas.</p></li>
<li><p>Aunque nuestras barreras inmunes nos protegen de posibles infecciones por hongos, el aumento de personas con las defensas debilitadas por diversas causas hace que la población susceptible a infecciones fúngicas sea cada vez mayor.</p></li>
</ol>
<h2>Lista de patógenos fúngicos prioritarios de la OMS</h2>
<p>Para abordar la amenaza de los hongos causantes de EFI, la organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente la <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240060241">Lista de Patógenos Fúngicos Prioritarios</a> (LHPP), elaborada mediante un proceso cooperativo internacional de varios años. </p>
<p>Esta lista completa un esfuerzo anterior destinado a la elaboración de la Lista de <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240060241">Bacterias Patógenas Prioritarias</a>, hecha pública en 2017. </p>
<p>La LHPP se ha centrado en patógenos causantes de infecciones invasivas, agudas o subagudas, en las que se han detectado amenazas para la salud debidas al aumento de las resistencias a fármacos antifúngicos o a otros tipos de tratamientos.</p>
<p>El propósito de la OMS al elaborar la LHPP es enfocar los esfuerzos de diagnóstico y vigilancia de estos patógenos, estimular la investigación, el desarrollo y la innovación en el tratamiento de las enfermedades que causan y estimular el diseño de medidas de intervención de salud pública.</p>
<p>La LHPP está dividida en tres apartados:</p>
<ol>
<li><p><strong>Grupo crítico</strong>. Aquí están los patógenos más dañinos: <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/cryptococcosis-neoformans/index.html"><em>Cryptococcus neoformans</em></a>, <a href="https://www.cdc.gov/fungal/candida-auris/index.html"><em>Candida auris</em></a>, <a href="https://www.insst.es/agentes-biologicos-basebio/hongos/aspergillus-fumigatus"><em>Aspergillus fumigatus</em></a> y <a href="https://www.insst.es/agentes-biologicos-basebio/hongos/candida-albicans#:%7E:text=Candida%20albicans%20es%20un%20hongo,de%20forma%20asexual%20por%20gemaci%C3%B3n"><em>C. albicans</em></a>.</p></li>
<li><p><strong>Grupo de alta prioridad</strong>. En esta categoría entran <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC88907/"><em>C. glabrata</em></a>, <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/histoplasmosis/index.html"><em>Histoplasma</em> spp.</a>, los agentes causantes de las enfermedades de la piel llamadas <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/mycetoma/index.html">eumicetomas</a>, <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/mucormycosis/index.html"><em>Mucorales</em></a>, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2176050/"><em>Fusarium</em> spp.</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Candida_tropicalis"><em>C. tropicalis</em></a> y <a href="https://www.elsevier.es/en-revista-medicina-universitaria-304-articulo-candida-parapsilosis-una-amenaza-desafiante-X1665579612676659"><em>C. parapsilosis</em></a>.</p></li>
<li><p><strong>Grupo de prioridad media</strong>. Es el de <a href="https://www.insst.es/agentes-biologicos-basebio/hongos/scedosporium-apiospermum"><em>Scedosporium</em> spp.</a>, <a href="https://www.insst.es/agentes-biologicos-basebio/hongos/scedosporium-prolificans-inflatum"><em>Lomentotospora prolificans</em></a>, <a href="https://theconversation.com/coccidioidomicosis-la-infeccion-de-los-hongos-del-desierto-que-se-propaga-por-norteamerica-189639"><em>Coccidioides</em> spp.</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Candida_krusei"><em>C. krusei</em></a>, <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/cryptococcosis-gattii/index.html"><em>Crypococcus gattii</em></a>, <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/other/talaromycosis.html"><em>Talaromyces marneffei</em></a>, <a href="https://www.cdc.gov/dpdx/pneumocystis/index.html"><em>Pneumocystis jirovecii</em></a> y <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/other/paracoccidioidomycosis.html"><em>Paracoccidioides</em> </a>.</p></li>
</ol>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=252&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=252&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=252&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=316&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=316&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/501041/original/file-20221214-2736-9eevvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=316&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Imágenes de un ojo afectado por histoplasmosis.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/illustrates-inside-actual-eye-when-person-2056545854">Shutterstock / Richard L. Bowman</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Causantes de epidemias, oportunistas, emergentes…</h2>
<p>Algunos de estos microorganismos pueden dar lugar a brotes epidémicos, como ocurre con <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/histoplasmosis/maps.html#histo-outbreaks"><em>Histoplasma</em></a> o <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-candida-auris-descripcion-un-brote-S0213005X20300379"><em>C. auris</em></a>. Otros son oportunistas que infectan a grupos de riesgo especial (pacientes con infección por VIH, por ejemplo). Aunque hay tratamientos disponibles, estos no evitan una alta mortalidad y no son asequibles en países con bajos ingresos. </p>
<p>Además, ciertos hongos pueden considerarse patógenos emergentes. Es el caso de la citada <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29167291/"><em>C. auris</em></a>, que es resistente a la mayoría de los antifúngicos, a las altas temperaturas y a los desinfectantes más comunes. </p>
<p>Y por último, hay patógenos distribuidos globalmente, como <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4824402/"><em>Fusarium</em></a>, que presentan resistencia innata a la mayoría de los fungicidas disponibles. </p>
<p>La elaboración de la lista ha puesto de manifiesto que el aumento de la amenaza causada por las EFI se debe al incremento de la resistencia a antifúngicos, las limitaciones del diagnóstico y la falta de acceso a medidas de tratamiento, especialmente en países de ingresos más bajos. </p>
<p>El problema de la resistencia a antifúngicos se puede encuadrar dentro del <a href="https://www.cdc.gov/drugresistance/intl-activities/amr-challenge.html">aumento generalizado de las resistencias</a> a <a href="https://theconversation.com/aumenta-la-amenaza-mundial-de-la-resistencia-a-los-antibioticos-que-podemos-hacer-194088">antibióticos</a> a nivel mundial.</p>
<p>Además, en el caso de los antifúngicos, la situación se agrava por dos razones. Por un lado, el número de familias de este tipo de fármacos es muy limitado. Sólo hay cuatro tipos de los llamados sistémicos (azoles, equinocandinas, pirimidinas y polienos) cuya administración requiere una experiencia y una vigilancia farmacológica a las interacciones que no siempre es posible.</p>
<p>Por otra parte, el uso masivo de azoles en agricultura facilita la aparición de resistencias que inhabilitan el uso de estos compuestos. </p>
<h2>Objetivo: mejorar el tratamiento y el diagnóstico</h2>
<p>Urge, por tanto, investigar más en el desarrollo de nuevos compuestos quimioterapéuticos para tratar las EFI y regular su uso en otras aplicaciones distintas de la práctica clínica. Solo así se evitará la aparición de resistencias, especialmente en las especies de amplia distribución o capaces de causar brotes epidémicos.</p>
<p>Adicionalmente, las limitaciones del diagnóstico de las EFI constituyen otro factor relevante a la hora de abordar el problema. A menudo, la sintomatología de estas infecciones es atípica, los test de diagnóstico tienen poca sensibilidad o especificidad y el tiempo requerido para realizar un diagnóstico es demasiado largo, lo que impide un tratamiento efectivo en las etapas iniciales de la infección.</p>
<p>De nuevo, como en el caso de los antifúngicos, es necesario impulsar la investigación para el desarrollo de nuevos sistemas de diagnóstico más rápidos y seguros y un esfuerzo de formación.</p>
<p>Los hongos patógenos causantes de infecciones sistémicas son un peligro y causa de preocupación creciente en salud pública y en entornos hospitalarios no solo en países de bajos recursos económicos, sino en todo el mundo. La Lista de Hongos Patógenos Prioritarios es una llamada de atención para organizar las medidas de investigación, desarrollo y lucha contra las enfermedades que producen.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190562/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La OMS ha hecho pública una lista que pone de relieve la amenaza de estos microorganismos infecciosos, cuya resistencia a los fármacos es cada vez mayor.Antonio G. Pisabarro, Catedrático de Microbiología, Departamento de Ciencias de la Salud, Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada, Universidad Pública de NavarraDenisse Patricia Rivera de la Torre, Docente en Salud Pública y Epidemiología en la Universidad de Sonora, Universidad de SonoraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1940942022-11-09T18:35:15Z2022-11-09T18:35:15ZSetas amables y hongos mortales<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/493887/original/file-20221107-19-4ycke1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C2%2C1992%2C1531&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Amanita muscaria, la conocida matamoscas o falsa oronja, un hongo venenoso.</span> <span class="attribution"><span class="source">Luis Monje</span>, <span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>Llega el otoño, la temporada de las setas. Centenares de aficionados se disponen a recogerlas en bosques y praderas. Muchos salen a buscarlas con la preocupación de distinguir las comestibles de las venenosas. Pero la realidad es que <a href="https://www.nature.com/articles/s41564-022-01112-0">la mayoría de esos hongos no afectan</a> a las personas en absoluto.</p>
<p>Estadísticamente las intoxicaciones letales por el consumo de setas son muy poco significativas (por ejemplo en <a href="https://www.elsevier.es/index.php?p=revista&pRevista=pdf-simple&pii=S0377473213000369&r=446">España no llegan a la media docena</a> por año), sobre todo cuando se comparan con las causadas por una veintena de hongos invisibles que son potencialmente letales sin que podamos hacer nada para evitarlos.</p>
<h2>Más beneficios que perjuicios</h2>
<p>El reino Fungi, el reino de los hongos, es posiblemente el más fascinante y enigmático de la Tierra. Existen aproximadamente <a href="https://www.nature.com/articles/s41564-022-01112-0">150 000 especies descritas</a>, pero los micólogos sostienen que hay unos <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/microbiolspec.FUNK-0052-2016">cuantos millones más</a> por descubrir. Los hongos prosperan en todos los ambientes imaginables, desde los sedimentos de las aguas marinas más profundas y las fumarolas volcánicas hasta los valles secos de la Antártida, donde nunca llueve.</p>
<p>Se suele resaltar el triple papel <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Saprotrofia">saprofítico</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Liquen">liquenizante</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Micorriza">micorrizógeno</a> de los hongos como una actividad fundamental para la vida tal y como la conocemos. Tanto es así que la colonización de la tierra por las plantas no hubiera sido posible <a href="https://www.nature.com/articles/ncomms1105">sin la ayuda de los hongos mutualistas</a> hace unos 450 millones de años. Eso ocurrió casi 2 000 millones de años después de que los primeros hongos <a href="https://www.nature.com/articles/s41559-017-0141">dejaran huella en el registro fósil</a>.</p>
<p>Eso no quita que a menudo tengan mala prensa por su rol de parásitos. Sobre todo cuando los agricultores luchan contra los <a href="https://www.ingenieros.es/noticias/ver/los-10-hongos-mas-patogenos-para-las-plantas/2933">patógenos de las plantas</a>, o cuando los organismos silvestres se enfrentan a las amenazas mortales de enfermedades como la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Quitridiomicosis">quitridiomicosis</a> de los anfibios y el síndrome de la <a href="https://www.fs.usda.gov/Internet/FSE_DOCUMENTS/fseprd536671.pdf">nariz blanca de los murciélagos</a>.</p>
<p>Pero esos perjuicios no deberían eclipsar la enorme gama de beneficios que ofrecen los hongos, a partir de los cuales se han desarrollado <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Penicilina">antibióticos</a>, <a href="https://theconversation.com/los-hongos-son-la-materia-prima-del-futuro-172443">medicamentos</a>, <a href="https://www.manufacturing.net/home/news/13142187/producing-detergents-from-fungi-bacteria">detergentes</a>, <a href="https://journals.asm.org/doi/abs/10.1128/mmbr.00041-22?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori%3Arid%3Acrossref.org&rfr_dat=cr_pub++0pubmed&site=MicrobiolMolBiolRev&utm_source=TrendMDMicrobiolMolBiolRev&utm_medium=TrendMDMicrobiolMolBiolRev&utm_campaign=trendmdalljournals_0">biocombustibles</a> y se investigan como solución a la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21764951/">contaminación por plásticos</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=487&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=487&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493897/original/file-20221107-3558-dw09hi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=487&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Imagen en microscopía electrónica de levaduras de la cerveza, Saccharomyces cerevisiae.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Mogana Das Murtey y Patchamuthu Ramasamy</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>A todos ellos se une su uso alimentario. Mientras que los occidentales solo consumimos <a href="https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2009-1110">un puñado de especies comestibles</a>, los chinos, que ya habían descubierto <a href="https://web.archive.org/web/20080830064218/http:/www.enotes.com/how-products-encyclopedia/antibiotic">la antibiosis hace 2 500 años</a>, tienen una larga tradición y una dieta <a href="https://www.cabdirect.org/cabdirect/abstract/20183397445">que incluye hoy más de 1 700 hongos comestibles</a>. </p>
<p>Tampoco hay que olvidar que las levaduras del género <em>Saccharomyces</em> han proporcionado pan, cerveza y vino desde los comienzos de la agricultura. Ni que otros hongos <a href="https://theconversation.com/son-siempre-seguros-los-quesos-azules-el-dilema-de-los-alimentos-con-moho-157458">aromatizan</a> los cotizados quesos azules y de corteza blanca enmohecida.</p>
<h2>Hongos que amenazan la salud humana</h2>
<p>Que los hongos sean tan vitales para nosotros como lo son animales y plantas no ha evitado que sean <a href="https://doi.org/10.1038/s41559-018-0721-1">poco estudiados</a>. Algo insólito teniendo en cuenta que, además, las <a href="https://www.researchgate.net/publication/293569222_Global_Fungal_Burden">enfermedades fúngicas son responsables</a> de unas tasas letales similares a la de la tuberculosis y más de tres veces superiores a las de la malaria. </p>
<p>Son tasas asombrosas, especialmente si se considera lo poco que se sabe sobre la biología de los patógenos fúngicos y la falta de reconocimiento de los efectos de sus infecciones en la salud humana. Esas infecciones <a href="https://www.nature.com/articles/s41564-022-01112-0">están detrás de millones de casos</a> de enfermedades, incluyendo la <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-aspergilosis-formas-clinicas-tratamiento-S0213005X12000316">aspergilosis pulmonar crónica</a> e <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/aspergillosis/symptoms-causes/syc-20369619#:%7E:text=La%20aspergilosis%20invasiva%20solo%20se,de%20aspergilosis%20puede%20ser%20mortal.">invasiva</a>, la <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/search/search-results?q=candidiasis">candidiasis</a>, la <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/histoplasmosis/symptoms-causes/syc-20373495">histoplasmosis</a> o la <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/pneumonia/symptoms-causes/syc-20354204">neumonía</a>, a las que cada año se suman más de diez millones de casos de <a href="https://aspergillosis.org/es/safs-asma-grave-con-sensibilizaci%C3%B3n-f%C3%BAngica/">asma fúngico</a> y otro millón de <a href="https://www.aao.org/salud-ocular/enfermedades/queratitis-fungica">queratitis.</a></p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493890/original/file-20221107-12018-g4oabh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Infografía de Aspergillus fumigatus, la especie fúngica más frecuente en enfermedades de pacientes inmunodeprimidos.</span>
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<p>El pasado 25 de octubre, <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240060241">un informe de la OMS</a> sacó a la luz que las infecciones fúngicas matan a más de 1,5 millones de personas cada año. Desde mohos hasta levaduras y esporas que respiramos inconsciente e inevitablemente, la OMS ha identificado diecinueve patógenos fúngicos como las mayores amenazas para la salud humana.</p>
<p>Todos los hongos incluidos en el informe son microscópicos, y muchos son letales. El informe los clasifica en tres niveles de peligrosidad: crítica, alta y media.</p>
<p>Dos de los cuatro considerados críticos, <em>Cryptococcus neoformans</em> y <em>Aspergillus fumigatus</em>, infectan los pulmones y causan síntomas similares a los de la neumonía que pueden acabar con la vida de los pacientes. Los otros dos son las levaduras <em>Candida albicans</em> y <em>C. auris</em>, capaces de causar infecciones graves potencialmente mortales.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=590&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=590&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493900/original/file-20221107-3659-i0ewhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=590&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><span class="source">OMS</span></span>
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<p>El grupo de peligrosidad alta incluye una serie de hongos Mucorales, un orden que, además del conocido moho del pan, incluye al moho que causa la <a href="https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000649.htm#:%7E:text=Es%20una%20infecci%C3%B3n%20mic%C3%B3tica%20(hongos,con%20un%20sistema%20inmunitario%20debilitado.">mucormicosis</a>, una infección que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33544266/">aumentó rápidamente</a> en personas enfermas durante la pandemia de covid-19.</p>
<h2>Los hongos infecciosos son oportunistas</h2>
<p>Los hongos infecciosos son a menudo patógenos oportunistas. Y eso significa que vivimos con ellos o cerca de ellos la mayor parte del tiempo sin que nos afecten, hasta que se topan con individuos con sistemas inmunológicos debilitados y les infectan. </p>
<p>Por ejemplo, <em>Aspergillus fumigatus</em> es tan frecuente que se puede encontrar en cualquier lugar en el que haya hojarasca en descomposición. Se estima que <a href="https://academic.oup.com/mmy/article/44/Supplement_1/S77/1748938?login=false">cada uno de nosotros inhala</a> entre diez y cien de sus esporas cada día. Para la mayoría de las personas, esa inhalación es irrelevante, porque el sistema inmunitario de una persona sana puede defenderse fácilmente de estos patógenos fúngicos. Pero quienes están inmunodeprimidos no pueden defenderse y el resultado puede ser mortal.</p>
<p>La publicación de la lista de la OMS se produce después de la aparición de un número cada vez mayor de enfermedades invasivas relacionadas con la resistencia a los antifúngicos. El origen de esta resistencia es el <a href="https://www.reuters.com/business/healthcare-pharmaceuticals/fungal-infection-list-launched-by-who-flags-global-health-threat-2022-10-25/">uso excesivo en agricultura de antifúngicos</a> que contienen <a href="https://www.vademecum.es/medicamento-azol_17653">sulfanilamidas</a>, que solo pueden administrarse como antimicrobianos en humanos bajo prescripción médica.</p>
<p>Por lo demás, el informe de la OMS recuerda que el cambio climático está aumentando la distribución geográfica de algunos patógenos y provocando más infecciones fúngicas en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6994111/">mamíferos</a> y en <a href="https://doi.org/10.1371%2Fjournal.ppat.1009503">humanos</a>, algo que ya conocían los expertos cuando <a href="https://journals.asm.org/doi/full/10.1128/mBio.00494-12">hace tres décadas</a> comenzaron a alertar de que el cambio global podría estar asociado a cambios en la epidemiología de las enfermedades infecciosas. Profecía cumplida.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/194094/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Peinado Lorca es coordinador del Grupo Federal de Biodiversidad del PSOE.</span></em></p>Los hongos mortales evocan imágenes de setas venenosas capaces de convertir un día divertido en una noche fatal. Pero la realidad es que los hongos más mortíferos son invisibles.Manuel Peinado Lorca, Catedrático de Universidad. Director del Real Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1918942022-10-04T17:02:44Z2022-10-04T17:02:44ZPrimer caso en España de gripe aviar H5N1 en humanos: ¿hay motivos para la preocupación?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/488065/original/file-20221004-22-6xvoy0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C440%2C5991%2C3538&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/h5n1-virus-blood-sample-top-view-1460376035">Shutterstock / bangoland</a></span></figcaption></figure><p>Un trabajador de una explotación de gallinas ponedoras del municipio de Fontanar, en Guadalajara, ha dado positivo en gripe aviar H5N1. Es el primer caso de este tipo detectado en España y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35115075/">el segundo en Europa en el año 2022 tras el detectado en Reino Unido en enero</a>.</p>
<p>La amenaza zoonótica del virus de la gripe aviar H5N1 sigue siendo elevada debido a la propagación del virus entre aves. Los eventos de muertes masivas de aves son preocupantes, aunque el riesgo pandémico general asociado con el H5N1 no se considera que haya cambiado en comparación con años anteriores. </p>
<h2>La mayor temporada de gripe aviar en Europa</h2>
<p>Por desgracia, esta temporada de gripe aviar es la mayor observada en Europa hasta el momento. Según los últimos datos del informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) y el laboratorio de referencia de la Unión Europea (UE), se han producido 2 467 brotes en aves de corral, 48 millones de aves sacrificadas en los establecimientos afectados, 187 detecciones en aves cautivas y 3 573 eventos de gripe aviar altamente patógena en aves silvestres. </p>
<p>La extensión geográfica no tiene precedentes: va desde las islas Svalbard hasta el sur de Portugal y el este de Ucrania, <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/avian-influenza-overview-september-2022">afectando a 37 países europeos</a>. La OMS recomienda a los Estados Miembros que, siempre que aparezcan brotes de este tipo, permanezcan atentos y consideren medidas de mitigación para reducir la exposición humana a aves potencialmente infectadas para <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/zoonotic-influenza/facts/factsheet-h5n1">reducir el riesgo de infecciones zoonóticas adicionales</a>.</p>
<p>El virus de la influenza aviar H5N1 altamente patógeno (HPAI) de origen asiático es muy contagioso y particularmente mortal entre las aves de corral. Fue detectado por primera vez en 1996 en gansos en China, y por primera en seres humanos en 1997 en medio de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/14575073/">un brote originado en aves de corral en Hong Kong</a>. Los virus que circulan actualmente en Europa pertenecen al clado 2.3.4.4b con siete genotipos, tres de los cuales han sido identificados por primera vez durante este período de tiempo, siendo detectados durante el verano. Sigue estando poco adaptado a los humanos. </p>
<h2>No se transmite (aún) de persona a persona</h2>
<p>La transmisión de aves a humanos es poco frecuente y no se ha observado transmisión sostenida de persona a persona. Sin embargo, debido a que causa enfermedades graves en humanos, y a la posibilidad de que los virus de la gripe aviar puedan mutar y adquirir la capacidad de propagarse fácilmente entre las personas, la gripe aviar representa una amenaza pandémica importante. </p>
<p>De hecho, los virus de gripe aviar H5N1 altamente patógenos también han sido detectados en especies de mamíferos salvajes en Europa y América del Norte y han mostrado marcadores genéticos de adaptación a la replicación en mamíferos.</p>
<p>A nivel global, desde enero de 2003 ha sido notificados 866 casos de infección humana por el virus de la influenza A (H5N1) que han sido reportados en 21 países. De estos 866 casos, 456 fueron mortales, lo que muestra una tasa de letalidad del 53 %. El<a href="https://www.who.int/docs/default-source/wpro---documents/emergency/surveillance/avian-influenza/ai_20220930.pdf?sfvrsn=22ea0816_18"> último caso fue notificado en julio de 2021 en la India</a>.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/488066/original/file-20221004-14-g8x1ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Agentes veterinarios durante una inspección en una granja avícola en Corea del Sur en 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sangjusi-gyeongsangbukdo-south-korea-december-3-1930988900">Shutterstock</a></span>
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<h2>¿Qué significa H5N1?</h2>
<p>Para saber quién es exactamente el virus H5N1 debemos empezar por saber que existen cuatro tipos de virus de gripe estacional que son denominados como virus influenza A, virus influenza B, virus influenza C y virus influenza D. El reservorio ancestral de todos los virus influenza tipo A son las aves acuáticas, en particular las incluidas en el orden Anseriformes, al que pertenecen los gansos o los patos, y en el orden Charadriiformes donde se encuentran las gaviotas. </p>
<p>Todas las pandemias de gripe conocidas han sido ocasionadas por virus gripales del tipo influenza A. Los influenzavirus A son los únicos responsables de la gripe aviar, además de ser los agentes causales de la gripe común en humanos y de las gripes porcina y equina. </p>
<p>Los virus de la gripe poseen una alta tasa de mutación y un fenómeno conocido como redistribución genética que permite al virus generar muchas combinaciones distintas. </p>
<p>Los virus de influenza tipo A pueden dividirse en diferentes subtipos dependiendo de los genes que constituyen las proteínas de superficie, la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). Las proteínas hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N) del virus constituyen los sitios principales de reconocimiento antigénico por parte del sistema inmunitario del hospedador. </p>
<p>Existen 18 subtipos de hemaglutinina y 11 subtipos de neuraminidasa diferentes, de H1 a H18 y de N1 a N11 respectivamente, por lo que potencialmente <a href="https://www.cdc.gov/flu/about/viruses/types.htm">existen decenas de combinaciones del subtipo de influenza A, siendo H5N1 una de ellas</a>. Es destacable que dentro de cada subtipo existe una considerable variabilidad genética, antigénica y fenotípica, lo que repercute en la patogenicidad de la cepa.</p>
<p>La mayoría de los subtipos de virus influenza patógenos para los seres humanos se originan en aves y cerdos. Estos últimos se consideran un recipiente de recombinación ideal para variantes de diversos orígenes. En las aves acuáticas los virus de influenza A se replican y son eliminados del tracto digestivo, lo que permite la transmisión por el agua. En humanos, porcinos y otros modelos de mamíferos, los virus de la influenza se replican en el tracto respiratorio superior o inferior, debido a la presencia de los receptores de ácido siálico necesarios, lo que favorece la transmisión aérea. </p>
<p>Los subtipos zoonóticos más importantes del virus de la influenza A pertenecen a los subtipos con proteínas hemaglutininas 5 y 7. De los dos subtipos altamente patógenos conocidos (H5 y H7), casi todos los casos mortales en humanos han sido causados por el linaje euroasiático H5N1.</p>
<h2>El virus H5N1 podría ser endémico en las aves silvestres de Europa</h2>
<p>La persistencia observada del virus H5N1 altamente patógeno en aves silvestres desde la ola epidémica de la temporada 2020-2021 indica que puede haberse vuelto endémico en las poblaciones de aves silvestres en Europa. Eso implica que un peligro más elevado para la salud de aves, humanos y la vida silvestre europea permanece presente todo el año, con <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9356771/">mayor riesgo en los meses de otoño e invierno</a>. </p>
<p>Las opciones de respuesta a esta nueva situación epidemiológica incluyen la definición y la rápida implementación de estrategias adecuadas y sostenibles de mitigación de la enfermedad, como medidas de bioseguridad apropiadas y estrategias de vigilancia para la detección temprana en los diferentes sistemas de producción avícola.</p>
<p>Dada la mortalidad sustancial de aves silvestres asociada con la detección del virus H5N1 altamente patógeno, es importante que las autoridades pertinentes aseguren una documentación cuidadosa de la cantidad de aves silvestres encontradas muertas o enfermas por el virus. Dicha información proporciona una base fáctica que ayuda a formular políticas y a minimizar la probabilidad de que ocurran eventos similares en el futuro.</p>
<h2>¿Y las personas infectadas?</h2>
<p>Las personas potencialmente expuestas a aves de corral infectadas o en cautiverio, por ejemplo durante las operaciones de sacrificio, o los trabajadores en contacto cercano con mamíferos potencialmente infectados, como zorros u otros animales salvajes, por ejemplo, en los centros de rehabilitación, deben estar adecuadamente protegidos y monitoreados activamente. O, al menos, autocontrolarse, monitorear síntomas respiratorios, síntomas neurológicos o conjuntivitis durante 10 días después de la exposición. En caso de síntomas, deberían informar inmediatamente a las autoridades sanitarias locales u a otros servicios preventivos para iniciar pruebas y seguimiento.</p>
<p>Desde luego, las características epidemiológicas del virus de la influenza aviar H5N1, incluida la variedad de huéspedes, la supervivencia en el medio ambiente, la dosis infecciosa mínima, la patogenicidad y las tasas de excreción parecen respaldar su endemicidad a gran escala en algunos ecosistemas. Por nuestro bien, es prudente vigilar y monitorear la aparición de brotes en aves de este virus.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/191894/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Esta temporada de gripe aviar es la mayor observada en Europa hasta el momento. La transmisión de aves a humanos es poco frecuente y no se ha observado transmisión sostenida de persona a persona.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1896392022-09-14T17:21:32Z2022-09-14T17:21:32ZCoccidioidomicosis: la infección de los hongos del desierto que se propaga por Norteamérica<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/484297/original/file-20220913-22-dm5t3k.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4486%2C2984&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Desierto de Sonora.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sonoran-desert-catching-days-last-rays-275646692">Shutterstock / LHBLLC</a></span></figcaption></figure><p>Las enfermedades causadas por hongos que afectan a órganos internos son muy difíciles de tratar por la similitud de estos microorganismos con las células animales. Entre estas dolencias destacan las <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/candidiasis/invasive/index.html">candidiasis sistémicas</a>, la infección por <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/cryptococcosis-neoformans/index.html">criptococos</a> y la <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/aspergillosis/index.html">aspergilosis</a>. </p>
<p>A continuación profundizaremos en la <a href="https://www.cdc.gov/fungal/diseases/coccidioidomycosis/index.html">coccidioidomicosis</a>, enfermedad fúngica emergente y potencialmente mortal. Seguramente no les sonará a muchos de quienes lean esto, pero ha despertado una justificada preocupación en América del Norte, donde su incidencia aumenta año tras año. </p>
<h2>Posible arma bioterrorista</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=698&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=698&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=698&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=877&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=877&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/484286/original/file-20220913-26-8wgrqe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=877&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El desierto de Sonora abarca zonas de los estados de Arizona y California (Estados Unidos), y de los estados mexicanos de Baja California y Sonora.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sonoran_Desert_map.svg">Wikimedia Commons / Cephas</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>Entre los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35233706/">5 y 20 cm de la capa más superficial del suelo</a> del desierto de Sonora –cuyo territorio se extiende por México y EE. UU.– y de otras zonas americanas similares pueden encontrarse hongos del género <em>Coccidiodes</em>, tolerantes a la desecación y a la sal. Cuando hay sequía, forman estructuras resistentes que se reactivan después de la lluvia, desarrollando micelios que se alimentan de restos orgánicos del suelo.</p>
<p>Después de un breve crecimiento, ese micelio se fragmenta en millones de esporas, denominadas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35448644/">artroconidios</a>, que se dispersan con el polvo del suelo. La coccidioidomicosis se adquiere al inhalar estos artroconidios.</p>
<p>Los artroconidios son muy infectivos; incluso la inhalación de uno solo que alcance los alveolos pulmonares es capaz de producir la enfermedad. Por esta alta infectividad, <em>Coccidioides</em> es considerado un microorganismo con potencial de ser usado en <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17661702/">actos de bioterrorismo</a>, como ocurre con el <em>Bacillus anthracis</em>, que produce el ántrax o carbunco.</p>
<h2>¿Cómo se manifiesta?</h2>
<p>Las personas de edad avanzada, las mujeres embarazadas o los individuos con su sistema inmune deprimido forman la población con mayor riesgo de contraer la enfermedad. Se estima que cerca de 350 000 personas se infectan en Estados Unidos cada año. De ellas, dos terceras partes lo pasarán sin síntomas, mientras que el resto sufrirá patologías que van desde la neumonía hasta <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15714666/">micosis diseminadas</a>. Estas últimas pueden alcanzar, excepcionalmente, el sistema nervioso central.</p>
<p>En los pulmones, los artroconidios se transforman en esférulas en las que se dividen los núcleos del hongo para producir miles de endosporas, que reinician el ciclo infectivo. Los macrófagos alveolares –la primera línea de defensa inmune– son incapaces de destruir esas esférulas o endosporas, demasiado grandes para ser fagocitadas. </p>
<p>De ese modo, la infección progresa hasta que llegan linfocitos T, un tipo de glóbulos blancos que coordinarán la respuesta inmune celular esencial en el control de la enfermedad. En la mayoría de los casos, la dolencia remite, aunque pueda permanecer latente y reactivarse si las defensas decaen.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C1%2C695%2C483&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C1%2C695%2C483&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=417&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=417&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=417&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=525&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=525&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/484288/original/file-20220913-26-qzgn5o.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=525&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Esférulas de Coccidioidomicosis.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Coccidioidomycosis_Spherule.jpg">Wikimedia Commons / CDC</a></span>
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<h2>Hongos adaptados para atacar</h2>
<p>Hay <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25973899/">dos especies de <em>Coccidiodes</em></a>, que no están totalmente aisladas reproductivamente: <em>C. immitis</em>, en California. y <em>C. posadasii</em>, extendido por toda América. Su genoma revela una especialización en el ataque de tejidos animales, lo que sugiere que son verdaderos patógenos: las fases de vida libre en el suelo son meras etapas de transición. De hecho, el aislamiento de <em>Coccicoides</em> del suelo es muy difícil y son necesarias técnicas moleculares para poder detectarlos sin cultivarlos.</p>
<p>No se conoce el reservorio animal de estos hongos, aunque se sospecha de ratones, armadillos o murciélagos. Algunos animales domésticos como los perros pueden también hospedarlos, contribuyendo a su diseminación. Sin embargo, no hay evidencia de transmisión a partir de animales infectados. </p>
<p><em>Coccidioides</em> induce inmunidad permanente, y el contacto con el patógeno se puede detectar por una respuesta de hipersensibilidad cutánea retardada, similar a la de la prueba de la tuberculina. Esto ha permitido comprobar que hasta el 50 % de la población ha estado en contacto con el patógeno en ciertas zonas endémicas. Esta prevalencia, junto con la inmunidad permanente y la condición generalmente más leve de la enfermedad en los niños, permite pensar en la coccidiomicosis como una <em>enfermedad de la infancia</em>.</p>
<h2>Infecciones en progresión</h2>
<p>En las últimas décadas, la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35233706/">incidencia de coccidiomicosis</a> ha aumentado, lo que puede estar relacionado con diversas circunstancias: </p>
<ul>
<li><p>El incremento de la movilidad, que expone a personas sin memoria inmune al patógeno en zonas endémicas.</p></li>
<li><p>La urbanización de zonas rurales, que retrasa la exposición al patógeno y el contagio de la enfermedad a etapas más avanzadas de la vida.</p></li>
<li><p>El aumento de la población con deficiencias inmunológicas debidas a enfermedades o tratamientos farmacológicos.</p></li>
<li><p>Y por último, el aumento de las temperaturas, que selecciona cepas del hongo más adaptadas a la vida en mamíferos.</p></li>
</ul>
<p>Además, la semejanza de los síntomas de la coccidiomicosis y otras enfermedades respiratorias, especialmente las fases tempranas de la covid-19, dificulta su diagnóstico diferencial, y la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33755007/">coinfección</a> de <em>Coccidiodes</em> y coronavirus se produce con relativa frecuencia en zonas endémicas. </p>
<p>Las alteraciones en la respuesta inmune causadas por el virus SARS-CoV-2 pueden modificar el curso de la coccidiomicosis, aumentando los casos diseminados de mayor gravedad y letalidad. Por último, tampoco está suficientemente estudiada la coinfección de <em>Coccidiodes</em> con otros patógenos respiratorios tales como <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19352301/"><em>Mycobacterium tuberculosis</em></a>.</p>
<h2>La necesidad de investigar más</h2>
<p>La pandemia de coronavirus evidencia la necesidad de poner el foco en las enfermedades transmitidas por el aire. La coinfección de diferentes patógenos y sus diferentes respuestas inmunes crea un escenario de investigación básica, clínica y epidemiológica fascinante. </p>
<p>Las pérdidas económicas asociadas a esta enfermedad y su expansión a nuevas áreas, junto a los demás temas aquí tratados, revelan la importancia de estudiar más profundamente la vida e infección por <em>Coccidiodes</em>, desarrollar antifúngicos más efectivos, desarrollar <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23864796/">vacunas</a> para poblaciones susceptibles y mejorar los métodos para su detección y control.</p>
<p>Debido a su distribución geográfica, la coccidioidomicosis es poco conocida internacionalmente. Pero lejos de estar controlada, su incidencia tiende aumentar. Sin intervención continuará su transmisión activa en la población. </p>
<p>Arizona y <a href="https://www.cdph.ca.gov/Programs/CID/DCDC/Pages/Coccidioidomycosis.aspx">California</a>, en Estados Unidos, tienen experiencia en implementar una vigilancia epidemiológica activa: cuentan con guías y protocolos para la intervención, considerándola una enfermedad de notificación obligatoria. En Sonora y otros estados mexicanos la situación es diferente, por lo que debemos continuar estudiando cómo prevenir esta y otras enfermedades con impacto en la salud pública.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/189639/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Potencialmente mortal, la incidencia de esta enfermedad fúngica crece año tras año en México y Estados Unidos. Entre las causas, el incremento de la movilidad y el aumento de temperaturas.Denisse Patricia Rivera de la Torre, Docente en Salud Pública y Epidemiología en la Universidad de Sonora, Universidad de SonoraAntonio G. Pisabarro, Catedrático de Microbiología, Departamento de Ciencias de la Salud, Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada, Universidad Pública de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1850542022-06-27T17:33:54Z2022-06-27T17:33:54ZSi la salud es una sola, ¿por qué la enseñamos por partes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/471098/original/file-20220627-18-624thd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C8%2C5982%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/medical-technology-conceptsmart-doctor-hand-working-651338119">Shutterstock / everything possible</a></span></figcaption></figure><p>La perspectiva <a href="https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/one-health">“Una sola salud”</a> (del inglés, <em>One Health</em>), propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS), hace referencia a la interdependencia existente entre la salud humana, la salud animal y la salud ambiental. Esta noción no es reciente, a pesar de parecer lo contrario.</p>
<p>A lo largo de la historia podemos encontrar perspectivas similares. Por ejemplo, en los escritos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3crates">Hipócrates</a> (460–370 a.e.c.) aparecen referencias a estas relaciones de interdependencia entre la salud pública y el estado del medio ambiente. </p>
<p>El fisiólogo y patólogo Rudolf Virchow (1821–1902) introdujo el término de “zoonosis” para referirse a aquellas enfermedades infecciosas producidas por virus, bacterias, parásitos, etc., propias de los animales que se transmiten a los humanos, estableciendo la interrelación entre la salud animal y humana. Virchow destacó que los <a href="https://doi.org/10.1128/microbiolspec.OH-0018-2012">factores ambientales</a> poseen <a href="https://doi.org/10.20506/rst.33.2.2298">un papel esencial</a> en el estado sanitario de las comunidades humanas. </p>
<p>Más recientemente, James Steele (1913–2013) y Calvin Schwabe (1927–2006) propusieron que la salud humana y animal poseen una naturaleza ecológica y relacionan <a href="https://doi.org/10.2139/ssrn.3865704">los tres componentes o esferas principales</a> que forman parte de la noción de “Una sola salud”.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=542&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=542&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=542&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=681&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=681&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=681&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las tres esferas de la perspectiva Una Sola Salud.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Relevancia contemporánea</h2>
<p>Con la aparición del coronavirus causante del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS por sus siglas en inglés) a comienzos de la década del 2000, y la posterior emergencia del coronavirus causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS por sus siglas en inglés) en Arabia Saudí, la noción de “Una sola salud” comenzó a adquirir relevancia.</p>
<p>La detección de personas infectadas con estos patógenos evidenció la necesidad de desarrollar sistemas de <a href="https://doi.org/10.1016/j.tmaid.2020.101578">detección y respuesta temprana</a> coordinada y global.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las pandemias a lo largo de la Historia.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Tanto la actual pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, agente causal de covid-19, como el brote epidémico de viruela del mono confirman la relevancia del enfoque de “Una sola salud” para prevenir futuros problemas sanitarios como nuevas pandemias o la <a href="https://doi.org/10.17582/journal.aavs/2020/8.3.234.237">creciente resistencia de bacterias a antibióticos</a>. </p>
<p>De hecho, <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.2105482118">diferentes estudios</a> indican el incremento de la frecuencia con la que emergen nuevas enfermedades infecciosas, muchas de las cuales poseen el potencial para convertirse en un problema de salud global.</p>
<p>En respuesta a esta situación, la perspectiva “Una sola salud” está siendo integrada en el ámbito sanitario y en la investigación biomédica. Pero en la educación científica, ¿la enseñamos? </p>
<h2>Una sola salud en los planes de estudio</h2>
<p>El nuevo <a href="https://www.boe.es/eli/es/rd/2022/03/29/217/con">real decreto</a> por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria incluye dentro de las competencias específicas de la materia de Biología y Geología esta noción, en concreto dentro de los saberes básicos de Ecología y Sustentabilidad. </p>
<p>En consecuencia, diseñar recursos didácticos que permitan integrar esta perspectiva de modo efectivo en la enseñanza de ciencias constituye una prioridad para la investigación en didáctica de ciencias y una <a href="https://doi.org/10.3390/su132313389">línea de trabajo</a> emergente. </p>
<p>Investigadoras/es y docentes del grupo de investigación <a href="http://rodausc.gal/">RODA</a> (Razonamiento, Discurso y Argumentación), en el que trabajamos expertas/os en Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universidad de Santiago de Compostela con otras universidades de España, como, en este caso, la Universidad del País Vasco, colaboramos en el desarrollo de diseños didácticos basados en la investigación para mejorar la formación del profesorado y alumnado de secundaria y de otras etapas para integrar este enfoque. </p>
<h2>Los estudiantes no aplican la visión de “Una sola salud”</h2>
<p>Un estudio en un aula de secundaria de un centro público de Galicia nos ha permitido identificar que la mayoría del alumnado participante (18 en total) presenta un pensamiento causal simple respecto al origen de la pandemia, lo que ya se había encontrado en un <a href="https://doi.org/10.3390/su132313389">estudio previo</a> en aulas de formación de profesorado del País Vasco. </p>
<p>Los estudiantes encuestados (43 en total) no relacionaban el origen de la pandemia con factores ambientales ni con salud animal, sino con el comportamiento social y hábitos de las personas.</p>
<p>Además, en ambos estudios, los estudiantes presentaban dificultades para diferenciar causas y consecuencias de la pandemia. </p>
<p>Continuamos investigando formas de promover la visión “Una sola salud”, siendo partidarias de potenciar el pensamiento futuro para este fin, y como vía para ayudar al alumnado a anticiparse y prevenir problemas complejos que requieren de una respuesta compleja.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185054/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La relación de interdependencia entre la salud del planeta, la de los animales y la de los humanos es un aspecto poco explorado en los planes de estudios de secundaria o de los grados universitarios.Blanca Puig, Profesora Titular de Universidade. Didáctica das Ciencias Experimentais, Universidade de Santiago de CompostelaAraitz Uskola Ibarluzea, Profesora e Investigadora en Didáctica de las Ciencias experimentales, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaInés Martínez Pena, Colaboradora del área de Ciencias Experimentales del Grupo Roda, Universidade de Santiago de CompostelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1843922022-06-03T11:50:46Z2022-06-03T11:50:46ZPor qué están aumentando los casos de la enfermedad de Lyme en España, Europa y EE. UU.<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/466939/original/file-20220603-16-neix0q.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=23%2C15%2C5269%2C3830&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La enfermedad de Lyme es transmitida por la picadura de garrapatas infectadas.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/lyme-disease-borreliosis-borrelia-typical-rash-537518422">Shutterstock / AnastasiaKopa</a></span></figcaption></figure><p>Lyme, (Connecticut, EE. UU.), 1976. Varias personas acuden al médico con un sarpullido con aspecto característico de “ojo de buey”, además de fiebre y dolor en las articulaciones. La nueva enfermedad es bautizada como enfermedad de Lyme. Y a la erupción cutánea asociada, <a href="https://www.cdc.gov/lyme/signs_symptoms/rashes.html">temprana y localizada, la llaman <em>eritema migrans</em></a>. </p>
<p>Ahora sabemos que esta afección es una zoonosis de distribución mundial, con la mayor parte de los casos descritos en el hemisferio norte, y que es causada principalmente por la bacteria <em>Borrelia burgdorferi</em>, aunque otras especies como <em>Borrelia mayonii, Borrelia afzelii, Borrelia garinii</em> o <em>Borrelia bissettiae</em>, por citar algunas, también pueden <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5801759/">infectar a los humanos</a>.</p>
<p>Hoy en día, la enfermedad de Lyme es la enfermedad transmitida por garrapatas más prevalente en Europa, con más de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7644786/">200 000 casos por año en Europa occidental</a>, y la enfermedad transmitida por vectores más comúnmente reportada en Estados Unidos, dónde se estima que <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/66/ss/ss6622a1.htm?s_cid=ss6622a1_w">acontecen 476 000 casos cada año</a>.</p>
<p>En Europa, es considerada una patología emergente. Tanto es así que el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) incluyó la neuroborreliosis en la <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/news-events/ecdc-comment-european-commission-updates-communicable-disease-surveillance-list-lyme">lista de enfermedades bajo vigilancia en el año 2018</a>. En España está clasificada como enfermedad de declaración obligatoria autonómica según la <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2015-2837">Orden SSI/445/2015</a>.</p>
<p>El boletín epidemiológico sobre la enfermedad de Lyme, publicado recientemente por el grupo responsable de la vigilancia epidemiológica del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, apunta a que recientemente en España se ha producido un aumento de las hospitalizaciones por enfermedad de Lyme del 191,8 %. Además, hay constancia de la ampliación de la distribución geográfica de la enfermedad <a href="https://revista.isciii.es/index.php/bes/article/view/1214">durante el periodo 2005-2019</a>. </p>
<p>España no es una excepción: en EE. UU. casi se ha duplicado la incidencia desde el año 1991. De 3,74 casos notificados por cada 100 000 personas entonces se pasó a <a href="https://www.epa.gov/climate-indicators/climate-change-indicators-lyme-disease#:%7E:text=Data%20%7C%20Technical%20Documentation-,Key%20Points,2018%20(see%20Figure%201)">7,21 casos notificados por cada 100 000 personas en el año 2018</a>. ¿Por qué?</p>
<h2>Latidos irregulares del corazón y otros síntomas</h2>
<p>La afección suele causar fiebre, fatiga, dolor en las articulaciones y erupción cutánea, así como complicaciones en las articulaciones y el sistema nervioso. La diseminación de la bacteria puede dar lugar también a manifestaciones más graves, incluidas manifestaciones cutáneas, neurológicas, cardíacas, musculoesqueléticas y oculares.</p>
<p>Aunque la mayoría de los pacientes son tratados con éxito mediante una terapia antibiótica oportuna, está ampliamente aceptado que un número considerable de afectados experimentan un fracaso del tratamiento y continúan sufriendo síntomas debilitantes a largo plazo. Sin ir más lejos, según los CDC, la carditis de Lyme es un problema cardíaco grave que ocurre en aproximadamente el 1 % de los infectados. Se trata de un “bloqueo cardíaco” que puede hacer que el corazón lata de manera peligrosamente irregular. </p>
<p>Cuando la enfermedad de Lyme no se trata, aumenta la posibilidad de manifestar carditis de Lyme. Entre 1985 y 2019, fueron informadas <a href="https://www.cdc.gov/lyme/treatment/lymecarditis.html">once muertes por carditis de Lyme en todo el mundo</a>.</p>
<p>Todavía hay muchas preguntas sin resolver referentes a esta enfermedad. ¿Puede la infección volverse latente y luego reactivarse? En pacientes con síntomas persistentes, ¿persiste también la infección o se trata de secuelas no infecciosas?</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/466941/original/file-20220603-14-jmlqoe.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Picadura de garrapata e infección.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/tick-head-sticking-human-skin-red-183149369">Shutterstock / Smileus</a></span>
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<h2>Garrapatas y cambio climático</h2>
<p>La bacteria que la causa, <em>Borrelia</em>, es transmitida por garrapatas duras, normalmente del género <em>Ixodes</em>. La actividad de las garrapatas facilita que la bacteria mantenga ciclos de transmisión natural entre huéspedes vertebrados como roedores, cérvidos, jabalíes, etc. </p>
<p>Varios estudios evidencian que el cambio climático ha contribuido a la expansión de <a href="https://health2016.globalchange.gov/">gran variedad de especies de garrapatas</a>, aumentando el riesgo potencial de expandir la enfermedad de Lyme a áreas donde los vectores anteriormente no podían sobrevivir. </p>
<p>El ciclo de vida y la prevalencia de las garrapatas están fuertemente influidos por la temperatura. Por lo tanto, se prevé que el aumento de las temperaturas asociado con el cambio climático aumente el rango de hábitat adecuado para las garrapatas. Los inviernos más cortos y los otoños suaves también podrían extender el período en que las garrapatas están activas cada año, aumentando el tiempo que los humanos podrían estar expuestos a la enfermedad de Lyme. Cada vez hay más pruebas de que <a href="https://parasitesandvectors.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13071-015-1046-4">la distribución geográfica de las especies de garrapatas está cambiando</a>.</p>
<p>Sin embargo, el clima no es el único factor importante que influye en la transmisión, distribución e incidencia de la enfermedad de Lyme. También contribuyen los cambios en las poblaciones de especies huésped (ciervos, jabalíes, etc.), que colateralmente afectan al tamaño de la población de garrapatas. El porcentaje de garrapatas que están infectadas depende, en las primeras etapas, de la prevalencia y las tasas de infección de los roedores y algunos otros pequeños huéspedes. Por tanto, la disminución del número de rapaces y otros animales depredadores que controlan las explosiones demográficas de las poblaciones de roedores también influye en el aumento de garrapatas infectadas. </p>
<p>Además, la exposición humana a las garrapatas infectadas también está mediada por factores como los cambios en la proximidad de las poblaciones humanas a las garrapatas y huéspedes silvestres.</p>
<p>A nivel global, el desarrollo de modelos predictivos de expansión de las garrapatas puede ayudar a las autoridades de salud pública a anticipar y adaptar las medidas preventivas, especialmente en <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0263243">áreas que aún no están afectadas por la enfermedad de Lyme</a>.</p>
<h2>Precauciones para evitar el contagio</h2>
<p>En las áreas de riesgo europeas, entre el 5 y el 40 % de las garrapatas pueden estar infectadas. El riesgo de contraer una infección transmitida por garrapatas está determinado por el número total de garrapatas en el área, la proporción de portadoras de la enfermedad y el comportamiento humano. </p>
<p>Las formas más efectivas de evitar las picaduras de garrapatas incluyen usar pantalones largos y camisas de manga larga, y aplicar repelentes en la piel y la ropa. La piel debe revisarse periódicamente en busca de garrapatas adheridas, que deben eliminarse lo antes posible.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/184392/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hace poco el centro Nacional de Epidemiología sacó a la luz que en España se ha producido un aumento de las hospitalizaciones por enfermedad de Lyme del 191,8%. Otra enfermedad transmitida por animales, garrapatas en este caso. ¿Es preocupante?Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1819952022-05-19T18:07:49Z2022-05-19T18:07:49ZLa influencia de la microbiota de los mosquitos en la transmisión de patógenos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/462696/original/file-20220512-17-7seusg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=25%2C0%2C5534%2C3700&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mosquito-on-insect-net-close-1622990413">Shutterstock / PPK_studio</a></span></figcaption></figure><p>En las últimas décadas, <a href="https://www.nature.com/articles/s41579-021-00639-z">los cambios de origen antrópico en los ecosistemas han alterado la incidencia de las enfermedades infecciosas emergentes</a>. Entre otras causas, el calentamiento global está favoreciendo la expansión y la redistribución de ciertos vectores de patógenos de relevancia en salud pública y animal.</p>
<p>Este es el caso de los mosquitos, eficaces transmisores de los parásitos que causan la malaria humana (como <em>Plasmodium falciparum</em>) y aviar (como <em>Plasmodium relictum</em>). También son los responsables de la transmisión del virus del Nilo Occidental, <a href="https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2021.26.19.2002010">cuya incidencia se ha incrementado en los últimos años</a>. </p>
<p>Así, los mosquitos juegan un papel esencial en los ecosistemas, pues determinan la epidemiología de multitud de enfermedades circulantes en la naturaleza. </p>
<h2>La especie de mosquito determina su capacidad para transmitir patógenos</h2>
<p>No obstante, no todos los mosquitos poseen la misma capacidad de transmitir patógenos que causan enfermedades. Por ejemplo, el mosquito común (<em>Culex pipiens</em>) es un eficaz transmisor del parásito de la malaria aviar, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31965951/">al contrario de lo que ocurre con otras especies como el mosquito de la marisma (<em>Aedes caspius</em>)</a>.</p>
<p>Pero incluso entre la misma especie de mosquito existe variabilidad. Siguiendo con el ejemplo anterior, no todas las hembras de mosquito común alimentadas con sangre de aves infectadas desarrollan estos parásitos en su interior. Por tanto, hay otros factores propios de los mosquitos y ambientales que influyen en su capacidad para transmitir los parásitos a un nuevo hospedador.</p>
<h2>El papel de la microbiota de los mosquitos</h2>
<p>Uno de los factores que influye en la capacidad de los mosquitos para transmitir patógenos es su microbiota intestinal. Recordemos que esta se refiere al conjunto de microorganismos que se encuentran en el tracto digestivo del mosquito. Esta microbiota podría influir en el desarrollo de los parásitos, pudiendo determinar sus dinámicas de transmisión.</p>
<p>Así, <a href="https://journals.plos.org/plosntds/article?id=10.1371/journal.pntd.0005377">estudios recientes</a> muestran que la microbiota de los mosquitos varía en función de la especie. Del mismo modo, parece que existe un vínculo entre el sexo y la diversidad de microbiota en determinadas especies. Este es el caso, por ejemplo, del mosquito tigre (<em>Aedes albopictus</em>), que presenta una marcada expansión en España y causa importantes molestias con sus picaduras.</p>
<p>Cabe recordar que las hembras y los machos adultos de mosquitos se alimentan de secreciones azucaradas de las plantas, pero que solo las hembras se alimentan de sangre. Estas diferencias en los patrones de alimentación entre sexos podrían derivar, al menos en parte, <a href="https://parasitesandvectors.biomedcentral.com/articles/10.1186/1756-3305-6-146">en las diferencias encontradas en su microbiota</a>.</p>
<h2>La microbiota y el estadio de desarrollo de los mosquitos</h2>
<p>El medio en el que los mosquitos desarrollan las fases de su ciclo vital contribuye a explicar las variaciones en su microbiota. Evidencia de ello la encontramos en un <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2019.02832/full">estudio</a> desarrollado en Italia con la especie invasora <em>Aedes koreicus</em>. Los investigadores observaron que en la microbiota de las larvas y pupas de mosquitos abundaban las bacterias de la familia <em>Burkholderiaceae</em>, mientras que en los mosquitos adultos dominaba el género <em>Asaia</em>.</p>
<p>No obstante, a pesar de estas diferencias, cerca del 40 % de las secuencias genéticas obtenidas en las diferentes fases de desarrollo de los mosquitos pertenecían a las mismas bacterias.</p>
<p>Estos resultados sugieren que, para una especie determinada, la microbiota de los mosquitos adultos está determinada en gran medida por la comunidad bacteriana del medio en que se desarrollaban como larvas, pudiéndose modificar en fases posteriores por su dieta. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=800&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1006&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1006&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/462436/original/file-20220511-11-e4p0h9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1006&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Estación de muestreo de insectos vectores. Los mosquitos se ven atraídos por los diferentes estímulos que se utilizan en estas trampas, como luz o dióxido de carbono.</span>
<span class="attribution"><span class="source">J. Martínez de la Puente</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>Microbiota y origen de los mosquitos</h2>
<p>Existen claras diferencias en la microbiota de los mosquitos en función del área de origen de estos insectos. Así, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/mec.13877">en un estudio desarrollado en Estados Unidos se observó</a> que las diferencias en la composición de la microbiota en larvas de diferentes especies de mosquitos del mismo punto fueron menores que las encontradas entre larvas de la misma especie de diferentes puntos.</p>
<p>No obstante, cuando se analizan las especies en su fase adulta, no solo los diferentes sitios de captura determinan la comunidad de bacterias, sino <a href="https://journals.plos.org/plosntds/article?id=10.1371/journal.pntd.0005377">también la especie de que se trate</a>. </p>
<p>Por tanto, se puede concluir que la microbiota presente en los mosquitos en un momento dado es el resultado, al menos, de la interacción entre las condiciones del medio, la especie de que se trate y el estadio de desarrollo de los insectos.</p>
<h2>Efectos en el desarrollo de patógenos</h2>
<p>Teniendo en mente que los mosquitos son esenciales en la circulación de diferentes patógenos en el medio, es crucial identificar aquellos factores que determinan su transmisión.</p>
<p>Como hemos visto, uno de ellos es su microbiota: esta parece determinar factores de la fisiología de los vectores como la respuesta inmune. Por tanto, también influiría en los mecanismos de respuesta de estos insectos frente a los patógenos con los que interaccionan. </p>
<p>Por ejemplo, existen <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2020.562220/full">estudios experimentales</a> modificando la microbiota de los mosquitos con antibióticos. También hay otros que usan poblaciones de mosquitos axénicos (libres de bacterias) con los que identificar el papel de la microbiota en el desarrollo de patógenos. </p>
<p>Un ejemplo es el <a href="https://www.nature.com/articles/ncomms6921">estudio</a> pionero con mosquitos del género <em>Anopheles</em> transmisores de los parásitos de la malaria humana. Este estudio demostró el efecto negativo de la microbiota sobre el desarrollo de <em>Plasmodium</em> asociado al tratamiento antibiótico. </p>
<p>Conclusiones similares se encontraron en un <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2020.562220/full">estudio</a> desarrollado con parásitos de la malaria aviar y su principal vector, <em>Cx. pipiens</em>. Los mecanismos que podrían explicar estas circunstancias son múltiples. Se ha sugerido que, entre otras posibilidades, la microbiota de los mosquitos podría estimular su respuesta inmunitaria del vector. Así serían más eficientes en su respuesta frente a los patógenos con los que interaccionan.</p>
<h2>Estudio de la microbiota en el desarrollo de patógenos</h2>
<p>Esta área de estudio multidisciplinar entronca con la revitalizada perspectiva <em>One Health</em> (Una Salud, en castellano), que vincula estrechamente la salud humana con la animal y la ambiental.</p>
<p>Esto es especialmente relevante cuando se aborda el estudio de patógenos que circulan entre animales y que pueden afectar a las personas. Sin embargo, nuestro conocimiento acerca de los factores que determinan la variabilidad en la microbiota de los mosquitos es todavía muy limitado. Aún nos queda mucho camino por investigar.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/181995/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mario Garrido recibe fondos de los programas María Zambrano, dependiente del Ministerio de Universidades.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jesús Veiga Neto recibe fondos del programa Margarita Salas dependiente del Ministerio de Universidades.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Josué Martínez de la Puente recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación a través del proyecto MICROVEC (PID2020-118205GB-I00). </span></em></p>No todos los mosquitos transmiten enfermedades. Ni siquiera los de la misma especie. Entre los varios factores que pueden afectar en esta capacidad de transmisión se encuentra su microbiota.Mario Garrido, Investigador en Ecología de enfermedades, Universidad de GranadaJesús Veiga Neto, Investigador postdoctoral, Universidad de GranadaJosué Martínez de la Puente, Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1827792022-05-12T12:15:00Z2022-05-12T12:15:00ZSi los murciélagos transmiten tantos virus, ¿por qué no acabamos con ellos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/462703/original/file-20220512-24-zdgxxx.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C66%2C1917%2C1011&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ejemplar de _Miniopterus schreibersii_ o murciélago de cueva.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Southern_bentwing_bat.jpg">Wikimedia Commons / Steve Bourne</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Acaba de ser noticia que un grupo de virólogos han sido capaces de <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-022-29298-1">aislar y cultivar en el laboratorio por primera vez el virus Lloviu</a> a partir de muestras de sangre de murciélagos vivos obtenidos en cuevas de Hungría. Aunque de momento no sabemos qué papel podría jugar este virus en la salud humana, su hallazgo pone de manifiesto la importancia de la vigilancia virológica en animales silvestres, especialmente en los murciélagos.</p>
<p>¿Pero quién es el virus Lloviu? En 2011 se identificó un nuevo virus de la familia de los Filovirus en muestras de murciélagos muertos hallados <a href="https://journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1002304">en la cueva asturiana de Lloviu </a>(de ahí proviene su nombre). A ese mismo grupo de virus pertenecen los peligrosos Ébola y Marburg, de los más letales en primates, incluido el ser humano. El hallazgo era significativo, porque ambos virus son <a href="https://theconversation.com/el-ebola-azota-de-nuevo-africa-occidental-preguntas-clave-y-lecciones-del-pasado-156238">endémicos de África</a> y Filipinas, y esta era la primera vez que se detectaba un Filovirus en muestras naturales en Europa. </p>
<p>Sin embargo, en aquel momento, el virus no consiguió cultivarse ni aislarse en el laboratorio. Solo se detectó su genoma ARN por métodos moleculares. No había ningún dato que sugiriera que podía ser patógeno para el ser humano. De hecho, no todos los Filovirus lo son.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=750&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=750&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=750&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=942&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=942&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/462700/original/file-20220512-23-gjud0d.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=942&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Entradas de la Cueva del Lloviu, en el concejo de Villaviciosa, junto al río España (Asturias).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.turismoasturias.es/descubre/naturaleza/espacios-protegidos/cueva-del-lloviu">Turismo Asturias</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Un virus que circula en murciélagos</h2>
<p>Desde 2016 se habían venido detectando genomas del virus Lloviu en otros murciélagos en distintas cuevas europeas, lo que sugería que el virus podría estar circulando en las poblaciones de murciélagos. En concreto, en el murciélago insectívoro <em>Miniopterus schreibersii</em>. </p>
<p>En el trabajo publicado ahora, el virus se ha podido aislar, ha sido cultivado en líneas celulares y se ha comprobado que es capaz de infectar y replicarse en células humanas y de mono en el laboratorio. Por lo tanto, podría tener la capacidad de propagarse en otras especies. </p>
<p>Además, los investigadores han comprobado que no existe reacción cruzada de anticuerpos entre el virus Lloviu y el virus del Ébola. Eso implica que, probablemente, las vacunas que han sido desarrolladas contra el ébola no serían útiles para prevenir una potencial infección por Lloviu. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/462693/original/file-20220512-13-l8qcl0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/462693/original/file-20220512-13-l8qcl0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/462693/original/file-20220512-13-l8qcl0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/462693/original/file-20220512-13-l8qcl0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=406&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/462693/original/file-20220512-13-l8qcl0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/462693/original/file-20220512-13-l8qcl0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/462693/original/file-20220512-13-l8qcl0.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Dentro de la familia Filoviridae, existen varios géneros: Ebola (especies Zaire, Sudan, Reston, Tai Forest, Bundibugyo ebolavirus), Marburg (especie Marburg marburgvirus), Cuevavirus (especie Lloviu cuevavirus), entre otros.</span>
<span class="attribution"><span class="source">CDC/ Dr. Erskine Palmer, Russell Regnery, Ph.D.</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>Los murciélagos, un almacén de virus peligrosos</h2>
<p>Los murciélagos, cuyo nombre científico es quirópteros (Chiroptera), son un tipo de mamíferos cuyas extremidades superiores se desarrollaron como alas. Se trata de los únicos mamíferos voladores, y pocos saben que existen más de 1 400 especies de murciélagos distintas y que representan aproximadamente un 20 % de todas las especies de mamíferos. De hecho, dentro de los mamíferos son, después de los roedores, el grupo más numeroso. Están presentes en todos los continentes, excepto en las regiones polares y en los desiertos más extensos.</p>
<p>Algunas especies de murciélagos son un reservorio o almacén natural para gran número de microbios patógenos. Es más, como se ha demostrado con la pandemia de covid-19, pueden jugar un papel esencial en la transmisión de muchas enfermedades infecciosas.</p>
<p>Hace unos años se analizó el viroma (el conjunto de genomas de los virus) del murciélago gigante <em>Pteropus giganteus</em> (el zorro volador de la India) y encontraron <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/mbio.00598-13?permanently=true">55 virus distintos</a>. Cincuenta de ellos eran nuevos, de varias familias de virus como Coronavirus, Paramyxovirus, Hantavirus, Astrovirus, Bocavirus, Adenovirus, Herpesvirus y Polyomavirus. </p>
<p>En otros estudios se ha demostrado que los murciégalos son el hospedador natural de muchos virus zoonóticos que causan infecciones, algunas muy graves en humanos. Desde los ya mencionados filovirus Ébola y Marburg, hasta el virus de la rabia. También los coronavirus que causan los síndromes agudos respiratorios como el SARS-CoV1 y CoV2 o el MERS. Sin olvidarnos de Paramyxovirus, como los virus Nipah y Hendra o distintos tipos de Influenza A. </p>
<h2>¿Por qué los murciélagos albergan tantos virus sin enfermar?</h2>
<p>A pesar de ser un almacén de virus, parece que los murciélagos son inmunes a su infección. ¿Por qué los murciélagos, portadores de tantos virus diferentes algunos tan peligrosos, no se infectan ellos mismos y mueren por la acción de un ataque masivo? ¿Qué tienen de especial los murciélagos para ser inmunes?</p>
<p>Estas preguntas siempre han intrigado a los investigadores. Algunos piensan que no tienen nada de especial, que solo es cuestión de número: hay tantas especies de murciélagos distintas y tantos individuos que no es sorprendente que tengan tantos virus. Algunas colonias de murciélagos, por ejemplo, pueden estar formadas por ¡millones de individuos!</p>
<p>Sin embargo, hay otros investigadores que piensan que los murciélagos sí tienen algo peculiar. Por ejemplo, se ha secuenciado el genoma de un par de especies de murciélagos y se ha encontrado que, a diferencia de otros mamíferos, los genes del sistema de detección y reparación de daños en el ADN están activos de forma constitutiva. Se especula que esto podría estar relacionado con el tipo de vuelo de los murciélagos, que consume mucha energía. Eso requiere un metabolismo muy activo, que genera mucho estrés, lo que a su vez causa un daño en el ADN de las células, rápidamente detectado y reparado. Esos sistemas suelen ser además la diana que utilizan muchos virus, por lo que tenerlos tan activos ha podido hacer a los <a href="https://www.science.org/doi/abs/10.1126/science.1230835">murciélagos inmunes y capaces de ser portadores de virus</a> sin sufrir ellos las consecuencias.</p>
<p>Otra hipótesis sugiere que el vuelo de los murciélagos genera un metabolismo tan activo que puede producir también <a href="https://wwwnc.cdc.gov/eid/article/20/5/13-0539_article">un aumento de temperatura similar a la fiebre</a>. La temperatura corporal de los murciélagos durante el vuelo puede llegar a los 40ºC. En la mayoría de los mamíferos, la fiebre está relacionada con la estimulación y activación del sistema inmune y ayuda a combatir las infecciones. Por tanto, aumentado su temperatura corporal los murciélagos podrían ser capaces de controlar mejor que nadie sus virus.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/462705/original/file-20220512-13-hif2q4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Colonia de murciélagos durmiendo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-sleeping-bats-colony-cave-caucasus-2152777253">Shutterstock / salajean</a></span>
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<h2>¿Qué hacemos con los murciélagos?</h2>
<p>Ahora que sabemos que los murciélagos fueron el origen más probable del ancestro del coronavirus que nos ha causado la covid-19, y visto el potencial de nuevas infecciones que suponen estos pequeños mamíferos, uno podría pensar que lo mejor sería acabar con todos ellos. Pero, ojo, porque los murciélagos <a href="https://www.batlife-europe.info">juegan un papel ecológico fundamental</a> y también son beneficiosos para el ser humano. </p>
<p>Existen más de 100 enfermedades distintas en humanos causadas por microorganismos transmitidos por artrópodos (mosquitos, moscas y otros insectos). Es el caso de malaria, fiebre amarilla, dengue, zika, chikungunya, <a href="https://theconversation.com/virus-del-nilo-occidental-desaparecera-con-el-fin-del-verano-145780">Nilo occidental</a>, encefalitis y otras fiebres hemorrágicas. </p>
<p>A mantener sus poblaciones a raya ayudan los murciélagos insectívoros. Algunos han estimado que este tipo de murciélagos pueden comer hasta 1 200 mosquitos por hora, el equivalente a su peso corporal cada noche. Por ello, los murciélagos actúan como agentes de control biológico, reduciendo o limitando el crecimiento de poblaciones de insectos u otros artrópodos que transmiten enfermedades. </p>
<p>Por otra parte, desempeñan un papel ecológico vital en la dispersión de semillas y como polinizadores. Muchos murciélagos son también frugívoros (se alimentan de frutas), que más tarde excretan en otro lugar, y contribuyen a la dispersión de sus semillas y a la regeneración de los bosques. Además, al alimentarse también de néctar actúan como polinizadores muy activos. El ciclo biológico de muchas plantas tropicales depende completamente de los murciélagos.</p>
<p>Por todo ello, existen acuerdos internacionales para la conservación de los murciélagos y, además, en muchos países europeos están protegidos por ley.</p>
<p>En definitiva, la solución no es acabar con todos los murciélagos. Si queremos prevenir nuevas amenazas debemos conocer qué virus u otros patógenos hay a nuestro alrededor, y cómo la alteración de los ecosistemas podría afectar a su biología. La solución pasa por la vigilancia virológica y por insistir en la estrategia Una Salud (<em>One Health</em>) o Salud Global: nuestro bienestar depende directamente de la salud animal y del medioambiente.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/182779/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un grupo de virólogos ha conseguido aislar por primera vez el virus Lloviu, descubierto en Asturias. Aunque aún ignoramos qué papel podría jugar en la salud humana, su hallazgo recuerda la importancia de la vigilancia virológica en animales silvestres, sobre todo murciélagos.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1796972022-03-31T18:17:33Z2022-03-31T18:17:33ZLa tuberculosis no es la covid-19, pero sus vacunas también son urgentes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/455286/original/file-20220330-23-1cf4h7d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C4250%2C2812&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un niño recibe la vacuna BCG, la única actualmente aprobada contra la tuberculosis.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/kota-kinabalu-malaysiamay-25-2017-nurses-656300689">Yusnizam Yusof / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Se calcula que <a href="https://covid19.who.int/">la pandemia de covid-19 ha causado más de 6 millones de muertes</a> en los dos últimos años. La investigación y desarrollo de vacunas contra esta enfermedad ha conseguido un hito sin precedentes. En un tiempo récord, se desarrollaron varias vacunas, se estudió su seguridad y eficacia y se aprobaron para su uso. </p>
<p>Por su parte, se calcula que la <a href="https://theconversation.com/es/topics/tuberculosis-85159">tuberculosis</a>, una enfermedad tratable con antibióticos, <a href="https://www.nature.com/articles/502S2a">ha causado la muerte a más de 1 000 millones de personas</a> en los últimos 200 años. La bacteria <em>Mycobacterium tuberculosis</em> fue descrita por Robert Koch en 1882 como causante de esta patología. Sin embargo, hace más de 100 años que tenemos una sola vacuna que, además, no funciona contra las formas respiratorias de la enfermedad. </p>
<p>Hoy la tuberculosis sigue provocando más de 1,5 millones de muertes al año, una cifra solo superada (entre las enfermedades infecciosas) por el coronavirus en 2020 y 2021. Estas cifras, junto al <a href="https://theconversation.com/como-ha-conseguido-la-tuberculosis-hacerse-resistente-a-su-principal-tratamiento-174015">aumento de las formas resistentes al tratamiento</a>, hace que la investigación de nuevas vacunas eficaces contra las formas transmisibles de tuberculosis sea más urgente y necesaria que nunca.</p>
<h2>Dos vacunas a velocidades muy distintas</h2>
<p>Se estima que <a href="https://theconversation.com/la-pandemia-de-covid-19-amenaza-la-lucha-contra-la-tuberculosis-149756">la pandemia de covid-19 ha retrasado el progreso en la lucha mundial contra la tuberculosis</a> unos 12 años. El <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/tuberculosis">último informe de la OMS</a> concluye que en el año 2020, por primera vez en una década, dejaron de bajar los casos de esta enfermedad en todo el mundo. Y lo que es más grave, ha disminuido su diagnóstico y tratamiento, con lo que esperamos un repunte en los contagios y muertes por tuberculosis en los próximos años. </p>
<p>En este contexto, lo que más preocupa son los casos de tuberculosis multirresistentes que hacen que perdamos la capacidad de tratar la enfermedad y volvamos a la era preantibiótica.</p>
<p>Si esto ocurre, dado que su transmisión es por vía respiratoria, podríamos tener en un futuro pandemias de tuberculosis resistentes a los fármacos que se están originando en países con alta incidencia de la enfermedad y fallos en el tratamiento. </p>
<p>Según la organización STOP-TB, la inversión publica en vacunas de tuberculosis en el año 2019 fue del orden de <a href="https://www.stoptb.org/advocacy-and-communications/bcg">un dólar por cada 1 000 dólares de inversión público-privada en vacunas para el coronavirus en 2021</a>.</p>
<p>Esta inversión en la inmunización contra el SARS-CoV-2 ha hecho posible que en el año 2022 dispongamos de nueve vacunas <a href="https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/coronavirus-disease-(covid-19)-vaccines">validadas por la OMS para su uso de emergencia y que otros 149 candidatas se encuentren ya en ensayos clínicos</a>. </p>
<p>Para las primeras vacunas de la covid-19, el tiempo transcurrido entre su desarrollo y autorización no duró ni un año. En este periodo se realizaron los ensayos clínicos para determinar su <a href="https://theconversation.com/por-que-han-llegado-tan-rapido-las-vacunas-contra-la-covid-19-152340">seguridad e inmunogenicidad y se comprobó su seguridad y eficacia</a>.</p>
<h2>Vacunas para la tuberculosis en ensayos clínicos</h2>
<p>La única vacuna <a href="https://www.cdc.gov/tb/esp/topic/basics/vaccines.htm">autorizada hoy en día contra la tuberculosis es BCG</a>. Esta tiene más de 100 años de uso por su protección contra las formas graves en niños y la disminución de la mortalidad infantil. Es una de las vacunas más utilizadas en todo el mundo, pero confiere una protección muy pobre contra las formas respiratorias transmisibles de la enfermedad. </p>
<p>La BCG o bacilo de Calmette-Guérin deriva de una cepa de <em>Mycobacterium bovis</em>, que causaba tuberculosis en vacas. Hoy, <a href="https://www.who.int/publications/digital/global-tuberculosis-report-2021/research-innovation">14 candidatas a vacuna contra la tuberculosis se encuentran en ensayos clínicos</a>. Una de estas candidatas es la española MTBVAC (de <em>Mycobacterium tuberculosis vaccine</em>).</p>
<h2>El largo desarrollo de MTBVAC</h2>
<p>Entre las 14 candidatas a vacuna contra la tuberculosis, MTBVAC es la única basada en el patógeno <em>Mycobacterium tuberculosis</em> aislado de humanos. La hemos desarrollado <a href="http://genmico.unizar.es/grupo2.html">en la Universidad de Zaragoza</a> con el apoyo de diferentes programas marco de investigación de la Unión Europea. </p>
<p>En los más de 25 años de investigación y desarrollo de esta vacuna española (en colaboración con un gran número de centros de investigación internacionales) hemos comprobado que muestra una atenuación similar a la BCG, pero protege mejor que esta última en diferentes modelos animales. </p>
<p>Desde el año 2008, la Universidad de Zaragoza cuenta con un socio industrial, <a href="https://biofabri.es/es/">la compañía biofarmaceutica Biofabri</a>. Es la responsable del desarrollo industrial y clínico de MTBVAC. </p>
<p>En el año 2012 se inició el desarrollo clínico de la vacuna con una fase 1 para el estudio de seguridad e inmunogenicidad en adultos en Suiza. Asimismo, en el 2015, se realizó otra fase 1 para el estudio de seguridad e inmunogenicidad en recién nacidos en Sudáfrica. Por ahora, ha finalizado una fase 2 en adultos y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34238608/">otra fase 2 en recién nacidos también en Sudáfrica</a>.</p>
<p>Tras 10 años de investigación clínica, la vacuna española va a iniciar en 2022 los estudios de fase 3 en aproximadamente 7 000 bebés en Senegal, Madagascar y Sudáfrica. Así se analizará la eficacia en diferentes centros durante durante los años del proyecto, parcialmente financiados por la Unión Europea a través del <a href="https://www.edctp.org/#">programa EDCTP</a> y por Biofabri. </p>
<p>Se hará gracias a la colaboración de organizaciones internacionales como <a href="https://www.tbvi.eu/">TBVI</a> e <a href="https://www.iavi.org/">IAVI</a>, así como al reciente acuerdo entre las compañías Biofabri y <a href="https://www.bharatbiotech.com/">Bharat Biotech</a>, en India. Dichos acuerdos buscan asegurar la distribución de la vacuna en más de 70 países del sudeste Asiático y África subsahariana con alta incidencia de tuberculosis, incluyendo India, que declara más del 25 % de los casos de todo el mundo.</p>
<h2>Por qué necesitamos acelerar el proceso</h2>
<p>Todas estas organizaciones unen sus fuerzas con el reto de buscar financiación y diseñar estudios de eficacia de MTBVAC en decenas de miles de adolescentes y adultos donde las formas de tuberculosis pulmonar transmisibles son más frecuentes. El objetivo es poder acelerar su uso en la población que más lo necesita. </p>
<p>La tuberculosis puede curarse con una combinación de fármacos durante 6 meses. Tenemos que ser conscientes de que es una enfermedad respiratoria y transmisible. Si no logramos controlarla en todo el mundo con una vacuna eficaz contra las formas respiratorias, la amenaza de una epidemia de cepas no tratables estará siempre presente. </p>
<p>Si ha sido posible realizar los estudios de eficacia para la covid-19 en un tiempo récord, pensamos que también es posible acelerar estos estudios de las vacunas contra la tuberculosis más avanzadas y tener otras nuevas que nos puedan ayudar a su control en un horizonte cercano.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179697/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Carlos Martín Montañés recibe fondos para su investigación del Gobierno de Aragón, Gobierno de España y de la Unión Europea. Es miembro del Steering Committee de TBVI (Iniciativa Europea Vacuna Tuberculosis). Es coautor de patentes en vacunas de tuberculosis cuyo titular es la Universidad de Zaragoza, licenciadas en exclusiva a Biofabri. </span></em></p>¿Qué necesitamos para que se acelere el ritmo de desarrollo de las más de 14 candidatas a vacunas contra esta enfermedad que se encuentran en ensayos clínicos?Carlos Martín Montañés, Catedrático Microbiología. Facultad de Medicina, Universidad de ZaragozaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1771102022-03-29T19:07:44Z2022-03-29T19:07:44Z¿Qué enfermedades pueden provocar la muerte debido a las bacterias multirresistentes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/451820/original/file-20220314-100476-h3he31.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C3%2C2586%2C1882&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Micrografía electrónica de baja temperatura de un cúmulo de bacterias E. coli ampliado cien mil veces.
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:E_coli_at_10000x,_original.jpg">Wikimedia Commons / United States Department of Agriculture</a></span></figcaption></figure><p>El problema de las infecciones resistentes a antibióticos existe desde hace décadas. Pero ha sido en los últimos años cuando <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0227973">la población en general ha empezado a ser consciente del mismo</a>. </p>
<p>Clásicamente, las infecciones causadas por algunas bacterias podían ser tratadas con éxito con un antibiótico en concreto. Ahora, en muchos casos, las mismas se han vuelto resistentes no solamente a dicho antibiótico, sino también a muchos otros. A tales bacterias, resistentes a una amplia gama de antibióticos, se les da también el nombre de superbacterias.</p>
<h2>El origen de la resistencia múltiple a antibióticos</h2>
<p>Para entender por qué se generan bacterias resistentes a prácticamente todos los antibióticos existentes es importante considerar algunos aspectos del estilo de vida bacteriano. El diminuto tamaño de las bacterias facilita, entre otras cosas, que pueda haber grandes poblaciones de bacterias incluso en pequeños volúmenes. En condiciones óptimas, un mililitro de un líquido que haya permitido el crecimiento de bacterias puede llegar a contener entre cien y mil millones de individuos.</p>
<p>También es importante considerar el origen de los genes bacterianos. Cuando una célula se divide, <a href="https://doi.org/10.1016/j.mib.2016.03.013">transmite sus genes a la descendencia</a>. No obstante, las bacterias también tienen otra forma de adquirir genes: por contacto al azar entre dos células. Una puede pasar a otra diferentes genes que confieren nuevas propiedades a la receptora. Es como si al darnos la mano entre personas humanas, nos pudiésemos pasar genes que, por ejemplo, nos cambiasen el color de los ojos o el tipo de pelo. Entre los genes que las bacterias <a href="https://doi.org/10.1038/s41467-017-%2001532-1">se transfieren por contacto celular</a> se encuentran muchos de los que confieren resistencia a diferentes antibióticos.</p>
<p>En función de lo anterior, podemos considerar a una población de bacterias en un medio ambiente determinado como un mosaico muy numeroso de individuos diferentes, con contenidos de genes muy variables. En esa población habrá individuos resistentes a diferentes antibióticos (de 1 a n). Si añadimos a esa muestra el antibiótico 1, mataremos a todas las bacterias excepto las resistentes al antibiótico 1. Si añadimos el 2, haremos lo mismo excepto con las resistentes al 2. Si añadimos una mezcla de antibióticos del 1 al n, podemos seleccionar aquellas pocas bacterias de la población que, por combinaciones aleatorias de genes de resistencia, los contengan todos. Entonces habremos seleccionado una superbacteria. De ahí la importancia de evitar el uso innecesario de antibióticos.</p>
<h2>El impacto de la resistencia a antibióticos en la salud humana</h2>
<p>Estudios previos <a href="https://amr-review.org/sites/default/files/AMR%20Review%20Paper%20-%20Tackling%20a%20crisis%20for%20the%20health%20and%20wealth%20of%20nations_1.pdf">han planteado que en el año 2050</a> la resistencia a antibióticos puede ser responsable de diez millones de muertes anuales en todo el mundo. </p>
<p>Más allá de estas previsiones, un <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)02724-0/fulltext">trabajo</a> exhaustivo publicado este mismo año en la revista <em>The Lancet</em> establece con precisión el impacto de la resistencia a antibióticos en la salud humana durante el año 2019. </p>
<p>A nivel mundial, la resistencia a los antibióticos se asoció a 4,95 millones de muertes, que se hubiesen podido evitar si las personas afectadas no se hubiesen infectado tanto de manera directa como indirecta (infecciones debidas a intervenciones quirúrgicas, accidentes, etc.). Asimismo, atendiendo a los casos de infecciones directas, la multirresistencia fue responsable de 1,27 millones de muertes, que hubiesen podido evitarse si las bacterias causantes de las mismas fuesen sensibles a antibióticos en vez de resistentes. </p>
<p>Las muertes asociadas a microorganismos multirresistentes fueron superiores a las causadas por la malaria y por el virus del SIDA. En cualquier caso, es evidente que la multirresistencia a antibióticos tiene un impacto muy importante en la salud global. </p>
<h2>¿Qué tipos de infecciones representan una mayor amenaza?</h2>
<p>Las infecciones respiratorias, seguidas de las septicemias, las infecciones de la cavidad abdominal y las del tracto urinario son las responsables de muchos de los casos. </p>
<p>Pocos tipos de microorganismos son responsables de la mayoría de infecciones multirresistentes a antibióticos, destacando especialmente algunas cepas de <em>Escherichia coli</em>, una bacteria que se localiza en el intestino. </p>
<p>La amenaza de las infecciones y, por tanto, la de las causadas por bacterias resistentes a antibióticos, no es uniforme en toda la población, ni por edad ni geográficamente. </p>
<p>Por ejemplo, <a href="https://doi.org/10.1186/s13756-021-00999-4">individuos de edad avanzada, immunosuprimidos o aquellos que sufren politraumatismos</a> u otras dolencias y han de ser intervenidos quirúrgicamente son más susceptibles a las infecciones y, por tanto, a la incidencia de cepas multirresistentes. </p>
<p>Por distribución geográfica, el África subsahariana presenta la mayor incidencia de las infecciones causadas por microorganismos multirresistentes, y Asia austral la menor. La diferencia se atribuye a la existencia de mejores o peores condiciones sanitarias que restrinjan la incidencia de infecciones. </p>
<p>Un buen sistema sanitario como el europeo tiene como consecuencia que la tasa de infecciones sea más baja pero, si se producen, el problema de la resistencia y, por tanto, de la mortalidad asociada, es el mismo. </p>
<h2>Cómo reducir la amenaza de los microorganismos multirresistentes</h2>
<p>Hoy en día contemplamos la lucha contra la multirresistencia a antibióticos como un plan global que incluye diferentes acciones. </p>
<p>En primer lugar, hay que intentar mantener lo máximo posible la eficacia de los antibióticos disponibles. Ello incluye tanto hacer un uso adecuado de los mismos, como mantener las mejores medidas de higiene posibles en la población para evitar infecciones. </p>
<p>Con respecto a optimizar el uso de los antibióticos, además de utilizarlos en clínica humana sólo cuando sea estrictamente necesario, también hay que controlar su uso en el ámbito veterinario, evitando utilizarlos indiscriminadamente para prevenir infecciones. </p>
<p>En segundo lugar, hay que considerar alternativas a los antibióticos existentes que incluyen, entre otras, la generación de nuevas moléculas y el desarrollo de vacunas específicas contra los patógenos resistentes a antibióticos.</p>
<p>En resumen, una adecuada higiene, el uso adecuado de los compuestos antimicrobianos existentes y la inversión en la investigación y desarrollo de nuevas moléculas y de otras estrategias tales como la obtención de nuevas vacunas pueden representar la garantía de que la resistencia a los antibióticos no mantenga o incluso incremente su impacto en la salud humana en el futuro inmediato.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/177110/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Juárez Giménez recibe fondos de Fundació La Marató TV3</span></em></p>Se prevé que la resistencia a antibióticos sea la responsable de diez millones de muertes anuales en todo el mundo en 2050. Pero ¿qué enfermedades son las que no se podrán curar?Antonio Juárez Giménez, Catedrático de Microbiología, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1793662022-03-23T19:07:04Z2022-03-23T19:07:04ZLa tuberculosis sigue siendo una emergencia de salud pública<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/453560/original/file-20220322-25-5llr6t.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C18%2C5997%2C3980&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pulmonary-tuberculosis-tb-chest-xray-show-504766408">Shutterstock / Schira</a></span></figcaption></figure><p>En estos momentos, la tuberculosis (TB) es la segunda causa de mortalidad infecciosa después de la COVID-19. Provoca más de 1,5 millones de muertes anuales. Afortunadamente, a nivel global avanzamos en su control hasta que llegó la COVID-19 y se está observando una tendencia descendente desde el inicio del siglo XXI.</p>
<p>Según el <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240037021">último informe de la OMS</a> la incidencia acumulada se redujo un 11 % entre 2015 y 2020. Sin embargo, esta reducción está muy por debajo del objetivo del 20 % planteado en la <a href="https://www.who.int/teams/global-tuberculosis-programme/the-end-tb-strategy">estrategia End TB</a> para ese mismo periodo. Para colmo, en el año 2020 <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240037021">este ritmo de descenso se incrementó</a> debido a problemas en el diagnóstico de la TB atribuible al gran impacto de la pandemia de COVID-19.</p>
<p>En Europa la incidencia es menor que en otros continentes –aunque con grandes diferencias entre países–, además de que <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/tuberculosis-surveillance-and-monitoring-europe-2021-2019-data">se redujo en un 25 % entre 2015 y 2020</a>. </p>
<p>España forma parte del grupo de países que ha entrado en la fase de control de la enfermedad, con una tasa anual de casos notificados por debajo de 10 por 100 000 habitantes. Eso no quita que exista un subregistro de casos que muestra grandes diferencias entre comunidades autónomas y tasas mucho más elevadas en los grupos de población más vulnerables.</p>
<p>La bacteria causante de la TB, <em>Mycobacterium tuberculosis complex</em>, se originó hace 75 000 años, cuando el desarrollo de la agricultura y la ganadería permitió el paso de <em>Mycobacterium bovis</em> de animales a humanos. Sin embargo, hubo que esperar a la revolución industrial –siglos XVIII y XIX– para que se convirtiera en la primera causa de muerte en Europa. Y desde entonces no ha dejado de darnos quebraderos de cabeza.</p>
<h2>La estrategia End TB: fin a la tuberculosis</h2>
<p>Desde que la OMS declaró en 1993 la TB como <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/58749">emergencia de salud pública mundial</a>, se han desarrollado diferentes estrategias para controlar mejor la pandemia. Vista la alta carga de mortalidad y morbilidad asociada a TB que persiste hoy en día, está claro que los medios y esfuerzos dedicados han sido insuficientes. </p>
<p>Es por ello por lo que la OMS lanzó en 2015 la estrategia <a href="https://www.who.int/teams/global-tuberculosis-programme/the-end-tb-strategy">End TB</a>, destinada a acabar con la TB como problema de salud pública en el año 2035. Concretamente, la propuesta es reducir la incidencia global un 90 % y la mortalidad un 95 % antes de 2035.</p>
<p>La visión de un mundo libre de TB, ahora que sufrimos los efectos de la pandemia COVID-19, está más lejos que nunca. La gran dedicación de recursos humanos y económicos a la nueva pandemia ha puesto en jaque los costosos avances logrados en prevención y control de la TB en los últimos años. </p>
<p>Las cifras hablan por sí solas. El último informe anual de la OMS sobre la TB pone de manifiesto un aumento de la <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240037021">subdetección y subnotificación de casos cercana al 20 %</a>. Pilares de la estrategia como son el cuidado y la prevención centrada en el paciente, la creación de políticas y sistemas de soporte dirigidos a los programas o la investigación e innovación se han venido abajo en apenas unos meses. </p>
<h2>¿Por qué en España no se ha conseguido un mejor control de la tuberculosis?</h2>
<p>Históricamente han influido determinantes sociales y económicos. No hay que obviar que un menor desarrollo socio-económico se acompaña de mayor incidencia de la TB. Durante la posguerra civil, la situación epidemiológica era peor que la de otros países europeos. De ahí que el régimen franquista impulsara el “Plan Nacional de Erradicación de la Tuberculosis”, <a href="https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-1965-7280%20y%20https://www.historia-actual.org/Publicaciones/index.php/hao/article/view/2052">que funcionó entre 1966 y 1973</a>.</p>
<p>Se practicaron millones de radiofotoseriaciones, de pruebas de tuberculina y de vacunaciones BCG, pero hubo fallos importantes en el tratamiento y el aislamiento. Costó el equivalente a 541 millones de euros y, lamentablemente, lo único que se erradicó fue el mencionado Plan.</p>
<p>Posteriormente, en 2007 y en 2019 se elaboraron nuevos planes para la prevención y control de la TB en España, que nuevamente se vieron truncados. El primero por la gripe pandémica de 2009 y el segundo, por la COVID-19.</p>
<p>En las <a href="https://www.uitb.cat/event/jornadas-internacionales-sobre-tuberculosis/">XXV Jornadas Internacionales de TB de 2021</a>, a nivel clínico se destacó que los sanitarios de TB tuvieron que dedicarse a la COVID-19 cancelándose o retrasándose muchas visitas. Por eso mismo los pacientes que pudieron ser visitados presentaban con más frecuencia lesiones avanzadas. Es más, en un laboratorio de referencia se objetivó una gran disminución del número de muestras procesadas pero más baciloscopias positivas de lo habitual. </p>
<p>En cuanto al manejo de la TB, destacaba que los pacientes de 2020 presentaban lesiones más extensas que los del 2019, con aumento de infección tuberculosa latente (ITL) y de TB en los niños que eran contacto de casos de tuberculosis. Asimismo, el Programa TB de Barcelona observó un declive de la TB del 19 % en 2020 en relación a 2019, con grandes limitaciones en la cumplimentación de las encuestas epidemiológicas, en los estudios de contactos que disminuyeron al 35 % y en la detección de brotes epidémicos. </p>
<p>En relación a los tratamientos, se denunció el frecuente desabastecimiento de medicamentos básicos para el tratamiento de la TB, sobre todo de <a href="https://www.uitb.cat/nota-de-prensa-del-dia-mundial-de-la-tb-de-la-sociedad-espanola-de-epidemiologia-y-la-fuitb/">aquellos que llevan rifampicina</a>, un fármaco imprescindible, y la extrema dificultad para conseguir bedaquilina, fundamental en aquellos casos con TB multiresistente. </p>
<p>También supone un agravio para los pacientes europeos que en este continente <a href="https://www.uitb.cat/nota-de-prensa-del-dia-mundial-de-la-tb-de-la-sociedad-espanola-de-epidemiologia-y-la-fuitb/">no se disponga de rifapentina</a>, fármaco que simplifica el tratamiento tanto de la TB como de la ITL.</p>
<h2>Y llegó la COVID-19</h2>
<p>En solo dos años, la pandemia de COVID-19 ha ocasionado, a escala mundial, más de 350 millones de casos y más de 5,5 millones de muertes, de acuerdo con los <a href="https://coronavirus.jhu.edu/map.html">datos de la Johns Hopkins University</a>. Aunque las cifras reales se estiman muy superiores. En España, por ejemplo, en muchos días durante la 6 ª ola epidémica se han sobrepasado los 120 000 casos diarios. </p>
<p>Esta situación epidemiológica ha desbordado los sistemas sanitarios incluso en los países desarrollados. El impacto de la COVID-19 en la TB y en otras enfermedades infecciosas o crónicas es enorme, con el agravante de que ocasiona una crisis económica que afecta especialmente a enfermedades sociales como la TB.</p>
<p>En relación a la TB, actualmente la OMS ve con preocupación que los 5,7 millones de casos notificados en el mundo en 2020 supongan una <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240037021">disminución del 18 % respecto al año anterior</a>. Este declive se debe, sobre todo, a un menor acceso de los pacientes al sistema sanitario. Como consecuencia, las muertes estimadas por TB <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240037021">han alcanzado la cifra de 1 514 000</a>. Recientemente en Canadá se ha observado durante la pandemia una disminución de tratamientos de la ITL que, según el centro, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34919700/">oscila entre 30-66 %</a>, y en los tratamientos de TB del 16-29%. </p>
<h2>COVID-19 y tuberculosis</h2>
<p>Parece claro que la COVID-19 sigue frenando la eliminación de la TB en todos los países del mundo. A estas alturas de la pandemia, convendría priorizar la normalización de los servicios sanitarios dedicados a la prevención y control de la TB, así como de otras enfermedades infecciosas y crónicas. </p>
<p>Y si conseguimos controlar mejor la pandemia a corto plazo, los servicios sanitarios dedicados a TB –que tanto han ayudado al control de la COVID-19– deberían aprovecharse ahora de los recursos y las innovaciones desarrollados para frenar la pandemia.</p>
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<p>Artículo realizado con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/179366/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La visión de un mundo libre de tuberculosis, ahora que sufrimos los efectos de la pandemia covid-19, está más lejos que nunca. La gran dedicación de recursos humanos y económicos a la nueva pandemia ha puesto en jaque los costosos avances logrados en prevención y control de la tuberculosis en los últimos años.Juan A. Cayla Buqueras, Presidente Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona, Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (UITB)Eduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de AndalucíaJuan Pablo Millet Vilanova, Programa de Prevención y Control de la Tuberculosis, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.