¿Puede el cuerpo revelar su edad real? Avances sobre como los relojes epigenéticos permiten deducir el grado real de envejecimiento del organismo al margen de los años que vayamos cumpliendo.
El estrés que generan a la madre las múltiples pruebas médicas y la incertidumbre consustanciales a las técnicas de reproducción asistida pueden comprometer la salud futura del bebé. Una reciente investigación revela que incrementa las posibilidades de que sufra asma.
Descubrimos cuál era el aspecto físico, el color del cabello, piel y ojos de la infanta Leonor de Castilla, una de las hijas del rey Alfonso X el Sabio, cuya apariencia era desconocida hasta ahora.
La edad avanzada, los malos hábitos y las experiencias traumáticas de los padres pueden comprometer la salud de sus hijos, como apuntan diversos estudios.
Las sustancias psicoactivas tienen consecuencias negativas bien conocidas para la salud. Pero también pueden cambiar la expresión genética de los usuarios y de sus hijos. He aquí cómo.
Los relojes epigenéticos son análisis moleculares que cuantifican con bastante precisión el envejecimiento, el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas e, incluso, el riesgo de morir.
La incorporación del ADN a las investigaciones policiales ha supuesto una revolución en los análisis forenses. Entre otras razones porque permite predecir la edad de una persona con un margen de error ínfimo, de apenas 3 o 4 años.
“Tiene toda la cara de su abuela (o de su abuelo)” es una expresión que escuchamos con asiduidad. Sin embargo, la genética nos dice que solo ocasionalmente existen rasgos más parecidos entre nietos y abuelos.
El síndrome de Prader-Willi es un trastorno genético poco frecuente que no distingue sexos ni etnias y que tiene un síntoma común que no pasa desapercibido: la ingesta descontrolada y obsesiva de comida.
Una investigación reciente identifica cinco mutaciones genéticas en personas centenarias, que podrían explicar por qué algunos viven casi tantos años que Matusalén. Aunque la dieta y el ejercicio también ayudan.
La genética influye en la posibilidad de desarrollar adicciones, tanto a sustancias como a comportamientos. Sin embargo, no es el único factor que interviene: el entorno también desempeña un importante papel.
Determinados comportamientos en la adolescencia pueden hacer que los jóvenes sean más propensos a padecer alcoholismo. Hay factores psicológicos y genéticos que perpetúan este riesgo.
La formación de la familia debería ser parte de las políticas educativas inclusivas. Sin embargo, los padres y madres no reciben educación pedagógica que les ayude en la formación de sus hijos y esas carencias se notan.
Investigador Científico. Grupo de investigación 'Ciencia, vida y sociedad'. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)
Profesor vinculado "ad honorem". Grupo de investigación 'Ciencia, Vida y Sociedad'. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)