tag:theconversation.com,2011:/fr/topics/pandemia-58465/articlespandemia – The Conversation2023-11-02T18:31:38Ztag:theconversation.com,2011:article/2168892023-11-02T18:31:38Z2023-11-02T18:31:38ZDegradación en la Amazonia: una bomba de relojería para la aparición de enfermedades con potencial pandémico<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/557178/original/file-20231030-17-13jpj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C12%2C8231%2C5475&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La sequía histórica en la Amazonia ha provocado la sequía de los ríos en la región de Catalão (AM). </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://agenciabrasil.ebc.com.br/">Cadu Gomes/VPR</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span></figcaption></figure><p>Hogar de <a href="https://www.wwf.org.br/nossosconteudos/biomas/amazonia">la mayor biodiversidad del planeta</a>, la Amazonia es también una bomba de relojería para la aparición o resurgimiento de enfermedades con potencial pandémico. Esto se debe a que la degradación medioambiental y la alteración de los paisajes son factores importantes en este proceso, que se agrava durante los periodos de sequía extrema, como el que afecta actualmente a la región.</p>
<p>En la Amazonia en particular, la <a href="https://www.uol.com.br/ecoa/colunas/noticias-da-floresta/2022/09/27/governo-inicia-pavimentacao-da-br-319-e-devastacao-ja-e-vista-na-regiao.htm">pavimentación de la BR-319</a>, que une Porto Velho a Manaus, es una fuente importante de preocupación. Las estimaciones más conservadoras prevén que la deforestación en torno a la carretera podría <a href="https://ufmg.br/comunicacao/noticias/pavimentacao-da-br-319-na-amazonia-pode-quadruplicar-desmatamento">cuadruplicarse en los próximos 25 años</a>, debido principalmente a la especulación del suelo. Esto se agrava por el hecho de que el 90 % de la zona directamente afectada consiste en áreas de bosque virgen.</p>
<p>La deforestación no es una situación estática, sino dinámica e imprevisible, que provoca la fragmentación de los bosques, aumenta el riesgo de incendios y reduce la biodiversidad de las zonas afectadas. La asociación entre la acción humana en la Amazonia –como la pavimentación de la autopista BR-319 y la explotación ilegal de áreas para la minería–, el cambio climático, la migración desorganizada y el desarrollo social precario crea un entorno favorable para que <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.abo5774">resurjan enfermedades importantes</a>.</p>
<h2>Enfermedades conocidas</h2>
<p>Este proceso puede darse de diferentes maneras. La degradación de las zonas conservadas, el desvío de los ríos y las sequías extremas, por ejemplo, provocan escasez de agua y alimentos. Y esto supone una amenaza directa de <a href="https://portal.fiocruz.br/noticia/pesquisadora-do-iff/fiocruz-analisa-o-quadro-de-desnutricao-das-criancas-yanomami">malnutrición</a>, que afecta a la salud de las poblaciones locales, dejándolas más vulnerables a las enfermedades conocidas.</p>
<p>La falta de agua potable y la higiene deficiente en condiciones de sequía también aumentan el riesgo de enfermedades transmitidas por agua y alimentos contaminados, como el cólera y la hepatitis, y virus que causan diarreas graves, como el rotavirus. Para empeorar las cosas, la incidencia de enfermedades asociadas a la mala conservación del pescado, como la rabdomiólisis (enfermedad de la orina negra) –que no es infecciosa–, <a href="https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/54510/9789275721841_por.pdf?sequence=1&isAllowed=y">también aumenta durante las sequías extremas</a>.</p>
<p>El calentamiento global es, asimismo, un factor crítico en este proceso, ya que permite que se expanda la presencia de mosquitos que transmiten enfermedades como la malaria y el dengue. Un aumento de apenas unos grados en la temperatura media del planeta puede permitir a estos vectores colonizar zonas que antes les eran inaccesibles, ya que requieren condiciones de temperatura y humedad relativamente altas. En las regiones donde están presentes, la degradación del medio ambiente puede aumentar o disminuir los periodos de precipitaciones, favoreciendo las inundaciones y el mantenimiento de aguas estancadas, y facilitando su proliferación.</p>
<p>No es sorprendente que las enfermedades transmitidas por vectores sean <a href="https://doi.org/10.1590/1678-4685-GMB-2020-0355">casos clásicos</a> de <a href="https://doi.org/10.1016/j.actatropica.2021.106225">brotes debidos al desequilibrio medioambiental</a>. La reciente crisis humanitaria de los yanomami, una tragedia causada por la minería ilegal, el acaparamiento de tierras y la falta de acceso a los servicios sanitarios, es un ejemplo de ello. Además de la contaminación del agua y del medio ambiente por el mercurio, las actividades mineras han creado un entorno favorable para la reproducción y propagación de especies de mosquitos del género Anopheles, transmisor del protozoo que causa la malaria.</p>
<p>Esto se debe a que la excavación de barrancos para la extracción de oro y minerales crea charcos de agua que actúan como criaderos artificiales. Además, <a href="https://www.socioambiental.org/noticias-socioambientais/garimpo-ilegal-na-terra-yanomami-cresceu-54-em-2022-aponta-hutukara">la actividad minera</a> aumenta la población humana en estas regiones remotas, lo que facilita la propagación de la malaria. En términos numéricos, mientras que entre 2008-2012 alrededor del 20 % de los casos de malaria se produjeron en territorio yanomami, entre 2018-2022 casi <a href="https://doi.org/10.1186/s12936-022-04381-6">el 50 % de los casos afectaron a esta población</a>.</p>
<h2>Y nuevas enfermedades</h2>
<p>Pero sin duda, las enfermedades infecciosas, <a href="https://doc.woah.org/dyn/portal/index.xhtml?page=alo&aloId=30345">especialmente las zoonóticas</a> (transmitidas de animales a personas), son las más preocupantes. Mientras que algunos patógenos (agentes causantes de enfermedades como virus y bacterias) son capaces de infectar a una o unas pocas especies huésped, otros están más generalizados y pueden, si hay contacto y oportunidad, infectar a una gran variedad de animales.
Este tipo de “salto” de un huésped a otro se produce constantemente entre animales en su hábitat natural, por ejemplo, de murciélagos a primates no humanos, pequeños roedores y otros mamíferos. Sin embargo, suele haber un <a href="https://www.nature.com/articles/nature02104">equilibrio en la circulación de estos agentes</a>.</p>
<p>Pero cuando se destruyen los hábitats, por la razón que sea (causada o no por el hombre), las especies locales emigran a zonas más conservadas en busca de alimento y refugio. Y esto puede ocurrir en zonas cercanas a asentamientos humanos, <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rsif.2018.0403">favoreciendo el contacto entre animales salvajes y personas</a>.</p>
<h2>Imposible de predecir, pero posible de vigilar</h2>
<p>Por desgracia, prevenir las zoonosis no es tarea fácil. Aunque sabemos que estamos cerca de los límites de una crisis sin retorno, no existe ningún método eficaz que pueda predecir cómo, de dónde o cuál será la próxima enfermedad emergente.</p>
<p><a href="https://nap.nationalacademies.org/catalog/10915/learning-from-sars-preparing-for-the-next-disease-outbreak-workshop">Pero es posible vigilarla</a>. Para ello, vigilamos la circulación de virus y bacterias resistentes en muestras de agua, animales y vectores, así como en seres humanos. Animales centinela como murciélagos, roedores y primates se someten a tecnologías de secuenciación de nueva generación para la detección precoz de agentes circulantes que podrían suponer una amenaza para la salud humana.</p>
<p>Sin embargo, sigue sin ser suficiente. Para ser eficaz, la vigilancia debe ser constante y abarcar los ámbitos local y nacional. Aunque Brasil tiene la capacidad y la infraestructura técnica básica para ello, son pocas las acciones que realmente se ponen en práctica. Además de la vigilancia, necesitamos inversiones en métodos de diagnóstico más rápidos y precisos que puedan marcar la diferencia y ayudar a contener, si no la emergencia, la propagación de una posible nueva enfermedad con potencial pandémico como la covid-19.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216889/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Camila M. Romano recibe financiación de la Fundación de Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP), proyecto nº 2022/10408-6, Iniciativa Amazonia+10.
</span></em></p>La degradación ambiental y la alteración de los paisajes, debidas tanto a la acción humana como al cambio climático, aumentan la incidencia de enfermedades ya conocidas y el riesgo de aparición de nuevas zoonosis.Camila M. Romano, Pesquisadora, Faculdade de Medicina da USP (FMUSP)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2135062023-10-25T20:07:00Z2023-10-25T20:07:00ZLa ‘generación pandemia’ comienza la escuela: a qué debemos estar atentos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/555560/original/file-20231024-21-1zfghi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6548%2C4184&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-father-taking-his-child-school-1097662502">New Africa/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La vuelta al cole de septiembre del 2020, y el curso 2020–2021, estuvieron marcados por los termómetros, las mascarillas, los grupos burbuja, medidas estrictas para las entradas y las salidas, recorridos marcados dentro de los centros educativos, ausencia de salidas y excursiones, y distancias de seguridad en todo y para todo. </p>
<p>Una situación que, aunque fue algo más tranquila el curso 2021–2022, <a href="https://theconversation.com/el-enorme-esfuerzo-de-dar-y-recibir-clases-con-mascarilla-ha-marcado-el-curso-escolar-163065">supuso un gran esfuerzo</a> para toda la comunidad educativa. </p>
<p>Han pasado ya (o sólo) tres años, y parece que el nuevo curso iniciado en septiembre se asemeja a los anteriores a la pandemia. Pero hay algo diferente: inicia su escolarización la “generación pandemia”, los niños y niñas nacidos durante el confinamiento. </p>
<h2>Cómo ha afectado a los más pequeños</h2>
<p>Hemos podido observar a lo largo de estos años cómo la pandemia y, sobre todo, su gestión han condicionado el aprendizaje de los alumnos, independientemente de su edad y estudios. El observatorio de los derechos humanos (<a href="https://www.hrw.org/es/news/2021/05/16/el-grave-impacto-de-la-pandemia-en-la-educacion-mundial">Human Rights Watch</a>) ya recogió en 2021 el impacto mundial que podía tener la pandemia en la educación. </p>
<p>Aunque ahora parece que la situación está normalizada, no debemos olvidar que un solo año en la vida de los niños más pequeños es mucho. Y esto se observa de manera especial en el curso que arranca este año. </p>
<p>Cuando nacieron los niños y niñas que en 2023 tienen 3 años, lo hicieron en una situación no sólo de pandemia, sino de un confinamiento extremo que supuso un gran aislamiento de los demás. </p>
<p>Cierto que permitió que, en la mayoría de casos, los primeros meses de crianza fueran de un acompañamiento más intenso que el que permite una baja de maternidad o paternidad. Pero también supuso que el contacto con otros familiares y amigos se produjera a través de unas pantallas y una conexión a internet. </p>
<p>Aparte del imprescindible contacto con sus padres y madres, no hubo miradas, interacciones, roces, caricias, el sabor salado del llanto, la vibración de la sonrisa y las voces, ni contacto con otros cuerpos, más allá del que ofrecían las pantallas. </p>
<p>Para colmo, en las guarderías y educación infantil se observaba ya desde hacía unos años un retraso globalizado en la adquisición del habla y en todos aquellos aspectos vinculados con la comunicación, como corrobora un <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10295008/">estudio sobre los efectos de la pandemia sobre el desarrollo del lenguaje en los dos primeros años de vida</a>. La <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6224936">creciente falta de autonomía de los niños y niñas</a> empezaba a ser preocupante. Y se empezó a insistir en la necesidad de crear espacios compartidos entre el adulto y el niño. De pasar tiempo juntos.</p>
<h2>El apego y otros hitos</h2>
<p>La construcción del apego, alrededor de los 7 meses, es un hito importantísimo en el desarrollo de cualquier ser humano. Ese momento en el que el bebé llora cuando se separa de sus adultos de referencia es necesario para el correcto desarrollo, y se regula cuando comprende que no es abandonado, que el adulto volverá. </p>
<p>Un apego desorganizado es una de las causas de un mal funcionamiento posterior del niño con la sociedad. Durante la pandemia los padres pudieron compartir más tiempo en el mismo espacio físico que sus hijos: pero esto no garantiza que existiera la interacción necesaria con los niños para el desarrollo de este vínculo de forma segura y positiva; sobre todo cuando hubo que compaginar trabajo remoto, estrés y preocupación por otros familiares o la situación en general. </p>
<p>El estar juntos no asegura el vínculo si este “estar” se delega a un objeto como un ordenador, móvil o tableta. Y la generación pandemia nació, precisamente, en un momento en el que la invasión de la pantalla como sustituto del vínculo a las personas se estaba gestando. </p>
<p>No hay que olvidar tampoco que quien proporciona el contenido audiovisual y facilita su acceso en un inicio siempre es el adulto. Es importante ser conscientes de la responsabilidad que implica. </p>
<h2>Recuperar la conversación</h2>
<p>¿Estamos diciendo entonces que el acceso a las pantallas es dañino en sí mismo? No. Pero debemos tener en cuenta a <a href="https://www.mspbs.gov.py/portal/27094/oms-recomienda-evitar-exponer-a-nintildeos-menores-de-dos-antildeos-de-vida-a-pantallas.html">qué edades</a> se usan y cuáles son <a href="https://www.who.int/es/news/item/24-04-2019-to-grow-up-healthy-children-need-to-sit-less-and-play-more">las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud</a>] a este respecto. Para niños menores de 2 años nada de exposición a las pantallas; de 2 a 4 años, propone que el tiempo dedicado a actividades sedentarias frente a una pantalla no exceda de una hora, y a partir de los 5 años no pasar de las dos horas. </p>
<p>El niño, y después el adolescente, precisa de presencia acompañada de atención. La pandemia arrasó con todo en el 2020 y ha dejado <a href="https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/long-term-effects/index.html">innumerables secuelas en muchas personas</a>. Pero una de ellas es corregible, “curable”: recuperar el tiempo dedicado a la conversación.</p>
<p>La pantalla y su uso durante la pandemia permitió el acceso a la información, acercó distancias y personas, y se adaptaron a las necesidades individuales, aliviando la situación de confinamiento… Pero requiere de la mediación de un adulto que intervenga en las interacciones del niño o niña con ella. </p>
<p>La realidad de los más pequeños se ha vuelto simultáneamente <a href="https://www.casadellibro.com/libro-el-mundo-pos-covid-entre-la-presencia-y-lo-virtual/9788418273193/12173225">física y virtual</a> y
<a href="https://theconversation.com/como-afectan-las-pantallas-a-la-construccion-de-la-identidad-de-los-menores-186942">necesitan de manera imperiosa</a> que los adultos expliquen, hablen, presten atención, interpreten lo que ellos ven… Mirar pantallas no debería ser una actividad solitaria.</p>
<h2>Alerta y prevención</h2>
<p>La generación pandemia y sus predecesoras (actualmente con dos y tres años) requieren de ayuda especial para poder superar unas dificultades contextuales que les sobrevinieron. La escolarización en la pequeña infancia, a partir de los dos años, les ayuda a conseguir crecer autónomos en compañía y en convivencia con los demás. </p>
<p>Todo nos invita a estar alerta con esta nueva generación. Una alerta que nos mueva a la prevención, al refuerzo de aquellos aspectos que fomenten la autonomía, la intención comunicativa, el lenguaje y el completo e integral desarrollo de futuros adolescentes que serán adultos. </p>
<p>Ser conscientes de las dificultades contextuales con las que se han incorporado al mundo es crucial para acompañarles en su crecimiento.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213506/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sylvie Pérez Lima no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los niños que nacieron durante la pandemia o que eran muy pequeños cuando estuvimso confinados pueden sufrir retraso en el desarrollo del lenguaje y un desorden en la construcción del apego.Sylvie Pérez Lima, Psicopedagoga. COPC 29739. Profesora y tutora de los Estudios de Psicología y Educación de la UOC., UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2115292023-08-16T18:30:58Z2023-08-16T18:30:58Z¿Vuelve la covid-19?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543019/original/file-20230816-25-574lhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C17%2C3994%2C2640&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/patient-covid19-did-express-test-home-1888412188">Helen Sushitskaya / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En los últimos días se está hablando mucho de un incremento de casos de covid-19. Volvemos a tener conocidos de círculo cercano o familiares que han contraído la enfermedad y <a href="https://efe.com/portada-espana/2023-08-11/covid-repunte-verano-leve-hospitales-enfermedades-respiratorias/">los medios de comunicación están informando sobre ello</a>. También se está especulando con las posibles causas: desde la expansión de una <a href="https://www.reuters.com/world/what-is-eris-new-covid-variant-2023-08-14/">nueva variante</a> hasta el cese de la obligatoriedad del uso de las mascarillas <a href="https://theconversation.com/hasta-las-pandemias-pasan-de-moda-205164">tras finalizar la emergencia sanitaria de importancia internacional</a>.</p>
<h2>Situación actual</h2>
<p>Lo cierto es que sí que se está detectando una mayor presencia de la dolencia en las últimas semanas, aunque los datos deben interpretarse con cautela por las limitaciones actuales en la realización de pruebas. En España, por ejemplo, así lo muestra el <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20semanales/Temporada_2022-23/Informe%20semanal_SiVIRA_312023.pdf">último informe del Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA)</a>: la tasa de covid-19 identificada en atención primaria ha aumentado significativamente desde el 2 de julio de 2023 (29,3 casos por 100 000 habitantes) hasta el 6 de agosto de 2023 (88 casos por 100 000 habitantes). </p>
<p>En el mismo período, la tasa de hospitalización ha pasado de 0,6 a 2,04 casos por 100 000 habitantes, si bien ha registrado fluctuaciones. El porcentaje de positividad a SARS-CoV-2 se sitúa en la última semana en el 32 %, cuando hace un mes estaba en 24 %. De todos modos, la tendencia es muy diferente según comunidades y territorios.</p>
<p>En la Unión Europea también se ha <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/country-overviews">notificado</a> durante este mismo lapso de tiempo una tendencia creciente de casos en la mayoría de los grupos de edad, aunque los demás indicadores se mantienen estables.</p>
<h2>¿Significa que la covid-19 ha vuelto?</h2>
<p>Hay que ser conscientes de que, en realidad, <a href="https://theconversation.com/inmunidad-de-grupo-que-lecciones-podemos-extraer-de-la-pandemia-de-covid-19-200841">la covid-19 nunca se fue</a>. El virus SARS-CoV-2 permanece entre nosotros. Y por eso, no es extraño que volvamos a ver repuntes cuando las circunstancias cambian. Lo hemos experimentado ya con anterioridad en estos últimos casi cuatro años. </p>
<p>Este virus no se está comportando como otros estacionales, que circulan poco en los momentos de mayor temperatura y reaparecen en las épocas frías. En el caso del SARS-CoV-2, hemos tenido ondas importantes casi todos los veranos. Las circunstancias que cambian son nuestros comportamientos: mayores interacciones sociales, con personas de ámbitos diversos y edades variadas y en lugares en los que no estamos el resto del año. </p>
<p>En esta ocasión, a ello cabe añadirse la percepción, probablemente mayoritaria, de que la enfermedad ya no existe o de que ya no debemos ni preocuparnos ni ocuparnos de ella. Esto hace que, en general, se haya relajado la actitud de precaución y la conducta que podría reducir la transmisión. </p>
<p>Tal cambio de percepción es explicable por los años que llevamos conviviendo con el virus. La pandemia nos ha afectado duramente, limitando las relaciones personales y profesionales, con un importante impacto tanto en la economía como en nuestras vidas. </p>
<h2>La nueva variante de SARS-CoV-2</h2>
<p>En España, según el citado informe de SiVIRA, la variante XBB es la que ha presentado mayor circulación en las últimas cinco semanas (33 %). En los casos hospitalizados, las variantes más presentes son, durante este período, la XBB.1.5 (38 %), la BA.2 (38 %) y la XBB (13 %). En la Unión Europea, según los datos de que dispone <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/variants-concern">el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades</a>, correspondientes a diez países, la más abundante es la XBB.1.5 (94,8 %).</p>
<p>Una nueva subvariante, considerada todavía por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en <a href="https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/09082023eg.5_ire_final.pdf?sfvrsn=2aa2daee_1">su última evaluación como variante de interés</a>, es la denominada EG.5, un linaje descendiente de la XBB.1.9.2. La mayor parte de las secuencias de EG.5 detectadas en todo el mundo corresponden a China (2 247 secuencias, el 30,6 % del total). También está presente en España (107 secuencias, el 1,5 %). </p>
<p>En el último mes se ha observado un incremento de la proporción de la subvariante EG.5. La OMS la califica en su último informe como de riesgo bajo para la salud pública a nivel mundial, según la evidencia disponible. Si bien ha mostrado una mayor prevalencia y propiedades de escape inmunitario, no se han informado cambios en la gravedad de la enfermedad. Concretamente, la OMS considera que esta subvariante puede “causar un aumento en la incidencia de casos y volverse dominante en algunos países, o incluso a nivel mundial”.</p>
<p>En conclusión, sí estamos en un período de incremento de incidencia de la covid-19, pero no parece que tenga impacto sobre la gravedad de los casos. En España, aunque se ha detectado la nueva subvariante, no puede atribuirse ese aumento a la presencia de la misma.</p>
<h2>No bajemos la guardia con los más vulnerables</h2>
<p>En cualquier caso, es importante recordar que hay personas que, por su situación inmunitaria o de mayor vulnerabilidad, continúan siendo susceptibles de desarrollar cuadros más graves e incluso mortales. </p>
<p>Por ello debemos seguir manteniendo las precauciones si desarrollamos síntomas: evitar o limitar el contacto con personas vulnerables, utilizar medidas de protección (mascarillas) y extremar las de prevención (lavarnos las manos, evitar lugares cerrados sin ventilación) ante el contacto con otras personas vulnerables. </p>
<p>Para finalizar, es necesario destacar que es una garantía de menor afectación mantener un buen estado inmunitario, mediante el seguimiento de las pautas de vacunación. Resulta fundamental mantener y asegurar la vigilancia epidemiológica para tomar las decisiones adecuadas con la mejor base científica.</p>
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<p><em>Artículo realizado con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/211529/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de un proyecto de investigación. Es presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2021-SGR-00702. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Eduardo Briones Pérez de la Blanca es miembro de Grupo de comunicación de la Sociedad Española de Epidemiología</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Formo parte de la Comisión Asesora de comunicación de la SEE y recibo fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Gobierno de Aragón, para la realización de proyectos de investigación (Proyecto LMP92_21).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Isabel Portilo. Secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiologia y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>MJ Forjaz ha recibido fondos del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación en concurrencia competitiva. Es vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mario Fontán Vela recibe fondos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades. Forma parte de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pere Godoy es profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Publica en la Universidad de Lleida, coordinador del Programa de Prevención, Vigilancia y Control de Enfermedades Transmisibles (PREVICET) del CIBERESP e investigador principal de los proyectos competitivos sobre tuberculosis (PI18/01751) y COVID-19 (PI21/01883). Es miembro del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología, y del Consell Assessor de Vacunacions de la Agència de Salut Pública de Catalunya</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Maica Rodríguez-Sanz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Es cierto que se está registrando un repunte de la enfermedad, pero no parece afectar a la gravedad de los casos. El cambio de costumbres durante el verano y la relajación de las medidas preventivas explicarían este incremento.Óscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Vig. Enf. No Transmisibles (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaÁngela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaEduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de AndalucíaFederico Eduardo Arribas Monzón, Jefe de Servicio de Evaluación y Acreditación Sanitaria. Dirección General de Asistencia Sanitaria, Departamento de Sanidad de AragónMaica Rodríguez-Sanz, Responsable del Área de Investigación, docència y comunicación, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaMaría Isabel Portillo, Coordinadora de los Programas de cribado de cáncer colorrectal y prenatal. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud, Osakidetza - Servicio Vasco de SaludMaria João Forjaz, Investigadora en salud pública, Instituto de Salud Carlos IIIMario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de AlcaláPere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2074912023-06-26T20:22:40Z2023-06-26T20:22:40ZQué nos hace falta para que la próxima pandemia no nos pille desprevenidos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/532902/original/file-20230620-29-sobxpg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=186%2C51%2C4095%2C2792&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">shutterstock</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/prague-czech-republic-june-21-2016-480365536">Lipskiy/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Recientemente, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado su preocupación sobre la capacidad de respuesta de la comunidad internacional ante la posibilidad de aparición de nuevas pandemias. En su informe a la 76ª Asamblea Mundial de la Salud ha planteado que “<a href="https://news.un.org/en/story/2023/05/1136912">el final de la emergencia global no es el final de la covid-19 como una amenaza global para la salud</a>”. Y se ha preguntado: “Si no hacemos los cambios necesarios, ¿quién los hará?; y si no los hacemos ahora, ¿cuándo?”. </p>
<p>Es un aviso –de una fuente autorizada– de que habrá nuevas pandemias en el futuro frente a las que la comunidad internacional deberá demostrar su capacidad para responder de manera efectiva.</p>
<h2>Las emergencias de salud pública de importancia internacional</h2>
<p>El anuncio se produce tras la finalización oficial de la emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) por covid-19. Una ESPII, según el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), se formula cuando surge una situación grave, repentina, inusual o inesperada, con implicaciones para la salud pública más allá de la frontera nacional del Estado afectado y que puede requerir una acción internacional inmediata.</p>
<p>Entre 2009 y 2020, ha habido siete declaraciones de ESPII:</p>
<ul>
<li><p>la pandemia de gripe H1N1, en 2009;</p></li>
<li><p>la <a href="https://theconversation.com/isabel-morgan-la-investigadora-que-hizo-posible-la-vacuna-contra-la-polio-142030">poliomielitis</a> en 2014;</p></li>
<li><p>el brote de fiebre hemorrágica por virus <a href="https://theconversation.com/ebola-y-guerra-en-la-republica-democratica-del-congo-120649">Ébola</a> en África occidental en 2014;</p></li>
<li><p>la epidemia de fiebre vírica por virus Zika en 2015-2016;</p></li>
<li><p>la epidemia de fiebre hemorrágica por virus Ébola en Kivu en 2018–2019;</p></li>
<li><p>la <a href="https://theconversation.com/hasta-las-pandemias-pasan-de-moda-205164">pandemia de covid-19</a>, por virus SARS-CoV-2, en 2020;</p></li>
<li><p>el brote de mpox (antes denominada como <a href="https://theconversation.com/que-es-la-viruela-del-simio-que-acaba-de-aparecer-en-reino-unido-y-que-implica-183145">viruela del mono</a>), en julio de 2022.</p></li>
</ul>
<h2>Brotes de gripe aviar y bacterias multirresistentes</h2>
<p>Más recientemente, se están produciendo brotes de gripe aviar. Entre octubre de 2021 y septiembre de 2022, <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20semanales/Temporada_2022-23/Informe%20semanal_SiVIRA_162023.pdf">Europa ha sufrido una epidemia de gripe aviar altamente patógena</a> que ha afectado a 37 países europeos, con más de 2 500 brotes en aves de corral, más de 200 brotes en aves cautivas y casi 4 000 casos en aves silvestres cautivas. </p>
<p>Es probable que estas infecciones en animales persistan en los próximos meses. <a href="https://wwwnc.cdc.gov/eid/article/29/6/23-0103_article">El riesgo para la población general es bajo</a>, aunque no para las personas con exposición laboral: entre 2004 y la actualidad, se han notificado 876 casos de gripe A(H5N1) con 458 fallecimientos en 23 países, <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/communicable-disease-threats-report-28-may-3-june-2023-week-22">sin que se haya detectado ningún caso de transmisión interhumana</a>. </p>
<p>Los microorganismos multirresistentes a antibióticos son también motivo de preocupación por la amenaza que suponen, al igual que otras enfermedades como la tuberculosis o las infecciones de transmisión sexual, que podrían ocasionar brotes de patógenos multirresistentes de alcance internacional.</p>
<h2>Revisemos nuestra relación con el ecosistema</h2>
<p>Sabemos, por la evolución histórica, que las amenazas están siempre presentes por la dinámica de evolución de los microrganismos y su interacción con los humanos y los animales, en unos ecosistemas cada vez más condicionados por la acción humana. La modificación de los equilibrios por acumulación de circunstancias de riesgo puede producirse de forma relativamente rápida y tener consecuencias devastadoras.</p>
<p>En las últimas décadas <a href="https://www.nature.com/articles/s41579-021-00639-z">se han incrementado los brotes de enfermedades transmisibles con potencial pandémico</a>, y más de la mitad de estos <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5960580/">brotes los provocan microorganismos que pueden transmitirse de animales a humanos</a>. Todo ello en un contexto de globalización con una movilidad que facilita la transmisión de patógenos a escala mundial. Es necesario, pues, reconsiderar nuestra forma de organizarnos y de relacionarnos con el ecosistema para tratar de minimizar la probabilidad de que sucedan eventos con potencial pandémico.</p>
<p>A pesar de los avances que se han implementado tanto en los sistemas de información como de vigilancia epidemiológica, así como en el desarrollo de vacunas, son necesarias medidas de prevención primaria que eviten la emergencia de nuevos patógenos.</p>
<h2>El caso de España: estrategia de vigilancia y medidas preventivas</h2>
<p>En España se ha avanzado bastante con la publicación de la <a href="https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/vigilanSP/doc/estrategiaVigilanciaSaludPublica.pdf">Estrategia de Vigilancia en Salud Pública del Sistema Nacional de Salud</a> y los desarrollos efectuados en las comunidades autónomas. La pandemia de covid-19 ha servido para incorporar avances tecnológicos en los laboratorios, ofreciendo mayor precisión y celeridad en los diagnósticos, así como la secuenciación genómica completa de los microorganismos y el desarrollo en un tiempo récord de vacunas de elevada eficacia y efectividad. </p>
<p>Paralelamente, los sistemas de vigilancia han incrementado su integración con los sistemas de información clínica y microbiológica. Y se ha avanzado en la utilización de medidas preventivas no farmacológicas que, cuando no se dispone todavía de vacunas ni de tratamientos, resultan fundamentales para frenar la transmisión. Sin embargo, aún queda mucho camino para concretar las actuaciones y disponer de un sistema de salud pública capaz de afrontar nuevas situaciones de crisis.</p>
<p>El Estado debe prever con antelación la disponibilidad de recursos necesarios para el control de futuras epidemias, intentando no ser dependientes de terceros países, y apoyando industrias que puedan modificar sus cadenas de producción, hacia las necesidades sanitarias.</p>
<h2>Las desigualdades sociales</h2>
<p>La pandemia de la covid-19 no ha afectado por igual a los diferentes grupos sociales. Las <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34823902/">personas en una situación más desfavorecida han sufrido las mayores consecuencias en términos de salud, sociales y económicos de la pandemia</a>. </p>
<p>Las desigualdades sociales suponen un riesgo para la salud, también en el caso de las enfermedades transmisibles. Por eso más que nunca es necesario un esfuerzo por parte de los países para tratar de reducir las desigualdades y de mitigar las inequidades en salud que pueda producirse en futuras pandemias.</p>
<h2>La comunicación</h2>
<p>También es necesario realizar mayores esfuerzos de preparación en la información y comunicación con la ciudadanía. Con el término <a href="https://jech.bmj.com/content/76/6/623">infodemia</a> se ha querido advertir sobre que no siempre los datos generan información y que incluso un exceso de datos puede llegar a dañar a la población y a la salud pública. </p>
<p>Por ello, la OMS ha desarrollado un <a href="https://www.who.int/health-topics/infodemic#tab=tab_1">proyecto que facilita el reconocimiento de la información falsa</a> a partir de la pandemia. Se requiere que la vigilancia, mediante la selección y el uso de los datos oportunos, sistemáticos y necesarios, convierta los datos en información útil para el control de los problemas de salud. </p>
<p>Asimismo, la OMS ha puesto en marcha una iniciativa para guiar la respuesta integrada para la preparación y resiliencia ante amenazas emergentes ante cualquier patógeno respiratorio como el virus de la gripe o los coronavirus, denominada <a href="https://www.who.int/news/item/26-04-2023-who-launches-new-initiative-to-improve-pandemic-preparedness">PRET (Iniciativa de Preparación y Resiliencia para las Amenazas Emergentes</a>). </p>
<p>También impulsa una red mundial para aprovechar las posibilidades que ofrece la información genómica (<a href="https://www.who.int/es/news/item/20-05-2023-who-launches-global-network-to--detect-and-prevent-infectious-disease-threats#:%7E:text=La%20IPSN%20es%20una%20nueva,en%20materia%20de%20salud%20p%C3%BAblica.">Red Internacional de Vigilancia de Patógenos, IPSN</a>), una plataforma para conectar a los países y regiones, mejorar los sistemas de recopilación y análisis de muestras, utilizar los datos resultantes para impulsar la toma de decisiones sobre salud pública y ampliar el alcance de dicha información. </p>
<p>Es un buen momento para reflexionar, pensar y debatir sobre lo que es necesario para afrontar los riesgos y es también, por lo tanto, el momento de actuar para su prevención. No es solo una llamada de atención.</p>
<hr>
<p><em>Artículo realizado con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/207491/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Eduardo Briones Pérez de la Blanca es miembro de Grupo de comunicación de la Sociedad Española de Epidemiología</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2021-SGR-00702. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Formo parte de la Comisión Asesora de comunicación de la SEE y recibo fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Gobierno de Aragón, para la realización de proyectos de investigación (Proyecto LMP92_21).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Isabel Portilo.
Secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiologia y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación
</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>MJ Forjaz ha recibido fondos del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación en concurrencia competitiva. Es vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mario Fontán Vela recibe fondos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades. Forma parte de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de un proyecto de investigación. Es presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE)</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pere Godoy es profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Publica en la Universidad de Lleida, coordinador del Programa de Prevención, Vigilancia y Control de Enfermedades Transmisibles (PREVICET) del CIBERESP e investigador principal de los proyectos competitivos sobre tuberculosis (PI18/01751) y COVID-19 (PI21/01883). Es miembro del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología, y del Consell Assessor de Vacunacions de la Agència de Salut Pública de Catalunya</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Maica Rodríguez-Sanz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La OMS lo ha dejado claro: habrá nuevas pandemias en el futuro frente a las que la comunidad internacional deberá demostrar su capacidad para responder de manera efectiva. ¿Qué hace falta para prepararnos?Eduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de AndalucíaÁngela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaFederico Eduardo Arribas Monzón, Jefe de Servicio de Evaluación y Acreditación Sanitaria. Dirección General de Asistencia Sanitaria, Departamento de Sanidad de AragónMaica Rodríguez-Sanz, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaMaría Isabel Portillo, Coordinadora de los Programas de cribado de cáncer colorrectal y prenatal. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud, Osakidetza - Servicio Vasco de SaludMaria João Forjaz, Investigadora en salud pública, Instituto de Salud Carlos IIIMario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de AlcaláÓscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Estadist. Sanit. (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaPere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2071512023-06-15T17:58:52Z2023-06-15T17:58:52ZInclusión y diversidad en la gestión de crisis: lecciones de la covid-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/531915/original/file-20230614-26-z3g0a3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=35%2C0%2C5955%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-march-22-2020-medical-1681066993">Enrique Campo Bello/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La crisis sanitaria desatada con la pandemia de la covid-19 trascendió el sistema sanitario, desembocando en una crisis económica, social y política. Estas “crisis múltiples” comparten, en palabras de Mayte Dongo Sueiro, polítologa de la Universidad Católica del Perú, el “<a href="https://www.revistaideele.com/2021/02/23/multiples-crisis-en-el-contexto-de-la-pandemia-covid-19/">cuestionamiento sobre el orden, dudas sobre las normas que rigen nuestra convivencia social, y que se convirtieron hace unas décadas en las reglas aceptadas por un gran número de personas en el mundo</a>”.</p>
<p>Se crea un contexto de “<a href="https://www.globalgovernmentforum.com/the-age-of-permanent-crisis-is-here-governments-must-rapidly-adapt/">crisis permanente</a>”: una sucesión constante de situaciones desafiantes y disruptivas que afectan diversos aspectos de la vida en la sociedad. Pueden ser crisis sanitarias, energéticas, económicas, conflictos armados y otros eventos que tienen un impacto significativo a nivel global, y que para hacerse frente necesitan un “estado reforzado”. </p>
<p>Pero ¿afectan a todas las personas por igual?</p>
<h2>Mecanismos europeos</h2>
<p>La Unión Europea ha desarrollado, desde principios de la década de 2000, varios mecanismos de respuesta a las crisis, ya sean naturales o provocadas por el hombre. </p>
<p>En 2018 se creó la unidad de Respuesta Política Integrada (IPCR) para la toma de decisiones coordinada en “crisis importantes y complejas, incluidos actos de terrorismo”. El Mecanismo de Protección Civil de la Unión (UPCM) se ha desarrollado para reforzar la cooperación entre los Estados miembros en la prevención, preparación y respuesta ante catástrofes. </p>
<p>En respuesta a la covid-19, en febrero de 2020, el marco legislativo del UPCM se revisó para proporcionar apoyo intersectorial más completo a la gestión de emergencias a los estados miembros y a sus ciudadanos. </p>
<p>Basándose en las lecciones aprendidas de esta última crisis y con asesoramiento científico, la Comisión Europea ha propuesto el paquete legislativo <a href="https://doi.org/10.5281/zenodo.7035363"><em>RESISTIRÉ 2022</em></a> (RESpondIng to outbreakS through co-creaTIve inclusive equality stRatEgies) para renovar toda la arquitectura de preparación y respuesta ante crisis sanitarias. </p>
<h2>Las crisis y el impacto de género</h2>
<p>Una de las cuestiones que la pandemia dejó claras es que existe un <a href="https://theconversation.com/el-genero-y-la-igualdad-en-tiempos-de-coronavirus-135998">impacto distinto según el género</a>. Aunque la perspectiva de género se lleva incorporando en la formulación de políticas de la UE desde hace más de dos décadas, las políticas estatales españolas, en gran medida, aún no lo han hecho. </p>
<p>La necesidad de dar respuestas rápidas en tiempos de crisis a menudo eclipsa la consideración de las cuestiones de género cuando se diseñan políticas para hacer frente a tales situaciones. </p>
<p>Tomando un ejemplo del pasado reciente, el Instituto Europeo para la Igualdad de Género subraya cómo “<a href="https://eige.europa.eu/newsroom/covid-19/economic-hardship-and-gender">las medidas fiscales adoptadas a raíz de la crisis financiera de 2008 tuvieron un impacto desproporcionadamente negativo en las mujeres</a>”.</p>
<p>Además de otros motivos de desigualdad (como la orientación sexual, la etnia, el origen socioeconómico y las discapacidades, por nombrar algunos), hacer la vista gorda a las desigualdades de género en las políticas relacionadas con la pandemia significa dejar atrás a una población considerable en la UE.</p>
<h2>La información que nos da RESISTIRÉ</h2>
<p>Los datos del proyecto europeo <a href="https://resistire-project.eu/">RESISTIRÉ</a>, que analiza las políticas y las respuestas de la sociedad en los 31 países (los 27 de la UE junto con Islandia, Reino Unido, Serbia y Turquía), aportan información detallada sobre las iniciativas políticas y sociales para paliar el impacto de la crisis con una especial atención en la protección a las mujeres. </p>
<p>Estos datos apuntan a una leve mejoría respecto de la situación descrita <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-020-02006-z">en estudios anteriores</a> que indicaban que “sólo 16 países han comunicado medidas de protección social nuevas o medidas de protección social nuevas o modificadas que hacen referencia a las mujeres”. </p>
<p>Los análisis de RESISTIRÉ muestran que, aunque la integración de la perspectiva de género se ha adoptado como enfoque en la elaboración de políticas de la UE durante más de dos décadas, las políticas de lucha contra la covid 19 en general no han integrado la perspectiva de género a escala nacional. </p>
<p>Por ejemplo, de un total de <a href="https://zenodo.org/record/7041794#.ZHTav3ZBw2w">298 medidas analizadas</a> sólo en el 2 % se ha llevado a cabo una evaluación del impacto de género (EIG). En el 58 % de los casos, la EIG no se ha llevado a cabo en absoluto, y en el 40 % de los casos no había motivos para evaluarla.</p>
<h2>Desigualdad del sistema sanitario</h2>
<p>La pandemia ha recordado a la sociedad el papel esencial de nuestro sistema sanitario y lo importantes que son las personas que trabajan en él. Las desigualdades existentes en el sector, y más concretamente en los hospitales, se han exacerbado debido a la pandemia. </p>
<p>Los mecanismos de toma de decisiones y la gestión están dominados por los hombres, mientras que la mayoría de los trabajadores sanitarios, especialmente en primera línea contra el virus, son mujeres. Para ilustrarlo, en 2019, más del 70 % del personal sanitario mundial estaba formado por mujeres, mientras que los hombres ocupaban alrededor del 75 % de los puestos de liderazgo en el sector.</p>
<p>En la UE, <a href="https://doi.org/10.5281/zenodo.7041810">en ese mismo año</a>, el 86 % de los trabajadores de atención personal en los servicios sanitarios eran mujeres, mientras que las mujeres representaban el 89 % de las enfermeras y matronas y el 84 % de los profesionales asociados. En cambio, sólo representaban el 52 % de los médicos.</p>
<h2>La violencia de género durante la pandemia</h2>
<p>Uno de los ámbitos donde más llama la atención la ausencia de políticas específicas es la violencia de género. En muchos países, las políticas de confinamiento y la crisis económica han provocado un aumento de la violencia de género. Algunos países han respondido con políticas para concienciar, reforzar las herramientas de apoyo a distancia y proporcionar fondos a las organizaciones que gestionan servicios y refugios.</p>
<p>Al mismo tiempo, en varios países ha habido una ausencia total de políticas en este ámbito o los responsables políticos se han limitado a hacer declaraciones <a href="https://zenodo.org/record/6325633#.ZHTX_nZBw2x">sin tomar acciones concretas</a>.</p>
<h2>Digitalización sobrevenida</h2>
<p>La repentina aceleración de la digitalización de los servicios públicos y las interacciones humanas durante la crisis pandémica ha tenido un impacto desigual en la vida de las personas, especialmente en las más vulnerables. </p>
<p>Por un lado, la posibilidad de llevar a cabo nuevos procesos (por ejemplo, suministro de información, reuniones, etc.) a través de internet ha permitido a la sociedad civil implicar a más personas en actividades de apoyo y multiplicar los contactos y la ayuda mutua. </p>
<p>Por otro lado, este proceso de transición a las interacciones digitales ha contribuido a crear las condiciones para la reproducción de viejas desigualdades y la creación de otras nuevas. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una niña observa la pantalla de un ordenador en su casa." src="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/531918/original/file-20230614-21-clcfua.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La digitalización no fue posible para todo el mundo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/fvT3t9iOaJI">Giovanni Gagliardi / Unsplash</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Quienes carecen de dispositivos, conectividad y competencias (por ejemplo, personas de bajo nivel socioeconómico, residentes en zonas rurales, ancianos, etc.) se han visto a menudo excluidos de los beneficios antes mencionados. En varios casos, las políticas aplicadas para mitigar estas desigualdades a menudo no han tenido en cuenta a quienes carecen de ciudadanía, vivienda “adecuada” o conocimientos lingüísticos. </p>
<p>Además, estas políticas se han ocupado a menudo del aspecto material de la cuestión (distribución de dispositivos) sin reflexionar sobre los aspectos sociales implicados. Por ejemplo, no se ha reflexionado sobre el hecho de que los edificios escolares pueden ser a menudo un entorno seguro para los alumnos de familias con orígenes difíciles.</p>
<h2>Impacto en la productividad académica</h2>
<p>La pandemia de la covid-19 afectó también especialmente a las mujeres y a grupos que ya eran menos visibles en las carreras de investigación antes de la pandemia, como ha recogido el informe elaborado por el <a href="https://research-and-innovation.ec.europa.eu/news/all-research-and-innovation-news/new-expert-group-report-covid-19-impact-gender-equality-research-and-innovation-2023-05-05_en">Grupo de Expertos de la Comisión europea</a>. </p>
<p>Este informe constata una disminución de la productividad académica de las investigadoras, y en particular de las que se encuentran en las primeras etapas de su carrera. Además, las mujeres tenían una cantidad desproporcionada de responsabilidades asistenciales, incluida la educación en el hogar, lo que les dejaba menos tiempo para investigar, en comparación con las que no tenían responsabilidades asistenciales. </p>
<h2>La pandemia en primera persona</h2>
<p>El impacto de la pandemia y las respuestas políticas y sociales están siendo objeto de estudio para poder mejorar la respuesta a crisis presentes y futuras. Sin embargo, pocas investigaciones han puesto el foco en recoger las vivencias individuales de las personas más vulnerables durante esta crisis. </p>
<p>Esto sí que se ha incorporado a la investigación de RESISTIRÉ a través de la recopilación de más de 800 entrevistas narrativas individuales; 90 entrevistas semiestructuradas a expertos y autoridades públicas; y 14 talleres paneuropeos con 200 expertos de la sociedad civil, el mundo académico y las autoridades públicas. </p>
<p>Esta aportación cualitativa se recogerá en un libro <em>(Better) Stories from the Pandemic</em> que se presentará durante la <a href="https://resistire-project.eu/resistire-final-event/">conferencia final del proyecto, los próximos 20 y 21 de junio en Bruselas</a>.</p>
<h2>Saldremos mejores: historias inspiradoras</h2>
<p>A pesar de todos los datos anteriores, la crisis también ha puesto de relieve muchas historias de inspiración acerca de medidas legislativas y respuestas sociales inspiradoras a estos impactos de género, esforzándose por reconstruir mejor poniendo el cuidado, la diversidad y el bienestar social en el centro del cambio social, y desafiando las relaciones de poder de género e interseccionales. </p>
<p>Estas “<a href="https://resistire-project.eu/better-stories-europe/">historias mejores</a>” se basan en el concepto desarrollado por la socióloga canadiense <a href="https://sunypress.edu/Books/T/The-Better-Story2">Dina Georgis</a>. RESISTIRÉ ha recopilado prácticas prometedoras en 31 países europeos que alivian el impacto de las políticas de la pandemia sobre las desigualdades: ninguna es una solución perfecta, pero ilustran cómo puede mejorarse una situación social determinada.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207151/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María López Belloso recibe fondos de H2020, Proyecto RESISTIRE (101015990). Ellla es miembro del Grupo de expertas de la EC para analizar el impacto de género del COVID 19. </span></em></p>Las grandes crisis obligan a medidas improvisadas que desde la Unión Europea se quieren prever y organizar. El impacto es desigual: lo sufren desproporcionadamente mujeres y otros colectivos.María López Belloso, Investigadora asociada del proyecto GEARING ROLES (H2020), Universidad de DeustoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2008412023-06-12T19:40:12Z2023-06-12T19:40:12ZInmunidad de grupo: ¿qué lecciones podemos extraer de la pandemia de covid-19?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/530308/original/file-20230606-17-z7jqfu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=50%2C378%2C2055%2C1508&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/family-vaccination-herd-immunity-flat-design-2017862285">Redvy Creative/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La capacidad de infectar de un microorganismo, la inmunidad que genera y la disponibilidad de vacunas para combatirlo son las tres variables que se tienen en cuenta al valorar la situación epidemiológica de una enfermedad infecciosa y su posible evolución. Eso es lo que ha ocurrido con la covid-19.</p>
<p>Las infecciones masivas del virus SARS-CoV-2 y la administración de las vacunas han generado una inmunidad de grupo o inmunidad colectiva (<em>herd immunity</em> en inglés) con cierto efecto de barrera sobre la circulación de virus. Pero ¿hasta qué punto? ¿Sirve este concepto para valorar la situación presente y futura de la pandemia? Porque aunque <a href="https://theconversation.com/hasta-las-pandemias-pasan-de-moda-205164">la OMS haya decretado el fin de la emergencia internacional</a>, la pandemia no ha terminado. </p>
<h2>Algunos conceptos clave</h2>
<p>El término “inmunidad colectiva” se ha usado con significados diferentes. Ciertos autores simplemente lo utilizan para describir la proporción de individuos inmunes a una enfermedad en una población. Otros lo asocian al porcentaje de personas inmunes que se necesitan para conseguir una disminución de la incidencia de la infección. Y algunos lo aplican al grado de inmunidad que protegería a la comunidad contra un nuevo patógeno.</p>
<p>El nexo común de todas las acepciones es que el riesgo de infección se reduce por la existencia y la proximidad de individuos inmunes en la población. A este efecto se le ha denominado “protección indirecta” o “efecto rebaño”.</p>
<p>Pero antes de proseguir, <a href="https://academic.oup.com/aje/article-abstract/141/3/187/62451?redirectedFrom=fulltext&login=false">conviene familiarizarse con dos términos que han circulado ampliamente durante la pandemia</a>.</p>
<p>En primer lugar, tenemos el número básico de reproducción (R0). Así se llama al número esperado de nuevas infecciones generadas directamente por un caso en una población donde todos los individuos –no vacunados ni infectados naturalmente– son susceptibles de contagiarse.</p>
<p>En segundo lugar, <a href="https://physics.mcmaster.ca/%7Ehiggsp/756/Fox_1971.pdf">el número efectivo de reproducción en función del tiempo (Rt)</a> se refiere al número de nuevos infectados que genera cada caso cuando ya puede haber individuos inmunizados o cuando se han tomado medidas para reducir la transmisión, como el uso de mascarillas en el caso del SARS-CoV-2.</p>
<h2>Teorema de la inmunidad umbral</h2>
<p><a href="https://wellnessjourneys.org/wp-content/uploads/2021/07/herdhis.pdf">Aunque fue acuñado hace casi un siglo</a>, el término inmunidad de grupo o inmunidad colectiva no se empleó ampliamente hasta hace pocas décadas. La creciente administración de vacunas, los debates sobre la erradicación de enfermedades y los análisis que relacionan los costes y los beneficios de los programas de vacunación lo pusieron en el centro de la conversación científica.</p>
<p>Un hito clave para que se generalizara su uso fue el planteamiento del teorema de la inmunidad umbral. Este sostiene que si la vacunación estuviese distribuida de forma homogénea en una población, la incidencia de la infección disminuiría gracias a la inmunidad de grupo cuando el número efectivo de reproducción Rt fuese inferior a 1. Es decir, cuando a partir de cada nuevo caso se infectase menos de un individuo </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/530300/original/file-20230606-19-l922ws.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Gráfico de inmunidad umbral frente a número básico de reproducción en enfermedades seleccionadas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/Herd_immunity#/media/File:Herd_immunity_threshold_vs_r0.svg">Cmglee / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Apoyándose en este concepto se han realizado estimaciones de la cobertura de vacunación necesaria para conseguir que cese la transmisión de algunas enfermedades y conseguir así su eliminación.</p>
<h2>La importancia de la protección indirecta</h2>
<p>Hay muchos ejemplos de inmunidad de grupo que ilustran la importancia de la protección indirecta para predecir el impacto a corto y largo plazo de los programas de vacunación. O para comprender la naturaleza de la protección inducida por las vacunas.</p>
<p>En las epidemias periódicas de sarampión, parotiditis, rubéola, tos ferina, varicela o poliomielitis, que aparecían por la acumulación de un número crítico de personas susceptibles de infectarse, se reconocía que las epidemias podían retrasarse o evitarse manteniendo el número de dichos individuos por debajo del umbral crítico.</p>
<p>La magnitud del efecto indirecto derivado de la vacunación depende de cuatro factores:</p>
<p><strong>1)</strong> La capacidad de transmitirse del agente. </p>
<p><strong>2)</strong> El tipo de inmunidad inducida por la vacuna.</p>
<p><strong>3)</strong> El número de contactos que tienen los casos.</p>
<p><strong>4)</strong> La cobertura de la vacunación. </p>
<p>La heterogeneidad de estos parámetros en las poblaciones y el desconocimiento de algunos aspectos en el caso de nuevas enfermedades como la covid-19 han hecho aún más difícil predecir su evolución.</p>
<h2>El teorema imperfecto</h2>
<p>Los trabajos iniciales sobre la inmunidad de grupo asumían que las vacunas inducen una inmunidad indefinida contra la infección, que los individuos contactan entre sí de forma aleatoria y que las vacunas se administran de forma homogénea en todos los grupos. Con estas premisas se calculaba el porcentaje de vacunación necesario para conseguir que la transmisión efectiva a partir de un individuo infectado fuese inferior a uno (Rt<1).</p>
<p>Pero si estos supuestos no se cumplen y la efectividad de la vacuna no es del 100 %, el nivel crítico de vacunación requerido aumenta. Si las vacunas protegen a una proporción inferior al de la inmunidad umbral, será imposible eliminar una infección incluso administrándoselas a toda la población. E igualmente, si con el paso del tiempo disminuye la inmunidad inducida por el pinchazo se necesitarán mayores niveles de cobertura y/o dosis de refuerzo.</p>
<p>El número promedio de casos secundarios generados por una persona infecciosa tanto al inicio de la epidemia (R0) –cuando toda la población es susceptible de contraer la infección– como a medida que avanza la epidemia (Rt) –con individuos protegidos– depende de cómo los grupos interactúan. Así, en colectivos más conectados el valor es más alto. </p>
<p>Y si, además, las vacunas no se distribuyen de forma homogénea y existen grupos con coberturas más bajas, el nivel crítico de vacunación también será más elevado.</p>
<h2>¿Desaparecerá el virus?</h2>
<p>¿Y cómo se aplica todo esto a la situación actual de la pandemia de covid-19? Las nuevas variantes, especialmente ómicron, <a href="https://virologyj.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12985-023-02018-x">se han mostrado más transmisibles que la cepa original</a>, con valores de Rt del orden de 1,9. Y eso a pesar que la mayoría de la población ya se ha vacunado o se ha infectado de forma natural.</p>
<p>Así, la reducción de la inmunidad de las vacunas contra el SARS-Cov-2 con el paso del tiempo y la aparición de nuevas variantes que escapan a la inmunidad comporta que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10143044">sea muy difícil conseguir un nivel crítico de inmunidad que permita pensar en la eliminación del patógeno</a> aunque se vacune a toda la población. </p>
<p>La inmunidad actual reduce los casos graves y la mortalidad, es verdad, pero no impide que el SARS-Cov-2 continúe circulando. Por ello, personas especialmente susceptibles, como los mayores de 60 años, con enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o insuficiencia renal crónica, continúan en riesgo de presentar formas graves de la enfermedad. </p>
<p>En este contexto será necesario seguir con medidas no farmacológicas: las mascarillas deberían quedarse para ciertas circunstancias. Por ejemplo, la gente mayor debería ir al médico o en transporte público con esa protección. También sería recomendable su uso para pacientes y sanitarios en los servicios de urgencias donde sean atendidos enfermos con infecciones respiratorias agudas y para quien tenga algún síntoma.</p>
<p>En definitiva, la pandemia actual nos ha enseñado que la inmunidad de grupo ayuda a reducir los casos graves, pero con agentes como el SARS-CoV-2 y vacunas que no generan inmunidad permanente es imposible controlar la transmisión una vez que el virus ha conseguido propagarse en la población. Entonces incluso deja de tener sentido la aplicación del concepto.</p>
<hr>
<p><em>Artículo realizado con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/200841/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pere Godoy es profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Publica en la Universidad de Lleida, coordinador del Programa de Prevención, Vigilancia y Control de Enfermedades Transmisibles (PREVICET) del CIBERESP e investigador principal de los proyectos competitivos sobre tuberculosis (PI18/01751) y COVID-19 (PI21/01883). Es miembro del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología, y del Consell Assessor de Vacunacions de la Agència de Salut Pública de Catalunya</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2021-SGR-00702. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jesús Castilla es médico del servicio de epidemiología y prevención sanitaria del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra, y jefe de grupo del CIBER de epidemiología y salud pública. Sus investigaciones reciben financiación del Instituto de Salud Carlos III y del programa Horizon 2020 de la Unión Europea. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Irene Barrabeig Fabregat, Jenaro Astray Mochales y José Tuells no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>El concepto de “inmunidad de grupo” o “inmunidad colectiva” fue ampliamente manejado al principio de la pandemia, pero ¿tiene aún sentido aplicarlo con las peculiaridades de la covid-19? ¿Se alcanzará totalmente algún día?Pere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de LleidaÁngela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaIrene Barrabeig Fabregat, Jefe de servicio de Vigiláncia Epidemiológica, Departament de Salut de la Generalitat de CatalunyaJenaro Astray Mochales, Jefe de Unidad de Informe del Estado de Salud y Registros. Epidemiólogo, Servicio Madrileño de SaludJesús Castilla, Médico en el Instituto de Salud Pública de Navarra, Servicio Navarro de Salud - OsasunbideaJosé Tuells, Catedrático UA, Director de la Cátedra Balmis de Vacunología UA-ASISA, Universidad de AlicanteLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2029892023-06-11T20:41:26Z2023-06-11T20:41:26Z¿Cuáles son los virus más peligrosos en la historia de la humanidad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/527555/original/file-20230522-25-t49fgz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C8000%2C4694&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/coronavirus-covid19-attacking-world-news-about-1702779493">PHOTOCREO Michal Bednarek / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La historia de la humanidad está marcada por pandemias que se han cobrado la vida de millones de personas en todo el mundo. Entre estas enfermedades, las causadas por <a href="https://bescienced.com/es/cuantos-virus-hay-en-el-mundo/">virus</a> han tenido un impacto significativo, principalmente debido a su alta tasa de mutación y a que pueden propagarse fácilmente.</p>
<p>Un ejemplo muy reciente lo podemos encontrar en la <a href="https://covid19.who.int/">pandemia</a> de covid-19, durante la que más de 700 millones de personas en todo el mundo se han infectado y <a href="https://news.sky.com/story/15-million-excess-deaths-worldwide-were-caused-by-covid-over-two-years-who-12884248">más de 15 millones han perdido la vida</a>. Sin embargo, aunque esta haya sido una pandemia muy mediática, no es la primera vez que un virus ha amenazado a la humanidad.</p>
<p>En ocasiones también han aparecido virus con una alta letalidad que, sin embargo, no han llegado a tener un impacto tan grande en la sociedad debido a su baja tasa de propagación. Aún así, su gravedad hace que tomar medidas para <a href="https://bescienced.com/es/como-es-posible-limitar-la-circulacion-de-un-virus-con-una-vacuna-con-la-que-nos-podemos-contagiar/">limitar su contagio</a> siga siendo relevante.</p>
<p>Esto es importante en el mundo actual, donde factores como la globalización, el cambio climático y la deforestación pueden contribuir a aumentar el contacto entre especies que normalmente no interactúan. Esto aumenta la probabilidad de transmisión de virus entre especies.</p>
<p>Estos son algunos de los virus más mortales y peligrosos que han afectado a la humanidad.</p>
<h2>El virus de la viruela</h2>
<p>El virus de la viruela es el agente causal de la viruela, una enfermedad infecciosa que ha afectado al ser humano durante miles de años. Se caracteriza por la aparición de erupciones cutáneas dolorosas en todo el cuerpo y por causar la muerte de aproximadamente un tercio de las personas infectadas.</p>
<p>Afortunadamente, la viruela se erradicó en 1980 gracias principalmente a la vacunación. Es la primera (y la única hasta el momento) enfermedad humana erradicada.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Vial de vacuna contra la viruela.</span>
<span class="attribution"><span class="source">James Gathany / Wikimedia Commons</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La erradicación de la viruela es un logro sin precedentes en la historia de la humanidad y un buen ejemplo de lo que se puede lograr con esfuerzos mundiales coordinados. </p>
<p>Sin embargo, a pesar de que la enfermedad ha sido erradicada, existe la posibilidad de que el virus vuelva a aparecer en el futuro o incluso sea utilizado como un arma biológica. Por lo tanto, todavía existen muestras del virus en laboratorios de alta seguridad para que los investigadores puedan seguir estudiándolo y desarrollando nuevas vacunas y tratamientos.</p>
<h2>El SARS-CoV-2</h2>
<p>El coronavirus del síndrome respiratorio agudo y grave 2 (SARS-CoV-2) es un virus muy contagioso que causa la enfermedad conocida como <a href="https://theconversation.com/es/topics/covid-19-83090">covid-19</a>. Este virus fue identificado por primera vez en Wuhan, China, a finales de 2019 y se ha convertido en una pandemia global que ha afectado a millones de personas en todo el mundo. Hasta el momento el virus ha infectado más de 700 millones de personas y ha causado la muerte de más 15 millones.</p>
<p>Aunque la mayoría de las personas infectadas con covid-19 se recuperan sin necesidad de tratamiento especial, la enfermedad puede ser grave y potencialmente mortal en personas mayores y personas en grupos de riesgo. Por ejemplo, aquellas con afecciones médicas preexistentes.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Coronavirus del síndrome respiratorio agudo y grave." src="https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Coronavirus del síndrome respiratorio agudo y grave 2 (SARS-CoV-2).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49534865371/">NIAID / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Hoy disponemos de <a href="https://theconversation.com/es/topics/vacuna-covid-19-96630">varias vacunas</a> disponibles cuyo objetivo es reducir el riesgo de padecer formas graves de la enfermedad y fallecer por covid-19.</p>
<p>La pandemia de covid-19 ha tenido un impacto sin precedentes en el mundo y ha provocado cambios significativos en la forma en que vivimos y nos relacionamos. Por otro lado, esta pandemia también ha demostrado la importancia de la colaboración internacional en la lucha contra las enfermedades infecciosas y ha puesto de manifiesto lo que se puede conseguir en investigación si se emplean los recursos necesarios.</p>
<h2>El VIH</h2>
<p>El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el virus causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), la fase más avanzada de la infección. Cuando una persona se infecta con VIH y no recibe tratamiento, el virus ataca y destruye células del sistema inmune, debilitando las defensas de nuestro organismo frente a otras infecciones y determinados tipos de cáncer.</p>
<p>A pesar de haber sido identificado oficialmente en 1983, el VIH sigue siendo uno de los mayores problemas de salud pública mundial, ya que todavía <a href="https://theconversation.com/por-que-es-tan-dificil-fabricar-una-vacuna-contra-el-sida-198916">no existe una vacuna</a> o cura para la infección. Se <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hiv-aids">estima</a> que hasta el momento el virus ha infectado a 81 millones de personas y ha acabado con aproximadamente 40 millones de vidas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Célula del sistema inmune infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/6813396647/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Si bien es cierto que ha habido algunos casos de personas que se han curado de la infección, son casos aislados y no se considera que haya una cura generalizada. En concreto, hasta el momento existen tres personas que se han <a href="https://www.smithsonianmag.com/smart-news/patient-cured-of-hiv-after-stem-cell-transplant-researchers-say-180981673/">curado de la infección por VIH</a>.</p>
<p>Existen tratamientos antirretrovirales que son muy eficaces para controlar la infección por VIH. Estos medicamentos son capaces de inhibir la replicación del virus y reducir la carga viral en el organismo, lo que a su vez evita la progresión de la enfermedad hacia el sida y su contagio.</p>
<h2>El virus de la gripe</h2>
<p>La <a href="https://espanol.cdc.gov/flu/about/keyfacts.htm">gripe</a> es una enfermedad contagiosa que afecta al aparato respiratorio y está causada por los <a href="https://www.paho.org/es/temas/influenza-otros-virus-respiratorios">virus de la gripe</a>. Estos virus son altamente contagiosos y pueden propagarse rápidamente entre personas, sobre todo en ambientes cerrados.</p>
<p>A lo largo de la historia ha habido varias pandemias de gripe. <a href="https://theconversation.com/asi-transcurrio-la-tercera-ola-de-gripe-espanola-predicciones-para-la-covid-19-152548">La más devastadora fue la de 1918</a>, cuando una cepa infectó a un tercio de la población mundial y causó la muerte de alrededor de 50 millones de personas.</p>
<p>La gripe sigue siendo un problema de salud pública importante en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/influenza-(seasonal)">estima</a> que cada año hay entre tres y cinco millones de casos graves de gripe, y que la enfermedad causa entre 290 000 y 650 000 muertes en todo el mundo.</p>
<p>Existen medidas que pueden ayudar a prevenir la propagación de la gripe. Estas incluyen la vacunación anual y la adopción de prácticas de higiene adecuadas, como lavarse las manos con frecuencia y cubrirse la boca al toser y estornudar.</p>
<h2>El virus del ébola</h2>
<p>El <a href="https://bescienced.com/es/ebola-transmision-sintomas-y-prevencion/">virus del ébola</a> es un virus zoonótico que causa una enfermedad grave conocida como fiebre hemorrágica del ébola, cuya tasa de letalidad puede llegar al 90 %. Este virus se transmite a través del contacto con sangre, órganos o fluidos corporales de un animal o persona infectados.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Virus del Ébola." src="https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Virus del Ébola.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ebola_virus_%282%29.jpg">CDC Global / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Epidemia_de_%C3%A9bola_de_2014-2016">mayor brote epidémico</a> se originó en diciembre de 2013 en Guinea. Posteriormente se extendió a Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Senegal, Estados Unidos, España, Malí y Reino Unido. Este brote puso de manifiesto la necesidad de una respuesta global más efectiva para controlar y prevenir la propagación del virus.</p>
<p>Hasta el momento no existe una cura para la enfermedad o una vacuna disponible que ofrezca una protección completa. Por lo tanto, la prevención y el control de la infección son fundamentales en la lucha contra el virus. Se están llevando a cabo investigaciones para desarrollar terapias y vacunas efectivas frente a esta infección.</p>
<h2>El virus de la polio</h2>
<p>El virus de la polio es el patógeno causante de la poliomelitis, una enfermedad que afecta principalmente a niños menores de cinco años y puede causar debilidad muscular, parálisis irreversible y la muerte en los casos más graves. Este virus no es de los más peligrosos de esta lista, pero sí es uno de los que ha causado más temor en la población en la historia reciente, especialmente en las décadas de 1940 y 1950.</p>
<iframe src="https://ourworldindata.org/grapher/reported-paralytic-polio-cases-and-deaths-in-the-united-states-since-1910" loading="lazy" style="width: 100%; height: 600px; border: 0px none;" width="100%" height="400"></iframe>
<p>La mayoría de las personas infectadas por el virus de la polio son asintomáticas. En un pequeño porcentaje, el virus puede ingresar al sistema nervioso central y destruir las células nerviosas motoras, causando parálisis y atrofia muscular. </p>
<p>Gracias a la investigación, vigilancia, respuesta rápida en caso de brotes y al desarrollo de distintas <a href="https://bescienced.com/es/que-tipos-de-vacunas-hay-contra-la-polio/">vacunas contra la polio</a>, este virus ha sido casi erradicado de gran parte del mundo. Sin embargo, aún hay algunos países donde la enfermedad sigue siendo endémica, llegando incluso a detectarse un caso de <a href="https://www.scientificamerican.com/article/first-u-s-polio-case-in-nearly-a-decade-highlights-the-importance-of-vaccination/">poliomelitis en Estados Unidos</a> en 2022 y trazas del virus en las aguas residuales de Londres. Por lo tanto, es importante seguir trabajando para alcanzar la erradicación completa de la enfermedad.</p>
<p>Los virus mencionados en este artículo son solo algunos ejemplos de virus peligrosos que han afectado directamente al ser humano a lo largo de la historia pero no son los únicos. Otros virus como el virus del Zika, del dengue, el coronavirus del síndrome respiratorio de oriente medio (MERS-CoV) y las pandemias de gripe más recientes nos han enseñado la importancia de seguir investigando y desarrollando tratamientos y vacunas para estas enfermedades.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202989/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Los virus y sus pandemias han acompañado a la humanidad desde sus inicios. Algunas de las enfermedades que causan han provocado estragos y acabado con millones de vidas.Jose Manuel Jimenez Guardeño, Investigador Ramón y Cajal, Universidad de MálagaAna María Ortega-Prieto, Postdoctoral research associate, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2051642023-05-07T19:07:50Z2023-05-07T19:07:50ZHasta las pandemias pasan de moda<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/524762/original/file-20230507-19-wxres8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=129%2C92%2C2410%2C1768&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/coronavirus-quarantine-stop-concept-man-takes-1705838563">Da Antipina/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Cómo no íbamos a ir a la Feria de Sevilla este año? Tras varios años de ausencia (en 2020 y en 2021 por no haberse celebrado, y en 2022 por precaución), los abuelos tenían más ganas que nunca. Era el primer reencuentro familiar. Así que el calor asfixiante del Real era lo de menos. El tumulto en la caseta tampoco nos importó. Pero hoy, que tenemos a la abuela en la UCI y con un pronóstico muy grave… somos conscientes de que la covid-19 no ha terminado.</p>
<p>Esperábamos la gripalización del SARS-CoV-2, y que se volviera estacional como otros virus respiratorios. Parece que no va a suceder. Datos como los de la última Feria de Sevilla, a finales de abril y con temperaturas propias del verano, nos hacen pensar que tendremos brotes en diferentes estaciones del año.</p>
<h2>Principio y fin del estado de emergencia</h2>
<p>El 30 de enero de 2020, el comité de emergencia de la Organización Mundial de la Salud <a href="https://elpais.com/sociedad/2020/01/30/actualidad/1580399024_626205.html">declaraba el estado de emergencia sanitaria internacional</a> por el brote de coronavirus de Wuhan. El Reglamento Sanitario Internacional, <a href="https://www.paho.org/es/temas/reglamento-sanitario-internacional">publicado en 2005</a>, es un documento vinculante para 196 países y cubre medidas encaminadas a prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas. </p>
<p>En dicho documento se define como “emergencia de salud pública de importancia internacional”, un evento extraordinario que, de conformidad con el presente Reglamento, se ha determinado que: I) constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, y II) podría exigir una respuesta internacional coordinada. Pero no fue hasta el 11 de marzo que el mismo organismo declaró el estado de pandemia.</p>
<p>El 5 de mayo de 2023, el director de la OMS ha decretado <a href="https://www.npr.org/sections/goatsandsoda/2023/05/05/1174269442/who-ends-global-health-emergency-declaration-for-covid-19#:%7E:text=via%20Getty%20Images-,On%20Friday%2C%20World%20Health%20Organization%20director%20general%2C%20Tedros%20Adhanom%20Ghebreyesus,as%20a%20global%20health%20emergency.%22&text=The%20World%20Health%20Organization%20has,PHEIC">el fin del estado de emergencia internacional</a>. Esta declaración no significa que haya terminado la pandemia. Pero, de facto, exime a los países de tomar medidas de contención/prevención, puesto que durante este estado de emergencia, lo que indicaba la OMS era de obligado cumplimiento. </p>
<p>Diversos indicadores (incidencia, casos, ocupaciones hospitalarias y de UCI…) apuntaban ya hace tiempo a que este fin estaba cerca. Incluso se podría haber decretado antes.</p>
<h2>Dos pandemias en una</h2>
<p>La pandemia ha tenido dos momentos muy diferentes a lo largo de estos tres años. Desde el inicio en diciembre de 2019 en Wuhan hasta diciembre de 2021, las reinfecciones eran anecdóticas. Pero desde enero de 2022 hasta la actualidad estamos en la que podríamos denominar pandemia de <a href="https://theconversation.com/omicron-cinco-buenas-noticias-para-acabar-el-ano-174262">ómicron</a>.</p>
<p>Este hecho cambió realmente las reglas del juego, y las reinfecciones empezaron a estar a la orden del día. Está claro que las subvariantes de ómicron consiguen saltar las defensas producidas frente a las variantes anteriores y hacerse más infecto-contagiosas. </p>
<p>Su evolución no se ha acompañado, afortunadamente, de una mayor severidad clínica. Al contrario, se producen menos hospitalizaciones e ingresos en UCI entre los infectados. Sin embargo no podemos decir que esto sea consecuencia de variantes o subvariantes más leves, sino que, probablemente, reflejan una muy buena inmunización de la población (tanto por la inoculación de las vacunas, como por la inmunidad natural que ha quedado después de las infecciones).</p>
<iframe src="https://ourworldindata.org/explorers/coronavirus-data-explorer?zoomToSelection=true&time=2020-03-01..latest&uniformYAxis=0&country=ESP~OWID_WRL&pickerSort=asc&pickerMetric=location&hideControls=true&Metric=Cases%2C+tests%2C+positive+and+reproduction+rate&Interval=7-day+rolling+average&Relative+to+Population=true&Color+by+test+positivity=false" loading="lazy" style="width: 100%; height: 600px; border: 0px none;" width="100%" height="400"></iframe>
<h2>La pandemia ha pasado de moda</h2>
<p>No hay más que ver los informativos diarios en todo el mundo. Hasta enero de 2023, prácticamente en todos los telediarios había al menos alguna noticia del covid-19 y estas han ido desapareciendo, <a href="https://www.antena3.com/noticias/mundo/que-esta-pasando-realmente-covid-china_2023010563b699cea85ad50001cdd377.html">salvo en momentos puntuales, como los repuntes de casos en china el pasado mes de enero</a>.</p>
<p>Si miramos las búsquedas en Google, que es un gran indicador de tendencias, y situamos el 100 % de interés en el covid-19 allá por el 15 de marzo de 2020, vemos que desde enero de este año, la enfermedad ya no interesa a prácticamente nadie. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=300&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/524732/original/file-20230506-25-gv959u.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=377&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Búsquedas del concepto covid-19 según Google Trends desde enero de 2020 hasta la actualidad. Obsérvese que el máximo (100) se realizó entre el 15 y el 21 de marzo de 2020. Desde enero de 2023, el interés ha caído a 1-2.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Google Trends</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Pero este desinterés no solo lo experimenta el público en general, sino también el público especializado. La Universidad Johns Hopkins ha sido para mí el centro en el que observar cómo transcurría todo este proceso distópico que hemos vivido. Me recuerdo mirando el mapa covid-19 en las madrugadas con la esperanza de ver alguna buena señal. Algo que no sucedió hasta que llegaron las vacunas. </p>
<p>Porque no olvidemos que de esta pandemia hemos salido gracias a la investigación científica y a la cooperación internacional. Si hoy miramos esta página que marcaba el “estado en vivo” de la pandemia, comprobaremos que se dejaron de recoger los datos del covid-19 allá por el 10 de marzo de 2023.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=261&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=261&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=261&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=328&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=328&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/524730/original/file-20230506-40482-vkgv7j.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=328&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Visión de la herramienta para el rastreo de COVID-19 de la Universidad John Hopkins. Obsérvese la banda central en amarillo en la que indica que se han dejado de recoger los datos el 10 de marzo de 2023 https://coronavirus.jhu.edu/map.html.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Johns Hopkins University</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>De modo que, en este contexto de relajación, el levantamiento del “estado de emergencia internacional”, que parece adecuado e indiscutible, también puede suponer que las autoridades sanitarias y los ciudadanos nos relajemos quizás en demasía. </p>
<p>De una parte, y por lo que respecta a las autoridades, se deberían seguir vigilando y secuenciando los positivos para detectar eventuales nuevas variantes. Y por parte de los ciudadanos, aún es necesario maximizar la precaución cuando estamos pasando una enfermedad respiratoria, usando mascarilla para proteger al resto de nuestra infección. O si convivimos con personas muy vulnerables, protegiéndonos en situaciones de tumultos (como las ferias y fiestas, que van a ser muy frecuentes este verano).</p>
<h2>La resaca de la era post-covid</h2>
<p>Aunque la emergencia haya cedido, el covid-19 no ha terminado. Ni tan siquiera ha concluido la pandemia. Algo que no sucederá hasta que se dejen de detectar brotes epidémicos en diversos países de más de dos continentes.</p>
<p>Sin lugar a dudas hay que definir <strong>las pautas vacunales de ahora en adelante</strong>. Las administraciones sanitarias de medio mundo nos han dejado “huérfanos” a este respecto. Desde la evidencia científica, no parece razonable que haya dosis de recuerdo anuales para la población general. </p>
<p>Ya es conocido que la infección natural, así como la vacunación y, sobre todo, la “inmunidad híbrida” (combinación de infección natural y de vacunación) <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/imr.13089">dejan durante al menos dos años una suficiente inmunidad de memoria</a> de nuestros linfocitos de élite (T y B). Pero las dosis de recuerdo pueden ser necesarias para personas con las defensas comprometidas, como pueden ser los mayores de 80 años y los pacientes inmunodeprimidos por deferentes situaciones clínicas (enfermedades de causa inmunitaria, trasplantes o inmunosupresión por terapia antitumoral).</p>
<p>Otra gran asignatura pendiente, y de magnitud muy grande, es el <strong>covid persistente</strong>, <a href="https://theconversation.com/covid-persistente-cuatro-preguntas-todavia-sin-respuesta-188686">que afecta a un número creciente de personas</a> y actualmente sufre en torno al 10 % de individuos que pasaron la covid. </p>
<p>Esta patología se asemeja en muchos casos a la de enfermedades autoinmunitarias (cuando las defensas atacan al propio organismo), golpea de modo mayoritario a mujeres y ha sido motivo de que se establezcan alianzas entre médicos o investigadores y de que se constituyan <a href="https://covid-persistente.org/">grupos de pacientes</a>.</p>
<p>El propio director de la OMS se quejaba de <strong>la desidia a la hora de hacer los test diagnósticos</strong> de covid. Cada vez se hacen menos y se secuencian menos, lo que nos puede dejar vulnerables si aparecen nuevas variantes del virus. Las autoridades sanitarias no deberían relajar la vigilancia a estos extremos. </p>
<p>Hemos aprendido mucho de ventilación de interiores, que ayuda no solo en la prevención de la transmisión de la covid, sino de todas las infecciones respiratorias. Una buena regulación y control de la calidad del aire en espacios cerrados sería más que recomendable.</p>
<p>Otro reto pendiente es el <strong>fin del uso de las mascarillas</strong> en los lugares restringidos en la actualidad (centros sanitarios y farmacias). Parece buen momento revisar esta norma y eliminar la restricción en farmacias y en la mayor parte de los espacios sanitarios, salvo las urgencias y salas especialmente concurridas por pacientes en espera.</p>
<p><strong>Los sistemas sanitarios</strong> se extenuaron entre el 2020 y 2022 y aún <strong>no han vuelto a recuperarse</strong>. <a href="https://www.lavanguardia.com/vida/20230312/8818453/tres-anos-sanidad-minimos-pandemica-covid-estado-alarma.html">Hay graves carencias de personal y de medios</a>. </p>
<p>Y es que la covid-19 llegó para quedarse entre nosotros. Seguimos teniendo casos, ingresos hospitalarios y –desgraciadamente– muertes. Todos estos datos no tienen que ver con los que se producían por abril del 2020, pero a día de hoy siguen muriendo 500 personas al día por covid en el mundo, frente a los más de 15 000 en el peor momento de hace tres años. La pandemia ha dejado un registro oficial de 7 millones de muertes, aunque todas las estimaciones elevan este número a unos 20 millones.</p>
<p>Entretanto, este que les escribe también fue a la Feria de Abril en su nueva residencia, Sevilla. Y también estoy experimentando mi tercera infección por SARS-CoV-2, a pesar de haberla pasado con delta en julio de 2021 y con ómicron en enero de 2022, y a pesar de tener una pauta de vacunación completa. </p>
<p>Eso sí, apenas tengo síntomas: parece un brote alérgico, con mocos, estornudos y un leve dolor de garganta. De hecho, me retrasé en hacerme test porque soy alérgico y pensaba que tenía rinitis alérgica. El dolor de cuerpo pudiera confundirse con mi regreso al gimnasio con un preparador personal. La vida, a pesar de todo, sigue.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/205164/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alfredo Corell Almuzara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La OMS acaba de declarar el fin del estado de emergencia internacional por covid-19. ¿Qué supone esto? ¿Significa que ha acabado la pandemia? ¿Debemos relajarnos?Alfredo Corell Almuzara, Catedrático de inmunología, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2025432023-04-26T18:35:51Z2023-04-26T18:35:51ZProgenitores quemados: ¿es cada vez más exigente criar y educar a los hijos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/521251/original/file-20230417-28-7hvytl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C12%2C8179%2C5101&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/headache-noise-stress-family-living-room-2216278693">Shutterstock / PeopleImages.com - Yuri A</a></span></figcaption></figure><p>El progresivo descenso de la natalidad en el mundo va acompañado de un sentimiento bastante generalizado de que cada vez es más difícil criar y educar a los hijos.</p>
<p>Un estudio realizado con población española indica que <a href="https://lingokids.com/es/prensa/burnout-parental-7-de-cada-10-progenitores-agotados">8 de cada 10 madres y padres</a> se sienten en mayor o menor medida culpables por no dedicar a sus hijos el tiempo que consideran que deberían, lo que comporta malestar emocional y, en los casos más extremos, sintomatología de estar quemados o <em>burnout</em> (agotamiento físico y mental, trastornos del sueño, nerviosismo…). </p>
<p>Otro <a href="https://www.pewresearch.org/social-trends/2023/01/24/parenting-in-america-today/">reciente estudio</a> realizado en Estados Unidos a finales del año 2022 indica que dos terceras partes de los progenitores preguntados sienten que el ejercicio de las funciones parentales es más arduo de lo que esperaban. La sensación de dificultad corresponde a las madres, debido a que, a pesar de los avances hacia la coparentalidad, todavía <a href="https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272009000200010">son ellas quienes asumen más responsabilidades</a> <a href="https://www.pewresearch.org/social-trends/2017/03/23/gender-and-caregiving/">en la crianza de los hijos</a>.</p>
<p>Aunque comparar la maternidad y la paternidad en diferentes épocas históricas es un ejercicio complejo, y admitiendo la gran diversidad en el ejercicio de la crianza y la parentalidad según el país, la cultura o los niveles socioeconómicos de las familias, estos datos apuntan a una tendencia en los países desarrollados o postindustriales que puede ser debida a diversos factores.</p>
<h2>Más conciencia, más miedos</h2>
<p>La pandemia de covid-19 ha aumentado <a href="https://www.paho.org/es/noticias/15-9-2021-ninos-ninas-adolescentes-estan-profundamente-afectados-por-pandemia-covid-19">la ansiedad y el estrés</a> de los niños y adolescentes y de sus progenitores; pero algunos problemas ya existían anteriormente: el mencionado estudio estadounidense señala también la <a href="https://theconversation.com/proteger-la-salud-mental-en-la-infancia-es-urgente-que-papel-tienen-los-colegios-167951">salud mental infantil</a> y el <a href="https://theconversation.com/se-puede-prevenir-el-acoso-escolar-indicadores-para-la-deteccion-precoz-201334">acoso escolar</a> como las dos principales preocupaciones de los progenitores, seguidas del miedo a que los hijos sufran daño físico o lleguen a tener <a href="https://theconversation.com/que-son-las-adicciones-comportamentales-y-por-que-se-ceban-con-la-adolescencia-195225">problemas con las drogas o el alcohol</a>. </p>
<p>Podemos interpretar estos datos como un reflejo de una toma de conciencia social acerca de temas que en décadas anteriores recibían menor atención, como es el caso claro del acoso y de la salud mental, en sentido amplio, incorporando también las dificultades y trastornos del neurodesarrollo y el aprendizaje. </p>
<p>Una mayor toma de conciencia es necesaria y clave para detectar y atender las dificultades, pero también va acompañada de un incremento de la preocupación de los progenitores por prevenir dichos problemas, controlar los factores que pueden originarlos, identificarlos en caso de que se produzcan y atenderlos debidamente buscando y proporcionando las ayudas necesarias. </p>
<h2>Más expectativas, más impotencia</h2>
<p>Por lo que respecta a las expectativas con respecto a los hijos, el estudio señala como prioridades, por este orden, que los hijos lleguen a ser económicamente independientes, tengan empleos que les satisfagan, realicen una carrera universitaria, se casen y tengan hijos. </p>
<p>A medida que las sociedades han ido alcanzando un mayor bienestar, han ido cambiando algunas de estas expectativas. Las generaciones anteriores también esperaban que sus hijos fuesen económicamente independientes, se casasen y tuviesen descendencia, pero la expectativa de satisfacción en el empleo era menos importante. </p>
<p>Además, en las últimas décadas las expectativas con respecto al nivel de estudios de los hijos se han ido incrementando <a href="https://www.nber.org/papers/w15683">en todas las clases sociales</a>. </p>
<p>Por una parte, el acceso a mayores niveles educativos es una consecuencia positiva del desarrollo económico y social. Por otra, las sociedades postindustriales requieren cada vez más de una mejor cualificación para la integración social y laboral de sus miembros. Aparece, además, el deseo de que el ejercicio de la profesión sea algo satisfactorio y que contribuya al desarrollo personal. </p>
<p>Educar y apoyar a los hijos en el alcance de estas metas no se percibe como algo fácil en la sociedad actual, en la que las eventuales crisis económicas, y ahora también sanitarias, generan en la población una percepción general de inestabilidad. </p>
<h2>¿Más difícil que qué?</h2>
<p>Tras este breve análisis de las principales preocupaciones de los progenitores y de sus expectativas con respecto a los hijos, ¿podemos afirmar que hoy día es más difícil que antes ser madre o padre? Podríamos decir que lo que en realidad ha cambiado es el sentido del término “difícil”. </p>
<p>Para los sectores más desfavorecidos de las generaciones anteriores lo realmente difícil era proporcionar alimento a los descendientes y mantenerlos a salvo de infecciones y enfermedades comunes que hoy día no constituyen un problema. A buen seguro que esos retos suponían para las madres y los padres un gran esfuerzo acompañado en muchos casos de niveles altos de malestar emocional, que no eran generalmente identificados ni atendidos por la sociedad. </p>
<p>Para la mayoría de la población actual, en nuestro contexto de referencia, las dificultades son otras, las vinculadas al cumplimiento de las expectativas de la sociedad del bienestar: estudios, satisfacción personal, bienestar físico y emocional… </p>
<h2>Más autoexigencia</h2>
<p>Los progenitores son conscientes de la importancia de la educación para el logro de los objetivos de desarrollo personal e integración social. Las investigaciones sobre el desarrollo infantil, la escuela y los medios de comunicación han contribuido a transmitir la importancia de la educación en los primeros años de vida y, muy especialmente, de la educación familiar y de la colaboración entre los distintos agentes educativos, fundamentalmente maestros y progenitores. </p>
<p>Existe una clara conciencia de que el futuro de los niños puede verse muy favorecido por la cantidad y calidad de las experiencias positivas o entorpecido por las negativas. </p>
<p>Las décadas de los 1990 y 2000 han visto el surgimiento de un modelo de “<a href="https://www.jstor.org/stable/j.ctt1rrd8rb">parentalidad intensiva</a>”: los progenitores dedican más tiempo y dinero a la crianza y la educación de sus hijos que las generaciones anteriores, especialmente en las <a href="https://www.ucpress.edu/book/9780520271425/unequal-childhoods">clases medias</a>. </p>
<p>Por una parte, los progenitores son conscientes de la importancia de jugar con sus hijos, de interactuar con ellos, de realizar actividades juntos (dibujar, jugar, mirar cuentos…), de hablarles, de comunicarse. Las generaciones anteriores dedicaban claramente menos tiempo al juego y a la interacción directa con los niños. </p>
<p>Por otra parte, proporcionar a los hijos buenos servicios educativos, sanitarios, de ocio o de apoyo al aprendizaje requiere una mayor inversión económica y una mayor dedicación al trabajo remunerado. </p>
<h2>Un reajuste necesario</h2>
<p>¿Qué podemos hacer como sociedad ante esta tendencia? En primer lugar, reajustar nuestras ideas acerca de lo que los niños realmente necesitan de nosotros como madres y padres. </p>
<p>Si bien las experiencias positivas o negativas tienen una repercusión importante, los niños son altamente resilientes y menos frágiles de lo que tendemos a pensar. No necesitan madres y padres perfectos; hasta cierto punto, pueden encajar ciertas contradicciones y frustraciones propias de la vida cotidiana. Las frustraciones <a href="https://theconversation.com/como-podemos-ayudar-al-bienestar-emocional-de-nuestros-hijos-182349">forman parte de la vida</a> y los más pequeños deben aprender a afrontarlas. Aprender a tolerar la frustración es clave para el <a href="https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/consejos-ensenar-tu-hijo-tolerar-frustracion">desarrollo socioemocional</a>. </p>
<p>Tampoco necesitan a los adultos el 100 % de su tiempo. Si les damos oportunidad, aprenden a disfrutar por sí mismos de sus juegos, encuentran sus propias distracciones, viven sus fantasías… No nos debe asustar que experimenten momentos de aburrimiento.</p>
<h2>Acompañamiento y apoyo social</h2>
<p>Por otra parte, sería importante crear servicios públicos de apoyo y asesoramiento para la crianza dirigidos a las familias, prácticamente inexistentes en la actualidad, además de mantener y elevar la calidad de los servicios públicos en general (educativos, sanitarios, sociales…). </p>
<p>En definitiva, apoyar a niños y jóvenes en su desarrollo personal e integración activa en las sociedades complejas es una tarea colectiva en la que las madres y los padres deberían sentirse acompañados en el ejercicio de su importante papel.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202543/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Magda Rivero García no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cada vez más padres y madres sienten que su tarea es más difícil de lo que imaginaban. Abunda la sensación de “no estar a la altura” de exigencias reales o autoimpuestas.Magda Rivero García, Profesora Titular de Psicología del Desarrollo y de la Educación, Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2008042023-03-28T17:09:41Z2023-03-28T17:09:41Z¿Cambió la motivación de los estudiantes tras el confinamiento?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/516327/original/file-20230320-820-dp7ipq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=20%2C0%2C6760%2C4910&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/classmate-classroom-sharing-international-friend-concept-403790431">Shutterstock 7 Rawpixel.com</a></span></figcaption></figure><p>La motivación es una palabra común muy utilizada. La decimos cuando hablamos de nuestro estado de ánimo; es normal preguntar a un amigo o amiga si están motivados y qué les motiva. Pero ¿qué es la motivación, y sobre todo, cuáles son las cosas o situaciones que nos motivan?</p>
<p>Comenzaremos con una palabra más simple, <em>mover</em>, que es parte de la raíz de motivación. Nos indica por lo tanto todo aquello que ocasiona un movimiento, un movimiento en nuestra forma de actuar.</p>
<p>Podemos pensar que la motivación es todo aquello que nos mueve, que nos hace levantarnos cada mañana o que simplemente nos impulsa a seguir adelante.</p>
<h2>Los factores que influyen en la motivación</h2>
<p>Diferentes cosas nos motivan de acuerdo a factores como la edad, el sexo, el estilo de vida o la clase social. Es fácil comprender que la motivación de un padre de familia es ver a sus hijo con salud, y al mismo tiempo la motivación de un adolescente puede ser conocer en persona a su <em>influencer</em> favorito.</p>
<p>Uno de los puntos más interesantes de la motivación es que es totalmente personal; más allá de los factores mencionados, hay dos grandes cuestiones que influyen en ella: la disposición y la capacidad. Con la conjugación de estas dos variables y los factores personales podemos calcular la motivación de cada persona para realizar cualquier actividad.</p>
<h2>¿Cambió nuestra motivación con la pandemia?</h2>
<p>La pandemia nos hizo estudiar desde casa, dejamos de reunirnos con nuestros amigos de la escuela, por un tiempo nuestras clases fueron a través pantalla.</p>
<p>Cambiaron nuestras formas de vivir, aprendimos y nos adaptamos a nuevas maneras de aprender, y después de un largo tiempo volvimos a clases. ¿Ha influido ese paréntesis en nuestra motivación? </p>
<p>Con el objetivo de dar una respuesta más objetiva a las preguntas planteadas, se realizaron una una serie de preguntas en forma de <a href="https://www.redalyc.org/pdf/1390/139025258006.pdf">encuesta</a> a jóvenes universitarios del Centro Universitario de los Altos (Universidad de Guadalajara), en la ciudad de Tepatitlán de Morelos, estado de Jalisco, México.</p>
<p>La selección de los encuestados fue de forma aleatoria entre alumnos de carreras de áreas administrativas, la edad de los participantes oscila entre los 18 a 23 años, y todos con características demográficas y estilos de vida similares.</p>
<h2>¿Cómo nos motivamos?</h2>
<p>Las teorías de motivación buscan comprender la relación entre los procesos, sentimientos y comportamientos de las personas, independiente al ámbito, para entender por qué nos comportamos como lo hacemos.</p>
<p>La clasificación de factores de motivación tiene diferentes enfoques. <a href="https://doi.org/10.1037/h0054346">Abraham Maslow</a> los divide en cinco factores y pondera su importancia en forma de pirámide. <a href="https://doi.org/10.1177/001316445401400412">Frederick Herzberg</a>, presenta su teoría en la cual establece que el nivel de motivación tiene dos grandes grupos de factores; internos y externos, llamados factores motivacionales y de higiene.</p>
<p><a href="https://doi.org/10.1037/11144-002">David Clarence McClelland</a>, psicólogo con prominentes estudios en el área de las emociones humanas, más específicamente en el área de la motivación humana, considera que toda motivación se basa en la emoción.</p>
<p>McClelland establece tres factores principales en la motivación: logro o realización, poder y afiliación.</p>
<ol>
<li><p>El logro o realización es el sentimiento de haber alcanzado metas y objetivos y cómo provoca comportamientos específicos.</p></li>
<li><p>El poder se basa en el deseo de controlar y ejercer poder sobre los demás. Las personas que poseen esta necesidad se sienten satisfechas y cómodas en situaciones en las que están al mando.</p></li>
<li><p>La afiliación refleja el deseo de pertenecer a un grupo de personas. En este contexto, la calidad de las relaciones interpersonales en ese espacio es fuente de motivación.</p></li>
</ol>
<h2>Estudiantes tras la covid-19</h2>
<p>Nuestra encuesta se basó en esta clasificación de McClelland. Los resultados fueron sorprendentes, ya que predominaron con más del 50 % las respuestas relacionadas con el factor de la afiliación; tanto la necesidad de logro como la de poder ocuparon el segundo y tercer lugar. Basándonos en los estudios de McClelland, las personas que reflejan una necesidad de afiliación se caracterizan por un deseo de socialización.</p>
<p>Esto puede entenderse como un efecto del tiempo en el cual los adolescentes debieron aislarse de la sociedad y de sus amigos, sobre todo si tenemos en cuenta que <a href="https://www.redalyc.org/pdf/292/29242799007.pdf">estudios previos</a> mostraron un dominio en factores asociados a la autorrealización de los jóvenes como principal motivación.</p>
<p>El valorar sobre todo el hecho de sentirse parte de un grupo de personas se ha convertido en una razón actual y fuerte de motivación para muchos jóvenes. Aunque los estudios son reducidos, indican un campo de oportunidad para futuras investigaciones.</p>
<p>Detectar y definir un posible cambio en la percepción motivacional de los jóvenes tendría implicaciones en procesos pedagógicos y de acompañamiento psicológico, de cara tanto a los métodos de enseñanza como a los cuidados de la salud mental en estudiantes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200804/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Algunas encuestas apuntan a que la motivación relacionada con sentirse parte de un colectivo ha ganado puntos frente a otras, lo cual podría ser un efecto de la pandemia.Benjamín Villegas Alcantar, Profesor de asignatura del Departamento de Estudios Organizacionales, Universidad de GuadalajaraLuis Aguilar Carvajal, PROFESOR DE TIEMPO COMPLETO TITULAR/ DIRECTOR DE DIVISIÓN Administración, Recursos humanos, Psicología, Universidad de GuadalajaraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2015192023-03-21T18:59:58Z2023-03-21T18:59:58ZEl cólera no es una enfermedad del pasado: la séptima pandemia está en uno de sus peores momentos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/516723/original/file-20230321-28-x192g5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5742%2C3233&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Niños en un campo de refugiados de Siria, donde se produjo uno de los últimos brotes de cólera en septiembre de 2022.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cholera-epidemic-syria-difficult-conditions-which-2220459641">Shutterstock / Mohammad Bash</a></span></figcaption></figure><p>En los últimos meses, la Organización Mundial de la Salud (OMS) <a href="https://news.un.org/en/story/2023/02/1133907">ha alertado</a> del aumento en los casos de cólera en todo el mundo: el riesgo potencial de infección afectaría a mil millones de personas en 43 países. </p>
<p>De hecho, sólo en la ultima semana de febrero tres países han declarado nuevos brotes, y la misma OMS ha calificado de <a href="https://news.un.org/en/story/2023/02/1133337">“exponencial”</a> el aumento de casos de cólera en África. En América, esta enfermedad bacteriana <a href="https://www.paho.org/es/resurgimiento-colera-hispaniola">ha resurgido en Haítí y la República Dominicana</a>. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?</p>
<p><a href="http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-31942011000400025">El cólera es una enfermedad conocida desde tiempos remotos</a>. Ya Hipócrates en el siglo IV a. e. c. definió una dolencia con síntomas coincidentes, pero no se adoptó su nombre actual hasta 1817, a partir de su propagación desde la zona del subcontinente indio. </p>
<p>A lo largo de la historia se han registrado al menos seis pandemias de cólera: en 1817, 1829, 1852, 1863, 1881-1896 y 1899-1923, con una mortalidad global de varios millones de personas. En España, por ejemplo, fue responsable directo de <a href="https://doi.org/10.14198/INGEO2013.59.08">800 000</a> muertes en el siglo XIX. Los dos últimos brotes de cólera en este país fueron en 1911 y 1971, con sólo <a href="http://gesdoc.isciii.es/gesdoccontroller?action=download&id=19/10/2012-3c0cfd4ca3">65</a> fallecimientos. </p>
<p>Pero como hemos visto al principio, no es una enfermedad del pasado. De hecho, podemos decir que nos encontramos inmersos en la <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/cholera">séptima pandemia</a>, que comenzó en el sur de Asia en 1961 y llegó a África en 1971 y a América en 1991. </p>
<h2>¿Cuáles son sus síntomas?</h2>
<p>El cólera es una enfermedad diarreica aguda causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con <a href="https://www.insst.es/agentes-biologicos-basebio/bacterias/vibrio-cholerae-incluido-tor">la bacteria <em>Vibrio cholerae</em></a>, presente de manera natural o por contaminación con residuos de infectados en el agua usada para beber.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1629051885284884481"}"></div></p>
<p>Afortunadamente, la infección suele ser leve o asintomática, pero cursa como una dolencia grave y potencialmente mortal en uno de cada diez afectados. Cuando esto último ocurre, el paciente sufre diarrea acuosa profusa, vómitos, sed, calambres en piernas y abdomen, así como irritabilidad, falta de energía o somnolencia. <a href="https://www.cdc.gov/cholera/illness.html">Estas personas tienen deshidratación severa, que puede causar fallo renal y derivar en <em>shock</em>, coma y muerte en cuestión de horas</a>.</p>
<h2>¿Cuánta población está afectada?</h2>
<p>La infección causada por la bacteria de agua dulce <em>Vibrio cholerae</em> es endémica (o sea, afecta habitualmente a una determinada región) en muchos países de África y del Mediterráneo oriental. Aunque no hay notificación de todos los afectados, <a href="https://www.who.int/es/emergencies/disease-outbreak-news/item/2023-DON437">los estudios estiman</a> que se producen cerca de 3 millones de casos y cerca de 100 000 muertes anuales en el mundo.</p>
<p>En 2022, 29 países registraron casos y muchos de ellos presentaron niveles muy superiores tanto en incidencia como en mortalidad con respecto a pasados años. La tasa media de letalidad es del 1,9 %, la más alta en más de una década. Solo cabe decir que en África fue del 2,9 %. Por tanto, el cólera es una enfermedad que sigue siendo plenamente “actual” en muchos países.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Mapa del cólera en el mundo" src="https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=303&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=303&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=303&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=381&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=381&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/515844/original/file-20230316-18-bnauxf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=381&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Países afectados actualmente por el cólera.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://cdn.who.int/media/images/default-source/emergencies/disease-outbreak-news/map_global_cholera_don.jpg?sfvrsn=424d2ed9_5">OMS</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Por qué no hemos podido erradicarla?</h2>
<p>Cabe citar diversas razones, como el cambio climático, el acceso a las vacunas, los conflictos internacionales, las crisis humanitarias y la pobreza. Pero ¿cómo afectan concretamente estos factores?</p>
<p><strong>- Cambio climático</strong>. Podemos hablar de periodos fríos, como el último periodo glacial que acabó hace 10 000 años, y cálidos. Actualmente estamos en un periodo cálido, impulsado por la acción humana. ¿Y qué supone esto para el planeta? Temperaturas más altas de lo normal, con largos períodos sin precipitaciones en unas zonas (lo que causa sequía) y breves períodos con grandes precipitaciones en otras (inundaciones). </p>
<p>¿Recuerdan cómo se transmitía el cólera? Bacteria acuática, contaminación con residuos de personas infectadas… Si falta agua, seguramente no esté lo más limpia posible. Por otro lado, las inundaciones propiciarán que las aguas contaminadas se mezclen con las potables. En ambos casos el resultado es un caldo de cultivo perfecto para patógenos que se transmiten por ese medio líquido.</p>
<p><strong>- Crisis humanitarias.</strong> En muchos países de África, los conflictos políticos y religiosos y las sequías están llevando a los habitantes a grandes migraciones, hacinamiento, hambrunas, falta de las medidas de higiene básicas y, por supuesto, la falta de un sistema o red sanitaria eficiente. Es el escenario perfecto para la diseminación de enfermedades infecciosas como el cólera.</p>
<p>De hecho, en estas zonas de crisis humanitarias la tasa de letalidad por cólera es del <a href="https://dx.doi.org/10.4321/S1135-57272014000200003">4,1 %</a> frente al 1,9 % de media a nivel global. <a href="https://www.acnur.org/africa.html#:%7E:text=Alrededor%20de%2030%20millones%20de,poblaci%C3%B3n%20refugiada%20a%20nivel%20mundial.">Según ACNUR</a>, de los 100 millones de personas refugiadas, desplazadas internas y solicitantes de asilo a nivel mundial, 30 millones viven en África. Además, en la zona de África Oriental, el Cuerno de África y la región de los Grandes Lagos, 113 millones de personas requirieron asistencia urgente en 2022.</p>
<p><strong>- Falta de vacunas</strong>. <a href="https://vacunasaep.org/familias/vacunas-una-a-una/vacuna-colera#:%7E:text=La%20vacuna%20contra%20el%20c%C3%B3lera,tipos%20de%20diarrea%20del%20viajero.">Existe una inmunización</a>, de administración oral, que tiene buenos resultados. Se estima que la duración de la protección es de dos años y resulta eficaz en más del 70 % de los vacunados. Pero entonces ¿cuál es el problema? La cantidad de gente que puede estar potencialmente afectada por la enfermedad frente a la producción de la vacuna. </p>
<p>Actualmente se fabrican unos 30 millones de dosis anuales de este fármaco, diseñado para ser administrado en dos tomas. <a href="https://reliefweb.int/report/world/global-humanitarian-overview-2023-enaresfr?psafe_param=1&gclid=CjwKCAjw_MqgBhAGEiwAnYOAemAxgccin4waPzsmZZO5u2b3F9yqHfRmRv-TPsZ2Gro5RRGLcIg7LhoCuFgQAvD_BwE">Y según su informe anual</a>, la ONU estima que en 2023 alcanzaremos los 339 millones de personas afectadas por crisis humanitarias. </p>
<p>Eso supone que incluso aplicando la recomendación extraordinaria del Grupo Internacional de Coordinación (la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, MSF, el UNICEF y la OMS) de <a href="https://www.who.int/news/item/19-10-2022-shortage-of-cholera-vaccines-leads-to-temporary-suspension-of-two-dose-strategy--as-cases-rise-worldwide">limitar la administración a una dosis</a> por paciente para aumentar la tasa de vacunación, la producción mundial de la vacuna solo cubre al 10 % de la población en riesgo. Si extrapolamos a los datos que hemos visto antes de África, esto supondría sólo el 3 % de la población que se puede infectar.</p>
<p>Por tanto, en África están coincidiendo una serie de circunstancias que hacen que la tasa de contagio y de letalidad por cólera esté alcanzando niveles nunca vistos.</p>
<h2>¿Y qué podemos hacer?</h2>
<p>El Grupo de Trabajo Global sobre el Control del Cólera (GTFCC), auspiciado por la OMS y formado por organizaciones gubernamentales y no gubernamentales (incluyendo la ONU) e instituciones científicas, <a href="https://reliefweb.int/report/world/ending-cholera-global-roadmap-2030?gclid=CjwKCAjw_MqgBhAGEiwAnYOAejCNu_J0-aShBUKXgkpnDc94OuTM1iME-7IGKcQhSs9HGDaVBsGoshoC3csQAvD_BwE">fijó el objetivo de reducir en un 90 % la tasa de mortalidad por cólera</a>.</p>
<p>Lo necesario para, al menos, disminuir la tasa de infección es mejorar las condiciones alimentarias e higiénicas, dotar de infraestructuras a las diferentes poblaciones, como el alcantarillado y agua clorada. Con estos pasos conseguiremos reducir en ese 90 % deseado, quién sabe si tal vez más. Ese es el camino y el objetivo.</p>
<p>Para concluir, me gustaría poner en valor el trabajo de los científicos en la lucha contra las enfermedades. Según la OMS, la <a href="https://www.who.int/es/news/item/13-12-2019-who-commemorates-the-40th-anniversary-of-smallpox-eradication">viruela</a> ha sido completamente erradicada. Además, una serie de enfermedades también han sido prácticamente eliminadas gracias al uso de las vacunas: <a href="https://www.cdc.gov/vaccines/parents/diseases/forgot-14-diseases.html">difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis, sarampión, rubéola y parotiditis</a>. Esperemos que el cólera les haga pronto compañía.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/201519/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco Jose Roig Molina no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El cambio climático, las crisis humanitarias y la escasez de vacunas están disparando los casos de esta temible enfermedad de origen bacteriano, una vieja enemiga de la humanidad.Francisco Jose Roig Molina, Coordinador de Investigación Facultad de Ciencias de la Salud. Profesor en los grados de Bioinformática, Biomedicina y Fisioterapia, Universidad San JorgeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2018032023-03-15T11:07:33Z2023-03-15T11:07:33ZSe cumplen tres años de la primera ola de covid-19<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/515454/original/file-20230315-26-m4ry5r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C11%2C3826%2C2831&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/photo-captured-nurse-below-looking-out-1681407226">Shutterstock / Mario Rollon</a></span></figcaption></figure><p>Marzo de 2020. Los casos de covid-19 están proliferando a una velocidad alarmante en la ciudad de Nueva York. Ante la ausencia de imágenes sobre lo que está ocurriendo con los enfermos de covid-19 en los hospitales, el cineasta Matthew Heineman decide meterse en el ojo del huracán y comienza a documentar la primera ola de la pandemia en la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico Judío de Long Island de Nueva York. Así nace <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film347571.html"><em>The First Wave</em></a>, el primer documental sobre la pandemia de la covid-19.</p>
<p>No es una película de Hollywood con actores ficticios, sino un documental real de <em>National Geographic</em> de lo que se vivió en Nueva York los cuatro primeros meses de la pandemia. Un documental muy duro que refleja el trabajo y la dedicación del personal sanitario, su frustración y agotamiento. Mira a la muerte de frente, su rastro devastador, la desesperación. <em>The First Wave</em> es un testimonio de la fuerza del espíritu humano que recoge los impactos emocionales y sociales de la pandemia.</p>
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<iframe width="440" height="260" src="https://www.youtube.com/embed/Og1KV5BCtkY?wmode=transparent&start=0" frameborder="0" allowfullscreen=""></iframe>
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<h2>Descoordinación y rastreo insuficiente, entre otros errores</h2>
<p>Durante su proyección como finalista del festival de cine científico <a href="https://www.unav.edu/web/labmecrazy">#LabMeCrazy</a> que organizamos en el Museo de Ciencias Universidad de Navarra, los espectadores recordamos cómo, en aquel momento, la vida se paró para todos nosotros. Y todavía, tres años después, siguen sus “efectos colaterales”.</p>
<p>Lo que muestra <em>The First Wave</em> no solo se vivió en Nueva York. Es más, si comparamos la primera ola (los fallecimientos en los primeros meses) en EE.UU. y en España, la diferencia es sorprendente. Porque España fue, precisamente, uno de los países con mayor número de casos de fallecimientos por covid-19 en proporción al número de habitantes. Durante meses, España lideró el número de infectados y de muertes registradas en Europa.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/515451/original/file-20230315-19-5xjog9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/515451/original/file-20230315-19-5xjog9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=423&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/515451/original/file-20230315-19-5xjog9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=423&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/515451/original/file-20230315-19-5xjog9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=423&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/515451/original/file-20230315-19-5xjog9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/515451/original/file-20230315-19-5xjog9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/515451/original/file-20230315-19-5xjog9.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">La primera ola de COVID-19: número de muertes por millón entre marzo-junio de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://ourworldindata.org">Our World in Data</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>En septiembre de 2020, Juan Ignacio Pérez Iglesias y yo escribimos un artículo titulado <a href="https://theconversation.com/covid-19-diez-razones-para-explicar-como-hemos-llegado-a-esta-situacion-147020"><em>Covid-19: diez razones para explicar cómo hemos llegado a esta situación</em></a>. La falta de liderazgo, la descoordinación, la falta de datos y el equívoco papel de la ciencia, la bronca política, la falta de pedagogía y de transparencia en la comunicación, una respuesta a la crisis lenta seguida de una desescalada apresurada, un sistema de diagnóstico, rastreo y aislamiento insuficiente y, sobre todo, un sistema sanitario muy debilitado, nos condujeron a un gran fracaso colectivo. Hasta la llegada de las vacunas, nos convertimos en uno de los países en los que la pandemia tuvo mayor impacto.</p>
<h2>Taiwán dio ejemplo</h2>
<p>Entre todos los países hubo uno que se libró de aquella primera ola: la isla de <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanwpc/article/PIIS2666-6065(20)30044-4/fulltext">Taiwán</a>. Con poco más de 35 000 Km², una población de más 23 millones de habitantes, una densidad de 668 habitantes/Km² y a tan solo 130 Km de China, Taiwán solo reportó tasas de 0,3 muertos por covid-19 por millón de habitantes, una de las cifras más bajas del mundo. Por ponerlo en contexto, en agosto 2020 Bélgica tenía tasas de 861 muertos por millón, y Reino Unido de 621.</p>
<p>En España, con más de 47 millones de habitantes, tenemos una densidad de población de 93 habitantes/Km², siete veces menos que Taiwán. Si comparamos el número de muertos por covid-19 a lo largo de toda la pandemia, <a href="https://www.worldometers.info/coronavirus/">Taiwán ha tenido 18 425 y España 119 618</a>. Esto supone un acumulado de 800 muertos por millón en Taiwán frente a los 2 545 en España.</p>
<h2>¿Qué hizo Taiwán para resistir aquella primera ola?</h2>
<p>Lo más sorprendente es que no llevó a cabo un confinamiento estricto como hicimos en Europa. Sencillamente, <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanwpc/article/PIIS2666-6065(20)30044-4/fulltext">Taiwán estaba preparada para una pandemia</a> porque ya había experimentado la amenaza de pandemia de SARS en 2003. </p>
<p>Anunció su primer caso de covid-19 el 21 de enero de 2020: una mujer de 50 años que regresaba a Taiwán desde la ciudad de Wuhan. La respuesta de las autoridades fue inmediata y contundente, empezando por un test de diagnóstico a todos los pasajeros provenientes de Wuhan. </p>
<p>A partir de mediados de marzo, añadieron restricción de la entrada al país de extranjeros, cuarentena (14 días en casa) y control a todos los ciudadanos que venían de países de alto riesgo, distribución y uso de mascarillas en la población, además de prohibición de reuniones de más de 100 personas en interiores y más de 500 en exteriores. </p>
<p>Como en otros países asiáticos, en Taiwán ya existía desde el 2004 esa cultura del uso de la mascarilla en público (aceptación social) y había acceso universal a la misma. Además, existía una agencia nacional de salud capaz de coordinar de manera eficaz la toma de decisiones y prevenir y controlar este tipo de situaciones de emergencia, con contundencia y rapidez, y sin impedimentos legales. Contaban, además, con un sistema digital de acceso rápido para identificar y aislar los casos. </p>
<p>En definitiva, una respuesta rápida y coordinada basada en la detección de casos, control de entrada en el país, métodos efectivos de aislamiento y cuarentena, tecnologías digitales para identificar posibles casos y uso masivo de mascarillas. </p>
<p>Y todo sin necesidad de confinamientos ni restricción de movimientos dentro del país. Esto les ha permitido superar la pandemia sin devastadores efectos económicos y sin otros efectos colaterales como el deterioro en la salud mental de los ciudadanos.</p>
<h2>Aún no hemos aprendido de la pandemia</h2>
<p>Es sorprendente pensar que hace tres años salíamos a los balcones a aplaudir y homenajear a nuestros sanitarios y ahora son ellos los que se manifiestan por toda España para solicitar ayuda. Resulta indignante que ninguno de nuestros gobernantes (nacionales y autonómicos) haya abordado una reforma y mejora del sistema sanitario. </p>
<p>Esto escribimos en septiembre de 2020:</p>
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<p>Los recortes tras la crisis del 2008 debilitaron el sistema de salud. Durante el estado de alarma, el foco se puso en las camas y UCIs hospitalarias. Pero los déficits de personal asistencial han sido palmarios. Es necesario, por lo tanto, reforzar las plantillas del personal sanitario. Es fundamental poner ahora el foco y actuar en salud pública y atención primaria para, de esa forma, reducir el número de las personas que han de ser hospitalizadas.</p>
<p>Especial atención se debería tener también con los servicios de pediatría y geriatría. Todo esto conlleva la necesidad de incorporar más personal y de hacerlo lo antes posible. Un sistema sanitario tensionado al límite tiene consecuencias que van mucho más allá de la propia COVID-19: retrasos en otros diagnósticos y tratamientos, calendarios alterados de vacunación infantil, etc., con el consiguiente reguero de pérdida de salud y de vidas.</p>
</blockquote>
</blockquote>
<p>Esto quizá sea lo más importante: reforzar el sistema de salud, porque en esto nos jugamos la vida.</p>
<hr>
<p><em>La <a href="https://microbioblog.es/se-cumplen-tres-anos-de-la-primera-ola">versión original</a> de este artículo fue publicada en el blog del autor, microBIO.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/201803/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hace tres años tuvo lugar la primera ola de covid-19, con efectos devastadores. Entre todos los países hubo uno que se libró de aquella primera ola: la isla de Taiwán. ¿Qué hizo tan bien (o qué hicimos nosotros tan mal)?Ignacio López-Goñi, MIembro de la SEM (Sociedad Española de Microbiología) y Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2006602023-03-02T17:59:03Z2023-03-02T17:59:03ZInfecciones por hongos: la pandemia desconocida<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/512870/original/file-20230301-26-ysq8io.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C0%2C7178%2C4041&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ilustración de hongos _Candida auris_.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/candida-spp-fungi-emerging-multidrug-resistant-1503131135">Shutterstock / Kateryna Kon</a></span></figcaption></figure><p>Aunque la memoria de los seres humanos tienda a ser olvidadiza, la catástrofe planetaria de la covid ha venido a recordarnos que las pandemias de origen infeccioso no son una pesadilla de tiempos pretéritos. Un hecho que fue previamente corroborado por la terrible pandemia de sida, u otras de menor intensidad como la epidemia gripal de 2009 y los brotes de <a href="https://theconversation.com/el-ebola-azota-de-nuevo-africa-occidental-preguntas-clave-y-lecciones-del-pasado-156238">ébola</a>, zika y dengue, estas dos últimas transmitidas por insectos.</p>
<p>No obstante, permanece entre nosotros una pandemia latente, poco conocida, pero de enorme prevalencia y creciente mortalidad: <a href="https://theconversation.com/setas-amables-y-hongos-mortales-194094">la provocada por hongos microscópicos</a>.</p>
<h2>De actores secundarios a protagonistas</h2>
<p>Históricamente –aparte de su valor nutricional–, los hongos producían enfermedades superficiales (pitiriasis, tiña, pie de atleta, etc.) que se curaban casi sin tratamiento. Además, eran tratados como patógenos oportunistas secundarios que intervenían después de una patología inicial, principalmente bacteriana o vírica. El número de hongos infecciosos identificados era relativamente pequeño.</p>
<p>Este panorama ha cambiado radicalmente desde finales del siglo XX. Determinados hongos son los agentes primarios causantes de infecciones potencialmente letales, con alta incidencia clínica. A su vez, es muy frecuente que especies fúngicas clasificadas como inocuas sean las responsables de graves brotes hospitalarios, mientras aumentan de modo alarmante las cepas de hongos resistentes a los escasos fármacos antifúngicos disponibles. </p>
<p>En términos epidemiológicos, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32548176/">se estima que más de 1,5 millones de personas fallecen cada año por infecciones de hongos</a>. Es una cifra superior a la provocada por la tuberculosis o la malaria, sin ir más lejos.</p>
<h2>La lista de los más peligrosos</h2>
<p>Asumiendo la magnitud del problema, <a href="https://theconversation.com/la-lista-negra-de-los-hongos-patogenos-por-que-son-tan-peligrosos-190562">la OMS ha establecido una lista de hongos especialmente peligrosos</a>. Esta clasificación nos alerta de que –a pesar de su amenaza– estos agentes patógenos no reciben la atención ni los recursos suficientes, lo que dificulta la estimación de su impacto global e impide un programa de actuación más preciso. </p>
<p>Entre los más significativos, se incluyen especies patógenas de levaduras, hongos filamentosos y/o dimórficos (que se desarrollan de forma diferente según la temperatura de crecimiento) pertenecientes a los géneros <em>Candida</em>, <em>Aspergillus</em>, <em>Cryptococcus</em>, <em>Histoplama</em>, <em>Blastomyces</em> y <em>Coccidioides</em>, entre otros. En particular, <a href="https://www.thoracic.org/patients/patient-resources/resources/candidemia.pdf"><em>Candida albicans</em></a> está catalogada como la cuarta causa de infecciones sistémicas diseminadas por el torrente sanguíneo.</p>
<p>Sin embargo, mucho más grave ha sido la emergencia de <em>Candida auris</em>. <a href="https://www.cdc.gov/drugresistance/pdf/threats-report">Los Centros para el Control de Infecciones y Enfermedades (CDC) de Estados Unidos la consideran una “amenaza urgente”</a>. Esta levadura muestra una resistencia inusual a los tratamientos, lo que ha aumentado los casos registrados de multirresistencia. Además, presenta baja susceptibilidad a los desinfectantes sanitarios habituales, se puede contagiar desde equipamiento e instrumental hospitalario (fómites) y es fácilmente transmisible entre personas.</p>
<h2>Aumenta la población vulnerable</h2>
<p>Son múltiples y complejas las razones que explican esta inquietante situación. Por una parte, en las últimas décadas ha aumentado considerablemente la población mundial susceptible de padecer infecciones fúngicas, como las personas de edad avanzada, los neonatos o los enfermos de dolencias crónicas debilitantes.</p>
<p>Íntimamente asociada a estas categorías se hallan las personas con daños en su sistema inmune o directamente inmunosuprimidas, caso de los pacientes de sida, los individuos que reciben una cirugía invasiva o trasplantes y aquellos que son sometidos a terapias prolongadas con antibióticos o quimioterapia. Igualmente, los largos periodos de hospitalización aumentan el riesgo de infecciones nosocomiales (adquiridas en el centro hospitalario) producidas por hongos.</p>
<p>Recientemente, <a href="https://www.theguardian.com/science/2023/feb/10/a-growing-threat-to-human-health-we-are-ill-equipped-for-the-dangers-of-fungal-infections?">el diario británico <em>The Guardian</em> alertaba sobre esta preocupante situación</a>. En el artículo se resaltaban las graves carencias en infraestructuras adecuadas e investigaciones suficientes para hacer frente al posible estallido de una pandemia fúngica.</p>
<h2>Pocos fármacos disponibles</h2>
<p>La ausencia de una terapia antimicótica segura y eficaz representa un problema de máxima preocupación: al ser los hongos organismos eucariotas, como nosotros, la toxicidad que pueden incorporar los compuestos es baja. </p>
<p>Además, disponemos de un arsenal de antifúngicos muy limitado. De hecho, sólo hay tres familias: los polienos (<a href="https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a682643-es.html">anfotericina B</a>), los azoles (<a href="https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a605014-es.html">ketoconazol</a> o <a href="https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a690002-es.html">fluconazol</a>) y las equinocandinas (<a href="https://www.vademecum.es/principios-activos-caspofungina-j02ax04">caspofungina</a> o <a href="https://www.vademecum.es/principios-activos-micafungina-j02ax05">micafungina</a>). Las dos primeras tienen como diana el ergosterol, un compuesto básico de la membrana plasmática fúngica; mientras que las equinocandinas bloquean la síntesis de su pared celular.</p>
<p>También se aplican algunos compuestos frente a ciertas micosis localizadas (terbinafina, griseofulvina, ciclopirox…). No obstante, su eficacia resulta a menudo débil, ya que no mata a las células (acción fungicida), sino que solo detiene su crecimiento (fungistática). </p>
<p>Y mientras tanto, se multiplican las cepas resistentes a los antifúngicos convencionales. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9318969/">Varias moléculas están en fase avanzada de investigación, pendientes de futura autorización</a>.</p>
<p>Otro obstáculo proviene de la ausencia de vacunas contra enfermedades fúngicas en humanos. <a href="https://www.nature.com/articles/s41541-021-00294-8">Aunque hay algunos ensayos en marcha</a>, es un asunto complicado de abordar. En primer lugar, porque un número significativo de hongos potencialmente dañinos conviven con la microbiota del individuo sano. Además, la evolución clínica de una infección fúngica suele depender del paciente y su capacidad de respuesta inmunitaria. </p>
<p>Por tanto, y sin caer en alarmismos extremos, deberíamos prestar más atención a los hongos. Sin olvidar, claro, otras amenazas microbiológicas más preocupantes, como las causadas por <a href="https://theconversation.com/la-carrera-cientifica-contra-las-bacterias-multirresistentes-195218">bacterias multirresistentes a los antibióticos</a> o la presencia de virus genéticamente nuevos y desconocidos para la población humana.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200660/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Carlos Argüelles Ordóñez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cada vez son más frecuentes y mortales las infecciones causadas por hongos microscópicos. El aumento de la población vulnerable y la escasez de medicamentos eficaces dibujan un panorama preocupante.Juan Carlos Argüelles Ordóñez, Profesor de Microbiología. Señalización y respuesta a estrés en levaduras patógenas. Mecanismos de acción antifúngica: nuevos productos naturales., Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2001322023-02-16T18:52:18Z2023-02-16T18:52:18ZDiez dudas resueltas sobre la amenaza que supone la gripe aviar H5N1 para los humanos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/510690/original/file-20230216-22-ui7izq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C0%2C5241%2C3499&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/laboratory-blood-sample-positive-h5n1-influenza-2213524921">Mikeforemniakowski / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Actualmente, asistimos al <a href="https://efe.com/portada-america/2023-02-16/se-encienden-las-alarmas-en-latinoamerica-por-avance-de-la-gripe-aviar/">peor brote de gripe aviar de la historia</a>, que está provocando muertes masivas de aves y empieza a afectar a muchos mamíferos. El escenario es inquietante, ya que <a href="https://theconversation.com/gripe-aviar-h5n1-una-amenaza-latente-que-debemos-vigilar-174277">existe la preocupación de que se desencadene otro brote global importante</a>. </p>
<p>Pero ¿qué sabemos del virus de gripe aviar H5N1?</p>
<h2>¿Qué es el virus de la gripe aviar H5N1 altamente patógena?</h2>
<p>Existen cuatro tipos de virus de gripe estacional, denominados virus influenza A, virus influenza B, virus influenza C y virus influenza D. Todas las pandemias de gripe conocidas han sido ocasionadas por virus gripales del tipo influenza A, únicos responsables de la gripe aviar, además de causar la gripe común en humanos y las gripes porcina y equina.</p>
<p>El reservorio ancestral de todos los tipo A son las aves acuáticas, en particular las incluidas en el orden Anseriformes, al que pertenecen los gansos o los patos, y en el orden Charadriiformes, donde se encuentran las gaviotas.</p>
<p>Los virus de influenza tipo A pueden dividirse en diferentes subtipos dependiendo de los genes que constituyen las proteínas de superficie: la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). Ambas proteínas son los antígenos que reconoce el sistema inmunitario del hospedador.</p>
<p>Existen 18 subtipos de hemaglutinina y 11 subtipos de neuraminidasa diferentes, de H1 a H18 y de N1 a N11, respectivamente. Eso implica que potencialmente existen <a href="https://www.cdc.gov/flu/about/viruses/types.htm">decenas de combinaciones del subtipo de influenza A</a>, siendo H5N1 una de ellas. Dentro de cada subtipo existe una considerable variabilidad, lo que repercute en la patogenicidad de la cepa.</p>
<h2>¿Cuál es el alcance del brote actual?</h2>
<p>Durante el año 2020, a partir de virus que circulaban anteriormente, surgieron virus H5N1 del clado 2.3.4.4b de la influenza aviar altamente patógena (IAAP). Este clado se propagó predominantemente a través de aves migratorias a muchas partes de África, Asia y Europa. Y se convirtieron en una amenaza para la salud animal y humana en todo el planeta.</p>
<p>La <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Epizootia">epizootia</a> –el equivalente a epidemia pero en animales– provocó cifras sin precedentes de brotes en aves de corral domésticas y de muertes en aves silvestres. Entre octubre de 2021 y diciembre de 2022, <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/avian-influenza-overview-september-december-2022#">Europa sufrió un total de 2 918 brotes en aves de corral y 378 brotes en aves cautivas</a>, registró 4 480 infecciones en aves silvestres y sacrificó 50 millones de aves en los establecimientos afectados.</p>
<p>Estos virus cruzaron a <a href="https://www.aphis.usda.gov/aphis/ourfocus/animalhealth/animal-disease-information/avian/avian-influenza/hpai-2022/2022-hpai-wild-birds">América del Norte</a> a finales de 2021, y posteriormente a América del Sur en el otoño de 2022. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Hombres vestidos con equipo de protección blanco recogen bolsas de basura negras en una playa." src="https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510701/original/file-20230216-20-loyag5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Trabajadores recogen los cadáveres de pelícanos afectados por la gripe aviar en una playa de Lima, Perú, en diciembre de 2022.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/lima-peru-december-04-2022-health-2234145065">Arthurs perspective / Shutterstock</a></span>
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</figure>
<h2>¿Puede infectar a los mamíferos?</h2>
<p>En las últimas semanas, <a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2023.02.08.527769v1.full">más de 600 leones marinos han sido encontrados muertos o agonizantes en playas peruanas</a> en el que ha sido el primer evento de mortalidad masiva de mamíferos salvajes por gripe aviar H5N1 en América del Sur. </p>
<p>Y no es excepcional. Algunos de los genotipos recientes han causado infecciones graves con signos neurológicos en mamíferos como tejones, gatos monteses, coyotes, delfines, hurones, zorros, linces, zarigüeyas, nutrias, cerdos, marsopas, mapaches, perros y visones. </p>
<p>En concreto, los virus H5N1 del clado 2.3.4.4b detectados a finales de 2022 en visones de una granja española <a href="https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2023.28.3.2300001">tienen una mutación poco común (T271A) en el gen PB2</a> que puede tener implicaciones para la salud pública. De hecho, la misma mutación está presente en el gen PB2 de tipo aviar del virus de la influenza A(H1N1) de origen porcino pandémico del año 2009 (H1N1pdm). </p>
<p>Los estudios <em>in vitro</em> sugieren que los virus con la mutación T271A podrían infectar con mayor facilidad a los mamíferos, incluidos los humanos.</p>
<h2>¿Es peligroso para los humanos?</h2>
<p>El virus de la influenza aviar H5N1 altamente patógeno (HPAI) de origen asiático fue detectado por primera vez en 1996 en gansos en China, y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/14575073/">por primera vez en seres humanos en 1997 en medio de un brote originado en aves de corral en Hong Kong</a>.</p>
<p>A nivel mundial, desde enero de 2003 hasta el enero de 2023, han sido notificados <a href="https://www.who.int/publications/m/item/cumulative-number-of-confirmed-human-cases-for-avian-influenza-a(h5n1)-reported-to-who-2003-2022-5-jan-2023">868 casos de infección humana por el virus de la influenza aviar A(H5N1) en 21 países</a>. De ellos, 457 fueron fatales, lo que supone una mortalidad del 53 %. </p>
<p>Entre 2020 y 2022, el número total ha sido de 7 casos y 2 fallecidos. </p>
<p>Las secuencias de virus de estos casos humanos, cuando estaban disponibles, no mostraron marcadores para la adaptación a los mamíferos ni para la resistencia a fármacos antivirales usados contra el H5N1 como el oseltamivir y el baloxavir. </p>
<p>Por suerte, de momento este virus no tiene la capacidad de unirse fácilmente a los receptores de las vías respiratorias superiores de los seres humanos, lo que implica que el contagio es difícil. </p>
<p>Otra buena noticia es que, hasta la fecha, no ha sido detectada ninguna transmisión de persona a persona. En base a la información disponible, se espera que la inmunidad de la población humana contra el clado 2.3.4.4b sea mínima.</p>
<h2>¿Quién tiene más riesgo?</h2>
<p>Las personas más vulnerables a las infecciones son <a href="https://www.cdc.gov/media/releases/2022/s0428-avian-flu.html">aquellas que directa o indirectamente mantienen un contacto cercano y regular con aves</a> (domésticas, silvestres o cautivas). Por ejemplo, avicultores, veterinarios, matarifes, personal de granjas infectadas, etc. </p>
<p>Por ello, es recomendable el uso de equipos de protección individual (EPI) adecuados y otras medidas de protección para evitar la transmisión zoonótica en estos operadores.</p>
<h2>¿Qué síntomas presenta la gripe aviar en humanos?</h2>
<p>Los <a href="https://www.nhs.uk/conditions/bird-flu/">principales síntomas clínicos</a> de la gripe aviar en humanos son fiebre de más de 38 grados, dolor muscular, dificultad respiratoria, tos y malestar general. Además, la mayoría de los pacientes presentan una disminución de linfocitos significativa y alteraciones de las enzimas hepáticas. </p>
<p>Los primeros síntomas aparecen de 2 a 8 días después de la infección.</p>
<h2>¿Hay tratamientos disponibles?</h2>
<p>Es recomendable que las personas infectadas reciban tratamiento lo antes posible con medicamentos antivirales. Algunos de los <a href="https://www.cdc.gov/flu/avianflu/novel-av-treatment-guidance.htm">tratamientos recomendados</a> en primera instancia son oseltamivir, zanamivir, peramivir y baloxavir.</p>
<h2>¿Existen vacunas?</h2>
<p>Los virus candidatos para vacunas contra diferentes clados H5 están actualmente en desarrollo y se actualizan regularmente, dos veces al año, durante las Reuniones de Composición de Vacunas en la OMS. </p>
<p>De momento, hay <a href="https://www.who.int/teams/global-influenza-programme/avian-influenza/vaccine-viruses">virus candidatos para vacunas</a> que han superado las pruebas de seguridad pertinentes, como son el A(H5N8) clado 2.3.4.4b hecho de A/Astrakhan/3212/2020 y un virus similar al A(H5N1), A/chicken/Ghana/AVL-76321VIR7050-39/2021.</p>
<p>Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses <a href="https://www.cdc.gov/flu/avianflu/candidate-vaccine-virus.htm">han producido un virus de vacuna experimental</a> casi idéntico a la proteína hemaglutinina (HA) de los virus H5N1 del clado 2.3.4.4b detectados en los últimos meses en aves y mamíferos. Si es necesario, podría usarse para producir una vacuna para las personas.</p>
<p>Por otra parte, en noviembre de 2022, un artículo publicado en <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abm0271"><em>Science</em></a> mostró que una vacuna de ARNm en desarrollo protegía a ratones y hurones contra 20 subtipos conocidos del virus de la influenza A y B.</p>
<h2>¿Qué medidas preventivas resultan útiles?</h2>
<p>Algunas medidas sencillas son las siguientes:</p>
<ul>
<li><p>Evitar el contacto directo y cercano con aves silvestres, aves de corral y animales salvajes enfermos o muertos. </p></li>
<li><p>No consumir aves de corral ni productos avícolas que estén crudos o poco cocidos, incluidos huevos crudos. El consumo de aves de corral, productos avícolas y huevos debidamente cocinados es seguro. </p></li>
<li><p>Lavarse las manos con agua y jabón y extremar la higiene después de tocar aves. </p></li>
<li><p>No tocarse la boca, la nariz o los ojos después de tener contacto con aves o superficies que podrían estar contaminadas con excrementos o fluidos de aves domésticas o silvestres. </p></li>
</ul>
<p>Además, es aconsejable que las personas que puedan estar expuestas a aves enfermas <a href="https://www.osha.gov/avian-flu/control-prevention">se vacunen de la gripe estacional</a>.</p>
<h2>¿Tiene potencial para causar una pandemia?</h2>
<p>Es difícil predecir cuándo ocurrirá la próxima pandemia de gripe y qué virus la causará. Hasta la fecha, no existe constancia de transmisión sostenida de persona a persona del virus H5N1 de alta patogenicidad y no hay evidencia de reordenamiento genético con los virus de la influenza A humana. </p>
<p>Sin embargo, los virus H5N1 de alta patogenicidad cambian constantemente, y los numerosos brotes actuales aumentan la posibilidad de exposición humana a aves infectadas o de adaptación del virus a otras especies de mamíferos que puedan actuar como especie intermedia. </p>
<p>Por tanto, es imprescindible <a href="https://www.cdc.gov/flu/avianflu/h5n1-threat.htm">mantener labores de prevención, vigilancia, detección y control</a> sobre los episodios presentes y futuros que protagonizará el virus H5N1, porque los actuales no serán los últimos que veamos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200132/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Qué es el virus de la gripe aviar H5N1 altamente patógena? ¿Qué síntomas provoca? ¿De dónde viene? ¿Podría causar una nueva pandemia?Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1982572023-01-25T18:30:39Z2023-01-25T18:30:39Z¿De verdad covid-19 daña el sistema inmunitario y nos hace más vulnerables a las infecciones?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/506054/original/file-20230124-22-x1935e.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=24%2C8%2C5439%2C3628&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/african-american-mother-measuring-sick-sons-2135037491">Shutterstock / Drazen Zigic</a></span></figcaption></figure><p>Durante los últimos meses, muchos <a href="https://fortune.com/well/2022/12/20/why-is-everyone-sick-now-holiday-winter-season-flu-covid-rsv-rising-cases-hospitalizations-tripledemic/">países del hemisferio norte</a> han sufrido una gran oleada de infecciones víricas respiratorias. Entre ellas se encuentran el VRS (<a href="https://www.scientificamerican.com/article/rsv-is-surging-what-we-know-about-this-common-and-surprisingly-dangerous-virus/">virus respiratorio sincitial</a>), la gripe y la covid-19, a las que en niños se suman infecciones bacterianas como las causadas por el <a href="https://theconversation.com/strep-a-three-doctors-explain-what-you-need-to-look-out-for-195972">estreptococo A</a>. </p>
<p>A veces, estas infecciones pueden ser muy graves. En concreto en el Reino Unido se ha producido un enorme aumento de los ingresos hospitalarios durante el invierno, <a href="https://www.england.nhs.uk/2022/12/flu-pressure-rises-with-hospital-cases-up-seven-fold-in-a-month/">lo que ha sometido a los servicios sanitarios a una gran presión</a>. </p>
<p>Esto ha llevado a muchos a plantear si el problema es que la covid-19 daña nuestros sistemas inmunitarios, dejando a los infectados más vulnerables a otras enfermedades infecciosas como la gripe. </p>
<p>Otra idea propuesta para explicar el aumento de los virus respiratorios es que los niños “se perdieron” las infecciones comunes de la infancia durante el apogeo de la pandemia, y que esto les ha hecho más vulnerables a estas infecciones debido a una “deuda de inmunidad”. </p>
<p>Pero ¿hasta qué punto son creíbles estas explicaciones?</p>
<h2>Covid y nuestro sistema inmunitario</h2>
<p>El sistema inmunitario humano ha evolucionado para hacer frente a diferentes infecciones. Dispone de una variedad de armas que pueden utilizarse no sólo para erradicar los agentes infecciosos, sino también para recordarlos y dar una respuesta más rápida y adaptada en cualquier encuentro posterior. </p>
<p>Paralelamente, muchos agentes infecciosos han desarrollado trucos para tratar de evadir nuestro sistema inmunitario. Por ejemplo, un parásito llamado <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2020.624178/full"><em>Schistosoma mansoni</em></a> se disfraza para evitar que el sistema inmunitario lo detecte.</p>
<p>El SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19, también tiene trucos bajo la manga. Como muchos otros virus, se ha demostrado que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9220273/">evade la inmunidad del huésped</a>, sobre todo <a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2023.01.03.522427v2">las variantes más nuevas</a>. Estudios recientes han demostrado que puede interferir con la capacidad de las células inmunitarias para detectarlo <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2208525120">dentro de las células</a>. Esto es preocupante, pero no está claro que tales cambios afecten a la inmunidad frente a otras infecciones.</p>
<p>Los cambios de corta duración en las defensas inmunitarias de una persona son normales cuando ha estado expuesta a una infección. Varios estudios han demostrado que, en respuesta al SARS-CoV-2, los glóbulos blancos especializados llamados linfocitos aumentan en número. </p>
<p>Estos linfocitos también muestran cambios en sus características típicos de la <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/sciimmunol.abd6160">activación celular</a>, como modificaciones en las <a href="https://www.cell.com/cell/fulltext/S0092-8674(20)31008-4?_returnURL=https%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS0092867420310084%3Fshowall%3Dtrue">proteínas de superficie</a>. Si se sacan de contexto, pueden sonar dramáticas para los no expertos (lo que se denomina “sesgo de comprobación”). Pero son normales e indican, sencillamente, que el sistema inmunitario está funcionando como debería. Las investigaciones han confirmado que, en la mayoría de las personas, el sistema inmunitario <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33821250/">recupera el equilibrio</a> cuando la infección desaparece por completo. </p>
<h2>Algunas excepciones</h2>
<p>El SARS-CoV-2, como muchos virus, no afecta a todo el mundo por igual. Sabemos desde hace tiempo que ciertos grupos, entre ellos las personas mayores y las que tienen complicaciones de salud subyacentes como <a href="https://theconversation.com/inflammation-the-key-factor-that-explains-vulnerability-to-severe-covid-144768">diabetes u obesidad</a>, pueden ser más susceptibles de padecer una enfermedad grave cuando contraen covid-19. </p>
<p>Esta vulnerabilidad está asociada a una respuesta inmunitaria irregular ante el SARS-CoV-2 que provoca inflamación. En esos casos, el número de linfocitos se reduce y hay cambios en las <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/sciimmunol.abd2071">células inmunitarias</a> conocidas como <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/sciimmunol.abd6197">fagocitos</a>.</p>
<p>Aun así, en la mayoría de estas personas vulnerables, el sistema inmunitario <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33821250/">vuelve a la normalidad</a> entre los dos y cuatro meses siguientes. Sin embargo, un pequeño subgrupo de pacientes, en particular los que sufrieron covid grave o tienen problemas médicos subyacentes, conservan <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2021.676932/full">algunos cambios</a> después de seis meses de infección.</p>
<p>La importancia de estos hallazgos no está clara, y serán necesarios estudios a más largo plazo que tengan en cuenta el impacto de los problemas de salud subyacentes en la función inmunitaria. Pero de momento no hay pruebas firmes de un daño inmunitario tras una infección por covid.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Un hombre se pincha el dedo con un medidor de azúcar en sangre." src="https://images.theconversation.com/files/504489/original/file-20230113-26-72g8ug.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/504489/original/file-20230113-26-72g8ug.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/504489/original/file-20230113-26-72g8ug.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/504489/original/file-20230113-26-72g8ug.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/504489/original/file-20230113-26-72g8ug.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/504489/original/file-20230113-26-72g8ug.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/504489/original/file-20230113-26-72g8ug.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">En algunas personas con enfermedades subyacentes, los cambios inmunitarios parecen durar más tiempo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/mature-man-checking-blood-sugar-level-1768028183">pikselstock/Shutterstock</a></span>
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</figure>
<h2>¿Y la covid persistente?</h2>
<p>La <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2022.08.09.22278592v1">evidencia emergente sugiere</a> que las diferencias más <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35027728/">marcadas y duraderas</a> en las células inmunes después de una infección por covid-19 ocurren en personas que han desarrollado <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abm8108">covid persistente</a>.</p>
<p>Hasta ahora, no hay datos que apunten a una inmunodeficiencia en los pacientes con covid persistente. Sin embargo, una respuesta inmunitaria hiperactiva puede causar daños, y los cambios en las células inmunitarias observados en los pacientes con covid prolongada parecen compatibles con una respuesta inmunitaria vigorosa. Esto puede explicar la variedad de consecuencias y síntomas posinfección a los que se enfrentan las personas con <a href="https://medicine.yale.edu/lab/iwasaki/projects/immunology-long-covid/">covid persistente</a>. </p>
<h2>Deuda de inmunidad</h2>
<p>La hipótesis de la deuda de inmunidad sugiere que el sistema inmunitario es como un músculo que requiere una exposición casi constante a agentes infecciosos para mantenerse en funcionamiento. Según este argumento, la falta de exposición durante la pandemia, debida a las medidas restrictivas (confinamiento, uso de mascarillas, etc.), perjudicó el desarrollo inmunitario, especialmente en los niños, haciendo que nuestros sistemas inmunitarios “olvidaran” conocimientos anteriores. Esto supuestamente nos hizo más vulnerables a las infecciones cuando volvimos a la normalidad y nos mezclamos todos de nuevo. </p>
<p>Aunque esta idea ha ganado adeptos, no hay pruebas inmunológicas que la respalden. No es cierto que necesitemos un trasfondo constante de infección para que nuestro sistema inmunitario funcione. Nuestro sistema inmunitario es inmensamente robusto y potente. Por ejemplo, la memoria inmunitaria frente a la pandemia de gripe de 1918 seguía siendo evidente <a href="https://www.nature.com/articles/nature07231">después de 90 años</a>. </p>
<p>Tampoco es estrictamente cierto decir que los niños no estuvieran expuestos a los virus durante la primera etapa de la pandemia. Y los virus causantes del resfriado no desaparecieron por completo, ni mucho menos. Por ejemplo, hubo un importante <a href="https://www.gov.uk/government/statistics/national-flu-and-covid-19-surveillance-reports-2021-to-2022-season">brote de VSR</a> en el Reino Unido en 2021.</p>
<p>No obstante, el cierre de los colegios y otras medidas de protección probablemente redujeron la exposición a los virus, y para algunos niños esto retrasó la edad en que se expusieron por primera vez a virus como el VRS. Esto, junto con un alto nivel de covid-19, y una relativamente baja absorción de las vacunas frente a la covid y a la gripe, podría estar haciendo que <a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/1127554/Weekly_Flu_and_COVID-19_report_w1.pdf">esta temporada</a> sea particularmente mala. Aunque no significa necesariamente que la inmunidad individual se haya visto dañada.</p>
<p>Nuestros conocimientos sobre la respuesta inmunitaria a la covid-19 se están ampliando rápidamente. Los hallazgos más consistentes muestran <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(22)00152-0/fulltext">lo bien que las vacunas</a> frente a la covid-19 nos protegen de los peores efectos del SARS-CoV-2 y cómo, tras la vacunación, nuestro sistema inmunitario funciona exactamente como debería. </p>
<p>Sin embargo, los hallazgos de firmas inmunitarias alteradas en algunos pacientes recuperados y en aquellos con covid prolongado requieren más investigación.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/198257/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sheena Cruickshank es miembro independiente de SAGE.</span></em></p>Hay varias teorías populares para explicar por qué estamos viendo actualmente niveles muy altos de virus respiratorios, pero no tienen base científica.Sheena Cruickshank, Professor in Biomedical Sciences, University of ManchesterLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1950702022-11-23T17:51:25Z2022-11-23T17:51:25ZPensar, vivir y actuar en tiempos de incertidumbre<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/496543/original/file-20221121-13-3cteru.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C183%2C1914%2C781&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/photo-stylish-bearded-lawyer-wearing-glasses-397576321">Shutterstock / SFIO CRACHO</a></span></figcaption></figure><p>Puede que algunos piensen que la afirmación del Presidente Macron de que <a href="https://www.france24.com/es/europa/20220824-estamos-viviendo-el-fin-de-la-abundancia-macron-advierte-desaf%C3%ADos-econ%C3%B3micos-y-sociales">asistimos al final de la edad de la abundancia</a> tiene algo de retórica muy al gusto francés, pero recoge bien lo que Ortega y Gasset denominaría “<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_tema_de_nuestro_tiempo">el tema de nuestro tiempo</a>”: vivimos tiempos de incertidumbre, de transición, de cambio de época, quizá de gran transformación.</p>
<p>Este es el escenario en el que aparece <a href="https://repositorio.comillas.edu/xmlui/handle/11531/75526">el <em>Informe España 2022</em></a> de la <a href="https://www.comillas.edu/es/catedra-jose-maria-martin-patino-de-la-cultura-del-encuentro">Cátedra Martín Patino de la Cultura del Encuentro</a> de la Universidad Pontificia Comillas. </p>
<p>Cuando hace poco más de un año iniciamos el proceso de elaboración del informe empezábamos a ver la luz al final del túnel de la pandemia, se discutía de la profundidad y persistencia de un incipiente rebrote de la inflación durante tantos años domeñada y observábamos con alguna preocupación el aumento de los precios de los combustibles fósiles, especialmente del gas. Creíamos, o queríamos creer, que todo estaba bajo un control razonable. Planteamos algunos de los temas del informe como una reflexión con una perspectiva más amplia acerca del impacto de la pandemia en ámbitos como la vida democrática y la cultura política, la sostenibilidad de la deuda pública, las brechas de género en la conciliación y los cuidados y los principales indicadores demográficos, junto a temas más estructurales como el proceso de descarbonización del sistema energético o la formación de trabajadores y parados. </p>
<p>Cuando la redacción de los capítulos del informe estaba muy avanzada, Vladimir Putin ordenó invadir Ucrania.</p>
<p>La aceleración, la sensación de desbordamiento y estrés que vivimos desde que se iniciara el tercer milenio hace necesario contar con mapas de situación y hojas de ruta que nos permitan comprender lo que está y nos está pasando y actuar. </p>
<p>Necesitamos, en términos clínicos, un diagnóstico y un tratamiento que nos permita recobrar el sentido de futuro y de proyecto necesarios para una vida humana en sociedad.</p>
<p>A la luz de las transiciones socioeconómica, cultural, ecológica y política en las que estamos inmersos nos vemos abocados a una resignificación de los valores que han definido la Ilustración y la Modernidad: la libertad, la igualdad y la fraternidad. </p>
<p>Como señalan <a href="https://www.udg.edu/ca/directori/pagina-personal?ID=109381">Quim Brugué</a>, <a href="https://www.udg.edu/ca/directori/pagina-personal?ID=105638">Gemma Ubasart</a> y <a href="https://portalrecerca.uab.cat/en/persons/ricard-josep-goma-carmona-3">Ricard Gomà</a>, autores de uno de los capítulos del Informe España 2022, “la construcción de un nuevo acuerdo de ciudadanía afronta ahora un reto insoslayable: trenzar coordenadas de justicia social en la doble dimensión material y cultural; enlazar las políticas de igualdad con las de reconocimiento de la diversidad. En efecto, solo la distribución igualitaria de poder y condiciones materiales hacen posible la realización de todos los proyectos de vida. Pero no hay atajos a la igualdad que puedan obviar la heterogeneidad y las aspiraciones de reconocimiento”. </p>
<p>Afrontamos igualmente el reto de conjugar la autonomía personal con la reconstrucción de lazos de solidaridad, de vínculos comunitarios y ecológicos. Los valores de fraternidad y sostenibilidad deben formar parte sustancial de un nuevo contrato social, necesario para afrontar los nuevos tiempos.</p>
<h2>Apostar por la democracia</h2>
<p>Gobernar todas estas transiciones o esta gran transformación exige apostar por y revitalizar la democracia, el mejor instrumento con el que contamos –con todas sus imperfecciones– para llevar adelante este proyecto. Pero la democracia necesita de un zócalo de valores, conductas y estructuras socioeconómicas para que pueda arraigar y desarrollarse. ¿Podemos pensar una sociedad bien ordenada, pacificada, innovadora, confiada en sus posibilidades con un nivel insoportable de desigualdad, con amplias capas de la población excluidas de los instrumentos de integración básica, temerosa de una realidad multicultural insoslayable para su propia supervivencia, incoherente frente a un reto ecológico y ambiental que ha dejado de ser ya una amenaza probable, con unas pautas de consumo, organización espacial y movilidad que exaltan la individualidad y el aislamiento social…?</p>
<p>Los populismos de todo tipo han venido a exacerbar la pulsión de la diferencia y del conflicto que subyace a las guerras culturales que proliferan por doquier tras el fracaso de un universalismo racional e ilustrado que ha dejado a la intemperie las débiles raíces de una integración social y política basada en el acceso al empleo y al consumo. </p>
<p>La guerra, la inflación galopante –agazapada en el recuerdo recurrente del período de entreguerras y de la crisis energética de los 70– y la crisis climática –a lo que habría que añadir el impacto, decreciente pero no extinto, de la pandemia– configuran un contexto marcado por la incertidumbre, la fragilidad y el temor que tiende a aislarnos y encerrarnos, incluso cuando sabemos que nuestro desarrollo económico y social y hasta nuestra propio futuro demográfico dependen en buena medida de la apertura y del encuentro con otros.</p>
<p>Solo con y desde una cultura arraigada del encuentro, de valores y comportamientos asumidos de solidaridad, tolerancia, empatía, igualdad y seguridad y de estructuras sociales que, como señala John Rawls en su <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_la_justicia_(libro)"><em>Teoría de la Justicia</em></a>, hagan posible una sociedad bien ordenada de mujeres y hombres libres e iguales podremos hacer frente con determinación y esperanza a las múltiples incertidumbres y crisis en las que estamos inmersos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/195070/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Agustín Blanco no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Solo con valores y comportamientos asumidos de solidaridad, tolerancia, empatía, igualdad y seguridad podremos hacer frente con determinación y esperanza a las múltiples incertidumbres y crisis en las que estamos inmersos.Agustín Blanco, Director de la Cátedra José María Martín Patino de la Cultura del Encuentro, Universidad Pontificia ComillasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1944212022-11-13T21:51:04Z2022-11-13T21:51:04ZOcho mil millones de personas: así amenazan a la salud pública el cambio climático y la superpoblación<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/494734/original/file-20221110-26-o6pp76.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=485%2C285%2C3098%2C1983&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Las enfermedades infecciosas como la covid-19 encabezan la lista de preocupaciones sanitarias.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/an-elderly-man-a-resident-of-the-sprawling-township-of-news-photo/1211082728">Marco Longari / AFP via Getty Images</a></span></figcaption></figure><p>Hay cuestiones que me preocupan profundamente como científica de la población y la salud ambiental. </p>
<p>¿Tendremos suficientes alimentos para una población mundial creciente? ¿Cómo atenderemos a más personas en la próxima pandemia? ¿Qué hará el calor con los millones de hipertensos? ¿Los países librarán guerras por el agua a causa de las crecientes sequías? </p>
<p>Todos estos riesgos tienen tres cosas en común: la salud, el cambio climático y una población creciente que, según las previsiones de <a href="https://www.un.org/en/desa/world-population-reach-8-billion-15-november-2022">Naciones Unidas</a>, habrá alcanzado los 8.000 millones de personas en torno al 15 de noviembre de 2022, el doble de la población de hace sólo 48 años.</p>
<p>En mis <a href="https://www.health.pitt.edu/people/ant-2">40 años de carrera</a>, primero trabajando en la selva amazónica y en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, y luego en el mundo académico, me he encontrado con muchas amenazas para la salud pública, pero ninguna tan inflexible y omnipresente como el cambio climático. </p>
<p>De la multitud de efectos adversos para la salud relacionados con el clima, los cuatro siguientes representan las mayores preocupaciones para la salud pública de una población creciente.</p>
<h2>1. Enfermedades infecciosas</h2>
<p>Los investigadores han descubierto que <a href="https://theconversation.com/58-of-human-infectious-diseases-can-be-worsened-by-climate-change-we-scoured-77-000-studies-to-map-the-pathways-188256">más de la mitad de las enfermedades infecciosas humanas</a> pueden empeorar con el cambio climático.</p>
<p>Las inundaciones, por ejemplo, pueden afectar a la calidad del agua y a los hábitats donde bacterias y vectores peligrosos como los mosquitos pueden reproducirse y transmitir enfermedades infecciosas a las personas.</p>
<p>El dengue, una dolorosa enfermedad vírica transmitida por los mosquitos que enferma a <a href="https://www.cdc.gov/dengue/about/index.html">unos 100 millones</a> de personas al año, es más frecuente en entornos cálidos y húmedos. Su R0, o número básico de reproducción –un indicador de la rapidez con la que se propaga– <a href="https://doi.org/10.1016/S0140-6736(22)01540-9">aumentó alrededor de un 12%</a> desde la década de 1950 hasta la media de 2012-2021. La temporada de la malaria se expandió un 31% en las zonas altas de América Latina y casi un 14% en las tierras altas de África, a medida que las temperaturas aumentaban en el mismo periodo.</p>
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<img alt="Filas de camas, algunas cubiertas con mosquiteras, llenan un espacio similar a un almacén. Los médicos visitan a algunos de los pacientes." src="https://images.theconversation.com/files/493916/original/file-20221107-19-5r15ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493916/original/file-20221107-19-5r15ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493916/original/file-20221107-19-5r15ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493916/original/file-20221107-19-5r15ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493916/original/file-20221107-19-5r15ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493916/original/file-20221107-19-5r15ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493916/original/file-20221107-19-5r15ur.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Los pacientes descansan en una sala improvisada contra el dengue en un hospital durante un grave brote en Pakistán en 2021.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/patients-take-rest-on-beds-arranged-inside-a-makeshift-news-photo/1235932771">Arif Ali/AFP via Getty Images</a></span>
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</figure>
<p>Las inundaciones también pueden propagar organismos transmitidos por el agua que causan <a href="https://doi.org/10.1186/s12879-020-04961-4">hepatitis</a> y <a href="https://doi.org/10.1136/bmj.39503.700903.DB">enfermedades diarreicas</a>, como el cólera, sobre todo cuando un gran número de personas se ven desplazadas por las catástrofes y viven en zonas con agua de mala calidad para beber o lavarse. </p>
<p><a href="https://doi.org/10.1371/currents.dis.7a2cee9e980f91ad7697b570bcc4b004">También las sequías</a> pueden degradar la calidad del agua potable. Como resultado, más poblaciones de roedores entran en las comunidades humanas en busca de comida, aumentando el <a href="https://doi.org/10.3390/pathogens11010015">potencial de propagación del hantavirus</a>.</p>
<h2>2. Calor extremo</h2>
<p>Otro grave riesgo para la salud es el aumento de las temperaturas. </p>
<p>El calor excesivo puede <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/climate-change-heat-and-health">exacerbar los problemas de salud existentes</a>, como las enfermedades <a href="https://doi.org/10.1111/all.14177">cardiovasculares</a> y respiratorias. Y cuando el estrés por calor se convierte en <a href="https://www.cdc.gov/niosh/topics/heatstress/heatrelillness.html">insolación</a>, puede <a href="https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/heat-stroke/symptoms-causes/syc-20353581">dañar el corazón, el cerebro y los riñones</a> y llegar a ser letal.</p>
<p>En la actualidad, cerca del 30% de la población mundial está expuesta cada año a un estrés térmico potencialmente mortal. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático estima que ese porcentaje aumentará <a href="https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/about/frequently-asked-questions/keyfaq3/">al menos al 48% y hasta el 76%</a> a finales de este siglo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=477&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=477&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=477&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=599&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=599&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493119/original/file-20221102-24-un18ln.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=599&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Donde el cambio climático afecta a la salud humana.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Centers for Disease Control and Prevention</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además de las vidas perdidas, se prevé que la exposición al calor haya provocado <a href="https://www.thelancet.com/infographics-do/climate-countdown-2022">470.000 millones de horas de trabajo potencialmente perdidas</a> en todo el mundo en 2021, con pérdidas de ingresos asociadas que ascienden a 669.000 millones de dólares. A medida que la población crezca y el calor aumente, más personas dependerán del aire acondicionado alimentado por combustibles fósiles, lo que <a href="https://www.iea.org/news/air-conditioning-use-emerges-as-one-of-the-key-drivers-of-global-electricity-demand-growth">contribuye aún más al cambio climático</a>.</p>
<h2>3. Seguridad alimentaria y del agua</h2>
<p>El calor también afecta a la seguridad alimentaria y del agua de una población creciente.</p>
<p>Una revisión de The Lancet descubrió que las altas temperaturas en 2021 <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(22)01540-9/fulltext">acortaron la temporada de cultivo</a> en unos 9,3 días de media para el maíz y seis días para el trigo en comparación con la media de 1981-2020. </p>
<p>El calentamiento de los océanos, por su parte, puede matar a los mariscos y desplazar <a href="https://doi.org/10.1111/gcb.14512">la pesca de la que dependen las comunidades costeras</a>. Las olas de calor sólo en 2020 hicieron que <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(22)01540-9/fulltext">98 millones</a> de personas más se enfrentaran a la inseguridad alimentaria en comparación con la media de 1981-2010.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Una mujer de pie en un campo examina un tallo de sorgo" src="https://images.theconversation.com/files/493915/original/file-20221107-21-i2g9p0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493915/original/file-20221107-21-i2g9p0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493915/original/file-20221107-21-i2g9p0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493915/original/file-20221107-21-i2g9p0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493915/original/file-20221107-21-i2g9p0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493915/original/file-20221107-21-i2g9p0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493915/original/file-20221107-21-i2g9p0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Un agricultor de Zimbabue se pasó al sorgo, un cultivo de grano que puede prosperar en condiciones de sequía, ya que la falta de agua marchitó otros cultivos en 2019.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/angeline-kadiki-an-elderly-who-is-a-sorghum-farmer-inspects-news-photo/1130994283">Jekesai Njikizana/AFP via Getty Images</a></span>
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<p>El aumento de las temperaturas también afecta al suministro de agua dulce a través de la evaporación y de la reducción de los <a href="https://e360.yale.edu/features/andes-meltdown-new-insights-into-rapidly-retreating-glaciers">glaciares de montaña</a> y del <a href="https://www.ioes.ucla.edu/project/climate-change-sierra-nevada/">manto de nieve</a> que históricamente han mantenido el flujo de agua durante los meses de verano.</p>
<p>La escasez de agua y la sequía tienen el potencial de desplazar a casi <a href="https://unstats.un.org/sdgs/report/2022/goal-13/">700 millones de personas para 2030</a>, según estimaciones de la ONU. Combinadas con el crecimiento de la población y las crecientes necesidades energéticas, también pueden alimentar conflictos geopolíticos cuando los países se enfrentan a la escasez de alimentos y compiten por el agua.</p>
<h2>4. Mala calidad del aire</h2>
<p>La contaminación del aire puede verse <a href="https://theconversation.com/extreme-heat-air-pollution-can-be-deadly-with-the-health-risk-together-worse-than-either-alone-187422">exacerbada por los factores del cambio climático</a>. El clima cálido y los mismos gases de los combustibles fósiles que calientan el planeta <a href="https://www.lung.org/clean-air/climate-change/climate-change-air-pollution">contribuyen al ozono a nivel del suelo</a>, un componente clave de la contaminación. Esto puede agravar las alergias, el asma y otros problemas respiratorios, así como las enfermedades cardiovasculares. </p>
<p>Los incendios forestales alimentados por ambientes cálidos y secos <a href="https://doi.org/10.1126/sciadv.abi9386">aumentan el riesgo de contaminación del aire para la salud</a>. El humo de los incendios forestales está cargado de partículas diminutas que pueden llegar hasta los pulmones, <a href="https://www.epa.gov/wildfire-smoke-course/why-wildfire-smoke-health-concern">causando problemas cardíacos y respiratorios</a>. </p>
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<img alt="Tres escolares con mochilas caminan entre el smog a lo largo de una carretera mientras se cubren la boca con pañuelos." src="https://images.theconversation.com/files/493917/original/file-20221107-25-5gvhig.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493917/original/file-20221107-25-5gvhig.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493917/original/file-20221107-25-5gvhig.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493917/original/file-20221107-25-5gvhig.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=405&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493917/original/file-20221107-25-5gvhig.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493917/original/file-20221107-25-5gvhig.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493917/original/file-20221107-25-5gvhig.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=509&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">La contamianción del aire en Nueva Delhi, India, es un problema constante. Se agravó tanto en 2017 que la ciudad cerró temporalmente sus escuelas primarias.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.gettyimages.com/detail/news-photo/indian-schoolchildren-cover-their-faces-as-they-walk-to-news-photo/871511920">Sajjad Hussain/AFP via Getty Images</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Qué podemos hacer al respecto?</h2>
<p>Muchos grupos y expertos médicos están trabajando para contrarrestar esta cascada de consecuencias climáticas negativas para la salud humana.</p>
<p>Abordar la carga sanitaria de los países de ingresos bajos y medios es fundamental. A menudo, las personas <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK525226/">más vulnerables</a> de estos países <a href="https://sdgs.un.org/goals/goal13">se enfrentan a los mayores daños del cambio climático</a> sin disponer de los recursos necesarios para proteger su salud y su entorno. El crecimiento demográfico puede <a href="https://doi.org/10.1289/EHP10384">agravar estas iniquidades</a>. </p>
<p>Las <a href="https://www.paho.org/en/news/19-8-2022-eu-and-paho-supporting-nine-caribbean-countries-integration-health-national">evaluaciones de adaptación</a> pueden ayudar a los países de alto riesgo a prepararse para los efectos del cambio climático. Los grupos de desarrollo también están liderando proyectos para <a href="https://www.cgiar.org/">ampliar los cultivos</a> que puedan prosperar en condiciones de sequía. La <a href="https://www.paho.org/en">Organización Panamericana de la Salud</a>, que se centra en el Caribe, es un ejemplo de cómo los países están trabajando para reducir las enfermedades transmisibles y avanzar en la capacidad regional para contrarrestar el impacto del cambio climático.</p>
<p>En última instancia, para reducir los riesgos para la salud será necesario <a href="https://www.unep.org/resources/emissions-gap-report-2022">reducir las emisiones de gases de efecto invernadero</a> que impulsan el cambio climático. </p>
<p>Los países de todo el mundo se <a href="https://unfccc.int/process/the-convention/history-of-the-convention#Essential-background">comprometieron en 1992</a> a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Treinta años después, las emisiones mundiales <a href="https://www.unep.org/events/publication-launch/emissions-gap-report-2022">sólo están empezando a desacelerarse</a>, y comunidades de todo el mundo sufren cada vez más olas de calor extremas e inundaciones y sequías devastadoras.</p>
<p>La <a href="https://unfccc.int/event/cop-27"> 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático</a> –y que, en mi opinión, no se está centrando lo suficiente en la salud– puede ayudar a llamar la atención sobre los impactos climáticos clave que perjudican la salud. Como señaló el Secretario General de la ONU, António Guterres: Mientras celebramos nuestros avances, “al mismo tiempo, es un recordatorio de nuestra responsabilidad compartida de cuidar de nuestro planeta y un momento para reflexionar sobre los aspectos en los que todavía no cumplimos nuestros compromisos mutuos.”</p>
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<p><em>Samantha Totoni, doctoranda en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, contribuyó a este artículo.</em> </p>
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<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/194421/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Maureen Lichtveld no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La población humana se ha duplicado en 48 años, y el empeoramiento del cambio climático ha hecho que el mundo se enfrente a graves riesgos sanitarios, desde las enfermedades infecciosas hasta el hambre y el estrés térmico.Maureen Lichtveld, Dean of the School of Public Health, University of PittsburghLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1918242022-11-01T18:38:50Z2022-11-01T18:38:50ZCampo o ciudad: ¿dónde quieren vivir los estudiantes universitarios?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/491728/original/file-20221025-3641-ibxb8x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C0%2C4348%2C2903&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/woman-alone-nature-using-laptop-on-1071606065">Shutterstock / Rawpixel.com</a></span></figcaption></figure><p>¿Urbanitas o rurales? ¿Qué espacios de cohabitabilidad anhelan los universitarios españoles? Aunque responder a estas preguntas suponga adelantar las conclusiones de nuestro estudio, por una vez vamos a empezar la casa por el tejado: en general, la comunidad de estudiantes española preferiría vivir en la ciudad, pero trasladando al espacio urbano las condiciones de respeto al medioambiente que caracteriza la vida en entornos rurales. </p>
<p>Esos son los resultados más relevantes de <a href="https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-030-94350-9_111">un trabajo recientemente publicado</a> donde analizamos las respuestas de 220 estudiantes universitarios españoles de grado y posgrado ante estímulos relacionados con el entorno rural y urbano y el medioambiente.</p>
<p>Ante el cambio climático, la muestra analizada en este estudio ha mostrado una gran conciencia medioambiental y nos ha proporcionado una fotografía de los espacios de convivencia que desean: lugares seguros, inclusivos, sostenibles y respetuosos con el medioambiente. En gran medida, se trata de las mismas reivindicaciones propuestas por la ONU dentro de sus <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/">Objetivos de Desarrollo Sostenible</a> (ODS) ante la evidencia de que no disponemos de un planeta B. </p>
<h2>Un efecto positivo de la covid-19</h2>
<p>La conciencia medioambiental de los jóvenes resulta un hecho <a href="https://www.unicef.org/es/medio-ambiente-cambio-climatico/juventud-accion">constatado desde hace años por UNICEF</a>, pero los efectos de la pandemia provocada por la covid-19 han acrecentado en este sector de la población la preocupación por el clima y han abierto un espacio de reflexión sobre cómo deberían transformarse las ciudades del futuro para ser <a href="https://theconversation.com/covid-19-como-transformar-las-ciudades-para-que-sean-mas-habitables-y-sostenibles-148932">más sostenibles y habitables</a>. </p>
<p>Desde el comienzo de la crisis social, económica y sanitaria que trajo la pandemia, las principales instituciones internacionales se preocuparon por preparar a la población para afrontar cambios irreversibles que ya afectan a las relaciones sociales, estilos de vida y los vínculos que deberíamos plantearnos mantener los seres humanos con el medioambiente, tal y como <a href="https://news.un.org/en/story/2020/04/1062322">alerta la ONU</a>.</p>
<h2>Bienestar en el campo, enfermedad en la ciudad</h2>
<p>Nuestra investigación debería entenderse como una aproximación a lo que los jóvenes esperan encontrar en sus espacios de convivencia. </p>
<p>Los participantes escribieron listas con las palabras que les sugerían conceptos como campo y ciudad. A partir de ellas, construimos prototipos comunitarios o modelos cognitivos compartidos a través del análisis del léxico que contenían. Estos modelos ya han demostrado su eficacia en <a href="https://revistas.ucm.es/index.php/CLAC/article/view/70701/4564456555890">trabajos</a> <a href="https://tejuelo.unex.es/article/view/4127">previos</a>. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=678&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=678&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=678&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=852&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=852&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/490382/original/file-20221018-8290-c797sk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=852&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Fotografía léxica: la ciudad.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Hemos constatado que los estudiantes universitarios poseen una elevada conciencia social orientada a la protección del medioambiente al asociarlo con términos como <em>cuidado</em>, <em>reciclaje</em>, <em>futuro</em>, <em>vida</em>, <em>cambio climático</em> y <em>naturaleza</em>.</p>
<p>En cuanto a las categorías de ciudad y campo, las palabras más centrales muestran una clara diferencia en la percepción de ambos conceptos. La ciudad se asocia con la <em>enfermedad</em>, el <em>humo</em>, el <em>agobio</em> o el <em>ruido</em>, mientras que el campo se asocia a la <em>vida</em>, al <em>aire</em>, la <em>paz</em>, la <em>tranquilidad</em> y la <em>alegría</em>. </p>
<h2>La influencia de la pandemia</h2>
<p>Al referirse al medioambiente, las mujeres evocan aspectos relacionados con su conservación (<em>futuro</em>, <em>respeto</em> y <em>necesidad</em>), mientras que los hombres actualizan elementos como <em>verde</em> y <em>cambio climático</em>. </p>
<p>Atendiendo a la edad de los encuestados, los estudiantes de grado parecen no tener tanta conciencia social en las categorías de campo y medio ambiente. Sus conceptualizaciones muestran realidades concretas (<em>animal</em>, <em>aire</em>, <em>planta</em>) frente a los conceptos abstractos que indican mayor compromiso de quienes cursan un posgrado (<em>mejorar</em>, <em>vida</em>, <em>respeto</em>). </p>
<p>Aquellos que sufrieron el confinamiento inicial en entornos urbanos muestran una visión más pesimista de la ciudad (<em>estrés</em>, <em>enfermedad</em>, <em>vacío</em>) que los que lo hicieron en zonas rurales: <em>bullicio</em>, <em>aglomeración</em>. </p>
<p>Al describir el medio rural, quienes pasaron el confinamiento en entornos urbanos suelen idealizar el campo (<em>verde</em>, <em>alegría</em>) y muestran anhelos de cambio referidos a su relación con el medioambiente: <em>futuro</em>, <em>necesidad</em>… Quienes estuvieron confinados en el medio rural evocan asociaciones más realistas: en el campo (<em>árbol</em>, <em>flor</em>) y en el medio ambiente (<em>animal</em>, <em>aire</em>).</p>
<p>Comparando con <a href="https://ojs.ual.es/ojs/index.php/IBAL/article/view/7772">estudios previos a la pandemia</a> <a href="https://www.academia.edu/77683175/Variaci%C3%B3n_Social_Del_L%C3%A9xico_Disponible_en_La_Ciudad_De_M%C3%A1laga">relacionados con la percepción que la juventud tenía de los entornos urbanos</a>, nuestros datos reflejan ahora mayor preocupación, solidaridad y conciencia entre los universitarios hacia estos espacios llamados a transformarse definitivamente.</p>
<h2>Vivir en la ciudad como si fuera el campo</h2>
<p>Nuestro trabajo ha evidenciado que estamos en un momento de la historia que va a transformar la forma de relacionarnos en los espacios de convivencia. En este sentido, los resultados deberían ayudar a reflexionar sobre los modelos tradicionales de diseño de las grandes ciudades. </p>
<p>Es probable que la conciencia hacia la protección del medio ambiente genere en las personas el deseo de entrar en contacto con la naturaleza. En algunos casos, incluso podrían trasladar sus espacios de coexistencia a entornos rurales donde se garantiza un mayor distanciamiento social y un contacto más directo con el entorno natural. </p>
<p>No obstante, también cabe la posibilidad de <a href="https://theconversation.com/los-muchos-beneficios-de-la-naturacion-urbana-185742">diseñar entornos urbanos más sanos</a> donde la protección de la naturaleza y la adopción de soluciones basadas en la conciencia medioambiental garanticen una mejora de la calidad de vida de los residentes en las ciudades. En resumen, trasladar a los entornos urbanos las condiciones de vida beneficiosas de los espacios rurales.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/191824/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Manuel Ávila Muñoz es IP del proyecto de investigación Observación del Pulso Social de Andalucía a través del Análisis Léxico financiado por la Junta de Andalucía con fondos FEDER (Proyecto PULSO, UMA20-FEDERJA-013). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ester Trigo Ibáñez y Inmaculada Clotilde Santos Díaz no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Un estudio desvela que los estudiantes se preocupan por el medio ambiente y que la pandemia ha influido en su concepto de vida urbana y rural: relacionan la primera con la ‘enfermedad’ y el ‘agobio’ y la segunda con el ‘bienestar’ y la ‘tranquilidad’.Antonio Manuel Ávila Muñoz, Profesor Titular de Lingüística General, Universidad de MálagaEster Trigo Ibáñez, Profesora Titular de Universidad. Didáctica de la Lengua y la Literatura, Universidad de CádizInmaculada Clotilde Santos Díaz, Profesora de Didáctica de la Lengua y la Literatura (Francés), Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1922012022-10-10T12:45:14Z2022-10-10T12:45:14ZEl cuarto invierno pandémico se acerca<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/488986/original/file-20221010-17-p1pmj7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C0%2C4583%2C3018&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un hombre con mascarilla observa los efectos de la tormenta Filomena en Madrid en enero de 2021.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/madrid-spain-01-10-2021-effect-1891281811">Shutterstock / Alex Castellon</a></span></figcaption></figure><p><em>Winter is coming.</em> Fue el nombre del episodio piloto de la serie de televisión <em>Juego de tronos</em> en 2011. El invierno, estación asociada a la oscuridad y al frío, siempre nos crea cierta aprensión. Muy especialmente desde que el coronavirus causante de la covid-19 irrumpió en nuestras vidas.</p>
<p>Su historial no es para menos. En 2020, el inicio del invierno nos sorprendió con un nuevo coronavirus que, ya entrados en marzo, causó la primera ola pandémica en España. El siguiente invierno (2020-2021) sufrimos la tercera ola, con la variante alfa. Y en 2021-2022 <a href="https://theconversation.com/la-sexta-ola-esta-acabando-pero-no-la-pandemia-178799">la sexta ola</a>, con ómicron BA.1, nos impidió recuperar la confianza.</p>
<p>Es evidente que la estación fría conlleva un mayor uso de los espacios interiores. En colegios, universidades, centros de trabajo, centros de ocio, centros sanitarios… Ahora que nuestro cuarto invierno pandémico está a las puertas, ¿qué podemos esperar?</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/488963/original/file-20221010-16-t94y4y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/488963/original/file-20221010-16-t94y4y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=287&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/488963/original/file-20221010-16-t94y4y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=287&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/488963/original/file-20221010-16-t94y4y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=287&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/488963/original/file-20221010-16-t94y4y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=360&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/488963/original/file-20221010-16-t94y4y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=360&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/488963/original/file-20221010-16-t94y4y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=360&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Incidencia acumulada (IA) a 14 días por 100.000 personas mayores de 60 años y tasa de mortalidad (TM) en 14 días por 1.000.000 de personas mayores de 60 años en España desde el inicio de la pandemia.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Modificado de: Ministerio de Sanidad. Informe no 143. Situación de COVID-19 en España.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Tres cuartas partes de la población ha pasado la enfermedad</h2>
<p>Colectivamente, España es un país muy vacunado. De los que más. Y, ola tras ola, también muy infectado. En abril, <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2022.07.19.22277747v1">el porcentaje de población que había pasado la covid rondaba el 50 %</a>. Y los datos preliminares de la segunda encuesta de seroprevalencia en la Comunidad Valenciana (todavía en curso) indican que tres cuartas partes de la población ha pasado la enfermedad al menos una vez, aunque los hay que más.</p>
<p>Las encuestas de seroprevalencia de <a href="https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2022.27.33.2200619">Navarra</a> y Madrid apuntan en la misma dirección: la “barrera inmunológica” colectiva, sobre todo frente a desarrollar covid-19 grave, es muy alta en nuestro país en este momento.</p>
<p>Pero también hay mucha incertidumbre. </p>
<p>El futuro inmediato depende de la duración de la inmunidad conferida por las vacunas, las infecciones o ambas conjuntamente. Pero también de la evolución del virus (sobre todo de si aparecen nuevas variantes que desplacen a BA.5) y del comportamiento de la población que, a su vez, guarda relación con las estrategias de contención que adopten las administraciones sanitarias. </p>
<h2>Incertidumbre respecto a nuevas variantes y decaimiento de la inmunidad</h2>
<p>Respecto al virus, llevamos meses viendo nuevas descendientes de ómicron con mayor capacidad de escape vacunal: BA.2.75.2, BA.5.2.1.7 (también llamada BF.7) BA.2.3.20, BQ.1.1 y alguna otra. Por el momento, ninguna parece desplazar a BA.5. </p>
<p>La excepción ha sido BA.2.75.2, causante del repunte de este verano en la India y países cercanos. Pero apenas ha alcanzado otros países y el brote en India ha sido contenido en cuanto a número de casos.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/488974/original/file-20221010-21-rc5rod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/488974/original/file-20221010-21-rc5rod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=368&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/488974/original/file-20221010-21-rc5rod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=368&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/488974/original/file-20221010-21-rc5rod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=368&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/488974/original/file-20221010-21-rc5rod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=462&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/488974/original/file-20221010-21-rc5rod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=462&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/488974/original/file-20221010-21-rc5rod.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=462&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Proporción de secuencias (no casos) de las diferentes variantes a lo largo de la pandemia en España, India, Reino Unido y Alemania. Fuente: Covariants.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>En Europa, la variante dominante sigue siendo BA.5, presente en países como Alemania o Reino Unido, que están experimentado repuntes actualmente. Más que a “escape vacunal” lo atribuimos a la vuelta de vacaciones (espacios cerrados en entornos laborales, de ocio, docentes, etc.). La buena noticia es que, al menos por el momento, no se está traduciendo en un incremento sustantivo de hospitalizaciones. </p>
<p>El decaimiento de la protección frente a infección es, sobre todo, cuestión de tiempo. Tiempo desde la última dosis o la última infección. Sabemos que las personas con inmunidad híbrida (vacunados que han pasado la infección) tienen algo más de protección y algo más duradera. Y que en las personas mayores (que adicionalmente son las menos infectadas), la inmunidad decae antes. </p>
<p>La incertidumbre no se centra tanto en si tendremos un repunte de infecciones en el invierno, que es muy probable, como en cuántos casos graves va a producir. ¿Cuántas visitas a atención primaria se producirán? ¿Cuántas hospitalizaciones? ¿Cuántas admisiones en UCI? Las vacunas parecen aguantar muy bien en este aspecto, pero muchas infecciones acaban por dar muchos casos graves. </p>
<p>Lo que suceda este año dependerá en gran medida de cómo sea <a href="https://theconversation.com/que-va-a-pasar-este-ano-con-la-gripe-191615">la temporada de gripe</a>. Llevamos 2 años sin gripe y las temporadas de 2018 y 2019 fueron tranquilas. Previsiblemente tenemos mucha población que lleva tiempo sin contacto con el virus de la influenza (y una población pediátrica de menos de 4-5 que casi ni lo habrá conocido). </p>
<p>Un alineamiento de covid, gripe y bronquiolitis por virus sincitial volvería a poner al sistema sanitario contra las cuerdas. </p>
<h2>La pandemia aún tiene cuerda para rato</h2>
<p>Las pandemias no son sólo cosa de virus, bacterias o sistemas inmunitarios. También importan, y mucho, los comportamientos de las poblaciones que las sufren. Además, claro, de las estrategias adoptadas por sus autoridades sanitarias.</p>
<p>La idea de que la “pandemia se ha acabado” (el “the pandemic is over” pronunciado por Biden) es <a href="https://www.hsph.harvard.edu/news/hsph-in-the-news/biden-premature-declaration-on-end-of-covid-19-pandemic/">prematura y, como poco, equívoca</a>. Crea confusión, desanima las dosis de refuerzo y dificulta las estrategias de reducción de la transmisión. Es cierto que la pandemia no tiene ya el impacto de las primeras olas, afortunadamente. Pero aún tiene cuerda para rato. Aún causará daño. Y aún quedan cosas por hacer para reducir su impacto.</p>
<p>También crea confusión pensar que quienes han pasado la covid-19 son inmunes para siempre y no necesitan dosis de refuerzo. No lo son, como tampoco los vacunados que han pasado la infección. Jugando con las palabras, tener más o menos protección inmunitaria no es lo mismo que ser inmune. </p>
<p>Entonces, ¿por dónde deberíamos seguir? Por las dosis de refuerzo en mayores de 60 años. La proporción de personas mayores que han pasado la covid es mucho menor en este grupo de edad. En ellos la inmunidad decae más rápidamente y su riesgo de desarrollar covid grave es mayor. Aunque crean o sepan con certeza que han pasado la covid. Y lo mismo se aplica a la vacuna de la gripe. </p>
<p>También necesita dosis de refuerzo y vacuna antigripal el personal sanitario. Vamos a necesitar que estén a pie de centro de salud y en la cabecera del enfermo. Y, en este caso, no sólo son vacunas. Hay que prepararse, en lo posible, para un potencial mal año de afecciones respiratorias, sin que ello implique abandonar la atención al resto de pacientes.</p>
<p>Reducir la transmisión de las infecciones respiratorias es también muy importante. A estas alturas, no nos importa tanto saber si es gripe o covid-19. Olvidémonos de las pruebas. Lo importante es que todas las personas con síntomas respiratorios, sea lo que sea, lleven mascarilla y reduzcan lo máximo posible sus contactos con otras personas (especialmente si son mayores o vulnerables). </p>
<p>La ventilación cruzada en los espacios cerrados sigue siendo importante. Esto implica que habrá que compaginar medidas antitransmisión con las de ahorro energético. Y es posible (ojalá que no) que la evolución del virus en los próximos meses obligue a tomar otras medidas. </p>
<p>El invierno se acerca. Y no sabemos exactamente que nos traerá. Pero sí sabemos algunas cosas que podemos hacer para reducir los riesgos de vivir otra mala Navidad y otro desastroso Año Nuevo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/192201/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Salvador Peiró ha recibido financiación por ayudas competitivas públicas nacionales (en general, acciones de investigación o innovación -proyectos, redes, RRHH, plataformas- de la Acción Estratégica en Salud del Plan Nacional de I+D+i) y por acuerdos institucionales con firmas farmacéuticas y tecnológicas. Los financiadores nunca han jugado ningún papel en el diseño de los estudios, la adquisición de datos, su análisis o su interpretación. Tampoco han tenido acceso a las fuentes de datos y nunca influyeron en la decisión de publicación. Es también patrono de la Fundación Instituto de Investigación en Servicios de Salud y miembro de la Asociación de Economía de la Salud (AES), de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) y de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA). Es también uno de los investigadores del Programa PROVAVAC de investigación vacunas de la Generalitat Valenciana y miembro de los grupos de expertos en Covid de la Generalitat Valenciana y de la Organización Médica Colegial.</span></em></p>Ahora que el cuarto invierno pandémico está a las puertas del hemisferio norte, ¿qué podemos esperar? La incertidumbre no se centra tanto en si tendremos un repunte de infecciones, que es muy probable, como en cuántos casos graves va a producir.Salvador Peiró, Investigador, Área de Investigación en Servicios de Salud, FISABIO SALUD PÚBLICA, FisabioLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1902512022-10-03T18:33:31Z2022-10-03T18:33:31ZPrepandemias, pandemias y pospandemias<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/487804/original/file-20221003-16-ulewbg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C331%2C1791%2C1290&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Coronavirus SARS-CoV-2.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49640655213/in/album-72157712914621487/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Pronto van a cumplirse tres años desde que empezó el brote de SARS-CoV-2. Desde hacía ya tiempo, y antes del 2019, sabíamos que tarde o temprano íbamos a sufrir una pandemia. De hecho, en respuesta a los brotes de gripe aviar H5N1 del 2002, ya se había planificado cómo responder a una pandemia causada por un virus respiratorio. </p>
<h2>Con la gripe A no lo vimos venir</h2>
<p>Los virus de la gripe H5N1 causan enfermedad letal en aves domésticas. Solo esporádicamente son capaces de infectar a personas, con niveles de mortalidad cercanos al 50 % o mayores. </p>
<p>Por fortuna, hasta ahora no han logrado adaptarse a transmitirse de persona a persona. Pero siguen circulando en aves y cambiando constantemente, lo cual implica que no podemos descartar que en algún momento adquieran esa capacidad de transmisión y causen la siguiente pandemia. Aunque la realidad es que es imposible predecir qué virus en concreto va a convertirse en pandémico.</p>
<p>Pensemos por ejemplo en la pandemia de gripe del 2009, lo que se llamó gripe A en España. Fue causada por un virus de la gripe previamente no detectado que estaba circulando en cerdos en las provincias del interior de México. La respuesta contra este virus no impidió que terminara infectando en menos de un año a millones de personas. </p>
<p>Aunque por fortuna no era un virus de alta mortalidad, causó diez veces más de muertes en jóvenes adultos comparado con la gripe anual. Eso hizo que se revisaran los planes pandémicos para minimizar lo más posible el impacto de una futura pandemia. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=495&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=495&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=495&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=622&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=622&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=622&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Colorized transmission electron micrograph of Avian influenza A H N viruses.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Colorized_transmission_electron_micrograph_of_Avian_influenza_A_H5N1_viruses.jpg">Wikimedia Commons / Centers for Disease Control and Prevention / Cortesía de Cynthia Goldsmith, Jacqueline Katz y Sherif R. Zaki</a></span>
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<h2>Una década después: la covid-19</h2>
<p>Diez años después de aquel 2009, la falta de preparación nos hizo fallar de nuevo. No conseguimos dar una respuesta lo suficientemente rápida al brote de SARS-CoV-2. Entre los fallos más evidentes están la falta de cooperación internacional, la falta de personal y la escasez de materiales para responder a una emergencia. Además de un importante vacío legal e institucional para decidir e implementar medidas de contención.</p>
<p>Parece que fue ayer cuando empezamos a oír que un virus nuevo estaba extendiéndose por una ciudad china ocasionando una enfermedad respiratoria muy severa. Y lo que entonces era casi imposible de imaginar en nuestra sociedad tan avanzada tecnológicamente se nos cayó encima. Un organismo microscópico nos doblegó y nos obligó a confinarnos, a usar mascarillas y a desconfiar de cualquier tipo de contacto con nuestro prójimo. Vimos como la sanidad se saturó, incapaz de poder atender a todos los enfermos cuyo número se multiplicaba de un modo exponencial. Nos familiarizamos con nuevas palabras, tales como <em>igeges</em>, SARS, COVID, test antigénicos, <em>peceerre</em> y ómicron, que se volvieron parte del lenguaje cotidiano. </p>
<p>La pandemia de SARS-CoV-2 no ha sido oficialmente declarada como acabada. Pero, con una vuelta a la normalidad como la que tenemos podemos decir con cierta certeza que nos hallamos en un período pospandémico. Únicamente la presencia de personas –cada vez menos– con mascarilla en lugares públicos o privados nos recuerda que el virus sigue circulando. Es prácticamente imposible que SARS-CoV-2 vuelva a llenar las UCIs y alterar nuestro comportamiento cotidiano como ocurrió en el 2020 y en el 2021. Sobre todo por la existencia de inmunidad vacunal o contraída por infección. Esta inmunidad no es capaz de frenar del todo las infecciones, pero sí de disminuir el número de casos graves. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen del coronavirus SARS-CoV-2 publicada por NIAID el 13 de febrero de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49530315718/in/album-72157712914621487/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>Mejor no descuidarse</h2>
<p>Eso no quiere decir que sea el momento de olvidarnos de este virus o de otros posibles virus pandémicos que vayan a surgir en el futuro, ni mucho menos. </p>
<p>Por un lado, aún nos quedan casos severos de covid-19 que se podrían disminuir aún más mediante el desarrollo de vacunas mejoradas que no solo protejan contra enfermedad, sino también contra la infección y sin necesidad de revacunaciones. Y el desarrollo de terapias adicionales a las que ya tenemos sería también beneficioso. </p>
<p>Por otro lado, la resolución de los problemas encontrados en nuestro nivel de preparación contra una pandemia es de importancia vital para combatir nuevas pandemias. En ese aspecto, los brotes y la reciente expansión del virus de la viruela del mono nos indican que seguimos sin estar preparados para afrontar futuras pandemias.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=476&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=476&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=476&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=598&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=598&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/487802/original/file-20221003-20-vjmjff.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=598&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Virus de la viruela del mono.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/52341781079/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>La expansión de la viruela del mono delata que seguimos sin estar preparados</h2>
<p>El virus de la viruela del mono es fácil de contener debido a la existencia de vacunas y antivirales. Pero la respuesta sigue siendo demasiado lenta y aún no existe una coordinación internacional. Tenemos suerte de que el virus no es muy contagioso y requiera contacto prolongado con las persona infectadas. </p>
<p>Lo cierto es que nos ha costado tiempo implementar vacunaciones y tratamientos contra la viruela del mono. Un tiempo que no tendremos en el caso de brotes por virus más contagiosos que puedan venir en el futuro próximo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190251/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Adolfo García-Sastre receives funding for research from the US government (NIH, DoD, DARPA), from several philanthropic foundations, such as teh Bill and Melinda Gates Foundation, the JPB Foundation, the OPP and anonymous donors.</span></em></p>La respuesta al brote de SARS-CoV-2 no fue buena. La falta de cooperación internacional y de personal y la escasez de materiales para responder a una emergencia son algunos de los fallos más evidentes. Además de un importante vacío legal e institucional para decidir e implementar medidas de contención.Adolfo García-Sastre, Professor of Microbiology, Icahn School of Medicine at Mount SinaiLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1902982022-09-25T20:20:47Z2022-09-25T20:20:47ZEl profesorado que más sufrió durante la pandemia: mujeres, de primaria y con alumnos desfavorecidos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/485302/original/file-20220919-19-deaukn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=18%2C9%2C6027%2C4015&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/upset-female-professor-talking-on-mobile-1951271824">Shutterstock / Tijana Simic</a></span></figcaption></figure><p>Con el inicio la pandemia, la población sufrió un confinamiento que se alargó varias semanas. Los centros educativos pasaron de un día para otro a lo que se ha denominado Enseñanza Remota de Emergencia (ERT). Fue algo excepcional, sobrevenido y, por lo tanto, la comunidad educativa tuvo que reaccionar rápidamente para continuar la enseñanza desde sus hogares.</p>
<p>El profesorado de todo el mundo se encontró, de un día para otro, dando clase desde su propio hogar y adaptando rápidamente la metodología a la enseñanza a las clases en remoto.</p>
<p>Para averiguar el impacto de esta situación, hemos realizado una <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2022.826828/full">investigación</a> en la que participaron 936 profesores españoles de todos las etapas educativas, a los que medimos sus niveles de bienestar, emociones y motivación.</p>
<p>Concretamente, exploramos cuatro aspectos:</p>
<ol>
<li><p>La adaptación de la enseñanza presencial a la Enseñanza Remota de Emergencia.</p></li>
<li><p>Los cambios producidos en el bienestar.</p></li>
<li><p>Los cambios producidos en las emociones.</p></li>
<li><p>Los cambios producidos en la motivación.</p></li>
</ol>
<p>Los resultados muestran que los profesores sintieron un impacto en el bienestar, las emociones y la motivación, es decir, en los tres niveles analizados. Para aprender y sacar conclusiones de esta experiencia, buscamos dar respuesta a los siguientes interrogantes.</p>
<h2>¿Recibió el profesorado la formación necesaria?</h2>
<p>Si hay que cambiar la forma de enseñar, es preciso formarse para poder hacerlo de manera apropiada a las nuevas necesidades. Llama la atención que la mayoría de los profesores participantes en el estudio no recibieron formación específica para la Enseñanza Remota de Emergencia (ERT), y la mitad de los que la recibieron no estaban satisfechos con la formación recibida.</p>
<p>Varias <a href="https://www.learntechlib.org/p/215995/">investigaciones</a> <a href="https://www.mdpi.com/1911-8074/13/3/55">evidencian</a> la falta de preparación y apoyo al profesorado, algo que coincide con nuestros resultados. Además, los profesores reportaron que los principales retos fueron los factores de instrucción y la tecnología.</p>
<h2>¿Cambiaron las estrategias?</h2>
<p>Respecto a las estrategias de instrucción, observamos una menor interacción con los estudiantes, lo que derivó en menos relación afectiva y cuidado de los mismos.</p>
<p>Uno de los motivos fue que había que atender a una necesidad más acuciante: era necesario adquirir el conocimiento pedagógico y tecnológico para enseñar en un entorno remoto digital. </p>
<p>Un caso especial fue el profesorado universitario: en esta etapa educativa, el mayor reto fue establecer conexiones afectivas con el alumnado, a pesar de que este profesorado era el que tenía más experiencia en plataformas de trabajo digital (por ejemplo, con el uso bastante extendido de la plataforma digital Moodle).</p>
<p>Encontramos también una tendencia entre los profesores más jóvenes (de menos de 37 años), con un nivel intermedio de experiencia (6–15 años), a reducir la carga de trabajo de sus alumnos.</p>
<p>Además, los profesores de alumnos de menor nivel socioeconómico o de escuelas públicas informaron de una disminución de los objetivos instructivos en sus cursos. En el caso del profesorado universitario y alumnado de nivel socioeconómico medio se mantuvieron los niveles previos al cierre de los centros educativos.</p>
<h2>¿Quién resultó más afectado?</h2>
<p>Los profesores que han participado en el estudio constatan una disminución en sus niveles de bienestar, en comparación con el período anterior de enseñanza pre–covid. </p>
<p>El colectivo más afectado está compuesto por profesores de 38–45 años, de educación primaria, con mayor experiencia (16–24 años), mujeres, de escuelas públicas y con estudiantes de bajo nivel económico.</p>
<h2>¿Qué emociones han prevalecido?</h2>
<p>El resultado de la investigación muestra claramente que el profesorado experimentó menos emociones positivas y más emociones negativas. Esto es así, incluso en mayor medida, en profesores de primaria y secundaria, con menos de 6 años de experiencia, las mujeres, los profesores de centros públicos y con alumnos de niveles socioeconómicos bajos .</p>
<p>Los resultados obtenidos están en consonancia con otras <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2666374020300169?via%3Dihub">investigaciones anteriores</a> que muestran que la resiliencia y el nivel de agotamiento de los profesores estaban correlacionados significativamente con sus actitudes hacia la tecnología. Además, entre las emociones experimentadas por parte de los profesores destacan el miedo a enfermar o a perder su trabajo. </p>
<h2>¿Qué pasó con la motivación?</h2>
<p>El profesorado participante en nuestra investigación reportó niveles bajos de
motivación. Les preocupaba el bienestar de los alumnos, el impacto en su proceso de aprendizaje y en las interacciones profesor–alumno. También les preocupaba cómo el cierre de los centros educativos estaba afectando a los alumnos y a sus familias.</p>
<p>Encontramos diferencias entre los participantes. De esta forma, los profesores y las profesoras de educación superior informaron de una menor motivación, así como los profesores con alumnos de nivel socioeconómico medio–bajo y bajo. </p>
<p>Investigaciones anteriores han indicado mayores niveles de estrés y ansiedad en las mujeres, lo que podría estar relacionado con actividades que consumen mucho tiempo, como el cuidado de los hijos y el trabajo doméstico no remunerado.</p>
<h2>Mujeres, primaria y centros públicos</h2>
<p>En conclusión, nuestro estudio muestra que durante la Enseñanza Remota de Emergencia (ERT) los profesores realizaron cambios a niveles pedagógicos y didácticos debido a las tensiones del cambio a digital. Esto supuso una presión añadida a los profesores de todos los niveles educativos. Como consecuencia de ello, disminuyó el bienestar, las emociones positivas y la motivación de los profesores, aumentando al mismo tiempo las emociones negativas.</p>
<p>No todos los profesores se vieron afectados de la misma manera. Concretamente, las profesoras, los profesores con alumnos de bajo nivel socioeconómico, los que enseñan en centros públicos y los profesores de primaria y secundaria fueron los más afectados.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190298/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fernando Díez Ruiz recibe fondos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Generación del conocimiento 2020), PID2019-108982GB-I00 .. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Carlos Felipe Rodríguez-Hernández trabaja para el Tecnológico de Monterrey.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:eneko.balerdi@deusto.es">eneko.balerdi@deusto.es</a> recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Generación del conocimiento 2020), PID2019-108982GB-I00.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ernesto Panadero recibe fondos de Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Generación del conocimiento 2020), PID2019-108982GB-I00 . </span></em></p><p class="fine-print"><em><span><a href="mailto:juan.fraile@ufv.es">juan.fraile@ufv.es</a> recibe fondos de la Universidad Francisco de Vitoria. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Leire Pinedo recibe fondos de Ministerio de Universidades (Formación de Profesorado Universitario 2019), FPU19/04661</span></em></p>La pandemia impactó en el bienestar emocional del profesorado, sobre todo de las mujeres, especialmente las que tenían más alumnos con situación económica precaria y en educación primaria.Fernando Díez Ruiz, Profesor doctor Facultad de Educación y Deporte, Universidad de DeustoCarlos Felipe Rodríguez-Hernández, Tecnológico de MonterreyEneko Balerdi, Associate professor, Universidad de DeustoErnesto Panadero, Investigador en evaluación educativa, Universidad de DeustoJuan Fraile, Universidad Francisco de VitoriaLeire Pinedo, Investigadora predoctoral en el equipo ERLA (Universidad de Deusto), Universidad de DeustoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1869392022-09-22T17:50:44Z2022-09-22T17:50:44ZHistoria de las terrazas: ¿cómo han llegado a convertirse en protagonistas de la vida urbana?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/485356/original/file-20220919-8366-sn1iup.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C5192%2C3448&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Terraza en Barcelona.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/spain-barcelona-march-2021-people-dine-1955765614">Tanya Keisha / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Las terrazas de bares y restaurantes que llenan las aceras de las ciudades replican una costumbre cotidiana de los entornos urbanos de clima templado: sacar una silla al balcón, al jardín o a la calle para disfrutar del sol, charlar con los vecinos y contemplar el mundo exterior.</p>
<p>Son lugares para reunirse a beber y comer, pero sobre todo, para mirar la ciudad y lo que ocurre alrededor. Su denominación anglosajona es precisa en esta relación de dependencia y los vincula directamente a la calle: los bares con terraza son los <em>street cafes</em>, <em>pavement cafes</em> o <em>sidewalk cafes</em>.</p>
<p>Hoy no es extraño ver las calles de las ciudades llenas de personas comiendo y bebiendo en mesas y sillas rodeadas de sombrillas, pérgolas, marquesinas, jardineras o calefactores. Pese a que ha habido momentos en los que comer al aire libre se asociaba a la falta de recursos o a la necesidad, comer en grupo, en público o al aire libre han sido prácticas comunes durante siglos. <a href="https://upcommons.upc.edu/handle/2117/369209">Es en esas raíces históricas donde radica la fuerza de las terrazas</a>.</p>
<h2>Nacimiento y evolución de las terrazas</h2>
<p>Las terrazas aparecieron en Europa a finales del siglo XIX, primero en parques y paseos y más tarde en aceras donde el peatón tenía la seguridad garantizada. Eran puntos de difusión informal de información: lugares en los que leer periódicos, reunirse, charlar y hacer negocios. Eran tiempos en los que la modernidad urbana se manifestaba en los cafés y su extensión natural hacia la calle y convertía las terrazas en un mirador desde el que contemplar la ciudad. Un lugar para ver y ser visto, donde el consumidor-<em>flâneur</em> (transeúnte) cambiaba de papel y se convertía en <em>voyeur</em>.</p>
<p>Tras la Segunda Guerra Mundial, el <em>milagro económico</em> de los años 50 y 60 y el rápido ascenso de la sociedad de consumo en Europa, las cafeterías ampliaron su clientela y se convirtieron en lugares de encuentro popular, democráticos y ubicuos, con un papel importante en la construcción de la sociabilidad y la relación entre ciudadanos.</p>
<p>A finales del siglo XX, la expansión del turismo se tradujo en la multiplicación de bares y restaurantes, de forma que las plantas bajas urbanas cercanas a los espacios públicos con las mejores vistas se llenaron de terrazas. Comer en la calle pasó a estar ligado con el consumo del espacio público, en una nueva formulación del <em>voyeur</em> decimonónico. Este hecho coincidió con el inicio del <a href="https://theconversation.com/las-12-mejores-formas-de-sacar-los-coches-de-las-ciudades-182786">declive del uso del automóvil en los centros urbanos</a>: las plazas dejaban de estar ocupadas por coches para convertirse en oasis reservados para peatones.</p>
<p>La relación entre el paisaje urbano y las terrazas tuvo un nuevo punto de inflexión en Europa a principios de los 2000 con la implantación de las <a href="https://www.sanidad.gob.es/novedades/sinHumo/home.htm">leyes que prohibían fumar en los espacios interiores colectivos</a>. Los locales de restauración se adaptaron a la norma multiplicando el número de mesas en el exterior, y comer en la calle tomó mayor presencia independientemente del clima o las vistas. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Sillas rojas y mesas en el exterior del café Palais Royal en París." src="https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485361/original/file-20220919-2878-l2rz6v.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Terraza del café Palais Royal en París, Francia.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://flickr.com/photos/37583176@N00/51689770849">Ninara / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>Un respiro durante la pandemia</h2>
<p>Casi dos décadas más tarde, las medidas para frenar y prevenir la propagación de la covid-19 obligaron a implantar <a href="https://theconversation.com/de-las-ciudades-para-coches-a-las-ciudades-para-personas-155763">una nueva forma de usar las ciudades</a>. Por un lado, se replanteó el concepto de proximidad y la relación entre comida y calle tomó protagonismo, puesto que los únicos motivos justificados para salir de casa durante los primeros meses estaban relacionados con la compra de productos de primera necesidad, como los alimentos. </p>
<p>Por otro lado, bares y restaurantes tuvieron que cerrar durante varias semanas a lo largo de 2020 como consecuencia de la necesaria limitación de las interacciones sociales. Tras los primeros meses de severas restricciones, la recuperación paulatina de la normalidad también se hizo visible en el espacio público. </p>
<p>Mientras unos veían las grandes metrópolis como lugares de los que alejarse buscando entornos menos densos y compactos, otros buscaban lugares de descompresión y socialización en la propia ciudad. Tan pronto como se consideró más seguro salir a la calle, la necesidad de reconectar socialmente tras el confinamiento convirtió las terrazas exteriores de bares y restaurante en nuevos lugares de encuentro. </p>
<p>Terrazas de formas diversas, improvisadas, temporales, excepcionales o fijas, conquistaron las aceras y estimularon el debate público en torno a esta nueva forma de convivencia en la calle. Las terrazas eran más seguras que los espacios interiores y suplían las carencias de unos hogares que no contaban con espacios de tamaño suficiente para albergar grandes reuniones. </p>
<p>La percepción de que el hábito de uso las convertía en salas de estar en exteriores hizo que muchos propietarios añadieran jardineras, velas y lámparas, cojines y mantas, domesticando, con estos pequeños gestos de apropiación del espacio, el paisaje urbano a nivel de la acera. De este modo, los límites entre la vida doméstica y las actividades en el espacio abierto se desdibujaron, redefiniendo el umbral entre lo público y lo privado.</p>
<h2>Oasis urbanos donde combatir la soledad</h2>
<p>Las calles son elementos urbanos con grosor, compuestos por calzadas y aceras, pero también por la gente que las camina y los locales en planta baja que le dan frente. De este modo, fachadas a ras de suelo, escaparates, rótulos, luces, toldos, marquesinas y terrazas definen las cualidades de cualquier calle y determinan su carácter. Son elementos ligeros y su presencia en la calle es temporal, pero su forma y la manera en que se disponen condiciona la convivencia en el espacio público. </p>
<p>Las terrazas son lugares urbanos privilegiados en los que sentarse a mirar, charlar, beber y comer. Contrastan el ritmo acelerado de los transeúntes con la quietud de quienes se sientan en ellas. Contraponen la soledad a la que las grandes ciudades nos exponen con el confort de la compañía que la conversación aporta. Seducen por su contradicción permanente: son oasis privados sobre el espacio público, rincones domésticos en las grandes metrópolis.</p>
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<p><em>Este artículo ha sido escrito en colaboración con la arquitecta Emma O’Connell, becaria de investigación en el Laboratorio de Urbanismo de Barcelona.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/186939/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Eulàlia Gómez Escoda no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las terrazas nacieron en Europa a finales del siglo XIX como una prolongación en la calle de las salas de estar domésticas convertidas en mirador y lugar de encuentro donde compartir conversaciones, comida y bebida.Eulàlia Gómez Escoda, Profesora lectora Serra-Húnter en el Departamento de Urbanismo / ETSAB-UPC, Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTechLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1841742022-08-11T16:53:54Z2022-08-11T16:53:54ZLas enfermeras, en primera línea en la lucha contra las pandemias<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/478068/original/file-20220808-2624-t0krjy.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1549%2C1189&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://wellcomecollection.org/works/c5k35afe">Wellcome Library, London</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span></figcaption></figure><p>La batalla a la que nos hemos enfrentado a nivel mundial durante la pandemia de covid-19 no es algo desconocido. Si bien es cierto que no de la misma manera, ni con los mismos medios, las enfermeras y, antes de que existiera este oficio en su <a href="https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872011000600017">concepción moderna</a>, las cuidadoras de enfermos han luchado contra las pandemias desde siempre. </p>
<p>La enfermería es una profesión histórica; cuidar es su ciencia. En muchos casos se ha hecho de manera altruista y sin reconocimiento, como demuestran estos cuatro episodios históricos. </p>
<h2>El rol de las mujeres en la peste negra</h2>
<p>La plaga de Justiniano (siglo VI), la peste negra (siglo XIV) y la peste del siglo XIX. El mecanismo de transmisión de estas tres grandes epidemias fue el mismo: las ratas como reservorios o portadoras de pulgas infectadas por la bacteria <em>Yersinia pestis</em>, que llegaban a bordo de barcos con marineros enfermos huyendo de sus países por la enfermedad. Vamos a detenernos en la segunda. </p>
<p>En el siglo XIV nada se conocía ni del microbio patógeno que se cobró la vida de un 20 % de la población ni de cómo se transmitía. De manera intuitiva, los médicos establecieron las primeras cuarentenas (de los barcos en el puerto de Marsella), el uso de mascarillas (las máscaras picudas que acabaron siendo un popular disfraz en el carnaval de Venecia) y el equipo de protección individual de aquellos tiempos, que eran unas chaquetas largas.</p>
<p>Pero ¿quién sufrió más la peste negra? Aunque los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19140182">distintos estudios biológicos</a> muestran que la epidemia afectó a todos por igual, cabe señalar que existió una marcada diferencia sobre quién se expuso más al contagio: <a href="https://www.academia.edu/5786806/Las_mujeres_y_su_rol_en_Inglaterra_a_trav%C3%A9s_de_la_Peste_Negra">fueron las mujeres, quienes comúnmente se hacían cargo del cuidado de los enfermos</a>, tanto dentro como fuera del hogar. Además, el hecho de que pudieran estar embarazadas aumentaba su riesgo de muerte.</p>
<h2>Enfermería y viruela</h2>
<p>Lady Mary Wortley Montagu (1689-1762) fue una aristócrata viajera y escritora. Hija mayor del duque de Kingston y marqués de Dorchester, durante una estancia en Constantinopla observó cómo las ancianas extraían pus de las pústulas de enfermos de viruela y lo introducían a través de una incisión en otras personas, como profilaxis contra la enfermedad. Lady Montagu <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-los-origenes-vacuna-S0716864020300535#:%7E:text=El%2014%20de%20mayo%20de,jardinero%20de%20la%20familia%20Jenner">realizó esta práctica de inoculación</a> en sus hijos, aunque es Edward Jenner (1749-1823) quien figura oficialmente como descubridor de la vacuna. </p>
<p>Contra la misma dolencia trabajó la española Isabel Zendal Gómez, quien, junto al médico Francisco Javier Balmis, <a href="https://theconversation.com/isabel-zendal-la-madre-de-todas-las-vacunas-126774">viajó en la corbeta María Pita en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (1803-1806)</a>, rumbo a América. Su misión era cuidar de 22 niños inoculados de viruela.</p>
<p>La vacuna debía ser llevada por niños que no hubieran pasado la enfermedad y se transmitía de uno a otro cada 9 o 10 días. Isabel le introdujo el patógeno a su hijo Benito Vélez, de nueve años, que formó parte de la expedición.</p>
<h2>Teresa Romero y el ébola</h2>
<p>Más reciente es el caso de Teresa Romero, auxiliar de enfermería, que se contagió en 2014 en el hospital Carlos III (Madrid), después de atender a un religioso que había contraído el virus del Ébola en África. </p>
<p>Según <a href="https://www.enfermeria21.com/diario-dicen/la-auxiliar-de-enfermeria-teresa-romero-cuenta-por-primera-vez-como-se-sintio-tras-contagiarse-por-el-ebola">palabras de la propia Teresa</a>, “lo más duro de toda la enfermedad fue que me culparan del contagio”. Además, relató que la experiencia le causó muchos problemas psicológicos. Todo le parecía complicado, no entendía muchas cosas y se sentía triste y perdida. </p>
<h2>2020: el año de la covid-19 y las enfermeras</h2>
<p>Aunque la primera ola de la pandemia por la covid-19 en 2020 tuvo un fuerte impacto en todos los profesionales sanitarios, fue mayor en las enfermeras. La gravedad de la crisis sanitaria y la sobrecarga de trabajo en los hospitales <a href="https://www.elsevier.es/es-revista-enfermeria-clinica-35-articulo-pandemia-covid-19-sobre-profesionales-sanitarios-S1130862122000110">se tradujeron en un aumento de los hábitos tóxicos y las alteraciones de la salud mental</a>.</p>
<p>También hay que destacar la labor realizada en las residencias, donde el impacto de la reciente pandemia sacó a la luz la precariedad de recursos humanos, materiales y formativos que sufrían dichos centros. Sus profesionales <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/02692163221103099">manifestaron en una investigación reciente</a> sentimientos de impotencia, abandono y deshumanización. </p>
<p>El 2020 fue así mismo el <a href="https://www.who.int/es/campaigns/annual-theme/year-of-the-nurse-and-the-midwife-2020">Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería</a>, el de las profesionales que desde muchos siglos atrás han cuidado y seguirán cuidando de la población en época de pandemias. Reconozcamos su labor con mejoras laborales para que sigan apareciendo en la historia, aunque esperemos no tener que vivir más crisis como la de la covid-19.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/184174/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Nos fijamos en cuatro episodios históricos para valorar la labor de las enfermeras –y, antes, de las cuidadoras de enfermos– durante esas crisis sanitarias.Concepcion Capilla Díaz, Profesora Ayudante Doctora. Departamento de Enfermería., Universidad de GranadaRafael A. Caparros-Gonzalez, Profesor Ayudante Doctor de Ciencias de la Salud (Enfermería), Universidad de GranadaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1878922022-07-31T22:05:04Z2022-07-31T22:05:04ZEl origen natural del SARS-CoV-2 sigue siendo la hipótesis más probable<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/476571/original/file-20220728-32863-9suaer.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=17%2C17%2C5734%2C3811&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/wuhan-china-animal-food-market-1758559079">Shutterstock / StillRude</a></span></figcaption></figure><p>El 31 de diciembre de 2019, el Gobierno chino notificó a la OMS <a href="https://www.who.int/emergencies/disease-outbreak-news/item/2020-DON229">un brote de neumonía grave de causa desconocida en Wuhan</a>, en la provincia de Hubei, una ciudad de aproximadamente 11 millones de habitantes. De las 41 personas hospitalizadas, 27 (66 %) habían tenido exposición directa al mercado de animales vivos silvestres y exóticos de Huanan en Wuhan. Se confirmó que estos primeros casos estaban infectados con un nuevo coronavirus, que se denominó SARS-CoV-2. </p>
<p>Los diagnósticos se realizaron en varios hospitales de forma independiente entre el 18 y el 29 de diciembre de 2019. Una <a href="https://www.who.int/publications/i/item/who-convened-global-study-of-origins-of-sars-cov-2-china-part">revisión sistemática posterior de todos los casos notificados</a> mostró que 55 de los 168 primeros casos conocidos estaban asociados con este mercado. </p>
<p>Rápidamente se planteó la hipótesis de que los animales vivos vendidos en el mercado de Huanan fueran la fuente de los casos de neumonía. En consecuencia, se decidió tomar muestras ambientales de los puestos de los vendedores, además de cerrar y desinfectar el mercado el 1 de enero de 2020. </p>
<p>Sin embargo, esto no demostraba que la pandemia se hubiera originado allí. El hecho de que en esa ciudad estuviera el Instituto de Virología, un laboratorio de alta bioseguridad en el que trabajan con coronavirus, hizo que enseguida comenzaran las especulaciones sobre su posible origen artificial. El SARS-CoV-2, ¿se había creado y/o escapado de un laboratorio o era <a href="https://theconversation.com/el-origen-del-coronavirus-sars-cov-2-a-la-luz-de-la-evolucion-136897">una zoonosis de origen natural</a>, como el resto de coronavirus conocidos hasta entonces? </p>
<p>Ahora se <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abp8715">acaban de publicar en <em>Science</em></a> un <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abp8337">par de estudios</a> que demuestran el origen zoonótico del SARS-CoV-2 y su relación con el mercado de animales vivos de Wuhan, por lo que la hipótesis más probable sigue siendo su origen natural.</p>
<h2>Localizado el epicentro de la pandemia</h2>
<p>Uno de los trabajos proporciona <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abp8715">evidencias de que el mercado de Huanan fue el epicentro de la pandemia de covid-19</a> y sugiere que el SARS-CoV-2 probablemente surgió del comercio de animales vivos en China. Se trata de un análisis estadístico-espacial de la distribución geográfica de los primeros casos diagnosticados y hospitalizados de SARS-CoV-2 en China en diciembre de 2019. </p>
<p>El estudio permite determinar la ubicación de casi todos los casos de covid-19 identificados por la OMS ese mes. Los resultados apuntan a que estos primeros casos se agruparon estrechamente alrededor del mercado de Huanan, mientras que los casos posteriores se dispersaron por toda la ciudad de Wuhan. Los datos sugieren que el patrón de extensión del brote fue como un terremoto: comenzó en el epicentro (el mercado de Huanan) y se fue extendiendo de forma radial.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=547&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=547&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=547&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=688&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=688&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/476654/original/file-20220729-16-t8c482.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=688&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Patrón espacial de los casos de covid-19 en Wuhan en diciembre de 2019.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abp8715">M. Worobey et al., Science, 2022</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Todo empezó con animales infectados</h2>
<p>Incluso algunos de los primeros pacientes que no trabajaban ni compraban en dicho mercado resultaron vivir cerca del mismo. Es significativo que todos los casos estudiados se habían identificado basándose en síntomas clínicos no epidemiológicos, sin sospechar su relación con el mercado de Huanan. Esto apoya la hipótesis de que el mercado fue el epicentro de la pandemia.</p>
<p>No se sabe exactamente qué animales vivos se vendieron en el mercado los primeros meses de la pandemia y carecemos de muestras para poder detectar el coronavirus en ellos. Pero hay constancia de que, al menos hasta noviembre de 2019, se vendían en el mercado de Huanan zorros, tejones, mapaches, erizos, liebres, ratas bambú, puercoespines y marmotas, entre otros. Además, se sabe que en dicho mercado también se vendieron con anterioridad comadrejas, ardillas, ardillas voladoras, civetas, coipús, visones y jabalíes. </p>
<p>Algunos de estos animales se vendían ilegalmente, vivos o como carne fresca. En algunos casos, en jaulas unas junto a otras o mezclados con jaulas de aves vivas. Se sabe que muchas de estas especies animales son susceptibles de ser infectadas por coronavirus, o incluso experimentalmente por el SARS-CoV-2.</p>
<p>Este estudio también examinó muestras de hisopos tomadas de las superficies del mercado, como los suelos y las jaulas, tras el cierre del mismo. Algunas de estas muestras ambientales dieron positivo para el SARS-CoV-2, concretamente en los lugares asociados a los puestos que vendían animales salvajes vivos. </p>
<p>Por otra parte, ocho casos de los primeros de covid-19 detectados en diciembre de 2019 se relacionaron con esa misma zona del mercado. Esto demuestra que hubo animales infectados por SARS-CoV-2 en el mercado al comienzo de la pandemia. </p>
<p>Sin embargo, solo hay datos de PCR y no de secuenciación. Tampoco ha sido posible detectar el virus directamente en animales (el mercado se cerró el 31 de diciembre y no se guardaron muestras). Por eso aún ignoramos qué especie animal pudo actuar como reservorio del virus, o intermediaria. De lo que no hay duda es de que en el mercado de Huanan hubo animales infectados por SARS-CoV-2.</p>
<p>Todo este estudio sugiere que los primeros casos de covid-19 debieron surgir a finales de 2019. Esto es congruente con otros estudios en los que se analizaron más de 40 000 muestras de suero de donantes de sangre obtenidas antes de diciembre de 2019 y no se detectó ARN del SARS-CoV-2. </p>
<h2>Hubo dos linajes de virus al principio, A y B</h2>
<p>En el <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abp8337">otro trabajo</a> publicado en <em>Science</em>, analizan la diversidad genómica de los primeros aislamientos de SARS-CoV-2 obtenidos hasta mediados de febrero de 2020 y lo combinan con datos epidemiológicos. Se trata de analizar el ritmo con el que se producen las mutaciones genéticas en el genoma del virus a lo largo del tiempo, para poder establecer así cómo ha sido la evolución de los primeros aislamientos del virus. </p>
<p>Los datos indican que en el inicio de la pandemia hubo dos linajes distintos del virus, A y B, previos a todas las variantes que se hicieron populares. El linaje B estuvo geográficamente asociado a los primeros casos en el mercado de Huanan y se detecta ya en muestras de finales de 2019. Ha sido el más común, el predominante durante la pandemia y el que ha dado lugar al resto de variantes. </p>
<p>El linaje A apareció unas semanas más tarde, a principios de enero, y difiere del B en dos nucleótidos. Se cree que ambos linajes aparecieron de forma separada.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=458&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=458&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=458&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/476653/original/file-20220729-15-5dvq9l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Árbol filogenético de los dos linajes A y B de los primeros aislamientos de SARS-CoV-2.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.abp8715">M. Worobey et al., Science, 2022</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Esto sugiere que la transmisión en el mercado no fue un evento único de amplificación de paso del virus de humano a humano (no había tanto tráfico de personas comparado con otras áreas de Wuhan), si no que lo más probable es que surgiera de dos eventos distintos de transmisión del virus de animales a humanos en el mercado de Huanan. Posiblemente en noviembre de 2019 el primero, y en diciembre de 2019 del segundo, con unas pocas semanas de separación. Los virus progenitores ya circulaban entre animales antes de su aislamiento en humanos.</p>
<p>Estos resultados serían <a href="https://theconversation.com/salio-el-sars-cov-2-de-un-laboratorio-161865">prácticamente imposibles si el virus se hubiera escapado de un laboratorio</a>. Por tanto, el SARS-CoV-2 tuvo un origen zoonótico múltiple, aunque desconocemos todavía cuáles fueron los animales.</p>
<p>La capacidad del SARS-CoV-2 de <em>saltar</em> entre humanos y animales y viceversa se ha demostrado en varias ocasiones. Se han dado eventos de zoonosis reversa (transmisión del virus desde humanos a animales) en hámster dorado, visón americano, venado de cola blanca y otros. Y se han documentado casos de salto del SARS-CoV-2 a humanos <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(22)00423-8/fulltext">desde mascotas</a> (hámsters) en Hong Kong y desde <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7403642/">visones en granjas de Holanda</a>.</p>
<p>Estos trabajos siguen aportando datos sobre la hipótesis de más peso: el SARS-CoV-2, como el resto de coronavirus humanos, tuvo un origen animal.</p>
<hr>
<p><em>Una versión de este artículo <a href="https://microbioblog.es/el-origen-natural-del-sars-cov-2-sigue-siendo-la-hipotesis-mas-probable">fue publicada originalmente</a> en el blog del autor, microBIO.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/187892/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Entender cómo surgió el SARS-CoV-2 es fundamental para poder prevenir otros brotes que acaben convirtiéndose en una nueva pandemia.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1850542022-06-27T17:33:54Z2022-06-27T17:33:54ZSi la salud es una sola, ¿por qué la enseñamos por partes?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/471098/original/file-20220627-18-624thd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C8%2C5982%2C3979&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/medical-technology-conceptsmart-doctor-hand-working-651338119">Shutterstock / everything possible</a></span></figcaption></figure><p>La perspectiva <a href="https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/one-health">“Una sola salud”</a> (del inglés, <em>One Health</em>), propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS), hace referencia a la interdependencia existente entre la salud humana, la salud animal y la salud ambiental. Esta noción no es reciente, a pesar de parecer lo contrario.</p>
<p>A lo largo de la historia podemos encontrar perspectivas similares. Por ejemplo, en los escritos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3crates">Hipócrates</a> (460–370 a.e.c.) aparecen referencias a estas relaciones de interdependencia entre la salud pública y el estado del medio ambiente. </p>
<p>El fisiólogo y patólogo Rudolf Virchow (1821–1902) introdujo el término de “zoonosis” para referirse a aquellas enfermedades infecciosas producidas por virus, bacterias, parásitos, etc., propias de los animales que se transmiten a los humanos, estableciendo la interrelación entre la salud animal y humana. Virchow destacó que los <a href="https://doi.org/10.1128/microbiolspec.OH-0018-2012">factores ambientales</a> poseen <a href="https://doi.org/10.20506/rst.33.2.2298">un papel esencial</a> en el estado sanitario de las comunidades humanas. </p>
<p>Más recientemente, James Steele (1913–2013) y Calvin Schwabe (1927–2006) propusieron que la salud humana y animal poseen una naturaleza ecológica y relacionan <a href="https://doi.org/10.2139/ssrn.3865704">los tres componentes o esferas principales</a> que forman parte de la noción de “Una sola salud”.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=542&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=542&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=542&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=681&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=681&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/470330/original/file-20220622-3417-qlybds.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=681&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las tres esferas de la perspectiva Una Sola Salud.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Relevancia contemporánea</h2>
<p>Con la aparición del coronavirus causante del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS por sus siglas en inglés) a comienzos de la década del 2000, y la posterior emergencia del coronavirus causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS por sus siglas en inglés) en Arabia Saudí, la noción de “Una sola salud” comenzó a adquirir relevancia.</p>
<p>La detección de personas infectadas con estos patógenos evidenció la necesidad de desarrollar sistemas de <a href="https://doi.org/10.1016/j.tmaid.2020.101578">detección y respuesta temprana</a> coordinada y global.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=390&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/470337/original/file-20220622-23-qgw3ld.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las pandemias a lo largo de la Historia.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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<p>Tanto la actual pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, agente causal de covid-19, como el brote epidémico de viruela del mono confirman la relevancia del enfoque de “Una sola salud” para prevenir futuros problemas sanitarios como nuevas pandemias o la <a href="https://doi.org/10.17582/journal.aavs/2020/8.3.234.237">creciente resistencia de bacterias a antibióticos</a>. </p>
<p>De hecho, <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.2105482118">diferentes estudios</a> indican el incremento de la frecuencia con la que emergen nuevas enfermedades infecciosas, muchas de las cuales poseen el potencial para convertirse en un problema de salud global.</p>
<p>En respuesta a esta situación, la perspectiva “Una sola salud” está siendo integrada en el ámbito sanitario y en la investigación biomédica. Pero en la educación científica, ¿la enseñamos? </p>
<h2>Una sola salud en los planes de estudio</h2>
<p>El nuevo <a href="https://www.boe.es/eli/es/rd/2022/03/29/217/con">real decreto</a> por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria incluye dentro de las competencias específicas de la materia de Biología y Geología esta noción, en concreto dentro de los saberes básicos de Ecología y Sustentabilidad. </p>
<p>En consecuencia, diseñar recursos didácticos que permitan integrar esta perspectiva de modo efectivo en la enseñanza de ciencias constituye una prioridad para la investigación en didáctica de ciencias y una <a href="https://doi.org/10.3390/su132313389">línea de trabajo</a> emergente. </p>
<p>Investigadoras/es y docentes del grupo de investigación <a href="http://rodausc.gal/">RODA</a> (Razonamiento, Discurso y Argumentación), en el que trabajamos expertas/os en Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universidad de Santiago de Compostela con otras universidades de España, como, en este caso, la Universidad del País Vasco, colaboramos en el desarrollo de diseños didácticos basados en la investigación para mejorar la formación del profesorado y alumnado de secundaria y de otras etapas para integrar este enfoque. </p>
<h2>Los estudiantes no aplican la visión de “Una sola salud”</h2>
<p>Un estudio en un aula de secundaria de un centro público de Galicia nos ha permitido identificar que la mayoría del alumnado participante (18 en total) presenta un pensamiento causal simple respecto al origen de la pandemia, lo que ya se había encontrado en un <a href="https://doi.org/10.3390/su132313389">estudio previo</a> en aulas de formación de profesorado del País Vasco. </p>
<p>Los estudiantes encuestados (43 en total) no relacionaban el origen de la pandemia con factores ambientales ni con salud animal, sino con el comportamiento social y hábitos de las personas.</p>
<p>Además, en ambos estudios, los estudiantes presentaban dificultades para diferenciar causas y consecuencias de la pandemia. </p>
<p>Continuamos investigando formas de promover la visión “Una sola salud”, siendo partidarias de potenciar el pensamiento futuro para este fin, y como vía para ayudar al alumnado a anticiparse y prevenir problemas complejos que requieren de una respuesta compleja.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185054/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La relación de interdependencia entre la salud del planeta, la de los animales y la de los humanos es un aspecto poco explorado en los planes de estudios de secundaria o de los grados universitarios.Blanca Puig, Profesora Titular de Universidade. Didáctica das Ciencias Experimentais, Universidade de Santiago de CompostelaAraitz Uskola Ibarluzea, Profesora e Investigadora en Didáctica de las Ciencias experimentales, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaInés Martínez Pena, Colaboradora del área de Ciencias Experimentales del Grupo Roda, Universidade de Santiago de CompostelaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.