El concepto de homofobia vincula la discriminación a un elemento clínico: la fobia. Por eso se ha propuesto usar el término heterosexismo para abordar un problema todavía tan presente.
Lo que ocurrió en el madrileño barrio de Chueca el pasado 18 de septiembre no fue una apoteosis de libertad de expresión. Varios grupos de ultraderecha lanzaron frases y soflamas de odio objetivo homófobo que vulneran claramente la dignidad del colectivo LGTBI+ y que, según los expertos, merecen un castigo penal.
Los humanos desarrollamos el lenguaje en los primeros años de vida. Si durante ese tiempo los adultos pronuncia frases y palabras ofensivas fuera de contexto, los niños las normalizarán. La educación temprana es fundamental para evitar el lenguaje homófobo.
Contra los delitos de odio no bastan las leyes. Es necesaria otra cultura política y educación para conseguir una sociedad más tolerante, especialmente hacia el colectivo LGTBI. El silencio de unos partidos y las proclamas de otros en contra de este grupo está siendo un caldo de cultivo para empeorar la situación.
El doctor alemán Magnus Hirschfeld estudió los “intermedios sexuales” y defendió la identidad trans mucho antes de que existiera el término LGBTQ. Su activismo terminó con la invasión de los Nazis.
¿Sabe cuántos futbolistas en el mundo asumen su homosexualidad? ¿Y qué reacciones provocaron? En 2018, esta cuestión sigue siendo tabú e incomoda tanto a los jugadores como a los aficionados.
Doctora en Educación. Pedagoga. Profesora del Departamento de Estudios Educativos (unidad de Didáctica y Organización Escolar) de la Facultad de Educación-Centro de Formación del Profesorado, Universidad Complutense de Madrid