tag:theconversation.com,2011:/global/topics/longevidad-56446/articleslongevidad – The Conversation2024-01-07T22:21:46Ztag:theconversation.com,2011:article/2202912024-01-07T22:21:46Z2024-01-07T22:21:46ZLa personalidad de los centenarios: ocho ingredientes psicológicos de la longevidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/568133/original/file-20240107-15-eetosr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=122%2C71%2C4665%2C2914&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/colorful-burning-birthday-candle-on-dark-1124927441">FabrikaSimf/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Soplar más de cien velas en la tarta de cumpleaños está dejando de ser algo excepcional. Según <a href="https://www.un.org/development/desa/pd/">la División de Población de la ONU</a>, 621 000 personas habían superado el umbral de los tres dígitos en 2021, cuando en 1990 <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-62088962">apenas sumaban 92 000</a>.</p>
<p>España, donde se desarrollan nuestras investigaciones, es precisamente uno de los países con mayor número de centenarios en el mundo: 19 639, de acuerdo con <a href="https://www.ine.es/jaxi/%20Tabla.htm?path=/t20/e245/p08/l0/&file=01003.px&L=0">los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística</a>. De ellos, el 77 % son mujeres.</p>
<h2>Claves de un envejecimiento saludable</h2>
<p>Dentro esta población, nuestro equipo de investigación ha estudiado las características de aquellas personas que alcanzaron esa edad de forma saludable. Esto implica no manifestar signos de deterioro cognitivo y gozar de una razonable autonomía física, pues es ese grupo privilegiado el que puede aportar ciertas claves sobre cómo envejecer saludablemente. </p>
<p>Los factores genéticos y de estilo de vida <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378512216301153?casa_token=hSVRQ-G1trsAAAAA:hrdrlB-qjn384hOWA7kqW73JTF9olO7J2n9nnNZiU6aVjC7knhTEnInnRLO8CFrx_D_2ydX-4A">son muy relevantes</a> para alcanzar la longevidad extrema en buen estado, pero ¿qué ocurre con los factores psicológicos? Según <a href="https://iaap-journals.onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1111/j.1758-0854.2010.01045.x?casa_token=rGiVaBBUJXQAAAAA:_ILSoy7-8Bf5UsGM_dfCtgy5zqFCEil3ai8fyEpQln4n8Fx4IbBlM_Wb915T5GR4R_YGDWYaZqE5Uxc">demuestran</a> <a href="https://www.apa.org/pubs/journals/releases/psp805804.pdf">las investigaciones</a>, las personas que experimentan más emociones positivas y que están más satisfechas con sus vidas tienen mayores probabilidades de vivir más. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=22%2C17%2C3581%2C2126&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=22%2C17%2C3581%2C2126&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/567611/original/file-20240102-25-4c8kva.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/portrait-hundred-years-old-woman-centenarian-1022974096">Dan Negureanu/Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Adicionalmente, los recursos psicológicos (el optimismo, la resiliencia, la autoestima, etc.) no solo son los ingredientes que nutren el bienestar psicológico, sino que también <a href="https://revistas.um.es/analesps/article/view/analesps.31.1.171081">contribuyen a la salud mental y física</a>.</p>
<h2>Con sus propias palabras</h2>
<p>En <a href="https://link.springer.com/content/pdf/10.1007/s10902-023-00700-z.pdf">una reciente investigación</a> nos preguntamos si los centenarios saludables efectivamente presentan recursos psicológicos o características positivas de la personalidad que les podrían haber ayudado a afrontar con mayor éxito las situaciones traumáticas, las dificultades y los retos a los que les somete una vida tan longeva. </p>
<p>Para responder a esta cuestión realizamos entrevistas en profundidad a 19 personas con buena salud de entre 100 y 107 años (16 eran mujeres). Así encontramos que los centenarios compartían 19 recursos psicológicos, que agrupamos en 8 categorías. Aquí las acompañamos con algunos testimonios representativos:</p>
<p>1) <strong>Vitalidad</strong>. Los entrevistados son personas activas y participativas, involucradas con la vida y con una clara voluntad de seguir viviendo. Algunos habían trabajado hasta edades muy avanzadas y en la actualidad seguían activos física e intelectualmente.</p>
<blockquote>
<p>“He estado cosiendo hasta los 98 años –[en referencia a su profesión de modista]–. Ahora me gusta mucho hacer crucigramas y lo intento con los sudokus. Bajo las escaleras en ascensor, pero las subo andando, para ejercitar las piernas”. </p>
<p>(Mujer, 100 años).</p>
<p>“A las 6 es la fiesta de los abuelos y yo voy a ir. Además hay bingo, y no me lo quiero perder”. </p>
<p>(Hombre, 100 años).</p>
</blockquote>
<p>2) <strong>Gusto por la interacción</strong>. Les caracteriza la sociabilidad. Se sienten queridos por quienes les rodean y han ayudado a los demás siempre que han podido a lo largo de su vida.</p>
<blockquote>
<p>“Nunca me ha costado hacer amigos; yo para eso soy muy simpática. He tenido muchas amistades”. </p>
<p>(Mujer, 104 años).</p>
<p>“Aquí me quieren mucho. Cada vez que cruzo con una monja, me hace un cariño y me dice algo bonito, y eso no se lo hacen a todos”.</p>
<p>(Hombre, 100 años).</p>
<p>“Una pareja mayor de pocos recursos venía a comer a mi casa todos los días”.</p>
<p>(Mujer, 102 años).</p>
</blockquote>
<p>3) <strong>Compromiso</strong>. Han sido personas responsables, competentes, trabajadoras, valoradas, queridas y honestas. Perseveraron para lograr sus objetivos.</p>
<blockquote>
<p>“Mis jefes me apreciaban mucho. Estuve siete años con ellos y el día que me casé la señora lloraba como si fuera mi madre”.</p>
<p>(Mujer, 103 años).</p>
<p>“Hace cuatro años me rompí la cadera, y al mes o así ya estaba andando, sin muletas y sin andador, sin nada. Soy muy perseverante”. </p>
<p>(Mujer, 101 años).</p>
</blockquote>
<p>4) <strong>Control</strong>. Han llevado las riendas de sus vidas, mostrando autonomía de criterio y sabiendo encontrar las oportunidades.</p>
<blockquote>
<p>“Cuando mi marido enfermó, tuve que enfrentarme a todo. Asumí los negocios de mi marido, llevé las cuentas y los bancos, mandé a los hombres, todo”.</p>
<p>(Mujer, 102 años).</p>
</blockquote>
<p>5) <strong>Motivación intelectual</strong>. Se trata de personas curiosas que valoran la cultura, con motivación por aprender. En muchos casos, son lectores infatigables.</p>
<blockquote>
<p>“Muchas veces, cuando estaba con el ganado, cometía el error de leer y las ovejas se metían al sembrado. Entonces llegaba el guarda y decía: "no ves dónde están metidas las ovejas, que se están comiendo la siembra” (…) Yo he leído todo lo que he podido y he escrito también mucho". </p>
<p>(Hombre, 100 años).</p>
</blockquote>
<p>6) <strong>Positividad</strong>. Muestran agradecimiento y son capaces de disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas.</p>
<blockquote>
<p>“La vida me lo ha dado todo, gracias a Dios. Me ha dado disgustos, como perder a familiares, pero no lo he pasado mal”. </p>
<p>(Mujer, 100 años).</p>
</blockquote>
<p>7) <strong>Resiliencia</strong>. A pesar de las dificultades (infancias difíciles, pérdida de seres queridos, la guerra civil española, el covid…), han sabido seguir adelante con sus vidas y, en algunos casos, redirigirlas. Sobre todo, no se han dañado psicológicamente por la experiencia de la adversidad.</p>
<blockquote>
<p>“Estaba muy unido a mi mujer. Cuando murió, yo tenía 97 años y mi hija pensó que no lo superaría. Al principio estuve mal, pero luego pensé que solo se vive una vez y que hay que ser fuertes, que a mi mujer no le gustaría verme mal”.</p>
<p>(Hombre, 101 años).</p>
</blockquote>
<p>8) <strong>Inteligencia</strong>. Han sabido asumir retos para los que no tenían formación expresa y los han superado con éxito. Les encanta aprender y son curiosos. Su conversación es rápida, ágil y tienen buena memoria. Saben leer y escribir –algunos sin haber ido a la escuela– y han adaptado y dirigido sus vidas hacia caminos que les satisfacían.</p>
<blockquote>
<p>“Durante veinte años fui presidente de la Cámara Agraria [nunca tuvo formación específica]”. </p>
<p>(Hombre, 100 años).</p>
</blockquote>
<h2>Las lecciones de los centenarios</h2>
<p>El análisis de la vida de los centenarios saludables nos aporta algunas pistas para alcanzar una vejez saludable, como las siguientes:</p>
<ul>
<li><p>Mantenerse físicamente activos.</p></li>
<li><p>Cuidar las relaciones sociales, expresar amor a los seres queridos y tener una actitud de ayuda.</p></li>
<li><p>Promover actitudes de compromiso, responsabilidad, honestidad y perseverancia a lo largo de la vida.</p></li>
<li><p>Plantear objetivos realistas a corto/medio plazo y empeñarse en alcanzarlos.</p></li>
<li><p>Tener una visión amplia para encontrar oportunidades más allá del entorno cercano o la zona de confort.</p></li>
<li><p>Establecer orden y ciertos hábitos en la vida diaria, para que las exigencias cotidianas no nos agobien.</p></li>
<li><p>Mantener activa la mente, incluso explorando nuevas áreas de conocimiento y aprendizaje (pintar, escribir, etc.).</p></li>
<li><p>Ser curioso. Por ejemplo, aprendiendo sobre nuevas culturas, viajando, leyendo…</p></li>
<li><p>Practicar la gratitud, siendo consciente de todo lo bueno que hay en la vida.</p></li>
<li><p>Disfrutar, aprendiendo a identificar y explotar las experiencias positivas diarias.</p></li>
<li><p>Desarrollar habilidades que nos permitan aceptar eventos negativos y estresantes como parte de la vida. Y, en la medida de lo posible, extraer la esencia positiva de un evento adverso.</p></li>
<li><p>Desafiar la mente. Intentar resolver problemas que sean progresivamente más difíciles.</p></li>
</ul><img src="https://counter.theconversation.com/content/220291/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mª Dolores Merino Rivera no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Qué rasgos psicológicos comparten las personas que han cumplido más de cien años en buen estado de salud? Un nuevo estudio ha encontrado ciertos patrones.Mª Dolores Merino Rivera, Profesora de Psicología Diferencial, y, de Bienestar Psicológico y Salud Laboral, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2170492023-11-08T10:06:22Z2023-11-08T10:06:22ZLos análisis de sangre de los centenarios dan pistas sobre los secretos de la longevidad<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/557526/original/file-20231009-28-ftpqy8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=103%2C17%2C3725%2C2132&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/portrait-hundred-years-old-woman-centenarian-1022974105">Dan Negureanu/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Las personas centenarias, antes consideradas una rareza, se han convertido en el <a href="https://www.weforum.org/agenda/2021/02/living-to-one-hundred-life-expectancy/">grupo demográfico de más rápido crecimiento</a> de la población mundial. Su número se duplica aproximadamente cada diez años desde la década de 1970.</p>
<p>Cuánto pueden vivir los seres humanos y qué determina una vida larga y saludable han sido temas de interés desde que tenemos constancia. Platón y Aristóteles debatieron y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12092789/">escribieron sobre el proceso de envejecimiento</a> hace más de 2 300 años. </p>
<p>Sin embargo, comprender los secretos de una longevidad excepcional no es fácil. Implica <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7105197/">desentrañar la compleja interacción</a> de la predisposición genética y los factores del estilo de vida y cómo interactúan a lo largo de la vida de una persona. </p>
<p>Ahora, nuestro reciente estudio, <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11357-023-00936-w">publicado en <em>GeroScience</em></a>, ha desvelado algunos biomarcadores comunes, como los niveles de colesterol y glucosa, en personas que viven más allá de los 90 años.</p>
<p>Los nonagenarios y los centenarios son desde hace tiempo objeto de gran interés para los científicos, ya que pueden ayudarnos a comprender cómo vivir más tiempo y, quizá también, cómo envejecer con mejor salud. Hasta ahora, los estudios sobre centenarios han sido a menudo a pequeña escala y se han centrado en un grupo seleccionado, por ejemplo, excluyendo a los centenarios que viven en residencias. </p>
<h2>Enorme conjunto de datos</h2>
<p>El nuestro es el mayor estudio realizado hasta la fecha en el que se comparan los perfiles de biomarcadores medidos a lo largo de la vida entre personas excepcionalmente longevas y sus coetáneos menos longevos. </p>
<p>Comparamos los perfiles de biomarcadores de personas que llegaron a vivir más de 100 años con los de sus homólogos menos longevos, e investigamos la relación entre los perfiles y la probabilidad de convertirse en centenario. </p>
<p>Nuestra investigación incluyó datos de 44 000 suecos que se sometieron a evaluaciones de salud entre los 64 y los 99 años: eran una muestra de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28158674/">la llamada cohorte Amoris</a>. A continuación, se realizó un seguimiento de estos participantes a través de los datos de los registros suecos durante 35 años. De estas personas, 1 224, es decir, el 2,7 %, vivieron hasta los 100 años. La gran mayoría (85 %) de los centenarios eran mujeres. </p>
<p>Se incluyeron doce biomarcadores sanguíneos relacionados con la inflamación, el metabolismo, la función hepática y renal, así como la posible desnutrición y anemia. Todos ellos <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-019-0719-5">se han asociado</a> con el envejecimiento o la mortalidad en estudios anteriores.</p>
<p>El biomarcador relacionado con la inflamación era el ácido úrico, un producto de desecho del organismo provocado por la digestión de ciertos alimentos. También se analizaron marcadores relacionados con el estado y la función metabólicos, como el colesterol total y la glucosa, y otros relacionados con la función hepática, como la alanina aminotransferasa (Alat), la aspartato aminotransferasa (Asat), la albúmina, la gamma-glutamil transferasa (GGT), la fosfatasa alcalina (Alp) y la lactato deshidrogenasa (LD). </p>
<p>También analizamos la creatinina, relacionada con la función renal, y el hierro y la capacidad total de fijación del hierro (TIBC), relacionados con la anemia. Por último, también investigamos la albúmina, un biomarcador asociado a la nutrición. </p>
<h2>Conclusiones</h2>
<p>Descubrimos que, en general, los que llegaban a los cien años tendían a tener niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los sesenta. Aunque los valores medios no diferían significativamente entre centenarios y no centenarios para la mayoría de los biomarcadores, los primeros rara vez mostraban valores extremadamente altos o bajos.</p>
<p>Por ejemplo, muy pocos de los centenarios tenían un nivel de glucosa superior a 6,5 al principio de su vida, o un nivel de creatinina superior a 125.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Imagen de Villagrande Strisaili, en la provincia de Ogliastra (Cerdeña, Italia), que cuenta con la mayor población mundial de hombres centenarios." src="https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/552719/original/file-20231009-27-cn0vqz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Villagrande Strisaili, en la provincia de Ogliastra (Cerdeña, Italia), que cuenta con la mayor población mundial de hombres centenarios.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/villagrande-strisaili-italy-october-2019-scenic-1543489556">Sabino Parente/Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Para muchos de los biomarcadores, tanto centenarios como no centenarios tenían valores fuera del rango considerado normal en las directrices clínicas. Esto se debe probablemente a que estas directrices se establecen sobre la base de una población más joven y sana. </p>
<p>Al explorar qué biomarcadores estaban relacionados con la probabilidad de llegar a los 100 años, descubrimos que todos menos dos (alat y albúmina) mostraban una conexión con esa posibilidad. Y ello incluso después de tener en cuenta la edad, el sexo y la carga de morbilidad. </p>
<p>Las personas que se encontraban en el grupo más bajo de los cinco en cuanto a niveles de colesterol total y hierro tenían menos probabilidades de llegar a los 100 años en comparación con las que tenían niveles más altos. Mientras tanto, las personas con niveles más altos de glucosa, creatinina, ácido úrico y marcadores de la función hepática también disminuían la probabilidad de convertirse en centenarios. </p>
<p>En términos absolutos, las diferencias eran bastante pequeñas para algunos de los biomarcadores, mientras que para otros las diferencias eran algo más sustanciales.</p>
<p>En el caso del ácido úrico, por ejemplo, la diferencia absoluta fue de 2,5 puntos porcentuales. Esto significa que las personas del grupo con los niveles más bajos de ácido úrico tenían un 4 % de probabilidades de cumplir 100 años, mientras que en el grupo con los niveles más altos sólo el 1,5 % llegaba a esa edad.</p>
<p>Aunque las diferencias descubiertas fueron en conjunto bastante pequeñas, sugieren un posible vínculo entre la salud metabólica, la nutrición y una longevidad excepcional. </p>
<p>El estudio, sin embargo, no permite sacar conclusiones sobre qué factores del estilo de vida o genes son responsables de los valores de los biomarcadores. Sin embargo, es razonable pensar que factores como la nutrición y la ingesta de alcohol desempeñan un papel. Llevar un control de los valores renales y hepáticos, así como de la glucosa y el ácido úrico a medida que se envejece, probablemente no sea una mala idea.</p>
<p>Dicho esto, es probable que el azar influya en algún momento a la hora de alcanzar una edad excepcional. Pero el hecho de que pudieran observarse diferencias en los biomarcadores mucho tiempo antes de la muerte sugiere que los genes y el estilo de vida también pueden desempeñar un papel.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217049/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Karin Modig recibe financiación del Consejo Sueco de Investigación y del Consejo Sueco de Investigación para la Salud, la Vida Laboral y el Bienestar.</span></em></p>Los centenarios tienden a tener niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los sesenta años.Karin Modig, Associate Professor, Epidemiology, Karolinska InstitutetLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2062102023-07-05T17:12:46Z2023-07-05T17:12:46Z¿Importa la longitud de los telómeros para vivir más años con salud? Esto dice un nuevo estudio<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/535760/original/file-20230705-27-5bhmk1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5600%2C3185&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/x-chromosome-against-background-dna-chromosomes-1122833042">ustas7777777 / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Como los remates de plástico en las puntas de los cordones –los herretes–, unas estructuras denominadas <a href="https://theconversation.com/es/topics/telomeres-4831">telómeros</a> protegen los extremos de nuestros cromosomas, donde está depositada la información genética que se transmite de padres a hijos. En cada división celular, y a lo largo de nuestra vida, los telómeros se acortan –al igual que el herrete se estropea–, perdiéndose la protección. Cuando la longitud es tan corta que ya no ejerce su función, las células dejan de proliferar o, directamente, mueren. </p>
<p>Este sistema constituye un reloj celular que limita las divisiones celulares y, por tanto, está directamente relacionado con el envejecimiento. Pero también funciona como un control frente a la aparición de un cáncer. </p>
<h2>El secreto de la telomerasa</h2>
<p>Las células tumorales se caracterizan por dividirse sin control. Pero ¿por qué pueden hacerlo? O dicho con otras palabras, ¿por qué son inmortales? </p>
<p>El truco estriba en su facultad de activar la telomerasa, enzima celular que alarga o mantiene el estado de los telómeros y, en consecuencia, la capacidad de renovación y reparación de las células y los tejidos. </p>
<p>No es de extrañar que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1934590910007083">se hayan propuesto</a> terapias basadas en la activación de la telomerasa. La idea es que extender el tamaño de los telómeros rejuvenece nuestro organismo o posibilita que envejezcamos de forma más saludable. De hecho, esta estrategia funciona muy bien en modelos de ratón y no se han encontrado evidencias de que predisponga a sufrir cáncer.</p>
<h2>Mayor riesgo de sufrir cáncer</h2>
<p>Sin embargo, <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa2300503">un reciente artículo en la revista <em>The New England Journal of Medicine</em></a> ha puesto de manifiesto que los telómeros extensos sí estarían asociados a una mayor incidencia de esa enfermedad. Para llegar a esta conclusión, los científicos han estudiado 17 personas con mutaciones en una proteína, denominada POT1, relacionada con la longitud de las “fundas” de los cromosomas. </p>
<p>Según indican los resultados, los individuos con mutaciones en POT1 y telómeros extralargos son propensos a sufrir diferentes tipos de tumores, principalmente leucemias (tumores sanguíneos). Esta mayor incidencia no sólo se debe a una mayor longevidad celular, sino también a la capacidad de sus células de mantener unos telómeros largos durante su vida. </p>
<p>Otro hallazgo importante es que las generaciones sucesivas de estas personas muestran anticipación, es decir, una aparición más temprana de la enfermedad. </p>
<p>Todos estos datos apoyan la hipótesis de que la longitud de los telómeros proporciona una ventaja para la supervivencia de las células que van adquiriendo mutaciones somáticas (aquellas que aparecen de nuevo y no son heredadas de nuestros padres), aumentando el riesgo de padecer cáncer. Por contra, el desgaste normal de los telómeros en un individuo sano puede ser clave para prevenir el desarrollo de este tipo de dolencia. </p>
<p>Los autores denominan a esa predisposición fatal “síndrome pronearia” (del griego <em>nearós</em>, que significa juventud) y sus conclusiones desmontan la generalización de que los telómeros largos son buenos <em>per se</em>, basada en que su acortamiento acelerado causa envejecimiento prematuro.</p>
<h2>En el término medio está la virtud</h2>
<p>Estos resultados se inspiran en estudios anteriores que han demostrado que mutaciones en POT1 desencadenan alteraciones cromosómicas y teloméricas y producen varios tipos de cáncer, incluyendo <a href="https://www.nature.com/articles/ng.2584">leucemia</a>, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31937561/">angiosarcoma</a> y <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamadermatology/article-abstract/2718929">melanoma</a>.</p>
<p>Es importante destacar que POT1 también participa en la protección de los telómeros. Por tanto, mutaciones en esta proteína desencadenan otras alteraciones de las protecciones cromosómicas distintas a su alargamiento que podrían participar en el desarrollo de un cáncer. </p>
<p>En definitiva, como dijo Aristóteles, en el término medio está la virtud: ni telómeros muy largos ni muy cortos son deseables para mantener una vida sana.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206210/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Victoriano Mulero Méndez recibe fondos de MICINN/AEI, CIBERER/ISCIII, Fundación Séneca y EC </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Diana García-Moreno recibe fondos de ISCIII, CIBERER, Fundación Séneca, MICINN/AEI, IMIB/FFIS y EC</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Francisca Alcaraz-Pérez recibe fondos de convocatorias públicas financiadas por el Instituto de Salud Carlos III, el CIBERER, la Consejería de Sanidad de la RM y el IMIB-FFIS.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jesús García Castillo recibe fondosde convocatorias públicas financiadas por el Instituto de Salud Carlos III, la Consejería de Sanidad de la RM y el IMIB-FFIS.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Luisa Cayuela Fuentes recibe fondos de convocatorias públicas financiadas por el Instituto de Salud Carlos III , el CIBERER, la Consejería de Sanidad de la RM y el IMIB-FFIS.</span></em></p>El acortamiento de los telómeros (una estructura que protege nuestros cromosomas) se asocia con el envejecimiento, pero un nuevo estudio revela que tenerlos muy largos predispone a sufrir varios tipos de cáncer.Victoriano Mulero Méndez, Catedrático de Biología Celular, Universidad de MurciaDiana García-Moreno, Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) Francisca Alcaraz-Pérez, Investigadora Postdoctoral, Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) Jesús García Castillo, Investigador postdoctoral. Biologia molecular, Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) María Luisa Cayuela Fuentes, Investigadora, Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2057872023-06-13T18:59:42Z2023-06-13T18:59:42ZEncontrada la bella durmiente subterránea<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/528820/original/file-20230529-8555-p7lyop.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=148%2C98%2C2847%2C2735&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ilustración hecha por @droste_delacroix.</span> <span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span></figcaption></figure><p>Enrolladas y “dormidas” dentro de unas cámaras que forman con sus propias heces. Así pasan el verano las lombrices de El Molar, un pueblo de la sierra madrileña (y muchas otras) para soportar la sequía que no les permite desarrollar su actividad normal. Este proceso de resistencia se llama <a href="http://www.kenstoreylab.com/research/estivation/">estivación</a> y lo llevan a cabo muchos animales de distintos grupos además de las lombrices de tierra: caracoles terrestres, ranas, peces, esponjas marinas o pepinos de mar, entre otros. </p>
<h2>La vida de una lombriz</h2>
<p>Las lombrices de tierra respiran a través de la pared de su cuerpo, por lo que necesitan vivir en un ambiente húmedo. De lo contrario, no podrían llevar a cabo el intercambio de oxígeno. De esta manera, cuando llueve las lombrices salen a la superficie y podemos verlas contoneándose por carreteras y caminos. Por el contrario, sin lluvia, se mantienen resguardadas en el suelo. </p>
<p>El problema llega cuando ni siquiera su querido suelo es capaz de mantener las condiciones adecuadas para su supervivencia. En verano, tras muchos meses sin precipitaciones, gran parte del suelo queda prácticamente seco y la lombriz se tiene que buscar la vida para seguir adelante. </p>
<p>Existen dos estrategias para superar estos períodos adversos. La primera es morir, pero no sin antes dejar un montón de capullos (sí, así se llaman los huevos de las lombrices de tierra) como forma de resistencia. Estos eclosionarán cuando lleguen de nuevo las condiciones favorables y las pequeñas lombrices darán gracias a su mamá lombriz por haberse sacrificado por el bien común. La segunda es estivar. La baja humedad del suelo parece ser el principal precursor de la estivación, seguida de las altas temperaturas. </p>
<h2>Un año dormidas</h2>
<p>Hasta hace poco, podíamos mantener en estivación a las lombrices de tierra de la especie <em>Carpetania matritensis</em> <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1095643321002208">durante un mes</a> en el laboratorio pero, recientemente, hemos demostrado que estas bellas durmientes del Molar son capaces de sobrevivir hasta <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/jez.2699">un año de estivación</a>, despertar y recuperarse. </p>
<p>Hemos estudiado los cambios que se dan en las lombrices a nivel molecular para conocer los entresijos de este proceso tan curioso. Como resultado, encontramos respuestas parecidas a aquellas observadas en otros animales: una depresión metabólica general unida a la inhibición de los procesos digestivos y a una reducción del estrés. Los resultados comienzan a ser fascinantes cuando analizamos a las lombrices que estivan durante un año completo. </p>
<h2>Un pequeño cambio conlleva un gran éxito para la supervivencia</h2>
<p>En primer lugar, las lombrices necesitan relajarse para entrar en ese estado meditativo de estivación. Su sistema nervioso es relativamente simple, pero comparten algunas de las moléculas neurotransmisoras con los humanos. Para mantener su baja actividad, <em>C.matritensis</em> aumenta el transporte de algunos <a href="https://www.cell.com/fulltext/S0960-9822(05)00208-3">neurotransmisores inhibitorios</a> como la glicina y el GABA, estudiados por su implicación en el sueño REM de humanos. Así, parece que las mismas moléculas que promueven la relajación y la calma antes de dormir también son necesarias para la estivación. Además, en la estivación de un año entra en juego la conocida <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dopamina">dopamina</a>. Aparte de sus propiedades relajantes, estos mensajeros químicos tienen un papel protector de las células nerviosas.</p>
<p>Con el fin de minimizar el consumo de energía, reducen la respiración y cesan la digestión durante la estivación. No obstante, necesitan algo de energía incluso en estado hipometabólico. Normalmente, el modo principal de obtención de energía es a partir de los azúcares, a través de un proceso que se denomina glucólisis. Sin embargo, en tiempos de escasez, a las lombrices de tierra no les queda otra que ser creativas con sus dietas y comienzan a usar las grasas y la gluconeogénesis como fuentes de energía. </p>
<p><a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5552273/">Gluconeogénesis</a> significa creación de nueva glucosa. Es un proceso por el cual el azúcar se obtiene de fuentes alternativas ya que no se puede obtener de los alimentos. <em>C. matritensis</em> utiliza este proceso cuando estiva durante un año, concordando con lo visto en otros animales durante el ayuno.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una lombriz resguardada entre heces." src="https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/529840/original/file-20230602-15-brl30d.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Carpetania matritensis</em> estivando.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Las lombrices duermen pero la vida sigue. Y, mientras tanto, se deben enfrentar a patógenos circundantes o estrés oxidativo (acumulación de radicales libres). Para enfrentarse a estos factores estresantes minimizando el gasto energético, desarrolla algunos mecanismos preventivos contra patógenos. En concreto, parece que durante un año de estivación prevalece el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1521693410001392">estrés oxidativo</a>, mientras que las células inmunitarias que combaten los patógenos están en declive. </p>
<h2>Genes involucrados en la longevidad</h2>
<p>Durante y después de un estrés prolongado, las células necesitan pasar una especie de punto de control celular, que determina si las células mueren o se reparan. En nuestros datos de lombrices estivando durante un año hemos encontrado genes para esos puntos de control celular y para la reparación genética. </p>
<p>Se sabe que estos mismos genes están involucrados en el rejuvenecimiento de <a href="https://theconversation.com/los-viajes-en-el-tiempo-de-la-medusa-inmortal-189521"><em>Turritopsis dohrnii</em></a>, más conocida como la medusa inmortal. Así pues, parece que durante la estivación prolongada, las lombrices dedican algún tiempo a rejuvenecer y despertarse bellas. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Una lombriz resguardada entre las heces." src="https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=691&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=691&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=691&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=869&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=869&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/529842/original/file-20230602-17-cfhq36.gif?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=869&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Carpetania matritensis</em> en su fortaleza de heces.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La estivación también influye en el exterior de las células. La <a href="https://journals.biologists.com/jcs/article/123/24/4195/31378/The-extracellular-matrix-at-a-glance">matriz extracelular</a> es una red organizada de diferentes macromoléculas que rodea las células y los tejidos, proporcionando estructura y apoyo. Dependiendo de las condiciones celulares, su rigidez puede variar, señal de que está en un estado constante de remodelación. En el caso de estrés prolongado como la estivación, la disminución de la rigidez de la matriz extracelular se ha asociado positivamente con la esperanza de vida. </p>
<p>El rejuvenecimiento y la longevidad parecen ser la combinación ganadora para la vida eterna, o al menos para la recuperación de la actividad normal de <em>C. matritensis</em> cuando las condiciones vuelven a ser favorables. ¿Será <em>C. matritensis</em> denominada “la lombriz inmortal”? El tiempo y más investigaciones lo dirán… </p>
<h2>Las lombrices no necesitan un príncipe para despertar</h2>
<p>¿Qué ocurre cuando vuelve la lluvia y nuestras bellas durmientes despiertan de la estivación? Hemos observado que, tras un mes de letargo, <em>C. matritensis</em> necesita unos cinco días para volver a la normalidad. Sin embargo, algunos ajustes moleculares persisten, y probablemente sean útiles para garantizar una transición suave de la estivación a la actividad normal a largo plazo. </p>
<p>Mientras que durante la estivación el principal problema era el estrés oxidativo, al despertar las lombrices se enfrentan con patógenos circundantes. A través de la respuesta inmunitaria, reconocen bacterias y otros posibles patógenos como los nematodos. </p>
<p>La regulación del ciclo celular parece ser igual de importante para el despertar que para la inactivación. En la estivación, la prioridad era prolongar la esperanza de vida. En el despertar, sin embargo, a medida que se restablece el metabolismo se someten a <a href="https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/Apoptosis">apoptosis</a> para eliminar las células dañadas. A continuación pasan a la división celular y reparan cualquier daño de los tejidos.</p>
<p>Las lombrices de tierra son criaturas muy fascinantes, ¡y <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/jez.2699">no somos los únicos que opinamos así</a>! Incluso llamaron la atención de <a href="https://www.earthwormwatch.org/blogs/darwins-worms">Charles Darwin</a>, quien, al igual que nosotros, investigó el comportamiento de las lombrices de tierra en diferentes condiciones cuando se consideraban plagas. </p>
<p>Tras su fallecimiento, las lombrices de tierra han obtenido el estatus de uno de los invertebrados más importantes. Nos complace seguir los pasos de Darwin y nos gustaría pensar que nuestras investigaciones sobre la estivación en el contexto del cambio climático podrían interesarle.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/205787/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marta Novo Rodríguez recibió fondos a través del Proyecto de Investigación Nacional PGC2018‐094112‐A‐I00 financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033 por “FEDER Una manera de hacer Europa”.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Natasha Tilikj no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las lombrices de tierra pueden aguantar dormidas durante un año ante periodos de sequía intensos. Lo hacen dentro de una fortaleza protectora usando procesos relacionados con el rejuvenecimiento.Natasha Tilikj, Estudiante de Doctorado en el Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Complutense de MadridMarta Novo Rodriguez, Doctora en Biología (Zoología y Biología evolutiva), Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2061232023-05-23T18:36:08Z2023-05-23T18:36:08ZNuevo experimento: reducir el oxígeno aumenta la esperanza de vida en ciertos ratones<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/527731/original/file-20230523-25-zj1cgn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=144%2C57%2C4676%2C3129&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/gray-rat-mouse-sitting-blue-retro-1577959126">irishe4kaaa/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Envejecemos porque nos oxidamos. Eso es un hecho indiscutible. Sin embargo, el papel exacto que juega el oxígeno en el envejecimiento ha sido siempre un tema controvertido en los trabajos científicos.</p>
<p><a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Denham_Harman">Denham Harman</a> (1916-2014) acuñó su <a href="https://nyaspubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1196/annals.1354.003">teoría de los radicales libres</a>, allá por 1956, para explicar el papel del daño oxidativo sobre las moléculas, células y tejidos en el envejecimiento. A partir de esta hipótesis, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0531556523000554?via%3Dihub">múltiples estudios han demostrado cómo influye el daño oxidativo en la longevidad</a>, pero con discrepancias entre los modelos de estudio.</p>
<h2>Sin oxígeno, la longevidad aumenta… en ratones</h2>
<p>Ahora <a href="http://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.3002117">un nuevo trabajo</a> presenta nuevas evidencias sobre el papel del oxígeno y los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3614697/">radicales libres</a> (ROS en el argot científico) en el envejecimiento y la longevidad. Para este estudio, los autores han utilizado ratones normales, considerados como el fenotipo salvaje, y otros con una mutación que los hacía envejecer aceleradamente. Los animales fueron sometidos a un nivel de O₂ del 11 % (hipoxia) frente al nivel normal del 21 % (normoxia). En estas condiciones, los animales mutantes sometidos a hipoxia presentaron un aumento de la longevidad del 50 %, afectando tanto a machos como a hembras.</p>
<p>Los animales con longevidad acelerada que vivían bajo niveles normales de oxígeno comenzaron a morir tempranamente, a las 9 semanas de vida, mientras que los animales sometidos a hipoxia comenzaron a morir más allá de las 20 semanas de vida.</p>
<p>Los ratones utilizados no sufrieron cambios a nivel de peso pero sí en cuanto a la funcionalidad muscular y la coordinación motora. Así, los ratones mutantes sometidos a hipoxia mantuvieron mejor capacidad que los mutantes mantenidos en condiciones normales de oxígeno.</p>
<h2>¿Tiene algo que ver la inflamación?</h2>
<p>Uno de los componentes implicados en el envejecimiento es la <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.307.5707.208">respuesta inflamatoria</a>. Los animales mutantes presentaron una mayor expresión de componentes proinflamatorios en el cerebelo que los animales salvajes a niveles normales de oxígeno, indicando el papel del daño oxidativo en la neuroinflamación y la neurodegeración y sus efectos cognitivos y de coordinación. </p>
<p>Sorprendentemente, en este estudio los autores no encontraron diferencias en cuanto a la expresión de factores inflamatorios entre los animales mutantes sometidos a hipoxia respecto a los sometidos a condiciones normales. Este hecho añade un factor discordante ya que introduce dudas sobre el papel de la neuroinflamación sobre la mayor longevidad y funcionalidad muscular. </p>
<p>Otro de los resultados controvertidos en que tampoco hubo diferencia en cuanto a daños en el ADN entre los animales mutantes sometidos a hipoxia y los sometidos a niveles normales de oxígeno. Los dos grupos presentaron el mismo nivel de daño en todos los órganos estudiados. </p>
<p>Todos estos resultados confirman el carácter multifactorial del envejecimiento donde un solo componente no explica una mayor o menor longevidad. </p>
<h2>Un modelo poco aplicable al envejecimiento natural</h2>
<p>Pese a su aparente repercusión, este nuevo estudio tiene una indudable limitación: el modelo utilizado no es un modelo fisiológico de envejecimiento natural. Los autores utilizan un modelo acelerado de envejecimiento en ratones. <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/acel.13072">Los animales utilizados sufren una mutación en el gen Ercc1</a>. Este gen codifica para una proteína esencial para la reparación del ADN de las células, por lo que su carencia <a href="https://www.aging-us.com/article/202321/text">aumenta la aparición de mutaciones en el ADN de los animales</a>.</p>
<p>Este aspecto es importante para entender la limitación del estudio, ya que obviamente el daño oxidativo del ADN depende de la presencia de oxígeno y la producción de radicales libres. Por ello, este modelo de animal lo que demuestra es que <a href="https://www.mdpi.com/1422-0067/23/3/1499">muchos de los cambios que observamos en el envejecimiento están relacionados con el daño en el ADN</a> y la pérdida de funcionalidad de diferentes genes y proteínas.</p>
<p>Al hacer vivir a estos animales en condiciones bajas de oxígeno es lógico comprobar que si hay menor oxidación del ADN, la actividad de la proteína Ercc1 es menos relevante y, por tanto, la pérdida de funcionalidad relacionada con el envejecimiento es menor, o, al menos, más lenta. </p>
<h2>¿Pueden estos resultados ser relevantes para los seres humanos?</h2>
<p>Cada vez está más claro que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36599349/">el envejecimiento está asociado con la acumulación de daño a nivel molecular, celular y orgánico con su correspondiente pérdida de función</a>.</p>
<p>Esa pérdida de función durante el envejecimiento sería como si nuestras células acumulasen herrumbre dentro y fuera de ellas que son incapaces de eliminar. Como consecuencia, las maquinarias moleculares pierden eficiencia o incluso se bloquean. Estos daños también afectan a los componentes moleculares más básicos, que regulan la integridad y la expresión de genes importantes para la supervivencia del organismo. </p>
<p>En general, este nuevo artículo no aporta nada que no conozcamos ya sobre la importancia del daño oxidativo y la reparación del ADN en el envejecimiento y la longevidad. No obstante, sí que incide en la importancia de la producción de radicales libres derivados del oxígeno y el daño en el ADN en la aparición de disfunciones que afectan gravemente a la supervivencia. </p>
<p>Por tanto, si somos capaces de encontrar mecanismos terapéuticos que reduzcan la acumulación de daño en el ADN –por ejemplo, que reduzcan el daño oxidativo o que estimulen la reparación del ADN–, podremos reducir, al menos en parte, la pérdida de funcionalidad durante el envejecimiento. Y aunque no supondría aumentar la longevidad, sí mejoraría la salud a edades avanzadas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206123/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Guillermo López Lluch es miembro de la Sociedad Española de Biología Celular, la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Society for Free Radical Research y presidente de la International Coenzyme Q10 Association. Las investigaciones realizadas por el autor están financiadas por fondos públicos provenientes del Gobierno de España o del Gobierno Autonómico de Andalucía</span></em></p>En un nuevo experimento, la longevidad de ratones mutantes se eleva un 50 % al someterles a hipoxia. ¿Significa eso que reduciendo el oxígeno podemos alargar la vida? No necesariamente.Guillermo López Lluch, Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1882292022-08-07T20:08:34Z2022-08-07T20:08:34ZLos sapiens vivimos más para ayudar a los demás<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/477639/original/file-20220804-12-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C494%2C5991%2C3494&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hand-men-children-helping-plant-seedlings-631736936">Shutterstock / kram-9</a></span></figcaption></figure><p>Quedé con mi buen amigo Xosé Ramón en un bar tranquilo de Burgos aprovechando que el calor nos daba tregua. Según avanzaba la tarde, la terraza se fue llenando de gente mayor que era llevada a las mesas en silla de ruedas por otros, no tan mayores, que también se sentaban con ellos a tomar un refrigerio. </p>
<p>Entre las mesas, escanciados, había algunos grupos de jóvenes –pocos– que, en esencia, venían a la cafetería a hacer lo mismo: hablar, rebobinar, <em>futurear</em>. </p>
<p>Habrá quien vea en esta escena de congregación de mayores una foto mustia de nuestro destino, de la grisura que se le achaca a la tercera edad. Sin embargo, a mí me resultó reconfortante. En esa terraza había vida, mucha vida. Un bullicio sereno, una alegría sosegada que ya querría yo para mí tantas veces.</p>
<h2>La menopausia es una estrategia biológica</h2>
<p>A partir de los 45 años, uno debiera recordarse que cada día que vive es un poco de prestado. Si nuestro curso vital no se hubiera desviado del de un chimpancé, llegar a la cuarentena representaría nuestra mayor aspiración. Sin embargo, nuestra especie vive, como media, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1469-7580.2008.00867.x">hasta cuatro décadas más</a> que nuestros parientes más cercanos en el mundo animal. </p>
<p>Pero la selección natural ha apostado por extender el tiempo en el que no somos fértiles. Por lo tanto, no somos longevos para tener más hijos, sino para <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-homo-imperfectus/349958">apostar nuestras vidas por los hijos de los demás</a>. </p>
<figure class="align-right ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/477628/original/file-20220804-18-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/477628/original/file-20220804-18-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=939&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/477628/original/file-20220804-18-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=939&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/477628/original/file-20220804-18-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=939&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/477628/original/file-20220804-18-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1180&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/477628/original/file-20220804-18-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1180&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/477628/original/file-20220804-18-yd4qm5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1180&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">La hipótesis de la abuela explica el impacto que la tercera edad ha tenido en el éxito reproductivo de Homo sapiens.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Juan Francisco Mota</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Este es el corazón de la <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1558-5646.1957.tb02911.x">hipótesis de la abuela</a>, la cual destaca cómo la menopausia –el cese de la fertilidad femenina, en nuestro caso muy temprano en relación con los años que aún nos quedan por vivir– no es tanto un signo de senescencia como <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.95.3.1336">una estrategia biológica</a> para reforzar el papel de los mayores en <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/evan.21382">el porvenir de los hijos de nuestros hijos</a> y, en última instancia, de nuestra especie.</p>
<p>Esa implicación de los mayores tiene un impacto positivo más allá de la infancia. Se refleja incluso en la tasa de supervivencia de los nietos adolescentes en las poblaciones <a href="https://www.cambridge.org/core/books/demography-and-evolutionary-ecology-of-hadza-huntergatherers/57B133BBAED33BC9231410D6A91794BD">cazadoras recolectoras Hadza</a>. Y, a través del solapamiento generacional, forja el ambiente más propicio para el aprendizaje y la transmisión del conocimiento. </p>
<p>En la sangre que corre por las venas <em>sapiens</em> hay un instinto de serie que nos lleva a vivir –y a vivir más– para ayudar a los demás, digan lo que digan los detractores pesimistas de nuestra especie.</p>
<h2>Una valiosa opinión en las decisiones políticas</h2>
<p>No obstante, es cierto que nuestra sociedad rumia un discurso <em>edadista</em> peligroso, uno en el que desde el umbral de la plenitud física nos permitimos juzgar si son útiles los mayores o si la vida de un anciano merece la pena ser vivida. </p>
<p>En lugar de eso, deberíamos preguntarnos si en los tiempos que vivimos no le cantaría otro gallo a <em>Homo sapiens</em> si en las decisiones políticas y sociales tuviera más peso la opinión de las abuelas y los abuelos, de igual forma que en el pasado el papel de los ancianos de la tribu era respetado y esencial. </p>
<p>Es muy posible que el futuro de nuestra sociedad discurriera por caminos menos belicosos si los conflictos, en vez de resolverse con adrenalina y testosterona, se abordasen con la sabiduría y el ánimo más conciliador y prudente de <a href="https://theconversation.com/un-capital-humano-desaprovechado-los-mayores-154964">aquellos que ya pasaron por lo mismo</a>, en vez de empeñarnos en tropezar con la misma piedra –o inventar piedras nuevas–.</p>
<h2>Los abuelos, la mejor versión de nosotros mismos</h2>
<p>Y es que, como me decía ayer Xosé Ramón –que siempre acierta–, en la figura de los abuelos hay algo más. Los abuelos son, de alguna forma, la mejor versión de nosotros mismos. </p>
<p>En los abuelos, los nietos encuentran el amor, la protección, la generosidad y la devoción que los padres dedicamos a los hijos, pero con una serenidad y una entereza que, en pleno fragor de vivir y bregar, no siempre tenemos los padres. </p>
<p>Los padres enseñamos a los hijos con cierta urgencia por que aprendan todo aquello que les hará falta para valerse como adultos. En el fondo, en los hijos, aunque sean niños, no dejamos de ver al adulto en que queremos que se convierta y que tendrá que ser capaz de sobrevivir y defenderse cuando nosotros no estemos. Es por su propio bien, sí, pero el amor que damos los padres a los hijos es un amor exigente aliñado de premura. </p>
<p>Sin embargo, los abuelos siguen viendo niños en los niños y les dan a fondo perdido, sin preocuparse en exceso por el retorno, con otra comprensión y tolerancia a las manchas en la ropa, los berrinches o las torpezas. Tienen también el poso que les permite relativizar y rescatar lo esencial en cada momento. </p>
<p>Sé que son etapas y roles diferentes, lo sé. Y sé que ambos son necesarios. Los niños deberían poder seguir siendo niños mientras lo sean. Los padres deben ejercer de padres, y los abuelos de abuelos –que no es lo mismo que ejercer de niñeros, ojo–. Pero confieso, con cierta melancolía, que a veces desearía poder ser también un poco más abuela de mis hijos, con otra pausa, otra candidez.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/188229/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Martinón-Torres no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Somos 40 años más longevos que nuestros parientes simios más cercanos. Pero no para tener más hijos, sino para cuidar a los hijos de otros, según defiende la hipótesis de la abuela.María Martinón-Torres, Directora del CENIEH y autora de "Homo imperfectus" (Ed. Destino), Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1784792022-03-18T20:00:00Z2022-03-18T20:00:00ZLa dieta que podría hacernos vivir hasta diez años más<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/452856/original/file-20220317-19-lya3a2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C11%2C3822%2C3817&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/dried-high-fiber-health-food-legumes-743001202">Shutterstock / marilyn barbone</a></span></figcaption></figure><p>¿"Quién querría vivir para siempre?“ se preguntaba la mítica banda Queen en su famosa canción de los 80 <em>Who wants to live forever?</em> Y seguro que aunque no estemos buscando la vida eterna, a todos nos preocupa vivir cuantos más años mejor. </p>
<p>En nuestra cabeza resuenan a menudo los típicos consejos para tener una vida más saludable: hacer deporte, dejar de fumar y el gran clásico "comer mejor”. Pero ¿cuánto más podríamos vivir comiendo mejor?</p>
<p>Pues bien, un <a href="https://journals.plos.org/plosmedicine/article?id=10.1371/journal.pmed.1003889">estudio</a> publicado en febrero de 2022 por investigadores de la Universidad de Bergen (Noruega) sugiere que un cambio en nuestra dieta podría alargar nuestra vida incluso más de una década. Pero ¿cómo lo hacemos?</p>
<p>Mediante métodos innovadores, los investigadores han recopilado y comparado resultados de decenas de estudios previos relacionados con la dieta y la longevidad en poblaciones de Estados Unidos, China y Europa, incluyendo el prestigioso estudio “<a href="https://www.healthdata.org/gbd/2019">Global Burden of Disease Study (2019)</a>”. Con su modelo han estudiado cómo ciertos grupos de alimentos pueden afectar a nuestra esperanza de vida con el objetivo de diseñar la dieta óptima para vivir más años.</p>
<h2>Más legumbres, cereales integrales y frutos secos, menos carne roja y procesada</h2>
<p>Tomando como referencia la dieta típica norteamericana (con alto consumo en carne roja, alimentos ultraprocesados y ricos en azúcares), los expertos describen que la dieta óptima pasaría por <a href="https://www.acpjournals.org/doi/full/10.7326/M19-0655?rfr_dat=cr_pub++0pubmed&url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori%3Arid%3Acrossref.org">reducir el consumo de de estos productos</a>, sustituir las harinas refinadas por granos integrales y aumentar las raciones de legumbres y frutos secos.</p>
<p>Y aunque pueda extrañar que <a href="https://academic.oup.com/ije/article/46/3/1029/3039477?login=false">frutas, verduras</a> y <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/2777338">pescado</a> no estén en lo alto de esta clasificación de alimentos, es cierto que siguen teniendo un efecto muy positivo sobre nuestra salud. Sin embargo, su consumo en la dieta típica no es tan bajo como el de legumbres o granos integrales. Por eso, su efecto en el modelo es menor, según los expertos.</p>
<p>Otros grupos de alimentos estudiados podrían tener un efecto más bien neutro. Es el caso de la <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/british-journal-of-nutrition/article/association-between-total-processed-red-and-white-meat-consumption-and-allcause-cvd-and-ihd-mortality-a-metaanalysis-of-cohort-studies/35CB32B716F2FBAF6119070029193544">carne blanca</a>, el huevo y los aceites vegetales, que no parecen tener efectos relevantes sobre la longevidad. Pero exceptuamos el <a href="https://lipidworld.biomedcentral.com/articles/10.1186/1476-511X-13-154">aceite de oliva</a> que sí tiene un papel protector sobre nuestra salud.</p>
<h2>Cuanto antes empecemos, más tiempo viviremos</h2>
<p>Según este estudio, introducir estos cambios en la alimentación a los 20 años podría alargar nuestra vida entre 10 y 13 años, mientras que hacerlo a los 60 nos haría vivir hasta ocho años más. Y aunque los beneficios son mayores cuanto más pronto cambiemos a la dieta óptima, incluso personas cercanas a los 80 años pueden incrementar su vida sustancialmente en torno a los tres años y medio. Eso sí, estos cambios deben mantenerse al menos 10 años para conseguir el máximo efecto. </p>
<p>Integrar los nuevos hábitos puede resultar todo un reto, pero los expertos resaltan que incluso cambios parciales pueden prolongar nuestra vida hasta en siete años si comenzamos antes de los 30.</p>
<p>Gracias a su modelo de integración de datos, los investigadores han desarrollado la aplicación <a href="http://158.39.201.81:3838/Food/">Food 4 Healthy Life</a>, una calculadora en internet que estima cuántos años viviremos según nuestra dieta, sexo y edad. Con esta sencilla herramienta podríamos descubrir, de manera estimada, cómo aumentar nuestra esperanza de vida según los cambios nutricionales que seamos capaces de asumir.</p>
<h2>Carencias del nuevo modelo propuesto</h2>
<p>Sin embargo, en este modelo no se han tenido en cuenta las posibles enfermedades previas, factores genéticos u otros cambios en el estilo de vida como el ejercicio, el consumo de tabaco o alcohol. </p>
<p>Tampoco considera cómo afectaría a la longevidad la evolución de los tratamientos médicos o el menor aporte de calorías de la dieta óptima. Recordemos que la <a href="https://theconversation.com/comer-menos-podria-ayudarnos-a-vivir-mas-y-mejor-177284">restricción calórica</a> se ha relacionado con el aumento de la <a href="https://sitn.hms.harvard.edu/flash/2020/can-calorie-restriction-extend-your-lifespan/#:%7E:text=Moreover%2C%20since%20calorie%20restriction%20generally,rate%20of%20free%20radical%20damage.">esperanza de vida</a> y la disminución del <a href="https://www.nature.com/articles/s41366-018-0309-5">estrés celular</a>, como apuntan algunos estudios.</p>
<p>Las predicciones, aunque generalistas, son robustas y relevantes para la población general. El conocimiento es poder y, como dicen los autores, “conocer el potencial protector de los diferentes alimentos puede ayudarnos a realizar elecciones asequibles en beneficio de nuestra salud”.</p>
<h2>La dieta mediterranea: el santo grial de la juventud</h2>
<p>La dieta óptima de este estudio comparte muchas características con la dieta mediterránea, sobre todo en cuanto al consumo de legumbres, frutas y vegetales. Importantes estudios como el <a href="http://www.predimed.es/">PREDIMED</a> apuntan a que el gran aporte de fibra y la presencia de moléculas antioxidantes y antiinflamatorias en estos alimentos podrían ser la clave en el efecto antienvejecimiento de la <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa1800389?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200www.ncbi.nlm.nih.gov">dieta mediterránea</a>. </p>
<p>Los beneficios de esta dieta sobre la salud se centran especialmente en la prevención de enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer, que son causas de mortalidad prematura en la población.</p>
<p>No es de extrañar entonces que países como Italia, Francia y España se encuentren entre los más longevos del mundo. De hecho, España está llamado a liderar la clasificación mundial para el año 2040, según un <a href="https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2818%2931694-5">estudio de la Universidad de Washington</a>. Pero no hay que confiarse, la influencia de la dieta norteamericana, cada vez más presente en nuestro día a día, podría acabar dinamitando la esperanza de vida de nuestras futuras generaciones.</p>
<p>Se lamentaba el desaparecido Freddie Mercury en la famosa canción sobre nuestra incapacidad para escapar del destino y de nuestra propia muerte. Sin embargo, este estudio nos demuestra que podemos tener un papel activo en nuestra salud a través de lo que comemos.</p>
<p>Aunque queda mucho por estudiar en la relación entre dieta y longevidad, varias reflexiones parecen estar claras: en cuanto a alimentación se refiere, todo pequeño cambio cuenta y nunca es tarde si la dicha es buena.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178479/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sandra López Domènech no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Reducir la carne roja y procesada y adoptar una dieta rica en legumbres, frutos secos y granos integrales podría aumentar nuestra longevidad hasta 10 años. Lo ideal es comenzar cuanto antes.Sandra López Domènech, Investigadora Postdoctoral en Endocrinología y Nutrición, FisabioLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1720262022-01-20T17:49:19Z2022-01-20T17:49:19Z¿Cómo debe cambiar la sociedad para enfrentarse al envejecimiento de la población?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441588/original/file-20220119-19-is1fb8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C18%2C6281%2C4147&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/crowd-multiethnic-people-celebrating-hands-raised-144640049">Shutterstock / sirtravelalot</a></span></figcaption></figure><p>El envejecimiento de la población y una urbanización creciente, junto con las migraciones, son tendencias del siglo XXI que están transformando nuestra sociedad, afectando las relaciones entre individuos dentro de la misma, y planteando nuevas necesidades y retos que tendremos que ir afrontando colectivamente. </p>
<p>Estos cambios trascienden la política y la vida grupal, conformando un hito como pocas veces ha ocurrido a lo largo de la historia, salvo en casos como los de las grandes “revoluciones sociales”. </p>
<p>Al referirnos al fenómeno del envejecimiento poblacional, en palabras de <a href="http://envejecimiento.csic.es/documentos/documentos/Envejecimiento_Activo_2015_es.pdf">Kalache (2015)</a> se trata de una auténtica revolución - la revolución de la longevidad-, fenómeno que aunque muy ligado al territorio sigue una tendencia global, afectando a casi todos los países, y de forma más acusada a los países de nuestro entorno.</p>
<p>Según datos del informe <a href="https://population.un.org/wpp/Publications/Files/WPP2019_PressRelease_ES.pdf"><em>Perspectivas de la población mundial 2019: aspectos destacados</em></a> de la ONU, en 2050 una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, representando el 16 % de la población, y una de cada cuatro que viven en Europa y América del Norte podría superar esa edad. </p>
<h2>El número de mayores de 80 se triplicará en 2050</h2>
<p>En 2018 y por primera vez en la historia, las personas de 65 años o más superaron en número a los niños menores de cinco años en todo el mundo. Además, se estima que el número de personas de 80 años o más se triplicará, pasando de 143 millones en 2019 a 426 millones en 2050.</p>
<p>Lamentablemente, la actual pandemia por COVID-19 ha tenido como consecuencia un descenso relativo de la esperanza de vida al nacer, debido a la alta incidencia de la enfermedad entre personas de edad avanzada, especialmente en entornos residenciales. </p>
<p>Cabe destacar que “en muchos países, más del 40 % de las muertes relacionadas con COVID-19 durante 2020 se han relacionado con centros de atención de larga duración, con una proporción de hasta el 80 % en algunos países de altos ingresos”, tal y como se recoge en el <a href="http://www.infocop.es/view_article.asp?id=15386"><em>Informe de referencia de la OMS para la Década del Envejecimiento saludable</em> (Infocop, 2021)</a>.</p>
<p>Tal y como ya se ha confirmado, la esperanza de vida media al nacer ha decrecido en España, situándonos en la actualidad por detrás de Malta en el ranking de los países europeos. En concreto, y según datos de Eurostat, la esperanza de vida al nacer en 2020 disminuyó en 1,6 años respecto al año anterior, hasta caer a una cifra próxima a la de 2012 (82,4 años), mientras que en 2019 era de 84 años.</p>
<h2>Definir nuevas fórmulas de convivencia</h2>
<p>En la actualidad, y durante los próximos años, tendrán que definirse nuevas fórmulas de convivencia y relaciones intergeneracionales, patrones de consumo, formas de ocio y tiempo libre, soluciones tecnológicas a la carta para personas con diferentes discapacidades, canales de información y comunicación adaptados, programas de educación y aprendizaje permanentes, así como otras cuestiones relevantes que tendrán como beneficiarias principales a las personas mayores.</p>
<p>En el <a href="http://envejecimiento.csic.es/documentos/documentos/imserso-libroblancoenvejecimientoactivo-01.pdf"><em>Libro Blanco sobre Envejecimiento Activo</em> (Instituto de Mayores y Servicios Sociales, 2011)</a> ya se advertía que “la reestructuración de las edades es lenta, tiene sus raíces en causas del pasado, pero tendrá consecuencias revolucionarias en la vida de las personas, en la familia, en la economía, en las finanzas públicas e incluso en la geopolítica”. </p>
<p>En este informe se señala que el envejecimiento poblacional traerá consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad, entre ellos el mercado laboral y financiero, la demanda de bienes y servicios (viviendas, transportes, protección social…), así como la estructura familiar y los lazos intergeneracionales.</p>
<p>El cambio social como consecuencia del envejecimiento poblacional es imparable y trascendente. La innovación social tendrá que contemplar a las personas mayores como grupo de interés y, por tanto, no solo como usuarias de servicios, sino también como parte implicada en la propia definición de políticas y servicios (tanto del sector público como del privado).</p>
<p>Este cambio social debe ser abordado desde diferentes disciplinas, tales como la economía, la política, la sociología, el derecho, la psicología, la educación, etc., representando un gran reto tanto para los Estados y las diferentes Administraciones Públicas, como para las empresas y la sociedad civil, agentes todos ellos que deberán incorporar en sus agendas la preocupación por las personas mayores.</p>
<p><a href="https://ojs.uv.es/index.php/ciriecespana/article/download/8959/11700">Por parte de las empresas</a>, “estas han ido comprendiendo la importancia de este segmento del mercado, con poder adquisitivo, informado, globalizado, con disposición a disfrutar la vida y demandante de bienes y servicios, entre los que se menciona el turismo, el ocio, los servicios asistenciales de todo tipo, los seguros médicos, los productos financieros, pensiones. Incluso muchos de los adultos mayores que se encuentran en buenas condiciones son quienes deciden acerca de los productos infantiles para sus nietos”.</p>
<h2>Obligación de respetar, proteger y promover</h2>
<p>Por su parte, los Estados, siguiendo a <a href="https://fiapam.org/wp-content/uploads/2012/10/DECSociales.pdf">Huenchuan y Morlachetti (2007)</a>, han ido contrayendo obligaciones respecto a los Derechos Humanos, entre los que pueden citarse la obligación de respetar, de proteger y de promover.</p>
<ul>
<li><p>La obligación de respetar se centra en que deben abstenerse de interferir en el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales consagrados en los instrumentos de derechos humanos.</p></li>
<li><p>La obligación de proteger se centra en que deben impedir la violación de los derechos económicos, sociales y culturales por parte de terceros.</p></li>
<li><p>La obligación de promover, por último, se centra en que deben realizar prestaciones positivas para que el ejercicio de los derechos no sea ilusorio.</p></li>
</ul>
<p>A pesar de que las personas mayores tienen <a href="https://revistas.comillas.edu/index.php/miscelaneacomillas/article/view/5474">los mismos derechos que cualquier otra</a>, incluido el derecho a la no discriminación (<a href="https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/ccpr.aspx">recogidos</a> en el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en el artículo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales), no existe una consagración de derechos tales como, por ejemplo, existe en relación a la infancia o a las mujeres.</p>
<p>Por tanto, se torna necesario tomar conciencia y actuar ante los cambios demográficos, sociales y económicos que genera el aumento de la esperanza de vida. Esto conlleva asumir nuevos modelos de pensamiento que permitan incorporar la preocupación por las personas mayores como parte de la responsabilidad social en las distintas organizaciones e instituciones, tanto públicas como privadas. En definitiva, se trata de actores fundamentales que ocupan un espacio propio dentro de nuestra sociedad.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172026/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Isabel Mendoza Sierra no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El envejecimiento de la población traerá consecuencias para todos los sectores de la sociedad y para las relaciones familiares. Durante los próximos años, tendrán que definirse nuevas fórmulas de convivencia y relaciones intergeneracionales, patrones de consumo o formas de ocio que tendrán como beneficiarias principales a las personas mayores.María Isabel Mendoza Sierra, Psicología social, Universidad de HuelvaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1700382021-11-03T19:58:35Z2021-11-03T19:58:35ZLa pandemia ha puesto al envejecimiento en el punto de mira<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/428009/original/file-20211022-25-6nxg53.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C10%2C6679%2C4426&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/portrait-senior-man-wearing-mask-bus-2060103905">Shutterstock / SeventyFour</a></span></figcaption></figure><p>Si hay algo contra lo que ha luchado el ser humano desde tiempos inmemoriales ha sido el paso del tiempo. Poderosas figuras a lo largo de la historia han compartido el objetivo de encontrar el elixir de la eterna juventud. Sin embargo, los hechos históricos, con su abrumadora imprevisibilidad, capaces de cambiar en un segundo el transcurso de la humanidad, nos han recordado una y otra vez lo que somos: seres mortales, sujetos al paso del tiempo. O, dicho en términos científicos, seres sujetos al proceso de envejecimiento.</p>
<p>El envejecimiento, ese compañero infaltable de vida que, al encontrarse con la enemiga pandemia, ha dado como resultado la pérdida de muchas personas mayores, más vulnerables que el resto.</p>
<h2>Ha venido… para quedarse</h2>
<p>Según datos estimados por las Naciones Unidas y Eurostat, en el año 2050 un 25 % de la población europea tendrá más de 65 años, aproximadamente unos 149 millones de personas. Es decir, una de cada cuatro personas. </p>
<p>Ese envejecimiento repercute en casi todos los aspectos de la sociedad, desde la salud hasta la economía. Para hacernos una idea, se estima que algunas enfermedades asociadas al envejecimiento, como por ejemplo el alzhéimer o el párkinson, cuestan <a href="http://neuroalianza.org/actualidad/las-enfermedades-neurodegenerativas-cuestan-a-las-personas-afectadas-y-sus-familias-mas-de-23-000e-al-ano/">una media de 23 000 € anuales por persona</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=473&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/428005/original/file-20211022-19-t1godr.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=594&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fig. 1: Estructura de la población europea por grandes grupos de edad, previsión hasta el 2100 (% de la población total).</span>
<span class="attribution"><span class="source">EUROSTAT</span></span>
</figcaption>
</figure>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/428007/original/file-20211022-25-zyso93.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fig. 2: Proyecciones de la tasa de dependencia general y la tasa de dependencia de las personas mayores, para el 2100.</span>
<span class="attribution"><span class="source">EUROSTAT</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aunque hasta el momento no existe una definición universalmente aceptada, en términos generales se puede entender el envejecimiento como el deterioro funcional dependiente del tiempo que afecta a los organismos vivos. Es un proceso universal en la naturaleza, progresivo, complejo, multifactorial y perjudicial, claro, porque con él disminuye la supervivencia. </p>
<p>Tanto ha preocupado a la ciencia que existen más de 300 teorías sobre el envejecimiento. Estas apuntan a la inestabilidad genómica, el acortamiento de nuestros cromosomas y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3836174/#:%7E:text=These%20hallmarks%20are%3A%20genomic%20instability,exhaustion%2C%20and%20altered%20intercellular%20communication">la muerte progresiva de nuestras células como principales causas</a>. En combinación, claro está, con el efecto del ambiente. </p>
<p>Actualmente, la teoría más aceptada es la conocida como “la teoría de los radicales libres del envejecimiento”, que considera que se produce un desgaste cada vez que una de nuestras células obtiene energía, con un coste concreto, y es el de generar <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC349208/**">unas moléculas tóxicas, llamadas radicales libres</a>. Al más puro estilo coste-beneficio de cualquier negocio.</p>
<p>Los científicos intentan profundizar en estos aspectos para combatir con éxito las enfermedades frecuentes de esta etapa de la vida, usando tanto animales de laboratorio como ensayos clínicos más complejos en humanos.</p>
<h2>¿Por qué vinculamos la edad a la aparición de enfermedades neurológicas?</h2>
<p>El cerebro es particularmente vulnerable al envejecimiento. Se debe a que con la edad disminuyen sus defensas antioxidantes y se reduce la capacidad de defensa de su sistema inmune, dando lugar a una respuesta exagerada frente a posibles enemigos (virus y otros). Esta respuesta se conoce como <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/10911963/**">“inflamación asociada al envejecimiento”</a>. </p>
<p>Simultáneamente, a medida que pasan los años las neuronas pierden lo que se conoce como <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12959152/">plasticidad</a>, es decir, la capacidad de ser flexibles para adaptarse y crear nuevas conexiones con funciones muy concretas. Sin buenas defensas y con una comunicación mermada, el daño se acumula. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/428003/original/file-20211022-20-1pqve17.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fig. 3. Principales características y causas del envejecimiento.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Fuente: Sarubbo Maria Fiorella (2016). Estrategias neuroprotectoras en el envejecimiento cerebral. Mecanismos neuroquímicos y moleculares y su correlación con los efectos sobre las capacidades cognitivas. Tesis doctoral en Neurociencias, UIB</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Es a partir de los cuarenta cuando las evidencias del envejecimiento comienzan a ser más contundentes, no tanto por cómo afecta a la apariencia sino por la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1053811916302713?via%3Dihub">pérdida progresiva de funcionalidad</a>. Si lo comparamos con nuestros dispositivos electrónicos, diríamos que es al cumplir los cuarenta cuando la obsolescencia programada hace su aparición en escena. Por ejemplo, en forma de pérdida de memoria.</p>
<p>Si no podemos detenerlo, al menos ¿podemos hacer algo para que nuestro compañero envejecimiento sea más benévolo? Podemos aliarnos con él, intentando vivir mejor el tiempo del que disfrutemos. Es importante tener en cuenta que las neuronas son flexibles, que tienen elementos que ayudan a su crecimiento, y que poseemos una pequeña reserva de células madre neuronales que están preparadas para salir al rescate. Porque todo eso implica que podemos entrenar nuestro cerebro. </p>
<p>En concreto, podemos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26971802/">entrenar su flexibilidad</a>. Surgen así las estrategias de envejecimiento activo. un conjunto de pautas de estilo de vida que incluyen la alimentación, el ejercicio físico y el bienestar psicológico, encaminadas a atenuar el envejecimiento y mejorar la calidad de vida. </p>
<p>Cuidando nuestra alimentación podemos obtener antioxidantes. En las últimas décadas han llamado la atención de los científicos un grupo en particular, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28738770/">los polifenoles</a>. Los encontramos en frutas y verduras, incluso en el vino, y combaten tanto el estrés oxidativo como la inflamación. Además, se alían y activan las proteínas sirtuinas, que funcionan a modo de pequeñas “ambulancias de rescate” de nuestras células.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/428004/original/file-20211022-27-1320lfj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Fig. 4. Ejemplos de polifenoles con sus efectos antienvejecimiento.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Fuente: Sarubbo Maria Fiorella (2016). Estrategias neuroprotectoras en el envejecimiento cerebral. Mecanismos neuroquímicos y moleculares y su correlación con los efectos sobre las capacidades cognitivas. Tesis doctoral del doctorado en Neurociencias, UIB</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En conclusión, la humanidad debe afrontar el envejecimiento de su población desde múltiples ámbitos, comenzando por promover el conocimiento científico y terminando por crear estrategias de envejecimiento activo que incluyan el acompañamiento psicológico de las personas mayores. </p>
<p>Un grupo humano sobre el que, por cierto, la historia nos ha enseñado dos cosas. La primera es que, frente a las crisis, los mayores aportan experiencia y fortaleza. La segunda, que en una sociedad globalizada como la nuestra su olvido puede llevar a la pérdida. </p>
<p>Por tanto, sigamos reflexionando, actuando e investigando para que no ocurra otra vez, que no podamos decir que fue un virus el que hizo que nos acordáramos de ti, compañero envejecimiento.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/170038/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Dra. Maria Fiorella Sarubbo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El envejecimiento no es otra cosa que el deterioro funcional dependiente del tiempo que afecta a los organismos vivos. La explicación más plausible sobre su origen es la que ofrece la teoría de los radicales libres del envejecimiento.Dra. Maria Fiorella Sarubbo, Profesora asociada de Biología, Universitat de les Illes BalearsLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1618432021-06-16T18:59:45Z2021-06-16T18:59:45ZCómo vivir 105 años<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/406104/original/file-20210614-23-z75s4b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C453%2C3888%2C2130&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Una mujer de 105 años en un parque.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/garden-city-new-york-usa-march-1340290880">Shutterstock / JRRieger</a></span></figcaption></figure><p>De vez en cuando recibidos la noticia del cumpleaños de una persona centenaria y, cuando menos, esbozamos una tierna sonrisa al observar el buen estado físico y mental que suele mostrar. Pero, además, nos ponemos a cavilar sobre la posibilidad de llegar a esa edad. </p>
<p>Cómo es lógico, a los españoles nos alegra saber que la esperanza de vida en nuestro país es de 83 años. Una de las mayores del mundo, y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_esperanza_de_vida">sólo por detrás de Andorra y Japón</a>. Cumplir un siglo, y sobrepasar esa edad, ya es otra cosa. Pero ocurrir ocurre, y principalmente se debe a los hábitos de vida, aunque también se ven implicados ciertos factores genéticos. </p>
<p><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2212066115000022">Hay estudios</a> de heredabilidad que estiman que llegar más allá de los cien años depende en una tercera parte de nuestros genes. Los dos tercios restantes se deben a cómo vivimos, lo cual en parte también influye en la actividad de nuestro genoma a través de las denominadas <a href="https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/variacion-epigenetica">variaciones epigenéticas</a>.</p>
<h2>La clave para vivir 105 años puede estar en nuestros genes</h2>
<p>La ciencia no deja de sorprendernos, y esta vez lo hace a través de un <a href="https://elifesciences.org/articles/57849">trabajo recién publicado</a> en el que se muestra qué hay de diferente, a nivel del código genético, en personas con 105 años o más cuando se comparan con individuos sanos de 68 años de edad. </p>
<p>Pues bien, mediante técnicas de secuenciación del genoma en alta resolución, se han detectado cinco mutaciones genéticas en el ADN del grupo centenario. Se trata de mutaciones que principalmente afectan a dos genes (STK17A y COA1) implicados en cómo las células reparan el ADN dañado y en los procesos de oxidación y respiración celular. Ya se sabía que entre los mecanismos asociados a la longevidad están la <a href="https://www.aging-us.com/article/100866/text">capacidad de reparación del ADN</a> y los procesos de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0891584919310925">estrés oxidativo</a>. Pero en este estudio se presentan qué mutaciones en concreto están relacionadas con la longevidad.</p>
<h2>La edad biológica y la edad cronológica</h2>
<p>Todos conocemos a personas que, con la misma edad, tienen un aspecto más envejecido o más jóven, según el caso. Y es que no es lo mismo la edad biológica que la edad cronológica.</p>
<p>La edad biológica se podría definir como el mejor estimador posible que permite predecir el estado de salud y la esperanza de vida de una persona. La edad cronológica es, simplemente, el tiempo que transcurre desde el nacimiento. </p>
<p>Hoy por hoy no existe una única molécula o parámetro fisiológico que, como biomarcador, pueda identificar de modo inequívoco la edad biológica. El envejecimiento ocurre como un efecto acumulativo complejo en el que se ven alterados múltiples y diferentes procesos moleculares, fisiológicos y cognitivos. Además, todos esos procesos tienen lugar a distintos niveles; es decir, se ven alteradas nuestras células, los tejidos, los órganos y los sistemas, y no todos del mismo modo ni al mismo tiempo. </p>
<p>Así pues, llegar a estimar la edad biológica requiere un abordaje también complejo que permita integrar y extraer conclusiones de la multitud de datos que hoy día se pueden obtener de los análisis de todos los procesos que se ven afectados. </p>
<p>Probablemente, el procedimiento más popular y fundamentado para detectar la edad biológica es el denominado “reloj de envejecimiento por metilación del ADN” o “<a href="https://clinicalepigeneticsjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13148-019-0656-7">reloj epigenético</a>”, a partir del cual hay resultados que muestran que se puede predecir el desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad tales como la diabetes, las alteraciones cardiacas y algunos tipos de cáncer agresivos. </p>
<h2>Dieta y el estilo de vida para reducir en tres años la edad biológica</h2>
<p>También es bien conocido que los <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2212066115000022">hábitos de vida</a> y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S053155652100156X">el ejercicio</a> están relacionados con vivir más y mejor. </p>
<p>Un <a href="https://www.aging-us.com/article/202913/text">estudio reciente</a> propone que, con llevar a acabo un programa de tratamiento de sólo ocho semanas, se puede reducir en unos tres años la edad biológica. La intervención se llevó a cabo en un grupo de 43 personas con edades comprendidas entre los 50 y los 72 años, y se centró en la dieta, el sueño, el ejercicio, la relajación y suplementos como probióticos y fitonutrientes.</p>
<p>A través del reloj epigenético, las prácticas de alimentación y el estilo vida se reflejan en los patrones de metilación observados en el ADN. Lo que significa que estos hábitos influyen sobre la edad biológica. No obstante, sería necesario llevar a cabo estudios de mayor escala y duración para confirmar los resultados que se indican.</p>
<h2>Envejecer con salud es posible</h2>
<p>Las personas centenarias y supercentenarias pueden presentar y mantener capacidades cognitivas y físicas extraordinarias. Aunque depende del país, el porcentaje de personas centenarias sin demencia parece estar entre el 20% y el 55%. </p>
<p><a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8058349/pdf/fpsyg-12-655497.pdf">Ejemplos</a> son el de la señora de 118 años que en, un test neuropsicológico, puntuó incluso ligeramente mejor a lo largo de los 6 meses que duró la prueba. O el de la mujer de 113 años cuya puntuación en otro tipo de test era el equivalente al de adultos sanos de 60 a 75 años de edad. Cuando esta última falleció, a los 115 años, no se detectó ningún tipo de patología cerebrovascular ni ateroesclerosis significativa, y sólo una ligera cantidad de agregados que se suelen relacionar con demencias, aun no padeciendo demencia en vida.</p>
<p>Como se indica, un envejecimiento saludable y sin demencia es posible, incluso con la presencia de lesiones detectadas tras el fallecimiento. Por lo tanto, es necesario que se establezcan e implementen medidas e intervenciones adecuadas para estas personas tan longevas, de modo que se promueva al máximo su bienestar cognitivo, físico, social, cultural y emocional.</p>
<p>Dijo Santiago Ramón y Cajal que “la vejez es una enfermedad crónica, necesariamente mortal, que todos debiéramos evitar y que, sin embargo, todos deseamos”. Al menos, que envejezcamos con salud.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/161843/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Francisco José Esteban Ruiz recibe fondos de la Universidad de Jaén (PAIUJA-EI_CTS02_2019) y de la Junta de Andalucía (BIO-302).</span></em></p>Una investigación reciente identifica cinco mutaciones genéticas en personas centenarias, que podrían explicar por qué algunos viven casi tantos años que Matusalén. Aunque la dieta y el ejercicio también ayudan.Francisco José Esteban Ruiz, Profesor Titular de Biología Celular, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1457292020-09-29T20:05:11Z2020-09-29T20:05:11Z¿Estamos en camino de alcanzar la inmortalidad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/360529/original/file-20200929-14-i9xw4b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C11%2C7360%2C4891&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/detail-hands-elderly-woman-1570472371">Shutterstock / Gitanna</a></span></figcaption></figure><p>La persona más longeva de la que se dispone de un registro fehaciente fue <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jeanne_Calment">Jean Calment</a>, quien vivió 122 años y 164 días. Aunque para la mayoría de nosotros el paso por este mundo será bastante más efímero, la edad de esta mujer francesa marca hoy, a la espera de un nuevo récord, la longevidad potencial máxima de nuestra especie. </p>
<p>Ahora bien, aquí conviene diferenciar dos aspectos. Una cosa es cuántos años vayamos a vivir y otra bien distinta cuántos habrá valido la pena vivirlos por disfrutar en ellos de buena salud y calidad de vida. En las últimas décadas el aumento en esperanza de vida ha sido superior al aumento en esperanza de vida saludable y <a href="https://theconversation.com/la-cuarta-edad-viviremos-mas-sintiendonos-peor-145465">no podemos ser excesivamente optimistas</a>. Empecemos por averiguar si la vida humana tiene, hoy por hoy, límites naturales que podamos rebasar significativamente en un futuro. Y en caso afirmativo, identifiquemos qué estrategias podríamos usar para alcanzar dicha meta. La biología del envejecimiento en el reino animal nos ofrece claves interesantes al respecto.</p>
<h2>El envejecimiento en la naturaleza</h2>
<p>El mamífero más longevo es la <a href="https://genomics.senescence.info/species/entry.php?species=Balaena_mysticetus">ballena de Groenlandia</a> (<em>Balaena mysticetus</em>). El genoma de este gigantesco cetáceo, cuyo <a href="https://www.nrcresearchpress.com/doi/10.1139/z99-015#.X1YX5i0ryDU">récord de longevidad</a> se sitúa en 211 años, muestra diversas adaptaciones para evitar las <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4247388/">enfermedades asociadas a la edad avanzada</a>. En particular, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2211124714010195">el cáncer</a>. </p>
<p>Algo parecido ocurre con la <a href="https://genomics.senescence.info/species/entry.php?species=Heterocephalus_glaber">rata topo lampiña africana</a> (<em>Heterocephalus glaber</em>), que puede sobrepasar los treinta años de vida. Esto es, casi ocho veces más de lo esperable en un roedor tan pequeño. Tales ratas, de hábitos sociales muy elaborados, evitan la exposición a los rayos ultravioletas al vivir en galerías. Además, en sus tejidos muestran altas concentraciones de una variante de masa molecular elevada del <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23783513/">ácido hialurónico</a>. Eso permite que su piel sea muy flexible (algo necesario cuando se deambula por galerías) y, como efecto colateral, proporciona una gran resistencia al cáncer y evita la sarcopenia (atrofia y pérdida de masa muscular) con la edad. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=404&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=404&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=404&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=508&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=508&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/360517/original/file-20200929-20-1lpacag.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=508&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Heterocephalus glaber</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/naked-molerat-heterocephalus-glaber-eating-tuber-771949627">Shutterstock / Neil Bromhall</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Un tercer ejemplo es el <a href="https://genomics.senescence.info/species/entry.php?species=Myotis_brandtii">murciélago de Brandt</a> (<em>Myotis brandtii</em>), que pese a su tamaño diminuto (entre 4 y 8 gramos) vive más de cuarenta años. El secreto radica aquí en la hibernación, que da como resultado una baja tasa metabólica (más adelante veremos sus ventajas). Pero también en una mutación en la secuencia genética de los receptores de la <a href="https://www.nature.com/articles/ncomms3212">hormona del crecimiento</a>, la cual produce enanismo y aumenta la longevidad. </p>
<p>Finalmente, el vertebrado más longevo es el tiburón boreal (<em>Somniosus microcephalus</em>). Esta especie rebasa los cinco metros de longitud, creciendo como adulto a un ritmo de solo un centímetro al año. Por ello, la duración de la vida en los ejemplares más grandes podría exceder los cinco siglos, según sugieren las <a href="https://science.sciencemag.org/content/353/6300/702">dataciones por carbono catorce del núcleo del cristalino</a> de sus ojos. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=74&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=74&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=74&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=93&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=93&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/360520/original/file-20200929-22-5lpupn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=93&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Ilustración de <em>Somniosus microcephalus</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/greenland-shark-isolated-on-black-background-1228700890">Shutterstock / Dotted Yeti</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Diversas especies de animales invertebrados tienen también vidas muy prolongadas y, además, no desarrollan signos evidentes de envejecimiento. Por ello, sus adaptaciones podrían servirnos de modelo no solo para vivir más, sino para retrasar la senescencia. Es el caso de la langosta americana (<em>Homarus americanus</em>), cuya longevidad extrema (rebasan los 100 años) y crecimiento continuo se asocian a una elevada producción de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Telomerasa">telomerasa</a>. Es decir, de la enzima responsable de la reparación de los errores en el ADN. Y eso le permite prolongar indefinidamente la proliferación celular. </p>
<p>Otro ejemplo lo encontramos en la almeja de Islandia (<em>Arctica islandica</em>). Un ejemplar llegó a alcanzar los 507 años, según revelaron sus anillos de crecimiento (esclerocronología). La clave de su longevidad es una tasa metabólica muy baja, por lo que liberan menos <a href="https://academic.oup.com/biomedgerontology/article/66A/7/741/615600">radicales libres que oxiden las membranas celulares</a>, combinada con una gran <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1111/j.1474-9726.2012.00847.x">resistencia de sus mitocondrias</a> a los efectos del estrés oxidativo. Además, los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26318854/">telómeros</a> (extremos) de sus cromosomas no parecen acortarse con la edad.</p>
<h2>Envejecimiento y longevidad: ¿son necesariamente dos caras de la misma moneda?</h2>
<p>Actualmente se barajan diversas herramientas para frenar, e incluso revertir, el envejecimiento. Entre ellas se encuentran las terapias de edición genética, como las basadas en la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/CRISPR">técnica CRISPR/Cas9</a>, que podrían eliminar genes indeseables. Por ejemplo, los responsables de ciertos tipos de cáncer o enfermedades hereditarias causadas por pequeñas mutaciones, como la fibrosis quística. </p>
<p>Igualmente, la nanotecnología podría ayudarnos mediante el diseño de <a href="https://www.afcv.es/public/Attachment/2019/5/DiscursoOriolVallsweb.pdf">nanorobots a escala celular</a> que circularían por el torrente sanguíneo eliminando ateromas o <a href="https://www.nature.com/articles/nbt.4071.pdf?origin=ppub">tumores incipientes</a> (trombolizando los vasos sanguíneos próximos). Ahora bien, el problema es que, aun siendo capaces de acabar con el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o las derivadas de la diabetes, las tres causas principales de muerte hoy día, <a href="https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/1729655">nuestra vida se alargaría solo unos 15 años</a>. Esto se debe a la inmunosenescencia, que determina que la mayoría de muertes en los ancianos sean por infecciones víricas y bacterianas que no suelen plantear riesgo para los jóvenes.</p>
<p>Algo similar ocurre con otros enfoques. Por ejemplo, reducir la exposición frente al estrés oxidativo <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3627124/">limitando la ingesta calórica</a> (esto es, restringiendo la cantidad y el valor energético de los alimentos para lograr una dieta óptima) tiene efectos sobre SIRT1. Esta enzima desacetilasa interviene en la regulación intracelular de la respuesta al estrés y otros factores homeostáticos (como la resistencia a la insulina), aumentando hasta un 50% la longevidad de los ratones (por el contrario, la obesidad la reduce a la mitad). Efectos parecidos se han conseguido con un compuesto natural, el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Resveratrol">resveratrol</a>, que eleva la expresión de esta proteína.</p>
<p>En nuestro caso el aumento de longevidad es menor que en los ratones, en torno a solo un 5%, pero las poblaciones que practican la restricción calórica, como en la isla japonesa de Okinawa, <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10522-006-9008-z">se conservan más tiempo en buen estado de salud</a> y tienen más posibilidades de <a href="https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-47252092">llegar a centenarios</a>. Su dieta está integrada en un 90% por carbohidratos y sus índices de afecciones cardíacas, cáncer, diabetes y demencia senil son más bajos que en otras poblaciones. </p>
<p>Igualmente, se ha comprobado que aumentar los niveles de la coenzima NAD+, implicada en las reacciones de oxidación-reducción, permite revertir en los ratones la <a href="https://science.sciencemag.org/content/352/6292/1436">degeneración muscular asociada al envejecimiento</a>.</p>
<p>Todo esto resulta hoy crucial, pues al retrasar la senescencia se acortaría la duración del tramo final de la vida de mayor dependencia, la llamada “cuarta edad”, aliviando el enorme coste <a href="https://theconversation.com/la-cuarta-edad-viviremos-mas-sintiendonos-peor-145465">económico y sociosanitario</a> que supone para la sociedad.</p>
<h2>La búsqueda de la inmortalidad</h2>
<p>En función de lo expuesto con anterioridad, la búsqueda de estrategias para prolongar radicalmente la vida humana deberá discurrir en otras direcciones. Una posible vía sería indagar en los mecanismos que permiten que, a igualdad de tamaño y pese a tener una tasa metabólica mucho más elevada, los animales <a href="https://academic.oup.com/icb/article/58/3/544/5049402">voladores</a>, como la mayoría de las aves y los murciélagos, vivan bastante más que los terrestres (el resto de los mamíferos y algunas aves no voladoras). </p>
<p>Así, aunque la longevidad se relaciona inversamente con la tasa metabólica por unidad de masa, un gorrión (<em>Passer domesticus</em>) <a href="https://genomics.senescence.info/species/entry.php?species=Passer_domesticus">puede alcanzar los 23 años</a>. Esto ocurre pese a gastar mucha energía en el vuelo, generando endógenamente su metabolismo oxidativo una alta cantidad de radicales libres. En cambio, un ratón doméstico (<em>Mus musculus</em>), cuya tasa metabólica es bastante menor, no sobrepasa los <a href="https://genomics.senescence.info/species/entry.php?species=Mus_musculus">cuatro años de vida</a>. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/360525/original/file-20200929-18-eylfcr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El gorrión <em>Passer domesticus</em> puede vivir 23 años.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/house-sparrow-passer-domesticus-female-drinks-1658075509">Shutterstock / stmilan</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La respuesta a esta paradoja es que la evolución ha dotado a los animales voladores de mecanismos más efectivos para combatir los efectos del estrés oxidativo. Esto lo explica la hipótesis clásica de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Peter_Brian_Medawar">Sir Peter Medawar</a>, quien indicó que la selección natural actúa solo sobre aquellos genes que manifiestan sus efectos antes de que mueran los organismos.</p>
<p>En el caso de los animales voladores, el vuelo les ayudó a minimizar el riesgo de depredación, dotándoles de una mayor esperanza de vida <em>a priori.</em> Esto hizo que valiese la pena invertir en los mecanismos reparadores del daño celular que deriva del metabolismo oxidativo, factor que en última instancia está tras el envejecimiento. En cambio, invertir en mecanismos que ayuden a prolongar la vida de un ratón, cuando la probabilidad de que esté vivo en la naturaleza tras pocos años es prácticamente nula, sin duda habría sido una mala inversión. </p>
<p>Por ello, los <a href="https://www.infobae.com/america/tecno/2019/08/24/el-cientifico-que-investiga-como-detener-el-envejecimiento-dice-que-pronto-lograra-la-juventud-eterna-en-los-humanos/">biogerontólogos</a> harían bien en enfocar sus esfuerzos hacia la búsqueda de los mecanismos concretos sobre los que actuó la selección natural en los organismos voladores, permitiéndoles desarrollar una vida más prolongada.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/145729/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paul Palmqvist Barrena no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Uno de los objetivos de la ciencia es averiguar si la vida humana tiene límites naturales que podamos rebasar significativamente en un futuro. El reino animal esconde las claves de la ansiada inmortalidad.Paul Palmqvist Barrena, Catedrático de Paleontología, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1454652020-09-10T19:27:54Z2020-09-10T19:27:54ZLa “cuarta edad”: ¿viviremos más sintiéndonos peor?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/357244/original/file-20200909-14-ifppmm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2898%2C1794&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/crying-senior-citizen-484620637">Shutterstock / OneSmallSquare</a></span></figcaption></figure><p>Desde los albores de la humanidad, pocas cosas nos han inquietado más que la certeza de que algún día experimentaremos <a href="http://www.philosophica.info/voces/muerte-inmortalidad/Muerte-inmortalidad.html">“la más grande de las desgracias humanas”</a>, como se refería Santo Tomás de Aquino a la muerte. </p>
<p>El temor que nos despierta saber que algún día dejaremos de respirar ha propiciado la aparición de religiones y de <a href="https://culturacolectiva.com/historia/la-muerte-segun-filosofos">corrientes filosóficas</a> que tratan de ofrecernos consuelo y certezas frente a esta angustia existencial. Es el caso del proyecto transhumanista, consagrado en palabras del Prof. Diéguez Lucena a <a href="https://ethic.es/2017/11/transhumanismo-antonio-dieguez/">mejorar</a> física, emocional, mental y moralmente nuestra especie mediante la tecnología, especialmente con el desarrollo de la ingeniería genética y la inteligencia artificial. De hecho, uno de los objetivos últimos del “sueño de la razón” transhumanista es la búsqueda de la inmortalidad, prolongando radicalmente la vida humana. </p>
<p>Pero antes de plantearnos siquiera alcanzar la inmortalidad deberíamos tener claro cómo ha sido la evolución de la esperanza de vida. Y, sobre todo, lo que implica.</p>
<h2>Evolución de la esperanza de vida al nacer</h2>
<p>Durante la mayor parte de la historia evolutiva de nuestra especie, iniciada hace ya más de 150.000 años, la esperanza de vida al nacer de los <em>Homo sapiens</em> osciló entre 30 y 40 años. </p>
<p>Conviene aclarar que este parámetro no corresponde a la edad máxima que alcanzan las personas más longevas de la población, sino a la edad media a la que tiene lugar la muerte. Una cifra que depende estrechamente de la mortalidad infantil. De hecho, las personas que vivieron en la antigüedad tenían, al igual que hoy, el potencial de llegar a centenarios. Sin embargo, el porcentaje de la población que podía alcanzar edades muy avanzadas era bastante inferior al actual. </p>
<p>Se debía a los condicionantes impuestos por una alimentación más deficiente, un estilo de vida con mayor exigencia física, la vulnerabilidad ante las infecciones cotidianas y las epidemias ocasionales. Y, en el caso de las mujeres, se sumaban las complicaciones durante el parto. Podemos decir que alcanzar la longevidad potencial de nuestra especie era al principio, a diferencia de ahora, más una cuestión de buena suerte que de buenos genes.</p>
<p>A mediados del siglo XIX, la cosa cambió. La esperanza de vida al nacer comenzó a ascender paulatinamente. Contribuyeron tanto la generalización de los hábitos de higiene personal como los avances médicos, en particular el desarrollo de vacunas y antibióticos. Ambos aumentaron la edad promedio a la que fallecen las personas adultas a la vez que reducían la mortalidad infantil. Como resultado, la esperanza de vida al nacer ha pasado a duplicarse en la actualidad en comparación con la que tuvimos durante el 99,9% de nuestra historia evolutiva. </p>
<h2>Cuatro años más de esperanza de vida ganados en tan solo dos décadas</h2>
<p>Tanto es así que, hoy por hoy no vislumbramos un final para esta tendencia al aumento en la esperanza de vida, según constatan los datos de un estudio de <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(12)61690-0/fulltext">Salomon y colaboradores</a> en la revista <em>The Lancet</em>. El estudio, a nivel mundial (187 países) y con información para ambos sexos, muestra un incremento en la esperanza de vida al nacer desde un promedio de 66,4 años (63,4 en los varones y 69,0 en las mujeres) para la década de 1990 a una media de 70,4 (67,8 en los varones y 73,0 en las mujeres) para la de 2010. O sea, cuatro años más de esperanza de vida ganados en tan solo dos décadas. </p>
<p>Obviamente, estos cambios no han tenido lugar de manera uniforme, pues los valores de aquellos países donde la esperanza de vida era en el 2010 mayor (Islandia con 80,3 años en el caso de los varones y Japón con 85,9 en el de las mujeres) duplican los del país en el que era más baja (32,5 y 43,6 años en Haití para ambos sexos, respectivamente). </p>
<p>En el caso de España, el incremento de esperanza de vida en el transcurso de estas dos décadas ha sido de algo más de cinco años en el caso de los varones, pasando de 73,3 años en 1990 a 78,4 en 2010, mientras que la esperanza de vida de las mujeres ha aumentado en algo menos de cuatro, pasando de 80,5 a 84,2 años. </p>
<p>Más aún, conforme a los datos del <a href="https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=1414#!tabs-tabla">Instituto Nacional de Estadística</a>, en 2019 la esperanza de vida al nacer en España ya se situó en 80,9 años en los hombres y 86,2 años en las mujeres. Obviamente, unos aumentos tan acelerados plantean un reto importante a la <a href="https://www.elcorreo.com/economia/pensiones/jubilados-cobran-media-mas-sistema-contributivo-20200901120019-ntrc.html">sostenibilidad de nuestro sistema público de pensiones</a>. Sobre todo si tenemos en cuenta que, en vez de retrasarse la edad de jubilación, muchos trabajadores continúan prejubilándose a edades relativamente tempranas.</p>
<h2>¿Viviremos más sintiéndonos peor?</h2>
<p>Por otra parte, no se trata solo de si hemos retrasado la muerte. Lo interesante es si ahora transcurren más años de nuestra existencia disfrutando de calidad de vida. Es lo que mide la esperanza de vida saludable al nacer, un parámetro que tiene en cuenta los años en los que las personas mantienen funcionales sus capacidades físicas y cognitivas, libres de discapacidades severas y problemas crónicos de salud. Pues bien, ese parámetro ha aumentado también a nivel mundial. Mientras en 1990 el promedio era de 56,9 años, en 2010 se elevó a 60,3 (en España, desde 67,5 a 70,9 años). </p>
<p>Aunque estos datos invitan al optimismo, también demuestran que el aumento en esperanza de vida saludable ha sido en términos absolutos, no relativos. Así, el incremento en esperanza de vida ha sido de cuatro años, mientras que la esperanza de vida saludable ha crecido 3,4 años. Cada año ganado de vida se traduce en algo más de 10 meses extra de vida saludable. </p>
<p>Si se confirma, la tendencia no augura nada bueno. En esencia porque prolongaría la etapa final de nuestra vida, lo que los gerontólogos llaman la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cuarta_edad">“cuarta edad”</a>, en la que aparecen enfermedades degenerativas y crónicas incapacitantes (alzhéimer y demencia senil, artrosis severa, etc.). Estas personas, de limitada autonomía, son muy dependientes de su entorno familiar y afectivo, además de requerir cuantiosas inversiones en atención sociosanitaria, lo que plantea una nueva amenaza a la perdurabilidad de nuestro sistema del bienestar.</p>
<h2>La paradoja femenina: las mujeres viven más, pero con menos salud</h2>
<p>Por otra parte, los <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(12)61690-0/fulltext">datos del estudio</a> ofrecen resultados no previstos inicialmente. En concreto, se trata de la siguiente paradoja: aunque las mujeres viven más años en promedio que los hombres (5,6 años más en la década de 1990, a nivel mundial) y alcanzan también edades más avanzadas manteniendo buenas condiciones de salud (3,7 años más), la probabilidad de que una persona se conserve saludablemente a una cierta edad es mayor en los hombres, como muestra la siguiente gráfica, elaborada con los datos de 1990. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/357214/original/file-20200909-18-pn6kkh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/357214/original/file-20200909-18-pn6kkh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/357214/original/file-20200909-18-pn6kkh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/357214/original/file-20200909-18-pn6kkh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/357214/original/file-20200909-18-pn6kkh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/357214/original/file-20200909-18-pn6kkh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/357214/original/file-20200909-18-pn6kkh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Relación entre la Esperanza de Vida Saludable al Nacer (EVSN, eje Y) y la Esperanza de Vida al Nacer (EVN, eje X) conforme a los datos proporcionados en el estudio de Salomon y colaboradores para la década de 1990 en 187 países. De acuerdo con estos ajustes, aunque las mujeres presentan valores de EVS y EVSN superiores a los de los varones, para un mismo valor de EVS en ambos sexos nos encontramos un valor algo superior en el caso de los varones. Imagen elaborada por el autor.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En ella se comprueba que un hombre de 80 años se habría mantenido saludable en esa década hasta los 70,8 años, mientras que una mujer de su misma edad lo habría hecho hasta una edad más temprana, 68,7 años. La diferencia podría deberse a los efectos de la menopausia en las mujeres (osteoporosis, mayor riesgo de accidentes cardiovasculares) y quizás también a su mayor probabilidad de desarrollar ciertas enfermedades neurodegenerativas, como el <a href="https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-45337992">alzhéimer</a> (aunque esto último se puede deber también a que las mujeres viven en promedio más años que los hombres). </p>
<p>El periodo extra de vida saludable en los varones, algo más de dos años, explica por qué suelen ser hombres y no mujeres los que siguen llevando a cabo actividades deportivas de alta exigencia física pese a su avanzada edad, como <a href="https://www.fundacionbankinter.org/blog/noticia/future-trends-forum/-que-es-la-esperanza-de-vida-saludable-">correr una maratón</a>. </p>
<p>En todo caso, la verdadera “proeza” aquí sería, citando al Dr. Federico Soriguer, que cada vez seamos capaces de vivir más sin sentirnos peor.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/145465/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Paul Palmqvist Barrena no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cuando soñamos con la inmortalidad solemos olvidar que no es lo mismo aumentar la esperanza de vida que la esperanza de vida saludable. Sin la segunda, el estado de bienestar se ve comprometido.Paul Palmqvist Barrena, Catedrático de Paleontología, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1452792020-09-02T19:08:05Z2020-09-02T19:08:05ZInmunidad y longevidad: tenemos mucho que aprender de los murciélagos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/356140/original/file-20200902-18-2ebilt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C60%2C5751%2C3552&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/row-flying-bats-colony-sunset-sky-1134983120">Shutterstock / Photoongraphy</a></span></figcaption></figure><p>Cuando el ser humano se convirtió en agricultor y ganadero empezó a vivir cerca de animales domésticos y de sus enfermedades. Lepra, peste, tuberculosis, tifus, difteria, sarampión y gripe saltaron a nosotros desde cabras, cerdos y vacas.</p>
<p>Aproximadamente el 60 % de todas las enfermedades infecciosas son zoonóticas (es decir, de origen animal). Estas infecciones, en ocasiones, transmiten genes de unas especies a otras. Esta incorporación de material genético de forma transversal se conoce como <a href="https://neofronteras.com/?p=1298">“transferencia horizontal”</a>.</p>
<p>Los virus, <em>paquetes</em> de genes envueltos en una cápsula de proteínas, son los responsables de esta transferencia de material genético entre especies. </p>
<p>Cada especie está definida por su genoma, pero a lo largo de la evolución este se expande y encoge como un <a href="https://www.pnas.org/content/114/8/E1460">acordeón</a>. Los genes <a href="https://www.bbc.com/news/science-environment-43112650"><em>saltarines</em></a> que pasan de una especie a otra se denominan <a href="http://www.ugr.es/%7Eama/fdg/pdf/fdg09b.pdf">“transposones”</a>. </p>
<p>Los murciélagos son maestros en la gestión de transposones.</p>
<p>Por si creen que solo los murciélagos almacenan virus, conviene recordar que unos animales cuyos productos finales probablemente aman, los cerdos, están llenos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Retrovirus_end%C3%B3geno">retrovirus endógenos porcinos</a>, que pueden infectar a cualquier ser humano en el que se introduzcan. </p>
<p>El problema de los murciélagos <a href="https://theconversation.com/los-murcielagos-las-otras-victimas-del-sars-cov-2-138870">es que tienen mala prensa</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=356&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=356&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=356&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=447&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=447&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/355388/original/file-20200829-22-8raiy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=447&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1. Los grandes linajes de los quirópteros. Modificado de Gorbunova et al. 2020.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Hay más de 1400 especies de murciélagos (Figura 1) que habitan en todos los continentes –excepto en la Antártida– y representan más del 20% de las especies de mamíferos del mundo. La mayoría de ellos permanecen activos durante la noche y viven en lugares <em>tenebrosos</em> como cuevas, pozos, edificios abandonados y árboles huecos. Esto ha provocado que, durante siglos, la gente creyera que poseían poderes siniestros.</p>
<p>Además de desempeñar funciones vitales en los ecosistemas, de ser los únicos mamíferos capaces de volar con radar, y de que algunas especies pueden alcanzar velocidades de hasta 160 km/h –lo que los convierte en los mamíferos más rápidos–, una de las propiedades más sorprendentes de los murciélagos es su longevidad.</p>
<p>En general, la vida máxima de las especies <a href="https://academic.oup.com/geronj/article-abstract/46/2/B47/676063?redirectedFrom=fulltext">se correlaciona positivamente con la masa corporal</a>, por lo que las más grandes tienden a tener una vida más larga. </p>
<p>Sin embargo, muchas especies de murciélagos tienen <a href="https://academic.oup.com/nar/article/46/D1/D1083/4599180">una esperanza de vida de 30 a 40 años</a>. Otras, de alrededor de 20 años, lo que es mucho para animales de su tamaño. </p>
<p>En general, <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rspb.2014.0298">los murciélagos viven mucho más tiempo</a> que los mamíferos terrestres de tamaño similar (Figura 2).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=425&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/355389/original/file-20200829-21-105nst.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=534&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 2. Relaciones entre la vida media y la masa corporal en mamíferos. Los puntos rojos corresponden a los murciélagos; los círculos negros corresponden al resto de los mamíferos. La escala es logarítmica. Todos los murciélagos caen por encima de la línea de regresión para los mamíferos, ya que viven más que otros mamíferos de tamaño similar. Modificada a partir de Healy et al. 2014.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Esa longevidad la consiguen pese a que <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2589004220301425">son huéspedes ancestrales</a> de muchos virus mortales, incluidos los virus de la rabia, el ébola, Marburgo, Nipah y Hendra. Las recientes transmisiones zoonóticas de <a href="https://science.sciencemag.org/content/310/5748/676">SARS-CoV</a>, <a href="https://mbio.asm.org/content/8/2/e00373-17">MERS-CoV</a> y <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2012-7">SARSCoV-2</a> son coronavirus procedentes de murciélagos que fueron transmitidos por ellos a otras especies, y luego pasaron a los humanos.</p>
<p>Sorprendentemente, estos virus son tolerados por los murciélagos y no causan patología. Incluso la inoculación experimental de murciélagos con algunos de los virus más mortales <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-017-07824-2">solo les provoca infecciones subclínicas</a>.</p>
<p>¿Qué mecanismos biológicos hacen que los murciélagos puedan resistir tales patógenos? ¿Por qué desarrollaron semejante tolerancia a los virus?</p>
<p>Probablemente la evolución de la inmunidad de los murciélagos se deba a su estilo de vida, que promueve la transmisión rápida de los virus.</p>
<p>Los murciélagos viven en colonias grandes y densas que perduran muchos años, lo que crea un terreno ideal para la transmisión de patógenos. Los individuos pasan períodos de descanso colgados muy juntos en el techo de una cueva, bajo un puente o en la oquedad de un árbol. El tamaño de la colonia puede variar desde unos pocos individuos hasta cientos de miles. Esta es la densidad más alta entre los mamíferos, con la excepción quizás de los humanos en las grandes metrópolis. Los <a href="https://www.cell.com/cell-metabolism/fulltext/S1550-4131(20)30314-4?_returnURL=https%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS1550413120303144%3Fshowall%3Dtrue">murciélagos viven hacinados desde hace entre 60 y 70 millones de años</a>, mientras que los humanos se reúnen en megápolis desde hace apenas un siglo.</p>
<p>Las razones detrás de la larga vida de los murciélagos siguen siendo objeto de debate, fundamentalmente basadas en dos líneas de hipótesis: su historia evolutiva y los estudios moleculares. </p>
<p>Los murciélagos tienen varias características que favorecerían la selección de bajas tasas de mortalidad, <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rstb.2007.2145">incluidas las camadas pequeñas</a>, el uso de cuevas –<a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rsbl.2018.0860">un entorno más seguro</a>–, el vuelo que les permite <a href="https://academic.oup.com/jmammal/article-abstract/75/1/224/860735?redirectedFrom=fulltext">escapar de los depredadores</a> y (en muchas especies) la capacidad de hibernar o entrar en estado de letargo. </p>
<p><a href="https://besjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/1365-2435.12620">El letargo está relacionado con la longevidad</a> en otras especies y puede proteger al animal de episodios de inanición.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=430&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=430&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=430&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=540&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=540&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/355391/original/file-20200829-25-1tio8u0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=540&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 3. Dentro de las colonias, los murciélagos practican limpiezas mutuas antiparasitarias empleando la lengua, lo que facilita la transmisión de los patógenos a través de las mucosas y, con ello, el desarrollo de inmunidad. Una pequeña colonia de murciélagos Townsend en el Monumento Nacional Lava Beds, California.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Shawn Thomas, NPS / Flickr</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La mayoría de los mecanismos moleculares que han evolucionado para proteger a los murciélagos de los virus probablemente contribuyan a su larga vida. Una <a href="https://www.cell.com/cell-metabolism/fulltext/S1550-4131(20)30314-4?_returnURL=https%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS1550413120303144%3Fshowall%3Dtrue">reciente investigación</a> sugiere que la capacidad de los murciélagos para controlar la inflamación puede ser una causa importante de su longevidad.</p>
<p>Los murciélagos, un grupo <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960982213011305">monofilético muy antiguo</a> (Figura 4), han desarrollado adaptaciones únicas que contrarrestan la inflamación. La inflamación es <a href="https://www.nature.com/articles/s41574-018-0059-4">un impulsor de múltiples patologías</a> relacionadas con la edad, que incluyen enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedad de Alzheimer y diabetes. </p>
<p>Los factores que desencadenan la inflamación incluyen virus, bacterias del microbioma, células senescentes y autoproductos del daño celular, como los desechos que contienen ADN celular y proteínas. Reducir la inflamación debido a cualquiera de estos factores puede fomentar la longevidad.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=673&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=673&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=673&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=845&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=845&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/355392/original/file-20200829-15-t6k5sh.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=845&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 4. Los murciélagos (Chiroptera) forman un grupo monofilético que se separó muy pronto del grupo de mamíferos placentarios de superorden Laurasiatheria. De acuerdo con la filogenia genético molecular, dentro del grupo hay dos subórdenes, Yangochiroptera, formado por la mayoría de las familias de micromurciélagos, y Yinpterochiroptera, formado por los megamurciélagos y seis de las familias de micromurciélagos. Modificada a partir de Tsagkogeorga et al. 2013.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>La respuesta inmune innata es la primera línea de defensa contra los virus. Los murciélagos tienen una respuesta de <a href="https://theconversation.com/son-los-interferones-el-nuevo-tratamiento-contra-covid-19-no-tan-rapido-137654">interferón</a> robusta a los virus ARN que además se expresa en <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2589004220301425">una gama más amplia de tejidos</a> en comparación con otros mamíferos.</p>
<p>La evolución de los murciélagos parece haber atenuado específicamente los mecanismos de reacción frente al ADN citoplasmático de origen vírico y mitocondrial cuya presencia se ha relacionado con afecciones relacionadas con <a href="https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/CIRCRESAHA.116.308362">la edad como la aterosclerosis</a>, la <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0167488915002815">degeneración macular</a>, y la <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-018-0448-9">enfermedad de Parkinson</a>. Han desarrollado una tolerancia especial a los fragmentos de ADN cromosómico nuclear expulsados al citoplasma d<a href="https://www.nature.com/articles/nature24050">urante la senescencia celular</a>.</p>
<p>Estos fragmentos contienen genes “parásitos” (transposones), que se han asociado con una variedad de <a href="https://www.nature.com/articles/ni.2872">enfermedades autoinmunes en humanos</a>. Por otro lado, estos transposones de ADN se encuentran en invertebrados, pero generalmente están inactivados en los genomas de mamíferos <a href="https://www.pnas.org/content/104/6/1895">salvo en los murciélagos</a>. Es decir, los murciélagos se han convertido en maestros de la gestión de transposones y no les representa problema alguno la promiscuidad genética derivada de sus infecciones virales.</p>
<p>En resumen, además de servir como reservorios de enfermedades mortales y de albergar virus similares al SARS-CoV-2, los murciélagos tienen mucho que ofrecer a la humanidad. Si se necesitan investigaciones susceptibles de desarrollar nuevas terapias para tratar afecciones relacionadas con la edad y promover la longevidad, en los murciélagos puede estar la clave.</p>
<p>Para hacer frente a los desafíos que presenta nuestro nuevo estilo de vida y poder resolver lo que parecen ser los dos mayores desafíos médicos del siglo XXI: el aumento de las pandemias virales y la prevalencia cada vez mayor de enfermedades crónicas que comparten el envejecimiento como su mayor factor de riesgo, es muy posible que tengamos que aprender mucho de las misteriosas criaturas de la noche.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/145279/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Peinado Lorca es responsables del Grupo Federal de Biodiversidad del PSOE. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Miguel Sanz Anquela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Ahora puede ser el momento de utilizar la ciencia para explotar los poderes secretos de los murciélagos en nuestro propio beneficio.Manuel Peinado Lorca, Catedrático de Universidad. Departamento de Ciencias de la Vida e Investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos, Universidad de AlcaláJosé Miguel Sanz Anquela, Profesor Asociado en Ciencias de la Salud. Departamento de Medicina y Especialidades Médicas, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1389562020-05-29T20:07:52Z2020-05-29T20:07:52ZReajustando la fiebre del sábado noche (y del resto de las noches)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/336993/original/file-20200522-124818-1o22a2f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5000%2C3315&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/simulation-body-temperature-check-by-thermoscan-1711191643">Pixinoo / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Era solo un niño cuando aprendí cuál era la temperatura normal del cuerpo humano. Esta, me dijeron entonces, era 37°C. Como le sucede a casi todos los niños, acepté el dato sin mucha resistencia, ya que provenía de un adulto. No obstante, pensé, para conformarme, que seguramente alguien la habría medido en muchas personas y habría llegado a esa conclusión.</p>
<p>En efecto, como he averiguado mucho después, ese alguien no fue otro que el médico alemán Carl Reinhold August Wunderlich, quien en 1851 obtuvo millones de mediciones de temperatura corporal en las axilas de 25 000 personas. El análisis de los datos le permitió concluir que la temperatura media normal del cuerpo humano eran esos 37°C.</p>
<h2>¿37°C o 36,6°C?</h2>
<p>Este valor fue aceptado durante más de un siglo. Sin embargo, los datos obtenidos en estudios más modernos, y analizados en 2002, indicaron que la temperatura media corporal es menor. Un estudio aún más reciente, realizado en 2016 en el Reino Unido con 35 000 personas, determinó que la temperatura corporal media era de 36,6°C. </p>
<p>Para explicar estas diferencias existen dos posibilidades. O bien las medidas iniciales de Wunderlich eran incorrectas, o bien la temperatura media del cuerpo humano ha disminuido desde aquellos tiempos hasta hoy.</p>
<p>A primera vista, parece probable es que Wunderlich se equivocara. Sin embargo, es también posible que los datos que obtuvo fueran los correctos para aquella época. Tengamos en cuenta que la esperanza de vida por aquel entonces era de solo 38 años y la población sufría con mayor frecuencia de infecciones crónicas que podían causar febrículas (fiebre baja).</p>
<h2>Nos hemos enfriado</h2>
<p>Era necesario realizar estudios adicionales para zanjar esta cuestión. Y de ello se ha ocupado un grupo de científicos de la Universidad de Stanford, en California (EE UU). Los investigadores <a href="https://doi.org/10.7554/eLife.49555">analizaron tres conjuntos de datos</a> recolectados en Estados Unidos en tres momentos de su historia.</p>
<p>El primero de ellos recoge 83 900 medidas de temperatura corporal tomadas entre 1862 y 1930 a soldados veteranos de la Guerra Civil estadounidense. El segundo consiste en 15 301 mediciones de temperatura recogidas en un estudio clínico entre 1971 y 1975. Por último, el tercer conjunto de datos incluye 578 222 medidas realizadas entre 2007 y 2017. </p>
<p>El análisis de estos datos ha revelado el sorprendente dato de que la temperatura media del cuerpo humano ha disminuido progresivamente desde 1851 a 2017. Esta pasmosa conclusión se ve avalada por el hecho de que los datos recogidos entre 1971 y 1975 y también los recogidos entre 2007 y 2017 muestran que la temperatura media corporal disminuye de año en año.</p>
<h2>Tasa metabólica, longevidad e infecciones</h2>
<p>La temperatura corporal se relaciona con la tasa metabólica, la cual aumenta con las infecciones crónicas y reduce la longevidad. En general, a mayor tasa metabólica, menor es la longevidad. Por ello, los autores del estudio sugieren que la disminución paulatina de la temperatura corporal es importante, y está directamente relacionada con el aumento de la esperanza de vida y la longevidad humanas en el último siglo.</p>
<p>Esta relación directa podría tener varias explicaciones. La primera es que, gracias a los avances en salud pública, las infecciones crónicas han disminuido gradualmente. Esto ha conseguido también disminuir la tasa metabólica media. Es necesario dedicar energía metabólica para defenderse de los microorganismos infecciosos. Por esta razón, las infecciones crónicas causan hasta un 10% de incremento en la tasa metabólica. Este hecho ha sido revelado gracias a estudios realizados a poblaciones aborígenes que sufren hoy un nivel elevado de infecciones crónicas. </p>
<p>Otra posible explicación es que, en el último siglo, cada vez son más las personas que viven y trabajan en entornos de temperatura controlada y constante. Esto hace innecesario modular el metabolismo para luchar contra el frío o contra el exceso de calor.</p>
<p>El cambio también podría deberse a la reciente y paulatina disminución de la actividad física cotidiana, asociada a trabajos más sedentarios. No hay que olvidar que la actividad física provoca un aumento de temperatura corporal que puede durar hasta unas horas tras terminar de realizarla. </p>
<h2>La era del enfriamiento corporal</h2>
<p>Sea como fuere, parece indiscutible que nuestra temperatura corporal ha bajado a lo largo de las últimas décadas. Es una buena noticia, porque implica un aumento de la esperanza de vida. Lo confirmaba <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4486781/">otro estudio británico reciente</a>, liderado por la Universidad de Liverpool, en el que se proponía que una menor temperatura corporal enlentece las reacciones bioquímicas de nuestro organismo, lo que retrasa los procesos que conducen al envejecimiento.</p>
<p>Otra buena noticia es que los cambios que los seres humanos hemos provocado en nuestro entorno en el último siglo no solo han tenido consecuencias negativas. Hemos causado un periodo de calentamiento global, pero también un periodo de enfriamiento corporal. ¡Quién lo hubiera sospechado! La fiebre del sábado noche ya no es lo que era…</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/138956/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jorge Laborda Fernández recibe fondos de investigación de la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha</span></em></p>Nuestra temperatura corporal ha bajado a lo largo de las últimas décadas. Y esa es una buena noticia, porque implica un aumento de la esperanza de vida.Jorge Laborda Fernández, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1368512020-04-30T20:26:59Z2020-04-30T20:26:59Z¿Viven realmente más las mujeres que los hombres?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/330733/original/file-20200427-145536-1o14lpm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3007%2C1976&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/beautiful-senior-couple-park-120086290">Kristo-Gothard Hunor / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La esperanza de vida sufrió un incremento sin parangón a lo largo de la pasada centuria, permitiendo a un porcentaje cada vez más elevado de personas alcanzar cotas de edad antes insospechadas. Sin embargo, la esperanza de vida es un promedio estadístico delicado que se ve significativamente alterado en su resultado por múltiples factores. Sobre todo, cuando nuestro estudio se basa en comunidades sociales complejas como la humana, en la que intrincados factores sociales y ambientales condicionan la esperanza de vida. </p>
<p>En este contexto llama la atención cómo, en la mayoría de los casos y escenarios, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31243699">las mujeres son más longevas</a> que los hombres. Esto nos conduce directamente a una pregunta: ¿vive más años la mujer porque así lo dicta su fisiología o porque su mortalidad es menor? </p>
<p>Porque, ojo, no es lo mismo supervivencia que longevidad. Parece claramente demostrado que la mujer tiene una mayor capacidad de <a href="https://bmjopen.bmj.com/content/7/8/e014179">resistencia</a> que el hombre ante <a href="https://www.pnas.org/content/115/4/E832">situaciones muy adversas</a> como hambrunas, epidemias o esclavitud. Sobre todo si nos referimos a <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-017-08951-6">sus primeros momentos de vida</a>. Y eso, no cabe duda, afecta a su longevidad. </p>
<p>Sin embargo, en ambientes saludables y protectores para el individuo, las diferencias de esperanza de vida entre ambos sexos se atenúan. </p>
<h2>Más años de vida, sí, pero con dependencia</h2>
<p>Por otro lado, si en la ecuación introducimos un nuevo término, la <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(17)31575-1/fulltext">dependencia</a>, los valores cambian radicalmente. Con dependencia nos referimos a la incapacidad funcional para el desempeño de las actividades de la vida diaria, que suele asociarse a comorbilidad e incapacita al individuo para disfrutar de un envejecimiento saludable. </p>
<p>Múltiples estudios en toda Europa han mostrado un mayor grado de dependencia en las mujeres que en los hombres, lo que implica que la mayoría de la ganancia en esperanza de vida de la mujer se desarrolla con bajos niveles de independencia y necesidad de <a href="https://www.nature.com/articles/nrneph.2017.181">cuidados diarios</a> por parte de terceros. Esta característica, de amplia repercusión en lo que a esperanza de vida se refiere, no puede ser valorada en otras especies distintas a la humana. </p>
<p>Lo que sí se ha comprobado profusamente en otras especies es que, por regla general, las hembras son más longevas. El último dato en este sentido procede de un <a href="https://www.pnas.org/content/117/15/8546">estudio de 2020</a> realizado por la Universidad de Bath y publicado en la revista <em>PNAS</em> que estima que en un 60% de las especies salvajes estudiadas (101 en total), las hembras viven un 18,6% más que los machos. En los humanos, la ventaja es de “solo” un 7,8%.</p>
<h2>¿Longevidad o resistencia?</h2>
<p>En cualquier caso, en una sociedad tan compleja como la humana, la esperanza de vida no debería ser el único factor a tener en cuenta al hablar de longevidad. Aunque parece demostrado que las mujeres viven más años que los hombres por razones tanto genéticas como ambientales, el hecho de que estos años de más ganados para la vida en el caso de las mujeres sean disfrutados con frecuencia con una escasa calidad de vida nos debería hacer recapacitar. </p>
<p>Solo cuando alcancemos un envejecimiento saludable en el que el individuo tenga plena capacidad de disfrute de los últimos años de su vida, sin dependencia, podremos valorar, de verdad, si las mujeres viven más que los hombres. </p>
<p>Y a la vista de la información que poseemos actualmente, muy probablemente, cuando ese envejecimiento libre de discapacidad se alcance, nos daremos cuenta de que las diferencias entre sexos se minimizan. Y probablemente confirmemos que la mujer no es más longeva sino, sencillamente, más resistente.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/136851/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Mª Coto Montes recibe fondos regularmente de organismos publicos o privados para financiar la investigacion. Actualmente del instituto de salud Carlos III como investigadora principal de mi grupo de investigacion de la universidad de Oviedo y de la Fundacion para la investigacion Sanitaria del Principado de Asturias. Asimismo, como evaluadora de proyectos o becas para organismos nacionales e internaconales, se me paga esa actividad por dicha actividad regularmente </span></em></p>En la mayoría de los escenarios, las mujeres son más longevas que los hombres. Esto plantea una duda: ¿vive más años la mujer porque así lo dicta su fisiología o porque su mortalidad es menor?Ana Mª Coto Montes, Catedratica de Biologia Celular, Universidad de OviedoLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1315122020-02-16T20:29:00Z2020-02-16T20:29:00Z¿Cuánto falta para dar con la fuente de la eterna juventud?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/315503/original/file-20200214-11044-zdufid.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C0%2C2655%2C1732&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/seniors-hand-touching-little-childs-63494503"> Ollyy / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Los años no pasan en balde, ni siquiera para nuestras células. Nadie está a salvo del envejecimiento, es decir, del declive funcional que sufren los organismos multicelulares con el paso del tiempo. Un deterioro inexorable resultado de la acumulación de diversos daños a nivel molecular y celular en los distintos tejidos. </p>
<p>En los últimos años hemos acumulado suficiente conocimiento acerca de estos daños para identificar intervenciones dietéticas, farmacológicas e incluso genéticas destinadas a ralentizar o revertir el proceso de envejecimiento. La ansiada “fuente de la eterna juventud”. O en este caso fuentes, en plural.</p>
<h2>Comer poco para vivir más</h2>
<p>Las miradas apuntan a varios procesos con un papel clave en el envejecimiento. Uno de los más estudiados está relacionado con los sistemas que detectan el estado nutricional. Desde que <a href="https://academic.oup.com/jn/article-abstract/10/1/63/4725662">en 1935 Mcay y cols. publicaron</a> el efecto positivo de la restricción calórica sobre la vida media en ratones, varios trabajos con levaduras, moscas, gusanos y peces han respaldado su teoría. Para quien no lo sepa, la restricción calórica consiste en una disminución de la ingesta diaria entre el 15 y el 30 %. Restringir el consumo de calorías sin alcanzar la malnutrición no solo prolonga la vida, sino que mejora el estado de salud general. </p>
<p>Lo opuesto sucede con la sobrenutrición y la obesidad, ambos considerados factores de riesgo y comorbilidad. La repetición constante de las señales neuroendocrinas que detectan el suministro energético, entre ellas la insulina que se segrega tras la ingesta, favorece a la larga el envejecimiento. Por el contrario, cuantas menos señales relacionadas con la ingesta emite nuestro organismo, mayor es la esperanza de vida. Por eso funcionan tan bien la restricción calórica y los tratamientos farmacológicos que estimulan las vías que emulan el ayuno, como el <a href="https://bmcmolcellbiol.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12860-017-0147-7">resveratrol</a> o la rapamicina. </p>
<p>Otro de los procesos clave en el proceso de envejecimiento es el acortamiento de los telómeros, es decir, de los extremos de los cromosomas. Para protegerlos, el organismo cuenta con una enzima llamada <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-019-12664-x">telomerasa</a> que evita que los telómeros se acorten cada vez que las células se dividen. </p>
<p>Sin embargo, se ha comprobado que con el envejecimiento la actividad de esta enzima suele disminuir. Y que, en consecuencia, los cromosomas se acortan favoreciendo el deterioro celular progresivo. La buena noticia es que ya se han encontrado <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6755196/">activadores de la telomerasa</a> que podrían evitar este proceso.</p>
<h2>El salto a humanos</h2>
<p>Ratones, moscas y levaduras rejuvenecen cuando se restringe el consumo de calorías o se frena el acortamiento de los telómeros. ¿Pero qué pasa con los humanos? Como las vías implicadas en la detección de nutrientes y de sus componentes están bien conservadas en la evolución, cabe pensar que las intervenciones dietéticas y farmacológicas que las modulan también servirían en humanos. </p>
<p>Sin embargo, la extrapolación de los resultados obtenidos en modelos experimentales con vidas medias cortas -gusanos, peces, etc.- al hombre no es tan obvia. Y aunque los <a href="https://www.nature.com/articles/ncomms14063">resultados obtenidos en primates</a> claramente apuntan a una mejoría en términos de salud, el aumento de la longevidad es mucho más modesto que el obtenido en otras especies. </p>
<p>En humanos los ensayos tanto farmacológicos como dietéticos destinados a alargar la vida son escasos, pero claramente apuntan a una mejora en parámetros de salud. Un <a href="https://www.cell.com/cell-metabolism/fulltext/S1550-4131(18)30130-X">reciente estudio estadounidense</a> apunta a que basta recortar en un 15% el consumo de calorías durante dos años para que frenar el envejecimiento y reducir el riesgo de padecer alzhéimer, párkinson, cáncer y diabetes. </p>
<p>En definitiva, ignoramos aún si echando mano de la restricción calórica viviríamos más. Pero no cabe duda de que aumentaríamos la salud y el bienestar en el último tramo de la vida. </p>
<h2>El laboratorio natural de Okinawa</h2>
<p>Pero hay más. Existen datos históricos que han demostrado una longevidad mayor asociada a dietas restrictivas. Uno de los mejores ejemplos lo encontramos en los habitantes de la <a href="https://www.demographic-research.org/volumes/vol25/7/25-7.pdf">isla de Okinawa</a> en Japón, que de media viven muchos más años que el resto de los nipones, ya de por sí de los más longevos entre los humanos. Según datos recientes, por cada 100.000 habitantes en Okinawa hay 68 centenarios. El triple que en otras partes del mundo.</p>
<p>En este “laboratorio natural” que ofrece Okinawa no solo surte efecto la restricción calórica (comen poco), sino también la composición de la dieta. Una dieta caracterizada por tener alto contenido en vegetales y una discreta ingesta proteica basada en pescado y soja, rica en antioxidantes de origen vegetal y ácidos grasos esenciales. </p>
<p>La dieta mediterránea es otro de los ejemplos históricamente asociados al aumento de la longevidad. De manera similar a lo que ocurre con los residentes en Okinawa, los seguidores de la dieta mediterránea tampoco abusan de las proteínas. Y aunque incluyen más carbohidratos en sus platos, también consumen abundantes antioxidantes y ácidos grasos esenciales. </p>
<p>Todo esto sin olvidar que hay componentes genéticas que, con toda probabilidad, también contribuyen a la mayor o menor longevidad.</p>
<h2>La píldora mágica</h2>
<p>Aunque las intervenciones dietéticas son sostenibles fisiológicamente, puestos a pedir preferimos evitar el sacrificio y encontrar una píldora que surta el mismo efecto. De ahí que a día de hoy haya diversos estudios destinado a crear fármacos que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4133883/">emulen las situaciones de restricción</a> o promuevan la actividad telomerasa. </p>
<p>Igual que Ponce de León buscaba la fuente de la eterna juventud en Florida, seguimos a la caza de sustancias que ralenticen o incluso reviertan el proceso del envejecimiento, pero con una base científica. Aunque los límites de la lucha por el envejecimiento son muy difíciles de aventurar, usando términos futbolísticos podemos decir que aquí “hay partido”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/131512/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Ros Pérez ha recibido fondos de investigación publicos; ministerio educacion/ ciencia/ competitividad y comunidad de Madrid.</span></em></p>Los científicos llevan años identificando intervenciones dietéticas, farmacológicas e incluso genéticas destinadas a ralentizar o revertir el proceso de envejecimiento.Manuel Ros Pérez, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1299362020-01-16T20:32:04Z2020-01-16T20:32:04Z¿Son los 80 los nuevos 65?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/310222/original/file-20200115-134809-1mzwv3p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5964%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/senior-couple-riding-classic-scooter-1110917186"> Rawpixel.com / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Hay mucha vida después de la jubilación. Casi dos décadas en algunos casos. Y encima, gozando de más bienestar que nunca. Hoy por hoy, los años que nos restan cumplidos los 81 equivalen a los que nos quedaban por vivir a los 65 en 1900. Si hacemos las cuentas, significa que hemos ganado 16 años. Como dirían “los modernos”, los 80 son los nuevos 65.</p>
<p>Por eso <a href="https://www.jubilaciondefuturo.es/recursos/doc/pensiones/20160609/esfe/la-longevidad-y-el-greyny-boom.pdf">algunos autores</a> defienden que, más que envejecer, la población está rejuveneciendo. El incremento de la esperanza de vida en España es fruto de un buen sistema de salud público y de un sistema de pensiones adecuado; que juntos nos han permitido no solo ganarle años a la vida sino también sumar calidad. </p>
<h2>¿Cuánto vamos a vivir?</h2>
<p>Claro que la evidencia científica nos dice que la capacidad de enfrentar la etapa postjubilación no es universal. Sin ir más lejos, la longevidad guarda una estrecha relación con el sexo, la trayectoria vital de las personas y su nivel socioeconómico. Según <a href="https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=1414">datos del INE</a> (2018), la esperanza de vida de mujeres alcanza los 85,9 años de media en España y 80,5 años en el caso de los hombres. </p>
<p>Por otro lado, los años que le ganamos a la vida se ven muy influidos por determinantes sociales como nuestro <a href="https://ideas.repec.org/p/hhs/ifswps/2007_014.html">nivel de estudios, lugar de residencia o trayectoria laboral</a>. En cuanto a la formación, las <a href="http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0213-91112019000100082">últimas cifras</a> hablan de un incremento en la longevidad de 2,2 años en el caso de los hombres que cursan estudios secundarios con respecto a los primarios. Y de 4,3 años en el caso de las mujeres. </p>
<p>¿Y qué hay del lugar de residencia? Según el estudio sobre Indicadores Urbanos del INE (2019), hay una diferencia de más de 6 años en la esperanza de vida entre el municipio más rico de España (Pozuelo de Alarcón, Madrid) y el más pobre (La Línea de la Concepción, Cádiz). El nivel socioeconómico afecta indiscutiblemente a la longevidad. No es igual para todo el mundo.</p>
<p>Cómo pinta la postjubilación también depende de qué decisiones que se tomen en torno al sistema público de pensiones. En España es un sistema solidario de reparto. Se sustenta en la solidaridad entre generaciones (personas trabajadoras y jubiladas), entre clases sociales (diferencias de aportaciones a partir de la renta) y territorios (zonas geográficas con más o menos aportación). Este modelo, que establece pensiones mínimas y máximas, reduce en gran medida las diferencias económicas de la etapa laboral. </p>
<p>La garantía pública de una pensión suficiente que permita enfrentar la vejez con dignidad es fundamental para este tránsito. Sobre todo tras saber que, según un reciente estudio del Instituto alemán Max Planck de Investigación Demográfica (MPIDR), <a href="https://www.mpg.de/13326414/lower-pension-shorter-life">los hombres con pensiones bajas viven, de media, cinco años menos</a> que aquellos con pensiones más altas.</p>
<p>Pero el sistema de pensiones no es en absoluto indiferente al incremento de la esperanza de vida. Y caben varias medidas para apoyar sus sostenibilidad. Entre ellas, elevar las cotizaciones, reducir la precariedad laboral o subir los salarios. Aunque sin duda la más conocida es el aumento de la edad de jubilación. La <a href="https://www.boe.es/eli/es/l/2011/08/01/27/con">Ley 27/2011</a> incrementó progresivamente el umbral de la jubilación de los 65 a los 67 años. Claro que, si nuestra trayectoria educativa o laboral puede marcar los años que nos quedan por vivir, ¿es justo y equitativo implementar esta decisión para todas las personas trabajadoras por igual? </p>
<h2>¿Tras la jubilación qué?</h2>
<p>La población jubilada no es uniforme. Generalizando mucho, podríamos hablar de dos grandes grupos con necesidades muy distintas. De un lado, quienes tras la retirada del mundo laboral demandan actividades de ocio o formación, que previenen la dependencia. De otro, las personas con necesidades de cuidados permanentes. </p>
<p>Es amplia la evidencia científica que apunta a que una etapa postjubilación activa en el deporte, el ocio, la formación y la participación social incrementa la salud y contribuye a <a href="http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1518-61482009000100002">prevenir el envejecimiento funcional</a>. Un reciente estudio realizado por cardiólogos/as de Francia sacaba a la luz los tremendos beneficios del ejercicio físico regular para el <a href="https://www.sciencedaily.com/releases/2019/10/191008083117.htm">corazón</a>. </p>
<p>Paralelamente, la Universidad Estatal de Humboldt (California) encontró pruebas de los aportes del deporte en la vejez para la prevención del <a href="https://www.newswise.com/articles/another-reason-to-stay-active-as-we-age">deterioro metabólico</a>. A lo que se suma que otro estudio liderado por la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania) reveló que el ejercicio aeróbico mejora las funciones cognitivas y contribuye a <a href="https://www.nature.com/articles/tp2017135">prevenir la demencia</a>.</p>
<p>Con todo y con eso, no hay que olvidar que la condición socioeconómica también ofrece distintas oportunidades en la participación y el ocio, no solo derivadas de la capacidad económica con la que se enfrenta la vejez –vinculada a la trayectoria profesional de cotización–, sino también del nivel educativo o del <a href="https://www.imserso.es/InterPresent2/groups/imserso/documents/binario/11005partsocialmay.pdf">lugar de residencia</a>. Aspectos que habría que tener muy presentes para el diseño, la planificación y la toma de decisiones políticas.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/310445/original/file-20200116-181625-1o44z84.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/310445/original/file-20200116-181625-1o44z84.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/310445/original/file-20200116-181625-1o44z84.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/310445/original/file-20200116-181625-1o44z84.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/310445/original/file-20200116-181625-1o44z84.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/310445/original/file-20200116-181625-1o44z84.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/310445/original/file-20200116-181625-1o44z84.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-active-seniors-sitting-on-exercising-1284909442">Shutterstock / Photographee.eu</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Jubilación activa</h2>
<p>Abrirle la puerta a la jubilación es cruzar a un mundo en plena trasformación. Las evidencias científicas en este campo nos aportan claves para prever cómo de larga y saludable será nuestra trayectoria vital, pero también para decidir cómo queremos vivirla. </p>
<p>El colectivo de personas jubiladas, personas mayores o personas en situación de dependencia son cada vez más protagonistas de su propia vida. Su papel activo y participativo en las distintas dimensiones de la vida y la sociedad dibujan un tiempo nuevo. Con cambios necesarios que ojalá caminen hacia alianzas colectivas para una sociedad más cohesionada y socialmente más sostenible.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/129936/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Lucia Martínez Virto trabaja para la Universidad Pública de Navarra, ha recibido fondos de investigación del ministerio de ciencia e innovación a través del Programa Estatal de investigación, desarrollo e innovación orientada a los retos de la sociedad.</span></em></p>Hay mucha vida después de la jubilación, con más calidad que nunca. Y cuanto más activa sea esta etapa vital, más se retrasa el envejecimiento funcional.Lucía Martínez Virto, Departamento de Sociología y Trabajo Social. Área Trabajo Social y Servicios Sociales, Universidad Pública de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1186312019-08-25T20:03:31Z2019-08-25T20:03:31Z¿Cuántos años podemos vivir los humanos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/279182/original/file-20190612-32366-1jav8z8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C8%2C5607%2C3724&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/birthday-cake-lit-candles-century-one-161175410"> Lucky Business / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>A lo largo y ancho del mundo las personas viven cada vez más años. Aunque ha habido altibajos, la esperanza de vida siempre ha ido <a href="http://science.sciencemag.org/content/296/5570/1029">en aumento constante</a> y en los dos últimos siglos ha aumentado más del doble. </p>
<p>Este aumento se venía produciendo por la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2690264/">disminución de la mortalidad infantil</a>. Sin embargo, desde los años 50 del siglo XX, el motivo principal ha sido la reducción de la mortalidad en edades más avanzadas. Por ejemplo, en Suecia, donde los datos demográficos se recogen desde mediados del siglo XVI y son muy completos, la esperanza de vida ha ido <a href="https://science.sciencemag.org/content/289/5488/2366">aumentando durante cerca de 150 años</a>. La prolongación de la esperanza de vida se ha observado en muchos otros lugares, como Europa Occidental, Norteamérica y Japón. </p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=808&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=808&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=808&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1015&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1015&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/273014/original/file-20190507-103060-rj1ynq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1015&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Margaret Neve en 1902, a la edad de 109 años.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:Margaret_Neve_110.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Esto ha contribuido a un rápido aumento del número de personas ancianas (las que llegan a los 100 años, incluso a los 110 o más). </p>
<p>El primer supercentenario (por encima de los 110 años) confirmado fue Geert Adrians-Boomgaard, que murió en 1899 con 110 años y cuatro meses. Otros han superado su récord. La primera mujer supercentenaria, Margaret Ann Neve, murió en 1903 con 110 años y 10 meses, y mantuvo el récord durante casi 23 años. Delina Filkins falleció en 1928 con 113 años y siete meses. Su récord se mantuvo imbatido 52 años.</p>
<p>Actualmente, el récord lo tiene la francesa Jeanne Calment, que murió el 4 de agosto de 1997 a los 122 años y 5 meses. A pesar del <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0212345">aumento exponencial</a> del número de personas supercentenarias desde los años 70, su récord se mantiene, pero es <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0212345">probable</a> que no dure mucho tiempo más. </p>
<h2>Sobrevivir cumplidos los 100</h2>
<p>Aunque esta tendencia al aumento de la esperanza de vida esté generalizada, no puede darse por sentada. Las últimas mejoras en los índices de mortalidad en Dinamarca, tras un periodo de estancamiento, hacen sospechar que allí la esperanza de vida está aumentando. En cambio, en Suecia se ha observado un descenso en el número de personas con <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28470872">edades más altas</a>.</p>
<p>Estudiamos a <a href="https://doi.org/10.1007/s13524-018-0755-7">16.931 centenarios</a> (10.955 suecos y 5.976 daneses) nacidos entre 1870 y 1904 en Dinamarca y Suecia, países vecinos con estrechos lazos históricos y culturales, para saber si nuestras sospechas eran ciertas. Aunque generalmente Suecia tiene un índice de mortalidad más bajo que Dinamarca en la mayoría de edades, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28470872">no hemos encontrado pruebas</a> de que haya aumentado en los últimos años. Por el contrario, en Dinamarca hemos observado que los más mayores mueren a edades cada vez más altas, y la edad a la que sobrevive sólo el 6% de los centenarios aumentó constantemente durante el período de estudio.</p>
<p>Dinamarca y Suecia son similares en muchos sentidos, a pesar de la diferente tendencia respecto a la esperanza de vida. Esta disparidad podría deberse a distintas causas, que no son fáciles de desentrañar. No obstante, exponemos algunas ideas. </p>
<h2>Sistemas de salud</h2>
<p>En primer lugar, existen distintos niveles de salud entre las dos poblaciones ancianas. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28595320">Las últimas investigaciones</a> realizadas con mujeres centenarias en Dinamarca muestran mejorías en la salud medidas por las Actividades de la Vida Diaria (ADL, por sus siglas en ingles) –las tareas básicas necesarias para llevar una vida independiente, como bañarse o vestirse–. En Suecia, por el contrario, esta tendencia en la población anciana es menos optimista. Un estudio no halló ninguna mejoría en las ADL, con deterioro de la movilidad, cognición y rendimiento. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/273017/original/file-20190507-103053-128n0wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/273017/original/file-20190507-103053-128n0wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/273017/original/file-20190507-103053-128n0wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/273017/original/file-20190507-103053-128n0wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/273017/original/file-20190507-103053-128n0wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/273017/original/file-20190507-103053-128n0wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/273017/original/file-20190507-103053-128n0wq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">La longevidad parece estar relacionada con la actividad en la vida adulta.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/fit-senior-couple-exercising-409860775?src=ght1KxrIX9va6DdRmuBonA-1-21">Ruslan Guzov/Shutterstock.com</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Por lo tanto, la diferencia entre los dos sistemas sanitarios, sobre todo en los últimos tiempos, podría explicar en cierto modo la diferencia. El gasto en los servicios públicos en Suecia se redujo a principio de los años 90 debido a una serie de crisis económicas. El servicio de salud para los mayores se vio afectado. Por ejemplo, la hospitalización de personas mayores: se pasó de los hospitales a las residencias de ancianos y se redujo el número de camas en estas últimas. Todo esto puso a algunas personas mayores en riesgo, en especial a aquellos con condiciones socioeconómicas más bajas.</p>
<p>Además, los dos países han seguido desde entonces distintos caminos en cuanto al cuidado de los mayores: Suecia tiende a enfocarse en los más débiles, mientras que Dinamarca tiene un enfoque algo más amplio. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5547399/">Algunos estudios sugieren</a> que el enfoque de Suecia ha tenido como consecuencia que quienes más necesitan los cuidados no los reciben, y que los segmentos más desfavorecidos de la población de edad avanzada dependen en mayor medida de los cuidados familiares, que pueden ser de menor calidad. </p>
<p>Las personas que alcanzan edades muy altas son un grupo selecto y, por supuesto, muy duradero. Quizás, por su resiliencia inherente y su fisiología particular, tienen más posibilidades de beneficiarse de las mejoras de las condiciones de vida y de la tecnología. </p>
<p>Nuestro estudio comparativo sugiere algunas cosas interesantes para otros países, en especial aquellos con economías emergentes o en desarrollo. Estos hallazgos demuestran que es posible alargar la esperanza de vida si se produce una mejoría en la salud en las edades más altas y si se dispone de un sistema de cuidados de calidad. De hecho, si esto es así, la revolución de la longevidad humana va a continuar durante un tiempo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/118631/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La esperanza de vida se ha más que duplicado en los últimos dos siglos. ¿Cuánto más puede aumentar?Anthony Medford, Postdoctoral associate researcher, University of Southern DenmarkJames W Vaupel, Professor of Demography and Epidemiology, University of Southern DenmarkKaare Christensen, Director of the Danish Aging Research Center and the Danish Twin Register, University of Southern DenmarkLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1171432019-05-20T20:18:17Z2019-05-20T20:18:17ZAsí benefician las relaciones sociales a las personas mayores<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/275485/original/file-20190520-69169-gfduz6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=44%2C0%2C4914%2C3251&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/happy-seniors-friends-taking-selfie-mobile-1398840860">AlessandroBiascioli / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El envejecimiento de la población constituye uno de los mayores retos del siglo XXI.</p>
<p>Vivir durante más tiempo es un indiscutible logro fruto del desarrollo de nuestra sociedad. España será el país más longevo del mundo para el año <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(18)31694-5/fulltext">2040</a>, por delante de Japón. El porcentaje de europeos octogenarios se duplicará para el año <a>2080, constituyendo alrededor del 12% de la población</a>.</p>
<p>Ante este escenario, la Unión Europea, en el <a href="http://www.mentalhealthandwellbeing.eu/">Marco de Acción Europeo sobre Salud Mental y Bienestar</a>, reconoce el derecho de las personas de edad avanzada a tener una vida plena y a su integración efectiva en la sociedad actual. </p>
<p>En esta misma línea, la Organización Mundial de la Salud recoge, en su <a href="https://www.who.int/ageing/WHO-GSAP-2017.pdf?ua=1">Estrategia y Plan de Acción Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud 2016-2020</a>, la necesidad de la promoción del bienestar en las personas de mayor edad, la cual debe constituir un aspecto prioritario de la agenda social pública.</p>
<h2>Funcionamiento social de los mayores</h2>
<p>A lo largo del ciclo vital se producen diversos cambios en nuestras vidas (jubilación, limitaciones funcionales o pérdidas emocionales) que afectan a nuestras relaciones sociales y determinan nuestro funcionamiento social: las personas de edad avanzada suelen tener una menor frecuencia de contactos en comparación con personas de menor edad; el tamaño de su red social se reduce significativamente y la familia más cercana se convierte en la principal, y a veces única, fuente de apoyo. </p>
<p>Asimismo, se observa una tendencia creciente en el número de personas mayores de 80 años que viven solas en su hogar, particularmente en mujeres. En consecuencia, las personas de edad avanzada muestran un mayor riesgo de aislamiento social y soledad. </p>
<p>Este aislamiento social, entendido como una ausencia de relaciones sociales significativas y sostenidas en el tiempo, junto con un aumento de soledad no deseada, se han asociado en numerosos estudios con un <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0145264">peor</a> estado de salud, <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0145264">depresión</a>, <a href="https://academic.oup.com/ije/article/45/4/1169/2951702">deterioro cognitivo</a>, e incluso una <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1745691614568352?rfr_dat=cr_pub%3Dpubmed&url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori%3Arid%3Acrossref.org&journalCode=ppsa">mayor probabilidad de muerte prematura</a>.</p>
<p>En el lado opuesto, sabemos que las personas mayores se involucran en actividades formales (por ejemplo, voluntariado) y se comprometen con su comunidad (por ejemplo, a través de reuniones vecinales) en mayor medida que personas más jóvenes. </p>
<p>En esta etapa de la vida, las relaciones sociales predominan por su calidad más que por su cantidad y la reciprocidad adquiere un mayor valor.</p>
<h2>“La soledad es lo peor”</h2>
<p>María, 85 años, viuda, vive sola en una gran ciudad:</p>
<blockquote>
<p>“Una de las cosas fundamentales es la socialización, poder comunicarte con otros. Lo de la soledad es lo peor [que te puede pasar]”. </p>
</blockquote>
<p>María es una de las participantes del proyecto europeo <a href="http://www.emmyproject.eu/">EMMY</a>, un estudio que ha explorado los aspectos que más influyen en el bienestar subjetivo de las personas de edad avanzada. A través de diversos grupos focales, más de un centenar de individuos mayores de 80 años, procedentes de España, Italia, Noruega y Finlandia discutieron sobre sus experiencias acerca del bienestar.</p>
<p>Los participantes lo tienen claro: las relaciones basadas en la confianza mutua, la pertenencia y las experiencias compartidas son claves para su bienestar.</p>
<p>Figura 1. La dimensión social en el bienestar subjetivo de las personas <a href="https://www.springerprofessional.de/en/understanding-the-multi-dimensional-mental-well-being-in-late-li/16504402">mayores</a></p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/274969/original/file-20190516-69213-hhew3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/274969/original/file-20190516-69213-hhew3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=538&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/274969/original/file-20190516-69213-hhew3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=538&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/274969/original/file-20190516-69213-hhew3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=538&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/274969/original/file-20190516-69213-hhew3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=676&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/274969/original/file-20190516-69213-hhew3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=676&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/274969/original/file-20190516-69213-hhew3w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=676&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Imagen cedida por la autora.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Las interacciones con la familia más cercana son consideradas esenciales para el bienestar, puesto que generan sentimientos de aprecio, conexión y apoyo. </p>
<p>Durante esta etapa vital es también fundamental estar rodeado de amigos de confianza y compartir actividades con personas de su misma edad, particularmente ante la ausencia de vínculos familiares. </p>
<h2>Calidad, mejor que cantidad</h2>
<p>Asimismo, la participación social es determinante. Ser una persona socialmente comprometida y participar en la comunidad promueve el sentido de competencia y pertenencia al grupo, la comunicación y fomenta la autoestima. Este trabajo confirma que la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10879576">calidad y la robustez de la red social son mucho más importantes para el bienestar que el tamaño y las interacciones sociales</a> en personas de edad avanzada. </p>
<p>De acuerdo con la <a href="https://www.academia.edu/21642316/Taking_time_seriously._A_theory_of_socioemotional_selectivity">teoría de la selectividad emocional</a>, los objetivos orientados al presente adquieren mayor valor cuando el tiempo se percibe como limitado. Así, a medida que envejecemos, las personas prestan más atención a la calidad emocional de los intercambios sociales y descartan aquellas relaciones que tienen menos probabilidades de ofrecer la reciprocidad esperada.</p>
<p>El desarrollo y la implementación de <a href="https://grandesamigos.org/">diferentes</a> <a href="http://www.solidarios.org.es/que-hacemos/programa-convive/">acciones</a> que incluyan espacios accesibles para la <a href="https://www.adoptaunabuelo.org/">participación en la comunidad</a> y el <a href="https://amicsdelagentgran.org/es">mantenimiento de las relaciones sociales</a>, especialmente en aquellos individuos con una red social limitada o que reporten sentimientos de soledad, pueden fomentar el bienestar entre la población de edad más avanzada.</p>
<p>Las actividades dirigidas al fomento de la participación en actividades sociales no solo facilitan el acceso a la red social, sino que impulsan el intercambio de conocimiento, mejoran nuestras habilidades lingüísticas y estimulan la plasticidad cerebral.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/117143/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Elvira Lara Pérez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>España será el país más longevo en 2040. Pero los mayores necesitan relaciones sociales de calidad para tener una vida plena e integrada. La promoción de su bienestar debe ser prioritaria en las políticas sociales.Elvira Lara Pérez, Psicóloga. Investigadora postdoctoral, Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/995522018-07-11T22:49:16Z2018-07-11T22:49:16ZEl secreto de la longevidad en las ‘zonas azules’: nueve razones para vivir más<p><em><a href="https://theconversation.com/experts-say-these-two-things-are-the-secret-to-living-a-longer-life-89447">Read in English</a></em>.</p>
<p>Las “<a href="https://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=91285403">zonas azules</a>” son las áreas del mundo donde las personas viven vidas considerablemente más largas. En estos territorios podemos encontrar octogenarios, nonagenarios y muchos centenarios, e incluso algunos supercentenarios (personas que han alcanzado los 110 años).</p>
<p>Estas regiones se empezaron a llamar “zonas azules” cuando el demógrafo belga <a href="https://www.researchgate.net/profile/Michel_Poulain">Michel Poulain</a> y el médico italiano <a href="https://www.researchgate.net/profile/Gianni_Pes">Gianni Pes</a> descubrieron una población de este tipo en la región de Barbaglia (Cerdeña, Italia) y marcaron el área con tinta azul.</p>
<p>Un estudio demográfico realizado a principios de este siglo mostró que una de cada 196 personas nacidas entre 1880 y 1890 alcanzó los 100 años.</p>
<p>Más tarde, el investigador estadounidense <a href="http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1559827616637066">Dan Buettner se embarcó en un proyecto</a> destinado a identificar otros lugares con altas tasas de longevidad. Aparecieron cuatro regiones, que también se denominaron “zonas azules”: Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Loma Linda (California) y la Península de Nicoya (Costa Rica). En todos estos lugares hay un alto porcentaje de personas longevas, y cada área tiene las características específicas que se relacionan con esa condición.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/200083/original/file-20171220-4965-gy2h5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/200083/original/file-20171220-4965-gy2h5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/200083/original/file-20171220-4965-gy2h5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/200083/original/file-20171220-4965-gy2h5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/200083/original/file-20171220-4965-gy2h5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/200083/original/file-20171220-4965-gy2h5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/200083/original/file-20171220-4965-gy2h5u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">La Península de Nicoya en Costa Rica es el hogar de la segunda comunidad de centenarios más grande del mundo.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Marissa Strniste/Flickr</span>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En la región de Barbaglia, situada en las montañas de Cerdeña, se encuentra la mayor concentración de centenarios del mundo. La isla de Okinawa está habitada por las mujeres más ancianas de la Tierra. Icaria, una isla en el Mar Egeo, tiene una población longeva con los niveles más bajos de demencia senil. Loma Linda es el hogar de una comunidad de adventistas del séptimo día cuya esperanza de vida es 10 años superior a la media en los Estados Unidos. Y en Nicoya podemos encontrar la segunda comunidad de centenarios más grande del mundo.</p>
<p>¿Cuál es el secreto de esta gran longevidad, el misterio de las zonas azules en las que viven tantos centenarios?</p>
<p>Un equipo compuesto por varios especialistas (médicos, antropólogos, demógrafos, nutricionistas, epidemiólogos) y liderado por el mismo Dan Buettner viajó varias veces a las diferentes zonas azules. Identificaron nueve factores generales de longevidad, que están relacionados con la dieta y el estilo de vida:</p>
<ol>
<li><p>Actividad física intensa y regular en el desempeño de las tareas cotidianas. El sedentarismo es un concepto desconocido para las personas que viven en estas regiones.</p></li>
<li><p>Tener un “ikigai”, palabra japonesa (Okinawa) que se usa para referirse a las “razones de ser” o, más precisamente, las razones por las que nos levantamos cada mañana. </p></li>
<li><p>Reducción del estrés, un factor estrechamente unido a casi todas las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Reducir el estrés significa interrumpir el ritmo normal de nuestra rutina para dar paso a otras actividades que forman parte de los hábitos sociales normales. Por ejemplo, echarse la siesta en las sociedades mediterráneas, rezar en el caso de los adventistas, celebrar la ceremonia del té de las mujeres en Okinawa, etc.</p></li>
<li><p>“Hara hachi bu”, una precepto de Confucio que significa que no debemos comer hasta que estemos llenos, sino solo hasta el 80% de nuestra capacidad.</p></li>
<li><p>Priorizar una dieta rica en frutas, verduras y legumbres. La carne, el pescado y los lácteos pueden ser consumidos, pero en menores cantidades.</p></li>
<li><p>Consumo moderado de bebidas alcohólicas, lo que confirma <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11739-010-0346-0">la creencia de que los bebedores moderados viven vidas más largas que los no bebedores</a>.</p></li>
<li><p>Participar en grupos sociales que promuevan hábitos saludables.</p></li>
<li><p>Participar en comunidades religiosas con prácticas religiosas sociales.</p></li>
<li><p>Construir y mantener los vínculos entre los miembros de la propia familia: padres, hermanos, abuelos y otros.</p></li>
</ol>
<p>En resumen, los nueve factores anteriores para tener una vida más longeva podrían sintetizarse en dos:</p>
<p><strong>1. Vida saludable.</strong> En primer lugar, mantener un estilo de vida saludable, lo que implica practicar ejercicio de intensidad regular, con rutinas para “romper” con el estrés diario, incluir principalmente productos a base de plantas en nuestra dieta, comer sin llenarse y no beber en exceso.</p>
<p><strong>2. Vida en comunidad.</strong> En segundo lugar, integrarse en grupos que promuevan y apoyen esas “buenas prácticas”: familia, comunidades religiosas, grupos sociales, etc., grupos que deben tener su propio “ikigai”, es decir, su propia “razón de ser”. Hay un “ikigai” personal, pero también hay un “ikigai” colectivo que establece los objetivos para cada comunidad así como los desafíos que hay que superar para alcanzarlos.</p>
<p>Vivir de esta manera significa vivir mejor y más tiempo. La longevidad puede estar determinada por la genética, pero también es algo que se puede entrenar, como se puede ver en el ejemplo de los habitantes de las zonas azules.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/99552/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rafael Puyol es presidente de SECOT (Seniors españoles para la cooperación técnica). </span></em></p>Cada vez más gente cumple 100 años, especialmente en algunas zonas concretas del planeta. ¿Qué nos indica eso?Rafael Puyol, Presidente del Comité asesor The Conversation España. Presidente de la Junta de Gobierno de IE University, IE UniversityLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.