tag:theconversation.com,2011:/global/topics/obesidad-infantil-72897/articlesobesidad infantil – The Conversation2024-01-04T21:00:12Ztag:theconversation.com,2011:article/2164682024-01-04T21:00:12Z2024-01-04T21:00:12ZCompuestos obesógenos: no solo nos engorda lo que comemos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/567733/original/file-20240103-15-qhcmbv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=52%2C130%2C8388%2C5644&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Muchos envases de plástico contienen este tipo de compuestos contaminantes.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/plastic-waste-food-packaging-1055238923">Marina Onokhina/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La obesidad se ha convertido en una de las principales amenazas para la salud pública, sobre todo en los países desarrollados. <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fped.2020.581461/full?gclid=CjwKCAjwq-WgBhBMEiwAzKSH6IK5RANde0fFDMpDmMrTKPvJZ-VgdxNqZn2af6cdSI_DaC7RKkMPSRoCztMQAvD_BwE">Diversos factores favorecen su aparición</a> –incluyendo los genéticos, que explican uno de cada cinco casos–, pero también hay desencadenantes ambientales. </p>
<p>Entre estos últimos, tienen un papel muy relevante la dieta y el sedentarismo. Sin embargo, cada vez hay más datos que apoyan la idea de que la contaminación puede influir en la aparición de la obesidad, al afectar al desarrollo del individuo, sobre todo, en las primeras etapas de su vida. </p>
<h2>¿Qué son y dónde se encuentran los obesógenos?</h2>
<p>Los obesógenos son <a href="https://academic.oup.com/endo/article/161/3/bqaa024/5739626">aquellos compuestos que pueden inducir una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo</a>. Derivados de la industria química, están en el aire, el agua, los productos de limpieza, los cosméticos o incluso en los alimentos y sus envoltorios o envases plásticos. </p>
<p>La lista de estas sustancias <a href="https://academic.oup.com/edrv/article/36/6/E1/2354691">no para de aumentar</a> a medida que se estudian en profundidad los efectos nocivos de los distintos subproductos y residuos industriales. Estos son los principales:</p>
<ul>
<li><p>El <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/fcp.12300"><strong>bisfenol A</strong></a> es uno de los obesógenos más extendidos y mejor estudiados. Está presente en <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1382668914000313?casa_token=XvKvPMBgRjcAAAAA:sv4yY_ISjCjke3hW3u_iG5pf9JeQaoqCRfiPbIkHwAiwtUUNNg1Ue69e_oD764w3cRbfmtmUqA">múltiples productos de uso diario</a>, como envases de plástico, tiques de compra, tuberías y neumáticos. Y aunque no se considera un contaminante persistente –se degrada más rápido que otros compuestos y de forma natural–, podemos encontrarlo habitualmente en el aire, el agua o la comida. Esto <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1382668914000313?casa_token=XvKvPMBgRjcAAAAA:sv4yY_ISjCjke3hW3u_iG5pf9JeQaoqCRfiPbIkHwAiwtUUNNg1Ue69e_oD764w3cRbfmtmUqA">facilita que nos expongamos a ellos</a>. </p></li>
<li><p>También pertenecen a la categoría de obesógenos no duraderos los <strong>ftalatos</strong>, presentes <a href="https://www.nature.com/articles/nrendo.2016.186">en envases alimentarios, juguetes, envoltorios de medicamentos y los propios fármacos</a>. Como ocurre con el bisfenol A, entran en nuestro organismo por inhalación (del aire que respiramos), por ingestión (de los alimentos que comemos) o por absorción a través de la piel (cremas de aplicación tópica).</p></li>
<li><p>A diferencia de los dos anteriores, otros obesógenos no se degradan tan rápidamente y pueden permanecer en el medio como contaminantes durante décadas. Un conocido ejemplo son los <strong>parabenos</strong>, compuestos químicos que <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/19/23/16268">suelen incluir los productos de la industria farmacéutica y cosmética</a>. </p></li>
<li><p><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/B9780128000953000110">La <strong>tributiltina</strong></a>, menos común en nuestro día a día que los anteriores, es un obesógeno que se ha usado a menudo como preservante de la madera por sus propiedades antifúngicas y acaricidas. <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0025326X21002368?casa_token=YKr8AYJ6E-EAAAAA:fHFtXi-J3jPVB5eFk2vHWXYbz0Z_TB7WEdUoY26lCZYAqXfMZtRH4jlndFCWuP9FLPNZZwtWBA">Perdura durante años en medios acuáticos</a>. </p></li>
<li><p>Otro ejemplo clásico de contaminante persistente es el <strong>DDT</strong>, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969705001749?casa_token=YUoKB4LqUFYAAAAA:ItYm71QWGZrXC6pSXAeBxLIth0eKBKo02g5LwmwyxDXn3zL1SHyqnvPIrvA437Wj-f6-NotHnQ">que se utilizó extensamente en la segunda mitad del siglo XX como pesticida</a>. Prohibido en los años 70, su larga vida media y su degradación en otros compuestos derivados <a href="https://ehp.niehs.nih.gov/doi/full/10.1289/ehp.0900785">siguen convirtiéndolo en un contaminante digno de atención</a>, dados sus efectos en las generaciones que han sido expuestas. No solo está relacionado con la obesidad, sino también con <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/BF01057414">enfermedades cardiacas</a>, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0160412019303903">la diabetes tipo 2</a> y <a href="https://www.jstor.org/stable/40965986">el cáncer</a>. Aunque el DDT es un caso ampliamente estudiado, se sabe que otros pesticidas como las <strong>dioxinas</strong> <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0013935120311762">pueden producir efectos similares</a>. </p></li>
<li><p>Y, por último, tenemos los derivados de la combustión incompleta de compuestos orgánicos: carbón, petróleo, gasolina, basura orgánica, etc. Conocidos como hidrocarburos aromáticos policíclicos o <strong>PAH</strong> (siglas del término inglés Polycyclic Aromatic Hydrocarbons), aumentan el riesgo de contraer enfermedades metabólicas, <a href="https://ehjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12940-022-00890-8">como la obesidad</a> y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S001393511830344X?casa_token=O0x4H7CVc2QAAAAA:25zu-D1egOXpmWzSalZbAxLf80gUEEJb8HElbZNADOTzrdPF8Y4IdFkuNG2UH3WGpaCe5udxBA">la diabetes</a>, y también tardan en desaparecer del ambiente.</p></li>
</ul>
<h2>¿Qué mecanismos nos hacen engordar?</h2>
<p>Todos estos contaminantes generan kilos de más <a href="https://academic.oup.com/endo/article/161/3/bqaa024/5739626">alterando el funcionamiento del organismo a distintos niveles</a>, como veremos a continuación.</p>
<p>Por un lado, pueden inducir un aumento en el número y el tamaño de los adipocitos, es decir, de las células encargadas de almacenar la grasa. Esto supone una mayor capacidad de acumular dicha grasa en condiciones de exceso energético, como cuando ingerimos alimentos hipercalóricos. Y por otro lado, son capaces de alterar la capacidad del organismo para regular sus niveles de glucosa (azúcar) en sangre, reduciendo la capacidad de respuesta de determinados tejidos a la insulina. </p>
<p>Además, pueden afectar a los sistemas de regulación del apetito y de la sensación de saciedad, favoreciendo un mayor consumo de alimentos. También alteran el sistema hormonal y favorecen la aparición de procesos inflamatorios. Todo ello produce, en definitiva, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9206156/">un desequilibrio en la salud metabólica del individuo</a> que puede dar lugar al desarrollo no solo de la obesidad, sino de otras patologías como la diabetes tipo 2 o enfermedades cardiacas.</p>
<p>Aparte de estas perturbaciones metabólicas, endocrinas e inflamatorias, que afectan a lo largo de toda la vida adulta, cada vez hay evidencias más claras de que los obesógenos tienen así mismo el potencial de alterar el modo en que <a href="https://clinicalepigeneticsjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13148-020-00952-z">nuestros genes se expresan durante las primeras etapas de vida, incluso durante la gestación</a>. Estos cambios epigenéticos <a href="https://www.degruyter.com/document/doi/10.1515/reveh-2018-0059/html">pueden predisponer a la obesidad desde etapas muy tempranas del desarrollo</a> (obesidad infantil) y producir modificaciones que pasen de padres a hijos.</p>
<h2>El impacto de los obesógenos en la salud mundial</h2>
<p>Con el aumento de la industrialización a nivel global, la presencia creciente de obesógenos en el medio ambiente puede favorecer la extensión de la obesidad –y las patologías metabólicas relacionadas con ella– más allá de los países desarrollados, donde estas enfermedades ya causan un altísimo impacto en la salud de sus ciudadanos. </p>
<p>Sumar lo que sabemos sobre este factor de riesgo a la influencia de la contaminación en el desarrollo del cáncer, enfermedades respiratorias y patologías alérgicas, así como a los datos científicos sobre el calentamiento global, debe servir de acicate para perseguir un modo de vida más saludable y respetuoso con el medio ambiente. </p>
<p>Tengamos muy presente el grave impacto de la contaminación en la salud del planeta, en la nuestra propia y en la de las generaciones futuras.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216468/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Bruno Ramos Molina recibe fondos del Instituto de Salud Carlos III y de la Fundación Séneca</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Ángeles Núñez Sánchez es beneficiaria de una ayuda postdoctoral financiada por Roche en el programa "Stop Fuga de Cerebros" y de un proyecto financiado por la Fundación Séneca en el programa Jóvenes Líderes en Investigación (Ref. 22080/JLI/22).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Antonio J. Ruiz Alcaraz, Maria Suárez Cortés, María Antonia Martínez Sánchez y Virginia Esperanza Fernández-Ruiz no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Presentes por doquier, ciertos compuestos químicos son capaces de alterar el funcionamiento de nuestro organismo y producir obesidad. Explicamos cuáles son los más frecuentes y cómo actúan.Antonio J. Ruiz Alcaraz, Profesor de Inmunología de la Universidad de Murcia e investigador del Grupo de Inmunidad Innata del IMIB, Universidad de MurciaBruno Ramos Molina, Investigador Principal del Grupo de Obesidad y Metabolismo del IMIB y Profesor de Bioquímica, Universidad de MurciaMaría Ángeles Núñez Sánchez, Investigadora Postdoctoral, Grupo de Obesidad, Diabetes y Metabolismo, Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB), Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) María Antonia Martínez Sánchez, Estudiante Predoctoral Depto. de Bioquímica y Biología Molecular B e Inmunología. Nutricionista en el grupo de Obesidad y Metabolismo en el IMIB, Universidad de MurciaMaria Suárez Cortés, Matrona. Profesora Asociada Académica del Departamento de Enfermería de la Universidad de MurciaVirginia Esperanza Fernández-Ruiz, Profesora de Enfermería. Enfermera y Dietista-Nutricionista de la Unidad de Nutrición del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2072272023-06-12T19:26:32Z2023-06-12T19:26:32Z¿Hipertensión en la infancia? Sí, existe, y además es un problema creciente<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/530574/original/file-20230607-27-wyv9v0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=28%2C42%2C4551%2C2775&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-measuring-blood-pressure-little-girl-1170236431">Roman Zaiets/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Hasta hace poco se pensaba que el <a href="https://theconversation.com/es/topics/sindrome-metabolico-114951">síndrome metabólico</a> (un conjunto de al menos tres componentes de riesgo cardiovascular que incluyen alto nivel de glucosa, colesterol, triglicéridos en sangre y presión alta) era una patología que afectaba exclusivamente a los adultos. Pero en 2017, la Academia Americana de Pediatría <a href="https://doi.org/10.1542/peds.2017-1603">alertó</a> de su presencia en edad infantil y adolescente.</p>
<p>Más recientemente, el Grupo de Trabajo de la Sociedad Europea de Cardiología también <a href="https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehac328">ha emitido un informe</a> acerca de la importancia que el síndrome metabólico –y en particular la hipertensión– está cobrando entre los niños, niñas y jóvenes de este continente. </p>
<h2>Cuestión de (malos) hábitos</h2>
<p>Aunque en algunos casos la tensión alta puede tener un origen genético, relacionado con alteraciones hormonales o con enfermedad renal, el incremento de su prevalencia parece ir en paralelo al aumento de la obesidad, <a href="https://revista.nutricion.org/PDF/Transicion-nutricional.pdf">la transición alimentaria</a> (el paso de las dietas tradicionales a la dieta globalizada) y el sedentarismo. Los estudios epidemiológicos apuntan en esta dirección, poniendo de relieve que este problema tiene mucho que ver con los hábitos de vida.</p>
<p>En España, por ejemplo, la presión arterial elevada afectaba al 3,17 % de los niños y al 3,05 % de las niñas en edad escolar en 2013. Pero estas cifras, que nuestro grupo de investigación <a href="http://www.epinut.org.es/">EPINUT</a> de la Universidad Complutense <a href="https://www.revespcardiol.org/es-asociacion-entre-adiposidad-corporal-presion-articulo-S0300893212005556?redirect=true">publicó en la <em>Revista Española de Cardiología</em></a>, se han incrementado en dos puntos porcentuales durante la última década. </p>
<p>Así, de acuerdo a una <a href="https://www.eljardindeloscuriosos.com/libro/1475/el-sindrome-metabolico-en-la-poblacion-infantil-y-juvenil-espanola/">nueva investigación</a> también efectuada por nosotros, la prevalencia de hipertensión alcanza en 2022 al 5,3 % de los niños y niñas entre 9 y 16 años. En este último estudio, que contó con el apoyo de la Fundación Alimentación Saludable y de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, se han obtenido resultados que muy claramente dejan de manifiesto las principales causas asociadas a este problema.</p>
<h2>La dieta y el sueño, factores clave</h2>
<p>Algunos números ponen negro sobre blanco que la condición nutricional tiene mucho que ver. Por ejemplo, la presión arterial sistólica promedio aumenta de 99,2 mmHg en los escolares con normopeso hasta 135,8 mmHg en los obesos. Y pasa de 107,57 mmHg en los sujetos sin grasa abdominal a 111,51 mmHg en aquellos cuyo perímetro de la cintura dividido entre su estatura sobrepasa el valor de 0,5, indicativo de adiposidad visceral. </p>
<p>Siguiendo con las cifras, un índice de masa corporal (que se calcula dividiendo el peso en kg por el cuadrado de la estatura en metros) de obesidad multiplica por tres el riesgo se ser hipertenso, mientras que un porcentaje de grasa por encima del percentil 97 duplica las posibilidades de tener la presión alta.</p>
<p>Dormir menos de lo necesario es otro factor implicado. En el estudio se comprobó que un descanso insuficiente (menos de 8 horas de sueño) multiplicaba por 1,5 el riesgo de que los menores padecieran presión arterial elevada. La restricción del sueño tiene consecuencias perniciosas porque, entre otros efectos hormonales, aumenta la concentración de cortisol y grelina a la vez que disminuye la <a href="https://theconversation.com/insulina-y-leptina-el-tira-y-afloja-de-lo-que-comemos-186490">leptina</a>, provocando mayor sensación de hambre durante el día.</p>
<h2>Medidas de prevención</h2>
<p>En la parte positiva, la calidad de la dieta (no tanto la cantidad de alimentos ingeridos) tiene un papel protector sumamente importante. Así, entre los niños y niñas que seguían una alimentación de óptima calidad de acuerdo al <a href="https://www.nutricionprecision.com/kidmed-2019-actualizacion-del-cuestionario-kidmed-36.html#">índice KIDMED</a> (que evalúa el grado de adhesión al patrón mediterráneo) ninguno era hipertenso. Entre aquellos otros clasificados con un nivel de calidad dietética media, la tasa de afectados fue del 4,7 %. Y este valor se duplicó (8,1 %) en los escolares cuya dieta se puntuó como de baja calidad. </p>
<p>La actividad física también resulta muy beneficiosa para prevenir la hipertensión infantil: seguir las <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/physical-activity">recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud</a> (que establecen el mínimo en una hora de practica intensa), o hacer deporte extraescolar tres veces a la semana, disminuyen el riesgo en torno a un 20 %.</p>
<h2>La importancia de una detección temprana</h2>
<p>Aunque la prevalencia de la hipertensión en la infancia y adolescencia no presenta todavía cifras alarmantes, sí que está aumentando de manera paulatina. Por esa razón conviene identificarla cuanto antes. </p>
<p>Los valores límite de presión arterial sistólica y diastólica para los adultos (130/80 mmHg) no son aplicables en los menores de 16 años. Durante el crecimiento, los valores de normalidad van aumentando y varían en función del tamaño corporal. Por ello, el diagnóstico debe hacerse mediante tablas que tengan en cuenta el sexo, la edad y el percentil de estatura.</p>
<p>La Sociedad Europea de Hipertensión (ESH), la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y la Asociación Española de Pediatría recomiendan usar las tablas contenidas en <a href="https://doi.org/10.1542/peds.2017-1904"><em>The Fourth Report on the Diagnosis, Evaluation and Treatmen of High Blood Pressure in Children and Adolescent</em></a>, que se publicó en 2004. Dicha normativa, conocida coloquialmente como <em>Fourth Report</em>, fue actualizada con el respaldo de la Academia Americana de Pediatría (APS) en una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28827377/">Guía Clínica</a> publicada en 2017. Su aplicación distingue tres niveles de riesgo y establece criterios más protectores para el cribado, manejo y tratamiento de la hipertensión pediátrica.</p>
<p><a href="https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/12_hipertension_art_final_0.pdf">Son ya muy abundantes los estudios</a> que relacionan la presión arterial elevada en la infancia con la hipertensión, el daño orgánico y otras enfermedades asociadas en edad adulta. Sin duda, es una condición infradiagnosticada y no hay datos sobre el riesgo que asumirán en el futuro los niños hipertensos no tratados.</p>
<p>Por ello, aunque la toma de la presión arterial sea un tanto complicada en los niños (el manguito del tensiómetro debe adaptarse al tamaño del brazo y el efecto de “bata blanca” es frecuente) y su clasificación requiera un poco de tiempo (medida de la estatura, manejo de las tablas…), debe ser un protocolo a incluir en los controles pediátricos habituales en atención primaria. Prevenir es siempre la mejor opción.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/207227/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Dolores Marrodán Serrano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La presión elevada en niños es un factor de riesgo para sufrirla de mayores, junto a otras enfermedades asociadas. Comer y dormir mal son sus principales desencadenantes.María Dolores Marrodán Serrano, Directora del Grupo de Investigación EPINUT (Epidemiología Nutricional), Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2022522023-03-27T18:33:20Z2023-03-27T18:33:20ZUna infancia sedentaria: los niños y las niñas ya no se mueven como deberían<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/517759/original/file-20230327-22-kx337r.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C57%2C5520%2C3916&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/large-group-kids-running-dandelion-spring-151850882">Shutterstock / Lelechka</a></span></figcaption></figure><p>Cuando imaginamos el día a día durante la infancia solemos pensar en carreras, gritos y juegos, en una vitalidad y dinamismo que los adultos recordamos con cierta nostalgia. En los patios escolares, en los parques, en las calles, niños y niñas en movimiento, reticentes a estarse quietos o volver a casa… </p>
<p>Sin embargo, hace tiempo que las alarmas se han encendido. Esta imagen idealizada de la infancia parece no corresponderse con <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7054194">la realidad diaria</a> que viven nuestros hijos e hijas. Las calles y plazas de pueblos y ciudades nos gritan a través de su silencio y los <a href="https://octaedro.com/libro/tiempos-educacion-y-ocio-en-una-sociedad-de-redes-16264-05/">investigadores</a> nos <a href="https://bmjopen.bmj.com/content/9/1/e023191">advierten</a> de un <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7712844/">descenso del tiempo de juego y movimiento</a>, de horas y horas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34260341/">frente a pantallas diversas</a>, de jornadas escolares interminables porque permanecen sentados en el pupitre. ¿Se está desdibujando ese espacio infantil? ¿<a href="https://theconversation.com/es-la-escuela-mala-para-la-salud-189991">Impide la escuela</a> que los niños y niñas se muevan lo que necesitan?</p>
<p>Para responder a estas preguntas, hemos medido la actividad física cotidiana de 126 escolares de 10 años (aproximadamente el mismo número de niños y niñas) de cuatro escuelas de Educación Primaria de la ciudad de A Coruña. Para ello, los participantes llevaron una pulsera de actividad (un acelerómetro) que registró sus pasos durante una semana completa.</p>
<h2>¿Cuánta actividad física necesitan?</h2>
<p>Para tener una referencia de cuánta actividad física deben realizar en estas edades se ha recurrido a las recomendaciones de las agencias internacionales de salud y a los expertos en evaluación objetiva de la actividad física cotidiana en edades tempranas. Aunque en algunos casos se ofrecen umbrales distintos para niños y niñas, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18562971/">se acepta</a> la cifra de 13 000 pasos como el número mínimo a realizar diariamente. </p>
<p>Según nuestros resultados, los niños monitorizados quedan lejos de alcanzar los pasos recomendados y, por lo tanto, no se mueven lo suficiente para desarrollarse de forma sana y equilibrada. La media de pasos semanales está próxima a los 9 000, casi 4 000 pasos por debajo de los mínimos recomendados.</p>
<h2>La escuela, ¿una ayuda o un problema?</h2>
<p>Para valorar el papel de la jornada escolar sobre la actividad de la infancia se compara la actividad física realizada durante los días de clase (de lunes a viernes) con los fines de semana (sábados y domingos). Los resultados favorecen a los días de clase, con una media de 9 600 pasos frente a menos de 7 000 durante los fines de semana. </p>
<p>La imagen idílica de una infancia jugando libre y plena de actividad durante los fines de semana choca frontalmente con los modelos urbanos actuales y con los hábitos y disponibilidad de los adultos. En estas edades, el tiempo de ocio de los más pequeños depende casi exclusivamente de la disponibilidad de los adultos. </p>
<p>El resultado son fines de semana con una actividad muy reducida, casi la mitad de lo recomendado para estas edades. ¿Qué hace la infancia durante este tiempo? </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=33%2C8%2C5573%2C3724&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=33%2C8%2C5573%2C3724&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/517756/original/file-20230327-16-ijw4rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/large-group-kids-running-dandelion-spring-151850882">Shutterstock / Sergey Novikov</a></span>
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<h2>¿Ayuda la asignatura de Educación Física?</h2>
<p>Los días que tienen la asignatura de Educación Física se incrementa de forma significativa el número de pasos (1 300 pasos más), llegando a una media de más de 10 700, frente a los algo menos de 9 400 pasos los días de clase sin Educación Física. </p>
<p>Aunque el objetivo principal de la materia de Educación Física no es aumentar directamente los niveles de actividad física del alumnado, sin duda ayuda a hacer más activos los días del alumnado. </p>
<h2>¿Hay diferencias entre niños y niñas?</h2>
<p>La práctica de actividad física es uno de los ámbitos donde existe una <a href="https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(18)30357-7/fulltext">brecha de género a favor de los hombres</a> en casi cualquier etapa vital. La diferencia también se mantiene en la infancia: los datos de este estudio indican que, tomando como referencia los siete días de la semana, los niños dan 2 100 pasos más que las niñas. </p>
<p>Esta diferencia asciende hasta los 2 400 pasos los días de clase. Solo durante los fines de semana, cuando la actividad física está más condicionada por los ritmos familiares, esta diferencia no es significativa y se reduce a 900 pasos menos para las niñas.</p>
<h2>Una infancia inmóvil</h2>
<p>La escuela tiene que mejorar sus dinámicas para favorecer el juego y el movimiento de su alumnado para contribuir en mayor medida a alcanzar los niveles saludables de actividad física. </p>
<p>A pesar de ello, acudir a clase y adaptarse a las rutinas escolares implica más actividad física que un fin de semana de tiempo libre: las familias deben también realizar un esfuerzo para ser más activas y ayudar así a reducir la gran brecha existente entre lo que necesita moverse la infancia y lo que realmente se mueve. </p>
<p>Si la situación es preocupante para la infancia en general, las niñas son un colectivo especialmente vulnerable, con menor práctica de actividad física que los niños y más dificultades para alcanzar los niveles deseables (y saludables) de movimiento. </p>
<p>Sí, la infancia se está deteniendo. Les estamos dejando sin tiempos ni espacios para moverse.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202252/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>A pesar de que los colegios e institutos pueden hacer más, es durante los fines de semana cuando el sedentarismo impera, ya que muchos niños dependen de la disponibilidad de los adultos para poder moverse.Lara Varela-Garrote, Profesora Contratada Doctora en el área de Didáctica de la Expresión Corporal, Universidade da CoruñaLuisa Losada Puente, Assistant lecturer, Universidade da CoruñaMiriam Carretero García, Profesora Ayudante Doctora, Universidade da CoruñaRaul Fraguela-Vale, Associate professor, Universidade da CoruñaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2008622023-03-13T18:09:43Z2023-03-13T18:09:43Z¿Influye el envase de los alimentos en los hábitos nutricionales de los niños y niñas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/514298/original/file-20230308-20-8cy682.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3819%2C2549&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://unsplash.com/es/fotos/umyvrlx0ma8">Pete Wright / Unsplash.com</a></span></figcaption></figure><p>Es común ver a niños y niñas que acompañan a sus padres a comprar al supermercado. Lo que es una actividad cotidiana se convierte en un momento divertido cuando los envases de alimentos, llenos de formas, colores y dibujos, llaman la atención y entretienen a los más pequeños. </p>
<p>Esa atracción que genera el empaquetado de los productos de alimentación en los menores no es algo fortuito, sino consecuencia de una estrategia de <em>marketing</em> que busca su efectividad en un sector muy saturado y competitivo. </p>
<p>La hipotética efectividad de este tipo de estrategias suscita una pregunta que apunta hacia una preocupación crucial de nuestras sociedades: ¿qué ocurre cuando son los productos menos saludables los que hacen uso de estas técnicas? ¿Se podrían estar fomentando hábitos de consumo insanos? </p>
<p>En definitiva, ¿se está contribuyendo a incrementar los problemas futuros de sobrepeso y obesidad en tiempos donde la tasa de obesidad no para de aumentar en todo el mundo (había 38,9 millones de niños y niñas obesos en 2020, <a href="https://www.who.int/news/item/06-05-2021-the-unicef-who-wb-joint-child-malnutrition-estimates-group-released-new-data-for-2021">según la OMS</a>) </p>
<h2>Estrategias para atraer pequeños consumidores</h2>
<p><a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/11/4/875">Estudios previos</a> demuestran que los diferentes elementos que hay en el envase, y que consiguen llamar la atención infantil, pueden repercutir en un aumento de deseo de compra y consumo, que a la postre puede decantar la adquisición de los padres (lo que se ha denominado “poder de insistencia” de los niños). </p>
<p>Estos componentes son, entre otros, los colores, los dibujos con o sin licencia, el apego a la marca y envases identificados con ella, los famosos, las promociones, el nombre y el tamaño del producto, los mensajes publicitarios y el etiquetado. </p>
<p>Pero ¿son todos los envases de alimentos dirigidos a los niños igual de atractivos? ¿Hay algunos reclamos que impactan más que otros? ¿Qué sucede cuando se combinan elementos que trabajan la persuasión, controlados por la empresa, y otros obligados que advierten sobre características nutricionales del alimento?</p>
<p>Estas preguntas nos las formulamos varios investigadores de la <a href="https://www.uloyola.es/">Universidad Loyola</a>. Para responderlas, <a href="https://www.researchgate.net/publication/365893043_The_effect_of_food_packaging_elements_on_children%27s_food_choices_and_intake_A_systematic_review">decidimos realizar una revisión sistemática</a> de los estudios publicados sobre el tema. </p>
<p>Analizamos 20 trabajos experimentales que medían el efecto de diferentes elementos del envase sobre dos aspectos del comportamiento de los niños: la elección o preferencia y la ingesta. Comparando resultados, conseguimos llegar a una serie de conclusiones, que se resumen a continuación. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=458&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=458&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=458&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/514884/original/file-20230313-14-6vpalg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-cute-girl-enjoys-having-fun-1055008871">Shutterstock / duchic</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Los dibujos de series, un reclamo eficaz</h2>
<p>Aunque es un campo de estudio creciente, todavía hay bastante desconocimiento sobre el poder del empaquetado. La mayoría de los estudios analizados se centran en análisis individuales de los elementos del envase; faltan investigaciones que exploren el efecto conjunto. </p>
<p>Es decir, en presencia de diferentes combinaciones de características, no sabemos con exactitud cuáles son las que promueven que el niño se decida finalmente por el alimento. </p>
<p>Sí existen <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24583854/">pruebas</a> bastantes sólidas acerca de la influencia que tiene el uso de dibujos, especialmente personajes de series infantiles. Estos favorecen la elección y el consumo del alimento en cuestión. </p>
<p>No se puede decir lo mismo sobre la utilización de promociones. Los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26409642/">estudios revisados</a> no encuentran evidencias sobre su eficacia en los niños y niñas. </p>
<p>Respecto a otros elementos –colores llamativos, aparición de celebridades (como <em>influencers</em>), nombres de productos atractivos, marcas, imágenes de sugerencia de presentación…–, se ha demostrado su influjo sobre las <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22450261/">elecciones y preferencias</a> de la población infantil, aunque no sobre su impacto en un mayor consumo. </p>
<p>De todos modos, la evidencia que sostiene estos resultados no es muy numerosa, por lo que se requieren más estudios para sustentar esas afirmaciones.</p>
<p>Cabe añadir que tales efectos en la elección y el consumo se ven influidos por variables sociodemográficas (ingresos, género, edad o índice de masa corporal), el grado de salubridad del producto o las intervenciones sociales (antipublicidad o nivel educativo del menor). </p>
<p>Por ejemplo, los niños se sienten más atraídos por las celebridades dedicadas al deporte que las niñas, y el empaquetado con fuerte identidad de marca incita más al consumo a niños con mayor índice de masa corporal. </p>
<h2>¿Tiene influencia el etiquetado nutricional?</h2>
<p>A pesar de que la <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/ALL/?uri=celex%3A32011R1169">legislación europea</a> centra gran parte de sus esfuerzos en regular los reclamos nutricionales y el tipo de información que debe suministrarse en el envase, no existe evidencia científica suficiente para confirmar que tenga algún efecto moderador en las elecciones de alimentos infantiles. </p>
<p>Este hecho es preocupante, pues ese <a href="https://theconversation.com/guia-rapida-para-entender-el-etiquetado-de-los-alimentos-y-la-letra-pequena-154973">etiquetado</a> nace con el objetivo de informar al consumidor sobre si un alimento es sano o no. Si no influye finalmente a la hora de escoger un producto, este tipo de políticas públicas debería combinarse con otras que buscaran contrarrestar el efecto de otras técnicas persuasivas como las indicadas anteriormente.</p>
<p>Obviamente, con ello no se va a resolverse del todo una mala alimentación. El problema del sobrepeso y de la obesidad hay que enmarcarlo en entornos donde intervienen diversas causas como el sedentarismo, <a href="https://theconversation.com/cuando-los-precios-suben-el-consumo-de-alimentos-ultraprocesados-aumenta-y-perdemos-salud-188166">el elevado precio de los alimentos frescos</a> o el exceso de comida rápida. </p>
<p>Sin embargo, no podemos desdeñar la contribución que las técnicas de persuasión aplicadas al empaquetado pueden tener sobre las elecciones de alimentos poco saludables en los menores. </p>
<p>Las administraciones han realizado numerosos esfuerzos centrados en regular <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri=CELEX:32012R1047">la información nutricional</a> o la publicidad dirigida al público infantil. Pero estos no son los únicos elementos que deberían tenerse en cuenta si se quiere influir en los comportamientos de compra en el punto de venta.</p>
<p>Quizás sea hora de considerarlo en el diseño de políticas públicas que busquen mejorar los hábitos alimenticios de las familias. Hay mucho en juego.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/200862/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Los dibujos, los colores, los mensajes y otros reclamos de los envases podrían decantar las preferencias de los menores por ciertos productos. Y a menudo no son los más saludables.Rafael Ángel Araque Padilla, Profesor Titular del Área de Comercialización e investigación de mercados, Universidad Loyola AndalucíaAlazne Arraztio Córdoba, Ayudante de Investigación y Profesora en Dpto. Gestión Empresarial, Universidad Loyola AndalucíaMaría José Montero-Simó, Catedrática en Comercialización e Investigación de Mercados, Universidad Loyola AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1971162023-01-18T19:11:21Z2023-01-18T19:11:21Z¿Por qué hay más casos de acoso en la clase de Educación Física?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/504480/original/file-20230113-18-wgv1t6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C8%2C5447%2C3628&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/sad-alone-teenage-boy-sitting-empty-2194405443">Shutterstock / Veja</a></span></figcaption></figure><p>Es un tópico del cine que no deja de estar basado en la realidad: muchos podemos recordar situaciones traumáticas, ya como víctimas o como testigos, durante la clase de Educación Física en el colegio o en el instituto. </p>
<p>Lamentablemente, muchos alumnos y alumnas experimentan esta asignatura como una de las situaciones menos seguras y confortables de su infancia y adolescencia porque sufrieron humillaciones, burlas, motes y aumentaron sus complejos e inseguridades. </p>
<p>Insultos y burlas que comenzaban de manera puntual durante la clase de Educación Física o en un ambiente deportivo, pero que se podían convertir con el tiempo en un acoso frecuente y prolongado que se transmitía al contexto extraescolar y, hoy día, al virtual. </p>
<p>En un contexto en el que los <a href="https://www.anar.org/wp-content/uploads/2022/09/IV-estudio-acoso-escolar-La-Opinion-de-los-estudiantes_2021-22.pdf">casos</a> de acoso escolar y ciberacoso son muy elevados (en España, un 25 % del alumnado de primaria y secundaria ha sido víctima, acosador o testigo de estos ataques), la asignatura de Educación Física o, de manera más general, la práctica deportiva son caldos de cultivo en los que la incidencia es mayor.</p>
<p><a href="https://doi.org/10.25416/edgehill.c.5736437.v3">El informe CASES (Child Abuse in Sport European Statistics) de 2021</a> resalta que en todos los países en los que se investigó (Austria, Bélgica, Alemania, Rumanía, España y Reino Unido) un 75 % de los jóvenes había sufrido violencia interpersonal en la práctica deportiva durante su infancia. En España este porcentaje era del 78 %. </p>
<p>El mismo informe indica que la experiencia negativa más común en todos los países era la violencia psicológica, con su consecuente repercusión sobre la salud mental. Incluso dentro del ámbito del deporte recreativo, no competitivo, este porcentaje es del 68 %.</p>
<h2>Factores de riesgo específicos del deporte</h2>
<p>Hay factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir acoso escolar: la <a href="https://doi.org/10.1002/ab.21489">insatisfacción con el propio cuerpo</a>, problemas con la imagen corporal, la falta de competencia física, la excesiva competitividad de algunos estudiantes, <a href="https://doi.org/10.1016/J.PSYCHSPORT.2011.10.009">el sobrepeso y la obesidad</a> o la inactividad física. Son factores que generan inseguridades y captan la atención de aquellos jóvenes que asumen el rol de agresores, poniendo el foco en aquellas características que pueden generar vulnerabilidad. </p>
<p>Al mismo tiempo, se sabe que la asignatura de Educación Física y la práctica deportiva tienen un <a href="https://theconversation.com/por-que-la-educacion-fisica-es-clave-para-prevenir-el-acoso-escolar-171367">papel fundamental</a> en la mediación y reducción de comportamientos violentos, fomentando la conducta prosocial, el desarrollo personal y social de los jóvenes y la mejora del clima de clase.</p>
<p>La propia idiosincrasia de la Educación Física facilita una mayor interacción entre los estudiantes, estableciendo un mayor contacto y relación entre ellos. Esto provoca que, según la orientación e implicación que se tenga, su práctica pueda tomar dos caminos: por una parte, aumentar la probabilidad de sufrir conductas de aislamiento, rechazo, agresión y problemas de convivencia; y por otra, mejorar la conducta prosocial de los estudiantes, favoreciendo la cohesión de grupo. </p>
<h2>Formación de los docentes</h2>
<p>Teniendo en cuenta la predisposición de esta asignatura de ser objeto de situaciones de violencia entre iguales, es de especial relevancia la formación de los responsables.</p>
<p>Es fundamental que los docentes de Educación Física y los entrenadores deportivos promuevan y tengan las herramientas necesarias para prevenir conductas de estas características, puesto que esta área de la educación motriz y deportiva se considera un medio idóneo para reducir y erradicar la violencia tanto en el aula como fuera de ella, desarrollando la cohesión de grupo, actitudes prosociales y una mejora en la convivencia. </p>
<h2>¿Qué es ser un ‘buen deportista’?</h2>
<p>La práctica deportiva no debe centrarse exclusivamente en la competencia física, sino que también tiene que abordar específicamente las habilidades sociales como una vía para <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/17408989.2019.1688775">evitar el rechazo</a> y la victimización entre iguales.</p>
<p>La integración de manera activa por parte de los docentes o entrenadores deportivos de juegos cooperativos o actividades de expresión, concienciación y limitación corporal permiten abordar esta problemática y prevenir los casos de acoso y de ciberacoso, <a href="https://doi.org/10.3390/ijerph18042038">mejorando la calidad</a> de las relaciones sociales desde edades tempranas. </p>
<h2>Aceptar y proteger para una sociedad más justa</h2>
<p>Sin duda, las instituciones públicas y las universidades deben abordar la formación inicial y continua de los profesionales. Debemos investigar para dar pautas desde las evidencias científicas y, de esta manera, abordar mejor la prevención e intervención de este problema. </p>
<p>Este esfuerzo fomentará una sociedad más justa, que proteja a la población vulnerable y que promueva una mejor convivencia entre todo el alumnado, lo cual beneficiará y repercutirá en sus comportamientos futuros en la etapa adulta.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/197116/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Sixto González-Víllora recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, Ministerio de Educación y Formación Profesional y de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mercedes Chicote-Beato no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El ambiente deportivo de competitividad y mayor convivencia puede ser un detonante para fomentar las agresiones entre iguales; sin embargo es también el contexto ideal para trabajar habilidades sociales.Mercedes Chicote-Beato, Investigadora predoctoral, Universidad de Castilla-La ManchaSixto González-Víllora, Profesor Titular de Universidad en Didáctica de la Educación Física y Pedagogía Deportiva, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1902442022-11-14T18:13:24Z2022-11-14T18:13:24ZLa fórmula para desayunos y meriendas infantiles sanos y sostenibles<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/494418/original/file-20221109-13-fjlwnd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C19%2C4221%2C3048&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/baby-hand-picking-fruits-1104484364">Shutterstock / laura81</a></span></figcaption></figure><p>La Organización Mundial de la Salud y el International Obesity Task Force llevan años alertando de un <a href="https://www.analesdepediatria.org/es-obesidad-infantojuvenil-una-enfermedad-heterogenea-articulo-S1695403311002529">incremento sostenido y gradual del sobrepeso y la obesidad infantil</a>.</p>
<p>En concreto España tiene una de las prevalencias de obesidad infanto-juvenil más significativas de Europa, según el <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/353747/9789289057738-eng.pdf">Informe Regional Europeo de Obesidad 2022</a>. A ello se le suma que la dieta a estas edades no es precisamente la más adecuada, de acuerdo con el <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/nutricion/observatorio/Informe_Aladino_2019.pdf">informe ALADINO</a>. </p>
<p>Si además tenemos en cuenta lo importante que es mitigar el impacto ambiental de las dietas, todo anima a realizar un cambio global urgente y apostar desde la infancia por patrones alimentarios que garanticen la salud individual y planetaria. </p>
<h2>El desayuno y la merienda también cuentan</h2>
<p>En la etapa escolar es importante realizar 4 ó 5 ingestas moderadas al día adaptadas a cada niño o niña respetando la sensación de hambre-saciedad expresada. De ahí que a esta edad se recomiende desayunar y merendar bien. Sin embargo, tanto niños como <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/13/8/2500/htm">adolescentes</a> acostumbran a saltarse estas comidas.</p>
<p>Si nos centramos en el contenido del desayuno y la merienda, entre los escolares es bastante común abusar de los productos ultraprocesados y los azúcares libres en detrimento de los alimentos frescos. Para que estas ingestas sean más saludables y sostenibles, se recomienda planificar todas las comidas priorizando la fruta fresca, los frutos secos, los cereales integrales, las verduras y las legumbres. </p>
<p>La abundancia de alimentos de origen vegetal es un rasgo característico de la dieta mediterránea. Y debe ir acompañada de una reducción del consumo de productos de origen animal, especialmente carnes rojas y procesadas. </p>
<h2>“Sí” a la fruta y la verdura</h2>
<p>Según los estudios de la dieta en población infantil, la mayoría de los niños y niñas en edad preescolar consumen cantidades inferiores a las recomendadas de verduras y frutas. La tendencia se puede intentar cambiar con acciones como éstas:</p>
<ul>
<li><p>Involucrar a las niñas y niños en la cocina <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/18/20/10824">facilita la aceptación de los alimentos</a>.</p></li>
<li><p>“Predicar con el ejemplo” tiene buenos resultados en la promoción del consumo de frutas y verduras. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6313371/">Se ha demostrado</a> que los miembros de la familia y las personas más cercanas a los niños y niñas son sus referentes. Por tanto, si siguen hábitos alimentarios saludables se transmitirán de manera natural.</p></li>
<li><p>Ofrecer variedad de verduras y frutas de temporada como refrigerio ayuda a cumplir las recomendaciones de ingesta de estos alimentos <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3743731/">desde edades tempranas</a> .</p></li>
</ul>
<h2>Sostenible además de saludable</h2>
<p>Aunque hasta hace unos años en la etapa escolar solo se hablaba de alimentación saludable, ahora es necesario añadir el adjetivo sostenible. Eso implica que, en lugar de poner el foco solo en qué comemos, también prestamos atención a cómo comemos.</p>
<p>La dieta mediterránea no solo ofrece una alternativa capaz de garantizar el adecuado aporte de nutrientes y de prevenir las enfermedades crónicas no transmisibles: también tiene bajo impacto ambiental.</p>
<p>Algunos ejemplos de posibles desayunos y meriendas saludables son: </p>
<ul>
<li><p>Macedonia de fruta de temporada con frutos secos y tostada de pan integral con aceite de oliva y romero.</p></li>
<li><p>Bocadillo integral con pisto de verduras, piñones y bonito.</p></li>
<li><p>Bebida vegetal o leche con canela y tostada de pan integral con paté vegetal o humus.</p></li>
<li><p>Bizcocho casero integral de zanahoria y almendra con una pieza de fruta de temporada.</p></li>
<li><p>Yogur natural con avena y fruta de temporada.</p></li>
</ul>
<p>Podemos conseguir que ambas comidas sean sostenibles teniendo en cuenta los siguientes criterios:</p>
<ul>
<li><p>Temporalidad: elegir productos de temporada ya que son más económicos, sostenibles y añaden variabilidad a la dieta.</p></li>
<li><p>Origen: priorizar alimentos de producción local, lo más cercano posible a nuestra residencia (radio de 100 kilómetros).</p></li>
<li><p>Envases de alimentos: evitar los batidos y zumos en tetrabrick (en general, <a href="https://theconversation.com/sin-azucares-anadidos-cuando-tiene-sentido-usar-esta-etiqueta-y-cuando-no-169956">evitar los zumos, que son poco saludables</a>). Prescindir también de los paquetes individuales de frutos secos o cereales para minimizar envases de un solo uso y priorizar los envases reutilizables. La compra de alimentos a granel es una alternativa sostenible que permite adquirir solo las cantidades necesarias, sin tener que aceptar los formatos estandarizados (en kilogramos o litros de productos). </p></li>
</ul>
<p>Otro factor clave en temas de alimentación saludable y sostenible es la técnica culinaria empleada. Así lo explicita el reciente informe del comité científico de la <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/seguridad_alimentaria/evaluacion_riesgos/informes_comite/INFORME_RECOMENDACIONES_DIETETICAS.pdf">Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición</a>, que recomienda cocinar empleando electrodomésticos de bajo impacto ambiental. Es decir, microondas u olla a presión. Además de ahorrar tiempo y energía, estas opciones permiten cocinar en grandes cantidades que, posteriormente, se pueden congelar.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/494396/original/file-20221109-24-rrfgm6.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<p><em>Figura1. Recomendaciones para una alimentación saludable y sostenible. (Adaptado de <a href="https://www.bda.uk.com/uploads/assets/539e2268-7991-4d24-b9ee867c1b2808fc/a1283104-a0dd-476b-bda723452ae93870/one%20blue%20dot%20reference%20guide.pdf">The Association of UK Dietitians One Blue Dot, 2020</a> y <a href="https://scientiasalut.gencat.cat/bitstream/handle/11351/3695/peque%C3%B1os_cambios_comer_mejor_2018_cas.pdf?sequence=5">Agencia de Salud Pública de Catalunya, 2019</a>).</em></p>
<h2>Aprovechar mejor que tirar</h2>
<p>Tampoco hay que perder de vista las medidas para reducir el desperdicio alimentario. Alrededor de un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se pierde o se desperdicia. </p>
<p>A reducir ese porcentaje ayudaría realizar compras conscientes (comprando solo lo necesario), hacer un correcto almacenaje de los alimentos asegurando la rotación de productos y controlar las fechas de caducidad de los alimentos. </p>
<p>Practicar una cocina de aprovechamiento, representada en las clásicas croquetas, también reduce la cantidad de comida que tiramos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190244/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>A ciertas edades, conviene desayunar y merendar cada día. Sobre todo si se siguen ciertas pautas saludables y sostenibles como incluir frutas de temporada, frutos secos y cereales integrales, huyendo de alimentos envasados.Anna Bach Faig, Profesora Estudios de Ciencias de la Salud, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaAlicia Aguilar Martínez, Associate professor, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaNadia San Onofre Bernat, Associate professor al Máster de Nutrición y Salud de la UOC, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1900752022-09-06T16:44:43Z2022-09-06T16:44:43ZLa vuelta al cole y la salud: comedores sanos y sostenibles<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/482982/original/file-20220906-16-lsk6lp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4250%2C2827&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/milan-italy-april-4-2014-pupils-545505724">Shutterstock / MikeDotta</a></span></figcaption></figure><p>En España, casi un millón de hogares han tenido que reducir su ingesta de alimentos por falta de recursos en los últimos años. Una persona padece inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales, y para llevar una vida activa y saludable, <a href="https://www.fao.org/hunger/es/">según la FAO</a>. </p>
<p>Gracias a <a href="https://www.ub.edu/alimentandounfuturosostenible/">un estudio</a> de la Universidad de Barcelona y de la Fundación Daniel y Nina Carasso sabemos que de junio 2020 a junio 2021 el 5,2 % de los hogares españoles sufrió inseguridad alimentaria moderada o grave. Esto suponen 975 249 hogares, que representan un total de 2 438 124 personas.</p>
<p>En España, la inseguridad alimentaria grave se ha duplicado desde que empezó la pandemia de covid-19, evidenciando nuestra incapacidad de garantizar el derecho a la alimentación adecuada. Nos encontramos lejos de alcanzar el <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/hunger/">Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: hambre cero</a>. </p>
<h2>La epidemia de obesidad infantil</h2>
<p>La falta de una alimentación adecuada se relaciona con otro problema grave de salud pública: la obesidad infantil. La salud de la población infantil y juvenil pasa por estudiarla, entenderla y prevenirla. La obesidad infantil es una epidemia a nivel mundial que puede condicionar en gran medida la salud física, psicológica y social y el desarrollo de la sociedad en el presente y futuro. </p>
<p>Datos del <a href="https://www.gasolfoundation.org/es/estudio-pasos/">estudio PASOS</a> de la Fundación Gasol sobre obesidad infantil en España mostraron que un 14,2 % de la población infanto-juvenil padece esta problemática. Con una prevalencia creciente en las dos últimas décadas. </p>
<p>El Reino Unido es otro de los países europeos que presenta una alta incidencia de obesidad infantil ligada a una alimentación muy deficiente y a altos niveles de desigualdad social. </p>
<p>Un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35889918/">estudio</a> realizado en 3 000 niños del Reino Unido, publicado este verano, mostró que el 64 % de las calorías en las comidas proporcionadas en los comedores escolares provenían de alimentos ultraprocesados. Esto contribuye al consumo de altos niveles de alimentos procesados y aumenta el riesgo de obesidad infantil. </p>
<h2>El caso de los comedores escolares</h2>
<p>Hoy en día entendemos la alimentación dentro del concepto de los sistemas alimentarios complejos. Estos unen una perspectiva no solo de salud, sino también de sostenibilidad social y ecológica de ese sistema, desde la producción a su distribución y consumo. </p>
<p>Los sistemas alimentarios escolares ofrecen la oportunidad de mejorar la dieta y salud de nuestros niños y adolescentes con un enfoque especial en la sostenibilidad de la producción, la distribución y la preparación y manejo de los alimentos a consumir. Las intervenciones sobre los sistemas de alimentación escolar pueden ir desde los subsidios alimentarios e impuestos hasta el suministro de comidas saludables y sostenibles y la mejora del entorno alimentario escolar. Las escuelas pueden convertirse en catalizadores de un cambio sistémico que incluya a múltiples actores. </p>
<p>Los niños y jóvenes pasan la mayor parte de sus días en la escuela, lo que la convierte no solo en un lugar para aprender, sino también para comer y socializar. El proyecto europeo <a href="https://schoolfood4change.eu/">School Food For Change (SF4C)</a> combina todos estos elementos para ejercer un impacto positivo a largo plazo en los comedores escolares de Europa. </p>
<p>Este proyecto –de cuatro años de duración y financiado por la UE– se propone redefinir lo que significa comer de manera saludable y sostenible en la escuela, al mismo tiempo que aborda la educación alimentaria en varios niveles. </p>
<p>SchoolFood4Change incluye múltiples actores: cocineros, proveedores de <em>catering</em> y compradores públicos a escala de ciudad. Su objetivo es crear un verdadero efecto dominó, con impacto hasta en dos millones de ciudadanos pertenecientes a los 12 países de la UE participantes. </p>
<p>En línea con la <a href="https://www.consilium.europa.eu/es/policies/from-farm-to-fork/">Estrategia “De la Granja a la Mesa”</a> de la UE y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el proyecto desarrolla soluciones innovadoras y buenas prácticas para escuelas, proveedores de comidas escolares, autoridades responsables y legisladores. </p>
<p>Para lograr el ambicioso objetivo de alcanzar un cambio en el sistema alimentario escolar, los 43 socios involucrados en SF4C siguen un enfoque holístico de varios niveles. Esto implica el desarrollo de criterios y métodos de adquisición de alimentos innovadores y sostenibles, la promoción de dietas y cocina para la salud planetaria y la introducción de un enfoque de alimentación escolar integral. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=595&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=595&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=595&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=748&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=748&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/482955/original/file-20220906-12-cd3fh8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=748&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Componentes del sistema alimentario escolar que promueven dietas sanas y sostenibles. Este marco teórico es el propuesto por el proyecto europeo School Food Four Change.</span>
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<h2>¿Qué podemos hacer para mejorar la alimentación de los centros educativos?</h2>
<p>Desde las administraciones europeas, nacionales y regionales se está avanzando en el concepto de garantizar la salud y la nutrición adecuadas en la infancia. Por ejemplo, en la ciudad de Barcelona, desde el Consorcio Sanitario y la Agencia de Salud Pública se está llevando a cabo el proyecto <a href="https://www.aspb.cat/documents/menjadors-escolars-sans-sostenibles/">Menjadors escolars Més Sans i Sostenibles</a> (Comedores escolares más sanos y sostenibles). Esta iniciativa promueve una alimentación infantil más saludable y sostenible tanto en la escuela como en casa. </p>
<p>Propone menús escolares con menos carne roja o procesada y más proteína de origen vegetal, y promueve productos de proximidad y de temporada. La propuesta también quiere incorporar más ensalada en la guarnición y fruta fresca en el postre, e insiste en la importancia de utilizar aceite de oliva para aliñar y cocinar, así como en ofrecer productos integrales. </p>
<p>Para luchar contra la inseguridad alimentaria, proteger la salud de los más vulnerables y prevenir la obesidad infantil, se han incluido en toda Europa, en el Plan de Garantía Infantil, medidas para que los centros educativos ofrezcan al menos una comida diaria saludable. Se pondrá el foco, especialmente, en aquellos niños en situación de pobreza o riesgo de exclusión social. </p>
<p>España ha sido uno de los siete países de la UE donde se realizó <a href="https://www.unicef.org/eca/reports/deep-dive-european-child-guarantee-spain">un estudio</a> en profundidad, en el que participamos desde la Universidad de Alcalá, sobre los servicios básicos de educación, salud, nutrición y vivienda en condiciones de igualdad para combatir la pobreza infantil y sus consecuencias. </p>
<p>Por lo tanto, la evidencia científica muestra que los comedores escolares, dentro de los sistemas alimentarios escolares, son piezas fundamentales para mejorar la dieta y la salud de la población infantil y juvenil. Siempre deben incluir una perspectiva de equidad para proteger la nutrición infantil como un derecho humano fundamental. </p>
<p>Ofrecer, al menos, una comida sana y sostenible a toda nuestra población infantil y juvenil debería ser un objetivo alcanzable para nuestra sociedad. </p>
<hr>
<p><em>Este <a href="https://sciencemediacentre.es/la-vuelta-al-cole-y-la-salud-comedores-sanos-y-sostenibles">artículo</a> fue publicado originalmente por <a href="https://sciencemediacentre.es/">Science Media Centre España</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/190075/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Franco no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En estos días, la población infantil y juvenil vuelve a colegios e institutos. Mejorar y mantener su salud en los centros educativos a través de una alimentación sana y sostenible es uno de los retos actuales en Europa; un desafío mucho más complejo de lo que puede parecer.Manuel Franco, Associate professor, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1866572022-08-23T17:19:58Z2022-08-23T17:19:58ZUna dieta para cada niño: cómo usar la microbiota para combatir la obesidad infantil<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/478941/original/file-20220812-15-1hsyn1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5872%2C3908&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-children-eating-healthy-food-day-1307392855">Oksana Kuzmina / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El exceso de peso no solo supone un problema de estética o de autoestima, sino que aumenta gravemente el riesgo de desarrollar <a href="https://www.nature.com/articles/s41574-019-0176-8">diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hígado graso e incluso ciertos tipos de cáncer</a>. Se estima que en la Unión Europea alrededor del <a href="https://www.eitfood.eu/projects/climb-out">50 % de la población adulta sufre sobrepeso u obesidad</a>. </p>
<p>Y lo que es peor, que la obesidad en niños y niñas se haya multiplicado por diez en los <a href="https://www.eitfood.eu/projects/climb-out">últimos 40 años</a> ha deteriorado todavía más la salud <a href="https://bmcmedicine.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12916-019-1449-8">de los adultos</a>. No es para tomárselo a broma. La obesidad es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por una acumulación excesiva de grasa que a largo plazo <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight">puede suponer un riesgo para la salud</a>. </p>
<p>En general, es consecuencia de un desequilibrio crónico entre la ingesta y el gasto energético, por lo que <a href="https://journals.lww.com/co-clinicalnutrition/Abstract/2021/07000/Precision_nutrition_based_on_phenotypical_traits.7.aspx">hábitos alimentarios inadecuados y un estilo de vida sedentario</a> aumentarían su incidencia. El problema es que los tratamientos basados en dietas bajas en calorías y el fomento de la actividad física suelen presentar <a href="https://journals.lww.com/acsm-msse/Fulltext/2009/02000/Appropriate_Physical_Activity_Intervention.26.aspx">un bajo seguimiento</a>.</p>
<p>De ahí que cada vez haya más investigadores dedicados a identificar marcadores tempranos de obesidad infantil que permitan diseñar tratamientos personalizados y poner remedio <em>a tiempo</em>.</p>
<h2>El índice de masa corporal y la microbiota</h2>
<p>Cuando se trata de combatir la obesidad, son muchas las miradas que apuntan hacia la microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos que habitan nuestro sistema digestivo. Potencialmente es una buena arma, porque, en general, los individuos obesos tienen una microbiota reducida y menos diversa, <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/12/6/1776">mayor permeabilidad intestinal y una producción de metabolitos (compuestos producidos por los microorganismos) alterada</a>. </p>
<p>Esta situación se ha relacionado con una mayor producción de mediadores proinflamatorios que, al llegar a la circulación sanguínea, generarían el <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2020.571731/full">estado inflamatorio característico de la obesidad</a>. </p>
<p>En el caso de los niños y niñas, sabemos que tanto la variedad como la riqueza de la microbiota intestinal <a href="https://peerj.com/articles/8317/">son menores cuanto mayor es su índice de masa corporal (IMC)</a>. También se han observado cambios en los niveles de ácidos grasos de cadena corta (producidos por la microbiota) <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/obr.13394">asociados a la abundancia de microbios del género <em>Proteobacteria</em></a>. </p>
<p>¿Significa esto que analizando la microbiota intestinal podríamos identificar quién tiene <a href="https://www.mdpi.com/2076-2607/8/8/1246">más riesgo se sufrir obesidad</a>? Parece que <a href="https://www.mdpi.com/2076-2607/8/6/938">sí</a>. Entre las muchas iniciativas puestas en marcha, destaca el estudio <a href="https://www.eitfood.eu/projects/climb-out">CLiMB-Out</a>, en el que participamos investigadores de IMDEA Alimentación. Uno de los objetivos de esta iniciativa es <a href="https://www.eitfood.eu/projects/climb-out">desarrollar herramientas predictivas que faciliten diseñar una nutrición personalizada</a> para prevenir y tratar la obesidad. </p>
<h2>Dieta a medida basada en la microbiota</h2>
<p>La composición de la microbiota intestinal depende en gran medida (pero no exclusivamente) <a href="https://theconversation.com/cuidar-la-microbiota-esta-de-moda-pero-cual-es-la-forma-idonea-de-alimentarla-178321">de lo que nos llevamos a la boca</a>. Por ejemplo, sabemos que la ingesta de una dieta rica en fibra y/o en almidón resistente (no digerible) durante 4 semanas produce cambios en la <a href="https://sfamjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/1462-2920.13006">composición de la microbiota intestinal y la producción de metabolitos</a>. </p>
<p>Sin embargo, sabemos que dichos cambios son menores en aquellas personas que <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/mBio.01604-18?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200pubmed">de partida tenían una mayor diversidad microbial</a>. En el caso de individuos obesos que siguen dietas para adelgazar, los beneficios dependen en parte <a href="https://gut.bmj.com/content/65/3/426.long">de la abundancia inicial de la bacteria <em>Akkermansia muciniphila</em></a>. O dicho de otra manera, las personas con una rica comunidad de <em>Akkermansia muciniphila</em> perderán más peso (comiendo lo mismo) que aquellas con una pobre representación de ese microbio.</p>
<p>También se ha observado que la presencia de las bacterias <em>Prevotella copri</em> y <em>Blastocystis spp.</em> está relacionada con <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-020-01183-8">unos mejores niveles de glucosa en sangre tras las comidas</a>. Y, por último, se han identificado grupos de bacterias (como <em>Bacteroides fragilis</em>, <em>Clostridium leptum</em> y <em>Bifidobacterium catenulatum</em>) que predicen si una persona que sigue una dieta hipocalórica y realiza actividad física <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1038/oby.2009.112">perderá más o menos peso</a>. </p>
<p>Por ello, conocer la composición de la microbiota de un individuo y combinar dicha información con otras características (como el acervo genético) permitirá <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S2468867321000572">anticipar la respuesta de una persona a un tratamiento</a>. </p>
<h2>Nuestros aliados microscópicos</h2>
<p>Y aquí entran en juego estudios como el citado CLiMB-Out, enmarcado dentro de la plataforma europea EiT Food, que ayudan a <a href="https://www.eitfood.eu/projects/climb-out">identificar la microbiota fecal como causa o consecuencia de la obesidad</a>. Además, proporcionan posibles tratamientos y métodos de prevención frente a la obesidad infantil y las complicaciones metabólicas asociadas en el adulto. </p>
<p>En la actualidad, el uso de algoritmos y modelos nos permite conocer mejor la <a href="https://www.clinicalnutritionjournal.com/article/S0261-5614(22)00191-1/fulltext">relación entre la microbiota, la dieta y la obesidad</a>. Es decir, sabemos qué microorganismos nos avisan de la eficacia de una dieta específica en un individuo concreto, incluso antes de empezar con el tratamiento. </p>
<p>También sabemos que otros factores, como el sexo o las características genéticas de una persona, influyen en este proceso. El siguiente paso será utilizar toda esta información para diseñar las dietas a medida. Para ello, es imprescindible acceder fácilmente al análisis de la microbiota intestinal de los individuos que vayan a seguirlas. </p>
<p>Y además, los profesionales que vayan a prescribir dichas dietas deberán tener los conocimientos y formación necesarios para integrar toda esa información. </p>
<p>En resumen, la microbiota intestinal no solo influye en el desarrollo de la obesidad. También podría convertirse en un <em>chivato</em> para identificar quién tiene más riesgo de padecerla y para prescribir una nutrición personalizada. Aplicado a niños y niñas, podría revertir la tendencia al alza de la obesidad infantil.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186657/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Analizar el estado de la microbiota permite saber qué niños tienen más posibilidades de padecer obesidad y diseñar dietas personalizadas para tratarla y prevenirla.Iñaki Milton Laskibar, Investigador postdoctoral en Cardiometabolic Nutrition Group (IMDEA Alimentación) y en el Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberObn), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaAlfredo Martínez Hernández, Director de Precision Nutrition and Cardiometabolic Health Research Program y Cardiometabolic Nutrition Group, IMDEA ALIMENTACIÓNAmanda Cuevas Sierra, Postdoctoral researcher, IMDEAAna Ramírez de Molina, Directora adjunta, IMDEA ALIMENTACIÓNLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1739362022-01-19T19:58:50Z2022-01-19T19:58:50Z¿A qué llamamos ‘saludable’ en la escuela, y quién lo decide?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/439115/original/file-20211230-4747-1u0lk5t.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C99%2C2862%2C1422&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/overweight-man-symbol-outline-vector-icon-308932460">Shutterstock / AF studio</a></span></figcaption></figure><p>Aunque en los últimos años se ha producido un incremento y una mejora en las políticas públicas en torno a la salud y el ejercicio físico, todavía <a href="https://www.researchgate.net/publication/357174563_Making_the_familiar_strange_a_narrative_about_Spanish_children's_experiences_of_physical_inactivity_to_reconsider_the_ability_of_physical_education_to_produce_healthy_citizens">queda mucho por hacer y por trabajar</a> en el ámbito de los estilos de vida saludables. </p>
<p>La política actual deja clara su postura en torno al ámbito del deporte y del ejercicio físico –“deporte es igual a salud”–, pero lo cierto es que, a día de hoy, para muchas familias un simple bono de piscina sigue siendo un lujo que no se pueden permitir. Tampoco son habituales las medidas de <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6621673">conciliación laboral</a> que permitan compaginar el tiempo de trabajo con el tiempo de ocio y familiar. </p>
<p>Es de destacar, también, cómo el ocio de las sociedades occidentales está ligado al <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1356336X18789196">consumo</a> y a la <a href="https://www.researchgate.net/publication/281244845_Family_Leisure_An_Integrative_Review_of_Research_from_Select_Journals">clase social</a>. Es sencillo comprobar cómo las formas de ocio familiar en las ciudades españolas están muy ligadas a los <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=385427">centros comerciales</a>, y las recompensas y celebraciones suelen asociarse a la “comida rápida”. </p>
<p>Es cierto que la oferta de actividades infantiles y juveniles ha ido creciendo en los últimos tiempos –cada vez hay más oferta de talleres de teatro, lectura, deporte, museos–, pero de nuevo implican cierto coste económico y tiempo familiar del que no todo el mundo dispone. Las familias han de batallar con el aislamiento, el rendimiento y la autorrealización por <a href="http://theorytuesdays.com/wp-content/uploads/2016/12/Han_Burnout.pdf">medio del trabajo</a>, procurando economizar el tiempo, lo que implica, indefectiblemente, dedicar menos tiempo a la familia.</p>
<h2>¿Libertad de elegir?</h2>
<p>Con todo ello, el sistema neoliberal parece estar conduciendo a una inmutable globalización y homogeneización de ideas, servicios y productos. Creemos que tenemos la libertad de elegir, pero tendemos hacia lo mismo: el consumo desmesurado y la conformidad con el sistema. </p>
<p>De este juego no escapan la salud, la educación y la actividad física. Estas son áreas donde grandes corporaciones –bancos, farmacéuticas, empresas de ropa, publicidad, agencias de seguros, franquicias deportivas– tienen mucho que ganar o que perder. La falta de pensamiento crítico y de autoconciencia nos dejan a merced de las <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/17408989.2013.817010">fuerzas del mercado</a>.</p>
<h2>El papel de la escuela</h2>
<p>Dentro del currículum escolar, es frecuente que la Educación Física se erija en adalid de la consecución de estilos de vida saludables. Hemos pasado de perseguir objetivos del ámbito motor a un enfoque más médico, hacia la <a href="https://www.taylorfrancis.com/chapters/edit/10.4324/9780203702598-7/critical-pedagogy-physical-education-advocacy-action-reflective-account-1-richard-tinning">prevención y tratamiento de la obesidad</a>. </p>
<p>La prioridad ya no es adquirir y mejorar los patrones motrices de los estudiantes y aplicarlo en su vida cotidiana (ser lo suficientemente capaz como para, por ejemplo, saber realizar ejercicio físico de manera adecuada y saludable a lo largo de toda la vida); tampoco lo es la reflexión sobre los condicionantes que giran en torno al ejercicio físico y el deporte (aspectos relacionados con el elitismo deportivo, el sexismo, las discriminaciones corporales, entre otros). </p>
<p>Pero la tarea de los educadores físicos no debería limitarse a evitar el sobrepeso entre el alumnado. La educación en general, y la Educación Física en particular, no debería <a href="https://www.researchgate.net/publication/280163232_Liquid_Times_Living_in_an_Age_of_Uncertainty">centrarse exclusivamente</a> en los conocimientos técnicos, sino en formar ciudadanos que recuperen el diálogo y sus derechos democráticos.</p>
<h2>El binomio salud obesidad</h2>
<p>Los intereses que existen en torno a la salud y la Educación Física, aun con buenas intenciones, no son tan benignos como creen serlo. Es posible que este enfoque de salud/obesidad y Educación Física provoque un detrimento en la salud y el bienestar de niños y jóvenes, ya que se centra principalmente en la idea de que el cuerpo puede ser, efectivamente, convertido en una fuente de salud por medio de la educación en las escuelas. Este discurso lleva implícita la idea de que la sociedad está en riesgo de sucumbir ante la enfermedad de la obesidad. </p>
<p>En este sentido conviene <a href="https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1356336X03009001182">considerar dos cosas</a>. La primera de ellas es que, si bien la grasa puede considerarse una condición física/visceral, no sucede lo mismo con el “peso”, el “sobrepeso” y la “obesidad”. Cada uno de estos tres términos es una “arbitrariedad social”, construcciones medidas e ideadas por alguien (médicos, compañías de seguros, etc.) basándose en datos genéricos que no tienen por qué responder a realidades personales. </p>
<p>La segunda es que el término de <a href="https://www.researchgate.net/publication/284811639_Obese_people's_perceptions_of_the_thin_ideal">peso ideal</a> es muy cuestionable. Es un concepto asociado con una salud óptima y con la longevidad, pero la medida que se suele emplear –el índice de masa corporal– hace años que se considera poco válida.</p>
<h2>No hay remedio sencillo</h2>
<p>Lo cierto es que el incremento en la prevalencia de obesidad en niños y adolescentes es un hecho alarmante en las sociedades occidentales. Como no hay un remedio sencillo para prevenir y combatir este aumento en las tasas de obesidad, la prevención pasa por intervenir en las escuelas, tratando de que desde la Educación Física se persuada a los alumnos de llevar una vida más activa físicamente y una dieta baja en grasas. </p>
<p>La obesidad acaba reduciéndose a un asunto de “peso”, el producto de un estilo de vida poco activo y una alimentación poco saludable. Nuestra salud y bienestar económicos están amenazados por el aumento de la obesidad que lleva a estigmatizar a aquellas personas obesas o con sobrepeso, sin considerar las razones <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23578943/">sociales, culturales y económicas</a> que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29571937/">subyacen en torno al problema</a>. </p>
<h2>Publicidad, legislación y conciliación</h2>
<p>Por otra parte, cada vez son más las empresas de alimentación y casas comerciales que copan el mercado publicitario con engañosos mensajes que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25066020/">influyen en los conocimientos, actitudes y comportamientos</a> de la población infantil. Las revisiones sistemáticas de <a href="https://ro.uow.edu.au/sspapers/2212/">investigación</a> han demostrado que la publicidad de alimentos poco saludables contribuye a la epidemia actual de obesidad. </p>
<p>Y, aunque ya son muchas las voces que, desde España, solicitan al Gobierno cambios en la legislación que impidan promocionar los alimentos poco saludables con reclamos dirigidos al público infantil, que posibiliten una mayor conciliación de la vida familiar y laboral, y que incrementen las actividades de ocio saludable en zonas rurales y de contextos socioeconómicos desfavorecidos, de momento las políticas españolas hacen oídos sordos a estas peticiones. </p>
<p>Como educadores, necesitamos ser capaces de buscar algo más que la “pérdida del peso” del alumnado. Tenemos que movernos por el deseo de construir en el alumno un sentido del control y de la autoestima y, al menos contemplar la idea de que se puede estar saludable con cualquier talla.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173936/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Gustavo González Calvo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Como educadores, debemos buscar algo más que la pérdida del peso. El alumno debe construir un sentido del control y de la autoestima y contemplar la idea de que se puede estar saludable con cualquier talla.Gustavo González Calvo, Didáctica de la Expresión Corporal, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1704882021-11-15T21:05:55Z2021-11-15T21:05:55ZPor qué regular la publicidad alimentaria: derechos para la infancia y libertad para los padres<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/431529/original/file-20211111-12594-1tdy6yp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C14%2C4928%2C3260&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/see-no-evil-girl-baby-covers-562204711">Shutterstock / Galina F</a></span></figcaption></figure><p>El Ministro de Consumo ha anunciado recientemente la <a href="https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/consumo/Paginas/2021/281021-publicidadmenores.aspx">intención del Gobierno español de regular la publicidad alimentaria</a> para proteger a los niños de la exposición al marketing de alimentos y bebidas ultraprocesados. </p>
<p>Se trata de una medida largamente demandada a los países miembros por la Organización Mundial de la Salud y por sociedades científicas y profesionales de la salud de todo el mundo. Sin ir más lejos, en España la <a href="https://justiciaalimentaria.org/dame-veneno/alianza">Alianza por una Alimentación Saludable</a> lanzó en 2018 la campaña <a href="https://defiendeme.org/">Defiéndeme</a> para promover esta regulación, que ha recibido el apoyo de cerca de un centenar de organizaciones de la sociedad civil.</p>
<p>El principal argumento esgrimido para regular la publicidad alimentaria es la protección del derecho a la salud de los menores. Es una razón poderosa y suficiente por sí misma para justificar la medida. En España, los niños reciben una media de más de 1 000 impactos publicitarios al mes de productos ultraprocesados por <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27039267/">televisión</a> e <a href="https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/e3354339-e2c7-11eb-895a-01aa75ed71a1/language-en">internet</a>. A lo que hay que añadir la exposición a <a href="https://ctxt.es/es/20210901/Firmas/37190/comida-ultraprocesados-salud-alimentacion-publicidad-laura-caorsi.htm">publicidad callejera</a>, en los envases de los productos, campañas promocionales con juguetes de regalo, patrocinios de eventos deportivos, etc. </p>
<p>Lo preocupante es que esta publicidad determina las actitudes y preferencias alimentarias de los niños por los productos <a href="https://theconversation.com/la-libertad-de-elegir-una-alimentacion-saludable-frente-al-negocio-de-los-ultraprocesados-162029">ultraprocesados</a>. El consumo de estos productos es el principal factor detrás de la actual epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta a más de un tercio de los menores y más de dos tercios de los adultos en España. Con lo que ello implica para su salud: incremento del riesgo de diabetes en menores pero también de enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer, depresión y problemas osteoarticulares en la edad adulta.</p>
<p>Amén del derecho a una alimentación saludable, <a href="https://www.unicef.nl/files/Advocacy-brief-healthy-food-enviro-final.pdf">los gobiernos tienen el deber de regular la publicidad dirigida a menores</a> porque esta es <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22323170/">inherentemente engañosa</a>. Los niños son incapaces de identificar la publicidad hasta los 6 años en televisión y hasta los 12 en internet. Hasta los 8 años no se dan cuenta de sus objetivos comerciales y hasta pasados los 12 años no son conscientes de su intención persuasiva. </p>
<p>Además, carecen de la madurez cognitiva para ser escépticos y consideran todas las alegaciones de la publicidad justas, precisas y equilibradas. Pero <a href="https://gacetasanitaria.org/es-nutrition-health-claims-in-products-articulo-S0213911116000066">los datos muestran</a> que la mayoría de alimentos y bebidas con alegaciones nutricionales y de salud son no saludables y que el uso de <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0033350617301932">otras técnicas de publicidad engañosa o fraudulenta</a> es generalizado. </p>
<p>Por ello, apelando a los <a href="https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/crc.aspx">derechos</a> al libre desarrollo de la personalidad y el interés superior del menor, los Gobiernos de algunas de las democracias más avanzadas del mundo, como Suecia y Quebec, prohíben toda la publicidad dirigida a menores de 12 años.</p>
<h2>Un atentado contra derechos fundamentales</h2>
<p>La publicidad de bebidas y alimentos ultraprocesados <a href="https://sites.unicef.org/csr/files/A_Child_Rights-Based_Approach_to_Food_Marketing_Report.pdf">menoscaba otros derechos fundamentales de los niños</a>, mediante el uso de técnicas de marketing persuasivas, de carácter sofisticado y agresivo. </p>
<ul>
<li><p>Primero, el derecho a la información precisa y fácilmente comprensible sobre los verdaderos efectos de los productos anunciados. </p></li>
<li><p>Segundo, el derecho a la educación, en su vertiente relativa a los conocimientos y habilidades para adquirir hábitos de vida saludables. </p></li>
<li><p>Tercero, el derecho a actividades culturales, de juego y recreo libres de la presencia de contenidos comerciales intrusivos y dañinos para su desarrollo físico, intelectual o emocional. </p></li>
<li><p>Cuarto, el derecho a la intimidad y la privacidad, socavado cuando se recolectan y almacenan datos a través de internet para personalizar las estrategias publicitarias. </p></li>
<li><p>Y, por último, el derecho a la no discriminación. La infancia es un grupo de población especialmente vulnerable y sensible al impacto de la publicidad. </p></li>
</ul>
<p>Finalmente, niños y niñas se ven expuestos con más frecuencia que los adultos al marketing de productos ultraprocesados, <a href="https://www.humanium.org/es/entendiendo-el-impacto-de-la-publicidad-alimentaria-en-la-obesidad-infantil/">de manera especialmente desproporcionada en menores desfavorecidos de determinados grupos étnicos, raciales y socioeconómicos</a>, con efectos perjudiciales para la salud más intensos, ya que la obesidad se relaciona con factores vinculados a la desigualdad. Nos referimos a la imposibilidad de acceder a una dieta saludable y equilibrada debido a bajos ingresos, trabajos precarios, inseguridad económica o falta de tiempo. Con el consiguiente estrés y carencia de recursos para defenderse de la influencia de la publicidad, junto con la escasez de entornos seguros para pasear, jugar o hacer deporte.</p>
<p>No solo se menoscaban los derechos de los menores, también los de los padres. Es imposible en tales condiciones ejercer la libertad de dar a sus hijos una educación en hábitos alimentarios libre de influencias ajenas interesadas y perniciosas para su salud. Esta potestad es seriamente socavada por las técnicas de publicidad engañosa y por la presión que se ejerce sobre ellos de forma indirecta, a través de sus hijos, mediante sofisticadas técnicas de neuromarketing. </p>
<p>No existe un derecho tal a engañar y manipular la información y sí, en cambio, a comunicar y a recibir información veraz y fiable en un asunto de máxima trascendencia para la salud.</p>
<h2>Regular la publicidad alimentaria es un deber</h2>
<p>Por tanto, <a href="https://www.unicef.nl/files/Advocacy-brief-healthy-food-enviro-final.pdf">los estados tienen el deber positivo de regular la publicidad alimentaria</a> para proteger a los niños de la exposición al marketing de alimentos y bebidas ultraprocesados. Los poderes públicos son responsables de la adecuada y efectiva protección de los menores, especialmente vulnerables frente a esta publicidad con perniciosos efectos sobre su salud presente y futura. </p>
<p>Es más, desde un punto de vista ético incurrirían en una inacción indebida si no tomaran medidas para proteger a los más débiles y expuestos al daño. Máxime cuando se ha comprobado la <a href="https://www.wcrf.org/policy/our-publications/building-momentum-series/lessons-implementing-robust-restrictions-marketing-children/">nula efectividad de la pretendida autorregulación</a>. </p>
<p>Medidas de salud pública como la regulación de la publicidad alimentaria empoderan a la ciudadanía para que tome el control verdadero de su alimentación y ejerza, esta vez con conocimiento, una auténtica libertad de elección. Esta intervención, imprescindible para defender los derechos fundamentales de una población vulnerable como son los menores, es coste-efectiva (no olvidemos el enorme <a href="https://gh.bmj.com/content/6/10/e006351">impacto económico de la obesidad</a>), promueve la creación de entornos saludables, contribuye a reducir inequidades en salud y cuenta con el apoyo de científicos, profesionales de la salud, organizaciones de la sociedad civil y población general.</p>
<hr>
<p><em><strong>Pliego de descargo</strong></em></p>
<p><em>El contenido de este artículo es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa necesariamente el punto de vista del Instituto de Salud Carlos III y del CSIC.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/170488/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miguel Ángel Royo Bordonada recibe fondos de investigación de convocatorias competitivas (IMIENS y AES) y es miembro de Fiare Banca Ética, Acción Solidaria Aragonesa, Médicos del Mundo, MSF, OCU, Amnistía Internacional, SOS Racismo Madrid, CGT, SOM energía, Somos conexión, Europa Laica, Ciudadan@s por la Educación Pública, Asociación DMD, ACNUR, Justicia Alimentaria, Asociación cultural Arbir Malena. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Txetxu Ausín recibe fondos de los proyectos EXTEND (<a href="http://www.extend-project.eu/">www.extend-project.eu/</a>) y BAKARZAIN (Soledad no deseada y cuidados. KUNA Institutoa y GLOBERNANCE). Es socio de OXFAM-INTERMON y de CIVIO. Forma parte del Clúster de Ética del País Vasco</span></em></p>Regular la publicidad alimentaria infantil es fundamental para proteger el derecho a la salud de los menores que, abusando de ultraprocesados, caen fácilmente en manos de la obesidad y la diabetes.Miguel Ángel Royo Bordonada, Presidente de la Asociación Madrileña de Salud Publica. Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos IIITxetxu Ausín, Científico Titular, Instituto de Filosofía, Grupo de Ética Aplicada, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1597182021-08-19T21:42:00Z2021-08-19T21:42:00ZRestaurantes y comedores escolares: ¿es sano comer fuera de casa?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/413570/original/file-20210728-19-1mmldc2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C26%2C8688%2C5748&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/chef-standing-behind-full-lunch-service-492345844">Shutterstock / ercan senkaya</a></span></figcaption></figure><p>¿Tienen la impresión de que al comer fuera de casa se hacen ingestas de mayor cantidad y se opta por platos, bebidas y postres menos habituales que los consumidos en el hogar?</p>
<p>Podría ser simplemente una impresión subjetiva pero la mayoría de estudios lo confirman. Además, aumenta a medida que esta actividad es más puntual o se relaciona con el ocio. Entonces, es hora de preguntarnos: ¿estas costumbres podrían influir en el exceso de peso de la población?</p>
<h2>La costumbre de comer fuera de casa</h2>
<p>En primer lugar, indicaremos que la <a href="https://doi.org/10.1016/j.rec.2018.10.010">previsión</a> sobre el exceso de peso para 2030 no es halagüeña: un 80 % de los hombres y el 55 % de las mujeres tendrán sobrepeso u obesidad. Esto acarreará un aumento del sobrecoste sociosanitario relacionado con este problema de salud que podría alcanzar los 3 000 millones de euros.</p>
<p>Por otro lado, recordemos que el consumo de alimentos fuera de casa representa una pequeña parte del consumo total. En <a href="https://ec.europa.eu/eurostat/web/products-eurostat-news/-/EDN-20200101-2">España</a>, este gasto supone un 13 % del gasto total en consumo, frente a la media en la Unión Europea del 7 %.</p>
<p>Anualmente el gasto por persona se <a href="https://www.mapa.gob.es/en/alimentacion/temas/consumo-tendencias/informe2019_v2_tcm38-540250.pdf">estima</a> en 1 060 euros, con un 61 % atribuible a alimentos y un 39 % a bebidas.</p>
<p>En este punto, hay que tener en cuenta que la elección de la ingesta varía enormemente en función de la <a href="https://ec.europa.eu/eurostat/web/products-eurostat-news/-/EDN-20200101-2">ocasión</a> de consumo (comidas principales o desayuno), el entorno (en soledad, con amistades, con familia o con compañeros y compañeras de trabajo), el grupo de edad, por el número de habitantes o la región del lugar de residencia, la clase socioeconómica o el sexo.</p>
<p>Como pueden imaginar, la asiduidad de este consumo, junto con el tipo de alimento elegido pueden tener su influencia en la composición corporal.</p>
<h2>¿Comemos de manera saludable en los bares?</h2>
<p>En la población española, 3 de cada 4 personas realizan diariamente alguna de las tres comidas habituales fuera de casa. La más frecuente es el desayuno. En cuanto al tipo de elección, el 74 % no suele pedir verdura o ensalada como plato principal y el 63 % ni siquiera como guarnición.</p>
<p>En lo que respecta al <a href="https://www.seedo.es/images/site/SEEDO_NP_Encuesta_percepcio%C3%ACn_01_2020.pdf">postre</a>, lo más habitual es que sea dulce ya que solo el 8 % consume asiduamente fruta. De los que no lo hacen, una quinta parte indica que es porque no figura en el menú. </p>
<p>Diferentes estudios de <a href="https://doi.org/10.1111/j.1753-4887.2011.00459.x">revisión</a> sobre el tema asocian las comidas fuera de casa y el exceso de peso. Sin embargo, hay cierta controversia al respecto y los aspectos metodológicos pueden estar condicionando los <a href="https://doi.org/10.1080/10408398.2011.627095">resultados</a>. Lo que sí parece más claro es la relación entre la <a href="https://jandonline.org/article/S0002-8223(11)01377-0/fulltext">comida rápida</a> y el exceso de peso.</p>
<p>La cuestión, en general, es difícil de abordar pues las elecciones alimentarias, incluso fuera de casa, varían según la cultura. Además, se detectan claramente diferencias entre la comida y la cena y entre las pautas de consumo de lunes a viernes y las realizadas durante el fin de semana.</p>
<p>Sin embargo, respecto a las causas por las que acudimos a los restaurantes para comer hay más consenso. Destacan las motivaciones laborales, pero van disminuyendo a lo largo de la semana y en el fin de semana desaparecen para convertirse el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0195666317304919?via%3Dihub">ocio</a> en el principal motivo, tanto para comer como para cenar fuera de casa. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=271&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=271&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=271&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=341&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=341&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/413572/original/file-20210728-25-4bq3fa.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=341&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/table-food-top-view-467823860">Shutterstock / Olga Klochanko</a></span>
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</figure>
<h2>Claves para comer saludable también fuera de casa</h2>
<p>En una cultura como la española donde los restaurantes están muy presentes en nuestro día a día, podemos establecer algunas <a href="https://www.colesterolfamiliar.org/habitos-de-vida-saludables/dieta-y-nutricion/comer-fuera-de-casa/">recomendaciones</a> que nos ayuden a comer saludable fuera de casa. </p>
<p>En primer lugar, es importante no tomar aperitivos y entremeses, que el primer plato sean verduras y hortalizas y que el principal esté elaborado a partir de pescado blanco o azul, carne magra o de ave cocinadas a la plancha con guarniciones ligeras. </p>
<p>Recuerde que no tomar ensalada o verdura como plato principal cuando se come fuera de casa incrementa un 43 % el riesgo de desarrollar obesidad. Una opción recomendable podría ser el plato único, confeccionado según el modelo ‘<a href="https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/healthy-eating-plate/translations/spanish/">Plato Saludable de Harvard</a>’. Y, por supuesto, como bebida la mejor opción es el agua.</p>
<p>Por otro lado, es importante evitar los acompañamientos con beicon o queso. También mayonesa, nata, mantequilla u otras salsas. Asimismo, debemos evitar productos ultraprocesados, derivados cárnicos, fritos y azúcares. </p>
<p>Si podemos elegir, será conveniente procurar que la grasa utilizada en la elaboración y condimentación sea aceite de oliva. De la misma forma, si hay disponibilidad, la opción ideal de pan será el integral. </p>
<p>Por último, como postre, deje un espacio para las frutas, pues es la opción más saludable mientras que los dulces aumentan el riesgo de padecer obesidad un 20 %.
Y, si lo desea, un café o una infusión durante la sobremesa. </p>
<p>Por último, recuerde que, entre otros <a href="https://www.seedo.es/images/site/SEEDO_NP_Encuesta_percepcio%C3%ACn_01_2020.pdf">datos</a> importantes, el riesgo de obesidad se incrementa con la edad.</p>
<h2>El caso de los comedores escolares</h2>
<p>En medio de este dilema por comer o no fuera de casa, no preguntamos qué sucede en otro entorno especialmente sensible: el comedor escolar. Aprovechando un <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1695403321000163?via%3Dihub">estudio reciente</a> se pueden aportar algunos datos de interés al debate. </p>
<p>En primer lugar, entre un 35 y un 45 % del alumnado de infantil y primaria utiliza los comedores escolares. Todas las comunidades autónomas, excepto las ciudades autónomas, tienen trasferidas las competencias y disponen de normativa propia sobre este servicio. </p>
<p>Esta normativa se centra en promover una alimentación saludable, con una mejora evidente en los últimos años respecto al tamaño de ración y la frecuencia de consumo, acorde a las recomendaciones de las guías nutricionales. </p>
<p>Además, más recientemente se ha apostado por la sostenibilidad en la alimentación, al mismo tiempo que se planifican menús adecuados para las personas usuarias del comedor con necesidades especiales. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/413574/original/file-20210728-17-148pt3y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/tray-food-school-meals-220438117">Shutterstock / 135pixels</a></span>
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</figure>
<h2>Comedor escolar y educación alimentaria</h2>
<p>Así, y quitando la naturaleza errática de la alimentación en la edad correspondiente a la etapa escolar, los propios gustos personales, la educación alimentaria recibida en casa y cierta heterogeneidad en algunos aspectos de la normativa, se puede afirmar que el menú escolar es apropiado y adecuado para la población destinataria. Además, cumple en muchos casos con una oportunidad de educación alimentaria tan importante en esta población.</p>
<p>Este tipo de educación podría ser la solución para evitar que la relación entre comer fuera de casa y el exceso de peso se establezca como cierta. Esta propondría opciones de platos, cartas y menús que permitan hacer una elección informada, ya sea con iconografías, valores nutricionales o recomendaciones de menú. </p>
<p>Por último, esta educación pasa por el ámbito escolar, pero también por parte de los locales de restauración y, en todo caso, a modo individual y por su propio interés, confíese a una profesión sanitaria, en este caso la de dietista-nutricionista.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159718/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span> </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ana Frigola Cánoves y María José Esteve no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Cuando comemos en restaurantes tendemos a elegir platos menos saludables que los que elaboraríamos en casa. ¿Aumenta el riesgo de desarrollar exceso de peso? ¿Cómo podemos evitarlo?Jesús Blesa Jarque, PDI Área de Nutrición y Bromatología, Universitat de ValènciaAna Frigola Cánoves, PDI. Area Nutrición y Bromatología, Universitat de ValènciaMaría José Esteve, PDI. Área de Nutrición y Bromatología, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1633062021-07-06T21:51:45Z2021-07-06T21:51:45Z¿Cómo influyen los adultos en el estilo de vida de los niños que les rodean?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/409985/original/file-20210706-15-u4l7dz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C747%2C4373%2C2517&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/baton-rouge-louisiana-april-2011-obese-615112991">Shutterstock / Roberto Michel</a></span></figcaption></figure><p>¿Has escuchado alguna vez la frase “cuando seas padre, comerás huevos”? Se trata de un refrán con el que muchos adultos pretenden adoptar estilos de vida, en ocasiones, no saludables y que sus hijos (o menores a su alrededor) no imiten estos hábitos. Si son ustedes de los que lo utilizan a menudo, tenemos malas noticias.</p>
<p>Una nueva investigación sobre obesidad pone el foco de la promoción de un estilo de vida saludable en los adultos para evitar el desarrollo de obesidad en los niños que les rodean.</p>
<p>Hasta ahora, el desarrollo de esta enfermedad se había relacionado con factores genéticos, sociales y conductuales de las propias personas que desarrollan esta afección. Sin embargo, hoy iremos más allá. </p>
<p>La obesidad se define como una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Se trata de un importante problema de Salud Pública en Europa y América. En España, la <a href="https://www.mscbs.gob.es/estadEstudios/sanidadDatos/tablas/tabla10.htm">tasa de obesidad actual</a> asciende al 16 % y en niños 10,3 %.</p>
<p>Por su parte, en 2019 en América Latina y el Caribe, <a href="http://www.fao.org/3/ca6979es/ca6979es.pdf">casi un cuarto</a> de la población adulta en la región tenía obesidad, con prevalencias más altas entre mujeres (28 %) que en hombres (20 %). Además, la prevalencia del sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años ya alcanza 7,5 %, por encima de 5,9 % mundial.</p>
<p>Los datos no son esperanzadores pues, hasta ahora, se desconoce cómo evolucionará la epidemia de obesidad en las <a href="https://europepmc.org/article/med/16444173">próximas décadas</a>.</p>
<h2>¿Como es posible que un niño desarrolle obesidad?</h2>
<p>Entre los factores de riesgo más estudiados científicamente se encuentran los de <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11684-018-0640-1">tipo genético</a>. Entre ellos, podemos citar las mutaciones en el receptor de melanocortina 4 (MC4R), el gen asociado a la masa y la obesidad (FTO) y alteraciones en enzimas como la leptina, su receptor, la proopiomelanocortina y la pro-proteína convertasa. </p>
<p>Este tipo de defectos genéticos solamente justifican el 1 % de los casos. Sin embargo, el riesgo de desarrollar obesidad aumenta exponencialmente al combinarse con otros <a href="https://www.karger.com/Article/FullText/368783">factores de riesgo</a>. Estos pueden ser de tipo psicosocial (como el estrés, la ansiedad, la depresión y bajo nivel de autoestima) y conductual (hábitos de alimentación y sedentarismo).</p>
<p>En relación al estilo de vida, ya en 2015 se identificó por primera vez que el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25523615/">estilo de vida de los padres</a> (antes y después de la concepción) representa un factor de gran impacto en el desarrollo de sobrepeso y obesidad de los niños.</p>
<p>Al mismo tiempo, también se ha reconocido que hay <a href="https://redib.org/Record/oai_articulo2739154-asociaci%C3%B3n-entre-%C3%ADndice-de-masa-corporal-de-padres-e-hijos-association-between-body-mass-index-parents-children">más posibilidades</a> de desarrollar obesidad en familias con bajo nivel socioeconómico. Lo mismo sucede con los niños cuyos padres tienen sobrepeso.</p>
<p>Para mayor gravedad, se ha demostrado que la obesidad infantil tiene una elevada posibilidad de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20975725/">permanecer durante la etapa adulta</a>, con los riesgos para la salud y calidad de vida que esto implica.</p>
<p>Por todos estos motivos, aumentar la cantidad de actividad física practicada por los niños y niñas se había convertido en una prioridad de Salud Pública en los países industrializados. </p>
<h2>Influencia de los adultos en los niños, un factor clave más</h2>
<p>Sin embargo, en <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/retos/article/view/78528">un estudio reciente</a> hemos puesto el foco también en la influencia que ejercen los adultos sobre la población infantil. En esta investigación hemos identificado que los hábitos de actividad física y el peso de los niños españoles pueden estar influidos por la presencia de adultos de referencia en el hogar.</p>
<p>Esta <a href="https://bmcobes.biomedcentral.com/articles/10.1186/s40608-019-0232-x">relación directa</a> entre el adecuado peso de los adultos y el de los niños convivientes tiene sentido dado que ambos compartirían hábitos dietéticos. Además, la toma de <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnut.2018.00069/full">decisiones del adulto sobre sus hijos</a> también podría influir en la dieta que llevan los niños que están bajo su cuidado.</p>
<p>Por otra parte, es la primera vez que se identifica la relación entre el peso de los niños y el <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/retos/article/view/78528">nivel de estudios del adulto</a>. Es decir, según los resultados de la investigación, cuanto mayor es el nivel educativo de estas personas, más probabilidades habrá de que conozcan las recomendaciones sobre la práctica de ejercicio físico y deporte. </p>
<p>De hecho, el estudio ha identificado que los adultos sin sobrepeso y con más estudios han sido los que más deporte practican, lo que concuerda con la explicación anterior. Consecuentemente, estos adultos aplicarían dicho conocimiento a sí mismos y a los <a href="https://www.researchgate.net/publication/340777070_Does_physical_fitness_and_parenting_transformational_style_predict_happiness_and_wellbeing_and_distress_in_adolescents_La_condicion_fisica_y_el_estilo_parental_transformacional_predicen_la_felicidad_e">menores con los que conviven</a>. </p>
<p>Además, estas personas serían más conscientes de su impacto en la salud presente y futura de su hijo o hija. De esta forma, los adultos más formados buscan inculcar y promover proactivamente este hábito en sus hijos de manera más frecuente que las personas con menos nivel de estudios. </p>
<h2>Promover la actividad física en adultos para evitar la obesidad infantil</h2>
<p>En cuanto al género, ya se sabía, por <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/retos/article/view/65097">estudios anteriores</a>, que las niñas tienden a adoptar estilos de vida más sedentarios que los niños. Ahora sabemos que esta conducta, distinta entre ambos sexos, permanece en los adultos. Este fenómeno podría ser un reflejo de las <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/retos/article/view/72055">diferencias en los roles de género</a> que se inculcan ya desde la infancia. </p>
<p>Estos resultados dan un giro en la prioridad inicial de promover la actividad física entre los niños y convierte a los <a href="https://recyt.fecyt.es/index.php/retos/article/view/60545">adultos en la población diana</a>. Por tanto, habría que incidir en ellos con mensajes que ayuden a mejorar su estilo de vida y la de los niños que los rodean (y de los que aprenden modelos de conducta).</p>
<p>Particularmente, en el caso de la infancia, es importante atender a factores socioeconómicos y culturales que dependen, a su vez, de los adultos con los que conviven. </p>
<p>En definitiva, la obesidad puede estar condicionada por <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s00018-007-7453-8">factores genéticos y biomédicos no modificables</a> mediante nuestras decisiones diarias, pero su prevención y manejo sí están fuertemente condicionados por decisiones personales del día a día relacionadas con la alimentación, las actividades de ocio y el descanso diarios. </p>
<p>Es decir, todo adulto con niños a su cargo debe tener presente que está siendo un modelo de imitación diario para los niños y niñas que le rodean.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163306/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raquel Leirós Rodríguez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una nueva investigación pone el foco de la promoción de un estilo de vida saludable en los adultos para evitar el desarrollo de obesidad en los niños que les rodean.Raquel Leirós Rodríguez, Profesora Ayudante Doctor en Fisioterapia, Universidad de LeónLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1606562021-05-11T17:36:47Z2021-05-11T17:36:47ZInfancia y alimentación: ‘Por primera vez en la historia, la próxima generación tendrá menos esperanza de vida que la actual’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/399964/original/file-20210511-24-1wwij47.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C8%2C5742%2C3819&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-boy-eating-unhealthy-food-he-1919726375">Shutterstock / Dejan Dundjerski</a></span></figcaption></figure><p><em>El 34% de la población infantil entre 8 y 16 años tiene sobrepeso u obesidad en Europa. Los niños y adolescentes europeos son cada vez más gordos, en particular en los países del sur. ¿Estamos ante la peste silenciosa del siglo XXI? La profesora e investigadora de la Universidad Pública de Navarra Idoia Labayen advierte que, por primera vez en la historia, la obesidad hará que la esperanza de vida disminuya en la próxima generación.</em></p>
<p><strong>¿Es la obesidad infantil la otra epidemia del siglo XXI?</strong></p>
<p>Sí, podemos afirmar que así es. En los últimos veinte años se ha repetido en incontables ocasiones que la obesidad infantil es una epidemia. De hecho, sabemos ya que la esperanza de vida de la próxima generación será menor que la nuestra debido, en gran parte, al sobrepeso y la obesidad. En el año 2000 ya lo advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero nada ha cambiado. Elaboramos diagnósticos, realizamos investigaciones, pero nada cambia. Y las cifras siguen aumentando.</p>
<p><strong>Los últimos estudios realizados por el grupo ELIKOS en colaboración con otros así lo demuestran. ¿Son tan malos esos resultados?</strong></p>
<p>Estamos preocupados. Las tasas de obesidad y sobrepeso se han triplicado. Realizamos primero un <a href="https://www.gasolfoundation.org/wp-content/uploads/2019/11/Informe-PASOS-2019-online.pdf">estudio con otras instituciones estatales</a> en las escuelas para conocer los hábitos de alimentación, el nivel de ejercicio físico y la prevalencia del sobrepeso y la obesidad infantil y adolescente. Después, el Gobierno de Navarra solicitó otro estudio, en una muestra representativa, para conocer los estilos de vida y la prevalencia de sobrepeso en los escolares navarros. Los resultados nos dicen que uno de cada tres niños de entre 8 y 16 años tiene exceso de peso. Los hábitos alimenticios son malos ya que se está perdiendo la dieta mediterránea y el nivel de actividad física es bajo. El 60% no cumple el mínimo de tiempo que recomienda la OMS, 60 minutos diarios en movimiento.</p>
<p><strong>En el norte de Europa las tasas de obesidad son menores</strong>.</p>
<p>Así es. Hemos participado en algunas investigaciones europeas, con adolescentes y población infantil, y las conclusiones son siempre las mismas. En Suecia, en Noruega, en Dinamarca la prevalencia del sobrepeso y la obesidad es más baja que en los estados mediterráneos. En España, Italia, Grecia los niveles son considerablemente mayores. Los del norte se mueven más y comen más fruta y verdura.</p>
<p><strong>El exceso de peso es nocivo a cualquier edad. En el caso de los más pequeños, ¿qué consecuencias tiene?</strong></p>
<p>El tejido adiposo de las personas con sobrepeso aumenta la cantidad de adipoquinas y citoquinas inflamatorias liberadas, sustancias que están implicadas en muchas de las manifestaciones clínicas de esta patología, como la diabetes, hipertensión arterial o enfermedad cardiovascular. Si esta situación comienza en edades tempranas de la infancia, las complicaciones asociadas a la obesidad también se manifestarán antes incluso de la vida adulta. De hecho, hemos detectado que están surgiendo perturbaciones en el hígado desde la edad infantil. Es lo que denominamos esteatosis hepática, esto es, acumulación excesiva de grasa en el hígado, lo que provoca problemas de salud importantes. El 35% de los niños diagnosticados con sobrepeso u obesidad han desarrollado la enfermedad. En esos niños se quintuplica la posibilidad de desarrollar una diabetes. Se multiplica también el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Si seguimos con esta tendencia, vamos a empezar a ver ya casos en personas jóvenes en pocos años.</p>
<p><strong>Han analizado las distintas causas detrás de esta tendencia. Los resultados de la investigación afirman que niñas y niños, en la actualidad, se mueven menos que antes.</strong></p>
<p>Sí, las conclusiones de nuestras investigaciones confirman que <a href="https://www.unavarra.es/sites/actualidad/contents/noticias/2020/10/20-10-06/la-actividad-fisica-en-menores-d.html">niños y adolescentes se mueven menos</a>. También se han reducido las horas de ejercicio físico en la propia escuela y han cambiado las costumbres en el tiempo de ocio, el tipo de actividad. Hoy en día juegan menos en los parques, practican deporte en grupos reducidos y las pantallas ocupan gran parte de su tiempo libre. Están sentados demasiado tiempo y no cumplen con la recomendación de la OMS de actividad física moderada o intensa durante una hora diaria.</p>
<p><strong>El descenso de la calidad de la alimentación también está relacionada con esta epidemia. ¿Dónde está la dieta mediterránea?</strong></p>
<p>Lo cierto es que la dieta mediterránea, admirada en todo el mundo, cada día se practica menos. El problema es multifactorial. Las costumbres familiares han cambiado. Los progenitores disponen de menos tiempo para dedicarle a la compra y a la cocina. Las mujeres trabajamos fuera y ya no nos quedamos en casa. Antes eran las madres las responsables de esa importante tarea y, en general, la alimentación era más sana. Este sería uno de los factores, pero no solo. Hace unas décadas los refrescos, bebidas azucaradas y precocinados no eran frecuentes en casa. Eran productos caros y apenas los consumíamos. Tomábamos como postre fruta o un yogur natural. Hoy son productos baratos, muy accesibles y hay una gran variedad en el mercado con una oferta muy atractiva.</p>
<p><strong>Creemos saber qué es lo que consumen nuestros hijos.</strong></p>
<p>Creo que hay mucho desconocimiento. No es fácil leer una etiqueta que nos permita entender los ingredientes de un producto. El azúcar, por ejemplo, tiene muchos y variados nombres. Los más pequeños consumen demasiado azúcar, mucho más de lo que necesitan. En los alimentos preparados el nivel de grasa es demasiado alto, tienen también mucha sal, sustancia que provoca más deseo de comer. La presencia de esos alimentos en nuestras casas ha aumentado porque, entre otras causas, el precio del producto fresco es más elevado. Los factores son muchos y variados pero todos empujan en una misma dirección: la calidad de la alimentación disminuye.</p>
<p><strong>Otro factor en la ecuación es la pobreza. A menos ingresos, ¿más sobrepeso y obesidad?</strong></p>
<p>Así es. Lo podemos comprobar en Navarra, País Vasco y La Rioja. Las conclusiones de un estudio reciente, realizado en centros escolares de estas comunidades, muestran un 40% de sobrepeso u obesidad infantil y adolescente entre las familias inmigrantes. En el caso de niños cuyos padres y madres son oriundos, se sitúa en un 25%. Este desfase nos obliga a reflexionar como sociedad. Se dan aquí varias circunstancias. Por un lado, los hábitos alimenticios no son buenos, pero además, los progenitores tienen unas jornadas laborales muy largas y estos niños y niñas muchas veces están solos en casa y ven mucha televisión. Por otro lado, el deporte hay que pagarlo en la mayoría de los casos, lo que provoca que descienda su nivel de ejercicio físico.</p>
<p><strong>Y llegó la pandemia de coronavirus. ¿Hay evidencias de que el problema de la obesidad infantil se ha agudizado en este último año?</strong></p>
<p>Sí, éramos conscientes de que la salud infantil era menor en las familias con menor nivel socioeconómico. Por ello, pusimos en marcha una segunda evaluación para medir las consecuencias del confinamiento.<a href="https://academica-e.unavarra.es/handle/2454/39489">Este estudio</a> evidencia el impacto negativo del confinamiento derivado de la pandemia en los niveles de actividad física y conductas sedentarias de la infancia. Se mueven todavía menos y dedican más tiempo a las pantallas. Efectivamente, el problema se ha agravado y, si no se ataja, tendrá consecuencias en el futuro.</p>
<p><strong>El problema está diagnosticado. ¿Qué medidas habría que tomar para encontrar una solución?</strong></p>
<p>Niñas y niños tienen que vivir en una sociedad sana. Por ello, hay que incentivar que aumente la actividad física y aumentar el consumo de alimentos saludables. Es un problema multifactorial que atañe a toda la sociedad. Estos hallazgos deben ser tomados en cuenta para poner en marcha estrategias de salud pública que garanticen a la población infantil el poder desarrollarse en un entorno sano que permita preservar su salud. Los niños deben moverse todos los días un mínimo de una hora y deben alimentarse bien, también todos los días.</p>
<hr>
<p><em><a href="https://traductordeciencia.es/por-primera-vez-en-la-historia-la-proxima-generacion-tendra-menos-esperanza-de-vida-que-la-actual/">Una versión</a> de esta entrevista se publicó en el blog de la UPNA, <a href="https://traductordeciencia.es/">Traductor de Ciencia</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/160656/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Idoia Labayen no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La profesora e investigadora Idoia Labayen explica los riesgos de la obesidad infantil, que se encuentra en alza en los países mediterráneos debido a múltiples factores.Idoia Labayen, Profesora Titular de Universidad Ciencias de la Salud Área de Fisiología, Universidad Pública de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1576262021-04-21T20:26:21Z2021-04-21T20:26:21ZLa pandemia ha aumentado la inactividad física en los jóvenes: esta red global quiere solucionarlo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/394606/original/file-20210412-15-ebpflk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C5%2C3510%2C2289&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/kids-using-mobile-devices-93771490">Shutterstock / r Brocreative</a></span></figcaption></figure><p>Expertos a nivel internacional reconocen la importancia de cumplir con las cantidades recomendadas de actividad física y sueño para la salud de los más jóvenes, así como evitar comportamientos sedentarios. Es adecuado que niños y adolescentes <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/337004/9789240014817-spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y">acumulen un promedio de 60 minutos diarios de actividad física de moderada a vigorosa intensidad, limiten la cantidad de tiempo de comportamiento sedentario (especialmente tiempo recreativo de pantalla)</a> y tengan entre 8 y 11 horas (dependiendo de la edad) de sueño ininterrumpido por noche para su salud. </p>
<p>Por otro lado, la insuficiente actividad física ha sido identificada como el cuarto factor de riesgo de muerte prematura durante la edad adulta. Este está asociado con parámetros adversos de salud a nivel físico, psicosocial y cognitivo, así como a una menor condición física y niveles más bajos de actividad física tanto durante la infancia y adolescencia como en etapas posteriores en la vida. </p>
<p>En los últimos años, el uso recreativo de las pantallas se ha convertido en la principal actividad de comportamiento sedentario en niños y jóvenes. Este incremento en el tiempo de pantalla es muy preocupante debido a sus consecuencias negativas para la salud física (obsesidad) y mental. </p>
<p>El sueño es otro comportamiento importante para el bienestar de los jóvenes y está relacionado con diferentes parámetros de salud tales como la salud psicosocial, salud cardiometabólica o adiposidad. Los hábitos establecidos durante la infancia y adolescencia pueden tener efectos a largo plazo en la salud y pueden llegar hasta la edad adulta. Por lo tanto, la infancia es un periodo óptimo para promocionar hábitos de vida activos y saludables como estrategia para prevenir las enfermedades no transmisibles y lograr una población adulta sana.</p>
<h2>La pandemia agrava la crisis de la actividad física</h2>
<p>La pandemia de covid-19 obligó a establecer restricciones alrededor del mundo que afectaron a los comportamientos activos de niños y jóvenes. La comunidad científica ha reportado una reducción en el cumplimiento de las mencionadas recomendaciones en diferentes partes del mundo, incluyendo Australia, Brasil, Canadá y España. </p>
<p>Dado que el mundo ya estaba afrontando una crisis de insuficiente actividad física antes del inicio de la pandemia, existe una preocupación por la doble carga en la era pospandemia que supone la propia pandemia y la insuficiente actividad física. </p>
<p>Como respuesta directa a esta situación, un grupo de investigadores, profesionales de la salud y grupos de interés trabajarán juntos para amortiguar el impacto de los cambios comportamentales relacionados con la pandemia en conjunción con la persistente inactividad física a nivel mundial.</p>
<p>La <a href="https://www.activehealthykids.org/">Alianza Global por una Infancia Activa y Saludable</a>(AHKGA, por sus siglas en inglés) es una organización sin ánimo de lucro que integra investigadores, profesionales de la salud y relevantes grupos de interés con el objetivo de promocionar la actividad física en niños y jóvenes. La alianza ha desarrollado la <a href="https://www.activehealthykids.org/3-0/">matriz global de actividad física para niños y jóvenes</a>, que es una iniciativa de desarrollo de un reporte de calificaciones que evalúa 10 indicadores relacionados con la actividad física en niños y jóvenes en países de seis continentes.:</p>
<ol>
<li>Actividad física general.</li>
<li>Deporte y actividad física organizada.</li>
<li>Juego activo.</li>
<li>Transporte activo.</li>
<li>Comportamiento sedentario.</li>
<li>Condición física.</li>
<li>Familiares y pares.</li>
<li>Escuela.</li>
<li>Comunidad y ambiente.</li>
<li>Gobierno.<br></li>
</ol>
<p>Cada país participante elabora un reporte de calificaciones que presenta la evidencia disponible más reciente de cada indicador. El de España, por ejemplo, se encuentra <a href="https://www.activehealthykids.org/wp-content/uploads/2016/11/spain-report-card-long-form-2016.pdf">aquí</a>.</p>
<h2>Un reporte para mejorar la investigación</h2>
<p>La matriz global y los reportes de calificaciones son importantes instrumentos de apoyo para el desarrollo de políticas públicas y programas nacionales e internacionales para la promoción de la actividad física en niños y jóvenes. También facilitan la investigación en este ámbito, ya que presentan las brechas críticas de investigación y vigilancia que deben ser abordadas para promocionar un estilo de vida activo y saludable en niños y jóvenes a nivel global.</p>
<p>El proyecto presentará su cuarta edición en 2022, e incluirá un total de 60 países participantes. Para la cuarta edición, 16 territorios o países nuevos participarán en el proyecto por primera vez, y se suman a los 44 países o territorios que vuelven a participar.</p>
<p>Una característica única de la cuarta edición es la participación independiente de regiones españolas (Extremadura, País Vasco y Región de Murcia) como proyecto piloto para obtener información más específica sobre las diferencias generales existentes entre regiones dentro de un mismo país. </p>
<p>Esto podría ayudar a comprender las diferencias regionales e implementar políticas específicas para promocionar comportamientos activos de una manera efectiva. Algunos <a href="https://www.gasolfoundation.org/es/estudio-pasos/#:%7E:text=%C2%BFQu%C3%A9%20es%20PASOS%3F,16%20a%C3%B1os%20y%20sus%20familias.">estudios recientes</a> en España han resaltado las diferencias regionales respecto a la obesidad y los indicadores relacionados con la obesidad. </p>
<p>Una nueva colaboración (Red Española por una Infancia Activa y Saludable) de expertos e investigadores de actividad física se está poniendo en marcha. Esta apoyará las actividades de la AHKGA, promocionando la difusión y comunicación del conocimiento científico relacionado con la actividad física y la salud entre la comunidad científica española, así como entre la población general, defendiendo el desarrollo de intervenciones, programas, y políticas de promoción de comportamientos activos en niños y jóvenes.</p>
<p>Recopilar, armonizar y sintetizar datos para la edición actual será un desafío debido al impacto de la pandemia en curso y su irrupción en nuestras vidas en todo el mundo. La sociedad científica española e internacional está comprometida con la promoción, difusión y comunicación de la evidencia científica para apoyar el objetivo de la Organización Mundial de la Salud de reducir la insuficiente actividad física a nivel global. </p>
<p>Además, la actual situación sanitaria llama a la acción y apoyo de gobierno, legisladores e investigadores para una mejor monitorización y evaluación de los cambios en actividad física, comportamiento sedentario y sueño en niños y jóvenes, así como sus fuentes de influencia durante y en la era pospandemia. Estos esfuerzos constituirán un paso esencial para lograr una población<a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/272721/WHO-NMH-PND-18.5-eng.pdf">activa para un mundo más saludable</a>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/157626/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Javier Brazo-Sayavera. Es director del comité de comunicación de la Alianza Global por una Infancia Activa y Saludable. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Riaz Uddin works for Deakin University Institute for Physical Activity and Nutrition and is a member of the Active Healthy Kids Global Alliance Communication Committee. Riaz Uddin is supported by an Alfred Deakin Postdoctoral Research Fellowship.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Salome Aubert is a member of the Active Healthy Kids Global Alliance Board of Directors.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Aleš Gába, Eun-Young Lee y Taru Manyanga no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>El proyecto busca facilitar la investigación y mostrar brechas que deben ser abordadas para promocionar un estilo de vida activo y saludable en niños y jóvenes a nivel global.Javier Brazo-Sayavera, Profesor del área de Educación Física y Deportiva, Universidad Pablo de OlavideAleš Gába, Associate professor, Palacký University Olomouc, Czech RepublicEun-Young Lee, Assistant Professor, Queen's University, OntarioRiaz Uddin, Postdoctoral Research Fellow, Deakin UniversitySalome Aubert, PhD in Population Health, L’Université d’Ottawa/University of OttawaTaru Manyanga, Assistant Professor-Physical Therapy, University of Northern British ColumbiaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1563372021-04-11T18:26:20Z2021-04-11T18:26:20Z‘Exergames’: videojuegos interactivos contra el sedentarismo en la infancia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/391488/original/file-20210324-15-iuojoh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C483%2C4509%2C2915&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/children-computer-class-us-education-video-626899571">Shutterstock / e Poznyakov</a></span></figcaption></figure><p>Sin darnos prácticamente cuenta, el auge tecnológico de los últimos años ha producido un cambio en nuestro paradigma social. </p>
<p>De forma natural, compartimos nuestra rutina con la tecnología, tanto a nivel profesional, personal y social como de ocio. Se trata de un panorama muy diferente al de otras décadas. Ahora, desde la primera infancia, esta se integra directa o indirectamente en la realidad diaria de los pequeños. </p>
<p>No obstante, a pesar de su funcionalidad y utilidad, es inevitable comprobar cómo estos cambios están transformando sus hábitos, dando lugar a una serie de problemas a nivel físico, psíquico o social. </p>
<h2>¿Se siguen en España las recomendaciones de actividad física?</h2>
<p>Muchos investigadores han observado una estrecha relación entre estos problemas y la tecnología. </p>
<p>Hoy en día, no es raro encontrar en nuestros hogares instrumentos que pueden incidir en la inactividad física o la obesidad, cada vez a edades más tempranas. Hablamos, entre otros, de <em>smartphones</em>, <em>tablets</em>, ordenadores o videoconsolas.</p>
<p>El aumento de las conductas sedentarias en la sociedad actual representa uno de los principales problemas de salud del siglo XXI. Tal y como confirmaba el <a href="https://www.fen.org.es/anibes/es/alimentacion_actividad_fisica">estudio español ANIBES</a>, el 55,4% de la población infantil y juvenil no cumple con las recomendaciones internacionales de actividad física. </p>
<p>De hecho, España se sitúa entre los países con mayor tasa de obesidad infantil. En 2020, según el <a href="https://www.revespcardiol.org/es-prevalencia-sobrepeso-obesidad-obesidad-abdominal-articulo-S0300893219303306">Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE)</a>, el 35% de la población de entre 3 y 24 años presentaba sobrepeso u obesidad. </p>
<p>De estos datos se puede deducir que pasar demasiadas horas frente a las pantallas conlleva una disminución de movimiento, de la práctica de ocio activo y de actividades deportivas. A veces, incluso, de las propias relaciones sociales. </p>
<p>Según las recientes <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/337004/9789240014817-spa.pdf">recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)</a>, los menores de 5 años que ya andan deberían hacer, al menos, 3 horas de actividad física repartidas durante el día. </p>
<p>Por su parte, lo aconsejado para niños o adolescentes de entre 5 y 17 años es una media de 60 minutos de ejercicio físico aeróbico diario. Este, además, debería complementarse con actividades que refuercen músculos y huesos 3 días a la semana. </p>
<h2>¿Cómo nos acostumbramos a mantener un estilo de vida activo?</h2>
<p>Para alcanzar un desarrollo óptimo, tanto físico como intelectual, es esencial crear hábitos saludables desde la infancia. Las “costumbres” adquiridas en estas etapas, tienden a repetirse durante el resto de la vida adulta, según han demostrado diferentes investigaciones. </p>
<p>Al ocupar gran parte de la rutina del niño, la escuela se convierte en un lugar adecuado para desarrollar tales hábitos. Por ello, de cara a educar y formar en un uso saludable, la atracción y familiarización de la tecnología en los menores se convierte en un reto para los docentes.</p>
<p>Según los últimos estudios realizados por <a href="https://www.aimc.es/blog/mas-del-40-los-ninos-ve-contenidos-televisivos-los-dispositivos-moviles-ordenador/">la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC)</a>, los niños españoles pasan casi 5 horas diarias frente a alguna pantalla. </p>
<p>Somos conscientes de la confrontación entre la práctica de movilidad activa en la infancia y el tiempo dedicado al ocio digital. Una alternativa en pro de la mejora de la salud sería el uso de videojuegos activos o <em>exergames</em>, que involucran actividad física.</p>
<h2>Exergames: una nueva propuesta para los docentes</h2>
<p>Como formadores de profesionales del sector educativo, queremos generar instrumentos para que los próximos maestros puedan integrarlos en su futura práctica docente. </p>
<p>Es cierto que existen <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3289528/">multitud de plataformas</a>, como <em>Nintendo Wii</em>, <em>Kinect</em> de Microsoft o <em>Play Station Move</em> de Sony. No obstante, presentan una serie de limitaciones. Sin ir más lejos, la disponibilidad económica para adquirirlos o la necesidad de disponer de un aparato específico y un televisor para su funcionamiento. Esto último, además, restringe el espacio de juego. </p>
<p>Frente a esta situación, estamos incentivando en los estudiantes de Magisterio la creación de “juegos interactivos activos” a través de programas de presentación como son PowerPoint, Genially o Prezi. </p>
<p>Aunque su función original no está planteada con ese propósito, son un recurso al alcance de la mayoría de la población académica. Además, permiten la integración de vídeo, música, imágenes o texto en el mismo programa. </p>
<p>Para su ejecución solo se necesita un dispositivo móvil que permita su reproducción. De este modo, el menor podrá llevarlo consigo en todo momento sin importar el espacio. Esto favorece la movilidad en función del tipo de juego creado, hasta el momento, <em>scape rooms</em>, circuitos con diferentes pruebas, cuentos motores, bailes u otras actividades de expresión corporal y <em>gymkanas</em>. </p>
<p>La inclusión de estos videojuegos en la jornada escolar y en el ocio no solo favorece el proceso educativo en el que trabajar diferentes aspectos del currículo escolar. También puede atraer a aquellos estudiantes más reacios a la práctica de ejercicio físico, al verlo como un juego (herramienta conductora del aprendizaje en la niñez). </p>
<p>De esta forma, se puede dejar atrás la concepción de que los juegos interactivos son algo pasivo. Se puede dar un giro activo al uso de la tecnología. </p>
<p>Su aplicación podría ayudar a reducir los niveles actuales de sedentarismo y la mejora de la condición física. También la socialización y el desarrollo integral tanto a nivel cognitivo como académico de aquellos que lo practiquen.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/156337/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>En un contexto en el que debemos aprender a convivir con las novedades tecnológicas, ¿por qué no aprovecharlas para aumentar la actividad física de los más pequeños? La propuesta es dejar atrás la concepción de los juegos interactivos como algo pasivo.Juan Carlos Dobado Castañeda, Profesor en el Grado de Educación Infantil y Primaria de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de MálagaAdriana Nielsen Rodríguez, Personal Investigador en Formación, especialización en Educación Infantil y Desarrollo Psicomotor, Universidad de MálagaA. Ramón Romance García, Laboratorio de Motricidad Humana. Área de Expresión Corporal., Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1540422021-02-11T19:07:51Z2021-02-11T19:07:51Z9 claves para paliar los efectos del sedentarismo infantil durante la pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/383589/original/file-20210210-17-1k0um4b.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5403%2C3686&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/high-key-portrait-kid-stay-home-1911382009">Shutterstock / Ann in the uk</a></span></figcaption></figure><p>Llevamos ya casi un año de pandemia. A lo largo de los últimos meses han sido numerosos los cambios que se han producido en la legislación con el propósito de intentar reducir la tendencia ascendente de contagios y fallecimientos por coronavirus. </p>
<p>Pese a la dureza de estas normas, los confinamientos, el aislamiento social y el teletrabajo se han mostrado como medidas eficaces para prevenir la expansión de la enfermedad. Sin embargo, y sin obviar la necesidad de asumirlas para que la situación mejore, no conviene pasar por alto sus consecuencias.</p>
<h2>Cierre de las instalaciones deportivas</h2>
<p>Dentro del ámbito físico y del deporte, el cierre de los centros deportivos, los gimnasios, de las escuelas deportivas, las restricciones para hacer ejercicio en grupo, la limitación de actividad física en los recreos de los colegios, la distancia social en las clases de Educación Física o el cierre de parques públicos han sido o son actualmente algunas de las resoluciones decretadas desde el comienzo del estado de alarma en 2020. </p>
<p>Debido a estas limitaciones, se ha producido un <a href="http://www.infad.eu/RevistaINFAD/OJS/index.php/IJODAEP/article/view/1828">fenómeno deportivo sin precedentes</a>, como es la actividad física en el hogar. Los gimnasios, por ejemplo, han lanzado <em>apps</em> con entrenamientos personalizados con el propósito de seguir ofreciendo servicios a sus clientes, y la etiqueta <em>#YoMeMuevoEnCasa</em> ha circulado, y circula, por las redes sociales como iniciativa de distintos entrenadores personales.</p>
<h2>¿Qué nos dice la ciencia sobre el sedentarismo?</h2>
<p>Las consecuencias negativas de la inactividad física no han tardado en llegar. Diversos grupos de investigación de diferentes universidades han realizado estudios en el último año tratando de obtener nueva información relativa a la inactividad física ocasionada por el confinamiento y las restricciones, especialmente en la población infantil y juvenil.</p>
<p>Estos problemas relacionados con la falta de actividad física <a href="https://www.revistachilenadepediatria.cl/index.php/rchped/article/view/2782">han afectado al ámbito físico y psicológico</a>. En relación con el primero de ellos, se pueden destacar problemas cardiovasculares y de obesidad, mientras que, relacionados con los segundos, se destaca por encima del resto <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2020.622595/full">la depresión</a>, agravándose esta situación en las mujeres. </p>
<p>La salud mental ha sido, por tanto, el aspecto que más se ha visto perjudicado con el confinamiento. En <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33363583/">un estudio en el que participaron 595 personas confinadas</a> se observó una relación inversa entre el incremento de los síntomas depresivos y los niveles de actividad física semanal.</p>
<p><a href="http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=4654">Otro estudio</a> compuesto por 4 811 participantes concluyó que la práctica de actividad física moderada durante el confinamiento se asoció con una disminución del 47 % en las probabilidades de padecer síntomas depresivos. Para aquellos que realizaron 10 horas de práctica semanal, las probabilidades de padecer síntomas depresivos fueron un 39 % más bajas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5991%2C3970&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5991%2C3970&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/383587/original/file-20210210-13-4vmbqq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/boy-wearing-medical-mask-during-covid19-1909641547">Shutterstock / Elizaveta Galitckaia</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>La inactividad física en los más pequeños</h2>
<p>En el caso particular de los niños y adolescentes, se han producido problemas relacionados con los síntomas de estrés postraumático, agresividad, rebeldía, obesidad, regulación emocional y conductual, provocando enfados, llantos, miedos, trastornos alimentarios y cierta hiperactividad. </p>
<p>El hecho de no poder practicar deporte con sus amigos, la suspensión de las competiciones deportivas o el cierre de los parques públicos conlleva consecuencias negativas mentales en estos. En este sentido, desde el ámbito escolar se están utilizando plataformas en línea que ofrecen la oportunidad de poder ver a sus compañeros/as, no utilizando estas plataformas solamente con fines académicos, sino también como recurso para seguir manteniendo <a href="https://addi.ehu.es/handle/10810/43056">relaciones sociales</a>.</p>
<p>Otro <a href="https://www.revistapcna.com/sites/default/files/006_0.pdf">estudio reciente</a> en el que participaron 113 sujetos (51,8 % niños y 48,2 % niñas) de entre 3 y 12 años alertó de que el 69,6 % de los padres y madres informaron de que, durante el confinamiento, sus hijos presentaron reacciones emocionales negativas, el 31,3 % problemas en el sueño y el 24,1 % problemas de conducta. </p>
<p>Los niños que invertían menos tiempo en el ejercicio físico y hacían mayor uso de pantallas presentaron un mayor número de reacciones negativas. Los datos sugieren, por tanto, que realizar ejercicio físico regular y limitar el uso diario de pantallas puede beneficiar a la salud mental infantil en situaciones de aislamiento.</p>
<h2>Cómo paliar las consecuencias</h2>
<p>Se proponen <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32947805/">diferentes medidas</a> en varios niveles, teniendo como protagonistas a los gobiernos locales, entornos de práctica en las ciudades, familia y amigos:</p>
<ol>
<li><p>En primer lugar, los gobiernos locales podrían prohibir el tráfico de vehículos en las calles en ciertos momentos para promover mayor participación de actividad física asegurando el distanciamiento social en entornos urbanos. </p></li>
<li><p>Los parques podrían abrirse con indicaciones muy marcadas de por dónde deben moverse los niños para promover la actividad física manteniendo el distanciamiento social en el exterior. </p></li>
<li><p>Se podría formar a voluntarios para vigilar que las distancias sociales se mantengan entre los niños en estas zonas de ocio. </p></li>
<li><p>Los centros educativos podrían promover la actividad física, especialmente a través del área de Educación Física, proporcionando vídeos de actividad física con desafíos o retos. Todo ello, en pro de mejorar el sistema inmunológico a través de ejercicio cardiovascular, fuerza-resistencia y flexibilidad adaptado a la competencia motriz de los participantes.</p></li>
<li><p>En relación con el entorno físico, los objetos que se encuentran en casa se pueden usar para crear circuitos de actividad, por ejemplo, subir escaleras, saltar objetos o realizar ejercicios con autocarga (con el propio peso corporal). </p></li>
<li><p>En el tiempo que se pasa al aire libre podrían promoverse caminatas familiares (senderismo), <em>Geocaching</em> (actividad de esconder y encontrar “tesoros” en cualquier lugar, con la ayuda de un GPS), bicicleta de montaña, orientación deportiva (con brújula y plano). Sin duda, donde se respira aire puro es más difícil la infección vírica.</p></li>
<li><p>En el ámbito social, las iniciativas podrían incluir la creación de un grupo de Facebook/WhatsApp/Correo electrónico de la comunidad, familia o amigos para participar en desafíos de actividad física –por ejemplo, rastrear los pasos realizados durante un día/una semana/un mes–. </p></li>
<li><p>Los adolescentes pueden usar aplicaciones para el móvil de actividad física o desafíos de acondicionamiento físico en línea con sus amigos (<a href="https://www.mapmyrun.com/">MapMyRun</a>, <a href="https://www.myfitnesspal.com/es/">MyFitnessPal</a>), y los padres y madres deben siempre fomentar la actividad física a sus hijos/as destacando los beneficios que esta posee.</p></li>
<li><p>A nivel personal, el disfrute es un factor crítico, por lo que encontrar formas creativas de participar en la actividad física que los niños/adolescentes disfruten es importante. Este proceso holístico podría conseguirse a través de la realización de bailes virales (TikTok), ver virtualmente a entrenadores/profesor de educación física o juegos físicamente activos, por ejemplo, <a href="https://www.nintendo.es/Juegos/Nintendo-Switch/Just-Dance-2021-1832849.html">Nintendo Just Dance</a> o <a href="https://www.nintendo.es/Juegos/Wii/Wii-Fit-283894.html">Wii Fit</a>. Siempre que estas actividades se hagan en familia serán más motivadoras.</p></li>
</ol>
<h2>Responsabilidad individual y social</h2>
<p>En definitiva, es un hecho que los niveles de sedentarismo han aumentado durante el confinamiento y que esto ha provocado diversos problemas en toda la población, incluidos niños y adolescentes, relacionados principalmente con lo físico (capacidades físicas básicas, obesidad, hipertensión, etc.) y psicosocial o emocional (autoestima, autoconcepto físico, depresión, etc.).</p>
<p>Los que trabajamos con niños y jóvenes sabemos los efectos demoledores que ha tenido el confinamiento domiciliario, el no poder salir y socializar entre iguales. Sin embargo, estos efectos negativos pueden ir disminuyendo a través de la puesta en práctica de diversas iniciativas relacionadas con la actividad física y que implican no solamente a las familias y al colegio, sino también a los gobiernos locales y autonómicos. </p>
<p>Además, la responsabilidad individual cumpliendo con fidelidad y honestidad los consejos que nos facilitan los sanitarios para prevenir la Covid-19 es un hecho fundamental y que demuestra la empatía y el compromiso hacía los demás, lo cual facilitará contextos seguros en los que los niños puedan jugar en las calles y en los parques, algo vital para su desarrollo y salud integral.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/154042/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Cierres de parques, polideportivos, reducción de la práctica de deportes en el colegio… Los efectos de la falta de ejercicio en los niños desde que comenzara la pandemia han sido evidentes (psicológicos y físicos). Los expertos nos dan las claves para acabar con el sedentarismo de los menores.Alejandro Prieto Ayuso, Profesor del área de Educación Física, Universidad de Castilla-La ManchaSixto González-Víllora, Profesor Titular de Universidad en Didáctica de la Educación Física y Deportes, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1481092020-11-08T20:38:15Z2020-11-08T20:38:15ZEl 97% de los alimentos dirigidos a niños no son saludables<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/367834/original/file-20201105-19-136ync5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C727%2C6052%2C2290&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/child-nutrition-choice-eating-unhealthy-diet-1368514142">Shutterstock / Lightspring</a></span></figcaption></figure><p>El Gobierno de España ha anunciado dos medidas para tratar de frenar la enorme tasa de obesidad y sobrepeso en la población infantil. Una de ellas es <a href="https://elpais.com/sociedad/2020-10-09/consumo-prohibira-los-anuncios-de-alimentos-no-saludables-dirigidos-a-menores-de-15-anos.html">prohibir la publicidad</a> de alimentos no saludables dirigidos a menores de 15 años. Ya era hora.</p>
<p>Los últimos datos del <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/nutricion/observatorio/Informe_Aladino_2019.pdf">Estudio ALADINO 2019</a> han vuelto a poner en primer plano la enorme incidencia de sobrepeso y obesidad infantil en España. </p>
<p>El 40% de los niños y niñas entre 6 y 9 años sufren de esta condición en nuestro país. De estos, el <a href="https://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0005/96980/2.3.-Prevalence-of-overweight-and-obesity-EDITED_layouted_V3.pdf">60%</a> seguirá teniendo exceso de peso cuando sean mayores.</p>
<p>Una de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para frenar esta otra pandemia es prohibir el marketing de alimentos no saludables dirigidos a niños. La OMS reconoce que la <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/44422/9789243500218_spa.pdf?sequence=1">publicidad en TV</a> influye en las preferencias alimenticias y en las pautas de consumo de la población infantil. Por lo tanto, regular este marketing debe ser prioritario para los gobiernos.</p>
<h2>¿Son saludables los alimentos dirigidos a niños y adolescentes?</h2>
<p>No. Según la OMS, la <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/44422/9789243500218_spa.pdf?sequence=1">promoción de alimentos y bebidas para niños</a> se centra principalmente en productos ricos en grasas, azúcar o sal.</p>
<p>La comercialización de estos productos ha sido reconocida en Europa como uno de los <a href="https://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0019/191125/e96859.pdf">factores de riesgo</a> que contribuyen a la obesidad infantil y al desarrollo de <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/noncommunicable-diseases">Enfermedades no Trasmisibles</a>.</p>
<p>Los <a href="https://www.mdpi.com/1660-4601/17/20/7699/pdf">resultados</a> de un estudio que hemos realizado en la Universidad Miguel Hernández, con más de 3 000 alimentos disponibles en el mercado español, son altamente preocupantes. De los 563 alimentos dirigidos a niños o adolescentes, el 97% se clasificaron como no saludables. Además, el 62% de los productos eran ricos en grasas; el 59%, en <a href="https://theconversation.com/es-malo-el-azucar-todo-depende-de-sus-apellidos-134490">azúcares libres</a>; el 45%, en grasas saturadas y otro 45% en sodio/sal.</p>
<p>También encontramos que los productos dirigidos a niños o adolescentes tenían peor calidad nutricional que el resto. Esto se debía a un mayor contenido en energía, azúcares, sal y grasas saturadas. Por el contrario, tenían menor contenido de proteínas y fibra.</p>
<p>Curiosamente, observamos que muy pocos alimentos saludables se promocionaban para niños o adolescentes. Esto sucedía con las legumbres, la pasta, el arroz, los frutos secos al natural, el pescado o el marisco sin ingredientes adicionales.</p>
<p>Nuestros resultados son similares a trabajos realizados en otros países como <a href="https://www.jneb.org/article/S1499-4046(08)00847-6/fulltext">Estados Unidos</a>, <a href="https://link.springer.com/article/10.17269/s41997-019-00276-3">Canadá</a>, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0195666314002591?via%3Dihub">Nueva Zelanda</a>, <a href="https://www.nature.com/articles/ijo2016167">Brasil</a>, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28614447/">Uruguay</a> o <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/11/5/1128">Eslovenia</a>. Por lo tanto, los alimentos con marketing dirigido a niños o adolescentes en todo el mundo son, en su gran mayoría, no recomendables desde el punto de vista nutricional.</p>
<h2>¿Qué regulación hay?</h2>
<p>En 2005 nació el <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/nutricion/Codigo_PAOS_2005_espanol.pdf">Código PAOS</a> en España como una forma de autorregulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigidos a menores. El código era voluntario y a él se podía adherir cualquier empresa de alimentación. Este código forma parte de la <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/nutricion/seccion/estrategia_naos.htm">Estrategia NAOS</a> de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) para prevenir la obesidad en España.</p>
<p>Tras 15 años, el código PAOS ha resultado totalmente inefectivo, principalmente debido a su carácter voluntario y a la ausencia de sanciones disuasorias. De hecho, varios <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/11/12/2873">estudios</a> han demostrado su claro incumplimiento por parte de las empresas que voluntariamente se habían comprometido a aplicarlo.</p>
<p>Por lo tanto, se hace necesario implementar un sistema de regulación de la publicidad de alimentos para niños que garantice un alto grado de protección de los menores. El Ministerio de Consumo español propone permitir la publicidad para niños solo en caso de alimentos considerados saludables. Serían considerados saludables aquellos clasificados como A o B según el sistema <a href="https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/noticias_y_actualizaciones/noticias/2020/Implantancion_nutriscore.htm">Nutri-Score</a>.</p>
<h2>Antecedentes</h2>
<p>La <a href="https://www.gov.uk/government/publications/the-nutrient-profiling-model">Food Standards Agency</a> del Reino Unido fue la primera institución que desarrolló unos criterios para detectar los alimentos con alto contenido de grasa saturada, sal o azúcar. El objetivo de este modelo de perfil nutricional era reducir la exposición de los niños a la publicidad de estos alimentos en televisión.</p>
<p>Por su parte, la <a href="https://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0005/270716/Nutrient-children_web-new.pdf">oficina regional de la OMS en Europa</a> (OMS-E) desarrolló un modelo propio en 2015, la <a href="https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/18621/9789275118733_eng.pdf?sequence=9&">Organización Panamericana de la Salud</a> (PAHO) le siguió en 2016 y la <a href="https://apps.who.int/iris/handle/10665/255260.">oficina regional de la OMS en el Mediterráneo Oriental</a>, en 2017. Entre los objetivos figuraba el de limitar el marketing de alimentos no saludables dirigidos a niños.</p>
<h2>Diferencias con el criterio de Nutri-Score</h2>
<p>Cuando comparamos tres de estos modelos con la propuesta del Ministerio de Consumo español, vemos que hay grandes coincidencias. Según estos, no se podría hacer publicidad dirigida a niños de cereales de desayuno y refrescos azucarados, queso, salchichas o zumos.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/366753/original/file-20201030-15-1qun461.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/366753/original/file-20201030-15-1qun461.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=488&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/366753/original/file-20201030-15-1qun461.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=488&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/366753/original/file-20201030-15-1qun461.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=488&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/366753/original/file-20201030-15-1qun461.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=613&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/366753/original/file-20201030-15-1qun461.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=613&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/366753/original/file-20201030-15-1qun461.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=613&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
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<p>Sin embargo, el criterio del Nutri-Score sí permitiría el marketing para niños de bebidas sin azúcares añadidos pero con edulcorantes. Eso no sería posible si se aplicaran los perfiles nutricionales de la PAHO o de la OMS en Europa.</p>
<p>Otra diferencia importante es que Nutri-Score presenta una mayor tolerancia a los azúcares añadidos. Esto abriría la puerta a la publicidad infantil de lácteos azucarados tipo yogur o leche fermentada.</p>
<p>En conclusión, los resultados de numerosos estudios muestran que la gran mayoría de los alimentos dirigidos a niños no son saludables. Las medidas de carácter voluntario no son efectivas. Por lo tanto, son necesarias acciones más comprometedoras que garanticen un alto nivel de protección de la población infantil frente a la venta de productos no saludables.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/148109/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>El marketing de alimentos para niños y adolescentes en España se centra en productos poco saludables. Para protegerles, es necesario regular este tipo de publicidad.Ana Belén Ropero Lara, Profesora Titular de Nutrición y Bromatología - Directora del proyecto BADALI, web de Nutrición, Universidad Miguel HernándezMarta Beltrá García-Calvo, Profesora de Nutrición y Bromatología., Universidad Miguel HernándezLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1298172020-02-11T20:30:36Z2020-02-11T20:30:36ZCada vez hay más niños obesos por culpa de los anuncios<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/314719/original/file-20200211-146674-1qihiw4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C1111%2C4486%2C2250&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/overweight-woman-eating-fast-food-watching-366917225"> Poznyakov / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Se han fijado alguna vez en la cantidad de calorías que ingerimos cuando vamos al cine? Palomitas, chuches, chocolatinas… Atrapados por las imágenes de la película, nos zampamos cualquiera de estos productos en pocos minutos. Sin que podamos explicar cómo, en un abrir y cerrar de ojos, ¡zas! La bolsa está completamente vacía. Y el estómago, lleno.</p>
<p>Que comamos de forma no consciente, abducidos por películas o programas de televisión, sin darle importancia ni a la cantidad ni a la calidad de los productos ingeridos, no es baladí. Varios <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17258351">estudios</a> asocian el visionado televisivo con una ingesta más alta de productos de baja calidad nutricional pero alto valor calórico. </p>
<p>Este hecho es particularmente alarmante entre el público infantil ya que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 40% de los niños y niñas españoles es obeso o tiene sobrepeso. La <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31030201">cifra nos sitúa a la cabeza de Europa</a> en los índices de obesidad infantil. </p>
<h2>Anuncios llenos de HFSS</h2>
<p>El problema se agrava cuando lo que se proyecta en la pantalla son anuncios de productos alimentarios y bebidas de alto valor calórico y bajo valor nutricional. Internacionalmente conocidos con las siglas HFSS (<em>High Fat Sugar Salt</em>). </p>
<p>Decididos a ponerle números a la situación, hace poco lanzamos desde la UOC un <a href="https://www.mdpi.com/2072-6643/11/12/2873">estudio</a> para analizar el impacto de la publicidad televisiva en los menores españoles de 4 a 12 años. Después de todo, no hay que dejarse engañar por el auge de los medios digitales entre los menores. La “caja tonta” sigue teniendo omnipresencia en los hogares españoles. Según datos de la Asociación de Investigación en Medios de Comunicación (AIMC), el 99% de los niños y las niñas ve contenidos televisivos habitualmente y un 80% los consume a diario. </p>
<p>Lo preocupante es que la mayor parte de este consumo se realiza durante franjas no protegidas por la regulación de protección a los menores. Y eso implica que la mayoría de campañas que impactan en los menores están dirigidas a consumidores adolescentes o adultos.</p>
<h2>Si comes esto, saltarás de alegría</h2>
<p>Nuestra conclusión directa es que la calidad nutricional de los productos alimentarios anunciados más vistos por los menores entre 2016 y 2018 deja bastante que desear. Eso y que, a medida que baja el valor nutricional de los productos anunciados, incrementa la presencia de elementos que transmiten ideas relacionadas con experiencias positivas. </p>
<p>Las galletas, la bollería industrial y otros productos de escaso valor nutricional se vinculan a conceptos como diversión, felicidad, aventura y éxito. Lo que alienta a los pequeños de la casa a consumirlos. </p>
<p>Esta relación entre la comida y las experiencias positivas es particularmente alarmante si tenemos en cuenta que cada vez es más frecuente el <em>emotional eating</em> (comer emocionalmente). Es decir, que personas con dificultad para gestionar sus emociones traten de compensar esas carencias ingiriendo alimentos ricos en energía pero poco nutritivos. Eso explica por qué varias <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11139006">investigaciones</a> previas relacionan el consumo de alimentos de bajo valor nutricional con un estado de ánimo personal bajo. </p>
<p>Asimismo se ha demostrado que la publicidad de productos hedónicos –aquellos que comerías por placer, pero sin hambre, como chocolate o patatas fritas– puede modificar el comportamiento, causando alteraciones alimentarias, como el trastorno por atracón.</p>
<h2>Malnutridos y bajitos</h2>
<p>Las primeras consecuencias no se han hecho esperar. Unicef ya ha alertado de que cada vez más críos ingieren más calorías de las que deben con menos nutrientes de los que necesitan. La alimentación rápida y moderna está desbancando a la tradicional y saludable. La malnutrición se extiende como la pólvora. Hasta el punto de que el consumo habitual de galletas, platos preparados y refrescos se relaciona con una disminución en la estatura de los menores.</p>
<p>La cosa no pinta nada bien si tenemos en cuenta que, paralelamente, ha descendido la actividad física de los críos a favor del ocio digital. Según denunciaba hace días la Organización de las Naciones Unidas (ONU), <a href="https://news.un.org/es/story/2019/11/1465711">el 80% de los adolescentes</a> realiza menos de una hora de actividad física al día, muy por debajo de sus recomendaciones. </p>
<p>Todos estos datos muestran la necesidad de reconsiderar la regulación publicitaria actual sobre los productos alimentarios. No solo porque los niños y las niñas quedan desprotegidos debido a su consumo televisivo en franjas adultas. También porque habría que poner freno a los discursos publicitarios demasiado hedonistas, que tiene consecuencias negativas en el bienestar de las personas, especialmente en las más vulnerables.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/129817/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Mireia Montaña Blasco no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las galletas, la bollería industrial y otros productos de escaso valor nutricional se vinculan a conceptos como diversión, felicidad o éxito. Y alienta los pequeños de la casa a consumirlos.Mireia Montaña Blasco, Profesora de los Estudios de Ciencias de la Información i de la Comunicación, UOC - Universitat Oberta de CatalunyaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1208182019-09-09T20:06:48Z2019-09-09T20:06:48ZLos barrios humildes necesitan más instalaciones deportivas: es cuestión de salud<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/286419/original/file-20190731-186809-sbrilj.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5207%2C3460&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/man-work-out-dumbbells-gym-city-673107940?src=Rqh0nzwHJK_I075_uIXyZg-1-0&studio=1">Shutterstock/Bignai</a></span></figcaption></figure><p>La inactividad física y el sedentarismo causan alrededor de <a href="https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/148114/9789241564854_eng.pdf">3,2 millones de muertes anuales</a> en todo el mundo. Estas son debidas, sobre todo, a enfermedades crónicas, en especial cardiovasculares. Por ello el sedentarismo se ha convertido en una preocupación de salud de gran relevancia.</p>
<p>Promover la práctica de actividad física entre la población es una de las prioridades estratégicas de las sociedades occidentales. Sin embargo, <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0091743511005226?via%3Dihub">numerosos estudios</a> han demostrado que existe un gradiente social en la práctica de actividad física. <a href="http://www.culturaydeporte.gob.es/servicios-al-ciudadano/estadisticas/deportes/encuesta-habitos-deportivos-en-espana.html">En España</a>, las poblaciones con mayor nivel socioeconómico muestran unos niveles de práctica de actividad física mayores (el 73,4 % son suficientemente activos) que quienes poseen niveles educativos medios o bajos (63,1 % y 38.8 %, respectivamente, son suficientemente activos). </p>
<p>Esta desigualdad también se expresa en la prevalencia de sobrepeso y obesidad. Por ejemplo, los <a href="http://madridsalud.es/wp-content/uploads/2019/01/AVANCE-ESTUDIO-SALUD-21-ENERO-2019.pdf">barrios madrileños</a> de menor nivel socioeconómico son los que muestran mayores niveles de estos problemas.</p>
<p>Para promover el ejercicio debemos tener en cuenta los recursos disponibles para los ciudadanos. La existencia de gimnasios, parques e instalaciones deportivas en el barrio <a href="https://pediatrics.aappublications.org/content/117/2/417?sso=1&sso_redirect_count=1&nfstatus=401&nftoken=00000000-0000-0000-0000-000000000000&nfstatusdescription=ERROR%3A+No+local+token">condiciona la práctica de actividad física</a> de la población residente. Sí, <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/obr.12818">también hay estudios</a> que muestran la existencia de desigualdades en la presencia de estos recursos. </p>
<p>Justo ese es el objeto de estudio de nuestra investigación. ¿Existen desigualdades socioeconómicas en la disponibilidad de instalaciones deportivas en los barrios de Madrid?</p>
<p>Nuestro estudio, publicado en la revista <a href="https://ij-healthgeographics.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12942-019-0179-7"><em>International Journal of Health Geographics</em></a>, responde con firmeza esta pregunta: sí, las hay. </p>
<p>En nuestro trabajo analizamos el acceso a instalaciones deportivas desde los 125.427 portales residenciales de la ciudad de Madrid. La conclusión fue que en las zonas con menor nivel socioeconómico hay menos instalaciones deportivas privadas, que son las más recurrentes en la ciudad.</p>
<p>Para el estudio clasificamos las instalaciones en cuatro grupos: </p>
<ol>
<li><p>Instalaciones públicas. Incluyen las concesiones administrativas. </p></li>
<li><p>Gimnasios privados. </p></li>
<li><p>Gimnasios de bajo coste. </p></li>
<li><p>Instalaciones de uso por sesiones. Por ejemplo, pilates, electroestimulación y artes marciales. </p></li>
</ol>
<p>En las áreas de menor nivel socioeconómico las instalaciones deportivas públicas <em>aprueban</em> en las dos categorías. Estas son la accesibilidad (distancia a la instalación más cercana) y disponibilidad (número de instalaciones en un radio de 1 000 alrededor del portal).</p>
<p>Por el contrario, los resultados de todas las instalaciones privadas –que suponen el 90 % del total de las instalaciones deportivas de estas características en Madrid– siguen un mismo patrón. Los barrios con menor nivel socioeconómico tienen un menor número de centros deportivos a su alrededor que los barrios con mayor nivel.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/286411/original/file-20190731-186833-16zs6gs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/286411/original/file-20190731-186833-16zs6gs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/286411/original/file-20190731-186833-16zs6gs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/286411/original/file-20190731-186833-16zs6gs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/286411/original/file-20190731-186833-16zs6gs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/286411/original/file-20190731-186833-16zs6gs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/286411/original/file-20190731-186833-16zs6gs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=502&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>El reto de hacer ejercicio fuera de la M-30</h2>
<p>La zona más <em>privilegiada</em> en materia de instalaciones deportivas es la que se incluye dentro de la M-30. En las zonas del sur, como Villaverde o Usera, se genera un escenario de doble desigualdad: su población vive con un menor nivel socioeconómico y, a la vez, con una menor densidad de instalaciones deportivas. </p>
<p>Este escenario se extiende a los barrios de la zona sureste de Madrid, siguiendo el mismo patrón geográfico que la reducción de nivel socioeconómico. Solo las instalaciones de bajo coste presentan una sensible mayor presencia en estas zonas.</p>
<h2>Implicaciones y recomendaciones</h2>
<p>Vivir en áreas con un menor número de instalaciones deportivas hace que la práctica de ejercicio sea más difícil y menos variada. Además, la falta de competitividad entre empresas privadas empeora la calidad del servicio y aumenta su precio.</p>
<p>Por todo esto, es necesario aumentar el número de instalaciones deportivas en aquellas áreas más desfavorecidas. Estas deberían ser gratuitas o de bajo coste, ya que <a href="https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs10198-011-0304-4">hay evidencia</a> de que los precios variables (como pago por sesión) suponen una barrera de acceso para las poblaciones con menor nivel socioeconómico.</p>
<h2>La importancia del estudio de las instalaciones deportivas</h2>
<p>Las instalaciones deportivas son fundamentales para promover la salud de una población. Estos lugares fomentan una práctica de ejercicio físico que es especialmente beneficiosa para la salud.</p>
<p>Además, la existencia de profesionales que guíen el ejercicio es un acicate para el inicio a la práctica de actividad física de ciudadanos inactivos. También un buen medio para la práctica de ejercicio de calidad, y la prevención de lesiones, algo importante en personas que comienzan a abandonar el sedentarismo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/120818/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Franco ha recibido fondos del European Research Council </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Luis Cereijo Tejedor no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La inactividad física y el sedentarismo causan millones de muertes al año. La solución es realizar ejercicio, pero las zonas con menor nivel socioeconómico no lo tienen tan fácil como otras.Luis Cereijo Tejedor, Investigador en epidemiología de la actividad física y el deporte, Universidad de AlcaláManuel Franco, Associate professor, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1223372019-09-05T19:57:19Z2019-09-05T19:57:19ZConocer las siete edades del apetito puede mejorar nuestra salud<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/291169/original/file-20190905-175673-ogjchn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5038%2C3361&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/three-generations-family-lunching-garden-summer-5886268"> Jack Frog / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>¿Come usted para vivir o vive para comer? Con la comida mantenemos una relación complicada, en la que influyen el coste, la disponibilidad e incluso la presión de nuestro entorno. </p>
<p>Pero hay una cosa que todos tenemos en común: el apetito, es decir, nuestro deseo de comer. </p>
<p>Es posible que el aumento del apetito tenga una dimensión física o psicológica; sin embargo, si bien es cierto que el hambre –el mecanismo de nuestro cuerpo que nos hace desear comida cuando necesita alimentarse– forma parte del apetito, no es el único factor que lo determina. Al fin y al cabo, muchas veces comemos sin tener hambre, y podemos saltarnos una comida aunque nos ruja el estómago. <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1053811918300144">Estudios recientes</a> han puesto de relieve que la abundancia de señales de comida –olores, sonidos, anuncios publicitarios– en nuestro entorno es una de las principales causas del exceso de consumo.</p>
<p>Nuestro apetito no es invariable, sino que experimenta cambios durante toda la vida, a medida que envejecemos. Sin embargo, puesto que las decisiones que tomemos en relación con los alimentos serán un factor determinante para la salud y el bienestar a lo largo de nuestra vida, es importante que adoptemos los hábitos correctos. Parafraseando a Shakespeare, podríamos decir que existen <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Como_gust%C3%A9is#Lenguaje">“siete edades” del apetito</a>, y conocer mejor esas fases nos ayudará a encontrar nuevas formas de afrontar los problemas de la alimentación deficiente y el exceso de consumo y, en particular, los consiguientes efectos sobre la salud, como, por ejemplo, la obesidad. </p>
<h2>Primer decenio, de los 0 a los 10 años</h2>
<p>En la primera infancia el cuerpo experimenta un rápido crecimiento. Los hábitos alimentarios adquiridos en las primeras etapas de la vida pueden arrastrarse a la edad adulta y, por tanto, hacer que un niño gordo pase a ser un adulto gordo. </p>
<p>Los temores relacionados con los alimentos pueden convertir la hora de la comida en una verdadera batalla para los padres de niños pequeños; sin embargo, poner en práctica una estrategia que favorezca la degustación y el aprendizaje, de forma reiterada y en un entorno positivo, puede ayudar a los niños a conocer alimentos a los que no están acostumbrados, pero que son muy importantes, como las verduras. </p>
<p>Los niños deberían poder ejercer ellos mismos algún tipo de control, en particular en lo que respecta al tamaño de las porciones. El hecho de que los padres les obliguen a “dejar el plato vacío” puede hacer que los hijos pierdan la capacidad de hacer caso a sus propias señales de apetito y hambre, lo que fomentará la sobrealimentación en etapas posteriores. </p>
<p>Cada vez se pide con más frecuencia a los gobiernos que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29164673">protejan a los niños y niñas pequeños de la publicidad de comida basura</a> –no solo en la televisión, sino también en las aplicaciones, las redes sociales y los videoblogs–, ya que la publicidad de determinados alimentos aumenta el consumo de estos y favorece el sobrepeso.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/216884/original/file-20180430-135803-ownmbw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Es importante que los niños adquieran buenos hábitos alimentarios desde una edad temprana.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/little-happy-cute-boy-eating-donut-632097335">Sharomka/Shutterstock</a></span>
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<h2>Segundo decenio, de los 10 a los 20 años</h2>
<p>En la adolescencia, el aumento del apetito y de la estatura impulsados por las hormonas indica la llegada de la pubertad y el paso de la infancia a la edad adulta. La relación que un adolescente mantiene con la comida durante este período decisivo determinará su estilo de vida en los años posteriores. Esto significa que las decisiones alimentarias que toman los adolescentes están estrechamente relacionadas con la salud de las generaciones que esos adolescentes procrearán en el futuro. Por desgracia, si no reciben orientación, los jóvenes pueden adoptar comportamientos alimenticios y preferencias de consumo que normalmente se asocian con consecuencias poco saludables.</p>
<p>Se necesitan más estudios para establecer el modo más eficaz de atajar la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24102966">creciente carga de hipernutrición y desnutrición</a>, en particular su <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28384795">vínculo con la pobreza y la desigualdad social</a>. </p>
<p>En general, las mujeres jóvenes presentan una <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29631269">mayor probabilidad de padecer deficiencias nutricionales</a> que los hombres jóvenes, debido a su biología reproductiva. Las adolescentes que se quedan embarazadas también corren un riesgo mayor, ya que su organismo está soportando su crecimiento junto con el del feto que crece dentro de ellas.</p>
<h2>Tercer decenio, de los 20 a los 30 años</h2>
<p>Cuando llegamos a la edad adulta joven, se producen cambios en el estilo de vida que pueden causar un aumento de peso, como, por ejemplo, asistir a la universidad, <a href="https://theconversation.com/the-numbers-show-that-marriage-does-make-men-fatter-80113">casarse</a> o vivir en pareja, y tener hijos. Una vez acumulada, la grasa corporal a menudo resulta difícil de perder: el cuerpo envía fuertes señales de apetito para comer cuando consumimos menos de lo que necesitamos, pero las señales para evitar que comamos en exceso son más débiles, lo que puede traducirse en un círculo de consumo excesivo. Existen muchos factores fisiológicos y psicológicos que hacen que la tendencia a comer en exceso resulte fácil de mantener a lo largo del tiempo. </p>
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<p>Una ámbito que recientemente ha despertado interés para la investigación es el desarrollo de la saciedad o la sensación de haber comido lo suficiente. Este resorte es útil cuando se intenta perder peso, ya que la sensación de hambre es una de las principales dificultades con las que tropezamos cuando intentamos comer menos de lo que el cuerpo nos dice que necesita, es decir, cuando queremos mantener un “déficit calórico”. </p>
<p>Los distintos alimentos envían señales diferentes al cerebro. Por ejemplo, no cuesta nada comerse una tarrina de helado, porque la grasa no envía al cerebro señales para que paremos de comer. En cambio, los alimentos ricos en proteínas, agua y fibra tienen la capacidad de hacernos sentir más llenos durante más tiempo. Colaborar con la industria alimentaria nos ofrece la oportunidad <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26847622">de plantear el futuro de las comidas y los refrigerios</a> de manera beneficiosa.</p>
<h2>Cuarto decenio, de los 30 a los 40 años</h2>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/216887/original/file-20180430-135817-1x5j1rt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/216887/original/file-20180430-135817-1x5j1rt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/216887/original/file-20180430-135817-1x5j1rt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/216887/original/file-20180430-135817-1x5j1rt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=900&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/216887/original/file-20180430-135817-1x5j1rt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1130&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/216887/original/file-20180430-135817-1x5j1rt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1130&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/216887/original/file-20180430-135817-1x5j1rt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1130&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Ensanchamiento en la edad madura.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/overweight-90784256?src=JUZg8Ip4qgL6w1hmDDLmKQ-1-1">Umit Urdem/Shutterstock</a></span>
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<p>La vida laboral en la edad adulta plantea otras dificultades: no solo los borborigmos o sonidos abdominales, sino también los efectos del estrés, que, según se ha demostrado, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22647308">ocasiona cambios en el apetito y los hábitos alimentarios en el 80% de la población</a>. Esos efectos pueden consistir tanto en despertar un apetito voraz como en ocasionar una pérdida de apetito. Las diferentes estrategias para hacer frente a este problema despiertan gran interés: el fenómeno de la “adicción alimentaria” –la necesidad irresistible de consumir determinados alimentos, a menudo ricos en calorías– no se conoce bien, y muchos investigadores incluso <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25205078">ponen en duda su existencia</a>. Hay otros rasgos de personalidad, como el perfeccionismo y la meticulosidad, que también pueden influir en la gestión del estrés y el comportamiento alimentario. </p>
<p>Estructurar el entorno de trabajo para reducir los hábitos alimentarios problemáticos, como las máquinas expendedoras de alimentos y refrigerios, es un reto que ha de afrontarse. Los empleadores deben esforzarse por subvencionar y promover una alimentación más saludable si quieren tener una mano de obra productiva y sana, prestando particular atención a la forma de gestionar el estrés y las situaciones que lo causan.</p>
<h2>Quinto decenio, de los 40 a los 50 años</h2>
<p>Somos animales de costumbres, y estamos muy poco dispuestos a cambiar nuestros hábitos aunque sepamos que hacerlo redunda en nuestro propio beneficio. </p>
<p>La palabra dieta procede del término griego <em>diaita</em>, que significa “régimen de vida, forma de vivir”. Sin embargo, queremos comer cuanto deseemos sin alterar nuestro estilo de vida, y, aun así, pretendemos tener un cuerpo y una mente saludables. </p>
<p>Según demuestran abundantes datos, una dieta incorrecta es uno de los principales <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/14972057">factores que contribuyen a una mala salud</a>. La Organización Mundial de la Salud destaca que el tabaquismo, la dieta poco saludable, la falta de actividad física y el problema de la bebida son los <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/noncommunicable-diseases">factores del estilo de vida que más repercuten en la salud y la mortalidad</a>. Es en estos años cuando los adultos deben cambiar su comportamiento en función de las necesidades de salud, pero con frecuencia los síntomas de la enfermedad son invisibles –por ejemplo, la hipertensión arterial o el alto nivel de colesterol–, y hay demasiadas personas que no toman medidas para solucionarlos.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/216886/original/file-20180430-135830-8oseyf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/216886/original/file-20180430-135830-8oseyf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/216886/original/file-20180430-135830-8oseyf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/216886/original/file-20180430-135830-8oseyf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/216886/original/file-20180430-135830-8oseyf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/216886/original/file-20180430-135830-8oseyf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/216886/original/file-20180430-135830-8oseyf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Con la vejez, cobra más importancia comer bien y en cantidad suficiente; sin embargo, nuestro apetito a menudo decae.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/senior-woman-eating-her-lunch-home-183498014">Kristo-Gothard Hunor/Shutterstock</a></span>
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<h2>Sexto decenio, de los 50 a los 60 años</h2>
<p>En esta franja de edad comienza la <a href="https://academic.oup.com/advances/article/6/4/452/4568676">pérdida progresiva de masa muscular</a>, que se sitúa entre el 0,5% y el 1% anual a partir de los 50, y continúa de manera constante a medida que avanzamos en edad. Este fenómeno se denomina <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4066461/">sarcopenia</a>. </p>
<p>Factores como la disminución de la actividad física, el hecho de consumir menos proteínas de las necesarias y la menopausia en las mujeres acelerán la disminución de la masa muscular. </p>
<p>Mantener una dieta saludable y variada y practicar actividad física es fundamental para reducir los efectos del envejecimiento; sin embargo, las personas de edad no están viendo satisfecha su necesidad de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29547523">alimentos más ricos en proteínas</a>, sabrosos y económicos. Los refrigerios ricos en proteínas podrían representar una oportunidad idónea para aumentar la ingesta total de proteínas en las personas mayores, pero actualmente hay pocos productos diseñados para satisfacer las necesidades y las preferencias de ese grupo de edad.</p>
<h2>Séptimo decenio, de los 60 a los 70 años y más</h2>
<p>Hoy en día, una importante dificultad que plantea el aumento de la esperanza de vida consiste en mantener la calidad de vida, pues, de lo contrario, nos convertiremos en una sociedad de personas muy ancianas y afectadas por la enfermedad o la discapacidad. </p>
<p>Es importante seguir una nutrición adecuada, ya que la vejez conlleva la falta de apetito y de hambre, lo que da lugar a una pérdida de peso involuntaria y una mayor fragilidad. La disminución del apetito también puede ser consecuencia de una afección concreta, como, por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer. </p>
<p><a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28267864">La alimentación es una experiencia social</a>, y hay factores como la pobreza, la pérdida de la pareja o un familiar, y el hecho de comer sin compañía, que afectan a la sensación de placer que se obtiene al comer. </p>
<p>Otros efectos de la vejez, como las dificultades para tragar, los problemas dentales y la pérdida de gusto y olfato (“<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Como_gust%C3%A9is#Lenguaje">sin dientes […], sin gusto</a>, dice Shakespeare”), también interfieren en el deseo de comer y en los beneficios que obtenemos de esa práctica. </p>
<p>Deberíamos recordar que, a lo largo de la vida, nuestra alimentación no constituye un mero combustible, sino una experiencia social y cultural que es motivo de disfrute. </p>
<p>Todos somos expertos en alimentación: es una actividad que practicamos a diario. Así pues, debemos esforzarnos por tratar cada comida como una oportunidad para disfrutar de nuestra alimentación y para aprovechar los efectos positivos que el consumo de los alimentos adecuados tiene en nuestra salud.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/122337/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alex Johnstone recibe financiación de Medical Research Council, The University of Aberdeen, The Scottish Government, Biological Sciences Research Council, Economic and Social Research Council, Engineering and Physical Sciences Research Council, National Health Service Endowments award, Tennovus Charity, Chief Scientist Office y de la Comunidad Europea.</span></em></p>El apetito cambia a medida que envejecemos, con implicaciones para nuestra salud. Conocer esas implicaciones puede mejorarnos la vida.Alex Johnstone, Personal Chair in Nutrition, The Rowett Institute, University of AberdeenLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1173852019-06-30T20:03:39Z2019-06-30T20:03:39ZEl exceso de peso en los niños españoles: un problema que no hemos sabido resolver<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/281639/original/file-20190627-76730-x9nunq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4992%2C3031&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/obese-fat-boy-eat-potato-chip-389790538"> kwanchai.c / shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Con frecuencia vemos en prensa y televisión noticias sobre el “preocupante” problema de la obesidad infantil. Lamentablemente, esas noticias pasan y, tiempo después, son substituidas por otras similares. Mientras eso ocurre, los escolares españoles <a href="https://www.revespcardiol.org/es-content-articulo-S0300893212006409">siguen engordando</a>. Exactamente igual que los niños de Malta, Grecia e Italia. </p>
<p>No hay que ser un experto en salud pública ni ser catedrático de estadística para darse cuenta de que, ante tamaño problema, habrá consecuencias a medio y largo plazo sobre la salud de los ciudadanos. La obesidad se relaciona con numerosas enfermedades crónicas, desde las cardiovasculares y la diabetes al cáncer. </p>
<p>A todo esto hay que sumar que los que deberían hacer algo para prevenir ese exceso de peso no lo están haciendo bien. O incluso no están haciendo casi nada. Pondré algunos ejemplos para que el lector no tenga que limitarse a leer cifras y datos de encuestas.</p>
<p>Yo mismo guardo recortes de prensa sobre el “grave problema” del colesterol y la obesidad infantil. Son de 1991. Por aquella época, el gobierno español llevó a la más importante reunión sobre nutrición de la OMS-FAO en Roma un informe en el que afirmaba algo así como que “la población española tiende a alejarse de la dieta mediterránea” y que “algo hay que hacer al respecto”. </p>
<p>Desde entonces, el consumo de legumbre y de pan, por ejemplo, no ha dejado de caer en España, junto con cifras decepcionantes de ingesta de frutas y hortalizas, la base de la dieta mediterránea. Mucha reacción al respecto tampoco es que haya habido.</p>
<p>Sin embargo, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5902736/">numerosos estudios</a> realizados en Estados Unidos y en la misma Europa señalan a la dieta mediterránea como un estilo de vida saludable. De seguirse reduciría las cifras de obesidad, mejoraría drásticamente el número de casos de diabetes, regularía nuestro colesterol, reduciría el cáncer de mama, la hipertensión y la osteoporosis. </p>
<p>Pero lo cierto es que las instituciones españolas hace nada, o casi nada, para fomentar eficazmente en todos los ámbitos el consumo de frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos y aceite de oliva virgen. Sobre todo en las escuelas donde es cierto que los menús de los comedores escolares han mejorado mucho. Eso sí, después décadas de abandono, de fritos sospechosos, de sanjacobos y croquetas. </p>
<p>Por el mismo precio intenten ustedes, adultos, seguir una dieta mediterránea en su lugar de trabajo. Si es estudiante, en su Universidad. O si tienen la poca fortuna de estar hospitalizados o de verse obligados a ir a vivir a una residencia de personas mayores. Lo cierto es que la dieta mediterránea, admirada en todo el mundo, cada día se practica menos en España. Desde las escuelas a las residencias. Y si no la comen los adultos, no podemos esperar que lo hagan los niños, especialmente con el acoso publicitario y social sobre las maravillas de la comida rápida, la hamburguesa y la pizza chiclosa.</p>
<h2>Culpables y soluciones</h2>
<p>No se molesten en buscar culpables: esa culpa la tenemos todos a la vez. Se trata de un problema social que requiere la implicación de todo el mundo, de todas las instituciones. </p>
<p>¿Ideas? </p>
<p>Que las consejerías correspondientes o el gobierno, de una vez incluyera obligatoriamente una asignatura o temas sobre salud y alimentación saludable en el currículo escolar. En los años 80 estuvo previsto y acabó en un cajón. </p>
<p>Que la actividad física en el entorno escolar fuera mejor y con más horas. Y que, por supuesto, los niños también la hicieran fuera del entorno escolar. Ni se imaginan la de niños que hacen como mucho dos o tres horas, las “obligatorias”, de “gimnasia” semanal en el colegio. Junto con tres horas diarias, o más, de pantallas, móviles y ordenadores. </p>
<p>Que los municipios prevean zonas deportivas suficientes y cercanas para los vecinos. </p>
<p>Que en el menú escolar alguien supervisara de verdad que lo que se dice y se firma en los contratos se lleva a cabo, y que donde pone “menestra de verdura” haya verdura de verdad y no cuatro guisantes esparcidos y tres trozos de zanahoria que el niño ni siquiera se come. </p>
<p>Que en los hospitales y centros de salud hubiera nutricionistas para aconsejar y hacer educación sanitaria sobre alimentación a las mujeres embarazadas o en lactancia, a los escolares y a los adultos. Todo el mundo sabe que se ahorrarían ingentes cantidades de dinero y recursos mediante la prevención, pero parece que la medicación es lo que se prima.</p>
<p>Seguir investigando y conociendo un problema tan complejo y difuso, que abarca a todas las clases sociales y regiones geográficas, es imprescindible. </p>
<p>Hoy, por cierto, solo tenemos estadísticas parciales y estudios demasiado genéricos. Nuestro propio grupo de investigación puede contar cómo hemos detectado bolsas de obesidad infantil de tremenda importancia en sitios como Madrid, teóricamente una región donde la obesidad es poco prevalente. También que cuando en esa localidad madrileña hemos propuesto un plan concreto de intervención al ayuntamiento, las autoridades han preferido ignorarlo para no causar “alarma social”. Ya saben lo de la avestruz.</p>
<p>Si de verdad nos interesa, como sociedad, la obesidad infantil, lo primero es entender que es un problema de todos, en todos los niveles. Y que es imprescindible tener un programa específico, trabajar para mejorar la situación y evaluar su eficacia. Suena a muy técnico, a pesado, a “deme tiempo”. Pero lo de la política, las buenas palabras y la inoperancia ya lo hemos probado y, créanme, con poco éxito.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/117385/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jesús Román Martínez Álvarez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los jóvenes españoles están gordos. No es un tema nuevo, pero la inacción ha provocado que no solo no se solucione sino que vaya a peor.Jesús Román Martínez Álvarez, Prof. Dr. en el Grado de Nutrición y Dietética., Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.