tag:theconversation.com,2011:/global/topics/virus-55628/articlesvirus – The Conversation2024-03-19T18:56:01Ztag:theconversation.com,2011:article/2245282024-03-19T18:56:01Z2024-03-19T18:56:01ZLos virus dejan huellas inmunes imborrables en nuestro cuerpo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/582754/original/file-20240319-26-n2gu76.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=425%2C80%2C6840%2C5001&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Ilustración de coronavirus en 3D</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/coronavirus-illustration-new-deadly-diseasecausing-viruses-1768304726">JBArt/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Los <a href="https://medlineplus.gov/spanish/viralinfections.html">virus</a> son las entidades biológicas más abundantes de la Tierra y se encuentran en casi todos los ecosistemas. Se trata de pequeños agentes infecciosos que se multiplican dentro de las células de todo tipo de seres vivos, desde plantas y hongos hasta bacterias, e incluso otros virus. Hasta nosotros, los seres humanos, ofrecemos un ecosistema ideal para su multiplicación. </p>
<p>No todos los virus provocan enfermedades. Algunos forman parte de nuestra flora microbiológica natural y nos ayudan a realizar distintas funciones, al igual que lo hacen las bacterias que forman parte de nuestro sistema digestivo.</p>
<p>En cuanto a los que nos hacen enfermar, suelen tener un gran impacto, tanto en términos de salud como económicos. Prevenir y controlar las enfermedades que causan es una prioridad para muchos países, sobre todo tras <a href="https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019">la pandemia de covid-19 ocasionada por el SARS-CoV-2</a>.</p>
<h2>Lo que ocurre durante las infecciones virales</h2>
<p>Nuestro sistema inmune trata de protegernos de los virus que nos rodean. Cuando enfermamos (infecciones agudas), se dedica a producir anticuerpos y células para combatir la infección. En la mayoría de las ocasiones, nuestro cuerpo logra vencer al virus y nos recuperamos. Este es el caso de las infecciones causadas por el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/influenza-(seasonal)">virus de la gripe</a>, el virus <a href="https://www.who.int/es/health-topics/coronavirus#tab=tab_1">SARS-CoV-2</a> (covid-19) o el <a href="https://www.who.int/teams/health-product-policy-and-standards/standards-and-specifications/vaccines-quality/rotavirus">rotavirus</a> (causante de gastroenteritis), entre otros. </p>
<p>Sin embargo, en algunas ocasiones nuestro sistema inmune no es capaz de eliminar estos virus, que permanecen en nuestro organismo durante largos periodos de tiempo, a menudo años, o incluso durante toda la vida. Hablamos entonces de infecciones crónicas, entre las que podemos destacar a las infecciones por el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c">virus de la hepatitis C</a> o el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hiv-aids">virus del sida</a>.</p>
<p>En otros casos, los virus pueden esconderse de nuestro sistema inmune y permanecer en un estado inactivo denominado “latencia” dentro de las células o en localizaciones de difícil acceso al sistema inmune como el sistema nervioso central (médula espinal o cerebro). En algunas ocasiones, pueden activarse y causar recidivas, como ocurre en el caso del <a href="https://www.cdc.gov/epstein-barr/about-ebv-sp.html">virus de Epstein-Barr</a>, o enfermedades crónicas, como el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-b">virus de la hepatitis B</a>.</p>
<p>Afortunadamente, hoy en día existen <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33740455/">tratamientos</a> para combatir algunas de estas infecciones graves, ya sea para eliminar el virus causante de la infección o para controlar su replicación en caso de que no sea posible eliminarlo.</p>
<h2>Qué ocurre después de eliminar la infección: huella viral</h2>
<p>Hablamos de <a href="https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000821.htm">memoria inmunológica</a> para referirnos a la capacidad que tienen algunas de las células producidas por nuestro sistema inmune de permanecer tras la infección para, en futuras infecciones, responder de manera más rápida. Coloquialmente se conoce como “hacerse inmune”, y es la base de la inmunidad adquirida.</p>
<p>Sin embargo existe un concepto que va aún más lejos: la huella viral. Se trata de una serie de respuestas inmunológicas a largo plazo, incluso años después de que la infección se haya resuelto o el virus haya entrado en estado de latencia, que pueden desequilibrar nuestro sistema inmune, haciéndolo más débil (inmunosupresión) o más reactivo de lo normal.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=573&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=573&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=573&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=720&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=720&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/578240/original/file-20240227-24-9esgxe.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=720&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Impacto de las infecciones virales a largo plazo.</span>
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<p>También se ha observado que los virus pueden acelerar los procesos de envejecimiento del sistema inmune (<a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34391943/">inmunosenescencia</a>), donde hay una acumulación progresiva de células envejecidas que no son capaces de cumplir correctamente su función inmune. </p>
<p>Estos procesos relacionados con el envejecimiento forman parte de un círculo vicioso que deteriora el funcionamiento del sistema inmunitario. Por un lado, las células senescentes acumuladas liberan moléculas que provocan inflamación, entre otros efectos. Por otro, la inflamación que se produce altera al sistema inmune, contribuyendo a la inmunosenescencia.</p>
<h2>La huella viral puede condicionar el riesgo de futuras enfermedades</h2>
<p>Todo este impacto en el sistema inmune deja a las personas en situación de vulnerabilidad frente a otras infecciones. Además, y más allá del conocido síndrome de fatiga posviral, aumenta el riesgo de desarrollar distintas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24954210/">enfermedades</a> como las cardiovasculares, diabetes, trastornos neurológicos y desarrollo de tumores, entre otras.</p>
<p>Estas enfermedades se han relacionado con una gran variedad de virus. Por ejemplo, el virus Epstein-Barr, el virus de la hepatitis C o el VIH/SIDA pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Otros, como el virus de la gripe o el virus Epstein-Barr, se han visto asociados a trastornos neurológicos como la depresión, la esquizofrenia, el alzhéimer y la esclerosis múltiple.</p>
<p>Algunos virus también aumentan el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Es el caso del virus del sida (asociado a cáncer de hígado, pulmón o linfoma de Hodgkin), los virus de la hepatitis B y C (asociado a carcinoma hepatocelular, linfoma no-Hodgkin o cáncer de cabeza y cuello), el papilomavirus (asociado a carcinoma cervical, esofágico o anal), el virus Epstein-Barr (asociado a carcinoma nasofaríngeo, cáncer de colon y linfoma de Burkitt) o el virus linfotrópico de células T humanas (asociado a varios tipos de leucemias y linfomas).</p>
<p>Para colmo, las infecciones virales pueden dejar huellas de formas más sutiles. Por ejemplo, se ha observado que algunas infecciones virales pueden alterar la <a href="https://www.livemed.in/es/blog/que-relacion-tiene-la-microbiota-intestinal-con-el-sistema-inmunitario/">microbiota intestinal</a>. Esta microbiota está muy relacionada con el sistema inmunitario, y cambios en ella pueden aumentar el riesgo de enfermedades autoinmunes y alergias a largo plazo.</p>
<p>Actualmente, muchos investigadores estudian cómo los virus dejan huellas duraderas en nuestro cuerpo y su relación con la salud a largo plazo. Invertir en esta línea de investigación resulta crucial para saber cómo las infecciones virales afectan a nuestro sistema inmunitario a corto, medio y largo plazo. Pero también para encontrar nuevos biomarcadores para identificar a las personas que tienen más riesgo de sufrir complicaciones después de una infección. Solo así podremos desarrollar estrategias de prevención y tratamiento eficaces.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/224528/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rubén Martín Escolano recibe fondos de la Comunidad de Madrid (Ayudas Atracción de Talento investigador "César Nombela", 2023-T1/SAL-GL28980).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Amanda Fernández Rodríguez es Investigadora en el Instituto de Salud Carlos III, del cual recibe financiación para llevar a cabo sus proyectos de investigación. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Ángeles Jiménez Sousa es Científico Titular en el Instituto de Salud Carlos III, del cual recibe financiación para llevar a cabo sus proyectos de investigación.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Salvador Resino es Investigador Científico en el Instituto de Salud Carlos III, del cual recibe financiación para llevar a cabo sus proyectos de investigación.</span></em></p>Incluso años después de que la infección por un virus se haya resuelto, existen una serie de respuestas del sistema inmune que pueden volverlo más débil (inmunosupresión) o más reactivo de lo normal.Rubén Martín Escolano, Investigador Cesar Nombela (Comunidad de Madrid) en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos III, Instituto de Salud Carlos IIIAmanda Fernández Rodríguez, Investigadora Miguel Servet en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIIMaría Angeles Jiménez Sousa, Investigadora Miguel Servet en el Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2230172024-02-07T22:00:50Z2024-02-07T22:00:50ZLa enfermedad del bosque de Kyasanur, una infección transmitida por garrapatas que atemoriza a la India<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/574195/original/file-20240207-21-ycjeei.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C43%2C4764%2C3104&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Las garrapatas transmiten el virus que causa la enfermedad del bosque de Kyasanur. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/infectious-encephalitis-tick-insect-on-skin-2255910545">nechaevkon / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En las últimas semanas, la India ha confirmado varias muertes atribuidas a la enfermedad del bosque de Kyasanur (KFD, por sus siglas en inglés), comúnmente conocida como “fiebre del mono”. Se trata de una infección viral grave, transmitida por garrapatas y endémica de los Ghats occidentales, cadena montañosa situada en el sur de la India. </p>
<p>Entre otros síntomas, los pacientes sufren dolor de cabeza frontal, postración severa, escalofríos, fiebre alta, conjuntivitis, sangrado de nariz, boca y tracto gastrointestinal. También pueden experimentar presión arterial anormalmente baja y recuentos bajos de plaquetas, glóbulos rojos y glóbulos blancos. </p>
<h2>Hasta un 15 % de mortalidad</h2>
<p>El período de incubación del virus de la KFD (KFDV) se prolonga de tres a ocho días. Después de entre una y dos semanas de síntomas, algunos afectados se recuperan sin complicaciones. Sin embargo, en un subconjunto de personas (entre el 10 y el 20 %), la enfermedad es bifásica, es decir, produce una segunda ola de síntomas al comienzo de la tercera semana. Incluyen fiebre y signos de alteraciones neurológicas como dolor de cabeza intenso, trastornos mentales, temblores y déficit de visión. </p>
<p>El KFDV está clasificado como patógeno de <a href="https://www.selectagents.gov/sat/list.htm">nivel de bioseguridad 4 (BSL4)</a>, el más alto que existe. La tasa de mortalidad oscila entre el 3 y el 15 %. </p>
<p>La transmisión a humanos puede ocurrir por contacto con un animal infectado, principalmente un mono enfermo o recién muerto. No obstante, los principales vectores del KFDV son las garrapatas <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29594846/"><em>Haemaphysalis spinigera</em> y <em>Haemaphysalis turturis</em></a>, que son endémicas del sur de la India y transmiten el virus a monos y a humanos. </p>
<p>Estos parásitos ingieren sangre de vertebrados durante distintas etapas de desarrollo, adquiriendo y transmitiendo el patógeno a diferentes hospedadores aviares y mamíferos. También pasa de garrapata a garrapata a través de la alimentación conjunta. Hay constancia de replicación asintomática del KFDV en la mayoría de los huéspedes aviares y mamíferos, incluidos aves, ganado vacuno y murciélagos, pero no se ha descrito transmisión de persona a persona. </p>
<p>Los animales grandes, como cabras, vacas y ovejas, pueden infectarse con el virus KFDV, pero desempeñan un papel limitado en la propagación de la enfermedad. Aunque estas especies proporcionan sangre a las garrapatas que actúan como vector del virus, la transmisión directa del patógeno desde los animales grandes a los humanos es extremadamente rara. Además, no hay evidencia de transmisión de enfermedades a través de la leche no pasteurizada de ninguno de estos animales.</p>
<h2>Identificada por primera vez en 1957</h2>
<p>La dolencia lleva el nombre de un área forestal ubicada en el distrito de Shimoga, en el estado indio de Karnataka, donde fue identificada por primera vez. En 1957, esta región informó de una avalancha de muertes del langur de cara negra (<em>Presbytus entellus</em>) y del mono capirote de cara roja (<em>Macaca radiata</em>). Esto coincidió con informes de afecciones febriles en humanos, lo que dio lugar a los términos coloquiales de “enfermedad de los monos” o “fiebre del mono”. </p>
<p>Uno de los primeros casos de KFD fue descrito en un joven que trepó a un árbol para recolectar lo que el pensaba que era miel de una colmena de abejas. Sin embargo, resultó ser un mono muerto, colgado de una rama y con moscas por todas partes. Es muy probable que el cadáver tuviera garrapatas infectadas.</p>
<p>Entre 2003 y 2012 fueron notificados un total de 3 263 casos humanos en Karnataka, con <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23110991/">823 casos y 28 muertes confirmadas</a>. Desde 2012, la enfermedad del bosque de Kyasanur se ha extendido a nuevos distritos y estados de la India, y la incidencia en personas han aumentado hasta alrededor de 500 casos cada año. </p>
<p>Los <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7007137/">brotes humanos más importantes</a> de la enfermedad se produjeron en los años 1957-1958 (681 casos), 1983-1984 (2 589 casos), 2002-2003 (1 562 casos) y 2016-2017 (809 casos). La migración de monos podría ampliar la distribución geográfica del virus KFDV, pues las garrapatas infectadas cruzan las fronteras estatales a través de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28220635/">áreas naturales conectadas</a>. </p>
<h2>Una vacuna poco eficaz</h2>
<p>No existe cura para esta patología. En el pasado, la India ha utilizado una vacuna de virus completo inactivado para prevenir las infecciones. Sin embargo, incluso con múltiples dosis de refuerzo, los vacunados aún desarrollan viremia y enfermedad clínica después de la infección por KFDV, lo que demuestra una <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4285264/#:%7E:text=We%20investigated%20a%20Kyasanur%20Forest,groups%20not%20targeted%20for%20vaccination">eficacia limitada</a>. </p>
<p>La prevención, la detección temprana, la atención de apoyo y el manejo de los síntomas son las respuestas principales para reducir los efectos de la enfermedad causada por este virus. Sin embargo, los factores de riesgo asociados como la conciencia limitada sobre la enfermedad, la degradación y uso humano de los bosques y los diagnósticos y vigilancia deficientes son obstáculos importantes. </p>
<p>Al parecer, la <a href="https://www.currentscience.ac.in/Volumes/79/02/0231.pdf">deforestación</a> es una de las principales razones de la transmisión de la enfermedad del bosque de Kyasanur. Por desgracia, se ha producido una inmensa pérdida de cubierta forestal en las cadenas montañosas de los Ghats occidentales, donde el virus está distribuido geográficamente, debido a la intensificación agrícola y al aumento de las actividades humanas. Esto ha incrementado el riesgo de aparición de enfermedades en nuevas zonas.</p>
<h2>La amenaza creciente de las garrapatas</h2>
<p>La enfermedad del bosque de Kyasanur es un ejemplo evidente de la creciente amenaza que suponen las zoonosis emergentes transmitidas por garrapatas. Los expertos esperan que aumenten a nivel global y que afecten desproporcionadamente a los grupos sociales pobres y marginados. </p>
<p>Además de la enfermedad del bosque de Kyasanur, algunas de las <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7451033/">afecciones transmitidas por garrapatas</a> más comunes son: la enfermedad de Lyme, la babesiosis, la ehrlichiosis, la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, la anaplasmosis, la rickettsiosis, la erupción cutánea asociada a garrapatas del sur, la fiebre recurrente transmitida por garrapatas, la enfermedad de Powassan, la infección por el virus Bourbon y la tularemia.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/por-que-estan-aumentando-los-casos-de-la-enfermedad-de-lyme-en-espana-europa-y-ee-uu-184392">Por qué están aumentando los casos de la enfermedad de Lyme en España, Europa y EE. UU.</a>
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<p>Es urgente adoptar el enfoque <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10024134/#:%7E:text=There%20is%20a%20need%20for,help%20to%20address%20the%20issue"><em>Una sola salud</em></a> para prevenir y controlar estas enfermedades emergentes, que afectarán cada vez más a poblaciones de ingresos bajos y medios. </p>
<p>El creciente impacto de las garrapatas en la salud pública invita a tomar medidas de protección individual. Cuando estemos en zonas donde podamos encontrarnos con estos ectoparásitos, las formas más efectivas de evitar sus picaduras incluyen usar pantalones largos y camisas de manga larga, y aplicar repelentes en la piel y la ropa. La piel debe revisarse periódicamente en busca de garrapatas adheridas, que hay que eliminar lo antes posible.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/223017/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los brotes recurrentes de esta dolencia nos recuerdan la amenaza que suponen las zoonosis transmitidas por garrapatas.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2224502024-02-05T20:19:41Z2024-02-05T20:19:41ZNuevos materiales para combatir la gripe y el resfriado antes de contagiarnos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/572872/original/file-20240201-29-ftnnvt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5982%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/3d-simulation-viruses-inside-air-conditioner-1716273799">Bombermoon / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Quizá el contagio fue en la oficina o en el metro, y posiblemente los virus responsables de la ola de gripe viajaron a través de los sistemas de ventilación. Pero hemos encontrado la manera de eliminar bacterias y virus antes de que se dispersen y contribuir a disminuir la propagación de enfermedades respiratorias en espacios cerrados. </p>
<p>Nuestra reciente investigación ha demostrado que utilizar partículas de óxidos de plata, cobre y zinc en filtros comerciales de bajo costo les otorga propiedades antivirales y antibacterianas: inactivan los virus en casi su totalidad e impiden el crecimiento de bacterias. </p>
<h2>Protegernos de lo invisible</h2>
<p>Toda la vida hemos escuchado los consejos sensatos de los médicos sobre cómo podemos evitar caer víctimas de la gripe: <a href="https://theconversation.com/sabemos-lavarnos-correctamente-las-manos-215933">lavarse las manos</a>, evitar tocarse la cara, cubrirse la nariz y la boca, etc. Y a pesar de que estos son buenos consejos que ayudan a minimizar el efecto de estos minúsculos villanos, muchas veces no es suficiente y nos toca enfrentarnos a ellos.</p>
<p>Los virus respiratorios se pueden propagar fácilmente a través de contacto directo, aerosoles o contacto con superficies infectadas. <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7834288/">Un estudio</a> publicado en 2020 y liderado por investigadores del <a href="https://www.cdc.gov/ncezid/es/index.html">Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas </a> y los <a href="https://www.dso.org.sg/">Laboratorios Nacionales DSO de Singapur</a> confirmó la presencia de SARS-CoV-2 en sitios como el picaporte, el lavamanos y los ventiladores de aire de un paciente infectado con el virus.</p>
<p>Por eso es muy buena la práctica que se extendió en tiempos de la covid-19 del uso de sustancias desinfectantes como alcohol o hipoclorito de sodio. De esta forma queda relativamente cubierta la transmisión por contacto, pero ¿qué ocurre con la calidad del aire que respiramos? </p>
<h2>El foco de los sistemas de ventilación</h2>
<p>Pensemos en lugares como el transporte público, escuelas, oficinas y gimnasios. Estos lugares pueden ser “incubadoras ideales” para potenciar infecciones respiratorias. Los centros hospitalarios pueden ser mucho más críticos ya que es allí donde hay más población vulnerable con posibilidades de enfermar.</p>
<p>En los espacios cerrados, los aerosoles generados al estornudar e incluso al hablar son una fuente de contagio. También en estos lugares hay sistemas de calefacción o <a href="https://blog.creublanca.es/aire-acondicionado-e-infecciones-respiratorias-como-detectarlas-y-prevenirlas/">aire acondicionado que, a pesar del filtrado, propagan los virus y son nidos de bacterias</a>. Es justo en este escenario donde los materiales desempeñan un papel importante para atenuar la expansión de microorganismos en las superficies y en el aire. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/el-coronavirus-no-tiene-alas-pero-a-veces-vuela-147079">El coronavirus no tiene alas, pero a veces vuela</a>
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<h2>Los materiales mágicos</h2>
<p>La filtración es uno de los métodos más comúnmente utilizados para garantizar la calidad del aire en espacios cerrados. Los filtros son eficaces para capturar partículas de diferentes tamaños y tener un ambiente mas limpio. Sin embargo, después de un uso a largo plazo, en los filtros no tratados <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/9462961/">pueden acumularse e incluso prosperar </a> microorganismos perjudiciales para la salud humana, como esporas de hongos y bacterias.</p>
<p>Durante las últimas dos décadas, se han detectado esporas de <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9697849/">varias especies bacterianas</a> en tales ambientes, incluidas <em>Propionibacterium</em>, <em>Staphylococcus</em> y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6351994/"><em>Legionella</em> </a>. También se han identificado diversas especies de hongos perjudiciales, como <em>Aspergillus</em>, <em>Penicillium</em> y <em>Cladosporium</em>.</p>
<p>Pero ¿qué tal si tuviéramos la opción no solo de filtrar partículas sino también de destruir posibles microorganismos? </p>
<h2>Destruir virus y bacterias antes de que se propaguen</h2>
<p>El proceso de filtrado en aires acondicionados es una barrera física que en algunos casos es capaz de retener bacterias del orden de micras. Los virus son mucho más pequeños (nanómetros o menos) y pueden pasar de largo más fácilmente. Pero nuestro trabajo no se centró solo en retenerlos, el objetivo era eliminarlos. </p>
<p>Esa fue la motivación principal del <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0254058423013925">estudio recientemente publicado</a>, liderado por investigadores del <a href="https://materiales.imdea.org/">Instituto IMDEA Materiales</a> en colaboración con científicos del <a href="https://www.ciberes.org/">Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES)</a> y la <a href="https://www.urjc.es/">Universidad Rey Juan Carlos</a> en Madrid, España.</p>
<h2>Plata, zinc y cobre</h2>
<p>La tabla periódica está llena de materiales mágicos con diferentes propiedades, y algunos metales como la plata, el cobre y el zinc tienen propiedades especiales que pueden destruir microorganismos mediante diferentes mecanismos. </p>
<p>Así, nuestro estudio se basó en un novedoso proceso: inmovilizamos partículas de óxidos de plata, cobre y zinc en filtros comerciales de bajo costo. Y conseguimos otorgarles propiedades antivirales y antibacterianas. Una vez que virus y bacterias entran al sistema no quedan solo atrapados sino que son inactivados o eliminados.</p>
<p>En el resultado más prometedor, encontramos que tanto los compuestos de plata como de cobre mostraron una actividad antiviral total (superior al 99 %). Y el extracto del filtro de plata también demostró una prevención completa del crecimiento de bacterias, durante el período de incubación de 24 horas medido por el estudio.</p>
<p>Para simplificar el funcionamiento del sistema, pensemos en una persona que estornuda y produce pequeñas gotitas con el virus. Si el virus es capturado por el sistema de ventilación, al pasar por el sistema de filtración se encontrará con nuestras partículas que, por contacto, lo inactivan. De este modo no se pueden reproducir más y no siguen viajando en el ambiente.</p>
<p>El desarrollo en materiales ofrece una amplia variedad de mejoras industriales, de energía y para la salud. Nuestro estudio es sólo un ejemplo entre muchos de los avances en ciencia para crear un entorno más saludable.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/222450/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Esta investigación fue respaldada por el proyecto MAMAP, financiado por la convocatoria REACT-EU de la Comunidad de Madrid y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, por el proyecto (MAD2D-CM)-IMDEA Materiales financiado por la Comunidad de Madrid y por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y por NextGenerationEU de la Unión Europea, y por la Beca Marie Sklodowska Curie SUPERYARN (número de subvención: 101029091). Además, este estudio fue parcialmente respaldado por el proyecto de subvención de investigación PID2020-119298RB-I00 financiado por MICINN/AEI/10.13039/501100011033.</span></em></p>Nuevo desarrollo en materiales para acabar con los virus y bacterias, responsables de gripes y resfriados, que se propagan por los conductos de la calefacción y el aire acondicionado.Mónica Echeverry Rendon, Investigadora Postdoctoral Senior, IMDEA MATERIALESLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2172402023-11-19T21:50:14Z2023-11-19T21:50:14ZPor qué aún no hay vacuna contra la hepatitis C y es tan importante desarrollarla<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/560256/original/file-20231119-20-66z2g8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=90%2C73%2C5373%2C3563&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/view-doctor-holding-fictional-test-tube-1693553767">Mauro Rodrigues/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Según la <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c">Organización Mundial de la Salud</a> (OMS), 58 millones de personas padecen una infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC) en todo el mundo, y cada año se producen 1,5 millones de nuevas infecciones. El VHC, que ataca principalmente al hígado, puede desencadenar tanto infecciones agudas como crónicas. Aproximadamente un 70 % de las personas infectadas con este agente patógeno desarrollan una hepatitis C crónica.</p>
<p>La enfermedad progresa lentamente a lo largo del tiempo, causando un endurecimiento o cicatrización del hígado (fibrosis hepática) que desemboca en <a href="https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/cirrhosis/symptoms-causes/syc-20351487">cirrosis</a> en aproximadamente el 15-30 % de los pacientes a lo largo de entre 20 y 30 años. Cuando se establece la cirrosis, la infección puede progresar a enfermedad hepática terminal y cáncer de hígado. Se estima que en 2019 murieron unas 290 000 personas en el mundo debido a la hepatitis C.</p>
<p>El VHC se transmite principalmente por contacto directo con sangre infectada. Hay situaciones y prácticas que pueden aumentar el riesgo de exposición al virus, como el uso compartido de jeringuillas, la falta de acceso a servicios de salud o ciertas prácticas sexuales. Estos factores aumentan la prevalencia en algunos grupos, incluyendo personas que usan drogas inyectables, comunidades marginadas con acceso limitado a servicios de salud y hombres que tienen sexo con hombres.</p>
<h2>Un tratamiento muy eficaz…</h2>
<p>Aunque no existe una vacuna contra el VHC, sí hay un tratamiento altamente efectivo basado en los denominados <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5490957/">antivirales de acción directa</a> (AAD), que bloquean la replicación del virus. Estos AAD pueden curar a más del 95 % de las personas afectadas. Basándose en esto, <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c">la OMS</a> se ha propuesto que la hepatitis C deje de ser un problema de salud pública en el año 2030. Para ello se ha fijado el objetivo de diagnosticar al 90 % de personas infectadas y tratar el 80 % de ellas. </p>
<h2>…pero que no reciben muchas personas infectadas</h2>
<p>Dado que la hepatitis C crónica puede no producir síntomas durante varios años después de la infección inicial, más del 80 % de las personas infectadas no saben que lo están y no reciben tratamiento. Siguen sufriendo daño hepático durante años y pueden trasmitir el VHC a otras.</p>
<p>La ausencia de políticas y programas adecuados para el cribado y diagnóstico temprano de la hepatitis C, especialmente en poblaciones más vulnerables donde la prevalencia de la enfermedad es alta, representa un desafío significativo en la lucha contra esta infección. Además, el tratamiento con AAD tiene algunas limitaciones:</p>
<ol>
<li><p>Entre un 2 % y un 5 % de los pacientes medicados no logran curarse completamente. Adicionalmente, el virus puede mutar y volverse resistente a estos tratamientos en algunos casos, disminuyendo su efectividad.</p></li>
<li><p>Los AAD son caros, lo que limita su disponibilidad, especialmente en países en desarrollo y para poblaciones en situación de riesgo, donde el acceso a los fármacos puede ser más difícil.</p></li>
<li><p>Incluso después de un tratamiento exitoso con estos medicamentos, no se desarrolla inmunidad contra el VHC. Esto significa que una persona curada puede volver a infectarse si se expone nuevamente al virus.</p></li>
</ol>
<p>Por todo ello parece improbable que se pueda cumplir el objetivo de la OMS a nivel global sólo mediante el uso de AAD. La producción de una vacuna contra el VHC ayudaría a controlar su transmisión, especialmente en poblaciones de alto riesgo. Esto contrarrestaría las limitaciones del tratamiento con AAD y, por lo tanto, facilitaría el complimiento del objetivo de la OMS de erradicar la hepatitis C.</p>
<h2>Por qué no tenemos vacuna</h2>
<p>A pesar de que el virus se conoce desde hace más de treinta años, existen una serie de dificultades que han hecho que el desarrollo de una vacuna se haya visto obstaculizado. Entre ellas están las siguientes:</p>
<ol>
<li><p>El VHC es un virus con una alta capacidad para cambiar. En su evolución ha dado lugar a ocho <a href="https://www.seimc.org/contenidos/ccs/revisionestematicas/viromicromol/variaVHC.pdf">genotipos</a>, que se diferencian en aproximadamente un 30 % en su secuencia genética. Además, estos genotipos se subdividen en unos 90 <a href="https://www.seimc.org/contenidos/ccs/revisionestematicas/viromicromol/variaVHC.pdf">subtipos</a> distintos, que presentan un 15 % de variación entre ellos. La vacuna tendría que proteger frente a todos los genotipos y subtipos, lo cual no es fácil de conseguir.</p></li>
<li><p>El VHC tiene dos proteínas en su superficie, denominadas E1 y E2, que actúan de forma conjunta para que el virus entre e infecte las células del hígado. La respuesta inmune de los pacientes va mayoritariamente dirigida contra estas dos proteínas. En dicha reacción se generan <a href="https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002223.htm">anticuerpos</a> que se unen a las proteínas E1 y E2, bloqueando la entrada del virus a las células. El problema es que dichas proteínas son las partes del VHC que más varían entre genotipos: pueden adoptar formas distintas y adquirir diferentes modificaciones naturales, como la unión de azúcares. Todo ello dificulta su reconocimiento por los anticuerpos, permitiendo la entrada del VHC en las células. En cierta forma, podríamos decir que se “disfrazan” para no ser reconocidas.</p></li>
<li><p>Existe una ausencia de animales de laboratorio adecuados para probar la eficacia de las vacunas. Por ejemplo, el VHC no infecta a los ratones, uno de los modelos más utilizados en investigación. Esto dificulta la obtención de datos muy valiosos que podrían ser trasladables a humanos.</p></li>
<li><p>Realizar ensayos clínicos para vacunas contra el VHC no es fácil. La incidencia relativamente baja de la infección en muchos países industrializados hace necesario llevar a cabo dichos ensayos en poblaciones marginadas con alto riesgo de contraer el VHC o en regiones con alta prevalencia, que suelen pertenecer a países en vías de desarrollo.</p></li>
<li><p>También hay una relativa escasez de financiación para la investigación y desarrollo de una vacuna contra el VHC. Esto probablemente se relacione con la naturaleza silente de la infección, la aparición de los AAD y el acceso generalizado al tratamiento en los países desarrollados.</p></li>
</ol>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=598&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=598&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=598&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=752&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=752&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/558817/original/file-20231110-25-etd37c.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=752&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Estructura del complejo E1E2 unido a tres anticuerpos.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Motivos para la esperanza</h2>
<p>Aunque existen algunas <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10461427/">vacunas en desarrollo frente al VHC</a>, las más avanzadas no han demostrado una eficacia suficiente, lo cual ha significado una decepción.</p>
<p>Sin embargo, este escenario parece que podría cambiar pronto, debido principalmente al mayor conocimiento que tenemos ahora sobre la respuesta inmune que protege frente al VHC, los mecanismos de escape del virus a esa reacción y la estructura de las proteínas E1 y E2. También existe la posibilidad de utilizar <a href="https://theconversation.com/premio-nobel-para-la-molecula-de-la-vida-que-ha-puesto-contra-las-cuerdas-a-la-covid-19-214765">la tecnología de ARNm</a>, de forma similar a como ha sido aplicada con éxito en el desarrollo de la vacuna contra el SARS-CoV-2.</p>
<p>Estos conocimientos permitirán un desarrollo más racional de <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.adf2226">nuevas vacunas</a>. Por ejemplo, el uso de la ingeniería genética facilitará producir las <a href="https://jbiomedsci.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12929-020-00669-4">formas de las proteínas E1 y E2</a> más adecuadas para estimular la producción de los mejores anticuerpos capaces de bloquear la entrada del virus en las células.</p>
<p>Existe cierto consenso en que una vacuna eficaz frente al VHC debe estimular las dos principales ramas de la respuesta inmune: la inmunidad humoral, basada en linfocitos B productores de anticuerpos, y la inmunidad celular, que consta principalmente de linfocitos T capaces de eliminar las células infectadas y de ayudar a los linfocitos B a producir anticuerpos. En este sentido, una vacuna basada en las glicoproteínas E1 y E2 parece ser la mejor opción, puesto que estimula ambas ramas. Un paso importante en esta dirección ha sido la reciente determinación de la estructura a nivel molecular del <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10512783/">complejo formado por la unión de ambas proteínas</a>. Hay motivos para ser optimistas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/217240/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Aunque hay un tratamiento efectivo para curar la hepatitis C, el 80 % de los infectados no saben que la tienen y lo pueden transmitir a otras personas. La creación de la vacuna ayudaría decisivamente a erradicar por fin la enfermedad.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIIPablo Ryan Murua, Especialista en Medicina Interna, Universidad Complutense de MadridSalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2140952023-09-24T20:33:11Z2023-09-24T20:33:11ZLa nueva vacuna contra el virus respiratorio sincitial para embarazadas que también protege a sus bebés<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/549899/original/file-20230924-15-surlfp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=567%2C0%2C5133%2C3782&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mom-makes-inhalation-child-holding-hands-1236580834">komokvm/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://theconversation.com/el-virus-respiratorio-que-mas-preocupa-a-los-pediatras-y-no-es-el-coronavirus-132562">virus respiratorio sincitial</a> (VRS) causa una infección respiratoria común que representa un riesgo significativo para los bebés. Proteger a los recién nacidos de esta enfermedad ha sido una preocupación desde hace muchos años. </p>
<p>No es para menos. El <a href="https://theconversation.com/el-virus-respiratorio-que-mas-preocupa-a-los-pediatras-y-no-es-el-coronavirus-132562">VRS</a> es un virus altamente contagioso que afecta el tracto respiratorio, causando síntomas que van desde leves, similares a un resfriado, hasta una grave dificultad para respirar. En los recién nacidos con sistemas inmunes debilitados o problemas de salud preexistentes –especialmente en aquellos nacidos prematuramente–, el VRS puede dar lugar a complicaciones graves como bronquiolitis o neumonía. </p>
<h2>Basada en la proteína F del virus</h2>
<p>Finalmente, la solución parece haber llegado en forma de una vacuna desarrollada por la compañía Pfizer. Llamada <a href="https://www.pfizer.com/news/press-release/press-release-detail/us-fda-approves-abrysvotm-pfizers-vaccine-prevention-0">Abrysvo</a>, puede ser utilizada en mujeres embarazadas y ofrece una nueva esperanza para proteger tanto a las futuras madres como a sus recién nacidos de las complicaciones potencialmente graves asociadas a la infección por el VRS.</p>
<p>Su aprobación reciente por la <a href="https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/la-fda-aprueba-la-primera-vacuna-para-personas-embarazadas-y-prevenir-el-virus-respiratorio">Administración de Alimentos y Medicamentos</a> (FDA) de Estados Unidos y la <a href="https://www.ema.europa.eu/en/medicines/human/EPAR/abrysvo">Agencia Europea de Medicamentos</a> (EMA) marca un punto de inflexión en la atención de la salud materna e infantil. Su diseño innovador es el resultado de una extensa investigación y ensayos clínicos llevados a cabo por Pfizer.</p>
<p>Abrysvo es una vacuna basada en subunidades del virus, lo que significa que contiene solo componentes específicos del VRS en lugar del virus completo. Se centra concretamente en la proteína F, o proteína de fusión, que se encuentra en la superficie del patógeno. Esta proteína es esencial para que el VRS entre e infecte las células humanas.</p>
<p>La vacuna estimula al sistema inmunológico para generar una respuesta de anticuerpos protectora capaz de bloquear la entrada del virus en las células del aparato respiratorio. Además, contiene dos versiones de la proteína F para facilitar una protección más amplia frente a las distintas cepas o variantes del VRS.</p>
<p>Por lo tanto, Abrysvo no contiene formas vivas o debilitadas del VRS, por lo que no puede causar infección en las personas vacunadas. Esto la hace especialmente segura para las mujeres embarazadas, quienes necesitan protegerse a sí mismas y a sus futuros hijos sin el riesgo de causar daño.</p>
<h2>Implicaciones para la salud materna e infantil</h2>
<p>Uno de los aspectos más notables de esta vacuna es su capacidad para conferir una inmunidad en la madre que puede ser transferida al recién nacido. A medida que el sistema inmunológico de la gestante reacciona a la vacuna, se producen una serie de anticuerpos protectores contra el VRS. Una porción de estos anticuerpos se transmite al feto en desarrollo a través de la placenta, ofreciendo al bebé un escudo vital contra el VRS en los primeros seis meses de vida, precisamente cuando es más vulnerable.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Esquema del 'modus operandi' de la nueva vacuna desarrollada por Pfizer" src="https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=548&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=548&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=548&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=689&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=689&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/549745/original/file-20230922-31-uoj9ha.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=689&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Esquema del ‘modus operandi’ de la nueva vacuna desarrollada por Pfizer.</span>
<span class="attribution"><a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La vacuna se administra a las futuras madres entre las semanas <a href="https://www.pfizer.com/news/press-release/press-release-detail/us-fda-approves-abrysvotm-pfizers-vaccine-prevention-0">32 y 36 de embarazo</a>. Este momento estratégicamente elegido maximiza la transferencia de anticuerpos protectores de la madre al feto. Además, vacunar en ese período limita el riesgo de sufrir un parto prematuro.</p>
<p>Este avance promete reducir de manera significativa las hospitalizaciones y complicaciones relacionadas con el VRS en los recién nacidos y aborda una preocupación constante para las mujeres embarazadas, brindándoles una forma de proteger a sus bebés de una infección potencialmente grave.</p>
<h2>Segura y efectiva</h2>
<p>El <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2216480">New England Journal of Medicine</a> publicó un ensayo clínico que destaca la eficacia de la nueva vacuna. Este estudio demostró una reducción significativa en la incidencia de infecciones del tracto respiratorio inferior debidas al VRS que necesitaron atención médica en bebés nacidos de madres vacunadas. </p>
<p>En total, 3 682 embarazadas recibieron la vacuna y a otras 3 676 se les administró placebo (sustancia sin actividad farmacológica). También se evaluaron 3 570 y 3 558 bebés, respectivamente. Según indican los resultados, la vacuna actuó más eficazmente en las infecciones de mayor gravedad. </p>
<p>En los primeros tres meses después del nacimiento, se registraron 6 casos de enfermedad respiratoria grave en bebés de mujeres vacunadas y 33 en hijos de mujeres del grupo del placebo, lo que supone una eficacia de la vacuna del 82 %. Cuando se evaluaron los primeros seis meses después del nacimiento, fueron detectados 19 casos de dolencia grave en bebés de madres vacunadas y 62 en los hijos de las mujeres que recibieron placebo, lo cual sitúa la eficacia de Abrysvo en el 69 %.</p>
<p>Los efectos secundarios más comunes reportados entre mujeres vacunadas fueron fatiga, dolor de cabeza, molestia en el lugar de la inyección, dolor muscular, náuseas, dolor en las articulaciones y diarrea. </p>
<p>En el ensayo no hubo diferencias estadísticamente significativas en la tasa de nacimientos antes de las 37 semanas de gestación entre las mujeres que recibieron la vacuna (5,7 %) y aquellas a las que se administró placebo (4,7 %). Además, ambas tasas observadas fueron inferiores a la tasa de nacimientos prematuros en la población general, que se sitúa alrededor del 10 %.</p>
<h2>Una nueva era en la prevención del VRS</h2>
<p>La vacunación contra el VRS de mujeres embarazadas representa un paso significativo. La vacuna, basada en la proteína F del VRS, evita la entrada del virus en las células respiratorias, lo que previene las infecciones en bebés.</p>
<p>Con las aprobaciones de las agencias reguladoras y el potencial para proteger tanto a las mujeres embarazadas como a sus hijos, la vacuna contra el VRS anuncia una nueva era en la prevención de las infecciones causadas por este virus. </p>
<p>Su adopción generalizada, junto con la administración de un tratamiento también basado en la proteína F y recientemente aprobado (<a href="http://www.ema.europa.eu/en/documents/overview/beyfortus-epar-medicine-overview_es.pdf">Beyfortus</a>), tiene el potencial de reducir significativamente la carga de enfermedades relacionadas con el VRS, mejorando en última instancia el bienestar tanto de las madres como de sus recién nacidos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/214095/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Esta vacuna desarrollada por Pfizer ofrece una nueva esperanza en la prevención frente a un virus que puede causar graves infecciones respiratorias en los recién nacidos.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIIVicente Mas, Investigador Distinguido, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2139202023-09-20T05:01:17Z2023-09-20T05:01:17ZRegresa el letal virus Nipah: ¿qué peligro representa?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/549263/original/file-20230920-23-azi638.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=377%2C26%2C4116%2C2957&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/viruses-infecting-neurons-concept-brain-infection-1089713012">Kateryna Kon/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Un nuevo brote del letal virus Nipah, registrado en el estado indio de Kerala, <a href="https://www.reuters.com/business/healthcare-pharmaceuticals/what-is-nipah-virus-that-killed-two-india-how-is-it-treated-2023-09-14/">ha hecho saltar las alarmas</a>. Hasta la fecha hay seis casos confirmados, de los cuales cuatro están bajo tratamiento y dos han fallecido. Las autoridades sanitarias han podido establecer el punto de contacto de la última persona infectada, un hombre de 39 años que estaba en el mismo hospital privado donde la primera víctima del virus (otro varón de 47 años) había buscado tratamiento antes de morir el 30 de agosto de 2023. </p>
<p>India ha sido testigo de al menos cinco brotes de virus Nipah desde 2001, uno en Bengala Occidental y cuatro en Kerala. El gobierno de este país está trabajando para evaluar las <a href="https://ncdc.mohfw.gov.in/index1.php?lang=1&level=1&sublinkid=238&lid=242">medidas preventivas para abordar el brote</a> y ha elaborado una lista con los nombres de 1 080 personas que han podido tener contacto con los afectados. De ellas, 297 están en la categoría de “alto riesgo”. </p>
<p>De momento, las autoridades han puesto en marcha pruebas masivas para detener la propagación del virus, han restringido las reuniones públicas y han cerrado escuelas, oficinas y el transporte público. En el brote registrado también en el estado de Kerala en 2018, de 19 personas infectadas, tan solo dos sobrevivieron.</p>
<h2>Un virus extremadamente peligroso</h2>
<p>El virus Nipah es un patógeno zoonótico emergente que pertenece al género <em>Henipavirus</em> y a la familia <em>Paramyxoviridae</em> y que causa encefalitis febril grave. Tiene ARN monocatenario (de cadena sencilla) de polaridad negativa. Debido a su tiempo de generación extremadamente corto y a su evolución más rápida, los virus ARN muestran una mayor probabilidad de infección de nuevas especies hospedadoras. Son considerados uno de los principales factores responsables de entre <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7972828/#:%7E:text=Like%20severe%20acute%20respiratory%20syndrome,in%20a%20higher%20death%20rate">el 25 y el 44 % de las enfermedades infecciosas emergentes recientes</a>. </p>
<p>Las infecciones con el virus Nipah fueron descritas por primera vez durante los brotes epidémicos que afectaron <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7088631/">a criadores de cerdos de Malasia y Singapur entre 1998 y 1999</a>. Este episodio no solo provocó casi 300 casos y más de 100 muertes en humanos, sino que también generó un impacto económico sustancial, ya que hubo que sacrificar más de un millón de cerdos para ayudar a controlar el brote. El nombre del virus proviene de Sungai Nipah, un pueblo de la península de Malasia donde vivían los criadores de cerdos que enfermaron de encefalitis.</p>
<p>El índice de casos mortales en los diversos brotes registrados hasta la fecha ha variado del 33 % hasta aproximadamente el 75 %, por lo que nos enfrentamos a un virus muy peligroso. Además, se estima que el 25 % de los supervivientes padece deficiencias neurológicas residuales. </p>
<p>Aunque algunos casos de infección por virus Nipah pueden ser asintomáticos o leves, la mayoría de los infectados experimentan dos síndromes clínicos principales: la encefalitis y una afectación predominantemente respiratoria, ambos con alta mortalidad. <a href="https://www.cdc.gov/vhf/nipah/symptoms/index.html">Los síntomas iniciales</a> son similares a los de la gripe, con fiebre alta, dolor de cabeza y mialgia. Algunos pacientes presentan somnolencia, desorientación y convulsiones. Muchos entran en coma.</p>
<h2>¿Cómo se transmite?</h2>
<p>Los murciélagos frugívoros del género <em>Pteropus</em>, los llamados zorros voladores, son los reservorios principales del virus y pueden transmitir el patógeno a través de los excrementos y de la saliva. La transmisión puede ocurrir de murciélagos a humanos o a través de cerdos, que son los huéspedes intermediarios, pero también de humano a humano. La propagación entre personas genera preocupación sobre la posibilidad de que el virus Nipah sea capaz de causar una <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2021.811157/full">nueva pandemia mundial</a>.</p>
<p>Existen tres <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6547369/">vías de transmisión</a> principales: el consumo de alimentos contaminados, el contacto con fluidos corporales humanos o animales infectados y la exposición a gotitas o aerosoles. La forma habitual de contagio en personas es mediante el consumo de alimentos contaminados que han estado expuestos a los murciélagos o por contacto directo con animales domésticos infectados –en particular cerdos–, probablemente a través de las membranas mucosas.</p>
<h2>Bebidas contaminadas</h2>
<p>Una de las fuentes más probables de infección en los brotes que han ocurrido en Bangladesh (donde el patógeno fue reconocido por primera vez en 2001) y en la India es <a href="https://www.ijidonline.com/article/S1201-9712(08)00469-4/fulltext#:%7E:text=Background%3A%20Nipah%20virus%20infection%20is,exposure%20significantly%20associated%20with%20illness">el consumo de jugo de palmera datilera</a>, muy popular en varios países asiáticos. </p>
<p>Por desgracia, también es muy apreciado por los murciélagos frugívoros que por la noche sobrevuelan las plantaciones lamiendo la savia derramada por las palmeras y que los oriundos recolectan a través de un cuenco sujeto al tronco. Asimismo es probable que estos animales orinen o defequen cerca del cuenco. Cada día, a primera hora de la mañana, los vendedores locales comienzan a mercadear con el jugo fresco y sin pasteurizar, provocando sin querer un potencial brote de virus Nipah. </p>
<p>En los once brotes que surgieron en Bangladesh entre 2001 y 2011, 196 personas fueron infectadas, de las cuales 150 murieron. Este año, desde el 4 de enero hasta el 13 de febrero, fueron <a href="https://www.who.int/emergencies/disease-outbreak-news/item/2023-DON442">notificados once casos</a>, incluidas ocho muertes en dos distritos de Bangladesh. Eso supone una tasa de letalidad del 73 %.</p>
<h2>En el punto de mira</h2>
<p>Hoy en día, el virus Nipah es una amenaza preocupante y por ello ha sido clasificado como patógeno de <a href="https://academic.oup.com/ilarjournal/article/61/1/86/6448741">Grupo de Riesgo 4/ BSL4</a>, el más alto que existe. </p>
<p>Además, ha sido incluido por la Organización Mundial de la Salud en el plan de investigación y desarrollo que identifica enfermedades y patógenos que pueden causar una emergencia de salud pública y carecen de tratamientos y vacunas efectivos. En la actualidad, dichos tratamientos están limitados a cuidados de apoyo, incluido el descanso, la hidratación y el manejo de los síntomas a medida que aparecen. </p>
<p>En las áreas dónde el patógeno está presente y ha habido brotes recientes, la gente debería tener en cuenta, entre otras, las siguientes medidas preventivas: lavarse las manos regularmente con agua y jabón; evitar el contacto con murciélagos o cerdos enfermos; eludir las áreas donde descansan o están activos los murciélagos; evitar el contacto con la sangre o los fluidos corporales de cualquier persona que pueda estar infectada con el virus o que haya tenido contacto con una persona infectada; y no comer o beber productos que puedan estar contaminados por murciélagos, como savia cruda de palmera datilera, fruta cruda o fruta que está en el suelo.</p>
<h2>Tratamientos y vacunas en marcha</h2>
<p>Por fortuna, existen tratamientos en desarrollo y en evaluación que pueden resultar útiles para combatir las infecciones por el virus Nipah. Uno de ellos es el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32027842/">anticuerpo monoclonal humano M 102.4</a>, que ha completado los ensayos clínicos de fase 1 y ha sido utilizado con carácter compasivo (autorizado de modo excepcional), ya que ha demostrado resultados positivos. </p>
<p>Por su parte, el fármaco antiviral <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37356729/">Remdesivir</a> se ha revelado eficaz en primates no humanos cuando ha sido administrado como profilaxis post-exposición y puede ser complementario a los tratamientos inmunoterapéuticos.</p>
<p>También hay varias vacunas en desarrollo. En un ensayo realizado con monos verdes africanos, una vacuna basada en el <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9768398/">vector ChAdOx1</a>, el mismo que utilizó la vacuna de AstraZeneca contra la covid-19, generó una fuerte respuesta humoral y celular en los simios a partir de los catorce días posteriores a la vacunación inicial. </p>
<p>Además, otra vacuna experimental contra el virus Nipah, la <a href="https://classic.clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT05398796">mRNA-1215</a>, que está basada en ARNm, está siendo probada, con buenas expectativas, en adultos sanos de entre 18 y 60 años. </p>
<p>Y por último, <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fimmu.2023.1216225/full#:%7E:text=The%20vaccine%20is%20a%20live,(Kikwit)%20(EBOV%20GP)">están en marcha ensayos</a> con una vacuna vectorial viva, atenuada y recombinante del virus de la estomatitis vesicular PHV02. Además, el Centro Internacional para la Investigación de Enfermedades Diarreicas en Bangladesh también está estudiando a unos 50 sobrevivientes del virus Nipah para comprender mejor la respuesta del organismo al virus y apoyar el desarrollo de vacunas.</p>
<p>Teniendo en cuenta las herramientas actuales, es posible que pronto tengamos estrategias eficaces para luchar contra el virus Nipah.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/213920/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un nuevo brote detectado en la India ha hecho saltar las alarmas. Y más teniendo en cuenta que el virus Nipah, cuyo reservorio principal son los murciélagos, causa una mortalidad de hasta el 75% de los infectados y puede transmitirse entre personas.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2128872023-09-10T20:36:50Z2023-09-10T20:36:50ZLa inquietante enfermedad hemorrágica epizoótica que amenaza a los ciervos y al ganado<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/546927/original/file-20230907-15-7zp74c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C417%2C5361%2C3145&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/cervus-elaphus-red-deer-female-lying-2221284115">LFRabanedo / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El pasado 10 de noviembre de 2022, las autoridades italianas comunicaron la <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37081599/">detección de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) en explotaciones de ganado bovino en la isla de Cerdeña</a>. Unos días más tarde también se registraron casos en Sicilia. Estos brotes constituyeron los primeros de la dolencia identificados hasta la fecha en Europa. </p>
<p>Poco después, el 18 de noviembre de 2022, fueron detectados los primeros casos en España, en el sur de la península. Desde entonces, la enfermedad se ha extendido por la geografía española y ya han sido comunicados más de <a href="https://www.mapa.gob.es/es/ganaderia/temas/sanidad-animal-higiene-ganadera/notaehe_29_08_2023_tcm30-659356.pdf">80 brotes en bovinos y cérvidos</a>, con cientos de casos repartidos por numerosas comunidades autónomas.</p>
<h2>No se contagia a los humanos</h2>
<p>El <a href="https://theconversation.com/el-58-de-las-enfermedades-infecciosas-humanas-puede-empeorar-con-el-cambio-climatico-188473">cambio climático</a> y la globalización han aumentado el riesgo de que los patógenos se propaguen a áreas geográficas nuevas e inesperadas, pero ¿qué es la enfermedad hemorrágica epizoótica y qué riesgo supone?</p>
<p>La Organización Mundial de Sanidad Animal clasifica la enfermedad hemorrágica epizoótica como una afección de rumiantes domésticos y salvajes causada por el virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica (VEHE). Este patógeno es un miembro de la familia <em>Reoviridae</em>, género <em>Orbivirus</em>, <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7706924/#:%7E:text=It%20is%20widespread%20in%20tropical,1%20(1%2C2)">del que existen más de ocho serotipos</a>. </p>
<p>El virus tiene un genoma de ARN bicatenario (es decir, el material genético es ARN de cadena doble) de diez segmentos que codifica <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19632280/">siete proteínas estructurales (VP1-VP7)</a> y cuatro proteínas no estructurales (NS1, NS2, NS3/NS3a y NS4). La proteína VP2 es el principal determinante de la especificidad del serotipo, mientras que la VP7 posee antígenos específicos de serogrupo.</p>
<p>La enfermedad es de declaración obligatoria porque conlleva un alto riesgo de generar importantes pérdidas económicas directas e indirectas, pero no nos enfrentamos a una zoonosis, es decir, no se transmite a los humanos. De todos modos, es categorizada por la Unión Europea como enfermedad objeto de vigilancia y deben adoptarse medidas para evitar su propagación.</p>
<h2>Los ciervos, principales afectados</h2>
<p>El virus es transmitido por la picadura de insectos del género <em>Culicoides</em>, e infecta a muchas especies de rumiantes. Su sintomatología puede variar drásticamente y manifestarse desde asintomáticamente o como una dolencia leve hasta provocar un desenlace funesto. En algunos brotes, las estimaciones de mortalidad alcanzan hasta el <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15465704/">20 % en ciervos salvajes</a>. </p>
<p>De hecho, los ciervos son las especies más afectadas por la forma hiperaguda, caracterizada por fiebre, anorexia, dificultad respiratoria, edema severo de la cabeza y el cuello, lesiones en lengua y paladar, indiferencia hacia los humanos y, en etapas posteriores, hemorragia por los orificios corporales. La enfermedad hemorrágica epizoótica causa deshidratación y una temperatura corporal alta, lo que hace que los afectados busquen agua antes de morir. En 2012, solo en treinta condados norteamericanos del estado de Míchigan, <a href="https://scholarworks.gvsu.edu/honorsprojects/194/">mató a 15 000 ciervos</a>. </p>
<p>En España, las estimaciones apuntan a que, por ejemplo, en la comunidad autónoma de Extremadura, <a href="https://www.europapress.es/extremadura/noticia-asaja-extremadura-eleva-casi-cinco-millones-perdidas-enfermedad-hemorragica-epizootica-vacuno-cervuno-20230811122824.html">la enfermedad ha causado la muerte de más de 2 500 ciervos</a> en los últimos meses, lo que ha supuesto unas pérdidas económicas en torno a los cuatro millones de euros. </p>
<h2>El cambio climático favorece la transmisión</h2>
<p>Son conocidas más de 1 400 especies de <em>Culicoides</em>, de las cuales más de 30 pueden transmitir el virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica. La distribución global del patógeno depende de la presencia y distribución geográfica de ese insecto vector y de los huéspedes vertebrados susceptibles. </p>
<p>Los factores que afectan a la diseminación viral incluyen factores ambientales como la temperatura y la humedad. Por eso, los brotes suelen coincidir con el pico de abundancia en la población del insecto, principalmente a finales de verano y en otoño. Los brotes cesan con la llegada de las heladas, que matan al transmisor. </p>
<p>Por esa razón, el aumento de las temperaturas, debido al cambio climático, favorece la supervivencia del vector y la transmisión de la enfermedad durante periodos de tiempo más prolongados. Es más, dicho incremento de temperaturas reduce el período de incubación de la afección, lo que a su vez facilita la transmisión del virus.</p>
<h2>¿Cómo afecta al ganado?</h2>
<p>La enfermedad fue <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10224379/">detectada por primera vez en 1955 en Estados Unidos</a>, cuando varios cientos de venados de cola blanca (<em>Odocoileus virginianus</em>) aparecieron muertos en Nueva Jersey y Míchigan. Desde entonces, fue identificada ampliamente en las regiones templadas y tropicales de América, Asia, África, Australia y Oriente Medio, pero recientemente han surgido brotes en países de la cuenca del Mediterráneo, como Marruecos, Argelia, Túnez, Israel, Jordania y Turquía.</p>
<p>En el ganado vacuno, la enfermedad puede producir síntomas leves y autolimitantes durante unas dos semanas, pero también una mortalidad notable. El ganado ovino es susceptible a la infección, pero poco a la enfermedad clínica, mientras que el caprino es muy poco susceptible. Se trata de una dolencia que, como apuntábamos antes, afecta especialmente a los ciervos, y que puede aquejar también a gamos y corzos.</p>
<p>No obstante, ciertos serotipos y cepas del virus responsable, como la cepa Ibaraki del serotipo 2, exhiben mayor capacidad de enfermar al ganado, y los bóvidos se llevan la peor parte. De hecho, en 1959 la citada cepa provocó un extenso brote en ganado bovino o vacuno en Japón, y hoy en día sigue <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4638292/">causando numerosos casos en estos animales</a> en el Lejano Oriente.</p>
<p>Además, la cepa israelí del serotipo 7 y la cepa 318 del serotipo 6 también han ocasionado pérdidas importantes en las especies lechera y cárnicas de algunos países africanos del entorno mediterráneo. En 2006, un brote del serotipo 7 ocasionó una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20494156/">pérdida de tres millones de euros</a> para la industria del ganado bovino lechero de Israel.</p>
<h2>Inquietante expansión de la enfermedad por Europa</h2>
<p>Una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37081599/">investigación de las autoridades italianas</a> muestra que el virus detectado en los brotes de Cerdeña y Sicilia en otoño de 2022 corresponde al serotipo 8 y procede del norte de África. </p>
<p>A finales de septiembre de 2021, fue <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36680057/">identificada una nueva cepa perteneciente a dicho serotipo en granjas ganaderas del centro-oeste de Túnez</a> que luego se propagó por las regiones norte y este, con más de 200 brotes confirmados. La misma cepa fue la que se identificó en las islas italianas y, días después, en España. Esto supone un grave peligro para la industria ganadera en Europa, ya que actualmente no hay vacunas disponibles. </p>
<p>Esto confirma la sospecha de que la enfermedad hemorrágica epizoótica ha sido transmitida por insectos <em>Culicoides</em> a través del aire desde el norte de África hasta las regiones del sur de Europa. En África, el vector principal es el grupo de <em>Culicoides schultzei</em>, que incluye varias especies. En América del Norte, el virus ha sido aislado principalmente de <em>Culicoides sonorensis</em> y en Australia, de <em>Culicoides brevitarsis</em>. Comprender las especies implicadas en la transmisión de la nueva cepa del serotipo 8 del virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica es esencial para permitir la identificación del área de transmisión de alto riesgo. </p>
<h2>Amenaza para la cría de ciervos</h2>
<p>El escenario supone un problema grave para la ganadería bovina, pero también para la cría de ciervos, que es una industria joven y en constante crecimiento en muchos países. Las estimaciones sitúan el <a href="https://nadefa.org/wp-content/uploads/sites/33/2023/05/Economic-Impact-of-the-US-Deer-Breeding-and-Hunting-Operations-1.pdf">impacto económico sobre esta actividad en EE. UU.</a> en 8 000 millones de dólares (unos 7 400 millones de euros) anuales y en la pérdida de más de 56 000 trabajos directos. Ya apuntamos que la mortalidad por enfermedad hemorrágica epizoótica alcanza hasta un 20 % en las poblaciones silvestres de ciervos, pero los criadores llegan a perder hasta el 80 % de sus rebaños. </p>
<p>En España, las estimaciones apuntan a que existen unos <a href="https://www.miteco.gob.es/content/dam/miteco/es/biodiversidad/temas/inventarios-nacionales/ieet_mami_cervus_elaphus_tcm30-99791.pdf">500 000 ciervos silvestres y unos 650 000 ejemplares en cotos privados</a>, cuya gestión y aprovechamiento genera un impacto económico estimado en unos 2 600 millones de euros. Además, con la llegada del otoño, espectáculos como la berrea del ciervo, ligada a la actividad cinegética, son un importante atractivo turístico que genera riqueza en el mundo rural. La detección de casos en cérvidos salvajes es preocupante, porque potencialmente podrían comportarse como un reservorio de infección con el tiempo y amenazar esas actividades.</p>
<p>Los ciervos muertos por la enfermedad no constituyen una fuente de infección para las personas u otros animales, pero, independientemente de la enfermedad hemorrágica epizoótica, es recomendable no cazar ni comer ningún ejemplar que parezca enfermo.</p>
<p>No existe cura ni tratamiento para esta enfermedad. Por lo tanto, el objetivo es prevenir la propagación del virus y evitar la enfermedad clínica en huéspedes rumiantes. La vacunación constituye la medida más eficaz para contenerla con éxito. </p>
<p>En el caso que nos ocupa, en Japón hay disponibles comercialmente dos vacunas contra el serotipo 2. En Estados Unidos, donde los serotipos 1 y 6 del virus son endémicos y causan brotes recurrentes, <a href="https://www.ijidonline.com/article/S1201-9712(16)31584-3/fulltext">las vacunas autógenas</a>, desarrolladas a partir de patógenos y antígenos obtenidos de uno o varios animales, han sido utilizadas con frecuencia. </p>
<p>En la actualidad no existe ninguna vacuna contra esta enfermedad autorizada en Europa, ya que todavía no ha sobrevenido una necesidad real. Sin embargo, teniendo en cuenta la amplia expansión de los serotipos 6 y 8 en la cuenca mediterránea y la reciente llegada del serotipo 8 a Europa, es posible que la situación cambie en un futuro muy próximo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/212887/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hace unos meses se detectaron los primeros casos de esta enfermedad vírica en España, que afecta principalmente a los ciervos y al ganado bovino y para la que aún no hay vacuna autorizada.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2029892023-06-11T20:41:26Z2023-06-11T20:41:26Z¿Cuáles son los virus más peligrosos en la historia de la humanidad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/527555/original/file-20230522-25-t49fgz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C8000%2C4694&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/coronavirus-covid19-attacking-world-news-about-1702779493">PHOTOCREO Michal Bednarek / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La historia de la humanidad está marcada por pandemias que se han cobrado la vida de millones de personas en todo el mundo. Entre estas enfermedades, las causadas por <a href="https://bescienced.com/es/cuantos-virus-hay-en-el-mundo/">virus</a> han tenido un impacto significativo, principalmente debido a su alta tasa de mutación y a que pueden propagarse fácilmente.</p>
<p>Un ejemplo muy reciente lo podemos encontrar en la <a href="https://covid19.who.int/">pandemia</a> de covid-19, durante la que más de 700 millones de personas en todo el mundo se han infectado y <a href="https://news.sky.com/story/15-million-excess-deaths-worldwide-were-caused-by-covid-over-two-years-who-12884248">más de 15 millones han perdido la vida</a>. Sin embargo, aunque esta haya sido una pandemia muy mediática, no es la primera vez que un virus ha amenazado a la humanidad.</p>
<p>En ocasiones también han aparecido virus con una alta letalidad que, sin embargo, no han llegado a tener un impacto tan grande en la sociedad debido a su baja tasa de propagación. Aún así, su gravedad hace que tomar medidas para <a href="https://bescienced.com/es/como-es-posible-limitar-la-circulacion-de-un-virus-con-una-vacuna-con-la-que-nos-podemos-contagiar/">limitar su contagio</a> siga siendo relevante.</p>
<p>Esto es importante en el mundo actual, donde factores como la globalización, el cambio climático y la deforestación pueden contribuir a aumentar el contacto entre especies que normalmente no interactúan. Esto aumenta la probabilidad de transmisión de virus entre especies.</p>
<p>Estos son algunos de los virus más mortales y peligrosos que han afectado a la humanidad.</p>
<h2>El virus de la viruela</h2>
<p>El virus de la viruela es el agente causal de la viruela, una enfermedad infecciosa que ha afectado al ser humano durante miles de años. Se caracteriza por la aparición de erupciones cutáneas dolorosas en todo el cuerpo y por causar la muerte de aproximadamente un tercio de las personas infectadas.</p>
<p>Afortunadamente, la viruela se erradicó en 1980 gracias principalmente a la vacunación. Es la primera (y la única hasta el momento) enfermedad humana erradicada.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=397&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522170/original/file-20230420-22-jkcnd1.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=499&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Vial de vacuna contra la viruela.</span>
<span class="attribution"><span class="source">James Gathany / Wikimedia Commons</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La erradicación de la viruela es un logro sin precedentes en la historia de la humanidad y un buen ejemplo de lo que se puede lograr con esfuerzos mundiales coordinados. </p>
<p>Sin embargo, a pesar de que la enfermedad ha sido erradicada, existe la posibilidad de que el virus vuelva a aparecer en el futuro o incluso sea utilizado como un arma biológica. Por lo tanto, todavía existen muestras del virus en laboratorios de alta seguridad para que los investigadores puedan seguir estudiándolo y desarrollando nuevas vacunas y tratamientos.</p>
<h2>El SARS-CoV-2</h2>
<p>El coronavirus del síndrome respiratorio agudo y grave 2 (SARS-CoV-2) es un virus muy contagioso que causa la enfermedad conocida como <a href="https://theconversation.com/es/topics/covid-19-83090">covid-19</a>. Este virus fue identificado por primera vez en Wuhan, China, a finales de 2019 y se ha convertido en una pandemia global que ha afectado a millones de personas en todo el mundo. Hasta el momento el virus ha infectado más de 700 millones de personas y ha causado la muerte de más 15 millones.</p>
<p>Aunque la mayoría de las personas infectadas con covid-19 se recuperan sin necesidad de tratamiento especial, la enfermedad puede ser grave y potencialmente mortal en personas mayores y personas en grupos de riesgo. Por ejemplo, aquellas con afecciones médicas preexistentes.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Coronavirus del síndrome respiratorio agudo y grave." src="https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522161/original/file-20230420-16-8eu7lo.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Coronavirus del síndrome respiratorio agudo y grave 2 (SARS-CoV-2).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49534865371/">NIAID / Flickr</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Hoy disponemos de <a href="https://theconversation.com/es/topics/vacuna-covid-19-96630">varias vacunas</a> disponibles cuyo objetivo es reducir el riesgo de padecer formas graves de la enfermedad y fallecer por covid-19.</p>
<p>La pandemia de covid-19 ha tenido un impacto sin precedentes en el mundo y ha provocado cambios significativos en la forma en que vivimos y nos relacionamos. Por otro lado, esta pandemia también ha demostrado la importancia de la colaboración internacional en la lucha contra las enfermedades infecciosas y ha puesto de manifiesto lo que se puede conseguir en investigación si se emplean los recursos necesarios.</p>
<h2>El VIH</h2>
<p>El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el virus causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), la fase más avanzada de la infección. Cuando una persona se infecta con VIH y no recibe tratamiento, el virus ataca y destruye células del sistema inmune, debilitando las defensas de nuestro organismo frente a otras infecciones y determinados tipos de cáncer.</p>
<p>A pesar de haber sido identificado oficialmente en 1983, el VIH sigue siendo uno de los mayores problemas de salud pública mundial, ya que todavía <a href="https://theconversation.com/por-que-es-tan-dificil-fabricar-una-vacuna-contra-el-sida-198916">no existe una vacuna</a> o cura para la infección. Se <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hiv-aids">estima</a> que hasta el momento el virus ha infectado a 81 millones de personas y ha acabado con aproximadamente 40 millones de vidas.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522162/original/file-20230420-18-tec37q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Célula del sistema inmune infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/6813396647/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>Si bien es cierto que ha habido algunos casos de personas que se han curado de la infección, son casos aislados y no se considera que haya una cura generalizada. En concreto, hasta el momento existen tres personas que se han <a href="https://www.smithsonianmag.com/smart-news/patient-cured-of-hiv-after-stem-cell-transplant-researchers-say-180981673/">curado de la infección por VIH</a>.</p>
<p>Existen tratamientos antirretrovirales que son muy eficaces para controlar la infección por VIH. Estos medicamentos son capaces de inhibir la replicación del virus y reducir la carga viral en el organismo, lo que a su vez evita la progresión de la enfermedad hacia el sida y su contagio.</p>
<h2>El virus de la gripe</h2>
<p>La <a href="https://espanol.cdc.gov/flu/about/keyfacts.htm">gripe</a> es una enfermedad contagiosa que afecta al aparato respiratorio y está causada por los <a href="https://www.paho.org/es/temas/influenza-otros-virus-respiratorios">virus de la gripe</a>. Estos virus son altamente contagiosos y pueden propagarse rápidamente entre personas, sobre todo en ambientes cerrados.</p>
<p>A lo largo de la historia ha habido varias pandemias de gripe. <a href="https://theconversation.com/asi-transcurrio-la-tercera-ola-de-gripe-espanola-predicciones-para-la-covid-19-152548">La más devastadora fue la de 1918</a>, cuando una cepa infectó a un tercio de la población mundial y causó la muerte de alrededor de 50 millones de personas.</p>
<p>La gripe sigue siendo un problema de salud pública importante en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud <a href="https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/influenza-(seasonal)">estima</a> que cada año hay entre tres y cinco millones de casos graves de gripe, y que la enfermedad causa entre 290 000 y 650 000 muertes en todo el mundo.</p>
<p>Existen medidas que pueden ayudar a prevenir la propagación de la gripe. Estas incluyen la vacunación anual y la adopción de prácticas de higiene adecuadas, como lavarse las manos con frecuencia y cubrirse la boca al toser y estornudar.</p>
<h2>El virus del ébola</h2>
<p>El <a href="https://bescienced.com/es/ebola-transmision-sintomas-y-prevencion/">virus del ébola</a> es un virus zoonótico que causa una enfermedad grave conocida como fiebre hemorrágica del ébola, cuya tasa de letalidad puede llegar al 90 %. Este virus se transmite a través del contacto con sangre, órganos o fluidos corporales de un animal o persona infectados.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Virus del Ébola." src="https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=468&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522159/original/file-20230420-14-pv5uhi.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=588&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Virus del Ébola.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ebola_virus_%282%29.jpg">CDC Global / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<p>El <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Epidemia_de_%C3%A9bola_de_2014-2016">mayor brote epidémico</a> se originó en diciembre de 2013 en Guinea. Posteriormente se extendió a Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Senegal, Estados Unidos, España, Malí y Reino Unido. Este brote puso de manifiesto la necesidad de una respuesta global más efectiva para controlar y prevenir la propagación del virus.</p>
<p>Hasta el momento no existe una cura para la enfermedad o una vacuna disponible que ofrezca una protección completa. Por lo tanto, la prevención y el control de la infección son fundamentales en la lucha contra el virus. Se están llevando a cabo investigaciones para desarrollar terapias y vacunas efectivas frente a esta infección.</p>
<h2>El virus de la polio</h2>
<p>El virus de la polio es el patógeno causante de la poliomelitis, una enfermedad que afecta principalmente a niños menores de cinco años y puede causar debilidad muscular, parálisis irreversible y la muerte en los casos más graves. Este virus no es de los más peligrosos de esta lista, pero sí es uno de los que ha causado más temor en la población en la historia reciente, especialmente en las décadas de 1940 y 1950.</p>
<iframe src="https://ourworldindata.org/grapher/reported-paralytic-polio-cases-and-deaths-in-the-united-states-since-1910" loading="lazy" style="width: 100%; height: 600px; border: 0px none;" width="100%" height="400"></iframe>
<p>La mayoría de las personas infectadas por el virus de la polio son asintomáticas. En un pequeño porcentaje, el virus puede ingresar al sistema nervioso central y destruir las células nerviosas motoras, causando parálisis y atrofia muscular. </p>
<p>Gracias a la investigación, vigilancia, respuesta rápida en caso de brotes y al desarrollo de distintas <a href="https://bescienced.com/es/que-tipos-de-vacunas-hay-contra-la-polio/">vacunas contra la polio</a>, este virus ha sido casi erradicado de gran parte del mundo. Sin embargo, aún hay algunos países donde la enfermedad sigue siendo endémica, llegando incluso a detectarse un caso de <a href="https://www.scientificamerican.com/article/first-u-s-polio-case-in-nearly-a-decade-highlights-the-importance-of-vaccination/">poliomelitis en Estados Unidos</a> en 2022 y trazas del virus en las aguas residuales de Londres. Por lo tanto, es importante seguir trabajando para alcanzar la erradicación completa de la enfermedad.</p>
<p>Los virus mencionados en este artículo son solo algunos ejemplos de virus peligrosos que han afectado directamente al ser humano a lo largo de la historia pero no son los únicos. Otros virus como el virus del Zika, del dengue, el coronavirus del síndrome respiratorio de oriente medio (MERS-CoV) y las pandemias de gripe más recientes nos han enseñado la importancia de seguir investigando y desarrollando tratamientos y vacunas para estas enfermedades.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/202989/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Los virus y sus pandemias han acompañado a la humanidad desde sus inicios. Algunas de las enfermedades que causan han provocado estragos y acabado con millones de vidas.Jose Manuel Jimenez Guardeño, Investigador Ramón y Cajal, Universidad de MálagaAna María Ortega-Prieto, Postdoctoral research associate, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2066792023-05-31T18:52:12Z2023-05-31T18:52:12ZAsí actúa la primera vacuna aprobada contra el virus sincitial para adultos mayores<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/529145/original/file-20230530-20690-yvfzbx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=323%2C64%2C7773%2C4785&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/respiratory-syncytial-virus-rsv-3d-rendering-2218127227">joshimerbin/Shuterstock</a></span></figcaption></figure><p>El <a href="https://theconversation.com/el-virus-respiratorio-que-mas-preocupa-a-los-pediatras-y-no-es-el-coronavirus-132562">virus respiratorio sincitial (VRS)</a> es un gran desconocido para la población general. Sin embargo, se trata de un patógeno altamente contagioso que está presente en nuestras vidas casi desde el momento en que nacemos hasta que morimos.</p>
<p>A la edad de un año, más del 70 % de los niños se han infectado con el VRS; y cuando han cumplido dos, casi todos lo han hecho al menos una vez. Con cierta frecuencia, la primera infección puede causar enfermedades graves del aparato respiratorio tales como <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35950255/">bronquiolitis</a> y <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/pneumonia/symptoms-causes/syc-20354204">neumonía</a>.</p>
<h2>No solo es cosa de niños</h2>
<p>El <a href="https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/respiratory-syncytial-virus/symptoms-causes/syc-20353098">VRS</a> se ha considerado tradicionalmente como un “virus de niños”. Es cierto que su impacto sanitario y económico es especialmente significativo en los menores de un año. Sin embargo, este virus no induce una inmunidad duradera y es capaz de infectarnos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28159159/">varias veces a lo largo de nuestra vida</a>.</p>
<p>En niños mayores y adultos jóvenes sanos, el VRS produce normalmente síntomas leves similares a un resfriado común, con tos y congestión nasal. Pero la gravedad de esas infecciones secundarias aumenta considerablemente conforme cumplimos años y nuestro sistema inmune va envejeciendo. Esto se hace especialmente evidente a partir de los 65, cuando las manifestaciones más graves de las infecciones por el VRS suelen desembocar en neumonía. </p>
<p>Vamos con algunos datos. Se estima que, en países industrializados, se producen 1,5 millones de infecciones de las vías respiratorias cada año debidas al VRS en adultos mayores de 50 años. Aproximadamente, un 14 % (210 000) de los afectados tienen que ser hospitalizados, causando unas 14 000 muertes anuales.</p>
<p><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30452608/">En un estudio reciente</a> con personas mayores de 60 años ingresadas por VRS o gripe, se ha observado que los primeros permanecen más días hospitalizados y tienen mayor probabilidad de padecer neumonía y otras complicaciones respiratorias que los pacientes infectados de gripe. Además, también presentan más riesgo de morir durante el primer año después de su ingreso en el hospital.</p>
<h2>Una vacuna a la carta…</h2>
<p>A diferencia de lo que ocurre con la gripe, hasta ahora no había un tratamiento específico eficaz contra el VRS que curara la infección, ni una vacuna que la previniera. Esta situación, sin embargo, está empezando a cambiar.</p>
<p>Aunque el principal objetivo es obtener una vacuna que proteja a los niños menores de seis meses, la inmunización efectiva de personas mayores constituye también un objetivo importante. Ambas poblaciones quizá requieran el desarrollo de vacunas distintas, puesto que su sistema inmune difiere sustancialmente. </p>
<p>Además, una estaría dirigida a niños que no han tenido contacto previo con el virus, mientras que la otra se administraría a adultos mayores que han sido infectados, probablemente, varias veces a lo largo de su vida.</p>
<p>Intuitivamente, cabe pensar que sería más fácil y rápido desarrollar una inmunización para gente mayor que para niños pequeños. Y eso es lo que ha ocurrido. </p>
<h2>…empezando por los mayores</h2>
<p>El 3 de mayo de este año, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la vacuna <a href="https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/fda-approves-first-respiratory-syncytial-virus-rsv-vaccine">Arexvy</a>, de la empresa GSK. Está diseñada para personas con más de 60 años y se administra en una sola dosis. La <a href="https://www.ema.europa.eu/en/news/first-vaccine-protect-older-adults-respiratory-syncytial-virus-rsv-infection">Agencia Europea de Medicamentos</a> (EMA) también ha emitido una opinión positiva para aprobarla.</p>
<p>En un <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2209604">ensayo clínico</a> con casi 25 000 adultos mayores, la inmunización de GSK tuvo una eficacia del 83 % para prevenir enfermedades de las vías respiratorias inferiores, y del 94 % para prevenir una enfermedad grave –cuando el paciente necesita oxígeno adicional o ayuda mecánica para respirar– causada por el virus.</p>
<h2>La investigación a nivel molecular, la gran protagonista</h2>
<p>La vacuna se basa en la denominada proteína F o de fusión, que se encuentra en la superficie del virus y facilita su entrada en las células del aparato respiratorio. Durante este proceso, dicha proteína experimenta un cambio de forma: antes de introducirse en la célula se le denomina “prefusión”, y después, “postfusión”. La primera es inestable y se transforma fácilmente en la segunda. Sin embargo, los anticuerpos más potentes y eficaces contra el virus se producen en respuesta a la forma “prefusión”. Los científicos han conseguido <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.1243283">modificar esta versión</a> para hacerla más estable y favorecer la producción de los mejores anticuerpos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=563&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=563&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=563&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=707&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=707&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/529088/original/file-20230530-19-hbfel2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=707&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La nueva vacuna se basa en la proteína F, que permite entrar al virus en las células respiratorias. Los investigadores han conseguido preservar la forma que tiene antes de introducirse en las células, llamada ‘prefusión’. Esta versión modificada induce una mayor respuesta inmunitaria.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Además, <a href="https://media.path.org/documents/RSV-Snapshot_04MAY2023_clinical-stage.pdf?_gl=1*1x5boaf*_gcl_au*MTYwMTYyMjgwLjE2ODUzNTAwMzQ.*_ga*NzUwMTM5MTc0LjE2ODUzNTAwMzQ.*_ga_YBSE7ZKDQM*MTY4NTM1MDAzNC4xLjAuMTY4NTM1MDAzNy41Ny4wLjA.">nuevas vacunas están en camino</a>. Tres de ellas se encuentran en las últimas etapas de prueba: las desarrolladas por Pfizer, Moderna (ambas compañías crearon vacunas contra la covid-19) y Bavarian Nordic.</p>
<h2>¿Y qué pasa con los niños?</h2>
<p>Pues para los niños también se están desarrollando vacunas, pero van algo más retrasadas. </p>
<p>Sin embargo, Pfizer está probando en embarazadas un prototipo, basado asimismo en la proteína F. La idea es que las madres produzcan anticuerpos protectores que puedan transferirse al feto a través de la placenta y al recién nacido a través de la leche materna. Se encuentra en una etapa avanzada de investigación.</p>
<p><a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa2216480">Durante un ensayo clínico</a> se observó que esta vacuna reduce en un 82 % el riesgo de que los recién nacidos (de hasta 90 días) desarrollen enfermedad grave del tracto respiratorio inferior debida al VRS.</p>
<p>Mientras tanto, los niños con mayor riesgo de sufrir la infección grave se pueden beneficiar de la administración de un anticuerpo frente a la proteína F denominado <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35235726/">nirsevimab</a>, producido por Astra Zeneca-Sanofi.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/206679/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha dado luz verde a la primera inmunización contra el virus VRS, que puede afectar gravemente al aparato respiratorio. Pronto llegarán otras vacunas, aunque los niños tendrán que esperar aún.Isidoro Martínez González, Científico Titular de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIISalvador Resino García, Investigador Científico de OPIs, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2044652023-04-25T10:13:09Z2023-04-25T10:13:09ZPor qué deberíamos dejar de usar el móvil en el baño<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/522741/original/file-20230425-14-72wzu5.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1920%2C1434&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Usar el teléfono cuando estás en el baño no es un buen hábito.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/cropped-image-beautiful-young-woman-using-488716744">Canva / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Lo llevamos con nosotros a todas partes (a la cama, a la cocina, al baño) y es lo primero que muchos vemos nada más abrir los ojos. Más del 90 % de los humanos poseemos o utilizamos un <a href="https://doi.org/10.3390/microorganisms11020523">teléfono móvil</a> a diario, y nos cuesta imaginar cómo sería la vida sin ellos.</p>
<p>Las preocupaciones sanitarias sobre el uso de los teléfonos suelen centrarse en las <a href="https://theconversation.com/why-using-a-mobile-phone-while-driving-is-so-dangerous-even-when-youre-hands-free-71833">distracciones que causan</a> mientras se conduce, los posibles efectos de la <a href="https://theconversation.com/theres-no-evidence-5g-is-going-to-harm-our-health-so-lets-stop-worrying-about-it-120501">exposición a radiofrecuencias</a> o lo <a href="https://theconversation.com/seven-tips-for-a-healthier-relationship-with-your-phone-202215">adictivos que pueden llegar a ser</a>. Y aunque el riesgo de infección microbiana a través del teléfono es mucho menos apreciado, <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-021-93622-w">es muy real</a>.</p>
<p>Una <a href="https://yougov.co.uk/topics/society/articles-reports/2019/02/28/most-britons-use-their-phone-toilet">encuesta de 2019</a> descubrió que, en el Reino Unido, la mayoría de la gente utiliza su teléfono en el retrete. Así que no sorprende que estudios recientes hayan descubierto que nuestros teléfonos móviles son <a href="https://cals.arizona.edu/news/why-your-cellphone-has-more-germs-toilet">más sucios que los mismísimos asientos de los inodoros</a>. </p>
<p>Para colmo, le damos nuestros teléfonos a los niños (que no destacan precisamente por su higiene) para que jueguen con ellos. También comemos mientras los usamos y los apoyamos en todo tipo de superficies, muchas de ellas sucias. Todo ello puede transferir microbios al teléfono, junto con depósitos de comida que esos microbios pueden ingerir. </p>
<p>Se calcula que la gente toca su teléfono <a href="https://www.dailymail.co.uk/news/article-2276752/Mobile-users-leave-phone-minutes-check-150-times-day.html">cientos</a> si no <a href="https://dscout.com/people-nerds/mobile-touches">miles</a> de veces al día. Y mientras que muchos de nosotros nos lavamos las manos con regularidad después de, por ejemplo, ir al baño, cocinar, limpiar o trabajar en el jardín, es mucho menos probable que consideremos la posibilidad de lavarnos las manos después de <a href="https://www2.deloitte.com/content/dam/insights/articles/us175371_tmt_connectivity-and-mobile-trends-interactive-landing-page/DI_Connectivity-mobile-trends-2022.pdf">tocar nuestros teléfonos</a>. </p>
<p>Dado lo asquerosos y llenos de gérmenes que pueden estar los teléfonos, quizá sea hora de empezar a pensar más en <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19267892/">la higiene del móvil</a>.</p>
<h2>Móviles repletos de gérmenes, bacterias y virus</h2>
<p>Las manos recogen bacterias y virus todo el tiempo y son <a href="https://www.cdc.gov/handwashing/when-how-handwashing.html">reconocidas como una vía</a> para <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK144014/#parti_ch7.s3">contraer infecciones</a>. Lo mismo ocurre con los teléfonos que tocamos. <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-022-14118-9">Varios</a> <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7196688/">estudios</a> realizados sobre la colonización microbiológica de los teléfonos móviles demuestran que pueden estar contaminados con muchos tipos diferentes de bacterias potencialmente patógenas.</p>
<p>Entre ellas se encuentran la <em>E. coli</em>, que provoca diarrea (y que, por cierto, procede de la caca humana). También el <em>Staphylococcus</em>, que infecta la piel; así como las <em>Actinobacterias</em>, que pueden causar tuberculosis y difteria; el <em>Citrobacter</em>, que puede provocar dolorosas infecciones urinarias; y el <em>Enterococcus</em>, conocido por causar meningitis. Asimismo se han encontrado <em>Klebsiella</em>, <em>Micrococcus</em>, <em>Proteus</em>, <em>Pseudomonas</em> y <em>Streptococcus</em> en los teléfonos, y todas pueden tener efectos igualmente desagradables en los seres humanos.</p>
<p>Las <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6130244/">investigaciones</a> recientes han descubierto que muchos patógenos de los teléfonos suelen ser resistentes a los antibióticos, lo que significa que no pueden tratarse con medicamentos convencionales. Esto es preocupante, ya que las bacterias mencionadas pueden causar infecciones cutáneas, intestinales y respiratorias potencialmente mortales. </p>
<p>Incluso si se limpia el teléfono con toallitas antibacterianas o alcohol, los microorganismos pueden volver a colonizarlo, lo que indica que la <a href="https://www.mdpi.com/2076-2607/11/2/523">desinfección</a> debe ser un <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-022-14118-9">proceso regular</a>. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Mujer con jersey amarillo limpiando la pantalla del teléfono con una toallita." src="https://images.theconversation.com/files/522184/original/file-20230420-23-ne9bdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/522184/original/file-20230420-23-ne9bdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/522184/original/file-20230420-23-ne9bdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/522184/original/file-20230420-23-ne9bdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/522184/original/file-20230420-23-ne9bdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/522184/original/file-20230420-23-ne9bdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/522184/original/file-20230420-23-ne9bdl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">La importancia de limpiar el teléfono y cómo hacerlo de forma segura.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/coronavirus-global-epidemic-woman-disinfecting-phone-1677416521">Volurol/Shutterstock</a></span>
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</figure>
<p>Los teléfonos contienen plástico que puede albergar y <a href="https://www.clinicalmicrobiologyandinfection.com/article/S1198-743X(15)01034-4/fulltext">transmitir virus</a>. Algunos, entre ellos el virus del resfriado común, pueden sobrevivir en superficies de plástico duro hasta una semana. Otros virus, como el causante de la covid-19, el rotavirus (un germen estomacal muy infeccioso que suele afectar a bebés y niños pequeños), la gripe (infecciones respiratorias) y el norovirus (infecciones intestinales graves) pueden persistir en forma infectable durante varios días. </p>
<p>De hecho, desde el inicio de la pandemia de covid-19, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. han introducido <a href="https://www.cdc.gov/hygiene/cleaning/cleaning-your-home.html">directrices para la limpieza y desinfección de los teléfonos móviles</a>. Junto con las manillas de las puertas, los cajeros automáticos y <a href="https://theconversation.com/from-the-bed-sheets-to-the-tv-remote-a-microbiologist-reveals-the-shocking-truth-about-dirt-and-germs-in-hotel-rooms-202195">los botones de los ascensores</a>, se consideran <a href="https://www.clinicalmicrobiologyandinfection.com/article/S1198-743X(15)01034-4/fulltext">reservorios de infección</a>. </p>
<p>En particular, se ha expresado preocupación por el papel que pueden desempeñar los teléfonos móviles en la propagación de microbios infecciosos en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7196688/">entornos hospitalarios y sanitarios</a>, así como en <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5466825/">escuelas</a>. </p>
<h2>Instrucciones para limpiar el teléfono</h2>
<p>Está claro que deberíamos empezar a limpiar nuestro teléfono con regularidad. De hecho, la Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU. recomienda <a href="https://www.fcc.gov/consumers/guides/how-sanitize-your-phone-and-other-devices">higienizar a diario</a> el teléfono y otros dispositivos, entre otras cosas porque todavía estamos dentro de una pandemia activa de covid-19 y el virus puede sobrevivir varios días en superficies de plástico duro. </p>
<p>Lo mejor es usar <a href="https://www.fcc.gov/consumers/guides/how-sanitize-your-phone-and-other-devices">toallitas o esprays a base de alcohol</a>. Tienen que contener al menos un 70 % de alcohol para desinfectar las carcasas de los teléfonos y las pantallas táctiles, y hay que aplicarlas todos los días si es posible. </p>
<p>No pulverice los desinfectantes directamente sobre el teléfono y mantenga los líquidos alejados de los puntos de conexión u otras aberturas del dispositivo. Evite absolutamente el uso de lejía o limpiadores abrasivos. Y lávese bien las manos cuando termine de limpiar.</p>
<p>Pensar en cómo manipulamos el teléfono también nos ayudará a evitar que se llene de gérmenes. Cuando no esté en casa, guárdelo en el bolsillo o en el bolso y utilice una lista de papel desechable con las tareas pendientes, en lugar de consultar constantemente el teléfono. Cuando lo toque, hágalo con las manos limpias, lavadas con agua y jabón o desinfectadas con un desinfectante de manos a base de alcohol. </p>
<p>Acostúmbrese a guardar el teléfono cuando no lo utilice y a desinfectarlo o lavarse las manos. También puede desinfectar de vez en cuando el cargador del celular cuando lo limpie.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/204465/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Primrose Freestone no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Nuestro teléfono móvil está diez veces más sucio que la tapa del váter. Y lo tocamos cientos o miles de veces al día sin que se nos pase por la cabeza lavarnos las manos después de hacerlo.Primrose Freestone, Senior Lecturer in Clinical Microbiology, University of LeicesterLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2035182023-04-10T17:14:42Z2023-04-10T17:14:42ZLo que hace falta para que el virus de la gripe aviar H5N1 se convierta en pandémico<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/520024/original/file-20230410-6083-ak161f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C5175%2C3786&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/scientific-sampling-eggs-poor-condition-analysis-2278993985">Felipe Caparros / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La preocupación por la expansión del virus de la gripe aviar H5N1 ha ido creciendo en los últimos meses.</p>
<p>Cada vez se aísla de más aves, de distinto tipo y de forma masiva, durante más tiempo, fuera de temporada, con una mayor extensión geográfica. Además, cada vez se aísla en más especies de mamíferos diferentes, y ha empezado a multiplicarse y transmitirse entre algunos de ellos, como visones y leones marinos. </p>
<p><a href="https://theconversation.com/diez-dudas-resueltas-sobre-la-amenaza-que-supone-la-gripe-aviar-h5n1-para-los-humanos-200132">En humanos</a>, sin embargo, los casos han sido muy esporádicos hasta el momento. El primero de ellos ocurrió en 1999, en China, y desde entonces se han descrito alrededor de 900 casos humanos, siempre en personas que trabajan en granjas avícolas o manipulan aves. Este virus no es transmisible entre humanos. Sin embargo, la letalidad del virus en humanos es muy alta, pudiendo llegar al 50 %.</p>
<p>Para que <a href="https://www.science.org/content/article/bad-worse-avian-flu-must-change-trigger-human-pandemic">el virus de la gripe aviar H5N1 acabase siendo pandémico</a> debería mejorar su capacidad para transmitirse por vía aérea entre mamíferos, adquirir mayor destreza a la hora de meterse dentro de las células humanas y multiplicarse en su interior, y además debería ser capaz de evadir el sistema inmunitario humano.</p>
<p>A primera vista, parecen demasiados cambios al mismo tiempo para estar preocupados. Pero veamos qué dicen las investigaciones sobre el asunto.</p>
<h2>En hurones sí se ha conseguido el contagio por vía aérea</h2>
<p>En primer lugar, para que el H5N1 genere una pandemia se necesitan mutaciones que hagan al virus más transmisible por vía aérea entre mamíferos. </p>
<p>En este sentido, hace ya más de una década se publicaron un par de artículos sobre la creación de cepas mutantes del virus H5N1 con capacidad para transmitirse entre hurones por vía aérea. En uno de ellos, publicado en <a href="https://www.nature.com/articles/nature10831"><em>Nature</em></a>, los investigadores construyeron una quimera: un nuevo virus mezcla de siete genes del virus de la gripe humana H1N1 A/California/04/2009 y el gen de la hemaglutinina, la llave para entrar a las células, de un mutante del virus de la gripe aviar H5N1 A/Vietnam/1203/2004. </p>
<p>Previamente habían obtenido varios mutantes del virus H5N1 con modificaciones en el gen de la hemaglutinina para mejorar su estabilidad y facilitar que se uniera a los receptores celulares humanos y se replicara mejor en células humanas. Por tanto, este nuevo virus recombinante llevaba todos los genes de un virus de la gripe humana H1N1 excepto el de la hemaglutinina, que provenía del virus H5N1. </p>
<p>Para demostrar si este nuevo virus se transmitía por el aire, se emplearon hurones. Los hurones se usan como modelo animal de experimentación porque son susceptibles a la infección con virus de la gripe humana y de aves, y desarrollan una gripe muy similar a la nuestra. </p>
<p>Para el experimento, colocaron en jaulas próximas hurones sanos junto con hurones infectados con los nuevos virus. Al cabo de unos días pudieron confirmar la infección y la presencia de virus en los hurones sanos, demostrando que se había transmitido por el aire. Los investigadores concluyeron que bastaría con cuatro modificaciones en la hemaglutinina H5 para permitir la trasmisión a través del aire en hurones.</p>
<p>En el otro trabajo publicado en <a href="https://www.science.org/doi/10.1126/science.1213362"><em>Science</em></a>, en vez de construir un nuevo virus quimera por recombinación, los investigadores modificaron genéticamente el virus H5N1 (en concreto la cepa A/Indonesia/5/2005 aislada de humanos) mediante técnicas de mutagénesis dirigida. Posteriormente la sometieron a varios pases secuenciales entre hurones. Tras los pases, el virus adquirió las mutaciones necesarias que le permitieron trasmitirse entre los hurones vía aérea. </p>
<p>En este caso, los virus tenían cuatro mutaciones en el gen de la hemaglutinina y una en el gen de la ARN polimerasa 2 (PB2), lo que demostraba que con solo 5 mutaciones el virus H5N1 se podía hacer transmisible vía aérea entre hurones. Y todo sin necesidad de recombinación entre virus: solo con mecanismos de mutación. </p>
<p>En ambos trabajos se concluía también que los nuevos virus, a pesar de ser fácilmente transmisibles, no eran virulentos para los animales, y ninguno de los hurones falleció. </p>
<p>Esto confirma que transmisibilidad y virulencia son cosas muy diferentes y que el virus se puede hacer más transmisible, pero eso no significa que sea más virulento, y viceversa.</p>
<h2>Perfeccionando la entrada a las células</h2>
<p>Además de estas mutaciones, serían necesarias mutaciones que hagan que el virus entre en el interior de las células humanas con facilidad. </p>
<p>El virus de la gripe entra en las células humanas al unirse la hemaglutinina de la superficie del virus con el receptor celular, en concreto el alfa 2-6 ácido siálico en las membranas de las células. En el caso de las células de aves receptor del virus es el alfa 2-3 ácido siálico. Por eso, los virus de aves no entran de forma eficaz en las células humanas. </p>
<p>Sin embargo, se sabe que al menos un par de mutaciones en la hemaglutinina del virus, en las posiciones Q226L y G228S, facilitan la unión del H5N1 con el receptor humano.</p>
<p>No acaban aquí los cambios. Se ha encontrado, por ejemplo, que el virus H5N1 aislado de mamíferos tiene una mutación en el gen PB2 de la RNA polimerasa, en concreto la mutación E627K (una sustitución de glutámico por la lisina en la posición 627). Este cambio parece que hace que el virus se multiplique mejor en el interior de las células de mamíferos. </p>
<p>Esta mutación se ha encontrado en muestras del virus en zorros infectados en los Países Bajos a fines de 2021 y principios de 2022, y en una foca de Nueva Inglaterra el año pasado. </p>
<p>De forma similar, en octubre de 2022 <a href="https://www.eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2023.28.3.2300001">se detectó en Galicia un brote de H5N1 en una granja de visones y hubo que sacrificar cerca de 50 000 animales</a>. El virus presentaba también una mutación en el mismo gen de la polimerasa PB2, pero en otra posición, lo que podría facilitar su replicación en mamíferos.</p>
<h2>Evadir al sistema inmunitario</h2>
<p>Por último, se sabe que hay una proteína intracelular con función antiviral, la MxA, que detecta la proteína NP del virus y activa el sistema inmunitario contra el virus de la gripe. Por eso, sería preciso que el gen de la proteína NP mutara para evadir el sistema inmunitario humano.</p>
<p>Que ocurra toda esta combinación correcta de varias mutaciones no es nada fácil, pero tampoco es imposible. </p>
<p>El virus H5N1 nos viene “avisando” desde hace tiempo, se viene acercando cada vez más. El hecho de que cada vez se aisle de más especies de mamíferos y se empiece a transmitir entre ellos no es una buena noticia. Porque cuantos más veces ocurra más posibilidades hay de que se produzcan los cambios que necesita para afectar a humanos de forma masiva. </p>
<p>Una de las especies de mamíferos que preocupa que se infecte por este virus es el cerdo. Las células del cerdo tienen receptores en su superficie para el virus de la gripe humana (alfa 2-6 ácido siálico) y para el de la gripe aviar (alfa 2-3 ácido siálico). Esto significa que los cerdos son susceptibles de ser infectados por ambos tipos de virus.</p>
<p>Por eso, los cerdos actúan como “tubos de ensayo” donde pueden entrar y mezclarse ambos tipos de virus. La infección de cerdos con el H5N1 podría facilitar la mutación y recombinación del virus y su posible “salto” al ser humano. De ahí que las granjas de cerdos se deban vigilar muy de cerca.</p>
<hr>
<p><em>La <a href="https://microbioblog.es/que-cambios-son-necesarios-para-que-el-virus-de-la-gripe-aviar-h5n1-acabe-siendo-un-virus-pandemico-entre-humanos">versión original</a> de este artículo fue publicada en el blog del autor, microBIO.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/203518/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Para que el virus H5N1 se extendiera entre los humanos, tendría que acumular una serie de mutaciones que mejoraran su capacidad de infectar al hombre. Que ocurra no es fácil, pero tampoco imposible.Ignacio López-Goñi, MIembro de la SEM (Sociedad Española de Microbiología) y Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/2024502023-03-23T10:57:40Z2023-03-23T10:57:40ZChina acaba de revelar datos cruciales sobre el origen de la COVID-19. Si lo hubiera hecho antes podría habernos ahorrado tres años de discusiones<p>Volvemos a hablar de los orígenes del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19.</p>
<p>En primer lugar, porque una <a href="https://theconversation.com/disputes-over-covids-origins-reveal-an-intelligence-community-in-disarray-here-are-4-fixes-we-need-before-the-next-pandemic-201166">revisión</a> del Departamento de Energía de EE.UU. ha dado más relevancia que antes a la hipótesis de la fuga de laboratorio, aunque la confianza en esta conclusión es baja.</p>
<p>Pero más importante aún es la <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-023-00827-2">publicación y análisis</a> esta semana de material genético, viral y animal, recogido en el mercado húmedo de Huanan en Wuhan, el lugar asociado para siempre con el inicio de la pandemia. Un artículo que aporta pruebas más sólidas que sitúan a los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Nyctereutes_procyonoides">perros mapache</a> del mercado como un posible reservorio animal del SARS-CoV-2, potencialmente infectando a los humanos.</p>
<h2>Pruebas que habrían cambiado la historia</h2>
<p>Es un tema que me toca de cerca. Yo era el <a href="https://theconversation.com/i-was-the-australian-doctor-on-the-whos-covid-19-mission-to-china-heres-what-we-found-about-the-origins-of-the-coronavirus-155554">representante australiano</a> en la investigación internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los orígenes del SARS-CoV-2. Fui a Wuhan en misión de investigación a principios de 2021. Visité el mercado ahora cerrado.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1638099427544952832"}"></div></p>
<p>La pregunta natural que hay que hacerse ante la noticia es: ¿cómo de diferente habrían transcurrido estos tres últimos años si hubiéramos tenido estas pruebas sobre los perros mapache desde el principio? Habríamos reducido en gran medida la enorme energía, el frenesí mediático y las discusiones políticas sobre las hipótesis menos probables en relación a los orígenes de la pandemia. Y podríamos haber centrado mejor el foco de nuestra investigación.</p>
<h2>Los giros, vueltas y rompecabezas</h2>
<p>En enero de 2020 se tomaron muestras en varios lugares del mercado, pocas semanas después de los primeros casos de COVID-19 en Wuhan. En estas muestras ambientales fueron identificados ARN de SARS-CoV-2 y ADN humano, aunque ningún hisopo animal dio positivo para el virus. </p>
<p>Los resultados fueron presentados al equipo de la OMS que investigaba los orígenes de la pandemia, del que yo formaba parte, en enero de 2021. Aquel trabajo fue <a href="https://assets.researchsquare.com/files/rs-1370392/v1_covered.pdf?c=1645813311">publicado como <em>preprint</em></a> (publicado en línea antes de ser verificado de forma independiente) en febrero de 2022. </p>
<p>Los datos “metagenómicos” subyacentes para apoyar las conclusiones del <em>preprint</em> –que el SARS-CoV-2 y las secuencias humanas (pero no animales) estaban presentes– necesitaban ser publicados para permitir análisis posteriores. Esto es algo que suelen exigir las revistas y que se considera apropiado al espíritu de apertura y colaboración científicas.</p>
<p>Sin embargo, la comunidad internacional no ha tenido acceso a los datos hasta principios de marzo de 2023. Fue entonces cuando se produjo un “drop” de estas secuencias metagenómicas ambientales en la base de datos GISAID, el repositorio internacional de secuencias virales de acceso abierto. </p>
<p>Esto permitió que un equipo independiente de expertos internacionales las analizara. En una sorprendente revelación, identificaron grandes cantidades de ADN de perro mapache y de otros animales junto con el SARS-CoV-2. Los perros mapache pueden infectarse fácilmente con el SARS-CoV-2 y transmitirlo. El equipo internacional publicó sus observaciones como <a href="https://zenodo.org/record/7754299#.ZBu0NS8RqD8"><em>preprint</em></a> a principios de esta semana.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Perro mapache" src="https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/517124/original/file-20230323-20-ghfgx6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los perros mapache pueden infectarse fácilmente con el SARS-CoV-2 y transmitirlo.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/raccoon-dog-186941030">Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Cabe destacar la ubicación física de estas secuencias de virus y animales en una esquina determinada de un mercado que es muy grande, la esquina asociada a <a href="https://www.who.int/publications/i/item/who-convened-global-study-of-origins-of-sars-cov-2-china-part">los primeros casos humanos</a>. Ahora se sabe (aunque inicialmente las autoridades chinas lo negaron) que en esta zona del mercado se vendían animales salvajes y de granja.</p>
<p>Después de que el equipo internacional analizara las secuencias, se contactó con los científicos chinos que habían realizado las pruebas en el mercado para comentarlas y discutirlas, especialmente en torno a la importante observación de que entre las secuencias de SARS-CoV-2 había una gran proporción de ADN de perro mapache y de otros animales. </p>
<p>Las secuencias se retiraron de la base de datos GISAID a las pocas horas de ponerse en contacto con los autores del estudio. Esto es quizás inusual para una base de datos abierta como GISAID, y <a href="https://gisaid.org/statements-clarifications/data-availability/">se podría buscar el motivo</a> de por qué ocurrió esto.</p>
<h2>¿Por qué es importante este trabajo?</h2>
<p>Este último trabajo no prueba que los perros mapache fueran definitivamente la fuente del SARS-CoV-2. Es probable que hayan sido un huésped intermedio entre los murciélagos y los humanos. Los murciélagos albergan muchos coronavirus, entre ellos algunos relacionados con el SARS-CoV-2.</p>
<p>Sin embargo, los datos se ajustan a la narrativa de las conexiones entre animales y humanos del SARS-CoV-2. </p>
<p>Esto, junto con <a href="https://www.thieme-connect.com/products/ejournals/abstract/10.1055/s-0042-1759564">otro examen</a> de las conexiones animales con el SARS-CoV-2, debe considerarse en el contexto de la falta de datos sólidos que respalden las otras hipótesis de origen del SARS-CoV-2, como una fuga de laboratorio, alimentos congelados contaminados y adquisición fuera de China. Poco a poco, las pruebas apoyan el origen animal del brote, centrado en el mercado de Huanan, en Wuhan. </p>
<p>El tiempo que ha tardado en salir a la luz este primer trabajo y la dificultad para acceder a los datos brutos son lamentables, según ha <a href="https://www.who.int/news/item/18-03-2023-sago-statement-on-newly-released-sars-cov-2-metagenomics-data-from-china-cdc-on-gisaid">señalado recientemente</a> la OMS.</p>
<p>Con benevolencia, se podría decir que se realizó un análisis erróneo de los datos originales recogidos a principios de 2020 y que los investigadores pasaron por alto los vínculos con los animales. </p>
<p>Cínicamente (y sin pruebas) se podría decir también que se reconoció la importancia de los datos pero no se pusieron a disposición del público. El motivo es algo que deben aclarar los investigadores chinos del Centro Chino para el Control de Enfermedades.</p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"1638186291094339587"}"></div></p>
<h2>¿Cuáles son las implicaciones de este retraso?</h2>
<p>Si los datos se hubieran publicado a principios de 2020, se podrían haber realizado más estudios para comprender el origen animal del virus.</p>
<p>Tres años después, es muy difícil hacer tales estudios, que implican rastrear desde el mercado ahora cerrado hasta las fuentes animales y las personas que manipularon estos animales. </p>
<p>Unas respuestas más claras desde el origen de la pandemia también habrían quitado hierro al debate sobre los posibles orígenes víricos. Por supuesto, todas las hipótesis deben seguir sobre la mesa, pero algunas de ellas podrían haberse explorado mucho mejor si se hubiera dispuesto de todos los datos. </p>
<p>¿Habría cambiado el curso de la pandemia? Probablemente no. El virus ya se había extendido por todo el mundo y se había adaptado muy bien a la transmisión entre humanos cuando se dispuso de este trabajo. Sin embargo, habría impulsado la investigación en una mejor dirección y habría mejorado la planificación de futuras pandemias.</p>
<h2>¿Y ahora qué?</h2>
<p>Las lecciones para el futuro son obvias. La publicación en abierto de los datos de las secuencias es la mejor manera de emprender una investigación científica, especialmente para algo de tanta importancia internacional. </p>
<p>Hacer que los datos no estén disponibles, o no solicitar ayuda en análisis complicados, sólo ralentiza el proceso. </p>
<p>El vaivén político resultante por parte de todos los países, en particular Estados Unidos y China, ha hecho que las sospechas se agraven y <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-02263-6">el progreso se ralentice</a> aún más. </p>
<p>Aunque la OMS ha sido criticada por errores en la gestión de la pandemia y en la recopilación de datos para comprender los orígenes y avanzar en futuras investigaciones, sigue siendo el mejor organismo internacional para fomentar el intercambio abierto de datos. </p>
<p>La mayoría de los científicos quiere hacer lo correcto y encontrar respuestas a preguntas importantes. Facilitarlo resulta crucial.</p>
<hr>
<p><em>Artículo traducido gracias a la colaboración con <a href="https://www.fundacionlilly.com/">Fundación Lilly</a></em>.</p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/202450/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miembro del grupo de la OMS para el estudio de los orígenes del SARS-CoV-2, Wuhan 2021.
</span></em></p>Crecen las pruebas de vínculos con animales en el mercado húmedo de Wuhan. Pero hemos perdido mucho tiempo y energía para llegar hasta aquí.Dominic Dwyer, Public Health Pathology, NSW Health Pathology, Westmead Hospital and University of Sydney, University of SydneyLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1990142023-02-21T19:15:46Z2023-02-21T19:15:46ZLas bacterias se vacunan frente a los virus y los virus se vacunan frente a otros virus<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/511407/original/file-20230221-26-lj316.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=24%2C8%2C5467%2C3482&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/illustration-bacteriophage-virus-that-infects-replicates-1522378760">Shutterstock / Tatiana Shepeleva</a></span></figcaption></figure><p>En una pelea de bacterias frente a virus, ¿por quién deberíamos apostar? El resultado va a depender del arsenal de guerra que posea cada cual en cada momento. </p>
<p>Y es que, mientras el ser humano presenta un número constante de genes en su genoma durante toda la vida, en las bacterias es muy diferente. Hay bacterias que se hacen con genes exclusivos, algunos de los cuales constituyen auténticas armas de guerra. A veces, una de estas armas les permite “vacunarse” frente a los virus que las atacan y volverse así inmunes a sus ataques. </p>
<p>Por su parte, los virus pueden llevar otros artilugios bélicos diferentes, algunos destinados a impedir que las vacunas de las bacterias cumplan su misión.</p>
<h2>¿Cuáles son las armas de las bacterias?</h2>
<p>Las bacterias son atacadas por virus específicos llamados bacteriófagos (comedores de bacterias). Las bacterias pueden luchar frente a estos virus de <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-022-30269-9">diversas formas</a>. Por un lado, pueden marcar su propio genoma con un patrón característico, para así darse cuenta de cuándo entra un genoma desconocido. Es lo que se llaman sistemas de restricción-modificación, presentes en más del 80 % de las bacterias. </p>
<p>Otra estrategia de defensa encontrada en bacterias es el suicidio altruista, o infección abortiva. En este caso, la bacteria se quita la vida, impidiendo que el virus siga progresando. Estos sistemas aparecen en menos del 20 % de las bacterias, y, aunque en última instancia no salvarían al individuo, sí que protegerían a la población. </p>
<p>Finalmente, tenemos los sistemas de “vacunación” CRISPR-Cas, presentes en el 40 % de las bacterias, últimamente muy populares debido a su revolucionario <a href="https://montoliu.naukas.com/2022/01/23/mi-vida-profesional-antes-y-despues-de-crispr/">uso en biotecnología</a>. En este caso, cuando entra un virus, el sistema trocea su genoma y guarda fragmentos en el genoma de la bacteria. Estos fragmentos funcionan como una vacuna que le permite reconocer y atacar más eficientemente al mismo virus la próxima vez que se enfrenta a él.</p>
<h2>¿Y cuáles son las armas de los virus?</h2>
<p>Eso sí, los virus contraatacan siempre. Existen virus que modifican su genoma para engañar a los sistemas de restricción-modificación y a los de infección abortiva. Los hay también que tienen armas como los <a href="https://www.nature.com/articles/nrmicro.2017.120">genes anti-CRISPR</a>, que interaccionan con los sistemas CRISPR-Cas para impedir su funcionamiento. De este modo, impiden que la vacuna les pare los pies.</p>
<p>Adicionalmente, existe otra batalla entre “hermanos”: los virus también luchan frente a otros virus. Por ejemplo, existen virus defectuosos o defectivos llamados <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/JB.00738-07">satélite</a>, que carecen de genes para fabricar la envoltura para su genoma o cápside. Esta cápside les permite viajar para buscar nuevas bacterias a las que infectar. La falta de envoltura de estos virus satélite se soluciona aprovechándose de la envoltura que fabrican otros virus llamados <em>helper</em>, a los que parasitan. Le echan tanta cara que, a menudo, el pequeño virus satélite modifica la envoltura del <em>helper</em>, para que dentro solo quepa su genoma y no el del propio <em>helper</em>. Pues bien, el virus <em>helper</em> no siempre se cruza de brazos: a veces recurre a un sistema CRISPR-Cas de vacuna, que reconoce al virus satélite y evita que éste se aproveche de él.</p>
<h2>Cómo se construye el arsenal bacteriano</h2>
<p>La cuestión clave es: ¿qué hace que una bacteria o un virus disponga o no de una estas armas? Depende del resto del repertorio de genes que contenga. En las llamadas superbacterias, causantes de infecciones intrahospitalarias y superresistentes a antibióticos, como <em>Acinetobacter baumannii</em> o <em>Pseudomonas aeruginosa</em>, <a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2022.04.26.489349v2">hemos encontrado recientemente</a> que las que adquieren sistemas CRISPR-Cas suelen tener puertas de entrada en su superficie para determinados virus. </p>
<p>Si la bacteria tiene una proteína exclusiva en su superficie que le permite, por ejemplo, expulsar más eficientemente un determinado antibiótico, esto constituirá una ventaja para ella. Pero si esta proteína es a su vez una puerta de entrada para un virus específico, la bacteria necesitará protegerse con un sistema de vacunación.</p>
<h2>¿Quién gana entonces?</h2>
<p>Una vez visto que ni la bacteria ni el virus se cruzan de brazos, y evolucionan constantemente para atacar y defenderse, se hace más difícil apostar en una pelea entre ambos. Por lo que diría que el mayor beneficiado en esta pelea sería el propio espectador. Sí, sí, el lector, yo mismo y el resto de seres humanos.</p>
<p>Observando las peleas entre bacterias y virus, podemos conocer todo el arsenal armamentístico de ambos. Y esto nos permite luchar de forma más eficiente frente a las superbacterias. </p>
<p>Como los virus de bacterias no infectan a células humanas, han sido estudiados desde hace tiempo como alternativa a los antibióticos. De hecho, en los países del Este de Europa se utilizan desde hace casi un siglo en lo que es conocido como <a href="https://theconversation.com/fagoterapia-virus-como-alternativa-a-los-antibioticos-176089">fagoterapia</a>. Así, el declive actual en la efectividad de los antibióticos ha hecho de esta estrategia una alternativa de presente a tener en cuenta, como describe el libro <a href="https://theperfectpredator.com/"><em>The Perfect Predator</em></a>, en el que se cuenta un caso real.</p>
<p>En conclusión, las batallas entre bacterias y virus son un espectáculo que siempre nos sorprende y de los que la ciencia siempre está dispuesta a aprender para dar soluciones a los grandes problemas del ser humano.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/199014/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio J. Pérez Pulido recibe fondos FEDER y de la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades de la Junta de Andalucía (PY20_00871), y el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España (PID2020-114861GB-I00). Asimismo, es coautor del artículo aceptado en la revista Science Advances cuyo enlace de bioRxiv aparece en este artículo.</span></em></p>En una pelea de bacterias frente a virus, ¿por quién deberíamos apostar? Ambos evolucionan constantemente para atacar y defenderse, por lo que la decisión no es sencilla.Antonio J. Pérez Pulido, Profesor Titular de Universidad e Investigador en Bioinformática, Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1989162023-02-16T18:32:21Z2023-02-16T18:32:21Z¿Por qué es tan difícil fabricar una vacuna contra el sida?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/510539/original/file-20230216-20-u9lbjw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C47%2C7988%2C5077&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">La envoltura del VIH y los azúcares que presenta impiden la acción de los anticuerpos del sistema inmune.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/hiv-virus-cells-scientifically-accurate-human-1912226668">Corona Borealis Studio / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Cuando damos una charla sobre la vacuna del sida, la pregunta más frecuente es: ¿cómo ha sido posible fabricar una vacuna frente a la covid-19 en menos de un año y que después de cuatro décadas no tengamos aún ninguna para el VIH? Además de sentirnos algo torpes, intentamos explicar que no pueden compararse ambos virus. Que el VIH representa un desafío completamente nuevo en el campo de las vacunas.</p>
<p>Antes que nada, dejemos claro qué es una <a href="https://theconversation.com/es/topics/vacunas-56952">vacuna</a>: hablamos de un simulacro biológico en el que enfrentamos a nuestro sistema inmunitario al falso ataque de un microbio. Gracias a este simulacro, nuestro sistema se activa y almacena en su memoria el germen con el que hemos vacunado. Cuando posteriormente nos enfrentemos a la infección real, el sistema ya entrenado <em>recuerda</em>, reconoce y elimina el microbio. </p>
<h2>Una sucesión de fracasos</h2>
<p>En el caso de las vacunas que se han desarrollado frente al VIH, podemos distinguir tres etapas. </p>
<p>Inicialmente se utilizaron prototipos similares a los de vacunas clásicas frente a otros virus como el de la polio y la hepatitis B. Estas inmunizaciones inducen anticuerpos, <em>misiles biológicos</em> que bloquean los virus antes de que entren en nuestras células. Ante su <a href="https://academic.oup.com/jid/article/194/12/1661/811099?login=false">fracaso</a>, en una segunda etapa se buscó inducir respuestas denominadas celulares, la <em>infantería</em> que destruye las células infectadas. <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa1310566?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200www.ncbi.nlm.nih.gov">También estos prototipos fallaron</a>. </p>
<p>En la tercera etapa se combinaron ambas estrategias: vacunas que inducían anticuerpos y respuestas celulares. Únicamente en uno de estos ensayos, el <a href="https://www.hivresearch.org/hiv-research/rv144">RV144</a> (realizado en Tailandia), se alcanzó un resultado positivo. Pero fue insuficiente: <a href="https://www.nature.com/articles/nri3516">apenas un 30 % de los sujetos vacunados alcanzaron la protección</a>, cuando el mínimo requerido es del 50 %. Además, no fue replicado cuando se realizó <a href="https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa2031499?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200pubmed">un ensayo similar en Sudáfrica</a>.</p>
<p>Podemos decir que el VIH ha dejado la historia de las vacunas sembrada de cadáveres con nombres de ensayo clínico. <a href="https://www.jnj.com/janssen-and-global-partners-to-discontinue-phase-3-mosaico-hiv-vaccine-clinical-trial">Recientemente suspendido</a> por su falta de eficacia, <a href="https://www.mosaicostudy.com/es/">el estudio Mosaico</a> de la compañía Janssen ha sido el último. No hay más ensayos previstos de fase III. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=435&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=435&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=435&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=547&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=547&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/509603/original/file-20230212-19-kdt3np.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=547&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Etapas en el desarrollo de vacunas contra el VIH.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Por qué hemos fracasado?</h2>
<p>La mayor limitación para conseguir la vacuna es que nuestro sistema inmunitario no está preparado para enfrentarse al VIH. Es fácil de entender con un ejemplo. ¿Qué ocurre cuando nos infectamos de covid? Si no nos encontramos entre el 1 % de fallecidos, en el 99 % de los afectados nos curaremos porque nuestro sistema inmune elimina el virus en pocos días. En cambio, de 100 personas infectadas por el VIH, ninguna es capaz de eliminar el virus. En ausencia de tratamiento, 99 de esos 100 morirán de sida. </p>
<p>Nos enfrentamos, pues, a un desafío nuevo: enseñar al sistema inmune a hacer algo que no sabe hacer naturalmente. No basta <em>despertar</em> la respuesta como hacen las vacunas tradicionales, porque esa reacción no funciona. Hay que <em>instruir</em> al sistema inmunitario para que haga algo nuevo que sea eficaz.</p>
<h2>¿Qué hace al VIH tan resistente a la respuesta inmune?</h2>
<p>La evolución ha proporcionado al VIH una envuelta, o envoltura, diabólica. Las proteínas de dicha cobertura se encuentran en la superficie de los virus y les permiten infectar las células mediante su unión a los receptores celulares. Una vacuna es eficaz sólo si induce anticuerpos que bloquean estas proteínas, impidiendo la entrada del virus. Son los denominados anticuerpos neutralizantes. El envoltorio del VIH escapa a estos anticuerpos mediante cuatro mecanismos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=329&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=329&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=329&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=413&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=413&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510844/original/file-20230217-354-ilirdv.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=413&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Diferencias entre las envueltas o envolturas de los virus VIH y SARS-CoV-2.</span>
</figcaption>
</figure>
<ol>
<li><p>Forma una estructura cerrada inaccesible. Imaginemos que los anticuerpos van dirigidos a los dedos de una mano. La envoltura del SARS-CoV-2 es una mano abierta cuyos dedos son fáciles de alcanzar, mientras que la del VIH es un puño cerrado que sólo se abre cuando toca la membrana celular. Demasiado tarde para que los anticuerpos alcancen su diana. </p></li>
<li><p>Como el escudo de las naves de la guerra de las galaxias, el VIH recubre su cobertura de azúcares que bloquean la llegada de anticuerpos a su superficie. Es como un chupachup que protege en su interior el núcleo de chocolate.</p></li>
<li><p>En las zonas exteriores, accesibles a los anticuerpos, la proteína de la envoltura es altamente variable, muta y escapa a su ataque.</p></li>
<li><p>A estas limitaciones se suma que nuestro sistema inmune es lento frente al VIH. Necesita dos años para generar anticuerpos potentes, y en ese tiempo el virus genera variantes resistentes. En la carrera entre los anticuerpos y la envoltura, el VIH corre mucho más rápido. </p></li>
</ol>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=242&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=242&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=242&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=305&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=305&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/509605/original/file-20230212-24-tcipqb.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=305&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El virus VIH tiene un escudo de azúcares del que, por ejemplo, carece el SARS-CoV-2.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>Las dificultades en la vida real para ensayar las vacunas.</h2>
<p>A la dificultad técnica de conseguir un prototipo de vacuna con posibilidad de éxito se le añade la dificultad de investigar en la práctica clínica la eficacia de esos prototipos. Esto se debe básicamente a tres motivos:</p>
<ol>
<li><p>La tasa de ataque (nuevas infecciones) es baja, por lo que se requieren cohortes de miles de pacientes que deben ser seguidos durante años para encontrar diferencias significativas entre el grupo vacunado y el placebo.</p></li>
<li><p>Las vacunas se deben evaluar en las poblaciones con mayor posibilidad de infección, como las del África subsahariana, lugares con frágiles estructuras sanitarias.</p></li>
<li><p>Desde el punto de vista ético hay que ofertar y recordar a los participantes que tienen que utilizar medidas de protección, preservativos… Así se reduce el número de infecciones y resulta más difícil obtener diferencias entre los grupos.</p></li>
</ol>
<h2>¿Hay alguna buena noticia o directamente debemos abandonar?</h2>
<p>Aunque parezca difícil de creer, sí hay buenas noticias.</p>
<p>En primer lugar, a pesar de su hermetismo, hemos encontrado pequeñas grietas en la envoltura del VIH. Algunos anticuerpos muy especiales, que denominamos <a href="https://www.nature.com/articles/nri3516">“ampliamente neutralizantes”</a>, pueden alcanzar esos <em>talones de Aquiles</em> del virus y bloquearlo.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=519&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=519&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=519&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=652&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=652&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510143/original/file-20230214-26-mmzz9y.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=652&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Anticuerpos frente a los puntos débiles del VIH.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Imagen adaptada de Stewart-Jones y cols. Cell 2016 y Pancera y cols. Nature 2014.</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aunque muy minoritarios, estos anticuerpos existen y son producidos por algunos pacientes. <a href="https://www.cell.com/immunity/fulltext/S1074-7613(18)30200-0">Como conocemos</a> a qué zona precisa de la envoltura del VIH van dirigidos, podemos modificarla y <em>tunearla</em> para generar vacunas que induzcan estos anticuerpos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510846/original/file-20230217-298-lrv8it.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Mascola J y Kwong PD. Inmunity 2018</span></span>
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</figure>
<p>El último desafío es producir esos anticuerpos de manera rápida. <a href="https://www.nature.com/articles/s41577-022-00753-w">Es posible hacerlo</a> inmunizando secuencialmente con distintas variantes de la proteína de la envoltura. Mediante esta estrategia aceleramos la maduración de los anticuerpos producidos por el sistema inmune.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=391&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/510847/original/file-20230217-349-ykvfur.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=491&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Mascola J y Kwong PD. Inmunity 2018</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Misión imposible?</h2>
<p>Necesitamos vacunas capaces de activar las escasas células que producen esos anticuerpos excepcionales capaces de atravesar las barreras del virus y alcanzar sus talones de Aquiles. Anticuerpos potentes, capaces de neutralizar cientos de variantes y que deben ser producidos en semanas en lugar de tardar años en generarse. Son vacunas completamente nuevas frente a un problema nuevo, de alto diseño tecnológico. La vacuna contra el SARS-CoV-2 es un paseo comparada con la del VIH, una cumbre de enorme dificultad. </p>
<p>En 2020, <a href="https://www.unaids.org/es/resources/fact-sheet">1,5 millones de personas se infectaron por VIH y 680 000 murieron de sida</a>. El virus está ahí, y sigue matando. Desarrollar una vacuna es la única forma de acabar con él. Por difícil que sea hemos de seguir intentándolo. En su libro <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_arte_de_la_guerra"><em>El arte de la guerra</em></a>, Yun-Tzu dice: “Si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, no deberías temer el resultado de mil batallas. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, perderás todas las batallas”.</p>
<p>Ahora, gracias a nuestros fracasos conocemos nuestras debilidades y las fortalezas del enemigo. Quizás por primera vez tenemos una posibilidad de vencer con las nuevas generaciones de vacunas de diseño en las que trabajamos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/198916/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>José Alcamí Pertejo recibe fondos para actividades docentes de Gilead Sciences, Merck Sharp and Dome y ViiV Healthcare. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Jose Mallolas Masferrer recibe fondos de. Gilead, MSD, ViiV y Janssen</span></em></p>Acaba de suspenderse el único ensayo clínico aún vigente con un prototipo de vacuna contra el VIH. No obstante, todos los intentos han servido para identificar los puntos débiles del virus y las mejores estrategias que nos permitan derrotarlo en el futuro.José Alcamí Pertejo, Profesor de Investigación. Director Unidad de Inmunopatología del SIDA. Virología-Inmunologia, Instituto de Salud Carlos IIIJosep Mallolas Masferrer, Jefe de la Unidad VIH-SIDA. Hospital Clínic-Barcelona, Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi Sunyer - Hospital Clínic Barcelona / IDIBAPSLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1981892023-01-26T18:00:11Z2023-01-26T18:00:11Z¿Es el coronavirus un ser vivo?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/505589/original/file-20230120-6022-bdkood.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C1%2C1278%2C952&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Partículas del virus SARS-CoV-2 (en amarillo) dentro de los endosomas de una célula epitelial nasal muy infectada.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/people/niaid/">National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID)</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La cuestión de si los virus son seres vivos ha cobrado enorme interés tras el impacto mundial de la covid-19. Una perspectiva evolutiva puede dar la respuesta. </p>
<p>En los libros de texto <a href="https://www.pearson.com/se/Nordics-Higher-Education/subject-catalogue/biology/Brock-Biology-of-Microorganisms-Madigan.html">los virus</a> son seres inertes. No cumplen los criterios que definen a un ser vivo. El coronavirus, entre ellos, no es un organismo celular, con metabolismo, crecimiento y desarrollo, homeostasis, respuesta a estímulos y al medio. Solo cumple dos características básicas en la definición: evoluciona y se reproduce, aunque, <a href="https://www.nature.com/articles/nrmicro1858">al no tener ribosomas propios</a>, necesita la maquinaria del hospedador celular, por ejemplo un ser humano, para reproducirse. </p>
<p>Con estas indicaciones, los virus, especialmente el coronavirus, ¿no son seres vivos? </p>
<p>A pesar de lo que digan los libros de texto, no hay consenso científico a la hora de incluirlos en el árbol de la vida. Una publicación reciente de los investigadores <a href="https://www.researchgate.net/scientific-contributions/Hugh-M-B-Harris-2052801678">Hugh Harris</a> y Colin Hillen en <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2020.604048/full#B80"><em>Frontiers in Microbiology</em></a> lo hace patente. </p>
<h2>Son extremadamente simples</h2>
<p>Desde la <a href="https://journals.asm.org/doi/pdf/10.1128/br.36.2.135-145.1972">descripción del primer virus del tabaco</a> por el científico <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dmitri_Ivanovski">Dmitri Ivanovsky</a> en 1892, se han descrito más de 9 000 especies de virus en detalle, aunque se estima que hay millones de tipos en el ambiente. Y todos son extremadamente simples. <a href="https://journals.asm.org/doi/full/10.1128/MMBR.00061-19">Están formados</a> por material genético (ARN o ADN), una cápsida proteica y, en algunos casos, también una cubierta de lípidos. </p>
<p>A diferencia de las células, los virus no poseen genes comunes a todos ellos, por lo que no es posible averiguar <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7157450/">su árbol filogenético global</a>, es decir, las relaciones familiares entre ellos y su ascendencia común, al menos basado exclusivamente en material genético. </p>
<p>Aunque no haya consenso en la comunidad científica sobre la naturaleza viva o inerte de los virus, sí lo hay en afirmar que <a href="https://www.nature.com/articles/s41579-019-0205-6">son polifiléticos</a>, es decir, tienen varios <a href="https://theconversation.com/la-evolucion-es-un-hecho-tan-indiscutible-como-que-la-tierra-no-es-plana-162135">orígenes evolutivos</a>, y esto supone un problema añadido para encontrar esa filogenia global, así como para darles un lugar en el árbol de la vida.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/505595/original/file-20230120-18-2v8d0u.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Micrografía electrónica de transmisión de partículas del virus SARS-CoV-2, aisladas de un paciente.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49645402917/in/photostream/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Cuándo aparecieron en la Tierra? ¿De dónde vienen?</h2>
<p>Los virus pudieron aparecer <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.4161/mge.22797">incluso antes que las células</a>; pueden ser el resultado de la <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.4161/mge.22797">reducción o degeneración de células</a>, que se simplificaron para adaptarse al parasitismo. </p>
<p>Si fuera así, serían <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.4161/mge.22797">posteriores al primer organismo celular</a> y anteriores a LUCA, el antepasado común más reciente de los organismos celulares, es decir, el antepasado común más reciente de los tres dominios existentes a día de hoy: bacteria, arquea y eucariota. </p>
<p>También existe la hipótesis del escape o de la vagancia que postula el origen de los virus como consecuencia de la evolución de genes que rompieron su papel en el interior de las células para adoptar por su cuenta una <a href="https://journals.asm.org/doi/full/10.1128/mBio.00978-16">existencia parasitaria</a>. </p>
<p>Sea cual fuera su origen, está íntimamente ligado con la evolución de la vida en la Tierra, y en concreto con la <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2020.604048/full#B39">evolución de la vida celular</a>. Ninguna de las tres hipótesis por sí sola puede explicar por completo su aparición.</p>
<h2>Una cuestión filosófica: ser o no ser</h2>
<p>En realidad, la inclusión o no de los virus entre los organismos vivos es una cuestión, al menos parcialmente, filosófica, ya que depende de la definición de ser vivo que queramos considerar. </p>
<p>Para la <a href="https://astrobiology.nasa.gov/research/life-detection/about/#:%7E:text=The%20NASA%20definition%20of%20life,Organic%20Life%20in%20Planetary%20Systems.">NASA, la vida</a> es un sistema químico autosuficiente capaz de evolución darwiniana. Esta definición, incluyendo la autosuficiencia, excluye a los virus, ya que no son capaces de replicarse por ellos mismos, necesitan la maquinaria del hospedador. </p>
<p>El biólogo evolutivo <a href="https://www.richarddawkins.com/">Richard Dawkins</a> definió la vida como el resultado de la supervivencia no aleatoria de variables aleatorias replicadoras. Esta definición de Dawkins claramente incluiría a los virus entre los seres vivos. </p>
<p>Patrick Forterre, investigador del Instituto Pasteur de París (Francia), es un ferviente <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1369848616300085">defensor de la naturaleza viva de los virus</a>. Ha propuesto definir un organismo vivo como un conjunto de órganos integrados (moleculares o celulares) que producen individuos que evolucionan a través de la selección natural.</p>
<h2>El punto de vista evolutivo les da la vida</h2>
<p>Desde un punto de vista evolutivo y ecológico, los virus son seres vivos, o al menos los imitan muy bien. </p>
<p>Los virus, como vemos que ocurre con el coronavirus, están <a href="https://www.tandfonline.com/doi/full/10.4161/mge.22797">sujetos a evolución</a> y a selección natural de manera extraordinariamente parecida a cualquier otro ser vivo. Los virus (huéspedes) y las células (hospedadores) coevolucionan como fruto de su relación antagonista. </p>
<p>Los diferentes virus se pueden agrupar en especies o tipos de virus (o al menos unidades evolutivas discretas) que están además <a href="https://journals.asm.org/doi/full/10.1128/MMBR.00061-19">sujetos a clasificación taxonómica</a> y sistemática en categorías superiores (género, familia, etc.). Y todos ellos contienen material genético con el que podemos <a href="https://www.nature.com/articles/nrmicro1858">inferir filogenias</a> o árboles de la vida. Al igual que el resto de los seres vivos, los virus almacenan su información genética en estos ácidos nucleicos y comparten un mismo (o muy similar) código genético. </p>
<p>Se reproducen, aunque no por sí mismos, como ocurre con otros organismos parásitos como las <a href="https://royalsocietypublishing.org/doi/full/10.1098/rstb.2009.0036">bacterias endoparásitas</a>.</p>
<h2>Un porcentaje del material genético humano es de origen vírico</h2>
<p>Los virus han evolucionado y coevolucionado con la vida celular participando en eventos horizontales de transferencia de material genético regular con sus anfitriones celulares, probablemente desempeñando un papel fundamental en <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2020.604048/full#B48">la evolución celular</a>. </p>
<p>Sin ir muy lejos, se estima que un porcentaje muy significativo del material genético humano es de origen vírico. </p>
<p>Si el origen (u orígenes) de los virus es inseparable de la evolución de la vida celular, ¿cómo podemos entonces excluirlos del árbol de la vida? </p>
<p>Todo esto lleva a concluir que el coronavirus está, al menos desde un punto de vista evolutivo, tan vivo como usted y como yo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/198189/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Marcial Escudero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Son los virus seres vivos? La cuestión sigue abierta y es de especial interés debido al impacto mundial que ha tenido la covid-19.Marcial Escudero, Profesor Titular del Departamento de Biología Vegetal y Ecología, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1976962023-01-17T17:55:22Z2023-01-17T17:55:22ZHTLV-1 y VIH-2: dos epidemias ‘olvidadas’ en España<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/504672/original/file-20230116-16-x1tdq2.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C392%2C4159%2C1986&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/blood-sample-human-tlymphotropic-virus-tcell-2248960885">Shutterstock / Saiful52</a></span></figcaption></figure><p>El 14 de diciembre de 2022 se celebró en Madrid, en la sede de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), la reunión anual del Grupo Español de HTLV-1 & VIH-2. Si no le suenan estas siglas no se preocupe, no es una excepción. Se trata de dos retrovirus humanos, de la familia del virus del sida (VIH-1) que, aunque apenas nos suenan, también producen enfermedades. Por eso la OMS califica las infecciones que producen esos retrovirus como <a href="https://doi.org/10.3390/pathogens10111377">enfermedades olvidadas</a></p>
<p>Sin ir más lejos, se estima que <a href="http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S2308-05312020000200295&script=sci_arttext">entre 15 y 20 millones de personas</a> en el mundo son portadoras del virus linfotrópico humano de células T (HTLV-1). Este virus puede causar leucemia/linfoma de los linfocitos T en adultos, una forma rara y agresiva de cáncer de los glóbulos blancos, que no suele responder a la quimioterapia. Por otro lado, el HTLV-1 puede producir una enfermedad neurológica que se caracteriza por pérdida de fuerza (paraparesia) o parálisis en la piernas e incontinencia urinaria.</p>
<p>La mayoría de casos de infección por HTLV-1 y, por tanto, de leucemia y de parálisis se producen en África subsahariana y en América Latina. Sólo en Brasil, uno de los países con mayor prevalencia de HTLV-1 en Sudamérica, el número de portadores asciende a dos millones y medio.</p>
<h2>¿De dónde viene el HTLV-1?</h2>
<p>En España la prevalencia de HTLV-1 es mucho menor que en América Latina o África subsahariana. En el registro español se han comunicado <a href="https://doi.org/10.1016/j.ijid.2022.07.043">451 casos de HTLV-1</a>. El 67 % de los pacientes son latinoamericanos, un 16 % españoles y otro 12 % africanos. En cuanto a las manifestaciones clínicas, 58 desarrollaron paraparesia espástica tropical y 35 leucemia o linfoma de células T, la mayoría de estos últimos con desenlace fatal.</p>
<p>Por otro lado, a lo largo de 2022 se diagnosticaron 22 nuevos casos de HTLV-1. La incidencia está estabilizada en el último lustro. La mayoría de nuevos diagnósticos son de donantes de sangre, mujeres gestantes y pacientes con infecciones de transmisión sexual.</p>
<p>En España no hay obligatoriedad del cribado de HTLV-1 en donantes de sangre, aunque debería hacerse porque la <a href="https://doi.org/10.3390/v14091975">prevalencia de infección en donantes</a> es similar a la que existe para VIH o hepatitis. En cualquier caso, son muchos los centros de transfusión que realizan test del HTLV, al menos en donantes procedentes de países endémicos en América latina y África subsahariana. La seguridad transfusional que aporta el filtrado de células (leucorreducción, en la jerga) es importante, pero no absoluta. </p>
<p>El estudio longitudinal de donantes de sangre repetidores en España ha permitido identificar varios donantes que primero eran negativos y más adelante resultaron positivos (seroconversión) para el HTLV-1. Probablemente se infectaron a partir de relaciones sexuales con personas de regiones endémicas. Afortunadamente, el análisis retrospectivo de receptores de esas donaciones previas ha descartado que se produjera transmisión a los receptores. </p>
<h2>HTLV-1 y embarazo</h2>
<p>En estos momentos hay dos estudios de HTLV en marcha en España, uno en mujeres gestantes y otro en pacientes con infecciones de transmisión sexual. El estudio en embarazadas ha identificado hasta ahora dos casos de HTLV-1 tras examinar 6 631 gestantes. ¿Poco? Sí, pero la prevalencia es mayor que la del VIH-1. </p>
<p>Detectar la infección por HTLV-1 en embarazadas es muy útil, ya que eliminando la lactancia materna no se infectan los recién nacidos de madres portadoras. Sin ir más lejos, hace unos meses se comunicó un nuevo caso infantil de transmisión vertical del HTLV-1 en España. Su madre era una mujer latinoamericana ya diagnosticada como portadora y madre de otra hija mayor infectada por el retrovirus. Al parecer, no fue informada a tiempo sobre la recomendación de evitar la lactancia materna tras dar a luz a su nuevo hijo.</p>
<p>Parece indiscutible que el HTLV debería formar parte de los test prenatales, junto al VIH-1, hepatitis B y sífilis. Además, hay que tener en cuenta que el HTLV-1 se transmite sobre todo por vía sexual. Por tanto, sorprende que hasta ahora no se haya subrayado la importancia de descartarlo junto a la sífilis, VIH, hepatitis, clamidia o gonorrea en pacientes con promiscuidad sexual. </p>
<p>El estudio español en marcha ha desvelado hasta ahora cuatro casos de infección por HTLV-1 tras examinar 1 652 individuos con otras infecciones anogenitales. La infección por HTLV-1 debería ser considerada como una <a href="https://doi.org/10.3389/fpubh.2022.840295">enfermedad de transmisión sexual</a> </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=687&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=687&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=687&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=864&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=864&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/504674/original/file-20230116-18-82jp3f.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=864&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen que muestra la presencia tanto del virus de la leucemia de células T humanas tipo-1 (HTLV-1), (también conocido como virus linfotrópico T humano tipo-1), como del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Dos retrovirus estrechamente relacionados, el VIH-1 y el VIH-2, han sido identificados como causantes del SIDA en diferentes regiones geográficas. Epidemiológicamente, se ha descubierto que el VIH-2 es sobre todo una infección de personas procedentes de África occidental.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:HTLV-1_and_HIV-1_EM_8241_lores.jpg">Wikimedia Commons / Centers for Disease Control and Prevention's Public Health Image Library</a></span>
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<h2>Virus de la inmunodeficiencia humana 2</h2>
<p>En 1986 se comunicaron los primeros casos de sida en africanos que no estaban producidos por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El nuevo agente se llamó VIH-2, para distinguirlo del clásico. Se sabe que hay de 1 a 2 millones de infectados por VIH-2 en el mundo, la mayoría en África occidental.</p>
<p>En concreto en España, hasta la fecha se han comunicado un total de 416 casos de infección por VIH-2. Un 63 % son varones y más del 75 % proceden del África subsahariana. Los casos de VIH-2 descritos en nativos españoles representan un 14 %. En el año 2022 se comunicaron 7 casos nuevos, 6 de ellos en personas de origen africano.</p>
<p>El VIH-2, sobre cuyo <a href="https://doi.org/10.24875/aidsrev.m20000029">tratamiento antirretroviral</a> ha habido novedades últimamente, es un virus menos patogénico que el VIH-1. Por eso las manifestaciones de sida <a href="https://doi.org/10.1016/s2352-3018(18)30265-0">suelen aparecer de dos a tres décadas después de la infección inicial</a>. Eso no quita que sea un problema: como su transmisión es silenciosa, es probable que la población sin diagnosticar del VIH-2 sea mayor que en el caso del VIH-1. Si los pacientes no se tratan con antirretrovirales, por no saberlo, pueden transmitir el virus sin ser conscientes de ello.</p>
<p>Los expertos debaten la necesidad de aumentar el índice de sospecha del VIH-2, tanto en inmigrantes asintomáticos como en españoles nativos que hayan mantenido relaciones sexuales con oriundos de regiones endémicas. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/504176/original/file-20230112-14-zbrjc2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/504176/original/file-20230112-14-zbrjc2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/504176/original/file-20230112-14-zbrjc2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/504176/original/file-20230112-14-zbrjc2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/504176/original/file-20230112-14-zbrjc2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/504176/original/file-20230112-14-zbrjc2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/504176/original/file-20230112-14-zbrjc2.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Procedencia de VIH-2 y HTLV-1 en casos en España.</span>
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<p>A la vista de los datos, parece importante concienciar a los profesionales sanitarios sobre la circulación de HTLV-1 y VIH-2 en España. La poca sospecha clínica y el retraso diagnóstico explican su transmisión silenciosa. Es primordial realizar test en inmigrantes de países endémicos, pero también en las personas autóctonas con prácticas sexuales de riesgo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/197696/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Vicente Soriano no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Existen retrovirus de la familia del virus del sida que, aunque apenas nos suenan, producen enfermedades. Los expertos piden que se analicen en donantes de sangre y personas con prácticas sexuales de riesgo.Vicente Soriano, Facultad de Ciencias de la Salud & Centro Médico, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1934042022-11-02T15:10:51Z2022-11-02T15:10:51Z¿Podemos predecir la evolución de los virus?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/493023/original/file-20221102-32126-idbp97.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C33%2C7488%2C4558&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/scientist-modifying-genes-rna-virus-laboratory-1670143147">Shutterstock / vchal</a></span></figcaption></figure><p>La gripe, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), las fiebres hemorrágicas causadas por el virus del Ébola y la covid-19 tienen algo en común: son enfermedades causadas por virus de ARN. Todas ellas, independientemente de la gravedad de sus síntomas, tienen una enorme dificultad para ser erradicadas. Este hecho está estrechamente relacionado con la gran capacidad evolutiva de los virus que las causan. </p>
<p>De ahí se deduce que cualquier estrategia efectiva frente a los virus de ARN debe tener en cuenta este factor evolutivo. Pero ¿es posible predecir cómo cambian los virus?</p>
<h2>La gran diversidad genética viral</h2>
<p>Todos nos hemos acostumbrado a escuchar que <a href="https://theconversation.com/como-cambian-los-virus-132996">los virus de ARN evolucionan muy rápido</a>. Por eso hablamos con total naturalidad de variantes y subvariantes. Sin embargo, nos cuesta hacernos a la idea de que, cuando contraemos la gripe o la covid-19, en realidad nuestro cuerpo contiene un número inimaginable de virus (que puede ser del orden de 10¹²) que suelen presentar diferencias en sus genomas. Dicho de otro modo: nunca nos infecta una sola variante o subvariante.</p>
<p>Podemos visualizar el genoma de un virus de ARN como una cadena en la cual las letras A, C, U, G –que designan las cuatro unidades básicas o nucleótidos que componen esta molécula– se disponen siguiendo cierto orden. Ese orden contiene la información necesaria para producir nuevos virus tras infectar una célula. Sería algo similar al sentido que da a un texto el orden en que se suceden las sílabas y las palabras en él. Si alteramos ese orden se cambiará también su significado. Del mismo modo, si cambiamos las secuencia de los nucleótidos en un genoma viral, es posible que surjan virus con nuevas capacidades. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=375&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/493022/original/file-20221102-32126-vgz3m1.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=471&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura mostrando las mutaciones que se producen durante la copia del material genético viral y cómo estas dan lugar a virus diferentes (Elaborada por la autora).</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Los genomas de los virus de ARN tienen una longitud media de unos 10 000 nucleótidos, así que, al menos en teoría, se pueden conseguir <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6797082/">4¹⁰⁰⁰⁰ virus distintos</a>. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todas las combinaciones de nucleótidos tienen sentido, ya que muchas de ellas pueden no producir virus viables, del mismo modo que hay mezclas de palabras que dan lugar a párrafos sin sentido.</p>
<p>Si en el momento de sufrir una infección nos tomaran una muestra de tejido infectado y la analizaran, en cada una de esas 10 000 letras que en promedio forman el genoma viral se observaría la que predomina en todo el conjunto de virus que existe en la muestra. Así obtenemos una secuencia, que podemos considerar la secuencia de “nuestro virus”, el que nos está haciendo daño en ese momento. Pero que, en realidad, corresponde a un promedio de miles de millones de secuencias distintas. </p>
<p>Para colmo, esas secuencias están cambiando continuamente debido a que, previamente a la generación de un nuevo virus, en un tiempo muy corto, todas las letras que formarán su genoma tienen que ser copiadas. En el proceso, es frecuente e inevitable que se produzcan errores: son las denominadas mutaciones.</p>
<h2>¿Qué dirige la evolución de los virus?</h2>
<p>En el inmenso conjunto de virus que componen las poblaciones virales, de vez en cuando surge alguno que funciona mejor que el resto y que, gracias a la acción de la <a href="https://education.nationalgeographic.org/resource/natural-selection">selección natural</a>, aumentará su frecuencia. Sin embargo, la evolución no es algo determinista y no siempre lo mejor es lo que se acaba imponiendo. Eso sucede porque la evolución también está gobernada por el azar.</p>
<p>Para empezar, la generación de mutaciones es un proceso aleatorio, lo que quiere decir que las más ventajosas no siempre están disponibles. Además, no todos los individuos infectados por un virus son igual de exitosos a la hora de transmitirlo a otros, algo que en buena medida va a depender de sus contactos sociales.</p>
<p>Por último, el número de partículas virales que se transmiten entre individuos suele ser pequeño. Esto significa que en cada evento de transmisión se produce un <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16568898/">cuello de botella poblacional</a>, en el que la diversidad genética puede verse muy reducida. </p>
<p>Durante un proceso epidémico, la evolución viral supone la alternancia de millones y millones de cuellos de botella poblacionales –-tantos como nuevas infecciones– seguidos de la posterior amplificación exponencial del virus en cada nuevo individuo infectado.</p>
<p>Es muy difícil integrar a nivel poblacional todo lo mencionado, lo que hace muy complicado <a href="https://theconversation.com/se-puede-predecir-la-evolucion-de-una-pandemia-147782">predecir el sentido que tomará una epidemia</a>. Los virus se transmiten en un ambiente complejo en el que interaccionan muchas variables que no es posible controlar –unas debidas al propio virus y otras a circunstancias ajenas a él–. Como consecuencia, establecer correlaciones entre el ambiente, los cambios genéticos y los efectos de esos cambios no es tarea sencilla.</p>
<h2>Buscando regularidades</h2>
<p>Lo que sí podemos hacer los científicos es buscar regularidades en el comportamiento de los virus, de modo que nos sea más fácil aventurar cómo van a cambiar. Una de las herramientas que utilizamos para ello es la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6094045/">evolución experimental</a> o, lo que es lo mismo, reducir la complejidad del mundo real realizando ensayos en los que los virus se propagan en condiciones controladas en el laboratorio. </p>
<p>De este modo, comparando el virus de partida con el resultante de su evolución en las condiciones analizadas, podemos aprender mucho sobre los factores que influyen en el proceso de su adaptación a los cambios ambientales.</p>
<p>Mediante esta aproximación se han estudiado temas tan importantes como la influencia en la evolución viral del <a href="https://iubmb.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1080/713803585">número de partículas que inician cada infección</a>, la relevancia de la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8473064/">frecuencia con que el virus se equivoca</a> al copiar su genoma, la capacidad de los virus para <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5967308/">aumentar el tiempo que conservan su infectividad en el ambiente</a> o los factores que determinan la aparición de mutantes resistentes a los tratamientos.</p>
<p>En ocasiones, los estudios mencionados no se realizan con virus patógenos, ya que su manejo tiene más restricciones que el de otros virus más inocuos. Aunque cada virus tiene sus particularidades, lo que se pretende es buscar algún tipo de patrón que sea generalizable a un mundo en el que lo dominante es la falta de certezas. </p>
<p>Así es la ciencia básica, una herramienta muy valiosa, pero cuyos resultados –en este caso el diseño de estrategias más efectivas frente a los virus– no siempre son evidentes ni inmediatos. </p>
<p>Es muy recomendable que nuestra urgencia por encontrar soluciones no nos haga olvidar que las aplicaciones no preceden al conocimiento, sino que siempre surgen tras él.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/193404/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ester Lázaro Lázaro recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación y de la Agencia Estatal de Investigación (MCIN/AEI/10.13039/501100011033) a través del proyecto PID2020-113284GB-C22.</span></em></p>Cuando contraemos la gripe, el sida o la covid-19 no nos infecta una sola variante o subvariante, sino muchas. Y encima, no paran de cambiar y evolucionar. ¿Pueden los científicos aventurar y adelantarse a esos cambios?Ester Lázaro Lázaro, Investigadora Científica de los Organismos Públicos de Investigación. Especializada en evolución de virus, Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1921072022-10-10T08:15:30Z2022-10-10T08:15:30ZTras más de 50 años, la viruela ovina y caprina regresa a España<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/488951/original/file-20221010-14-zr4sy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C2696%2C1804&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/flock-sheep-goats-appears-on-country-747924691">Shutterstock / Vietrix</a></span></figcaption></figure><p>La viruela ovina y caprina, considerada erradicada de España desde 1968, ha vuelto al país. El pasado 19 de septiembre de 2022 fue confirmado un foco de la enfermedad en una explotación de ganado de reproducción, con un censo de 314 ovejas y 11 cabras, ubicada en el municipio de Benamaurel, en la provincia de Granada. Es una muy mala noticia, porque se trata del primer foco que aparece en más de 50 años. </p>
<p>La situación, lejos de resolverse, ha ido a peor. Las autoridades europeas están profundamente preocupadas. En apenas diez días, el número de focos aumentó a 9, todos ellos <a href="https://www.mapa.gob.es/es/ganaderia/temas/sanidad-animal-higiene-ganadera/nota-actualizacionsituacionvocenespana2992022_tcm30-628790.pdf">distribuidos de momento en las provincias de Granada y Cuenca</a>. </p>
<p>Las explotaciones afectadas incluyen centros de producción de carne, cebaderos, centros de concentración y explotaciones productoras de leche. Como consecuencia de la situación actual, las condiciones epidemiológicas españolas han cambiado respecto a esta enfermedad: el país ha perdido el estatus de país libre de viruela ovina y caprina ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Esto tiene repercusiones directas en materia de exportación, al verse afectadas las condiciones que deben ser acreditadas en los diversos <a href="https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:32022D1913&from=EN">certificados sanitarios</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=426&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=426&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=426&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/488952/original/file-20221010-20-682y91.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=535&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Localización de las explotaciones afectadas por Viruela Ovina y Caprina.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.mapa.gob.es/es/ganaderia/temas/sanidad-animal-higiene-ganadera/nota-actualizacionsituacionvocenespana2992022_tcm30-628790.pdf">Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Gobierno de España.</a></span>
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<h2>De la misma familia que la viruela humana y la del simio</h2>
<p>La viruela ovina y caprina es una enfermedad infectocontagiosa producida por un virus de ADN, perteneciente al género <em>Capripoxvirus</em>, que está ubicado dentro de la familia <em>Poxviridae</em>, la misma a la que pertenecen los virus de la viruela humana y la viruela del simio. Produce un cuadro clínico caracterizado por fiebre, aparición de pápulas o nódulos generalizados, vesículas, lesiones dérmicas o internas en los pulmones y, en último extremo, la muerte. No afecta a los humanos. </p>
<p>El período de incubación de la viruela ovina es de 4 a 8 días, y el de la caprina, de 5 a 14 días. Las tasas de morbilidad y mortalidad en ambos casos varían según la raza, el nivel de inmunidad, la edad del animal y la variante del virus. En áreas enzoóticas –es decir, zonas que están permanentemente infectadas–, la morbilidad puede variar del 1 % al 75 % para las razas autóctonas, mientras que la mortalidad oscila entre el 5 % y 10 %. </p>
<p>No obstante, la mortalidad puede llegar al 100 % en razas susceptibles, como las europeas o australianas, y, particularmente, entre corderos y cabritos. La <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18774991/">disminución de la productividad de los animales supervivientes</a> causa, en promedio, pérdidas anuales de un 30 a un 43 % en los ingresos, principalmente porque ovejas y cabras sufren debilidad extrema, pérdida de peso, disminución de la producción de leche, empeoramiento de la calidad de la lana y del cuero, además de la depreciación de la canal, que es el cuerpo del animal sacrificado, sangrado, desollado y eviscerado, sin cabeza ni extremidades.</p>
<h2>Diferentes vías de transmisión</h2>
<p>Los capripoxvirus se caracterizan por utilizar medios directos o indirectos para infectar a sus huéspedes. La transmisión puede ocurrir por contacto directo, a través de aerosoles liberados por huéspedes infectados, o indirectamente, a través del medio ambiente y vectores infectados. Sin embargo, las vías de contagio pueden variar de un virus a otro, incluso dentro del mismo género. </p>
<p>Los virus de la viruela ovina y la viruela caprina se encuentran principalmente en las secreciones orales, nasales u oculares, y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33922409">la transmisión entre animales</a> se produce por contacto directo a través de la inhalación de aerosoles o por propagación indirecta. Cuando existen altas cargas virales en la piel, algunos insectos vectores como los tábanos y la mosca de los establos (<em>Stomoxys calcitrans</em>) también pueden producir una transmisión mecánica. </p>
<p>Los diagnósticos diferenciales mediante el examen de síntomas de viruela ovina y caprina incluyen dermatitis pustulosa contagiosa (boca costrosa), lengua azul, dermatitis micótica, ectoparásitos y fotosensibilización. Después, el diagnóstico de confirmación es realizado a través de la identificación específica del virus en los tejidos y la detección mediante PCR del ADN viral en muestras tisulares. </p>
<h2>Un virus resistente</h2>
<p>Debido a la estabilidad del virus, la viruela ovina y caprina puede persistir en el medio ambiente durante períodos prolongados. Por eso no es raro que se infecten animales no expuestos. De hecho, aunque los virus son susceptibles a la luz solar, siguen siendo viables en la lana o el pelo y las costras secas en la piel hasta por 3 meses. También son capaces de persistir en corrales sombreados y sucios durante 6 meses. </p>
<p>Además, el patógeno puede sobrevivir varios meses en canales mantenidas a 4°C y 20°C y constituye una fuente potencial de infección para huéspedes susceptibles si se exporta a un país libre de la enfermedad. El contagio por despojos de carne sin cocer también constituye un riesgo teórico. Lo mismo es aplicable a los cueros y pieles sin tratar. </p>
<p>Históricamente, los casos de viruela ovina y viruela caprina han ocurrido regularmente en el norte y centro de África, en todo el Medio Oriente y el subcontinente indio, Irán, Irak, Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Afganistán, Pakistán, Nepal, Mongolia, China, Bangladesh y Vietnam. Los brotes importantes más recientes ocurrieron en Vietnam en 2005, Mongolia en 2008 y 2009 y Azerbaiyán en 2009. Ambas enfermedades también son endémicas en Turquía. Y entre 2013 y 2015 se produjeron cuatro brotes en Bulgaria y varios en <a href="https://www.izs.it/IZS/Sheep_pox_and_goat_pox_outbreaks_in_Greece">Grecia</a>.</p>
<h2>Qué hacer si se produce un brote</h2>
<p>Están clasificadas como <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2007-9934">enfermedades de notificación obligatoria en la Unión Europea</a> debido a su potencial de propagación rápida y al sustancial impacto económico. No existe tratamiento específico: si es posible, el rebaño infectado debe ser sacrificado. Cuando esto no puede hacerse, es imperativo aislar a los rebaños infectados y a los animales enfermos durante al menos 45 días después de que se hayan recuperado de los signos clínicos.</p>
<p>Los cadáveres deben ser eliminados de forma adecuada, mediante quema o entierro, y es obligatorio proceder a la limpieza y desinfección estrictas de las granjas y equipos en contacto con los animales. Además, es necesario realizar controles de movimiento de ganado y vehículos dentro de las áreas infectadas. Conviene que los ejemplares recién introducidos en un rebaño sean antes puestos en cuarentena.</p>
<p>Por suerte, los capripoxvirus son susceptibles a varios desinfectantes, incluidos el hipoclorito de sodio, el yodo, los agentes de amonio cuaternario, el éter, el cloroformo, la formalina, el fenol y los detergentes que contienen disolventes lipídicos. También las condiciones altamente alcalinas o ácidas (2 % de ácido clorhídrico o sulfúrico) resultan efectivas. Además, estos virus<a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7767500/"> se destruyen calentándolos a 56°C durante 2 horas, o a 65°C durante 30 minutos</a>.</p>
<p>Cuando la enfermedad está extendida, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/14677686/">se debe recurrir a la vacunación</a>. Existen varias vacunas de virus atenuados que son administradas por vía subcutánea o intradérmica y confieren una inmunidad de hasta 2 años. Las vacunas inactivadas generan, en el mejor de los casos, solo inmunidad a corto plazo. Por fortuna, la infección da como resultado una inmunidad sólida y duradera a los animales supervivientes. </p>
<p>En estos momentos es imperioso establecer medidas que controlen lo antes posible el brote de viruela ovina y caprina.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/192107/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Desde 1968 no se registraba en España ningún caso de las modalidades de viruela que afectan a cabras y ovejas. Urge tomar medidas para que el virus no se extienda y haga estragos en el sector ganadero.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1902512022-10-03T18:33:31Z2022-10-03T18:33:31ZPrepandemias, pandemias y pospandemias<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/487804/original/file-20221003-16-ulewbg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C331%2C1791%2C1290&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Coronavirus SARS-CoV-2.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49640655213/in/album-72157712914621487/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Pronto van a cumplirse tres años desde que empezó el brote de SARS-CoV-2. Desde hacía ya tiempo, y antes del 2019, sabíamos que tarde o temprano íbamos a sufrir una pandemia. De hecho, en respuesta a los brotes de gripe aviar H5N1 del 2002, ya se había planificado cómo responder a una pandemia causada por un virus respiratorio. </p>
<h2>Con la gripe A no lo vimos venir</h2>
<p>Los virus de la gripe H5N1 causan enfermedad letal en aves domésticas. Solo esporádicamente son capaces de infectar a personas, con niveles de mortalidad cercanos al 50 % o mayores. </p>
<p>Por fortuna, hasta ahora no han logrado adaptarse a transmitirse de persona a persona. Pero siguen circulando en aves y cambiando constantemente, lo cual implica que no podemos descartar que en algún momento adquieran esa capacidad de transmisión y causen la siguiente pandemia. Aunque la realidad es que es imposible predecir qué virus en concreto va a convertirse en pandémico.</p>
<p>Pensemos por ejemplo en la pandemia de gripe del 2009, lo que se llamó gripe A en España. Fue causada por un virus de la gripe previamente no detectado que estaba circulando en cerdos en las provincias del interior de México. La respuesta contra este virus no impidió que terminara infectando en menos de un año a millones de personas. </p>
<p>Aunque por fortuna no era un virus de alta mortalidad, causó diez veces más de muertes en jóvenes adultos comparado con la gripe anual. Eso hizo que se revisaran los planes pandémicos para minimizar lo más posible el impacto de una futura pandemia. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=495&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=495&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=495&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=622&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=622&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/487807/original/file-20221003-24-1nuhdf.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=622&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Colorized transmission electron micrograph of Avian influenza A H N viruses.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Colorized_transmission_electron_micrograph_of_Avian_influenza_A_H5N1_viruses.jpg">Wikimedia Commons / Centers for Disease Control and Prevention / Cortesía de Cynthia Goldsmith, Jacqueline Katz y Sherif R. Zaki</a></span>
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<h2>Una década después: la covid-19</h2>
<p>Diez años después de aquel 2009, la falta de preparación nos hizo fallar de nuevo. No conseguimos dar una respuesta lo suficientemente rápida al brote de SARS-CoV-2. Entre los fallos más evidentes están la falta de cooperación internacional, la falta de personal y la escasez de materiales para responder a una emergencia. Además de un importante vacío legal e institucional para decidir e implementar medidas de contención.</p>
<p>Parece que fue ayer cuando empezamos a oír que un virus nuevo estaba extendiéndose por una ciudad china ocasionando una enfermedad respiratoria muy severa. Y lo que entonces era casi imposible de imaginar en nuestra sociedad tan avanzada tecnológicamente se nos cayó encima. Un organismo microscópico nos doblegó y nos obligó a confinarnos, a usar mascarillas y a desconfiar de cualquier tipo de contacto con nuestro prójimo. Vimos como la sanidad se saturó, incapaz de poder atender a todos los enfermos cuyo número se multiplicaba de un modo exponencial. Nos familiarizamos con nuevas palabras, tales como <em>igeges</em>, SARS, COVID, test antigénicos, <em>peceerre</em> y ómicron, que se volvieron parte del lenguaje cotidiano. </p>
<p>La pandemia de SARS-CoV-2 no ha sido oficialmente declarada como acabada. Pero, con una vuelta a la normalidad como la que tenemos podemos decir con cierta certeza que nos hallamos en un período pospandémico. Únicamente la presencia de personas –cada vez menos– con mascarilla en lugares públicos o privados nos recuerda que el virus sigue circulando. Es prácticamente imposible que SARS-CoV-2 vuelva a llenar las UCIs y alterar nuestro comportamiento cotidiano como ocurrió en el 2020 y en el 2021. Sobre todo por la existencia de inmunidad vacunal o contraída por infección. Esta inmunidad no es capaz de frenar del todo las infecciones, pero sí de disminuir el número de casos graves. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=469&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/487815/original/file-20221003-137-lox3ub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=589&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Imagen del coronavirus SARS-CoV-2 publicada por NIAID el 13 de febrero de 2020.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/49530315718/in/album-72157712914621487/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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<h2>Mejor no descuidarse</h2>
<p>Eso no quiere decir que sea el momento de olvidarnos de este virus o de otros posibles virus pandémicos que vayan a surgir en el futuro, ni mucho menos. </p>
<p>Por un lado, aún nos quedan casos severos de covid-19 que se podrían disminuir aún más mediante el desarrollo de vacunas mejoradas que no solo protejan contra enfermedad, sino también contra la infección y sin necesidad de revacunaciones. Y el desarrollo de terapias adicionales a las que ya tenemos sería también beneficioso. </p>
<p>Por otro lado, la resolución de los problemas encontrados en nuestro nivel de preparación contra una pandemia es de importancia vital para combatir nuevas pandemias. En ese aspecto, los brotes y la reciente expansión del virus de la viruela del mono nos indican que seguimos sin estar preparados para afrontar futuras pandemias.</p>
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<span class="caption">Virus de la viruela del mono.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/niaid/52341781079/">NIAID</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
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</figure>
<h2>La expansión de la viruela del mono delata que seguimos sin estar preparados</h2>
<p>El virus de la viruela del mono es fácil de contener debido a la existencia de vacunas y antivirales. Pero la respuesta sigue siendo demasiado lenta y aún no existe una coordinación internacional. Tenemos suerte de que el virus no es muy contagioso y requiera contacto prolongado con las persona infectadas. </p>
<p>Lo cierto es que nos ha costado tiempo implementar vacunaciones y tratamientos contra la viruela del mono. Un tiempo que no tendremos en el caso de brotes por virus más contagiosos que puedan venir en el futuro próximo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/190251/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Adolfo García-Sastre receives funding for research from the US government (NIH, DoD, DARPA), from several philanthropic foundations, such as teh Bill and Melinda Gates Foundation, the JPB Foundation, the OPP and anonymous donors.</span></em></p>La respuesta al brote de SARS-CoV-2 no fue buena. La falta de cooperación internacional y de personal y la escasez de materiales para responder a una emergencia son algunos de los fallos más evidentes. Además de un importante vacío legal e institucional para decidir e implementar medidas de contención.Adolfo García-Sastre, Professor of Microbiology, Icahn School of Medicine at Mount SinaiLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1914582022-10-02T20:41:57Z2022-10-02T20:41:57ZKhosta-2: descubierto en Rusia un nuevo y preocupante coronavirus<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/487510/original/file-20220930-19-xhvvc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C12%2C4167%2C2732&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Virólogos rusos han encontrado nuevos sarbecovirus en murciélagos de herradura menor.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/lesser-horseshoe-bat-rhinolophus-hipposideros-gerecse-2086696633">Shutterstock / Gergo Nagy</a></span></figcaption></figure><p>Después de que en 2020 el virus SARS-CoV-2 se convirtiera en protagonista de una pandemia mundial, el estudio de animales que pudieran actuar como reservorios del virus ha sido constante. Eso ha llevado a estudiar una gran diversidad de murciélagos insectívoros del género <em>Rhinolophus</em>, los llamados murciélagos de herradura. </p>
<p>En ello estaba un grupo de virólogos rusos cuando encontraron y describieron genéticamente <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35062318/">dos nuevos virus emparentados con el SARS-CoV-2</a>. Se trata de dos sarbecovirus hallados en las heces y en la boca de <a href="https://www.nature.com/articles/s41467-021-26809-4">murciélagos de herradura</a> mayor (<em>Rhinolophus ferrumequinum</em>) y menor (<em>Rhinolophus hipposideros</em>) del <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35062318/">sur de Rusia</a>. Los llamaron Khosta-1 y Khosta-2. Y, desde entonces, no les han quitado ojo.</p>
<p>Últimamente han detectado en ellos algunos rasgos que son motivo de preocupación. En concreto, un <a href="https://journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1010828">equipo de investigadores estadounidenses</a> ha confirmado que el virus Khosta-2, al igual que SARS-CoV-2, tiene preferencia por el receptor ACE2 y puede utilizar la proteína S para infectar células humanas. Son malas noticias. </p>
<h2>Murciélagos y coronavirus, una relación ancestral</h2>
<p>Los murciélagos son los huéspedes reservorios de tres de los diez grupos de virus de preocupación pandémica: henipavirus (virus Nipah y virus Hendra), filovirus (virus Ébola y virus Marburg) y coronavirus. Los murciélagos de herradura están ampliamente distribuidos en Asia, Europa y África del Norte y son considerados un reservorio natural principal y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7505891/">una fuente de coronavirus zoonóticos</a>.</p>
<p>En las últimas dos décadas, han surgido tres coronavirus con orígenes ancestrales en murciélagos que han causado brotes generalizados en humanos. Entre ellos están incluidos el síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2 (SARS-CoV-2), responsable de la pandemia de covid-19, y síndrome respiratorio agudo severo (SARS), que causó un brote epidémico en 2002. Ambos virus pertenecen al subgénero <em>Sarbecovirus</em> del género <em>Betacoronavirus</em> de la familia <em>Coronaviridae</em>.</p>
<p>En realidad, los coronavirus son un amplio grupo de virus que pueden infectar a una gran variedad de animales, incluidos por supuesto los humanos. Desde el primer informe del virus de la bronquitis infecciosa (IBV) en 1937, han sido aislados y/o identificados numerosos coronavirus en <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-018-0010-9">varias especies animales, así como en humanos</a>. </p>
<p>Los murciélagos son el segundo orden de mamíferos más diverso, con más de 1 400 especies, y albergan una diversidad excepcional de coronavirus con linajes virales antiguos distribuidos en los seis continentes donde habitan los murciélagos. Han sido detectadas más de 4 800 <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3958617/">secuencias de coronavirus en murciélagos</a>, lo que representa más del 30 % de todos los virus de murciélago secuenciados, aunque la verdadera diversidad de coronavirus de murciélago es probablemente mucho mayor. </p>
<h2>Por qué debe preocuparnos Khosta-2</h2>
<p>Las enfermedades emergentes causadas por coronavirus de probable origen en murciélagos son un foco de preocupación porque han perturbado la salud y las economías mundiales en los últimos tiempos. La evidencia sugiere que algunos coronavirus podrían infectar a las personas directamente y que <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9363439/">su propagación es más frecuente de lo que se creía anteriormente</a>. </p>
<p>Los dos nuevos coronavirus encontrados en Rusia, que pertenecen al subgénero <em>Sarbecovirus</em> como el SARS-CoV-2, merecen especial atención. Por un lado, diversos análisis han determinado que, aunque Khosta-1 representa un riesgo bajo para los humanos, el virus Khosta-2 tiene ciertos rasgos preocupantes. Entre ellos, ser resistente a los anticuerpos monoclonales, al suero de personas vacunadas contra el SARS-CoV-2 y al suero de personas que habían sido infectadas por la variante ómicron. </p>
<p>Además, como ya hemos señalado, al igual que SARS-CoV-2, tiene preferencia por el receptor ACE2 y puede utilizar la proteína S para infectar células humanas.</p>
<p>Al parecer, Khosta-2 carece de algunos de los genes implicados en la patogénesis en humanos. Pero existe el riesgo de recombinación con otros virus cercanos, como el SARS-CoV-2, y de que se convierta en un virus muy peligroso para los humanos. Las enfermedades emergentes causadas por coronavirus de probable origen en murciélagos son un enorme foco de preocupación. </p>
<p>Este hallazgo confirma que los sarbecovirus que circulan en la vida silvestre fuera de Asia también representan una amenaza para la salud mundial y para las campañas de vacunación en curso contra el SARS-CoV-2. Por ello, es necesario desarrollar vacunas universales que protejan contra los coronavirus en general, y no solo contra las variantes conocidas del SARS-CoV-2.</p>
<p>Cada derrame zoonótico de un nuevo coronavirus representa una oportunidad para la adaptación evolutiva y una mayor propagación. Por tanto, los programas de prevención son esenciales. Obtener una vacuna pancoronavirus supone un reto que, de conseguirse, sería uno de los mayores logros relacionados con la salud mundial.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/191458/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Un coronavirus hallado en Rusia, el virus Khosta-2, comparte rasgos con el causante de la covid-19 que preocupan a los virólogos. Porque existe el riesgo de que se convierta en un agente infeccioso peligroso para los humanos.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1916152022-09-29T20:22:41Z2022-09-29T20:22:41Z¿Qué va a pasar este año con la gripe?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/487399/original/file-20220929-25-o25nsu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C6528%2C4349&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/father-taking-care-his-daughter-ill-1511899472">Pixel-Shot / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>No lo sabemos, pero está claro que va a ser un año especial. Llevamos dos años sin una temporada “normal” de gripe, porque el virus de la covid-19 prácticamente ha barrido <a href="https://microbioblog.es/la-gripe-desaparece-en-el-hemisferio-sur">al de la gripe durante la pandemia</a> y ha cambiado la epidemiología mundial de las infecciones respiratorias.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/487286/original/file-20220929-14-rfn0o2.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Detección de los distintos subtipos del virus de la gripe a nivel mundial, desde 2017 hasta la actualidad.</span>
<span class="attribution"><span class="source">FluNet/GISRS/WHO</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>En España, normalmente entre un 30-40 % de los casos de infecciones respiratorias son debidas al virus respiratorio sincitial, cuyo pico de incidencia suele ser el mes de diciembre. Las epidemias estacionales de gripe suelen afectar cada año al 10-20 % de la población, de la cual el 20-40 % son niños. Y el pico de gripe suele darse en enero-febrero. </p>
<p>Sin embargo, en un estudio que se realizó en nuestro país sobre el impacto que había tenido la pandemia en la <a href="https://www.medintensiva.org/es-impacto-pandemia-covid-19-sobre-tasa-articulo-S0210569121000784">tasa de ingresos por infecciones respiratorias en las UCI pediátricas</a> (desde marzo de 2020 a febrero de 2021), se comprobó que apenas se detectaron casos por virus respiratorio sincitial (VRS) ni de gripe.</p>
<p>¿A qué se debe? Muy probablemente, las medidas aplicadas para reducir la transmisión del SARS-CoV-2 –higiene de manos, uso de la mascarilla, distanciamiento social y disminución de desplazamientos– hayan contribuido a reducir la transmisión de otros virus respiratorios. Además de explicar ciertos comportamientos anómalos, como que el virus respiratorio sincitial tuviera un pico entre mayo y junio de 2020. Los casos de gripe han aparecido de forma intermitente, como un goteo, pero el virus fue prácticamente barrido por ómicron el invierno pasado.</p>
<h2>En Australia, Argentina o Chile se ha adelantado, pero no ha sido demasiado grave</h2>
<p>No sabemos cómo será esta temporada de gripe ni cuándo empezará, pero nos puede dar alguna pista fijarnos de nuevo en qué ha ocurrido este invierno (verano en España) en el hemisferio sur. En general, en países como Australia, Argentina o Chile la epidemia de gripe se ha adelantado varias semanas, pero no parece que haya sido una temporada especialmente más grave. En Australia ha afectado más a menores de cinco años y los subtipos circulantes han sido A(H3) y A(H1). No se ha detectado gripe de tipo B.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=306&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=306&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=306&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=385&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=385&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/487291/original/file-20220929-12-b3998t.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=385&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Detección de los distintos subtipos del virus de la gripe en Australia en estos últimos años.</span>
<span class="attribution"><span class="source">FluNet/GISRS/WHO</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<h2>Sin medidas anti-covid habrá más contagios de gripe</h2>
<p>Tras dos años sin una temporada de gripe “normal”, lo lógico sería que este invierno hubiera más casos de gripe que en la temporada anterior, porque hemos suprimido todas las medidas contra la covid-19.</p>
<p>Asimismo hay que tener en cuenta que hay más personas susceptibles al virus, porque no han recibido el estímulo antigénico de campañas anteriores. </p>
<p>Para colmo, los anticuerpos contra la gripe también van disminuyendo con el tiempo, lo mismo que ocurre con la covid-19. En particular, los menores de cinco años no han recibido el estímulo en los últimos años y podríamos esperar un mayor número de casos de gripe.</p>
<p>También existen dudas de cuánto protegerá <a href="https://www.who.int/publications/m/item/recommended-composition-of-influenza-virus-vaccines-for-use-in-the-2022-2023-northern-hemisphere-influenza-season">la vacuna de la gripe de este año</a> frente a las cepas que circulen. Como llevamos un par de años sin gripe, la coincidencia entre las cepas vacunales y las cepas circulantes quizá resulte insuficiente.</p>
<h2>Vacunar a los niños</h2>
<p>Estamos ante un invierno especial en el que van a coincidir la gripe y el coronavirus. Preocupa también cómo será la próxima epidemia de virus respiratorio sincitial, primera causa de bronquiolitis en niños pequeños. </p>
<p>Hay que proteger y vacunar a los más vulnerables, con especial atención a los niños. Y actuar con sentido común: la vacunación sigue siendo la mejor forma de evitar las complicaciones graves por los virus respiratorios. </p>
<p>Si tiene síntomas gripales lo mejor es el aislamiento. Si puede evitar asistir al trabajo, evítelo. Y el uso de la mascarilla y el lavado frecuente de manos son muy recomendables, sobre todo para evitar transmitir el virus a los más vulnerables.</p>
<hr>
<p><em>Una versión de este artículo <a href="https://microbioblog.es/que-va-a-pasar-este-ano-con-la-gripe">fue publicada originalmente</a> en el blog del autor, microBIO.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/191615/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La covid-19 borró del mapa a otras enfermedades más habituales durante dos años. Ahora, preocupa que nuestro sistema inmune haya perdido práctica contra otros virus y seamos más vulnerables.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1872962022-09-26T17:30:56Z2022-09-26T17:30:56ZUna lluvia de virus y bacterias cae del cielo cada día<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/485571/original/file-20220920-1777-3gcocf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C4089%2C2293&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/rain-rainy-clouds-above-countryside-rural-2114036960">Shutterstock / Grisha Bruev</a></span></figcaption></figure><p>La biosfera es el sistema formado por el conjunto de los seres vivos del planeta. La mayoría de nosotros pensará de inmediato en los ecosistemas terrestres y marinos donde florece la vida de todo tipo: peces, algas o invertebrados en el mar; plantas, hongos y animales en la tierra. Comparada con el resto de capas de roca o gas del planeta, la biosfera puede parecer más bien fina, un barniz vivo muy tenue, que en la tierra debería llegar a poco más que la altura de los árboles. </p>
<p>Sin embargo, tal y <a href="https://www.popsci.com/science/article/2013-06/bacteria-33000-feet/">como descubrió un grupo de investigadores de la universidad de Georgia</a>, la biosfera no es tan fina: el aire a diez mil metros de altura está repleto de bacterias vivas, hasta un 20% de lo que antes se pensaba que era polvo atmosférico en realidad son seres vivos en suspensión.</p>
<p>En el mar ocurre algo parecido. No solo el volumen de agua de los océanos está lleno de virus y bacterias, sino que los sedimentos oceánicos más profundos, a varios centenares de metros bajo el fondo marino, están también <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/18497290/">repletos de microorganismos vivos</a>. </p>
<p>Volvamos al aire. Además de en los suelos, en la superficie de las plantas o en nuestro tubo digestivo, existe de manera permanente una nube de microorganismos a nuestro alrededor, que empieza a la altura del suelo y acaba muy por encima de la cumbre del Everest. </p>
<h2>Las bacterias que hacen llover</h2>
<p>Hay un hecho poco conocido de estas bacterias que flotan en la atmósfera y es que desempeñan un papel fundamental en la formación de la lluvia, ya que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33608518/">actúan como diminutos núcleos de cristalización de hielo a gran altitud</a>. Estos cristales de hielo se transforman en copos de nieve, en granizo o en lluvia. Muchas de estas bacterias “hacedoras de lluvia” son en realidad patógenos vegetales, es decir, producen enfermedades en las plantas, y solo se encuentran en la atmósfera de manera transitoria. </p>
<p>La principal especie de estas bacterias es <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pseudomonas_syringae"><em>Pseudomonas syringae</em></a>. Este microorganismo tiene una proteína en su superficie con una gran afinidad por el agua, que facilita la formación de cristales de hielo a temperaturas no demasiado bajas. Esta particularidad le permite aliarse con el frío para <a href="https://journals.asm.org/doi/10.1128/MMBR.64.3.624-653.2000?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200pubmed">dañar a la planta</a> congelándole las hojas para, a continuación, infectarla. </p>
<p>El viento y las corrientes de aire ascendentes arrastran a muchas de estas bacterias desde las plantas hasta zonas relativamente altas de la atmósfera, dónde su capacidad para generar diminutos cristales de hielo les permite volver al suelo en forma de lluvia o nieve. </p>
<p>Es fascinante pensar que esta capacidad para formar cristales de hielo por parte de las bacterias patógenas de plantas es adaptativa, es decir, ha sido fijada mediante selección natural. Es una especie de sistema de seguridad que permite a las bacterias, cuando son arrastradas por el viento hasta prácticamente la estratosfera, volver a la superficie, donde pueden volver a infectar plantas, cerrándose así un sorprendente ciclo vital, que pasa –literalmente– por las nubes.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=424&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485575/original/file-20220920-3660-bie9z6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=532&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/beautiful-branch-orange-yellow-leaves-late-509931217">Shutterstock / LedyX</a></span>
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<h2>Un viaje de ida y vuelta a 15 km de altura</h2>
<p>La lluvia, pero también la sedimentación (es decir, el “posado” por gravedad), es responsable de la vuelta a la Tierra de millones de bacterias y billones de virus que caen del cielo cada día, en cada metro cuadrado de nuestro planeta. </p>
<p>La inmensa mayoría de los microorganismos que componen esta “ducha microbiana” son inocuos para los humanos, pero es prácticamente seguro que al menos algunos de los patógenos que nos afectan pueden transportarse a grandes distancias a través de un gran salto de <a href="https://theconversation.com/las-bacterias-pueden-volar-cientos-de-kilometros-y-atravesar-el-atlantico-160118">hasta 15 km de altura y varios días de duración</a>.</p>
<p>La presencia de microorganismos en la atmósfera, su implicación en el clima o en la transmisión de enfermedades a grandes distancias es un campo de estudio fascinante que apenas está comenzando. </p>
<p>Conviene tener presente que este tipo de procesos, y otros aún por descubrir, han tenido lugar sin duda desde hace millones de años, y probablemente con un papel en general muy positivo, como es evidente en el caso de la lluvia. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/485578/original/file-20220920-27-qjyuub.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/close-wet-clay-soil-puddles-after-2177492697">Shutterstock / Lisic</a></span>
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<h2>El aroma (bacteriano) de la lluvia</h2>
<p>Las bacterias del aire no están solo detrás de la infección de las plantas. Una de sus contribuciones es el aroma de lluvia, ese perfume tan agradable que emana de la tierra con las primeras gotas de una tormenta y que tiene un nombre evocador: petricor. </p>
<p>El <a href="https://theconversation.com/por-que-sentimos-el-olor-de-la-lluvia-102529">petricor</a> es una mezcla compleja de compuestos volátiles, el principal de los cuáles es la geosmina, una molécula terpénica producida por bacterias. En concreto, la geosmina la producen cianobacterias y actinomicetos, en especial los pertenecientes al género Streptomyces. </p>
<p>Los Streptomyces producen esta molécula para atraer a los insectos, que se alimentan de estos microorganismos pero también, de paso, diseminan sus esporas. El olor a geosmina que producen las bacterias de las aguas estancadas atrae no solo a los insectos, sino también a los camellos que la identifican –como nosotros– como el “olor del agua”.</p>
<p>Así que, ante el hermoso espectáculo de una tormenta estival, no está de más recordar que, con la lluvia, llegan de vuelta a la superficie de nuestro planeta millones de microorganismos que vienen de muy lejos, y que, al impactar contra el suelo seco, catapultan hasta nuestra pituitaria los deliciosos aromas de otras bacterias menos viajeras.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/187296/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Porcar recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación y de la Comisión Europea. Es CEO de la 'startup' DARWIN BIOPROSPECTING EXCELLENCE S.L.</span></em></p>A 10.000 metros de altura, la atmósfera está plagada de microorganismos. Millones de bacterias y de virus caen del cielo cada día en cada metro cuadrado de nuestro planeta.Manuel Porcar, Microbiólogo. Coordinador del grupo de Biotecnología y Biología Sintética del I2SysBio, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1891492022-08-22T18:38:18Z2022-08-22T18:38:18ZNo, el nuevo virus Langya no ha causado un brote en China y no supone una amenaza pandémica (de momento)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/480340/original/file-20220822-3952-nhqgs0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C16%2C3707%2C2775&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Algunas especies de musarañas transmiten el virus Langya.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/locally-endangered-bicolored-shrew-crocidura-leucodon-1090611914">Rudmer Zwerver / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Hace unas semanas <a href="https://theconversation.com/alerta-en-china-por-un-nuevo-virus-que-infecta-a-humanos-debemos-preocuparnos-188503">fue noticia</a> en muchos medios internacionales el descubrimiento de un nuevo virus en China: el virus Langya. Probablemente esta noticia hubiera pasado desapercibida hace años si no fuera porque ahora todos estamos muy sensibles con esto de los virus, las pandemias y los chinos.</p>
<p>En realidad, la búsqueda y el descubrimiento de nuevos virus es algo muy frecuente, sobre todo desde que tenemos las nuevas herramientas de metagenómica que permiten amplificar y detectar cualquier nueva secuencia genómica en cualquier muestra.</p>
<h2>Una larga lista de recién llegados</h2>
<p>El virólogo Miguel Ángel Jiménez Clavero recoge en su cuenta de Twitter (<a href="https://twitter.com/Virusemergentes">@Virusemergentes</a>) algunos ejemplos de <a href="https://twitter.com/Virusemergentes/status/1557777093181702147?s=20&t=-k0zSZd5H1p0hllvF9Jk5w">los nuevos virus descubiertos en los últimos años</a>: </p>
<ul>
<li><p>El arenavirus Ocozocoautla hallado en México en 2013.</p></li>
<li><p>El virus Bourbon, un nuevo orthomyxovirus transmitido por garrapatas descrito en EE. UU. en 2014.</p></li>
<li><p>El virus Itaya, asociado a fiebres humanas en Perú en 2015.</p></li>
<li><p>El paramyxovirus Sosuga, causante de fiebres hemorrágicas en Sudán en 2016.</p></li>
<li><p>El filovirus Mengla (similar al del Ébola y el de Marburg), hallado en murciélagos en China en 2019.</p></li>
<li><p>El nuevo orthoreovirus de patos N-DRV, descrito en China en 2020.</p></li>
<li><p>El Lanama virus, un nuevo picornavirus descubierto en monos en Uganda en 2020.</p></li>
<li><p>El virus Songling, descrito por primera vez en China en 2021 y asociado a enfermedades febriles en humanos. </p></li>
</ul>
<p>El descubrimiento de nuevos virus ocurre en cualquier lugar del mundo (México, EE. UU., Perú, Sudán, China, Uganda…) y la característica común es que todos ellos proceden del mundo animal, son <a href="https://theconversation.com/es/topics/zoonosis-84858">zoonóticos</a>: enfermedades de los animales que saltan al ser humano o viceversa. Son lo que podríamos denominar <em>derrames zoonóticos</em>.</p>
<h2>Así salió a la luz</h2>
<p>El nuevo virus Langya <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2202705">se ha descubierto</a> durante un estudio rutinario de vigilancia epidemiológica. Este consistía en reclutar pacientes con historial de fiebre de origen desconocida en tres hospitales de las provincias de Shandong y Henan, en el este de China, entre abril de 2018 y agosto de 2021. Se tomaron muestras de hisopados de garganta y se secuenció todo el material genético de la muestra. </p>
<p>La detección se ha realizado por métodos metagenómicos (extracción del ARN total, secuenciación, alineamiento de secuencias y ensamblaje) y aislamiento del virus. El primer paciente donde se encontró su genoma era una mujer de 53 años que vivía en la ciudad de Langya; por eso se ha denominado virus Langya.</p>
<p>A lo largo de los más de tres años que duró el estudio, los investigadores encontraron a 35 personas infectadas con Langya. En su mayoría, agricultores que habían estado expuestos a animales en el plazo de un mes antes de que aparecieran sus síntomas, que iban desde neumonía grave hasta tos. Los síntomas más frecuentes eran fiebre, tos y fatiga. En 26 de los 35 pacientes el único patógeno potencial que se encontró fue el virus Langya. </p>
<h2>Ni brote ni mortal</h2>
<p>No se ha descrito ningún fallecimiento, por lo que de momento no parece que sea mortal para el ser humano. No existía ninguna vinculación o relación epidemiológica entre los 35 pacientes. No hay casos en la misma familia o en sitios geográficamente muy próximos. No hay datos que sugieran una transmisión entre personas. Por todo ello, esto no puede considerarse un brote epidemiológico concreto. Es un estudio retrospectivo de casos aislados durante tres años consecutivos.</p>
<p>El genoma de Langya muestra que el virus está estrechamente relacionado con el henipavirus de Mojiang, que se aisló por primera vez en ratas en una mina abandonada en la provincia de Yunnan, en el sur de China, en 2012. Los henipavirus pertenecen a la familia Paramyxoviridae, que incluye el sarampión, las paperas y muchos otros virus respiratorios que infectan a personas. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="Un esquema de virus redondo con proteínas en azul y amarillo en su envoltura." src="https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=386&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/480344/original/file-20220822-53525-ds3xoh.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=485&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El género <em>Henipavirus</em> (de la familia Paramyxoviridae) está constituido por virus de ARN que poseen una cápside helicoidal, están rodeados de una envoltura y tienen un tamaño de unos 150 nm.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://viralzone.expasy.org/556?outline=all_by_species">ViralZone</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Se han descubierto otros henipavirus en murciélagos, ratas y musarañas, desde Australia hasta Corea del Sur y China. Hasta ahora, los únicos henipavirus que se sabe que infectan a las personas eran el virus Hendra y el Nipah, que causan también infecciones respiratorias y pueden incluso llegar a ser mortales.</p>
<h2>Posiblemente saltó de las musarañas</h2>
<p>Para determinar el posible origen animal de este virus, los investigadores analizaron la presencia de anticuerpos contra el virus en la sangre de 168 cabras, 79 perros, 112 cerdos y 100 vacas que viven en las aldeas de los pacientes infectados. Solo 4 perros y 3 cabras dieron positivo.</p>
<p>Además, tomaron muestras de tejidos y de orina de 25 especies de pequeños animales salvajes para buscar la presencia del genoma del virus por técnicas moleculares. Tras analizar un total de 3 380 muestras, detectaron el ARN del virus en el 27 % de las 262 musarañas estudiadas (no en todas las especies; en concreto, en <em>Crocidura lasiura</em> y <em>Crocidura shantungensis</em>). Estos datos sugieren que quizá este tipo de musarañas podrían ser el reservorio o almacén del virus, que directamente o a través de otros animales domésticos podría infectar a las personas, siendo el ser humano un hospedador accidental.</p>
<p>De momento, no hay motivo para la alarma, ya que no existe ningún dato o indicio que sugiera que este nuevo virus pudiera suponer una amenaza pandémica. Lo que el artículo pone de manifiesto es la necesidad de un sistema de vigilancia global para detectar los efectos indirectos de nuevos virus. No sabemos cuándo será la próxima pandemia –la covid-19 no ha sido la última (todavía no ha terminado) ni la peor (podría haber sido mucho más mortífera)–, pero de lo que sí estamos seguros <a href="https://theconversation.com/como-prepararnos-para-la-proxima-pandemia-164701">es de que habrá otra</a> y de que con toda probabilidad vendrá del mundo animal. </p>
<p>En el futuro próximo, la única estrategia posible solo puede estar basada en el concepto <a href="https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/one-health"><em>One Health</em></a> (una sola salud o salud global), en el que se coordinen la vigilancia y los esfuerzos en salud humana, salud animal y salud ambiental. Conocer qué pasa en el mundo animal nos prevendrá de futuras amenazas.</p>
<hr>
<p><em>Una versión de este artículo <a href="https://microbioblog.es/no-el-nuevo-virus-langya-no-ha-causado-un-brote-en-china-y-no-supone-una-amenaza-pandemica-de-momento">fue publicada originalmente</a> en el blog del autor, microBIO</em>.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/189149/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A la vista de los datos, el virus Langya no debería preocuparnos, pero su hallazgo nos recuerda que hay que aumentar la vigilancia ante la amenaza de nuevos patógenos.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1885032022-08-09T19:24:03Z2022-08-09T19:24:03ZAlerta en China por un nuevo virus que infecta a humanos: ¿debemos preocuparnos?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/478373/original/file-20220809-12559-45rsrt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C35%2C7988%2C4455&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Henipavirus.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/nipah-virus-henipavirus-hendra-3d-illustration-1098521609">Festa / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>El pasado 4 de agosto, la revista <em>The New England Journal of Medicine</em> <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2202705?query=featured_home">publicó un estudio</a> que alertaba de la detección, en las provincias chinas de Henan y Shandong, de al menos 35 personas infectadas con un nuevo tipo de Henipavirus. Es una mala noticia.</p>
<p>Entre los muchos virus infecciosos emergentes, el género <em>Henipavirus</em>, perteneciente a la familia <em>Paramyxoviridae</em>, es de particular preocupación debido a las altas tasas de mortalidad en humanos que presentan algunos miembros del género, <a href="https://theconversation.com/regresa-el-letal-virus-hendra-186848">como los virus Hendra (HeV)</a> y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22483665/#:%7E:text=Its%20use%20of%20highly%20conserved,responsible%20for%20its%20high%20pathogenicity">Nipah (NiV)</a>. </p>
<h2>Microbiólogos en alerta</h2>
<p>El reciente descubrimiento de numerosos henipavirus en murciélagos y roedores salvajes –incluidos los virus Cedar (CedV), Kumasi (KuV) y <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4036791/">Mojiang (MojV)</a>– y la evidencia de que pueden infectar a las poblaciones humanas, han elevado aún más la preocupación con respecto a su diversidad y a sus potenciales zoonóticos, patógenos y pandémicos. </p>
<p>Desde 2012 han sido descubiertos, en varios análisis virales realizados por muchos grupos de investigación internacionales, al menos 20 clados divergentes de henipavirus. Tal situación revela que el universo de este tipo de microorganismos todavía es completamente desconocido para nosotros. De nuevo, es una mala noticia.</p>
<h2>Un amplio abanico de síntomas</h2>
<p>Algunos henipavirus son patógenos zoonóticos –transmitidos por animales– <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/3563267">que causan dificultad respiratoria aguda grave y enfermedades neurológicas en humanos</a>. El nuevo henipavirus ha sido denominado <em>Langya henipavirus</em> (LayV), está relacionado filogenéticamente con el virus Mojiang y fue descubierto durante la vigilancia centinela de pacientes febriles con un historial reciente de exposición a animales en el este de China. </p>
<p>Los síntomas que provoca incluyen fiebre, cansancio, tos, anorexia, mialgia, náuseas, vómitos, leucopenia (disminución de glóbulos blancos), trombocitopenia (déficit de plaquetas) y deterioro de la función hepática y renal.</p>
<h2>La musaraña, sospechosa número uno</h2>
<p>La posibilidad de sea un virus de origen zoonótico impulsó a analizar 25 especies de pequeños animales salvajes. El ARN del <em>Langya henipavirus</em> fue detectado predominantemente en musarañas (27 %). Este hallazgo sugiere que la musaraña puede ser un reservorio natural del virus. Por convergencia evolutiva, este animal se asemeja a un pequeño ratón de hocico alargado, pero en realidad no es un roedor.</p>
<p>En 2021 fueron descubiertos en Corea del Sur <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34696450/">dos nuevos henipavirus aislados de musarañas del género <em>Crocidura</em></a>. Las musarañas son uno de los grupos de mamíferos más grandes y abundantes del mundo, y las especies del género <em>Crocidura</em> constituyen reservorios naturales que transportan patógenos perjudiciales para los humanos. Están ampliamente distribuidas en hábitats como áreas rurales, campos agrícolas y bosques.</p>
<p>De hecho, recientemente <a href="https://www.niusdiario.es/sociedad/sanidad/20220617/virus-borna-detectado-alemania-encefalitis-humanos_18_06771898.html">han sido identificados en Alemania</a> varios casos de pacientes con encefalitis causada por el virus de la enfermedad de Borna 1, transmitido por musarañas. Además, estas albergan otros patógenos zoonóticos, incluidos arenavirus, coronavirus, hantavirus, rotavirus y hepadnavirus. </p>
<h2>¿Se transmite entre humanos?</h2>
<p>En el análisis actual, el rastreo de contactos de 9 pacientes con 15 miembros familiares cercanos no reveló transmisión del <em>Langya henipavirus</em> por contacto estrecho. De todos modos, el tamaño de muestra del estudio es demasiado pequeño para determinar si el virus puede transmitirse de persona a persona. </p>
<p>Desde luego, el hallazgo del <em>Langya henipavirus</em>, y su asociación a una enfermedad con múltiples síntomas en humanos, justifica una mayor investigación y vigilancia de este nuevo virus.</p>
<p>Además, los estudios metagenómicos y la vigilancia continua en pequeños mamíferos de potenciales nuevos virus patógenos humanos brindan pistas para establecer estrategias preventivas y de mitigación contra nuevas enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/188503/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Perteneciente al peligroso género de los ‘Henipavirus’, el nuevo agente patógeno puede proceder de las musarañas y provoca un amplio abanico de síntomas.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1879362022-07-31T22:05:33Z2022-07-31T22:05:33ZVirus adenoasociado: ¿quién es este nuevo sospechoso en las hepatitis infantiles de origen desconocido?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/476686/original/file-20220729-12-rdrpzd.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C386%2C482&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Virus adenoasociados-</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Adeno-associated_viruses.jpg">Wikimedia Commons / Dr Graham Beards </a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el mundo se enfrenta a un brote de hepatitis “de origen desconocido” que afecta a los niños. El aumento reciente de hepatitis aguda por causa inexplicable en niños ha centrado en los últimos meses la atención pediátrica de medio mundo. Se han barajado diversas hipótesis, desde la implicación de adenovirus hasta secuelas de la infección por el virus SARS-CoV-2 causante de la covid-19. </p>
<p>Las últimas investigaciones apuntan a que el virus adenoasociado AAV2, muy común, podría estar vinculado a estos casos. Aunque aún no se entiende exactamente cómo.</p>
<h2>Más de mil casos notificados</h2>
<p>Todo empezó el 5 de abril de 2022, cuando el Reino Unido avisó a través del sistema de notificación del Reglamento Sanitario Internacional de la Organización Mundial de la Salud de un <a href="https://www.gov.uk/government/news/hepatitis-liver-inflammation-cases-in-children-latest-updates">aumento de casos de hepatitis aguda de etiología desconocida entre niños menores de 10 años previamente sanos</a>. </p>
<p>Desde entonces, la cifra de casos no ha parado de aumentar. En los últimos datos disponibles, referidos al 8 de julio de 2022, habían sido notificados 1 010 casos probables, <a href="https://www.who.int/emergencies/disease-outbreak-news/item/2022-DON400">con numerosos trasplantes de hígado y 22 muertes, en 35 países</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=310&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=310&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=310&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=389&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=389&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/476666/original/file-20220729-5168-d81f5q.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=389&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Distribución de casos probables de hepatitis aguda grave de etiología desconocida en niños por país, al 8 de julio de 2022.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.who.int/emergencies/disease-outbreak-news/item/2022-DON400">OMS</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Todavía se investiga la etiología de los actuales casos de hepatitis aguda grave. La hepatitis puede tener múltiples causas, incluidas infecciones, autoinmunidad, fármacos y factores metabólicos genéticos. Sin embargo, teniendo en cuenta las características epidemiológicas y clínicas de esta nueva hepatitis grave inexplicable, los investigadores creen que lo más probable es que tenga relación con una infección viral.</p>
<h2>Buscando al virus responsable</h2>
<p>Por desgracia, esta posible causa viral sigue siendo desconocida. Los análisis de laboratorio han excluido a los virus comunes que causan la hepatitis (virus de la hepatitis A, B, C, D y E), que no han sido detectados en ninguno de los casos. Se baraja la posibilidad de que estén relacionados con un aumento en las infecciones causadas por adenovirus, causante común de enfermedades infantiles y adultas que generalmente originan resfriados leves, problemas intestinales y estomacales o enfermedades similares a la gripe. </p>
<p>Aunque las infecciones por adenovirus rara vez causan hepatitis, resulta que los adenovirus, en especial el adenovirus tipo 41, han sido <a href="https://theconversation.com/esta-el-adenovirus-41-detras-de-los-brotes-de-hepatitis-infantil-que-tanto-preocupan-a-la-oms-181842">el patógeno más frecuentemente detectado entre los casos con datos disponibles</a>. En la región europea se detectaron adenovirus por PCR en el 52 % de los casos. Debido a la vigilancia limitada de adenovirus en la mayoría de los países, es difícil evaluar si estas tasas son más altas que las tasas esperadas en la población. </p>
<p>Además, no se han encontrado adenovirus en el tejido hepático ni en las células hepáticas, y la carga de adenovirus en las muestras de sangre de algunos casos fue baja. </p>
<p>Otras hipótesis sugieren que podrían existir coinfecciones de varios virus, <a href="https://theconversation.com/la-nueva-hepatitis-infantil-podria-estar-relacionada-con-la-covid-19-183146">incluido el SARS-CoV-2, responsable de ocasionar la covid-19</a>. Ni siquiera se descarta que se trate de un síndrome posterior a la infección por el virus SARS-CoV-2. En la región europea, el SARS-CoV-2 fue detectado por PCR en el 16 % de los casos. Sin embargo, los datos sobre la posible implicación de este coronavirus siguen siendo limitados. </p>
<h2>AAV2: el virus adenoasociado 2</h2>
<p>Ahora, dos recientes estudios, llevados a cabo de forma independiente y simultánea, apuntan a que un virus común, el virus adenoasociado serotipo 2 (AAV2), puede estar implicado. </p>
<p>Ambos encontraron altos niveles del virus en todas las muestras de pacientes con casos confirmados de hepatitis inexplicable. Los investigadores de los dos equipos identificaron que el AAV2 (que no puede replicarse sin un virus “auxiliar” como un adenovirus o un herpesvirus) estaba presente en el 96 % de los casos examinados en ambos estudios. </p>
<p><a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2022.07.19.22277425v1">El trabajo ha sido enviado como <em>preprint</em> y todavía no ha sido revisado por pares</a>. Ambos equipos han resaltado la posibilidad de que un pico en las infecciones por adenovirus en la población general, después de un período de confinamiento, haya contribuido a la situación. Resaltan la coincidencia en el tiempo de una menor inmunidad en los niños a ciertos virus con cambios en patrones de circulación del virus. </p>
<p>Los investigadores creen que la coinfección con dos virus, AAV2 y un adenovirus, o con menos frecuencia AAV2 y el virus del herpes HHV6, puede ofrecer la mejor explicación para la aparición de enfermedad hepática grave en los niños afectados. </p>
<h2>¿Qué son los virus adenoasociados?</h2>
<p>Los virus adenoasociados (AAVs) se encuentran entre los virus de ADN más pequeños y son endémicos en humanos y en múltiples especies de vertebrados. Pertenecen al género <em>Dependoparvovirus</em>, dentro de la familia <em>Parvoviridae</em>. Se conocen al menos 13 serotipos naturales en primates y cientos de variantes. </p>
<p>Hasta la fecha, los AAVs son uno de los vectores más utilizados para gran variedad de aplicaciones de terapia génica. La primera terapia génica con virus AAV, aprobada por la FDA de los EE. UU. en 2017, fue <a href="https://www.fda.gov/vaccines-blood-biologics/cellular-gene-therapy-products/luxturna">Luxturna™</a>, para tratar a niños y adultos con pérdida de visión debido a una distrofia hereditaria de retina por mutaciones en el gen RPE65. En Europa fue aprobada a finales de 2018. Luxturna™ es un vector viral de virus adenoasociado serotipo 2 (AAV2) recombinante que contiene copias normales del gen RPE65. Luxturna™ se administra en forma de inyección única en la parte posterior del ojo, bajo la retina. Cuando se inyecta Luxturna™ en el ojo, el virus transporta el gen RPE65 a las células retinianas y las habilita para producir la enzima que falta. Esto contribuye a mejorar el funcionamiento de las células de la retina, ralentizando la progresión de la enfermedad. </p>
<p>La segunda terapia génica aprobada en los EE. UU. en el año 2019 fue <a href="https://www.fda.gov/vaccines-blood-biologics/zolgensma">ZOLGENSMA®</a>, un medicamento basado en un virus adenoasociado serotipo 9 (AAV9) recombinante que expresa la proteína de supervivencia de las motoneuronas (SMN) humana y que se usa para el tratamiento único de niños menores de 2 años que sufren de atrofia muscular espinal.</p>
<p>El futuro de los virus adenoasociados como nuevos productos de terapia celular y génica parece brillante. Por desgracia, en este momento, aún se desconoce el motivo que origina las actuales hepatitis agudas inexplicables reportadas en niños, y son necesarios datos adicionales que apoyen la investigación en curso y permitan comprender mejor la causa y el mecanismo fisiopatológico de la hepatitis en estos pacientes, incluida la posible implicación de los virus adenoasociados. </p>
<p>Mientras tanto, dada la gravedad, si su hijo muestra algún signo o síntoma de hepatitis, los padres y cuidadores deben comunicarse de inmediato con los centros de atención sanitaria.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/187936/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Dos nuevos estudios revelan que en el 96% de los que han padecido la hepatitis infantil de origen desconocido estaba presente el virus adenoasociado AAV2. La coinfección con un adenovirus puede ofrecer una explicación para la aparición de enfermedad hepática grave en los niños afectados.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.