Como demuestra la reciente entrevista a Meghan Markle y el Príncipe Harry, la televisión tradicional convivirá con los nuevos videoclubes 'online' y seguirá existiendo no solo para mostrarnos eventos o programas en directo. Hay espacio para todos.
Amazon, fundada por Jeff Bezos en 1994 para vender libros 'online', sigue creciendo y ha alterado por completo el comercio minorista. Muchos negocios (físicos y virtuales) han sucumbido a su arrolladora competencia.
Amazon aumenta su valor a mayor número de compradores y vendedores. Debido a su efecto de red, es difícil para estos últimos no estar en la plataforma.
Los proveedores de contenidos como Netflix, Google, Facebook y Amazon aprovechan la infraestructura de los operadores de internet sin pagar sus costes. Lo hacen amparados por la regulación europea.
El confinamiento ha acelerado el cambio en el sector audiovisual, con la concentración de producción, distribución y exhibición en cada vez menos manos. Netflix consume un 12.6% del tráfico total de internet.
Bajo la superficie de las palabras digitales laten interesantes sistemas de marcado semántico para que las máquinas entiendan mejor sus significados.
Adonyi Gábor / PxHere
Creamos contenidos para influir sobre personas, pero tenemos que pasar previamente por el filtro de la máquina. Todo lo que escribimos y la manera en la que interactuamos en la red alimenta el poder de las grandes tecnológicas como Google, Facebook, Apple y Amazon.
Las grandes empresas tecnológicas dificultan el desarrollo de los agentes culturales tradicionales, pues controlan ya las industrias mediáticas digitales a nivel global.
Google, Apple, Facebook, Amazon, Airbnb o Tesla están redefiniendo aspectos clave como el trabajo, la movilidad, el ocio o incluso la forma de vida. Las ciudades son los campos de prueba de sus innovaciones.