tag:theconversation.com,2011:/id/topics/caballos-92608/articlescaballos – The Conversation2023-12-13T06:44:44Ztag:theconversation.com,2011:article/2166782023-12-13T06:44:44Z2023-12-13T06:44:44Z¿Tiene alguna ventaja beber leche de yegua? Esto dice la ciencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/564991/original/file-20231211-19-snp3q3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=48%2C0%2C4532%2C3393&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Un potro mamando de su madre.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/young-horse-feeding-on-mothers-milk-2297581491">Scenic Corner/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Contaba el poeta romano Juvenal que Popea, la mujer de Nerón, viajaba con una legión de burras para lavarse con su leche. Se dice también que, en el antiguo Egipto, Cleopatra se bañaba en leche de la misma procedencia para mantener su piel suave y tersa, y que Isabel de Baviera (más conocida como Sissi Emperatriz) la utilizaba en sus rituales de belleza. </p>
<p>En nuestros días, otra leche equina, la de yegua, ha recogido el testigo del prestigio y está ganando popularidad en Europa por sus supuestas bondades terapéuticas. ¿Tiene justificación? ¿Qué dice la ciencia sobre sus propiedades?</p>
<h2>Muy popular en Asia, empieza a abrirse paso en Europa</h2>
<p>Este alimento es un viejo conocido en algunos países asiáticos, como Mongolia, Rusia, China, Kazajistán o Uzbekistán. Históricamente, se ha utilizado <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/9780813821504.ch7">para tratar enfermedades, mejorar el sistema inmune y proporcionar vitalidad</a>.</p>
<p>Al margen de esos usos medicinales, la leche de yegua también ha servido a menudo como sustituto de la leche materna, dadas las similitudes en su composición. Y al presentar una baja respuesta alérgica en niños con alergia a la proteína de la leche de vaca, es potencialmente útil como alternativa a la leche de fórmula.</p>
<p>Hoy, su consumo se está extendiendo en nuestro entorno, sobre todo en forma de leche en polvo (liofilizada), como suplemento alimenticio o, incluso, como ingrediente de cosméticos para aquellos que confían en sus beneficios para la piel. Bebida, la leche de yegua es dulce y ligera, aunque no resulta común encontrarla en formato líquido.</p>
<h2>Diferencias con las leches de otros animales</h2>
<p>Una búsqueda rápida en internet mostrará una larga lista de webs que promocionan las “propiedades terapéuticas” de la leche de yegua. Destacan su contenido en ácidos grasos, minerales, vitaminas y aminoácidos esenciales. Pero esto no es exactamente lo que dice la ciencia.</p>
<p>Para empezar, es importante tener en cuenta que todos los tipos de leche, incluida la de vaca, contienen <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0956713514000607">grasa (y ácidos grasos), lactosa, proteínas, aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales</a> en mayor o menor medida, además de muchos otros compuestos. </p>
<p>Los aminoácidos son unidades estructurales de las proteínas (como los eslabones de una cadena) y se pueden clasificar como no esenciales y esenciales, en función de si el organismo puede o no producirlos. Por ello, los alimentos ricos en aminoácidos esenciales son imprescindibles para un correcto funcionamiento del metabolismo. Y aunque es cierto que las proteínas de la leche de yegua los contienen, también se encuentran en cualquier otro tipo de leche. </p>
<p>Por otro lado, los ácidos grasos son un tipo de molécula que conforma la mayor parte de lípidos (o grasas) que consumimos a través de alimentos como lácteos, carne o aceite. La leche de yegua (al igual que la humana) se caracteriza por tener un bajo contenido en grasa: entre un 0,3 y un 2 %. Las leches de vaca y oveja, por ejemplo, contienen de 3 a 5 % y entre 5 y 9 %, respectivamente. </p>
<p>Además, la grasa de esta leche presenta una composición muy diferente a la de otros animales. Al ser monogástrico (no rumiante), el sistema digestivo del caballo absorbe y acumula en la leche una mayor cantidad de ácidos grasos omega-3 (principalmente ácido linolénico) y omega-6 (ácido linoleico, sobre todo). Imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo, estos ácidos grasos se obtienen necesariamente a través de la dieta, lo que habla en favor de la leche de yegua. </p>
<p>Por contra, también hay que señalar que presenta un bajo contenido tanto en grasa total como en otros ácidos grasos omega-3 de gran interés, como el EPA y el DHA. Esto limita su atractivo como fuente de ácidos grasos beneficiosos.</p>
<p>En cuanto a vitaminas y <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0889157523005033">minerales</a>, la leche de yegua incorpora un contenido generalmente escaso, con excepción de la vitamina C y el hierro.</p>
<h2>Propiedades saludables en estudio</h2>
<p>Según la legislación europea, para declarar una propiedad saludable en un alimento es necesaria la aprobación de la <a href="https://european-union.europa.eu/institutions-law-budget/institutions-and-bodies/search-all-eu-institutions-and-bodies/european-food-safety-authority-efsa_es">Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés)</a>. Y esto solo ocurre cuando hay suficientes evidencias científicas que lo avalen. </p>
<p>Hoy por hoy, no existe ninguna propiedad saludable autorizada para la leche de yegua, por lo que declaraciones habituales como que “mejora el sistema inmune” o que “aumenta la vitalidad” ni están verificadas ni se justifican desde un punto de vista científico. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/sigue-siendo-leche-la-leche-184753">¿Sigue siendo leche la leche?</a>
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<p>Por supuesto, esto no significa que no posea virtudes, pero a día de hoy no existen suficientes pruebas al respecto. Y aunque estudios recientes han demostrado un potencial beneficio frente a <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0022030217306501">la diabetes tipo 2</a>, <a href="https://academic.oup.com/femsle/article/363/2/fnv234/2600020?login=true">el cáncer</a> o <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/09637480802249082">las afecciones cutáneas</a>, estos trabajos son aún preliminares y muy escasos. </p>
<p>En cuanto a las declaraciones de propiedades terapéuticas, la legislación europea no autoriza manifestar que un alimento prevenga, trate o cure una enfermedad, por lo que afirmaciones en este sentido tampoco están justificadas.</p>
<p>En definitiva, aunque la leche de yegua posee un bajo contenido en grasa, proteína, minerales y vitaminas en comparación con la mayoría de leches que consumimos –incluida la de vaca–, contiene elementos de gran interés para la nutrición humana, como ácidos grasos omega-3 y omega-6. Aún queda un largo recorrido de investigación para demostrar sus prometedoras cualidades saludables.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/216678/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana Blanco Doval recibe fondos del Departamento de Educación del Gobierno Vasco (programa predoctoral). </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Luis Javier Rodríguez Barron y Noelia Aldai no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>La leche de yegua está ganando popularidad en Europa por las propiedades saludables que se le atribuyen, aunque no todas esas virtudes han sido avaladas por la ciencia.Ana Blanco Doval, Investigadora predoctoral en Ciencias de los Alimentos, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLuis Javier Rodríguez Barron, Catedrático de Tecnología de Alimentos e Investigador Principal del Grupo Lactiker - Calidad y Seguridad de Alimentos de Origen Animal, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaNoelia Aldai, Investigadora Senior, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko UnibertsitateaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1868482022-07-12T17:22:32Z2022-07-12T17:22:32ZRegresa el letal virus Hendra<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/473617/original/file-20220712-31570-n961e8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C5%2C3877%2C2575&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/test-tube-blood-sample-hendra-virus-437274946">Shutterstock / Jarun Ontakrai</a></span></figcaption></figure><p>Las autoridades sanitarias de Queensland (Australia) han notificado que el pasado 8 de julio un caballo del área de Mackay dió positivo en infección por virus Hendra. Es el primer caso en la región desde el año 2017. Como medida preventiva, el animal, que estaba muy enfermo, <a href="https://www.daf.qld.gov.au/news-media/media-centre/biosecurity/news/hendra-virus-detected-in-mackay-horse">ha sido sacrificado</a>.</p>
<p>¿Y quién es ese tal virus Hendra (HeV)? Se trata de un virus zoonótico emergente altamente patógeno que afecta a caballos y humanos, aunque también se han producido infecciones experimentales en otros mamíferos como gatos y conejillos de indias. </p>
<p>El virus Hendra <a href="https://diffusion.weblogs.anu.edu.au/2013/07/29/the-hendra-story-a-triumph-for-australian-science/">fue descubierto en 1994</a>, tras provocar un brote infeccioso en un establo australiano situado en el suburbio de Hendra, en la ciudad de Brisbane (Queensland). El incidente provocó la muerte de 14 caballos y de su entrenador, un hombre llamado Vic Rail. </p>
<h2>Vic Rail y sus caballos</h2>
<p>Victory Robert Rail, apodado Vic Rail, era un entrenador de caballos de carreras. En septiembre de 1994, Rail trasladó dos caballos a sus establos desde un potrero suburbano de Brisbane. Al poco tiempo, los dos animales mostraron síntomas de una enfermedad respiratoria desconocida. Los caballos recibieron tratamiento veterinario temprano, pero su condición empeoró. Es más, otros caballos del establo comenzaron a enfermar. En una semana, catorce caballos habían muerto o habían sido sacrificados por los servicios veterinarios locales. </p>
<p>La preocupación creció cuando Vic Rail desarrolló síntomas similares a los que habían presentado sus caballos. Instado por su pareja, Lisa Symons, buscó tratamiento médico. Vic fue ingresado en el hospital del sur de Brisbane. Murió allí una semana después, el 27 de septiembre de 1994. </p>
<p>Desde entonces, han sido reconocidos más de 60 contagios naturales por virus Hendra en caballos en Australia, lo que ha supuesto la muerte de más de 100 animales. También en este periodo se han confirmado <a href="https://www.business.qld.gov.au/industries/service-industries-professionals/service-industries/veterinary-surgeons/guidelines-hendra/incident-summary">7 casos en humanos y cuatro muertes</a>.</p>
<h2>Otro virus transmitido por murciélagos</h2>
<p>El virus Hendra pertenece al género Henipavirus y a la familia Paramyxoviridae. Las especies de murciélagos del género <em>Pteropus</em>, denominados zorros voladores, parecen ser los reservorios naturales del virus. </p>
<p>Los caballos inicialmente infectados que Rail llevó a su establo probablemente habían olfateado o comido vegetación contaminada con excrementos o saliva de un zorro volador portador del virus Hendra. Todos los casos humanos confirmados hasta la fecha se infectaron después de sufrir exposiciones de alto nivel a fluidos corporales de un caballo infectado, como por ejemplo realizar autopsias en caballos sin usar el equipo de protección personal adecuado o ser rociados extensamente con secreciones respiratorias. </p>
<p>De momento <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5835161/">no hay evidencia</a> de transmisión de humano a humano, de murciélago a humano, de murciélago a perro o de perro a humano.</p>
<p>La infección ocasiona una enfermedad respiratoria aguda y encefalítica grave con inflamación de los vasos sanguíneos (vasculitis endotelial). El virus Hendra tiene una alta tasa de letalidad, que <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26978066/">ronda el 90 % en caballos y el 60 % en humanos</a>. Además, causa encefalitis crónica entre los sobrevivientes.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=419&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/473608/original/file-20220712-19-vaxyxd.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=526&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">El virus Hendra se transmite a los caballos por ingesta de frutos, pastos o agua contaminados por secreciones de murciélagos infectados.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Raúl Rivas/USAL</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
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<h2>Trote sin rumbo, uno de los síntomas</h2>
<p>En los caballos, el virus Hendra causa síntomas muy diversos que incluyen fiebre, aumento de la frecuencia cardíaca y deterioro rápido con signos respiratorios y/o neurológicos. Con frecuencia los animales exhiben espasmos musculares, incontinencia urinaria, cabeza ladeada, pérdida de visión o desplazamientos sin rumbo. </p>
<p>Los síntomas en humanos suelen desarrollarse entre 5 y 21 días después del contacto con un caballo infeccioso. Inicialmente incluyen fiebre, tos, dolor de garganta, dolor de cabeza y cansancio. Después, las personas afectadas pueden desarrollar meningitis o encefalitis, lo que provoca fuerte dolor de cabeza, fiebre alta, somnolencia y, a veces, convulsiones y coma que derivan en la muerte de las personas afectadas. </p>
<h2>El enfoque <em>One Health</em></h2>
<p>La vacunación es la forma más eficaz de reducir el riesgo de infección por el virus Hendra en los caballos. La eficacia de un inmunógeno llamado HeV-sG condujo al desarrollo y lanzamiento de la vacuna anti-HeV equina (Equivac® HeV), sin virus vivo ni inactivado, comercializada por Zoetis Inc. <a href="https://www.dpi.nsw.gov.au/animals-and-livestock/horses/health-and-disease/hendra-virus/vaccine-info-vets">en Australia en el año 2012</a>. </p>
<p>La Autoridad Australiana de Pesticidas y Medicamentos Veterinarios (APVMA) otorgó el registro completo de Equivac® HeV en agosto de 2015. La vacuna contiene formas solubles de glicoproteína G (sG) del virus Hendra, adyuvada con un complejo inmunoestimulante. Es una vacuna segura y eficiente. </p>
<p>De momento no hay vacunas destinadas a la administración en humano, pero utilizando el mismo inmunógeno se intenta desarrollar vacunas de emergencia eficientes para interrumpir la <a href="https://www.nature.com/articles/s41541-021-00284-w.pdf">posible propagación de la enfermedad en personas</a>.</p>
<p>Desde luego, la vacuna contra el virus Hendra para caballos es un magnífico ejemplo de lo que supone el enfoque <em>One Health</em> en el control de las enfermedades humanas. En Australia, establecer una estrategia <em>One Health</em> para el virus Hendra ha dado como resultado una gestión informada más eficiente y eficaz. De hecho, este planteamiento permitió que en octubre de 2021 fueran identificados nuevos genotipos del virus Hendra en <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34641882/">zorros voladores australianos</a>. </p>
<p>El hallazgo contempla la posibilidad de que, en cualquier momento, surjan nuevos virus, demostrando la importancia de los programas de bioseguridad y vigilancia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/186848/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Raúl Rivas González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El pasado 8 de julio, un caballo australiano dió positivo en infección por virus Hendra, que afecta a caballos y humanos. Hasta ahora, este virus zoológico emergente ha causado en humanos 7 casos y 4 muertes.Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1566932021-08-31T18:12:40Z2021-08-31T18:12:40ZLas terapias asistidas con animales para personas con TEA: evidencias científicas y retos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/418756/original/file-20210831-15-1025mko.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5337%2C3553&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/little-boy-turquoise-overalls-stroking-icelandic-1556050841">Shutterstock / goodmoments</a></span></figcaption></figure><p>El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo, de carácter crónico. Afecta fundamentalmente a la comunicación e interacción social y a la rigidez cognitiva. </p>
<p>En la mayoría de los casos, se manifiestan en los primeros cinco años de vida y, aunque varía de unos países a otros, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/autism-spectrum-disorders">afecta a uno de cada 160 niños</a> (uno de cada 88 en Estados Unidos).</p>
<p>Se utiliza la palabra “espectro” para evidenciar la variabilidad existente entre cada individuo dentro del mismo diagnóstico que, hoy por hoy, ni tiene cura ni se conocen sus causas.</p>
<p>Tanto la rigidez cognitiva como las dificultades en la comunicación y la interacción social impactan directamente en el desempeño ocupacional de los niños y niñas, afectando en la totalidad del día a día. Por ejemplo, en el descanso y sueño, educación, trabajo, juego, ocio y participación social. </p>
<p>En este contexto, lo que pretenden <a href="https://www.who.int/standards/classifications/international-classification-of-functioning-disability-and-health#:%7E:text=The%20International%20Classification%20of%20Functioning,a%20list%20of%20environmental%20factors.">las terapias no farmacológicas</a> es ayudar a mejorar la sintomatología o realizar nuevos aprendizajes que hagan posible la participación en los entornos que le son propios por edad. </p>
<h2>Intervenciones asistidas con animales en personas con TEA</h2>
<p>En los últimos años se evidencia un incremento de la literatura científica destinada al estudio de las intervenciones asistidas con animales (IAA) en diversas poblaciones, incluido el TEA. </p>
<p>Según la <a href="https://iahaio.org/wp/wp-content/uploads/2019/06/iahaio-white-paper-spanish.pdf">International Association of Human-Animal Interaction Organization (IAHAIO)</a>, una IAA es “una intervención estructurada y orientada por objetivos. Tiene como propósito obtener beneficios terapéuticos para los humanos, incorporando animales en el ámbito de la salud, de la educación y en el ámbito social”. </p>
<h2>Por qué los animales salvajes no deben formar parte de las terapias asistidas</h2>
<p>Al realizar una búsqueda en la base de datos <em>Pubmed</em>, podemos observar que el primer trabajo (cuyo contenido no está disponible) es de 1999. Según muestra el título, presenta los efectos en la funcionalidad utilizando terapia con delfines. </p>
<p>Desde 1999 han cambiado las cosas respecto al “uso” de los animales como método terapéutico. Sobre todo, por cuestiones éticas y conceptuales. Los animales que participan en las sesiones deben hacerlo sin desnaturalizar sus comportamientos, siendo lo que son, no robots programados al antojo humano. </p>
<p>Desde 2014, organizaciones internacionales como la mencionada IAHAIO afirman que ningún animal salvaje ni especie éxotica debe ser incluido en ningún programa de IAA:</p>
<blockquote>
<p>“Las razones para esta negación son muchas, incluyendo el elevado riesgo de zoonosis y el bienestar animal”.</p>
</blockquote>
<p>Continúa recogiendo lo siguiente: </p>
<blockquote>
<p>“La Sociedad de Conservación de Ballenas y Delfines considera que las Terapias Asistidas con Delfines <a href="http://www.wdcs.org/submissions_bin/datreport.pdf">son incapaces garantizar las necesidades físicas y psicológicas</a> tanto de los participantes humanos como de los delfines”.</p>
</blockquote>
<p>Utilizarlas se considera un grave error, al perjudicar tanto a los animales implicados como a las personas. </p>
<h2>¿Es útil este tipo de terapias?</h2>
<p>Entre los beneficios reportados por los estudios sobre las terapias con animales se incluyen la mejora de los comportamientos prosociales, la autoeficacia, la motivación para participar y <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/01642120902859287">la mejora de las conexiones emocionales con otros miembros de la familia</a>.</p>
<p><a href="https://www.liebertpub.com/doi/10.1089/acm.2011.0835">Los trabajos revisados</a> hablan de resultados esperanzadores en el caso de la terapia con perros para mejorar objetivos de lenguaje y conducta social. Una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23124442/">revisión de 2013</a> encontró resultados positivos en interacción social y la comunicación. También una disminución de las conductas problemáticas, la gravedad del autismo y el estrés. </p>
<p>Otra <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30319932/">revisión</a> de 2018 centrada en terapia con caballos encontró efectos beneficiosos sobre las habilidades conductuales. Hasta cierto punto, también sobre la comunicación social. Aun así, las pruebas de los efectos positivos de la equinoterapia en las habilidades perceptivo-motoras, cognitivas y funcionales son actualmente limitadas. </p>
<p>Prácticamente todos los <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25831431/">trabajos</a> y <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29994814/">revisiones</a> afirman que es necesario mejorar los aspectos metodológicos. Por ejemplo, a través de muestras más amplias, del uso de grupos control y de la homogeneización de los instrumentos de evaluación. </p>
<h2>También existen estudios en población adulta</h2>
<p>Uno de los trabajos en población adulta pretendía evaluar la viabilidad y la aceptación de programas de terapia asistida con perros en este tipo de población. <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31835401/">Entre los hallazgos más relevantes</a> (además de la valoración positiva de los profesionales) fue la valoración de los propios participantes. ¿Las razones? Una mejora de la visión de sí mismos y de su alegría y relajación gracias al contacto físico con un perro de terapia.</p>
<p><a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30900194/">Otro estudio</a> recogía que los participantes presentaban una notable adherencia al programa de terapia y efectos clínicamente relevantes de la terapia con perros. Esta reducía el estrés percibido y los síntomas de agorafobia y mejoraba la conciencia social y la comunicación en adultos con TEA con inteligencia normal y alta. </p>
<p>Sobre cómo las terapias asistidas con perros pueden ayudar, las conclusiones de <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/hsc.12955">un estudio de tipo longitudinal publicado en 2020</a> señalan que su aplicación temprana es factible y parece mejorar las habilidades de comunicación e interacción social. </p>
<h2>Efectos positivos, no milagrosos</h2>
<p>Por todo lo anterior, parece prudente afirmar que, bajo ciertos parámetros de rigor en su diseño, sobre todo con perros y caballos, estas terapias generan efectos positivos en los niños con TEA. Estos generan expectativas en las familias que a veces les pueden hacer buscar unos resultados cuasi mágicos. Es evidente que esto no es así. </p>
<p>Por otro lado, no hemos encontrado trabajos sobre los efectos de estas terapias en los animales participantes. Dado que son el elemento clave, parece necesario comprender cómo su participación en una comunicación bidireccional podría incrementar los beneficios mutuos en lo que ya es una necesidad de inclusión y es el concepto de “onewelfare”. No sería justo que recayera todo el peso de la elección de estos programas en las familias. Si existiera una regulación al respecto de las IAA nos ahorraríamos dinero y disgustos.</p>
<p>Finalizo con <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22928101/">las conclusiones de Fiksdal y su equipo</a> en referencia a las terapias con delfines: </p>
<blockquote>
<p>“La dependencia y el uso sin restricciones de terapias no probadas para niños con autismo están obstaculizando el campo del tratamiento y la investigación de los TEA. La dependencia de terapias sospechosas ha llevado a expectativas poco saludables y realistas de progreso y mejora para los niños con TEA”.</p>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/156693/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Nuria Máximo Bocanegra no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>A pesar de que las terapias asistidas con animales pueden tener efectos positivos en personas con TEA, no ofrecen los resultados “cuasi-mágicos” que muchas veces se espera de ellas. Hace falta mejorar la metodología de los estudios al respecto.Nuria Máximo Bocanegra, Terapeuta Ocupacional, profesora del Departamento de Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Rehabilitación y Medicina Física. Directora Cátedra Investigación Animales y Sociedad., Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1585362021-04-09T16:07:48Z2021-04-09T16:07:48ZLos caballos pueden reconocerse cuando se miran en el espejo<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/393779/original/file-20210407-13-1gsvrsz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C3744%2C2492&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/smell-sweat-sweaty-armpits-man-bus-1132767149">Shutterstock / Endoma</a></span></figcaption></figure><p>Si le pedimos a la gente que enumere los animales más inteligentes, nombrará algunos sospechosos habituales. A menudo se mencionan los chimpancés, los delfines y los elefantes, así como los cuervos, los perros y, ocasionalmente, los cerdos. Los caballos no suelen aparecer en este listado.</p>
<p>Por eso puede sorprender que los caballos posean una habilidad inusual, considerada ampliamente como un indicador de autoconciencia. En un <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10071-021-01502-7">estudio reciente</a>, los investigadores descubrieron que los caballos pueden reconocer sus reflejos en los espejos.</p>
<p>Los animales que se miran en un espejo por primera vez suelen responder socialmente: actúan como si su reflejo fuera otro animal. Al cabo de un rato, esta respuesta social tiende a desaparecer. Algunos animales pierden el interés en ese momento, pero otros siguen explorando el espejo e investigan cómo pueden hacer que el reflejo se mueva utilizando su propio cuerpo.</p>
<p>Una vez que los animales han dejado de responder socialmente, los científicos comprueban su comprensión mediante la “prueba de la marca”. Se marca al animal en un lugar que solo podrá ver en el espejo, quizá en la frente o en la oreja. A continuación, los científicos observan si el animal pasa más tiempo tocando esta parte del cuerpo frente al espejo cuando está marcado que cuando no lo está. Si lo hace, esto sugiere que el animal reconoce su reflejo.</p>
<p>Esta prueba se utilizó por <a href="https://science.sciencemag.org/content/167/3914/86">primera vez </a> para demostrar el autorreconocimiento en chimpancés en 1970, y desde entonces los científicos han utilizado versiones de la prueba para buscarlo en muchas otras especies. Los resultados sugieren que es poco frecuente. Entre los no primates, solo unos pocos animales han superado la prueba de la marca, entre ellos cuatro delfines mulares, dos urracas euroasiáticas y un elefante asiático.</p>
<p>Pero <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10071-021-01502-7">un nuevo estudio </a> realizado por investigadores en Italia ha encontrado pruebas de autorreconocimiento en los caballos. Curiosamente, los resultados sugieren que esta capacidad no se limita a unos pocos individuos inteligentes. Aunque hay que ser cauteloso a la hora de generalizar a partir de un solo estudio, esto sugiere que el autorreconocimiento podría existir en los caballos como especie.</p>
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<img alt="A bottlenose dolphin jumping out of the sea." src="https://images.theconversation.com/files/393564/original/file-20210406-21-10mre0s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/393564/original/file-20210406-21-10mre0s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/393564/original/file-20210406-21-10mre0s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/393564/original/file-20210406-21-10mre0s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/393564/original/file-20210406-21-10mre0s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/393564/original/file-20210406-21-10mre0s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/393564/original/file-20210406-21-10mre0s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Algunos delfines mulares han superado la prueba del autorreconocinmiento.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/bottlenose-dolphin-tursiops-truncatus-791055778">Shutterstock/Tory Kallman</a></span>
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<h2>La prueba del espejo</h2>
<p>En el estudio, se colocó un gran espejo en una pista de entrenamiento de caballos. Una vez que los caballos se acostumbraron al espejo y dejaron de responder socialmente, los investigadores utilizaron la prueba de la marca para buscar el autorreconocimiento, comparando el comportamiento de los caballos en dos condiciones. En una condición, los investigadores les dibujaron una forma de cruz en ambas mejillas con un gel incoloro para ultrasonidos. En la otra, se les marcó de la misma manera pero con un gel de ultrasonidos coloreado.</p>
<p>La pregunta importante era si los caballos estarían más interesados en las marcas visibles que en las invisibles. Y así fue. Los caballos pasaron unas cinco veces más tiempo rascándose la cara frente al espejo cuando estaban visiblemente marcados.</p>
<p>Los investigadores concluyeron que veían las marcas en el espejo, entendían que esas marcas estaban en sus propias caras y trataban de eliminarlas. Reconocían sus reflejos.</p>
<h2>Conscientes de su propio cuerpo</h2>
<p>La prueba de la marca se describe a menudo como una prueba de autoconciencia. Pero es discutible que eso sea cierto y depende de lo que entendamos por autoconciencia, una cuestión filosófica complicada.</p>
<p>Cuando decimos que una persona es consciente de sí misma, solemos referirnos a que tiene una visión especial de su propia mente. Tal vez sepa lo que realmente quiere o sea consciente de sus defectos de personalidad. </p>
<p>Algunos <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24897465/">investigadores</a> <a href="https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs10539-012-9318-2">han argumentado</a> que el autorreconocimiento implica tener un concepto de uno mismo como agente psicológico con una mente. Pero esa no es una opinión popular, porque reconocer el reflejo no implica pensar en el estado mental.</p>
<p>El autorreconocimiento parece tener más que ver con ser conscientes de nuestros cuerpos. Por supuesto, incluso los animales muy simples son conscientes de sus propios cuerpos, incluso los que no pasan la prueba de la marca. Pero, como <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/phpr.12370">he argumentado</a> en mi propia investigación, hay diferentes formas de ser consciente del propio cuerpo. </p>
<p>Algunos de nuestros sentidos nos proporcionan una conciencia especial de nuestro cuerpo “desde dentro”. Por ejemplo, algo llamado propiocepción nos da información sobre la posición de nuestro cuerpo. Cuando la propiocepción nos dice que estamos encorvados, no tenemos que averiguar quién está encorvado, sino que sabemos inmediatamente que somos nosotros.</p>
<p>Pero los espejos nos permiten tomar conciencia de nuestro cuerpo “desde fuera”. Cuando vemos un cuerpo en el espejo, no es obvio que ese cuerpo sea el nuestro: tenemos que descubrirlo. He argumentado que adoptar esta perspectiva externa y objetiva sobre nosotros mismos y nuestros cuerpos es otro tipo de autoconciencia.</p>
<p>Aunque este nuevo estudio no demuestre que los caballos puedan reflexionar sobre sus propias mentes, sí los sitúa en el pequeño grupo de animales que pueden pensar de forma objetiva sobre sus propios cuerpos. Quizá sea el momento de revisar nuestras suposiciones sobre los caballos. Puede que sean mucho más inteligentes de lo que pensamos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/158536/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ali Boyle no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Quizá sea el momento de revisar nuestras suposiciones sobre los caballos. Puede que sean mucho más inteligentes de lo que pensamos.Ali Boyle, Research Fellow in Kinds of Intelligence (Philosophy), University of CambridgeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.