Muchas ciudades tratan el agua como un residuo, pero los retos que conlleva el cambio climático y los objetivos de desarrollo sostenible obligan a reevaluar esa manera de pensar y actuar.
Las acciones van desde la expansión de las renovables hasta la captura de emisiones, pasando por la aplicación de medidas de ahorro energético y de consumo en las que los ciudadanos tenemos un papel fundamental.
Documentos corporativos de las últimas seis décadas muestran que los jefes de la industria energética habían sido informados en forma privada de que sus productos alterarían el clima de todo el planeta.
El calentamiento global del planeta está provocando que el polen alergénico sea más abundante y se produzca durante más tiempo, lo que tiene efectos nocivos para la salud respiratoria.
Los mosquitos son sensibles a la temperatura, por lo que el derretimiento de la capa de hielo y su efecto en el clima podrían afectar a la transmisión de la esta enfermedad en el continente africano.
El calentamiento global, el abandono del campo y la falta de ganado y de actividades silvícolas están cambiando la distribución de los árboles en las montañas.
La agricultura intensiva y la pérdida de hábitat provocan una intensa disminución en el número y la variedad de especies de insectos. Preservar espacios naturales en los cultivos puede reducir hasta nueve veces dichas pérdidas.
El último informe del IPCC muestra que no estamos cerca de limitar la subida de las temperaturas a 1,5ºC. Por suerte, señala que las acciones climáticas en forma de políticas y leyes han aumentado, y que existen esperanzas para reducir las emisiones para 2030 al menos a la mitad. En este sentido, la readaptación de los edificios existentes y el diseño adecuado de los nuevos jugará un papel fundamental.
Evitar el coche y los vuelos de larga distancia, usar el transporte púbico, el tren y la bicicleta, y comer menos carne son las principales medidas propuestas por los expertos en mitigación del cambio climático del IPCC.
Los hongos micorrícicos se unen a las raíces de los vegetales y les permiten abarcar un mayor volumen de suelo para tomar agua y nutrientes, una capacidad especialmente beneficiosa cuando hay sequía.
Para no superar los 1,5 °C de calentamiento, los países deben aumentar sus objetivos de reducción de emisiones, y cumplirlos, aplicando medidas, sobre todo, en la industria y las ciudades.
Expertos de todo el mundo han organizado una acción de desobediencia civil pacífica esta semana para denunciar la inacción política ante sus repetidos mensajes sobre la urgencia de mitigar el cambio climático.
¿Qué aves serán más comunes a mediados del siglo XXI? Dependerá del calentamiento global, la disponibilidad de hábitats y las medidas de protección que se apliquen.
Este siglo XXI nos ha situado ante una serie de acontecimientos producidos o modificados por la acción humana: la pandemia de covid-19, la crisis ambiental, la pobreza, el hambre, la guerra, los éxodos, el odio racial, la xenofobia, las ideologías y políticas excluyentes, el machismo y la violencia contra las mujeres… Los autores presentan la ‘paradoja antrópica’, un concepto para el análisis de esta diversidad de acontecimientos, en entornos en los que abundan las contradicciones y las incertidumbres.
Los modelos del clima permiten simular las repercusiones de las emisiones a la atmósfera por una guerra nuclear, que bloquearía la radiación solar, y tendría dramáticas consecuencias para la producción de alimentos.
Investigador Científico. Grupo de investigación 'Ciencia, vida y sociedad'. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)
Profesor vinculado "ad honorem". Grupo de investigación 'Ciencia, Vida y Sociedad'. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)
Profesor e investigador en el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Ambientales, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)